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Complejidad y Libertad

Research · June 2015


DOI: 10.13140/RG.2.1.2522.1285

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Diego Mauricio Suárez Vivas


Universidad Tecnológica de Pereira
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EDGAR MORÍN / ILYA PRIGOGINE y otros autores. (2000): La Sociedad en Busca de Valores. Lisboa: Piaget.

EDGAR MORÍN / ILYA PRIGOGINE y otros autores. (2000): La Sociedad en busca de Valores. Lisboa:
Piaget. EDGAR MORÍN / ILYA PRIGOGINE y otros autores. (2000): La Sociedad en busca de Valores.
Lisboa: Piaget.

COMPLEJIDAD Y LIBERTAD

EDGAR MORIN*

Edgar Morin, director de investigaciones en CNRS, iniciador de la «Sociologie du présent» y cuya


reflexión se encuentra en el cruce de la filosofía, la antropología, la sociología y de la biología,
publicó numerosísimas obras, recientemente: “Terre Patrie” (editado por el Instituto Piaget, con el
título “Tierra Patria”), Seuil, 1996, “La Méthode: les idées”, Seuil, 1995, “La complexité humaine,
Flammarion”, 1994.

La complejidad exige una verdadera reforma del pensamiento, semejante a la caída


provocada en el pasado con el paradigma de Copérnico. Pero este nuevo enfoque y
comprensión del mundo, un mundo que "se autoproduce", también da un nuevo sentido a
la acción: se hacen apuestas, lo que significa que con la complejidad ganamos la libertad.

El descubrimiento más grande de este siglo es que la ciencia no es el reino de la certeza. Por
supuesto que se basa en una serie de certezas; situadas local y espacialmente. La translación de la
tierra alrededor del sol, por ejemplo, la damos por cierta, pero ¿Es posible decir lo mismo 100
millones de años antes o después de nuestra era, a sabiendas de que el universo está sujeto a
fluctuaciones, disturbios, lo que ahora llamamos el movimiento caótico? La ciencia es un dominio
de muchas certezas de hecho y no el dominio de la certeza absoluta en el plano teórico.

La obra de Popper fue indispensable para la comprensión de que una teoría científica no existe como
tal, sino en la medida en que acepta ser falible y se somete al juego de su “posibilidad de ser falsa”
y, por lo tanto, en la medida en que acepta su posibilidad de biodegrado.

ORDEN, SEPARABILIDAD Y LÓGICA: LOS PILARES DE LA CIENCIA CLÁSICA

La ciencia clásica se construyó sobre los tres pilares de la certeza que son el orden, la separabilidad
y la lógica. Eran para ella fundamentos absolutos. El orden del universo, como con Descartes o
Newton, era el producto de la perfección divina. Con Laplace, la hipótesis de Dios es propagada: el
orden funciona solo y “autoconsolida”, esta idea de determinismo absoluto fue también objeto de
una creencia religiosa entre los científicos, que olvidaron que esto era completamente imposible de
demostrar.

La segunda idea clave fue la de separabilidad. Conocer es separar. De cara a un problema


complicado, decía Descartes, debemos separarlo en pequeños fragmentos y tratar cada uno de
ellos, uno tras otro. Las disciplinas científicas se desarrollarían de este modo, con base en la idea de
su separación y con la aparición al interior de estas grandes disciplinas, la física, la biología, etc., de
divisiones siempre nuevas. En definitiva, podemos decir que la separación entre la ciencia y la
filosofía, y más ampliamente entre la ciencia y la cultura humanística, es decir, la filosofía, la

Interpretación y traducción (portugués-español)


Por Diego Mauricio Suárez Vivas
diegosuarezv@gmail.com
EDGAR MORÍN / ILYA PRIGOGINE y otros autores. (2000): La Sociedad en Busca de Valores. Lisboa: Piaget.

literatura y la poesía, etc., se ha instituido gradualmente en nuestro siglo como una necesidad
legítima.

La separación en las ciencias entre el observador y el objeto observado, esto es, entre nosotros los
humanos, que consideramos un fenómeno, y estos fenómenos u objetos de conocimiento, tenga
valor de certeza absoluta. El conocimiento científico, objetivo, implicaba la eliminación del individuo
y de la subjetividad. Si hubiese un sujeto, era perturbador, era un ruido.

Tercer pilar: la lógica. La inducción, basada en un número importante y variado de observaciones,


permitía a la evidencia, extraer leyes generales de tales observaciones. En cuanto a la educación, se
tenía un miedo implacable de llegar a la verdad. Los principios Aristotélicos de identidad, de no
contradicción y de la exclusión del tercero, permitían eliminar cualquier confusión, cualquier
equivoco, cualquier contradicción.

La lógica, la separabilidad y el orden transmitirán así a la ciencia clásica, esta certeza absoluta en
que esta se basó. Y sus resultados fueron tan brillantes que acabaran, paradójicamente, por poner
en cuestión los principios básicos de los que partían.

Y el orden, es decir, el determinismo - todo lo que escapa a la posibilidad, las perturbaciones, la


previsión- fue el que primero entró en crisis. La termodinámica de hecho, entró en el desorden
molecular, en el fenómeno llamado calor.

Ahora sabemos que nuestro universo tiene una fuente de calor, procedente de un fenómeno
térmico inicial, de una especie de explosión, de una conflagración seguida de una enorme agitación.
La presencia del desorden en el universo se manifiesta en todos los niveles, el nivel micro físico, así
como a nivel cosmofísicos y como a nivel histórico, humano, donde deberíamos recordar que la
historia no se limita a los procesos deterministas, sino que también está hecho de bifurcaciones,
azar, de crisis, de lo que Shakespeare llamó "el sonido y la furia". Esto no significa, sin embargo, que
el desorden tomó el lugar del orden. Un universo así también sería tan tonto e imposible como aquel
en donde reinara un orden puro.

Cuando reina un orden puro, no existe creación, no hay novedades posibles. Cuando apenas existe
el desorden puro, la agitación, el azar, el universo no puede simplemente existir. Por los tanto, es
necesario que desde el inicio, un determinado número de principios considerados principios de
orden, provoquen en esta la agitación de partículas, y bajo ciertas condiciones, varios encuentros.
El principio de interacción fuerte se conectará y formará núcleos; el principio de la interacción
electromagnética empujará los electrones para que se pongan a girar alrededor de los núcleos y así
formar átomos; por último, el principio de la gravedad actúa en el nivel de formación de las galaxias
y de las estrellas.

En otras palabras, estamos ante esta paradoja: las nociones orden y desorden se repudian
mutuamente. El universo es un cóctel de orden y desorden, un coctel muy diferente consonante al
caos, de las condiciones, los lugares, los momentos… los átomos de carbono, por ejemplo, se
formaron en soles anteriores al nuestro, por el encuentro instantáneo de fríos núcleos de helio.

Interpretación y traducción (portugués-español)


Por Diego Mauricio Suárez Vivas
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Al interior de estas forjas insensatas que son las estrellas, las interacciones son innumerables, y el
encuentro simultáneo de tres núcleos de helio también es tan raro como puramente aleatorio. Pero
una vez que sucede, entra en juego una ley: la del carbono que va a ser producido.

Es el encuentro del orden y el desorden que producen organizaciones. Cuando los tres núcleos de
helio se encuentran, nace una organización, la del átomo de carbono. Y estas organizaciones crean
dentro de sí mismos, un orden organizacional que les es peculiar. El mundo biológico de las cosas
vivas obedece a todas las leyes de la física y de la química, pero su organización le permite constituir
un determinado orden que se basa en la autoproducción, la regeneración, etc.

En cuanto a la separabilidad, nos damos cuenta de que el hecho de separar las partes que
constituyen conjuntos organizados de un sistema da un conocimiento insuficiente, mutilado. Podría
extraerse un cuerpo de su medio natural y ponerlo en un medio experimental controlado por las
variaciones operadas en este cuerpo. Pero no se conocía la profunda relación existente entre este
cuerpo y su ambiente. Ahora los seres vivos no son nada sin su medio ambiente. Los experimentos
realizados en cautiverio para conocer la inteligencia de seres sociales como son los chimpancés, no
nos permitieron conocer lo que hemos aprendido en el proceso. De hecho, durante la observación
paciente de estos animales en su entorno natural y su sociedad, fue posible constatar que los
individuos son diferentes y que existen relaciones muy complejas entre ellos. El chimpancé adulto,
por ejemplo, no practican el incesto.

La separabilidad perdió su valor absoluto. Aquí lo que es propio de un conjunto organizado en el


sistema se debe al hecho de que, una vez que esta organización existe para producir nuevas
cualidades, lo que llamamos "emergencias", que se retroactivan a sí mismas sobre todo que no
pueden ser identificadas si tomamos aisladamente los elementos. Y es de esta manera que la
organización viva produce una serie de cualidades como la autoproducción, la auto-alimentación, la
autoreparación..., cualidades que no se encuentran en partes, más de las que ellas se benefician.
Del mismo modo que una sociedad tiene emergencias culturales como el caso del lenguaje, que
retroactiva sobre los individuos y les permite esta adquisición, que es también la adquisición de
conocimiento que toman plenamente humano.

En las ciencias en la actualidad está sucediendo una segunda transformación. La primera ocurrió en
la primera parte de este siglo, en el campo de la física y el destrono del orden. Una segunda se inicia
en la segunda mitad del siglo con las ciencias que se llamadas sistémicas, las ciencias que tienen en
cuenta los sistemas; tales como los ecosistemas ecológicos espontáneas que nacen de las
interacciones entre las plantas, los animales, el terreno geofísico y el clima. Todas estas
interacciones producen un conjunto más o menos auto-regulado, sujeto a las perturbaciones. La
ecología llegó así, a partir de los años 80, más allá de dos ecosistemas, un sistema aún más complejo,
más o menos regulado y que es la biosfera. Esto permite la introducción de los humanos y de su
civilización técnica y la previsión, sin ningún tipo de certeza, dos riesgos posibles de desregulación.

Desde el descubrimiento de las placas tectónicas, en los años sesenta, las ciencias de la tierra
(sismología, vulcanología, geología...) que no se comunicaban entre sí, o se articulaban entre sí, nos
permitieron entender la Tierra como un complejo conjunto articulado. El etólogo, por ejemplo, no
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Por Diego Mauricio Suárez Vivas
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conoce todos los detalles de la zoología, la física, la botánica o la geografía… Tiene un conocimiento
parcial de cada uno, "un poco de todo", como decía Pascal. Pero apelando a la las habilidades de
estos diferentes especialistas, se le da un sentido a esos conocimientos y los articula entre sí.
Desafortunadamente la sociología no hizo esta revolución, ni tampoco la biología.

Básicamente, la cosmofísica se volvió inseparable de la cosmología, que es un intento de entender


el mundo. La revolución que es la resurrección del cosmos (durante un siglo el espacio-tiempo, una
especie de infinito, había reemplazado el cosmos) comenzó cuando constatamos la eliminación de
las galaxias, suponiendo que estaban en un momento dado muy cerca unas de las otras y que el
núcleo inicial hubiera sin duda, existido.

Hoy sabemos que el cosmos tiene una historia, que sufre transformaciones. El cosmólogo fue
llevado a reflexionar sobre el mundo, sobre su origen, su propósito o su significado si existe. Resucita
de ese modo la relación filosófica, reinventa una filosofía en estado salvaje. Los científicos es ven
realmente agradecidos al reflexionar, por la falta de interés de los filósofos sobre el sentido de sus
hallazgos.

La pregunta sobre "¿lo qué es real?", Que parecía tan evidente, resurge. ¿Qué es este universo en
donde - a seguir d'Espagnat – las cosas claramente separadas se convierten a un cierto nivel
inseparables, desde el momento en que hay una interacción entre ellas? Esto es hablar de la
inseparabilidad en la separabilidad. El gran desafío del conocimiento se basa en esta paradoja: para
escapar de la misma realidad, encontramos simultáneamente el continuo y el discontinuo. Los
famosos experimentos sobre la ola y el corpúsculo, referentes a la naturaleza de la partícula, han
demostrado que estos se comportan tanto como una onda que como un corpúsculo, por lo tanto
más o menos continuo o discontinuo lo que lógicamente es contradictorio. Nos encontramos con
los mismos problemas en relación a la sociedad: Si se tiene esta globalmente, es un continuo. Las
personas se disuelven en la sociedad, conforme también piensan sociólogos; o bien al considerar
sólo a los individuos, la sociedad se disuelve, lo que permite a ciertos sociólogos afirmar que no
existe la sociedad y que apenas cuentan sólo las interacciones entre individuos especie lo que para
el individuo es indiferente: sólo existen individuos, pero si tuviésemos en cuenta un largo espacio
de tiempo, los individuos se disuelven y la noción continua de la especie aparece.

Esta paradoja de los separable e inseparable, Pascal no sólo ya la había puesto como había indicado,
sino que también había indicado el camino para seguir para avanzando en el conocimiento. ¿Qué
decía él? Que "todas las cosas siendo ayudados y ayudantes, causadas y causas, y todo estando
conectado por un lazo natural e insensible, considero imposible conocer las partes sin conocer el
todo, así como considero imposible conocer todo sin conocer particularmente las partes”. En esta
frase, de una densidad y claridad extraordinarias, formula - al mismo tiempo, Descartes, triunfante,
viene con el principio de la separación absoluta - el programa de conocimiento contemporáneo, un
programa que todavía no ha sido posible aplicar.

Con respecto a la lógica, se le dio paso en el momento en que algunos teóricos o pensadores
mostraran los límites de la inducción. Según el famoso ejemplo de Popper, la regla general "todos
los cisnes son blancos" no es una regla pues no podemos asumir que no existen, en otro lugar, cisnes
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Por Diego Mauricio Suárez Vivas
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negros. La inducción no da una certeza absoluta, pero si probabilidades fuertes, cuasi certezas en
muchos casos. Este "deslizamiento" que también ocurre en la deducción, había sido referenciado
por los griegos. Es "la paradoja del Cretense", según la cual todos los cretenses son mentirosos. Si
un cretense dice la verdad es porque es un mentiroso toda vez que es cretense. Si miente, dice la
verdad, porque los cretenses son mentirosos. Esta paradoja es retomada por Russell la cual trató de
superar. Esto nos lleva al teorema de Gödel, cuyo significado es múltiple a condición de que lo
usamos más allá de sus límites matemáticos. Se trata de un problema de lógica fundamental que
nos dice que ningún sistema tiene capacidad de llevar en sí mismo, una prueba de su consistencia;
de darse una certeza suficiente apenas con sus propios recursos. La consecuencia metalógica:
ningún ser humano se puede conocer plenamente a sí mismo y la humanidad tampoco. Es una
ventana sobre lo inacabado del conocimiento y de la lógica.

Cuando la ciencia clásica encontrado contradicción una contradicción, partía del principio de había
error. Niels Bohr tuvo el valor de enfrentarse a la contradicción de onda y corpúsculo sin poderlo
superar, es decir, tener que admitir que se trata de términos contradictorios y complementarios.
Hoy se admite poder llegar empíricamente por medios racionales y empírico-lógicos a estas
contradicciones. Por otra parte, Kant había demostrado que en el horizonte de la razón aparecía un
cierto número de aporías fundamentales.

Podemos hacer frente a este problema, no pensando en conseguir una nueva lógica que nos permita
integrar contradicciones, pero que demuestre que se puede hacer una vinculación permanente
entre nuestra lógica tradicional y las trasgresiones lógicas necesarias al progreso de una racionalidad
abierta.

Podemos ilustrar este propósito, tomando el siguiente aforismo de Heráclito: "vivir de muerte y
morir de vida". Es una propuesta sin sentido. Ahora, hoy sabemos que el ser vivo, o nuestro
organismo, por ejemplo, degrada su energía al trabajar, es decir, las moléculas de sus células. Las
células mueren y son reemplazadas por células nuevas. En otras palabras, nuestra vida continua
gracias a la muerte de nuestras células, ya que nuestro organismo está dotado de un poder
regenerativo continuo. Cada latido del corazón, cada respiración de los pulmones, es un trabajo de
regeneración. El oxígeno es un desintoxicante.

Del mismo modo, una sociedad vive de la muerte de sus individuos. Esta lo hace inculcando en las
nuevas generaciones la cultura que comienza a descomponerse en los cerebros seniles. Este proceso
es vivir de la muerte. Esta contradicción lógica fundamental puede explicarse, paso a paso, de modo
segmentario, continuando con la lógica clásica (las células contiene esta propiedad de reproducirse).
Pero para comprender este fenómeno fundamental, necesitamos de la paradoja - que también es
válida para los ecosistemas - lo que llamamos la cadena alimentaria, es decir, la cadena de la vida,
el ciclo de vida, que es también el ciclo de la muerte. Estas son las dos caras de una misma realidad.

Morir de vida es nuestro proceso de rejuvenecimiento continuo: es "muriendo" que se rejuvenece,


esta es la trágica lección de la vida.

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Por Diego Mauricio Suárez Vivas
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Estas formulaciones permiten que nos unamos a lo que el pensamiento clásico no puede hacer.
Sigue siendo cierto que el mayor enemigo de la vida es la muerte; el mayor reto al fenómeno de la
descomposición es el renacimiento de la vida.

El pensamiento debe ser capaz de enfrentarse a los antagonismos, incluso a las aporías, sin negar el
valor de la lógica, de la deducción o la inducción.

El PENSAMIENTO COMPLEJO

De estos tres retos: la relación entre el orden y el desorden, la cuestión de la divisibilidad o distinción
y de la insuperabilidad de ninguna separación, el problema de la lógica, podemos extraer las tres
“tetas” del pensamiento complejo.

Cómo tratar, sin quitar: la expresión “complejo” tiene aquí el primer sentido, es decir, "aquello que
es tejido en conjunto." Pensar en la complejidad y respetar este tejido común, lo complejo que está
más allá de las partes.

El segundo trazo fundamental es la impredictabilidad. Un pensamiento complejo debe poder no


sólo relacionar pero tener una estrategia en relación a lo incierto. Las ciencias físicas que
descubrieron la incertidumbre, se encontraron con estrategias de ofensiva para tratar, a través de
ese modo estadístico, por ejemplo. La electrónica permite obtener resultados de gran precisión para
conocer este mundo fluctuante. Este pensamiento que trata lo incierto existe en el dominio de las
ciencias, pero no en el campo de lo social, de lo económico, de lo psicológico, de lo histórico.

El tercer punto es la oposición de la racionalización cerrada a la racionalización abierta. La primera


piensa que es la razón la que está al servicio de la lógica, mientras que el segundo piensa que es la
lógica la que está al servicio de la razón. La racionalización es la creencia de que un sistema es
consistente, por lo tanto perfecto y sin necesidad de ser comprobado. Vivimos bajo el imperio o
dominio de las ideas nacionalizadoras, que no consideran lo que está sucediendo, pero que
privilegian los sistemas cerrados, coherentes y consistentes. La ciencia económica contemporánea,
ciencia formalizada, la matemática, es un magnífico ejemplo de racionalización. Es totalmente
cerrado, no tiene en cuenta las pasiones, la vida, la carne de los seres humanos. Es incapaz de
realizar pronóstico cuando aparece un suceso inesperado. Incluso más que en el siglo de Molière,
Diafoirus triunfó.

El reto ahora es generalizado. Hablar de la incertidumbre es hablar de caos. Yo uso este término en
su sentido original, no en su sentido derivado, pues tomó las teorías del caos.

Con el pensamiento griego, la idea de que el cosmos, un universo ordenado, hijo del caos, es decir;
que fuerzas genésicas externamente violentas, conteniendo en sí, potencialmente, el orden y el
desorden indiferenciados, se expresen en un momento dado. Los griegos pensaban que el origen
de lo que es organizado o racional existe en la locura. Es lo que defiende Platón cuando dice que
Diké, la justicia, es la hija de Ubris, el delirio. El caos es un poco lo que corresponde a la palabra
Physis, es decir, el mundo donde estamos, donde nacen las cosas. El caos está continuamente
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Por Diego Mauricio Suárez Vivas
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presente en el Cosmos o, poco importa, dentro del Cosmos. El universo es el caos, es decir, sale de
las fuerzas del orden, del desorden y de la organización, con la formación constante de nuevas
estrellas, de colisiones de galaxias y en nuestra tierra, el conflicto de las fuerzas de la barbarie y de
la asociación.

Según la teoría del caos, los procesos deterministas por naturaleza conducen rápidamente a estados
impredecibles y por qué aparentemente desordenados. ¿Por qué? Debido a que las interacciones
son incontrolables y porque nos falta el conocimiento total y absoluto de los estados iniciales. Es
una forma de decir que, incluso si hay un determinismo inicial, hay una aparente imprevisibilidad y
un desorden aparente.

¿Qué quiere decir el termodinámico, de origen austriaco e ignorado hoy cuando dijo que la vida
existe en la temperatura de su propia destrucción? Porque es necesario que entendamos que no
somos ni el humo, de acuerdo con el hermoso título Atían "Entre el cristal y el humo» porque nos
disolvemos; ni cristal porque es demasiado duro para vivir. No somos ni seres líquidos ni sólidos.
Somos híbridos, vivimos a la temperatura de nuestra combustión, de nuestra destrucción.

En este desafío a la complejidad, algunos filósofos pueden ayudarnos: Heráclito, con el


enfrentamiento de las contradicciones; Sócrates, con la dialéctica cuyo juego de oposiciones
permite progresar al conocimiento; Nicolás de Cues, en el plano místico; Jean de la Croix; Jakob
Bohme; Pascal, de quien no comprendemos el papel central que las contradicciones representan en
concepción; Hegel, por supuesto; Nietzsche, en cierto modo.

Sin embargo, para tener los medios intelectuales y conceptuales para entrar en este universo de la
complejidad, tuvimos que esperar durante cincuenta años, así como la llegada de nuevas teorías.

La primera, la cibernética, la de Norbert Wiener, que es a la vez un ingeniero y pensador. Le


debemos la idea de retroalimentación y de la cadena, una idea hasta entonces latente en Marx, en
que la superestructura reacciona sobre la infraestructura. Esta idea de la cadena retroactiva que
rompe la causalidad lineal, muestra que los hechos pueden ser la causa de ellos, ser causadores,
reaccionando retroactivamente sobre la causa, lo que ya decía Pascal. Esta cadena retroactiva tiene
dos aspectos: uno regulador que impide que las desviaciones destruyan los sistemas, y otro que es
potencialmente destructivo, llamado “retroalimentación positiva", y que hace saltar el sistema.

En los años 60, otro pensador japonés-estadounidense poco conocido; Magoroh Maruyana, hizo la
siguiente propuesta: no puede haber creación sino a partir de retroalimentaciones positivas. Quiere
decir que cada vez que un sistema se desregula o una desviación es amplificada este sistema, sobre
todo si es complejo - social o humano - en vez de embalarse, puede transformarse a sí mismo.
Creación sólo es posible a través de la desregulación.

El segundo concepto es la teoría de los sistemas, que parte del principio de que el todo es más que
la suma de sus partes, pero también el todo es menos que la suma de las partes, un todo que puede
oprimir las partes e impedirles dar lo mejor de sí mismas. Esto tiene consecuencias sociopolíticas
indirectas. Un gran imperio no es el mejor porque es un todo. El colapso de este imperio puede ser
saludable, liberando las potencialidades de sus partes.
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Aquí, la idea capital es la de la emergencia. Las cualidades que aparecen si las podemos inducir, no
podemos sin embargo, deducirlas lógicamente. Las emergencias en cierto punto, son como las
flores. La evolución biológica llevó en un momento dado, a una verdadera explosión floral. Lo que
queda por saber es por qué las flores tenían necesidad de mostrar su sexo, de hacer exhibicionismo.

La tercera teoría es la de la información que proviene de Shannon y Weawer. Es una herramienta


de tratamiento de la incertidumbre, de lo inesperado. Extraemos del mundo del ruido algo nuevo y,
muchas veces sorprendente. Esta noción de la información, tanto física y semántica, nos introduce
en un mundo donde algo nuevo puede aparecer, ser reconocido, encontrado... en esta relación
permanente entre el orden de la redundancia, de la integración en lo conocido, y el orden del ruido,
donde captamos algo nuevo.

Estas tres teorías forman una especie de "planta baja". En el primer camino podemos tener la
llegada de Foerster y de Von Neumann. Este último, reflexionando sobre la diferencia entre las
máquinas artificiales, la que producimos a partir de elementos fabricados, confiable y las máquinas
naturales cuyos elementos son poco fiables (esas moléculas que degradan por nada), se preguntó
¿cómo las primeras desde que entran en movimiento, comienzan sus procesos de erosión y
degradación, mientras que los segundos, los seres vivos, puede progresar, evolucionar? La respuesta
es que estas tienen el poder de auto-reparación, de auto-reformación.

La segunda idea, la de Von Foerster, es "orden del ruido" El juego experimental es el siguiente:
tomaba una caja donde metía cubos imantados en determinados lados. Seguidamente, los agitaba,
es decir, introducía energía no direccional, aportando desorden. Sin embargo, la presencia de
imanes, en un principio de orden en el interior de la caja, permitía obtener una arquitectura muy
bien organizada. Estarnos ante un fenómeno de auto-organización.

La segunda fase es lo que podríamos llamar lo auto-eco-organizado. Un ser vivo tiene necesidad de
alimentarse para regenerar su energía. Para ser autónomo necesita de su ambiente, de donde no
consigue la energía bruta, pero que ya está organizada. Del mismo modo, se registra dentro de
nuestra organización un orden cósmico, la alternancia del día y de la noche que -por una especie de
mecanismo cíclico, que se puede tomar de forma independiente de la luz y de la oscuridad, como
las experiencias en cuevas oscuras lo demuestran- nos permite alternar la vigilia y el sueño…

Todo esto para decir que la separación entre lo que se conoce y el conocimiento ya es difícil de
mantener. Esto fue conocido desde Kant: para conocer, nos proyectamos en el mundo de nuestras
categorías, nuestros a priori espacio-temporales. Esto también puede ser confirmado por el trabajo
del cerebro humano: aislado en el interior de una caja cerrada, pero se comunica a pesar de eso con
el universo exterior a través de los terminales sensoriales. Los estímulos visuales, por ejemplo, se
transforman en código binario que el cerebro vuelve a trabajar y transforma en percepción o
representación. El conocimiento no es más que una traducción, una reconstrucción. Nosotros no
conocemos la esencia de las cosas externas. Conocemos cosas objetivas, cosas que podemos
confirmar. Pero no hay conocimiento sin la integración del objeto de conocimiento. Esto también
es cierto en el conocimiento de los fenómenos sociales y humanos. El sociólogo, el economista, son

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en sí mismos una parte de la sociedad, pero la sociedad como un todo, es decir, la cultura, la lengua,
también existen en ellos. No sólo la parte está en todos, más el todo está en la parte.

En la planta superior, veo la necesidad de una reforma paradigmática de los conceptos soberanos y
de sus relaciones lógicas que controlan todo nuestro conocimiento y lo hacen inconsciente e
inevitablemente. El paradigma en que vivimos es el de la disyunción y de la deducción, actualmente
nos hace ciegos en la era de la globalidad, de la mundialización, que nos conduce a la catástrofe.

La reforma necesaria (no es la que podemos decretar, porque ya que está inscrita en la duración, en
la historia; pensemos en el pasaje del paradigma Ptolemaico por Copérnico) pasar a un paradigma
de dependencia, de conjunción, de implicación mutua y de distinción. Esta reforma del pensamiento
presupone una reforma educativa, que necesita en sí misma de una reforma del pensamiento.
Círculo vicioso del que va a ser muy necesario salir algún día...

Un conocimiento relevante es aquel que es capaz de contextualizar, es decir, de reunir, de globalizar.


Lo que toma aquí un nuevo sentido: es hacer apuestas. Pascal, de nuevo, le apostaba a Dios. Nos
debemos apostar en valores que no pueden ser fundados. De la misma manera como el mundo se
autoproduce, la ética se autoproduce.

Conocer es también una estrategia que se puede modificar en relación de un programa que es
maleable, que tiene en cuenta lo que yo llamo la ecología de la acción. Hoy sabemos que una acción
iniciada en el mundo, entra en un torbellino de inter-retroacciones que puede volverse en contra
de la intención.

Finalmente, una última idea: el sentimiento de una comunidad del destino profundo, que combina
la idea de solidaridad y de fraternidad. El vínculo entre complejidad y solidaridad no es mecánico.
Una sociedad muy compleja da muchas libertades de actuación a sus individuos, a sus grupos: le
permite ser creativo, muchas veces delincuentes. La complejidad también corre sus riesgos. Al nivel
de complejidad extrema, la sociedad se desintegra. Para evitarlo, podemos recurrir a medidas de
autoridad. Pero suponiendo que queremos el mínimo de coerción posible, el único cimiento que
queda es el sentimiento de solidaridad vivida.

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