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El texto a continuación recoge los principales hallazgos de un estudio cualitativo realizado por Criteria entre el 20 y el 24 de abril de 2020.

La técnica
utilizada fueron los Focus Group Online realizados desde la plataforma Zoom y el target fueron hombres y mujeres del segmento socioeconómico
BC1*, de distintos ciclos vitales y comunas que hoy están realizando teletrabajo. Los participantes prefieren no revelar su identidad.

*Elegimos este segmento considerando que la modalidad de teletrabajo se concentra en los niveles socioeconómicos más altos: el 51% de los chile-
nos que hoy están teletrabajando son de los segmentos BC1, según el Tracking Covid-19 de Criteria (Ola 2 – Semana del 27/4/2020).

TELETRABAJO: UNA BOMBA DE TIEMPO


Un estudio realizado por Criteria demostró que las empresas están lejos de entender la realidad de sus trabajadores
en el contexto de la pandemia
Sillas más cómodas, encuestas, guías de relajación y prevención de contagios. Son algunas de las iniciativas que las
empresas están adoptando para apoyar a sus colaboradores en una nueva –e imprevista- modalidad de trabajo en
casa.

Pero un estudio realizado por la consultora Criteria con distintos perfiles de trabajadores deja claro que estos intentos
no están logrando resolver el problema de fondo: “es una bomba de tiempo”.

La sensación es que las empresas no han logrado entender la nueva realidad de sus trabajadores: “ se entiende que fue
algo repentino y que no estaban preparadas, pero ya llevamos 2 meses y nada ha avanzado en este sentido ”

¿Y cuál es esta nueva realidad que no están viendo –o, por lo menos, no se están haciendo cargo- las empresas?

1. LAS EMERGENCIAS

“Ahora todo es urgente”, dice H.R., 36 años, ingeniero civil. “Si antes me daban plazo de 5 días para resolver algo,
ahora son 2-3”, dice J.B. 35 años, arquitecto.
El contexto de cambios e incertidumbres hace con que la presión por soluciones rápidas -y creativas- sea una
constante en el día a día de estos trabajadores.

“Están todos agobiados porque no hay certezas y los problemas aumentan todos los días. Mi jefe no sabe qué
hacer y me presiona para que resuelva lo que le pidió su jefe, que tampoco sabe qué hacer. Se va traspasando la
ansiedad”, explica H.R.
La adaptación a las nuevas formas de trabajo también se convierte en emergencias. C.G., 35 años, académica del
área de la salud, tenía clases presenciales preparadas para todo el semestre y las tuvo que convertir en online de
una día para otro. “Eso significa más trabajo no sólo por la plataforma, sino que en horas de clases, que se con-
centraron más”, dice.

2. EL AUMENTO DE LAS HORAS DE TRABAJO

Una de las consecuencias de las urgencias es el aumento de las horas de trabajo. “ Son situaciones que antes no
existían y se acumulan con otras responsabilidades que ya tenía antes ”, explica F.V., 46 años, ingeniero químico.
Además, la ansiedad por resolver los imprevistos termina traspasando los horarios laborales: “ Me llaman en la no-
che, hora de almuerzo, fines de semana. Ya no hay horario laboral, me estoy sacando la cresta. Antes, a las 5 de la
tarde se acabó la pega hasta el día siguiente. Ahora fácil termino de trabajar a las 11 de la noche ”, dice J.B.
Pero no sólo las emergencias afectan el aumento de horas dedicadas al trabajo. Los que tienen hijos sienten que
su nivel de concentración y productividad ha bajado “drásticamente”, obligando a trabajar “horas extras”.

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“Es imposible hacer todo que me piden durante el horario laboral. Mis niños me interrumpen cada 5 minutos. No
tengo dónde esconderme en la casa. En la noche estoy muerta de cansada y es ahí cuando empiezo a trabajar de
verdad”, alega M.P. 38 años, periodista y madre de 3 hijos entre 7 y 2 años.
La imposibilidad de conciliar casa y trabajo hizo con que E.P., 45 años, 2 hijos entre 7 y 3 años, pidiera un mes sin
goce de sueldo: “Tuve que salir por mi salud mental y de mi familia. Estábamos conectados todo el día y los niños
solos. Un día el más chico se cayó, se rompió la frente, era un mar de sangre. Dije: ´Basta´. Ahora estamos con el
cinturón bien apretado con un sueldo menos”, cuenta.

3. LA COMPETITIVIDAD ENTRE PARES

El estudio también revela algunos conflictos “silenciosos” entre pares, principalmente entre trabajadores con y sin
hijos. Ahí se manifiestan las diferencias en los niveles de productividad que terminan generando comparaciones y
una mayor competitividad entre trabajadores de un mismo rango.

“Mi compañera es soltera, no tiene hijos y ahora se dedica 24/7 al trabajo. Es pura eficiencia. No tengo como pro-
ducir lo mismo que ella. Tengo que limpiar, estudiar con los niños, cocinar, jugar. Ella se dio cuenta de eso y trata
de mostrarse más y más eficiente. Es insoportable”, reclama F.V.
Pero lo que genera mayor frustración en estos padres es que las jefaturas no consideran estas “diferencias de con-
texto” e impulsan a que todos sigan el ejemplo de los más eficientes. “Les felicitan delante de todos, sin ninguna
sensibilidad a los demás, que están imposibilitados de hacer lo mismo ”, dice F.V.
“La sensación es de fracaso”, concluye.

4. LA CULPA

La falta de “fiscalización presencial” ha hecho que estos trabajadores se sientan “culpables” y “perseguidos”.

“Siento que hay preocupación de que la gente esté en la casa flojeando, es algo que no se comenta pero está la
sensación tácita. Hay como una urgencia por volver, de hecho mi jefe me está pidiendo, y a todos, que la próxima
semana ya haya una serie de turnos, de gente en presencial, porque parece que tienen la sensación en el estó-
mago que cuando la gente está presencialmente, produce más. Entonces es algo que te lo transmiten desde la
tripa pero no desde la boca”, cuenta H.R.
La consecuencia de eso es la necesidad de “demostrar trabajo”, lo que termina por angustiar a algunos: “Si me
mandan un email, contesto al tiro. Estoy siempre pendiente de eso porque si no… Piensan que tú por el hecho de
estar en la casa, estás literalmente viendo tele, fumando o chupando todo el día. Muchos mandan un par de co-
rreos para que vean que están vivos y haciendo algo y punto. Todo el mundo cree eso”, dice J.B.

5. EL MIEDO

Claramente lo que alimenta la culpa es el miedo de perder el trabajo. Y el aislamiento y falta de comunicación po-
tencian la sensación de incertidumbre: “ No estás ahí, no sabes lo que está pasando, tampoco te comunican nada.
Sé que hay incertidumbre, pero por lo menos me gustaría tener más información sobre lo que están planificando
para la empresa o ser parte de estas decisiones”, dice J.B.

6. LA HIPERCONEXIÓN

Otro aspecto levantado por el estudio es la “fatiga con la hiperconexión”. Una especie de agobio generado por las
múltiples plataformas conectadas todo el día, sin ninguna posibilidad de descanso. “ Antes si no estabas en tu
puesto de trabajo, se entendía que estabas tomando un café, fumando y no te molestaban. Ahora tienes que estar

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conectado todo el rato, por todos lados: Whatsapp, Teams, email, teléfono. No tienes como escapar ”, dice I.A. 35
años, periodista.

Las reuniones por video llamadas, las conversaciones por chats y las llamadas telefónicas han aumentado más de
un 50% durante la pandemia, según el Tracking Covid-19 de Criteria.

Este fenómeno ha generado una mayor necesidad de conectarse con otros tipos de actividades lo más lejanas po-
sible del mundo digital: cocer, cocinar, hacer manualidades. “Estoy armando un rompe cabezas de mil piezas para
descansar de las pantallas”, cuenta F.V. “Aprendí a hacer pan y a bordar”, completa C.G.

7. LA SOLEDAD

Más allá de salir de la casa, juntarse con amigo y familiares, la soledad levantada por este estudio se refiere al tra-
bajo en equipo. “Echo de menos el intercambio de ideas, la parte de pensar, de cranear, de discutir, de negociar,
de construir algo entre todos. Hacerlo por una conferencia, a mí por lo menos no me resulta, necesito que nos
interrumpamos, que hablemos harto, que tiremos hartas ideas, que rayemos una pizarra. Creo que la tecnología
todavía no está a la altura para hacer eso”, dice H.R.

8. EL ABUSO

El estudio levanta algunos casos considerados de “abuso” que van mermando la confianza y el compromiso del
colaborador con la empresa.

En la empresa de F.V. se decretó vacaciones colectivas en abril. Más allá de la molestia de salir de vacaciones en un
periodo en que no se puede disfrutar del descanso, F.V. tiene un hijo con epilepsia que necesita un tratamiento en
el exterior y tenía planificado un viaje en sus vacaciones: “No puedo salir de vacaciones en abril porque el trata-
miento es al final del año y necesito estos días”, alega.
Ya en plan de retorno, la empresa de I.A. envió un cuestionario a todos los colaboradores para que indicasen si
posen o no auto. Los que tenían auto, empezarían con el trabajo presencial antes. “ Les mentí. Dije que no tenía
auto. No creo que por tener auto, corre menos riesgo y punto ”, afirma.
J.B. estuvo con licencia, pero como la empresa tenía urgencias, no la respetó: “Esos 3 días de licencia donde se su-
pone que tienes absoluta potestad para quedarte tranquilo, descansando, reposo, etc. aun así me llamaban por
teléfono, me pedían contestar correos, el llamado por Teams. Entonces, esa primera semana fue horrible porque
tuve que trabajar enfermo, me sentía pésimo, no tenía ganas de nada y aun así…..y de hecho creo que fue la se-
mana que más me sacaron la cresta y terminaba de trabajar a las 11 de la noche, tranquilamente”, dice.

9. ESPACIO DE TRABAJO

El mayor desafío para los trabajadores con hijos es encontrar un espacio tranquilo de trabajo en casas que no es-
taban previamente preparadas para ello. Las empresas les envían tutoriales y tips de cómo realizar de mejor forma
el teletrabajo, pero la realidad es otra. “La empresa dice dónde y cómo trabajar, pero eso es un chiste. Tengo que
bajar a la conserjería para estar en una videoconferencia. Los otros días me encierro en una pieza oscura para que
nos niños no me vean y tengo que estar en silencio para que no me escuchen .”, cuenta.
T.H., 37 años, ilustrador, eligió su auto: “Yo tengo que trabajar dentro de mi auto para poder participar de una vi-
deoconferencia. Se me empañan los vidrios, se me va la batería y no tengo espacio para el computador”, dice.
I.A. cambió toda la configuración de su casa tratando de adaptarla a las necesidades de todos: “ Mi living es oficina,
homeschooling y sala de juegos. Hay mil cosas pasando al mismo tiempo. Obvio que nada funciona”

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10. MAYORES GASTOS

No todas las empresas se están haciendo cargo de los insumos básicos para el teletrabajo, lo que finalmente ter-
mina siendo una carga más para sus trabajadores. “Todas mis cuentas aumentaron, luz, agua, internet. Hoy yo
pago para hacer mi trabajo”, C.G.
Las comidas preparadas también aumentan los gastos de la casa: “A veces no tengo tiempo ni ganas de cocinar y
pido comida. Y ahora eso es cada vez más frecuente… Gasto más en eso que antes ”, M.P.

EL FUTURO

Pese a esa realidad, la mayoría de estos trabajadores todavía apuesta en una modalidad “flexible” de teletrabajo
en un contexto post pandemia, con algunos días en la casa.

El retorno y la re adaptación pueden ser duros por eso la expectativa es “ salir de la rigidez y empatizar”: “La vida
yo creo que funciona bien en una versión un poco más flexible. Cuando volvamos vamos a echar de menos estar
con nuestros hijos y seres queridos, entonces es importante que todos seamos flexibles y tengamos la libertad de
elegir”, T.H.
Para otros participantes del estudio, la experiencia ha sido “traumática” y ya no creen en el teletrabajo: “Sé que la
situación va a ser distinta, con los niños en el colegio, pero no aguanto más. No quiero más eso. Quiero salir, estoy
cansada”, dice I.A.
“A mí me funciona mucho más el hecho de dejar ese mundo completamente en la pega y dedicarme a lo que real-
mente quisiera una vez que yo salgo de ahí, para mi ojalá se retornara a la normalidad de lo que suele ser un tra-
bajo, casa-trabajo, trabajo-casa”, dice P.V.
“Antes yo tenía la experiencia de cerrar mi computador a las 5 de la tarde y se acabó. Con el teletrabajo, aunque
sea en una situación normal, creo va a seguir habiendo abuso”, concluye J.B.

INFORMACIÓN ADICIONAL: Le pedimos a los participantes fotos y descripciones de los lugares donde están teletra-
bajando y estos son algunos de los elementos más destacables:

1. Doble pantallas, cremas de manos, cigarros, audífonos en mesas en un living.

2. Un espacio multifuncional con corners para niños y adultos, flipcharts en las paredes con cronogramas de las activi-
dades de toda la familia.

3. Notebook en una bandeja en la cama.

4. El interior de un auto empañado y oscuro. 5. Una mesa con artículos de oficina, computadores, café, cigarros, ma-
maderas y juguetes.

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