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La neurobiología

del yo
La biología empieza a elucidar
de qué modo engendra el cerebro
el constante sentimiento de nuestra propia identidad

Carl Zimmer

ada nos es más inmediato que nosotros mismos. En palabras

N de Todd Heatherton, psicólogo de la Universidad de Darmouth:


“Cuando bajamos la mirada y nos vemos el cuerpo, sabemos
que es el nuestro. Cuando alargamos la mano para asir algo,
sabemos que es nuestra mano lo que controlamos. Cuando re-
cordamos, sabemos que los recuerdos son nuestros, no de otros. Cuando
nos despertamos, no hemos de preguntarnos quiénes somos”.
Nuestra propia identidad puede resultarnos obvia, pero también enigmática.
El propio Heatherton esquivó durante muchos años abordarla de frente, a
pesar de que había estado investigando el control de uno mismo y la auto-
estima, amén de otros problemas afines, ya desde los días de sus estudios
doctorales. Todo lo que le interesaba, explica, tenía que ver con el yo, pero
no con el problema filosófico de qué es el yo. Eludía las especulaciones
relativas a su significado. O, al menos, lo intentaba.
Ya no es así. En la actualidad, Heatherton y un creciente número de
científicos encaran la cuestión sin rodeos. Quieren averiguar de qué modo
aflora el sentimiento de la propia identidad en el cerebro. En estos últi-
mos años se han ido encontrando determinadas actividades cerebrales que
quizá resulten esenciales para la producción de diferentes aspectos de la
conciencia de uno mismo. Están ahora tratando de averiguar de qué modo
esas actividades hacen surgir el sentimiento unificado que todos tenemos
de constituir un solo ente. La investigación está proporcionando indicios
acerca del modo en que pudo haber evolucionado la sensación de la propia
AARON GOODMAN

identidad en nuestros ancestros homínidos. Es posible incluso que ayude


en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y de otras dolencias que
erosionan el conocimiento del yo, y que, en algunos casos, llegan a des-
truirlo por completo.

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El yo es especial confrontación de opiniones, porque de sí mismo conservaba, le presenta-
El psicólogo norteamericano William en muchos casos las hipótesis ha- ron una lista de 60 rasgos psicológi-
James puso en marcha el moderno cían iguales predicciones sobre los cos y le preguntaron si creía poseer-
estudio del yo en 1890, con su libro resultados experimentales. los en alguna medida, bastante, por
Los principios de la psicología, un Las lesiones que afectan a las re- completo o en absoluto. El mismo
auténtico hito. En él proponía: “Co- giones cerebrales que intervienen en cuestionario le fue presentado a la
mencemos con el yo en su acepción la formación del yo han aportado hija de D.B., a quien se le pidió que
más amplia, y sigámoslo hasta su otros indicios. El caso más famoso tal se valiera de la lista para describir
forma más sutil y delicada”. Sostenía vez sea el de Phineas Gage, ocurrido a su padre. Las respuestas elegidas
que aunque el yo pueda dar la im- en el siglo XIX. Este capataz de obras por D.B. y por su hija presentaron
presión de ser un ente unitario, posee ferroviarias se encontraba en el lugar una correlación significativa. Se po-
muchas facetas, desde la conciencia indebido en el momento inadecuado dría concluir que el paciente había
de nuestro propio cuerpo y los recuer- cuando una explosión fortuita hizo conservado una cierta noción de sí
dos que tenemos de nosotros mismos que el hierro con que apretaba la mismo a pesar de no tener acceso a
hasta la percepción de nuestro puesto carga de dinamita en un barreno sa- los recuerdos de quién era.
en la sociedad. Pero James confesaba liera disparado. La barra atravesó la
su desconcierto sobre cómo producía cabeza de Gage, quien, para general Indicios en cerebros sanos
el cerebro estos pensamientos relati- asombro, sobrevivió. Los avances técnicos de la toma de
vos a sí mismo y lograba entretejerlos Ya curado, sus amigos observaron imágenes cerebrales han posibilitado
en un único ego. que había cambiado. Antes del acci- que la investigación no se limite a
Desde entonces, una serie de expe- dente, Gage era un trabajador eficaz cerebros lesionados y pueda reali-
rimentos psicológicos han proporcio- y con buena vista para las cosas del zarse sobre cerebros sanos. En el
nado indicios elocuentes. Investiga- negocio. Tras el percance se volvió Colegio Universitario de Londres se
dores interesados en los recuerdos de malhablado, mostraba poco respeto han utilizado escáneres del cerebro
la propia identidad, por ejemplo, les por los demás y le costaba mucho tra- para tratar de averiguar de qué forma
han formulado a voluntarios pregun- zar planes para el futuro. Sus amigos adquirimos conciencia de nuestros
tas acerca de sí mismos y de otros. decían que “ya no era Gage”. cuerpos, lo que constituye el nivel
Posteriormente les pasaban un cues- Casos como el de Gage han he- más elemental, “la parte más básica,
tionario, para ver hasta qué punto cho ver que no es lo mismo el yo lo primero en el nivel más bajo del
se acordaban de las preguntas. Los que la conciencia. El sentimiento de yo”, como dice Sarah-Jayne Blake-
sujetos acertaron más en las pregun- uno mismo puede quedar mermado more, una investigadora de ese centro
tas concernientes a ellos mismos que sin que el sujeto pierda la concien- londinense.
en las referidas a otros. Como dice cia. Asimismo, las lesiones cerebra- Cuando nuestro cerebro emite una
Heatherton, lo que se etiqueta como les han permitido observar que la orden destinada a mover alguna par-
referente a nuestro yo se recuerda construcción de la propia identidad te de nuestro cuerpo, se envían dos
mejor. es complicada. Véase, si no, el caso señales. Una se dirige a las regiones
Ciertos psicólogos han objetado de un paciente amnésico conocido cerebrales que controlan aquellas par-
que tales resultados significan, sólo, como D.B., estudiado en 2002 por tes del cuerpo que han de moverse,
que estamos más familiarizados con Stan B. Klein y sus colaboradores la otra va a regiones que supervisan
nosotros mismos que con los demás. de la Universidad de California en los movimientos. La información en
Otros, en cambio, han concluido que Santa Bárbara. Este paciente contaba ambas es exactamente la misma, pero
el yo es especial, que el cerebro se 75 años cuando sufrió una lesión ce- remitida a diferentes destinos.
vale de un sistema distinto y más rebral tras un infarto cardíaco. Perdió Nuestros cerebros se valen de
eficiente para procesar la informa- la facultad de recordar cosa alguna esa copia para pronosticar qué tipo
ción concerniente al yo. Pero los que hubiera hecho o experimentado de sensación nos va a producir la
ensayos psicológicos no han podi- antes del ataque. Tratando de averi- acción. Al guiñar un ojo tendremos
do determinar la vencedora en esta guar qué capacidad de conocimiento la impresión de que los objetos se
mueven a través del campo de visión.
Al hablar, oiremos nuestra voz. Al
asir el pomo de una puerta sentire-
Resumen/Mi cerebro y yo mos la frialdad del metal. Pero si la
■ Cada vez hay más neurobiólogos que exploran cómo forma y mantiene sensación realmente percibida no se
el cerebro el sentimiento de la propia identidad. ciñe mucho a nuestra expectativa, el
■ Se ha observado que varias regiones del cerebro responden de modo cerebro se percatará de la diferencia.
distinto a la información concerniente al propio yo que a la concer- Tal desajuste hará que prestemos más
niente a otros, aun cuando se trate de personas muy cercanas a uno atención a lo que estamos haciendo
mismo. Tales regiones se mantendrán más activas cuando el individuo o nos inducirá a reajustar nuestras
piense en lo que le caracteriza a él que en lo que caracteriza a otros. acciones con el fin de lograr los re-
Quizá formen parte de una red cerebral de la que dependa la propia sultados deseados.
identidad.
■ Para algunos investigadores, el objeto de estos trabajos consiste en
Pero si la sensación no concuerda
comprender mejor la demencia y encontrarle nuevos tratamientos. en absoluto con lo previsto, nues-
tros cerebros interpretarán que no

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recibe un pinchazo doloroso, se nos
estimulan neuronas en la región cere-
bral responsable del dolor. El grupo
de Blakemore ha observado que in-
cluso la visión de que a otro lo tocan
puede activar neuronas especulares.
Mostraron a un grupo de volunta-
rios vídeos en los que se tocaba a
varias personas en uno u otro lado
de la cara o del cuello. Los vídeos
suscitaron en ciertas áreas cerebra-
les de los voluntarios las mismas
respuestas que se producían cuando
eran ellos los tocados en las corres-
pondientes partes de sus cuerpos. La
inspiración para este estudio le llegó
a Blakemore cuando conoció a una
mujer de 41 años, llamada C., que
llevaba esta empatía hasta extremos
sorprendentes: la visión de que al-
guien era tocado provocaba que C.
sintiera que la tocaban a ella en el
mismo lugar de su cuerpo. Esta mujer
creía que a todo el mundo le pasaba
lo mismo.
Blakemore escaneó el cerebro de la
mujer y comparó sus respuestas con
las de voluntarios normales. Cuando
C. veía que se tocaba a otra persona,
las regiones tactosensoriales de su ce-
rebro reaccionaban más vigorosamen-
te que las de los sujetos normales.
Además, la ínsula anterior (región
situada en la superficie cerebral, no
lejos de la oreja) se tornaba activa
en C., pero no en los voluntarios
normales. A Blakemore le parece re-
velador que la ínsula anterior también
exhibiese actividad en los barridos
somos nosotros quienes las provo- Los estudios realizados con esqui- cerebrales de personas a quienes se
can. Blakemore y sus compañeros zofrénicos inducen a pensar que el les mostraban fotografías de sus ros-
han documentado este desplazamien- origen de estas creencias ilusorias tros, o que estaban identificando sus
to efectuando escáneres de cerebros pudiera ser la errónea previsión de propios recuerdos. Cabe en lo posible
de sujetos hipnotizados. Cuando se sus propios actos. Dado que las sen- que la ínsula anterior contribuya a
les dijo que les estaban alzando los saciones no casan con sus expecta- marcar que ciertas informaciones no
brazos con una cuerda y una polea, tivas, tienen la impresión de que la aluden a otros, sino que se refieren
levantaron los brazos. Pero sus ce- responsabilidad corresponde a otra a nosotros mismos. En el caso de
rebros respondieron como si otro les cosa. Tal vez se puedan achacar C., esa asignación de la información
estuviera levantando los brazos, no a la previsión errónea las alucina- resulta incorrecta.
como si los alzaran por sí mismos. ciones acústicas que experimentan Los escáneres cerebrales también
Puede que tras ciertos síntomas algunos esquizofrénicos: incapaces han arrojado luz sobre otros aspectos
de la esquizofrenia se esconda una de pronosticar el sonido de su voz del yo. Heatherton y sus colegas de
carencia similar de conciencia de interior, piensan que pertenece a otra Dartmouth han venido utilizando es-
sí. Algunos esquizofrénicos llegan persona. tas técnicas para sondear el misterio
a convencerse de que no pueden Una de las razones de que la no- de por qué recordamos mejor la in-
controlar sus cuerpos. Como expli- ción del yo pueda ser tan frágil pudie- formación relativa a nosotros mismos
ca Blakemore, extienden el brazo ra ser que la mente humana procura que los detalles sobre otras personas.
para asir un vaso, con movimientos sin cesar introducirse en la mente de En concreto, obtuvieron imágenes de
AARON GOODMAN

totalmente normales; sin embargo, otras personas. Se ha descubierto que los cerebros de voluntarios que es-
dicen: “No he sido yo. La máquina las llamadas “neuronas especulares” taban viendo una serie de adjetivos.
que está allí me ha controlado y me remedan las experiencias de otros. Los investigadores, en algunos casos,
ha obligado a hacerlo”. Cuando vemos, por ejemplo, que otro le preguntaban a los sujetos si una

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de esas palabras se les podía aplicar ratorios. Heatherton está intentando quiénes somos. Debra A. Gusnard,
a ellos mismos. En otros, les pregun- ahora averiguar cuál es el papel que de la Universidad de Washington, y
taban si concordaba bien con George desempeña. sus colaboradores han investigado lo
W. Bush. Y en otros casos todavía, Heatherton recalca que es ridículo que ocurre en el cerebro cuando se
les preguntaban sencillamente si la pensar que exista en el cerebro un encuentra en reposo, es decir, no está
palabra estaba escrita en mayúsculas punto concreto que sea el yo. Lo ocupado en ninguna tarea concreta.
o en minúsculas. que sí sospecha es que la corteza Resulta que la corteza prefrontal me-
Tras comparar los patrones de ac- prefrontal media puede ligar entre dia se torna más activa que durante
tividad cerebral desencadenados por sí todas las percepciones y recuerdos muchos tipos de pensamiento. Nos
cada tipo de pregunta, se observó que contribuyen a producir la idea de pasamos casi todo el tiempo, explica
que las preguntas concernientes al yo ser uno mismo, a crear un sentimien- Heatherton, con ensoñaciones, pen-
provocaban la activación de regiones to unitario de quiénes somos. sando en lo que nos ha ocurrido, o
que no se excitaban con preguntas Si Heatherton está en lo cierto, en lo que otros nos parecen, y ambas
relativas a otras personas. Los re- puede que la corteza prefrontal me- cosas entrañan una reflexión sobre
sultados dieron mayor fuerza a la dia desempeñe con respecto al yo el uno mismo.
hipótesis de que el yo es “especial” mismo papel que el hipocampo para Otros están investigando cuáles son
frente a la de que es “familiar”. la memoria. Aunque el hipocampo es las redes cerebrales que quizá estén
esencial para la formación de nuevos controladas por la corteza prefrontal
Un denominador común recuerdos, se pueden retener todavía media. Matthew Lieberman, de la
El equipo de Heatherton descubrió recuerdos antiguos incluso después Universidad de California en Los
que la corteza prefrontal media es de que el hipocampo haya sufrido Angeles, se ha valido de escáneres
una región importante para el pensa- una lesión. Se cree que el hipocam- cerebrales para resolver el misterio
miento sobre uno mismo. Se trata de po no almacena información en sí de D.B., el paciente que se conocía
una parcela de neuronas emplazada mismo, sino que crea recuerdos al a sí mismo a pesar de sufrir amne-
en la hendidura que separa los dos conectar entre sí regiones cerebrales sia. Su equipo barrió los cerebros

“MIKE OR ME? SELF-RECOGNITION IN A SPLIT-BRAIN PATIENT”, DE DAVID J. TURK ET AL. EN NATURE NEUROSCIENCE, VOL. 5, N. o 9; SEPTIEMBRE DE 2002
hemisferios cerebrales, justo detrás muy alejadas. de dos grupos de voluntarios: futbo-
de los ojos. Esa misma región había Pudiera ser que la región pre- listas y actores. Los investigadores
ya merecido la atención de estudios frontal media estuviera hilvanando escribieron seguidamente dos listas
sobre el yo realizados por otros labo- continuamente un sentimiento de de palabras, cada una de las cua-

Rostros
Como señala Carl Zimmer en el artículo, los Michael Gazzaniga, famoso investigador del
investigadores discrepan acerca de si el cere- cerebro que había pasado mucho tiempo con
bro trata al yo como un ente especial, es de- J. W. Prepararon seguidamente una serie de
cir, si procesa la información concerniente al imágenes en las que la cara de J. W. iba con-
yo de distinta forma que procesa lo referente virtiéndose en la de Gazzaniga (abajo), y se
a otros aspectos de la vida. Hay quienes adu- las mostraron a aquél en orden aleatorio. El
cen que, si bien algunas partes del cerebro sujeto, al serle presentada una imagen, tenía
cambian su actividad cuando pensamos en J. W. Gazzaniga que responder a la pregunta: “¿Soy yo?”. Se
nosotros mismos, lo hacen así sencillamente repitió el proceso haciendo que respondiera a
por nuestra familiaridad con nosotros mismos, no porque al “¿es Mike?”. El experimento se repitió también con los rostros
tratarse de nuestro yo se le otorgue un tratamiento específi- de otras personas a quienes J. W. conocía bien.
co: cualquier cosa que nos fuera muy conocida suscitaría la Se observó que el hemisferio derecho de J. W. se activaba
misma reacción. más cuando reconocía a personas que le eran familiares;
Para investigar esta cuestión, se fotografió a un hombre, en cambio, el hemisferio izquierdo exhibía máxima actividad
al que se conoce por J. W., cuyos hemisferios derecho e iz- cuando J. W. se veía en las fotografías. Estos hallazgos
quierdo actuaban con plena independencia tras una operación parecen respaldar la conjetura de que “el yo es especial.”
quirúrgica que había seccionado las conexiones interhemis- Pero la cuestión dista de estar resuelta, pues ambas posturas
féricas (debida una epilepsia intratable por otros medios). cuentan con indicios en su favor.
Fotografiaron también a alguien a quien J. W. conocía bien: —Ricki Rusting

90 por ciento Transformación 10 por ciento


J. W. J. W.

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COMPONENTES DE UNA RED DE PROPIA IDENTIDAD
Las regiones cerebrales resaltadas en la figura se cuentan entre las implicadas, al menos según algunos estudios,
en el procesamiento o recuperación de información específicamente relacionada con el yo, o en el mantenimiento,
en cualquier situación, de un sentimiento cohesivo del yo. Para mayor claridad, se ha omitido el hemisferio izquierdo,
a excepción de la ínsula anterior.

PRECUNEO
Participa en la recuperación de
recuerdos sobre la propia vida

VISTA FRONTAL

CORTEZA PREFRONTAL
MEDIAL
Es posible que conjugue
percepciones y recuerdos
del yo, y los combine en
una sensación permanente
de ser uno mismo
INSULA ANTERIOR
Se torna especialmente
activa cuando observamos
fotografías de nuestro rostro

les valía mejor para uno de los dos na a dichas redes el sistema reflectivo de sí mismo, pues hacen falta mu-
grupos (atlético, recio, rápido, para (o sistema C) y el sistema reflexivo (o chas experiencias para formar esas
los jugadores; intérprete, dramático y sistema X). asociaciones. Pero en cuanto toma
otras por el estilo, para los actores.) El sistema C se conecta con el forma, se vuelve muy poderoso. Los
Compusieron también una tercera lis- hipocampo y con otras regiones futbolistas saben si son atléticos,
ta de palabras que no se aplicaban del cerebro de las que ya se sabe fuertes o veloces sin tener que con-
específicamente a ninguno de los que recuperan recuerdos. También sultar sus recuerdos: tales cualidades
dos grupos (desordenado y fiable, incluye regiones capaces de alojar, están visceralmente imbricadas en
por ejemplo). Después presentaron de forma consciente, datos e infor- quiénes son. En cambio, no tienen
las palabras a sus sujetos y les pi- maciones. Cuando nos encontramos ese mismo instinto por lo que se
dieron que decidieran, una a una, si en circunstancias nuevas, nuestro refiere a sus cualidades dramáticas,
les eran aplicables o no. sentimiento del yo se funda en pen- y ante las palabras correspondientes
Se observaron diferencias en los ce- samientos explícitos sobre nuestras habían de pensar explícitamente en
rebros de los voluntarios al responder experiencias. sus experiencias. Los resultados de
a las distintas palabras. Las asociadas Pero Lieberman sostiene que, con Lieberman pueden resolver el miste-
al fútbol tendieron a aumentar la ac- el tiempo, el sistema X toma las rio del paradójico conocimiento de
tividad de una determinada red de los riendas. El sistema X, en lugar de sí mismo que tiene D.B., pues resul-
cerebros de los futbolistas, la misma recuerdos, codifica intuiciones; co- ta concebible que su lesión cerebral
que se activó en los actores con las necta con regiones que generan rápi- eliminase su sistema reflectivo, pero
palabras de su profesión. Cuando les das respuestas emotivas basadas, no no su sistema reflexivo.
fueron presentadas palabras corres- en razonamientos explícitos, sino en La neurociencia del yo tiene en la
3FX, INC.

pondientes al otro grupo, se activó asociaciones estadísticas. El sistema actualidad un verdadero auge, pero
una red distinta. Lieberman denomi- X tarda en formar su conocimiento no carece de críticos. Según Martha

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Farah, neurocientífica de la cognición
de la Universidad de Pennsylvania,
muchos de estos estudios no están
sometidos a ninguna restricción, por
lo que no pueden enseñar nada. Los
experimentos —objeta— no se han
diseñado con el cuidado necesario
para evitar otras explicaciones, como,
por ejemplo, que ciertas regiones del
cerebro se utilizan para pensar en cual-
quiera, incluso en nosotros mismos.
Heatherton y otros científicos
implicados en esas investigaciones
consideran que Farah critica con
demasiada dureza una especialidad
que aún es demasiado joven. De to-
dos modos, están de acuerdo en que
todavía tienen mucho que averiguar
sobre la red de la propia identidad
y su funcionamiento.

El yo evolutivo
Mejor conocida, esa red ayudaría a
comprender la evolución del senti-
miento de nuestra propia identidad.
Es probable que los primates an-
tepasados de los humanos tuvieran
una conciencia corporal básica de
sí mismos como la que está inves-
tigando Blakemore con su equipo.
(Estudios realizados en monos in-
dican que predicen sus actos.) Pero
los seres humanos han desarrollado
evolutivamente un sentimiento de su
propio yo sin par por su complejidad.
La corteza prefrontal media es una de
las regiones más característicamen-
te humanas del cerebro. Lieberman Que el yo humano en su plenitud gos saben desde hace mucho que
considera que algo especial debe de fuese un producto de la sociedad ho- los niños tardan bastante en adquirir
hacer. No sólo es más grande en los mínida explicaría por qué existe tanta un sentimiento estable de quiénes
humanos que en los primates no hu- concordancia entre cómo pensamos son. Chocan sus conceptos de sí
manos, sino que cuenta también con sobre nosotros mismos y cómo lo ha- mismos, pero no les crea el menor
mayor concentración de unas neuro- cemos sobre otros, y que no se limita problema, observa Lieberman. Los
nas que presentan una forma ahusada a la empatía física que Blakemore niños pequeños no intentan decirse
muy singular. No se sabe todavía cuál estudia. Los humanos tenemos asimis- a sí mismos que siguen siendo la
es la función de estas neuronas, pero mo una destreza única para inferir las misma persona. “Da la impresión
se sospecha que desempeñan un pa- intenciones y pensamientos de otros de que no integran en uno los frag-
pel importante en el procesamiento miembros de nuestra especie. Se han mentos que componen el concepto
de la información. escaneado los cerebros de algunas de sí mismo.”
Heatherton opina que la red del yo personas mientras se valían de esa Lieberman y sus colaboradores
humana pudo haber evolucionado en “teoría de la mente”: algunas de las se preguntaron si no sería posible
respuesta a la compleja vida social regiones del cerebro que se activan rastrear el mudable concepto de su
de nuestros ancestros. Los homínidos entonces forman parte de la red uti- yo que tienen los niños mediante
vivieron durante millones de años en lizada al pensar en uno mismo (entre técnicas de toma de imágenes del
pequeñas hordas, cooperando para ellas, la corteza prefrontal media). cerebro. Han comenzado a estudiar
buscar alimento y compartir lo que Ambas capacidades, la de entender a un grupo de niños; proyectan rea-
hallasen. Según Heatherton, esa for- otros y la de entendernos a nosotros lizarles escáneres cada 18 meses,
ma de vida requiere de autocontrol. mismos, son imprescindibles paran desde los nueve hasta los 15 años
AARON GOODMAN

Ha de haber cooperación y ha de que un ser humano funcione como de edad. Les piden que piensen en
haber confianza, conductas, sostiene, tal, piensa Heatherton. sí mismos y en Harry Potter. Han
que exigen una fina conciencia de El yo, para desarrollarse por com- comparado la actividad cerebral en
uno mismo. pleto, necesita tiempo. Los psicólo- cada tarea y comparado a su vez los

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resultados con los correspondientes brusquedad por el tiempo en uno y la eventual destrucción de su yo
a adultos. otro sentido”. al redactar sus testamentos vitales.
Al examinar a niños de 10 años Por angustioso que resulte ver Habrá que aprobar directrices que
han observado la misma activación cómo un ser querido sucumbe ante el establezcan si a una persona que se
prefrontal media que en los adultos. Alzheimer, hay demencias que tienen encuentre en esas circunstancias se la
Pero con respecto a otra región que efectos más violentos todavía sobre trata, de una neumonía, por ejemplo,
se activa en los adultos, la precuneal, el yo. En la demencia frontotemporal, o si se deja que muera.
la historia es diferente: cuando los partes de los lóbulos frontal y tem- Seeley ofrece un vaticinio más con-
niños piensan en sí mismos, exhiben poral degeneran. En muchos casos, servador. Aduce que no es probable
menos actividad que cuando piensan también resulta lesionada la corteza que vaya a haber alguien a quien un
en Harry Potter. prefrontal media. Con los primeros escáner cerebral, por sí solo, le haga
Lieberman sospecha que en los estragos de la enfermedad en la red tomar decisiones que conciernan a la
niños la red del yo está todavía en- del yo, los pacientes pueden expe- vida y la muerte. Seeley opina que el
trando “en línea”. “Tienen lo que rimentar desconcertantes cambios de verdadero valor de la ciencia del yo
hace falta, pero no lo están aplicando personalidad. quedará patente en los tratamientos
como los adultos.” Una paciente, que Seeley y otros de la enfermedad de Alzheimer y
describieron en 2001, en la revista otras demencias. Del conocimien-
Sobre el Alzheimer Neurology, había estado coleccionan- to de las regiones que intervienen
Sin embargo, en cuanto la red del do joyas y cristalería fina durante en la representación de uno mismo
yo entra “en línea”, trabaja a des- gran parte de su vida. De pronto, a se pasará al de las células que las
tajo: pueden cerrarse los ojos, pero los 62 años, empezó a reunir ani- componen, y de ahí al de sus mo-
no resulta posible dejar de vivir en males disecados. Esta mujer, con- léculas constituyentes. Entonces se
el cuerpo o de representarse que se servadora de toda la vida, empezó estará cerca de los mecanismos de
es el mismo que hace diez segundos a insultar en las librerías a quienes la enfermedad. “Esa es”, dice, “la
o diez años, razona William Seeley, compraban libros de esa tendencia y mejor razón para seguir con estas
neurólogo de la Universidad de Cali- a manifestar que “los republicanos investigaciones. No se trata sólo de
fornia en San Francisco: nunca, dice, (el partido conservador en EE.UU.) informar a los filósofos.”
se puede escapar del propio yo; en tendrían que ser erradicados de la
consecuencia, la red tiene que estar Tierra.” Algunos enfermos se han
trabajando siempre. convertido súbitamente a otras re-
Cuanta más energía consume una ligiones o se obsesionaron por la
célula, tanto mayor es el riesgo de pintura o la fotografía. Y sin em-
que productos secundarios tóxicos bargo, este tipo de paciente apenas
El autor
la dañen. Seeley sospecha que las comprende por qué ya no son los Carl Zimmer es autor, entre otros, de
neuronas que realizan los trabajos mismos que eran. Se limitan a de- Soul Made Flesh: The Discovery of the
más pesados son particularmente cir que ahora son así. La demencia Brain —and How It Changed the World.
vulnerables a lesiones de este tipo frontotemporal les puede llevar a la
a lo largo de su vida. Esa vulnera- muerte en pocos años. Bibliografía complementaria
bilidad, argumenta, podría ayudar a Michael Gazzaniga, director del A SELF LESS ORDINARY: THE MEDIA PRE-
comprender mejor las dolencias del Centro de Neurociencia Cognitiva de FRONTAL C ORTEX AND Y OU . C. Neil
yo; así, añade, resulta curioso que Darmouth y miembro del Consejo Macrae, Todd F. Heatherton y William
no hayamos podido encontrar cier- Presidencial de Bioética de Estados M. Kelley en Cognitive Neurosciences
tos cambios patológicos debidos al Unidos, cree que la descodificación III, dirigido por Michael S. Gazzaniga.
Alzheimer o a otras demencias en del yo puede plantear un problema MIT Press, 2004.
las especies no humanas. ético de nuevo cuño. IS SELF SPECIAL? A CRITICAL REVIEW OF
Según Seeley, los resultados de Ese desciframiento, cree, consis- EVIDENCE FROM EXPERIMENTAL PSYCHOLOGY
recientes tomas de imágenes cere- tirá en la elucidación de los cir- AND COGNITIVE NEUROSCIENCE. Seth J.
brales son coherentes con lo que cuitos de la identidad: la memoria Gillihan y Martha J. Farah en Psycho-
él mismo y otros han observado autorreferente, la autodescripción, logical Bulletin, vol. 131, n.o 1, págs.
en pacientes de Alzheimer y otras la personalidad, la conciencia de sí 76-97; enero de 2005.
demencias. Las neuronas de los mismo. De ese modo se tendrá un THE LOST SELF: PATHOLOGIES OF THE BRAIN
enfermos de Alzheimer presentan conocimiento de lo que se requiere AND I DENTITY . Dirigido por Todd E.
Feinberg y Julian Paul Keenan. Oxford
proteínas enmarañadas. Entre las para que el yo permanezca activo.
University Press, 2005.
regiones que primero se deterio- Es posible incluso —apunta— que
ran están el hipocampo y la región llegue el día en que un escáner ce- CONFLICT AND HABIT: A SOCIAL COGNITIVE
NEUROSCIENCE APPROACH TO THE SELF.
precuneal; ambas participan en los rebral determine si el Alzheimer o
Matthew D. Lieberman y Naomi I.
recuerdos autobiográficos. Contribu- alguna otra demencia ha destruido Eisenberger en Psychological Perspec-
yen a traernos imágenes de nuestro el yo de una persona. Bastará to- tives on Self and Identity, vol. 4.
pasado y de nuestro futuro, y a que mar imágenes que demostrarán que Dirigido por A. Tesser, J. V. Word y
juguemos con ellas, explica Seeley: ciertos circuitos no funcionan ya. D. A. Stapel. American Psychological
“Quienes sufren de Alzheimer tienen Gazzaniga se pregunta si no habrá Association (en prensa).
menor capacidad de trasladarse sin entonces quienes tomen en cuenta

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