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el DHS se ha consolidado como propuesta con gran fuerza ética para liderar el cambio del rumbo del

desarrollo; incidiendo de forma transversal en las múltiples dimensiones del mismo y abogando por la
cooperación y el diálogo interdisciplinar e intercultural.

El crecimiento económico pasará a ser considerado


sinónimo de desarrollo, asumiendo que conllevará una mejora del bienestar
de la población y una disminución de la pobreza

Es así como se conforma el concepto de «Desarrollo Humano». El capítulo 1 de


dicho primer Informe Mundial, dedicado a la «Definición y medición del desarrollo
humano», se inicia con estas palabras:

La verdadera riqueza de una nación está en su gente. El objetivo básico del desarrollo
es crear un ambiente propicio para que los seres humanos disfruten de
una vida prolongada, saludable y creativa. Esta puede parecer una verdad obvia,
aunque con frecuencia se olvida debido a la preocupación inmediata de acumular
bienes de consumo y riqueza financiera (PNUD, 1990, 31)3.

A partir de este primer Informe, el discurso sobre el desarrollo humano


considerará el crecimiento económico como un medio, no un fin en sí mismo, y
el punto de mira se centrará en aumentar la riqueza de la vida humana, en dar
a las personas más libertad, oportunidades y capacidades para vivir una vida
que valoren.

A este avance hacia una concepción del desarrollo centrado en las personas
en lugar de en el crecimiento económico, se unirá la perspectiva de la sostenibilidad,
aportada por el conocido como Informe Brundtland (WCED, 1987); en cuyo
apartado sobre El desarrollo duradero plantea lo siguiente:

«Está en manos de la
humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, duradero, o sea, asegurar que
satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer las propias» (WCDE, 1987, 23), y para ello, en la
página 13, propone: «Lo que se necesita ahora es una nueva era de crecimiento
económico, un crecimiento que sea poderoso a la par que sostenible social y
medioambientalmente»4.

Aparece así el término sostenible, que se unirá al de desarrollo humano para


conformar la expresión Desarrollo Humano Sostenible que da título a este monográfico,
y que será asimismo adoptada por Naciones Unidas, en el Informe Mundial
sobre Desarrollo Humano que publicó en 1992. En el cap. 1 de dicho Informe aparece
ya, por primera vez, un apartado con el título «Desarrollo humano sostenible»,
aunque no da una definición del mismo, sino que asume la definición de desarrollo

sostenible del Informe Brundtland (1987), insistiendo en el principio básico de


colocar a las personas en el centro del desarrollo (PNUD, 1992, 40-50). Habrá que
esperar al Informe Mundial de 1994 para encontrar en el Prefacio del mismo la
siguiente definición:

«El desarrollo humano sostenible es el desarrollo que no sólo


suscita un crecimiento económico, sino que también distribuye equitativamente sus
beneficios; que regenera el medio ambiente en lugar de destruirlo; que fomenta la
autonomía de las personas en lugar de marginarlas» (PNUD, 2014, iii). Más adelante,
se plantea la necesidad de «un nuevo paradigma del desarrollo que coloque al ser
humano en el centro del desarrollo, considere el crecimiento económico como un
medio y no como un fin, proteja las oportunidades de vida de las futuras generaciones
al igual que las de las generaciones actuales y respete los sistemas naturales
de los que dependen todos los seres vivos» (PNUD, 1994, 4-5).
2.1.7  El concepto de desarrollo humano sostenible

El desarrollo sostenible pasa a ser una tarea de la concepción del desarrollo


humano, quien partiendo del postulado de Brundtland, plantea que la
sostenibilidad de las oportunidades humanas dependen de mantener una base
de recursos: físico, humano, financiero, social y medioambiental.

El PNUD con la finalidad de promover la idea del “desarrollo sostenible”


concretada en la declaración de Río de Janeiro en 1992, comenzó a buscar una
frase que permitiera combinar los conceptos y aspiraciones expresados en las
acepciones “desarrollo humano” y “desarrollo sostenible”. La concepción del
PNUD estuvo basada en que esta fusión fuera conceptual y operativa, dando
lugar al nacimiento de la frase “desarrollo humano sostenible”. Este
reconocimiento se hizo público en julio de 1993, cuando el presidente del
PNUD en su primer discurso señaló que estaba emergiendo una nueva e
integrada visión del desarrollo – un desarrollo centrado en el ser humano,
equitativo, y sostenible ecológica y socialmente. Y añadió: podemos llamar a
este nuevo desarrollo, desarrollo sostenible centrado en las personas o
podemos llamarle desarrollo protector del medio ambiente. Probablemente
debemos llamarle desarrollo humano sostenible.

En 1994, este concepto se adoptó como un elemento básico del trabajo del
PNUD; en febrero de ese año, el director del PNUD describe el desarrollo
humano sostenible de la siguiente manera:
“Debemos unir el desarrollo sostenible y el desarrollo humano, y unirlos no
sólo de palabra pero en los hechos, todos los días, en el terreno, en todo el
mundo. El desarrollo humano sostenible es un desarrollo que no sólo genera
crecimiento, sino que distribuye sus beneficios equitativamente; regenera el
medio ambiente en vez de destruirlo; potencia a las personas en vez de
marginarlas; amplía las opciones y oportunidades de las personas y les
permite su participación en las decisiones que afectan sus vidas. El desarrollo
humano sostenible es un desarrollo que está a favor de los pobres, a favor de
la naturaleza, a favor del empleo y a favor de la mujer. Enfatiza el
crecimiento, pero un crecimiento con empleos, un crecimiento con protección
del medio ambiente, un crecimiento que potencia a la persona, un crecimiento
con equidad (PNUD, 1994)”.

El concepto de desarrollo humano sostenible se trata de un concepto


complejo, que encierra en tres palabras toda una estructura ideológica.  Se
basa en tres elementos que representan una triple dimensión: por una parte
está el Desarrollo, un concepto de apariencia económica, pero  que no
significa únicamente crecimiento económico, sino que en el contexto, se
aplica al desarrollo de las capacidades de cada ser humano en sociedad;
Humano, que hace referencia al pilar sobre el cual se estructura el desarrollo y
finalmente Sustentable, refiriéndose a la vocación de perpetuidad fundada en
el respeto por elementos sociales, culturales y ecológicos.

En síntesis, el desarrollo humano sustentable implica un nuevo tipo de


crecimiento económico que promueva la equidad social y que establezca una
relación no destructiva con la naturaleza. El desarrollo humano sustentable
debe permitir una mejora sustancial de la calidad de vida de la gran mayoría
de una sociedad, o una comunidad, la cual a su vez debiera conducir a la
reproducción del ecosistema en el que ésta está inserta. Éste sería un criterio
fundamental para discernir la calidad y la sustentabilidad del desarrollo que se
impulsa (Fajardo, 2006).

Pero el Desarrollo Humano Sustentable es ante todo una forma de desarrollo


centrada en el ser humano, tanto a nivel individual, como una forma de
desarrollo de sus capacidades, como a nivel colectivo, fortaleciendo las
capacidades comunitarias para enfrentar sus propios problemas, generando
mayores niveles de bienestar social y finalmente reforzando la cultura propia
de cada pueblo.

2.1.8 El índice de desarrollo humano

El  enfoque  de  desarrollo  humano  propone  que lo que un individuo puede
ser o hacer define su bienestar. El objetivo básico del desarrollo es ampliar las
oportunidades de la gente para vivir una vida saludable, creativa y con los
medios adecuados para participar en su entorno social.  Es un indicador
creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
con el fin de determinar el nivel de desarrollo que tienen los países del
mundo.  Fue ideado con el objetivo de conocer, no sólo los ingresos
económicos de las personas en un país, sino también para evaluar si el país
aporta a sus ciudadanos un ambiente donde puedan desarrollar mejor o peor su
proyecto y condiciones de vida

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) se compone de tres dimensiones:


salud, educación e ingreso, cada dimensión es medida a partir de variables
establecidas por las Naciones Unidas. Calcular el IDH a nivel municipal
requiere algunas adaptaciones a las variables que originalmente lo conforman,
esto se debe principalmente a dificultades en la disponibilidad de información
a nivel municipal.
El IDH es una medida sintética utilizada para evaluar el progreso a largo plazo en tres
dimensiones básicas del desarrollo humano: una vida larga y saludable, el acceso al
conocimiento y un nivel de vida digno.

El indicador utilizado para medir una vida larga y saludable es la esperanza de vida.

El nivel de conocimiento se mide a través de la media de los años de escolaridad entre la


población adulta, es decir, el promedio de años de escolarización recibida a lo largo de la vida
por las personas de 25 años o más; y el acceso al aprendizaje y el conocimiento, mediante los
años esperados de escolaridad de los niños en edad de comenzar la escuela, que es el número
total de años de escolaridad que puede esperar recibir un niño o niña en edad de comenzar la
escuela si los patrones vigentes de las tasas de matriculación por edad se mantienen a lo largo
de la vida del niño o niña.

El nivel de vida se mide a través del ingreso nacional bruto (INB) per cápita, expresado en
dólares internacionales de 2011 convertidos utilizando las tasas de conversión de la paridad de
poder adquisitivo (PPA)

2.1- Valor y clasificación del IDH de Honduras

En 2018 Honduras obtuvo un valor de 0.623 en el IDH —lo que sitúa a este país dentro de la
categoría de desarrollo humano mediano—, posicionándose así en 132.º lugar de 189 países y
territorios. Ocupa el mismo puesto en la clasificación que Kiribati.

Entre 1990 y 2018, el valor del IDH de Honduras aumentó de 0.508 a 0.623, un incremento del
22.6%.

Entre 1990 y 2018, la esperanza de vida al nacer en Honduras aumentó en 8.4 años, los años
promedio de escolaridad aumentaron en 3.1 años y los años esperados de escolaridad
ODS

en septiembre del 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la


Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Producto de numerosas consultas y deliberaciones, la Agenda 2030 es un plan de


acción ambicioso en favor de las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y las
alianzas, los cinco fundamentos (figura 1) que encaminarán al mundo hacia un
curso sostenible y resiliente, orientado al desarrollo mundial durante los próximos
15 años.

Gracias a un enfoque basado en la equidad, que subraya las necesidades y


experiencias de los grupos tradicionalmente desfavorecidos, la Agenda 2030
puede transformar el panorama de la salud pública en la Región de las Américas.
Al reconocer la interconexión entre factores e intervenciones que influyen en los
resultados de desarrollo humano, la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) describen un cambio de paradigma en la formulación de políticas
que prioriza las acciones encaminadas a los determinantes estructurales
complejos y transversales del desarrollo social y económico.

Los ODS contienen solo un objetivo orientado explícitamente a la salud (el ODS 3),
de un total de 17 (figura 2), en contraposición a los ODM, de los cuales tres de un
total de ocho estaban relacionados con la salud. Sin embargo, muchos ODS (si no
todos) incluyen metas en materia de salud, como las relacionadas con la pobreza,
el hambre, la educación, el acceso al saneamiento y la exposición a la violencia
física. Aunque no estén incluidos explícitamente en el ODS 3, estos temas se
encuentran entre los determinantes más inmediatos de la salud y el bienestar. El
cambio de enfoque entre los dos conjuntos de objetivos de desarrollo mundiales
obedece a una comprensión más matizada de los factores que afectan a la salud,
y prepara el terreno para la acción en diferentes sectores cuyas actividades tienen
efectos considerables sobre la salud, pero no competen al sector salud. Los
Gobiernos, el sector privado y la sociedad civil tendrán que innovar y adaptarse
para afrontar los retos previstos en la Agenda 2030, que incorpora una visión más
amplia y polifacética que nunca respecto de la salud y el desarrollo. Ya existe una
base de pruebas fehacientes para apoyar este enfoque, y el presente subcapítulo
procurará destacar estrategias, mecanismos y acuerdos mundiales útiles para
conseguir que los países estén preparados para alcanzar estas metas
mundiales (3).

Objetivo 3: "Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas
las edades"
Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud

3.1 Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000
nacidos vivos.

3.2 Para 2030, poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5
años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos hasta 12
por cada 1.000 nacidos vivos, y la mortalidad de niños menores de 5 años al menos hasta 25
por cada 1.000 nacidos vivos.

3.3 Para 2030, poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las
enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas
por el agua y otras enfermedades transmisibles.
3.4 Para 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles
mediante la prevención y el tratamiento y promover la salud mental y el bienestar.

3.5 Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso


indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.

3.6 Para 2020, reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de
tráfico en el mundo.

3.7 Para 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva,
incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud
reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.

3.8 Lograr la cobertura sanitaria universal, en particular la protección contra los riesgos


financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y
vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos.

3.9 Para 2030, reducir sustancialmente el número de muertes y enfermedades producidas por


productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo.

3.a Fortalecer la aplicación del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el


Control del Tabaco en todos los países, según proceda.

3.b Apoyar las actividades de investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos para las


enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan primordialmente a los países en
desarrollo y facilitar el acceso a medicamentos y vacunas esenciales asequibles de
conformidad con la Declaración de Doha relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud
Pública, en la que se afirma el derecho de los países en desarrollo a utilizar al máximo las
disposiciones del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual
Relacionados con el Comercio en lo relativo a la flexibilidad para proteger la salud pública y, en
particular, proporcionar acceso a los medicamentos para todos.

3.c Aumentar sustancialmente la financiación de la salud y la contratación, el desarrollo, la


capacitación y la retención del personal sanitario en los países en desarrollo, especialmente en
los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo.

3.d Reforzar la capacidad de todos los países, en particular los países en desarrollo, en materia
de alerta temprana, reducción de riesgos y gestión de los riesgos para la salud nacional y
mundial.

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