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América : Cahiers du CRICCAL

La novela histórica contemporánea : el cuestionamiento y la


explosión del modelo
Magdalena Perkowska-Alvarez

Résumé
Le roman historique contemporain : remise en question et explosion d 'un modèle.
Ce travail étudie la notion de texte/modèle en relation avec le roman historique, plus particulièrement le " nouveau " roman
historique.
Le roman historique du XIXe siècle (vieux et traditionnel)) se laisse aisément classer selon certains modèles représentés par les
noms des auteurs qui les proposèrent et les développèrent. : W. Scott (l'unique selon Lukacs), A. de Vigny et G. Flaubert. Ce
classement est rendu possible non seulement par l'existence de textes-modèles reconnus, mais encore par le fait que des
œuvres précises répondent à ou dialoguent avec des modèles et des concepts historiographiques assez uniformes, tout d'abord
V historiographie romantique, puis la " scientifique " selon Ranke.
Le roman historique contemporain apparaît et se développe en reformulant et parfois en mettant radicalement en question des
modèles traditionnels, non seulement des modèles artistiques, — le réalisme, la théorie du reflet — , mais également les
modèles historiographiques. Au cours des 20-30 dernières années, l'historiographie comme champ et comme discours perd de
son uniformité et, face au passé, elle éclate en une myriade d'approches et de méthodologies. Remettant en question le modèle
littéraire antérieur, lié à une certaine idée de l'historiographie, et répondant à la redéfinition de l'histoire en tant que discipline et
que discours, le nouveau roman historique explore des objets historiques fort divers et met en œuvre différents procédés
narratifs. S'il est possible d'identifier quelques unes de ses caractéristiques, il est impossible de déterminer avec assurance un
modèle littéraire du roman historique contemporain. L'éclatement du modèle a produit une constellation de possibilités.

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Perkowska-Alvarez Magdalena. La novela histórica contemporánea : el cuestionamiento y la explosión del modelo. In: América
: Cahiers du CRICCAL, n°34, 2006. Les modèles et leur circulation en Amérique latine, v2. pp. 177-185;

doi : https://doi.org/10.3406/ameri.2006.1759

https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_2006_num_34_1_1759

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La novela histôrica contemporânea:

el cuestionamiento y la explosion del modelo

L'histoire ne se décline . . . qu'au pluriel.


Krzysztof Pomian

El horizonte, una linea tenue, mâs tenue que nunca . . .


César Aira

Para todo estudioso de la novela histôrica — la vieja o la nueva —, el


concepto de modelo produce una asociaciôn inmediata con Walter
Scott, alimentada no solo por numerosos trabajos criticos acerca de su
obra y su influencia posterior sobre el género, sino también por repetidas
afïrmaciones en las que la palabra " modelo " y el nombre o uno de ios titulos
del escocés aparecen yuxtapuestos, como lo muestran Ios siguientes ejemplos:
El modelo de Walter Scott [...] se impone râpidamente por toda Europa y
America. En Francia, en Alemania, en Italia, Ios caractères de la novela de Walter Scott
se aceptan como cânones .
[L]a novela histôrica [...] adquirio carta de ciudadania en la literatura
occidental con Waverley (1814) [...]; la inmediata apoteosis del relato lo convirtiô en
molde y paradigma de una nueva manera de novelar que se extendiô a lo largo de
Europa y llegô también a las Americas .
El modelo de la novela histôrica iniciado por Scott représenta también
para la tradiciôn literaria latinoamericana la emergencia transplantada del
género histôrico3.
El propôsito de este trabajo es examinar brevemente dos momentos
cruciales de la trayectoria de la novela histôrica como género — sus
principios europeos y latinoamericanos y el auge de la novela histôrica a fines
del siglo XX — vinculândolos con dos conceptos emparentados de la teoria
de géneros, el del modelo y el del horizonte de expectativas.

1. Amado ALONSO, (1942), Ensayo sobre la novela histôrica. El modernismo en La gloria de Don
Ramiro, Madrid, Grcdos, 1984, p. 32.
2. Peter ELMORE, La fâbrica de la memoria. La crisis de la representation en la novela histôrica
latinoamericana, Mexico, Fondo de Cultura Econômica, 1997, p. 31-32.
3. Maria Cristina PONS, Memorias del olvido. La novela histôrica de fines del siglo XX, Mexico, Siglo
XXI, 1996, p. 83.
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No cabe duda de que el " responsable " ultimo por la canonizaciôn


critica de Walter Scott es Georg Lukâcs, cuyo estudio La novela histôrica
marca los paramétras de la novela histôrica clâsica, presentando la obra del
escocés como el arquetipo del género, en un marco ideolôgico y estético que
corresponde a la orientaciôn marxista y realista del pensamiento del autor1.
Como senala Maria Cristina Pons, " El problema de la posiciôn de Lukâcs
frente al concepto de la novela histôrica es su carâcter normativo [que limita]
la noeiôn de la novela histôrica solamente al modelo clâsico desarrollado por
Scott ". 2 En efecto, el anâlisis lukacsiano extrapola las caracteristicas
empiricas de las novelas y construye con ellas un texto ideal, tal como lo
entiende Jean-Marie Schaeffer3; es en relaciôn con este texto modélico que se
juzgan otras novelas que ficcionalizan la historia, siendo aprobadas si se
ajustan mâs o menos al modelo (Cooper, Tolstoi) y reprobadas, si se alejan
demasiado (Flaubert, Meyer). Schaeffer distingue dos acercamientos a la
problemâtica genérica : la noeiôn de género, que es una categoria de
clasifîcaciôn retrospectiva (resultado de la exterioridad genérica), y la noeiôn
de genericidad, que es una funciôn textual, " un factor constitutive de la
textualidad ".4 La ultima se manifiesta en dos regimenes complementarios, el
de la duplicacion del modelo y el de la transformaciôn. Lukâcs es un critico
demasiado agudo para no entender el carâcter dialéctico y transformador de la
gestaciôn literaria. Lo senala en la pagina 2 de La novela histôrica al afirmar :
Toda gran obra de arte satisface y amplia a la vez las leyes de su género. [...]
[D]el carâcter modélico de una obra no se puede inferir la necesidad de imitarla ; solo
artistas débiles y tiempos sumisos en confusion se encuentran ante la falsa alternativa
de imitar supuestos modelos o cultivar una originalidad sin raices y no menos
supuesta5.
Esta conciencia de la circulaciôn textual de los modelos hace
interesante, o sorprendente, que el propio gesto critico de Lukâcs ante la
novela histôrica termine siendo tan normativo, dado que el ultimo pârrafo de
La novela histôrica suspende prâcticamente la posibilidad de un cambio,
clamando por la aproximaciôn de las novelas coetâneas del autor a la novela
histôrica de tipo clâsico: " La novela histôrica de nuestra época tiene [. . .] que
negar ante todo, radical y rotundamente, a sus precursores inmediatos, y
eliminar enérgicamente sus tradiciones de propia producciôn ".6 Asi, si bien al
principio del estudio Lukâcs desestima la duplicacion y admite la ampliaciôn
de las leyes de género en procesos de transformaciôn, al final del mismo
aboga por un eterno retorno al modelo original e invariable, lo cual anula el
dinamismo del sistema literario. La tension entre el género-modelo y la

1 . Gcorg LUKÂCS, La novela histôrica, Barcelona, Grijalbo, 1976, p. 3.


2. Maria Cristina Pons, op. cit., p. 50.
3. Jean Marie SCHAEFFER, "Du texte au genre. Notes sur la problématique générique", Varios autores,
Théorie des genres, Paris, Seuil, 1986, p. 190.
4. Ibid., p. 199.
5. Georg Lukâcs, La novela histôrica, op. cit., p. 2.
6. Ibid., p. 406.
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genericidad — la circulaciôn transformadora a partir de los modelos — se


resuelve finalmente a favor del primero : la novela historica sigue el modelo
de Scott, o no lo es.
Por otra parte, se podria argiiir que entre las dos afirmaciones, la del
principio y del fin de La novela historica, se expresa — de una manera
demasiado radical, rotunda y enérgica, y por eso, fallida — la anticipaciôn de
la idea del modelo genérico como " horizonte de expectativas ", planteada por
Hans Robert Jauss en 19701. Siguiendo a Jauss, Todorov y Lejeune establecen
una conexiôn directa entre las nociones de género, modelo y horizonte de
expectativas, tanto en la producciôn como en la recepciôn del texto literario.
Para Todorov, los géneros literarios "funcionan como " horizontes de
expectativa " para los lectores [y como] modelos de escritura para los
autores ".2 Lejeune hace eco, sosteniendo:
[cj'est par rapport à des modèles, à des 'horizons d'attente' [...] que les textes
littéraires sont produits puis reçus, qu'ils satisfassent cette attente ou qu'ils la
transgressent et la forcent à se renouveler3.
La trayectoria de la novela historica en los cien anos que median entre
la publicaciôn de las novelas de Scott y la fijaciôn del modelo en el estudio de
Lukâes, muestra un proceso dinâmico de ampliaciôn en el que el horizonte de
expectativas formado por el modelo es, sin embargo, un constante punto de
referencia. Dos ejemplos, de ambos lados del océano, pueden apoyar este
argumento.
El primero es Cinq-Mars de Alfred de Vigny que modifica el
dispos itivo del héroe medio, presentando a personajes ilustres en el primer
piano de la historia, como lo hace también, el mismo ano (1826), Xicoténcatl,
la primera novela historica latinoamericana. Vigny siente, sin embargo, la
necesidad de explicar o justificar la transformaciôn, lo que hace en el célèbre
prôlogo a su novela, " Réflexions sur la vérité dans l'art ", aludiendo a " los
extranjeros que, en sus cuadros, apenas muestran en el horizonte a los
hombres dominantes de su historia ".4 El segundo ejemplo es Amalia de José
Mârmol (185 1), que se abre con una brève explicaciôn del autor acerca de la
ruptura de la norma de distancia temporal que deberia mediar entre la época
de lo referido y el momento de la escritura en la novela historica. Mârmol
recurre al artificio del tiempo verbal (" el lector nunca hallarâ en el présente

1 . Hans Robert JAUSS, " Littérature médiévale et théorie des genres ", Varios autores, Théorie des
genres, op. cit., p. 37-76.
2. Tzvctan TODOROV, " L'origine des genres ", La notion de littérature, Paris, Seuil, 1987, p. 34.
3. Philippe LEJEUNE, Le pacte autobiographique, Paris, Seuil, 1975, p. 31 1.
4. Alfred de VIGNY, Cinq-Mars, Œuvres complètes, Vol. 2, Paris, Gallimard, 1948, p. 19.
Comme la France allait plus loin que les autres nations dans cet amour des faits et que j'avais choisi une
époque récente et connue, je crus aussi ne pas devoir imiter les étrangers, qui, dans leurs tableaux,
montrent à peine à l'horizon les hommes dominants de leur histoire; je plaçai les nôtres sur le devant de la
scène, je les fis principaux acteurs de cette tragédie dans laquelle j'avais dessein de peindre les trois sortes
d'ambition qui nous peuvent remuer et, à côté d'elles, la beauté du sacrifice de soi-même à une généreuse
pensée.
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los tiempos empleados ") para crear una distancia perceptiva de " algunas
generaciones de por medio ". ' Las intervene iones de ambos autores subrayan
la conciencia del género u horizonte sobre el que se inscriben sus obras;
ambos transforman las leyes del género, pero lo hacen reconociendo primero
sus côdigos y limites. Las explicaciones son prueba de que la transgresiôn y la
confirmaciôn de la norma son procesos complementarios o, como lo diria
Todorov (siguiendo a Blanchot) que " la norma no se hace visible [...] sino a
través de las transgresiones ".2 La modificaciôn continua del horizonte a la
que alude Jauss es también, por lo menos en el caso de la novela histôrica
clâsica, una tâcita ratificaciôn de la existencia de una linea demarcatoria.
Este brève examen del primer desarrollo de la novela histôrica en el
siglo XIX, cerrado por Lukâcs mediante su configuraciôn del texto ideal,
reafirma el uso critico del concepto de " modelo ", comprobando que el
itinerario de la novela histôrica decimonônica — europea o
latinoamericana — se organiza alrededor de un horizonte o modelo
institucionalizado, que es adaptado, ampliado o transformado, de acuerdo con
el dinamismo del sistema literario, sin perder por ello su posiciôn central.
Refiriéndose a las novelas histôricas latinoamericanas publicadas hasta
mediados del siglo XX, Carlos Pacheco observa que " A pesar de lo visible de
diversas marcas estéticas diferenciales, estas obras dibujan una trayeetoria
regida por un côdigo estético y representacional relativamente estable ".3 Se
puede anadir que en aquella época, los côdigos del modelo forjado en la série
literaria estaban reforzados por la proximidad con el modelo consolidado en la
série cultural extraliteraria, pero vecina, que era la historiografia, tanto la
romântica como la cientifîca4. Existia, pues, un horizonte bastante delimitado
y nitido, un " esqueleto formai, narrativo, temâtico, ideolôgico "5 discernible,
sobre el que se proyeetaban nuevas actualizaciones.
El segundo momento crucial en la trayeetoria de la novela histôrica,
esta vez solo en America Latina, présenta otras caracteristicas. La segunda
mitad del siglo XX ha presenciado un insôlito auge de la novela histôrica en el
subcontinente, que se ha manifestado no solo en la cantidad de novelas
histôricas publicadas, sino sobre todo en su calidad y en la audacia con la que
muchas de ellas han cuestionado los modelos anteriores, no solo los artisticos
(la novela histôrica romântica y realista), sino también los historiogrâiïcos.
Frente a tamana multiplicaciôn de propuestas, la critica esta de acuerdo en que
hace ya tiempo que el modelo scottiano-lukacsiano ha dejado de dar cuenta de
la realidad y del género. Algunos, como por ejemplo Seymour Menton, han

1. José MÂRMOL, Amalia, Madrid, Espasa-Calpe, 1951, " Explicaciôn ", p. 9.


2. Tzvctan Todorov, op. cit., p. 29.
3 Carlos Pacheco, " La Historia en la ficciôn hispanoamericana contemporânea : perspectivas y
.

problcmas para una agenda critica ", Estudios, 1 8, julio-diciembre 200 1 , p. 209.
4. Vcasc Cclia FERNANDEZ PRIETO, Historia y novela: Poética de la novela histôrica, Pamplona,
EUNSA, 1998, p. 86-93; Barbara FOLEY, Telling the Truth, Ithaca, NY, Cornell University Press, 1986,
p. 143-146; Maria Cristina Pons, op. cit., p. 81.
5. Jean -Marie Schaeffcr, op.cit., p. 202.
La novela historica contemporanea 181

respondido a esta crisis del modelo tradicional tratando de construir uno


nuevo, el de la nueva novela historica1. Menton ha identificado seis rasgos que
deberian caractizar esta matriz, examinando a continuaciôn un grupo de obras
en las que estos rasgos, o por lo menos, parte de ellos, se manifiestan2. El
paradigma propuesto por Menton présenta varias debilidades, entre otras, la
arbitariedad y la inexactitud de criterios genéricos. La arbitrariedad ocurre en
el caso de la distancia temporal, para el cual Menton decide guiarse por los
preceptos de la novela historica clâsica, citando la definiciôn de Anderson
Imbert de 1951, quien la aplica a obras muy tradicionales. La inexactitud se
présenta cuando Menton déclara que el recurso de las grandes figuras
histôricas es un rasgo especial de la nueva novela historica latinoamericana,
olvidando que los personajes ilustres dominan numerosas paginas de las
novelas tradicionales, incluida la primera de ellas, segûn lo recuerda, por
ejemplo, Noé Jitrik"*. Estas decisiones del crîtico borran de su lista numerosas
novelas histôricas de gran valor: Castigo divino, La novela de Perôn, Santa
Evita o El fiscal no podrian figurar en ella. Por otra parte, la lista incluye una
novela tan actual como Respiration artificial o tan " tradicional " (en el
sentido de héroe) como El siglo de las luces. Sin embargo, el problema mayor
del modelo propuesto por Menton consiste en repetir el gesto normativo y
clasificador de Lukâcs, al construir el autor un nuevo architexto o texto ideal y
comprobar el ajuste o desajuste de los textos con respecto a él. El resultado de
este procedimiento es una lista de nuevas novelas histôricas que es bastante
brève (p. 53) en comparaciôn con la lista de novelas histôricas excluidas del
marco genérico defïnido por Menton (p. 203), con lo cual el autor deconstruye
uno de sus propôsitos, a saber, " comprobar el predominio desde 1979 hasta
1992 (o después) de la Nueva Novela Historica por encima de la novela
telûrica, la psicolôgica, la magicorrealista o la testimonial ",4 porque lo que
claramente prédomina sobre estos sub-géneros (algunos ya muy viejos) de la
literatura latinoamericana en la época senalada no es la nueva novela historica
sino justamente la " no tan nueva novela historica ".
Aunque Seymour Menton no sea el ûnico critico que trata de establecer
un nuevo modelo5, es imperativo observar que el problema originado por la

1 . Para distanciarme del modelo defïnido como " nueva novela historica ", recurro en cl titulo de este
trabajo al apelativo " novela histôrica contemporanea ".
2. Seymour MENTON, La nueva novela histôrica de la America Latina, 1979-1992, Mexico, FCE, 1 993.
Los rasgos de la nueva novela histôrica scgûn Menton son: 1. la subordinaciôn de la reproducciôn
mimética del pasado a planteamientos filosôficos de naturaleza epistcmolôgica; 2. la distorsion consciente
de la historia mediante omisiones, exageracioncs y anacronismos; 3. la utilizaciôn de grandes figuras
histôricas en vcz del heroc medio; 4. el lugar prominente de la metaficciôn; 5. la intertextualidad; 6. cl
dialogismo, lo carnavalesco, la parodia y la hctcroglosia bajtinianos (p. 42-46).
3. Noé JlTRIK, Historia e imagination literaria. Las posibilidades de un género, Buenos Aires, Biblios,
1995, p. 45-47.
4. Seymour Menton, op. cit., p. 33.
5. Véasc : José Manuel TALENS VlVAS, " Nucvos modelos para la novela histôrica", en La novela
"histôrica
Cuatro modelos
a finales de
delnarrativa
siglo XX,histôrica
Ed. José",ROMERA
la segunda
CASTILLO
parte del
et ait.,
libro Madrid,
de Fernando
Visor,AfNSA
1996, Reescribir
p. 401-407 ely
1 82 Magdalena Perkowska- Alvarez

variedad de acercamientos literarios y epistemolôgicos a la historia en la


novela histôriea contemporânea latinoamericana parece ser bastante mas
complejo que la crisis de un modelo; mas bien, se trata de la crisis del modelo
como concepto organizador de la reflexion acerca del género y sus
transformaciones1. Lo ha constatado Fernando Ainsa en su articulo " La nueva
novela histôriea "de 1991:
La renovada actualidad del género no se ha traducido en la apariciôn de un
modelo ûnico de novela histôriea. A diferencia de lo sucedido en periodos anteriores en
que el género tuvo particular auge [...] asistimos ahora a la ruptura del modelo estético
ûnico. Las pretensiones de la novela forjadora y legitimadora de nacionalidades
(modelo romântico), crônica fiel de la historia (modelo realista) o elaborada
formulaciôn estética (modelo modernista), han cedido a una polifonia de estilos y
modalidades expresivas. El estallido formal y de intenciones se traduce en una
multiplicidad de estilos y modalidades expresivas2.
Esta explosion del modelo se produce en una coyuntura de
transformaciones importantes tanto en la série literaria como en la
historiogrâfica. Como observa Pons, " los cambios en la novela histôriea
latinoamericana [estân] relacionados con los cambios de la novela en
general ",J es decir, con las innovaciones de la literatura latinoamericana que
habian comenzado en la década de los 40 (Borges, Carpentier, Asturias),
cristalizândose en la producciôn de los anos 60 (el Boom). La sublevaciôn de
las letras latinoamericanas contra la tradiciôn realista ha cuestionando la
literatura como representaciôn de una realidad cohérente y lineal y la supuesta
transparencia del lenguaje que garantizaba su capacidad de duplicar esa
realidad, desarrollando estrategias y prâcticas que ponian en entredicho estas
convenciones. El interés de los autores del Posboom por la realidad inmediata
ha contribuido a incorporar nuevos temas — el mundo de los jôvenes, la
sexualidad y el erotismo, el cine, la musica, la cultura popular, lo cotidiano — ,
mientras que el compromiso politico-social revivido a causa de los
acontecimientos politicos de la época ha flanqueado las renacientes
propuestas de la novela histôriea con nuevos géneros, tales como el testimonio,
la novela testimonial, la crônica, el nuevo periodismo y la novela periodistica.
Uno de los retos mas significativos al modelo ûnico de la novela
histôriea ha venido de la historiografia. En la época romântica o realista de la
novela histôriea, la historiografîa romântica y " cientifïca " habian elaborado
unas concepciones y epistemologias de la historia bastante uniformes que
contribuyeron a circunscribir el horizonte de expectativas y modeiar la poética
de la novela histôriea de esas épocas. En la segunda mitad del siglo XX, la

pasado, Caracas, CELARG, 1999. El hecho de que Ainsa élabore modclos mientras senala cl estallido del
modelo, mas alla de ser una contradïcciôn, apunta a la complcjidad teorica de la cucstiôn.
I . Schacffcr observa que en la época contemporânea, la multiplicaciôn genérica dificulta el
cstablccimiento de clasifiacioncs genéricas para gran parte de la literatura " séria ". Op. cit., p. 202.
2. Fernando AiNSA, " La nueva novela histôriea latinoamericana ", Cahiers du CRIAR, 11, Rouen,
Université de Rouen, 1991, p. 16.
3. Maria Cristina Pons, op. cit., p. 82.
La no vela historica contemporanea 1 83

historiografia esta en crisis, explorando viejas y nuevas alternativas y


buscando formular una conciencia histôrica capaz de responder a la explosion
identitaria, cultural y social de la época contemporanea, lo que résulta en una
multiplicidad de tendencias y propuestas. Al lado de los historiadores
tradicionales que todavia favorecen y defienden el método reconstructivista,
se oyen las voces de la teoria critica posmoderna que ha llegado, incluso, a
declarar la " muerte " de la historia, mientras que el giro lingiiistico
posestructuralista y el narrativismo de Hayden White y Frank R. Ankersmit
han cuestionado las mas preciadas nociones de la historiografia tradicional: el
referente, la verdad, la objetividad y la transparencia.
En un terreno medio o mediador, multiplica sus propuestas la " nueva
historia ", mucho mâs heterogénea de lo que podria hacer suponer su muy
frecuente asociaciôn con una sola de las vertientes, la microhistoria. La
historia econômica y la social, la nueva historia cultural, la nueva historia
politica, la microhistoria y la historia del présente, proponen una gran
diversidad de nuevos objetos histôricos que antes se situaban fuera de los
dominios bien delimitados de la historia o ni siquiera existian como objetos de
investigaciôn y estudio. Una pequena muestra de esta multiplicaciôn
vertiginosa de objetos histôricos se encuentra en el indice de la tercera parte
de Faire de l'histoire de Jacques Le Goff y Pierre Nora (1974) : el clima, el
inconsciente, el mito, las mentalidades, la lengua, el libro, los jôvenes, el
cuerpo, la cocina, la opinion pûblica, el filme y la fiesta. La nueva historia se
percibe y conceptualiza como historia de todas las actividades humanas. Esta
novedad de contenido va en par con innovaciones del discurso histôrico y de
la metodologia: la instancia de enunciaciôn se manifiesta en la superficie del
relato o se multiplican los puntos de vista ; el documentarismo tradicional se
ve desplazado por un amplio inventario de nuevo tipo de fuentes histôricas
(los datos estadisticos, imâgenes, vestigios materiales, grabaciones, afiches,
fotografias, documentos cinematrogrâficos, videos, paginas de Internet,
mensajes electrônicos); el aislamiento de la disciplina cede a una practica cada
vez mâs interdisciplinar que favorece un cruce de objetos, temas,
conocimientos, metodologias y técnicas. Como lo senala Krzysztof Pomian
desde el epigrafe, la historia contemporanea se déclina en plural1.
Originada en la pulsion innovadora de la literatura y la diversidad que
reformula la conciencia histôrica, la novela histôrica latinoamericana estalla
en una infinidad de combinaciones y variantes, a veces tan disimiles que
résulta dificil asociarlas con un " horizonte " ûnico. En el mismo vecindario
genérico se codean la vision global de una novela tan transespacial y
atemporal como Terra nostra y el abordaje fragmentario y limitado de un
momento preciso en la historia puertorriquena en La llegada ; el gesto irônico
e irreverente en Maluco (o Los perros del paraiso) y la perspectiva séria, casi
oficial, de La visita en el tiempo ; el recurso de un solo hipotexto en El

I. Krzysztof POMIAN, Sur l'histoire, Paris, Gallimard, 1999, p. 399.


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entenado, El mundo alucinante o La guerra del fin del mundo, un delicado


tejer intertextual en La tierra del Fuego o Santa Evita, y una explosion
hipotextual en Yo el Supremo, Noticias del Imperio o Terra Nostra ; la elipsis
de lo explicitamente histôrico en Respiraciôn artificial y su abundancia en La
novela de Perôn ; la desmesura hiperbôlica de Los perros del paraiso o La
tragedia del general is imo y la sobriedad irônica de La liebre ; las perspectivas
multiples en El mundo alucinante, Yo el Supremo o Noticias del Imperio y el
punto de vista ûnico en Maluco o Tierra del Fuego ; la insignificancia
histôrica del personaje central en 1492 y la eminencia del protagonista en El
arpay la sombra o La vigilia del Almirante ; la distancia temporal en Madama
Sui o Yo el Supremo y la falta de esta distancia en El fiscal ; el anacronismo
exagerado de Daimôn y la historicidad de Lope de Aguirre, principe de la
libertad ; la invenciôn histôrica en Seva, La renuncia del héroe Baltasar, La
noche oscura del Nino Avilés, y el rigorismo documentai de El general en su
laberinto ; el registro alto de las novelas de Saer, el toque carnavalesco en
Maluco o Noticias del Imperio, y el coqueteo con la cultura de masas en
Arrâncame la vida o Castigo divino ; la relativa nitidez de los bordes
diseursivos en Tinisima y El general en su laberinto y su desdibujamiento en
Castigo divino o Margarita, esta linda la mar. El 'horizonte' se difumina o
estalla en este forcejeo de ejemplos y contraejemplos.
Al escribir sobre la funciôn genérica en la autobiografïa, Elisabeth W.
Bruss distingue entre un centro ilocutorio del género, donde operan sus reglas
principales que normalmente no sufren cambios, y los elementos marginales o
periféricos que no son esenciales y, por ello, estân sujetos a transformaciones1.
Lo que parece suceder en el caso de la novela histôrica latinoamericana es no
solo una prodigiosa proliferaciôn de innovaciones o transgresiones en los
mârgenes genéricos, sino también una difuminaciôn de los rasgos del centro.
Se pueden discernir todavia algunas caracteristicas bâsicas comunes (la
conjunciôn de una estructura ficcional con una base histôrica documentada y
verificable, aunque cada vez es menos claro lo que significa esta base, y una
relectura/rescritura critica de la historia), pero casi todas las novelas enfatizan
los elementos periféricos (la multiplicidad de perspectivas que cuestiona una
verdad ûnica, la focalizaciôn del personaje que subraya la subjetividad de toda
version de la historia, la aboliciôn de la distancia épica, la superposiciôn de
tiempos histôricos diferentes, la parodia, la intertextualidad, la metaficciôn, el
anacronismo) que se encuentran en un constante juego de creaciôn y
transformaciôn. La intensidad y variedad de cambios ha opacado la norma, o
la transgresiôn misma se ha vuelto norma o normalidad.
Desde la literatura, entonces, la historia también se déclina en el plural
y esta pluralidad vuelve imprecisos los contornos antes nitidos del modelo,
desdibuja el antes discernible horizonte de expectativas que, como el

1. Elisabeth W. Bruss, " L'autobiographie considérée comme acte littéraire ", Poétique, 17, Paris, Seuil,
1974, p. 14-26.
La novela historica contemporanea 1 85

horizonte visto por el protagonista de La lïebre de César Aira, es " una linea
tenue, mas tenue que nunca ". ' De hecho, cabe preguntarse si todavia es
posible hablar de una linea. Lejeune ha manifestado su admiraciôn por la
expresiôn " horizonte de expectativas ", pensando en su lejania brumosa que
funde todas las experiencias anteriores de lectura en un paisaje-tipo2. No
obstante, por muy " brumoso " que sea el horizonte, todavia se trata de una
linea que ya no sirve, porque el paisaje se ha fragmentado y dispersado. Es
como si las fuerzas de gravitaciôn — o centripetas — alrededor del modelo
hubieran dejado de funcionar, o como si el modelo hubiera estallado en una
suerte de big bang, no côsmico, sino genérico, dispersando sus fragmentos
alrededor del espacio que solia ser el centro. Quizâ en vez del horizonte
podriamos pensar en una constelaciôn, un conjunto de puntos mas o menos
luminosos, entre los cuales a veces es posible trazar lineas que pueden formar
figuras. Para quienes las miran desde una posiciôn geogrâfïca y cultural
determinada — lo cual implica la necesidad de considerar la novela historica
latinoamericana en términos régionales3 —, el centro de estas figuras es negro
u opaco, pero ellas tienen sentido.

Magdalena PERKOWSKA-ÂLVAREZ
Hunter College, CUNY

1. Cesar AIRA, La liebre, Buenos Aires, Emecé, 1991 , p. 59.


2. Op.cit., p. 320.
3. Le agradezeo esta sugcrencia a Maria Gabriela Nouzeilles. El conccpto del género como constelaciôn
y la necesidad de un acercamiento regional se complementan porque detcrminadas constclacioncs solo son
visibles desde regiones especificas: la Cruz del Sur es visible desde el Cono Sur, pero no lo es en Mexico.
Asi, ciertas constclaciones genéricas y obras conerctas que las configuran tienen sentido desde una posiciôn
regional, mientras que se desdibujan cuando son vistas desde otro lugar cultural y politico.

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