Primeros Asentamientos Ingleses
Inglaterra y España se habían
acercado más y más a la guerra con
los años. La rivalidad y las
diferencias religiosas dividían a los
dos países. Felipe II, el rey
católico español, quería establecer
a un gobernante católico en el
trono de Inglaterra y devolver el
país a la Iglesia Católica. Él no
consideraba a la Reina Isabel (una
protestante) la gobernante
legítimo de Inglaterra.
Los ataques a barcos y puertos
españoles por aventureros como
Sir Francis Drake enfurecieron a
Felipe. Creía que la Reina Isabel
debía castigar a Drake por sus
incursiones. Pero en lugar de
castigarlo, Isabel los honró
nombrándolo caballero. Felipe envió
la armada española a conquistar
Inglaterra pero falló.
La victoria inglesa tuvo grandes
consecuencias. Aunque la guerra
entre Inglaterra y España continuó
hasta 1604, la derrota de la
armada señaló el fin del control de
los españoles sobre el mar. Así se
abrió camino para Inglaterra y
otras acciones europeas para
comenzar a establecer colonias en
América del Norte.
La colonia perdida de Roanoke
Antes de su victoria contra España,
los ingleses habían intentado varias
veces el establecer una base en el
otro lado del Atlántico. En 1583
Sir Humphrey Gilbert reclamó
Terranova para la Reina Isabel.
Después navegó hacia el sur a lo
largo de la costa buscando un lugar
para establecer una colonia. Antes
de encontrar un buen lugar, murió
en el mar.
El año siguiente la Reina Isabel
otorgó a Sir Walter Raleigh el
derecho de reclamar cualquier
territorio en América del Norte
que no perteneciera ya a un
monarca cristiano. Raleigh envió
una expedición a buscar un buen
sitio en donde establecerse. Sus
exploradores regresaron con un
reporte entusiasta sobre la isla
Roanoke, fuera de la costa de lo
que es hoy Carolina del Norte. La
tierra era buena para el cultivo y la
gente de la región era “muy gentil,
cariñosa, y fiel.
Asentamientos de Roanoke
En 1585 Raleigh envió unos 100
hombres a establecerse en la isla
Roanoke. Después de un invierno
difícil, los colonos regresaron a
Inglaterra.
Dos años más tarde, Raleigh lo
intentó otra vez, enviando a 91
hombres, 17 mujeres, y 9 niños a
Roanoke. John White, un
cartógrafo y artista, dirigió al
grupo. Los nuevos colonos
comenzaron a construir una colonia
permanente. Pero para esto
necesitaban muchas cosas por lo
que White fue a Inglaterra por
provisiones y para reclutar a más
pobladores. Aunque White había
esperado regresar en pocos meses,
la guerra contra España retrasó su
retorno por tres años.
Cuando White finalmente regresó a
Roanoke, lo encontró todo desierto.
La única pista del paradero de los
colonos se habrían dirigido hacia la
isla Croatan era esculpida en un
poste. White pensó que los colonos
se habrían dirigido hacia la isla
Croatan, a cien millas hacia el sur.
El mal tiempo evitó que White
siguiera investigando. Los colonos
de Roanoke no fueron vistos jamás.
El asentamiento de
Jamestown
Roanoke fue el último intento de
Sir Walter Raleigh de establecer
una colonia. Por un tiempo su
fracaso desanimó a otros a
establecer colonias en América del
Norte. Aún así, la idea surgió otra
vez en 1606. Varios grupos de
mercaderes solicitaron al Rey
Jaime I cartas de privilegio, las
cuales les daban derecho a
organizar asentamientos en el área.
La compañía de Virginia
Un grupo de mercaderes, la
Compañía de Virginia de Londres,
recibió una carta de privilegio.
“para habitar...en esa parte de
América, comúnmente llamado
Virginia.” La Compañía de Virginia
era una compañía por acciones. Los
inversionistas compraban acciones,
o se hacían propietarios de una
parte de la compañía, a cambio de
una parte de las ganancias futuras.
La compañía actuó rápidamente. En
diciembre de 1606, la compañía
envió a 144 colonos en tres barcos,
Godspeed, Discovery y Susan
Constant para establecer una nueva
colonia en América del Norte. Los
colonos debían buscar oro y tratar
de establecer un comercio de
pescado y pieles. Cuarenta colonos
fallecieron durante la travesía.
En abril de 1607, los buques
entraron a la Bahía de Chesapeake
y navegaron un río que
desembocaba en la bahía.
Nombraron el río James y a su
asentamiento Jamestown para
honrar a su rey.

Los colonos construyeron

Jamestown en una península para
poder defenderse de ataques. Pero
el sitio tenía grandes defectos. La
tierra pantanosa tenía mosquitos
que transmitían la malaria, una
enfermedad encontrada en lugares
cálidos y húmedos. Jamestown
también carecían de una buena
tierra para cultivar y estaba
rodeado de asentamientos
indígenas americanos.

Los colonos se enfrentaron con

muchas dificultades durante los
siguientes meses. No estaban
acostumbrados a la ardua labor.
Como los inversionistas londinenses
esperaban ganancias rápidas, los
colonos se dedicaron a buscar oro y
plata en lugar de cultivar
alimentos. Las enfermedades y el
hambre devastaban a los colonos.
Para enero de 1608, cuando los
buques llegaron con más hombres y
provisiones, solamente 38 de los
colonos de Jamestown quedaban
vivos.