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LA RELIGIÓN BABILÓNICA

 
  Las raíces de la religión babilónica vienen de muy lejos, del
pasado prehistórico. La religión y en especial la religión astral,
debieron desempeñar
un papel preponderante en la ciudad. Ya nos hemos referido
(p. 348-349) a las relaciones de los dioses con la realeza a
propósito de las ziqqurratu. Veamos ahora cuales fueron esos
dioses.

   

  Evolución de la "diosa desnuda" Astarté-Ishtar

Los dioses principales

La estructura básica del panteón babilónico al menos tal como


deja constancia de ella la literatura más antigua se remonta
al III milenio (cfr. la religión sumeria, págs. 159-163).

Anu, el firmamento, que aparece como figura indistinta en


toda la historia mesopotámica, en un principio se encontraba
en cabeza de la misma. Más adelante algunos de sus
atributos fueron adoptados por otros dioses, primero por Enlil
y luego por Marduk y Asur en Babilonia y Asiria
respectivamente.

El atributo principal de Anu era la realeza y de él


descendieron originalmente a la humanidad la institución
monárquica y sus insignias.

Antum, la consorte de Anu, fue sustituída muy pronto por


Ishtar, diosa del amor y -en otra acepción- de la guerra,
cuyos aspectos relacionados con la fertilidad datan por lo
menos del IV milenio ( como la Inanna sumeria, que aparece
reproducida en la famosa vasija de Uruk). Bajo otros
nombres, Ishtar sería la diosa más importante de toda el Asia
occidental. Anu estaba asociado de forma especial con la
ciudad de Uruk, si bien acabó viéndose eclipsado allí por
Ishtar, cuyo recinto, Eanna, abarcaba ya en el IV milenio una
impresionante serie de edificios públicos de índole
monumental y en cierto momento gobernó la ciudad.

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   Enlil (Ellil), el "Señor Viento", deidad tutelar de Nippur, era


hijo de Anu. Al igual que su padre, acabaría recibiendo el
nombre de "padre" o "rey" de los dioses y fue el primero en
sustituir a Anu en el panteón. Era el dios nacional de Sumer,
que confería realeza. A Enlil pertenecía originalmente las
Tablillas del Destino que decretaba la suerte de los hombres y
de los dioses, atributo que más adelante asumiría Marduk.

   
Toro de Shamosh.

Junto a las figuras humanas y divinas, los animales forman parte de la religión de
Mesopotamia

Otro de los dioses principales, aunque quizá no se le deba


colocar alIado de Anu y Enlil, era Ea (Enki), señor del océano
subterráneo o profundidad primera, sobre el cual, según la
mitología babilónica, descansaba el mundo. Ea no sólo era
amigo de la Humanidad y fuente de todo el conocimiento
mágico secreto, sino que también instruiría a los hombres en
las artes y los oficios. Eridú era el centro de su culto.

El enuma elish nos dice que Marduk era hijo de Ea, pero los
antecedentes de Marduk son oscuros. De hecho, incluso
puede que en principio estuviera asociado como Asalluhi con
la ciudad de su padre, Eridú. Ciertamente, Esagila fue al
principio el nombre del templo en Eridú y Marduk (igual que
Asalluhi) aparece con Ea en el ritual mágico. Extrañamente,
Marduk permaneció subordinado a su padre en cuestiones
mágicas. Estos textos contienen una frase en la cual Marduk
consulta con Ea sobre el procedimiento apropiado y más
eficaz que hay que seguir. Como hemos visto, la elevación de
Marduk al puesto central del panteón babilónico no tuvo lugar
antes de la época de los casitas, y quizá no se efectuara hasta
la época de Nabucodonosor I, como parte de un intento
deliberado de dotar a Babilonia, que ya era la capital política,
del aura de autoridad y realeza que antes se asociaba con la
ciudad de Enlil, Nippur. En los tiempos babilónicos tardíos el
título de Bel, "Señor". se convirtió en sinónimo de Marduk,
quien, al igual que Ishtar, asimiló varios aspectos de otros
dioses asumiendo las diferentes personalidades:

"Ninurta es Marduk del azadón,


Nergal es Marduk del ataque,
Zababa es Marduk de la lucha cuerpo a cuerpo,
Enlil es Marduk del señorío y el consejo,
Nabu es Marduk de la rendición de cuentas,
Sin es Marduk el iluminador de la noche,
Shamash es Marduk de la justicia,
Adad es Marduk de las lluvias..."
Relacionado con Marduk estaba su hijo Nabu, dios de la
ciudad de Borsippa, patrono de los escribas y, como Ea y
Marduk, dios de la sabiduria, Durante el primer rnilenio antes
de Cristo, Nabu fue popularizado hasta tal extremo que a
veces parece rivalizar con Marduk y, de hecho, cabe que
estuviera a punto de suplantar a su padre como deidad
suprema del panteón babilonio.

Deidades astrales

Un segundo grupo de dioses lo componían las deidades


astrales: el Sol, la Luna y el planeta Venus.

De éstos el dios-luna, Sin (Nanna) era tal vez el más


importante. La ciudad principal de Sin era Ur, pero estaba
también estrechamente relacionado con Kharran o Harrán,
donde, según ya hemos podido ver, Nabónido hizo intentos,
que resultaron impopulares, de reorganizar su culto. Sin era
representado por la media luna. 

El dios-sol, Itu/Utu o Shamash, ocupaba un lugar único como


juez, tanto del cielo como de la tierra. Como dios de la
justicia, la protección de los pobres le preocupaba de modo
especial. Shamash, cuyo símbolo era el disco solar, era hijo
del dios-luna y se le asociaba de modo especial con las
ciudades de Sippar y Larsa. Otro dios importante que con
frecuencia se incluía en este grupo era Adad, el dios de la
tempestad. Su símbolo era el relámpago en zigzag y su
animal era el toro. Entre los pueblos semíticos occidentales, y
también en Asiria, Adad (o Hadad), gozaba de una estima
especialmente alta. En las primeras etapas de la religión
hebrea Yahvé (Jehová) aparece como dios de las tempestades
con atributos que recuerdan los de Adad; al igual que Adad,
Yahvé cabalgaba en las nubes y su voz era el trueno.

Inanna-Ishtar, la diosa del amor y de la guerra, era, como


Shamash, hija del dios-luna. Era Venus, la estrella (planeta)
matutina y vespertina, con frecuencia representada
cabalgando a lomos de su bestia sagrada, el león. Igual
que Artemis, a veces conducía una jauria de perros de caza y,
como diosa alada de la guerra, aparecía armada de arco y
carcaj. Su ciudad principal era Uruk, aunque Kish, Agadé y
varias ciudades asirias eran también centros de su culto. En el
segundo milenio, Ishtar ya había pasado a ser la más
conocida y adorada de las deidades babilónicas. De hecho, su
nombre llegó a significar sencillamente "diosa" .

Una figura estrechamente asociada con Ishtar, pero cuyo


rango en el panteón no está claro es Tammuz (Dumuzi), dios
del mundo inferior cuya muerte y desaparición eran motivo de
lamentaciones solemnes en ciertos lugares. Mucho se ha
escrito sobre Tammuz y la mitología asociada con su nombre,
basándose en el supuesto de que protagonizaba una
resurrección anual, pero los datos en este sentido continúan
siendo controvertidos, ya que Isthar baja a los Infiernos pero
a cambio de volver a la tierra, alguien debe ocupar su sitio. y
será Dumuzi al que la diosa, ante una actitud "poco amable"
del joven, condena a sustituirla. Parece que en un principio
Dumuzi era un rey protodinástico de Uruk y, por tanto, un
personaje histórico, que tal vez tuviese un enfrentamiento por
el poder con alguna sacerdotisa de Ishtar.
 

Dioses del mundo subterráneo

El mundo subterráneo, al que se suele llamar "el país sin


retorno", era gobernando por la formidable diosa Ereshkigal,
a quien más tarde se unió el muy temido dios de la peste,
Nergal. El mensajero de Ereshkigal, Namtar ("destino"),
aparece frecuentemente en los textos mágicos. Era el heraldo
de la muerte y formaban su comitiva sesenta enfermedades
que Namtar tenía el poder de enviar contra el género
humano.

Otro dios que a menudo se asociaba con Nergal era Irra, dios
de la peste y la guerra, contra el cual era frecuente que en las
casas se colocara una tablilla como amuleto.
El dragón del dios Marduck en la pared de la Vía Procesional de Babilonia

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La religión oficial: el servicio a los dioses

En Mesopotamia, tanto el templo como el palacio,


funcionaban como "casas". Ambos desempeñaban un
importante papel económico y parece ser que, además, en un
período primero, el templo asumía ciertas responsabilidades
sociales, sobre todo en lo que se refiere a reparar las
injusticias que sufrían los económicamente débiles. 

Un lugar central en la práctica religiosa mesopotámica lo


ocupaba la creencia de que el hombre nacía para servir a los
dioses. Esta creencia se interpretaba literalmente y la deidad,
al igual que el rey, era cuidada, alimentada, vestida,
etcétera, por sus cortesanos, que probablemente es una
palabra más indicada que "sacerdotes" para referirse a
muchos de los funcionarios del templo, de los que se
desconoce su organización y jerarquización completa.

El personal del templo incluía no sólo al sanga o "sacerdote


principal" , que en realidad tenía tanto de administrador como
de sacerdote, varios tipos de exorcista, los naru o cantores y
los kalii, entre cuyas obligaciones se contaba la de aplacar al
dios por medio de la música, sino también personas como los
escribas y diferentes supervisores que se encargaban de los
asuntos del templo.

Era muy importante la imagen misma del dios, en la que se


consideraba que vivía el dios mismo y se elaboraban en
maderas preciosas cubiertas con chapas de oro y adornadas
con piedras preciosas. Durante las fiestas, la imagen era
paseada en solemne procesión por las calles.

La adivinación

La adivinación era la más importante de las disciplinas


"científicas" mesopotámicas. Sus practicantes erall hombres
influyentes a quienes la sociedad
tenía en gran estima. Eran consultados en todas las ocasiones
importantes, tanto por individuos particulares como por
funcionarios del Estado. En el ejército había siempre un
adivino, que a veces era un cargo militar. Se han conservado
diversos augurios históricos que a partir de época
paleobabilónica se anotaron cuidadosamente en "libros" que
actualmente constituyen gran parte de la literatura acadia
conservada.

La adivinación babilónica era considerada un importante logro


intelectual en todo el mundo antiguo, sólo ridiculizada por los
profetas hebreos.

Representaba una técnica de comunicación con los dioses,


quienes según el pensamiento religioso babilónico, daban
forma al destino de los hombres, individual y colectivamente.
El mal presagio no era inevitable. Existían varios rituales de
purificación (nanburbi) y otros medios para desviar las
predicciones desagradables.

En la adivinación se empleaban una gran variedad de


técnicas, entre ellas la observación de las entrañas de los
animales, el aceite en el agua, el humo del incienso, el
comportamiento de los pájaros y otros animales, así como los
fenómenos atmosféricos.

Algunos augurios se recogieron en series que se conservan y


se nombran según las palabras con que empiezan: 

-shumma izbu, "si un animal recien nacido", que deja


constancia de
los presagios por el nacimiento de animales con
deformaciones.
-shumma alu, "si una ciudad".

Cada serie tenía al menos 107 tablillas.

La astronomía era también una forma de adivinación


(astrología). Y sus cultivadores se encontraban entre sus
eruditos más distinguidos, siendo la ciencia adivinatoria la
que más fama dio al país, sobre todo a partir de la época
caldea (625-539).

Los augurios celestes se anotaron en una serie que consiste,


como mínimo, en 70 tablillas y que debido a su primera línea,
lleva el nombre de enuma Anu AnIil, "cuando Anu y Enlil", en
las que sólo las observaciones relativas a la luna ocupan ya
unas 23 tablillas. 

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