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hombre.
Es menester entender que el ser humano como extensión divina que es, puede así mismo
crear de una manera consciente objetos, cosas, seres, con las energías que el mismo
cosmos provee; es preciso entender que el proceso de generación mediante el cual los
seres humanos vienen al nacimiento, es en realidad un proceso creador en el cual se
manifiesta la Voluntad Divina en el cuerpo orgánico, pero el hombre no es únicamente
creador a nivel orgánico, los niveles mentales son igualmente creadores aun cuando las
manifestaciones de este proceso permanezcan invisibles a los ojos humanos. Llegará el
momento en que la humanidad despierte el poder de su tercer ojo y entonces descubrirá
el cúmulo de creaciones que ha venido dando lugar su actividad en el mundo. Estas
creaciones hasta ahora han pasado inadvertidas para la mayor parte de los seres
humanos, sin embargo, constituyen en sí mismas otro reino, un reino en el cual los
humanos trabajan y desarrollan actividades pero a niveles inconscientes.
Las creaciones mentales han sido dadas por efectos muchas veces fortuitos, pero otras,
gracias a la voluntad de grandes seres entrenados y trabajando específicamente con el
Plan Divino. Por otra parte, las creaciones inconscientes de los seres humanos,
constituyen los elementos mediante los cuales trabajan los grandes Devas de la
creación; así pues, vivimos en medio de un mundo espiritual al cual sólo reconocemos
por los escritos y las experiencias ajenas a nosotros.
La tarea que hoy deseamos emprender, es una tarea ante la cual tenemos desventaja: la
mayor parte de nosotros carecemos de la facultad de poder observar aquello que
estamos creando, sin embargo, es posible de una manera inteligente, prever los
resultados de este proceso de creación consciente. En primer término hablamos de la
necesidad de construir un escudo protector alrededor del individuo, que le permita
aislarse de los miasmas espirituales que circundan a este planeta Tierra. El proceso
generativo de este escudo se basará principalmente en la visualización creadora y en el
poder del verbo.
1.1) Es preciso que el hombre ejercite su mente para poder visualizar claramente los
colores. Como un ejercicio práctico formen en su pantalla mental un pizarrón de color
blanco, que sea verdaderamente blanco y después vayan cambiando su superficie de
color en color hasta cubrir los siete rayos principales. Hagan este ejercicio cuando
menos quince minutos diarios y por espacio de trece días. Durante el momento que
visualicen el color deberán observar que el color es limpio y brillante, no deberá haber
manchas ni tampoco espacios sin colorear, el color deberá ser limpio y brillante. Pues
bien, una vez que su mente ha sabido manejar la visualización de colores, podrán
entonces pasar a un segundo ejercicio:
1.2) Deberán imaginarse a ustedes mismos que de sus cuerpos emana una energía del
color que ustedes desean, observen como su energía puede ser de un elevado, intenso y
brillante color azul, posteriormente amarillo, después de color rosa, sigan luego con el
color blanco, el color verde, naranja y violeta. Dejen que su aura manifieste de una
manera intensa y brillante cada uno de sus colores; visualicen a esa energía que sale de
ustedes hasta llegar a una distancia de aproximadamente un metro alrededor de ustedes.
Sientan esa energía que proviene de su interior y visualícenla claramente. Una vez que
hayan podido hacer esto y que ya les es posible irradiar un determinado color pasarán a
un tercer ejercicio:
Punto 2.– La imagen de la burbuja con ustedes mismos dentro debe ser verbalizado,
debe ser creada con energía etérica proveniente de la palabra, así pues, después de haber
hecho un ejercicio de veinticuatro horas de silencio total, haber acumulado suficiente
energía etérica para dar lugar a su primer proceso de plasmación, dirán lo siguiente: “yo
soy la luz de Dios en la tierra, yo soy una manifestación divina, yo soy las manos de
Dios trabajando en la tierra, yo soy la perfección de este mundo, yo soy el portador de la
salud y la armonía en los cuerpos físicos”.
Estas deberán de ser sus primeras palabras después de haber permanecido veinticuatro
horas de silencio; deberán de ser hechas con toda la fuerza que su alma les permita y no
quiero decir con esto que deban elevar la voz, simplemente que pronuncien con voz
natural, pero con la firmeza de un alma que desea conscientemente realizar todas esas
afirmaciones.
Punto 3.- Llevarán sus manos hacia el pecho, inclinarán su cabeza hacia el suelo y
arrodillados en actitud de humildad y oración, llegarán hasta su ser interior y allí darán
gracias a Dios y al Universo, por permitirles manifestar la armonía divina dentro de
estos planos de la manifestación terrestre. Saldrán entonces de su estado de meditación
y buscarán ahora caminar por el mundo manteniendo fija en su mente la imagen de la
burbuja y las palabras que pronunciaron con el poder de su verbo divino.
Con esto damos por teminado el tema del escudo que los hombres deben fabricarse para
andar por el mundo convertidos ahora en faros de luz y salud orgánica.
Fuente: Extracto de la salud del hombre. Mensaje del Maestro Josué “Comunicación Cósmica”