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Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA)

Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades graves que afectan a un número
cada vez mayor de pacientes, preferentemente mujeres jóvenes. En nuestra sociedad el afán de
adelgazar se ha convertido en una auténtica obsesión y pocas veces se ha registrado un índice tan
alto de mujeres que se sienten desgraciadas a causa de su físico, y, en especial, de su exceso de
peso, sea este real o imaginario.

Podemos afirmar que la anorexia nerviosa es hoy en día un problema de salud pública. En los países
occidentales se estima que entre un 2% y un 4% de mujeres, con edades comprendidas entre los 14
y los 23 años pueden desarrollar estas enfermedades.

Se observa también que las edades de inicio son cada vez más precoces, incluso antes de la
pubertad. Una décima parte de los pacientes de Trastornos de Conducta Alimentaria son varones.

Hay diversas estrategias terapéuticas que pueden ser eficaces frente a estas enfermedades, aunque,
en la mayoría de los casos, el tratamiento suele ser largo y complicado.

La familia siempre aparece implicada en la enfermedad en mayor o menor grado. Es difícil lograr
resultados sin un planteamiento familiar, encaminado en unas ocasiones sólo a dar orientación y
apoyo, y en otras, a intentar introducir cambios en el funcionamiento de la familia.

ANOREXIA Y BULIMIA

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) da la siguiente definición de ambos trastornos:

Anorexia Nerviosa (Ana).

Es un trastorno caracterizado por la presencia de una pérdida intencionada de peso inducida o


mantenida por el mismo enfermo. El trastorno aparece con mayor frecuencia en muchachas
adolescentes y mujeres jóvenes, aunque en raras ocasiones pueden verse afectados varones.
En este trastorno existe una psicopatología específica caracterizada por la persistencia, con carácter
de idea obsesiva, de miedo intenso a engordar, de modo que el enfermo se impone a sí mismo el
permanecer por debajo de un límite de peso corporal.

Generalmente existe desnutrición de grado variable, con cambios endocrinos y metabólicos


secundarios que pueden llegar a ser graves.

Los síntomas incluyen dietas restrictivas, ejercicio excesivo, vómitos autoprovocados, abuso de
laxantes, consumo de reductores de apetito y diuréticos.

Bulimia Nerviosa (Mia).

Es un síndrome caracterizado por episodios repetidos de atracones de comida y una excesiva


preocupación por el control del peso, que conduce a comer demasiado y a continuación vomitar y
tomar purgantes.

Este trastorno comparte muchos rasgos característicos psicológicos con la anorexia nerviosa, que
incluye una excesiva preocupación por la silueta y el peso corporal.

Los vómitos repetidos provocan trastornos electrolíticos y complicaciones físicas. A menudo, pero
no siempre, existen antecedentes de anorexia nerviosa unos meses o unos años antes.

La sintomatología puede ser compartida por ambos trastornos y muchos pacientes son difíciles de
clasificar dentro de un grupo concreto.

TRASTORNO ALIMENTARIO NO ESPECIFICADO (TANE)

Los trastornos alimentarios no se limitan sólo a la anorexia y a la bulimia. Existe una tercera
categoría denominada Trastorno Alimentario no Especificado.
Pacientes que si bien presentan un trastorno de la conducta alimentaria no cumplen todos y cada
uno de los criterios necesarios para ser diagnosticados de un trastorno típico de la conducta
alimentaria (Anorexia o Bulimia).

Como en los siguientes casos:

Mujeres que cumplen todos los criterios para la Anorexia, pero con menstruación regular.

Se cumplen todos los criterios para la Anorexia pero con peso dentro de los límites de la normalidad
(típico de paciente obesos).

Se cumplen todos los criterios para la Bulimia, pero con una frecuencia de atracones y/o conductas
compensatorias menor a 2 veces por semana o durante menos de 3 meses.

Empleo regular de conductas compensatorias después de ingerir pequeñas cantidades de comida.

Masticar y escupir, sin tragar, cantidades importantes de comida.

Trastorno por ingesta compulsiva (binge eating), atracones, recurrente en ausencia de conductas
compensatorias.

Fobia a la gran mayoría de alimentos y/o conductas de vómito que, según refiere el paciente,
justifique el bajo peso y la escasa ingesta alimentaria, pero sin que exista un miedo intenso a
aumentar de peso.

SÍNDROME DE DESCONTROL ALIMENTARIO-SDA (TRASTORNO POR ATRACÓN


-BINGE EATING DISORDER-)

Este trastorno tiene algunos de los comportamientos de la bulimia nerviosa como el "hambre
voraz", con la diferencia de que la persona afectada aunque se siente culpable luego de tener un
atracón no hace nada para contrarrestarlo.

En inglés se llama BED-Binge Eating Disorder y se cree que el 40% de las personas afectadas son
hombres, lo cual marca una diferencia cuantitativa importante con la Anorexia Nerviosa y la
Bulimia Nerviosa.

La persona afectada con BED ingiere frecuentes comidas en donde la cantidad de alimento es
definitivamente superior a la que la mayoría de la gente podría consumir en el mismo tiempo y bajo
circunstancias similares.
Esto genera problemas en los sistemas digestivo y endocrino con consecuencias físicas que incluyen
obesidad, diabetes, hipertensión, problemas cardíacos, daño o pérdida del riñón, artritis, deterioro
del sistema óseo e incluso la muerte.

Quienes sufren de este desorden, presentan una combinación de síntomas similares a los analizados
en los Comedores Compulsivos y los Bulímicos. La víctima ingiere grandes cantidades de comida
-atracón- en un pequeño periodo de tiempo (menos de dos horas), de forma incontrolable hasta
sentirse negativamente llena. El peso de estas personas se ha caracterizado por ser más elevado que
el apropiado, con tendencia a dificultárseles más el bajar de peso que a un individuo sin este
desorden.

Estas personas después de la comilona sienten ataques de culpa y depresión severa, sin embargo y a
diferencia de la Bulimia, las personas con el desorden del atracón, no utilizan ningún medio de
purgación, no usan laxantes o practican ejercicio de forma compulsiva después de los episodios de
comida.

Las razones que causan este desorden son muy similares a las de los Comedores Compulsivos:
utilizan el atracón como una forma de esconderse y de huir de sus emociones, para llenar un vacío
interno y para manejar y evadir el diario estrés, la angustia y el dolor.

El atracón también es utilizado para edificar una barrera entre quienes sufren este desorden y las
demás personas, su apariencia es el medio inconsciente de alejar a otros con base en el estigma
social "Soy gordo/a, a nadie le gusto".

Los criterios propuestos para el trastorno por atracón por la American Psyquiatric Asociation son:

A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por las dos condiciones
siguientes:

1. Ingesta, en un corto período de tiempo (por ejemplo 2 horas) de una cantidad de comida
definitivamente superior a la que la mayoría de la gente podría consumir en el mismo tiempo y bajo
circunstancias similares.
2. Sensación de pérdida de control sobre la ingesta durante el episodio (por ejemplo sensación de
que uno no puede parar de comer o controlar qué y cuánto come).

B. Los episodios de atracón se asocian a tres (o más) de los siguientes síntomas:

1. Ingesta mucho más rápida de lo normal.

2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.

3. Ingesta de grandes cantidades de comida a pesar de no tener hambre.

4. Comer a solas para esconder su voracidad.

5. Sentirse a disgusto con uno mismo, depresión o gran culpabilidad después de un atracón.

6. Profundo malestar al recordar los atracones.

7. Los atracones tienen lugar, como media, al menos dos días a la semana durante seis meses.

8. El atracón no se asocia a estrategias compensatorias inadecuadas (por ejemplo purgas, ayuno,


ejercicio físico excesivo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de una anorexia o bulimia
nerviosa.

BULIMAREXIA

La persona que se vale de los atracones de comida como forma de enfrentar los repentinos y
violentos retorcijones de hambre que siente, y luego vomita, purgándose para mantener su peso en
niveles muy bajos, sufre de Bulimanorexia.
Es probable que desde el punto de vista físico éste sea el trastorno de alimentación más peligroso y
de mayor riesgo para la vida.

La persona enferma no sólo sobrelleva los efectos de la inanición sino que además impone a su
cuerpo una terrible sucesión de atracones seguidos de purgas o vómitos. Para muchos
investigadores no se debe diferenciar bulimarexia de anorexia, aduciendo que el estado mental y la
visión del mundo de alguien bulimaréxico son los mismos que los de una anoréxica.

Para otros autores existe una gran diferencia entre la persona que puede seguir pasando hambre -sin
reconocer necesidad o hambre alguna- y la persona que quiere hacer eso, pero en realidad es hasta
cierto punto incapaz de negar sus necesidades por completo.

VIGOREXIA

Aunque la vigorexia no es precisamente un trastorno de la alimentación, si guarda con estos mucha


relación pues sus causas subyacen en los problemas de índole socio-cultural, los afectados presentan
falta de aceptación y dismorfia corporal.

Las personas que padecen vigorexia tienen tal obsesión por verse musculosas que se miran
constantemente en el espejo y nunca se ven satisfechos.

Como se ven muy delgados para su gusto emplean todos los medios disponibles para aumentar su
masa muscular.

Se aíslan en el gimnasio durante horas para levantar pesas y aunque estén lesionados siguen
tratando de sacar más músculos; siguen dietas bajas en grasas y ricas en hidratos de carbono y
proteínas para aumentar la masa muscular y abusan de sustancias como hormonas y esteroides
anabólicos. Estas últimas producen el aumento de la masa muscular, pero también anomalías
hepáticas que con el tiempo pueden degenerar en cáncer de hígado.

La enfermedad deriva entonces en un cuadro obsesivo compulsivo que hace que las personas
afectadas se sientan fracasadas, abandonen sus actividades y se encierren en gimnasios día y noche.
El ejercicio comienza a tener prioridad por sobre cualquier actividad social, e incluso laboral. Son
capaces de rechazar buenos trabajos para no sacrificar sus horas de gimnasio, además evitarán
situaciones en que tengan que mostrar su cuerpo ya que consideran no es lo suficientemente bueno
como para enseñarlo.

Para evitar la angustia de mostrarlo, visten desde el cuello a los pies con ropa muy amplia.

Sin embargo, a pesar de los síntomas y de la etiología antes descritos, todavía no está incluida en las
tablas de trastornos psicológicos o psiquiátricos.

Nuevos trastornos alimentarios

A la anorexia y la bulimia se han sumado nuevos y sofisticados trastornos alimentarios: ortorexia,


síndrome del gourmet, diabulimia... Para curarlos es necesaria la terapia combinada entre
nutricionista y psicólogo.

El síndrome del comedor nocturno

Otro de los nuevos trastornos de la conducta alimentaria es el NES (Night Eating Síndrome),
descrito por Stunkard en 1995 tras observar en pacientes obesos una inapetencia diurna que por la
noche les convertía en comedores repetitivos e insomnes.

También observó una relación entre el síndrome y los períodos de tensión o alarma de los pacientes:
si ésta disminuía había una reducción de la ingesta nocturna.

El comedor nocturno se levanta en mitad de la noche y acude a la nevera para comer


compulsivamente.

Tanto al comedor nocturno como al comedor por atracones se les asocia con la bulimia y la
obesidad, mientras que al comedor selectivo se le relaciona con la anorexia.

Quienes lo sufren -entre un 1% y un 3% de la población- se levantan a comer por la noche aunque


continúan dormidos.
No son conscientes de lo que hacen y no recuerdan nada al despertar. Si les cuentan lo que han
hecho lo niegan rotundamente. A menudo, hacen régimen durante el día.

También se da en alcohólicos, drogadictos y personas con problemas de sueño. Suelen tratarse en


unidades de trastornos del sueño.

Este trastorno se caracteriza por la presencia de modificaciones en relación con la ingesta


alimentaria, teniendo en común la alteración del comportamiento, lo que marca el carácter
psiquiátrico de la enfermedad.

Diabulimia: diabetes + anorexia

Aunque parezca mentira, quienes padecen diabulima aprovechan que son diabéticos para adelgazar.
Se trata de una peligrosa patología en la que se mezclan la diabetes tipo I y los trastornos
alimenticios.

Las personas, sobre todo mujeres, que sufren este tipo de diabetes deben llevar un riguroso control
de su alimentación, lo que puede dar lugar a obsesiones y desórdenes alimenticios.

Incluso el ejercicio, tan saludable para los diabéticos, puede convertirse en un arma de doble filo al
realizarse de forma compulsiva para adelgazar.

Los especialistas han descubierto que muchas chicas diabéticas utilizan una forma muy peligrosa de
perder peso: saltarse las inyecciones de insulina.

Sin insulina en sangre el cuerpo no puede utilizar los alimentos ingeridos como fuente de energía y
la mayoría de las calorías se pierden. Pero lo que conlleva esta nefasta medida es que el organismo
utilice las reservas de grasa a un precio muy alto, ya que esto se traduce en pérdida de masa
muscular y ósea, y en desnutrición.

Disparando su nivel de glucosa en sangre ya no es necesario vomitar, tomar laxantes o comer poco.
Pero saltarse las inyecciones de insulinas puede tener consecuencias terribles, desde la ceguera al
fallo renal, el coma diabético o la amputación de miembros.

A corto plazo, los efectos también son desagradables para quienes padecen este trastorno: con la
glucosa alta aumentan las ganas de hacer pis y es necesario tomar muchos líquidos.

Síndrome del comedor selectivo

La doctora inglesa Dacha Nicholls, experta en trastornos alimenticios, fue la primera en definir este
trastorno, que se conoce desde hace menos de diez años.

Según Nicholls “llamamos comedor selectivo a aquel individuo que se nutre, exclusivamente, de
menos de diez alimentos durante un mínimo de diez años”.

Generalmente está asociado a otros trastornos alimenticios y es una enfermedad tan seria como la
anorexia o la bulimia, de la que ya se han registrado numerosos casos en España.

Las adicciones a determinados alimentos pueden presentarse a cualquier edad -aunque suelen
aparecer en la niñez- y muchas veces son resultado de problemas psicológicos, carencias afectivas,
traumas o causas emocionales.

La selectividad alimentaria también está relacionada con los trastornos obsesivos de la


personalidad, como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

También existen los comedores selectivos que dejan de lado ciertos alimentos por sus calorías,
conservantes o ciertas sustancias.

Psicológicamente, las adicciones a la comida presentan casi los mismos síntomas que las del
alcohol o el tabaco, pero físicamente son menos fuertes.
En el origen de esta adicción existe incluso una base científica, ya que algunos alimentos, sobre
todo carbohidratos (pasta, dulces...), estimulan la secreción de serotonina y mejoran nuestro estado
de ánimo.

De ahí que mucha gente acuda al chocolate, los dulces o el café cuando siente ansiedad o está triste.

Este síndrome es difícil de detectar y reconocer. Los adultos no suelen ser conscientes de su
problema y acuden a las consultas médicas por otros motivos: cansancio, desajustes metabólicos,
problemas de piel, desmayos...

Y es que los comedores selectivos suelen presentar carencias de vitaminas, minerales y otros
nutrientes.

Ortorexia: obsesión por comer sano

La ortorexia se define como la obsesión patológica por la comida sana. Mientras la anorexia y la
bulimia son trastornos que giran en torno a la cantidad de comida, en la ortorexia lo que importa es
la calidad.

El ‘padre’ de este término es el médico norteamericano Steve Bratman, quien lo empleó para
diagnosticarse a sí mismo el trastorno que sufría.

Igual que en la anorexia o la bulimia, la comida domina la vida de quien padece ortorexia.

El ortoréxico come, pero controla absolutamente todo lo que pasará a formar parte de su cuerpo:
ingredientes, aditivos, calorías, elaboración y formas de cocción de los alimentos.

Todo tiene que ser natural y "sano", lo que supone grandes restricciones y sacrificios. Para un
ortoréxico comerse una hamburguesa o un simple bocadillo puede ser un auténtico drama.
El perfil del ortoréxico es el de una persona obsesivo-compulsiva, rígida, estricta y muy exigente
consigo misma.

La mayoría de quienes padecen este trastorno son mujeres. Son los mayores consumidores de
productos dietéticos, biológicos, integrales, sin grasas y los restaurantes vegetarianos, japoneses o
macrobióticos suelen ser sus preferidos.

Un ortoréxico lleva tan a rajatabla su dieta que comer con otras personas o fuera de su casa puede
convertirse en un gran problema.

Las mujeres que sufren ortorexia, igual que a las anoréxicas, están muy delgadas, casi demacradas
por el déficit calórico, pierden la menstruación, se les estropea el cabello, pueden sufrir anemia,
desnutrición, problemas renales, osteoporosis, depresión, enfermedades psicológicas y aislamiento
social.

Síndrome del gourmet

Los que lo padecen viven pendientes de la preparación, compra, presentación e ingestión de platos
exquisitos. Suelen perder interés por sus relacione sociales, familiares y laborales.

Se cree que es consecuencia de daños en el hemisferio derecho del cerebro: tumor, golpe,
hemiplegia.

No suelen estar demasiado gordos ni les preocupa su obsesión. El tratamiento pasa por el neurólogo
y el psiquiatra.

Anorexia nerviosa

¿Qué es la anorexia nerviosa?


La anorexia nerviosa es un desorden alimenticio que amenaza contra la vida y es caracterizada por
la privación de comer y por la pérdida excesiva de peso. El desorden es diagnosticado cuando una
persona pesa por lo menos el 15 por ciento menos del peso normal de su cuerpo. La pérdida de peso
extrema en las personas con anorexia nerviosa puede conducir a problemas peligrosos de salud e
inclusive a la muerte.

El término anorexia significa literalmente "pérdida del apetito", sin embargo, esta definición es
engañosa ya que las personas con anorexia nerviosa con frecuencia tienen hambre pero, de todos
modos, rechazan la comida. Las personas con anorexia nerviosa tienen intensos temores a engordar
y se ven así mismos gordos inclusive cuando están muy delgados. Estos individuos pueden tratar de
corregir esta percibida "imperfección" limitando el ingerimiento de la comida de manera estricta y
haciendo excesivo ejercicio con la finalidad de perder peso.

La Anorexia nerviosa se puede clasificar en dos tipos:

Anorexia restrictiva, en la cual la persona solamente disminuye su ingesta de alimentos sin tener
comportamientos como comer compulsivamente, purgarse, inducirse el vómito, laxarse, usar
diuréticos, hacer ejercicio en forma excesiva, etc.

Anorexia purgativa y/o con ingesta compulsiva: durante el episodio de anorexia, se han tenido
comportamientos compensatorios como comer compulsivamente, purgarse, inducirse el vómito,
laxarse, usar diuréticos, hacer ejercicio en forma excesiva, etc.

¿Quién sufre anorexia nerviosa?

Las personas con anorexia nerviosa tienden a ser personas que obtienen altos logros y se
desempeñan muy bien en la escuela, los deportes, el trabajo y en otras actividades. Ellos podrían
dejar de comer para sentir que tienen control sobre alguna parte de sus vidas o podrían rechazar la
comida para "revelarse" en contra de sus seres queridos. La anorexia nerviosa empieza usualmente
alrededor de la pubertad pero puede desarrollarse en cualquier momento.

Los desórdenes alimenticios son más comunes en las mujeres que en los hombres. El riesgo de
desarrollar un desorden alimenticio es más grande en actores, modelos, bailarines y atletas de
deportes en los que la apariencia y/o el peso son importantes, como por ejemplo lucha libre,
gimnasia y patinaje sobre hielo.

¿Qué causa anorexia nerviosa?


La causa exacta de la anorexia nerviosa no es conocida pero las investigaciones sugieren que una
combinación de ciertos rasgos de la personalidad, patrones emocionales y de pensamientos, así
como factores biológicos y ambientales podrían ser los responsables.

Las personas con anorexia nerviosa, con frecuencia, usan la comida como una manera de ganar un
sentido de control cuando otras áreas de sus vidas están bajo mucho estrés o cuando se sienten
abrumados. Los sentimientos de incompetencia, baja auto estima, ansiedad, rabia o soledad también
podrían contribuir al desarrollo de este desorden. Adicionalmente, las personas con desórdenes
alimenticios podrían tener relaciones problemáticas o tener una historia de haber sufrido burlas
respecto a su tamaño o peso. La presión de los amigos y una sociedad que identifica la esbeltez y la
apariencia física con la belleza también puede tener un impacto en el desarrollo de la anorexia
nerviosa.

Los desórdenes alimenticios también podrían tener causas físicas. Los cambios en las hormonas que
controlan la manera como el cuerpo y la mente mantienen el humor, el apetito, los pensamientos y
la memoria, podrían fomentar los desórdenes alimenticios. El hecho que la anorexia nerviosa tienda
a correr en las familias también sugiere que la susceptibilidad a este desorden podría ser heredada.

¿Cómo se diagnostica la anorexia nerviosa?

Identificar la anorexia nerviosa puede ser un desafío. El secreto, la vergüenza y la negación son las
características de este desorden. Como resultado la enfermedad puede avanzar sin ser detectada por
largos períodos de tiempo.

Si se presentan síntomas, el doctor empezará una evaluación realizando una historia médica
completa y un examen físico. Aunque no existen pruebas de laboratorio para diagnosticar
específicamente la anorexia nerviosa, el doctor podría usar varias pruebas de diagnóstico, tales
como, los rayos X y las pruebas de sangre para descartar la enfermedad física como la causa de la
pérdida de peso así como para evaluar los efectos de la pérdida de peso en los órganos del cuerpo.

Si no se encuentra ninguna enfermedad física, la persona podría ser referida a un psiquiatra o


psicólogo que son profesionales del cuidado de la salud quienes están especialmente entrenados
para diagnosticar y tratar las enfermedades mentales. Los psiquiatras y los psicólogos pueden usar
herramientas de evaluación y una entrevista especialmente diseñada para evaluar a una persona que
tiene un desorden alimenticio.
¿Cuáles son los síntomas de la anorexia nerviosa?

Rápida pérdida de peso a lo largo de varias semanas o meses

Continuar haciendo dieta a pesar de estar delgado o con el peso muy bajo

Tener un interés inusual en la comida, las calorías, la nutrición o en cocinar

Temor intenso a subir de peso

Extraños hábitos o rutinas alimenticias, como por ejemplo, comer en secreto

Sentirse gordo incluso cuando se tiene bajo peso

Inhabilidad de calcular realísticamente el peso de su propio cuerpo

Esforzarse por lograr la perfección y ser muy autocrítico

Excesiva influencia del peso y forma del cuerpo en el autoestima de la persona

Depresión, ansiedad o irritabilidad

En las mujeres, períodos menstruales infrecuentes o irregulares

Usos de laxantes, diuréticos o píldoras para dieta

Enfermedades frecuentes

Usar ropa suelta para esconder la pérdida de peso

Hacer ejercicios compulsivamente

Sentir que uno no vale la pena o sentirse sin esperanzas

Retiramiento social

Los síntomas físicos que se desarrollan a lo largo del tiempo, incluyen: poca tolerancia al clima frío,
cabello y uñas quebradizas, piel seca o amarillenta, anemia, estreñimiento, articulaciones hinchadas
y un crecimiento de nuevo pelo fino sobre el cuerpo.

¿Cómo se trata la anorexia nerviosa?

El tratamiento de la anorexia nerviosa es un desafío porque la mayoría de las personas que tienen
este desorden niegan que tienen un problema. Así como todos los desórdenes alimenticios, la
anorexia nerviosa requiere un plan de tratamiento integral que es adaptado para cubrir las
necesidades de cada paciente. Las metas del tratamiento incluyen devolverle a la persona un peso
saludable, tratar problemas emocionales tales como la baja autoestima, corregir patrones de
pensamiento distorcionados y desarrollar cambios de conducta a largo plazo. El tratamiento con
mayor frecuencia involucra una combinación de las siguientes estrategias:

Psicoterapia — Este es un tipo de consejería individual que se enfoca en cambiar el pensamiento


(terapia cognitiva) y la conducta (terapia conductual) de una persona con un problema alimenticio.
El tratamiento incluye técnicas practicas para desarrollar actitudes saludables hacia la comida y el
peso, así como un aproximamiento para cambiar la manera como una persona responde a
situaciones difíciles.

Medicación — Ciertas medicinas antidepresivas llamadas inhibidores selectivos de recaptación de


serotonina (SSRIs) podrían ser usadas para ayudar a controlar la ansiedad y la depresión asociadas
con un desorden alimenticio.

Orientación de Nutrición — Esta estrategia es diseñada para enseñar un enfoque saludable a la


comida y al peso, para ayudar a restablecer patrones normales de alimentación y para enseñar la
importancia de la nutrición y una dieta balanceada.

Terapia de grupo y/o de familia — El apoyo de la familia es muy importante para el éxito del
tratamiento. Es importante que los miembros de la familia entiendan el desorden alimenticio y
reconozcan sus señales y síntomas. Las personas con desórdenes alimenticios podrían beneficiarse
con la terapia de grupo ya que pueden encontrar apoyo y podrán discutir abiertamente sus
sentimientos y preocupaciones con otros que comparten experiencias y problemas comunes.

Hospitalización — La hospitalización podría ser necesaria para tratar la pérdida de peso severa que
ha dado como resultado la desnutrición y otras serias complicaciones de salud mental y física, tales
como los desórdenes cardíacos, depresión seria y el riesgo de suicidio. En caso de desnutrición
severa se podrían necesitar; fluidos intravenosos (en la vena), la alimentación a través de una sonda
nasogástrica o una solución total nutricional parenteral (TPN). La TPN es usada por pacientes que
no pueden o no deben obtener su nutrición comiendo.

¿Cuáles son las complicaciones de la anorexia nerviosa?

Si no es tratada, la anorexia nerviosa puede conducir a:


Órganos dañados, especialmente el corazón, el cerebro y los riñones

Caída en la presión sanguínea, el pulso y el ritmo respiratorio

Cabellos y uñas quebradizas

Temperatura del cuerpo baja

Sensibilidad al frío

Pérdida de cabello

Afinamiento del pelo corporal

Latidos irregulares del corazón

Adelgazamiento de los huesos (osteoporosis)

Muerte por dejarse pasar hambre o suicidio

¿Cuál es la perspectiva para las personas con anorexia nerviosa?

Así como los otros desórdenes alimenticios, la anorexia nerviosa se empeora cuanto más tiempo
pase sin ser tratada. Cuanto más pronto este desorden sea diagnosticado y tratado, mejor será el
resultado. La anorexia nerviosa puede ser tratada permitiendo que la persona regrese a un peso
saludable; sin embargo, las personas con anorexia nerviosa con frecuencia no admitirán que tienen
un problema y podrían resistir el tratamiento o rechazar seguir el plan de tratamiento.

Aunque el tratamiento es posible, el riesgo de recaída es alto. La recuperación de la anorexia


usualmente requiere un tratamiento a largo plazo así como también un compromiso fuerte departe
del individuo.

El apoyo de los miembros de la familia y otros seres queridos pueden ayudar a asegurar que la
persona reciba el tratamiento necesario.

¿La anorexia nerviosa puede ser prevenida?

Aunque podría no ser posible prevenir todos los casos de anorexia nerviosa, ayuda mucho empezar
el tratamiento en las personas tan pronto como empiecen a tener síntomas. Adicionalmente, enseñar
y motivar a hábitos alimenticios saludables y a tener una actitud realista acerca de la comida y la
imagen del cuerpo podrían ayudar en la prevención del desarrollo o empeoramiento de los
desórdenes alimenticios.

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