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CIBERCAPERUCITA ROJA

Advertencia: El siguiente texto contiene términos técnicos y describe eventos de violencia


virtual. Para su mayor comprensión se recomienda leerlo en compañía de una persona conocedora
de las tecnologías de Internet.

Erase una vez una pequeña y hermosa niña que despertaba el afecto y la simpatía en todos cuantos
conocía. Su aWEBlita la quería tanto que nunca se cansaba de actualizar sus fotografías en Facebook y de
hacerle seguimiento todos los días en Twitter. Un día la aWEBlita le regaló una <cibercaperuza
color=”#FF0000”> y le gustó tanto a la niña que a partir de ese momento la utilizaba todos los días; hasta tal
extremo que todo el mundo, incluso su madre y su aWEBlita, la empezaron a llamar «Cibercaperucita Roja».
Cierta mañana la madre llamó a la niña y le dijo
-Cibercaperucita, aquí tienes un applet y dos cookies, llévaselos a tu aWEBlita. Ella tiene en estos días
algunos bugs y el sistema sobrecargado, esto le ayudará a recuperarse. Pero, por favor, no corras ni te
apartes de la ruta ya que puedes caerte y romper el socket y entonces la aWEBlita se quedaría sin nada.
Finalmente, cuando entres en su dominio de red no olvides portarte bien, usar los protocolos de seguridad y
no mires los archivos de configuración pues no tienes autorización para eso.
-Todo lo haré como deseas –contestó Cibercaperucita, besando la mano de su madre.
Y colocando en su socket el applet y las cookies, Cibercaperucita comenzó su recorrido por la red. La
aWEBlita habitaba a más de quince saltos de red, detrás de un firewall obsoleto cerca del DNS maestro y
para llegar allí la niña debía atravesar el backbone-bosque.
Mientras Cibercaperucita caminaba entre los árbol-VLANs un
Cracker-Lobo salió a su encuentro. La inocente niña no sabía cuán
malo era, así que no se asustó lo más mínimo y no tuvo la
precaución de cifrar sus datos.
-Buenos días Cibercaperucita Roja – dijo el Cracker-Lobo.
-Buenos días, señor Lobo – contestó la niña.
-¿A dónde vas tan temprano?
-Voy a casa de mi aWEBlita que tiene algunos bugs y el sistema
sobrecargado y le llevo un applet y dos cookies. Estas cosas le
ayudarán a recuperar el tiempo de respuesta que tenía antes de
ponerse mal.
-¿Y dónde vive tu aWEBlita? –preguntó el Cracker-Lobo.
-A varios saltos de red, detrás de un firewall obsoleto cerca del
DNS maestro –respondió la niña. -Su casa se levanta sobre un servidor Apache versión 2.2 y su vecino es un
servidor de correo antiguo que atiende el dominio donde vive mi aWEBlita, así que podrás reconocerla y
hacer sesión fácilmente.
Pero el Cracker-Lobo compiló para sí:
«Esta chiquilla es linda y aún está en versión beta y me sabrá mejor que la vieja, así que no puedo dejar
que se escape. Voy a utilizar mi programa de spoofing con astucia para poder devorarlas y apoderarme del
dominio».
El Cracker-Lobo comenzó a analizar el comportamiento del tráfico de Cibercaperucita mientras discurría un
plan, y cuando lo halló le dijo:
-Mira que videos más interesantes hay en Youtube ¿Por qué no miras un algunos? Yo creo que también
puedes descargar algunos juegos utilizando BitTorrent. ¿Por qué no le llevas un archivo empaquetado con
videos y juegos? Seguro que le gustarán.
Cibercaperucita abrió varias sesiones de su navegador junto con el programa para descargar cosas en
BitTorrent y cuando vio cómo había de cosas divertidas compiló:
«Si llevo a mi aWEBlita el archivo empaquetado con videos y juegos le gustará muchísimo. Aún es
temprano y aprovechando que los enlaces de comunicación no están congestionados puedo hacerlo sin
llegar demasiado tarde a casa de mi aWEBlita».
Así pues, Cibercaperucita navegó por el backbone-bosque buscando videos y juegos; pero una vez empezó
tan agradable tarea, no supo cuando dejarla y continuó internándose cada vez más por entre los directorios
de los servidores de BitTorrent en busca de videos y juegos. Entretanto el Cracker-Lobo corrió velozmente a
casa de la aWEBlita y llamó a la puerta buscando hace sesión.
(Toc toc, toc toc…)
-¿Quién es? –preguntó la anciana.
-Soy Cibercaperucita Roja. Te traigo un applet y dos cookies, ábreme la puerta por favor –Contestó el
Cracker-Lobo, suplantando la dirección IP de Cibercaperucita.
-Ingresa tu misma con Telnet ya que el servicio está activo –respondió la aWEBlita –Yo estoy demasiado
mal para atender tu solicitud.
El Cracker-Lobo ingresó con Telnet y sin ejecutar ningún otro comando, se arrojó de un salto sobre el
directorio raíz de la aWEBla borrando toda la información de la anciana. Después instaló en su lugar
programas que tenían un aspecto similar a los originales y se comportaban como la aWEBla, pero su función
ahora era apoderarse de todos los servidores de ese dominio.
A todo esto, Cibercaperucita seguía recogiendo cosas de los servidores de BitTorrent y cuando ya tenía
reunido más de lo que podía llevar, se acordó de su aWEBlita y se dirigió apresuradamente a su casa. Mucho
se asombró al ver la puerta abierta (la interface de red estaba permitiendo el paso de todo tipo de tráfico),
empezó a sentirse intranquila y una extraña sensación le hizo presagiar que algo iba mal.
-¡Qué miedo tengo! ¡Ojalá no hubiera venido hoy!
Buenos días, añadió, recordando la advertencia de su madre; pero no recibió respuesta, se aproximó al
directorio raíz de su aWEBlita y ejecutó el comando para revisar el contenido del directorio. Allí estaba su
aWEBlita, con muchos archivos y subdirectorios de aspecto extraño.
-¡Oh, aWEBlita, que directorios tan grandes tienes! –Exclamó.
-Son para organizar los datos mejor- Contestó el Cracker-Lobo.
-¡Y qué archivos más grandes!
-Son para almacenar los datos mejor.
-¡Y qué cache tan grande!
-Es para mejorar el tiempo de respuesta.
-¡Y cuántos programas ejecutables!
¡Son para destruirte mejor!
Y apenas dijo estas palabras, el Cracker-Lobo saltó desde el directorio raíz y
removió a la pobre Cibercaperucita Roja del Ciberespacio.
El Cazador-Virtual de Cracker-Lobos no pasaba por ese dominio ya que el Gerente
del cibercuento había decidido que este servicio no se compraría ni se instalaría ya
que, además de ser muy costoso, no incrementaba de forma directa los ingresos de
la compañía. Ahora quien administra ese dominio de red, para beneficio personal, es el Cracker-Lobo y nadie
ha podido desterrarlo de allí.

Moraleja: Cibercaperucita no sabía cuán malo era el Cracker-Lobo pues le faltaba conocimientos
y experiencia, le dio confianza junto con información crítica sin medir el riesgo y, además, ocupó su
tiempo y recursos en actividades diferentes a las encomendadas por su madre. El gerente del
cibercuento debe entender que la seguridad de la información en el ciberespacio requiere mayor
atención.

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