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En segundo lugar, esta idea del ´compadritoµ que señala Borges, cuya
característica principal es el coraje (´énfasis del corajeµ, según él), se puede apreciar
claramente, a nivel metafísico, en ´La sombra de la patriaµ, donde increpa
directamente a dios, y le reprocha: ´que has dividido el mundo de los hombres, / en
los más, que padecen y trabajan, / y en los menos, que gozan y que cumplen / la
misión de guiar la recua humana, / y que más grandes son cuanto más mienten, / y
que más nobles son cuanto más matan!µ Y entonces pregunta: ´¿Dónde estás,
Jehová? ¿Dónde te ocultas, / que así me dejas blasfemar y callas?µ
Esto último, leído a la luz de lo que señala Borges, es un gesto totalmente
compadrón: como si Almafuerte hubiera pateado la puerta del cielo y gritado ´¡A ver
dónde hay un guapo!µ.
Por otro lado, en relación con esta idea del coraje, y ya dentro de la estética del
tango, Noemí Ulla, en A
, cuando toca este tema, señala a
´Malevajeµ (1929), de Enrique Santos Discépolo, como el tango que pone punto final
a la exaltación del coraje. En realidad, lo que dice Ulla es que se da todo un proceso
donde se empieza a añorar el coraje de antaño y, a diferencia del tratamiento
habitual, el guapo no es vencido por el progreso, sino por el amor; y marca dos
actitudes concretas, presentes en este tango, en las que se advierte la derrota
definitiva del guapo. Ahora bien, lo interesante es poner estas dos actitudes en
relación con los ´Siete sonetos medicinalesµ de Almafuerte, especialmente con ´Piu
avantiµ, y así tendríamos el coraje (en Almafuerte) y su derrota (en Discépolo).
Ulla señala, en primer lugar, y como índice último de la mansedumbre del guapo,
la estrofa que dice: ´ya no me falta pa· completar / más que ir a misa e hincarme a
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rezarµ, lo contrario de aquel ´procede como Dios, que nunca rezaµ. En segundo
lugar, señala Ulla, , aparece la Guída ante el peligro: ´Ayer, de miedo amatar, / en
vez de pelear / me puse a correr« / Me vi a la sombra o finao, / pensé en no verte y
tembléµ, opuesto al famoso ´ten el tesón del clavo enmohecido, / que ya viejo y ruin
vuelve a ser clavo; / no la cobarde intrepidez del pavo / que amaina su plumaje al
primer ruidoµ.
Por otro lado, podríamos agregar a estas dos actitudes la mención del llanto: ´si
yo -que nunca aflojé- / de noche angustiao / me encierro a llorarµ, como elemento de
derrota que en Almafuerte, del lado contrario, aparecerá en ese ´procede como Dios
que nunca lloraµ.
Por último, esta idea del darse por vencido que tenemos en ´Malevajeµ (´No ves
que estoy embretado, / vencido y maniao / en tu corazón.µ) y en Almafuerte, desde el
lado del coraje (´no te des por vencido, ni aún vencidoµ).
En tercer lugar, y en relación con lo anterior, está la idea del nadie mejor que
yo. En la ´Milonga clásicaµ, por ejemplo, dice Almafuerte: ´Aquí vuelvo entre mi
grey / cual un César tragediante, / a probar que, Dios mediante, / todavía soy un
rey. / Aquí torno a mi redil, / a mostrar lo que yo valgo / cada vez que quiero y
salgo / de mi clásico cubil.µ Y en ´En el abismoµ dirá: ´Sólo sé que soy mejor / por
lo que me dejan solo: / si lo mejor es un polo, / no es polo de lo peor. / De mi
estirpe superior / yo no estaría tan cierto, / si no me viese cubierto / de tétricas
imposturas, / como el mar y las alturas, / las tinieblas y el desiertoµ. Estrofas que
nos remiten tanto a ´El entrerrianoµ (1897), de Homero Expósito (´que pa·l baile y
pa·l amor / sabrán que soy / siempre el mejorµ), como a ´El porteñitoµ (1903), de
Ángel G. Villoldo (´no hay nadie en el mundo entero / que baile mejor que yo. / No
hay ninguno que me iguale / para enamorar mujeresµ).
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conocía muy bien la obra de Almafuerte. De hecho, Borges cuenta que podía recitar
de memoria el extenso poema ´El misioneroµ.
Bibliografía
Almafuerte: , Ed. Claridad, Bs. As., 1997.
Borges, Jorge Luis: 2
, Alianza Editorial, Madrid, 1998.
Ulla, Noemí: A
, Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1982.
Yánover, Héctor (Comp.): , Ed. Seix Barral, Bs. As., 1997.