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La Profecía No Pretende Ser una Bola de Cristal

por Chad VanRens

Algunos de los lectores que hay aquí en Old Truth me han pedido hace algún tiempo escribir un
mensaje sobre escatología y he pensado bastante con respecto a la mejor forma de abordar un
asunto como ése. La escatología puede ser un tópico difícil y complicado, y sería totalmente
irrealista esperar cubrirlo completamente en un mensaje de un blog. Esta no será una disertación
exhaustiva sobre la materia sino una visión general muy breve. Estoy adherido a mi enfoque de
una manera bastante firme y, aunque muchos cristianos difieran con respecto a estas cosas, no
hay una razón por la cual el desacuerdo en cuanto a semejante materia hubiese de ser un motivo
para carecer de compañerismo y caridad los unos hacia los otros. La Escritura enseña
dogmáticamente el regreso visible y glorioso del Señor Jesucristo. Enseña que, para aquellos que
estén fuera de Cristo, su venida será como un ladrón en la noche; estarán aterrados. Para quienes
estén en Cristo su venida será como durante el día, estaremos listos para Él. Seremos confortados
al ver a nuestro Salvador y le glorificaremos.

Durante el tiempo en que estuve en una iglesia dispensacionalista, el premilenialismo


pretribulacional era considerado como el único enfoque ortodoxo de las últimas cosas y estar en
desacuerdo con semejante perspectiva era equivalente a tener una teología muy defectuosa. En
realidad, considerar cualquier otra escatología era visto como algo extremadamente peligroso. Se
pensaba que aquellos que abandonaban el rapto de la iglesia antes de la tribulación abandonaban
un gran consuelo para su esperanza. Verdaderamente, el rapto de la iglesia previo a la tribulación
era predicado repetidamente como nuestra grande y bendita esperanza. Debo admitir que
semejante pensamiento me parece extraño puesto que mientras leo la Biblia veo a la iglesia
perseverando a través de la tribulación.

Lo que sigue es una muy breve explicación de por qué soy amilenialista. En este formato me sería
imposible cubrir todo lo que me llevó a este enfoque pero trataré de mencionar lo principal. Note,
también, que no digo que usted debe estar de acuerdo con mi visión de la escatología para ser un
cristiano maduro y fiel, pero le exhorto diciendo que, si su esperanza está en el rapto, puede
hallarse fuera de lugar. He conocido personas que dirían que, si no fuera por el rapto
pretribulacional de la iglesia, entonces no tendríamos esperanza. La esperanza de usted debería
estar en Cristo, quien le sostendrá y le guardará por su gracia aun a través de las peores pruebas,
sufrimientos y tribulaciones.

Alguien dijo que, si tenemos una comprensión correcta de Israel, entonces tendremos una
comprensión correcta de la escatología, y me siento inclinado a concordar. Nuestra comprensión
de la relación entre Israel y la iglesia se clarificará grandemente si entendemos versículos como
Gálatas 3:29; Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y conforme a la
promesa los herederos. Si somos la simiente de Abraham, entonces todas las promesas hechas a
Israel son nuestras también. Puesto que sabemos que el verdadero Israel se compone de aquellos
que nacen de Isaac, los nacidos de la promesa (Romanos 9:6-9), entonces esta rígida dicotomía
que el Dispensacionalismo ha trazado entre la iglesia e Israel debe ser falsa. La Biblia dice de
manera muy clara, en Romanos 9:6-7, Porque no todos los que son de Israel son israelitas; ni por

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ser simiente de Abraham, son todos hijos. Así que usted ve que no es ser judío nacionalmente lo
que hace que usted sea un israelita, sino que es haber nacido del Espíritu de Dios lo que le
convierte a usted en un verdadero israelita. Esto no equivale a decir que Dios ya haya terminado
con los judíos; ciertamente no lo ha hecho y Romanos 11 lo deja perfectamente claro y debería
ser el deseo de todos los cristianos ver a los judíos convertidos a Cristo. Sin embargo, debo
rechazar la noción de una renovación de una teocracia judía terrenal, que viene a ser el Antiguo
Pacto que ya ha sido suprimido y que no puede ser traído de vuelta. El Nuevo Pacto, que es mejor,
ocupa ahora su lugar (Hebreos 8), y en Cristo no hay judío ni griego (Gálatas 3:29).

Sabemos que en el Antiguo Testamento tenemos todas estas profecías que aún deben cumplirse y
lo que se pregona comúnmente es que, dado que debemos interpretar la Biblia literalmente, estas
profecías deben cumplirse literalmente como están escritas. Debo decir que semejante enfoque
es demasiado simplista y parece revelar una cierta medida de ignorancia con respecto a la
manera en que las profecías generalmente se cumplen. La profecía generalmente se cumple de un
modo que no es directamente evidente dada la forma en que se halla escrita.

Por lo tanto, permítame darle un ejemplo de una profecía que se cumplió de un modo que usted
para nada esperaría. Malaquías 4:5-6, He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día
de Jehová grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los
hijos a los padres: no sea que yo venga, y con destrucción hiera la tierra. Ciertamente suena como si
Elías debiera regresar literalmente. El cumplimiento de esta profecía no es lo que usted podría
esperar al leer el texto en sí mismo. Note cómo en Lucas 1:16-17 el ángel Gabriel cita este mismo
pasaje a Zacarías haciendo referencia a Juan el Bautista. Y a muchos de los hijos de Israel
convertirá al Señor Dios de ellos. Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías, para
convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para
aparejar al Señor un pueblo apercibido. Y en Mateo 17, Cristo mismo nos dice que Juan el Bautista
cumple esta profecía. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen pues los
escribas que es menester que Elías venga primero? Y Él respondió: Elías vendrá primero, y
restituirá todas las cosas. Mas os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en él todo
lo que quisieron: así también el Hijo del hombre padecerá de ellos. Los discípulos entonces
entendieron que les habló de Juan el Bautista.

De manera que, para quienes afirman que una profecía escrita en Ezequiel o Daniel debe tener un
cumplimiento literal, sería bueno considerar el ejemplo citado arriba. Dichas profecías se
cumplirán, pero creo que no como usted esperaría. Siendo así, permítame darle algunas razones
con respecto a por qué soy amilenialista. Cuando voy a los pasajes doctrinales, los pasajes
didácticos del Nuevo Testamento, no puedo hallar mención alguna de un reino milenial de Cristo
sobre un estado judío sobre la tierra antes del juicio final. Jamás es mencionado, ni una sola vez,
ni siquiera en el Discurso de los Olivos. Cristo habla de una tribulación tal que el mundo jamás ha
visto, habla de un juicio final, pero de un reino milenial terrenal sobre una teocracia judía, no dice
una palabra. De hecho, las palabras de Cristo acerca de su reino en otras partes de los evangelios
se hallan en oposición directa a un reino terrenal de 1000 años. En Juan 18:36 dice Mi reino no es
de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo fuera
entregado a los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí. También es digno de notar que ninguna
de las epístolas menciona jamás un reino milenial de Cristo tampoco. Tanto Pablo como Pedro,
los cuales abordan la venida de Cristo y el fin del mundo en forma más bien extensiva, jamás

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mencionan un reino terrenal sobre un estado judío. Yo sé lo que usted está diciendo ahora: ¿Y qué
hay de Apocalipsis 20? Bueno, voy a llegar a eso, pero creo que es importante decir primero unas
cuantas cosas con respecto al libro de Apocalipsis en general.

Todos sabemos que debemos interpretar la Biblia literalmente, pero existe un malentendido
común acerca de lo que significa la palabra “literal”. La doctrina reformada es sensus literalis. No
significa que busquemos traducir cada palabra mediante su significado más literal. Simplemente
significa esto: debemos interpretar la Biblia de acuerdo al estilo o género literario propio de cada
parte de la Biblia. No interpretamos las porciones didácticas de Romanos del mismo modo en que
interpretamos el libro de Proverbios, o los pasajes poéticos de Isaías. Leer el Apocalipsis
literalmente de la misma manera en que leeríamos un libro de historia sobre la Segunda Guerra
Mundial sería tonto. Con esto en mente, observemos en forma breve el libro de Apocalipsis.

El libro de Apocalipsis está escrito en un estilo literario conocido como literatura apocalíptica.
Apocalíptico significa en el griego “destapar o revelar”. Fue un estilo literario muy común y
ampliamente popular entre los años 200 A.C. y 150 D.C. y era aún de uso común en un momento
tan posterior como el 350 D.C. en forma tal que los lectores del Apocalipsis durante los días de
Juan habrían entendido bien ese estilo literario. La literatura apocalíptica es altamente simbólica.
Tenemos una mujer montando una bestia, un dragon que surge del océano y cosas así. Como en
toda la literatura apocalíptica, los números no se interpretan típicamente de acuerdo a sus sumas
matemáticas. Típicamente representarán algo más significativo. Por ejemplo, los veinticuatro
ancianos de Apocalipsis 4:4 no son 24 personas; están representando la totalidad del pueblo
redimido por Dios tanto en las 12 tribus de Israel como los 12 apóstoles, esto es, creyentes del
Antiguo y el Nuevo Testamento. En el capítulo 4, versículo 5, vemos siete espíritus de Dios pero
esto no destruye nuestra doctrina de la Trinidad. De manera que, con esto en mente, no hay razón
para pensar que en Apocalipsis 20 los mil años corresponden a mil años reales. Pensar que lo
fuesen sería altamente inconsecuente.

También es importante notar que está dirigido a las siete iglesias de Asia (1:4). Esto significa que
lo que está escrito allí estaba dirigido tanto a ellos como a nosotros. Es el único libro de la Biblia
que comienza y termina con una bendición para aquellos que lo leen y guardan sus palabras (1:3
y 22:7). Eso significaba que la gente de aquellas siete iglesias debía entender y guardar todo lo
que este libro les dijera. Debía ser de relevancia inmediata para los contemporáneos de Juan.
Vemos esto aun en el primer versículo; La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar
a sus siervos”. A diferencia del libro de Daniel, que termina sellando las profecías contenidas en él,
el Apocalipsis está abierto a todos aquellos que lo lean. Por lo tanto, cualquier interpretación que
vaya más allá del marco referencial del lector original es altamente sospechosa. El Apocalipsis se
halla empapado en el simbolismo del Antiguo Testamento y una comprensión de que el
simbolismo es la clave para entender el Apocalipsis. En otras palabras, permitimos que la Biblia
interprete a la Biblia, no los eventos actuales. De los 404 versículos del Apocalipsis, 278
contienen referencias a las Escrituras del Antiguo Testamento. Si usted quiere saber a qué
corresponde la marca en la frente según el capítulo 13 y versículo 16, compárelo con
Deuteronomio 6:8. La marca de la bestia no es un tatuaje ni un microchip en la frente de uno sino
que representa una sumisión total al anticristo y al sistema mundial. En otras palabras, si usted
es una persona que rechaza a Cristo, esto le representa a usted en este preciso momento.

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Otro aspecto clave que se debe notar en cuanto al Apocalipsis es que repite los eventos revelados
en él de manera cíclica y vistos desde perspectivas diferentes. Por ejemplo, vemos que el juicio
final es descrito en los capítulos 6, 7, 9, 11, 14 y 19. Encontramos la persecución del pueblo de
Dios descrita a lo largo de la mayor parte de los capítulos del medio. Vemos el estado eterno así
como los cielos nuevos y la tierra nueva en el capítulo 5:10 y en los capítulos 21 y 22. En todo el
libro no hallamos una sola descripción de cómo se supone que será el reino milenial. Los eventos
descritos en Apocalipsis 20, versículos 1-6, son simplemente aun otra visión de los eventos
descritos en Apocalipsis 12:7-11. En otras palabras, los mil años describen el actual reinado que
ejerce Cristo desde el cielo y su acción de arrojar y atar a Satanás. Satanás está verdaderamente
atado aun ahora porque Cristo ha desarmado a todos los principados y las potestades
habiéndolos dejado en vergüenza pública triunfando sobre ellos (Colosenses 2:15). Recuerde,
todo el argumento del sermón de Pedro en Hechos 2 fue que Jesús es el Cristo y que gobierna su
reino en este momento desde su trono.

Si usted está estudiando el Apocalipsis con un ojo puesto en la predicción del futuro, entonces
está malinterpretándolo del todo. El Apocalipsis es la revelación de Cristo acerca de sí mismo. El
libro contiene todas las doctrinas claves del Evangelio incluyendo la deidad de Cristo y su
condición de Hijo, las tres personas de la Divinidad, los oficios de Cristo, el estado caído del
hombre, la justificación y la reconciliación mediante la sangre de Cristo, el surgimiento y la caída
del anticristo y la condición de la iglesia de Cristo en el mundo hasta el final del tiempo, y
descripciones del estado eterno. Al leer el Apocalipsis usted debería estar persuadido de que la
fidelidad al Evangelio es de la mayor importancia. Vemos que no hay espacio para aquellos que
transan con el Evangelio. Habrá quienes triunfen (Apocalipsis 12:11), los verdaderos seguidores
de Jesucristo que son fieles al Evangelio aun hasta la muerte. También encontramos a los
habitantes de la tierra (Apocalipsis 17), aquellos que están atados al sistema y la filosofía de este
mundo, los cuales pertenecen al Dragón. Al leer este libro usted descubrirá a qué lado pertenece.
Usted tendrá la seguridad de que Cristo regresará para llevar a cabo un juicio contra aquellos que
se opongan a Él y para reunir a los suyos en torno a sí mismo. El Apocalipsis debería animarle en
cuanto a que, aunque usted pueda sufrir por el nombre de Cristo, no sufrirá en vano. Cristo
recompensará a quienes sean fieles hasta el fin. Usted debe sentirse animado y motivado a buscar
una mayor santidad esperando la aparición de nuestro Salvador, pero no porque tenga miedo de
ser hallado desprevenido al saber que Él podría aparecer en cualquier minuto, lo cual es una
especie de temor servil que aun el incrédulo tiene. Nuestra motivación para buscar la santidad
debe provenir del hecho de que nada puede separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús
nuestro Señor.

La profecía en la Escritura nunca pretende darnos una suerte de bola de cristal con el fin de
predecir los detalles de eventos específicos en el futuro. Se ha derramado mucha tinta tratando
de predecir los detalles de los eventos que rodean al rapto de la iglesia y el regreso de Cristo. Un
examen breve de los últimos 150 años revelará los numerosos intentos que se han llevado a cabo
al respecto y que han fracasado sin excepción. La profecía es revelación redentiva. Su propósito
es guiar a los hombres a Cristo y consolar a aquellos que son lavados en la sangre del Cordero. Sin
importar cuál sea nuestra visión del milenio, haremos bien si tenemos esto en mente.

Fuente: http://www.oldtruth.com/blog.cfm/id.2.pid.823
Fecha: 05 de Marzo de 2008

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