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N.º 5 POESÍA MÁS POESÍA
jó para la revista “Cuadernos” y algunas editoriales france- Desde luego, sólo en este clima de bloqueo y melancolía
sas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a es posible estudiar de forma pormenorizada títulos como
Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Nombres y figuras (1969), La condesa sangrienta (1971) y El
Bonnefoy, y estudió historia de la religión y literatura france- infierno musical (1971). En cierto modo, podemos insinuar
sa en la Sorbona. un propósito testamentario, aunque ese fin también es pro-
Luego de su retorno a Buenos Aires, Pizarnik publicó tres pio de creadores que no conciben el suicidio entre sus pla-
de sus principales volúmenes, “Los trabajos y las noches”, nes.
“Extracción de la piedra de locura” y “El infierno musical”, así Como es obvio, resultan graves las consecuencias de
como su trabajo en prosa “La condesa sangrienta”. esa patología consistente en vincular vida y obra. A vueltas
En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una con esa conexión entre la obra literaria y la realidad de su
Fullbright autora, Frank Graziano cree que «la obra de Pizarnik sólo
«En el fondo –escribe el 25 de julio de 1965– yo odio la puede nombrar una muerte literaria y nunca una real». Es
poesía. Es, para mí, una condena a la abstracción. Y ade- más, el debate sobre si la escritora cometió un suicidio o
más me recuerda que no puedo «hincar el diente» en lo con- simplemente erró la dosis, resulta académico en lo concer-
creto. Si pudiera poner orden en mis papeles algo se salva- niente a su creación literaria, pues dicha obra «sólo nombra
ría. Y en mis lecturas y en mis miserables escritos» la muerte que sufrió Pizarnik como autora, como personaje
Otra empresa posible es el silencio, que se presenta de de su propia ficción, cualesquiera que fuesen las intenciones
dos maneras en su obra. «La primera –temible y peligrosa específicas de Pizarnik como persona».
para la palabra poética, aún en antítesis con ella– correspon- El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de
de a la incapacidad de enunciación. La otra –atracción y semana fuera de la clínica psiquiátrica donde estaba interna-
fuerza de la palabra poética– simboliza un mundo auténtico, da, Pizarnik murió. Al año de su muerte se edita su obra
intacto y perdido, y confina con la poesía misma, además de completa realizada por la poeta y traductora Ana Becciú, la
ser el componente necesario de la resonancia propia del len- obra recoge un gran número de poemas inéditos, escritos en
guaje lírico» la última etapa de su vida (entre 1962 y 1972) y conservados
Pese a figurar como detalle anecdótico, sorprende que, en su archivo, que custodia la Biblioteca de la Universidad
aun definiéndose en esa totalidad de la muerte, Pizarnik cul- de Princeton.
tivara a ratos y con buen estilo el donaire social. Una vez
más, el lenguaje era su instrumento privilegiado. Por ello,
Ivonne Bordelois, censura a los autores de semblanzas por-
que no hablan nunca de «la extraordinaria voz de Alejandra
y de su aún más extraordinaria dicción. Alejandra hablaba
literariamente desde el otro lado del lenguaje, y en cada len-
guaje, incluyendo el español y sobre todo en español, se la
escuchaba mal, en una suerte de esquizofrenia alucinante»
Cuando el 30 de abril de 1966 retoma las páginas de su
diario, se observa recién llegada a los treinta años, sin saber
aún nada de la existencia. «Lo infantil –escribe– tiende a
morir ahora pero no por ello entro en la adultez definitiva. El
miedo es demasiado fuerte sin duda. Renunciar a encontrar
una madre, la idea ya no me parece tan imposible. Tampoco
renunciar a ser un ser excepcional (aspiración que me has-
tía). Pero aceptar ser una mujer de 30 años… Me miro en el
espejo y parezco una adolescente. Muchas penas me serían
ahorradas si aceptara la verdad»
Mediante el simbolismo desmesurado de Extracción de
la piedra de locura (1968), la sola cita del dolor y la impoten-
cia configura el tablero poético, pero no ya por medios con-
vencionales, sino a través de una constatación –rica en con- «Este volumen no es definitivo -advierte la antóloga en
secuencias– de la falta de fe en su propia imaginación crea- una nota final-, en un sentido académico; es sólo una com-
dora. «Si no fuera así –escribe el 24 de mayo de 1966– no pilación, hecha, eso sí, con lealtad a Alejandra Pizarnik, y
leería para aprender sino para gozar. ¿Aprender qué?: devoción a su obra, única e irrepetible». Todas las carpetas
Formas. No, no es el deseo de frecuentar modos de expre- y cuadernos, además de los papeles con anotaciones o poe-
sión. Mis contenidos imaginarios son tan fragmentarios, tan mas, fueron conservados casi en el mismo orden en que los
divorciados de lo real, que temo, en suma, dar a luz nada dejó su autora y ese orden es el que Becciú ha tratado
más que monstruos. Creo que se trata de un problema de «escrupulosamente» de respetar. Afortunadamente, el archi-
distribución de energías. Pero lo esencial es la falta de con- vo de Alejandra Pizarnik, compuesto por diarios, manuscri-
fianza en mis medios innatos, en mis recursos internos o tos, correspondencia, pinturas y otros papeles, es uno de los
espirituales o imaginarios». más consultados por investigadores y académicos de todo el
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POESÍA MÁS POESÍA N.º 5
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N.º 5 POESÍA MÁS POESÍA
PIEDRA FUNDAMENTAL
aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles
posesión de mi terreno baldío, no, negros. Ni en mis sueños de dicha existiría un coro
he de hacer algo, no, no he de hacer nada, de ángeles que suministre algo semejante a los soni-
dos calientes para mi corazón de los cascos contra las
algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas
arenas.
que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, con-
migo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distin- (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras
ta de ella. son fieles y verdaderas.)
En el silencio mismo (en el mismo silencio) tragar (Es un hombre o una piedra o un árbol el
noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los que va a comenzar el canto…)
pasos perdidos.
Y era un estremecimientos suave trepidan-
No puedo hablar para nada decir. Por eso nos per- te (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su
demos, yo y el poema, en la tentativa inútil de trans- musicalidad y trepida con más disonancia que un
cribir relaciones ardientes. caballo azuzado por una antorcha en las arenas de
¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo un país extranjero).
estéril, a lo fragmentado.
Estaba abrazada al suelo, diciendo un nom-
Las muñecas desventradas por mis antiguas manos bre. Creía que me había muerto y que la muerte era
de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa decir un nombre sin cesar.
(pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser
No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este
Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste
decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi
asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
voz sino con mis voces. También este poema es posi-
Yo quería que mis dedos de muñeca penetra- ble que sea una trampa, un escenario más.
ran las teclas. Yo no quería rozar, como una araña,
Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló
el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme,
en el agua violenta, me erguí como la amazona que
petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para
domina solamente con sus ojos azules al caballo que
entrar adentro de la música para tener una patria.
se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua
Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando
verde en mi cara, de beber de ti hasta que la noche se
un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de
abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun
que se estableciera algo parecido a una estación de
para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy?
trenes, quiero decir: un punto de partida firme y
Estoy en un jardín.
seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar,
Hay un jardín.
hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el
refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía
fundar una estación pues no contaba más que con un
tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se
distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus
traiciones porque la música estaba más arriba o más
abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y
del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en
dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escri-
biendo.)
Una noche en el circo recobré un lenguaje per-
dido en el momento que los jinetes con antorchas en
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POESÍA MÁS POESÍA N.º 5
Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón
Señor
EL DESPERTAR La jaula se ha vuelto pájaro
a León Ostrov y ha devorado mis esperanzas
Señor
la jaula se ha vuelto pájaro Señor
y se ha volado La jaula se ha vuelto pájaro
y mi corazón está loco Qué haré con el miedo
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios
LUCÍA SERRANO
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N.º 5 POESÍA MÁS POESÍA
y entre las penas impronunciables, todos son mari- ¿Y quién no estuvo preso?
cas, Venganzas traman las horas que pasan,
y a los machos, que el padre nuestro los salve, o no y ninguna virtud se hace presente.
los salve Todo es distancia, no hay cita, ni desdicha.
nadie. Todo es festín sin ninguna palabra. Todo sombra.
Sí, fue en la cárcel, que excitación te da el encierro Todo madrugada.
que no termina nunca. Algún amor clavándose en las piedras rueda y se
Obreros de puertos sin barcos. hace agua.
Bromas y carcajadas para una lágrima desconocida. Gotas para gemidos impronunciables.
¡Che cabrón, no puedes violarte a esa niña porque Al final todos son culpables, se terminan definitiva-
es mente
mi hija! los valientes.
Rataplán, rataplán, rataplán, las botas caminan Y todo eso, fue en la cárcel.
como los
caballos,
y lo único que existe es el mal.
¿A ver a quién puedo joder hoy, a qué ingenuidad,
a qué esperanza, a qué mañana?
Hoy me violaré a una madre.
Para eso dios me ha hecho huérfano, él tiene comple-
to
mi legajo,
él lo ha diseñado.
Hombre infantil, crees que diseñas tu destino,
pero él arma los escenarios para placeres que tú no
te
imaginas.
Sí, recuerdo, fue en la cárcel donde conocí los mila-
gros.
Allí se hizo presente la bruma del aire que tienen
los esclavos.
Todos los cerebros son huecos y se llenan con la
basura
que recogen los basureros.
En vano te lavas la cara o la cabeza.
Nadie tiene sueños, todos son inventos.
Los grandes escritores nacieron en la cárcel,
rodeados del estiércol hicieron catedrales y bárbaros
Revista
monumentos.
Vivieron muertos. POESÍA MÁS POESÍA Nº 5
¿No te parece acaso un desafío imposible de ser cier- en Internet
to? www.editorialgrupocero.com
Manchas en los baños almacenan los gestos del sal- sección revistas
vado,
y desfilan los hechos jamás vistos, jamás contados. Próximo número:
Un diseño para esquizofrénicos. César Vallejo y Carmen Salamanca
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