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INDICE

Introduccion.......................................................................................................................A

Objetivos............................................................................................................................B

Metodología.......................................................................................................................B

Marco Teórico Conceptual................................................................................................C

Capitulo I: La Angustia.......................................................................................................1

1.1 Transcurso de la Agonía..........................................................................................1

1.2 Enfrentar la Muerte..................................................................................................1

Capitulo II: La Muerte........................................................................................................5

2.1 Aspectos socioculturales de la muerte....................................................................5

2.2 Vivencia de la muerte..............................................................................................5

2.3 Significado de la muerte..........................................................................................5

2.4 Análisis psicológico de la muerte.............................................................................6

2.4.1 Concepto de muerte..........................................................................................6

2.4.2 Ansiedad, miedo y muerte.................................................................................7

2.4.3 El Proceso de Morir...........................................................................................7

2.5 Procesos emocionales ante la muerte y el morir.....................................................8

2.6 Actitudes ante la Muerte..........................................................................................8

2.6.1 Concepto y naturaleza de la actitud..................................................................8

2.6.2 Diferentes actitudes ante la muerte..................................................................8

Conclusión.........................................................................................................................E

Bibliografía.........................................................................................................................F
INTRODUCCION

Se ha escrito mucho sobre la necesidad que sienten las personas moribundas


de una mayor comunicación durante su crisis final. Como la ciencia y la medicina han
progresado y han añadido más años a la media de duración de la vida del hombre, nos
hemos visto enfrentados con nuevos y más difíciles problemas humanos. Las
consecuencias de la prolongación de la vida, el morir con dignidad, así como los
derechos del paciente respecto de estas decisiones, plantean nuevos problemas.

Los pacientes pasan por ciertas reacciones de acoplamiento llamadas las etapas
de la agonía. Se sobrentiende que no todos los enfermos pasan por estas etapas ni
todos las padecen por el mismo orden. En general, sin embargo, la mayor parte de los
pacientes, y los adultos más que los niños, responden inicialmente con un shock y una
negativa.

En la actualidad y en nuestra sociedad occidental, la muerte se vive como algo


extraño, imprevisto y que en la mayoría de las veces no está presente en nuestros
pensamientos cotidianos. Esta negación social de la muerte lleva a esconder y
medicalizar la misma, prefiriendo una muerte rápida, y que se produzca a poder ser,
cuando uno está durmiendo.

Así pues, el objetivo de esta investigación es aportar nuevos datos que ayuden a
mejorar nuestra formación como profesionales de Psicología, nuestro objetivo ha sido
analizar actitudes y aspectos socioculturales que pueden incidir en la motivación o
deseo de trabajar como futuros psicólogos.

Este trabajo consta de una parte teórica que se compone de dos capítulos. El
primero de ellos se refiere al tema de la muerte. En este capítulo se describen aspectos
epidemiológicos, socioculturales y psicológicos de la muerte. El segundo capítulo
abarca algunos de los principales aspectos que se dan en el proceso de morir
refiriéndose al importante tema de las actitudes ante la muerte, exponiendo algunas
variables psicológicas y emocionales que pueden modular, en cierto modo, los
procesos emocionales ante la muerte y el proceso de morir.

A
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Analizar variables que puedan intervenir en el deseo de trabajar en un futuro


profesional, con enfermos al final de su vida.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Presentar los aspectos socioculturales de la muerte


2. Exponer un análisis psicológico de la muerte
3. Explicar las actitudes que presentamos ante la realidad de la muerte inminente
4. Desarrollar el proceso que conlleva la agonía

METODOLOGÍA

La metodología utilizada en este documento de investigación fue de deducción y


de análisis, sintetizando luego nuestras propias conclusiones.

FUENTES Y TÉCNICAS

Las fuentes utilizadas para poder producir este documento investigativo fueron
artículos publicados en la red de internet además de la aplicación de la observación
investigativa.

B
MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL

ANTECEDENTES

“La muerte nos sucede a lo vivos. Y de una manera muy especial, por
problematizada, a los seres humanos. Sólo la muerte enseña a vivir, lo cual supone
que hay que enfrentarse con la muerte, y hay que enfrentarse con la idea que cada uno
tiene de la muerte”. De esta forma el filósofo Javier Sádaba nos introduce al tema del
afrontamiento de la muerte, pero, aunque es inevitable enfrentarse a ella, la forma de
hacerlo no ha sido la misma a lo largo de la historia.

La muerte es el último rito del ciclo de la vida, pero al tener un importante


componente cultural, ha evolucionado en el tiempo, y es por esta razón materia de
reflexión para el historiador.

A pesar de que la muerte en todas las épocas ha inquietado al hombre, la


representación y las actitudes del hombre ante la muerte (costumbres, mitos,
creencias, ritos) han sido muy diferentes en distintas épocas y sociedades.

Así, por ejemplo, en el mundo preindustrial, sometido al ciclo demográfico


antiguo, la muerte no era un personaje oculto, ignora- do y postergado hasta el
momento inevitable, como se hace en la actualidad. Por el contrario, estaba firmemente
enquistada en la vida. Los muertos compartían con los vivos el suelo urbano y el
espacio sagrado de los templos. La muerte se mostraba cercana por la menor
esperanza de vida y por la precariedad y fragilidad de la existencia.

Esta presencia de la muerte obligó a los seres humanos que la sufrían a darle un
significado racional que sirviera para paliar la angustia e integrar socialmente a quienes
vivían en su temor. La respuesta tuvo un contenido, ante todo, religioso, fue el
cristianismo quien dotó a la muerte de un significado consolador: había que morir para
renacer a la vida eterna.

Sin embargo, ha sido en el siglo XX, especialmente en su segunda mitad, el


momento en el que se han modificado llamativamente las actitudes ante la muerte.

C
Precisamente ha coincidido con la toma de conciencia de que los sentimientos y las
creencias se podían historiar.

El historiar la muerte ha sido una respuesta a un tema que preocupa a la


sociedad actual, por ello se ha ahondado en el análisis de las creencias populares y se
ha pretendido hacer una aproximación a la postura adoptada por el ser humano ante la
muerte.

En la actualidad se ha experimentado una crisis en los dispositivos tradicionales


que la sociedad tenía para afrontar la muerte.

El historiador Philippe Ariès ha presentado a la muerte de hoy día como salvaje,


ya que progresivamente ha perdido la contención de los muros de la religión, de la
comunidad y de la familia. Estos marcos que domesticaban la muerte se han
fracturado, por la fuerza de la razón el primero, y con el peso de la ciencia,
específicamente la ciencia médica, el segundo.

MARCO CONCEPTUAL

o Estado de Agonía: Estado que precede a la muerte, en aquellas situaciones en


que la vida se extingue gradualmente. Es evidente que este proceso no se da en
todos los pacientes, ya que, en algunos casos, la propia enfermedad, o cualquier
otro motivo recurrente, podrá ser causante de un problema agudo que provoque
una muerte súbita. El cuerpo experimenta diversos cambios durante el proceso
de la agonía. El conocimiento de los síntomas más comunes de la muerte
inminente puede ayudar al paciente y su familia a prepararse para afrontarla
cuando llegue el momento.
o La muerte: Es un efecto terminal que resulta de la extinción del proceso
homeostático en un ser vivo; y con ello el fin de la vida. Puede producirse por
causas naturales o inducidas. El proceso de fallecimiento, si bien está totalmente
definido en algunas de sus fases desde un punto de vista neurofisiológico,
bioquímico y médico, aún no es del todo comprendido en su conjunto desde el
punto de vista termodinámico y neurológico, y existen discrepancias científicas al
respecto

D
CAPITULO I: LA ANGUSTIA

1.1 TRANSCURSO DE LA AGONÍA

La verdad es que, en general, nadie sabe cuándo morirá exactamente una


persona. Las predicciones que intentan ser exactas suelen ser erróneas, porque el
tiempo que una persona puede vivir es muy variable. Algunas veces, una persona muy
enferma vive aún meses o años, mucho más de lo que parecía posible. Sin embargo,
otra persona en la misma situación puede morir rápidamente. Si la persona quiere estar
acompañado por alguien en particular en el momento de la muerte, habrá que hacer las
previsiones necesarias para acomodarse a ese deseo pensando en un tiempo
indefinido.

Esta última fase de la enfermedad, a la que llamamos agonía, es reconocida por


numerosos autores como la más profunda y difícil experiencia que cualquier ser
humano debe afrontar, provocando un conjunto de situaciones emocionales y
psicológicas de gran fuerza y complejidad.

La situación de agonía se define como aquel estado que precede a la muerte, en


aquellas situaciones en que la vida se extingue gradualmente. Es evidente que este
proceso no se da en todos los pacientes, ya que, en algunos casos, la propia
enfermedad, o cualquier otro motivo recurrente, podrá ser causante de un problema
agudo que provoque una muerte súbita

1.2 ENFRENTAR LA MUERTE.

La forma en que nos dispongamos frente a la muerte definirá nuestro proceso de


muerte, Kübler-Ross después de realizar una cantidad de estudios de campo
inimaginable sobre enfermos terminales, dio a conocer la existencia de 4 etapas de la
muerte y la agonía, las cuales serían:

A. Negación: cuando una persona se entera de que sufre una enfermedad mortal
su primera reacción es la negación, aquel mecanismo de defensa que ante la
evidencia nos hace decir "no, no puede ser", esto constituye una autosugestión

1
que implica la no aceptación de la condición, la persona se convence de que ha
habido errores en los resultados de laboratorios o radiografías y cambiando de
médico para obtener otra respuesta. La negación es un mecanismo normal que
nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida en relación al tema de la
muerte, y la negación parcial de ésta hasta se hace necesaria para asumir
algunos riesgos, pero ante la noticia de una muerte inminente se hace total. La
negación permite una tregua entre la psiquis y la realidad, le otorga el tiempo al
individuo para pensar su muerte de manera más distanciada, buscando la
adaptación del evento que ha asaltado su psiquismo de manera muy abrupta. La
negación constituye un mecanismo de amortiguación del efecto.
Es importante destacar que la negación, a su vez, no es un fenómeno
absolutamente individual, dado que nuestra cultura poco a poco ha ido negando
los eventos de la muerte, no se habla de ella, los velatorios se trasladaron de la
cama de la propia casa donde se era acompañado por gran cantidad de
familiares y amigos, a una camilla de terapia intensiva, con restricción de visitas
y con la soledad que un lugar tan descarnado como ese provoca.
B. Ira: cuando el enfermo acepta por fin la realidad se rebela contra ella, y nace la
pregunta ¿por qué yo? la envidia comienza a corroer el alma, que injusto es que
me haya tocado a mí morir, deseos de tener la vida de los demás, su ira inunda
todo a su alrededor, nada le parece bien, nada le conforma. Todo lo que ve le
produce un agudo dolor, recordar su condición le inunda de odio y rencor, esta
etapa se caracteriza por la negación de dios, los insultos. Su autoestima está
atropellada por no ser él el elegido para permanecer con vida. Los enfermos en
esta etapa necesitan expresar su rabia para librarse de ella.
C. Pacto o negociación: se asume la condición, pero aparece una tentativa por
negociar el tiempo, se intenta hacer un trato, dado que en vida este recurso más
de alguna vez lo sacó de algún apuro, aunque la realidad le indique que para
eso es demasiado tarde, ej. El eterno fumador que cuando se entera que tiene
cáncer promete no fumar nunca más. Los adultos en estas circunstancias se
vuelven regresivos, pidiendo tiempo a cambio de buena conducta. La gran

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mayoría de estos pactos son secretos y sólo quienes los hacen tienen
consciencia de ello.
D. Depresión: esta aparece cuando se tiene conciencia de que todos los pasos
anteriores fracasan ante el desarrollo de la enfermedad que provoca gran
invalidez, dolores u hospitalizaciones continuas. Las consecuencias
psicosociales que acarrea una enfermedad catastrófica, entre ellas; decadencia
física, imposibilidad de trabajar o desempeñarse en tareas habituales, problemas
económicos y familiares, sensación de inutilidad y de constituir una carga
innecesaria, provocan en el enfermo un estado natural de depresión. La
depresión es producto de lo ya perdido, pero también un proceso de preparación
ante la propia muerte. En esta etapa, es saludable para el enfermo expresar la
profundidad de su angustia en vez de esconder su dolor.
E. Aceptación: Es un arduo trabajo alcanzar la aceptación de un futuro incierto
durante el proceso de la Agonía y no toda persona en esta situación logra
hacerlo, puesto que muchos de éstos, ávidos y ocupados en su lucha “olvidan” o
pretenden olvidar que la muerte está próxima.
La ansiedad ante la agonía es una defensa, un temor, un sentimiento, una
actitud, una manifestación, que el ser humano experimenta muchas veces
durante la vida. Cada persona convive con su propia ansiedad, en la cual se
sumerge una y otra vez. Sin embargo, no siempre encuentra una causa objetiva
que explique su presencia.
Generalmente quien la padece utiliza como mecanismo de defensa la
racionalización, es decir, intenta dar explicaciones racionales a un temor
desconocido. Se pretende etiquetar y clasificar este sentimiento, para así mismo
liberarse de él; pero la presencia de la ansiedad depende directamente de la
emoción. Se genera en el interior de cada persona. La ansiedad está
íntimamente asociada con temor de la pérdida del objeto amado, a la pérdida del
amor del objeto amado y finalmente a la muerte. El estado ansioso produce
cambios significativos en el organismo, aparecen síntomas tales como dolor (en
cualquier parte del cuerpo), vértigo, malestar gastrointestinal, caída del cabello,

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anorexia, etc., incluyendo la fatiga o asfixia acompañada de alteraciones en los
sistemas cardiovascular y neurológico.
En el proceso de morir a causa de una patología mortal, hay dos etapas. Una
preagónica, que se inicia con la enfermedad terminal, en la cual se producen
cambios significativos tanto físicos como psicológicos. Poco a poco se van
alterando las necesidades básicas del individuo. Durante esta etapa el apoyo
psicológico, afectivo y médico adecuado es necesario. La segunda y última
etapa, es la agonía. Los sistemas vitales del organismo se encuentran
gravemente afectados y por eso, el fallecimiento de la persona es cercano.
La ansiedad que se presenta en la persona moribunda evoluciona con rapidez.
Se estaciona con facilidad acaparando la atención de quien la padece. Su
presencia afecta la tranquilidad racionalmente establecida de su vida cotidiana.
Algunas veces, se puede justificar por un factor externo. Por ejemplo, puede
estar motivada por la pérdida progresiva de la integridad física y el deterioro
irreversible inherente a la enfermedad terminal.
Este proceso agónico, se manifiesta en cada individuo de acuerdo a su
idiosincrasia, a su historia, a su familia y a sus propios recursos. A esto hay que
sumarle el rol del médico o del equipo médico interviniente.

Estas etapas no se dan rigurosamente como una secuencia invariable, alguien


puede morir enojado con el mundo, o sin jamás aceptar la muerte porque su amor a la
vida es más fuerte que su paz interior, por lo general quien no desea morir llegando su
hora ha dejado algo pendiente, resolver sus asuntos de la mejor forma puede ser un
incentivo para el buen morir. Lo importante es que a través de estas etapas Kübler-
Ross supo plasmar una anatomía psíquica de la muerte, acompañada de todo su
carácter emocional, ahora algo podemos entender el proceso de la muerte, para poder
aceptar su llegada de mejor manera.

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CAPITULO II: LA MUERTE

2.1 ASPECTOS SOCIOCULTURALES DE LA MUERTE

Cuando nos propusimos investigar las posibles causas que intervienen en la


motivación de cuidar enfermos terminales, tuvimos siempre presente la importancia del
factor cultural como elemento determinante de una actitud de acercamiento al enfermo
moribundo. Partiendo del factor cultural, todo lo relacionado con la muerte es el reflejo
de los cambios socioculturales que con relación a la muerte y el proceso de morir ha
sufrido nuestra sociedad occidental actual.

Si comparamos la percepción actual de la muerte con la que se tenía en épocas


anteriores, se puede observar que antes había un mayor contacto con la muerte dado
que la mayoría de las personas morían en su casa acompañados de sus familiares y
amigos y en donde, incluso a los niños se les permitía despedirse de algún familiar o
amigo moribundo. Por otro lado, los rituales en la elaboración del duelo se hacían más
patentes: los entierros eran públicos y con asistencia de mucha gente, el velatorio del
muerto se realizaba en casa, la elaboración del duelo se mostraba públicamente con la
forma de vestir y los rituales religiosos que se realizaban cada cierto tiempo.

2.2 VIVENCIA DE LA MUERTE

En la actualidad, el contacto con la muerte nada tiene que ver con la vivencia de
hace unas décadas. La mayoría de los niños no han visto una persona enferma o grave
pudiendo llegar a la edad adulta sin haber experimentado y vivido una pérdida. Es más,
se les aparta del dolor, la enfermedad y la muerte llevándolos a otros hogares para que
no sufran por la pérdida del familiar. Es probablemente por ello, que, en estos
momentos, la mayoría de los fallecimientos se producen en hospitales dando lugar al
desplazamiento institucional de la muerte.

2.3 SIGNIFICADO DE LA MUERTE

El sentido de la muerte se encuentra en la vida misma, en cuanto sabemos que


vamos a morir, dirigimos nuestros esfuerzos hacia la vida intensamente vivida, el morir

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nos enseña a amar, querer, recordar. La muerte postergada hacia la eternidad no
puede sino constituir el más absurdo de los absurdos. En cuanto ésta dejaría de ser
fuente de vida, vivir en el más acá, requiere la certeza de la finitud. La muerte es un
espejo en el cual contemplamos nuestra vida entera, la historia personal se perfila
hacia un proyecto común de todos los hombres, de los que están y los que vendrán, el
dialogo del espíritu con el corazón, resuelven su acuerdo de vida en un instante, el
corazón ofrece energía para la acción, y el espíritu ofrece un viaje hacia el crecimiento.
Entender esto, significa entender que la vida misma no es más que un periodo pequeño
de nuestra existencia.

La vida cobra sentido en cuanto se revela como un tránsito, morir es cambiar de


estado y el bien morir puede ser entendido en términos de desprenderse finalmente de
todo lo material que nos confina a este mundo para facilitarnos el paso a la eternidad.
El bien morir es estar dispuesto con humildad a despedirse de la vida, entregar la
existencia que nos fue dada, sin rencores ni arrepentimientos, sin culpa y sin dolor.

¿por qué vivir si sabemos que vamos a morir? porque en la vida encontramos el
significado de la existencia y en la muerte encontramos el significado de la vida, el
convencimiento de nuestra muerte nos impulsa a trabajar, a hacer, a producir, sin
posponer inútilmente nuestro destino. La presencia de la muerte nos pone frente a
nuestra responsabilidad, que es la de hacer de la vida el sentido mismo de la
existencia.

2.4 ANÁLISIS PSICOLÓGICO DE LA MUERTE

2.4.1 Concepto de muerte

Desde una perspectiva psicológica, la muerte se considera como un proceso y


no como un acto puntual. En este proceso, la muerte se puede contemplar a partir de
tres aspectos: el biológico, el psicológico y el social. Aunque en realidad, la muerte en
sí misma, es un concepto general cuyo significado varía en función de si se analiza
desde un punto de vista fisiológico, social, médico, psicológico, antropológico o
económico entre otros aspectos. En este sentido, la muerte puede ser realidad,
percepción, situación, acto, final, principio e incógnita.

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Centrándonos en la muerte psicológica, añadiremos que ésta va paralela a la
muerte física y social. El enfermo terminal se va muriendo poco a poco y va diciendo
adiós al amor, a las ilusiones y a las esperanzas. Por otro lado, aumentan los miedos al
más allá, al sufrimiento de los últimos días, a que pasará con sus familiares, al olvido.

2.4.2 Ansiedad, miedo y muerte

La ansiedad es un tema lleno de facetas y dimensiones diversas. Es un estado


psicofísico que se sobrepone a las demás conductas, e introduce una desorganización
importante en la psiquis humana.

La ansiedad ante la muerte se puede entender como una reacción emocional


producida por la percepción de señales de peligro o amenaza a la propia existencia. La
muerte genera todo tipo de actitudes y emociones siendo el miedo y la ansiedad las
respuestas más comunes. Ambos términos, el miedo y la ansiedad.

La ansiedad sería un estado emocional negativo que carece de objetivo


específico. Sería como tener miedo a algo, sin saber que es ese algo, mientras que el
miedo sería lo que experimentamos cuando podemos localizar y describir la fuente de
nuestras preocupaciones. Es decir, la ansiedad ante la muerte sería el miedo a dejar de
existir, mientras que el miedo a la muerte podría ser miedo al proceso de morir, en el
sentido de cómo será la agonía, si se podrá controlar el dolor.

2.4.3 El Proceso de Morir

El proceso de morir es un período propicio para experimentar intensas


emociones que ponen en evidencia la fragilidad y la limitación de la vida humana. La
fragilidad de este momento va a generar sentimientos difíciles de contener y vivenciar.
La ansiedad y el temor se harán presentes a medida que se acerca el momento final de
la vida de la persona.

En toda relación humana, las emociones juegan un papel importante. Y en el


proceso de morir todavía más por la presencia de la muerte. En esta situación o
proceso, para el que va a morir, el sentirse comprendido y reconocido como ser
humano, la reflexión sobre su propia vida, o el poder despedirse de sus seres queridos

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entre otros aspectos, se convierten en necesidades primordiales que deben de ser
satisfechas.

2.5 PROCESOS EMOCIONALES ANTE LA MUERTE Y EL MORIR

En relación con el tema de la muerte, una de las emociones más importantes y


habituales que se da en proceso de morir es la del miedo. Cuando se profundiza en los
miedos que puede manifestar una persona al final de su vida, se llega a la conclusión
de que existen múltiples miedos subjetivos, relacionados tanto con la sintomatología
física como con los tratamientos que recibe, la pérdida de sus funciones psicológicas,
el miedo al más allá, a lo que le pasará a su familia cuando él muera, son entre otros,
los temores o miedos que se pueden manifestar en el proceso de morir.

Por otro lado, la ira, la alegría, el miedo o la ansiedad, son emociones naturales
que se dan en todos los individuos de las más diversas culturas y juegan un papel
importante en el bienestar/malestar psicológico de los individuos. En este sentido, la
experiencia emocional, es decir, lo que pensamos y sentimos durante una reacción
emocional, se puede clasificar en tres dimensiones fundamentales: puede provocar
placer-desagrado, puede ser más o menos intensa y el grado de control que se puede
tener sobre la experiencia emocional, es también variable.

2.6 ACTITUDES ANTE LA MUERTE

2.6.1 Concepto y naturaleza de la actitud

El concepto de muerte que posee el hombre es relativo y temporal, ya que varía


a partir del desarrollo evolutivo individual y por la influencia de factores socioculturales.
En este sentido, las actitudes que las personas manifiestan ante la muerte, pueden ser
también transitorias. En general, la muerte genera una gran diversidad de actitudes y
de emociones, principalmente, de naturaleza aversiva. La muerte supone la mayor
amenaza para la vida y las conductas de evitación no sólo se dan ante la muerte de
una persona, sino también ante la presencia de una persona enferma o moribunda, la
visión de un cadáver o la percepción de un anciano.

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2.6.2 Diferentes actitudes ante la muerte

Según Concepción Poch, en su libro La Mort (Editorial UOC, 2008), existen


cinco formas “clásicas” de encararnos hacia el fenómeno de la muerte.

1. Negación

En primer lugar, la negación o la indiferencia, que consiste en esquivar al


máximo la presencia de la muerte, incluso la reflexión sobre ella, viviendo como si no
existiese. Esta actitud comúnmente extendida, de tratar la muerte como un tema tabú,
es una práctica habitual en la cultura occidental.

2. Actitud desafiante

En segundo lugar, existen personas que se acercan a la muerte de forma


omnipotente y desafiante, lo que coloquialmente significaría “jugarse la vida”. Vivimos
como si no fuésemos a morir jamás y nos exponemos al fenómeno de forma
consciente. El pensamiento común en este tipo de personas suele ser “a mí no me va a
pasar”.

3. Angustia

En tercer lugar, el miedo y la angustia. Las personas que conectan desde esta
actitud adquieren un estilo cognitivo pesimista y desesperanzado ante la vida y tienden
a repetirse preguntas vinculadas con el carácter incierto de la muerte.

4. Liberación

Un cuarto acercamiento a la muerte sería desde un punto de vista de liberación


o alivio. Liberar el cuerpo y la mente de una existencia dolorosa, dependiente o
rutinaria es el horizonte que algunas personas anhelan conseguir. En ese sentido,
suelen generarse controversias de opinión sobre los debates de la eutanasia o el
suicidio, por ejemplo.

5. Aceptación

Quizás, el acercamiento o la actitud más sana es la del realismo y la aceptación.


La actitud resignada y realista posee un carácter pragmático que acepta la muerte

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como una realidad radical y auténtica. En ese sentido, ser consciente del carácter finito
del ser humano, no desde un punto de vista trágico, nos educa a valorar la vida y,
sobretodo, los avatares negativos y los giros del destino que la muerte depara

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CONCLUSIÓN

La realidad del conocimiento del fin de la vida humana comienza muy pronto en
el desarrollo individual, el niño ante hechos que acontecen a su alrededor conectados
con la desaparición de objetos y seres queridos, va configurando su idea de lo que es
"el morir".

A lo largo del desarrollo, el paso del tiempo, entendido como ascenso en el


curso vital biográfico, el individuo va a encontrarse en distintas ocasiones con el
proceso de morir de los que le rodean y -aunque en el transcurso del hilo biográfico
podríamos encontrar una muerte como "la muerte significativa", en un sentido
fenomenológico -, a medida que su edad vaya aumentando sus vivencias del morir, van
a ser más y de más variada significación.

La muerte siempre ha sido objeto de profundas reflexiones filosóficas, religiosas


y, actualmente, científicas; podemos diferenciar en Occidente dos momentos en la
vivencia de la muerte: uno previo a su Institucionalización Hospitalaria, en el que es
aceptada como parte natural de la existencia y otro, desde que el Hospital pasa a ser la
Institución reservada para morir, traduciéndose en un cambio radical en la consciencia
e información sobre la propia muerte.

Así cada cual recuperará el protagonismo existencial de su propia muerte y es


que la muerte nos pertenece y a ella pertenecemos, y pese a todas las dádivas y
ofrendas tecnológicas es insobornable e implacable. Podemos negarla o ignorarla,
jugar al como si no, pero a todos nos espera, y temerla o disfrazarnos con catéteres y
aparatos no evita que nos aguarde a todos en nuestra propia muerte.

E
BIBLIOGRAFÍA

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Valencia. 1996. Sitio Web: http://www.um.es/analesps/v06/v06_2/04-06_2.pdf

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California. 2002. Sitio web: www.scielo.isciii.es/pdf/cmf/n30/original4.pdf

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https://revistas.ucm.es/index.php/PSIC/article/download/PSIC0404120251A/16275

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y Aplicada, México. 2006. Sitio web: http://www2.uned.es/intervencion-
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