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Letra para Olvidar la Letra

Universidad del Atlántico


Jessica Monsalve – Dayana Castillo

Terry Eagleton (1988) postula a la literatura como un constructo que presenta desde la palabra un
mundo distinto al imaginario, en otros términos, la literatura como concepto es una construcción
sintáctica que carga un mundo supuesto; no obstante, también pertenece a la realidad. Así las
cosas, podemos entender, el cuento, el poema y las narraciones orales, como una ejecución
lingüística que carga un sistema de ideas utilizando la palabra, para unificar lo imaginario y lo
real (p.6).

En virtud de lo anterior, entender qué implicaciones conlleva la literatura es siempre una idea
subjetiva; pues, cada texto en esencia lleva consigo un código y reinterpretar toda la literatura en
una única oración, sería una empresa imposible y absurda; sin embargo, al observar un texto y su
autor, se toma una particularidad y en favor de ella, se construye una significación. El presente
texto tiene como objeto, esbozar algunas características presentes en algunos cuentos de
Estercilia Simanca, escritora wayuu que ha permitido denotar en sus obras la cultura y su
enfrentamiento con la realidad urbana del territorio colombiano.

“Aceptó la visita de los recién llegados y mandó a colgar unos chinchorros para ellos, les
sirvieron chicha agria y comieron chivo asado. ¡Se comieron nuestro desayuno! No sé por tratan
a esta gente como si fueran caciques.” (Simanca, 2010, p.108) Como factor primario, podemos
destacar dentro del fragmento el uso y construcción de lenguaje; su tonalidad y el temple de
ánimo del personaje narrador, intenta en primera instancia, simular la cotidianidad los hechos,
pues el carácter narrativo, adquiere una visión simple y aparentemente ingenua. Relata el hecho
sin permitir actos secundarios, divagaciones, o focalizaciones diferentes a su pensamiento, lo cual
permite una estructura literaria concisa que no demarca aspectos o funciones narrativas
complejas; dado que, el contenido es en primera instancia la representación del texto;
entendemos, por tanto, a una forma de literatura, que toma la forma de expresión como medio
inmediato y no añade ornamentos; ya que, gesticula la obligación de centrar al lector en la
situación presente.
Como aspecto secundario se destaca el método usado para construir la literatura; debido a que,
por su modelo de escritura, no presenta al texto, como un vehículo de exaltación a la palabra, o la
búsqueda de la espiritualidad, en Simanca, se encuentra la literatura como manera de uso
sintáctico para plantear una problemática que no ocurre en la imaginación; es decir, el uso de la
ficción como medio exacto para acercar a una realidad, una invitación al lector con dos
intenciones, la exposición de las vicisitudes negativas en un plano que excede al estético y la
resistencia ideológica e intelectual para sustentar desde el narrar, que una cultura diferente, no es
una etnia inferior.

“Después supe que mi tata había traído más hilo para tejer y un saco de maíz para que
prepararan chicha. Pero esta vez me tocaba moler el maíz, picar la leña y prender el fogón.
¿Por qué me tocaba hacer esto, si siempre hemos tenido sirvientes que lo hagan?” (Simanca,
2003, p. 2)

Además de ello, la narrativa de Simanca, pretende reabordar las costumbres wayuu con dos
objetivos. En primera instancia memorarlas y darles importancia; como parte de la concepción
cosmovisión wayuu, y darle voz a la mujer frente al rito cultural; claro ejemplo de ello, es el
fragmento anterior; donde la niña se enfrenta a su identidad y a su personalidad; debido a que,
aún se cuestiona sobre el porqué de aprender ciertos actos, como el tejer, moler el maíz, picar la
leña; y este cuestionamiento habla sobre la concepción de la mujer wayuu como ser pensante, que
al afrontar el paso de la niñez a la adultez, obliga al aprendizaje y la duda del proceso, hace que,
la visión de importancia cobre mayor sentido, pues la autora lo soluciona desde aspectos oníricos.
Es decir, al desarrollarse como dentro de su cultura, la mujer wayuu debe atravesar un conjunto
de actos sobre los cuales en principio el personaje no parece estar de acuerdo; sin embargo,
cuando encuentra la conexión con el pasado, los ancestros, lo onírico; lo cual es base de la
tradición de dicha cultura, halla lugar dentro de la identidad de la etnia. Por tanto, el sujeto,
define y consolida su identidad. “A partir de ese momento liwa sorprendió con una variedad de
tejidos y combinación de colores que entusiasmaba a toda su familia.” (Simanca, 2003, p. 4) En
lo previamente citado, se manifiesta las consecuencias de la conexión con lo ancestral y la
comunión con las raíces tradicionales; las cuales definen satisfactoriamente al individuo frente a
la colectividad.
Simanca, es una cuentista que toma en cuenta las vicisitudes wayuu y en favor de ellas,
reconstruye los hechos tradicionales desde la ficción; como ya se ha mencionado, no pretende
usar la literatura para exaltar el arte mismo; la palabra no tiene en sí misma; sino en su tradición y
etnia; no pretende usar la ficción para otra cosa que vaya más allá de la cultura wayuu; es por
esto, que esboza en sus textos, el paso de niña a mujer, el tejido, el maíz, el chivo y la chicha, que
además de ser imágenes recurrentes a la etnia; representan elementos característicos de su
literatura, un carácter institucional de la narrativa, para visibilizar un mundo existente y
necesario.

Por último, encontramos en Simananca, una forma de literatura que va contra la letra, entiéndase
ello, como el intento de suprimir la complejidad estilística para integrar a mayor escala el
contenido y el mundo de referencias wayuu; pues su intención no explicita la construcción del
espacio con la finalidad de mencionarlo; su intención es hacerlo como punto central, a tal punto,
que todo lo otro como los personajes, incluso la estructura del relato se hace provisional; debido a
que, su sistema de ideas se objetiva en los tópicos y problemáticas de su cultura.

Por conclusión entendemos que, la Guajira contada por Simanca es el intento por visibilizar la
visión de mundo, por recurrir al otro para presentar una identidad, y el uso de la literatura para
olvidar lo conocido como civilizado y enseñar la importancia de la cultura wayuu, no en un plano
geopolítico, sino humanizado. Pues para Simanca, la Guajira es, “una realidad que no me
asombra mientras viva y camine en ella y de la que salgo sólo para darme cuenta que fustiga,
duele y lastima y esta realidad lastima a los extranjeros.”
(Se explica que las referencias que no aparecen, es debido a la carencia de información)

REFERENCIAS

Eagleaton. T (1988) Una Introducción a la Teoría Literaria. Ciudad de México. Fondo de


Cultura Económicamente.

Simanca. E (2003) “El Encierro de una Pequeña Doncella”

Simanca . E (2004) Libro al Viento. Bogotá. Julio Paredes Castro

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