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Ageusia

Incapacidad para detectar cualquier sabor ya sea dulce, amargo, salado o ácido.

Fisiología del sentido del gusto


Como todos los sistemas sensitivos del sistema nervioso central, en el sistema del gusto
están incluidos receptores periféricos y algunas vías centrales. Los receptores
periféricos están representados por las células gustativas de los corpúsculos gustativos
(algunos autores llaman a estos corpúsculos yemas gustativas) que se encuentran en
la lengua, la faringe y la parte superior del esófago.

Los corpúsculos gustativos son inervados por la rama de la cuerda del tímpano del
nervio facial (nervio craneano VII), la rama lingual del nervio craneano IX y la rama
laríngea del nervio craneano X (vago), nervios que transmiten la información gustativa
desde la lengua, el paladar, la epiglotis y el esófago hasta el cerebro.

Las moléculas de los alimentos que pueden degustase son detectadas por las células
gustativas de los corpúsculos gustativos. Las agrupaciones de estos corpúsculos
forman las papilas de las que se conocen tres tipos: las papilas fungiformes (que se
distribuyen sobre todo en la parte anterior de la lengua), las papilas caliciformes, de
gran tamaño situadas en el tercio posterior de la lengua) y las papilas foliáceas que se
sitúan en el borde de la lengua. Otras agrupaciones de corpúsculos gustativos se sitúan
en el paladar y la faringe. Los diferentes tipos de papilas contienen de 5 a varios cientos
de corpúsculos gustativos.

Cada corpúsculo gustativo está formado por cuatro tipos de células morfológicamente
distintas: células basales, células oscuras, células claras y células intermedias. Las
células basales son pequeñas y redondeadas y se encuentran en la base de los
corpúsculos y parecen ser las precursoras de las otras tres, las cuales parecen ser
diferentes estadios de diferenciación de las células gustativas, siendo las más maduras
las células claras.

Cada corpúsculo gustativo tiene una pequeña apertura en la superficie de epitelio


llamado poro gustativo y contiene unas 100 células, que extienden sus
microvillosidades hacia el poro. Aunque las células gustativas son células epiteliales no
neuronales, se excitan con corrientes eléctricas y poseen canales de sodio, calcio y
potasio sensibles al voltaje, capaces de generar potenciales de acción. Por su polo
basal, las células gustativas están innervadas por neuronas sensitivas.

El sistema gustativo distingue cuatro estímulos básicos: amargo, salado, ácido y dulce.
Recientemente, se ha añadido un quinto estímulo, llamado unami, representado por el
estímulo que produce el monoglutamato sódico. Cada uno de estos estímulos actúa
mediante un mecanismo distinto, aunque dos estímulos pueden provocar la misma
sensación gustativa por medio de mecanismos diferentes. Estos mecanismos
pertenecen a dos categorías generales: aquellos en los que intervienen canales iónicos
y su bloqueo, y un segundo tipo en los que intervienen receptores de membrana
específicos y segundos mensajeros.

Por lo general, las sustancias gustativas actúan sobre canales iónicos o receptores
específicos situados en la membrana de la célula gustativa, produciendo directa o
indirectamente la despolarización de la célula. A su vez, esta despolarización induce la
entrada de calcio a través de canales de Ca operados por voltaje, con liberación de
neurotransmisores en la sinapsis de las fibras sensitivas. El sabor salado implica la
penetración de iones sodio a través de sus canales (un tipo de canal de sodio sensible
a la amilorida), mientras que el sabor amargo depende de la entrada del H+ (igualmente
a través del canal de sodio sensible a la amilorida) al mismo tiempo que se cierra el
canal de potasio, normalmente abierto en reposo.

El sabor amargo se debe al bloqueo de los canales de K+ pero también intervienen


receptores de membrana acoplados a una proteína G específica (gustducina), que al
unirse a la sustancia gustativa amarga (la quinina) desencadenan una cascada de
eventos en la que intervienen la fosfolipasa, el inositol trifosfato y liberación de calcio
de sus depósitos intracelulares. Igualmente, en el sabor dulce intervienen receptores
que se acoplan a la gustducina o otra proteína G para estimular la producción de inositol
trifosfato. Otros receptores de sabores dulces podrían unirse a otra proteína G que
interactúa con la adenililciclasa provocando un aumento del AMP-cíclico que induce la
fosforilización de los canales K+ por la proteína kinasa A.

El sabor del glutamato es considerado por algunos como una quinta categoría de
estímulo, que tendría como receptor el receptor metabotrópico del glutamato que
también se expresa en determinadas regiones del encéfalo.

Las células gustativas están inervadas en su base por las ramas periféricas de las fibras
gustativas de manera que la información gustativa se transmite desde los corpúsculos
gustativos a la corteza cerebral a través de sinapsis en el tronco encefálico, en particular
en el núcleo solitario del tronco encefálico y en el núcleo ventroposteromedial del
tálamo. Las alteraciones del sentido del gusto se deben a condiciones que interfieren
con el acceso de la sustancia gustativa a los receptores en las células gustativas, a
lesiones en estas células o las lesiones en las vías neuronales encargadas de
transportar el estímulo nervioso hasta la corteza cerebral.

Las condiciones que interfieren la llegada de la sustancia gustativa puede ser variadas,
desde una xerostomía producida a su vez por diversas causas (como por ejemplo
el síndrome de Sjögren) , radioterapia, intoxicaciones por metales pesados u otras
sustancias tóxicas y colonización bacteriana del poro gustativo.

La pérdida de la capacidad de la transmisión neuronal puede deberse a cánceres,


traumas de índole diversa, infecciones, etc. En la práctica clínica, la causa más
frecuente de alteraciones del gusto es la medicación, aunque el mecanismo por el cual
algunos fármacos tienen este efecto es desconocido. La xerostomía,
independientemente de su etiología afecta adversamente a las mucosas orales. Si
además, se utilizan concomitantemente antibióticos y corticoides o el paciente padece
alguna inmunodeficiencia, puede producirse una hiperproliferación de Candida, con o
sin síntomas de infección. Las infecciones respiratorias y los traumas de la cabeza
pueden producir disfunciones del gusto y del olfato. Las lesiones de la rama timpánica
del nervio facial durante la cirugía del oído medio o la extracción de los terceros molares
suelen ser relativamente frecuentes.

Finalmente, el envejecimiento está igualmente asociado a una reducción del sentido del
gusto que puede ser limitada a una sola sustancia y de carácter leve.

Tipos de ageusias
Las alteraciones del sentido del gusto se categorizan en las siguientes modalidades

• Ageusia total: incapacidad para detectar cualquier sabor ya sea dulce, amargo,
salado o ácido
• Ageusia parcial: cuando el paciente es capaz de distinguir el sabor de algunas
sustancias pero no de todas.
• Ageusia específica: cuando el paciente es incapaz de reconocer el sabor de una
sustancia determinada
• Hipoageusia: cuando la percepción del gusto está disminuida, pudiendo ser total o
parcial
• Disgeusia: distorsión del sabor, o percepción de un sabor en ausencia de la
sustancia que debería haberlo provocado

Muchos pacientes con pérdida del sentido del gusto también muestran una pérdida del
sentido del olfato y viceversa.

Evolución
El desarrollo de los sentidos que ha experimentado el hombre ha sido controlado por el
fenómeno evolutivo y ha estado íntimamente relacionado con las condiciones físicas y
químicas del ambiente que nos ha rodeado en el transcurso de los tiempos. De hecho,
la forma de funcionar de nuestros sentidos es una consecuencia de la adaptación al
medio.

Los sentidos del gusto y del olfato también se han desarrollado para poder adaptarse a
evitar peligros en la ingestión de alimentos que ya están descompuestos y que
presentan un peligro al ingerirlos, así como alimentos venenosos que, en general,
desprenden cierto número de sustancias químicas que al llegar a la nariz las
detectamos; de esta forma se ha aprendido, en el transcurso de la evolución de la vida
a rechazarlas. Existen también sustancias venenosas o podridas que no huelen. Sin
embargo, al probarlas con la lengua se ha aprendido a saber que no nos convienen
porque nos causan daño.

Hecha esta pequeña introducción, ahora analizaremos los sentidos que son motivo del
presente trabajo.
Diagnóstico
Los pacientes con pérdida del sentido del gusto deben ser evaluados en lo que se
refiere a las funciones olfatoria y gustativa, realizando pruebas para determinar el
umbral del percepción de los diferentes sabores y olores. Hay que destacar que las
pruebas para la determinación de la función gustativa están menos estandarizadas que
las correspondientes a los olores. Se determina en primer lugar la calidad e intensidad
de la percepción de los cuatro sabores básicos, utilizando azúcar, ácido cítrico o
clorhídrico, cafeína o sulfato de quinina y cloruro sódico. Para cuantificar la intensidad
de la percepción se aplican diluciones crecientes de los saborizantes en los cuadrantes
de la lengua.

La electrogustometría permite determinar con precisión déficit gustativos en los


diferentes cuadrantes de la lengua. Una vez evaluada la pérdida del gusto es importante
establecer el diagnóstico anatómico. Por ejemplo, la pérdida del sentido del gusto en
los dos nervios anteriores asociada a una parálisis facial es indicativa de una lesión de
la rama timpánica del nervio facial, próximo a la unión de esta rama con el nervio facial
en el mastoides

Tratamiento
No hay ningún tratamiento para resolver la pérdida del gusto. Cuando va asociada a
una xerostomía, esta puede ser tratada con saliva artificial o pilocarpina. Cuando se
encuentra asociado a una infección bacteriana o fúngica, la erradicación de la infección
ayuda a la recuperación de las sensaciones gustativas. La disgeusia de origen
traumático suele resolverse espontáneamente.

Sentido del gusto


Esta facultad de los humanos, entre otros animales, actúa por contacto de sustancias
solubles con la lengua. El ser humano es capaz de percibir un abanico amplio de
sabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura,
temperatura, olor y gusto. Considerado de forma aislada, el sentido del gusto sólo
percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de ellos es
detectado por un tipo especial de papilas gustativas.

La lengua posee casi 10.000 papilas gustativas que están distribuidas de forma desigual
en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a clases
determinadas de compuestos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general,
las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la punta de la
lengua, las sensibles al ácido ocupan los lados y las sensibles al amargo están en la
parte posterior.

Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y


penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua,
donde entran en contacto con células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado
por una de las sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia
con que se repiten los impulsos indica la intensidad del sabor; es probable que el tipo
de sabor quede registrado por el tipo de células que hayan respondido al estímulo.

Captación del gusto


El sabor puede ser: dulce, salado, amargo y ácido. ¿Dónde se encuentran los
receptores de los distintos sabores?

• Dulce: en la punta de la lengua.


• Amargo: en las papilas calciformes.
• Salado y ácido: en la punta y parte anterior de los bordes de la lengua. También hay
receptores sensibles a los sabores ácidos en la mucosa de los labios, y sensibles a
todos los sabores en el velo del paladar.

No hay captación gustativa en la región sublingual y en la cara inferior de la lengua.

Deterioro del sentido del gusto


El deterioro del sentido gustativo varía desde su distorsión hasta su pérdida completa.
Puede manifestarse como disminución del sentido del gusto y el olfato; disgeusia;
deterioro del gusto; pérdida del gusto; sabor metálico. La lengua puede solamente
"percibir el sabor" dulce, salado, agrio y amargo. Los trastornos del gusto pueden ser
causados por cualquier condición que interfiera con la transmisión de los estímulos de
sabor hacia el cerebro o por condiciones que afecten la forma en que este órgano
interpreta tales estímulos. Existen dos clases de desordenes del gusto, y son:

• La Hipogeusia: que consiste en la pérdida de la habilidad de saborear o distinguir


entre lo dulce, lo salado, lo agrio, etc.
• La Ageusia, que es la pérdida casi total de detectar sabores.

Causas comunes:
• En algunos casos ésta condición se presenta desde el nacimiento, pero en la
mayoría de los casos se desarrolla después de una lesión o enfermedad.
• Resfriado común
• Infección nasal debido a una infección (como las infecciones de las glándulas
salivales), pólipos, etc.
• Gripe
• Faringitis viral
• Sequedad de la boca
• Envejecimiento (el número de papilas gustativas disminuye con la edad)
• Fumar en exceso (en especial el fumar con pipa) dado que genera la sequedad de
la boca
• Deficiencia de vitaminas (vitamina B12) o de minerales (zinc en la dieta)
• Lesiones en la boca, la nariz o la cabeza
• Gingivitis
• Efectos colaterales de los medicamentos como las drogas antitiroideas, captopril,
griseofulvina, litio, penicilamina, procarbazina, rifampicina, vinblastina o vincristina
• Parálisis de Bell
• Síndrome de Sjogren
• Faringitis estreptocócica (infección de la garganta por estreptococos)

Puede haber otras causas para el deterioro del sentido del gusto, además de las
mencionadas. La posibilidad de incidencia de las mismas no está determinada por el
orden en que éstas se presentan. Entre las causas de este síntoma se pueden citar
enfermedades y medicamentos poco comunes. Además, las causas pueden variar
según la edad y el sexo de la persona y las características específicas del síntoma,
tales como localización exacta, calidad, duración, factores agravantes, factores
atenuantes y enfermedades asociadas. Las adicciones (cigarrillo, alcohol y drogas
ilegales) alteran el normal funcionamiento del sentido del gusto.

Deterioro del sentido del olfato


Todos los sentidos son importantes para llevar una vida sana y plena, y el sentido del
olfato es una llave para nuestra seguridad, nos avisa cuando hay algún tipo de fuga,
algún derramamiento, algún incendio, cuando el alimento está en malas condiciones,
etc. así como nos permite gozar de olores como el perfume de una flor, el olor de los
alimentos y mucho más. El padecer pérdida en el sentido del olfato puede además ser
señal de otras serias condiciones de salud.

Los desordenes del olfato


Personas que experimentan desordenes del olfato pierden la habilidad de oler o
perciben los olores de diferente forma. Como una pérdida del sentido del olfato algunas
personas tienen hiposmia, es cuando el sentido del olfato se ve disminuido. Y la
anosmia, es cuando no se pueden percibir olores en lo más mínimo. Como resultado
de la percepción de los olores, algunas personas notan que olores familiares están
distorsionados, u olores que normalmente eran agradables se han vuelto
desagradables y en algunos casos las personas perciben olores que no están
presentes.

Causas
• Los desórdenes del olfato pueden tener muchas causas. La mayoría de las
personas que desarrollan está condición han tenido alguna enfermedad o lesión,
que son los desencadenantes de infecciones respiratorias superiores y daños en la
cabeza.
• Algunas causas pueden ser pólipos en las cavidades nasales, sinusitis, desórdenes
hormonales, o problemas dentales.
• Exposición a ciertos químicos como insecticidas y solventes, y algunos
medicamentos.
• Personas con cáncer de cuello o en la cabeza, que reciben tratamientos de
radiación también pueden experimentar problemas con el sentido del olfato.

Muchas personas que presentan desordenes en el olfato, también pueden presentar


desórdenes en el sentido del gusto (los que ya vimos al tratar este sentido al principio
del trabajo.)

Enfermedades que afectan al sentido del olfato


Rinitis: Se denomina Rinitis a la inflamación de la mucosa nasal. Ataca tanto a adultos
como a niños. Produce congestión, insuficiencia respiratoria nasal, picazón nasal,
rinorrea y en algunos casos estornudos. En los niños, según la intensidad de sus
síntomas puede disminuir la concentración, causar irritabilidad y trastornos del sueño.
Entre los factores predisponentes (aquellos que no causan la rinitis pero favorecen la
acción de los agentes causales) se encuentran el frío o calor extremo, la humedad en
exceso y un bajo porcentaje de humedad, cambios de temperatura, cambios
estaciónales.

La causa de las rinitis puede ser:


Infecciosa (virales, bacterianas, específicas), puede ser aguda (no más de tres
semanas de duración) o crónica (más de tres semanas de duración).

• La aguda es causada por exposición a cambios de temperatura, clima frío y


reconoce a los virus como causante principal. Ésta es la causa más común en la
infancia y se estima en 4-6 episodios anuales, viéndose incrementada dicha
frecuencia en niños menores de 5 años. El contacto con enfermos en guarderías y
colegios es un factor de contagio importantísimo. Puede experimentar una
complicación con bacterias (estreptococo neumonieae, haemophilus influenzae).

Se acepta que cuando los síntomas se prolongan más allá de una semana, es posible
la complicación con una sinusitis. Hay factores condicionantes tales como la alergia,
disfunción mucociliar (producido por síndrome de disfunción mucociliar, temperaturas
altas, humedad baja), e inmunodeficiencias.

• Alérgica

Está presente la predisposición atópica en la familia. La congestión y el prurito naso-


ocular, rinorrea líquida, estornudos. Los síntomas se desencadenan ante la presencia
de un alérgeno (agente productor de la alergia). No sólo los alérgenos inhalatorios
pueden producirla, también los que se encuentran en los alimentos y medicamentos.
Los signos clásicos de la presencia de esta enfermedad son: La característica arruga
nasal horizontal en los niños producida por la tendencia reiterada a restregarse la
misma con la palma de la muñeca de abajo hacia arriba. La línea de Denie, que es un
pliegue profundo en la bolsa de los ojos. Mucosa nasal edematizada y pálida (no está
pálida en las infecciosas, por el contrario está rubeótica). Rinorrea clara a modo de clara
de huevo, son fuertemente indicativos de rinitis alérgica. Estornudos e identificación de
uno o varios alérgenos.

¿Qué se puede hacer ante esta situación?


Se experimenta un problema del gusto o del olfato, hay que tratar de identificar y
registrar las circunstancias que lo rodearon. ¿Cuándo fue la primera vez que se dio
cuenta? ¿Tenía en ese momento un resfrío o estado gripal? ¿Un golpe en la cabeza?
¿Estaba expuesto a contaminantes del aíre, polen, caspa, o polvo a los que pueda ser
alérgico? ¿Es un problema recurrente? ¿Aparece en una época especial del año?

Hay que llevar toda esta información cuando se visita al médico que se ocupa de los
problemas de la nariz y la garganta. También hay que decirle nuestros otros problemas
de salud y que otras medicaciones estamos tomando.

El diagnóstico puede también llevar al tratamiento de la causa subyacente. Muchos de


estos desordenes son reversibles.

Fuentes
• Disponible en:http://www.iqb.es/monografia
• Disponible en:http://www.monografias.com
• Disponible en:http://personal.globered.com
• Disponible en:http://espanol.answers.yahoo.com

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