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a la literatura medieval y
de los siglos XVI y XVII
2016
© Lillian von der Walde Moheno (ed.),
Retórica aplicada a la literatura medieval
y de los siglos XVI y XVII.
PRÓLOGO 7
PRIMERA PARTE 9
Téchne retórica
II. Prólogos 97
Tópicos y creatividad en los prólogos de Berceo
FERNANDO BAÑOS VALLEJO 99
Claudia la energúmena
543
A. ROBERT LAUER
LILLIAN VON DER WALDE MOHENO (ED.)
“ÍNDICE”. RETÓRICA APLICADA A LA LITERATURA MEDIEVAL Y DE LOS SIGLOS XVI Y XVII
IMAGEN EN
Recueil de poésies françaises. Département des manuscrits,
Rothschild 2796, fol. 33r. Bibliothèque nationale de France.
LA FÁBULA (CUENTO)
EN PRECEPTIVAS RETÓRICAS ESPAÑOLAS DEL
SIGLO XVI
266 lo que no son sino fábulas; 1 dicho sea al paso, a tal grado ha
sido exitosa la asociación entre sendos conceptos, que incluso
hoy en día la crítica nombra como colecciones de exempla a las
antologías de fábulas (o a textos que se sirven de éstas), 2 lo
que es un error. Pero los preceptistas del siglo XVI bien
distinguen entre fábula y exemplum; ésta, con su res fictae,
puede emplearse al igual que otras formas breves, como
prueba artística en la argumentatio. 3 Conocen, pues, que el
término exemplum tiene una amplitud ciertamente mayor;
cuando éste se halla constituido en forma narrativa, prefieren
que la res sea certae, según fue el uso favorecido por los lati-
nos, 4 o que al menos posea un alto grado de verosimilitud.
Véase, a este respecto, la definición de Miguel de Salinas del
“exemplo”: “traer a la memoria alguna coſa hecha, o como
que fueſſe hecha, para perſuadir con ella” (f. XCVIIr). No obs-
tante, en congruencia con lo que dictan preceptivas de antaño
y con los usos vigentes, también habla de “exemplos fabu-
loſos” (f. XCVIIIv).
El término exemplum se relaciona con el método induc-
tivo que, en las preceptivas, se trata en la parte referente a la
argumentatio; la fábula, sin embargo, se comenta en diferentes
secciones y fue práctica común en los progymnásmata. Dice, v.
gr., García Matamoros:
1 También se les llama “fablas”, “estorias”, “fabliellas”, entre otros varios tér-
minos.
2 Hago referencia a obras como Sendebar o Calila e Dimna, que no son colec-
4 Sin negar los argumentos desarrollados por los poetas o las mismas fábulas,
Quintiliano destaca la materia histórica, pues las otras tienen menos valor
probatorio (lib. V, cap. XI, §39): “el estudio de la Historia permite lograr
que todo cuanto atañe al conocimiento de los acontecimientos y cosas”
(lib. XII, cap. IV, §2).
LILLIAN VON DER WALDE MOHENO
“LA FÁBULA (CUENTO) EN PRECEPTIVAS RETÓRICAS ESPAÑOLAS DEL SIGLO XVI”
que robe; de una mujer como las de los fabliaux, que sea mali- 269
ciosa y transgresora), con lo que el carácter no pocas veces se
vuelve predecible; de esta suerte, es posible decir que no es
extraño que en las fábulas la valoración moral se halle de
alguna manera predeterminada, y que se evidencie y subraye
en virtud de las acciones narradas. 9 Ahora bien, es en los
resultados obtenidos en virtud de las acciones donde se mani-
fiesta el mensaje didáctico concreto, el cual se relaciona con el
enunciado general o infinito que llamamos moraleja; dicho de
otro modo, la narratio constituye un caso finito cuyo desenlace
es concreción ejemplar de la aseveración de índole universal.
En los tratados de retórica se refieren algunos aspectos
sobre la construcción de la fábula, como el estilo que resulta
conveniente para que se alcance la virtud de la claridad
(léxico conocido, estilo medio, inicio nominativo o acusativo),
los modos del discurso que se pueden emplear (indirecto o
con inclusión de sermocinatio o diálogo) [vid., v. gr., Núñez, 27-
28; Guzmán, f. 41v], el requerimiento de adecuación del
lenguaje a lo que se pretende significar (“el león y el águila
hablarán de forma soberbia, regia, iracunda y magnífica”,
dice Vives [f. 215]), la necesidad de congruencia en lo narrado
(que se alcanza, por ejemplo, con orden natural), la posibi-
lidad de aplicar métodos para abreviar o dilatar el contenido
(vid. Salinas f. XCVIIIv), entre otros aspectos; se incluye la
recomendación general de que se presente una fábula agra-
dable, que es forma de asegurar, mediante el deleite, la
atención del receptor, así como la de evitar ciertos defectos,
como lo expone el Brocense con base en Quintiliano:
12 Así, Teón (73) y Aftonio: “Fábula es una composición falsa que simboliza
una verdad” (216). La de Hermógenes: “es falsa, pero útil y verosímil”
(169). Todas las citas provienen de la ed. de Reche Martínez, Ejercicios de
retórica.
LILLIAN VON DER WALDE MOHENO
“LA FÁBULA (CUENTO) EN PRECEPTIVAS RETÓRICAS ESPAÑOLAS DEL SIGLO XVI”
IMAGEN 1
(Die sieben weisen Meister, f. 34v).
IMAGEN 2.
(Libro del caballero Zifar. Códice de París, f. 42v).
278 tiene que ver, de manera principal, con los receptores del
discurso; es una forma, pues, en la que el emisor asegura la
actualización en la memoria del contenido y de los propósitos
del marco y, con ello, la persuasión en el sentido deseado.
En cuanto recurso metadiscursivo, conviene destacar
también la función estética de la fábula, que es altamente per-
suasiva. En palabras de Quintiliano,
BIBLIOGRAFÍA
IMÁGENES
1: Die sieben weisen Meister, fol. 34v. Ms. germ. qu. 12,
Mittelalterliche Handschriften,
http://www.ub.uni-frankfurt.de.
2: Libro del caballero Zifar. Códice de París: fol. 42v. (Reprod. facs.
del ms. Español 36, de la Biblioteca Nacional de
Francia). Ed. Francisco Rico; coord. Rafael Ramos. Vol.
1. Barcelona: M. Moleiro, 1996.