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“Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no
estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te
ordeno hoy, para que los guardes y cumplas”... (Dt 28:13)
“Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las
cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en
todo”. (Ef 1:22-23)
“Y si hijos, también herederos; Herederos de Dios y coherederos con Cristo”... (Ro
8: 17)
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios”...(1 Pe 2: 9)
El accionar nuestra fe, creer en lo que Dios nos dice, poner en práctica cada día
su palabra, es la actitud que nos permite vivir como hijos de Él. Pero es primordial
que conozcamos ese lugar de herederos.
«Adopción» en el NT no significa lo que típicamente denota hoy en día, recibir a
un niño dentro de una familia como miembro legal de ella. El significado literal de
la palabra griega es «colocar como hijo», tomar a un menor (bien sea en la familia
o afuera) y hacerlo el legítimo heredero. Cada creyente es un hijo de Dios por
nacimiento y heredero de Dios por adopción.
“Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de
donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.
Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era
más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué (Isaías 51:1)
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,
anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pe 5: 8)
¡Sed sobrios y velad!: Aquí Pedro nos pide que seamos templados, sencillos y
vigilantes custodios sobre las artimañas del diablo, con discernimiento sobre toda
situación. Este discernimiento solo proviene de cuán cerca estamos diariamente
del Señor para que Él nos guíe hacia toda oración de victoria.
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...“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día
malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros
lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el
apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, conque
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo
tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos”... (Ef 6: 13-18)
Esta armadura está preparada para que podamos resistir todos los ataques del
enemigo. Debemos asegúranos de usar la armadura completa diariamente, ya
que si lo hacemos parcialmente tendremos áreas desprotegidas (Lc 12.1–5).
Jesús nos advierte sobre esa clase de insensatez (Mt 7.26–27).
Esta armadura es la actitud del cristiano frente a la vida misma, ya que deberá
alinear la voluntad de Dios con su estado carnal.
... “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios
para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo,”...(2Cor 10:4-5)
Pablo dice:- “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”-.
Las “fortalezas”, de las que habla Dios en su palabra, son aquellos pensamientos
que se han establecido en: nuestra niñez, adolescencia o madurez. Son ataduras
que el diablo ha ido haciendo a través de circunstancias particulares (obsesiones,
miedos, abusos, vicios, falta de perdón, rencor, lo que miramos, lo que
escuchamos, etc.. ¿Cómo conocemos estas ataduras?, porque se contraponen a
la palabra de Dios. Debemos ir soltándolas, está en nosotros en querer dejar que
el Espíritu Santo empiece a hacer de nosotros “nuevas criaturas”. Las ataduras te
exponen a la acusación constante de Satanás hacen que quedes trabado en el
pasado, y te impide avanzar.
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el
poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido
lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de
nuestro Dios día y noche”. (Ap 12: 10)
Ahora bien, hemos visto nuestro lugar espiritual, la autoridad heredada a través de
la victoria del Señor Jesús en la cruz y como debemos presentarnos diariamente
frente a Dios. ¿Por qué nos privilegió con su poder y autoridad?
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes” ( Ef 6:12)
“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6)
“Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los
moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de
Dios en la tierra” (Oseas 4:1)
“para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus
maquinaciones” (2 Co 2:11)
Conocer dichas maquinaciones (tretas, intrigas, ardides, etc) nos ayuda a frustrar
sus planes contra nosotros mismos y la iglesia de Dios. No debemos atrevamos a
ser ignorantes de estas maquinaciones de Satanás contra nuestras iglesias y
nuestra vida espiritual, porque como ya lo hemos visto antes, es un deber de todo
cristiano “entender” el ambiente espiritual. Una de las principales armas del
Diablo, o la principal, es el engaño.
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“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es
la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los
santos” (Ro 8: 26-27)
Es importante que para cada oración seamos guiados por el Espíritu Santo. En
este pasaje de Romanos, Pablo nos demuestra que Dios conoce todas nuestras
aflicciones y que Él nos ayuda a “pedir como conviene”.
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por
todos los siglos. Amén. (Mt 6: 9-13).
Este es el modelo de oración por excelencia que el Señor Jesús nos dejó, en el
cual están cubiertas todas nuestras expectativas diarias. El mismo no se limita a
un “rezo” común sino que es el patrón de oración que nos permite explayarnos en
las diferentes direcciones que debe cubrir nuestro devocional diario: oración de
entrega, de alabanza, de consagración, de arrepentimiento, de gracias, de
cobertura, de reconocimiento.
INTERCESIÓN:
¿Qué es interceder? En el diccionario Lexis 22 de la Real Academia Española la
definición es:
“Del latín intercedere // Rogar o mediar por otro para alcanzarle una gracia o
librarle de un mal”.
Por lo tanto deducimos que intercesión es la mediación, ya sea personal o a
través de una plegaria, de una persona, o grupo de personas, que claman o
ruegan a favor de otro, para que una dictamen, bueno o malo, sea modificado.
Desde el punto de vista de Dios, en la Biblia, existen varios modelos hombres y
mujeres que gozaron del privilegio de interceder a favor de otros, pero el mayor de
ellos fue nuestro Señor Jesús, el fue el único mediador entre Dios y los hombres.
Entonces ¿cuál sería nuestro papel como intercesores si el Señor está mediando
en la actualidad por nosotros?
Es que los intercesores vinculan la misericordia de Dios con la necesidad humana.
debemos “practicar” diariamente el “hábito maravilloso” de la oración.
¿Qué es Misericordia?:
El diccionario Lexis 22 dice: “Virtud que inclina el ánimo a compadecer las
miserias ajenas y a tratar de aliviarlas // Atributo de Dios.
Déjeme que le explique esto: El mundo está en tinieblas y no puede ver de dónde
viene la luz de Dios para encontrar el camino que lo lleve hacia Él, solo ve una
vaga claridad y hasta a veces, no ve ninguna luz.
Si Ud. Manejó alguna vez a través de una densa tiniebla sabe que debe usar las
luces rompe nieblas, ya que de otra manera no puede saber qué hay delante
suyo, y si ve luces solo las ve borrosamente. Así está la gente hoy, en densas
nieblas buscando una respuesta, un camino de retorno, un sentido a su vida, y
solo aquellos que estén dispuestos a clamar por ellos por misericordia, por amor,
ese amor y misericordias que caracterizó al Señor Jesús, serán los encargados de
disipar, a través de sus oraciones, esas tinieblas para que los que están en
confusión retornen al seno del Señor.
“Busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha
delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”.
(Ez 22.30)
Para poder clamar por otros de la manera en la que está hablando en este pasaje
Dios, es necesario que en nosotros esté el amor de Jesús, hacia Él y hacia
nuestro prójimo, una plena sinceridad y una plena confianza que Dios nos está
escuchando, esto se llama fe.
Este amor es el que nos permite orar por otros a pesar de sus fallas.
Solo a través de este amor podremos entender lo que Dios siente por la
humanidad, este amor será dado solo a aquellas personas que estén dispuestas a
morir (perdonar, llorar con los que lloran, sufrir con los que sufren, etc.),
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GUERRA ESPIRITUAL:
A partir de su destierro del Jardín del Edén, el ser humano ha tenido que pelear
por lugares geográficos para establecerse y poseer su propia tierra, esto solo era
posible a través de conquistas.
Desde el principio de la humanidad, las guerras han sido uno de los medios por el
cual el hombre desarrolló estrategias para dichas conquistas y aún hoy siguen
vigentes, se ha perfeccionado en la forma, poder, adiestramientos, etc., quizá
también no sea tan abiertamente, entre bombas y destrucción, pero sí en métodos
silenciosos como las armas químicas.
Cada país, cuenta con armamentos que utiliza según su criterio o tendencia:
conquista, defensa, neutralismo.
Cada nación se ha provisto de las más sofisticadas armas de acuerdo a su
idiosincrasia, herencia o costumbre y ha permanecido en dicha posición hasta
nuestros días.
Así también se extiende esto a nuestra supervivencia diaria: lograr un empleo,
regateo en compras, defensa de nuestros derechos, etc.,
Por lo que podemos concluir que las guerras serían una forma de supervivencia y
aún una forma de vida diaria.
Podríamos clasificarlas en tres grandes grupos:
“Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos?
Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del
Jordán?” (Jer 12:5)
“Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo
este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado,
como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos
hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá
hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo;
no te dejaré, ni te desampararé”. (Jos 1: 2-5)
La espesura del Jordán representa las tinieblas a las que tenemos que
enfrentarnos,
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre
todo nombre” (Fil 2: 9-10)
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza
del enemigo, y nada os dañará” (Lc 10: 19)
“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1Pe 1:16)
El Espíritu Santo: dirección y fortaleza
La promesa de ser investidos del poder y la dirección del Espíritu Santo se cumple
en el día de Pentecostés
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra” (Hc 1: 8)
Dios nos capacitará para pelear las batallas diarias, las cuales no se presentarán
siempre con las mismas características, Él nos guiará hacia su verdad y así
sabremos discernir cada circunstancia por la que estemos atravesando.
Como ya hemos dicho anteriormente, el mismo Jesús libró una batalla feroz en
sus cuarenta días en el desierto, antes de principiar su ministerio.
Él recibió primero el bautismo en el Espíritu Santo, fue investido de poder:
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le
fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía
sobre él” (Mt 3: 16)
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al
desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en
aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre” (Lc 4: 1-2)
El Señor Jesús utilizó la Palabra de Dios como su artillería, para los hijos de Dios
su Palabra en nuestros corazones es el arma más poderosa que existe en la
tierra, no hay nada comparable a ella, Pablo la describe “la espada aguda de dos
filos”, no hay nada comparable a ella, por ella fue hecha la luz (Gn 1:3), el
firmamento (Gn 1: 6), la vegetación (Gn 1: 11), las estrellas (Gn 1: 14), los seres
vivientes (Gn 1: 20). Dios mismo es la palabra viviente YHV (Yo Soy el que Soy):
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era
en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres” (Jn 1: 4)
“Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino
de toda palabra de Dios” (Lc 4: 4)
“Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor
tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Lc 4: 8)
“Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios” ( 4: 12)
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4ta. Parte:
Charlas sobre intercesión y guerra espiritual para nuestros hijos.
Orientación a padres:
¿Qué tipo de espejo soy?, ¿qué reflejo?
En éstos últimos años hemos visto avanzar a pasos agigantados todo tipo de
información a través de medios como: Internet, televisión, radio, etc., siendo un
bombardeo constante de información a nuestra mente anhelante de conocimiento.
Quizá, en otras épocas, hubiéramos sido nosotros, los padres, los que
pusiésemos límite a lo visual, o a todo lo que nuestros hijos les llegare a la mano,
como oyentes o espectadores: diarios, revistas, dibujos, música, etc..
En la actualidad es imposible de controlar lo que ellos reciben fuera del ámbito
familiar.
Si bien nosotros podemos regular lo que ven o reciben en nuestros hogares, están
“libres” a toda información fuera de él.
Dios muchas veces nos ha dicho cómo guiar a nuestros hijos. El pasaje de
Proverbios 22: 6, habla de instruirlo ya que cuando fuere viejo no se apartará del
camino, de la instrucción.
Esta sección trata de lo que nosotros los padres reflejamos.
El espejo tiene diferentes características: puede ser de una perfecta definición y
calidad donde uno puede apreciar cada imperfección o virtud, o puede ser opaco
y borroso don no podríamos ver con claridad los defectos o las virtudes.
Así muchas veces somos los padres, pretendemos que la ley se cumpla en ellos a
la perfección, cuando nosotros todavía no pudimos lograrlo.
Hemos visto cómo padres cristianos, sumidos en sus propias tareas, asuntos,
sean seculares o eclesiásticas, han perdido de vista el crecimiento de la palabra
de Dios en sus hijos.
La tarea de enseñar a nuestros hijos es un “trabajo de hormiga”, es un “gota a
gota se orada la piedra”, es discernir constantemente ¿qué les pasa?, ¿Por qué
están así? Es ser sensibles a sus penas, temores, fracasos y aciertos.
Debemos ocuparnos de ellos, porque, aunque nos digan ¡ya soy grande!,
necesitan que les proporcionemos el límite, el freno, que les permite percibir
nuestro interés hacia ellos.
Este límite es un ¡te necesito! Silencioso y constante.
Es compartir tiempo con ellos, momentos de oración, de ocuparnos cuando
existen frustraciones, anhelos, de dialogar sobre los pensamientos que les
producen tentaciones, dudas, temores, etc.,
Los padres tenemos la capacidad y la autoridad dada por Dios, como tales, para
ministrar cada día a nuestros hijos, pero eso también depende de lo que
reflejemos nosotros: si realmente, como cristianos, somos ejemplo de que “lo que
decimos, eso hacemos”.
Los hijos tienen la tendencia de “juzgar” a sus padres y por lo tanto emiten juicio
sobre nuestra conducta permanentemente. No nos olvidemos que los hijos
idealizan a los padres, por este motivo, nunca nos podemos equivocar, para ellos
somos perfectos.
Cuando esa perfección se ve minada de errores que cometemos, cuando eso que
profesamos o predicamos no lo podemos aplicar a nosotros, se pierde la autoridad
y dejamos de ser ejemplo.
Y no estamos hablando de ser ejemplo solo en cumplimiento, responsabilidad,
aseo, etc., sino en una vida íntegra, donde ellos puedan ver tanto el siervo o
sierva del Señor, en el mismo nivel de padres.
Mucho se ha escrito o hablado sobre la “guerra espiritual”, pero nosotros hoy
presentamos el lado profundo de dicha guerra, el que no se vé, el que está muy
dentro nuestro, aquel que es de tejido resistente, y forma telarañas poderosas de
las cuales muchas veces no podríamos salir.
Las maquinaciones diabólicas del diablo son estas telarañas. Ellas, como son
invisibles, le permiten atrapar a sus presas “a piachere”, el solo hecho de que
nuestros hijos descubran que no hemos sido íntegros en nuestra manera de vivir,
es una puerta abierta para todo tipo de cuestionamientos.
Las batallas espirituales se libran cada día, hora, minuto y segundo de nuestro
paso por esta tierra, esto es una forma de vida, por eso, cada asunto que surja o
les competa a nuestros hijos, será resuelto dependiendo de nuestra imagen,
sabiduría y madurez, con que se encare cada tema.
Jesús, en el pasaje de Mateo 13: 18-23, nos habla de la parábola del sembrador,
es nuestro deber diario saber cómo se encuentra la semilla que alguna vez hemos
sembrado en sus corazones, en qué nivel de entendimiento se encuentra la
palabra de Dios y si la aplican a su vida.
Es en la adolescencia donde veremos el resultado de nuestra instrucción dada..
Nuestros hijos son la continuidad de nuestra heredad espiritual y por ende
Satanás no quiere que ellos sean una “heredad bendita por Dios”, por eso hemos
hablado anteriormente de que es una “guerra espiritual” diaria como forma de
vida.
Es necesario, también, que podamos visualizar cuadro completo: desde cuándo el
diablo quiere coartar el camino de la bendición de nuestra heredad en la tierra, a
causa de la caída del hombre y la promesa de restauración de Dios::
En el pasaje de Génesis 3: 15, se ve la primera alusión del nacimiento del Mesías,
la primera promesa de restauración del hombre. Sería el vientre de la mujer la que
daría a luz la bendición y por ende la causa de destrucción eterna de Satanás.
satanás, a través de la tergiversación de la palabra de Dios, quiso destruir los
planes que tenía preparado Dios para la humanidad. (Gn 3: 2-7)
La mujer cumple el rol más importante en ésta etapa de la humanidad, ya que fue
puesta como compañera “idónea” del hombre (Gn 2: 18). Por lo que satanás
querrá destruirla para que no haya descendencia bendita y para que no gobierne
su casa con sabiduría (Prov 31: 10-31).
En el pasaje de Génesis 4: 8, vemos cómo satanás quiso destruir la heredad del
hombre con la muerte de Abel, pero Dios ya tenía el reemplazo, este sería Set
(Gn 4: 25-26).
Dios cumple su promesa de bendición sobre nuestra heredad, desde Abel,
pasando por la primer promesa de la descendencia en Génesis 18: 13, de
multiplicación de la heredad por su fe en Génesis 22: 2-18, hasta Jesucristo,
porque digo hasta el Señor Jesús, porque con el Señor se rompen todas las
maldiciones que pesaban sobre el hombre.
Pero esto no quiere decir que satanás nos dejará tranquilos, el tratará, por todos
los medios, desde los más sutiles, hasta los más visibles de apartar, no solo a
nuestra heredad, del camino, sino también a nosotros, porque esto es lo único que
nos puede hacer.
Padres recuerden:
Si dejáramos las puertas sin llave o abiertas, salteadores y ladrones entrarían en
nuestro hogar y nos desvalijarían, así el ladrón vino para robar matar y destruir...
Cerremos las puertas abiertas que tengamos nosotros y aún en la relación padre-
hijo.
Hagámosle frente, se trata de nuestra heredad, si hay que empezar por nosotros...
¡empecemos!