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Anorexia
Definición,
Factores de riesgo y protección,
Factores biológicos y psicológicos,
Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes alimentarios
Epidemiología,
Tipos de evaluación,
Estrategias y programas de intervención
Bulimia
Definición,
Factores de riesgo y protección,
Factores biológicos y psicológicos,
Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes alimentarios
Epidemiología,
Tipos de evaluación,
Estrategias y programas de intervención
Obesidad
Definición,
Factores de riesgo y protección,
Factores biológicos y psicológicos,
Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes alimentarios
Epidemiología,
Tipos de evaluación,
Estrategias y programas de intervención
.
Definición
Anorexia nerviosa
FACTORES DE RIESGO
Otro factor de riesgo que es importante en la anorexia nerviosa es: los factores
disparadores que son cuando la persona se inclina a desarrollar el trastorno de la
anorexia por haber concluido alguna cadena de factores de riesgo, en ocasiones
estos sucesos cotidianos ayudan a disparar el trastorno y estos disparadores
pueden seleccionarse de la siguiente forma:
● Cambios en la adolescencia
● Eventos de la vida
● Acontecimientos vitales demasiado estresantes
FACTORES DE PROTECCIÓN
Bulimia Nervosa
FACTORES DE RIESGO
Al igual que en la anorexia nerviosa existen diversos factores que afectan o dan pie
a la presencia de la bulimia. Se mencionan los siguientes:
Factores individuales:
● Falta de autonomía
● Baja autoestima
● Tendencia al perfeccionismo
● Miedo a madurar
● Vivir pendientes de lo que los demás esperan de uno mismo
● Darles satisfacción a los demás a costa de lo que uno mismo quiera
Factores familiares:
● Ambiente familiar desestructurado
● Ambiente familiar sobreprotector
● Experiencias vitales estresantes
Factores sociales:
● La insatisfacción con la imagen corporal
● Que los medios de comunicación y las relaciones interpersonales se centren
en un ideal de belleza imposible o inalcanzable para la mayoría de los
adolescentes.
● Críticas y burlas respecto a la imagen
Para ampliar la información se recomienda visitar:
Factores de riesgo de la bulimia
FACTORES DE PROTECCIÓN
FACTORES PSICOLÓGICOS
La recuperación del peso, y la normalización biológica en los TAC, son por demás
importantes se debe prohibir el ejercicio físico, establecer acuerdos para la
recuperación y normalización de los hábitos alimentarios. Se debe realizar un
programa de intervención psicológica, dentro de los cuales se encuentran distintos
modelos psicológicos, como el cognitivo, el sistémico y la terapia interpersonal,
pudiéndose realizar a manera individual o grupal, y con un mínimo de uno a dos
años, se debe:
● Fortalecer la motivación.
● Dentro del tratamiento psicológico es necesario:
● Establecer pautas familiares con lo que se logra conseguir la reducción de los
factores que mantienen el riesgo.
● Establecer pautas nutricionales y de psicoeducación sobre el peso y la
alimentación.
● Aplicar el modelo cognitivo: reestructurando los pensamientos sobre el peso,
la alimentación y la autoestima.
● Resolución de los problemas.
● La prevención de recaídas y analizar los factores de riesgo.
Epidemiología
Referente a datos obtenidos de la Fundación para el Tratamiento de la Bulimia y la
Anorexia, los casos se han quintuplicado en la década pasada y cada año aparecen
20 mil casos nuevos de anorexia
La prevalencia de vida de la Anorexia nerviosa en los adolescentes es del 0,3% al
2,2% y puntual del 0,1% al 1,5%. La mayor prevalencia de este trastorno es entre
los adolescentes del sexo femenino, aunque Swanson y cols, en un estudio de
adolescentes de 13 a 18 años de edad, no han encontrado diferencias significativas
a lo largo del tiempo entre ambos sexos. Estudios previos que evaluaron datos de
servicios de salud, indicaron que la incidencia global de la Anorexia Nerviosa, según
los criterios del DSM-IV ha tenido tasas más estables en el tiempo. En los Países
Bajos, las tasas de incidencia global se han mantenido estabilizadas cuando se
evalúan los años 80 y 90 (7,4/100.000/año para 1985-1989 y 7,7/ 100.000/año para
1995-1999), sin embargo, cuando se evaluó la incidencia teniendo en cuenta la
edad se registró en el período 1995 a 1999, un aumento significativo del 94% de AN
en el grupo de niñas con edades comprendidas entre 15 y 19 años (56,4/100.000
personas/año para 109/ 100.000 personas/año). Valores aún más significativos en el
estudio poblacional realizado con gemelos finlandeses, arrojando la cifra de
270/100.000 personas/año.A pesar de la gran variabilidad en las tasas de incidencia
hay consenso entre las investigaciones en que el período de la vida en que tiene un
riesgo mayor las mujeres, es durante la adolescencia media y tardía. Sin embargo,
es importante señalar que la aparición de la anorexia puede ocurrir en niños y niñas
muy pequeños y las proporciones estimadas entre mujeres-hombres en la población
general y entre adolescentes son, respectivamente, 12:01 y 15:015.
Antes que nada, es importante hacer un análisis funcional para saber cuales son sus
posibles causas y mantenimiento (refuerzos), así como conocer los comportamientos
habituales de la paciente para el control del peso, la presencia o no de menstruaciones,
etc. También se debe explorar el grado de vulnerabilidad de la paciente y posibles
apoyos o recursos que pueden ser utilizados para el proceso terapéutico, a saber:
relaciones y apoyo social e intereses que puedan ser utilizados como gratificación en
lugar de la pérdida de peso.
También es importante saber si se contará con la cooperación de la paciente en el
proceso, ya que la mayoría tienen una actitud negativa respecto a este tipo de
intervenciones. (Buceta y Bueno, 2000).
A partir de toda esta información se pueden formular hipótesis, pero esto debe ser un
proceso continuo. Esta información se podrá obtener a través de diversas fuentes, como
el propio paciente, sus familiares, enfermeros que lo atienden en caso de que esté
hospitalizado, las propias observaciones del terapeuta y diversos instrumentos de
evaluación, incluyendo hojas de distintos registros y auto registros (Buceta y Bueno,
2000).
Las estrategias más utilizadas para este caso, son las estrategias basadas en el
condicionamiento operante. Un ejemplo sería privar a la paciente de situaciones,
ventajas hospitalarias, cosas y personas, hasta que se produzca la conducta deseada
(aumento de peso), y cuando lo logre, la paciente puede obtener estos privilegios
(refuerzos) que le fueron privados. Además, el simple hecho de que la paciente esté en el
hospital y no, en su casa con su familia, puede significar una privación, que cesa cuando
la paciente haya alcanzado el peso ideal (Buceta y Bueno, 2000).
Aquí, además de estrategias para el aumento de peso, se deben emplear estrategias para
controlar la ansiedad y el miedo asociados al problema. Estas estrategias deben
preparar al paciente y a sus familiares para reducir la vulnerabilidad del paciente a las
recaídas.
Se pueden realizar sesiones semanales para abordar diferentes aspectos.
Varios estudios afirman que la técnica de entrenamiento en asertividad es muy efectiva
en el tratamiento para la anorexia, ya que la mayoría de las veces, las chicas con este
trastorno presentan un déficit de asertividad comportamental (Gismero, 2001).
Primera fase
Por lo general ha de llevarse a cabo en un ambiente hospitalario.
Objetivos
Aumento de peso hasta niveles considerados como apropiados, preparar al paciente
para la consolidación posterior de los logros alcanzados.
Segunda fase
Puede desarrollarse ambulatoriamente, es decir dentro o fuera del hospital.
Objetivos
Mantenimiento del peso ganado y la reducción de la vulnerabilidad del paciente a
las recaídas.
Primera fase
En esta fase ha de establecerse la relación terapéutica, se transformarán las quejas
del paciente en conceptualizaciones de su problema a través de un análisis
funcional y se explicará a éste/ésta las consecuencias a mediano y largo plazo del
uso de laxantes y vómitos como métodos de control de ansiedad. Esta etapa
también ha de aprovecharse para obtener la cooperación de familiares en el
tratamiento y para explicar el autorregistro que la/el paciente deberá llevar.
Segunda fase
En esta fase se continuará el seguimiento del peso y comida, se identificarán las
fuentes de estrés que lleva al descontrol de la ingesta con el fin de generar y
practicar conductas alternativas.
Las estrategias cognitivo conductuales para lograr lo anterior generalmente son:
Identificación y modificación de distorsiones cognitivas y supuestos personales,
Exposición gradual encubierta a la “imagen rechazada”, entrenamiento asertivo ante
situaciones sociales vividas con ansiedad.
Tercera fase
Habrán de detectarse posibles situaciones de riesgo y se ensayan alternativas de
modo anticipado empleando la “prevención cognitiva”.
EPIDEMIOLOGIA
F. Curso crónico.
OBESIDAD
(Definición)
“La obesidad durante el embarazo representa un problema no sólo por el efecto adverso
inmediato sobre la salud materna y el parto, sino también por la creciente evidencia de
efectos deletéreos sobre el feto en desarrollo y alejados en la madre” (Grandi,
Maccarone, Luchtenberg, Rittler, 2012, pág. 4).
Definitivamente, teniendo en cuenta la dificultad para el tratamiento de la obesidad una
vez instaurada, se recomienda la prevención desde edades muy tempranas, ya que es
cuando se forman los buenos o malos hábitos alimenticios, de ejercicio o sedentarios.
Esta debe ser a partir de una alimentación saludable, la práctica regular de alguna
actividad física, y evitar el comportamiento sedentario.
Se recomienda también, la valoración regular en todos los controles de salud, a partir
de los dos años, del peso, talla, cálculo de IMC y comparación con curvas de referencia
para edad y sexo. Se consideran de riesgo: el rebote adiposo antes de los 5 años y el
incremento del IMC 2 unidades/año (Colomer, 2005).
Factores biológicos
Factor genético
En cuanto a los factores genéticos, es importante señalar que no sólo se hereda la
predisposición a la adiposidad y la distribución de la grasa corporal; estudios de
genética de la conducta indican que factores conductuales tales como la preferencia
por las grasas, la elección del intervalo entre comidas, el grado de compensación
calórica en respuesta a la restricción de alimentos y aun la inclinación por la
actividad física tienen componentes genéticos.
Factor metabólico
El uso energético de las calorías varía considerablemente entre una persona y otra.
Algunas personas son más eficientes en lo que se refiere a la utilización de calorías
para poder mantener la temperatura corporal y para llevar a cabo los procesos
metabólicos. El “ritmo” metabólico de una persona puede ser hasta un 20 por ciento
más rápido o más lento que el de otra persona.
Factores neuroendocrinos
Obesidad de origen en el hipotálamo, Enfermedad de Cushing (niveles altos de
cortisol), Hipotiroidismo (baja de niveles de tiroides), Síndrome de ovario
poliquístico, Deficiencia de hormona de crecimiento. Neurológicamente hablando,
en mujeres obesas se ha visto un bajo nivel de metabolitos de serotonina en el
líquido cefalorraquídeo, que se correlaciona con preferencias elevadas por
carbohidratos. El neurotransmisor dopamina parece mostrar mayores evidencias de
un rol causal en la obesidad, habiéndose encontrado una asociación entre la
presencia del alelo A1 del Gen DRD2 y la obesidad. En presencia de tres factores
fenotípicos (historia familiar de obesidad, edad de comienzo y preferencias por
alimentos) el alelo A1 explicaría un 86,4% de la varianza en la presentación de la
enfermedad. La presencia de este alelo se asocia con un número reducido de
receptores de dopamina D2, sugiriendo que los pacientes obesos usarían el comer
alimentos como una forma de elevar los niveles de dopamina cerebral a niveles más
aceptables. Llama la atención que las conductas del obeso son visiblemente
similares a la de los dependientes de sustancias y que muchos de sus tratamientos
tienen principios en común con las adicciones.
Edad
Se ha documentado a partir de información de varios países que la relación entre el
IMC y la edad sigue un patrón en forma de una U invertida, donde el peso aumenta
lenta pero progresivamente con la edad hasta que llega a un valor máximo a partir
del cual empieza a disminuir. Es importante señalar que la relación entre la edad y
la obesidad es un reflejo de las características biológicas individuales aunado a
cambios de conducta a lo largo del curso de la vida que se ven matizadas por
influencias ambientales.
Factores Psicológicos
El desarrollo de la obesidad se ha asociado a factores que pueden estar
interrelacionados entre sí en diferentes niveles, dentro del contexto psicológico uno
de los factores etiológicos de la obesidad lo constituye la personalidad.
Según un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología, las
personas obesas con alto neuroticismo y baja conciencia (personalidad tipo A)
tienen alta probabilidad de pasar por ciclos de pérdida y ganancia de peso durante
toda su vida.
La impulsividad es considerado el predictor más fuerte del sobrepeso, ya que
suele ser necesario que para mantener un peso saludable se siga una dieta
balanceada y un programa de actividad física constante, lo cual implica compromiso
y moderación, algo generalmente difícil para individuos altamente impulsivos (Sutin,
Ferrucci, Zonderman, & Terracciano, 2011, cit. En Tamayo y Restrepo 2014).
El estrés es otro factor importante en la etiología de la obesidad (Bennett, Greene,
& Schwartz-Barcott, 2013, cit. En Tamayo y Restrepo 2014). Una situación de estrés
agudo inhibe el apetito, sin embargo si este se mantiene hasta convertirse en
crónico, las glándulas adrenales liberan una hormona llamada cortisol, que
incrementa el apetito en particular hacia alimentos altos en grasa o en azúcar, o en
ambos, lo que aparentemente inhibe la acción del sistema límbico. La sobre-ingesta
no es la única conducta asociada con el estrés; una persona estresada también
pierde el sueño, hace menos ejercicio, y toma más alcohol, lo cual contribuye a
ganar peso. (Sinha & Jastreboff, 2013, cit. En Tamayo y Restrepo 2014).
La llamada Ingesta Emocional, como un tercer factor, se caracteriza porque la
persona come como una manera de suprimir o atenuar emociones negativas como
la ira, el miedo, el aburrimiento, la tristeza y la soledad (Bennett et al, cit. En Tamayo
y Restrepo 2014).
La depresión como otro factor emocional aparece debido a que la obesidad es un
trastorno que genera la ridiculización y condena de sus víctimas. Durante la infancia
y la adolescencia la actitud social negativa hacia los obesos puede generar baja
autoestima, así como una depresión reactiva. Entre las mujeres de mediana edad, la
depresión está fuerte y consistentemente asociada con la obesidad, la baja actividad
física y la mayor ingesta de calorías. Las estimaciones indican que el diagnóstico
previo de depresión mayor incrementa la probabilidad de tener sobrepeso u
obesidad en aproximadamente 7% (Dave, Tennant, & Colman, 2011 cit. En Tamayo
y Restrepo 2014).
Dentro del campo psicológico los trastornos alimenticios son síntomas relacionados
por conflictos emocionales, el trastorno de la alimentación constituye en quienes la
presentan en la manera de nutrirse, de expresar ira, auto castigo, distanciarse de
situaciones dolorosas. Las dificultades que tienen las personas con trastornos
alimenticios en su mayoría son inconscientes y hasta para ellos están ocultos.
Tomando esto en consideración se vuelve un tanto complicado el entender y
atender estos trastornos, sus simbolismos y sus significados, las distintas fantasías
que se vinculan con la alimentación y otras conductas patológicas.
EPIDEMIOLOGÍA
Cuadro 1. Índice de Masa Corporal (IMC) en hombres y mujeres de 20 años y más categorizado por grupo de edad.
Tipos de evaluación
IMC
NORMAL 18,5-24,9
SOBREPESO 25,0-29,9
>40,0
Obesty Task Force, Organización Mundial de la Salud (15); Riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo II,
Hipertensión y enfermedad crónica obesidad.
Tratamientos psiquiátricos/neurológicos
-Litio.
-insulina
-sulfonilureas
Tiazolifinedionas.
-Anticonceptivos
-Cortico esteroides
-Progestágenos
-Antihistamínicos
-α y β bloqueadores
Referencias
Grandi C., Maccarone M., Luchtenberg G., Rittler M. (2012). La Obesidad
Materna como Factor de Riesgo para Defectos Congénitos: Argentina. Revista
del Hospital Materno Infantil Ramón Sardá.
Herrera D., Coria G., Fernández C., Arand G., Manzo J. & Hernández M. (2015).
La obesidad como Factor de Riesgo en el Desarrollo del Cáncer.
Marcos N., Núnez G., Salinas A., Santos M., & Decanini H. (2005). Obesidad
como Factor de Riesgo para Trastornos Metabólicos en Adolescentes
Mexicanos: México.
Buceta, J.M. y Bueno, A.M. (2000), Intervención Psicológica en Trastornos de Salud. Madrid
Dynkynson.
Rivera, J.A, Hernández, M., Aguilar, C.A., Vadillo, F., Murayama C. (2013). Obesidad en México.
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https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiznr
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