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Contenido

Trastornos de la conducta alimentaria

Anorexia
Definición,
Factores de riesgo y protección,
Factores biológicos y psicológicos,
Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes alimentarios
Epidemiología,
Tipos de evaluación,
Estrategias y programas de intervención
Bulimia
Definición,
Factores de riesgo y protección,
Factores biológicos y psicológicos,
Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes alimentarios
Epidemiología,
Tipos de evaluación,
Estrategias y programas de intervención
Obesidad
Definición,
Factores de riesgo y protección,
Factores biológicos y psicológicos,
Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes alimentarios
Epidemiología,
Tipos de evaluación,
Estrategias y programas de intervención
.

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA.

Los trastornos de la conducta alimentaria son patologías de la conducta donde se ve


involucrado la forma de alimentarse y la forma de hacerlo. Estas formas pueden
provocar alteraciones graves en el cuerpo y la psiquis de la persona. Las personas
jóvenes son las que presentan más conductas de este tipo debido a que es el
periodo en donde se presentan tanto los cambios físicos como emocionales y esto
da pie a ser altamente susceptible y padecer estas enfermedades. El cuerpo es el
objetivo a perfeccionar y lograr una belleza.

Definición
Anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa es un trastorno de tipo psicológico donde debido a la


auto-restricción de alimentos, el cuerpo empieza a degradarse y a enfermarse con el
riesgo de poner su salud en juego y hasta perder la vida. La persona rechaza
mantener un peso superior al peso saludable de acuerdo a su estatura, y esto la
motiva a llevar estrategias inadecuadas para prevenir el aumento de peso.
Se define también como el dejar de comer voluntariamente y esto da pie a una
pérdida excesiva de peso. Se caracteriza por el miedo enorme a engordar, a que se
distorsione la imagen corporal, la motivación a adelgazar y a presentar amenorrea al
menos tres ciclos de menstruación. (Asociación Psiquiátrica Americana [APA],
2004). La anorexia se considera nerviosa ya que es el resultado de un malestar
mental que presentan la mayoría de los adolescentes.

Existen subtipos de la anorexia nerviosa:

● Tipo restrictivo: durante el episodio de anorexia no recurre regularmente a


atracones ni a purgas
● Tipo compulsivo/purgativo: durante el episodio de anorexia nerviosa recurre
regularmente atracones y purgas.

En el siguiente documental se puede visualizar información sobre el tema:


Documental de la Anorexia

FACTORES DE RIESGO

● Factores individuales: psicológicos y biológicos


● Factores familiares: sistema familiar y tipo de desarrollo
● Socio-culturales: desarrollo y sistema socio-cultural al que se expone las
personas o la misma población.

En cuanto a los factores psicológicos se encuentran las emociones, las conductas,


las cogniciones de la propia persona y los biológicos el funcionamiento fisiológico de
la persona.
Se puede mencionar el hecho de permanecer a una familia sobreprotectora, hostil,
rígida y estresante, ser influenciada por la misma familia, sentimientos de
insuficiencia al querer alcanzar objetivos elevados, el no saber afrontar situaciones
de estrés, la falta de habilidades para manejarse en un ambiente social propio de los
adolescentes, evasiva de conflictos y pocos habilidades de afrontamiento.
También se encuentran los conflictos interpersonales, el no saber manejar el
fracaso, la primera menstruación, el no saber afrontar los cambios que se presentan
en su cuerpo, la apariencia física, el tener a alguien muy cercano y que esta
persona sea obesa y sobre todo dejarse llevar por la influencia social.

Otro factor de riesgo que es importante en la anorexia nerviosa es: los factores
disparadores que son cuando la persona se inclina a desarrollar el trastorno de la
anorexia por haber concluido alguna cadena de factores de riesgo, en ocasiones
estos sucesos cotidianos ayudan a disparar el trastorno y estos disparadores
pueden seleccionarse de la siguiente forma:

● Cambios en la adolescencia
● Eventos de la vida
● Acontecimientos vitales demasiado estresantes

En el mayor de los casos la educación se basa dentro de un contexto en donde para


que la mujer sea aceptada debe ser delgada (Alvarez, Franco, Vázquez y Mancilla,
2003) y esto provoca la falta de ingesta de alimentos y presentar un autoestima baja
lo cual provoca la aparición de dicho trastorno.

FACTORES DE PROTECCIÓN

Estos factores hacen referencia a los rasgos individuales, elementos socioculturales


y familiares que pueden disminuir, prevenir o eliminar el riesgo a que inicie o
continúe dicho trastorno. Estos protectores determinan las influencias que mejora,
alteran o modifican la respuesta de un individuo a la predisposición de la
enfermedad. Al igual que en los factores de riesgo, aquí en los factores de
protección también se encuentran:
Factores psicológicos que incluyen aspectos fisiológicos como los biológicos y
neurológicos, los aspectos de crianza y la emotividad para poder formar una
personalidad. Según Ríos, (2003) las habilidades como la asertividad y locus de
control, principalmente el interno fungen como factores protectores y los divide en
seis grupos:
Grupo I Grupo II Grupo III Grupo IV Grupo V Grupo VI
Primeras Habilidades Habilidades Habilidades Habilidades Habilidades
habilidades sociales relacionadas alternativas frente al de
sociales avanzadas estrés planificación
con los a la
sentimientos agresión

-Escuchar -Pedir ayuda -Conocer los -Pedir -Formular una -Tomar


-Iniciar una -Participar propios permiso queja iniciativas
conversación -Dar sentimientos -Compartir -Responder a -Entender la
-Mantener instrucciones -Expresar los algo una queja causa de un
una -Seguir sentimientos -Ayudar a -Resolver la problema
conversación instrucciones -Comprender los demás vergüenza -Tener
-Dar las -Disculparse los -Negociar -Arreglárselas objetivos
gracias -Convencer a sentimientos -Emplear el cuando le -Recoger
-Formular los demás de los demás autocontrol dejan de lado información
una pregunta -Enfrentarse -Defender -Defender a un -Saber
-Presentarse con el enfado los propios amigo resolver
presentar a del otro derechos -Responder a problemas
otras -Expresar -Responder la persuasión según la
personas afecto a las bromas -Saber importancia
-Hacer un -Resolver el -Evitar los enfrentar -Saber tomar
cumplido miedo problemas mensajes decisiones
Auto-recompen con los contradictorios -Concentració
sarse demás -Saber n
-No entrar responder a
en peleas, una acusación
sino saber -Enfrentar una
discutir conversación
difícil

En cuanto a los factores familiares, la familia es el sistema en donde la persona se


desarrolla y se forma, por lo tanto la interacción familiar es sumamente importante
para cualquier conducta sea destructiva o no y es un factor determinante y protector.
Ríos, (2003).
El rol central de la familia es uno de los elementos protectores más viables y
funcionales, donde se encuentran funciones importantes para un desarrollo
adecuado de las personas, como por ejemplo: satisfacer las necesidades básicas
del adolescente, una función protectora y el apoyo y guía para el desarrollo y
crecimiento del adolescente. Ríos, (2003)
Los factores sociales juegan un papel importante ya que un aprendizaje lleno de
interacciones socialmente funcionales, da pie a aumentar la probabilidad de un
desarrollo integral más saludable y armónico. El proceso de socialización empieza
en la familia para así formar habilidades sociales y que las personas vivan en un
contexto donde sea fácil relacionarse.
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza
principalmente por episodios compulsivos de ingesta de gran cantidad de alimentos
sin control (binge o atracón) y exagerada de alimentos en lapsos cortos de tiempo,
de entre minutos hasta un lapso menor a dos horas, posteriormente se provoca el
vómito, se hace uso de laxantes, diuréticos o enemas, además del ayuno
prolongado, se aumenta la actividad física y las dietas son restrictivas. Es una
alteración conductual que se relaciona también con la imagen corporal en donde la
persona tiene la obsesión por la delgadez. Una vez iniciado este trastorno
alimentario se requiere de un diagnóstico y tratamiento ya que puede llegar incluso
a la muerte. Rava y Silver, (2004)

Existen dos tipos de bulimia: el purgatorio y el no purgatorio:


● Tipo purgatorio: los pacientes buscan la forma de deshacerse de lo que
comen mediante el vómito auto-inducido
● Tipo no purgatorio: utiliza el ejercicio excesivo y el ayuno después de los
atracones.

Pautas para el diagnóstico de la bulimia nerviosa

● Preocupación continua por la comida con deseos irresistibles de comer y


presenta episodios de polifagia en el que consume grandes cantidades de
comida en poco tiempo
● Intenta evitar el aumento de peso por los siguientes medios: vómitos
auto-provocados, laxantes, consumo de fármacos, diuréticos y periodos
de ayuno
● Miedo de engordar

Como complemento la información se recomienda visitar los siguientes títulos:

La Bulimia. ¿Qué es la bulimia y cómo detectarla?

Bulimia Nervosa
FACTORES DE RIESGO

Al igual que en la anorexia nerviosa existen diversos factores que afectan o dan pie
a la presencia de la bulimia. Se mencionan los siguientes:

Factores individuales:
● ​Falta de autonomía
● Baja autoestima
● Tendencia al perfeccionismo
● Miedo a madurar
● Vivir pendientes de lo que los demás esperan de uno mismo
● Darles satisfacción a los demás a costa de lo que uno mismo quiera

Factores familiares:
● Ambiente familiar desestructurado
● Ambiente familiar sobreprotector
● Experiencias vitales estresantes
Factores sociales:
● La insatisfacción con la imagen corporal
● Que los medios de comunicación y las relaciones interpersonales se centren
en un ideal de belleza imposible o inalcanzable para la mayoría de los
adolescentes.
● Críticas y burlas respecto a la imagen
Para ampliar la información se recomienda visitar:
Factores de riesgo de la bulimia

FACTORES DE PROTECCIÓN

Al igual que en la anorexia nerviosa, los factores de protección para la bulimia se


refiere a los rasgos individuales, elementos socioculturales y familiares y con éstos,
poder prevenir el riesgo a padecer bulimia nerviosa.
La familia es el lugar donde se pueden detectar los síntomas, y es el lugar principal
para prevenir estos trastornos, es muy importante la calidad de las relaciones en las
familias y vivir dentro de un ambiente familiar positivo.

Factores biológicos y psicológicos


Los factores biológicos:
La genética:
Se han identificado distintos genes con lo que se han desarrollado diferentes
hipótesis para lograr explicar la influencia de estos TCA, mediante los cambios del
componente genético con el ambiente y la influencia por variables psicológicas.
Durante la adolescencia, las distintas variaciones genéticas son encargadas de los
factores de riesgo de síntomas de TCA, así como de la preocupación por la forma
del cuerpo y el peso, por lo que estos factores son de mayor importancia que los
factores ambientales, aunque no se excluye la participación de los factores
socio-culturales. El deseo de ser delgado así como la insatisfacción del cuerpo,
logran que se dé una pérdida de peso intencional y un comportamiento sobre la
alimentación anormal.
La pubertad:
El inicio de esta etapa produce la liberación de hormonas, en la que se da un
aumento de peso y desarrollo de la identidad del adolescente, en dicha etapa se
expone la presión por ser delgado, lo que contribuye con la insatisfacción de la
imagen corporal.
El sobrepeso y la obesidad:
Este es otro factor importante dentro de los problemas de salud, en especial en los
países desarrollados. La presión de los medios de comunicación, imponen una
imagen corporal ideal, así como el consumo de alimentos poco saludables. Las
presiones socio-culturales promueven una mayor valoración de la apariencia por
tener un cuerpo “ideal”, lo que genera insatisfacción corporal y por lo tanto
comportamientos alimentarios negativos.

FACTORES PSICOLÓGICOS

Los factores psicológicos que están relacionados con las enfermedades, es la


emoción, dicho fenómeno se aborda desde distintas perspectivas.
Uno de los primeros métodos de investigación y curación es el psicoanálisis, la
definición de emoción es obtenida mediante los escritos de Freud, el cual contiene
tres elementos en donde 1) la emoción es una pulsión inconsciente; 2) es una
pulsión proveniente del inconsciente que se encamina a un objeto consciente, aquí
las personas experimentan una sensación sin saber el cómo o el por qué, y 3) es un
sentimiento.
La hipótesis sobre los trastornos psicosomáticos, se dio gracias a que Freud llegara
a la conclusión de que estas fuerzas psíquicas inconscientes causaban síntomas
físicos.
Fahrenkamp, consideraba junto a otros autores que los conflictos inconscientes eran
expresados mediante enfermedades orgánicas.

Preocupación por el peso, la idea de delgadez y la internalización


Se refleja una gran preocupación por el peso y el desea de un cuerpo delgado y
musculoso, el miedo a engordar, produce conductas de riesgo de TCA, cuando no
se logra tener el peso deseado.
La importancia de la insatisfacción con la imagen corporal:
Este fenómeno social, es la construcción de la imagen corporal, el cual está sujeto a
cambios, estudios demuestran la insatisfacción por el cuerpo y muchas veces tiene
como resultado la aparición de diferentes condiciones psicológicas y físicas, donde
el rechazo del cuerpo es un factor de riesgo que puede causar comportamientos y
actitudes alimentarias negativas, como baja autoestima, obesidad y depresión.
Tanto la insatisfacción como el rechazo a la imagen corporal son factores que
contribuyen a la aparición de problemas relacionados con el aumento o disminución
del peso lo cual puede aumentar la insatisfacción corporal y por lo tanto daños en la
salud psicológica y física.
Comportamiento inadecuado para bajar de peso:
Se utilizan comportamientos inadecuados para lograr una apariencia ideal, como
dietas restrictivas, ayunos, vómitos, uso de laxantes y diuréticos, ya que se
considera que serán beneficios físicos y psicológicos.
Baja autoestima y el efecto negativo:
Las hormonas sexuales promueven cambios en el comportamiento y en lo
psicológico, por lo que en muchos casos estas acciones afectan la conducta
alimentaria y el estado de ánimo, lo que favorece a la aparición de TCA, cuando
estos aspectos se combinan se puede desencadenar comparaciones dentro de las
personas en su condición social, la comparación social y la idea de delgadez
contribuyen a sí mismo a la insatisfacción de la imagen corporal que a su vez logra
una baja autoestima y depresión. La depresión y el efecto negativo se consideran
como una influencia negativa para la salud.

Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes


alimentarios

La recuperación del peso, y la normalización biológica en los TAC, son por demás
importantes se debe prohibir el ejercicio físico, establecer acuerdos para la
recuperación y normalización de los hábitos alimentarios. Se debe realizar un
programa de intervención psicológica, dentro de los cuales se encuentran distintos
modelos psicológicos, como el cognitivo, el sistémico y la terapia interpersonal,
pudiéndose realizar a manera individual o grupal, y con un mínimo de uno a dos
años, se debe:

● Establecer una relación óptima terapéutica


● Conocer el problema alimentario,
● ​Evaluar los factores desencadenantes o que mantienen la enfermedad.

● Fortalecer la motivación.
● Dentro del tratamiento psicológico es necesario:
● Establecer pautas familiares con lo que se logra conseguir la reducción de los
factores que mantienen el riesgo.
● Establecer pautas nutricionales y de psicoeducación sobre el peso y la
alimentación.
● Aplicar el modelo cognitivo: reestructurando los pensamientos sobre el peso,
la alimentación y la autoestima.
● Resolución de los problemas.
● La prevención de recaídas y analizar los factores de riesgo.

Para la bulimia: Además de lo mencionado anteriormente se debe incluir un


tratamiento ambulatorio, y un tratamiento en hospital, indicado cuando la exista
dependencia grave a sustancias.

El trabajo psicoterapéutico se enfoca en:

● La auto-observación y control de estímulos.


● Registro de la alimentación diaria, pensamientos, sentimientos respecto a la
comida, peso y figura
● ​Modificación de la reestructuración cognitiva.
● Prevención de recaídas.
● Se deben utilizar las siguientes técnicas:
● ​Educación sobre nutrición.
● ​Información psicoeducativa sobre el trastorno.
● ​Auto riesgos y tareas concretas.
● ​Acuerdos y administración terapéutica de esfuerzos positivos y negativos.
● Restructuración cognitiva.
● Relajación.
● Normalización en la distorsión de la imagen corporal.
● Habilidades sociales.
● Prevención de recaídas.

Lo cual tiene como objetivo:


● ​La normalización biológica.
● ​El autocontrol de la conducta.
● Una dieta normal.
● Recuperación ponderal.
● Desaparecer la distorsión de la imagen corporal.
● Normalizar el estado de ánimo, el estilo cognitivo, la autoestima y las
relaciones familiares y sociales.
● ·​ ​Normalizar el estilo de vida.

Epidemiología
Referente a datos obtenidos de la Fundación para el Tratamiento de la Bulimia y la
Anorexia, los casos se han quintuplicado en la década pasada y cada año aparecen
20 mil casos nuevos de anorexia
La prevalencia de vida de la Anorexia nerviosa en los adolescentes es del 0,3% al
2,2% y puntual del 0,1% al 1,5%. La mayor prevalencia de este trastorno es entre
los adolescentes del sexo femenino, aunque Swanson y cols, en un estudio de
adolescentes de 13 a 18 años de edad, no han encontrado diferencias significativas
a lo largo del tiempo entre ambos sexos. Estudios previos que evaluaron datos de
servicios de salud, indicaron que la incidencia global de la Anorexia Nerviosa, según
los criterios del DSM-IV ha tenido tasas más estables en el tiempo. En los Países
Bajos, las tasas de incidencia global se han mantenido estabilizadas cuando se
evalúan los años 80 y 90 (7,4/100.000/año para 1985-1989 y 7,7/ 100.000/año para
1995-1999), sin embargo, cuando se evaluó la incidencia teniendo en cuenta la
edad se registró en el período 1995 a 1999, un aumento significativo del 94% de AN
en el grupo de niñas con edades comprendidas entre 15 y 19 años (56,4/100.000
personas/año para 109/ 100.000 personas/año). Valores aún más significativos en el
estudio poblacional realizado con gemelos finlandeses, arrojando la cifra de
270/100.000 personas/año.A pesar de la gran variabilidad en las tasas de incidencia
hay consenso entre las investigaciones en que el período de la vida en que tiene un
riesgo mayor las mujeres, es durante la adolescencia media y tardía. Sin embargo,
es importante señalar que la aparición de la anorexia puede ocurrir en niños y niñas
muy pequeños y las proporciones estimadas entre mujeres-hombres en la población
general y entre adolescentes son, respectivamente, 12:01 y 15:015.

Tipos de evaluación para anorexia

Teniendo en cuenta que los mecanismos que intervienen en el desarrollo, consolidación


y el mantenimiento de la anorexia, son psicológicos, para su evaluación, estos
mecanismos deben ser considerados con el objetivo de detectar áreas de vulnerabilidad
y relaciones concretas entre estímulos antecedentes, conductas y consecuencias que
puedan ser significativas para comprender las características del trastorno en cada
paciente en particular. Y posteriormente, esto debe servir para diseñar y aplicar un
programa de tratamiento que incluya técnicas de Modificación de Conducta apropiadas
(Buceta, 2000).

Los factores comportamentales que determinan este trastorno son comportamientos


habituales observables que tienen el objetivo de perder peso.
Las chicas con este trastorno, tienen por lo general una baja autoestima, vulnerabilidad,
insatisfacción con su propio cuerpo, agresividad hacia sí mismas, baja asertividad,
necesidad excesiva de control, déficit de habilidades sociales, introversión, dificultades
para relacionarse y expresarse, problemas familiares, entre otros (Gismero, 2001).
De acuerdo al modelo cognitivo-conductual de la anorexia nerviosa de Calvo R. (1988),
este trastorno se explica mediante los paradigmas conductuales del aprendizaje y el
cognitivo para explicar el inicio y mantenimiento del trastorno. Con respecto al
aprendizaje social, la chica obtendría el refuerzo teniendo como ejemplo a una mujer
delgada con la que asocial competencia y éxito social, estos factores están relacionados
con etapas infantiles como “significados o creencias perfeccionistas, baja tolerancia a la
frustración e incompetencia social “ (Sánchez y Sánchez, 1992, pág. 3). Así, cuando la
chica llega a la pubertad, se encuentra con pocos recursos de afrontamiento,
recurriendo al control corporal excesivo y obteniendo el refuerzo cognitivo buscado y
evitando el peso (refuerzo negativo) (Sánchez y Sánchez, 1992).

Concluyendo, la evaluación psicológica en la anorexia debe tomar en cuenta múltiples


factores, ya que a este trastorno se le contribuyen numerosas variables, de las cuales
debe tenerse un gran conocimiento para la correcta intervención.

Tipo de evaluación para la bulimia

Al igual que la Anorexia, la evaluación comportamental en la Bulimia, también debe ser


múltiple, ya que a este trastorno contribuyen diferentes variables y para un tratamiento
efectivo, se debe tener conocimiento de estas (Buceta y Bueno, 2000).

Antes que nada, es importante hacer un análisis funcional para saber cuales son sus
posibles causas y mantenimiento (refuerzos), así como conocer los comportamientos
habituales de la paciente para el control del peso, la presencia o no de menstruaciones,
etc. También se debe explorar el grado de vulnerabilidad de la paciente y posibles
apoyos o recursos que pueden ser utilizados para el proceso terapéutico, a saber:
relaciones y apoyo social e intereses que puedan ser utilizados como gratificación en
lugar de la pérdida de peso.
También es importante saber si se contará con la cooperación de la paciente en el
proceso, ya que la mayoría tienen una actitud negativa respecto a este tipo de
intervenciones. (Buceta y Bueno, 2000).

A partir de toda esta información se pueden formular hipótesis, pero esto debe ser un
proceso continuo. Esta información se podrá obtener a través de diversas fuentes, como
el propio paciente, sus familiares, enfermeros que lo atienden en caso de que esté
hospitalizado, las propias observaciones del terapeuta y diversos instrumentos de
evaluación, incluyendo hojas de distintos registros y auto registros (Buceta y Bueno,
2000).

Algunos de los instrumentos para la evaluar síntomas y conductas de la anorexia nerviosa


pueden ser :
Eating Attitudes Test (EAT): está diseñado para evaluar síntomas y conductas en la
anorexia nerviosa; proporciona el índice de gravedad del trastorno. Se utiliza la forma
abreviada de 26 preguntas que se agrupan en factores: restricción alimentaria, bulimia,
preocupación por la comida y control oral. Su puntuación va de 0 a 78 puntos y el punto de
corte es 26. Escala de evaluación de la imagen corporal de Gardner: está compuesta por 13
siluetas que evocan la figura humana sin atributos reconocibles (Figura 1). La silueta
central representa la mediana de la distribución de peso. A ambos lados se sitúan otras seis
siluetas que representan, en orden creciente y decreciente, el incremento y decremento
progresivo de peso. Es una escala autoaplicada y heteroaplicada. El paciente valora su
percepción actual de imagen corporal, y el evaluador marca la imagen real del paciente. La
figura central puntúa 0. El punto de corte para anorexia es 16.55, para bulimia es 12.58, y el
control de sanos es 3.09.

Figura 1. Escala de Gardner (instrumento de evaluación de la imagen corporal).


Escala de los 13 dibujos del contorno de la figura (13-CS).

Estrategias y programas de intervención para la anorexia

La intervención en la anorexia es compleja debido a la falta de cooperación de los


pacientes, así como a la cantidad de variables relacionadas a las causas y mantenimiento
de este trastorno.
Pero algo muy importante que debe tomarse en cuenta, es la relación del terapeuta con
el paciente. Ya que debe ser una relación que brinde confianza, aprecio y comprensión
por parte del terapeuta, y este debe evitar enfrentarse con el paciente respecto a sus
pensamientos, creencias y percepciones. Pues, la modificación de esas cogniciones debe
ser un proceso lento, delicado y con mucha paciencia (Buceta y Bueno, 2000).

La intervención se puede distribuir en dos fases:

1. Régimen hospitalario, en el que se pretende que la paciente recupere su peso, por lo


menos hasta recuperar la menstruación.
2. Mantenimiento del peso apropiado y reducción de la vulnerabilidad del paciente.

Estrategias comportamentales para aumentar el peso y eliminar conductas perjudiciales

Las estrategias más utilizadas para este caso, son las estrategias basadas en el
condicionamiento operante. Un ejemplo sería privar a la paciente de situaciones,
ventajas hospitalarias, cosas y personas, hasta que se produzca la conducta deseada
(aumento de peso), y cuando lo logre, la paciente puede obtener estos privilegios
(refuerzos) que le fueron privados. Además, el simple hecho de que la paciente esté en el
hospital y no, en su casa con su familia, puede significar una privación, que cesa cuando
la paciente haya alcanzado el peso ideal (Buceta y Bueno, 2000).

Estrategias para controlar la ansiedad y el miedo

Se utiliza mucho la “desensibilización sistemática, dirigida a tratar la ansiedad


relacionada con la ingestión de alimentos, el miedo al aumento de peso, el miedo a los
cambios que pueden producirse en la apariencia física y otros temores de los pacientes”
(Buceta y Bueno, 2000, pág. 10).
Esta estrategia es mucho más efectiva combinada con otras estrategias
comportamentales y cognitivas.

Estrategias para mantener el peso y reducir la vulnerabilidad

Aquí, además de estrategias para el aumento de peso, se deben emplear estrategias para
controlar la ansiedad y el miedo asociados al problema. Estas estrategias deben
preparar al paciente y a sus familiares para reducir la vulnerabilidad del paciente a las
recaídas.
Se pueden realizar sesiones semanales para abordar diferentes aspectos.
Varios estudios afirman que la técnica de entrenamiento en asertividad es muy efectiva
en el tratamiento para la anorexia, ya que la mayoría de las veces, las chicas con este
trastorno presentan un déficit de asertividad comportamental (Gismero, 2001).

ESTRATEGIAS Y PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA


ANOREXIA

De acuerdo a Buceta y Bueno (2000), el tratamiento de la anorexia suele verse


complicado por 2 razones: por el grado de dificultad del problema y porque es
común que los pacientes se rehúsen a colaborar en su recuperación.

Dicha intervención puede englobarse en dos fases:

Primera fase
Por lo general ha de llevarse a cabo en un ambiente hospitalario.

Objetivos
Aumento de peso hasta niveles considerados como apropiados, preparar al paciente
para la consolidación posterior de los logros alcanzados.

Estrategias para lograrlo


Para incrementar el peso en los pacientes se utilizan procedimientos basados en el
condicionamiento operante que generalmente consisten en quitar al paciente ciertos
derechos de su vida hospitalaria como visitas, llamadas telefónicas, salir de la
habitación, etc., estipulando con el que podrá obtenerlos cuando alcance el peso
previamente establecido como meta parcial. De hecho, la propia hospitalización
puede utilizarse como técnica de privación de la vida normal, aclarándole que tal
situación concluirá cuando alcance el peso acorde a su edad y estatura (que permita
la reaparición de la menstruación en el caso de las mujeres). A fin de lograr esta
ganancia en los pacientes, es también indispensable eliminar en ellos el miedo y la
ansiedad que existe en relación a su peso y su figura, para ello, se habrá de utilizar
un programa de desensibilización sistemática enfocada a tratar la ansiedad
vinculada a la ingestión de alimentos y el miedo al aumento de peso y cambios en
su apariencia física. Será útil la utilización del feedback permanente sobre el peso y
la prevención de respuesta para evitar vómitos provocados.
Por otro lado, con el propósito de preparar al paciente para consolidar de manera
posterior a esta fase los logros alcanzados, se habrá de intervenir en el entorno
familiar llevando a cabo la modificación de cogniciones disfuncionales y
entrenamiento en habilidades.

Segunda fase
Puede desarrollarse ambulatoriamente, es decir dentro o fuera del hospital.

Objetivos
Mantenimiento del peso ganado y la reducción de la vulnerabilidad del paciente a
las recaídas.

Estrategias para lograrlo


Estás estrategias estarán dirigidas al paciente y sus familiares para enfrentar las
etapas posteriores al tratamiento con lo cual se busca obtener la consolidación del
tratamiento es decir, mantener el paso ganado y evitar en el paciente las recaídas.
-A nivel familiar: Identificar y modificar patrones familiares de conducta inapropiada,
identificar y cambiar factores que han contribuido a la vulnerabilidad del paciente,
preparar a la familia para recibir al paciente al salir del hospital.
-Con el paciente para su vida fuera del hospital: Se le entrenará en habilidades tales
como controlar el ejercicio, comer saludablemente, planear actividades
convenientes, habilidades sociales, habilidades de identificación y afrontamiento de
situaciones de riesgo (episodios de bulimia, conductas para perder peso).
Para abordar esta etapa final será de suma utilidad el implemento de estrategias
tales como el reforzamiento contingente al mantenimiento de peso en los límites
acordados, autocontrol progresivo del paciente sobre su dieta, sesiones de terapia
familiar encaminada al logro progresivo de la independencia del paciente en su vida
cotidiana.

Estrategias y programas de intervención para la bulimia

Las estrategias y programas de intervención para la bulimia, no difieren de las mismas


para la anorexia. Se utilizan técnicas de afrontamiento para la reducción del descontrol
de la ingesta de alimentos, abuso de laxantes y vómitos. Además de técnicas de
moldeamiento y desensibilización para desarrollar actitudes/creencias realistas acerca
de la imagen que tienen de su propio cuerpo y de su peso corporal, así como establecer
un patrón normal de peso, mejorar el funcionamiento personal general (auto
aceptación, afrontamiento de la ansiedad y funcionamiento social) y establecer la
motivación para el tratamiento (Sánchez y Sánchez, 1992).

ESTRATEGIAS Y PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA


BULIMIA

En el caso de la Bulimia, la intervención de carácter cognitivo conductual podrá


dividirse en tres fases (Fairburns 1981, cit. En Sánchez y Sánchez, 1992):

Primera fase
En esta fase ha de establecerse la relación terapéutica, se transformarán las quejas
del paciente en conceptualizaciones de su problema a través de un análisis
funcional y se explicará a éste/ésta las consecuencias a mediano y largo plazo del
uso de laxantes y vómitos como métodos de control de ansiedad. Esta etapa
también ha de aprovecharse para obtener la cooperación de familiares en el
tratamiento y para explicar el autorregistro que la/el paciente deberá llevar.

Segunda fase
En esta fase se continuará el seguimiento del peso y comida, se identificarán las
fuentes de estrés que lleva al descontrol de la ingesta con el fin de generar y
practicar conductas alternativas.
Las estrategias cognitivo conductuales para lograr lo anterior generalmente son:
Identificación y modificación de distorsiones cognitivas y supuestos personales,
Exposición gradual encubierta a la “imagen rechazada”, entrenamiento asertivo ante
situaciones sociales vividas con ansiedad.

Tercera fase
Habrán de detectarse posibles situaciones de riesgo y se ensayan alternativas de
modo anticipado empleando la “prevención cognitiva”.

EPIDEMIOLOGIA

Los estudios epidemiológicos muestran que el 0,1% y el 2%12,14,19 de los


adolescentes cumplen el criterio diagnóstico del DSM-IV de BN. Currin y cols., en un
estudio en el Reino Unido, identificó incremento global en la incidencia de BN en el
período 1998 a 2000. Cabe destacar que este aumento fue más significativo en los
primeros años de la década del 90, con un pico en 1996, con la subsiguiente
disminución de alrededor del 38,9% hasta el año 2000. Unos investigadores
registraron tasas de incidencia global similares en los años 90, 6,1/100.000/año4 , y
el año 2000, 6,6/100.000/año5 .
Por otra parte, Nicholls, Lynn y Viner (2011) obtuvieron tasas más bajas
(0,04/100.000/año) que fueron confirmadas por un estudio reciente con niños y
adolescentes británicos de seis a 13 años de edad. Las adolescentes con edades
comprendidas entre 10 y 19 años (35,8/100.000 habitantes/año) integraron el grupo
de mayor riesgo para la BN, como lo demuestra Currin et al., mientras que Van Son
y cols. identificaron a aquellas con edades entre 15 y 19 años (41/100.000
personas/año) y mujeres jóvenes, entre 20 y 24 años (42,6/100.000 habitantes/año).
Es importante destacar que la estimación de la razón mujeres-hombres para la BN
entre los adolescentes (10:01), es ocho veces inferior a la registrada en la población
general (18:01)5 .

Aspectos epidemiológicos de la bulimia

Algunos aspectos importantes a tener en cuenta dentro la epidemiología de la


bulimia:

A. Este ​trastorno​ se da más frecuente en países desarrollados.

B. Entre en 10 y 15% de los adolescentes sufren algún tipo de bulimia o anorexia.


Hay en torno a un 0.2% de prevalencia del trastorno, del 7 al 15% mueren, y un
20% se cronifica.

C. Se da más en mujeres que en hombres, aunque esto no implique que en el ​sexo


masculino no aparezcan casos.
D. Predominio de padres obesos.Generalmente son personas que han podido ser
obesas o han hecho numerosas dietas por su cuenta.

E. Su inicio suele ser en la ​adolescencia​ o primera edad adulta.

F. Curso crónico.

G. Se relaciona con ​ansiedad o depresión​.

H. Es frecuente el consumo de ​alcohol​, ​anfetaminas​ u otras ​drogas​.

I. Se relaciona con la cleptomanía.

OBESIDAD
(Definición)

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad es definida


como una acumulación anormal excesiva de grasa perjudicial para la salud. El exceso
de grasa se calcula en general, en base al índice de masa corporal (IMC) considerando
el peso y la talla de una persona, de tal forma que un IMC normal oscila entre 18,5-24,9,
mientras que un IMC mayor o igual a 25 indica sobrepeso, mayor o igual a 30 obesidad,
y mayor o igual a 40 obesidad mórbida.

Factores de riesgo y protección

La obesidad constituye un importante problema de salud pública en escala mundial. En


el paciente obeso, el metabolismo de los lípidos cambia, acarreando a la
hipertrigliceridemia, un trastorno de lípidos común en estos, así como resistencia a la
insulina, lo cual condiciona al paciente a trastornos metabólicos como hiperinsulinemia
y diabetes mellitus. En resumen, enfermedades relacionadas a problemas
cardiovasculares (Marcos, Núñez, Salinas, Santos & Decanini, 2005).

La obesidad en la niñez y adolescencia ha aumentado en forma significativa en los


últimos treinta años. La adolescencia es una etapa que implica todo un proceso
biopsicosocial que influyen en diversos aspectos y entre ellos los estilos de vida en donde
el adolescente puede tener hábitos alimentarios inadecuados, sedentarismo y consumo
de sustancias tóxicas como tabaco, alcohol y otras drogas (Marcos, Núñez, Salinas,
Santos & Decanini, 2005).

En un estudio realizado con 98 niños con obesidad exógena en Colombia, se estableció


una “asociación entre la obesidad y el incremento en los niveles de insulina, colesterol y
triglicéridos y una correlación positiva entre los niveles de insulina y el índice de masa
corporal (IMC), CT, LDL, triglicéridos y la edad (16)” ( Marcos, Núñez, Salinas, Santos
& Decanini, 2007, pág. 5)

Además de la herencia, existen factores ambientales como hábitos de salud y nivel de


desarrollo de una comunidad que contribuyen en el desencadenamiento de alteraciones
metabólicas relacionadas con la obesidad (Marcos, Núñez, Salinas, Santos & Decanini,
2005).

Se cree que entre mayor sea el IMC, mayor es la probabilidad de desarrollar


enfermedades. Esto es debido a que el sobrepeso y la obesidad resultan en mayores
niveles de estrés oxidativo, lo cual puede producir inflamación crónica subclínica, así
como alteraciones en el funcionamiento del sistema inmune. Además, las células del
tejido adiposo no solo almacenan lípidos en el citoplasma para ocuparse como fuente de
energía, sino que también pueden producir algunos tipos de hormonas. Por lo tanto, el
aumento del tejido adiposo que ocurre en la obesidad crónica puede llevar a diferentes
enfermedades que van desde alteraciones en el metabolismo, como ya mencionamos,
hasta algunos tipos de neoplasias desencadenadas por hormonas, hipertensión arterial,
enfermedad coronaria, accidentes cerebrovasculares y neuropatías (Herrera, Coria,
Fernández, Aranda, Manzo & Hernández, 2015).

Recientemente, se ha empezado a considerar a la obesidad como un factor de riesgo


para el cáncer, debido a que entre el 35-70% de los cánceres están vinculados
directamente con la alimentación y con un IMC elevado que refleja obesidad.
La obesidad también es un riesgo para desarrollar cánceres de tipo endometrio y de
ovario, los cuales están fuertemente asociados con cambios hormonales. Dicho potencial
puede alterar el metabolismo celular e incrementar la proliferación celular de manera
anormal. Entre otras posibles explicaciones hormonales que vinculan a la obesidad y el
cáncer se incluyen las alteraciones en los niveles de leptina, insulina, prolactina, cortisol
y andrógenos (Herrera, Coria, Fernández, Aranda, Manzo & Hernández, 2015).

Numerosos estudios han demostrado que patologías obstétricas y complicaciones del


parto como diabetes gestacional, hipertensión arterial y preeclampsia, infecciones,
hemorragia posparto, macrosomía fetal, distocia de hombro, muerte fetal-neonatal,
aumento en la tasa de cesáreas y complicaciones de la anestesia, están fuertemente
vinculados tanto al exceso de peso materno antes del embarazo como a su incremento
desmedido durante el mismo (Grandi, Maccarone, Luchtenberg, Rittler, 2012)

“La obesidad durante el embarazo representa un problema no sólo por el efecto adverso
inmediato sobre la salud materna y el parto, sino también por la creciente evidencia de
efectos deletéreos sobre el feto en desarrollo y alejados en la madre” (Grandi,
Maccarone, Luchtenberg, Rittler, 2012, pág. 4).
Definitivamente, teniendo en cuenta la dificultad para el tratamiento de la obesidad una
vez instaurada, se recomienda la prevención desde edades muy tempranas, ya que es
cuando se forman los buenos o malos hábitos alimenticios, de ejercicio o sedentarios.
Esta debe ser a partir de una alimentación saludable, la práctica regular de alguna
actividad física, y evitar el comportamiento sedentario.
Se recomienda también, la valoración regular en todos los controles de salud, a partir
de los dos años, del peso, talla, cálculo de IMC y comparación con curvas de referencia
para edad y sexo. Se consideran de riesgo: el rebote adiposo antes de los 5 años y el
incremento del IMC 2 unidades/año (Colomer, 2005).

FACTORES BIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS

Como ya hemos visto, la obesidad es un problema de salud pública de origen

​ a comprensión del papel de los


multifactorial que incluye diversos elementos​. L

determinantes biológicos y psicológicos en la transición del sobrepeso a un peso


más saludable es importante para hacer intervenciones tempranas antes de que la
obesidad sea una condición arraigada.

Factores biológicos
Factor genético
En cuanto a los factores genéticos, es importante señalar que no sólo se hereda la
predisposición a la adiposidad y la distribución de la grasa corporal; estudios de
genética de la conducta indican que factores conductuales tales como la preferencia
por las grasas, la elección del intervalo entre comidas, el grado de compensación
calórica en respuesta a la restricción de alimentos y aun la inclinación por la
actividad física tienen componentes genéticos.

Factor metabólico
El uso energético de las calorías varía considerablemente entre una persona y otra.
Algunas personas son más eficientes en lo que se refiere a la utilización de calorías
para poder mantener la temperatura corporal y para llevar a cabo los procesos
metabólicos. El “ritmo” metabólico de una persona puede ser hasta un 20 por ciento
más rápido o más lento que el de otra persona.

Factores neuroendocrinos
​Obesidad de origen en el hipotálamo, Enfermedad de Cushing (niveles altos de
cortisol), Hipotiroidismo (baja de niveles de tiroides), Síndrome de ovario
poliquístico, Deficiencia de hormona de crecimiento. Neurológicamente hablando,
en mujeres obesas se ha visto un bajo nivel de metabolitos de serotonina en el
líquido cefalorraquídeo, que se correlaciona con preferencias elevadas por
carbohidratos. El neurotransmisor dopamina parece mostrar mayores evidencias de
un rol causal en la obesidad, habiéndose encontrado una asociación entre la
presencia del alelo A1 del Gen DRD2 y la obesidad. En presencia de tres factores
fenotípicos (historia familiar de obesidad, edad de comienzo y preferencias por
alimentos) el alelo A1 explicaría un 86,4% de la varianza en la presentación de la
enfermedad. La presencia de este alelo se asocia con un número reducido de
receptores de dopamina D2, sugiriendo que los pacientes obesos usarían el comer
alimentos como una forma de elevar los niveles de dopamina cerebral a niveles más
aceptables. Llama la atención que las conductas del obeso son visiblemente
similares a la de los dependientes de sustancias y que muchos de sus tratamientos
tienen principios en común con las adicciones.

Edad
Se ha documentado a partir de información de varios países que la relación entre el
IMC y la edad sigue un patrón en forma de una U invertida, donde el peso aumenta
lenta pero progresivamente con la edad hasta que llega a un valor máximo a partir
del cual empieza a disminuir. Es importante señalar que la relación entre la edad y
la obesidad es un reflejo de las características biológicas individuales aunado a
cambios de conducta a lo largo del curso de la vida que se ven matizadas por
influencias ambientales.

Factores Psicológicos
El desarrollo de la obesidad se ha asociado a factores que pueden estar
interrelacionados entre sí en diferentes niveles, dentro del contexto psicológico uno
de los factores etiológicos de la obesidad lo constituye la personalidad.
Según un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología, ​las
personas obesas con alto neuroticismo y baja conciencia (personalidad tipo A)
tienen alta probabilidad de pasar por ciclos de pérdida y ganancia de peso durante
toda su vida.
La impulsividad es considerado el predictor más fuerte del sobrepeso, ya que
suele ser necesario que para mantener un peso saludable se siga una dieta
balanceada y un programa de actividad física constante, lo cual implica compromiso
y moderación, algo generalmente difícil para individuos altamente impulsivos (Sutin,
Ferrucci, Zonderman, & Terracciano, 2011, cit. En Tamayo y Restrepo 2014).
El estrés es otro factor importante en la etiología de la obesidad (Bennett, Greene,
& Schwartz-Barcott, 2013, cit. En Tamayo y Restrepo 2014). Una situación de estrés
agudo inhibe el apetito, sin embargo si este se mantiene hasta convertirse en
crónico, las glándulas adrenales liberan una hormona llamada cortisol, que
incrementa el apetito en particular hacia alimentos altos en grasa o en azúcar, o en
ambos, lo que aparentemente inhibe la acción del sistema límbico. La sobre-ingesta
no es la única conducta asociada con el estrés; una persona estresada también
pierde el sueño, hace menos ejercicio, y toma más alcohol, lo cual contribuye a
ganar peso. (Sinha & Jastreboff, 2013, cit. En Tamayo y Restrepo 2014).
La llamada Ingesta Emocional,​ como un tercer factor, se caracteriza porque la
persona come como una manera de suprimir o atenuar emociones negativas como
la ira, el miedo, el aburrimiento, la tristeza y la soledad (Bennett et al, cit. En Tamayo
y Restrepo 2014).
La depresión ​como otro factor emocional aparece debido a que la obesidad es un
trastorno que genera la ridiculización y condena de sus víctimas. Durante la infancia
y la adolescencia la actitud social negativa hacia los obesos puede generar baja
autoestima, así como una depresión reactiva. Entre las mujeres de mediana edad, la
depresión está fuerte y consistentemente asociada con la obesidad, la baja actividad
física y la mayor ingesta de calorías. Las estimaciones indican que el diagnóstico
previo de depresión mayor incrementa la probabilidad de tener sobrepeso u
obesidad en aproximadamente 7% (Dave, Tennant, & Colman, 2011 cit. En Tamayo
y Restrepo 2014).

Manejo de los factores psicológicos que contribuyen a los desórdenes


alimentarios
Guia de trastornos alimenticios (2004)

Dentro del campo psicológico los trastornos alimenticios son síntomas relacionados
por conflictos emocionales, el trastorno de la alimentación constituye en quienes la
presentan en la manera de nutrirse, de expresar ira, auto castigo, distanciarse de
situaciones dolorosas. Las dificultades que tienen las personas con trastornos
alimenticios en su mayoría son inconscientes y hasta para ellos están ocultos.
Tomando esto en consideración se vuelve un tanto complicado el entender y
atender estos trastornos, sus simbolismos y sus significados, las distintas fantasías
que se vinculan con la alimentación y otras conductas patológicas.

EPIDEMIOLOGÍA

La obesidad es un problema de salud pública global. En el mundo cerca de 1.400


millones de adultos padecen sobrepeso y 500 millones obesidad.

En México, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Nutrición (ENN 1988, 1999, cit.


En Rivera, Hernández, Aguilar, Vadillo y Murayama, 2013), la Encuesta Nacional de
Salud (ENSA 2000 cit. En Rivera et al) así como en la Encuesta Nacional de Salud y
Nutrición (ENSANUT 2006, 2012 cit. En Rivera et al) la prevalencia de sobrepeso y
obesidad en niños y adultos se ha incrementado de manera alarmante en las
últimas dos décadas.

Como lo muestra la gráfica 1, las prevalencias de sobrepeso y obesidad para


menores de cinco años, niños en edad escolar (cinco-11 años), adolescentes (12-19
años), mujeres de 20 a 49 años y adultos (≥20 años). Para tres grupos de edad se
cuenta con información de casi un cuarto de siglo (24 años): niños menores de cinco
años, adolescentes del sexo femenino y mujeres de 20 a 49 años. Entre 1988 y
2012, la prevalencia combinada de sobrepeso y riesgo de obesidad en los menores
de cinco años aumentó de 26.6 a 33.6% (26.3 o 1% por año), en las adolescentes la
prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad (SP+O) pasó de 11.1 a 35.8%
(222.5 o 9.3% por año) y en las mujeres de 20 a 49 años el SP+O pasó de 34.5 a
70.6% (104.6 o 4.4% por año). Para los niños en edad escolar el periodo del que se
cuenta con información es de 1999 a 2012. Las prevalencias de SP+ pasaron de
28.2 y 25.5% en niños y niñas, respectivamente en 1999 a 36.9 y 32% en 2012, lo
que equivale a 2.3% por año en niños y 2% por año en niños.
Fuente: Centro de Investigación en Nutrición y Salud (Instituto Nacional de Salud Pública)

Si bien, en el último periodo entre encuestas (2006-2012) las velocidades de


aumento en las prevalencias fueron significativamente menores y en algunos casos
negativas, la tendencia mantenida entre 1994 y 2000 ha hecho que el aumento de
50% en sobrepeso (24 a 35%) y 150% en obesidad (de 9 a 24%) posicione a
México en el mundo como uno de los países con mayor aceleración en el
crecimiento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad.

Por estrato socioeconómico


La información sobre la distribución de las prevalencias en México parece indicar
que los grupos en mayor desventaja socioeconómica tienen menores prevalencias
de peso excesivo. Sin embargo, un análisis de los incrementos de sobrepeso y
obesidad combinada entre 1988 y 1999 indica una mayor velocidad de aumento
entre la población más marginada socialmente; por ejemplo, los aumentos más
grandes (>30% por año) se observaron en zonas rurales y la población indígena,
mientras que los mayores aumentos de obesidad entre 1999 y 2006 (>15% por año)
también se observaron en la población indígena​.

Por grupos de edad y género


Se observó que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en menores de cinco años
fue de 9.7%. Para la población en edad escolar, la prevalencia nacional combinada
de sobrepeso y obesidad fue de 34.4% (19.8% sobrepeso y 14.6% obesidad). Al
categorizar por sexo, se puede observar que 32% de las niñas tenía exceso de peso
(20.2% sobrepeso y 11.8% obesidad) y 36.9% de los niños también presentaba esta
condición (19.5% sobrepeso y 17.4% obesidad). En adolescentes, la prevalencia
combinada de sobrepeso y obesidad es de 35.8% en el sexo femenino y de 34.1%
en el sexo masculino y en adultos de 20 años y más es de 73% en las mujeres y
69.4% en los hombres. La prevalencia de obesidad es más alta en el sexo femenino
(37.5%) que en el masculino (26.8%).

Al categorizar a los adultos participantes en la Ensanut-2012 por perímetro de


cintura, para conocer el porcentaje de mexicanos con obesidad abdominal, usando
como referencia la clasificación de la Federación Internacional de Diabetes (≥90 cm
en hombres y ≥80 cm en mujeres),38 se encuentra que 82.8% de las mujeres y
64.5% de los hombres la presentan ​(ver cuadro 1)​.

Cuadro 1. Índice de Masa Corporal (IMC) en hombres y mujeres de 20 años y más categorizado por grupo de edad.

Fuente: Centro de Investigación en Nutrición y Salud (Instituto Nacional de Salud Pública)

Tipos de evaluación

Diagnóstico (Describir la forma en que se diagnostica la enfermedad)


La obesidad presenta como características el aumento de la grasa corporal, el cual
está asociado con un riesgo hacia la salud. El diagnóstico de la enfermedad crónica,
está basado en el cálculo de masa corporal (IMC) {peso(kg/talla² (m)}, de acuerdo al
grado de obesidad se clasifica en leve o sobrepeso, moderada, severa y mórbida.(A
Cuevas, 2005)

Tabla 2 Clasificación de sobrepeso y obesidad de acuerdo al índice de


masa corporal (IMC)

IMC

BAJO PESO < 18,5

NORMAL 18,5-24,9

SOBREPESO 25,0-29,9

OBESIDAD MODERADA 30,0-34,9

OBESIDAD SEVERA 35,0-40,0

OBESIDAD MÓRBIDA >40,0

A Cuevas, MS Reyes - Revista médica de Chile, 2005 - SciELO Chile

El IMC está correlacionado en la manera significativa con la morbimortalidad. Un


IMC de 25 kg/m² es el umbral para poder identificar a los pacientes que pueden
desarrollar comorbilidades; un 80% de las muertes por comorbilidades que se
asocian a la obesidad ocurren con un IMC ≥30 kg/m².
El determinar el perímetro abdominal es muy útil para poder evaluar al paciente con
obesidad, ya que puede indicar la grasa abdominal. La grasa abdominal es de
mayor riesgo comparada con la grasa periférica, por lo que èl “Obesity Task Force”
de la organización mundial de la salud desarrolló una clasificación para la obesidad
de acuerdo con el IMC, riesgo de patologías asociadas y perímetro abdominal.(A
Cuevas, 2005)

Tabla 3 Clasificación del riesgo de patologías asociadas según IMC y


perímetro abdominal y sexo
Riesgo de patología asociada

(relativo al peso y perímetro normal)

IMC CLASE DE Hombres ≤102 cm Hombres > 102 cm


OBESIDAD Mujeres ≤ 88 cm Mujeres > 88 cm

25,0-29, - Incrementado Alto


9
I Alto Muy alto
30,0-34,
II Muy alto Muy alto
9
III Extremadamente alto Extremadamente alto
35,0-40,
0

>40,0

Obesty Task Force, Organización Mundial de la Salud (15); Riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo II,
Hipertensión y enfermedad crónica obesidad.

Así mismo dentro de la historia clínica en la evaluación de un paciente obeso, se


debe orientar a detectar factores que puedan contribuir al desarrollo de la obesidad,
como pueden ser: la inactividad física, la dieta, el historial familiar. Medicamentos y
patologías que pudiesen incrementar el peso.​ (​A Cuevas, 2005)

Tabla 4 Drogas que pueden promover la ganancia de peso

Tratamientos psiquiátricos/neurológicos

-Antipsicòticos: Olanzapina, Clozapina, Risperidona.

-Antidepresivos: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, triciclicos.

-Litio.

-Antiepilépticos: valproato, gabapetina, carbamazepina.

Tratamiento para diabetes:

-insulina

-sulfonilureas

Tiazolifinedionas.

Hormonas esteroidales y otros agentes:

-Anticonceptivos

-Cortico esteroides

-Progestágenos
-Antihistamínicos

-α y β bloqueadores

A Cuevas, MS Reyes - Revista médica de Chile, 2005 - SciELO Chile

Estrategias y programas de intervención (obesidad)

La OMS, adoptó en 1988 medidas para mejorar la nutrición, y posteriormente


estimuló para adoptar estilos de vida más sanos y está encaminada a diferenciar
factores sociales y de comportamiento que puedan influir en llevar a cabo dietas
balanceadas.
En cuanto a las acciones específicas para controlar la obesidad se incluyen
diferentes estrategias, entre ellas están:
● La actividad física
● Educación
● Nutrición (modificación en los hábitos alimenticios)
● Intervenciones integrales
Con estas estrategias se puede llegar a programas que son llevados a cabo para
reducir las alteraciones del peso, para el bienestar físico y social.
La implementación de la actividad física como una estrategia para controlar la
obesidad se sostiene en los niveles de inactividad y conductas sedentarias que
presenta la gente, además esta estrategia puede aumentar las habilidades motoras.
Dentro de los programas de intervención es importante plasmar la importancia que
tiene la influencia de los factores cognitivos y comportamentales en el desarrollo y
mantenimiento de la obesidad. Debido a esto, los tratamientos además de centrarse
en las estrategias arriba mencionadas, es importante basarse también en la
evaluación y modificación de las variables cognitivas y conductuales.
Se deben tener en cuenta por supuesto, variables como hábitos de alimentación,
cadenas conductuales, niveles de ansiedad, autoimagen deteriorada, falta de
recursos y estrategias para enfrentar los problemas cotidianos, la falta de
habilidades sociales, pensamientos distorsionados que se puedan relacionar con la
comida. Casado, Camuñas, Navlet, Sánchez y Vidal (1997)

El objetivo de cualquier intervención para la obesidad es introducir técnicas para la


modificación de hábitos de alimentación que ayudan a adherirse al tratamiento y a
tener un cambio de actitud sobre su problema. Casado, Camuñas, Navlet, Sánchez
y Vidal (1997).
Con todo esto se puede elaborar programas cognitivo conductuales, en los cuales
se puede trabajar con técnicas como: el autoregistro, el autocontrol, la relajación, el
entrenamiento en técnicas de respiración, entrenamiento en habilidades sociales,
reestructuración cognitiva, entrenamiento en solución de problemas, etc.

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