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CAPITULO 3
ELEMENTOS DE LA T E O R I A DE LA PLASTICIDAD
1
La determinación de la carga límite entre los comportamientos elástico y
plástico también se trata, generalmente, en la resistencia de materiales. Sin
embargo, debido a que es preciso adoptar un criterio de fluencia en las teorías
de la plasticidad, este tema se trata en el capítulo relativo a dicha disciplina.
i*. JÍML*
'a) (61
FlC. 3-1.—Curvas típicas t e n s i ó n - d e f o r m a c i ó n para un n i d a l dúcli
'Véase el capítulo 9 para una discusión mái completa del aspecto materna
tico de la curva real tensión-deformaclán.
I I C J Í CURVAS DS HUINCU
cr = /Ce" [3-1]
<r T a
í t (
le)*"
las regiones elástica y plástica (Fig. 3-2 c). Este tipo de curva exige
cálculos m a t e m á t i c o s m á s complicados.
o bien
[3-3]
1
P. LUDWIK: "Elemente der technologischen Mechanik", Springer-Verlag
nun B„t-K., lono
La relación entre la deformación real y la deformación lineal c o n v e n -
cional se desprende de la Ec. [ 1 - 1 ] :
AL L-U
e=- —1
L
e+ l =
e = ln — = ln (e + 1 ] [3-4]
e, + €: + €, = 0 [3-6]
(T-i-O-3
^"máx [3-7]
O"o
To = - -
h-k2 =0 [3-13]
?
az
A 3
m-V: «¡sur'
ilift _ + *
¥ $
*y
'Os
°"m = cr
t' = c r z' = 0 3*.
FIG. 3 - 3 . — R e s o l u c i ó n de tensión en h i d r o s t á t i c a y d e s v i a d o r de t e n s i ó n .
w w ^ r + w v ' + w v '
1 V 1 <Tm 2
u
o ' = -2£~ ( c r \ 2 + cr*2 + 0 'i 2 ) + crio-i + o-ioril - - - —j— [ 3 - 1 6 ]
t/í =1
' "áí"[((Tl " f f 2 ) í + { c r 2
-ai)Z+ [3-17]
U{)' ^ or [3-18]
3E
1 + V
.2<r02 = - ! ~ ^ - [ ( a , - c r 2 ) 2 + ( c r 2 - c r 3 ) 2 + { a ¡ - cr,) 2 ]
6E 6E
l + v 1 + ^
To2 _ <ro¿
3E
1
T0= CTQ = 0,577CT() í 3-21]
V3
3-5. E n s a y o s c o n t e n s i o n e s c o m b i n a d a s . — L a s condiciones de
fluencia en estados de tensión distintos de los de cargas uniaxiales y
de torsión, se pueden estudiar convenientemente utilizando tubos de
p a r e d e s delgadas. C o m b i n a n d o la tracción axial con la torsión se ob-
tienen diversas combinaciones, desde tensión cizallante hasta normal,
i n t e r m e d i a s e n t r e los valores o b t e n i d o s separadamente en tracción y
torsión. En tracción axial y torsión combinadas las tensiones principa-
les de la Ec. [2-7] s o n :
crx /' O"/ 2
112
<r,=T+( +
« 4
cr2=0 3-22]
O-x 1 1/2
CT3 = T - ( + ~
, 4
[3-23]
M cr0
Zi V ) 2/= l 3-24]
(To V lTa
Amtoi MmtetoMi l i t a n y m mp>». _
resultados experimentales 1 concuerdan mejor con la teoría
gfa de distorsión.
Otro tipo de e n s a y o con tensiones c o m b i n a d a s consiste en someter
tubos de paredes delgadas a carga axial y a presión hidrostática inten-
sa 2. Puesto que la tensión en la dirección radial es despreciable
(0-3 = 0 en la superficie libre e x t e r i o r ) , este ensayo proporciona un es-
tado de tensión biaxial.
0.6 I I .1 1 -
-ene rgia ac di stors.ion
0,5
0,4
0.3
te ns¡<5 i ciz alian ;« m Ixim > "N;
0.2 \
0,1 w
0
0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0
CTj/Ob
«V + o v - c n o ^ o v [3-25]
CTV-CT3
3-27]
CT0 f 3 + ¡i
' A . NADAI: "Theory of Flow and Fracture of Solids", 2.» ed., vol, I, pági-
nas 99-105, McGraw-Hill Book Company, Inc., Nueva York, 1950. .
»reeueni -nen.
te, es útil simplificar la representación de un estado complejo <1 ten-
sión o deformación por medio de funciones invariantes de tensii- es y
deformaciones. Si se representa la curva plástica tensión-deformación
(curva de fluencia) en función de invariantes de tensiones y def .-ma-
riones, se obtendrá a p r o x i m a d a m e n t e la misma curva sin t e ñ i r en
c u e n t a el estado de tensión. P o r ejemplo, las curvas de fluencia, obte-
nidas en ensayos de tracción uniaxial y torsión biaxial, de un : u b o
de poco espesor con presión interna, coincidirán cuando estén repre-
s e n t a d o s en términos de funciones invariantes de tensiones y defor-
maciones.
Nada i 1 ha d e m o s t r a d o que las tensiones y deformaciones ciz,Alan-
tes octaédricas son funciones invariantes que describen la c u r ; de
fluencia i n d e p e n d i e n t e m e n t e del tipo de ensayo. Otras funciones inva-
riantes f r e c u e n t e m e n t e utilizadas son las tensiones y deformai ones
efectivas o significativas. En el caso en el que los ejes de c o o r d e n a d a s
correspondan a las direcciones principales, estas cantidades se de:inen
por ias ecuaciones siguientes:
Tensión efectiva o significativa :
V2
[(cr, - cr21' 1- (<r¡ - (r,\ 2 -t- {fr, — (3-, -351
</ 2 _
Txt = - y - a - yoct = V 2 e [3-37J
€i + €i + e . s - 0
[3-40]
Ji = k2
o bien 2cr 2
3
2 / 2 = ( O Y ) + Í O - . V + (o7)-' = ~ ~ [3 (41
+ + 13 1 5 ]
6
v /_ 2 cr 0 ¿i
6X
o w
20"1 - 02 - O3 = — d£i
dt
y e l i m i n a n d o 6 \ / d t en estas ecuaciones r e s u l t a :
2^-0-2-0-3 de¡
2 cr2 -03-01 de2
[3-48]
2cr¡ -02 - 03 de 1
2o3 — o - ] — o 2 de¡
2Gi{ = &,' + XCTI' 2GE/ = ó-2' + AoV 2Ge 3 ' = &}' + Xcr3' [3-51]
/2=o
De la Ec. [3-44],
cr3' = 2G ( e 3 ' - a{
2 (Ta
3-10. T e o r í a s d e la d e f o r m a c i ó n H e n c k y ha propuesto q u e
para pequeñas deformaciones el desviador d e tensiones puede consi-
derarse proporcional al desviador de d e f o r m a c i o n e s :
a = 2 G fe 3-5;
2<T| - c r 2 - 0 - 3 1 1
ti
6Gp 3 Cp
cr¡-~ (0-2 + 0-.,) J_
EP
o-, - - O": n ,»
2 (Ti -O"! -0-3 1
(Ti - y (cr¡ + cr}) L 0~2 • - j (<r¡ 4 fr;)
6 G,, 3 Gp L E~P
J_
fc
2cr3 -o-¡- -(Tí 1 1 ,
3 0V (cti + rr 2 ) 0-3- • - I - (O"! + <J;)
6G, 3G P EP
3-58]
/
/ ' , " 00
punzón punzón X
n metal
plástico
rígido
'//////A
« * rígido
W77m777/'. V/////S
y inuiiu
matriz
V'/////////'//,'. Y//////,///''
(al (¿>
cr, -cr +Á
Y£r2 = cr"- i
(a) ib) le)
ct\ — cr" + k
[3-63]
a2 = cr" - k
1
D. TABOR: "The Hardness of Metals", pags. 34-37, Oxford Universitv Press
Nueva York, 1951.
no sufre variación hasta que se alcanza el punto N, ei
de deslizamiento se desvía de la recta. De N a Q se desvfa hasta Un
ángulo cuyo valor es (f¡ - - n/2, de forma que la ecuación en el pun-
to Q es cr" -2k{v/2) = k. Como quiera que $ no experimenta más
cr, =0
i
R \M
cr l s = cr" + k = ( k + 2k^- ) +k
o bien
cr1;(=2À:(l + y )
0-2, = 11
2k —
Entonces, la teoría nos dice que el flujo plástico, con la huella resul-
tante, ocurrirá c u a n d o la tensión a través de la cara del punzón sea
igual a tres veces el límite elástico en tracción.
El ejemplo anterior es relativamente sencillo y representa una si-
tuación excesivamente idealizada. Sin embargo, el método de los cam-
pos de deslizamiento, a veces denominado método de la sección plás-
tica de Hencky, es un artificio analítico importante para resolver pro-
b l e n u s difíciles de plasticidad. Se ha utilizado en el análisis de pro-
blemas tridimensionales, p. ej., en la fluencia de una probeta de trac-
ción entallada 1 y en la laminación en caliente de un " s l a b " 2 . P r a g e r 3
y Thomsen 4 han dado métodos generales para la construcción de cam-
pos de líneas de deslizamiento. Sin embargo, no existe ningún método
sencillo para comprobar la validez de una solución. La comprobación
experimental parcial de los campos de lineas de deslizamiento se ha
conseguido, para los aceros suaves, por medio de técnicas de ataque ;
que delinean las zonas deformadas plásticamente.
BIBLIOGRAFIA
1
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B. B. HUNDV: Metallurgia, voi. 49, mini 2 9 ) , p;igs. 109-18. 195-1.
PARTE SEGUNDA
FUNDAMENTOS METALURGICOS
CAPITULO 4
4 - 2 . C o n c e p t o s de g e o m e t r í a d e l o s cristales.—Los análisis de
la difracción de rayos X m u e s t r a n que los á t o m o s en un cristal de un
metal están dispuestos en un p a t r ó n tridimensional regular y repetido.
El procedimiento más sencillo p a r a r e p r e s e n t a r la ordenación atómica
de los metales es el que p r o p o r c i o n a n las r e d e s cristalinas, con las
que se obtiene una imagen m e n t a l de los á t o m o s c o m o si f u e r a n esferas
d u r a s situadas en posiciones d e t e r m i n a d a s de una ordenación geo-
métrica.
La e s t r u c t u r a cristalina m á s elemental es la red cúbica si i pie
(Fig. 4-1). Se trata del tipo de célula unidad q u e se e n c u e n t r a orí los
cristales iónicos, p. ej., en el NaCl
y LiF, pero n o se e n c u e n t r a en nin-
g u n o de los metales. A través de
uno de los vértices de la célula se
trazan tres ejes perpendiculares entre
sí. Los planos y direcciones crista-
lográficas se especificarán con res-
pecto a estos ejes utilizando los ín-
dices de Miller. Un plano cristalo-
gráfico se especifica cu función de
la longitud de sus intersecciones so-
bre los tres ejes, medida a partir
del origen de los ejes de coordena-
Estructura cúbica simple. das. Para simplificar las fórmulas
cristalográficas se utilizan los inver-
sos d e estas intersecciones, q u e se reducen a u n m í n i m o común de-
n o m i n a d o r para obtener los índices de Miller (hkl) del plano. Así,
p. ej., el plano ABCD de la figura 4-1 es p a r a l e l o a los ejes x y z
y c o r t a al y a u n a d i s t a n c i a i n t e r a t ó m i c a a.:. P o r consiguiente, los
índices del plano son 1 / c c , 1/1, l / c c , o (/jW) = (010). El plano
EBCF p o d r í a designarse c o m o el p l a n o (100), p u e s t o que el origen
del sistema de c o o r d e n a d a s p u e d e d e s p l a z a r s e hasta G, debido a
que t o d o s los p u n t o s de u n a red espacial tienen la misma orde-
nación de p u n t o s que c u a l q u i e r o t r o punto. El trazo sobre uno de
de ejes. Se utiliza la notación {100} cuando se consideran como grupo
o familia de planos.
Las direcciones cristalográficas se indican por enteros encerrados
en corchetes: [uvw], Los inversos no se utilizan al determinar direc-
ciones. Por ejemplo, la dirección de la línea FD se obtiene desplazán-
dose a partir del origen una distancia ao a lo largo del eje x y una
distancia igual en el sentido positivo del eje y. Entonces los índices de
esta dirección son [110]. Una familia de direcciones cristalográfica-
mente equivalentes se designa por <uvw>. Para las redes cúbicas una
dirección es siempre perpendicu-
lar al plano que tiene los mismos
índices.
La mayor parte de los metales
comunes tienen una e s t r u c t u r a
cristalina que puede ser cúbica
centrada (cc) o cúbica de caras
centradas (ccc). La figura 4-2 a
muestra una célula unidad cúbi-
ca centrada, con un átomo en ca-
da uno de los vértices y otro en
el centro del cubo. Los átomos
de cada vértice están rodeados
por ocho átomos adyacentes, co-
mo ocurre con el átomo central
de la célula. Por tanto, hay dos
átomos por célula unidad en la es-
tructura cúbica centrada (8 .'8 + 1).
Los metales típicos que tienen esta
estructura cristalina s o n : el hie-
rro alfa, el niobio, el tantalio, el
cromo, el molibdeno y el volfra-
mio. La figura 4-2 b muestra la
célula unidad de una estructura
cristalina cúbica de caras centra-
das. Además de un átomo en ca-
da vértice, hay un átomo en el
centro de cada una de las ca-
ras del cubo. Puesto que estos
últimos á t o m o s pertenecen a dos
células unidad, existen cuatro áto-
mos por célula unidad en la es- FIG. 4 - 2 . — a ) Estructura cúbica centra-
tructura cúbica de caras centra- d a ; b) estructura c ú b i c a d e caras cen-
tradas.
1 + 6 / 2 ) , El aluminio, el cobre, el oro, el plomo, la plata y el
níquel ton metales comunes cúbicos de caras centradas.
La tercera estructura cristalina metálica frecuente es la hexagonal
compacta (he) (Fig. 4-3), A fin de especificar planos y direcciones en
la estructura he, es conveniente utilizar el sistema Miller-Bravois con
c u a t r o índices del tipo ( h k i l ) . Estos índices se refieren a c u a t r o ejes;
los ejes a¡, a2, están separados
120° en el plano base y el eje ver-
tical c es normal al plano base
En la figura 4-3 se muestran es-
tos ejes y planos típicos en la es-
tructura he. El tercer índice está
relacionado con los dos primeros
por la relación - (h i - k ) .
TABLA 4-1
T A B L A 4-2
C o n s t a n t e s elásticas C o n d u c t i v i d a d eléctrica
P u n t o de fusión P r o p i e d a d e s de los semiconduci íes
Densidad Límite elástico
Calor específico Resistencia a la r o t u r a
C o e f i c i e n t e de dilatación térmica Resistencia al " c r e e p "
0 o o O o o o o o 0 o o o
o o o o o o o o o 0 o o o
0 o o 0 o o o o • 0 0 o
o
o 0 o o o o o o o o o o 0
la) ; ¿) le)
FIG. 4 - 5 . — D e f e c t o s de p u n t o , a) V a c a n t e ; b) á t o m o intersticial; c) á t o m o
de impureza.
500 1 xlO'10
1000 1 x 10~5
1500 5 x 10" 4
2000 3x10-3
£ s » 1 ev
1
"Vacancies and Other Point D e f e c t s " , Institute of Metals, Londres, 1958
Un átomo que está atrapado en el interior de un cristal en un punto
intermedio entre posiciones normales de la red se d e n o m i n a átomo in-
tersticial (Fig. 4-5 b). Los defectos intersticiales en los metales puros
ocurren c o m o resultado del b o m b a r d e o con p a r t í c u l a s nucleares de
energía elevada (deterioro o empecimiento por radiación), pero, fre
cuentemente, no se p r o d u c e n por activación térmica.
La presencia de un átomo de una impureza en una posición reticu-
lar (Fig. 4-5 c) o en una posición intersticial, p r o d u c e una perturba-
ción local de la periodicidad de la red, al igual que ocurre para las
vacantes y á t o m o s intersticiales.
Defectos de línea. Dislocaciones. F.1 defecto bidimensional o lineal
más i m p o r t a n t e es la dislocación. La dislocación es el defecto respon-
sable del f e n ó m e n o de deslizamiento, por medio del cual se deforman
plásticamente la mayoría de los metales. Por consiguiente, una forma
de imaginar las dislocaciones consiste en considerar que son zonas
de p e r t u r b a c i ó n reticular localizada, que separan las áreas deslizadas
de un cristal de las que no han s u f r i d o deslizamiento. En la figura 4-6,
AB representa una dislocación situada en
el plano d e deslizamiento, que es e! del
papel. Se supone que el deslizamiento
está a v a n z a n d o hacia la derecha, 'l odos
los á t o m o s situados por encima del áiea C
se han desplazado una distancia atómi-
ca en la dirección de deslizamiento: los
á t o m o s de por encima de D no se han
deslizado todavía. AB es, por tanto, el
límite entre las zonas desplazadas v las
que no han experimentado deslizamien-
FIG. 4 - 6 . — D i s l o c a c i ó n en un to. En la figura, este límite se muestra
plano de deslizamiento. s o m b r e a d o para indicar que a algunas dis-
tancias a t ó m i c a s a cada lado de la línea
de dislocación c o r r e s p o n d e una zona de desorden atómico en la
que la distancia de deslizamiento está entre cero y un espaciado
atómico. A l desplazarse la dislocación, el deslizamiento ocurre en el
área s o b r e la que se mueve. En ausencia de obstáculos, una disloca-
ción p u e d e desplazarse fácilmente al aplicarse una fuerza p e q u e ñ a ;
lo q u e explica por q u é los cristales reales se d e f o r m a n m u c h o m á s
fácilmente de lo q u e cabría esperar en cristales de red perfecta. Las
dislocaciones son i m p o r t a n t e s no sólo para explicar el deslizamiento
de los cristales, sino que a d e m á s están í n t i m a m e n t e ligadas con casi
todos los otros f e n ó m e n o s mecánicos, tales c o m o el e n d u r e c i m i e n t o
por deformación, el límite elástico, la fluencia lenta, la fatiga y la
f r a c t u r a frágil.
Los dos tipos básicos de dislocaciones son la dislocación de cuña
y la helicoidal. El tipo más sencillo, que fue origir.almente sugerido
por O r o w a n , Polanyi y Taylor, se denomina dislocación de cuña o de
Taylor-Orowan. La figura 4-7 muestra el deslizamiento q u e produce
una dislocación de cuña en un elemento de un cristal que tenga una
red cúbica simple. El deslizamiento se produce sobre el área ABCD
en la dirección del vector de deslizamiento. El límite entre la parte
derecha del cristal, deslizada, y la parte izquierda, aún sin deslizar,
es la línea AD, la dislocación de cuña. Obsérvese que la zona del
cristal situada encima del plano de deslizamiento ha sido desplazada,
en la dirección de deslizamiento, con respecto a la zona situada debajo
del mismo plano, en una cantidad que en la figura 4-7 se representa
por el área sombreada. T o d o s los puntos que coincidían originalmente a
vector de deslizamiento
vector de
deslizamiento
Í
vector d e
deslizamiento
<4—*> — < ¡—( i—f )—i
m mm M B
4 - 4 . D e f o r m a c i ó n p o r d e s l i z a m i e n t o . — E l m o d o usual de pro-
ducirse la d e f o r m a c i ó n plástica en los metales es por resbalamiento
de bloques d e cristal unos sobre o t r o s a lo largo d e planos cristalográ-
ficos definidos llamados planos de deslizamiento. Utilizando un ejem-
plo m u y grosero, el deslizamiento de un cristal se puede considerar
análogo a la distorsión p r o d u c i d a en una pila de naipes al empujarla
desde un e x t r e m o . La figura 4-11 ilustra esta imagen clásica del des-
lizamiento. En la figura 4-11 a se aplica una tensión cizallante a un
cubo de metal con la superficie superior pulida. El deslizamiento ocu-
rre c u a n d o la tensión cizallante sobrepasa un valor crítico. Los álomos
se deslizan un n ú m e r o entero de distancias atómicas a lo largo del
plano de deslizamiento y se p r o d u c e un escalón en la superficie pulida
(Fig. 4-11 b). C u a n d o m i r a m o s desde arriba con un microscopio la su-
perficie pulida, el escalón se muestra como una línea que denomina-
remos línea de deslizamiento. Si se vuelve a pulir la superficie después
de haberse p r o d u c i d o el deslizamiento, de f o r m a que se elimine el
escalón, la línea de d e s l i z a m i e n t o ' d e s a p a r e c e r á (Fig. 4-11 r i. Después
de producirse el deslizamiento, los monocristales continuarán siéndolo,
siempre que la deformación sea uniforme. Si se precisa observar las
líneas de deslizamiento, conviene tener en c u e n t a que estas se deben
a variaciones en elevación superficial, por lo que la superficie ha de
estar convenientemente p r e p a r a d a para la observación microscópica
antes de la deformación. La figura 4-12 muestra líneas rectas de desli-
zamiento en el cobre.
Con ayuda del microscopio electrónico, utilizando grandes aumen-
tos, se ha estudiado la e s t r u c t u r a fina de las líneas de deslizamiento.
Lo que apárece como una línea, o en las mejores circunstancias como
una b a n d a estrecha, al utilizar el microscopio óptico con a u m e n t o s de
1500 diámetros, se puede resolver en láminas de deslizamiento sepa-
radas empleando el microscopio electrónico y 20 000 aumentos, según
se muestra esquemáticamente en la figura 4-13. En el aluminio y el
- l i n e a de
superficie pulida deslizamiento
• • • • • •
• plano de • • • • • •
( deslizamiento
distancia de
-deslizamiento
, región entre
/ deslizamiento
e s p a c i a d o de
las laminillas
L, una linea
de deslizamiento
(a)
1
F . L. VOGEL y R . M . BRICK: Trans. AIMS, vol. 197, pág. 700, 1958;
R. P . S T E I J N y R . M . B R I C K : Trans. ASM, vol. 4 6 , págs. 1 4 0 6 - 4 4 8 , 1954;
1. J . C o x , G . T . H O R N E y R . F . M E H L : Trans. ASM, vol. 49, págs. 118-31, 1 9 5 7 .
2
J . R . L o w y R . W . G U A R D : Acta Met., vol. 7, págs. 1 7 1 - 7 9 , 1 9 5 9 , h a n
demostrado que en el hierro alfa las líneas curvas de deslizamiento se pro-
Ciertos metales presentan sistemas de deslizamiento adicionales al
aumentar la temperatura. El aluminio se d e f o r m a , a t e m p e r a t u r a s ele-
vadas, en el plano {100}, m i e n t r a s que en el magnesio el plano pira-
midal {1011} tiene un papel i m p o r t a n t e en la d e f o r m a c i ó n a tempe-
r a t u r a s superiores a los 225 °C. En cualquier caso, la dirección de
o o o o
- ó o o o
U)
relación s i n u s o i d a l
desplazamiento x •
F i n . 4-15.—a) D e s p l a z a m i e n t o de c i z a l l a m í e n t o d e un p l a n o a t ò m i c i
s o b r e o t r o ; b) v a r i a c i ó n d e la t e n s i ó n c i z a l l a n t e c o n el d e s p l a / a m i e n t i
en la d i r e c c i ó n d e d e s l i z a m i e n t o .
27TX
T = T„ sen • [4-2]
Gx
r = Gy-- [4-3]
27rx
[4-4]
r [4-6]
1 2 3 4 5 6 7 8 9
(¿I
<G. I. TAYLOR: Proc. Roy. Soc. (Londres), vol. 145A, pág. 362, 1934.
4-7. Tensión cizallante crítica para el deslizamiento.—La mag-
nitud del deslizamiento en un monocristal depende de la tensión ciza-
llante producida por cargas externas, la geometría de la estructura del
cristal y la orientación de los planos de deslizamiento con respecto
a las tensiones cizallantes. El deslizamiento comienza cuando la ten-
sión cizallante sobre el plano de deslizamiento, y en la dirección de
deslizamiento, alcanza un valor inicial llamado tensión cizallante crí-
tica. Este valor 1 es realmente el equivalente para el monocristal del
(¿>) (c)
PcosA P '
A/{cos(f)) A
Í4-7]
temperatura. °C
eos k¡ e o s A0
7 = : 4-8 ]
sen xi s e n xo
Oí :
(a) 101
¿i = sen Xo
[4-11]
L0 sen xi
1
Para una descripción de la proyección estereográfica, véase C . S. BARRET :
"Estructura de los metales", cap. II, traducción española d e la 2.* e d , ameri-
cana por F. M u ñ o z del Corral, Aguilar, Madrid, 1957.
mueve a lo largo de un círculo m á x i m o que pasa a través de P y de
la dirección de deslizamiento [ I 0 1 ¡ . Al continuar la formación y pro-
ducirse la rotación delv sistema de deslizamiento primario o inicial,
disminuye el valor de eos (/> eos X ¡ ara dicho sistema. Por consiguien-
te, a u n q u e se desprecie el e n d u r e c i m i e n t o por deformación, se ha de
aplicar una carga de tracción m a y o r para m a n t e n e r el valor tic la
tensión cizallante crítica sobre este sistema de deslizamiento. M i e n t r a s
el valor eos ^ eos X disminuye en el sistema de deslizamiento primario
debido a la rotación, a u m e n t a en otros juegos de planos que giren
a p r o x i m a d a m e n t e a una posición a 45" respecto al eje de tracción.
C u a n d o la tensión cizallante resuella sobre el nuevo sistema de desli-
zamiento es igual, o a p r o x i m a d a m e n t e igual, a la tensión cizallante
sobre el sistema inicial, en la superficie de la probeta aparece un nuevo
sistema de líneas de deslizamiento y el eje gira hacia el [112], Fn los
metales ccc, las nuevas líneas de deslizamiento se producen sobre el
sistema de deslizamiento conjugado ( T i l ) - [ 0 1 1 3 . Observado coa el
microscopio, el deslizamiento c o n j u g a d o aparece como otro juego de
líneas de deslizamiento que cortan al primero. En el sistema f l l l ) -
[101] puede producirse t a m b i é n deslizamiento cruzado. Este si-lema
tiene la m i s m a dirección de d e s l i z a m i e n t o que el primario. En el mi-
croscopio, el deslizamiento c r u z a d o aparece n o r m a l m e n t e como cortas
líneas transversales a las de deslizamiento primario. Con rotaciones
aún m a y o r e s es g e o m é t r i c a m e n t e posible que empiece a actuar un
cuarto sistema de deslizamiento ( T i l ) - [ 0 T l ] . Sin embargo, este siste-
ma n o se encuentra en los m e t a l e s ccc. La aparición de más de un
sistema de deslizamiento d u r a n t e la deformación se estudia frecuente-
mente bajo la denominación general de deslizamiento doble o múl-
tiple.
U n m é t o d o excelente para e s t u d i a r el c o m p o r t a m i e n t o ante la de-
formación de los monocristales se basa en cargarlos en cizalladura.
P a r k e r y W a s h b u r n 1 han d e s c r i t o un procedimiento p a r a cargar mo-
nocristales en cizallamiento p u r o de tal naturaleza que la deformación
de cizalladura se p r o d u c e m e d i a n t e un par que actúa paralelamente al
sistema a c t i v o de deslizamiento. Este m é t o d o de ensayo tiene la ven-
taja de que se p u e d e o r i e n t a r el cristal de tal m a n e r a que 1.a tensión
cizallante m á x i m a se presente s o b r e cualquier sistema de deslizamiento
deseado. En este ensayo se m i d e n directamente la tensión cizallante
resuelta y la d e f o r m a c i ó n de cizallamiento.
4 - 9 . D e f o r m a c i ó n p o r m a c l a j e . — O t r o i m p o r t a n t e m e c a n i s m o en
la d e f o r m a c i ó n de los metales es el proceso conocido por m a c l a j e 2 .
1
E . R. PARKER y f. WASHBURN : " M o d e r n Research T e c h n i q u e s in Physical
Metallurgy", American Society for M e t a l s , Metals Park, Ohio, 1953.
2
Para una revisión completa de este tema, véase E. O. HALL: " T w i n n i n g
and Diffusionless Transformations in Metals", Butterworth & Co (Publishers),
Ltd., Londres, 1954, o R. W. CAHN: Adv. in Phys., vol. 3, pá?s. 363-445, 1954.
El maclaje se produce cuando una porción del cristal toma una orien-
tación que está relacionada de un modo simétrico definido con la del
resto del cristal sin deformar. La parte del cristal deformada es una
imagen especular del cristal original. El plano de simetría entre las
dos partes se denomina plano de macla. La figura 4-23 muestra la
imagen atómica clásica del maclado. La figura 4-23 a representa una
sección perpendicular a la superficie de una red cúbica con un plano
de índices bajos paralelo al papel y formando un ángulo con el plano
de pulido. El plano de macla es perpendicular al del papel. Si se
aplica una tensión cizallante, el cristal se deformará aproximadamente
por el plano de macla (Fig. 4-23 b). La zona a la derecha de este
T A B L A 4-5
J
CC a-Fe, Ta (112) rm i
he Zn, Cd, Mg, Ti (1012) ' rioni
CCC Ag, Au, Cu (111) [1121
i f-- -i
as*'«,-"ctff-
VA. .
(b)
1
BARRET, op. cit., pág. 384.
IJIETEIl. 8
•O varios sistemas diferentes. La figi a 4-24 a es un ejemplo de maclas»
mecánicas en el hierro »(bandas de Jeumann). Obsérvese que la an
chura de las maclas se puede resol u- fácilmente con a u m e n t o s bas
tante pequeños. Los límites de las r acias se atacan a p r o x i m a d a m e n t e
a la misma velocidad que los lími s de grano, indicando que son
límites de energía elevada. La^figu 4-24 b muestra las maclas len
ticulares anchas que se producen c rrientemente en los metales he.
Adviértase que las maclas no se ex; enden más allá de los límites de
grano. La figura 4-24 c muestra las acias de recocido en las aleacio-
nes ccc oro-plata. Estas son normali ;nte más a n c h a s y con lados más
rectos que las maclas mecánicas. La mergía de los límites d e las ma-
clas de recocido es aproximadament igual al 5% de la energía media
de los límites de grano. La mayoría ie los metales ccc f o r m a n maclas
de recocido. Su presencia en la m reestructura es un buen indicio
de que el m e t a l ha sido d e f o r m a d o eeánicamente antes del recocido,
puesto que es probable que crezcan partir de núcleos de macla pro-
ducidos d u r a n t e la deformación.
1
Para detectar la presencia d e d e f e c t o s de a p i l a m i e n t o se r e q u i e r e n medi-
das m u y precisas de difracción d e rayo:. X. P o r e j e m p l o , v é a s e B. E. \v \RRKN
y E. P . WAREKOIS : Acta Met., vol. 3, ¡>¡íg. 473, 1955.
2
C . N . J. WAGNER: Acta Met., vol. 5, págs. 427-34, 1957.
lamiento en los metales ccc se pueden considerar también maclas sub-
microscópicas de espesor casi atómico. La razón por la q u e las maclas
mecánicas de anchura apreciable microscópicamente no se forman fá-
cilmente cuando los metales ccc se deforman, es que la formación de
defectos de apilamiento es igualmente favorable desde el punto de
vista energético.
La situación presente en las estructuras he es en cierto modo dife-
rente de la que se encuentra en los metales ccc. La figura 4-25 d mues-
-O A
^ o f A0 7°A
c
oí
Cr^l
Be,
A BCA 8CA A BC A \C AB
(ai
Bo^Z 0B o oB
C° o c 0 A
-í-QA jpo OB
Cq^I. o o— o A
Bo^fL o ^ o off
•1' o o A
ñBC\ACB\CA ABABAB
(c ) <¿)
FIG. 4-25.—Estructuras d e f e c t u o s a s , a) A p i l a m i e n t o cúbico de caras cen-
tradas; b) d e f e c t o de d e f o r m a c i ó n en c c c ; c) d e f e c t o de macla en ccc;
d) a p i l a m i e n t o he.
' P . B. HIRSCH y H . M. OTTE: Acta Cry st., vol. 10, págs. 447-53, 1 9 5 7 ;
O. J. GUENTER y B. E. WARREN : / . Appi Phys., vol. 29, págs. 4 0 - 4 8 , 1958.
rió DEFORMACION PLASTICA DE MONOCRISTALES [CAP. 4
!*"IG. 4 - 2 9 . — R e p r e s e n t a c i ó n e s q u e m á t i c a de la i n t e r s e c c i ó n du d o s d i s l o c a c i o n e s
í e l i c o i d a l e s . a) A n t e s d e la i n t e r s e c c i ó n ; b) c o d o s f o r m a d o s d e s p u é s d¡ la
intersección.
FIG. 4 - 3 1 . — E f e c t o d e la o r i e n t a c i ó n d e la p r o b e t a en la c u r v a d e f l u e n c i a
d e m o n o c r i s t a l e s ccc.
BIBLIOGRAFIA
o o = límite elástico;
cr, = tensión de fricción que se opone al movimiento de las dis-
locaciones ;
K v = medida de la extensión del apilamiento de dislocaciones fren-
te a las barreras;
D = diámetro de grano.
La Ec. [5-1] fue propuesta por primera vez para el acero b a j o en car-
bono 1 y se ha aplicado mucho en ensayos sobre este material. La pen-
diente de la representación de cr0 en función de D~U1 es igual a Kvl
esto es, la medida de la extensión del apilamiento de dislocaciones
frente a los límites de grano, que es esencialmente independiente de
la temperatura. La ordenada en el origen cr, representa la medida de
la tensión necesaria para arrastrar una dislocación frente a la resis-
tencia de las impurezas, las partículas de precipitados, los límites de
subgrano, y a la fuerza de Peierls-Nabarro. Este término depende tanto
de la composición como de la temperatura, pero es independiente de
la tensión aplicada. Puesto que la fuerza de Peierls-Nabarro depende
;
de la temperatura, y los otros factores que se oponen al movimiento
de las dislocaciones son aproximadamente independientes de la tem-
! peratura, se p u e d e hacer un cálculo de la resistencia de la red al mo-
i vimiento de las dislocaciones, partiendo de un análisis relativo a la
5 dependencia existente entre el t a m a ñ o de grano y el límite elástico 2 .
I Es difícil determinar la curva de fluencia de los materiales poli-
cristalinos a partir de los datos obtenidos de los monocristales. Los
1
N . J. PETCH: / , Iron Steel Inst. (Londres), vol. 173, pág. 25, 1953;
E. O. HALL: Proc. Phys. Soc. (Londres), vol. 64B, pág. 747, 1951.
2
I. HESLOP y N. I. PETCH: Phil. Mag., vol. 1, p á g . 866, 1956.
METER.—9
análisis realizados sobre este p r o b l e m a 1 han consistido esencialmente
en obtener una medida de las c u r v a s de los m o n o c r i s t a l e s de diferentes
orientaciones. Los resultados o b t e n i d o s dan solo una aproximación
moderada.
El t a m a ñ o de grano se mide con un microscopio, bien c o n t a n d o
el n ú m e r o d e granos de u n a zona d a d a o d e t e r m i n a n d o el n ú m e r o de
granos que intersecan u n a longitud d a d a de una linea trazada aleato-
riamente, o bien por comparación con gráficos normalizados. I I diá-
metro medio de grano D se p u e d e d e t e r m i n a r a p a r t i r de mediciones
a lo largo de las líneas t r a z a d a s a l e a t o r i a m e n t e por la ecuación
S 2N 4/
N* = 2""' [5-41
5 - 3 . L i m i t e s d e g r a n o de á n g u l o p e q u e ñ o . — R e c i e n t e m e n t e se
ha c o m p r o b a d o q u e p u e d e existir u n a s u b e s t r u c t u r a definida en el in-
terior de granos r o d e a d o s p o r límites de g r a n o de energía elevada. Los
subgranos son límites de ángulo p e q u e ñ o en los que la diferencia de
orientación a través del límite p u e d e ser de u n o s c u a n t o s m i n u t o s de
arco solamente o, a lo sumo, d e unos p o c o s grados. A causa de esta
<ttjí
en la q u e b es la magnitud del vector de Burgers d e la red. '
La validez del modelo de dislo< ciones para el límite de ángulo pe-
queño se d e m u e s t r a por la posibili id de calcular la energía del límite
de grano en función de la diferem t de orientación e n t r e los dos gra-
nos. Con tal de que el ángulo no ea mayor de unos 20°, los valores
de la energía del límite de grano nedidos y los calculados sobre la
base del modelo de dislocaciones encuerdan b a s t a n t e bien. También
por medio de las observaciones • etalográficas se c o m p r u e b a la in-
FIG. 5 - 2 . — R e t í c u l o d e la s u b e s t r u c t u r a en u n a aleación de h i e r r o
y 3% d e silicio. 250 a u m e n t o s .
1
R . W. CAHN: " I m p u r i t i e s a n d I m p e r f e c t i o n s " , A m e r i c a n Society f o r Me-
tals, M e t a l s P a r k , Ohio, 1955.
; ÍEC. 5OJ L I M H LO DE GR«NO DE ANOULO PEYUEÑO 133
E n d u r e c i m i e n t o por solu-
ción s ó l i d a . — L a introducción de áto-
mos del soluto en solución sólida 1 2 l * 6
en la red de á t o m o s solventes pro- densidad d« subUrnita«
duce, invariablemente, una aleación (escala arbitraria)
que es
que es m m aá ss resisieuie
resistente ^que u c el metal
t i inc^tu
C •* „ Ja ,,,1,,-in FIG. 5-6.—Efecto de la densidad de
puro. Existen dos tipos de solucio- s u b l í m ¡ t e s e n e l elástica
nes sólidas. Si los á t o m o s solutos y ( E - R . PARKER y T . H . H A Z L E T T :
solventes son parecidos, los p r i m e r o s Relation of Properties to Micro-
ocuparán p u n t o s reticulares en la red
cristalina de los á t o m o s solventes.
A este tipo se d e n o m i n a solución só-
lida de sustitución. Si los á t o m o s de soluto son m u c h o menores que
los del solvente, estos ocuparán posiciones intersticiales de la red del
solvente. El c a r b o n o , el nitrógeno, el oxígeno, el hidrógeno y el b o r o
forman soluciones sólidas intersticiales.
Los factores q u e controlan la tendencia a la formación de solucio-
nos sólidas de sustitución se har descubierto, principalmente, gracias
a los trabajos de Hume-Rothery Si los tamaños de los dos átomos,
deducidos aproximadamente de los parámetros de las redes, difieren
menos del 15%, el factor tamaño es favorable a la formación de solu-
ción sólida. Cuando la diferencia de t a m a ñ o es mayor del 15%, la
solubilidad está usualmente restr agida a menos del 1%. Los metales
que no tienen entre sí una .^finirad química muy acusada, tienden a
•
| |
S^— i
- -
t -
\
,r t?N par* —
/ r —
1
A. L. NORBURY: Trans. Faraday Soc., vol. 19, pâgs. 506-600, 1924;
R. M. BRICK, D. L. MARTIN y R. P. ANGIER: Trans. ASM, vol. 31, pâgs. 675-
98, 1 9 4 3 ; J. H . FRYE y W . HUME-ROTHERY : Proc. Roy. Soc. (Londres), vol. 181,
pâgs. 1-14, 1942.
2
J. E. DORN, P. PIETROKOWSKY y T. E. TIETZ: Trans. AIME, vol. 188.
pâgs. 933-43, 1950.
3
W . R. HIBBARD, fr.: Trans. Met. Soc. AIME, vol. 212, pâgs. 1-5, 1958.
4
N . G. AINSLIE, R. W. GUARD y W. R. HrBBARD: Trans. Met. Soc. AIME,
vol. 215, pâgs. 42-48, 1959.
5
C. E. LACY y M. GENSAMER : Trans. ASM, vol. 32, pâgs. 88-110, 1944.
6
R. S. FRENCH y W. R. HIBBARD, Jr.: Trans. AIME, vol. 188, pâgs. 53-58,
1950.
7
D O R N , P I E T R O K O W S K Y y T I E T Z , op. cit.
8
V . F. ZACKAY y T. H. H A Z L E T T : Acta Met., vol. 1, pâgs. 624-28, 1953.
potencial de la adición de aleantes. L figura 5-9 muestra rj aumento
de resistencia a la tracción debido la adición de aleai.-,¡$ e n e ]
hierro. Para un determinado tanto p • ciento atómico de y,luto el
aumento de resistencia varía inversarm te con el límite de volubilidad
Usualmente, la distribución de áto os solutos en una re-: solvente
no es totalmente aleatoria. Cada vez <isten más pruebas o? q u e j o s
0.3 0,4 ( I 2 ?
contenido ató ico por ciento
1
H . SUZUKI: Sci. Repts. Research Insts. Tohoku Univ., vol. 4A, num. 5,
pàgs. 455-63, 1952; "Dislocations and Mechanical Properties of Crystals",
pàg. 361, John Wiley & Sons, Inc., Nueva York, 1957.
J
J. C. FISHER: Acta Met., v o l . 2, pàg. 9, 1954.
3
N. BROWN y M. HERMAN: Trans. AIME, vol. 206, pigs. 1353-354, 195 ! :
A. H. COTTRELL: "Relation of Properties to Microstructure", pags. 131-62.
American Society for Metals, Metals Park, Ohio, 1 9 5 4 ; N. B R O W N : Phr
\i<Jg„ vol. 4. pdgs. 693-704, 1959; P. A. FLINN: Trans. AIME, vol. 218, paui-
nas 145-54, 1960.
n
deslizamiento se p r o d u c e n más límites de dominio, ia velocidad del
e n d u r e c i m i e n t o por deformación es mayor en el estado ordenado que
en el d e s o r d e n a d o . Las aleaciones o r d e n a d a s con tamaño de dominio
fino ( a p r o x i m a d a m e n t e 50 A) son m á s resistentes que las que se en-
cuentran en e s t a d o desordenado. Las aleaciones ordenadas con tamaño
de dominio grande tienen generalmente un límite elástico menor que
las que se e n c u e n t r a n en estado d e s o r d e n a d o . Esto ocurre porque las
dislocaciones d e las aleaciones bien o r d e n a d a s se agrupan en parejas,
teniendo c a d a par un vector de Burgers que es dos veces mayor que
el de las redes desordenadas.
5-5. F e n ó m e n o s d e l l í m i t e e l á s t i c o a p a r e n t e . — M u c h o s metales,
particularmente el acero bajo en carbono, muestran un tipo de tran-
sición localizada y heterogé-
nea, desde la formación elás- límite elástico
tica a la plástica, que produ- aparente superior
ce un límite elástico aparen-
te en. la curva tensión-defor- -limit« elástico
a p a r e n t e inferior
mación. En vez de tener una
curva de fluencia con una
transición gradual d e s d e el I alargamiento «n
c o m p o r t a m i e n t o elástico al el limite elástico
plástico, tal c o m o se m o s t r ó aparente
en la figura 3-1, los metales
con límite elástico a p a r e n t e
tienen una curva de fluencia alargamiento
o, lo que es equivalente, un
diagrama carga-alargamiento FIG. 5-10.—Comportamiento típico en
similar al de la figura 5-10. el límite elástico aparente.
La carga a u m e n t a uniforme-
mente con la d e f o r m a c i ó n elástica, desciende con rapidez, fluctúa al-
rededor d e un valor d e carga a p r o x i m a d a m e n t e constante y luego vuel-
ve a elevarse con d e f o r m a c i ó n posterior. A la carga a la que se pro-
duce el descenso b r u s c o se denomina límite elástico superior. La carga
c o n s t a n t e es el límite elástico inferior y al alargamiento que se pro-
duce con carga c o n s t a n t e se le llama amplitud del alargamiento en el
límite elástico. La d e f o r m a c i ó n que tiene lugar en toda la amplitud
es heterogénea. En el límite elástico superior, localizada en una con-
centración de tensiones, p. ej., una marca, aparece una banda d i s c r e t a
de metal d e f o r m a d o , visible f r e c u e n t e m e n t e a simple vista. Al m i s m o
tiempo que se f o r m a la b a n d a , la carga desciende hasta el límite elás-
tico inferior. E n t o n c e s , la banda se propaga a lo largo de la longitud
de la probeta, p r o d u c i e n d o la amplitud del alargamiento en el límite
elástico. C o r r i e n t e m e n t e , se forman varias b a n d a s en diversos puntos
de concentración d e tensiones. Estas b a n d a s se encuentran gencr»!
te a u n o s 45° del eje de tracción. Se denominan usualmente
N i Al Hartmann o marcos de deformación, refiriéndose a
VtCM t i t a d e f o r m a c i ó n c o m o efecto Piobert. Cuando se han formado
varias bandas de Lüders, la curva de fluencia es irregular en toda la
amplitud del alargamiento, c o r r e s p o n d i e n d o cada c o d o a la formación
de una nueva banda de Lüders. U n a vez que las bandas de L ü d e r s se
han p r o p a g a d o hasta cubrir toda la longitud de la sección d e la pro-
beta de ensayo, el flujo a u m e n t a del m )do usual con la tensión. E s t o se-
ñala el fin de la amplitud del alargami ato en el límite elástico aparente.
El fenómeno del límite elástico a¡ árente se d e s c u b r i ó p o r primera
vez en el acero suave. En condicioi -s adecuadas, con este material
se pueden obtener límites elásticos uperior e inferior p r o n u n c i a d o s
y una amplitud de alargamiento de lás del 10%. R e c i e n t e m e n t e , se
ha aceptado el límite elástico a p a r e n t e orno un f e n ó m e n o general, pues-
to que se ha observado en cierto n ú m -o de metales y aleaciones. Ade-
más de en el hierro y el acero, se ha observado en el m o l i b d e n o poli-
cristalino, en el titanio y en las aleac ones de níquel, así c o m o en los
monocristales de hierro, cadmio, cinc, latones alfa y b e t a y en el alu-
minio. N o r m a l m e n t e , este f e n ó m e n o s puede asociar con la presencia
de pequeñas c a n t i d a d e s de i m p u r e z a s intersticiales o de sustitución.
Así, p. ej., se ha d e m o s t r a d o 1 q u e al eliminar casi t o t a l m e n t e , por
(ratamiento con hidrógeno h ú m e d o , el carbono y el n i t r ó g e n o de los
aceros desaparece el límite elástico a p a r e n t e . Sin embargo, se precisa
olo 0,001% de cualquiera de estos e l e m e n t o s para que reaparezca.
En la obtención de un límite elástico superior p r o n u n c i a d o inter-
vienen cierto n ú m e r o de factores experimentales. Los factores que fa-
vorecen la consecución de dicho 1 imite son: la utilización de una
máquina de ensayos elásticamente rígida ( d u r a ) , una alineación axial
<!e la probeta m u y cuidadosa, el uso d e probetas exentas de concen-
traciones de tensiones, grandes v e l o c i d a d e s de carga y, f r e c u e n t e m e n t e ,
ensayos a t e m p e r a t u r a inferior a la a m b i e n t e . Si una vez e v i t a d a s cui-
dadosamente las concentraciones de tensiones se puede hacer que la
primera b a n d a de Lüders se f o r m e en la mitad de la p r o b e t a , el límite
elástico superior puede ser, a p r o x i m a d a m e n t e , el doble del inferior.
r
i n embargo, es más corriente o b t e n e r un límite superior d e un 10%
a un 20% mayor que el inferior.
En la sección anterior se i n t r o d u j o el c o n c e p t o de C o t t r e l l que
atribuye el límite elástico a p a r e n t e a 1;> interacción de á t o m o s solutos
con dislocaciones. Los á t o m o s s o l u t o s se d i f u n d e n hacia las disloca-
i iones, lo que hace descender la energía de d e f o r m a c i ó n del cristal.
Entonces, las dislocaciones q u e d a n ancladas por una a t m ó s f e r a de
átomos solutos. La teoría original 2 consideraba q u e los á t o m o s solu-
tos se segregaban solamente en l a s di; iocaciones de cuña, ya que las
helicoidales n o tienen por lo general c o m p o n e n t e s de tracción. Recien-
' I . R. Low y M. GENSAMER: Trans. AIME, vol. 158, pigs. 207, 1944.
2
A. H. COTTRELL y B. A. BILBV: Proc. Phys. Soc. (Londres), vol. 62A.
rags. 49-62, 1949.
t emente, la teoría ha sido modificada en el sentido de que existe una
fuerte interacción entre átomos intersticiales y dislocaciones helicoidales
cuando la red está d e f o r m a d a a s i m é t r i c a m e n t e por á t o m o s solutos, lo
que origina una componente de tracción de la t e n s i ó n 1 .
La concentración local c de á t o m o s solutos próximos a la dislo-
cación y la concentración media C0 guardan la relación
- U
c = c0ex P - ^ - [5-6]
1
A. W. COCHARDT, G . SCHOEK y H . W I E D E R S I C H : Acta Met., vol. 3 ,
págs. 533-37, 1955.
* Actualmente se opina que la caída de tensión inmediata al límite elástico
superior no se produce al ser arrancadas de su atmósfera las dislocaciones an-
cladas, sino por un mecanismo de multiplicación rápida de las dislocaciones y
por ser la velocidad del movimiento de estas función de la tensión. Tal meca-
nismo explica todas las peculiaridades del límite elástico aparente y del enve-
jecimiento por deformación. Véase C. T. HAHN: Acta Met., vol. 10, pági-
nas 727-38, 1962. (N. del T.)
por deformación sobre la curva de fluencia d e los aceros
bajos en carbono. La zona A de dicha figura muestra la curva tensión-
deformación de un acero bajo en carbono deformado plásticamente,
a través de la amplitud del alargamiento en el límite elástico aparente,
hasta una deformación correspondiente al punto x. Se descarga en-
tonces la probeta y se la vuelve a ensayar sin demora apreciable o sin
ningún tratamiento térmico (zona B). Obsérvese que al volver a cargar
no aparece el límite elástico aparente, puesto que las dislocaciones han
sido arrancadas fuera de la atmósfera de átomos de carbono y nitró-
geno. Consideremos ahora que se deforma la probeta hasta el punto Y
i a) (A)
Émedh = / l + fe 15-8]
30
\ 1 li 5 % g r u e s a
' 5 % fina
—
— solúción sólida
con 0,194 Cu
25
i i
u> |
o 20
o
o
5 15
\\ i - 4 N. A i
1
\
10
i
0
100 XJ 300 400 500 600 700
temperatura, °K
FIG. 5 - 1 5 . — V a r i a c i ó n del límite elástico c o n la temperatura para una aleación
Al-Cu que c o n t i e n e 5% en v o l u m e n de partículas finas o gruesas de segunda
fase. (C. D. STARR, R. B. SHAW y J. E. DORN: Trans. ASM, vol. 46, pági-
na 1085, 1954.)
0,00 j 72,1
0.10 16,8 ¡ 6,3 71.4
0,35 3,4 14,7 115.5
0,50 1.7 28,0 121,0
0,63 1,0 | 52.0 135,0
0.78 0.4 ( 59,5 86,8
0,90 0,2 [ 66,5
cr>
Gb_
T=- r 5-10]
t r
5-8. E n d u r e c i m i e n t o d e b i d o a d e f e c t o s d e p u n t o . — S i se b o m -
bardean los metales con partículas nucleares de elevada energía se
producen vacantes y átomos intersticiales. El bombardeo de la red con
neutrones rápidos, que tengan energías de hasta dos millones de elec-
trón-voltios, hace que se desplacen átomos hasta posiciones intersti-
ciales de la red, dejando tras de sí vacantes. La irradiación con neu-
trones incrementa la dureza y el límite elástico de la mayoría de los
metales. En los monocristales de cobre, una cantidad de 1018 neutrones
por centímetro cuadrado aumenta el límite elástico diez veces y varía
las características d e deformación de tal manera que se hacen similares
a las del latón alfa 2 . En los metales que muestran u n a transición de
1
J. C . FISHER, E. W. HART y R. H . PRY: Acta Met., v o l . 1, p á g . 336. 1953.
2
A. H. COTTRELL: "Vacancies and Other Point Defects in Metals and
Alloys", págs. 1-39, Institute of Metals, Londres, 1958.
dúctil a frágil, como el acero, la irradiación prolongada de n e u t r o n e s
puede elevar apreciablemente la t e m p e r a t u r a de transición. Los cam-
bios estructurales que p r o d u c e n e n d u r e c i m i e n t o y d e t e r i o r o por radia-
ción son difíciles de estudiar con detalle, p o r q u e actúan simultánea-
mente al menos dos defectos de p u n t o . Los á t o m o s intersticiales son
aún más móviles que las vacantes, de f o r m a que se precisan tempe-
raturas bastante bajas para impedir q u e interactúen con otros defectos
reticulares.
Templando rápidamente un m e t a l p u r o (de m a n e r a que no pueda
haber precipitación de una segunda fase) desde una t e m p e r a t u r a pró-
xima a su p u n t o de fusión, se p u e d e producir un e s t a d o en el que los
únicos defectos de p u n t o sean vacantes. A t e m p e r a t u r a ambiente o a
una inferior, el metal es una solución s o b r e s a t u r a d a de la mayoría de
las vacantes que existían en equilibrio a t e m p e r a t u r a superior. Por
temple se pueden conseguir c o n c e n t r a c i o n e s de v a c a n t e s de hasta I0 _ 4 ,
aproximadamente. Los m e t a l e s b l a n d o s c o m o el aluminio, cobre y cinc
pueden ser endurecidos introduciéndoles, de este m o d o , una población
de vacantes distribuidas al azar. El endurecimiento por temple pro-
duce un a u m e n t o del límite elástico y una disminución de la velocidad
de endurecimiento por d e f o r m a c i ó n , lo m i s m o q u e ocurría en el endu-
recimiento por radiación. P o r consiguiente, la dispersión de defectos
de punto puede producir e n d u r e c i m i e n t o por analogía con el p r o d u c i d o
por la dispersión de partículas de s e g u n d a fase. El m e c a n i s m o que
produce este endurecimiento no se ha d e t e r m i n a d o todavía. Existen
ciertas pruebas de que en esta etapa las vacantes aisladas emigran ha-
cia apiñamientos. Si se i n t e r p o n e un t r a t a m i e n t o de envejecimiento
entre el temple y la medición de las p r o p i e d a d e s de tracción, se pro-
duce un m a y o r e n d u r e c i m i e n t o p o r temple. Es p r o b a b l e que e! enve-
jecimiento permita que las v a c a n t e s emigren a las dislocaciones, con
las que interactúan e impiden su m o v i m i e n t o (véase Sec. 6-12). M u c h o
queda por aprender acerca de la interacción de los defectos de p u n t o
entre sí y con los defectos de línea y, asimismo, sobre cómo estas
interacciones afectan a las p r o p i e d a d e s mecánicas.
La deformación plástica p r o d u c e d e f e c t o s de p u n t o , principalmente
vacantes. Estos defectos de p u n t o se crean por la intersección de dis-
locaciones y, por tanto, la discusión de este t e m a se deja para el ca-
pítulo 6. La formación de vacantes tiene p a r t i c u l a r importancia en la
fatiga de los metales y, desde este p u n t o de vista, se tratará en el ca-
pítulo 12. A t e m p e r a t u r a s elevadas, las vacantes a d q u i e r e n gran impor-
tancia para el control de la difusión y en el t r e p a d o de las dislocacio-
nes. Por consiguiente, las v a c a n t e s son i m p o r t a n t e s en la fluencia lenta
de los metales, por lo que se t r a t a n con m á s detalle en el capítulo 13.
5-9. E n d u r e c i m i e n t o p o r d e f o r m a c i ó n y t r a b a j o e n f r í o . — E n
el capítulo 4 se atribuía el e n d u r e c i m i e n t o por d e f o r m a c i ó n a la inter-
acción de dislocaciones entre sí y con o t r a s b a r r e r a s que impiden su
movimiento a través de la red. Solamente se produce u n
grado de endurecimiento por deformación si el deslizamiento OCÜfft
sobre un solo juego de planos paralelos, como en los monocristales de
los metales he. Sin embargo, incluso en los monocristales, el desliza-
miento fácil extenso no es un fenómeno general y no se h a observado
en las probetas policristalinas. Debido a la interferencia m u t u a de los
granos adyacentes de una probeta policristalina, se produce fácilmente
deslizamiento múltiple, existiendo un endurecimiento p o r deformación
apreciable. La deformación plástica que se lleva a cabo en una zona
de temperatura y sobre un intervalo de tiempo tales que n o se elimina
el endurecimiento por deformación, se denomina trabajo en frío.
La deformación plástica produce un a u m e n t o en el n ú m e r o de dis-
locaciones, que en virtud de su interacción crean un estado interno
de tensión más elevado. Un metal recocido contiene u n a s 10ó a 103
dislocaciones por centímetro cuadrado, mientras que un metal muy
deformado plásticamente contiene 1012, aproximadamente. El endure-
cimiento por deformación o el trabajo en frío se pueden detectar fá-
cilmente por difracción de rayos X, pero, normalmente, no es posible
el análisis detallado de los diagramas de rayos X en función de la es-
tructura del estado de deformación en frío. En los diagramas de Laue,
ia deformación en frío produce emborronamiento, o asterismo, de las
manchas. En los diagramas de Debye-Scherrer las líneas aparecen en-
sanchadas por la deformación en frío. El ensanchamiento de las líneas
de rayos X puede ser debido tanto a una disminución del t a m a ñ o de
la unidad de difracción, como ocurriría si los granos estuvieran frag-
mentados por deformación en frío, como a un incremento en la defor-
mación reticular debido a la interacción de las dislocaciones. Se han
desarrollado 1 técnicas para analizar el perfil completo de los máximos
de las líneas de rayos X y para determinar la contribución debida a
la deformación reticular y al tamaño de las partículas. Es probable
que, mejorando este método y aplicando su técnica más ampliamente,
se comprenda mejor la estructura de los metales deformados en frío.
Mediante estudios realizados utilizando microhaces de rayos X J y la
microscopía electrónica de películas delgadas, se ha obtenido un mo-
delo bastante exacto de la estructura de los metales deformados en
frío. La figura 5-17 es un dibujo esquemático de la estructura defor-
mada en frío que se produce en el interior de un grano único. Es una
estructura celular compuesta de zonas de red relativamente perfectas
que están unidas entre sí por límites constituidos por redes de dis-
locaciones. De acuerdo con este modelo, la densidad de dislocaciones
1
B . E. W A R R E N y B. L. AVERBACH: / . Appl. Phys., vol. 21< M l *
B. E. W A R R E N y B. L. AVERBACH: "Modern Research TMhaUu
Metallurgy", American Society for Metali, M e t t l l P
RREN : "Progress in Metal Physics", vol. I* P4f*>
Ltd., Londres, 1959.
2
P. GAY, P. B. HIMCH y A, KtUYl A
varía desde un valor elevado en los límites distorsionados hasta un
valor bajo en las zonas r e l a t i v a m e n t e perfectas. El estudio con la mi-
croscopía electrónica de película delgada de la estructura de disloca-
ciones de los metales d e f o r m a d o s en frío, es un campo de investiga-
ción muy activo que debería p r o p o r c i o n a r una información valiosa
acerca de c ó m o estas redes varían con la composición, deformación y
temperatura.
La mayor parte de la energía c o n s u m i d a en d e f o r m a r en frío un
metal se convierte en calor. Sin e m b a r g o , a p r o x i m a d a m e n t e el 10'V, de
la energía c o n s u m i d a se almacena en la red, a u m e n t a n d o la energía
interna. Los valores registrados de energía almacenada 1 varían apro-
x i m a d a m e n t e de 0,01 a 1,0 c a l / g de metal. La magnitud de la energía
almacenada aumenta con el
regiones de red p u n t o de fusión del metal y con
relativamente perfecta las adiciones de soluto. Para
limita de grano un metal dado, la cantidad de
regiones energía almacenada depende del
distorsionadas tipo del proceso de deforma-
de elevada ción, p. ej., el trefilado o la
densidad de
tracción. La energía almacena-
dislocación
da a u m e n t a con la deformación,
hasta un valor límite que co-
rresponde a la saturación, y
a u m e n t a con el descenso de
Fio. 5 - 1 7 . — M o d e l o de la e s t r u c t u r a de la t e m p e r a t u r a de deformación.
un m e t a l d e f o r m a d o en f r í o (esquema). Para medir las pequeñas canti-
dades de energía almacenadas
por a e t o r m a c i o n en trio, se requiei n mediciones calorimétricas muy
cuidadosas.
La mayor parte de la energía almacenada se debe a la generación
e interacción de dislocaciones d u r a n t e la deformación en frío. Las va-
cantes justifican p a r t e de la energía almacenada en metales deforma-
dos a t e m p e r a t u r a s muy bajas. Sin embargo, las vacantes son mucho
más móviles que las dislocaciones, por lo que escapan fácilmente de la
mayoría de ¡os m e t a l e s d e f o r m a d o s a t e m p e r a t u r a ambiente. Los de-
fectos de apilamiento y de macla son p r o b a b l e m e n t e responsables de
una pequeña fracción de la energía almacenada. Una reducción del
orden de corta distancia d u r a n t e la deformación de soluciones sólidas
puede contribuir t a m b i é n a almacenar energía.
El endurecimiento por d e f o r m a c i ó n o t r a b a j o en frío es un proceso
industrial importante que se utiliza p a r a endurecer metales y aleaciones
que no responden a los t r a t a m i e n t o s térmicos. La velocidad del endu
recimiento por deformación se p u e d e determinar a partir de la pen-
1
Para una amplia revisión de la energía almacenada en la deformación en
frío, véase A. L, TITCHENER y M. B, BEVER: "Progress in Metal Phvsics",
vol. 7, págs. 247-338. Pergamon Press, Ltd., Londres, 1958.
diente de la curva de fluencia. En términos matemático», la ...
de endurecimiento por deformación se puede expresar por el COtfU
ciente n de la Ec. [3-1]. Generalmente, dicha velocidad es menor para
los metales he que para los cúbicos. El aumento de la temperatura
también disminuye la velocidad de endurecimiento por deformación.
En las aleaciones endurecidas por adiciones que se mantienen en
solución sólida, la velocidad de endurecimiento por deformación pue-
de aumentar o disminuir, comparativamente al comportamiento de los
metales puros. Sin embargo, la resistencia final de una aleación de
solución sólida deformada en frío es casi siempre mayor que la de los
metales puros con el mismo grado de deformación en frío.
La figura 5-18 muestra la va-
riación típica de los parámetros resistencia a la tracción
de resistencia y ductilidad con
el aumento del grado de defor-
mación en frío. Puesto que en límite elástico
convencional
la mayoría de los procesos de
deformación en frío se reducen
una o dos dimensiones del me-
tal a expensas de un aumento en
las dimensiones restantes, el
trabajo en frío produce alarga-
miento de los granos en la di- alargamiento
rección principal de deforma-
ción. La deformación muy inten- 0 10 20 30 40 50 60 70
sa produce una reorientación de r e d u c c i ó n por d e f o r m a c i ó n e n frío, °/o
los granos hacia una orientación
preferente (Sec. 5-11). Aparte de FIG. 5-18.—Variación de las propieda-
las variaciones en las propieda- des d e tracción con la proporción de
des de tracción (Fig. 5-18), la deformación en frío.
deformación en frío produce al-
teraciones en otras propiedades físicas. Normalmente, existe un pequeño
descenso en la densidad, del orden de unas pocas décimas por ciento,
una disminución apreciable en la conductividad eléctrica, debido a un
número mayor de centros dispersantes, y un pequeño incremento en el
coeficiente de dilatación térmica. La reactividad química aumenta a
causa de la mayor energía interna del estado de deformación en frío.
Ello conduce a una disminución general de la resistencia a la corrosión
y, en ciertas aleaciones, introduce la posibilidad de agrietamiento por
corrosión bajo tensiones.
1
C . S. BARRETT; "Estructura de los metales", cap. 9, t r a d u c c i ó n de la 2 . a ed.
americana por F. Muñoz del Corral, Aguilar, Madrid, 1957.
2
A . H . GEISLER: "Modem Research Techniques in Physical M e t a l l u r g y " ,
American Society for Metals, Metals Park, Ohio, 1953.
del mismo 1 . Los metales cúbicos centrados tienen una textura <110>
simple. La textura de fibra de los metales he no es tan sencilla. Cuando
la deformación es moderada, el eje hexagonal <0001) del cinc es para-
lelo al eje de fibra, mientras que en deformaciones intensas el eje hexa-
gonal está a unos 20° del eje del alambre. En el magnesio y sus alea-
ciones, la <1010) es paralela al eje del alambre para deformaciones por
debajo de los 450 °C, mientras que por encima de esta temperatura, la
<2II0> es paralela al eje de la fibra.
La textura de deformación de una chapa producida por laminación
se describe mediante los planos cristalográficos paralelos a su super-
ficie y las direcciones cristalográficas paralelas a la dirección de lami-
nación. Frecuentemente, existe una desviación considerable con respec-
to a la textura ideal, de manera que para describir el grado de orien-
tación p r e f e r e n t e 2 son más útiles las figuras de polos. Determinaciones
exactas de la textura de laminación de los metales ccc han demostrado
que la mejor descripción de estas- texturas es por medio de planos
{123} paralelos al plano de la chapa y con la dirección <112> paralela
a la de laminación 3 . Esta textura cambia a la más frecuente { 1 1 0 }
<112> al agregar aleantes en solución sólida. En los cc los planos { 1 0 0 }
tienden a orientarse paralelamente al plano de la chapa, con la direc-
ción <110) a unos pocos grados de la dirección de laminación. En los
metales he el plano base tiende a ser paralelo al plano de laminación
con <2110) alineada con la dirección de laminación.
La orientación preferente que se produce por deformación depende
mucho de los sistemas de deslizamiento y de macla disponibles para
la deformación, pero no está afectada por variables del proceso tales
como el ángulo de la matriz, diámetro y velocidad de los cilindros de
laminación y reducción por pasadai La dirección del flujo es la varia-
ble más importante del proceso. Así, p. ej., se produce la misma tex-
tura de deformación si se obtiene una varilla por laminación, estirado
o forja rotativa.
La formación de una fuerte orientación preferente produce anisotro-
pía en las propiedades mecánicas. A u n cuando los granos individuales
de un metal son anisótropos con respecto a las propiedades mecáni-
cas, cuando estos granos están combinados de forma arbitraria en un
agregado policristalino, las propiedades mecánicas tienden a ser isó-
tropas. Sin embargo, la alineación de los granos, que justifica la orien-
tación preferente, introduce nuevamente anisotropía en las propiedades
mecánicas. D u r a n t e las operaciones de conformación y fabricación, las
1
Se ha sugerido que las texturas <111 > están favorecidas por el desliza-
miento cruzado que ocurre más fácilmente en metales con elevada energía
de defectos de apilamiento. Véase N. BROWN: Trans. AIME, vol. 221, pági-
nas 236-38, 1961.
2
BARRETT presenta un gran número de figuras de polos para texturas de la-
minación, op. cit., cap. XVIII.
3
R . E. SMALLMAN: J. hist. Metals, v o l . 84, págs. 1 0 - 1 8 , 1953-J6.
diferentes propiedades mecánicas en distintas direcciones pueden pro-
ducir una respuesta no u n i f o r m e en el material.
5 - 1 2 . R e c o c i d o d e m e t a l e s d e f o r m a d o s e n f r í o . — L a energía
interna de los metales d e f o r m a d o s en frío es m a y o r que la que se
encuentra en los metales sin d e f o r m a r . Por consiguiente, los metales
endurecidos por deformación tienden a volver al e s t a d o libre de defor-
maciones. Al a u m e n t a r la t e m p e r a t u r a , el estado de deformación en
frío se hace cada vez más inestable. Finalmente, el metal se ablanda
y vuelve al estado exento de d e f o r m a c i ó n . T o d o este proceso se co-
noce c o m o r e c o c i d o E l recocido es m u y i m p o r t a n t e industrialmente
porque devuelve la ductilidad a m e t a l e s que han sido endurecidos
1
R. F. MEHL: Recristalización, en "Metals Handbook", págs. 259-68, A m e -
rican Society for Metals, Metals Park, Ohio, 1948.
Debido a que la fuerza impulsora del crecimienlo de grano es apr<r-
. dablemente más baja que la de la recristalización, a las temperatura«
i a las que tiene lugar la recristalización se produce fácilmente un 1er
| to crecimiento de grano. Sin embargo, el tamaño de grano depende
j mucho de la temperatura, acanzándose pronto una zona de e n d o s a -
j ' miento de grano en la que los granos aumentan de tamaño muy rápi-
i damente. El crecimiento de grano está impedido considerablemente
por la presencia de una fina dispersión de partículas de segund.» fase
| que restringen el movimiento de los límites de grano. Para el tipo co-
! rriente de tamaño de grano, en el que los granos aumentan de tamaño
j uniformemente, la teoría predice que, a una temperatura dada, el ta-
maño de grano D en un tiempo i está dado por
I
O2 - D02 = Ct |5-13]
I
Sin embargo, la mayoría de los datos experimentales concuerdao me-
jor con la ecuación
Du" - D0Un = Ct 15-14]
BIBLIOGRAFIA
6 - 2 . M é t o d o s p a r a d e t e c t a r d i s l o c a c i o n e s . — E l concepto de dis-
locación fue propuesto independientemente por Taylor, Orowan y Po-
lanyi 1 en 1934, pero la idea permaneció prácticamente sin desarrollar
hasta el final de la segunda guerra mundial. Siguió un período de apro-
ximadamente diez años, durante el cual la teoría del comportamiento
de las dislocaciones fue desarrollada ampliamente y aplicada a casi to-
dos los aspectos de la deformación plástica de los metales. Al no
conocerse métodos verdaderamente seguros para detectar las disloca-
ciones en los materiales reales, fue preciso basar la mayor parte d e
esta teoría en observaciones indirectas del comportamiento de las dis-
locaciones. Afortunadamente, a partir de 1955 el avance de las técnicas
>G. I. TAYLOR: Proc. Roy. Soc. (Londr««), vol. 145A, pág. 3(2, 1934;
E. O R O W A N : Z. Physik, vol. 89, pági. «05, <14, 634, 1934; M. POUNYI:
Z. Physik, vol. 89, pág. «60, 1934.
i to
CAPITULO 1
INTRODUCCION
transiciones dúctil a frágil que oc- ren en los aceros al carbono. La de-
terminación de las relaciones exi entes entre el c o m p o r t a m i e n t o me-
cánico y la estructura que se oí arva con el microscopio y con las
técnicas de rayos X es la respo habilidad principal del metalurgista
mecánico. Si se interpreta el con o r t a m i e n t o mecánico a partir de la
estructura metalúrgica resulta pe ble mejorar las p r o p i e d a d e s mecá-
nicas o, por lo menos, controlad; ,La segunda p a r t e de este libro se
ocupa de los fundamentos metali jicos del c o m p o r t a m i e n t o mecánico
de los metales. Los estudiantes c metalurgia h a b r á n t r a b a d o conoci-
miento con algunos de los t e m a s s t u d i a d o s en esta segunda parte en
cursos previos de estudio del can o más amplio de la metalurgia físi-
ca, pero en esta obra están t r a t ; os con b a s t a n t e más detalle de lo
que es usual en un curso de m e t r irgia física. Se han incluido algunos
temas que son más de metalurgi física que de metalurgia mecánica
para dar continuidad a la exposú ">n y para a y u d a r a los lectores no
metalúrgicos que no han c u r s a d o l u d i o s de metalurgia física.
Los tres ú l t i m o s capítulos de ¡a segunda parte, especialmente el
capítulo 6, se refieren principaln ate a los aspectos a t o m í s t i c o s del
flujo y de la f r a c t u r a de los me! es. M u c h o s de los avances en este
campo son r e s u l t a d o del t r a b a j o oordinado de los físicos del estado
sólido y de los metalurgistas. Ha} una región en que es p r á c t i c a m e n t e
imposible la observación directa son difíciles de concebir los expe-
rimentos indirectos. A d e m á s , es ¡te un c a m p o de actividad intensa,
en el que la vida media de un co 'epto o teoría p u e d e ser muy corto.
Por esta razón, al escribir e s t o s ipítulos, se ha incluido solo el ma-
terial que ya es de validez g e n e n d e d i c a n d o extensión m í n i m a a los
aspectos del t e m a que aún están < i discusión.
Los d a t o s básicos relativos a i resistencia mecánica d e los ma-
teriales y las mediciones p a r a el > ontrol rutinario de las propiedades
mecánicas se obtienen m e d i a n t e IÜ n ú m e r o relativamente p e q u e ñ o de
métodos tipificados de ensayo. Lr tercera parte, Aplicación al ensayo
de materiales, se ocupa de c a d a i iO de los ensayos m e c á n i c o s comu-
nes, no d e s d e el p u n t o de vista ' ¡ual de las técnicas de realización,
sino considerando lo que e s t o s er ¡ayos pueden decir s o b r e el rendi-
miento en servicio de los metale, y las variables m e t a l ú r g i c a s que
afectan a los resultados de estos ensayos. M u c h o s de los conocimien-
tos expuestos en las p a r t e s p r i m e r a y segunda se utilizan en esta
tercera. Es de s u p o n e r que el lector ha seguido un c u r s o corriente
de ensayo d e materiales o p u e d e familiarizarse en el l a b o r a t o r i o con
la materialidad d e las técnicas d e realización de los e n s a y o s .
En la cuarta parte se e s t u d i a n los factores mecánicos y metalúrgi-
cos implicados en la c o n f o r m a c i ó n de los metales para o b t e n e r for-
mas útiles. Se h a intentado p r e s e n t a r el análisis m a t e m á t i c o de los
procesos principales de t r a b a j o de los metales, a u n q u e ello n o ha sido
posible en ciertos casos, bien por el considerable detalle r e q u e r i d o o por
salirse el análisis de la finalidad de este libro. N o se ha p r e t e n d i d o
SEC. 1-2] RESISTENCIA DE MATERIALES. HITOTE»!» lAlKUl
¿o+8
* L0 >
O
/tr dA\
AL _L-Lq
Lo
[1-1]
¿0 ífl
La deformación es una magnitud sin dimensiones, porque 8 y Lq se
expresan en las mismas unidades. (
La figura 1-2 muestra el esquema de cuerpo libre para la barra de
la figura 1-1. La carga externa P está equilibrada por la fuerza resis-
t e n t e i n t e r n a fcr dA, d o n d e cr es tensión n o r m a l al plano del corte,
y A, la sección transversal d e la irra. La ecuación de equilibrio es
P = crf \ =crA
P
DI»! IHTffl « « i n i n u » «
fíooke, por lo que la tensión media es proporcional a la deformación
media,
~ = E = constante. [1-4]
e
1 - 6 . C o m p o r t a m i e n t o s d ú c t i l y f r á g i l . — E l c o m p o r t a m i e n t o ge-
neral d e los materiales b a j o carga se p u e d e calificar c o m o dúctil o frá-
gil según que el material muestre o n o capacidad p a r a sufrir defor-
mación plástica. Un material c o m p l e t a m e n t e frágil r o m p e r á casi en el
límite elástico (Fig. 1-4 a ) , mien-
t r a s que un material frágil real,
c o m o la fundición blanca, m o s t r a -
rá una ligera plasticidad a n t e s de
la fractura (Fig. 1-4 b). Es muy
a i m p o r t a n t e en ingeniería que un
material presente una ductilidad
deformación
adecuada, p o r q u e ella le permite
deformación
la) redistribuir tensiones localizadas.
C u a n d o n o es necesario t e n e r en
Fie. 1-4.—a) Curva tensión-deforma- c u e n t a tensiones localizadas en en-
ción para un cuerpo completamente tallas u otros p u n t o s d e concen-
frágil (comportamiento ideal), b) Cur-
va tensión-deformación para un metal
tración, se puede desarrollar un
frágil con escasa ductilidad. proyecto p a r a situaciones estáti-
cas sobre la base de las tensiones
medias. P e r o las concentraciones d e tensiones localizadas en un ma-
terial frágil se incrementan c o n t i n u a m e n t e al a u m e n t a r la carga si no
hay flujo plástico, y el final es la iniciación de una grieta, en u n o o
más p u n t o s de la región de concentración de tensiones, q u e se propaga
rápidamente a través de la sección entera. Aun no existiendo concen-
SEC^T7] ^ ^ CONCEJOS ACERCA DEL FALLO DE LO» METALBB 11
1 - 8 . C o n c e p t o d e t e n s i ó n y t i p o s de t e n s i o n e s , .as tensiones
se definen como la resistencia interna de un cuerpo, ;,.>• unidad de
área, a las fuerza: jpücadas ex-
ternamente. En la -.-»xción 1-4 se
consideró que las '.¡nsiones esta-
ban uniformemente Atribuidas so-
bre el área de la sev.ión transver-
sal de un miemb:-. Este no es
el caso general. L; figura 1-5 a
representa un cueno en equili-
brio bajo la acción las fuerzas
externas P¡, P2, .... P¡. Hay dos
clases de f u e r z a s e x i m a s que pue-
den actuar sobre i.-„ cuerpo: las
fuerzas de superfi; í y las fuer-
zas que actúan s ;-,re la masa.
Las fuerzas de superf.de son aque-
llas que actúan so:••: la superfi-
cie de un cuerpo, ce-.-,o la presión
hidrostática o la e'Vcida por un
cuerpo sobre otro. L:-; fuerzas que
actúan sobre la mi .a están dis-
tribuidas sobre t o d . el volumen
del cuerpo, como la '.'.ravedad, las
fuerzas magnéticas o las fuer-
zas de inercia de un cuerpo en
movimiento. Los tipos de fuer-
zas que actúan sobre la masa
más corrientes en la técnica son
FIG. 1 - 5 . — a ) Cuerpo en equilibrio las centrífugas, originadas por la
bajo la acción de fuerzas externas
„ „. ,,, .. , rotación a alta velocidad, y las
Pu •••, n b) fuerzas que actúan sobre , ... „ . • * „ „ • , . . '
una parte. debidas a diferencias de tempera-
tura existentes en el cuerpo (ten-
siones térmicas o de origen térmico).
Las fuerzas no se distribuyen uniformemente, en general, sobre
cualquier sección transversal del cuerpo mostrado en la figura 1-5 a-
Para obtener la tensión en algún punto O de un plano tal c o m o el mn,
se separa la parte 1 del cuerpo y se la reemplaza por el s i s t e m a de
fuerzas externas aplicadas al plano que mantienen a cada p u n t o de
la parte 2 del cuerpo en la misma posición que tenía antes d e separar
la parte 1. Esta es la situación que se muestra en la figura 1-5 b. Luego
tomamos un área Ai4 en torno al p u n t o O y anotamos la fuerza AP
que actúa sobre esa área. Si se hace disminuir COndnUAmmH 4 É N I
t>A hasta reducirla al valor cero, el valor limite de la relación AJP/&A
es la tensión en el p u n t o O del p l a n o mn del cuerpo 2,
eos 0 [1-7]
€
í Li dL L,
= iL¡¡ - rL L = I n - Lr0- ri-nj
1
En la literatura se emplea una n o t a c i ó n muy variable para la deformación
lineal media, la deformación real y la deformación absoluta. Frecuentemente
se designa c o n « la deformación lineal, mientras la deformación real se repre-
senta a veces por S o « .
cida por el cizallamiento puro de una cara de un cubo. El ángulo A,
que inicialmente era de 90°, disminuye por la aplicación de una ten-
sión cizallante en una pequeña cantidad 9. La deformación cizallante y
es igual al desplazamiento a dividido por la distancia entre los pla-
nos h. La relación a/h es también la tangente del ángulo que ha girado
el elemento. Cuando los ángulos son pequeños, son aproximadamente
iguales la tangente del ángulo y el valor en radianes de ese ángulo,
por tanto, las deformaciones de cizallamiento pueden expresarse con
frecuencia como ángulos de rotación
y = ~ = tg 0 = 0 [1-12]
BIBLIOGRAFIA
dieteh.—2
fflFH BB D0
CAPII JLO 2
RELACIONES ENTRE E S F l SRZOS Y DEFORMACIONES
E N LA R E G I )N E L A S T I C A
2 - 2 . D e s c r i p c i ó n d e las t e n s i o n e s e n u n p u n t o . — C o m o va se
ha descrito en la sección 1-8, c o n f r e c u e n c i a es c o n v e n i e n t e r e s o l v e r
las tensiones en un punto en c o m p o n e n t e s normales y d e c i z a l l a n i i e n t o .
Generalmente, los componentes de cizallamiento f o r m a n á n g u l o s a r b i -
trarios con los ejes de cordenadas, p o r l o q u e se p u e d e r e s o l v e r u l t e -
riormente cada tensión cizallante en dos componentes. Este caso se
muestra en la figura 2-1. Las tensiones que actúan n o r m a l m e n t e a las
caras de un cubo elemental se identifican por un subíndice que, a su
vez, representa la dirección en la q u e l a tensión a c t ú a ; e s t o e s , >r, e s
la tensión normal que actúa en la dirección X. P u e s t o que es una ten- '
sión n o r m a l debe actuar sobre el p l a n o perpendicular a l a d i r e c c i ó n X
Se ha establecido convencionalmente que los valores d e l a s t e n s i o n e s
normales mayores que cero son de tracción, mientras q u e l o s v a l o r e s
menores q u e cero indican compresión. Todas las t e n s i o n e s n o r m a l e s
» que se m u e s t r a n en la figura 2-1 son de tracción.
F Para expresar las tensiones c i z a l l a n t e s se precisan d o s s u b í n d i c e s .
1 El primero indica el plano en el q u e la tensión a c t ú a j el s e g u n d o la
1 dirección. P u e s t o que todo plano se d e f i n e m á s f á c i l m e n t e p o r s u n o r -
W
SEC. 2-2J DESCRIPCION DE LAS TENSIONES EN UN PUNTO 19
de forma que la tensión normal que actúa sobre el plano oblicuo viene
dada por
cr = Sx eos 8 + S y sen 8 [2-2]
<y = <Tx eos 2 8 + ay sen 2 8 + 2rxy sen 8 eos 8
1 - eos 28
sen' y = -
<y x + cr» Vx
• eos 28 + Txy sen 28 [2-4]
cry - ax
T = - sen 26 + T „ eos 28 [2-5]
16 0 0 0
14 0 0 0
- 8 000 -
tg 28 = — — ^ — • [2-6]
Ctx - cr,,
O" má* — cr 1
(
rmln = c~2
2-4. Círculo de tensiones d e M o h r . Dos d i m e n s i o n e s . — O . Mohr
ha propuesto un método gráfico para representar el estado de tensión
en un punto sobre cualquier plano oblicuo que pase por el punto. La
figura 2-4 muestra un diagrama del circulo de M o h r de un estado
de tensión en dos dimensiones. Las tensiones normales se representan
Este valor está d a d o por la ordenada máxima del círculo. Obsérvese que
actúa en un plano en el que 8 = 7T/4 (2d = ir/2 en el círculo de M o h r ) ;
es decir, el plano sobre el que r m i x actúa biseca al ángulo que forman
las dos tensiones principales.
El círculo de M o h r se puede utilizar también para determinar las
tensiones que actúan en cualquier plano oblicuo mm. Establezcamos
convencionalmente que 8 es positivo cuando se mide en el sentido de
las manecillas del reloj a partir del eje x positivo. Entonces tenemos
que, para determinar las tensiones en el plano oblicuo cuya normal
está a un ángulo 8, habremos de avanzar un ángulo 28 a partir del
punto A del círculo de M o h r . Las tensiones normal y cizallante en el
plano oblicuo están dadas por las coordenadas del p u n t o F. Se podrían
obtener las tensiones en un plano perpendicular a mm avanzando 180°
más hasta el p u n t o G. Esto muestra que las tensiones cizallantes en
dos planos perpendiculares son numéricamente iguales. También se
puede observar en la figura 2-4 que OF' + OG' = 20C. Por consiguiente,
la suma de las tensiones normales en dos planos perpendiculares es
una constante, independiente de la orientación de los planos.
-r
F i e , 2 - 5 . — T e n s i o n e s que a c t ú a n so>/'f un a i e o » , 1 í e l e m e n t a l
e q u i l i b r a r s e . L o s c o m p o n e n t e s d e cr a l<> l a r g o d e c a d a u n o d e lo.-- e j e s
s o n Sx, Sy y 5 . :
S u m a n d o l a s f u e r z a s e n la d i r e c c i ó n x se o b t i e n e c o m o resultado
que simplificando da
L a s t r e s E e s . [ 2 - 9 ] s o n l i n e a l e s y h o m o g é n e a s c o n r e s p e c t o a l, m y
Se p u e d e o b t e n e r u n a s o l u c i ó n i g u a l a n d o a c e r o e ] d e t e r m i n a n t e d e l o s
coeficientes de l, m y n, puesto que /, m y n n o
les a cero
cr-crx -Tyx "Tí;
xy (J - <Xy
1 - Tz, =0
CT-CT.
que se reduce a
r2= (a¡-a2)2Pm1+ (cri-cr})2Pn2+ (cr2-cr3)2m2n2 [2-13]
[2-15]
1
A . N A D A I : Theory of Flow and Fracture of Solids, 2.1 ed., pdgs. 96-98,
McGraw-Hill Book Company, Inc., N u e v a York, 1950.
lidad'üel material, ya que la d e f o mación plástica s e p r o d u c e p o r ten-
siones cizallantes. Por consiguient . la rotura frágil e s t á a s o c i a d a inva
dablemente con las tensiones t r i a ? a l e s que se p r o d u c e n e n u n a e n t a l l a
r
mdx
cr. = cr, - 0
(al it>)
3 / T cr = 7o 2 cr,
j
cr3 = 0
J, - uuz
•*-cr2—J
(C 1
= - 2 <T> = -2tr,
(f 1
FIG. 2 - 8 . — C í r c u l o s de Mohr (tridimensionales) para varios estados de tensiones.
a) Tracción uniaxial, b) Compresión uniaxial, c) Tracción biaxial, d) Tracción
triaxial (desiguales), e) Tracción uniaxial y c o m p r e s i ó n biaxial.
\t)
Fio. 2 - 9 . — C o n d i c i o n e s equivalentes de cizallamiento puro, a) Cizallamiento
puro (tensión plana); b> tracciones biaxiales iguales y c o m p r e s i ó n .
2-7. D e s c r i p c i ó n d e la d e f o r m a c i ó n e n u n p u n t o . — L a breve
descripción dada en la sección 1 - 9 s o b r e l a s tensiones l i n e a l e s v c i z a -
u&dy
dy
L'
Q'
V+Tydy I
M I L
T
I
dy L J H 1
J'
l
• dx- >1 -dx
OX
FIG. 2 - 1 0 . — C o m p o n e n t e s de d e f o r m a c i ó n en d e f o r m a c i ó n plana.
y si se considerase la dirección z,
= [2-16 c]
02
(du/dy) dy (dv/dx) dx du dv
y.xy = J + J = — + -T— [2-16 d
dy dx dy dx
Del mismo modo se puede demostrar que
r„ ,, ,
7xt = - r — + [ 2 - 1 6 e]
oz c)x
dy r _ -- „
7yj==_JL + [2-16/]
dz dy
Por consiguiente, se precisan seis términos para describir completa-
mente el estado de deformación en un punto, ex, ey, eu y^, yn y yx:
En completa analogía con las tensiones, es posible definir un sis-
tema de ejes de coordenadas a lo largo de los cuales n o se produzcan
deformaciones de cizallamiento. Estos ejes son los de las deformacio-
nes principales. En un cuerpo isótropo las direcciones d e las defor-
maciones principales coinciden con las de las tensiones principales
Un elemento orientado a lo largo de uno de estos ejes principales
1
Para una deducción de este punto, véase WANG, op. dt., págs. 26-27.
DÍETEIt.—3
M Í
yl = e1~ e}
[ 2-19]
y 3 = e, - e :
A = 61 + ^2 •+ [2-20]
7 D
]
A \
1
0\2£ \
h
v
A
B
% *
c
a.
>G. MURPHY: / . Appl. Mech., vol. 12, pág. A209, 1945; F. A. MCCUNTOCK:
Proc. Soc. Exptl. Stress Analysis, vol. 9, pág. 209, 1951.
superior de la figura. Las lecturas de las deformaciones t¡, y « e te
obtienen con tres galgas situadas a ángulos arbitrarios a y j8. El fin
que se persigue es determinar la magnitud y orientación de las de-
formaciones principales e, y e2.
1. A lo largo de un eje arbitrario X'X' se trazan líneas verticales
aa, bb y cc, que corresponden a las deformaciones ea, eb y ec.
2. Desde un punto cualquiera de la línea bb (lectura de la de-
formación central) se traza la línea DA, formando un ángulo a con
bb, que corta a aa en el punto A. Del mismo modo se traza DC hasta
que corte a cc en el p u n t o C.
3. Se dibuja una circunferencia que pasa por los puntos A, C y D.
El centro O de esta circunferencia se determina por la intersección
de las mediatrices de los segmentos CD y AD.
4. Los puntos A, B y C de la circunferencia dan los valores de
e y y/2 (medidos desde el nuevo eje x que pasa por O) para las tres
galgas.
5. Los valores de las deformaciones principales se determinan por
la intersección del círculo con el eje x que pasa por O. La relación
angular de con respecto a la galga a es la mitad del ángulo AOP
del círculo de Mohr {AOP = 26).
2-9. R e l a c i o n e s e n t r e t e n s i o n e s y d e f o r m a c i o n e s . — E n el capí-
tulo 1 se demostró que la tensión uniaxial está relacionada con la
deformación uniaxial por el módulo de elasticidad. Esto representa la
ley de Hooke en su forma más simple,
1 u v
e, = _„-,- - c r ^ c r ,
= [cr2-v{a-1 +0-3)]
2-23 ]
Cpyfir.-wil [2-23 o 1
v
e i = - - - (o-, + (Ti)
[ (1 - i')o-¡ - vo-2]
¿
\ 2 2] h |
1 + v
= r[ (M1 - u)cr2— VO~\
i ]
í Î í î î Î a
1 + v 1 -t- v
ey= -ex=<Ty-— = T——
igualartuo tas aós expresiones "para tg (tt/4 ~ y / 2 ) v sustituyendo la
ecuación anterior, nos da
r = - 2 l A _ T 7 [2-25]
2(1 + y)
T A B L A 2-1
Valores típicos, a la temperatura ambiente, de las constantes elásticas
de materiales isótropos
Módulo elástico Módulo de clzallnmionto Relación
Materiales (le
1 í'ni.^son
psi Kg/mm 1
psl
S u m a n d o l a s t r e s e c u a c i o n e s q u e d a n la d e f o r m a c i ó n producida
por las tres tensiones principales (Ec. [2-23]), tenemos
l-2v
ex + e 2 + e i ~ — / ( t r , + cr, + r r , ) | .1-27]
E l p r i m e r t é r m i n o d e la E c . [ 2 - 2 7 ] e s l a d e f o r m a c i ó n en volumen A.
V o l v i e n d o a e s c r i b i r la Ec. [ 2 - 2 7 ] , t e n e m o s
A = - ~ ( l - 2 . ) [2-28]
vE E
0"2 = ——7—A +i e2 [2-30]
(l-M')il-2v) l+p
vE E
0-3 = — • — — A + - e¡
11 + v) (,1 - 2v) 1+ v
E [2"32]
0-2 = - r (e2 + vet)
1 - v-
Estas ecuaciones pueden ser muy útiles para determinar los valo-
res de la tensión principal a partir de las mediciones efectuadas con
la galga de deformaciones. Obsérvese que, aun cuando se oriente la
galga en el sentido de la dirección principal, para obtener la tensión
en esa dirección no es correcto multiplicar la deformación por el mó-
dulo elástico. A causa del efecto de Poisson, se deben hacer correc-
ciones, debido a deformaciones laterales, utilizando las -Ees. [2-32].
Normalmente, para determinar los valores de la deformación prin-
cipal, antes de que se puedan utilizar dichas ecuaciones, tendrán que
emplearse los métodos descritos en la sección 2-8. Un procedimiento
simplificado consiste en utilizar una roseta con tres galgas en orien-
taciones fijas, para las que se han obtenido relaciones entre las defor-
TABLA 2-2
Relaciones entre las tensiones principales y las lecturas de las deformaciones
Fórmula Roseta
Las constantes Su, S¡2, ..., S¡¡ son los coeficientes de elasticidad. Ob-
sérvese que estas ecuaciones indican que toda tensión cizallante puede
producir una deformación lineal en un material elásticamente anisó
tropo. Una serie análoga de seis ecuaciones da la relación entre la ten-
sión y la deformación en función de los módulos de elasticidad Cu,
C¡2, C.I-.
<rx = Cnex + Cl2ey + Cnez + C uyxy 4- Cnyyz 4- C tóy„
[2-34]
r,y = CHex 4- C12ey 4- C.l3e,4- CMyxy 4- C 45 y,, 4- C ^ y «
1
C . C. PERRY y H. R. LISSNER: The Strain Cage Primer, McGraw-Hill
Book Company, Inc., N u e v a York, 1955.
g g p m i r i i @ r a ( m t o l a tensión a partir de la deformación, en
Tas'circunstancias más generales, se precisa conocer seis componentes
le deformación y treinta y seis m ó d u l o s elásticos. A f o r t u n a d a m e n t e , las
consideraciones de simetría p u e d e n r e d u c i r c o n s i d e r a b l e m e n t e el nú-
mero de constantes necesarias. Las c o n s t a n t e s elásticas con subíndi-
ces diferentes son equivalentes c u a n d o se invierte el orden de dichos
subíndices
S ¡¡ = Sji C ¡j = Cjj
TABLA 2-3
Metal s„ s„ fv
/
<r,dy dy
tifdy dx
r,ydx
o> dx
dy2 dx2 Ox dy
1
TIMOSHENKO y G O O D I E R . op. cit., cap. 9.
La Ec. [2-38J es la ecuación de compatibilidad en dos dimensiones.
S¡ las deformaciones satisfacen esta ecuación son compatibles entre sí
y la continuidad del cuerpo se conserva. La ecuación de compatibilidad
s e puede expresar en términos de las tensiones derivando las ecua-
ciones [2-23] y [2-24] y sustituyendo en la Ec. [2-38]:
+ = + [2-39]
dy2 dy2 dx2 dx2 V
' dxdy 1 J
— + + =0 [2-41]
dx* dx2 dy2 dy"
G. B. AIRY: Brit. Assoc. Advance, Set. Rept., 1862.
M U e i O N I I I N T M ESFUERZOS Y DEFORMACIONES (CAP. 2
t t t t
TY t-a- > T
iX. r Og
?
i i | I I
(a)
1
R . V . SOUTHWELL : Relaxation Methods in Theoretical Physics, Oxford Uni-
versity Press, N u e v a York, 1946.
SEC. 2-1 CONCENTRACION DE T E N 1 I O N E « 4»
u
O", 1+ 1 + 3 eos 26 [2-43]
r T r4
cr „ cf _ a 2
•3-- + 2 - sen 26
T r r
Hl e x a m e n d e e s t a s e c u a c i o n e s m u e s t r a que la tensión máxima se pro-
d u c e e n u n p u n t o A c u a n d o 0 = 77-/2 y r = a. En este caso,
= 3er = crrr [2-44]
TI
«
o.
M
o"
o-
3
S. 3
'S a
ïïg
23 g
VO W
O
(Th
C/I
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00
C.
a
P
as
•z
m
C
ci
ra
tp
>
c
"tO
o
a.
c
hi
5sQ
Obsérvese que, para un orificio circular (a = b), la ecuación a n t e r i o r
se reduce a la [2-44]. La ecuación [2-45] muestra que la t e n s i ó n
aumenta a l a proporción a/b. Por consiguiente, un orificio muy e s t r e -
cho, como una grieta, normal a la dirección de tracción, producirá una
concentración de tensiones muy elevada.
La complejidad matemática impide el cálculo de l o s f a c t o r e s c l á s -
ticos de concentración de tensiones en todos los casos, excepto en los
geométricamente más sencillos. L a m a y o r parte de e s t o s t r a b a j o s h a n
sido compilados por N e u b e r q u i e n e f e c t u ó los c á l c u l o s p a r a d i v e r s o s
tipos de entallas. Los factores de concentración de t e n s i o n e s s e d e t e r -
minan usualmente por métodos experimentales 2 . La t é c n i c a m á s u t i l i -
zada es el análisis fotoelástico d e m o d e l o s 3 . Este m é t o d o s e a p l i c a
especialmente a los problemas de t e n s i o n e s planas, a u n q u e e s p o s i b l e
efectuar análisis fotoelásticos en t r e s dimensiones. La f i g u r a 2-16 m u e s -
tra curvas típicas del factor teórico d e concentración d e t e n s i o n e s d e
ciertos elementos de máquina, q u e s e obtuvieron por m é t o d o s f o t o -
elásticos. Gran parte de la información relativa a las c o n c e n t r a c i o n e s
de tensión en piezas de máquinas h a sido recogida por P e t c r s o n 4.
El efecto de una concentración d e tensiones es mucho m á s p r o n u n -
ciado en un material frágil que en uno d ú c t i l . En un m a t e r i a l d ú c t i l
aparece la deformación plástica c u a n d o se rebasa el l í m i t e e l á s t i c o e n
el punto de tensión máxima. A u m e n t a n d o posteriormente l a c a r g a , se
produce un aumento local de deformación, en la zona c r í t i c a s o m e t i d a
a tensión, con escaso aumento en la deformación. D e b i d o al e n d u r e c i -
miento por deformación, la tensión a u m e n t a en las zonas a d y a c e n t e s a
la concentración de tensiones, hasta que, si el material e s s u f i c i e n t e -
m e n t e dúctil, la distribución de tensiones se hace esencialmente uni-
forme. Por tanto, en un metal dúctil sometido a carga estática no se
llegará a un factor teórico de concentración de tensiones total. Sin
embargo, la redistribución de tensiones no t e n d r á lugar, en medida
alguna, en u n material frágil y, por consiguiente, se tendrá una con-
centración de tensiones de valor p r ó x i m o al teórico. Aunque las con-
centraciones de tensiones no son n o r m a l m e n t e peligrosas en materiales
dúctiles sometidos a cargas estátic .<;, se encontrarán efectos aprecia-
bles de la concentración de tensión . en materiales dúctiles b a j o con-
diciones de fatiga por tensiones alt ñas. Las concentraciones de ten-
siones son m u y importantes en el f i lo de los metales por fatiga y se
discutirá m á s adelante en el capítu) • 12.
1
H. N E U B E R : Theory of Notch Stresses, trad, inglesa, J . W. Edwards.
Publisher, Inc., A n n Arbor, Mich., 1 9 4 6 .
2
M. HETENYI: Handbook on Experimental Stress Analysis, John W i l e y &
S o n s , Inc., N u e v a York, 1950.
3
M. M. FROCHT: Photo elasticity, John Wiley & Sons, Inc., N u e v a York,
1951.
4
R. E. PETERSON: Stress-concentration Design Factors, J o h n W i l e y & Sons.
Inc., N u e v a York, 1953.
2*14. Componentes esféricos y desviadores de las tensiones y
deformaciones.—Los ensayos han demostrado que los materiales pue-
den soportar presiones hidrostáticas muy elevadas (estado esférico de
tensión) sin que experimenten deformación plástica. En muchos pro-
blemas, particularmente en la teoría de la plasticidad, es conveniente
distinguir la parte de la tensión total que puede producir deformación
plástica. Esta se conoce como desviador de tensión or'. La otra com-
ponente de la tensión es la esférica o hidrostática cr":
(or')3-/20-'-/j = 0 [ 2-521
Los coeficientes /1 y / 3 son invariantes del desviador de tensiones, esto
es, s u s v a l o r e s s o n i n d e p e n d i e n t e s d e l s i s t e m a d e c o o r d e n a d a s p o r me-
dio del cual se expresa el d e s v i a d o r d e tensiones. M á s abajo se clan
expresiones para J2 y I¡. E s t o s f a c t o r e s s o n m u y ú t i l e s e n la teoría ma-
temática de la elasticidad:
/ 2 = - V 2 [ « ) 2 + « ) 2 + ( o V P l + T Í v + T ^ + TÍ:
= — Vzt (cr,') 2 + ( O - 2 ' ) 2 + ( C T J ' ) 2 ]
= - V 6 [(O-,-O- 2 ) 2 + (cr2 - cr 3 ) 2 + ( c ^ - c r , ) 2 ] [2-53]
oV r<v Txz
r , . cr/ Tn
1!
T-, 0/
= ' / 3 [ ( o Y ) 3 + (cr 2 ') 3 + (<T})}]
= V n [ (2O-, - or 2 - 0-3) ( 2 c r 2 - 0-3 - c r , ) ( 2 o - j - o-, - c r , ) ] [2-54]
U = iP8 [2-55]
T,
1 1
°"*2 1
eJE [2-57]
2 2 E
+ + + + k G ( y l y + y n + y2yz) [2-61]
BIBLIOGRAFIA
1
Con un microscopio electrónico se ha p o d i d o observar esta distorsión reticu-
lar en u n cristal orgánico de ftalocianina de platino, que tiene un espaciado re-
ticular m u y grande (12 A). J. W . MENTOR: Proc. Roy. Soc. (Londres), vol. 236A,
pág. 119, 1956. U t i l i z a n d o el a u m e n t o c o n s e g u i d o a partir de diagramas muaré
producidos por transmisión electrónica a través de d o s cristales d e l g a d o s su-
perpuestos con orientaciones o e s p a c i a d o s de red ligeramente diferentes, se
ha o b t e n i d o una indicación de la d i s t o r s i ó n reticular en las d i s l o c a c i o n e s de
los metales. V é a s e G. A. BASSET, J. W. MENTER y D. W . PASHLEY: Proc. Roy
Soc. (Londres), vol. 246A, pág. 345, 1958.
2
Se han publicado varias revisiones e x c e l e n t e s de t é c n i c a s e x o e n m c n ' a l e s
Véase P . B. HIRSCH: Met. Reviews, vol. 4, num. 14, pájs. 101-40, 1 9 5 9 ;
J. NUTTING: Seeing Dislocations, en " T h e Structure of Metals", Institution
of Metallurgists, Interscience Publishers, Inc., N u e v a York, 1959.
3
J. J. GILMAN y W. C. JOHNSTON: " D i s l o c a t i o n s and M e c h a n i c a l P r o p e r t i e s
of Crystals", John Wiley & Sons, Inc., N u e v a York, 1957
celente resolución que se puede obtener al estudiar las figuras de co-
rrosión sobre el latón alfa>. Se han resuelto figuras separadas solamen-
te 500 Á. En la zona de gran deslizamiento que se muestra en esta
micrografía electrónica la densidad de dislocaciones es de 1010 cmr 2 .
En los metales, la formación de figuras de corrosión en las dislo-
caciones parece depender de la pureza 2 . A causa de la segregación de
soluto hacia la dislocación, la zona alrededor de esta se hace más
tura interna de las líneas de dislocación. La figura 6-2 muestra una red
hexagonal de dislocaciones en un cristal de NaCl <juc se ha hecho
visible por decoración. A u n cuando la decoración de dislocaciones casi
no se emplea con los metales, se han hecho algunos estudios en este
sentido en el sistema de endurecimiento por precipitación Al-Cu v en
cristales de silicio.
El m é t o d o más poderoso de que se dispone actualmente para la
detección de dislocaciones en los metales es la microscopía electrónica
por transmisión de láminas delgadas La chapa fina de menos de 1 mm
de espesor se adelgaza por electropulido y se reduce a espesores de unos
1000 A. Con este espesor la probeta es transparente a los electrones
1
J . M . HEDGES y J. W . M I T C H E L L : Phil. Mag., v o l . 4 4 , pd^. 2 2 3 , 1 9 5 3 .
2
S . AMELINCKX: "Dislocations a n d Mechanical Properties of C r y s t a l s " , John
Wiley & Sons, Inc., N u e v a York, 1957.
3
P. B. HIRSCH, R. W . HORNE y M. J. W H E L A N : Phil, Mag., vol. 1. pas 677
1956; W . BOLLMANN: Phys. Rev., vol. 103, pig. 1588, 1956.
resolver, las líneas de dislocación individuales pueden ser observadas,
ya que la intensidad del haz electrónico difractado se altera por el
campo de deformación de la dislocación. Por medio de esta técnica se
han observado redes de dislocaciones (Fig. 6-3), defectos de apilamiento,
apilamientos de dislocaciones en los límites de grano (Fig. 5-1), barreras
de Cottrell-Lomer y muchos otros aspectos estructurales de la teoría
de las dislocaciones. Se han observado movimientos de dislocaciones
6-4. D i s l o c a c i o n e s e n la r e d c ú b i c a d e c a r a s c e n t r a d a s En
las redes ccc el deslizamiento se p r o d u c e sobre los planos {111} en la
dirección <110>. El vector reticu-
lar más c o r t o es el (a,}/2) [110],
el cual une un á t o m o de un vér-
tice del c u b o con el á t o m o de!
c e n t r o de la cara de dicho cubo.
El vector de Burgers es, por con-
siguiente, ( a o / 2 ) [ 1 1 0 ] .
Sin e m b a r g o , al considerar la
ordenación atómica sobre el pla-
no de deslizamiento {111} vemos
que el deslizamiento no se produ-
ce tan fácilmente. La figura 6-5 re-
presenta el e m p a q u e t a m i e n t o ató-
mico sobre un plano compacto
(111). Ya se ha d e m o s t r a d o que
Fie. 6-5.—Deslizamiento en un plano los planos {111} están apilados
compacto (111) de la red ccc. (Según en una secuencia ABC ABC... El
A. H. COTTRELL: Dislocations and Plás-
tic Flow in Crystals, pág. 73, Oxford vector b t = (ÍÍO/2) [101] define una
Universíty Press, Londres, 1953.) de ¡as direcciones de deslizamien-
to o b s e r v a d a s . Sin embargo, si
se consideran los á t o m o s c o m o esferas d u r a s e s más fácil para
uno de los de un plano de tipo B el moverse entre los huecos de
esferas, a lo largo de una t r a y e c t o r i a en zigzag 1): + 1)U en vez de
desplazarse s a l t a n d o sobre el c a s q u e t e esférico d e t e r m i n a d o por la
trayectoria del vector bi. La reacción de dislocaciones está dada por
b, —> 1): + Ib
£[10I]-^[2II]+£[112]
2 6 6
1
F. C. THOMPSON y W . E. W . MILLINGTON: /. Iron Steel Inst. (Londres),
vol. 109, pág. 67, 1924; C. H. MATHEWSON: Trans. AI ME, vol. 32, pág. 38.
1944.
x, y y z del segundo miembro de la ecuación son iguales a los compo-
nentes x, y y z de la dislocación original:
componente x '/2 = 2k + lU
componente y 0 = — */6 -f- Vé
componente z - '/2 = - 1 / 6 - 2/6
1
R. D. HEIDENREICH y W. SHOCKLEY : "Report o n Strength of Solids", p i -
gina 37, Physical Society, Londres, 1948.
DIETER.—12
dislocaciones perfectas, puesto que una dislocación ensanchada no pue-
de deslizarse sobre cualquier p l a n o , sino solo sobre el p l a n o d e l d e f e c t o .
La figura 4-26 muestra que ello r e q u i e r e la formación d e u n a e s t r a n -
gulación en la banda del defecto de apilamiento. C u a n t o m a y o r sea
la anchura del defecto de apilamiento, o menor su energía, t a n t o más
difícil será producir estrangulamientos en los defectos d e a p i l a m i e n t o .
Esto puede explicar que el deslizamiento cruzado prepondera en el
aluminio, ya que este metal tiene bandas muy estrechas d e d e f e c t o s
de apilamiento, mientras que es difícil en el cobre c u y a s b a n d a s son
anchas.
dislocación e n s a n c h a d a
1
H I R S C H , op. cit.
cuerda con la influencia de la energía de los defectos de apilamiento
sobre la capacidad del metal para soportar el deslizamiento cruzado.
Este es muy difícil en el acero inoxidable, incluso a temperaturas ele-
vadas, de manera que las dislocaciones están confinadas en un plano
de deslizamiento. En el oro, cobre y níquel es posible el deslizamiento
cruzado, pero probablemente solo en zonas sometidas a tensiones muy
elevadas. Por consiguiente, es posible el deslizamiento cruzado de las
deslizaciones helicoidales y, a temperaturas mayores, intentan formar
redes con límites de ángulo pequeño para disminuir su energía de
deformación. En el aluminio, el deslizamiento cruzado es predominan-
te y las dislocaciones helicoidales pueden ordenarse con fácilidad en
redes de límites de ángulo pequeño.
Frank 1 ha señalado que en las redes ccc puede existir otro tipo de
dislocación parcial. La figura 6-7
muestra un juego de planos í l l l )
visto de canto. Falta la par-
te central del plano A. En esta
zona • se forma una dislocación
en cuña, con un vector de Bur-
gers ( o o / 3 ) [ l l l ] , denominada
dislocación parcial de Frank. Su
vector de Burgers es perpen-
FIG. 6 - 7 . — U n a d i s l o c a c i ó n parcial de
dicular al d e f e c t o central de Frank o dislocación sésil. (Según
apilamiento. Puesto que el des- A . H . COTTRELL : Dislocations and
lizamiento ha de estar restrin- Plastic Flow in Crystals, Oxford Uni-
gido al plano del defecto de versity Press, Londres, 1953.)
apilamiento y el vector de Bur-
gers es normal a dicho plano, la dislocación parcial de Frank no
puede moverse por deslizamiento. Por esta razón se denomina dis-
locación sésil. U n a dislocación sésil solo puede moverse por difu-
sión de átomos o vacantes desde el defecto o hacia el mismo, p. ej. ;
por el proceso de trepado. Como quiera que el trepado no es un
proceso probable a temperaturas ordinarias, las dislocaciones sesiles
suponen obstáculos al movimiento de otras. Las dislocaciones que se
deslizan libremente sobre el plano de deslizamiento, como las perfec-
tas o las parciales de Shockley, se denominan móviles. Un proceso
que puede crear en el plano (111) una hilera de átomos perdidos es
la condensación de un disco de vacantes en dicho plano. Mediante la
microscopía electrónica de transmisión 2 se han obtenido pruebas del
aplastamiento correspondiente a los discos de vacantes en el aluminio.
En las redes ccc, las dislocaciones sesiles se producen por el desli-
zamiento de dislocaciones sobre planos secantes (111). Estas disloca-
ciones sesiles se conocen como barreras de Cottrell-Lomer y son un
>F. C. FRANK : Proc. Phys. Soc. (Londres), vol. 62A, pág. 2 0 2 , 1949.
:
P. B. HIRSCH, J. SILCOX, R. E. SMALLMAN y K. H. WESTMACOTT: Phil.
Mag., vol. 3, pág. 897, 1958.
elemento Importante en el m e c a n i s m o de e n d u r e c i m i e n t o p o r d e f o r m a -
ción de los metales. L o m e r 1 ha i n d i c a d o que l a s d i s l o c a c i o n e s q u e se
mueven sobre planos de deslizamiento s e c a n t e s se a t r a e n y c o m b i n a n
si sus vectores de Burgers tienen orientaciones a p r o p i a d a s . L a figu-
ra 6-8 m u e s t r a dos dislocaciones que se d e s p l a z a n sobre el p l a n o de
deslizamiento de u n a red ccc. La d i s l o c a c i ó n A se está m o v i e n d o en
un plano (111) con un vector de Burgers (cic/2) [101]. La disloca-
ción B se desliza en un plano < 1IX) con u n vector d e Burgers
(flb/2) [011]. E s t a s dislocaciones s o a t r a e n m u t u a m e n t e y se mueven
hacia el p u n t o d e intersección O, q u e se e n c u e n t r a a lo l a r g o d e la
dirección [110]. En este p u n t o las dos
dislocaciones reaccionan de a c u e r d o con
la reacción de L o m e r
]
W . M. LOMER: Phil. Mag., vol. 42, p.ís. 1327, 1951.
2
A . H. COTTRELL: Phil. Mag., vol. -I), pág. 645, 1952.
por dos lincas | I 1 0 | , lu linca <> y 1« líuou ilo dlalíHíACM«, t i l mtultt «l
n tilar, la dislocación (a,/()) 11121 se desliza en el plano (111) y formu
u n defecto de apilamiento limitado p o r la línea O y la línea de dislo-
cación. La tercera dislocación con v e c t o r de Burgers (OQ/6) [110] está
situada a lo largo de la línea O, en d o n d e se unen los d o s d e f e c t o s
¿e apilamiento. Esta combinación de t r e s dislocaciones p r o d u c i d a s p o r
la reacción Cottrell-Lomer f o r m a un triángulo isósceles anclado rígi-
damente que n o p u e d e deslizarse. P o r consiguiente, el anclaje d e
Cottrell-Lomer proporciona una b a r r e r a eficaz contra el deslizamiento.
Estudios de microscopía electrónica de transmisión, relativos a la in-
teracción de dislocaciones en láminas delgadas, h a n c o n f i r m a d o la exis-
tencia de este tipo d e interacción, lo q u e c o n c u e r d a con el m o d e l o d e
anclaje de Cottrell-Lomer
Las barreras Cottrell-Lomer se pueden vencer con tensiones o t e m -
peraturas elevadas o ambas s i m u l t á n e a m e n t e . S t r o h 2 h a realizado u n
análisis m a t e m á t i c o d e la tensión r e q u e r i d a p a r a destruir las b a r r e r a s ,
ya sea por deslizamiento sobre el p l a n o (001) o por disociación en l a s
dislocaciones a p a r t i r de las que se han f o r m a d o . Sin embargo, se h a
d e m o s t r a d o 3 que en el caso i m p o r t a n t e d e dislocaciones helicoidales
apiladas frente a b a r r e r a s de Cottrell-Lomer, dichas dislocaciones pue-
den escapar de los apilamientos por deslizamiento cruzado, a n t e s d e
que la tensión sea lo bastante elevada p a r a r o m p e r las barreras.
6-5. D i s l o c a c i o n e s en la r e d h e x a g o n a l c o m p a c t a . — E l p l a n o
base de las redes h e es un plano m u y c o m p a c t o cuya secuencia de api-
lamiento es ABABAB... El deslizamiento se p r o d u c e sobre el p l a n o
(0001) en la dirección <1120) (Fig. 4-3). El vector u n i d a d m í n i m o p a r a
la estructura he tiene una longitud a,, y se e n c u e n t r a en la dirección
compacta <1120). Las dislocaciones del p l a n o base pueden reducir su
energía disociándose en dos parciales de Shockley de acuerdo con la
reacción
«,[11201 - - > f í o [ 1 0 I 0 ] 4 « 0 [ 0 1 I 0 ]
'M. I. WHELAN: Proc. Roy. Soc. (Londres), vol. 249A, pág. 114, 1958;
todas las posibles reacciones de dislocaciones han sido ensayadas por
J. P. HIRTH: /. Appl. Phys., vol. 32, págs. 700-06, 1961.
2
A . N . STROH: Phil. Mag., v o l . 1, ser. 8, p á g . 4 8 9 , 1956.
3
A. SEEGER, I. DIEHL, S. MADER y R. REBSTOCK: Phil. Mag., vol. 2,
pág. 323, 1 9 5 7 .
( m i d o en t i c i n t r o del cubo unidad. Por tanto, el vector de
•rgers e» ( < ^ / 2 ) [ l l l ] . Se recordará que, en el hierro, las líneas de
deslizamiento se producen sobre los planos {110}, {112} y {123},
aunque en otros metales cc el deslizamiento parece producirse predo-
minantemente sobre los planos {110}.
Las reacciones de dislocaciones no se han estudiado tan amplia-
mente en las redes cc como en las ccc. Cottrell 1 ha sugerido que una
dislocación perfecta en un plano (112) puede disociarse de acuerdo
con la reacción
^[11I]->^[11I]+^[11I]
2 6 3
1
A . H . COTTRELL: "Dislocations and Plastic F l o w in Crystals", Oxford
U n i v e r s i t y Press, N u e v a York, 1953.
2
1 . M . SILCOCK: Acta Met., vol. 7, pág. 359. 1959.
3
A . H . COTTRELL: Trans Met. Soc. A1ME. vol. 212, pág. 192. 1958.
te (101). Las dos dislocaciones se unen y reaccionan a fin de disminuir
su energía de deformación por la reacción
^[IIl]+^[lll]->flb[001]
byQxl+if)
0~X T0 — — [6-1]
(x + 2/)
by{x2 + y1)
[6-2]
de d o n d e
T0 =
2tt(1 - v)
bxtf-y2)
T X y=T 0 [6-4]
(x2 + y,2)2
2
)
TXZ = TYX = 0 [6-5]
- Tob sen 6
crr-cre = [6-6]
r
T
b eos d
r0 — Ter — T0 [6-7]
°27T
b "
X2 + if-
[6-8]
Gb
rv,= [6-9]
277 X*+lf
Gb
[6-10]
2irr
U - , f . hi - ?l [6-12]
47r(l -- v) rQ
6 - 8 . F u e r z a s e n l a s d i s l o c a c i o n e s . — C u a n d o a un cristal se le
aplica una fuerza externa de s u f i c i e n t e magnitud, las d i s l o c a c i o n e s se
mueven y producen deslizamiento. D e e s t e modo, e x i s t e u n a f u e r z a
que a c t ú a sobre las líneas de dislocación y q u e tiende a d i r i g i r l a s l i a c i a
adelante. La figura 6-11 m u e s t r a una l í n e a de dislocación moviéndose
en la dirección de su vector de Burgers bajo la influencia de una ten-
sión cizallante uniforme r . Un e l e m e n t o de la línea de d i s l o c a c i ó n ds
es desplazado, en una m a g n i t u d di, e n la dirección d e d e s l i z a m i e n t o ,
normal a ds. El área barrida por el e l e m e n t o lineal es ds di. Esto co-
r r e s p o n d e a un d e s p l a z a m i e n t o medio del cristal situado encima del
plano de deslizamiento respecto a l c r i s t a l d e d e b a j o d e d i c h o plano,
de u n a magnitud igual a dsdlb/A, en la que A es el área del plano
de deslizamiento. El t r a b a j o r e a l i z a d o por la tensión c i z a l l a n t e q u e
actúa en el plano de deslizamiento es dW = rA(ds di b)/A, que co-
rresponde a una fuerza dW/dl q u e a c t ú a sobre el e l e m e n t o ds e i la
dirección de su normal. Por consiguiente, la fuerza por unidad de Ion.
gitud que a c t ú a sobre la línea de dislocación es
F=rb [6-14]
[6-15]
Rb
Fx = Fr eos 6 - F0 sen 8
,6
~ 2-rr (1 — Vj^x^+y^y "181
1
A. H. COTTRELL: "Dislocations and Plastic Flow in Crystals", pau. 46.
Oxford University Press, N u e v a York, 1953.
La figura 6-12 es una representación de la variación de Fx con la
distancia x, en la que x está expresada en unidades de y. La curva A
representa dislocaciones del m i s m o signo; la curva B, dislocaciones de
signo opuesto. Obsérvese que las dislocaciones del mismo signo se
repelen c u a n d o x > y (6 < 45°) y se a t r a e n c u a n d o x < y (0>45°).
La inversa es cierta para dislocaciones de signo contrario. F , es cero
c u a n d o * = 0 y x-y. La situación z = 0, en la que las dislocaciones en
Gb2 1
J
4-7t(1 - v) r
6 - 1 2 . I n t e r a c c i ó n e n t r e dislo-
b ^ c a c i o n e s y v a c a n t e s . — C a d a vez
existe mi n ú m e r o mayor de prue-
b a s de que los defectos de punto,
X
principalmente las vacantes, se
( Y producen d u r a n t e la deformación
plástica. La mayor parte de las
FIG. 6-1*1.—Intersección de dos dislo- pruebas experimentales 2 están ba-
caciones en curta, (W. T. REAP, ] I \ : sadas s o b r e d e f o r m a c i o n e s a bajas
Dislocations in Crystals, McGraw-Hill
Book Company, Inc., N u e v a York,
t e m p e r a t u r a s (para suprimir la mo-
1953.) vilidad de las vacantes), seguidas
de mediciones de la resistividad
eléctrica y de la mecánica antes y d e s p u é s d e los t r a t a m i e n t o s de reco-
cido, Se l\i\ c o m p r o b a d o que, a p r o x i m a d a m e n t e h vmt,\d del aumento de
resistividad debido a U detcmwaoión en (vio se elimina por recocido den-
tro IwtovvftUvs d i t e m p e r a t u r a b i e n definidos v con energías de acti-
«N. K. ClIKN y R, B. Poso: Tntnf. A/ME, vol. 194. págs. 1085-092. 1952.
»Para revisione» <U « t e tema, víase T. BROOM-, AVANCES in Phys. \-o\. y
páís 26-83, 1934, y " S y m p o s i u m o n Vacancier and Other P o i n t Defects m
Metals and Àlloyi", Institut« ef Mitili, tondre», 1958.
de «etlvaelón observadas para el recocido de probetas templad« e Irra*
diadas. Además, las variaciones de resistividad van acompañadas de
escaso cambio en la resistencia mecánica, indicando que las dislo-
caciones no son responsables de dichas variaciones. La formación de
defectos de punto debidos a la deformación, en los cristales iónicos,
se ha demostrado midiendo la conductividad y la densidad y obser-
vando los centros de color.
Los codos en las líneas de dislocación pueden actuar como ma-
nantiales y sumideros de defectos de p u n t o . Debido a los ángulos en-
p trantes de los codos, estos son centros favorables para la absorción y
aniquilación de vacantes. Asimismo, se considera generalmente que en
, los codos se pueden engendrar vacantes. En el mecanismo usual 1 in-
tervienen los codos formados por la intersección d e dislocaciones
. helicoidales. Como se ha indicado en la sección anterior, el movi-
miento en una dirección normal a su eje de las dislocaciones helicoi-
dales que contienen codos solo puede ocurrir por trepado. Al trepar,
el codo engendra vacantes. Sin embargo, existen dos p u n t o s dudosos
acerca' de este mecanismo. Friedel 2 ha señalado que n o hay razón
| para que un codo no pueda deslizarse a lo largo de u n a dislocación
¡: helicoidal sin producir vacantes, con tal que pueda unirse en seguida
3
a un componente de cuña de la línea de dislocación. C o t t r e l l ha
f mostrado que los codos formados por la intersección de dislocaciones
helicoidales producen generalmente á t o m o s intersticiales y no vacan-
| tes. Sin embargo, los experimentos de recocido muestran que son las
f vacantes, y no los átomos intersticiales, los defectos de punto predo-
minantes en los metales deformados en frío. Friedel, M o t t y Cottrell 4
i han propuesto otros mecanismos para la producción de vacantes por
codos de las dislocaciones. Aun cuando n o se han establecido todavía
los detalles exactos del mecanismo de la formación de vacantes du-
rante la deformación en frío, se ha c o m p r o b a d o la intervención de los
codos producidos por la intersección de dislocaciones.
Entre las vacantes y las dislocaciones existe una fuerza atractiva.
Por consiguiente, las vacantes deberían poder formar atmósferas alre-
dedor de las dislocaciones, del mismo m o d o que los átomos solutos.
Las vacantes pueden también interactuar u n a s con otras para formar
pares de vacantes (divacantes) y existen p r u e b a s que apoyan la hipó-
tesis de que se reúnen en grandes grupos o apiñamientos.
1
! • F. SEITZ: Advances in Phys., vol. 1, pas. 43, 1952.
2
I' 1 . FRIEDEL: Phil. M a g . , v o l . 4 6 , pdg. 1 1 6 5 , 1955.
i J
A. H. COTTRELL-. "Dislocations and Mechanical Properties of Crystals ,
. pags. 509-12, John Wiley & Sons, Inc., Nueva York, 1957.
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and Other Point Defects in Metals and Alloys", pigs. 2 8 - 2 9 , Institute of Metals,
Londres, 1958.
DIETER.—13
m i r e dlilocaolonee y átomo* pxtrnfin».-~La
presencia de un átomo extraño grande produce una dilatación de la
matriz. Un átomo de tamaño excesivo es atraído hacia la zona de
tracción y repelido de la zona de compresión de una dislocación en
cuña. La segregación de átomos solutos hacia las dislocacionse dismi-
nuye la energía del sistema. Para simplificar, se supone que los áto-
mos solutos producen una distorsión simétrica e hidrostática de la
matriz. Si el átomo soluto ocupa un volumen mayor en AV que el del
átomo de la matriz a quien sustituye, la energía de interacción entre
el campo localizado de tensiones de la dislocación y el átomo extraño
será
í/¡ = o-,„ AV [6-201
0U¡
Fo = [6-23]
&e
A . BILBY : Proc. Phys, Soc. (Londres), vol. 63A, pág. 191, 1950.
de dislocación desde una solución que contiene inicialmente H6 átomos
solutos por unidad de volumen es
n [6-24]
en la q u e :
1
B. A. BILBY y G. M. LEAK : J. Iron Steel Inst. (Londres), vol. 184, pág. 64,
1956.
en la que A está dada por la Ec. [6-22] y r0 2 x l 0 ~ 8 cm es la dis-
tancia desde el núcleo de la dislocación hasta la posición de la línea
de átomos solutos. C u a n d o se libera a la línea de dislocación del campo
de influencia de los á t o m o s solutos, el deslizamiento puede continuar
con una tensión m á s b a j a que la dada por la Ec. [6-26], Este es el
origen del límite elástico a p a r e n t e superior de la curva tensión-defor-
mación.
C u a n d o una f u e r z a externa intenta apartar una línea de dislocación
de su atmósfera, esta ejerce una fuerza restauradora que intenta, a su
vez, atraerla hacia su posición original. Si la velocidad de la línea de
dislocación es pequeña p u e d e moverse a r r a s t r a n d o tras de sí la atmós-
fera. Según Cottrell, la velocidad m á x i m a a la que una línea de dislo-
cación p u e d e moverse y a la vez a r r a s t r a r su atmósfera es
W-27]
kl r-
6 - 1 4 . M a n a n t i a l e s d e d i s l o c a c i o n e s . — E l b a j o límite elástico de
los cristales p u r o s n o s lleva a la conclusión de que en los cristales
recocidos por c o m p l e t o y en los solidificados c u i d a d o s a m e n t e a partir
del líquido deben existir manantiales de dislocaciones. La energía lineal
de las dislocaciones es tan elevada que hace difícil que las tensiones
de razonable m a g n i t u d puedan crear nuevas dislocaciones en una re-
gión del cristal d o n d e n o existen estas, incluso con la ayuda de las
fluctuaciones térmicas. E s t o es causa de una diferencia i m p o r t a n t e en-
tre los defectos de línea y los de p u n t o . La densidad de dislocaciones
en equilibrio térmico con un cristal es despreciablemente pequeña.
N o existe una relación general e n t r e la densidad de dislocaciones y la
t e m p e r a t u r a , como o c u r r e con las vacantes. Puesto q u e las disloca-
ciones no son a f e c t a d a s por las fluctuaciones térmicas a t e m p e r a t u r a s
inferiores a las que se produce la recristalización, los m e t a l e s pueden
tener densidades de dislocaciones b a s t a n t e diferentes d e p e n d i e n t e s de
las condiciones de elaboración. Los materiales t o t a l m e n t e recocidos
contienen u n a s 106 a 108 líneas de dislocación por c e n t í m e t r o cuadrado,
mientras q u e en los metales i n t e n s a m e n t e d e f o r m a d o s en frío hay
unas 1012 líneas por c e n t í m e t r o c u a d r a d o .
Se tiene la creencia general de que todos los metales, con excep-
ción d e las " b a r b a s " d e l g a d í s i m a s , c o n t i e n e n un n ú m e r o a p r e c i a d l e de
dislocaciones p r o d u c i d a s c o m o resultado del crecimiento del cristal a
partir del líquido o de la fase vapor. Con estudios de ataque y méto-
dos de difracción de rayos X b a j o condiciones rigurosamente contro-
ladas, se han o b t e n i d o p r u e b a s experimentales de la existencia de dis-
locaciones en los cristales solidificados. En cristales crecidos por de-
posición desde la fase vapor, se ha m o s t r a d o que la nucleación de la
fase sólida se produce alrededor de las dislocaciones helicoidales que
emergen de la superficie del s u b s t r a t o sólido.
P o r medio de técnicas de decoración de dislocaciones se han con-
seguido m u c h a s p r u e b a s de la existencia de redes de dislocación tridi-
mensionales en los cristales iónicos recocidos. En metales recocidos se
han observado los anillos de dislocación por medio de la microscopía
electrónica de transmisión de películas d e l g a d a s S e cree que estos
anillos se originan a causa del colapso de los discos de vacantes y co-
rresponden a dislocaciones prismáticas. Existen ciertas p r u e b a s que
indican que estos anillos pueden crecer y unirse para f o r m a r redes de
dislocación en cristales recocidos sin d e f o r m a r . Asimismo, hay pruebas
que sugieren que algunas de las vacantes condensadas f o r m a n huecos
que son responsables de la formación d e dislocaciones. A u n c u a n d o hay
pocas d u d a s de que en los metales recocidos o c u i d a d o s a m e n t e solidi-
ficados existen dislocaciones, se necesita m u c h a más información sobre
el m e c a n i s m o por el que se producen y s o b r e el m o d o en que están
dispuestas en el metal.
1
H I R S C H , SILCOX, SMALLMAN y WESTMACOTT, op. cit.
La prueba más espectacular de la existencia de manantiales de
Frank-Read ha sido hallado por Dash 1 en cristales de silicio decorados
con cobre. La figura 6-16 muestra un manantial de Frank-Read en un
cristal de silicio fotografiado con luz infrarroja. También se han obte-
nido pruebas en aleaciones de aluminio y en cristales iónicos empleando
técnicas de precipitación, y en el acero inoxidable, por medio de la
microscopía electrónica de películas delgadas.
knrsL
kTTTs D
n =- [6-30]
1GB~
r = í3ri{~y2 [6-33]
8Gb(Xc i "
O"o = O",- + 16-34]
TrTTiTT 15
BIBUOGRAF1A
F R A C T U R A
7 - 1 . I n t r o d u c c i ó n . — L a f r a c t u r a es la separación o fragmentación
de un cuerpo sólido en dos o más p a r t e s b a j o la acción de una tensión.
Se p u e d e c o n s i d e r a r q u e la f r a c t u r a es el r e s u l t a d o de dos procesos:
la iniciación y la propagación de grietas. Las f r a c t u r a s se pueden cla-
sificar en dos categorías generales: f r a c t u r a dúctil y fractura frágil.
Las f r a c t u r a s dúctiles se caracterizan por una deformación plástica
apreciable a n t e s y d u r a n t e la propagación d e las grietas. E n las super-
ficies f r a c t u r a d a s se observa n o r m a l m e n t e un grado perceptible de
deformación macroscópica. La f r a c t u r a frágil de los metales se carac-
teriza p o r u n a r á p i d a velocidad de propagación de grietas sin defor-
mación macroscópica y muy poca microdeformación. E s similar al
despegue de los cristales iónicos. La tendencia a que se p r o d u z c a frac-
tura frágil a u m e n t a al disminuir la t e m p e r a t u r a , al i n c r e m e n t a r la ve-
locidad de d e f o r m a c i ó n y en condiciones de tensión triaxial (producida
n o r m a l m e n t e p o r u n a entalla). La f r a c t u r a frágil se ha de evitar a t o d a
costa, ya que o c u r r e sin previo aviso y p r o d u c e n o r m a l m e n t e conse-
cuencias desastrosas.
En este capítulo se ofrece una amplia descripción de los f u n d a m e n -
tos de la f r a c t u r a de los metales. P u e s t o que la mayor p a r t e de la in-
vestigación se h a c e n t r a d o sobre el p r o b l e m a de la f r a c t u r a frágil, a
este t e m a se le d e d i c a una atención especial. E n el capítulo 14 se tra-
tan con mayor detalle los aspectos d e la f r a c t u r a frágil en ingeniería.
La f r a c t u r a se p r o d u c e de formas características, dependiendo del es-
tado de tensión, d e la velocidad con q u e se aplica esta y d e la tempe-
ratura. A no ser q u e se indique lo contrario, en este capítulo se p a r t e
de la hipótesis de que la fractura se p r o d u c e p o r una sola aplicación de
una tensión de tracción uniaxial. En capítulos posteriores se estudia
la f r a c t u r a b a j o condiciones más complejas. Ejemplos típicos son la
f r a c t u r a p r o d u c i d a por torsión (Cap. 10), fatiga (Cap. 12) y fluencia
lenta (Cap. 13), y la f r a c t u r a frágil a b a j a temperatura, fragilidad de
revenido y fragilidad producida por el h i d r ó g e n o (Cap. 14).
p 7-3. R e s i s t e n c i a c o h e s i v a t e ó r i c a d e l o s m e t a l e s . — L o s metales
| son de gran valor tecnológico, principalmente a causa de su elevada re-
i sistencia mecánica, c o m b i n a d a con
|¿ cierto grado de plasticidad. En tér-
I minos generales, la resistencia se
i debe a las f u e r z a s cohesivas en-
Í
j tre átomos. En general, las fuer-
•»- ao ^«J /' r-nti
j zas cohesivas e l e v a d a s están rela- ! \ \
1 r \ V
cionadas con c o n s t a n t e s elásticas
A i separación
/l
|
ti grandes, p u n t o s d e fusión eleva-
dos y p e q u e ñ o s coeficientes de / 2 entre
dtomos, x
C dilatación t é r m i c a . La figura 7-2
| muestra la variación de la fuerza
f cohesiva entre d o s á t o m o s en f u n -
f ción de su separación. Esta cur-
tí va es el r e s u l t a d o de las f u e r z a s FIG. 7-2.—Fuerza de cohesión en
función de la distancia entre átomos
atractivas y repulsivas entre los
; átomos. El espaciado i n t e r a t ó m i c o c u a n d o no hay deformación se re-
1 presenta por a0. Si el cristal se s o m e t e a u n a carga d e tracción, la
separación entre á t o m o s a u m e n t a . Al a u m e n t a r la separación, la f u e r z a
í repulsiva decrece m á s r á p i d a m e n t e que la a t r a c t i v a , d e m a n e r a q u e se
crea una fuerza n e t a entre á t o m o s que equilibra la carga d e tracción.
Al a u m e n t a r e s t a última, la fuerza repulsiva continúa decreciendo,
h a l t a alcanzar un punto en el que dicha fuerza es despreciable y la
fuerza atractiva disminuye a causa de la mayor separación de los áto-
mos. Dicho punto corresponde al valor máximo de la curva y repre-
senta la resistencia cohesiva teórica del material.
Se puede obtener una buena aproximación de la resistencia cohesiva
teórica si se supone que la curva de la fuerza cohesiva puede repre-
sentarse por una curva senoidal:
2iTX
cr = crmix s e n - — [7-1]
La energía por unidad de área requerida para producir una nueva su-
perficie es 7. Si se supone que todo el trabajo que interviene en la
fractura contribuye a la creación de dos nuevas superficies, la Ec. [7-2]
se puede escribir
ACTmáx _
—- — 2y
hny
Cr,n '; V [7-3]
A ~
da- E
[7-6]
dx ao
Igualando [7-5] y [7-6] y sustituyendo en [7-3] se obtiene l a expre-
sión final de la resistencia cohesiva teórica de los cristales:
E \1/2
<r m á ,= ( — [7-7]
\ a0 /
7-4. T e o r í a d e G r i f f i t h s o b r e la f r a c t u r a f r á g i l . — L a p r i m e r a
explicación d e la discrepancia e n t r e la resistencia a la f r a c t u r a obser-
vada en los cristales y la resistencia cohesiva teórica f u e p r o p u e s t a por
G r i í f i t h L a t e o r í a de Griffith en su f o r m a original s o l a m e n t e es apli-
cable a materiales p e r f e c t a m e n t e frágiles, tales como el vidrio. Sin
embargo, aun c u a n d o no se pueden aplicar directamente a los metales,
las ideas de G r i f f i t h han influido en f o r m a decisiva en los actuales
conceptos relativos a la fractura de los metales.
Griffith s u p u s o que un material frágil contenía una población de
grietas finas que p r o d u c í a concentraciones de tensiones d e suficiente
magnitud p a r a s u p e r a r a la resistencia cohesiva en regiones localiza-
das, aun c u a n d o la tensión nominal estuviese m u y por d e b a j o del valor
teórico. C u a n d o una de las grietas se extiende para p r o d u c i r una frac-
tura frágil, se p r o d u c e un a u m e n t o del área de las superficies de las
dos caras de la grieta. Esto exige energía p a r a vencer a la f u e r z a de
cohesión de los á t o m c s o, dicho de o t r a forma, requiere un a u m e n t o
de la energía superficial. El m a n a n t i a l de la energía necesaria se en-
cuentra en la energía de deformación elástica, que se libera cuando la
grieta se extiende. G r i f f i t h estableció el siguiente criterio para la pro-
pagación de una g r i e t a : Una grieta puede propagarse cuando la dis-
minución de la energía elástica es al menos igual a la energía necesaria
para formar las nuevas superficies de grieta. Este criterio p u e d e em-
plearse p a r a d e t e r m i n a r la m a g n i t u d d e la tensión de tracción q u e
puede j u s t a m e n t e hacer que una grieta de cierto t a m a ñ o se p r o p a g u e
como f r a c t u r a frágil.
C o n s i d e r e m o s el m o d e l o de grieta de la figura 7-3. E l espesor d e
la plancha es despreciable y el p r o b l e m a se p u e d e t r a t a r c o m o un c a s o
de tensiones planas. Se supone que la grieta tiene una sección t r a n s -
versal elíptica. La grieta interior tiene una longitud 2c y la abierta al
'A. A. GRIFFITH: Phil. Trans. Roy. Soc. (Londres), vol. 2 2 1 A , págs. 163-
98, 1920; First Intn. Congr. Appl. Mech., Delft, 1924, pág. 55.
exterior una igual a c. El efecto de a m b a s clases de grietas en el com-
portamiento a la fractura es el m i s m o . La distribución de tensiones
para una grieta elíptica fue d e t e r m i n a d a por I n g l i s D e b i d o a la for-
mación de la grieta se produce una disminución de la energía de defor-
mación. La energía de d e f o r m a c i ó n elástica
por u n i d a d de espesor de la plancha es igual a
77C-CT-
U E = - _____ [7-8]
e n d o n d e cr e s la t e n s i ó n d e t r a c c i ó n q u e
a c t ú a n o r m a l m e n t e a l a l o n g i t u d d e la g r i e -
ta 2c. L a e n e r g í a s u p e r f i c i a l d e b i d a a la p r e -
s e n c i a d e la g r i e t a es
£/s = 4 r y [7-9]
La v a r i a c i ó n t o t a l d e la e n e r g í a p o t e n c i a l re-
s u l t a n t e d e la c r e a c i ó n d e la g r i e t a es
AU=US+U, Í7-10]
d!\U
= 0:
~dc~
. Inca2 a
4-y =0
2 Ey \1
17-11"
X
C. E. INGLIS: Trans. Inst. Naval Architects, vol. 55, pt. I, pá?-,. 219-30,
1913.
E n una plancha que sea gruesa comparada con la longitud de la
grieta (deformación plana) la ecuación d e Griffith es
r 2Ey 1W
cr= - t t —2 n — l
[7-12]j
L ll-v) 7TC J
¡
0*máx = 2 crU ) " [7.13]
! R . A. SACK: Proc. Phys. Soc. (Londres), vol. 58, pig. 729, 1946.
2
E . OROWAN: Welding /., vol. 34, pâgs. 157s-160s, 1955.
3
O. L. ANDERSON ; Criterio de Grijfith sobre la fractura del oidrio, en
"Fracture", pàgs. 331-53, John Wiley & Sons, Inc., N u e v a York, 1959.
DICTER.—14
diámetro, que pueden
i f t e t t r i l í resistencia, como son el método de preparación, la tem-
peratura del vidrio fundido y la magnitud y velocidad de estirado a
partir de ese vidrio fundido. Datos rccicntcs 1 sobre la variación de
l a r e s i s t e n c i a c o n el d i á m e t r o m o s t r a r o n q u e n o h a y d e p e n d e n c i a c u a n -
d o se p r e p a r a n las f i b r a s d e v i d r i o d e d i s t i n t o s t a m a ñ o s en condicio-
nes casi idénticas. En experimentos realizados con "barbas" metálicas 2
se obtuvieron también resistencias a la fractura muy próximas al valor
teórico. La resistencia de una barba de metal varía inversamente con
el diámetro. Este tipo de dependencia con el tamaño era de esperar
s u p o n i e n d o q u e la r e s i s t e n c i a s e e n c u e n t r e r e l a c i o n a d a c o n el n ú m e r o
d e d e f e c t o s s u p e r f i c i a l e s . P o r o t r o l a d o , si la b a r b a c o n t i e n e c i e r t o
n ú m e r o d e m a n a n t i a l e s d e d i s l o c a c i ó n , la l o n g i t u d d e l m a n a n t i a l m á s
e x t e n d i d o v a r i a r á d i r e c t a m e n t e c o n el d i á m e t r o , m i e n t r a s q u e la re-
sistencia lo hará inversamente. Por tanto, no es posible decidir, a par-
tir de la forma de variación de la resistencia con el diámetro, si la
elevada resistencia de las barbas es debida a la ausencia de defectos
superficiales o de dislocaciones.
L a resistencia d e las f i b r a s d e v i d r i o es m u y sensible a los defec-
tos superficiales. Si la superficie de una fibra recién preparada se toca
con un objeto duro, la resistencia disminuye instantáneamente. La
resistencia de una fibra q u e n o se h a y a m a n e j a d o puede descender a
un valor bajo simplemente por el efecto del ataque atmosférico, a las
pocas horas de haber estirado el material fundido.
Joffe 3 mostró que la resistencia a la fractura de cristales de NaCl
puede aumentar mucho si el ensayo se realiza bajo agua. Este efecto
Joffe se atribuye al saneamiento de las grietas superficiales por disolu-
ción del cristal salino en el agua. Se ha comprobado que también la
resistencia de otros cristales iónicos depende del ambiente que se en-
c u e n t r e e n c o n t a c t o c o n l a s u p e r f i c i e , p e r o el e f e c t o J o f f e n o p u e d e
explicarse en estos cristales p o r un simple p r o c e s o de disolución.
1
E. OROWAN, en "Fatigue and Fracture of Metals", simposio en el Massa-
chusetts Institute of Technology, John Wiley & Sons, Inc., Nueva York, 1950.
2
G . R. IRWIN: Naval Research Lab. Rept. 4763, mayo, 1956, se puede ob-
tener de la Oficina de Servicios Técnicos, PB 121224; G. R. IRWIN, J. A. KIES
y H. L. SMITH: Proc. ASTM, vol. 58, págs. 640-60, 1958.
}
E n el ASTM Bulletin, enero y febrero de 1960, se presentan procedi-
mientos detallados para medir Q c en tracción. D. H. WINNE y B. H. WUKDT :
Trans. ASME, vol. 80, pág. 1643, 1958, han dado métodos q u e emplean pro-
betas de flexión con entalla y un disco que gira a alta velocidad.
presente se propaga rápidamente. El valor calculado de Q para estas
condiciones es igual a Qc. Para una grieta de longitud 2c en una plan-
cha infinitamente ancha, la relación e n t r e la tensión y <?, está expresada
por
EQ \
17-17]
< T
P eos ó P , ,
c ~ ~ r r , — ^ - = tcos24> [7-18
A/( cosr/;) A
1
A. DERUYTTERE y G. B. GREENOUGH : ¡. Inst. Metals, vol. 84, págs. 337-
345, 1955-56.
Tensiones normales críticas para él d*sptgut
de los monocristales *
J
¿14 MACTU*A [CAI-, 7
1
J. R. Low: I.U.T.A.M. Coloquio de Madrid, "Deformation and Flow of
Solids", päg. 60, Springer-Verlag OHG, Berlin, 1956.
2
G. T. HAHN, W. S. OWEN, B. L. AVERBACH Y M. COHEN; Wcldin: /.,
vol. 38, pdgs. 367 y sgs., 376 y sgs., 1959.
transición cuando aparecen las condiciones adecuadas para que las mi»
crogrietas crezcan y se transformen en una fractura que se propaga.
La iniciación de microgrietas no es criterio suficiente para la fragilidad
de la fractura. Las microgrietas solo se producen en regiones q u e su-
fren deformación discontinua por haber estado sometidas a cargas m á s
grandes que el límite elástico superior. C u a n d o la temperatura cae
dentro de la región C, b a j a eventualmente la tensión de fractura a u n
valor igual al límite elástico inferior. En la región D el límite elástico
inferior y la tensión de fractura (resistencia a la tracción) son prácti-
camente iguales. La fractura se produce en el límite elástico inferior
tensión de
rotura
- 100
en -estricción
2 c
o -o
*? a
.8. - o
o ou Se
c <*o
N
microgrietas
oS c P
oto. oI_en
temperatura, °C
Fie. 7-5.—Dependencia con la temperatura de la tensión de rotura, el
límite elástico y la frecuencia de las microgrietas en el acero suave. (Se-
g ú n G . T . H A H N , W . S . O W E N , B . L. AVERBACH y M . C O H É N : Welding /.,
vol. 38, pág. 372, 1959.)
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[7-21]
tt(I-V)
6Gy 1/2
07=4 [7-22]
7T(1 •
17-24]
'A, N. STROH; Proc. Roy« Soc. (Londres), vol. 223A, pág. 404, 1954;
Phil. Mag., vol. 46, pág. 968, 1955.
2
N. J. PETCH: / . ¡ron Steel Inst. (Londres), vol. 174, pág. 25, 1953.
grano y hacer posible la continuación de la fluencia en el grano Inme-
diato, por propagación de una banda de Lüders. Esta cantidad es
importante en las teorías actuales de la fractura.
El hecho de que la fractura frágil pueda producirse en monocris-
tales, hace pensar que se ha dado demasiada importancia, en las teo-
rías actuales, al papel de los límites d e grano como b a r r e r a s para el
apilamiento de dislocaciones. Es también dudoso que pueda producirse
la concentración de tensiones necesaria, en la cabeza de un apilamiento,
antes de que se produzca un deslizamiento en los granos limítrofes que
elimine las tensiones altamente localizadas. Es posible que las maclas
de deformación actúen como barreras para el apilamiento d e disloca-
ciones. Así, p. ej., la fuerte dependencia con la orientación de la frac-
tura frágil de los monocristales de hierro se puede explicar 1 sobre
esta base. Aun cuando existen pruebas experimentales de que las in-
tersecciones de maclas pueden iniciar la f r a c t u r a frágil2, se ha com-
probado también que este tipo de fractura puede producirse en ausen-
cia de maclas mecánicas. Otro mecanismo que puede d a r lugar a la
formación de grietas es el deslizamiento de dislocaciones sobre planos
de deslizamiento secantes, de acuerdo con la hipótesis d e C o t t r e l l 3
(véase Sec. 6-6 y Fig. 6-9). Este mecanismo es energéticamente favo-
rable para metales de red cúbica centrada y red hexagonal compacta,
pero n o para una red de caras centradas, lo que está de acuerdo con
el hecho de que en los metales de red cúbica de caras centradas no
se produce la f r a c t u r a frágil.
La consideración de los hechos conocidos relativos a la fractura,
ha llevado a Cottrell y Petch, independientemente, a la conclusión de
que el desarrollo q u e convierte una microgrieta en una f r a c t u r a auto-
propagable es más difícil que la nucleación de microgrietas por las dis-
locaciones en deslizamiento. El hecho de que se hayan observado m u -
chas microgrietas q u e n o se propagan, viene en apoyo de este punto de
vista. Además, la nucleación de grietas por coalescencia d e dislocacio-
nes dependería de la tensión cizallante solamente, y no de las compo-
nentes hidrostáticas de la tensión (véase Sec. 7-16). Si la propagación
de microgrietas, d e acuerdo con un criterio como el de Griffith, es la
etapa que controla la fractura, la tensión normal a la grieta sería un
factor importante. E s t o daría lugar a que la fractura dependiese en
gran medida de las componentes hidrostáticas de la tensión.
Utilizando el criterio de Griffith, C o t t r e l l 4 h a demostrado que la
tensión requerida para que una microgrieta se propague, está dada por
[7-25]
nb
1
H. K. BIRNBAUM: Acta Met., vol. 7, pägs. 516-17, 1959.
2
D . HOLL: Acta Met., vol. 8, pägs. 11-18, 1960.
3
A. H. COTTRELL : Trans. Met. Soc. AI ME, vol. 212, pägs. 192-203, 1958.
4 Ibid.
donde n es el número de disl- aciones con vector de Burgers b,
coalescentes en la grieta y y es h energía superficial de la grieta. Para
valorar nb, supongamos que en n plano de deslizamiento de longi-
tud L actúa una tensión cizallan! aplicada, r «=« cr/2. La tensión ciza-
liante efectiva sobre el plano de leslizamiento viene dada por r - r ¡ ,
donde r¡ es la resistencia de fr ción. El desplazamiento de cizalla-
miento en el centro de la longitud L viene dada por ( T - T ¡ ) L / G , y esto
es, aproximadamente, igual a nb. i se toma L como aproximadamente
igual a la mitad del diámetro me i o de grano D, es
•r,)D
nb [7-26]
o la relación equivalente
r0fc,D = Gyfi [7-29]
1/2
M ) [7-30]
D )
Las Ees. [7-28] y [7-29] expresan las condiciones que limitan la for
mación de grietas que se propaga desde un apilamiento de disloca-
c i o n e s d e d e s l i z a m i e n t o . Si las c o n d i c i o n e s s o n t a l e s q u e el l a d o iz-
q u i e r d o d e la e c u a c i ó n e s m e n o r q u e el l a d o d e r e c h o , se p u e d e f o r m a r
una grieta, pero no puede desarrollarse más allá de una longitud de-
terminada. Este es el caso de las inicrogrietas sin propagación. Cuan-
do el lado izquierdo de la ecuación es mayor que el lado derecho,
se puede producir una fractura frágil que se propaga con una ten-
sión cizallante igual al límite elástico. Por tanto, dichas ecuaciones
predicen una transición de dúctil a frágil, como se mostró en la figu-
ra 7-5, referente a los ensayos de tracción realizados sobre aceros
suaves a temperaturas decrecientes.
Las ecuaciones que describen la transición dúctil a frágil están
expresadas en términos de los siguientes factores metalúrgicos o me-
cánicos: t a m a ñ o de grano, estado de tensiones, energía superficial,
límite elástico, esfuerzo de fricción, y kEl parámetro ky es muy im-
portante, puesto que determina el número d e dislocaciones que se
liberan hacia un apilamiento, cuando es activado un manantial. La
tabla 7-2 ofrece algunos valores típicos de ky obtenidos de las medi-
TABLA 7-2
Valores de ky/G *
Material ! Temperatura,
•K cm"'
* A. H . COTTRELL: Trans. Met. Soc. AI1IE, vol. 212, pág. 194, 1968.
CyB
E s t o p r e d i c e q u e la t e n s i ó n d e r o t u r a es u n a f u n c i ó n lineal de D'1'2
q u e e x t r a p o l a a c e r o p a r a £>~1;2 = 0. L a figura 7-7 m u e s t r a q u e esta re-
1 2 3 1 5 ^
(diámetro de grano)""2,mm"l/2
j tiempo dz retraso, s e g
í=í0ex — — [7-32]
donde:
t = tiempo de e s p e r a ;
f 0 = u n a c o n s t a n t e , a p n a m a d a m e n t e 1 0 _ u seg;
k = c o n s t a n t e de B o l t z ; . i a n n ;
Q{cr/cro) = energía de a c t i v a d ' n d e p e n d i e n t e de la tensión.
1
A. H. COTTRELL: Proc. Coni, on Properties Materials at High Rates of
Strain, Institution of Mechanical Engineers, Londres, 1957.
J
N . F. MOTT: Engineering, v o l . 1 6 5 , pdg. 1 6 , 1948.
desplazamiento lateral de material a c i d « fík
dad v de la grieta viene dada por
1 17-33)
- M — )
TABLA 7-3
*
Acero 1800 0,36
••
Cuarzo fundido • ..; 2160 0,42
* * *
Fluoruro de litio ... • 1950 0,31
•••i
» T . S. ROIUUITSON: J. Iron Steel Inst. {Londres), vol. 175, pig. 361, 1953.
»• H . SCHARIUN y W . S T R U T I I : Glastcch. Bcr., vol. 16, PIG. 219, 1958.
"•« J . J . GILMAN, c . KNUDSEN y \V. P . WALSH: J . Appl. Phys., v o l . 2 9 . p&g- 601. 1958.
IL I KT K R . — 1 5
les producida en tensión uniáxica. En el capitulo 9 se tratan otros as-
pectos de la f r a c t u r a por tracción. La fractura dúctil en tracción es
precedida usualmente por una reducción local del d i á m e t r o llamada
estricción. Los metales m u y dúctiles pueden estirarse, en realidad, has-
ta una línea o p u n t o a n t e s d e p r o d u c i r s e la separación. Este tipo de
falla se llama, usualmente, rotura.
(ai.
cizallamiínto \
fibroso
crL-0
Para una probeta de tracción entallada se convierte en
<Tl-CTt
1
E. OROWAN, J. F. NYE y \V. J. CAIRNS: "Strength and Testing of Mate-
rials", vol. 1, H. M. Stationery Office, l o n d r e s , 1952.
2
P. LUDWIK: Z. Ver. deut. Ing., vol. 71, pags. 1532-538, 1927. .
Ludvvik sugirió, además, que la fractura tiene lugar cuando la curva de
fluencia corta a la curva de fractura (Fig. 7-11). Este concepto fue
aceptado ampliamente hasta después de la segunda guerra mundial y
se intentaron varias determinaciones de la curva de fractura. Sin em-
bargo, se descubrió que los factores básicos del mecanismo de frac-
tura de los metales impiden una determinación correcta de la curva
de fractura de los mismos. Desde que se hizo este descubrimiento, la
idea de la curva de fractura ha perdido gran parte de su popularidad.
Aún es, sin embargo, un concepto útil para obtener un esquema, cua-
litativamente correcto, del fenómeno de la fractura, si se tienen en
cuenta las limitaciones que se discutirán a continuación. Teniendo esto
p r e s e n t e y e n v i s t a d e la i d e a a c t u a l d e q u e en l o s m e t a l e s s o n posibles
tanto las fracturas por cizallamiento como por despegue, se emplea con
frecuencia una curva de fractura diferente para cada tipo de fractura
considerado, según se muestra en la figura 7-12. Las curvas de esta
figura corresponden a la fractura ordinaria por tracción de un metal
dúctil en el cual tiene lugar un tipo de fractura por cizallamiento. La
separación entre las dos curvas de fractura y su altura relativa serán
diferentes para otras condiciones. En principio se obtiene un punto de
la curva de fractura por deformación plástica de una probeta hasta un
p u n t o dado de la curva de fluencia, introduciendo después parámetros
fragilizantes (baja temperatura o una entalla) de modo que la probeta
resulte sometida a tensión de rotura, sin necesidad de deformación
adicional. Repitiendo este proceso con diferentes probetas sometidas
a tensión que produzcan distintos valores de la deformación plástica,
sería posible construir totalmente la curva de fractura. Sin embargo,
puesto que el efecto fragilizante de una entalla está limitado a un
impedimento plástico con un valor de alrededor de 3, es generalmente
m á s efectivo intentar evitar cualquier deformación adicional, realizan-
do el ensayo a una temperatura muy baja. Esto no es posible, en rea-
lidad, con la m a y o r p a r t e de los metales, puesto que, a bajas tempera-
turas, se p r o d u c e todavía una ligera deformación. En vista de que la
fractura se inicia siempre por deformación plástica, parece que la ten-
sión de f r a c t u r a medida con ayuda de esta técnica no revela la ver-
dadera resistencia del metal a la f r a c t u r a . Además, la tensión de frac-
tura para la dúctil es m u y difícil de m e d i r con precisión a causa de
que este tipo de f r a c t u r a se inicia en el interior de la probeta y la dis-
tribución de tensiones se complica d e b i d o a la estricción que se pro-
duce en la p r o b e t a de tracción. Por t a n t o , n o existe un método seguro
de d e t e r m i n a r la curva de fractura de los metales. Sin embargo, e s t o
no impide emplear el concepto de tensión de fractura, en un s e n t i d o
cualitativo, en aquellos casos en que sea de utilidad para describir cier-
tos aspectos de la f r a c t u r a .
1
FELBECK y OROWAN, o p . cit.
deformaciones plásticas en las bases de las grietas. Estos experimentos
pudieron ser interpretados al considerar que el límite elástico se eleva
hasta el valor de la tensión de fractura, no a causa del impedimento
plástico, sino por el efecto producido por la alta velocidad de defor-
mación en el a u m e n t o del límite elástico. Es difícil separar estos dos
efectos y sería muy importante realizar experimentos adicionales. Sin
embargo, es interesante advertir que, en un acero suave, el límite elás-
tico es muy sensible al grado de deformación. También se explica el
gran aumento en la temperatura de transición q u e se observa al realizar
un ensayo de resiliencia, teniendo en cuenta que la velocidad de defor-
mación es alrededor de 107 veces mayor que en el ensayo de tracción
ordinario.
tí>n<irtn nnrmnl
7 - 1 6 . E f e c t o d e u n a p r e s i ó n h i d r o s l á t i c a elevada s o b r e la frac-
tura.—El t r a b a j o de Bridgman 6 s o b r e el efecto de una presión hidros-
tàtica superpuesta sobre las características de f r a c t u r a de los metales
ha producido muy diversos e i n t e r e s a n t e s resultados. Estos resultados
han d e m o s t r a d o también que la f r a c t u r a es un f e n ó m e n o complejo que,
1
J. E. DORN: "Fracturing of M e t a l s " , American Societv for Metals, Metals
Park, Ohio, 1948.
2
E. A. DAVIS: J. Appl. Mech., vol. 12, pans. A13-A24. 1945.
3
W. R. CLOUGH y M. E. SHANK: Trans. ASM, vol. 49, pdgs. 241-6.:. 1957.
4
L . F. COFFIN, Jr.: /. Appl. Mech., vol. 17, päg. 233, 1950.
5
1- C. FISHER: ASTM Bull, 181, pdg. 74, abri), 1952.
6
P. W. BRIDGMAN: "Studies in Large Plastic Flow and F r a c t u r e " , McGraw-
Hill Book Company, Inc.. Nueva Y o r k , 1952.
en muchos casos, no puede explicarse por el sencillo criterio expuesto
en la sección anterior.
Bridgman sometió a ensayo probetas metálicas superponiendo una
presión hidrostática de 31 500 Kg/cm 2 a una tensión de tracción axial.
Estas condiciones extremas produjeron un gran aumento de la ductili-
dad en la fractura. La deformación en el p u n t o de fractura fue unas
300 veces mayor cuando el acero suave fue roto con presión hidrostá-
tica superpuesta que cuando se realizaron los ensayos con carga uni-
axial únicamente. En los materiales que, bajo condiciones ordinarias,
son completamente frágiles, como la piedra caliza o la sal gema, se
produce realmente una estricción cuando se someten a tracción con
presión hidrostática superpuesta. También se halló que si una probeta
de tracción se sometía- a una presión superpuesta hasta un punto pró-
ximo a la fractura y se ensayaba después a la presión atmosférica,
experimentaba mayor deformación antes de producirse la fractura, in-
cluso cuando el alargamiento bajo presión hubiese sido mayor del que
el metal podría soportar en ensayos ordinarios realizados a la presión
atmosférica. Además, la deformación necesaria para producir fractura
después de cesar la presión hidrostática, a u m e n t a con el incremento
de la magnitud de la presión. Estos hechos indican que, en general, la
fractura no está determinada totalmente por el estado d e tensión o
por la deformación instantáneos. Bridgman no pudo hallar ninguna
función de tensiones sencilla que describiera los resultados por él ob-
tenidos.
BIBLIOGRAFIA
FRICCION INTERNA
a^-íL [8-1]
Él
donde
Í{' = c o m p o n e n t e no elástica de deformación defasada 90° con la
tensión ;
6i = d e f o r m a c i ó n elástica en fase con la tensión.
¿, = A 0 e x p (~/3t) [8-2]
S= 7RA [8-4]
1
C. WERF: " M o d e r n R e s e a r c h T e c h n i q u e s in Physical Metallurgy", pági-
nas 225-50, A m e r i c a n Society f o r M e t a l s , M e t a l s Park, Ohio, 1953.
2)8 FRICCION INTERNA
' Ir
18-61
fr
U n a m e d i d a d e la f r i c c i ó n i n t e r -
n a f r e c u e n t e m e n t e u t i l i z a d a es Q,
frecuencia
s i e n d o Q = ir/8. P u e s t o q u e en la
Fíe. 8-1.—Curva de resonancia. teoría de los circuitos eléctricos
la r e c í p r o c a d e e s t e v a l o r se l l a m a
la Q del circuito, se ha adoptado I s í m b o l o Q ~ x c o m o m e d i d a d e la
fricción i n t e r n a :
h-U
[8-7]
~7 "
oc= —u a.- —
¡x - ángulo da desfase w-2wt
r¡ - coeficiente de viscosidad e = —
at
¿1 = módulo dinámico tiempo -*•
FIG. 8-2.—Modelos de muelles y amor- Fig. 8-3.—Variación con el tiempo de
tiguadores para los sólidos de Voight la tensión y la deformación de los ma-
y Maxwell. teriales anelásticos, observándose el
efecto elástico diferido.
d e n c i a d e la f r e c u e n c i a d e la f r i c c i ó n i n t e r n a n o c o n c u e r d a c o n l a s e c u a -
c i o n e s p r e d i c h a s p o r l o s m o d e l o s . A d e m á s , l o s m o d e l o s n o e x p l i c a n la
d e p e n d e n c i a e n t r e el m ó d u l o d i n á m i c o y l a f r i c c i ó n i n t e r n a q u e s e o b -
serva en los m e t a l e s reales. Se h a n p r o p u e s t o v a r i a s m o d i f i c a c i o n e s d e
los m o d e l o s q u e h a n s i d o d e u t i l i d a d p a r a e l e s t u d i o d e l a s p r o -
p i e d a d e s m e c á n i c a s d e los p o l í m e r o s , p e r o q u e fallan al t r a t a r d e l o s
metales.
c i o n e s i m p l i c a d a s p u e d e n s e r d e l o r d e n d e 10~ 5 , p o r lo q u e s e p r e c i s a n
m e d i d a s m u y sensibles. D e s p u é s d e u n a d e f o r m a c i ó n inicial i n s t a n t á n e a
se p r o d u c i r á u n a f l u e n c i a g r a d u a l e n el m e t a l h a s t a q u e la d e f o r m a c i ó n
a l c a n c e u n v a l o r e s e n c i a l m e n t e c o n s t a n t e . E s t o s e p u e d e o b s e r v a r en
m u c h o s m e t a l e s a t e m p e r a t u r a a m b i e n t e , a u n q u e el e f e c t o e s m a y o r a
t e m p e r a t u r a s m á s a l t a s . C u a n d o c e s e la t e n s i ó n d i s m i n u i r á la d e f o r -
mación, p e r o q u e d a r á alguna d e f o r m a c i ó n r e m a n e n t e q u e irá desapa-
r e c i e n d o l e n t a m e n t e c o n el t i e m p o , a p r o x i m á n d o s e al v a l o r i n i c i a l . E s t a
d e p e n d e n c i a c o n el t i e m p o d e l a s d e f o r m a c i o n e s en la c a r g a y d e s c a r g a
es lo q u e s e h a l l a m a d o e f e c t o e l á s t i c o d i f e r i d o .
A l c o n s i d e r a r la r e l a c i ó n t e n s i ó n - d e f o r m a c i ó n p a r a u n m a t e r i a l an-
elástico, es m a n i f i e s t o q u e una
r e l a c i ó n l i n e a l c o n s t a n t e e n t r e es-
t o s d o s f a c t o r e s n o d e s c r i b i r á la
situación a d e c u a d a m e n t e . Igualan-
d o la t e n s i ó n y s u p r i m e r a d e r i -
tiempo v a d a c o n r e s p e c t o al t i e m p o , a la
d e f o r m a c i ó n y a la v e l o c i d a d d e
d e f o r m a c i ó n , se o b t i e n e u n a r e l a -
ción realista
ER T
"SEC. 8- ÂNILAITICIDAD
EU — ER
E5 = [8-12]
</ EUER
a ^ E , — ^ . 1 [8-13]
1 + CO-T
- = To exp [8-14]
ln (fi/U)
ÁH = R [8-15]
i/r,-i/r2
1
A. S. NOWICK: Internal Friction in Metals, en "Progress in Metal Physics",
vol. 4, pigs. 15-16, Pergamon Press, Ltd., Londres, 1953.
ntETKIl, —16
tiempo de relajación dado, el coeficiente de difusión de los
Atomos intersticiales viene dado por
D- [8-16|
36 r
d o n d e c 0 es el e s p a c i a d o i n t e r a t ò m i c o . La d e p e n d e n c i a e n t r e D y la
temperatura viene dada por
^ ^ AH
D = Da e x p - [ 8-17]
'F. T . WORRELL : / . Appi Phys., voi. 19, pág. 929, 1948, voi. 22, pás. 1257,
1951.
estudios efectuados sobre este proceso d e relajación h a n proporcio-
nado información sobre la solubilidad y difusión de átomos intersti-
ciales. En la sección 8-6 se considera este tipo de fricción interna.
0,75
0,35
0 100 200 300 400 SCO
t e m p e r a t u r a de medicidn 1 °C
'J. SNOEK: Physica, vol. 6, pág. 591, 1939. v o l . 8, pág. 711, 1941, vol. 9.
nás. 862. 1942.
8-7. Fricción interna termoelástica.—Los comportamientos térmi-
co y mecánico de los materiales son correlativos. La aplicación de pe-
queñas tensiones a un metal producirá una deformación instantánea
acompañada de un pequeño cambio en la temperatura. U n a extensión
de la probeta dará por resultado un descenso en la temperatura, mien-
tras que, por el contrario, una contracción producirá una elevación de
la temperatura. Este comportamiento recibe el nombre de efecto ter-
moelástico. Si la tensión aplicada no es uniforme en toda la probeta,
se establecerá un gradiente de temperatura, dando como resultado una
deformación no elástica adicional. Si la tensión no uniforme varía pe-
| riódicamente con el tiempo, se produce un gradiente fluctuante de tem-
I peratura. Cuando las variaciones de tensión se producen con una fre-
cuencia muy alta, de forma que no haya tiempo para que tenga lugar
un flujo apreciable de calor durante el ciclo de tensiones, el proceso
es adiabático. Bajo condiciones adiabáticas, no se produce ninguna pér-
dida de energía o amortiguamiento. Por otra parte, a frecuencias muy
bajas hay tiempo suficiente para el flujo de calor, manteniéndose un
equilibrio de temperatura en la probeta. Este es un proceso isotérmico
y durante él no se producen pérdidas de energía o calor. La conver-
; sión de energía en calor no es reversible en la región de frecuencias
| intermedias, y se observan efectos de fricción interna,
i La tensión n o uniforme puede originar corrientes térmicas macros-
cópicas que producirán máximos de fricción interna. U n a barra rec-
tangular a la que se imprime vibración transversalmente, se comporta
como un sólido lineal tipo (tiempo de relajación única). La temperatu-
ra aumentará en el lado de compresión de la probeta y disminuirá en
el lado de tensión de la misma. Por tanto, se produce un gradiente
; de temperatura alternativo a través del espesor de la probeta. Siempre
; que la frecuencia sea tal que dé tiempo suficiente para que fluyan las
| corrientes térmicas hacia atrás y hacia adelante y se produzca una
neutralización parcial del gradiente de temperatura, tendrá lugar un
proceso de relajación. Zener 1 ha demostrado que el tiempo de rela-
! jación es
i f 8-181
•D,
donde :
h = espesor de la probeta;
D, = constante de difusión térmica =
= conductividad térmica/fcalor específico) (densidad).
1
T . A. READ: Trans. A1ME, vol. 1 4 3 , pag. 30, 1 9 4 1 .
2
W . KÖSTER: Z. Metallk., v o l . 3 2 , pag. 2 8 2 , 1 9 4 0 .
3
N. F . M O T T : Phil. Mag., v o l . 4 3 , pdg. 1151, 1 9 5 2 .
es proporcional al producto de la longitud de dislocación por cen-
t í m e t r o cúbico y al c u a d r a d o de la longitud del bucle efectivo de un
segmento de dislocación,
-^LqcND [8-191
E
BIBLIOGRAFIA
<ru = Z p - [9-3]
I
Pe-0,002 fn
<to = — T — [9-4]
Ai
A =y (a + 2d) [9-7]
donde:
h = ancho de la probeta;
a = espesor en el centro de la probeta;
r/ = espesor de la sección transversal en los extremos de la pro-
beta.
= - [9-8]
9-9]
cro-f cru
VT [9-10]j
TABLA 9-2
Módulos de resiliericia elástica de varios materiales
Módulo de
Materiales E, Kg/mm' ¡r0, Kg/mm' restltencla VR
Kg/mm'
= [9-12]
0- = — = — —
A¡~ Aa A¡
Ai L0
De la Ec. [9-14] :
e = l n — = l n ( e + 1)
Lo
o bien
T-T—
L0
1
A¡
cr=—(e+l) [9-15]
"O
Pmix Pmáx ,
y
cr„ = crm exp ( - c „ ) [9-16]
É ^ l n ^ [9-19]
Au ¡
Deformación real de estricción localizada.—La deformación teal de
estricción localizada e„ es la deformación requerida para deformar la
probeta desde la carga máxima hasta la fractura:
A H
e« = ln [9-20]
A0 JV A
e = ln = ln • In = 2 ln [9-21]
Lo D2 Di
= C , - ( C t - C 2 ) exp ; 9-23]
TABLA 9-3
Valores de n y K para metales a la temperatura ambiente
Estado A",
Kií/mm1 not.
de carga m á x i m a .
dA dL dcr ^ de
A L cr 1+e
1 U n a excepción a esto es el c o m p o r t a m i e n t o d e l circonio l a m i n a d o en
frío, ensayado a 2 0 0 - 3 7 0 °C, e n el que la estricción se produjo c o n u n a d e -
f o r m a c i ó n de dos veces la d e f o r m a c i ó n a carga m á x i m a . Véase J . H . K E E L E R :
Trans. ASM, vol. 4 7 , págs. 1 5 7 - 9 2 , 1955, y la discusión de A . J . O P I N S K Y ,
págs. 189-90.
Por
da-
- = <T [9-24]
de
bien
dar a
[9-25]
de 1+e
(Tu
crm X '
L 1 -i-e
y, por tanto,
a,, = o~ „ [9-26]
1 -t- e,
'A. CONSIDÈRE: Ann. ponts et chaussées, vol. 9, ser. 6, págs. 574-775, 1885.
por tanto, la deformación en la cual se produce es numéricamente igual
al cociente de endurecimiento por deformación.
La inestabilidad plástica es, con frecuencia, importante en las ope-
raciones de conformación de chapa metálica, puesto que la deformación
para la cual empieza a producirse la localización de la misma es el
límite de conformación del metal. Lankford y Saibel 1 han determinado
el criterio de deformación localizada en el caso de una chapa sujeta a
fuerzas de tracción biaxiales (conformación por estirado), un tubo de
pared delgada sometido a presión interna y una chapa sometida a un
ensayo hidrostático de abombado.
a/R F a c t o r de B r i d g m a n F a c t o r de D a v i d e n k o v
0 1,000 1,000
V3 0,927 0,923
V?. 0,897 0,889
1 0,823 0,800
2 0,722 0.667
3 0,656 0.571
4 0.606 0,500
1
[9-28]
o> (\ + 2R/a)[\n(\+a/2R)]
A
1
presentan una estricción local
¡ pronunciada antes de la fractu-
; ra. La figura 9-8 muestra, en
\\
i forma esquemática, la distribu- \
Is
-- cobre
ción del alargamiento local a lo
j largo de la probeta. La distribu-
| ción exacta de la deformación
dependerá del metal, de la dis-
tancia entre puntos y de la forma ac« ro
de la sección transversal. En ge-
neral, cuanto más blando y dúctil Bridgm
sea el metal, se producirá una
' deformación más importante fue-
ra de la zona del cuello. También,
cuanto más corta sea la distancia
entre puntos, mayor será la in-
fluencia de la deformación loca-
lizada en el cuello sobre el alar- 0 0,5 1.0 1,5 2,:
gamiento total de la distancia deformación e —»•
entre puntos. Por tanto, para un FIG. 9 - 7 . — R e l a c i ó n entre el f a c t o r
material dado, cuanto más cor- de corrección de B r i d g m a n cr/cr av y
ta sea la distancia entre puntos la d e f o r m a c i ó n r e a l de t r a c c i ó n .
mayor será el alargamiento por (E. R. MARSHALL y M. C. SHAW
Trans. ASM. vol. 44, pág. 716, 1952.)
ciento. Por esta razón debe dar-
se siempre la distancia entre puntos al expresar el alargamiento p o r
ciento.
Está generalmente admitido que, con objeto de comparar las medi-
das de alargamiento obtenidas con probetas de diferentes dimensiones,
estas probetas deben ser geométricamente semejantes. La relación e n t r e
la distancia entre puntos y el diámetro debe ser constante. Las probetas
de tracción normalizadas tienen, en los Estados Unidos, las siguientes
dimensiones: diámetro, 0,505 pulg (12,827 m m ) ; distancia entre p u n -
tos, 2 pulg (50,8 m m ) . Por esto, L/D es o £,=4,51 «/A. Esta es la
base para las probetas de tracción de la A S T M relacionadas en la
T A B L A 9-5
0,505 2 3,97
0,357 1.4 3,92
0.252 1 3,97
0.160 0.634 3,96
io -4 io_í; i
velocidad de deformación, s e a " '
de d[ln ( ¿ / ¿ o ) ] 1 di v
|9-31]
É
=3T di T l t ' T
Esta ecuación indica que para una velocidad constante de la cabe/a, la
velocidad de deformación real disminuirá mientras la probeta experi-
menta el alargamiento. Para mantener una velocidad constante de de-
formación real, la velocidad de la cabeza debe aumentar proporcional-
mente al incremento de la longitud de la probeta. La velocidad de
deformación real de una probeta cilindrica está relacionada con el diá-
metro instantáneo D¡ por
de d[21n(A/£>¡)] 2
€ [9-32]
dt dt D¡ dt
lo de _ 1 de
[9-33]
L dt~l +e dt' l + e
1
A. NADAJ: " T h e o r y of F l o w a n d F r a c t u r e of Solids", vol. I, pdgs. 74-75,
M c G r a w - H i l l B o o k C o m p a n y , Inc., N u e v a Y o r k , 1950.
EC. 5 1
Sin embargo, la siguiente parece ser una relación 1 más general entre
la tensión de fluencia (límite elástico) y la velocidad de deformación
a temperatura y deformación constante:
o- = C( [9-35]
C.T
.1
->96°C c o temperatura ambiente
•o c
oO ^resistencia a la tracción
o o
o c
o c-
òs-
si-
c U) estricción
«o
tfl-o™
M
deformación e — temperatura —
Fie. 9-10.—Variación de las curvas Fie. 9-11.;—Variación de las propieda-
tecnológicas de tracción del acero des de tracción del acero con la t e m -
suave con la temperatura. peratura.
log (oVo-J
m= [9-36]
log (¿j/c,)
'C. ZENER y J. H . HOLLOMON: /. Appl. Phys., vol. 15, págs. 22-32. 19*4
. ^ .. r, . , M i « *
n a n m i preplidllife d« fricción del acero con la temperatura sc
m u e i t r i n en la figura 9-11. La resistencia mecánica a u m e n t a a) mismo
(iJmpo que la t e m p e r a t u r a se eleva sobre la ambiente. Alrededor de
los 4 0 0 ° F (200°C), el m á x i m o de la resistencia mecánica va acompa-
ñado de un mínimo en la ductilidad, debido al envejecimiento por de-
formación o fragilidad azul. La figura 9-12 m u e s t r a la variación del
limite elástico convencional con la t e m p e r a t u r a , en el tantalio 1 , vol-
framio, molibdeno y hierro, red cúbica c e n t r a d a , y en el níquel, red
100
Ni
1 Tr
-s 80 r
c
'8 60
/ //
7\
w/
40
20
I
1 Mo
/
Á
-200 200 400 600 800
temperatura, °C
donde:
£> = una energía de activación del flujo plástico, cal/mol.
= constante universal de los gases, 1,987 cal/(grado)(mol).
T = temperatura de ensayo, °K.
ar í AH \ I
= f y ¿ e x P ~f[j=~ ) ¡ 19-38]
AH
Z= éexp-^r 19-39]
1
Z E N E R y H O L L O M O N , op. cit.
2 J . H . B E C H T O L D : Trans. AIME, vol. 197, págs. 1469-475, 1953.
3T. A. TROZERA, O. D. SHERBY y J. E. DORN: Trans. ASM, vol. 49, pági-
nas 173-88, 1957.
4
C. W. MACGREGOR y ]. C. FISHER: J. Appl. Mech., vol. 13, págs. 11-16.
1946,
datos referentes al acero y el aluminio, en un intervalo grande de tem-
peraturas, pero con un número limitado de velocidades de deformación.
Más recientemente 1 se ha comprobado para los aceros suaves en un
mayor intervalo de velocidades de deformación.
Cuando la Ec. [9-38] se propuso por primera vez, se la interpretó
dándole mucha m á s amplitud que la que hoy se le concede. Se sugirió
que dicha ecuación representaba una verdadera ecuación mecánica de
estado, análoga a la ecuación de estado de un gas perfecto. El concepto
de la ecuación mecánica de estado 2 indica que la tensión de fluencia
de un metal es solamente función de los valores instantáneos de la
deformación, la velocidad de deformación y la temperatura, indepen-
dientemente de cuáles fueran las temperaturas y velocidades de defor-
mación anteriores. Dicho de otra manera, si un metal n o sufre un cam-
bio de fase o se modifica fundamentalmente su estructura metalúrgica,
se considera que podría llegarse a las mismas condiciones finales de
tensión de fluencia y deformación por diferentes caminos de velocidad
de deformación y temperatura, siempre que fuese satisfecha la ecua-
ción. [9-38]. Sin embargo, experimentos muy e x t e n s o s 3 , 4 , realizados
con aluminio, cobre, acero inoxidable y aceros suaves, han puesto de
manifiesto desviaciones apreciables con respecto al comportamiento
previsto por la ecuación mecánica de estado. Hoy está bien sentado que
la tensión de fluencia depende tanto de las condiciones anteriores de
temperatura y velocidad de deformación como de los valores instan-
táneos de la deformación, la velocidad d e deformación y la tempera-
tura. El fracaso d e la ecuación mecánica de estado se debe a que las
variaciones estructurales que se producen durante la deformación plás-
tica no solo dependen de la deformación, sino también de la velocidad
de deformación y d e la temperatura.
1
M A C D O N A L D , C A R L S O N V LANKFORD. op. cit.
2 1. H. HOLLOMON: Trans. A1ME, vol. 1 7 1 , p i g . 5 3 5 , 1947.
3
J . E . DORN, A . GOLDBERG y T . E. T I E T Z : Trans. AIME, vol. 1 8 0 , pigi-
na 205, 1949.
4
T . E. T I E T Z y J. E. D O R N : "Cold Working of M e t a l s " , pags. 163-79.
c - f . '
intervalos grandes de temperatura, pero le falta la información más
fundamental que puede proporcionar el ensayo de tracción con probeta
entallada, en el que está mucho mejor definido el estado de tensiones.
El ensayo de tracción con probeta entallada se ha empleado para los
aceros de alta resistencia, para estudiar la fragilización de los aceros
por el hidrógeno y para investigar la sensibilidad a la entalla de las
aleaciones para alta temperatura..
La figura 9-14 muestra los detalles geométricos de una probeta de
tracción entallada. La introducción de la entalla produce una condición
biaxial de tensiones en el fondo de la entalla y tensiones triaxiales en
el interior de la probeta. Como se indicó anteriormente, en la sec-
ción 7-2, la presencia de tensiones transversales en la entalla incre-
ii ar
D
a
Profundidad de la entalla, %
RER = 1 +
100
T A B L A 9-6
0 28.0 46.2 34 70
10 50,4 52,5 20 65
20 57,4 58,8 17 • 63
40 60,2 66.5 16 60
60 61.6 71.4 14 54
80 67.2 80.5 7 26
1
1 . R . KRAMER, P . D . GORSUCH V D . L . N E W H O U S E : Trans. A1ME, vol. 1 7 2 .
págs. 2 4 4 - 7 2 , 1947.
2 Este acero es equivalente al 52100 A I S I . F. M c X o z DEL C O R R A L : Revista
del Instituto del Hierro y del Acero, año 5, págs. 4 3 2 - 7 0 , 1952. (N. del T.)
minuyen el alargamiento y la estricción. Entre los 500° y los 300 °C se
formaron bainitas, también de finura creciente con el descenso de la
temperatura. Las bainitas formadas a las temperaturas más altas, de
estructura muy basta, tienen menos resistencia mecánica (resistencia a
la tracción y límite elástico) que las perlitas, m u y finas, formadas a las
temperaturas más bajas. La ductilidad (alargamiento y estricción) son
150 25
* *
K0 50
estricc' on
E y—o
,-v \7
fi*
/
"5,130 20 40
Ai
/
t
oc /
o" 120 30
o / ~ ~ V
t/í ^0
2 s
» 110 15 £ 2 0
1/ o
110 \A U
í
alargam iento
J | 10
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c \ /
// \\ \ / 0
•o
o 01
o 90
o
\ / JÁ 10 | 0
/ \
o / \
o 80 t
o
O \! res stencia a l< tracción
c A.
«I
« 70 /
/
i
60 /
/
o" limite el dstico
50 0
300 ¿00 500 600 7 00
temperatura de descomposición isotérmica,en °C
FTC. 9-17 a.—Relación entre las propiedades de tracción de un acero
F-131 I . H . A . y la t e m p e r a t u r a de t r a n s f o r m a c i ó n isotérmica. (F, M U Ñ O Z
D E L C O R R A L , Revista I.H.A., año 5 , pág. 4 5 4 , 1 9 5 2 . )
dureza Rockwell C
12 25 31 38 43 47 52
/
260
240
.-220
u>
a /
3 200 /
/ /
c 180 —
•o
§ 160
u
O 140
•
.2
u 120
| 100 y
<>
S
/
80 //
60
40
1CC 2C0 300 400 500
dureza Brincll
Fie. 9 - 1 9 . — R e l a c i ó n entre resistencia a la t r a c c i ó n y dureza para ace-
, ., ros templados y revenidos, recocidos y n o r m a l i z a d o s . (SAE Handbook.)
i ,
se emplean en el estado de temple y revenido. El estudio de las pro-
piedades de tracción de estos aceros conduciría a una gran confusión
si no existiesen ciertas generalizaciones aplicables a los resultados 4 , 5 .
En. los aceros de baja aleación, con contenidos de carbono de 0,3
'"a 0,5%, templados a una estructura con, prácticamente, 100% de mar-
$ tensita y luego revenidos para alcanzar resistencias a la tracción de
Y 'I. H. HOLLOMON y L. D. J A F F E : Trans. AI ME, vol. 1 6 2 , pág. 2 2 3 , 1945
2R. A. GRANGE y R. W . BAUGHMAN: Trans. ASM, vol. 4 8 , págs. 165-97,
1956.
• 3 L . D . J A F F E y E . G O R D O N : Trans. ASM, vol. 4 9 , págs. 3 5 9 - 7 1 , 1 9 5 7 .
U 4
E . J . JANITSKY y M . B A E Y E R T Z : " M e t a l s H a n d b o o k " , págs. 5 1 5 - 1 8 , A m e -
«can Society f o r M e t a l s , M e t a l s P a r k , O h i o , 1939.
• ' S VV. G . P A T T O N : Metal Progr., vol. 43, págs. 7 2 6 - 3 3 , 1 9 4 3 .
entre 70 y 140 K g / m m 2 (100 000 a 200 000 psi), todas las propiedades
de tracción ordinarias tienen valores relativamente bien determinados
que solo dependen de la resistencia a la tracción. Dicho de otra manera,
las propiedades de los aceros de esta importante clase no dependen
fundamentalmente de la cantidad de elementos de aleación, contenido
de carbono entre los límites citados, o temperatura de revenido. Con-
viene notar que esta generalización no quiere decir que dos aceros alea-
dos darán las mismas propiedades con el mismo tratamiento de reveni-
temperatura de revenido, ° F
FIG. 9-20.—Propiedades de t r a c c i ó n del acero SAE 4340 (al Cr-Ni-Mo).
templado y revenido, en f u n c i ó n de la temperatura de revenido. B a r n tas
de 1 pulg de d i á m e t r o c o n temple martensítico completo.
_ i _ i ;—
400 dure 2Q Brinell s.v . -
!
Tí
300 200 £
. o
1S0 |
160 yt
200
1 — 1 4 0 Í»
^ Ifmite elás ico •O
.N^s!
120 I
-roí
ico i
aceros de baja aleación
con 0,30 a 0,50 % de C,
70 '/A', templados y revenidos
'/A k - f -
m
:o so
i fe
- F zet fe fe >ri.
i
50 «stri :ción r q fe vz
•7T- - — 3Z g>
o
** Ó
40 '•alargamiento V *
-a
^
—
r4^ , o
30 1 t \
100 140 o
120 160 180 200 a
resistencia a la tracción (1000 psi)
FIG. 9-21.—Relaciones entre las propiedades de tracción de aceros de
baia aleación t e m p l a d o s y revenidos. ( W . G . P A T T O N : Metal Progr.,
vol. 43, pág. 726, 1943.)
ángulo, grados
F i e . 9 - 2 2 . — R e l a c i ó n e n t r e la estricción y el á n g u l o entre l a dirección
longitudinal de f o r j a y e l eje de la probeta. ( C . W E L L S y R . F . M E H L :
Trans. ASM, vol. 41, pág. 753, 1 9 4 9 . )
BIBLIOGRAFIA
i
CAPITULO 1 0
EL ENSAYO DE TORSION
[10-1]
292
Pero f r*dA es el momento polar de inercia del área de la sección
con respecto al eje de la barra, por lo que
T¿
M7 =
r
o bien
MTr
T— [10-2j
~ r
en donde:
T = tensión cizallante,
M7-=momento de torsión,
r = distancia en la dirección del radio, medida desde el centro,
/ = momento polar de inercia.
r
r= [10-4]J
1
*r(D,«-D 2 <)
en donde:
Di=diámetro externo del tubo,
Z) 2 =diámetro interno del tubo.
•
siguiente. A u n q u e el procedimiento descrito i n t r o d u c e un e r r o r con-
siderable, el módulo d e t e r m i n a d o es generalmente suficiente para com-
parar y seleccionar materiales. Para determinar el módulo de rotura
con probetas tubulares, la relación entre la distancia entre puntos y
el diámetro debe ser aproximadamente igual a 0,5 y la relación de
diámetro a espesor entre 10 y 12.
Dentro de la región elástica, se puede considerar que la tensión ci-
zallante es proporcional a la deformación de cizallamiento. La cons-
tante de proporcionalidad G es el módulo de elasticidad en torsión o
módulo de rigidez
T = GY 110-6J
[10-7]
JO
F i c . 1 0 - 4 . — E s t a d o de tensiones en la torsión.
(ai (¿i
! ' 1 A. S A U V E U R : Proc. ASTM, vol. 38, 2.' parte, págs. 3-20, 1938.
tensión cizallante en función de la deformación de cizallamiento. Este
tipo de curva es una fase más exacta para caracterizar el comporta-
miento plástico que una curva tensión-deformación determinada en
tracción. En torsión se pueden obtener valores mucho mayores de la
deformación, sin complicaciones tales como la estricción localizada,
en tracción, o el abarrilamiento debido a los efectos de fricción, en la
compresión. Además, en la torsión se pueden realizar fácilmente ensa-
yos a velocidades constantes o elevadas. Por otro lado, es muy traba-
joso transformar los datos par-ángulo en curvas de tensión cizallante en
función de la deformación de cizallamiento. Además, habrá un fuerte
gradiente de tensión a través de la sección, a menos que se empleen
probetas tubulares. Esto hace difícil la determinación exacta del límite
elástico convencional.
Seguidamente se comparan los ensayos de tracción y de torsión en
términos de los estados de tensión y deformación desarrollados en cada
ensayo:
«1
£inix = £ 1 y e2 = €3 = fimáx = £1 = — £3 ¡ e2 = 0
36.
Vmdx = senh 7máx = ei - e 3 = 2e,
2
ñ
[(O-,-O- 2 ) 2
+ (a,-a-})2+ (o-i-o-,1 2 ] 1 ' 2
¿ - [ W W + e/)!"2
& = o-¡ (T = \ / 3<X|
- 2 y
( ¿I £ - £1
s'*
F i c . 1 0 - 6 . — E f e c t o de la relación T m á , / o - m í x e n la d e t e r m i n a c i ó n de la
ductilidad. (Según Gensamer.)
RIRUOO.UAnA
EL ENSAYO DE DUREZA
Debe hacerse notar que las cifras Bn ell tienen dimensiones de Kg 'mm2,
pero no son un concepto físico satis: tetorio porque la Ec. [11-1] no da
la presión media sobre la superficie le la huella. La huella no es exac-
tamente un casquete perteneciente . una esfera de diámetro D, como
supone la fórmula, ni es necesariam nte un casquete esférico.
De una manera general, solo es instante la cifra de dureza Brinell
de un material para una misma car; aplicada y el mismo diámetro de
la bola. Se ha demostrado que para obtener el mismo valor de dureza
Brinell con una carga que no sea la specificada, es necesario mantener
una relación de semejanza geométnca. Esta exige que la relación de
los diámetros de la huella y de la bola d'D sea constante. Basta man-
tener P/D2 constante para que, en primera aproximación, se cumpla
la ley de semejanza.
El mayor error que se introduce en las mediciones de la dureza
Brinell proviene de la determinación del diámetro de la huella. Se
supone que el radio de curvatura de la huella es igual al radio de la
bola cuando ambas están en contacto bajo carga, pero, debido a la
recuperación elástica, al descargar la huella resultante tiene un radio
de curvatura más grande que el de la bola, aunque dicha huella siga
P----- k 11-3]
en la que:
C = jfe.Di»'-2 = k:D2"' 2
= k,Ds"''2... :{;
UN
Cdf C d z C d f
p=. [114]
D,"'-2 D / - 2
[11-5]
D
veremos que, puesto que d/D debe ser constante para que se cumpla
la ley de semejanza, la relación P/cP también debe ser una constante.
Como P/cP- es proporcional a la dureza Meyer, se llega a la consecuen-
cia de que si las huellas son semejantes se obtendrá siempre la misma
cifra de dureza Meyer. La Ec. [11-4] puede también escribirse en la
forma
P i d V
-=C\~) [11-6]
D2 D
•O
(ai ib)
'TABOR, op. cit., págs. 6 7 - 7 6 : }. Inst. Metals, vol. 79, pág. 1, 1951.
que existe una semejanza en la forma de la curva de fluencia y la ob-
tenida cuando se mide la dureza Meyer en cierto número d e probetas
que han sufrido deformaciones plásticas crecientes. El m é t o d o es fun-
damentalmente empírico, porque la compleja distribución de tensiones
en la huella de dureza excluye cualquier relación inmediata con la dis-
tribución de las tensiones en el ensayo de tracción. El método, a pesar
de ello, ha proporcionado resultados bien concordantes para diversos
metales y puede ser de interés para obtener la curva de fluencia cuando
no se puedan realizar ensayos de tracción. La tensión real (de fluencia)
se obtiene de la Ec. [11-8], con-
siderando que o-0 es la tensión
de fluencia para un valor dado
de la deformación real
Dureza M e y e r = p m = 2,80-0
6= 0 , 2 - [11-9]
1
R. E. LENHART: WADC Tech. Rept. 55-114, junio, 1955.
"308 EL RAYO ICAP.
2 P s e n (9/2) 1,854?
Dureza Vickers = [11-10]
U L1
en la q u e :
P = c a r g a aplicada en kilogramos,
L = m e d i a de la longitud de las dos diagonales en milímetros.
0 = á n g u l o formado por las caras opuestas de la pirámide dia-,
mante = 136°.
1 E l g r á f i c o C h a r t 2 8 , de la W i l s o n M e c h a n i c a l I n s t r u m e n t s Co., para m e -
BIBLIOGRAFIA
[12-4]
O" máx
dan valorarse debidamente los dat >s existentes. Puesto que la duración
en fatiga y el límite de fatiga son cantidades estadísticas, es lógico
esperar grandes desviaciones con respecto a una curva media deter-,
minada con solo unas pocas probetas. Hay que pensar en la probabi-,
lidad de que una probeta alcance determinada duración a una tensión ;
dada, o en la probabilidad de falla a una tensión dada, próxima al límite,;
de fatiga. Esto requiere ensayar un número de probetas mucho más;""
considerable que el que se empleaba en el pasado para poder hacer.-,
las estimaciones de los parámetros estadísticos 1 . La representación de
los datos de fatiga debería ser tridimensional, estableciéndose una su- .
perficie que relacionase la tensión, el número de ciclos y la probabili-f;
dad de falla. La figura 12-4 muestra la forma en que esta representación|
en tres dimensiones puede llevarse a un gráfico ¿¡dimensional. rg
I "
'I 1
H . M U L L E R - S T O C K : Mitteihtng Kohle- u. Eisenforsch. C. m. b. H„ J
g págs. 8 3 - 1 0 7 , 1 9 3 8 .
I; 2
A . M . F R E N D E N T H A L y E . J. G U M B E L : J. Am. Statist. Assoc., vol. Vy
l¿ ginas 5 7 5 - 9 7 , 1 9 5 4 .
3
W . W E I B U L L : / . Appl. Mech., vol. 1 8 , nüxn. 3 , págs. 2 9 3 - 9 7 , 1 9 5 1 .
4
f. 1 - T . RANSOM, discusión en ASTM Spec. Tech. Publ. 121, págs.
I 1952.
' ello, como puede verse en la figura, se observan diferencias considera-
bles en el límite de fatiga determinado para el acero por el hecho de
que las curvas se basan en datos insuficientes.
Para determinar el límite de fatiga de un material hay que acept a r
que cada probeta tiene su propio límite de fatiga, una tensión a la q Ue
6 2 ¡O 9175384
80 000
70000
60 000 —
l/l
a
50 000
n ú m e r o de ciclos
BIBLIOGRAFIA
4
j
ji
II
I
]