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La aventura de Viernes
Vicente Gerbasi fue miembro fundador del grupo literario Viernes, que se formó en
1937. Esta agrupación comenzó como una peña literaria que se reunía en un bar “entre
las esquinas de La Bolsa y La Pedrera, calle oeste 4, Nº 21, en un modesto bar lleno de
soledad, con su patio verde y rincones oscuros”. Viernes lo conformaron, entre otros,
Otto de Sola, Luis Fernando Álvarez, Fernando Cabrices, José Ramón Heredia, Ángel
Miguel Queremel, Pascual Venegas Filardo, Oscar Rojas Jiménez, Rafael Olivares
Figueroa y Pablo Rojas Guardia. En Viernes convivieron escritores de distintas
generaciones, con diferentes intereses y formas de pensar, su apuesta fue al diálogo, a
poner el foco en los puntos de encuentro. Viernes removió y refrescó la escena literaria
nacional, tomó la tradición de nuestro país y sintonizó con las tendencias estéticas de la
época que marcaban la actividad creativa fuera de Venezuela. Este grupo fue el primero
que estableció contacto y diálogo creativo con poetas extranjeros: los casos de Leo
Ulrich y Humberto Díaz-Casanueva ilustran ese propósito.
Viernes también llevó adelante una corta pero fructífera actividad editorial. En 1939
circuló el primer número de la revista Viernes. Gerbasi fue director-fundador y llevó las
riendas de los tres primeros números. Luego, Vengas Filardo tomó la responsabilidad de
la revista. En total circularon 22 números: 14 volúmenes y ocho plaquettes.
En aquella entrevista de 1966, Gerbasi también habló de la aventura del grupo Viernes:
“Nos reuníamos en un bar que estaba entre las esquinas de La Bolsa y La Pedrera. El
dueño, aparte de ser un magnífico barman, era aficionado a la literatura, y cuando se dio
cuenta de que nos reuníamos para hablar de poesía (especialmente los días viernes) él le
cambió el nombre al bar, y lo llamó entonces La Peña.
Nuestras reuniones consistían en un seminario de poesía. Se hablaba de ese tema, hasta
con un sentimiento crematístico. Nosotros teníamos ideas nuevas, una concepción
estética distinta. Considerábamos que la generación del 18, y luego la del 28, habían
logrado una importante renovación de la poesía. Pero en ese momento nosotros
pensábamos que Venezuela todavía no había asimilado las más nuevas corrientes de la
poesía universal, y muy especialmente el surrealismo, que en Europa, para el año 26
había llegado a su apogeo.
El grupo se formó con un espíritu creador, que tal vez no lo había habido en grupo
literario alguno del país. A nosotros se nos trató un poco como autobombistas (¿esa
palabra existe? Bueno, sí, autobombista) por el hecho de que comentábamos nuestras
propias obras. Criticar lo que estábamos haciendo, especialmente en la página de arte,
que dirigía Venegas Filardo, en El Universal. Después creamos nuestra propia revista,
Viernes, que yo dirigí en sus primeros números. Después esa revista pasó a manos de
Venegas Filardo.
En la generación de Viernes consideramos como maestros a Fernando Paz Castillo, a
Ramos Sucre, a Rodolfo Moleiro”.