Vous êtes sur la page 1sur 3

Nuestros primeros navegantes

Capitán Federico Freytes, arqueólogo Fundación Educativa Caribe Arqueológico

Como todos sabemos, vivimos en una isla, rodeada de agua por todas
partes. En estos tiempos tan ajetreados, donde nuestra vida se ve marcada por
los autos, los aviones, la Internet, la televisión, y tantas cosas modernas, a
veces nos olvidamos de nuestra relación con el mar. Sin embargo, a través de
nuestra historia hemos tenido una relación muy íntima con el ambiente marino,
como medio de subsistencia, de transporte, de recreación, de defensa, de
comunicación, y hasta de veneración, entre otras cosas. Nuestras costas
guardan historias de asombrosos viajes indígenas, terribles batallas navales,
tesoros hundidos, piratas, corsarios, contrabando, huracanes feroces, héroes,
villanos, pasión y muerte, por mencionar unos pocos temas. En esta nueva
columna del periódico La Regata, estaremos presentando brevemente algunos
de los más fascinantes sucesos acontecidos como resultado de nuestra relación
con el mar en el transcurso de nuestra historia.
¿Cómo llegaron los primeros habitantes a la isla de Puerto Rico?
Lógicamente, por el mar, navegando. Nuestros primeros nautas se lanzaron a
viajes audaces en busca de nuevas tierras, en embarcaciones a remo fabricadas
de un solo tronco de árbol ahuecado por dentro, en tiempos en que no había
cartas náuticas, brújulas ni sistemas de navegación. Canoas que podían
contener desde uno hasta múltiples pasajeros, con agua, comida, objetos
personales, y en ocasiones animales, semillas y plantas. Sus viajes podían
durar días, semanas, meses o años, deteniéndose de isla en isla desde
Suramérica a través de las Antillas Menores, desde Florida a través de Cuba y
Las Bahamas, y posiblemente incluso desde Centroamérica, atravesando el Mar
Caribe.
Nuestros primeros habitantes llegaron a las costas de Borinquen hace
aproximadamente unos 4,500 años, quizás más. Navegaban valiéndose de
conocimientos ancestrales basados en el viento, la corriente, el sol, la luna, las
estrellas, las estaciones, y el entorno natural en general. Los conocemos como
indios arcaicos, y eran cazadores, recolectores y pescadores, que hasta donde
sabemos, no practicaban la agricultura, o la utilizaban muy poco. La pesca de
peces, mamíferos marinos, y moluscos como el carrucho y el burgao, eran una
parte importantísima en su modo de subsistencia. De hecho, el consumo tan
extendido del carrucho y el burgao en Puerto Rico y las Antillas, se lo debemos a
la supervivencia ancestral de esta práctica iniciada por los arcaicos.

Indios americanos navegando, grabado de Girolano Benzoni, 1565.

Las actividades de los arcaicos estaban principalmente circunscritas a las


cercanías de la costa y el entorno marítimo. No establecían aldeas
permanentes, sino que se mantenían en constante peregrinaje en busca de
alimentos, utilizando espacios de habitación temporeros. Y cuando por alguna
razón, el movimiento hacia otras islas era requerido…nuevamente al mar a
remar.
Los arcaicos sembraron la primera semilla en lo que sería la larga ruta
hacia el puertorriqueño de nuestros días, verdaderamente nuestros primeros
capitanes y marineros. Ni la fuerza de los elementos, ni lo limitado de su
tecnología, ni el miedo a lo desconocido fueron capaces de detenerlos. Su
forma de vida y medios de subsistencia, que conocemos gracias al registro
arqueológico, evidencian un profundo respeto por el medio ambiente, el entorno
marítimo, y la vida en general. Podemos aprender mucho del ejemplo de estos
ilustres marineros, en ruta a lograr un mejor equilibrio con nuestro entorno, que
nos ayude a preservar ese ambiente marino que tanto amamos.
En nuestra siguiente columna, veremos qué migraciones siguieron a las
de los arcaicos, y qué cambios se suscitaron como consecuencia de ello y su
relación con el mar. Será hasta la próxima, valientes amantes del mar.

Preguntas y/o comentarios escriba a


fund.edu.caribe.arqueologico@gmail.com

Comentarios posteriores

Según observaciones del arqueólogo Jaime Pagan, ciertas aseveraciones


planteadas en este artículo están en entredicho en base a nueva evidencia
arqueológica. Novedosos estudios realizados recientemente, que determinan el
tipo de plantas que eran machacadas y maceradas mediante el uso de
herramientas líticas, sugieren que los arcaicos practicaban la agricultura de
manera mucho mas extensiva de lo que hasta ahora se había creído (estudios
de presencia de almidones vegetales en herramientas de piedra o en vasijas de
cerámica, agradezco comunicación verbal del Dr. Pagan).
En adición, estudios arqueológicos en sitios como el yacimiento Maruca,
en Ponce (arqueólogo Miguel Rodríguez), determinaron la presencia de posibles
huellas de postes, que pudieron haber sido parte integral de estructuras
habitacionales, quizás de carácter permanente o semipermanente, con lo que
también quedaría cuestionada la premisa del nomadismo arcaico. Sobre estos
temas abundaremos en el futuro.

Vous aimerez peut-être aussi