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El
motor insostenible de la sociedad de
consumo
Por supuesto, este es un hecho nunca reconocido por los fabricantes, pero
que, no obstante ha calado y forma parte de nuestra actual sociedad de
consumo actuando como motor de la misma.
Poco a poco, los consumidores nos hemos acostumbrado a asumir que las
cosas cada vez duran menos. Tendemos a escuchar frases como “estos
motores ya no son como los de antes”… “las chapas de antes sí que eran
resistentes y no las de ahora”…
Y hay mucho de cierto en ellas. En los inicios de la revolución industrial, y
hasta principios del siglo XX, los fabricantes buscaban, como cualidad
inherente a sus artículos, la durabilidad. Cuanto más resistente al paso del
tiempo era un producto, mayor era la valoración obtenida por los
consumidores, mayor prestigio para la marca.
Pero las cosas empiezan a cambiar en los años 20 cuando los fabricantes
empiezan a concebir un nuevo modelo económico y productivo no basado en
la durabilidad.
Con la aparición del American Style Life, a partir de los años 40 y 50,
favorecido por los medios de comunicación, especialmente la televisión y la
publicidad, la Sociedad, la mentalidad de los consumidores ha cambiado. Los
consumidores, empiezan a poner en valor otras cualidades de los productos,
más basadas en el consumismo y en la moda que en las cualidades de
duración, dejando a un lado valores como la resistencia al tiempo de los
artículos.
Se adquieren artículos no siempre tanto por necesidad como a veces por puro
consumismo. Este modelo se extiende a Europa una vez superada la II guerra
mundial, y actúa incluso como motor de la recuperación económica.
Todo esto se acentúa en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI,
favorecido sin duda por el crecimiento de las economías en los países
desarrollados. Pese a los ciclos de crisis habituales, el crecimiento económico
en este período en los países desarrollados ha sido más o menos continuado.
Esto ha favorecido el “sostenimiento” de un sistema económico basado en el
agotamiento y la explotación de los recursos y cuyo motor ha sido la
obsolescencia programada.
Según WWF, necesitamos 1,44 planetas como el planeta Tierra para mantener
nuestro actual nivel de vida en el futuro. Es decir, estamos agotando el
crédito y los recursos que la naturaleza nos da, y lo peor, lo estamos haciendo
en menos de un siglo.
Es obvio que algo no marcha del todo bien. Evidentemente ese crecimiento es
absolutamente insostenible. Algo tiene que cambiar. Debemos buscar otros
nuevos modelos de crecimiento que no se basen en el agotamiento y
explotación de los recursos naturales y también de las personas.
La crisis actual está poniendo de manifiesto el agotamiento de este modelo
expansivo tal y como lo hemos conocido. No podemos seguir creciendo de
manera insostenible.
http://concienciaresponsable.blogspot.com/2011/01/rse-obsolescencia-programada-el-
motor.html