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BIBLIOTECA

AUTORES ESPAÑOLES.
BIBLIOTECA

DESDE LA FORMACIÓN DEL LENGUAJE HASTA NUESTROS DÍAS.

POETAS LÍRICOS PE LOS SIGLOS XVI Y XVIL


COLECCIÓN ORINADA

POR DON ADOLFO DE CASTRO.

TOMO PRIMERO.

MADRID.
M. RIVADENEYRA— EDITOR — IMPRESOR.
SALÓN DEL PRADO, 8.

1854.
p

Los poetas líricos españoles de los siglos xvi y xvn, cu vas obras se encierran en es-
te volumen, son
Garcílaso de la Vega. Francisco Pacheco.
Gutierre de Cetina. Francisco de Rioja.
Don Diego Hurtado de Mendoza. Don Juan de Arguuo.
Cristóbal de Castillejo. Pedro de Quirós.
Fernando de Herrera. Juan de Salinas.
Don Francisco de Medrano. Baltasar del Alcázar.
Pablo de Céspedes. Don Luis de Góngora.

El segundo tomo de esla colección contendrá las composiciones de Jáuregui , de


Espinosa de Trillo délos dos hermanos
, , Leonardos, de Villegas, de Jacinto Polo,
del conde de Rebolledo y de otros ingenios no menos ilustres terminando con una ,

flore ;ta de varia poesía, donde se hallarán los escritos mas selectos de Boscan, de

Aldana de Figueroa de Acuña de Gil Polo, de Solís, de Cáncer, de Salazar y de-


, , ,

más autores distinguidos en aquellos tiempos.


Aunque de poetas de los siglos xvi y xvn, no forman parte de esla colección las
obras líricas del bachiller Francisco de la Torre, de fray Luis de León, de santa Te-
resa, de san Juan de la Cruz, de Lope de Vega y de don Francisco de Quevedo. En
otros lomos de la Biblioteca de Autores Españoles se encontrarán con sus demás es-
critos ó con los de sus primitivos editores.
En el presente volumen se ha procurado guardar el mejor orden posible. Garcílaso
con Cetina y don Diego Hurtado de Mendoza, sus imitadores en seguir la forma ar-
tística de los griegos, latinos é italianos, ocupa el lugar preferente. Castillejo, el sus-

tentador de la antigua y encantadora manera de la poesía castellana va en pos de ,

estos autores como protesta contra la nueva escuela literaria. Herrera, que quiso
,

perfeccionar la obra de Garcílaso dando un lenguaje poético á España, así como die-
ron á Italia el suyo felicísimos ingenios, va acompañado de sus discípulos ó imitado-
res, Céspedes, Pacheco, Medrano, Rioja, Arguuo y Quirós. Alcázar y Salinas perte-
necieron á escuela de Herrera, Rioja y Arguuo; por eso van sus obras en este vo-
la

lumen, si bien sus formas no pueden ser iguales á las que tienen las poesías de sus
maestros, los cuales se dedicaron á asuntos filosóficos ó amatorios , y no á festivos y

fc
vi PROLOGO.
ligeros.Góngotu, gran admirador de Garcilaso y deseoso de adquirir, como Herrera,
un lenguaje poético para que en él hablasen las musas españolas, cierra, y no se diga
con llave de oro , el primer volumen de los poetas líricos de los siglos xviy xvn.
Al frente de casi todas las colecciones de auto-
de poesías se leen juicios críticos
res notables. No son todosque existen, sino tan solo los que he juzgado mas im-
los
portantes á mi propósito. Creo que el lector verá con agrado los pareceres de Her-
rera, de Lope de Jáuregui, de Rioja, de Saavedra y de otros críticos no menos in-
,

signes, tales como Velazquez, Jovellanos, Várgas-Ponce y Marchena.


He procurado huir de ios vicios en que incurrimos facilísimamente los que nos de-
dicamos á estudios bibliográficos. Por muy mala que sea la obra inédita de un autor,
nunca nos parece tanto, que la reputemos indigna de ver la luz pública; antes que-
remos parecer noticiosos en papeles antiguos que amadores leales del honor literario
del hombre ilustre cuyas obras damos nuevamente ala estampa. Muy parco hesido en
la publicación de poesías inéditas porque, si de los yerros en los escritos que se han
;

impreso por autor alcanza á este, y solo á este, el descrédito, de los que se hallan
el

en trabajos no publicados solo al editor debe pertenecer el vituperio. Un escrito iné-


dito es un secreto confiado ó adquirido que existe entre muchas ó pocas personas.
Quien lo hace patente al público, sabiendo que puede redundar en mengua de su au-

tor, no merece el nombre de amigo que cela nuestra honra, sino de amigo que la ven-

de con el género de traición que se llama imprudencia. Parco he sido también en las
notas con que he intentado ilustrarlos textos. Las muchas que los acompañan no son
hijas de un deseo de afectar erudición, pues, como se verá, casi todas se reducen á
variantes en ediciones y códices. La purificación de los textos ha sido el objeto es-
pecial de mis investigaciones y diligencias. Viciados en las ediciones primitivas, han
corrido y aun corren llenos de errores de gramática y faltos de sentido en muchos lu-
gares.
Ya no se leerá, por ejemplo, en Garcilaso:

j Oh náyades de aquesta mi ribera


Corriente moradoras! oh napeas,
Guarda del verde bosque verdadera!
Alce una de vosotras, blancas deas,
Del agua la cabeza rubia un poco;
Así ninfa jamás en tal te veas,

sino el texto corregido , tal como lo escribió ó debió escribirlo su autor

¡Oh náyades de aquesta mí ribera,


Corrientes moradoras! oh napea,
Guarda del verde bosque verdadera!
Alce una de vosotras, blanca dea,
Del agua la cabeza rubia un poco;
Así ninfa jamás en tal se vea.

El famoso madrigal de Gutierre de Cetina ,


que empieza
Ojos claros serenos,

ha corrido hasta ahora impreso con falta de dos versos ,


por lo cual estaba oscurísimo

en el concepto. Se han restituido estos á su lugar, y la poesía gana doblemente en


mérito.
Góngora cuyos pensamientos ó veces se presentan mas impenetrables de lo que su
,
PROLOGO. ni

autor pretendió, á causa de los yerros de los impresores, podrá leerse ya con mayor
provecho. No se hace decir al ilustre cordobés, como los demás editores :

Si eres del amor cautivo,


Desde aquí puedes volverte;
Que me pedirán por voto
Lo que entendí que era suerte

en vez de leer con Gracian y el buen sentido :

Que me pedirán por hurto


Lo que entendí que era suerte;

ó por voto, según la edición de Pedro Verges.


Ya no se afea un romance bellísimo con poner estos cuatro versos faltos de un re-
lativo, sin el cual forman solo un laberinto de palabras :

Resiste al viento la encina


Mascón el villano pié;
Que con las hojas corteses
A cualquier céíiro cree;

habiendo escrito su autor


Que con las hojas corteses,
Que á cualquier céfiro creen.
Donde puso el descuido
Que á todas ellas hacen
Igual sombra la fuerza,
Lo dulce de la voz
La razón de las quejas,

se lee hoy igual sabrosa fuerza.


Por último, Góngora dice contra su voluntad :

Llegaos á orealla;

Pero no tan cerca,


Que llevéis suspiros,
Y ha corrido á ella;

cuando escribió
Pero no tan cerca,
Que llevéis suspiros
Que han corrido á ella.

En el lugar respectivo délas obras de Castillejo se pone lo que mandó la Inquisición


que se borrase en mujeres y en el Sermón de amores, si bien en esteno
el Diálogo de las

con toda la perfección que fuera de desear, por ser tan malas y estar tan contraria-
mente adulteradas las ediciones primeras que hemos visto.
En Herrera se sigue el texto tal como lo corrigió su autor en los últimos años de
su vida. Pónense, sin embargo, las vanantes de todas las poesías que publicó en su
colección y en las notas alas obras de Garcilaso. Así verán los curiosos la manera con
que el divino poeta castigaba sus versos.
Aunque mucho lo que he trabajado y aun conseguido en la purificación de los
es
textos, algo queda todavía para los que con talento, erudición y práctica se dediquen
á restaurar las obras de los ilustres poetas líricos españoles. Sus advertencias tendrán
para mí un valor grandísimo, pues con ellas podré rectificar en el segundo volumen
de esta colección los errores que no haya observado al formar el preserve. En ello
no hago abstracción de mi amor propio, porque el amor propio de un colector de
van PROLOGO.
obras de autores antiguos debe consistir en presentarlas libres de yerros, consiga el
objeto por sí solo, consígalo con el auxilio de los que mas saben.
Preceden á en este tomo algunas noticias de vidas de poetas, va-
las poesías inclusas
rias como fueron los caracteres y las profesiones de los mismos. La de Garcilaso déla
Vega es propia de un perfecto caballero andante la de don Diego Hurtado de Mendo-
;

za, de uno de los primeros políticos de Europa en los modernos siglos; la de Góngora,
de uno de los satíricos mas maldicientes.
De otros poetas muy poco se sabe ; sus noticias apenas pasan de lo que declaran
sus escritos. Si algún curioso tuviere algunas para mí no conocidas, adonde no haya
llegado mi diligencia, allí pueden ejercitarse sus conocimientos y estudios en pro

de la historia literaria de España. Pronto estoy á enmendar yerros y mi falta de no-


ticias.

Antes de concluir este prólogo no debo pasar en silencio los favores que he debi jo
á varios de mis ilustrados amigos, y especialmente á los señores don José María de
Álava, catedrático de la universidad de Sevilla, don Juan José Bueno, ilustre poeta
sevillano,y don Joaquín Rubio, individuo correspondiente de la Real Academia de la
Historia primero poniendo en mi poder un antiguo códice de las poesías de Gutierre
; el

de Cetina, el segundo prestándose á evacuar citas en manuscritos de la biblioteca Co-


lombina, y el tercero facilitándome con mano franca los inagotables tesoros de su ex-
celente librería.
El señor don Aureliano Fernandez Guerra y Orbe erudito ilustrador de las obras
,

de Quevedo, también me ha honrado con noticias de un códice que conserva en el ,

cual declara Góngora las poesías que fueron hijas de su ingenio, excluyendo las que
la ignorancia le atribuyó en manuscritos.
He hecho cuanto he podido para la perfección de la obra. Si no ha logrado alcan-
zarla mi diligencia, otras serán las causas, no mi buen deseo.
Cádiz, 12 de julio de 4854.

Adolfo de Castro.
APUNTES BIOGRÁFICOS

DE LOS

AUTORES COMPRENDIDOS EN ESTE TOMO.

GARCILASO DE LA VEGA.

Cuna de Garcilaso de la Vega, caballero del orden de Alcántara y príncipe de los poetas lí-
ricos de España, fué la ciudad de Toledo ; su linaje, de lo mas ilustre. Hijo del famoso Garcilaso,

segundo del conde de Feria, comendador mayor de León, del orden de Santiago, señor de las

villasde los Arcos, Cuerva y Bátres, del consejo de Estado de los reyes don Fernando y doña
Isabel, y embajador en Roma cerca de Alejandro VI, heredó de su madre doña Sancha de Guz-
man los blasones todos de la antigua casa de Toral (luego de los duques de Medina de las
Torres).
Las artes liberales, las buenas letras y las lenguas griega, latina, toscana y francesa ocupa-
ron su ánimo en los años de su niñez, en los primeros de su juventud florida. La corte le brindaba

con la privanza, las armas con los laureles, las letras con el aplauso de los siglos. Dejó las riberas
del Tajo por seguir á Carlos V, en cuya corte ganó amigos entre los buenos, atrayendo á su esti-
mación las el manejo de espadas y caballos, en el tañer el
voluntades por su destreza singular en
arpa y y en el cantar con regalado acento los mismos versos que escribia. Era de
la vihuela,

aspecto hermosamente varonil, de grandes y vivos ojos, de rostro apacible, de frente despejada,
dulce en los sentimientos de amor, vehementísimo en los de amistad, noble en las palabras,
cortesano en las acciones, igual en resistir el peso de la seda que el del hierro, y no sé si mas ca-
ballero en la ciudad ó si mas caballero en la guerra (1).

(i) «En el hábito del cuerpo tuvo justa proporción, él una hermosura verdaderamente viril; era prudente-
porque fué mas grande que mediano respondiendo los , mente cortés y galán sin afectación y naturalmente sin
lineamentos y compostura á la grandeza. Fué muy dies- cuidado el mas lucido en todos los géneros de ejerci-
,

tro en la música y en la vihuela y arpa, con mucha ven- cios de la corte y uno de los caballeros mas queridos
taja, y ejercitadísimo en la disciplina militar, cuya na- de su tiempo; honrado del Emperador, estimado de sus
tural inclinación lo arrojaba en los peligros porque el iguales, favorecido de las damas alabado de los extra-
,

brio de su animoso corazón lo traia muy deseoso de la


,

ños y de todos en general. » —Tamayo de Vargas, Vida.


gloria que se alcanza en la milicia. » —
Herrera, Vida. « Era garboso y cortesano, con no sé qué majestad

«La trabazón de los miembros igual, el rostro apacible envuelta en el agrado del rostro, que le hacia dueño de
con gravedad la frente dilatada con majestad los ojos
, ,
los corazones no mas que con saludarlos, y luego en-
vivisimos con sosiego , y todo el talle tal que aun los traban su elocuencia y su trato á rendir lo que su afabi-
que no le conocían , viéndole, le juzgaran fácilmente
,

lidad y su gentileza habían dejado por conquistar. »



por hombre priucipal y esforzado porque resultaba de
,
Cieufuegos, Vida de san Francisco de Borja.
s APUNTES BIOGRÁFICOS
De edad de veinte ycuatro años, ó poco mas, tomó por esposa á doña KlenadeZúñiga , señora
de ilustre linaje y de altísimas prendas, hija de don Diego López de Zúñiga, primo hermano del
conde de Miranda, y dama de Leonor, reina de Francia. Los hijos que hubo en este matrimonio
Garcilaso fueron uno igual al padre en el nombre y el valor, y muerto desdichadamente casi al
:

cumplir y cinco años de edad en la defensa de Ulpiano contra franceses el segundo


los veinte ;

llamado don Francisco, que trocando el nombre y además el hábito de Alcántara por los de santo
Domingo, tuvo la flaqueza de querer competir en vano con fray Luis de León en el clarísimo in-
genio y en la sabiduría (1). Doña Sancha de Guzman ocupa el lugar tercero entre los hijos de

Parece que este fray Domingo de Guzman compi-


(í) Otro melindre gracioso,
tió con frayLuis de León, según Cienfuegos en la Yida Que diga un pobre privado,
de san Francisco de Borja. En este caso el hijo de nues- Siendo un pobre religioso,
Con un modo muy brioso:
tro célebre poeta no alcanzó cosa alguna del buen inge-
Dichoso el humilde estado.
nio de Garcilaso, como lo declara el siguiente suceso,
¿Qué don Alvaro de Luna?
que en otra ocasión escribi.
Qué Aníbal cartaginés?
Sabido es que el célebre poeta español fray Luis de Qué Francisco rey francés, ,

León estuvo preso por espacio de mucho tiempo en las Se queja de la fortuna
cárceles secretas del Santo Oficio reo sospecho- como Que le ha traído á sus pies?
so del crimen de herejía. Afligido este varón eminente La religiosa pobreza
con los rigores de una persecución injusta, y desenga- Con un mesmo rostro mira
ñado de las vanidades del mundo y de la perversa poli- La cordura y aspereza
Porque esta es la fortaleza
ticaque dominaba én su siglo, escribió en la pared de
Del saino que se retira.
su calabozo las dos quintillas siguientes, que sin epí-
Retiraos con reverencia,
grafe andan impresas en la colección de sus obras.
Y no con tanto desaire;
Aqut envidia y mentira
la No tiréis piedras al aire,
Me tuvieron encerrado. Deo gratias ,
padre, paciencia,
¡Dichoso el humilde estado Mirad que sois hombre y fraire;
Del sabio que se retira Y en cuanto á fraire, subjecto
De aqueste mundo malvado, A lo que habéis profesado
Y con pobre mesa y casa Para el estado perfecto;
En el campo deleitoso Cuanto á hombre, á cualquier defecto
Asólas su vida pasa; De aqueste mundo malvado.
Con solo Dios se compasa
Ni envidiado ni envidioso
En la corte de los reyes
Ambición juega sus tretas;
Luego que fray Luis de León recobró su libertad con
Mas entre gentes perfeta*
el triunfo de su inocencia corrieron entre sus amigos
No se conocían leyes
y émulos, en unos con aplauso y en otros con ironía y Ni se temían sus setas
detracción maligna, las quintillas copiadas. Entonces un Que el sabio que se desvia
fray Domingo de Guzman se encargó de defender al San- Del mundo y del se descasa,
to Oficio y de insultar á fray Luis de León en una glosa Tal enemistad le cria,
de aquellos versos, la cual se halla en el códice M, 243, Que yendo en
, su compañía

de la Biblioteca Nacional, y es así :


A solas su vida pasa.

No le levanta el honor,
Torque las dañosas leyes Ni deshonor le entristece,
el
Y sectas de perdición Ni jamás le desvanece
No estragasen su nación, La voz del adulador,
Nuestros Católicos (leyes Ni la del mal fin le empece.
Fundaron la Inquisición; Al tener y al no tener
La cual , como fué trazada Con una tasa le tasa;
Estando Dios á la mira, No el ser y el no ser,
estima
Salió tan bien acertada Y en hacer y deshacer
Que jamás pudieron nada Con solo Dios se compasa.
Aquí la envidia y mentira.
Nada le desasosiega
Es su justicia tan reta, Al que vive con llaneza,
Que ningún falso testigo Porque la simple pobreza
Ni disimulado amigo Muy pocas veces le ciega
Emprendió hacer treta Con vaguidos de cabeza.
Que quedase sin castigo. Ansí que si pretendéis ,

Ansí que, es temeridad Acá y acullá reposo,


Decir el mas descargado Humillaos, no o.- empinéis;
En la cárcel de verdad, De esta suerte viviréis
Con mentira y falsedad, Ni envidiado ni envidioso.
Me Uivicron encerrado.

Que muy poaultos han preso No sé ciertamente cuál fué la vida y cuáles las cos-
Que no eaén por sus pecados, tumbres del autor de estos versos. En aquel tiempo vi-
Si no quemados, tiznados, víaun fray Domingo de Guzman, que se vio preso por
Porque juzgan con gran peso como sospechoso de luleranismo, al mis-
la Inquisición
En estos sacros estados. mo tiempo que el canónigo protestante de Sevilla Coas*.
DE GARCILASO DE LA VEGA. ti

Garcilaso. Casó esta señora con don Antonio Portocarrero y de la Vega, hijo primogénito del
conde de Pelma. Don Lorenzo, el postrero, heredó el ingenio paterno y tristemente se malogró en
edad temprana, pues habiendo sido desterrado á Oran en castigo de cierto dicho satírico, la

muerte en el camino heló los labios para siempre de este hijo, que aunque no legítimo de Garci-
laso, por el talento no desmentía á su generoso progenitor ni era indigno de la protección del
célebre obispo don Antonio Agustín.
el socorro de Viena contra Solimán (1532) y en la toma de la Goleta. A
Hallóse Gaucilaso en
de Túnez (1535) peleó como buen caballero en el ejército que Carlos V dirigió en perso-
la vista

na para castigar la temeridad de Barbaroja, terror del cristianismo y orgullo de las lunas oto-
manas. Cercado de muchedumbre de moros en una escaramuza, fué herido de dos lanzadas, una
en la boca y otra en el brazo derecho. Federico Carrafa, napolitano, acudió en su socorro con
valerosa tropa, que salvó de la esclavitud ó de la muerte al príncipe de los poetas castellanos. El
mismo Emperador se aventuró en esta empresa, llevado del deseo de. que Garcilaso no fuese
despojo de sus enemigos.
El cuidado de sus heridas en los campos donde la gran Cartago tuvo su asiento le ocasionó
otra mayor, y si bien no mortal, tristísima en los efectos. Encendido en amores de una señora
á quien él llamó en sus versos Sirena del mar napolitano, ni el estruendo de las armas, ni los
padecimientos del cuerpo, ni la gloria adquirida en jornada tan memorable, consiguieron apar-
tar de su violenta pasión aquel ánimo que en la guerra no pareciaapto para los sentimientos de-
licados, ni en las delicias del amor apto para los trabajos ó el esfuerzo que reclama la guerra.
En Ñapóles, adonde se encaminó, siguiendo el objeto á quien amaba, dio motivos á que el Em-
perador desease alejarlo de una ciudad toda peligros para Garcilaso. Una ocasión se presentó á
Carlos para conseguir con pretexto verosímil su principal objeto. Habiendo Garcilaso favorecido
á un sobrino suyo para ser secreto galán de palacio sirviendo á doña Isabel de la Cueva, dama en-
tonces de la Emperatriz, y esposa después del conde de Santi-Estéban, Carlos V lo envió á una
isla que forma el Danubio para que llorase en ella sus errores ( 1
).

Levantado el destierro, desempeñó con la honra que de él debia esperarse una empresa que
le confió el Emperador. Cierta señora, napolitana se veia afligida porque uno de sus parientes,
deseoso de usurparle sus estados, se entraba en ellos con las fuerzas bastantes á oprimirlos.
Garcilaso, con poderes de Carlos V, puso á raya la soberbia de este caballero, dejando en
quieta posesión de sus tierras a la señora que con legítimo derecho las habia heredado. En vez
de tomar la vuelta de Ñapóles, se dirigió á Roma, donde el Emperador ya se encontraba. En el
camino, yendo solo en compañía de un su escudero, fué asaltado cerca de Veletri por unos fora-
gidos que en las selvas tenían albergue. Defendióse Garcilaso cual cumplia á su valor, ahu-
yentando a los malhechores, después de castigarlos ó con la muerte ó con heridas peligrosas, y
libertando a su escudero, á quien dejaron desnudo y colgado de un árbol (2).

tantino Ponce de la Fuente. Es fama que Carlos V al sa- Cuando el Emperador, como he contado,
ber en Yuste ambas prisiones, dijo «Si Constantino es :
De Ñapóles partió, él estaba ausente,
hereje, será gran hereje.» Y hablando de fray Domingo de
Que con una dueña él le habia enviado
A le emendar un tuerto alegremente
Guzman, exclamó «A ese por bobo le pueden prender.»
:

Y ansí, se quedó atrás; él fué de grado,


Si este fué el autor de los versos contra fray Luis de Y de un ¡nal caballero su pariente,
León nunca anduvo en sus juicios mas acertado aquel
,
Que le entraba en su tierra á su despecho,
gran conquistador de Europa. Le dio á su gran peligro su derecho;

(1) Creo que Ticknor, en su Historia de la literatura De que muy mal herido, en casadella
española, se engaña cuando afirma que los amores del Ocho ó diez dias pasó en curar sus llugat;
Mas siguiendo de Cario la querella,
,

sobrino de Gabcilaso acaecieron en Viena, y no en Italia.


Partió aun no bien guarido de sus llagas;
Todos los escritores españoles que hablan de este su- Entró en la via de Roma, ni de aquella
ceso dicen lo que se ve en el texto. No quiso recibir mas otras pagas

(2) No sé si esta aventura es encarecimiento poético Que un caballo por otro, en tal andanza

de don Luis Zapata, autor del Cario famoso. Véanse algu- Muerto, y por una rota allí otra lanza

nas de las octavas en donde este suceso se describe: La cual dando á llevará su escudero,
Se metió en el camino él adelante,
Y contoré una cosa cu mis poesías En que hubo los albergues pasajero
Que acaeció á Garcilaso en estos días. Que suele haber uu caballero andante;
Xl i APUNTES BIOGRÁFICOS
En 1 536 fué la desdichada jornada de Provenza. Carlos V asistió en ella con su ejército, y en él

Garcilaso de la Vega como maestre de campo. Cerca déla villa de Frejus, al volverse los impe-
una torre defendida por cincuenta arcabuceros franceses según unos, ó
riales á Italia, hallaron
trece villanos según otros. Carlos mandó batirla. Abierta una brecha, Garcilaso, que se hallaba
sin casco, tomó el de un soldado, y embrazando la rodela , empezó á subir por una de las escalas
arrimadas á la torre, seguido así de don Antonio Portocarrero de la Vega, yerno que fué luego
suyo, como de un capitán de infantería española. Una gran piedra le hirió en la cabeza con la
rodela misma que llevaba, haciéndole descender al foso y arrastrando en su caida á los dos que
animosamente le seguian.
Carlos, indignado, mandó asaltar con mas vigor la torre, y á don Luis de la Cueva que, después
de ahorcar á los que la defendían, la arrasase para que permaneciese su memoria con la del cas-
tigo. Bien quisiera don Luis perdonar á todos menos á los dos ó tres mas culpados en la resis-

tencia; pero las órdenes del Emperador fueron cumplidas (1 ).

Unas veces sin cama , otras recuero Revuelve mas que una onza muy ligera,
Al lado, otras de cosas abundante ; Su reluciente espada desnudando
Tal vez mirando al norte y al sereno, Con la que á aquel y aqueste de manera
Teniendo sus caballos por el freno. Pasa , hiende y deshace golpeando,
Qu'ellos ya vian que no se les hacia
Dicho esto, despidióse cortesmente, Como pensado habían la montería.
Y prosiguió cada uno su camino, Ni le podia empecer mas esta gente,
Y la noche de aquel y el dia siguiente Que ya allegar á él nadie se osaba
A albergar á una pobre venta vino Que á la barba de Atlante alto y valiente
,

Donde huésped supo juntamente


el El mar que con tormenta al pié le lava ;
(Que con la doncella él también convino) El á unos los hendia hasta la frente,
Qu'el peligro del mundo mayor era Y las cabezas á otros les quitaba,
Proseguir y andar solo esta carrera. Y á otros partía por medio en la apretura,
No la deja por eso, ni mas mira O desde arriba al pié ó por la cintura.
Que aquel en cuyo pecho no entra miedo, Y los hacia quedar puestos encima
Del cual otro mejor nunca á la mira De los caballos aun por la pretina;
Nasció en las altas cumbres de Toledo; Que su espada, que baja con tal clima,
á
Mas, en rayando el sol , por su via tira No impide ni arnés ni capellina
le

Su escudero, en quien no hay tanto denuedo; Vuelan brazos y manos por encima,
Caminando por sitio de tal suelo Y así la gente ruin vino á ruina,
Erizado llevaba y alto el pelo. Y con nueva virtud á golpes fieros
Pues un dia entre Velitre atravesando, Se libró destos lobos carniceros.
De las selvas propincuas y vecinas, Que las espaldas vueltas entre tanto

Su escudero de aquesto le avisando, El, que de quedar vivo hubo ventura,


Salir humos vio sobre las encinas; Se dan á huir del todos con espanto,
De acá y de allá los bosques resonando, Procurando esconderse en la espesura;
Oyó chillos ycuernos y bocinas, El rostro alzó pues Garcilaso un tanto,
Que parescia el rumor qu'en torno oían Que de seguir ya aquellos no se cura
Que los bosques del todo se hundían, Y desnudo, sin mas ropa que el cuero,
Como cuando algún oso los monteros Vio estar de un pié colgado á su escudero.
O algún jabalí ven de las armadas, Fué allá con su caballo, y descolgado,
Que á los otros señal por los oteros Le dio de uno de aquellos un vestido;
Dan con cuernos y chillos y ahumadas Así Garcilaso, esto que he contado
Así los crudos salteadores fieros, Le acaesció en el camino referido
Viendo por las florestas tan dudadas Y con grandes rebatos asaltado,
A Garcilaso entrar con vocería, Aunque dellos mas no fué acometido ,

Conciertan como oís la montería. Llegó en salvo, con fama y sin carcoma,
Se juntan en un llano, y muy armados Donde el Emperador estaba en Roma.
Vienen á le buscar mas de trecientos,
Con tal desorden Bara ensañados, (1) Herrera, Tamayo de Vargas, Cienfuegos y Zapata.
Que beber casi se querían los vientos Este último describe así en su poema la muerte de Gar-
Su lanza echa en el ristre sin cuidados cilaso :

De ver venir á tantos tan hambrientos; Y así, con gran enojo luego manda
Parle firme en la silla el caballero, Que se combata aquel turrion roquero;
Y se aparta á mirarlu su escudero. Pusiéronle dos piezas, y á una banda
Como suele un cañón por la apretada Le hicieron en medio un agujero ;
Gente de un escuadrón entrar por medio, Estaba esto mirando á cada banda
A cuáUiende á cuál mal descalabrada
,
Mucho señor,, soldado y caballero,
La cabeza le deja sin remedio ; Y en una rueda de alta compañía
Pues Garcilaso allí, su lanza echada Garcilaso batir la torre' habia.
En el ristre, así entró de golpe en medio, Y burlándose, dijo: «Desdichado
Mató uno y tendió tres, y extrañamente Será el qu'en una empresa tan vil muera.»
Dejó de sí heridos mas de veinte. Lo oyó la hada el diablo el caso el hado
, , ,

Y sin qu'el en el fin de la carrera


Y corrió á tomar luego la tijera
Espere á revolver peloteando, Corrió luego un mormullo, que enojado
DE GARCILASO DE LA VEGA. xm
Recibió á Garcilaso en sus brazos uno de los mas leales de sus amigos, el marqués de Lom-
bay, que mas tarde renunció su título por el hábito de jesuita y alcanzó de la Iglesia católica
veneración bajo el nombre de san Francisco de Borja. Del lugar de tan infeliz suceso este va-

ron lo hizo trasladar á Niza, donde, asistido de los médicos del Emperador y visitado del Empe-
rador mismo, Garcilaso no pudo vencer lo mortal de sus heridas. Antes de rendir el último
aliento aun pudo llorar con dulce voz sus desengaños en aquel soneto que empieza

¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,


Dulces y alegres cuando Dios queria.

En brazos del marqués de Lombay, y á los veinte y un dias después del golpe según unos, ó á
los diez y siete según otros, espiró, dejando en la mas grande aflicción á cuantos tuvieron la ven-
tura de conocerlo. Fué depositado su cadáver en Santo Domingo de Niza. Su esposa, doña Elena
deZuñiga, hallábase en Toledo, y no bien supo el triste fin de su amado consorte dispuso trasladar
sus cenizas á San Pedro Mártir de Toledo, donde estaba el sepulcro de los señores de Bátres.
En 1538 guardó una misma tumba los despojos de Garcilaso y del hijo que heredó con su nom-
bre su desdicha.
Fué Garcilaso amigo de muchos de los hombres mas ilustres de aquel siglo, tales como el cé-
lebre protestante español ( 1 ), de Hernando de Acuña, de Bembo,
Juan de Valdés de Transillo y
de Juan Boscan, cuyo gusto literario siguió enteramente. El embajador de Venecia, Andrea Na-
vagiero, habiendo conocido á Boscan, le indujo á escribir en lengua castellana sonetos y canciones
ala manera de Italia. Hízolo así este poeta ; pero sus composiciones en este género son ele tan poco
valor, que por sí solas jamás hubieran logrado dar una nueva forma á la poesía española. Sus en-
sayos no habrían tenido imitadores, como no los tuvo el marqués de Santillana y algunos que
antes de él modo. Garcilaso merece el título de fundador de la es-
escribieron trovas al itálico
Su nombre suele correr unido al de Boscan, mas no porque en
cuela artística de nuestra poesía.
merecimientos haya igualdad perfecta, sino por accidente. La viuda de Boscan, que halló entro
los papeles de su esposo algunos versos de Garcilaso, no quiso que se escondiesen en el olvido.

Rugía el Emperador en gran manera Era la emperatriz con su corona,


De que, batida así de un solo encuentro, Donde fué rescebido en aquel dia,
No hubiesen á la torre entrado dentro. Que no podré decir tanta alegría.
Y así, escalas pedidas con voz clara Y juntamente cuantos por los mares
Fueron por todo el campo encontinente; Con su rey victorioso acá volvieron
Garcilaso, cual si esto le tocara, De que unos á Sevilla á sus lugares ,

Por ser m3ese de campo de su gente, Otros, y á Toledo aun otros se fueron ;

De la rueda movió, y puso la cara Humean con el encienso los altares,


En subir á la torre osadamente; Y á los templos de Dios mil dones dieron
Teníanle sus amigos abrazado, Las matronas d' España, que traídos
Porque le vian qu'estaba desarmado. Asi fueron en salvo sus maridos.
Soltóse, y corrió allá y subió ligero Al suyo doña Elena, á Garcilaso,
Por la escala que al muro se arrimaba, En vano con placer grande l'espera
Tomando una ruin gorra antes de acero Se adereza y su cosa en son no escaso
,

De un su soldado acaso que pasaba La adorna porqu'csté muy placentera


,

Llegaba casi al escalón postrero, Sabe Toledo todo el triste paso,


Cuando una grande almena que bajaba, Y anda el dolor y angustia por defuera,
Con gran dolor del campo allí presente, Y tan alegre verla dello ajena
Le envió mortal á tierra Analmente. Da á todos ios que la aman mayor pena.
La fama, qu'estas cosas trae y lleva, Como el qu'está en la cárcel condenado
De Garcilaso el caso esparce y suena; A muerte , sin saber él su dolencia,
Pues ¿quién ahora será que dé esta nueva Que antes de libertad muy condado,
A su querida esposa doña Elena ? Da de alegría y placer grande aparenciff,
Cómo ella supo el caso desta prueba Los suyos, que le ven tan engañado
Para otro tiempo lo dirá mi vena En esto, y saben todos la sentencia,
Que no conviene que ahora, á aquesto atento, Rcsciben mas dolor de tal manera,
De su ordenado curso saque el cuento. Cuanto á él mas de su daño le ven fuera.
Pasó de allí el ejército, y poniendo
(1) «Huélgome que os satisfaga pero mas quisiera ,
Lo que convenía ir con su persona ,
satisfacer á Garcilaso déla Vega, con oíros dos caballe-
De Genova á la mar Cario saliendo
Con su armada á parar fué á Barcelona
,
ros de la corte del Emperador, que yo conozco. » Val- —
Y fué á Yalladolid , donde atendiendo dés , Diálogo de las lenguas.
xiv APUNTES BIOGRÁFICOS
Imprimiólos en pos de los de Boscan, y desde entonces las obras de ambos poetas corrieron jun-
tas por espacio de mucho tiempo (1).

Entre las armas del sangriento Marte


Hurté del tiempo aquesta breve suma,
Tomando ahora la espada, ahora la pluma,

dice de sí Garcilaso. Sus obras no parecen escritas entre el estruendo déla guerra. La paz de un
corazón todo entregado a las delicias del amor y del campo respiran todas sus poesías. Gar-
cilaso, según Marchena, es acaso el único de nuestros poetas clásicos que no baya cor ¡mosto
versos devotos. Los suyos se tienen por los mas suaves que existen en lengua española. La ita-
liana y la portuguesa, que tanto lo son para los versos, algo tienen que envidiar á la nuestra cuan-
do Garcilaso es quien la habla. Sus églogas igualan, si no exceden, en cultura á las de Virgilio.
Su canción á la flor de Gnido tiene todo el arrebato propio del entusiasmo que ha inspirado a los
mayores ingenios. Tal vez en alguna de sus églogas suele decaer de la sencillez poética del estilo,
alma de todas sus composiciones pero en lo mucho bueno que forma lo demás de la obra se
;

halla compensación á mas de lo que se lamenta por perdido.


No para cantar el amor solamente
tenia encendido el ánimo este insigne poeta. Filósofo pro-
fundo, conocía los yerros de hombres, y descubría en lo porvenir los daños que amenazaban
los

á su patria por el vano deseo de las conquistas, que tanto atormentaba á los soberanos de su
tiei po para destrucción de humanidad y para vergüenza de los que sustentaban la guerra
la

por extender su señorío. Al ver la sangre esparcida en los campos de I: alia, en los do Alema-

nia, en los de Francia y en los de África, donde militó bajo las banderas de Carlos V; al ver
estragar la tierra al hombre enemigo del hombre, al ver sacrificarse á la ambición de su prín-
cipe las vidas de los españoles, que ningún beneficio conseguían de que ciñese á sus sienes tran-
quilamente la corona del imperio, prorumpió en estas verídicas palabras:

¿ Qué se saca de aquesto? ¿ Alguna gloría?


Algunos premios ó aborrecimiento ?
Sabrálo quien leyere nuestra historia;
Verá? e alH que, como el liumo ai viento,
Así se deshará nuestra fatiga.

El mérito de Garcilaso fué celebrado por Paulo Jovio, por Pedro Bembo, por Honorato Fa-
sitelo, por Laura Terracina , por Luis Tansillo, por el Marino, por el Cámoes y otros entre los

extraños. Conti tradujo en lengua italiana alguna de sus poesías, algunas en la francesa Mau-
ri , todas en la inglesa J. H. Wiffen, y en estos y otros idiomas algunos otros cuyos nombres
lio han llegado á mi noticia.
Francisco Sánchez, conocido por el Brócense, publicó en 1574 una edición de las obras de
Garcilaso con comentario, en el cual apenas se dejaba al poeta pensamiento propio; casi to-
dos aparecen tomados de autores griegos latinos ó italianos. Fernando de Herrera en 1580 pu-
,

blicó otra con mas extenso comentario, en competencia, según se cree, de la del Brócense, por
la emulación que habia entre las escuelas salmantina y sevillana. Uno y otro mas quisieron osten-

tar erudición propia que la verdadera honra del poeta, pues donde Garcilaso pone una frase sen-
cilla y sin estudio, allí los comentadores no ven un pensamiento original fácil de ocurrir á cual-
quiera, sino una imitación servilísima de algunos versos de Virgilio, que en nada se aseme-
jan (2). Don Pedro Fernandez de Velasco, condestable de Castilla, escribió un juguete llamado

Las obras de Boscan y Gauciuso


(\) Ticknor dice que la viuda de Boscan imprimió el „ ,

~ .....
, . r, r. ^ r> No valen dos reales,
ano de 1544 las poesías de Boscan y Garcilaso en Bar- Yno las ] iar ó¡ s tales
celona. No conozc: esta edición sino la de Medina del
, Aunque os preciéis de aquello del Parnaso.
Campoenl51i,ladeVenecia, por Alonso de Ulloa, y otra E] mismo Lope repife esle pensamiento en La Dama
de Barcelona de 1554, ele. Lope docia en la novela Las loba.
fortunas de Diana que un dia cantaron los músicos de un (2) «Herrera solo hace ostentación de doctrina propria
señor grande unos versos , donde se hallaban estos en el poeta Sánchez de imitación ajena. Este afectó lo
;
DE GAPXILASO DE LA VEGA. xv

Elpreíe Jacopin, en defensa de Garcilaso contra Herrera, por los yerros en que este decia ha-
ber incurrido el cisne de Toledo. Este opúsculo para deprimir el mérito de Herrera á fin de
que resplandeciese Brócense, mas fué efecto de parcialidad que hijo de la justicia. Los dos
el del

comentarios, dignos de aprecio por la ciencia de sus autores, no cumplen con el verdadero obje-
to de ilustrar el texto de Garcilaso. Arbitro voluntario de esta cuestión se hizo Lope de Yega:
ni dio la palma al Brócense ni dio la palma a Herrera. «Deseo (dijo en La Dorotea) quien es-

criba sobre Garcilaso; que hasta ahora no lo tenemos.»


Don Tomás Tamayo de Vargas ordenó, después de escrita, aunque no publicada, la sentencia
de Lope de Vega, otro comentario (1622), apreciable por su buen juicio en muchas cosas, y en
1765 don José Nicolás Azara recopiló lo que tuvo por excelente en los trabajos de aquellos que
le habían precedido en la misma tarea.
Un hombre muy temeroso de Dios, pero nada poeta, indignado de ver el aplauso que se ha-
bían granjeado los versos de Garcilaso, en los cuales no habia pensamientos de devoción cris-
tiana, quiso convertirlos en obras ascéticas, juntamente con los de su amigo Boscan. Doce
años desperdició Sebastian de Córdoba en el trabajo de dar á materias religiosas las poesías que
Boscan y Garcilaso habían escrito por el amor y para el amor de la mujer. Sacrilegios se han
visto de lo humano á lo divino. Este fué sacrilegio que con color de divino se hizo á lo humano.
La infeliz tarea de Córdoba salió áluz en Zaragoza el año de 1577 en el elogio de un doctor Fer-
nando de Herrera, canónigo magistral que era en Ubeda, y que solo tenia del divino Herrera el
nombre y el apellido, pues su manera de pensar y de decir correspondía de todo en todo al autor
elogiado (1).

que Macrobio y después Fulvio Ursino en los hurtos ho- Y es para mí la ley tan desigual,

nestos de Virgilio ; aquel lo que todo el vulgo de co- Que, aunque inocencia siempre en mí conoce,
mentadores de sus obras; ambos, por cierto, justa- Siempre yo pago el yerro ajeno y mió.
¿Qué culpa tengo yo del desvario
mente dignos de loa por ?u cuidado, como de menos
De mi lengua si estoy en tanto mal,
,
aplauso por su demasía. Si Herrera se persuadió que
Que el sufrimiento ya me desconoce?
Garcilaso no usó color retórico en sus versos de que
antes no hubiese consultado ó su memoria ó sus libros, Por esa misma causa no le he dado lugar en el texto.

engañóse sin duda , porque enlos afectos naturales


(1) «Viendo cuan común y manual andaba en el mun-
hombres de ingenio, y mas en materias amorosas, no do el libro de las obras de Boscan y Garcilaso i>e la Ve-
requieren estudio particular ó para su expresión ó para ga que, aunque subtiies y artificiosas, son dañosas y
,

su perfección. La naturaleza sola, que ayudada déla pestilenciales para el ánima, y debajo la suavidad y dul-
causa que los excitó, los representa, y el discurso, fa- zura del estilo tan alio en su modo está la s< rpiénte
, ,

vorecido de las circunstancias los pule los dilata los , , ,


engañosa, como dice, cubierta de aquellas flores y ha-
perficiona; como también Sánchez, si creyó que las mu- bilidad, y el acíbar amargo cubierto del oro de sus em-
taciones que entre Garcilaso y otros confiere fueron baimientos y palabras, ó verdaderamente en el dulce y
siempre cuidadosas y advertidamente hechas, de ajenas, sabroso vino de sus altos y profanos conceptos la pesti-
proprias; porque las que propriainente lo son, ellas lencial ponzoña que no para hasta lo mas nobl* del áni-
mismas con facilidad se dejan entender. En muchas de ma así que, viendo como habernos dicho , lección tan
; ,

las demás ¿ quién creerá que tuvo necesidad de guia el


, dañosa y nociva, etc.» Un juicio tan estúpido formó de
ingenio felicísimo de nuestro poeta, ni tiempo su corta las obras de Garcilaso y Boscan el tal doctor Herrera,
vida, tan bien ocupada, para imitar con tanta particula- canónigo en Ubeda. No es por cierto mas gentil el aliño
ridad cosas que sin dificultad á cualquiera se ofrecie-
, , del poeta para convertir las flores humanas de Garcila-
ran, y aun indignas de otros? Tuera de que muchas veces so en menos que humanas, si bien con nombre de divi-
son solo lugares comunes, y en que siendo la sentencia, nas. Véase esta triste muestra :

aunque general en todos, allí especial , las palabras son


diversísimas.» —
Tamayo de Vargas. El dulce lamentar de dos pastores,
Cristo y el pecador triste y lloroso,
El mismo dice «El soneto xxxvm, que Sánchez pone
:

He de cantar, sus quejas imitando;


por de Garcilaso, por ser incierto ó por haberle faltado
El uno, soberano y amoroso,
la última lima , no me atreví á ponerle en el texto y por ,
Del ánima se queja y sus amores,
haber andado en nombre de Garcilaso lo dejo aquí Que en vanas afecciones va empleando;
Mi lengua va por do el dolor la guia, Y el pecado llorando,
Ya yo con mi dolor sin guia camino Porque la carne y mundo
Entrambos hemos de ir con puro tino, Y el otro sin segundo
Cada uno va á parar do no querría Trayéndole sin seso levantado,
Yo porque voy sin ntra compañía Con ilusiones falsas engañado;
Sino la que me hace el desatino Y el desdichado, vuelo ya i su psrte,
Ella porque la lleve aquel que vino El bien que Dios le ha dado
A hacella decir mas que quería. De gracia se le muere y se le parte.
xvt APUNTES BIOGRÁFICOS
Esta obra, si fué recibida por los devotos con aprecio , por la erudición se miró con el des-»

den que merecía. Tan infeliz ejemplo no sirvió de aviso á otro escritor que en 1628 publicó un
poema con el título de Cristo nuestro Señor en la cruz , hallado en los versos de Garci-
LASO (1).

Las obras de Garcilaso lian servido constantemente de estudio á los mas graneles poetas que

han honrado las musas españolas, á los que han querido dirigirse á la inmortalidad por el ca-
mino del buen gusto literario. Fernando de Herrera fué admirador de Garcilaso; admirador de
Garcilaso, Miguel de Cervantes Saavedra; admirador de Garcilaso, don Luis de Góngora y Ar-
gote; admirador de Garcilaso, en fin, Lope Félix de Vega Carpió.
Cuando ardia en guerras el Parnaso español entre los poetas cultos y no cultos, el nombre
de Garcilaso iba inscrito en los pendones do uno y otro bando. Si por Garcilaso peleaba Lope
de Yega, también por Garcilaso peleaba el portentoso ingenio de don Luis de Góngora (2).

GUTIERRE DE CETINA.
Pocas noticias de la vida de este ilustre poeta han llegado hasta nosotros; pocas, pero las que
bastan para conocer su carácter. Patria fué de Gutierre de Cetina la ciudad de Sevilla, y alguno
de los primeros años del siglo xvi el de su nacimiento. Las armas y las letras movieron su afi-

ción, ya para buscar por las unas los laureles de Marte, ya para conseguir por las otras los
laureles de Apolo.
Asistió primeramente en las guerras de Italia, no sé si como capitán ó como soldado, ó si con
fortuna próspera ó con fortuna adversa. Hallóse con Carlos V en la jornada sobre Túnez contra
Barbaroja, y con Fernando de Austria en las campañas de Flándes contra franceses. Crédito
debió granjear en estas empresas; crédito que le alcanzó la amistad y protección del príncipe de
Ascoli á quien dedicó muchos de sus versos.
,

Amigo de Boscan, amigo de Garcilaso, amigo de don Diego Hurtado de Mendoza, amigo de
don Jerónimo de Urrea, siguió la escuela literaria imitadora de los italianos. Aficionadísimo á
las nobles y bellas artes, deseó ardientemente poseer un cuadro del Ticiano ; un cuadro que re-
presentase la primavera, ornada de todos sus floridos atavíos; un cuadro, en fin, que esperó
como merced de la bizarría de don Diego de Mendoza cuando este se hallaba de embajador por
Carlos V cerca de la señoría de Venecia.
Vandalio fué su nombre poético, Dorida el de su dama, quejas o glorias de amor el objeto
de sus poesías. Las ausencias de Dorida, dulcemente sentidas y mas dulcemente lloradas en las
margenes del Po ó del Eridano, y el recelo de que las del Bétis viesen a su hermosa ninfa ren-
dida á otro afecto , mucho inquietaban el ánimo vehementísimo del poeta. Así, su amigo don Je-
rónimo de Urrea le escribía :

Creo que te dará contentamiento Soltando allí las riendas al cuidado,


El haberte traillo á la memoria En el silencio de la noche oscura
Lo mismo que te suele dar tormento. Le dejarías correr mas desmandado.
La beldad de tu ninfa, aquella gloria El dulce imaginar «ü tu tristura
Que las béticas ondas han gozado Era alivio á tu mal mientras templaba
Cuando cantabas á su son tu historia Con la contemplación su desventura (3).

(1) Llamábase este autor don Juan de Andosilla Lar- dez de Navarrete en uno de los tomos de la Colección
ramendi. de documentos inéditos para la historia de España, por
(2) Se lian tenido á la vista para ordenar estos apuntos los señores don Miguel Salva y don Pedro Sainz de Ba-
de la vida de Garcilaso lo que escribieron acerca de ella randa. Las buenas noticias que allí pone su docto autor,
Fernando de Herrera Luis Rriceño don Nicolás Anto-
, , como debidas á su diligencia, pueden leerse en la obra
nio, don Tomás Tamayo de Vargas, el cardenal don Al- citada.
varo Cienfuegos y otros autores. Modernamente se ha (5) Manuscrito de don José María de Álava,
publicado una vida escrita por don Eustaquio Fernán-
DE GUTIERRE DE CETINA. XV ii
Asi se lamentaba Cetjna, respondiendo á los acentos de su amigo :

Tan llenos de mi mal lus versos veo,


Tan de una calidad los accidentes,
Que casi en tu dolor mi historia leo.
De tanto amor nos hizo diferentes
Que tú lloras el bien que ya gozaste,
Yo el mal de que padescen los ausentes.

Mísero yo, que estoy desconfiado,


No solo de gozar, mas aun diría
Que lo estoy de agradarle mi cuidado (t).
Al príncipe de Ascoli, á cuyas órdenes militó algún tiempo, dirigió Cetina un soneto sobre
los peligros de entregarse el hombre á los riesgos de una pasión amorosa. De este modo los des-
cribe el poeta :

Este andar y tornar, ir y volverte,


Lavino, el caminar y no mudarte

Este incierto partir y no apartarte


Y el irte á despedir y detenerte,
Tengo miedo, pastor, que han de encenderte,
Como á la mariposa, aquella parte
De libertad que amor quiso dejarte
Sana por descuidarle y ofenderle.
Lo mejor del nadar es no ahogarse,
Jugar y no perder es buen aviso
Si lopuede excusar quien busca abrojos;
Mas ¿quién podrá quién bastará á guardarse
,

De la hermosa vuelta de unos ojos


De una boca que os muestra un paraíso? (2).
El heredero de las glorias del famoso Antonio de Leyva no amaba la poesía por solo amarla.
En su cultivo solía ejercitar aquellos momentos consentidos, mas que por alguna pequeña ocio-
sidad de las armas de Carlos V, por la precisión de descanso. El gusto literario del príncipe de
Ascoli concuerda con el de Cetina, según aparece del siguiente soneto, escrito en respuesta del
que va antes trasladado :

Vandalio, mi destino y fiero hado


Con tan grande rigor me ha perseguido,
Que del paterno monte me ha traído
A aqueste valle triste y despoblado.
De mi lira y rebaño despojado,
De duros infortunios oprimido
Do presto seré en llanto consumido,
Si no vivo por mas vivir penado.
El alma y libertad dejé en las manos
De aquella que podrá su hermosura
Librarme de otra mas sangrienta guerra
A otros mas que yo libres y sanos
Podrán las castas ninfas de esta tierra
Sujetar con amores y blandura (3).

Cuando la muerte arrebató en flor al príncipe de Ascoli , Cetina no vio desaparecer de sobre
lahaz de la tierra á su magnánimo y leal amigo sin manifestar á todos la pena que sus lágri-
mas á algunos habían revelado. La musa, que en diversas ocasiones cantó sus triunfos de amor y
sus glorias militares, depuso la corona de rosas
y jazmines enlazados con laureles, desciñó el
cabello, y con voz dolorida prorumpió en estos acentos :

Deje el estilo ya la usada vena,


Mude el suave en doloroso canto,
(i) Manuscrito de don José María de Álava.
(2) Id. id.

(5) id id.
xvm APUNTES BIOGRÁFICOS
Mudar conviene el llanto en mayor llanto,
Y pasar de una grande á mayor pena.
Muerto es el que Iiacer solía serena

La vida , y nuestra edad alegre tanto


Muerta es virtud y muerto el vivir santo
No viva puede haber ya cosa buena.
Eterno lamentar, lloroso verso,
Lágrimas de dolor, oscuro luto
Hagan al mundo fe de común daño
Lloran ,
príncipe invicto , á quien adverso
Hado cortó en el dar el primer fruto
El árbol mas hermoso. ¡Ay fiero engaño! (1).

Tal fué el elogio funeral del malogrado príncipe de Ascoli tal el adiós de Cetina á la tumba ,

de su protector generoso, y tal el que dirigió á Italia. Las orillas del patrio Bétis, los recuerdos

de las sombrías alamedas donde admiró á su encantadora Dorida, donde vio nacer tras una y
otra primavera la de su juventud, que habían de consumir los soles de extrañas tierras, le ofre-
cían desde lejos esperanza de consuelo y de descanso.
Los objetos de su amor, los de su amistad, los bienes de fortuna, vanamente buscados en
el trabajoso ejercicio de la guerra, todos huyeron de él, ó para no volver ó para jamás labrar
su ventura. Estéril fué para Cetina Italia, estériles los campos donde Cartago estuvo, y estéril

como su terreno la Flándes toda. El desengaño le llevó á buscar la melancólica dicha que ofre-
cen los recuerdos de lejanas infelicidades para mitigar los tormentos de las que nos oprimen.
Extranjero en su patria, Sevilla no era la Sevilla de su juventud ; los recuerdos de sus amores
se trocaron en un duplicado dolor del mal presente. Méjico, donde asistía con cargo en el go-
bierno un hermano de Cetina, le ofreció con los atractivos del cariño fraternal la esperanza de
adquirir los bienes que hasta entonces la fortuna le habia negado obstinadamente. De Méjico
tornó de nuevo á su patria, para que el lugar de su cuna fuese el lugar de su sepulcro (2).
De sus poesías solamente vieron la luz pública en su siglo los cuatro sonetos que se leen en
las anotaciones de Herrera á las obras de Garcilaso (3). Sin embargo, los elogios del cantor de
Eliodora, los de Argote y los de Saavedra Fajardo bastaron para el crédito de Cetina.
Distínguense las obras de este esclarecido ingenio , antes por la agradable sencillez de sus for-
mas que por la vigorosa entonación ó por el brillante colorido. Sin ser Cetina desmayado é in-
culto, carece de la fogosidad y ternura del que cantó la flor de Gnido ;
pero sus poesías siem-
pre se leerán con aprecio mientras se hable la lengua española , así por el buen gusto que res-
piran , como por la delicadeza en la expresión de los afectos.

Manuscrito de don José María de Álava.


(1) Asi pues sucedió cuando intentasteis
Algunos señalan el año de 1560 como el de
(2) la De tus ojos cubrir la luz inmensa.

muerte de Cetina. El siguiente soneto, publicado en el Parnaso español,


Gonzalo Argote de Molina decia en el Discurso de ¡a no se halla en el códice del señor de Álava:
poesía, al fin del Cmde Lucanor (1575) « Y el ingenioso :
En un florido campo está tendido,
Iranzo y el terso Cetina que de lo que escribieron te-
,
, A voces su fortuna lamentando,
nemos buena muestra de lo que pudieran mas hacer, y Su pena con suspiros declarando,
lástima de lo que se perdió en su muerte. » De sn pastora Silvio despedido
De cuyo llanto y queja conmovido
(3) El códice que posee el señor don José María de Ala- .
«No estés llorando,
. „
va es ¡o consta
en 4." y
. j at-op-
de 258 fojas. ti
.-. ii
Lleva este t.tulo Algu-
ñas de las obras de Gutierre de Cetina, sacadas de su
i
:
s ^
Le dijo otro pastor:
"
pues que aburreces tenga mando
.

Amor en U llorar no es buen partido.


,

proprio original, que él dejó de su mano escrito. —Parle ,, Aparta ía ocasión que tu alma hiere
primera. Mira que el suspirar remedio es vano ;

Sedaño, en el Parnaso español, publicó solamente cinco No cures en cul P ar mas la fürluna ¡

,,Que en el arena est6ril sembrar 1 uiere '


de las poesías de Cetina, las cuales varían del texto del ,
cod.ee á¿i
„a,i;„„ ™r~ de
del señor a ii i r*
Álava en algunas cosas. Por ejem-
Y arar piensa en el agua con su mano,
El que pone esperanza en hembra alguna..
pío : si en este se leen así unos versos de un madrigal: __, . „ , „ . . . „„/,„_..„
El mismo Sedaño afirma equivocadamenteser Gctier-
Así que, aunque pensastes
Cubrir vuestra beldad, única, inmensa
RE DE Cetina m
doctor Outierre de Cetina, vicario de
mdfi cuy0 nombre se letí en las aiJro baciones de mu-
^
el texto de Sedaño dice :
chos libros.
DE DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA Y CRISTÓBAL DE CASTILLEJO. xix

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.

Don Diego Hurtado de Mendoza es la gran figura histórica de la España del siglo de Carlos V.
La vida y el elogio que escribo de tan insigne autor á su tiempo verá la luz pública. En este
lugar solo me cumple Hurtado de Mendoza como poeta lírico.
decir de don Diego
Dos ingenios se pueden considerar en autor tan insigne uno el amigo deBoscan y Garcilaso,:

el imitador de su escuela, el que la autorizó con la importancia de su persona y nombre otro el ;

que siguió el estilo de las antiguas coplas castellanas.


Como lo primero es don Diego, si bien feliz en las imitaciones de griegos, latinos ó italianos,
duro en los versos, y sin dar un colorido brillante á los rasgos de su ima-
sin nervio en el decir
ginación como lo segundo, es don Diego uno de los trovadores castellanos mas ingeniosos y
;

cultos. Sus coplas amorosas están llenas de delicados pensamientos y seguramente don Diego ,

aventaja á los que le precedieron en revestir de sencillas y elegantes formas los afectos del alma.
«¿Qué cosa aventaja á una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?» exclamaba Lope
deYega,

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.

Carlos V, para perseguir los escritos que no estaban conformes con su manera de pensar en
asuntos, así religiosos como políticos, mandó á la universidad de Lovayna que formase un ca-
tálogo ó índice exacto de todos los libros heréticos y de aquellos que contuviesen doctrinas sos-
pechosas de herejía, á fin de saber cuáles deberían ser tenidos por dignos de prohibición y de
fuego. Desde entonces la inquisición de España adoptó el catálogo de la universidad ó hizo de él
muchas ediciones, aumentándolo de tiempo en tiempo.
Las obras de los mejores ingenios de la nación española se vieron prohibidas. Bartolomé de
Torres Naharro, eclesiástico que habia morado algunos años en Roma, imprimió en Italia, con
el título de Propaladla, una colección de sus sátiras y comedias. Sobre todas cayeron los anate-
mas de la Inquisición para afligir con ellos á cuantos se ocupasen en su lectura. Con la misma
libertad que Nicolás Machiavelo, el famoso secretario de la república florentina, escribió su come-
dia la Mandrágola en detestación y afrenta de los desórdenes que manchaban las costumbres de
los religiosos de su siglo, Torres Naharro esparció en sus obras dramáticas mil pensamientos
agudos para castigar con su sátira á los que , en vez de ser espejo de los seglares por la since-
ridad de vida, servían de escándalo á la virtud y de torpe ejemplo á los vicios.
Los ingenios españoles obedecian aquella secreta voz que á principios del siglo xvi hacia

despertar los entendimientos contra poder de los eclesiásticos y contra los yerros ó crímenes
el

que cometían ; aquella voz que en Francia animaba á Francisco Rabelais , á Clemente Marot y
á Buenaventura Desperiers, validos de la discreta princesa Margarita de Navarra, y en la flo-

rida Italia al docto Machiavelo y al rico en malicias y agudezas de decir Pedro Aretino.
Cristóbal de Castillejo, poeta muy semejante á este festivo hijo de las musas italianas, com-
puso en fáciles versos castellanos un Sermón de amores, donde incluía á los eclesiásticos de su
tiempo entre los llagados de la violenta pasión que sepultó á Safo en los abismos del mar de
Léucades , que postró á Hércules á los pies de Deyanira y que abrasó los muros de la soberbia

Troya en justa venganza de la ofendida Grecia.


También en un Diálogo de las condiciones de las mujeres describió con satírico pincel el
xx APUNTES BIOGRÁFICOS
fuego oculto que ardia en los conventos de monjas de su siglo, retraídas de los engaños delmun-
1

do, pero combatidas de la agradable memoria de sus deleites.


Don Diego Hurtado de Mendoza, ó el que compuso la ingeniosa novela intitulada Lazarillo de
Tórmes, retrató las astucias de que se servían los expendedores de bulas en España para desper-
tar la devoción de la gente, fingiendo milagros debidos á la santidad de lo que trataban como
mercadería.
La Inquisición persiguió todos estos libros, temerosa de que en el vulgo hallasen buen acogi-
miento. Pero el cuidado y la diligencia de los inquisidores lograron poco fruto, pues las obras
citadas fueron impresas en otras naciones y traídas con secreto á España. Entonces losjueces de
aquel tribunal determinaron que con su permiso se diesen nuevamente á luz los libros de Nahar-
ro, Castillejo y Mendoza ;
pero corregidos, para evitar los daños que pudieran sobrevenir por su
lectura. Los calificadores del Santo Oficio, con osada mano, destruyeron los pensamientos ajenos,
como si los pensamientos no fueran una propiedad digna del respeto de los hombres y la pro-
tección de las leyes. En su lugar pusieron algunas veces razones que el autor nunca hubiera em-»
pleado ; lo cual prueba que en España estaba el entendimiento bajo la mas odiosa tutela. No solo
se perseguía lo pensado, sino que se variaba por lo que se debió pensar según el querer de los
príncipes y los ministros eclesiásticos.
La ciencia era incompatible con el exterminio de la verdad, decretado por los reyes en nom-
bre del bien público. «Todos los tiranos se cubren siempre con el manto de la religión», excla-
maba Antonio de Herrera, historiador de las Indias Occidentales en tiempos de Felipe III, no
hablando de los monarcas de Europa, sino de uno de los Incas del Perú (1) , para que el decir
una verdad no le costase la vida, y sus palabras corriesen libremente sin levantar contra sí las

sospechas de los enemigos de la razón humana.


Cristóbal de Castillejo nació en Ciudad-Rodrigo, según quiere Moratin, por los años de 1494.
Desde muy joven asistió en la corle de Fernando de Austria, que luego fué rey de Bohemia y de
romanos, y aun emperador. Cuando este se retiró de España, Castillejo se hizo eclesiástico. De
su habilidad y concepto da testimonio el pasaje siguiente de una carta dirigida al tesorero Sa-
lamanca por Martin de Salinas, desde Madrid á 8 de febrero de 1525 (Biblioteca de la Academia
de la Historia, códice C 71):
«Quiere que le envié un secretario que no solamente sepa escribir la letra, pero excusalle la
«ordenación. Hágole saber que los que tal habilidad tienen, cualquiera les hace buen partido sin
» salir fuera de su naturaleza. Yo terne cargo de le buscar, y sabido, le advertir de ello ;
pero al pre-
» senté me parece que si lo pudiese acabar, os podría enviar el mejor recado conforme á vuestro
» deseo ;
que en España hay para mas de lo que me enviáis á pedir, porque es visto y reconocido en
«experiencia; yes que su alteza, cuando acá estuvo, tuvo un secretario que se llamaba Castillejo,
»el cual era muy hábil en lengua castellana y también latina, tal, que por su habilidad hallabagran-
»des partidos; y como se fué su alteza, se metió en religión, de manera que es esclesiástico. Pa-
»réceme que si este quisiese aceptar en irosa servir, tendríades en él gran descanso, y aun parecer
»y consejo, y el hábito cristiano para le hacer bien, sin que por mucha pluma tuviésedes obli-
»gacion de le contentar ; si entre tanto que busco otras personas, deste os parece, escribídmelo,
»y enviarlo he á buscar, y procuraré de os lo enviar; porque conforme á vuestra demanda es el
»mas convenible que yo podría hallar. Envía á demandar de dónde es y qué señas tiene digo ;

»que es buen hidalgo y de Cibdad-Bodrigo, y de su habilidad y de todo lo demás que se quiera


«informar, al señor Infante y á todos esos señores me remito.»
Castillejo volvió á ser secretario de don Fernando de Austria ;
pero siempre con poco prós-
pera fortuna, según declaran sus escritos, donde se lamenta frecuentemente del mal pago que
suelen obtener los méritos en las cortes de los reyes.
Algunas veces estuvo en Yenecia, lugar de la impresión de los Diálogos de las condiciones de
las mujeres , del Sermón de amores y otros opúsculos.

Historia de las Indias Occidentales, década v, n


( l) lib. 3, , cap. 8.°
DE FERNANDO DE HERRERA. xxl

Aunque que Castillejo murió monje en la cartuja de Valdeiglesias, teniendo


se afirma la edad
de ciento diez años, su muerte acaeció en un monasterio cerca de Yiena, en 1556.
Castillejo fué que sustentó la antigua escuela de las coplas castellanas contra las obras da
el

Boscan y Garcilaso, y en verdad que en este género pocos le aventajan. Como poeta lírico es
superior en la lahula de (¡alatea y en la anacreóntica del amor preso como satírico, en sus ;

Diálogos y el Sermón de amores nada tiene que envidiar en sencillez


y gracejo á los mas exce-
lentes ingenios de la docta antigüedad, griega y latina. Tal vez es demasiado libre en sus escritos;
pero, aunque la Inquisición anduvo muy severa en horrar de las obras deCASTiLLEJO todoslos pa-
sajes en que censuraba los vicios de los eclesiásticos, no tachó cosa alguna en lo que tocaba á la
pintura de las costumbres, hecha con mas desenvoltura de lo que la decencia permite.
A Castillejo siguieron varios en sustentar el gusto de las antiguas coplas : Gregorio Silvestre,
Luis Galvez de Montalvo, Jorge de Montemayor, Joaquín Romero de Cepeda y algún otro.
Mas tarde Lope de Vega se propuso resucitar el gusto antiguo con el poema El Isidro. Su
gran talento, feliz en otras composiciones, nada pudo conseguir. La victoria de la escuela d©
Garcilaso habia sido completa.

FERNANDO DE HERRERA (el divino).

«Quisiera remitir la descripción de este elogio de Herrera á quien le fuera igual en las fuer-
zas, conociendo de las mías ser poco suficientes, adonde se requerían las de Quintiliano y De-
móstenes, junto con la divinidad de Apolo ;
de que dan testimonio sus
obras en la una y felices

otra facultad, pues mereció por ellas ser llamado El Divino. Tuvo por patria esta noble ciudad,
fué de honrados padres, dotado de grande virtud , de hábito eclesiástico, y beneficiado de la i°~le-
sia parroquial de San Andrés, no tuvo orden sacro, pero con los frutos del beneficio se sustentó

toda su vida, sin apetecer mayor renta ; y aunque el cardenal don Rodrigo de Castro, arzobispo
de Sevilla, deseó tenello en su casa y acrecentalle en dignidad y hacienda, no pudieron el li-
cenciado Francisco Pacheco ni el racionero Pablo de Céspedes (íntimos amigos suyos) persua-
dille que le viese. Tuvo Fernando de Herrera, demás de los dos, otros muchos amigos: al

maestro Francisco de Medina, á Diego Jirón , á don Pedro Vélez de Guevara , al conde de Gél-
ves, don Alvaro de Portugal, al marqués de Tarifa, á los insignes predicadores fray Agustín Sa-
ludo y frayJuan de Espinosa, y otros muchos que parecen por sus escritos amólos tan fiel
y ;

desinteresadamente, que á los mas ricos y poderosos no solo no les pidió, pero ni recibió nada
dellos, aunque le ofrecieron cosas de mucho precio antes por esta causa se retiraba de comu-;

nicarlos. La profesión de sus estudios se compone de muchas partes, aunque muchas veces se
indignó contra el vulgo ^porque le llamaba El Poeta, no ignorando las prendas que para serlo
perfectamente se requieren; pero sabíala significación vulgar de este apellido ; y constándonos
su voluntad ,
parece conveniente darle la poesía por una parte, y no la mayor, como lo hiciéramos
con Tito Livio, si las obras filosóficas que escribió no se hubieran perdido, con la mayor parte de
Leyó Fernando de Herrera con particular atención todo lo que la antigüedad ro-
su historia.
mana y griega nos dejó en sus mas corregidos ejemplares, y de los autores posteriores lo mas ;
porque supo la lengua latina y griega con perfección, y las vulgares como los mas cortesanos
dellas ; tuvo lección particular de los santos, supo las matemáticas y la geografía, como parte
principal , con gran eminencia ; no fué menor
cuidado con que habló y trató nuestra lengua
el

castellana. Los versos que hizo fueron frutos de su juventud y porque del juicio de ellos habla- ,

H. xvi-i. b
n„ APUNTES BIOGRÁFICOS
ron doctos varones, digo solamente que no sé cuál de los poetas españoles se pueda con mas
razón leer como maestro, ni que así guarde sin descaecer la igualdad y alteza de estilo. Los amo-
rosos en alabanza de su Luz (aunque de su modestia y recato no se pudo saber), es cierto que los
dediGó á doña Leonor de Milán , condesa de Gélves, nobilísima y principal señora , como lo ma-

uifiesta la canción v del libro segundo, que yo saqué á luz año 1619, que comienza Esparce :

en estas flores; la cual, con aprobación del Conde, su marido, aceptó ser celebrada de tanto in-

genio.Fué Fernando de Herrera muy sujeto a corregir sus escritos cuando sus amigos, á quien
aunque fuese reprobando una obra entera, la cual rompía sin duelo. Fué
los leia, le advertían,

templado en comer y beber, no bebió vino; fué honestísimo en todas sus conversaciones y
amador del honor de sus prójimos nunca trató de vidas ajenas ni se halló donde se tratase de
;

ellas fué modesto y cortés con todos, pero enemigo de lisonjas, ni las admitió ni las dijo á na-
;

die (que le causó opinión de áspero y mal acondicionado) vivió sin hacer injuria a alguno y sin
;

dar mal ejemplo. Las obras que escribió son : las Anotaciones sobre Garcilaso; contra ellas salió

una apología (ajena dela candidez de su ánimo), á que respondió doctamente; escribió la Guerra

de Chipre y citoria de Lepanto, del señor don Juan de Austria ; Elogio de la vida y muerte
de Tomás Moro. Estos tres libros se estamparon, y un breve tratado de versos, que está conte-
nido enel que yo hice imprimir demás desto, hizo muchos romances, glosas y coplas castella-
;

nas, que pensaba manifestar; acabó un poema trágico de los Amores de Lausino y Corona,
compuso algunas ilustres églogas, escribió la Guerra de los gigantes, que intituló la Giganto-
maquia; tradujo en verso Rapto de Proserpina de Claudiano, y fué la mejor de su s
suelto el

obras deste género todo esto no solo no se imprimió, pero se perdió ó usurpó, con la Historia
;

general del mundo hasta la edad del emperador Carlos V, que particularmente trataba las ac-
ciones donde concurrieron las armas españolas, que escribieron con injuria ó envidíalos escri-
tores extranjeros la. cual mostró
;
acabada y escrita en limpio á algunos amigos suyos el
año 1590 ; en segunda vez la batalla naval, y preguntado por qué, respondió
ella repetía

que la impresa era una relación simple, y que esta otra era historia, dando á entender que tenia
las partes y calidades convenientes al fin, remitiéndome á sus obras, cesarán mis cortas alaban-
;

zas, y á las objeciones de los envidiosos de su gloria no parecerá demasía lo que habernos refe-
rido, viendo el sugeto presente no solo estimado, pero celebrado con encarecidas palabras en los
escritos de los mejores ingenios de España pues sus versos, que es lo menos (como referia Alonso
,

de Salinas), los ponia el Torcuato Tasso sobre su cabeza, admirando en ellos la grandeza de
nuestra lengua ; cuya elocuencia es propia de Fernando de Herrera, pues fué el primero que la

puso en tan alto estado, y por haberle seguido tantos y tan excelentes hombres, dijo con razón el

maestro Francisco de Medina en la carta al principio del comento de Garcilaso, que podrá Espa-
ña poner á Fernando de Herrera en competencia con los mas señalados poetas y historiadores
de las otras regiones de Europa; al cual, habiendo sido de sana y robusta salud, llevó el Señor
á mejor vida en esta ciudad á los sesenta y tres años de edad , el de 1597.»
Tal fué la relación de la vida de Fernando de Herrera que nos dejó escrita su amigo y admi-
rador el ilustre artista Francisco Pacheco.
Tuvo Herrera un gran talento poético y una erudición vastísima , tal vez mas de t
la que ne-
cesitaba para la composición de sus obras. Descoso de llevar adelante la empresa de conseguir
para su patria lo que Garcilaso habia tan felizmente comenzado, se dedicó á la perfección del

lenguaje poético, imitando en á los griegos y latinos como á los italianos. Algunas
mucho así

veces incurre en afectación, otras en oscuridad. Celebró en muchos de sus sonetos y en varias
de sus elegías á una dama con nombre de Luz, de Eliodora, de Lucero y de Lumbre, por lo
el

cual se cree que estaba enamorado de ella. La poca vehemencia con que están escritos estos ver-
sos revela que en poeta no habia la pasión que nos cuentan los que han tratado de su vida. No
el

creo que Herrera tuviese amor sensual, y aun estoy por decir que ni platónico. En sus versos
amatorios todo es arte ; todo arte, nada entusiasmo.
Arte tienen sus versos heroicos, arte sus canciones á la muerte del rey don Sebastian y á la
DE DON FRANCISCO DE MEDRANO. xxm
batalla de Lepanto, arte aquella poesía donde se leen estos versos, magníficos por la dicción
y por
el pensamiento filosófico que encierran :

Aquel que ubre tiene


De engaño el corazón, y solo estima
Lo que ú virtud conviene,
Y sobre cuanto precia
El vulgo incierto su intención sublima,
Y el miedo menosprecia,
Y sabe mejorarse,
Solo señor merece y rey llamarse.

Indudablemente algunas de las canciones y algunos de los sonetos y tal cual elegía de Her-
rera son y serán monumentos de grandilocuencia, modelos de sublime decir y espejo délos
ingenios que quieran presentar de un modo admirable los rasgos que la imaginación les inspire.
Desconfiado de todo lo que escribía, nunca bailaba Herrera la perfección en sus obras ; asi

compuso de nuevo la Historia de la batalla naval , así muchas de sus poesías. Sin embargo, Her-
rera sustentaba la opinión de que el no acertar era de cualquiera de los hombres (1 ).

Severo consigo mismo, severo fué también con los demás ; lo cual le atrajo odios, que despre-
ciaba conla moderación del sabio. Amigo de sus amigos y buen maestro de buenos discípulos, su

fama hubiera tal vez perecido ó quedado en la oscuridad si después de su muerte no hubieran Pa-
checo, Rioja, Duarte y otros salvado por medio de la imprenta aquellas obras que sus émulos
ocultaron ó destruyeron. De su poema La Gigantomaquia, que escribió en los primeros años de
su juventud, solo se conservan estos dos versos, famosos por su armonía imitativa :

Un profundo murmurio lejos suena


Que el hondo ponto en torno todo atruena.

Conti, Mauri, Henschel y otros han traducido al italiano, al francés y al alemán algunas de
las obras de Herrera.

DON FRANCISCO BE MEDRANO.


Apenas hay noticias de este ingenioso poeta. De nuestros críticos solo Nicolás Antonio y Ve-
lazquez hablan de sus escritos. Floreció en el siglo xvi, tuvo por patria á Sevilla, visitó á Italia, y
Roma fué la ciudad adonde lo llevaron pretensiones que, según denotan algunos de sus versos,
no alcanzaron el dichoso fin á que aspiraban. Regresó á su patria, sin que se sepa el año ni el

lugar de su muerte. En 1617 vieron la luz pública sus obras en Palermo al fin de los libros De
los remedios de amor, imitación de Ovidio hecha por el Yenégas de Saavedra.
sevillano Pedro
Don Francisco üe Medrana fué el mejor de los imitadores de Horacio. Sin duda compite
igualmente con fray Luis de León en seguir las huellas del famoso lírico venusino; poeta filosó-
fico, lengua castellana, y siguiendo los ex-
dotado de excelente gusto literario, conocedor de la

celentes modelos de Horacio y otros ingenios latinos, sus odas y sus sonetos merecen el aprecio
de los que amen las glorias literarias de la nación española.
Para mí la verdadera poesía es la filosófica, porque se encamina
noble fin de enseñar y de
al

engrandecer al hombre. Por eso tengo en tan alta eslima las obras deMedrano. Muchas de sus
odas son imitaciones de Horacio, pero (i i rígidas á algunos de sus amigos. Así en la pluma de

Medrano se convierte Licinio Murena en don Antonio Rosel, Cayo Crispo Salustio, nieto del

(1) Pacheco, Arte de la pintura.


XX1V APUNTES BIOGRÁFICOS
historiador del mismo nombre, que no me atrevo á pronunciar sin respeto, en el licenciado

Francisco Flores; Mecenas en Juan Antonio del Alcázar, Postumo en Fernando de Soria, Porn-
peyó Grosfo en el cardenal arzobispo de Sevilla, Niño de Guevara.
Entre las odas de Medrano hay una, que se intitula La profecía del Tajo, muy semejante á la

que León compuso con igual epígrafe. Uno y otro ingenio tomaron de la oda que
fray Luis de
Horacio escribió á Marco Antonio proponiéndole el ejemplo dePáris para separarlo de Cleopatra
la media luna, á
y de la guerra civil, el pensamiento de amenazar á Rodrigo con las huestes de
fin de desviarlo de los amorosos lazos de Florinda. Hay, sin embargo, una gran diferencia. La
j;

oda de fray Luis de León se aparta bastante de la de Horacio la de Medrano ;


es una imitación
de esta, tal y tan grande, que á veces mas se asemeja á traducción. Una y otra, sin embargo,

merecen estudiarse como joyas literarias de España.

PABLO DE CÉSPEDES.

Fué natural de Córdoba racionero Pablo re Céspedes, hijo de Alonso y de doña Francisca
el
en que se
de Mora. Estuvo en su patria desde el año de 1538, en que nació, hasta el de 1556,
trasladó á Alcalá de llenares para estudiar las facultades mayores y las
lenguas orientales.

Estuvo dos veces en Roma, donde se perfeccionó en la pintura y arquitectura al lado de gran-
des maestros que Italia entonces tenia.
Fué procesado por de Vallaclolid en 1560 por haberse hallado entre los papeles
la inquisición

del arzobispo de Toledo, don Bartolomé de Carranza, una carta escrita por Céspedes en Ro r
fray

ma el año anterior, donde hablaba con gran libertad en contra del Santo Oficio y del inquisidor

general don Fernando de Váleles. Durante el proceso Céspedes permaneció en Roma, burlando la

saña de sus perseguidores. No consta cómo pudo amansarla. En setiembre de 1577, habiendo
poco antes, según parece, regresado á su patria, tomó posesión de
una prebenda en la catedral
por su saber y por sus virtudes.
de Córdoba, ciudad donde vivió y murió muy amado de todos
bien de per-
Dedicado á las letras y á la pintura, trató á los hombres mas doctos de su siglo,
por En diferentes ocasiones pasó á Sevilla á morar en compañía de
sona á persona, bien escrito.
Francisco Pacheco, cual lo tenia en tan alta estima, que para él era
su ilustre amigo el pintor el

uno de los mejores coloristas de España.


Escribió varios opúsculos de algunos solo se conservan fragmentos, de otros solamente la
;

memoria (1).
poema que compuso del todo ó que dejó á medio escribir, existen al-
Del Arte de la pintura,
gunos pasajes de gran valor literario, salvados del olvido por Pacheco. Las valientes octavas,
la

sencilla y docta elegancia en el decir, la grandiosidad de las ideas, la famosa prosopopeya de

Miguel Ángel y la pintura del caballo, hacen de esta obra la mejor de las didácticas que hay en
lengua castellana. Nada tiene que envidiar Céspedes en el Arte de la pintura á Virgilio en las
Geórgicas. En estrecha amistad con Pacheco, Herrera, Medina y otros poetas de la escuela se-
villana, sus versos son hijos del ingenio y del buen gusto.

perspectiva teórica y práctica Discurso so-


(1) Discurso sobre la antigüedad de la catedral de Córdoba ; Tratado de ;

escultura.
bre el templo de Salomón ; De la comparación de la antigua y moderna pintura y
DE FRANCISCO PACIIKCO Y FRANCISCO DE RIOJA. x.w

FRANCISCO PACHECO.

Nació Francisco Pacheco el año de 1571 en la ciudad de Sevilla. Fué excelente pintor, pero

mas teórico que práctico. Compuso un Arte de la pintura, que vio la luz pública en 1649, y

¡además unos reparos contra memorial de don Francisco de Quevedo, sustentador del patro-
el

nato de Santiago en oposición de los que querían hacer compatrona de España á Santa Teresa.

Casó á su hija Juana con el célebre pintor y discípulo suyo don Diego Velazquez, y murió el año
de 1654. Francisco Pacheco, que dio ala pintura un arte, acompañó sus preceptos con sus obras.
En su casa vio la morisca Sevilla, madre de poetas pintores y de pintores poetas, academia de
ciencias, academia de artes. Rioja, el que inmortalizó en sus cantos las ruinas de Itálica; el sabio

maestro Medina, el grandilocuente Arguijo, prestaron los auxilios de sus ingenios poderosos á
Pacheco para vencer las dificultades del arte. Pacheco á Arguijo, al maestro Medina y al mismo

Francisco de Rioja prestó también los suyos para vencer los de las letras. No fué el último que

ornó con ñores salpicadas de sus lágrimas la tumba del ingenioso Montaban. Para enseñar á su
yerno Velazquez puso el cielo el pincel en sus manos ;
para cantar sus glorias no le negó la

pluma.
Al morir el cisne divino del divino Bétis, Céspedes cedió á Pacheco el lauro de eternizar el

semblante de su amigo, y en sonoros versos pintó á la reina del y amor la hermosura, después de
abandonar en su carro de oro los mares, surcando las auras de Andalucía por entre una niebla
trasparente y pura, y repitiendo en voz dolorida el nombre de Fernando de Herrera; deFernando
de Herrera, cuyas obras en vano el injurioso desden de sus contemporáneos pretendió entregar
al olvido. Pacheco las cubrió con manto de su inmortalidad, .dándolas á la estampa con la ima-
el

gen de su autor insigne, aquel que temió y osó, pero en quien pudo mas la osadía, para gloria
de las letras españolas.

Pacheco, en poco que de sus poesías ha llegado hasta nuestro siglo, se muestra ingenioso
lo
bien aparece con mas sencillez al manifestar los
y correcto imitador de Fernando de Herrera, si
pensamientos.
Sus dos epigramas son muy apreciables, y el asunto de uno de ellos ha quedado como pro-
verbio.

DON FRANCISCO DE RIOJA (1).

El licenciado don Francisco de Püoja, racionero ó canónigo en la iglesia de Sevilla, fué natu-
ral de esta misma ciudad, según se afirma. Estudió leyes, y en tal facultad tomó el grado de li-

cenciado. Sus graves estudios y su claro talento le granjearon la estimación de las personas doc-

tas ó aficionadas á las buenas letras.

Moraba en su patria cerca del convento de San Clemente el Real, en una casa cuyo hermoso
jardín fué visto y cantado por el célebre Lope de Yega Carpió.
Cuando el rey Felipe IV bajó á Andalucía, en el año de 1624, su valido el conde-duque de
Olivares, que antes habia tratado mucho á Rioja, bajo el pretexto de ocupaciones literarias (2),

(1) Sedaño describe así el semblante de Rioja : (2) Ortiz de Zúñiga, en sus Anales de Sevilla, escribe :

«El licenciado don Francisco de Rioja fué bien propor- « Don Francisco de Rioja, canónigo, inquisidor del
donado de cuerpo, la cabeza grande y prolongada, el tribunal santo de Sevilla y del Supremo, logró merecido
semblante modesto, apacible y meditador; el color valimiento con el conde-duque don Gaspar de Guzman,
blanco los ojos rasgados, penetrantes y vivos; las cejas
, á quien supo tratar mas verdades que lisonjas, y seguir-
grandes, eminentes y triangulares, y el cabello, bigote y le igual en ambas fortunas, con crédito siempre de varón
barba crespo, no muy poblado y bien puesto.» entero en intención y en dictámenes. No me consta de
xxvi APUNTES BIOGRÁFICOS
lo sacó de su retiro para llevarlo á la corte. En ella fué (según Sedaño) abogado consultor de
Felipe IV, bibliotecario del Rey y su cronista.
En la biblioteca formó un buen índice, loado por Lope (encubierto con el nombre de Bur-
guillos):
El índice que á su mimo
Traiga el libro sin congoja,
Fué cuiílado de Rioja
."Nuestro docto sevillano.

Obtuvo después la plaza de inquisidor de Sevilla, y mas larde la de la suprema y general In-

quisición. En 1036, dia 10 de noviembre, tomó posesión de la silla de racionero en la catedral


de Sevilla, sin que conste el año en que recibió las órdenes sacerdotales.

Sedaño cuenta que por haberle atribuido la corte ciertas sátiras decayó en el valimiento del
conde-duque de Olivares, y que padeció los rigores de una estrechísima prisión por espacio de
mucho tiempo. Ignoro los fundamentos de esta noticia (1).
Rioja, por encargo del Conde-Duque, escribió contra los catalanes, rebeldes a Felipe IV, el

papel llamado Aristarco ; Rio.ia permaneció á su lado en las prosperidades del valido del Rey ;

Rioja acompañó en un coche al Conde-Duque cuando este, perdida la gracia del Soberano, to-
mó el camino de Loeches con su confesor solamente.
Muerto su protector y amigo, Rioja, desengañado del mundo, retiróse á su patria hasta que

el cabildo eclesiástico de Sevilla lo nombró su agente en la corte.


Rioja murió en Madrid el viernes 28 de agosto de 1659. Debió nacer á fines del siglo xvi, pues
ya en 1617, por encargo del pintor Francisco Pacheco, su fiel amigo y admirador, escribió el

prólogo de las poesías de Fernando de Herrera, que andaban casi perdidas por no haber querido
darlas á luz correctamente su autor ilustre (2).

Escribió Rioja varias poesías de asuntos amatorios ó filosóficos. Las primeras se asemejan
tanto á las de Herrera, que pueden con ellas confundirse, pues unas y otras son iguales en los
defectos y en las bellezas. Las poesías filosóficas tienen gran mérito y están reconocidas por las
primeras de su género en España. La canción á las ruinas de Itálica, si bien imitación de la de
Rodrigo Caro al mismo asunto, es grandiosa en la entonación, grandiosa en los pensamientos.
La epístola moral á Fabio puede colocarse sin desventaja al lado de los mas perfectos modelos
de la poesía latina. ¡Lástima ciertamente que, quien tan sublimes preceptos de moralidad filosó-

cierto si fué natural de Sevilla. De ella le sacó la pers- grande fábrica del Sagrario Nuevo de la metrópoli de Se-
picacia del Conde ó su con lianza, con pretexto de ocupa- villa,por don Fernando de la Torre Farfau, Sevilla, 1663.)
ciones literarias, y su modestia se contentó con crecer García Coronel, en sus Cristales de Helicona, segunda
poco en las mayores.» parte, refiere así á una dama la academia que se hizo en
(1) En 1637 fué Rioja juez de un certamen , según re- un jardín del Prado de Madrid, en el soneto que sigue :

sulta de esta noticia:


«No me puedo detener á oirás muchas razonesque quizás El teatro un jardín con varias (lores,

le parecerán de pié de hunco; solo quisiera ver qué asien- Luz poca, en muchas velas prevenida ;

to le hace la de aquella Real Academia que mereció en el


Hermosura ignorada de escondida
,
,

I>e par en par ministros y señores.


paraíso de la tierra (en el Duen Retiro) la presencia de su
Secretario un poeta de menores,
majestad, ano de 1837, donde en un asunto hurlesco (píese Oración escuchada, no entendida ;
escrihió con este metro (pies quebrados dice), v. gr.,á Mar- La gracia en un vejamen mal vestida ,

tin de Figuei oa se le dio el primer premio y á Pedro Mén- Y con menos vergüenza que primores.
dez el segundo, porque los mas pies quebrados fueron de A cuatro solamente reducidos

cinco sílabas, habiendo de ser de cuatro. Diérasele el pri- Los poetas por un pedante lego,
En su mesma ignorancia disculpado.
mero si se ajustara al ritmo. Pues vamonos hacia los jue-
Muchos versos, y pocos aprendidos
ces, que no lo entenderán fuéronlo no menos que el prín-
;
Torpe rumor, llorar cantando un ciego,
cipe de Esquiladle, el señor Luis Méndez de Haro, el Fué la academia, oh Lisida, del Prado.
conde de la Monclova, don Francisco de Calalayud, don
Antonio de Mendoza, Francisco de Rioja y don Gaspar (2) Según Rodrigo Caro, dijo un satírico de aquel
BoDifaz. Presidió Luis Vélez de Guevara fué secretario ,
tiempo :

Alonso de Batres, y fiscal don Francisco de liojas.» Esto hace que valga tan de balde
{Templa panegírico al certamen poético que celebró la El millar de las rimas y Mínelos,
hermandad del Santísimo Sacramento, estrenando la Que el divino Herrera escribe en balde.
DE DON JUAN DE ARGHJO. mil
fica nos dio en estas obras y en sus excelentes silvas, fuese consultor, y aun mas quo ronsultor,
amigo estrecho del conde-duque de Olivares 1 Al leer las máximas de Mioja no puedo menos de
recordar las de Séneca y sentir que la sabiduría se haya asociado alguna vez á los Nerones y á
los condes de Olivares (1).

DON JUAN DE ARGÜIJO.


Don Juan de Argüijo nació á mediados del siglo xvi en Sevilla, y fué hijo del veinticuatro de

la misma ciudad don Gaspar y de doña Petronila Manuel, ambos de claro linaje. Aprendió hu-
manidades y dedicóse a la poesía y á la música. Tomó por nombre poético el de Arcicio. No
ocupó en Sevillael cargo de veinticuatro, después de la muerte de su padre, en su vacante mis-
ma, sino en la que dejó por renuncia un Lope Zapata. El 7 de abril de 1590 tomó posesión de
su cargo Don Juan de Argüijo. Su celo y honradez le atrajeron el respeto del cabildo ;
por eso
las principales comisiones le fueron siempre confiadas. En 1600 examinó con Cristóbal Nuñez el

poema que de la conquista de la Bética compuso y dedicó á la ciudad de Sevilla el famoso inge-
nio Juan de la Cueva. Antes de esto fué nombrado procurador en Cortes para las convocadas
por Felipe III en 1598, si bien dos veinticuatros se opusieron á la manera con que la elección
habia sido hecha.
Argüijo renunció el cargo de procurador, no en alguno de los que lo contradijeron ni por
los que lo contradijeron, sino en don Juan de Zúñiga, y desempeñó durante la estancia de este
en la corte la administración que este misino tenia de los almojarifazgos. Amante de las letras,
fué Argüijo uno de los protectores mas incansables que tuvieron estas.Lope de Vega se confiesa
agradecido á la protección de Argüijo , según se colige de las dedicatorias de La hermosura de
Angélica, La Dragontea y las Rimas.
En 1595, cuando pasó por Sevilla la marquesa de Denia, esposa del duque de Lerma, valido
del rey Felipe III, gastó Argüijo en su obsequio la cantidad de cuatro mil ducados.
Tales fueron los dones y las limosnas de Argüijo, que llegaron á disminuir sus rentas, de mo-
do que, mas que con las suyas propias, tuvo que mantenerse en los últimos dias de su vida con
las de su consorte.
Argüijo escribió una relación de las fiestas de toros y cañas con que en 1617 se celebró en
Sevilla la pureza de María. Ortiz de Zúñiga, en los Anales de esta ciudad, copia un largo pasaje
de descripción tan curiosa.
También escribió cartas de gran valor literario. Lope habla de ellas en su comedia La Da-
ma boba.
En 1622 renunció el oficio de veinticuatro, y desde esta fecha ningunas noticias mas se sa-
ben de este ingenio.
Argüijo fué excelente poeta; correcto, ingenioso y noble en los pensamientos. Pocas obras
se conservan suyas la mayor parte sonetos, en los cuales aventaja á los de Lope á los de Que-
; ,

vedo y á los de los Argensolas. Una grandilocuencia notabilísima, unos pensamientos vigorosos
y una moralidad filosófica son los caracteres de los sonetos de Argüijo. Tal vez suele imitar á
algunos epigramas latinos ó griegos ;
pero nunca la imitación deja de ser superior al original.

Aun serian mas apreciables y apreciados los sonetos de Argüijo por la generación presente si no
hubiera buscado el poeta casi todos sus asuntos en las historias griega y romana y en la mitolo-

(1) Escribió Rioja el Aristarco, ó censura de la procla- tura de Pacheco).— Avisos á predicadores. — Se atribuye
macion católica de los catalanes.— YA Ildefonso, ó (rutado falsísimamente á Rioja un papel satírico en verso con
de la purísima concepción de nuestra Señora. Carla — el título de La cueva de Meliso.
sobre el titulo de la Cruz ( léese al fin del Arte de pin-
xxvni APUNTES BIOGRÁFICOS
gía. Muchos había en la Europa de su siglo y del anterior muchos donde el filósofo hubiera po- ,

dido enseñar con mas fruto mas Arguijo, como todos los sabios de su tiempo, estudiaba solo
;

en los autores de la antigua (¡recia y de la antigua Roma. Los nombres griegos y romanos so-
naban mejor á sus oidos que los de sus contemporáneos ó mas inmediatos antecesores.

BALTASAR DEL ALCÁZAR.


Baltasar dkl Alcázar nació en Sevilla por los años de 1530. Sus padres fueron don Luis y
doña Leonor León. Dedicóse en edad conveniente Alcázar a la carrera de las armas. Militó en
las naves del famoso marqués de Santa-Cruz, hallándose en jornadas contra franceses y peleando
como bueno hasta conseguir la victoria. Prisionero por haber llevado su valor á mas de lo que
la prudencia consentía, consiguió su rescate. Hurtó á las armas algunos ratos que dedicó á la
geografía , á las lenguas vulgares y á y por último á la historia natural.
la latina,

Unos autores dicen que estuvo casado con doña Luisa Fajardo , hija de un veinticuatro de Se-
villa ; otros afirman que su esposa se llamaba doña María de Aguilera, hija del mariscal de

León, del hábito de Santiago.


Residió algún tiempo en Ronda y Jaén , fué alcalde de la hermandad de los hijosdalgo y teso-
rero de la casa de moneda.
Cuentan que sirvió muy bien cerca de veinte años, en la villa de los Molares, á los segundos
duques de Alcalá, don Fernando Enriquez de Rivera y doña Juana Cortés, en los cargos de al-
caide y de alcalde mayor.
Fué gran músico , y no menor en la composición , hasta el punto de dar regalado tono á al-
gunos de sus madrigales.
Aficionado á la pintura, trabó amistad con Francisco Pacheco y le regaló un libro que en los
floridos dias de su lozana juventud habia formado de dibujos de paisaje.
Tuvo por hermano á don Melchor del Alcázar, alcaide de los alcázares reales de Sevilla, el
cual fué padre de un Baltasar, señor de Puñana.
Amó mucho á su hermano, cuyo retrato, entre los de otros ilustres sevillanos, se debió al

pincel del gran Pacheco. Alcázar escribió á esta obra unos versos que dicen :

Fuese al cielo , y trocó á gloria


Todo este mundano trato ;

Quedó su antiguo retrato


Que eternice su memoria.
Hecho este felice trueco,
Dio al retrato nueva luz
Protógenes andaluz,
Por otro nombre Pacheco.

Murió Alcázar en 1606, el dia 16 de enero, á los setenta y seis años de edad.
Estudió con gran aprovechamiento los epigramas de Marcial y la lengua española. Sus versos
son puros, dulces y elegantes; su ingenio para los chistes sazonadísimo, y tal la sencillez de su
manera de expresar los pensamientos, que parecen trasladados al papel del mismo modo que se
han concebido, sin que el arte se haya usado por el poeta.
Fué muy dado Alcázar á copiarse. Así se ve, por ejemplo, que su famosa poesía La Cena tie-

ne el mismo pensamiento que aquellos epigramas que empiezan:

Revelóme ayer Luisa....


Donde el sacro Béüs baña,...
AXIX
DE BALTASAR DFX ALCÁZAR.
También con el mismo pensamiento se halla este epigrama, que no está incluso en el texto (1 )

Óyeme, así Dios le guarde, Llámelo, y desque me vido...

Que te quiero, Inés, contar Escúchame con reposo,


Un cuento bien de gustar Que es el cuento mas donoso
De cuantos habrás oido.
Que me sucedió esta tarde.
Has de saber que un francés Díjele, amigo, á contento,

Pasó vendiendo calderas ¿Cuánto por esta caldera...?

Estáme atenta no quieras No me escuchas ;


pues yo muera
,

Que lo cuente en balde, Inés. Sin olio si te lo cuento.

maleante de Alcázar se halla retratada con toda fidelidad en el siguiente


La condición festiva y

epigrama inédito
De Carmoua el eco es mona ,
Y así, acuerdo prclendello,
De Guadalajara, jara, Pues tengo andado ya en ello
Y de Barcelona, lona : Hasta llegar á bellaco;

Destos tres ecos tomara Cumpla el generoso Baco


Ser yo el eco de Carmona; Lo que falla para sello.

Entre las muchas finezas de amigo que tributó al pintor y poeta Francisco Paoheco, deben
contarse las redondillas siguientes :

El que sustentar quisiere Pero , como no nací

Vuestra amistad , buen Pacheco, Tan libre que pasar pueda


Ha de hacer un gran trueco Lo que debo en la moneda
De sus cosas, si pudiere. Con que vos compráis de mí
El deseo, porque afloje, Duéleme que se suspenda
Enviallo a" Gibraltar, Sin causa el venirme á ver,

Y poner en su lugar Porque no quiero entender


Olroque menos congoje. Lo que no es razón que entienda.
La voluntad ,
que se estima No mas gozad en buen hora
;

Con razón por don divino, Sin torcer la voluntad ,

Trocaüa con el vecino, La gustosa libertad


Dando dineros encima. Pues es en vos tan señora.
Procurar que el corazón Yo pasaré en vuestra ausencia
Si no hay á quién , dallo á ferias Bien ó mal con mi deseo ;

Haga callo en sus miserias, Alegrarémesi os veo,


Donde dé la sinrazón; Si no, prestaré paciencia.

La última composición que escribió Alcázar fué una intitulada Tribco. Dedicóla á su amigo
Pacheco, pidiéndole su parecer acerca de los medios que proponía para vivir ajeno de la malicia

humana. Concluía sus versos Alcázar diciendo :

Dadme parecer en esto,


Porque voy con presupuesto
Que si os pareciere á vos
Que el mundo se quede á Dios,
Ponello por obra presto.

Francisco Pacheco le respondió en los términos siguientes :

Prudente acuerdo es dejar Juntamente es mi consejo


Elmundo cuando podéis ;
Hagáis lo que habéis escrilo

Que podrá ser, si queréis Que yo también me remito


Otra v%z, no le alcanzar. A tenerlo por espejo ;

Con esto obligáis á Dios Y á guardar con esperanza ,

Que no forme de vos queja ,


Por premio de esta victoria

Diciendo que el mundo os deja, Para conseguir la gloria


Y que no lo dejáis vos. El medio por do se alcanza.

(I) Asi de Baltasar del Alcázar como de Salinas y otros he adquirido poesías inéditas, impreso ya el texto. Al fin
del segundo lomo de esta colección irán como apéndice.
xxx APUNTES BIOGRÁFICOS

EL DOCTOR JUAN DE SALINAS.


El doctor Juan de Salinas , ó Salinas de Castro, nació (según se cree) en Sevilla en el último
tercio del siglo xvi. Abrazó el estado eclesiástico ; estuvo en Roma, donde compuso un poemita
burlesco sobre los Ejercicios de san Ignacio, que se ha impreso con muchas y desacertadas al-
teraciones, y hallóse en los últimos años de su vida sirviendo la plaza de capellán del hospital
de San Cosme y San Damián en su patria Sevilla. Murió por los años de 1640 (1).
En el Romancero general hay muchas obras de Salinas, impresas como de él, y también
anónimas (2). Entre las de Góngora se hallan algunas que pertenecen al mismo doctor.
Salinas en sus primeros tiempos fué poeta de muy buen gusto literario ; en los últimos se

convirtió en conceptista, y en todos demostró un gran ingenio, sazonado en las burlas, y de gran
delicadeza en la expresión de afectos amorosos.
Ni aun a sus amigos dejaba de castigar con sus donaires. En la justa poética que celebró Se-
villa á san Juan de Dios puso un jeroglífico don Diego Jiménez Enciso, caballero de Santiago,
alcaide del Alcázar de Sevilla , y autor de Los 3Iédicis de Florencia y el principe don Carlos,
comedias que entre las suyas le han granjeado algún crédito. Al pié del jeroglífico se leia esta
quintilla:
En sí son olas del mundo
Las glorias con que ofrecéis
A Juau con mayor profundo;
En ciso, no lo dudéis,
Ciento por uno tendréis.

Cuando vio el jeroglífico y leyó la copla hizo Salinas esta décima


Los misterios que en el viento
Fundar vuestra musa quiso
Como en ciso no es Enciso,
En si son sin fundamento.
Dad al tercer elemento
Su lugar, que es necio asunto
Subir conceptos de punto
Sobre supuesto tan vano,
Y sin saber canto llano
Meteros á contrapunto...

PEDRO DE QEIftOS.

El padre Pt;Dno de Qumós fué natural de Sevilla y perteneció á la orden de los clérigos meno-
res. Se ignora el año de su nacimiento, así como el de su muerte, si bien por conjeturas se cree
que este último debió ser el de 1670. Pasó parte de su vida en la villa de Umbrete. Cuando mu-
rió Felipe IV se hallaba de prepósito en el colegio de San Carlos en Salamanca (3), donde pu-
blicó una obra sobre las honras que aquella universidad habia hecho á la memoria del Monar-
ca (1666).
Escribió varios libros históricos y teológicos, de que apenas se conserva memoria, así como

(1) Yo tenia copia cíe la partida de defunción del doctor publicó la relación, que intituló Parentación real, de las
Salinas ; pero la lie perdido. Esta cita es de memoria. honras que al la universidad de
rey don Felipe IV hizo
(2) En el Romancero de Duran hay algunas obras de Salamanca, en que se hallaba prepósito de su colegio de
Salinas , las cuales no se repiten en este lomo. San Carlos. Otras grandes obras en teología , escritura y
(3) de Zúniga en sus Anales de Sevilla dice
Ortiz, , , : historia dejó sin perfección su muerte.»
« El padre Pedro be Qumós, de los clérigos menores,
DE DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE. ira
de una comedia que se intitula La Remediadora, si bien pudo esta ser obra de un don Francisco
Bernardo de Quirós, poeta sevillano y autor de otras obras dramáticas, entre ellas La batalla
del Tagarete.
Las líricas de Pedro de Quirós son bastante apreciables, no solo por el vivaz ingenio con que
están escritas, propio de los poetas andaluces, sino también porque, á vueltas de alguno que otro
resabio de mal gusto, se muestra el autor digno discípulo de los Herreras, Arguijos y Rio-
jas(l).

DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


Nació don Luis de Góngora y Arcóte en la ciudad de Córdoba, el jueves H de julio del año
de 1561 Tuvo por padre á don Francisco de Argote, letrado de gran concepto y corregidor
(2).

de Madrid y algunas ciudades. Su madre fué doña Leonor de Góngora. Como se ve, don Luis
dio la preferencia al apellido materno, naciéndose llamar Góngora primeramente.
Dicen que nació en la misma calle en que respiró el aura primera de la vida el famoso Mar-
cial (3).De quince años pasó á estudiar en Salamanca el derecho, al propio tiempo que las ma-
temáticas, la música y la esgrima. Su carácter inquieto y su edad juvenil, empleada en amo-

res, le acarrearon una pendencia con don Rodrigo de Vargas y don Pedro de Hoces, señor de
la Albaida, teniendo por padrino á su primo don Pedro de Ángulo, el cual recibió gravísimas

heridas. Don Luis apenas experimentó daño.


En Salamanca compuso la mayor parte de sus poesías amorosas y satíricas. Abrazó el estado
eclesiástico, no sin haber seguido por espacio de once años pretensiones en la corte, sin mas
frutos que un desengaño y sin mas premio que un beneficio en la iglesia de Córdoba. En 1593 fué
con el canónigo don Alonso Venégas á Salamanca á prestar obediencia en nombre del cabildo al
obispo don Jerónimo de Aguayo y Manrique. Enfermó de tal modo en esta ciudad, que fué te-
nido por muerto durante tres dias.
Treinta años dicen que asistió después en la corte con poco próspera fortuna. Solo por pro-
tección del duque de Lerma y del marqués de Siete-Iglesias consiguió una capellanía de honor
del rey Felipe III. El Conde-Duque, que apreciaba mucho su talento, concedió á dos de sus so-
brinos el hábito de Santiago.
En 1626 hallóse Góngora en la jornada que á Aragón hizo el rey Felipe IV, y en ella enfermó
de tal manera, que la reina Isabel de Borbon, que estimaba su ingenio, le envió los médicos de
su cámara á fin de que fuese asistido como su persona misma.
Cuando recobró la salud volvió Góngora á su patria. La dolencia le habia arrebatado la memo-
ria; no quiso dejar sin estragos la presa que habia elegido. Góngora se retrajo del trato de las
gentes, y murió al poco tiempo, en la tarde del lunes 23 de mayo del 1627. Recibió sepultura en
la capilla de San Bartolomé de la iglesia catedral, patronato de la casa de Góngora.
Este ilustre ingenio fué bastante escaso en bienes de fortuna. Cartas se conservan dirigidas á
Tamayo de Vargas, al licenciado Cristóbal de Herediay á otros caballeros, lamentándose de la
falta del dinero de sus alimentos.
Góngora fundó la secta de los llamados cultos (4). Quiso dar, como Herrera, á España un
(1) En la Biblioteca Colombina se halla un códice do y las Casas Deza escribe en el prólogo ríe las poesías de
poesías de Quirós. Se han escogido las mejores para esle Góngora: «Para que se conserve la memoria entre sus
tomo. pal ricíos no queremos dejar de notar aqui que las casas
Compuso además en prosa la Vida y virtudes del vene- que habitó don Luis son unas principales en la colación de
rabie padre Bartolomé Simorilli, y una Exposición sobre San Juan y Todos los Sanios situadas en la plazuela de la
el profeta Junas (lu Jonam prophetam commentaria). Trinidad, esquina de la calle de las Campanas.
(2) Pellicer, Lecciones sotaníes. (i) Don Félix de Arteaga ó mas bien el padre Paravi-
,

(3) anónimo del Panegírico por la poesía dice


El autor ¡
ciño, dice de Góngora :

«Don Luis de Gósgorí nació en la calle de Manía!, y sin


ninguna duda, ron mayor sal y no menores nervios en las
Hjjo de ^^ ^^
Padre mayor de [as musas,
veras que agudeza en las hurlas. >
Por quien las voces de España
Mi amigo el erudito cordobés don Luis Ufana Ramírez Se ven, de bárbaras, cuitas.
xxxii APUNTES BIOGRÁFICOS
lenguaje poético. Con los ejemplos antiguos de Juan de Mena y Juan de Padilla (el cartujano),
con los de los poetas cordobeses Lucano y Séneca, anteriores á aquellos en la Roma de los Césa-
res, ypor último, con los del caballero Marini en Italia y don Luis Carrillo en su patria misma,
introdujo voces y giros de la lengua latina, entre estos las mas violentas trasposiciones, á fin de
que las musas hablasen en un idioma distinto del vulgar. A esta manera de expresar las ideas, el

docto humanista Bartolomé Jiménez Patón dio el nombre de culteranismo (1).


Tuvo Góngora grandes admiradores y grandes contrarios. El padre Paravicino y el conde de
Villamediana fueron los que primeramente se dedicaron á imitar
Polifemo y las Soledades, el

poemas escritos en la nueva lengua. Se escribieron apologías, impugnaciones y sátiras (2). Gón-
gora agradeció las primeras, hizo responder á las segundas, y se encargó de castigar á los auto-
res de las terceras. En esto último no sé si obró con prudencia; pero, como en la sátira se creia
invencible, sin duda imaginó que no era bien que se ejercitasen en su contra armas en las cua-
les ninguno podia fácilmente aventajarle.
Góngora y sus discípulos enriquecieron la lengua española con muchos modos de decir, á cuál
mas elegante (3) también hicieron los últimos el grave mal de corromper el idioma hasta el
;

punto de escribir llamando en su auxilio, mas que á la razón, á la demencia.


Los enemigos de Góngora, los que en vida tan violentamente le combatieron, al fin se deja-
ron arrastrar del portentoso ingenio de aquel grande hombre, á quien desearon humillar por
cuantos medios estaban á sus alcances. Culto llegó á ser Quevedo culto llegó á ser Jáuregui, y ,

aun no estuvo inmune del culteranismo en ciertas ocasiones el que mas puro se mantuvo hasta
la muerte en oposición de la escuela de Góngora el gran Lope de Vega. De Góngora puede de- :

cirse con razón que fué como el Cid , que ganó batallas después de muerto.
¥A mayor de sus enemigos fué Lope, no obstante que este aparece como su admirador en mu-
chas de sus obras : ardid que el gran poeta dramático solia ejercitar con los que no quería bien.
Aficionado á Cervantes aparece Lope, y Lope en algunos de sus escritos revela el poco aprecio ó
afecto con que miraba al autor de Don Quijote, con perdón sea dicho de Clemencia y otros que
no han notado que Lope reprobaba la idea del libro que tanta fama ha dado al ilustre Cervantes.
Aficionado aparece también de Góngora Lope ;
pero Lope en lo oculto y aun en lo público reve-
laba siempre la enemistad de que se hallaba poseído.
Muchos de los elogios que da Lope á los poetas en el Laurel de Apolo, mas son irónicos que
verdaderos. Por eso, en respuesta al lema que puso en 1630 á este libro, Summa felicitas invidere
nemini, Pellicer escribió en la portada de las lecciones á Góngora el mismo año, Summa infe-
licilas invideri a nemirte.

Góngora siempre reconoció á Lope como el caudillo de sus contrarios

Musa mía sed hoy Muza , Defended el honor mío,


Si espada , si adarga acaso Aunque no está, yo lo íio

Empuña ó embraza el Parnaso, En la Vega Garcilaso.

La guerra de sátiras se hizo violentísima. Véase esta quintilla de Góngora contra Lope

Dícenme que hace Lopico


Contra mí versos adversos
Pero, si yo versifico
Con el pico de mis versos
A este Lopico lo pico (4).

(1) Gente ciega, vulgar y que profana (3) Calderón refiere que un barbero se equivocó al sa-
Lo que llamó Ratón culteranismo. car una muela, porbaberle dicho un culto que la dañada
Lope de Vega). (
cra ] a penúltima.
(2) Apologistas de Góngora fueron el conde de Villa- ...
Moreto
.
,,
. .

.. „ . „.. , ~ , . , .
cuenta entre las voces cultas
mediana , don Francisco de Córdoba abad de Rute, don ,
Libidinosa, crédula y obtusa.
José Antonio de Salas , el maestro don Francisco del \ i- , , . ,.
Penúltima, libidinosa, crédula y obtusa voces son
llar, Martin Vázquez Ciruela , don Juan Andrés Uzlarroz,
" sa,las ho y s,n
( ue el ue las P rofiera ° escnba Iiase lJor
(
don Martin de Ángulo y Pulgar, etc. ' l

Quevedo, Argensola, Lope, Jáuregui, Cáscales y otros ,?! „?,",. „ v 8L


impugnaron el nuevo estilo. ,í
W Blbll0leca Wa<aouaI
.
• ,

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codlce X'
o-,
DE DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE. xxxm
soneto siguiente
Góncora escribió contra los parciales de Lope el :

Patos del aguachirle castellana,


De cuyo rudo origen fácil riega,

Y tal vez dulce inunda vuestra vega


Con razón vega por lo siempre llana

Pisad graznando la corriente cana


Del antiguo idioma y turba lega ,

Las ondas acusad cuantas os niega


Mico estilo, erudición romana.
Los cisnes venerad cultos, no aquellos
Que escuchan su canoro fin los rios ;

Aquellos que de su docta espuma


Vistió Aganipe. ¿Huis? ¿No queréis vellos,

Palustres aves? Vuestra vulgar pluma


No borre, no; mas, patos, zabullios (1).

ó de uno de sus amigos y discípulos parece ser la respuesta que va a continuación:


De Lope
Pues en tu error impertinente aspiras
Zabullóme de pato por no verte,
¡Olí calavera cisne que en la muerte ,

Quieres cantar y por detrás respiras


Con las visiones que llegando admiras
Al tránsito fatal que te divierte,

Tu ya feliz ingenio está de suerte

Que en verso macarrónico deliras.

Hermanos, turba lega, zabullios;


Venid de Antón Martin que ya os espera ,

Cadáver vivo de .sus versos frios.

Aun no se le ha cerrado la mollera


Al padre de los cultos desvarios;
Rogad á Dios que con su lengua muera (2).

Á LOPE, EN OCASIÓN DE LOS LIBROS Qt'E ESCRIBIÓ.


CONTRA LOPE, POR LA ARCADIA.
Lopillo que me borres Aquí del conde Claros dijo , y luego
j
!
Por tu vida , ,

escudo Se agregaron á Lope sus secuaces,


Las diezy nueve torres del
Con la estrella «le Venus cien rapaces,
Porque, aunque tienes mucho viento, dudo
Y con mil soloquios solo un ciego.
Que
V tengas viento para tantas torres.
Con la epopeya un lanudazo lego
de Arcadia ¿No corres ,
Válgante los ! te
¡

pastor rudo? Con la Arcadia dos dueñas incapaces,


Armar de un pavés noble un
Nabal barbudo Tres monjas con la Angélica locuaces,
¡ Oh troncho de Micol! ¡
!

Y con el Peregrino un fray Borrego.


¡Oh brazos leganeses y vinorres
blasón almena;
Con el Isidro un cura de una aldea ,

No le dejéis en el

rocín alado
Con los Pastores de Belén Burguillos (3)
Vuelva á su oficio y al
Y con la Filomena un idiota.
En el teatro sáquele los reznos.
Vinorres, Tílis do la Dragonlea,
No tabique mas torres sobre arena
Candil, farol de la estampada fióla
Si no es que ya segunda vez casado,
,
De las comedias, siguen su caudillo.
Nos convierta los torres en torreznos.

dadero autor. El mismo Lope lo descubrió por un olvido.


(t) Biblioteca Nacional, códice M, 132. nombre
En las Flores de poetas ilustres se halla con su
Códice M, 132,' de la BibliotecaNacional.
(2)
Góncora contra una canción. Corrigióla y dióla de nuevo á luz como de
Hay también un soneto que se dice de
Finge Burguillos Un Tomé de Burguillos existió, como probaré
Lope en ocasión de haber escrito este la Jerusalen. seme-
en vida de Lope. Era un loco famoso en Madrid y
la
el autor que hablan negros: este y otro
jante á otro llamado Vinorres , que se cita en
Vimó, señora Lopa, su epopeya, comedias ha-
soneto de Gó.ngoiu. Calderón en una de sus
E por Diosa, aunque sa mucho lagante,
Que no hay neglo poeta que se pante, bla de él.

A Tomé Burguillos el loco se atribuye aquella copla


E si se paula, no sa negla eya, etc.

(3) Tomé Burguillos fué el nombre con que Lope com- Hoy hacen amistad nueva,
varias poesías festivas, y con ellas la Ga- Mas por Baco que por Febo,
puso y publicó Don Francisco de Que-bebo
tumnquia. Su amigo Salcedo Coronel declara de
un mo-
Y el grande Lope de beba.
el ver-
do indudable en los Cristales de Helicona ser Lope
xxxiv APUNTES BIOGRÁFICOS
MOTEJA DE BEBEDOR Á LOPE V QUE COMUMCABA CON UNA DAMA
IX AMADA MARTA.

Picho me han por una caria En vuestras manos ya creo


Que es lu cómica persona El plectro, Lope, mas grave,
Sobre los manteles mona, Y aun la violencia suave
Y entre las sábanas marta. Que á los bosques hizo Orfeo
Agudeza tiene liarla Pues .cuando en vuestro museo
l,o que me advierten después: A lo blando y ccbellit)

Que lu nombre del revés, Cuerdas rascáis al violin ,

Siendo Lope de la haz, No un árbol os sigue ó dos,

En haz del mundo y en paz Mas descienden sobre vos


Pelo de osla .María es. Las piedras de Balsain ( I).

Contra el padre Pineda, de la compañía de Jesús, autor de la Monarquía eclesiástica , por


no haber dado a Góngora el primer premio en el certamen de la canonización de san Ignacio de
Luyóla, este poeta escribió contra su juez el soneto siguiente, si es verdad lo que en un códice
de mi amigo don José María de Álava se dice :

¿ Yo en justa injusta expuesto á la sentencia


De un positivo padre azafranado?
Paciencia , Job, si alguna os han dejado
Los prolijos escritos de su ciencia.
Consuelo me si no paciencia
daréis,
Pues en suertes entré y fui desgraciado
En el mes que perdió el apostolado
Un justo por divina providencia.
¿Quién justa do la tela es pinavete,
Y no muy de Segura aunque sea pino, ,

Que ayer fué pino y boy podrá ser vele?


No mas judicatura de teatino,
Cofre, digo, overo con bonete,
Que tiene mas de tea que de tino.

Góngora no consintió que viesen la luz pública sus obras durante su vida. Después de su,
muerte recogiólas de manuscritos, mezcladas con las de otros autores, don Jerónimo de Hoces
(Madrid, 1639). En Sevilla, Bruselas, Lisboa, Zaragoza y otras partes se repitió la edición
primera, mas ó menos aumentada, mas ó menos corrompida.
Don José de Pellicer el Polifemó y el Panegírico del duque de Lerma,
comentó las Soledades,
á mas del romance de Píramo y Tisbe; García de Salcedo Coronel Las obras de versos largos ,

don Francisco de Amaya, la soledad primera; el licenciado Pedro de Ribas, la primera y la se-
gunda; don Cristóbal de Salazar Mardones, el romance de Píramo // Tisbe.
Góngora, en mi opinión, ha sido muy mal juzgado por los críticos. Tenia mas vehemencia y
estro poético que Fernando de Herrera, si bien era menos erudito. Indudablemente es el prime-
ro de los poetas españoles. Ninguno, cuando Góngora va por el camino del buen gusto, le aven-
taja en ingenio ;
ninguno, aun en las obras en que parece abandonado de la razón , tiene rasgos

mas sublimes y mas brillante colorido poético. En el Poiifemo y las Soledades, poemas que
han sido execrados mas por el nombre y el odio antiguo que por la lectura juiciosa y desapasio-

nada, se hallan pasajes que honrarían á los poetas mas famosos de cualquiera de los siglos, de
cualquiera de las naciones.
Dejo aparte el grandioso pensamiento, digno de competir con el de Lucrecio y Estacio : Pri-
mus in orbe déos fecit limor.
Mudo mil veces yo, la deidad niego,
No el esplendor á tu materia dura;
ídolos á los troncos la escultura,
Dioses hace á los ídolos el ruego.

(1) De los versos de Góngora contra Quevedo nada digo. El erudito señor Guerra y Orbe ya los tiene ofrecidos para
uno de los tomos de la Biblioteca.*
DE DON LUÍS DE CONGORA Y ARCÓTE. xxxv

Dejo igualmente otros que se hallan en sus sonetos. ¿Con qué es comparable la pintura de

aquella
Infame turba de nocturnas aves,
Gimiendo tristes y volando graves?

¿Con qué la del horror que ocasionaba la música del Cíclope?

La selva se confunde, el mar se altera ,

Rompe Tritón su caracol torcido,


Huye sordo el bajel á vela y remo :

Tal la música es de Polifemo.

Así describe el poeta á Calatea, enamorada de Acis aun antes de haberlo conocido :

Llamarálo, aunque muda, mas no sabe


El nombre articular que roas quería,
¡Ni lo lia visto, si bien pincel suave
Lo lia bosquejado ya en su fantasía.

Calatea al ver dormido á Acis,

No solo para, mas el dulce estruendo


Del lento arroyo enmudecer querría.

modo Calatea, en brazos de Acis, se turba al escuchar los instrumentos


músicos de
De este
Polifemo, su desdeñado y temible amante :

La ninfa los oyó; ser mas quisiera


Rreve yerba humilde y tierra poca,
flor,

Que de su nuevo tronco vid lasciva,


Muerta de amor, y de temor no viva.

El canto de Polifemo es de esta manera :

¡ Olí bella Galatea , mas suave


Que que tronchó la aurora,
los claveles
Blanca mas que las plumas de aquel ave
Que dulce muere y en las aguas mora

Sorda hija del mar, cuyas orejas


A mis gemidos son rocas al viento,
O dormida te hurten á mis quejas
Purpúreos troncos de corales ciento,
O al disonante número de almejas,

Marino, si agradable no instrumento,


Coros tejiendo estés, escucha un dia
Mí voz por dulce, cuando no por mía.
Pastor soy, mas tan rico de ganados,
Que los valles impido mas vacíos,
Los cerros desparezco levantados,
Y los raudales seco de los ríos.

iguales
En número á mis bienes son mis males.
Sentado, á la alta palma no perdona
Su dulce fruto mi robusta mano ;

En pié, sombra capaz es mi persona


De innumerables vacas el verano.
¿Qué mucho, si de nubes se corona,
Por igualarme, esta montaña en vano ,

Y en los ciclos desde esta roca puedo


Escribir mis desdichas con el dedo?
xxxvi APUNTES BIOGRÁFICOS DE DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.
Con mas afectación escritas las Soledades, no dejan de tener algunos magníficos rasgos poé-
ticos dignos de estudio. Tal es el canto en alabanza del pobre albergue

¡Olí bienaventurado
Albergue á cualquier hora !

No en tí la ambición mora.
Retamas sobre robre
Tu fábrica son pobre,
Do guarda, en vez de acero,
La ignorancia al cabrero
Mas que el silbo al ganado.

En las Soledades se halla la pintura de una culebra

Y lúbrica no tanto,
Culebra se desliza tortuosa
Por un pendiente escollo.

Como poeta satírico aventaja á todos en sus romances y letrillas; no pueden ser mas lindas
sus maliciosas ingeniosidades, ni mas puro su estilo, ni mas la sencillez elegante de sus versos,
En sus romances, bien sean pastoriles , bien caballerescos, bien moriscos, está llevada á la per-
fección el estudio de las cadencias. Muchos de los buenos que hay en lengua española no tie-

nen tan hermosa armonía como los de Góngora ; los de Góngora , verdadera piedra de toque para
conocer hasta el punto a que puedellegar la grandilocuencia.

Góngora, si en todas sus obras se hubiera dejado llevar mas del ingenio que del estudio, se-
ria reputado como el mas perfecto modelo de los poetas españoles. Aun algunas de sus mas ex-
celentes composiciones no se hallan inmunes de afectaciones y oscuridades.
Jusepe Martínez comparaba al Quevedo, autor de los Sueños, con el artista Jerónimo Bosco,
y Jovellanos a Lope de Vega con Lúeas Jordán, que con su facilidad pervirtió el arte. Góngora,
que lloró en tenebrosos versos la muerte del pintor Dominico Greco , merece el nombre del Greco
de la poesía.
POESÍAS
DE

GARCILASO DE LA VEGA.
JUICIOS CRÍTICOS,

DE FERNANDO DE HERRERA.
(En la vida de Garcilaso que precede á las anotaciones de la edición de Sevilla
por Alonso de la Barrera, año de ÍS80.)
Es de Garcilaso inafectado (como se dijo de Jenofon), ó por mas cierto, que ninguna
el estilo
afectación lo puede alcanzar. Habla con agudeza y perspicacia dispone con arte y juicio, con
,

grande copia y gravedad de palabras y concetos; que no podrá, aunque escriba cosas humildes,
inclinar su ánimo á oración humilde. Está lleno de lumbres y colores y ornato poético donde lo
piden el lugar y la materia... Los sentidos, ó son nuevos, ó si son comunes, los declara con cierto
modo proprio solo del, que los hace suyos, y parece que pone duda si ellos dan el ornato ó lo reci-
ben. Los versos no son revueltos ni forzados, mas llanos, abiertos y corrientes, que no hacen
dificultada la inteligencia sino es por historia ó fábula Es tanta la facilidad de la dicion, que
apenas parece que puede admitir números, y tanto el sonido de los números, que apenas pare-
ce puede admitir lenidad alguna etc. ,

En una anotación al soneto primero escribe el mismo autor : Garcilaso es dulce y grave (la cual
mezcla estima Tulio por muy difícil), y con la puridad de las voces resplandece en esta parte la
blandura de sus sentimientos, porque es muy afetuoso y suave; pero no iguala á sus canciones
y elegías que en ellas se excede de suerte, que con grandísima ventaja queda superior de sí mis-
,

mo, porque es todo elegante y puro y terso y generoso y dulcísimo, y admirable en mover los
afectos, y lo que mas se debe admirar en todos sus versos, cuantos han escrito en materia de
amor le son con gran desigualdad inferiores en la honestidad y templanza de los deseos porque ,

no descubre un pequeño sentimiento de los deleites moderados (¿mundanos?), antes se embebe-


ce todo en los gozos ó en las tristezas del ánimo.

DE DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO.


(En su República Literaria , impresa en 1603.

Ya en tiempos mas cultos escribió Garcilaso y con la fuerza de su ingenio y natural y la co-
,

municación con los extranjeros puso en un grado muy levantado la poesía. Fué príncipe de la
lírica y con dulzura gravedad y maravillosa pureza de voces descubrió los sentimientos del al-
, ,

ma y como estos son tan propios de las canciones y elogios por eso en ella se venció á sí mis-
; ,

mo, declarando con elegancia y moviéndolos á lo que pretendía. Si en los sonetos es


los afectos
alguna vez descuidado, la culpa tienen los tiempos que alcanzó. En las églogas con mucho deco-
ro usa de dicciones sencillas y elegantes y de palabras candidas, que saben al campo y á la rusti-
quez de la aldea pero no sin gracia ni con profunda ignorancia y vejez, como hicieron Mantuano
;

y Encina en sus églogas, porque templa lo rústico con la pureza de voces propias, imitando á
Virgilio.

P. XVI. i
GARCILASO DE LA VEGA.
¿Qué hará el enemigo? De mi cantar pues yo te vi agradada (12),
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Tanto, que no pudiera el mautuano
Por tí ei silencio de la selva umbrosa, Titiro ser de ti mas alabado.
Por tí la esquividad y apartamiento No soy pues, bien mirado,
Del solitario monte me agradaba Tan disforme ni feo
Por tí la verde yerba, el fresco viento, Que aun agora me veo
El blanco lirio y colorada rosa En esta agua que corre clara y pura
Y dulce primavera deseaba. Y cierto no trocara mi figura
¡Ay, cuánto me engañaba! Con ese que de mí se está riendo (15);
Ay, cuan diferente era Trocara mi ventura.
Y cuan de otra manera Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Lo que en tu falso pecho se escondía! ¿ Cómo te vine en tanto menosprecio?
Bien claro con su voz me lo decia Cómo te fui tan presto aborrecible?
La siniestra corneja, repitiendo Cómo te faltó en mí el conocimiento?
La desventura mia. Si no tuvieras condición terrible,
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Siempre fuera tenido de tí en precio,
¡Cuántas veces,"durmiendo en la floresta, Y no viera de tí este apartamiento (14).
Reputándolo yo por desvarío, ¿No sabes que sin cuento
Vi mi mal entre sueños, desdichado! Buscan en el estío
Soñaba que en el tiempo del eslío Mis ovejas el frió
Llevaba, por pasar allí la siesta, De de Cuenca, y el gobierno
la sierra
A beber en el Tajo mi ganado; Del abrigado Extremo en el invierno?
Y después de llegado, Mas qué vale el tener, si derritiendo
¡

Sin saber de cuál arte, Me estoy en llanto eterno


Por desusada parte Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Y por nuevo camino el agua se iba; Con mi llorar las piedras enternecen
Ardiendo ya con la calor estiva Su natural dureza y la quebrantan
El curso enajenado iba siguiendo Los árboles parece que se inclinan
Del agua fugitiva. Las aves que me escuchan ; cuando cantan,
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Con diferente voz se condolecen
Tu dulce habla ¿en cuya oreja suena? Y mi morir cantando me adivinan.
Tus claros ojos ¿á quién los volviste? Las fieras que reclinan
¿Por quién tan sin respeto me trocaste? Su cuerpo fatigado,
Tu quebrantada fe¿dó la pusiste? Dejan el sosegado
¿Cuál es el cuello que como en cadena Sueño por escuchar mi llanto triste.
De tus hermosos brazos anudaste? (8) Tú sola contra mí te endureciste
No hay corazón que baste, Los ojos aun siquiera no volviendo
Aunque fuese de piedra, A lo que tú hiciste (15).
Viendo mi amada hiedra, Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
De mí arrancada, en otro muro asida, Mas ya que á socorrerme aquí no vienes,
Y mi parra en otro olmo entretejida No dejes el lugar que tanto amaste
Que no se esté con llanto deshaciendo Que bien podrás venir de mí segura
Hasta acabar la vida. Yo dejaré el lugar do me dejaste;
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Ven, si por solo esto te detienes.
¿Qué no se esperará de aquí adelante, Ves aquí un prado lleno de verdura,
Por difícil que sea y por incierto? Ves aquí una espesura,
O ¿qué discordia no será juntada? Ves aquí una agua clara,
Y juntamente ¿qué tendrá por cierto (9), En otro tiempo cara,
O qué de hoy mas no temerá el amante, A quien de tí con lágrimas me quejo.
Siendo á todo materia por ti dada? Quizá aquí hallarás, pues yo me alejo,
Cuando tú enajenada Al que todo mi bien quitarme puede;
De mí, cuitado, fuiste (10), Que pues el bien le dejo,
Notable causa diste Ño es mucho que lugar también le quede. —
Y ejemplo á todos cuantos cubre el cielo, Aquí dio fin á su cantar Salicio,
Que el mas seguro tema con recelo Y sospirando en el postrero acento,
Perder lo que estuviere poseyendo. Soltó de llanto una profunda vena.
Salid fuera sin duelo, Queriendo el monte al grave sentimiento
Salid sin duelo, lagrinfas , corriendo. De aquel dolor en algo ser propicio,
Materia diste al mundo de esperanza Con la pasada voz retumba y suena.
De alcanzar lo imposible y no pensado, La blanda Filomena (16),
Y de hacer juntar lo diferente, Casi como dolida
Dando á quien diste el corazón malvado, Y á compasión movida,
Quitándolo de mí con tal mudanza Dulcemente responde al son lloroso.
Que siempre sonará de! gente en gente. Lo que cantó tras esto Nemoroso (17)
La cordera pacienle Decidlo vos, Piérides; que tanto
Con el lobo hambriento No puedo yo ni oso,
Hará su ayuntamiento, Que siento enflaquecer mi débil canto.
Y con las simples aves sin ruido
Harán las bravas sierpes ya su nido; NEMOROSO.
Que mayor diferencia comprehendo Corrientes aguas, puras, cristalinas;
De tí al que has escogido. Arboles que os estáis mirando en ellas,
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
Siempre de nueva leche en el verano Y en el invierno abundo en mi majada ;

Y en el invierno abundo; en mi majada La manteca y el queso está sobrado.


La manteca y el queso está sobrado (11); (12) De mi cantar pues yo te via agradada.— Texto de Ulloa.
(15) Con ese que de mí se está revendo. Id.
(8) De tus hermosos brazos añudaste. —Textos antiguos,
y tam- Y no viera tan triste apartamiento.— Texto de Azara.
(14)
bién el de Tamayo y Marchena.
(15) Así en Tamayo y Azara; Ulloa, Herrera y otros ponen :

9¡ Así Herrera. Textos antiguos y el de Azara


y Marchena dicen A los que tú heciste.
terna.
(10) De mi cuidado fuiste— Texto de Herrera. (16) Sánchez Brócense y Azara leen blanda; Ulloa y Herrera,
el
(11) Herrera lee :
blanca; Tamayo opina en favor de la primera lección.
Siempre de nueva lecue eu el verano (17) Dílaombre Nemoroso se formó un adjetivo, que pocticamen-
ÉGLOGAS.
Verde prado de fresca sombra Heno, Andábamos cogiendo tiernas flores,
Aves que aquí sembráis vuestras querellas, Que había de ver con largo apartamiento
Hiedra que por los árboles caminas, Venir el triste y solitario dia
Torciendo el paso por su verde seno; Que diese amargo fin á mis amores?
Yo me vi tan ajeno El cielo en mis dolores
Del grave mal que siento, Cargóla mano tanto,
Que de puro contento Que á sempiterno llanto
Con vuestra soledad me recreaba Y á triste soledad me ha condenado;
Donde con dulce sueño reposaba Y loque siento mas es verme atado
O con el pensamiento discurría A la pesada vida y enojosa,
Por donde no hallaba Solo, desamparado,
Sino memorias llenas de alegría Ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa.
Y en este mismo valle, donde agora Después que nos dejaste, nunca pace
Me entristezco y me canso, en el reposo En hartura el ganado ya, ni acude (23)
Estuve ya contento y descansado (18). El campo al labrador con mano llena.
¡Oh bien caduco, vano y presuroso! No hay bien que en mal no se convierta y mude (24):
Acuerdóme durmiendo aquí algún hora, La mala yerba al trigo ahoga, y nace
Que despertando, á Elisa vi á mi lado. En lugar suyo la infelice avena;
¡Oh miserable hado! La tierra, que de buena
Oh tela delicada. Gana nos producía
Antes de tiempo dada Flores con que solía
A los agudos filos de la muerte Quitar en solo vellas mil enojos
Mas convenible fuera aquesta suerte (19) Produce agora en cambio estos abrojos,
A los cansados años de mi vida, Ya de rigor de espinas intratable
Que es mas que el hierro fuerte, Y yo hago con mis ojos
Pues no la ha quebrantado tu partida (20). Crecer, llorando, el fruto mi sera ble (25).
¿Dó están agora aquellos cluros ojos Como al partir del sol la sombra crece,
Que llevaban tras sí como colgada Y en cayendo su rayo se levanta
Mi ánima doquier que se volvian?(21) La negra escuridad que el mundo cubre,
Dó está la blanca mano delicada, De do viene el temor que nos espanta
Llena de vencimientos y despojos Y la medrosa forma en que se ofrece
Que de mí mis sentidos le ofrecían? Aquello que la noche nos encubre,
Los cabellos que vian Hasta que el sol descubre
Con gran desprecio al oro, Su luz pura y hermosa;
Como á menor tesoro, Tal es la tenebrosa
¿Adonde están? Adonde el blanco pecho? (22) Noche de tu parlir, en que he quedado
¿Dó la coluna que el dorado techo De sombra y de temor atormentado,
Con presunción graciosa sostenía? Hasta que muerte el tiempo determine
Aquesto todo agora ya se encierra, Que á ver el deseado
Por desventura mía, Sol de tu clara vista me encamine.
En la fria, desierta y dura tierra. Cual suele el ruiseñor con triste canto
¿Quién me dijera, Elisa, vida mia, Quejarse, entre las hojas escondido,
Cuando en aqueste valle al fresco viento Del duro labrador, que cautamente
Le despojó su caro y dulce nido
te se lia aplicado á las
cosas propias de bosques, al lugar lleno De los tiernos hijuelos entre tanto
de bosques, y aun á lo que tiene mucha frondosidad. Que del amado ramo estaba ausente,
Cairasco de Figueroa, en su Templo militante, al tratar de los Y aquel dolor que siente
reyes magos , dice :
Con diferencia tanta
Por la dulce garganta
Ya del rico Oriente van dejando
Atrás el nemoroso sitio ameno.
Despide, y á su canto el aire suena,
Y la callada noche no refrena
Lope de Vega, en la Arcadia, escribe Donde con leche de cabras :
Su lamentable oficio y sus querellas,
montesas, nemorosas ciervas y silvestres osas fué criado. Trayendo de su pena
(18) Estuve yo contento y descansado.— Texto de Asara. Al cielo por testigo y las estrellas;
(19) Mas convenible suerte.— Asi ülloa, así la edición de Anvers Desta manera suelto yo la rienda (26)
de 1576 y otros. Debe ser verso endecasílabo. A mi dolor, y así me quejo en vano
(20) Pues que no la ha quebrantado tu partida.— Tarto de Moa. De la dureza de la muerte airada.
(21) UUoa , Herrera y Tamayo ponen :
Ella en mi corazón metió la mano,
Mi alma do quier que ellos se volvían. Y de allí me llevó mi dulce prenda;
Que aquel era su nido y su morada.
(22) El texto de Ulloa dice :
¡A y muerte arrebatada
¿Adrinde están? Adrinde el blanco pecho Por ti me<estoy quejando
De la columna que el dorado techo. Al cielo y enojando
El de Herrera :
Con importuno llanto al mundo todo:
Tan desigual dolor no sufre modo (27).
¿Adrinde están? ¿Adonde el blando pecho? No me podrán quitar el dolorido
¿Dó la columna que el dorado techo. Sentir, si ya del todo
Según la enmienda que propone el mismo Herrera, debería leerse
Primero no me quitan el sentido.
Una parte guardé de tus cabellos (28),
¿Adrinde están? Adrinde el blanco pecho? Elisa, envueltos en un blanco paño,
¿Dó la columna que el dorado techo
Sostenía ? Todo esto ya se cierra
Que nunca de mi seno se me apartan;
Sombra y ceniza hedió.
(23) En hartura el ganado, ya ni acude
También propone este verso : El campo al labrador con mano llena.— Texto de Ulloa.
En ceniza deshecho. (24) Lope se sirvió de este verso en el segundo terceto de un so-

Tamayo nos dice que Luis Tribaldos de Toledo creia evitar los neto escrito con versos del Camoes, de Ariosto, de Horacio, etc.
yerros que se advierten en esta estancia con decir : (25) Asi Sánchez y Azara ; Ulloa , Herrera y Tamayo ponen llo-
viendo por llorando.
Los cabellos que vian
Con gran desprecio el oro, (26) Desta manera suelto ya la rienda. —
Así Ulloa, Sánchez, Her-
Como á menor tesoro, rera y Tamayo. Azara siguió la enmienda propuesta por este.
¿Dó están? dó la columna que algún dia (27) El desigual dolor no sufre modo. Texto de Herrera.
Con presunción su gloria sostenía? (28) Tengo una parte aquí de tus cabellos.— Textos de Ulloa y
Aquesto todo, etc. Herrera,
GARCILASO DE LA VEGA.
Descójolos, y de un dolor tamaño
Enternecerme siento, que sobre ellos ÉGLOGA II.
Nunca mis ojos de llorar se hartan.
Sin que de allí se parlan, ALBANIO, SALICIO, CAMILO, NEMOROSO.
Con suspiros calientes,
Ma^ que la llama ardientes.
de consuno ALBANIO.
Los enjugo del llanto, y
Casi los paso y cuento uno á uno; En medio delinvierno está templada
Jamándolos/con un cordón los ato. El agua dulce desta clara fuente (1),
Tras esto el importuno Y en el verano mas que nieve helada.
Dolor me deja descansar un rato. Oh claras ondas, cómo veo presente,
¡

Mas luego á la memoria se me ofrece En viéndoos , la memoria de aquel dia


Aquella noche tenebrosa, escura, De que el alma temblar y arder se siente!
Que siempre aflige esta ánima mezquina (29) En vuestra claridad vi mi alegría
Con la memoria de mi desventura. Escurecerse toda y enturbiarse
Verle presente agora me parece Cuando os cobré perdí mi compañía.
En aquel duro trance de Lucina ¿A quién pudiera igual tormento darse,
Y aquella voz divina, Que con lo que descansa oítro afligido
Con cuyo son y acentos Venga mi corazón á atormentarse?
A los airados vientos El dulce murmurar de este ruido,
Pudieras amansar, que agora es muda (30); El mover de los árboles al viento,
Me parece que oigo que á la cruda, El suave olor del prado florecido,
Inexorable diosa demandabas Podrían tornar, de enfermo y descontento,
En aquel paso ayuda ; Cualquier pastor del mundo, alegre y sano;
Y tú, rústica diosa, ¿dónde estabas? Yo solo en tanto bien morir me siento.
¿Ibale tanto en perseguir las lieras? ¡Oh hermosura sobre el ser humano!
Ibale ianto en un pastor dormido'.' Oh claros ojos! Oh cabellos de oro
¿Cosa pudo bastar á tal crueza, Oh cuello de marfil! Oh blanca mano!
Que conmovida á compasión , oido
, ¿Cómo puede ora ser que en triste lloro
Á los votos y lágrimas no dieras Se convirtiese tan alegre vida
Por no ver hecha tierra tal belleza Y en tal pobreza lodo mi tesoro?
O no verla tristeza Quiero mudar lugar, y á la partida
En que tu Nemoroso Quizá me dejará parte del daño
Queda que su reposo
, Que tiene el alma casi consumida.
Era seguiría oficio, persiguiendo ("]) ¡Cuan vano imaginar, cuan claro engaño
Las lieras por los montes y ofreciendo
, Es darme yo á entender que con partirme,
A tus sagradas aras los despojos? De mí se ha de partir un mal tamaño!
¿Y tú ingrata , riendo
, Ay miembros fatigados , y cuan firme
¡

Dejas morir mi bien ante mis ojos? (32) Es el dolor que os cansa y enflaquece
Divina Elisa , pues agora el cielo ¡
Oh si pudiese un rato aquí adormirme! (2)
Con inmortales pies pisas y mides, Al que velando el bien nunca se ofrece,
Y su mudanza ves , estando quechi Quizá que el sueño le dará durmiendo
¿Por qué de mí te olvidas, y no pides Algún placer, que presto desparece (3).
Que se apresure el tiempo en que esle velo En tus manos ¡oh sueño! me encomiendo.
Rompa del cuerpo, y verme libre pueda,-
Y en la tercera rueda
Contigo mano á mano ¡Cuan bienaventurado (4)
Busquemos otro llano, Aquel puede llamarse
Busquemos otros montes y otros ríos Que con la dulce soledad se abraza
Otros valles floridos y sombríos Y vive descuidado,
Donde descanse y siempre pueda verte (55) Y lejos de empacharse
Ante los ojosmios, En lo que al alma impide y embaraza
Sin miedo y sobresalto de perderte? Nove la llena plaza,
Nunca pusieran fin al triste lloro Ni la soberbia puerta
Los pastores, ni fueran acabadas
Las canciones que solo el monte oia (1)Hoy tiene en Datres, antigua posesión de los señores desta
Si mirando las nubes coloradas casa, el nombre de Garcilaso, y como ilustre monumento de sus
Al trasmontar del sol bordadas de oro, escritos se venera. Don Tomás Tamayo de Vargas.
¡So vieran que era ya pasado el dia. Artieda, en su Artemidoro, dice : Y de ahí viene que siendo el
La sombra se veía articulo masculino, le propone á palabras femeninas, como son : el
Venir corriendo apriesa alma, el agua, según se ve en la égloga segunda.
Ya por la falda espesa
En medio del invierno está templada
Del altísimo monte, y recordando El agua dulce desta clara fuente,
Ambos como de sueño, y acabando Y en el verano mas que nieve helada.
El fugitivo sol, de luz escaso,
Lo que sin duda debió hacer por evitar el hiato ó quiebra que
1

Su ganado llevando.
Se fueron recogiendo paso á paso. hay siempre y cuando la palabra femenina comienza con vocal,
poique entonces precediendo el articulo el suena muy mejor al
(29) Onetanto aflige esta ánima mezquina.— Texto de Herrera. oido.
(30) El texto de Ulloa dice erradamente : (2) Así Ulloa.
Con cuyo son y acentos (3) Algún placer,que presto desfallece.— Texto de Herrera.
Y los airados vientos (4) Imitación de la sabida oda de Horacio: Beatus Ule quiprocul
Pudieron amansar, etc. 'negó tus.
El de la edición de Anvers se asemeja al que sigo. Solo en vez Este principio de Garciuso ha sido también muy imitado. Lope
de pudieras dice pudieron. en una canción entra diciendo :
(31) Sigo el texto de Herrera, Ulloa y Tamr.yo. Azara pone :
¡Cuan bienaventurado
Era. seguir su oficio persiguiendo. Aquel puede llamarse justamente!
(32) Dejas morir mi bien ante los ojos. — Textos de Herrera y En la comedia Los Tellos de Meneses hay una relación con este
Tamayo.
principio :
(35) Sigo de Herrera ; Tamayo, Azara y Marchena ponen:
el texto
Do descansar y siempre pueda verte. ¡Cuan bienaventurado
Ulloa : Puede llamarse el hombre!
Donde descansar y siempre pueda verte. Hay muchísimas mas imitaciones, que no es del caso enumerar.
ÉGLOGAS-
De los grandes señores, Yo estábate creyendo como loco.
Ni los aduladores ¡Oh cuitado de mí! Tú vas volando (9)
A quien la hambre del favor despierta Con prestas alas por la ebúrnea puerta;
No le será forzoso Yo quedóme tendido aquí llorando.
Rogar, fingir, temer y estar quejoso. ¿No basta el grave mal en que despierta
A la sombra holgando El alma vive, ó por mejor decillo,
De un alto pino ó robre, Está muriendo de una vida incierta?
O de alguna robusta y verde encina salício.
El ganado contando
De su manada pobre; Albanio, deja el llanto, que en oillo
Que por la verde selva se avecina Me aflijo.
Plata cendrada y fina,
albanio.
Oro luciente y puro,
Bajo y parece,
vil le ¿Quién presente está á mi duelo?
Y tanto lo aborrece. salício.
Que aun no piensa que dello está seguro;
Y como está en su seso Aquí está quien te ayudará á sentillo.
Rehuye la cerviz del grave peso. albanio.
Convida á dulce sueño
Aquel manso ruido ¿Aqui estás tú, Salício? Gran consuelo
Del agua que la clara fuente envía Me fuera en cualquier mal tucompañía;
Y las aves sin dueño Mas tengo en esto por contrario al cielo.
Con canto no aprendido salício.
Hinchen el aire de dulce armonía;
Háceles compañía, Parte de tu trabajo ya me había
Ala sombra volando, Contado Galafron, que fué presente
Y entre varios olores En aqueste lugar el mismo día;
Gustando tiernas flores Mas no supo decir del accidente
La solícita abeja susurrando La causa principal bien que pensaba
;

Los árboles y el viento Que era mal que decir no se consiente;


Al sueño ayudan con su movimiento. Y á la sazón en la ciudad yo estaba
¿Quién duerme aquí? ¿Dó está que no le veo? Como tú sabes bien, aparejando
¡ Oh helo allí. Dichoso tú, que aflojas
!
Aquel largo camino que esperaba;
La cuerda al pensamiento ó al deseo. Y esto que digo me contaron cuando
¡Oh natura, cuan pocas obras cojas Torné á volver ; mas yo te ruego agora,
En el mundo son hechas por tu mano! Si esto no es enojoso que demando,
Creciendo el bien, menguando las congojas, Que particularmente el punto y hora
El sueño diste al corazón humano La causa, el daño cuentes y el proceso;
Para que al despertar mas se alegrase Que el mal comunicado se mejora (10).
Del estado gozoso, alegre y sano (5); albanio:
Que, como si de nuevo le hallase,
Hace aquel intervalo que ha pasado Con un amigo tal verdad es eso
Que el nuevo gusto nunca al bien se pase (6). Cuando el mal sufre cura, mi Salício;
Y al que de pensamiento fatigado Mas este ha penetrado hasta el hueso.
El sueño baña con licor piadoso Verdad es que la vida y ejercicio
Curando el corazón despedazado Común, y el amistad que á ti me ayunta
Aquel breve descanso, aquel reposo Mandan que complacerte sea mi oficio;
Basta para cobrar de nuevo aliento Mas ¿qué haré? que el alma ya barrunta,
Con que se pasa el curso trabajoso. Que quiero renovar en la memoria
Llegarme quiero cerca con buen tiento, La herida mortal de aguda punta;
Y ver, si de mí fuere conocido, Y póneme delante aquella gloría
Si es delnúmero triste ó del contento. Pasada, y la presente desventura,
Albanio es este que está aquí dormido Para espantarme de la horrible historia.
O yo conozco mal. Albanio, es cierto. Por otra parte, pienso que es cordura
Duerme, garzón cansado y afligido. Renovar tanto el mal que me atormenta,
¡Por cuan mejor librado tengo un muerto Que á morir venga de tristeza pura.
Que acaba el curso de la vida humana Y por esto, Salício, entera cuenta
Y es reducido á mas seguro puerto (7), Te daré de mi mal como pudiere,
Que el que, viviendo acá, de vida ufana Aunque el alma rehuya y no consienta.
Y de estado gozoso, noble y alto Quise bien, y querré mientras rigiere
Es derrocado de fortuna insana! Aquestos miembros el espirtu mió
Dicen que este mancebo dio un gran salto: Aquella por quien muero, si muriere.
Que de amorosos bienes fué abundante, En este amor no entré por desvarío,
Y agora es pobre, miserable y falto. Ni le traté, como otros, con engaños,
No sé la historia bien mas quien delante
; Ni fué por elección de mi albedrío.
Se halló al duelo me contó algún poco Desde mis tiernos y primeros años
Del grave caso deste pobre amante. A aquella parte me inclinó mi estrella
Y á aquel fiero destino de mis daños.
ALBANIO. Tú conociste bien una doncella
¿Es esto sueño, ó ciertamente toco De mi sangre y abuelos decendida
La blanca mano? ¡Ah sueño! ¿estás burlando? (8) Mas que la misma hermosura bella.
En su verde niñez, siendo ofrecida
(5) Según Tamayo , se leía en uno de los manuscritos : Por montes y por selvas á Diana
Del estado gustoso, alegre, ufano. Ejercitaba allí su edad florida.
(6) mismo Tamayo tratando de este verso dice
El , , Yo, que desde la noche á la mañana
«Don Francisco Gómez de Quevedo, ejemplo de las ingeniosida- Y del un sol al otro, sin cansarme,
des de los nobles de nuestra nación , me escribe que le parece que Seguía la caza con estudio y gana,
se ha de leer así
Que en nuevo gusto nunca el bien se pase. (9) Según Homero y
Virgilio al sueño se daban dos puertas : la
Basta su parecer para que se siga.» de marfil, por donde salían los sueños falsos; la de cuerno, por
(7) Sigo á Herrera ; otros dicen conducido. donde salían los verdaderos.
18) Azara dice : (10) ülloa dice :

¿La blanca mano? bueno, ¿estás burlando? ftue el mal comunicando se mejora,
GARCILASODELAVEGA.
Por deudo y ejercicio á conformarme Apenas era suelto, cuando junto
Vine con ella en tal domestiqueza, Estaba con los otros y mezclado
Que della un punto no sabia apartarme. Secutando el efecto de su asunto.
Iba de un hora en otra la estrecheza A cuantos era el hilo enmarañado
Haciéndose mayor, acompañada Por alas ó por pies ó por cabeza
De un amor sano y lleno de pureza (11). Todos venían al suelo mal su grado.
¿Qué montaña dejó de ser pisada Andaban forcejando una gran pieza
De nuestros pies? Qué bosque ó selva umbrosa A su pesar y á mucho placer nuestro
No fué de nuestra caza fatigada? Que así de un mal ajeno bien se empieza.
Siempre con mano larga y abundosa Acuérdaseme agora que el siniestro
Con parte de la caza visitando Canto de la corneja y el agüero
El sacro altar de nuestra santa diosa. Para escaparse no le fué maestro.
La colmilluda testa ora llevando (12) Cuando una dellas, como es muy ligero,
Del puerco jabalí cerdoso y fiero, A nuestras manos viva nos venia,
Del peligro pasado razonando Era prisión de mas de un prisionero.
. Ora clavando del ciervo ligero La cual á un llano grande yo traia
En algún sacro pino los ganchosos A do muchas cornejas andar juntas
Cuernos, con puro corazón sincero O por el suelo ó por el aire via ;
Tornábamos contentos y gozosos Clavándola en la tierra por las puntas
Y al disponer de lo que nos quedaba, Extremas de las alas, sin rompellas.
Jamás me acuerdo de quedar quejosos. Seguíase lo que apenas tú barruntas.
Cualquiera caza á entrambos agradaba; Parecía que mirando á las estrellas,
Pero la de las simples avecillas Clavada boca arriba en aquel suelo
Menos trabajo y mas placer nos daba. Estaba contemplando el curso dellas (14).
En mostrando el aurora sus mejillas De allí nos alejábamos, y el cielo
De rosa, y sus cabellos de oro fino Rompia con gritos ella, y convocaba (15)
Humedeciendo ya las florecillas, De las cornejas el superno vuelo.
Nosotros, yendo fuera de camino, En un solo momento se ayuntaba
Buscábamos un valle, el mas secreto Una gran muchedumbre presurosa
Y de conversación menos vecino A socorrer la que en el suelo estaba.
Aquí con una red, de muy perfelo Cercábanla, y alguna, mas piadosa
Verde teñida, aquel valle atajábamos Del mal ajeno de la compañera
Muy sin rumor, con paso muy quieto. Que del suyo avisada, ó temerosa (16),
De dos árboles altos la colgábamos, Llegábase muy cerca, y la primera
Y habiéndonos un poco lejos ido, Que esto hacia, pagaba su inocencia
Hacia la red armada nos torna hamos, Con prisión ó con muerte lastimera.
Y por lo mas espeso y escondido Con tal fuerza la presa y tal violencia
Los árboles y matas sacudiendo Se engarrafaba de la que venia,
Turbábamos con ruido.
el valle Que no se despidiera sin licencia.
Zorzales, tordos, mirlas, que temiendo Ya puedes ver cuan gran placer seria
Delante de nosotros, espantados Ver, de una por soltarse y desasirse
Del peligro menor, iban huyendo, De otra por socorrerse, la porfía.
Daban en el mayor, desatinados, Al fin la fiera lucha al despartirse
Quedando en la sutil red engañosa Venia por nuestra mano, y la cuitada
Confusamente todos enredados. Del bien hecho empezaba á arrepentirse.
Y entonces era vellos una cosa ¿Qué me dirás si con la mano alzada
Extraña y agradable, dando gritos, Haciendo la nocturna centinela
Y con voz lamentándose quejosa. La grulla de nosotros fué engañada? (17)
Algunos dellos, que eran infinitos, No aprovechaba al ánsar la cautela (18),
Su libertad buscaban revolando; Ni ser siempre sagaz descubridora
Otros estaban miseros y aflitos. De nocturnos engaños con su vela.
Al fin las cuerdas de la red tirando Ni al blanco cisne que en las aguas mora
Llevabámosla juntos casi llena Por no morir como Faetón en fuego
La caza á cuestas y la red cargando (13). Del cual el triste caso canta y llora.
Cuando el húmido otoño ya refrena Y tú, perdiz cuitada, ¿piensas luego
Del seco estío el gran calor ardiente, Que en huyendo del techo estás segura?
Y va faltando sombra á Filomena, En el campo turbamos tu sosiego.
Con otra caza desta diferente, A ningún ave ó animal natura
Aunque tcmbien de vida ociosa y blanda Dotó de tanta astucia, que no fuese
Pasábamos el tiempo alegremente. Vencido al fin de nuestra astucia pura.
Entonces siempre, como sabes, anda por menudo de contarte hubiese
Si
De estorninos volando á cada parte De aquesta vida cada partecilla
Acá y allá la espesa y negra banda. Temo que antes del fin anocheciese.
Y cierto aquesto es cosa de contarte, Basta saber que aquesta tan sencilla
Como con los que andaban por el viento Y tan pura amistad, quiso mi hado
Usábamos también de astucia y arte. En diferente especie conyertilla :

Uno vivo primero de aquel cuento En un amor tan fuerte y tan sobrado,
Tomábamos , y en esto sin fatiga Y en un desasosiego no creíble,
Era cumplido luego nuestro intento; Tal, que no me conozco, de trocado.
Al pié del cual un hilo, untado en liga, El placer de miralla, con terrible
Alado, le soltábamos al punto Y fiero desear sentí mezclarse,
Que via volar aquella banda amiga. Que siempre me llevaba á lo imposible.
La pena de su ausencia vi mudarse,
(M) Ulloa escribe :

De un amor llano y lleno de pureza. (14) Asi ponen este terceto Ulloa, Herrera y Tamayo. Azara lo es-
cribe de este modo :

(12) Pacheco, en su Arte de la pintura, al citar este verso, dice:


Parecía mirando á las estrellas,
«También los desta calidad, alabando una cabeza pintada, dicen
Clavada boca arriba en aquel suelo,
en italiano que es buena testa; pero en español testa es la del ja- Que estaba contemplando el curso dellas.
balí, como lo dijo elegantemente nuestro poeta.»
Asi Ulloa, Herrera y Tamayo ; Azara pone Rompia á gritos,
(15)
(13) Asi Ulloa y Herrera, á mas de otras antiguas ediciones;Ta-
(16> Que del suyo avisada y temerosa.— Asi Herrera.
mayo y Azara leen : La grúa de nosotros fué engañada.— Texto de Herrera.
(17)
La caza á cuestas y la red colgando. (18) No aprovechaba alcanzar la cautcla.-^Ta/e de Ulloa.
ÉGLOGAS.
Que al enemigo entrega su despojo,
No en pena, no en congoja, en cruda muerte, Y pone su poder en otra mano?
Y en fuego eterno el alma atormentarse.
¿Cómo, y no tienes ora algún enojo
A aqueste estado en fin mi dura suerte
De ver que amor tu misma lengua ataje,
Me trujo poco á poco, y no pensara O la desate por su solo antojo?
Que contra mí pudiera ser mas fuerte
Si con mi grave daño no probara ALBANIO.
Que, en comparación de esta, aquella vida
Salicio amigo, cese este lenguaje ;
Cualquiera por descanso la juzgara.
Cierra tu boca, y mas aquí no la abras
Ser debe aquesta historia aborrecida
De tus orejas ya, que así atormenta (19) Yo siento mi dolor, y tú mi ultraje.
¿Para qué son magníficas palabras?
Mi lengua y mi memoria entristecida.
¿Quién te hizo filósofo elocuente (2o),
Decir va mas no es bien que se consienta ;
Siendo pastor de ovejas y de cabras?
Junto todo mi bien perdí en una hora
¡Oh cuitado de mí, cuan fácilmente
Y esta es la suma, en fin de aquesta cuenta (¿0).
,

Con expedida lengua y rigurosa


SALICIO. El sano da consejos al doliente!
si tu mal comunicaras
Albanio,
Con que pensaras que tu pena
otro,
Juzgaba como ajena, ó que este fuego No te aconsejo yo, ni digo cosa

Nunca probó, ni el juego peligroso Para que debas tú por ella darme
De que tú estás quejoso yo confieso ,
Respuesta tan aceda y tan odiosa.
Que fuera bueno aqueso que hora haces (21); Ruégote que tu mal quieras contarme,
Mas si tú me deshaces con tus quejas, _ Porque del pueda tanto entristecerme,
¿Por qué agora me dejas como a extraño, Cuanto suelo del bien tuyo alegrarme.
Sin dar de aqueste daño fin al cuento? ALBANIO.
¿Piensas que tu tormento como nuevo
Escucho, y que no pruebo, por mi suerte, Pues va de ti no puedo defenderme,
Aquesta viva muerte en las entrañas? Yo tornaré á mi cuento cuando hayas
Si no con todas mañas ó experiencia (22) Prometido una gracia concederme ;
Esta grave dolencia se desecha, Y es, que en oyendo el fin, luego te vayas
Al menos aprovecha, yo te digo Y me dejes llorar mi desventura
Para que de un amigo que adolezca Entre estos pinos solo y estas hayas.
Otro se condolezca, que ha llegado SALICIO.
De bien acuchillado á ser maestro (25).
Así que, pues te muestro abiertamente Aunque pedir tú eso no es cordura,
Que no estoy inocente deslos males Yo seré dulce mas que sano amigo,
Que aun traigo las señales de las llagas, Y daré bien lugar á tu tristura.
No es bien qiie tú te hagas tan esquivo; ALBANIO.
Que mientras estás vivo, ser podria
Que por alguna via te avisase, Hora, Salicio, escucha lo que digo;
O contigo llorase; que no es malo Y vos, oh ninfas deste bosque umbroso,
Tener al pié del palo quien se duela (24) A do quiera que estéis, estad conmigo (2G).
Del mal, y sin cautela te aconseje. Ya te conté el estado tan dichoso
A do me puso amor, si en él yo firme
ALBANIO. Pudiera sostenerme con reposo;
Tú quieres queforceje y que contraste Mas, como de callar y de encubrirme
Con quien al fin no baste á derrocalle. De aquella por quien vivo me encendía
Amor quiere que calle; yo no puedo Llegué va casi al punto de morirme,
Mover el paso un dedo sin gran mengua. Mil veces ella preguntó qué había,
El tiene de mi lengua el movimiento ; Y me rogó que el mal le descubriese,
Asi que no me siento ser bastante. Que mi rostro y color le descubría.
Mas no acabó con cuanto me dijese,
SALICIO.
Que de mí á su pregunta otra respuesta
¿Qué pone delante que te impida
te Que un suspiro con lágrimas hubiese.
El descubrir tu vida al que librarte Aconteció que en una ardiente siesta,
Del mal alguna parte cierto espera? Viniendo de la caza fatigados,
En el mejor lugar desta fl resta
ALBANIO. Que es este donde estamos asentados,
quiere que muera sin reparo
Amor A la sombra de un árbol aflojamos
Y conociendo claro que bastaba Las cuerdas á los arcos trabajados.
Lo que yo descansaba en este llanto En aquel prado allí nos reclinamos,
Contigo, á que entre tanto me aliviase Y del céfiro fresco recogiendo
Y aquel tiempo probase á sostenerme El agradable espirtu respiramos.
,

Por mas presto perderme, como injusto, Las flores á los ojos ofreciendo
,

Me ha ya quitado el gusto que tenia Diversidad extraña de pintura,


De echar la pena mia por la boca. Diversamente así estaban oliendo.
Así que ya no toca nada del'.o Y en medio aquesta fuente clara y pura
A querer sabello, ni contallo
ti Que como de cristal resplandecía
A quien solo pasallo le conviene, Mostrando abiertamente su hondura,
Y muerte solo por alivio tiene. El arena, que de oro parecía
De blancas pedrezuelas variada,
SALICIO.
Por do manaba el agua, se bullía.
¿Quién es contra su ser tan inhnmano, En derredor ni sola una pisada
De fiera ó de pastor ó de ganado
(19) Así Herrera; otros leen : A la sazón estaba señalada.
De tus orejas, ya que así atormenta. Después que con el agua resfriado
(20) Sigo a Herrera ; otros ponen : Hubimos el calor, y juntamente
Y esta es la suma, en tin, de aquella cuenta.
(23) El licenciado Cristóbal
de Mesa quería que se Ieyc-e retóri-
(21) Otros ponen ahora; sigo á Herrera.
co en vez de filósofo, por ser la
elocuencia mas propia de aquel
11 Si no con mafias ni experiencia.— Texto de Herrera.

(2 ) 2Vo hay mejor cirujano que el bien acuchillado; proverbio an- que de este. .

(26) A do quiera que estáis, estad


conmigo.— Textos de Herrera
tiguo.
fíi) Al pié del palo; término vulgar. Equivale al pié de la horca. y Ulloa.
ÍO GARCILASODELAVEGA.
La sed de todo punto mitigado, «Este descanso llevaré aunque muera,
Ella, que con cuidado diligente Que cada día cantaréis mi muerte
A conocer mi mal tenia el intento, Vosotros, los de Tajo, en su ribera.»
Y á escudriñar el ánimo doliente, La quinta noche, en fin , mi cruda suerte,
Con nuevo ruego y (irme juramento Queriéndome llevar do se rompiese
Me conjuró y rogó que le contase Aquesta tela de la vida fuerte,
La causa de mi grave pensamiento Hizo que de mi choza me saliese
Y si era amor, que no me recelase Por el silencio de la noche escura
De bacelle mi caso manifiesto, A buscar un lugar donde muriese.
Y demostralle aquella que yo amase, Y caminando por do mi ventura
Que me juraba que también en esto Y mis enfermos pies me condujeron,
El verdadero amor que me tenia Llegué á un barranco de muy gran altura.
Con pura voluntad estaba presto. Luego mis ojos le reconocieron
Yo, que tanto callar ya no podía Que pende sobre el agua, y su cimiento
Y claro descubrir menos osaba Las ondas poco á poco le comieron.
Lo que en el alma triste se sentía , Al pié de un olmo hice allí mi asiento,
Le dije que en aquella fuente clara Y acordéme que ya con ella estuve
Vería de aquella que yo tanto amaba Pasando allí la siesta al fresco viento.
Abiertamente la hermosa cara. Y con esta memoria me detuve,
Ella, que ver aquesta deseaba. Como si aquesta fuera medicina
Con menos diligencia discurriendo De mi furor y cuanto mal sostuve.
De aquella con que el paso apresuraba, Denunciaba el aurora ya vecina
A
la pura fontana fué corriendo, La venida del sol resplandeciente,
Y en viendo el agua, toda fué alterada, A quien la tierra, á quien la mar se inclina.
En ella su figura sola viendo. Entonces, como cuando el cisne siente
Y no de otra manera, arrebatada, El ansia postrimera que le aqueja,
Del agua rehuyó, que si estuviera Y tienta el cuerpo mísero y doliente.
De la rabiosa enfermedad tocada. Con triste ylamentable son se queja,
Y mirarme desdeñosa y fiera,
sin , Y se despide con funesto canto
No sé qué allá entre dientes murmurando, Del espirlu vital que del se aleja;
Me dejó aquí , y aquí quiere que muera. Así, aquejado yo de dolor tanto,
Quedé yo triste y solo allí culpando , Que el alma abandonaba ya la humana
Mi temerario osar, mi desvarío, Carne , solté la rienda al triste llanto.
La pérdida del bien considerando. « ¡Oh fiera, dije, mas que tigre hireana,
Creció de tal manera el dolor mió, Y mas sorda á mis quejas que el ruido
Y de mi loco error el desconsuelo, Embravecido de la mar insana
Que liice de mis lágrimas un rio. «Heme entregado, heme aquí rendido,
Fijos los ojos en el alto cielo, Hé aquí vences; toma los despojos
Estuve boca arriba una gran pieza De un cuerpo miserabley afligido.
Tendido, sin moverme en este suelo (27). » Yo pondrédel todo á tus enojos (29),
fin
Y como de un dolor otro se empieza Ya no te ofenderá mi rostro triste ,
El largo llanto, el desvanecimiento, Mi temerosa voz y húmidos ojos.
El vano imaginar de la cabeza, » Quizá tú, que en mi vida no moviste
De mi gran culpa aquel remordimiento, El paso á consolarme en tal estado,
Verme de todo al fin sin esperanza, Ni tu dureza cruda enterneciste
Me trastornaron casi el sentimiento. » Viendo mi cuerpo aquí desamparado,
Cómo desle lugar hice mudanza Vendrás á arrepentí rte y lastimarte (30);
No sé, ni quién de aqui me condujese Mas tu socorro tarde habrá llegado.
Al triste albergue y á mi pojire estanza. «¿Cómo pudiste tan presto olvidarte
Sé que tornando en mi, como estuviese De aquel tan luengo amor, y de sus ciegos
Sin comer y dormir bien cuatro días Nudos en sola una hora desligarte?
Y que el cuerpo de un lugar moviese,
sin «¿No se te acuerda de los dulces juegos
Las ya desamparadas vacas mias Ya de nuestra niñez, que fueron leña
For otro tanto tiempo no gustaron Destos dañosos y encendidos fuegos,
Las verdes yerbas ni las aguas frias. »Cuando la encina desta espesa breña
Los pequeños hijuelos que hallaron
, De sus bellotas dulces despojaba,
Las tetas secas ya de las hambrientas Que íbamos á comer sobre esta peña ?
Madres, bramando al cielo se quejaron. «¿Quién las castañas tiernas derrocaba
Las selvas, á su voz también atentas, Del árbol al subir dificultoso?
Bramando pareció que respondían, Quién en su limpia falda las llevaba?
Condolidas del daño y descontentas. » ¿Cuándo en valle florido, espeso, umbroso
Aquestas cosas nada me movían, Metí jamás el pié, que del no fuese
Antes con mi llorar hacia espantados Cargado á tí de flores y oloroso?
Todos cuantos á verme allí venían. «jurábasme, si ausente yo estuviese,
Vinieron los pastores de ganados, Que ni el agua sabor, ni olor la rosa,
Vinieron de los solos los vaqueros, Ni el prado yerba para tí tuviese.
Para ser de mi mal de mí informados. »¿A quién me quejo, que no escucha cosa
Y todos con los gestos lastimeros De cuantas digo, quien debria escucharme?
Me preguntaban cuáles habían sido Eco sola me muestra ser piadosa
Los accidentes de mi mal primeros. «Respondiéndome pueda conhortarme,
A los cuales, en tierra yo tendido, Como quien probó mal tan importuno
Ninguna otra respuesta dar sabia, Mas no quiere mostrarse y consolarme.
Rompiendo con sollozos mi gemido, »¡Oh dioses! si allá juntos de consuno
Sino de rato en ralo les decia : De los amantes el cuidado os toca
« Vosotros, los de Tajo en su ribera (28), ¡Oh tú solo! si toca á solo uno (31),
Cantaréis la mi muerte cada día. «Recibid las palabras que la boca

(27) Tendido sin mudarme en este suelo. — Textos de Herrera y (29j Sigo á Herrera ; otros dicen :
Ulloa. Yo porné fin del todo á tus enojos.
(28) Tamayo dice «Este fué como presagio del oficio que hace-
: (30) Sigo á Herrera otros dicen :
;

mos ahora sus ciudadanos en su ilustración, y el que espero me- Yernas á arrepentiste y lastimarte.
jorarán las mas felices plumas de los cisnes del Tajo en todos (31) Sigo á Herrera otros ponen
; :

Heñidos.» = ¡Oh tú solo, si loca solo a uno.


ÉGLOGAS. il

Echa con la doliente ánima fuera, Contado te he la causa, el accidente,


Antes que el cuerpo torne en tierra poca. El daño y el proceso todo entero;
»¡Oh náyades, de aquesta mi ribera Cúmpleme tu promesa prestamente.
Corrientes moradoras! Oh napea (53) Y si mi amigo cierto y verdadero
Guarda del verde bosque verdadera! Eres, como yo pienso, vete agora;
«Alce una de vosotras, blanca dea, No estorbes un dolor acerbo y fiero
Del agua su cabeza rubia un poco, Al afligido y triste cuando llora,
Así, ninfa, jamás en tal se vea (53). SALICIO.
«Podré decir que con mis quejas toco
Las divinas orejas no pudiendo
, Tratara de una parte
Las humanas tocar, cuerdo ni loco. Que agora solo siento,
»¡Oh hermosas oreadas, que teniendo Si no pensaras que era dar consuelo.
El gobierno de selvas y montañas Quisiera preguntarte
A caza andáis por ellas discurriendo! Cómo tu pensamiento
»Dejad de perseguir las alimañas; Se derribó tan presto en ese suelo,
Venid á ver un hombre perseguido, O se cubrió de velo,
A quien no valen fuerza ya ni mañas. Para que no mirase
«¡Oh dríades, de amor hermoso nido, Que quien tan luengamente
Dulces y graciosísimas doncellas, Amó, no se consiente
Queá la tarde salisdelo escondido, Que tan presto del todo te olvidase.
»Con los cabellos rubios, que las bellas ¿Que sabes si ella ahora
Espaldas dejan de oro cobijadas, Juntamente su mal y el tuyo llora?
Parad mientes un rato á mis querellas
ALBANIO.
»Y si con mi ventura conjuradas
No estáis, haced que sean las ocasiones Cese ya el artificio
De mi muerte aquí siempre celebradas. De la maestra mano
» ¡Oh lobos, oh osos que por los rincones
, ,
No me hagas pasar tan grave pena.
Destas fieras cavernas escondidos, Harásme tú, Salido,
Estáis oyendo agora mis razones! Irdo nunca pié humano
«Quedaos adiós; que ya vuestros oídos Estampó su pisada en el arena.
De mi zampona fueron halagados, Ella está tan ajena
Y alguna vez de amor enternecidos. De estar desa manera
«Ádios, montañas, adiós, verdes prados, Como tú de pensallo,
Adiós, corrientes rios espumosos Aunque quieres mostrallo
Vivid sin mí con siglos prolongados Con razón aparente ó verdadera (5ij.
«Y mientras en el curso presurosos Ejercita aquí el arte
Iréis al mar á darle su tributo, A solas, que yo voyme en otra parte.
Corriendo por los valles pedregosos,
«Haced que aquí se muestre triste lulo
Por quien, viviendo alegre, os alegraba No es tiempo de curalle a&*y¡
Con agradable son y viso enjuto. Hasta que menos tema
«Por quien aquí sus vacas abrevaba, La cura del maestro y su crueza.
Por quien, ramos de lauro entretejiendo, Solo quiero dejalle;
Aquí sus fuertes toros coronaba.» Que aun está el apostema
Estas palabras tales en diciendo, Intratable, á mi ver, por su dureza.
En pié me alcé por dar ya fin al duro Quebrante la braveza
Dolor que en vida estaba padeciendo. Del pecho empedernido
Y por el paso en que me ves te juro Con largo y tierno llanto;
Que ya me iba á arrojar de do te cuento, Iréme yo entre tanto
Con paso largo y corazón seguro A requerir de un ruiseñor el nido,
Cuando una fuerza súbita de viento Que está en un alta encina,
Vino con tal furor, que de una sierra Y estará presto en manos de Gravina.
Pudiera remover el firme asiento.
De espaldas como atónito, en la tierra
,

Desde á gran rato me hallé tendido; Si desta tierra no he perdido el tino,


Que así se halla siempre aquel que yerra. Por aquí el corzo vino que ha traido,
Con mas sano discurso en mi sentido, Después que fué herido, atrás el viento.
Comencé de culpar el presupuesto ¿Qué recio movimiento en la corrida
Y temerario error que habia seguido, Lleva, de tal herida lastimado?
En querer dar con triste muerte al resto En el siniestro lado soterrada
De aquesta breve vida fin amargo, La flecha enherbolada va mostrando (3o),
No siendo por los hados aun dispuesto. Las plumas blanqueando solas fuera.
De allí me fui con corazón mas largo Y háceme que muera con buscalle.
Para esperar la muerte, cuando venga No paso deste valle; aquí está cierto
A relevarme deste largo cargo. Y por ventura muerto. ¡Quién me diese
Bien has ya visto cuánto me convenga, Alguno que siguiese el rastro agora,
Que pues buscalla á mí no se consiente, Mientras la herviente hora de la siesta
Ella en buscarme á mí no se detenga. En aquesta floresta yo descanso!
¡Ay viento fresco, manso y amoroso,
(32) Sigo á Tamayo ; Herrera y Azara leen :
Almo , dulce, sabroso Esfuerza, esfuerza
!

¡ Oh náyades, de aquesta mi ribera Tu soplo, y esta fuenza tan caliente


Corriente moradoras! Del alto sol ardiente hora quebranta;
Donde corriente apela sobre ribera, en vez de apelar sobre las Que ya la tierna planta del pié mió
náyades. Anda á buscar el frió desta yerba.
(33) Creo que así deben leerse estos tercetos. En todas las edi- A los hombres reserva tú, Diana,
ciones se hallan de este modo, con sentido contrario á la gramática. En esta siesta insana tu ejercicio;
¡ Oh napeas Por agora tu oficio desamparo,
Guarda del verde bosque verdadera Que me ha costado caro en este dia.
Alce una de vosotras, blancas deas, ¡Ay dulce fuente mía, y de cuan alto
Del agua su cabeza rubia un poco :
Así, ninfa, jamás en tal te veas.
(34) Con razón apárenle á verdadera, dicen muchas ediciones.
Tamayo poin' este último verso :
(35) La flecha enervolada iba mostrando.— Textos de Sánchez,
Así, ninfa, jamás ea sol te veas. Tamayo y Azara.
12 GARCILASO DE LA VEGA.
Con solo un sobresalto me arrojaste
¿Sabes qué me quitasle, fuente clara? ALBANIO.
Los ojos de la cara que no quiero , No te muevas,
Menos un compañero que yo amaba ; Que no te he de soltar ; escucha un poco.
Mas no como él pensaba. Dios ya quiera
Que antes Camila muera que padezca CAMILA.
Culpa por do merezca ser echada ¿Quién me dijera,
Albanio, tales nuevas?
De la selva sagrada de Diana. Isinfas del verde bosque, á vos invoco,
¡Oh cuan de mala gana mi memoria A vos pido socorro en esta fuerza (37).
Renueva aquesta historia! Mas la culpa ¿Qué es esto, Albanio? Dime si estás loco.
Ajena me desculpa; que si fuera
Yo la causa primera desta ausencia, ALBANIO.
Yo diera la sentencia en mi conlrario. Locura debe ser la que me fuerza
E! fué muy voluntario y sin respeto. A querer mas que el alma y que la vida
Mas ¿para qué me meto en esta cuenta? A la que á aborrecerme asi se esfuerza.
Quiero vivir contenta y olvidallo,
Y aquí donde me hallo recrearme.
Aquí quiero acostarme y en cayendo , Yo debo ser de tí la aborrecida,
La siesta iré siguiendo mi corciilo Pues me quieres tratar de tal manera,
Que yo me maravillo ya y me espanto Siendo tuya la culpa conocida.
Cómo con tal herida huyó tanto.
ALBANIO.
¿Yo culpa contra tí? Si la primera
Si mi turbada vista no me miente, No está por cometer, Camila mia
Paréceme que vi entre rama y rama En tu desgracia y disfavor yo muera.
Una ninfa llegar á aquella fuente.
Quiero llegar allá ; quizá si ella ama, ,
CAMILA.
Me dirá alguna cosa con que engañe ¿Tú noviolaste nuestra compañía
Con algún falso alivio aquesta llama. Queriéndola torcer por el camino
Y no se me da nada que desbañe (36) Que de la vida honesta se desvia?
Mi alma, si es contrario á lo que creo;
Que á quien no espera bien no hay mal que dañe. ALBANIO.
¡Oh santos dioses ¿Qué es esto que veo ?
!
¿Cómo de sola una hora el desatino
¿Es error de fantasma convertida Ha de perder mil años de servicio,
En forma de mi amor y mi deseo? Si el arrepentimiento tras él vino?
Camila es esta que está aquí dormida;
No!'mede de otra ser su hermosura; CAMILA.
Laí/..''.on está clara y conocida: Aqueste es de los hombres el oficio,
c
l' 'J obra sola quiso la natura Tentar el mal y si es malo el suceso,
,
HaólVcomo esta, y rompió luego apriesa Pedir con humildad perdón del vicio.
La estampa do fué hecha tal figura.
¿Quién podrá luego de su forma expresa ALBANIO.
El traslado sacar, si la maestra ¿Qué tenté yo, Camila?
Misma no basta, y ella lo conliesa ?
Mas ya que es cierto el bien que á mí se muestra CAMILA.
¿Con. o podré llegar á despertalla Bueno es eso.
Temiendo yo la luz que á ella me adiestra? Esta fuente lo diga ,
que ha quedado
¿Si solamente de poder tocalla Por un testigo de tu mal proceso.
Perdiese el miedo yo? Mas ¿si despierta?
Si despierta tenclla y no soltalla.
, ALBANIO.
Esta osadía temo que no es cierta.
puede ser mi yerro castigado
Si
Mas ¿qué me puede hacer? Quiero llegarme. Con muerte, con deshonra ó con tormento,
En lin ella eslá agora como muerta.
,
Vesmeaquí, estoy á todo aparejado.
Cabe ella por lo menos asentarme
Bien puedo; mas nova como solia. CAMILA.
¡Oh mano poderosa de matarme!
Suéltame ya la mano, que el aliento
¿Viste cuánto tu fuerza en mí podia?
Me falta de congoja.
¿Por qué para sanarme no la pruebas?
Que su poder á todo bastaría. ALBANIO.

CAMILA. He muy gran miedo


Que te me irás, que corres masque el viento (38).
Socórreme, Diana.

(~C, Dice Azara en una de sus notas : «Desbañar : Esta voz es No estoy como solia, que no puedo
tan extraña en castellano, que con dificultad se puede saber lo Moverme ya, de mal ejercitada.
'¡iic quiere decir. El maestro Sánchez no
la explica , y Herrera nos Suelta ,
que casi me has quebrado un dedo.
muele con una pesada digresión sobre el uso de las voces nue-
vas, sin decirnos lo que significa esta, sin duda porque no lo su-
|>o , pues quien amontonó tantas impertinencias no hubiera omi- ¿Estarás, si te suelto, sosegada
tido usía cosa tan esencial. El Diccionario de la lengua ni hace Mientras con razón clara yo te muestro
mención de ella. Tamayo de Vargas es el único que se aventura á Que fuistes sin razón de mí enojada?
interpretarla. Según él, desbañar quiere decir afligir, congojar,
ilc:lucidode las lenguas griega y latina, en que bañar se toma mu-
chas veces por aliviar, refocilar, quitar cuidados.» Eres tú de razones gran maestro.
A esto se puede añadir que en igual significación la tomó el poe- Suelta ,
que sí estaré.
ta que cita Tamayo, cuando escribió estos versos :

He guardado de tí por prenda cierta (37) A vos pido socorro desta fuerza.— Textos de Ilerreray Ta-
Este retrato, que humildemente adoro, mayo.
Que también como tú finge y engaña, Sigo el texto de Azara.
Y tanto se desbaña,
(38) Asi Herrera y Tamayo; Azara pone :
Pensando que me ayuda,
üue el color pierde y muda.. Que cortes mas que viento.
ÉGLOGAS. !~

Estaba allí durmiendo; ¿si es aquella


ALBANIO.
Mi cuerpo ? No , que aquella es muy hermosa.
Primero jura
Por la primera fe del amor nuestro.
Gentil cabeza; no daria por ella
Yo para mi traer solo un cornado.
Yo juro por la ley sincera y pura
De la amistad pasada, de sentarme, ALBANIO.
Y de escuchar tus quejas muy segura. ¿A quién iré del hurto á dar querella?
¡Cuál me tienes la mano, de apretarme
SALICIO.
Con esa dura mano, descreído
Extraño ejemplo es ver en qué ha parado
ALBANIO. Este gentil mancebo, Nemoroso,
¡Cuál me tienes el alma de dejarme!
Y á nosotros que le hemos mas tratado.
Manso, cuerdo, agradable, virtuoso,
CAMILA. Sufrido conversable, buen amigo,
,

Mi prendedero de oro ¿ si es perdido? Y con un alto ingenio gran reposo (41).


¡Oh cuitada de mí! Mi prendedero
Desde aquel valle aquí se me ha caido.
Yo podré poco, ó hallaré testigo
ALBANIO. De quien hurló mi cuerpo; aunque esté ausente,
Mira no se cayese allá primero, Yo le perseguiré como enemigo.
Antes de aqueste al val de la hortiga. ¿Sabrásme decir del mi ciara fuente? ,

Dímelo, si lo sabes; así Febo


CAMILA. Nunca tus frescas ondas escaliente.
Do quiera que cayó, buscallo quiero (39). Allá dentro en lo hondo está un mancebo (42)
De laurel coronado, y en la mano
Un palo propio, como yo, de acebo.
Yo iré á buscallo, excusa esa fatiga ¿quién está allá? Responde, hermano.
Hola ,
;

Que no puedo sufrir que aquesta arena ¡Válame Dios O tú eres sordo ó mudo,
!

Abrase el blanco pié de mi enemiga. O enemigo mortal del trato humano.


Espirtu soy, de carne ya desnudo
Que busco el cuerpo mió que me ha hurtado ,

Pues que quieres tomar por mí esta pena, Algún ladrón malvado, injusto y crudo.
Derecho vé primero á aquellas hayas; Callar que callarás. ¿Hasme escuchado?
Que allí estuve yo echada una hora buena. ¡Oh santo Dios! Mi cuerpo mismo veo,
O yo tengo el sentido trastornado.
ALBANIO. ¡Oh cuerpo! Hete hallado, y no lo creo;
Tanto sin ti me hallo descontento.
Yo voy; mas entre tanto no te vayas.
Pon fin á tu destierro y mi deseo (43).
CAMILA.
Seguro vé, que antes verás mi muerte
Sospecho que el coatino pensamiento
Que tú me cobres ni á tus manos hayas.
Que tuvo de morir antes de agora,
Le representa aqueste apartamiento.
¡Ah , ninfa desleal ! Y ¿desa suerte SALICIO.
Se guarda el juramento que me diste?
¡Oh condición de vida dura y fuerte! Como que velando siempre llora,
del
Oh falso amor, de nuevo me hiciste Quedan durmiendo las especies llenas
Revivir con un poco de esperanza! Del dolor que en el alma triste mora.
Oh modo de matar penoso y triste!
Oh muerte llena de mortal tardanza!
Podré por tí llamar injusto el cielo Si no estás en cadenas, sal ya fuera
Injusta su medida y su balanza. A darme verdadera forma de hombre,
Recibe tú terreno y duro suelo
,
Que agora solo el nombre me ha quedado.
Este rebelde cuerpo que detiene Y si allá estás forzado en ese suelo (44),
Dímelo; que si al cielo que me oyere,
,

Del alma el expedido y presto vuelo (40).


Yo me daré la muerte y aun si viene Con quejas no moviere y llanto tierno,
,

Alguno á resistirme... ¿A resistirme? Convocaré el infierno y reino escuro


El verá que á su vida no conviene. Y romperé su muro de diamante,
¿No puedo yo morir, no puedo irme Como hizo el amante blandamente
Por aquí, por allí por do quisiere Por la consorte ausente, que cantando
, ,

Desnudo espirtu ó carne y hueso firme? Estuvo halagando las culebras


De las hermanas negras mal peinadas (lo).
SALICIO.

Escucha, que algún mal hacerse quiere,


O cierto tiene trastornado el seso.
¡De cuan desvariadas opiniones
Saca buenas razones el cuitado
SALICIO.
Aquí tuviese yo quien mal me quiere.
Descargado me siento de un gran peso El curso acostumbrado del ingenio,
Paréceme que vuelo despreciando,
Aunque le falle el genio que lo mueva ,
Monte choza, ganado leche y queso.
, ,
Con la fuga que lleva, corre un poco ;
¿No son aquestos pies? Con ellos ando. Y aunque este está hora loco, no por eso (46)
Ya caigo en ello, el cuerpo se me ha ido;
Solo el espirtu es este que hora mando. (41)Así Herrera y Tamayo ; Azara pone con un grato ingenio. :

¿Hale hurtado alguno ó escondido (42 En lo fondo, dice Herrera.


1

Mientras mirando estaba yo otra cosa? (43) Pon fin ya á tu destierro y mi deseo.— Texto de Herrera.
(44) Y si no estás forzado en ese suelo.— Id.
¿O si quedó por caso allí dormido?
Una figura de color de rosa (45) Negras no es consonante de culebras.
(46) Sigo á Herrera y Tamayo, si bien Azara pone con mas ele-

Azara dice buscalle. gancia :


(39)
(40) Del alma el expedido y leve vuelo.— Jato de llenera. Y aunque está agora loco, no por eso.
14 GARG1LAS0 DE LA VEGA.
Ha de dar al travieso su sentido,
En todo habiendo sido cual tú sabes.
Luego vengo,
En cuanto me detengo yo aquí un poco.
No mas, no me le alabes, qué por cierto, Veré cómo de un loco te desatas.
De vello como muerto estoy llorando.
SALICIO.

¡
Ay! paso, que me matas.
Estaba contemplando qué tormento
Es este apartamiento. A lo que pienso albanio".
No nos aparta inmenso mar airado, Aunque mueras...
No torres de fosado rodeadas
No montañas cerradas y sin via, nemoroso.
No ajena compañía, dulce y cara Ya aquello va de veras. Suelta, loco.
Un poco de agua clara nos detiene
Por ALBANIO.
ella que entramos (47)
no conviene lo
('•(ni ansia deseamos
porque al punto
: Déjame estar un poco, que ya acabo.
Que a u me acerco y junto, no te apartas;
Antes nunca te hartas de mirarme, NEMOROSO.
Suelta ya.
Y de si nif ¡carme en tu meneo
Que tienes gran deseo de juntarte ALBANIO.
Con esta media parte. Daca, hermano. ¿Qué te hago? (51)
Échame acá esa mano, y como buenos
Amigos á lo menos nos juntemos, NEMOROSO.
Y aquí nos abracemos. Áh ¿burlaste? ¿A mí? No, nada.
¿Así te me escapasteYo te digo
?
Que no es obra de amigo hacer eso. ALBANIO.
¿Quedo yo, don Travieso, remojado, Pues vete tu jornada, y nunca entiendas
Y tú estás enojado? ¡Cuan apriesa En aquestas contiendas.
Mueves ¿qué cosa es esa? tu figura!
¿Aun esa desventura me quedaba? SALICIO.
Va yo me consolaba en ver serena ¡Ah, furioso!
Tu imagen, y tan buena y amorosa. Afierra, Nemoroso, y tenle fuerte (52).
No hay bien ni alegre cosa ya que dure. Yo te daré la muerte, don Perdido.
Ténmele tú tendido mientras lo ato
NEMOROSO. ;

Probemos así un rato á castigallo,


A lo menos que cure tu cabeza. Quizá con espantallo habrá algún miedo.
SAL1CI0. ALBANIO.
Salgamos, que ya empieza un furor nuevo* Señores, si estoy quedo ¿dejaréisme?

SALICIO.
¡Oh Dios! ¿por qué no pruebo á echarme dentro No.
Hasta llegar al centro de la fuente? ALBANIO.
¡Pues qué! ¿mataréisme?
SALICIO.
SALICIO.
¿Qué es esto, Albanio? Tente.
Sí.

ALBANIO.
¡ Oh manifiesto ¿Sin falta?
Ladrón! Mas ¿qué es aquesto? Y ¿es muy bueno Mira cuánto mas alia aquella sierra
Vestiros de lo ajeno, y ante el dueño, Está que la otra tierra.'
Como si fuese un leño sin sentido,
Venir muy revestido de mi carne? NEMOROSO.
Yo haré que descarne esa alma osada Bueno es esto.
Aquesta mano airada. Él olvidará presto la braveza.
SAUCIO. SALICIO.

Estáte quedo (48). Calla, que así se aveza á tener seso.


Llega tú, que no puedo detenelle.
ALBANIO.
NEMOROSO.
¿Cómo? ¡Azotado y preso!
Pues ¿qué quieres hacelle?
SALICIO.

Calla, escucha.
¿Yo?dejalle,
Si desenclavijalle yo acabase
ALBANIO.
La mano, á que escapase mi garganta (49). Negra fué aquella lucha que contigo
Hice, que tal castigo dan tus manos.
¿No éramos como hermanos de primero?
No tiene fuerza tanta solo puedes
;

Hacer tú lo que debes á quien eres (SO).


NEMOROSO.
Albanio, compañero, calla agora
Y duerme aquí algún hora, y no te muevas.
¡
Qué tiempo de placeres y de burlas
ALBANIO.
¿Con la vida te burlas, Nemoroso?
Ven ya, no estés donoso. ¿Sabes algunas nuevas de mí?
SALICIO.
(57) Por entrambos. Es arcaísmo. Loco.
(•48) Herrera dice Está quedo.
:

i-iii) La mano y escapase mi garganta.— Dicen Tamayo y Azara. (51) llago no es consonante de cubo.
\¿<U; Debes no es consonante de puedes. 152) Atierra, Nemoroso, tenle fuerte.— Texto de Herrera.
ÉGLOGAS. 43
Cual sé conviene á tristes amadores.
ALBANIO. En un punto remueve la tristura
Paso, que duermo un poco. Convierte en odio aquel amor insano,
Y restituye el alma á su natura.
SALICIO. No te sabré decir, Salicio hermano,
¿Duermes cierto? La orden de mi cura y la manera;
Mas sé que me partí del libre y sano.
ALBANIO. Acuérdaseme bien que en la ribera
¿No me ves como un muerto? Pues ¿qué hago? De Tórmes le hallé solo cantando
Tan dulce, que una piedra enterneciera.
SALICIO. Como cerca me vido, adevinando
Este te dará el pago, si despiertas, La causa y la razón de mi venida,
En esas carnes muertas, te prometo. Suspenso un rato estuvo allí callando;
Y luego con voz ciara y expedida
Soltó la rienda al verso numeroso

Algo está mas quieto y reposado En alabanzas ^e la libre vida.


Que hasta aquí. ¿Qué dices tú, Salicio? Yo e¡ "decido y vergonzoso,
Parécete que puede ser curado? al son. y viéndome del todo
Fuera de libertad y de ic^uso,
No sé decir sino que en fin de modo
En procurar cualquiera beneficio Aplicó á mi dolor la medicina
A la vida y salud de un tal amigo, Que el mal desarraigó de todo en todo.
Hacemos el debido y justo oficio. Quedé yo entonces como quien camina
De noche por caminos enriscados
NEMOROSO. Sin ver dónde la senda ó paso inclina
Escucha pues un poco lo que digo Que venida la luz, y contemplados,
Contaréte una extraña y nueva cosa, Del peligro pasado nace un miedo,
De que yo fui la parte y el testigo. Que deja los cabellos erizados.
En ribera verde y deleitosa
la Así estaba mirando atento y quedo
Del sacro Tórmes, dulce y claro rio, Aquel peligro yo que atrás dejaba
Hay una vega grande y espaciosa, Que nunca sin temor pensallo puedo.
Verde en el medio del invierno frió, Tras eslo luego se me presentaba,
En el otoño verde y primavera Sin antojos delante, la vileza
Verde en fuerza del ardiente estío.
la De lo que antes ardiendo deseaba.
Levántase al fin della una ladera Así curó mi mal contal destreza
Con proporción graciosa en el altura El sabio viejo, como te he contado
Que sojuzga la vega y la ribera. Que volvió el alma á su naturaleza,
Allí esta sobrepuesta la espesura Y soltó el corazón aherrojado.
De las hermosas torres, levantadas
Al cielo con extraña hermosura.
No tanto por la fábrica estimadas, Oh gran saber Oh viejo fructuoso
¡ !

Aunque extraña labor allí se vea, Que el perdido reposo al alma vuelve,
Cuanto por sus señores ensalzadas. Y lo que la revuelve y lleva á tierra
Allí se halla lo que se desea Del corazón destierra incontinente.
Virtud, linaje, haber y todo cuanto Con esto solamente que contaste
Bien de natura ó de fortuna sea. Así lo reputaste acá conmigo ,
Un hombre mora allí de ingenio tanto, Que sin otro testigo, á desealle
Que toda la ribera adonde él vino Ver presente y hablalle me levantas.
Nunca se harta de escuchar su canto.
Nacido fué en el campo placentino
Que con estrago y destruicion romana ¿Deslo poco te espantas tú, Salicio?
En el antiguo tiempo fué sanguino ; De mas te daré indicio manifiesto
Y en este, con la propia, la inhumana Si no te soy molesto y enojoso.
Furia infernal, por otro nombre guerra
Lo Uñe, lo arruina y lo profana (53).
Él, viendo aquesto, abandonó su tierra, ¿Qué es esto, Nemoroso. y qué cosa
Por ser mas del reposo compañero Puede ser tan sabrosa en otra parte
Que de la patria que el furor atierra. A mí, como escucharte? Ñola siento,
Llevóle á aquella parte el buen agüero Cuanto mas este cuento de Severo;
De aquella tierra de Alba tan nombrada Dímelo por entero, por tu vida
Que este es el nombre della, y del Severo (54). Pues no hay quien nos impida ni embarace.
A aqueste Febo no le escondió nada Nuestro ganado pace el viento espira
,

Antes de piedras, yerbas y animales Filomena sospira en dulce canto,


Diz que le fué noticia entera dada. Y en amoroso llanto se amancilla;
Este, cuando le place, á los caudales Gime la tortolilla sobre el olmo,
Ríos el curso presuroso enfrena Preséntanos á colmo el prado flores,
Con fuerza de palabras y señales. Y esmalta en mil colores su verdura
La negra tempestad en muy serena La fuente clara y pura murmurando
Y clara luz convierte, y aquel dia Nos está convidando á dulce trato.
Si quiere revolvello, el mundo atruena.
La luna de allá arriba bajaría
Si al son de las palabras no impidiese Escucha pues un rato, y diré cosas
El son del carro que la mueve y guia. Extrañas y espantosas poco á poco.
Temo que si decirte presumiese Ninfas, á vos invoco; verdes faunos (56),
De su saber la fuerza con loores (55), Sátiros y silvanos, soltad todos
Que en lugar de alaballe, le ofendiese. Mi lengua en dulces modos y sutiles
Mas no te callaré que los amores Que ni los pastoriles ni el avena
Con un tan eficaz remedio cura, Ni la zampona suena como quiero.
Este nuestro Severo pudo tanto
(53) Así Herrera ; otros dicen lo ruina. Con el suave canto y dulce lira
(84) Nombre del maestro del duque de Alba Fernando. Que, revueltos en ira y torbellino,
(55) De su saber su fuena con loores, dicen Tamayo y Azara.
Sigo á Herrera. _(5t¡)Faunos no es consonante de silvanos.
, ,,; ,,. , ; ; ; ;;;

16
GARCILASO DE LA VEGA.
En medio del caminóse pararon El arena quemaba, el sol ardía,
Los vientos, y escucharon muy atentos La gente se caia medio muerta
La voz y los acentos, muy bastantes El solo con despierta vigilanza
A que los repunantes y contrarios Dañaba la tardanza floja, inerte,
Se hiciesen voluntarios y conformes. Y alababa la muerte gloriosa.
A aqueste el viejo Tórmes como á hijo Luego la polvorosa muchedumbre
Lo metió al escondrijo de su fuente, Gritando á su costumbre le cercaba;
De do va su corriente comenzada. Mas él, que se llegaba al fiero mozo, •

Mostróle una labrada y cristalina Llevaba con destrozo y con tormento


Urna, donde él reclina el diestro lado; Del loco atrevimiento el justo pago.
Y en ella vio entallado y esculpido Unos en bruto lago de su sangre (64),
Lo que antes de haber sido, el sacro viejo Cortado ya el estambre de la vida,
Por divino consejo puso en arte La cabeza partida revolcaban
Labrando á cada parte las extrañas Otros claro mostraban espirando,
Virtudes y hazañas de los hombres De fuera palpitando las entrañas,
Que con sus claros nombres ilustraron Por las fieras y extrañas cuchilladas
Cuanto señorearon de aquel rio. De aquella mano dadas. Mas el hado
Estaba con un brio desdeñoso Acerbo, triste, airado, fué venido;
Con pecho corajoso, aquel valiente Y al fin él, confundido de alboroto,
Que contra un rey potente y de gran seso (57), Atravesado y roto de mil hierros,
Quel viejo padre preso le tenia , Pidiendo desús yerros venia al cielo,
Cruda guerra movia, despertando Puso en el duro suelo la hermosa
Su ilustre y claro bando al ejercicio Cara, como la rosa matutina
De aquel piadoso oticio. A aqueste junto Cuando ya el sol declina al mediodía,
La gran labor al punto señalaba Que pierde su alegría, y marchitando
Al hijo, que mostraba acá en la tierra (58) Va la color mudando; ó en el campo (65)
Ser otro Marte en guerra, en corte Febo. Cual queda el lirio blanco, que el arad9
Mostrábase mancebo en las señales . Crudamente cortado al pasar deja,
Del rostro, que eran tales, que esperanza Del cual aun no se aleja presuroso
Y cierta confianza claro daban Aquel color hermoso, ó se destierra
A cuantos le miraban, que él seria Mas ya la madre tierra, descuidada,
En quien se informaría un ser divino. No le administra nada de su aliento,
Al campo sarracino en tiernos años (59) Que era el sustentamiento y vigor suyo;
Daba con graves daños á sentillo Tal está el rostro tuyo en el arena ,
Que, como fué caudillo del cristiano Fresca rosa, azucena blanca y pura.
Ejercitó la mano y el maduro Tras esto una pintura extraña tira (66)
Seso y aquel seguro y firme pecho. Los ojos de quien mira, y los detiene
lin otra parte, hecho ya mas hombre (60), Tanto, que no conviene mirar cosa
Con mas ilustre nombre los arneses Extraña ni hermosa, sino aquella.
De los íieros franceses abollaba. De vestidura bella allí vestidas
Junto tras esto estaba figurado Las gracias esculpidas se veian
Con el arnés manchado de otra sangre (61), Solamente traían un delgado
Sosteniendo la hambre en el asedio, Velo, que el delicado cuerpo viste,
Siendo él solo remedio del combale, Mas tal, que no resiste á nuestra vista.
Que con fiero rebate y con ruido Su diligencia en vista demostraban
Por el muro batido le ofrecían. Todas tres ayudaban en una hora
Tantos, al fin, morian por su espada A una muy gran señora que paria.
A tantos la jornada puso espanto, Un infante se via ya nacido,
Que no hay labor que tanto notifique Tal, cual jamás salido de otro parto,
Cuánto el fiero Fadrique de Toledo Del primer siglo al cuarto vio la luna.
Puso terror y miedo al enemigo. En la pequeña cuna se leia
Tras aqueste que digo se veia Un nombre que decía don Fernando.
El hijo don Garcia, que en el mundo (G2) Bajaban, del hablando, de dos cumbres
Sin par y sin segundo solo fuera Aquellas nueve lumbres de la vida;
Si hijo no tuviera. ¿Quién mirara Con ligera corrida iba con ellas,
De su hermosa cara el rayo ardiente, Cual luna con estrellas, el mancebo
Quién su resplandeciente y clara vista, Intonso y rubio Febo; y en llegando,
Que no diera por vista su grandeza? For orden abrazando todas fueron
Estaban de crueza fiera armadas Al niño, que tuvieron luengamente.
Las tres inicuas hadas, cruda guerra Vido cómo presente de otra parte (67)
Haciendo allí á la tierra con quilalle Mercurio estaba, y Marte cauto y fiero,
Esle, que en alcanzalle fué dichosa. Viendo el gran caballero, que encogido
;Oh patria lagrimosa, y cómo vuelves (63) En el recien nacido cuerpo estaba.
Los ojos á losGelves, sospirando! Entonces lugar daba mesurado
El está ejercitando el duro oficio, A Venus, que á su lado estaba puesta.
Y con tal artificio la pintura Ella con mano presta y abundante
Mostraba su figura, que dijeras, Néctar sobre el infante desparcia
Si pintado le vieras, que hablaba. Mas Febo la desvia de aquel tierno
Niño, y daba el gobierno á sus hermanas.
(57) Azara dice en este lugar: «El rey don Juan II puso preso á Del cargo están ufanas todas nueve.
don Fernando Alvarez de Toledo, conde de Alba; y su hijo don El tiempo el paso mueve, el niño crece,
García, que después fué primer duque de Alba, le hizo mucha Y en tierna edad florece, y se levanta
guerra desde Picdrahita y demás fortalezas de su padre, procu- Como felice planta en buen terreno.
rando su libertad; pero no la pudo conseguir hasta muerto el Ya sin precelo ajeno daba tales
rey don Juan, que su hijo don Enrique le soltó voluntariamente.» De su ingenio señales, que espantaban
(58) Don Fadrique de Toledo, duque segundo de Alba. A los que le criaban. Luego estaba
(59) Fué general de los cristianos en la frontera de Granada du- Cómo una le entregaba á un gran maestro,
); ute sus mocedades.

$0) En la guerra de Navarra. (64) Sangre no es consonante de estambre.


id) Sangre no es consonante de hambre. (65) Campo no es consonante de blanco.
[Gi) Don García de Toledo, padre de don Fernando, el gran du- (66) Así Herrera ; otros dicen esta.
que. (67) Herrera pone :

(83) Rota de los Gelves, en la cual pereció don García. Viste cómo presente de otra parte.
, , ;,, , , ; ; ,

ÉGLOGAS. 17
Que con ingenio diestro y vida honesta Mostraba claramente la pintura
Hiciese man fiesta al mundo y clara
i
Que acaso noche escura entonces era.
Aquella ánima rara que allí via. De la batalla fiera era testigo
Al niño recebia con respeto Marte, que al enemigo condenaba

L'n viejo, en cuyo aspeto se via junto Y mozo coronaba en el fin della
al

Severidad á un punto con dulzura. El cual como la estrella relumbrante


Quedó desta figura como helado Que el sol envia delante, resplandece.
_

Severo, y espantado viendo al viejo, De allí su nombre crece, y se derrama


Que, como si en espejo se mirara, Su valerosa fama á todas partes.
En cuerpo, edad y cara eran conformes. Luego con nuevas artes se convierte
En esto, el rostro á Tórmes revolviendo, A hurlar á la muerte y á su abismo
Vio que estaba riendo de su espanto. Gran parte de sí mismo y quedar vivo
«¿De qué te espantas tanto? dijo el rio. Cuando el vulgo cautivo le llorare,

¿No basta el saber mió á que primero Y muerto le llamare con deseo.
Que naciese Severo, yo supiese Estaba el Himeneo allí pintado,
Que habia de ser quien diese la doctrina El diestro pié calzado en lazos de oro (72).
Al ánima divina deste mozo?» De vírgenes un coro está cantando,
El, lleno de alborozo y de alegría, Partidas alternando y respondiendo
Sus ojos mantenía de pintura. Y en un lecho poniendo una doncella,
Miraba otra (¡gura de un mancebo, Que quien atento aquella bien mirase,
El cual venia con Febo mano á mano, Y bien la cotejase en su sentido
Al modo cortesano. En su manera ,
Cou la que el mozo vido allá en la huerta,
Juzgáralo cualquiera, viendo el gesto Verá que la despierta y la dormida
Lleno de un sabio, honesto y dulce ateto , Por una es conocida de presente.
Por un hombre perfeto en la alta parte Mostraba juntamente ser señora
De la difícil arte cortesana Digna y merecedora de tal hombre.
Maestra de la humana y dulce vida. El almohada el nombre contenía,
Luego fué conocida de Severo El cual doña María Enriquez era.
La imagen por entero fácilmente Apenas tienen fuera á don Fernando,
Deste que allí presente era pintado. Ardiendo y deseando estar ya echado.
Vio que era el que habia dado á don Fernando, Al fin era dejado con su esposa
Su ánimo formando en luenga usanza, Dulce, pura, hermosa, sabia, honesta.
El trato, la crianza y gentileza En un pié estaba puesta la fortuna,
La dulzura y llaneza acomodada Nunca estable ni una que llamaba
,

La virtud apartada y generosa (68), A Fernando, que estaba en vida ociosa,


Y en fin, cualquiera* cosa que se via Que por ardua via
dificultosa y

En la cortesanía, de que lleno Quisiera ser su guia y ser primera;


Fernando tuvo el seno y bastecido. Mas él por compañera toma aquella,
Después de conocido, leyó el nonihre Siguiendo á laque es bella descubierta,
Severo de aqueste hombre, que se llama Y juzgada cubierta por disforme;
Boscan de cuya llama clara y pura
,
El nombre era conforme á aquesta fama:
Sale el fuego que apura sus escritos, Virtud esta se llama, al mundo rara.
Que en siglos infinitos tendrán vida (G9). ¿Quién tras ella guiara igual en curso,
De algo mas crecida edad miraba Sino este, que el discurso de su lumbre
Al niño que escuchaba sus consejos, Forzaba la costumbre de sus años,
Luego los aparejos ya de Marte No recibiendo engaños sus deseos?
Estotro puesto aparte le traía. Los montes Pirineos (que se estima
Así les convenia á todos ellos, De abajo que la cima está en el cielo,
Que no pudiera dellos dar noticia Y desde arriba el suelo en el inñerno)
Á otro la milicia en muchos años. En medio del invierno atravesaba.
Obraba los engaños de la lucha La nieve blanqueaba, y las corrientes
La maña y fuerza mucha y ejercicio Por debajo de puentes cristalinas
Con el robusto oficio está mezclando. Y por heladas minas van calladas.
Allí con rostro blando y amoroso El aire las cargadas ramas mueve,
Venus aquel hermoso mozo mira, Que el peso de la nieve las desgaja.
Y luego por un rato
le retira Por aquí se trabaja el Duque osado,
De aquel áspero de hierro.
trato y son Del tiempo contrastado y de la via,
Mostrábale ser yerro y ser mal hecho Con clara compañía de ir delante.
Armar contino el pecho de dureza, El trabajo constante y tan loable
No dando á la terneza alguna puerta. Por la Francia mudable en fin le lleva,
Entrada en una huerta, con él siendo, La fama en él renueva la presteza;
Una ninfa durmiendo le mostraba. La cual con ligereza iba volando,
El mozo la miraba, y juntamente Y con el gran Fernando se paraba,
De súbito acídente acometido, Y le significaba en modo y gesto
Estaba embebecido, y á la diosa, Que el caminar muy presto convenía.
Que á la ninfa hermosa se allegase De todos escogía el Duque uno,
Mostraba que rogase, y parecía Y entrambos de consuno cabalgaban;
Que la diosa temia de llegarse. Los caballos mudaban fatigados
El no podia hartarse de miralla Mas á la fin llegados á los muros
Eternamente amalla proponiendo (70). Del gran París seguros, la dolencia,
Luego venia corriendo Marte airado, Con su débil presencia y amarilla,
Mostrándose alterado en la persona Bajaba de la silla al Duque sano,
Y daba una corona á don Fernando;
de San Pablo de Burgos con otro caballero, que se habla picad»
Y estábale mostrando un caballero
por una zumba que le dijo delante de una señora á quien ambos
Que con semblante liero amenazaba
servían. Después de la pendencia se hicieron amigos, prometién-
Al mozo que quitaba el nombre á todos.
dose guardar secreto el lance ; pero aquella noche se descubrió en
Con atentados modos se movia
palacio, porque al partir trocaron las capas, y la del contivrio de
Contra el que le atendía (71) en una puente
don Fernando tenia la cruz de Santiago.»
(68) Asi Herrera ; otros omiten la y. (72) El Brócense explica esto diciendo que «eldiestrc- pié calía-

(69) Asi Herrera ; otrosponen ternán. do significa buen agüero para que el casamiento dure, por.¡ue la
(70) Azara pone prometiendo. reina Dido, para desatar el casamiento de Eneas, tenia un pié des-
(71) El mismo dice: «Don Fernando riñó una noche en el puente calzo». .-,

P.XVI-I.
, , : : ;;;

13 GARCILASODELAVEGA.
Y coh pesada mano le locaba. Que el flamenco dijera que nacido
El luego comenzaba á demudarse, En Flándes habia sido y el osado ,

Y amarillo pararse y á dolerse. Jíspañol y sobrado, imaginando


Luego pudiera verse de travieso Ser suyo don Fernando y de su suelo,
Venir por un espeso bosque ameno, Demanda sin recelo la batalla.
De buenas yerbas lleno y medicina, Quien mas cerca se halla del gran hombre
Esculapio, y camina, no parando, Piensa que crece el nombre por su mano.
Hasta donde Fernando está en el lecho. El cauto italiano nota y mira,
Entró con pié derecho, y parecía Los ojos nunca tira del guerrero,
Que le restituía en tanta fuerza, Y aquel valor primero de su gente
Que á proseguirse esfuerza su viaje, Junio en este y presente considera.
Que le llevó al pasaje del gran Reno. En él ve la manera misma y maña
Tomábale en su seno el caudaloso Del que pasó en España sin tardanza,
Y claro rio. gozoso de tal gloria Siendo solo esperanza de su tierra,
Trayendo á la memoria cuándo vino Y acabó aquella guerra peligrosa
El vencedor latino al mismo paso. Con mano poderosa y con estrago
No se mostraba escaso de sus ondas; De la fiera Cartago y de su muro,
Anles con aguas hondas que engendraba, Y del terrible y duro su caudillo,
Los bajos igualaba y al liviano Cuyo agudo cuchillo á las gargantas
Barco daba de mano, el cual, volando, Italia tuvo tantas veces puesto.
Airas iba dejando muros, torres. Mostrábase tras esto allí esculpida
Con tanta priesa corres, navecilla La envidia carcomida, á sí molesta
Que llegas do amancilla una doncella, Contra Fernando puesta frente á frente,
Y once mil mascón ella, y mancha el suelo La desvalida gente convocaba,
De sangre, que en el cielo está esmaltada Y contra aquel la armaba, y con sus artes
Úrsula, desposada y virgen pura, Busca por todas partes daño y mengua.
Mostraba su ligura, en una pieza El con su mansa lengua y largas manos
Pintada su cabeza. Allí se vía Los tumultos livianos asentando,
Que los ojos volvía ya espirando, Poco á poco iba alzando tanto el vuelo,
Y estábala mirando aquel tirano Que la envidia en el cielo le miraba
Que con acerba mano llevó á hecho Y como no bastaba á la conquista,
De tierno en tierno pecho su compaña (7o). Vencida ya su vista de tal lumbre,
Por la fiera Alemana de aquí parle Forzaba 'su costumbre, y parecía
El Duque, á aquella parle enderezado Que perdón le pedia, en tierra echada.
Donde e! cristiano estado estaba en dubio. El, después de pisada, descansando
En fin al gran Danubio se encomienda; Quedaba y aliviado de este enojo;
Por él suelta la rienda á su navio, Y lleno del despojo desta fiera,
Que con poco desvío de la tierra, Hallaba en la ribera del gran rio,
Entre una y otra sierra el agua hiende. De noche, al puro frió del sereno,
El remo, que deciende en fuerza suma. A César, que en su seno está pensoso (76),
Mueve la blanca espuma como argento. Del suceso dudoso desta guerra ;
El veloz movimiento parecía Que, aunque de sí deslierra la tristeza,
Que pintado se via ante los ojos. Del caso la grandeza trae consigo
Con amorosos ojos adelante El pensamiento amigo del remedio.
Cario, César triunfante, le abrazaba Entrambos buscan medio convenible
Cuando desembarcaba en Ratisbona. Para que aquel terrible furor loco
Allí por lacorona del imperio Les empeciese poco, y recibiese
Estaba el magisterio de la tierra Tal estrago, que fuese destrozado.
Convocado á la guerra que esperaban. Después de haber hablado, ya cansados,
Todos ellos estaban enclavando En la yerba acostados se dormían ;

Los ojos en Fernando, y en el punto El gran Danubio oian ir sonando,


Que así le vieron junto, se prometen Casi como aprobando aquel consejo.
De cuanto allí acometen la victoria. En esto el claro viejo río se via
Con falsa y vana gloria y arrogancia, Que del agua salia muy callado,
Con bárbara jactancia allí se vía De sauces coronado y de un vestido
A los unes de Hungría el campo pueslo De las ovas tejido mal cubierto,
De aquel que fué molesto en tanto grado (74) Y en aquel sueño incierto les mostraba
Al húngaro cuitado y afligido; Todo cuanto tocaba al gran negocio.
Las armas y el vestido á su coslumbre. Parecia que el ocio sin provecho
Era la muchedumbre tan extraña, Les sacaba del pecho porque luego,
;

Que apenas la campaña la abrazaba, Como si en vivo fuego se quemara


Ni á dar pasto bastaba, ni agua el rio. Alguna cosa cara se levantan
,

César con celo pío y con valiente Del gran sueño y se espantan, alegrando
Animo aquella gente'desprcciaba; El ánimo y alzando la esperanza.
La suya convocaba, y en un punto El rio sin tardanza parecia
Vieras un campo junio de naciones Que el agua disponía al gran viaje
Diversas y razones (7ü); mas de un celo Allanaba el pasaje y la corriente,
No ocupaba el suelo en lauto grado Para que fácilmente aquella armada
Con número sobrado y inlinito Que habia de ser guiada por su mano,
Como el campo maldito; mas mostraban En el remar liviano y dulce viese
Virlud, con que sobraban su contrario, Cuánto el Danubio fuese favorable.
Animo voluntario, industria y maña; Con presteza admirable vieras junto
(ion generosa saña y viva fuerza Un ejército á punto denodado;
Fernando los esfuerza y los recoge, Y después de embarcado, el remo lento,
Y á sueldo suyo coge muchos del los. El duro movimiento de los brazos,
De un arte usaba ende ellos admirable Los pocos embarazos de las ondas
Con el disciplinadle alemán fiero Llevaban por las ondas aguas presta
A su manera y fuero conversaba; El armada, molesta al gran tirano.
A lodo se aplicaba de manera, El artificio humano no hiciera
Pintura que exprimiera vivamente
(7" El texto do Herrera dice tu compaña.
El armada, la gente, el curso, el agua;
(7-ii El gran Turco.
(75) Otros leen opiniones en vez ilc razunct. (76) Asi Herrera ; otros leen penoso.
;; ; , ; ; , ,;, ,

ÉGLOGAS. n
Y apenas en la fragua (donde sudan Hasta que en fin aporlan con corona
Los cíclopes 5 mudan fatigados Ue lauro á Barcelona do cumplidos ,

Los brazos, ya cansados del martillo) Los votos ofrecidos y deseos,


Pudiera así exprimido el gran maestro. Y los grandes trofeos ya repuestos,
Quien viera el curso diestro por la clara Con movimientos prestos de allí luego,
Corriente, bien jurara á aquellas horas En amoroso fuego todo ardiendo,
Que las acudas proras dividían El Duque iba corriendo, y no paraba.
El agua y la hendían con sonido, Cataluña pasaba atrás la deja; ,

Y rastro iba seguido. Luego vieras


el Ya de Aragón se aleja, y en Castilla,
Al viento las banderas tremolando, Sin bajar de la silla, los pies pone.
Las ondas imitando en el moverse. El corazón dispone al alegría
Pudiera también verse casi viva Que vecina tenia , y reserena
La otra gente esquiva y descreída, Su rostro , y enajena de sus ojos
Que, de ensoberbecida y arrobante, Muerte, daños enojos, sangre y guerra-
,

Pensaba que delante no hallaran Con solo amor se encierra sin respeto
Hombres que se pararan á su furia. Y el amoroso afeto y celo ardiente
Los nuestros, tal injuria no sufriendo, Figurado y presente está en la cara;
liemos iban metiendo con tal gana. Y la consorte cara, presurosa,
Que iba de espuma cana el agua llena. De un tal placer dudosa , aunque lo via ,
El temor enajena al otro bando; El cuello le ceñía en nudo estrecho,
El sentido, volando de uno en uno, De aquellos brazos hecho delicados;
Entrábase importuno por la puerta De lágrimas preñados relumbraban
De la opinión incierta, y siendo dentro, Los ojos que sobraban al sol claro.
En el intimo centro allá del pecho Con su Fernando caro y señor pío
Les dejaba deshecho un hielo frió, La tierra, el campo, el rio, el monte, el llano,
El cual, como un gran rio en flujos gruesos, Alegres á una mano estaban todos,
Por médulas y huesos discurría. Mas con diversos modos lo decían.
Todo el campb se via conturbado Los muros parecían de otra altura
Y con arrebatado movimiento El campo en hermosura de otras flores
Solo del salvamento platicaban. Pintaba mil colores disconformes;
Luego se levantaban con desorden, Estaba el mismo Tórmes figurado,
Confusos y sin orden caminando, En torno rodeado de sus ninfas,
Atrás iban dejando con recelo, Vertiendo claras linfas con instancia,
Tendida por el suelo, su riqueza. En mayor abundancia que solía
Las tiendas, do pereza y do fornicio (77), Del monte se veía el verde seno
Con todo bruto vicio obrar solían, De ciervos todo lleno, corzos, gamos,
Sin ellas se partían. Así armadas, Que de los tiernos ramos van rumiando;
Eran desamparadas de sus dueños. El llano está mostrando su verdura,
A grandes y pequeños juntamente v Tendiendo su llanura así espaciosa
Era el temor presente por testigo Que á la vida curiosa nada empece
Y el áspero enemigo á las espaldas, Ni deja en qué tropiece el ojo vago.
Que les iba las faldas ya mordiendo. Bañados en un lago, no de olvido,
César estar teniendo allí se via Mas de un embebecido gozo, estaban
A Fernando, que ardia sin tardanza Cuantos consideraban la presencia
Por colorar su lanza en turca sangre. Deste, cuya excelencia el mundo canta,
Con animosa hambre y con denuedo (78) Cuyo valor quebranta al turco fiero.
Forceja con quien quedo estar le manda. Aquesto vio Severo por sus ojos,
Como lebrel de Irlanda generoso Y no fueron antojos ni ficciones;
Que el jabalí cerdoso y liero mira Si oyeras sus razones, yo te digo
Rebátase , sospira fuerza y riñe,
, Que como buen tesligo'lo creyeras.
Y apenas le constriñe el atadura, Contaba muy de veras que, mirando
Que el dueño con cordura mas aprieta Atento y contemplando las pinturas,
Así estaba perfeta y bien labrada Hallaba en las figuras tal destreza
La imagen figurada de Fernando, Que con mayor viveza no pudieran
Que quien allí mirándola estuviera. Estar si ser les dieran vivo y puro.
Que era desta manera bien juzgara (79). Lo que dellas escuro allí hallaba,
Resplandeciente y clara de su gloria Y el ojo no bastaba á recogello,
Pintada la Vitoria se mostraba El rio le daba dello gran noticia.
A César abrazaba y no parando,
,
— Este de la milicia , dijo el rio (81),
Los brazos á Fernando echaba al cuello. La cumbre y señorío tendrá solo (82)
El mostraba de aquello sentimiento, Del uno al otro polo y porque espantes ,

Por ser el vencimiento tan holgado. A todos cuantos cantes los famosos
Estaba figurado un carro extraño Hechos tan gloriosos, tan ilustres,
Con el despojo y daño de la gente Sabe que en cinco lustres de sus años
Rárbara, y juntamente allí pintados Hará tantos engaños á la muerte
Cautivos amarrados á las ruedas, Que con ánimo fuerce habrá pasado
Con hábitos y sedas variadas Por cuanto aquí pintado del has visto (83).
Lanzas rotas , celadas y banderas, Ya todo lo has previsto, vamos fuera,
Armaduras ligeras de los brazos, Dejarte he en la ribera do estar sueles.—
Escudos en pedazos divididos, Quiero que me reveles tú primero,
Vieras allí cogidos en trofeo, Le replicó Severo qué es aquello; ,

Con que el común deseo y voluntades Que de mirar en ello se me ofusca


De tierras y ciudades se alegraba. La vista; así corusca y resplandece,
Tras esto blanqueaba falda y seno Y tan claro parece allá en la urna,
Con velas al Tirreno de la armada Como en hora nocturna la cometa.—
Sublime y ensalzada y gloriosa. Amigo, no se meta, dijo el viejo,
Con la prora espumosa las galeras (80), Ninguno, le aconsejo, en este suelo
Como nadantes fieras, el mar cortan, En saber masque el cielo le otorgare;
Y si no te mostrare lo que pides,
(77) Así Herrera ; otros dicen y el fornicio.
\(~S) Sangre no es consonante de hambre. (81) Asi Herrera ; otros leen : Dijo el rio.
(79) Asf Herrera otros dicen lo juzgara.
; (82) Así Herrera ; lema dicen otros.

(80; Otros dicen ¡a proa. Sigo á Herrera. (83) Herrera dice : Bella has visto.
, ;; , —
,
; ; , ; , .

20 GARCILASO DE LA VEGA.
Tú mismo me lo impides, porque én tanto NEMOROSO.
Que el mortal velo y manto el alma cubren,
Mil cosas se te encubren que no bastan ,
Pues ¿en qué te resumes, di, Salicio,
Tus ojos, que contrastan á mirallas. , Acerca deste enfermo compañero?
No pude yo pintallas con menores
Luces y resplandores, porque sabe,
Y aquesto en tí bien cabe, que esto todo En que hagamos el debido oficio.
Que en excesivo modo resplandece Luego de aquí partamos, y primero
Tanto, que no parece ni se muestra Que haga curso el mal y se envejezca,
Es lo que aquella diestra mano osada Así le presentemos á Severo.
Y virtud sublimada de Fernando
Acabarán entrando mas los dias.
Lo cual, con lo que vias comparado, Yo soy contento, y antes que amanezca
Es como con nublado muy escuro Y que del sol el claro rayo ardiente
El sol ardiente, puro y relumbrante (84). Sobre las altas cumbres se parezca,
Tu vista no es bastante á tanta lumbre El compañero mísero y doliente
Hasta que la costumbre de miralla Llevemos luego donde cierto entiendo
Tu ver al contemplalla no confunda. Que será guarecido fácilmente.
Gomo en cárcel profunda el encerrado,
Que, súbito sacado, le atormenta SALICIO.
El sol que se presenta á sus tinieblas; Recoge tu ganado, que cayendo
Así tú que las nieblas y honduras,
, Ya de los altos montes las mayores
Metido en estrechuras contemplabas , Sombras, con ligereza van corriendo.
Que era cuanto mirabas otra gente, Mira en torno, y verás por los alcores
Viendo tan diferente suerte de hombre, Salir el humo de las caserías
No es mucho que le asombre luz tamaña De aquestos comarcanos labradores.
Pero vete, que baña el sol hermoso Recoge tus ovejas y las mias,
Su carro presuroso ya en las ondas, Y vete tú con ellas poco á poco
Y antes que me respondas será puesto. Por aquel mismo valle que solías.
Diciendo así, con gesto muy humano Yo solo me averné con nuestro loco,
Tomóle por la mano. ¡Oh admirable Que pues que hasta aquí no se ha movido,
Caso y cierto espantable Que en saliendo, !
La braveza y furor debe ser poco.
Se fueron restriñendo de una parte
Y de o!ra de tal arte aquellas ondas,
Que las aguas, que hondas ser solían, Si llegas antes, no te estés dormido;
El suelo descubrían, y dejaban Apareja cena, que sospecho
la
Seca por do pasaban la carrera, Que aun fuego Galafron no habrá encendido.
Hasta que en la ribera se hallaron
Y como se pararon en un alto,
El viejo de allí un salto dio con brío,
Yo lo haré, que al hato iré derecho,
Y levantó del rio espuma al cielo,
Sino me lleva á despeñar consigo
Y conmovió del suelo negra arena. De algún barranco Albanio á mi despecho.
Severo, ya de ajena ciencia instrulo,
Adiós , hermano.
Fuese á coger el fruto sin tardanza
De futura esperanza; y escribiendo NEMOROSO.
Las cosas fué exprimiendo muy conformes Adiós, Salicio amigo.
A lasque liabia de Termes aprendido;
Y aunque de mi sentido él bien juzgase
Que no las alcanzase, no por eso
Este largo proceso sin pereza ÉGLOGA III.
Dejó, por su nobleza, de mostrarme.
Yo no podía hartarme allí leyendo, TIRRENO, ALCINO (1).
Y tú de estarme oyendo estás cansado.
salicio. Aquella voluntad honesta y pura,
Ilustre y hermosísima María,
Espantado me tienes Que en mí de celebrar tu hermosura,
Con tan extraño cuento,
Tu ingenio y tu valor estar solia,
Y al son de tu hablar embebecido
A despecho y pesar de la ventura
Acá dentro me siento,
Que por otro camino me desvia
Oyendo tantos bienes Está y estará en mí tanto clavada,
Y el valor deste príncipe escogido, Cuanto del cuerpo el alma acompañada.
Bullir con el sentido
Y aun no se me figura que me toca
Y arder con el deseo, Aqueste oflcio solamente en vida
Por contemplar presente
Mas con la lengua muerta y fría la boca (2)
Aquel que estando ausente
,
Pienso mover la voz á tí debida.
Por tu divina relación ya veo.
Libre mi alma de su estrecha roca
¡Quién viese la escritura,
Por el Estigio lago conducida,
Ya que no puede verse la pintura! Celebrándote irá, y aquel sonido
Por firme y verdadero,
Después que te he escuchado,
Tengo que ha de sanar Albanio cierto (1) «Piensan algunos que fué dirigida á la duquesa de Alba, otros

Que según me has contado,


,
á doña María de Cardona, marquesa de la Pádula pero lo cierto, ;

Bastará tu Severo según la alirmacion de don Antonio Puertocarrcro, es á la seño-


A dar salud á un vivo y vida á un muerto; ra doña María de la Cueva condesa de Ureña madre de don Pe-
, ,

Que á quien fué descubierto dro Girón, primer duque de Osuna.» —


Fernando de Herrera.
íln tamaño secreto, Esta señora falleció en Madrid en el palacio real el año de 1566,
Razón es que se crea siendo de edad muy avanzada. Véase á Gudiel, Compendio de al-
Que cualquiera que
, sea, gunas kistorias de España. Alcalá, 1577.
Alcanzará con su saber perfeto, (2) Así entiende Tamayo que debe leerse este verso , y no como

Yá las enfermedades creen todos:


Aplicará contrarias calidades. Mas con la lengua muerta y fria en la boca;
porque dice con razón : «Parece demasía sin fruto decir que la

(84) Herrera omite la y. lengua está en la boca, pues ¿dónde babia de estar?»
, ,, ,,,: , , , , , , ¡

ÉGLOGAS. 21
Hará parar las aguas del olvido. No perdió en esto mucho tiempo el ruego
Mas fortuna, de mi nial no harta,
la Que las tres dellas su labor tomaron,
Me aflige
y de un trabajo en otro lleva Y en mirando de fuera, vieron luego
Ya de la patria ya del bien me aparta
,
El prado, hacia el cual enderezaron.
Ya mi paciencia en mil maneras prueba ; El agua clara con lascivo juego
Y lo que siento mas, es que la carta (o), Nadando dividieron y cortaron,
Donde mi pluma tu alabanza mueva, Hasta que el blanco pié tocó mojado,
Poniendo en su lugar cuidados vanos, Saliendo de la arena , el verde prado.
Me quita y me arrebata de las manos. Poniendo ya en lo enjuto las pisadas
Pero, por mas que en mí su fuerza pruebe, Escurrieron del agua sus cabellos,
No tornará mi corazón mudable; Los cuales esparciendo, cobijadas
Nunca dirán jamás que me remueve Las hermosas espaldas fueron dellos.
Fortuna de un estudio tan loable. Luego sacando telas delicadas,
Apolo y las hermanas , todas nueve Que en delgadeza competían con ellos,
Me darán ocio y lengua con que hable En lo mas escondido se metieron,
Lo menos de lo que en tu ser cupiere Y á su labor atentas se pusieron.
Que esto será lo mas que yo pudiere (-4). Las telas eran hechas y tejidas
En tanto no te ofenda ni te harte Del oro que el felice Tajo envía,
Tratar del campo y soledad que amaste, Apurado después de bien cernidas
,

Ni desdeñes aquesta inculta parte Las menudas arenas do se cria.


De mi estilo, que en algo ya estimaste. Y de las verdes hojas reducidas
Entre las armas del sangriento Marte En estambre sotil cual convenia
,

Do apenas hay quien su furor contraste, Para seguir el delicado estilo


Hurlé de tiempo aquesta breve suma, Del oro ya tirado en rico hilo.
Tomando, ora la espada ora la pluma. , La delicada estambre era distinta
Aplica pues un rato los sentidos De las colores que antes le habían dado
Al bajo son de mi zampona ruda, Con la fineza de la varia tinta
Indigna de llegar á tusoidos, Que se halla en las conchas del pescado.
Pues de ornamento y gracia va desnuda; Tanto artificio muestra en lo que pinta
Mas á las veces son mejor oidos Y teje cada ninfa en su labrado,
El puro ingenio y lengua casi muda, Cuanto mostraron en sus tablas antes
Testigos limpios de ánimo inocente, El celebrado Apeles y Timantes.
Que la curiosidad del elocuente. Filódoce, que así de aquellas era
Por aquesta razón de tí escuchado, Llamada la mayor, con diestra mano
Aunque me falten otras, ser merezco. Tenia figurada la ribera
Lo que puedo te doy, y lo que he dado, De Estrimon de una parte el verde llano,
,

Con recibillo tú yo me enriquezco. Y de otra el monte de aspereza fiera


De cuatro ninfas que del Tajo amado Pisado tarde ó nunca de pié humano.
Salieron juntas , á cantar me ofrezco, Donde el amor movió con tanta gracia
Filódoce, Dinámeney Climene, La dolorosa lengua del de Tracia.
Nise que en hermosura par no tiene.
,
Estaba figurada la hermosa
Cerca del Tajo en soledad amena, Eurídice, en el blanco pié mordida
De verdes sar.ces hay una espesura De la pequeña sierpe ponzoñosa
Toda de hiedra revestida y llena ,
Entre la yerba y llores escondida;
Que por el tronco va hasta la altura, Descolorida estaba como rosa
Y y encadena,
así la teje arriba Que ha sido fuera de sazón cogida,
Que el sol no halla paso á la verdura; Y el ánima, los ojos ya volviendo,
El agua baña el prado, con sonido De la hermosa carne despidiendo.
Alegrando la yerba y el oido. Figurado se via extensamente
Con tanta mansedumbre el cristalino El osado marido que bajaba
Tajo en aquella parte caminaba, Al triste reino déla escura gente,
Que pudieran los ojos el camino Y la mujer perdida recobraba;
Determinar apenas que llevaba. Y cómo después tiesto él, impaciente
Peinando sus cabellos de oro fino, . Por mirarla de nuevo, la tornaba
Una ninfa del agua, do moraba A perder otra vez y del tirano
,

La cabeza sacó, y el prado ameno Se queja al monte solitario en vano.


Vidode flores y de sombra lleno. Dinámene no menos arlilicio
Movióla el sitio umbroso, el manso viento, Mostraba en la labor que había tejido,
El suave olor de aquel florido suelo. Pintando á Apolo en el robusto oficio
Las aves en el fresco apartamiento De la silvestre caza embebecido.
Vio descansar del trabajoso vuelo. Mudar presto le hace el ejercicio
Secaba entonces el terreno aliento La vengativa mano de Cupido,
El sol subido en la mitad del cielo. Que hizo á Apolo consumirse en lloro
En el silencio solo se escuchaba Después que le enclavó con punta de oro.
Un susurro de abejas que sonaba. Dafne con el cabello suelto al viento,
Habiendo contemplado una gran pieza Sin perdonar al blanco pié, corría
Atentamente aquel lugar sombrío, Por áspero camino tan sin tiento,
Somorgujó de nuevo su cabeza, Que Apolo en la pintura parecía
Y al fondo se dejó calar del rio. Que, porque ella templase el movimiento,
A sus hermanas á contar empieza Con menos ligereza la seguía.
Del verde sitio el agradable l'rio, El va siguiendo, y ella huye como
Y que vayan las ruega y amonesta Quien siente al pecho el odioso plomo (o).
Allí con su labor á estar la siesta. Mas á la fin los brazos le crecían
Y en sendos ramos vueltos se mostraban
(3) Carta por el papel, en significación latina 6 italiana.— Azara. Y los cabellos, que vencer solían
(4) En Boscan se hallan en una estancia de una canción los ver- Al oro fino, en hojas se tornaban;
sos que dicen : En torcidas raíces se extendían
Hablaré ya lo menos que tuviere Los blancos pies, y en tierra se hincaban.
Que esto será lo mas que yo pudiere.
¿Quién tomó á quién este último verso? ¿Boscan á Garcilaso, ó (51 Azara observa que los poetas dicen que Cupido hiere con dos
Garcilaso á Boscan? Tamayo afirma que Boscan aprovechóse de géneros de saetas unas de oro al amor firme y correspondido, y
:

este verso como de hacienda de amigo. Ignoro en qué se fundó otras de plomo , que lo apartan y engendran los desdenes. No SÓ f
para decir lo que dijo. esto se puede aplicar al verso de Garcilaso.
, , ,; ;,
, ;

GARCILASODELAVEGA.
Llora amante, y busca el ser primero,
el Que del funesto y triste caso habia
Besando y abrazando aquel madero. Apartada algún tanto, en la corteza
Climene, llena de destreza y maña, De un álamo unas letras escribía,
El oro y las colores matizando, Como epitafio de la ninfa bella
Iba de bayas una gran montaña Que hablaban así por parte della.
De robles y de peñas variando. «Klisa soy, en cuyo nombre suena
Un puerco entre ellas, de braveza extraña, Y se lamenta el monte cavernoso,
Estaba los colmillos aguzando Testigo del dolor y grave pena
Contra un mozo, no menos animoso, En que por mí se aflige Nemoroso,
Con su venablo en mano, que hermoso. Y llama á Elisa; Elisa á boca llena
Tras esto, el puerco allí se via herido Responde el Tajo y lleva presuroso
,

De aquel mancebo por su mal valiente, Al mar de Lusilania el nombre mió,


Y el mozo en tierra estaba ya tendido, Donde será escuchado, yo lo fio.»
Abierto el pecho del rabioso diente; En fin, en esta tela artificiosa
Con el cabello de orodesparcido Toda la historia estaba figurada,
Barriendo el suelo miserablemente, Que en aquella ribera deleitosa
Las rosas blancas por allí sembradas De Nemoroso fué tan celebrada ;
Tornaba con su sangre coloradas. Poique de todo aquesto y cada cosa
Adonis este se mostraba que era,' Estaba Nise ya tan informada,
Según se muestra Venus dolorida , Que llorando el pastor, mil veces ella
Que viendo herida abierta y fiera,
la Se enterneció escuchando su querella.
Sobre él estaba casi amortecida (6). Y porque aqueste lamentable cuento
Boca con boca coge la postrera No solo entre las selvas se contase,
Parle del aire que solia dar vida Mas dentro de las ondas sentimiento
Al cuerpo, por quien ella en este sucio Con la noticia de esto se mostrase,
Aborrecido tuvo al alto cielo. Quiso que de su tela el argumento
La blanca Nise no tomó á destajo La bella ninfa muerta señalase,
De los pasados casos la memoria, Y así se publícase de uno en uno
Y en la labor de su sutil trabajo Por el húmido reino de Neptuno.
No quiso entretejer antigua historia; Destas historias tales variadas
Antes mostrando de su claro Tajo Eran las telas de las cuatro hermanas,
En su labor la celebrada gloria, Las cuales, con colores matizadas
Lo figuró en la parte donde baña Y claras luces de las sombras vanas (10),
La mas felice tierra de la España. Mostraban á los ojos relevadas
Pintado el caudaloso rio se via, Las cosas y figuras que eran llanas;
Que, en áspera estrecheza reducido, Tanto, que al parecer el cuerpo vano
Un monte casi al rededor cenia, Pudiera ser lomado con la mano.
Con ímpetu corriendo y con ruido; Los rayos ya del sol se trasiornaban,
Querer cercarle todo parecía Escondiendo su luz, al mundo cara,
En su volver; mas era afán perdido; Tras altos montes, y á la luna daban
Dejábase correr, en fin, derecho, Lugar para mostrar su blanca cara;
Contento de lo mucho que habia hecho. Los peces á menudo ya sallaban,
Estaba puesta en la sublime cumbre Con la cola azotando el agua clara,
Del monte, y desde allí por él sembrada, Cuando las ninfas, la labor dejando,
Aquella ilustre y clara pesadumbre, Hacia agua se fueron paseando.
el
De antiguos edificios adornada. En las templadas ondas ya metidos
De allí con agradable mansedumbre Tenían los pies, y reclinar querían
El Tajo va siguiendo su jornada, Los blancos cuerpos, cuando sus oidos
Y regando los campos y arboledas Fueron de dos zamponas que tañían
Con artificio de lasabas ruedas (7). Suave y dulcemente, detenidos
En la hermosa tela se veian Tanto, que sin mudarse las oian,
Entretejidas las silvestres diosas Y al son de las zamponas escuchaban
Salir de la espesura, y que venian Dos pastores á veces que cantaban.
Todas á las riberas presurosas, Mas claro cada vez el son se oia
En el semblante tristes, y traian De los pastores, que venian cantando
Ceslillos blancos de purpúreas rosas Tras el ganado, que también venia
Las cuales esparciendo, derramaban Por aquel verde solo caminando ,
Sobre una ninfa muerta que lloraban (8). Y á la majada, ya pasado el día,
Todas con el cabello desparcido Recogido llevaban, alegrando (11)
Lloraban una ninfa delicada Las verdes selvas con el son suave
Cuya vida mostraba que habia sido Haciendo su trabajo menos grave.
Antes de tiempo y casi en ílor cortada. Tirreno deslos dos el uno era,
Cerca del agua, en un lugar florido. Alcino el otro, entrambos estimados,
Estaba entre las yerbas degollada (9), Y sobre cuantos pacen la ribera (12)
Cual queda el blanco cisne cuando pierde Del Tajo con sus vacas enseñados
La dulce vida entre la yerba verde. Mancebos de una edad de una manera ,

Una de aquellas diosas que en belleza,


, A cantar juntamente aparejados,
Al parecer, á todas excedía , Y á responder. Aquesto van diciendo,
Mostrando en el semblante la tristeza Cantando el uno, el otro respondiendo.

(6) Estaba sobre él casi amortecida.— Texto de Herrera.


(7) Las azudas. Flérida para mí dulce y sabrosa
,

(8) Doña Isabel Freyre, portuguesa. Mas que la fruía del cercado ajeno,
(9) Así Herrera ; Sánchez dice que halló en un libro antiguo, en Mas blanca que la leche y mas hermosa
vez de degollada, igualada, que significa amortajada. Que el prado por abril, de flores lleno
Herrera afirma que degollada se tomaba por desangrada; «como
decimos cuando sangran mucho á uno, que lo degolló el barbero.» (10)Claraslas luces de las sombras vanas.— Así el texto de Ulloa
Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana, escribe: «Cuan- y de Herrera ; asi Francisco Pacheco en su Arte de ¡a pintura, al
el
do sacan a uno mucha sangre por las venas, solemos decir que citar esta octava de (íarcilaso en su libro primero.
conviene degollarle, si el accidente requiere tanta evacuación.» (11) Herrrera y Tamayo Azara pone; :

Azara dice que mas natural era que se leyese en el verso desan- Recogido le llevan , alegrando.
grada, puesto que doña Isabel murió de sobreparto. Tamayo acep- (12) Ulloa y otros Icen:
ta la voz degollada, siguiendo á Herrera, Y sobre cuantos pasen la ribera.
; ;; ,; ; : — , , ,; , , ,

ELEGÍAS. 23
Si lúrespondes pura y amorosa Do quiera que de hoy mas sauces se hallen
Al verdadero amor fie tu Tirreno, El álamo, el laurel y el mirto callen.
A mi majada arribarás primero ALCINO.
Que el cielo nos amuestre sulucero(13).
El fresno por la selva en hermosura
ALCINO.
Sabemos ya que sobre lodos vaya,
HermosaFilis , siempre yo te sea Y en aspereza y monte de espesura
Amargo gusto mas que la relama,
al Se aventaja la verde y alta haya;
Y de tí despojado yo me vea, Mas el que la beldad de tu figura
Cual queda el tronco de su verde rama, Dondequiera mirado, Filis, haya,
Si mas que yo el murciélago desea Al fresno y á la haya en su aspereza
La escuridad ni mas la luz desama,
, Confesará que vence tu belleza.
Por ver el lin de un término tamaño Esto cantó Tirreno, y esto Alcino
Desle dia, para mi mayor que un año. Le respondió; y habiendo ya acabado
El dulce son, siguieron su camino
Con paso un poco mas apresurado.
Cual suele acompañada de su bando Siendo á las ninfas ya el rumor vecino
Aparecer la dulce primavera, Juntas se arrojan por el agua á nado (16),
Cuando Favonio y Céfiro soplando (14), Y de la blanca espuma que movieron,
Al campo tornan su beldad primera, Las cristalinas hondas se cubrieron.
Y van artificiosos esmaltando
De rojo, azul y blanco la ribera;
En tal manera á mí, Flérida mia,
ELEGÍA
Viniendo, reverdece mi alegría.
al duque de Alba.
ai.cino.

¿Ves el furor del animoso viento, EN LA MUERTE DE DON BERNARDINO DE TOLEDO, SU EERKAJÍO.
Embravecido en la fragosa sierra,
Que los antiguos robles ciento á ciento Aunque este grave caso haya tocado
Y los pinos altísimos atierra, Con tanto sentimiento el alma mia,
Y de tanto destrozo aun no contento, Que de consuelo estoy necesitado,
Al espantoso mar mueve la guerra? Con que de su dolor mi fantasía
Pequeña es esta furia, comparada Se descargase un poco, y se acabase
A la de filis, con Alcino airada. De mi contino llanto la porfía;

TIRRENO.
Quise pero probar si me bastase
El ingenio á escribirte algún consuelo,
El blanco trigo multiplica y crece Estando cual estoy, que aprovechase
Produce el campo en abundancia tierno Para que tu reciente desconsuelo
Pasto al ganado , el verde monte ofrece La furia mitigase, si las musas
A las fieras salvajes su gobierno Pueden un corazón alzar del suelo,
A do quiera que miro me parece Y poner fin á las querellas que usas,
Que derrama la copia todo el cuerno Con que de Pindó ya las moradoras
Mas todo se convertirá en abrojos Se muestran lastimadas y confusas
Si dello aparta Flérida sus ojos. Que, según he sabido, ni á las horas
ALCINO.
Que el sofse muestra ni en el mar se esconde,
De tu lloroso estado no mejoras;
De esterilidad es oprimido
la Antes en él permaneciendo, donde
El monte, el campo, el soto y el ganado Quiera que estás tus ojos siempre bañas
La malicia del aire corrompido Y el llanto á tu dolor así responde
Hace morir la yerba mal su grado Que temo ver deshechas tus entrañas
Las aves ven su descubierto nido, En lágrimas, como al lluvioso viento
Que ya de verdes hojas fué cercado; Se derrite la nieve en las montañas.
Pero si Filis por aquí tornare, Si acaso el trabajado pensamiento
Hará reverdecer cuanto mirare. En el común reposo se adormece
Por tornar al dolor con nuevo aliento,
TIRRENO.
En aquel breve sueño te aparece
El álamo de Alcídes escogido La imagen amarilla del hermano,
Fué siempre, y el laurel del rojo Apolo; Que de la dulce vida desfallece;
De la hermosa Venus fué tenido Y tú, tendiendo la piadosa mano
En precio y en estima el mirto solo Probando á levantar el cuerpo amado
El verde sauz de Flérida es querido,
Y por suyo entre todos escogiólo (15); ser también ; para inteligencia de lo cual digo que en la lengua
española no hay ninguna palabra neutra, solo son masculinas ó fe-
(13) Asi Ulloa y Herrera, cuya opinión sigo, por mas conforme á meninas, las cuales se señalan con el artículo el ó con el artículo
la lengua. El Brócense, Taraayo y Azara dicen demuestre. la; pero con todo, hay oraciones que tienen fuerza de nombre, y
(U) Nota el Brócense que aquí Garcilaso hizo de un viento dos. estas tales son neutras, y se señalan con el artículo lo, conforme
Herrera observa lo mismo, y cree enmendarlo con decir que el uno la doctrina de Antonio. Conforme esto, decimos: Yo dije esto, y en-
como pusieron Homero y
será epíteto del otro, Virgilio en sus tendiólo Pedro. Lo que yo digo es verdad. Donde lo es artículo neu-
poemas Febo Apolo. En tal caso debería leerse : tro, ytoda aquella oración que yo digo sirve de nombre. Entender-
Cuando Favonio Céfiro soplando, se ha claro en estos tres versos :
Al campo torna la beldad primera. Iba Laura delante, conocía;
Mas esto no puede continuación se lee :
ser, pues á Iba detrás don Félix y llamé/c;
Y van esmaltando.
artificiosos Lo demás del suceso callaré/o.
Creo que ó Garcilaso se engañó, según entiende el Brócense, ó Donde Laura (como fenemina) tiene el artículo la; don Félix
puso el nombre de otro viento, que equivocáronlos escribientes ó (como masculino el artículo le. Lo demás del suceso que es neu-
) (

los impresores. tro) el artículo lo. Si Garcilaso con decir


no es que disculpemos á

(15) Andrés Bey de Artieda, en sus Discursos, epístolas y epigra- que trocar los artículos está ya puesto en uso, verdadero legisla-
mas de Artemidoro (Zaragoza , 1605), dice «Escogiólo fué lo mis- dor de lo que se habla, según Horacio.»
mo que decir escogió el salce que tanto agradó á Filis. En la cual (16) Ulloa pone :

imitación mostró descuidarse Garcilaso, porque adonde dice esco- Juntas se echaron en el agua á nado.
giólo debió decir escogióle, hablando congruamente español; por- Y Herrera lee
que, como este nombre salce sea masculino, el articulo lo había de Todas juntas se arrojan por c\ vado,
, , , ! ,; , ,;,

2Í GARCILASO DE LA VEGA.
Levantas solamente el aire vano; Que ni á tu juventud, don Bernardino,
Y del dolor el sueño desterrado Ni ha sido á nuestra perdida piadosa.
Con ansia vas buscando, el que partido ¿Quién pudiera de tal ser adivino?
Era ya con el sueño y alongado. ¿A quién no le engañara la esperanza,
Así desfalleciendo en tu sentido, Viéndole caminar por el camino?
Como fuera de tí, por la ribera ¿Quién no se prometiera en abastanza
De Trápana con llanto y con gemido Seguridad entera de tus años,
El caro hermano buscas, que sola era Sin temer de natura tal mudanza?
La mitad de lu alma, el cual muriendo, Nunca los tuyos, mas los propios daños,
No quedará tu alma toda entera (1). Dolemos deben; que la muerte amarga
Y no de otra manera repitiendo Nos muestra claros ya mil desengaños:
Vas el amado nombre, en desusada Hanos mostrado ya que en vida larga
Figura á todas partes revolviendo Apenas de tormentos y de enojos
Que cerca del Eridano aquejada, Llevar podémosla pesada carga;
Lloró y llamó Lampecia el nombre en vano, Hanos mostrado en tí que ciaros ojos
Con la fraterna muerte lastimada: Y juventud y gracia y hermosura,
«Ondas, tornadme ya mi dulce hermano Son también, cuando quiere, sus despojos.
Faetón; si no, aquí veréis mi muerte, Mas no puede hacer que tu figura,
Regando con mis ojos este llano. Después de ser de vida ya privada
¡Oh cuántas veces, con el dolor fuerte No muestre el artificio de natura.
Avivadas las fuerzas, renovaba Bien es verdad que no está acompañada
Las quejas de su cruda y dura suerte! De la color de rosa que solia
Y cuántas otras, cuando se acababa Con la blanca azucena ser mezclada
Aquel furor, en la ribera umbrosa, Porque el calor templado que encendía
Muerta, cansada, el cuerpo reclinaba (2) La blanca nieve de tu rostro puro,
Bien te confieso que si alguna cosa Robado ya la muerte te lo había;
Entre la humana puede y mortal gente En todo lo demás, como en seguro
Entristecer un alma generosa, Y reposado sueño descansabas,
Con gran razón podrá ser la presente, Indiciodando del vivir futuro.
Pues te ha privado de un tan dulce amigo, Mas ¿qué hará la madre que tú amabas,
No solamente hermano, un accidente; De quien perdidamente eras amado
El cual, no solo siempre fué testigo A quien la vida con la tuya dabas?
De tus consejos é íntimos secretos, Aquí se me figura que ha llegado
Mas de cuanto lo fuiste tú contigo. De su lamento el son, que con su fuerza
En él se reclinaban tus discretos Rompe el aire vecino y apartado
Y honestos pareceres, y hacían Tras el cual á venir también se esfuerza
Conformes al asiento sus efetos. El de las cuatro hermanes, que teniendo
En él ya se mostraban y leian Va con el de la madre viva fuerza.
Tus gracias y virtudes una á una,' A todas las contemplo desparciendo
Y con hermosa luz resplandecían, De su cabello luengo el fino oro
Como en luciente de cristal coluna (3), Al cual ultraje y daño están haciendo.
Que no encubre de cuanto se avecina El viejo Tórmes con el blanco coro
A. su viveza pura cosa alguna. De sus hermosas ninfas seca el rio,
¡Oh miserables hados! Oh mezquina Y humedece la tierra con su lloro.
Suerte la del estado humano, y dura, No recostado en urna al dulce frió
Do por tantos trabajos se camina! De su caverna umbrosa, mas tendido
Y agora muy mayor la desventura Por el arena en el ardiente estío,
De aquesta nuestra edad, cuyo progreso Con ronco son de llanto y de gemido,
Muda de un mal en otro su figura. Los cabellos y barbas mal paradas (4)
¿A quién ya de nosotros el exceso Se despedaza, y el sutil vestido.
De guerras, de peligros y destierro Entorno del sus ninfas, desmayadas,
No toca, y no ha cansado el gran proceso? Llorando en tierra están sin ornamento,
¿Quién no vio desparcir su sangre al hierro Con las cabezas de oro despeinadas.
De! enemigo? Quién no vio su vida Cese ya del dolor el sentimiento,
Perder mil veces y escapar por yerro? Hermosas moradoras del undoso
¿De cuántos queda y quedará perdida Tórmes; tened mas provechoso intento;
La casa y la mujer y la memoria, Consolad á la madre, que el piadoso
Y de otros la hacienda despedida? Dolor noesta en tal estado,
la tiene
¿Qué se saca de aquesto? ¿Alguna gloria? Que menester socorro presuroso.
es
Algunos premios ó agradecimientos? Presto será que el cuerpo, sepultado
Sabrálo quien leyere nuestra historia. En un perpetuo mármol, de las ondas
Veráse allí que como polvo al viento, Podrá de vuestro Tórmes ser bañado.
Así se deshará nuestra fatiga Y tú, hermoso coro, allá en las hondas
Ante quien se endereza nuestro intento. Aguas metido, podrá ser que al llanto
No contenta con esto la enemiga De mi dolor le muevas y respondas.
Del humano linaje, que envidiosa Vos, altos promontorios, entre tanto
Coge sin tiempo el grano de la espiga Con toda la Tinacria entristecida
Nos ha querido ser tan rigurosa Buscad alivio en desconsuelo tanto.
Sátiros, faunos, ninfas, cuya vida
(1) Ulloa , Sánchez y Herrera ponen :
Sin enojos se pasa, moradores
No quedará ya tu alma entera. Déla parte repuesta y escondida,
Este último dice : «Algunos, parcelándoles que esta falto este Con luenga experiencia sahidores,
verso de Garcilaso, no considerando la diéresis, lo han enmendado Buscad para consuelo de Fernando
6 dañado de esta suerte :
Yerbas de propiedad oculta y llores;
Así en el escondido bosque, cuando
No quedará
ya tu alma toda entera.
Ardiendo en vivo y agradable fuego
»Pero Garcilaso conocía mejor los números, porque, demás Las fugitivas ninfas vais buscando
de significar así la falta del alma que él pretendió mostrar, no es
, Ellas se inclinen al piadoso ruego,
flojo número de verso , sino artificioso y no ajeno de suavidad.»
Y en recíproco lazo estén ligadas,
(2) Tamayo observa que menos parece que dice en cansada que
Sin esquivar el amoroso juego.
en muerta.
(3) Según Herrera, reprendió Juan deMalaraporduro este verso, códice de don Diego de Mendoza se lela;
{i) En un
á causa de la trasposición. Los cabellos y barbas mal rapadas.
,;
, , , ; , , ! ,

ELEGÍAS. 23
Tú, gran Fernando, que entre lus pasadas Tu corazón sospiros mil al dia ,

Y tus presentes obras resplandeces Y resuena tu llanto en cada parte,


Y á mayor fama están por ti obligadas, Subió por la difícil y alta via
Contempla donde estás; que si falleces De la carne mortal purgado y puro,
Al nombre que has ganado entre la gente, En la dulce región del alegría
De tu virtud en algo te enflaqueces. Do con discurso libre ya y seguro
Porque al fuerte varón no se consiento Mira la vanidad de los mortales,
No resistir los casos de fortuna Ciegos, errados en el aire escuro;
Con firme rostro y corazón valiente. Y viendo y contemplando nuestros males,
Y no tan solamente esta importuna, Alégrase de haber alzado el vuelo
Con proceso cruel y riguroso, A gozar de las horas inmortales.
Con revolver del sol, de cielo y luna Pisa el inmenso y cristalino cielo (8),
Mover no debe un pecho generoso, Teniendo puestos de una y de otra mano
Ni entristecello con funesto duelo (5), El claro padre y el sublime abuelo (9).
Turbando con molestia su reposo; El uno ve de su proceso humano
Mas si toda la máquina del cielo Sus virtudes estar allí presentes,
Con espantable son y con ruido, Que el áspero camino hacen llano;
Hecha pedazos, se viniere al suelo (G), El otro, que acá hizo entre las gentes
Debe ser aterrado y oprimido En la vida mortal menor tardanza,
De! grave peso y de la gran ruina Sus llagas muestra allá resplandecientes.
Primero que espantado y conmovido. Del las aqueste premio allá se alcanza;
Por eslas asperezas se camina Porque del enemigo no conviene
De la inmortalidad al alto asiento, Procurar en el cielo otra venganza.
Do nunca arriba quien de aquí declina. Mira la tierra , el mar que la contiene
En fin, Señor, tornando al movimiento Todo lo cual por un pequeño punto
De la humana natura, bien permito A respeto del cielo juzga y tiene.
A nuestra flaca parte un sentimiento ; Puesta la vista en aquel gran trasunto
Mas exceso en esto vedo y quito,
el Y espejo, do se muestra lo pasado
Si alguna cosa puedo, que parece Con loifuturo y lo présenle junto,
Que quiere proceder en infinito. El tiempo que á tu vida limitado
A lo menos el tiempo, que descrece De allá arriba te está , Fernando, mira,
Y muda de las cosas el estado. Y allí ve tu lugar ya deputado.
Debe bastar, si la razón fallece. ¡Oh bienaventurado! que sin ira,
No fué el troyano príncipe llorado Sin odio, en paz estás, sin amor ciego,
Siempre del viejopadre dolorido, Con quien acá se muere y se sospira;
Ni siempre déla madre lamentado; Y en eterna holganza y en sosiego
Antes, después del cuerpo redimido Vives, y vivirás cuanto encendiere
Con lágrimas humildes y con oro Las almas del divino amor el fuego
Que fué del fiero Aquiles concedido, Y si el cielo piadoso y largo diere (10)
Y reprimido el lamentable coro (7) Luenga vida á la voz deste mi llanto,
Del frigio llanto, dieron fin al vano Lo cual tú sabes que pretende y quiere,
Y sin provecho sentimiento y lloro. Yo te prometo, amigo, que entre tanto
El tierno pecho, en esta parte humano, Que el sol al mundo alumbre , y que la escura
De Venus ¿qué sintió, su Adonis viendo Noche cubra la tierra con su manto,
De su sangre regar el verde llano? Y en tanto que los peces la hondura
Mas desque vido bien que corrompiendo Húmida habitarán del mar profundo,
Con lágrimas sus ojos no hacia Y las fieras del monte la espesura
Sino en su llanto estarse deshaciendo, Se cantará de tí por todo el mundo;
Y que tornar llorando no podia Que en cuanlose discurre, nunca visto
Su caro y dulce amigo de la escura De tus años jamás otro segundo
Y tenebrosa noche al claro dia, Será desde el Antartico á Calisto (i i).
Los ojos enjugó, y la frente pura
Mostró con algo mas contentamiento,
Dejando con el muerto la tristura
Y luego con gracioso movimiento ELEGÍA II.
Se fué su paso por el verde suelo,
Con su guirnalda usada y su ornamento. - A Boscan.
Desordenaba con lascivo vuelo
El viento sus cabellos, y su vista Aquí, Boscan, donde del buen troyano
Alegraba la tierra, el mar y el cielo. Anquíses con eterno nombre y vida
Con discurso y razón que es tan prevista Conserva la ceniza el Manluano,
Con fortaleza y ser que en tí contemplo, Debajo de la seña esclarecida
A se resista.
la flaca tristeza De César Africano nos hallamos,
Tuardiente gana de subir al templo
Donde la muerte pierde su derecho,
(8) Así Ulloa , Herrera y Tamayo; otros creyeron que estar!» me-
Te baste , sin mostrarte yo otro ejemplo.
jor sucio, imaginando haberse ensañado Garcilaso en llamar crit-
Alli verás cuan poco rrial ha hecho
talino cielo, que era, según los antiguos, el nono, al undécimo, que
La muerte en la memoria y clara fama Tamayo,
es el empíreo donde tenían asiento los bienaventurados.
De los famosos hombres que ha deshecho.
contra los que tal dijeron, escribe :
Vuelve los ojos donde al fin te llama
«No hizo tales truecos aquí GAitciLASO. Solamente añadió al cie-
La suprema esperanza, do perfeta
lo aquella aposición ó atribución de cristalino que puede i cual-
Sube y purgada el alma en pura llama. ,

quiera de los cielos, por su claridad, acomodarse. Decir que cómo


¿Piensas 'que es otro el luego que en Oeta
pisa el cristalino quien está en el empíreo, hace la misma risa
De Alcídes consumió la mortal parle
Cuando voló el espirtu al alta meta? que si se preguntase cómo en él se pisa sin pies.»
(9) Alude á don García de Toledo, que murió en
la rota de los
Desta manera aquel por quien reparte
Gelves, y á don Fadrique, duque de Alba, aquel padre, y este abue-
(5) Asi pone Tamayo este verso, y con razón. Ulloa, Sánchez, lo del don Bernardino.
Herrera y Azara leen : Si el cielo piadoso y largo diere.— Texto de Herrera.
(10)
Ni entristecello con funesto vuelo. (11) los comentadores, esta elegía es imitada de la que en
Según
(6) Así Ulloa , Herrera y Tamayo ; Azara pone : lengua latina compuso Jerónimo Frascator á Juan Bautista déla
Hecha pedazos se viniera al suelo. Torre, veronés, para consolarlo de la muerte de su hermano Marco
(7) Asi Herrera ; Sánchez y Azara leen , con llloa , reprimiendo. Antonio de la Torre.
, ; ; ; , , ;! ,,

GARCILASODELAVEGA.
Ln vencedora gente recogida (i). Lo cual no habrá razón que lo permita;
Diversos en estudio que míos vamos
; Poique, por mas y mas que ausencia dure,
Muriendo por coger de la fatiga Con la vida se acaba, que es finita.
Ll fruto que con el sudor sembramos;
Mas á mi ¿quién habrá que me asegure
Oíros, que lineen la virtud amiga Que mi mala fortuna con mudanza
Y premio de sus obras* y así quieren Y olvido contra mí no se conjure?
Que la genle lo piense y que lo diga» Este temor persigue la esperanza
Desiol ros en lo publico difieren Y oprime y enflaquece el gran deseo
Y en lo secreto sabe Dios en cuento Con que mis ojos van de su holganza.
Se contradicen en lo que profieren (2). Con ellos solamente agora veo
Yo voy por medio, porque nunca tanto Este dolor que el corazón me parte,
Quise obligarme á procurar hacienda; Y con él y conmigo aquí peleo.
Que un poco mas que aquellos me levanto. ¡Oh crudo, oh riguroso, oh fiero Marte
Ni voy tampoco por la estrecha senda De túnica cubierto de diamante,
De los que cierto sé que á la otra via Y endurecido siempre en toda parte
Vuelven de noche al caminarla rienda. ¿Qué tiene que hacer el tierno amante
Mas dónde me llevó la pluma mia ,
;,
Con tu dureza y áspero ejercicio,
Que á sátira me Voy mi paso á* paso, Llevado siempre del furor delante?
Y aquesta que Os escribo es elegía? Ejercitando, por mi mal, tu oficio,
/ Yo enderezo, Señor, en fin mi paso , Soy reducido á términos, que muerte
Por donde vos sabéis, que su proceso Será mi postrimero beneficio.
Siempre ha llevado y lleva GarcJfaso; Y esta no permitió mi dura suerte
Y así en mitad de aqueste monte espeso
,
Que me sobreviniese peleando.
De las diversidades me sostengo, De hierro traspasado agudo y fuerte,
No , mas no por eso
sin dificultad Porque me consumiese contemplando
Dejo las musas antes torno y vengo
,
Mi amado y dulce fruto en mano ajena,
Deilas al negociar, y variando, Y el duro posesor de mí burlando.
Con ellas dulcemente me enlretengo. Mas ¿dónde me trasporta y enajena
Así se van las horas engañando, De mi proprio sentido el triste miedo?
Así del duro afán y grave pena ¿A parte de vergüenza y dolor llena,
Estamos algún hora descansando. Donde si el mal yo viese, ya no puedo,
De aquí iremos á ver de la sirena Según con esperalle estoy perdido,
La patria, que bien muestra haber va sido (3) Acrecentar en la miseria un dedo?
De ocio y de amor antiguamente llena. Asi lo pienso agora, y si él venido
Allí mi corazón tuvo su nido
Fuese en su misma forma y su figura,
En tiempo ya mas no sé triste agora
; ¡ !
Tendría el presente por mejor partido (4),
O si estará ocupado ó desparcido. Y agradeciera siempre á la ventura
Destó un frió temor asi á deshora Mostrarme de mi mal solo el retrato,
Por mis huesos discurre en tal manera, Que pintan mi temor y mi tristura (5).
Que no puedo vivir con él un hora. Yo sé qué cosa es esperar un rato
Si ¡triste! de mi bien estado hubiera
El bien del propio engaño, y solamente
Un breve tiempo ausenfe, yo no niego Tener con él inteligencia y trato.
Que con mayor seguridad viviera. Como acontece al mísero doliente,
La breve ausencia hace el mismo juego
__ Que del un cabo el cierto amigo y sano
En la fragua de amor, que en fragua ardiente Le muestra el grave mal de su acídente (6),
•"
El agua moderada hace al fuego Y le amonesta que del cuerpo humano
La cual verás que no tan solamente Comience á levantar á mejor parte
No le suele matar, mas aun le esfuerza El alma suelta con volar liviano;
Con ardor mas intenso y eminente; Mas la tierna mujer, de la otra parte,
Porque un contrario con la poca fuerza No se puede entregar á desengaño (7),
De su conlrario, por vencerla lucha, Y encúbrele del alma la mayor parte;
Su brazo aviva y su valor esfuerza ; El abrazado con su dulce engaño,
,

Pero si el agua en abundancia mucha Vuelve los ojos á la voz piadosa,


Sobre el fuego se esparce y se derrama. Y alégrase muriendo con su daño;
El humo sube al cielo, el son se escucha, Así los quilo yo de toda cosa ,
Y el claro resplandor de viva llama, Y póngolos en solo el pensamiento
En polvo y en ceniza convertido, De esperanza cierta ó mentirosa (8).
la
Apenas queda del sino la fama. En este dulce error muero contento;
Así el ausencia larga, que ha esparcido Porque ver claro y conocer mi estado
En abundancia su licor, que amala No puede ya curar el mal que siento
El fuego que el amor tenia encendido, Y acabo como aquel que en un templado
De tal suerte lo deja, que lo trata Baño metido, sin sentido muere
La mano sin peligro en el momento Las venas dulcemente desalado.
Que en apariencia y son se desbarata. Tú que en la patria entre quien bien te quiere
,

Yo solo fuera voy de aqueste cuento La deleitosa playa estás mirando,


Porque el amor me aflige y me atormenta Y oyendo el son del mar que en ella hiere
Y en el ausencia crece el mal que siento Y sin impedimento contemplando
Y pienso yo que la razón consienta La misma á quien tú vas eterna fama
Y permita la causa de este efeto, En tus vivos escritos procurando (!));
Que á mi solo entre todos se presenta Alégrate, quemas hermosa llama
Porque, como del cielo yo sujeto Que aquella que el troyano encendimiento
Estaba eternamente y deputado Pudo causar, el corazón te inflama.
Al amoroso fuego en que me meto, No tienes que temer el movimiento
^
Asi para poder ser amalado, De la fortuna con soplar conlrario;
El ausencia sin término infinita
Debe ser, y sin tiempo limitado;
(i) Así Herrera ; Azara pone ternia.
(1) Escrita en Trápani después de la empresa de Túnez por Car-
(5) Que pinta mi temor y mi tristura.— Texto de Azara.
los V, á <[uien llama el Africano, á semejanza de Eseipion, el vence-
(6) Le muestra el duro mal de su accidente.— Id.
dor de Cartago.
(7) No se puede entregar al desengaño.— Textos de Tamayo y
(2) Así Herrera y Tamayo; Azara pone refieren.
Azara. Sigo el de Herrera.
Ñapóles, donde se decia haberse hallado el sepulcro de
(8) Así Herrera y Tamayo
(5 la A/ara pone lastimosa.
;

sirena I'urteuoue.
$) Doña Ana Girón de Rebolledo , mujer de Coscan.
; ,; ; ; ,;
, , , ,, ,,; , , ;

CANCIONES. 27
Que puro resplandor serena el viento.
el Honesto y reposado, en que el discurso
Yo, como conducido mercenario. Del gusto y del ingenio se ejercita.
Voy do fortuna á mi pesar me envía Iba pensando y discurriendo un dia
Si no á morir; que aquesto es voluntario. A cuántos bienes alargó la mano
Solo sostiene la esperanza mia El quede la amistad mostró el camino;
Un tan débil engaño, que de nuevo Y luego vos de la amistad ejemplo,
,

Es menester hacelle cada dia Os me ofrecéis en estos pensamientos.


Y si no lo fabrico y lo renuevo, Y con vos á lo menos me acontece
Da consigo en el suelo mi esperanza Una gran cosa al parecer extraña;
,

Tanto, que en vano á levantalla pruebo. Y porque lo sepáis en pocos versos,


Aqueste premio mi servir alcanza Es que, considerando los provechos.
Que en solo la miseria de mi vida Las honras y los gustos que me vienen
Negó fortuna su común mudanza. Desta vuestra amistad, que en tanto tengo,
¿Dónde podré huir que sacudida Ninguna cosa en mayor precio estimo,
Un rato sea de mí la grave carga Ni me hace gustar del dulce estado,
Que oprime mi cerviz enflaquecida? Tanto como el amor de parte mia.
Mas ¡ay! que la distancia no descarga Este conmigo tiene tanta fuerza,
El triste corazón y el mal do quiera
, , Que sabiendo muy bien las otras partes
Que estoy, para alcanzarme el vuelo alaFga (10). De la amistad y la estrecheza nuestra,
Si donde el sol ardiente reverbera Con solo aqueste el alma se enternece;
En la arenosa Libia, engendradora Y yo sé que otra mente me aprovecha,
De toda cosa ponzoñosa y fiera Que el deleite, que suele ser pospuesto
O adonde es él vencido' á cualquiera hora A las útiles cosas y á las graves.
De rígida nieve y viento frió,
la Llévame á escudriñar la causa doslo
Parte do no se vive ni se mora ; Ver contino tan recio en mí el efeto,
Si en esta ó en aquella el desvarío Y hallo que el provecho, el ornamento,
O la fortuna me llevase un dia El gusto y el placer que se me sigue
Y gastase todo el tiempo mió
allí Del vínculo de amor que nuestrogenio
El celoso temor con mano fría Enredó sobre nuestros corazones.
En medio del calor y ardiente arena (H) Son cosas que de mi no salen fuera
El triste corazón me apretaría; Y en mí el provecho solo se convierte.
Y en el rigor del hielo, en la serena Mas el amor, de donde por ventura
Noche , soplando el viento agudo y puro Nacen todas las cosas, si hay algunas
Que el veloee correr del agua enfrena Que á vuestra utilidad y gusto miren (2),
De aqueste vivo fuego en que me apuro Es gran razón que en muy mayor estima (3)
Y consumirme pocoá poco espero, Tenido sea de mí, que todo el resto,
Sé que aun allí no podré estar seguro; Cuanto mas generosa y alta parle
Y así, diverso entre contrarios muero. Es el hacer el bien que el reculillo (i);
Así que amando me deleito, y hallo
Que no es locura este deleite mió.
EPÍSTOLA ¡Oh cuan corrido estoy y arrepentido
De haberos alabado el tratamiento
Del camino de Francia y las posadas;
á Coscan.
Corrido de que ya por mentiroso
Con razón me tendréis, arrepentido
Señor Boscan quien tanto gusto tiene
, De haber perdido tiempo en alabaros
De daros cuenta de los pensamientos Cosa tan digna ya de vituperio
Hasta en las cosas que no tienen nombre Donde no hallaréis sino mentiras
No le podrá con vos faltar materia (1), Vinos acedos, camareras feas
Ni será menester buscar estilo Barletes codiciosos, malas postas,
Presto, distinto, de ornamento puro, Gran paga, poco argén, largo camino
Tal cual á culta epístola conviene. Llegar al fin á Ñapóles no habiendo
Entre muy grandes bienes que consigo Dejado allá enterrado algún tesoro,
El amistad perfeta nos concede, Salvo si no decis que es enterrado
Es aqueste descuido suelto y puro, Lo que nunca se hallaba ni se tiene.
Lejos de la curiosa pesadumbre A mi señor Dural estrechamente (5)
Y así de aquesta libertad gozando,
,
Abrazad de mi parte, si pudierdes.
Digo que vine, cuanto á lo primero, Doce del mes de otubre, de la tierra
Tan sano como aquel que en doce dias Do nació el claro fuego del Petrarca (6),
Lo que solo veréis ha caminado Y donde están del fuego las cenizas.
Cuando el fin de la carta os lo mostrare:
Alargo y suelto á su placer la rienda
Mucho mas que al caballo, al pensamiento,
Y llévame á las veces por camino CANCIÓN PRIMERA.
Tan dulce y agradable, que me hace
Olvidar el trabajo del pasado. Si á la región desierta, inhabitable
Otras me lleva por tan duros pasos, Por el hervor del sol demasiado,
Que con la fuerza del afán presente, Y sequedad de aquella arena ardiente;
También de los pasados se me olvida. O á la que por el hielo congelado
A veces sigo un agradable medio Y rigorosa nieve es intratable
Del todo inhabitada de la gente,
(10) Herrera pone, según las ediciones antiguas, el vuelo alarga, Por algún accidente
ío lo sigo por ser término mas poético, contra la opinión de San-
;hez,que leia: (3 Así Herrera y Tamayo ; Azara pone :
Para alcanzarme el brazo alarga. Nacen todas las cosas, si hay alguna
Así como se dice acortar el vuelo, también se escribe elegante- Que á vuestra utilidad y gusto mire.
mente alargar el vuelo. (3) Herrera y Tamayo leen :
(11) De medio del calor y ardiente arena. — Textos de Sánchez, Es razón grande que en mayor estima.
Tawuyo y Azara. (4) Sigo á Herrera y Ulloa ; Azara pone :
(1) Sigo á Herrera ; Tamayo dice con Ulloa : Es el hacer el bien que recibille.
No le podrá faltar con vos materia. (5) Mosen Dural, maestro racional ó contador en Barcelona.
Y Azara :
(6j Valclusa , donde nació Laura , la dama que tanto celebró Pe-
No le podrá faltar en vos materia. trarca.

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28 GARCILASO DE LA VEGA.
O caso de fortuna desastrada Ser de vos escuchadas
Me fuésedes llevada Ni solo un hora oídas (2),
Y supiese que allá vuestra dureza He lastima de ver que van perdidas (3)
Estaba en su crueza, Por donde suelen ir las remediadas.
Allá os iría á buscar, como perdido (1), A mí se han de tornar,
Hasta morir á vuestros pies tendido (2). Adonde para siempre habrán de estar.
Vuestra soberbia y condición esquiva Mas ¿qué haré, Señora,
Acabe ya, pues es tan acabada En tanta desventura?
La fuerza de en quien ha de ejecutarse. ¿Adonde iré, si á vos no voy con ella?
Mirad bien que el amor se desagrada (3) ¿De quién podré yo agora
Deso, pues quiere que el amante viva Valerme en mi tristura,
Y se convierta á do piense salvarse. Si en vos no halla abrigo mi querella?
El tiempo ha de pasarse, Vos sola sois aquella
Y de mis males arrepentimiento Con quien mi voluntad
Confusión y fórmenlo Recibe tal engaño,
Sé que os ha de quedar, y esto recelo; Que viéndoos holgar siempre con mi daño
Que aunque de mí me duelo (4), Me quejo á vos, como si en la verdad
Como en mí vuestros males son de olra arte, Vuestra condición fuerte
Duélenme en mas sensible y tierna parte (5). Tuviese alguna cuenta con mi muerte.
Así paso la vida, acrecentando Los árboles presento
Materia de dolor á mis sentidos Entre las duras peñas
Como si la que tengo no bastase ; Por testigos de cuanto os he encubierto;
Los cuales para todo están perdidos, De lo que entre ellos cuento (4)
Sino para mostrarme á mí cuál ando. Podrán dar buenas señas
Pluguiese á Dios que aquesto aprovechase Si señas pueden dar del desconcierto.
Para que yo pensase Mas ¿quién tendrá concierto
Un rato en mi remedio, pues os veo En contar el dolor,
Siempre con un deseo (6) Que es de orden enemigo?
De perseguir al triste y al caído No me den pena, no, porque lo digo (3);
Yo estoy aquí tendido Que ya no me refrenará el temor.
Mostrándoos de mi muerte las señales, ¡
Quién pudiese hartarse
Y vos viviendo solo de mis males. De no esperar remedio y de quejarse!
Si aquella amarillez y los sospiros Mas esto me es vedado
Salidos sin licencia de su dueño Con unas obras tales
Si aquel hondo silencio no han podido Con que nunca fué á nadie defendido
Un sentimiento grande ni pequeño Que si otros han dejado
Mover en vos, que baste á convertiros De publicar sus males
A siquiera saber que soy nacido Llorando el mal estado á que han venido,
Daste ya haber sufrido Señora, no habrá sido
Tanto tiempo, á pesar de lo que basto; Sino con mejoría
Que á mí mismo contrasto, Y alivio en su tormento
Dándome á entender que mi flaqueza Mas ha venido en mí á ser lo que siento
Me tiene en la estrecheza (7) De tal arte, que ya en mi fantasía
En que estoy puesto, y no lo que yo entiendo; INocabe; y así, quedo
Así que con flaqueza me defiendo. Sufriendo aquello que decir no puedo.
Canción, no has de tener Si por ventura extiendo
Conmigo mas que ver en malo ó bueno (8); Alguna vez mis ojos
Trátame como ajeno. Por el proceso luengo de mis daños
Que no te faltará de quien lo aprendas. Con lo que me defiendo
Si has miedo que me ofendas De tan grandes enojos,
Ño quieras hacer mas por mi derecho Solamente es allí con mis engaños;
De lo que hice yo, que mal me he hecho. Mas vuestros desengaños
Vencen mi desvarío
Y apocan mis defensas.

CANCIÓN II.

(í) Pues son tan bien vertidas,


La soledad siguiendo, He lástima que todas van perdidas.
Rendido á mi fortuna Así Herrera , siguiendo un
códice que halló, antiguo, sin hacer
Me voy por los caminos que se ofrecen, examen de son de Garcilaso ó añadidos por otro.
si
Por ellos esparciendo En la edición de Anvers de 1576 se lee :
Mil quejas de una en una Ser de vos escuchadas,
Al viento, que las lleva do perecen De lástima que van perdidas.
Puesto que no merecen (9) Arara, dicen lo que va en el texto. Según
El Brócense, y con 61

Tamayo, otros leian:


(i) Tamayo nota que es frase particular de las ponderaciones de Y aun no mal recibidas.
Garcilaso decir como perdido. Asi en el soneto octavo:
(3) Herrera decía que algunos leian asi
Salen fuera de si como perdidos.
He lástima que asina van perdidas.
(2) Don Diego de Mendoza leyó, y creo que con razón :
Hasta morir á vuestros pies rendido. Según Tamayo, leian en su tiempo con las siguientes variantes

Siso á Herrera. Tamayo dice que en vez de mira, como se este verso :
(3)
lee en otras ediciones, debe ponerse mire. Azara puso mira. He lástima que ahora van perdidas,
(i) Así Sánchez, Tamayo y Azara ; Herrera lee : He lástima que van también perdidas,
He lástima que van perdidas.
Que aun de aquesto me duelo.
Ulloa dice : El proponía esta lección :

Que aun de esto me duelo. Puesto que no merecen


(5) Duélenme en mas sentible y tierna parte.— Texto de Herrera. Ser de vos escuchadas,
(6) Siempre ir con un deseo.— Textos de Ulloa y Herrera. Puesto que bien vertidas,
(7) Me tiene en la tristeza. Id. Es lástima de ver que van perdidas.
(8) Conmigo que ver mas en malo ó en bueno.— Texto de Ulloa. U) f)e lo que entre ellas cuento.— Textos de Herrera y Ulloa.
Conmigo que ver mas en malo ó bueno. —
Texto de Herrera. (5) No me rién pena pues por lo que digo.— Texto de Herrera.
(9) Puesto que ellas merecen.— Textos de Ulloa y Herrera, No me den pena por lo que ahora digo.— Texto de Anvers.
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CANCIONES.
No hallo que os he hecho otras ofensas (6), Sien tierra tan ajena (3)
Sino que, siendo vuestro mas que mió, En la desierta arena (6)
Quise perderme así, Fueren de alguno acaso en fin halladas (7),
Por vengarme de vos, Señora, en mí. Entiérrelas, siquiera
Canción, yo he dicho mas que me mandaron, Porque su error se acabe en tu ribera.
Y menos que pensé Aunque en el agua mueras,
No me pregunten mas, que lo diré. Canción, no has de quejarte
Que yo he mirado bien lo que te toca.
Menos vida tuvieras
Si hubieras de igualarte (8)
CANCIÓN III. Con otras que se me han muerto en la boca.
Quien tiene culpa desto,
Con un manso ruido Allá lo entenderás de mí muy presto.
De agua corriente y clara,
Cerca el Danubio, una isla que pudiera
Ser lugar escogido
Para que descansara CANCIÓN IV.
Quien como yo esto agora, no estuviera;
Do siempre primavera El aspereza de mis males quiero
Parece en la verdura Que se muestre también en mis razones,
Semhrada de las flores; Como ya en lósetelos se ha mostrado.
Hacen los ruiseñores Lloraré de mi mal las ocasiones,
Renovar el placer ó la tristura Sabrá el mundo la causa por que muero
Con sus blandas querellas Y moriré á lo menos confesado.
Que nunca dia y noche cesan dellas (1). Pues soy por los cabellos arrastrado
Aquí estuve yo puesto, De un tan desatinado pensamiento ,
O por mejor decillo, Que por agudas peñas peligrosas,
Preso, forzado y solo en tierra ajena Por matas espinosas,
Bien pueden hacer esto Corre con ligereza mas que el viento
En quien puede sufrillo Bañando de mi sangre la carrera
Y en quien él á sí mismo se condena. Y para mas despacio atormentarme,
Tengo sola una pena (2), Llévame alguna vez por entre flores,
Si muero desterrado A dó de mis tormentos y dolores
Y en tanta desventura, Descanso, y dellos vengo á no acordarme;
Que piensen por ventura Mas él á mas descanso no me espera
Que juntos tantos males me han llevado Antes, como me vedesta manera,
Y sé yo bien que muero Con un nuevo furor y desatino
Por solo aquello que morir espero. Torna á seguir el áspero camino.
El cuerpo está en poder No vine por mis pies á tantos daños;
Y en manos de quien puede Fuerzas de mi deslino me trajeron
Hacer á su placer lo que quisiere Y á la que me atormenta me entregaron.
Mas no podrá hacer Mi razón y juicio bien creyeron
Que mal librado quede, Guardarme, como en los pasados años
Mientras de mí otra prenda no tuviere. De otros graves peligros me guardaron ;
Cuando ya el mal viniere Mas cuando los pasados compararon
Y la postrera suerte, Con los que venir vieron, no sabían
Aquí me ha de hallar, Lo que hacer de sí ni dó meterse
En el mismo lugar; Que luego empezó á verse
Que otra cosa nías dura que la muerte La fuerza y el rigor con que venían.
Me halla y ha hallado (3); Mas de pura vergüenza constreñida
Y esto sabe muy bien quien lo ha probado. Con lardo paso y corazón medroso
No es necesario agora Al fin ya mi razón salió al camino.
Hablar mas sin provecho, Cuanto era el enemigo mas vecino,
Que es mi necesidad muy apretada; Tanto mas el recelo temeroso
Pues ha sido en un hora Le mostraba el peligro de su vida
Todo aquello deshecho Pensar en el temor de ser vencida.
En que toda mi vida fué gastada. La sangre alguna vez le calentaba,
¿Y al fin de tal jornada Mas el mismo temor se la enfriaba.
Presumen espantarme (4)? Estaba yo á mirar y peleando
,

Sepan que ya no puedo En mi defensa mi razón esluba


Morir sino sin miedo; Cansada y en mil partes ya herida
,

Que aun nunca qué temer quiso dejarme Y sin ver yo quién dentro me incitaba,
La desventura mia, Ni saber cómo, eslaba deseando
Que el bien y el miedo me quitó en un dia. Que allí quedase mi razón vencida.
Danubio, rio divino, Nunca en todo el proceso de mi vida
Que por fieras naciones Cosa se me cumplió que desease
Vas con tus claras ondas discurriendo, Tan presto como aquesta; que á la hora
Pues no hay otro camino Se rindió la señora,
Por donde mis razones Y al siervo consintió que gobernase
Vayan fuera de aquí, sino corriendo Y usase de la ley del vencimiento.
Por tus aguas y siendo Entonces yo senlíme salteado
En ellas anegadas; De una vergüenza libre y generosa;

Sigo ü Herrera y Ullou ; Sánchez, Tamayo y Azara dicen


(G) Sin yo poder dar otras recompensas. — Textos de llenera y (í¡)

Si en esa tierra ajena.


:

Ülloa.
(G) Sigo á UUoa y Herrera ; Tamayo dice :
Y no hallé que os he hecho otras ofensas.— Manuscritos con-
Por tu desierta arena.
sultados por Tamayo.
Azara
(1) Que nunca dia ni noche cesan dellas.— Texto de Herrera. Por la desierta arena.
(2) Tengo solo una pena.— Id.
(7) De alguno fuereña la ün halladas. — Textos del Brótense y
(3) Me halla y me
ha hallado.— Texto de UUoa* Tamayo.
H) Sigo a Herrera y Taraayo ; Azara pone i Fueren de aljuno en fin halladas.— Texto de UUoa.

Presumen de espantarme, (8) Si hubiera de igualarte.— Texto de Herrera.


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50 GARCILASO DE LA VECA.
Corríme gravemente que una cosa Mas es en tanto daño del sentido
Tan sin razón hubiese así pasado. Este dolor, y en tanto perjuicio,
Luego siguió el dolor al corrimienlo Que todo lo sensible atormentado,
De ver nii reino en mano de quien cuento Del bien si alguno tuvo ya olvidado
.
,

Que me da vida y muertecada din, Está de todo punto, y solo siente


Y es la mas moderada tiranía. La furia y el rigor del mal presente.
Los ojos, cuya lumbre bien pudiera En medio de la fuerza del tormento
Tornar clara la noche tenebrosa , Una sombra de bien se me presenta
Y escurecerel sol á mediodía, Do el fiero ardor un poco se mitiga.
Me convirtieron luego en olra cosa. Figúraseme cierto á mí que sienta
En volviéndose á mi la vez primera Alguna parte de lo que yo siento
Con la calor del rayo que salia Aquella tan amada mi enemiga.
De su vista .que en mí se difundía, Es tan incomportable la fatiga (6),
Y de mis ojos la abundante vena Que si con algo yo no me engañase
De lágrimas, al sol que me inflamaba, Para poder llevaba, moriría;
No menos ayudaba Y así, me acabaría
A hacer mi natura en todo ajena Sin que de mí en el mundo se hablase.
De lo que era primero. Corromperse Así que, del estado mas perdido
Sentí el sosiego y libertad pasada, Saco algún bien mas luego en mí la suerte
;

Y el mal deque muriendo esto, engendrarse, Trueca y revuelve el orden; que algún hora,
Y en tierra sus raíces ahondarse Si el mal acaso un poco en mí mejora,
Tanto cuanto su cima levantada Aquel descanso luego se convierte
Sobre cualquier altura hace verse. En un temor que me ha puesto en olvido
El fruto que de aquí suele cogerse, Aquella por quien sola me he perdido.
Mil es amargo, alguna vez sabroso (1); Así del bien que un rato satisface,
Mas mortífero siempre y ponzoñoso. Nace el dolor que el alma me deshace.
De mí agora huyendo, voy buscando Canción, si quien te viere se espantare
A quien huye de mí como enemiga De la instabilidad y ligereza
Que al un error añado el otro yerro, Y revuelta del vago pensamiento
Y en medio del trabajo y la fatiga Estable, grave y firme es el tormento
Estoy cantando yo, y está sonando Le di, que es causa; cuya fortaleza
De niis atados pies el grave hierro; Es tal que en cualquier parte que tocare (7),
,

Mas poco dura el canto si me encierro La hará revolver hasta que pare
Acá dentro de mí porque allí veo
,
En aquel fin de lo terrible y fuerte,
Un campo lleno de desconfianza. Que todo el mundo afirma que es la muerte.
Muéstrame la esperanza
De lejos su vestido y su meneo;
Mas ver su rostro nunca me consiente.
Torno a llorar mis daños, porque entiendo CANCIÓN V.
Que es un crudo linaje de tormento
Para matar aquel que está sediento, A la flor de Gnido (1).
Mostralle el agua por que está muriendo
Déla cual el cuitado juntamente Si de mi baja lira (2)
La claridad contempla, el ruido siente; Tanto pudiese el son que en un momento ,

Mas cuando llega ya para bebella, A placase la ira


Gran espacio se halla lejos della. Del animoso viento,
De los cabellos de oro fué tejida Y del mar y el movimiento
la furia
La red que fabricó mi sentimiento, Y en ásperas montañas
Do mi razón revuelta y enredada Con el suave canto enterneciese
Con gran vergüenza suya y corrimiento, Las fieras alimañas
Sujeta al a peí ito y sometida Los árboles moviese,
En público adulterio fué tomada, Y al son confusamente los trajese (3);
be! cielo y de la tierra contemplada. No pienses que cantado
Mas ya no es tiempo de mirar yo en esto, Seria de mí hermosa flor de Gnido
,

Pues no tengo con qué considera lo, I


El fiero Marte airado,
Y en tal puntóme hallo, A muerte convertido
Que estoy sin armas en el campo puesto, De polvo y sangre y de sudor teñido;
Y el paso ya cerrado y la huida. Ni aquellos capitanes
¿Quien no se espantará de loque digo? En las sublimes ruedas colocados (4),
Que es cierto que he venido á tal extremo,
Que del grave dolor que huyo y temo, (6) Asi leo en Ulloa , Herrera y Tamayo ; Azara puso incompa-
Me hallo algunas veces tan amigo, rable.
Que en medio del , si vuelvo á ver la vida Sigo á Sánchez, Tamayo y Azara; Herrera dice, con Ulloa :
(7)
líe libertad lajuzgo por perdida
,
Es tal, que cualquier parte en que tocare.
Y maldigo las horas y momentos canción fué escrita a Violante Sanseverino,
(1) Según unos, esta
Gastadas mal en libres pensamientos.
en nombre de Fabio Galeota. Herrera dice que el yerno deG\nci-
No reina siempre aquesta fantasía, laso le aseguró haberse hecho en el de Mario Galeota á Catalina
Que en imaginación tan variable
Sanseverino.
No se reposa una hora el pensamiento. nombre de liras, por empezar Gar-
(2) Estas estrofas tomaron el
Viene con un rigor tan intratable
cilaso diciendo :

A tiempos el rigor, que al alma mia Si de mi baja lira.


Desampara, huvendo. el sufrimiento, los primeros que siguieron á Garcilaso en es-
Acuña fué uno de
Lo que dura la furia del tormento (2). liras sus canciones, según aquella que comienza:
cribir en tales
No hay parte en mí que no se me trastorne
Si Apolo tanta gracia
Y que en torno de mi no esté llorando En mi rústica citara pusiese,
De nuevo protestando Como en la del de Traeia, etc.
Que de la via espantosa atrás me torne.
Sigo á Herrera, a Tamayo y á Marchena. Trújese dicen los
Esto va por razón no va fundado, (3)
textos de Ulloa , de Sánchez , de Sedaño y de Azara.
Ni le dan parle dello á mi juicio,
(4) En la sublime
rueda colocados.— Texto de Azara.
Que este discurso todo es ya perdido;
Herrera afirma que por ruedas sublimes se deben entender cor-
(i) Mas es amargo, alguna vez sabroso.— Texto de Vlloa. roí triunfales, lo cual confirman los tres versos siguientes. Tamayo
alega en autoridad de la lección de Herrera la opinión de
don Juan
(2j Lo que dura la fuerza del tormento. Texto de llerrcra.
: , , ; ;

CANCIONES. Si
Por quien los alemanes Quien todo el otro error de sí destierra.
El fiero cuello atados (5), Hágate temerosa
Y los franceses van domesticados. El caso de Anajarete, y cobarde (9),
Mas solamente aquella Que de ser desdeñosa
Fuerza de tu beldad seria cantada, Se arrepintió muy tarde;
Y alguna vez con ella Y :isí, su alma con su mármol arde.
También seria notada Estábase alegrando
El aspereza de que estás armada ; Del mal ajeno el pecho empedernido,
Y cómo por tí sola, Cuando abajo mirando,
Y por tu gran valor y hermosura, El cuerpo muerto vido
Convertida en viola (6), Del miserable amante, allí tendido.
Llora su desventura Y al cuello el lazo atado.
El miserable amante en tu figura. Con que desenlazó de la cadena
Hablo de aquel cativo, El corazón cuitado,
De quien tener se debe mas cuidado, Que con su breve pena
Que está muriendo vivo, Compró la eterna punición ajena.
Al remo condenado, Sintió allí convertirse
En la concha de Venus amarrado. En piedad amorosa el aspereza.
Por tí, comosolia, ¡Oh tarde arrepentirse!
Del áspero caballo no corrige Oh última terneza!
La furia y gallardía, ¿Cómo te sucedió mayor dureza?
Ni con freno le rige, Los ojos se enclavaron
Ni con vivas espuelas ya le aflige. En el tendido cuerpo que allí vieron,
Por tícon diestra mano
, Los huesos se tornaron
No revuelve la espada presurosa, Mas duros y crecieron
Y en el dudoso llano Y en si toda la carne convirtieron
Huye la polvorosa Las entrañas heladas
Palestra como
sierpe ponzoñosa (7). Tornaron pocoá poco en piedra dura;
Por tísu blanda musa
, Por las venas cuitadas
En lugar de la cítara sonante, La sangre su figura
Tristes querellas usa, Iba desconociendo y su natura (10);
Que con llanto abundante Hasta que finalmente,
Hacen bañar el rostro del amante. En duro mármol vuelta y trasformada,
Por tí el mayor amigo
, Hizo de sí la gente
Le es importuno, grave y enojoso (8); No tan maravillada
Yo puedo ser testigo, Cuanto de aquella ingratitud vengada.
Que ya del peligroso No quieras tú Señora
, ,

Naufragio fui su puerto y su reposo. De Némesis airada las saetas


Y agora en tal manera Prob:ir, por Dios , agora ;
Vence el dolor á la razón perdida, Raste que tus perfetas (11)
Que ponzoñosa fiera Obras y hermosura á los poetas
Nunca fué aborrecida Den inmortal materia,
Tanto como yo del, ni tan temida. Sin que también en verso lamentable
No fuiste tú engendrada Celébrenla miseria
Ni producida de la dura tierra; De algún caso notable
No debe ser notada Que por tí pase triste y miserable.
Que ingratamente yerra
(9) El caso de Anaxarete, y muy cobarde.— Texto de Ulloa.
de Jáuregui. Sebastian de Córdoba, en su Boscan y Garcilaso á lo

divino, conserva el verso : (10) Por las venas cuitadas


La sangre su figura
En las sublimes ruedas colocados. Iba desconociendo y su natura.
(5) Hoy se diria :
Son palabras que indican haber tenido conocimiento déla circu-
El Qero cuello atado.
lación de la sangre Garcilaso. Entre los españoles dedicados al
Teniendo por contrario á la gramática este modo de decir, el cual estudio de la naturaleza en el siglo xvi se hallan pruebas de lo co-
es uno de los mas elegantes y usados por los buenos escritores. nocido que era este fenómeno, que mas larde dio como descubri-
Desnuda el pecho anda ella, miento suyo Harveo. A mas de Servet y de Reina , Lovera de Avila,
Dice Góngora, en vez de desnudo. En otra poesía repite y aumen- Sánchez Valdés y otros médicos lo describieron minuciosamente
ta elmismo autor en aquella edad, según se puede ver en sus obras.

Desnuda el brazo , el pecho descubierta. Como un documento interesantísimo para la historia de la me-
dicina española, traslado á continuación unos versos del capitán
Herrera, en su canción á don Juan de Austria
Francisco de Aldana, tomados de la edición de sus obras, hecha en
:

Febo, autor de la lumbre, Milán el año de 1589; en los cuales se describe la circulación de la
Cantó suavemente,
sangre. Esto , cuando menos , prueba lo vulgar de la noticia , que
Revuelto en oro la encrespada frente.
luego fué cayendo en olvido :

Ercilla en la Araucana :

Asi en medio del pecho ha colocado


Turbó la fiesta un caso no pensado,
Aquel cuerpo vital, cuya ligur.i
Y la celeridad del juez fué tanta,
Imita á las pirámides de Egipto,
Que estuve en el tapete, ya entregado
Al agudo cuchillo la garganta.
Que por su nombre corazón se llama,
Y en quien, asi como en la esfera octava,
Doña Cristobalina Fernandez de Alarcon , décima musa anteque- Miramos tanta viva luminaria
rana, dijo en sus encantadoras quintillas á santa Teresa :
De estrellas á la vista plateadas,
Que van con el reglado movimiento
El cuerpo de nieve pura, De quien las lleva , dando ley á todo
Que excede toda blancura, Y dentro este, colocado en medio,
Vestido del sol los rayos, Cuerpo piramidal, como en su centro,
Vertiendo abriles y mayos Exhalan mil espíritus vitales,
De la blanca vestidura. Que en círculo después yendo y viniendo,
(6) UHoa, Herrera y Tamayo ponen : Ministran al pulmón aire de vida

Convertido en viola.
Y á las arterias incesable pulso.
(7) En ediciones antiguas se leia siempre por sierpe. Sánchez en- Herrera copia en nota al pasaje de Garcilaso todos los yerros da
mendó el yerro. Aristóteles y Galeno acerca de la sangre.
(11) Marchena, siguiendo á Tamayo de Vargas,
lee bastaos baste.
(8) Lo es importuno, grave y enojoso.— Texto de Azara.
: ; ; ; , : : ; ;; ; ,

32 GARCILASO DE LA VEGA.
Yo mismo emprenderé á fuerza de brazos
SONETOS. Romper un monte, que otro no rompiera
De mil inconvenientes muy espeso.
PRIMERO (1). Muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
Cuando me paro á contemplar mí estado
Quitarme de ir á veros, como quiera,
Y á ver los pasos por do me lia traído, Desnudo espirtu ó hombre en carne y hueso.
Hallo, según por do anduve perdido,
Que á mayor mal pudiera haber llegado; V.
Mas cuando del camino esto olvidado,
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
A tanto mal no sé por dó lie venido;
Sé que me acabo, y mas he yo sentido Y cuanto yo escribir de vos deseo,
Ver acabar conmigo mi cuidado. Vos sola lo escribiste yo lo leo ,

Yo acallaré, que me entregué sin arte Tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
A quien sabrá perderme y acabarme, En esto estoy y estaré siempre puesto;
Si ella quisiere, y aun sabrá querello
Que aunque no cabe en mí cnanto en vos veo,
Que pues mi voluntad puede matarme De tanto bien lo que no entiendo creo,
La suya, que no es tanto de mi parte,
(2), Tomando ya la fe por presupuesto.
Pudiendo, ¿qué hará sinohacello?
Yo no nací sino para quereros;
Mi mal os ha cortado á su medida
Por hábito del alma misma os quiero.
II.
Cuanto tengo confieso yo deberos
En fin, á vuestra s manos he venido, Por vos nací, por vos tengo la vida,
Do sé que he de morir tan apretado, Por vos he de morir, y por vos muero.
Que aun aliviar con quejas mi cuidado,
Como remedio, me es ya defendido. VI.
Mi vida no sé en qué se ha sostenido,
Si no es en haber sido yo guardado Por ásperos caminos he llegado
Para que solo en mi fuese probado A parte que de miedo no me muevo ;
Cuánio corta la espada en un rendido (o). Y si á mudarme ó dar un paso pruebo,
Mis lágrimas han sido derramadas Allí por los cabellos soy tornado.
Donde la sequedad y la aspereza Mas tal estoy, que con la muerte al lado
Dieron mal fruto dellasy mi suerte. Busco de mi vivir consejo nuevo ;

Basten las que por vos tengo lloradas. Conozco lo mejor, lo peor apruebo (7),
No os venguéis mas de mí con mi flaqueza O por costumbre mala ó por mi hado.
Allá os vengad, Señora con mi muerte. Por otra parle, el breve tiempo mío
,
Y el errado proceso de mis años (8),
III.
En su primer principio y en su medio,
Mi inclinación con quien ya no porfió,
,

La mar en medio y tierras he dejado La cierta muerte, fin de tantos daños,


De cuanto bien, cuitado, yo tenia; Me hacen descuidar de mi remedio.
Yyéndome alejando cada ¿lia (í),
Gentes, costumbres, lenguas he pasado. VIL
Ya de volver estoy desconfiado;
Pienso remedios en mi fantasía
No pierda mas quien ha tanto perdido
;
Bástete, amor, que por tí he pasado
lo (9);
Y el que mas cierto espero es aquel día
Que acabará la vida y el cuidado. Válgame agora nunca haber probado
De cualquier mal pudiera socorrerme A defenderme de lo que has querido.
Con veros yo, Señora, ó esperallo, Tu templo y sus paredes he vestido (10)

Si esperallo pudiera sin perdello.


De mis mojadas ropas, y adornado,
Mas no de veros ya paia valerme, Como acontece á quien ha y» escapado
Si no es morir, ningún remedio hallo;
Libre de la tormenta en que se vido.
Y si este lo es, tampoco podré habello. Yo había jurado nunca mas meterme,
A poder mió y mi consentimiento (11),
En otro tal peligro, como vano.
IV.
Mas del que viene no podré valerme;
Un rato se levanta mi esperanza Y en esto no voy contra el juramento
Mas, cansada de haberse levantado (5), Que ni es como los otros ni en mi mano.
Torna á caer, y deja mal mi grado (6),
,

Libre el lugar á la desconfianza. VIII.


¿Quién sufrirá tan áspera mudanza
De aquella vista buena y excelente
Del bien al mal? ¡Oh corazón cansado!
Salen espirtus vivos y encendidos ,
Esfuerza en la miseria de tu estado;
Que tras fortuna suele haber bonanza. Y siendo por mis ojos recibidos,
(7) Y conozco el mejor, y el peor apruebo.— Texto de Herrera.
WImitó Lope este soneto en el primero de sus Rimas sacras, Así cree Tamayo que debe leerse, porque se refiere á consejo.
diciendo :
(8) Francisco de Figueroa creia que sonaba mejor :
Cuando me paro á contemplarmi estado, Y el amargo proceso de mis daños.
Y á ver los pasos por donde he venido,
Me espanto de que un hombre tan perdido Mas Tamayo observa que en tal caso era preciso variar el si-
A conocer su error haya llegado. guiente verso :

(2) Tamayo propone esta enmienda que Luis Barahona de Soto La cierta muerte lin de tantos daños.
hizo (9) Asi se lee en un códice de don Diego de Mendoza ; Ulloa y
Que pues mi voluntad quiere matarme. Herrera ponen :
(S) La lección es de don Diego Hurtado de Mendoza. Bástete, amor, lo que lia por mi pasado.
El último dice :
El texto de Ulloa Herrera y Tamayo dice :
,
Válgame agora haber jamás probado.
Cuánto corta una espada en un rendido.
Asi también, entre otras ediciones, la de Barcelona de 1551, por (10) Tu templo y tus paredes he vestido.— Texto de Atara.
la viuda de Caries Amorosa. Gracian dice :
(i) Yéndome alejando cada día. —
Textos de Ulloa y Herrera.
Tu templo y tus paredes he ya visto
De mis mojadas ropas adornado.
(5; Mas tan cansada de haberse levantado.— Texto de Ulloa.
Tan cansada de haberse levantado.— Texto de Herrera. (11) Ulloa dice

(6j Torna á caer que deja á mal mi grado.— Texto de Ulloa.


A poder mió y á mi consentimiento.
Y Gracian
Torna á caer que deja mal mi grado.— Texto de Herrera. A poder mió, á mi consentimiento.
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SONETOS. 53
Me pasan hasta donde el mal se sienle (12). En tantos bienes, porque deseastes
Encuéntranse el camino fácilmente (13), Verme morir entre memorias tristes.
Con los mios que. de tal calor movidos (14),
,

Salen fuera de mí como perdidos, XI.


Llamados de aquel bien que eslá presente.
Ausente en mi, memoria la imagino; Hermosas ninfas, que en el rio metidas,
Mis espirtus, pensando que la vian. Contentas habitáis en las moradas
Se mueven y se encienden sin medida; De relucientes piedras fabricadas
Mas no hallando fácil el camino. Y en colunas de vidrio sostenidas
Que los suyos entrando detenían (lo), Agora estéis labrando embebecidas,
Revientan por salir do no hay salida. O tejiendo las telas delicadas
Agora unas con otras apartadas,
IX. Contándoos los amores y las vidas
Dejad un rato la labor, alzando
Señora mía,si de vos yo ausente (16) Vuestras rabias cabezas á mirarme i
En esta vida turo y no me muero Y no os detendréis mucho según ando;
Paréceme que ofendo á lo que os quiero, Que no podréis de lástima escucharme (2-í),
Y al bien de que gozaba en ser presente. O convertido en agua aquí llorando,
Tras este, luego siento otro accidente, Podréis allá despacio consolarme.
Y es ver que si de vida desespero,
Yo pierdo cuanto bien viéndoos espero (17); XH.
Y así estoy en mis males diferente (18).
En esta diferencia mis sentidos Si para refrenar este deseo
Combaten con tan áspera porfía (19), Loco, imposible, vano, temeroso,'
Que no sé qué hacerme en tal tamaño. Y guarecer de mal tan peligroso (25),
Nunca entre sí los veo sino reñidos Que es darme á entender yo lo que no creo,
De tal artepelean noche y dia, No me aprovecha verme cual me veo
Que solo se conciertan en mi daño (20). O muy aventurado ó muy medroso.
En que ya no oso (26)
tanta confusión,
X. Fiar el mal de mí que lo poseo,
¿Qué me ha de aprovechar ver la pintura
¡Oh dulces prendas por mi mal halladas, ,
De aquel que con las alas derretidas
Dulces y alegres cuando Dios queria! (21) Cayendo, fama y nombre al mar ha dado;
Juntas estáis en la memoria mia
Ni la del que su fuego y su locura
Y con ella en mi muerte conjuradas. Llora entre aquellas plantas conocidas,
¿Quién me dijera, cuando en las pasadas (22)
Apenas en el agua, resfriado?
Horas en tanto bien por vos me via (25),
Que me habíais de ser en algún dia
XIII.
Con tan grave dolor representadas?
Pues en un hora junio me llevastes A Dafne ya los brazos le crecían
Todo el bien que por términos me distes Y en luengos ramos vueltos se mostraban;
Llevadme junto el mal que me dejastes. En verdes hojas vi que se tornaban
Si no, sospecharé que mepusistes
Los cabellos que oro escurecian.
al
De áspera corteza se cabrían
(12) Así Ulloa Brócense , Tamayo y Azara ponen
el
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Los tiernos miembros, que aun bullendo estaban;
No paran hasta donde el mal se sienle. Los blancos pies en tierra se hincaban (27),
Herrera escribe :
Y en torcidas raíces se volvían.
No pasan hasta donde el mal se siente. Aquel que fué la causa de tal daño,
(13) Sigo en el texto á Tamayo, que se apoya en el verso del ter- A fuerza de llorar, crecer hacia
ceto segundo, que dice :
Este árbol que con lágrimas regaba,
Y
no hallando fácil el camino.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño
El Brócense puso con poco acierto :
Que con llorarla crezca cada tlü
Encuéntranse en camino fácilmente.
La causa y la razón por que lloraba
Herrera con igual infelicidad :
Encuéntranse al camino fácilmente.
XIV.
(14) Así enmiendan el texto antiguo el maestro Medina y Herre-
ra ; Ulloa y Tamayo leen :
Como la tierna madre que
el doliente
Por do los mios de tal calor movidos. Hijo le está con lágrimas pidiendo
Y Azara :
Alguna cosa, de la cual comiendo
Por do los mios del calor movidos. Sabe que ha de doblarse el mal que siente,
(15) En el texto de Ulloa y en el de Herrera se ve :
Y aquel piadoso amor no le consiente
Que
suyos entrando derretían.
los
Que considere el daño que haciendo
(16) Señora mia, si yo de vos absenté.— Trato de Tamayo.
Lo que le pide hace, va corriendo
(17) He perdido cuanto bien de vos espero.— Texto de Ulloa.
Aplaca el llanto y dobla el accidente (2S);
Yo pierdo cuanto bien de vos espero.— Texto de Tamayo.
(18) Y ansí ando, con lo que siento, diferente.— Texto de Ulloa.
(24) Gracian en su Agudeza y Arte de ingenio pone este verso así
(19) Están en vuestra ausencia y en porfía ;
No sé ya qué hacerme en mal tamaño. Textos de Ulloa y — Que ó no podréis de lástima escucharme.
Herrera. Y así también Alonso de Ulloa.
(20) Que solo se concierten en mi amo. — Ulloa. (25) Y guarecer de un mal tan peligroso.— Textos de Ulloa, Her-
(21) Conocida imitación de aquello de Virgilio en el libro cuarto rera y Tamayo.
de la Eneida: (26) En tanta confusión que nunca oso. — Tratos de Herrera y
Dulces exuviae , dum fata Deusque sinebant. Ulloa.
Lo cual tradujo así Gregorio Hernández de Velasco (27) Los blandos pies en tierra se hincaban. — Tratos de Ulloa,
i

¡Oh dulces prendas , cuando Dios queria Herrera y Tamayo.


Y me era amigo mi infelice hado (23) Asi el texto de Azara ; Ulloa y el Brócense dicen, y con ellos
Cristóbal de Virués, en su Monserrate, dijo : Gracian, en su Arte de ingenio :
¡Oh tristes ropas, cuando Dios queria, Y aplaca el mal y dobla el accidente.
Alegres á mis ojos lastimados
Cervantes, Lope y otros recordaron en sus escritos el cuando
Medina , y con él Herrera , cree que debe leerse

Dios quería de Garcilaso. Y dobla el mal y aplaca el accidente.

(22) Quién me dijera cuando las pasadas.— Trato de Alara. Fundándose, según Tamayo, en lo que Garcilaso pone antes:
(23) Horas que en tanto bien por vos me via,— Trato de Ulloa. Sabe que. lia tic poblarse el, mal que, siente.
P.xvi-i.
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34 GARCILASO DE LA VEGA.
Así á mi enfermo y loco pensamiento
Que en su daño os me pide, yo querría XVIII.
Quitalle este mortal mantenimiento (29).
Mas pídemelo, y llora cada dia Si á vuestra voluntad yo soy de cera
Tanto, que cuanto quiere le consiento (30),
Y por sol tengo solovuestra vista
Olvidando su muerte y aun la mia. La cual á quien no inflama ó no conquista
Con su mirar, es de sentido fuera
XV. De do viene una cosa, que si fuera
Menos veces de mí probada y vista
Si quejas y lamentos pueden tanto,
Según parece que á razón resista ,
Que enfrenaron el curso de los rios(31), A mi sentido mismo no creyera
Y en los desiertos montes y sombríos (32) Y es que yo soy de lejos inflamado
,
Los árboles movieron con su canto De vuestra ardiente vista, y encendido
Si convirtieron á escuchar su llanto
Tanto, que en vida me sostengo apenas.
Los fieros tigres y peñascos fríos (33); Mas si de cerca soy acometido
Si, en fin, con menos casos que los mios
De vuestros ojos, luego siento helado
Bajaron á los reinos del espanto
Cuajárseme la sangre por las venas.
¿Por qué no ablandará mi trabajosa (34)
Vida, en miseria y lágrimas pasada,
Un corazón conmigo endurecido? XIX.
Con mas piedad debria ser escuchada
La voz del que se llora por perdido Julio, después queme partí llorando
Que la del que perdió y llora otra cosa. De quien jamás mi pensamiento parte,
Y dejé de mi alma aquella parte
Que al cuerpo vida y fuerza estaba dando
XVI.
De mi bien á mí mismo voy tomando
Estrecha cuenta, y siento de tal arte
A la sepultura de don Fernando de Guzman , su her- Faltarme todo el bien, que temo en parte
mano, que murió de pestilencia á los veinte años de Que ha de faltarme el aire sospirando
su edad, estando en el ejército de nuestro César con Y con este temor, mi lengua prueba
ira franceses, en Ñapóles. A razonar con vos ¡oh dulce amigo
De la amarga memoria de aquel dia
No las francesas armas odiosas En que yo comencé como testigo
En contra puestas del airado pecho, A poder dar del alma vuestra nueva,
Ni en los guardados muros con pertrecho Y á sabella de vos el alma mia (38).
Los tiros y saetas ponzoñosas
No las escaramuzas peligrosas,
Ni aquel fiero ruido contrahecho XX.
De aquel que para Júpiter fue hecho
Por manos de Vulcano artificiosas, Con tal fuerza y vigor son concertados
Pudieron, aunque yo mas me ofrecía (35) Para mi perdición los duros vientos,
A los peligros de la dura guerra, Que cortaron mis tiernos pensamientos
Quitar un hora sola de mi hado. Luego que sobre mi fueron mostrados.
Mas inficion del aire en solo un dia (36) El mal es que me quedan los cuidados
Me quitó al mundo, y me ha en tí sepultado, En salvo destos acontecimientos,
Parténope, tan lejos de mi tierra. Que son duros, y tienen fundamentos
En todos mis sentidos bien echados.
XVII. Aunque por otra parte no me duelo,
Ya que el bien me dejó con su partida
Pensando que el camino iba derecho, El grave mal que en mí está de contino (39);
Vine á parar en tanta desventura Antes con él me abrazo y me consuelo
Que imaginar no puedo, aun con locura Porque en proceso de tan dura vida
Algo de que esté un rato satisfecho. Ataje la largueza del camino (40).
El ancho campo me parece estrecho
La noche clara para mí es escura
XXI.
La dulce compañía amarga y dura
Y duro campo de batalla el lecho.
Del sueño, si hay alguno, aquella parte Al marqués de Villafranca, según unos,
Sola que es ser imagen de la muerte ó al del Basto, según otros.
Se aviene con el alma fatigada.
En fin, que comoquiera estoy de arte, Clarísimo Marqués, en quien derrama
Que juzgo ya por hora menos fuerte, El cielo cuanto bien conoce el mundo
Aunque en ella me vi, la que es pasada (37). Si al gran valor en que el sugeto fundo,
Y al claro resplandor de vuestra llama
Arribare mi pluma, y do la llama
La voz de vuestro nombre alto y profundo,
(29) Quitalle á estemal mantenimiento.— Texto de Vlloa.
Seréis vos solo eterno y sin segundo
Quitar este mortal mantenimiento.— Texto de Herrera.
Y por vos inmortal quien tanto os ama.
(30) Así Ulloa, Herrera y Gracian ; Azara pone :
Cuanto del largo cielo se desea,
Tanto, que cuanto quiero le consiento. Cuanto sobre la tierra se procura,
Todo se halla en vos de parte á parte
(31) Que el curso refrenaron de los rios.— Id.
Y en fin, de solo vos formó natura
(32) Y en los diversos montes y sombríos.— Textos de Herrera
Una extraña y no vista al mundo idea,
y Ulloa. Y hizo igual al pensamiento el arte.
(33) Las fieras tigres y peñascos frios.— Texto de Herrera.
(34) ¿Por qué no ablandaría mi trabajosa.— Texto de Ulloa.
(35) Pudieron , aunque mas yo me ofrecía.— Textos de Herrera
y Ulloa. (38) Y á sabella de vos del alma mia.— Textos de Ulloa, Herrera
(36) Mas inficion de aire en solo un dia. Id. — y Tamayo.
(37) Gracian en su Agudeza y arte de ingenio (39) Del grave mal que en mí está de contino.— Textos de Herrera

Aunque en ella me vi, la que es espada. y Tamayo.


Otros antiguos dicen Del grande mal.
Pero esto debe ser yerro de imprenta. (40) Atajaré la guerra del camino.— Texto de Herrera.
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SONETOS. 5b
Oh cuántas esperanzas lleva el viento!
XXII. Oh cuan ocioso está mi pensamiento
Cuando se ocupa en bien de cosa mía
Con ansia extrema de mirar qué tiene A mi esperanza, así como a baldía,
Vuestro pecho escondido allá en su centro, Mil veces la castiga mi tormento.
Y ver si á lo de fuera lo de dentro Las mas veces me entrego, otras resisto
En apariencia y ser igual conviene, Con tal furor, con una fuerza nueva
En él puse la vista mas detiene
; Que un monte puesto encima rompería.
De vuestra hermosura el duro encuentro Aqueste es el deseo que me lleva
Mis ojos, y no pasan tan adentro, A que desee tornar á ver un dia
Que miren lo que el alma en sí contiene. A quien fuera mejor nunca haber visto.
Y así, se quedan tristes en la puerta
Hecha por mi dolor con esa mano XXVII.
Que aun á su mismo pecho no perdona
Donde vi claro mi esperanza muerta Amor, amor, un hábito he vestido
Y el golpe que os hizo amor en vano Del paño de tu tienda, bien cortado
Non esservi passato oltra la gonna (41). Al vestir le hallé anchp y holgado ,

Pero después estrecho y desabrido (43).


XXIII. Después acá de haberlo consentido,
Tal arrepentimiento me ha tomado,
En
tanto que de rosa y azucena Que pruebo alguna vez, de congojado,
Se muestra la color en vuestro ¡<esto, A romper deste paño este vestido (46).
Y que vuestro mirar ardiente, honesto, Mas ¿quién podrá deste hábito librarse,
Enciende el corazón y lo refrena (42); Teniendo tan contraria su natura
Y en tanto que el cabello, que en la vena Que con él ha venido á conformarse?
Del oro se escogió, con vuelo presto, Si alguna parte queda por ventura
Por el hermoso cuello blanco enhiesto, De mi razón, por mí no osa mostrarse;
El viento mueve, esparce y desordena Que en tal coutradicion no está segura.
Coged de vuestra alegre primavera
El dulce fruto, antes que el tiempo airado XXVIII.
Cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado (43), Boscan, vengado estáis, con mengua mia,
Todo lo mudará la edad ligera, De mi rigor pasado y mi aspereza,
Por uo hacer mudanza en su costumbre. Con que reprehenderos la terneza
De vuestro blando corazón solia.
XXIV. Agora me castigo cada dia
De tal selvatiquez y tal torpeza ;
A la marquesa de Padula, doña María de Cardona. Mas es á tiempo que de mi bajeza
Correrme y castigarme bien podría.
Ilustre honor de! nombre de Cardona, Sabed que en mi perfecta edad y armado
Décima moradora del Parnaso Con mis ojos abiertos me he rendido
A Tansilo, á Minturno, al culto Taso AI niño que sabéis, ciego y desnudo.
Sugeto noble de inmortal corona De tan hermoso fuego consumido
Si en medio del camino no abandona Nunca fué corazón. Si preguntado
La fuerza y el espirtu á vuestro Laso, Soy lo demás, en lo demás soy mudo.
Por vos me llevará mi osado paso
A la cumbre difícil de Helicona. XXIX.
Podré llevar entonces sin trabujo
Con dulce son que el curso al agua enfrena, Imitación de Marcial (47).
Por un camino hasta agora enjuto
El patrio celebrado y rico Tajo, Pasando el mar Leandro el animoso,
Que del valor de su luciente arena En amoroso fuego todo ardiendo,
A vuestro nombre pague el gran tributo. Esforzó el viento, y fuese embraveciendo
El agua con un ímpetu furioso.
XXV. Vencido del trabajo presuroso
Contrastar á las ondas no pudiendo,
Oh hado ejecutivo en mis dolores,
; Y mas del bien que allí perdía muriendo,
Cómo sentí tus leyes rigurosas Que de su propia muerte congojoso
Cortaste el árbol con manos dañosas, Como pudo esforzó su voz cansada
Y esparciste por tierra fruta y flores. Y á las ondas habló tiesta manera
En poco espacio yacen los amores (Mas nunca fué la voz deilas oída)
Y toda la esperanza de mis cosas,
Tornados en cenizas desdeñosas,
(45) Herrera, siguiendo ediciones antiguas, pono :
Y sordas á mis quejas y clamores.
Las lágrimas que en esta sepultura Amor, amor, un hábito vestí,
El cual de vuestro paño fué cortado.
Se vierten hoy en dia y se vertieron
Al vestir ancho fué mas apretado,
Recibe, aunque sin fruto allá le sean Y estrecho cuando estuvo sobre mí.
Hasta que aquella eterna noche escura
(46) El texto de ediciones primitivas, seguido por Herrera, dic
Me cierre aquestos ojos que le vieron,
Después acá de lo que consentí.
Dejándome cou otros que te vean. me ha lomado,
Tal arrepentimiento
Que pruebo alguna vez. de congojado,
XXVI. A romper esto en que yo me mea.

Echado está por tierra el fundamento Tamayo afirma que en un manuscrito del Escorial se lcia e: te

úllimo verso :
Que mi vivir cansado sostenía. A romper de tu paño este vestido:
¡Oh cuánto bien se acaba en solo un dia ! (44)
lo cual quería enmendar, diciendo :
(41) Verso de una canción de Petrarca. A romper este paño este vestido.
,

(42) Así apunta este verso el Brócense, así lo pone Herrera, asi (47) Ulloa no pone este soneto ni los
demás que siguen.
Anvers
iniayo; Azara escribe, siguiendo á Ulloa : La edición de las obras de Boscan y Garcilaso hecha en
de este sone-
Con clara luz la tempestad serena. por Pedro Bellro, en 1576, hace á aquel poeta autor
(43) Taraayo cree que estaría mejor viento alado en vez de helado. to, colocándolo antes de la fábula de
Leandro y Hero.
(44) ¡Oh cuánto se acabó en un solo dia !— Texto de Tamayo. En U iianresion de Barcelona de Ibüi se encuentra 4 la cabe-
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38 GARCILASODELAVEGA.
«Ondas, pues no se excusa que yo muera África se aterró de parte á parte.
Dejadme allá llegar, y á la tornada (48) Aquí donde el romano entendimiento,
Vuestro furor ejecuta en mi vida.» Donde el fuego y la llama licenciosa
Solo el nombre ¿tejaron á Cartago,
XXX. Vuelve y revuelve amor mi pensamiento,
Hiere y enciende el alma temerosa,
Sospechas, que en mi triste fantasía Y en llanto y en ceniza me deshago.
Puestas, hacéis la guerra á mi sentido,
Volviendo y revolviendo el afligido XXXIV.
Pecho, con dura mano, noche y dia ;
Ya se acahó la resistencia mia Gracias al cielo doy que ya del cuello
Y la fuerza del alma ;
ya rendido Del todo el grave yugo he sacudido,
Vencer de vos me dejo, arrepentido Y que del viento él mar embravecido
De haberos contrastado en tal porfía. Veré desde la tierra sin temello.
Llevadme á aquel lugar tan espantable, Veré colgada de un sutil cabello
Que por no ver mi muerte allí esculpida La vida del amante embebecido
Cerrados hasta aquí tuve los ojos. En su error, y en su engaño adormecido,
Las armas pongo ya que concedida
; Sordo á las voces que le avisan dello.
No es tan larga defensa al miserable Alegrárame el mal de los mortales (51);
Colgad en vuestro carro mis despojos. Mas no es mi corazón tan inhumano
En aqueste mi error como parece
XXXI. Porque yo huelgo, como huelga el sano,
No de ver á los otros en los males,
Dentro de mi alma fué de mí engendrado Sino de ver que dellos él carece.
Un dulce amor, y de mi sentimiento
Tan aprobado fué su nacimiento
Como de un solo hijo deseado; XXXV.
Mas luego nació del quien ha estragado A Mario Galeota.
Del todo el amoroso pensamiento ;

En áspero rigor y en gran tormento el ingrato amor, como testigo


Mario,
Los primeros deleites ha trocado (49). De mi pura y de mi gran firmeza
fe
Oh crudo nieto, que das vida al padre
¡
Usando en mí su vil naturaleza,
Y matas al abuelo ¿ por qué creces
!
Que es hacer mas ofensa al mas amigo
Tan desconforme á aquel de que has nacido? Teniendo miedo que si escribo y digo
¡Oh celoso temor! ¿á quién pareces? Su condición abato su grandeza (52),
¡
Que aun la invidia, tu propia y fiera madre No bastando su esfuerzo á su crueza.
Se espanta en ver el monstro que ha parido! Ha esforzado la mano á mi enemigo.
Y así, en la parte que la diestra mano
XXXIÍ. Gobierna y en aquella que declara
Los concetos del alma, fui herido (53).
Mi lengua va por do el dolor la guia Mas yo haré que aquesta ofensa cara
Ya yo con mi dolor sin guia camino Le cueste al ofensor, ya que estoy sano (54),
Entrambos hemos de ir con puro tino, Libre, desesperado y "ofendido.
Cada uno á parar do no queria ,
Yo, porque voy sin otra compañía XXXVI.
Sino la que me hace el desatino
Ella, porque la lleve aquel que vino A la entrada de un valle, en un desierto,
A hacella decir mas que querría. Do nadie atravesaba ni se via
Y es para mí la ley tan desigual Vi que con estrañeza un can hacia
Que aunque inocencia siempre en mí conoce, Extremos de dolor con desconcierto
Siempre yo pago el yerro ajeno y mió. Agora suelta el llanto al cielo abierto,
¿ Qué culpa tengo yo del desvarío Ora va rastreando por la via
De mi lengua, si estoy en tanto mal, Camina vuelve, para y todavía
, ,

Que el sufrimiento ya me desconoce? (50) Quedaba desmayado como muerto.


Y fué que se apartó de su presencia
XXXIII. Su amo, y no le hallaba , y esto siente
Mirad hasta dó llega el mal de ausencia.
A Boscan desde la Goleta. Movióme á compasión ver su accidente
Dijele lastimado «Ten paciencia,
:

Boscan, las armas y el furor de Marte, Que yo alcanzo razón, y estoy ausente (55).»
Que con su propia sangre el africano
Suelo regando, hacen que el romano XXXVII.
Imperio reverdezca en esta parte
Han reducido á la memoria el arte Estoy contino en lágrimas bañado.
Y el antiguo valor italiano, Rompiendo siempre el aire con sospiros;
Por cuya" fuerza y valerosa mano Y mas me duele el no osar deciros
Que he llegado por vos á tal estado
za del libro con este epígrafe : Soneto de Garcilaso, que se olvidó
Que viéndome do estoy y lo que he andado
poner á la fin con sus obras.
Por el camino estrecho de seguiros
(4S) Lope, después de citaren su novela Las fortunas de Diana
el verso, Ondas pues no se excusa que yo muera, dice ¡

«Y aquí de paso advierta vuestra merced que á muchos ignorantes (51) Así pone este verso Azara ; Mayans en su Retórica lo escriba
que piensan que saben espanta que con tales vocablos se dé á Gar- asi
cilaso el nombre de príncipe de los poetas en España. Tornada y Alegraráme el mal de los mortales.
otros vocablos que se ven en sus obras era lo que se usaba en-
(82) Asi Tamayo y Azara. Herrera pone:
tonces ; y así, ninguno de esta edad debe bachillerear tanto, que le
parezca que si Garcilaso naciera en esta no usara gallardamente Teniendo miedo qué si escribo ó digO
de los aumentos de nuestra lengua.
Su condición, abajo su grandeza.
(49) Sigo el texto de Herrera ; Tamayo, Gracian y Azara dicen : (53) El conceto del alma, fui herido. —
Texto de Herrera.
Los primeros deleites ha tornado. (54) Le cueste al ofensor; que ya ostoy sano.— Id.
(50) Tamayo cree que no es de Garcilaso este soneto. Herrera (55) No debió tener Herrera por de Garcilaso
este soneto. Ta-
debió creer lo mismo, pues no lo incluye eu su edición. Sánchez mayo , siguiendo á Sánchez , y ;\ mas Gracian y Azara, lo tienen
lo tiene por auténtico, y lo mismo Azara. por del mismo autor.
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CANCIONES. 7,7

Si mequiero tornar para huiros, Cuando su bien y su mal


Desmayo viendo atrás lo que he dejado; Junto os entregó en un día.
Y si quiero suhir á la alta cumbre, Acertó acaso á hacer
A cada paso espántanme en la vía Lo que si por conoceros
Ejemplos tristes de los que han caido. Hiciera , no podia ser
Sobre todo, me falta ya la lumbre Partirse, y con solo veros
De la esperanza, con que andar solia Dejaros siempre de ver.
Por la escura región dé vuestro olvido.
Á UNA SEÑORA,
XXXVIII.
QUE ANDÁNDOSE ÉL Y OTRO PASEANDO , LES ECHÓ UNA RED EM-
PEZADA Y UN HUSO COMENZADO Á HILAR EN ÉL, Y DIJO QUE
menguarme poco á poco,
Siento el dolor
sienta mas sencillo,
AQUELLO HABÍA TRABAJADO TODO EL DÍA (3).
No porque ser le
Mas fallece el sentir para sentillo, De la red y del hilado
Después que de sentillo estoy tan loco.
Hemos de tomar, Señora (4),
Ni en sello pienso que en locura toco,
Que echáis de vos en un hora
Antes voy tan ufano con oillo
Todo el trabajo pasado.
Que no dejaré el sello y el sufrillo Y si
el vuestro se ha de dar
Que si dejo de sello el seso apoco.
Todo me empece, el seso y la locura
A que se pasearen
los
Lo que por vos trabajaren
Prívame este de sí por ser tan mió
¿Dónde lo pensáis echar?
Mátame estotra por ser yo tan suyo.
Parecerá á la gente desvarío
Preciarme deste mal, pues me destruyo TRADUCCIÓN DE CUATRO VERSOS DE OVIDIO.
Yo lo tengo por única ventura (56). Pues este nombre perdí,
Dido mujer de Siqueo,
,

En mi muerte esto deseo


CANCIONES. Que se escriba sobre mí
«El peor de los troyanos
HABIÉNDOSE CASADO SU DAMA (1).
Dio la causa y el espada
Dido, á tal punto llegada,
Culpa debe ser quereros, No puso mas de las manos (5).

Según lo que en mí hacéis;


Mas allá lo pagaréis, Á ROSCAN,
Do no sabrán conoceros,
Por mal que me conocéis. PORQUE ESTANDO EN ALEMANA DANZÓ EN UNAS BODASj
Por quereros ser perdido
,

Pensaba, que no culpado; La gente se espanta toda


Mas que todo lo haya sido Que hablar á todos distes,
Así me lo habéis mostrado, Que un milagro que hecistes,
Que lo tengo bien sabido. Hubo de ser en la boda.
¡Quién pudiese no quereros Pienso que habéis de venir,
Tanto como vos sabéis, Si vais por este camino,
Por holgarme que paguéis A tornar el agua en vino.
Lo que no han de conoceros Como el danzar en reir (6).
Cotí lo que no conocéis

VILLANCICO.
OTRA.
Nadie puede ser dichoso;
Yo dejaré desde aquí Señora ni desdichado
,

De ofenderos mas hablando Sino que os haya mirado.


Porque mi morir callando Porque la gloria de veros
Os ha de hablar por mí (2). En ese punto se quita
Gran ofensa os tengo hecha Que se piensa mereceros.
Hasta aquí en haber hablado, Así que, sin conoceros,
Pues en cosa os he enojado Nadie puede ser dichoso
Que tampoco me aprovecha. Señora, ni desdichado
Derramaré desde aquí Sino que os haya mirado (7).
Mis lágrimas no hablando;
Porque quien muere callando
Tiene quien hable por sí. (3) En el citado manuscrito de Iriarte tiene este epígrafe :

A doña Mencia de la Cerda, que le dio una red y dijole que aquélla
había hilado aquel dia.
Á UNA PARTIDA. (i) Hemos de sacar, Señora.— Texto de Tamayo.
(5) En las obras de don Diego de Mendoza (Madrid, 1610) se
Acaso supo, á mi ver,
hallan como de esté caballero los ocho versos siguientes, iguales
Y"por acierto quereros
á los que en el testo aparecen como de Garcilaso, según Tamayo
Quien tal hierro fué á hacer,
Como partirse de veros y Azara.
Dido, mujer de Sicheo,
Donde os dejase de ver. Pues que tal nombre perdí,
Imposible es que este tal, Que se escriba sobre mi
Pensando que os conocía, Este título deseo:
Supiese lo que hacia, «El peor de los troyanos
Dio causa y el espada ;
la
Dido, á tal punto llegada,
Puso la muerte y las manos.»
(56) Sánchez y Tamayo tienen por de Garcilaso este soneto.
Herrera y Azara lo omiten en sus colecciones. Yo lo tengo por in- (6) se halla esta canción en las ediciones de Carcuaso, sino
No
digno de Garcilaso. en el citado manuscrito de Iriarte. Publicóla Gayangos cu el lo-
(1) En un manuscrito de Iriarte tiene este epígrafe : mo u dela Historia de la literatura española, por Ticknor.
A doña Isabel Freyra, porque se casó con un hombre fuera de su (7) Nose halla en ediciones de Garcilaso, sino en el códice do
condición. Iriarte. Publicólo Gayangos en el tomo n de la Historia literaria
(2) Sé que os lia de hablar por wh-Tt¡£(9 te íamayg, de España, por Tictnor.
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38 GARCILASODELAVEGA.
COPLA SOBRE ESTE VILLANCICO. GARCIAE LASI DE LA VEGA
AD FEKDINANDUM DE ACUÑA.
¿Qué testimonios son estos
Que le queréis levantar?
EPIGRAMMA.
Que no fué sino bailar. Dum Reges, Fernande, canis, dum Caesaris altam
Progeniem nostri, ciar aquefacta ducum,
¿Esta tienen por gran culpa? Dum hispana memoras fradas sub cupide gentes,
No lo fué á mi parecer, Obstupuere homines, obstupuere Dii;
Porque tiene por disculpa Extollensque caputsacri de vértice Pindi
Que lo hizo la mujer. Calliope blandís vocibushaec relulit
Estale hizo caer, Macte pner, geminé praecinctus témpora lauro
Mucho mas que no el saltar Qui nova nunc Mariis gloria solus eras,
Que hizo con el bailar (8). Haec tibí dat Bachusque pater, dat Phoebus Apollo;
Nympharumque leves, castalidumque chori
Ut, quos divino celebrasti carmine Reges,
(8) Según se ve en las obras de Boscan , esta copla fué escrita
Jeque simul curva qui canis alma It/rá ,
á don Luis de la Cueva porque bailó en palacio con una dama que
llamábanla Pájara. También escribieron al mismo asunto Boscan,
Saepe legant, laudent, celebrent post fata nepotes:
Nullaque perpetuos nox fuget atra dies (9). '

el duque de Alba , el San Juan , don Hernando Alvarez de


prior de
Toledo, el clavero de Alcántara
don Luis Osorio, don García de
,
Hállase este epigrama en traducción de El Caballero de-
la
(9)
Toledo, Gutierre López de Padilla y el marqués de Villafranca: terminado, hecha por Acuña. (Anvcrs, 1553; Salamanca, 1575 ; An-
todos glosando el villancico.
vers, 1591 , etc.)

mf DE LAS POESÍAS DE GARCILASO DE LA VEGA.


)

POESÍAS
DE

GUTIERRE DE CETINA

JUICIOS CRÍTICOS.

DE FERNANDO DE HERRERA.
(En las Anotaciones á las obras de Garcilaso de la Vega.)

En Cetina, cuanto á los sonetos particularmente, se conoce la hermosura y gracia de Italia ; y


en número, lengua, terneza y afectos ninguno le negará lugar con los primeros; mas fáltale el
espíritu y vigor, que tan importante es en la poesía; y así, dice muchas cosas dulcemente, pero
sin fuerzas. Y
paréceme que se ve en él y en otros lo que en los pintores y maestros de labrar
piedra y metal que afectando la blandura y policía de un cuerpo hermoso de un mancebo, se
,

contentan con la dulzura y terneza, no mostrando alguna señal de nervios y músculos, como si
no fuese tanto mas diferente y apartada la belleza de la mujer de la hermosura y generosidad del
hombre, que cuanto dista el rio Ipanis del Eridano; porque no se ha de enternecer y humillar
el estilo de suerte que le fallezca la vivacidad y venga á ser todo desmayado y sin aliento, aunque
Cetina muchas veces, ó sea causa la imitación ó otra cualquiera es tan generoso y lleno, que
,

casi no cabe en sí. Y si acompañara la erudición y destreza del arte al ingenio y trabajo, y pu-
siera intención en la fuerza como en la suavidad y pureza, ninguno le fuera aventajado.

DE DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO.


(En la República Literaria.

Casi en aquellos tiempos floreció Cetina, afectuoso y tierno; pero sin vigor ni nervio (1).

(I) Así en este juicio de Cetina, como en el de Garcilaso y Hurtado de Mendoza , siguió Saavedra Fajardo á Fernando
de Herrera.
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POESÍAS

:rre de cetina,

Habiendo el alma en él hábito hecho;


COMPOSICIONES VARIAS. Su daño principal ni su provecho
SONETO PRIMERO. No me alteraba ya ni lo sentía.
Hora ha querido la desdicha mia
Como garza real, alta en el cielo, Con otro nuevo mal herirme el pecho
Entre halcones puesta y rodeada Este me desbarata y me ha deshecho,
Que siendo de los unos remontada Mientras menos del otro me temia.
De.los otros seguirse deja á vuelo Como enfermo que está ya confiado
Viendo su muerte acá bajo en el suelo, Que no puede morir de un mal que tiene,
Por oculta virtud manifestada, Por haberse en el uso así guardado,
No tan presto será de él aquejada, Cualquier nuevo accidente que le viene
Que á voces mostrará su desconsuelo. Diferente de aquel que habia pensado,
Las pasadas locuras, los ardores Le hace recelar mas que conviene.
Que por otras sentí, fueron, Señora,
Para me levantar remontadores. SONETO VI.
Pero viéndoos á vos, mi matadora, Para ver sus ojos eran cuales
si
El alma dio señal en sus temores La fama entre pastores extendía,
De la muerte que paso cada hora. En una fuente los miraba un dia
SONETO II.
Dórida, y dice así, viéndolos tales
« Ojos, cuya beldad entre mortales
Si tras de tanto mal me está guardado Hace inmortal la hermosura mia,
Algún bien de que estoy tan fuera agora, ¿Cuáles bienes el mundo perdería
Aun espero por vos cantar, Señora Que á los males que dais fuesen iguales?
Con estilo mas alto que he llorado. «Tenia antes de os ver por atrevidos
Entonces será el bien mas estimado, Por locos temerarios los pastores
Por no haber de él jamás sabido un hora, Que se osaban llamar vuestros vencidos.
Cual madre que por muerto al hijo llora, «Mas hora, viendo en vos tantos primores,
Se alegra en verlo vivo á sí tornado. Por mas locos los tengo y mas perdidos
Entonces contaré de la tormenta, Los que os vieron, si no mueren de amores.»
Seguro de zozobras en el puerto,
Y placeráme la pasada afrenta. SONETO VII.

Desterraré al dolor, que sin concierto En un olmo Vandalio escribió un día,


Me suele fatigar, do nunca sienta Do la corteza estaba menos dura,
Nueva, ni sepa de él si es vivo ó muerto. El nombre y la ocasión de su tristura;
SONETO III. Después mirando al cielo, así decía :

«Tanto crezcas, ¡ oh bella planta mía


Como está el alma á nuestra carne unida, Que al mas alto ciprés venzas de altura,
En los miembros las partes igualmente, Y mayor tu hermosura
tanta sea
Y como cada miembro el alma siente Cuanta aquella de Dórida seria.
Entera en sí y en todos repartida «Crezcan á par del olmo en su grandeza
Y como si una parte es dividida Las letras del amado y dulce nombre
Del cuerpo por algún inconveniente Y en él hagan perpetua su memoria ;
El alma queda entera y tan potente «Porquelosque vendrán sepan queun hombro
Cual siempre, sin que pueda ser partida. Levantó el pensamiento á tanta alteza
Así el amor en mí no se acrecienta Que es digno al menos de inmortal renombre.»
Por mas favor, ni cuando mas padece
El triste corazón muda el estado. SONETO VIH.
Muéstrase amor en mí como tormenta Remedio incierto que en el alma cria
De mar, que cuando mas con furia crece, La ponzoña que da vida al tormento
Su término no pasa limitado. Madrastra del cuitado sufrimiento
SONETO IV. De nuestros bienes robadora arpía
Oscura luz, que por tinieblas guia,
Si no fuese juzgado atrevimiento,
Falso esfuerzo del loco pensamiento,
Si vuestra crueldad lo comportase Dificultoso bien del sentimiento,
Que vuestro servidor llamarme osase, Peligroso manjar de la porfía
De solo el nombre viviría contento. Siempre liera con rostro de doncella ,
Tal os pinta en mi alma pensamiento,
el
Fuego que blandamente nos consume
Que no os miré jamás que no juzgase Jarabe dulce de alargar los males
Temeridad el bien que desease; Bien do el daño mayor se anida y sella
Y de tal desvarío me arrepiento. ¿Quién será tal que tus maldades sume?
Enojóme de haber mas deseado Oh mísera esperanza de mortales! (1)
Y acusando á mí mismo mi locura, i

De cuanto deseé no quiero nada. SONETO IX.


Solo en veros consiste mi ventura, Ponzoña que se bebe por los ojos
Todo lo porvenir me desagrada Dura prisión, sabrosa al pensamiento,
El bien presente es mas que el mal pasado.
(D Fernando de Herrera publicó este soneto en las Anotaciones
SONETO V.
á las obras de Garcilaso. Hállase también en el códice del señor
Contento con el mal de amor vivía don José María de Álava.
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COMPOSICIONES VARIAS. 41
Lazo de oro cruel, dulce tormento, Gran locura parece.
Confusión de locuras y de antojos Que su valor cualquier valor apoca.
Bellas flores mezcladas con abrojos, En vanoesdeseallos,
Manjar que al corazón trae hambriento, Pues sola los merece
Daño que siempre huye el escarmiento, La mano delicada que los toca,
Minero de placer, lleno de enojos; ¡Ay esperanza loca!
Esperanzas inciertas, engañosas, Ay tristes ansias mías!
Tesoro que entre el sueño se parece, Si gozar no se puede
Bien que no tiene en sí mas que la sombra, Bien que al mayor excede
Inútiles riquezas, trabajosas, Desdichado deseo, ¿en qué confias?
Puerto que no se halla, aunque parece, Ni puedes gozar dellos
Son efectos de aquel que Amor se nombra. Ni dejar de querellos.
De cabellos tejida
SONETO X. Fué la bella cadena
de una piedra fria enamorado,
Si En que mi corazón se halla envuelto,
Pudo Pigmaleon mover el cielo Con tal cautela urdida,
Si pudo á tanto ardor poner consuelo Que entonces da mas pena
Falso espíritu, en ella trasformado; Cuando pienso que estoy della mas suelto.
Siendo retrato vos tan bien sacado Si desta pena absuelto
De la mayor beldad que hay en el suelo, Alguna vez me viese,
Y siendo ante mi ardor el suyo un hielo, No prisión trabajosa
¿Por qué no me ha el Amor á mí engañado? Mas libertad dichosa
Ay de mí ¿Para qué? ¿Qué es fo que pido?
¡ ! Seria para mí cuando así fuese
Si espíritu tuviese esta pintura Mas el no merecellos
¿Podría mejorarse mi partido? Es el mal que hay en ellos.
No, porque en caso tal ¿quién me asegura Para el arco homicida
Se os hubiese en las mañas parecido Hizo Amor con gran arte
Tanto como os parece en la hermosura? De tus cabellos, Dórida, la cuerda,
Por hacer que la vida
CANCIÓN PRIMERA. Mientra del alma parte,
Guardando su ganado La gana de morir del todo pierda
Cerca el Béticorio, Que como se me acuerda
Vandalio al pié de un álamo sombroso, De aquel color divino
En la yerba sentado , Luego al vivir el paso
Que llena de rocío, Suelto, cansado y laso,
Mostraba el verde prado mas hermoso, Do la contemplación muestra el camino.
En un acto lloroso Mas ¿quién podrá con ellos
La zampona sonaba, Si el Amor se arma dellos ?
Y en las grutas oscuras Aquel oro extremado
De sus desaventuras Resplandeciente y puro,
Eco el último acento discantaba; Que el aurora nos muestra antes del dia,
Y en voz baja cantando Dicen que no es hurtado
Decía de cuando en cuando Pero yo afirmo y juro
« Dórida, tus cabellos De tus cabellos ser, Dórida mia.
Mas rubios son que el oro, La Aurora, que sabia
Y mas claros que el sol de mediodía Tu beldad extremada
Mas cara prenda que ellos Te los robó durmiendo
Ni mas rico tesoro Y agora va huyendo
No lo alcanza á pensar la fantasía. De aquel de quien fué ya tal vez burlada.
La triste vida mia Febo sigue tras ellos
Colgada de ellos veo. Yo me pierdo por ellos.
Ved si está bien librada, En la esfera del fuego
De un cabello colgada De su calor mas fuerte
Faltando la esperanza á mi deseo; De tus cabellos fué el color sacado,
Pues se llaman cabellos Cuya calidad luego
Porque estoy lejos dellos. Dio nuevas de mi muerte
En sutil velo envueltos Al hielo que en tu pecho está encerrado.
En trenzas por la frente, Así será forzado
O debajo de red tal vez guardados, Entre contrarios puesto,
O prendados ó sueltos, Que mi vivir se acabe
Si el sol está presente Porque en razón no cabe
De invidioso, se esconde en los nublados. Sufrir la crueldad quien vio tu gesto.
¡ A y rabiosos cuidados Si hay fuego y hielo entre ellos ,
¿ Quién se guardará
j Oh trabajosa suerte! dellos ?
Cuando los veo muero, Cabellos, mientra os miro,
Cuando no, desespero De la cruel Medusa
Y en morir el deseo se convierte. La bella forma y el peligro veo.
¡Oh dichosos cabellos! Ardo, hielo y suspiro
Y mas quien puede vellos. Y el alma, de confusa,
A veces imitando En los brazos se deja del deseo.
A la sacraDiana, ¡Oh escudo de Perseo!
Los orna con guirnaldas de mil flores; ¡Amor, si por hazaña
Y Amor, que está mirando Hora yo lo tuviese,
La beldad soberana, Porque Dórida viese
Se enciende en el amor de sus amores. De sus cabellos la beldad extraña!
Mil celosos temores Mas sí se vence dellos
Tengo de enamorado. ¿Cómo podré mas vellos?
Digo «Si Amor la hiere,
: Canción, si en los cabellos,
Si para sí la quiere Siendo la menor parte
¿Para qué es mi pasión y mi cuidado? De su beldad, hay tanta hermosura;
Si Amor se inflama dellos, Si la señora dellos
¿Para qué quiero vellos? Te llama, baja á darte,
Pensar poder gozallos Pues no cabe tal bien en tal ventura.;
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GUTIERRE DE CETINA.
Dile que para amallos
Te sobra lo que falla en alaballos. MADRIGAL II,

Cubrir los bellos ojos


SONETO XI.
Con la mano que ya me tiene muerto,
¿En cuál región, en cuál parte del suelo, Cautela fué por cierto
En cuál bosque, en cuál monte, en cuál poblado, Que ansí doblar pensastes mis enojos.
En cuál lugar remoto y apartado, Pero de tal cautela
Puede ya mi dolor hallar consuelo? Harto mayor ha sido el bien que el daño;
Cuanto se puede ver debajo el cielo, Que resplandor extraño
el
Todo lo tengo visto y rodeado Del sol se puede ver mientra se cela.
Y un medio que á mi mal habia hallado, Así que, aunque pensastes
Hace en parte mayor mi desconsuelo. Cubrir vuestra beldad, única, inmensa,
Para curar el daño de la ausencia Yo os perdono la ofensa,
Piulóos cual siempre os vi, dura y proterva; Pues, cubiertos, mejor verlos dejastes.
Mas Amor os me muestra de otra suerte.
No queráis á mi mal mas experiencia, SONETO XV.
Sino que ya, como herida cierva
Leandro, que de amor en fuego ardia,
Do quier que voy, conmigo va mi muerte. Puesto que á su deseo contrastaba,
SONETO XII. Al fortunoso mar, que no cesaba
Nadando á su pesar, vencer quería.
Con ansia que del alma le salía Mas viendo ya que el fin de su osadía
La menle del morir hecha adivina, A la rabiosa muerte lo tiraba
Contemplando Vandalio la marina Mirando aquella torre en donde estaba
De la ribera bélica, decia :
Ero, á las fieras ondas se volvia
Pues vano desear, loca porfía
«
A las cuales con ansia enamorada
A la rabiosa muerte me destina Dijo «Pues aplacar furor divino,
:

Mientras la triste hora se avecina


Enamorado ardor no puede nada
Oye mi llanto tú, Dórida mia. d Dejadme al fin llegar de este camino,
» ¡
Oh si tu crueldad contenta fuese.
Pues poco he de lardar, y á la tornada
Por premio de esta fe firme y constante,
Secutad vuestra saña y mi destino (3).»
Que sobre mi sepulcro se leyese,
»No en letras de metal, mas de diamante SONETO XVI.
Dórida ha sido causa que muriese
El mas leal y el mas sufrido amante!» Padre Océano, que del bel Tirreno
Gozas los amorosos abrasados
SONETO XIII. De gloria sj sintieses mis cuidados
,

Ay sabrosa Cuanio yo de pesar estarías lleno.


¡ sueño suave!
ilusión,
¿Quién te ha enviado á mi? ¿Cómo viniste? En la parte del cielo mas sereno,
¿Por dónde entraste al alma, ó qué le diste Para colmar la cima de tus hados,
Vi á tu hijo bañar los delicados
A mi secreto por guardar la llave?
¿Quién pudo á mi dolor fiero, tan grave, Píes de una ninfa que nació en su seno.
El remedio poner que tú pusiste? «¡Ay ¿Quién fuese ora tú? » yo le decia;
!

Si el ramo tinto en Lele en mí esparciste, Y depuro celoso, lo enturbiaba


Ten la mano al velar que no se acabe. Con llanto que del alma me salía.
Bien conozco que duermo y que me engaño Mas él, que tanto bien comunicaba
Mientra envuello en un bien falso, dudoso Mientra con mi llorar lo revolvía
Manifiesto mi mal se muestra cierlo; Claro en sus ondas mi dolor mostraba.
Pero, pues excusar no puedo un daüo,
SONETO XVII.
Hazme sentir ¡oh sueño piadoso!
Antes durmiendo el bien que el mal despierto. ¡Dichoso desear, dichosa pena,
Dichosa fe, dichoso pensamiento,
SONETO XIV. Dichosa tal pasión y tal tormento,
Dulce, sabrosa, cristalina fuente, Dichosa sujeción de tal cadena;
Refugio al caluroso ardient e estío Dichosa fantasía , de gloria llena
Adonde la beldad del ídol mito Dichoso aquel que siente lo que siento
Hizo tu claridad mas trasparente Dichoso el obstinado sufrimiento,
¿Qué ley permite, qué razón consiente Dichoso mal, que tanto bien ordena;
Un pecho refrescar helado y frió, Dichoso el tiempo que de vos escribo,
En quien fuego de amor, fuerza ni brío Dichoso aquel dolor que de vos viene,
Ni muestra de piedad jamás se siente? Dichosa aquella fe que á vos me tira
Cuánto mejor barias si lavases
¡
Dichoso quien por vos vive cual vivo,
De este mi corazón tantas mancillas, Dichoso quien por vos tal ansia liene,
Y el dolor que lo abrasa mitigases! Felice el alma que por vos suspira!
Aquí serian, Amor, tus maravillas
SONETO XVIII.
Sien estas ondas un señal mostrases
De mis penas á quien no quiere oillas. La víbora según se escribe
cruel ,

Si á alguno muerde, es ya caso sabido


MADRIGAL PRIMERO. Que no escapa de muerto el tal mordido,
Ojos claros, serenos Por poco que el veneno en él se avive ;

Si de un dulce mirar sois alabados, Pero, si por ventura acaso vive.


¿Por qué, si me miráis, miráis airados? Que aunque es dificultoso, ya se vido,
Si cuando mas piadosos,
Mas bellos parecéis á aquel que os mira Si de dulce mirar sois alabados,
No me miréis con ira, ¿Por qué, si me miráis, miráis airados?
Porque no parezcáis menos hermosos. Si cuanto mas piadosos,
¡ Ay tormentos rabiosos!
Mas bellos parecéis á quien os mira
Ojos claros, serenos ¿Por qué á mí solo me miráis con ira?
Ojos claros serenos.
Ya que así me miráis, miradme al menos (2). Ya que así me miráis, miradme al menos.
(2) Asi se lee este madrigal en el códice del señor don José Ma- (3) Hállase este soneto también impreso en las Anotaciones h
ría de Álava. Sedaño, en el Parnaso español, lo imprimió de esta Garcilaso por Fernando de Herrera, el cual dice : «Cetina, quo
inerte, que es como hasta hoy se ha conocido parece quiso contender con Garcilaso en algunos sonetos, hizo este
Ojos claros serenos, mesmo desta suerte.*
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COMPOSICIONES VARIAS. 43
Queda de otro veneno defendido. Que al que se ha de morir, muerte le es vida
Que ni le empece ni hay por qué lo esquive. Canción , permita el cielo
Ya que por mayor mal quiso ventura Que sea esta del cisne y pues alcanza ;

Que no muriese yo, después que el cielo De cuenta mi dolor á la esperanza,


Me dejó ver en vos su hermosura Alcance ya el recelo
No tengáis en mi fe, dama, recelo ; Que se acabe el vivir y el desconsuelo.
Que el ser sujeto vuestro os asegura
Que no me encenderá beldad del suelo. SONETO XIX.

CANCIÓN II.
Al secretario Gonzalo Pérez.

A la esperanza. «No mas, como solfa jocundo y vago ,

Te veo correr dorando tu ribera


Ay, mísera esperanza
¡ Mas turbio de mis lágrimas, la (¡era
¿Qué me aprovecha andar desvanecido Llama crecer, que yo llorando apago.
Contra toda razón, sin fundamento, »Ya no te muesira el cielo aquel halago
Haciendo confianza Con que suele adornar tu primavera
lie cosas do jamás certeza ha habido, Va no es tu claridad la que antes era»
Engañando al cuitado entendimiento? Decia Pireno contemplando el Tago.
¡Tristes torres de viento, «¿Qué será de tí mísero Pireno, ,

Cuan cerca llega ya vuestra caída Tornó á decir llorando, si el pasado


Pues no puedo esperar ni quiero vida! Tiempo no torna alegre cual solía?»
¡ Esperanza engañosa Vandalio, que el dolor de mal ajeno
Que con promesas falsas, aparentes, Hacia recordar su propio estado,
Me has tenido suspenso, embarazado Lloraba de piedad mientras le oia.
¡Ay, alma deseosa
De* salir ya de mil inconvenientes! SONETO XX.
¿No es tiempo que se acabe este cuidado?
¡ Ay, cuan desengañado
A la princesa de Molfeta.
Está quien sabe bien que es mal que espere Como al rayo del sol nueva serpiente
El que por menos mal la muerte quiere! En virtud del calor sale y se aviva
¡Esperanza perdida! Muéstrase mas lozana y mas altiva ,

¿Qué me puedes poner delante ahora? Y el esfuerzo y valor doblado siente;


Qué te puede quedar ya por mostrarme Y como mientra el sol no es tan caliente,
Si yo no quiero vida, La falta del calor hace que viva
Que cuanto dura mas, mas empeora? Tiniida solitaria oscura esquiva
, , ,

¿Piensas me la alargar para matarme? Do ni la pueda ver ni vea la gente


¡Ay! que no hay que mostrarme Tal ha sido de mí señora mia ,

Razones mal fundadas que es locura ; Que en virtud del calor de los favores,
Hablar de vida al que morir procura. Mientra el sol me duró, ledo vivia,
¡Ay, esperanza incierta! Hasta que los helados disfavores
¡Cuánto fuera menor mi desventura Hicieron encoger mi fantasía,
Si razón de esperar jamás tuviera! Esconderme y huir de los amores.
Viera mi duda cierta ;

Y pues no basta amor do no hay ventura SONETO XXI.


Con mi fortuna el desear midiera. Como se turba el sol y se escurece
¡Ay, cuánto mejor fuera Si nube se interpone ó turbio el cielo,
Que la razón del esperar faltara Dejando oscuro y triste acá en el suelo
Y en lugar de esperar, desesperara Todo cuanto con él claro parece;
Ay, esperanza loca!
¡ Y como estando así nos aparece
En fuerza de tu fe solo pensabas Fuera de aquella nube y de aquel velo,
Salvarte de un engaño que asi engaña. Y llevando lo oscuro el aire á vuelo
Ya la vida se apoca; La claridad del sol mas resplandece;
Que aquel mismo manjar que antes le dabas Tales me son á mí vuestros enojos;
De su pasado error la desengaña. Que mirándoos airada ó descontenta,
¡Ay, pena fiera extraña! Se torna oscura noche el claro dia
¿Qué puedes ya hacer para dañarme Mas en viendo la luz de vuestros ojos,
Ni para entretenerme ni engañarme? Alegre luego el alma os me presenta
Esperanza traidora!
¡ Mil veces mas hermosa que solia.
Debajo de amistad me has engañado;
Súfrese pues prender sobre seguro, SONETO XXII.
Si mi mal no mejora
Al principe de Ascoli.
Ni lo sufre un dolor de un tal cuidado,
¿Cómo tarda el morir, pues lo procuro? Cuando algún hecho grande y glorioso
¡Ay, hado triste y duro! O victoria de ejército alcanzaban
Que es el mismo morir quien me entretiene Arcos, colosos mármoles alzaban
,

Porque donde hay vivir muerte no viene. Los romanos al que era victorioso.
Esperanza grosera
¡
Quedaba el nombre así de aquel famoso,
De seso falta, falta de experiencia! Y de una envidia honesta despertaban
¿Sobre qué estribas ya , qué te sustenta, Los ánimos de aquellos que aspiraban
Vida rabiosa y fiera? Venir á un fin tan alto y glorioso.
Acábame á lo menos la paciencia Estos escudos de armas los trofeos ,

Ya que acabaste tú, no se consienta. Las memorias que veis en cada parte,
¡Ay, peligrosa afrenta Príncipe digno de inmortal historia
Si la esperanza ha visto el desengaño, Despertadores son de los deseos
¿Qué puede ya esperar sino mas daño? Que á un hijo tal, cual vos, del nuevo Marte
Esperanza cuitada
¡
Harán subir á la paterna gloria.
¡Ay, si supieses bien cuan caro cuesta
El manjar de que vives trabajoso
ANACREÓNTICA.
¡Cuánto mas descansada De
tus rubios cabellos,
Te seria una muerte alegre y presta Dórida ingrata mia,
Que un vivirían cansado y enojoso! Hizo el Amor la cuerda
¡Ay, último reposo, Para el aren homicida.
No se dilate mas nuestra partida j «Ahora verás si burlas
, ,, , , ,, ,; , ,,, ,
; , , ;,

u GUTIERRE DE CETINA.
De mi poder» ;decia, En un asalto, sin tomar sosiego
,'

Y tomando una flecha, El cual duró cuatro horas , poco menos,


Quiso á mí dirigirla. Fueron domados á la fin del fuego.
Yo le dije : «Muchacho, de cuerpos muertos se vian llenos
Allí
Arco y arpón retira ; Los fosos, palpitando las heridas,
Con esas nuevas armas Lastimero.espectáculo á los buenos;
¿Quién hay que le resista?» Allí perdieron las honradas vidas
Doscientos alemanes caballeros,
EPÍSTOLA PRIMERA. De quien los nuestros fueron homicidas
A don Diego Hurtado de Mendoza. Sin otros paisanos y extranjeros,
Al número de mil á quien la suerte ,

Si aquella servitud, señor don Diego, Tocó á pasar por tan extraños fueros.
Que con vos tuve agora no , tuviese, El incendio cruel la fiera muerte ,

Seria de saber muy falto y ciego. El robo, el mal que en Dura hacer vieron,
Aquel amor que solo de interese Junto con expugnar plaza tan fuerte
Nace, fué por divina providencia Hizo que los demás merced pidieron,
Ordenado que á tiempo pereciese; Y con su Duque mal aconsejado
Mas el de la virtud , el de la ciencia En las manos de César se pusieron.
No puede perecer, porque es tesoro Ellos absuellos, él fué perdonado;
Que muestra siempre en sí mas excelencia^ Y el ejército nuestro victorioso
Yo observo en el amaros el decoro, De Gueldres en Henao presto pasado,
Y como enamorado, os amo tanto, Do en llegando, llegó tempestuoso
Que casi como á un ídolo os adoro. Juntamente el invierno, y tan esquivo
Anegada en el mar de un luengo llanto Que hizo el campear dificultoso.
Ha estado hasta aquí la musa mia, Así fué fuerza de mudar motivo
Sin poder acordar la lira al canto. Y contentarnos con menor ganancia
El cielo de mi dulce fantasía Dejando el pensamiento mas altivo.
Vi todo revolver y escurecerse Opuso, Señor, cerca el rey de Francia,
Cuando pensé que comenzaba el dia. Por si socorrer podia la villa
Y el sentido, que apena condolerse Que á él era de honor y de importancia.
Podia de su mal siendo infinito,
, Y porque publicaba á maravilla
No pudo en otra cosa entremeterse. Deseo de hacer jornada cierta
Esto causó, Señor, que no os he escrito, Nuestro César no quiso diferilía
Como os prometí cuando de Trento, , Antes se puso en la campaña abierta,
Partisteis tan mohíno y tan aflito, Y á tiro de cañón se le presenta,
Hasta agora, que el puro descontento Mostrándole, si quiere entrar, la puerta.
Puso al furor las armas en la mano, Mas él ,
que verse en semejante afrenta
No al poético, no mas al tormento.
, No quiso, ni tentar mas su ventura
Y aunque parezca especie de liviano Con socorrer su villa se contenta.
Lo que Febo hallar dificultoso Cario Quinto lo llama y lo importuna
Suele , la indignación ha hecho llano. Y ofrece la batalla , de que había
En una confusión estoy dudoso, El francés poca gana ó no ninguna.
Que no sequé os escriba que os agrade, Y bien nos lo mostró el tercero dia
Que pueda al gusto vuestro ser sabroso. Que nuestro campo cerca de él pusimos
Desta guerra he temor que os desagrade; Cuál era su intención y á qué venia;
Del suceso de corte no hay qué escriba; Fuésenos una noche, y no le vimos
De amor ¿qué diré yo que no os enfade? Apenas ir, y al fin de la jornada
La imagen de Boscan que casi viva , El veló bien nosotros nos dormimos.
,

Debéis tener, hará en vuestra memoria César dejó después holgaría espada,
La mas hermosa para ser esquiva. Que en las francesas armas fiera mella
Y el Laso de la Vega cuya historia , Ha hecho, sin quedar escarmentada.
Sabéis, de piedad y envidia llena, Y si bien de la fin de esta querella
Digo de invidiosos de su gloria. Cada cual á su gusto ordena y trata
Yo, que á volar he comenzado apena , Y sobre la verdad la pasión sella,
Apenas oso alzarme tanto á vuelo, Yo querría decir, pues no me mata
Que no lleve los pies por el arena. Nadie , que hizo el Rey la bella empresa
Vos, remontado allá casi en el cielo, Mala rima mi forza á dir cacata.
Paciendo el alma del manjar divino, Por abreviar, nuestro César tenia presa
¿Quién sabe si queréis mirar al suelo? Fortuna por el pelo, y hásele ido;
Mas ante que volverme del camino, Piadosamente pienso que le pesa.
Acuerdo de decir alguna cosa El Rey se fué ; digo que se ha huido
En estilo grosero ó peregrino. Sin daño y con vergüenza , y ha quedado
Será el sugelo pues aquella honrosa Quien lo dejó huir muy mas corrido.
Empresa que en este año ha César hecho, La culpa cuya fué no he procurado
Tantocuanto difícil gloriosa. , Ni procuro saber ; mas cierto veo
Ver un tirano en dos horas deshecho, A César en tal caso disculpado.
Tan fuerte y atrevido, que hacia Ya me parece que tendréis deseo
A los mayores que él tremer el pecho. De saber los que mas se señalaron
No vencido de amor ni cortesía Y quién llevó la gloria y el torneo.
Ni fortuna en vencerle tuvo parte Algunos caballeros se hallaron
Mas de solo valor y gallardía. En las escaramuzas, que de España
Allí era de notar el nuevo Marte, La fama gloriosa conservaron.
Fernando, capitán de aquesta guerra, Los demás , y aun los mas en una extraña ,

El ánimo, el valor, ingenio y arte ; Escuadra ó escuadrón contino puestos,


Allí se vioen el sitio de una tierra No pudieron de sí mostrar hazaña.
Dura de nombre asaz dura y extraña-,
, De la disposición y de los gestos
Si enánimo español virtud se encierr . Cómo las armas les estaban callo,
Con razón memorar puedes, ¡oh España! Pues ya todos á nos son manifiestos.
Entre las otras tantas memorables, Lo bueno yo no sé sino alaballo
Esta que no será menor hazaña
, Si algo hubo de mal que nunca falta
,'

,
Profundos fosos, muros impugnables A presencia pienso reservallo.
la
Hierro, lanzas, saetas , piedras, fuego, Mas quisiera decir, sino que salta
Abíüjos de leones indomables, El furor por seguir otra materia
, ; !, !, , ,; ,, , !, ,; ,

Composiciones VARIAS. as
Si no más agradable al fin mas alta.
, Y el que mejor que yo vivir podría
Pensé deciros del'novel de Feria En casa y del paterno nutrimiento?
Cómo con su valor ha desterrado ¿Para qué es ocupar la fantasía
Desta corle los vicios y miseria. En desear mandar, y en grandes cargos
Y cómo en cuatro pasos ha alcanzado Andar embebecidos noche y dia?
Los que primero del corrieron tanto, Los años de los ricos ¿ son mas largos,
Y algunos ó los mas atrás dejado. Por aventura, ó viven mas quietos,
Pero, tornando al comenzado canto, O muertos no han de dar de sí descargos?
El humo y vanidad de aquesta corte ¿No como los pobres, tan sujetos
son,
Me tiene puesto en confusión y espanto. Los ricos á mil casos desastrados
No pienso decir mas sin pasaporte; Si bien no corresponden los efelos?
De la corte murmuro y della digo, ¿Cuál rico hay que no tenga mil cuidados
Mas de ninguno nada que le importe. Mas que yo, que el temor de caso adverso
Yo pienso que es á Dios y á sí enemigo No interrumpe mis sueños reposados?
Quien niega la verdad y por favores,
,
Oh cuánto es su vivir del mió diverso!
¡

Por amor ni temor de algún castigo. ¡Cuánto es la mia mas alegre vida
¿Qué os parece Señor, destos señores?
, ¡En qué piélago está ciego y submerso!
De su ambición y envidia ¿qué os parece? Yo, que por experiencia conociJa
Qué de la multitud de servidores? Tengo la corte ya voyme riendo
,

¿Qué decis de la pena que padece De quien sigue tras cosa tan perdida.
Un grande si otro le ha pasado en nada Y digo que es la corte si la entiendo,
,

Y cómo la igualdad mal compadece? Una cierta ilusión, una apariencia


¿ Qué decis del tener mesa parada Que se va poco á poco deshaciendo.
Todas horas á todos do hay algunos
, De la corte no hago diferencia
Que desean probaren él su espada? Al espejo, que muestra algunas cosas
¿Qué decis del sufrir mil importunos ? Graves, que nada son en existencia.
Qué de la adulación que ansí los ciega, Ciertas honras inútiles, costosas,
Sin que della escapar puedan ningunos ? Ansioso desear, vivir inquieto,
Del cortesano triste que se allega Esperanzas inciertas, trabajosas,
A demandar al Rey alguna cosa Un nunca responder con el efeto
¿Cuál queda, me decid si se la , niega? El pensamiento, que contino hace
Y otro que ni duerme ni reposa
el Mil torres en el aire, de indiscreto.
Por llegar á aquel grado que desea, Pero, porque he temor que no os aplaco
¡Qué vida tan estrecha y trabajosa Tan luenga historia, aquí haremos punto,
El otro con envidia urde y no deja Pues que tampoco á mí me satisface.
Cómo podrá sacar de su privanza Y de todas las cosas que pregunto
A tal que en hacer toda la emplea. Con el primero me enviad respuesta
¿Qué os parece, Señor, de la esperanza Cual la deseo yo, cual la barrunto;
Que grande se le muestra en perspectiva? Que pues mi servitud, está tan presta
¡Cuan poco fruto al fin della se alcanza! A vuestra voluntad para serviros,
¡
Qué extraña presunción vana y altiva Cualquier demanda se me debe honesta.
Se halla en corte de un privado injusto, Olvidado me habia de pediros
Y qué conversación seca y esquiva
, Una cosa que mucho he codiciado
¡ Cómo toma otro ser, muda otro gusto, Y he pensado mil veces escribiros,
El que, siendo ayer pobre, hoy se ve rico! Y es que de ver gran tiempo he deseado
Tirano es hoy aquel que era ayer justo. Del famoso Ticiano Una pintura ,

¿Qué os parece cuál es tratado el chico A quien yo he sido siempre aficionado.


Del grande hecho á fuerza de fortuna Entre flores y rosas y verdura
Del poderoso el triste pobrecico? Deseo ver pintada primavera
¿Qué juzgáis de la turba que importuna Con cuanto de beldad le dio natura.
A quien hacelle bien tan poco cuesta Mucho pido, Señor; mas no debiera
Sin poder del haber merced ninguna? Pedir menos á quien fuera muy poco
Del ansia por salir en una fiesta Si cuanto puede dar fortuna os diera.
Mas galán que no el otro y mas costoso, En este punto que postrero toco
Tanto gasto y trabajo ¿qué le presta? De pediros, veréis que soy poeta,
El otro va trotando presuroso Si no lo habíades visto en que soy loco.
A acompañar al Duque, si cabalga Llegado ha ya mi canto á aquella meta
Como si sin él fuera peligroso. Do pienso poner fin á mi camino
Aquel está esperando que el Rey salga Si, como temo, á vos no fuere aceta
En sala por hacer antes presencia Haced de ella un presente al Aretino.
Si esta no es ignorancia que no valga.,

¿Qué decis del que teme haber sentencia EPÍSTOLA II.

En contra el sobornar de su letrado AI príncipe de Ascoli.


Cual del uno y del otro la conciencia?
El cortesano cuerdo y avisado Señor, mas de cien veces he tomado
Que no quiere nadar con la corriente La pluma y el papel para escribiros,
Del vulgo, me decid , ¿cómo es tratado ? Y tantas no sé cómo lo he dejado.
Dicen que es impoituno el diligente, Y no os maravilléis, porque son tiro3
Mentir y trampeares beneficio, Que del pasado mal de los amores
El cauteloso dicen que es prudente. Quedaron en lugar de los suspiros.
Han convertido el juego en ejercicio Ya no canto, Señor, por los temores
Común ; juegan los grandes , los plebeos Que solía cantar, ya mudo verso
Armas y letras van ya en precipicio. Ya se pasó el furor de los furores.
Ya cesaron las justas y torneos; Un modo de escribir nuevo y diverso
La crápula y lascivia en lugar destos Me hallé, poco há, para holgarme,
Entraron, con mil otros actos feos. Y por huir del otro tan perverso
¡ Cuántos veréis en alto asiento puestos,
Solia cantar de amor y desvelarme,'
Soberbios , insolentes, desleales, Andar fantasticando mil dulzuras,
Hipócritas, viciosos, deshonestos! Que paraban después en degollarme,
¿Por qué hizo fortuna desiguales ^
Ya no escribo, Señor, delicaduras
Sus leyes? Por qué es rico un avariento? Escríbalas quien es mas delicado;
Por qué mendigan tanto liberales? Yo soy loco y me agrado de locuras.
¿Por qué no viviría yo contento, Ya no pretendo mas ser laureado;
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46 GUTIERRE DE CETINA.
Antes por solo el nombre tomaría Todos nuestros caballos están buenos;
De andarme sin bonete y trasquilado. Vuestras bestias de casa se pasean
Pasáis, Señor, por la desgracia mia, Sin vos por estas calles como ajenos.
Como vino entre burlas á mudarse Algunas damas sé yo que os desean
El nombre de que tanto yo huía. Bien que por Varios casos todavía
Vaya fuera Satán no lia de tratarse
;
Venid, si no por ver, para que os vean.
Cosa sin lauro aquí, como taberna; El dibujo que aquel darme debía
Que en todo ha de meterse y demostrarse. Del moderno castillo de Plasencia
Tornando pues, Señor, á la moderna Para enviar a vuestra señoría
Manera de vivir, digo que estamos No me ha dado; mas jura en su conciencia
Como le place á aquel que nos gobierna. Que el principio está hecho y no acabado,
Paz y salud hay mas que deseamos, Por habello estorbado la excelencia.
Mil cosas que comprar, pocos dineros No os quejaréis, Señor, que no os he dado
Aunque tantos, que basta que vivamos. Particular aviso de mil cosas,
Las damas, el amor, los caballeros Y en estilo mas fácil que el pasado.
Andan hechos tasajos; yo me rio. Vuestras armas están las mas hermosas
Que si yo no lo soy, son majaderos. Que se pueden pintar, y yo no quiero
Anda, Señor, tan flaco Juan del Rio, Pintaros con palabras enfadosas
Que es una compasión, porque su dama Lo que sabéis de mí, del día primero.
Ha apostado con él cuál es mas frió.
No viene á la ciudad, y desta trama ESTANCIA.
Temo no ha de quedar al triste hilo Sobre la cubierta de un retrato.
Mas de sola la voz con que le llama.
Baste del galán flaco y amarillo El que el alma encender de honesto celo
Lo dicho; de otro gordo y rubicundo Quiere, y hacer mejor la mejor parte
Diré, que os holgaréis vos mas de oillo. Es que por levantarse en alto vuelo
Don Manuel va sin luto y tan jocundo Busca sugeto tal, que excede al arle;
Que solo es el galán de los galanes. El que procura ver beldad del cielo,
¿Queréis que diga mas? Que triunfa el mundo. Y junta la que en todas se reparte,
El premio no sé yo de sus afanes Para ver todo el bien de la edad nuestra
Cuál es mas; sé os decir que muestra el juego Mire, si sabe ver, sola esta muestra.
Por ganado en las muestras y ademanes.
Diréis que yo no veo y que estoy ciego, SONETO XXIII.
Que no puedo dar fe; mas yo me atengo AI monte donde fué Cartago (4).
A que no sale luz donde no hay fuego.
Don Jorge, harto mas ancho que luengo Excelso monte, do el romano estrago
Espera con deseo la camarada Eterna mostrará vuestra memoria
Yo con las esperanzas lo entretengo. Soberbios edificios, do la gloria
Va el cuitado á palacio, y no se*"agrada Aun resplandece de la gran Cartago;
De cosa que en él vea, ausente aquella Desierta playa, que apacible lago
Luz que ni se la da ni le da nada. Fuiste lleno de triunfos y \1loria (5)
Ella está en su lugar, y está con ella Despedazados mármoles, historia
La bella camarada por mostrarse En que se lee cuál es del mundo el pago (G)
Entre tanto beldad tanto mas bella. Arcos, anfiteatros, baños, templo,
Don Antonio ha dejado de quejarse; Que fuisteis edificios celebrados,
Después que os fuisteis vos no pierde punto Y agora apenas vemos las señales;
Si la dama no viene á importunarse. Gran remedio á mi mal es vuestro ejemplo,
Gonzalo Girón va medio difunto, Que si del tiempo fuistes derribados,
Que su dama no sale ni se muestra, El tiempo derribar podrá mis males.
Y no por culpa del, según barrunto.
Está el triste de cosa tan siniestra SONETO XXIV."
Harto mas corcobado que solía
Fortuna lo enderece, que es maestra. A una dama que lloraba un su servidor muerto.
Aquel embajador que no se via De Menalca, pastor, la ninfa Flora
Salió ayer á volar con pluma nueva Lloraba el duro caso extraño y fuerte,
Y la que lo peló sigue su via. Y del hermoso rostro dura suerte
Ludovica se ha puesto en hacer prueba Las rosas escurece y descolora.
Si se puede afeitar mas que su ama
Ya se hace llorar, ya vuelve y llora
Y no hay de quien tal yerro la remueva. Y en dulces perlas su llorar convierte
Suspira por el Príncipe y lo llama ; Ya queda muerta y fría, y si la muerte
Dice que era su bien, y yo lo creo La deja respirar, dice algún hora :

Mas no caerá de amor doliente en cama. «Parca, si de mi bien te enamoraste,


Olvidado me había un gran torneo Cortaras de mi vida el hilo incierto
Que una noche hicimos en palacio Gozaras del poder, yo del engaño.
Por cumplir de una dama un mal deseo. »Mas ¡ay! que digo yo que no acertaste;
Fué muy pobre de galas y muy lacio
Armados mucho bien, muy mal vestidos; (i) Hállase este soneto impreso en las Anotaciones á Garcilaso,
Combatióse muy bien, aunque despacio. ya citadas. Herrera dice que el soneto es imitación del que á liorna
Todos vuestros amigos conoscidos '

compuso en lengua italiana el conde Baltasar Casteglioni con este


Torneamos, y veinte italianos,
principio :
Que fueron de nosotros escogidos. Superbi colli et voi sacre mine.
Andanse aparejando entre las manos
Y luego añade «Cet:na pasó todo este aparato y ornamento de
:
Estas Carnestolendas grandes fiestas.
¡Ved qué alivio de pobres cortesanos! edificios y fábricas romanas á Cartago, donde él por ventura no vio

Espérannos, Señor, las mesas puestas, rastro de algunas dellas, ni las debió leer en escritor alguno pero ;

Como suelen decir, porque en llegando cuando esto se condene, será error de accidente, y por eso liviano.
Toméis de ellas el gasto á vuestras cuestas Basta que lo trasladó ilustremente y que es tino de los buenos so->

Entre tanto que yo vo adivinando netos que tiene la lengua española.


Que estáis en esa tierra ya de asiento (5) El manuscrito del señor Álava dice :
Y que la nuestra acá vais olvidando. Desierta playa, que apacible lago
Y es harto indicio deslo, á lo que siento, Lleno fuiste de triunfos y Vitoria.
No escribir ni acordaros á lo menos El referido manuscrito pone :
(6)
De hacer con alguno un cumplimiento. En quien se ve cuál es del mundo el pago.
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COMPOSICIONES VARIAS. 47

Oue por matarle á él, á mí me has muerlo;


CANCIÓN III.
El golpe has hecho en él ,
yo siento el daño.
Animal venturoso,
SONETO XXV. Que con gozo tan alto
El morir limitó tu buena suerte,
Ay vivo fuego Ay fiero pensamiento
!
¡
¿Cuál vivir tan sabroso
Ay rabioso dolor, pasos cansados!
recelos de amor desesperados!
No será pobre y falto
Ay Ante la dulce causa delu muerte?
Ay triste, congojoso sentimiento
fundamento Cuál ánimo tan fuerte,
¡ Ay alto desear sin
Cuál alto atrevimiento
Ay vana empresa, llena de cuidados!
Al tuyo igualar puede,
Ay rios, fuentes, selvas, bosques, prados! Si tu atrever excede
Ay esquiva ocasión de mi tormento Al mas desenfrenado pensamiento?
¡Ay verdes huertas, árboles hermosos!
Cuál ingenio, cuál arte
Ay lugar que ya fué ledo y jocundo,
De tu gloria dirá la menor parte?
Do gastaba mi tiempo en dulce canto
¡Animal atrevido,
Espíritus alegres y amorosos,
Tan bien afortunado,
Si alguno vive acá en el bajo mundo,
Que osaste así llegar ( furioso hecho!)
Muévaos hora á piedad mi triste llanto.
¡

Al amoroso nido,
SONETO XXVI. Al seno regalado
De Amor, al mas hermoso y casto pecho!
Hiere el puerco montes, cerdoso y fiero De ser muerto y deshecho
Y la alterada sangre, detenida, Allí luego improviso
Tarda del corazón á la herida, Mayor bien se te sigue ,
Y una blanca señal muestra primero. Porque el morir mitigue
Así del amador que es verdadero, La gloria que á si solo Amor dar quiso
En lágrimas la sangre convertida , Que el morir en tal punto
No llegan así presto á su salida Fué un no sentir el mal al bien tan junto.
En llorando un pesar muy lastimero. Cosa es clara y sabida
Da el corazón señal que está alterado, Que de tan gran locura
Hace que de dolor el fiero diente Habia de seguir un mal extraño.
En lo vivo del alma ha penetrado. Pagaste con la vida
Entonces muestra el daño el accidente, Tu sobrada ventura
Y la blanca señal de estar turbado Y á respecto del bien fué poco el daño.
Matiza con el llanto el mal que siente. Ay qué sabroso engaño!
¡

Ay qué muerte sabrosa


SONETO XXVH. Que mientra contemplabas
Como la oscura noche al claro dia El favor y gozabas
Sigue con inefable movimiento, Pasó disimulada y presurosa,
Así sigue al contento el descontento Con el bien tan mezclada
De amor, y á la tristeza la alegría. Que cuando mas dolió, no dolió nada.
Sigue al breve gozar luenga porfía, ¿Quién hay tan sin sentido,
Al dulce imaginar sigue el tormento, Que á trueque de tu suerte
Y al alcanzado bien el sentimiento Su ser por el ser tuyo no trocara?
Del perdido favor que lo desvia. Por un bien tan subido
De contrarios está su fuerza hecha, Con venturosa muerte
Sus tormentas he visto y sus bonanzas, ¡
Quién de su voluntad no la tomara ?
Y nada puedo ver que me castigue. ¡Ay gloria única y rara
Ya sé qué es lo que daña y aprovecha ¿Quién agora sintiera
Mas ¿cómo excusará tantas mudanzas Lo que sentías muriendo
Quien ciego tras un ciego á ciegas anda? Tanto gozo sintiendo
Que mal puede sentirse Aunque muriera, !

SONETO XXVIII.
Tengo por cosa cierta
Mientra el fiero dolor de su tormento Que allí la muerte en vida se convierta.
Con mayor soledad Vandalio llora Faetonteno se alabe
Con voz de su morir denunciadora Mas de su atrevimiento,
Dijo triste, lloroso y descontento Pues él ni nadie al tuyo igualar puede.
«¡Oh gloria de estas selvas y ornamento, No en pecho humano cabe
Sombras que tanto ardor templáis agora! Tan gran contentamiento
¡Oh tú, Eco, perpetua habitadora Que ante el bien de tu mal bajo no quede.
Del bosque que este llanto escucha atento De un que al sol excede
sol
«Quédese para vos solas guardado Donde aun el pensar loco
Mi tan secreto bien, mi buena suerte, Apenas llegar osa,
Que tanto me costó por no mostralle. Cama dulce y sabrosa
»Y si tanto favor me niega el hado, Hiciste, el mayor bien teniendo en poco,
Ya que á alguno contar queráis mi muerte Porque haga la fama
Dígase solo el mal, el bien se calle.» En memoria inmortal muerto en tal cama.
No puede ser pagado
SONETO XXIX. Un atrever tan alto
Golfo de mar con gran fortuna airado Con castigo menor que de tal muerte;
Se puede comparar la vida mia Ni pudo ser mezclado
Van las ondas do el viento las envia , Con menor sobresalto
Y las de mi vivir do quiere el hado. Porque el bien engañase un mal tan fuerte.
No hallan suelo al golfo, ni hallado Solo faltó á su suerte
Será cabo jamás en mi porfía Tal autor, que escribiera
En el golfo hay mil monstruos que el mar cria Tu vida, muerte y gloria
Mi recelo mil monstruos ha criado. Y que para memoria
En el mar guia el Norte , á mí una estrella Perpetua en tu sepulcro se leyera :
Nadie se fia del mar, de nada fio; «Aquí contento yace
Vaseallí con temor, yo temeroso. Quien por tal ocasión morir le place.»
Por mí cuidados van, naves por ella; No pases adelante,
Y si en algo difiere el vivir mió Canción, pues á los dos nos cabe en suerte
Es que se aplaca el mar, yo no reposo. Llorar de envidia de tan dulce muelle.
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48 GUTIERRE DE CETINA.
SONETO XXX. Delicado matiz, que el ser humano
Nos muestra cual el cielo lo mostrara ;
honor del nombre de Cardona*
Ilustre Beldad cuya beldad se ve tan clara
No décima á las nueve de Parnaso Que al ojo engaña el arte soberano.
Mas la primera del oriente á ocaso, Artílice ingenioso, que sentiste
A quien rara beldad bonra y corona Cuando tan cuerdamente contemplabas
Y á quien la fama por sin par pregona
El sugeto que muestran tus colores
De virtudes colmado y rico vaso,
Dime : si como yo la vi la viste,
Por elección, y no por suerte ó caso, El pincel y la tabla en que pintabas
Dignísima de cetro y de corona Y tú ¿cómo no ardéis, cual yo, de amores?
Perdería la pena y el trabajo
Donde la invidia su malicia enfrena, SONETO XXXV.
Si cantase de tí aun el mas instruto,
Pues tu santa virtud tomó á destajo, Al conde de Feria.
Con pura castidad de afelos llena Mientra el franco furor fiero se muestra,
Producir para el cielo eterno fruto (7). En uno con el bárbaro tremiendo
SONETO XXXI. Mientra consorcio protestante horrendo
el
Turbar piensa la fe y la patria nuestra
Ni la alta pira que de César cierra Marte os arma, Señor, la mano diestra
Las reliquias soberbias en el suelo, A la cual la victoria está atendiendo
Ni aquel famoso templo por quien Délo A aquel vestigio de valor siguiendo
Vivirá siempre en cuanto el mar encierra Que á la inmortalidad virtud adiestra.
Ni todos los honores que en la tierra Ya me parece ver de vuestra gloria
Pueden de gloria alzarse en alto vuelo, El alto resplandor ilustrar tanto,
Os dieran tanto honor, héroes del cielo Que al paterno poder hará la vista.
Cuanto os dan estas piedras y esta tierra. Solo tengo temor que tanta historia
De huesos de enemigos mayor pira, Puesta no quedará en eterno canto,
Do los vuestros á guisa de trofeo Si vos de vos no sois el coronísta.
Se muestran, fabricando fabricastes.
El templo que á los otros mas admira SONETO XXXVI.
Y el honor muy mas grande que el deseo, Cercado de de espanto
terror, lleno
Cristo os lo dio y vosotros lo ganastes. En la barca del pensamiento,
triste
Los remos en las manos del tormento
SONETO XXXII. Por las ondas del mar del propio llanto
A una dama que le pidió alguna cosa suya Navegaba Vandalio, y si algún tanto
para cantar. La esperanza le da propicio el viento,
La imposibilidad en un momento
No es sabrosa la música ni es buena Le cubre el corazón de oscuro manto.
Aunque se cante bien, señora mia «Vandalio, ¿qué harás ora? decia.
Si de la letra el punto se desvia Fortuna te ha privado de la estrella
Antes causa disgusto, enfado y pena. Qne era en el golfo de la mar tu guia.»
Mas si á lo que se canta acaso suena Y andándola á buscar ciego sin ella
La música conforme á su armonía Cuando por mas perdido se tenia
En lugar del pesar que el alma cria Viola ante los nublados ir mas bella.
De un dulce imaginar la deja llena.
Vos, que podéis mover al son del canto SONETO XXXVII.
Los montes, no queráis cantar enojos De sola la ocasión ledo y gozoso,
Ni el secreto dolor de mi cuidado. Dijo Vandalio á Amor « Por un halago
:

Quédese para mí solo mi llanto ;


Corra en cama dorada el rico Tago
Vos cantad la beldad de vuestros ojos Pactólo sea de perlas abundoso;
Conformará el cantar con lo cantado. « Desee con su virtud quedar famoso

SONETO XXXIII. El que el sacro laurel quiere por pago


Vaya arando la mar, cual hizo Lago,
Si el justo desear, padre Silvano, Aquel que de riquezas es cuidoso
Jamás pudo moverte entre pastores; «Gobierne el reino aquel que lo procura,
Si del rabioso mal de los amores Sea el mundo de aquel que lo conquista,
El corazón salvaje has hecho humano, Y cada cual se goce con su estado.
Ruega al numen celeste que la mano »Yo no pido ni quiero mas ventura,
De su piedad extienda á los clamores Salvo que pueda de una dulce vista
Que Dórida le hace en los ardores Solamente mirar y ser mirado.»
De una fiebre cruel, llorando en vano.
Si alcanzo de los dos tanta ventura, SONETO XXXVIII.
Vuestra gloria será mas verdadera,
Y mas para sufrir mi desventura. AI duque de Sesa.
Y cuando lo contrarío el hado quiera Como al salir del sol se muestra el cielo
No perezca, Señor, tal hermosura; Mas claro y mas alegre y mas gozoso,
Menor mal es que yo en su lugar muera. Y como en el venir de abril hermoso
SONETO XXXIV, De flores se matiza y lustra el cielo
Tal, movido por vos de honesto celo,
Pincel divino, venturosa mano, Se muestra ufano el mundo, deseoso
Perfecta habilidad, única y rara, De al glorioso
veros ya llegar
Concepto altivo do la envidia avara, Término llegó el único abuelo.
á que
Si te piensa enmendar, presume en vano. Solo en veros salir solo del nombre
(7) Este soneto no se halla en el manuscrito del señor don José
De GonzaloTernandez tiene espanto
María de Álava. Publicólo Herrera en la Anotación al soneto vigé- Cuanto ciñe Apenin, Adria y Tirreno.
simoquinlo de Garcilaso, diciendo : «Este soneto contrahizo, se- ¿Cuál será pues, Señor, que no se asombre
gún %e dice, Cetina ; no sé si también que mereciese alabanza por Viéndoos volver con el honrado manto
ello. Quien lo leyere con atención verá claramente el efeto quo
De palmas, de trofeos, de glorias lleno?
cpnsiguió, porque yo no tengo, por ingenio obligarse á cosas seme-
SONETO XXXIX.
jantes, que tienen mas dificultad que arte , y después de trabajadas
no alcansan en alguna parte a la imagen que escogieron por ejem- Al emperador.
plo,* ÍÍ9 fuera Alcldes, no, famoso tanto,
, , , ,, ; ,! ; ; ,,, ,; , ;; ;

COMPOSICIONES VARIAS. :•)

Ni durara en el mundo boy su memoria, Oye en el canto mió


Si menos cara hubiera la victoria Las quejas de un pastor desventurado,
De los monstruos que aun boy causan espanto. De un hijo que algún tiempo ha celebrado
La fuerte emulación con torio cuanto {A pesar del grosero y bajo estilo)
Contrasta casi al par con vuestra gloria, Del Indo al Tago y del Danubio al Nilo.
Harán al lin, Señor, que vuestra historia Oye pues mi pesar, mi desconsuelo,
Nos dure con eterno é inmortal canto. Mi temor y recelo;
El vencer tan soberbios enemigos, Lleve consigo el viento embravecido
Sujetar tantos monstruos, tanta gente La memoria del mal fiero, rabioso,
Con el valor que el cieio en vos derrama. Y mientra dura el son de mi gemido,
Al siglo por venir serán testigos Llora, padre piadoso ,

Del honor que dará perpetuamente Y si usado al mar envías,


el tributo
A Carlos Quinto Máximo la fama. Do tus lágrimas van vayan las mias.
Lleve el viento la voz, como se lleva
SONETO XL. La mísera esperanza;
El llanto lleva tú. y el sentimiento
A la marquesa del Gasto.
Quede solo conmigo, y haga prueba
Cual en la deseada primavera Si la desconfianza
Suelen venir á nos Favonio y Flora Pudiese destruirme el sufrimiento.
Cual se suele mostrar la bella aurora Mas ¡ay! que este vencido pensamiento
Ante el rector de la celeste esfera , La fuerza de mi fe, la del deseo
Cual en aquella dulce edad primera Lo rehacen de nuevo y lo levantan
Diana en selva se mostró á deshora; Cuando los males mas, mas me quebrantan
Tal vos, excelentísima Señora. (Haciendo del sentido un otro Anteo).
Parecéis á este pueblo que os espera. A todo cuanto veo,
Alégrate hora pues, Liguria mia ; Los ganados, las yerbas y las fuentes,
Que si gcandepcasion para gozarte A tolo soy molesto y enojoso,
Deseabas bailar, boy es el dia. A las fieras, al cielo y á las gentes.
Si de dolor te queda alguna parte Llora, padre piadoso ,
Sea por no haber visto en compañía Y si el tributo usado al mar envías,
De la nueva Diana al nuevo Marte. Do tus lágrimas van vayan las mias.
No quiero perder tiempo en recontarte
SONETO XLf.
Mis pasados ardores
Está en mi alma mi opinión escrita No pienso recitar viejas historias.
Con tal fuerza de amor, tan bien guardada , Estas riberas pueden acordarse,
Que si de vuestra saña no es borrada Tus ninfas, tus pastores,
A la par con la vida en ella habita. De mi perdido bien tristes memorias.
Bien me podéis vos dar pena infinita Los vencimientos sabes, las victorias
Amor os da el poder como le agrada Que Amor hubo de mí, yo de él he habido
Mas excusar que no seáis amada Mas no son estos causa de este llanto
De mí con tal beldad ¿quién me lo quila? No fué entonces el mal tan grave cuanto
Aborrecerme vos podéis, Señora, Fué la alteza del bien no merecido
Afecto tan contrario al ardor mió, El haberlo perdido,
Y aun desearme, si queréis, la muerte; Y el acordarme de él, sin él agora,
Mas que no os ame esta alma que os adora, Me hacen de la muerte deseoso
Ni vos ni vuestra saña, yo lo fio, Pero mientra su daño el alma llora
Podéis borrar lo que me cupo en suerte. Llora, padre piadoso
Y si el tributo usado al mar envías,
SONETO XLII.
Do tus lágrimas van vayan los mias.
Ay dulce tiempo, por mi mal pasado,
¡
Bien se que deste mal la mayor culpa
En el cual me vi yo de amor contento Querrás atribuirme,
¡ Cómose fué volando con el viento Porque estando tan bien osé mudarme;
Y sola la memoria en mi ha quedado! Mas si aquella beldad no me disculpa,
¡Ay triste tiempo, lleno de cuidado, Que pudo destruirme
De pesar y dolor, pena y tormento! Baste el hado cruel para excusarme.
¿Quién hace así tardar tu movimiento? No me valió huir, no el alejarme.
¿Cómo vas tan de espacio y tan pesado? No aprovechó el discurso y la cordura];
Si tanto bien no mereció mi suerte, No el hacerme yo fuerza resistiendo
¿Cuál desdicha ordenó que lo gustase? Todo lo fué gastando y deshaciendo
Y era bien, ¿para qué fué mudable?
si De Amarílida el trato y la blandura.
Y si habia de venir un mal tan presto Quiso mi desventura
Tras él para que mas me lastimase, Ponerme nuevo yugo
¿Por qué es mi mal mas que mi bien estable? Tan fácil al principio y tan sabroso
Cuanto ha sido después pesado y grave.
MADRIGAL III.
Llora, padre piadoso ,

No miréis mas, Señora Y si el tributo usado al mar envías,


Con tan grande atención esa figura Do tus lágrimas van vagan las mias.
No os mate vuestra propia hermosura. Contento de mi suerte tal cual era,
Huid, dama, la prueba Por no andar peregrino
De lo que puede en vos la beldad vuestra. Buscando mejor pasto á mi ganado,
Y no haga la nuestra Pasaba yo mi vida en tu ribera,
Venganza de mi mal piadosa y nueva. Cuando nuevo camino
El triste caso os mueva Para nuevo pesar me mostró el hado.
Del mozo convertido entre las flores De la bella Amarílida avisado
En flor, muerto de amor de sus amores. Fui que el amado rio atrás dejaba
Libre de sujeción, y que quería
CANCIÓN IV. Mudar patria, costumbre y fantasía,
De lo cual me juró que se alejaba
AI río Bétis. Por ver que se acercaba
Bélis, rio famoso, amado padre A tus hermosas ondas, do tenerme
Que con paso tardío Cerca de sí quería y con reposo
Haces tu curso al mar acostumbrado, Segura para siempre de perderme.
Mientra así oscura está la antigua madre, Llora, padre piadoso,

P.XVI-1.
é
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GUTIERRE DE CETINA.
Y si usado al mar envías,
el tributo Do tus lágrimas van vayan las míes.
J)o tuslágrimas van vayan las mías. Agora ni me trata ni entretiene
¡Cuántas veces la vi certificarme Ni mi vivirle agrada,
Que dejaba aquel rio Antes huye de mí como de fiera
Y el Tago, do vivir también podia Y si donde yo estoy acaso viene
Por tenerme mas cerca y por tratarme, Se muestra tan trocada
Porque el ganado mió Que no parece ser la que antes era.
Gozase su pastor siquiera un dia! No la puedo entender ni sé qué quiera
Jurar la vi también que ya tenia Lo mesmo que me hiela, eso me enciende,
De Pisuerga tan libres los cuidados, Y lo que mas me ofende
Que no dejaba atrás rastro ninguno Es no saber de qué se satisface.
Que deseaba ver paciendo en uno Eso es pues el dolor fiero, rabioso,
Por tu ribera andar nuestros ganados. Que en llanto me consume y me deshace.
Los ardores pasados Llora, padre piadoso ,
Veníamos mil veces acordando Y si el tributo usado al mar envías,
Por hacer el camino mas sabroso. Do tus lágrimas van vayan las mias.
¿Para qué mi dolor voy relatando? Bétis. rio famoso,
Llora, padre piadoso Recibe esta canción en tus honduras,
Y si el tributo usado al mar envías, Y mientras lloro aquí mis desventuras,
Do tus lágrimas van vagan ¡as mius. Llora, padre piadoso,
Ay Dios si me durara aquel camino

! Y si el tributo usado al mar envías ,
Cuanto dura la vida Do tus lágrimas van vayan las mias.
O la vida con é! se me acabara
Si de un trato tan blando y tan contino SONETO XLIH.
lluia de dar caída, Al duque de Alba.
¡
Pluguiera á Dios que nunca lo gustara
Blas ¿ quién creyera tal, quién lo pensara. Señor, mientra el valor que en vos contemplo
Viéndose así tratar tan blandamente ? El ánimo, el saber alabar quiero,
Quién se vio como yo que no creyese Con el bajo decir torpe y grosero
Que tal contentamiento eterno fuese, Del alto desear la furia tiemplo.
hiendo eterno el autor que el alma siente? Y'uestras obras serán pues vuestro ejemplo,
¿Cuál piadoso bosque ó fuente Vos vuestro coronista verdadero,
Vimos en él pasar que no haya sido Vuestra virtud será el mas cierto Homero
Castigo de mi bien? ¡Ay qué rabioso Que á la inmortalidad os abre el templo.
Es el acuerdo, Amor, del bien perdido! No dejaréis, Señor, ser alabado;
Llora, padre piadoso , Mas a! principio que lleváis tan alto
Y si el tributo usado al mar envías, Dad en lo porvenir alegre efeto ;
Do tus lágrimas van vayan las mias. Que si el triunfo del mundo es pobre y falto,
Pisuerga sabe bien que fué testigo Si corresponde mal con tal sugeto, .

De mí dolor primero Allá os le tiene el cielo aparejado.


Si de todo mi mal recibe el pago;
Y si fuere mayor del mal que digo, MADRIGAL IV.

También lo sabe Duero, ¡ Ay qué contraste fiero


Termes lo sabe bien, sábelo Tago, Señora, hay entre el alma y los sentidos
Que la vieron pasar. ¿Con cuál halago Por decir que os doláis de los gemidos
Me regaló viniendo ora por verte? Ninguno de ellos osa;
Y aun tú, Bétis, también viste una parle Cada cual se acobarda y se le excusa
De mi felicidad, mientra con arte Al alma deseosa,
Simulaba el engaño de mi muerte. Que de su turbación la lengua acusa.
Pues quien tan buena suerte Ella dice confusa
Perdió viéndose tal, sin ella agora Que os dirá el dolor mió,
Mira si con razón vive quejoso Si la deja el temor de algún desvio ;
Del cielo, del amor de su pastora. Pero de un miedo frío
Llora, padre piadoso, La cansa el corazón, y de turbada,
Y si el tributo usado al mar envías, Cuando algo os va á decir, no dice nada.
Do tus lágrimas van vayan las mias. Al corazón no agrada
No descubrió en llegando las cautelas La excusa, y dice que es delta la mengua
Que agora ha descubierto Que el quejarse es afecto de la lengua.
Por abrasarme mas, por encenderme; El uno al otro amengua
Blas atenta á pacer sus ovejuelas El vano pensamiento
Con mañoso concierto No sabe dar consejo al desatiento.
Se comenzó á tratar y á entretenerme; La razón sierva siento
Ni mostraba soltarme Que solia un tiempo entre ellos ser señora,
Ni dar vida á mi mal ni nueva muerte. Y el esfuerzo enllaquece de hora en hora.
Cuando estaba mas blanda y cuando dura La mano no usa agora
Yo, que andaba engañado en mi locura Del medio que soiia;
Todo lo atribuía á buena suerte Que el temor la acobarda y la desvia.
El nudo estrecho y fuerte, La sangre corre fría
Que solo entre los dos ligó Himeneo A la parte mas flaca, y de turbado,
Y en verme en posesiónamenos cuidoso El triste cuerpo tiembla y suda helado.
Ble hicieron del daño que hora veo. ¡Ay rabioso cuidado!
Llora padre piadoso,
, Pues si el alma contrasta á los sentidos,
Y si el tributo usado al mar envías, ¿Quién dirá que os doláis de mis gemidos?

PIN DE LAS POESÍAS DE GUTIERftE DE CETINA.


POESÍAS
DE

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA

JUICIOS CRÍTICOS.

DE FERNANDO DE HERRERA
(En las Anotaciones á Garcilaso).

Don Diego de Mendoza habló maravillosamente y trató sus concetos, que llaman del ánimo, y
mas espíritu que cuidado, y alcanzó con novedad lo que pretendió
todas sus perturbaciones con
siempre que fué apartarse de la común senda de los otros poetas, y satisfecho en ello, se olvidó
,

de las demás cosas porque, si como tuvo en todo lo que escribió erudición y espíritu y abun-
;

dancia de sentimientos ,
quisiera servirse de la pureza y elegancia en la lengua, y componer el
número y suavidad de los versos , no tuviéramos invidia á los mejores de otras lenguas peregri-

nas. Y no puede dejar de conceder que cuando reparó con algún cuidado, ninguno le hizo
se
ventaja; pero, como él se ejercitó por ocupar horas ociosas ó librar el ánimo de otros cuidados
molestos, así la grandeza de sentimientos y consideraciones y el natural donaire y viveza de sus
versos lo desvian , como tengo dicho, de la poesía común.

DE LOPE DE VEGA
(En el prólogo del Isidro ; Madrid, 1599).

¿Qué cosa iguala á una redondilla de Garci Sánchez ó don Diego de Mendoza?

DE DON TOMAS TAMA YO DE VARGAS


(En las Anotaciones á Garcilaso).

El ingenioso caballero don Diego de Mendoza ¿qué quiso decir que no pudiese en sus coplas
castellanas?

DE DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO


(En la República Literaria, siguiendo á Herrera).

Sucedió á estos don Diego de Mendoza, el cual es vivo y maravilloso en los sentimientos y
ánimo , pero flojo é inculto.
afectos del
,; ; ; , , ,, ,

POESÍAS
DE

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA,

Ni la vida mortal ni á mí mismo amo.


COMPOSICIONES VARIAS. Llorando me la llamo;
Solo de mi esperanza esto me queda
ÉGLOGA.
Con que el vivir en ti sostener pueda.
En la ribera del dorado Tajo,
Cuando el sol tiene el cielo mas ardiente, » Aquella hermosura en tierra es vuelta

Y á la tierra sus rayos dan trabajo, Quesoliadel cielo


Orilla de una limpia y clara fuente, Y de todo el bien de arriba ser dechado;
Cantar vi á Melibeo y á Damon, En paraíso está su gran beldad ,

Guardados de la siesta y de la gente, Ya del pesado cuerpo y ñudo suelta


Entrambos aquejados de pasión, Suelta ya de aquel velo
Iguales en cantar y responder, Que el mas que humano ser tuvo encerrado,
Iguales en quejarse con razón. Haciendo sombra á su florida edad.
Olvidan los ganados el pacer, De nueva humildad
Y los montes inclinan el altura, Vestida y de una eterna vestidura,
,

Y detienen los rios el correr. Te veré yo, alma pina


Yo también me escondí entre la espesura Tan hermosa cuanto es mas divinal
Por oir aquel canto, que esculpido Perpetua hermosura que mortal.
Quedó con hierro duro en piedra dura.
Melibeo, queestaba mas sentido, «Mas ufana que nunca, mas hermosa
Llamando el cielo cruel y matador, Me vienes al sentido,
Comenzó con un canto dolorido : Como cuando mas tu vista me agradó;
Y esta es una coluna de mi gloria;
«¿Qué he de hacer? Qué me aconseja amor? Mas como sombras huye, y no reposa.
Tiempo es ya de morir Tu nombre esclarecido
Mas tardo que quisiera en estos hados; Es obra que en mi pecho se fundó.
Muerta es, y llevó mi corazón ; Do siempre estaré vivo y con Vitoria
El alma se me sale de dolor, Si traigo á la memoria
No la puedo seguir. Que murió mi esperanza en aquel dia
Conviene que os rompáis años cansados,
, Que ella mas florecía.
Pues rompeos á lo menos con razón Ríen siente amor cuál quedo, y tú, Señora.
Mi desesperación Que á la verdad mas cerca estás ahora.
Es que no la he de ver, y el esperar
Acá es mayor pesar; «Pastores , vos que vistes su beldad
Que mi descanso ha vuelto su partida Y su angélica vida ,

En llanto y amargura dolorida. Y aquelia celestial manera en tierra


Que deshacía todo el bien humano,
»Tú sientes bien amor, de qué me duelo,
,
Doleos de mi , pues quedo en soledad.
Cuánto mi mal es grave; No delta , que es ya ida
Duélete deste daño que á tí loca
,
A tanta paz y me ha dejado en guerra;
Que el males tuyo y mió todo junto. De mí os doled, que muero y lloro en vano,
A entrambos se mostró cruel el cíelo, Aunque si ajena mano
Y junios nuestra nave Deseguilla el caminóme estorbara,
Rompimos y perdimos á una roca, 1 o que amor me hablara

Y juntos nos talló el sol en un punto; Me hiciera que no cortara e! hilo,


¿Qué ingenio tan á punto Y sé que me hablara en tal estilo :
Podrá dar á entender mi mal un rato?
Mundo huérfano, ingrato, »— Pon freno al gran dolor que ansí te aqueja;
Razón tendrás conmigo de llorar Que por querer y enojos
La quel bien que había en tí pudo llevar. Podra perder el cielo tu deseo,
Donde vive quien muerta acá parece;
»Caida es ya tu gloria y no la vees ;
Por sí tiene descanso, por tí queja.
No eres digno, cuando ella Del cuerpo y sus despojos
En tí vivia, de hacer su conociencia, Se ríe, y por tí llora Melibeo;
Ni merecías tú tan gran Vitoria, Por tí que solo quedas se entristece
, ,

Que fueses tocado de sus santos pies, Su fama que florece,

Porque cosa tan bella En muchas tierras por ; tu ingenio y arle


Debia cielo alegrar con su presencia
el No le falta esta parte;
Y entristecer á ti con su memoria. Y' tu voz á tu nombre torne clara

Mezquino sin tal gloria Si algún hora su vista te fué cara. —


i
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;, , »
COMPOSICIONES VARIAS. 53.

«llave la claridad No puede encerrar en ley ninguna.


se
Y o! lugar donde hubiere risa y canto, Quisiese Dios que todas se trocasen
Canción; pues eres llanto, Y fuesen por tu via
No es para tí la líenle que se alegra ; Quizá tú seguirías otra razón
Busca la obscuridad, Por apartarte de ellas y ser una.
Viuda desconsolada en veste negra.» ¿Qué tigres en la cuna
Te dieron á mamar su leche brava?
Como hubo acabarlo de cantar, Qué fiera te criaba
Con tan gran agonía suspiró, Que tan blanda saliste al parecer,
Que también hizo el valle suspirar. Y tan brava al oir y responder?
El rio con sus lágrimas creció,
Las ninfas le ayudaron á dolerse, »Si en los hados hay parte de venganza ,

Y el monte coii sus valles respondió. Yo seque he de vengarme,


Damon comenzó luego á entristecerse Aunque todo á la fin es por mi daño,
Como el que mal sospecha y no lo alcanza Que quieras ó aborrezcas á olro ó á mí
Y ni puede escusalle ni valerse. Y no cabe en caido confianza.
Bien fuera que, mudando su esperanza Quiero solo alegrarme
Diera nuevo lugar á su deseo Con que te veo recebír engaño
Mas hay amor en parle que hay mudanza. Y suspirar cuando otro no por tí
Pues tomándola flauta á Melibeo, Las ninfas por ahí
La flauta, ya mostrada al mismo canto, Se ríen del amigo que escogiste,
Comenzó con el mismo arte y meneo : Y no hay pastor tan triste
Que trocase con ese que has tomado
« Oh cielos que cubrís con vuestro manto
¡
,
Su seso y parecer ni su ganado.
Los ciegos elementos
Que dais y quitáis sombra y claridad »Aretusa, aunque no es muy avisada,
Con movimientos de eterna! firmeza! Mas hermosa pastora,
Moveos á compasión del triste canto, Me dijo : —
Mi Damon, aquí estoy yo
Pues para mis tormentos Si me amas y sabes conocerme
No hay lugar en la tierra de piedad Deja á Mártir a y no perderás nada.
,

No hay en ella consuelo á mi tristeza; Yo le dije —


Señora,
:

Hay harta ligereza Pues ella por el olro me dejó,


Que esparciste, Señora con tus manos, , No debo yo de ser para escogerme. —
Hartos placeres vanos Bien pudo no entenderme
Y todos van en lloro y en pesar Aretusa, mas bien le di á entender
Mas todos á la fin se han de acabar. Que humano parecer
Después del tuyo en mí no tiene parte;
»En las postreras horas de mis años, Procura cuanto puedes extrañarte.
Oue pensé tener buenas,
Me negó el claro sol su clara lumbre »Como una vestidura
7
Y entrególa á quien no la merecía Ancha y dulce al vestir, y á la salida
No me quejo, Señora de mis daños ,
, Estrecha y desabrida.
Porque tú los ordenas Ansí es amor, y tú que le has seguido;
,

No por arte ó razón mas por costumbre


, Pues no seas tan dura
Mas como lo perdí todo en un dia, Que pienses que no hay Dios para el caído.
Junto con la mi gloria , Esto cantó Damon, yo lo aprendí,
Pues no hay razón ni arte que le ayude Señora, y lo escribí por tu mandado;
Puede ser que se mude Tiempo vendrá que cante yo por tí',
Quien no puede durar en un estado, Y aun fuera ya razón de haber cantado;
Cosa que tantas veces se ha mudado. Mas no quisiste tú ni quiso amor
Subir mi fantasía á tal estado. /"
»Antes quiero se esté como se está, Cuando quisieres, cual pobre pastor,
Porque de tí no venga Con mas subida pluma y diestra mano
Otro tal bien, quedando yo sin él; Comenzaré en tu nombre otra labor
Estése, pues está en tu voluntad. Que no la olvide el mundo tan temprano.
La mia sé que no se mudará
Aunque el bien se detenga;
Mas que en mí se detuvo, ahora en él CANCIÓN.
Mas presto sentirá tu crueldad
Que tu inhumanidad ¿Cómo podré cantar en tierra extraña
No la podrá sufrir hombre nacido Cantar que darme pueda algún consuelo?
Si no está aborrecido, ¿Qué me aconseja amor en esta ausencia?
Y sé que no será su bien durable Mi mal es fuerza, tu voluntad mana;
Que él también como tú , siempre es mudable.
, A la seguridad vence el recelo,
La desesperación á la paciencia.
»Vos, noches, que seguís los dias claros Si pienso que me veo en tu presencia,
Vos, que la noche obscura Mi pensamiento va tan abatido,
Huís en torno, claros dias, corriendo; Que siempre finge cosas de pesar
Vos, sol, cielo, estrellas, que contino Tu soberbia, tu saña, tu desvio;
Andáis en una orden sin mudaros; Y en la ocasión me falta el albedrío,
Vos, obras de natura; Pues cuando quiero no puedo hablar;
Vos, árboles y plantas, que viviendo Que pierdola razón mas no el sentido.
,

Camináis siempre un eternal camino,


Pues que con tanto lino En tu presencia estoy, y esto en tu olvido;
Vuestro ser sostenéis y lo acabáis, Que nunca habrá mudanza
Iíuégoos no consintáis Y acuerdaste de mí para dañarme
Quebrar á las discretas y hermosas No te acuerdas de mi mas es costumbre
,

La orden con que guardáis todas las cosas. Ser en esto cruel tu mansedumbre,
Y yo de condenarme
diligente
»Mas ya que todas ellas la guardasen, En tu descuido y mi desconfianza.
Esta lo quebraría, Amor, amor, que quitas la esperanza
Porque su hermosura y discreción Y en su lugar das vana fantasía,
, , ;, , ,,

j<4 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


¿Qué bien tiene el morir, si no lo siente CARTA I.
Quien es la causadora (leste daño?
No quiero que deshagas el encaño; A Marfira Damon salud envia
Quiero que sea razón, y no acídente, Si la puede enviar quien ñola tiene;
Lo que pueda vencer á tu porfía. El espera tener por otra vía.
la
El tiempo es corto, la ocasión no viene,
Si yo. Señora, viese que algún dia La esperanza es dudosa, y esperar
Volvías tus dos soles á mirarme En mal desesperado no conviene.
Por voluntad, y no por ocasión, Amor manda escribir, y no hablar;
Pensaría que estaba en tu memoria ; A mal agudo sea el remedio presto,
Mas ¿cómo haslaré a sufrir tal gloria, Si turba á la razón el desear.
(.lúe un punió della es mas que mi pasión? Yo quisiera dejar de hacer esto;
Con tanto bien no puedo remediarme. Mas despreciar á amor es peligroso,
Querría del pensamiento yo ayudarme, Que reina en mis entrañas y tu gesto.
Si él me obedeciese á mi contento; Tú contenta , Señora y yo dichoso,.

Mas no para pensar cosa liviana, O me mata ó acaba de vaierme


O que esta vida pueda darte enojos; Que en la muerte ó la vida está el reposo.
Pensaré, como muero ante tus ojos, En ningún medio puedo sostenerme,
Que procede mí pena de lú sana , Estando los exiremos tan llegados.
Que das alguna causa á mi tormento. Que me hayas de valer ó aborrecerme.
Si quisiese contarte mis cuidados,
La vida pasaría en este cuento No sé si mi paciencia h.istaria
En espera de jilguua buena suerte; Que aun para dichos son desesperados-
Mas ay de mi! que no puede venir,
¡
La tuya sé que no lo sufriría ,

Ni cabe en mi juicio tal locura ;


Pues no podrás mudar tu condición,
De mi cuidado bago sepultura, Que es jamás agradarle cosa mía.
Y en soledá y tristeza mi vivir, Otro tiempo valiera mi razón,
No vida, sino sombra de la muerte. Y pudiera quejarme y ser oído,
¡Oh Señora! Si yo pudiese verte, Aunque nunca me vino ia ocasión.
O quisieses saber lú cuál estoy, Ni vino, ni la espero, ni lapido;
Hailo alivio seria para mí Antes la dejaría, si viniese,
En tan extraño mal como padezco. Por no perderme en ella de atrevido. ,

Las noches y ios días aborrezco, Mas ¿qué perdería yo aunque me perdiese,
Maldigome en la noche porque fui Que no ganase mas en la experiencia
Y cuando viene el dia, porque soy. Si tu merced Señora lo entendiese?
, ,

Amor, amor, esfuerzos son de ausencia


También maldicen el luirar donde voy, Que finjo yo entre mí solo conmigo,
Y el tiempo porque pasa y no te seo Y todos me fallecen en presencia.
A la hora que le vi, v á la sazón , Tu serás, aunque parte, buen testigo
Que siempre la procuro y no la hallo; Cuántas veces me vi determinado
La voluntad maldigo y mi razón, A decirte, Señora, lo que digo.
Y á tu aborrecimiento y mi deseo; Allí muriera yo desesperado.
Cuantos males sospecho, tantos creo, Cuando vi que pudieras entender
Juzgo lo que ha de ser por lo que fué, Lo que yo no te dije, de turbado.
He ol viendo mis quejas de comino Desde aquel punto comenzó á caer
Por vos. si tiene medio ó le ha tenido; Del todo mi esperanza y tu memoria ;

Mas como ni lo espero ni lo pido, Ni yo supe hablar ni lú creer.


Cono ciego que va por el camino, Bien sabes que es crueza mas que gloria
Ni veo dómle voy ni dónde iré. Perseguir a) que sigue la fortuna,
Y vencer al vencido no es Vitoria.
Mueveel deseo v ciégamela fe; La semencia me dieron en la cuna
M ithas veces que. ría disimular, Que fuese en tu escoger mi vida ó muerte,
p. 10 descubro ma> disimulando; Y yo que no escolíese otra ninguna.
Liviano es el cuidado que decirse Marfira si trocásemos la suerte,
,

Puede v el que no puede sufrirse


, Y fuese yo el contenió y tú quejosa
Elmismo se descubrirá callando; Tú á seguirme, yo siempre a aborrecerte,
Que no presta ser mudo ni hablar, Siendo lú, como eres, tan hermosa,
ÍSi reposo en dormir ni con velar: Tan lejos estarías de olvidada,
Velando pienso en lo peor que puedo, Cuanto ahora lo estás de piadosa.
Pasoco-as que no puedo creer; ¿Como puedes salir aderezada?
Durmiendo sueño aquello que he pensado, Cómo coger en oro tus cabellos?
Como el hombre que duerme de cansado: Cómo mirar alguno y ser mirada?
Sueno que Caigo, y no puedo caer, Si los miras a todos por vencei'os,
Y en lo mas alto estoy con aquel miedo. Y olvidados después (pie son vencidos,
Lo que ha sido de mi podrá ser deiios.
Muero cuando me mudo, y si estoy quedo Mas ¡ay de mí! que no va en los ve&lidos,
Busco piedad, y caigo en la sospecha, Sino en ser tan cruel tu vo'.untad
Y no hay deque tener este cuidado; Y en tener tan cerrados los oídos.
Que todos son contigo lo que soy; ¿Para qué te demando yo piedad,
Mas ellos, si no van por donde voy, Que no valga la pena del desvio,
Podrá ser el hallarse en buen eslado, Ni merezco tener tu crueldad?
Pues lo que á uno daña á otro aprovecha. Mas ¿qué haré que place al albedrío,
,

Llamo la muerte como cosa hecha, Por quien mi corazón es gobernado,


Y viene, mas no llega á su lugar; Que viva en opinión y desvario?
Que no consiente amor, ni lleva medio Fortuna que me puso en tal eslado,
,

En tanta soledad morir por ruego ; Quizá se mudará pues es mudable,


,

Fuerza querría que fuese, y fuese luego; Que yo nunca saldré de este cuidado.
Que el mayor bien es el postrer remedio Cuanto mal hace amor es razonable
En mal que no se puede remediar. Si el remedio va fuera de esperanza
Y no se puede ver, aunque se hable.
No sé por qué deseo esta mudanza,
Que siempre lo que espero es lo peor;
; , ; ; , , , ;,, ,

COMPOSICIONES VARIAS. bo
Ved qué de confianza.
lejos estoy Que tu frente con tanta razón ciñe,
Contrastan en mi pecho odio y amor, Con cuánta de la mia hora se arriedra
El uno con el otro de su parte Del rosado color que ansina tiñe
Mas todos contra mi por mi dolor. La blanca seda y lana delicada,
Va yo seria contento de mirarte, Del contrario de aquel que la destiñe;
Si no perdiese el seso y la paciencia La verde jova que es de amor vedada,
,

Con el miedo que tengo de enojarte. Porque en el fin su grado rompe luego
Mas es de tal manera mi dolencia, La transparente piedra bien tallada,
Que con cualquier remedio crece el daño, Y la que en color vence al rojo fuego
Y con medio ninguno tu clemencia. El muy duro diamante, que al sol claro
Andando entre sospecha y desengaño, Turba la luz y al hombre torna ciego.
Me ciego y desvario en la certeza, Aquella hermosura que tan caro
Y en lo que mejor veo mas me engaño. Te cuesta, y que holgabas tanto en vella
Múdese amor, que yo terne firmeza; Contra cuya herida no hay reparo,
Aguce y emponzoñe bien sus Hechas Admiróte otro tiempo ver cuan bella,
En aborrecimiento y ligereza. Cuan sabia , cuan gentil y cuan cort és,
Al corazón me vengan
bien derechas, Y aun quizá ahora mas te admiras della.
Pasadas (porque hieran al caer) Tu lengua, que debajo de los pies
Por importunidades y sospechas. Trae el sugeto, y nos lo va mostrando
Y tú Señora, muestra tu poder
, Como tú quieres, y no como elloes.
En perseguir del todo un mísero hombre, Admírente mil hombres que escuchando
Que no tiene ya cosa por perder. Tu canto están, y el pueblo que te mira,
No ganarás en ello gran renombre Siempre mayores cosas esperando.
Que del cuitado cuerpo y sus porfías Con la primera noche te relira,
No me ha quedado mas* de sombra y nombre. Y con la luz dudosa te levanta
Tú vences y yo doy fin á mis dias;
,
A escribir lo que todo el mundo admira.
Tú vences, mas no huelgas con mi muerte ¿Cuál es aquel cautivo que se espanta
Porque hago en morir lo que querias, Que el año fértil hincha los graneros
Y esto tengo por vida y buena suerte. Al que fortuna y no razón, levanta?
,

¿Porqué quieren que hagan los dineros


Que yo me admire de él, y él no de mi.
CARTA II. Pues yo ni él le hubimos dé herederos?
Lo que la tierra esconde dentro en sí
El no maravillarse hombre de nada, La edad y el tiempo lo han de descubrir,
Me parece , Boscan ser una cosa
, Y encubrir lo que vuela por ahí.
Que basta á darnos vida descansada. En tin, señor Boscan, pues hemos de ir
Esta orden del cielo presurosa, Los unos y los otros un camino.
El tiempo que nos huye por momentos, Trabaje el que pudiere de vivir.
Las estrellas y el sol, que no reposa, Si en la cabeza algún dolor te vino
Tales hay que lo miran muy exentos, Agudo, ó en el cuerpo, que te ofenda,
Y el miedo no les trae falsas visiones Procura huir y ten buen tino.
Ni piensan en contrarios movimientos. Si te puede'sacar de esa contienda
¿Qué juzgas de la tierra y sus rincones, La virtud , como viene simple y pura,
Del espacioso mar. que así enriquece Al resto del deleite ten la rienda.
Los apartados indios con sus dones? Por los desiertos montes va segura,
Qué dices del que por subir padece No teme las saetas venenosas,
La ira del soberbio cortesano No el fuego, que no para en armadura;
Y el desden del privado cuando crece? No entrar en las batallas peligrosas,
Qué del gallardo mozo que, liviano, No la cruda importuna y larga guerra,
Piensa sabello todo, y entender No el loco mar con ondas furiosas;
Lo que tú dejarías por temprano? Ñola ira del cielo, que á la tierra
¿Cómo se han de tomar, cómo entender Hace temer con terrible sonido,
Las cosas alias? Y á las que son menos Cuando el rayo, rompiéndola, seentierra.
¿Qué gesto les debíamos hacer? El hombre justo y bueno no es movido
1-sta tierra nos trata como ajenos Por ninguna destreza de ejercicios.
Y aunque la otra esconde sus secretos, Por oro ni metal bien esculpido.
Pienso que para ella somos buenos. No por las pesadumbres de edificios,
El que teme y espera están sujetos Adonde la grandeza vence el arte,
T
A una misma mudanza, un sentimiento; Y es natura sacada de sus quicios.
De entrambos son ius actos imperfetos. No por el que procura vana parte,
Entrambos sienten un remordimiento, Y con el ojo gobernar el mundo,
Maravíllanse entrambos de que quiera , Forzando á la fortuna, aunque le aparte.
A entrambos turba un miedo el pensamiento. No por la pena eterna del profundo,
Si le duele, si duda ó ya si espera, No por la vida larga ó presta muerte,
Si teme, todo es uno, pues están No por ser uno soío, sin segundo.
A esperar mal ó bien de una manera. Siempre vive contento con su suerte,
En cualquier novedad que se verán x Buena ó mediana, como se la hace,
Sea menos ó mas que su esperanza, Y nunca estará mas ni menos fuerte.
Con ánimo elevados estarán. Cualquier tiempo que llegue, aquel le place,
El cuerpo y ojos sin hacer mudanza, Si no puede huir la triste vez
Con las manos delante por tomar Y búrlase de aquel á quien desplace.
O excusar lo que huye ó no se alcanza. Todo se mide, á sí mismo es juez
El sabio se podrá loco llamar, Reposado en su vida está y seguro,
Y el justo injusto, el dia que forzase Uno en la juventud y en la vejez.
A pausar la virtud de su lugar. Es por de dentro y por defuera puro
Dfme: ¿quién seria el hombre que alcanzase Piensa en sí lo que dice y lo que ha hecho,
A ver su incomparable fortaleza, Duro en temer, y en esperar mas duro.
Que mas de lo que basta la buscase? En cualquier medio vive satisfecho,
Admírate, Boscan, de la riqueza Procura de ordenar, en cuanto puede,
Del rubio bronce, de la blanca piedra, Que en todo la razón venza al provecho.
Entallados con fuerza y sutileza. Esto no sigue tanto, que él no quede
Maravíllate de esa verde hiedra Dulce en humano trato y conversable,
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56 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Ni dé á entender al mundo que le hiede. Con aquella pasión quo me destruye,
Pónese en un estado razonable, Tornada en compasión, y su cruel ira
Nunca teme ni espera, ni se cura En mansedumbre, que ella mas rehuye,
De lo que le parece que es mudable. Te hallases presente, oh tú , Marfira ,
Jamás de todo en todo se asegura, Pues mi corazón vengas ó no vengas
,

Ni se da tanto á la riguridad, Siempre ha de suspirar como suspira.


Que por soguilla olvide la blandura. Ruégate este cautivo que no tengas
Deja á veces vencer la voluntad Tan duro animo en pecho tan hermoso,
Mezclando de lo dulce con lo amargo, Ni tu inmortal presencia nos detengas.
Y el deleite con la severidad. Por tí me place este lugar sabroso
De lo menos que puede se hace cargo, Por tí el olvido dulce con concierto
Daña á ninguno, á todos aprovecha Por tí querría la vida y el reposo
No hace por que deba dar descargo. Por ti el ardiente arena en el desierto,
Este va por la vía mas derecha , Por tí la nieve helada en la montaña.
De todo lo que tiene hace bueno, Por tí también me place el desconcierto.
De nada se ensandece ó se despecha. Mira el sabroso olor de la campaña,
Si la mano metiese hombre en su seno, Que dan las flores nuevas y suaves
Y hubiese de Morar lo que no viene Cubriendo el suelo de color extraña.
Ni parará en lo suyo ni en lo ajeno. Escucha el dulce canto que las aves
El gran rey de Marruecos , dicen tiene , En la verde arboleda están haciendo
Gran número de esclavos y ganados Con voces ora agudas, ora graves.
Pero nunca el dinero que conviene. Mira las limpias aguas, que riendo
Algunos en la guerra son guardados Corren por los arroyos, y estorbadas
Con las riquezas, y otros con varones, Por las pintadas guijas, van huyendo.
Y algunos con los montes encumbrados, Las sombras que al sol quitan sus entradas
Otros con elegancias de razones; Con los verdes y entretejidos ramos,
Pías el que lo tuviere todo junto, Y las frutas que están dellos colgadas.
Será dichosoy libre de pasiones. Paréeeme , Marfira que ya estamos
,

¡Oh, quién pudiera verse en este punto, En todo, y que no mi deseo


finge
Cuanto al ánimo, y no cuanto al poder, Loque que pasamos.
querría, sino lo
Y tuviéseme el mundo por difunto! Tú la verás, Roscan y yo la veo, ,

Conmigo se acabase mi valer, Que los que amamos vemos mas temprano
Y tan poca memoria de mí hubiese Hela en cabello negro y blanco arreo.
Como si nunca hubiera de nacer. Ella te cogerá con blanda mano
La noche del olvido me cubriese Las raras uvas y la fruta cana,
Fn esta medianía comedida, Dulces y frescos dones del verano.
Y el vano vulgo no me conociese. Mira qué diligencia, con qué gana
Entonces baria yo sabrosa vida, Viene al nuevo servicio, qué pomposa
Tune de las mareas del gobierno Está con el trabajo, y cuan ufana.
^ de loca esperanza de cabida. Kn blanca leche colorada rosa
Ardería mi fuego en el invierno Nunca para su amigo vi al pastor
Contino y claro, y el manjar seria Mezclar, que pareciese tan hermosa.
Rústico, pero muy mas dulce y tierno. El verde arrayan tuerce en derredor
El vino antiguo nunca faltaría, De tu sagrada frente con las llores,
Que los pies y la lengua me trabase, Mezclando oro inmortal á la labor.
Mezclado con el agua clara y fría. Por cima van y vienen los amores,
Y cuando el año se desinvernase, Con las alas en vino remojadas ;

Vendría de pacer manso el ganado, Suenan en el carcax los pasadores.


A que la gruesa leche le ordeñase. Remedie quien quisiere las pisadas
Llevarlo-ía al espacioso prado, De los grandes que el mundo gobernaron,
Yolverlo-ía después á la majada, Cuyas obras quizá están olvidadas.
Donde fuese seguro y sosegado. Desvélese en lo que ellos no alcanzaron,
Otras veces á mano rodeada Duerma descolorido sobre el oro,
Esparciría tras los tardos bueyes Que no les quedará mas que llevaron.
El rubio trigo ó el áspera cebada. Yo, Roscan no procuro otro tesoro
,

A la noche estaría dando leyes, Sino poder vivir medianamente.


Al fuego, á los cansados labradores, Ni escondo la riqueza ni la adoro.
Que venciesen las de los grandes reyes. Si aquí hallas algún inconveniente;
Oiría sus cuestiones, sus amores , Como discreto, y no como yo soy,
Custaria sus nuevas elocuencias, Mi' desengaña luego incontinente,
Y sus descubrimientos y favores, Y si no, vén conmigo adonde voy.
Sus cantos, sus donaires, sus sentencias,
Sus enojos, sus fueros, su motín
Sus celos, sus cuidados, diferencias.
CARTA III.

Vendrías tú y Jerónimo Agustín A don Luis de Zúñiga.


Partes del alma mía, á descansar
De vuestro pensamiento y de su lin. Cuantos hay, don Luis, que, sobre nada
Causados de la vida del lugar, Haciendo suntuoso fundamento*
Llenos de turbulencia y de pasión, Tienen la buena suerte por llegada.
Uno de pleitos y otro de juzgar. Cánsanse con un vano pensamiento;
Vendría con bondad de corazón Hechas sus conjeturas y razones,
Toda vida sabrosa, con Doral Hacen torres vacías en el viento.
Traeríades también á Monleon. Ensanchan al pensar los corazones,
Allí se reiría el bien y el mal Creen tener en el puño la fortuna ,

Y'cada uno hablaría á su guisa , Y loman por el pié las ocasiones. ,


Y escucharía el que no tiene caudal. Como los simples niños, que en la cuna
De contar mal no se pagaría sisa, No saben conocer otro cuidado
Y podria ser venir otro Cetina Sino contar las vigas una á una ;

Que la paciencia nos tornase en risa. Ansí pasan la vida en descuidado,


O si lo que mi alma no adivina Y ternán por el mismo, sin mas duda,
Lo que ahora me persigue y de mí huye¿ El tiempo por venir con el pasado;
Y en quererme dañar es tan conlina, Mas si el viento delante se les muda
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COMPOSICIONES VARIAS.
Y arranca las arenas del profundo, Ni fuego que en la llama desvanece.
Ño por eso harán vida sesuda. Tú sirve al gran señor que has encogido,
No les podrá quitar hombre del mundo Acompaña en presencia sus victorias,
El comer, el dormir, el pasear. Y el nombre por las gentes extendido
El tenerse por so!os, sin segundo. Mira cómo nos muestra las memorias
No les queda ya mas que desear; De los que todo el mundo sojuzgaron,
Todo está deseado y todo habido, Imitando sus títulos y glorias.
Y cada cosa puesta en su lugar. Él pasará por donde no pasaron
No se cura de bueno ó mal partido Las banderas y griegos escuadrones,
Que hacen con el turco venecianos, Y volverá por donde no tornaron.
Ni que venza el Sofíó que sea vencido. Había entre los griegos disensiones:
No es esto porque estima por livianos Cada uno quería reposar,
Los negocios del mundo, ó los alanza La gente era suspensa en opiniones.
Viendo que no se puede dar á manos. Comenzóles el cielo á amenazar,
El por qué no lo entiende ni lo alcanza, Mostrándose turbado y espantoso
Ni piensa de verdad que hay otra vía Con truenos y con rayos á la par.
Sino la que le da su confianza. El Gángesles corría mas furioso,
Con la mujer de Séneca vivía Con las ondas el cielo amenazaba ,

Tina loca que Hasparte se llamaba


,
Turbio, fuera de madre, desdeñoso.
Nacida en medio del Andalucía ;
Debajo de las aguas encerraba
Vino á cegar de súpito y pensaba
,
Troncos de gruesos árboles, adonde
Que la falta no fuese ceguedad, A las naves rompía ó zozobraba.
Sino la casa que sin lumbre estaba. El tempestuoso viento le responde
Ora salia á buscar la claridad, Que sacaba la mar de sus asientos,
Ora pedia candela muy despacio, Revolviendo la arena que ella esconde.
Decia estar á escuras la ciudad. Juntáronse á vencer los pensamientos
Enrizo mi cabello, y vó á palacio, De un hombre que de carne era y aun tierno
Gorra calada y capa de rodeo, Con todo su poder los elementos.
Gualdrapa estrecha sobre rocin lacio. La grita déla gente sin gobierno.
No subo el pensamiento á do no veo El rumor que en las cuerdas se hacia
No sé que haya otro dia, ni le quiero, Las nubes con el fuego del infierno,
Y ansí como lo pienso, ansí lo creo Arrebatan el cielo , con el dia
Si hago una simpleza, echo primero De la vista de Grecia en un instante,
La culpa al mudo y á su desconcierto, Y cúbrelos de noche oscura y fria.
Y cuando mas no sé, á mi compañero. Una nave que quiso ser constante
Mi pura ceguedad , tengo por cierto Y tenerse á las olas, aunque en vano,
Que sea del tiempo, y no de mi cosecha, Volcóla el monte de agua por delante.
Y á él tengo por ciego, y yo soy tuerto. No le valió al pilólo diestra mano,
Este género de hombres no aprovecha Que cayó de la popa boca arriba
A sí ni a otros, ni es molo ni bueno, Delante de los ojos del tirano.
Ni mira ni prohibe ni sospecha. La nave se sumió en el agua viva
Otros hay que revuelven en el spno Tragándola un torcido remolino,
El tiempo que es pasado y el que tienen Cubierta en torno de tiniebla esquiva.
Consideran lo suyo por lo ajeno Vense pocos con mucho desatino
Toman las ocasiones que les vienen, Nadando, y en el piélago ahogados,
Y las que no les vienen van buscando, A quien la muerte antes del tiempo vino.
Y' con cualquiera tiempo se entretienen. Las armas de varones señalados
El mundo punto á punto van pasando, Los escudos, almetes relucientes,
Los hombres por de dentro y por de fuera Los despojos de Persia remojados.
Como en anatomía, examinando. Pues viéndose crecer inconvenientes
Ponen la diligencia en delantera, Aquel grande Alejandro, que ganó
El seso y la razón por el guarismo; Eterna'f.ima y nombre entre las gentes,
Quieren que todo venga á su manera. Al cielo y á los hados se rindió,
No tienen otra ley ni otro bautismo No queriendo por fuerza procurar
Sino lo que les cumple , y por solo esto Lo que Dios de su grado le quitó.
Irán hasta el profundo del abismo. Otro mundo es el mió, otro lugar,
Agudos en el cuerpo y en el gesto, Otro tiempo el que busco, y la ocasión
Mal ceñidos , las capas arrastradas, De venirme á mi casa á descansar.
El ojo abierto y el caminar presto. Yo viviré la vida sin pasión
,

Si les suceden cosas desastradas, Fuera de descontento y turbulencia


Escogen y proveen lo peor, Sirviendo al Rey por mi satisfacción.
Nadie puede topar con sus pisadas. Si conmigo se extiende su clemencia,
No loman el camino que es mejor, Dándome con que viva en medianeza
Llano y trillado; antes, al revés, Holgaréme, y si no, terne paciencia.
Engáñanse en el arte y la labor. Él descanso mezclado con pereza
Ansí que por debajo de los pies El comer descuidado, y á su hora
Les p:;s;!n los negocios, que ninguno El dormir sueño libre de tristeza.
Se sube á imaginar lo que no es. Sentiré que con mano vencedora
Ni le puede valer ser importuno, Rodea por Levante las enseñas
Ni pensar ni mirar ni estar alerto, La escuadra de Poniente domadora.
Ni ponderar los cases uno á uno. Los niños, las doncellas y las dueñas,
Arrastrante durmiendo y aun despierto, Los clérigos, cobarde carruaje _
Ytíranle tras sí por los cabellos. Estarán escuchando, hechos peñas.
Sin que le valga seso ni concierto. Vendrá un embajador de gran linaje,
Forzado ha de venir donde van ellos, Por ventura cansado d.el camino,
Trabados uno de otro, que no hay medio Y ponerse ha á contarnos el viaje.
Soltarse cuando quieren y tenellos.
, Pintará las jornadas con el vino
En los que dicho tengo no hay remedio, En la mesa, y dirános sus hazañas,
Que cada uno dellos me parece Y tendrá muy secreto á lo que vino.
L'os extremos que están lejos del medio. No le podréis sacar con dos mil mafias?
Tomemos el camino que se ofrece, Lo que hombre querría que hablase
Ni maderos espesos sin sentido, Aunque le escudriñéis por las entrañas.
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S8 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


El vino antiguo allí se derramase, lenguas tuviese mas que humanas,
Si cien
Y abriese yo la cuba de cien años. Y boca y la voz fuesen de hierro
la
Que la lengua y los papos me (rabase. No podrían bastarme una hora sanas.
Allí me placerían los engaños Echemos á Virgilio para perro,
De Marlira, su loca travesura, Con su navegación de cinco millas,
Sus despechos, sus iras, desengaños. Y tratemos á Homero de cencerro.
Saldríame á gozar de la verdura, Contaré con verdad las maravillas,
Paseando con ella á las mañanas, Los escollos, tormentos y nublados
Recogerme á la siesta á la espesura. Que pasamos sentados en las sillas.
Cogeríamos juntos las manzanas, La primera fortuna que los hados
Las coloradas uvas, y mezclada Nos ordenan al dar de la instrucción,
El agua clara con las frutas canas. Es que seamos indios de privados.
Cuando el sol inclinase la jornada La otra, que en cualquiera mutación
Volvería contento y sin dolor Tememos lo peor, y lo esperamos
Por el heredamiento á la posada. Comiendo con sudor y alteración.
Veria cómo torna mi pastor por caso escribimos ó hablamos
Si
Las ovejas del prado al tardo abrigo, Algún negocio grave, al digerir,
Y hallaría candado al cavador. Aun antes del error nos disculpamos;
Tomariame gana á mí conmigo Y después procuramos escribir,
De ayudarle á acabar sus embarazos, No aquello que dijimos, si es simpleza,
Doblaríame el ánimo el testigo. Sino lo que debiéramos decir.
Haria aquella hazada mil pedazos, En negocios ajenos gran pereza,
Mirándome Marfira, en su servicio, Y en los propios mayor solicitud,
Con qué gana, con qué fuerza de brazos. Juntando con el arte la destreza.
A lodos está bien hacer su olicio Magnificas palabras de virtud,
Y gastar do quisieren su hacienda, Profesión de decir siempre lo cierto,
Si viven como deben y sin vicio. Y á nuestro modo templar siempre el laúd.
\o, señor don Luis, tendré la rienda, Vendíame á visitar un encubierto,
Y aun de comer también, como pudiere, La capa por la vista rodeada,
Habido con limpieza y sin contienda. Pobre, quebrado, robador, desiprto;
Si no, contentarme ha lo que tuviere, Todo cuanto dirá no importa nada
Y no me meteré en partir el cielo Y haráme entender que se ha hadado
Con el que compañero no sufriere. A conjurar la hostia consagrada.
Arrojaré mis libros por el suelo, Creerlo punto á punió soy forzado,
Abriré ó cerraré aquel que me place, Y yo en ninguna cosa soy creído,
Y andaré salpicado como suelo Aunque dijese el Credo en estampado.
Pues es vida que mas me satisface. Cuanto al gasto de casa soy salido,
Y cuanto á las mercedes un casi ron
CARTA IV. Cuanto al holgarme. un hombre empedernido.
En fin, que cuando no hay negociación,
¿Qué hace el gran señor de los romanos, O el hombre queda estatua muy hermosa,
Don Luis, cuando se parle de Alemana? O gentil escribano ó espión
¿Puédese en esta tierra dar á manos? Si os carga alguna ira furiosa,
Acá ya le embarcamos para España, Habeisla de sufrir, y es vueslro oficio
Y ya le hacemos ¡r á Berbería Entretener, que es una gentil cosa.
Y nos engaña.
él á todos, callando, Yo ni tengo ni sé ya otro ejercicio
Argel y la Morea y la Surja Sino es con maestre l'etro, cocinero,
Son de esta vuestra empresa los terreros Jugar y conversar, como por vicio.
A quien se lira en esta señoría. Con él solo platico y á él quiero,
¡Oh embajadores, puros majaderos, Y vayase á anegar el veneciano;
Que si los reyes quieren engañar, Que no pienso hacer otro heredero.
Comienzan por nosotros los primeros! No me curo del cetro del tirano,
Nuestro mayor negocio es no dañar, Que amenaza la muerte ó da riqueza,
Y jamás hacer cosa ni decilla Ni de ir en triunfo en carro soberano.
Que no corramos riesgo de enseñar. He de vivir en una medianeza
Si hace algún bien por maravilla Vida humilde, segura y reposada,
La persona que está cerca del Rey, De amor v de sabor y de dulceza
Nos ensilla el negocio ó desensilla. Vívase hoy, que mañana será nada;
Escrita con el dedo os da la ley Procuremos el bien con alegría,
El la entiende á su modo ó la deshace Y acabemos con ella la jornada.
Llevándoos por el cuerno como á buey. Procuremos la dulce compañía
Jamás embajador se satisface, Del bien, que no se acaba en los primeros,
Por bien que en el negocio llegue al centro, Gozando desta vida cada dia.
Mas siempre piensa en algo que desplace. Tú, Vulcano, señor de los plateros,
Siempre teme ó recibe algún encuentro Poderoso en fuego y en metal
Del pueblo ó de la parte ó del patrón, A quien también adoran los herreros.
Que le da por defuera ó por dedentro. Hazme un vaso de plata, hondo y tal
No te sabría decir la alteración Que mida san Martin ocho cuartillos,
Con que se abre el despacho cuando llega , Y otro santo, si hay, con su caudal.
Temiendo que traerá reprehensión. En él no entalles rayos amarillos.
El primero capítulo nos ciega : El cielo cuando truena, ni el infierno
«Loamos vuestra fe, vuestra prudencia En humosos caballos y morcillos;
En tratar los negocios; luego pega, No las heladas nieves del invierno
»Y siempre os encargamos la paciencia, Ni los ardientes soles del verano,
Y en lo que en la pasada os escribimos Ni las mareas en igual gobierno;
Debiérades poner mas diligencia.» No el carretero que con diestra mano
Oh tristes de nosotros, que vivimos
¡ Gobierna siete estrellas, sin mudadas,
Los años siete y siele arrepentidos, Saliendo, ahora tarde, ora temprano.
Y nos hacen merced en que salimos. Noel sangriento señor de las batallas;
Abre bien, don Luis, esos oidos ¿Qué tengo yo que ver con las estrellas.
Apolo y todas nueve sus hermanas Con los rayos, los tiempos ó las mallas?
Publiquen los secretos escondidos. Quédense en cielo y tierra ellos y ellas,
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COMPOSICIONES VARIAS. ÍÍD

Duren por muchos años ordenadas, Creyendo que algún dia ha de nacer
Y yo que tarde y viejo vaya á vellas. En este mundo otra doña Marina.
Entalla muchas uvas coloradas Y que ella misma vea en el crecer
Con sus vides, que en torno las rodean, En gracia y en valor y en discreción
Con las revueltas hiedras enlricadas. Alguna que le pueda parecer.
Los amores estén que se meneen Aconsejadle mude la opinión ,

Esparciendo aquel fuego glorioso Ansí os veáis con Torres desposada


Cuyas llamas ardiendo no se veen. Porque el pueblo es de mala condición.
Él dios Baco, borracho y dormiloso, No sea tan bizarra y confiada
Las horas todas doce al derredor, Que no es siempre seguro el caminar
El tiempo sano y mozo y con reposo. Por encima del lilo de la espada.
Tal será la razón de la labor, Y para que podáis determinar
Padre Vulcano, que me has de hacer, Si os doy tan buen consejo como suelo
Y á tí le cabrá parle del sabor. Quiero con vos un poco razonar.
Harás sentar á tabla tu mujer, Cuando fuimos nacidos en el suelo
Que no pesará dello á don Luis; Se trabó una cuestión tan furiosa
Tú entrarás á lo hondo en el beber. Que puso en armas casi todo el cielo :
Nunca estiméis en dos maravedís Si debía de ser Eva hermosa
Que al ojo y pié se acuerden los cornudos, O aquel dia en solo el gesto
fea, y
Ni miráis loque pasa ni sentís Se habló, sin hablarse de otra cosa.
Todos seremos ciegos, sordos, mudos, Cargaron tantos votos en el puesta
Y tú haz la labor que sea divina ,
De los que la querían para fea,
Que le la pagaremos en escudos. Que fué forzado resolverse en esto :
Si yo puedo salir desta mollina, La quesaliere fea, que lo sea ,
Don Luis, y vivir holgadamente, Y que siga, y de nadie sea seguida,
Parecer me ha que el mundo se me inclina. Hasta qiie de remedio se provea.
Daré catorce higas á la gente, La que fuere hermosa conocida,
Serviré á mi señor toda la vida Que le dure esta flor por accidente
Sin recebir ningún inconveniente. Parte de un solo tercio de la vida.
Dejaré la esperanza de cabida No que lo feo sea inconveniente,
Y la razón de mejorarme en alto, Mas sirva lo hermoso en vez de sal,
Vana fatiga y ambición perdida. Como para apetito de la gente;
Mi pensamiento, hermano, si no falto, Antes digo que es cosa natural
Es ir llano y seguro de reproches, Por ser principio y fin de nuestra edad,
Sin quebrarme las piernas en el salto, Y Jo hermoso es forzado y desigual.
Y que digan tQuedáos á buenas noches.»
: ¿Qué reino, qué provincia, qué ciudad
En la vida del mundo fué asolada
CARTA V. Qué mujer se ahorcó por fealdad ?
¿Trae flaca ó amarilla ó espantada
Tómame en esta tierra una dolencia Por ventura la gente, deseando,
Que en Cataluña llaman melarguía Loca, celosa y desasosegada
La cual me acaba el seso y la paciencia. Por medio de lacallesuspirando,
Y como no me deja nocíie y dia O confiada, ó arrepentida luego,
Menos me da lugar para hablar, O fuera de propósito cantando?
Señora Peña, con vuestra señoría. La fealdad no teme el niño ciego
Pero, pues que podéis sola mandar Ni hace ni recibe aquella guerra
Donde es caso tan justo y tan sabido Que solemos decir a sangre y fuego.
Hacedme esta merced de perdonar. De lodos va segura por la tierra,
Que á cabo de cuatro años de partido No la quiere ninguno mal ni bien
Os demando perdón, si se perdona Ni mira cuando acierta ó cuando yerra
Escribiros tan corlo y desabrido De ninguna ocasión toma desden,
Que, como desparece Barcelona Llana, fuera de humo y altiveza:
Y huye aquella playa gloriosa , Sí os place, bien está si no, también.
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Ansí va enflaqueciendo la persona. Con galas disimula su flaqueza


Comiénzase la vida trabajosa Y huelga de mostrarse en todo humana,
Con el mar, con el viento y la galera, Encubriendo la falta con destreza.
Triste, turbada, malenconiosa. Conviene que á la noche ó á la mañana
Con solo esta disculpa que yo diera, Le dé la hermosura la obediencia,
Hallándome tan mal como me hallo, O á lo menos al mes una semana.
Bastaba á ser creído di 1 cualquiera. El ánimo y constancia y elocuencia,
Mas á vos, de quien fui siempre vusallo, Y otras virtudes mil, á esta señora
Y nunca á la criada de otra dama, Suelen acompañar, con la demencia.
Me conviene dar cuenta por qué callo. Siempre está en una forma duradora,
Para decir verdad, esta vuestra ama A lo claro, á lo obscuro, dia y tarde,
Tiene tan olvidados sus amigos, Y no se va mudando de hora en hora.
Que está mejor aquel que menos la ama. Ningún hombre la mira que se guarde;
No es menester traer largos testigos Claridad que recibe y no da pena
Mostrándose el descuido de su mano Y que sin encender se enciende y arde.
Que la hace cobrar mil enemigos. A la comida fea y á la cena,
¿Qué le cuesta escribir á un veneciano Al dormir, al soñar y al despertarse,
Una letra, un borrón, una crucera , Sea en luna menguante y luna llena.
Y tratarme después como á villano? Gran cosa es que no pueda curarse
El ganar los amigos á estafeta, La dolencia y siniestros en que queda
Y perderlos á soplos, no es camino La hermosura cuando va á acabarse.
De quien por cabo quiere ser perfeta. Gestos, meneos, vueltas como en rueda.
Al Señor que tenemos por divino, El descontentamiento en el espejo,
Y da y quita á su modo la ventura Animal que á ninguna deja leda.
Demandaré venganza de contino. Como si en nuestra tierra el mozo, el viejo
No que pierda la flor de su hermosura Fuesen tan solamente diferentes
Que esto será excusado tan ahina, En la edad, en el pelo, en el pellejo.
Y perdería lo que ella menos cura. La hermosura no tiene parientes
Deseo que le venga una mohína Ni Dios ni ley ni rey, ni líerra ó casa
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eo DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Ni vecinos ni amigos bien hacientes. Otros con vestes blancas y sencillas,
Quémaos el corazón como una brasa, Mezcladas de color vario y vistoso.
Con ojo ó con palabra ó con meneo, Harán por aquel prado maravillas.
Y trompícaos si os loma á silla rasa. Después yo, todo vanaglorioso,
Absoluta, tirana del «leseo, Con guirnalda de oliva coronado,
¡Cuánta esperanza enhila ó desbarata En veste roja y hábito pomposo,
Con un tienes razón ó no te creo! Visitaré su templo consagrado,
Hácese mortecina como gata. Sacrificandohumanos corazones
Después saca una furia del diablo Y deseos mezclados con cuidado,
Que á cada pasóos corre la zapata. Voluntarias cadenas y prisiones,
Pensad, señora Peña, en lo que hablo, Con muchos que merced le irán pidiendo,

Y en ser fea también, pues es posible Rendidos sus despojos y pendones.


Sin espantaros nada del vocablo. En blancas piedras se verán viviendo
Mirad que es ser hermosa aborrecible, Los reyes sus abuelos entallados.
Y si á mi me dejasen á mi modo, Cuyos nombres la fama va extendiendo.
Antes escogeré ser invisible. La triste envidia, los contrarios hados,
He querido deciros esto todo El rencor de las lenguas maliciosas
Porque podáis á vuestra ama aconsejar Caerán en el profundo desterrados.
Que no nos ponga a todos tan del lodo. Mas porque al comenzar tan altas cosas
Mire que el verdegar se ha de acabar, El seso y la razón no se desmande,
Dado que ella lo estime harto poco. Tú me ayuda pues puedes ves y osas.
,
,

Pues tiene lo que siempre ha de durar. Sin tí íio puede haber principio grande;
La negra dama fea como un coco,
,
Y ansí doña Marina , callaré
,

Siendo, como ella es, discreta y diestra, Hasta que tu grandeza me lo mande.
Piensa tornar el mundo casi loco. A vos, señora Peña , bajaré;
Y ella tan estimada como muestra,
,
Que hablar con vuestra ama no se puede
De saber, de virtud valor y gloria
,
Sin tocaren misterios y por fe.
Que en los ojos nos dé con la siniestra. Si lo que yo escribiere ella concede,
Aunque vea yo borrada su memoria Llevarme ha tras sí con media seña,
Del libro de la gente, y en sus ojos Y hará de nosotros cuanto puede.
Volar á mano ajena la Vitoria; Imporlunadla bien, señora Peña;
Los triunfos cogidos á manojos Que yo sé cuánto vos podéis con ella :
Por otro nuevo nombre levantados, Ansí os pueda ver yo tan buena dueña
Y en carro ajeno puestos sus despojos, Como ahora á mis ojos sois doncella.
No sea en penitencia de pecados
Y en venganza que alguno le desea
Sino en pena de amigos olvidados. CARTA VI.
¿Cómo queréis, Señora , que lo crea
Quien viere su memoria vacilando, El pobre peregrino, cuando viene
Y no tener amigo que no vea? A Roma ó á Santiago en romería
Mas pienso que irá siempre mejorando, Por voto expreso ó devoción que tiene,
Y que pondrá el cuidado todo entero Va entre sí discurriendo por la vía
En ganar los ausentes de su bando. La gloria religión y piedad
,

En esta cuenta yo seré el primero, Del propósito santo que le guia.


Pues que siempre lo fui y de su bondad
,
No le mueve grandeza de ciudad
Tratado como amigo verdadero. Edificios, dinero ni manjares
Entonces, puesta aparte la humildad, No le hacen mudar de voluntad.
Levantaré una voz que durará Llegando se presenta á los lugares
Por el tiempo de la inmortalidad. Sagrados y de mas veneración
Sus loores el Ebro llevará Desde lejos adora los altares.
Con las bermejas ondas en oriente, Porque, siendo de humilde condición,
Donde el primero sol las oirá. Ni se atreve, ni puede, ya que quiera,
Y por el rubio Tajo al occidente Ofrecer de mas cerca su oración.
Oirá el postrero sol llevar su nombre Escoge en las imágenes de fuera
En lenguas y memorias de la gente. A una para rezar lo que le place,
Ella tendrá la fama y el renombre Indigno de tocar á la primera.
Yo estaré de lo hecho ¿an ulano, Y "donde á su propósito mas hace
Que me parezca ser muy mas que hombre. Cuelga una tabla escrita ó el vestido,
Y donde Guadarrama, manso y llauo, Ysin'mas, demandar se satisface.
Con espaciosas vueltas se desvia, Pues yo, señora Peña conocido,

Pareciendo, ora tarde, ora temprano, El valor de vuestra ama, como indino,
A la orilla del agua clara y fria Me contento con ser de vos oido.
De mármol alzaré un soberbio templo No es empresa de humilde peregrino
En la extendida y verde pradería. Allegar con sus votos á ofrecer
En medio estará ella , á quien contemplo Al principal sagrario de contino.
Tan hermosa, tan grave y adornada Gracia, favor y ayuda y parecer
Como quien es nacida por ejemplo. Me dad pues que sabéis cuánto os desea
,

Yo, primer vencedor desta jornada, Mi voluntad en todo obedecer,


Visto en púrpura clara de levante Haciendo de manera que se vea
En aquella llanura despachada Allegar esta carta torpe y necia
Revolveré cien carros por delante, A manos de vuestra ama y que la lea.
,

Con cada cuatro blancos corredores Que si saber extrañas cosas precia,
Que vencerán al viento, aunque pujante. En ella verá escrita la verdad
Cantando entre la yerba , entre las flores, Del principio y costumbres de Venecia.
Mil veces á su nombre llamarán En el año de la Natividad
Y responderá el cielo á sus loores. De cuatrocientos y cincuenta y uno,
Las Españas al Tajo dejarán Tiempo de general adversidad,
Con los bosques del gran Guadalquivir, Atila , rey de ostrogodos y htimno,
Y en dorados arneses se verán, Que el azote de Dios era llamado,
Unos con duras lanzas embestir, Por no hallarse mas cruel otro alguno,
Esparciendo en el aire las astillas, Vino con grueso ejército y armado
Y con limpias espadas combatir; A Italia , y todo el mundo amenazando,
, ,, , , ,, , ;;

COMPOSICIONES VARIAS. Cl
Sin perdonar profano ni sagrado. Todo pueblo al contrato consintió;
el
Llegan sobre Aquileya braveando, Las conchas y pescados por su parte
Y á fuerza de combates la asolaron, El arena y el viento confirmó.
Una piedra sobre otra no dejando. Aconteció hallarse á aquella parte,
Los que en Padua y Altino se hallaron, El dia que la esposa se llevaba,
Por excusar las bárbaras saetas La diosa enamorada del dios Marte.
Con otros que de Italia se juntaron, Acaso sus cabellos ordenaba
Vinieron á poblar ciertas islelas Tejiéndolos con cuerdas de oro fino,
Entre el Sil y la Brenta, y los pantanos Y en blanca vestidura se adornaba.
Que antiguamente se decían Vénetas. Aun no era bien compuesta, cuando vino
Con pobres caballeros los villanos, El niño que con arco y pasadores
Revueltos los criados con señores, Hace guerra á los hombres de contino.
Todos fueron llamados venecianos. Con él venían otros mil amores.
Todos eran ya hechos pescadores, Todos con arco y Hechas mas no tales
,

Mostrados á beber los hielos duros Todos hermanos suyos, mas menores.
Y á comer pan mezclado con dolores. Estos hieren los brutos animales,
Las ondas les servían como muros Las plantas y pescados y avecillas;
De las humildes casas y tejado, Mas aquel corazones de mortales.
Y la pobreza los tenía seguros. Mostraba haber rendido de rodillas
Cubierto de carrizos el Senado, A Júpiter, y hecho humanar.
Heclio de duras conchas el asiento, Otra vez á pacer con las novillas,
Trabábase de redes por estrado. O con húmidas noches abajar
Un cuerno ó caracol por instrumento La plateada luna dende el cielo
Los llamaba á la misa ó al concejo, En rústicas cabanas á morar.
Que á veces no se oia con el viento. Allegando á la madre con el vuelo,
El marido, mujer, el mozo, el viejo Le dijo que Yeuecia celebraba
Se juntaban confusos al sonido Una gran tiesta en este húmedo suelo.
Y á dar sus pareceres en concejo. Donde era tanta gente, que él estaba
Pues si alguna doncella iba á marido, Cansado de herir, no de otra cosa
Hacíase de peces el banquete Sin perder solo un tiro del aljaba.
Y de juncos tejidos el vestido. Determinó venirla á ver la Diosa,
En toda la ciudad no había bonete Y encima de su concha, aderezada
Sino por jubileo , y aun soez De púrpura encendida y luminosa
Y entallado á manera de casquete. Por ligeros delfines fué tirada
Acaso se juntó el pueblo una vez, Hasta entrar por la boca del canal
Y eligieron señor el mas prudente, Donde era va la fiesta comenzada.
Que les servia de duque y de juez. Nunca Venus pensó que fuera tal;
Algún pescador, que era su pariente, Tanta dama hermosa, tan vestida,
Viéndole la cabeza descubierta, Tantos hombres tan ricos de caudal.
Se descosió una manga en continente, Salióla á recebir la mas ardida ;

Y por donde ella estaba mas abierta Aunque harto invidiosas, mas contentas,
Se la encajó hasta dar en las orejas La juran por hermana de la vida.
Adelante lo estrecho y toda tuerta. También ella las trata de parienlas;
Por esto dicen las historias viejas Que eran todas nacidas de la mar,
Que le llamaron cuerno, y este nombre Y por ella halladas en afrentas.
Le quedó hasta hoy entre las cejas. Estaban tan atentas al mirar
Continuóse el reino de hombre en hombre, La lumbre, juventud y hermosura,
Bajaban los estados comarcanos Que nadie se acordaba de hablar.
Perdiendo con discordia fuerza y nombre. Cada uno loaba la postura
Crecían de contino venecianos, De los pechos y manos y cabeza,
Metiéndose á la mar y mercancía El arte del tocado y apostura.
Con moros y judíos y cristianos. Notábanle la vuelta y la belleza
Fabricaban navios á porfía, De! recoger en oro los cabellos,
Concurrían naciones forasteras. Y dónde acaba el rizo y dónde empieza
Reformando el gobierno cada dia. En tan varias maneras retorcemos,
Era ya la república de veras, Quesería prolijo el cscribillas,
La gente mas tratable, mas humana Porque cierto son mas que no son ellas;
Que cuando se criaban en pesqueras. Las ropas transparentes y sencillas
Comenzóse á vivir de mejor gana, Dar color á los pechos y á la cara
,

Ordenar por razón los edificios El peine, partidor y redomillas.


Y á vestirse de paño fino y grana. Dende allí les quedó Venus tan cara,
A tenerse mas cuenta con los vicios One arriscarán por ella las personas
A platicar de guerras y de amor, En cualquier ocasión que se hallara.
Y á tratar de mas nobles ejercicios. • Consagráronle aliares y coronas,
Traíase de seda ya el señor, Cantares, sacrificios y oraciones,
Y el palacio creció sobre colimas, Las doncellas, casadas y matronas.
Y elmármol adornaba la labor. Aunque duran algunas condiciones,
Espantáronse el mar y sus lagunas Resde entonces usadas hasta aliora,
De ver subir tan altas las moradas Por las fiestas y tiempos y perdones,
Y crecer de tan súbitas fortunas.
el Parecióle tan bien á esta señora
Revolviendo entre sí cosas pasadas í.a tierra , que viniendo solo á vella
Del tiempo que á la tierra y su pujanza Se quedó por vecina y moradora.
Sojuzgaron las ondas siempre airadas, Y olías veces había estado en ella ;

Temían que en tan grande y tal mudanza Mas no que la tuviese en la memoria,
La tierra se tornase á rehacer, Ni lauto procurase conorella.
Y tomase del agua la venganza. Tras ella vino luego la Vitoria,
Desde allí se juntaron á crecer En la mano dos remos y vogando,
Cuatro veces al dia y apartar
, Armada de virtud valor y gloria.
,

Las cosas que pudiesen empecer. Mostró extenderse el pueblo peleando


Pero, en fin, por sospechas apartar, Por las partes que el sol suele nacer,
Juntar un matrimonio pareció Con la fuerza y esfuerzo de su bando.
Del daque de Venecia con la mar. Hizo luego vestidos parecer
, , , ; , , , ,

62 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


En púrpura á los padres y togados CARTA Vlí.
En senado á decir su parecer,
Y gobernar ejércitos pagados, nustre capitán viton'oso
A tener otros pueblos por vasallos, Dulce hermano y señor, don Rernardino,
Príncipes por sujetos y aliados. Salud, honra y hacienda con reposo.
Venir varias naciones á buscallos, A veces lleva el hombre buen camino,
Pedir, ora socorro ora justicia ;
,
Y si por caso un paso se le estrecha
También otros por gloria á provocallos. Piensa que errado va y que pierde el tino.
Reinaban la prudencia y la malicia, Desvíase á otra via mas derecha
Parles que le han traidó donde está; Trillada de carretas y pisadas ,

La templanza modestia y la justicia.


, Dejando gobernar á la sospecha.
Es de ver cuan humilde y cómo va Primero pasará por las aradas,
Solo en tanta grandeza por la calle A una mano y á otra los collados
El mayor ciudadano que será. Con algunas encinas desmochadas.
Si venís á su cosa por hablalle, Sale después por extendidos prados,
No toparéis á otro sino á él Entre el agua corriente y yerba verde,
Y aun topado, querréis ir á buscallc. Hasta dar en los bosques apartados.
Cogida la cintura de tropel Entonces le parece que se pierde;
La ropa cuanto luenga la queráis, Mas vase espoleando embebecido,
Atestadas las mangas de papel. Sin que de revolver atrás se acuerde,
Una beca de paño por través, Hasta que la verdad y el conocido
Un bonete á manera de sartén. Error á la opinión muestra y enseña
Con medias chineletas en los pies. Cómo no hay que fiar en el sentido.
No mudan este traje en mal ó bien Echó por un carril de cargar leña,
El mozo, viejo, rico, el que no tiene Que se muere en las manos, y le deja
Todos viven y van por un conven Sin camino, sin guia , rastro ó seña.
;Oh ninfas de la mar! ¿cuál de vos viene En vano se maldice, enoja y queja,
A darme algún favor para que pueda Y procura salir por tal tenor,
Cantará esta sazón como conviene? Que cuanto mas porlia mas se deja.
Ya la gente se ordena como en rueda, Tú sigues el camino que es mejor;
Ya comienza la novia á relucir Vé derecho por él , sin empacharte
En blanco y oro, vergonzosa y leda. Con otro que quizá será peor.
Tráela de las manos al salir No te turbe el m d paso, ni le aparte
Un chico vejezuelo, bailador; El carril que atraviesa ó el que sale,
Ya las damas la van á recebir. Ni te dé con el seso en otra parte.
Dentro ha hecho experiencia en la labor No hay elemento alguno que se iguale
Enhilando una aguja , y mas desnuda, Con el agua corriente, simple y pura,
Amostrando si el vientre es paridor. Por quien el mundo vive .crece y vale.
Si es flaca ,gorda ó floja ó si es nervuda
, ,
Como fuego encendido en noche obscura,
Coja , manca, contrecha de algún vicio, Entre lodos metales se parece
Loca, simple, atronada, sorda ó muda. El oro, y nos alegra su figura
La madre y las parienlas del novicio, Ensalza el (pie lo tiene , y enriquece
Por conocer mejor si era de prueba, En fausto, en abundancia y alegría ,

La mandaron hacer este ejercicio. Colocado en lugar (pie resplandece.


Las demás se aperciben y se lleva , Nunca busques estrella á mediodía
A sentar cada cual, según usanza ,
Tan clara como el sol resplandeciente,
Con escofia y gorgnera, saya nueva. Que por el cielo yermo se desvia.
No se habla palabra, ni mudanza La opinión de los pocos y la gente
De hablar se hará en toda la fiesta , Es el que bien se halla no mudarse
O la que está asentada ó la que danza. Por desvio, ocasión ó inconvinienle.
Si alguno les pregunta, á la propuesta No digo yo que no puede engañarse
Responden de cabeza sonriendo,
, Alguno en el propósito que lleva;
Y no se espere hacer oirá respuesta. Mas que debe, si es bueno, contentarse.
Un baile acaba y otro va siguiendo; No es dado á todos hombres hacer prueba,
No mudarán propósito ó manera Ni la orden de amor tiene por cierto
Mas de lo que al principio iban teniendo. Que cada hora muden ropa nueva.
Los galanes, vestidos, que cualquiera Dejar lo que se tiene por lo incierto,
Por el (raje dirá ser escolares, Si se tiene, ó dejar lo (pie se espera
Y aberre ¡laman á la forastera. Por lo que no se espera, es desconcierto.
Tasados á la cena los manjares, Amor te dio la ley á su manera
Aquel está mejor que viene antes, Y el sugeto mejor que darte pudo ,

Y no curan de asientos ni lugares. Guardado por de dentro y por defuera.


Sírvense de barberos por trinchantes, No vale contra ella el fuerte escudo
Que teniendo la carne con el paño, De saber y templanza, y la elocuencia
La pican con cuchillos muy tajantes. En la necesidad (pie loma mudo.
,

Otros hay que la cortan de rasguño, Aprende de tu hermano la paciencia)


Otros la despedazan arrastrando, Y el no mudar, ause te. la fortuna
i

Y todos los bocados por un cuño. De otros, de ti mismo la prudencia.


La gente que á la tabla está mirando, Mostróme el sufrimiento de la cuna.
Nunca Jérjes en Grecia tuvo tanla , A durar en un firme devanea,
Y ellos comer sentados y callando. Como suele hacer Maria 'le luna.
Este se sienta y este se levanta Las imaginación s del deseo
Este gana el mirar por ocasiones, Me hurlan de comino por dela:ite ,

Este alarga . este tuerce la garganta. Y cuanto espero y pienso, lanío creo.
No hay otra cortesía ni razones Ya me finjo en habito triunfante,
Sino amparar las damas de la guerra Ora hago cuestión, ora me acuerdo,
Que se les hace á voces y empujones. Y me hieren y hiero en un instante.
A la fin el servir todo se. encierra Celoso por el cabo, bramo y muerdo
En darles á la cena un mondadientes Al que veo llegarse á quien bien quiero
O una gruesa y gentil turma de tierra, Y en esto solo me parezco cuerdo.
Los mayores amigos y parieutes. Fínjomecon Andrés el cerrajero,
Tomás López al lado, y así estamo?
, , , ,,, ; : ; ,
,

COMPOSICIONES VARIAS. 63
Quemando papelejos al brasero. Entender y hablar de teología
A veces los espiritas alzamos Mas no al cielo subir sin escalera;
Sobre el cielo, y medimos tierra y mares, Tú padeces en tanta demasía ,
Y la arena sin número contamos. Que ó esta no es mujer imaginable,
Otras veccü nos damos de pesares, O tus cuidados son hipocresía.
Recogiendo la sangre en la patilla , Ajuicio común lo que es loable
A sus tiempos , sazones y lugares. Cualquier humano seso lo divisa,
Llamamos a la aguda Cerrajilla, Pero no como cosa perdurable.
A Francisca Rodrigue/, y don Lucio Al comienzo cavóme muy gran risa
Bracamonte, Marquillos y Frechila. De ver que aun no sentabas en la silla,
Convídame á comer el desvarío, Y ya el mundo piolabas á tu guisa.
Siéntame cabe si la conlecica, Enlodado y quebrada una costilla,
Que gobierna la mesa á su albedrío. No partido, y pensabas ya hallarte
Traigole presentada su copica, Fuera de Italia y Francia y de Castilla.
Y todos le hacemos la razón; Dije entre mí «Si hace esto con arte
:

Ella bebe por una pajarica. Don Simón aunque no seria tanto,
,

llago mis carbonadas al palron Que no le falleciese alguna parte,


De queso, de aceitunas ; ltiego anda » Un cuidado que á todos pone espanto,

San Martin en colmada posesión. ¡Oh incredulidad si hay duda eu ello ! ,

Por milagro don Diego se desmanda Ño debe ser el cómo, sino el cuánto.
A buscar vario pasto al pensamiento »No me doy una punta de cabello
O mudar otra suerte de vianda. Que tanto el hombre cuerdo se desmande
Pláceme de hacer torres en el viento Sino que tenga causa de hacello.
Y dejar la locura resolverse; «Sugelo debe ser menor que grande
Mas minea sobre nuevo pensamiento. El que turba elección y sentimiento
Tu merced se contente de tenerse Sin (pie el sentido ó a razón lo mande.»
En el mejor lugar sin se mover, Vino, y libróme de este pensamiento
Y callando, entre si solo entenderse. Amor, mostrando claro en la apariencia
Yo, sin bien, sin fortuna y parecer, Ser la fuerza mayor que el sufrimiento.
Contentóme con solo imaginar, Díjome que era poca reverencia
No loque es, mas lo que pudiera ser. Poner duda en aquella hermosura,
En el cielo estrellado hay un lugar Que vencía cualquier humana ciencia.
Guarnecido de acero relumbrante, Y que esto ni era caso ni ventura,
Las puertas de marfil de paren par. Sino pura razón y necesaria, ,

Auna mano va otra están delante, Que tal valor cupiese en tal figura.
Por divino arliücio fabricados, Cuanto a mí, no hallé cosa contraria
Dos cántaros de duro diamante: A lo que me dictaba la conciencia,
El siniestro colmado de cuidados Ni tu pena juzgué por voluntaria.
De trabajos humanos, duras penas, Un contraste hallaba á tu dolencia
Que en la muerte descargan sus nublados; Que dolor que tan largo se sufría
El diestro lleno de venturas llenas, Venia á ser costumbre y no paciencia. ,

Dulce contentamiento, eterna gloria Otro, que siendo tal su señoría,


Ventura en cosas propias y en ajenas. Mejor estaba á escuras ó invisible,
Cuando Dios alcanzó la gran Vitoria, Que no haciendo tan mala compañía.
Y la comunidad echó del cielo, En fin que tú deseas lo imposibje,
,

Se dice que los puso por memoria. Y ella está como causa ó fundamento
Las ánimas que bajan á este suelo Que mueve el universo, y no es movible.
Para dar a los cuerpos forma humana Yo, que tengo somero el pensamiento.
Comienzan por aquí su primer vuelo, Si amo, es donde amor podría dar luego
A salir cada cual según ha gana Tras el servicio el agradecimiento:
Prueba del uno y otro cuanto quiere No que piense por esto entrar en juego;
Y puede recebir la sombra vana. Mas porque es bueno amar con presupuesto
Bebida como el vaso que bebiere,
, Que se puede encender quien hace el fuego.
Así suerte aparejada,
lialla la Cuello corto, y redondo un poco el gesto,
Dende que nace acá hasta que muere. Blanca y rubia, y el aire veneciano,
Yo, mezquino, al entrar desla jornada, Y fácil al querer de todo el reslo .

Llegué con sed al vaso del dolor, Me lerna para siempre de su mano,
El cual todo bebí , sin dejar nada En esperanza libre y atrevido,
Y á vueltas la paciencia , que es peor. Sin sospecha, temor, alegre y sano.
Cuando te vi ir de Sena á Malpartido,
Dije « Misero amante y sospechoso,
:

CARTA VIII. Despachado eres antes que partido.


»No le veo manera de reposo,
Doña Guiomar Enrique/ sea loada Aunque digas que no puede olvidarte
Ante todo principio; que sin esto Un ánimo tan limpio y generoso.
Obra no puede ser bien comenzada. «Porque si verle piensas que es mirarte
Quedándome tal fe por presupuesto Engañaste; que acaso mira y cada
Imprimida de ti cuando partiste Como habia de mirar en otra parte.
Quisiera haber moslrádolo mas presto. »No te busca su vista mas le halla; .

« Escribe*, pues que puedes, me dijiste, Ni te nombra su voz sino como eco,
Con libertad seguro de la muerte;
, Que lo da y no lo siente la muralla.»
Escribe, y deja suspirar al triste.» Perdóname Cupido, aunque no peco,
,

En el comienzo tuve á buena suerte Yo me vi como tú perdido el brío,


, ,

Caberme un tan subido y gran sugelo; Triste, penoso, espantadizo y seco.


Después me pareció empresa muy roerte. Todo mal me cansaba sino el mió,
Porque nadie imagina un bien perfeto, Perdí el conocimiento, el cómo y cuándo
Si no con el sentido lo describe, Vivía siempre en error y desvario.
Ni lo entiende ó declara , si es discreto. Disimulando y no disimulando,
Y ansí , pues mi juicio no recibe Me perseguía amor á pecho abierto,
Percepción que el sentido no refiera Como si fuera de contrario bando.
Diré lo que de tu dolor concibe. Cuando disimulaba era hombre muerto,
Por el efelo es fácil á cualquiera Que no sentía el bien ó amaba poco;
, ,: ;» ;; , , , ;,;

04 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Si no disimulaba, descubierto. Pocos gozan presentes de su nombre,
De aquí me fui saliendo poco á poco Admirando contino el que es ajeno;
A una libertad, que hago y digo Mas síguenlos la gloria y el renombre.
Cuanto quieren, y quiero como loco. Midamos entre tanto el justo, el bueno;
No me viene á decir algún amigo Contemplemos el bien que solo encierra
«Mal estás bien le va yo te lo veo
, ,
, Todos los movimientos en un seno;
Ni de bien ni de mal hallo testigo. Cómo se junta el cielo con la tierra,
Callo y vivo con este devaneo. Cómo muda el tiempo lo encubierto,
¡Oh ambicioso dolor! Oh desengaño! Cómo cria, corrompe y nunca yerra.
Que aun no oso descubrir lo que deseo. cada cual el pecho abierto
Si viese
Entré por apariencia con engaño Que fué causa de tanta vanagloria,
Y vi la causa ser tan en la cumbre ,_ Y á las veces de tanto desconcierto,
Que luce, como el sol sin hacer daño.
, Para tanta miseria mucha gloria
Amo y callo con tanta mansedumbre, Seria don Simón , muy grande afrenta
,

Que no sabiéndolo, diría cualquiera Bastaría haber un poco de memoria.


Que el mió no es amor, sino costumbre. Y aunque amor pocas veces se contenta,
Dos montes dicen que hay de una manera Mas siempre en algo quiere mejorarse
Que arden en fuego vivo del infierno, Harto es que lo pensemos sin tormenta.
Dedentro uno, y otro por defuera. Quien no escoge d ebria contentarse
El uno y otro fuego como eterno, Con sacar por razón cualquier indicio
De una causa uno y otro decendiente, Que pueda su dolor representarse.
Iguales en verano y en invierno. Amar sin algún fin es tan gran vicio,
Llamaron Etna al uno antiguamente, Que nunca yo lo vea en quien bien quiero,
Lfestion al otro, que al encuentro Aunque muchos lo tengan por oficio.
Es de! Etna en el fuego diferente.
, Tornemos al propósito primero :

Etna trae las llamas por dedentro ¿Cómo hallaste aquella bien andanza
Cuerpo escuro, pendiente cavernoso, , Que te solia traer al retortero ?
Que funde las arenas en el centro. Creo que estaba en filo la balanza.
Con sonante murmullo y furioso Sin torcerse en la ausencia del camino,
Revuelve en el hondón de' sus entrañas Pues do no hay qué se mude, no hay mudanza.
El fuego, á los mortales temeroso. Lanzarote de Lago, cuando vino
Ahora lanza tal nube de marañas La vez primera en posta de Bretaña,
Del humo espeso con pavesa ardiendo, Damas curaban del y su rocino.
Que turba el ciclo y arde las montañas Mas, conocimiento no me engaña,
si el
Ahora levanta en alto, revolviendo En España no son tan venturosas
Golpes de vivas llamas extendidas. Ni se dan á curar tan buena maña.
Que las claras estrellas van hiriendo; Bien puede ser que todas sean hermosas;
Ahora lanza las peñas derretidas Pero agradezco á Dios que me lia guiado
Y escollos, con gemidos regoldando A vivir entre blandas y piadosas.
Del monte las entrañas encendidas. Como el hombre que tiene en eslampado
Quedan el fuego y viento murmurando Salir á la mañana y á la tarde,
En el hondón obscuro del profundo, Y vivir gordo y sano y concertado,
Y otra nueva materia rodeando. Ansí se enciende acá, y así se arde
Pecho sé yo que encierra otro segundo Amar por la salud ó autoridad,
Elna, con humo y fuego mas caliente; Cualquiera acometer, aunque cobarde.
No vive solo Encelado en el mundo. Doña Guiomar, debria tu deidad
Efeslion se enciende tan paciente, Hacer algún regalo á don Simón,
Que alumbra toda Licia á la redonda, Pues lo merece bien su voluntad.
Dando calor templado solamente. No tan mísera ser de compasión,
Puesto que tenga la raíz tan honda, gue el pobre haya por caso ó por dieta
Vese lento venir, claro y suave , 1 favor, y no á fuerza de razón.
Sin que ruido ó furia dentro esconda. Va volando, por verte, á la estafeta,
Témplase al fin como registro ó llave; Y halla que á la fin tanto ganara
A veces muestra el monte cuanto quiere, Si viniera al rodar de una carreta.
Y otras veces encierra cuanto cabe. Suave cosa es servir mujer muy rara
Dende ab initio arde, y nunca muere Suave cosa mirar cuanto hiciere,
Por todas partes en el monte espira, Suave cosa en verdad mas cuesta cara. ,

La verde yerba viva llama hiere. La que siempre amenaza y nunca hiere,
Bien como cuando sale ó se relira Trayéndole debajo del espada
El rubio sol en el dudoso dia, Es tirana absoluta en cuanto quiere.
Que tierra jumamente y cielo mira, Oh ausencia que eres burla muy pesada
¡ !

Al comenzaré dar fin á ia vía, Para quien mucho ama, si no deja


Ora sea á la larde ó á la mañana, Caudal con que tornar á la posada.
Con templanza su lumbre nos envia. Espantóme del hombre (pie se aleja
Hace el fuego la yerba húmida y cana, De su dama por mal que le parece,
Vemos á un mismo tiempo envuelta junto Y después de tornado, que se queja;
La yerba con el fuego, y queda sana. Mas muy mayor reprehensión merece
I Ilustre y blando fuego, que en buen punto El que antes de llegado, teme y siente
,

Entraste donde no será tu llama El dolor que no tiene y ya padece.


Consumida, aunque el cuerpo sea difunto. Porque primero que se viese ausente,
En el alma creciste, ella te ama, Debria considerar el mal doblado,
Ahora de esperanza mantenido, Temer ó sospechar de nueva gente.
Y después de perpetua gloria y fama. Fama es que se juntaba en un gran prado
No acabará lu ser desvanecido, En Esparta la gente vencedora ,

No fallará materia que te encienda, Como mercado.


á baile, á luchar en el
No serás de otro fuego consumido. La dueña, la doncella, la señora,
Que la inmortalidad, eterna prenda, Cada cual procuraba en los primeros
La frente de perpetuo oro ceñida Parecer mas hermosa aquella hora.
Te conservará vivo y sin contienda. Después los mas robustos y ligeros
Entonces se tornará mas larga vida; Y entre ellas la que mas fuerza tenia
Cuando este cuerpo deje libre al hombre, Salia al corro desnuda en vivos cueros.
Mi voz volará á pluma teudida. A la lucha de manos se venia;
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,, ,, ; , ; , , , ,,,,
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composiciones Varias. 63
De allí á brazo partido y zancadilla Si semueve con causa ó con razón,
Esa era mas amada que vencía. , Aunque se enciende presto, nunca deja
Ño tenia ninguno á maravilla Y este nos da mayor alteración.
Que el uso á la vergüenza desterrase Está lejos la causa y no se aleja
Y gozar la virtud pura y sencilla. Antes la ves presente, y de manera
Que mal parecería si probase Que sin ser ofendida se te queja.
La tuerza cada uno á la tornada A tiento se camina por defuera,
En la plaza , y el mundo se quemase Si tu servicio en algo descontenta,
Que todas las ausencias serian nada. Siempre estás deseando lo que fuera.
No viene de otro cabo esta tormenta,
Ni como la otra, sube poco á poco,
CARTA IX. Junto se siente el golpe y el afrenta.
Dure cuanto durare, nunca es poco,
Tal edad hay del tiempo endurecida, Porque tanta abundancia sale y crece
Que á su primer principio se revuelve, Que antes de ser sentido torna loco.
El término pasando de la vida. Muy lejos este fuego se parece;
La voz, de áspera, en blanda se resuelvo. El ruido y el humo que del sale
En dientes el encía se levanta A los vecinos ciega y ensordece.
La lengua y blanca barita en negra vuelve. El caso le despierta y del se vale,
Tal árbol que de antiguo nos espanta, Y sigue la elección tuerto ó derecho;
Se perdió viejo tronco so la tierra Mas con cualquier sospecha se desvale.
Y ahora sale encima nueva planta. Revienta echando chispas por el pecho,
Una virtud secreta que se encierra Del celoso temor ó sobresalto,
En lodos los sugetos que contemplo Aunque todo favor re entra en provecho.
La cual tarde ó temprano nunca yerra. Cuando pienso encumbrarme en lo mas alto,
Colgadas ya las armas en el templo, Da conmigo en el suelo en un momento
Torna el viejo soldado la porfía Tal, que me deja atónito del salto.
Por ira, por virtud ó por ejemplo. Dulce ver es de tierra un bravo viento
Dos fuegos nacen juntos, y los cria Que levanta la mar alta y hinchada,
El alma desde el punto que es criada ; Sacando las arenas del cimiento.
Crecen con ella juntos á porfía. Entre las altas ondas trabajada,
Prosiguen juntamente la jornada Una pequeña fusta abandonarse,
YmuévenseaJ principio juntamente, Que en breve será rota ó anegada.
Sin orden ú razón determinada. Ver sin peligro nuestro menearse
Truécase cada cual por accidente Y caminar con liero continente,
Y por ciega ocasión en pecho ciego Dos fieros escuadrones afrontarse.
Sin causa, voluntad ó inconveniente. No poique el mal ajeno te contente,
Pero nunca se acaba tanto el fuego, Mas porque en la verdad es dulce cosa
Que no deje secreta una centella Carecer del dolor que el otro siente.
Dentro del corazón, señor don Diego. Tú, fuera desta llama peligrosa,
Dios te libre de mal y de uiovella, Si algún fuego te quema, es como paja
Pues levanta la llama tan crecida ,
Que en un instante crece y se reposa.
Que el lugar donde está se abrasa en ella. Poca es la diligencia que lo ataja
Quien la trae se piensa que escondida Y su furor se apaga y desencona
En el hondón del pecho la retiene, Por arrojar en él cualquier alhaja.
Aunque todos la vemos encendida. Córrome de mi ser como una mona,
El un fuego mas blando se detiene Que en esta libertad me vi primero
Poco á poco en crecer y en arraigarse ;

Cual nunca se ha hallado otra persona.
Este es mas peligroso cuando viene. Acusóme de puro majadero
Ciertas partes comienzan á mostrarse, Porque no hay cosa firme en este mundo,
Que mueven el sentido y el deseo Que el tiempo no la traiga al retortero.
Antes que la razón pueda firmarse. En la cuenca del cielo y del profundo,
Sale contraminando de rodeo Donde todo de un arte se rodea,
Con determinación blanda y dudosa; No hallarás primero sin segundo.
Emprende si le veo ó no le veo. El año nos mantiene y nos recrea,
•Esta es una ponzoña muy sabrosa Mas muda cuatro cosas en el cielo,
Que entre conversación sorda camina Y el Océano siempre se menea.
Sin parecer á nadie sospechosa. El manto de los cielos con su vuelo
Poco á poco el favor se contramina, Los mueve á todos siete, y él se mueve
Siéntese en tu señora otro gobierno, Con todo cuanto cierra en este suelo.
Con cualquier golpe amorte desatina. El sol á la mañana el Ebro bebe
Hállase de amistad el pecho tierno Y á la noche reposa dentro en Tajo
Mostrando querer bien, mas no destaarte, Y no hay parte que á ser otro nos ¡leve.
Y abrásase en un fuego del infierno. Contar lo que se muda es gran trabajo
Entra en el corazón por cada parte, Pues que todo se muda tarde ó cedo,
Contrasta la razón con el sentido, Mejor es el camino que el atajo.
Y no osas rendirte ni guardarte. Solo yo soy un hombre que estoy quedo,
A cabo se da el hombre por vencido, Que nunca trocaré la fantasía,
Descubre la dolencia en puridad Ni el cielo me
hará mudar un dedo.
Dejándose llevar á mal partido. Torne la noche escura er! claro día
Este fuego es amor y fué amistad Vuelva el dia después en noche escura,
Suele prender tan recio al pobre amante Siempre seré, Señora, el que solia.
Porque funda su ser sobre verdad. Amor puso en tu mano mi ventura
Ocasiones me vuelan por delante Nací á tu voluntad predestinado,
Que perdí cuando desla suerte amaba Aunque esta suele ser de poca dura.
Que me quise ahorcar en el instante. Sea por elección ó sea por hado,
Mejor gallo aquel tiempo me cantaba Jamás te vi en un ser para conmigo
A lo menos tenia bueno un punto, Como á todas las cosas que he contado.
Que la conversación no me faltaba. Yo sin bien, sin favor y sin abrigo ,
El otro fuego vuelve todo junto Aunque á tus fuerzas hago resistencia
En furia, que os revienta el corazón Mas nunca pude contrastar contigo.
Y á cada paso os tiene por difunto. Las peñas venceré con la paciencia,
P.XVI-I, 5
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DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Y tú las romperás con la aspereza Tornar armas y pechos contra él
Sin que se pueda en lí hallarclemencia. Nose olvidó el amor en el afrenta,
Tanto es, que yo naci para firmeza Ni quiso castigallos con su mano ,
Y todo lo demás para mudanza ,
Por no dar de sus obras mala cuenta.
Sino solo rigor de tu crueza.
el Apartóse, y dejólos en el llano ;
Porque siendo contrario á mi esperanza Ellos, como se ven de furia ardiendo,
Y ella á un fin que no llega enderezándose Cada cual se volvió contra su hermano;
Ha de tener en filo esta balanza'. Tanto, que eatre sí mismos combatiendo,
Vaya el mundo, si quiere, rodeándose, Allí donde nacieron acabaron ,
Que yo estaré en un punto siempre firme, Matando unos á otros y muriendo.
Y su ser andará siempre" mudándose. Los que desta jornada se escaparon
Con cualquier fuego puede amor decirme Y le fueron amigos cordiales .

Que me ha abrasado el alma como escribo, En todos sus trabajos le ayudaron.


Aunque me lia sentenciado sin oírme. Y yo, en el hondo centro de mis males,
Al principio sin duda estaba vivo , En el cielo sembré mis pensamientos,
Aunque atónito viéndome tirar, De quien nacieron penas inmortales.
Sin conocer es'e dolor esquivo. Mis hijos me persiguen á tormentos
Amando no era amar,
sentía qué Y traban entre sí brava contienda,
Iban mi bien y mal juntos contino Cada cual por vencer los sentimientos.
Miraban, y respondíanme al mirar. Dudosos pensamientos, ¿no hay enmienda
no me respondían por el lino
Si Al daño que hacéis dentro en mi pecho,
Que yo me concebía ó me soñaba, Ni puede la pasión tirar la rienda?
El aliento fallaba en el camino. Pensé haber acabado todo el hecho,
Disimulaba y no disimulaba, Y que la llama ardiente desta espada
Parecía en mi alma estar secreto Era muerta, aunque fuese á mi despecho.
Lo que en la plaza el mundo publicaba. Della nacióla guerra guerreada
Andaban lo acabado y lo imperfeto, Que amor crió en el alma y la fecunda
Lo cierto y lo dudoso contrastando Y mí muerte no será acabada.
sin
Y otros contrarios mil en un sugeto. Aquella fué primera, esta segunda
Cuántas veces me dijo amor, burlando : De aquella fué el principio mal cubierto,
«Guárdate, no des paso mas adentro , Y esta se cria en parte mas profunda.
Antes procura entrar, sabio, tentando.» Tal hora piensa el hombre estar ea puerto
Mas yo, que no sentí el primer encuentro , P»evuélvcse del cielo un viento vario,
Pensé que todos fueran tan livianos , Y alcánzale ea e! mar, hondo desierto..
Hasta que me bailé puesto en el centro. Tal hora nos engaña un letuario;
Vinieron mis amigos, mis hermanos, Tenérnosle por bueno, y no se alcanza
Y todos me decian « Que le engañas
: Cómo es del todo á la salud contrario.
Amores el que traes entre las manos.» No puede estar un cuerpo sin mudanza
Holgara de guardarme de sus mañas, Ni el tiempo suele siempre estar sereno,
Mas no pude que vino á parecer
; Ni veiéis en la mar siempre bonanza.
Cuando estaba bien dentro en las entrañas. Cuando creí que estaba mas ajeno
Comenzáronse luego á recrecer De cuidados de amor, libre y quieto,
Muchas cosas que antes no veia , Y de viejo deseo sano y bueno,
Aunque de aquí vinieron á nacer. Vimé por otra parle mal sujeto
En fin, Señor, el duro mal crecia ; Tanto mas cuanto mas era velando
Amor armaba lazos en lo raso, Que amor no p metrase en lo secreto.
En que el simple amador daba y caia. Sin saber porqué parte, cómo ó cuándo,
Entró en casa vacia, y puso vaso Descubrió contra mí su fuerza y maña ,
7
Y ocupó de manera el aposento, Y mis sentidos fueron de su bando;
Que no lesacará elección ni caso. que si el sufrimiento no me engaña,
Tal,
Siempre amo, y amor es tan sin tiento, La Hamaqueen mi pecho es ordinaria,
Y me embiste con tanta pesadumbre, Seria en otro incomportable, extraña.
Cuanto á cerrada selva crudo viento. Yo querría que fuese voluntaria ,
Cae el rayo, y amenázanos su lumbre Por mayor gloria mía mas no quiere
;

Dentro en lo mas escuro del nublado, Que sea sino fuerza, mi adversaria.
Y hiere en lo mas alto de la cumbre. Hagan fuego y amor cuanto quisiere
Todo pecho se halla aparejado Que sobre fundamento y cau§a tal
A sentir este fuego, mas no guarda Amor crece, y el fuego nunca muere.
Todo pecho el amor on un estado. Enesta parte me veré inmortal
Haz tú, si me creyeres, buena guarda , Y llevaré del tiempo la Vitoria
Sin acogello mas de una semana Que no puede alcanzar de lanío mal.
Que se hace mas huésped cuanto larda. Puede ser que te venga á la memoria,
Como suele un espejo, cosa llana, Señora, del engaño que pasaba ,
Recibir en la haz una figura , Cuánto por gloría dabas vanagloria.
Y tornarla á volver de forma sana Mi mal es bravo, mas la causa es brava,
Ansí muchos alcanzan tal ventura, Por ventura mas brava que se piensa
Que cualquiera en su pecho se repara, Y el deseo ni cansa ni se acaba.
Sin atarse con una hermosura. Sea hado ó razón lo que dispensa
El ama, la doncella y la mas cara Que en fin yo sacaré desta partida
Todas hallan un norte y expediente, La inmortalidad por recompensa,
Y á todas recogéis con una cara. Que es la mas larga y descansada vida.
Fama es, cuando mató la gran serpiente
Cadmo, que con esteva y aguijada
Esparciese los dientes por simiente. ELEGÍA.
Vieras salir en medio del arada
En un punto crecer hombres y arneses, no puede razón ó entendimiento
Si
Y producir la tierra gente armada. El cuidado aliviar á quien lo tiene,
Con agudas espadas y paveses Siempre queda mayor el sentimiento.
Vinieron á encontrarlo de tropel, Es mi mal sin remedio, y no conviene
Amenazando tajos y reveses. Pensar de refrenarlo con prudencia
Cadmo, que vio la gente así cruel, Sino soltar la rienda á cuanto viene.
De ira y de furor llena y sangrienta, Por domas es la fuerza ni la ciencia
;
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COMPOSICIONES VARIAS. G7
Que la pasión no escucha la cordura Y metido en un dulce devaneo?
Y acrecienta el dolor la resistencia. ¿Quién te trató, que no desesperase,
En é!, como en la flor «le la hermosura Apartado con manso desengaño,
De arrebatada suerte salteada , O quién desesperó, que note amase?
Que falleció la vida y la ventura A ninguno tu vista hizo daño,
Fuiste, doña Marina, tan llorada. Que tu bondad no fuese el instrumento
Cuanto el poco (¡ne en esta luz viviste A reparar la culpa d engaño. ¡1

Tu vista mereció ser alabada. El ánimo y manera, el pensamiento


Lo que la redondez del cielo viste igual con la grandeza y con la gloría
Todo siente en extremo tu partida De tus antecesores que no cuento.
,

En extremo se duele y queda triste. Seria ennoblecerle eon historia,


¿Quién fué mas admirada y mas servida? Y hacer á tus méritos gran tuerto
Quién con mayor razón lo merecía ? El traer tanto rey á la memoria.
Quién lo estimó tan poco en esta vida? ¡Qué descuido en el habla, qué concierto,
Esa lumbre, que al sol escurecia, Qué aviso, qué prudencia, qué llaneza!
Yace aliora tan bajo so la tierra. Parecíanos traer el pecho abierto.
Cuanto declaro entonces la vencía. Salí triste de mi naturaleza
Antigua, inexcusable, cruda guerra A buscar en provincias apartadas
Entre el huerco y el hombre, tan forzosa Mayor reputación, mayor grandeza.
Es la necesidad que en ti se encierra. tienenme ahora los hados tan cortadas
¿Quién vio á doña Marina tan hermosa Las alas de la gloria, que me canso
Cuanto viva la vi y la vi difunta Mejor fuera adorar en tus pisadas.
Que piensa en el durar de alguna cosa? Correr con la fortuna bajo y manso,
Nunca se excusa y siempre se barrunta Y no temer por lin merecer verte,
Aquel paso cruel en que dejaste Mas en verte poner lin y descanso.
Triste y á escuras toda España junta. ¡Cuan bienaventurada fué la suerte
¿Qué hado, qué fortuna, qué contraste De aquellos que presentes se hallaron
Te arrebató delante nuestros ojos A ayudarte á salir del paso fuerte!
En el tiempo que menos lo pensaste? Tus manos con sus lágrimas bañaron,
Muerte dura, que gozas los despojos Cerráronte los ojos, y presentes
De todo nuestro bien y dura suerte En tu faz, que moria, contemplaron.
Venida para dar males y enojos Dulce oficio de amigos y parientes,
Contra quien no hay razón ni escudo fuerte, Confortar al amigo eii hora triste;
Siempre contigo estamos de conquista, Dulce, mas rehusado entre las gentes.
Amagas con la vida y das la muerte. ¡Bendito aquel de quien te despediste,
Si el trigo no es maduro en el arista ,
Que sintió las palabras que decías,
No corta el segador la mies en berza Y al que postreramente adiós dijiste!
Antes de la sazón venida y vista. Infinitos trabajos, pocos días,"
No pone en verde rama, aunque se tuerza Contino contrastar con la tortura,
La hoz antes de tiempo el hortelano, Y salir al revés cuanto querías;
Hasta que se endurece y toma fuerza. El favor de los cielos en la cuna,
Y tú, hada importuna, tan temprano La gente que por diosa te adoraba,
601 tas el hilo cuando no maduro; Caminar por do nunca fué ninguna.
¡Oh cruda ejecución, oh dura mano! Cualquiera otra mujer que te miraba,
El sol, que vemos ir alto y seguro. Quisiera parecerle; mas probando,
Muere, y a las estrellas da sil lumbre. En vano loquería, y te admiraba.
Por no dejar el mundo en todo escuro. ¡Cuántas veces me vi, como soñando,
Mas después de caer, como es costumbre, Triste, verte y hablarte en esta ausencia!
Zabulle sus caballos en poniente, Después hálleme solo y suspirando.
Y veníosle otra vez subir la cumbre. Venias con aquelia reverencia
Pero la sorda muerte no consiente Que siempre mereció ser acatada
Que quien gusta una vez la agua profunda ,
De cuanto se hablaba en tu presencia.
Otra torne á ser visto de la gente. Aun no era tu figura bien formada
No hay designio que al cabo no confunda Cuando el aire en mirar se desparcia;
La noche eterna y hora del espanto, Yo quedaba suspenso, sin ver nada.
Ni se espera nacer la vez segunda. Entonces á mí mesmo maldecía,
Si es posible que lágrimas y llanto Adivino del mal y no sabiendo
,

Hagan volver acá la sombra vana Cuánto daño la muerte me hacia.


Ningún hombre lloró que pueda tanto. Al cabo quedaré triste no viendo
Mas
la necesidad, que tan temprano Tu hermosura; vino á maldecirme,
Se mostró enemiga y envidiosa,
te Porque vivo he quedado, tú muriendo.
No dejó de mostrarse á mí inhumana. A lo menos pudiera despedirme
Quedaranos siquiera alguna cosa En sombra y en verdad y entonces fuera,

Que ablandara rigor desta crueza,


el Mas consolado el mal, y ño mas firme.
Por muestra de una imagen tan hermosa. En pérdida común poco sirviera
El agrio escollo puesto en aspereza Remedio que á uno solo da consuelo,
Del bravo mar y vientos combatido, Si en todos no fué c' mal de una manera.
En fin ablanda el ser de su dureza. Común era un ardiente honesto celo,
Poco valen suspiros y gemido Con que á cuantos te veian obligabas
Para abi ir la cerrada y sorda vía; A ensalzarte y subirte hasta el cielo.
Antes es el quejar tiempo perdido. ¿Qué creerás de los que tú mirabas
Y ya no torna el mundo, cual soiia , Por gracia ó por favor mas que por ai te,
De hermosura en sí aquella pujanza, Si en tanta obligación a estos dejaba! i

Ni el ejemplar que della se tenia. España se cubrió de parte á parte


Gran parte fué de bienaventuranza De negra vestidura y de quebranto,
Tener en sí un extremo de verdad , Señora ,
por el duelo de dejarle.
Mas el perderlo fué gran malandanza. Nunca el rio creció con lluvia tanto,
¡Oh hermosura sin contrariedad, Ni con nieve deshecha en la montaña,
Ni envidia ni zozobra, que te veo Cuanto con nuestras lágrimas y llanto.
Cubierta de perpetua escuridad Fortuna contra nos prueba tu saña
,

Oh castísimo objeto del deseo


¡ Y fuerza juntamente, si nos quieres
¿Quién te vio, que sujeto no quedase Tentar en una pérdida tamaña.
,
; ; ; ; ,

68 DON DIEGO HURTADO DE iMENDOZA.


Que pues en tan sentibles paites hieres, Y porque con la voz mas dulce y pura,
Y tu mano tan cruda nos castiga, Y espíritu mas alto que el humano,
Buscaremos huir lo que hicieres. Pueda apartarme de la niebla escura,
Procurarse ha con arte y con fatiga Despreciando el común vulgo profano;
Dejar viva su imagen y memoria, Tú, Señora me sube en el altura
,

Con que el ingenio y mano la consiga. Do no puede llevarme ajena mano,


Pero ¿quién gozará (¡esta victoria? Y guia mis sentidos á tu modo;
Que no hay color ni piedra ni metal Que no pueden todos hacer todo.
ISi hay ingenio que alcance tanta gloria. En la mar, donde el sol resplandecer
¡Oh cuidado del loco perenal, Se ve primero con dorada lumbre,
Querer con artificio dar la vida Y por las bravas ondas extender
A quien, viva, ganó ser inmortal! Los rayos de templada mansedumbre;
Sea la esperanza vana, ó sea perdida, Donde suele dejar ya de correr
De verte en viva forma , ya tu muestra La rosada mañana en alta cumbre,
En mi alma estará siempre esculpida. Y tornarse risueño el dulce lecho
Pudo Orfeocon voz y mano diestra Con rostro tierno y delicado pocho;
Penetrará los reinosdel infierno, Arabía la felice, allí bañada
Y la gente mover que no se muestra. Del manso mar, por todo reverdece;
La crueza vencer del mundo eterno, El dulce fresco y la calor templada
Volver la ley escrita en diamante, Se mezclan por la tierra que florece;
Y al oscuro señor, de duro, en tierno. Con el bálsamo y casia delicada,
Procedió en el cantar duro y constante, Con mirra, cuyo olor nunca perece,
Fstorbandoel cruel y triste oficio Mirra que, enamorada de su padre,
Hasta que vio á su Eurídice delante; Fué de su mismo hijo hermana y madre.
Mas no esperó á gozar del beneficio Diré de Mirra que á esta tierra vino
,

El mísero amador y mal sufrido; La ira del cruel padre escuchando,


Y ansí se mudó en llanto su ejercicio. Por bravos montes y áspero camino,
Por los desiertos montes va perdido Siempre la aguda espada recelando;
Siete noches arreo y siete dias, Y al fin, de aborrecible le convino,
De lágrimas y quejas mantenido. La verde yerba en lágrimas bañando,
¡Ah, mezquino amador! ¿en qué porfías? En lugar de perdón y de piedad,
Cegóte la esperanza y el deseo, Pedir castigo á Dios de su maldad,
Y hiciste que muera por dos vidas. Las manos extendidas contra el cielo,
¡Ah, constante amador, mísero Orfeo, Decía con vergüenza y ira movida :

A los hielos y nieve condenado! « Yo ensucié yo rompí el virginal velo,


,

¡Cuan conforme á tu mal el nuestro veo! Yo el tálamo violé en que fui nacida;
Tú vas ahora por Tracia desterrado, Dice á mi padre de su hijo abuelo,
Hinchendo tierra y cielos con tu queja, Y á mi madre hurlé la honra debida.
Y suspiros mezclando con cuidado. ¡Oh hija, de tu padre torpe amiga.
Ella, vuelta en espíritu, se aleja De tu madre combleza y enemiga!
Por extendido campo ó yerba verde, »Si el hombre que confiesa mal hacer
Aunque no sin dolor porque te deja Es oido en sazón desesperada ;

Pero no que tornar á tí se acuerde Si el castigo que puede merecer,


Porque el que pasa el agua del olvido, Respeto del delito será nada;
En vano lo desea quien lo pierde. Si sé que todos me han de aborrecer,
No la llames con llanto ó con gemido, Vivos y muertos, viva ó sepultada,
Con ruegos, sacrificios y oraciones ;
Ruego á Dios que me saque de este mundo
Que todo le será tiempo perdido. De manera que no ensucie el profundo.»
No con luengo discurso de razones, Oyóla Dios en su deseo postrero,
Ni con favor, destreza ó violencia, Y á sus ruegos piadoso se movió;
No con oro, con plata ó ricos dones, La carne y huesos convirtió enmadero,
Como una vez que es dada la sentencia. Y los pies en raíces retorció
En rayada corteza el blanco cuero,
Los dos brazos en ramas extendió,
FÁBULA Y ella misma, de empacho y de graveza,
Dejó sumir el rostro en la corteza.
DE ADONIS, HIPÓMENF.S Y ATALANTA. Las lágrimas quedaban solamente,
Y estas se convirtieron en licor.
El tierno pecho, de cruel herida Que, endurecido con el sol ardiente,
Por la dura salvaje fiera abierto, El aire mezcla de suave olor;
La madre del amor toda afligida, Vive su Hombreen boca de la gente,
Que con lágrimas baña el joven muerto; Porque quiso la madre del Amor
Y tú virgen de Hipómenes vencida,
,
Que la planta de Mirra se llamase,
Entre gloria dudosa y miedo c!er:o, Y la memoria el nombre conservase.
Seréis el argumento desta historia ,
Un niñotierno, en carne concebido,
Que presente hará vuestra memoria. Crecía dentro del madero oscuro;
A tí doña Marina de Aragón
,
,
("recia, ydeseaba ser venido,
A quien naturaleza estudiosa Por huir de su madre, al aire puro;
La obra sin tener comparación Y al tiempo de nacer constituido,
Hizo, sobrando á sí y á cualquier cosa, El árbol se doblaba, aunque era duro;
Hermosa sobre todas cuantas son, Faltáronle las quejas del parir,
Y es lo menos que tienes ser hermosa Mas no dejó por eso de gemir.
A tí llamo, que alargues tu favor El mismo parecía se apretaba,
Dando principio y fin á esta labor. Y callando mostraba su tormento;
La honesta y ciara lumbre de tus ojos. El tronco en nuevas lágrimas bañaba,
Que á todo humano ser tiene rendido; Y movia la tierra de cimiento;
La blanca mano llena de despojos Lucina diosa del parir, que estaba
,

De almas y voluntades que has prendido; Presente á tan extraño nacimiento,


Las gracias en tí unidas á manojos, Viendo abrirse el madero por delante,
Tu grandeza y dolor nunca vencido, En sus manos recibe al tierno infante.
Mas vencedor de humanos corazones, Las ninfas le lomaron á criar,
Enderecen y guíen mis razones. Y Adonis el hermoso le llamaron,
:,, , ;;; , , ; : ; ,
:

COMPOSICIONES VARIAS. GD
Por ser su hermosura tan sin par, Y como alzó los ojos en el punto
Que ellas, como de extremo se espantaron; , Que sintió la herida, vio al amante
Y muchos que los Vían á la par, Vio al amante, y quedó en la yerba verde,
Por el hijo de Venus le tomaron; Como la mansa cierva que se pierde.
Si del costado el arco Amor dejaba, El niño, echado de la madre aparte,
Adonis del costado le llevaba. Se sintió de lo hecho tan de veras,
No hay cosa mas ligera que los días : Que probó en el tirar su fuerza y arle
P;isa una edad corriendo y otra mana. Con una Hecha de las mas ligeras;
Este que niño tierno hora veías, Corvando el arco de una y otra parte
Nacido cíe su abuelo y de su hermana, Hasta juntar entrambas empulgueras,
Ya es muchacho, ya es hombre de porfías, Toeó el rostro la cuerda á man derecha ,

Ya le miran las ninfas de su gana; Y á la izquierda la punta de la fle> ha.


Enamoró á la madre de Cupido, Hizo la cuerda al desarmar sonido,
Y venga el fuego en que la suya ha ardido. Y voló la saeta por derecho.
En el Arabia es fama que, cansada Con la cual el mancebo fué herido
La diosa Venus por la tierra yendo, De cruel golpe en el siniestro pecho,
Bel murmullo de una pgua convidada Y del tiro quedó todo aturdido,
Que entre la verde yerba iba corriendo, Y Amor se alzó en el aire satisfecho
Con el sol y el trabajo acalorada Iba vanaglorioso en su volar.
Al fresco viento el blanco pedio abriendo, De haber herido entrambos á la par.
Cubierta de una tela transparente, No fueron menesler largas historias
Se sentó á reposar cabe una fuente. Ni muchos andamientos de razones:
Acaso Adonis por allí venia, Que quien habia juntado las memorias,
De correr el venado temeroso Pudo juntar también los corazones;
No de otra arte que el sol cuando volvía Las ninfas se alegraron de sus glorias,
En Lidia los ganados al reposo Y los cubrieron de suaves dones
El polvo que en el rostro se veía liosas blancas y rojas, y otras Boros
Y el sudor le hacían mas hermoso; Que mueven y acrecientan los amores.
Como con el rocío húmida y cana La Diosa está de sí tan olvidada,
Se ve la fresca rosa en la mañana. Que huye la ribera cilerea
Queriendo defenderse del calor, Y Guido, de pescados abastada,
Y con el agua clara refrescarse, A Pafo, que la mar casi rodea;
Vido sola á la madre del Amor A Malunta se deja despreciada
Sobre la verde yerba reposarse Por mas oro y metales que posea ;

El espejo y el peine y partidor, Desdeña cielo y tierra y no le quiere;


La ropa con que suele ataviarse, A solo Adonis precia y por el muere.
Todo lo vio esparcido sin concierto, Ni toma el peine ni el espejo mas,
Y su hermoso cuerpo descubierto. Ni de las hachas amorosas cura.
En torno estaban las silvestres diosas Ni adorna su cabello por compás,
Puestas en ejercicio delicado Ni descoge la blanca vestidura ;

Cuál teje en oro coloradas rosas, El reposo y el juego deja atrás,


Quién coge varias llores por el prado; Ni se halla contenta ni segura,
Poniéndose á acechar las mas hermosas, Ni sale aderezada ni compuesta,
Han sátiros traviesos escuchado. Como cuando á los hombres hace fiesta.
Declarando por señas sus deseos, El dorado cabello, que es bastante
Y apartábanlos ellas con meneos. A deshacer el sol, al viento suelta;
La libertad andaba desceñida, En el hombro el carcax de oro sonante,
Y las iras ligeras á moverse", La blanca ropa en oro trae revuelta;
El simple llanto, la razón vencida, En la mano arco y flecha penetrante
Y los rabiosos celos sin valerse Un perro de trailla, otro de suelta,
La disimulación ya conocida Halla la caza y hiere en esa hora,
El turbado temor en atreverse, Y pensando matalla, la enamora.
Los livianos perjuros y promesas, A mansos animales se presenta,
Los cortos sobresaltos y las priesas. Y de las fieras á quien menos daña,
Echaban la soltura y mocedad A las medrosas liebres ahuyenta
A la corva vejez de la campaña Y al ciervo corredor por la c.impaí a';
Con ellas va la ciega libertad A quién hiere parada, y á quién tienta
La risa y juego y el dulzor que daña Con fuerza á quién rodea, á quién engaña,
,

El herbor de seguir la novedad, Parando ahora lazos, ahora liga,


La esperanza sin causa, que se engaña, De las seguras aves enemiga.
Y otras gentes que siguen á esta diosa, Huye ..1 rojo león, que con la muerte
Andaban por la yerba deleitosa. Se ceba y harta de la res paciente;
Entre todas volaba el niño ciego, Al lobo nunca harto, el oso fuerte,
Tirando mil maneras de saetas Y del furioso puerco el corvo diente;
A quién abrasa en valeroso fuego, Y temiendo celosa de tu muerle,
A quién hace heridas imperfetas; A ti también aparta este accidenie,
Engaña algunos entre burla y juego, Y te aconsejo, Adonis que no quieras
,

Hace unas libres y hace otras sujetas, Ofrecerle á la ira de las fieras.
Y al fin á todas vence el albedrio
, Con lágrimas le ruega y compasión;
Por fuerza ó por razón ó desvarío. Mas poco le aprovecha esle cuidado;
Este, que vio venir tan sin recelo "Huye, Adonis, le dice, la ocasión;
A Adonis con sus canes, por el llano No seas con mi daño tan osado.
A la madre huyo con presto vuelo, Ni lo sufreel peligro ni razón
Apretando las flechas en la mano; Ser contra los valientes esforzado;
Y ella, que se sintió llegar al suelo Acometer las bestias es locura ,

Los brazos le tendió con rostro humano; A quien armas tan bravas dio natura.
Al abrazar, el niño descuidado ¿Mil desastres que suelen ofrecerse
La hirió de una flecha en el cosiado. Entre el deseo ardiente y la victoria
Luego con mano y pecho, todo junto, A quien en los peligros va á ponerse,
Herida , desvió de infante;
sí al Me turban y revuelven la memoria;
Estaba la saeta tan á punto, Si tu ánimo no puede ya moverse,
Que el hierro penetró bien adelante; No me cueste tan cara esta tu gloria,
,, ,,,; ,,;,, , ; ,, , , ——, ; ,,, , ;, . ;, ; —
DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.
Que por seguir un puerco y no un venado
,
De consultar á Apolo la certeza
Te vea yo á peligro condenado. Si viviera casada ó al contrario
»Tu floreciente edad tu hermosura
, Deseo entre doncellas ordinario.
Tu gracia tu saber y tu destreza
, «Respondióle con voz turbada, obscura ,
De que yo me vencí siendo segura
, Harto obscuras palabras al sentido :

No la puede entender bestial bruteza


,

— Deja, Atalanta estar tu hermosura


,

Ni querrán perdonar en la espesura No procures gozalla con marido;


El oso, el puerco, el lobo, esa belleza. Pero no excusarás esta ventura ;
No vencen rostro y ojos celestiales Que tu hado está escrito, aunque escondido.
La fuerza út ¡os brutos animales. Tiempo venia en el cual te casarás,
«En el corvo colmillo el puerco lleva Y viviendo, de tí carecerás.
El rayo de su fuerza , y el león «Espantada Atalanta, así dudaba
Con ímpetu amenaza y furor prueba La ira del oráculo y respuesta,
Su saña , sin hallar contradicción Y con temor huyendo, se encerraba
Ningún animal hay que tanto mueva En la apartada y áspera floresta.
Y altere contra mí su condición Si alguno por mujer la demandaba
Como el cruel león y dañador. Respondía feroz á la propuesta
Por haber sido ingrato á mí y Amor.» Que ninguno la habría que la pidiese ,
Adonis, deseoso de sentir Si primero á correr no la venciese.
La causa de tan grande enemistad »— Yo mesma seré el premio al vencedor,
Le comenzó con ruegos á pedir Decia, y no es pequeño, ya lo veis ;
Le cuente de aquel hecho la verdad. El vuestro sé que no será mayor,
« Soy contenta , dijo ella de decir
, Por mucho que engañarme aveulureis.
Cuan mal agradecieron mi piedad ,_ Veíase la soltura y el amor
Contándote el milagro y caso extraño De los que por amiga me queréis :

Que á mí causó vergüenza y á ellos daño. Cada uno se esfuerce á la corrida


«Mas el aliento, de correr vencido, Porque el vencido perderá la vida.—
Y el desacostumbrado trabajar, «Divúlgase por Grecia este concierto;
Con la sombra deste árbol tan tendido, Y puesto que la ley era tan dura
Que á los rayos del sol no da lugar, Que el vencido al instante fuese muerto,
El verde prado al derredor ceñido Tan grande es su valor y hermosura,
Deslos olmos que crecen á la par, Que determinan por el campo abierto
El agua clara y limpia en que nos vemos Muchos poner la vida en aventura ;
Convidan á que un poco descansemos.» Y así, camino y tierra se hinchia
Tan mansa y sosegada cercando iba De quien por ver ó por correr venia.
La fuente el fresco prado y alameda «Éntrelos que á mirar allí vinieron
Que aunque corriese presurosa y viva Hipómenes fué uno, el cual estaba
A la mostraba estarse queda;
vista Asentado á juzgar los que corrieron,
El janeo agudo
ni la caña esquiva , Y de las bravas leyes se espantaba.
Ni la ova tejida y vuelta en rueda, Condenando entre si cuantos quisieron
Estorbaban al agua que corriese Mujer que tal peligro les costaba

,

Ni al suelo que lo hondo no se viese. Decia entre sí ¡No puede tolerarse


:

De césped vivo, de alta yerba verde Que así mueran los hombres por casarse.
Se cercaba la margen por debiera , «Mas como ve ponerse á la doncella
Con e' bledo inmortal, que nunca pierde En campo y parecer casi desnuda
La color en invierno y primavera Juzga no haber visto otra mas bella;
Está la roja flor, que nos acuerde Súbito la opinión del todo muda :

El oaso de Jacinto en la ribera Da por honesta y justa la querella,


Con ol ¡s flores varias y hermosas
i Y turbada lengua y casi muda,
la
Suaves yerbas y plantas olorosas. Las manos alias pide allí perdón
,

Los árboles ramosos y cerrados A los que había ofendido sin razón.
Que amenazan al cielo con la cima «Quería que corriesen , mas desea
Ceñían el lugar tan apretados Que ninguno alcanzase el vencimiento ;

Como tejida mimbre en tela prima Después ha envidia que el vencido sea
Veense los prados, montes apartados, Muerto por tan valido pensamiento.
Y las dudosas lieras por encima, Entre temor y gloria devanea
Los cerros con los valles desiguales, Crece el deseo y falta el sufrimiento;
Albergue de los brutos animales. Ya correría ; mas teme de perder.
Luego en medio del prado se sentaban , Mas que la vida , el premio d<>l correr.
Y trabándose estrecho con los brazos «l'enosoy triste, en voluntad confusa,
La yerba, y asimismo se apretaron, Revuelve mil porfías entre sí;
Mezclándolas palabras con abrazos. Ya teme , ya se esfuerza ya se acusa
Nunca revueltas vides rodearon Y dice : —
¡Torpe yo! ¿qué hago aquí?
,

El álamo con tanto? embarazos, Amor y hermosura que me excusa ,

Ni la verde y entretejida hiedra Me harán vencedor; quiero por mí


Se pegó tanto al árbol ó á la piedra. Ponerme á la fortuna que se ofrece
Que amor al atrevido favorece.
r.EFlERE LA DIOSA VENUS LA FÁBULA DE ATALASTA Á ADÓ.NIt »EI que consigo estaba asi á decir,
Moviendo y apartando inconvenientes ,

Así estando la Diosa , comenzó Alzando la cabeza vio venir ,

La preguntada historia á proponer, Un hombre por correr entre las gentes


Diciendo « Adonis , no sé si llegó
: Pártese la doncella , y al salir,
Por fama á tu noticia una mujer Va como los arroyos muy corrientes,
Que en la soltura dicen que venció Por honda y llana madre sin sonido,
A los mas sueltos hombres á correr; Que vencen á la vista y al oído.
Tanto, que por milagro de natura «Mas puesto que correr viese á Atalanta
Tenia toda Crecía su soltura. Con tan ligero paso y volador,
«Atalanta por nombre se decia Que los livianos vientos adelanta
Y era virgen de tanta gentileza Y la presta saeta ó pasador,
Que estábamos en duda si tenia Su hermosura y gracia mas le e.-panta ,

Mas parle de hermosura ó ligereza: Que con correr es siempre muy mayor;
A esta vino acaso en fantasía A cada paso que eüa da, ¡a mira,
— —
;, ;, ,,, , ; ,;, ;
;; , , , , —,;,!, , ,!

COMPOSICIONES VARIAS. 7i
Alza y baja los ojos y suspira. Habiendo muerto tantos hasta ahora?
«El aire junto con los blancos pies Viva ó muera , decia luego entre sí

El vestido desvian y le allegan Pague, pues que á su daño se enamora;


Los cabellos, cogidos al través, Que si muertes de tantos que por mí
Que en parte al viento fresco se desplegan; Pierden vidas y honras en un hora
La clara lumbre que en los ojos es, No le mueven y apartan bien parece ,

Con cuvo resplandor los hombres ciegan; Que le pesa esta vida y la aborrece.
El blanco pecho visto por el oro, «¿Qué disculpa de mi inhumanidad
Hacen mas extremado su tesoro. Daré á Grecia que tenga por testigo,
,

«La color de la carne se veia tal, Si mato con furor y crueldad


Con el trabajo del correr mezclada A este porque osó vivir conmigo?
Cual suele el rojo velo en el cristal Si el premio del amor y piedad
Hacer sombra entre blanca y colorada; Ha de ser dura muerte y cruel castigo,
La pura leche no parece igual No podrá comportar hombre que viva
Sobre las vivas rosas derramaba El odio de Vitoria tan esquiva.
Ni en el limpio alabastro transparente «¿Qué culpa tengo yo? ¡Oh si quisieras
Esparcida la púrpura de Oriente. Dejar la peligrosa empresa y dura !

»EI que estaba en mirar embebecido Que en mas livianos y de menos veras
La carrera cruel que se acababa Se pudiera emplear tu hermosura;
Y con dolor del misero vencido, O ya que te determinaste, fueras
Ejecutar la ley y pena brava ; Elmas ligero y de mas ventura;
Vuelve Alalantaal puesto conocido. Huésped, no ganarás en mí, venciendo.
Quién se alegra con ella y la alababa , Cuanto arriesgas en tí á perder corriendo.
Vencedora , y contenta con la gloria »¡Oh qué aire de rostroy qué meneo
Con corona de fiesta y de Vitoria. Futre virgen honesta y joven fuerte
wllipómenes, llegando algo mas junto, Oh Hipómenes mezquino, que te veo
Cuando la ve venir con la corona, Ofrecer por mi causa á cruda muerte
Sale fuera de sí de lodo punto, O no me hubieras visto, ó tu deseo
Como quien por amores se abandona Fuera mas conveniente. Y desta suerte —
Ni le espanta la pena del difunto Hablaba entre sí mesma la doncella
Ni la ley que á la muerte no perdona Y maldecía el lin de la querella :

Así que, de afición turbado y ciego, »— Si yo fuera tan bienaventurada,


Sin miedo se adelanta, y habla luego : Que el importuno hado no negara
«—Pues que en Vitorias fáciles te empleas, A mi suerte la vida descansada,
Venciendo á perezosos Atalanta , Uno solo eres tú á quien deseara.
Ponte á correr conmigo si deseas Esto dijo, y de nuevo amor tocada,
Ver dónde tu presteza se adelanta; Revuelta la color toda en la cara
Por mucha ligereza que poseas, Sin entender la fuerza del dolor,
Tu belleza nos turba y nos espanta Arde y ama, y no siente que es amor.
En tus pies puede estar el bien correr, «Ya el padre, que al correr era presento,
Mas en tu vista Amor puso el vencer. Y el pueblo la carrera demandaba,
»Si puedes ser vencida por alguno, Ordénase en mirar toda la gente,
No le será desdeño de vencerle Y solo en medio Hipómenes quedaba
For mí que soy biznieto de Neptuno,
, El cual con voz solicita y ardiente ,
Que al mar tempestuoso da la suerte; Mi santo nombre en su favor llamaba,
Y si tú me vencieres no hay ninguno
, Diciendo : —Favorece mi osadía
Que le dé tanta gloria con su muerte, Tú, Diosa, que encendiste el alma mil.
Pues nunca esconderá nube de olvido »Tú, sobre todas soberana Diosa ,
La memoria de Hipómenes vencido. Alumbras los mortales en el suelo
«La doncella, que vio al joven hermoso Tú venciste en la tierra de hermosa; ,

Ofrecerse á la muerte de su grado, La que, de clara vences en el cielo;


,

Mirale con un rostro piadoso, Por tí se aplaca el viento, el mar reposa;


Y pésale de verle tan osado. Tú del género humano eres consuelo,
— ¿Qué dios, á los hermosos envidioso, Por ti nos abre el año nuevas Mores
Dijo entre si qué suerte ó duro hado
, Do das principio y lin á los amores.
Te enciende en este error la fantasía? «¿Quién á las simples y ligeras aves,
O ¿es dios á cada uno su agonía? Cuando acuciosas edifican nidos,
«¿Quién con peligro déla dulce vida Hace con voces dulces y suaves
Le hace procurar mi compañía? Declarar sus cuidados em-endidos?
Si yo fuese juez de esta partida Quién á los oíros animales graves
No estimo tanto la belleza mía Mueve con nueva furia los sentidos
Estimo bien la suya que ofrecida
, Correr ásperos valles y sombríos,
A la muerte condena y que porfía
,
, Y nadar presurosos hondos nos?
No me toca ni mueve su beldad «¿Quién da fuerzas al joven que de hecho
Aunque podrá moverme, á la verdad. Le enciende amor y le resuelve en fuego,
» Aunque es mezo y en años floreciente En noche obscura el tempestuoso estrecho
No me muevo por él mas por su estado
, Atravesar con lluvia y tiempo ciego,
Por su valor y animo valiente Cortar las bravas olas con el pecho?
Que desprecia la muerte de su grado Truena y ábrese el cielo, y el mar luego
Su linaje de dioses descendiente
, Rompe las altas peñas resonando ;
Por línea de Neptuno en cuarto grado Mas él con su furor pasa nadando.
Que me ama y me compra con morir, «No le tienen turbados elementos,
Si Vitoria no puede conseguir. No los padres con lágrimas y llanto,
«Respondióle : —
Si huelgas de partirte, El mar negro sacado de cimientos
Deja estar este tálamo sangriento; No le aparta el deseo ó pone espanto;
Que aun puedes todavía arrepentirte No la virgen que en ansias y tormentos
De tan caro y esquivo casamiento Suspensa pasará aquel entretanto,
«No cures por lo dicho de" afligirte, Y al fin morirá muerte lastimera
Que yo te libro, siendo tú contenió, Sobre el cuerpo tendida en la ribera.
Y otra cualquier doncella á mi pensar, , «En la parle mas fértil y abastada
Te puede con derecho desear. De la tierra del Cipro una heredad
,

»Mas ¿qué cuidado tengo yo de tí, Por los antiguos padres consagrada
,,, ,, ;, ; ; ; , , ;; ,;; : .,

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Fué á mi templo en señal de piedad; Si la gloriade entrambos fué crecida:
En medio resplandece una dorada Del que su muerte vio en vida trocada,
,

Planta con hojas de oro, á quien la edad Y ella en verse vencer del que era amada.
Ni el año seco, estéril , destemplado » Aquel podrá sentir lo que ha pasado
Estorba que «o dé el fruto dorado. Si ternian ó no vida sabrosa
«Desta huerta llegaba cuando digo Venir por tal peligro á tal estado,
Que Hipómenes estaba en agonía ; Verse juntos hernioso con hermosa,
Deliberé ayudalle como amigo Dulce amiga con dulce enamorado,
Con tres manzanas de oro que traia Nuevo esposo yacer con nueva esposa :

Y tomándole aparte sin testigo. ¿Qué estado puede haber mas apacible
Le declaré á que riesgo se ponía. Debajo de la luna en lo visible?
Díle el fruto, consejo y el favor «¿Parécete que fuera conveniente
Para vencer por arte y por amor. Que agradecieran este beneficio,
»La trompa dio señal cada cual sale : Primero con devoto continenle,
Recogiendo el aliento con el pecho, Después con oración y sacrificio?
Ni avenida ni viento hay que se iguale, Ni de mí se acordaron al presente,
Ahora corre extendido, ahora estrecho; Ni me adoraron con debido oficio;
La fuerza y ligereza es la que vale, Antes menospreciaron mi deidad,
Y el no perder el ánimo en el hecho; Llevados de soberbia y vanidad.
Corre él uno y el olio cuanto puede, «Con súbito furor y nueva saña
Y no hay vista que atrás no se les quede. Sintiendo el menosprecio que te digo,
«Volarán por encima de la lista Revolví contra ellos fuerza y maña,
En lasmieses que crecen á la par, Por mostrar nuevo ejemplo de castigo,
Y venciendo al juicio y á la vista , Dándoles á entender que quien engaña
Por las hinchadas ondas de la mar, A Dios, le hallará bravo enemigo,
Sin ahajar la punía de la arista Sin fallarle cruel pena y tormento,
Ni bañarse las plantas al pasar; En que los otros tomen escarmiento.
Nunca fué tan ligero el pensamiento, «Pues gustando de su felicidad,
Ni el tiempo cuando huye del momento. Por mostrarse á los pueblos de contino,
«El favor de la gente, que infinita En colmo de tan gran prosperidad,
Acudia con palabras y meneo, Como usasen espeso andar contino,
La torpeza del ánimo les quila, En templo de perpetua antigüedad
Y acrecienta el esfuerzo y el deseo Descubrieron , que al paso ei a vecino,
Cada cual dice —
Hipómenes (con grita),
:
Tan cubierto de hiedras y ocupado ,
Esfuerza, esfuerza, Hipómenes, qué veo Que bien mostraba ser lugar sagrado.
Quedar por tí la plaza y la querella , «Eguion ¡lustre y glorioso,
Alcanzando la gloria y la doncella.— La madre de los dioses aplacando,
«No sé cuál de los dos mas se holgaba Edificó aquel templo suntuoso
Atalanta ó Hipómenes, con esto. Por voto ó por tcneila de su bando;
¡Oh cuántas veces ella le pesaba , Donde ellos, por lomar algún reposo,
Tirada de la gloria y de lo honesto l Entraron, el camino rodeando;
Mas, volviendo ámiralle, separaba Y yo, por castigar su mal ejemplo,
Por no quitar los ojos de su gesto; Las furias les moví dentro del templo.
A cada uno el aliento fallecía «Un lugar apartado en una cueva,
Y el puesto muy
de lejos se vela. Adonde el sacerdote colocados
«Viendo Hipómenes que iba por vencerse, Metió, dando lugar á otra obra nueva,
Echóle de través una manzana; Los ídolos de dioses apartados;
Ella , como vio el fruto revolverse, Aquí la torpe abominable prueba
Suspensa reparó entre miedo y gana Comenzaron por malos de pecados
Mas al cabo la alzó sin detenerse, Abrieron con el acto deshonesto
Tornando á la carrera mas liviana; Las sacrilegas puertas del incesto.
Pasa joven por ella con esta arte,
el «Losídofos, del caso aborrecidos,
Y el pueblo favorece de su parte. Revolvieron los ojos á la tierra ;

«Atalanta que vio la gran presteza


,
La madre de los dioses no nacidos
Con que se levantaba tan ardido, A la infernal laguna los destierra;
Esfuerza por cobrar con ligereza Mas pareció á los que eran ofendidos
El tiempo y el espacio qué ha perdido; Que esta muerte sería liviana guerra,
Pasó otra vez delante sin pereza. Dándoles el lugar de los abismos,
El joven , que se vio otra vez vencido, Que viviendo carezcan de sí misinos.
La segunda manzana echó delante; «En vedijas torcidas y leonadas
Ella la alcanza y pasa en un instante.
, Sintieron sus gargantas asconder,
«La última jornada y mas dudosa Y en los dedos las uñas encorvadas;
Quedaba por pasar de la carrera Los hombros en espaldas extender
Cuando Hipómenes dice : — ¡Oh eterna Dios.. Todo el peso en los pechos, y pisadas
Tú me trajiste el don y la manera Por la tierra las colas revolver,
No me niegues tu ayuda poderosa.— En el rostro la ira y el ensaño.
Y arrojó la manzana tan afuera Ven lugar de la voz , bramido extraño.
Que en caso que Atalanta la quisiese, «Por tálamo las ásperas montañas
En el ir y volver se detuviese. Usan y ponen miedo de crueles
,
«Parecióme dudar cuál seguiría, Que muertos á las otras alimañas
,
El fruto ó la carrera y así estando,; Aun espanta el ruido de sus pieles
Al oro le incliné la fantasía Enfrenados la boca y crudas sañas,
Con mucho resplandor, el cual alzando, Tiran juntos el cano de Cibeles.
Añadí nuevo peso al que tenia Destos te ruego, Adonis ,que te guardes
Nuevo estorbo y graveza acrecentando, Y acometas á los que son cobardes.»
Armé al joven de fuerza y ligereza Ansí dijo, y al joven abrazando,
A ella de desmayo y de torpeza. Va serena cn'el aire y levantada,
«Y por no ser mas larga yo en contarte Por el cóncavo cielo rodeando,
El proceso que fué de la corrida
De cuatro cisnes blancos fué tirada;
Fué vencida Atalanta con esta arte. En el viento iba el carro tropezando,
Sin la cual no pudiera ser vencida; Y la rueda en el eje embarazada
Quien quiera juzgará por cada parte Cualquier nube le da contrariedad,
; ;
, , ; ;; , , , ,

COMPOSICIONES VARIAS. 73
Señal de venidera adversidad. Tú, para siempre hermosa
Adonis de la pena de Atalanta Tú, que vences cualquier cosa
Quedaba entre si maravillándose, Con vista gracia y razones;
,

Cuando un ventor la voz sorda levanta, Vence tu voluntad dura


En rastro de un gran puerco rodeándose; A ver en esta mi carta
Conoce el redoblar en la garganta Cómo tu crueza aparta
De la voz que venia ya acercándose
,
Lo que mi fe me asegura.
Y ve la fiera de bestial braveza No juzgando á desvarío
Por un campo romper de la maleza. Que sin licencia te escribe
Apresurando el paso por un llano, Quien por tu voluntad vive,
Se fué á ella derecho cuanto pudo, Y nunca por su albedrio.
Apretando con una y otra mano No dudo que mi tormento
El agudo venablo por el nudo A compasión te moviese,
Hirióla con gran fuerza mas en vano,
, Si seso de hombre pudiese
En el siniestro lado del escudo. Comprehender lo que yo siento.
El arma penetró tan poco adentro, Mas en dolor tan crecido
Que reparó en el hueso, del encuentro. (Que no cabe en piedad)
Gobernaban el ánimo y ardor No llega la voluntad
Las joveniles fuerzas y experiencia Donde no llega el sentido.'
Mas no pudieron tanto, que al furor Tu condición ordinaria
De hiciesen resistencia;
la fiera Me ha faltado con el bien;
Así que, el golpe dado con error, Que era defender á quien
El impelu bestial y la violencia Es la fortuna contraria.
AI joven corajoso enamorado Y aunque la razón te obligue
Causaron dura muerte en aquel prado; En mi favor á mostrarte,
Porque el puerco herido en continente Siempre te ve de su parle
Se recogió en la trompa por derecho, Cualquiera que me persigue.
Y desarmando en él su duro diente. ¿Diréloó reventaré?
Abrió de cabo á cabo el tierno pecho; Como alongada te viste,
Y con la misma furia y accidente. Mis enemigos pusiste
No contento del daño que había hecho, Por pilares de tu fe.
Acuchilló de paso en un instante; Yo, que callo, sufro y veo,
Cuantos canes topó al lado y delante. Seré bienaventurado
En la yerba quedó el cuerpo tendido; Si no imputas á pecado
El alma salió envuelta en sangre y viento, Por qué escribirte deseo.
La Diosa aunque iba ya á vuelo tendido,
, Menos digo aun de lo que es,
Temerosa de algún acaecimiento. Y miémbrete, que en mi daño
Todo junto sintió el golpe y gemido, Me pusiste por escaño
Muerto el joven, y ef prado vio sangriento; En que pusieses los pies.
Deja el carro con furia y desconcierto, Con tus manos me fundaste
Y derribóse sobre el cuerpo muerto. Y dísleme á escarnecer,
Tal lo halló cual la flor de primavera, Quisiste desvanecer
One poco antes honraba el verde prado La obra que levantaste.
Fresca , alta , y en orden la primera, Pensando que era ayudarme,
Mas fué al pasar tocada del anulo No curé deapercebirme;
Cual el blanco jazmín ó adormidera, Primero sentí herirme,
Cogido en un instante y arrojado, Y después amenazarme.
La tez y resplandor y líermosura Vime tan en el profundo,
Vueltas en sombra ¿teína y noche obscura. Que deseé por abrigo
Como en el ser perl'eto y el camino Que te hundieses conmigo ,
Inmortal del mortal difiere tanto, Y con nosotros el mundo.
Los sentimientos de ánimo divino Mas soy como el navegante,
No los puede cantar humano canto De viento y mar trabajado,
Pues ¿qué haré yo, nuevo peregrino? Que no le pone cuidado
;,Cómo declararé el divino llanto, Tener la muerte delante.
Si no puedo entendello ni gustallo? Perdido seso y concierto,
El partido mejor será callado. De-pojado de razón,
Solamente diré que en remembranza E:i ladesesperación
De tan triste memoria y tal dolor Hallo mas seguro puerto.
el
Quiso Venus hacer nueva mudanza, Traigo la vida por carga,
Convirtiendo la sangre en roja flor; Yes para mí tan pesada,
Y ella tomar de Amor justa venganza Que, aunque corta la jornada,
No llamándose madre del Amor, Me sobra y parece larga.
Antes con rayos de oro y clara lumbre Siendo el remedio la muerte,
Sigue la casta luna en alta cumbre. Ha llegado mi locura
A tener por buena cura
Lo que me aparta de verte.
CARTA EN REDONDILLAS. El descanso de mi lecho
Es entre espinas y abrojos,
Amor, amor, que consientes Y entre congojas y enojos
Que los dias se me alarguen Allí vivo satisfecho.
Para que juntos me carguen Gasto la noche y el dia
Todos tus inconvenientes En el tormento que digo :

Pues de tan recia porfía Yo de mi alma enemigo,


No se puede dar la vuelta Mi alma enemiga mía.
Corramos á rienda suelta Este yugo tan pesado
Por donde el caso nos guia. Querría ecJiar de mi cuello;
Y tú, que eres sin zozobra Pero ¿quién podrá hacello.
Valor de cuantos hoy viven, Que una vez le haya probado?
Y el mayor bien que reciben Si resuelvo en un instante
Es el menor que en tí sobra; De mudarme y apartarte,
Tú reina de corazones,
,
No puedo huir á parte,
! , ,

LOU DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Que no te lleve adelante.
.Armo sobre este cimiento;
A todo busco remedio, Harto chico fundamento
Y cualquier remedio temo; Para tan grande edificio.
Quiero venir al extremo La gloria yol devaneo
Sin que pase por el medio.
La obra suben arriba;
La razón sierva se halla, Mas lu voluntad derriba
Que habia de ser señora, Cuanto levanta el deseo.
Y el alma, donde ella mora, Y .paso toda la vida
Hecho campo de batalla. En continuo sobresalto
Entre la ocasión y el miedo De no mejorarme en alto
Pasa toda la querella ;
Por no dar mayor caída.
Tú fuiste la causa della, Aunque tras esto me place
Y yo el que vencido quedo. Verme puesto en tal afrenta,
Pero como á mi enemigo Donde el caer no escarmienta,
Llegóme á quien me destruye, Y el subir me satisface.
Porque la ocasión me huye,
¡Oh ¡ar;;a esperanza vana
Y el miedo queda conmigo. Cuántos dias há que voy
,

Sabiendo que el desvario Engañando el día de hoy


Me llevaba ya vencido,
Y esperando el de mañana !
Quisiste darme el vestido
Tu merced no se detenga,
A la medida del fi ¡o. Pues mi ser está en lu mano;
Dijísteme «Sufre y muere,
:
Que nunca vendrá temprano
Que harta págate dan; Ningún remedio que venga.
Ño te quejes"del afán Aun la memoria es hoy viva
Si quien lo causa lo quiere.»
DeAnajarete, quequiso
¡Oh ley hecha por venganza,
Dejar con su hierro aviso
Confirmada por crueza
A cualquier persona esquiva.
¿Mándasme tener firmeza, Esta fué reina y hermosa
Y quílasme la esperanza? En toda Cipro estimada;
Soy de tan flaco sugeto,
También fué la mas culpada
Que, mostrándome el camino, De uraña y desdeñosa.
Apenas me determino El triste de Ilis la vio,
Si es de consejo ó precelo.
Y en vella quedó tan ciego,
¿Quieres que vayan perdidos
Que el desventurado fuego
Suspiros bien empleados,
En los huesos se embebió.
Y se vean acabados Gran tiempo contra el amor
Pensamientos tan validos? Se quiso fortalecer;
Y ¿quieres ejecutar Pero no pudo vencer
El poder de redemir
Con la razón el furor.
En perder y consumir Visitaba cada dia
A quien pudieras salvar? La puerta, humilde y penoso;
Mi voluntad no merece
Que el amador sin reposo
Darme remedio con velo; Por mas que puerta tenia.
El bien puede ser consuelo,
A la tinta y el papel
Mas castigo me parece. Encomienda su secreto,
Pero sea y no se tuerza Porque con menos respeto
Lo que de mí se te antoja, Lo vea la causa del.
Pues nunca dan en que escoja Al ama que le dio leche
Al que castigan por fuerza.
Descubrió su pensamiento,
Ni he de esperar ni pedir
Aunque para este tormento
Olro alivio á mi cuidado,
No hay remedio que aproveche.
Aunque como lo pasado
Por la esperanza le jura
Me véngalo por venir. Del valor de su criada,
Obedezco la sentencia Que en cosa tan deseada
Y tomo lo que me das; No quiera mostrarse dura.
One en el alma donde estás Procuró tener ganados
No cabe desobediencia. Con muchos amigos della,
Véote libreen la cumbre, A quien cuente su querella,
A mi cubierto de nieblas,
Que remedie sus cuidados.
Haslaque entre las tinieblas Demandándole favor
Nunca supe que era lumbre. Con voz solicita, ardiente,
Yo conozco poco á poco Quiere decir lo que siente
Cue igualarte otra ninguna Sin descubrir que es an.or.
En hermosura y fortuna Aquellos tiempos usaban
Es pensamiento de loco. Los que trataban amores
Cualquier cosa que mandares Colgar guirnaldas de flores
Daré por bien empleada; En casa de las que amaban.
Mas mira que la jornada ¿Cuántas guirnaldas bañadas
No vaya toda en pesares. Con rocío de sus ojos,
Mas vaya, pues así quieres; A manera de despojos,
Que no tengo por tan buenos Tuvo á la puerta colgadas?
Todos los bienes ajenos Y ¿cuántas veces cansado,
Como el mal que tú me dieres. Por descansar de su mal
Quien no tiene libertad ,
Acostó en el duro umbral
¿Por qué teme ni responde?
El siniestro y tierno lado?
Algún beneficio esconde ¿Cuántas veces dio á las puertas
Tan preciosa voluntad. De la mano con enojo?
r
l ú mandas que pene
y muera, Cuántas maldijo el cerrojo,
Y aunque dichoso me hallo, Porque no estaban abiertas?
Si lo mandas, por mandallo,
Ella, mas cruda y exenta
Será la merced entera.
Que hierro y acero hecho,
Mü torres en tu servicio
Y mas brava que el estrecho
, :; , ; ,, ; : :

COMPOSICIONES VARÍAS.
Que le embravece tormenta. A los umbrales habló,
Jumas dobló la cerviz. Que en otro tiempo adornó
Siempre tan dura y maña Tantas veces de coronas.
Como piedra en la i: onlaña, Y como
el lazo trabase

Que aun se Irabaen su raíz. A puerta en una viga,


la

Si a 'gruía ocasión se ofrece Tornó á hablar con su amiga


De mostrar con el clemencia, Antes que al cuello le echase
Rn ¡.usencia y en presencia «¡Oh cruel sin piedad , !

L:' desdeña y escarnece. Tales guirnaldas te placen


Y pasa mas adelante; Pues tanto te satisfacen
Que á lanías oliras esquivas liarla tu inhumanidad »

Jimia palabras altivas, Esto decia, y corriendo


bichas con licro semblante. Por la garganta el cordel,
Algui asures lehalrga Apretó el lazo cruel,
Y engaña con esperanza, Y quedó el Iriste muriendo.
Porque desj ues la mudanza Mas no pudo el agonía
Mayor impresión le baga. Hacer lanío, que impidiese
Detúvolo muclios años Que muerto no revolviese
Fn tormento tan cruel, Adonde vivo la via.
Que nunca se acordó del Llevan al desventurado
Sino para eslos engaños. Adonde la madre estaba,
Ya no pudiendo sufrir Qufí sospechosa esperaba
Dolor (letanía fatiga, Es¡e semejante hado.
A la pueita de su amiga La cual después' de haber hecho
,

Ilis comenzó á decir : Las exequias y lloralle,


«Annjerete, venciste, Por la desdichada calle
Pon aparte este cuidado; Pasó acompañando el lecho.
Morirá desesperado Anajerele lo vio,
El que siempre vivió diste. Algo mas blanda y humana,
Jamás te dará hastio Y paróse á una ventana
Cosa que de mi proceda; Por ver la muerte que dio.
Fortuna paró la rueda Dios y su desconfianza
Con mi daño y tu des\ ío. La traian ya turbada,
«Apareja gran trofeo, Toda desasosegada
Cíñete esa hermosa frente Con temores de venganza.
Pe laurel, que représenle Y dijo con rostro esquivo,
Que triunfas de mi deseo. Mas con algún sentimiento:
»Tú vences, y lo deseas, «¿Quiero ver su enterramiento,
Yo muero y huelgo en hacello; Pues no le quise ver vivo.»
No te pesará de vello, Apenas vio que traian
Aunque mas de hierro seas. A Ifis muerto y tendido,
«Serás forzada á loar Ya los ojos y el sentido
Quizá alguna cosa mia Sintió que se endurecían,
Esto me causa alegría Y la sangre colorada
Lo demás lodo pesar. Huyendo (¡el claro gesto,
anagloria que muero,
»L'a \ lo dejó amarillo presto,
Señora, por tu servicio, Y tornó blanca y helada.
Será el primer beneficio Ella procuró volverse,
Aunque en el paso postrt ro. Mas los pies se le trabaron (1),
»\ la mi muerte testigo Y lodo el cuerpo dejaron
Que en algo te contentase, Sin fuerza para moverse (2).
Y tú misma, que llevase Quiso (ornar la cabeza;
Tan gran niéiito conmigo. Tampoco pudo hacello,
«Acuérdale que la vida Que la persona y el cuello
Me dejó antes que la peí a Era lodo de una pieza.
Si tú la tienes por buena , Y poco á poco muriendo,
Yo contento y lú servilla. En viva piedra tornada (3),
»Una y otra luz me falta, Aun no pareció mudada
Y con ambas me condeno, be lo que fuera viviendo.
La en que vivo y por que peno,
Que me hace mayor falla. CARTA EN REDONDILLAS,
»No tomaré deslemal
La fama por mensajero ESTANDO PRESO.
be mí sabrás el primero, Triste y áspera fortuna
Cruel cómo soy mortal.
,
Un preso tiene afligido,
xAllí hartarás tu vista
Mas no por eso vencido
El cuerpo frió mirando, Con la fuerza de ninguna.
Pues no 1e miraste cuai do Entre sus cuidados vive,
be mi pudieras ser vista. Ellos mismos le atormentan;
»¡Oh lú, Dios, que los mortales Mi! muertes le representan ,
Y sus hados ves presente! Y las mas dellas recibe.
Haz. que dure eternamente
Y' aunque no se rinde al peso
La memoria de mis males. De tantas penas y enojos,
»Y en pago destas porfías Rinde á Filis los despojos
Y escarmiento de quien ama, be sus entrañas y seso.
Da tanto tiempo á mi fama Tristezas y soledades,
Como quitaste á mis dias » Y quejas muy apretadas,
Después la casa mirando,
Levanta las manos juntas; (t) Herrera, en las notas á Carrilaso, lee
Fn la color ya difuntas, Mas los pies se le turbaron.
Y en ambos ojos llorando, (2) Sin fuerzas para tenerse. —
Texto de Herrera.
Como si fueran personas, 13) En dura piedra tornada.— /(/.
; , ; , ; ;

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Que si no son declaradas, Nadie hay que no me persiga
A menos son verdades.
lo Si cree que me destruyes,
Bien puede estar en prisión Y aunque de obligarte huyes,
El cuerpo, y puesto en cadena; ¿Quién no piensa que obliga?
Mas el alma, que es ajena, Yo con todos me concierto
Fuera va desla ocasión. Pero cuéstame bien caro
¿Qué aprovecha hacer prueba Ir por camino tan claro
Con guardas y encerramiento, A gusto tan encubierto.
Si la lleva el pensamiento, Üe lo que fortuna enlaza
Y él sabe dónde la lleva? Contra mi no hago cuenta ;
Señora, corta es la vida Mas solo me desatienta
Para tan larga jornada, Si tu callar me amenaza.
Porque esta es muv apartada, Esta es la mayor fatiga
Y ella va muy afligida. Une al triste aflige y da pena,
Mas yo lio del padrino, Porque el callar le condena,
Que la guie como debe, Y amenazar le castiga.
S que á lus manos la lleve Aquí se encierran y esconden
Por el mas llano camino. Sospechas y disfavores,
Tu
piedad la defienda Y olios cuidados mayores,
Y asegure en su servicio, Que se-enlienden y responden.
Cuando en este beneficio Todas las otras porfías
No haya cos;i que le ofenda. Han como señales
sido
Por ventura por ser niia Del comienzo de mis males
Pide loque no merece ; Y esta del fin de mis días.
Mas la razón obedi ce, Aun si fuera para dalla
Y manda la fantasía. El que publicó mi muerte;
Ella diga con respeto, Pero no se halla fuerte
Si fuere tu voluntad , Sino para publicaba.
Cómo tan alta verdad Pues yo sé , y cierto, aunque huya
Gabe en tan bajo sugeto. Quien muchas veces tropieza ,
Y por mi escriba la pluma Que vive alguna cabeza
Lo menos de lo que paso; Para que pague la suya.
Que escribir de paso en paso liaría mucho a mi caso
Fuera una prolija suma. Cualquiera mal que llegase,
Ya fué tiempo que miraba, Si tu merced lo causase
Y entre las genios se via, Por voluntad y no acaso.,

Aunque mirando perdía Mas veo, por mi desdicha,


Cuanto sirviendo ganaba. Estorbos que me contrastan,
Mas nunca osara emprender Y mis servicios no bastan
Tan notorio desvarío, A subir á tan gran dicha.
Si el seso y el albedrío Y tú, enemiga, demuestras,
No esiuviera en tu poder. Cuando mis males entiendes,
Mi buena fortuna quiso, Si le cansas ó te ofendes.,
Filis, tenerme obligado Solo a tu pecho lo muestras.
A tan dichoso cuidado, Este es morir verdadero,
Aunque andaba sobre aviso. Que en el morir no hay milagro
Yo jamás hallé en mi mal Este es el paso mas agro,
Sombra ni lumbre de bien, La muerte es paso postrero.
Si no fué servir á quien Siempre me vas persiguiendo,
Ni terna ni tiene igual. Y yo nunca reparando,
El que hubo alguna ventura, Ni vi tu brazo tan blando,
Y después vino á perdella, Que no saliese hiriendo.
Alahe la causa della Mas por peligro que traya
Y maldiga su locura. Vivir en ley tan escura,
Pero yo, que no me vi Solo mi fe me asegura
Mejor tratado que hoy, Que no tropiece y me cava.
Ni maldiré lo que soy En la fe que no se niega
Ni alabaré lo que fui. No hay escrúpulo ni duda ,

¿Qué fui yo poique me alabe? Ni condición que se muda,


Q\ii~ soy porque me congoje? Ni galardón que no llega.
Hurlo hago en que se afloje No le turban sobresaltos,
El nieñor mal que en mi cabe, No le desesperan sañas;
V que en estas ocasiones Puede abajar las montañas,
Pueda callar y ser firme, Y los valles hacer altos.
Si tientan pecho tan firme Asosegada y segura
Con lanías tribulaciones. Vive encima de la suerte;
No tralo en miedos que asoman Tiene en tan poco la muerte,
Con destierros y con muertes; Que de la vida no cura.
Porque estos y otros mas fuertes A todo halla salida,
Con el ánimo se doman. No se engaña con ninguno,
Ni que el tiempo se comience Ni busca tiempo oportuno,
En tristeza y soledades Ni ocasión descomedida.
Porque son adversidades Ella se juzga y comido,
Qi:e el mismo tiempo las vence. Sufre mil contrariedades,
Abra la boca el que osa , Sin descubrir sus verdades,
Que á mí el miedo me lo niega, Si el liempo no se las pide.
Que la razón tiene ciega Huye del que la desecha ,

Y la opinión temerosa. Y al que la sigue se inclina,


Dios guarde á quien se entristec Y solamente la indina
Cuando le cuentan mis culpas, Quien tiene della sospecha.
Y en no recebir disculpas Su fin es ir adelante,
Que me paga me parece. Y donde va es donde viene
, ; , , , :,,,;
,,
,

COMPOSICIONES VARIAS.
En un fiel so mantiene, Ni toque á mi profesión,
Sinmudar ser ni semblante. Con entrañable aiieion
Trae de blanco el vestido, De haceros algún servicio,
Rostro y pecho descubierto Diré que son y no son.
Medio corazón abierto, No es padre, suegro ni yerno,
Y el otro medio escondido. Ni es hijo, hermano ni lio,
Dicen que amor fué su padre, Ni el mar, arroyo ni rio,
Y su hermano el desengaño, Ni es verano ni es invierno,
Que siempre excusa algún daño Ni es otoño ni es eslió.
A la espera iza. su madre. No es ave ni es animal,
Junto con ella nació Ni es luna, sombra ni sol,
Su padre, madre y hermano; Becuadradoni bemol,
Crióla el alma en su mano, Piedra, planta ni metal,
Su blanca leche le dio. Ni ucee ni caracol.
La lealtad confiada Tampoco es noche ni dia,
Y la constante firmeza, Ni hora ni mes ni año,
Y la honra sin pereza, Ni es lienzo, seda ni paño,
\' la verdad apurada, Ni es latín ni algarabía,
Toda junta esta compaña Ni es ogaño ni fué antaño.
Sigue y sirve esta señora, Y por mas no ir dilatando,
Cada cual dellas la adora Ni proceder á infinito,
Nada la miente y engaña. Mil cosas de decir quito,
Su casa es hecha de espejos Y ahora iré declarando
En que se conoce y mira Lo que dellos hallo escrito.
Que no le dicen mentira Son celos exhalaciones
Ni dan fingidos consejos. Que nacen del corazón,
Ninguna puerta se cierra, Sofistica presunción,
Descubierta por el cielo, Que pare imaginaciones
De blanco marmol el suelo, fiemuy pequeña ocasión.
Pero no liega á la tierra. Es envidia conocida,
¡Oh firme fe sin zozobra! Que no sabe comentarse;
Venganza de mí te pido Una paz interrompida,
Cuando te hubiere ofendido Yerba en el alma nacida,
En pensamiento ó en obra. Muy difícil de arrancarse.
Si en corazón tan sencillo Es jara en yerba tocada
Hallares algún doblez, Aljaba que pare Hechas,
Sea Filis el juez , Una traición embozada,
Aunque haya sido el cuchillo. De contrarios rodeada,
Tú que en el tronco le asientas
,
Cárcel de dos mil sospechas.
Miras, conoces y mandas Sello, que donde se sella,
Las entrañas en que andas, Tarde ó nunca se desprende,
Y los pensamientos cuentas, Purga que mala bebella,
Mostrarás claro algún dia Y es un fuego que se enciende
Cómo, si males padezco, De muy pequeña centella.
Puesto que no los merezco, Es una fuente de enojos,
Hago dellos compañía. Dio de muchas corrientes
Ño porque piense ayudarme Camisa hecha de abrojos
Para que el dolor amanse, Rejalgar para los ojos
No porque el alma descanse, Neguijón para los dientes.
Pues que el descanso es quejarme Es una fiera muy brava
Pero está en menos el dallo; Que allá en las entrañas mora ;

One si algún descanso espero, Casa do siempre se ¡lora


Él descanso verdadero Y la verdad es esclava
Es morir sin demandado. Y la sospecha señora.
En el mar de novedades Manjar de ruin digestión ,

Y en las ondas de mudanza Que mandan que no se coma;


Tengo firme balanza
la Es un pasquín que hay en liorna,
En que pesan mis verdades. Un doméstico ladrón,
En mi fe no cabe entraño De las entrañas carcoma.
Ni en mi voluntad ayuda , Dice un devoto señor,
Con ver que iodo se muda , A quien esta plaga alcanza,
Aunque se mude en mi daño. Que celos nacen de amor
Señora , ¿ de qué te cansas? Y respóndele un doctor :

En mi fe ¿qué culpa hallas, « No hay amor sin confianza.»


O por qué á mis quejas callas, Ellos son que es cosa, y cosa
Ya que tu saña no amansas? Que no se deja entender
El quejarme yo lo pago, Un querer y no querer;
Escribir caro me cuesta, No es rosa ni mariposa,
Si el callar dan por respuesta, Ni son comer ni beber.
Siendo lo mejor que hago. Pero si pensar queréis
Mas de lo que digo yo,
Veréis que no es sí ni no
Definición de los celos, Ni cosa (pie hallaréis,
Porque sola se crió.
EN QUINTILLAS. No les puso nombre Adán,
Ni ellos tienen haz ni envés;
Dama de gran perfecion, Pero si hallarlos queréis,
Valor y merecimiento, Sabed, Señora, que están
Aquí , Señora os presento
, Donde vos tenéis los pies.
Aquesta difinicion
De celos y su tormento.
Y aunque no sea de mi oficio
, ,,, , , ; , ,,; ,

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


REDONDILLAS. No es cuidado el que me manda
Ni quien me hace la guerra,
Pesares, no me maleis; Mas pesar, que me destierra
Cuidados, gran priesa os dais; Y placer, que en oíros anda.
Mira que si me acabáis Siempre dobíada la pena,
Que conmigo moriréis. Siempre muerte ante los ojos
Hanme dicho que una fiera Por ñus pesares y enojos
Cria dentro en sus entrañas Y por la holganza ajena.
A quien tiene tales mañas,
Que al salir hace que muera. OTRAS.
Mas yo de contraria suerte
Crio en mi seno cuidados, Pesares, si me acabáis ,

Que, de muchos y callados, Tendréis en mi buen testigo


Sin salir me dan la muerte. Que os acogí como amigo,
No dirán que por engaño Y como á tal me traíais.
Los aposenté en mi pecho. La (pie me manda y consieute
Que bien conocí el provecho, Contar mis males en suma,
Y quise escogeré! daño. Dirá licencia á la pluma
Entregué la voluntad. Que mis ternezas le cuente.
Sin que me quedase nada Las lágrimas y suspiros
Y aunque libre la posada, Son armas desta contienda,
Me quitan la libertad. Donde la ofensa y la enmienda
Para, Señora, en serviros.
OTRAS. Vi me libre de afición,
Véomc cautivo ahora,
Cuidados, pues que tenéis Y el alma, que era señora
Sugetoy libre albedrm, Puesta en mayor sujeción.
¡Ningún estorbo es el mió, ¿Quién se alabará que tiene
Acabadme si queréis. Contra amor vida segura ,

Luego á la hora entendí Si donde mas se asegura


Que era menester guardarme, Mayor peligro le vieíie?
Y comencé á recatarme Al principio de mis penas
De todos sino de mí. Teníalas por suaves
Bien seguro estaba yo Sin saber que eran tan graves,
De tal enemigo en casa Burlaba de las ajenas.
Y desta escondida brasa Deeia en mi puridad :

Todo ei fuego se encendió. «Prueben lodos lo que pruebo;


Oyó, veo, sufro y callo; Eslo que siento de nuevo
Que en todos estos sentidos ¿Es amor, ó es amistad?»
llay cuidados conocidos,
Donde no paraba mientes
Mas sin ellos no me hallo. Comencé á tener recalo,
Veo mi daño venir, A mirar de rato en rato
Oyó luego el bien ajeno, Y' guardarme de las gentes.
Y sufro dentro en mi seno
Por no caer en la red.
Lo que no oso descubrir. De vos misma me guardaba
Mirad cuan poco pensal a
OTRAS. En demandaros merced.
Pues que tanta priesa os dais, De turbado y encogido,
Y yo lan poco me quejo Vine á confesar, negando
Pesares, libres os dejo; Lo que ahora estoy llorando
Quiero ver si me acabáis. Porque verdad ha salido.
En tan peligroso trago, De aquí ha subido, haciendo
Aunque yo no lo procure. Amor en mí tantas pruebas
No habrá un bien que me asegure Que, de encubiertas y nuevas,
Desle daño que me hago. Las sufro v no las entiendo.
No, que no quieren valen! e Parece imaginación
Mis cuidados como hermanos, Que ten^a puestas yo mismo
Sino darme de las manos La humildad en el abismo,
Cuando pueden ofenderme. Y en el cielo la afición.
Siempre ofenderme desean Para tanta hermosura
Y yo con ellos me junto Pequeña pena es la mía,
Cada y cuando que barrunto Y muy alta fantasía
Cosas que contra mí sean. Paralan baja ventura.
Remedio yo no le pido, De la vida no me acuerdo
Consejo no le recibo; De la muerte curo poco;
Que á mí mismo, porque vivo, Que si pequé como loco,
Me tengo ya aborrecido. Ya pagaré cerno cuerdo.
Quien aborrece la vida

OTRAS. No muere de sobresalto ,


Pero subiendo mas alto,
Cuidados, que me traéis Puede dar mayor caida.
Convencido al retortero, Si quisiere arrepentirmo,
Acabad, que acabar quiero Hallaré que es imposible
Porque vos os acabéis. Que mi pena sea movible,
El ave que el pecho hiere, Siendo la causa lan lirme.
Y tanto á sus hijos ama No sabré mudar, ni puedo,
Con la sangre que derrama Esta vida que me queda ;
Les da vida, aunque ella muere. Vuelva fortuna la rueda ,

Los pesares me maltraían, Que yo siempre estaré quedo.


Dentro en el alma los tengo, ¡Oh quién pudiese, pues muero,
Y con ella los mantengo Hablar con mi matadora;
Y ellos consigo me matan. Quizá le diria en un hora
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COMPOSICIONES VARIAS. 73
Lo que en mil años no espero. Del pesar nace cuidado,
Pero ¿de qué me aprovecha Del cuidado pesar viene;
Descubrirle mi fatiga? Todo se cria y mantiene
Que si encubre como amiga Entre juntó y mezclado.

Como enemiga sospecha. Con alma se contentan,
el
Mucho deja á !a fortuna Sírvelos el pensamiento,
Elque se resuelve presto, Nunca entró contentamiento
Donde el daño es manifiesto, Adonde el los se aposentan.
Y la ganancia ninguna. Donde el descanso es ninguno,
Desta manera padezco, Donde el premio es tan dudoso,
Que en mas tengo no enojaros, Blas quiero callar quejoso
Aunque pudiese hablaros, Que no hablar importuno.
Que cuanto espero y merezco. Dicen que el dolor amansa
Quien por vos perdiere el seso, Porque el quejar es descanso;
No ha de ser de confianza ; Debe ser el dolor manso ,
Que tan pequeña balanza Que el mió nunca descansa.
Mal sufrirá tan gran peso.
Mas piérdase imaginando
Cómo mi deseo puse REDONDILLAS Y QUINTILLAS.
Donde no hay razón que excuse
Sino la muerte y callando. Desdichas, si me acabáis,
No teniendo en mi poder ¡ Cuan buena dicha seria!
Seso, libertad m vida ,
Sí haréis, no os cansáis,
si

Trato de cosa perdida Por mayor desdicha mia.


Como cosa por perder. Poco os queda por hacer,
Cuanto el seso desaliña , Según lo que tenéis hecho,
Pago yo como cobarde, En que os podáis detener
Porque le perdí tan tarde, En un hombre tan deshecho,
Conociéndoos tan ahina. Y tan hecho á padecer.
Suspenso, turbado y ciego, La costumbre dicen que es
Triste, importuno, quejoso, Muy gran remedio á los males
Cuando esperaba reposo Yo digo que es al revés.
Me vino desasosiego. Que los hace mas mortales.
Prueba amor por laníos modos Ved á lo que me han traillo
Afligirme y trabajarme, La costumbre y sufrimiento,
Que sor;! bueno guardarme Que, de puro ser sufrido,
De vos y de mí y de todos. Vengo á decir lo que siento,
Todo me parece nada Cuando estoy ya sin sentido.
Cuanto propongo y resuelvo; Los que vieren que porfío
A mis cuidados me vuelvo, A quejarme de mi suene,
Pues es suya la ¡ornada. Pensarán que es desvarío,
En el centro cíe mi alma Con la rabia de la muerte.
Los pesares me acompañan , Mas con todo, bien verán
Mas por mucho que me dañan, Que no es tiempo de mentir;
Tengo la vida en su palma. Muy grande agravio me harán,
Entre las gentes se entiende Viéndome para morir,
Que anda un animal tan ciego, Los que no me creerán.
Que dentro del mismo fue-.) Todo lo tengo probado:
En que se cria se enciende. Hasta el bien me hace mal,
Es amor fuego en que ardo El no me hallar confiado
Cuidado es el que lo atiza Era mi peor señal.
Y pesar torna ceniza Temblaba el alma en los pedios
Cuanto yo en mi pecho guardo. En ver sombras de alegría ;

Rienes eran contrahechos,


OTRAS. Que siempre el placer venia
Víspera de mil despechos.
Pesares, gran priesa os dais;
Si acaso estaba contento,
Dadme espacio que me queje
Hasta que este cuerpo dejo Que pocas veces-seria,
Libre el alma donde estáis.
Venia un remordimiento
Los cuidados aprovechan Que el alma me deshacía.
Para remediar los males Profecías eran estas
Mis cuidados no son tales, Del mal en que hora me veo,
Que ellos mismos males echan. Mil cosas llevaba á cuestas,
Dicen que hay pesar que suele Que las llevaba el deseo

Dar alivio al que padece; Sobre mi cabeza puestas.


Pero el pesar que me empece Y aun me parecía á mí
Mas que el propio mal me duele. Tan ligeras de llevar.
El bien y mal me persigue, Que nunca tanto sentí
Y cada cual me destruye Como habellas de dejar.
El bien que sigo me huye, Esto ya que era pasado,
Y el mal que huyo me sigue. Si el deja! lo me dio pena ,

Los cuidadosllamo mal Juzgúelo quien lo ha probado.


Y los pesares también. Si alguna hora tuve buena,
Ya los mismos llamo bien, ¡
Cuan caro me ha costado
Y vos los tenéis por tal.
VILLANCICO.
OTRAS.
Pastora, si alguno quieres,
Cuidados, no me acabéis Y deseas apartarme,
Pues conmigo os acabáis
Bien lo muestras con mirarire.
Y si el vivir me quitáis,
Contigo tienes testigos,
La gloria no me quitéis.
Señora, de estos antojos;
; , , ;;; ,;, ,, ,

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


ijuo corazón y los ojos
el Mas corazón tan leal
Nunca fueron enemigos. No se muda por desden.
Huyen de ius amigos,
i

Y lú huyes de mirarme, PASCUAL.


Que yo no puedo apartarme. Pastora, ¡cuánta licencia
Nadie poní;-:: e! afición Me das que de tí me queje!
Fu voluntad ocupada A'ábasme la paciencia,
Que a! cabo dé la jornada \ mandas que no te deje.
Para en desesperación; Es la dolencia mortal,
Yo busco mi perdición, Y cúrasla con desden;
Y lú quieres ayudarme, Déjame quejar mi mal
Pastora, con mal mirarme. Que ya no pido otro bien.
Doblada lleva la queja Estaba libre y exenlo
El pastor que por tí muere, Fuera de tu condición;
Si quieres á quien te deja, Robaste mi entendimiento,
Y dejas á quien te quiere Pusfcsteme en sujeción.
Vaya amor adonde fuere, Promelísteme « Puscual
:

Que aunque quieras apartarme, Sirve, y traiarántebien.»


No podrás con no mirarme. Serví, y tratáronme mal
Sin por qué y aun sin por quién.

FÍLIS.
DIÁLOGO ENTRE FILIS Y PASCUAL.
De mal acondicionado
Te viene ser sospechoso;
filis.
iiens::< que Filis ha errado
;,

Esfuerza y sirve, Pascual, Porque Pascual es celoso?


No te mudes por desden , Que yerre Filis también
Porque, si me quieres mal, En darle celos, Pascual,
Esfuerce al que tratas bien. Será de entrambos el mal,
Pero luyo solo el bien.
Contra mí ya, como ausente,
¡ que no hay esfuerzo
Ay, Filis !
Te juntas con la fortuna
Cuando reina la sospecha; Para el mal mas ¡nocente
Sufro y vivo y nunca tuerzo, Que hay debajo de la luna.
Callo y muero y no aprovecha.
, V quizá no fuera tal
De dolencia tan mortal Tratándole con desden
La señal es el desden; Mira, sí me quieres mal
Cura no la hay en mi mal Cómo lo conozco bien.
Pues á otro quieres bien.
PASCUAL.
FILIS.
¡ Oh gran premio con que pagas
Hablando y desconfiado Al que servirle desea!
Solías mostrar buen gesto; En mi presencia halagas
Mas véoleque has mudado A quien mi daño recrea.
Gusto y condición de presto. Pastora, tan desigual
PASCUAL.
No te venga otro desden,
Sino mudarse el zagal
Tuerce tu ser natural Cuando tú le quieras bien.
Tú sola sabes por quién;
Que yo nunca diré mal FÍLIS.

Del que lú tratares bien. Nunca yo pensé que fueras,


Filis, las mansas ovejas Pascual, desagradecido,
Dan lana y son apriscadas, Ni tampoco que anduvieras
Las solicitas abejas Buscando nuevo partido.
Dan miel y son regaladas. Pero, visto que eres tal,
Aprovecha cada cual, Yo quiero buscar á quien,
Y aprovechantes L. minen, Ya que lú agradeces mal,
Muere sirviendo Pascual Sirva y agradezca bien.
Sin esperanza del bien.
PASCUAL.
Si vos, mas no para vos,
bueyes sufrís los arados, Resucite inconvenientes,
Conforniámonos Levan/e demostraciones
los dos
En Para que digan las gentes
paciencia y los hados.
la

Nuestro trabajo es igual,


Que eres ninfa de opiniones.
Y nuestro premio también; Mañana tratarás mal
Que cuando nos A quien hoy tratares bien;
tratan mal,
Entonces nos cargan bien. Pues alégrese el zagal
Nunca, apostara, pastor
Que él suspirará también.

Sirvió mejor hasta ahora; Soy adversario tan flaco ,

Nunca tratado peor Que puedes sin recalarte


Se vio pastor de pastora. Cargar junios como en saco
Dirás que no pasa tal,
Los favores á una parte.
Y que me enoja un vaivén
Echas todo tu caudal
Filis,golpe es inmortal,
En favorecer á quien,
Sufre mal y sirve bien. ('muido le (¡insieres nial,
Ni te quiere mal ni bien.
fílis.
FÍLIS.
Pascual, mira que te engañan Quejas de loarle hago,
Y le ceban de sospechas;
Y tú no me dices nada;
Los mismos que te enmarañan ¿A qué suerte de halago
Te dan las cosas por hechas. Piensas tenerme obligada?
Procura, aunque sirvas mal
Dices trocarás tu mal
Y desesperes del bien
Porque á otro quiero bien:
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COMPOSICIONES VARIAS. 81

Guarda no mueles, Pascual, Mas allí mudanza alguna


Que mudaré yo también. No puede haber, pues descanso
PASCUAL.
Con el mal que me importuna
Que no es segura fortuna,
Medias noches, alboradas, Como el mar seguro y manso.
Lugar buscado y postizo
Comidas, cenas y entradas,
Si el cielo se muestra airado,
Espesas como granizo
La mar luego se embravece,
Todo parece señal Y mientras el mar mas crece,
Está mas firme en su estado.
De favorecer á quien,
Ni á mí me cansa el penar,
Porque á mí me quieres mal
Ni yo con el mal me canso;
Huelgas de tratarle bien.
Si algo me podrá cansar,
Por quejas tomas enmiendas,
Tragar remoques pasados,
Es venir á imaginar
Tener palabras por prendas, Cuándo tendrá algún descanso.
Dar enojos concertados. Que aunque en el mas firme amor
Quien tal hace pague tal, Mil mudanzas puede haber,
Y quien lo sufre también, Como es de pena á placer
Sufra que la sirvan mal Y de descanso á dolor,
Finjan que la quieren bien. Solo en mí está reservado
En tí lodo es á la clara En su fijo y firme asiento
Vario y por una medida Que sin poder ser mudado,
Al que muestras buena cara Está quedo y sosegado
A ese quitas la vida. Tan continuo movimiento.
Tus obras por un igual
Y tus palabras también VILLANCICO.
Mas el pobre de Pascual
Nunca supo qué era bien. Olvida, Rías, á Constanza,
Líbrale de su cadena
OTRAS. No fies en esperanza
Que no hay esperanza buena.
Aquí cantaba Silvano Poquito entiendes de amores,
Con mas placer que no ahora, Rías, y muy mucho porfías
Dolorido del que llora ¿Tras esta engaña-pastores
Pesar firme y bien liviano. Pierdes el seso y los dias?
Pues vengan los males llenos Tú lias en su mudanza
Do están los bienes vacíos Y ella misma te condena ,

Que mis ojos no son rios, Pues un punto de esperanza


Ni mis sentidos ajenos. Te cuesta un siglo de pena.
Y si lo fueran, también Estando libre y señera,
Se agolara su caudal Desasosiegas la vida,
Tal es el daño del mal Como una causa primera
Y la soledad del bien. Que mueve sin ser movida.
Y si de una piedra dura Triste el que busca mudanza
Fueran todos mis sentidos, Que á sí mismo se condena,
Ya los viera fenecidos Si confia en esperanza
En memoria de ventura. De quien nunca la dio buena.
Pero ya tarde será Si se te ofrece, carillo,
Según pasé aquesta vida; Alguna buena ocasión
Que á quien pierde y nunca olvida Esta la torna cuchillo
La muerte mejor le está. Para tu condenación.
Y por solo aquesto creo En la fragua de esperanza
Que se hace sorda y muda Forja una larga cadena
Hasta el daño pone en duda De eslabones de mudanza
Si soy yo el que lo poseo. Y duro hierro de pena.
No solía ser ansí , El corazón que te ofrece
Un tiempo que Dios quería Ausente, venido el hecho,
Mas si el bien es de solia, Ella lo arranca del pecho
Mas vale pesar por si. Y da á cuantos le parece.
¡Ojalá diera amor No esperes, Rías, de Constanza
O la fortuna por él Obra ni palabra buena,
Una fatiga fiel; Que á dedos da la esperanza,
Y no uu descanso traidor Y tormento á mano llena.
el
de ser bien y cierta
Si ha
OTRAS. El esperanza otorgada,
Rías, la tuya es cosa muerta
Va y viene mi pensamiento
Como el mar seguro y manso; Que la fundas sobre nada.
¿Cuándo tendrá algún descanso No hay tan ligera mudanza,
Tan continuo movimiento? Que no te parezca buena
Mal conoces á Constanza,
GLOSA. Poco sabes desta pena.
Parte pensamiento mió
el Esta tu esperanza, amigo,
Cargado de mil dolores, De miedo tiene una parle
Y vuélveme con mayores Pues que trae pena consigo
De la parte do le envió. De que no puedes guardarte.
Aunque desto en la memoria Quien pone su confianza,
Se engendra tanto contento Rías, en voluntad ajena,
Cargado de pena y gloria Ni en pena espere mudanza
Va y viene mi pensamiento. Ni tema en mudanza pena.
Como el mar muy sosegado Pastora, tu hermosura
Se regala con la calma, Tu gracia, habla y semblante,
Así se regala el alma Promete buena ventura
Con tan dichoso cuidado. Al que no mire adelante.

/^ P.XVI-J,

N
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82 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Y al que con buena esperanza Asegura la fe toda mudanza
Se pusiese en tu cadena Aunque sospechas andan por mudalla.
Cuchillos de confianza Yo sufro y muero, y díjete, Señora
Son ministros de la pena. «¿Cuándo será aquel día que estaré
Libre desla contienda en tu presencia?»
REDONDILLAS. Respóndeme tu saña matadora
«Juzga lo que lia de ser por lo que fué,
Nadie fie en alegría, Que menos son tus males en ausencia.»
Porque ninguna hay tan cierta, IV.
A quien no cierre algún día
Fortuna ó amor la puerta. En fuente mas clara y apartada
la

Yo vi leche reposada Del monte al casto coro consagrado,


Tornar corlada y aceda Vi entre las nueve hermanas asentada
Y vi voluntad (rocada Una hermosa ninfa al diestro lado.
Cuando pudiera estar queda. En cabello se estaba, coronada
Yo vi la mar en bonanza De verde hiedra y arrayan mezclado,
Levantarse hasta el cielo, En traje extraño y lengua desusada,
Y vi (irme confianza Dando y quitando leyes á su grado.
Derribada por el suelo. Vi cómo sobre todas parecía
Amistad hay que se muestra Que no fué poco ver hombre mortal
Sola y ciara y sin ofensa Inmortal hermosura y voz divina.
Y cuando pensáis que es vuestra Y conocíla ser doña Marina (5),
Hallaisla turbia y suspensa. La que el cielo dio al mundo por señal
Tal os tiene hoy por amigo, De la parle mejor que en sí tenia.

Que mañana, si ie place, V.


Os lomará por testigo
De los agravios que os hace. Gasto en males la vida, y amor crece,
Dulce y vano atrevimiento, En males crece amor y allí se cria,
Poner confianza alguna Esfuerza alma y á hacer se ofrece
el ,

Sobre tan ilaco cimiento De la pena costumbre y compañía.


Como esperanza y fortuna. No me espanto de vida que padece
Adonde un bien se concierta Tan brava servidumbre y que porfía
Hay un mal que lo desvia Mas espantóme cómo no enloquece
Mas el bien viene y no acierta, Con el bien que ve en otros cada dia.
Y el mal acierta y porfía. En dura ley, en conocido engaño,
Huelga el triste, Señora de vivir, ,

Y tú, que le persigas la paciencia.


SONETOS. ¡Oh cruda tema! Oh áspera sentencia
Que por fuerza me fuerzas á sufrir
Los placeres ajenos y mi daño.
I.
VI.
Días cansados, duras horas tristes,
Crudos momentos en mi-mal gastados,
Como el hombre que huelga de soñar,
V nace su holganza de locura,
El tiempo que pensé veros mudados
En años de pesar os me volvistes.
Me viene á mi con este imaginar
En mí falló la orden de los hados, Que no hay en mi dolencia mejor cura.
Puso amor en mi mano mi ventura,
En vos también falló, pues tales fuisles,
Mas puso lo peor, pues el penar
Que podréis en el tiempo que vivistes
ace por razón desvariar,
Contar largas edades de cuidados.
Largas son de sufrir cuanto á su dueño,
Como el que viendo, vive en noche oscura.
Veo venir el mal, no sé huir;
Y cortas cuando hubiese de quejar;
Escojo lo peor cuando es llegado,
Mas en mí este remedio no ha lugar
Cualquier tiempo me estorba la jornada.
Que la razón me huye como su o,
¿Qué puedo yo esperar del porvenir,
Y no hay punto, Señora, tan pequeño, Si el [tasado es'mejor, por sor pasado?
Que no se os haga un año al escuchar.
Que en mí siempre es mejor lo que no es nada.
II.
VIL
Como el triste que á muerte es condenado Tiempo yo que amor puso un deseo
vi
Gran tiempo há. y lo sabe y se consuela, Dones! c en un honesto corazón;
Que el uso de vivir siempre en cu i
Tiempo vi yo, que ahora no lo veo
Hace que no se sienta ni se duela, Que era gloria y no pena mi pasión.
, ,

Si le hacen creer que es perdonado Tiempo vi yo que por una ocasión,


De morir cuando menos se rece .
Dura angustia y congoja y si venia ,
La congoja y dolor siente doblado, Señora en tu presencia la razón
, ,

Y mas el sobresalto lo desvela; Me fallaba y la lengua enmudecía.


Ansí yo, que en miserias hice callo, Mas que quisiera he visto, pues amor
Si alguna vanagloria me era dada (i), Quiere que liore el bien y sufra el daño,
Presto me vi sin ella y olvid Mas por razón que no por accidente.
Amor lo dio y amor pudo quitallo Crece mi mal y crece en lo peor,
,

La vida congojosa toda os nada, En arrepentimiento y desengaño,


Y ríese la muerte del cuidado. Pena del bien pasado y mal presente.
III. VIII.

Vuelve y el tiempo huye y calla


el cielo, Lenguas extrañas y diversa gente
Y despierta callando tu tardanza"; A esta fiera cruel amando sigue
Crece el deseo y mengua la esperanza Ella huye de todos y persigue ,

Tanto mas cuanto mas lejos te halla. A cada cual por donde mas lo siente.
Mi alma es hecha campo de batalla Da á gustar el corazón caliente
Combalen el recelo y confianza A unos'de otros, porque nos obligue

(4) El texto de Hidalgo dice :


Si alguna vana gloria me fundaba. (3) Doüa Marina de Aragón, hija del conde de Rivagorza.
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,, ! ; , ; ; ,;,, , :

COMPOSICIONES VARIAS. 83
Ninguno entendió que no castigue
lo Como nave que corro en noche oscura
Aunque nadie lo prueba que escarmiente. Por brava playa en recio temporal
Su gloria es encubrir pechos abiertos Déjase al viento y métese á la mar;
Y publicar entrañas escondidas. Ansí yo en el peligro del penar,
¡Oh compuesto de varios desconciertos, Añadiendo mas males á mi mal,
Que á nuestra propia carne ños convidas, En desesperación busco ventura.
Y después que á tus pies nos tienes muertos,
XIV.
Por los que llegan sanos nos olvidas 1
Planta enemiga al mundo, y aun al cielo,
IX. Que nos encubres lanía hermosura,
Tráevne amor de pensamiento vano Véate yo perdida verdura-
la
A cuidado y enojo verdadero, Y esparcidas las hojas por el suelo,
Y muéstrame el comienzo hacedero Si la escondes movida con buen celo,
Y todo inconveniente muy liviano. Porque no pueda verse tal figura
Y si con él me veo maño á mano, Sin muerte y conocida sepultura,
Hallóle ser de mi tan extranjero, Aunque en miralla no falta consuelo.
Que él que parecía mas ligero,
,
El ser della vencido es la vitoría,
Me parece pesado y inhumano. Y la muerte peor es el no vella
Yo me vi tan metido en la celada Mas ya que porque no mueran los vivos
Que deseé pagarlo con la vida; Acuerdas de engañarnos y escondella,
Mas el alma, que fuera de sí estaba, A los que somos muertos y cautivos
Como para la muerte no hay salida, ¿I'or qué quieres quilarnos esta gloria?
Volviese á comenzar otra jornada
XV.
Mas esta para mí nunca se acaba.
A ribera de la mar sentada,
la
X. Sobre sepulcro de Ayax Telamón
el
Amor medijo en mi primera edad :
La Fortaleza estaba despechada,
«Si amares, no te cures de razón.» Moviendo contra Grecia indignación.
Siguió su voluntad mi corazón; Los cabellos de hierro y la acerada
Mas él nunca siguió mi voluntad. Veste rompía al llanto y turbación
Tráeme ciego de verdá en verdad La gente se alteró, y aunque espantada,
Ya yo seria contento en mi pasión Quiso della entender su alteración.
Que con falsa esperanza de ocasión Respondió, vuelto el rostro á los tróvanos
Me sostenga, siquiera en vanidad. «Aun por haceros Grecia mayor mengua ,
Tanto seria de vana esta esperanza, Contra Ayax por Clises sentenció
Que no podría caber en mi sentido Desposeyendo aquellas fuertes manos,
Ni en consejo de amor ni en vanagloria. Y entregando á la vil y flaca lengua
Que unja yo que estoy en tu memoria, Las armas con que Aquíles os venció.»
Señora, ni lo espero ni lo pido; XVI.
Que no es bien de afligidos confianza.
El escudo de Aquíles, que bañado
XI. En la sangre de Héclor, con afrenta
De Grecia y Asia fué mal entregado
muerto ya mi pensamiento,
¡Si fuese
Y pasase mi vida así durmiendo A Ulíses, por varón de mayor cuenta ,
Sobre el sepulcro de Ayax fué hallado;
Sueño de eterno olvido, no sintiendo
Pena ó gloria descanso ni tormento
Que Ulíses, levantándose tormenta,
,
Entre las oirás tropas lo habia echado
Triste vida es tener el sentimiento
Tal, que huye sentir lo que desea.
En la mar, por dejar la nave exenia.
Alguno, visto el nuevo acaecimiento,
Su pensamiento á otros lisonjea
Dijo, quizá movido en su conciencia :
Yo enemigo de mí siempre lo siento.
Con chismerías de enojo y de cuidado « ¡Oh juez sin razón ni fundamento!
Me viene, que es peor que cuanto peno »Que el conocido error de tu imprudencia
Vean la ciega fortuna y ciego viento,
Si algún placer me trae , con él me va, Y el loco mar entienda tu sentencia.»
Como á madre con hijo regalado,
Que si llorando pide algún veneno, XVII.
Tan ciega está de amor, que se le da. Alcé los ojos, de llorar consados,
XIf.
Por tornar al descanso que solia
Y como no lo vi donde solia
El hombre que doliente está de muerte Abájelos con lágrimas bañados.
Y vecino á aquel trago temeroso Si algún bien yo hallaba en mis cuidados,
Cualquiera beneficio lees dañoso Cuando por mas contento me tenia
Y en la causa del mal se le convierte. Pues que ya le perdí por culpa mía,
Ansí mi alma triste en solo verle Razón es que los llore ahora doblados.
Halla daño, si busca haber reposo, Tendí todas las velas en bonanza,
Viniendo del bien cierto el mal dudoso, Sin recelar humano entendimiento;
Del dulce verte, el duro conocerle. Alzóse una borrasca de mudanza,
La vana fantasía y confianza Como si tierra y mar y fuego y viento
En desesperación se torna luego No me fueran en contra mi esperanza,
Que el seso reconoce la ocasión. Y castigaron solo el sufrimiento.
Donde vence el remedio la pasión
Sobrado ver es luz que torna ciego, XVIII.
Y confiado vivir sin esperanza. Domado yaOriente, Saladino,
el
Desplegando las bárbaras banderas-
XIII.
Por la orilla del Niio, le convino
Tibio en amores no sea yo jamás Asentar su real en las riberas.
Frió, ó caliente en fuego todo ardido; Lenguas le rodeaban lisonjeras,
Cuando amor saca el seso de compás, Compaña que á los reyes de conlino
Ni el mal es mal ni el bien es conocido. Sola sigue en las burlas y en las veras,
Poco ama el que no pierde el sentido Loándoles el bueno y mal camino.
Y el seso, y la paciencia deja atrás; Contaban el Egipto sojuzgado,
Y no muera de amor, sino de olvido, Francia rota y el mar Rojo en cadena
El que en amores piensa saber mas. Mostrábanle su ejército y poder.
, ,,; ,, ; , ,, ; ,,,,,
,

84 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Respondióles «Aquí se puede ver
:
XXIV.
Dónde acabó su gloria en esta arena , ,

El gran Pompeo, muerto y no enterrado. »


Yo soy, cruel amor, el que has traido
Con vanas esperanzas engañado,
XIX. Y quien habia de haber escarmentado
¿Qué cuerpo yace en esta sepultura? Ya en los propios males que ha sufrido.
¿Quién eres tú, que encima estás sentada Yo soy quien tus mentiras ha creído,
Mesando tus cabellos la figura, ,
Y aqrfel que por creellas ha llegado
Sangrienta de tus uñas, y rasgada? A ser contigo el mas desventurado
Los huesos y ceniza consagrada De cuantos tus banderas han seguido.
De Aníbal, que ha pagado á la natura Pero si en lodo el tiempo que viviere
La deuda postrimera y yo la armada Tornare á tu poder, que en él me vea
,

Diosa que en las batallas da ventura. Muriendo por quien mas aborreciere.
Quejóme de los hados inhumanos, Y porque mi jurar mas firme sea ,
Que á al varón hicieron tanto mal
i
Que si jamás, amor, yo te creyere,
V del miedo y vileza de Cartago; Quien causare mi mal no me lo crea.
Mas quédame un consuelo en lo que hago; XXV.
Que él mismo se mató, porque á Aníbal
Salid, lágrimas mías ya cansadas
No pudieran vencer sino sus manos. ,

De estar en mi paciencia detenidas;


XX. Y siendo por mis pechos esparcidas,
Tu gracia, tu valor, tu hermosura, Serán mis penas tristes mitigadas.
Muestra de todo el cielo, retirada, De mil suspiros vais acompañadas,
Como cosa que está sobre natura Y por tan gran razón seréis vertidas,
Ni pudiera ser vista ni pintada. Que si mi vida dura por mil vidas,
Pero yo, que en el alma tu figura Jamás espero veros acabadas.
Tengo, en humana forma abreviada, Y si después, llegado el final día
Tal hice retratarte de pintura, Do por la muerte dejaré de veros
Que el amor te dejó en ella estampada. Hallase algún lugar mi fantasía.
No por ambición vana ó por memoria La alma, que aun enla muerte ha de quereros,
Tuya ó ya por manifestar mis males;
, A solas sincuerpo Horaria
el
Mas por verte mas veces que le veo, Lo que en vida ha llorado sin moveros.
V por solo gozar de tanta gloria, XXVI.
Señora con los ojos corporales
,

Como con los del alma y del deseo. Hoy deja lodo bien un desdichado
el
A quien quejas ni llanto no han valido;
XXI. Hoy parle quien tomara por partido
llame traido amor á tal partido También de su vivir ser apartado.
Que no puedo ni quiero conocerme; Hoy es cuando mis ojos han trocado
Cuantas armas tenia le he rendido, El veros por un llanto dolorido;
Pues le di la razón para vencerme. Hoy vuestro desear será cumplido
Hombre nací y por hombre era tenido Pues voy do he de morir desesperado.
Pudieran seso y arte socorrerme, Hoy parto y llego á la postrer jornada,
El tiempo, la experiencia y el sentido; La cual deseo ya mas que ninguna
Mas todo lo dejé, y quise perderme. Por verme en alguna hora descansada.
Gran mal, Señora, es que el hombre entiende Y porque con mi muerte mi fortuna
Cuánto aparta de sí, y no se arrepiente Os quite á vos de ser importunada
Y que sabe cuan poco bien espera Y á mí quite el vivir, que me importuna.
Que vive y morirá desta manera
XXVII.
Fuera de humana forma ó accidente
Sino de querer bien; que no se aprende. Ahora en la dulce ciencia embebecido (6),
Ora en el uso de la ardiente espada,
XXII.
Ahora esté la mano y el sentido
Gracias te pide , amor no ; las merece Puesto en seguir la caza levanlada;
Quien bien espera",
las pide, ni tanto Ora el pesado cuerpo esté dormido,
Sea iimosna ó sea piedad siquiera, Ahora el alma atenta y desvelada,
Y sea á la ocasión que ahora se ofrece. Siempre mi corazón tendrá esculpido
Cualquiera beneficio mengua ó crece Ttrsér y hermosura entretallada.
Con el lugar, el tiempo y la manera Entre gentes extrañas, do se encierra
Pero la diferencia verdadera El sol fuera del mundo y se desvia
Es dar y socorrer á quien padece. Viviré y moriré siempre desta arte.
Lo que una vez la fuerza ó la destreza En el mar y en el cielo y en la tierra
No pueden acabar, aquello mismo Contemplaré la gloria de aquel dia
Acaba una palabra descuidada. Que mi vista te vio, y en toda parle.
Señora, considera tu grandeza
XXVIII.
Y el tiempo; que ahora puedes con nonada
Levantarme del hondo del abismo. Mil veces callo que mover deseo
El cielo á gritos, y mil otras tiento
XXIII.
Dar á mi lengua voz y movimiento
Por tan difícil parte me han llevado Que en silencio mortal yacer la veo.
Los importunos años que he vivido, Anda cual velocísimo correo
Que aun bien el medio dellosno he cumplido, Por dentro el alma el suelto pensamiento,
Y mil veces el fin he deseado. De llanto y de dolor lloroso acenlo,
Y toda la esperanza por do he andado. Y casi en el infierno un nuevo Orfeo.
De un mal á otro mayor siempre he venido; No tiene la memoria á la esperanza
En fin, á tal extremo soy traido, Rastro de imagen dulce ó deleitable
Que no puedo temer mas triste estado. Con que la voluntad viva segura.
Ansí que ya sin bien sin confianza
, , Cuanto en mí hallo es maldición que alcanza,
Estoy de aqueste mal, que ahora muero, Muerte que tarda , llanto inconsolable,
Podría ya muy bien hacer mudanza; Desden del cielo, error de la ventura.
Mas tanto por la causa mi mal quiero,
Que siento que me estraga la esperanza, (6) Este soneto está repetido bajo el número xxx en la colec-
Y estoy harto mejor si desespero. ción de Hidalgo, con variantes de ningún valor.
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COMPOSICIONES VARIAS. m
XXIX. Porque á peor no venga que he venido
Aquestos vientos ásperos y claros.
A tan flaco partido

De espesas nubes y tinieblas llenos,


Me entrego y lo porfió
Que en él no habrá quien de mí se acuerde
De ardientes rayos y terribles truenos
Piérdase el albedrío,
Con súbitos relámpagos rasgados,
Ya que el seso se pierde
Aunque en mi daño siempre conjurados
Y lo uno y lo otro por ser mió;
Ya fueron tiempos claros y serenos,
Pues decir que se guarde
De mi dudoso bien terceros buenos,
Es consejo importuno, vano y tarde.
Y en esperar mi gloria prosperados.
Dichoso el que á sus solas
¡Cuan presto pasa un temple del verano,
Con ánimo constante,
Y cuan despacio destemplados tiempos,
Y cuánto cuesta un bien no conocido! De buena ó mala suerte se contenta
Y' las mudables olas
¡Ay buena suerte y venturosa! en vano
Triste la larga en breves pasatiempos
De amor y su tormenta
Del tiempo bien llorado y mal perdido.
No le truecan propósito ó semblante;
Dichoso el que en instante,
XXX. Alegre ó descontento,
Pedís, Reina, un soneto; ya le bago; Desasosiega el miedo ó la esperanza;
Ya el primer verso y el segundo es hecho
Mas ay de mí que siento
¡ !

Si el tercero me sale de provecho,


En cualquiera mudanza
Con otro verso el un cuarteto os pago. Con nuevo disfavor, nuevo tormento,
Ya llego al quinto; ¡España! ¡Santiago! Y escogílo por bueno
Fuera , que entro en el sexto. ¡Sus, buen pecho! Cuando crié la víbora en mi seno.
Si del sétimo salgo, gran derecho
¡Oh envidia sin sosiego!
Tengo á salir con vida deste trago. Oh fiera sospechosa,
Ya tenemos á un cabo los cuartetos Que siempre estás atenta á trabar guerra!
¿Qué me decis, Señora? ¿No ando bravo? ¿Cuál es el pecho ciego
Mas sabe Dios si temo los tercetos. Que dentro en sí te encierra?
Y si con bien este soneto acabo, ¿Por qué el mundo te llama perezosa ?
Nunca en toda mi vida mas sonetos; Con lengua furiosa
Ya deste, gloria á Dios, he visto el cabo (7). Mas con sospecha vana
Atajaste los pasosa mi gloria,
XXXI. Que tan humilde y llana
A Luís Barahora de Soto (8). Vivia en la memoria
Del que nunca pensó co.sa liviana
Un claro ingenio, un vivo entendimiento, ¿Cómo entras diligente
Un sentido profundo, un raro aviso, Á beber honra y sangre á un inocente?
Una varia lección y un decir liso, blanda y hermosa
Filis,
Cual, señor Soto, en vuestros versos siente; ¿Con qué te he yo enojado
Pocas veces el claro firmamento Que tanto mi servicio y fe te cansa?
A los mortales concederlos quiso, Conmigo estás quejosa
Y con razón aquel pastor de Anfriso Y con otros muy mansa.
Os llama para algún notable intento; Donde nunca tus fuerzas han llegado
Porque de vuestro ingenio é invención Venga el injusto hado
Piensa hacer industria por do pueda Venga el tibio desdeño
Subirla tosca rima á perfección. Que oprimen la humildad y la paciencia
Tenga la Parca el hilo, y en su rueda Persigan á su dueño
Rijase la fortuna por razón; Servicios en presencia
Que puesto donde estáis , muy poco os queda. Que en tu memoria sean como sueño,
Pues con enfadas
la fe te
De quien sigue y adora tus pisadas.
CANCIÓN. ¿Fié de mi ventura
Algún deseo vano?
Tiempo bien empleado ¿Quise igualar contigo mi osadía?
Y vida descansada, ¿Puse tu hermosura
Bien que á pocos y tarde se consiente En duda ó en porfía,
Olvidar lo pasado, O heridas de tu mano,
resistí
Holgar con lo presente Que tan claro y temprano
Y de lo por venir no curar nada Me vino el desengaño
Hora falta y menguada A tocar en el íntimo del pecho,
La del que nunca olvida Y aun no sé si es engaño?
Un cuidado que siempre le da pena, El daño que está hecho
Cortado á su medida Viene por amenaza de otro daño
Tan importuna y llena A mostrarme que sienta
Que ni otro halla entrada ni él salida; En la bonanza ajena mi tormenta.
Mas tiene por testigo ¿Para qué estoy en duda,
Su pensamiento, y este es su enemigo. Pues no hay otro camino
En tal punto me veo Sino sufrir á quien me haga fuerza?
De fortuna traido Sea mi lengua muda ,
Hasta el postrer abismo de su rueda Tu voluntad no tuerza
Donde ruego y deseo Y pague yo, que fui mal adivino
Que esté segura y queda, Llegó mi desatino
A pensar que sirviera
(") Lope imitó este soneto en aquel que empieza: En lo que cualquier otro se servia
Un soneto me manda hacer Violante.
Y cierto se hiciera
Si la desdicha mia
Hállase de Mendoza, no en la colección de Hidalgo, sino
el
las Flores de Poetas ilustres de Espinosa, cuyo
en Y el caso me ordenaran que yo fuera;
texto sigo.
Sedaño lee ast el último verso
Mas no hay peor librado
Que el desfavorecido y obligado.
Pues de este, gloria á Dios, ya he visto el cabo.
Quiero callar mi queja,
(8) Este soneto no está en la colección de Hidalgo. Entre Si es posible sufrirme
las
obras de Gregorio Silvestre se encuentra. (Granada, Donde vence el agravio á la paciencia;
1599.)
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8G DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Que pues Filis me deja Sufrió tanta braveza?
La mas cruda sentencia Dar mal por bien, mudanza por firmeza
Es haberme dejado sin oírme. ¡Oh áspera, cruel, dura sentencia!
Un propósito (irme, ÍHies no hay dolor tan fuerte
Una fe muy entera Que no se venza al cabo con la muerte.
Y un no mudar camino por tibieza
¡Oh libertad forzosa
Serán hasta que muera
De mi dura fatiga
Muestras de mi limpieza, ,

Que das fin al dolor cuando te ofreces


Aunque envidia y pasión me tengan fuera,
Deseada enemiga
Y aunque otro bien no espero Oh muerte! que rabiosa
¡
Sino morir sirviendo y por quien muero.
A otros, y á mí dulce me pareces;
Mas templaré la vela
Tú, que sola mereces
Por no decir tan claro que estoy loco
Desatar este nudo
Pues aunque mucho duela
Será el quejarme poco,
Y hacer inmortal
Al que por hacer bien padece mal
Y so!a una esperanza me consuela:
Vén, y harás lo que hacer no pudo
Que én ocasión ninguna
La que probó en un día
¡le de huir el rostro á la fortuna.
A deshacer la pena y gloria mia.
Quisieras tú, Señora,
CANCIÓN.
Con uno y otro enojo
Si a!o:una vanagloria Cansar mi fe y forzalla á que faltase
F;i corazón humano Tomando cada hora
I'ulo caer, Señora, de pensar Novedad por antojo,
Que nunca ajena mano Y atar mi muda lengua á que callase,
Revolvió la memoria Y cuando me esforzase
A otro, ni su ser pudo mudar; Aquejarme de tí,
Si algún gozo ha de dar Embarazarme el seso;
La limpia pura fe, Ansí, que, no pudiendo echar el peso,
Guiada sin engaño, No pudiese valerme yo por mi,
Y el no usar mal de la verdad en daño Estando aquí el morir,
De otro, con decir lo que no fué Que es remedio común y ha devenir.
Por mí ha todo pasado Un querer tan seguro,
Después que sin dejarte me has dejado. Un ser tan obediente,
Dijístemeque fuese Una mansa paciencia tan extraña
Seguro por do quiera , Un ánimo tan puro,
Que nunca tu favor me faltaría. Una fe tan ardiente,
Salí, que no debiera, Que bastará á mover una montaña,
Porque de mí no fuese Que no mude tu sana,
Lo que muchos dijeron que seria. Y ¿cosa tan liviana
Entonces te quería Te mueva contra mí, siendo segura?
Como al querido hijo ¡Oh voluntad humana
Comoá la dulce amiga; En divino saber y hermosura
Y aquel amor ardiente sin fatiga ¿Quiere que no me queje ,

Salía de mi pecho, y ya colijo Y porque me has dejado, que te deje?


Que todo quedó atrás : Canción mia, yo temo
Quiérote menos bien y ámote mas. - Que quien le ha de leer
Viene mezclado amor Me quiera dar consejo por remedio
Con aborrecimiento Y pues no puede ser,
Y no se puede creer si no se siente, Siendo mi mal extremo,
Ni hay mas grave tormento Que se pueda curar con ningún medio,
Que sentir con dolor Dírásle que no quiero
Contrario á la dolencia el accidente; Sino morir por ella, como muero.
Pero no se arrepiente
Mi seso, y va venciendo
Siempre la voluntad. CANCIÓN.
Yo me rindo, pues desta ceguedad
Ya revuelve con dorado freno
el sol
La mayor parte se ha cobrado, viendo
Los ligeros caballos nuestra via
€óino la fe tuviste
Ara!) indo la mas corta carrera ;
Mas liviana que el viento, á quien la diste.
\;¡ calienta, ya da nueva alegría
En amor tan ingrato , De la estrella mas fría al tibio seno;
En tan larga carrera Ya las nubes esparce por defuera
De tiempo y de dolor como esta ha sido, Ya parte mas afuera
Muchas partes hubiera De! cielo,, y apartada
Que á descansar un rato Ve luz demasiada
Me pudiera cautivo haber traído Yo cautivo, que muero, quiere amor
Mas mi seso vencido Que huya de mi el claro resplandor,
Que entiende lo mejor, Y que siempre le siga como loco
Y lo peor escoge, Teniendo al sol en poco
Cualquier discurso de razón acoge, Y que muriendo busque mi dolor.
Aunque al determinarse vence amor, La ira del cruel y duro invierno
Y quedo imaginando
Huye so tierra, y los rabiosos vientos
Qué pudiera ayudarme, cómo y cuándo.
No suenan ya por bosque ni montaña ;

Hartos consuelos tengo El cielo da los días ya contentos ,

Y es el remedio vano; Ya muestra la montaña el rostro tierno,


Crece el mal cuanto mas junto me hallo, Ya sale á retozar por la campaña
Y á otro fuera sano La sabrosa compaña
Si de lo que sostengo Del viento delicado
Dijese lo que yo por burla callo; Yo, ausente y olvidado,
¿Qué mísero vasallo No mengua mi tristeza y desconsuelo,
Con tan mansa paciencia Antes rompo las peñas con mi duelo
; ;,, ,, ; ;, , ; , ,! , , , ; ,! ,, ,! ,

COMPOSICIONES VARÍAS 87
Y losmonles, de duelo suspirando Con males tan sin medida
Mas poco cura el cielo Pues há mil años, y mas,
Que viva el triste desamado amando. Que me llevan de vencida.
La verde yerba coronando viene Examino la memoria,
De varias llores la pintada tierra, Y viendo el notorio estrago,
Que al estrellado cielo se parece; Y que es dellos la Vitoria
Los tiernos ramos no tienen mas guerra Hago mucho, si lo hago,
Con el soberbio viento, niconviene De ponerlos en historia.
Temor del duro hielo, que entorpece; Y sepan quién es amor,
Ya ninguna parece Porque viendo el sufrimiento
De las espesas hojas; Que he tenido en su rigor,
Y tú. fortuna, arrojas Tomarán buen escarmiento
Tanto dolor en mi tanta agonía , ,
' Si creyeren mi dolor.
Cuanto ellos ahora tienen de alegría Verán casos nunca oidos,
Cada cosa en su tiempo íin alcanza Con no decir la mitad
Y en la tristeza mia Dellos, en mí sucedidos,
No hay tiempo que remedie mi esperanza. Servicios de voluntad
Y muy mal agradecidos.
En el mar sosegado al manso viento
Tiende la vela, alegre, el marinero, REDONDILLAS.
Seguro ya de la cruel tormenta ;

En alta popa con navio ligero A su pensamiento desfavorecido.


Corta el agua espumosa, y va contento,
Decid, alto pensamiento:
Sin tener con las ciegas nubes cuenta
¿Cuál fué el infelice hado
Ni espera mas afrenta;
Que de tan dichoso eskido
Y en mi vida importuna
Os derribó en un momento?
Cualquier tiempo es fortuna
De amor tan honesto y puro
Siempre me' veo cubierto de cuidados,
Mal galardonado fuistes
Que en lágrimas-quebrantan sus nublados. Porque cuando os atrevistes
¡Oh enemiga fortuna Oh cruda suerte !
Fué con carta de seguro.
No son unos pasados , Sin razón morir os veo,
Cuando me llevan otros á la muerte. Y fuera justo el tormento
El pastor amoroso, embebecido, A no ser mi atrevimiento
En la cumbre del monte está cantando Nacido de íal deseo.
O en la fresca arboleda y verde prado, Pero vos de recatado
Y con sabrosa llanta remedando Tenéis mas que de atrevido,
La viva voz ó ya el dulce sonido Como si eso hubiera sido
Del agua clara y viento delicado Alivio de mi cuidado.
Presente su ganado, Mas, pensamientos dichosos,
Que escucha sus querellas No os corráis de ser vencidos
Yo, triste, que con ellas Quevivis en mis sentidos,
Vivo solo en lugar adonde oídas Aunque os matan envidiosos.
No pueden ser de nadie hi sentidas, ¡Qué ocasiones de mudanza :, 1

Paso mi vida en doloroso llanto, Qué montes de inconvenientes


Y si hubiese mil vidas, Qué mortales accidentes
Todas las pasaría en otro tanto. Y qué muertas esperanzas!
Cien sabes tú, canción, qué primavera, ¡Qué sospechas mal regidas,
Qué sol esel que espera Qué siniestras voluntades,
Mi alma en esta ausencia; Las que engañan las verdades
Qué males en presencia Tan á costa de las vidas!
Me pueden dar mas conocido daño; Qué temores sin provecho
¡

Qué es vivir en sospecha y desengaño, Qué recelos con antojos


Y en tanta soledad aborrecer, Qué vivos al mal los ojos,
Huyendo como extraño Sin ver el daño que han hecho
Todo aquello que á todos da placer. ¡Qué celadas encubiertas,
Qué apasionados testigos,
Qué encubiertos enemigos,
QUINTILLAS.
Y qué mañas descubiertas
A la desesperación de su amor. ¡Qué dobladas tercerías,
Qué sinrazones de amor!
Salga pues amor lo quiere
,
Desdichado el amador
La de mi fatiga
historia Que sigue, amor, tus porfías.
Y por do quiera que fuere Mas no es culpa tuya, no,
Todas mis pasiones diga Ni mia, porque es ajena;
A quien oirías quisiere; Mas padezco yo la pena
Que oyendo los males della Sin tener la culpa yo.
En mi daño acontecidos, Dirá el tiempo la verdad
Se ataparán los oidos; Si cesaren sus consejas,
Que solo en pensar en ella Antes que mueran mis quejas
Tiemblan los cinco sentidos. A manos de su crueldad.
Y no haya mas sufrimiento Y aun yo también la dijera
Descúbranse los cuidados Si acaso se me escuchara
De mi vano pensamiento Mas ¿qué verdad hay tan clara
De puro miedo encerrados Que sin su dueño no muera?
Dentro de mi pensamiento. Por do será menos me
Sepa el mundo en el estado Que en mí acaben mis gemidos;
Que me han puesto tantos males, Que á los que no dan oidos
Pues de ser tan desiguales ¿De qué les presta la lengua?
De contino me han llegado
,
Mis ojos podrán prestar
Hasta el alma las señales. En tan altó padecer;
No hay esperanza de vida Que si no pudieren ver,
Ni yo la tendré jamás, Al menos podrán llorar.
; ,,
!, ,,,,, , , ; ,

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


QUINTILLAS. Un bien tan inmenso,
Que cuando lo pienso
AI silencio de sus quejas. No pienso que vivo.
Mis fieros tormentos
De tormentos de amor,
los Serán aliviados
Que hacen desesperar, Si son sepultados
El que tengo por mayor En mis pensamientos.
Es no poderse quejar Honrada*}' dichosa
El hombre de su dolor. Es vuestra subida;
Cualquier mal es duro y fuerte, Pero la caida
Y tiene su furor loco Muy mas peligrosa.
Mas el mió es de tal suerte, ¿Qué buen fin espera
Que consume poco á poco , Quien va sin recelo
Hasta llegar á la muerte. Subiendo en el cielo
No hay mal que con publicallo Con alas de cera ?
No se acabe, aunque sea fiero ; De vuestros antojos
Mas yo, cuitado, que callo Vencido el volar,
¿Cómo es posible pasallo, Daréis nombre al mar
Si de entrambas cosas muero? Que han hecho mis ojos.
Di, Filis : ¿quién me ha revuelto, Y el luto después
Que tal me ha puesto contigo? Traerás en venganza
O es demonio que anda suelto Por mí y la esperanza,
,
O venganza de enemigo Y yo por los tres.
Que anda en amistad envuelto. Podréis responderme,
¿Qué te pueden haber dicho, Si doy en culparos,
Con que tanto mal me han hecho? Que sé aconsejaros,
¿Quién puso saña en tu pecho, Y no socorrerme.
Que ha puesto entredicho,
al trato Y en estos errores
Y á mi vida en tanto estrecho? Veréis lo que soy.
Dígante cuanto deseas, Consejos os doy,
Hágante en ello servicio; Y tomo dolores.
Pero tú nunca lo creas,
Ni me juzgues por indicio,
Hasta que claro lo veas.
ENDECHAS,
¡
Oh tiempo para llorarse ENCARECIENDO Sü MAL PAGADO 4M0I .

Donde se sufre y se espera


Y aun para desesperarse, ¿Quién entenderá
Pues quieres que un triste muera Esto que aquí digo,
Sin el gusto de quejarse Que parecerá
Y pues en todo recibo Que me contradigo?
Agravio con daño cierto Secretos divinos,
Hagan bien á este cautivo A vosotros quiero;
Que está, de medroso, muerto, No voy por caminos,
Y desesperado vivo. Sino por sendero.
Hágame lugar
ENDECHAS. El placer un dia ,

Déjeme contar
A su pensamiento. Esla pena mia.
Siempre he de ser triste,
Pensamiento mió, Sin ser desdichado,
No me deis tal guerra No sé en qué consiste,
Pues sois en la tierra Todo lo he probado.
De quien solo fio; No digo el contenió,
Que si en tal altura Que no sé á qué sabe;
No vais poco á poco Parece escarmiento
Quedaré por loco, Porque no me alabe.
Y vos por locura. ¿Qué es de las mudanzas
Con alas deshechas Que hace fortuna,
Vais dando ocasiones Que en mis esperanzas
Que vuestras canciones No veo ninguna?
Se vuelvan endechas. ¿Qué es de las promesí s
Y no es el aprieto De que persevera,
De mi cobardía Que si faltan estas
Por vuestra osadía, No hay ley verdadera?
Mas por mi respeto. ¿Quién habrá que acierte
Vuestra es ya la palma, Cuando no son tales?
Mió es el tormento ¿Qué hace la muerte
Pues de pensamiento Tras penas mortales?
Sois prisión del alma. Dasmeá buena cuenta,
La disculpa hago Cielomió avaro.
Porque amor la haga, Rayos y tormenta
Y lleva la paga, Y nunca sol claro.
Pero yo lo pago. Háganme saber
Aun pudiera ser Qué llaman favores;
Temer donde osáis, Daré yo á entender
Si como pensáis, Qué llaman dolores;
Pudiérades ver. Que si no se ofenden
Mirad si se encarga De lo que me ofendo,
Mi poco sosiego, Ellos no lo entienden,
Pensamiento ciego, Y yo no lo entiendo.
Por senda tan larga. También he gozado
Con todo, recibo Yo de un mirar tierno
, !,; ,,, ,; ,

COMPOSICIONES VARIAS. 8a
Mas líame causado QUINTILLAS.
Penas del infierno.
Y aunque soquees Al desengaño de amor,
Habla regalada,
Del bien de después Ya no mas casos pasados.
No se si senada. Descúbrase el pensamiento
¿ Deque me aprovecha Servicios bien empleados
Blanda condición? Cesen, como masculpados
De llevar la flecha En mi mayor perdimiento.
Hacia el corazón. Mentiras, falsos engaños,
Piensa que he alcanzado Ejemplos nuevos y extraños,
El fin de su guslo, Escarmientos cada hora
Que queda pagado ¿Quién los sufrirá, Señora
Un amor al justo. Con muchos ni pocos años?
¡Que breve alegría! ¡Oh fuerzas bien empleadas
¡Ojalá fuera!
si De belleza y discreción
Que quizá algún dia Contra mí fuisteis criadas,
Contento viviera. Dende tiernas enseñadas
Ellos nunca ven, Para mi condenación.
Coito yo bien veo, Con el daño que habéis hecho
En medio del bien Contentad el fiero pecho;
Rabiar el deseo. Que huir, aunque sea tarde,
Si un punto me falta De escarmentado y cobarde,
De su pensamiento, Será ya honra y provecho.
La gloria mas alta Tocio mal se hace mas blando
Me será tormento. Con puhlicalloy decillo;
Dura voluntad, Mas yo solo suspirando
Mal intencionada, Mas quiero vivir callando,
Contigo verdad Que viviendo deseubrillo.
No aprovecha nada. Quéjase uno de un dolor,
No el ver otros nombres Otro que mil no le dejan
Me quita el sosiego, Otro que el suyo es mayor;
Mas saber los hombres Mas , al fin , como es de amor.
Del agua y del fuego. Señora todos se quejan.
,

Tanto sobresalta Pues lo quiso ansí mi suerte,


Amor cuando excede, Callará mi fe sufrida
No porque el bien falto ,
Hasta el fin de mas no verte ,
Pero porque puede; Y publicará la muerte
Que no ha de tener Lo que callaba la vida.
Mas de liberal, Y si de mi poco aliento
Ni hay mas que saber No lo sufriere mi fe
Que saber amar. Quéjense todos al viento;
Ya sé adonde llegan Que, aunque pese al sufrimiento,
Encarecimientos, Yo callando moriré.
Y dónde se ciegan
Los entendimientos. REDONDILLAS DE PIÉ QUEBRADO,
Fáltenme los cielos,
Dios me sea enemigo, ESI'ANLO PRESO POR L'NA PENDENCIA QUE TUYO EN PALACIO (9).
Si me mueven celos
A loque aquí digo; Estoy en una prisión,
Sino que te acate En un fuego y confusión
Como se encarece, Sin pensallo;
Y que amor se trate Que aunque me sobra razón
Como lo merece. Para decir mi pasión,
Quiéreos preguntar, Sufro y callo.
Bien de mis pasiones,
Olí, cuánto tiempo he callado,
Estas condiciones ¡

¿Podránse guardar? Por gustar quien lo ha mandado,


Esta luz de palma
De mandalío!
Sufrido y disimulado,
¿Podré yoganalla?
¿Podréis darme el alma, Y aunque estoy en este estado,
Sufro y callo.
Para noquitalla?
Sigo este camino, El amor es quien ordena
Que es el acertado; Esta tan terrible pena
Que amor es divino, En que me hallo.
Aunque esté humanado. Sea muy enhorabuena;
Porque esotra gente Por ser la causa tan buena
Vive con rudeza, Sufro y callo.
Siente vulgarmente este mal que me empleo,
En
De tanta grandeza. Me deleito y me recreo
Nunca amor te ofenda, En contemplallo
Ni tanto mal haga, Que aunque me aprieta el deseo,
Que me dé la prenda Por el tiempo en que me veo
Si no da la paga; Sufro y callo.
Porque este es un daño
Que no hay quien lo sienta Espero agradecimiento,
;

Piensas que es engaño, Pues vemos que su contento


Y no es sino afrenta. Es dilatado.
Por ser grave el fundamento

(9) Tal título puso Hidalgo, creo que erradamente. El autor


alude á la prisión en que está su amoroso pensamiento.
, , ,,,
, , , ; ; ,

90
DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.
Dice siempre el pensamiento :
A la esperanza mandó
Sufro y callo. Que me viniese á curar.
Mostré con pecho fingido Quien poco alcanza su ciencia,
Estar libre y ofendido A mas daño le encamina
Sin estallo; Pues su mayor medicina
Y mas en mi daño ha sido, Es aplicar la paciencia.
Porque ahora ya rendido, Del mal á que estoy sujeto,
Sufro y callo. Tanto. vivo atormentado,
Que el corazón ha llorado
Procuré encubrir del alma
Sus lágrimas en secreto.
El dolor que me desalma
Tanto ha llegado á sentir
Con negallo; Su riguroso desden,
Mas, viendo mi bien en calma,
Que ha llegado á estarme bien
Y que otro goza la palma
El desearme morir.
Sufro y callo.
Y con ser tal mi dolor,
El error de mi paciencia Aquella ingrata, homicida,
Hiciera ya diligencia Para animarme la vida
Enremediallo; Aun no me ha dado un favor.
Mas, por ver que en tu inclemencia Bella Filis, llegó el día
Está dada la sentencia, En que ha llegado mi suerte,
Sufro y callo. Que vengo á buscar la muerte,
Sé que aumenta tu contento
Y hallar la muerte querría.
La causa de mi tormento,
Por causallo.
Dios sabe mi sentimiento, VILLANCICO.
Mas, pues remedio no siento
Sufro y callo.
Esta es la justicia
Hacerme ofensas injustas Que mandan hacer
Turabia y tu enojo ajustas, Al que por amores
Por vengallo; Se quiso prender.
Y aunque sé que no son justas,
Viendo que tú dello gustas, Engañó al mezquino
Sufro y callo. Mucha hermosura,
Considera que el que rabia, Faltó la ventura,
Con el dolor nunca agravia Sobró el desatino
En publicallo; Errado el camino,
Y yo, que sé que eres sabia, No puede volver
Por si esio te desagravia, El que por amores
Sufro y callo. Se quiso prender.
Mándenle escribir,
No es mi mal para creer, Aunque no contente,
Ni menos para poder
Y si se arrepiente,
Üisimulallo;
Que no ha de huir,
Mas solamente por ver
Que quiera morir,
Cuándo se ha de fenecer, Y no pueda ser;
Sufro y callo.
Esta es la justicia
Que mandan hacer.
REDONDILLAS, Entro simple y ciego,
Mas no sin razón ;
VIÉNDOSE SUJETO AL AMOR. Hizose afición
De lo que era juego;
Lloremos ojos cansados,
,
El encendió el fuego
Los daños que padecemos ; En que había de arder,
Que no es razón que dejemos (Uncido por amores
Quejosos á mis cuidados. Se quiso prender.
Yo soy aquel que vivía Sufra disfavores
El nías iéjosdel amor, Hechos por antojo,
Burlaba de su dolor, Háganse del ojo
De su poder me reía. Sus competidores,
Siempre de su trato huí, Y los miradores
Vanos fueron mis consejos; Échenlo de ver;
Pensé que estaba de lejos Que esta es la justicia
Y hállele dentro de mi.
Que mandan hacer
De ver tanto atrevimiento Al que por amores
Toda el alma se alteró,
Se quiso prender.
Y su gravedad perdió, Si acaso algún día
Turbado, el entendimiento. Habla con su dama,
Mandóme al primero día Mire ella al que ama,
Que lágrimas le ofreciera; Y con él se ría
Obececerle quisiera De envidia y porfía
Mas yo llorar no sabia. Se ha de mantener
El que no puede pasar El que por amores
Sin llantos y desconsuelos, Se quiso prender.
Envié al alma unos celos Diga su cuidado,
Que la enseñen á llorar. Mas no sea creído;
Tomé esta lición de coro Antes que sea oído
Tanto en ella repitiendo Sea condenado;
Que hasta cuando estoy durmiendo Quiera ser mirado:
Estoy soñando que Toro. No le quieran ver
De aquesto llegué á enfermar, Al que por amores
Y amor, que mi nial sintió, Se dejó prender.
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COMPOSICIONES VARIAS. 91

VILLANCICO. QUINTILLAS,

QUEJÁNDOSE DE QUE LÍE CASTIGAN SIN OIIÍLE.

Carillo, ¿(¡Hieres bien á Juana?


Como á mi vida y á mi alma. Tiempo turbado y perdido,
Sin sazón para quejarme,
¿Quién seguirá mi partido,
Amor es de condición, Si antes que me hayan oido
Que cuando se encubre crece, Se inclinan á condenarme?
Y una terrible afición ¡Oh padre del desengaño,
Claro y lejos se parece Para mí oscuro y extraño
Si la causa lo merece, ¿Por qué no alumbras á quien
No encubras mal que no sana.
Jamás supo hacer bien
Carillo, ¿quieres bien á Juana? Sino á quien me hizo daño?
Como á mi vida y mi alma. Filis, ¿con quién te aconsejas,

En lu semblante y meneo, Que así contrastas mis dias?


Pastor, estás asombrado; ¿ Es venganza ó son porfías

Mezquino el enamorado El atapar tus orejas


Que pierde el tiempo y deseo. A mis quejas, por ser mias?
Nunca hables de rodeo, Di , ¿ por qué miras mis males
Sino claro y á la llana. Con ojos tan desiguales,
Carillo, ¿quieres bien á Juana? Y mis penas como culpas,
Como á mi vida y mi alma. Que me haces dar disculpas
De servicios tan leales?
Tiéneme el mal tan sujeto, Algún alivio tuviera
Y sugeto es tan subido,
el Siendo oido y condenado;
Que no callo de secreto, Mas quiere mi triste hado
Sino de puro aturdido; Que á manos del tiempo muera
Accidente es de vencido Que es cuchillo mas pesado.
Estar entre miedo y gana. *
Muera yo en esta contienda
Carillo, ¿quieres bien á Juana? Sin que mi razón se entienda.
Como á mi vida y mi alma. ¿A quién contaré mis quejas?
Que pues tú, Filis me d
Entre querer bien y amar ¿Quién habrá que me delicada?
La diferencia es dudosa: Tal me veo en tal fatiga,
Quiero bien la que es sin par, Sin reparo que me guarde;
Y amo la que es hermosa :
Desamparado y coba de.
Querer bien es mayor cosa, No hay mal q.ue no irte persiga,
Y amar cosa mas humana. Ni bien que no llegue I

Carillo, ¿quieres bien á Juana? Sufriendo desconfianza,


Como á mi vida y mi alma. Desden, olvido, mudanza:
Pequeña prenda es la vida Que otro descanso no tengo,
Cuando el alma está obligada Sino es la fe que mante
Por voluntad tan valida, Y aun esta sin esperanza.
Y pena bien empleada Caígaseme de la mano
Vida y alma seria nada La pluma y falte el sugeto,
Si quisiese esta tirana. Salga mi voz sin efe lo,
Carillo, ¿quieres bien ú Juana? Vayan mis quejas en vano,
Como á mi vida y mi alma. Pierda su ley el secreto.
Fatigúeme pensamiento,
el
Ruede el mundo, y siempre crezca Déme congoja y lorm
Su hermosura mas y mas Lo que á todos aprovecha;
Nunca nacerá jamás Viva siervo de sospecha,
Ninguna que le parezca, Fallo de conocimiento.
Ni otra que lanío merezca
Habrá como esia villana. VILLANCICO.
Carillo , ¿ quieres bien á Juana ?
Como á mi vida y mi alma. Pues no me vale servir,
Amar bienquerer,
ni
Por razón nos enamora, ¿Quénieha de valer?
Por voluntad nos destruye
La que del vencido huye Servicios bien empleados,
Siendo libre y vencedora; Aunque mal agradecidos
Yo el firme, mas la traidora Tal soy yo, que vais perdidos
Voluntaria y inhumana. Por donde oíros van ganados;
Carillo, ¿ quieres bien á Juana? Que mi ventura menguada
Como á mi vida y mi alma. Y enemiga de mi bien
Os ha traillo ante quien
Turbadora de reposo, Poco es mucho, y mucho nada.
Anzuelo de voluntades, Pues al fin de la jornada
Pecho de contrariedades Y tiempo del merecer,
Aunque en extremo hermoso; El servir no vale nada
Solo aquel será dichoso El amar ¿qué ha de valer?
Que la quiere, si ella ha gana.
Carillo , ¿quieres bien ó. Juana
Como á mi vida y mi alma. CARTA EN REDONDILLAS
A SU DAMA, ESTANDO AUSENTE.
El que es tuyo si el perdido
,

De alguno puede llamarse


De sí mismo aborrecido,
A tí envía á encomendarse.
; ; , ; , ,: , , ,

92 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


No juzgues á presunción Tanto, que me pone duda
Que te escriba lo que siento, Si es la pintada ó la viva.
Sino sobra de afición Revuelvo de cuando en cuando,
Y falta ele sufrimiento. Y acuso mi ceguedad;
Y aunque esta carta cerrada Después digo suspirando
Te parezca corno quiera, ¿Por qué tanta crueldad?
Con mis lágrimas bañada Es la viva mi deudora,
Se imprimió el sello en la cera. Y la pintada me paga;
En ella toda verás De manera que empeora
De mis congojas la muestra Con el remedio mi llaga.
Por donde conocerás En otro tiempo holgara
Cuánto mas siento que muestra. De tratar con tus ainig-os,
¿Por ventura has olvidado Y ahora huyo la cara
Esta tierra en que moraste, Como de falsos testigos.
Que aun espeían tu mandado Que trayendo á la memoria
Los amigos que dejaste? Lo que fui y lo que ellos son
Por cierto, si es en tu mano No me causan vanagloria,
De escribir como solías, Sino desesperación.
Que nos haces de temprano Quien llamó á la muerte ausencia
Contar y esperar los dias. No estaba bien en lo cierto;
A los que lejos estamos, Que no ha menester paciencia
Si el amor es verdadero, El hombre después de muerto.
Todo cuanto imaginamos Yo, que sufro, callo y creo
Nos parece hacedero. Ausente y mal satisfecho,
Puede ser que, de contenta, ¡Con cuántas muertes peleo
Nos tienes por olvidados, Entre la boca y el pecho!
Y que pones en tu cuenta Tal me veo en tal afrenta
Eos ausentes por pagados. Señora, como te escribo,
A hermosura tan alia Que no me recibo en cuenta
No comentará morada Las horas que sin ti vivo;
Donde lo menos que falla Preguntando de hombre en hombre
Es ser vista y adorada. Si volverás ó si engañas,
¿Qué le aprovecha la maña? En la voz siempre tu nombre,
La discreción ¿qué te vale Y tu vista en las entrañas.
Entre esa gente uraña, Y por carrera tan larga
Para quien el sol no sale? Voy de mi mismo huyendo,
De mí puedes entender Que, como el alma es la carga
Que desesperando espero, Deseo el fin no lo viendo.
,

Y esperare basta ver Mas espero en mal tan grave


Si tornas como primero. De tan contrarios extremos,
Mas he miedo que el reposo Que se mude ó que me acabe,
Te convida á descansar, Como en otras cosas vemos.
O quizá aigun envidioso El cíelo que está nublado
Te detiene á mi pesar. Desecha la oscuridad,
Vivo los dias pensando La luna y sol eclipsado
Si tiene mi mal enmienda; Vuelven á su claridad.
Las noches, no la hallando, Tras el invierno el verano,
A llorar suelto la rienda. Tras la noche el dia claro,
Y paso atónito y loco Y tras lo enfermo lo sano,
Mi tiempo en esta zozobra ; Tras el mal viene el reparo.
Que para llorar es poco, El duro roble en la sierra,
Mas para vivir me sobra. De fuerte rayo herido,
Cuando Unjo que te veo, Vemos levantar de tierra
O (pie algún tiempo me viste, Mas alto y mas exiendido.
Es con el rostro y meneo Y la mar, que, de turbada,
Con que de aquí te partiste. Hizo miedo á las estrellas
¿ Qué bien hay que no sea malo? Torna clara y sosegada,
Qué mal que no me persiga?
, Como á competir con eúas.
¿Dónde buscaré regalo, Cualquier mudanza llegase,
Si el regalo me castiga? Y llegase con presteza,
Procuro quien te parezca, O el mal en bien se trocase,
Y como ninguna hallo O cesase su braveza.
Que tanta gloria merezca, Piensa lo que sentiría
Rajo los ojos y callo. Viéndole como le vi
Ya no estoy en mi poder Tan gran colmo de alegría
Que el desatino me lleva, No podría caber en mu
Viendo que no puede ser Si no viniera á este punto
Hacer tan falsa la prueba. De ausencia ni despedida,
Si duermo, soñando pienso ISo perdiera todo junto
Que te hablo, al misino instante El alma, el mundo y la vida.
Huyes, y quedo suspenso, El alma, que desespero,
La voz y mano adelante. El mundo, que le aborrezco,
Sueño, quien de vos se ceba, La vida, ya que no muero,
No se acuerda del remate Que muerte en vida parezco.
Entráis haciendo gran prueba, Cuando de haber tú partido
Y satis por disparate. Culpa alguna yo tuviese,
Una imagen tengo tuya Mas querría no haber sido
Puesta delante mis ojos, O la tierra me sumiese.
Que aunque he miedo que me huya Tan áspera adversidad
Y pruebe hacerme errojos , No hay hombre que la consuelo ,'

Hablóla y hallóla muda, Pues no alcanza la piedad


Miróla y hallóla esquiva ; A lo menos que ella duele.
;; ; ; , ,, ,;, , ,, ,, , ,,

COMPOSICIONES VARIAS. 98
Entre lo que vida alcanza, Tiempo que no me persiga.
Y entre los muertos, busqué Y si acaso no te place,
Remedio á esta malandanza, O te importuna leella,
Pero nunca le hallé. Puedes quemalla sin vella
Uno, que no siente nada, Que es lo que de mí se hace.
Calla otro, aunque lo siente Siempre bendigo la hora ,

En no hay hora menguada


lin , Cuando alegre y cuando triste.
Sino para el que está ausente. Que por luyo me quisiste
Mas ¿qué liaré, si le gasta Y adoré por señora
te
Contra mí algún importuno? Pues vengo
á ser envidiado
Pura dañar uno hasta, Y corrido sin por qué,
Para aprovechar ninguno. Como mártir de tu fe,
Con voluntad invidiosa En mi sangre conlirmado.
Vio mi mal y tu llaneza; Persecuciones y penas
Pareckde otra cosa, Son para mí gran Vitoria
Si procura tu aspereza. Pues con sola tu memoria
Tal medicina hay, que daña, Las sufro y tengo por buenas.
Aunque al médico le place, Remedio no se te pide
Y tal ingenio, que engaña Premio, ni le hay ni le espero;
Al maestro que le hace. Bástame solo si muero,
,

A tirano antojadizo Que mi muerte no se olvide,


Dieron maestro cruel Y con tu gracia se entienda,
El loro de alambre hizo Como se enciende este fuego
Quien murió encerrado en él. Ya que, de turbado y ciego,
Presto se le tornó en lloro No baste á regir la rienda.
Cuanto comenzó por juego; Mas si para tanto peso
El mismo dentro del loro Mis versos no fueron buenos
Probó el tormento del fuego. Sepan que tuve á lo menos
Era el son de los gemidos, Causas de perder el seso
Con la fuerza de la llama, Que viví contento, ufano
Cual suena á nuestros oidos Y seguro de tormenta ,

Un bravo loro que brama. Pensando que en un afrenta


El suceso y la ambición, Me defendiera tu mano.
El caso y la maravilla, Luego entre los derribados
Movieron admiración, Me vi por malos oficios
Mas no movieron mancilla. Y vi todos mis servicios.
Oh cruel En este caso
¡ ! Antes de hechos, culpados.
¿Qué le dolió el bien ajeno? La disimulada cara,
La invidia te hinchó el vaso La intención vuelta al provecho
Cuando me diste el veneno. Movieron tu blando pecho,
Y' como inocente dello, Que de si no se mudara.
Bebílo hasta acaballo Vino y cerró la mudanza
En mi mano fué bebello, A mis méritos la puerta,
Aunque no fué remediallo. Cerróla y dejóla abierta
Si túSeñora no quieres
, , Para castigo y venganza.
Tomar de mí la conquista, Cargó la ungida lengua
Procura ya, si pudieres, Conlra mi inocencia muda,
De sanarme con tu visla. Aunque en fe no cabe duda
Ni cabe en paciencia mengua.
La fe me alumbra y defiende,
CARTA EN REDONDILLAS, Me adelanta y me confirma,
Y la paciencia me alir.ua
QUEJÁNDOSE DE SU DAMA Y DE SUS KNTMir.OS, A sufrir cuanlo me ofende.
QUE SON CAUSA DE QUE ELLA LE OLVIDE. Nada pudiera dañarme
Sino entrara en mi cuenta
Gloria y descanso perdido, Una voluníad atenta
Puesto que, si gloria luve, Solamente á condenarme.
No fué por bien que hube, Condéname y no me escucha
Sino de haber el bien servido, Atrévese á mi inocencia
Ya que os perdí por mi suerte, Porque es quien tiene paciencia,
Y he de callar y suirillo, Que á todos parece mucha.
Adoro y beso el cuchillo Hanine dicho tus amigos
Que me viene á dar la muerte. No lo tengo por verdad
No lo perdí como loco, Que mudas la voluntad
Ni con fantasía vana, Por relación de testigos.
¡sino con intención sana, Estos que contigo privan
Y apartado poco á poco. Y conlra mi se conciertan,
¿Quién habrá que no me acabe, Quizá en otra parie aciertan ,
Y quién que no se envanezca, Pensando que me derruían.
Cuando en mí ya se parezca Servir callando y sufriendo
Lo que en mi paciencia cabe? Solo soy el que lo puede
Y tú , á quien el mundo tiene Y ya que mas no me quede ,

Por otro ejemplo en la tierra, Quedarme he a morir sirviendo.


Si cuanto bien en sí encierra Acabár.uise mis dias,
Es el que de tí le viene, Seguro, aunque me derruequen
Dame ánimo y fortuna, Que por otro no me truequen,
Filis, para suplicarte Porque estas señas son mias.
Que, si por mi no soy parte, Mucho lian de sus aries
Por ser tuyo soy alguna. Los que conversan contigo
Aunque mejor es que diga Siporque alguno es tu amigo
La carta lo que no oso, Te aconsejan que lo apartes.
Pues no hallo, de medroso, De pura malicia chisma
, , ; !,,;; ,: ;. ,, ,,, , , ,, ,, , , , ;

94 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Quien habla lo que no entiende Que atravesáis mis entrañas.
Porque ó tu valor ofende, Si hay culpa, yo me la cargo
O li:il)Ia contra sí misma. Si hay daño, sobre mí llueve',
Mis enemigos me dañan , Porque al entender fui breve,
Mis amigos no me ayudan Y al obedecer fui largo.
Cuando (altan ó se mudan, Levantáronme de vuelo
Si me mienten, no me engañan. Con el mandarme tan presto:
Soy obligado á creer, Yo desvanecíale de esto,
Aunque mas lenguas me empecen Y di conmigo en el suelo.
Hasta que jimias tropiecen Cual manda en esta querella,
Donde yo vine á caer. Que manda como enemiga
Por donde su juego entablan Si cuando razón castiga
,
Estos que son en dañarme, La voluntad atropella.
Es que trate de excusarme Comoá razón te obedezco
Con cuantos hablo y me hablan. Señora, y llamo en mi pecho,
Mas yo callo, aunque importuno, No quedando satisfecho
Y huigo de dar excusa , Que mayor mal no merezco.
Porque quien la da se acusa Y aunque esta razón me obligue
Si no se la pide alguno. A huir de mi enemigo,
Han procurado que pierdas Sola tu voluntad sigo,
Una voluntad sujeta. Y ella es la que me persigue.
Amistad limpia y perleta Ya que el juzgarme te plugo,
De la cual ya no te acuerdas; Tu juicio no se tuerza
Coa un ánimo constante Mas no pongas tanta fuerza
De tenerte por señora , En las manos del verdugo.
Como he hecho hasta ahora No debes, aunque lo quiere,
Y haré de aquí adelante. Dar á la voluntad tanto,
Pregúntanme si es amor, Que cobijes con tu maulo
Y levántanme que rabio, Cuantos agravios hiciere.
Pues no es tan chico el agravio Si pudiese, acordartehia
Que á tiento le busque autor. Por cuan loable se tiene
Dicen que no me declaro, Mudar nueva fantasía
Que hablo y escribo escuro Por nueva causa que viene.
Aun ansí no me aseguro, Mus lo que temo y me duele,
¿Qué haria hablando claro? Es que tu merced me ccea
Venganza pido que salga, Y que esla mudanza sea
Y esla sea a instancia mia Siempre en peor, como suele.
Tengan envidia y porfía Será cansar el juicio
Con quien menos que yo valga. Quien con Filis procurare
Traten con desabrimiento, Que todo cuanto mandare
Y sea yo el que lo haga No sea en mi peí juicio.
Siempre sirvan á quien paga Y mudar lo que acostumbra,
Con desagradecimiento. Empresa tan imposible
No me conviene ni toca Como hacer invisible
Hablar con atrevimiento, Este que nos alumbra.
sol
Porque no pague la boca Y así, tomaré por medio
Pues no peca el pensamiento. Si dellose satisface,
La paciencia es la que vale Loar lo que dice y hace,
Si alguna paciencia hallo; Sin buscar nuevo remedio,
Que de lo que sufro y callo, Sin querer que me halague
A la menor parle iguale. O procure complacerme,
Ya todo el mundo se mueve Antes con no conocerme
A conjurar en mi daño Desearé que me pague.
Y que sea en este engaño Por esas manos fui hecho
La que menos me lo debe. Y por ellas descompuesto
¡Oh amiga cierta, escogida, Y de que no fué mas presto
De mis pensamientos suma Quedo alegre y satisfecho.
¿ Por qué me ofendió tu pluma En ellas adoro y beso,
Firmando contra mi vida? Que lanío me sustentaron
No es hombre el que me disculpa , Y porque me descargaron
Ni acierta el que no hiere No podiendo con el peso.
Pero el que á Filis sirviere, En fin, lo que el hombre quiere
Sé que no me dará culpa. Es no verse en otra afrenta ,
De lo que ahora se espanta Y escapar de la tormenta
Huirá cuando no pueda, A nado ó como pudiere.
Y verse ha en la polvareda Fuera del inconviniente
Sin ver de qué se levanta. Colgar las mojadas prendas
¡Oh miedo! si no lo hubiese, Donde las veas, y entiendas
¡Oh cuánto me atrevería Que hay alguno (pie escarmiente.
En quejarme gastaría Las palabras de agraviados,
Todo el tiempo que viviese. Filis, no han de ser creídas,
Y' aunque mis dias se alargan Que son mas encarecidas
Soria breve el proceso, Cuando están mas apretadas.
Y poco lo que confieso Yo he de tenerme por tuyo,
Según las quejas me cargan. Preso ó libre, vivo ó muerto
No me diga este y aquel Y entonces será mas cierto
Amor es el que ¡e engaña ;»
<(
Cuando pensares que huyo.
Que otro acídente me daña,
Mas poderoso y cruel.
Vos, fantasías extrañas,
Vos, invidiasy sospechas,
Sois las verdaderas Hechas
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COMPOSICIONES VARIAS. Oo
Y también que reia?
el
CARTA EN REDONDILLAS. Y á mí, que tanto me toca
Que disimule este engaño,
Vivo cu tierras apartadas, Y calleó abra la boca
Lejos de tu hermosura ; Para agradecer mi daño
Si yo iiice mi ventura, En el mundo la virtud
lilla me castiga aosadas. Antes se pierda y acabe,
La culpa deste pecado Que yo diga que en tí ca be
Fué miedo de importunarte, Tal suerte de ingratitud.
Y la pena es no mirarle: Ni tus pechos son de hierro,
Ved si estoy bien castigado. Ni tu condición tan dura ,

Querría ahora valerme, Que pueda caber tal yerro


Aunque fuese importunando Donde hay tanta hermosura.
Y lo que has de responderme No es de ánimo valeroso
Será vengarte callando. Tomar tan bajo camino.
Mas ¿qué sentirá la curta, En que mostrarse quejoso
Que ni responde ni calla? Vaie menos que mezquino.
O si te enoja ó te harta ¿De quién me puedo quejar
Puedes rompella ó quemalla. Que yo mismo me engañé,
Pagará su atrevimiento Cuando quisiera trocar
Pues quiso hablar con quien Por confianza la fe?
Nunca tuvo mal ni bien Esperanza probó alzarme
Contra tu consentimiento. Tú bajásteme á la hora ,

Que mudar tu condición Porque presumí igualarme


Es alan vano y perdido Contigo, mi hacedora.
Y dar nueva alteración La paciencia en tal dolor
En el reino del olvido. Fuera un remedio sencillo;
Por ventura la piedad Menester ha bia valor
Templará algodeste daño, Y ánimo para sufrillo.
Aunque cualquier novedad Mi daño busque yo mismo
Como cautivo me engaño. Si tú hallas el consuelo
¿Cómo he de tener certeza Del cielo vine al abismo
Que una tan clara mudanza Iré del abismo al cielo.
Es de olvido, ó si es tibieza
Quizá de desconfianza?
Quien no lo puede excusar, CARTA EN REDONDILLAS.
Y manda lo que se ofrece
A las veces ha pesar Cuando al hombre sin abrigo
Si el que es mandado obedece. Gran adversidad viniere,
Y así, no me quejaré No se turbe, y considere
De nadie sino de mí, Si trae algún bien consigo
Que soy el que pagaré Que teniendo en la memoria
Porque tan mal entendí. Lo que le salva y condena
Duélete del que sintió Si el uno le diere pena
Pena de penas mortales El otro le dará gloria.
Duélete del que sufrió Quizá por oso movida
El postrer mal de los males. Señora, de mi afición,
Oye y cree lo que digo Trocaste tu condición
Que no sientas lo que siento; Mostrándote agradecida.
Porque, aunque tomes castigo, Muy bien sé que el tal concelo
No tomarás escarmiento. Es presumir demasiado;
Yo me vi puesto en la cumbre, Que no pones tu cuida' lo
Y vime en lo hondo luego En tan pequeño sugeto .

7
Y vi demasiada lumbre, Y que el tiempo (pie á tí place
Y vime, de vella, ciego. Es el caso y lo haya hecho
¡ Cuan presto mudan estado Haga alguna vez provecho
Amor y tiempo y fortuna ! A quien tanto daño hace.
Cuánto fué mejor librado Si te hablo alguna cosa
El que no probó ninguna ! Tú piensas que devaneo
¿Qué puede un hombre gozar Mas la fe rige el de
Por mayor buenaventura. Y el deseo es el que o<a.
Que de tu gana mirar, Pues sea el medio la carta ,

Señora, tu hermosura? Y ella en mi nombre te diga


Como de penas en pena Si vive, y con qué fat¡.
Como de muertes en muerte; Quien te vio y de tí se aparta.
Que por voluntad ajena Y aunque escribir mis cuidados
Quien te vio no puede verte. Parecen pasos perdidos
Nadie viva en confianza Que apenas serán leídos,
Que siempre dure lo que es, Cuanto mas ser remediados,
Pues que toda bienandanza Rásteme para olvidallos.
Trae consigo e! revés. Sin pedirque te arrepientas,
Amor, el que te bendice Señora, que los consientas
No pasó por este trago ;
Como causa, por causallos.
No me pagan lo que hice, Contemplar penas pasadas
Y no hice pago.
lo q*ie Presente dolor amansa
Vi dar á toda la gente Yá veces hombre descansa
Al justo por condenado Contemplando sus pisadas.
Vi llorar al inocente, Mas á mí, que ei bien me huye,
Y reír del al culpado. Y de mal en peor vengo
Yquién sabe si esta vez
¿ Antes que pase el que tengo,
Según la desdicha mia El que viene me destruye.
Fuiste, Señora, el juez, Parlíme triste muriendo,
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SG DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Y dirán que partí bueno Y muchos caben en ella.
Pues mucbos comen veneno, Maltratan á cada uno
Que he visto morir riendo Y ausencia la desbarata
Poique una dolencia tal Porque el dolor que nos mata
Cuando se cubre un instante, Es apartar lo que es uno.
Toma fuerzas adelante, En contrariedades vive
r

Y tanto mas crece el mal. Y ellas mismas le destruyen :


Fuera como si no fuera Cuando del sentido huyen
Pues quise partir en punto Dentro de sí las recibe.
Que me viese tocio junto Conciértanse estos lugares
Hecho menos de lo que era. Aunque hay tanta diferencia
La razón de hombre mudada Pone el alma la paciencia
Perdido el seso y concierto; Y el sentido los pesares.
Mas me quisiera ven muerto Pues ¿qué haré en el extremo
Que vivir y verme nada. De vida tan trabajosa,
Los que presentes estaban Donde mi voluntad osa
Jurara que me entendían , Aquello solo que temo?
Que las entrañas me vian, Del medio no me contento,
Mis pensamientos contaban. Contra los íines guerreo;
¡Oh sospechas y respetos, Voy y vengo del deseo
Y cuántos males causáis Hasta el arrepentimiento.
Siempre que os apoderáis Solo era dado á mi suerte
En corazones sujetos! Sufrir tan pesada carga
Tan atónito quedé, Porque una ausencia que es larga
Que salí como adormido No es ausencia, sino muerte.
Y cuando me vi partido Muerte pues que causa olvido
Dije en mí : «Esto ¿cómo fué?» Que el amador apartado
Quise volver del camino Es muerto si es olvidado
Mas la razón me impidió, Muerto, mas tiene sentido.
Porque pudo mas que yo Sospechas que siempre crecen
Y templo mi desatino. Mi seso turban y espantan
Lugar propiamente mió Que de poco se levantan
Es el lugar donde estoy; Y de lejos se parecen.
Todo es mañana sin hoy, No hallo razón que tuerza
Todo es invierno ó estío. La imaginación contina
El tiempo os pasa adelante, Que á mi despechóme inclina,
Senlislo y no lo veréis Aunque no me hace fuerza.
Con la mimo tocaréis Ln ningún consejo cayo;
El poniente y el levante. Solo el quejarme conviene
Yaya el hombre por do fuere, Por lo que de fuera viene
¡So ve sino abismo y cumbre; Y por lo que dentro traigo.
Aun el dia no da lumbre El alivio es siempre menos
Cuanto en los ojos se mueve. Y los trabajos doblados,
V si alguna hiedra verde Porque lloro mis cuidados
Su naturaleza trueca, Y' los placeres ajenos.
No es nacida cuando es seca Y tú, que en me ver perdido
O de viciosa se pierde. Quizá eres en condenarme,
Llanos y montes y sierras ¿No le basta derribarme,
Nombres son y devaneo; Sino pisarme caido?
Oyólos y no los creo, Conmigo serás cruel
Como cuentos de otras tierras. Que jamás te di embarazo,
Dicese que hay rio y puente, Y antes me rendí á tu brazo
Yernos casas por defuera Que fuerza del.
viese la

Que hay calles y corredera; Quebranta fueros y leyes,


í'ero no vemos la gente. Huella amigos y parientes,
Lugar solo y desconsuelo, Que mataste muchas gentes
De pensamientos misterio, Y venciste fuertes reyes.
No hay en tí otro refrigerio Nadie te vio que viviese
Sino peñascos y cielo. Nunca amenazaste en vano
De imaginaciones nido Pero ¿quién sintió tu mano
Triste abrigo de sospechas Que dedo se arrepenliese?
Las que el hombre trujo hechas Habla, valor, discreción,
Y después han sucedido. Gracia, hermosura eterna;
Pensé hallar algún medio Sojuzga,doma y gobierna
íiuscandola soledad; Cualquier brava condición.
Hizoseme enfermedad Mujer que á muchos venció
Lo que tomé por remedio. Tuvo alguno de estos bienes
Como médico y paciente Mas tú, que todos los tienes
Siento el despecho y el daño: ¿Cuál nunca te resistió?
Despecho por el engaño ¿Qué lev en que nos salvemos
Daño por el acídente. Nos das? Que esta que nos diste
¿Qué seso de hombre podrá Con tus manos la hiciste

Juntar palabras y arte Para que nos condenemos;


Que declaren una parte Porque tú, en todo perfeta ,

De lo que en el alma está? De nadie te satisfaces v


Mas ella misma se esfuerza En lo que dices y haces
Yiendo que de tí se aleja, Tan varia como discreta.
Y de mí solóse queja Amadores, enojaos;
Que en partir le hice fuerza. Pero no queráis pecar,
Fué muy justa la querella Y en la fuerza del penar,
Que un alma tan descontenta Cuando os quejéis, humillaos.
Cualquier pesar la atormenta, Abrid vuestros corazones
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COMPOSICIONES VARIAS. 97
Y mostrad vuestra inocencia; Aunque cuerpo se destruya.
el

Hable por vos la paciencia ,


Y pues esta no va aparte,
Cuando os fallaren razones. Que no te lleve presente
Mas humildad y secreto Bien puedes juzgar que sienta
Ante tí son como nada ;
Quien te ve y de ti se parle.
Que al cabo de la jomada Yo me procuré este engaño
Caen en mayor defeto. Con determinarme presto,
Mira cómo te resuelves, Y volveré por el resto
Que estas virtudes unidas, Si en partirme hice daño.
Si no son agradecidas, Quejarme he de mi locura ,

En su contrario las vuelves. Y no de tu condición;


Una gran necesidad Que tú obras por razón.
Turba y aflige un gran seso, Yo atribuyólo a ventura.
Y siempre procura el preso Üusqué salvar á mí mismo,
Por bien que esté, libertad. Pensé huir para valerme;
Yo mismo cuando ine acuerdo Somero para esconderme,
Que soy cautivo, aunque tuyo ,
Vi lo hondo del abismo.
De entre las gentes me huyó Volví tan desconfiado
Y entre las gentes me pierdo. De tí, y de mí tan corrido.
Sabes que soy fugitivo Que conmigo ando sumido
No me culparás por ello ,
Y con lodos sobreaguado.
Que la forma del haceüo Como siervo que se suelta
Suele excusar el cautivo. Y que su dueño le olvida ,

(mando con miedo ó desdeño Ni le la huida


sigue en
Algún sobresalto tomo Ni convida á la vuelta ;
le
Huyóme, mas no sé cómo Yo, ciego, sin albedno,
Que huyo para mi dueño. ¿Dónde voy, de quién me huyo?
Tal me veo en tal lugar, Tú no me tienes por tuyo,
Y tal de tí me aparté; Y yo no puedo ser mió.
Allá me lleva la fe, Vuelvo á demandar clemencia
Detiéneme acá el pesar. Y perdón para mis yerros
Mas con estar aquí pago En aquellos mismos hierros
La locura del partirme, Que partí de tu presencia.
Y paro en arrepentirme Mas no con poco cuidado,
Por lo que hice y no hago. Pues tu merced me condena
Pasen el tiempo y fortuna Que otro goce con mi pena ,

Que yo siempre estaré quedo; Yo pague como culpado.


Conocerás tarde ó cedo,
Que mi voluntad es una, QUINTAS.
Y que habiéndote servido
Por hado ó por albedrío A una despedida.
Pos veces al mismo rio
He venido y no he bebido. Yo parlo y muero en partirme
,

Yo lo procure y lo pago
No me dejéis en el trago
CARTA EN REDONDILLAS. Señora, del despedirme,
Por el servicio que os hago.
Amor me manda escribir, Mas temo que al despedir,
Temor me fuerza á callar; Aunque me veáis morir,
¿Qué medio podré hallar . Habéis de quedar quejosa
Seguro para vivir? Porque acei té alguna cosa
Mejor es morir ansí En que os pudiese servir.
No diciendo lo que siento, Yo me parto de os mirar,
Si es de amor el mandamiento, Donde no me podréis ver
Y el temor viene de tí. Contenta debéis quedar,
De tí es menester que venga Que no es menester hacer
Que amor no tiene caudal Euerza para me olvidar.
Porque mujer tan cabal No pido que si me fuese
Con solo caliar se venga. Vuestra merced se sintiese,
Siempre callarás conmigo, Pues cuando yo mas penaba
Y' yo siempre penaré No mirastes si os miraba
Pero nunca entenderé Ni se os dio nada que os viese.
Si es por costumbre ó castigo. Quedará con mi ventura
¿Quién sabe si me conviene El lugar adonde os via
El callar ó la disculpa? Pero vuestra hermosura
Quizá me
cargó la culpa Partirá en mi fantasía,
Que sabes tú quién la tiene; Donde siempre vive y dura.
Mas á tanta confusión En ella se representa
Me ha traído el desatino, Y'ueslra belleza y asienta
.Que ya no me determino Mas temóme de una cosa,
Sino fuera de ocasión. Que siempre os veré quejosa,
Un destierro voluntario Poes que nunca os vi contenta.
Sino es por inconveniente, No entrará en ella placer,
El que lo escoge lo siente. Sino siempre padecer
Pues no tiene otro contrario. Y silencio de difunto ;
Y por esta enemistad Que el placer se junta junto
Que yo no puedo negar, Para cuando os torne á ver.
Me desterré del lugar, Pues cuando desta partida
Mas no de la voluntad. Fuese de vos conocida
Ella, quesiempre fué tuya, Cualquier liviana memoria ,
Lo será cuanto yo fuere; Mas haré en sufrir la gloria
Que el alma es la que te quiere, '
Que hago en tener la vida.
P.XVI-I.
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08 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


REDONDILLAS, Tú, incorruptible mano,
Sagrario en que tu rey ,
ESTANDO AUSENTE. Tiene depositados
Sus altos pensamientos y cuidados.
Viéndome de vos ausente, Virtud que nos sustenta
Todos los males que siento Ser cumplido y perfecto
Me traen al pensamiento De admiración sugeto,
El que allá tuve presente. Que á nadie descontenta
Y si algún bien se me ofrece A quien el gran monarca
En esta triste memoria Encomienda el gobierno de su bares
Háceme llorar la gloria
Que ya tuve y no parece. Cual honra el alto cielo
Juntáronse á perseguirme El sol resplandeciente
El tiempo, el lugar y el punto; De nube transparente,
Yo también me bailé junto Como purpúreo velo
Al tiempo de despedirme. Tornó el sumo Pastor
En dnros este placer En púrpura ilustrísima de honor.
Todos fueron contra mí Quien deseaba verte
Y yo mismo, que partí Donde ocasión alguna
Donde ya no os puedo ver. De súpita fortuna
No parece inconveniente No pudiese empecerle
Dos contrarios en mi mal, Te vio seguro presto
Si el pesar es natural Fuera de humana envidia y rencor puesto.
Y el placer por acídente.
Quien como yo calla y muere Es admirable cosa
Con miedo y desconfianza Que la fortuna y seso
Si tiene alguna holganza Se igualan en un peso :

¿Es ser vos la que lo quiere? Don Diego de Espinosa


Mas si vuestra mano siente Con su merecimiento
Como yo, y quedare tal, La fortuna igualó al entendimiento.
Contará siendo mortal Revuelve, oh padre claro
Que vive por acídente. \ senador del mundo
Ese camino profundo
A este amigo caro,
HIMNO Que otra lumbre no quiere
Sino la que tu resplandor le diere.
EN LOOR DEL CARDENAL DON DIEGO DE ESPINOSA.

Mi pluma se levante, VILLANCICO.


Que con suave canto
Celebre el rojo manto A doña Leonor de Toledo.
Del hábito triunfante,
Y ensalce esta jornada Ten ya de mí compasión
En ocasión tan bienaventurada. Zagaleja
Y ablanda tu condición
¿ Cuál fué la estrella clara Que el que te hizo león
Que con dichosa lumbre Te pudiera hacer oveja.
Desde la octava cumbre
Miró con dulce cara Si el que servirte desea
Al niño dedicado Es el primero ofendido,
A la justicia, religión y estado? ¿Quién seguirá tu partido.
Que otro como yo no sea?
Lastres recibieron
le
En lo que me vi se vea
Luego como nació; Cuando ponga su afición,
En sus brazos creció, Zagaleja
Y ellas le mantuvieron En la ira del león
Dándole de su seno Y mudanza de la oveja.
La leche de lo honesto y de lo bueno (10).
Haber, zagala, victoria
Profetizó el camino De un siervo sin libertad
En ocasión dudosa Es dar al vencido gloria
A la madre cuidosa Y al vencedor poquedad ;
Un ciego peregrino, Trata con humanidad
Y el dueño del altura A quien vences con razón,
Por medio humilde muestra gran ventura. Zagaleja,
En los años creciendo, Siendo con bravos león
Crecía en la virtud Y con humildes oveja.
La verde juventud Quien fuere mas á la llana,
Fué en letras floreciendo, Menos errará el camino;
Y todo juntamente Que el amor es cosa humana,
Conforme á la madura edad presente. Aunque le llaman divino.
¡Oh de fe norte y guia, No venzas por desatino
Ejemplo de la vida! Ya que vences por razón,
Oh columna encendida Zaoaleja;
Que nos sustenta y guia Sé leona con león,
Maestro de prudencia Y con carneros oveja.
Oh pecho lleno de piedad y ciencia! Si quien huye y no te quiere
Tú, alma de la ley, Sigues tú conio perdida
Consejo libre y sano; El pastor que por tí muere
Cornudo va á la otra vida.
(10) Asi Sedaño, el texto de Hidalgo dice: Siempre andarás de partida;
P.on leche de su seno
Mas nunca en una opinión
Y lumbre de lo honesto y de lo bueno.
Zaga leja
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COMPOSICIONES VARIAS.
Siendo con león oveja, Así que, sois avisada,
Y con oveja !eon. Pero de mal parecer;
No os dé. Señora, nada ;
Das higas al que agradece
Que habiendo de ser casada,
Por mercedes los pesares, imposible será ser
Y das favores á pares «La bella mal maridada».
Al que no te los merece
Pues ese que te parece Tened contento, Señora ,

Conforme á tu condición Con cualquier cosa que sea;


Zagaleja Que no siendo matadora
Tú le tienes por león Para los gastos de ahora
Y nosotros por oveja. Es gran descanso ser fea
Que muchas hermosas vi

ESTANCIAS. Volverse" feas después


Mas no avisadas así
Amor, amor, quien de tus glorias cura Mayormente que no es
Busque el aire y apriételo en la mano «De ¡asmas lindas que vi».
Conocerá el placer cómo es liviano ,

Y el pesar cómo es grave y cuánto dura


En el quinto mandamiento
;

Goce el mísero amante su ventura No tendréis qué confesar;


De! gusto tened coatento;
Como el que es convidado del tirano
Que ve sobre el cabello estar colgada
Quede obra ni pensamiento
Con él no haréis pecar.
De un frágil pelo una tajante espada.
Abrase el corazón mas por de dentro,
,
No tengáis estos favores
Como no me condene por mi boca; De Dios, mi señora, en poco
Siéntalo el alma sola que le toca
Que entre-cien mil servidores,
Nadie.se os volverá loco,
Pues allá recibió el mayor encuentro.
«Si habéis de tomar amores».
Cualquiera confianza, aunque sea poca ,

Me pondría en lo mas hondo del centro. Renegad de Poücena


El goloso que come y que revienta De la Cava y de Hipermestra,
No se espante, si ayuna, que lo sienta. La reina Dido y Hiena;
Yo me vi en otro tiempo de alegría Mas vale una faicion vuestra
Por voluntad ajena ó por mi hado ,
Que se deja ver sin pena.
Mas poco me duró este dulce estado, Y' pues veis que nadie os quiere,

Porque mi alma no lo merecía. Por ser la mas fea que vi


Alzóse un ciego y súbito nublado, Al primero que viniere
Que hizo noche escura el claro dia, Cerrad coa el, si dijere :

En que vivo, Señora, y vivir quiero, «Vida no dejéis á mí.»


Hasta volverte á ver como primero.
Quien desea mr>s bien del que conviene ESTANCIAS VIZCAÍNAS.
Y si posee mas del que merece
Cualquier cosa le turba y entristece A
Dios juras, hermoso Catalina;
Que fuera de propósito le viene; El tu beldá, el tu extraño hermosura
Mas el pobre que sufre y que padece En corazón de Joancho muy ahina
Contento con el mal ó bien que tiene, Hecho han un crudo y bravo matadura.
El que mal le tratare será ingrato, Coscado has una y otra medicina,
Y aun él , si no se queja un insensato.
,
Al mi llago cruel y á mi tristura
Mostróme el bien y mal de su gobierno Llora mí alma siempre desque viole,
Amor, y endurecióme de la cuna, Haya mal, Catalina, quien parióte.
Y' súbitas mudanzas de fortuna. Cada siempre te tiene en mi memorio,
Que hacen impresión en pecho tierno Mucho mas que no tú le piensas, quiero,
Víme asido en un cuerno de la luna, Merced vuestro mi pena es y mi glorio,
Y ahora en las aldabas del infierno. Por esos tuyos ojos yo me muero ;
Otro se fia en arte y en prudencia El mi firmeza hecho has ya notorio,
Mas yo, Señora, en solo tu clemencia. Y el le que yo le tienes verdadero.
Demandóte la muerte de piedad Joancho, yo-mas te quiero que no todos;
Que por tu voluntad me concediste, Si quieres, vido mió, hagamos bodos.
Y es la que debes dar á cualquier triste, Hidalgo eres de todo mucho honrado,
Si te llamare en gran adversidad. Hombre gentil mas cuanto que querrías
Que vea y que contemple ese beldad, Machete traes contino puesto al lado,
Con que lo vences todo y lo venciste. En corlo lienes yo parientes mías ;
Consiente que me vuelvan lo que es mió, Jubón con calzas traes cañiveteado,
El seso, la razón y el al bodrio. Z matos nuevos vistes los mas días;
El justo, cuando muere por sentencia, Vizcaíno eres, no en razones corto,
Si algún tiempo esperó que fuese bueno, Sabiendo mas que tienes todo el Corlo.
Y le ofrecen que muera con veneno,
Piensa que del morir hace dolencia ;

Mas yo, que en el remedio me condeno, Jugaban al mas certero


Pido tiempo, Señora, y dasme ausencia. Interés y el Amor franco
Si médico hallé yo por mi suerte, Interés d-aba en el blanco,
Cura el mal con peor muerte que muerte. Y Amor erraba el terrero.
GLOSA.
La bella mal maridada (11). Estando Amor enojado,
Alcanzado de paciencia
GLOSA Á UNA MUJER FEA Y DISCRETA.
El Interés ha llamado
Al tiempo que el cielo quiso Tanto, que le fué forzado
Haceros, dama graciosa, De venir en competencia.
Su mano muy poderosa Amor, como caballero,
Todo lo que os dio de aviso Tomó Hechas de afición;
Os quitó de ser hermosa. Interés solo al dinero,
Y en un libre corazón
(H) Véanse en Castillejo otras glosas de la bella mal mridafa. Jugaban al mas certero.
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400 DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA.


Fué libre porque sintiese Cuando los hados porfían,
La mas sabrosa herida Arrastran por los cabellos
•Libre porque no torciese Al que no quiere ir con ellos
;
La justicia conocida Pero si quiere, le guian.
A quien mejor la tuviese. Yo soy aquel sin abrigo,
Y después que hubieron puesto Esclavo de mis cuidados,
En el terrero su blanco, A quien arrastran los hados
Armaron los arcos presto, Poique los quiero y los sigo.
"Y juntos se van al puesto ¡
Pluguiera Dios que yo hubiera
Interés y el Amor franco. Entre serpientes nacido",
Amor no quiere tirar Y aunque no fuera querido,
Porque le estorba el temor,
Que alguna dellas quisiera
Que le hace recelar; Por ventura habría respuesta,
¿Quién vido jamás ganar Cuando mis males contase,
El Interés al Amor? Con que algo se reparase
Pero al fin tiró una flecha
Vida que tan caro cuesta.
Y apenas llegó al barranco,
El tiempo me hace guerra
En el aire fué deshecha; La piedad me desampara
Con otra , de oro hecha , Nadie me mira á la cara
Interés daba en el blanco. Que no le suma la tierra.
Remedio que me consuele,
Amor estaba corrido Ni le procuro ni hallo;
De ver su gloria al revés, Antes peculio ó buscallo
Y ruégale al Interés Mas que el propio mal me duele.
Que vuelvan á su partido, Si no le busco, me daña ,
A ver si pierde otra vez. Porque de olvidado muero
Vuelven
al puesto primero, Y si le busco ó le espero,
Y juntosen un nivel, Luego me hiere tu saña.
Con un de dinero
tiro En tan peligrosa empresa
Interés dio en medio del El sufrimiento me basta;
Y Amor erraba el terrero. Mas tu voluntad contrasta,
Que aun de que sufra le pesa.
Sentimientos y razones
Hacen muy poctf á mi caso,
Ser vieja y arrebolarse Porque por el mismo caso
No puede tragarse. Las tienen por opiniones.
Dichoso el que fué escuchado,
Aunque creído no sea,
El ponerse el arrebol Si dijo lo que desea
Y loblanco y colorado Sin que esté nadie á su lado.
En un rostro endemoniado, Cuando amor alguno hiere,
Con mas arrugas que col No hay deseo que no cebe;
Y. en las cejas alcohol Que no trata como debe
Porque pueda devisarse El ciego, mas como quiere.
No puede tragarse. Pues veráse en mi dolor,
Si ádar mi descuento llego,
El encubrir con afeite
Hueso que entre hueco y hueco
Cómo no es amor el ciego,
Sino quien manda al amor.
Puede resonar un eco,
Ya fui libre desta carga,
Y eltenello por deleite,
Y el Y vi comenzar el daño;
relucir como aceite
Mas fué tan breve el engaño
Rostro que era justo hollarse
No puede tragarse. Como la salida larga.
Ayer juzgaba imposible
El colorir la mañana (12) Tener mal de que me queje,
Los cabellos con afán Y hoy deseo que me deje
Y dar tez de cordobán Todo este mundo visible.
A lo que de sí es badana , El fuego mi pecho enciende,
Y el ponerse á la ventana El aire mis quejas lleva
Siendo mejor encerrarse El agua mis ojos ceba,
No puede tragarse. La tierra presto me atiende.
El decir que le salieron Pues ya que los elementos
Las canas en la niñez Que en el mundo nos sostienen
Y que de un golpe otra vez Se junlen y me condenen
Los dientes se le cayeron, Me salvan mis pensamientos.
Y atestiguar que lo vieron Cúlpame porque roe aflijo
Quien en tal no pudo hallarse, El mundo, aunque me desecha ,

No puede tragarse. Mas fuese lo que sospecha


Y no lo que yo c
El que siempre fué celoso,
CARTA. Pues de tomar cuenta g
Quería contar mi vida, Cuenta le daré muy justa
Pues no se cansa mi suerte A trueque de algún reposo.
Mas para contada es muerte, Cuantas maneras de enojo
¿Que será para sufrida Y cuantos inconvinientes
Si de mis adversidades, Desasosiegan las gentes,
Filis, tuvieses mancilla, En mi alma los acojo.
Seria una maravilla Que de acostumbrada
, y hecha
Entre muchas novedades. A tan triste compañía
Si se ofende no porfía,
Ni se guarda si sospecha.
(12) Asi Sedaño; el texto de Hidalgo dice: Ya no hay fuerza que me ayude
El encubrir la mañana. Ni consejo sin engaño,
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COMPOSICIONES VARIAS. 101


Porque es procurar mi daño Diligencia es defendida
Procurar que algo se mude. Y causa de rompimiento
Dichoso ante todas suertes , Reprochar el cumplimiento
Y sobretodos dichoso, Aun de merced prometida.
El que murió con reposo Yo, que en muchos yerros caigo,
No como yo, tantas muertes. Ninguno que á este parezca
Esta es la cuenta que puede Antes sin vella perezca,
Dársele de lo que dice , Que finja que la retraigo.
Que menos le escandalice Mundo, el que no te conoce
Y yo mas seguro quede. Ni entiende tus aparejos
Muestra que le pesa de ello, Con estos y otros consejos
Y consejarme desea; Puede ser que se alboroce.
Conséjame porque vea Todos tus consejos ciegan
Cuan imposible es hacello. Tus consuelos son inciertos
Si mis razones se vuelven Y están en manos los ciertos
Entre escrúpulos y dudas, Que al mejor tiempo los niegan.
(lúecomo flechas agudas El servir sin esperanza
A mi pecho se revuelven ,
X el desear de contino
¿Qué consejo se le ofrece Suelen andar el camino
En ocasión lan perdida Del miedo á la confianza.
A que yo.no dé salida, Mas no tiene en qué se funde
Que contra mi se enderece? . En mi pecho ni en ajeno,
Quejóme de la fortuna Porque el miedo, que es su freno,
Que me.hiere al descubierto; La escarmienta y la confunde.
Díceme que busque puerto Mucho puédela costumbre
Conde no hiera ninguna. En dolor que viene manso ;

Poco sabe de esta cuenta Pero mió, sin descanso,


el
Quien da consejo tan ciego ¿Qué consejo hay que le alumbre?
Que en el mar donde navego Desterrado en el abismo,
Ningún puerto hay sin tormenta. Siento crecer mi deseo,
¡ Oh suspiros sin licencia! Y ningún descanso veo,
Mejor moris en el seno; Sino buscallo en mí mismo.
Que para nada fué bueno Si el deseo se adelanta
Muestra de poca paciencia. El pensamiento barrunta,
Dicen piense en vanidades Y a la fin nunca se junta
Como en descontentamientos ;
Con miedo, que no me espanta.
Aquellos son fingimientos, ¿Quién hay que mis quejas mande?
Mas estos puras verdades. De tu saña ¿quién se guarda?
Mi alma no comprehende Que si la razón es grande
Tan peligroso consuelo; El ánimo se acobarda.
Antes vive con recelo La esperanza es sobre nada
r
De que te cansa y ofende ;
Y aunque la lengua se esfuerce,
Que regale de buen arle- Cualquiera punto la tuerce
Y entretenga tus amigos, Como está desamparada.
A lodos como á te: ligos, Ocasión no puede habella,
r
Y á ninguno como á parle. Y la opinión está presa;
Seria en gran menosprecio Cuenta dóila á quien me pesa
Una presunción lan alia , Donde verán poco del la.
Si redimiese mi falta La gente ya me escarnece,
Por lan apocado precio ; No quiere el tiempo valerme;
Que veo ese claro gesto, Yo no acierto á socorrerme
Vitoria de hermosuras, Y' tu piedad me fallece.
Que á todas las deja ascuras El descanso es sin provecho,
O las deslierra del puesto. El remedio no tenelle,
¿ Cómo la veré contenta, Si está en las manos ponelle,
Que siempre la vi con ira Que las heridas han hecho.
Y jamás acaso mira, La vida es la que sostengo
Que adrede no se arrepienta? Cual soy yo, que la sostiene;
¿ Qué me acerco á esos oidos? Siempre peor la que viene,
Que si escucharme no tienen Por mala que es la que tengo.
No querrán que se condenen Y si compañía quiero,
Pensamientos tan validos. Téngola con mi enemigo, ,
No hay discreción que no ciegue, Porque la tengo conmigo ;
No hay color que no demude, \'ed cuál es el compañero.
Y no hay lengua que no mude
Antes que á hablarla llegue.
Y que esas manos le pido CARTA.
Que no merezco besallas,
Ni meatrevo á demanda] las, Noche turbia y escura,
Por poco que he servido.
lo A quien faltó el claro dia,
Seria paso muy duro Siempre está en mi fantasía
Si fingiese que las beso, Tu tristísima figura.
Y no quedara mi seso, No hay adversidad que baste
Cuando las finja , seguro. Ni crueldad que me espante,
Fingiré que prometieron Después que tengo delante
Escribirme y consolarme; Cuál me viste y me dejaste.
Mas para desampararme Juez riguroso y crudo
Como cautivo me vieron. Fuese, mas fuese en presencia
No confesará mi boca Mas áspera tu sentencia,
Ni la imagine
fantasía Tu cuchillo mas agudo.
Que mi ánimo se incline ¿Qué te costaba que fuera,
A una esperanza tan loca. Cuando mandaste partirme
, ; ,,,
,; ,, , , ; , ,,
: ;, ,;

103 DON DIEGO HL'RTaÜO DE MENDOZA.


Ya que fué sin despedirme,' Soledad libre, apartada,
Por donde á Filis yo viera? De mis cuidados misterio,
Y viera quizá pasando, Dicen que eres refrigerio,
Y fuera en esta ocasión Escogida, y no forzada.
Menos dura mi pasión Y pues forzada veniste,
Y tu cuchillo mas blando. Da en mis males algún medio
No digo que ella se mueva Que también eres remedio,
Por ocasión tan liviana , Aunque el remedio mas triste.
Pero acaso ó de su gana En tí hay libertad sencilla,
Como por ver cosa nueva. En tí hay voluntad exenta,
Nadie sienta lo que siente En tí no hay quien pida cuenta,
Mi alma en esta jornada Ni crueldad ni mancilla.
Pues vio la gloria pasada En tí los deseos valen,
Y vee la pena presente. Y vuelan los pensamientos
Era la gloria hablarte Engáñanse por momentos
Y' contemplar en tu gesto, Las esperanzas que salen.
Filis, juntando con esto En tí se esfuerza el amante
Otra mas divina parte. Y osa hablar su lenguaje,
Tu ánimo no vencido, Sin que le estorbe ó le ataje
Discreción que nos da lumbre, Dulce ó áspejo semblante.
Tu valor puesto en la cumbre, Duros casos se contemplan
Y tu ser nunca ofendido. Que fáciles nos parecen,
Esto nos obliga y vence, Grandes quejas se enternecen
Y sin ello, ser hermosa Y recias iras se templan.
Escomo temprana rosa. Mil bienes desta manera
Que pasa antes que comience. Podría decir, y callo,
La pena jamás acaba, Porque en estado me hallo,
Porque tu saña no amansa Que él mismo me desespera.
Y porque de mí te cansa Mas contra ausencia y olvido
Cuanto en los otros alaba. ¿Qué remedio es el que basta ,
Veo cómo el tiempo huye, Si firmeza no contrasta
Y que mi pena nolnuda Y el envidioso es creido?
Y ni tu favor me ayuda I A quién volveré mis ojos,
Ni tu saña me destruye. Que mis lágrimas entienda
Si acaso tienes despecho Pues tú que mandas la rienda,
,

Y quieres probar tu lanza, La sueltas á mis enojos?


De mí te pido venganza ¿ Dónde volveré mis quejas
Por el yerro que no he hecho. Que puedan ser remediadas,
Mas no querrás, yo lo fio, Tanto menos escuchadas,
Diciendo que devaneo, Cuanto mas libres las dejas?
Cumplir este mi deseo, Abre ese pecho, Señora,
Por ser deseo y ser mió. Quita del esa tibieza
No es un valor que en tí cabe Mira que es mayor crueza
Para tan baja contienda El ser libia y matadora.
Castigúeme el que me entienda, Y aunque en peculio me alargo,
Ya que mira mas que sabe. Ya que el cuerpo se destruya,
Lejos irá deste cuento El alma quede por tuya
Quien me conoce y te entiende Y el pensamiento á mi cargo.
Pues tu valor no deciende, Asegúralo en tu seno
Ni sube mi atrevimiento. Siquiera, y no lo aproveches;
De luchar con la fortuna Bástame que me deseches
Tengo las fuerzas perdidas, Con propósito tan bueno,
Y dame tantas caidas, Si juzgar á confianza,
Que ya no temo ninguna. Que revuelva en mi memoria
Después como se me acuerda
,
Tan alto estado de gloria,
Que por tu causa me atrevo Que no cabe en la esperanza.
Crécenme fuerzas de nuevo. Aun en locura tan clara
Con que luchar, aunque pierda. No se le puede dar nombre,
Pero ver cuan poco puedo Sino castigar al hombre
Me detiene y acobarda Que se atreve y lo declara.
Y asi, mi alma se guarda Y así quedaré con miedo
.

De sacar fuerzas
del miedo. Que tu ira me condene
El remedio que no entiendo Adonde mi alma pene
Estoy suspenso esperando, Lo que pecó mi denuedo.
No cayendo y levantando, Cualquier castigo es liviano,
Mas de comino cayendo. Según yo debo ofenderte,
Aquí me veo olvidado Mas no que en tiempo tan fuerte
Sin tener quien por mí haga; Me desampare tu mano.
Este es el mundo y su paga Ni le canses que procure,
Y aun quizá el mayor pecado. Pues la razón lo requiere,
Solo, sin abrigo y preso, Si tu justicia me hiere,
Desamparado, aunque firme, Que tu clemencia me cure.
Ni puedo desafligirme
Ni quiero dej;.r el peso.
i Quién ayudará al ausente A Venus.
Si todos son en culpalle?
Pues alguien sale á ayudalle, Venus se vistió una vez
Que en saliendo se arrepiente. En hábito de soldado;
La que sabe por qué muere, Páris,ya parte y juez,
Como testigo de vista Dijo, de vella espantado
Déle fuerza que resista «Hermosa confirmada
Y sufrimiento que espere. Con ningún traje se muda:
, ;, ; ; , ;,,; , ;

COMPOSICIONES VARIAS. IOS

¿Veisla cómo vence armada? \


Después que por gran rato hubo besado
Mejor vencerá desnuda.» Las religiosas cuentas que llevaba
Con ellas el buen homhre se tocaba
Los ojos, boca, sienes y costado.
A Lais. Creció la devoción, y pretendiendo
Besar el suelo al lin, porque creia
Lais, que ya fui hermosa, Que mayor humildad en esto encierra ,

Este mi espejo consagro Lugar pide á una vieja; ella, volviendo,


A tí, Venus, como á diosa El salvo honor le muestra, y le decía :

De hermosura y milagro. «Besad aqui, Señor, que todo es tierra.»


Ya yo no lo he menester
Si no tornas á hacerme
TRADUCCIÓN DE HORACIO (14).
Pues cual fui no puedo ser,
Y cual soy no quiero verme. (Oda 4.
a
del libro i.)

Ya comienza el invierno riguroso


A la misma. A templar su furor con la venida
De Favonio suave y amoroso,
De otra arte me parecías, Que nuevo ser da al cuerpo y nueva vida
Lais, que ahora me pareces Y viendo el mercadante bullicioso
Yo te vi que amanecías, Que á navegar el tiempo le convida
Y véote que anocheces. Con máquinas al mar sus naves echa
Y agora de antojadiza
,
Y el ocio torpe y vil de sí desecha.
Quiéresme encender la vida Ya no quiere el ganado en los cercados
Con una hacha caída Establos recogerse, ni el villano
En medio de la ceniza. Huelga de estar al fuego, ni en los prados
Blanquea ya el roció helado y cano
Ya Venus con sus ninfas concertados
A los hijos de Pompeyo.
Bailes ordena mientras su Vulcano
,

Con sus ciclopes en la fragua ardiente


El Asia y Europa encierra Está, al trabajo atento y diligente.
Los dos hijos de Pompeo, Ya de verde arrayan y varias flores.
Y al padre mató en la tiena Que á producir el campo alegre empieza,
De Egipto el rey Tolomeo. Podemos componer de mil colores
El mundo todo á iropel Guirnaldas que nos ciñan la cabeza
Se juntó á dalles cabida Ya conviene que al Dios de los pastores
Que para tan gran caida Demos en sacrilicio una cabeza
No bastó una parte del. De nuestro hato, ó sea corderilio,
O si quiere mas, un cabrítillo.
él lo
Que bien tienes oh Sexto! ya entendido
¡

SONETO. Que la muerte amarilla va igualmente


A la choza del pobre desvalido
ATRIBUIDO Á DON DIEGO DE MENDOZA (13).
Y al alcázar real del rey potente.
La vida es tan incierta y tan medido ,
Dentro de un santo templo un hombre honrado Su término, que debe que es prudente
el
Con grande devoción rezando estaba Enfrenar deseo y la esperanza
el
Sus ojos hechos fuentes enviaba ,
De cosas cuyo fin tarde se alcanza.
Mil suspiros del pecho apasionado. ¿Qué sabes si hoy te llevará la muerte
Al reino de Pluton donde ni al dado
,

Jugarás si te cabe á tí la suerte


Publicó Sedaño este soneto en el tomo viu del Parnaso. El
De ser el del banquete ó convidado
(13)
Ni te consentirán entretenerte
asunto que dio origen á él sirvió á Gaspar Lúeas Hidalgo para el
siguiente cuento, que se lee en los Diálogos de apacible entreteni-
Con el hermoso Licido, tu amado
miento (Barcelona, 1605): «Una buena
vieja vio que por estar muy
De cuyo rostro saltarán centellas
apretada la gente en la no podia un hombre que estaba de-
iglesia
Que enciendan presto el rostro á mil doncellas?
trás della besar la tierra como los otros, y como no se pudo apar-
tar la vieja para hacelle lugar, le dijo señalando con la mano sus (U) Hállanse estos versos en las Flores de poetas ilustres por
propias asentaderas: Aquí podréis tesar, hermano; que todo es Pedro de Espinosa. Llevan el nombre de Diego de Mendoza, lo
tierra, y aun peor.» mismo que el soneto Pedís, reina, un soneto; ya le hago.

FIN DE LAS POESÍAS DE DON DIEGO HURTADO DF. MENDOZA.


DE

JUICIOS CIÚTICOS.

DE LUÍS GALVEZ DE MONTALVO.


(En el Pastor de Fílida. Madrid, 1582.)

Eso tienen que por parecer de uno, aplacen á muchos pero si ámí no
las coplas, dijo Silvia, ;

me agradan, poco me mueve que las alaben, que por la mayor parte gustan de
grandes poetas
cosas que no son buenas para nada. ¿Qué poesía ó ficción puede llegar á una copla de la Propa-
ladla, de Alecio y. Fileno (i), de las Audiencias de Amor, que todos son verdaderamente ingenios
de mucha estima; y los demás, ni ellos se entienden ni quien se le da.

DE LOPE DE VEGA.
(En la Dorotea.)

Así, el que rimare hallará lo mas perfecto; que de hallar se llamaron los versos trovas. Y por
eso dijo el otro poeta ;

Dios perdone á Castillejo,


Que bien habló de estas trovas.

De ese poeta aun viven sus obras. Fué secretario del Emperador, y no indigno de fama entro
los antiguos (2).

DE DON LUIS JOSÉ VELAZQÜEZ.


(En los Orígenes de ¡a Poesía castellana. Málaga, 1754.)

El traje extranjero de que empezó á usar nuestra poesía, con el ritmo italiano, hizo no muy
acepta esta novedad á los mismos que no carecían de los talentos necesarios para distinguirse en
esta empresa, como sucedió con Cristóbal de Castillejo y otros poetas de aquel tiempo, de
quienes todavía se leen vivísimas invectivas contra los principales autores de esta gran revolu-

(1) Diálogo de las mujeres , por Castillejo.


(2) Lope en el Isidro ya había dicho : « Perdone el divino Garcilaso que tanta ocasión dio para que se lamentase Cas-
,

tillejo, feslivo é ingenioso poeta castellano.»


Í06 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
cion.... Padilla supo unir á la facilidad y hermosura de su estilo una igual fecundidad en la in-
vención. En esto fué igual á Padilla Cristóbal de Castillejo, su contemporáneo, cuyas poesías,
además de de que abundan, merecen una estimación particular, por ser su autor el que
la sal
escribió las coplas castellanas conmas gracia y espíritu. Las sátiras de Bartolomé de Torres Na-
harro deben leerse, y mucho mas las de Cristóbal de Castillejo, que tenia genio particular para
esta casta de poesía. Entre sus demás composiciones satíricas, se distinguen las coplas escritas
contra los que en su tiempo dejábanlos metros castellanos por los italianos, el diálogo de las
condiciones de las mujeres, el de la vida de corte, el del autor y su pluma, y el diálogo de la
verdad y la lisonja. Estas y otras composiciones de Castillejo abundan de una gracia y un do-
naire inimitables y es menester confesar que ninguno hasta su tiempo poseyó en
, el grado que
él el arte de hacer ridículo el vicio.

DE DON JOSÉ DE VARGAS Y PONCE.


(En la Declamación contra los abusos introducidos en el castellano.)

Ambos géneros siguiéronse cultivándose dichosamente, según es de ver en las coplas del úl-
timo y mejor poeta de esta medida, el festivo y natural Castillejo. Criado este en el palacio de
don Fernando, y enriquecido de feliz numen, hizo hincapié en retener el metrificar antiguo y
en zaherir sin razón, aunque chistosamente, y por dicha nuestra sin éxito, la plausible moda que
renació v cobró vuelo en sus dias.
, ; , , , ; , ;; , ;

POESÍAS

DE CRISTÓBAL DE CASTILLEJO

LIBRO PRIMERO.

DE LAS OBRAS DE AMORES.

AL AMOR. Mas haz tú lo que quisieres,


Que yo á merced te me doy,
Amor dulce y poderoso Y he de querer lo que quieres
No puedo resistir,
te
No mió, mas tuyo soy,
Y acuerdo de me rendir; Y de ser lo que íú fueres.
Que defenderme no oso
Siu obligarme á morir.
Y pues de nuestra pasión OTRAS COPLAS AL AMOR.
Eres absoluto rey,
Mi penado corazón Luchan en mi pensamiento
Tornado ya de tu ley, Y pónenme en confusión
Sigue tu te y opinión. Mi penado corazón,
Doyme por siervo y vasallo Amor y aborrecimiento,
De tu querer y poder, Contrarios en opinión.
Sin darte qué agradecer, Es una brava batalla,
Pues aunque busco, no hallo Porque cada parte halla
Otra cosa que escoger. Mil armas en su defensa ;
Poner á tus demasías Mas al fin, según se piensa,
Reparo ni defensión Amor habrá de ganalla.
Son ya muy vanas porfías, Después de lo cual yo quedo
Pues tengo visto que son Por esclavo aherrojado
Tus fuerzas sobre las mias. Y' de muy apasionado

Por do queda conocido Aborreceré si puedo,


Que ponerme es lo mejor Y si no, amaré forzado,
En las tus manos, Amor, Sufriendo lo que padece
Como se pone el vencido (Pues en esto me parece)
En las de su vencedor El miserable del buey,
No porque estoy bien contigo Que trae á cuestas por ley
Pues tanto mal me conciertas, El yugo, aunque lo aborrece.
Mas porque tan mal conmigo, Entre estas dos disensiones
Que me meto por las puertas Anda mi cabeza loca,
De mi mortal enemigo. Que huyo (porque me toca)
Aunque es flaqueza vencerme Vuestras malas condiciones
De tí mayor lo seria
, Mas el gesto me revoca.
El no usar de cobardía Aborrezco en demasía,
Contra quien para valerme,
,
Pero menos que debria ,
No me vale valentía. Vuestras obras de leona
No porque tu ingratitud Mas amo vuestra persona
Tenga yo por conocer, Mil veces mas que querría.
Mas la "falta de salud Y otras tantas determino,
Me fuerza para hacer Viendo vuestra crueldad,
De necesidad virtud. De ponerme en libertad
Y lo que recelo mas Mas tórname del camino
Y me pone turbación Por fuerza vuestra beldad.
(Porque sé tu condición), Y propongo de no veros,
Es que no me tomarás Haciendo (por no quereros)
A muerte, sino á prisión. De las tripas corazón
, , , , , ;,
! ! ,, ,

i 08 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Mas cabo todos son
al Ved que sin haber espera
Lanza de paja mis lieros. Quien en tales piedras funda
Porque tornándoos á ver Su esperanza,
Estos mis ojos avaros, Que puestas en ordenanza
Son forzados á miraros, Respondiendo á mi dolor,
Y mirándoos, á quereros, Dicen Aquí No hay Amor
:

Y queriendo, á desearos. Que asegure de mudanza.


Luego lodos mis cuidados Mi alma, que penas tiene,
Y propósitos mudados, Da voces, diciendo A,
Huyen de la imagen vuestra, Y porque de veras pene,
Como cuando el sol se muestra Responde luego la N,
Que derrama los nublados. Que junto con ella está:
Y quédame solamente «No os quejéis;
La figura gloriosa Que pues en medio me veis,
De vuestra vista hermosa Claro está que soy medio,
el
Para que mas me atormente, Y que el mas cierto remedio
Quedando victoriosa. Es que del desesperéis.»
Pero, pues amor lo quiere, Vuestra merced me le dé,
Cúmpleme mientras viviere, Pues vuestro nombre le quita;
Siendo yo su prisionero, Que aunque servido no os he,
Si no puedo lo que quiero, A NAdie mas que á mi fe
Que quiera lo que pudiere. Debéis, porque es infinita.
Libertad
Para amor y caridad
A UNA DAMA LLAMADA ANA. Sóbrale á vuesamerced
Porque no hay cárcel ni red
A NAdie miráis, Señora, Que prenda la voluntad.
Que, si no le falta el seso,
Ño quede luego á la hora
De vuestros amores preso; A LA MISMA ANA. <?¿
Que os hizo Dios soberano
Tan hermosa y escogida, Vuestros lindos ojos, Ana
Que es partido muy mas sano Quién me dejase gozallos,
¡

La muerte de vuestra mano Y tantas veces besallos


Que de otra mano la vida. Cuantas me pide la gana
Y con tal conocimiento, Con que vivo de mirallos
Después que yo triste os vi Darles hia
Sin placer vivo contento Cien mil besos cada dia
Pues que por vos lo perdí; Y aunque fuesen un millón,
Y tengo por buena andanza Mi penado corazón
El dolor que se me ordena; Nunca harto se veria.
Que aunque me falte esperanza, ¡Oh cuan bienaventurado
Harto es bienaventuranza Es aquel que puede estar
Ser vos causa de mi pena. Do os pueda ver y hablar
Sin perderse de turbado,
Como yo suelo quedar
AL NOMBRE DE ANA.
¡Ay de mí!
Que ante vos, después que os vi
Los misterios escondidos Y quedé de vos herido,
Destas letras que se siguen
No hay en mi ningún sentido
A NAdie de los nacidos Que sepa parte de sí.
Podrán mostrar sus sentidos,
Que mostrar no les obliguen La lengua se me entorpece,
Sentimiento. Y de locos aturdidos
Yo, por mi parte, ya siento
Me retiñen los oidos,
Lo mucho que amor os debe, Y la lumbre se escurece
Pues en un nombre tan breve A mis ojos doloridos.
Viva llama
Encerráis tanto tormento.
Por mi cuerpo se derrama
Y porque de fenecer
Y hago con pies y manos
Tenga mus razón el hombre, Mil ademanes livianos,
Acordastes de poner
Ajenos del que no ama.
Mil letras al parecer,
Y solas tres en el nombre; Mi alma os quiere y adora,
Con las cuales Mas su pasión y fatiga
Hacéis tiros tan mortales Le dan causa que os maldiga,
Al que se os pone delante,
Y amándoos como á señora,
Que una sola consonante Os tenga por enemiga.
Hiere mas que dos vocales.
Amo y quiero,
Aborrezco y desespero
^
Acabado comenzó Todo junto, y el por qué
Vuestro nombre y mi deseo, Preguntado, no losé,
Y comienza do acabó, Mas siento que es así, y muero.
Porque nunca acabe yo
De desear Circe diz que convertía
lo que veo.
Mi pasión Los hombres en animales;
Da voces Y es creíble que eran tales,
al afición
Que tras la red se le esconde,
Porque yo en mi fantasía
Y en Hallo las mismas señales.
tres letras le responde
Vuestra esquiva condición.
Entender
No me sé, ni conocer,
Aui, dice la primera; Cuando cabe vos estoy
No hay, dice la segunda; Porque sin duda no soy
Amor, dice la tercera ;
El niesmo que suelo ser.
, ; , ;;, ,; , : ,,, , , , ;

OBRAS DE AMültES. -LIBRO PRÍMERO. Í09


¿Quenas por ejemplo desto Del daño que le causaron
Otro donaire mayor? Cuando en veros se obligaron
Si acaso me dais favor, A vivir en amargura,
Parézcome bien dispuesto, En sola vuestra figura
Y bagóme un ruiseñor; Trasformados,
Mas después, Y agora determinados
Con el mas chico revés, De fundar en tierra ajena
Ninguna gloria me queda, Una gran torre de pena,
Porque, deshecha la rueda, Do aposenten sus cuidados.
Quedo mirando los pies. Hánsele muchos mostrado
De suerte que en vuestra mano Muy leales
Es trastrocar el ser mió; Amigos para sus males
Con un mismo desvarío Compadeciéndose del
Estoy gracioso y ufano, Ayudándole á ser cruel
Y otras veces necio y frió. Contra si con materiales
Y ando á tiento, En vivos manantiales
Buscando contentamiento De tormento
Pero no acierto á lomallo Le da su contentamiento
Piérdolo donde lo hallo, Sitio para el edificio,
Después lo busco en el viento. Porque comience el oficio
Muy hacedero me muestra En vuestro merecimiento,
Amor, con su liviandad, Sobre tan firme cimiento
El fin de mi voluntad Situada,
Mas la falta de la vuestra Con cava honda chapada (1);
Muestra la dilicultad. Ya que la labor empieza
Mil razones, La he probado en mi cabeza,
Estorbos y dilaciones De piedra azul y morada.
Halláis porque no queréis; Y de verse aprisionada
Quered y no hallaréis
,
Mi garganta
Nada destas ocasiones. Debajo de vuestra planta,
Tenedme cuidado vos Porque son altos los pies,
Solo de serme obediente
No se conoce quién es
Que yo haré seguramente Ufana de gloria tanta.
El cimiento se levanta
Lo que cumple á ambos á dos,
Sin ningún inconveniente.
Muy real

Descuidada Para la labor del cual


Estad de ser olvidada Por apretar mi cadena
Mis entrañas dan arena,
Aunque vos os olvidéis,
Mi alma pone la cal.
Porque no sois ni seréis
De vos misma tan amada.
La obra será inmortal
Sin mi muerte,
Si según lo que padezco,
Porque es la mezcla tan fuerte,
Pudiéndolo yo decir,
Que en un momento se fragua,
Merced os he de pedir, Amasada con el agua
Mucho mayor la merezco Que de mis ojos se vierte.
Que la puedo recibir. No es menester quien dispierte
Mas no pido Oficiales,
Pago tan descomedido,
Porque son tantos y tales,
Que es demandar gollorías; Que siempre pasan deciento;
Porque no diré en mis días
Pénelos mi pensamiento
Lo que esta noche he sufrido. De los mismos naturales.
No quiero que hagáis nada, No se paga por jornales
Sino que solo queráis; Su porfía
Que si vos aquí llegáis Trabajan con alegría,
Yo doy fin á la jomada Porque labran á destajo,
Donde vos la comenzáis. Y es muy mejor su trabajo
Yo os espero, En la noche que en el dia.
Porque llegando primero Es obra de sillería
Do vos habéis de llegar, Sin labores,
Vamos después á la par, Pero llena de primores
Que es trabajo placentero. Rica, soberbia y exenta;
No se cuenten mis suspiros, Ninguna piedrase asienta,
Porque al favor de miraros, Que no cueste mil dolores.
Ya que no puedo gozaros, Es afrenta de amadores
Buen galardón es serviros Su grandeza
En pago de descaros. Cúbrela de gentileza
Reina mía, El resplandor de la vuestra;
Cara llena de alegría, Por donde menos se muestra
Donde mana mi tristeza, Tiene mayor fortaleza.
Sufra vuestra gentileza Por parte de mi firmeza
En paciencia esta porfía. Ya tan dura,
Tan fuerte, firme y segura,
Y tan recia la muralla,
TORRE DE VIENTO HECHA Á l-A MISMA ANA. Que nadie basta á minada
Sino mi gran desventura.
AN Acordado mis ojos, A tan extremada altura
Movidos á compasión, Va pujando,
De ayudar al coraion Por ir siguiendo y buscando
A padecer sus enojos; La causa de mi conquista,
No guiados por antojos
Ni locura (1) La edición de Anvcrs dice
Sino por conciencia pura Coa cada honda cuopada.
, , , , ,, ; , , ; , ,,,

110 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Que me desmaya la vista AI cual ardiendo me llego
Cuando bien la estoy mirando. Sin guardarme,
Hoy la estuve contemplando Y pensando calentarme,
Que es cuadrada, No miré por dó huir,
Aesquina viva sacada, Y es imposible salir
Y totlas sus cuatro esquinas quemarme.
Sin acabar de
Son tan agudas y finas, Tormento que no me arme
Que cortan como una espada. No lo veo,
En la una va labrada Y' elcruel de mi deseo,
En perfección Por mas labrar mi pasión,
La medalla, mi afición, Sirve con la clavazón
En otra mi lealiad , Negra de color guineo.
En oirá mi voluntad, No porque tenga deseo
Y en la cuarta mi razón. De escuridad,
Lo hueco bóvedas son, Pero vuestra claridad
Do se cree Race que los clavos sean
Que nadie vivir desee. Escuios porque no vean
No siendo amador perfeto; El Qn de su voluntad.
l'o encarcelé mi secreto, Hacen en la humanidad
Que hombre vivo no lo ve. Agujero
Ya que tal tuerza posea Contra su temple de acero
Mi cuidado, No valen fuerzas ni mañas
Is'o teme ser escalado Porque enclavan las entrañas
Ni en mi! años ofendido; Antes que rompan el cuero.
Que el descuido y el olvido Barrenadas van primero
Ya, de muerto es olvidado.
. A mano llena;
Sus despojos ha llevado En esta labor que suena
Mi memoria; Sentimiento es el cepillo,
Cañó de él honra notoria Es sufrimiento el martillo,
Sin celada ni encubierta, La triste carne barrena.
Y cerró tras sí la puerta, Pues mirando cómo es buena
Quedando llena de gloria. La morada
Y alcanzada esta Vitoria Mi juicio, que no es nada
Muy de veras Negligente en policía,
Por vos levanta banderas, Dio luego tapicería
Y en esta torre metida. Con que está mas adornada.
No teme que en esla vida Es verde, pero mojada
Hay quien llegue á sus barroras. Con mi lloro,
Mil reveses y troneras Entretejida de oro,
De favor Tan rica de seda y lana,
La cercan en rededor, Que aun para pagar una Ana
Por do juega artillería; No basta ningún tesoro.
Artillero es mi porfía, Una imagen, en que adoro
Y el fuego pone el amor. Puso en ella.
Resistencia á su calor Tan extrañamente bella
Hay muy poca Hecha de tau buena mano
En mis pechos, donde toca Que el corazón queda sano
De los cuales hago tiros; De sus dolores en vella.
La pólvora son sospiros, El norte que es clara estrella
,

Que disparan por la boca. De excelencia,


No se excusa, de muy loca A quien mira su presencia,
Mi osadía Alumbrar es su costumbre;
Fundar en mi fantasía Mas esta da también lumbre
Torre de pena tan alta, A los ojos en ausencia.
Viendo que en merecer falta Por hacerle reverencia
Gran parle de parte mia. Cada hora
Mas la estrella que me guia Como a su reina y señora ,

A que muera. Mi sentido, diligente,


He nada me desespera, Este paño colgó enfrente
Sieiulo la voluntad una; De la cámara do mora.
Porque amor muerte y fortuna
, M ís prosigamos agora
Diz que igualan á cualquiera. El viaje:
Y'a la l.iboi' por defuera Subamos al homenaje;
Va perfeta; Háganse cien mil almenas
Entremos á la secreta He las angustias y penas
A labrar el aposento. De tan dulce vasallaje.
Do mi corazón sangriento S no basta mi lenguaje
A guarecerse se meta (2). A contallas,
La pasión, aunque le aprieta, Debéis, dama, contcmplallas,
Dp penada Pues que debistes hacellas;
Socorre, de bien criada, Porque mió es padecellas
Con muy hermosa madera, Y vuestro considerabas.
Sana, durable y entera Encima de estas murallas
Toda parda y leonada Veladores
He la cual quedó labrada Son mis continuos clamores,
Luego luego Mensajeros del dolor
Lna sala , do el sosiego No son contra ni tenor,
Vive con cien mil cosquillas; Todos son tiples mayores.
Y sobró de las astillas En oidos dormidores
L'n gran montón para el fuego, Dan sus gritos
Mis gemidos infinitos,

(2) Otras ediciones dicen : me meta, Que penando son consuelo;


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OBRAS DE AMORES -LIDRO PRIMERO. lli


Sin sonar rompen el cielo, Y pues sin obligación
Y con sangre van escritos. El cuerpo habéis socorrido,
Gloriosos y benditos Movida de compasión,
Son mis males; Dad socorro al corazón,
Las angustias desiguales De vuestra mano herido.
Aunque amargas, son sabrosas,
Y las llagas piadosas
Que dejan tales señales.
Los tormentos mas mortales
A A LA MISMA, ENVIAND0LE

Ángel nacido en la tierra,


UN ESPEJO.

Son dulzura
Sin par ni comparación,
Las congojas de amargura
Con lagrimas las amanso, En quien tal beldad se encierra,
El dolor hallo á descanso Que hace continua guerra
Y el morir es gran ventura.
A mi triste corazón;
La pena causa holgura Viendo aquí la perfección
Do se emplea Extremada que os dio Dios,
Mil ansias por atarea Aunque es grande mi pasión
Tengo por renta real Veréis cuan justa razón
Pero bendito es el mal Es que se sufra por vos.
Que tanto bien acarrea.
No se espera ni desea > A LA MISMA, ESTANDO MALA.
Ser tomada
Ni a fuerza de armas entrada Ese mal que da tormento
Esta fortísima torre, A vuestra merced, Señora,
Ningún peligróle corre En vos tiene el aposento
De ser jumas escalada; Mas yo soy el que lo siento ,
Dentro tiene aherrojada Y mi alma quien lo llora;
Quien la suele Y de pura compasión
Combatir, porque le duele, De veros sin alegría.
Que es su misma libertad Se me quiebra el corazón.
Con larga seguridad Vos sentís vuestra pasión.
Que nunca se le rebele. Mas yo la vuestra y la mia.
Cúmplele que se consuele
Aunque muera
Pues que se ve prisionera A LA MISMA, CON UNOS CORALES.
En manos de bienes llenas,
Do son gloria las cadenas Ya penado corazón
el
Y dama la carcelera. Que vos herís cada dia ,
Es una leona fiera, Si tiene alguna pasión,
No mujer; Estos, de su condición.
Mas de tanto merecer, Le procuran alegría;
Que á los mismos que atormenta, Mas el mió es tan leal
Con mirarlos acrecienta Que se huelga con los tristes,
La gana del padecer. Porque es pecado mortal
Ya yo no puedo prender (3) Querer remediar el mal
Sin prenderme, Que vos, Señora, hicistes.
Ni tengo miedo de verme
Sin esta torre, porque
Es el alcaide mi fe, A LA MISMA, ESTÁND01.A ESTERANDO.
Que nunca cansa ni duerme.
Esperándola venida
Vuestra, mi bien soberano,
A LA MISMA, CON UN SEBO DE MAROS. Pierdo á mas andar la vida ,
Porque sienle la herida
Pues sola vuestra beldad El tardarse el cirujano.
Es cárcel de los humanos, Pues si compasión habéis
Ablandad la libertad; Desie mi dolor esquivo,
Que poca necesidad Suplicóos que no tardéis;
Tienen desto vuestras manos. Que si mucho os detenéis
Mas curadlas de manera Quizá no me veréis vivo.
Pues que sobran de hermosas,
Que el que lo merece muera ,
Y el leal que en vos espera VILLANCICO.
Las sienta muy piadosas.
La vida se gana
Á LA MISMA, CON UN CIERTO PAN QUE LE ENVIÓ. Perdida por Ana.
Alegre y contento
El pan bendito que ayer
Me hallo en morir;
Vuesamerced me envió No puedo decir
Todos mis males volvió La gloria que siento;
En gran descanso y placer;
Un mismo tormento
Porque, si no me engañáis
Me enferma y me sana
Con las señales defuera. Sufrido por Ana.
Pues pan, Señora, me dais,
Señal es que me mandáis Do nace mi mal
Que coma porque no muera. Se causa mi bien
Padezco por quien
Y el aceite con que en medio
Nació sin igual.
Lo masastes y en vol vistes, Por ser ella tal,
Esperanza es que me distes
Mi muerte se ufana,
De consuelo ó de remedio.
Sufrida por Ana.
Remedio no espero
(3) Algunas edicion.ee dicen: perder y perderme, De mi pena grave;
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112 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Perdióse la llave Quéjase Verastegni
Do está lo que quiero Que diz que le aborreció;
Si vivo, si muero, Por una vez que le vio
De mucha fe mana Enlodado el borceguí.
Que tengo con Ana. No lévale el amistad
Con que entra disimulado;
Que de verle mal peinado
Á UNA DAMA QUE TENIA MUCHOS SERVIDORES
Le niega la voluntad.
Don Francisco muere y mira Morejon gran pena siente,
Mas !a señora Luisa No sé qué tal es el pago;
(oí) un poquito de risa "Camino de Santiago
Le paga cuanto suspira. Todos andan igualmente.
No sé yo qué razón halla No sé si trabaja en vano;
Ella de dalle desvío, Kiicho la guarda y rodea
Viéndole morir de frió Menor mal será que sea
Por solamente miralla. El perro del hortelano.
Tórnase moro Calvete A estos y mas que tiene
Por mostrarse servidor, Esla dama que aquí va ,

y siendo competidor, Con falsas mañas que ha


I.e tienenpor alcahuete. De solo aire los mantiene.
Don Francisco haya paciencia; Sin pasión d estas pasiones,
Vedalle quiere la entrada; Yo me espanto, y con razón,
Que no sufre en su posada De cómo en un corazón
Sobre cuernos penitencia. Caben tantas atliciones.
Por alabarse Horozco
Como Lucifer cayó,
A UNA DAMA.
Y á sus orejas oyó :

« Vade, que no te conozco.»


Con nuevas llamas de amor
Y queda claro de aquí Mi corazón encendido,
Que á quien ventura desecha. Padezco tanto dolor,
Ni damasco le aprovecha
Que tuviera por mejor
Ni le vale carmesí.
Nunca ser jamás nacido;
Es grande su ingratitud Porque mi nuevo cuidado,
¡
Qué placer para Barrasa En que vuestra hermosura
Que en verla desde su casa Me ha me; ido,
Concibió en su senectud. Todo mi placer pasado
Y escribe cartas de amores, Ha por vos en amargura
Con que su mal satisfice; Convertido.
¡Ved qué no hará quien hace
Y en ser fresca la herida
Llevar á diciembre flores!
Y pesada la cadena ,
Castillejo en su pasión Mi pasión es tan crecida,
Hace como hombre discreto; Que no me sirve la vida
Mas do el fuego es mas secreto M is de para sentir pena:
Mas se quema el corazón. La grandeza de la cual
El muere sin publicallo, Bien basta para acabarme
Y ella, sin cuidado deilo , Brevemente;
Dien se huelga de entendello, Mas la causa de mi mal
Pero no de remediallo. Por mas de espacio penarme,
A hurto sirve Hurlado No consienle.
Por la ventana trasera Yo de nuevo en el tormento ,

Mas sana cosa le fuera Tras quien corro, tras quien sigo
Unprivilegio rodado. Por fuerza, pero contento
Tanto le duele el afrenta No sé decir lo que siento
Casi como el disfavor Aunque siento lo que digo.
Porque, siendo contador, Y con esta novedad
Dizque le han tomado cuenta. Confuso y embarazado
Castillo, por ser letrado, Mi sentido,
No es mucho que entre en audiencia Voime tras la voluntad ,

Pero no basta su ciencia Como bisoño soldado


A no vivir engañado; De Cupido.
Que en las leyes del amor Bien que quiero confesaros
El pleito con "mal está Un pecado", aunque liviano,
Cuando el abogado va El cual no puedo negaros,
A cas del procurador. Pues quedo por desearos
Melendez á pasearse Con la candela en la mano.
Gran rato ha se levantó, Y es que cuando me prendistCS
Y si perro le ladró, Procuré de defenderme
No tiene de qué quejarse. Muchos dias,
Cernió sin echar harina, Hasta que tanto pudisles,
Y no se debe espantar Que no pudieron valerme
Que por mucho madrugar Mis porfías.
Ño amanece mas ahina. Ydesta suerte viniendo
Ya Sepúlveda se deja A pediros piedad,
De serle mas importuno; Ningún derecho pretendo,
Porque antes que ninguno Pues os me rindo haciendo
Tuvo de sus culpas queja. Virtud de necesidad.
Mas la causa de su enojo Ansias y moría] deseo
hjusla la halloyo; Amor y vuestra beldad ,
Y pues el cuervo crió Gran guerrera,
Bien es que le saque el ojo. Al fin fin, mientras peleo,
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CBRAS DE AMORES. -LIBRO PRIMERO. 115


Han liecho mi libertad Fuera teneros servida ,'

Prisionera. Teniéndoos tan ofendida


Mas ni por eso, Señora, ¿Cómo dejaré segura
En vuestras manos la vida?
Os debéis mostrar cruel
Bien os basta por agora Mas si mi yerro me daña,
Él nombre de vencedora, Imploro á vuestra piedad;
Pues yo soy la causa del. No miréis á mi maldad
Antes, pues sois generosa Ni me mostréis vuestra saña
Hagamos ambos oficio En tan gran necesidad.
Digno de ello Mas con corazón tocado
Vos de reina piadosa Del dolor que el mío siente,
Yo de siervo que codicio Tratadme benignamente,
Merecello. Perdonando lo pasado
Porque quien supo miraros Y ayudando en lo presente.
No puede sino quereros, Que si de lo que pequé
Y queriéndoos, contemplaros, Os queréis vengar agora
Contemplándoos, adoraros Ya pluguiera á Dios, Señora,
Y adorando, obedeceros. Que cuando yo lo pensé
Obedeciendo, querer, Muriera luego á deshora.
No querer nada de aquello Y de aquí para ante Dios,
Que quisiere; Al cual pongo por testigo
Mas por ley justa tener Yo me reniego y desdigo
El bien amar que por ello Que por estar bien con vos
Le viniere. Huelgo de estar mal conmigo.
Por lo cual esta prisión
En que vuesamerced tiene
Á OTRA SEÑORA , SU COMPAÑERA , CUYO SOBRENOMBRE VA AQUÍ.
Cautivo mi corazón,
Es para raí religión , Mi triste vivir amargo,
Do bice voto solene Mezclado con mi pesar,
. De con toda lealtad, Me fuerza que ande á buscar
Fe, cuidado y diligencia, Quienquiera tenerme en cargo,
Sin pereza, Si esparte de me salvar.
Manteneros humildad, Pues ¿adonde iré mejor
Y con humildad, paciencia Que á vuesamerced, Señora,
Con firmeza. En quien tanta virtud mora,
Humildad en siempre ser Que os oso de mi dolor
Con mi fortuna contento; Dar la llave desde agora?
Paciencia del padecer
Y por esto, si holgáis
(Porque vos hayáis placer)
Que yo cautivo no muera,
Muy alegre mi "tormento ;
Pues es la merced primera,
Firmeza de ser constante Os suplico me seáis •
En amaros sin medida Tercera con mi tercera
Y en serviros Y que le queráis rogar,
Como limpio diamante, Entre los otros cuidados
Hasta que acabe la vida
Que mis culpas y pecados
Con suspiros.
Leplega de perdonar
Solamente los pasados
Á UNA SEÑORA LLAMADA HENCÍA, Porque en los de por venir
Yo haré tan clara enmienda
Si mi voluntad erraba Como su merced entienda
Gozando de libertad, Que en lo que podré servir
Luego vi la ceguedad No tendré corta la rienda;
Y tinieblas en que estaba, Y por el tiempo que he estado
En viendo vuestra beldad. Rebelde de su servicio
Peno porque no pené, Haga de mí sacrificio
No pené mientras no os vi Taí, que yo quede purgado
Mas en viéndoos conocí De todo mi maleficio.
La gloria que agora sé Lo cual me será mas sano,
Que en veros tarde perdí. Aunque muera por lo hecho,
Porque vuestra hermosura, Pues quedaré satisfecho
Gracias y merecimiento •
Y en ser muerto de tal mano
Dan tanto contentamiento, No hay por qué llevar despecho.
Que fué falta de ventura Mas yo, Señora, estoy tal
La falta deste tormento. Con el dolor que me hiere,
Y aunque ya mi vida espere Que quedara, si quisiere
Por amaros peligrar, Mas vengada con mi mal
La tengo de aventurar; Que en la muerte que me diere.
Que si por vos la perdiere
Tal perder será ganar. Á LAS MISMAS.

Discretas damas hermosas,


Á LA MISMA, ENCOMENDÁNDOSE Á ELLA, V HABIENDO Devotas, castas, honestas,
SIDO ANTES ENEMIGOS. En quien están todas estas
Y otras mil gracias y cosas
Señora, quien ha de amar, Excelentes manifiestas
Don es harto conocido, Virtudes tan escogidas
Para ser favorecido, Merecían ser servidas
Tener quien pueda ayudar De todos cuantos miráis
A sostener su partido. Salvo que las afeáis
Pero yo, cuya ventura Con ser desagradecidas
P.XVI-I.
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114 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Que de vuestra gentileza Mas lozanos y pulido.",
Que Dios á su semejanza Y lindos como unas flores.
Hacer quiso, no se alcanza
Es una moza aldeana
Sino causarnos tristeza
Zahareña, desdeñosa
Y quitarnos esperanza ; Muy grave sobre liviana,
Por lo cual, aunque sallemos
Hermosa, pero villana
Mil causas por que os debemos ,

Villana, pero hermosa.


Continuamente loar,
Lien dispuesta á maravilla,
Callamos por nos vengar
Rubia, blanca y colorada
De la rabia que tenemos. ;

Pero tan desamorada ,

Que querella ni servilla


A UNA DE LAS SOBREDICHAS QUE SE ENOJÓ HACIÉNDOLA
, Es cosa muy excusada.
MIRADO MUCHO. Yesla gran contrariedad
Acrecienta mi fatiga,
en mirar con atención
Si
Porque su mucha beldad
Mis ojos os ofendieron , Convida mi voluntad
Ved la razón que tuvieron, Mas ella me es enemiga,
Y el mal que á mi corazón Y no solo no agradece
Principalmente hicieron. Lo que por ella padece
Y aunque \o de pesar muera, Mi jienado corazón,
Por ser causa de enojaros Mas por la misma razón
Esto quiero confesaros:
Me desama y aborrece.
Que por mas daño tuviera
Si dejara de miraros.
Y maguer simple pastora
No deja de conocer
Lo que es, ni menos ignora
Á UNA SEÑORA LLAMADA INÉS. La beldad que en ella mora,
Sin espada ni puñal
Que no se puede 3sconder.
Me habéis herido, Señora Do viene que su limpieza
Al olor de su lindeza
Y aunque afuera no hay señal,
Dentro es la llaga mortal La hace doblado esquiva,
Y Despreciadora y altiva
yo lo estoy cada hora. ,

Preciando su gentileza.
Hirióme vuestra beldad
Con armas á su medida Vila por desdicha mia
,

Por la cual, siendo servida El dia de Santiago;


,

Podéis saber la verdad Que, aunque es santísimo dia,


De cuan grande es la herida. Según yo peno, (liria
Mas no se debe entender Que fué para mi aciago.
Que me agravio de lo hecho, Un corro de mozas bellas,
Pues cuanto podéis hacer Y esta traidora con ellas,
Yo lo deho padecer. Bailaban en unas bodas;
Siendo vuesrfo de derecho. Mas sobrábalas á todas
Cuanto mas que de tal mano, Como el sol á las estrellas.
Si bastare el sufrimiento, Miré que estaba vestida
No puede venir tormento Por ser liesta señalada,
Que no lo haga liviano De saya verde fruncida,
Vuestro gran merecimiento. Con un tejillo ceñida
De do nace, de do viene Y una albanega labrada.
Que este mi dolor cruel, Sus zapatas coloradas
Con cuantas lástimas tiene, A media pierna arrugadas,
No hay causa por que me pene, Su cabezón y gorguera
Con tal que os pene á vos del. Camisa blanca grosera
Y así, de verse tan llena Con las mangas apuntadas.
De amores mi voluntad , Dailaba con gran primor,
Se atreve con humildad Cantando con gentil arle
A pedir que de mi pena Sus cantares á salo:-,
Os mováis á piedad. A fuer de Vülamayor,
Que de mi mal y pasión. Seis á seis de cada parte.
De que vos la causa fuistes, Yo, cuitado, por pozar
Dolores manda razón Lo que debiera excusar,
Siquiera por compasión (4); A miradas me paré,
Si no, porque lo hicistes; Y al punto que allí llegué
Y para no descuidaros Decían este cantar
Del cuidado en que me veis
Si remediarle queréis,
«Aquí no hay
Sino ver y desear;
Debéis, Señora, acordaros
Aquí no veo
Que vos sola lo podéis.
Sino morir con deseo.
«Madre, un caballero
AUN AMIGO SUTO, PIDIÉNDOLE CONSEJO EN UNOS Que estaba en este corro
AMORES ALDEANOS. A ca.da vuelta
Hacíame del ojo.
Heredero principal Yo, como era bonica
Del discreto Cartagena, Teníaselo en poco.
Pues vuestro saber es tal «Madre, un escudero
Quiéroos descubrir mi mal Que estaba en esta baila
Porque remediéis mi pena. A cada vuelta
Sabed que muero de amores Asíame de la manga;
Rústicos y labradores, Yo, como soy bonica ,
Groseros y desabridos; Teníaselo en nada.»
Yo, que bailar la miraba,
(i) Otras ediciones dicen; Si futre. De que gran placer había,
;,
; , , , . ,

AS DE A -LiDRO PRIMERO. 115

En la moza contemplaba ,
Pero pues me
habéis mandado,
Y cada vuelta que dalia, Yes forzado obedeceros
El corazón me hería. Sintiendo vuestro cuidado
Y no l>ion amonestado Tanto, queme ha lastimado,
Del cantar atrás contado, He por liie't de obedeceros ;

Preso do su hermosura Y si el remedio no fuere


Queriéndolo asi ventura, Tal que alivie ¡a pasión,
Acordé de ser penado. Pues peclis vida á quien muere,
Y por mas no dilatar De quien lo (pie queréis quiere
Recibiréis la intención.
Lo que el amor me pedia,
Determiné de esperar Y por ser vuestros amores
Allí para la hablar De calidad tan contraria,
Cuando á su rasa volvía. Temo mas vuestros dolores,
Y dijele : «A fe. Señora ,
Y los tengo por mayores.
Que sois gentil halladora; Pues es pena extraordinaria ;

Dichoso quien os habrá » Que, según do se ha empleado


Respondióme «Dios, que ha,:
El amor que os apasiona ,

En eso pensaba agora.» Es hablar (Mi lo excusado


Dende adelante siguiendo Pensar de ?vr remediado,
Si no mudáis la persona.
La conquista comenzada
Cuanto mas la voy queriendo, Que. pues con tan ci uda mano
Ríenos con ella me entiendo, Os ha herido el amor,
Ni ella quiere entender nada. Pierdo ser consejo sano
Mas casoquc lo quisiese,
,
Rabiarla como aldeano;
Y yo con ella pudiese Quizá sentirá el dolor.
Platicar, lo cual no puedo, Porque, siendo tan grosero
Téngole cobrado miedo, Su traje con su vivir,
Y' he miedo que me entendiese. El estilo verdadero
Y como de mis dolores Le parecerá extranjero.
Esté tan lihre y ajena. Aunque lleguéis á morir.
Aunque le diga primores, Y si en vos, Señor, hubiera
Sienlf tan poco de amores Poder de poder libraros,
Que se burla de mi pena. El mejor remedio fuera
Y en pago de cuanto afano, Desa cruel pena fiera
Por ser el padre villano, Tener medio de apartaros;
Acusando mi porfía. Mas, pues no podéis haber
Dice que no es igual mía , Libertad de vuestro mal,
Siendo mayor una mano. So enmienda de mas saber,
Mira, Señora, en mi mal, Si queréis querido ser
Quees extraño y al revés Mudad vuestro natural.
De oíros amores ; el cual,
Si fuera mas general,
Mal de muelos gozo es AT, MISMO AMIGO, PIDIÉNDOLE CONSEJO EN OTRO TRADAJO.
Mas este, cualquier que sea,
Por el lugar do se emplea
Es tal, que si sin morir Pues sois homenaje do quiso el Saber
Del me deja Dios salir. Hacer su morada, teniendo por cierto
Nunca mas amor de aldea. Ponerse en lugar de mas merecer,
Suplicóos me deis vuestro parecer, .
Pero no puedo hacer.
Si queréis á vida tornarme de muerto.
Según amo. va mudanza;
,

Y' pensar jamás vencer


Una ansia cruel de amores posen
'
Tan ignorante mujer Por una sef:ora á quien celo el dolor;
Muero por vella, y cuando la veo,
Es una vana esperanza.
Pues vivir con tal dolor
Según me atormenta mi grave deseo,
Deseo no vella, creyendo es mejor.
No lo consiente eltimor,
fino me quiero tornar Estoy tan cautivo, de mi tan ajeno,
Garzón del mesmo lugar, Que ella me tiene y yo no soy mió;
Y me hago labrador. Ni sé qué me es malo ni sé qué me es bueno,
Contempla pues mi tormento Porque es tan crecida la pena que peno,
Y el trabajo con que vivo; Que de ella ser libre yo ya desconfío;
Y creed que lo que siento Y temo que siendo por ella sabida
Mi pasión rabiosa, de que es cansadora,
Es para mí que lo cuento.
,

Mucho mas de lo que escribo; Será tan cruel y tan desconocida,


Y viendo cuál puede ser Que aunque padezca mil muertes en vida,
Loque deho padecer. No querrá nombre de remediadora.
Si os doléis de mi cuidado,
Yenga el remedio esperado RESPUESTA DEL AMIGO.
Conforme á vuestro saber.
Siempre oi decir, Señor,
RESPUESTA DEL AMIGO SOBRE LOS DICHOS AK0RES. Y tengo por cierto,
asi lo

Mascón gana deserviros Que cualquier mal y dolor


Tanto crece y es mayor
Que con sobra desaher,
Cuanto mas anda encubierto.
Quiero, mi señor, deciros
Especial el mal de amores,
De vuestros nuevos suspiros
De amores mi parecer
Que es de fuego, y desque empieza
Aunque servo trovador A confirmar sus ardores
Va tan fuera de razón Luego envía sus vapores
.
Al seso y á la cabeza.
Que sois en cargo. Señor.'.
Siendo vos el causado?, Piie- si callándolo crece,
De hacer restitución. Y publicándolo mengua,
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116 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Necesario me parece Con hallarse en su prisión,
Lo que el corazón padece En vuestra linda presencia
Que lo descubra la lengua Da descanso á su pasión.
Cuan lo mas que el nial y alienta Mas este también se queja,
Que por mujeres pasamos Viendo que á morir se va
Tan poco las atormenta, Porque tan llagado está,
Que aun no reciben en cuenta Si vuesamerced le deja,
Aquello que publicamos. Que sin duda morirá.
Pues si nuestro mal quejando Y si no le dais favor,
No se nos guarda justicia Cual os pide su dolencia,
Y andamos siempre llorando, Y le tratáis con amor,
¿Qué esperamos dcllas cuando No espero menos de ausencia
No ha llegado á su noticia? Con que acabe mi dolor.
Así que, según razón,
Vivir el hombre penado
Sin revelar su pasión Á LA MISMA POR CIERTA COBARDÍA QUE HIZO EN UNA COSA
,

lis morir sin confesión QUE PROMETIÓ.


Para siempre condenado.
Y pues que mi parecer De ningún trance se espanta
Demandáis, Señor, agora, La virtud de fortaleza
Digo que debéis lener Ni por rigor se quebranta,
Medio de dar á entender Ni se vence de flaqueza
Vuestro mal á esa señora El cuchillo á la garganta.
Y si quejándoos á ella Escudo viste de acero,
No se doliere de vos, En que los golpes espera
Oida vuestra querella, No desmaya de ligero ,

Blas vale quejaros della Porque el amor verdadero


Que no de entrambos á dos. A! temor lanza defuera.
Mas si vuestro padecer Fuerza y amor falleciendo
Os quita el atrevimiento, En vuesamerced, Señora,
Vuestra fe , vuestro saber, Distes la vuelta huyendo
Vuestro amor y merecer No pudistes sola un hora
Os deben poner aliento". Velar conmigo sufriendo.
Descubrid vuestra tristura, El esfuerzo y osadía
'

Y no esperéis á mas tarde; Entregastes al temor,


Que cosa muy mas segura Padecistes cobardía,
Es probar nueva ventura Dejastes á la osadía
Que no morir de cobarde. Y negastes el amor.
El cual , de vos afrentado,
Manda que de aquí adelante
Vuestro nombre su privado
A UNA DAMA, A CIERTO PROPOSITO. Sea, por ser inconstante,
De sus libros rematado;
Pero quiere que se os dé
Mi memoria y vuestro olvido
Todo vuestro acostamiento,
Se juntan á guerrearme; Habiendo respeto á que
Han jurado de negarme Lo quefallastesen fe
El remedio que les pido,
Sobráis en merecimiento.
Por acabar de matarme.
Caro me costó miraros, ítem mas, mandan llorar
Porque así me hecbizastes, Todos vuestros servidores
Que después que supe amaros, Este yerro sin cesar;
Aunque sé que me olvidastes, Que pues no fué por amores,
,

Ko sé jamás olvidaros. No es digno de perdonar;


Y que sientan esta llaga
Vuestro olvido, que no acuerda, En llegando á su noticia,
Mi memoria, que no olvida, Y pechen para la paga,
Porque vos seáis servida, Porque amor se satisfaga
Han acordado que pierda Por el fin de su justicia.
Por vuestra causa la vida
Y aunque es justa mi querella, Lo cual, caso que os condena,
Consiento en esta sentencia Mas porque en algo os disculpa,
;

Que, pues vos fuisles en ella, Que seáis libre se ordena


No me da pena paciencia, De la pena de la culpa,
Ni me canso de tenella. Mas no de la de la pena.
Y en enmienda de lo hecho
Hechiceros deben ser
Por cuanto sois acusada
Vuestros ojos, reina mia:
Por parte de mi despecho,
Quitan y dan alegría,
Manda que toméis mi pecho
Quitan y ponen placer,
Por cárcel y por posada.
Y todo en un miámo día."
Aquel en que me prendistes En el cual hasta que muera,
Con los vuestros me mirastes; Como persona de eslima,
Los mios adolecistes, Quedaréis por prisionera
Porque, segun los tratastes, Con unas letras encima
Conlino vivirán tristes. Que digan desta manera :

« En este sepulcro fuerte


Destos me duelo, Señora,
Está cerrada y metida
Que no reciben hartura
Una dama de gran suerte,
De ver vuestra hermosura.
Gozan de veros un bora, Que por temor de la muerte
Y" parlen con amargura;
Negó el amor de la vida.
Que el cautivo corazón,
Aunque hace penitencia
; ; , ; , : , ;; ,;

OBRAS DE AMORES.-LIBRO PRIMERO. U7


Á LA MISMA, POR CIERTA FALTA QUE HIZO EN UN CONCIERTO.

L'n nuevo dolor me aqueja Como mi mal es ajeno,


Y no sé dónde nació, Bien es que de pelo cuelgue
Sino que me apareció Y que vuesamerced huelgue
Un ángel por una reja, Y duerma cuando yo peno.
Y con su gran claridad No es la poca libertad
Hizo lanía novedad La que fué causa del daño ;

En mi alma descuidada, Que bien sé que está el engaño


Que luego senli mudada En sola la voluntad.
Contra mí mi voluntad.
Mas, según su hermosura,
Á UNA DAMA, TORNÁNDOLE UN ESTUCHE CON UN CUCHILLO MENOS.
Cuanto se pierde se gana;
Que tiene menos de humana
Que de angélica figura. Pues al cabo he de morir
El resplandor de su cara A monos de quien me ofende,
A ninguno se compara Partido será rendir
Sino a su mismo pintor, El arma que me defiende.
Y su gesto es fiador Vuesamerced la reciba,
De lo que el nombre declara. Pues aborrezco ser sano;
Que el herido de tal mano
Nunca plegué á Dios que viva.
Á LA MISMA. No se dirá que le sobra
Antes le falta una pieza ;

Esa cuartana enojosa Que en vos no tiene mas obra


Repartámosla, Señora Que cortarme la cabeza.
Porque en vos es malhechora, Si esta fuera menester,
Y en mi será gloriosa. Prestada tengo la vida
Cierto tuvo muy ufanos Cada que por vos se pida
Pensamientos vuestro mal, Osla tengo de volver.
Pues osó poner las manos
En un ángel celestial.
AUNA DAMA LLAMADA ANGELA.
>l-
k LA MISMA, TORNÁNDOLE Á ENVIAR UNA IMAGEN DE UN MUERTO. Sobre la piedra sembré,
Vana fué mi confianza
Este muerto se ha tardado Sobre polvo edifiqué
Por tenerme compañía Revés recibió mi fe
No sea por causa mia Y desvío mi esperanza.
De vuesamerced culpado. Vuestro nombre me engañó,
Mil veces se quiso ir Mas el sobrenombre no;
;

Mis manos le detuvieron, Que con obras desengaña.


Y mis ojos no pudieron , Tras el ángel iba yo;
Sin llorar, verle partir. Diablo se me tornó
Al entrar de la montaña.
Y siendo muerta su cara,
Si fuera de carne pura
Como fué de piedra dura, OTRAS A LA MISMA.
A mi voz se despertara.
El podrá decir lo cierto de mi muestra,
La gran fe, fe
De mi, pues durmió conmigo; Vivirá siempre jamás;
Que bien vale por testigo Mas yo no viviré mas
Un difunto de otro muerto. De cuanto viva la vuestra
Que en mostrarse deservida
Vuesamerced de mi gloria,
i LA MISMA , PORQUE QUEMÓ UNAS CUENTAS Condenastes mi memoria
QUE LE HABÍAN DADO. A pesarle con la vida.

Pues si se ha de sustentar
Cuantas veces me da cuenta Mi vida sobre estafe,
Vuesamerced de mis cuentas, Claro está que moriré
Tantas me mandáis que sienta En quitando este pilar.
Los martirios, las afrentas Pagaré con las setenas
Del fuego que las calienta. Aquel sabroso bocado,
Ellas pagaron así De nuevo siendo obligado
Por contaros mis querellas A cien mil cuentos de penas.
Yo me quemo en sus centellas;
Que bien basta para mi . OTRAS A LA TERCERA.
La brasa que sale dellas.
Pero ya que padecían Las mercedes recibidas
Las cuentas sin ofenderos, De la vuestra cada hora,
Porque mi mal os decian Ser pagadas ni servidas
Los extremos de quereros, Es imposible, Señora
Decidme, ¿qué merecían? Aunque tuviese mil vidas.
Estrecha la deis á Dios Una tengo, que no tiene
En aquel contado dia Mas bien del que de vos viene.
Por su muerte y por la mía, Con el cual vive contenta,
Pues que nunca contra vos Asentada á vuestra cuenta,
Cometimos herejía. Pues que por vos se sostiene.
Y si justa piedad
Os mueve de mi gemido,
; ,;; , , ; ,

418 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Inclinad voluntad
la Que con mi vida seréis
A no ponerme en olvido Mejor, Señora servida. ,

Kn tan gran necesidad.


Si vuesamcrced me olvida ,
Cítenla daréis de mi vida ; Á OTRA DAMA.
Porque es»á puesta ci¡ estado
Que con caido reforzado
Por horases sostenida. Flor de todas las doncellas,
Asi vuesamerced sea
Que asi como el sol alaja
Librada de mis dolores, La lumbre de las estrellas,
í) presa, porque los crea
Así vos sobie las bellas
No sufráis competidores, Tenéis clara la ventaja ;

Ni yo los oya ni vea.


Descanso de mi cuidado,
Desamólos en extremo, Gloj ia de mi pensamiento,
Y querría, porque tenso, ¿Por qué me habéis olvidado
Si mi señora mandase, Cuando mas y mas penado
Que ninguno se quemase Por vuestra causa me siento?
¡i» el fuego en que me quemo. Ya mi ventura enemiga
No me quiere ni consie ;:e
Dar lugar para qué os diga,
A UNA SENOKA LLAMADA GRACIA.
Como suelo, la fatiga
Que sufro continuamente.
Y si vos queréis que así
Placer es cualquier dolor I), sespefe quien espera,
Que por vos viene , Señora ¿Qué es de cuanto yo os serví?
Pues juzgando sin error, ¿Porque os quiero mas que á mi
Os podéis llamar la flor Holgáis, Señora, que muera?
De cuan! as viven agora. Verdad es que me prendistes
Que de.justicia y rayón, Gon condición de penarme
Sin que reciban ultraje, Y de darme noches tristej
Vista vuestra perfección, Pero nunca m; diji
C.ua::!:.s hoy nacidas son Que era para desdeñarme.
Os deben el homenaje; Y agora después de un año,
,

Porque sois tan extremada Porque conocéis mi fe


En gracia sobre manera ,
Hacéis de mí del extraño
Que la mas, mas acabada, Para que me llame á engaño;
Delante de vos mirada, Sabed que no lo haré.
Se juzgará por grosera. Ya sé que soy obligado,
Y tocias las mas de quien Sin que nadie me socorra,
Hemos ya visto la muestra, :ie ido esclavo, á estar atado,
Vistas y juzgadas bien, Entre din aherroj
Todo es ropa de almacén, Y de noche en la nía /morra.
Cotejada con la vuestra. las tribulaciones
No es de balde, pues tenéis Que me conviene sufrir.
Gracia, Señora, por nombre; Las angustias á montones,
Porque tanta poseéis, Congojas, ansi::s, ¡i ¡siones
Que con sola ella podéis Con que tengo de vivir.
Dar la vida á cualquier hombre. Ya sé que a! mpjnr librar,
Gran parte tenéis las dos, Palos y pan eon dolor,
Ella de vos y vos de ella ;
, Y despechos y pesar
Pues por la gracia de Dios, No pueden jamás faltar
La mucha que puso en vos En la casa del amor.
El mismo nómbrela sella. {"o oco de favor pido
|

Los que vuestra gracia vemos 1ara penar coinodelío,


La gracia nos alcanzó: Viéndome favorecido;
Preí os de gracia seremos; Que por la ley de Cupido
Gracia sois para quedemos Es como darlo á renuevo.
Gracias á quien os crió. No os preciéis de matadora,
Grac,ia huhistesy ventura Gosa de vos tan ajena ,
Fegura. quejamos falte;
Ni digan por vos agora :

Y.n vos ia gracia se apura, A moro muerto, Señora,


Pues sóbrela hermosura, Gran lanzada á mano llena.
Della tenéis e! esmalte.
Y pues de mi ¡callad
Pesias gracias arreada Tenéis ya conocimiento,
Si toallas y querellas Habed de mí piedad,
Es gracia n uy señalada, Salvo si la crueldad
:

la lema doblada Os da mas contentamiento.


Quien llegare á gozar de ellas; •
Mas venga, señora mia;
Pero vos, dama hermosa, Venga cuanto mal quisiere ;
También habéis de mirar Que con esta mi porfía
Que, demás de ser graciosa, Viviré con alegría
Gonviene siendo piadosa,
,
Guando mas pena tuviere;
No preciaros de matar. La cual aunque mecouvida
,

Por vuestro nombre guiado, A dar mortales suspiros.


Voy á buscar gracia eiMos. Sois vos tal, que ya en mi vida
A ser vuestro soy forzado Mientras vos fuerdes servida,
Si en ello vivo engañado, No dejaré de serviros.
Mal os lo demande Dios.
Yo confieso que podéis
Darme la muerte y la vida,
Mas matarme no debéis
; ,, , ; ,; ,,
; , ,

OBRAS DE AMORES.-LIBRO PRIMERO. 119

Á OTRA, CON DS CORAZÓN DE AZABACHE ENGASTADO EN OHO. Á l.A MISMA, PORQUE SE IMPORTUNABA DE ÉL.

En su color verdadero Si mi vida no os es buena


Estaba mi corazón, Mi muerte á Dios demandemos
Y el fuego de su pasión, Y asi nos excusaremos,
Abrasándolo primero, Vos de enojo, yo de pena
Al fin lo hi/.o carbón ;
Que dejaros de servir.
Y ha quedado Viviendo, no puedo, no
En esta forma y oslado Porque es ley quereros yo,
Que ante vuesamerced va, En que tengo de morir.
Traslado de] que acá está
En mi pechó sepultado.
Á UNA DAMA QUE ENVIÓ CIERTA FRUTA T GUANTES.
Y por daros cuenta del
Por la fií de vasallaje
Le envió con mi mensaje Vuesamerced lo miró
Para acudiros con él Como discreta y astuta,
Como alcaide de homenaje ;
Pues de guantes proveyó
Que aunque es muerto,
,
Porque mereciese yo
De nueva vida va cierto, Tocar con ellos tal fruta.
Pues que !a perdió en oíicio Merced que tan alto toca
Do para vuestro servicio Deja mis dedos ufanos :

Muriendo, queda despierto. Necesidad y no poca,


,

Y mirando que se alcanza Tiene de dulce mi boca


Gloria donde este murió,
Y de lo blando mis manos.
!)o oro le cerqué yo,
En memoria y alabanza Á UNA SEÑORA LLAMADA DE LEHMA.
Del fuego que le quemó.
Su tristura
Le malo mas su ventura
,
Con vuestra gracia y beldad,
Le guarneció desta suerte, Hermosa dama deLerma,
Porque tal cual fué la muerte,
Dejastes del todo yerma
Tal l'uesela sepultura. Mi vida de libertad;
Y de prisión de tal suerte
Y debéis tener
así. le
Mi sentido quedó tal,
Por reliquia de valor,
Que lo menos de mi mal
Pues es de mártir de amor,
Es gustar siempre la muerte.
One holgó ilc padecer
Por la causa su dolor; Ante las muy extremadas
Y en descuento, Gracias, y muy excelentes,
En parte de su tormento De quien mata mi vivir,

Mereció, porque tal fué, Olvídanse las pasadas.


Que se engastase su fe Han envidia las presentes,
En vuestro merecimiento. Penarán las por venir;
Porque quiso Dios hacella
En hermosura sin par,

AL NOMBRE DE FRANCISCA. Y en valor tan sola una


Que mirando bien á ella,
Todos pueden excusar
Fué ventura conoceros De mirar otra ninguna.
Razón me manda serviros,
Amor me manda quereros;
]\o se excusan mis sus piros. Á UNA DAMA, QUE FUÉ EN ROMERÍA Á SANTA CRUZ.
Causas,hay para dolerme,
Y la mayor es partirme
Soy vuestro para ser firme; En partiros, clara estrella,
Camino voy de perderme ,
Partióse de mí la luz;
Aunque no de arrepentirme. Así que, yendo á la cruz,
Me dejastes puesto en ella.
Vos ganastes los perdones
A UNA QUE LE MINTIÓ. ^ Desta santa romería;
Yo gané cien mil pasiones,
Vuestras obras me decían Quedando sin alegría.
A vuestro sino dar fe; Y en veros á vos partida
Písela pensando que Partióse de mí la luz :
,

Los ángeles no mentían. Así que, quedo en la cruz


Sipequé porque os creí, Hasta ver vuestra venida.
Harto caro me costó;
Pues ya, desdichado yo,
SIENDO PREGUNTADO.
Me vapeor con el si
Que me iba con el no.
De tan secreto cimiento
Nace mi pena de amor;
A LA MISMA. Que, aunque llagado me siento,
A mi propio pensamiento
Cruel , desagradecida No descubro mi dolor.
Sin verdad y sin piedad, Callando muero dichoso
Vuestra mala voluntad Sin descubrir mi herida
Ya está clara y conocida; El hablar es peligroso;
Y en tratarme vos asi Aun pedir muerte no oso,
No hacéis lo que debéis, ¿Cómo demandaré vida?
Pues el mal que me hacéis
Nunca yo es lo merecí.
, , ,: . ,, ; ; ,

120 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


A CIERTO AMIGO, QUEJÁNDOSELE. EN LOOR DE UNA DAMA.

Con dolor de amor esquivo De ser la mas acabada


Estoy dormidoy despierto; Una gran falla tenéis.
Siendo libre soy cautivo
,
Señora que no podéis
,

Es lo público de vivo, Ser servida ni loada


Y lo secreto de muei to. El quinto que merecéis.
Y la muerte según creo Tantas gracias en ninguna
,

De razón, no tardará Lengua sola, aunque importuna,


Que casi venirla veo; Es imposible caber;
Mas en ver que la deseo, Pues son muchas menester
Quizá se encarecerá. Fara alabaros de una.

Á UNA DAMA QUE PIDIÓ EL CANCIONERO GENERAL Y ÉL POR 50 , ,


X CNA DAMA QUE HABIÉNDOLE DADO UNAS CUENTAS, Y ELLA
COMPRARLE, LA ENVIÓ UNAS COPLAS SUYAS MUY ESCURAS.
DÁDOLAS Á OTRO, LE TORNÓ Á ENVIAR OTRAS CON UN CORDÓN"
l'ARDO Y VERDE.
Escuras las envió
Aunque contino recéis, Suscoplasel caballero;
De Dios recibiréis penas: Pero muy bien aceitó
.

Pues que ya distes las buenas, En no dar el Cancionero


Malas cuentas le daréis.
Que vuesamerced pidió
Y de tan grave desvío Porque, según os holgáis
La pena con que mas peno, De matarnos cada dio ,

Daros lo que demandáis,


Es ver que es lo verde ajeno,
Y lo pardo todo mió. A mi parecer seria
Meter armas en Turquía.
Y vuesamerced Sei ora, .

Á OTRA, ENVIÁNDOLE UNAS CUENTAS BE INGLATERRA Contenta d ebria


GUARNECIDAS. Con los muerto h ora,
Sin nuevas muei I

Estas aunque cierta? c on


, Al triste que se enamora ;

Tratadlas como á extranjeras; Que para darnos pasión,


Las cuentas de mi pasión Hizoos Dios, Señora tal ,

Son mucho mas verdaderas, Y de tanta perfección,


Por salir del corazón. Que os basta lo natura],
Y destas colores dos Sin buscar lo artificial.
Yo quedaré bien pagado Así que, dama hermosa,
Si tal pena y tal cuidado
Deque gran parte ten* ¡s(5),
Tenéis de mi verde vos Mucho mas (pie de piadosa,
Cual jo de vuestro morado. Avisada quedaréis
De pedir injusta cosa;
Á DOÑA ANA DE ARAGÓN, ESTANDO EN SANTA CLARA. Que , si bien queréis semillo,
Daros lo que os negó él
Era poner el cuchillo
Justamente se metió En vuestra mano cruel
En prisión vuesamerced, Para matarnos con él.
Por las muchas que causó,
Mas ni por eso de pena
Y bendita es esa red.
Aquel señor se excusó;
Que tal presa mereció;
Que, si su intención fué buena,
Por la cual en libertad
Ya todo el mundo estuviera,
Y á nosotrosnos salvó,
Si con el cuerpo pudiera
A sí mismo
se condena
Pues- por vuestras escogidas -
Prenderse la voluntad.
Gracias , si bien lo ha mirado,
De aqueste agravio conviene Aventurar nuestras vidas
Que nos llamemos á engaño, Era muy menor pecado
Pues es mas justo que pene Que quebrar vuestro mandado.
Quien causaba nuestro daño
Que por tan graciosa dama
Que no quien culpa no tiene;
El que la vida perdiere
Que con encerraros vos
Bástele dejar tal fama ,
Nuestra suerte quedó tal
Y el que la muerte temiere
Que, en vez de sanar de un mal
Da señal que bien no ama.
Adolecimos de dos.
Y pues por esta razón
Porque el dichoso que os via El no dar el Cancionero
Aunque á muerte se obligaba, Es prui ba de mi intención,
Y en vivir la recebia .
Condénese el caballero,
Con veros se le pagaba Que su amor no es valedero.
Lo que por veros sufría.
Mas todo se desbarata Y así, si bien lo miráis,
Dejando vuestra partida Nunca, dama servidor ,

Tendréis en quien conozcáis


Preso lo que daba vida,
Y suelto lo que la mata. Que por daño ni temor
IVo cumple lo (pie mandáis.
Y deste agravio terrible Y si veis que yo merezco
Esperar enmienda alguna Ser vuestro como codicio,
,

Es cosa muy increíble Desde aquí la vida ofrezco,


Pues con lo hecho fortuna Que muera en vuestro servicio
Hizo mas de lo posible. Porque acabe en buen oficio.
Que ya que el cuerpo se ofenda,
Ese corazón real
No puede, que es de i
(5) En algunas ediciones se lee :

Que no hay prisión que le prenda. De que mas parte tenéis.


; ; , ! , ; ! ; ; , , ,

OBRAS DE AMORES.—LIBRO PRÍMERO. 121

al AJioit rr.rso. Juntamente su memoria?


Porqué dejaste en mi seno
Por unas huertas herniosas Rastro del bien que perdí
Vagando muy linda Lilla, Que en acordarme de tí
Tejió tle lirios y rosas Todo placer me es ajeno.
Blancas, frescas y olorosas, Siendo pues la llaga tal
Una guirnalda florida Nadie culpe mi dolor.
Y andando en esla labor, ¿Cuál esel bruto pastor
Viendo á deshora al Amor Que no le duela su nial?
Fn las rosas escondido, ¿Quién es así negligente,
Con las que ella había (ejido, Que descuida en su cuidado?
Le prendió, como á traidor. ¿Quién no Hora lo ¡¡usado
El mocliacho no domado, •
Viendo cuál va lo presente?
Que. nunca pensó prenderse, Si la vida se acabara
.Viéndose preso y atado,
Do se acabó la ventura,
Al principio muy airado
Aun la misma sepultura
Pugnaba por defenderse^ De dulce carne gozara ;

Y en sus alas estrujando, Mas quedando lastimado,


Forcejaba peleando, Viviendo vida doliente,
Y tentaba, aunque desnudo, ¿Quién es aquel que no siente
De desatarse del ñudo Lo que ventura ha quitado?
Para valerse volando.
Que, aunque asi sin alegría
Pero viendo la blancura Me veis rico de pesar
Que sus tetas descubrían ,
Y abajado á de:
Como leche fresca y pura,
Lo que desecha.' so'ia;
Que á su madre en hermosura
Aunque me veis sin estima,
Ventaja no conocían
Tras un rincón olvidado,
Y su rostro, que encender Yo me vi ser bien amado ,
Era bastante y mover Mi deseo en alta cima.
Con su mucha lozanía
El tiempo hizo mudanza
Los mismos dioses, pedia
Para dejarse vencer. Dándome revés tamaño,
Que, no contento del daño,
Vuelto á Venus á la Lora,
Mató también la esperanza.
Habiéndole desde allí,
Y de verme, estando encima,
Dijo «Madre emperadora
: ,
Por el suelo derribado.
Desde hoy mas busca. Señora Contemplar en lo pasado
Un nuevo" amor para tí. La memoria me lastima.
Y esla nueva, con oilla,
No te mueva ó dé mancilla El olvido, porque es medio,
Que habiendo yo de reinar, Huyele mi fantasía;
Este es el proprio lugar La muerte, que yo querría,
En que se ponga mi silla.» Huyeme porque es remedio.
Lo bueno que se me antoja
Mi dicha no lo consiente;
A UNA DAMA QUE SE DECÍA JULIA Y pues todo me es aust
No sé cuál extremo escoja.
Con la blanca nieve fria
De nada vivo contento,
Me tiró Julia certera;
Y con lodo vivo triste;
Yo, loco, nunca creyera Ausencia, tú me heriste
Que en la nieve fuego habia De todos bienes ausente;
Mas aquella fuego era. El mas ligero accidente
Y por fria y por helada, De mi salud me despoja
Que asi suele ser de hecho, Bien ¡i mal todo me enoja,
,

Ue nieve fuego tornada ¡Cuitado de quien lo siente!


Bien pud^ quemar mi pecho,
De tus manos arrojada, Muy grande fué mi favor,
Grande mi prosperidad;
¿Qué lugar ó parte habrá
A sola mi voluntad
De las insidias segura ,
Reconocí por señor;
Que amor para mi procura, En mis brazos se acostaron
Si elfuego metido está
Esperanzas, y no vanas;
En el agua helada dura? Tiempo fué y horas ufanas
Tú, Julia sola mejor
,
Las que mi vida gozaron.
Puedes, teniéndome duelo,
Matar mis llamas de amor; Y agora no gozan della
No con nieve ni con hielo, Sino solos mis enojos,
Sino con iiua! ardor. Que manando por los ojos,
Satisfacen su querella.
Verdes nacieron, tempranas
GLOSA Que sin tiempo madura

del-romance Tiempo bueno Donde, tristes, se sembraron


Las simientes de mis canas.
¡Oh vida dulce y sabrosa, Y lo que mas grave siento
Si no fueses yapasada ;
Es que, teniendo pasiones,
Sazón bienaventurada, Me fuerzan las ocasiones
Temporada venturosa A mostrar contentamie i.

Oh descanso en que me vi Que mayor mal que hay aquí


el
Oh bien de mil bienes lleno! Es que solo sé que peno;
Tiempo bueno tiempo bueno, , Y pues se tiene por bueno,
¿Quién te me u¡<artó de mí? Bien puedo decir así:
Ya que llevabas mi gloria Tiempo bienaventurado,
Cuando de mí te apartaste, En tiempo no conocido,
Dime, ¿por que no llevaste Antes de tiempo perdido,
; , ;; ,, ! ! , , , ,

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Y en lorio tiempo llorado Que estas peñas do me crio,
Yo navegaba por lí Y furiosa masque el rio
En tiempo manso y sereno; A todo todo correr.
Tiempo bueno, tiemjio bueno, Mas señora
¿Quién te me apartó de mi? Soberbia, desdemídora
Final. Que el pavo siendo alabado,
Mas fuerte que el fuego airado,
Si no remedia la muerte
En que me quemas agora.
Los trabajos de mi vida
Desmedida,
Va perdida.
Mas áspera y desabrida
Quede con esta dolencia
Que los abrojos do quiera
jtel bien que de mi se fué
Mas cruel que la muy fiera
Que va creciendo la fe Osa terrible parida;
Y menguando la paciencia. Mas callada
Y asi maldigo mi suerte,
,
Y sorda, siendo llamada,
Viéndola que va perdida
Que este mar de soledad
Con la vida. ;

^- , Muy mas falta de piedad


A Que la serpiente pisada
CANTO DE TOLIFEMO, De accidente (G).
TRADUCIDO DE OVIDIO.
(G, Luis Galvez de Montalvo, en el Pastor de Filidn, tiene un can-
Hola gentil Galaica,
,
toamebeo, escrito, según parece, imitación de estos versos de a.
lias alba linda , aguileña
,
Camiliejo. Véase:
Que la hoja del alheña, SUULVO.
Que como nieve blanquea ;
¡Olí, mas hermosa á mis ojos
Mas florida Que el florido mes de abril,
Que el |irado, verde y crecida Mas agradable y gentil
Mucho mas, y bien dispuesia Que la rosa en los abrojos,
Que el olmo de la floresta Mas lozana
De la mas alta medida; Que paria fértil temprana,
Mas fulgente Mas clara y resplandeciente
Que al parecer del oriente
Que el vidrio resplandeciente, La mañana!
Mas lozana que el cabrito AUTO.
Delicada, lerneeilo, Oh mas contraria á mi vida
,
¡

ítelozador, diligente; Que el pedrisco á las espigas,


Mas polida, Mas que las viejas borugas
Lampiña, limpia bruñida ,
Intratable y desabrida,
Que conchas de la marina Mas pujante
,

Fregadas de la contina Que herida penetrante,


Mas soberbia que el pavón,
Marea, nunca rendida Mas dura de corazón
Gracia y brio Que el diamante!
Agradable al gusto mió, S1RALV0,
Y del sabor dulce y tierno. ¡Mas dulce y apetitosa
Mas que soles del invierno Que la manzana primera,
Y que sombra del estío; Mas graciosa y placentera
En co'or Que la fuente bulliciosa,
Muy mas noble, y en olor, Mas serena
Que la luna clara y llena,
Que manzanas del labrado, Mas blanca y mas colorada
Mas vistosa que el preciado Que clavellina esmaltada
Alio plátano mayor. De azucena
En blancura ALFF.O.
Mas reluciente y mas-pura ¡Mas fuerte que envejecida
Que e! hielo claro, y lustrosa Montaña, al mar contrapuesta;
Mas dulce que la sabrosa Mas lioia que en la floresta
Moscatel uva madura. La brava osa herida
Mas exenta
Delicada
Que fortuna, mas violenta
Y blanda , siendo tocada, Que rayo del cielo airado;
Mas que la pluma sutil Mas sorda que el mar turbado
Del blanco cisne gentil Con tormenta
Y que la leche cuajada; SIRAIVO.
Y aun diría, ¡Mas alegre, sobre grave,
Si no huyeses á porfía, Que el sol tras la tempestad,
Gomo sueles, desdeñosa, Y de mayor suavidad
Que eres mas fresca y hermosa Que el viento fresco y suave ;

Mas que goma


Que la huerta regadía. Tierna y blanda, cuando asoma;
Sus, pues ea, Mas vigilante y. arl ra
Tú, la misma Calatea , Que la grulla , y mas sincera
Mas feroz que los novillos Que paloma!
No domados y bravillos, ALFKO.
Que nunca vieron aldea ¡
Mas fugaz que la corriente
l'ar á par; Entre la menuda yerba
V mas veloz que la cierva
Muy mas dura de domar Que los cazadores siente;
Que la encina envejecida, Mas helada •

Mas falaz y retorcida Que la nieve soterrada


Que las ondas de la mar, En los senetos de la tierra,
Mas doblada, Mas áspera que la tierra

Con el salce comparada, No labrada!


S1RAL00.
Que sus varas delicadas
Filida tu gran beldad ,
Y que las vides delgadas,
,

Porque agraviada no quede,


No sufridoras de nada; Ser comparada no puede
Y á mi ver, Sino sola á tu beldad ;
May mus dura de mover Ser tan buena
: ,, ,,
; , ; , , ,,,, ,, , ; ,,

OBRAS DE AMORES.— LIRRO PRIMERO. i 23

Y lo que principalmente, Y madroños, si los quieres,


Si pudiese, te querría En gran vicio;
Quitar ile n coiii|>;uiía.
i
Que, pues servirte codicio
Ks, (jiie eres, no solamente Con lodo cuanto hay acá,
Toda vía Cuantos árboles habrá
En huir menos tardía Estaran á tu servicio
Que el ciervo con sus oídos, Y señorío.
Despertado á los ladridos Todo este ganado es mío
De la clara vocería Cuanto miras, si me escuchas.'
'¡'ras la lela; Con oirás ovejas muchas
Mas aun, porque mas duela Que andan por lo baldío.
Tu huirme en mis tormentos, Por los valles
Mas ligera que los vientos Yo te prometo que halles
Y masque el aire que vuela. Otras muchas no áé dónde,
Pero si Que la selva las esconde
Tuvieses ya desde aquí Y en los establos y calles
La noticia que debrias De las cuevas;
Sé que le arrepentirías Tañías son, que si me pruebas
De andar huyendo de mí, Y pides deltas razón
Y sin verme, Para decir cuántas son ,

Te pesara de perderme, No sabré dar dello nuevas


Haciendo de tí mudanza Ni recado;
Y culpándola tardanza, Que nunca las heconlado,
Trabajaras de tenerme Ni visto tan mala vez;
Porque tengo Que de pobres hombres es
Cuevas donde agora vengo, Poder contar su ganado.
Hechas en la peña viva, Pues contarte
Sobre que gran parte estriba Loores, parte por parle
De aqueste monte tan luengo ; De aquestas ovejas mías
En las cuales No debo, porque podrías
No se sienten las señales Pensar que hablo con arte
Del sol en medio la siesta, Falsamente.
Ni el invierno las molesta Para que mas te contente
Con sus tristes temporales. No quiero que á mí me creas;
Tengo mas Mas que tú misma las veas.
Manzanas cuantas querrás, Cuando estuvieres presente
Que hacen doblar las ramas ; Podrás ver
De las cuales, si me amas, Que apenas pueden mover
A tu placer comerás Las piernas esparrancadas
Cuando quieras; Con las tetas retesadas
Y uvas de dos maneras Que mas no pueden caber.
En sus parras de conlino Por tal vía
Las uvas como oro lino, Hay también la nueva cria
Sabrosas y comederas En tibios apriscaderos;
Si las vi, Tanta copia de carneros,
Y otras como carmesí Que decirla no sabría.
Que son en extremo bellas : Tal y tal
Estas, Señora, y aquellas De tiempo y edad igual
Guardo todas para tí. En otros apriscos tales
Con tu mano Hay cabritos recentales,
Tú misma, tarde y temprano, Regocijado animal.
Cogerás blandas fresas
las Y de aquí
En las selvas y dehesas, Viene que cerca de mí
A la sombra en el verano Hay leche continamente
Cada mes; Blanca, fresca y excelente,
Y en el otoño después Que me sobra por allí;
Las cerezas montesinas, De la cual
Y no solamente endrinas, Una parle en especial
Morenas por el envés Se guarda para beber;
Y defuera , La otra para hacer
Mas también otra manera Queso, que es lo principal,
De cjruelas generosas ítem mas.
Amarillas y hermosas, Que no solo gozarás
De color de nueva cera. Destos deleites ligeros
Sí me oyeres, Y destos dones caseros
Y por marido tuvieres, Y comunes, que ternas
No te faltarán castañas Infinitos,
Por estas frescas montañas Sino de oíros exquisitos
Que menos veces gozamos,
Como son liebres y gamos
Por ley y razón se ordena , Gamuzas y pajaritos
Y en razón ni en ley no siento
Quien tenga merecimiento
Muv continos.
De lu pena.
Cualque par de palominos
AI.FEO. En su tiempo señalado,
Andria, contra mí se esmalta Y cualque nido tomado
Cuanta virtud hay en tí De la cumbre de los pinos.
Donde solo para mi Dososilos
Lo que sobra es lo que falta; Hermanos, melgos chiquitos,
Y porlias,
Que pueden jugar contigo
Si te sigo te desvías,
I'ersiguesme sime guardo,
Los cuales traje conmigo,
Y cuando yo mas me ardo, Y he hallado muy bonitos.
Mas te enfrias. Ambos ellos
, ,, , ; ; , , ,, , , , ; , ; ,, ;
,, ,

124 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Tan semejantes y bellos De un grandísimo pavés,
En lo menos y en lo mas, En grandor no diferente.
Que apenas conocerás Pero ¿qué?
La diferencia de entre ellos, Si aun el so! mirando de
Porque engaña Arriba del alto cielo,
Hijos de una muy extraña Muy bien ve acá en el suelo
Osa, bellosa y escura. Cuanto hay y cuanto fué,
Hállelos en la espesura Do llegó;
De la mas alta montaña Que no se le encubre no ,

Do ella mora; - Lo que va ni lo que viene


Y en viéndolos á deshora Y si lo miras, no tiene
Que de tí se me acordó Mas de un ojo, como yo.
Dije « Oh Aquestos quiero yo
: ¡ !
Pues andar,
Guardar para mi señora.» A esto debes juntar
Sus pues ya Que mi padre, el dios Neptuno.
Vuelve tus ojos acá, Como señor solo uno,
Tu voluntad endereza; Reina en ese vuestro mar
Saca tu linda cabeza Extendido.
De la mar adonde está, Sime tomas por marido,
Con que pones Con el cual nombre me alegro,
Mi vida en estas pasiones. A este le doy por suegro,
Vén ya, Calatea, vén ;
Y solamente te pido
No me trates con desden Que de mí
Ni menosprecies mis dones; Hayas merced, que me di
One yo sé Y óyas sin mas baldones
Que íü no tienes por qué Mis humildes peticiones
Me menosprecies así Pues me inclino á sola tí
Oue yo me conozco á mí Por amor.
Y há poco que me miré Y siendo tan sin pavor,
A ventura Que al dios Júpiter provoco
Para ver mi hermosura, Y á sus cielos tengo en poco,
Y me vi en e! agua clara Y al rayo penetrador,
Todo mi cuerpo y mi cara , Con desmayo
Y me plugo mi figura. A tí, ninfa, adoro y travo
Mira, amor, En mas estima que á él
Mi persona en derredor, Tu saña me es mas cruel
Cuan grande soy desde el suelo, Que ningún golpe de rayo
Que Júpiter en ¿I cielo '

Ni furor.
Ño será cierto mayor; Y aunque siento el disfavor
Porque vos De verme así desdeñado
Soléis contar entre nos Sufriría mas pagado
Un Júpiter, no sé cuál , Este tu gran desamor
Reinar como principal Si t ú fueses
Y mas poderoso dios. Tan esquiva, que huyeses
Pues con esto, A todos como á mí huyes,
Mira, Señora, de presto Y á los tristes que destruyes
Encima de esta estatura Por un rasero midieses.
La muy gran cabelladiíra Mas ¿porqué,
Que cuelga sobre mi gesto Dimelo, que no lo sé,
Denodado El Cíclope desechado,
Y al uno y al otro lado A Acis amas de grado
Por los hombros se levanta Y le tienes tanta fe,
Y les hace sombra tanta Y en lus brazos
Como un bosque muy cerrado. No le pones embarazos
Ni se vea Y en mi despecho le quieres?
Oue porque mi cuerpo sea O ¿porqué razón pretieres
Horrible con oslas gruesas Sus besos á mis abrazos?
Cerdas, ásperas y espesas, Mas consiento
Lo tengo por cosa lea Que él viva de sí contento,
Ni mal puesta, Y á tí, lo que no querría,
Pues es cosa manifiesta Para mas afrenta mía
Si deoirlo no te enojas,
Dé también contentamiento
Que estar el árbol sin hojas Pues le tiene;
Fs vista muy deshonesta. Pero si á mis manos viene,
Y yo hallo El sentirá que hay en ellas
Parecer mal el caballo Las fuerzas y las querellas
Si las crines ó el cabello
Que á tan gran cuerpo conviene.
No le cubriesen el cuello, Con mil sañas
Para mejor adornallo. Le arrancaré las entrañas
Por librea Vivas, rompiendo sus pechos,
Que las cubre y las arrea Y los sus miembros deshechos
Tienen las aves la pluma, Sembraré por las campañas
Y las ovejas en suma Sin abrigo,
Su lana las hermosea. Como mortal enemigo;
Y así son Y por esas mismas ondas
En el cuerpo del varón Do moras, bravas y hondas,
La barba y sus aposturas, Si se mezclare contigo
Y cenias yertas y duras Porque vivo
Para dalles perfección. Me quemo, y el fuego esquivo
Solamente Que me abrasa y atormenta
Tengo en medio de la frente Mas hierve y más se acrecienta
Un ojo mas aquel
; es Con la injuria que recibo.
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ODRAS DE AMORES.— LIBRO PRIMERO. 125

Y á mi ver, De vos, en vos se convierte,


Tan grave <le padecer Y tiene, de vos vencida
Es el fuego que me inflama Por vos la muerte por vida
Y la pasión que me llama Sin vos la vida por muerte.
Que me parece traer ¡Oh princesa!
Encerrado Vos sois peso en que se pesa
El lílna, monte pesado, De una parte mi tormento,
Con sus fuerzas muy crecidas El cual traigo por empresa
Y sus llamas encendidas De la otra, aunque me pesa,
En mi pecho trasladado. Vuestro gran merecimiento
Tu beldad Y al alzar,
No promete crueldad Levántase sin parar
Mas ni por esas un hora Mi pesa_ hasta do alcanza
Tú, Calatea, Señora, Con la vuestra; á mi pesar
Te muevas á piedad. Queda, sin se levantar,
En el suelo la balanza.
Mas agora
CARTA DE DESAFIO Á UNA DAMA. No habéis de mirar, Señora,
Vuestro valor por el cabo
Señora, pues de contino Ni que sois merecedora
Holgáis de me maltratar, De ser vos emperadora
Yo propongo y determino Mejor que yo vuestro esclavo J
De buscar algún camino Que beldad
Como me pueda vengar. Engastada en humildad
Mire cada cual por sí Os dará mayor corona;
Y guarde bien su persona, Recibid con piedad
Porque de hoy mas desde aquí En mi rica voluntad
Entre vos, Señora, y mí Las faltas de mi persona,
Cruda guerra se pregona. Si en loaros
De la cual no puede haber No pudiere levantaros
Paz ni tregua ni concierto, Ni supiere encareceros
Sino morir ó vencer, Tan bien como sé miraros,
Pues yo no puedo perder, Y mirando contemplaros,
Tomándome sobre muerto. Y contemplando quereros
Por eso mirad que andéis Porque fuimos
Armada, sin fallar pieza, Dichosos los que nacimos
De las armas que sabéis En tiempo de tal ventura
Si no, quizá volveréis Que con nuestros ojos vimos,
Las manos en la cabeza. Y vemos por do morimos,
Tan extraña hermosura.
Ya es tornada
UNA CARTA ECHADIZA La edad florida, dorada
PARA QUE ÜXA DAMA FEA LA TOMASE. Que cuentan antiguamente
En ser en esta criada,
Persona tan señalada
Decía el sobrescrito
Y dama tan excelente.
«Quien me tomare, si es fea, No llegó
»No me abra nime leas A vos con mil leguas, no,
Aquella de vuestro nombre,
Dentro. Por quien Troya se perdió
Ved qué debo sentir yo,
«No sois vos á quien yo vengo;
Frágil y pecador hombre.
«Dejadme, no me leáis. Otra Elena
«Vos, Señora, ¿no miráis
Reina de virtudes llena
»E1 sobreescrito que tengo?
Halló la cruz gloriosa;
«Tornadme presto á cerrar, Vos halláis la de mi pena
»Y no llegue nadie á mí;
Aquella fué toda buena,
«Que no debe haber aquí La mia toda penosa.
«Lo que yo vengo á buscar.» Yo, cautivo,
Que nuevamente os escribo
Mil años há que os adoro
CARTA A UNA DAMA EN ELLA CONTENIDA. Congojoso y pensativo,
Por gozar de ese tesoro
Aunque no me conozcáis, Deseado
Reina de las hoy nacidas,
Y por no seros pesado,
Suplicóos que recibáis No quiero mas escribiros,
Esta carta, pues causáis
Que he temor que os he enojado,
La muerte de nuestras vidas Hasta ver cómo es lomado
Acabadas, Mi deseo de serviros.
Pero bienaventuradas
Ni diré
Por las causas que les quita Aquí mi nombre, porque
El dolor de ser penadas,
No es nadie merecedor
Viéndose bien empleadas
Que sepáis quién es ni fué,
En beldad Un infinita; Sin que mediante su fe
De quien mana Le deis primero favor.
Una pasión tan ufana
Mas, pues veis
A los ojosque os miraron, Cuan vencido me tenéis,
Que la padecen de gana, A vuesamerced suplico
Y confiesan por villana
Esta fe no desechéis
Otra cualquier que tomaron.
Que es menor que merecéis,
Y se olvida
Pero mayor que publico.
Que la memoria, herida
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126 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


CARTA A LA MISMA. Me acuerdo verle colgado.
Yo me afrento
Mira que muero por vos, De tan grande atrevimiento
Y vuesamerced lo sabe; A persona tan hermosa
Si suplicar yo no cabe, Osarle servir con cosa
Pídoos por amor tle Dios Que ya voló por e! viento.
Que vuesamerced acabe Y ya que aquel caballero
De acabarme. Quiso remediar sus mides
Y si pensáis remediarme, Con dar cosas generales,
Sea desde hoy á mañana; Enviara un Cancionero,
Que si pasa esta semana, Que cuesta cinco reales;
Podréis mandar sepultarme. Que loar
Y si muero, A dama tan singular
Solamente de vos quiero, Con los que andan por las plazas,
Porque mi gloria no cese, Es nadar con calabazas
Que vuesamerced confiese En lo hondo de la mar.
Que fui vuestro verdadero
Servidor; Señora, para alabaros
Y con solo este favor Nose sufre cada cual
Allá viviré contento. Que es menester oficial
Libre, seguro y exento Primo, que sepa pintaros
De las angustias de amor En el propio natural;
De las cuales, Y que sea
Rematadas las señales, La labor que en vos se emplea
Ll alma será librada;
Tan vuestra, tan de vos una,
Pero la carne cuitada Que jamás otra ninguna
Acá pagará sus males No la merezca ni vea.
En la tierra Y vuesamerced ¿.qué tiene?
Escapada de la guerra Tiene allá mi corazón
De vuestras crueles manos En tan sabrosa prisión,
Aunque no de los gusanos, Que, aunque padezca pena,
En cuyo reino se encierra No le tendré compasión.
Mal lograda. Su excelencia
Y desque fuere gastada De toda esa diferencia
Suplicóos, si sois servida, Tiene en sus manos mi vida,
Pues que fui vuestro en la vida Que está agora suspendida,
Esta merced señalada Esperando su sentencia.
Me hagáis : ¿Qué mas tiene, si sabéis?
Que mi cabeza pongáis Tiene mi señora un peso
En pago desús afrentas, En que se pesa mi seso.
Por extremo de las cuentas Y pesa masque otros seis,
De muertos en que rezáis. Porque quiso ser su preso.
Puesta asi, Tiene buena
Por fuerza llegando allí Otra cosa que enajena
Cuando rezardes en ellas, El sentido y la memoria :

A la voz de mis querellas Tiene que nes mezcla gloria


Os acordareis de mí En lo grave de la pena.
Justamente.
Mas menor inconveniente
Es agora, que soy vivo, OTRA EPÍSTOLA EXCLAMATOníA.
Acordaros que recibo
La muerte continamente Contra mí los elementos,
De tardanza. El aire, fuego, agua y tierra,
Si mi dolor os alcanza, Conciertan sus movimientos,
En mis ansias proveed, Y á solos mis pensamientos
Pues sabe vuesamerced Se juntan á hacer guerra.
Cuánto atlige la esperanza Aire puro,
Que se alarga Adrede tornas escuro
Que vos tenéis por gran carga El cielo con tus nublados,
Esperar un mozo un hora; Porque mis penas de juro
Yo, que espero á mi señora, No tengan punto seguro
Ved si es pena mas amarga. Ni descuido mis cuidados.
Y tú , fuego,
Padrastro de mi sosiego,
k LA MISMA , Á OTRO PROPÓSITO, CONTRA UN JUEGO Padre de mis desventuras,
Con tus relámpagos luego
MAL TRABADO. Desbarataste mi juego
Y tu luz me dejó á escuras.
Mal se lo demande Dio9 ¡Oh traidora
A persona tan errada Agua turbia, estorbadora
Atrevida y mal criada De mi descanso y placer
Que á una reina como vos ¿Para qué veniste agora,
Vistió de ropa alquilada. Que á mi reina y mi señora
Dien sé yo Por tí la dejo de ver?

Que aquel sastre no tomó Tierra dura


A vuesamerced medida; Ablandóte mi ventura
Que no érades nacida Porque quedases templada
Al tiempo que se cortó. Para darme sepultura,
Es una antigua conseja Pues se secó mi holgura
Esto que os han presentado, Por estar hoy tú mojada.
Capuz del tiempo pasado, ¡Oh traidores
Que en varal de ropa vieja Elementos, causadores
; ; ,,

OBRAS DE AMOftES.-LlBKO PRIMERO. 127;

De mí pesar y tormento!
Seáis con nuevos ardores
Faltóme el contentamiento
Heridos de mal de amores,
e sintáis !o que siento.
Al tiempo que mas quisiera.

¡Oh nublados!
GLOSA.
Aun os vea yo enamorados
Y en el pa^o en que me veo ; Par darme conocimiento $
Que cuando mas alterados, Que todo lo que se espera,
Os hará ser sosegados Alcanzado es como viento,
La fuerza de mi deseo. Faltóme el contentamiento
Reina mia, Al tiempo que mas quisiera.
Si sentís vos de estedia Quiso fortuna subirme
I o mismo que
siento dé!;
Al cabo de mi querer,
Si turba vuestra alegría, No por hacerme placer,
Si os enoja su porfía, Sino por mejor herirme
Si le culpáis de cruel Do mas pudiese doler.
Sin cesar; Hurlóse mi pensamiento
Si levantáis á mirar Porque al fin de la carrera,
Los vuestros ojos apriesa Do pensé quedar contento.
Por ver si quiere escampar; Faltóme el contentamiento
Si los tornáis á bajar, Al tiempo que mas quisiera.
Tristes de ver que no cesa
Si se da
Vuesamerced desde allá
Congoja de mi despecho
Si penáis, como yo acá, No tengo contentamiento ^N
Por el dia que se va En saber cuan poco dura.
Sin entrarnos en provecho;
Cuanto llueve GLOSA.
Se aposenta donde debe, Porque sé que me arrepiento
Que en mi sangre se convierte, En fiar de mi ventura
Y en mis entrañas se embebe. Cuando me hallo contento,
Frió estoy como la nieve, So tengo contentamiento
Con mil angustias de muerte En saber cuati poco dura.
Que he tenido;
Y cuanto veis que ha llovido, Cuando viene el alegría,
Mis propias Ingrimas son; Tan fuera de mí se halla
Que, según lo que he sentido, Que, de pura cobardía,
Cuantas gotas lian caído Apenas oso tocalla,
Me han dado en el corazón. Porque pienso que no es mía;
Por uno le pago ciento
Ese rato que asegura ,

Y cuando mas gloria siento,


VILLANCICOS Y GLOSAS. No tengo contentamiento
En saber cuan poco dura.
Las ansias y penas mias
Tan graves son de sufrir,
Que es el remedio morir.
La sobra de mi tormento, Lo que quiero me es contrario.
Mi deseo y vuestro olvido
GLOSA.
*
Han, Señora ,'enflaquecido
Las fuerzas del sufrimiento ; De pura necesidad
Tan lastimado me siento Me es el morir necesario,
Del mal , que no sé decir Y será mas piedad ,

Que es el remedio morir. Porque en esta enfermedad


Porque vuestra voluntad, Lo que quiero me es contrario.
Según se me muestra esquiva,
De nunca ser guarecido
En mandarme que no viva Es la causa muy notoria;
Usa de gran piedad.
Cuantos médicos ha habido
Pues, ya que á tanta crueldad
Me mandan tomar olvido;
Yo no basto á resistir,
Yo siempre lomo memoria.
Remedio sera morir. E>-teengaño y falsedad
Todo va en el boticario,
LETRA. Que es mi propia voluntad;
Porque en esta enfermedad
Olvidar es lo mejor.
k Lo que quiero me es contrario.

GLOSA.
En las dolencias de amor.
De pesar ó de placer, Por el trabajo navego,
Al que lo puede hacer, Sin te poder ver el fin.
Olvidar es lo mejor.
Es amor una locura
De tristeza ó de alegría, A bien ninguno me llego,
Que con memoria sedería Que no salga al gallarín
\ con olvidar se cura; Pensando hallar sosiego;
El urgalle es lo peor, Por el trabajo navego.
Porque para guarecer Sin le poder ver el fin.
Al que lo puede hacer, Condado en la bonanza,
Olvidar es lo mejor. Yo mismo me hice guerra;
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Í28 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Embarquéme en esperanza,
Y en asomando á la tierra, VILLANCICO.
Dentro del golfo me lanza.
A cada paso me anego Alguna vez,
Por ser la barca tan ruin Oh pensamiento,
Y esperando surgir luego Serás contento.
Por el trabajo navego, Si amor cruel
Sin le poder ver el fui.
Me hace la guerra,
Seis pies déla tierra
Podrán mas que él
Allí sin él

Yo misma fui contra mí, Y sin iormeuto


Y contenta de lo ser.
Serás contento.
Lo no alcanzado
GLOSA. En esta vida,
Ella perdida,
Aunque con razón abrí
Será hallado;
Las puertas al bien querer,
En darlas como las di
Que sin cuidado
Del mal que siemo,
Yo misma fui contra mi,
Serás contento.
Y contenta de lo ser.

Si por dar consentimiento


Al amor, que es mi enemigo, VILLANCICO DE CNA DAMA.
Ha sido cruel conmigo,
Mi mismo contentamiento
Pues es tiempo de acabar
Será mi mismo castigo.
La mas próspera ventura,
Con gran causa me ofendí,
Buscar quiero lo que dura.
No me debo de ofender;
Que en dar las puertas así Pocas veces el amor
Yo misma fui contra mí Fortuna bien satisface,
Y contenta de lo ser. Porque ella misma deshace
Al que abraza y da favor;
Mas ser vuestro servidor
LETRA. La plaza tiene segura
En el campo de ventura ;
Defiéndame Dios de mí.
Porque en mí será la gloria
GLOSA. De serviros tan crecida,
> Que acabándose mi vida,
En el campóme metí Comenzará mi memoria;
A lidiar con mi deseo. Y pues morir es Vitoria
Contra mi mismo peleo (7) A quien tan bien lo aventura,
Defiéndame Dios de mí. Buscar quiero lo que dura.
A tan mortal enemigo
Yo no basto á resistir,
Ni menos puedo huir,
Porque le llevo conmigo.
Rendírmele luego allí No hay mayor mal en la vida
Es un ejemplo muy feo. Que tenella
Al que le cumple perdella.
En gran estrecho me veo;
Defiéndame Dios de mi. .Malo es mi mal de sufrir,
La razón que me endereza, Mas podríase pasar
Porfía con mi porfía; Si del pensase escapar
Pero vuelve todavía O esperase de sanar ;
Las manos en la cabeza. Pero mi mortal herida
Y esperar socorro aquí Tal es ella,
De ninguno es devaneo: Que la muerte huye della.
Pues soy yo con quien peleo,
Defiéndame Dios de mí.

LETRA.
Con esperanza de ver
Contento de mi y de vos. Al revés lo que deseo.

Ved qué milagro de Dios Las ansias con que peleo


Que pretendo yo de aquí Nunca las sintió mujer ;

Voy sin vos y voy sin mi ,


Desesperada me veo,
Contento de mi y de vos. Con esperanza de ver
Al revés lo que deseo.
Por lo mucho que debéis,
Mis servicios os ofrezco, Para ser yo redimida
Y lo poco que merezco Es necesaria mudanza;
Manda que lo desechéis; Pero temo su venida,
Y pues cumplimos los dos Porque he miedo á mi esperanza,
Lo que debemos así Tras la cual ando perdida.
Yo voy sin vos y sin mí No es al ajo, mas rodeo,
Contenió de mi y de vos. Esperar de haber placer;
Porque estoy, cuando lo creo,
Con esperanza de ver
Otros leen esta copla :
(7)
Conmigo mismo peleo. Al revés lo que deseo.
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OBRAS DE AMORES. — LlDRO PRIMERO. 120


Ha puesto mi voluntad.
Y negarte la verdad
fto me queréis ver ni oir; No lo consiente mi fe
L*- Quiérame ir. Si no, quiéreme tú así,
Que yo te las guardaré.
—Oh, cuántos me pedirían
Es cosa muy excusada Lo que yo le pido á ti
Perder tiempo con tal hembra, Y en alcanzarlo de mí
Pues de lo que en vos se siembra Por dichosos se tendrían.
No se puede coger nada Toma lo que ellos querrían ,
Sois una desamorada, Haz lo que te mandaré
Ño sabéis sino gruñir. Si no, mándame tú á mí,
Quiérome ir. Que yo te las guardaré.
Mas tú Gil si por ventura
, ,

VILLANCICO Quieres ser tan perezoso,


Que precias mas tu reposo
DE UN CABALLERO EN UNA PARTIDA DE UNA DAMA DE ECr.COS Que gozar de esta dulzura,
PARA ARAGÓN. Yo por darle á ti holgura
El cuidado tomaré
Vos, Señora, en Aragón,
Que tú me beses á mí,
Y yo en Castilla, Que yo te las guardaré.
¿Quién habrá de mí mancilla ? Yo seré mas diligente
Que tú sin darme pasión,
Sivuesamerced se va, Porque con el galardón
Aunque irá con vos mi fe, El trabajo no se siente;
Yo, Señora ¿qué haré?
, Y haré que se contente
Mi corazón quedará Mi pena con el porqué
Con la soledad de acá; Que es que me beses tú á mí,
Pues yo no baslo á sufrilla, Que yo te las guardaré.
¿Quién habrá de mí mancilla?
Sola vuestra compasión 4-
Según lo que he de sentir,
Pudiera darme al partir
Alguna consolación;
Allá miran ojos,
Mas estando en Aragón,
Donde no podéis sentida, A do quieren bien.
¿Quién habrá de mí mancilla?
Y bien que mirando
Pues viviendo tan penada Buscan su dolor,
Mi vida en vuestra presencia Fuérzalos amor
Ved agora en vuestra ausencia Que estén de su bando
Cómo quedará librada; Y digan callando
Al menos será doblada La causa por quién,
Mi pena, que era sencilla, A do quieren bien.
Estando vos en Castilla.
Es fuerza mirar
Mas suplicóos, pues os vais, Donde hay afición,
Cuando muy despacio estéis, Y que sin pasión
el
Señora, que os acordéis Lo puede dejar
Cuan llagado me dejais; Podráse llamar
Y si vivo me halláis, Amor de almacén
Tenedlo por maravilla, Pues no quieren bien.
Quedando con tal mancilla.
Amor lisonjero
No puede forzarse,
Ni no declararse
GLOSA DE LAS VACAS.
Si es falso y ligero;
Mas el verdadero
Guárdame las vacas, No sufre desden
Carillejo, y besarte he; Con quien quiere bien.
Si no, bésame tú á mí.
Que yo te las guardaré. Que amor es la prueba
De la piedra imán :

En troque que te pido,


el Los ojos se van;
Gil no recibes engaño
, Después que los ceba
No le me muestres extraño Tras sí se los lleva,
Por ser de mi requerido. Y el alma también,
Tan ventajoso partido A do quieren bien.
No sé yo quién te lo dé;
De aquí mil enojos
Si no, bésame tú ámí. Nos suelen hacer,
Que yo te las guardaré.
Por poco placer
Por un poco de cuidado De solos los ojos,
Ganarás de parte mía Y que sus antojos
Lo que á ninguno daria Tormento nos den
Sino por don señalado. Por quien quiere bien.
No vale tanto el ganado Señora los dos
,

Como lo que te daré; Erramos el tiro,


Si no, dámelo tú á mí, Y siempre á vos miro,
Que yo te las guardare. Y nunca á mí vos.
— No tengo necesidad Maldígame Dios
Sino os quiero bien.
De hacerte este favor,
Sino sola la en que amor
P. xvi-i.
, ; ; ,,
; ; , , , , ,,

130 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


VILLANCICO. De ver vuestros ojos bellos
Pues nosqueda á causa dellos
No pueden dormir mis ojos, Lastimada la memoria,
No pueden dormir. Y el cuitado corazón
Pero ¿cómo dormirán
En perpetua obligación
Cercados en derredor
De penar y desearos;
De soldados de dolor, Porque veros y olvidaros
Imposibles cosas son.
Que siempre en armas están?
Los combates que les dan
CANCIÓN.
No los pudiendo sufrir,
No pueden dormir. La causa de mis enojos
Alguna vez de cansados
, Es tan dulce que me suele
,

Del angustia y del tormento, Consolar cuando mas duele.


Se duermen que no lo siento Contra mi triste ventura
Que los hallo trasportados La razón tanto porlia
Pero sueños pesados
los
Que en la mas grave tristura
No les quieren consentir Siento mayor alegría;
Que puedan dormir. Crece mi mal cada dia,
Mas ya que duerman un poco, Mas la causa del me suele
Están tan desvanecidos, Consolar cuando mas duele. -

Ouo ellos quedan aturdidos,


Yo poco menos de loco CANCIÓN.
Y si los muevo y provoco
Con cernir y con abrir, No debe nadie fiar
No pueden dormir. En el amor lisonjero,
Pues el que es mas verdadero
No puede mucho durar.
CANCIÓN.
No es muy platico en amores
Mis ¿qué os merecí,
ojos, Quien de amor recibe daño
Que buscáis ambos á dos Pues pocos cumplenel año
Alegría para vos Sino á costa de dolores ;

Y congoja para mí? Y el que se quiere eugañar,


Apercíbase primero
Vosotros vivís mirando,
Que el falso ni el verdadero
Yo muero porque miráis;
Cuanto vosotros gozáis
No puede mucho durar.
Y'o lo pilgo deseaudo.
Claro me parece aquí GLOSA
Que tiene ordenado Dios DE LA BELLA MAL MARIDADA (9).
Que no podáis vivir vos
Sin que me matéis á mí. Mal casada sin ventura
¿Qué te vale tu lindeza?
CANCIÓN.
(9) Muchas son las glosas que se han hecho del romance de la
Consuélate, corazón, Bella mal maridada. Entre ellas están las que se leen en las obras
Puesto que tengas gran pena; de Gregorio Silvestre, imitador de Castillejo. Véase, una de estas
Que, aunque es tuya la pasión glosas:
La culpa della es ajena. ¡Qué desventura ha venido
no quererte tu amiga
Si el Por la triste de la bella,
(8)
Que como en las del partido
Es causa que vivas triste, Hacen ya todos en ella,
Consuélese tu fatiga Teniendo propio marido!
Con que no la mereciste. No hacen sino arrojar
Ventura, que no es razón, Una y otra badajada;
Es quien tu pesar ordena Como quien no dice nada,
Ruin es la consolación Se ponen luego á glosar

La bella mal maridada.
Pero tómala por buena. » Luego va la glosa perra
Tal, que no vale tres higos,
CANCIÓN. Dando en la bella, y no en tierra
Como en atabal de guerra
Puesto. en real de enemigos.
Aquel caballero, madre, Veréis disparar allí
Como á mí le quiero yo, Las trece de la hermandad ,
Y remedio no le dó. Y el que mas mira por sí
Arroja una necedad
Ll me quiere mas que á sí,
De las mas lindas que vi.
Yo le mato de cruel; Pues no es de tener querella
Mas en serlo contra él Que en sirviendo á una casada,
También lo soy contra mí. Aunque no lo sea ella,
De verle penar así A la segunda embajada
Va la glosa de la bella.
Muy penada vivo yo,
Preguntóos, decid , señores,
Y remedio no le dó.
¿No tomará gran fatiga
Con tan falsos servidores
La que fuere vuestra amiga
CANCIÓN. Si habéis de tomar amores?
¡Oh bella mal maridada,
No se excusa la pasión Ya que á manos has venido
Que se gana de miraros; Mal casada y mal glosada ,

Porque veros y olvidaros De los poetas tratada


Peor que de tu marido;
Imposibles cosas son.
Si ello vapor mas errar,
Caro nos cuesta la gloria Y vos lo queréis así
Ventaja hago yo aquí;
Y asi, para mal glosar,
(8) Otras ediciones dicen: Vida no dejéis á mi.
Si dejarte tu amiga.
, ,; ; ,,, , , ; ; ,:
,,, ,,, , ;

OBRAS DE AMORES. -LIBRO PRIMERO. Í31

Ocasiones de tristeza Si e mortal miña ferida,


Tu beldad y hermosura. No me chore ya ninguein
Si erre en ser omicída
Para ser mal empleada
Acerté en perder a vida.
Has te valiera ser fea,
Pues se ve y se desea O erro meu daño fein ,

La bella nial maridada. O acerlamento tambein.


Por tiempo tan mal perdido EN CASTELLANO.
Es muy justa tu pasión,
A la cual dan ocasión De cuanto daña y estraga
Las fallas de tu marido. Amor y vuestro desden
Lástima tengo de tí De fe que tan mal se paga
Que te fué cruel amor, De mi fiera y cruda llaga
Siendo Ta rosa y la flor O erro meu daño ten.

De las lindas que yo vi. Pero visto que se gana


Yo de verme en tu cadena Una pena tan ufana
Ya no me duelo, porque Cual es la causa por quien
Sé que presto moriré , La misma culpa me sana
Según me pena tu pena. Porque es yerro de do mana
Castas tú, siendo mirada, O acerlamento tamben.
Para excusarme la muerte;
Mas cuando alcanzo de verte
MOTE DE UN CAEALLERO.
Véote triste y enojada
Por lo cual quedan mis ojos, Dame, Dios, conque me olvide.
Con sobra del pesar,
la Mi seso cuenta me pide
Obligados á llorar Porque me olvidé de mí (10);
Los nublos de tus enojos. Mas yo le respondo así
Tú penas en verte así Dame Dios con que me olvide.
, ,

Yo muero por tus amores


Y el menor de tus dolores Hame dado tal porfía
Es gran dolor para mí. En mi cuidado mi pena
Que por la memoria ajena
Hago ajena de la mía
MOTES. Mas si con esto se mide
El bien que nace de aquí
Muy justamente de mí.
Á UN CABALLERO QUE HABIÉNDOSELE CASADO SU DAMA ,
Me'da Dios con que me olvide.
POR DISIMULAR SU PESAR SACÓ ESTA LETRA.

Rompiéronse las cadenas DE DONA PETRONILA!


Y acabáronse mis penas.
De mi sola no quejosa.
Estos grillos ó cadenas
Que decis que se quebraron , Aunque guerra peligrosa
Es verdad pues que cortaron
,
Muy sin peligróme deja
La esperanza mas las penas;
Con queja de quien me queja,
En su lugar se quedaron. De mi sola no quejosa.
Y el ser Ubre es que dejastes De infinitos combatida
Mal con fin por'mal eterno Y de mí solo guardada
Pe suerte que no os soltastes, Cuanto mas mas guerreada,
Gamo escribís mas trocastes ,
Dos-tanto menos vencida.
Purgatorio por infierno. El que mas cerca se osa
Mas si, corno lo decis, Llegar á mí , mas se aleja
No se os da por ello nada Y del quejosa me deja,
Ya mostráis y descubrís De mí sola no quejosa.
Haber vivido engañada
Con vos está á quien servís.
De lo cual bien se vengó MOTE DE UNA DAMA.
Hiriéndoos de tiro franco,
Pues luego que lo sintió, ¿Quien de amores se mantiene,
Como á rebelde, os dejó Como yo ?
Al tiempo mejor en blanco. No pensé que tal mal era
¿Deste lazo así quebrado. Cuando por vuestra me di
No sabéis qué digo yo? Mas ya que lo consentí
Que quebró lo mas delgado Aunque por mi culpa muera,
Y que la dama os soltó No tengo queja de mí.
Por hombre ya sentenciado. Mas, aunque destemal viene
Huistes de las pasiones Descanso á quien lo buscó,
Por aquel mismo lugar Harta desventura tiene
Por do huyen los ladrones, Quien de amores se mantiene.
Que les quitan las prisiones Como yo.
Al tiempo del justiciar.

DE OTRA DAMA.
MOTE DE UNA DAMA EN PORTUGUÉS. ,

Lo imposible quiero yo ,

O erro meu daño tein Porque sé que no fia de ser. -

O acerlamento tambein.
Cuanto por mí se desea
Si meu mal e mal sobejo, Huye do jamás se vee; _
A gloria delle sobeja
Si son dondo meu desejo, (10) En otras ediciones se lee:
A causa del ó deseja, Poique me olvidó á mí.
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432 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Basla que yo lo desee Fui causa de perdición
Para que nunca lo vea. A mi mismo corazón.
Y pues tengo cierto el no La cosa que mas amé
En cuanto puedo querer, Y que mas me quiso á mí
Lo imposible quiero yo En un punto la perdí
Porque sé que no ha de ser. Cuando menos lo pensé.
Por no temer lo que fué
He dado morlal pasión •

MOTE DE OTRA I.OCA.


A mi triste corazón.
Lo que yo quiero es posible;
Imposible pues no es.
Grave se hace y terrible
Cuanto por mi se procura Saldrá, Dios enhorabuena
Que para quien se aventura El triste cuidado mió
Lo que yo quiero es posible. Deste monte que se ordena
Para mí da de través Vestido de un atavío,
Todo, pues nunca sucede. De que le viste mi pena.
Es posible, pues ser puede, De seda parda porná,
Imposible pues no es. Por do trabajo empieza
Caperuza en la cabeza
Con un mole que dirá :

MOTE DE UN CABALLERO. Porque no pueda huillo.


De raso pardo será
Quien calla y sirve, Y de terciopelo verde,
Mucho pide. En que aforrado vendrá
El sayo, pues que se pierde
GLOSA DE UN COMPETIDOR POR MANDADO DE LA DAMA.
,
La esperanza que en él va.
parece que está
Tibio
Con solo el trabajo
El corazón que ?io clama;
Voy á caza;
Que el que calla y sirve dama Que la esperanza
,

Mucho pide y poco da. Déjame, porque no alcanza.


De raso verde el capote,
La verdadera pasión De pelo verde aforrado
Mal se calla si no es poca El de encima acuchillado,
Porque es el caño la boca Y por su causa este mote :
Y alquitara el corazón. Pues ya me ¡altó la una.
Del dolor que queda allá No hay que esperar en ninguna.
Da voces el que bien ama ;
Que el que calla y sirve dama, La cinta de terciopelo
Mucho pide y poco da. Verde con cabos colgados
Y aunque reclame después
Que muestran su desconsuelo,
De esmalte negro esmaltados,
Jamás debe ser oido.
Con esta letra de duelo
Porque el tormento fingido
Acabóse mi esperanza.
Luego se muestra quién es.
Lo que fuere sonará Lleva también un puñal
Desde primera llama;
la Con cabos de su mancilla
Que el que calla y sirve dama Verdes con borla amarilla,
Mucho pide y poco da. En (pie declara su mal
Matóme quien te mató,
Cuando vivo me dejó.
A UNA LIBREA DE VERDE OSCURO Y LEONADO. De la ballesta el tablero
De color de mi congoja
En colores se declara La verga de negro acero
El color de mi ventura; La cuerda de seda floja
Que la esperanza es escura Verde, con que desespero.
Pero la congoja clara. Verde aljaba llevará,
Vestíme como merezco
, Dentro tiros amarillos,
De dos paños, en que veo Erbolados los casquillos,
Escuro lo que deseo Con letra que sonará :

Y claro lo que padezco. Solos dos palmos alcanza


Pero bien considerado Cuando tira, y estos son
Lo que se gana y se pierde Desde el ojo al corazón.
Cuanto pierdo con lo verde
Cobro con lo leonado.
Así que, quedo contento LETRA.
Con la suerte que me alcanza ;

Porque á falta de esperanza


Muy honroso es mi tormento.
No es engaño lo de fuera
Que dentro va con que muera.
CON OTRA LIBREA VERDE V AMARILLA. Serán verdes los calzones,
Zapatos de verde seda,
En la mayor esperanza Do mis desesperaciones
Nació desesperación Bien por el cabo ver pueda
A mi triste corazón. Quien bien sabe de pasiones.
Como mancha que cayó Y porque no os espantéis
En la mas preciada ropa Si esperanza le calzó,
,
Como la nave que topa La razón que le movió
En el puerto, y se perdió; En el mótela veréis:

Así, sin pensarlo yo, Porque huya de tenella.


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OBRAS DE AMORES.— LIBRO PRIMERO. 133


J.
SUENO. Mi cuidado?
¡Oh pies míos! ¿dónde vais
Yo, Señora, me soñaba Sin mí por tierras ajenas
Tin sueño que no debiera Tan extrañas?
Que por mayo me hallaba Decí, ¿adonde me lleváis,
En un lugar do miraba Dejándome allá en cadenas
Una muy linda ribera , Las entrañas?
Tan verde, florida y bella, Ojos mios corporales,
Que de miralla y de vella Que no -veis
á quien os suele
Mil cuidados deseché Consolar,
Y con solo uno quedé Verted lágrimas leales,
Muy grande, por gozar della. Porque en algo se consuele
que allí podría
Sin temer Mi pesar.
Haber pesares ni enojos, Ojos del entendimiento
Cuanto mas dentro me \ia Que lleváis siempre presente
Tanto mas me parecía Mi deseo
Que se gozaban mis ojos. Gozad sin impedimento
Entre las rosas y flores De la imagen excelente
Cantaban los ruiseñores Que no veo.
Las calandrias y otras aves, Oh pecho donde se encierra
¡

Con sones dulces, suaves Mi dolor y penas tantas,


Pregonando sus amores. Tan sangrientas
Agua muy clara corría Pues dentro tienes tal guerra
Muy serena al parecer, Di, ¿por qué no te quebrantas
Tan dulce si se bebía Y revientas?
Que mayor sed me ponía ¡Oh pensamiento cuidoso,
Acabada de beber. Que un momento solamente
Si á los árboles llegaba No me dejas ,

Entre las ramas andaba Dame un poco de reposo;


Un airecico sereno ,
No seas tan diligente
Todo manso, lodo bueno, Con tus quejas.
Que las hojas meneaba. ¡Oh suspiros engendrados
Buscando dónde me echar, De las ansias y pasión
Apárteme del camino, Del sentido!
Y hallé para holgar Salid, salid aquejados;
Un muy sabroso lugar Dad descanso al corazón
A la sombra de un espino; Afligido.
Do tanto placer sentí Tristezas y angustias mías
Y-tan contento me vi Que yo de mi voluntad
Que diré que sus espinas Busco y llamo,
En rosas y clavellinas Ayudadme en estos dias
Se volvieron para mí. Asentir la soledad
En fin que ninguna cosa
,
De quien amo.
De placer y de alegría , ¡Oh partida acelerada!
Agradable ni sabrosa, Oh cuchillo de dolor
En esta fresca y hermosa Lastimero!
Ribera me fallecía. Partirás, por ser forzada,
Yo, con sueño no liviano La vida, mas no el amor
Tan alegre y tan ufano Verdadero.
Y seguro me sentía Este cuerpo miserable
Que nunca pensé que habia Podrá, por ser tú cruel
De acabarse allí el verano. Apartarse;
Lejos de mi pensamiento Que el ánima no mudable
Desde á poco me hallé Antes quedará sin él
Que durmiendo contento,
así Que mudarse.
A voz de mí tormento
la Vos, mi fe, que comenzáis
El dulce sueño quebré En la letra que comienzan
Y hallé que la ribera Mis amores,
Es una montaña fiera, Pues en su poder quedáis
Muy áspera de subir, Suplicalde que la venzan
Donde no espero salir Mis dolores.
De cautivo hasta que muera. Y selde tan importuna
Pues sois con justo derecho
AUSENCIAS. Su cautiva ,

Que otra fe jamás alguna


En el punto que me distes No se aposente en su pecho
La vida me la quitastes, Mientras viva.
Pues el corazón llevastes Oh muy fiel corazón mió,
¡

Del cuerpo que despedistes. Que quedas allá en servicio


Allí nacieron las penas De mi dueño,
Do la gloria se sembró, En tu lealtad confio
La cual quedó, triste yo, Que harás bien el oficio
Pagando con las setenas. Que te enseño!
No te dolerás de tí
EN UNA PARTIDA FUERA DE ESPAÑA. Pues quedas donde el tormento
Se te paga
Oh cruel de mí conmigo
¡ Pero duélete de mí,
¿Dónde voy? Dónde me alejo, Que do quiera que estoy siento
Lastimado? Cruda llaga.
¿Cómo soy tan mi enemigo, Oh descanso en que me vi,
¡

Que me parto de do dejo Que un día solo en mi mano


; , , ,; , , , ,, , ; ;; ,, ,; ;

m CR ST0BAL DE CASTILLEJO.
r

Reposaste!
Cierto no te merecí Á UNA DAMA QUE ESTANDO ÉL MALO SE VINO A MADRID.
Pues veniste, y tan temprano
Me dejaste. En mas peligro dejais
Dia de mayo postrero, .Mi vidaque la hallastes;
Que fin y comienzo fuiste De una muerte me librastes,
De mi gloria, Y en mil juntas me dejais.
Cuanto entonces placentero La salud que en la venida
Tanto me £s agora triste De vuesamerced cobré
Tu memoria. Prestada diré que fué,
Oh mi reina y mi señora
¡ ! Pues la pierdo en la partida.
Pues os he sido en presencia Así que, podré loarme
Fiel amante
Que sané para morir,
Sedme vos también agora Y me hicistes vivir
En los peligros de ausencia Para de nuevo matarme.
Muy constante.
Pero yo quedo contento
Por la fe que me debéis,
Con mi muerte que sea así
Y por el fuego encendido
Que en venir después que os vi
Que en mí arde Tan dulce es, que no la siento.
Os suplico que os guardéis
De ofenderme con olvido,
Aunque tarde.
EN UNA PARTIDA DE LA CORTE PARA MADRID.
Con vos queda mi ventura
Mi descanso y mi placer
Y mi alegría; A las tierras de Madrid
Va conmigo mi amargura Hemos de ir;
Para siempre me tener Todos hemos de morir.
Compañía.
Muy buena conversación .Apercibid, cortesanos,
Llevo en iros deseando Las armas del sufrimiento
De contino Que el peligro y el tormento
Que en vuestra contemplación Ya los tenemos cercanos.
Con vos me voy razonando De sus poderosas manos
De camino. Ks yerro pensar huir ;
Todos hemos de morir.
Por condenadas tener,
Si el corazón no es muy tuerto,
Á UNA DAMA QUE SE ENOJÓ PORQUE NO FUÉ VISITADA Las vidas para la muerte,
I. as entrañas á merced,
EN UNA PARTIDA.
En las almas provecí |

Queá la hora del partir


Vuestro enojo, reina mía, Todos hemos de morir.
Merced fué, pues que me fué Cu esta guerra mortal
Mensajero de la fe Soldados son los dolores,
Que vuesamerced tenía, Y el amor, con sus amores
Y aunque con él me pusistes Es capitán general
En tinieblas de dolor, Puestos en un memorial
Extremado es el favor Tiene los (pie ha de herir.
Que en tomarlo me hicistes. Todos hemos de morir.
Mi culpa no me dolió, En el trance que se espera,
Pues de culpa estaba ajena; Decid, ¿morirá Escalante?
Mas lastimóme la pena Ya no, porque mucho ante
Que vuesamerced tomó. Pagó la deuda postrera.
Cruel fuistes en ser brava Sí muriera si viviera,
Con quien no sabe ofenderos; Mas murió para vivir.
Que el pecado de no veros Los vivos kan de morir.
Con él mismo se pagaba. ¿Figueroa morirá
Mas, con enojo ó sin él Cuando esta nueva se cuente?
Siempre mana de vos gloria Sí, si la pena que siente
Pues vuestra dulce memoria Le deja llegar allá;
Cuando amarga tiene miel. Ausencia le matará,
Si estando sañuda y grave Que no la podrá sufrir
. Hacéis obras de señora Sin matarse ó sin morir.
¿Qué tales serán agora, El Rey está de partida,
Que os mostráis dulce y suave? Dicen que para Madrid
Tras nublado de braveza Parte de Valladolid,
Amaneció claro dia, Yo partiré de la vida.
Por lo cual es mi alegría Moriré de recaída
Mayor que fué la tristeza. Partiendo para partir
Y en fin, de tanta amargura Segunda vee á morir.
Quedo, en verme perdonado,
El mas bienaventurado
La primera vez morí
Muerte de sola mudanza
De cuantos tienen ventura.
Y en virtud de la esperanza
Por bienes tan soberanos, He vivido hasta aquí,
Po se lavan mis mancillas, Alejándome de ahí;
. Quiero besar de rodillas Ansias que no sé decir
Esas angélicas manos Me condenan á morir.
En las cuales aposento
El fin del bien que poseo, Dentro me abraso de fuego,
Porque de vuestro deseo Defuera muero de frió;
Quedó Cuanto de vos me desvio,
lleno el pensamiento.
Tanto á la muerte me Ileso.
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m
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OBRAS DE AMORES.- LIBRO PRIMERO;


Do tan pe! ¡«roso juego Comienza,
Es imposible salir
Menos que para morir. Sialgún favor alcanzamos
Mi deseo vivirá, De dama á quien servimos,
la

Que va por otro camino Muy seguros nos partimos,


Caminando Je comino, Mas muy peligrosos vamos ;

Do vuesamerced está. Porque todas en ausencia


El cuerpo quedará acá,
Son de tan buena conciencia
Que es pesado para ir Que está seguro á lo menos
Y propio para morir. De llorar duelos ajenos
Quien no estuviere en presencia.
Y aunque así va declarado
DON JORGE MANRIQUE, DÉLAS CONDICIONES DE AUSENCIA. Por perdido el que se va
No por eso el que se está
Se ha de contar por ganado ;
Quien no estuviere en presencia Mas guarde tal ordenanza
No tenga en fe conflanza(\\), Cualquiera que seso alcanza
Pues son olvido y mudanza Si está ausente desespere,
Las condiciones de ausencia. Y si presente estuviere,
Quien quisiere ser amado
No tenga en fe confianza.
Trabaje por ser presente Porque así Dios las crió
Que cuan presto fuere ausente , Sujetas á liviandad
Tan presto será olvidado. Que no hay mas seguridad
Y pierda toda esperanza Con su si que con su no.
Quien no estuviere en presencia; Y en su mudable privanza
Pues son olvido y mudanza Los principios dan holganza
Las condiciones de ausencia. Mientra el daño no está claro
Mas los fines cuestan caro
UNA DAMA DESAGRADECIDA.
Pues son olvido y mudanza.
GLOSA DE LA PRECEDENTE, Á.

Olvido délo servido,


La muy sobrada razón Mudanza de lo alcanzado,
Que tengo de estar quejoso Engaño de lo esperado
Me hace ser malicioso, Falta de lo prometido,
Sin ser de mi condición. Nuevo enojo y diferencia,
Y si merezco por ello, Sobre cuernos penitencia:
Por ser mérito hacello, Estas y otras tales son ,
Merced delante de Dios, Puestas ya por condición,
Dense las gracias á vos, Las condicione?, de ausencia.
Que habéis sido causa dello.
Mas con todos estos males
Con que dan causa de pena
(11) El texto mas autorizado de Jorge Manrique dice: Una cosa tienen buena,
No tenga fe en esperanza. Que no son interesales.
Gentil hombre el requebrado,
Gregorio Silvestre, que parece que quiso competir con Casti-
Muy galán y bien hablado
llejo, glosó también esta copla del modo siguiente;
Méritos son muy livianos
Quien ama sirve y padece,
,
Que ha de ser largo de manos
Gana favor y afición
Si porfía y permanece ;
Quien quisiere ser amado.
Y por la misma razón No que el dar haga mas sana
Quien no parece perece.
Así que, en esta dolencia,
La intención de la mujer;
Por bien que haya sido amado, Que lo que se le dio ayer
Puede aparejar paciencia Ya es olvidado mañana.
Y darse por olvidado Mas que luego incontinente
Quien no estuviere en presencia. Que algo les dan nuevamente
Haga el que ama su cuenta El que con ello ha servido
A cuenta de estar presente Antes que venga en olvido,
Y si quita ó acrecienta,
Trabaje por ser presente.
Perdone; que estando ausente,
El amor también se ausenta. Porque burlan sin temor
Juntos andan en la danza Al que un poco se desvia,
Olvido y apartamiento; Y no tienen cortesía
Por eso quien seso alcanza,
Si quiere vivir contento
Con quien no tienen amor.
.Yo tenpa fe en confianza.
,
La mas verdadera miente
Como natural calor
el
Y el que de burlas se siente
Es causa de nuestro ser, De ser burlado se guarde ;
La vista lo es del querer; Que no lo será mas tarde
Y asi, se acaba el amor Que cuan presto fuere ausente.
En acabándose el ver.
Memoria y dulce esperanza Y es engaño de amadores
Se parten si os partís vos ,
Fundarse en cosa pasada
Y á suplir esta tardanza Que ellas no tienen en nada
Entran otras cosas dos, Cuanto hacen por amores.
Que son olvido y mudanza.
Y así olvidan lo pasado,
No hay otro tan mal partido Que, aunque sea haber llegado
En todos los del amor Alfin del mayor estrecho,
Como ser aborrecido
Y tener competidor Tan presto como fué hecho
Presciado y favorecido. Tan presto será olvidado.
De competencia ausencia, y Y lo que es mas de reir,
Mirados bien los tenores,
• Sin ninguna conferencia Hay muchas que piden celos
Se verán que son peores Por quitarnos los recelos
Las condiciones de ausencia. De su burlar y mentir.
;; ;,,;,, , , , , ,,;
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,, ,

136 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Pero de haber buena andanza pero quisieron perder la vida á trueco de la fama. Y pues
Habiendo alguna tardanza es hecho, y no podemos ayudarles con consejo, obra pia-
Ni de haber firme favor, dosa y justa será acordarnos de ellos. Vuesamerced haga
Desconfíe el amador en el caso por su parte lo que le pareciere según su limpia
Y pierda toda esperanza. conciencia ;
que no quiero ponerla en obligación, ni pedir
No que afición les fallezca otra merced de mi trabajo, sino que, no pudiendo bien leer
Porque muchas quieren bien ó entender estas locuras de amor, tome un acompañado
Mientras no se ofrece quien para ello que le ayude de mala , el cual quede á voluntad y
Mas y mejor les parezca
elección de vuesamerced , cuyas manos beso.
Mas habiendo competencia
Tienen tan ancha licencia
En mudarse y en negar, historia (13).
Que las ha de perdonar
Quien no estuviere en presencia. Grandes, muy grandes, Amor,
No nos niegan por bondad Son tus hechos por do vas,
La merced que les pedimos Y fueron siempre jamás;
Sino porque no cupimos Sabido fué tu dolor
En suerte á su voluntad Cinco mil años atrás.
Y aunque quepa la libranza, Con tus flechas triunfantes
No hagáis dello confianza. Los morales, quede antes
Querellas, mas no creellas; Blanco nos daban el fruto
Sus obras aborrecellas, Tú los cubriste de luto
Pues son olvido y mudanza. Con sangre de dos amantes.
Piramo, gentil galán,
Ser verdad que no hay amigos Y Tisbe, muy linda dama
Al muerto y al que se va, Los cuales ai que bien ama
Harto bien probado está Puestos por ejemplo están
Con tan mudables testigos En los libros de la fama;
Que en vestirse de paciencia Siendo entrambos igualmente,
Pone luego diligencia, Entre la florida gente
La que mayor pena siente, De mancebos y doncellas
Por guardar con el ausente
Las dos personas mas bellas
Las condiciones de ausencia.
Que nunca tuvo el Oriente ,

Veis aquí va la verdad, Acertaron á tener


Sin que della un punto salga, Las casas de sus moradas
Y ella, Señora, me valga Pared en medio pegadas;
Como nova la mitad. Pero, como suele ser,
Y si algunas he ofendido Con fuertemuro cerradas
Por haberme así atrevido,
De vos deben ser quejosas
De quien todas estas cosas (13) La fábula de Piramo y Tisbe ha sido muy tratada por los
A mi costa he deprendido. poetas españoles. Gregorio Silvestre, tan imitador de Castillejo,
si bien muy inferior á este ingenio escribió igualmente en quin-

AL AMOR. '-+H- tillas los


,

amores de Piramo y Tisbe. Véanse estas muestras:


A los tristes amadores
Es una sombra de gloria,
Dame, Amor, besos sin cuento,
Y un alivio á sus dolores,
Asido de mis cabellos ,
Recontar alguna historia
Y mil y ciento tras ellos, De otros que mueren de amores.
Y tras ellos mil y ciento, Ocúpase el pensamiento
Y después Del triste que está en tormento
De muchos millares, tres Oyendo la ajena impresa,
Y su mal hace represa
Y porque nadie lo sienta (12), De falso contentamiento
Desbaratemos la cuenta Y puesto que se declare
Y contemos al revés. Ser tan flaco este edilicio
Aunque el mal no se repare,
Apliqúese el beneficio,
Y dure lo que durare.
HISTORIA DE PIRAMO Y TISBE, Porque á cualquier amador
Que esta fábula leyere,
TRADUCIDA DE OVIDIO , PARA LA SEÑORA ANA DE XOMBTJRG. Viendo los fines de amor,
Si consuelo no le fuere
Generosa y magnífica Señora Con el deseo que siem-
:
Será ejemplo, que es mejor.

pre he tenido, y agora mas que nunca, de hacer algún ser-


Píramo y Tisbe nacieron
vicio á vuesamerced , he mirado y revuelto mi recámara, Tan sin par en hermosura
y no hallo en toda ella para ello sino palabras y plumas, y Que muestran por lo que fueron,
Ser por fuerza de natura
no todas verdaderas ni de mucha autoridad ; de las cuales,
El amor que se tuvieron.
por no dilatar mas años mi propósito, he acordado de dar, Ambos fueron de un metal,
en este de 28, alguna parte á vuesamerced, y presentarle Tan iguales sin igual
la historia ó fábula de Píramo y Tisbe, antiguos y leales
Que si amor no los juntara,
Naluralesa quedara
amadores, y tan leales, que si es verdad lo que Ovidio es- En sus obras desigual.
cribe de ellos y lo que yo he trasladado de él les costó la ,

vida á ambos, según vuesamerced podrá ver por el de- Mientras no supieron qué era,
Gozaban del conversar;
sastrado suceso de sus penados amores. Simples fueron, á
Pero un bien de tal manera
mí parecer, en matarse así con el calor del amor y de la No lo pudiera gozar
edad porque pudieran esperar á resfriarse y envejecerse,
;
Quien entenderlo supiera
Porque el falso del amor
especialmente si vinieran á palacio y á Alemana, como yo;
Tan caro vende el favor,
Que suele dar la victoria
(12) «Porque ninguno lo sienta,» dicen otros ejemplares ma- Para que mate la gloria
nuscritos de esta poesía. Cuando no puede el dolor.
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OBRAS DE AMORES.- LIBRO PRIMERO. 137

En aquella muy nombrada Tísbe y Píramo venían,


Y ciudad mas señalada Y daban y recibían
Que Semíramis cercó El dulce aliento de sí.

Donde amor siempre reinó, Aumentándose la sed,


Gran Babilonia llamada. Con ello, de sus amores,
Su primer conocimiento Y creciendo sus ardores
Manó de la vecindad; Maldecían la pared
Y con el tiempo y edad, Dándole tales clamores :

Con igual contentamiento «¡ cruel muro envidioso,


Oh
.'

Fué creciendo el amistad. Que estorbas nuestro reposo


Y si libertad tuvieran, ¿Qué te costaba dejar
De buena gana quisieran De todo punto juntar
Juntarse por casamiento Nuestro cuerpo deseoso?
Mas vedáronlo sin tiento »¿ Por qué se nos encarece
Sus padres, que no debieran. Por tí loque deseamos ?
Mas no pudieron vedar . Y si lo que demandamos
Que la amorosa porfia Muy gran cosa te parece,
Que en sus entrañas ardia Así te lo confesamos.
Los dejase de quemar, Debrias, pues es mas poca,
Amando mas cada dia Si nuestra angustia te toca,
Antes defendimiento
el Abrirte y darnos lugar
Y nuevo encarecimiento, Siquiera para gozar
Según suele acaecer, De la fruta de la boca.
Puso espuelas al querer »Pero no debemos serte
Y velas al pensamiento. Ingratos, ni lo queremos;
Medianero no tenian Antes claro conocemos
Ni de nadie se liaban ; Y confesamos deberte
Solamente se miraban, El bien que agora tenemos,
Y por señas se entendían Pues que por ti nos fué dado
Y con los ojos hablaban; Paso franco libertado
Mediante lo cual crecia Para que nuestras fatigas
Su tormento toda via, A las orejas amigas
Y el luego que los quemaba Llevasen nuestro mandado.»
Cuanto mas cubierto andaba, Habiendo hecho desteartc;
Dos tantos mas se encendía. En vano, sin galardón
De suerte que estas pasiones Su triste lamentación
El mayor de sus cuidados Cada uno por su parte,
Era, viéndose penados, Ambos por un corazón,
No serles sus corazones Ya que la noche llegaba,
A boca comunicados. Que el tiempo los apartaba,
Y no pudiendo hallar Se despiden suspirando,
Camino para hablar, Cada cual del los besando
Penaban sin resistencia La parte por donde estaba.
Hasta que la diligencia Mas la mañana siguiente,
Al cabo halló lugar. Después que del cielo habia
La pared á la ventura Quitado el alba del dia
Que las casas dividía, Las lumbres generalmente
De luengo tiempo tenia De la escura noche y fria
Un resquicio ó hendedura Y habiendo el sol colorado
Desde cuando se hacia. Con sus rayos enjugado
Este vicio señalado, Las verdes yerbas heladas,
Que en tanto tiempo pasado, Y las tinieblas pasadas
Aunque no estaba escondido, De todo el mundo alumbrado,
Hasta allí nunca habia sido Los dos amantes leales
Jamás de nadie notado '
No habiendo mucho dormido,
Entonces se echó de ver Vuelven al lugar sabido
¡Oh gran Dios omnipotente A comunicar sus males
¿Qué es loque el amor no siente, Con muy pequeño ruido
O qué se puede esconder Y habiendo primero dado
A su calor diligente? Ambos con igual cuidado
Vosotros, amantes, fuisíes Muchas quejas, todas llenas
Los que primero lo vistes, De las angustias y penas
Ambos por un mismo tino, De su vivir afanado;
Y del hicistes camino No pudiendo mas sufrir
Para vuestras voces tristes. Las batallas y torneos
Por aquel lugar estrecho De sus ansias y deseos
Pasaban después seguras Ni para los conseguir
Las caricias y dulzuras Andar por tantos rodeos
De su lastimado pecho, Acuerdan, sin mas terceros,
Mezcladas con amarguras. Letrados y consejeros
Por allí dentro enviaban Que deben ambos tentar
Del fuego en que se quemaban, En la noche de engañar
Muy pasito, las centellas, Las guardas y los porteros,
Y las sabrosas querellas Y salir secretamente
Que el uno al otro se daban. De casa sin claridad
Los suspiros afligidos Y en la misma escuridad
Y halagos delicados, Por huir mas de la gente,
De ambas partes enviados Desampararla ciudad ;
De ambas partes recibidos, Y que fuesen á juntarse,
Iban por allí guiados. Sin torcer ni desmandarse
Y muchas veces así Por el campo y sin camino,
A hablarse por allí Al sepulcro del rey Niño,
; ,, ,, ,, ,,,,,; ; , ;.;, ,, ,,;, ,, , , !

Í33 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Porque no puedan errarse Casi muerta, de espantada,
Y que después de llegados , Fué corriendo apresurada
Para que menos pudiesen , A meterse en una cueva
Si acaso gentes viniesen De allí no muy apartada;
Ser de ninguno mirados Pero mientras asi huía,
Ordenan que se escondiesen El manto que le cubría
So ia cubierta sombría Se le cayó por detrás
De un gran moral que cubría Y ella no curó del mas,
Parte delcampo labrado, Con el temor que tenia.
De moras blancas cargado, La cruel leona brava ,
Cerca de una fuente fría. Desque con agua infinita
El concierto les agrada
^ Refrenó su sed maldita
Cuando ya les parecía Cuando al monte se tornaba
Que caminaba tardía , Por do su furia la incita.
Tanto, que ya los enfada, Hallando acaso allí echada
La luz del sol de aquel día , Aquella ropa delgada
La cual sin se detener
,
Sin la que allí la dejó,
Da prisa por se meter Toda la despedazó
En las mismas aguas donde ,
Con su boca ensangrentada.
También la noche se esconde; Píramo, que mas tarde era
Y deltas torna á nacer. Salido, cuando llegó,
Pues la noche ya venida , Y en el polvo claras vio
Y siendo el tiempo llegado, Las pisadas de la fiera ,
Por ambos tan deseado Toda la color perdió;
A Tisbeno se le olvida Y como también caida
Lo que estaba concertado Yiese, y en sangre teñida
Y aunque era dama encerrada , La ropa de la inocente,
De padre y madre guardada Suspirando fieramente
Personas de autoridad Dijo con voz dolorida :

No halla dificultad Pues el manto tal está


«
Para cumplir su jornada Muerta es Tisbe y pues los hados ;

No da por inconveniente Asi se muestran airados,


Haber sido su salida Esta noche acabará
Antes de tiempo sentida , A entrambos enamorados ;
Ni haber estado doliente, De los cuales ella fuera
Ocupada ó impedida; Si ley en la vida hubiera
Ni compone haber estado Digna de muy larga vida
Toda la noche á su lado Que mi alma su homicida ,

Su madre siempre despierta


,
, Es la que es justo que muera.
Ni haber quedado la puerta »Yo, yo, triste, miserable,
Cerrada con el candado. ¡Triste de mí! te maté,
Guárdeos Dios que amor atice Y de noche ir te mandé
El fuego que él mismo hace; A lugar tan espantable,
Que aunque temor amenace , Y antes que tú no llegué.
El hace en fin lo que dice ¡
Oh leones Oh alimañas !

Y dice lo que os aplace. Que estáis en estas montañas


Pe achacilles anda desnudo, Mi cuerpo despedazad
De manera que no dudo, Y á bocados arrancad
Antes lo doy por aviso, Estas malditas entrañas.
One aquella' pudo que quiso, »Pero de hombre de vil suerte ,•

Y si no quiso, no pudo. Temeroso y menos fiel


Así que, Tisbe primera Es en caso tan cruel
Los de su casa desmiente, Desear de otro la muerte,
Y á escuras muy diestramente Pudiendo dársela él.»
Vuelve el quicio y sale fuera , Esto dicho, levantó
Que ninguno no ia siente; El manto que allí halló
Y con un velo delgado De la su Tisbe leal,
Su lindo rostro tapado Yá la sombra del moral
Al gran sepulcro llegó Del concierto lo llevó.
Y á la sombra se sentó Y después de haber mojado
Del árbol atrás contado. Con lágrimas á hartura
Amor le daba osadía. La sangrienta vestidura
Afición la acompañaba, Y muchas veces besado,
Deseo la apresuraba, Dijole con amargura :

Su fe la favorecía «¡Oh ropa sin alegría!


Mas fortuna contrastaba. Pues gustaste en compañía
A deshora sin mas cuenta,
, La sangre de tu señora
Ella estando muy contenta Recibe también agora
De ver allí su persona Algún gusto de la mía-))
Vio venir una leona, Luego con su misma espada ,•

La boca toda sangrienta. De su propia voluntad


La cual habiendo aquél dia
, Se hirió sin piedad,
Hecho carne frescamente Metiéndola por la hijada
Con la hartura reciamente Con extraña crueldad
A matar la sed venia Mas tornó súbitamente
A aquella vecina fuente ;
A sacarla encontinente,
Y como Tisbe la vio Ya muriendo desmayado,
De lejos y conoció , Y cayó allí trastornado
A los rayos de la luna Sobre la tierra caliente.
Gota de sangre ninguna La sangre surte muy alta
En su cuerpo le quedó. Ni mas ni menos que un caño
Así, con vista tan nueva, Que acaso recibe daño
, , !; ;, , , ; ,,; , , ,, ,,;
,;,,;,, ,, , ,

OB»US DE AMORES.- L1DR0 PRIMERO. 133

Y se rompe por la falta Píramo, cuando esto oyó,


Del plomo, hierro ó estaño, Al nombre de Tisbe alzó
Y por un resquicio estrecho Sus ojos mortificados; .

Arroja muy largo trecho Mas luego fueron tornados


Las aguas, que van con pena, A cerrar, desque la vio.
Y , como conociese
Y con sus golpes barrena ella
Y rompe el aire derecho. Allí su ropa sotil,
La fruta del árboj siendo , Y la vaina de marfil
Con la sangre rociada, De Píramo también viese
La raíz también mojada, Sinel espada gentil
Luego se fué conviniendo Conociendo el mal recado,
En forma negra mudada. Dijo luego« Oh desdichado!
: ¡

Y las moras á deshora Tu misma mano, Señor,


Siendo la muerte pintora, Y la sobra del amor
Se tiñeron desde allí Son los que le han acabado.
En color de carmesí, »Pues también tengo yo en mí
Como las vemos agora. Manos fuertes y atrevidas
Tisbe en este mismo instante, Y amor á velas tendidas
Aun no habiendo despedido Que me darán como á tí ,

El gran miedo recibido, Fuerza para las heridas.


Por no burlar al amante Muerto de muerte tan fiera
Vuelve al puesto conocido; Te seguiré por do quiera
Y con ojos y cuidado Y si huí porque no huya
,

Buscaba su enamorado Causa de la muerte tuya


Deseándole hallar También seré compañera.
Para poderle contar »Y tú, que con sola aquella
Su gran peligro pasado Podias ser apartado
Y como mas se acercó De mí mas no de mi grado,
,

Aunque el lugar conocía , No lo serás ni con ella


Y el árbol también que habia , Pues irás acompañado;
Bien visto cuando llegó, Mas vosotros, muy honrados
Y en memoria lo tenia, Padres desaventurados
La nueva color trocada Suyo y mió en compañía
De la fruta en él hallada De su parte y de la mía
La desatina y altera; Holgad de quedar rogados
Que no sabe si aquel era »Que aquellos á quien así
Adonde estfivo sentada. Amor y fe verdadera
Mas estando de esta suerte Y la hora postrimera
Dudosa , toda temblando, Ayuntaron hoy aquí
Vio estar el cuerpo sangrando Con voluntad tan entera
f.on la basca de la muerte Porque su fuerte ventura,
En el suelo golpeando; Que en vida les fué tan dura,
Y vista cosa tan fiera Aun después de ella convenga
Retiróse para afuera, No hayáis por mal que los tenga
Con el espanto, de presto, Una misma sepultara.
Llevando su blanco gesto »Y tú, moral, que al presente
Mas amarillo que cera ; Cubres aquí donde estás
Y mas fría que la nieve, Un cuerpo muerto, y no mas
Del pavor espeluzada, Del uno, y encontinente
Quedó tremiendo turbada Los de los dos cubrirás,
Como se estremece y mueve (Suarda muy bien las señales
La brava mar alterada Y los indicios mortales
Cuando algún viento delgado, De nuestra cruda matanza,
De ella misma levantado, Pues tanta parte te alcanza
A deshora la lastima, De nuestros últimos males.
Apremiándola por cima »Y siempre tu fruta sea
Con rigor demasiado. Cual es mi triste tesoro,
Mas después que reparó, Negra de color de moro ,
Y conoció sus amores, Que es comunmente librea
Con claros llantos mayores Para luto y para lloro;
Sus lindos pechos hirió, Del cual tu vista adornada,
Del lo no merecedores Tu tristeza señalada
Ysus cabellos mesando, A todos será notoria
El cuerpo amado abrazando, En remembranza y memoria
Con sus lágrimas suplía De la sangre en tí juntada.»
En la herida vacía ,
{) [
'
Esto dicho, levantó
La sangre que iba faltando Del suelo la triste espada
Y mezclándola con ellas Que aun no estaba resfriada
Y con muy grande agonía Del calor que recibió
Besando la boca fria, En ¡a matanza pasada ;
Clama y da tales querellas Y poniéndola de hecho
Al alma que se salía :
En lo bajo de su pecho
« Oh Píramo deseado
¡
Dejóse caer sobre ella
¿Qué caso tan desastrado, Dando fin á su querella
Qué desastre tan cruel Y á sus angustias de hecho.
Ha sido, Señor,
aquel Mas su demanda á la hora
Que así de mí
ha quitado?
te Fué por los dioses oida
s Responde Píramo mió,
,
Y por sus padres cumplida,
Tu amada Tisbe te llama Como vemos ser la mora
Oye y mira á quien te ama Negra, su sazón Venida
Levanta tu rostro frió, Y lo que dellos sobró
Echado en tan dura cama.» Del fuego que los quemó
: , , ,,:,: ! ; , , , ,,,;,, , ,, , ;

LÍO CPJSTOBAL DE CASTILLEJO.


Una sombra lo cobija Y mas de cerca lo sigo
En una misma vasija Cuando pienso que io huyo.
Donde guardado quedó. Bien como el fuego encendido,
Que, con el agua rociado,
Final. Queda, sin ser resistido,
No hay temor Muy mas ensoberbecido
Que no le prive el amor. Con su contrario curado.
Y la ciencia
El peligro de la vida,
Y á veces el de la fama ,
En tan rebelde dolencia
Al que bien de ver.as ama
No la bastando á curar,
Es fuerza de acrecentar
A mas osar le convida.
Las fuerzas de su potencia.
Si la llama eslá encendida
Amor me ciegas
ciego, tú
Del amor,
Tú me me aquejas;
afliges, tú
También se quema el temor.
Pídesme lo queme niegas,
Para herirme me allegas,
CONTRA EL AMOR. Para curarme me dejas
En poder
Y á manos de una mujer,
Al reclamo del deseo
De quien, en lugar de cura,
Me llevas, Amor, tras lí,
Cien mil tragos de amargura
Perdido tras lo que veo ,
Me es forzado padecer.
Ensañado en lo que creo Miedo he que esta importuna
Y enajenado de mí. Cruel guerra de natura
bien burlado,
Do no hay paz cierta ninguna,
Pero mal escarmentado;
Tuvo comienzo en la cuna
Mil veces preso y vendido,
Y el finen la sepultura;
Y algunas arrepentido
Y el reposo
Pero jamás enmendado (\i).
Aun allí será dudoso
Dinie, Amor, perseguidor
Al espíritu penado,
bel flaco poder humano
¿Cuándo habrá 6n tu furor Que siempre fué enamorado
Y de beldad deseoso.
¡Para sentir el error
Contra lo cual no han valido
Con que causas mi liviano
El seso ni la bondad ,
Desatino?
Ni contigo amor podido
¿El apetito malino
Hacer trato ni partido .
Cuándo dormirá su sueño,
Que les dé seguridad
Que á despecho de su dueño-
Verdadera
Está ladrando contino?
¿Cuándo me tengo de ver Y la tregua lisonjera
Libre deste desvarío?
Que algunas veces han hecho
Que pienso no puede ser, Tú no la has por tu derecho
Tenido por valedera.
Pues nunca pude hacer
Que dejase de ser mió, Fue mi suerte, fué mi hado
Dolencia casi contina
Ni yo suyo.
De amor á mal de mi grado
Entonces mas me destruyo
De mi natura forzado
Cuando mas lo contradigo,
Que, sin yo querer, me inclina
A querer
Y á no poderme abstener
(tí) Gregorio Silvestre, en la Residencia de amor, dice lo si- De mirar y desear
guiente Lo que sé que me ha de dar
Y luego , pensando,
entre sí Mas tormento que placer.
Salió triste y suspirando
Con tus insolencias vanas
Torres Naharro admirado, ,

Y de sus penas turbado, No me catas cortesía


Desta manera hablando Ni me las muestras mas llanas
«¿Es posible que por vos Con mis barbas y mis canas
Aun suspirar no me vague? Que cuando no las tenia
¡A y que si que es ley de Dios
, Ni la edad,
Quien tal hace que tal pague , Ya puesta en autoridad
Mas Señora,
,
Honras y mayor estado
¿Es posible pues ahora
Que me privéis de sosiego? Han contigo, Amor, bastado
¡Ay que sí, que al que os adora, A ponerme en libertad.
Como hereje busca el fuego !» Contra tus locas pasiones
Dijo el juez «Este tal :
,
No aprovechan diligencias
El se acusa y se condena ;
Negocios ni ocupaciones
Muy bien conoce su mal Ayunos ni confesiones,
El merece bien su pena
Embarazos ni dolencias
Aunque no le venia igual.
Ni cuidados;
Castillejo, que lo oyó,
En su compaña salió Que, todos examinados
;

Que aunque enemigo de amor, En mi secreto sentido,


Por este mismo tenor Siempre los tuyos han sido
Igual culpa confesó : Mas continuos y pesados.
«Al reclamo del deseo Al flaco que defenderse
Me llevas, amor, tras tí No puede de su adversario,
Perdido tras lo que veo, etc.» Retirarse ó esconderse
«Con tus insolencias vanas Le suele, para valerse,
No me catas cortesía
Ni me las muestras mas
Ser útil y necesario;
llanas, etc.»
Pasó el viejo con dolor
Mas contigo,
Y dijo el juez «Bien , basta
:
Amor loco y enemigo,
Para libralle su error, No vale esta diligencia,
Porque con la edad se gasla Porque no hay contigo ausencia
La fuerza y poder de amor.» Que do quiera vas conmigo.
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OBRAS DE AMORES. •LIBRO PRIMERO. líl

Tus cuidados y lus penas, A boca del hablar


la

Con que el mundo se destruye, Y á las manos de tocar


Por el mar y sus arenas Lo que el alma solicita?
Y por las tierras ajenas No es razón
Van siguiendo á quien le huye, Ser de menos condición
Sin dejallo. Los otros miembros humanos,
En paz, á pié ni á caballo Y (pie los ojos ufanos
Yo, triste, pues ¿qué liaré? Lleven todo el galardón.
Dime, Amor, ¿adonde iré? Leyes son muy rigurosas
Que do voy allá le hallo. No poder gozar cualquiera
De mil maneras padezco De las mujeres hermosas
Espero lo que no espero, Como de las otras cosas,
De lo que tengo carezco, Por ley común y soltera
Y lo que mas aborrezco Sin andar
Es lo mismo que mas quiero. Obligados á pasar
Soy cautivo Tantos enojos y males,
De amores, y fugitivo Al respeto de los cuales
Tornado por los cabellos Es nada nuestro gozar.
No puedo vivir sin ellos Oh gran Dios, y cuan gran mal
¡

Y con ellos menos vivo. Fué poner nuestros placeres


Dame, Amor, ya facultad En un tan descomunal
Que no piense eñ tí ni crea Y peligroso animal
Que puedes decir verdad, Como lo son las mujeres,
Pues tanta dificultad Tras que andamos!
Hay en lo que se desea- Y así el medio que buscamos
¡ Guay del triste Para nuestra enfermedad
A quien tú para amar diste Fundado en su liviandad,
Inclinación de natura Tarde ó nunca lo hallamos.
Y ventura
le falta la Quid levihs vento? fulmén;
Del gozo que prometiste! Quid fulmine ? flamma
Pon en libertad mis ojos, Quid flamma? mulier;
Manos, pies y corazón Quid mulier e? nihil.
Para excusar los enojos ¿Cuál cosa hay que ligera
Que causa con sus antojos Pasa al viento y no reposa?
Tu mala conversación El rayo que sale fuera
Trabajosa, ¿Y al rayo? La llama fiera;
Por una parte sabrosa ,
Y á la llama ¿qué otra cosa?
Por otra amarga y horrible, La mujer;
En un momento apacible Y á la mujer en su ser
Y en el mismo rigurosa. ¿Qué cosa ligera y "vana
Y pues sin haber socorro La vencerá de liviana?
He sido, Amor, tu soldado, Ninguna á mi parecer.
Y tan viejo, que me corro, De do viene que tu oficio,
Dame ya carta de horro Amor loco, todo es viento,
Para vivir descuidado, Pues no puede el edificio
Sin estar Carecer de falta y vicio
En todo tiempo y lugar Donde es malo el fundamento
Con mi seso peleando E imperfeto
Y de contino pensando Y así al amante pobreto
En qué poderte agradar. Nunca le falta laceria
; Ay del pobre que padece Siendo vana la materia
El dolor de que querello Y' mucho mas el stigeto.
Que á cada paso se ofrece Mas, caso que los amores
Ver lo que bien me parece Vayan bien por parte del las
Y no poder gozar dello .Siempre hay duelos y dolores,
Y así ando, Que á los pobres amadores
Como Tántalo, penando Dan mil causas de querellas
Por lo que delante está Y fatigas.
Yjior lo que se me va De las mas ciertas amigas
De las manos suspirando. No se excusan mil pasiones,
Suplicóte que nos digas Gastos y tribulaciones
Por qué, Amor, tus desafueros A que tú, Amor, nos obligas.
Y sospechas enemigas Cuanto mas que de las lales
Me cuestan tantas fatigas Muy pocas hay al presente;
Y congojas y dineros. Todas son interesales.
¡Oh mal grado! Ya murieron las leales
Que pagado ó no pagado Que en España antiguamente
Cuando mas me fuiste amigo Dizque había;
Nunca me lomé contigo Tal uso pasosolia,
Sin salir descalabrado. Que las Indias y mineras
Entre las dificultades, Y otras gentes forasteras
Trabajos, rabias y quejas, Lo han hecho mercaduría.
Mudanzas y novedades Entre los daños sin cuento
De lus importunidades De tus yerros y mudanzas
Solo un consuelo me dejas, No es el menor perdimiento
Que es paciencia La porfía y seguimiento
Forzosa con penitencia De tus vanas esperanzas;
Y que lo que no he alcanzado Con las cuales
Al menos no me ha quedado Nos causas, Amor, mas males
Por descuido ó negligencia. Que si nos desesperases,
La libertad del mirar, Y la cuenta rematases
Que nos das, ¿ptr qué sequila De las esperanzas tales.
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112 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Mas yo, por mi desventura El tirano y tú también;
Nunca la vi fenecida, El tiene áJerusalen,
Y entre una y otra locura, Y tú á Roma, que no es menos,
Sin tener hora segura Tuya es.
He consumido la vida Déla haz y del envés
En prisión. Sois una misma sustancia
Mirad qué consolación El tiene liga con Francia,
Para el mal de mi querella ,
i Y tú das el mal francés.
Que el mayor bien que hay en ella
Y Al olor de u placer
I

Es la desesperación. Se beben tristes jarabes


Gran ribaldo eres, Amor; Por mujeres que á mi ver, ,

El Turco no se te iguala Son para nos ofender,


No quieres, por ser señor, Gomo en campo las aves
el
Que ningún tu servidor Que las vemos
Tenga fuerza que le vala ;
Y con los ojos podemos
Y si alguno, Mirando, deltas gozar,
De pesado é importuno Mas queriéndolas tomar.
Y grave de soportar, Entre manos las perdemos.
Se te puede comparar, Y si alguno las gozó,
El gran Turco es solo uno. No por eso está pagado
El es grande en demasía, Porque, á lo que alcanzo yo,
Y tú grande sin igual Nunca nadie sé hartó
El en hacer mal porfía, De aquello á que es inclinado.
Y tú de noche y dedia No hay poder
No causas de hacer mal Que baste á satisfacer
A dos manos; De amores al amador
El á los presos cristianos Ni de juego al jugador
Fuerza su ley confesar; Ni al borracho de beber.
Y tú la fe renegar El avariento logrero
A losmas á tí cercanos. Cada vez sale á la plaza
El no guarda fe ni sí Con mas hambre de dinero,
A hombre de su valía, Y al cazador ó montero
Tan poco como tú á mi Nunca le basta la caza
Tan bien va contra el Sofí Que mató;
Como contra el rey de Hungría. Si otra de nuevo salió,
El no popa Es fuerza que la desee,
A nadie en Asia ni Europa Y cada ciervo que vee
De cualquiera ley que sea Es e! primero que vio.
Tú matas toda ralea No sé de dónde te vino
Y haces á toda ropa. Este nombre que te dan
El ha de todas naciones, Amor, aunque eres latino,
Suertes y formas de gentes Pues de título tan diño
Oficios y profesiones, Tus obras tan lejos van.
Estados y condiciones, Fué postizo
Por esclavos y sirvientes De algún loco advenedizo,
Naturales; Inventado por error;
Tú de estados desiguales -
Porque quien te llamó amor
También tienes gran gentío No supo loque se hizo.
Y aun llega tu señorío Mas justo fuera amargura
A los brutos animales. Que amor por nombre ponerte,
Cabe él hay diversos grados Mordaza, morbo, locura,
De cargos, como bajanes, Furia, rabia, mordedura,
Y otros grandes y privados, Mortaja, tártago, muerte.
Genízaros y soldados, Mal parece
Sanjacos y capitanes Nombre que no se merece,
De su gente En poder del Can-Herbero;
Y así, Amor, por consiguiente, Porque el amor verdadero
De los á tí sometidos A solo Dios pertenece.
Hay diversos repartidos
En estado diferente.
El Turco con su grandeza
Hace grandes á los suyos SERMÓN DE AMORES,
De dineros y riqueza; DEL MAESTRO BUES-TALANTE FRAY FIDEL DE LA ORDEN
,
Y tú, de tu gentileza,
DEL TRISTEL (15).
Amor, también á los tuyos
De tal suerte,
Que tienen que agradecerle Introducción por un cura.
El bien que de tí les viene
Mas ninguno dellos tiene Huelgo que os hayáis juntado
Castillonicasa fuerte. Los buenos de este lugar,
Tú y el Turco á la fin fia Porque viene á predicar
Hacéis bienes y favores Un muy famoso letrado
Que salen al gallarín De Florencia,
,

Gomo fué lo de Abrain Extremado en toda ciencia, .

A los tristes servidores Y en bien hablar sin segundo,


;

Cualquier don,
Mando, gracia ó galardón (1S) De esta obrita los suprimidos por ía
puse varios pasajes de
Quedáis á vuestros vasallos, Inquisición en mi Examen de las causas de la decadencia
filosófico
Puede bien regocijallos, de España; los cuales reimprimió mister Tomás Parker en la ver-
. Mas al fin esclavos son. sión inglesa de este libro, pero sin traducirlos.
Ambos tratáis con desden López de Velasco, comisionado po*v el Santo 0¡¡cio, hizo gran-
A los malos y á los buenos; des mutilaciones en esta obrilla de Castillejo. No solo le quitó el
; ; , , , ; ; ,,
; ;

OBRAS DE AMORES.— LIBRO PRIMERO. 113


Único por todo el mundo Cualquier duda que tuviere
Para casos de conciencia. O lo que saber querrá
En Levante Que este padre le dirá
Fué muy notable estudiante, Cuanto pedido le fuere
Del Gran Turco muy bienquisto; Pues lo sabe.
Llámanle, según he visto, No cumple que mas le alabe ;

El maestro Duen-Talanle, A su saber me refiero,


Fray Fidel. Que será tiel mensajero
Hacen mucho caso del Del saber que en él cabe;
Cuantos saben su venida Mas conviene
Es hombre de muy gran vida, Que en tanto que él se detiene,
,

De la orden delTristel; Le pongáis aquí en qué este,


Extranjero, Que hará loque le diré;
Mas no bozal ni grosero Y el alma me da que viene
En la lengua castellana, Por acá.
Y en su habla palenciana Asomar le veo ya ;

Se muestra ser caballero Todo el mundo" se sosiegue,


Bien gracioso. Que al fin fin predicará,
Es cortés y virtuoso, Muy rogado.
Y notados sus primores, Yo lomo dello cuidado,
Debiera saber de amores Sin que trabaje ninguno,
Antes de ser religioso. Porque basta un importuno
Fué ventura A vencer á un bien criado,
Llegar á tal coyuntura, Si le apura.
Que anoche bien tarde vino, (Entra el predicador.)
Porque pasa de camino
PREDICADOR.
La via de Extremadura.
Y acertó Deo grafías, señor Cura
A mi casa, é preguntó Mandadme ya dar licencia,
Si tenia en qué hospedalle. Y soltadme la obediencia
Yo holgué de aposentare, Por el tiempo que me dura
Por no le decir que no. La licencia
Y no quisiera, Que, por ser apresurada,
Agora que sé quién era, No puedo mas asistiros
É cuan digno de servicio, Mas después para serviros
Por todo mi beneficio Siempre quedará obligada
Que de mi casa se fuera Mientras vivo
Descontento; Que de quien merced recibo (!G)
Porque tengo en pensamiento, Nunca jamás se me olvida,
Si acabamos que predique Y la de vos recibida
Que su sermón edifique En la memoria la escribo,
En este nuestro convenio. Do la llevo
Mas no sé Muy bien pintada de nuevo
Si con él lo acabaré. Para siempre conocella
Porque ya fuera partido, Y si puedo agradecelta
Mas yo lo he detenido, E servilla como debo,
Y tengo sobre la fe Si bastare,
Que me dio Y vuestra merced mandare
Pe esperar hasta que yo Con las muchas que me hace,
Dispense con su tardanza, Predicara, si ¡e place.
Poique su buena crianza CURA.
Pasta esto comedió
Mi mandado. Si yo le suplicare
Y aun no estoy desconfiado, Un poquito,
Antes que parla de aquí. Aunque menoscabo y quito
Que él venga á buscar de mí El tiempo del caminar,
Porque él tiene ya ensillado Porque goce este lugar
Para andar, De vuestro sermón bendito
Acabando de rezar, Con placer.
Lo cual quedaba haciendo. PREDICADOR.
Yo, señores, os le vendo No me lo mandéis hacer,
Por persona singular Que el tiempo no sufre tanto.
Y excelente No se entiende sino en cuanto
Pésame terriblemente Aparejan de comer
De no le haber mas servido, Comoquiera;
Y de haberle conocido, Que para jornada entera
Pues se va tan brevemente, Es tarde para partir,
Sin gozalle. Y no es razón de salir
Si pudiera encaminalle A buscar qué comer fuera
Que predique entre nosotros, De poblado.
Cada uno de vosotros Cumpliré vuestro mandado
Puede muy bien preguntalie, Como debo y es honesto;
Si quisiere, Mas no me hallo dispuesto
Ni tengo nada estudiado.
CURA.
titulo, sino tambiénla forma de sermón, dándole el epígrafe de
No os dé pena;
Capítulo del amor, según queda dicho en olro logar.
Que en casa tan rica y buena (17),
Los ejemplares impresos del Sermón de amores tienen tantos y
tales yerros, y se contradicen tanto, que difícilmente puede sacar-
se un texto correcto. Se ha hecho todo lo posible por restaurar es- (16) En el original antiguo habla desde aquí el cura.
ta obrita, publicándola, si no como salió de la pluma de su autor,
(17) Parece que debe decir llena, al tenor del proverbio : "En
al menos libre de las mutilaciones inquisitoriales. casa llena presto se guisa la cena.»
: : ; : ; ; , : , , ,

I i CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Ya sabe vuestra merced
Comienza e! sermón de amores.
Que nadie muere de sed ,

Pues presto se guisa cena.


No pedimos
Honduras, ni las sentimos, ¿Adonde iré? ¿Qué haré ?
Ni otras habilidades; ¡Qué mal vecino es el amor .'
(25)
Bastarán moralidades, Habéis de saber, señores,
É muy mejor las oimos (18) Cuantos aquí sois venidos,
Los de aldea. Que lodos los hoy nascidos
PREDICADO?,. Tienen su punta de amores (2G);
De la cual
Ruégoos, Señor, que me sea Se desapega muy mal
Licito ser descortés (19), La nuestra carne mezquina,
Porque no os pese después Porque á ello nos inclina
Que mi desgracia se vea, La inclinación natural
Si predico.
Que tenemos;
CURA. A cuyos grandes extremos
A vuestra merced suplico Apenas hay quien resista.
No ponga dificultad, Que cuerpo que carne vista,
Pues yo sé bien que es verdad Carne pide que le demos
Lo que yo de vos explico (20)
Pues lo veo (25) Según Castillejo, este tema es sacado de la
novela intitula-
No maltratéis mi deseo, da Cárcel de amor, escrita por Diego de San
Pedro, alcaide de
Pues vuestro saber, Señor, los Donceles. En algunas ediciones del
Sermón de amores se ha-
Me ha quedado fiador llan mas adelante unos versos suprimidos por la Inquisición
en
De todo cuanto yo creo, que No en todos los textos consultados se hallan'; lo
así lo dice.
,

Y es ansí. cual me hace sospechar que tal vez fueron añadidos por alguno
Por eso no cabe aquí como la introducción.
Encarecer excusar ni
Que os tengo de importunar Yo, cuitado pecador,
Puta vieja, ¿qué haré?
Hasta que digáis que sí (21). Madre mia ¿ adonde iré?
,

PREDICADOR. ¡ Qué mal vecino es el amor!


¿Adonde iré?
Ya lo digo, ¡Qué mal vecino es el amor !
Que por serviros me obligo Las palabras que tomé,
A haceros mal servicio, Señores por fundamento
,

Pues deseo con mi oficio De este sermón que os presento,


Conservaros por amigo Señaladas las hallé
Sabiamente
Verdadero, En un tratado exrelente,
Por ser cierto lo primero De grande doctrina y fama,
En que mi dudase os muestra; Que Cárcel de amor se llama,
Mas la culpa sera vuestra, Muy sabido déla gente
De mi razonar grosero Española;
Sin saber. Díjolas á Laureola
Su servidor Leriano,
Pensar, Señor, de vencer
Viéndose á muerte cercano
A vuestra paternidad Por amores della sola ,
En crianza y humildad (22), Y en pasión.
Es buscar en qué entender La Inquisición prohibió esta novela notando que su mismo au-
,

A mi costa, tor la había reprobado. Y es así, según parece del Desprecio


Por serviros, puesto en posta (23),
1
la fortuna , poesía de Diego de San Pedro, que se
lee en antiguos
Los dichos é los primores; cancioneros
Para tan anchos favores Mi seso, lleno de canas,
Cierto vive muy angosta De mi consejo engañado
Mi presencia. Hasta aquí con obras vanas
CURA. Por escrituras livianas
Siempre anduvo desterrado.
Suba vuestra reverencia, Y pues carga la edad
Y no arguyamos los dos Donde conozco mi yerro,
Hora por amor de vos Afuera la liviandad,
Doy contra mí la sentencia (21). Pues que ya mi vanidad
Ha cumplido su destierro.
Aquella Cárcel de amor,
Que asi me plugo ordenar,
(18) Otras ediciones dicen : ¡Qué propia para amador,
E muy mejor las vivimos.
Qué dulce para sabor,
Qué salsa para pecar!
(19) Otras ediciones dicen :
Y como la obra tal
Lícito é descortés. No turo en leerse calma,
lie sentido por mi mal
(20) En otras ediciones se lee
Cuan enemiga mortal
Lo que yo de vos suplico. Fué la lengua para el alma.
(21) En otras Y los yerros que ponía
Has que digáis de sí. En un sermón que escribí
(22) Otras ediciones dicen :
Como fué el amor la guia,
Me hizo que no los vi.
De crianza y humildad.
Y aquellas cartas de amores,
(23) Otras ediciones Escritas de dos en dos,
Que servicios puesto en posta.
¿Qué serán, decid, señores,
Sino mis acusadores
(24) Creo, con Blasco de Garay, que no es de CASTiLtEJoesta in- Para adelante de Dios ?
troducción. Caray dice «Lo mismo me parece de cierto Sermón
:
(2G) López de Velasco, al convertir el Sermón de amores en Ca-
¡le amores, el que por una entrada que tiene,
y no sé si diga pe- pitulo de amor le puso este principio
, :
gadiza de algún vano troradorcillo que por aventura se la añadió, se
Dicen los sabios doctores,
llama vulgarmente de fray Puntel» (Sic). Prólogo al Dialogo de — Los expertos y Ieidos
las mujeres.
Que todos -Jos hoy nacidos, ett,
; , ;
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OBRAS DE AMORES.—LIBRO PRIMERO.


Abundante, Será trabajaren vano
Contra lo cual no es bastante* Traer mas comparaciones,
El socorro de razón (27) Pues todas generaciones
Porque cuantas cosas son Publican de llano en llano
Codician su semejante Mi opinión.
De comino, La hembra por el varón
Y leñemos por vecino Ansias en su pecho siembra
El natural apetito, Y el varón ha por la hembra
En el cual , como en garlito, En sus entrañas pasión
Caen por este camino Y cualquiera
Los sentidos. Busca su forma primera ;

Todos van de amor heridos, Que Adán en el paraíso


Dice un devoto doctor (28), Compañero no le quiso,
A las leyes del Amor Mas demandó compañera,
Muchos están sometidos (29) En quien hubo
En Oriente, Los hijos que después tuvo
En Levante y en Poniente, Por natural experiencia,
No solo los racionales, Mediante concupiscencia
Mas los brutos animales Que entre ellos ambos anduvo.
Le siguen naturalmente, Y esta es
Y se van La que nos quedó después
Cuantos heridos están Por herencia que heredamos,
En busca de quien los hiere. De que vestidos andamos
Similis similem quiere, De la cabeza á los pies;
Por la pena que le dan (30) Cuyo ardor
Los deseos. Es un amargo dulzor,
No veréis amores feos, Que por honra le han querido
Ni caben en un subgelo; Los dolores de Cupido
No parece mal lo prieto Que lo llamemos amor.
A los indios ni guineos Y este es ciego,
Ni los daf¡a. Que aunque se meta en el fuego
Al que Amor hiere y apaña (31), No sabe por dó saltar,
El hierve sin que le aticen , Antes quiere allí quedar
Porque hay ojos, según dicen, Por vasallo solariego.
Que se pagan de légaña, Mas mirad
A mi ver. Que para su ceguedad
Guárdeos Dios del bien querer. Tiene un mozo que^e adiestra
Que eñ él ponen el tesoro. Que se llama en lengua nuestra,
Mama el cuervo granos de oro Por su nombre, Voluntad,
A sus hijos y mujer, Que le guia
Que es bonica. Esta es sorda todavía,
Si el aguijón de amor pica Que á ninguno oye ni cree
Excusado es poner tregua ;
Y el Amor, como" no vee,
Va el caballo tras la yegua Va tras ella en compañía
Y el asno tras la borrica Zanqueando,
Rebuznando, En sus piernas tropezando;
El toro sigue bramando Y la Razón desdichada
A la vaca por la sierra , A veces, de importunada,
El perro va tras la perra Va con ellos cojeando
A las veces arrastrando Con temor;
Por el Iodo De tan gran perseguidor
Embebecido y beodo Hecha esclava que no fué ,

Anda el gato por hebrero Va diciendo «¿Adonde iré,


:

Con voces de pregonero, Que me escape del Amor?


Llameando el dia todo (32) No lo siento;
Tras la gata. Que el ligero pensamiento
Ved cuánto ciervo se mata Aunque muda la ocasión,
En el tiempo de la brama; No muda la condición
El gamo va tras la gama, Que es penar tras cada viento
Y el ratón busca la rata- Que se sopla;
Por el suelo; Verso ni prosa ni copla
Las avecicas del cielo, No le pueden declarar,
Heridas, sienten amores Porque hoy está en Gibrallar,
Con ansia los ruiseñores Mañana en Constanlinopla
Cantan cantares de duelo Do redunda
Dulcemente; Que quien sobre amor se funda,
Con lengua- muy elocuente Ha de vivir so su ley,
Se quejan las golondrinas, Sometiendo, como buey,
Y el gallo con las gallinas, La cabeza á la coyunda
De celoso, es diligente Y al arado.
Y lozano. Un gentil enamorado
Según cuenta Juan Bocacio
Se estuvo muy de su espacio
Contra lo cual es bastante Ensillado y enfrenado
El socorro á la razón.— Texto antiguo.
Todo un dia
Contra lo cual no es bastante Porque la que bien queria
El seso ni la razón.— Texto de Velasco.
Holgaba de vello así;
Dice un famoso doctor. —
Id. Y yo por mis ojos vi
Todos están sometidos. —Id. Otro galán que sufría
Por la pena que les dan. —
Textos antiguos. Sin fatiga
Al que amor puede y apaña. —
Texto de Velasco. Que le saltase su amiga
«Llamado el dia todo», dicen algunas ediciones antiguas. Con sus chapines y faldas,
P. xvi-i.
10
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1(0 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


El desnudo y de espaldas,
Aun á los contemplativos (35)
Muchas teces los amaga
Encima de la barriga.
Tocio va
Y rodea
De esta suerte por allá :
Por los yermos se pasea,
Amores son los que reinan. Buscando los ermitaños;
¡Cuántos se pulen y peinan Por los desiertos extraños
Que tienen arrugas ya
Se deleita y se florea,
Porque Amor E se extiende
Es tan gran rey y señor, En los conventos, y asciende
Que á cualquier parte que vais Sus dulzores amorosos,
Ilallaréis, si lo buscáis, Tentando los religiosos,
Sus angustias y dolor Y en su consuelo los prende
Lastimero. Con dulzura.
Todos le debemos fuero Es cazador de natura:
Porque es señor absoluto, Caza con sutiles lonjas
Y pagar este tributo
á
Las entrañas de las monjas;
El mas 'hidalgo es pechero Que no valen cerradura
Sometido Ni paredes (36).
Vasallo bien poseído, Tendidas tiene sus redes
Pero mal gralilicado, Por casadas y doncellas,
,'

Esclavo nunca ahorrado Y él mediante, hacen ellas


Por mucho que haya servido; Gentilezas y mercedes
No se escapa Y favores
Hombre vivo, desde el Papa A los buenos servidores;
Reyes emperadores
ni Y á las veces á los ruines
Duques grandes señores El les calza los chapines,
y
Hasta quien no tiene capa, Porque parezcan mayores
Desta guerra (33) De su estado
De los que están so la tierra Este las pone en cuidado
Muchos fueron lastimados. De vestirse y de tocarse,
Es mal que á todos estados De bruñirse y de afeitarse,
En sus cadenas afierra Y detener á su lado
Y aprisiona El espejo,
Y no conoce á persona Con el cual toman consejo
Ninguno de este cuidado Cuando salen do las vean
Hallaréis privilegiado, Si bien aman y desean
Aunque sea decortma Este les busca aparejo
Ni de grados, Diligente;
Ni obispos ni perlados Este delicadamente
También entran en sus bretes El corazón les ablanda
En él, en vez de roquetes. Este otorga la demanda
Hay mil obispos llagados Sin temer inconveniente
Desta lanza (oí) Ni pesar;
Tan bien entran on la danza Este enseña á desviar
Casados como solteros Los estorbos y tropiezos
A pobres y caballeros Y á que se muerdan los bezos
Igualmente les alcanza Cuando no pueden hablar.
Este pecho. ¡Oh amor mió,
Empadronados á hecho, Cuan grande es tu poderío!
Van los ruines y los bueuos, Puedes cuanto tú te quieres
Y todos, cual mas, cual menos, De los hombres y mujeres
Le pagan este cohecho. Ordenas á tu albedrío
Cortesanos Y les pones
Labradores, ciudadanos, En prisión los corazones.
Oficiales, escuderos I Viene un triste labrador,
Abades y ballesteros, !
Abrasado de calor,
Todos vienen á sus manos. i Harto de quebrar terrones,
De manera
'

En verano
Que es una red barredera ,
! Llena de callos la mano
Un cáncer universal ;
En arado entre sus brazos , •

En pedido desigual ! Molido, hecho pedazos,


De la moneda forera |
Mas hambriento que un alano
Que se paga. . O camello
Heridos van de esta llaga \ Lleno de polvo el cabello,
Las tres parles de los vivos i
Y la barriga de sopas
/ La caperuza de estopas
Que habréis malíisco de vello,
(33) Asi se lee en las ediciones no expurgadas por 1» Inquisi-

ción. López de Velasco puso :

\35) La Inquisición puso en lugar de estos versos


No se escapa
Hombre vivo ni solapa Heridos van de esta llaga
De reyes ni emperadores Las tres pañíes de los vivos
Duques y grandes señores, Que á los severos y esquivos
Hasta el que no tiene capa, Muchas veces los amaga.
Dcsla guerra.
(36) La Inquisición puso :

(34) La Inquisición varió estos versos, poniendo: Por los desiertos extraños
No reconoce persona,
á Se deleita y se recrea
Ni alguno deste cuidado Con dulzura
Hallaréis privilegiado, Es cazador de natura ,

Aunque sea de corona, Caza con sutiles mañas


Sin tardanza ;
Las mas guardadas entrañas
También entran en la danza Que no valen cerraduras
Casados como solteros , etc. Ni paredes.
; , , ; ; , ,; ,,,

OBRAS DE AMORES.— LIBRO PRIMERO. 147


Y en su pecho ¿Qué diremos
Trae el amor del barbecho, De mil doncellas que vemos
Y si antes qne recree, So las alas de sus madres,
A la zagala no vee, _ Temerosas de sus padres,
Nada le hace provecho. Que buscan, como sabemos,
¡Qué afán Mil senderos,
Ver un pobre sacristán Mil resquicios y agujeros
De una miserable aldea, Para escribir y hablar?
Que todo el año vocea ¿Quién les enseña á enviar
Por seis varas que le dan Suspiros por mensajeros
De palmilla! De su pena?
Vive ledo á maravilla, Decidme ¿quién tiene llena
:

Que amor le da gran consuelo Media España de cornudos?


Y pone el grito en el cielo Quién rompe los fuertes nudos
Cuando entra Marinilla. Que la santa Iglesia ordena?
¡Oh misterio! (37) Suspirando
¿Quién te trajo al moneslerio, Uno andaba, no sé cuándo,
Amor poderoso, di De amores, en su posada,
Que muchas veces por tí De una bonica casada
Mientan versos del psalterio, Y por su causa penando
Que es donaire? Gravemente;
Tú, que tienes con el fraire Y ella, por el consiguiente
En el coro qué entender Penaba por gozar del
Que allí le haces tener Mas su marido cruel
Los sentidos en el aire, Era gran inconveniente
Comediendo Para ello.
Lo que tú le estás diciendo No habiendo para hacello
Por estarte contemplando, Manera cierta ninguna,
Va con su coro callando, En manos de la fortuna
Y el otro respondiendo
Trasportado;
No sabe si han acabado ¡Gran linaje de tormento,
O si hablan de Gaiteros; Ver que en descontentamiento
A fray veinte y tres dineros Se me van mis tristes años!
Responde, de descuidado.
¡Oh gran cosa! Sepultada estoy aquí,
,'
Ved una dama hermosa Do muero hasta que muera;
De niña, monja metida, ¡
Desventurada de mí!
Que no supo en esta vida De madre libre nascí,
¿Quién me hizo prisionera?
Sino vida religiosa
E apartada Yo desque monja metida ,
Tras mil torres encerrada (38) Inocente de mí daño,
Con su velo é campanilla; Hasta después de crescida,
Del coro al almohadilla Que el dolor desla herida
Continamente abezada Me da queja del engaño.
En rezar,
¿Quién'la enseña á sospirar Desta causa , á mi pesar,
Estoy puesta en tal abismo
Y á disimular amores? De tristeza y de penar,
Quién le muestra los primores Que no lo basta á contar
Del escribir y hablar? Ningún cuento de guarismo.
Quién le quita
Del sueño, y solicita Júntanse también á esto
Holgarse de ser amada Otras cosas de quebranto,
Y á quedar regocijada Que hacen triste á mi gesto ,
Cuando alguno la visita
I'orque con ellas me acuesto
Que desee? Y con ellas me levanto.
Quién fuerza á que se emplee
la
¿Qué diré de las pasiones
Con mil angustias de muerte De las congojas continas
,

En quien la hace de suerte Pesadumbres á montones,


Que lo que canta y que lee Y graves reprehensiones,
Nilo vea? (39) Castigos y disciplinas?
Domine labia mea .... • » •

Está cantando y solloza ,


Las amigas que tomé
Diciendo « Guay de la moza
: ¡
Leales nunca me fueron...
Mas ¿en quién busco yo fe,
Que se vee y se desea !» (40) Pues las tetas que mame
Para mi no la tuvieron?
(37)
ce:
Desde aquí suprimió la Inquisición versos, hasta el que di- ..........
Queriendo darme mas pena,
Que se vee y se desea. Como padres indignados,
(58) Otras ediciones dicen : No bastó echarme en cadena ,
Tres mil torres encerrada. Y en una prisión tan buena,
(39) Otras ediciones dicen :
Que quedaron bien vengados.
Que fuerza que se emplee
la
En mil angustias de muerte, Ansí que, podré decir
¿Quién la hace, que no siente Que el tener me hizo mal
Lo que canta e lo que lee? etc. Pues me pudiera yo ir,

Hay una poesía antigua


Y me pudiera venir
(40) intitulada Las doce coplas móntales,
Sin tormento tan mortal.
que pinta las penas de una infeliz á quien habían violentado á
ser monja. Véanse algunas destas coplas , suprimidas algunas , y
....»••,. 6

¡Oh vosotras que escucháis


entre ellas las que el autor adornó de pasajes latinos, sacados de Por este torno traidor,
libros de rezos. Yo vos ruego que creáis
Mayor que mi sentimiento Que ningún mal que sintáis
Es el mayor de mis daños; Iguala con mi dolor.
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1-Í8 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Acordaron de-ponello. Por pasar al otro laclo
Sucedió Por cima de su mujer,
Que el marido adoleció A cumplir su menester,
Hablando con reverencia, Do estaba el enamorado
De cámaras y correncia So las tejas,
De unas uvas que comió Descubiertas las orejas,
Sobrecena. No hallando mejor plaza,
Dióle Dios en hora buena Descargó la viaraza
Aquella noche tal gana ,
Entre sus ojos y cejas
Que antes de la mañana De través;
Ilizo mas de una docena; Y como puso los pies
Y otro dia Sobre él, y lo halló blando,
Creciendo el mal todavía, Dijo «Mujer, ¿en qué' ando?
:

Y ellos viendo el aparejo, ¿Qué está aquí? Qué cosa es


Entraron en su consejo Loque piso?
Para ver lo que se haría. Ella,con gentil aviso ,
Fué acordado No perdida ni turbada
Que el gentil enamorado Sino mu,y disimulada,
Si mas cámaras hubiese Respondióle de improviso,
Aquella noche, estuviese Sin temor,
So la cama sepultado, Diciendo «¿Luego, Señor,
:

Tras la sarga; ¿Habéis acabado ya?


De barriga y ála larga Dad presto la vuelta acá
Estúvose muy tendido, Que es dañoso ese frescor
Y elcuitado del marido Y os enfria
La boca seca y amarga ,
Y trayendo lodo el dia
Se acostó. Congoja de vuestros males,
Fortuna favoreció Puse ahí dos cabezales
El hecho de los amantes, Temiendo lo que seria.»
Que si cámaras hubo antes Y con esto
Con doblados acudió. Ayudándole de presto "

No hubo entrado Con las mañosa subir,


En la cama el desdichado, Dio lugar á se encubrir
Y apenas cubrió la manía, Peligro tan manifiesto.
Cuando luego se levanta Y tornado
Con la prisa fatigado A la cama el lacerado
De su mal. Necio, ciego, sordo y mudo,
Mostróse el Amor parcial Al cabo quedó cornudo,
Para que mejor se hiciese Y el otro salió cagado ,

Que era menester que lViese, Con perdón (41).


A fuer de España, al corral Demos hora conclusión
De contino, Y digamos que en España
Por partir con el vecino Y en Italia y Alemán:! . .

Tan bien comedido estuvo, • Y en todo el Setentrion


Que quince veces anduvo En Turquía,
Por aquel mismo camino Oriente ni Mediodía, ,'
Que solia Y en fin fin por todo el mundo
Y cada vez que salia,
Entre tanto que tornaba
(41) Creo oportuno advertir que este cuento, nada decente y
El que tras la cama estaba
limpio no fue suprimido por la Inquisición. Asi se halla en todas,
En su lugar sepouia, ,

las ediciones expurgadas.


Por guardar
Sobre la inmoralidad y las trapacerías de las mujeres casadas en
Aquel proverbio vulgar
aquel siglo, véase el siguiente cuento tomado de la obra Estilo
Y sentencia muy esquiva, ,

de escribir cartas mensajeras por Gaspar de Tejeda Vallado-


Que el que fuese á lo que iba ,
(

lid, 1519).
Dice que pierda el lugar.
Su tormento «Díceme una señora por su carta, que un caballero cortesano
Creciendo mas con e! viento deseaba como la vida trasegar el vino de una mujer casada y her-
Y el sereno que cogía mosa , y que no faltaba mas de que hubiese lugar, porque las vo-
En rebatos le ponía luntades eran conformes; y que el buen cortesano se aprovechó de
la industria que pudo, escribiendo una carta á un caballero anda-
Y en priesas cada momento
Que venían. luz, su amigo, con el buen hombre portador de la cornamusa, en
Los dos señores, que vían que le contaba muy por extenso el negocio á que iba, de la ma-
Los dolores con que andaba, nera que lo hacen las mozas de casa cuando sus amos están en
Cuanto mas él se quejaba misa ,y quieren almorzar ó hacer otra cosa sin que lo vea nadie,
,

Tanto mas ellos reían envían los muchachos de casa con« ronces, diciendo vé á la seño- :

Y holgaban, ra Vulana, y cli/e que te dé un poco de tenme acá. Y ansí le detienen


Y muy sin pasión estaban adonde va hasta que ven que es hora de soltarle. Esto mismo se
De su pasión y querellas. hizo con el dicho mensajero, que llegado que fué, el caballero
Creciendo la causa d ellas recibió la carta y le aposentó en su casa y le hizo los regalos que
Las cámaras aquejaban eran menester para entretenerle. Y porque le pareció que aquello
Bravamente; no era cosa de gozarlo á solas, cabalgó una tarde, la carta en la
Vínole súpitamente mano, y llevó á las ancas el sobredicho; y á los caballeros que to-
Una priesa tan terrible, paba amigos ó conoscidos, y aun á los enemigos, dábales á leerla
Que diz que no fué posible carta; y romo en ella se contenia todo el hecho muy á lo descu-

Sostener el accidente bierto, el que habia leído la carta decia Y ¿quién es el portador :

Presuroso. de esta? Respondía el andaluz: Este señor que traigo conmigo.


Como estaba correoso, Ellos decian al paciente: ¿Sois vos, Señor? Él respondía Sí, :

Y le tomaba desnudo, Señor, yo soy. Ellos á él Sedlo enhorabuena^ Esto duró todo el
:

Con mucho trabajo pudo tiempo que duró la comisión. Cumplido el tiempo, volvióle á su
Darse un poco de reposo, casa con toda la paciencia del mundo, á tiempo que las cosas esta-

Congojado ban ya sosegadas.»


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OBRAS DE AMORES.-L1BRO PRIMERO.


No reconoce segundo Y de veras
Amor en su compañía Nuevas formas-y maneras
Ni igualdad Busca para despedirse
Con soberbia y libertad Abrevia para partirse
Todo lo ciñe y abarca Con palabras lisonjeras
Es poderoso monarca Coloradas
De nuestra sensualidad. Con la boca pronunciadas,
No aprovecha Mas no con la verdadera
Desviar á man derecha ; Que ya cuando salen fuera
Que, por mas artes que trayas Como nieve van heladas,
Por donde quiera que vayas Del enfado.
Hallarás su ley estrecha El pecador del penado
Y extendida, Trabaja por entendellas,
Guardada y obedecida Y á las veces queda dellas
De todos ó de los mas ; Alegre, mas engañado
En cada reino verás Y vendido
Su bandera descogida Desvelado y embebido
Sus soldados, Se va pensando en aquello
Sus ansias y sus cuidados, Y ella rie del y dello,
Sus pitaros y alambores Diciendo «Ved qué perdido;
:

Sus angustias y dolores, ¡Qué hastío!


Sus reales asentados, Ved con qué se viene el frió.
Como digo, Mas necio que su zapato;
Deste señor enemigo ¡Qué mal empleado rato!
Que no perdona á ninguno; Qué donoso desvarío
Y séase cada uno ¡Ved qué gesto,
De su corazón testigo Qué flaco y qué mal dispuesto,
Sin engaño. Qué enfadoso y qué grosero!
¡Oh gran Dios, y cuan extraño ¿No miráis qué majadero,
Es el amor halagüeño! Con qué se me viene el cesto
¡Cuan alegre y cuári risueño Cada dia?»
Cuando todo va de un paño El cuitado, todavía
De ambas partes Esforzado en su pasión
Cuan sin cautelas ni artes Vuélvese á su petición
Van los dos en sus peleas Continuando su porfía
Blas cuando el uno coxquea Trabajosa
Son aciagos los martes Y visto cuan poca cosa
Y jueves,
los Valen las buenas razones
Las horas de placer breves, Con presentes y con dones
Largas las de mohindad Hace de la desdeñosa
El uno trata verdad Amigable,
Y el otro cien mil aleves Granjeando que le hable
Y falsías Con interese siquiera.
Despechos, descortesías Dásele desta manera
Mudanzas y novedades, Algún tanto favorable
Desvíos, dificultades, Con cohecho
Mil sobras y demasias Mientras dura aquel provecho,
Y baldones; Como la leña en el fuego;
Falsas disimulaciones Mas tórnase á morir luego,
Desdenes y disfavores, Porque no sale de pecho
Desgracias y desamores Encendido.
Y mentiras á montones, El miserable vencido,
Y ruindades; Aunque sospecha el engaño,
Engaños y falsedades, Disimulando su daño,
Mentiras y trampantojos Hace del favorecido,
Cien mil fingidos enojos Deseando;
Dolores y enfermedades Y tórnase suspirando
Que levanta. Con ansia de tal tardanza,
Con la soga á la garganta, Entre temor y esperanza,
Con muy clara voluntad La respuesta examinando
Con amor y lealtad, Que le dio.
Con ansia que le quebranta Lleva delo que pasó
Y hiende,
le La memoria sospechosa.
Con deseo que le enciende Aunque no se olvida cosa
Con afición que le inflama De cuantas ella habló,
Llega el triste del que ama Va cuitado
el
Delante de quien le prende Incrédulo y confiado
Y cautiva. Como si fuese el psalterio
La dama se muestra esquiva Piensa que hay algún misterio,
Y finge que está ocupada Y que puede ser fundado,
Hácese grave y pesada Sobre cierto;
Honesta, contemplativa El sentido siempre alerto
Y muy devota Por ver cuándo será hora
Altérase y alborota Y quédase la señora
De cualquier buena razón, Riendo de verlo muerto
Y cuanto ella dice son Y en cadena.
Razones de carta rota Toma gloria de su pena
Desatadas Y que por ella se pierda
Las ciertas desamoradas, Mas del ido no se acuerda
Fingidas las amorosas, De cesa mala ni buena , .

Las del sí son mentirosas, Ni le da


Las del no, determinadas, Por lo que viene ni va
! ,, , ,; , ; ; ;

150 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


"na blanca ni un cornado;
f
Capital,
Y si le siente enojado, Y han por regla general
Mucho mas alegre está Con malquerencia desden;
De cruel. No saben no querer, bien (42),
,
Y por darle á beber hiél, Que luego no quieran mal,
Aunque no se le da nada Sin tenor
Fingese estar enojada Capacidad de poner
Y que tiene quejas del Futre dos extremos medio
Falsamente, No se saben dar remedio
Haciendo que el inocente Entre amar y aborrecer,
Compre caros los enojos, Ni encubierta.
Con dos higas en los ojos, Si esta cerrada la puerta
Cuando sienten que le siente De la buena voluntad,
Sus ruindades. La mentira y falsedad
Huelga de estas novedades Luego la veréis abierta
Porque tiene averiguado A la clara.
Que á costa del lacerado
No saben torcer la vara
Se harán las amistades; De justicia á la-razon,
Y aunque yerra,
Ni dejar el corazón
Queda hecha mora perra De dar muestras en la cara
\
Contra cautivo cristiano,
el
Conocidas.
í Porque sabe que en su mano Las mas falsas y sabidas
f
Está la paz y la guerra.
No pueden disimular.
Oh gran Dios
¡
Que, sabiéndolo mirar.
Y ¿cómo permitís vos Luego no sean entendidas
Tan peligrosa dolencia Claramente
Y tan grande diferencia Que aunque Cupido consiente
Entre estos amantes dos?
Nuestros males y dolores,
¿Cuál razón
No sufre que los amores
Sufre que sufra pasión
Engañen al ¡nocente
El que trata la verdad,
Pecador
Y viva á su voluntad
Que bien que le ciegue amor
La que trata la traición
A que se deje vencer,
Y falsía? Mas no priva de ver
le
No puede haber en Turquía Sus daños y disfavor
Cautiveriomas esquivo Y mancilla;
Que el del amante cautivo
Y esta es grande maravilla
Tratado con tiranía,
Y alta cosa de entender.
Sin favor.
En que muestra su poder
Puede tanto el desamor Amor cuando nos humilla
En el pecho de una dama, Y encarcela.
Que por solo que la ama Sin engaño ni cautela
A veces al amador aborrece, Nos enseña sus zozobras,
Sin mirar si le merece. Alumbrando con sus obras
Siempre lo trata con ira,
Como con una candela,
Y" cada vez que lo mira,
Con que vemos
De un diablo le parece Sus reveses, sus extremos.
Semejanza;
Por experiencia de otros.
Y cuando ya el triste alcanza
Cuando huye de nosotros,
A contalle sus mancillas, Entonces nias le queremos
No se amansa con oillas, Y seguimos.
Antes recibe venganza
Claro está que lo sentimos,
Señalada.
Que mismo nos desengaña;
él
Tan esquiva y desgraciada Pero cuando mas se ensaña,
Y' tan desdeñosa está,
Le adoramos y servimos
Que apenas confesará De rodillas.
Que huelga de ser amada Con achaques y rencillas
Ni servirla,
Nos hace vivir contentos;
Y de mal agradecida. Y asi, cumple estar átenlos
Le aconseja que la olvide A entender sus maravillas
Con la boca lo despide,
Y secretos;
Con los ojos lo convida
Porque los que son discretos
Y apiada.
Y mantienen presunción
Dale á entender que se enfada
Huyan de tal ocasión, •
De que siua tal empresa
Por no ser della sujetos,
No porque dello le pesa, Como fueron
Sino porque no le agrada Otros muchos que perdieron
Ni contenta.
Por ella su autoridad
De verse libre y exenta ;

Porque amor y majestad


Desprecia su servidumbre,
Jamás se compadecieron.
Y tiene por pesadumbre
Es de ver
Las lástimas que le cuenta
Con dulzura.
Un ejemplo de placer :

T"nmaestro, gran letrado,


Mientra el malquerer les dura
Era acaso enamorado
Pecan de mala crianza;
De una pobreta mujer,
No saben tener templanza,
Que él quería
Cortesía ni mesura Mas que á la lumbre Idxlia,
Ni castigo.
Y ella tomábale cuenta.
Este desamor que digo,
El, por tenella contenta,
Aun lo guardan en la cama;
Que la hembra
que desamaal (42) Otras ediciones dicen :

Tiénele por enemigo


Nunca saben querer Lien,
:; : ,; ;,» ; ;; : ;
!,

OBRAS DE AMORES.— LIBRO PRIMERO. m


Dábale cuanto tenia Comenzóla de mirar
Y alcanzaba. Todo perdido y turbado.
No dormía ni velaba, Temblando como azogado
Con el ansia que traía; Con miedo de la enojar.
Y ella mas le aborrecía A tal hora
Cuanto mas él la trataba Di jóle «Decid Señora
: , ,

Con paciencia. ¿Por qué holgáis de mi muerte?


Creciendo la malquerencia, Por qué tratáis de tal suerte
No valiendo el interese, Al que sabéis que os adora
Fué menester que sufriese Y padece?
Sobre cuernos penitencia Catalina ¿qué os parece
,

A la rasa Por vuestra causa cuál vengo?


Que, encendida como brasa Cierto el grande amor que os tengo
De un coraje que tomó, Tan mal pago no iner .

La vergüenza le perdió, Reina mia


Y auséntesele de casa ¿Por qué matáis mi alearía?
En un punto. Por qué enterráis mi placer?
El triste quedó difunto, ¿Qué mas queréis que teuer
Sin poder estudiar letra Un maestro en teología
Porque amor, cuando penetra, Por esclavo?
Cuerpo y seso roba junto, ¿Por qué se muestra tan bravo
Como diestro. Vuestro corazón de acero
El miserable maestro, Contra tan manso cordero,
Cargado de pensamientos, En cuya sangre me lavo
Anda bebiendo los vientos, Por quereros?
ITrayéndolo de cabestro A vos os sobran dineros,
Su pasión; Vestidos y de comer,
Va de cantón en cantón Y cuanto habéis menester
Por buscaba,
las calles á Para muy bien manteneros
Y cabo vino á hallaba
al En la vida
Metida en un bodegón Sois señora conocida
Descuidada, De mi casa sia mas cuenta
Dando, de regocijada, De todo lo que os contenta
Risadas en alta voz, Es vuestra boca medida.
Con un soldado feroz Pues decid
A su placer abrazada. ¿Por qué me tenéis en lid
¿Qué baria Con vos, conmigo, con Dios,
El sin ventura, que via Que ando perdido tras vos
Tan sin pena de su pena, Por toda Yalladolid.
Y tan presto tan ajena ¿Qué os he hecho
La por quien el sé moria? Que merezca tal despecho?
Y vencido, No tenéis otra razón
Con la pasión atrevido, Sino seros mi afición
Desde el pié de la escalera Mayor que vuestro provecho;
Le habló de esta manera, Mas, pues veis
Como hombre desfallecido Que estas dos cosas tenéis
Que se una Ciertas á vuestro servicio,
c ¡ Ahí señora Catalina ! Haced de mí sacrificio,
Y ella, visto que era él, Y no me desamparéis.»
No hizo mas caso del ¡Oh señores, .

Que de un mozo de cocina. Los que saben de dolores


El porfía Contemplen en este paso
A llamarla todavía Cuan avariento y escaso
Con ansia que le forzaba Es el amor sin amores
Yella, tornada mas brava One le hieran.
Que leona cuando cria, ;.A qué hombre no movieran
Dijo así Palabras tan lastimeras?
«Dolor, no curéis de mí, Que aun las alimañas fieras
Pues yo no curo de vos; Es razón que las sintieran,
Si no, yo os prometo á Dios Siendo tal
Que os¡haga malar ahí.» Y.tan crecido su mal;
El cuitado Mas, aunque las oyó ella,
Cayó, de desconsolado, f No le hicieron mas mella
Amortecido en el suelo Que pajas en pedernal;
De un cabo le cerca duelo, Antes luego,
De otro pena y cuidado. Encendida en vivo fuego,
En nonada, Como víbora saltó.
De verla tan indignada, Y con furia respondió
Estuvo de traspasarse Al amante triste y ciego
Y acordó de encomendarse Toda via.
Al huésped de la posada Llena de melancolía:
Por dinero; « ¿Queréis que os diga dolor? ,

El cual, siendo medianero, Los pasatiempos de amor


Movido de piedad, No han menester teología.»
Con muy grau dificultad Ved qué pago,
Alcanzó que ante tercero Ved qué le prestó, el halago
. La hablase. Y la razoa amigable.
! Un enemigo no pase Ved si pudo al miserable
Por el paso que él pasó, Serle dia mas aciago.
Ni sienta loque sintió Dios nos guarde
1 Antes que la comenzase De la mujer que no arde
i A hablar. Eu el fuego que os quemáis;
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432 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


;
Que, por mas que la sirváis, Ni pudiera.
Nunca la veréis, ó tarde, Y él con voz muy lastimera,
Ser piadosa. Con los ojos arrasando,
Quiero contar una cosa El triste lodo temblando,
De infinitas que yo tí Le daba de esla manera
Mientras en el siglo fui, Sus querellas
Que os parecerá espantosa, «Agora, que me desuellas
Mas es cierta. Y me tratas como á moro,
**¡r~ En una noche desierta Agora Juana te adoro,
, ,

Andábamos otro y yo, Y beso lo que tú huellas.»


Y ventura nos guió ¡Oh Dios grande!
Al resquicio de una puerta, El no permita ni mande,
Donde vimos Ni-acaezca en nuestros dias,
Un hombre, que conocimos Que en semejantes porfías
Que pasaba de-setenta Ninguno corra ni ande
Puesto el triste en tal afrenta, De nosotros.
Que, aunque mozos, nos movimos Miremos unos por otros.
A mancilla. Porque no seamos vasallos;
No se tenga por hablilla, Que salen mansos caballos
Que lloraba de sus ojos, Si sedoman bien de potros;
Iiincados ambos hinojos Y mirad
Delante de una pulula Que de nuestra libertad
Que allí estaba, Solo un punto no perdamos,
Que cierto que no llegaba Ni pudiendo, la pongamos
A cumplidos trece años, En ajena voluntad
Aunque en mentiras y engaños Que muy presto
De los ochenta pasaba Se suele perder por esto
La malvada. Lo que muy tarde cobrar.
Estaba en extremo airada, Donoso debiera estar
¡

Dándole con un chapín ,


Virgilio dentro del cesto
Dictándole « Viejo ruin
: Que colgaba,
No entréis mas en mi posada S Hércules cuando hilaba
Ni yo os vea Con aquellas mismas manos
Que sois la cosa mas fea Conque los bravos hircanos
Que hay en el infierno todo, Leones descarrillaba!
Don Gargajiento beodo ¡Gran placer
Difunto que se menea, Fuera cierto ver coser
, ,

Balsamado; Al gran rey Sardanapalo!


Tomad cuanto me habéis dado, Sed libera nos it malo.
Y llevadlo á los establos Ño nos líenle la mujer
Idos con todos los diablos, Tan adentro
Monstruoso corcovado, l!:e:i que del primer encuentro
Asqueroso; ¿Cuál y cuál puede escapar?
No me seáis enojoso. Mas no deje aposentar
Que veros os vituperio El apetito en el centro
Y hedéis á cimenterio, Y rincón
Culcosido, lagañoso. — Del secreto corazón
Alma mia, Especialmente si viere
El pobre viejo decía, Que la dama á quien él quiere
No me des estos baldones, ÍS'o responde á la razón
¿No le basta que me pones Del penado.
Los cuernos á mediodía ? Pues los males que he contado
Sin conciencia Hasta aquí del mal querer,
Me los plantas en presencia; Todos se pueden tener
Y pues yo lo sufro y callo, Por tortas y pan piulado.
Cese ya , Señora el rallo , Los dolores
Ten un poco de paciencia, Principales y mayores
Ten empacho.» Las verdaderas cosquillas,
Ella responde : «Borracho Las fatigas no sencillas
¿Y por cuáles negros duelos De los tristes amadores
Me habéis vos de pedir celos, Desamados,
Viejo ruin, rapaz, moohacho, Aquestos no están contados
Alfaquí? Ni está dada la sentencia.
No parezcáis ante mí Guarde Dios de competencia
A decir esas vejeces; , Los que son enamorados
Ya os lo he dicho muchas veces Que esta es
Que no me vengáis aquí Muy peor que el mal francés
Cazcarriento; Cuando no son bien queridos
Si no, hago juramento Porque han de andar tullidos
Por los huesos de mi padre De la cabeza á los pies.
Y la mi madre,
vida de Yo no siento
De haceros un escarmiento Otro mas grave tormento
Señalado.» Ni mas terrible dolor
Y con corazón airado Que tener competidor
Dando con él en el suelo, De mayor contentamiento
Le trabó del blanco pelo, Con la dama.
Y cual el mal pecado
tal Él calla y ella le llama;
Se para
lo , Vos llamáis, y no responde;
Escupiéndole la cara, Buscándola vos, se esconde,
Dándole cien mil porrazos, Y vase el otro á la cama.
Y tan crudos chapinazos, ¡Ved qué vida!
Que un asno no los llevara, Con vos está desabrida
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OirtUS DE AMOftES.-LIBRO PRIMERO. io3


Mas amarga que la hiél; En cuya plaza quepáis;
Al otro dale lamiel, Y entre lauto
Y con ella le convida, Olvidad vuestro quebranto,
Muy pagada. Ensanchad el corazón
Con vos habla de pasada , Que muy ordinarios son ,

Del otro nunca.se liarla; Por mas que seáis un santo,


Del uno jamás se aparta , Desafueros
De vos contino se enfada Que compran por sus dineros
Y se estrecha; Los amantes porque el rey
;

El anda á la man derecha, Cupido no guarda ley


Y vos debajo los pies ; '
Igual con sus caballeros,
Y lo que mas dolor es, Que trabajan;
Que lo mismo que él desecha Nunca los amores cuajan
Deseáis. Cuando amor á ambos no hiere
Muy áspera la halláis, Porque cuando uno no quiere,
Y él muy amorosa y blanda ;
Dicen que dos no barajan.
Mas vale lo que él le manda Y es oficio
Que lo que vos suplicáis. Do no basta beneficio;
No tenéis Que por bien que hayas servido,
Cosa derla en que os fiéis Donde no sois bien querido^
Ni él cosa que le desvele No vale fe. ni servicio.
Él delante della huele, Desta cuenta
Y vos conlino hedéis. No se entiende ser exenta
A la puerta La mujer, ni Dios lo quiera
Siempre la veis rostrituerta, Que de la misma manera
Y favorable y graciosa ;
él El amor las atormenta;
Ya que otorgue alguna cosa Y'muchas dellas
Los conciertos que concierta Se queman en sus centellas,
Son aviesos. Y le pagan este fuero;
El comete los excesos, Que amor, como justiciero
Y á vos se carga la culpa Consiente que sientan ellas
|
El se come al lin la pulpa, Sus heridas.
Y á vos os dan con los huesos Quieren y no son queridas,
'
Sobre cena. Aman y no son amadas
Yos no tenéis hora buena Por hombres viven penadas
Y él se llévala Vitoria; De quien son aborrecidas
Él holgando gana gloria Con engaños.
Y vos trabajando, pena Estos agravios y daños
Con querella. Estas burlas y entremeses
Al fin fin el goza della, Estos trances y reveses ,
Y vos la sentís cruel Estos tormentos extraños,
Ella se muere por él, Esta muerte,
Y vos os perdéis por ella. Por ellas también se vierte
¡Oh amor loco! Aunque no tan á menudo :

A propósito lo loco; También roen este ñudo


Dice un refrán : « Yo por tí, Cuando les cabe la suerte
Tú por otro, y no por mí Lisonjera.
Antes me tienes en poco.» Con esta ley barredera
¡Ved qué albricias! Amor las juzga y maltrata,
Con vos usa de malicias , . Porque quien á hierro mata
Con el otro de verdades; A hierro es justo que muera,
Con vos dos mil crueldades, Y que trague
Con el otro mil caricias Estos tragos y se llague
Y ventajas; Con la lanza que nos llaga ;

Esláis á lumbre de pajas ,


Porque es muy debida p'aga
Y el otro con buen brasero; i Quien tal hace que tal pague
Él desecha el pan enlero, Con razón.
Y vos cogéis las migajas. De esta grave maldición
No hay morir Para que mejor se crea
Que se iguale con vi\ ir Es buen testigo Medea
Vida tan triste y amarga . Desdeñada de Jason
Lleváis á cuestas la caiga !'> searguye
Y encima habéis de sufrir I Y'claramente concluye
Mil pesares', í Ser lo que digo verdad ; *

Desabrimientos á pares. * Porque es una enfermedad


Cosa no se os endereza ;
Ser malquisto, que destruye
Que si os duele la c;-.be»a La salud.
Os curan los carcañales. Pocas usan de virtud
Pues ¡qué enojo Si el amor no las calienta ;

Es ver los cuernos a! ojo! Porque andan en una renta


Que si queréis demandallos Desamor é ingratitud
Diz que habéis de soportados Ni se entienda
O que os echéis en remojo.
Tolerallo
Podéis pero no quejallo
*— --^
Que el amor de balde venda
Sus gozos y sus venturas
Sino á vueltas de amarguras,
,

Porque es ley siciliana, Que se venden en su tienda


Si la yegua está sin gana ,
Muy espesas.
Dar de coces al caballo. Muy ciertas son sus promesas
Si esperáis Con los suyos,no lo niego;
De haber lo que deseáis, Muy sabroso es su sosiego
Sois comendador de espera; Pero no lo son sus priesas
Que esperáis que aqueste muera Y agonías;
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CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Muy dulces sus alegrías,
Del mismo negocio mana
Mas sus pesares pesados;
Contino con que se hieran
Con un barril de lenguados
Y fatiguen
Vienen cuatro de acedías
Que por bien bien que litiguen
Al mercado.
Los que en Granada pleitean
Aquel dolor afamado,
Yo os digo que no se vean
Nuestro Publio Ovidio Naso,
Sin tramas que los obliguen
Habla muy bien en el caso,
A pasión.
Como bien acuchillado
Siempre están en confusión,
Por amar.
Temerosos en audiencia
Si supiésemos contar
Y aunque tengan la sentencia,
Cuántas yerbas tiene el suelo,
Cuántas estrellas el cielo,
Temen el apelación
Venidera.
Cuántas arenas la mar.
La revista que se espera
Y la tierra
Los pone luego en congoja
Animales déla sierra,
Y árboles con hoja y flores, Cuando de una parte afloja,
Tantas penas y dolores
Comienza en otra manera
Amor encubre y encierra A apretar
Pues los que andan en la mar,
Maguer bueno.
Lleno está su placer, lleno
Aunque tengan esperanza
.
Viento en popa y mar bonanza.
De lacras y penas muchas
Porque no se toman truchas
No dejan de revesar,
Sin comer;
Con las manos en el seno,
Como digo;
Cuando mas á su placer
Navegan á velas llenas,
Porque iío me contradigo Van temiéndolas ajenas,
Ni revoco mis sentencias
Y suspiran por se ver
Por decir las diferencias
Que suele el amor consigo En la tierra;
Cuando la noche se cierra,
Poseer.
Ved qué tristeza les viene.
Sabed que sabe hacer
Decidme ¿que vida tiene
Que sea blanco lo prieto, ,

it El gentilhombre de guerra!,
Y caber en unsugelo
Tan segura?
Pos contrarios en un ser
Juntamente.
Ved si le falta amargura,
Claro está que está doliente
Aunque tenga doble paga;
Por merced que Dios le haga,
El que enamorado está
Pero mientras bien le va
Le sobra mala ventura
Y temores
Con el favor, no lo siente,
Enojos y sinsabores,
De contento.
;Peligros y diferencias
Adormece el pensamiento
M¡l francés y otras dolencias,
El sabor de este potaje,
Y música de atambores,
Como cuando dan brevaje >

Al que quieren dar tormento.


Que da pena.
Ya que la fortuna ordena
¡Oh cuan varios, j
'

La Vitoria, como alcalde,


Muy continuos y ordinarios Mirad da de balde; I
si la
Suelen ser estos aferes
Digalo la deP«avena
Pero para sus placeres
A veces son necesarios Que sabemos.
Pues si comparar queremos
Con razón.
La vida del amador
Habiendo contradicion
Con la del guerreador,
Sabemos lo deseado;
En mil cosas la veremos
Poique va tras lo vedado
Semejante.
Nuestra flaca inclinación
Anda en guerra todo amante;
Natural.
No lo digo solo yo,
Como gentil oficial
Porque Ovidio lo escribió
Envuelve amor en la miel
En verso muy elegante
Los bocados de la hiél
Y poüdo :
Porque no sienta su mal
Habetsua castra Cupido,
El goloso;
En que tiene mas soldados
Encúbrelos, de mañoso,
Y á menos costa pagados
Porque ninguno los tema;
Que ningún rey ha tenido,
Está frió, y diz que quema
Ni es posible.
Como caldo de raposo.
La edad que es convenible
Más mirad
Al que la guerra mantiene,
Que, para decir verdad
Esa misma le conviene
Otras cosas bien miradas
Y con esta cotejadas, Al amador apacible
Requebrado.
No hallaréis novedad
Fea cosa es el soldado
Conocida.
Que so la pica envejece,
¿Qué gozos hay en la vida
Y muy feo nos parece
De cuantos podéis decir;
Ser el viejo enamorado
Que no los veáis medir
Y galán.
Con es!a misma medida
Los años que el capitán
De cuidados?
Pedirá al fuerte guerrero
Todos están aforrados
De zozobras semejantes Demanda en el compañero
La dama, si se le dan;
Díganlo los negociantes
Pues el mal
En la coi te sepultados
Sin que
Ambos le pasan igual,
mueran ;
Ambos velan, á mi ver,
Aunque hagan cuanto quieran Y entrambos suelen tener
Y negocien á su gana
La tierra por cabezal
; ; , , , ,
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OBRAS DE AMORES-LIBRO PRIMERO. loa

De barriga. Por la puerta.


A la puerta de su amiga Dudosa cosa é incierta
El uno hace la vela Es la guerra y sus favores,
El olio la centinela (43) Y así son los amadores ,

En el campo, con fatiga ,


Metidos en encubierta
No con vicio (44). De ventura.
Luenga vida es el oficio Los que hoy tienen estrechura
Del qiie en la guerra se emplea Mañana gozan y cantan ;

Y sin fin es la larea Los vencidos se levantan',


Del amor y su bullicio Como de la sepultura,
Tras las dueñas (45). A vencer
Ásperos montes y peñas Y aquellos que al parecer
Dios altos y sin puente (-16), Invencibles parecían
Nieves grandes fácilmente Suelen, cuando mas sellan,
Pasan ambos tras sus señas (47) Ser vencidos y caer;
Y banderas Dt manera
Ambos andan tan de veras, Señores, que donde quiera
Que habiendo de navegar, Hallaréis un mal vecino,
No se curan de esperar Y un rato de mal camino
Otoños ni primaveras (48), De Toledo á Talayera
Ni los vientos, Caminando.
Ni aguardan los movimientos Y por esta ley y bando
Del cielo para partir; Echa amor á las criaturas
Antes piensan de salir ,
Dales duras y maduras ,

Al son de sus pensamientos Porque no os vais alabando


Con su brio. Los queridos.
Las noches del bravo frió Y pues de tales gemidos
Y las nieves sobre el hielo, Ninguno vive seguro,
Las lluvias grandes del cielo, Y las penas son de juro
¿Quién querrá por su albedrio A los mas favorecidos
Padecellas? Y'privados,
Quién no se excusará delías Los que son enamorados,
Sino el guerrero cruel Al repartir del despojo
O el enamorado fiel, Echen la barba en remojo
Abrasado en sus centellas Esperaudo ser tocados
Y calor? Ríala vez.
Ya el jinete corredor Pocas veces sale el mes
A descubrir enemigos, Sin que algún pesar hayamos
Sus ojos hace testigos Pero, si bien lo miramos,
Contra su competidor, Mal de muchos gozo es
Y el que ama; . Y está claro
El uno por ganar fama Que á la fin nos cuestan
caro,
Ciudades cerca y rodea ,
Como aquí se ha discurrido
El otro ronda y pasca Los placeres de Cupido,
Los umbrales de sudama Aunque dé carta de amparo.
Cadadia. Bien sabemos
El uno con batería Que es mejor de dos extremos
Muros y puertas destroza Mucha paz que buena guerra
Y el otro los de su moza Y mejor estar en tierra
Dando voces á porfía, Que llevar gentiles remos
Por entrar. Por la mar.
Del oficio militar Mejor es no navegar
Es acometer, pudiendo, Que ver la mar mansa y rasa
Los enemigos durmiendo Y mejor estar en casa
Por los prender ó matar Que á buen mesón aportar
Desarmados. Quien camina.
Durmiendo fueron entrados Hacemos á la contina
Los reales del rey Ileso, De necesidad virtud
Y e! mismo gran "rey fué preso, Mas mejor es la salud
Y sus caballos tomados Que la buena medicina.
Y perdidos. Pues mirado
Del sueño de los maridos El fin del enamorado,
Usan asi los amantes Claro está que es muy mejor
Que al concierto hecho de antes, No ser el hombre amador
Cuando duermen son vendidos Que serlo aúneme sea amado;
Sin dinero. Y de verdad,
Del amante y del guerrero Mas vale con libertad
Es pasar guardas y velas Pan y agua con cebolla
Y escapar con sus cautelas Que cabecera de olla
De las manos del portero Por ajena voluntad
Y privanza.
Mas decidme, ¿quién alcanza
(13) Y el otro la centinela. En la vida este lugar?
; (44) Y con vicio. Quién nace para gozar
fiesta bienaventuranza
í (45) E al fin él acarrea Con sosiego?
Del amor e su bollicio
Tras las breñas.
Quién está en paz con el fueg3
De su carne pedigüeña ?
(40) Rios altos y con puente.
Quién es el que con su leña
|
(47) Pasan ambos con sus señas. No hace contra si fuego
No se excusan de esperar Do se encienda?
Por abatir sus trincheras. Quién hay que tenga la rienda
; ; ,, , , ; ,, , , ; ! , , , '

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
De su propia inclinación? Final al Amor y á la Fortuna.
O ¿quién no cae en tentación
Por mucho que se defienda que somos bien librados
Dios,
Y abroquele? Los hombres desde la cuna,
Que el cuerpo sin carne huele (49), Pues nacimos sentenciados
Y jamás podrá estar quedo. A ser siempre gobernados
¿Quién no muestra con el dedo Por amor ó por fortuna.
El lugar donde le duele Él niño y ella mujer,
Señaiado? Ella ciega y él con ella,
Quién habrá tan concertado, Ambos locos y sin ser,
Que á la corta, que á la luenga ¿ Qué reino pueden tener
Su gironcillo no tenga Donde no reine querella? (50)
De loco ó de requebrado?
(50i Vclaseo, terminar el Capitulo de Amor, dijo:
al
«El capítulo precedente de Amor y su poder es fragmento 6 par-
te de una obra que por cierto respeto pareció que no se debia im-
(40) Otras ediciones dicen :
primir como estaba y así , porque toda no se perdiese , se puso
;

Que el cuerpo su carne huele. lo que de ella se pudo dejar, en la forma que se ha puesto.»

LIBRO SEGUNDO.

DE LAS OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.

CONTRA LOS ENCARECIMIENTOS DE LAS COPLAS ESPAÑOLAS Al que se cuelga de un hilo,


QUE TRATAN DE AMORES. Que no ser tal el estilo
So!>re la misma sentencia.

Estando conmigo á solas Y de aquí debe venir


Me viene un antojo loco Que contando sus pasiones
De burlar con causa un poco Las mas mas comparaciones
De las trovas españolas Van á parar en morir;
Al presente; Y de suerte
De aquellas principalmente Que nunca salen de muerte
Muy altas y encarecidas O de perderse la vida;
Excelentes y pulidas, Quilaldes esta guarida
Que mucho estima la gente No habrá copla que se acierte (1).
Por donde los trovadores
Y de aquellos extremados
Son de burlar y reir,
Que por estilo perfeto
Sacan del pecho secreto
Que no se dan á escribir
Sino penas y dolores.
Hondos amores penados.
¡Cosa vana
Son del cuento
Que la lengua castellana
Garci-Sanchez y otros ciento
Tan cumplida y singular,
Muy gentiles caballeros,
Se haya toda de emplear
Que por esos cancioneros
En materia tan liviana!
Echan suspiros al viento.
Coplas dulces, placenteras,
No se me achaque ó levante '
No pecan en liviandad ,
Que me metoá decir mal Pero pierde autoridad
i>e aquel subido metal
Quien las escribe de veras,
De su decir elegante
Y entremete
Antes siento
El seso por alcahuete
Pena de ver sin cimiento
En los misterios de amor;
Un tan gentil edificio,
Cuanto mas si el trovador
Y unas obras tan sin vicio
Pasa ya del caballete.
Sobre ningún fundamento.
Y algunos hay, yo lo sé,
Los requiebros y primores
Que hacen obras fundadas
¿Quién los niega, de Coscan
De coplas enamoradas
i aquel estilo galán
Con que cuenta sus amores?
Mas trovada (1) .Garci-Sanchez, en sus Lamentaciones de amores, dice:
Una copla muy penada Y ¡tú, fénix, que le quemas,
Y con tus alas deshaces
E¡mismo confesará Por victoria
Que no sabe dónde va Y después que ansí te extremas,
Ni se funda sobre nada. Otro de tí mismo haces
Aunque no por un tenor, Por memoria
Ansi yo,triste, mezquino,
Todos van por un camino, Que muero por quien uo espero
También sabe Guardamino Galardón
Quejar su mal y dolor Dame la muerte con tino,
Sin paciencia Y vuelvo como primero
No hay del otra diferencia A mi pasión.
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OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PAS:'VTIEMPO.-LIBRO SEGUNDO. I'j7

Sin tener causa por que. A corregir en España (3)


Y esto está Una muy nueva y extraña
En costumbre tanto ya Como aquella de Lulero (i)
Que muchos escriben penas En las partes de Alemana.
Por remedar las ajenas , Cien se pueden castigar (5)
Sin saber quién se las da. A cuenta de anabaptistas ,
Pero digo que arda en ellas Pues por ley particular
De los pies á la cabeza, Se tornan á bautizar
Decidme ¿á quién endereza Y se llaman petrarquistas.
Sus coplas y sus querellas? Han renegado la fe
Si las vende De las trovas castellanas
A la dama que le prende, Y tras las italianas
¿Qué mayor desaventura Se pierden, diciendo que
Que hablar por escritura Son mas ricas y galanas (ñ).
Con quien sé que no la entiende? El juicio de lo cual
Cuanto mas que ni leer Yo lo dejo á quien mas sabe (7)
Saben las mas ni escribir, Pero juzgar nadie mal
Y en el dar ó recibir De su patria natural
Aun hay algo que hacer. En gentileza no cabe;
Mal mascada Y aquella cristiana musa
Vais, copla desventurada Del famoso Juan de Mena
Y la que mas os estima Sintiendo desto gran pena,
Devana su seda encima, Por infieles los acusa
Y quedáis vos allí aislada. Y de aleves los condena (8).
Ved qué donoso presente, «Recuerde el alma dormida»,
Que la que mas fe aventura Dice don Jorge Manrique:
Por gozar de esta locusa, Y mostróse muy sentida (9)
Ni la gusta ni la siente; De cosa tan atrevida
Y el provecho Porque mas no se platique.
Es que la meta en su pecho Garci-Sanchez respondió
Alguna dama loquilla , « Quién me otorgase, Señora
¡

Y diga por maravilla : Vida y seso en esta hora


«¡Ay, qué coplas que me han hecho!» Para entrar en campo yo
Pues si donde era razón Con gente tan pecadora!»
Tan pequeño fruto hacen «Si algún Dios de amor había,
Con los demás, aunque aplacen, Dijo luego Cartagena
Deshonesta cosa son Muestre aquí su valentía
Y muy vano Contra tan gran osadía,
Ejercicio, y aun profano Venida de tierra ajena.»
Publicar yo mis flaquezas, Torres Naharro replica :

Liviandades y bajezas, «Por hacer, Amor, tus hechos


Y escribirlas de mi mano. Consientes tales despechos,
Sobra de bien y pan tierno Y que nuestra España rica
Hace que los amadores Se prive de sus derechos.»
Comparen el mal de amores Dios dé su gloria á Coscan (10)
A las penas del infierno. Y á Garcilaso, poeta,
Tú, Cupido, Que con no pequeño afán
Estás muy favorecido Y con estilo galán
Pensando que aquello es Sostuvieron esta seta
Mas adonde hay mal francés Y la dejaron acá
El tuyo queda en olvido. Ya sembrada entre la gente
Por lo cual debidamente
Final.
Les vino loque dirá
Coplas y locuras mías, Este soneto siguiente
Vuestro tiempo se ha llegado
Para aliviar el enfado Soneto.
Destos trabajosos dias. Garcilaso y Roscan, siendo llegados
Todas pasaréis por buenas, Al lugar donde están los trovadores
Siendo aquel que os da favor, Que en esta nuestra lengua v sus primores
Por natura mi señor, Fueron en este siglo señalados,
Y por suerte mi Mecenas. Los unos á los otros alterados
Se miran, demudadas las colores,
Temiéndose que fuesen corredores
CONTRA LOS QUE DEJAN LOS METROS CASTELLANOS O espías ó enemigos desmandados;
Y SIGUEN LOS ITALIANOS. Y juzgando primero por el traje ,

Pareciéronles ser, como debia (11),


Pues santa Inquisición
la Gentiles españoles caballeros
Suele ser tan diligente
En castigar con razón (3) Así Ulloa ; Velasco pone :

Cualquier secta y opinión A


castigar en España.
Levantada nuevamente (i) Como aquella del Lutero.-T«/o de Ulloa.
Resucítese Lucero (2) (5) Bien se puede castigar.— Id.
(6) Son mas ricas y lozanas.— Id.
(7) Yo lo dejo á quien lo sabe.— Id.
(2í Resueit?. tú el lucero.- Texto de Ulloa, al Asi Ulloa ; Velasco pone
fin de las obras de (8) :

Bascan y Garcilaso. Y de aleve los condena.


Lucero fué un inquisidor que en Córdoba, á principios del si- Así Ulloa ; Velasco pone :
(9)
glo xvi, persiguió á muchos como herejes. Su Y' muéstrase muy sentida.
dicho constante no
poilia ser ra3S humanitario ni mis hijo de
sus buenas entrañas. (10) Dé Dios su gloria á Boscan.— Texto de Ulloa.
Véase aqui Dámele judio y darte-he-le quemado.
: ,

Puigblanch, I
1 1) Así Ulloa ;Velasco pone :

Inquisición sin máscara.


Pareciéndoles ser como debia.
: : : , , ,, , , : , , — , , , ;

o CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Y oyéndolos hablar nuevo lenguaje (12) Viéndoles que presumían
Mezclado de extranjera poesía (13), Tanto de la nueva ciencia (21),
Con ojos los miraban de extranjeros (1-4). Dijéronies que querían
De aquello que referían
Mas ellos, caso que estaban Ver algo por experiencia;
Sin favor y tan á solas (15), Para prueba de lo cual
Contra todos se mostraban, Por muestra de novel uso,
Y claramente burlaban - Cada cual de ellos compuso
De las coplas españolas, Una rima en especial
Canciones y villancicos Cual se escribe aquí de yuso (22).
Romances y cosa tal,
Arte mayor y real, Soneto de Boscan (23).
Y pies quebrados y chicos
penas que dais son verdaderas,
Si las
Y todo nuestro caudal. Como muy bien lo sabe el alma mia
Y en lugar de estas maneras Por qué ya no me acaban? y seria
i,

De vocablos ya sabidos Sin ellas mi morir muy mas de veras


(24)
En nuestras trovas caseras, Mas si por dicha son tan lisonjeras.
Cantan otras forasteras, Que quieren retozar con mi alegría (25),
Nuevas á nuestros oidos :
Decid, ¿porqué me matan cada día
Sonetos de grande estima Con muerte de dolor de mil maneras?'(26)
Madrigales y canciones Mostradme este secreto ya, Señora
De diferentes renglones, .
Y sepa yo de vos, pues por vos muero,
De tercia y octava rima Si aquesto que padezco es nTuerte ó vida
Y otras lindas invenciones (IG). Porque, siéndome vos la matadora.
;

Desprecian cualquiera cosa (17) Mayor gloria de pena ya no quiero (27)


De coplas compuestas antes, Que poder yo tener tal homicida.
Por baja de ley, y astrosa
Usan ya de cierta prosa (18), Octava rima de Garoilaso (28).
Medida sin consonantes. Y ya que mis tormentos son forzados
Ya muchos de los que fueron Aunque vienen sin fuerza consentidos(29).
Elegantes y discretos Pues ¿qué mayor alivio á mis cuidados (30)
Tienen por simples pobretos, Que ser por vuestra causa padecidos?
Por solo que no cayeron Si, como son por vos bien empleados
(31),
En la cuenta á los sonetos. De vos fuesen, Señora, conocidos,
Daban en fin á entender La mas crecida angustia de mi pena (32)
Aquellos viejos autores (19) Seria de descanso y gloria llena.
No haber sabido hacer
Buenos metros ni poner Juan de Mena, como oyó
En estilo los amores; La nueva trova pulida,
Y que el metro castellano Contentamiento mostró,
No tenia autoridad Caso que se sonrió
De decir con majestad Como de cosa sabida,
Lo que se dice en toscano Y dijo «Según la prueba,
:

Con mayor facilidad. Once sílabas por pié


Mas esta falta ó manquera (20)
No hallo causa por que
No la dan á nuestra lengua Se tenga por cosa nueva,
Que es bastante y verdadera Pues yo mismo las usé (33).
Sino solo dicen que era
De buenos ingenios mengua ;

Por lo cual en lo pasado (21) Viendo pues que presumían


Fueron todos carecientes Tanto de la buena ciencia.— Texto de Yelasco.
(22) Como se sigue de yuso.— Id.
Destas trovas excelentes
(2.") Ulloa no dice cuyo sea este soneto ; Velasco lo pone como
Que han descubierto y hallado
de Boscan sin embargo que no se baila impreso entre las obras
Los modernos y presentes. ,

de este.
(24) Sin ellas el morir muy mas de veras.— Texto de Ulloa.
(25) Y quieren reforzar con mi alegría.— Id.
(12) Sigo también á Ulloa, lo mismo que en las demás variantes
(20) De muerte y de dolor de mil maneras.— Id.
del soneto. Velasco lee equivocadamente :

(27) Mayor gloria de pena no la quiero. Id.
Y oyéndoles hablar nuestro lenguaje.
(28) Ulloa no dice el autor de esta octava, que Velasco pone co-

(13) Mezclado en extranjera poesía.— Texto de Yelasco. mo de Garcilaso.


(1-1) Con ojos los miraron de extranjeros.— Id. (29) Bien que son sin fuerza conoscidos.— Tetfto de Ulloa.

(15) Sin sabor y tan á solas.— Id. (50) Que mayor alivio en mis cuidados.— Id.

Así el texto de Ulloa ; el de Yelasco seguido por Fernan- (31) Y si como son en vos bien empleados.— Id.
(16) ,

dez, dice (32) La mayor angustia de mi pena.— Id.

Y en lugar destas maneras (53) Así Ulloa ; Velasco pone :

Y vocablos ya sabidos Tues yo también las usé.


En nuestras trovas primeras, Comunmente se cree que Castillejo afirma haber sido usados
Cantan otras forasteras,
Nuevas á nuestros oidos: por Juan de Mena los versos endecasílabos. De otra manera en-

Sonetos de gran estima, tendió este pasaje Pedro de Cáceres y Espinosa en la vida de ,

Madrigales y canciones Gregorio Silvestre, impresa al frente de las poesías de este inge-
De diferentes renglones, nio. Véanse sus palabras
Octava y tercera rima, «Y que en España no se supiesen , ni la trujesen los que truje-
Y otrasbravas invenciones. .

la poesía toscana á ella, parece en que Castillejo aun no supo


ron
(17) Así Velasco ; Ulloa pone la medida española de arte mayor, pues queriendo conferir la una
Despreciaban cualquier cosa. y la otra , introduce á Juan de Mena , diciendo de las trovas ita-
(1S) Ulloa dice: lianas:
Y usaban de cierta prosa. Juan de Mena como oyó, etc.

(19) Ulloa lee «De suerte que Castillejo quiere probar que las composturas de
A aquellos viejos autores. Juan de Mena y Juan Boscan son una misma cosa, pues constan de
(20) Mas esta falta y manquera.— Texto de Yelasco: once sílabas. Y dejado que la española tiene doce, aunque fuera
: : ,, ;;, : ;

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.-LIBRO SEGUNDO. 4'J9

Don Jorge dijo: «No veo De parte de la invención


Necesidad ni razón Sean dignas de alabanza (40).
De vestir nuestro deseo (34) Y para que á todos fuese
Manifiesto este favor,
De coplas que por rodeo
Van diciendo su intención. Se dio cargo á un trovador
Nuestra lengua es muy devota Que aquí debajo escribiese
De la clara brevedad, Un soneto en su loor.
Y esta trova, á la verdad,
Por el contrario, denota Soneto.
Oscura prolijidad (55).»
Carci-Sanchez se mostró Musas italianas y latinas,
Estar con alguna saña, Gentes en estas partes tan extraña ,

Y dijo : «No cumple no, ,


¿Cómo habéis venido á nuestra España (41),
Al que en España nació Tan nuevas y hermosas clavellinas?
Valerse de tierra extraña O ;,quién os ha traído á ser vecinas
Porque en solas mis lecciones, Del Tajo y de sus montes y campaña?
O ¿quién es el que os guia ó acompaña (42)
juradas bien sus estancias,
Veréis tales consonancias De tierras tan ajenas peregrinas? —
Que Petrarca y sus canciones Don Diego de Mendoza y Garcilaso
Queda atrás en elegancias (36). Nos trujeron, y Boscan y Luis de Haro(43),
Por orden y favor del dios Apolo ,
Cartagena dijo luego,
Los dos llevó la muerte paso á paso,
Como práctico en amores El otro Solimán, y por amparo
« Con la fuerza de este fuego
Solo queda don Diego, y basta solo (44).
No nos ganarán el juego
Estos nuevos trovadores
Muy mal entonadas son (37)
Estas trovas, á mi ver,
Enfadosas de leer (40) Así Ulloa; Velasco escribe:
Y tardas de relación (38), Y por honrarla invención,
Jf enemigas de placer.»
De parte de la nación
Torres dijo «Si yo viera : Eran dignos de alabanza.
Que la lengua castellana
(41) Deci, ¿cómo venistes á la España?— texto de Velasco.
Sonetos de mí sufriera ¡Oh, quién es el que os guia y acompaña!— Id.
(42)
Fácilmente los hiciera Así Ulloa Velasco pone :
(43) ;
Pues los hice en la romana
Nos trujeron Boscan y Luis de Haro.
Pero ningún sabor tomo (59)
En coplas tan altaneras, (44) Solimán el uno, y por amparo
Escritas siempre de veras, Nos queda don Diego, y basta solo.

Que corren con pies de plomo Gregorio Silvestre, en la Visita de amor (véase en sus obras,
Muy pesadas de caderas.» Granada, 15991, se declaró enemigo, como Castillejo, délos
Al cabo la conclusión versos italianos, en que mas tarde vino á escribir:
Fué que por buena crianza Unas coplas muy cansadas,
Y por honrar la nación Con muchos pies arrastrando,
A lo toscano imitadas,
Eniró un amador cantando
Enojosas y pesadas.
verdad que tuviera once, no supo que de once á doce hay mucha Cada pié con dos corcovas,
diferencia, por no entender la medida de los pies, la cual se des- Y de peso doce arrobas,
cubrió en España en esla sazón, y en Granada fué el que las des- Trovadas al tiempo viejo.
Dios perdone á Castillejo,
cubrió, que no ha dado poca perfección al verso.»
Que bien habló de estas trovas.
(34) Velasco dice
De vestir nuevo deseo. Dijo Amor : "¿Dónde se aprende
Este metro tan prolijo,
(35) Estas dos quintillas no se leen en el texto de Ulloa. Que las orejas ofende.?
(36) Alude Castillejo á las Lecciones de Job apropiadas á sus Por estas coplas se dijo
pasiones de amor , que escribió Garci-Sanchez, y mandó borrar en Algarabía de allende.
el Caneionero la Inquisición, según se ve en los índices expurga- El sugeto frió y duro,

torios. Comienzan las lecciones así


Y el estilo tan oscuro,
Que la dama en quien se emplea
Pues amor quiere que muera, Duda, por sabia quesea,
Y de tan penada muerte, Sí es requiebro ó si es conjuro.
En tal edad, «Ved si la invención es basta,
Pues que vó en tiempo tan fuerte, Pues Garcilaso y Boscan,
Quiero ordenar mi postrera Las plumas puestas por asta,
Voluntad. Cada uno es un Roldan,
Véase cómo Garci-Sanchez trova el Homo natas de mullere: Y con todo no lebasta.
Yo no alcanzo cuál engaño
El hombre nacido de
Te hizo, para tu daño,
Mujer vive brevemente;
Mas amor no me consiente, Con locura y desvarío
Meter en mi señorío
Porque siempre en pena esté,
Sino que viva doliente,
Moneda de reino extraño.»
De muchas tristezas lleno. Con dueñas y con doncellas
Asícomo flor salí Dijo Venus «¿Qué pretende
:

Y me sequé; Quien les dice sus querellas


Sequéme porque me df En lenguaje que no entiende
A quien mas que como ajeno El ni yo, ni vos ni ella? .
Me traía que en darme á mí Sentencio al que tal hiciere
,

Me trate. Que la dama por quien mucre


Lo tenga por cascabel,
(37) Así Ulloa Velasco pone
; :
Y que haga burla de él
Muy malencónicas son. Y de cuanto le escribiere.
(38) Así Ulloa ; Velasco lee :

Tardías de relación.
(39) Asi Ulloa ; Velasco pone:
Pero ningún gusto tomo.
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160 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


RESPUESTA A UN CABALLERO QUE LE ENVIÓ UNA COPLA Á UNA DAMA Á QUIEN UN CABALLERO DEJÓ POR HEREDERA
MAL TROVADA. DE SU ALMA Y FE EN UN TESTAMENTO QUE HIZO.

Una copla me enviastes, ¡Qué buen caballero era


Señor, de mala yacija, Perdónele Dios, amen,
Hecha co» pies de estorm'ja Dejando (al heredera!
El mal es que trasnochastes, Si antes de escribir muriera
Y al cabo paristes hija. I
¡Oh cómo muriera bien
Mas, sin mas satisfacción Su pensamiento fué vano,
De que hay en ella,
los yerros Aunque sano
I

Sois digno de haber perdón Si le terciara el estilo.


Siquiera por la pasión Válgale por codicilo,
Que pasastes en hacella. Pues lo escribió de su mano.
Mas si acuerda de aceptar
Vuesamerced esta herencia
A OTRO, POR OTRO TANTO. •

Quiéroos, Señora, avisar


I

Que no os podéis excusar


Vuestras coplas recibí, De pleito ni diferencia
Y es cierto que, si no fuera Porque el alma que os dio á vos
Porque no digáis de mí Es de Dios,
Que de envidia no las vi Si quisiere recibirla;
De asco no las leyera. La fe no pudo par ti ría,
Y porque daros razón Pues no puede ser de dos.
De los yerros que llevaban
Era daros mas pasión
No os digo sino que son A UN AMIGO, CON UN PRESENTE DE VINO DE RIBADAVIA
Cuales de vos se esperaban. Y UNAS RIENDAS.

No os burléis de la invención
A OTRO, POR LO MISMO.
De este mi nuevo presente;
Que se hace por razón
El que las coplas liicistes,
Que este caballo bridón
Todos los que las miramos Espuelas no las consiente.
Sabed que en deuda os quedamos Por su nombre lo veréis
De la risa que nos distes Que deriva de lozano.
Pero vos de vos y dellas Mirad cómo arremetéis,
Quejaros también podréis, Porque á lo menos quedéis
Porque el tiempo nos debéis
Con las riendas en la mano.
Que gastamos en leellas.

A UN MAL PAGADOR.
Á UNO QUE QUERÍA QUE LE GLOSASE UN MOTE Á CIERTO
ENTENDIMIENTO FUERA DE PROPÓSITO. Pues noseexcusa perderos,
Según que camino va
No sufre glosa ninguna, Yerro pienso que será
Torque huyen de rondón Dejar perder mis dineros.
Y' pues por tan poco precio
La razón y la intención
Por su parte cada una. Perderme, Señor, queréis,
\ de tal entendimiento Mas quiero que me acuséis
El mole tan lejos va, De importuno que de necio.
Que no lo confesará
Sino á fuerza de tormento.
Á UNA QUE ESTANDO MAL CON SU AMIGO SE CASO ,

CON UN BARBERO.
A UNO QUE APOSTu DE SACAR UNA CIFRA O SACAR UNA COPLA.
H¡ de puta, ¿qué señal
De querer quitar baraja
Pues falta hay en vos,
no la
Estando conmigo mal,
Desempeñad vuestra prenda Señora, pesar de tal,
Que esta cifra de contienda, Echáis mano á la navaja?
Mejor me perdone Dios Bastaba para una mora
Que vuesamercedla entienda. Los regalos y saínetes
Y mirad á qué me atrevo, No dármelos ya Señora
,
Que aunque la echéis en la cama Sin que me querais^gora
Yo lo consiento y apruebo, Trasquilar á panderetes.
Tan sin temor de su fama
Como si fuese una dama.
Á UN CABALLERO QUE TRAIA DE C0NT1N0 UN COLLAR DE ORO
DE MUY POCO PESO*

No sé si huya de vos Por grosera cosa ser


O busque quien me defienda Los dejó toda la gente;
Porque en tan estrecha senda Y vos, por bien parecer,
No teméis en mucho á dos Holgáis, Señor, detraer
Si corréis suelta la rienda. El vuestro públicamente;
Y aunque el mote no fué nuevo, Por tanto, si no queréis
Nueva querella me llama Que reniegue la paciencia,
De vengarme con renuevo Suplicóos que osle quitéis,
Si en mí prueba vuestra dama Salvo si no lo traéis
Cuan justamente os desama. En señal de penitencia.
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OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.— LIBRO SEGUNDO. 1CI


Que en iraertan sinrazón Y el pregón de su querella
Collar que lan poco pesa, Desta manera comienza
A muchos dais ocasión, «Que salgan a la vergüenza,
Señor, de murmuración, Pues osan andar sin ella.»
Juzgándolo por empresa
Mas, pues para lo dejar Comienzan.
Hay uso sobre razón, Salgan según su vejez,
No lo debéis dilatar, Hagamos honra á las canas.
Porque tan pobre collar Salid vos, la de Manzanas,
Peores que de jubón. Hecha en el año de diez
No aleguéis por leonada
Que ya, por tener tesón
UNA GUARNICIÓN' DE TERCIOPELO QUE LE ENVIÓ UN CABALLERO. Habéis perdido el león,
Y quedastes en la nada.
En cueros me la envió Vos, Castillejo, salid
Con mil golpes por la cara; Con la que en azul fué novia
Si el pelo no le Tallara, Tejida dentro en Segovia,
El tercio bien acudió; Cortada en Valladolid
Pues viene sohreraida-, Por todo el mundo traída
Señal es que fué borrón, Y en su triste senectud
Porque para guarnición Salió deCalatayud,
Viene muy desguarnecida. De viejo luto tenida.
Fernán Pérez eche fuera
La suya, azul, clara y vieja,
LA FIESTA DE LAS CHAMARRAS. A dar"cuenta de una ceja
Que tuvo en la delantera.
No le valgan sus afanes,
MERCADO A SU CHAMARRA. Aunque alegue por raida
¡Oh chamarra de papel Pues al cabo de su vida
En hora fuerte y menguada Se puso de tafetanes.
Vos fuisteis invencionada Diego Ramírez presente
Pues por vos me dicen cruel. La suya, gris, tinta en lana,
De cuya causa cuidado (4b) Que tiene muestras de sana
Nace que el alma me arranca Y secretos de doliente
Que ¿por qué siendo vos blanca
,
Y pasa muy á la clara
Me paro yo colorado? Vergüenza pues la perdió
,

El dia que consintió


SU CHAMARRA Á MERCADO. Cuchillada por la cara.
Mas me siento yo injuriada La de Alvar Pérez, morada,
De vos, descortés hidalgo. Pague por su desamor;
Pues que siendo en paño algo, Mas pues es comendador,
,

En chamarra no soy nada. Sea antes desgraduada


Si quedó por mi ocasión Pero tómenla en los brazos,
Vuestro pecho sin abrigo, Y miren bien á la luz ,

Vuestra fué la culpa, amigo; Que al quitarla de la cruz


Vuestra fué, que mia, non. No se les haga pedazos.
Sin culpa sale ni tacha,
SU CHAMARRA Á CANSECO.
Al pregón, la de Tobar,
Señor, vos buscáis mi mengua; Pues que mantuvo collar
Mucha queja de vos tengo, De seda cuando mochadla;
Pues sabiendo dó yo vengo, Mas los ribetes así
No tenéis tiento eñla lengua. Dicen, mostrando su cuero :

Mis tachas parecerán; « Tiempo es el caballero,


,

Que á vuestra causa mezquina Tiempo es de andar de aquí (-47).»


Caballeros de Medina Menéses y su cuñado
«Mal amenazado me han » (4G). Saquen sus dos alemanas
A pagar, pues son hermanas,
CANSECO Á SU CHAMARRA. Juntamente su pecado.
No temáis, chamarra mia Han cometido traición;
Que os puedan a vos decir Que en Castilla se criaron
Sino que por me seguir Y fueron luego, y dejaron
Dejastes la compañía. Lo mejor en Aragón.
Si me tuvistes amor, La de Pinedo se olvida :

No esluvisles engañada, Salga acá, dará su vuelta;


Pues yo os quise deshonrada, Que aunque mal parece suelta,
Por veros de mi color. Muy peor anda ceñida
Y á todos ponga mancilla;
PREGÓN GENERAL. Que el traidor que la cortó,
Hacer manda esta justicia De los pliegues la quitó,
A las chamarras presentes Por crecer en la capilla.

Por los delitos siguientes, Salid vos, la de Sarmiento,


La reina nuestra, Malicia. Vieja, escura y leonada
Que por mal guarneteada
Podéis perder casamiento;
(45) Velasco pone Cuitado.
Y decid esta canción,
(4G) Verso del romance viejo de Doña Lambra y los siete infan-
Llorando vuestro desastre
'es de Lara.
Los hijos de doña Sancha
Mal amenazado me han
Que me cortarían las haldas (47) Versos de un romance viejo ,
que mas adelante se verá glo-
Por vergonzoso lugar. sado.
P. XVI-I. 11
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ÍG2 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


«Por ni! mal os
yo sastre vi De veros ir con linterna
Que por vos salgo al pregón.» Acompañando el manjar,
Salinas salga, y escole Que queréis con él entrar
La suya, mangas de boba A cenar en la taberna.
Que cuando moza fué loba
De luto con capirote;
Y por tales cuchilladas CIERTOS CABALLEROS AL AUTOR.
No se escape de pregones
Aunque muestre los botones Siempre en jueves de la Cena,
Con que las tiene cerradas. Por remembranza y memoria,
La corla desvergonzada Solemos estar en pena
De Piedra salga á ías bodas Pero vos, según se suena,
Que para mengua de todas Diz que estuvistes en gloría.
Las chamarras fué criada; Los banquetes son crueles
"Ypor tan mala invención, Do carne sola seda;
Traje, color y planeta Mas esto no se dirá,
No se escape aunque se meta Pues las tortas y pasteles
So las faldas del sayón. Bien las supimos acá.
Tapia, el aposentador,
Saque la suya á ¡a pena
RESPUESTA DEL AUTOR.
Que aunque su hechura es buena
Es muy triste su color;
Y también su presunción Injustamente condena
Mi fama la falsa historia
Es caso que toca al Papa,
Mal se habla en culpa ajena
Porque le sirve decapa
Sin tener dispensación.
En una casa tan llena
De culpa, y culpa notoria.
Salga acá la de Villoría Al repique de broqueles
Que piensa, por ser ferrete,
Estáis tan á punto ya,
l)equedar con su ribete Que do quier que carne está
In perpetua rei memoria No son puestos los manteles,
Mas yo, como amigo íiei Cuando la huelen allá.
Que la despida le mando,
Porque le está amenazando
De vivir masque no él. RAZONAMIENTO DE UN CAPITÁN GENERAL Á SU GENTE.
Salgadesesper
la
DeCanseco, y dará fe Señores y compañeros
De cómo dos veces fué Que salistes de Bohemia
Su mala guerra ganada (48); Por virtud, y no por premia,
Do cobró tales raíces A ganar honra y dineros
Decodicia pore! mundo, Ya sabéis que hasta aquí,
Que aun con el amo segundo Mientra quiso la fortuna,
Anda ganando perdices. No ha habido falta ninguna
Salga con su gruesa lana Por vosotros ni por mí.
La de Somonte á la hora Agora, por los pecados
Que siete veces fué inora De alguno, veis que nos vemos
Y otras tantas
alemana ;
Do de hambre perecemos,
Y cabo de sus delitos.
al De toda parte cerrados.
Sin que el Papa lo otorgó, Veis los turcos poderosos,
A san Francisco negó Y mas fuertes á la fin,
Por tornarse de benitos. Y muerto Pedro Rachin
La de Mercado, alevosa, Y otros hombres valerosos.
Hecha con tanta miseria, Pues ya que con osadía
Desque revolvió la feria Queramos acometellos,
Puso pies en polvorosa Antes de tocar en ellos
Que viendo que estas padecen Nos mata el artillería.
Sin culpa, por su pecado, Para estar aquí perdidos
Dijo en secreto á Mercado : Estas causas grandes son
«A los pies, Señor; que ofrecen. » Cuanto mas que hay traición
No falta quien las acuse, Y estamos todos vendidos.
Que las manden desterrar; Y por nuestra mala suerte,
Mas tornóse á revocar Si esperamos á mañana,
Porque no hay quien ya las use; Moriremos, y no gana
Y es el mal que sin consuelo El Bey nada en nuestra muerte.
Ni esperanza quedarán El remedio es retraer,
Que esta mengua que les dan Por excusar tanto mal
Jamás se la cubra pelo. Y el Capitán General
Es del mismo parecer.
Y caso que de este hecho
Á UN MAESTRESALA LE MANDABAN TRAER EL MANJAR
Q13E Alguna mengua ganemos,
CON LINTERNA. Al menos excusaremos
De no morir sin provecho.
Maestresala, sentir pena Cualquier daño y perdición
No debéis de esta costumbre Con la vida se repara;
Que siendo tan ruin la cena, Mas vale vergüenza en cara
Ruin ha de ser, y no buena. Que mancilla en corazón.
La lumbre con que se alumbre; Pero diga quien dijere;
Pero puédese pensar, Que si es honra el combatir,
No es menos saber huir
(48) Velasco pone Cuando el tiempo lo requiere.
De mala guerra ganada. Aperciba pues cualquiera
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ODRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.-LIBRO SEGUNDO. yr


Los pies, si queréis salvaros Abajo se me cayó;
Porque yo pienso llevaros, Y desdichado,
yo, acaso
Si puedo, la delantera. También desbarré;
allí
Y' cayendo así turbado,

Sobre ella quedé colgado


Á UN CABALLERO SU AMIGO EN CIERTA OCASIÓN DE TIEMPO. De las ramas por el pié.
La cabeza encontinenle
Pues estáis donde me vi Fué en el agua zapuzada
Con tan próspera ventara, Y cuerpo quedó pendiente,
el
Gozad del bien mientras dura; Quedando yo juntamente
Dejen lodos para mí Mal herido de mi espada.
El dolor y la amargura. Y desta suerte pendiendo,
Pídeme la voluntad Perdí la vida y la luz.
Con grave necesidad Al fin merecí, muriendo,
Que no esté sin veros hoy; Hembra, macho y neutro siendo,
¿Qué liaré ¡ triste que soy Muerte de agua, hierro y cruz.
Ajeno de libertad?
Mas pues de las ansias mias
,

El remedio está apartado, ENHORABUENA DEL CASAMIENTO DEL CONDE LEONARDO


Quédese por excusado, DENOGUEROL.
Y vuélvanse mis porfías \
A cumplir vuestro mandado. Por muchos años y buenos
Juno, Venus y Diana Sea, Señor, este día ,
Todas tienen una gana De salud y de alegría
Pe dar al dueño su cuarta Y de prosperidad llenos;
Mas la que menos se aparta Y sea muy en hora buena
Piensa que es la mas anciana. Tan en buena recibida,
Que dure muy luenga vida,
Sin un momento de pena;
Á UN VIZCAÍNO PIDIENDO AGUINALDO. Y la misma también sea
Con igual voluntad dada,
Servido no ge lo tienes, Y en igual hora tomada
Aunque en gana le tenia Para la que en vos se emplea.
Mas mire su señoría, A ambos os haga Dios
Generado, dónde vienes. Dichosos y sin querella,
No mires merecimiento Pues vos fuistes digno della
De barbero guipuzquiano Y el! a fué digna de vos.
Mas el razón que le cuento; Y'él os dé, para que deis,
Y Machín vaya contento Mas bien que vos deseáis,
Con guinaldo de su mano. Dándoos sin que lo pidáis
,
,

Lo que, Señor, merecéis.


Y si parece sobrada
La demanda, como creo,
Déos lo que yo os deseo
El Navidad es pasado, Que no se perderá nada.
V Reyes otro que si
Mas del copla que le di
Ya le tienes olvidado. ENHORABUENA DEL DESPOSORIO DE DON PEDRO LASO
Prometido pues había me DE CASTILLA.
El aguinaldo. Señor.
Mande vuesa señoría Tan en hora buena sea
Que la cumpla todavía Cuanto en cosa nunca fué,
Con Machín , su servidor. En tal punto y en tal pié,
Cual vuesamerced desea.
Todos os somos agora
A UN HERMAFRODITO. En gran deudo nuevamente
Pues ya que nos dais señora
Cuando mi madre cuitada Nos la dais tan excelente.
En el vientre metraia, Mia es la enhorabuena,
Viéndose grave y pesada,
Aunque me toma en la cama,
Diz que á los dioses, penada
Donde he ganado por ama
Consultó qué pariría.
A la linda Policena.
Febo dijo « Varón es »
: ;
Pues cobrastes tal amiga,
Marte hembra y neutro Juno.
,
Alargad, Señor, el paso
\o, naciendo, era después
Porque es muy bien que se diga,
Hermafrodito, y de tres,
Mas no se sienta, lo laso.
Dijo verdad cada uno.
Preguntado el fin que habría
Tras esto, dijo la Diosa EN ALABANZA.
Que con armas moriría
Y mas dijo, que seria Alabanza es no alabar
Muerto de cruz espantosa. Persona tan excelente
Febo dijo « En agua espera
:
Porque es gran inconveniente
Acabar su triste vida » Querer que quepa la mar
La suerte, en iin, de cualquiera En espacio de una fuente.
Dellos en mí fué cumplida Para daros el loor
Y por mi mal valedera. De que sois merecedor
En un árbol que hacia No basta mi suficiencia
Sombra al agua me subió Que mi principal herencia
La triste ventura mia Es ser vuestro servidor.
Do la espada que ceñía
; : ,; . ; , ,, , , , , : ;, ;

IGÍ CRISTÓBAL DE CASTÍLLF'O.


Tú Beien , tierra de gloria,
CONTRADICTORIA EN ALABANZA SE UX CABALLERO AMIGO SUYO ,

Cierto no eres la menor;


Contemplado tu valor,
Quien quiere loaros , ilustre Señor,
Quedarás en mi memoria
El mismo se amengua y pierde el caudal Escrita por la mejor.
Pues pluma ni lengua, vos siendo ya tal
De ti me saldrá cuidado
No pueden doraros con oro mejor. Que rija mi pensamiento;
Serviros, honraros es noble labor
Eres el mundo abreviado,
Es por yerros nuestros dejar de hacello. Palacio de rey privado,
Los muy grandes vuestros no son un cabello, Arca de contentamiento.
Estando tan claros en vuestro favor.
Vos sois de los buenos muy cierta esperanza En Qn aunque de desdenes
,

Mortal enemigo de toda maldad Entrambas, llenas estén,


Y muy grande amigo de toda bondad, Son el lin de todo bien:
De males ajenos socorro y holganza. Las Huelgas tienen mil bienes,
Por mas ni por menos torcéis la balanza Diez mil sobran á Belén
Seguís lo mejor donde hay diferencia , Una y oirá bien mirada ,

Y de lo peor huís con prudencia Tornóme á afirmar agora


;

ílenchis vuestros senos de amor y templanza, En la sentencia pasada


Gracioso y humano, sin mezcla de mal Ser las Huelgas encantada,
Menos que ninguno de vicios vencido, Y Bden encantadora.
Pesado, importuno á hombre nacido,
A todo cristiano os dais liberal.
Por primo ni hermano no torcéis de leal LA FÁBULA DE ACTEON,
Usáis de virtud con todos á hecho,
TRADUCIDA DE-OVIDIO, MORALIZADA.
Y la ingratitud os hace despecho;
Tenéis á la mano verdai natural
Según Ovidio da nuevas
Y nos hace relación,
Andando á caza Acteon,
A UNA BEATA MOZA, ENVIÁNBOLE UNA RUECA. Principe mozo de Tébas,
En peligrosa sazón,
Pues tomaslesreligión Por desastre de ventura
Que áestar recogida os ata, Se metió por la espesura
Por no entrar en tentación, De un bosque, donde nacia
Cuando acabéis de oración Una fuente clara y fria,
Hilad devota beata.
,
Hecha á manos de natura.
Y pues con conciencia sana En la cual, según solia
No podéis, aunque hayáis gana, Cuando el sol la fatigaba,
Vestiros ropa de lino, La diosa Diana estaba
Por no torcer el camino, Con sola su compañía,
Nunca hiléis sino lana. Y desnuda se bañaba ,

Muy segura y descuidada,


Sin temor de ser mirada
Á UNA DONCELLA QUE SE METIÓ MONJ. 1

De ningún hombre mortal


Del colegio virginal
Nueva planta María
sois , De sus ninfas rodeada.
Puesta en el huerto de Dios; Pues, como se viese ser
Desde hoy mirad por vos, En tal forma conocida
Que os cumple, de noche y dia. De Acteon, toda encendida,
En buena tierra quedáis ; Quisiera luego tener
Procurad de arraigaros, Con que quitarle la vida ;
Porque no pueda arrancaros Pero no pudiendo mas
El viento cuando crezcáis. En aquel punto y compás,
Tomando del agua clara,
Le dio con ella en la cara ,
Á OTRAS DOS QUE TOMADAS EL VELO. Vueltos los ojos atrás,
Y díjole muy sañuda :

Señoras, con este velo «Vele agora do quisieres


Vuestra libertad se entierra Y cuenta por donde fueres
Presas seréis en la tierra Cómo me viste desnuda,
Por ser libres en el cielo. Si bien contarlo pudieres.»
Procuren vuesas mercedes Luego el triste se miró
De gozaros tras las redes, En el agua, y se halló
Pues moris para vivir; En ciervo todo mudado,
Que ya no<podeis huir De grandes cuernos cargado,
Aunque salléis las paredes. Que grande espanto le dio.
Y comenzando á pensar
Lo que en tal caso baria,
COMPARACIÓN ÉNTRELAS HUELGAS DE BURGOS Y BELÉN Si al palacio volvería,
DE VALLADOLID. O si se debe quedar
En el monte todavía
Ayer, señoras, entré No sabe lo que es mejor;
En las Huelgas á mirar;
Porque su mismo dolor
Es casa muy singular, Ni le toma ni le suelta;
Donde sin duda hallé Vergüenza impide la vuelta,
Muchas cosas que loar Y la quedada el temor.
Sus anchuras y grandeza, Así que, mientras dudaba
Su vejez y antigüedad ,
Entre dos contrarios yerros,
Sus muros y fortaleza Fué sentido de sus perros,
Lo que falta en gentileza Que corren con furia brava
Suplen con autoridad. Tras él por valles y cerros.
; ,, ,, ;,
; , , , , ,, , , ,

ORRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.— LIBRO SEGUNDO. 103


Y por sus servidores,
al fin ,
Aunque del esté goloso,
'Jornados perseguidores No puede dejar de ser
Rompidas piernas y brazos, Como ciervo temeroso;
Acalló, hecho pedazos, Mas en fin como cordura
, ,

La vida con mil dolores. Pueda menos que natura,


Cualquier peligro pasado
MORALIDAD DE LA FÁBULA PRECEDENTE,
En un punto es" olvidado
Al sabor desta locura.
Este fabuloso cuento, Al fin le comen los canes;
Puesto por comparación, Lo cual denota de veras
Se escribe con intención Perros de todas maneras
Que nos sirva de escarmiento Halcones y gavilanes
El castigo de Acteon. Y otras bestias placenteras;
Por el cual así perdido, Cazadores y monteros,
So muestra ser entendido Caballos,mozos y porros,
Cualquier persona de estado, Y cuanto la caza toca,
A caza muy inclinado, Que muerden y tienen boca
Y tras ella embebecido Y cuestan muchos dineros.
Por las selvas y boscajes, Mis el sentido derecho
Islas, montes y labrados, Es que sus mismos privados
Tras los ciervos espantados, \ iéndolo entre los cuidados,
Osos y puercos salvajes Buscan con él su provecho

Y otros cualesquíér venados, Y* le comen á bocados.


Con redes, cuerdas y telas, Estos le hacen la guerra,
Bocina guardas y velas, Cada cual traba y aferra
,

Podencos, galgos, lebreles Según que tiene los dientes,


Ballestas y cascabeles, De sus carnes ¡nocentes,
Capirotes y pihuelas. Hasta dar con él en tierra.
Por la diosa que halló, Así que, la conclusión
Üe cuya beldad se prende, Y entendimiento moral
La misma caza se entiende Desta fábula real
,

Que desque una vez la vio, Ls, que cualquier Acteon


No pudo partirse dende O persona principal
Y así, preso enamorado, Por su placer y servicio
A caza del todo dado Se ocupe en el ejercicio
Sin orden y sin medida, Del campo templadamente',
Aquel es en esta vida Y no para que la gente
Su soberano cuidado. Se lo conozca por vicio.
En el cual siempre metido Y' no se deje olvidar

Y pensando noche y dia Por !a caza en proveer


Allí pone su alegría ,
Lo que mas es menester,
Allí lodo su sentido Porque no venga el pesar
Con diligente porfía A sermayor que el placer;
Aventurando á perder Ni menos tenga por uso
Todo cuanto puede haber, Para no verse confuso
Peligro, cansancio, pena ;
Poruña vana holgura,
Recibiéndola por buena De ponerse á la ventura
Por gozar de este placer. Que el rey Favila se puso.
Asi se encarna el deleite
Que aquel agua significa
Con que el rostro le salpica , AL ANO TRABAJOSO DE CUARENTA.
Que, como mancha de aceite
Pega y cunde do se aplica Allá irás el de cuarenta
Del cual el corazón preso, Por esas ondas leteas.
El juicio queda
leso, Do nunca mentado seas,
De libre tornado siervo,
Ni se haga de tí cuenta
Convertido en aquel ciervo, Sino coií las furias feas.
Animal de poco seso. Has ios hecho cien mil males,
De allí van en perdimiento Muerto muchos principales,
Las cosas mas substanciales, Y de los otros sin cuento,
Los negocios principales Y trucado el movimiento
Pospuestos cada momento De los cursos celestiales.
Por el trato de animales. Hasr.os abrasado el suelo
Hácese por consiguiente Con tus calores aleves,
Descuidado y negligente, Y con humidades breves
R escomedido y tardío ; Desterrádonos del cielo
En otras cosas muy frió, Las justas lluvias y nieves.
Y en esta sola herviente. Hastíos dado sequedad
Lo cuarto, que se embaraza En toda la cristiandad
Cuando en el agua se vio Desde Grecia hasta España,
Significa que entendió Y traído en Alemana
Los afanes de la caza " Verano por Navidad.
Cuando bien se conoció; Has dado licencia nueva
Usando fuerzas y mañas ALandgraveen bigamia,
Contra brutas alimañas Y al de Londres osadía
Batallas y escaramuzas De dejar, hecha la prueba
Y trepando por carnuzas La mujer que ya tenía.
A las enhiestas montañas. Hasnos muerto cardenales
Do se sigue que de ver Rueños, limpios y leales,
Ser deleite peligroso, Y escapado de la "muerte
: , ,,, ,:,, , ,

dG6 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


A Pero Luis el Fuerte Apenas podrá llevar
Para bodas obispales. Sin dar en tierra con ello.
Has tornado á concertar Sayos, calzas y jubones,
El (urco con venecianos, Cabestros, herramental
Y al noble rey de romanos Polas, zapatos, calzones,
Hecho fuerza de lomar Colgados de mis arzones,
Las armas contra cristianos. Como si fuese varal.
Has muerto al rey Juan de Hungría ,
Y'o,miserable machuelo,
Y dado por peoría Con el peso trasijado,
Un niño que en ella queda, Llevo , como veis , forzado,
Para que fray Jorge pueda Los hocicos por el suelo
Colocar su tiranía (49j. Por hacer vuestro mandado.
Así que , vé donde vas, Pero vos, sin compasión
Año de cuarenta triste ; De cuanto sufro delante,
No te alabes que nos viste Ascstaisme un balijon
Ni vuelvas la cara atrás, En mis ancas de cabrón,
Pues con ella nos heriste. Que es carga de un elefante.
No nos dejas qué comer, Y en la silla otro que sí
,

Pero bien en qué entender Un mozo se me plantó;


Por mil duelos por tí dados, Que nunca descanse, no,
Y los ríos agotados, Si lo que va sobre mí
Que apenas hay qué beber. No pesare mas que yo.
Vos, el de cuarenta y uno, Yo voy ya para morir,
Que venís por sucesor, Y ¡ojala fuese ya muerto,
Entrad manso y con amor; Siquiera por no sentir
No nos seáis importuno El escarnio de ver ir
Como vuestro antecesor. El maletón descubierto,
Dadnos el aire templado Puesto á orza y recalcado
Natural y concertado, De colchón y cabezales,
Lleno de fertilidad Que por. ambos cornejales
Y volved la sanidad Le salen al desdichado
Que estotro nos ha quitado. Las tripas y los pañales!

Enmendad vos sus aviesos, De lo cual, por lo que os toca,


Corregid los temporales Aunque mal de muerte os quiero,
Sed propicio á los mortales, Por el mal que me provoca
Y dadnos buenos sucesos, Tengo congoja no poca,
Privados y generales. Porque sois buen caballero;
No seáis dei bien escaso Y también de parte mia,
Y entrad vuestro paso á paso, Como ya no soy mochacíio,
Próspero, alegre, dichoso, Yerme solo triste macho,
Por casa del generoso Con tanta caballería,
Mi señor don Pero Laso. Me causa, Señor, empacho,
Aliviadme de esta pena,
Pues no lo pido con vicio
Y quitadlo de la avena,
QUERELLA DE UN* MACHO CONTRA SU AMO, QUE LE CARGABA Que me hallo en tierra ajena
DEMASIADO HACIENDO JORNADA EN LA CORTE DE REY DE Y cojo en vuestro servicio.
ROMANOS. Carga dme la barjuleta
Que me basta, y no se entienda
¿Qué esesto, noble Señor? Que yo pueda aunque me hienda,
,

Qué crueldad tan indina? Soportarían gran maleta


¿Soy yo moro, ó soy traidor, Con toda vuestra hacienda.
Que con tanto disfavor O ponedme dos cestones,
Tratáis mi carne mezquina? Como esotros caballeros,
No bastándoos el sillar, Y no tales maletones,
Colgáis de mi flaco cuello Si queréis que mis ríñones
Lo que , por Dios, un camello Lleguen á Flándes enteros;
Mas, si ya queréis que al lin
Con mi desventura vaya,
Porque la carga no caya
(49) Don Nicolás de Oliver y Fullana, en su Recopilación histori-
Proveedmc de un cojin
en de los reyes , guerras, tumultos y rebeliones de Hungría ( Colo-
Al menos con que la traya.
nia, 1687), obra notable por la enérgica concisión con que está
escrita , dice lo siguiente
Con lodo, no quiero ser
«El rey Juan Zapolia , luego que estuvieron hechas las pa- Ingrato de la bondad
ces con el rey don Fernando, trato de casarse con Isabel , hija del
Que usasteis conmigo ayer,
ny Segismundo de Polonia. Celebráronse con majestuoso regocijo Comenzándome á hacer
y suntuosas fiestas las bodas y coronación de la Reina tüi los
Un poco de caridad.
campos de Alba-Real, cubiertos de riquísimas tiendas, y á 7 de julio Y para mas obligaros
de 1540 parió la Reina un hijo, que, de los nombres del padre y A servir siempre clemente
abuelo, se llamó Juan Segismundo. Siguió catorce días después En el trabajo presente,
Acuerdo, Señor, cantaros
la muerte del padre en edad de cincuenta y tres años, príncipe de
El villancico siguiente
grandes prendas, si ñolas hubiera «Minchado la ambición que ,

afirma Salustio, hace prevaricar a muchos hombres. Fué sepulta-


Villancico.
do con regia pompa en Alba-Real, nombró por tutor del hijo, asis-
tente y consejero de la Reina viuda , y gobernador de sus esta- mala que Mala
¡Oh citan sois!
dos á Jorge Marlinucio, natural de Dalmacia , educado en casa
,
Para mi;
de Juan Corvino, hijo del rey Matías Uuniades. Cansado de la Por mi mal os conocí.
corle, tomó el hábito de monje del orden de San Pablo , aunque
sin letras, que aprendió con facilidad, yse ordenó.» Este Marti- En
casa del coronel,
nuzi fué muerto violentamente en 1547. Mi señor, gentil y bueno,
, ; ,, ,; , , ,, ,. ,

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.- LIBRO SEGUNDO. 167


Con sola mi silla y freno Ni juzguéis, macho, lo vuestro
Era muy contenió él. >
Por lo de nadie mirado,
Vos, Señor, como cruel Que un mozo le va de diestro,
Echaisme el albarda así; Tirando por el cabestro,
Nunca yo os lo merecí. Y otro detrás azotando.
¡Oh cuan mala que sois ! Mala No os engañe el papahígo
Para mí. De aljófar y terciopelo
Que ya en tiempo de su abuelo
RESPUESTA DEL AMO. Fué, según dice un testigo,
Capirote de mochuelo.
Macho falso, gruñidor, Ved el gran caballerizo,
Que echáis palabras al viento, Que, aunque no es hombre cruel,
¿Quién os hizo trovador? Consola su había hizo
Quién os ha dado favor Un buen caballo castizo
Para tanto atrevimiento? Desmayar de miedo del.
Osaros así atrever Y'ed á Manchal, que deja
Y mostrarme así los dientes, Airas su Turco garrido,
Indicios son evidentes Perniquebrado, perdido,
Que debéis macho, tener
,
Pagado con sola queja
En esta corte parientes. De todo cuanto ha servido.
sospecha de traición
Si Mirad la haca preciada
Me dais, en ello
pensando, Del gran Martin de Guzman,
Pues contra mí sin razón Que á la segunda jomada
Cuantos en la corte son Con una carga de nada
Se muestran de vuestro bando, Desmayó con el afán.
,

Hallastes procurador Ved cuál lleva en su Castaña


Y relator bueno, y tal Dan Hermando su maleta,
Mayordomo y Manchal Caballera á la jineta;
Hasta el Rey, nuestro señor, Cosa no vista en España
Os ha sido parcial. Ni en la ley de barjuleta.

Y aunque hay causa que Bien sé que vais envidioso


me sienta
De contraste de tal arte De la haca de Tovar

Del cual se me sigue afrenta, Por su descanso y reposo, '

Quiero estar con vos á cuenta, Pareciéndoos piadoso


Puesto mi dolor aparte. Su cargo para llevar;
Ya sabéis, macho malvado, Mas no se queda detrás
Cuando á mi poder venistes A llorar duelos ajenos;
Los achaques que trajistes, Todos vais de quejas llenos,
Hambriento, cojo, matado Unos por carga de mas,
Y en mi casa guarecistes. Otros por carga de menos.
\ ed cómo viene envarado
r
Ya sabéis que el que me os dio
Si vuestra boca no miente, El terrible maletón
Por do quiera que os llevó Remendado de mercado,
Siempre de vos se sirvió Cubierto con un listado
Con albarda solamente. Alfamar de recatón ;

Yo, por haberos mancilla Caso que va como un gamo,


Bien que os planto sin pasión Se roza de dos en dos^
Por albarda el balijon, Diciendo : «Pluguiese á Dios
Mas echóos también la silla Que llevase yoá mi amo,
Por vuestra reputación. Y no, maletón, á vos.»
En lo de la cobertura Y aun el pobre caballejo
Que pedis de la balija, Que lleva la sin ventura
Bástale la hermosura Camilla de Castillejo
Del pelo que la natura Y'a tiene so el pestorejo
Le dio, con que se cobija; Una gentil matadura.
Y en que toca al cojin
lo Ser lacama como un puño,
Que asimismo habéis pedido, Y el caballo no mayor
Ya está también proveído No carecen de primor,
Que no hay mulo ni rocín Porque salieron de un cuño
Que os pueda ser preferido. Del talle de su señor.
La carga si os enojó
, Mirad cuál va sin reir
En este camino luengo, El alfaraz deJarava,
No yendo sobre vos yo, Diciendo : «Para morir,
No puede ser mucha, no, Dejadme, Señor, ya ir
Con quejo tengo.
solo lo A descansar á la cava.
Mas causa, á mi pensar,
la Bien habia yo escogido
De vuestra melancolía Adonde con vos caí
Es, que tenéis fantasía, Sepultura para mí,
Y os queréis, macho, igualar Si vos fuérades servido
Con otros de mas valía. Que yo me quedara allí. »
No penséis de anteponeros Ved cuál lleva su garrudo
AldePresinga privado, Y gran frison Hazailla
Que lleva seda y dineros, Desmembrado, aunque membrudo,
Y va con dos escuderos, De su cabalgar muy crudo
Como dueña, acompañado. Y golpazosde la silla.
Si le hace cortesía Parece costal de nueces ;
Y quiere bien su señor, Y el pobre rocín querría
Es por ser de su color; Por alivio y mejoría
Y sin ser vos de la mia, Que se llevasen á veces,
Os tengo también amor. Pues que van en compañía.
; ,; ;,, , ; , ,;; ;

168 CRIS.TODAL DE CASTILLEJO.


Ved el caballo en que va De pies y manos se roza
Cristóbal el deMenéses, Solamente en pasear.
Que el suelo le dice ya : Aunque vos, por remediar
«Quila tu cabeza alió, El daño que en él sentís,
Guarda rocin , no me beses.»
,
Siempre le soléis calzar,
Bien que el mozo, como astuto, Mas no lo basta á tapar
Por alegrar al cuitado L'n cuero de borceguís.
Se pone disimulado Otras sus tachas cubiertas
Sobre el balandrán de luto Bien las quisiera callar ;
Papahígo colorado. Pero por las descubiertas
Con estos ejemplos tales, Están claras de juzgar.
Y otros que contar podria Vos podéis estercolar
De personas principales Con lo que él echa, una haza;
Tened macho, en vuestros males
,
Débese toda la mar,
Sufrimiento todavía Es muy malo de herrar,
Y aunque mas mas os aticen IN'o consiente el almohaza.
Malas lenguas á quejar, Mulero, mal comedor.
No las curéis de escuchar Cazcorvo, mal enfrenado
Que aun os queda como dicen , No tiene cosa mejor
La cola por desollar. Que ser de los pies calzado.
Es cenceño y ahusado,
Que para galgo le basta;
AUN CABALLO DE UN AMIGO LLAMADO TRISTAN Zancudo demasiado,
Que si en ello habéis mirado,
Decidme cómo le va,
Parece pollo de casta.
En breve, señor Tristan, Pasea con muy buen tiento,
Y de duelos cómo está Muy corlo y muy sosegado
Vuestro caballo alazán Corre con "tan buen aliento
Porque acá dicho nos han Como un asno enalbardado.
Cuantos vienen de allá fuera Es izquierdo y desbocado
Que sobre todo su afán Y muy blando de carona ;

De cuartos y esparaván Vos solo lo habéis librado


Le ha nacido una papera. De andar á vender pescado
Tengo tanto sentimiento O moler en atahona.
De veros con tal fatiga, No sé para qué nació
Y caballo en tal tormento,
el Restia tan sin proporción;
Que no sé cómo os lo diga. La yegua que lo parió
Cierto le tuvo enemiga Debiera tener torzón.
El planeta en que nació, Causa ninguna ó razón
Pues le secó como espiga, Yo por cierto no la hallo
Sin caderas ni barriga, Por que este lerdo harón
Y tan enorme quedó. Sin talle ni sin facion
Fuera harto autorizado, Se haya de lomar caballo.
Juzgado por su longura, El no es para jineta.
Pues hay en el desdichado Mucho menos para brida;
Media legua de andadura; Pero, puesto á la carreta
Mas es flaco de cintura ,
Aun podrá ganar su vida
Aunque largo de sillar, Mas porque quede perdida
,

Y de tan mala hechura, Del todo ya su memoria,


Que, aunque está sin matadura, Ponedle por despedida
fiace asco en lo mirar. En una huerta escondida
Los ojos tiene sumidos En servicio de una noria.
Y el pescuezo prolongado, ¿Dónde invistes las mentes
Derramados los uidos Cuando tal rocin comprastes?
Como orejas de un arado; Los amigos y parientes
Alto, pando, corcovado. En ello mal injuriastes.
Muy carnuda la cabeza, Honra ninguna ganas! es
. lie los muslos muy delgado, Con bestia de tan mal talle.
Pe brazos estevado,
los Loqueen tal gomia empleastes,
Y á cada paso tropieza. Decidme si lo hallastes,

Tiene rostro conejuno


el
Señor Tristan, en la calle.

Y es muy corlo de cosiiilas;


No le puede ver ninguno
Sin ver en él maravillas; SOr.RE UN DESASTRE QUE ACONTECIÓ A UN CONFESO.
Muy delgado de canillas,
(Habla con el médico.)
Ambos á dos brazos mancos,
Pues mirando las cuartillas,
Son tan largas y sencillas, Mandad señor, bachiller,
Que parece que anda en zancos. Proveer
Tiene pequeña la frente, En un caso desaslrado
Las caderas derribadas De un hombre que de espantado, ,

Las espuelas no las siente, Está para perecer


De ser largas las lujadas. Si presto no es remediado.
No sé, viendo sus quijadas, Ved ahina
Cómo no quedáis corrido, Lo que manda medicina
Siendo tan desvariadas, "
Sobre males de esta suerte;
Muy gordas y muy cerradas, Porque este queda á la muerte,
Y el pecho todo sumido. • Y entre manos se nos fina.
Si alguna vez se alboroza, El hizo cierta jornada
No le pueden sosegar Dien pensada,
, , , ; ,
,;; ,, ; ,, , , , ,

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.— LIBRO SEGUNDO. ÍC'J

Y provechosa le fuera, Y deshecho;


Si mal no le sucediera Y dice que se le ha hecho
Con una haca alquilada, Una grande opilación
Que nunca llevar debiera, Encima del corazón,
Fué avisado Hacia la parte del pecho.
Esle malaventurado
Que no la deje jamás RESPUESTA DEL MÉDICO.
Suelta, si como Jonás
No quiere verse tragado. Son dolencias peligrosas
Mas, siendo ya su caida Y penosas
Prevenida Las que nacen de temor,
Para el trance de esta lid Porque llevan el calor
Descuidado y sin ardid, A las partes vergonzosas
El avisóse le olvida De la parte interior;
Entrando en Valladolid. Y acaece,
Muy ufano Cuando al hombre se le ofrece
Se levanta muy temprano Semejante sobresalto,
A entender en su cobranza, Que elhuelgo deja lo alto,
Y en el establo se lanza Y la habla se enflaquece.
Con su cebada en la mano. Y así puede muy bien ser
,

Ella en viéndole asomar,


, Y acontecer
Por le dar Que tanto miedo sobrase
Gracias por esos cuidados, Que el corazón se quedase
Arrojóle dos bocados Sin sangre do se valer,
Y empezóle á saludar Y que el hombre peligrase;
Con los dientes regañados. Y al presente,
Ved Señor,
, Tornando á vuestro doliente
Qué trance de pecador, Tiene un bien esle su mal,
Que, del miedo que cobró, Que pieuso'ser natural
Ningún pulso le quedó Y no haber sido accidente.
Arriba ¿el salvohonor. Y en tal caso Galieno
Pues en tan gran turbación Ba por bueno
Y perdición Que se apliquen drogas vivas
Viéndole todo temblar, Alegres confortativas,
,

Ofrecióse de llegar Y (píele hagan ajeno


Una moza del mesón De viandas purgativas.
A ayudársela á lomar. Son pasiones
La rabiosa Que huyen las ocasiones;
Haca, falsa, maliciosa Y Avicena manda y quiere
Teniendo por muerto á él, Que le hagan, si muriere,
Arremetió muy cruel La huesa de cagajones.
A la moza piadosa.
El, en vez de socorrer
La mujer,
SOBRE UNA CIERTA CONTIENDA CON OTRO.
Viendo la haca tan fiera,
No se acordando quién era,
Huyó, por se guarecer, Hasta aquí con piedad
Apriesa por la escalera He esperado vuestra emienda;
Y esto visto, Mas pues vuestra necedad
,

Argüido este malquisto Ha vencido mi bondad,


De los que huir le vieron, Contra vos suelto la rienda;
Respondió «También huyeron
:
Y porque ya me tenéis
Los discípulos de Cristo » Enfadado acá dedenlro
La mujer amortecida, Con lo poco que sabéis
Quiero, porque despertéis,
Bien mordida
Harto mejor qup ayudada, Daros, Señor, un encuentro.
Quedó la desventurada Mas porque querer poner
,

En aquel suelo tendida, Vuestras tachas por escrito


La garganta magullada Del todo no puede ser,
Y el maldito, De vuestro poco saber
Mas medroso que conliito, Haré proceso infinito;
Por quitarse de pasión Que si mi vida durase
Hr/.ose luego lanzon, tanto mientras que pudiese
Y lanzóse en San Benito. Decir lo que en vos hallase,
Venció el temor la codicia Yo sé bien que no acabase
Y avaricia De morir, aunque quisiese.
Por ser su complexión flaca Y si no tengo paciencia
De un cabo teme la haca Para callar lo que siento
Y del otro la justicia, Be vuestra gran inocencia ,
Que recia pesquisa saca. Es que mi mesma conciencia
No seguro Acusa mi sufrimiento;
Tras aquel devoto muro, Y es razón que lo sepáis
Acordó de caminar De mi , que también lo sé
A pié, sin le embarazar Para que mas no viváis
Camino largo ni duro Engañado, ni podáis
Y es llegado aquí el mezquino Decir que no os avisé.
Vizcaíno, Cuando yo la grosería
Muerto, tlaco, trasijado, Que en vos cabe, do no hay cabo,
Y del temor ha purgado Tan por cabo no sabía.
Tanta cosa en el camino., Quise vuestra compañía,
Que viene desainado De lo cual me desalabo ;
, ; ,;,; ; ,, ; ; , , ; , : ;,

170 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Pero después de sabido, A US CIERTO ESCIWtA.\0 CONFESO, BARATOS Y APAÑADOR,
Aunque rae hallé burlado PERO BUEN COMPASERO.
Y de la burla corrido,
Helo callado y sufrido Al muy impotente bestial , vagabundo
,

Por no mostrarme engañado Hernando Corneja, buharro, torzuelo;


Mas nunca medre el trapero Aquel contra quien de dichos abundo,
Que me vendió tan ruin paño, Aquel ante quien es lindo el mochuelo,
Que no llegó al mes entero, Aquel que de tierra jamás alzó vuelo,
Cuando su hilo grosero Por ser como plomo su cuerpo pesado
Me mostró claro el engaño; Milano tripero en cieno mudado.
Que vuestro primer hablar Pihuelas de esparto, nariz por señuelo.
Rayo del sol parecía (1) Tus cascos enormes, enorme cantamos
De lejos en blasonar; Tus ansias crueles , codicias que tocas
Mas cuando quise apretar, Ardites y cuartos y tarjas que trocas ,
Hallé la mano vacía. Y los que en lu tinta borrados hallamos.
Quien no os ha visto, no os vio En esta provincia adonde moramos
Biensi en esto ño ha caído
De bolsas ajenas codicia tu pluma
;
Por fas y por nefas hacer grande suma;
Que el que bien os conoció,
Feriales á tí domingo de Ramos (2).
Teneros ha, como yo,
Por necio no conocido
De lo cual en tal manera RECADO FALSO EN NOMBRE DE ESTE MISMO, COSTRA OTROS
El que os hizo proveyó, QLE HACÍAS PALACIO COS ÉL POR PASATIEMPO.
Que si de saber os diera
La mitad, él os hiciera Ved qué grandeza la mia,
El mas sabio que nació. Que he subklo con mi oficio
Si miran vuestro semblante,
A tener en mi servicio
Aves de volatería.
Según andáis mesurado,
Dos muy cobardes milanos
No os tendrán por ignorante ;
Dos rateros cortesanos
Mas si pasan adelante',
Que caen á mi señuelo
Necio sois disimulado.
Prenden las tripas del suelo;
No me doy, Señor, un cuarto Para mas no tienen manos.
Por vuestra espada y broquel;
No vuelan con mas de una ala,
De necedad estáis liurlo,
Porque es muy baja la presa
Necio sois antes del parto,
No loman mayor empresa
En el parlo y después del. De cuanto monta su gala.
Y vos, deslo muy contento. Son cernícalos galanes
Por la falla de razón, No llegan á gavilanes,
Armáis sobre este cimiento Aunque cazan codorniz;
De necedades sin cuento, Por tocarme en la nariz
Gran torre de presunción; Se abalen a ser truanes.
Y vuestra capacidad.
No bastando tan en lleno
RECADO FALSO Á CASSECO, DE PARTE DE US CONCEJO DONDE
A daros mas claridad,
Vivís cu la necedad LE PRENDIERON SU MACHO PORQUE ENTRÓ ES US ALCACER.
Como el albur en el cieno. Consentir tales locuras
Teneis-os por bien hablado, No debéis á vuestro macho,
Mejor os perdone Dios; Pues sabéis que no es muchacho
Mas tráen-os engañado Para hacer travesura:;;
Con el seso trastornado Y mira que siendo preso
Catad que burlan de vos Estuvislesen perder,
Que porque toman placer
, Por iin poco de alcacer,
De ver que desto os picáis Él el cuero y vos el seso.
Dicen que sabéis hacer ;
Y no piense que aunque vuela
Ñas no dejan de saber
Ha de huir, por ser bermejo,
Cuánto de necio pecáis. La bebida del concejo
Y según dice el cantar, Como huye del espuela;
Sois bueno para cornudo, Que en tiempo del rey don Juan
Y por mas lo confirmar, Que otro la! le aconteció, *

Os quiso Dios remediar Siendo de silla se vio


Con él remedio del mudo, En manos de un ganapán (o).
Que en carecer del oido
El no hablar no le empece,
Y el necio desproveído, AUN MAESTRO MAS TEÓLOGO QUE TROVADOR, QUE ENTRE OTROS
Con carecer de sentido, MUCHOS HIZO USAS COPLAS AL DICHO MACHO.
No siente de qué carece. El proceso mal trovado
Ni yo siento, á la verdad Que el maestro presentó,
Remedio con que sanéis
De tan gran enfermedad Estas dos octavas son trovas de las dos primeras de El la-
(2)
Confirmada con edad
berinto de Juan de Mena:
Con que al cabo moriréis
Almuy prepotente don Juan el Segundo,
Pero si tenéis dolor Aquel con quien Júpiter tuvo tal celo, ele.
De ver vuestro perdimiento, de Me-
(3) Aquí parece aludir Castillejo á los versos de Juan
Miraos en derredor;
na sobre un macho que compró de un archipresle
Que la cabeza Señor,
,
Cuando- ya pude lornallo
Traéis muy llena de viento. Mal ó bien, me di al trasache;
Rabiando por enviallo,
Dije al mozo que despache:
«Toma, toma este diablo,
Mételo allá en el establo
(i) En unas ediciones se lee rara , y en otras raza. De aquel que vi en uu retablo
Pintado por momarrache.»
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OBRAS DE CONVERSACIÓN V PASATIEMPO.— LIBRO SEGUNDO. 171

A sentenciar se llevó De ser vistas, mas de ver


A un famoso letrado, Cosa que pueda traer
El mejor que se halló ; A la vista desconsuelo.
El cual , visto sabiamente También se suele tocar
Sin temer inconveniente Para que secretamente
Como varón tle conciencia, De algún secreto lugar
Pronunció luego sentencia Nos paremos á mirar
En esta forma siguiente : Si hay algo que nos contente;
«Maestro que tan mal trova No para mal ni pecado,
Rallamos que debe ser Mas porque por lo criado
Condenado á no traer Loemos al Criador;
Monjil, bonete ni loba , Y vuestra vista Señor, ,

Si no fuere de alquiler; Nos quitó cleste cuidado.


Y que en su vida se vea Así que nuestro cubrir
,

Con las barbas que desea No nos condena ni acusa,


Ni crezca mas adelante Ni vos os debéis sentir,
\ aunque yerre el consonante, Pues se hizo por huir
Que no lo alcance ni crea. El peligro de Medusa.
»Y por cuanto en su jardín Podeis-os quejar de vos,
Tales posturas novemos, No del velo ni de nos,
Justa sospecha tenemos Ni menos del esquilón
Que del macho ó del rocín Que depura compasión
Saca los pies que leemos. Queda doblando por vos.
Por lo cual se determina
Que le cabalguen ahina
Sobre lahaca al revés, OTRO RECADO FALSO CON OTRO.
Y reciban todos tres
Juntamente disciplina.
Unas coplas vuestras vi
» Venga delantero el macho, Señor padre fray Antonio,
Por guardar sus ancianías ;
"
§ Y por ellas entendí
Que ya con los muchos dias Que os movistes contra mí
Habrá perdido el empacho Por la boca del demonio
De estas tales romerías Y según vos mal habláis ,
Y el pregón de la sentencia No podéis ser bien pagado
yjiga y haga diferencia Pero seréis hostigado,
Que sufren esta justicia Porque sepáis que os tomáis
Macho y haca por malicia Con el señor del sobrado.
Y el amo por inocencia.!)
Yo, sobrado principal
De casas altas reales,
Tomarme parece mal
ECADO FALSO Y RESPUESTA F.N NOMBRE DE UNAS SEÑORAS Con vos que para por tal
,

MONJAS Á UN CIERTO TROVADOR. Os faltaron los umbrales;


Pero dísteme pasión
Sin nuestra respuesta os fuistes, Y es menester castigaros
Malicioso descortés; Que pues osastes lanzaros
,

Señal es (pie os alrevistes En narices de león,


Pava lo que mal dijistes Es forzado estornudaros.
En esfuerzo de los pies Mas no quiero mal traer
Y vuestros renglones falsos Del todo vuestras razones;
Y pensamientos livianos Que como solemos ver,
,

Bien publican vuestra mengua, No es cosa nueva roer


Pues os servís de la lengua En queso los ratones
el
En defecto de las manos. Pero fuistes importuno
Y de ver que os respondemos En morder, para morderos,
No os engañe el pensamiento Todos los quesos enteros
A poneros en extremos Quedara siquiera uno
De pensar que' lo hacemos Para vuestros compañeros.
Por vuestro merecimiento Que, según los mordiscáis,
Que vuestra razón culpada, En temor me dejais puesto,
Digna de ser desechada Si con galo no topáis
Por prolija y deshonesta ,
Primero que acá volváis
Justamente de respuesta Queréis entrar por el resto;
Se juzga por excusada. Pero podráse tener
Mas por daros á entender En ello buena manera.
Que os tenemos por grosero, Rogad á Dios que no muera ;

Sin gana de responder, Que yo os mandaré hacer


Acordamos de hacer Una gentil ratonera.
Tras vos este mensajero, Loque mas es de culparos
Para que por él sepáis Es que culpáis su hechura.
Cuan falsamente juzgáis - Motejáis por motejaros;
El son de la campanilla ,
Que ellos y vos mostráis claros
Y os espantéis en oilla Los defectos de natura.
Por donde quiera que vais. Falta parece de seso,
No penséis que á cada uno Mal aviso, acá entre nos,
Es costumbre de tañerse Y soberbia para Dios,
Táñese cuando entra alguno Que no sufráis vos á un queso
Cuyo mirar importuno Lo que ellos sufren á vos.
Da causa para esconderse; Vuestro y suyo es el dolor,
Y el cubrirnos con el velo Vuestra y suya la ocasión;
No se hace por recelo Mas lo de ellos es mejor
, , , , ,, , ,, , , ; , ,

Mi CRISTÓBAL Dfí CASTILLEJO.


Que suplen con el sabor Yo os ruego que vos me queráis informar,
La mala disposición. Y en o que dijerdes os quiero creer,
En esíe nombre se alioga Y en todo pregunto vuestro parecer,
Cuanto bien Dios os ha dado; Porque yo sepa en qué soy de tachar.
Mas toqúese delicado;
Que es peligro mentar soga RESPUESTA DEL AUTOR.
En casa del ahorcado.
No sé qué respuesta os pueda yo dar
A vuestra pregunta , la cual yo leí
OTRO RECADO FALSO CONTRA EL MISMO.
Sino cualro coplas que os quise enviar,
Que son las siguienles escritas aquí.
Del monte deMalallana Si fueren leidas enteras en si
Diz que fuistes querelloso; Dirán de vos mismo lo que juzgáis vos
Mal parece el religioso Empero si de una hiciéremos dos
De nada publicar gana , Es lo que parece á otros y á mí.
Cuanto mas de ser goloso.
Dechado y espejo de buena crianza
Yo mismo lo merecí,
De necios beodos de! todo quitado,
Que dejé partir así
Por muchos de modos estáis ya marcado
Sin prenda, los convidados,
En todo ya viejo, sin otra mudanza.
Pues otros mas estirados Iíazon y reposo no os falla jamas;
La suelen dejar allí. Vos nunca tuvistes en boca maldades,
Acusáis en la bajilla Vosnuncaentendislesen viles ruindades,
Las manos del pobre ollero, En ser virtuoso no puede ser mas.
Sin considerar primero
Vos sois muy amigo de hablar verdad
Que en Valencia y en Sevilla
De envidia y codicia no es vuestra costumbre,
Puede haber barro grosero. De amor y justicia estáis ya en la cumbre,
No es justo pedir primores Mortal enemigo de toda maldad.
De los pobres pecadores; De hombres viciosos vos os apartáis
Que á las veces hace Dios Vos sois estandarte de sabios prudentes,
(Si no,miradlo por vos)
Vos no leñéis parte con pésimas gentes,
Ciras vasijas peores.
Con los virtuosos vivís y tratáis.
La salsera por candil,
Sois acostumbrado huir de lujurias,
Para veros, se sacó, Decir necedades no lo acostumbráis.
Y hubo alguno que juró Hablar las verdades vos nunca dudáis,
Que érades aguamanil, Es muy excusado hablar con injurias. ^
A lo que le pareció.
En vos resplandece la santa prudencia,
Ella hizo su deber;
La hipocresía es vuestro enemigo
No hay por qué la maltraer; Y la cortesía tenéis por amigo
Que si le faltó la mecha ,
En vos no parece ofender en ausencia.
De vuestra propia cosecha
Vos nada entendéis en hechicería,
Se pudiera proveer.
En hechos honestos muy buen co:npañero,
Tampoco tenéis razón De sabios modestos vos sois el primero
De decir mal del cabrito ;
Ni oís ¡1¡ aprendéis de trafaguería.
Oue, según vuestro apetito, En murmuración nunca sois hallado,
No bastará ser cabrón No tenéis pereza en la devoción,
Para dejaros ahito. En lola nobleza tenéis afición-,
No tengáis por cosa extraña Gran odio y pasión al naipe y al dado.
Cuernos en una alimaña ;

Que si á vos, padre , os nacieron


Por el sátiro os tuvieron TRASF1GURAC10N DE UN VIZCAÍ.V0 GRAN BEBEDOR DE VINO.
Que vio Paulo en la montaña.
Culpa fué del cocinero
Hubo un hombre vizcaíno
Por nombre llamado Juan,
Las sopas mal remojadas;
Peor comedor de pan
Que á estar ellas bien caladas
, 1
Que bebedor de buen vino.
Como alcuza de santero
Humilde de condición
Os quedarán las quijadas;
Y de bajos pensamientos,
Mas lencisjusticia poca
De corla disposición
Si en lo gordo se les toca,
Y de flaca complexión , .
Porque cuando las corté,
Pero de grandes alientos.
En mi verdad que os tomé
La medida de la boca. Fué devoto en demasía,
Especial de san Martin
Confites sobre cocina
Y de los montes de! Hin
Digo ser impertinentes,
Y valle de Malvasía;
Especial en vuestros dientes,
Y con esta inclinación ,
Porque azúcar y cecina
Aunque delicado y flaco,
Son cosas muy diferentes.
Prometió con devoción
A falla de frutas verdes Obediencia y religión -
Comed puerros, si quisierdes,
Al poderoso dios Líaco;
Que sé que os darán sabor;'
Y otra vez pagad mejor En cual fué tan constante,
la

La comida quecomierdes. Que fervor de la niñez


el ,

Creciendo con la vejez


Iba con tino adelante ;

Y con el fuego de amor


PREGUNTA DE UN HONRADO BACHILLER QUE PREGUNTA DE SI Su rostro todo inflamado
MISMO AL AUTOR. De aquel divino licor.
Mudó su propia color
Según de mi mismo yo pude juzgar, En moreno y colorado (i).

No sienten algunos según que yo siento;


Y algunos mejuzgan por hombre sin liento, (4) Otras ediciones dicen :

Y yo tengo á ellos por locos de atar. De moreno v colorado.


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OBRAS D13 CONVERbAUUN Y PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. 173


Tuvo con estoá la par Y demás de eso, bebió
Una risica donosa Todo cuanto pudo haber,
De María la piadosa ,
Hasta el cuero en que paró;
Dispuesta para colar; Que cosa no le quedó
Y de la continuación Sino el alma, que beber.
Del estrecho coladero, Yéndose pues á morir
Hízosele en conclusión Porque el beber fallecía,
Sed perpetua en el pulmón Y si siempre no bebía
Y callos en el gargüero. Era imposible vivir,
Por lo cual fué menester, Arrimado á la pared,
Sin (pie excusar se pudiese Hincó en tierra los hinojos
Que siempre siempre tuviese Por pedir á Dios merced,
Por no morir, qué beber Y dijo, muerto de sed,
Pero junto al paladar Llorándole entrambos ojos :

Tuvo una esponja por vena « ¡Oh dios Baco poderoso,


Que, acabada de mojar, Mira qué bien le he servido,
Se le tornaba á secar Y no me eches en olvido
Como el agua en el arena. En trance tan peligroso!
De suerte que todavía Mira que muero por tí
La sed se le acrecentaba Y por seguir tu bandera,
Porque lo que la mataba ,
Y haz siquiera por mí
Eso mismo la encendía ;
Si es fuerza morir aquí,
Y las ganas le crecían Que al menos de sed no muera.»
Como llamas en la fragua , Acabada esta oración,
Que se avivan y se ci ian Sin del lugar menearse
Cuanto mas mas las rocían Súbito sintió mudarse
Los herreros con el agua. En otra composición.
Y con esta sed devota ,
El corpezuelo se troca ,

Hecha natural costumbre Aunque antes era bien chico,


No le era mas una azumbre En otra cosa mas poca
Que si bebiera una gota; Y la cara con la boca
Y de estar así embebido Se hicieron un roslrico.
En el beber de contino Las piernas se le mudaron
Andaba tan aturdido, En unas zanquitas chicas,
Encorvado y sometido Los brazos en dos aucas
Al espíritu del vino. Encima del asomaron
En fin, su beber fué tal, Cobró mas el dolorido
Que mil veces pereciera Dos corneemos por cejas,
Si Dios no le socorriera Por voz un cierto sonido
Con un amo liberal; A manera de ruido,
Mas no bastando á la larga
, Enojoso á las orejas.
Renta, viña ni majuelo En fué todo mudado
fin,
A matar la sed amarga , Y en otro ser convertido
Hubo de dar con la carga Pero no mudó el sentido,
Como dicen en el suelo.
,
Solicitud y cuidado.
Mientras monedas había, Quedándole entera y sana
Que la bolsa lobas! a! ¡a , La inclinación y apetito
Con remediaba
ella se Sin mudársele la gana
Loque gana pedia;
la Mudó la figura humana,
Pero no pudiendo día- Y quedó hecho un mosquito.
Fin á tan larga demanda,
A luego luego pagar,
Fué menester enviar VIDA BUENA Y DESCANSADA.
Sus prendas á Peñaranda.
Las mas partes de las cuales Bienaventurada vida,
Por sus cuentas, rematadas Si alguna lo puede ser,
Y en un jarro sepultadas Estas cosas á mi ver
Quedaron por sus cabales. Son, Señor, por su medida
Es lástima de decir,. Las que la pueden hacer :

Y mayor era de ver, Hacienda no mal ganada


Que al tiempo de despedir, Con sudor, mas heredada ;
« Ojos que las vieron ir
Campo bien agradecido
Nunca las vieron volver» (5). Lugar durable sabido,
Bebió calzas y jubones, Y pleito jamás por nada.
Y en veces ciertas espadas Pocos cargos de que dar
Camisas de otro labradas (6), Cuenta ni tener cuidado,
Bolsas, cintas y cordones; Y el ánimo sosegado;
Bebió gorras y puñal Buenas fuerzas á la par
Y papahígo y sombrero, Y cuerpo sano templado,
Y el sayo, que era el caudal Prudente simplicidad,
Y' el ajuar principal,
Y amigos con igualdad
Que fué las botas y cuero. Y fácil conversación.
En fin, bebió sus alhajas La mesa sin presunción
n^sta no dejar ninguna ,
Y sin pompa y vanidad.
Consumidas una a una La noche no sepultada
Al olor de las tinajas.
En torpe borrachería
Mas de congojas vacia
Cama no desconsolada
o) Versos de un 3ntor antiguo. Pero casta todavía
6) «Camisas de oro labradas», dice el testo do Velasco. Sueño quieto y sabroso,
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171 CMSTOBAL DE CASTILLEJO.


Que haga con su reposo Vuelve riendas ni caballo
Breves, dulces y seguras El remedio va á buscar.
Las tinieblas mas oscuras No lo busca entre las damas,
Y el tiempo mas trabajoso. Donde nunca se halló ?
peni, que mientras vivieres, Ni entre dulce gente, no;
Para que vivas de veras, Porque es andar por las ramas
Tan solamente ser quieras Biifealle do se perdió;
Aquello mismo que fueres, Mas siguiendo su destierro,
Y á nada no lo pretieras; Entre gente de pesar,
Y que la muerte que crees, Por fuerza mas que por yerro,
En tanto que no la veos, Vio un cirujano perro
Porque no te dé poslemas, Que veíala en el ganar (10).
En ningún tiempo la. temas No le fué mas su visión
Ni tampoco la desees. Que ver la de Dercebud ;

Mas hizo por la salud,


De las tripas corazón,
ctosA del romance Por la dolencia va el viejo, conthaiif De necesidad virtud;
cho al qve dice Por la matanza va el viejo (7). Y aunque de hablar le pesa
Porque fuese mas suave
Y conforme á tal empresa
Gran señora sois, Fortuna, Hablóle en lengua francesa,
Mas yo, Laceria, no menos
Como aquel que bien la sabe (11).
Que de ruines y buenos,
Sin diferencia ninguna No le pregunta por nuevas
Tengo muchos reinos llenes. De papa ni emperador;
Perderéis la fantasía, Otro cuidado mayor
Si competimos las dos;
Y otras mas amargas pruebas
Porque duelos á porfía Le cercan en derredor.
Y negra postrimería, Con dulce rostro y humano,
Yo las doy, yo ; que no vos. Aunque el corazón no es tal
Le dijo con voz de hermano :
Vos usáis de liviandad
dfíime, amigo cirujano.
Con los de vuestro jaez Dios te guarde para mal (12),
Yo á quien apaño una vez,
Si le azoto en mocedad » Siendo mucho menester,
Le desuello en la vejez Como es, tu diligencia
En losliuesosy pellejo, En una grave dolencia,
Con miserable semblante, Que serie del placer
No valiéndole consejo; Y hurla de la paciencia;
Por la dolencia va el viejo. Sin sacarte condiciones,
Por la dolencia adelante (8). Pues eres tan singular
En cuanto la mano pones,
Y pensar volver atrás
Por socorro es excusado; Caballero con pasiones,
Penque del bien ya pasado, ¿ Si le sabrás tú sanar (lo) ?
(uanto caminare mas »— Según fuere la pasión
Hallará menos recado. Dio por respuesta, ó el vicio,
Suspirar y dargemidos Asi valdrá el beneficio;
Puede, nías no bracear, Mas en cualquiera ocasión
Porque de males sabidos No faltará mi servicio.
Los brazos lleva tullidos, Y porque pueda mejor
No losptiede rodear (9). Mirar loque convenía
Desplaceres y desgrados Hacer en vuestro favor,
Van con él en compañía Ese doliente señor,
Enojos por alegría, Decidme ¿qué males ha? (U)
Por regocijo cuidados » —
Conocida razón tienes
Por sangre malenconía. De preguntar por sus males,
Los pasatiempos de amores El primero de los cuales
Aquí vienen á parar, Es que nunca tuvo bienes
Y en lugar de sus dulzores, Ni persona sustanciales.
Halló en ellos mil dolores, Las venas tiene vacías,
Mas no halló á do holgar. Que ya no sufren afán
Y como necesidad Y entre oirás sus valentías
Haga al bombre diligente El era viejo de di as
Aquejado reciamente Pero no gran barragan (13).
Pe la grave enfermedad »A su mala complexión
Y terrible mal presente; Es su apetito contrario;
Con gana de remediallo, Y así, tiene de ordinario
Mas que no de retozar, Forzada conversación
Aunque en duda de hallallo, Con físico y boticario.

(10) Vido en esto estar un moro


(7) El romance no empieza así, sino de este modo Que velaba en un alarbe.
En los campos de Alventosa Nublóle en algarabía
(11)
Mataron a don Beltran Como aquel que tan bien
;
la sabe.
Nunca lo echaron de menos
Hasta los puertos pasar. (12) Ruégote por Dios , el moro,
Me digas una verdade.
Mas adelante se halla el verso que dice :
(13) Caballero de armas blancas
Por la matanza va el viejo. Si lo viste acá pasare.
(8) Por la matanza va el viejo (14) Ese caballero amigo,,

Por la matanza adelante. Dimc tú qué señas trae.

(9) Los brazos lleva cansados (15) Blancas armas son las suyas,
De los muertos rodeare. Y el caballo es barragane.
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OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO.


Cuantos lacras Dios ha hecho EN ALABANZA DEL PALO DE LAS INDIAS
Van con él do quier que él ancle: , ESTANDO
Achaques, penas, despecho, ENLACL'RADEÉL(ID).
Y en el su brazo derecho
si tú me sanas
Guayaco,
Tenia un dolor muy grande (16).
Y sacas de estas pendencias,
»EI cual es tan pertinaz Contaré tus excelencias
Y de natura tan perra, Y virtudes soberanas
Que le consume y atierra Dulcemente;
Y jamás deja en paz,
le
No por estilo elocuente
Como fué ganado en guerra. Ni en lengua griega ó romana,
Cuyo principio maldito Sino por la castellana,
No se puede averiguar Que es bastante y suficiente
Ni lo hallarás escrito;
Que ¿l, maguer que era chiquito, Que, caso que la latina
Lo ganó por pelear (17). Tenga mas autoridad
No hay aquí necesidad
«—Cualquiera, Sefior, que oyere De elocuencia peregrina
Negocio tan trabajoso, Y que la haya,
Lo terna por peligroso, No es honra nuestra que caya
No que yo lo desespere Tu loor en tanta mengua,
Porque Dios es poderoso Que le calle nuestra lengua
Mas por el arte que sigo, Y la ajena te la traja.
Según regla natural,
No hayáis á mal lo que digo Marco Catón
Si halló

Ése caballero amigo, Causa de alabar la berza,


,

Morirá en el hospital (18). Mas la terne yo, por fuerza,


De celebrar con razón
» Y pues su suerte le lleva
La virtud
A tan pobre sepultura, De un árbol que da salud
Errará si no procura Do se tiene por perdida,
Una cama en el de Esgueva, Y veces vuelve en vida
á las
Donde el alma está segura; El mal de la juventud.
Que pensaren nuevas vidas
De que se puedan gozar, Aunque no diera mas parte
Esperanzas son perdidas, De gloria á nuestra nación
Porque tiene dos heridas La conquista de Colon
De que no puede sanar.» Que ser causa de hallarte,
Es tamaña,
Entre las cosas contadas,
Tan divina, tan extraña
Como veis, de ese doliente, Esta, que por ella sola
Venidas naturalmente
Puede muy bien la Española
Y por su lanza ganadas, Competir con toda España.
Do remedio no se siente,
Y do no vale una nuez Abajen los orientales
Medicina ni verdad, La presunción y la vela
Ni sentencia de juez,
Con sus clavos y canela,
La una era de vejez, Y otros mil árboles tales
Cargada de enfermedad. Que hay entre ellos,
Odoríferos y bellos
De quien no sin causa lemo¿ En aquel vergel de Apolo;
Pues se va tan de corrida
Que nuestro Guayaco solo
Apartando de la vida, Vale mas que todos ellos.
Y llegando al otro extremo,
Do la muerte la convida. Todas las plantas preciosas
Esta pues de quien se reza De saludables secretos
Ya veis que es llaga mortal, Comunican sus efetos
Fin de toda gentileza Ayudadas de otras cosas ;

Y la otra era pobreza, De manera


Que es un águila caudal. Que la que mas mas se esmera,
Muy poquitas veces sana
Final. La dolencia mas liviana
Si no le dan compañera.
Pues teniendo él estas dos, Mas guayaco gentil,
vos,
Como parecen aquí Descubierto nuevamente
En el campo contra sí, Por bien común de la gente
Milagro será de Dios Y remedio de cien mil
Si se escapare de allí.
Sin escudo
Mas durando el apetito, Y á solas contra el mas crudo
Sus males un bien tendrán
Mal que en el mundo se halla
Que no morirá de ahito Do la medicina calla ,
Pues vive de dia y vito
Entráis en campo desnudo.
Como hace el gavilán.
Tiene el cedro por su altura
La palma por su grandeza
En el carrillo derecho
El tenia una señale.
(19) El guayaco el guayacan, el palo sanio, el leño de Indias y
,

Que siendo niño pequeño, cuatro leños : tales son los nombres de un vegetal americano que
Se la hizo un gavilane. se empleaba mucho en la curación de las bubas.
Ese caballero, amigo, Citanlo los autores de las dos apologías de ellas: uno (¡aspar
Muerto está en aquel pórtale. Lúeas Hidalgo, en sus Carnestolendas de Castilla, y el otro Cris-
tóbal de Mosquera, que en 1569 compuso tres apologías, á saber:
la de los cuernos, la de las narices largas y la de las mismas bu-
bas. Estas tres existen manuscritas en la biblioteca Colombina sin
nombre de autor, que declaran otras copias que corren en manos
de curiosos.
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i76 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


El laurel por su nobleza Yo lo estoy, Señora, lanío,
Y el ciprés por su hermosura, Que no lo puedo creer;
Excelencia; Pero, va bien mirado
si

Mas, llegada en competencia Lo que por vos hesufrido,


La de todos con la luya, Antes me debe ser dado
De tu virtud á la suya Galardón por lo servido
Hay muy grande diferencia. Que culpa por lo pecado.
No me burlo yo contigo, Cincuenta añosos serví
Como el otro del nogal, Como leal amador,
Pues le espero liberal Hasta que por vuestro amor
En tan gran trance conmigo; Cerca de muerto me vi
Porque alcanzas Y enterrado en mi dolor;
Tantas prendas y fianzas Pero yo, con mi locura
Por do quiera ya de amigos, De muy vuestro enamorado,
Que tienes muchos testigos, Aun allá en la sepultura
¡Sin mí, de tus alabanzas. Nunca pude ser mudado,
En las cuales pongo aquí Por mal que dijo ventura.
Un silencio por agora ;
Vos sabéis que por beberos
Ten mi fe por dadora Cualquiera placer dejaba;
De lo que te prometí, Tan preso de vos estaba ,
Porque creo Que dejaba de quereros
Dirán (pie te lisonjeo Y por Dios os adoraba.
Por irme como nieva; Con tanta fidelidad
Hasta ver lo que será Y firmeza os quise bien
No acabo, mas sobreseo. Y os mantuve la lealtad,
Pero ruégotey suplico Que no hay moro en Tremecen
Que alargues en mí tu mano ,
Que tuviese la mitad.
Porque pueda verme sano, Mi alma, señora Linfa
Pues no ¡Hiedo verme rico. En vos estaba metida,
¡Oh guayaco! En vos mesma convertida ,

Enemigo del dios Paco Teniéndoos por una ninfa


Y de Venus y Cupido, Entre todas escogida
Tu esperanza me ha traído Tanto, que estando doliente,
A estar contento, de flaco. De que no pensé escapar,
Mira que estoy encerrado, Me mandaba expresamente,
En una estufa metido, Si allí muriese, enterrar
De amores arrepentido, En la boca de una fuente.
De los tuyos confiado. Arroyos, fuentes y rios,
Pan y pasas Y especial las fueníecicas,
Seis ó siete onzas escasas Do salen las arenicas,
Es la tasa la mas larga, Eran los deleites mios,
Agua caliente y amarga , Y mis mas ricas.
glorias las
Y una cama en que me asas. Por do quiera que pasaba,
Señora Linfa, y os vía ,

Con los ojos os miraba,


al ACt'A h.vbí:;ndole mandado QV£ bebiese vino
, Con la boca os requería
Con el alma os adoraba.

Bien sé que estáis enojada Fui tan aguado de veras


Señora Linfa hermosa, Y vos de mí tan amada
Por una parle quejosa Que no temiendo de nada,
Por otra maravillada .
Os bebí de mil maneras
De tan no pensada cosa Y figuras transformada.
Y que con la confianza Por no probar otra cosa ,

De los pasados favores Os bebí tana la larga ,

Estará vuestra esperanza No solo fría y sabrosa


Muy cierta de mis amores Pero-caliente y amarga
Y segura de mudanza. Y alguna vez peligrosa.
Yo conozco que tenéis Cuando en Madrid me halló,
Ocasión de eslar sentida, Donde reinaba a la hora
Teniéndoos por ofendida La fuente de la Priora ,

De mi fe, pues en mí veis Por vuestra causa llegué


Mudanza tan conocida ;
Hasta la muerte, Señora.
Y que de tanta afición Y vuestra presencia bella,
Era muy justo pensarse Siéndome defendida,
allí
Tan dulce conversación, Por gozar hurto de ella
á
Jamás poder apartarse Mil veces puse la vida
Sin la pala y azadón. A peligro de perdella.
Todo
lo podéis decir, Ya sabéis que de camino
Señora, porque asi fué, Yendo á Aramia, no bien sano,
Y nunca jamas pensé Paseándome en verano
Sino vivir y morir Por la isla de un molino
En la ley que comencé; Que Dios me pusoá la mano.
Pero la necesidad, Una fuentecica vi
Causada de la ocasión, Que manaba en la ribera
Madre de la novedad, Tan linda, (pie enmudecí,
Hizo fuerza á la razón ,
Y ahina casi me perdiera
Sin pecar la voluntad. Por un beso que le. di.
Y si vos tenéis espanto, Sallaban las arenillas
Maravillada de ver Como aljófar á la cara
Que se trocó nú querer, Y estaba tan fresca y clara
;, ,
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,, ,

ODRAS DE CONVERSACIÓN V PASATIEMPO.— LIRRO SEGUNDO. 177


Que me hinqué de rodillas De los hombres y mujeres
Con gana que me besara. Mil veces aborrecido
Y mirándola muy ledo Y aunque seáis bendita
Con ojos enamorados, Me sois causa de flaqueza,
Estaba suspenso y quedo Y el vino me resucita;
Entre dos grandes cuidados Vos soléis poner tristeza,
Metido, de amor y miedo. Mas estotro me la quita.
«Si te bebo, le decia ,
Y de esta causa forzado,
Dañarásme y moriré Señora Linfa, á dejaros,
Si te dejo, llevaré Y aunque ya conozco claro
Lástima de mi alegría Los provechos que he ganado,
Oue por tí la perderé. No puedo bien olvidaros.
Ninfa de tanta beldad ,
Vuestros amores primeros
Tú, que tan bien me pareces Durarán en mi memoria,
Y robas mi voluntad Pues fueron tan verdaderos;
Ciertamente no careces Mas llévanse la victoria
De alguna divinidad.» A la fin estos postreros.
Así suspenso, turbado Y aunque nuestro apartamiento
Y sin sentido, dudoso, Se hizo con mi despecho,
De una parte temeroso, Después que una vez es hecho,
De otra muy esforzado No me duelo ni arrepiento
Y sediento/deseoso Conociendo su provecho.
La determinación loca Caso que me pone horror
Fué de lomarla siquiera En aquel primer encuentro
Para lavarme la boca El vino con su sabor,
Mas que en ninguna manera Después que una vez va dentro,
Bebiese mucha ni poca. Es sin duda muy mejor.
Esto concertado así, Conocedle la ventaja,
A la bocada primera Señora Agua, con razón,
Tórnela á echar luego fuera Sin tomar dello pasión
Kn la segunda ofendí Pues no debe haber baraja
Y perdime á la tercera Donde no hay comparación.
La cual del lodo tragada Y no os pese del pesar
Dije «Encomiándome á Dios,
: Que tengo de haber lardado
Que en cosa lan deseada En negaros y dejar
Y sabrosa un tr3go ó dos A quien sé que me ha enfermado
No me puede dañar nada.» Por quien me puede sanar.
Mas, tragados dos ó tres Y pues esta diferencia
Mas de lo capitulado, Es lan grande y conocida,
malvado
El apetito Y vos desagradecida,
No pudo tener después Dadme Señora , , licencia ,

Templanza en lo comenzado Que es fuerza que me despida,


Y dejándole tragar No de ser en escondido
Cuanto me quiso pedir, Siempre vuestro servidor,
Dije por me consolar: Aunque me viese perdido,
«¿Dónde puedo yo morir Y amaros como amador,
Mejor que en este lugar?» Pero no como marido.
En fin, fué tal el beber, Entre dia y en la siesta
Que mi vientre todo entero Nunca seréis olvidada
Se hinchó como pandero, Con cualque buena asomada,
Hasta que entrar ni caber Y en secreto una traspuesta
No pudo mas en el cuero Jamás os será negada;
Pero, según la sed era, Mas, como pena notoria.
Si lo sufrieran las venas, Como lo ha sido mi mal,
Yo pienso que me bebiera Vos , (pie antes en mi gloria
La fuente con sus arenas Fuistes parte principal
Antes que de allí partiera. Quedaréis por acesoria.
La paga de estos amores Y pues de vuestroconsorcio
Y servicios tan leales Me aparto tan justamente,
Fueron dolencias y males, Recibid como prudente
Y martirios y dolores, El libelo de divorcio
Cual nunca se vieron tales; En esta carta presente;
Y por remate quería Que los muy buenos casados
Aun darme vuesamerced Por diversas ocasiones
Nuevo mal de hidropesía A veces son apartados,
Porque muriese de sed Y los padres con pasiones
Aun en vuestra compañía. De los hijos muy amados.
Y'o, vista la ingratitud Y vos, Daco gran señor,
,

De que usábades conmigo, Padre de las alegrías ,

como digo
Di la vuelta, Que en los mis postreros días
Proveyendo en mi salud Venistes á ser autor
Con consejo de un amigo; De las no pensadas mias;
Y fuéme fuerza hacer Triunfa ya de los licores
Mudanza, no de mi gana De las cisternas y pozos
Sino para guarecer, Fuentes y rios mayores ,

Trocando por lo que sana Pues vuestro placer y gozo3


Lo que me daba placer. De todos son vencedores.
Dejo aparte los placeres Y vos, Pedro, gran doctor,
De que he por vos carecido, Que tal consejo me distes,
Que por beberos he sido Con que los mis días tristes
P.XYI-1, 13
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;
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178 CRISTÓBAL DE CAST1LLE JO.


Y cubiertos de dolor Hay
licencia de mirar,
En gloria los converiisles, Si hay algo digno de vello,
Vivuisme mas que Noé Dereir y deburlar,
Pues nunca janiás tal hombre, Y á veces de retozar
Después del , para mí fué Quien tiene plática de ello
Que sobre esa piedra y nombre Mas al íin habéis de ser
,

Mi iglesia edilicaré. Como Tántalo que toca ,

Las manzanas con la boca,


Y no las puede comer,
ESTANDO EN LOS BAÑOS. Teniendo hambre no poca.
Si queréis saber, señores,
Qué es la vida destos baños,
Es sabor de sinsabores, ROMANCE
Por un placer mil dolores,
Por un provecho mil daños. contrahecho al que dice Tiempo es, ti caballera
Es un dulce desvarío
Con que se engaña la gente, Tiempo es ya. Castillejo,
Do combalen juntamente Tiempo es de andar de aquí;
Lo caliente con lo frió, Que me crecen los dolores
Lo frió con lo caliente. Y se me acorta el dormir»
Vienen de todos estados Que me nacen muchas canas
Tras estos locos placeres Y arrugas otro que sí
Muchos mal aconsejados, Ya no puedo estar en pié,

Frailesclérigos, casados
,
Ni al Rey, mi señor, servir.
.
Hombres varios y mujeres, Tengo vergüenza de aquellos
Caballeros y señores, Que en juventud conocí,
Hidalgos y cortesanos, Viéndolos ricos y sanos
Mercaderes, ciudadanos, Y ellos lo contrario en mí.
Oficiales, labradores, Tiempo es ya de retirar
Niños, mancebos, ancianos. Lo que queda del vivir,
Las mujeres á manadas, Pues se me aleja esperanza
Mozas y viejas barbudas, Cuanto se acerca el morir
Muchachas, amas, criadas, Y el medrar, que nunca vino,
De placer regocijadas No hay ya para qué venir.
Solo por verse desnudas. Adiós, adiós, vanidades,
Vienen con mil ocasiones Que no os quiero mas seguir.
Casadas y por casar, Dadme licencia, buen Rey,
Pero las mas á ganar Porque me es fuerza el partir (20).
Los muy devotos perdones
De parir ó de empreñar. GLOSA.
Andamos alli mezclados Aunque mi deseo se olvida
En el agua á todas horas, Bien meavisa la razón
Después de una vez entrados, Que para mudar de vida
Los amos con los criados, No solamente es venida,
Las mozas con las señoras. Mas pasada, la sazón.
Es forma de purgatorio, Y lomando este consejo,
Do cada cual comparece Yo mismo me digo á mi :
A pagar lo que merece, Pues te vas haciendo viejo,
Sin ser á nadie notorio Tiempo es ya, Castillejo,
Lo que el vecino padece. Tiempo es de andar de aquí.
Unos de mal de ríñones, Sirviendo, como debia,
Otros sarna y comezón Acabé la juventud
Catarros y hinchazones, Y siguiendo esta porfía,
Y otras diversas pasiones Voy perdiendo cada dia
Que no sufren relación Las fuerzas y la salud.
De las cuales con la gana Los dias me son mayores
Que llevan de verse buenos, De lo que puedo sufrir,
Van todos de placer llenos; Y las noches muy peores
Y aunque el baño no los sana, Que me crecen los dolores
Encúbrelas á lo menos. Y se me acorta el dormir.
Pasadala mocedad
Hay buena conversación
Entre los ya conocidos Y el calor de su deporte,
Los que mas y menos son Es muy grande ceguedad
Dejan la reputación Seguir sin prosperidad
A vueltas de los vestidos Los trabajos de la corte;
Cuentan cuentos de placer,
De lo que acaso se ofrece
(20) Muy glosado lia sido este romance viejo. Hay nna
Y por el mundo acontece; muy decente, donde se hallan sus versos de este modo
glosa i

Mas los mas son de beber


O Tiempo es, el caballero,
cosa que lo parece.
Tiempo es de ir de aquí;
Por consiguiente los cuentos
, Que me crece la barriga
De las mujeres caseras Y se me acorta el vestir.
Son según sus pensamientos,
,
Vergüenza he de mis doncellas,
Desposorios, casamientos, Las que me dan de vestir,
Míranse unas á otras,
Vientres, partos y parteras
No hacen sino reir;
Cuántos hijos tiene Marta Si tenéis algún castillo
Y cómo empreña Rodrigo, Donde nos podamos ir.
Lo que ella pasa consigo Paridlo vos, mi señora,
Cuándo su tiempo se aparta Que ansí hizo mi madre á mí;
Hijo soy de un labrador
Del contorno del ombligo.
Que á cavar es su vivir.
, , ; , ,,, , ,,, , ,

03RAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -LIBRO SEÓUNDO. {73


Ni ya por sus glorias vanas Hasta aquí de bien servir.
Me'doy mi maravedí Tras el yugo como Imev,
Cuando miro las mañanas :i Dadme licencia, buen Rey.
Que me nacen muchas canas Porque me esfuerza partir.
Y arrugas otro que si.
En fin, yo me «ionio tal,
RESPUESTA DFL ACTOR Á UN CARALLERO Ql'3 LE PREGUNTÓ
Si no se muda fnrluna,
One á li uoque del hospital Qlt ERA LA CAUSA DE HALLARSE TAN BIEN EN VIEN'A.
Daré la casa roa I,
No se si por darme pena
Pues no longo otra ninguna.
5"e demandáis, caballero.
Tal me hallo, que no sé
Por qué yo siendo extranjero
Cómo ni dónde me ir
,

cómo quedar, porque


Me huelgo tanto en Viena,
Ni
Y por morada la quiero.
Ya no puedo estar en pié,
Andemos á las verdades:
Nial Rey, mi señor, servir.
Yo confieso ser así
Asimismo me fatigo Por sus buenas calidades
Algún Tanto y me confundo, Y grandes comodidades
Que sirviendo, como digo, Que todos hallan allí.
Aunque lie cumplido conmigo, La ciudad llana y gentil
No he cumplido con el mundo. Y capaz de mucha gente,
Mis duelos, por conocellos,
Iglesia muy excelente
Me tienen rendido así; Cual puede ser entre mi!
Que á veces por causa dellos Y en lugar muy competente.
Tengo vergüenza de aquellos
De! un lado rodeada
Que en juventud conocí. Del Danubio poderoso
Porque habiendo entonce sido Por la otra acompañada
Señalado el fundamento, De gran llanura, poblada
Parece que estoy corrido Decampo muy abundoso.
De ver que no lia respondido Tanta abundancia y frecuencia,
El suceso al pensamiento.
Que apenas cabe en la plaza
Y de muchos cortesanos Y á las veces se embaraza;
Que en menos estado vi Salidas por excelencia,
Tienen empacho mis manos, Y loda suerte de caza.
Viéndolos ricos y sanos Nunca falta compañía,
Y ellos lo contrario en mi Que allí acude á la contina
Pero, ya que la ocasión De Bohemia y su valia,
De esta queja es acabada t Y de Selesia y Hungría ,

No pido otro galardón E Italia, que está vecina.


Sino topar con mesón Pues la Cámara de Cuentas
Al cabo de la jornada. Y Regimiento real,
No tengo casa ni bogar lío se juzga el bien y el mal
Adonde poder huir; Y se trata de las rentas,
Pues no conviene esperar, Es cosa muy principal.
Tiempo es ya de retirar Hay docta universidad
Lo que queda de vivir. Y devota clerecía,
en treinta años que be seguido
Si Que dan honra á la ciudad
La conquista de ventura Y gentes de autoridad
Ella siempre me ha huido, Que tratan mercadería.
Y que haga algún partido Yo tengo buena posada,
Será honrar la sepultura; Y en lugar bien conveniente,
Y aun en esta confianza Proveída honestamente,
No debe hombre dormir,
se Do, ya que no siembre nada,
Conocida su mudanza Hambre ninguna se siente,
Pues se me aleja esperanza Porque amigos comarcanos,
Cuanto se acerca el morir. Sin que se sienta ni vea,
Gran estado ni interese Con muy liberales manos,
No hay para qué desenlio, Como señores y hermanos,
Ya que tan caro no fuese; Hacen que esto se provea.
Porque, aunque agora viniese, De Laxamburquc me viene
No hay tiempo para gozallo. De heno, paja y avena
Pues todo va de camino Tanta copia que anda llena
,

Cuanto se puedo pedir. Mi caballeriza, y tiene


El medrar, que nunca vino, Poca envidia de la ajena.
No hay yapara qué venir. Crevices, otro que si
No so entienda que el deseo Una gran copia y montón
Ce servir esté mudado, Me suelen venir de allí.
Aunque sé que devaneo; Los mas hermosos que vi
Mas angustia en que me veo
la Cuando viene su sazón.
Me pone en olio cuidado; De Enzesfeltsemeenvia
Y porque con las edades El pescado muy copioso,
Suelen de nuevo acudir Trucha y axemuy hermoso,
Diversas enfermedades. Que en loda Austria no se cria
Adiós, adiós vanidades; , Otro tal ni tan sabroso.
Que no os quiero mas seguir. Pájaros y salvajinas,
Y no me tengan á mal Y alcachofas tan agudas,
Esta confesión que hago, Tan duras, firmes y linas,
Poique de lo principal, Que no sé yo para espinas
Que de muy leal,
es la fe Cuáles pueden ser mas crudas.
Ya tengo carta de pago De Rodan soy proveído,
Pues he cumplido la ley Y de otras partes vecinas,
, ; , ; ; , , . ;

iSO CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


De frutas frascas continas Nos manda tener secreto
Y vino muy escogido, Lo que está en el corazón.
Y cabritos y gallinas,
FILENO.
Hojaldres y pastelejos,
Bien seria,
Con sus torres y castillos, Pero yo no tomaría
Y otros tales regalejos Placer grande ni sencillo
De rosquillas , artalejos
A trueque de no decillo (22),
Y de carne de membrillos.
Y gozar en compañía
Con esta provisión buena, Mi favor
Ventajas y condiciones, Porque, así como el dolor
"Ya veis , Señor, si hay razones Duele mas siendo callado,
Del preterirá Viena El placer comunicado
Á todas otras naciones. Diz que se hace mayor.
Y cuando falta algodesto,
Que pocas veces se siente, ALETÍO.
iíay un remedio de presto, En buen hora;
Muy suficiente y honesto, Mas decidme vos agora,
Que conlino está presente. ¿En qué fundáis vuestra gloria?
En el Of hay paja y heno FILENO.
Cuanto se puede querer, En el amor y memoria
Y en Ochoc-Marks á placer De mi amiga y mi señora.
Mucho pescado y muy bueno,
Cuanto se puede comer. ALETÍO.
El Paud-Marks es un mar Ceguedad.
De cosas que de miralias
,
Ya que eso fuese verdad,
Tomáis placer singular, Locura seria dañosa
Que no cuestan sino echar Fundar el placer en cosa (25)
Mano á la bolsa y llevallas. En que no hay seguridad.
¿Quién te engañó, Castillejo, FILENO.
Estando bien en España, ¿Cómo no?
A venirte en Alemana ALETIO.
Para dejar tu pellejo Porque luego que crió
En tierra ajena y extraña? Dios la primera mujer,
Si el engaño de tus ganas Por su culpa aquel placer
Y del mal yerro tamaño Ya veis cuan poco duró.
Fueron esperanzas vanas
FILENO.
Y'a murieron pues tus canas
,

Les han hecho el cabo de año.


Fué engañada.
No me engañara esperanza ALETIO.
Del interese traidor, Es verdad mas no forzada,
,

Ni apetito de favor Y ella se dejó engañar;


Ni deseo de privanza, De dorule para burlar
Jihs engañóme el amor Y mentir quedó vezada.
Y este dio FILENO.
Causa al yerro, porque amó La serpiente
A su rey demasiado; Con astucia diligente
Con lo cun se han engañado
I
La hizo ser pecadora.
Olios muchos como yo.
ALETIO.
Ella fué consentidora,
Y cobró súbitamente
DIALOGO Mal siniestro
Para mal y daño nuestro;
QUE HABLA DE LAS CONDICIONES DE LAS MUJEBES,
Y pues fraude entre ellos hubo
¿Qué se espera de quien tuvo
Soa interlocutores Al diablo por maestro?
Aletío, que dice mal de mujeres, FILEiNO.
y Fileno, que las defiende. Si el callara,
Ella nunca le buscara.

ALETIO. ALETIO.
Bien se conoce, Fileno (21), Puede ser mas
si él no viera
;

Que andáis alegre y ufano. Primero quién ella era


Por dicha no la tentara
FILENO.
Para mal;
¿No os parece, Aletío hermano, Y pues era el principal
Que es bien gozar de lo bueno Aclan en aquel vergel
Yalaballo? ¿ Por qué no le tentó á él?
Cuanto masque yo me hallo Sino por verle leal
- Preso de lindos amores, Y constan! c,
Y tan rico de favores, Y no viéndose bastante
Que peno cuando los callo. Para tentallo y vencello,
ALETÍO. Dióle á ella ef cargo de ello,
Sinrazón Como á quien le va delante
Les hacéis, si tales son, En engaño
Pues la ley de amor peri'elo Y así , del yerro tamaño

(21) Asi 1» edición de Blasco de Caray; la de Juan López de (2-2) Asi Caray ; Velasco pone A trueco.
Ytlaseo y la de Fernandez dicen :
(23J AeI Garay; Velasco pone:
Bien je parece, Fileno, Fundar el ¿mor en cosa.
! ;, ;; , ; ,,, ;

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. m


Dando Arlam su testimonio, No llega donde la envia
A la mujer, no al demonio, La razón.
Echó la culpa del daño. FILENO.
FILENO. Lejos vais de mi opinión,
Si pecó Porque tengo firmemente
Eva porque se engañó. Ser cosa mas excelente
Las otras ¿qué culpa tienen? La mujer que no el varón.
ALETIO. ALETIO.
De la misma cepa vienen ¿De qué modo?
Donde tal fruto nació. FILENO.
FILENO. Cuando Dios lo crió todo,
¡
Mal pecado Y formó el hombre primero,
Vos debéis venir tentado Ya veis que con ¡o á grosero
De decir mal de mujeres Lo hizo depuro lodo;
Por estar de sus placeres Masa Eva,
Por ventura desechado, Para testimonio y prueba
Con querella Que debemos preferilla
Y parasalisfacella Sacóla de la costilla
Promovéis esta materia, Por obra sutil y nueva
Pregonando de la feria Y mandó
Según ganastes en ella. Que el hombre que así crió,
ALETIO.
Padre y madre desechase,
Puede ser Y á la mujer sejuntase,
Que para mejor saber Que por consorte le dio
Singular,
Su maldad por experiencia,
Disfavor y malquerencia
Mandándosela guardar (26)

Me hayan sido menester (24); Como persona,


á su propia

Mas vo-he sido


Por espejo y por corona
Alguna vez bien querido, En que se debe mirar,
Y otras también desdeñado; ALETIO.
De unas mujeres amado Asi fuera
Y de otras aborrecido; Si ella constancia tuviera,
Y diría Y luego no resbalara
Que al fin hallo todavía Para que se conservara
En las unas liviandad , En la dignidad primera
Y en las otras crueldad Mas pecando,
Y soberbia y tiranía. Y á nuestro enemigo dando
FILENO Las sus orejas altivas,
Ciertamente Perdió las prerogativas,
Aietio, sois maldiciente, Y tornóse de su Lando
Lo que no pensé de vos, Y obediencia.
Y en cosa que es contra Dios (23) Pero nuestra diferencia
Y en ofensa de la gente. No es agora en conocer
Entre el hombre y la mujer
ALETIO. Cuál es de mas excelencia
Cuan ajeno En condición.
Estáis en esto, Fileno, Quitada está la cuestión
De que debéis sentir,
io
f tan clara es la ventaja
¡o
Si pensáis ser mal decir
Y cesa toda baraja
Llamar al negro moreno. Isonde no hay comparación.
FILENO. Solamente
Mal hablar Hablamos aquí al presente
No se puede colorar De los males queja hembra
Con elocuencia ninguna. r.n el mundo causa y siembra
Y trata continuamente;
Sus ruindades,
Asi es,si es contra alguna Mudanzas de voluntades
Persona particular; Todo para nuestros daños
Mas si el mal Trampas, mentiras , engaños
Es común y general Y flaqueza de verdades.
En daño de los nacidos,
FILENO.
Atap;.lle los oídos
Es gran pecado mortal. Ya que hubiese
Y ojalá
;
Alguna que tal no fuese
En cosa que tanto va No seria bien juzgado
Fuese tal mi habilidad Que el particular pecado.

Para decir la verdad A todas se atribuyese


Cuanta causa el! a me da! Pues se sabe,
Aunque yo no las alabe,
FILENO. Ser tantas las excelentes
Portal via De pasadas y presentes,
En tan injusta porfía
Que no hay lengua que lo acabe
No podéis quedar sin mengua, De contar.
ALETIO. Cielos y tierras y mar
Están poblados y llenos
Es verdad, porque mi lengua
De hechos santos y buenos «

Que nos mandan pregonar

Así Garay ; las demás ediciones ponen haya. Velasco y Fernandez ponen:
Así Caray; las demás ediciones dicen caso, en vez de ce$a Mandándosele guardar.
; , ,,; ,, ,, , , , ,
; ,,

i 33 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Bienes de ellas, De lo general hablemos
Casadas viudas, doncellas,
, Dejad lo particular.
Que al mundo con su grandeza FILENO.
Adornan de gentileza,
Como Diferente
al cielo las estrellas.
Siempre ha habido Es en el mundo la gente;
Por el circulo sabido Hay de mas y menos dignos.
De la tierra en derredor ALETIO.
Hembras que con fu valor Los espíritus malignos
Han el mundo esclarecido. No son malos igualmente.
No hay historia
Do no se haga memoria FILENO.
De algún caso señalado Vos amigo ,

De mujeres que han ganado Siempre como mal testigo,


Inmortal y digna gloria; Respondiéndome con arte,
Por lo cual A la mas siniestra parte
El que liara decir mal Interpretáis lo que di^o,
De mujeres tiene boca, Con falsía;
En él queda ven él toca ¿Qué os parece que valdría
La vergüenza principal. El hombre sin la mujer?

ALETIO. ALETIO.
No se entienda Lo que deja de valer
Fileno, ni se delienda Por su mala compañía.
No haber hembras señaladas FILENO.
fue deben ser eceptadas Pues ¿qué fuera
De aquesta buena conlieuda I¡el hombre no tuviera si
Y proceso Mujer con quien entenderse?
Que claramente confieso
Haber siempre, á la verdad, ALETIO.
Hartas de cuya bondad Sieso pudiera hacerse,
Se puede bien decir eso Mucho mejor se entendiera.
Le las cuales,
FILENO.
Verdaderas} leales,
Mal quedara
Vaya lejos tal afrenta ,
Si Dios de ella le privara.
Y solamente esta cuenta
Se entienda de las no lal.es ;
ALETIO.
Antes estas Si fuera servido de ello, '

Son causa que las honestas Muy bien pudiera liacello,


Viniendo á ser conocidas \ a "todo el mundo librara
Queden mas esclarecidas (,27), Dependencia.
Adornadas y compuestas FILENO.
De virtud Pues si Dios con su sapiencia
Mas en tanta multitud I. as mujeres ordenó,
De traidoras y alevosas, Ko sin causa nos las dio.
Lül;buenas y virtuosas
Son deseo de salud. ALETIO.
Entre espinas Diónoslas por penitencia
Suelen nacer rosar, ñas, f; Y pudiera
Y entre cardos lindas üores, >"o criarlas si quisiera ;
,

Y en tiestos de labradores Y ¡ojalá no las criara ,

Olorosas clavellinas. Y á nosotros nos formara


A bu- ar Ue otra materia cualquiera!
Se va el oro y á bailar
FILENO.
A montes y peñascales,
Y las perlas orientales Sin mujeres
En las conchas de la mar. Careciera de placeres
Todas cosas Este mundo, y de alegría
Por ser raras son preciosas. Y fuera como seria
Menos villas hay que aldeas, La feria sin mercaderes.
Y al respeto denlas feas Desabrida
Muy pocas son las hermosas. Fuera sin ellas la vida
Y asf , son Un pueblo de confusión
Las buenas , en conclusión Un cuerpo sin corazón ,

Tomadas en especial. Un alma que anda perdida


No hay regla tan general Por el viento;
Que no tenga su excepción Razón sin entendimiento,
A la mano; Árbol sin fruto ni flor,
No se hizo para el sano Fusta sin gobernador
La ciencia de medicina Y casa sin fundamento.
Y una sola golondrina ¿Qué valemos.
Dizque no hace verano. Qué somos, qué merecemos,
Poderoso Si la mujer nos faltase,
Es Dios, como piadoso A la cual se enderezase
De estas piedras que aquí están El fin de lo que hacemos

Hacer hijos de Abraham Y pensamos?


Por caso maravilloso; ¿Quién es causa que seamos
Mas si dar Particioneros de amor,
A la verdad su lugar Que es el mas dulce sabor
Queréis , sin tocar extremos, Que en esta vida gozamos?
Quién temía
Cargo de la policia
(27) Asi Caray; los demás dicen quedan, Y cuenta particular
: ; ; , , , ,;, , , ; ,, ; , ; ,, ,, ; ; , ,,

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO .-LIBRO SEGUNDO. 183


ALETIO.
De la casa y del hogar
Y hacienda y granjeria? Pero no decis los males
Su consuelo, Que sacaron de querellas
Tan cierto, tan sin recelo, Y al fin fin usaban dellas (30)
En nuestras adversidades, Como de otros animales
Trabajos y enfermedades En manadas
Tenemos en este suelo. Ascondidas y encerradas (31),
De ellas mana Como se hace en Turquía,
Cuanto bien el hombre gana Do las tienen noche y dia
Y ellas son la gloria de ello, En el serralle guardadas,
La guarda, firmeza y sello Sin les dar
De nuestra natura humana. Aparejo ni lugar
De ser vistas ni de ver,
ALETIO. Por quitalles el poder
Bien está De bullir y trafagar.
No habléis mas de eso ya;
Que yo os quiero conceder Casada*.
Que las hemos menester,
Como otras cosas , acá FILENO.
De que usamos: Mejor fuera
Bestias en que caminamos, Que cualquier de esos tuviera,
Animales que comemos, Según usamos agora
Alhajas que poseemos Una sola por señora
Y casas en que moramos. Por mujer y compañera
Cada cosa De su nido,
Es mas y menos preciosa, En quien tuviese imprimido
Según en su calidad Su corazón todo entero,
Y en nuestra necesidad Porque el amor verdadero
Ños puede ser provechosa; No debe ser repartido.
Y en su ser ALETIO.
También tiene !a mujer Ya seria
Lo que todos saben de ella No mala tal compañía
Mas no para encarecella Sien una mujer hallase
Como vos queréis hacer;
El hombre lo que buscase,
Que loada,
Y fuese la que él querría
Luego queda levantada, Y desea;
Cobrando nueva locura Que puesto caso que sea
Y sale del andadura ,

Mas hermosa que fué Elena


En medio de la jornada No le basta si no es buena,
Y tropieza.
Ni buena, si fuere fea,
En es tan mala pieza
fin ,
O en secreto
Déla haz y del envés, Tiene algún otro defeto
Que si la echáis á los pies, Que poAlefuera se calla,
Se nos sube á la cabeza (28).
Pues pocas veces se halla
Es razón Cuerpo de mujer perfeto
Que sirvan de lo que son
Y á quien toca
Como caballos de caza Gustarlo no tiene poca
O como yeguas de raza, Necesidad de ventura
Para la generación.
Porque no hay suerte segura
Vanidad
Desde los pies ala boca.
Es de nuestra humanidad
Y por esto,
Andar tras sus calabazas,
Y llevarlas por las plazas
Como daño manifiesto
Se debrian (por ley nueva)
En pompa y autoridad (29). Dar las mujeres á prueba
Si no fuese deshonesto.
¿No miráis Un caballo ,

Alelio, que despreciáis Que, como hoy puedo comprallo,


Lo que lodo el mundo estima, Puedo mañana vendello,
Y lo que ha de estar encima Me dejan reconocello
Por el suelo derribáis? Y corrello y paseallo.
No hay señor La mujer
Tan grande ni emperador Con quien he de padecer
Hastael fin de la jornada,
Que á mujeres no haya sido
Inclinado y sometido Dánmela á carga cerrada.
Por gozar "de su favor Habiendo tanto que ver
Y afición Y tentar
Y tras esta obligación De do suelen resultar
Van debajo de sus leyes Muchos casos desastrados
Grandes príncipes y reyes, A los míseros casados
,

Como lo fué Salomón Que se dejan engañar


Poderoso, Del diablo.
Y su padre glorioso, En razón de esto que hablo
Gran rey de Jerusalen Pongo por comparación
Heredes después también Un rey que tiene un montón
Y el gran Hércules famoso, De caballos en su establo
Y otros tales.

Asi Garay y Velaseo ; Fernandez pone Cite verso!


(30)
Y al fin usaban de ellas.
(28) Fernandez
Se subirá en la cabeza. (31) Asi Garay; otros ponen:
(20) Asi Caray; otros dicen con. Escondidas y encerradas.
; :, , , ; ,: , ,; , , ,,, ,,,
, , ;, ,

48-í CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Y acaece ALETIO.
Entre ellos, cuando se ofrece Ni querría mas ducados
Necesidad debuscalie, De los que hay arrepentidas.
No haber uno en quien se halle
FILENO.
Todolo que pertenece.
Posible es
¿Qué hará
Que se hallen mas de tres
El desdichado que eslá
Preso en una yegua sola
De contrarios pareceres.
De cuya hoca'ni cola ALETIO.
Ningún sabor se le da? Sin culpa de las mujeres
Un pobreto Muy pocos dan de través
Que por verse así sujeto No forzados;
Ce tomó nueva codicia , M-íis aunque viven pagados
Delanle de la justicia Y contentos tras sus muros
Diz que fué puesto en aprieto No por eso están seguros
Y acusado. De no vivir engañados
Probóselesereasado Y sujetos;
Cinco, seis 6 siete veces, Avisados y discretos
Por lo cual de los jueces Y bienquistos pueden ser,
A muerte fué sentenciado Mas no llegar á saber
Y al sacar De ellas y de sus secretos
Para llevarle á ahorcar, La mitad
El juez le preguntó Y vos, Fileno, pensad
«Mal hombre ¿qué le movió , Y creed una por una
,

Tañías veces á quebrar Que hay muy pocas o ninguna


Tan sin tiento Que diga entera verdad
Las leyes del casamiento? Por natura.
Di , ¿no te bastaba á tí FILENO.
Una mujer, como á mí Eso será por ventura
Como ei sanio sacramento
,

A los que ellas bien no quieren.


,

Nos ordena?»
lo
Respondióle muy sin pena ALETIO.
Como quien dé] se burlaba Y aun con los que bien quisieren.
« Si bastaba y aun sobraba;
. Nunca falta dobladura.
Mas yo buscaba una buena Su querer
Sin pecado; No les puede defender
Y estaba determinado, De mentira tocias veces
De lo cual no me arrepiento, Porque ellas y sus dobleces
De no parar hasta cíenlo; No se pueden entender.
Mas vos me habéis atajado.» Su afición
No nos salva de pasión ,
FILENO.
De rencillas ni de enojos ,
Son hablillas, Porque les toman antojos
Que en la forma de deciüas Con que meten en quistiou
Se conoce, Alelio, y siente Y cuidados
Cuan apasionadamente A los mas de ellas amados
Os movéis áreferillas; Y nunca les faltan duelos
Y dejadas Con mil achaques y celos
Aparte las lastimadas Qne de ellas son demandados.
De esa lengua moidedora , Mala ó buena,
Señaladamente afora Nunca deja de dar pena
Decis mal de las casadas, Con quejas y liviandades,
No mirando Bajezas y poquedades
Que ¡o que así murmurando De que eslá la casa llena.
A las mujeres ofende Si es hermosa,
Por maridos se entiende,
los Es soberbia y peligrosa
Que han de ser de su bando Y si fea, aborrecible;
Pues les dais Sigenerosa, terrible,
Causa con lo que habláis Y sabia, desdeñosa;
si
De ser vuestros enemigos. Y si fuere
Honesta cuanto quisiere,
ALETIO.
¿Qué vale si es desgraciada
Antes me serán testigos mal acondicionada
De lo que vos me negáis, Con el hombre que tuviere,
Pues lo saben O viciosa
Que, caso que las alaben, Desperdiciada costosa ,

Vencidos de su placer, Granjera de la cenizi


No dejan de conocer O liviana antojadiza;
Los vicios que en ellas caben. Que entre ellas es una cosa
FILENO.
Muy usada?
Una dueña diz que honrada ,
Bienio creo;
Mujer de pompa y arreo,
Mas con todo eso, los veo
Adoleció de deseo
Satisfechos y contentos.
De una saya verdugada
ALETIO. Muy lozana
No veis Y, á su parecer, galana
vos sus pensamientos,
Voluntades y deseo Que yendo á la iglesia vio,
Y gemidos. De que luego le lomó
Infinitísima gana;
FILENO.
Y tornada
No son todos los maridos A casa muy congojada
De una suerte bien traiados. En sentándose a comer,
; ,, ; ;
, ;,,, ;, ;, ; , ; , , ; , , ; ,

. OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. 1CS


Comenzóse á entristecer Hoy, Aletio, las casadas,
Y mostrar muy fatigada. Siendo así vituperadas
Ño comia Con tan falsa relación.
Mas suspiraba y gemia ;
De loar
Y como que enferma estaba, Son antes, á mi pesar,
La causa disimulaba Como Dueñas y discretas,
De la pasión que tenia. Que huelgan de estar sujetas
El marido, Por excusar de pecar,
Congojado y afligido Y en paciencia
De tan súbito accidente, Sufren con gran obediencia
Cuanto ella estaba doliente Nuestras importunidades,
El estaba dolorido Forzando sus voluntades
Y cuitado; Por no hacer resistencia
con temor y cuidado
Y' Ni desmán
Que fuese el daño mayor, No vencidas del afán
Envió por un dotor, Trabajos, tribu aciones, I

Médico muy señalado, Y de muchas ocasiones


Conocido Que los maridos les dan
El cual , muy presto venido, De flaqueza;
A la mujer se llegó, Antes con mucha firmeza,
Y los pulsos le tocó Nunca haciendo mudanza
Muy atento y sin ruido; Muchas veces de templanza
Y así, yendo Nos vencen y fortaleza.
,

Después de eso procediendo ALETIO.


Por sus preguntas sabidas
Las causas bien entendidas, Eso es bueno,
Luego fué reconociendo Yo lo confieso, Fileno,
La dolencia Y es jusio que me convenza
Y por hacer experiencia
Que alguna vez la vergüenza
De lo que así conoció, Del mundo
les pone freno,

Al marido se volvió
Y temor
el

Con alegre continencia, De la lama que es mayor,


,

Y muy quedo De quien tienen escarmiento


Le dijo « No tengáis miedo
:
Mas no que su pensamiento
mal muera ya Sea por eso mejor
Que de este
Vuestra mujer, ó no habrá O en su ser.
Mercaderes en Toledo.
Su pasión Doncellas.
Procede del corazón
Y, á mi parecer, seria
Menester darle alegría Pues no puedo convencer
Y alguna recreación Vuestra protervia malvada
Y consuelo. Dándola por condenada
Compradle sin mas recelo, Quiero también entender
Si laquisierdes ver sana Y sentir
Seis varas de lina grana Lo que sabréis argüir
Y cuatro de terciopelo (52) Contra las simples doncellas.
Carmesí
Y póngaselas allí, ALETIO.
Porque se alegre de verlas Habiendo tan pocas de ellas,
Algunas onzas de perlas (33) No habrá mucho que decir.
Lo demás dejadlo á mí.» FILENO.
En un punto ¿Cómo pocas?
Ya estaba todo junto, allí
ALETIO.
Sin momento de tardanza
Y él con sola esta esperanza
,
Poique, allende que de locas
Estantío casi difunto, Pecan muchas que sé yo,
Revivió; No son todas sanas, no,
Y ella luego que lo vio Las que veis anclar sin tocas
Se le alegraron sus ojos, Ni se crean;
Y cesando los enojos Pero dado que sean lo
Doblado sana quedó. De la haz y del envés,
¿Qué diré No pueden serlo después
De cien otras mil que sé Que ya no serlo desean ;

Necias, torpes y pesadas Ni conviene


Sucias y desaliñadas Tal nombre por bien que suene
,

Sin bien provecho ni fe? ,


A la virgen boba ó necia
Tanto mal Que al nombre de que se precia
No se puede en especial Conformes obras no tiene.
Relatar en poco espacio Tales fueron
. Remítolo á Juan Bocado, Las vírgenes que salieron
Torrellas y Juvenal. Como el Evangelio cuenta,
Para recibir afrenta
fileno. .
Cuando los novios vinieron
Cierto os son Que hallaron,
En muy poca obligación Al tiempo que despertaron,
Sus lámparas apagadas,
1) Así Caray ; Velasco pone :
Y se quedaron burladas
Cuando á la puerta llegaron.
Y el cuarto de terciopelo.
FILENO.
) Asi Velasco ; Gara y escribe:
¡Gran error!
Si os place, algunas perlas. Siempre asis de lo peor
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180 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Contais las cinco excluidas, Los palacios sin las damas
Y no ¡as cinco admitidas, Serian cuerpos pintados
Por quitarles el favor Justamente comparados
Que merecen, A los árholes sin ramas.
Pues que veis que resplandecen El'as dan
En el cielo coronadas, Nuevo espíritu al galán,
Y acá de todos honradas Con que muestre loque vale;
La tierra nos esclarecen De ellas le resulta y sale (34)
Do tenemos En el peligro y afán
Siconocerlo queremos Valentía;
(No siendo vos el juez ) Ellas son nuestra alegría ,
Muchas del mismojnez, Porque son nuestro tesoro;
A quien servicio debemos Siendo las mujeres oro,
\' alabanza. Estas son la pedrería.
Y esta bienaventuranza ALETIO.
Que deellas al mundo mana,
No condeno
Es la mas alta y ufana
De todo punto, Fileno,
Que en esta vida se alcanza. Vuestra razón , pues la escucho.
Comparadas
Vos habéis hablado mucho,
Son a las perlas preciadas
Y es fuerza haber algo bueno;
Y margaritas preciosas, Pero, dado
Y á las yerbas olorosas
Que fuese todo brocado
En los jardines criadas,
Lo que por vos se nos vende,
Y á las llores
De las doncellas se entiende
Adornadas de colores,
En quien va bien empleado,
Y a| alba clara serena, ,
De las cuales,
Y á la linda luna llena,
Por motivos naturales
Y con sus resplandores
al sol
Y reglas de astroloyia,
Y á prados
los
Hay hoy muy gran carestía,
Floridos}' no hollados,
Y muchas menos leales
Y al verano sin estío,
Que pensáis,
Y delicado rocío
al
Caso que lo que habláis
De los campos apartados
Oro fino se os antoja ;
Ya las aves, Pero volviendo la hoja
Que con sus cantos suaves
Luego veréis cómo vais
S sabrosas melodías
Muy errado;
Hacen mas dulces los dias,
Mas vos, como enamorado
Y las noches menos graves.
Y á vuestra pasión sujeto ,
Tales son
Juzgáis lo blanco por prieto
Haciendo comparación
Y lo azul por colorado.
Las doncellas de valor,
De quien mana á Dios loor FILENO.
Y al mundo consolación. ¿Cómo así?
ALETIO.
aletio.
Su partido ¿Por qué me queréis aquí
Es de vos favorecido Dar á entender una cosa
No poco pertinazmente; Por muy salía y muy sabrosa,
Ñas, pasado este accidento Donde muchas veces vi
Quedaréis arrepentido. Quebradura?
Bien que lo que se murmura
FILENO.
De ellas se disculpa en parle,
No me curo Porque si pecan por arle
De amenazas de futuro Es vicio de su natura
En tanta prosperidad; Halagüeña,
Yo s-é que digo verdad ,
Que en naciendo las enseña
Lo cual me hace seguro Desgaires y damerías
Y contento
Y otras mil" hipocresías,
De t;il arrepentimiento, Con que el hombre se desdeña
Pues cuanto mas las alabo,
Tanto menos hallo el cabo
O se envicia
Cuando al amor se acodicia ;
De tanto merecimiento.
Porque en sabiendo hablar
Adornado Comienzan á trampear
Está todo lo poblado malicia
Y á descubrir la
Del estado virginal,
Que salió
Como sobre otro metal Del vientre que las formó,
Resplandece lo dorado.
Apegada como tifia.
No valiera, Si no, mirad una niña
Side este don careciera
Que há dos años que nació,
Nuestra vida un caracol;
Siburlando
Fuera claridad sin sol
Y vestidura grosera.
O con ella retozando
Le tocáis en el cabello,
Cesaría
Sin ellas la policía,
No se hace caso de ello
Antes lo sufre callando
Las galas y los arreos,
Sin ruar
Y las justas y torneos
Superfina cosa seria.
O en cualquier otro lugar,
No siendo de los vedados,
Los primores
Que nacen de los amores
No se le da dos cornados
Perderían su sabor,
Despojándose el amor
Asi Garay Velasco pone
De sus honestos ardores (3i) ;

Y sus llamas. De ella se resulta y sale.


; , : ; : , , ;

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. 187


Do amito queráis locar; ALF.TIO.
M¡ s si yemlo Porque.la descortesía
En el juego procediendo, Del desprecio y del desden,
),c tocáis en las tetillas.
No sé yo gentes en quien
Luego sienie las cosquillas,
Mas que en ellas reina hoy día
Y os rehusa sonriendo La locura ,
Muy contenta Presunción de hermosura,
Y creciendo en esta cuenta Esquividad y aspereza
cuando llega á los diez años Salvo cuando las aveza
Ya salten punios y engaños Amor á tener dulzura
Mas que un hombre de cuarenta. Y caridad.
ues llegada
I'
FILERO.
A los trece, aun siendo nada,
Ya se repica de dama, Eso no es esquividad
Ni desprecio desdeñoso,
Y se engrilla, aunque no ama,
Sino celo virtuoso
A holgar de ser tentada {o'o)
Por amores, De guardar su honestidad
Y detener servidores Y concierto;
Y de saber despachados, Y vos les hacéis gran tuerto
Y á veces acarieiallos En juzgar tan al revés.
Con sus ojitos traidores ALETIO.
Retorcidos;
Menos digo de lo que es,
Y con todos sus sentidos Porque todo no lo acierto
Hace ya de allí adelante
A relatar,
Guerra cruel al amante,
Bien que por disimular
Yatapalle los oidos
Con su honra así lo hacen
Y los ojos,
Mas á los (pie las aplacen,
Y causarle mil enojos
No se les saben mostrar
Con desdenes y des\íos,
Descorteses.
Locuras y desvarios,
Los enojos y reveses
Y burlas y trampantojos
No son á todos iguales,
Setecientos,
Porque ellas son animales
Y dar sus entendimientos
De una haz y dos enveses.
A sojo parecer bien ,
Aunque no tengan á quien FILENO.
Apliquen sus pensamientos ¿Cómo así?
Y aliciones; ALETIO.
Y enlre eslas conversaciones Por que mil veces vi
lo
Y tralos de liviandad En ellas por mi fortuna,
Aprenden lanía ruindad, Y especialmente con una
Que lo callan mis renglones, Que por mi mal conocí.
Per razón Mi pecado
De mas de la inclinación En cierlo tiempo pasado
Que el diablo se lo dice; Me mostró tras un cantón
'Mas aunque él no las atice, Un diablo en condición ,
Lo sacan por discreción. En ángel transfigurado;
FILENO. Una estrella
Muy contrario Que pintar cosa mas bella
Es. Alclio. lo ordinario A lo que fuera se via.
Pintar ninguno podría,
De todo el mundo, a mi ver,
De ese vuestro parecer, En figura de doncella.
De doncellas adversario A gran pena
Y enemigo; Pudo ser la linda Elena
Y si queréis ser testigo Mas linda siendo muchacha,
De la verdad sin pasión, Sino se tiene por tacha
tunlra vuestra relación Ser un poquito morena.
Confesaréis lo que digo,
Gesto era
Pues negar Que á cualquier hombre pudiera
No podéis que si loar Mover á nuevos antojos
Alguna c< sa queremos, Y especialmente sus ojos,
A una dama la solemos Hermosos sobre manera.
Por mas gloria comparar. Su beldad
En tan nueva y tierna edad,
ALETIO. Y el semblante de su cara ,

Yo os concedo A cualquiera asegurara


Ser así mas lo que puedo
;
De su engaño y falsedad.
De esos chistes colegir Yo, espaulado
Son maneras de decir De gesto tan extremado
Como rábanos de Olmedo, Y tan digno de querer,
Por la fama. No me pude contener
No es lo mesmo que se llama De quedar enamorado
Tfidas veces lo que oímos, Y vencido
Y menos cuando decimos : Y sintiéndome herido •

«Es cortés como una dama.» Fui forzado á procurar (36)


Los medios que suele usar
fileno. Un enfermo de Cupido.
¿Por qué vía? Mas, tentadas
Mis humildes embajadas

G>3) Así Caray; Velasco y Fernandez leen


Ya se engríe, aunque no ama, C56) Asi Garay ; Velasco escribe
Y huelga de ser tentada. Fué forzado procurar,
, ; , , ,;,, ; , ,

1?& CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Con cartas y con promesas, Sus pensamientos avaros
Todas salieron aviesas, Y dichos engañadores,
Por ella menospreciadas, Vendiéndome los favores
Y muy brava. Muy escasos y muy caros (38),
Yo, triste de mí, pensaba, Dilatando,
Viendo la dificultad, No me asiemlo ni soltando
Que de su simple bondad Ni negando voluntad,
El disfavor me manaba; Mas falla de libertad
Y sufría Por su disculpa tomando,
Mil angustias cada día No siendo;
lo
Alongado de esperan/a ,
Algunas veces fingiendo
Por la gran desconfianza (37) Lágrimas nunca vertidas,
Que su virtud me ponia ; i)ue me fuesen referidas,
Y en paciencia Por mas prenderme minuendo,
Encubriendo mi dolencia, Por tercero,
Alcabo de muchos dias Trayéudome al reiorlero
Alcancé por ciertas vias De suerte, que conocia
A saber de cierta ciencia Que por las botas lo había
No ser todo Mas que por el escudero;
Oro lino, sino lodo, Bien que daba
Aquello (pie relucía, Muestras con que me engañaba :

Y que la dama lenia Con los ojos me hería,


Un disimulado modo Con la boca me vendía ,

De tratar, Con las manos me robaba (39).


Dando á unos rejalgar Yo, cautivo,
Y á otros dulces bocados Ni bien muerto ni bien vivo,
Caso que en ser repelados Aun tenia otro pesar,
Todos iban á la par. De no la poder hablar
Avisado En la lengua que lo escribo.
Yo de esto, como penado, Y así andando
Procuré, que no debiera, A escuras y tropezando,
Por medio de una tercera Nunca al vado ni á la puente,
De probar de nuevo el vado Ni bien sano ni doliente,
De la vida, En los amores soñando
Por gozar de recaída Comenzados,
De cosa tan deseada De mi parte muy penados,
Y tomarla de quebrada Erales y verdaderos,
Pues no pude de herida. De la suya lisonjeros,
La respuesta Falsos y' disimulados,
De mi segunda requesta Sucedió
Vino un poco mas graciosa, Que su madre adoleció
Sobre piadosa
falsa, algo De dolencia repentina,
Y tirana sobre honesta ; De que la pobre mezquina
Do manó Muy brevemente murió;
Que cuando pareció,
le Y ella muerta,
Como mujer de experiencia, Quedando casi desierta
Ser tiempo de darme audiencia, Va la casa y sin pastor (40)
Al fin, al fin, me la dio, A las locuras de amor
Muy rogada, Se dio del todo la puerta
Mostrándose tan turbada, Y lugar
Que cualquier necio creyera Libre para negociar,
Ser aquella la primera Y se entraron de rondón
Vez que se vio colorada Alcahuetas á montón
Y vergonzosa Y galanes á la par,
Con lo cual, sobre hermosa, Sin recelo;
Tan hermosa parecía Y vínole por consuelo
Y tan buena, que hacia Otra su hermana mayor;
Ser la fama mentirosa; Mayor, pero no mejor
Y así yo Ni de mas honesto celo
No creía, loco, no. De su fama.
Ya lo que se publicaba, Allí viérades la dama,
Porque el amor me quitaba Entre aquellas sus cuadrillas,
La sospecha que me dio Hacer grandes maravillas
Y ella era Desde el palacio á la cama,
Tan astuta y tan arléTa ,
No turbada
Que bastaba por su parle De verse tan rodeada
A disimular por arte De gente que combatía
Mil delitos que hiciera; Antes con su lozanía
Hasta que baba muy asegurada
Un poco masía
r
traté, Facultad
\ en ciertas veces que así De decirle en puridad (41)
Nos juntamos conocí
A do llegaba su fe (38) Así Garay ; Velasco pone claros.

Refalsada (3Ch Sigo á Garay; Velasco y Fernandez escriben


Y sentí que era taimada Con las manos maltrataba.
Y aunque muchacha, muy fina
(-40) Asi Garay ; las otras ediciones ponen;
Ave nueva de rapiña, Y casa sin pastor,
la
En otras parles cebada; A las locuras <le amor
^. vi claros Se dio, teniendo la puerta
Y lugar, etc.

(4!) Así G3ray> Velasco y Fernandez escriben:


(37) Asi Garay; Velasco pone muy, en vez do la. . Decirle con puridad.
: ,, : ,,,,, ,,,,
, ; , ; , ; ,; , ,

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.— LIBRO SEGUNDO. 189


Sus conceptos cada uno, Porque ya sabéis que dicen
No desechando á ninguno «Por un placer mil dolores.»
Ni diciéndolé verdad. Ni consiento
Tul andaba Que vos tengáis pensamiento
En ¡as tramas que tramaba, Que del mal que habéis oído
A su parecer secretas Toda la causa haya sido
Que las mismas alcahuetas Mi poco merecimiento
Mintiendo desbarataba. Porque habia,
Ya las mías Al liempoquelo sufría
Por las contrarias espías De esta que mal me trataba ,
Andaban desatinadas, Otra mejor que me amaba
Yendo las manos cargadas Mas que ella me aborrecía
Y tornándolas vacías. Sin faltar
Yo sentía Un punto de me mostrar
Mas novedad que solia Con verdad y diligencia
Mas faltas y mas errores Toda la benevolencia
Porque los competidores Que se puede desear;
Unoá otro se impedia; De la cual
De los cuales Siéndome tan liberal,
Uno de los principales Hay causa de decir bien
Que debiera serme íiel Pero no faltará quien
Me hizo guerra cruel La tenga de decir mal,
Por medios interesales, Porque á mí,
Por su mal Cien que se me daba así,
Porque luego otro no tal Permitiéndolo mis hados,
Me dio de el justa venganza Otros de ella eran tratados
Mal segura es la privanza Como de estotra yo fui;
Del que en mujer no leal Y aun alguno
Se íiare, Que en parte por importuno
Y á su prójimo dañare ; Con la primera valió.
Porque, según el refrán De esta segunda quedó
Matarás y matarte han De todo favor ayuno.
Y á quien á tí le matare. Mas aun esta,
La garrida Estando siempre muy presta
Con tales formas de vida, A quererme sin dobleces,
Tan ajenas de doncella No me dejó muchas veces
Siempre á su parecer de ella De ser pesada y molesta.
Por virgen era tenida. Y asi va,

FILENO. Porque pongamos fin ya


Enfadado Al hablar de las doncellas,
Me tenéis y muy cansado Que el que menos cura de ellas
Afelio, con vuestro cuento, Mejor librado será
Y de estar vos descontento, Porque, dado
Viene estar apasionado (42) Que seáis de ellas amado
Con dolor Hay dos mil inconvenientes
De la falla de favor De madres y de parientes,
Que en esa moza senlistes, Con que andáis embarazado
Porque vos no le caistes Yatligido.
En mas gracia ni sabor; Pues si sois aborrecido
Mas si os fuera ¿Qué mayor mal y mancilla
Agradable y placentera, Que andar tras una toquilla
Favorable y amorosa Desvelado, enloquecido
Dijérades otra cosa, Por do quiera,
Y otro mundo os pareciera O tras una bestia fiera,
De dulzura; Desgraciada, zahareña,
Mas no teniendo ventura Preciando á quien os desdeña,
Los golpes que estando bravo Sirviendo do no se espera
Habéis de dar en el clavo, Galardón?
Los dais en la herradura. Y si os cobran afición
Luego sin comedimiento
ALET10. Os demandan casamiento
Algo hay de eso, Y os meten en tentación.
Fileno, yo lo confieso
Porque quien nos da ocasión
De despecho y de pasión Monjas (45).
Es en culpa de! exceso (43),
Ni hay quien diga FILENO.
Bien de semejante amiga ; Dicho habéis,
Mas aunque bien me quisiera , Aletio, cuanto sabéis
No por eso careciera De las doncellas seglares,
De molestia y de fatiga (44). Y cosas particulares,
Sinsabores
Es fruta de los amores,
Por muy bien que se maticen 5 (45) Todo este pasaje, que traía de las monjas y de su mal vMr
en aquel tiempo, solamente se halla en las ediciones de Venceia
(42) Otras ediciones dicen y Alcalá , y tal vez en alguna otra que no conozco. La Inquisición
Viene á estar apasionado.
mandó suprimir este pedazo de la obra de Castillejo en las edi-
ciones posteriores. Yo reimprimí los trozos mas importantes en
(43) Velaseo lee :

nota al capitulo 17 de mi Examen filosófico de Ins. principales cau-


Es la culpa del exceso.
sas de la decadencia de España (Cádiz, 1832). Mi sabio amigo
(44) Velaseo pone mister Tomás Parker los ha reimpreso en la página 149 de la elegan-
De molestia ni fatiga. te y íiel traducción que ha hecho de este libro (Londres, 1853.)
, , , , ,, ,

ICO CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Con que masías ofendéis. Con eso las alabais,
Pues dejadas Confesando
Estas ya por agraviadas Que padescen, deseandOj
Tan sin causa y tan sin tiento, Ansias y necesidad,
Mostrad vuestro atrevimiento Contra su fragilidad
También contra las sagradas. De contino peleando,
Y en paciencia,
ALETIO.
En vigilias y abstinencia
¿Cuáles son? Y oficios sanios y buenos,
FILENO.
Por los pecados ajenos
Las que eslán en religión, Hacen allí penitencia
Ya del mundo despedidas En la edad
Ocupadas y metidas Que se suele la beldad
En obras de devoción Gozar con la juventud,
Solamente, Y prefieren la virtud
Con vida muy continente, A la propia voluntad,
Sin tráfagos y lisonjas. La razón
ALETIO. Al deseo y afición,
Ya sé que se llaman monjas Lo gravea lo deleitoso,
Y que es peligrosa gente. Y lo amargo á lo sahroso,
Teniendo con su pasión
FILENO. Sufrimiento;
¿Peligrosa? Cuanto mas que son sin cuento
ALETIO. Las que en ser monjas se arrean,
Peligrosa y descosa, Y en aquello solo emplean
Y aun si mas queréis que OS diga,
, Todo su contentamiento,
Alguna no muy amiga Sin pensar
De la vida religiosa. En querer ni desear
(losa en que haya resistencia,
FILENO.
Sino en sola su obediencia,
¿Cuál es esa?
ALETIO.
Y en ella perseverar
Sin graveza.
Alguna que aunque profesa,
,
Pues mirada la flaqueza
Tomaría por partido Del estado mujeril,
Servir mas á su marido Apenas el varonil
Que obedecer su abadesa. Usa de lauta firmeza
FILENO. Y constancia.
Mal habláis;
ALETIO.
Parece que despreciáis
Aquel religioso er.tado. Por Dios, que les es ganancia
Ser vos su procurador,
ALETIO.
Y que sois buen orador,
No confieso tal pecado, Si tal fuese la sustancia
Y vos me lo levantáis ; Que traíais;
Antes digo Y ¡ojalá lo que habláis
Que apruebo y alabo y sigo Fuese siempre así, Fileno
La religiosa doctrina, Y lodo fuese tan bueno
Y al (pie á ella no se inclina Como vos lo imagináis
Le tengo por enemigo En ausencia,
De la fe. Como hombre sin experiencia
FILENO. Y eosa de lejos vista,
Pues luego, Aletio , ¿por qué
Engañado por la vista
Decis mal de laspobretas Y por sola la apariencia
A la religión subjetas? Lisonjera;
Testigo de lo de fuera,
ALETIO.
Pero no de lo de dentro
Solo digo lo que sé. Sin peligro del encuentro,
Desta cuenta, Porque veis de talanquera!
Que habrá mas de cuarenta Dios os guarde
Discretas, nobles, hermosas, Del mal que en algunas ardo,
Y aun algunas generosas Desús lemas y porfías,
Que pudieran sin afrenta Contiendas y banderías,
Ser señoras, Cuando salen en alarde
Y querrían muchas horas Sus pasiones.
Verse mas en sus posadas, Con muy grandes escuadrones
Por aventura casadas, De envidias, odios, cosquillas,
Que quizá verse prioras Diferencias y rencillas
Del convento;
Y corajes y quislioues
Porque sobre el fundamento Y barajas.
De nuestra natura humana, Por el fuero de dos pajas
Les acrecienta la gana Sostienen enemistades,
El mismo defendimiento Que aun al fin de sus edades
Por estar Las llevan en las mortajas
Donde para desear A-pegadas.
Lo que pide el apetito Después que una vez airadas
Tienen lugar infinito, Se desaman ó baldonan,
Y poco para gozar. Con dificultad perdonan
FILENO. Aunque vayan inclinadas,
No miráis, Sometidas;
Aletio,que os condenáis Al sacramento rendidas
En que dellas decis,
lo Queriéndole rescihir,
Pues con lo que las herís, Alguuas podria ser ir,
, ,, , ; ,, , ,, , ;

OrsRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -LIDRO SEGUNDO. 191


No del todo arrepentidas, Hay de esa desavenencia
Perdonando. A la de estas mis señoras
Al tiempo (pie están rezando Que la tienen todas horas
O cantando sus maitines, Con puntos y competencia
Allí suelen los chapines De dolor,
Alguna vez ir volando Hasta llegar el furor
Por el coro. A venir a los cabellos.
No hay saña de ningún moro FILENO.
Que haga tal impresión,
Ni braveza de león,
También entendieron ellcs
Sobre cuál era mejor.
Onza ni tigre ni loro
Ni de alano, •
ALETIO.
Ni con Héctor el troya no Fué un nublado
Fué tanto el furor de Aquilea* De simple pecho engendrado,
Ni el de las guerras civiles Deshecho luego en el viento
Que nos escribe Lucano Mas estotro encendimiento
De romanos, No puede ser apagado
Ni de aquellos dos hermanos Ni se cierra
De Tébas y de sus llamas El postigo de la guerra
Cuanto son los destas damas En tales sierras de Dios,
Cuando llegan á las manos (46). De quien habrá mas de dos
Y el rencor Sobre la haz de la tierra.
Crece con el desamor Y aun os digo
Viendo delante contino Que, en falta de otro enemigo,
Por objeto y por vecino * Porque la paz se turbase,
El bando competidor Que hay alguna que holgase
Faz á faz De no tenerla consigo.
Con que se turba la paz Sus conquistas,
Detrás de aquellas cortinas, De las unas por baptistas
Aunque están, como gallinas,
A que son aíicionadas,
Metidas en alcahaz. Suelen llegar á puñadas
FILENO. Contra las evangelistas,
Desbocado Sus contrarias,
Vais, Alelio, y muy sobrado Inmortales adversarias.
Contra quien no os lo merece, Ved si fueron los san Juanes,
Sabiendo bien que acaece Al cabo de sus afanes
Sin ser caso reservado, Y fatigas ordinarias,
Algún momento Bandoleros
Que por un desabrimiento Mas, si no son caballeros,
Haya alguna inquietud A las monjas no les placen,
Donde hubiere multitud Y desta causa los hacen ,

De gentes en un convenio, Después de muertos, guerreros


Y ocasión Con espada.
Honesta de disensión Y á la bienaventurada
Como sabéis que la hubo Magdalena aunque mujer,
,

Entre los mismos que tuvo Hombre la quieren hacer,


Cristo en su conversación. Viendo ser apostolada;
Y en sus cantos
ALETIO.
No les basta darle tantos.
Diferencia
Como á santa muy bendita ,

Pero quieren que compita


(46) No andaban muy en paz en aquel tiempo las gentes que vi-
Con los apóstoles santos,
vían en religión. Gaspar deTejeda, en su Estilo de escribir cartas
Batallando,
mensajeras cortesanamente (Valladolid, 1519, por Sebastian Mar-
tínez), cuenta lo siguiente Cerca deste lugarejo hay un mones-
: «
Y que entre también en bando
terio, donde algunas veces voy á misa. Es de unos padres que es-
Alinde sus liviandades.
tán en espacio. Diré á vuesamerced lo que le acaeció al superior
Dejóme otras liviandades
dellos, que vino á poncllos en regla ; el cual comenzando á orde-
Que quiero pasar callando,
narlos el convento ó comunidad que en tal pararon, apelaron y
Por no dar
, ,

amotináronse; y andando en esta rebelión cerróse la noche, y al ,


Ocasión de os enojar,
Ni cuenta de mas llaquezas
bueno del reformador diéronlc tres ó cuatro cuchilladas. Al es-
truendo de la turba fueron allá algunos labradores á ver qué era,
Que á vueltas de las bravezas
Las suelen aprisionar.
y hallaron cerrado, y oyeron gran ruido de fustibus et armis, y vi-
nieron corriendo á mí á que fuese á poner paz. Yo, porque no me FILENO.
tuviesen por cobarde ó porque no me matasen villanos, hiceme Si asi fuese,
con ellos, y lleváronme al monesterio. Y preguntando que qué era Como por vuesíro interese
aquello, respondieron «Cosas de entre frailes.» Yo á ellos: «Pa-
:
Lo decis, fuerza seria
dres, no haya mas; que no dais buen ejemplo.» Ellos á mí: «Señor, Aletio, que portal vía
andad con Dios que vos no podéis alcanzar el secreto destos ne-
;
La religión padesciese,
gocios.» Yoá ellos: «Juroá tal que lo tengo de saber; porque por Recibiendo
tan sola una vez que mis ojos alcé me levantaron que había re- Tal daño; mas no lo siendo,
vuelto uuas monjas é según soy desdichado, lo mismo me podría
,
Va creciendo de contino,
acaescer agora.» Con esto sosegaron el bullicio un poco, y dié- Y vos por muy mal camino
ronme lugar á que saliese á una ventana y les predicase un poco. Esas cosas componiendo,
Comencé el tema en romance, porque yo ni ellos no sabemos la- No mirando
tín. «Cuchilladas tenéis, amigo, y duélennos, etc. Reverendo audi- Que siempre van mejorando
torio, las cuchilladas que habéis dado á fray Fulano por sus pe- Con Dios estas sus doncellas,
cados, tuviéradeslas vosotros, y no él. ¿Qué dirán las gentes, qué Y el número santo dellas
dirán los ángeles, los mártires, los confesores, que están en el Mas y mas multiplicando
cielo?Y ¿qué dirá el espejo de vuestra orden de una cosa tan ma- Por España.
la?» Con estas y otras cosas, que serian largas de escribir, los apa- Y una cosa es muy extraña
cigüé por aquella noche.» No desnuda de misterios
, , , , , ,, ,, ,, ,

192 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Ver llenos mil monesterios Y ser puede
Desta bendita compaña Que, cuando así no sucede
Piadosa, Por haber impedimentos,
Que con vida trabajosa, Al menos los pensamientos
Ajena de libertad No hay torno que sé los vede.
Conservan su honestidad
FILENO.
Y la hacen gloriosa, No lo creo
Sin noticia
Aletio, pues no lo veo,
Del mundo ni su codicia.
Ni vos lo debéis creer ;
ALETIO. Levantado debe ser
Mal estáis en la verdad De algún malino deseo;
;
Ni conviene
ÍPensáis que sola bondad
.as guarda, y no su malicia?
Afirmarlo, pues que viene
De gana d* decir mal
FILENO, Que es dolencia general
¿Quédecis? Y que en el mando se tiene
ALETIO. Ya por uso
Esto, Fileno, queois. Patrañas son que compuso
Por veniura algún juglar;
FILENO. Y queriéndolas probar,
Oyólo, mas no lo entiendo. Os hallaréis muy contuso.
ALETIO. ALETIO.
Entendido está, queriendo. No creamos,
Y cierto, si lo senlis que miramos;
Si os place, lo
A derechas, Mas, según lo que leímos
Digo que son contrahechas Hablamos de lo que vimos,
A veces sus santerías Lo visto testificamos.
Por desmentir las espías Una vi
Y deshacer las sospechas En cierta tierra do fui
Y pisadas, Vecino dos años buenos,
Viviendo tan recatadas Con un hombre muy de menos
Como en tierra de enemigos, A quien dio parte de sí;
Porque no habiendo testigos, Y tan dada
No pueden ser acusadas Que siendo monja encerrada,
Ni tener Forzosamente allí puesta

Dése someter Del monesterio traspuesta


A las lenguas que difaman Se le vino á la posada,
Ni á las monjas que desaman Do tenia
Dar sus brazos á torcer, Por dulce la compañía
Ni la mano 'Que su locura tedió,
Al enemigo cercano; Mas porque ella se venció
Mas, con todas estas mañas, Que porque él la merecía
Se les entra en las entrañas Ni trataba
El venenoso gusano Tan bien como la gozaba;
De Cupido, Y era lástima de ver
Que les ablanda el sentido Cómo tan linda mujer
Aunque esté como una peña En un hombre se empleaba
Y la carne halagüeña Tin grosero,
Sigue luego su partido Que si llegara primero
Con razones Que ella el velo se tocara,
One mueven los corazones Pienso que no le tomara
De las mas bravas personas, Para mas que acemilero.
Y las tornan, de leonas, Veis aquí
Ovejas en condiciones, Lo que os digo ser así
Y las ligan Y puedo bien afirmallo
De suerte que se mitigan
,
Mejor que no vos negallo,
Y someten á cuidados Porque yo los conocí
Amorosos y penados, En su morada,
Que las incitan y obligan Y la vi cabe él sentada
A pensar, Con una saya de frisa.
Y pensando, á desear, Remendando una camisa
Y deseando, á querer, Que estaba mal baratada.
Y bien queriendo, á caer Y tenia
En las ondas de la mar (47). Otras cosas que os podria

(47) Como prueba del mal vivir de las monjas de aquel siglo, escala, sintióse un poco mal dispuesto, y no embarcante esto, de-
véase lo que Martin de Salinas escribía al infante don Fernando, terminó de subir, y á los dos escalones desmayó y cayó súpitamente
en 22 de julio de 1524, acerca de la muerte del licenciado Vargas, muerto entre la monja y su criado y ellos, viendo de la suerte
;

tesorero general y de los consejos de Guerra y de Indias. que estaba, dieron aviso al escudero, que estaba defuera, el cual
«Otro día, viernes á la noche, acaeció la muerte del licenciado entró, y no pudieron sacalle, á la cual causa hubo de ir a la ciudad
Vargas de la manera siguiente: parece que el dicho licenciado
y traer sus hijos y compañía y con cuerdas le sacaron fuera y le
,

tenia emprendido amores con una monja en las Huelgas de Búr- atravesaron en una muía, y asi muerto le metieron á la alba del
gos, y para cumplir su voluntad había buscado persona que le dia en su posada y publicaron haberse muerto en su cama de un
supiese guiar dentro en el monesterio, y halló un cierto carpintero desmayo. Y como las tales cosas no pueden ser secretas, luego se
que había labrado dentro , el cual servia de mozo de caballos al supo la verdad, y á la hora fueron secrestados sus bienes, asi los
dicho licenciado , y el mozo le hizo una escala con que subia pol- que consigo tenia como los que en cualquiera parte. Su fin ha
las paredes, y entraba dentro en el monesterio. A los 22
del mes sillo este que á vuestra alteza escribo y ha hecho macho daño á
,
pasado acordó de ir a ver su dama, y llevó consigo el mozo de ca- su hacienda é hijos; é al presente en otra cosa no se habla en es-
ballos y un escudero suyo Y el licenciado entró en el mones- ta corte. Su majestad manda ir al obispo de Canaria á la refor-
terio, y con el el mozo de caballos; y el escudero quedó defuera. mación del monesterio.» (Códice C. 71 de la biblioteca de la Aca-
Y después de haber holgado con su dama, queriendo salir por la demia de la Historia.)
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OBRAS DE CONVERSACIÓN V PASATIEMPO -LIBRO SEGUNDO. Í95


De vista testificar, Vio uno andar paseando
Y no las quiero contar Calle arriba , calle abajo,
Por excusar longuería Que ventura se le trajo
Sin razón ;
Cual lo estaba deseando;
Mas de ajena relación Que allí a escuras
Supe una vez una cosa Buscaba sus aventuras,
Que si no fué mentirosa,
, Muy callado y muy contrito;
Fué de gentil invención Y llamándole pasito
De pecado (48) Con voz llena de dulzuras
Dicen que en tiempo pasado Y de amor,
Una dama de un convento Le dijo « Ce ce Señor »
: !
,


¡ ,

De harto merescimiento El respondió « Ce Señora : ¡ , !

Cuyo nombre está callado, ¿ Pareceos Señor, que es hora?


,
-

No miró No la puede ser mejor,


Y cuando no se cató Dijo él.
Sintió crecer la barriga Pues asid de este cordel
<.on noticia de una amiga ,
Dijo ella, y desla arquilla,
A quien lo comunicó En que va mi hacendilla
De la cual Y rosarios y el joyel
Co:no persona leal Que sabéis;
En tan terrible jornada Ponedlo donde queréis,
Fué servida y ayudada Y volved luego por mí
Con corazón liberal. Al lugar que os escribí,
Ella era Porque allí me hallaréis;
Su secreta consejera Y corred.
Ella la que la encubría Descuelgue vuesamerced
La que por ella suplía Dijo él; que es tiempo ya,
Y al cabo fué su partera. Y en un punto soy acá
Ella daba A sombra de está pared.»
Recaudo á lo que importaba, Y tomado
Hasta que el tiempo llegó Con sus manos el recado,
Que ver la luz deseó Y pensando que hurtaba
Lo que en tinieblas estaba. Bogas y que la burlaba
, ,

Y llegado, El al fin quedó burlado


Allise hizo doblado Porque yendo
El trabajo de las dos , A su posada corriendo,
Si no socorriera Dios, A un amigo lo mostró
Que á todo desconsolado Y abierto el cofre, halló
Busca y llama. El pobre niño gimiendo,
Estando la pobre dama Bien marchito,
En dos peligros metida , Pero vivo y muy bonito,
De una parle el de la vida, Y un con él
anillo allí
Y de otra el de la fama Escondido en un papel,
Pregonera, En este tenor escrito,
La discreta compañera Bien borrado
Ya de antes sabiamente « ¡Oh vos, que lleváis hurtado
La flngi,. estar doliente »EI tesoro que aquí va,
Y la tuvo de manera «Guardadlo que no os será
,

Prevenida »Por mí jamás demandado


Apartada y defendida, »Ni pedido;
Con solamente una sarga, »Pero suplicóos y pido
Que al fin descargó su carga «Por el ansia que me queda,
Sin ser de nadie sentida. «Hagáis de suerte que pueda
Mas valió •Por tiempo ser conoscido!
Que era noche y Dios le dio, El quedó
Lugar para se valer, Corrido cuando se vio
Y tiempo para poner Hecho por fuerza ser padre
En cobro lo que nasció Del infante , cuya madre
Con ventura, Nunca jamas conosció.
Metiendo la criatura
Envuelta en cierta ropita,
En una sotil arquita ,
Viudas.
La llave en la cerradura
Ordenada FILENO.
Con tiempo y aparejada Bien sentis
Para tal necesidad De eso, Aletio, que decís
Y para mas brevedad, De casos asi donosos
Con un buen cordel alada Que son cuentos fabuloso»
Gentilmente, Como aquellos de Amadis.
Y con priesa diligente No penséis
Se fué con ella á un lugar Que con ellos ofendéis
Do podía bien mirar Las monjas santas honradas,
Cuando pasaba la gente; Pues se están por sí loadas (49)
Y en llegando, Aunque vos las desloéis.
Quédense estas,
Y mirad si tenéis prestas
(48) En
el códice 115 de varios de la biblioteca do jesuítas de
la hoy agregada á la de la real academia de la Historia,
corte, (40) Asi Garay; Velasco y Fernandez ponen
hay una relación escrita en febrero de 1545, donde se cuenta el
No penséis
njismo suceso de la monja y el niño encajonado como acaecido
Que con ellas ofendéis
eu Eboraá un platero el año anterior. La edición mas anlÍ£Ud que Las doncellas no tocadas.
conozco de este diálogo es de Vcnccia (1544), Pues se están por sí loadas.
P. XVI-l.
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19 J CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Las manos del mal decir (1) En el ojo aparejada
Para llagar y herir (2) Por el muerto.
También las viudas honestas. FILENO.
ALETIO. No estáis, Metió, en lo cierio
No por cierto Porque de estas muelas tales
Mas querría verme muerto Vierten lágrimas leales,
Que á las de tal condición Sin dejar nada encubierto
Que honestas y cuerdas son Ni fingido
Hacer agravio tan cierto. En su secreto sentido,
Mas, juzgadas Publicando con amor
Por esta ley, y sacadas El verdadero dolor
Las que podéis escoger, Que tienen por su marido
No habría muchas á mi ver , , Como vemos
Que puedan ser agraviadas En muchas que conocemos;
De este cuento. Y de las que nunca vimos
Por nuevas ciertas oimos
FiLENO.
Fidelísimos extremos
Por Dios, que sois avariento De tristeza,
De virtud y compasión Cual la mostró con pureza
Pues que contra la alicion Y constante corazón
Mostráis el mal pensamiento. Porcia, hija de Calón,
¿No os parece Con grandísima firmeza-
Que a los buenos pertenece
Con las tristes lastimadas ALETIO.
Viudas y desamparadas No oslo niego;
Mostrar donde se merece Mas aconhorlasen luego
Caridad, Las mas viudas de sus penas.
Y haber de ellas piedad? Esas de tierras ajenas
ALETiO. No las metáis en el juego;
Que son vanas,
En verdad yo se la he, Muy curiosas y profanas,
Salvo aquellas que yo sé Fundadas en vanagloria
Que lo son por voluntad. Por dejar de si memoria
FILENO. Esas griegas ó romanas.
¿ Hayalguna Y al presente
Tan sin bien y sin fortuna, Hallaréis en el Oriente
Tan cruel ó tan liviana. Y en la India occidental
Que sea viuda de gana? Esa costumbre bestial
Usos y lines de gente
ALETIO.
Tan perdidos
Mas cierto de veinte y una Y á vanklad sometidos
Que por sello Que con fiestas y placeres
No se tuercen un cabello, Se abrasan muchas mujeres
Y muchas, si se buscasen Cuando mueren sus maridos.
Y en secreto examinasen. No hablamos
Que íueron la culpa de ello. De esas, con quien no tratamos,
FILENO. Peregrinas y extranjeras,
Doloridas, Sino de estotras caseras
Angustiadas y afligidas Con quien damos y lomamos
Las veo, y sin alegría
Comunmente;
Llorando' la compañía Que aunque mas las atormente
De que se hallan partidas Soledad y desconsuelo,
En la edad Y con verdadero celo
En que mas necesidad Queden fiel y limpiamente
Por ventura tienen de ella Lastimadas,
Juntándose esta querella Presto son aconhorladas,
A la pena y soledad Al menos las de Alemana
Que cobraron Acá las de nuestra España
Cuando solas se bailaron. Van algo mas entonadas
De prestado;
ALETIO. Mas al fin aquel cuidado
No os engañe su llorar, Se les aparta y apoca
Porque lo suelen usar Quedando solo en la boca
Con los mismos que mataron Él nombre del mal logrado.
Por ventura,
FILENO.
O por odio que les dura,
Tienen su muerte por buena Mal seria
O al menos no les da pena Si durasen todaM'a
Verlos en la sepultura, Las congojas y dolor
Por poder En aquel mismo tenor
Mas libremente hacer Que estaban el primer día.
A solas nueva moneda; No se sigue
Y la que mas llora queda Que toda viuda se obligue
A veces con mas placer, A siempre siempre llorar;
Muy pagada No hay tristeza ni pesar
De verse ya libertada; Que el tiempo no la mitigue
Mas si alguno la visita, Y consuele;
Luego está la lagrimita Y á vueltas de !o que duele,
Siempre hay algo que hacer,
Que les ayude á poner
Sigo á Garay. De maldecir, se lee en Vclasco-
En oh do lo que suele
i
(1)
Leo llagar ; otros escriben llegar.
Dar pasión
(2)
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OBRAS DE CONVERSACIÓN V PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. 193


I-a ¡mona gobernación Por alcanzar su deseo;
De su casa y de sus cosas, Y alcanzado,
Y otras obras piadosas Luego sale otro nublado;
Que les dan ocupación Por eso rogad á Dios
Virtuosa, Que os guarde, Fileno, á vos
La vida triste penosa De ser con viuda casado.
Con virtud aconhortando,
FILENO.
Por pasatiempo tomando (3)
Si se nota
La soledad trabajosa.
Razón es de caria rota,
ALETIO. Aletio, loque habláis,
Y parece que jugáis
Bien habláis Con ellas á la pelota.
Mas otra cosa olvidáis Si tan dadas
Con que ellas mas propiamente A casarse y tan penadas
Mitigan el accidente
Como vos decis, están (6)
Del dolor que publicáis
Argumento es que serán
Tan entero, Muy buenas siendo casadas;
Que es pasar por el primero De manera
Amor del otro marido, Que podrá vivir quien quiera
Y puesto aquel en olvido, Con descanso y alegría,
Pensar en el venidero. Tomando por esa via
Bien escrita
La viuda por compañera.
Traen aquella muy bendita
Sentencia consoladora: ALETIO.
«La mancilla de la mora Muy siniestra
Con mora verde se quita.» Opinión es esa vuestra;
Y no dura Y si á mí no me creéis
Aquella negra tintura Podéis probar , y veréis
De la muerte del difunto A qué sabe la menestra
Mas de llegar aquel punto Que os darán.
De probar otra ventura A la hambre no hay mal pan
Semejante; Cuando estamos deseosos
De la mujer mas constante Y á lo dulce los golosos
No se debe esperar mas De buena gana se van.
Porque olvidan lo de atrás Y así ellas,
Por ir tras lo de adelante. Mientras saltan las centellas
Moza ó vieja De aquel fuego y agonía
Todas son de esta conseja Con cualquiera compañía
De se tornar á casar, Ponen fin á sus querellas,
Y de no lo dilatar Hasta ver
Cuando bailan su pareja Con el tiempo y conocer
Tal con tal; Si en el nuevo desposado,
Muchas veces por lo cual Después de bien apalpado,
Se hacen otras locuras Hay algo que aborrecer.
Y no pocas criaturas Mas después
Se dejan al hospital (4), Si por venturano es
Desechados Tan á su contentamiento,
Los hijos ó maltratados, Luego el negro casamiento
En poder de su padrastro, Comienza á dar de través
Sin mas respeto ni rastro Con desgrado
De los padres ya pasados. Y cualquier tacha ó pecado
Y entre tanto, Que en el marido se siente
Después de aquel primer llanto, Es en el que está presente
Mientras dura la viudez, Muyma nr que en el pasado;
Hasta que llegue la vez Que si íuera
De este otro término santo, Vivo ver no le quisiera,
Son de ver Después de muerto le ama,
A quien lo sabe entender Y en su defensa le llama.
Sus deseos, sus secretos, Ved qué donosa manera
Sus desinios y concetos (5), De discante;
Su tramar y revolver, Que aunque haya tenido anto
Y sus cuentos, Por marido algún escuerzo,
Motivos y pensamientos; Luego toma en él esfuerzo
Cuanto se dice y replica Para ponerle delante
Cuanto se trata y platica, Por memoria
Todo huele á casamientos. Trayéndole por historia
Su ayunar, Con'lra el nuevo sucesor,
Sus limosnas y rezar, Oponiéndole el amor
Su velar y su dormir, Y bondad del que haya gloria
Su suspirar y gemir, Al cual quiso
En aquello va á parar Enviará paraíso
De boleo; Por mártir de sus enojos,
Aquel es el jubileo Y allí lo tiene en los ojos,
Por quien hacen romerías, Como sí fuera Narciso.
Y á veces hechicerías FILENO.
Puede ser
Haber alguna mujer
(3) Asf Garay; Velasco pone por pasar tiempo.
: De seso menos templado;
(4> Asf Garay ; Velasco pone en especial.
:

(5) Velasco pone , en contraposición de Garay :

Sus deseosos secretos, (C) Así Caray; Velasco escribe :

Sus designios , sus concetos. Como vos decis que es'án f


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106 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Mas no siendo vos casado, Yo os voto á la casa santa
¿Cómo lo podéis saber '!
Que ella los mato riftendo
Como á mí.»
ALETIO. Ved ahora, Fileno, aquí
Ni querría Por los casamientos tales
Mas tiempo que solia
al De viudas pestilenciales
Mirar mas en estas cosas Lo que se sigue de allí
Vi muchas harto donosas Por estar
De quien contar os podría Ya muy diestras en notar
Mientra estuve Bueuas y malas maneras
F.n lugares por do anduve Y como son ya matreras
Tras la corle encantadora No se pueden engañar
"Y se me acuerda aun agora Ni rendir.
De una huéspeda que tuve, FILENO.
Madrigada
Que habiendo sido casada Mala forma de argüir
Con dos maridos primero, Es que por una medida
Lo estaba con el tercero De esa mujer desabrida
Cuando allí tuve posada. Queráis, Álelio, medir
Los primeros Las honradas,
Decia que eran caballeros Corteses y bien criadas,
Grandes y ricos dolor js, Por el mundo repartidas,
Pero no tan hacedores Honestas y comedidas
Cuales ella en vivos cueros Continentes y templadas
Los quería Y discretas;
Ni como se los pedia Y por pocas no perfetas
Su corazón deseoso Penséis condenarlas todas.
Y el uno diz que potroso
Hablando con cortesía
Y la lama Al fin, las mas quieren bodas,
Que los secretos derrama, O públicas ó secretas;
Publicaba, y era cierto De las cuales
Ser alguno de ellos muerto Salen cuentos muy reales,
Por contiendas de la dama Y algunos malos recados
Sin paciencia Y partos disimulados,
Que no le valió la ciencia Ascondidos en cosíales
De Baldo ni de Galeno, Por rincones,
Padeciendo, como bueno. Con sutiles invenciones
Sobre cuernos penitencia De dar color á lo hecho
Sin razón. Porque no pierdan derecho
Y por su misma ocasión Sus honras y presunciones.
Y otras causas de ruido Mas aun eslas
Con el tercero marido Que en demandas y respuestas
Nació también disensión Se saben bien gobernar,
Yquistiones, Se podriau perdonar,
Enojos y turbaciones Porque hay otras deshonestas
Diferencias y rencillas Desmandadas
Tan grandes, que á refeiillas Y de esto tan descuidadas,
No me bastan mis razones. Con que se dan
el vicio á
Tal andaba Que por do quiera que van
La cosa, y ella tan brava Dejan rastros y pisadas
Que no se os puede decir; Del delito.
Y comenzando á reñir, Que llega á ser infinito
Sus dolores alegaba Desque una vez se comienza,
Blasfemando; No teniendo en él vergüenza ,

Y decia suspirando INi modo en el apetito;


«Dolor Juan, ¿quién te llevó? Mas tornando
Muriera contigo yo A las que lo van callando,
Para no vivir penando, ¡Ay Dios, y cuan pocas son
Como muero Las que con su tentación
Con este torpe grosero, No están siempre batallando!
Perezoso haragán
, Bien que halla
Chocarrero, charlatán, El rigor de esta batalla
Alfarnate mesonero
, Alguna vez resistencia
Dormidor.» Porque la fama y prudencia
Esta forma de loor, Suelen servir de muralla
Caricias y bendiciones O de freno;
Eran las salutaciones Mas no os engañen, Fileno,
Del marido pecador Las tocas azafranadas
Cadadia, Ni las colas arrastradas
Alegando todavía Por el polvo y por el cieno
Con los dotores pasados A pensar
Que fueron martirizados Que todo se ha de juzgar
Con la misma tiranía. Lo que anda en las conciencias
Y el pobreto Por aquellas aparencias
Pasaba, como discreto Y señales de pesar
Por las mas de estas querellas Lisonjero
Sabiendo la causa de ellas Ni aunque fuese verdadero
Y decíame en secreto, Porque á sombra de aquel lulo
Sonriendo Anda el ojo disoluto
«¿Veisel bien que está diciendo Y el corazón carnicero.
De estos dolores que canta?
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OBRAS DE CONVERSACIÓN \ PASATIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. 107


Pues no hay causa para sr'lo,
Solteras.
Sino por ser después de ello
Mas abonado testigo
FILENO. Defensor.
Va que veo
ALETIO.
Alelio, vuesiro deseo
Y propósito cruel Careced de ese temor,
,'

De con esa lengua infiel Pues nadie puede ofendellas


Llevarlas tocias arreo, Ni decirse cosa de ellas
De tal arte Que no sea en su loor
Levantando el estandarte Porque excede
De mal decir y hablar. A lo que decir se puede
Quiero de nuevo probar, Lo que decir se podría
Y tentar por otra parle Mas que el sol de mediodía
Las almenas, A la noche que sucede.
Y ver si culpas ajenas Darme os quiero
Por ventura os darán alas O demandar con Homero
A decir bien de las malas A las musas su favor,
Pues decís mal délas buenas, Para contar sin error
Como veis. El ejército guerrero
Veamos loque diréis De grecianos
De las mujeres solteras. Que salió contra (royanos
Y yo le pido también
ALETIO.
Para sentir el desden
No son cosas decideras, De tan tiránicas manos
Fileno; no me tentéis, Do se encierra
Que desmayo; Mas luenga y áspera guerra
Hágoos saber que no trayo Que fué aquella de Elena (7)
Suficiencia ni caudal Porque de estas anda llena
De poder bien decir mal Toda la haz de la tierra
De gente de tanto eusayo De con tino.
Cautelosa Cuyo espíritu malino
Mas, porque es algo dudosa Y pensamiento cruel
La materia que tratáis Nos vende por dulce miel
Aclárame , si mandáis, Su ponzoñoso venino
TJn poco mas esa cosa Bestias fieras
Que pedis. De mil formas y maneras
Las solteras que decís Lobas contino hambrientas
Cuáles son, si lo sabéis, Harpías crudas, avarientas
Y qué nombre les ponéis Y leonas carniceras
Y lo que de ellas sentis. O halcones,
FILENO. Que viven de las prisiones
Soy contento
De sus uñas y sus picos
Buitres que á pobres y ricos
Lo que de este nombre siento
Arrancan los corazones
Es un linaje de gente
Sacomanos,
Que vive mas libremente,
Enemigos inhumanos
De todas leyes exento;
No obligadas Que roban en tierra llana,
Sedientas de sangre humana
A ser viudas ni casadas,
Y menos á religión;
Y de ropas de cristianos.
Doncellas ya no lo son FILENO.
Ciertas ni disimuladas No baya mas,
Como quiera Alelio, volved atrás;
Que este nombre de soltera Decid mal, pero mas paso;
También se toma por bueno. Sed un poco mas escaso
ALETIO. Que vais fuera de compás.
No consiento
Ya, ya lo entiendo, Fileno,
Que con tanto atrevimiento
Y sé toda su manera :
Os mostréis así contrario
Son mujeres
Al pueblo que es necesario
Que para darse á placeres
Para mas adornamiento (8)
Tienen gracias singulares,
De esta vida,
Y para darnos pesares Que á no estar así afligida
Bastantísimos poderes
De diversas profesiones
Son llamadas
De hembras y de varones,
Mujeres enamoradas
Hembras del mundo profanas,
Seria muy desabrida
Y muy dura
Damas también cortesanas, Para toda criatura;
Y otras menos eslimadas Porque por el variar;
Cantoneras,
Según el refrán vulgar,
Con reverencia rameras
Es hermosa la natura,
Etcétera de esta vez,
Y no en vano
Y algunas de este jaez Formó Dios el cuerpo humano
Con'nombre de costureras,
De miembros tan diferentes,
Y otras tales
Personas interesales,
Como los ojos y dientes
Son del brazo y de la mano.
Que fuera de los estados
Arriba comemorados
Son cansa de muchos males. (7) Sigo á Caray; Velasco escribe así e^tos verso?

FILENO. Mas larga y áspera guerra


De esas digo; Que fue de aquella Je Elena.
No por serles enemigo (3) Asi Velasco; Garay pone adornamenlo.
; , , , , ,; ; .,; , ,

198 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Desígnales Y mudanzas;
Son también los animales Tratos dobles, asechanzas;
En formas y condiciones; Aleves y deslealtades,
Cualesquier generaciones Injustas enemistades,
Tienen suertes especiales Crueldades y venganzas;
Que loar; Demasías
Los seseados de la mar, Befas y descortesías,
Arboles, yerbas y plantas Enfados, ascos, hastíos,
Con diversidades tantas, Esqui vezas y deswos,
Que no se pueden contar Desprecios y roberías
En presencia. Y despojos
Porque aquella diferencia Atrevimientos, antojos
Y diversidad de cosas Fieros despechos, ultrajes,
Las hace muy mas hermosas Resabios de mil linajes,
Y de mayor excelencia Y lagrimasen los ojos
Y períicion Asestadas,
Y por la misma razón Falsamente derramadas,
Está mny bien ordenado Con fingidas a Aciones
Que haya hembras en su estado O falsas denegaciones
De diversa condición Indignamente tomadas
Y poder Por partido,
Para pesar y placer, Para poner en olvido
Y lo que mas se requiere; Con sobrada ingratitud
Y quien lo contradijere El servicio y la virtud
Tei ná tan mal parecer Que de vos ha recibido.
Como vos. Son diablos
ALETIO. Detrás de aquellos retablos,
Con que nos sacan de tiento,
Líbrenos, Fileno, Dios Que aunque los alcanzo y siento,
De hacer tal travesura, Tengo falta de vocablos
Que á las obras de natura Suficientes
Contradigamos los dos Para hablar de estas gentes
Locamente; Y de sus obras y menguas
Pero gran inconveniente Aunque tuviese mil lenguas,
Y peligroso embarazo Y todas muy elocuentes.
Seria meter el brazo
En boca de una serpiente FILENO.
Denodada, No penéis
Por decir que fué criada Por ellas, si me creéis,
Por la mano del Señor, Ni las debéis desear (9)
Y por el mismo tenor Porque para mal hablar
En la mujer endiablada Os basta lo que tenéis.
Que os despecha. Yo no niego
Alabo alma que es hecha
el Poder ser dañoso el juego
A imagen déla divina, Al que á jugar quiere darse,
Mas no la mente malina Ni dejar de calentarse
Que tiene de su cosecha El que anda cerca del fuego;
Natural Mas mirad
Y aunque es tacha general Que, pues tenéis libertad
De todas, principalmente De guardaros, uséis de ella,
Las tienen las que al presente Y no carguéis la querella
Entran en el memorial, Sino á vuestra voluntad.
A las cuales, Provocaros
Pues por leyes mundanales Pueden, pero no forzaros,
Se permite el tal oficio, A que gustéis de su miel
Consintámosles su vicio, De suerte que de su hiél
Mas no los descomunales Podéis muy bien apartaros
Desafueros Y holgar;
Con que nobles caballeros,
á Pero no podéis negar,
A quien Dios libres ha hecho, Alelio, que muchas de ellas
Hacen para su provecho No son hermosas y bellas
Tributarios y pecheros. Y sabrosas de gozar
Sus m¡ Idades, Y dispuestas,
Engaños y falsedades, Aparejadas y prestas
Trampas, mentiras, i'icciones, A convites y banquetes
Malicias y traiciones, Regalos y saínetes,
Bajezas y poqueduíes Y regocijos y tiestas,
Y falsías; Y lindezas
Cubiertas hipocresías, Agaias y gentilezas,
Tramas, astucias, cautelas, Vestidos, pompas y arreos,
Trampantojos y novelas Co¡¡ que con dulces deseos
Tráfagos y burlerías Nos alivian las tristezas
Y finezas; Y pesares
Ardides y sutilezas, Con g acias particulares
Embustes y embaucamientos, De danzar, cantar, tañer,
Dobleces de pensamientos, Que suelen bien pirecer
Desvi ¡¡iienz ¡"j vilezas,
En los tiempos y lugares
Presunción, 3, Que conviene,
Falsas disimulaciones, Con que el hombre se despene
Novedades y entremeses,
Contracambios y reveses
Y baratos amontones, )) Curéis dicen Velasco y Fernandei.
,
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; , ; ; ; ; ,; ,

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO.— LIBRO SEGUNDO. 190


Y deleite en las oír, Por hacer mejor su venta
Con libertad de decir A fuerza de los aceites
Lo que en el corazón tiene Y posturas,
Sin ruido Deformando sus figuras
De madre ni de marido Para salir por las plazas
De tornos campanillas,
ni Con pláticas y trapazas
Ni de locas amarillas, Engañadoras, escuras
Que os nacen andar tullido Y bellacas
Y penado, Sacaliñas, redrosacas,
Cuando sois enamorado Todas á fin de robar:
En otras parles mejores, En lo cual son de loar
Do el palacio y los primores Las ovejas y las vacas
Suelen ser mate ahogado, Muy mas que estas ,
Por tallar Pues se muestran mas honestas
La libertad y lugar Con los toros y carneros,
O.ue sobran á las solteras, No les pidiendo dineros
Con gracias de mil maneras Por las semejantes tiestas
De que se suelen hallar De natura.
Rodeadas, La yegua ferie mesura
t

Y muchas de ellas dotadas De no pedir al caballo


De virtudes excelentes, Interese pordejallo
No pocas de las presentes Gozar de su hermosura.
Y muchas de las pasadas, Mirad cuáles
Sus iguales; Son los brutos animales
Thais, Flora y oirás tales, Que la hembra con el macho,
Y Sato con armonía, Sin ningún precio ni empacho,
Y Lecnoia, que sabia Se juntan como leales
Las siete artes liberales. A placer
Sola la falsa mujer
ALETIO. Pone su recreación
Enlodada 1
? En despojar al varón
Quedan mas que no loadas Los cueros, si puede ser.
De esas gracias que alegáis FILENO.
Y cierto vos las dejais
En mal lugar empleadas, Guárdense ellos
Siendo buenas; De no venir á perdellos;
Porque esas sus cantinelas Mire por cada uno;
si

Y músicas, yolas llamo Que galán ninguno


ellas á

Los cantares del reclamo Tirarán por los cabellos


O cantos de las suenas Ni pestañas.
Mal sentidos. ALETIO.
Pues las galas y vestidos Tiranle por las entrañas,
Que tanto pueden y valen Salteando con el gesto,
Decidme, ¿de dónde sale», Urdiendo por el fin de esto
Sino á cosía de perdidos Diversas artes y mañas
Que las dan? Caulelosas;
Y el que se van
placer tras Que bien que nos son forzosas
Es !a manzana de Eva(iü), Por el rigor de justicia,
Que le sale al que la prueba (íi) La fuerza déla malicia
Al precio de la de Adán. Las hace muy poderosas;
Ni alabéis Con las cuales
Tampoco, pues no debéis, Hacen insultos y males,
Aquellas sus libertades, Robos, fuerzas s destrozos.
Que son deshonestidades, Que en el monte de Torozos
í?i por nombre las queréis Nunca se hicieron talos
Conocer; Son polilla
Tan solteras suelen rer De las bolsas y mancilla,
Para mal, y desenvueltas. Y cáncer de cortesanos
Que conviene echarles sueltas Cruel, que no hay cirujanos
Porque las han menester, Que lo curen en Sevilla
Y aun trabones Ni aunen Roma
Contra las inclinaciones Son el pulgón y carcoma
Que tienen de liviandad De la viña y de la casa
A la cual la libertad Vasijas en que se embasa
Les da grandes ocasiones Cuanto se hurla y se loma
Y es la entrada Corre y gana
De la costumbre malvada Mirad la corte romana ,
A que dtspups se van dando Que en estos silos ensila
Por oficio, y ley tomando Cuanto Marta diz que hila
La \iiia desvergonzada, Y cuanto Pedro devana.
Que es la fuente
Dedo sale la corriente FILENO.
De lauta bellaquería, No habléis,
Teniendo por granjeria Aletio, que no sabéis
Vendernos públicamente Esas cosas cómo van;
Sus deleites, Mirad que dice el refrán
Usando de mil afeites Que creáislo que veréis (12)

Y suciedades sin cuenta, Solamente;


Y cuando fuerdes presente,
Romano vivito more.
(10) Son, en vez de es, dice Garay.
vil) Garay escribe sabe, <12) Asi Garay; que creáis lo que veis, dice Vela»eo.
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200 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


ALETIO. A tragarse todo el oro
No hay, Fileno, quien ignore Que de las Indias se envía.
Que habláis como prudente Pues los daños
Concertado; (,)ucdemás de estos engaños
Y si veis que voy errado Y robos suelen causar,
Corregidme coi! paciencia No hay quien los baste á pintar,
Pero cierto acá en ausencia, Ni aun pensaren muchos años
De muchos soy informado Las quistiones
Que hay ramera A que nos dan ocasiones
Tan hábil y tan granjera Cuchilladas y ruidos,
Que, á de mejor paga,
falta Do muchos quedan heridos
En breve tiempo se traga O muertos por los cantones
Unacalongía entera Desastrados.
Con regreso; ¡Cuántos gentiles soldados
Y sin fulminar proceso Y valientes de loar
Se mete en la posesión ,
Han quedado al hospital
Comiéndola á discreción Y vivido deshonrados
Hasta no le dejar hueso; Con querellas,
Y mujeres que gastan en alfileres Y hecho campo por ellas,
Mas que algunas en faldillas, Donde quedaron tendidos,
No comiendo sin vajillas, Y otros muchos consumidos
Y pagando de alquileres En sus brasas y centellas,
Necesarios O cobrado
Y en tributos ordinarios Males que les han durado
Muy gran suma de ducados, Hasta meterlos sotierra !

Que pienso no ser ganados Y ellas al fin son la guerra


A coser escapularios Que mas hombres ha tragado
Ni á hilar. En poniente,
Pues si queremos entrar Y en Italia mayormente,
Por nuestra corte española Que es sepulcro de naciones.
Ella nos bastará sola FILF.NO.
Para poder murmurar No se excusan disensiones
De tal fuero, Do quiera que hay mucha gente;
Do se va tanto dinero Y si fuese
Desde aquel tiempo que aun era Ya posible que no hubiese
Viva Isabel de Herrera (13) Mujeres de esta valía
Y Quartal el despensero No por eso dejaría
Su querido (14) De valer el interese
Y otras que habéis conocido Muy de veras (16).
Después acá mas modernas,
Apañadoras eternas
De todo lo que han podido. Alcahuetas.
Son langosta,
Que después que se regosta No son solas las solteras
A la espiga candeal, Las que van por tal camino.
No hay bolsa tan liberal,
ALETIO.
Que no se le haga angosta.
Bien decís, porque contino
FILENO. Andan otras aparceras
No creáis Cerca de estas
Ser tanto como pensáis Que no son menos molestas,
Porque en todo hay su medida. Y son sus colaterales,
Que las sirven de oficiales
ALETIO.
En demandas y respuestas
Por Dios que
, me
dais la vida De sus tramas.
Si esa virtud les halláis (15). Algunos las llaman amas
Mal diréis Honestas, viejas pobretas,
Lo quede ellas entendéis Cuyo nombre es alcahuetas,
Negando tan á la llana, Sin mas andar por las ramas.
Pues solamente Fulana, Muy sin pena
Que vos muy bien conocéis, Por cal os venden arena
Bastaría, E< gente de rapapelo.
Según su gran tiranía, Que de nadie tienen duelo
Que muchos saben de coro Por comer á costa ajena.
l'uas dueñas,
Amorosas, halagüeñas
{13i En Cancionero general copilado por Hernando del Castillo
el
En sus gestos y visajes
ee ota en las obras de burlas á es;a Isabel de Herrera
famosa Van y vienen con mensajes
meretriz
Mas son algo pedigüeñas
Vi sobre todas que estaba triunfando
Isabel de Herrera tan mere profana.
Y pesadas;
,

Que de insaciable, luda la humana Y como están desarmadas


Lujuria qwrria teñera sumando. Algunas veces de muelas
La decencia prohibe trasladar aquí lo demás que se Chupan como sanguijuelas
lee en di-
cha obra acerca de la Isabel. La sangre, muy mesuradas,
(14) Velasco, á quien copia Fernandez, alteró estos
Dulcemente.
versos del Es pueblo muy diligente
modo siguiente
En prometer y mentir,
Viva la gran lavandera Y nunca se arrepentir,
Y su amigo el despensero
Muy querido. Porque no se lo consiente
Yo sigo las ediciones no expurgadas.
(15) Velasco dice dais.
(16) En Garay dice Aletio este último verso.
, ; ; , ;, ; , , , , , , , ;, , ,, ,, ,

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. -1 IHRO SEGUNDO. 2)1


Su maldad. Y las amuestran y enseñan
Ninguna seguridad A pelear (17)
Os da su prometimiento, Fingir y disimular,
Porque han hecho juramento Rehusar y prometer,
De nunca decir verdad Dilatar y encarecer,
Sin cohecho; Con nunca se les quitar
Y aun con él no hay nada hecho, De la oreja.
Porque esta gente "engañosa Guárdeos Dios de tal pareja
No tiene fin á otra cosa Y de la ley en que vive,
Sino solo á su provecho Según lo que Ovidio escribo
Y su intento De cierta malvada vieja.
No es que vuestro pensamiento Sus reportes
Venga jamás en efeto, De parte de sus consortes
Sino que su falso peto Siempre van con intención
Quede del vuestro contento. De demanda y petición ,

Mientras traían, Porque allí van los deportes


lillas mismas desbaratan A parar;
Los negocios á las veces, Y si aquello no ha lugar
Y como falsos jueces, Por lo mucho que han llevado
Los estorban y dilatan Vienen á pedir prestado
Sin constancia Para nunca lo tornar.
Y con mucha vigilancia En rebato
Van alargando la cura Estáis puesto cada rato
Porque mientra el pleito dura Con ellas; que no hay reparo,
Dure también la ganancia Porque os venden siempre caro,
Toda via Y compran de vos barato
Y crezca la robería Cualquier cosa.
Por no mentiros en balde. Una vieja maliciosa
Que de esta arte conocí,
FiLEXO.
Me trajo una vez á mí
A nadie quita el alcalde, Una demanda donosa,
Aletio, su granjeria Enviada
Con razón; Por parte de otra malvada
De cualquiera condición Con dos anillos groseros,
Que el servicio pueda ser, Harto pobres y ligeros
Nadie lo quiere hacer
Y una manilla quebrada
Sin esperar galardón. Que pesado
Todos van Todo ello, y bien contado,
A sombra de aquel refrán Cuatro escudos no valia
Que el abad adonde canta
,
Pero con ello quería
De al se dice que yanta
I i
Hacer un cambio forzado,
Y suele ganar su pan Y mandaba
Ordinario. Si servir la deseaba
Digno es el mercenario Que yo recibiese aquello
De su jornal cotidiano; Y que pusiese sobre ello
Ninguno trabaja en vano Sialguna cosa faltaba;
Ni quiere ser tributario Y tomados
Del servicio A cuenta los lacerados
Sin esperar beneficio; Anillejos y manilla,
Cuanto mas , que estas terceras Le diese una cadenilla
Algunas son verdaderas De hasta veinte ducados;
Y hacen bien el oficio Y aun sobre esto,
Comenzado, La vieja de falso gesto
Que si no fuese guiado Que vino con el mensaje
Por su mano y tercería Pedia su corretaje
Pocas veces se \ernia Para beberlo de presto
Al fin de lo deseado. Tras la lumbre;
ALETIO. Y esta en fin es la costumbre
, ,

Parte son De aquella gente non santa


A veces de conclusión Con que se acuesta y levanta
Y medio con la persona Para darnos pesadumbre
Que ella mesma se aficiona v Y cuidados
A teneros devoción Con reportes y recados
Con las cuales Las mas veces mentirosos
No van tampoco leales, Pero caros y costosos,
Porque son dobles espips, Envueltos en mil enfados
Y quieren por ambas vias De dolor.
Mejorar sus cabezales Trabajoso es el amor
Sin sudores, Que por sus manos se guia
Como buenos corredores Porque os venden cada dia
Que de ambas partes apañan ;
A vuestro competidor,
Y ellas mismas las engañan Y malean,
Por comer de los amores Mienten , burlan y trampean
Semejantes. Urdiendo tales secretas.
Así son participantes Dios nos libre de alcahuetas
De los pechos y provechos De cualquier edad que sean ,

Y despachos y despechos Pues probadas


De los tristes negociantes Sison viejas son taimadas,
Que desdeñan. Avezadas á robar,
Ellas las joyas empeñan
Por tener causa y color
De pedir al amador, (17) Velasco pone pelar.
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202 CRISTÓBAL LE CASTILLEJO.


Y diestras en engañar Va fuera de lo acaecido
Por haber sido engañadas, En esta vida mortal.
Y maestras ^ Y de aquí
Y si mozas, no son diestras, Vemos que en el Genesi
Porque les falla experiencia, Se escribe que Dios crió
Y tienen olía dolencia Macho y hembra y , los juntó
Que luego van dando muestras En conformidad allí;
Tara sí De manera
Y como toquen allí , Que por esta ley primera
Es materia peligrosa Tiene el hombre obligación
Y no hacen después cosa Al deseo y afición
Que valga un maravedí. De tan dulce compañera
¡Olícuitado Y á creer
l)el cautivo enamorado La autoridad y saber
Que por medio de traidoras Del poeta castellano
Alcahuetas robadoras Que dice, y no en vano:
Esperaba ser librado «Gran corona es la mujer
De prisión! Del varón (18).
Porque cuantas ellas son
Y sus madres \ madrinas, ALETIO.
Lijas, mozasvecinas, y Pasad otro renglón,
al
Todas van con intención Do dice, si sé leer
Pe pelaros, « Cuando quiere obedecer
Poeros y desollaros A la ley dé la razón (19).»
Por su parte cada una, Y cumplilla;
Sin misericordia alguna, Y con esta palabrilla
Hasta abriros y sacaros Queda Fileno, borrado
,

Los livianos Eso que habéis alegado


Con mil ardides tirano. ; 1
En favor de esta hablilla
Astucias claras y ocultas ; ü sentencia;
Porque fit cito per multas Porque si con diligencia
El robo donde hay mas manos. Examinarlo queréis,
Entre mil no hallaréis
FILENO.
Una que tenga obediencia
Yo no apruebo Verdadera,
Por buena pues que no debo,
, Ni que á la razón se quiera
La libertad de tal uso, Someter de todo punto,
Pero tampoco la acuso, Sin que haya allí luego junto
Porque veo que 1:0 es nuevo Alguna falla ó manera
M vedado. Desabrida.
Siempre jamás se han usado Por una parte os convida
Kn el mundo esas mujeres, Y por muchas os despecha
Que, como otros mercaderes, Mostrando bien que fué hecha
Pueden vender su hilado; Para darnos mala vida.
Muy peores ¡Oh animal
Son los hombres, y mayores Mas que bruto irracional
Tramposos y baratones", Y malvada bestia , á quien
Malvados, trincapiñones, Hizo Dios por nueslro bien,
Renegadores, traidores Y ella piensa nuestro mal
Y malinos, Sin hartura
Que hacen hechos indinos ¡Imperfeta criatura
Y cometen mil maldades, Hecha para ser esclava,
Hurlando por las ciudades Cruel, enemiga brava
Y robando en los caminos. Y soberbia de natura!
Deja estar ¡Careciente,
La cuenta particular General y comunmente (20),
Pe semejantes estados, De razón orden y ley ;
,

Que siendo bien cotejados Peino loco, donde el rey


Ño podéis mucho ganar, Se rige por accidente
Y volvamos líe con ti rio!
Al punto que atrás dejamos No puede tomar tino
se
De hablaren general A hembra ni le tiene,
la ,

Pues que ya del especial Porque nunca va ni viene


Kn parle, Alelio, quedamos
Satisfechos
Y si tenéis mas pertrechos (1S) Versos de los Proverbios de don Iñigo López de Mendoza,

Que piedad
tirar sin ,
marqués de SaiUiüana
So! la Idos, ó confesad Gran corona del varón
I a verdad y los provechos Es la mujer
Tan sobrados, (10) Cuando quiere obedecer
Y consuelos señalados A la razón.
Honras y comodidades, Alguno que era del parecer de Aletio contrahizo esta copla,
Ventajas y autoridades, diciendo :

Y bienes acompañados Gran carcoma del varón


De alegría. Es la mujer
Que la mujer noche y día Sino ijiiíere obedecer
Por donde quiera que sea, A la razón.
A los hombres acarrea Véase la centuria cuarta de la Fiiuso/ia vulgar de Juan de Ma«
En su dulce compañía laia.
Natura (20) Vtlasco dice
Que es tan universal General inconveniente
Que quien de ella lia carecido De razón, urden ui ley.
; ,;, ,,,,, ,
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,, , ,

OBRAS DE CONVERSACIÓN V PA ATTEMPO.— LIBRO SEGUNDO.


Sino fuera de camino; Inconstante , variable
Desviada Vaga, vana, charladora,
De los medios y allegada , Deslenguada mordedora ,

Siempre mas á los extremos; Mentirosa, intolerable,


De do viene que la vemos Maliciosa,
Por antojos gobernada Arrogante, imperiosa
En viento
el Mmdona descomedida
,

Volando su pensamiento, Temeraria de atrevida


Ora acá, ora acullá ; Impaciente, querellosa,
Nunca por el medio va Robadora
Mas siempre fuera de tiento Pesada , revolvedora ;
Y mesura Ambiciosa y avarienta
O como una peña dura Vindicativa, sangrienta,
Se queda estando parada,
, Sañuda, amenazadora,
O corre desenfrenada Envidiosa,
Tras el fin de su locura, Descomunal desdeñosa ,

Que la guia; Creedora de ligero,


Una vez helada y fría Idólatra del dinero,
Moy mas que el invierno frió, Por quien hace toda cosa
Otra como el mismo estío Lisonjera;
Inflamada en demasía Por una parte santera
Nunca alcanza Y por otra muy profana
La hembra cierta templanza' Supersticiosa, liviana,
De guiar tras la verdad Adevina, hechicera,
Ni tener en igualdad Perezosa
Puesta jamás la balanza Deshonesta y lujuriosa
Del querer: Cuando el tiempo da lugir,
O vos ama sin poder , Dotora del paladar
Encubrir lo que padece Y tragadora golosa (21),
O sin causa os aborrece Regalada;
Hasta no poderos ver, Por la mayor parte dada
Y vengarse. A toda delicadeza,
Si grave quiere mostrarse, Y á ser de su gentileza
Pénese triste , pesada Curiosa y apasionada,
Rostrituerta encapotada . Y á locuras
Que apenas deja mirarse; Y deleites y blanduras,
Y si acuesta Y á caricias y halagos
A ser cortés y modesta Y á revueltas y tráfagos
Dejando la gravedad, Y secretas travesuras;
Da muestras de liviandad Guardadora
Con risa menos honesta, Del odio que en ella morí,
Y muy presto Hasta que baila sazón
Aquella gracia del gesto. De vengar su corazón
Con que se muestra amigable, Del cual es ejecutora
Se hace vituperable Muy airada;
En su hocico compuesto. Malina, desvergonzada
En un hora Y terrible, impetuosa,
Canta y gruñe rie y llora , Corajuda y furiosa,
Es sabia y loca en un punto, Súpita y acelerada
Osa y teme todo junto, Y guerrera
Y niega al mismo que adora, Indomable, dura y fiera,
Y le vende; Ingrata , falsa , traidora
Quiere y no quiere, ni entiende Rebelde, pleiteadora,
Lo que quiere ni desea Achacosa insufridera
,

Consigo mismo pelea Por su vicio


Contraria de si se ofende , Os zahiere el beneficio,
Y destruye; Y con voces entonadas
Sigue lo mismo que huye Y palabras muy osadas
Lo que sabe no lo sabe, Defiende su maleficio
Concierto ninguno cabe Y pecados.
En lo que ordena y concluye Entre los mas sosegados
Con razones, Siembra y enciende quisliones,
Porque contrarias pasiones Conciertos y condiciones
Le perturban la razón , No los tiene en dos cornados,
Y en una misma opinión Ni verdades.
Tiene muchas opiniones. Burla de las amistades
Una dama, Y hace de ellas barato.
De mejor gesto que fama No metiendo en el contrato
Me acuerdo que vi en Toledo, Sino sus comodidades,
Con tanta saña y denuedo Y Corea,
Como un toro de Jarama Juega y mofa y lisonjea,
Carnicero, Y murmura gravemente,
Que en brazos de un caballero, Malsinando al inocente,
Casi bramando, decia : Aunque ofendida no sea.
« Qué desventura la mia
¡
Es parlera
Que no sé lo que me quiero ! Y no menos novelera
Y de aquí De cosas nunca sabidas ,

Nace , como siempre vi Y relata las oídas


No poder en esta vida
La mujer ser entendida
Porque no se entiende á sí (2í) Veiasco dice
De mudable, Traidora , falsa y goíoja.
, ,; ,, ;, , , ; , , ,
; , ; , ,

204 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Comino de otra manera, Conformes á las razones
Añadiendo, Piadosas
Acrecentando y poniendo Y palabras dolorosas,
De su casa la mitad, Mostrando su desventura
Y de cualquier vanidad Y la de la criatura
Muy grande historia haciendo. Con lágrimas abundosas,
Pues liaros Tan constante,
De la que pensáis amaros Miserable y elegante
No debéis, si sois discreto, Que mal año en conclusión
Porque no guardan secreto Para Tubo Cicerón
Aunque muestren adoraros Aunque estuviera delante
Y es doblado Que pudiera
El yerro si con cuidado Vencernos de tal manera,
La amonestéis que lo guarde, Porque todos en oilla
Porque tanto menos tarde Nos movimos á mancilla ,

Lo dirá, si él es vedado , Creyendo lo que no era


Si se enoja, Y creída,
Y si también se le antoja Luego fué bien proveída
Como de su natural Y llevó ciertos ducados
Sea infiel y desleal Dejándonos lastimados
Y vuelva presto la hoja. De verla tan dolorida
Pues hablar Y cuitada;
De su gran disimular Y luego que fué apartada
Y fingir causas compuestas Fuera de aquel aposento.
Con muy sutiles respuestas Se fué á otro apartamiento
lis para nunca acabar De aquella misma posada,
En un año. Donde habia
Trama y urde cualquier daño Cente, según parecia,
Y maldad en un instante, Con quien ella mas holgaba,
Aplicando su semblante Y con quien no se mostraba
A la fraude y al engaño, Tan triste y sin alegría.
Remedando Yo salí
Con él y representando Dende á un poco por allí ,
Con muy fácil movimiento Y mirando por defuera ,
Cualquier caso ó pensamiento (22), Vila estar tan chocarrera,
Que la lengua va hablando Que apenas la conocí,
Falsamente. Asentada en una mesa cuadrada
No hay quien así représenle Con otros puestos de codos
,

Cualquier fábula en su ser Alegrándolos á todos,


Para dárosla á entender De puro regocijada,
Al revés de lo que siente, Placentera
Sin conciencia. De la tristeza primera
Tened Fileno, paciencia
,
Ningún indicio en su cara ,

Si me alargo, porque os quiero Que pensé que le durara


Dar un ejemplo casero Todo el tiempo que viviera.
Fu razón de esta sentencia. Muy lozana
Parad mientes : Hacia de la truhana,
Yendo de gentes en gentes Tanto, que, á mi parecer,
Me vine á hallar un día En mi vida vi mujer
En una casa do habia Reir de tan buena gana.
Aposentos diferentes; Yo, espantado
Y yo, estando De ver un tan gran nublado (23)
En uno de ellos cenando, En un momento esparcido,
Entró por aquella parte Volvíme medio corrido
Una mujer de buen arle Al aposento dejado,
Mustia y triste , suspirando Por probar
Que venia A enviarla á llamar;
Con una congoja pia Vino luego allí en presencia
Y demanda de dinero Con la misma continencia
A cierto buen compañero Y semblante de pesar
Que por caso allí comia Que primero,
Y en ra/.on Mostrando ser valedero
De aquella su petición , Lo llorado y referido,
Sin haber nunca tal sido, Siendo del todo fingido,
Alegaba haber parido Mentiroso y lisonjero.
Un hijo de maldición, ¿Qué diréis
Que tocaba, Á pues no podéis
esto,
Según ella lo juraba. Huir de tales fianzas
Poniendo á Dios por lesligo, Y cautelas y asechanzas,
A un otro nuestro amigo Por bien que en ello os miréis
Que en ausencia se hallaba; Ni escapar
Informando De sus formas de dañar?
Punto por punto del cuándo Tantas son siempre las arles
Y cómo aquello pasó, Y astucias de todas partes
Y el peligro en que se vio; Que tienen para engañar
Hüniilmente publicando Los cristianos
Sus pasiones Aunque con indicios llancs
Pobrezas, tribulaciones, Las toméis en el pecado
Trabajos peregrinajes
,

Con meneos y visajes


(23) Velasco pone:

(11} Cosa, rtice Yelasco. De ver tan grande nublado.


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OLMAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO. —LIBRO SEGUNDO.


A vista de ojos mirado Es la alquimia de tal ciencia.
Y con el liurto en las manos, Conozco bien la dolencia,
Os lo osa Mas no sé la medicina
Negar, porque es poderosa Ni la hallo,

Con sus ardides sabidos Remedio no sé buscallo,


De embaucaros los sentidos Que satisfaga y contente;
Y dorar cualquiera cosa, Alcanzo el inconveniente,
Por mas lea Pero no sé remediallo.
Y manifiesta que sea, Comparado
Y ninguna hay que poder Es en esto al ahorcado
No tenga de hacer creer El que enamorado es.
Lo que quiere que se crea. Que se sube por sus pies
Donde ha de quedar colgado.
FILENO.
Es verdad
Alargado Que nuestra sensualidad
Os habéis, Alelio, y dado Con sus ardores y bríos,
Causa de nuevos at'eres ,
De estos tales desvarios
Pues decir mal de mujeres Nos hace necesidad,
Es hablar en lo excusado ;
Que se heredan
Que al fin somos Y que las mujeres puedan
Sus mozos y mayordomos, Tanto, que nos humillemos
Obligados á sufrillas, ellas y las amemos
A
A querellas y servillas Pero no por eso quedan
Con pies y manos y lomos Desculpadas;
Y hacienda Antes muy mas condenadas
Porque no hay quien se defienda Con sus pliegues y dobleces;
Contra su poder crecido, Manos se besan a veces
Y es fuerza quedar vencido Que debrian ser cortadas.
Vos también en la contienda Asi que.
Que tenemos; Perdonad, que no podré
Peí o, pues seguís extremos Cumplir con vuestro deseo;
Contra cosa tan sabida ,
El daño conozco y veo,
Decidme por vuestra vida El remedio no lo sé.
¿Qué consejo tomaremos
Los soldados FILENO.
Que ya estamos ocupados (2i) Sea asi
En esta guerra sabrosa? Dejaldo quedar ahí
Que otro dia hablaremos,
ALETIO.
Y solamente tratemos
Que pues es tan peligrosa De lo que me toca á mí
Vivamos muy recatados Por agora
Sin desmanes, Y de aquella mi señora
Do los mismos capitanes Que os decia y sus amores,
Tienen las mismas querellas Dignos y merecedores
Y que no fiemos de ellas De quien os ama y adora
Ni aun un saco de alacranes Porque son
O de arena De extremada perfección
Pues el relian las condena Dulces, graciosos y bellos;
Do sabiamente señala Yo os quiero dar cuenta dellos
«Que te guardes de la mala , Para mi consolación.
Y no íies de la buena».
ALETIO
FILENO. Holgaría
Es forzado Yo también de parte mía
Sec el hombre enamorado. Pues vuestro placer. Fileno,
ALE! 10. No lo tengo por ajeno,
Ven todo tiempo os querría
Al freir pues lo veréis,
Complacer;
Y á la fin me lo diréis,
Pero tengo qué hacer
Cuando volváis del mercado.
Agora y es tarde \a
, ;

FILENO Quédese si os placerá


, ,

Pues decid Para después de comer (2o).


Ya que la contienda y lid
De mujeres tanto empece,
Según a vos os parece
¿Sabéis vos algún ardid DIALOGO ENTRE EL AUTOR Y SU PLUMA.
Y contraste
Tan suficiente que baste ,
Á MARTIN DE GIJZMAN, CAMARERO DEL REV DE ROMANOS, EN'VIÁX-
A huilla ó á veneclia , DOLE ESTA OBRA.
Porque el seguimiento de ella
No nos consuma ni gaste? He acordado de presenlar á vuesa merced autos que á
ALETIO.
muchas causas (pie no digo; la me-
otro esl3 obrecilla. por
Yo confieso, nor de ios cuales es mayor que yo y ella y aun estoy por ,

Fileno, que no sé deso decir que vuesa merced, á quien suplico, pues sabe bien
Casi nada aunque lo sigo,
, á qué saben los dolores del servir y no medrar, en la dicha
Bien que soy del mal testigo, obra contenidos, la reciba en su corrección y amparo; y
Mas no toca'mas en grueso
si le pareciere digna de conmemorar y comunicar mas que
Mi doctrina.
Cerner sm echar harina
(25) contraposición de este libro hay uno impreso en Mi-
En
lán el año de 1580, escrito por Juan de Espinosa. Intitúlase Díá-
(24) Vel&sco lef loyo en laude de tas mujeres. Es libro raro. Deüéndcse en 61 coa
(lúe estamos tan ocupados. la autoridad de Cicerón el tiranicidio,
,
,; ; , ; ; ,, , ,, , , ,

200 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


á si ponga de su casa lo que le falta de la mía, que
sclo, le Por humano y liberal,
es buena gracia de leella: especialmente que la materia Que es gracia que resplandece
de que trata, de sí es desabrida, y por eso mezclé con ella En su persona real
las búrlelas y refranes que á la mano me vinieron y en
Lo cual se ha bien parecido
;
En muchos á quien sobró
recompensa y servicio del trabajo que vuesa merced ha de
La dicha que me falló,
tomar en promovella, si á bien saliere, quedaré obligado á Que acerca del han tenido
hacer, y lo mismo en otra alguna que vuesa merced hará á Mas favorable que yo.
este propósito; pues, á Dios gracias, liene mejor causa Mas agora no digamos
[ara e!lo que para ocuparse en llorar duelos ajenos si el , De esle señor excelente
valor de su ánimo no le aconhortase de los propios. Perdo- Loores pues no bastamos
,

ne vuesa merced el atrevimiento de mis palabras porque, Ni la materia presente


;

demás de la libertad de criado viejo, me regocijo y huelgo Lo pide, de que tratamos.


de hablar con él en semejante materia, por aquel verso
A vos péñola tornemos
, ,

. De quien hemos comenzado-,


que dice: Solathim estmiseris socium haber e pcenarum; '

Que llevando tal recado


y con todas las mías seré siempre, como he sido, servidor De nave, velas y remos,
de vuesa merced. Tan mal habéis navegado.
Si por caso acaeciera
DIALOGO. No daros tal amo Dios,

Interlocutores.
f**- Medrando de esta manera
Decid , ¿qué fuera d« vos
Castillejo y su pluma. Con otro que tal no fuera?
Sin duda nuestra laceria
CASTILLEJO.
Llegara por su natura
Sus, sus péñola tardía; A morir de hambre pura,
Descúbranse los engaños, Según la larga miseria
Perded ya la fantasía ,
De vuestra corta ventura.
Dadme cuenta de treinta años Y aun con tanta mejoría
Que os habéis llamado mia. Y ventaja de tal dueño
Decidme, ¿qué habéis ganado Hallaréis muchos hoy dia
En esta larga tardanza, Que con otro mas pequeño
Perdida tras confianza? Han hecho mas granjeria.
No tengáis mas mi cuidado Y mil no bien empleados,
Suspenso con esperanza. Que con plumas de gallina
Decidme lo que habéis hecho Han volado tan ahina.
Con tanta tinta y papel Que valen mas sus salvados
Gastado contra derecho, Que toda vuestra harina.
Pues de vos, della ni del Empacho debéis tener
.
Tengo tan poco provecho. De mil vuestros conocidos
Las muchas cuentas y sumas Que comenzaron ayer,
Y cartas de tan gran cuento, Y los vemos hoy subidos
,
¿Qué es de ellas? Que á lo que siento, Do no se soñaban ver.
Tales palabras y plumas Vos , por llegar muy temprano
Son las que se lleva el viento. A ver salir el estrella ,
El gavilán ó el alcon Distes causa á mi querella;
Por la pluma se mantiene; Que otros sanan por la mano
Ella le da el galardón , Y vos perdistes por ella.
Pues volando al (i ti le viene
,
Pues de mí si la afición
,
A uñas la prisión.
las
De mí mismo no me ciega
Vos, volando tanto há
Pienso que no di ocasión
Cabe la real laguna Al galardón que se os niega,
Por vuestra mala fortuna
Confesando la razón;
!
La noche se os viene ya Porque fe con diligencia
Sin hacer presa ninguna.
Tuve siempre por ganancia ,
¿Qué excusa me podéis dar Y tanta perseverancia
De haber sido desastrada? Que aunque os falte suficiencia,
,

Pues no podéis alegar Se suple con mi constancia.


Que no fuistes empleada
La cual y mi voluntad
En excelente lugar;
Jamás se vieron mudadas
So las alas y favor
Por ninguna novedad,
Y' servicio muy leal
Antes siempre confirmadas
Del águila principal
Cutí verdad y lealtad;
En el mundo
y la mejor
,
Caso que pude escoger
Después de la imperial
Otros amos generosos
Cerca del esclarecido No para mí tan honrosos,
Infante-rey don Femando Mas quizá pudieran ser
Al cual solo habéis servido Para vos mas provechosos.
Poco menos desde cuando
Por nuestro bien fué nacido
Y pues, como veis, cumplí
Mi deber tan á la luenga,
Cuyo valor y virtud
Bien se colige de aquí
Adquirido y heredado,
Han Que no tengo porqué tenga
ya tan alto volado,
Ninguna queja de mí.
Que se halla en juventud
Tres veces rey coronado
Y porque mas claro os diga
(26). En el caso mi opinión ,
Y aun le falta, siendo tal, De nuestro mal galardón
Mucho de lo que merece Vuestra fué la culpa amiga ,

«Vuestra fué, que mia non» (27).


(26) Don Fernando, hijo de Felipe el Hermoso, fue archidu-
que de Austria, rey de Bohemia y también de romanos.
(27) Versos de un antiguo romance.
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OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PAS v TIEMPO. -LIBRO SEGUNDO. $<%

Por donde estoy en cuidado Siendo mi pobre vivir


Deque podéis ya servir Con el nombre cotejado.
Con que emendéis lo pasado, Fuera por cierto mejor
Pues en volar y escribir Para ganar de comer.
Tan mal habéis aprobado. Que estuviera yo, Señor,
Y no hallo entre las gentes Con un gentil mercader
Oficio que os pueda dar, O con un buen recetor,
Ni deque me aprovechar Pagador ó tesorero
De vos, que de mondadientes, Que con una peñolada
Si tuviese qué mondar. Pudiera en una nonada
Porque, ya que yo presuma Rentaros mas mi tintero
Jugar con vos de mas botes Que en toda estotra jornada.
Y por razón de ser pluma Que las virtudes sin por
Emplumar con vos biroles, Del señor a quien servimos.
Y que en ello me consuma , Bien es dejalías estar,
Seque podéis alegar Pues ni yo ni vos subimos
Para quedar excusada !'o las podamos loar;
Por no servirme de nada, Mas, ya que podáis contallas
Que no podéis emplumar Como debéis conocellas,
Estando tan desplumada. podéis aquí metellas,
Así que, no sé qué sea Pues son mas para dorallas
De vos y mí ni dó vamos
,
Que no para comer dellas.
Vestidos de una librea Ni de sus nuevos estados
Según con ella quedamos Esperéis nuevos consuelos,
Rotos en esta pelea. Pues lo ponen en cuidados
La tierra toda tomada , Con que vos y vuestros duelos
Ninguna guarida cierta , Del todo estáis olvidados.
La esperanza casi muerta , Antes le tienen trocado ;
Yo rendido y vos cansada , Que ya no se acuerda , no,
Y la vejez á la puerta. De Alcalá, donde nació ,
Ni de Arévalo el honrado,
Donde niño se crió (28).
Acabad, Señor, por Dios; Pero, pues es ya pasada
Oue habláis mas que conviene La mas parte de la vida ,

En mengua de ambos á dos Puedo estar muy conhortada


No deis quejas á quien tiene De ser antes bien perdida
Por ventura mas que vos. Que si fuera mal ganada.
Pero, pues me lo mandáis Y \ os pues os sentís flaco
,

Yo soy de ello muy contenta, De provecho y de merced ,


De venir con vos á" cuenta A la honra os acoged,
Paga no niela pidáis, Pues no caben en un saco
Pues no la sufre mi renta. Entrambos, ni en una red
Y en querellar nuevamente Que si otros han tenido
Mal ele tan vieja herida , Ventura sin merecella
Como cosa de presente Y os parece estar corrido
Dais sospecha conocida De no poder vos tenella
Que habíais con accidente ; Habiéndola merecido,
Mas, ya que tengáis razón Partidos son de fortuna,
De mostraros nial contento, Guiados por movimientos
Serlo de mí no consiento bel mundo y acertamientos
Que escribo vuestra pasión, liono se guarda ninguna
Y escribiéndola !a siento. Orden do merecimientos.
Cuanto mas, que de haber sido Y en semejante dolencia
Vuestro trabajo tan vano, Medicina señalada
La misma parle ha cabido Será que nuestra conciencia
A la pluma que a la mano No puede ser acusada
Del poco fruto cogido De culpa ni negligencia.
Y o hice vuestro mandado,
r
Que si este respondiera
Como cualquiera pensara Vos lo que virtud obliga;
Ya yo triste descansara, Si dicha nos fué enemiga,
O á lo menos escribiera Lo que á los otros ha dado,
Cosa que mas me agradara. San Pedio se lo bendiga.
De suerte que no seria Ra/.on tenéis de sentir
Derecho juzgar el nuestro Pena de haber madrugado
Si en esta nuestra porfía Tan de mañana á servir,
Fuese el daño mió y vuestro, Y haberse tanto tardado
Y la culpa toda mia; El galardón en venir ;

Antes hallaréis quien diga Mas debéis considerar


Que vos por vuestro interese Que no toda medicina
Quisisteis que yo tuviese Obra bien á la conlina,
Alas como la hormiga, Ni por mucho madrugar
Para con que me perdiese. Amanece mas ahina
Y" pues que vos lo hecisles Que en suerte tan pecadora
Y según de ello sentís, Cual la nuestra no conviene
Por ganarme me per distes. Aquel refrán por agora
¿Para que me zaherís Que « quien á la postre viene
El lugar do me pusistes? Dicen que primero llora».
Que por mi pueden decir,
Como suelen gran tocado,
,

Y con el chico recado, (23) Nació «loa Fernando en Alcalá el 10 dí taino de 1303.
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CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Antes según la Escritura,
, El soldado con !a pica
Los postreros son primeros, Con la azuela el carpintero;
Y ios primeros postreros, Mantiene la lanzadera
Porque nos llamó ventura En su estado al tejedor,
Para dejarnos en cueros. Las redes al pescador,
Ni tengáis por mejoría Al tundidor la tijera,
Haber sido el delantero
Y el arado al labrador.
Que ya veis lo que decia La azada da de comer
El dé la viña al obrero Y vestir al hortelano
Que vino al alba del día Los libros al bachiller,
Bien que podéis alegar La péñola al escribano
Que sois contento de ser Cuando hace su deber;
igual en el alquiler El horno no se calienta
Con quien vino á trabajar Sin la paja y su servicio;
A las horas del comer. Y en fin fin, cualquier oficio
Mas en fin no os aprovecha Saca de su herramienta
De desdicha decir mal, Señalado beneficio.
Ni buena ni mala trecha, Sino yo, que porfiando
Porque es fruta natural Tras el bien que nunca vi,
Propia de vuestra cosecha; Sin él me voy acabando
Y al derecho y al revés Con vos, que sois para mi
Fué mal hado que os cubrió, Pluma de buitre volando;
De que soy sin culpa yo, Y asi quedamos en calma
Porque es como mal francés, Ln nuestra navegación,
Que de vos se me pegó. Esperando la sazón
Así que, ningún provecho Vos como planta de palma,
Esperéis , Señor, de mi Yo como camaleón.
Sino trabajo y despecho'; Asi que, no podéis ya
Porque el medrar es aquí Agraviaros del castigo
Como el grano del helécho; Que por mi boca se os da
El remedio de lo cual Pues de vuestra feria digo
Será tornaros soldado, Según que en ella me va.
Pues es camino trillado Y aunque mas os disculpéis,
Para ir al hospital, No me podéis sanear
Donde vais encaminado. De mi daño, ni negar.
Ya que no me aprovechéis
CASTILLEJO. De ayudármelo á contar.
Y aun
esto finalmente
Con sobra de libertad
Quedaré de vos pagado
Sois, Pluma, descomedida,
Ei pajas en que me asiente
Y no es poca necedad
Que seáis tan atrevida,
A contarde lo pasado,
(lomo lloro lopresente;
Caso que digáis verdad;
Rías de esta vuestra simpleza
Que para lo venidero.
Lo que mas me desagrada
Si por camino mas llano
Por ventura no lo gano.
Por veros tan mal criada,
Por el vuestro no lo espero,
Es sentir que la pobreza
Os hace desvergonzada- Pues ya me tiembla la mano.
Mas no por eso os desamo, PÉÑOLA.
Yista causa del yerro;
la Por dar lugar al antojo
Que, aunque me quejo y reclamo, Habláis, Señor, alterado,
Bien sé que cualquiera perro Y vencido del enojo,
Con rabia muerde a su amo; Mostráis haberme criado
Y que del caso por quien Para sacaros el ojo
Mi justa queja os acusa Pero siendo yo obligada
No podéis quedar confusa, A seguir vuestro partido,
Teniéndola vos también, Va por mi mal he sabido
Ni os ha de faltar excusa. Que no puede ser ganada
Pero no puedo dejar Quien ancla tras el perdido.
De quejarme como quejo Mas si queréis corregir
De vuestro mal acertar; Un poquito el pensamiento,
Porque si de vos me dejo Para no le consentir
No tengo á quién me lomar. Que haga torres de viento,
Mirad cuan mal entablada Do no se puede subir;
Está mi suerte en el juego Y no pintarme tamaños
Del viento con que navego Los agravios y despechos,
Que con vos no gano nada , Usurpando los derechos,
Y sin vos soy mate luego. Ni contar solo los daños,
Ni me queda con vos hoy No contando los provechos;
Suerte ninguna segura Hallaréis que no tenéis
Por el camino do voy; Razón en loque decís
Sino sola la locura Contra mí, ni la veréis
De haber sido cuyo soy. Jamás de lo que pedi,
Con lo cual seré contento, Si pedis lo que debéis
Ya que no puedo dichoso Antes, si bien lo miráis
Mas de vos siempre quejoso, C.on corazón sosegado,
Pues al sastre su instrumento Aunque estáis bien alcanzado,
Le debe ser provechoso. Eso poco que alcanzáis
Con el martillo el herrero Conmigo lo habéis ganado.
Hace su casa mas rica , Y pues sabéis que lo sé
Con la lanza el caballero, Perdonadme lo que digo,
,, ; ,
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OBRAS MORALES Y DE DEVOCION.-LIBRO TERCERO.


Y poned encuerna que Poco puede aprovechar
Siendo de Ciudad-Rodrigo, Mi trabajo en escribir
Do nunca la corte fué, Ni vuestro filosofar.
Conversáis entre señores, Más ya que en esto faltamos
,

Yá mi causa habéis venido, Será bien que lo emendemos,


No solo á ser conocido Y que de nuevo aprendamos
De reyes y emperadores, Arte con que negociemos ,
Mas también favorecido. O del todo nos rindamos ;
Bien que podéis responder Pero, porque se requiere
Que de tan bajo cimiento Para tal filosofía
Vienen muchos á tener Mas tiempo del que hoy habría,
Mucho mejor cumplimiento Si Señor, os pareciere,
,

De lo que han menester Quédese para otro dia.


Mas en caso semejante Y pues la mas larga vida
Hay siempre menos y mas Está colgando de un hilo,
Vos saliendo de compás Tratemos de la partida ;
Miráis los que van delante, Quizá mudando el estilo
No los que quedan airas. Será menos desabiida.
Esta consideración Que si el bien se nos aleja,
Esfalla de donde os viene Ya que nunca se nos haga
El orgullo y presunción, Alivio de nuestra llaga
Que no dice ni conviene Es quedar con buena queja
Con vuestra disposición ; A trueque de mala paga.
La cual, si yo me durmiese,
Aun os es inconveniente Villancico final.
Porque muy ligeramente
Podéis, si por mí no fuese, Vi los barcos , madre
Perderos entre la gente. Vilos, y no metale.

También os falta un primor Yo, loco, creia


Que hace á los hombres ricos Ser orden y ley
Y es, que sois bullidor Salvar cualquier rey
Como suelen ser los chicos Aquel que le via;
Acerca de su señor; Mas esta fe mia
Que aunque sepáis bien servir, Muy vana me sale.
Si no sabéis demandar, Vilos, y 110 me vale.

LIBRO TERCERO,

DE OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN,

QUERELLA CONTRA FORTUNA. No tengo que agradecerte,


OBRAS MORALES. Pues la vida que dejaste,
Sé ya contenta Fortuna Ya sé que la desechaste
,

Mal engañado me has Ten ya segura tu rueda ;


Por la mas aslrosa suerte.
Mundo; ya siento tus daños; Cesa ya pues no me queda
,
De cuya causa mis quejas,
Hasme llevado treinta años, Bien ni esperanza ninguna En mi corazón escritas,
De lo que me pesa mas. Ni mal que venir me pueda. No menos son infinitas
Jugaste con mi moneda De bienes me has despojado De por lo que me dejas

Sin poner tú solo un tanto Y de males rodeado Que son por lo que me quitas.
Con pérdida me levanto, Fuera de toda medida Y algún bien me heciste,
si

Por no perder lo que queda. Y hasme dejado la vida Tan presto le arrepentiste,

Mas con todo mi dolor, Porque viva lastimado. Queja no lloro, cuitado.
Por ver que me lo has quitado,
Alegre quedo al partir, Quieres mostrar contra mí
Tan crudamente tus sañas, Sino porque me lo diste.
Con que te podré decir:
«Allá quedarás, traidor.» Y no miras que te engañas, Y así, no quedo dudoso
No tengo de qué alabarme; Y que te ofendes á tí En esta mi desventura,
Mas tú quedarás corrido En lo mucho que me dañas; Viendo el bien cuan poco dura,
De verte que me has perdido Porque del mal que querello Que aquel es mas venturoso
Donde pensabas gozarme. Así te plugo hacello Que nunca tuvo ventura;
Muy gran peligro Y de tal tinta pintallo, Quedo tu felicidad.
y afrenta
Es morir la libertad, Que, aunque quieras remediallo, Mudada en adversidad
Ya no bastas para ello. Se vuelve en otro color,
Quedando la voluntad
Viva rebelde y exenta.
, No me queda, enconclusión,
Muy mayor es el dolor
Vos Virgen , de cuya cuenta
, Sino el alma que perder, Que fué la prosperidad.
Es razón que esto se escriba, Dono basta tu poder; Mas, ya que así me quenas
Haced que muera la viva Que de tu jurisdicción Mostrar sañuda tu cara,
Porque la muerta consienta. La quiso Dios defender. Que llevaras te bastara
Que de dilatar mi muerte Lo que tú dado me habías,
P.XYM, 14
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210 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Y lo demás me quedara. Mostrarte tan poderosa? Usas como principal
Pero .jugaste conmigo Contra castillo tan triste Porque muchos abajaste
A guisadle falso amigo, Mucha pólvora metiste, Que después no levantaste,
Prestándomeal gallarín, Y maravillado esto Pero de los que subiste
Porque quedase á la fin Estando tan bajo yo A muy pocos sostuviste,
Lo de ambos á dos contigo. Cuan en lleno me cogiste. Que al fin no los derribaste.
Honra que tuve y favor, Y tú, no bien satisfecha .Es tan grande ¡i grandeza,
:

Y crédito y confianza ,
Con tenerme ya deshecho, Que á toda grandeza sobra ,
Muy gran cabida y privanza Aun continúas mi despecho; Y toda bajeza cobra,
"
Acerca de mi señor, No sé de qué te aprovecha Y sobre naturaleza
Y no pequeña esperanza Pues ya no soy de provecho. Infinitas veces obra;
Amigos, otro que sí, Dejaste por mi enemiga, Porque en subir y bajar
Y otras cosas que perdí Que de conlino me siga, Puedes, queriendo, alcanzar
Por tu mano se me dio A mi memoria conmigo Donde el mismo pensamiento,
Pero la libertad no; Que por do quiera que sigo Haciendo torres de viento,
Que con ella me nací. Acordando me fatiga. Apenas puede llegar.
Yquetodolo llevaras, Tus vanos bienes de ayer, Y con cuanto poder tienes,
Salvo aquello, tuyo era Que hoy son causa de pesar, Muy pequeño le tuvieras,
Que, aunque desnudo me viera, No me dejan olvidar Si solamente pudieras
Si esta sola me
dejaras, Cuan buenos son de perder Despojarnos de los bienes,
En muy poco te tuviera. Y cuan malos de ganar. Y en mas no te entremetieras
Pero la libertad muerta, Das ansias en deseallos Mas eres tan atrevida
Así cerrasteis puerta Trabajos en alcanzallos, Cruel y descomedida,
Del remedio á mí cautivo
, Congojas en poseellos, Que, despojados los hombres,
Que ya mientras fuere vivo Mil dolores en perdellos, Les robas también los nombres,
Tío la espero ver abierta. Y el mayor es acordallos. Viéndolos ir de vencida.
Que aquel á quien bienes das ¡Oh cara desvergonzada, Mejor es nombre de bueno,
Y después es mal andante Halagüeña, lisonjera! Como Salomón lo reza
Porque nunca se levante A aquel te muestras de fuera Que multitud de riqueza;
Tan poco puede ir atrás Mas alegre y mas pagada Y de este haces ajeno
Como pasar adelante. Que mas sañuda te espera. AI que abajas á pobreza.
De este arte le descabezas Amiga de novedad Siendo el mismo que solía,
La libertad cuando empiezas, Tu falsa seguridad /Qué es del nombre que tenia?
Y lo dejas atajado, Es como la paz de Judas, Porque suya ya no eres
Dándole mate ahogado Que al mejor tiempo te mudas Lo pierde tiempo que- quieres
al
Entre medias de síis piezas. Y cambias de voluntad. Deshacer compañía.
la

¡Oh libertad deseada Aquel que á favorecer Si buenas obras obró


De quien te tiene perdida , Comienzas y á levantar, No le son galardonadas,
Hasta allí no conocida, Sábesle tan bien cesar, Y muchas cosas pasadas,
Y después siempre llorada Que le haces entender Que por virtudes usó,
Lástima es que no se olvida; Que no le puedes faltar. Por vicio le son cornadas.
Joya no bien apreciada En cuanto pone la mano Haces por serle cruel
Por ningún oro comprada De todo se halla ufano, Que del amigo mas fiel

Y mucho menos vendida; No juega de balde treta Reciba menos consuelo,


Quien te pierde sin la vida De mil cazadas que meta, Y que las piedras del suelo
La muerte gana doblada. Ninguna le sale en vano. Se levanten contra él.
De estos daños de tu mano, Hácesle de sn caida Sea ejemplo Cipion,
Cuya memoria me atierra, Tan seguro y confiado, Después de tantas hazañas,
Porque el remedio se cierra, Y de tí tan descuidado, Conquistadas las Españas
El menor y mas liviano Que de todo punto olvida Y librada su nación
Me hace muy cruda guerra. Que puede verse burlado; De Aníbal y de sus mañas;
Mas hay otro que sentí Dástelc tan sosegada, Después de haber sojuzgado
Sobre cuantos van aquí Que no temiendo de nada, A Carlago, á su senado,
Que, por mas me lastimar, Piensa tenerte de juro En lugar de galardón,
Consentiste rebelar Y cuando está mas seguro, Acusado por ladrón,
Mis amigos contra mí. Revuelves con tu celada. En fin murió desterrado.
Do con Job podré llorar, Tan sin recelo vivimos Pues su contrario Aníbal,
Y con David cantaré, Que aun ya después que te vemos Que por honra de su tierra,
Que aquel á quien mas amé Mudada iío lo creemos; Haciendo llana la sierra,
En lugar de me ayudar, De medios nos sentimos,
los No popando ningún mal
Mas adversario me fué; Pero no de los extremos. Sostuvo tan luenga guerra,
Que si mi enemigo fuera Y mirando lo de atrás, De sus mismos ciudadanos
De quien daño me viniera Pensamos que volverás Prometido á los romanos,
Fuera caso sufridero; A lo mismo que solías Buscando ajeno favor,
Pero de quien bien espero Flasta que de dia en dias Reputado por traidor,
Es cosa muy lastimera. Te vas alejando mas. Muerte tomó por sus manos.
Así que, queda probado, Caminas por nuestros majes, Y abajando desde aquí
Y por mi mal queda sabido. Siempre en ellos te afirmando, A otros que menos fueron,
Fortuna, que me has buscado Y los bienes desviando, ¿Cuántos hay que recibieron
Cuantos males has podido, Mostrando claras señales Grandes favores de tí,
Y de ninguno guardado; Que eres vuelta de otro bando. Que ganando se perdieron?
Y que por todas las vías Cuanto pensamos después, Que á la corta, que á la larga,
En que dañarme podias, Todo nos sale al revés Al que tu dulzor embarga,
Quisiste mi perdimiento, No jugamos buena pieza, No se te escapa ninguno
Condenando el pensamiento Ni nos basta la cabeza Que en su estado á cada uno
A llorar noches y días. Do nos bastaban los pies. No te le muestres amarga.
Causa me
da que le arguya Do queda que tu poder Por prueba de mi intención
Mi justa queja rabiosa Es , Fortuna general*
,
Bastan estos alegados,
Siendo yo tan poca cosa Parabién y para mal; Que los de tí lastimados
¿Qué poquedad fué la tuya Mas del mal por mal hacer,
,
Sin ningún número son,
,, ,;
:; , , , ; , ,, , ,
; ,, , ; ; ——
,;,,; ; ,,

OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN.— LIBRO TERCERO. 211


De deferentes estados; Excusado es porfiar Queja, dolor, desventura,
A los cuales no asegura En de contino seguir Enfermedad y pobreza.»
Razón, bondad ni cordura, Tras lo que se ha de acabar. I Atajó mi querellar
Ni seso, maña ni arte; Y tú mudable Fortuna
,
La dueña con su prudencia;
Porque alegas por tu parle Si es verdad que eres alguna, Que con gracia singular
No hay razón si no hay ventura. Dañar puedes en el mundo; Dijo « Dejad el pesar,
:

Y esto bien considerado, Que allá en el otro segundo Tened, hermano, paciencia,
Muy bien puede ser tenido No nos serás importuna. Porque yo, por relación
En tu mudable partido De vuestra tribulación
El perdido por ganado, Vengo por vuestro consuelo,
Y el ganado por perdido. CONSOLATORIA ESTANDO CON MIL MALES. Enviada desde el cielo;
Pues no sabes ser igual Llamóme Consolación.
Ni guardas en especial Mi comisión es poner
Cuando las angustias mias »
Orden descomo ni quién; En vuestro mal medicina;
Mas se esfuerzan contra mí,
Y lu mal puede ser bien, Pero será menester
Que es al tiempo que los días
Y tu bien puede ser mal. Juntan con las noches trias Disponeros á tener
Pues bien lo considerando La postrer parle de sí Atención á mi doctrina
¿Qué mayor mal tras tí yendo,
,
Cuando á los que están sin pena, Y hacer que el sentimiento
Podemos tener, viviendo, Sin pasión y sin cadena, Dé lugar al sufrimiento
Que es estar siempre esperando Cual yo no me pienso ver, Y olvide un poco su llaga;
de continuo temiendo? Les causa nuevo placer Para que la razón haga
Y con tal conocimiento,
La nueva noche serena; Su ley sin impedimento.
Pienso que mi perdimiento »Bien sea vuesta excelencia
Sino á mí, que quebrantado
No fué pequeña ganancia De las fatigas del dia, Venida, respondí yo;
Por quedar en pobre estancia, Que puede con su presencia,
Quedo con nuevo cuidado
Ya de tí libre y exento. Saber y benevolencia
De sufrir el mal doblado
Que en el mal en que me veo, Cuando la luz se desvia Sanar á quien enfermó
Por muy crecido bien hallo Cercado de mil dolores, Mas hallóme tan cobarde
Ni temello ni esperallo, No de burlas ni de amores Para salir en alarde,
Y refrenarse el deseo Los cuales gran tiempo há Que estoy con mucho temor
Con miedo de deseallo. Rindieron sus armas ya Que este socorro y favor
Y aunque tengo qué llorar, A las trabajos mayores; Ha ya llegado muy tarde.
Tengo con qué me alegrar; «Porque tengo ya creído
Estando muy descontento,
Que tengo con no tener Que á mi desconsolación,
Dentro de mi corazón
Seguro de no perder, Estando yo tan rendido,
Luchando con mi tormento,
Pues no tengo qué ganar. No hay otro ningún partido
Y movido el pensamiento
Caso que mi desconsuelo A gran desesperación, Sino desesperación
Muchas veces me desvela, No sé decir si dormía La cual me quita cuidado
1 na cosa me
consuela O me lo parecía
si De andar siempre desvelado
Que no puede venir duelo Bien sé que lo procuraba Tras el remedio á buscarlo,
Que ya lo medio me duela. Y que el dolor lo estorbaba, Y es alguno no esperarlo
Mas mal del que recibí Necesidad lo pedia. Do no puede ser hallado.
Ya no le temo de tí sQue lo que padezco yo
Acaso súpitamente,
Ni yo espero de tí nada De males nuevos y viejos
Si vale mi parecer,
De suerte que es acabada No admite médico, no,
Tu posesión sobre mí. Vi delante mí presente
Una persona excelente Como gota que añudó
Y de hoy mas yo me despido, En figura de mujer; Encima de los artejos;
Con temor de tus mudanzas, De limpieza guarnecida, Porque esta mi triste vida
De tus vanas esperanzas; Con gravedad no fingida Ha sido tan combatida
Ni te quiero ni te pido, De miserias y pesares
Honestidad extremada,
Ni temo tus asechanzas. De tocas blancas tocada Que por docientos lugares
Todo cuanto puedes dar Y azules ropas vestida. No puede ser defendida.
De placer y de pesar, » Caso que tal embajada
Ya sé cuan presto se pasa, Espánteme á la verdad ,

Entre mí mismo turbado, Y con tal embajador,


Y que la mas larga tasa Es merced muy señalada,
No puede mucho durar. De ver con tal novedad
Mujer de tal calidad Que yo no puedo con nada
En aquel bien soberano En tiempo tan no pensado; Ser della merecedor;
Es de poner la esperanza, Y mirando mas en ella, Y aunque no tráya de hecho
Que si una vez se alcanza Parecióme conocella Bien para mí ni provecho,
,

No se suelta de la mano
Y habella visto sin duda, Por la sobra de mis males,
Ni se teme de mudanza Os doy gracias inmortales,
No cgn tocas de viuda
Do el Dador de la riqueza
Sino en cofia de doncella. Puesto por tierra mi pecho.
Usa de tanta largueza » Y suplicóos, pues que así
Y Mas, porque la dilación
de términos tamaños, Fuistes de verme servida,
Que delante de él mil años No fuese mas que debia
Con la tal admiración Me digáis, Señora, aquí
Son un dia en ligereza. Cómo venistes ámí
Hice disimulación
De tal orden se mantiene, De aquella mi fantasía Sin ser de mí requerida
Sin igual merecimiento,
Y dije: «¿Quiénes, Señora, Y qué fué la principal
En tener contentamiento, Vuesamerced, que á tal hora Causa que tan liberal
Que el que menos gloria tiene Me venis á visitar? Se me da vuestra nobleza
Está del todo contento Y movió vuestra grandeza
¿Quién os trajo á este lugar,
Do los servicios pasados, A moveros de mi mal.
Do placer ninguno mora?
Trabajos, penas, cuidados,
«Porque si placeres fueron «Soy contenta, respondió,
Bien padecidos acá
Sinechaque son Los que tales se pensaron, De dar razón suficiente
allá
Satisfechos y pagados.
De dos suertes me mintieron : De lo que antes precedió,
Unos que nunca vinieron, Y agora me convidó
Otros que y a se pasaron; A la jornada presente
Final.
Y hame quedado tristeza Y dos causas al fin fueron
Y pues hemos de morir, Vejez, cansancio, flaqueza, Las que á venir me movieron ,'

Que no se puede excusar, Indignación y amargura, De diversa calidad,


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;,

212 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Fundadas en caridad, La pérdida toda vuestra A nadie las asegura
De quien ambas procedieron. Masía afrenta es toda mía; Que no puedan ser perdidas.
»La primera es por razón «Vosperdisles sin razón «Cuanto mas, que sus favores,
Del cargo que Dios me ha dado, Sobre esta vana heredad, Ya que conociesen leves,
Con poder y comisión La edad y la opinión Tienen por ejecutores
De buscar consolación De venir en posesión A solos emperadores,
Al que está desconsolado; Yo perdí la propiedad Papas, principes y reyes;
Y son leyes soberanas Pero para lo futuro Los cuales, ó por error,
Que á las personas cristianas Vos podéis estar seguro Por olvido ó desamor,
Acuda con medicina De semejantes errores, Como son hombres también
La consolación divina, Y tener ya mis favores No tienen respeto á quien
Cuando faltan las humanas. Por mas cierto que de juro.» Es de ello merecedor.
«Para la cual no se miran Atónito me tenia »Do viene ver mil astrosos,
Las voces del que adolece, Con su hablar mesurada Indignos, ásperos, (icios
Que lamentan y suspiran Y aquello que me decía Levantados, poderosos,
Según le pungen y tiran Los ojos me enternecía Y á buenos y virtuosos
Los dolores que padece ; Con la memoria pasada ; Hacerse mil desafueros
Que el que sabe la intención Pensando con diligencia Y sin temor ni recelo
No juzga por la pasión En la muy gran diferencia Empinadas hasta el cielo
De aquella querella loca De aquellos tiempos floridos, Personas no merecientes,
Los clamores de la boca Y en las cuitas y gemidos Y á otros hombres excelentes
Sino los del corazón. De esta mi pobre presencia. Derrocados por el suelo.
» Y por deuda de mioíicio, Ycon angustia le- digo : «Porque con la ceguedad.
Que pide su cumplimiento, « OhSeñora, y cuan aviesas Que es ele los príncipes lonja,
No por privado servicio, Mostró sus obras conmigo Oyendo poca verdad
Os hago este beneficio El tiempo, que por testigo Tienen ya la voluntad
Sin vuestro requerimiento; Quedó de vuestras promesas; Sometida á la lisonja.
Y así , viendo ser llegada El cual sin ningún cuidado Esta los ablanda y liga,
La sazón aparejada De cumplir vuestro mandado Y la otra su enemiga,
Vengo, queriéndolo Dios, Se echó á dormir como muerto, Necesidad los enfrena
,

A veros sin ser de vos Y si acaso le despierto, Pero la virtud ajena


Con voz expresa llamada. Vuélvese del otro lado. Pocas veces los obliga.
»La segunda razón que » Y con su mucho tardar, » Y siendo también locados
Me ha dado causa de veros,. Enfádeme tanto dello, De desagradecimiento.
Es obligación de fe, Que cansado de esperar, Muchas veces los criados
Que privadamente sé Cuanto ya me puede dar Son al (in remunerados
Mucho tiempo há teneros No lo estimo en lo que huello. Como lo sois en el viento
Desde aquella primavera Y ojalá se contentara Porque liberalidad
De vuestra vida primera, Que yo privado quedara Y oficios de caridad
Cuando todo parecia De todas mis esperanzas, Donde reina ingratitud
Verde y lleno de alegría Y otras nuevas mal andanzas No se hacen por virtud ,
Cuanto acerca de vos era. A ello no me juntara. Sino por necesidad.
«Cuando yo desde la cuna
, » Y pues aquello faltó »Y así , mirando el Profeta
Criada con gran pujanza Tenido por verdadero, Esta vanidad tan loca
Era en estos mundos una Y á vos misma os engañó A toda gente discreta
Mensajera de fortuna, ¿Qué esperanza podré yo Como con una trompeta
Y me llamaba Esperanza. Tener de lo venidero? Amonesta con su boca ,

Y bien se os acordará Si en aquella edad florida Escribiendo en versos claros:


Que veinte y siete años há, Vuestra fe tan prometida — No curéis de confiaros
Siendo vos de veinte y tres, No tuvo seguridad, De los príncipes moríales,
Y algunas veces después, ¿Cuál será la de esta edad, Hijos de hombres terrenales,
üs visité por acá. Ya por el suelo caida?» Porque no pueden salvaros.
Yo confieso que moví
»
Respondió con sufrimiento, »Y yo, viendo ser así,
Vuestro nuevo pensamiento Y díjome: « Hermano mió, Y las trampas y accidentes
A pensar mucho de sí, Estad ya de hoy mas atento, De la vivienda de aquí
Y con mis soplos henchí Y guiad el pensamiento Con tiempo me recogí
Vuestra cabeza de viento: Al lugar do yo lo guio; Por no engañar á las gentes;
No con falta de verdad, .
Y no os desaseguréis Y con el favor divino
Con cautela ó falsedad De la prenda que tenéis Eché por otro camino ,
Sino por lo que creía Ya de mí para adelante. Mudado mi propio ser,
Juzgando por lo que vía Por el ejemplo que ante Por no tener que hacer
De aquella oportunidad. De lo contrario ponéis. Con pueblo tan serpentino.
»Y vuestro seso cebé »Que si mucho os prometí, » Agora , si os placerá
De mi virtud á la clara; Y al cabo salió fruslera, Volvamos á lo pasado
Alterada, os alteré, Caso que así lo creí Por que luí venida acá
Engañada , os engañé No pequé solo por mi Que en mi memoria no está,
Pero ¿quién no se engañara Sino como mensajera. Aunque suspenso, olvidado
Viéndoos en casas reales Fortuna sorda, sandía, Y decidme si os agrada
,
A par de los principales Yo ciega de su ufanía Qué fué la causa fundada
,

Y en gracia de vuestro dueño? Ambas hembras y sin ser, Que desque Dios nos crió
Si ha salido todo en sueño,
¿Qué pudimos prometer, En el mundo que fundó
Engañaron las señales. Que no mienta cada día? Y nos hizo de no nada ,
» De lo cual está sabido «Especial que son profanas »No quiso ni fué contento
El gran daño que os alcanza Las cosas que prometemos; Que ningún hombre estuviese
Por el tiempo así perdido, Temporales y mundanas, En paz con su pensamiento ,
Cuerpo y seso consumido Perecederas^ vanas, Ni tuviese cumplimiento
Tras tan incierta libranza ; Sujetas á mil extremos. De todo lo que quisiese ;
Y de tal loca porfía, Y no solo prometidas, Sino porque esté dudoso,
De todo fruto vacía, Mas después de poseídas, Recatado y sospechoso
Bien que fué, como se muestra, Fortuna con su locura Y nunca llegue á pensar
, , ;, , ; ,; , , ,, ,,, , ;, ; ,

OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN.—LIBRO TERCERO. 213


Quetas del ingenio y seso, Es querer tú en dignidad
Que hay en el mundo lugar i

Ni tienen tanta firmeza. Cotejarle aquí conmigo


De verdadero reposo; i

»La falta de la esperanza Y que por una medida


»Ni piense jamás tener Pienses tú de ser medido
Enesla mortal morada Paciencia la recompensa ,

Y do riqueza no alcanza Con mi valor en la vida,


Algún perfecto placer, Siendo yo virtud sabida,
Pues aun la vida ha de ser Moderación y templanza
Son suficiente defensa Y tú vicio conocido.
Por poco tiempo prestada ;
Sino que todas sus cosas Mayormente si miramos OLVIDO.
Kstén siempre sospechosas, En lo que desperdiciamos Sé tú quien tú te quisieres
Pendientes de las del cielo, Y superfluo que se gasta Que no me doy una paja,
Y de allí espere el consuelo Y lo poco que nos basta ,
Pues con todo cuanto fueres.
Cuando le son trabajosas. Y lo mucho que buscamos. En provechos y placeres
»Y en este sentido van »Así que', todos los males No le conozco ventaja,
Las palabras á !a clara Y faltas, por mas que duelan, No te esfuerces ni le ayudes
Que se dijeron á Adán : Con recompensas iguales De fieros y fantasías;
— Comerás de hoy mas tu pan De otros beneficios tales Vengamos á las saludes,
En el sudor de tu cara;— Se aconhortan y consuelan; Saca á plaza tus virtudes,
Mostrándonos que el cuidado, Y la pasada Vitoria Yo también diré las mias.
A trabajos obligado, Con la presente'memoria,
Y la mala y triste suerte MEMORIA.
Afán, cansancio, dolencia,
Son la natural herencia, Con el fin de buena muerte, No seas tan insolente,
Y lo demás es prestado. Y la muerte con la gloria.» Olvido desvergonzado
Con ánimo placentero Porque Dios entre la geni»
íPero Dios, con su largueza,
Estando gozando yo Potencia mas excelente
Con que nos gobierna y sana,
De este sueño verdadero, Que yo soy no la ha criado.
Usó de mayor grandeza,
Despertóme un ballestero, Bien'sé que la alma, por ser
Conociendo la ílaqueza
Que de lado me tiró ; Sempiterna , es desigual
De la condición humana;
Y hálleme sin la dama Pero yo con mi saber
Y mostrando su clemencia Casi llego á parecer
Quiso que aun acá en presencia En mi solitaria cama.
Harto ledo y consolado; También cosa celestial.
Hubiese consolaciones
Para aliviar las pasiones Mas sujeto y obligado
Y entretener la paciencia. Al tormento que me llama.
Si por celestial le tienes,
«Porque el hombre mas dichoso Memoria súbete al cielo,
,
Final.
Y mas bienaventurado, Donde vas y de do vienes;
Sano, sabio , virtuoso, No faltes, esfuerzo; Que yo no pido mis bienes
Bien dispuesto generoso, , Que males y afán Sino en este dulce suelo y
Mancebo, rico, letrado, Su fin se teman. Donde sin ningún cuidado
Cuando bien se mirará, De cosas mias ni ajenas,
Con queja se hallará Si vos , penas mías ,
De presente ni pasado,
De cosas que le fallecen, Consuelo queréis, Soy exento y reservado
¿Qué harán los que carecen Ejemplo tenéis, De tus congojas y penas.
De lodo cuanto aquí va? En Job y Tobias.
Los míseros dias MEMORIA.
»Y pues por fuerza es haber Que vienen y van ¿No sabes tú que yo soy,
Mil cosas que se deseen,
Su fin se teman. Entre cosas criadas,
las
Es medio y es menester
Consolarlas, á mi ver,
La que en toda parte estoy,
Con otras que se poseen Y que con mi lumbre doy
DIÁLOGO Ser y vida á las pasadas?
Y siguiendo esta razón,
Si interviene discreción,
Mediante lo cual leñemos
ENTRE MEMORIA Y OLVIDO. Nolicia de ellas tan cierta
Por mano de Dios regida,
Imposible es que la vida Como de las que sabemos
Esté sin consolación. OLVIDO.
Y con nuestros ojos vemos
Cada dia ante la puerta.
«Con un honesto recado Dime tú, Memoria, di
De vida mansa, segura, Pues los puntos y primores
Que presumes sin derecho, De tantas ciencias y arles,
Puede estar aconliortado
¿ Por qué causa el mundo á tí De que tan graves autores
Un hombre que á mas estado Loa y precia mas que á mí,
No le subió su ventura Y de tan diversas partes
;
Que le soy de mas provecho? Fueron y son inventores;
Con de la ciencia
la virtud
Tú con tu importunidad
Se consuela, y con prudencia, La verdad y autoridad
Les causas guerra conlina, De lodo cuanto pasó
La falta de juventud , Y'opaz y tranquilidad;
Y la mengua de salud En la vieja antigüedad,
Eresles enfermedad ¿Quién las hace en esta edad
Con ventaja de conciencia. Yo salud y medicina. Manifiestas, sino yo?
«Bien que el dolor corporal,
MEMORIA. ¿Quién hace vivirla fama
Mientra punge y atormenta
En esta vida mortal ¿Quién eres tú desastrado , De los excelentes hombres,
Es de los males el mal Que hablas tan atrevido? Que tan lejos 5e derrama,
Que mas quebranta y afrenta ; Y á muchos otros inflama
OLVIDO.
Mas la desesperación, En la invidia de sus nombres,
Soy un pobre desechado, Sino yo que si durmiese,
De que mención
hecistes
De lodo mundo olvidado
,

Nunca permitáis que os venza,


el Y con virtud y fortuna
Y así me
llaman Olvido. La cuenta se "me perdiese,
Porque es terrible vergüenza
Soy libre de condición , _ No habría quien se moviese
Del cristiano corazón.
Que apenas conozco dueño A gentileza ninguna?
»La falta de habilidad Y contrario á tu opinión
Con bondad está pagada
,
Pero la gloria mediante
Porque no tomo pasión De los ejemplos famosos
Y á la generosidad De nada, ni pierdo el sueño.
La valerosa humildad Que yo les pongo delante,
No le queda á deber nada
MEMORIA. Convida á que se levante
Las gracias y gentileza Siendo pues eso verdad El alma á los virtuosos,
Del cuerpo, y la fortaleza, Que eres quien dices, amigo, Para estar siempre despiertos,
No son de mas cuenta y peso ¿Qué locura y liviandad Menospreciando el morir,
;, ,, ; ,, , , , :,, , , ,; , ,,
, ; ; ,

214 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Siendo seguros y ciertos También, no siendo olvidadas, Que ala fin es menester,
Que por mí después de muertos,
, Aprietan el corazón ; Peseá tal;
Comenzarán á vivir. Y cuando nos apartamos Que veo que cada cual
Del lugar do bien quisimos, Pone todo su cuidado
OLVIDO.
Cuanto mas nos acordamos Por ser rico y principal
Quizá que concedería, Tanto mas y mas lloramos Y no vivir afrentado
Por complacerte Memoria,
La soledad que sentimos. Con pobreza;
'

Y templar nuestra povfia, La cual aunque no es vileza,


Alegas el buen servicio ,
Que de esa tu fantasía Según el dicho vulgar,
Llevases alguna gloria, Que haces á ios humanos,
Pero de este tal oficio Eslo al lin si por pereza
Si de los hechos pasados
Poco ó ningún beneficio Deja el hombre de llegar
Acordases solamente
Se les sigue de tus manos; A ser algo.
Los dignos de ser loados,
Que á los que vienes y vas Yo, pobre-gentil hidalgo
Excelentes señalados
,

Con avisos singulares De bienes desguarnecido,


Para ejemplo de la gente
Si por mi mismo no valgo,
;
Y á los que visitas mas,
Mas tan bien haces mención Por un placer que les das Siempre viviré caído
Y llevas de mano en mano, Les causas treinta pesares. Sin reposo;
Por ejemplos y razón, Que al mancebo virtuoso
De Calígula y Nerón Por tu medio son mayores
Cualesquier adversidades, Obligado á mas valer,
Como de Augusto y TYajano Para vivir deseoso,
Penas y angustias de amores,
';
bien cuentas del'ladron Mas le valiera no ser
Y otros cualesquier dolores,
Malo como del bienquisto, Entre gentes.
Y nos das información Pérdidas y enfermedades.
Todos los males serian Pues confiar de parientes
. Tan bien de lá condición El que no tiene de suyo,
De Judas ^mo de Cristo. Menores si tú cesases
Y los que pena temían Mas cerca tiene sus dientes,
No te hinchas pues los senos El descanso que querrían Y es gran cosa, ave de tuyo.
De esos gozos y regalos, Si tú no los atizases.
No hay hermano
Y si por ejemplos buenos Ni pariente tan cercano ,
Hacéis provecho, no menos Enojos, enemistades,
Ni amigo tan de verdad ,
Hacéis daño con los malos; Iras, bravezas y furias,
Como el dinero en la mano
Porque el mundo pecador, Bandos y parcialidades
En cualquier necesidad.
A todo vicio inclinado, Y vanas prosperidades,
Cualquier cosa
Siempre sigue lo peor; Odios , aírenlas , injurias
Fácil ó dificultosa,
De manera que es mejor Quisliones, guerras, batallas,
Se alcanza con el dinero,
Quedar conmigo callado. Y cosas de este, tenor
Y se nos muestra graciosa
Tú entiendes en despertadas, Donde él va por mensajero
MEMORIA. Y yo entiendo en olvidadas Del deseo.
Calla miserable Olvido,
, Mira cuál es lo peor.
No hay tan despierto correo,
Hijo de la misma muerte; Y porque esta competencia que haberse pueda,
Ni cosa
No compares tu partido, Ya Memoria se concluya
, ,
Aunque venga de boleo
Que ser tuyo ó no haber sido Yo te digo, ten paciencia, A cumplirse do hay moneda,
Todo casi es una suerte ; Que hallo gran diferencia Sin que pene
Y vén en conocimiento De mi virtud á la luya; Por ella aquel á quien viene
De mi gracia y excelencia; Porque es muy mas eficaz Mas el pobre pena y muere,
Que yo soy de nacimiento, Para el cuerpo y para el alma Porque quien dineros tiene,
Hija del entendimiento, Pues durmiendo á su solaz, Dicen hace lo que quiere.
Madre de la providencia. Pos placeres tienen paz Y así va
Mi cuidado y mi saber, Y los pesares en calma. El mundo do nunca habrá
,

Que no se duermen ni trocan, Y que a! fin soy una cosa En este caso mudanza
fian aviso en proveer Si no lo quieres negar, Que nadie vale mas ya
Todo lo que es menester Que, allende de ser sabrosa De cuanto tiene y alcanza,
,
De las cosas que nos tocan. Muchos, por ser tan preciosa, Como vemos
Yo hago que el hombre entienda No la pueden alcanzar; En mil ruines que sabemos
Con vigilancia y cuidado Por lo cual, si se hiciese Presumen de caballeros,
En su honra y su hacienda Mercado de tí y de mí, De quien gran caso hacemos
Y con cordura defienda No dudo, dama, que hubiese Por solo tener dineros
Lo con fatiga ganado. Quien por onza de mí diese Y poder,
Yo doy lumbre á los errores Filas (pie por libra de lí. Y otros que, por carecer
Que lú causas y procuras; En cualquier cosa perdida De estos bienes temporales,
Alumbro á los oradores Que no puede ser cobrada, Ninguno los quiere ver,
Letrados, predicadores, Tú renuevas la herida Siendo nobles y leales;
Que sin mi quedan á escuras. Yo soy solo en esta vida
;
De manera
Quito los inconvenientes, Que mees fuerza aunqu e no quiera
Medicina señalada. ,

Y por medio de testigos Porlanto, Memoria amiga, Por no dormir en las pajas,
Pongo paz entre las gentes Pi ensa que estás en error, Buscar camino ó carrera
Y hago que estén presentes Y si no le da fatiga, De mejorar mis alhajas,
En ausencia los amigos. Que mi mole te lo diga Y salir
:

OLVIDO. «Olvidar es lo mejor.» Por el mundo á descubrir,


Sin volver la cara atrás
Todo eso es la verdad
Y está Memoria muy claro,
,
Algún modo de vivir
, ,

Y seria en calidad DIÁLOGO Para venir á ser mas.


De no poca utilidad, Mas primero,
Y DISCURSO DE LA VIDA DE CORTE. Según hace el marinero
Si no costasen tan caro
Pero hágote saber Cuando sale de arrancada,
Que el que de mucho se acuerda, Interlocutores. Es de ver adonde quiero
Jamás pudo carecer Enderezar mi jornada
Lucrecio y Prudencio. Y mirar
De algún duelo ó desplacer
Que le aflija y que le muerda. Desde luego á encaminar
LUCRECIO. La nave á seguros puertos,
Las dulces cosas pasadas, Nosé qué camino halle Pues dicen que al enhornar
.

Acordadas, dan pasión, Para tener de comer, Se hacen los panes tuertos
Y las duras y pesadas Y conviéneme buscallc, Que después
, , , ; , ; , ;, , ,, ; ;, ; ,

OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN. -LIDRO TERCERO. 215


Que el barco da de través Que es peor en desollar Ni caudal
La enmienda suele ser dura; Que Falaris el tirano. Mas hay en el hombre un mal,
Y así bien acertar es
, el El estado Que aunque yo quiera hacer
Do consiste la ventura. De la guerra y ser soldado Lo mismo, no hay un real
Yo, mancebo, Como muchos buenos son, Con que por obra poner
Si agora que el tiempo nuevo Es cosa también que ha dado Tal alan
De escoger me da lugar, A muchos reputación Pues no alcanzo solo un pan
No lo acierto como deba, Y dineros; Casa ni tierra ni viña,
Siempre tendré qué llorar. Señores y caballeros, Y como dice el refrán,
Ocho estados Personas de pcrlecion, Ni una roza en la campiña
Suelen ser los mas usados Se precian de ser guerreros, Que labrar.
Del vivir entre los buenos; Y son desta profesión Así que, cumple pensar
Los cuales, aquí notados, Generosa; En otra suerte de cosa
Escogeré por lo menos Mas veo que es una cosa De que yo me pueda honrar
Uno honroso En que anda de pasada Y me sea provechosa . ;

A vueltas de provechoso, La vida muy peligrosa Y no veo


Sin lo cual no hay nada hecho ;
Y la honra delicada, Para cumplir mi deseo ,
Cosa que es dificultoso, Todo en vano; Pensando en ello de espacio,
Juntar honra con provecho. Cuyo vivir inhumano Sin andar por mas rodeo,
Oficial Nunca bien me pareció Sino acogerme á palacio
No me parece muy mal Porque es un pueblo profano, De algún rey
Si el nombre no fuese vicio ;
Que hoy son y mañana no. O príncipe de mi ley,
Que aunque es suyo el delantal Y por via, Gran señor ó gran prelado
Quien ha oficio ha beneficio; De la Iglesia no seria Sometido como el buey
Y es seguro Mal librado mi partido, Mi cabeza su mandado
Como hacienda de juro Side cualquier canongía Por medrar,
Do quier que el hombre se vea Pudiese ser proveído, Y en algún tiempo llegar
Mas la honra que procuro Según veo A ser lo que otros han sido,
Lo excluye por cosa fea. Que lo son á su deseo Pues hay muchos que notar,
Mercader Otros de menos valor, Que por servir han subido,
Es cosa á mi parecer Que con pompa y con arreo Dios mediante
También de harta ganancia, Pasan la vida á sabor, Y su industria vigilante, <
Y que lo puede bien ser Sin cuidado, A ser grandes de pequeños,
El que tuviere sustancia Quedándoles reservado Y algunos tan adelante,
Para ello; Su derecho so la capa Que son dueños de sus dueños
Y así yo no puedo sello
,
De subir de grado en grado Y señores,
Ni aun de agujas y albaquías, Hasta llegar á ser papa Con privanzas y favores
Si de orejas y cabello Cualquier prete; Mas que yo puedo decir,
No hago mercaderías. Mas no se inclina ni mete Y mas riquezas y honores
Mas no sé, A serlo mi devoción, Que ellos pudieran pedir
Si ya que tuviere qué Porque loba ni bonete Ni querer.
Vender y sacar en tienda No son de mi condición Ya pues podrá suceder,
A mi verdad y ámi fe Ni me oso Si mi ventura lo guia,
Pornia en tanta contienda Tampoco á ser religioso Que yo también llegue á ser
Y conciencia; Inclinar, que bien podría Uno tiestos algún dia ;

Cuanto mas, que aquella ciencia, Si en ello fuese dichoso Y así, inclino
Ya que traiga utilidad ,
De alcanzar un abadía A tomar este camino
Tiene á vueltas penitencia Mas es larga Mi voluntad sin mas ocio,
Y poca seguridad La esperanza, y muy amarga Caso que no determino
Y sentido
el Aquella forma de vida , La ejecución del negocio
Vigilante embebecido, , Y aun para algunos es carga Hasta ver
Con recato y con aviso Muy pesada y desabrida Cerca della el parecer
En mil partes repartido, Y el reposo. De Brudencio , mi pariente,
Y muy poco en paraíso. Que por defuera es sabroso Que con su mucho saber
Pues letrado, Y convida á tal vivienda Dirá en ello loque siente
Para vivir de abogado, Para otros achacoso Claro y llano,
O médico principal, Y mezclado de contienda, Y como fiel hombre anciano,
Que demás de ser honrado, Que le atierra. Me hablará sin engaños
Es oficio interesal, Pues quien no huelga de guerra, Cuanto mas que es cortesano
Cien vernia; Ni deoilla ni de veIJa, De cuarenta y tantos años;
Mas no fué la suerte mía Fresco está si se encierra Y no siento
Que yo letras aprendiese, Do siempre viva con ella A quien con mas fundamento
Ni que con tal granjeria Trabajado; Comunique que á este viejo,
Mi necesidad pudiese Después de todo probado Que para mi pensamiento
Proveer. Cuanto el mundo puede dar, Quede con su buen consejo
Lejos van de mi saber Y de ello desesperado, Descansado.
Las leyes y medicina, Esto no puede fallar. A la puerta está asentado,
Salvo escribir y leer Yo, si quiero Y es ya después de comer.
Ymilatinde cocina; Darme como hombre granjero Tomarle he regocijado
Pero, dado Alcampo y ala labor, Parlaremos á pía Ser.
Que las hubiera estudiado, Y tornarme de escudero PRUDENCIO.
r<o sé cómo usara dellas; Rico honrado labrador,
,

Porque pienso haber pecado No baria ¿Dónde bueno por acá?


En la forma de vendellas Yerro, pues por esta via ¿Cómo va , señor sobrino?
A ¡agente, Los padres del Testamento LUCRECIO.
Por ser de otras diferente Gozaron con alegría Cien, señor Prudencio, va
El uso destas dos artes, De grandes bienes sin cuento A ratos, y mal contino.
Vendiéndose comunmente Verdaderos.
Al antojo de las partes, Pues acá en los ganaderos PRUDENCIO.
Sin tasar Del consejo de la Mesta, ¿Cómo así?
Lo que merecen ganar; De montones de dineros LUCRECIO.
Y así se halla cirujano No se hace mucha fiesta Porque, aunque me veis aquí
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216 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Sano y bueno al parecer, Yo os confieso ser asi; A que no pene por mas
IVo alcanzoun maravedí Pero desta mi intención Y por pasar adelante
Ni aun sé de dónde lo haber. Yo os diré la causa aquí O por no volver atrás,
Brevemente, Y crecer;
prudencio. Y es, que veo mucha gente Pero el mas ó menos ser
Con salud En palacio que de chicos No salva sus corazones
Que tenéis, y juventud Llegan siu inconveniente De invidia y de mal querer
fío hay riqueza que se iguale. A ser muy grandes y ricos Y despechos y pasiones.
Y dichosos, Las riquezas
LUCRECIO.
Y los veo andar pomposos Bienes, mandos y grandezas
Es verdad mas , virtud la Ufanos y bien vestidos, Que alegáis y encarecéis,
Sin riqueza poco vale; Honrados y poderosos, Mezclados van de gravezas,
Por lo cual, Privados y í'avoridos Que vos, Lucrecio, no veis ;

Como á deudo principal Y contentos De cuales


las
Vengo á daros, Señor, cuenta Sin temer los movimientos Resultan trabajos tales,
De mi bien y de mi mal, De la mar ni de la tierra, Que á las veces es mejor
Para atajar el afrenta Ni los acontecimientos La cama de cabezales
Con que vivo Ni peligros de la guerra En que duerme el labrador
Que visto que la recibo Trabajosa Muy siu pena
Con lo poco que aqui gano, Y que es la corte una cosa Y así, nuestro Juan de Mena
He tomado por motivo Alegre y regocijada Canta por vida segura
De hacerme cortesano Dé provechos abundosa La mansa pobreza, ajena (I)
Y servir Y á vueltas dellos honrosa; De los tragos de amargura
En palacio, porvenir Y á mi ver, Cortesanos,
A ser mejor algún dia; _ Aunque dicen no caber Adonde los mas cercanos
Lo cual pienso conseguir En un saco honra y provecho, Del favor que los convida
Mejor por aquella via, En palacio á su placer Andan mas ciegos y vanos
Que es honrosa. Duermen ambos en un lecho; Y mas lejos de la vida
Ulas, porque cualquiera cosa Y he pensado Descansada
Que ha de ser bien acertada Que yo, que soy inclinado lín la cual es todo nada
Se hace mas ventajosa AI provecho con honor, Si falta la libertad ,
Con buen consejo guiada No podré en otro estado Y ha de anclar siempre colgada
Y son raros Vivir mas á mi sabor. De la ajena voluntad,
Los buenos consejos claros, Como el buey
Quiero en eslami ocurrencia, PRUDENCIO.
Del arado, tras la ley
Señor Prudencio, rogaros Bien me agrada Del dueño que lo posee
Que con la mucha prudencia Esa cuenta, y bien fundada Y así dicen que ese es rey
,

Que tenéis, Va también vuestra esperanza, El que al ttey jamás no vec,


Por el bien que me queréis Si de Dios está ordenada IS'i por ello
Y gran virtud que en vos cabe, Vuestra dicha y bien andanza Se mata hasta lencllo,
Vuestro parecer me deis,
Sin afán, Obedeciendo sus pechos
Como aquel que bien lo sabe. Según el dicho y refrán Pues cualquiera puede sello
PRUDENCIO. Que dicen, «Todo es venlura, En torno de sus provechos
Comer en palacio pan Y hogar.
Yo, Lucrecio,
Cien puedo pecar de necio,
A sabor y con hartura. Conforme al dicho vulgar
Como otros muchos lo son Y ¡ojalá, ,
Que dice: «Cien doblas vale,
Señor Lucrecio, pues ya Y no hay mas que desear,
filas á lómenos me precio
Ser cortesano queréis, Si ya de compás no sale.»
De verdad y de razón;
Os vaya tan bien allá Ser merino,
Y eslas dos, Como vos lo merecéis Como dicen, de un molino,
Cuanloal mundo y cuanto á Dios,
Y acordáis! De sabios es aprobado;
Allende de lo que os quiero,
Aunque á la corte do vais Pero no lo es ir conlino
Me obligan a ser con vos Sea Dios el que os conduce, Tras los reyes afanado
Fiel, leal y verdadero.
No es, no, como pensáis, Locamente.
Claro \eo
Todo oro lo que reluce, Cuatro suertes hay de gente
Dispuesto vuestro deseo
A la vida de palacio, Ni es igual A quien esta profesión
Y cosa lan de rodeo A lodos en general De palacio se consiente

Cumple tomallade espacio, En palacio la fortuna ; Por diferente razón


Y vagar
Que á unos es parcial, Los primeros
Para podello tratar;
Y á otros brava é importuna Son nobles y caballeros
Y pues hay bien que hacer, Ruin y escasa; Y otros mancebos de corle,
Debeisos aquí sentar.
A unos da muy por tasa Que allí gastan sus dineros
Los bienes muy merecidos Por su placer y deporte,
Quesera bien menester
Con otros excede y pasa Por hallar
Yo os prometo;
Y decidme aquí en secreto De los límites debidos Conversación y lugar
Qué es la causa y fundamento De favor. Conforme á sus ejercicios,
Y porque entendáis mejor Con libertad de gozar
De aqueste vuestro conceto,
Voluntad y pensamiento Lo que de la corle pienso De sus virtudes ó vicios
Cortesano • Y he visto por mi dolor, Y deseos,
Porque suele el seso humano
Tomemos mas por extenso Galas y trajes y arreos,
A veces en escoger La materia. Danzas, juegos y primores,
Errarse, y salir en vano Vos pensad que es una feria Fiestas, justas y torneos,
Lo (pie piensa que ha de ser La corle de trafagantes, Con otros hechos de amores
Provechoso, Donde unos pasan miseria En que emplean
Y lo de lejos hermoso Y otros viven triunfaules, Sus tiempos, y se pasean
Tener de cerca otra vista, Abastados Por las cortes muy pulidos,
Y engañarse en lo dudoso Pero bien examinados Y las adornan y arrean
Muchas veces por la lista Los demás y los de menos, Como al cuerpo los vestidos;
La opinión. Todos andan de cuidados, Y es honor,
Congojas y riñas Henos.
LUCRECIO. No es bastante ¡Oh vida segura la mansa pobreza,
(1)
Tenéis, Prudencio, razón, Bien ninguno, aunque abundante, Dádiva santa desagradecida!
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OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN. — LIBRO TERCERO. 217


Cuanto al lustre exterior, Y algunos por los cabellos Un poco mas que solia
En corte el tal oficio,
la Aunque muestran otra cosa. De este cuento.
De que el Rey ó gran señor Estos son Ya tomo conocimiento
Recibe mucho servicio, Los que en gobernación
la Que en la corte hay bueno y malo
Y un estado Tienen poder, y con ello Y que tras su seguimiento
En ella bien empleado Harto cuidado y pasión ; Seda del pan y del palo;
Durante la mocedad, Pero al fin con padecello Mas si os place,
Que la pasa sin enfado Se enriquecen. Lo que á mi negocio hace
La nueva gentilidad Estos son los que parecen Mas por menudo se note
Mientras dura. Al mundo cosa divina, Porque antes que me enlace
Otros hay que la ventura Y les sirven y obedecen Mire por dó va el birote,
Como madrastra enemiga, Con diligencia contina Y me avise
Les dio en corte sepultura Muy crecida Porque ninguno me pise,
Y pobreza con fatiga Y su boca es su medida De arrimarme á lo mas firme
Perdurable Con sobrado cumplimiento Para que de esto que quise
Cuya suerte miserable, De cuanto hay en esta vida No venga á arrepentirme
De que los mete en miseria, Excepto contentamiento Ni lo espero
Nunca les es favorable Y hartura Pero suplicóos y quiero
Para salir de laceria, Porque cuanto su ventura Que de esos estados todos
Ni poder Y astucia les acarrean Me digáis, Señor, primero
Llegar jamás á tener No basta , según natura Las condiciones y modos
Sino lo que el primer dia Al sosiego que desean; Y su vida,
Ni para se retraer Y al sabor Para que, bien entendida,
Tampoco de su porfía De la privanza y favor, Aunque sea brevemente
Cortesana Riquezas, mandos y honores, Sepa buscalle salida,
Y de la esperanza vana Créceles mas el ardor Y huya de inconveniente,
Inducidos y engañados, De la corte y sus amores ; Si pudiere
Do pensaron sacar lana En la cual, Y mi ventura quisiere
Se hallaron trasquilados, Según dice Marcial, Pues el hombre apercibido
Sin ser mas Tres ó cuatro comunmente Dicen que do quier que fuere
Y saliendo decompás Se gozan lo principal Va ya medio defendido.
Ya su edad con lo esperado, Los otros andan á diente.
No pueden volver atrás, Estos grados PRUDENCIO.
Y quedan mate ahogado, Aquí, Lucrecio, contados A mi ver,
Como el pece Son los que , á mi parecer, Bien os será menester
Que en el agua al fin perece ; En palacio perdonados Cualquier apercebimiento,
Y según el refrán quiere, Y admitidos, pueden ser Lucrecio, para hacer
El que en palacio envejece, Constreñidos Tal jornada con bueu tiento,
En pajas dicen que muere. Convidados y movidos, Y pensar
De estos tales Unos por necesidad Que la corte es un gran mar,
Se pueblan los hospitales, Y otros por embebecidos Profundo y tempestuoso,
Que no sabiendo dónde ir, En la tal prosperidad Por do habéis de navegar,
En los palacios reales Y grandeza, Que suele ser peligroso
Les es forzado morir. Otros por la gentileza De tormentas,
Los terceros De edad en su razón,
la Contrastes y sobrevientas
Son otros mas extranjeros, Y algunos por la graveza Con viento nunca bien cierto ,
Personas extravagantes, De accidental ocasión, Do se pasan mil afrentas
Legados y mensajeros, Que se ofrece Antes de llegar á puerto,
Fatores y negociantes, A uno porque carece Y no llegan
Que allí van, De otro medio de vivir, De dos mil que lo navegan
Y en la corte donde están Y á otro porque florece, A los puertos deseados,
Se tienen por peregrinos Y huelga de se servir Que en el camino se anegan,
Mas con trabajo y atan De los buenos; Y son manjar de pescados
La siguen por los caminos Los unos por estar llenos, Sin sacar,
Y carreras Y los otros por vaeíos Con velar y trasnochar,
Y de burlas y de veras, Por cartas de mas ó menos De su hilado mazorca
Por el tiempo que les cabe, Se quedan allí estantíos, Y antes de ver el lugar
Padecen de mil maneras, Aislados; Les aparece la horca.
Y prueban bien á qué sabe Mas, fuera de estos estados, Y así andando
Ser fatores. Que tocan en los extremos Con fortuna navegando
Por servir á los señores Hay otros menos forzados, Por las ondas de la corle,
O negociar de otra suerte A quien mas culpa ponemos ; Van con el mar peleando,
Sufren duelos y dolores Y estos son Sin mostrárseles el norte
Y algunas veces la muerte Los que en.esta profesión Jamás claro,
Temerosa Cortesana ni son ricos San Telmo ni san Amaro,
Tras la justicia dudosa Ni hombres de presunción Y en lo mas grave del mar
Andando comino en vela, Ni muy grandes ni muy chicos Menos socorro y amparo,
O como mariposa
la Que podrían Aparejo ni señal
En torno de la candela Apartarse, y vivirían De bonanza.
Deslumhrados Sin la corte ni querella Y ya que haga mudanza,
Mas los menos mal librados Y aparte carecerían Sale de contrario calma ,
Son estos á la verdad De cien mil trabajos de ella De que ningún bien alcanza
Pues los pleitos acabados Que hay allí; El cuerpo , menos el alma.
Vuelven á su libertad Y no lo haciendo así, Pues mirados
Ausentada. Estos son los mas honrados ,
Demás de esto , los estados
La cuarta gente granada Y podéis contarme á mí De los que tras corte guian ,

Que navega con buen norte, Por uno de los culpados. Bien pueden ser comparados
A quien es licenciada A los peces que se crian
De la vivienda en la corte, LUCRECIO.
En las mares,
Son aquellos Ya señor Prudencio, entiendo
, Tantos cuentos y millares,
Que la mandan y en pos de ellos
, Lo que antes no sabia Formas y suertes de gentes,
Se va la geute golosa, Y me parece ir sintiendo De estados particulares
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213 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO


Y entre sí tan diferentes. Y lo que un bueno no alcanza De moros y de cristianos,
Hay coiilinas Con virtud y con razón Para tener qué gastar.
En las cortes por vecinas, Lo suele dar la privanza Suele haber
Como cslán las mares llenas A muchos que no lo son. También según podéis ver,
,

Desde muy cliicas sardinas Pues pensad En la mar peñas y rocas,


Hasta muy grandes ballenas; Que la invidia y la maldad Donde se suelen romper
Alas pensad Son de vientos regañones, En ellas fustas no pocas,
Que, aunque son de calidad Que aun contra la caridad Y estas son
Diversos y de figura, Suelen mostrarse leones En corte la indignación
En buscar su utilidad Mordedorcs Ira y saña y disfavor,
Todos son de una natura Que delante los señores Con razón ó sin razón
Y de una arte, Y do quiera que se hallan, Del privado ó del señor,
Y sin que nadie se harte, Sirven de murmuradores Y sospechas
linos a otros se tragan , Y tiran piedras y callan Derechas ó no derechas,
Pero por la mayor parte Pues pobreza Y malas informaciones,
Los mas pequeños lo pagan, Es viento que en ligereza Que se tiran como flechas
Y se ahoga Suele entre otros señalarse, Y enclavan los corazones
El que al remo bien no boga Porque hambre con pereza Y sentidos
Por ser de fuerza menguado, No pueden bien concertarse, De los mas bien entendidos
Que , según dicen , la soga Ni dejar Príncipes y relatados,
Quiebra por lo mas delgado ; Dia y noche de buscar A pensar ser ofendidos
Y en la mar De lo que padecen mengua ; De sus mayores privados,
Suelen los vientos soplar, Y de aquí vienen á hablar Do el favor
Dando pesar al placer, Las picazas nuestra lengua ;
Se convierte en desamor,
Y unas veces ayudar Que ninguno Y se toma en posesión
Y otras echar á perder Se huelga de estar ayuno ;
El mas leal de traidor;
Y estos son Y este viento de codicia, Tanto puede la opinión
En la corle la ambición, Demás de ser importuno, Diferente
Favor, invidia y maldad No carece de malicia, Teniendo por delincuente
Pobreza y uso ladrón, Por querer Al justo de allí adelante,
Viciosa sup TÍluidad, Por bien y mal proveer Al bueno por negligente
Y otros tal Con sus dichos y pesares, Y al sabio por ignorante.
Nordestes y vendábales, Y por tener de comer Estos tales
Qua llevan allí de vuelo, Robado de los altares, Accidentes naturales
Unos á los arenales, Sin mas liento. Son escollos y bajíos
Y otros levantan al cielo; El oiro terrible viento En los palacios reales,
La primera Es la costumbre de cosas, Do se pierden los navios
Es viento, que por do quiera Ladrón público y exento, Cuando topa
Tiene fuerza principal, Que las hace ser forzosas 'En ellos la proa ó popa,
Mas en palacio se esmera Por tal via Y cuando así estropieza,
Y muestra mas general, Que tras una bobería Algunos pierden la ropa
Y no hay cosa O locura cortesana Y otros pierden la cabeza,
Tan ardua ni peligrosa, Se van de noche y de dia Según dan
Tan pública ni secreta, Con solicitud muy vana Ejemplo con su desmán
Que la ambición deseosa Mil perdidos, Dos condestables á una
No la emprenda ni acometa. Curiados, embebecidos, En tiempo del rey don Juan ,

Este viento Al hilo de la costumbre Avalos y aquel de Luna


Con continuo movimiento De los trajes y vestidos Sin igual
Hiere, sacude y altera Siguiendo la muchedumbre, Y aquel inglés cardenal',
Las velas del pensamiento, Que los lleva Que por hacerse tan bravo,
A que no pueda ni quiera Tras cualquiera cosa nueva, Tratado tan bien y mal
Ver reposo; Sin saber por qué se hace, De su rey Enrique Octavo
Y así ningún ambicioso
, Sino porque se lo aprueba Y tras él,
Puede jamás sosegar, El uso que les aplace; Su sucesor Cramuel
Porque vive congojoso Porque yo A quien este rey nombrado
Por subir y por mandar Solo después que volvió Al cabo fué tan cruel,
Y poder, El Rey Católico á España Habiéndolo gobernado
Por fas o nefas, crecer Y en Burgos se le juntó Dulcemente
En honra y autoridad, De gente nuestra y extraña Mas dando en el accidente
Y por ellas posponer Gran gentío, De su saña sospechosa
Cualquier deudo y amistad, Creciendo á todos el brío Perdieron en continente
Ley y amor. Con las buenas experiencias Honra y vida y toda cosa
El segundo es el favor, He visto en el atavío Con afán,
Viento cierzo, que cercena Mas de treinta diferencias Y al cabo por aquí van
Y sopla con gran furor Palacianas, Machos , como fué Abrain
Hasta romper la entena Pareciéndoles galanas Acerca de Solimán,
De la nave Por ser de tierras ajenas, Con quien hizo amarga fin.
Con unos blando , suave Aunque algunas harto vanas Pues notad
Con mar bonanza y en popa, El uso las hace buenas; Que en la mar sin piedad,
Y con otros duro y grave, Con el cual Demás destas sus tormentas,
Por proa , donde les topa Anda junto y al cabal Tampoco hay seguridad
Y esto es Otro viento destemplado, De sus peligros y aírenlas
El que levanta los pies Que es gasto descomunal Ordinarios,
En la corle á ruines gentes Superfino, demasiado Y ladrones y corsarios,
Y hace dar de través En comer, Que en palacio es cosa cierta
A otros bien merecientes, Vestir, jugar yhacer Ser malsines adversarios,
Y desquicia Oíros excesos costosos, Metidos en encubierta
Las puertas de la justicia, Con que al fin vienen á ser, Asechanza ,

Vendiéndolas muchas veces De pródigos, codiciosos Que aunque vais con mar bonanza ^

Porque de nuestra caricia Y tiranos Os saltean en poblado


Allí tuercen los jueces Asiendo con 3mbas manos Y os atajan la esperaiua.
La balanza, Lo que pueden apañar De! descanso deseado,
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OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN.- LIBRO TERCERO. 21<J

Veis aquí Según el Gran Capitán, En corle se aventajaba


Por lo que antes prometí, Por dichos de muchos sé Con servir,
Lucrecio, entre estas y estas, De cortesano galán Conversar, ver y oir
Lo que me parece á mí Salió á ser el que fué; Diversas cosas y genles,
Para en parte de propuestas De manera De donde suelen salir
Cerca desto Que desde edad primera
la Mas discretos y prudentes,
Lo cual así propuesto, Parece que en el estado Avisados
Pues lo enteudeis, como pienso, De palacio está cualquiera Valerosos, bien criados.
A lo demás estoy preslo Hidalgo bien empleado,
PRUDENCIO.
De responder por extenso. Porque allí,
Según me habéis dicho aquí, Y aun podéis decir pomposos
Aprenden gentil crianza Mas muchos, desvergonzados,
Señor Prudencio, vien veo Y echan cargo al Rey de sí Deshoneslos y viciosos
Cuan por orden y razón Para tener esperanza Baratones,
Y conforme á mi deseo De medrar. Jugadores y glotones,
Lleváis esta relación Y otras tales gallardías,
Como diestro. Con otras conversaciones
Bien dice el proverbio nuestro No os lo puede eso negar Y peores compañías
Que «El que las sabe, las tañe;» Cierto, Lucrecio, ninguno, Pues llegados
Así yo con tal muestro Ni nadie puede estorbar Mas adelante á los grados
Bien es que me desengañe Su desinio á cada uno, De la edad del alear,
Y aperciba Porque son En que son enamorados,
A subir la cuesta arriba , De diversa condición Comienzan á loquear
Y el trabajo á que me atrevo Los pareceres humanos, Y estirarse,
En paciencia lo reciba Y cualquiera profesión Suspirar y requebrarse,
Y no le tenga por nuevo Tiene al fin sus parroquianos. Echar ojos á las damas,
Puesto en él, No hay oficio Yá la causa embarazarse
Que, aunque mancebo novel De latí civil ejercicio, En muchos pleitos y tramas
Ya sé bien que en esta vida Ni aun de sucios curtidores, Y honduras
No suele ser todo miel Que en su uso y su servicio De simplezas y locuras,
Lo que con ella convida No tenga sus servidores Barajas y competencias,
Ni hay estado Y oficiales, De do manan travesuras,
Tan seguro y descansado Y en los palacios reales Enojos y diferencias
En este mundo traidor, También hay, por su natura Yquistiones,
Que al fin no esté rodeado Quien por causas especiales Discordias y disensiones,
De afán peligro y dolor
, Vaya á probar su ventura ;
Fruta de la ociosidad,
Comunmente; Mas si yo A que les dan ocasiones
Y así por el consiguiente, AI tiempoque me llevó La soberbia y vanidad
Entiendo bien á la llana mi dicha supiera
Allá Tras que van.
No fallar inconveniente Lo que después me mostró A no pocos también dan
En la vida cortesana, La experiencia verdadera Ocasión sus vanidades
f ras que voy No sin daños, De comer después su pan
Pero como dije
, estoy , Y entendiera los engaños, Con dolor y enemistades
Inclinado á dalle un liento, Creed me, Lucrecio, á mi Y cuidados,
Porque para quien yo soy Que aquellos mis nueve años Poique quedan obligados
Olro mejor no lo siento ; No se gastaran así A punto de honra y aírenla
Cuanto mas, Mas yo, estando De donde los afrentados
Que tornando á lo de atrás So ajeno poder y mando, Viven vida descontenta
Que décis de los estados A la corte fui llevado Con dolores,
Que en el término y compás En tiempo de don Fernando, Y si son afrentadores,
En corte son aceptados ínclito rey, señalado Peligrosa y mal segura,
Los primeros En bondad Con recelos y temores
Mancebos libres /solteros Valor y prosperidad De la venganza futura
Y de fresca juventud, Entre los principes buenos, Que merecen
Hidalgos y caballeros Siendo entonces yo de edad Do se siguen y recrecen
Inclinados á virtud De quince años, y aun de menos, Desastres y desvarios,
Singular; No cumplidos, Con que á las veces perecen
En ningún otro lugar Los cuales doy por servidos En campos y desafíos,
De mas honra y mas deporte Antes de venir allí, Y porfías
Pueden lan bien emplear Y los demás por perdidos Contiendas y fantasías
Su tiempo como en la corte, Después que á la corte fui. Y sospechas y querellas
Triunfando, Y si fuese Do viven amargos dias
Discurriendo y paseando Posible que yo pudiese Y mueren al fin con ellas
Por palacios y por salas Tornarlos á recibir, En ruido,
A sí y á su rey honrando Daria buen interese Como creo habéis oido ;

Con gentilezas y galas Por tornarlos á vivir, Mas, Lucrecio, de una vez
Y aprendiendo Y pasar Que ha en la corte acaecido
Mil lindezas, que viviendo En otra parle y lugar En cosa deste jaez
Sirven después cada dia De mas sosiego y asiento, Poco há,
Al arte que van siguiendo De do pudiese sacar A muchos que sabéis ya
De proeza y cortesía Menos arrepentimiento Y por molestia no nombro
De do salen Y manquera Que les cumple acá y -allá
Después varones que valen Y si Dios hijos me diera Andar la barba en el hombro
Grandes para gobernar En quien esto enmendara Con pasión.
Y para que se señalen Tan mal padre no les fuera, Y estos trances al fin son
En el arle militar; Que en corte los empleara. Los que depriesa ó de espacio
Y se eligen Los mozos por galardón
Hombres sabios que corrigen Pueden sacar de palacio ;
A otros con su prudencia, ¿Cómo no Sin lo cual
Y que en paz y guerra rigen Señor Prudencio? Pues yo Hay entre ellos otro mal
El mundo con la experiencia No creia ni pensaba Que aun los mascuerdos y holgadas
Con que van Sino aquel que se crió Andan siempre en general
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220 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


No poco necesitados Mas la corle y sus excesos Ni creyera
Y corridos, Causa que salgan después Según su rica manera,'
Empeñados, y aun vendidos, Los mozos asi traviesos Vestidos, galas y arreo ,
Por valerse y sustentar Y atrevidos. Que.su despensa cupiera
Las galas y los vestidos Pues de verlos ir pulidos Toda junta en un chapeo,
Con que los veréis triunfar Invidia tampoco os hagan; Hasta que
Con arreos; Que si fuera van lucidos, Ocasión dada me fué
Ni os venzáis de los deseos Dentro de casa lo pagan , De visitar su posada ,
De la apariencia hermosa Porque andando Y una vez que en ella entró
De sus justas y torneos A sus locuras pensando, Por cierla causa privada
No mirando la tul cosa Es ley de aquella su empresa Bien honesta
Lo que cuesta De gallofar granjeando Con ser en medio la fiesta,
Y como les es molesta La vida de mesa en mesa, Y la larde ya vecina ,
Porque suele, bien que agrada, Y agradar Ni la mesa estaba puesta
Ser acabada la liesia, Al Duque para yantar Ni ahumaba la cocina.
Y la rupa no pagada, Y Conde para la cena ,
al La vajilla
Y vacia Y á servir y acompañar Era un peine y escobilla,
La bolsa lo mas del día, Tor comer á costa ajena , Y los galanes sentados
Y aun el cofre sin dineros, Y hacer para aquel negro comer Tras una pobre mesilla
Y á su puerta lodo el dia Zalemas é hipocresías, En unos bancos quebrados,
Los sastres y cordoneros; Y aun usar, si es menester, Suspirando,
Lo cual quiero De algunas lisolijerias Y unas veces solfeando,
Probar con un caballero Diestramente, Y con un par de vihuelas
De quien no poco se gusta, Y recibir de la gente De ralo en rato tocando,
Que habiendo sido el primero A ratos algún baldón, Comian de sus ciruelas
Mantenedor de una justa Y aun beber agua caliente, Muy contentos.
Bien galana Los de menos condición Veis aquí los cumplimientos
Otro «lia de mañana Pues pasadas Del vivir de los galanes,
Con diligencia íorzosa Ya por dicha y no acertadas ,
Muy altos los pensamientos ,
Le convino sin su gana Las horas de comer fuera, Mas envueltos en afanes.
Poner pies en polvorosa. El hacerlo en las posadas
Los placeres Suele ser á la ligera;
Y servicios de mujeres, Y es de ver Bien , señor Prudencio, habría
Ue vestir y festejar, Que el remedio suele ser Sobre eso qué replicar ;

A manos de mercaderes Acogerse á los pasteles, Mas, por excusar porfía,


Al cabo van á parar Y suplir su menester Quiero dejarlo pasar
Con los cuales A las veces sin manteles, Adelante;
Los nobles galanes tales Porque en casa Y según dijiste ante.
Y mancebos cortesanos No hay cocina , y menos brasa La segunda profesión
Tienen tratos muy reales Olla sartén ni caldera ,
, Es de genle mendicante
Y mohatras á dos mauos. Sino algún jarro sin asa , Y de servil condición,
Mas ¿qué digo? Ajuar de la frontera; Que forzados
De lo cual fué buen testigo De lo cual De su suerte y de sus hados
En aquella sazón buena Os puedo, sin decir mal, Y hambre que los convida,
Un trapero gran mi amigo Dar un ejemplo casero Quedan en corte arrastrados,
Y su mujer la morena, De un galán muy principal Como gente ya rendida,
Que solían , Y gentil aventurero, Sin tener,
Cuando en la corte vivían, Que tenia Para poderse valer,
Saber destos repiquetes; Otro tal en compañía, Lugar mas cierto y estable
Los cuales me referían Y ambos eran á la ¡guala Do se puedan acoger,
De uno de los mancebetcs La llor de la lozanía, Que á la vida miserable
Desic cuento. En su gentileza y gala Cortesana ,

Que sobre su juramento Señalados, La cual, por fuerza ó de gana,


Le pidió ropa liada , De las damas estimados, Tomada va por costumbre,
Dándole conocimiento En las danzas los primeros, Se quedan allí á la llana
Con que fuese asegurada Y los mas regocijados En perpetua servidumbre;
De presente En hechos de caballeros De los cuales,
Prometiendo gentilmente, Y traían Y sus miserias y males,
Demás del justo interese, De mozos que servían les Os ruego queráis contar,
De pagarlo incontinente Harta copia y apariencia, Porque tenga de los tales
Que su padre se muriese, Iban á corte y venían Relación particular,
Que aun vivía Vestidos por excelencia. Cual se espera;
l'ero, según él decia Yo miraba Bien pues que adonde quiera
Y es de cner deseaba , En ellos, porque posaba Hay trabajos como en corle,
Tres a.ños solo podía Allí junto, y siempre via Sufridos en ella ó fuera,
Vivir; y asi, se obligaba A un paje que tornaba Todos, eu lin , por un norte.
Que valiese, De la plaza á mediodía
PRUDENCIO.
Y si por dicha viviese Muy ligero
Mas dcsle tiempo pasado, Y apriesa , y en un sombrero Es verdad
Desde allí adelante fuese Le vi traer muchas veces Lucrecio ;
pero mirad
El interese doblado. Cosas de poco dinero Que miserias y fatigas
Queso, ciruelas y nueces, Sufridas con libertad
Pan y peras, No nos son tan enemigas
¡Oh mal hi.ío, Y semejantes maneras Ni tan duras,
Qv.v por ningún regocijo, De frutas de tal linaje Y (pie las pobres venturas
necesidad
Fie.» la ni Que yo pensaba de veras Y bajeza de fortuna
De tan secreto escondrijo Ser golosinas del paje Menos relucen á oscuras
Descubre tal poquedad O señal Que al resplandor de la luna.
Descortés De merienda ó cosa tal, Y en la vida
Que algunas veces usamos; Apañada y retraída
PRUDEís'CIO.
Pero no lo sustancial De bullicio cortesano
A la verdad así es De la mesa de sus amos ?
No hay tanta ocasión que pida
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OBRAS MORALES Y DE DEVOCION.-LIBRO TERCERO. ??i


Al apetito liviano Esto aparte, por probado, Cuanto mas de los primores
Gollorías, Quiero por obedecer
,
De la del Comendador ;

Con que en ver las fantasías A lo por vos preguntado, Digo aquel
Y las ventajas ajenas Si supiere, responder Cuya tasa y arancel
Andamos noches y días Brevemente Muy por lo delgado yendo,
Combatidos con mil penas Notad pues que de presente, Diz que una vez vino á él
Y pasión Y en los tiempos que ya fueron, Su despensero diciendo,
De envidia y de ambición, Siempre de misera gente Muy paciente:
Porque que el ojo vee
lo Los palacios anduvieren «Toda, Señor, esta gente
Es luerza que el corazón Proveídos De cas de vuesamerced
Lo codicie y lo desee, Unos desfavorecidos Se queja terriblemente
De tal arte, Otros á quien no les bastan De la hambre y de la sed,
Que muchos que en otra parte Los salarios y partidos Y de mí,
Serian hombres templados Al tercio de lo que gastan Que no se lo merecí,
En corte no hay quien los harte Y querrían Y traíanme de mal modo,
De deseos excusados Especial cuando solían Diciendo todos así,
Sin holganza; Usarse eh corte escuderos, Que la causa dello todo
Y en faltando la esperanza, Que lo mas del mes vivían Yo lo soy
Que consuela al que padece Excusados de dineros Que han dado mil voces hoy,
La caridad y templanza Y ducados. Diciendo que el año en peso
También se acorta y perece Verlos heis muy estirados A la cena no les doy
De manera Y ufanos al parecer, Sino rábanos y queso ;
Que al que en otra parte fuera Voceando de enfadados Y enojados,
De su fortuna contento, De esperar para comer Dicen que están muy cansados
En palacio desespera A la una, De tal forma de vivir,
De su descontentamiento, Con su pobreza importuna Y que de muy enfadados,
Sin paciencia Quejosos según su cuenta, No lo pueden mas sufrir.
Y aun hay otra diferencia De la contraria fortuna, Gran razón,
Del uno al olro dolor, Que les fué tan avarienta Dijo él, y aun ocasión
Y es t que cuanto á la conciencia, De favor Tienen esos de querella
Lo de corte es muy peor, Con cuidado del señor, Y tu poca discreción
Porque acá Si cabalga 6 no cabalga, Es toda la causa della ;
La pobreza, al que la ha, Y fuera del corredor Y el enfado
A veces es meritoria Esperándolo que salga Del que se te han querellado
Y pobre soberbio allá
el Noche y día. Nace de causa donosa
No tiene parte en la gloria Mil trabajos os podría, Que es darles demasiado,
Y los dos, Tomándolo de reposo Y siempre una misma cosa
Como al fin los veréis vos Contar, que saber solía A por fia ;

Son mártires de quien hablo; Deste pueblo deseoso Pero dándoles un dia
Mas el uno lo es de Dios, De que ois, Los rábanos solamente,
Y el de corle es del diablo, Cuando usaban borceguís Y otra el queso, apostaría
Porque allí Y era el sueldo un año entero Que cada cual se contente
No se conocen á sí Cinco mil maravedís, Hazlo así,
Y se truecan de tal suerte Y el tablón del despensero Y el que torciere de allí
Que lo que es virtud aquí Do el placer Y se mostrare agraviado,
En vicio se les convierte. Del banquete suele ser Yo le doy licencia á tí
¿No habéis visto Por ordinario manjar Que lo hagas licenciado.»
Entre los siervos de Cristo Vaca cocida á comer,
LUCRECIO.
Aquel padre tan honrado, Vaca fiambre á cenar
De su señor tan bienquisto Y aun helada, No me agrada
Y de si tan confiado ,
De sobremesa sobrada Despensa tan estirada
Que no había Y escudilla de cocina, Y religión tan estrecha
Cuatro horas que se ofrecía A veces mas apurada Ni cena tan apocada,
A morir por amor del Que caldo de melecina Ni poquedad tan derecha ;

Y que con tanta osadía O cristel, Eso tal


Combatió por serle fiel; Y el despensero cruel Mas es cosa de hospital
Y en nonada Que os dice «Muy desgraciado,: Que casa de caballero ,

Aun no bien mete la espada, Habed paciencia con él Donde es menos liberal
Ni aun amansa la furia y brio Hasta el dia del pescado;» El señor que el despensero
De la fiera cuchillada En el cual Mas, ya que ese
Que dio en el huerto al judío , Vuestro pecado cecial Tan escaso señor fuese,
Y en entrando Dará á los mas favorecidos , Otros mil habrá do quiera ,

Tras nuestro Dios, suspirando, Y si aquel les hace mal Que al miserable interese
En la corte de Caifas, Un par de huevos podridos. No miren de esa manera.
Luego se fué retirando Pues hedor PRUDENCIO.
De su esfuerzo para atrás De la chusma y tajador
Y el valiente, Es pestilencia no poca Yo confieso
Cobarde súpitamente, Y algunos que el salvo honor Ser así ; mas fuera deso,
Negó luego á su Señor Hace ventaja á su boca, Hay miserias infinilas,
Por complacer á la gente Asentados Lucrecio , que en el proceso
Que allí estaba al rededor Juntos y muy apretados , De palacio están escritas
A su lado? Con voces y confusión Y alegadas,
Pues á Judas el malvado Y los manteles pegados, Por necesarias forzadas,
¿Quién le hizo rehelar. De muy sucios , al tablón. Que de la gente mezquina
Habiéndole Dios llegado Dios os guarde Suelen ser también guardadas,
A si y al alto lugar Lucrecio, temprano ó tarda Y especial cuando camina,
Donde estaba Destas miserias y duelos, Con sufrir
Sino que comunicaba Y de entrar en el alarde En el comer y vestir
Con hombres de esla ralea De despensas y tinelos Diversas obras y menguas
Cuando Cristo se hallaba De señores Y gravezas, que decir
En la corte de Judea? Y de la hambre y olores No pueden cincuenta lenguas,
Mas dejado, De la mas limpia y mejor, Con jornadas
,,, , , ; ,,,, , ;, , , ;, , , , ; ;,,

222 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Enojosas y pesadas Que como á extraño y ajeno PRUDENCIO.
Y las posadas porcunas Le llegaron á la muerte. Vos habláis
Sucias y desventuradas, ¿Qué os diré Muy bien, Lucrecio, y estáis
Y muchas veces* ningunas, De cosas que visto he En un parecer conmigo,
Por mesones, En la corte de Castilla ,
Pues en eso os conformáis
Por pujares y rincones Y á muchos andar á pié Con lo mismo que yo digo
Con vientos y tempestades, Sin su gana por seguilla Y querría,
Y trabajos á montones Harto en vano, Por ser lo que convernia
Y mil incomodidades Que sin ser mas en su mano,
,
A muchos ojalá fuese
; y ¡

Y pasando • Andan con cuidado eterno Tal mi dicha cual seria


Tías los señores andando, Por el polvo en el verano Huir el que lo pudiese
Hambre y sed , calor y frió Por el lodo en el invierno, Bien hacer!
Y otras molestias gustando Con dolor? Mas hágoos, Señor, saber
Del invierno y del estío, También vi muy sin favor
,
Que la mayor desventura
Y rigores De noble gente pobreta De palacio suele ser
Y enojosos sinsabores De casa de un gran señor. Una constante locura
De la via polvo y pasiones,
,
Ir quince en una carreta Con que ando,
De chinches y sus hedores, Alquilada La boca abierta, mirando
Pulgas, moscas y ratones, Que por fiesta señalada A los otros que mas son
Y otras tales Los íbamos á mirar Y con ellos publicando
Vejaciones, generales Al llegar de la posada Lo que niega el corazón.
Al grande como al menor Y á la entrada del lugar, Infinitos
Mas el pobre en todos males Por reír. Son los que suelen dar gritos
Al fin pasa lo peor. Pues en casos de morir Fingidos y verdaderos
Y aunque todos Farsas he visto donosas, Contra los usos malditos
Sufren duelos de mil modos, Muy dignas para escribir, De la corte, y vanse en cueros
Muy gran diferencia hallo Y de sufrir trabajosas ; En pos della;
Def que va á pié por los lodos Mas de ver, Que con toda su querella,
Al que va en un buen caballo Y de contar por placer, Jamás pueden olvidarla
Cabalgando; Si el tiempo fuere bastante; Bien pueden aborrecella
Pero haber de ir arrancando Y podéismelas creer, Mas no del todo dejarla.
Los pobres acemileros Porque fui participante, Muchos vi,
En invierno, renegando, Y me vi Comuniqué y conocí
Por puertos y atolladeros La primer noche que fui De la corte descontentos,
Como van A palacio á ser soldado, Que al fin quedaron allí
Ver su trabajo y afán Tal que no me conocí, Con lodos sus pensamientos
Con una carga caida, Entre lautos acostado, Y cuidados;
A dolor os moverán Mis iguales, Que estaban determinados
Aunque es gente desmedida, El número de los cuales De no morir cortesanos,
Regañada, Era, por nuestros pecados, Y al cabo los vi enterrados
Mayormente en la jornada Sobre cinco cabezales En corte por otras manos
Del Bey por Extremadura, Once pajes estrellados. Que esperaban,
Hasta ser su fin llegada I.UCRFXIO. Lejos de donde pensaban;
En el lugar de aventura, No hay,'señor Prudencio, duda Porque al fin las cortes tienen
Do salió Ser esa suerte de vida Mil retrabos do se traban
Ya tal que cuando llegó
,
Por una parle muy cruda Los pies de los que á ellas vienen
Con pena á Madrigalejos Y por otra desabrida De morada,
Su sania vida acabó, Y aun estado Mayormente esta cuitada
Que no valieron consejos Harto desavenlurado Gente pobre, cuya suerte
De Avicena. De personas abatidas; Fué de ser allí arrastrada
Pues la gran fatiga y pena Que aunque no lo he probado, Y en prisión hasta la muerte.
Que por allí se sufría Ya sé algo por oidas,
En tierra extraña y ajena Y he placer, LUCRECIO.
De corte, ¿quién la podría Para mejor entender, Bien está,
Referir? Que por ejemplo se muestre, Señor Prudencio. Pues ya
Tierra se puede decir Porque eso tal debe ser Habernos deslo hablado,
Por lodo extremo fragosa, Los colchones del maestre Tratemos, si os placerá,
Sin camino por do ir, Que he oido; Del otro tercero estado,
Pero de aguas abundosa, Que aunque no lo Labia entendido Negociante,
Y trampales, Por el cabo hasta agora, Que, según dijistes anle,
Lagunas y tremedales Que pienso verse cumplido Aunque va por otro norte,
Pocos y tristes lugares, En quien en palacio mora Es también participante
Arroyos y chapatales, Bajamente. De los duelos de la corte.
Dehesas y colmenares Mas ya que la pobre gente Y aunque aquello
Apartados ,
Tan mal se siente tratar, No me toca en un cabello,
Do viérades atollados Y que es inconveniente Pues no voy á negociar,
Acemileros caídos, El luengo perseverar Quiero saber algo dello,
Mozos de espuelas mojados Que simpleza Siquiera para avisar.
Y los pajes ateridos Es, padeciendo pobreza
En la silla Y no teniendo esperanza,
Que era, cierto, gran mancilla Tener en corle firmeza Ya os podría
Cuando allí se caminaba Sin hacer nueva mudanza, Si vuestra suerte lo guía,
Ver la pobre gentecilla Y buscar Ser, Lucrecio, menester
Y el trabajo que pasaba. En otra parte ó lugar Andar en pleito algún dia,
•Yaun decían Otro pan menos amargo Trafagar y revolver;
Algunos que se dolían Y oíros arles de medrar, Que no enfada,
Que las muchas maldiciones Pues es el mundo tan largo, Por ser cosa muy usada
De los que allí padecían Y huir En palacio la codicia
Dieron priesa á las pasiones De palacio, por vivir Y así no se pierde nada
,

Del rey bueno, Sin sus duelos y querellas, Que tengáis dello noticia.
Tocándole tan en lleno, A parle do sin servir Y sabida
Y alcanzándole de suerte Carezca dellosy dellas. La condición desabrida
; ; , , ; , , , ; ; , ,

OBRAS MORALES Y DE DE VOCION.-LIBP.O TERCERO. 223


Del mundo para adelante De engañarse engañar, y Y elegido,
Y la maldición y vida Y ser ordinariamente El cual quedando ofendido,
Del ciiilado pleiteante Enfadosos de escuchar, Va en peligro el orador
Cortesano, Y malquistos de la gente. De ser por ello pugnido,
Que muchas veces en vano, Gentil cesa Por ser mal negociador;
Y en peligro de perder, Es también, y muy honrosa, Pero ya
Anda, como mal cristiano, Ser en corte embajador, Que en la corte donde está
Con deseo de vencer Que con pompa poderosa No declina á los extremos,
Y dañar Representa á su señor; Y navega por do va
Y así, lo veréis andar Y un legado Con buenas velas ó remos
Solícito yocupado, Reverendo, autorizado, Gobernando,
Y en todo tiempo y lugar Que con debidos honores Sin faltar cómo ni cuándo,
Pensativo y congojado Va á palacio acompañado Su embajada como quiere,
Sin reposo, De nobles y servidores Y al cabo della sacando
Recatado y sospechoso, Cabe sí. El fruto que mereciere,
Importuno y desabrido, No penséis
Descontento y enfadoso, Lucrecio, por lo que veis
Y gastado y aburrido , Así me
parece á mí,
De su manera pomposa
Y veo ser cosa honrada
Rodeado Que, aunque vos no lo entendéis,
Cuando pasan por aquí
De congojas y cuidado, Deja de ser trabajosa
Esperanzas temor,
De liorna con la embajada
y Y molesta
Que se ofrece,
De casa del abogado Que, demás de lo que cucsla
Y sin duda me parece
A cas del procurador.
Una gran felicidad,
Aquella forma de vida,
lis una prisión honesta.
LUCRECIO. Y cargo que resplandece
Después de bien entendida;
Donde quiera Con favor y autoridad
Porque, entrados
Suelen ser desa manera Muy sin pena,
Donde son aposentados,
Los pleitos según se suena
, Y que van, la bolsa llena,
Les es menester estar
Que el que mejor fin espera A gozar y ser honrados,
Suele vivir con mas pena Y comen de bolsa ajena
Como dueñas encerrados,
Sin salir á pasear
Congojada Sin afanes ni cuidados.
Ni tener
Porque es guerra guerreada, PRUDENCIO. Libertad de complacer
Y sentencia es la lid,
la
Ahora sea en Granada,
Así es, A su misma voluntad,
Lucrecio; pero después Por no se descomponer.
Ahora en Valladolid. Hay cosas continuamente Y guardar su autoridad ;
PRUDENCIO. En que la haz del envés Y guardada,
Asi son, Suele ser muy diferente; No pueden gozar de nada,
Lucrecio, tenéis razón, Que llegados Excepto de ir y volver
Los pleitos de cualquier parte; Adonde son enviados De palacio á su posada
Pero dan mayor pasión A corte de cualquier rey, Para tornarse á esconder,
En corle que en otra parte, Han de vivir obligados Y esperar,
Porque van A condiciones y ley Sise quiere recrear,
Mas á la larga, y no están Muy estrecha. Ya que ellos no salen fuera,
En un lugar de comino, Si no van á man derecha Que los vais á visitar
Y es muy' terrible desmán Conforme ásu comisión, Como á gente prisionera.
Con pleitos en el camino El rey do está se despecha Y de allí,
Tener cuentas, Y no escucha su razón Según de ellos aprendí,
Y aun con quinientas
las Mil y Con placer, Su pasatiempo y deporte
Parala corle apeladas, Y aun suele acontecer Es liarse trabajo á si
Se pasan cien mil afrentas Al que en lo tal estropieza, Y guerra á toda la corte,
Antes de ser acabadas. Por cumplir con su deber Entendiendo,
Pues dolores, Dejar allí la cabeza Trabajando y revolviendo.
Cuidados, priesas, temores, Por nonada Inquiriendo y preguntando,
Y otros males semejantes Y alguna vez enclavada , Y con algunos mintiendo,
De los solicitadores Según lo hizo con rabia Con otros disimulando,
Y cualesquier negociantes Y soberbia acelerada Por calar,
Cortesanos, Un baiboda de Moldavia Para saber y avisar
No hay notarios ni escribanos Mal tirano, De lo hecho y lo no hecho,
Que los basten a decir. Al arador veneciano Y á vueltas dello encajar
Ni ellos pueden darse manos Porque no se le humilló La suya por su provecho.
De barbullar y mentir Con el bonete en la mano Lino había
Por entrar Al tiempo que le habió. (Dios nos guarde) que escribía
A descubrir y calar Y en autores Por ejercicio ordinario
El estado de las cosas, Muy ciertos historiadores Mas cédulas cada día
Y entender y averiguar Hallaréis desta manera Que hay en cas de un boticario ,
Las inciertas y dudosas ;
Afrentas que á embajadores Que enviaba
Pero saber Se hacen por donde quiera A diversos, do pensaba
Avisar y proveer Cada dia Hacer alguna levada;
En los casos convenientes; Con desden y demasía , Lo cual todo se cargaba
Y así, les es menester De que están los libios Teños I
A cuenta de la embajada ;
Ser sabios y diligentes, Y aun me dicen que en Turquía Y pedia
Avisados, Los empalan por lo menos, Lo que bien le parecía
Astutos y recatados, Que es peor, Con desvergüenza muy suelta,
Desenvueltos y sesudos, Pues el triste embajador Y con sus tramas traía"
Graciosos, disimulados, Desto se descuida y cal la Toda la corte revuelta.
Entremetidos, agudos O quiere andar á sabor Bien que son
Y discretos Del príncipe do se halla, Ajenos de tal pasión
Para entender los secretos Con intento Otros muchos oradores,
De quien entra y de quien sale; De darle contentamiento Y de cualquiera nación
Lo cual todo á los pobretos Mas de lo que le es mandado, Suele haber embajadores
A las veces uo les vale Es culpable atrevimiento Generosos,
A dejar Contra aquel que le ha enviado Excelentes, virtuosos
, ,, ; ; ; ,, , , , ; , , , , , ;

221 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Y sabios en negociar ;
Requerido y granjeado, Mucha familiaridad
Mas aun los mas oficiosos Aposentado y servido Con los principes y reyes;
No se pueden excusar Y alabado; Que el favor
De pasiones, Seguido y acompañado Que muestran al servidor
Molestas contradiciones De mil buenos á tropel, No es siempre de corazón
Trabajos, dificultades De nadie necesitado, Ni lo hacen por amor,

l)e duras negociaciones Eslándolo lodos del Sino por osleulacion


Y otras importunidades Con mil dones Halaguera,
Cortesanas Y presentes á montones Afeitada por defuera
Y penas cotidianas Que les dan sin los pedir, Por cualquier necesidad,
De escribir, y cosa tal, Según de vuestras razones Engañosa ó verdadera,
Y otras también no livianas Se puede bien colegir. Que mueva la voluntad
Caseras que pueden mal Y opinión.
PRUDENCIO.
Evitarse, Pero, ya que la elecion
Y que es forzado pasarse No pongáis Proceda de buen querer
Por posadas y caminos ;
En eso que asi i: ;! ,is, Y se funde en afición ,

Asi que, pueden llamarse Lucrecio, duda ninguna ; Según suele acaecer,
Cortesanos peregrinos ,
Que muchos mas que pensáis La privanza,
One, acabado Suele hacer la fortuna La gracia, la confianza
El tiempo determinado Y ventura, Y humana benevolencia ,
De la corle do estuvieron, Unas veces por natura, Las menos veces se alcanza
Se vuelven á lo pasado, Otras por merecimiento; Por méritos ni por ciencia
Y a! fin son los que antes fueron. Pero las mas por locura Ni bondad
Y el honor, De ocasión ó acertamiento Ni aun por grande habilidad,
Aparato y resplandor Temporal; Sino por cierta ocasión,
Con que andan en figura Y cuando el favor real Por antojo y liviandad ,
De algún representador, A ser de veras acierta, Beldad ó disposición
Con diversa vestidura Y se muestra liberal Que alcanzada
Disfrazada, Con privanza descubierta, Cuanto mas eslá encumbrada,
Que después de la jornada Verdadera, Encarecida y honrada,
Es como una burlería ;
O también cuando cualquiera Hasta el fin lie la jornada
Que la máscara quitada, En los palacios reales Siempre vive peligrosa
Vuelve á ser lo que solía. Llega de cualquier muñera
, De caída,.
L'no vi A cargos muy principales Por holgar y estar tenida
Destos una vez que fui Y á mandar, A voluntad que no dura
A Yenecia , y por mi fe, \' comienza á tesorar Del hombre; que en esta vida
Que apenas'lo conocí Para poner en el arca, No hay prenda menos segura
Cuando acaso le topé, No puede numerar
se Ni durable,
Oue habia sido Lo que junta, loque abarca, Mas incierta y varialiie;
Donde fui su conocido Lo que allega, Y así lo escriben autores,
Muy solemne embajador, Lo que se le da y entrega, No haber cosa mas mudable
Y yo muy su favorido, Lo que apaña y lo que traga, Que el favor de los señores
Gran amigo y servidor Y cuanto mas se le pega Lisonjero,
;

Mas venia Tanto menos le empalaga Y en un refrán extranjero


(¡Ved quién lo conocería !)
Ni le enfada; Se compara en movimiento]
como birote, Porque sin costalle nada Al temporal del hebrero
A solas
Si'i mas pompa y compañía Sobre lo mucho que Liene, Y á las hojas con el viento ;

(Hie su toca y capirote; Cuanto le place y agrada De manera


De manera Ello mismo se le viene Que el que en señores espera
yue si no se me rivera, De boleo Le cumple, siendo privado,
primero me hablara, No les pide
su deseo Velar bien ha.sta que muera
Y
Cierto no le conociera, Cosa, cuando en un instante Por sustentar lo ganado.
Y de largo me pasara. Ya llega apriesa el correo
LUCRECIO.
A ponérselo delante
Todavía
LUCRECIO. Todos van Si yo pudiese, querría ,
Señor Prudencio, dejados A pecharles y les dan
Coii todas esas tormentas
Esos aparte, si os place, Hasta henchirles los almarios, Verme, Señor, algún dia
Hablemos de los privados Y aun los que lejos están Metido en esas afrentas
Y ricos que es lo que hace Les son también tributarios
, Y cuidados
Y se asienta Y' pecheros;
Porque, ya que los privados
Mus caso desta cuenta Principes v caballeros,
al Abajen de lo que fueron ,

Y materia que tratamos, Los unos les dan vajillas, Siempre valen sus salvados
Y lo que agrada y contenta Otros joyas y di:
Mas de lo que antes tuvieron
i

A los que en ella miramos, Y algunas veces las sillas Y á mi ver,


Y aunque haya Y vasallos, Siendo ya fuerza caer,
Ocasiones con que caya Y fonos, armas, caballos, Muy mejor puede gozar
Alguna vez la privanza Y otras cosas peregrinas El que tiene que perder
O que por ventura vaya Sin cuenta, que por gauallos
Que el que comienza á ganar
En peligro de mudanza Se les buscan muy conlinas Nuevamente;
Y revés, Sin cesar;'
Y de mil parles de gente
Que en buen vulgar cordobés Al lin no podéis pensar
No hay una que nos confiese
Se dice rico pinjado, Lo que amontona un privado, Por menor inconveniente
Porque al fin gran caso es En quien todo va á parar, El lener, si se pusiese
Mandar y no ser mandado, Como piedras al tablado. En elección.
Y hablar, Así que,
Cuanto alegáis bien losé PRUDENCIO.
Contratar y negociar
Con reyes familiarmente, Y lo confieso, Lucrecio ;
No mováis esa quislion
Cou favor particular. Pero vos, por vuestra Fe, Lucrecio, que es odiosa
De los otros diferente; No hagáis dello gran precio; Y toda comparación
Ser honrado, Y pensad Suele ser escandalosa.
Estimado y acatado, No ser gran felicidad ,
Claro está
De lodos obedecido, Bien entendidas las leyes, Que el que no tiene ni ha
, ; , , ;, ; ,, , , , ; , , , ,

OBRAS MORALES Y DE DEVOCIÓN.— LIDRO TERCERO.


Otra hacienda ni abrigo, O al menos eu competencia Lo que se me ofrece á mí
Por tener melera
se Por tornar, Que de privados os cuente, .

P( i puertas del enemigo; Si ser puede, á reparar muchos vi


-

Mas lomando Lo que la ausencia ha dañado, Ensalzados altamente,


A lo ue os iba contando
<] Y á residir y'durar Y"he sabido.
is personas privadas, Mas por fuerza que de grado, Maguer que favorecido,'
Y á 1<> que vais apuntando Como preso; Ser estado congojoso,
De sus riquezas sobradas, Y cierto que si con seso Entricado. entremetido,
Que aunque cavan Se mira lo que á esto toca Y á las veces peligroso,
No por eso se desmayan Puestas ambas en un peso, Comp 11

No padeciendo pobreza, Veréis que no tienen poca Al que estaba combalido,


Cr< ed, Lucrecio, que aunque hayan Semejanza, Asentado en rica silla
Subido de gran bajeza Porque la misma privanza Proveído y abastado
Hasta el cielo, Es cárcel de muchas penas, De manjares y vajilla;
Cuanto mas alto fué el vuelo, Y las riquezas que alcanza Mas tenia
Si de aquel mando y favor Son los grillos y cadenas spada que pendía
l.ts falta después un pelo, Que los tiran; Sobre él, de un hiio colgada,
Tauto mas es el dolor Y bien que los que los miran Cuya punta le venia
Y pesar. Defuera no pueden vedas ,
En la cabeza asentada.
Sin poderse conhortar Hay privados que suspiran LUCRECIO.
Con todo cuanto les queda, Dentro por verse sin ellas;
Ya, señor Prudencio, quedo'
Aunque no sepan contar Y á mi ver, paite avisado,
Las riquezas y moneda Aunque van al parecer Y entiendo bien que no puedo
Que allegaron; Altos, lozanos y bravos,
Yo llegar á tal estado
Porque, como se llegaron Ellos se pueden tener
De valer;
Con el poder que tuvieron, Gentilmente por esclavos,
Bien que á buscar de comer
No miran lo que ganaron Y lo son;
Me levanta mi motivo,
Sino aquello que perdieron Y el turco tiene razón
Pero no para tener
Que se acuerda En que al mas
especial hombre,
Pensamiento tan altivo
Mas, ya que nada se. pierda, Bajá ó de otra condición,
De llegar
Y les dure el interés, Llama esclavo por renombre
En algún tiempo á medrar
Es foizado que le muerda Positivo.
Con reyes tan adelante,
La conciencia al ginovés Pues si yo, cuitado, vivo
Que tenga que me guardar
Si pecó; Sin libertad como el buey,
De peligro semejante
Porque vos no dudéis-, no, ¿Qué me da mas ser cautivo Decaída.
Y sabed de cierta ciencia Del turco que de otro rey,
¡Ojalá (¡uela subida
One nadie se enriqueció Pues le adoro?
Estuviese ya en mi mano,
Mucho con buena conciencia; Y si soy cautivo moro
Que para esotra herida
De do viene En cadenas como perro, Sunca Falta cirujano!
Aquel usado y solene ¿Qué importa ser mas de oro Y" pues ya
rJicho, ya no muy moderno, La cadena que de hierro? De las otras cuatro está
Que es beato aquel que tiene Y si queda
Platicado como quiera
A su padre en el infierno, Preso el pez á do se enreda
Ovamos, si os placerá.
Donde están ¿Qué mas honra se le cata La quinta forma y manera
Algunos que de su afán Por ser sus redes de seda
De sirvientes
Gozan al lin sus parientes. O el anzuelo ser de plata?
En palacio residentes,
Tues los que decís que van Pues juntar
A quien mayor culpa distes,
Y son tanto de las gentes Bienes para los gozar,
Y de los inconvenientes
Eslimados, Cosa de ccboin s es. Que al presente propusistes
Servidos y aun adorados. Que los dejan engordar De vivir.
También son los doloridos Para comerlos después;
PRUDENCIO.
De muchos importunados De los cuales
Y en secreto aborrecidos, En los palacios reales Lo mismo torno á decir,
Y lian de etar , De grandes emperadores Señor Lucrecio, aun agora
Si se quieren conservar, No pocos ejemplos tales Que de muchos queá servir
Ojo alerto de contino Nos cuentan los escritores Van á corte cada hora
Por no perder su lugar Verdaderos, A montones,
Ni apartarse del camino De muy altos consejeros Por diversas ocasiones
Del favor, Y riquísimos pi h Y por causas especiales
ie suele con el señor Que por solo seis dineros De diversas profesiones,
Durar ordinariamente ilansido descabezados De que las salas reales
Mientra caro servidor
el Y proscritos, Andan llenas,
I.e está delaute presente Sin haber otros delitos; Hay unos que pasan penas
Y le adora De que aquí, Lucrecio, daros Y molestias en gran copia,
Lisonjea y enamora Puedo ejemplos infinitos, Y andan en casas ajenas
Haciendo del ladrón fiel Muy auténticos y claros Pudieudo estaj en la propia
Mas olvídase á la hora Con verdad ;
Sin pasión;
Que quita los ojos del; Mas, por ser prolijidad, Mas , como los hombres son
Y apartado, Dejo muchos que pasaron. No todos de una natura,
Aunque haya sido privado Bástenos la autorida I Voluntad ni condición,
De los íntimos mayores, De dos solos qua se atarou Ni menos de una ventura
Presto se halló trocado En favor Si porfían
Por otros nuevos amores. Cerca del emperador Ni quieren, cuando podrían,
En presencia Ñero, tirano nombrado* Ser de las cortes exentos
Regía con su prudencia Séneca, su juez m;v or, Ni pueden, cuando querrían,
La corte allende y aquende, Y Palíameos, su privado; Por muchos impedimentos
Y en poco tiempo de ausencia, Que, sabida Que se ofrecen
Cuando vuelve no la entiende, Su muerte no merecida ,
De suerte que permanecen
Ni aun la halla, Ninguno habrá que no entienda Entre quieren y no quieren
Aunque solia gobernalla, Haber perdido la vida Hasta que allí se envejecen,
Sino en grande diferencia Por tener mucha hacienda. Y no pocas veces mueren
De suerte que entra eu batalla, Veis aquí Mal su grado;
P. XM-l. 13
; , , ; ,,, , , , , , ,; ,, ; , ,

224 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Y de los de tal estado Mostrarse luego adversario Y se les pegan y arriman,
Que por vicio ó por virtud Y enemigo capital Y se favorecen dellos,
Anda palacio poblado, Contra quien Por ganar
Fallaréis gran multitud, El señor muestra desdan Por su medio y mejorar
Y mil gentes Y ayudalle á que padezca, Con el príncipe presente,
Inclinadas y obedientes Aunque sepa no ser bien De do les suele quedar
Al servicio y sujeción. Ni ningún mal le merezca En deuda perpetuamente;
Bien que sean diferentes Y acaece Y he notado
En estado y condición, Que uno á otro al fin empece Que me parece un estado
Calidades, Y le mete la lanceta De calidad gloriosa
Costumbres, habilidades, Por la ocasión que se ofrece Ser el hombre asi rogado
Trajes y forma de vida De echar una lisonjeta, Para tan gloriosa cosa.
Deseos y voluntades, Y querer,
PRUDENCIO.
A quien la corle convida Mal hablando, complacer;
A pesares; Así que, tiene lugar Tal es ella
Los mas dellos son seglares, El triste de mal hacer, Lucrecio, si el conocella
Tero clérigos también, Aunque no de aprovechar, Las gentes causa no fuese
Y religiosos á pares Y dañando, De menosprecio y querella
De aquella Hierusalem Hace que burla burlando Cuando falta el interese
Cortesana; De la mala relación; O esperanza
Los unos de propria gana, Al Rey, que le eslá escuchando, Que á la hora que so. alcanza ,

Olios por ser convidados, Le queda mala impresión O viene en conocimiento


Y algunos que van por lana Permanente; Ser el favor ó privanza
Y al fin salen trasquilados. Y aunque quiera .el delincuente Desos á las veces viento,
Hay dolores, Remediarla, ya no puede, Y en oliendo,
Letrados, predicadores Porque continuamente O con el tiempo sabiendo
Y personas de conciencia, El Príncipe le concede Que bien no podéis hacelles,
Maestros y profesores Sus oídos. Luego oí; va desconociendo
De toda suerte de ciencia Guárdeos Dios de los ladridos Mas de cuanto podéis selles
Caballeros; De los ocultos testigos, Provechoso;
Hay hidalgos y escuderos, Do muchos son ofendidos Porque es ley y uso vicioso
Hombres de paz y de gueri a Aun de sus mismos amigos. De las cortes do procede ,

Y al fin, de todas maneras Fuera «leslo, Querer mal al poderoso


Y linajes de la tierra ,
El andar siempre de presto Y molar al que no puede.
Muy costantes Y apriesa por los señores Bien sentís,
Discípulos y estudiantes Ño es poco duro y molesto Lucrecio, desto que oís.
De aquella devota escuela A los pobres servidores, Que los mas andan vendidos,
Que andan allí vigilantes Ser forzado, Pues esotro que dei is
En torno de la cándela Aunque mas estéis cansado, De ropas y vestidos
las
De valer De ir y venir por oficio Y denas

Por medrar y merecer, A palacio apresurado, Que á las veces son ajenas,
Para lo cual los mas buenos Por no fallar al servicio, Es una vana locura
Han, Lucrecio, menester Muy ligero, Deque van las corles llenas,
Dios y ayuda por lo menos Y de andar al retortero Y nota la Escritura,
lo
Y otras ciencias Déla sala á la capilla, Si he mirado
Que son odios, competencias Tras las voces del portero Diciendo el texto sagrado
Y invidias con los iguales, Y al son de la campanilla ;
Donde habla de san Juan:
Lisonjas y reverencias De manera « Los que visten delicado

Para con los principales Que ni dentro ni defuera En cas de reyes estatuí
Y privados, De corle ni en la posada Y no son
Con quien los mas estirados, Se puede tener, ni espera, Do mas grado y condición
Pretendiendo algún favor, llora jamás descansada Por ello, á mi parecer,
Cumple ser muy" bien criados, Con sosiego, Porque aquella ostentación
Y con el rey ó señor Sin despecho y sin reniego, Una burla* suele ser
Mucho mas. De camino deseoso, Muy hermosa;
Puestos los pies por compás, De cosa que venga luej Qué, aunque á la vista es graciosa,
Los ojos vivos, alertos, A eslorbailesu reposo. Muchos dellos hallaréis
Sin osar mirar atrás, Que no tienen otra cosa
LUCRECIO..
En pié siempre y descubiertos Mas de aquello que les veis
Con cuidado, Bien creo
lo Sobre si;
Hablando muy atentado, Señor Prudencio, y deseo Muchos de los cuales vi
Humilde, blando y sabroso, Oír deso que decis; Andar arrastrando seda
Todo dulce y requebrado Mas paféceme que veo Y brocado y carmesí
Y sobre falso, amoroso Esos de quien referís Sin saber qué era moneda
Estimando Tantas penas Ni doblón ;

En mucho cuando, alcanzando Cargados de ropos buenas, Cargados de presunción,


Haber con el Rey audiencia ,
Joyas, aforres preciados, Ir con su rico collar
Le estarán como adorando Y de gentiles cadenas A comer á un bodegón
Por la tal benevolencia Y collares adornados, Y á dormir en un pajar.
Y alicion, Que es señal Ni creáis
r
Y con muy grande atención be hacienda y de caudal Que los oros que miráis
A escucharle, y cuando acaba Y bienes en abundancia ; En algunos cortesanos
Aprobarle su razón Y así, no puede haber mal Sean, como vos pensáis ,

Y alabar lo que él alaba ,


Donde bulle la ganaucia Ganados allí á sus manos,
Aunque sea Con honor. Ni que crecen
Por ventura cosa fea, Y también mirad Señor, , Todos los (pie se engrandecen
Dándole luego color, Que la noble gente (al Por su vida , orden ni ley,
Y caso que no lo sea, A quien abriga el calor Ni que lodos se enriquecen
Tenerlo por lo mejor De la vivienda real, Los que andan cerca del Rey;
Necesario Los estiman, Que muy dura
Y si el Rey, por el contrario, Los ensalzan y subliman Es la ganancia y escura, .

De alguno dijere mal, Porganallosy tenellos, De los que en cortes afanan,


, ; , , ,, ; , , ;, ; , ; , , , , ;

OBRAS MORALES Y DE RELIGIOX.-LIDRO TERCERO. 227

Y muchos por su ventura Pues partidos, Porque, el trabajo pasado,


Pierden allí mas que ganan; Aun los mismos- favoridos Quedará después lugar
Que por ir, No carecen de dolores Para gozar lo ganado
Como suelen, á cumplir Y contiendas y ruidos Y tornarse are tirar.
f.on sus honras á la rasa, Con los aposentadores,
PRUDENCIO.
Yendo ricos á servir, Trabajando,
Vuelven pobres á su casa Padeciendo y tolerando ¿Qué sabéis,
Y gastados, Lá misma vida inquieta, Lucrecio, si lo podréis
Porque, sin otros cuidados Y por fuerza madrugando Hacer como lo pensáis
Que revés deben tener, A la voz de la trompeta Y si de corte saldréis
Siempre esián necesitados Que los llama Sí una vez en ella entráis
De otros y ban menester Y a las Imras que mas ama A probar
Valedores, Reposo la voluntad, Lo que sabe su manjar?
Y los pobres servidores Y que de estar en la cama Porque, según su natura.
Sacan dellos poco zumo; Tienen gran necesidad. No os podréis aconhortar
De suerte que los sudores Caminando Ni tolerar por ventura
Se Ks convierten en humo; El noble rey don Fernando Buenamente
Si no fueren Con esa reina germana Con paciencia suficiente
Los que tienen mas que quieren De Toledo no , sé cuándo, Las molestias enojosas
Por venturas especiales, Por Córdoba la llana Que allí hay, y mayormente
O los que á cargo tupieren De pasada Viendo ser ¡nfrutuosas.
Olicios interesales, Vi laeorte aposentada Y si os prende ,

Como ya Toda y sus caballerizas Muda y enlabia, y enciende


Os he dicho, y asi va; En una aldea cuitada Y trastrueca el pensamiento,
Que a los otros desdichados De siete casas pajizas, No podéis libraros dende
Solo el sueldo se les da, Y llovía, Ni dejar su seguimiento,
Y aun de aquel no son pagados Que ciclóse deshacía,
el Según hace
Sin ruido; Sobre la Reina y las damas, Con muchos á quien aplace,
Que acaece estar comido Y por olra parte ardia Como Circe á gente mucha,
Y el cortesano empeñado, Todo el campo en vivas llamas. Que fuerza a que se enlace
la
Y no haber del recibido Unos daban Después que una vez le escucha.
En dos años un ducado, Voces porque se quemaban
Trabajando Como si fueran herejes,
En esle medio y sudando Y por otra parle andaban Ya yo sé,
Por caminos y carreras, Nadando los almofrejes; Por lo que entendido he
Hacienda y cuerpo gastando Y veían Hoy de vuestra relación,
De mil suertes y maneras; No pocos que no tenían Que carecer no podré
Y sabido Mejor posada que el buey, De fatigas y pasión
Lo que de ello ha merecido, Y por fuerza se metían Si una vez
Y lo que se espera de ello, En la cámara del Rey
'

Se me pegare la pez
Es el hombre andar. molido, Enmallada, De palacio ó su pesebre;
Y el principe no sabello. La ropa toda mojada Mas quien quiere comer nuez
Y es gran mal, .Dentro y fuera del lugar, Es menester que la quiebre,
Siendo servicio leal
el Que aun al linde la jornada Aunque dura
Y que el señor le reciba, Tuvimos bien qué enjugar Pero desa olra locura
El galardón no ser tal, Y escurrir. De prendar mi voluntad,
Y navegar agua arriba De aquí, Lucrecio, inferir La cosa eslá muy segura,
Sin favor; Podéis, poco mas ó menos, Porque es mi libertad
Pero aun suele ser peor, Lo que es menester sufrir Muy preciada.
Que habiendo algunos servido En palacio muchos buenos
PRUDENCIO.
Gentilmente á su señor, Por lo cual
Y hecho lo que era debido, Dije y digoque esto tal, Eso de nuez me agrada
la
En nonada, Los que pueden excusaílo, Que lo hagáis por despedida;
Por algo que no le agrada Es de tenérselo á mal La cual después de quebrada,
,

O porcualqnicr sospechuela, El sufríllo y lacerallo. Suele hallarse podrida,


Es la gracia rematada, Hecha heces;
Y apagada la candela. Y las verdaderas nueces
Pues que os diga, Semejantes o Son las costumbres humanas
Y' hasta el cabo prosiga De palacio y su vivienda, Que en palacio muchas veces
Otros duelos no livianos Y trabajos y pasiones Peligran y salen vanas
De congoja y de fatiga Que manan de su conlienda Y viciosas
Que pasan los cortesanos; Y porfía Y aun las de sí virtuosas,"
Novedades Bien creo que cada día Con algunas ocasiones
Mudanzas, dificultades, Son ordinarios allí Estraga el uso de cosas
O de asiento ó de camino, Mas esto no bastaría Y malas conversaciones;
Trabajos necesidades,
, A ponerme espanto á mi De do vino
Y oíros que de coutino Ni dejar Aquel proverbio latino ,

Se padecen, Por ello de ejecutar Que corrumpunl bonus mores


Y especial los que se ofrecen El propósito tomado, Colloquia prava y contino ,

Al partir de algún lugar, Si en lo que toca al medrar Se mudan con los honores.
Y sejuntan y recrecen, No fuese tan estirado Su consorte
Seria nunca acabar Ni los dones Es otro antiguo deporte
Porque es vida Mercedes y galardones Que dice y habla con vos,
Sin reparo y dolorida. Con tanto pleiloj cogijo Que se aparte de la corte
Si no, ved si es harta plaga Como de vuestras razones, Quien quiere estar bien con Dios
En víspera de partida Señor Prudencio, colijo Porque allí
No haber memoria de paga, Que sufrir Cumple, según aprendí,
Y cuidados Trabajos por bien servir, El que quiere sacar fruto
pesados
Infinitos y Y servir por merecer, Tener alas de neblí
De cosas que hay que hacer Y por merecer servir, Y ser doblado y astuto,
Para estar aparejados, Dulce cosa es,á mi yer, Lisonjero,
Segnn lo que es menester; De prestado, Disimulado y artero
; ;, ; , ,; ; , ; ; ; ;

228 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO


Mostrando doblada cara Que amigó de buena*guerra, Y me hallé por creelios
Porque no vale un dinero Leal, seguro y secreto, Prevenido y salteado.
La verdad desnuda y ciara Es ave rara en la tierra, Es locura
Fiel y pura, Semejante á cisne prieto. Y prenda poco segura
Sino usar de la natura Mas notad La amistad en confusión
De Prometeo, que podía No haber, Lucrecio, amistad De corte, porque no dura
Transfigurar su figura En ninguna profesión Mas de cuanto la ocasión
Etl todascuantas quería ; De menos sinceridad Une si fueron
;

Y fingir Que los de la corte son ; Amistades que nacieron


Sin gana á veces reír, Que notados Por interese, aunque aplacen,
Sin gana á veces llorar, Uno á uno los estados, Como por él se hicieron,
Por agradar y servir, Haciendo dellos tesligos, Por él mismo se deshacen
Complacer y granjear Aun entre bravos soldados Y se quitan;
Los privados Suele haber líeles amigos ; Que los que fas solicitan,
Y después de granjeados , Mas acá Aquellos las desbaratan,
Cuando ya pensáis tenellos En corle apenas habrá Y los que mas se visitan
Con servicios obligados, IJ¡ia amistad verdadera
, Son los que peor se traían ;
Tenéis poca parte en ellos. Porque comunmente va Y el primor
Radie osa Interesal, lisonjera De hablarse con amor
Sin su ayuda peligrosa Y fundada Son armas con que se hieren,
Pedir un maravedí. En otras cosas de nada, Que á veces li>s que mejor
Daisle aviso de una cosa Liviandades y placeres; Se hablan, peor se quieren.
Y tómala para si, Y en esto es diferenciada
Sin cuidado De la de los mercaderes LUCRECIO.
De vos, que les habéis dado Bien está,
Solamente,
El aviso, y sin conciencia, Que son rica, honrada gente, Señor Prudencio, que ya
Sobre haberos desollado, Si también no pospusiese Entiendo bien esa cosa";
Quieren gracia y obediencia Al amigo y al pariente Y pues con amigos va
Con franqueza Y á cualquier otro interese, En corle tan achacosa,
De suerte que su grandeza Por ganar. No querelles
De provechos es desnuda Así que, podéis pensar. Ni perder tiempo tras ellos
Para otros es simpleza Por eslas razones llanas, Será la cuenta derecha ;
En sus palabras y ayuda Haber poco que esperar Y así, no pienso con ellos
Confiaros, De amistades cortesanas Tener amistad estrecha,
Porque, en lugar de ayudaros, Ni afición Sino ir
Si no interviene lo hecho, De sola conversación Determinado á servir
Suele mas veces dañaros Que aunque acierta en calidades, Al señorque Dios me diere,
Que no haceros provecho. Nunca hay confederación Hasta medrar ó morir
De conjuntas voluntades Lo mejor que yo pudiere ,
LUCRECIO. Y tener
Ya que sea Con verdad ,

Porque allí la enemistad Confianza de va!, r


La gente de esa ralea, Por solo mi buen servicio,
Sin amor, sin caridad, Es natural y vecina,
Y la amiga caridad Sin de nadie pretender
Y que en ellos no se vea Socorro ni beneficio,
Señal cierta de amistad, Extranjera y peregrina
Y lo bueno Que haya allí.
Es de creer
Es, que andando todo lleno PRUDENCIO.
Que debe siempre haber
Otros de otra condición De finezas y malicia:;, Hacedlo, Lucrecio, así;
En quien se pueda tener Se os meterán en el seno Que al fin la pena es mas leve
Confianza y devoción Muchos haciendo caricias Cuando el hombre está de sí
Y alegría; Amorosas Satisfecho, como debe;
Y entiendo cada día
así,
Con palabras engañosas Y aunque en vano,
Haber muchos cortesanos Y fingiendo ofrecimiento Yendo por camino llano,
En muy dulce compañía, Por daros á entender cosas El galardón le suceda ,

Andar juntos como hermanos Que no tiene. en pensamiento, El se paga de su mano


Y parientes, Y las calla Con la virtud que en él queda ;

Y parando en ello mientes Hasta que camino halla, Mas querría


Y pasándolo de espacio, Si en hablar no sois discreto, Avisaros todavía,
Creo haber muy excelentes De descoseros la malla Como á quien soy obligado,
Amistades en palacio Y sacar algún secreto; Que vais tras vuestra porfía
Por abrigo Y sacado, Algo menos confiado;
Y así, hablando eomigo, Vos pensad que le habéis dado Que mas quiero,
Pienso hallar y tener Cuchillo con que os degüelle Sea rey ó caballero
,

En la corte algún amigo Y después de degollado, O cualquier otro señor,


De quien me favorecer. Aun os abra y os desuelle De quien pretendo y espero
Mayormente Premio, merced ó favor,
mudexcio. Si del bacello se siente Sola una
Vos podéis. Algún provecho cercano, Libra y onza de fortuna
Será cierto que hallaréis No será mas negligente Para ser hombre de cuenta,
No solo, Lucrecio, alguno, En ganaros por la mano, Que de otra virtud alguna
Mas ciento si los queréis, Y escondella Ni de méritos cincuenta
Pero cual cumple, ninguno Después de haberos con ella
A manadas,
;
Porque, dado
Tirado la piedra y hecho Que 1servir vaya ordenado
De fuera y en sus posadas, Todo el daño, estorbo y mella
1

Dallaréis mil de con tino,


De diligencia y cordura,
Que puede en vuestro derecho Todo al fin es'.excusadó
Amigos de bonetadas, Y partido. Cuando no tercia ventura.
Sálveos Dios, taza de vino, Cosas han acaecido
Con malicia, Demás deslo,
A mí mismo en esla pane, Yo, sobrino os amonesto,
Porque do reina codicia En que no poco ofendido
,

Antes de ir esla jornada,


Es fingida la afición Me sentí de cruel ai le
La regla de la amicicia
;
Que miréis en aquel texto
Por aquellos De la Escritura sagrada,
Que conquiso Cicerón De quien, fiándome dellos,
Falla y yerra
Que guardar
Pensaba ser ayudado, Nos manda y desconfiar
;
; , , , ,, , ; , ; ,
; , , , , ;, ; ;

OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN.- LIBRO TERCERO. 529


De los príncipes humanos, Tiene trechas trabajosas Es desvarío y vanidad
Pues salud y gloria dar Bien notadas, Hinchazón,
No está en ellos ni en sus manos; Y todas examinadas Necedad y presunción,
Y el sentido Las de palacio, á mi ver, Y soberbias y locuras,
De este texto referido Serán las menos pesadas Agonías y ambición,
Es, que los reyes no dan Y' mas dignas de escoger Y otras tales desventuras
A todos por lo servido Y seguir. Cosas vanas,
Igual precio del afán Y bien que contradecir Altaneras y profanas,
Y bondad , No puedo á vuestra sentencia, Y muchas lisonjerías
Ni miran la voluntad Todavía querría ir Que las gentes cortesanas
Con que el servicio fué liecbo, A verlas por experiencia ;
Platican noches y dias,
Ni obra necesidad Salvo si Muy ufanos,
Sino solo su provecho. Ya de todo punto aquí Y entre mancebos livianos
¿Qué pensáis, Dais por cosa averiguada Y caballeros gloriosos,
Lucrecio, si, como vais No me convenir á mí Galancetes y lozanos,
A medrar y ser honrado, Proseguir esta jornada. Estirados y orgullosos,
Adolecéis y os halláis Que vagando
Sin escudo ni ducado Por lascalles cabalgando,
O si yendo Yo no quiero, A las veces dan y prueban
En el servir procediendo, Por esto que aquí profiero ,
Ser mas bestias, bien mirando,
Sucede guerra ó motivo, Estorbar vuestro deseño, Que las mismas que los llevan ;

De vuestro deber haciendo, Aunque sé ser verdadero, Y otros tales,


Fuerdes por dicha cautivo Lucrecio, lo que os enseño ;
Hombres vanos, mundanales,
Quién será Que ya sé, Y pueblo de poco vaso,
EJ que socorrerá
allí Porque yo también pequé, Que de virtudes morales
Para vuestra enfermedad, Que aun en las cosas muy buenas Se hace muy poco caso
O el rescate pagará No se da á las veces fe De manera
Para vuestra libertad? A relaciones ajenas Que pasada la carrera
Sin probarse De la corle y su costumbre,
LUCRECIO.
Y en presencia examinarse Cuando al cabo salis fuera
Pienso yo
Porque hay pocos ¿ ninguno De la loca servidumbre
Que el señor no olvida, no Por partido,
Que quieran desengañarse
Siendo la causa tan suya ,
Por consejo de otro alguno Veis que habéis envejecido
Al que por él padeció, ¡.

Para que se restituya


Y es vedado Entre injurias y querellas,
En cosas así de estado Y que habiéndolas sufrido,
Con honor
Y elección de nueva vida Aun distes gracias por ellas.
Porque, como al servidor
Dar consejo averiguado
Toca ser constante y fiel
Así conviene al señor
A ninguno, aunque lo pida*
Mas yo os digo Evidente
No ser ingrato con él.
Como no falso testigo, Cosa es que comunmente
PRUDENCIO. Si mi voto se lomase, El mundo va de este modo,
Con razón Que ni á pariente ni amigo Y do hay copia de gente
Mas tras esa devoción Yo nunca le aconsejase Es fuerza lo haya de lodo;
No os meláis en tales leyes; Emplear Mas también
Que muchos vi de prisión Con codicia de medrar Entiendo hallarse quien
Olvidados por sus reyes, En palacio su servicio En vejez y juventud,
Que cumplidos Mientra pudiera ocupar Sin engaño ni desden,
Los servicios, y partidos Su tiempo en otro ejercicio Ese eii corle de virtud
Del ojo los servidores, Menos duro, Con los buenos,
Y los muertos y huidos Donde sea mas seguro Y se hallan por lo menos
Presto son de los señores El bien, y con mas reposo, . Ño pocos, á lo que siento,
Olvidados, Y galardón mas seguro
el Que aun á los pobres y ajenos
Y pocas veces pagados Y el gozar menos dudoso , Macen buen acogimiento,
Sin grandes dificultades, Sin dolor Honra y tiesta
Porque tienen mil cuidados Y donde, siendo menor Y sin llorar- lo que cuesta,
Y cien mil dificultades Por dicha la utilidad, Departen de lo que tienen,
Que cumplir. El gozo será mayor Teniendo la mesa puesta
'
Pues la causa de haber de ir Mediante la libertad; A cuantos entran y vienen,
A palacio el que va allí Que no alcanza Muy sin pena.
Es ambición de subir Igual bienaventuranza
"prudencio.
Donde por subir está. Hombre en esta vida humana
¡Qué simpleza Con todo el bien y privanza Cierto, Lucrecio, muy buena
Es prometerse riqueza De la vida cortesana Es esa costumbre tal
Donde tantos la desean Que por ser Pero vos de tabla ajena
Y con tanta sutileza Muy sujeta á padecer No hagáis mucho caudal
La procuran y granjean, Desla tan preciosa prenda, Ni reparo,
Y tener Se debria posponer ISidel socorro y amparo
Animo de pretender A cualquier*t>lra vivienda De mesas de caballeros,
Olicios, cargos, honores Y pensar Que mas caro
suelen costar
Donde tantos ha de haber Que habiendo campos de arar Que comprado por dineros.
Hambrientos competidores Y molinos de moler, Y es cuento
el
Y pensar Huertas, viñas que labrar, Que en el uso y- seguimiento
De conseguir y alcanzar Y do sembrar y coger De este tal pan de dolor,
Potencias, mandos y rentas Y pudiendo Ni suele quedar contento
En parte que han. de" costar Pasar la vida leyendo, Quien lo come ni el señor
Tantos peligros y afrentas! En estudiar ó escribir, Que lo da
Es yerro irla perdiendo El cual ha de estar y está,
LUCRECIO. Sin haber porqué, obligado
En la corte por servir
Todas son Y gastalla A cada necio que va,
Gran verdad en conclusión, O rompella ó caulivalla A tenelle aparejado
Señor Prudencio, esas cosas; En lo mejor de la edad De comer;
Mas cualquiera profesión Entre la chusma y canalla Y el donaire suele ser
, d, ; , , ; ;, ; ; ;, , , ,,,, ,

z no CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
One de aquellos que á tragar Que si olro lo dijera, Entre músicas y fiestas
Van por dos que flan placer, Menos crédito teniendo Desvergüenza y osadía
Doce suelen enfadar Que vos, yo no lo creyera Juegos y otras deshonestas
Al patrón Sin proballo Alegrías,
Porque la conversación Pero, como veo y hallo Banquetes, borracherías,
De todos no es de una suerte; Irtantos aquel camino, Amores , disoluciones,
Que unos dan recreación No fácilmente á dejado Tráfagos y burlerías
Y otros son la misma muerte, Me persuado ni inclino. Y .pecados á montones,
De pesados; Muy sin cuenta
Y á veces los convidados Que do la corte frecuenta.
Faltan cuando los querrían ,
Vos podréis Suelen hacer residencia
Y cuando están descuidados Hacer lo que bien veréis, Porque el vicio se aposenta
Acuden mas que debí ian. Si de vuestra condición Con muy bastante licencia
Y el que viene, Por ventura conocéis A placer.
Si el dicho señor no tiene Tan grande moderación Y si mas queréis saber
Muy á punto la comida, Y templanza, Del cortesano ejercicio,
También es fuerza que pene Que en parte que no se alcanza Sabed que el aborrecer
Esperando su venida, Descanso podéis pensar, Es el principal oficio,
Tras la cual, Y do falta la esperanza, Hazañar,
Como cosa principal, Tan caro suele coslar Meter mal y blasfemar,
Se pierde lo mas del dia; Porque son Holgar, burlar y mentir,
Que seria monos mal De diversa inclinación Revolver y trafagar,
Pasalla en una hostería Los hombres, y no se emplean ; Murmurar y maldecir
O mesón. Unos reciben pasión Muy frecuente,
Pues si veis la confusión Con lo que otros se recrean ; Por do queda al que esto sienle,
De la corte, veré¡9»lueg0 Y asi , hay tales Viendo el tiempo malgastarse,
Que el mar, con su alteración, Que tienen por bien los males, Decir del mas propiamente
No tiene menos sosiego. Y otros por malo lo bueno, Perderse que no emplearse,
Distraído Según veis que hay animales Pues se va
Anda siempre allí el sentido, Que su deleite es el cieno, Tras solo lo que les da
El ánimo cuidadoso , lodo. A entender la voluntad ,

En mil partes repartido, En lin, por aqfli va todo; Y' apenas hay hombre allá

En ninguna con reposo. Que de todos es bienquisto Sin secreta enemistad;


Toda cosa, El apetito beodo. Y' es de ver,

Aunque parezca sabrosa Y yo me acuerdo haber visto A quien lo sabe entender


Y próspera en presente, lo Mas de tres, Y desto tiene noticia,
En palacio es trabajosa, Aherrojados los pies, Publicarse el bien querer
De descanso careciente. Deleitarse en la galera ; Y encubrirse la malicia,
No hay lugar Pero gran ventaja es Componiendo
Ni tiempo tan sin pesar, Mirarlos de talanquera Alegre rostro, temiendo,
Tan libre, tan reservado, Cómo van Cotí los ojos halagando,
Do quien sirva pueda estar Con su miseria y afar* Con la boca bendiciendo
Sin mella de algún cuidado. Muy contentos ele engañados, Y con el alma tirando
Aun comiendo, Y pocas veces están Saetadas
Cenando, y aun durmiendo, En un lugar reposados, dueles, enherboladas,
Por respeto de servir, Porque andando Deseando verse allí,
Se ha de estar siempre diciendo Tras reyes devaneando Las cabezas derribadas,
Que aun hay algo que cumplir; En vivienda peregrina, Uno á otro cabe sí
De manera Cada dia enfardelando, Con rencor
Que do quiera y como quiera, Porque siempre se camina Mas mirad otro primor,
La mas dulce servitud Sin reposo, Que al principio aun habrá alguno
Desasosiega y altera Y el que del es deseoso Que os muestre y tenga amor,
Y es causa de inquietud Y quieto de natura, Y andando el tiempo, ninguno,
Y amargura; Ved si le será sabroso Aunque deis
Y el que descanso procura No tener parte segura Por cuanto tenéis,
ello

En corte, no piense habello ;


De aposento; Y bien merecido;
lo hayáis

Que mientra el servicio dura Pero ya que esté de asiento Vos tampoco no tenéis
Es imposible tenello La corte en algún lu;j¡ar, Amor á nadie cumplido
Ni lo espere Tampoco estará contento Ni de veras;
Quien tras reyes anduviere, El que piensa descansar, Que las artes y maneras
Porque ellos mismos aquí Porque luego De corte, cuando se entienden,
Mientra otro mundo no hubiere, Desaparece el sosiego, Van descubriendo manqueras
No lo tienen para sí.
Silencio y tranquilidad, Con que los hombres se ofenden,
Pues pensn Y suceden en juego el Y aborrecen
Que fallando libertad Estruendos por ciudad la Y así los que permanecen
,

Al (pie sirve y á su dueño, Y clamores En palacio luengamente'


Cualquiera prosperidad Tras los aposentadores, Mas estudian que enriquecen,
Debe tenerse por sueño Baraúndas, turbaciones, En huir de inconveniente
Y se olvida, Alborotos y rumores, Y mirar
Pues la libertad perdida Voces, gritos y quistiones De quién se deben guardar,
Y el trabajo, aunque se acierte, Y ruidos, Sabiendo haber enemigos
,
Anda en cuenta con la vida, Alharacas y alaridos, Con quien han de conversar,
Y el descanso con la muerte. Y otras molestias y penas Y que aquellos son testigos
Y bullicios desabridos, Avisados
LUCRECIO. Que andan dellos rodeados
De que andan las plazas llenas,
No creyera Y encontrones Y que el tiempo y seso apenas
Señor Prudencio, que hubiera Por las calles y cantones, Bastan para estar guardados
En la vivienda de corle Que no podéis excusado, De las maldades ajenas;
Tantos duelos, ni que fuera Embarazos y empujones, Pues verdad
Tan sin placer y deporte, Y aun pernadas de caballo, Verdadera caridad
Como entiendo Noche y dia En pocos vi que cupiese
De lo que mostráis diciendo Y en lugar de policía, Salvo con necesidad
, ; , , ; , ; , ,; , , ,, , ; , , , ,

OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN.— LIBRO TERCERO. 231

O con polvo de interese; Y sentidos, Sus extremos,


Con que muchos doloridos Sino que allí padecemos
De lo cual
Traen bazos hinchados
los Hambre, sed cansancio y frió,
La causa mas esencial
,

la falta desvirtúe!;
Y los livianospodridos Y duelos mas que podemos
Es
Y los hilados dañados. Del invierno y del estío,
Pero también sale el mal
De sobra de ingratitud Y pobrezas,
LUCRECIO.
Pesadumbres y gravezas,
Que buscada,
Tantas cosas me decis Odios y persecuciones,
Será do quiera bailada;
Señor Prudencio, por ciertas, Disfavores y tristezas,
Pero la corte, á mi ver,
Que no solomo rendís Enojos y tentaciones,
Es la mas cierta posada
A meterme por las puertas Y oíros tales
Que se le puede saber;
Del creer, Inconvenientes y males
Do veréis
Pero para aborrecer Que sin fin contar podría
No pocos á quien habréis
Toda vida cortesana, De que las corles reales
flecho servicios sin cuento,
Y serle , sin la saber, Andan llenas todavía;
En quien después bailaréis
Muy poco agradecimiento Como á religión profana, Mas notad
Enemigo. Que muchos, á la verdad,
O n'ingUUO.
yo de alguno,
PRUDENCIO. Sufren miseria importuna
Ya diría
Y aun de muchos que allí vi Pues creed me por testigo, So color de libertad,

Especialmente de uno Lucrecio, sin duda alguna; No teniendo allí ninguna


Que todo cuanto aquí digo Conocida
A quien fielmente serví
Y ayudé, No es de treinta parles una Y porque no hay quien les pida
Cuenta de la vida ociosa,
¿las yo lo que del saqué De los males
Al cabo de la jornada Continuos y generales Ocupada y consumida
Fué malquerencia sin fe Que á cada paso se ofrecen En holganza trabajosa
Y enemistad declarada (2). Y trabajos desiguales
De do mana
Que en la corle se padecen Otra costumbre muy vana,
LUCRECIO. Que es darse á conversaciones
Con dolor
Siendo eso Livianas, dono se gana
La cual sin duda es mejor
Verdad seguu del proceso
,
Sino inútiles pasiones
Para de lejos oilla
De vuestra Velación siento, Muy pesadas
Por vía de relator,
Yo-conozco y lo confieso Y aficiones excusadas
Que para vella y seguilla
Ser necio mi pensamiento, Para mayor perdimiento,'
Ni guslalla
Mayormente, Por accidente tomadas,
Y sin entrar en batalla,-
Pues se usa y se consiente Y fundadas en el viento.
Saber lo que pasa en ella
Que ingralitudprevalezca,
Que para experimentaba LUCRECIO.
Que no hay vicio entre la gente
Con engaños y querella Desa suerte
Que mas a Dios aborrezca
En la cual Peor que la misma muerte
Ni pecado
El que no tiene caudal Es la vida cortesana,
Claramente castigado
Ni favor está obligado; Pues al cabo se convierte
En el viejo Testamento
Y el que vale es por lo tal En una locura vana;
Con mas rigor y cuidado
Perseguido y odiado, Y seria
Que desagradecimiento.
Sin p Aun mas locura la mía
PRUDENCIO. Excusalí y viene á ser
>, Si lo que antes que os oyese;
Con razón. Que ni el pobre mantenerse Como ignorante ,
quería,
Pues demás desa pasión Ni alcanzar para comer, A sabiendas lo hiciese,
Del estilo, orden y trato Ni el rico puede valerse, Sin estar
De la corte, hay un montón Con tormentos Muv seguro de ganar ;

De otras cosas buen barato, Que les dan los pensamientos; Y tengo por dicha buena
Do quien vive Y asi, viven afligidos, El poder escarmentar
Es causa que se cautive Y son pocos los contentos Con tiempo en cabeza ajena;
En ellas muya la clara, Y muchos los aborrecidos bien que veo
Como en sus Cartas lo escribe Con pasión , Cosas que pide el deseo,
Fray Antonio de Guevara ; Y es la causa la ambición No yendo por otras \ias
Que á su cuenta Con que lodos van á dar Sin grandísimo rodeo,
Son ocho que andan en venta A enderezar su jntencion Cómo vengan á ser mias.
En corte, do se platican , De privanzas y medrar; PRUDENCIO.
Y sin empacho y afrenta Y así es
Se pregonan y predican Que muchos mueven los pies Mucho importa
Por verdades Por ganar de cualquier modo, Al hombre, si se aconhprta
Mentiras y falsedades, Y al fin uno ó dos ó tres De con poco contentarse,
Nuevas vanas y fingidas, Lo vienen á mandar todo Porque en esta vida corta
Engañosas amistades En montón No [niede todo gozarse
Hombres y hembras perdidas, Por do digo en conclusión A la larga
Y muy linas Que la corte y sus cuidados Antes á veces la carga
Invidias allí continas No es buena "de condición De bieneses desabrida,
Y malicias redobladas, Sino páralos privados Y se siente mas amarga
Palabras locas malinas Favoridos, Al tiempo de la partida.
Y esperanzas engañadas; Que con los brazos tendidos LUCRECIO.
Y con estas Recogen los frutos della,
Andan también muy compuestas Y mancebos alordidos Pues ¿por qué
Otras dolencias y males Que no saben entenuella Con tanto cuidado y fe
Unas pesadas, molestas Ni entendida, Buscan los hombres riqueza?
Y mas espirituales Saben tomalle medida prudencio.
Y perfelas, Ni liento en ninguna cosa.
Iras , zizañas secretas, Es verdad pues que la vida Por Dios Lucrecio, no
, sé,

Odios, bandos competencias, muy sabrosa, Sino por una simpleza


,
De palacio es
Que enclavan como saetas Descansada, De gozar
Las almas y las conciencias Apacible y concertada En esle mundo, y dejar
Teniendo deíla noticia, A los hijos cuando mueren,
(2) Algunas ediciones dicen: Para que siendo gastada
,
Por lo cual suelen llegar
Y enemistad de callada. Nos pongan mucha codicia A no saber lo que quieren,
, ; , ,,;;, ; , , , , ;
, , , ,, , ,

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Y sufrir Que por ver, Por falta de buen metal
Trabajos hasta morir Y por probar y saber, No sale sino fruslera.
Tras los reyes y señores, Buscan la corte de veras De la cual, cual es ó fuere,
Por alcanzar con servir En quien pueden escoger Vuestra real majestad
Sus mercedes y favores Los príncipes como en peras. Tomará si le pluguiere
,

Señoríos No lo que yo mal dijere,


LUCRECIO.
Y bienes con que baldíos Mas mi buena voluntad;
Pues así
Sus hijos tomen placer. Y con ella le suplico
Es, y no me cumple á mí
La tal profesión de vida, Me dé favor, porque quiero
Según habéis dicho aquí, Ser, por lo que aqui publico,
Yo por dejar mios á los
Mas pobre y no lisonjero,
No querría padecer Y yo la tengo entendida , .

Como veis, Que no lisonjero y rico.


Un nial dia;
Suplicóos, Señor, miréis Tachas de principe; son
Mas por propia causa mia
Y mejorar mi partido, Por otra que mas convenga Comunes, cual inas,cua! menos,
Cualquier afán tomaría Y cerca de ella me deis Guiarse por afición
Por ser del Rey bien querido Buen consejo á que me atenga. En la paga y galardón
Y privado. De los malos y los buenos;
PRUDENCIO. Y también no se doler
PRUDENCIO. A la llana De mal ajeno de alguno
Ya os he dicho ser estado, Harélo de buena gana De quien quiera carecer,
Por una parte pomposo, Lucrecio, por complaceros Ni acordarse de ninguno
Rico, soberbio y honrado, Yolveréis acá mañana, No le habiendo menester.
Y por otra peligroso; Y habré de satisfaceros. Oirás faltas hallaría,
Por lo cual Según este mundo es
Yo para mí en especial De que decir se podría;
No querría antes me temo
, Mas para la intención mía
Que el Rey me quisiese mal, CONSILÍATORIA Bastan solas estas lies ;

Pero ni bien en extremo; Y de ellas á los présenles


Porque amor AL REY DE ROMANOS DON FERNANDO. Príncipes y á los que fueron
Es muy grave engañador, En el trato de las gentes
Y así lo son , so sus leyes, Sacra católica real majestad De mu- :
Se siguen y se siguieron
Las privanzas y favor
chas trovas que en diversos tiempos
Muy grandes inconvenientes;
De los príncipes y reyes Porque ya por la primera,
Y el saber he hecho , ninguna he presentado á
Que es el dar sin discreción
Es pudiendo no los ver, vuestra majestad por ser ejercicio de A cualquiera y como
, ,
quiera
Honrarlos sin conocellos tan poca estima y no digno de hacer- ISs que ofende en gran manera
Y teniendo de comer, se cuenta del; agora, por emendar lo La justicia y la razón.
No tener parle con ellos Allende que es cosa fea
Porque al precio
pasado, me
ha parecido ofrecer á vues-
Ante Dios, y muy gran vicio,
Que lo dan pensad ser necio tra majestad la presente obrecilla que
, Que donde el hombre se emplea,
Ll que mucho lo poríia aquí va, hecha después que entró el Siendo igual el buen servicio,
Y si me
creéis, Lucrecio, año nuevo, con el regocijo dé!. Suplico Ll galardón no lo sea.
Buscaldo por otra vía
á vuestra majestad la reciba con su Mas los reyes sin mirar
,
Cual quisierdes , :

acostumbrada gracia y benignidad , y A unos dan cuanto quieren,


Que siendo los años verdes, O se lo dejan tomar,
Podéis hallarlo de espacio no juzgue ni condene mi seso por hacer
Y á otros dejan estar
Y huid mientras pudierdes coplas; que an'cs de industria le ocu- Ilasia que de hambre mueren;
De la prisión de palacio. po en ellas, por no acabarle de perder Y en este tan mal partido
LUCRECIO. con el enhado de tan larga enfermedad Queda el príncipe engañado,
Así espero De ambas partes ofendido
y ocio trabajoso. Y si vuestra majestad, ,

Hacerlo, Señor; mas quiero Del rico menospreciado


mientra esta dura , quisiere emplearme
Avisar que esta consulta Y del pobre aborrecido.
Quede, cuanto á lo primero en este ejercicio, aunque sea poco á
Y desta desigualdad
Entre nosotros oculta propósito de sus cuidados, mándeme
Viene el servicio á ser duro,
Solos dos, dar argumento de su intención, por-
el Hecho sin fidelidad,
Y el tercero será
Dios
que sirva de algo durante el tiempo Que es por la necesidad
Porque la gente no entienda Y por interese puro
El mal que me decis vos desla prisión en que estoy, donde no ;

Y los buenos servidores


De la corte y su vivienda, puedo ser de provecho para otra cosa;
Se convierten en tiranos.
Ni do quiera y junto con esto, me dé vuestra majes- Viendo que con sus señores
Sepan la triste manera tad por libre y dcsculpado de la li- Les han de valer las manos
Del proceder y vivir
viandad de hacer esto, en tanto que no Mas que virtud y primores.
Que no habrá después quien quiera
Ir á palacio á servir loestoy de la persona para ocuparme La cual falta de cordura
De su grado, en otro oficio de mas importancia en A muchos reyes pasados
Y vos quedaréis culpado servicio de vuestra majestad , cuya muy Causó vida mal segura,
De los príncipes por ello. Y les puso en aventura
altay esclarecida persona, etc. DeVie-
Las honras y los estados
na, á ocho de enero de quinientos y Según se puede probar
Careced deste cuidado, cuarenta y un años. Por ejemplos evidentes,
Que no hay por qué tenello, Mas que podemos con tai-
Si pensar CONSILÍATORIA. De príncipes excelentes
Que mientras durare el mar Y muy dignos de notar.
Los peces han de ser pocos, Mientras voy en seguimiento Pero baste el rey don Juan,
Ni en tierra podrá faltar Desla salud fugitiva Que es persona conocida ,

Copia de necios y locos Por desmentir mi tormento El cual por este desmán
De opinión Busca el triste pensamiento En contiendas y en afán
Que con codicia y pasión Alguna cosa que escriba; Consumió toda la vida ;
Se van iras el apetito; Mas la memoria grosera Y don Enrique el postrero,
De que, según Salomón, Y el juicio está ya tal, Su hijo, que sucedió,
Es el número infinito, Que de la pobre minera, Que por dador mal granjero
, ,! ; , , ;, , ,

OBRAS MORALES Y DE REL1GION.-L1DR0 TERCERO. 233


Como necio so perdió, Aunque sea su pariente, Tienen los principes tales
Siendo rey sabio primero. Porque á nadie quieren bien. De alguno necesidad.
Demás desto, ¿quién exenta Mas en esto también ellos Mediante la cual se miden
A ningún rey y señor No viven muy engañados Con él en todo lugar,
De haber de dar a Dios cuenta Con quien sabe conocellos ;
Y le buscan y le piden,
De su casa y de su renta LO mismo hacen aquellos Y aunque el quiera que le olviden,
Como cualquier labrador? De quien van mas rodeados ;
No le quieren olvidar ;

Y de CÍUCO talentos
los Y por el mismo rasero Antes á fuer de quien ama,
,

Que Evangelio les carga,


i'l Son Medidos en Medina, No le dejan hora cierta
¿Quién allá los hará exentos Do precian mas el trapero, Ni en la mesa ni en la cama;
He dar la cuenta tan larga A fuer de la Florentina, Que ya luego está á la puerta
Como los mas avarientos? Las bolas que al escudero. El porteroque los llama.
Acá por ser descuidados Por tanto, si bien queremos Mas esta buena ventura
Fu cosa (pie tanto va Considerar nuestro estado Que á muchos hombres aplace,
Son del mundo importunados, Los que bajo lo leñemos, No es de juro ni segura
Y serán después juzgados En algo le hallaremos Pues no dura mas que dura
Por ello mismo acullá ;
De reyes aventajado La causa por que se hace :

Adonde como pecado Porque á lo menos gozamos Que en aquel misino momento
No digno de perdonar De los frutos de amistad Que esta pasa, va con ella
Ha de ser lo aquí mal dado, De aquellos á quien amamos, Aquel soplillo de viento,
Y lo dejado de dar Y del amor y verdad Y se vuelve en mas querella
Igualmente examinado. De los con quien lo tratamos. El mayor contentamiento.
Oh gran bien si se ordenase
¡ ,
Mas todo nuestro' gozar Por lo cual los servidores
Que ningún príncipe diese, Y toda nuestra ventaja, Que saben destos nublados,
P\va que dando ganase La ceguedad de! reinar Procuran por sus primores
Al que se lo demandase, Y dulzura de mandar De tener á sus señores
SiTio al que lo mereciese No lo eslima en una paja ;
Coutino necesitados,
porque la liberalidad Que cuando bien lo buscares, Y huelgan de su pobreza
No hecha según justicia Por do quiera que quisieres, Porque aquella es su abundancia,
No es franqueza ni bondad , Será mucho si hallares Su baje/.a es su grandeza,
Sino causa de avaricia Rey que por nuestros placeres Su pérdida es su ganancia,
Y muestra de liviandad. Quiera trocar-sus pesares. Y su falla es su riqueza.
'
De donde se sigue y viene De do nace que, cercados Eslo es tras lo que van
Kl otro yerro segundo, De mil trabajos y llenos Estos lobos tragadores,
Que el tal príncipe no tiene, De sus duelos y cuidados, Porque, según el refrán,
Si acaso no le conviene , los vemos tan apartados A rio vuelto teman
Compasión de hombre del mundo, De pensar en los ajenos ; Ganancia los pescadores;
Ni usa de caridad Y así se les endurece Y á esta causa el rey debria,
Con aquel que la merece, El corazón de metal, Por huir tal embara/.o,
Ni sabe que es piedad, Y el sentido se adormece No dar por ninguna vía
Y siendo humano carece , Para no sentir el mal Jamás á torcer el brazo
De la misma humanidad. Del prójimo que padece. Sino do virtud le guia.
De suerte que el mas pulido Y la caridad preciosa, «.Gran bajeza y poquedad
Y sabio servidor üel, Paciente, benigna y rica, Es de un rey ó emperador,
De su presencia partido One suele, de piadosa, Por propia comodidad,
Luego se pone en olvido, Sufrir y dar toda cosa, Abatir su autoridad
Y no hay mas memoria del. Como san Pablo predica, A ningún otro señor ;

Pues ¿qué si muere el cuitado Está dellOS tan ajena , Cuanto mas á los menores,
Que no se espera ver mas? Que aunque quieran esforzarse Personas viles, soeces,
Aunque haya sido privad©, > tener la intención buena, Perversos y robadores
Ya para siempre jamás No pueden apiadarse Según vemos muchas veces
Queda del libro borrado. De ajeno daño ni pena. Hacerse con mil traidores ;

Y en este caso á mi ver, , Escríbese de un señor, Y darse grandes estados,


Por no perder el favor, Desto que quiero decir. Oficios, grandes mercedes,
Por ventaja tengo ser Que habiéndole un servidor Dignidades, obispados,
El hombre quizá mujer, Servido con mucho amor A hombres falsos, malvados,
O truhán ó cazador, Un gran tiempo sin pedir, Mas dignos de dos paredes;
Caballo, perro ó halcón, Por una merced ligera Y hacerse en conclusión
Y otros lales extremos Que le pidió finalmente, Por la privada salud
Según fuere la afición Como si nunca le viera, Lo que nunca por razón,
Del príncipe que tenemos, Con turbado continente Por méritos ni virtud
Y según su inclinación. Le preguntó cuyo era. Vernia en ejecución.
lías no por eso las gentes Ved qué memoria tan fina Mas puede ya tanto el vicio

Deben culpará los reyes La de Claudio, emperador, Con esto, que aunque del daño
Que en esto son negligentes, Que habiendo por Agripnia Tengan los reyes indicio,
Pues con sus mismos parientes Hecho malar con rigor Lo reciben por s&jjvicio,
Usan de las mismas leyes A su mujer Mesaliua ,
Aunque es manifiesto engaño;
Con los cuales para par Asentándose otro dia Y así se dejan vencer,
Tienen la memoria muerta Según costumbre, á comer, Que aunque saben que son malos,
Para nunca se acordar, Sin mirar lo que decia, Se les quieren someter,
Si acaso no los despierta Preguntó por su mujer, Y los hacen mil regalos
Ocasión particular. Como otras veces solia. • Cuando los han menester.
Y mirando estos errores Al revés de tal olv.ido Dióse la muerte Catón
El vulgo como testigo, Entra el tercero. pecado. Por no mostrar que tenia
Dice bien que los mayores Que es, por contrario partido ,
Necesidad de perdón,
Reyes y grandes señores Con otros que habréis oído ,
Ni venir en posesión
No tienen deudo ni amigo, Acuerdo demasiado, De César, que lo seguía ,
Ni apenas hombre de quien Cuando por utilidad Y Cleopatra, mujer,
Se lien seguramente Como hombres interesales, También usó de su mano
Sin lisonja ui desden, Por antojo ó voluntad, Por no dejarse torcer
, ; ,, ; ; , , ,

23 1 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
De César Oclaviano, Finalmente, en lo poblado, Pues do estáis
Ni meterse en su poder. Desde el uno al otro norte, Y por do quiera que vais
A la persona real Reino, palacio ni corte Os es fuerza siempre verme
Cosa parece muy fea Donde no la haya buscado. Y dejar de conocerme
No ser con lodos igual, Con diligencia sagaz No es posible aunque queráis.
Y mostrarse interesal He dado vuelta á la tierra »Yos me habéis visto mil veces
Por ningún cuenlo que sea Entre la gente de guerra Entre reyes y señores
Y su muy gran dignidad Y entre la gente de paz. Y papas y emperadores,
Les debe poner vergüenza Vn correo Y prelados y jueces
De que en magnanimidad Soy hecho en este deseo Palacianos,
Olio ninguno los venza Por la tierra y por la mar Soldados y ciudadanos,
De no tanta calidad. Oyóla en cada lugar, Hidalgos y caballeros,
Que á veces entre estos tales, Mas en ninguno la veo. Aunque, por serme groseros,
So las ropos de labores Buscóla por los caminos, No me curo de villanos.
Se bailan viles metales, Por las callesy cantones, «Siempre me tenéis presento
Y debajo de sayales En las casas y mesones, Por testigo y por ejemplo,
Ánimos de emperadores-; Entre amigos y vecinos En la calle y en el templo,
Que la gracia y gentileza Y parientes, Y en palacio especialmente.
Del ánimo liberal Por las plazas, por las puentes, Paniaguada
No consiste en la grandeza En las iglesias y altares, Soy de muchos, y criada,
Del estado temporal, Y por todos los lugares Y vos me habéis conocido
Sino en la propia proeza. Donde hay concurso de gentes. En mil partes do he servido;
Lo cual si quieren tener Las mesas también busqué Y dentro en vuestra posada.
Los reyes do debe estar, Do suele ser convidada, «Suelo ser familiar
Debrian no anteponer Y tampoco hallé nada ^ De personas principales,
Su provecho y su placer A que pueda darse fe, Y acerca de cardenales
Al bien común, y guardar Ni pensado. Tengo infinito lugar.
Que no se ofenda 6 condene Buscóla á p¡é y á caballo, Mis primores
El nombre que Dios les dio, Pregunto acá y acullá ; A nuncios y embajadores
Y si necesidad viene, Todos dicen «aquí está » ,
Hacen siempre compañía,
No mirar la suya no, , Mas, en fin, yo no lo hallo. Y la santa clerecía
Mas la que delíos se tiene. Fuíme á Boma, en conclusión, Se huelga con mis amores.
Y no consentir entrar Por estar allí la silla; «Soy amorosa y afable ,

Avaricia en sus confines, Remitiéronme a Castilla, Dulce, blanca, halagüeña,


Ni por su particular Do tiene su habitación Alegre, mansa, risueña,
Interese halagar , Natural ; Apacible y amigable.
Ni someterse á ruines; Hice allí muy principal Las entradas
Y huir del lisonjero, Pesquisa desla doncella, Con esto tengo ganadas
Y no gustar de su miel Y no pude saber della Aun en casas de tiranos;
Y abrazar al verdadero, Mas de la voz general. Muchas veces beso manos
Aunque no pretenda del Viendo pues que no hallaba Que querría ver cortadas.
Utilidad ni dinero. Por ajena relación «Encubriendo la malicia,
Contra los tres que aquí reza Ninguna cierta razón Uso de benevolencia
Esta trova, á lo que alcanza, De quien tanto deseaba De requiebro y reverencia,
Hay cuatro de mas firmeza, Conocer, De regalo y de caricia
Justicia con fortaleza Tomé nuevo parecer, Y humildad.
Y prudencia con templanza; A dar voces en el viento, Por ganar la voluntad
Y estas pueden dar Vitoria En demanda y seguimiento Ajena fuerzo la mia,
Al rey que las llega á sí, Desla tan linda mujer. Muestro gesto de alegría,
Con que de dulce memoria Y dije «¿A dó os habéis ido,
:
Y Dios sabe la verdad.
Le quede derecho aquí, Cortesía, á retirar, «Saludo por cumplimiento
Y acullá de eterna gloria. Que os oye el hombre chillar, Al que encuentro acá y allá,
Ya no sé mas que decir, Y no os hallamos el nido ? Y acompaño al que se va ,

Mas dijera si supiera ;


No se os cree, Por dejar su pensamiento
Lo dicho podrá servir Y pienso, según se lee Sin querella.
De dar causa de reir (Perdonad si en ello peco), Soy una simple doncella
A quien dello burlar quiera. Que vois sois la voz del eco, Al parecer, y muy llana;
A lo cual echando el sello, Que se oye y no se vee. Rióme de buena gana,
Pongo silencio a la boca, «Si es asi que no se puede Y algunas veces sin ella.
Y de lo que querello
si
Ver vuestra cara hermosa, «Uso mucho de alabanza
A alguno algo le loca , Bespondedme alguna cosa En mis palabras compuestas,
No deje de ver en ello. Con que mi corazón quede Y siempre van mis respuestas
En sosiego. » Llenas de buena crianza
Respondióme una voz luego, Y de amor.
A LA CORTESÍA. Que me dijo « Amigo mío , :
-
A todos presto favor
Pues decis tal desvarío, Y procuro dé agradar;
Al sonido de la fama, Por cierto venis muy ciego. Hacer honra y contentar
De oídas enamorado, «Ciego de vuestros antojos, Al pequeño y al mayor.
Puse todo mi cuidado Pues preguntáis y no veis «Bien que hago diferencia
En la busca de una dama Lo que conlino tenéis De las personas y estados;
De valía Delante de vuestros ojos. Que á los ricos y privados
Que se llama Cortesía, Igualar Trato con mas aparencia
De lodo el mundo bienquista, Os podréis y comparar De afición;
Pero de ninguno vista Al que yendo cabalgando Y según la condición
Jamás de noche ni día. En no mirando
la niula , , Del estado de l;is gentes
Hela buscado en España, Dizque la andaba á buscar. 'tengo bocas diferentes,
Francia, Dalia, Esclavonia, «Semejante bebería Con que doy salisfacion.
Flándes, Polonia y Hungiía, Gran vergüenza oses, hermano, «Soy natural de Medina,
Inglaterra y Alemana Que, siendo vos cortesano, Triada en Valladolid,
No he dejado, No sepáis qué es cortesía, líe platicadoen Madrid
; — ,; , , ; ,, , ; ; , , ,, , —
OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN.— LIBRO TERCERO. m
Cortés prudente, leal, Locuras son, ámi ver.
Y on Toledo á la contina ,

De pasada. Y sabrosa en demasía Que se fundan en hacer


Tengo líalos en Granada Y excelente; Ceremonias excusadas.
Y en loda la Andalucía , Pero viendo claramente Qué mas vano
;.

Mas fuíme por mejoría Que vos con vuestros errores l'so y estilo profano

A Roma á ser coronada. A lodos dais sinsabores, Que, sin haber para qué
Hallo que el nómbrenos miente. Me hagáis estar en pié
»De morada permanente Con el bonete en la mano,
No lengo cierto lugar. »No niego que alguna vez
Porque me conviene eslar Cuando vais bien corregida, »Y que muriendo de frió,
En lodos continuamente; No merezcáis ser tenida Cuando he menester pellejas
Mas diría En mucho valor y prez Desabrigue mis orejas
Que resido todavía Por tal don ;
Por cumplir un desvarío
Mas en la corte romana, Mas suele vuestra razón Inventado
Y por ser tan cortesana Perderse porque tropieza, Por algún desvariado,
Soy llamada cortesía. Descubriendo la cabeza Cuando primero se usó,
Y cubriendo el corazón. que el tiempo lo mostró.
«Sea mucho enhorabuena
h Porque por la mayor parle
Que es también desvariado?
(Dije yo), señora dama;
pero quien tal nombre os llama Son vuestras mercaderías »M is, ya que sois curiosa
Seria digno de pena Trampas » lisonjerías De cerimonias loquillas,
por errado; Por necesidad ó arle Fuera bien conslituillas
Y sesii" !o confesado Fabricadas, En otra suerte de cosa
Por vuestra boca. Señora, Las mas de ellas aforradas Sin despecho:
Yo quedo burlado agora, De simplezas y de engaño; Poner la mano en el pecho
Y vengo descaminado. De do resulta "mas daño O hacer oirá señal
Que de quedarse calladas. Do no nos viniese mal,
»Mi congoja de buscaros
«Mas ya que engaño ninguno Pues no nos viene provecho.
Muy peor eslá que estaba, ,

Porque mientra no os hallaba, En vuestro trato no haya, » Pecáis en que vanamente

Esperaba de hallaros; No han ninguno que no cava El tiempo hacéis perder


Mas hallada , En pecado de importuno En hablar y responder,
He hallado no ser nada Y pesado; Y sembráis entre la gente
Lo que de vos esperé; Poique no siendo templado Liviandades.
Sé que no conseguiré A saber tener templanza, Quitaisnos las libertades
El lin desta mi jornada. Sobra de buena crianza Con vuestros pesados modos.
»No sois vos la que quería Le hace ser mal criado. Y manan de vos á lodos
,

Engañado oslaba yo; «Deseando ser cumplida, Cien mil incomodidades.


Por el nombre se engañó No leñéis en ello tiento, «Buscad quien os aconseje,
Mi simpleza y fantasía. Y en lugar de cumplimiento ,
Porque os vais mucho de boca,
Mal recado # Soléis ser descomedida Y sobre tocar en loca,
Hallo de lo deseado , Y sobrada; Tocáis también en hereje
Con tanto fervor y gana Si me topáis de pasada, Y pagana
Yo venia acá por lana, Queréis sin necesidad Adoráis cada mañana
Y volveré trasquilado. Y contra mi voluntad Al hombre, que es criatura,
»Por las señas que me dais Ir conmigo á mi posada. Y no os curáis por ventura
De Dios en una semana.
De vos misma no sois vos , «Voy por mi calle seguro,
Lo que busco, ó vos sois dos, Salisme vos al atajo »A lodos hacéis favores,
Que dos figuras tomáis A darme nuevo trabajo Como mujer del partido
Cautelosas; Cuando menos lo procuro Por lo cual habéis venido
Porque todas esas cosas T¡¡ lodigo En manos de robadores;
Con que pensáis alabaros, En parte me sois testigo Por tal via,
Efetos licúen muy claros Do no son menester dos; Que cuando su robería
De pesadas y enojosas. Y yo por cumplir con vos Ya vienen á ejecutar,
• » Las cuales á mí no son
Dejo de cumplir cqmigo. Al que van á saltear
Cosa nueva-ni escondida, » quien no os llama,
Visitáis á Dicen : —Haced cortesía.

Pues he pasado la vida Y aun quien con vos le "pesa


á ; «Del mismo modo
se mido
Entre su conversación Dais molestiasen la mesa, También lo de las mujeres,
Importuna Y aun á veces en la cama; Pues lo que toca á placeres
Y de todas, una á una. No hay lugar Por vuestro nombre se pide
Si su nombre les ponéis, Donde dejándoos entrar, Y platica;
Con el vuestro hallaréis Sicomenzáis á argüir, Y pidiendo el que suplica
No conformarse ninguna. No huelguen veros salir, Cortesía á la señora
Pues siendo el efeto manco,
n O á lo menos acabar. Se entiende luego á la hora
Cosa de risa es el nombre, «Llegáis en nombre de paz, Lo que aquello significa.
Como cuando suele el hombre Y sois della estorbadora, «Sois doblada y mentirosa
Llamar al negro Juan Blanco. Y entre algunos á deshora Sobre vana y lisonjera
Y pensad Muy gran derrama, solaz Sobre enhadosa grosera-, ,

Que así el vuestro á la verdad Y placer. Sobre necia, maliciosa


Por cierta etimología, Donde tengo en qué entender Burladora;
Con mas razón se podría Allí vais á embarazarme, Y asi , Señora,
el título,
Llamar importunidad, A molerme y molestarme, Que ya gentes os dan
las ,

» Embarazo pesadumbre
,
Que no me puedo valer. Ls traeros por refrán
Estorbo, burla, graveza, «Cuando solo estar deseo De falsa y engañadora.
Necedad y gran simpleza, Me matáis con compañía, «Sois de casta de raposa
-Especie de servidumbre Y cuando yo la querría, En la disimulación.
Y de enhado; Ño os hallo dama ni os veo;, , Madre de la adulación,
Molestia, loco cuidado, Cuando os quiero Natural de la Ventosa
Obligación enojosa Por algún caso ligero Y Llerena
Y licencia trabajosa, Jamás os puedo hallar, Edificio sobre arena,
Trabajo bien excusado. Y venisme á importunar Engaño bien manifiesto,
»Yo pensé que cortesía Cuando menos os deseo. Y por eso dice el texto:
Era una cosa real, » Vuestras obras, bien miradas, —Cortesía Juan de Mena.—» ,
; ; ;, ,, ;, ;;
; ; , , , ; ;
, ; ,,

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
«Sois locura en que pecamos, Sin cubrirlo con silencio,
Amasada con falsía; DIALOGO Loque nos mandó Terencio
Por donde al que tras vos guia Del obsequio del amigo,
Falso corles le llamamos, ENTRE LA VERDAD Y LA LISONJA. Al cual pago
Cual él es Con caricia y con halago,
Dos haces con un envés Interlocutores. Porque, según se refiere,
Mostráis, y así no sois nada; Cual palabra te dijere ,
Y si sois, seréis llamada Adulación y Verdad. Un tal corazón te hago;
Cortesía descerlés. Sin tener
)) Habéis sido la inventora Otro fin ni parecer
ADULACIÓN.
De títulos excusados, Sino (pie vayan guiadas,
Superfluos, demasiados Si la lanza nome miente, Compuestas y fabricadas
Que crecen mas cada hora En estas mis romerías A agradar y complacer
Noveleros, Yo haré que en pocos dias Mis canciones
Tan altos, bravos y fieros, Se mejore y acreciente Y así con dulces razones,
,

Que no bastan los lenguajes Mi partido. Sin saber contradecir,


A hablar tantos linajes Muy bien tengo conocido Sé mejor persuadir
De vocablos lisonjeros. Este mundo y sus enveses, Que cincuenta Cicerones
«Entonces Roma reinaba
"
Y sé que á mis entremeses Lo que quiero,
Está todo sometido Y por estilo ligero,
En tiempo de su senado,
Cuando al cónsul mas honrado Y sujeto Do quiera que es menester,
Tú solamente llamaba Yo alcanzo bien el secreto Dar á lodos á entender
Mas después De los principes y reyes, Lo falso por verdadero;
Que vos metistes los pies Y entre sus fueros y leves De do mana
En vuestros títulos vanos También pongo
T
y entremeto Que todos tienen por sana
\ o las mias. La voluntad que publico
Euisles rencor de romanos
Y lodo dio de través. Mis blandas filosofías, Y á los que la comunico
Cubiertas con humildad, Me miran de buena gana.
»En el grado positivo
A cualquiera voluntad Mas aunque
Era costumbre hablar; Hallan senderos y vias
Ya no podemos usar Ya sepan como yo sé
Para entrar Ser lo que digo compuesto,
Sino del superlativo
A ganar y levantar Huelgan dello, aunque en el gesto
Con cualquiera. El corazón mas seguro
Estáis ya tan altanera
Den mueslras de no dar fe
Y hacerle, de muy duro, A mi ciencia,
En el hablar y escribir, Muy blando para gozar
Que la forma del decir La cual tiene esta excelencia,
De mi miel Que sabe y puede forzar
Ya mil leguas del que era.
Yo sé locar en el fiel A que se dejeengañar
»Con vuestra nueva hablilla Del sentido mas exento, Quien gusta de mi elocuencia
Habéis del todo lirado Y darle contentamiento Amorosa
El estilo, y desterrado Cuando bien se imprime en él Mas hay también otra cosa:
Ya la virtud de Castilla Mi dulzura Que no solo con hablar,
Sin honor; Ya sé que de su natura Pero á tiempos con callar,
Por aírenla y disfavor Cualquier hombre es ambicioso Me sé mostrar oficiosa;
Ya se tiene y se recibe De alabanza y deseoso Cuando veo
Si uno á otro acaso escribe
De regalo y de blandura Que con el que lisonjeo
Muy virtuoso señor. Y obediencia Es bien ir temporizando,
»Por engrandeceros vos Ya sé que tengo licencia Salgo tras él, y callando
Ensancháis fueros y leyes; Donde quiera de hablar Otorgo con su deseo
A los grandes hacéis reyes, Al favor del paladar Y lo apruebo.
Y á los reyes llamáis dios. Cuando me hallo en presencia Si él se mueve yo me muevo,
Sois dolencia De cualquiera; Y paróme si se para,
Que cuando estáis en presencia Yo alcanzo bien la manera Miróle siempre á la cara
De quien engañar queréis, De procurarme favor, Para saber lo que debo
Todos los miembros meléis Benevolencia y amor De hacer.
En negocio y en prudencia. Con mi dulce y placentera Lo que veo querer
le
* La cabeza se menea ,
Relación Es la leypor do me guio:
Inclinando las sus manos, Y con disimulación Si él se rie yo me rio,
Los ojos hacen caricias Dará entender á quien toca Y muestro mucho placer
Y la boca lisonjea; Que lo que dice mi boca Sin tenello;
Ocupadas Procede del corazón; Lo dicho, sin entendello,
Van en risa las quijadas, Con lo cual * Hago que lo entiendo y creo,
Las manos en el bonete, Hallo siempre en general, Y con alegre meneo
Los pies en el repiquete ¡No solamente
las puertas, Me regocijo con ello
be reverencias sobradas. Mas entrañas, abiertas
las Dulcemente
»Toda tenéis usurpada Del mas rico y principal Y por el consiguiente,
así,
La tierra con tiranía, Por do voy Si leveo triste y mustio
Y mi consejo seria Y tan agradable soy, Yo me entristezco y angustio
Que fuésedes desterrada, Que todo eJ mundo me quiere, Como quien recibe y siente
Y queos vais Se huelga conmigo y muere Gran tormento
A los montes, que buscáis, Por estar á do yo estoy, De su descontentamiento.
Hiperbóreos y Rífeos, Y me ama, Dice, digo; niega, niego;
Con vuestros locos deseos, Admite, allega y llama, Quiere, quiero; ruega, ruego,
i nunca jamás volváis.» Oye y escucha de grado, Y en todo con él consiento,
Y da lugar á su lado Muy pagada
En su casa y en su cama Y del lodo descuidada
Y en su mesa De disputar ni argüir,
Y me abraza y aun me besa, Sino de solo seguir
Pareciéndole hermosa, Lo que le place y agrada;
Porque nunca digo cosa Malo ó bueno.
De las que á ninguno pesa; Desta suerte tengo lleno
Guardo y sigo El mundo con mis amores,
En cuanto respondo y digo, Y papas y emperadores
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OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN.— LIBRO TERCERO. ::?


Me dan lugar en su sonó No pretendo ni demando Que entre las otras halló.
Con razón, Intereses ni favores, La primera dellas fué
Porque sigo la opinión Ni á los grandes ni menores El vino con sus efelos,
Del filósofo Epicuro, Voy por ellos granjeando , Que á los necios indiscretos
Y de Cenon no me curo Porque mi fin principal Fuerza y torna de su fe ;
Ni del áspero Catón, Es sentir del bien y el mal La segunda, tras la cual
Su secuaz; Lo que debo Fué la potencia real
Huelgo de vivir en paz Para lo cual no me muevo Soberana,
Y no tener competencia Por ganancia temporal. A quien toda fuerza humana
Ni de estar en diferencia Yo conozco mi valor, Se humilla por principal.
Por rebelde y pertinaz, Aunque de humilde lo callo; En el término tercero
Como aquella Lo bueno y lo malo hallo, Fué propuesta la mujer,
Loca áspera doncella
y Mas uso de lo mejor; Cuyo valor y poder
Desgraciada que allí viene, Por premio ni galardón Trae el hombre al retortero;
Con quien todo el mundo tiene Doy mi brazo á la pasión La cuarta luego fui yo,
Guerra, pesar y querella. A torcer; Que á quien bien me conoció
VERDAD. Tengo nombre de mujer Le parece
Ylos hechos de varón. Que lodo al cabo perece
Ensanto lugar nacida,
Soy como el oro enterrado Lo que á mí no se arrimó.
Y en virtudes la primera,
Segura voy por do quiera So la tierra, como muerto, Juntos pues á disputar
Al menos de ser vencida.
Que al fin siendo descubierto, Sobre las cuatro opiniones,
Maltratada puedo ser
Se halla limpio apurado; Hubo puntos y razones
Y metida al parecer Como la perla preciada Excelentes que nolar;
En prisión
Entre el cieno sepultada Mas al fin Zorobabel,
Pero no mi corazón, Y perdida, Varón fuerte , sabio y fiel,
Que no se puede vencer. Que sale clara y pulida Yo por guia,
Cuando viene á ser hallada. Respondió por parte mia,
Presa no pocas veces
Soy de los bravos tiranos Tal es la virtud real Y el campo quedó por él.
De ignorantes y livianos,
De mi natura divina , Entrar puedo pues en lid
Malos y falsos jueces. Que al fin se muestra mas fina Contra la contraria gente,
Desdichada y perseguida En su precioso metal Y así mi nombre es frecuente
De algunos aborrecida Y aunque á tiempos esté escura En los salmos de David ;
Por lo menos, Con doblada hermosura Y los que los leerán
Solamente de los buenos Resplandece Con justicia me verán
Abrazada y conocida. Cuando después aparece En concordia
David canta que salí
En su períeta figura. Y paz y misericordia,
Déla tierra en este suelo, Bien que como en esta vida Que siempre cabe mí estáiH
Y que miro desde el cielo Es muy varia toda cosa, De donde por el contrario,
,

La justicia sobre mi; Aunque á unos soy sabrosa La mentira y el engaño


De donde se da á entender A otros soy desabrida ;
Tienen, temiendo su daño,
Que se debe anteponer Unos se huelgan conmigo Mi nombre por adversario;
La justicia Y me loman por abrigo Sin mi, do quiera que estoy,
A todo el bien y codicia Cabe sí; No hay bien, porque yo lo soy
Qi^en el mundo puede haber. Oíros no curan de mi Esencial,
Ni me quieren por testigo. Y voy segura del mal
Yo, siguiendo esta partido
Y mandamiento divino, Mil hay que quieren que huya Por donde quiera que voy.
Procedo por el camino Lejos de su compañía, ADULACIÓN.
Enseñado y cometido No por culpa y falla mia, A mí se viene derecha
No siempre por el mas llano Sino por malicia suya.
Esta loca maliciosa
Ni por el mas á la mano Como enfermo que apetece Quiero dármele sabrosa
Del provecho, Y pide lo que le empece Por desmentir la sospecha
Sino por el mas derecho Y es vedado,
De su pecho.
Y á justicia mas cercano. Y su estómago dañado Por camino muy estrecho
Levante la mar sus olas, Lo que le sana aborrece; Va con tino y por nivel;
La tierra sus bravos vientos Así mi sana dotrina Mas haré del ladrón fiel
Muévanse los elementos Los apetitos embarga, Como otras veces he hecho ;

Contra mis fuerzas á solas, Y á las veces es amarga .


Y no en vano
Amenace disfavor Como toda medicina Ganar quiero por la mano,
De cualquier rey ó señor Mas á la fin el doliente, Hablándolc yo primero,
Poderoso Pasado aquel accidente Pues no me cuesta dinero,
Esté todo peligroso Que le ataja, Antes con ello lo gano
Y cubierto de temor; Reconoce la ventaja Donde está.
No haya esperanza de bien, De mi virtud excelente. ¿A qué vienes por acá?
Merced, galardón ni pago La cual tiene tanta fuerza Di, hermosa virgen.
De caricia ni halago, Do quiera que acuesta y mira, VERDAD.
Sino desprecio y desden Que destuerce la mentira
Desespere el esperar, Por mucho que ella se tuerza; Vengo áver qué haces tú
Porque lo que esta gobierna Peligrosa mujer.
Trueqúese por el pesar
El placer, No puede ser cosa eterna ADULACIÓN.
Aventúrese á perder Ni secreta; ¿Peligrosa?
Lo que se puede ganar; Sola yo soy la perfela, VERDAD.
Húndase el cielo si quiera, Inmortal y sempiterna. Peligrosa y muy dañosa,
Que yo no curo de nada, Por prueba de la cual cosa, Serpiente disimulada,
Porque estoy determinada Como el rey Darío quisiese Por defuera muy pintada,
De no torcer mi carrera Saber cuál de todas fuese Y dedentro ponzoñosa,
Ni dejar abiertamente La mas fuerte y poderosa, Falsa, infiel,
De decir lo que consiente Sus grandes sabios juntó Publicado ra de miel,
La razón, Y juntos, les preguntó Vendedora de venino;
Sin temer persecución Cuatro cosas, Donde pregonas buen vino,
Ni hallar inconveniente. Las mas fuertes y forzosas Vendes vinagre con hiél.
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£39 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


adulación; ¿Por qué no miras á mí\ El mas sabio se contrista
Tal ó cual Que con todos soy igual Y enmudece.
Ninguno me quiere mal, En amor? El placer desaparece,
Sino lú que sin razón
,
Con todos guardo un tenor Y se convierte en enojo;
Tomas comigo quistion De vivir por una ley ; Hacia mí se vuelve el ojo,
Y te muestras criminal, Tanto me doy por el rey Y se alegra y favorece
Impaciente; Como por el labrador. Con mis cuentos.
Persona tan excelente Bien has visto cuan atentos
Como tú no es bien ser brava Están á cuanto les digo;
Contra mí , que soy tu esclava Muy gran yerro Cómo me abrazan consigo,
Y te lie de ser obediente, Es, y digno de destierro, Y quedan de mí contentos
Estrechar nuestra licencia, Con amores,
VERDAD. Y no hacer diferencia Ora hable en sus loores
Buenas son, Entre la plata y el hierro; O cosas de su provecho
Si tal fuese el corazón, Y tratar Luego verás por su pecho
Tus palabras coloradas, A cualquiera en su lugar Correr diversos sabores
Y no fuesen desviadas Con caricias diferentes De alegría,
Tan lejos de tu intención Y á los grandes y potentes Oyendo mi melodía
Y conciencia. Con honra particular Con voluntad muy despierta,
Y gran celo; Y se están la boca abierta,
Pues sabemos que en el cielo Mirándome á mí la mia,
Tú, Señora, ten paciencia, Se guardan diversos grados Muy pagados;
Pues mis palabras y modos De méritos y de estados, Mas llegando tus enhados,
Sabes que son para lodos Cuanto mas acá en el suelo, Luego el geslo se les troca
Señal de benevolencia. Do conviene
;

Y en abriendo tú la boca,
Y aun diría Alque de suyo ño tiene Quedan mustios y añublados
Que por lev de cortesía Arrimarse al que es mas rico, Sin placer.
Debo ser cortés y blanda , Y valerse por su pico De mí se dejan querer.
Por una regla que manda Porque de hambre no pene Mostrando rostro risueño;
Saludar con alegría Y hacer, A ti te ponen elceño
Ser afable, Por el lin domas valer, Que apenas le pueden ver
Dulce, mansa y amigable, Cerimonias y regalos Ni mirar.
Mostrando gracioso gesto, A los buenos y a los malos Habrásme de perdonar
Y que en todo el mundo es esto Cuando los han menesleí Si me desmando á quien eres,
;
Natural y razonable
De los cuales. Porque veo que me quieres
Y alabado. Como sean principales Hacer hoy con lu hablar
VERDAD. En linaje estado y renta,
, Demasía ;

Y yo no llamo pecado Se debe hacer gran cuenta, Y también me da osadía


Ni culpóla gentileza Y obedecerlos por tales. Ver pobre á quien te platica;
Cuando va con la limpieza Que si fueses franca y rica,
Que conviene, y no aforrado Quizá no me atrevería.
De falsía. Yo no siento,
ADULACIÓN. En contrario de ese cuento,
Ni digo que los mayores I Aun comigo,
La culpa de eso no es mía, Se priven de sus honores Que con razón te persigo,
Sino de la misma gente, Y debido acatamiento Como quien soy no fuese,
si
Que se buelga extrañamente Pues es dada Pretendes el interese,
Con la tal hipocresía De Dios y muy encargada Que tengo por enemigo
Y humildad; La honra y autoridad- Natural?
Yo, viendo su voluntad De la superioridad Como tu fin principal
,
A mis caricias tan presta, Y debe ser acatada Con cuanto le has alabado,
Huyo de lo que amonesta Pero di, Vaya siempre enderezado
Tu grave severidad Ya que lo haces así, A provecho interesal
Enconada, Y los sirves y acompañas, Importuno,
Que por ser tan limitada ¿Por qué los burlas y engañas, Andando con cada uno
Con todos en esta vida No los diciendo de mí De falso, por engañarle,
Eres siempre aborrecida La mitad O al menos por enlabiarle,
,
De quien yo soy adorada. Pagando con falsedad Sin confesar á ninguno
El bien que de ellos procuras, Sus pecados;
Y dejándolos á escuras Antes le son alabados
Quien te adora Por negarles la verdad, De lí por embebécenos;
Esta claro que te ignora, Y servir Congraciándote con ellos
Y come tu rejalgar, De solamente mentir? Los traes embaucados
O que se deja engañar Y vendidos,
De tu lengua encantadora Trastocados los sentidos;
Alquilada. ¿Cómo quieres que la diga , Por no conocerle á lí
Pero, dime: si te agrada Que les es muy enemiga, Se desconocen á sí,
Eso con que al mundo aplaces, Y no la quieren oír Dejándolos adormidos
Sicomo dices lo haces Ni escuchar? Tu brevaje
De cortés y bien criada, Y debriaste de acordar, Eres del mismo linaje
Liberal, Por no andar comigo en puntas, De Morfeo, señor del sueño,
Y con gentil natural Que nos hemos vista juntas Que representa á su dueño
Tales dulzuras platicas. Ante reyes á la par, En muy diverso visaje
Por qué no las comunicas Y bien sabes, Y visiones.
A todos en general Aunque mas me desalabes, Los dineros que á montones
Igualmente? Que mientras mi voz les dura Se tocan con mano abierta ,

¿Por qué vas tan diferente Ninguno de se cura,


tí Cuando del sueño despierta
En tus tratos importunos? Y en ninguna parle cabes, Se le vuelven en carbones
Con otros muy negligente, De malquista; T
Y así, en sueños
Desea I, .
Y has visto que con mi vista Con tus dichos halagüeños
Inconstante parcial
, Cantan gloria y aleluya, Das á muchos á entender
Hoy aquí, mañana allí; Y en asomando la luya, Que es bien deberse tener
, ;
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OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN.— LIBRO TERCERO.


Por graneles siendo pequeños, Y de los muy principales Decia ser medicina
Y de astrosos, Muchos por tu causa han sido Excelente y delicada?
Se sueñan ser valerosos, Los que daño han recibido Si inpreempleas
Y de necios ignorantes, En sus oslados reales En obras torpes y feas
Sabios y muy elegantes, Y en su vida. Tu cuidado y las procuras.
,

De crueles, piadosos, También has sido homicida Del que en secreto murmuras,
Y de viles, De algunos emperadores Delante le lisonjeas
Generosos y gentiles* Y príncipes y señores Y engrandeces
Y de torpes negligentes, Por ser ilellos admitida Por su servicio te ofreces
Oliciosos y prudentes, Tu razón. (-011 la boca á mil trabajos,

Y de Tersiles, Aquíles De sn muy gran perficion Y al (pie roes los zancajos


'

Principales Derribaste el padre Adán; Levantas v favoreces


Se suenan los comunales, Tú robaste áRoboan, Y le allegas;
Y de malos y viciosos Hijo del rey Salomón, A los que burlas y niegas,
Se piensan ser virtuosos, De una vez Y detrás dellos blasfemas,
Y de escasos, liberales Lo mas del estado v prez Haces (leíanle zalemas
Aprobados; Que su padre le dejó, Y les suplicas y ruegas,
De cobardes, esforzados, Por tu consejo perdió Por mostrar
Muy honrados, de muy ruines; De doce parles las diez. Al que quieres adular
Lebreles siendo mastines, Tú mataste O por ventura vender,
Delus dichos contiados A Alejandro y le burlaste Que deseas su placer
Y dolientes. Cuando en Persia le dijiste Y tienes singular
le

Andas de gentes en gentes, Que era dios, y le vendiste Afición;


Corno-pública mujer, Cuando por Dios le adoraste. Y eres de la condición
para venderte y vender. Y así á Ñero De las que á sus namorados
Los que le son obedientes Gentil príncipe primero, Desean ver despojados
Y le creen Antes que le conociese, Del dinero y discreción.
Oyente, mas no te ven Tú le hiciste que fuese
ADULACIÓN.
Ni conocen á la clara, Después lobo carnicero.
Porque te afeitas la cara A cristianos Muy esquiva
Para que mas te deseen Con tus deportes livianos Te muestras y muy altiva
Con su daño. También has hecho la guerra; Con quien culpa no te tiene,
La falsa color del paño Muchos están so la tierra Y estas brava, de do viene
Les encubre tu malicia, Que murieron á lus manos Estar tan ejecutiva
Y fallándola noticia, Sin abrigo. Contra mí
Crece muy mas el engaño Por tomarte por testigo Y principalmente aquí
De creerte. Y creer lus embarazos Tú'jSeñora, me condenas
No los dejas conocerte Quedó sin armas y brazos Que hallo en bolsas ajenas
Con tus astucias malditas, Y se perdió el rey Rodrigo Lo que te niegan á ü
Poique jamas no le quilas Y otros ciento Justamente,
La máscara, para verle Que por abreviar no cuento; Porque eres tan impaciente,
Descubierta. Y en fin todos ó los mas, Tan amarga y enojosa
Defuera parece cierta Príncipes donde tú estás Que no te metes en cosa
Tu figura que convida ; Reciben gran detrimento- Do no se euhade ia gente
Pero dentro está escondida Y vaivenes !)e mirarte.
La ponzoña tras la puerta, En vidas, honras y bienes, Yo apenas me allego á parte
Y en lu seno, Con tus trampas y finezas, Donde no quepa y acierte ,

Que de abispas anda lleno, Falsedades y vilezas. Ni túdo huelguen de verte,


En vez de dulce panar, Con que vas y con que vienes Y menos de acariciarte;
Se halla al ti rejalgar,
1 1 Atentallos, Ni sé puerta
Y por miel venden veneno Movellos y halagallos Que para mi no eslé abierta;
Tus colmenas. Sirviendo muy diligente Mas á lí y á lus antojos
Tus canciones, de amor llenas, De pelillo solamente. Os dan con ella en los ojos
En desamor las acabas; No mas de por ehgañallos Por verle lan rostrituerta
Al que con la boca alabas, Por mil vias, Desabrida
Con el alma le condenas Usando chocarrerías En lin, soy reprehendida
Y sentencias. Y abatiéndote á mil cosas De ti con harto despecho
En solas las aparencias Muy torpes y vergonzosas, Porque busco mi provecho
Consiste tu devoción, Que tienes por granjerias Do lú quedas excluida ,

Y así tus ardides son Y sufriendo Y granjeo


Risicas y. reverencias Algunas veces, queriendo, Lo que me pide el deseo
Excusadas, Vituperios y baldones, Y no te canses en eso ,

.Requiebros y bonetadas, Bofetadas, repelones Porque yo te lo confieso


Por moslrai le muy curtes , Y otras injurias riendo Ser así, y en ello empleo
Besando manos y pies Muy contenta Yo mis días,
Que querrías ver corladas No teniendo por afrenta Y lú con tus braverías
Muy de veras. Humillarte á poquedades, Si un poco las olvidases
Con tus formas lisonjeras Bajezas y suciedades, Y una vez deslo gustases,
Turbas el entendimiento, Y fealdades cincuenta Las manos te comerías
Quitas el conocimiento, - Cada dia. Tras la fiesta
Los pensamientos alteras, Dime, ¿cómo te sabia Pero por mostrarle honesta
Que se van Entre lus lisonjerías Con todos tienes baraja
Tras tí, y en lugar de partí La saliva que comías Y si piensas ser ventaja,
Comen paja en tu pesebre; Que Dionisio escupía No me hagas otra que esía ;

Vendes el galo por liebre Gran tirano; Que la gloria


A los que orejas te dan ; Y cuando á Galba, romano, Yo te la dejo notoria
De tal son, Le mandabas que hiciese De guardar tu autoridad
Que de tu conversación Otro tanto, y (pie dijese Y que de la utilidad
Mana al mundo ceguedad Hallarse con ello sano , Me lleve yo la Vitoria;
Eres del enfermedad Y mezclada Cuanlo mas,
Y de reyes perdición; Con miel y confecionada Que en la honra, en que (ú estas
Délos cuales La saliva de Agripnia, Tan constante y tan fundada
; ; , , ,; ,, , ; , ; , ,

£10 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO,


De muchos me es á mi dada Y pulido Los tira de sus cabellos,' -

Que á ü le dejan atrás. Al viejo y al consumido, Puede mas que yo con eÜOS
Y luí ganado Y á la vieja mucho mas, •
La gentil necesidad
Con mi soso y mi cuidado, Los hago volver airas, Valedera,
No solamente riquezas, fiemozando en su sentido Que en poder es la primera
Mas honores y grandezas, Sus intentos. Con cualquier rey y señor;
A que lú nunca lias ga lo !!. Levanto los pensamientos Yo la segunda en favor,
Con mil partes; Y pongo orgullo á los hombres, Y lú apenas la tercera.
Y con mis agudas artos, Para que precien sus nombres
Que tú lauto vituperas, Y vivan de si contentos
Escalo yo las barreras Sin cuidado. Sino gano
Y rompo los baluartes Si esto llamas tú pecado, Con ese pueblo mundano
L)e tres suertes; Yo lo tengo por virtud, Lo que (ú ni soy mirada
,
,

Y por mas que desconciei les Porque en falla de salud, Yo quedo mejor pagada,
Mis ardides y conciertos ,
El consuelo es aprobado Pues me pago de uii muño,
Hallo los pasos abiertos Y es sentencia Y no espero
Y entradas de muchas suertes Loada que en la dolencia Que el rey ni el caballero
Por do quiera Sola la imaginación Me paguen como les place,
Pues me llamas lisonjera Engendra consolación, Que pocas veces se hace
Quiero serlo en mi favor, Obrando con su aparencia Con respeto verdadero.
Y pues siento mi valor, Mejoría; Siempre va
Bien es ser yo pregonera Y así, yo por esta via Lo mas de lo que se da
De mi ciencia. Cumplo con todas edades, Por los reyes y señores
Poder lauto mi prudencia, Y hago sus voluntados Mas por via de favores
Yaler lanío mi razón ,
Muy conformes á la mia, Que do la virtud está
Me confirma la opinión Y de lie ros Y enriquecen
Que tengo de miexceleí cia .
Leones torno corderos A muchos que no merecen
Que llorece Y todas suertes de genios Parecer entre las gentes,
Por mundo, y siempre crece
el Me son al fin obedientes, Y á otros bien merecientes
Con fruto de mil maneras Excepto los mesoneros, Dejan y desfavorecen
Lo cual, aunque lú no quieras, Con los cuales Y aun mas digo
Es claro que no carece Ya sé lú cuan poco vales Lo cual probaré contigo,
De misterios. Con tus asperezas duras, Que creyendo á lisonjeros,
Yo gobierno los imperios, Mas ni yo con mis blanduras A veces dan sus dineros
Y á tiempo los hago núos ,
Los hallo mas liberales. A quien les es enemigo.
Los reinos y señoríos Finalmente, Y tu aquí
Iglesias y monasterios, Dices que soy diligente No te ensalces por ahí
Y ciudades. .Con las gentes poderosas, Ni glorifiques por eso,
Muevo las comunidades Y me les humillo á cosas Porque yo te lo confieso,
Y en repúblicas ando ,
las Que la bondad no consiente, Y sé muy bien ser así
Y tengo voto y aun mando Algo hay deüo, Según quieres;
Entre sus parcialidades. Yo lo confieso y querello, Mas no por ello te alteres
No hay estado Porque á veces va sin gana Ni vistasde presunción
Ni lugar lan encerrado, Mas condición humana
la Pues por esa ocasión
ni
Donde hombres puedan entrar, Me fuerza para hacelio, Dejas tú de ser quien eres,
Que á mi virtud singular Porque trato Amenguada,
Le pueda ser reservado; Con pueblo bravo é ingrato, Como mosca que asentada
Ni linaje Prelados, príncipes, royes, En una mesa real,
De personas ni lenguaje Con quien, guardando ínis leyes, No pierfle su natural
Tan extraño y vizcaíno Es menester gran recalo De sucia desventurada.
A quien sea peregrino Y razones, Ni aunque crezcas
Mi reporte y mi mensaje. Halagos, inclinaciones En honraste ensoberbezcas
Mis primores Humildes para ganados, Pues te viene la ventura
A reyes y emperadores, Airadlos y amansallos, Mas por ajena locura
Papas, obispos, prelados, Como á tigres y leones Que porque lú lo merezcas,
Y en fin á todos estados No domados, Siendo tal;
Inclinan á sus favores Y pueden ser comparados Ni hagas mucho caudal
Naturales; A cualquier bravo animal Tampoco de ver tendida
Mas aunque son generales Cuando de su natural 'fu privanza y lu cabida
Mis grandes prerogativas, No son acaso inclinados Por el mundo en general.
Andan mas lisias y vivas A bondad. No se dora
En los palacios reales, Su locura y su maldad Con eslo ni se mejora
Bo me es dada Es menesler alaballa, Tu ruindad, antes ofende;
Propia natural morad:), O al menos disimulalla, Porque cuanto mas se extiende,
Como á la trucha en el agua, Y seguir su voluntad Tanto mas es pecadora.
Y do está la forja y fragua Tal cual fuere, Tú te engañas
De mi olicio colocada Y traer quien los siguiere Si piensasen lo que dañas
Principal. En palmas siempre su yerro, Honrarte de tus cautelas,
No me interpretes á mal Y la mano por el cerro Que thmdes como las lelas
Tampoco, ni me baldones, Al que comentar quisiere. Que fabrican las arañas
Porque mis gracias y dones Por aquí Asquerosas,
Comunico en general Van los mas de cuantos vi, Cuyas artes cautelosas
A quien puedo. Bien que hay otros diferentes, Son henchir de sucias redes
Al que lú malas de miedo De pasados y presentes Los campos y las paredes
Yo lo esfuerzo y aseguro, Que hacen cuenta de tí Y toda suerte de cosas
Hugo claro de lo escuro; Y te miran; No guardada.
Y del triste alegre y ledo, Mas al fin por mi suspiran No hay parte tan apartada,
Y gozoso Los mas dellos sin cesar, Hoja, ramdhi rincón,
Del frió bago donoso, Y á mí vienen á parar Do no tome posesión
Del ignorante letrado, Cuando de tí se retiran. Y quiera tener posada,
Y dei feo y maltratado Es verdad Por prender
Muy bien dispuesto y hermoso. Que aunque mi sagacidad En seguro á su placer
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OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN.—LIBRO TERCERO. Sil


Los animales cuitados Con sus importunidades; Desechada y abatida
Que hallan descaminados, Y no puede haber verdades Y perdona,
Como lú sueles hacer Do no intervenga quistion, Que quien como tú baldona
De engañosa Mucha ó poca. A otro, cualquier que fuere
Doblada, falsa, raposa, No puedes abrir la boca No se ha de quejar si oyere
Deslavada, novelera, Sin ser causa de contienda Las faltas de su persona
En público chocarrera Con que alguno al fin se ofenda A que has dado
Y en secreto maliciosa. O á tí te tengan por loca Causa, habiéndome afrentado,
¿Qué sentías, Sin sentido. Y con tus hipocresías
Ule di , cuando porque ,
vias Continuamente has metido Nuevas etimologías
Que los otros se reian ,
Este mundo en disensiones Contra mi nombre buscado,
Sin oir lo que decían, Con mil leyes y opiniones Harto dignas
Tú de lejos te reías? Que por tí tienen ruido De reírse por malignas,
¡Charlatana, Y pendencias. Y en parte también por necias
2
Que haces de la truhana Todas las artes y ciencias Pues de loca me desprecias
Delante del que escarneces, Que á ciegas tras tí se van, Y de mi letra examinas
Y de aquello que aborreces A tu causa siempre están La razón,
Muestras tener mucha gana En terribles diferencias Cuya significación,
Sin razón Por hallarte Si la mas digna no fuera,
Peor es tu condición Y tú, por no declararte, No estaría en cabecera •
Que robar por los caminos; Les causas guerra importuna, De nuestra pronunciación
Por oprobrio los latinos Pareciendo á cada una Y alfabeto ;

Te llaman adulación, Que te tienen de su parte. Por donde cualquier discreto,


Cosa fea; Engañados Solo en ver mi precedencia,
Y de la misma übrpa Anduvieron y burlados Verá la gran diferencia
Aceptación, blandimento, En pos de tu seguimiento, Y lo poco que al respeto
Expalpacio , y otros ciento Haciendo torres de viento, De mi vales,
Vocablos de esta ralea Los filósofos pasados, Y que no hay por qué te iguales
Vergonzosos. Preguntando Conmigo, que soy primera,
Los españoles honrosos Por tí y en sueños hablando ; Y tú última y postrera
Otro mas propio buscaron, Y tú con tus fantasías
, De todas cinco vocales.
Y lisonja te llamaron, Siempre te les escondías, Demás que,
Como hombres mas curiosos, Porque yéndote buscando Por partirte de la B,
Y hicieron Se acabasen Con dos cuernos te pintaron t
Pintarte según sintieron Y ajenos de tí quedasen, Y por ruin le aposentaron
Convenir á tal vasija, Como al cabo lo hicieron ; Al cabo del ABC,
Y en figura de estornija Y así todos se perdieron Sin bondad.
Con dos puntas te pusieron Antes que á tí te hallasen, Tú por darte autoridad
,

Ahusadas, Y hallada, Mudaste, como arrogante,


Desde el medio derribadas Después de muy deseada, La vocal en consonante,
Y agudas, dando á sentir Cristo, que al fin te mostró, Y llamáslete Verdad
Que pueden ambas herir Muerte por ti padeció Mentirosa
Como lanzas amoladas Al cabo de la jornada Tan escura y tan dudosa
A quien cree Y después Y tan mala de entender,
Lo que en tu libro se lee A Pedro, Paulo y Andrés Que con los mas sueles ser
Y que eres, cuando mas places, Y otros tales cuya fuiste, Engañada ó engañosa;
Falsa cara con dos haces Mira qué pago les diste Hoy ligera,
Que una á otra no se vee Por armarse de tu arnés Mañana grave y severa
Sin través. Y creerte; Con quien no te lo merece;
Cuyo medio entre ambas es Mira las formas de muerte En lo que bien te parece
Ancho, con que significan De los mártires sin cuento Muchas veces sales fuera
Tu maldad , á quien se aplican Que por tu conocimiento De compás.
Por la parte de los pies Les cupieron en lu suerte. Con todo el mundo te vas,
Para mal. Lo que dan Y con nadie te declaras;
Eres, en fin , terrenal Tus favores á quien van De suerte que las dos caras
Y toda sabes al suelo; Bien lo dijo aquellos dias Que me achacas lú las has ,

Yo, como salí del cielo, La sierra de .Jeremías Y el que cree


Gusto de lo celestial. Y la espada de san Juan, Mejor verte , no te vee
Que aguzaste Con dudas que contravienen
ADULACIÓN. Contra ambos, Todos piensan que te tienen,
y los mataste
Tú, si quieres, Abrazándose contigo Y ninguno te posee
Gusta de lo que quisieres Pues á Sócrates lu amigo
, Con muralla;
Súbete siquiera allá, Ya sabes cuál le paraste Eres guerra con batalla.
Déjame á mí andar acá Por oirte. Rebusca sobre vendimia,
Gozando de mis placeres Ya podría aquí decirte Y la ciencia del alquimia,
Terrenales De otros mas que han padecido Que nadie jamás la halla,
Que con esas cosas tales, Por sostener tu partido, De perdida
Y por seguir tus extremos, Obedecerte y seguirle Nueva de lejos oida,
Sueles andar, como vemos Con constancia. Cuerpo fantástico vano,
1

Poblando los hospitales Si esto pues es la sustancia Nombre compuesto profano ,


De perdidos Que me alegas de tu paga Ave jamás conocida
Que tus quebrados partidos Muy buen provecho te haga Ni hallada,
Siguen acá como locos
, No "te arriendo la ganancia Fama de cosa encantada,
Y aunque dellos hay bien pocos; Del loor. Nunca vista en su figura
Esos«que hay andan vendidos Tómale todo el honor Y si vista , grave y dura
En la tierra, Que se gana con morir; Y á todo el mundo pesada.
Do tienen continua guerra Que yo mas quiero vivir VERDAD.
Activa y pasiblemente Y gozar á mi sabor
Con toda suerte de gente, Desta vida, De las tales,
Que las orejas les cierra Do ando favorecida, Perversas y desleales,
Con razón Harta , abundosa , contenta Como tú, falsa mujer,
Porque á todos dan pasión Tú vives pobre , hambrienta, Mal puedo yo vista ser
** XY1-I,
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£12 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Con esos ojos camales VEnDAD. VERDAD.
Sin sosiego. Reprobada Calla ya,
Mal puede juzgar el ciego Es esa razón malvada Deja estar lo de acullá
La gracia de las colores, Por la sagrada dotrina ,
Que otra vez lo trataremos,
Ni el doliente de sabores, Que á la gente peregrina Y de Europa platiquemos,
Ni el hielo sentir que el fuego Y pobre necesitada Pues nos hallamos acá
Le caliente; Deste suelo Al presente,
No sufre constantemente Les da y dice por consuelo Y entremos primeramente
Al flaco mirar humano « Bienaventurados son Por España de rondón
El resplandor soberano Los pobres de corazón, Do soberbia y presunción
Del rayo del sol fulgente; Porque dellos es el cielo.» Reina mas que en otra gente;
Bien así, Y pasemos
Los que se llegan á tí, ADULACIÓN.
A Francia, donde veremos
Cegados de tu malicia, Gran verdad La mentira triunfante,
Carecen de la noticia Es eso, y gran piedad Y pueblo inconstante-,
á Italia,
Y vista cierta de mí Que Dios en el pobre emplea Y á Hungría, do hallaremos
Y sin guia Mas yo no s.é quién lo sea La maldad
Noche se les hace el día De espíritu y voluntad De toda infidelidad
Y el sol tinieblas escuras, Y tú, hermana, Crueldad y tiranía
Por culpa de sus locuras, Pues lo quieres ser de gana, Y á Grecia que ser solía
,

Pero no por falta mia ; Busca el galardón allí, Cuando tuvo autoridad,
Que soy llana Y no lo esperes aquí Palabrera,
Mansa amigable y humana
, Entre la gente mundana, Y Moscovia la grosera,
Humilde, dulce, íeal Do no tienes Y á Polonia y á Rusia,
Y clara como el cristal Sino ceños y desdenes, Donde la glotonería
A quien me mira de gana. Desgrados y desamor, Tiene puesta la bandera;
Careciendo de favor Y volvamos
ADULACIÓN.
Y toda suerte de bienes Sobre el norte, y decendamos
Yo, Verdad, Y placeres; A Alemana populosa,
No te quito tu bondad, Lo cual si saber quisieres Pero ingrata y codiciosa
Si la tienes ó lo eres; Por experiencia algún dia, Sobre cuantas hoy hallamos
Pero déjame si quieres , Yo te haré compañia Y bajemos
Gozar de mi libertad Y seguiré por do fueres. A Flándes, donde veremos
Sin pasión No riñamos La miseria y la avaricia ;

Que mas quiero ser'Gnaton Mas sobre ello, antes nos vamos A Inglaterra y su malicia
Y andarme tras mis ganancias Mano á manoá pasear Tras esto visitaremos
Que todas las elegancias Por el mundo, y á probar De pasada.
Y virtudes de Platón Esto que aquí litigamos
ADULACIÓN.
Ni de Ceno. Por demás;
Que en breve tiempo verás, Bien me
place la jornada
Si en paciencia lo recibes, Por esas provincias belfas
¡ Oh cómo tienes muy
, lleno Cuan burlada andas y vives Mas poner la lengua en ellas,
El seso y el corazón Por donde quiera que vas. Como pones , no me agrada
De vileza y ambición Mi consiente
Y toda sabes al cieno La razón debidamente
De avaricia! Soy contenta Que tú por tu gravedad,
Llena estás de la nequicia Aunque se me sigue afrenta, So color de ser verdad,
Deste siglo temporal De hacer la tal jornada , Te piques de maldiciente
Sin tener del celestial Por dejar averiguada General;
Un tantico de codicia Con tus mentiras la cuenta. Y siendo perjudicial
Ni cuidado. Contra todos de tal arte,
ADULACIÓN.
No debes maravillarte
ADULACIÓN. Caminemos; Que todos te quieran mal.
Téngolo por excusado, Sus pues, luego averigüemos Pero vamos
Porque acá me sé valer, Lo que toca á esta materia ; Mas adelante y veamos ,

Y tomar todo placer Todo el mundo es una feria En qué corte ó qué Lugar
Que puede ser deseado. Para mí donde podemos
,
Debemos primero entrar,
Lo de allá Bien proballo. Que la experiencia hagamos;
En su tiempo se verná, Si en Asia quieres tentallo, Porque veas
Como toda cosa viene Mancilla tengo de tí, Que aun en las pobres aldeas
Que quien bolsa y lengua tiene, Porque me sirven á mí Te hago mucha ventaja
A Roma dicen que va. Los de pié y los de á caballo Y cese nuestra baraja,
Y aun te aviso En montón Por mas soberbia que seas.
Que quien bienes acá quiso, Todos sigue mi opinión
Y allí tengo mis tesoros VERDAD.
Para el cielo se aventaja
Porque son parte y alhaja Porque los turcos y moros Donde quiera
De ganar el paraíso Son desta mi profesión Es mi virtud valedera
Sin ruido Iíalaguera. Llegando á ser conocida
Y aun, según habrás oido Y África, su compañera, Y tú, después de entendida,
En esta sentencia niesma, Con la misma ley se doma, Quedarás por chocarrera
La cárcel y la cuaresma Después que la de Mahoma Desleal
Y el infierno dolorido, Sucedió por heredera, Mas por término final
Y otros males, En cual
la Do mas noticia se toma,
Y también los hospitales, Yo soy parte principal Vamonos derecho á Roma,
Fueron hechos por dos fines Y aquellas inclinaciones, Que es la patria universal. •
Para pobres y ruines Humildades y oraciones
ADULACIÓN.
Y servidores leales; Son desta mi ley real
Y do quiera Buena pieza; No pudiera,
La pobreza es gran manquera, Todo aquello se endereza Aunque yo te lo pidiera
Por lo cual el alemán A mí misma y á mí toca Con toda fidelidad
En su proverbio ó refrán Donde abriendo tú la boca
, Nombrarse corle ó ciudad
Le suele llamar ramera. Te derriban la cabeza. Que mas á mi gusto fuera;
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;
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OBRAS MORALES Y DE RELIGIÓN. LIBRO TERCERO. 243


Que aunque en todas, Vislo corte mas pomposa Siempre en tus trece te eslás
Do tú le pierdes y enlodas, Ni persona mas hermosa Locamente apasionada,
Yo acreciento mi caudal Ni tan bella compañía , De que al fin de la jornada
l'ero en esa en especial Ni creyera Poco fruto sacaras.
Hago mis lieslas y bodas Que en el mundo todo hubiera Pues do irnos,
Principales Tan perfela criatura, Pocos oímos ni vimos
Con papas y cardenales, Ni que la sabia natura Que sobre tí paren mientes;
Legados y embajadores, Tal cosa hacer supiera. Yo tengo cien mil parientes,
Negociantes y señores, Muy pagado Tios, hermanos y primos
Y gentes interesales El mono desvergonzado, Naturales;
De gran cumio Levantóse, y hizo el buz Muy pocos de los mortales
Y mucho mei ecimiento , Al buen gentil andaluz, Me salen de parentesco,
Que allí acuden y allí van,. Y sentóle á su costado Porque yo los busco y crezco
Y me hacen donde esián Por vecino; Con mis artes liberales
Gran favor y acogimiento, Y volviendo al vizcaíno, Y' valor,
l'ero andemos, Con el gozo que lomó, Y el linaje me da honor
Porque con tiempo lleguemos, Lo mismo le preguntó, Que al tiempo tengo por padre
Y de camino hablando ,
Pensando que el mismo vino Y á la fortuna por madre,
Iremos algo contando Vendería. Y por marido al favor.
Conque el cansancio pasemos. El vizcaíno, que vía Y tenemos
¡Cuan perdido La fiesta del compañero, Una hija, que queremos
Va quien sigue tu partido! Como simple verdadero, Mas que á la lumbre del día,
Y es ya cosa muy notoria, Entre sí mismo decía: Que se llama Cortesía,
Según un cuento de historia, « Bien está Hermosa en todos extremo3
Que por dicha habrás oido, Si a quien miente así le va De doncella ;

Como yo, Con esta beslia enemiga, Tú le precias de muy bella


Una nao que partió Con quien la verdad le diga Y de virgen en cabello,
A buscar sus desventuras Mucho mejor lo hará.» Y no voy en contra dello;
Dando en unas peñas duras, Y volviendo Pero no lo es menos ella.
Cabe un puerto se perdió La cara al mono, riendo Pues, cuitada,
Peregrino; Le dijo « Monazo amigo,
: ¿Qué harás, desventurada,
Y de aquel pueblo mezquino, Perdóname si te digo Aquí en Boma, do no tienes
Que allí quedaron sin luz, La verdad de lo que entiendo Oirá ventaja ni bienes,
Diz que solo un andaluz Y esta sea, Excepto no ser casada,
Se salvó y un vizcaíno, Que eres la cosa mas fea Como yo?
Que nadaron Y mas sucia, otro que sí Pero aguárdale, que no
Iiasla que á tierra llegaron De cuantas yo jamás vi Te desmandes a argüir.
Y como solos se viesen Ni se hallan en Guinea, Ni puedas después decir
Sin saber dónde estuviesen Monstruosas Que ninguno te avisó
A caminar comenzaron Con tus nalgas asquerosas Del pecado;
Por la tierra, Y lus vergüenzas defuera, Que ya casi hemos llegado
Andando de sierra en sierra, Que es una visión mas fiera Nuestro poco á poco á Roma,
Con trabajo y desatino, Que todas las espantosas Y se nos muestra y asoma
Sin saber si su camino Ab (Eterno;
'

Encima de su coliado;
Fuese de paz ó de guerra , Animal de mal gobierno, Y de hoy mas
IS'ido andaban Mono viejo por vocablo, Echa por donde verás
O qué gentes habitaban Por delante eres diablo Que es bien que nos apartemos,
En provincia tan extraña, Y por del ras el iníiemo Con que después nos tornemos
Ni ver casa ni cabana Bruto y feo.» A juntar cuando querrás
En todo cuanlo miraban; Luego aquel pueblo guineo, Por aquí,
Y así, andando Esto oyendo, asieron del, Adonde dirá de sí
Discurriendo y rodeando Y con ánimo cruel Cada una lo que ha sido:
Sobre un valle al lin llegaron Le mordieron á deseo Tú de cómo te habrá ido,
Do gran multitud hallaron Bravamente Yo de lo que loca á mi.
De monazas retozando De suerte que el inocente
Por un prado, Vizcaíno desdichado
Y en medio deltas sentado Quedó allí despedazado
Como persona real, Por mostrarse tu pariente. Mucho puede la maldad
Un mona/.o desigual, En esta vida mezquina;
VERDAD. Lo mas del mundo se inclina
Muy compuesto y mesurado;
Y llegados Cual tú eres, A la propia voluntad.
l.osdos pobretos cuitados, Y lo que buscas y quieres Esta lisonja traidora,
Fueron vistos y sentidos, Con tus bajos pensamientos, Vil esclava enlabiadora
Y de los monos asidos, Tales al lin son los cuentos De las genies,
Delante del rey llevados Que por ejemplo refieres Con engaños evidentes
Mano á mano; Fabuloso, Se quiere hacer señora.
El cual , muy ledo y ufano Al cual, por ser enojoso, Lastimera cosa es ver
Con la presa semejante, No hay respuesta que te dar, Lo que puede la malicia,
Habló con gentil semblante, ^Sino dejarlo pasar La desvergüenza y codicia
Como principe lozauo ^ Por reporte mentiroso Desla maldita mujer.
De corona Novelero; Es un cebo general
Y sin mirar que era mona Mas, que fuese verdadero Que entre la genle carnal
Preguntó con lozanía Y pudiese ser así Se platica,
Qué cosa les parecía Mejor me parece á mí Cuyo dulzor do se aplica
De su gente y su persona El muerto que el chocarrero No se conoce su mal.
Singular; Que á tí mira A muchos hace gran daño
A lo cual sin dilatar Porque do virtud inspira, Su afeitada razón bella.
El andaluz avisado Muy mayor felicidad Porque debajo de aquella
Respondió disimulado, Es "morir por la verdad Se dice eslar el engaño.
Según el tiempo y lugar Que vivir por la mentira. Es yerba de buen sabor
Convenia, ADULACIÓN. Cuanlo al gusto exterior;
Diciendo que nunca había ¡ Bueno vas Mas comida
, ; , ; ;, ; , , , , ; , ; , ,,,

su CRISTÓBAL DE CASTILLEJO,
La ponzoña allí escondida, Cosa nueva, Que por ser tan altanera
Después engendra dolor. Ni desastre que no deba No tiene plaza segura?
Recebirse por placer. Y yo sé
De lo cual su culpa está
Bien conocida y probada,
Que después que la dejé,
Por aquí con su querella
Pero tiénela doblada
El tiempo queme detengo Habrá pasado por ella
El que la causa le da.
En esta corte romana, Cosas de que reiré
Los reyes y los señores
No pierdo, pues se gana
lo Cuando venga
Son deste mal causadores,
Que, olvidados Aquello tras que jo vengo, Que caso que no es muy luenga
Fácilmente. La ausencia hecha después,
De mí son mal inclinados
,

A falsos aduladores.
Pueblo es muy conveniente Habrá visto, según es,
Para mis recreaciones, Algún duelo de que tenga
Con lo cual dan ocasión Porque de todas naciones Que contar.
A que esta loca engreída Hay gran concurso de gente, Quiero un poco aquí esperar
Se me muestjre así atrevida De lenguajes Por cumplir lo concertado;
Con sobra de presunción Diferentes y linajes, Que, según lo platicado,
Porque los humanos bríos,
No puede mucho tardar
Suertes, costumbres, edades»
Siguiendo su desvarios De
Profesiones, calidades, venir
Mas estiman A reñir y debatir,
Estados, formas y trajes
La locura en que se arriman Como por oficio tiene;
Y opiniones.
Que no los consejos mios. Mas hela dónde ya viene;
Yo según las aficiones
Los cuales dentro del fiel
A que cualquiera se inclina No faltará qué gruñir.
Y sincero corazón Aplico mi medicina En buena hora
Dulces y sabrosos son Conforme á las condiciones Vengas ya, Verdad señora,
Mas que panales de miel Y maneras Si vienes arrepentida;
Mas do llega y solicita De las gentes extranjeras, También soy recien venida
Esta lisonja maldita Y las de aquí naturales, Yo, y mas contenta agora
Es veneno, De mi ley, entre las cuales Quejamos.
Con que el gusto de lo bueno Escojo yo como en peras Tú no sé lo que dirás
Ose menoscaba ó quita. Los mejores. De tus sucesos honrosos;
Bien que desto no me quiero Como en yerbas de sabores Los mios son gloriosos
Quejar por lo que á mí va, Busca su pasto la oveja, Cada dia mas y mas.
Pues el mismo Dios acá O como hace la abeja Vesme aquí
Pasó por este rasero En campó de muchas flores. Que después que me partí
Que en este mundo venido, Aquí hallo, De contigo el otro dia,
Del cual no fué conocido, Sin ir lejos á buscallo, Tengo tanta mejoría,
Se quejaba Por entre estos cortesanos Quepuedo comprarte á tí
Que en la verdad que hablaba Cuanto me bastan las manos, Y á tus fieros.
De pocos era creido. Que nadie sabe negallo. Príncipes y caballeros
Esta falsa fementida, Todos son Y' otras mil personas buenas,

N mica diciendo verdad, Casi de mi profesión Me han dado las manos llenas
Tiene tanta autoridad, Y españoles mayormente, De vestidos y dineros
Que de todos es oida. Como pueblo inteligente, Y otros bienes.
Hela va muy confiada, Me tienen gran devoción; Tú me parece que vienes
Diligente, apresurada, Y se dan Boslriluerta y maltratada,
Sin temor A mi ciencia, tras qne van , Y encima descalabrada
De carecer de favor Tanta priesa y buena maña Y cargada de desdenes
Adonde fuere escuchada. Que ya pasan á Alemana Como sueles.
Tras ella se van los mas, Y á Italia, donde están Pues cumple que te consueles
Juzgando por el semillante De prestado. Y aconhortes de sufrir;
Es hermosa por delante Cualquier hombre trasladado Que no lo puedes huir
Y disforme por detrás. A esta Roma, gran señora, Por mucho que te desveles.
Yo, por contraria figura, Se renueva y se mejora, Y pues eres
Áspera parezco y dura Y queda mas avisado Espejo de las mujeres*
A los ojos En mis artes; En honra y autoridad,
Mas pasados los antojos, Bien que hallo en todas partes Y llamándote Verdad
Se conoce mi dulzura. Quien me cumple mis deseos, La profesas y la quieres,
Y aun los indios y guineos Sé contenta
En esfuerzo de la cual
No he temor, entrando en Roma, Siguen tras mis estandartes; De confesar sin afrenta

Que su mal celo me coma Mas aquí Cómo te fué en esta feria,
Pues me come el celestial. Es en lin adonde á mí Y la mengua y la miseria
Debajo desla bandera Me sucede todo á punto, Que en tu casa se aposenta
Porque lo tengo aquí junto Por alhaja
No temo en esta carrera
Peligrar;
Cuanto en muchas parles vi. Y conoce la ventaja
Cuanto mas, que no hay lugar ¿Qué mas quiero Que en este mundo te llevo,
Do quien bien me quiera.
falle
Yo, ni pido, ni aun espero ,
Y que, según él, no debo
Sino que en tan pocos días Estimarte en una paja
Siempre hallo alguno y veo Tengo ya doscanongías, Pues te veo
Que me muestre alegre cara Plata , ropas y dinero, Tan sin lustre y sin arreo,
Bien que por ser cosa rara
Y favores Y venir tan destrozada
La virtud dase á deseo;
De prelados y señores, Al cabo desla jornada,
Mas ya que falte en el suelo Gracias y prerogativas, Hecha con tanto deseo,
La claridad y consuelo
Oficios y espectativas Para prueba.
Que procuro,
Para mis demandad' res
Tengo ganado de juro
Y queridos;
Aquel recurso del cielo.
Viendo andar aquí perdidos Ya tú sabes no ser nueva
Y con seguridad
tal No pocos hombres honrados, Desorden en esla vida
Quiero entrar con diligencia Del mundo menospreciados, Que por ley descomedida
A hacer de mí experiencia De todos aborrecidos Lo mas del mundo se mueva
En esta santa ciudad. Sin ventura Y que en ella,
¡

No me puede suceder Por seguir tras la locura Si bien quieres enlendella,


Con ganar y con perder De aquella mi compañera, No produce la natura
; , , ,, ; ,; , ;, , , , ,; ;; ;; ; , ,

OBRAS MORALES Y DE RELIGION.-LIBRO TERCERO. m


Cosa quieta y segura De qué manera os alabe
Sin cuestión y sin querella Deja, que es un cárdena!, Que sin sentir embarazo
Diferente Tenéis en vuestro regazo
Porque dije que era mal
Es lo frió y lo caliente; Al que en el cielo no cabe.
Ir en máscara de dia.
Lo blando contra lo duro,
Lo claro contra lo escuro ADULACIÓN. Á LA CIRCUNCISIÓN.
Pelean continuamente, Todo es nada; Para darnos á entender
Mal contento. Mas di también, si te agrada, Que no venis á holgar,
Los vientos contra los vientos Pues nunca para atrás caes, Queréis luego comenzar,
Son muy bravos adversarios ¿Qué cosa ha sido? Qué traes Rey de gloria á padecer
,

Y, en fin , son en sí contrarios Detrás la eolia , rasgada Y ponéis en amargura


Todos los cuatro elementos Sin provecho? Vuestra carne tierna y pura
Naturales. Para mostrarnos, Señor,
Cómense los animales Lo que, siendo criador,
Uno á otro con sus dientes, Eso también me fué hecho Sufrís por la criatura.
Las gentes contra las gentes En casa de un abogado
Con desamores mortales Porque dije ser pecado Á LOS REYES.
Se levantan De entrambas parles á hecho
Con el hierro se quebrantan ¿En qué conocéis que es rey,
Tomar dones Reyes, este que adoráis.
Las piedras y las mineras, Luego ciertos baladrónos
Pues lo mas que le halláis
Y las infernales fieras Contra mí se levantaron
Es un asna con un buey?
De los del cielo se espantan, Y la cofia me rasgaron Mas vuestro conocimiento
Sin enmienda. Por darme de repelones
El vicio tiene contienda
No es de humano acertamiento ;
Con pesar. La estrella os muestra el camino
Con la virtud por oficio, Mas si hubiese de contar
Y la virtud contra el vicio Y el Espíritu divino
Yo semejantes levadas Alumbra el entendimiento.
Busca con qué se defienda. De cosas por mi pasadas,
Su mal seno Seria nunca acabar Á LA HUIDA DE EGIPTO.
Trae de ponzoña lleno En un año.
Contra lo bueno lo malo, Aunque muy cansado vais,
Y las manos en el palo ,
Viejo bienaventurado,
Contra lo malo lo bueno. En eso yo no te engaño , Mayor es vuestro cuidado
Y así, digo Pues antes que le apartases, Que el cansancio que lleváis.
Que tú contiendes conmigo Te apereebí que callases, Seguro vais de mesones,
Como el mal con la salud , Y si hablaste, tu daño. Josef , mas no de ladrones
Y jo, por ley de virtud, Y con corazón sereno
Hago lo mismo contigo Pasáis por el hijo ajeno
Sin poder Y aun por eso Por estas persecuciones.
Entre nosotras haber Conociendo cuan avieso
En mi presencia concordia ,
Va de mi sinceridad Á LOS SANTOS INOCENTES.
Tregua ni misericordia, El mundo con su maldad, Tirano, no tengas duelo;
Sino morir ó vencer. Por no escuchar tu proceso Que esos que matas temprano
Mas, mirada Determino Plantas son que de tu mano
Tu pregunta mal criada, De tomar otro camino, Se trasponen en el cielo.
Digo que en Roma me ha ido Y levantando mi vuelo Y el que buscas sin reposo,
Mas que bien, pues he cumplido Dar la vuelta para el cielo, Sabe que es tan poderoso,
Con los que soy obligada Do tengo cierta contino Que estos , muriendo por él
A quien soy, La morada. Ganan en ser tú cruel
Y lo mismo lernas hoy Y tú, Lisonja malvada, Mas que siendo piadoso.
Que siempre, de nuestras lides; Pues me voy, reina sin guerra
Mas la ventaja que pides Sobre la haz de la tierra, Á LA PURIFICACIÓN.
Para mal yo te la doy Para que fuiste criada.
,
Publicáis con humildad
Y concedo,
En vos, Señora, defeto
Sin tener invidia ó miedo
Por encubrir el secreto
De tus bienes y favores
De vuestra virginidad
Ni de esos tus valedores,
Mas no engaña á Simeón
En quien fundas tu denuedo ,
Vuestra disimulación
Lo cual todo OBRAS DE DEVOCIÓN. Que cumplirse su esperanza,
Eslimo y tengo por lodo,
Por obra de Dios alcanza
Como cosa baladí
Ser hecho, no de varón.
Del mundo que va tras ti
,

De tu brebaje beodo;
4^
A LAS PINTURAS DE UNA IGLESIA.
Y del cual .
EN UNA ALDEA PARA CANTAR LA NOCHE
Yo hago poco caudal DE NAVIDAD.
Porque no hallando en él
A LA SALUTACIÓN.
Morada cierta ni fiel, Todo el mundo está esperando, Juicio será fuerte
Me vuelvo á la celestial
Virgen santa , vuestro
,

sí Áspero y cruel de muerte.


Sin error
No detengáis mas ahí
Que, según David, cantor Al mensajero dudando; Tened memoria, mortales,
De los divinos renombres, Del juicio que vendrá,
Dad presto consentimiento.
La tierra se dio á los hombres, Sabed que está tan contento Adonde se os tomará
Y el cielo para el Señor, De vuestra persona Dios, La cuenta de vuestros males.
Que soy yo. Que no demanda de vos Una sibila pagana,
Otra cosa en casamiento. Que á Cristo no conoció,
ADULACIÓN. Antes lo profetizó

ALNACIMJEYTO,
Que él tomase carne humana.
No me pesa deso, no, Del cielo decenderá
Antes me huelgo de oillo Para estar tan bien parida Y en carne será présenle
Mas dime, ese golpecillo Y tan bien acompañada A juzgar loda la gente
Del ojo ¿quién te lo dio? Mal estáis aposentada El Rey que siempre será.
¿Por qué vía Virgen, y mal proveída. El incrédulo y el fiel
Sufriste tal demasía ? Yo no sé, ni nadie sabe, Verán á Dios poderoso,
,; , , ;; ; , ; ; , ,, , ;, ; ,
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2ÍG CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Con sus santos glorioso Porque es justo que en el suelo Que son los cinco sentidos,
Desde el siglo en el fin del. No reconozca gente
la Sean de vientos heridos
Las almas serán juntadas Otro rey, siendo presente Que vengan sin travesía;
En su carne, como fueron El Rey muy alto del cielo. Y sino pudiere andar
Cuando en el mundo vivieron, Nuestra flaqueza mezquina,
Para ser allí juzgadas. HADACUC. Viento en popa á la bolina
Las hembras y los varones Sepa al menos navegar.
Oí, Señor, tu sonido
Sus riquezas dejarán, Y temeroso quedé;
Las cuales se tornaran, Tus obras consideré Á NUESTRA SEÑORA DE KONSERRATE.
Con mar y tierra, carbones. Y quedé despavorido.
Al infierno porná espantos, Porque oyendo la grandeza
Y las puertas quebrará De la tu divinidad, Pues no alcanzo ácom templaros,
Por fuerza-, pero será Espantóme la humildad Madre de Dios gloriosa,
Luz libre para los santos. Que escogiste y la bajeza. Excusado es alabaros;
,

Los malos padecerán Pero quiero suplicaros


^minados de eterna llama, NABUC0D0N0S0R. Que me digáis una cosa,
\ ln que Calló la lama Que aquí se debe encerrar
LHos lo descubrirán. Hoy metimos tres varones Algún misterio profundo:
En el horno aprisionados, ¿Cómo quisistes morar,
Y Dios manifestará
Y ahora siendo mirados, Siendo Señora del mundo,
Los secretos corazones
Veo cuatro sin prisiones; En tan áspero lugar?
Habrá llorosa montones, Y el fuego no les empece
Y el malo regañará. También hacéis vuestra estancia
Ni les toca en los cabellos ;
¡

En Guadalupe en las breñas,


Perderá su claridad
La vista del cuarto dellos Y así en la Peña de Francia;
El sol y luna y estrellas ,
Hijo de Dios me parece. Yo no siento qué ganancia
Y el resplandor del y deltas
Se tornará escuridad. Sacáis de andar por las peñas
Mas lo que de ello sospecho
Los cielos se desharán, VILLANCICO A LA MISMA NOCHE.
Ls , que salis al atajo
Y abajarse han los collados,
Pues hacemos alegrías A tomar, contra derecho,
Y los- valles, abajados,
Cuando nace uno de nos Para vos este trabajo
Con ellos se igualarán. ,

No habrá cosa alta en la tierra ¿ Cuánto mas naciendo Dios?


A fin de nuestro provecho.
Que puedan ver los humanos Por los llanos de la tierra
Grandes huéspedes tenemos
Igual a los campos llanos Los méritos son contados,
Hagamos gran regocijo
Serán los montes y sierra. Por los montes y la sierra,
Pues pare fa Madre al Hijo
La verde color del mar,
Donde nos viene la guerra,
Por quien todos hoy nacemos.
Nuestros vicios y pecados.
Con sus ondas presurosas, Nunca vimos ni veremos
Si por llano caminamos,
Y todas las otras cosas Juntos otros tales dos,
Ningún peligro leñemos
Entonces han de cesar. El Hijo y Madre de Dios.
En la sierra nos perdemos,
La tierra perecerá
Y allí Señora os hallamos
,
Los rios secara el fuego ,

Triste son sonara luego,


Para que no peligremos.
CANCIÓN Á NUESTRA SEÑORA, VINIENDO
Que de lo alto se oirá. EN LA MAR.
Entonces la tierra dura, HIMNO Á NUESTRA SEÑORA.
Abriéndose, mostrará Clara estrella de la mar,
El infierno, donde está Dichosa puerta del cielo, (AvemarisStellu.)
En su confusión escura ; Madre de nuestro consuelo,
Al Señor obedeciendo Virgen nacida sin par; Pues navegáis, alma mía
Todos los reyes del suelo, Reina bienaventurada Por el mar de pensamientos
Caerá luego del cielo De todos consolación Do sois de contrarios vientos
Y piedra azufre hirviendo. En lodo tiempo y sazón Combatida cada dia
Sed , pues sois nuestra abogada ; Para no temer fortuna
Mas por gracia singular, Mirad siempre aquella estrella
PROFETAS. Las rodillas por el suelo, Del norte, porque sin ella
Pedimos vuestro consuelo No habréis bonanza ninguna.
Mientra estamos en la mar. Y para mas la obligar,
Yo el profeta Isaías
Guardad la fusta en que vamos, Decidle por oración
Digo que concebirá Que es nuestro cuerpo vicioso, Esta devota canción:
En su vientre y parirá Deste mar, tempestuoso «Ave, Estrella de la mar,
Una Virgen al Mesías Mundo por do navegamos. Madre de Dios criadora,
Y aqueste sera llamado La quilla del sustentar, Pero Virgen de contino,
Emanuel que es Dios con nos Que es la carne peligrosa, Dichosa puerta y camino
,

Para nos el niño Dios Vaya siempre temerosa Del cielo, y emperadora.
Es nacido y encarnado. Adonde podrá topar; Oyendo aquel dulce ave
La proa, que es el deseo, De la boca de Gabriel,
JEREMÍAS. No se empache en lo que topa Con que vos , Señora , y él
La voluntad, que es la popa, Al cielo hicistcs llave,
Este es nuestro Dios eterno, No la hiera devaneo; Fundadnos en paz segura
Y otro no será eslimado Y el piloto gobernar Mudando el nombre de Eva,
Que es solo quien ha hallado Que es el flaco seso humano Porque no se nos atreva
Todo el saber verdadero. Lleve en la mano
tal liento Quien nuestro daño procura.
Y á Jacob siervo lo dio Que sepa encaminar.
Y en nuestras tierras fué visto
la Sobadnos de las prisiones
Dios y hombre Jesucristo El mástil , que
es la razón ,
De nuestros viciosos fuegos
Que con hombres conversó. De tantas cuerdas asido, Dad lumbre á los que están ciegos
Vaya enhiesto, no torcido, De sus propias aficiones
DANIEL. No le doblegue pasión. Nuestros males apartad
Para atar y desatar Nuestros bienes procurando,
Al tiempo que verná aquel Suban y bajen ligeros Para que queden de un bando
Que es santo sobre los santos Otros que son marineros, La razón y voluntad.
Cesará la unción de cuantos Puestos para ejecutar. Mostraos, Virgen , ser madre
Reyes hay en Israel Las velas por do se guia, A los tristes que padecen,
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OBRAS MORALES Y DE RELIGION.-LIBRO TERCERO. 247


Sumatper te nosíram precem Parece descortesía Que vuestra gran obediencia
El que , siendo vuestro padre, Ser con otros cada día Me da testimonio dello.
Por nosotros quiso ser Tan franca, tan liberal, Si vais con él ó con ella
Vuestro hijo, y siendo Dios, Y á vuestra prima carnal La Escritura no lo sella
Se hizo dentro de vos Visitar mano vacia. Pero yo lojuraré,
Hombre para padecer. También quiero deseoso Que si él con vos no fué
Singular Virgen sagrada, Saber de vuestra excelencia Que vos no fuistes sin ella.
;
Entre todas la mas mansa Por eso tened paciencia Agora pues caminad
Y tan mansa ,
que descansa Pues tenéis , Señora esposo. A vuestra visitación
Dios dentro en vuestra morada ;
Si venis con su licencia, Que do llégala afición,
Limpiadnos que estamos llenos
,
Que no la debió dar él La razón y voluntad
De las culpas que criamos, Siendo sabio y tan Bel Una misma cosa son.
Y hacednos que seamos Para ir sola una doncella; Para vos está guardada
Muy mansos, castos y buenos. Y ya que vengáis con ella. Esta tan gran embajada,
Dadnos vida concertada ¿Cómo venistes sin él? Después de la de Cabrie!,
Y asegurad los caminos, Por la cual será Isabel

Porque nos hallemos dinos Del caso certificada.


Al cabo de la jornada , Mas con amor que con vicio Por eso no trabajéis
Y en (al estado acabemos He preguntado, Señora ;
De disimular lo hecho;
Que do vamos deseando , Quiero responder agora, Que seréis puesta en estrecho
A Jesucristo mirando, Pues seréis de mi servicio Que por fuerza confeséis
¡Siempre con él nos gocemos. Muy abonada deudora. Lo que lleváis en el pecho.
Sea alabanza por tanto ,
Segura vais de cansaros, Yo quiero tras vos correr
A Dios Padre Criador A lo menos ele enojaros Por gozar deste placer;
Y á Cristo, muy
gran Señor, Por cansada que os veáis Que tan excelentes vistas
Con el Espíritu Santo Que el cuidado que lleváis De personas tan bienquistas
Una honra á todos tres Basta para descuidaros. Cosa será para ver.
Sin dar ventaja á ninguno ; La priesa no la condeno, Mas, porque es atrevimiento
Que asi es lo que es de uno, Pues no se sufre tardanza Que vaya mi torpedad
Que de lodos ellos-es. Cuando corre la esperanza Cabe tanta majestad,
A gozar de algún fin bueno Haré pies del pensamiento
Que nuevamente se alcanza ; Y ojos de la volnntad ;
LA VISITACIÓN DE SANTA ISABEL. Y así, vos siendo avisada Y si no pudiere andando
(A instancia de una señora.) De nueva tan señalada, * Seguiros he contemplando,
Con la gana que en vos mora Reina nuestra cómo vais
,

Decid, Reina esclarecida, De llegar no veis la hora Y al aposento llegáis


Y acabar vuestra jornada. Desta que vais deseando.
¿ Dónde vais á pié, cansada
Por el monte apresurada Por do puede bien creerse Y llegada á su presencia
Siendo por madre escogida Que el misterio que os ha sido Con dulce rostro riendo,
De Dios y estando preñada? Por seis meses escondido, La gravedad no perdiendo
Siendo señora del cielo, Si antes viniera á saberse Con amor y reverencia
¿Cómo vais por este suelo Antes hubiérades ido; La saludastes diciendo
Con tan poca autoridad? Mas no sin causa se ordena «Dios os salve, Madre mía;
Cómo en tanta soledad Que del caso estéis ajena La gracia del que me envia
No habéis miedo ni recelo? Hasta el necesario punto, Tanta parte os dé de sí,
Porque vaisá cumplir junto Cuanta gloria me da á mí
Mal parece á las doncellas
Andar íuera de poblado, El servicio y norabuena. Con miraros este dia.
Y tanto mas es notado Ni se sufre embajador, «Tan penada por vos vengo,
Cuanto mayores son ellas Legado ni mensajero; Tan vencida de deseo,
En linaje y en estado. Vos lo debéis ser primero, Tan llena de lo que veo,
¿Qué negocio puede haber Porque los gozos de amor Que ante mis ojos os tengo,
En que sea menester No se gozan por tercero Y de gozo no lo creo,
Por tuerza vuestra presencia Y el despacho que en vos va Gran ventura fué la vuestra,
Y hacer la diligencia Que se ha de mostrar alia Gran dicha será la nuestra ,-

Tan excelente mujer? Sola vos podéis traello. Oh señora prima, en quien
Entre los grandes señores Pues que para merecello Dios para fin de gran bien
Si cosas se han de tratar, Sola uacistes acá. Tan gran maravilla muestra.
Es costumbre de enviar Rodeada en rededor «Verdadera relación
Legados ó embajadores De celestiales compañas, Hirió las orejas mias l
y lie vayan á negociar. Con Dios dentro en las entrañas Que en vuestros ancianos días
Ejemplo desto nos dio No hay afrenta ni pavor Oyó Dios la petición
El ángel que descendió Que temer por las montañas. De vos y de Zacarías,
Por mensajero de Dios, Entre los robles y pinos Y en fin os ha consolado
Cuando entre él Señora y vos ,
,
No carecéis de vecinos, Con el fruto deseado,
El casamiento trató. Porque á sus ángeles Dios Otorgado en senetud,
Pues si bien sé conoceros, Tiene mandado de vos Que os ha sido en juventud
¡Oh Princesa celeslial Que os guarden por los caminos. No sin misterio negado.
Vos sois de sangre real Yendo vos, llevar presente »Y aunque de vuestro celarme
Y la con quien vais á veros Con presencia tan hermosa Tantos meses esta cosa
Persona muy principal. Parece superflua cosa, Podria ser querellosa,
Fuera pues mas cierta cuenta, Pues da gloria á toda gente No quiero de ello acordarme,
Por no recibir afrenta, Vuestra cara tan gloriosa Ni lo sufro, de gozosa.
Que un gran señor ó prelado Cuanto mas que vuestra prima Con el cuerpo me he tardado,
Llevara vuestro mandado Es mujer de mucha estima Pero no con el cuidado,
A cas de vuestra parienta. Y afrentarse ha, siendo rica, Que es mayor que sé deciros,
Pero, ya que camináis Tomar de la pobrecica De gozaros y serviros
Hermosa dama excelente , Dones ni joyas encima. En tiempo tan señalado.»
Sin mirar inconveniente, Si Josef os dio licencia, Con ojos bajos y graves
Decid ¿ cómo no lleváis
, Yo no me meto á sabello; La matrona generosa,
De camino algún presente ? Mas sé que debo creello, Alguu tanto vergonzosa,
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248 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Con palabras muy suaves, Porque miró la humildad De grande obligación.
tan
Con voz honda y poderosa, Desta su sierva notoria. Si fuetemerecedora
De Espíritu Santo llena-, Por la cual me llamarán Del fuego, pague el papel
Dijo con cara serena Bendita, y acertarán, Que yo salvo quedo del,
« Oh hija y señora mia
¡
Todas las generaciones, Pues cumplo con mi señora.
Mensajero de alegría, Cuantas hembras y varones
Vos vengáis en hora buena En el siglo nacerán.
«Bendita vos y loada «Porque hizoel que serví, HIMNO A LA CRUZ.
Entre todas las mujeres, Que es muy
alto y poderoso,
Vexilia regis prodeunt.)
(
Pues pueden vuestros poderes Y su nombre glorioso,
Abrir la puerta cerrada Muy grandes cosas por mí Las banderas de la luz
De los eternos placeres; Pues se me dio por esposo. Del lley que por nos padece
Y bendito también sea Y en edades venideras Salen fuera, y resplandece
El fruto que se desea,
,
Para sienjpre duraderas, El misterio de la Cruz.
De vuestro vientre bendito; Será su misericordia Por el cual el Hacedor
El cual, siendo en sí infinito, Que gozarán en concordia De la carne en carne humana
Se viste nuestra librea. Los que le temen de veras. Fué puesto de propia gana
«Bendito que os
el vientre trajo «Su gran potencia mostró En el palo del dolor.
Y las tetas que mamastes, En brazo de vencimiento, Y encima desto, llagado
Pues que tan alto volastes, Y como polvo con viento, Con hierro de cruda lanza,
Que distes con Dios abajo Los soberbios esparció Abrió fuente de esperanza
La hora que lo encarnastes. Lejos de su pensamiento. En su divino costado;
Tan gran merced y favor, Los grandes y poderosos De do, para nos salvar
Tal linaje de loor Altivos y desdeñosos, Del pecado que reinó,
¿De dónde me viene á mí, De sus sillas abajó Agua con sangre manó
Que me venga á ver aquí Y los bajos ensalzó Por remedio singular.
La Madre de mi Señor? En estados gloriosos.
Cumplióse lo que cantó
» Madre sois de vuestro padre »Los probecillos hambrientos David el profeta santo,
,

No disimuléis, María; Hinchó con sus largas manos En versos de dulce canto
Que Dios cuando os escogía, De los bienes soberanos, Que en testimonio dejó
A vos os lomó por madre, Y á los ricos avarientos Pregonando á boca llena
Y á mí me quiso por tía. Dejó desiertos y vanos. Por el mundo en general
Gloria de vuestro linaje, Israel, que triste estaba Que Dios reina sin igual
Vestida de nuestro traje, Porque tanto se tardaba Desde el madero de pena.
A Dios vestís por aforro La vista de su Mesías, ¡
Oh árbol bello, hermoso,
Con él andáis en el corro, Recibió ya en nuestros dias Resplandeciente, sagrado,
Y habláis nuestro lenguaje. El niño que deseaba. De la púrpura adornado
»En llegando á mis oidos «Y Dios no puso en olvido De nuestro Rey glorioso
La voz y dulce canción Su misericordia pía Escogido por señales
De vuestra salutación, Como desde el primer día De tronco digno sin par,
Concibieron mis sentidos Por su boca prometido Que mereciste tocar
Divina revelación. A nuestros padres lo habia Tan sanios miembros y tales.
Y el infante aun no criado A Abrahan su sirviente,
,
Árbol bienaventurado,
Que en mi vientre está encerrado, Y después á su simiente De cuyos brazos colgó
Delante su Criador, En los siglos venideros, El precio que se nos dio
Lleno de gozo y de amor, Habiendo siempre herederos Del siglo, por él comprado;
Todo está regocijado. De padre tan excelente. Y hecho balanza y peso
»¡Oh cuan bienaventurada » Oh cuan bien habéis cantado,
¡ Del cuerpo precioso, tierno,
Sois, prima, porque creistes Virgen y Madre bendita Trajo el robo del inlierno,
Lo que del ángel oistes, Con un tiple que nos quila Tantos tiempos allí preso.
Pues mediante su embajada Cuanto tormento y cuidado ¡Oh Cruz de consolación,
Hijo de Dios concebistes Nos daba la ley escrita! Única esperanza nuestra,
Y grandezas oidas,
las -Con lengua dulce y discreta Dios te salve, pues te muestra
Por el ángel prometidas, Nos mostráis que sois eleta En tiempo de tal pasión
Que por humilde se os dan De la luz que viene ya Acrecienta la justicia
En vos y por vos serán Por la cual se nos dará A los justos sin pecados,
Perfectamente cumplidas. La ley de gracia perfeta. Y á los miseros culpados
» Ya no es tiempo de callar, »Y con toda esta grandeza Da perdón de su malicia.
Virgen bienaventurada, Que por vos se comunica, A tí solo Dios y trino,
Con hurto sois lomada
el Siendo tan grande y tan rica Trinidad en unión
Venistes á saludar, Quiere tomar vuestra alteza Cuantos espíritus son
Y quedastes saludada. Oficio de pobre y chica. Dan alabanza comino.
Descubierto es el secreto: Y con trabajo y afán Pues tan caro nos compraste,
Hombre parirá perfelo Queréis comer vuestro pan Gobierna perpetuamente
Isabel, vos hombre y Dios; Sin popar ninguna pena, Los que por el excelente
Que en vos sola caben dos Y servir en casa ajena Misterio de Cruz salvaste.
Contrarios en un sugeto. Hasta que nazca san Juan.»
«Mas no cabe presunción
En toda vuestra morada Final. LA INVENCIÓN DE LA CRUZ.
;

Que aunque os veis ya declarada Si yo tan gran servidor (Á instancia de una señora.)
De tan alta condición, De vuesamerced no fuera,
No sois por eso mudada. Harto mejor estuviera Proemios.
Si os alteran los favores Por hacer esta labor. Vuesamerced me mandó,
De los divinos amores Y si no supe hacella Si dello tiene memoria
Por la respuesta parece. Tal que no vaya confusa, Que le trovase la historia
—La mi ánima engrandece Vuestro mandado me excusa De la Cruz que nos salvó
Al Señor de los señores. De las faltas que hay en ella. De cuya causa han estado
»Y gozoso de verdad Mas, pues es visitación, En batalla y diferencia
El mi espíritu y memoria, Vuesamerced la visite, De un cabo mi insuficiencia,
En Dios mi salud y gloria, Y á mí me descargue y quite Y de otro vuestro mandado.
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OBRAS MORALES Y DE RELIGION.-LIRRO TERCERO. 259


Eluno dice que sí, Que el trabajo en su recuesta Para templo muy famoso
el
El otro dice que no ,
Amor le hace pequeño. Que á la sazón se labraba.
Y quedé por juez yo YDios quiere que halle
ci
.
Viendo los maestros del
Para serlo contra mí; Yo, por ser mas diligente, Palo tan hermoso y neto
Y di por vuestro servicio Tesoro tan excelente, Liso, derecho y perfelo,
Contra mí mismo sentencia , Seré hecha por buscalle Ponen luego mano en él
Porque dicen que obediencia Gloria de toda mi gente; No sabiendo su secreto
Vale mas que sacrificio. Y si por no ser yo lal Mas muy burlados se vian
Pienso que fué la intención Siendo viva no Ío veo, Que mil veces lo probaban
De vuesa merced Señora, , Kl alma, que es inmortal En la parle que querían
Tentar de saber agora Quedará por principal Y en cuanto el ojo volvían,
Dó llega mi devoción ; Heredera en mi deseo. Corto ó largo lo hallaban.
La cual de vos se querella Mas tengo gran confianza Los maestros de la obra
Porque tuvistes por bueno En el que esta devoción Con enojo y con despecho,
Darle olicio tan ajeno Me puso en el corazón Como palo sin provecho
Del que suele tener ella. Que cumplirá mi esperanza Por su falla y por su sobra
Que mis vanos pensamientos, Y mi final intención; Desecháronlo de hecho;
Que paz no saben hallar , Y mi seso.determiua Y por darle el galardón
Mejor supieran trovar De cavar en esta hoya, De su burlada porfía,
La invención de mis tormentos. Confiando que, aunque indina, De general opinión
La de la Cruz de alegría Verán mis ojos ahina Le pusieron por pontón
Mal parece en mi poder; Esta riquísima joya. De un arroyo que allí habia.
Porque yo no sé traer La cual, según he sabido, Oh madero de salud
A cuestas sino la mía. No fué hecha de madera
¡

Por cual es figurado


el
Mas donde tantos peones Ofrecido como quiera Cristo, entí crucificado,
Ha de haber para cavar, Sino de palo escogido, Pues declaras tu virtud
Serviré yo de llevar Plantado para lo que era; Cuando estás mas desechado
En brazos los azadones Que Adam, según supe yo, De humildad me das ejemplo
Y seré desta manera En grande vejez venido Cuando, puesto en aquel suelo,
Otro Simón Cireneo, En enfermedad cayó, Hecho paso te contemplo
Tocando con el deseo De la cual al fin murió Entonces allí del templo
El cabo della siquiera. Por escotar lo comido. Como agora eres del cielo.
Y en el Dios que en ella muere Pues viéndole ya mortal Y por eso levantaste,
Tomando esfuerzo y aliento, Su hijo Sel, con cuidado Como del Salmista oyó
Haré vuestro mandamiento De ejecutar su mandado ,
Tu cabeza en este hoyo
Lo menos mal que supiere. Fué corriendo al terrenal Porque bebiste y gustaste
Y pues Cristóbal me llamo, Paraíso, ya cerrado, De camino en el arroyo ;
Valme, Cristo, y sé comigo Y con voz apresurado, Mas la reina de Sabá
Que aunque sé que no le sigo, Como en casa conocida, Luego vio, llegando allí
Sabes que no te desamo. Pidió que le fuese dado El misterio que en tí está
Del aceite deseado Pues por el agua se va
Contemplación. Del gran árbol déla vida. Por no pasar sobre ti.
¿Qué caváis en este suelo, San Miguel le respondió La cual, visto este madero,
Gran Reina, tan deseosa? — Que aquello ser no podia, Y alcanzada su excelencia
Busco la Cruz gloriosa Porque Adam perdido había Por divina inteligencia,
En que el alto Rey del cielo La gracia cuando pecó Adorándole primero,
Vertió su sangre preciosa. Que de no morir tenía Le hizo gran reverencia
Y con ansia de amor quiero Y que conviene que muera Y después que visitó
Que cojan polvo mis haldas, Y' se parla desle mundo Al muy gran rey Salomón,
Por sacar aquel madero Sin el remedio que espera , De su tierra le escribió
En que el divino Cordero Pues por la fruta primera Desle misterio que vio
Tuvo puestas sus espaldas. Perdió el remedio segundo. Muy cumplida relación.
Busco el palo vencedor Pero dióle todavía Y que por los poderíos
Que siendo de su natura (Jnramo que se llevase Desle madero preciado
Insensible criatura, Y en el monte le plantase, Seria por su pecado
Sostuvo á su Criador Porque ya que Adam moría El reino de los judíos
Hasta dalle sepultura. En su memoria durase; Destruido y asolado;
Busco el árbol venturoso Y dijo «No le adolezca
:
Y con don de profecía
Que la doliente manzana Ni desmaye el mal de Adam Alumbrado su sentido,
Que Adam comió, de goloso, Aunque grave te parezca ; Dijo que en él se pondría
Con fruto dulce y sabroso Que cuando este árbol florezca, Un hombre por quien seria
Del lodo la hizo sana. El y muchos sanarán.» Todo el mundo remediado.
Y cuando Cristo murió Habiendo Set este aviso, Este rey y gran señor,
Por general querella ,
la Consolóse en gran manera Avisado desle hecho,
So la tierra ?e entró ella Y aunque era larga la espera Hallóse puesto en estrecho,
Porque en ella no halló Partióse del Paraíso Porque temor con amor
Manos dignas de tenella ; » Con cara mas placentera; Batallaban en su pecho;
Y liase estado así enterrada Pero cuando ya llegó, Y hizo luego buscar
Doscientos y laníos años Aunque se dio mucha priesa, Este palo, y enterrólo
Por no ser menospreciada, El padre muerto halló, En un honesto lugar,
Ni verse mal empleada Y en su memoria plantó El misterio singular
En poder de sus extraños. El ramo sobre huesa la Guardando para sí solo.
Pues en empresa tan alia, El cual se hizo plantando Pero la virtud divina,
Y el galardón tan crecido, Árbol de gran presunción, Que ociosa estar no consiente ,

No descansa mi sentido Y desde aquella sazón Hizo encima allí por fuente
Hasta que vea sin falla Duró hasta ser corlado La probática picina,
Lo que busco y lo que pido. En tiempo de Salomón Salud del pueblo doliente;
Y en cosa tal cual es esta Que á vueltas del muy precioso Y aunque soterrado estaba
Es justo perder el sueño, Cedro que allí se cortaba, Do ninguno lo sabia,
Pues á Dios tanto le cuesta ; Fué traido este dichoso Sus maravillas obraba
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CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.
Que los enfermos sanaba Qtiién tan extraña de pena
Cuando el agua se movía. Arma con ella tu frente
Quién tan vecina de gloria Para trabar la pelea,
Mas de ciento que llegaban Si la Cruz ya consagrada Y rompe seguramente
Uno no mas iba sano, En el divino sagrario, Por Majencio y por su gente
Porque aquel pueblo villano Hecha ya su relicario, Por mas que valiente sea.»
No sentía ni gustaba Hoy fuese por mí hallada El dichoso Emperador,
Este dulzor soberano En este monte Calvario;
Que con su conocimiento Quedando muy confiado,
Y saliese este gran don Muy seguro y esforzado
No queda enfermo ninguno Por las mis manos á luz,
Entonces con este ungüento
Con el divino favor,
Y que por esta razón Perdió temor y cuidado;
Uno sanaba deciento, Esta fuese invención
la Y mandó luego quitar
Y ahora ciento por uno. Verdadera de la Cruz? De la bandera romana
Pues cuando el tiempo llegó Y será, según confio, Su divisa militar,
De padecer Jesucristo Hoy descubierta por mí Y solamente pintar
El árbol de Dios bienquisto Que no dudo estar aquí, La de la Cruz soberana.
Sobre el agua se salió, Porque el espíritu mío
Y nuevamente fué visto; La cual puesta en su pendón,
Me está diciendo que sí Y él llevando otra en la mano,
Y el que en el templo no fué Mas, porque el propio loor
Hábil para el edificio.
Muy alegre y muy ufano
Parece desmesurado Entró con gran corazón
Aquí le sobra la fe, En la boca del autor, Contra el soberbio tirano;
Pues se ofrece para que Será otro el relator
Le manden hacer su oficio. Y tal ventura le dio
De este hecho señalado. El que llevaba en el alma,
Pues andándose buscando Que sin sangre le venció,
Madero de que labralle Y por su muerte ganó
Cruz para crucificalle, PROSIGUE LA INVENCIÓN DE LA CRUZ.
Rica corona de palma.
Hallaron este nadando,
Hechizo para su talle Imperando Constantino, Pues quedando vencedor,
Y pareciéndoles tal
Emperador justo y fiel Vuelto su temor en gloria
Cual pedia su malicia, Levantóse contra él No perdió de su memoria
Labran del el principal Majencio, varón malino La Cruz, por cuyo favor
Tronco déla cruz real, Y tirano muy cruel; Hubo tan alta Vitoria
Ejecutor de justicia. Y como fuese señor Y sabida la verdad
En maldades poderoso, Del misterio que hay en ella,
Que la cruz del Rey divino Púsole tanto temor, Propuso en su voluntad
De cuatro maderos es :
Que este noble emperador De poner su autoridad
En oliva están íos pies, Carecía de reposo. Por buscalla y por habella.
El mástil de cedro fino,
Y de acíprés
el título
Y aplazada la batalla Y tomando quien le muestre
Entre ellos muy temerosa La fe, porque era pagano,
Los brazos de palma fueron,
Constantino no reposa, Tornóse luego cristiano
Do las manos se clavaron
Porque en su pecho la halla Por mano de san Silvestre,
Los que en la cruz entendieron
Cruz de gloria la hicieron,
Muy terrible y peligrosa Gran pontífice romano;
Cruz de pena la pensaron. No sabiendo qué hacer, Y queriendo caminar
Guerreaba en su sentido A cumplir su romería,
Piedad y paz notoria Con miedo de se perder, El tiempo no dio lugar,
La oliva nos representa El deseo de vencer Mas procuró de enviar
En la cual sus pies asienta Y el temor de ser vencido. Persona cual convenia.
Y la palma la Vitoria,
Y estando en esta agonía No se confenta ni ordena
Do sus brazos aposenta
Congojado y con recelo, Que vaya rey ni señor;
Pompa del rey se figura Mas que sea embajador
Alzó sus ojos al cielo
Por el cedro do se arrima,
A hora de mediodía Su madre la reina Elena;
Por el ciprés el altura
Por buscar algún consuelo; Que no halló otro mejor.
De la divina natura,
Que se levanta por cima.
Y cebó súpitamente Sin dilación ni tardanza
Su vista de novedad, Por cartas le certifica
Y según lo que se alcanza Viendo á la parte de oriente Su ventura y buena andanza
Cuatro veces fué mostrada Una cruz resplandeciente Y que cumpla su esperanza
La Cruz bienaventurada De extremada claridad Con humildad le suplica.
En diversa semejanza Al rededor déla cual Ella contemplando bien
,
Antes de santificada. Muy claras letras habia Milagro tan excelente,
A Seten ramo se da, Cuya sentencia decia: Partió luego incontinente
Y en árbol á Salomón «En esta sola señal La via de líierusalem
En el Líbano, do está, Vencerás esta porfía.» Con voluntad diligente;
Y á la reina de Sabá El, no pudiendo bailarse, Caso que cuando llegó
En palo hecho pontón. Después que la vio, de vella, Con esta nueva el correo
En la laguna la miran Comenzó á maravillarse, A Bilina, do partió,
En madero los judíos; Sin saber determinarse Inflamada la halló
Pero con sus desvarios, Qué figura fuese aquella. Deste divino deseo.
Aunque la sacan y tiran Pero la noche venida
, De cuyos amores presa,
No sienten sus señoríos; Constantino se acostó, Encendida y alumbrada,
Y aunque forma la vieron
sin
No para dormirla, no, Y del hijo suplicada,
Cuantos ojos la miraron Sino para dar salida Emprendió tan alta empresa
Dichosos diré que fueron Al nuevo caso que vio Con diligencia doblada.
Pues en la fuente bebieron Del cual estando ignorante Y por gran señora que es
Do tantos bienes manaron. Admirado de lo visto, Camina tan sin pasión,
Pues ¿de cuánta diferencia Aparecióle delante Sin guardar año nimes
Mi bienandanza sería, Con otra cruz semejante Que un paso da con los pies
Cuan sin igual mi alegría, El redentor Jesucristo; Y mil con el corazón.
Cuan rica mi diligencia Y «No tengas duda,
dijo : Con trabajo y diligencia
Cuan gran ventura la mia? Rey, en lo que visto has, Llegada donde desea
¿Quién como la reina Elena Ni del trance temas mas, En mandar luego se emplea
Quién tan digna de memoria Porque yo seré en tu ayuda Que vengan en su presencia
Quién de tales gozos llena, Y con esta vencerás. Los letrados de Judca;
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OBRAS MORALES Y DE RELIG10N.-L1BRO TERCERO. rji


Entre los cuales se llega Confiesas al que él negó, Las cuales con diligencia
Un sabio llamado Judas, Y la cruz en que fué muerto, Sacadas muy limpiamente,
Que aunque á los príncipes niega Comprar hoy al que él vendió; Subidas con reverencia
Lo que la Reina le ruega La muerte que él encubrió Fueron puestas en presencia
Al liu declara las dudas. Tú, cruel, la has descubierto!» De la Reina y de la gente.
Este á los otros avisa : Sabida pues la verdad Y puestas así á la par,
«Sabed que nos lia juntado Por la Reina generosa , Una gran duda causaban.
La Reina por su mandado Muy alegre y muy gozosa, Porque cuantos allí estaban
Para sacar la pesquisa Salió con solemnidad No saben determinar
Re Cristo crucificado. A buscar la Cruz preciosa Cual era la que buscaban;
Todos negad como yo Y después de haber llegado Caso que cuando las vio
Que la Cruz, tras que ella anda, Al lugar de la justicia , Esta señora de estima,
En que Cristo padeció, Mostró Judas colindo
el Y la de Cristo miró,
Yo sé dó está pero no ;
Donde fué crucificado Dicen que la conoció
Conseguirá su demanda.») El Justo por la malicia. Por el titulo de encima.
Ante la Reina venidos, Mas no hallando dó fué puesta Mas, por mas certificarse,
Por ella son preguntados, La Cruz del Rey soberano, Y salir de diferencia,
La primera vez rogados, Porque hizo allí Adriano Hicieron una experiencia,
La segunda requeridos, A Venus la deshonesta En que pudo bien mostrarse
La tercera amenazados, Un muy gran templo profano, Su ventaja y excelencia.
Que digan sin dilatar A fin que cuando llegaban Un cuerpo muerto trajeron,
Si oyeron, saben ó lian visto Cristianos en romería , Que de las andas tomaron,
Lo que ella viene á buscar, Pareciese que adoraban, Encima del cual pusieron
Y le muestren el lugar No lo que ellos deseaban Una cruz la que quisieron
,

Do padeció Jesucristo. Mas la imagen que se via, De aquellas tres que sacaron.
Todos responden callando, Mandó la Reina, celosa El cuerpo se quedó entero
Por mostrar que no sabían ; De Dios y de su sei vicio, Sin hacer nueva mudanza,
Mas, con miedo que lenian , Derribar este edificio Porque no llega ni alcanza
Están entre sí dudando Y la imagen de la diosa, La virtud de aquel madero
Si se lo descubrirían. Tienda pública de vicio ;
Para mas larga probanza.
No dan respuesta ninguna Y mandó que se quemase Y quitando la primera,
Porque en su boca no cabe; Lo que de madera fuese La segunda ponen luego
Mas ella siendo importuna, Y la piedra se apartase , Mas el cuerpo no se altera,
Todos responden á una Y que la tierra se arase Quedando muerto cual era
Que solo Judas lo sabe. Porque todo pereciese. Y en aquel mismo sosiego.
El cual , por ella rogado, Hincados pues los hinojos, La tercera cruz se pone,
Dijo « Señora , no sé
: Judas, el santo varón, La segunda removida;
Yo nada de eso, porque Con muy limpia devoción La cual del muerto sentida
Lo que nos has preguntado Puestos en tierra los ojos Al instante se dispone
Há muy gran tiempo que fué. Y en el cielo el corazón , A recibir nueva vida ;
Y estando yo por nacer Muy contrito y humillado, Y sin que le den la mano,
En ese tiempo y sazón A Dios demandó con lloro Por sí se levanta en pié,
Mal testigo puedo ser Que le fuese revelado Mas alegre y mas lozano,
De lo que no vi hacer, El lugar do está enterrado Mas hermoso recio y sano
,

Ni darte de ello razón.» Aquel divino tesoro. Que jamás nunca lo fué.
Ella visto que á su gozo
, Y levantado de allí ¡Oh venturosa mujer,
Tan contrario le hallaba, Con la merced que pedia, Reina Elena, emperadora!
De mansa tornada brava, Dijo con gran osadía :
¿Qué sentís, decid Señora? ,

Mandólo echar en un pozo «Caven, caven por aquí ¿Adonde llega el placer
Seco y hondo que allí estaba; Sin temor ni cobardía.» De que gozáis esta hora?
Y mandó que no le diese No bien dichas ni formadas Especial que en aquel punto,
De comer hombre ninguno, Estas palabras serian, Por mas os certificar,
Porque de hambre muriese, Cuando están aparejadas Prueban la Cruz allí junto
O que la verdad confiese Tantas espuertas y azadas, Encima de otro difunto
Con la fuerza del ayuno. Que en el campo ño cabían. Que llevaban á enterrar;
El , no pudiendo sufrir La Reina santa y bendita El cual , fuerza virtud tanta
Tan dura carcelería, Llena de gozos ufanos, Sobre su cuerpo sintiendo,
Dio voces al sexto dia, Rodeada de cristianos Convida muerte venciendo,
Que le saquen á decir '
Los peones solicita, Ante todos se levanta
Loque cubierto tenia. Que no sedaban á manos. Vivo , alegre y riendo.
Pero ya cuando salió ¡Oh venturosos peones, Santa Elena ¿qué hará
Hombre nuevo y bien hecho, Que tan santo suelo cavan ; Viendo tales maravillas?
Muy otro de que allá en lió, Dichosos los azadones, A mi parecer dirá,
Porque dentro le inspiró Las espuertas y serones Con el pueblo que allí está,
Dios la verdad en su pecho. Que de tal tierra gozaban Por el suelo las rodillas :

Este Judas fué después Entre los hombres al sol « Oh Cruz de mi Redentor,
¡

Obispo muy señalado, Andaba con alegría, Que sin mostrar embarazos,
San Quiríaco llamado, Dando priesa todavía; Abrazaste con tus brazos
De Cristo gran feligrés, El polvo le es alcohol El cuerpo de tal Señor,
Y por él martirizado. Y las piedras pedrería; Rompido y hecho pedazos
De cuyo convertimiento Y aunque es larga la labor, ¡Tú, que mereciste ser
Quedó según parecía ,
, Ño le estorba la tardanza, Escaño do se arrimase
El diablo mal contento, Porque la fuerza de amor Y serviste de doser,
Que volando por el viento, Pone esfuerzo al amador Y te supiste hacer
Daba voces y decia : Cuando va tras la esperanza. Cama donde se acostase!
Oh Judas falso, traidor,
« ¡ Ya de cansados y lasos «Hazme que de compasión
Enemigo de tu nombre, Los peones desfallecen, Se crucifique este dia
Digno ile que de tí me asombre, Cuando tres cruces se ofrecen La cruel ánima mía ,
Pues partes de tu favor A cabo de veinte pasos, Porque sienta la pasión
A mi Judas tan gran hombre., Que juntas les aparecen; Del que tal la recibía
, ;, , ,

252 CRISTÓBAL DE CASTILLEJO.


Adonde la Cruz hallaron Y por su santa venida
Y la crueldad esquiva La Iglesia fiestacumplida
Y á Dios oración haciendo,
De sus penas tan extrañas A tres de mayo celebra.
corazón se escriba, Viólos estar reluciendo
En mi
So la tierra do quedaron.
Y quede con sangre viva Final.
Imprimida en mis entrañas. Y después que los adora,
»Toda memoria y cuidado A la Reina los presenta, Lo que esta mi trova reza
Huya de mi pensamiento, La cual del todo contenta No fué, Señora, excusado,
Sino solo aquel tormento Se halla en verse señora Pues sirve de haber mostrado
De Cristo crucificado, De quien por sierva se cuenta. A dó llega mi simpleza.
Llagado, muerto, sangriento. Asi que, la Cruz sagrada, Ya no dejará de ser
Nunca plega á Dios ni quiera Tantos tiempos escondida, Invención de alguna cosa,
Que yo en nada tome gloria Kn el desta fué hallada Pues os será nueva glosa
Sino en Cruz de madera,
la Y en tan buen punto ganada De mi poquito saber.
Que sirviendo de bandera Que nunca será perdida. Y pues ambos lo pecamos,
Me dio parte en la viloria.» En manos está de quien Porque la mengua excusemos,
Habiendo ganado así No la comerá carcoma, Será bien que lo rasguemos
La Reina tan alto prez, Que la mitad della toma Antes que lo descubramos.
Congojada está otra vez Para sí á Hierusalem Vuesamerced no le duela
Porque le fallan allí Y la mitad para Roma Darle un tajo y un revés,
Los clavos deste jaez; Do por la Reina traida, Pero mas seguro es
Pero fué Judas corriendo No se maltrata ni quiebra, Arrimarle una candela.

m rs las poesías pe Cristóbal de castillejo.


POESÍAS

DE

FERNANDO DE HERRERA

JUICIOS CRÍTICOS.

DEL MAESTRO FRANCISCO DE MEDINA.


(Prólogo á las Obras de Garcilaso, con notas de Herrera.)

en nuestra edad ha habido excelentes poetas, tanto que puedan ser comparados con los an-
Si
tiguos, uno de los mejores es Garcilaso, cuya lengua sin duda escogerán las musas todas las ve-
ces que hubieren de hablar castellano. A nadie de los que con mas ardor han acometido esta em-
presa me parece haré agravio si después de Garcilaso pusiere á Fernando de Herrera pues si ,

su modestia no lo rehusara, no sé si debíamos dalle el primero... Es suya propia la elocuencia de


nuestra lengua, en la cual se aventaja tanto, ó bien escriba prosa ó bien verso, que si la perti-
nacia de tan loables trabajos no le estraga antes de tiempo la salud , tendrá España quien pueda
poner en competencia de los mas señalados poetas y historiadores de las otras regiones de Europa.
Pudo la afición deste generoso espiritu, alentada solamente con el premio de la virtud, romper
portan grandes dificultades, y con la perseverancia de tan honestos ejercicios aquistar los tesoros
de la verdadera elocuencia los cuales con hidalga franqueza de ánimo ha querido comunicar
;

ásu patria, enriqueciendo con ellos la pobreza del lenguaje común. Primeramente ha reducido
á concordia las voces de nuestra pronunciación con las figuras de las letras, que hasta ahora an-
daban desacordadas inventando una manera de escribir mas fácil y cierta que las usadas. Des-
,

pués, porque la forma de nuestra plática no desagradase á los curiosos por su simplicidad y llane-
za, la compuso con ropas tan varias y tan lucidas, que ya la desconocen, de vistosa y galana. Al
fin, viendo que nuestros razonamientos ordinariamente discürrian sin armonía, nos enseñó con
su ejemplo cómo sin hacer violencia á las palabras las torciésemos blandamente á la suavidad
de los números.

DE DON ALONSO DE ERCILLA.


(Aprobación de las Obras de Herrera, en 1582.)

Vo he de sonetos y canciones en buen lenguaje y verso justo tócanse en ellas


visto este libro ;

cosas y fábulas de gusto para los aficionados á la poesía, en las cuales muestra Hernando
mucho
de Herrera su buen ingenio y gentil espíritu, y no hallo en ellas cosa por donde no se puedan
imprimir,
;

FERNANDO DE HERRERA.

DE LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIÓ.


(En carta á un señor de estos reinos sobre la nueva poesía.)

Nunca se me aparta de los ojos Fernando de Herrera, por tantas causas divino ; sus sonetos y
canciones son el mas verdadero arte de poesía.
Quien quisiere saber su verdad imítele que de ;

Garcijaso no pienso hablar palabra pues han llegado algunos á tanta libertad, que llaman poe-
,

tas mecánicos á los que le imitan cosa tan lastimosa, que por locura declarada carece de res--
;

puesta.

DE FRANCISCO DE RIOJA.
(En la dedicatoria de las Poesías de Herrera al conde-duque de Olivares.)

Los versos que hizo en la lengua castellana son cultos, llenos de luces y colores poéticos;
tienen nervios y fuerza, y esto no sin venustidad y hermosura. Ni carecen de afectos, como dicen
algunos; antes tienen muchos y generosos, sino que se asconden y pierden á la vista entre los
ornatos poéticos; cosa que sucede á los que levantan el estilo de la humildad ordinaria. Los sen-
timientos del ánimo afectuosos, cuanto mas delgados y
deben tratar con palabras mas
sutiles, se

ánimo con su viveza en fin,


sencillas y propias, solo porque se descubran á los ojos y hieran el ;

ellos se han de ofrecer, no se han de buscar entre las palabras. Quien vistiese un cuerpo muy
apuesto y gentil, ó sea en el arte ó en la naturaleza, con demasiado ornato, no haria otra cosa
que oscurecer y ocultar la hermosura de sus partes... De manera que las cosas, cuanto mayo-
res, menos se han de ocultar con los modos y figuras. La grandeza se debe reservar solamente
para lo humilde, porque tenga vida y se levante á la estimación... Con esto he dicho á vuestra
señoría la causa de que los versos de Fernando de Herrera no parezcan á los ojos de muchos
afectuosos, que es no verse los afectos tan desnudos como en Ausías March y en Boscan pero algo ;

se debe conceder á quien ilustró tanto y engrandeció las musas castellanas que verdaderamente ;

fué el primero que dio á nuestros números en el lenguaje arle y grandeza. También hay quien
diga que no se ven en sus escritos imitaciones de los antiguos y esto, á la verdad, no merece
;

respuesta ,porque quien tuviere alguna lección siempre se encontrará en sus obras con lugares
ó traducidos ó imitados... Esparció en sus versos algunas palabras antiguas, ó por el sonido ó por
la significación ó por dar artificiosamente antigüedad a la oración
, cosa que hicieron los ilustres
;

poetas y escritores de no vulgar saber en las letras. También redujo otras voces á su entereza,
que la licencia ó la ignorancia popular habia cortado y disminuido. Fué diligentísimo en los nú-
meros, cuidando siempre con arle que ayudasen á sinificar las cosas que trataban... Ninguna cosa
hay en este autor que no sea cuidado y estudio aun en la trasposición de las palabras de que
, ,

usa tal vez, siendo así que se oscurece la oración pero lo que fuera culpable no habiendo causa
;

para hacerlo, cuando se hace con ella es diño de toda admiración... Nada de lo que escribió
deja de ser muy lleno de arte; pero nunca ia ejecutó con tan poca prudencia, que no la ocultase
con destreza. En las canciones es comparable á todos los mayores poetas de España y de Italia
en las elegías á cuantos las han escrito.

DE DON JOSÉ LUIS VELAZQUEZ.


(Orígenes de la Poesía Castellana.)

Fernando de Herrera mereció por este tiempo el renombre de divino, y no se puede negar
que tenia espíritu y fuerzas en el decir, aunque el demasiado esmero que puso en limar sus ver-
sos los hace algo desagradables á los que aman la armonía y suavidad de la rima.
)

JUICIOS CRÍTICOS. 233

DE DON JOSÉ MARCHENA.


(En el prólogo á sus Lecciones de filosofía moral.)

Los mayores poetas españoles parafraseaban los salmos hebreos, los valientes pensamientos y
las osadas imágenes de Job, los encendidos suspiros de la enamorada Esposa de los Cantares. Re-
vestíase el sublime Herrera de todo el estro de Moisés cuando, habiendo á la cabeza de sus is-
raelitas atravesado á pié enjuto el mar Rojo, ve el brazo de Jehová, que para el tránsito de su
pueblo escogido las contenia , despeñar las olas sobre las olas, y sepultar en los abismos de la
mar las cuatregas de Faraón y sus peones y sus jinetes, para entonar el canto de loor de la vic-
toria de Lepanto; resonaba su lira lamentando la temprana muerte del rey don Sebastian, los
pendones de Lusitania arrollados y derribados, sus legiones desbaratadas, derrocado y desmo-
ronado su antiguo poderío con son no menos doliente que el del arpa que acompañaba los la-
,

mentos de Judá que sentado triste á las orillas del rio de Rabilonia recuerda las caras ondas del
,
,

patrio Jordán, huérfano de sus hijos, el templo de Jehová yermo de víctimas, de pueblo y de
sacerdotes, el alcázar de Sion sin guardas Jerusalen viuda de sus moradores... Un estudio pro-
,

fundo de la lengua castellana y de los poetas españoles sus coetáneos y que le habían precedido,
una severa crítica, un oido sobremanera versado en la armonía y el ritmo poético, distinguen
especialmente á Herrera, á quien apellidó su siglo con el dictado de divino, á que le hacen
acreedor sus cantos líricos, puesto que el petrarquismo que en sus inacabables elegías domi-
na infunde miedo al mas osado lector. A las dos composiciones maestras que ya de él hemos
citado se ha de agregar la oda á don Juan de Austria después de la batalla de Lepanto (1) en ,

que introduce á Apolo celebrando el impávido esfuerzo de Marte en la rota de los gigantes, pro-
nosticando, empero, que ha de venir dia en que las hazañas del vencedor de Lepanto oscurezcan
y eclipsen las del numen de la guerra. Su canción al sueño respira la molicie tanto como la otra
el ardor marcial y con tal tino ha manejado el idioma, con maestría tal están las sílabas encade-
;

nadas, que en la primera retratan sus fuertes sonidos el estrépito de las armas, el ronco es-
truendo de las trompas bélicas, y en la última la dulzura del sueño, el blando sosiego del mun-
do, de su beleño tocado, el silencioso y suave vuelo de sus perezosas alas.

ALILUSTRISIMO SEÑOR DON FERNANDO ENRIQüEZ DE RIBERA, MARQUES DE TARIFA.


(Dedicatoria que puso Herrera en la edición primitiva de sus poesías.

Bien conozco que no ha sido mucho acertamiento haber prometido á vuestra señoría ilustrísi-
ma hacelle servicio en publicar estos versos, poco merecedores de la estimación que les da vues-
tra señoría y así , temo grandemente perder en la opinión de todos el crédito de recatado y es-
;

crupuloso en este estudio, que es lo último que me podia quedar en consuelo, ya que me hallaba
falto en las demás cosas y por esto quisiera no haber ofrecido tan liberalmente lo que descubrirá
;

la oscuridad y rudeza de mi ingenio. Mas tengo tanto respeto á la satisfacción que mostró tener
vuestra señoría cuando me hizo merced de amparallos con su nombre, que quiero antes aventu-
rarme al juicio, no solo de los hombres que saben pero de los inorantes, que retraerme de mi
,

propósito, cuanto mas que tiene fuerza de imperio el ruego de los príncipes, y no podia yo rehu-
sar de obedecer á vuestra señoría sin caer en culpa. Suplico pues á vuestra señoría ilustrísima
que los favorezca de la suerte que suele hacerme merced ; que si por ventura merecieren ser
vistos y acogidos de algunos, deberán eso á vuestra señoría, aunque no lo espero de su poco me-
recimiento. — Ilustrísimo Señor.— Besa las manos á vuestra señoría ilustrísima su servidor,

Fernando de Herrera.

(i) No es después de la batalla de Lepanto, como dice Marcbena , sino después de la reducción de los moriscos de
Jas Alpujarras á la obediencia de Felipe II,
236 FERNANDO DE HERRERA.

PREFACIÓN DE FERNANDO DE HERRERA A SUS VERSOS.


(
Edición de Pacheco.)

Bien quisiera, ya que me dispongo tan tarde á publicar estos juegos de la juventud, que fue-
ran tales, que me libraran en parte de la culpa que suelen dar los hombres cuerdos á los que
embarazan lo mejor de su vida en semejante ocupación. Pero, ya que estoy obligado á este ries-
go, si en ellos no descubriese algún rastro de la perfección y excelencia que se halla en las obras
de los buenos escritores, no ha sido falta de diligencia y cuidado, sino infelicidad de mi genio,
que el conocerla me ha retirado muchas veces de la publicación de estos versos; mas el deseo
de agradar á quien, satisfecho dellos, piensa que merecen salir á luz me obliga á que me sujete
,

á la pena de este atrevimiento. Y si he de decir verdad no ha tenido pequeña parte en mi deter-


,

minación el amor, que es tan natural en todos los que escriben, de querer ver sus obras en al-
guna estimación y cuenta. Conozco de mí que no merezco esperar memoria en la edad venidera;
que fuera demasiada soberbia esperarle pero, si por estudio y trabajo y por admiración de los
;

antiguos se debe alguna bien podia merecerla. Lo que ha sido en mí he hecho por acercarme
,

á la perfección con la imitación de los mejores lo demás lo juzgará el tiempo cierto y desapa-
; ,

sionado censor de estas cosas, que cuando son tan pequeñas como las que yo ofrezco, es sim-
pleza querer engrandecerlas con el aparato de luengas prefaciones.
, , , , ;; ,,

POESÍAS

FERNANDO DE HERRERA,

LIBRO PRIMERO.

IV.
• COMPOSICIONES VARIAS.
jOh , fuera yo el olimpo, que con vuelo
SONETO PRIMERO. De eterna luz girando resplandece
Cuando mengua Timbreo y Cintia crece
Sufro llorando, en vano orrór perdido, En el medroso horror del negro velo!
El miedo y el dolor de mi cuidado, En lo mejor del noble hesperio suelo,
Sin esperanza, ajeno y entregado Que crea y baña el Bétis y enriquece ,

A! imperio tirano del sentido. Viera laalma belleza que florece


Mueve la voz amor de mi gemido, Y esparce lumbre y puro ardor del cielo;
Y esfuerza el triste corazón cansado , Y en su candor clarísimo encendido,
Porque siendo en mis cartas celebrado, Volviera lodo en llama, como espira
Del se aproveche nunca el ciego olvido. En fuego cuanto asciende al alta etra.
Quien sabe y ve el rigor de su tormento, Tal vigor en sus rayos ascondido
Si alcanza sus hazañas en mi llanto, Y'ace , que si con fuerza alguno mira
Muestre alegre semblante á mi memoria. En ella , coa mas fuerza en él penetra.
Quien no, huya y no escuche mi lamento;
,

Que para libres almas no es el canto


De quien sus daños cuenta por Vitoria.
Amor, que me vio libre y no ofendido,
II.
Torció, de mil despojos ricos llena ,
En lazos de oro y perlas la cadena
Luz en cuyo esplendor el alto coro. Y en nieve ascondió y púrpura, atrevido.
Con vibrante fulgor está apurado, Con la flor de las luces yo perdido,
De dulces rayos bello ardor sagrado, Llegué y apresuré mi eterna pena;
Do enriqueció Eufrosina su tesoro; Tiembla el pecho (iel y me condena;
Ondoso cerco que purpura el oro, Huyo, doy en la red caigo rendido (1).
,

De esmeraldas y perlas esmaltado La culpa de mis daños no merezco,


Y en sortijas lucientes encrespado, Que fué el nudo hermoso, y de mi grado
A quien me inclino humilde alegre adoro;,
No una vez le entregara la viloria.
Cuello apuesto, serena y blanca frente , Cuanto sufro en mis cuitas y padezco
Gloria de amor, gentil semblante y mano, Hallo en bien de mis yerros engañado
Que desmaya la rosa y nieve pura, Y del engaño salgo á mayor gloria.
Es esta por quien fuerzo al mal presente
Que pruebe su furor, y siempre en vano VI.
Aventajar intento mi ventura.
Con el puro sereno en campo abierto
III.
Vuela mi alado carro, y fresco llega
El vienlo arando el golfo la paz niega
;

Pues de este luengo mal penando muero, Cielo airado, aire adverso, flujo incierto.
Sin que remedio alguno estorbe el daño, Desampara huyendo el mar desierto
Amor me dé en consuelo de mi engaño ,
, Mas miedo y horror lo aflige y ciega
el
Falso placer ajeno, aunque postrero ; Noto cruel que su furor despliega
, ,

Que mi dolor anime el duro acero, Las velas rompe impide entrar el puerto.
,

Y en blanda saña el tibio desengaño, Cuando rie una luz en occidente


Y el desden manso, en cuya ausencia pugaño Que alegra el orbe etéreo , y desfallece
Mi perdición, y en vano el bien espero ; El soplo austrino y cesa el ponto oscuro
Para que de mi muerte la memoria La prora vuelvo, y lejos tardamente
Y en voluntad ingrata mi firmeza La tierra sola en puntas aparece
Haga á la edad siguiente insigne historia, Y nunca al puerto arribo que procuro.
Que de mis esperanzas y riqueza
Fincarán (
corto premio á lauta gloria!)
¡

Deseos acabados en tristeza, (1) Asi Fernandez; Pacheco pone cayo.

P. xvt-t, il
, ,,
, , ,,, ;, ,,! , ; , ; ,, ,, , ,

«& FERNANDO DE HERRERA.


VI!. Y mas temo en la envidia del tormento
El qu*eme excusa y roba este inhumano
Vuela y cerca la lumbre y no reposa, Qne cuanto mal me causa y cuanto siento.
Y huye y vuelve, á su beldad rendida No
toca el puro fuego soberano
Figura simple suya y encendida , A quien no muere amando, á quien perdido
Siente que fué á su muerte presurosa ;
No se deja llevar de ajena mano.
Mas yo, alegre en mi luz maravillosa Dichoso yo, que aventuré atrevido
A consagrar osando voy mi vida, La amada libertad en que vivia
Que espera de su bello ardor vencida
,
Y me gané, venciendo, de vencido.
O perderse ó cobrarse venturosa. Lánceme el caso vario donde enfria
Amor, que en mí engrandece su memoria Arturo y la desnuda tierra en cielo
Entibia mi esperanza en lento engaño, Nevoso hiela, ó Febo do porfía.
Y en llama ingrata ufano me consumo. De África el seco rostro con el vuelo
Cuidé ( tal fué mi mal ) ganar la gloria
¡
!
Abrasado, y feroz con hacha ardiente
Del bien que vi y al fin hallo erf mi daño
,
Recocer y teñir de oscuro velo
Que solo de mi incendio resta el humo. Que en la impresión., ó rígida ó caliente,
Alentará mi pecho desmayado
VIII.
Con suave beldad mi luz presente.
¿Qué bello nudo y fuerte me encadena Quien el deleite sabe regalado
Con tierno ardor, en quien amor airado Del' triste, y el placer que encubre y liene
Me enciende el corazón, y en un cuidado El tierno corazón en su cuidado,
Duro y terrible siempre me enajena? Solo puede entender cuan bien me aviene
El oro que al Cange indo en su ancha vena En mi dulce pesar, y la holganza
Luciente orna y en hebras dilatado
,
Que en mi pena á mi espíritu proviene.
Con luengo cerco y terso ensortijado No puedo de mi afán hacer mudanza;
Gentil corona en blanca frente ordena. Que amor no me consiente que descanse
¡Oh vos, que al sol vencido, prestáis fuego, Del dolor que sostiene mi esperanza , .

En quien mi pensamiento no medroso Antes quiere que en él muriendo canse.


Las alas metió libre , y perdió el vuelo
Lazos que me estrecháis mi pecho ciego ,
SONETO IX.
Abrasad, porque en prez del mal penoso Pues de mi bello sol el rayo ardiente
Segura mi fe rinda su recelo. Mi débil vista ofende en claro dia ,
Y tarde la suave llama envia
ELEGÍA PRIMERA. Al pecho, que su aliento apenas siente ,

Vea yo en blanca luna su fulgente


Esperanza enamorada. Esplendor, que dé fuerza al alma mía
No por mi daño incierta siempre y fria
Un divino esplendor de la belleza Mas con florida luz y ardor presente.
Pasando dulcemente por mis ojos Que la celeste hacha será oscura
Mi afán cuidoso causa y mi tristeza. , Y la nocturna sombra luminosa ,
Peno, pero el valor de mis enojos Y podrá gloriarse en mis despojos;
Agradezco á mi llama por quien amo , Y sin cobrar temor á mi ventura
Dolor que da á mi estrella mis despojos. Veré (¡oh gran bien !) mi üelia piadosa
Nuevo amador en nuevo ardor me inflamo
,
Volver, cual á Endimion , los tiernos ojos.
Y me renuevo en su vigor, y espero
Aquel bien que suspiro ausente y llamo. X.
Primero es este mal será postrero ,
Lento y pesado olvido, que del daño
Que no podrá sufrir el tierno pecho Eres (pie mas me aqueja mayor parte,
,

O mayor otro fuego ó menos fiero. Si á mi memoria ocupas esta parte


Si amor do el hielo en el rifeo lecho Que siempre me recuerda el desengaño,
Cobra rigor eterno me llevara Y ajeno del amor y de su engaño
Se viera de mi incendio al fin deshecho. Respiro, y mi dolor de mí se parte,
Cuido que el frió ponto no engendrara Prometo agradecido celebrarte
Veneno mas terrible que su vista En la mesma sazón del dia y año,
Ni que mas algún rayo penetrara. De suerte que á tu nombre igual no sea
Mas ¿qué fuera si acaso y cerca vista Nemosina y se humille el claro asiento,
,

Tal vez de mi y gozara yo rendido


, Y á la umbrosa región rinda tu gloria;
El precio de abrasarme en tal conquista? Si no, desierto olvido yo te vea
Cuantas flechas desarma en mi herido Padecer, olvidado con tormento,
Corazón el tirano, tanta gloria Y eterna de tus males la memoria,
Atiendo, de mis males ofendido.
No me dará el cruel por mas vitoria XI.
Que las cuitas me acaben que padezco, Bellas flechas del alma , ardiente llama
Negando tanta estima á mi memoria. Do afina y avalora sus despojos ,

Bien sé que con mi pena no merezco Lazos purpúreos, lúcidos manojos,


Honrarme y el sentido devanea
, En cuyo cerco amor mi espirlu inflama,
Osado en la pasión á que me ofrezco. Volved la luz serena á quien vos llama
Dióme el impío sus ojos con que vea ,
Crespas hebras floridas, dulces ojos;
Mi sola perdición mas mi ventura ; Que los nudos bien siente y los abrojos
Esta mi perdición por bien desea. Quien pena y su mal sufre y por vos ama.
El valor, la grandeza y hermosura En solo un corazón tentad el fuego
Me esfuerzan al peligro, y me sustenta Y el arco que aunque solo, su firmeza
,

En medio del dolor mi lumbre pura. El precio del mayor amante encierra;
El áspero trabajo que me afrenta Que gastará la aljaba el niño ciego,
En descanso se vuelve y si la miro, ; Y los rayos que enciende esa belleza,
El daño mas molesto me contenta. Primero que desmaye en tanta guerra.
Si sale de su pecho algún suspiro,
Quedo ingrato á mis males , y deseo XII.
Y debo la razón por que suspiro. Yacia sin memoria entorpecido
Corto en la mucha gloria que poseo, Con fria sangre el corazón helado
Por mi excelso y felice pensamiento Amor hizo que escriba en mi cuidado
Hallo el humano nombre al bien que veo ; Cosas que me enajenen del olvido.
,, , ,, , ; »; , ; ; , ;, , ; ;, ,

COMPOSICIONES VARIAS.- LIBRO PRIMERO. 259


XVII.
Vi una luz bella, en ella vi encendido
Que el rigor corrió en llamas desatado Las hebras que cogia en lazos de oro
Y todo en ardor vivo transformado Con arte vuestra blanca y tierna mano,
Espero ver el tiempo al fin vencido. Miraba y el semblante altivo y llano
,

Levanto ya el cuidado y pensamiento Y la florida luz que amando adoro.


Quieren amor y honor que ensalce el vuelo Creia en vos del sacro excelso coro
De mas noble osadía que Perseo. Que el esplendor se unia soberano;
Trabajo dulce, amallo sufrimiento, Porque en sombra aunque bella y , ,
traje humano
Que sin pavor podéis llevarme al cielo, No vio tal bien el orbe y tal tesoro.
Acompañad eternos mi deseo. Cuando rompiste leda el dulce espanto,
Qne de vos parte ausente y solo apena
XIII. Preguntando «¿ Qué fuerza me arrebata ?»
:

Yo, que temo partirme suelto en llanto ,

A la derrota del duque de Sajorna por Carlos V. Digo «Pienso queá muerte me condena
:

Del cruel vuestro amor la saña ingrata.»


Do el suelo hórrido el Albis frió baña
Al sajón que oprimió con muerta gente
,
CANCIÓN PRIMERA.
Y rebosó espumoso su corriente
En la esparcida sangre de Alemana ; AI sueño.
Al celo del excelso rey de España Suave sueño, tú, que en tardo vuelo
Al seguro consejo y pecho ardiente, Las alas perezosas blandamente
Inclina el duro orgullo de su frente, Bates de adormideras coronado,
,

Medroso, y su pujanza á tal hazaña.,


Por el puro, adormido y vago cielo,
La desleal cerviz cayó, que pudo Vén á la última parte de occidente,
Sus ondas con semblante sobrar fiero Y de licor sagrado
Y sus bosques romper con osadía. Baña mis ojos tristes que cansado
Marte vio, y dijo, y sacudió el escudo ;

Y rendido al furor de mi tormento,


« ¡Oh gran Emperador, gran caballero! No admito algún sosiego,
¡Cuánto debo á tu esfuerzo en este dia !

Y el dolor desconhorta al sufrimiento.


Vén á mi humilde ruego,
XIV. Vén á mi ruego humilde ¡oh amor de aquella ,

Que Juno te ofreció, tu ninfa bella!


La púrpura en desteñida
la nieve
Divino sueño, gloria de mortales,
El dulce ardor con tibia luz perdía,
Regalo dulce al mísero afligido
Y en los cercos y oro parecía
Venus desfallecer con voz vencida.
Sueño amoroso, vén a quien espera
Cesar del ejercicio de sus males
La enemiga cruel de humana vida
Su niebla alegremente esclarecía Y al descanso volver lodo el sentido.

Y mi alma último traia


el fin
¿Cómo sufres que muera
Lejos de tu poder quien tuyo era?
En vuestros graves ojos ascondida.
Mas espirando a,mor suave y tierno ¿No es dureza olvidar un solo pecho
En el hielo y las rosas, la Vitoria En veladora pena
Porfió y consiguió en dichosa suerte.
Que sin gozar del bien que al mundo has hecho,
Centelló en vuestra faz su fuego eterno,
De tu vigor se ajena?
Y á la belleza ufano dio la gloria Vén sueño alegre, sueño, vén , dichoso;
,

Vuelve á mi alma ya vuelve el reposo. ,


Que en vida volvió leda la impia muerte.
Sienta yo en tal estrecho tu grandeza,
Baja y esparce líquido el rocío,
XV.
Huya la alba, que en torno resplandece ;
Corta alegría, inútil vanagloria, Mira mi ardiente llanto y mi tristeza,
Deseos en ingrato atan perdidos. Y cuánta fuerza tiene el pesar mió,
Suspiros tarde en mi dolor crecidos Y ni frente'humedece
Despojos que aborrezco, de impia historia, Que ya de fuegos juntos el sol crece.
Para amargo temor de la memoria Torna sabroso sueño, y tus hermosas
,

Vos halláis en mi daño reducidos; Alas suenen ahora,


Mas , después de mis males pretendidos, Y huya con sus alas presurosas*
Mal podéis pretender m;»yor vitoria. La desabrida aurora
Conozco al fin y siento bien mi engaño, Y lo que en mí falló la noche fria
Que el dardo que en mi pecho temblar veo Termine l»cercana luz del dia.
Mostró fiera experiencia de mi- afrenta. Una corona oh sueño de tus flores ¡ !

Dejadme, pueshuis, mi desengaño; Ofrezco tú produce el blando efeto


;

Que ni vuestra promesa ya deseo, En los desiertos cercos de mis ojos;


Ni el bien de vuestra pena me contenta. Que el aire entretejido con olores
,

Halaga y ledo mueve en dulce afeto


XVI. Y de estos mis enojos
Destierra manso sueño, los despojos.
,

Veo el ajeno bien veo , el contento Vén pues, amado sueño, vén, liviano
Que ofrece blando amor al pobre estado ; Que del rico oriente
Y como al fin doliente congojado , , Despunta el tierno Febo el rayo cano.
Busco un liviano engaño á mi tormento. Vén ya sueño clemente
,

Aparto déla pena el pensamiento, Y acabará el dolor ; asi te vea


Y espero, osadamente aventurado, En brazos de tu cara Pasilea.
Nueva gloria en la fuerza del cuidado,
Y doy valor seguro al sufrimiento. SONETO XVIII.
Surte incierto mil veces mi deseo,
En este que prosigo, espacio incierto.
La presa desparece por quien muero, Armado con los riscos y espantoso,
Y remonta con desden perdido.
se
Descubro estrecho paso y afanoso,
Temoser otro insano Salmoneo,
Dudosa salud siempre y daño cierto.
Que fingió el no imitable rayo fiero, Huyendo entre las peñas el desierto,
Y fué con rayo abrasador herido. Dilato el rastro del dolor penoso;
Resuena áspero el viento, y el hermoso
Cielo yace en tinieblas encubierto.
,!, ;
, ;, ,, ;; ; , ; ,
;

2G0 FERNANDO DE HERRERA.


Ya corro despeñándome sin liento, el semblante descontento
El silencio,
Ya doy en las espinas con los ojos Y confuso gemido es muestra abierta
el

Y no liallo algún fin en mi camino. De mi penoso y luengo desvarío.


Cánsase y desespera el sufrimiento, No me duele aunque inmenso, mi tormento;
Y no teme el peligro y los abrojos Duéleme que mi pena, á todos cierta,
Cuanto llevar presente el nial comino. No conozca quién causa el error mió.

XIX. XXIV.
Crece y alienta fiero en el ñemeo Tan alto esforzó el vuelo mi esperanza,
León, y imprime su furor presente. Que mereció perderse en su osadía
Y en el orbe terrestre esfuerza ardiente Yo bien lo sospechaba, y le temía
Las llamas el dañoso Iperioneo. De su atrevida empresa la venganza.
Y cuando amor, ingrato á mi deseo, No me escuchó, y siguió una confianza,
Descubre en su león mas inclemente Que huyó con los bienes que tenia ;

Los rayos acabar indignamente


, Y conmigo en tal cuita y agonía
Mi estéril esperanza triste veo. Se adolece y lamenta en la mudanza.
Abrasa el corazón do'nunca el IVio . Para culpa en tanto daño,
aliviar la
Tuvo lugar, ¡ay oh dolor penoso,
,
De Faetón rayo le recuerdo,
el
A quien otro ninguno es semejante Y de su intento ufano la memoria
No puede amortiguar el llanto mió Que solo ya me sirvo del engaño
Este incendio; que el Bétis espumoso En mi mal, y en mi error penando, pierdo
Ni todo el grande Océano es bastante. Sin sazón las promesas de mi gloria.

XX. SEXTINA PRIMERA.


Ardia, en varios cercos recogido Poder de unas tristezas.
Del crispante cabello en torno el oro,
Que en bellos lazos coronado adoro, Un verde lauro en mi dichoso tiempo
Dichoso en el dolor del mal sufrido. Solia darme sombra, y con sus hojas
Vibraba el esplendor esclarecido Mi frente coronaba junto á Bétis;
Y dulces rayos, del amor tesoro ,
Entonces yo en su gloria alzaba el canto,
Por quien perdida busco siempre y lloro Y resonaba como el blanco cisne.;
La gloria de mi daño consentido. La soledad testigo fué, y el bosque.
Veste negra descuido recatado
, Después que al bien me dio principio el bosque,
Suave voz de angélica- armonía Y en la sombra goce del dulce tiempo,
Era, mesura y trato soberano. Y canté como cuando muere el cisne,
Yo, que tal no esperaba trasportado , ,
El lauro me negó sus verdes hojas;
Dije, en la pura luz que me encendía
'

: Y en triste se trocó el alegre canto,-


«No encierra tal valor semblante humano.» Y se admiró de mi lamento Bétis.
Yo busco el lauro junto al grande Bétis,
XXI. Y está cerrado en el espeso bosque.
De bosque en bosque, de uno en otro llano, Do apena llega el lastimoso canto
Solo, en medroso horror y en sombra oscura
Que le ofrecí el pasado alegre tiempo;.
,

Voy suspirando ausente, y la luz pura Mas él huye de darme mas sus hojas,
Busco, que me encubrió el amor tirano. Y yo me quejo como suele el cisne.
Corto el rio y traspaso el monte en vano;
Jamás cantó tan triste el dulce cisne
Que no se debe mas á mi ventura En el sonante sulco del gran Bétis,
El bien que la esperanza me procura Como yo por el lauro y verdes hojas
Huye y se me desliza de la mano. Que me impiden tratar el duro bosque;
En este duro estrecho me lamento, Y con memoria del suave, tiempo,
Porque sea mí daño manifiesto Resuena todo en lástimas mi canto.
Y alguno se conduela en mi cuidado. Ya no sonaré yo el felice canto
No conhorta al tin esto mi tormento Que puso envidia en Bétis al gran cisne
;

Que tanto mi dolor es mas molesto Pues es contrario á mi esperanza el tiempo,


Cuanto de ajeno pecho mas llorado. Tristeza oirá y lágrimas ya Bétis,
Y al cielo moveré contra aquel bosque
XXII. Que del lauro defiéndeme las hojas.

Pues ya no me corono de las hojas,
En tu cristal movible la belleza • Enmudezca de hoy mas el tierno canto
Veo, Nereo padre figurada , Así vea desnudo al triste bosque
De mi luz, que de rayos coronada Y llore mi dolor el blanco cisne
Muestra alegre su gracia y su grandeza. Que tiende el lecho en el soberbio Bétis
Tus ondas vibran y arden con la alteza Pues el lauro me falta, y deja el tiempo.
De la llama titania , y la rosada Entristéceme el tiempo , el lauro y hojas,
Frente alabo, y de púrpura imitada El canto no me agrada, el blanco cisne
En ellas y de nieve la pureza.
, Lamente en Bétis, y arda en fuego el bosque.
Si alzo al polo los ojos donde junto ,

Te pinta su color, presente miro SONETO XXV.


De mi lucero el dulce ardor llorido.
Dulce el fuego de amor, dulce la pena,
Y dudoso del bien al mesmo punto ,

Vuelvo, y en tu fulgente ponto admiro


Y dulce de mi daño es la memoria
Cuando renueva amor la antigua historia
Su esplendor, y en el cielo dividido.
Que á su grave tormento me condena ;
XXIII. Mas cuando hallo mi esperanza llena
De bien y de promesas de Vitoria ,
Del fiero Marte el canto numeroso Un súbito dolor turba mi gloria
Y de la selva olvido, y verde prado Y lodos mis contentos desordena
La avena, porque vuelvo al fia cuitado, Que será esta luz pura de belleza
En gloria de quien turba mi reposo La fe del justo amor en poca tierra
De aquel cruel, que fuerte y poderoso, Vuelta y el fuego muerto que me inflama.
,

Terror de hombres y dioses y cuidado, ¡Oh vano ardor de la inmortal flaqueza!


Me forzó á tolerar el mal de grado, ¿Si el fin que ofrece paz de tanta guerra
Y en mi pasión me agrada estar lloroso. Ño dejará aun ceniza de mi llama?
, ; ,
! ,, ;

COMPOSICIONES VARIAS.-LÍBRO PRIMERO. 2GÍ


XXVI. Porque con nuevas ramas tu corriente
Cercaré coronando, y destilado
¿A dó tienes la luz, Héspero mío,
Iré en tu luengo curso y extendido
La luz, gloria y honor del Ocidente? (i)

¿Estás puesto en el cielo reluciente Que mi luz ceñirá su bella fíenle

En importuno tiempo y seco estío? De mis hojas , ó en llanto desalado,


Lleva tu resplandor al sacro rio, Seréen sus blancas manos recogido.
Que tu belleza espera alegremente,
Y el céfiro te sea otro oriente, XXXI.
Hecho lucero, y no Héspero tardío. Yo vi á mi dulce Lumbre que esparcía
Merezca Bétis feri.il tanta gloria, Sus crespas ondas de oro al manso viento,
Que solo éldestas luces ilustrado, Y con tierno y suave movimiento
A tierra y cielo lleva la Vitoria; Mi duro corazón enternecía ;

Que tu belleza y resplandor sagrado Mi rustiqueza y torpe rebeldía


Hará perpetuo, de inmortal memoria, Perdió, vencida , el ostinado intento,
Mientras corriere al mar arrebatado. Y en blaiftio y regalado sentimiento
Trocó mi alma la aspereza mia.
XXVII. Nunca me vi mas preso ni rendido,
Las luces do el amor su fuerza apura Y nunca vi en mi Luz mayor dureza,
Con el sereno ardor de sus centellas; Ni mas recio desden ni largo olvido.
El oro crespo, en mil sortijas bellas A término tan grave y estrecheza,
De rayos coronado; y llama pura Casas, mi Irisle suerte me ha traído,
;

Las palabras vestidas de dulzura, Que temo de mi Lumbre la belleza.


Que la armonía celestial en ellas
Parece, el pecho duro á mis querellas, ELEGÍA II.
La mano que á la nieve vuelve oscura,
Son causa del tormento y dolor mió, Poder de un desden.
Con muchas que callando siento y veo
Y no me valen en mi esquiva suerte. Si ya la Luz que causa mi alegría
En su dureza solo el bien confio ; Su resplandor aparta de mis ojos,
Porque á vana esperanza y gran deseo ¿Para qué quiero ver la luz del día?
No se debe pedir sino la muerte. ¿Para ver por ventura mis despojos
En ajeno poder, y mi memoria
XXVIII. Muerta, y vueltas las flores en abrojos?
Amor, porque me dio breve Vitoria,
Incendio de Troya,
Y no entera, con daño de la vida,
El bravo fuego sobre el alto muro Que fortuna en sus hechos nueva gloria ;

Del soberbio Ilion crecia airado, Mas grave siente la inmortal herida
Y todo por mil partes derramado, Con la fuerza del mal y triste temo
,

Se envolvía confuso en humo oscuro. A la alma á tales ímpetus rendida.


Caia traspasado por el duro Espero ya llegar á tal extremo,
Hierro, y ardia en llamas abrasado, Que á todos ponga lástima mi pena,
Y se rendía al ímpetu del hado Y no espero tornar al bien supremo.
Del Fríge osado el corazón seguro. Libre quisiera estar dela cadena

Solo el rey de Asia, muerto en la ribera, Que en los dorados nudos me ha íorzado
Grande tronco ¡ay cruel dolor! yacia , A padecer el daño que me ordena.
Y su cuerpo bañaba el ponto ciego. Adonde laluz vuelvo fatigado,
¡Oh fuerza oculta de la suerte liera! Una sombra, un horror, un gran tormento
Que cuando Troya en fuego perecía, Se presenta en la fuerza del cuidado.
Falle á Priamo tierra y falle fuego. El prado, que solía estar contento,
Y el rio de mi canto entretenido,
XXIX. Muestran de mi dolor el sentimiento.
Los árboles las ramas han perdido
Acabe ya el lamento grande mió, La yerba se consume y se deshace
Con quien inundo, Bétis, tu corriente; El calor en las (lores esparcido.
Que mi dolor acerbo no consiente A nadie de mi lástima le place:
Perpetuo estado á tanlo desvario.
Sola mi bella Luz ay dura suerte
¡
Este fuego en quien ardo gaste el frió,
Se alegra, y mi dolor le satisface.
Piompa este yugo estrecho ya mi frente, ;,A dó me volveré con mal tan fuerte?
Y amor en sus rendidos nome cuente; ¿Quién podrá remediar mi desventura,
Que del á luengo paso me desvio. Sino la cruda y espantosa muerte ?
No me tendrá en confuso error su olvido, Aquella claridad y hermosura
Su desden, su rigor y su tormento, Que ya algún tiempo se llamaba mia
Que tanlo se cansaron en mi pena. -

Deshizo mi esperanza y mi ventura.


Mas yo ¿qué digo, ausente y ofendido, Pues me deja mi luz y mi alegría,
Si el impío ofrece siempre al pensamiento Y no deja el dolor, quiere que muera,
De mi astro fatal la luz serena?
Porliando con mísera agonía
Que vanagloria de mi muerte espera.
XXX.
que en este tiempo solo y frió
Bétis, SONETO XXXII.
Escuchas mi dolor, del hondo asiento,
Acoge en tu quieto movimiento (2) Largos, sutiles lazos esparcidos
Los úllimos suspiros que yo envió; Por el rosado cuello y blanca frente;
Y si tiene valor tu sacro rio,
,
Dorada diadema , ardor luciente,
Dame que en árbol verde mi tormento Llenos de mis despojos ofrecidos;
Lamente transformado, que ya siento Tiernos y bellos ojos encendidos ,
Üébil la voz, cual cisne, al canto mió (3) Rayos de amor por quien mi pecho siente
,

La herida inmortal que llevo ausente


Abrasada mi fuerza y mis sentidos;
(2) Hebrciu en sus Anotaciones á Garcilaso, pone este soneto
,

ton las variantes que siguen :

Acoge en tu callado movimiento.


(3) Cual cisne débil voz ul canto mió. (*) Iré en tu curso largo y extendido.
; , ,, , ; ;! , !! !

FERNANDO DE HERRERA.
Dichoso yo, que merecí cadena Quiere que calle el mal y que consienta
De vuestras ricas hebras, y la llama La pena que me aqueja y siempre ofende, •

Que de vos procedió en estos mis ojos. Y en fuego desusado tarde enciende
¡Oh, si pudiera acrecentar la pena El corazón, que en llama se sustenta.
Y avivar mas el fuego que me inflama, Si esta grave pasión no perturbara
Para daros debidoslos despojos! El pecho, bien pudiera confiado
Llegar al dulce fin déla alegría;
XXXIH. Mas ay, cuánto es esta esperanza cara!
¡

El duro hierro agudo que la mano,


Y por mirar su bien ¡cuánto ha pasado
Rica de mis despojos por vos siente, De afán y de tormento la alma mía!
Y la sangre esparció que amor ardiente
Guardó' cual néctar puro y soberano; XXXVIII.
Guiólo amor, y abrió manso y humano Este lauro que tiene en su corteza
Lugar al dolor vuestro tiernamente ; Verde escrita la honra de mi pena,
Que el mal que siento grave y vehemente Y en él el manso céfiro resuena
Blando siente el cruel pecho tirano. Mi mal su resplandor y su belleza
,

La herida terrible que en mis ojos Cuando el sol elevado en mas alteza
De los vuestros entró, y causo mi pena Se vio, me dio en sus hojas sombra llena ;
Venganza toma ahora en vuestro yerro. Fué el calor blando y la congoja buena,
No esculpa vuestra, es gloria á mis despojos; Y entonces me alegraba la aspereza.
Y así, que os hiera el dulce amor ordena, Ahora, oh triste hado, avaro cielo
¡

Como á mí vuestros ojos, vuestro hierro. Que deja el sol ardiente el paso abierto,
Y todo el mal y daño en mi fortuna ,
XXXIV. Con llanto eterno y falto de consuelo
Las hebras de oro puro que la frente Miro el lauro, y padezco en el desierto,
Cercan en ricas vueltas do el tirano
,
Por su culpa, el calor que me importuna.
Señor teje los lazos con su mano,
Y arde endulce luz resplandeciente ¿
la
XXXIX.
Cuando el ivierno frióse presente, Del mar ondas quebrantarse vía
las
Vencedor de las flores del verano, En las desnudas peñas desde el puerto, ,

El purpúreo color tornando vano, Y en conflicto las naves, que el desierto


En plata volverán su lustre ardiente. Bóreas, bramando con furor, batía,
Y no por eso amor mudará el puesto; Cuando, gozoso de la suerte mía.
Que el valor lo asegura y cortesía, Aunque afligido del naufragio cierto,
El ingenio y del alma la nobleza. Dije «No cortará del ponto incierto
:

Es mi cadena y fuego el pecho honesto, Jamás mi nave la temida vía.»


Y virtud generosa lumbre mía, Mas ^ay triste! que apena se presenta
De vuestra eterna, angélica belleza. De mi fingido bien una esperanza,
Cuando las velas tiendo sin recelo
XXXV. Vuelo cual rayo, y súbita tormenta
Si á mi triste memoria en hondo olvido Me niega la salud y la bonanza,
Desierta sepultase sombra oscura , Y en negra sombra cubre todo el cielo
Jamás yo ausente en mísera figura
Lamentaría el daño no debido ELEGÍA III.
Mas presente la llevo, y voy perdido
Por cierto error á estrecha desventura A unas lágrimas,
Y es muerte fiera él ya de mi ventura
,

Rico despojo al corazón caido. ¡Oh suspiros oh lágrimas hermosas,


,

De mi gloria me acuerdo para pena Gloria del alma mia y mi cuidado,


Del mal para dolor, y nunca veo Que de mi pena fuisteis piadosas!
O pienso cosa ajena de mi engaño. ¡Oh sentimiento de amoroso estado
Pobre de bien mi suerte, y de afán llena Oh prendas de mi alma y mi esperanza ,
Fué; y aunque no, bastara mi deseo Que reparáis el mal del bien pasado
Para ño dar lugar al desengaño. Si alguna vez hallare yo mudanza
Y algún desden en quien está mi vida,
XXXVI. Vos seréis mi reparo y confianza.
No temeré por vos ira encendida ,
Mario en Cartago. Si el amor ño temiese ; vos sois puerto
Al alma en peligroso mar perdida.
Del peligro del mar, del hierro abierto
Suspiros mios que me tenéis muerto,
,
Que vibró el fiero Cimbro, y espantado, ¿Sueño yo aqueste bien? üeci, ¿es fingido?
Huyó la airada voz, salió cansado Decid, hermosas lágrimas, ¿es cierto?
De la infelice Birsa Mario al puerto. ¡Oh lágrimas, si hubiera concedido
Viendo el estéril campo y el desierto
Amor que yo os bebiera . porque el pecho
Sitio de aquel lugar infortunado,
Regárades,que en fuego está encendido!
Lloró con él su mal y lastimado,
,
Ño para que pudiera ser deshecho
Rompió asi en triste son el aire incierto (5): Mas para que lomara blando aliento,
« En tus ruinas miseras contemplo
Y fuera este de amor ilustre hecho ;
Oh destruido muro! cuánto el cielo
¡
Y para que tuviera su aposento
Trueca, y de nuestra suerte el grande estrago.
Propio en el corazón, y relevara
«¿Cual mas terrible caso, cuál ejemplo
Parle de mi dolor y mi tormento.
Mayor habrá si puede ser consuelo
.
Nohay néctar dulce por quien yo os trocara,
A Mario en su dolor el de Cartago?» Ni pluvia de oro oh lágrimas hermosas
¡

XXXVII. Por quien mi alma su dolor repara.


Tales lágrimas dulces, piadosas,
No es tan duro mi pecho, que no sienta Venus Citerea derramó, dejando
La fuerza del dolor que en él desciende ; A Adonis en las selvas amorosas;
Mas amor, por mas daño, me defiende Y tales fueron los suspiros cuando
Que descubra las llagas de mi afrenta. De amor de Marte presa suspiraba,
Ardiendo en fuego deleitoso y blando.
(5) La edición de Pacheco dice en son triste. Con estas bellas lágrimas bañaba
,, ;, , ,, ,, ,, , , ,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO PRIMERO. 203


Diana rostro blanco tiernamente
el Orna pueden volver
, la noche oscura
Cuando de Endimion triste se apartaba. En dia y claridad resplandeciente.
Hermosas perlas, que del oriente En vosel sol se ilustra , y se colora
Nacidas en la concha generosa El blanco cerco y ledas las estrellas
,

Se esparcen por el último ocidente, Fulguran y las puntas de Diana.


,

Vendidas por la púrpura hermosa, Tal vos contemplo, que la roja aurora
No dan tal resplandor cual habéis dado, Y de Venus la lumbre soberana
Cayendo en los colores de la rosa. En vuestra faz ardiendo son mas bellas.
El rocío del cielo derramado,
Y en olorosas flores esculpido, XL1V.
A vuestra gran belleza no ha igualado. Alzo el cansado paso, y á la cumbre,
¡Oh lágrimas dichosas que el olvido
,
Sufriendo encima esta pesada carga,
Nunca podrá borrar de mi memoria Pruebo llegar; mas la distancia larga
Con quien jamás espero ser perdido! Me ofende, y mas la grave pesadumbre.
Oh mi vida, mi alma, bien y gloria!
¡
bien que me esfuerza una pequeña lumbre
Y vos suspiros de amorosa suerte
.
Que veo lejos; pero no descarga
Por quien gané vencido la victoria Esto mi alan penoso, antes alarga
Vivid alegres, sin que enojo fuerte De mi prolijo error la ineerlidiimbre:
O aspereza revoque esta alegría Con el peso abrazado desfallezco ;
Que no podrá romper la dura muerte. Que mi ostinada afrenta no consiente
Conmigo faltaréis á un mesmo dia Que desampare ya esta empresa mia.
Y renovándoos los celestes ojos, Luchando coifel mal, pruebo, y me ofrezco
Lloraréis en la pena y muerte mia, Al peligro, esperando ver préseme
Y seréis del amor dulces despojos. Alegre en tantos tristes algún dia.

SONETO XL. XLV.


Ardientes hebras, do se ilustra el oro, El fuego que en mi alma se aumenta,
De celestial ambrosía rociado, Y consume al estéril duro frió,
Tanto mi gloria sois y mi cuidado. Da vida al casi muerto pecho mió,
Cuanto sois del amor mayor tesoro, Y en virtud de sus llamas me sustenta.
Luces que al estrellado y alto coro. Justo es que muera y viva en él y sienta
Prestáis el bello resplandor sagrado, La gloria de mi dulce desvarío
Cuanto es amor por vos mas estimado Porque de mis trabajos yo confio
Tanto humilmente os honro mas y adoro. La esperanza del premio en quien me alienta.
Purpúreas rosas, perlas de Oriente, Como en inmenso frió juma espira
Marfil terso y angélica armonía Inmensa oscuridad, cuya tristeza
Cuanto os contemplo, tanto en vos me inflamo, Ocupa el corazón con grave pena ;
Y cuanta pena la alma por vos siente, Así con el excelso ardor conspira
Tanto es mayor valor y gloria mia, Excelsa luz, que deja en su belleza
Y. tanto os temo cuanto mas os amo. Mi alma de alegría y de bien llena.

XLI. XLVI.
Vivf gran tiempo en confusión perdido, De vos ausente , ocupo en llanto el dia
Y todo de mí mesmo enajenado, Y la noche me acoge en mi lamento ,
Desesperé de bien que en tal estado
; Y para mas dolor, conmigo cuento
Perdí la mejor luz de mi sentido. Mi breve bien perdido y alegría.
Mas cuando de mi tuve mas olvido, Vuestro duro rigor ya bien debria
Rompió los duros lazos al cuidado Enternecerse de mi sentimiento ,
De amor el enemigo mas honrado, Y descubrirme en tanto apartamiento
Y ante mis pies lo derribó vencido. Un rayo solo de la lumbre mia.
Ahora, que procuro mi provecho, Pero si vos queréis con este olvido
Puedo decir que vivo, pues soy mió. Alentar la pasión que me maltrata,
Libre, ajeno de amor y de sus daños. Lo hecho sobra ya para venganza.
Pueda el desden, Antonio, en vuestro pecho Mas aunque en soledad y aborrecido
Acabar semejante desvarío No podréis, aunque mas podáis, ingrata,
Antes que prevalezcan sus engaños. Que yo no os ame, ajeno de esperanza.
XLIl. XLVI I.
Desea descansar de tanta pena , .
Lloro solo mi mal y el hondo rio,

Conociendo ya tarde el desengaño, En sus turbadas ondas lleva el llanto;


Mi alma, hecha á su dolor extraño, Ya es tiempo, digo, Amor, en triste canto,
Y del perdido tiempo se condena. Que pongas justo fin al dolor mió ;
Ve su triste esperanza de ansias llena, Que sigo ausente sin tu desvarío,
Poco bien, mucho mal , perpetuo daño Y en tu vaua esperanza me levanto,
Y las glorias debidas cierto engaño, Y en este paso desamparas cuanto
Que el su dulce tirano al fin ordena. De tu promesa y tu valor confio.
Siente sus fuerzas flacas y sin brio, • Ya es tiempo, Amor, que el áspero tormento
Y su deseo vano y peligroso, Acabe, ó que mi vida se deshaga,
Y medrosa levanta apena el vuelo. La esperanza el deseo y osadía;
,

Amor, porque no crezca en ella el frío, Que en tanto mal ya falta el sufrimiento,
El fuego aviva do arde, y sin reposo Y el crudo golpe desia acerba llaga
Busca y gime, hallando luz del cielo. Al íntimo llegó de la alma mia.

XLIII. XLYIII.

El suave color que dulcemente Pues la flor do crecia mi esperanza


Espira, el tierno ardor de rosa pura, Quemó duro rigor de ingrato hielo
La viva luz de eterna hermosura, Y á mi ardiente deseo negó el cielo
El sereno candor y alegre frente De fortuna mejor mas confianza ,

El semblante do yace amor presente, Do el sol con tibio rayo tarde alcanza,
La mano que á la nieve de blancura Y luenga sombra ofende el mustio suelo ,
;,, , , ,, ; , ,, , ,, ,

SOJ FERNANDO DE HERRERA.


Daré ausente, olvidado, sin consuelo, Que vi en el mar quieto y sosegado
A mi injusta osadia igual venganza. Diome vuestra amorosa confianza.
Mas no sufre la fuerza que padezco Ahora veo mi dichoso estado
Tan corla paga en tanto atrevimiento ; En miserable vuelto y mi alegría ,

Que en la ausencia el dolor es menos fiero. En tristeza, y mi bien en mal trocado.


Llega ya a estrecho tal, que no merezco No sé á quién yo me vuelva en mi porfía,
Alabanza ni culpa en mi tormento; Que pueda consolarme en lal fortuna,
Tauto es grande mi mal, que desespero. Sino á vos, enemiga dulce mía.
Mis quejas os publico de una en una
Muéstreos mi pena y lástima presente
SEXTINA II.
Y veo que mi mal os importuna.
Cautiverio amoroso. Estáis á mis tormentos inclemente,
Ingrata esquiva dura y desdeñosa,
. ,

Al bello resplandor de vuestros ojos Y de vuestra memoria estoy ausente.


Mi pecho abrasó amor en dulce llama, Mi alma, que con vos era dichosa.
Y desaló el rigor de fiia nieve, Sin vos triste , sin vos es desdichada
Que entorpecía el fuego de mi alma ,
Sin vos de su dolor jamás reposa.
Y en los estrechos lazos de oro y hebras No hay quien de mi pena lastimada
Senli preso y sujeto al yugo
cuello.
el No suspire y no tenga descontento,
Ca>ó mi altiva presunción del cuello, Y vos estáis mas cruda y ostinada.
Y en vos vieron su pérdida mis ojos Oh Luz, gloria de Hesperia y ornamente,
¡

Luego <pie me rindieron vuestras hebras, Criada por mostrarnos labelle/.a


Luego que ardí. Señora, en tierna llama; Del alto claro y celestial asiento^
,

Pero alegre en su mal vive mi alma, Mirad que si en vos falta la terneza
Y no teme la fuerza de la nieve. Perdéis parte mayor de vuestra gloría
Yo en fuego ardo, vos heláis en nieve, Y el mas nombre de
¡lustre la alteza.
Y* libre del amor alzáis el cuello, ¿Sufriréis que os escriba la memoria
Ingrata a los tormentos de mi alma. Por bella y por cruel? oh Lumbre mia! ¡

Que aun blandos á su mal no dais los ojos; No deis á tal pecado tal Vitoria.
Mas siempre le abrasáis en viva llama, Sed, pues que sois mi luz hermosa pía. ,

Y sus alas prendéis en vuestras hebras. Dad á quien os adora algún consuelo
Yiese yo las doradas ricas hebras En premio de sus penas y agonía.
Bañadas de mi llanto si la nieve , INo me dejéis morir con desconsuelo
Vuestra diese lugar á esta mi llama, De vuestra crueldad desamparado;-
Que la dureza de ese yerto cuello Baste el dolor sufrido y su iece!o.
La lluvia ablandaría de mis ojos, ¿Cómo sufrís que muera en tal estado
Y' en dos cuerpos habría sola una alma. Quien era vuestro amor, vuestro contento,
La celestial belleza de vuestra alma ^ dulcemente fué de vos tratado?
Mi alma enlaza en sus eternas hebras, Mas si vuestra dureza y mi tormento
Y penetra la luz de ardientes ojos Quieren cortar el hilo de mi vida
Con divino valor la helada nieve, Y eslo es ya de los dos postrero intento , .
Y lleva al alio cielo alegre el cuello En esle breve espacio y despedida
Que enciende el limpio ardor inmortal llama. Mostrad dolor alguno de'mi muerte ,

Amor, que me sustentas en tu llama En término tan áspero ofrecida


Da fuerza al vuelo presto de mi alma, Que después no habrá pena ó mal lan fuerte,
Y del terreno peso alzando el cuello, Que pueda deshacerme esta memoria,
Inflamaras la luz de sacras hebras Ultimo bien de mi infelice suerte
Que ya, sin recelar la dura nieve, Y despojo dichoso de mi gloria.
Miro iu claridad con puros ojos.
Por vos viven mis ojos en su Il3ma, SONETO XLIX.
Oh luz de la alma y las doradas hebras
; !

Lloréycanlé de Amor saña ardiente, la


La nieve rompen , y dan gloria al cuello. Y lloro y canto ya la ardiente
saña
Desta cruel por quien mi pena extraña
ELEGÍA IV. Ningún descanso al corazón consiente.
Esperé y temí el bien tal vez ausenie,
Esperanza de consuelo. Y espero y temo el mal que me acompaña
Y en un error, que en soledad me engaña,
Si es ley de amor que quien os ama muera
Me pierdo sin provecho vanamente.
Y' pague con la vida la osadia.
Yeo la noche anles que huya el cfla
Mi pena y muerte sea la primera;
Y la sombra crecer, contrario agüero;
Mas si pretende Amor ¡oh Lumbre mía!
Mas ¿qué me vale conocer mi suerte?
Que quien merece amaros siempre viva La dura oslinacion de mi porfía
¿Por qué queréis matarme con porfía?
No cansa ni se rinde al dolor fiero,
Acabe ya vuestra dureza esquiva; Mas siempre va al encuentro de mi suerte.
Que no sufre razón lan gran crueza,
Ni es bien al tierno amante ser altiva.
no merezco amar vuestra belleza
Si
Y buscáis con la muerte mi castigo, A un capitán valeroso.
Por ser indigno yo de tanta alleza , El «abajo de Fidía ingenioso.
E?te amoroso puesto es buen tesligo Que á Júpiter Olimpio dio la gloria,
De quien fué la ocasión de mi tormento, Fué soberbio despojo de Vitoria
Dando principio al mal que yo prosigo. Al tiempo, en nuestra injuiia presuroso;
Nunca osé levantar el pensamiento Pero al valor de Aquiles animoso
A mas que contemplar la hermosura, El siempre insigne Homero alzó la historia,
Vuestro valor y blando acogimiento. Y dio á la fama eterna su memoria
Nunca me cuntié de mi ventura Con alia voz del canto generoso.
Tanto*que pretendiese tal victoria Yo, que mal puedo ser en honra vuestra
Siendo justo perder tal coyuntura. Nuevo Homero, consagro, luz de España,
Yos disteis causa á mi primera gloria,
_ De mis incultos versos la armonía ;
Vos pusisteis aliento á la esperanza Mas si me mira Caliope diestra ,
Prometiendo certísima memoria. Valdrá si mi deseo no me engaña,
,

Creí vuestro deseo, y la bonanza Mas que Fidía mortal la musa mia.
; , ,,; ,, , ;
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COMPOSICIONES VARÍAS. — LlLíHO PRIMERO. r¿


Ll. ¿Qué piedad fué ver en tal tristeza
Los dulces ojos, que jamás vio tales
Triste esperanza incierta en blando pecho
, ,
La luz del rojo sol puesto en alteza?
Por luengo tiempo inútil engendrada Los dulces verdes ojos celestiales,
Que mi descanso y gloria aventurada Que entre blanca nieve y frescas rosas,
la
En temor truecas vano y en estrecho A quien son de Pesto desiguales,
las
Huye de mí que sobra el daño hecho
,
las lágrimas hermosas
Esparcían
Sigue en otra ocasión mejor entrada Avivando el color con el rocío
Porque en vida tan misera y cansada Que cubría las flores amorosas.
Es toda tu porfía sin provecho. Qué lástima era ver en el sol mió
¡
Si estelugar lloroso te contenta
El puro resplandor que me encendía,
Busca mejor fortuna al pobre estado,
Amortiguado sin aliento y frió
,

Y sosiego al furor del dolor mió ¡Qué compasión mirar la gloria mia
!_

Que atendiendo el deseo me atormenta, Sujeta á un triste y miserable estado,


Y caido y sin fuerzas mi cuidado, Y ver que Amor en ella padecía
Me estrecha el corazón con torpe frió. No hubiera pecho, aunque de acero armado,
LII.
Que dolor no entregara sus despojos,
al
De aspereza en piedad trocado;
la
Razón es ya que la cansada vida, El licor que bajaba de los ojos
Tanto tiempo sujeta al amor vano, Por los pechos y veste variada
Huya el fiero poder de este tirano, De lazos plateados y de abrojos
Y ya deslace mi cerviz caida. En nieve con dureza congelada ,
Perezca la esperanza aborrecida Convertida su forma en la figura
El deseo abatido y mi liviano De una luciente perla bien tallada.
Intento que mi bien ya está en
;
mi mano , No cria con tal luz y hermosura
Ya tengo mi fortuna conocida. En sí el rosado y oloroso oriente
Seguro podré ver de hoy mas la suerte Perla de tan perfecta compostura.
Del mísero amador , el vil denuesto, Si tuviera esta perla refulgente
El congojoso miedo , el celo frió ; Juno, de la alta Samo sacra diosa,
Que no podrá respeto de mi muerte Páris le diera el premio fácilmente.
Hacer que mude elcurso al fin propuesto; Con esta fuera Venus mas dichosa,
Tal ejemplo es el grave dolor mió. Y resplandor mas blanco de Diana,
el
Y de Febo la luz mas poderosa.
Lili. Llegué yo á esta mi perla soberana,
Fueron de un corlo bien que huye luego ¡Ay triste inadvertido por mi daño
!

Antes que vuelva la ocasión la frente, Que su luz á mis ojos fué tirana.
Muestras las que el Amor halló presente No me temí del amoroso engaño
Con que mi alma ardió en su eterno fuego. No pude persuadirme á tal afrenta ,
Pero glorias de un niño solo y ciego No siendo de la ley de amor extraño.
Que cedo las deshace un accidente A la luz que en mis ojos se aposenta
¿Cómo pueden valer á un pecho ausente Iba para quejarme de la pena
Que en su dolor no alcanza algún sosiego? Que la fortuna adversa le presenta ;
Fundé mis esperanzas en arena, Cuando cerca del mal que amor ordena
Que el viento esparce, airado, sin concierto, Miré con piedad y confiado
Y rendido al temor, perdí el recelo. La que todas mis glorias enajena.
Cayeron y el cruel por mayor pena
, ,
La luz y el dulce resplandor nevado
En altas nubes desmayó desierto, El corazón venció con su belleza
Ni alzar osando ni inclinar el vuelo. Y la tomé en mis manos admirado.
Lloroso y con temor de su tristeza
LIV. Me olvidé de la perla que traía
Duro es este peñasco levantado, Y á mi boca llévela con simpleza.
Disuelta al punto oh dura suerte mia ¡
Que no teme el furor del bravo viento, ,

Fria esta nieve que el soberbio aliento


A las entrañas descendió , y en fuego
Del aquilón arroja apresurado ;
Se trasmudó la nieve dura y fria.
El corazón se abrasa ardiendo luego,
Mas duro es vuestro pecho y mas helado,
En quien la piedad no ha hecho asiento, Como si por mi bella Luz no ardiera ,
Ni el fuego de amoroso sentimiento Y su calor dejóme á un tiempo ciego.
En él jamás, por culpa vuestra, ha entrado. ¡Oh crudo engaño, quién jamás creyera
Sordas las ondas son ele aqueste rio , Que en un cuajado y recogido hielo
Oculto un fuego líquido estuviera
Pero mas sorda vos á mis clamores.
Que aun poco os pareció ser dura y fria. ¿Qué fuera del amor, virtud del cielo,
,

Mas todo este dolor al pecho mió Pudo mostrar en lágrimas hermosas
No causa tantas penas y dolores
Un nuevo efecto nunca visto al suelo?
,
Estas lágrimas puras y amorosas
Cuanto la soledad de la alma mia.
Eran fuego de amor, eran mi muerte
ELEGÍA V. Estas lágrimas tiernas y dichosas.
Si estas pudo arrojar con triste suerte
Los ojos que son luz de la alma mia
, Por los ojos doblando el desvarío
,

Húmedos vi tornarse con lamento,


Al pecho que rindió su brazo fuerte ;
La púrpura bañando y nieve fria. Si estas pudo enviar en hielo frió,
Un tierno y congojoso sentimiento Conociendo en la luz de su belleza
Con suspiros forzados fatigaba Mas virtud que en su fuerza el amor mío ,
El pecho, donde inspira amor su aliento. ¿Por qué quiere que viva en su dureza
A armonía y llanto atento estaba
la Siempre sujeto y preso y engañado,
El aire suspendido el alto cielo,
,
Pues no trató conmigo con llaneza?
Y á mí junto con ella se quejaba. Mejor fuera que , ya que maltratado
¿Cuándo oyó tan suave canto el suelo Debia yo vivir en su tormento
Aunque tenga de Orfeo la memoria , Me llevara al dolor sin ser forzado ;
Y de Febo cubierto en mortal velo? Y no que con su fraude y crudo intento
¿Cuándo tuvo el amor tan gran victoria? Me robara la gloria de mi pena
Cuándo sintió el valor de su grandeza, Dejándome en confuso sentimiento,
Sino en esta dichosa y sola gloria? Rebelde el cuello siempre á la cadena.
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2G6 FERNANDO DE HERRERA.


SONETO LV. Y doy en la espesura,
Donde todo me estorba, y la esperanza
Al Bétis. Desmaya con dolor de la mudanza;
Cualquier fulgor presente á la memoria
Igual al Tebro, alAmo y al Metauro; Vuelve de mi perdido bien la gloria.
Superior Tajo y Duero y Ebro,
al
Fué en mi luengo camino cierta guia
Sagrado Ispalo rio á quien celebro , ,
Mi luz, y mi cuidado embebecido
Corre ufano al ondoso ponto mauro.
Adestraba por ella el pensamiento.
Tu bello mirto rinde al verde laurd
Ahora, ¡ay triste ausente y ofendido
!
Y á las menores hojas del enebro
Cuanto es mayor el lauro que el enebro,
En soledad confusa y agonía
Tanto es al mirto inferior el lauro. La veo oscurecida sin aliento
Culpa de quien me causa tal tormento.
Solo falta , conforme á tu alta gloria ,
Lugar en el luciente y firme cielo , Cuando en la asperidad del bosque espeso
Con el nombre de E rula no trocado. Me enselvo mas, la claridad se aparta,
Mas, ya que se te niegue esta Vitoria, Y de su ajena gloria al alma aparta;
Serás en el dichoso hesperio suelo Temo otro nuevo error en mi progreso.
Cual Eliconio Olmeo venerado. De este agravio no harta
La fortuna, un nubloso cerco opone
LVI. Que lluvioso el bien me descompone,
Y mi estrella arrebata de los ojos;
La viva llama dais y luz ardiente Yo ciego voy por ásperos abrojos.
Del rosado esplendor y faz serena Ya subo apena y nunca descansando
La gracia y risa tierna , de amor llena Por yertos riscos, pasos despeñados,
A Venus bella á Faetón luciente
,
Ya en hondos valles bajo con presteza,
Al cielo el que vos dio valor presente, Lugares de las fieras no tratados,
La suave armonía que resuena El pensamiento en ellos variando.
En vuestra dulce boca á su sirena, Ún frío horror y súbita tristeza
El olor, perlas y oro al Oriente ; Roba el vigor y engendra la flaqueza ;
La mano y coior lúcido al aurora Cualquier soplo de viento que resuena
Las flechas al Amor, que en mi herido Entre árboles desnudos quebrantado,
Pecho gasta cruel con ardor ciego ; Aqueja la esperanza y el cuidado,
A mí triste vos place dar, Señora Que piensa ser la causa de su pena
Solo esquivo desden , ingrato olvido
Pero luego, engañado,
Que en vuestro hielo encienden mi impío fuego. Hallo el cuidado y la esperanza vana,
Que, como sombra, se me va liviana;
LVII.
Mas luego en la memoria amor despierta
Probó atento el artífice dichoso Para cobrar su bien la gloria muerta.
A la imagen impresa y forma pura Salgo de esta aspereza á un verde llano,
Hacer no inferior la hermosura , De flores y de violas vestido,
Por quien Bétis va al piélago pomposo. Y de mi Luz el claro lampo veo
La gracia dio, dio el esplendor hermoso La belleza el olor lleva el sentido,
Que en la nieve la púrpura figura Y el sereno esplendor y soberano
Lumbre que á la tiniebla vence oscura Contemplo en su vigor cuanto deseo,
Mas que todos osado y temeroso ; Y es el amor semblante á mi deseo.
Pero majestad de la belleza
la El pecho abierto admite el blando fuego,
Tierna , y serena gloria de la frente Y pruebo en la dulzura de este hecho
Y ojos dulces do el blando amor se cria Que no arde con viva fuerza el pecho.
No pudo, y justo fué que su rudeza Todo mi gran placer se turba luego,
Vuestra beldad no alcance floreciente , Al principio deshecho
Sola entre Untas , oh ínclita María ¡ Admírame la culpa, que no es mía,
Y procuro encenderme con porfía
LVIH. Y tanto lo procuro por mi daño,
La muerte pido un corazón amante ,
Que me abraso y consumo en este engaño.
Vos me entregáis y me dejais ausente
,
Cuando oso descubrir el mal que siento,
De las bellas lazadas de oro ardiente Hallo tanta tibieza al bien que espero,
Y del sereno y celestial semblante. Que desconfió luego de mi gloria,
¿Por qué no temo pues el mal instante Y vuelvo al llanto y al dolor primero,
Aunque sus rayos Marte ya clemente Desesperado de mi pensamiento;
Contraiga dolor que está presente
, si el Viendo muerta en mis bienes la memoria
Cansa el pecho en sus lástimas constante? Olvido el dulce tiempo y dulce historia
Este afán no esperado, esta partida De mi leda fortuna y apacible.
El errante furor enciende fiero, Veo mi mala andanza estar presente
No el trabajo cruel de enferma suerte. Y el remedio que aguardo siempre ausente.
Tal me hallo en la ausencia aborrecida Torno á la soledad; que mas terrible
Que el dado corazón fué triste agüero Es la luz al doliente,
Al duro cjerto riesgo de la muerte. Y estoy en soledad con luengo llanto,
Do suena solo y gime el triste canto,
CANCIÓN II.
Y no espero volver al bien pasado,
Ni fin al vano error de mi cuidado;
La soledad.
SEXTINA III.
Algún tiempo esperé de aquellos ojos
Gozar la dulce luz que tiernamente Por este umbroso bosque y verde selva
Se mostraba á mi llanto piadosa Con mi prolija pena ofendo el día , •

Del sol cuando Diana estuvo ausente, Y cuando cerca á Febo ciega noche
Y no le desplacieron mis enojos. Renuevo mis gemidos en el llanto
Ahora que esta sombra tenebrosa,
, Y acreciento las ondas á este rio,
Se entrepone á mi lumbre venturosa, Ausente de los rayos de mi Lumbre.
Su esplendor me fallece en el desierto, Tal vez pienso cuidoso que mi Lumbre
Cercado de terror y niebla oscura Hiere con el sereno ardor la selva,
Y crece el mal y el daño se apresura.
, Y cansa de mis lágrimas el rio
Procuro salir del con paso incierto Mas cuando se me aparta y huye el día
,, ,,, ,,, , ,,! , , , , ,, ,,,,;
,, ,, , ,

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO PRIMERO. 2C1


Desierto me
resuelvo todo en llanto Yo en vano ausente ardo en libia llama

Y ó mis ojos deseo eterna noche. Viendo trocar mis llores en abrojos.
Si en el silencio oscuro de la noche Vos en vuestro esplendor honráis los ojos,
Riela por el cielo alguna lumbre, Yo voy á do mi ciego error me llama;
Luego la que fué causa de mi llanto Vuestro sol vos regala y vos inflama
Me parece presente en esla selva Yo en lenta pena enciendo mis enojos.
Y hace esclarecer un nuevo dia, Dichoso vos, que nunca ó vuestra gloria
Y alegra el mustio bosque y hondo rio. Fué de penosas ansias ofendida
Testigo de mi gloria ha sido el rio, O sentisteis la fuerza del veneno;
Que engañado me vio en profunda noche, Mas yo jamás, mezquino, sin memoria,
Hasta que apareció rosado el dia Sin triste mal de amor pasé la vida
Y allí representándose mi Lumbre, Y del mas corlo bien fui siempre ajeno.
Que enriquece la fría estéril selva
Asi dije tal vez, cesando el llanto :
LXIII.
«Mi sol,. si á compasión vos mueve el llanto Yo en sazón alegre un tierno pecho
vi
Que produce de lágrimas un rio, Ufano dulcemente con mi pena,
Sufrid que rompa yo esta espesa selva Y que anudarnos pudo en su cadena
Y vaya envuelto siempre en dulce noche El ya cortés amor con lazo estrecho.
Para encender mi pecho en vuestra lumbre Yo veo el bien que tuve ya deshecho,
Pues me es niebla sin vos el claro dia. Y mi segura fe de cuitas llena ,
»¡Oh qué seguro bien tendré en el dia Y que el ingrato en impío afán condena
Que enjuguéis de estos ojos vos el llanto, A quien halla en su agravio satisfecho.
Y enviéis á mi alma aquella lumbre Yo vi que no fui indigno de la gloria
Que consume en su fuego el tardo rio! Que en su rigor me usurpa la mudanza,
Que no verán mis ojos triste noche Y en sombra del olvido ya me veo.
Y será alegre el tiempo en esta selva. Entristézcome siempre en la memoria
«La selva alcanzará un perpetuo dia , Desfallezco medroso en la esperanza
Y estancará del llanto el grande rio
Y al fin pierdo la vida en el deseo.
Lula noche en quien viere yo mi Lumbre.»
LXIV.
SONETO LIX.
Si el fuego idalio el tierno canto inspira,
Después que en mí tentaron su crueza
De Amor y vos las flechas y los ojos, Y en tu pecho, Amalteo, algún cuidado
Di honra uno, al otro los despojos
al
La estrella infunde ya que en mar turbado
Y sufrí saña de ambos y aspereza.
Te guia, osa herir tu culta lira.
Por tí Bélis humilde al Tebro admira,
Ll fuego que encendió vuestra belleza
Hizo dulcts y alegres mis enojos
Tebro, mayor que el Arno celebrado
Y entre lucientes astros colocado,
Y suave entre espinas y entre abrojos
Envidioso Erídano lo mira.
El dolor que causaba mi tristeza.
Tuve esperanza incierta de mi ufana Contigo calla el coro de El icón a ,

Muerte, viendo el valor de mí tormento;


Que baña el cuerpo en su cristal corriente
Y pierde el dulce niño los despojos;
Y confié este error de mi osadía.
Mas ay que tanta gloria suerte humana
!
Que del materno mirlo la corona
¡

alcanza, y no se debe al mal que siento Teje para ceñir tu sabia frente,
No
canta ó cierre siempre Amor sus ojos.
El bien que me negáis, Estrella niia,

LX. LXV.
¿Quién debe, sino yo, acabar el llanto; Si yo puedo vivir de vos ausente,
Que de mis esperanzas derribado, rálleme siempre el bien y ofenda el cielo,
Me veo en tal miseria y apartado Y al débil cuerpo mió en leve vuelo
De aquella luz que ausente alabo y canto? La alma, suelta del peso, no sustente.
Mi alma no soporta pesar tanto, Si puedo respirar sin el presente
Y nudo que la estrecha desatado,
el Vigor de vuestra luz, el impío suelo,
Ligera irá con vuelo acelerado, Lleno de eterna sombra y desconsuelo,
Sin descansar siguiendo su ardor santo, Entre el perdido número me cuente.
Si esta indigna corteza la retarda ,
Si padezco doliente y apartado
Y lenta engaña el gozo de su gloria Si se enajena el bien que en vos tenia
Corla, Amor, corta presto el flaco aliento ;
¿Porqué no rompe el pecho esta mudanza?
Que solo el bien que en mi dolor me guarda, Si muero do se pierde mi cuidado
Por la vida que pierdo tal Vitoria A mis ojos Amor ¿por qué no envia
Dará, que en precio exceda á mi tormento. Un solo rayo dulce de esperanza?

LXI. LXVI.
Aquí donde florece la belleza, A Alfonso Ramírez de Arellano, autor
En cuyo dulce fuego el Amor prueba de un soneto en su elogio.
Su flecha y mil trofeos nobles lleva,
Vi de mi luz serena la pureza. Alfonso, vuestro noble y grave canto,
Mi bien, que fué el valor y su grandeza, Con quien de eternos giros la armonía
En mi memoria mísera renueva Asuena, celebrar de la Luz mia
Y entre pasado afán y cuita nueva Debiera la belleza que honro y canto;
No espero algún remedio á mi tristeza. Que yo la dura fuerza de mi llanto
De mi gloria ¡oh dichoso antiguo puesto! Muestro, y mal fiero y la ponzoña fría
¡Cuan desigual semblante en tí contemplo! Y el bien que á mi esperanza se desvia
Cuan gran mudanza aflige la alma mía Cuando en cuitoso son la voz levanto.
Oscuro el dia, y siempre el sol molesto No que á mi nombre humilde diera gloria ,

Te hiera, y seas de mi mal ejemplo Que ya osa alzar igual por vos la frente
Hasta que en tí renazca mi alegría. A quien ilustra el Arno, grato al cielo
Mas estimar si puedo esta memoria
LXíI.
Verá el ilustre reino de Ocidente
Mientra Amor vos entrega los despojos Cuánlo en vuestra alabanza ensalzo el vuelo.
De quien suspira tierna y cuida y ama
,, ; ,
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263 FERNANDO DE HERRERA.


LXV1Í. Sus hechos, y tendrán fiel membranza
Tus cuidosos afanes y tu
A los que murieron en África con el rey
llanto.
Otra mas grave lástima y mudanza
don Sebastian, Te ofrecerá el dolor terrible cuando
Faltare á tus fatigas la esperanza.
Con triste voz oh triste musa suena
¡ !
Codiciarás en vano el verso blando
De estos excelsos héroes la memoria,
De quien recela el hadóla vitoria, Que mitigue suave aquella saña
Y las mustias exequias mustia ordena.
Que te aflige, ya misero llorando.
Verás entonces bien que Amor ge extraña
Poique pueda cantar, si en tanta pena
Da lugar el dolor, la ingrata historia, De administrar el canto piadoso,
Esparce en tanto en honra suya y glorid
Que en deleitoso ardor al alma engaña.
Estimarás entonces congojoso
El jacinto, amaranto y azucena.
La lira que cantar mis males usa
Vos, no rendidas almas generosas,
Con desigual asedio y dura suerte Y el verso antes caido y lagrimoso;
En la ribera Libia, que el mar baña,
Y al duro son del (¡ierro y voa confusa
Del marcial estruendo preferida
Al cielo id veneradas, id dichosas ;
Que no osará negar soberbia muerte
Será por tí mi tierna y simple musa;
Que Y no podrás callar en tu crecida
sois eterna luz y prez de España.
Desdicha y ansia tu amoroso pecho
;

ELEGÍA VI. Ardió siempre en su llama esclarecida.


No te pese que tenga Amor deshecho
A Juan de Malar», Tu preso corazón en dulce fuego,
Y que esté de tu agravio salislecho.
En tanto que, Malara, el fiero Marte Si le da de su gloria parte luego
Y no vencido pecho del tebano
el Si consagra tu canto, si vencido
Ensalzas por do el sol su luz reparte, De él, yace el vencedor olvido ciego,
Yo, siguiendo el error de Amor tirano, Por tí será su cetro conocido
Vivo en usadas quejas y lamento, De los purpúreos fines de Oriente
Y crezco en mi dolor, temiendo en vano. Hasta el lecho de céfiro ascondido;
Doy culpa á la ocasión de mi tormento, Y de la fría Cintia al cerco ardiente
Que no pueda ablandar de su dureza Irá perpetuo el nombre glorioso
La fuerza y el rigor del mal que siento. Mientra encendiere en Ida el sol la freute.
No encarezco del daño la grandeza El verso dulcemente generoso
Que no soy en mi llanto ambicioso, Tendrá sublime honor y soberano
Ni procuro alabanza en mi tristeza. Del terso y culto Laso y amoroso.
Sirvo mas al doior impetuoso Tal á su bella Laura el gran toscano
Y á la infelice suerte de mi estado Cantó con alta, insigne y noble lira ,
Que al deseo de nombre ingenioso. Guiando el niño rey su diestra mano
Esto es último (in de mi cuidado, Y de su Delia tal gemir la ira
En esto espero merecer la gloria, Se vio el romano amante en voz quejosa
Igualmente penoso y engañado. Y por la ausente Némesis suspira.
Solo es el bien que busco y la viloria Será eterna la llama milagrosa
Agradar á mi Luz y que mi canto
, De aquel que ciñe Febo el verde lauro,
Haga de mis trabajos la memoria. Y enciende amor con fuerza poderosa ;
Entre suspiros dieron y entre llanto Que do en Genil se mezcla el breve üauro,
La edad florida, el pensamiento incierto Ardiendo osadamente en furia pia,
Ley á los versos míseros que canto. Suena en el seno arabio y ponto mauro,
Rendida juventud mi estrago cierto Vivirá de Vandalio la porfía
Dudando lea, y quien en lazo eterno, La aquejada pasión y el puro canto,
Cual yo, espera acabar de bien desierto; Que murmurando Détis hondo oía ;
Que alguno que tuviere pecho tierno Y tú también harás con tierno llanto
Celebrará en mis penas la firmeza, De lu afanada pena honrosa historia,
Y culpará el furor del mal interno. Que te dará este premio el furor santo.
En mi Luz admirándola belleza, Yo, qu,e esperé mendigo un tiempo gloria,
El rico cerco de oro y dulces ojos Loatrio de mi Luz la hermosura.
No alabará el desden y su tibieza. Temo que no merezco esta vitoria ;
Hallará de amor triste los despujos, Porque ausente el rigor de mi ventura
Oscura piedad, poca alegría , De toda mi esperanza y bien me tiene,
Claro el dolor y muchos los enojos. Y siempre aguardo nueva desventura
Y alguna á quien la indigna suerte mia Al dolor, que penando me sostiene.
Y su no cierta le inclinar apena
Puede, dirá llorosa en su agonía :
ESTANZAS PRIMERAS.
«Si Amor, que á suscruezastnecondiMia,
Tanto bien me luciera, que estrechara Podrá fuerza cruel de airado cielo,
A mí y á li en su yugo una cadena Y hacer suerte adversa de mi hado,
>;Ni yo de amante ingrato me quejara
Que pise peregrino estéril suelo
Ni tú de mi dureza que antes diera; O sulque el ancho piélago apartado ;
Debido y justo premio á fe tan rara. Y no que de la fe el seguro celo
«Mas tú, si este cruel con diestra fiera Se mude y dé lugar á otro cuidado,
Te hiere el pecho, dignamente airado, Y entre, á grado de la alma ó á despecho,
Que altivo de su imperio salgas fuera (6) Nueva llama de amor en este pecho.
»A Alcídes dejarás desamparado, No es brio de lozano pensamiento
Y será aquel soberbio y alto canto Ni liviana promesa y mal cumplida;
En cuitoso y humilde trasformado. Certeza firme sí de noble intento,
Cubrirá del olvido el negro manto Que durará en el curso de mi vida
Aunque ofendo al honor de mi tormento
Declarando verdad tan conocida,
«5i Herrera, en sus Anotaciones á Garcilaso, puso este terceto
Pues basta ser la causa de mi pena
con las variantes que se verán : La gran beldad de vuestra luz serena.
Mas tú, si amor con flecha diestra y üera La luz serena vuestra y beldad pura,
Te hiere el pecho (Unamente airado
, Que sola en vos eterna resplandece,
De verte, altivo, de su imperio fuera. El tierno acogimiento y la dulzura
, ; ;, ; ,; ; , ; , ,, , ,

COMPOSICIONES VARÍAS-LIBRO PRIMERO. 200


Do espira, y en mi alma el amor crece Fué última causa de mi fuego,
la

Así me desvanecen la ventura, Y contigo me enreda el tronco de oro.


Que se pierde en el bien que no merece ; Yo espero ya flor de oro y pura lumbre,
,

Porque es la mayor gloria que se alcanza Tocar la tierna mano y vuestra boca,
Padecer en mi mal sin esperanza. Que deshiele en mi fuego vuestra nieve.
Tan encogido estuvo mi deseo,
Que aun del dolor no pretendió memoria ; ELEGÍA vil
Nunca se aventuró mi devaneo,
Y puse siempre en el temor mi gloria. La llama que destruye el pecho mío,
Amando me contento, y no deseo Y consume cruel en fuego eterno,
Esto de vos, y pierdo esta Vitoria , Se alienta en el rigor de vuestro trio.
Si se puede decir que la lia perdido ¿Qué nieve que engendró sitonio ivierno
Quien ama tan cortés y comedido. Basta contra su fuerza? Qué dureza
Volved la alegre luz de vuestros ojos, Cerca ese corazón medroso y tierno?
Y alijad en los mios su belleza, De mi encendido Etna la braveza
Porque renueve en ella los despojos No puede regalar el tardo hielo
Y aliñe la alma de esta vil corteza De vuestra blanda y áspera belleza.
No querría mas bien de mis enojos, Aunque de la herviente Libia el cielo
Que publicarse en toda la grandeza Con intensos ardores abrasase,
Que el cielo ve, que tuve sufrimiento Y siempre el rojo sirio nuestro suelo ;

Igual á mi osadía y mi tormento. Y aunque las llamas todas exhalase


Después que ya no pudo estar cubierto De su ahumada cumbre Tifoeo,
El dolor en que vivo, de mi extraño, Y con guerra al Olimpo fatigase;
Y amor me hizo osado al descubierto, *
Con mi dolor, con mi denueslo creo
Lo menos de mi afrenta fué y mi daño Que no podrán romper el hielo vuestro,
Lo mucho que sabéis que el riesgo cierto
;
Ni el incendio podrá de mi deseo.
Que paso en mi temor y usado engaño, Favoreció al ardor el amor diestro,
Ni se puede decir como se siente, Que le dio vida luenga en mis entrañas,
Ni sentirse de pecho diferente. Y fui yo mesmo en mi pasión maestro.
Solo espero en dolor tan inhumano Aquí tienen principio sus hazañas
Que conozcáis que sin algún reposo En la tibieza vuestra y en mi llama
Lo sufro, y estoy siempre mas ufano Con gloria en el suceso y pena extrañas.
Cuando en mi afán me hallo mas penoso Hiélase en vos Amor, en mi se inflama,
Si mereciese yo de Amor tirano La pena que me dais tengo por gloria .

Este bien en mis lástimas dichoso,


, Vuestro desden me aparta, Amor me llama.
Podría ya cuidar que en vos no prende Gran valor y honra es la victoria
Menos el vivo fuego que me enciende. De un vencido, y soberbios los despojos
No cabe en la fortuna humilde mía De un desdichado amante y sin memoria.
Tanto bien ; sobra haber de vos oído Conocí yo el poder de vuestros ojos,
Que no vos desagrada mi osadía Rendime, y sujeté mi libre cuello
Y place ver en este error perdido Con aquejada cuita á mis enojos.
El grande amor, medroso, desconfia, Tejióme en bellos lazos el cabello,
El pequeño conlino es atrevido ;
Que excede al oro arabio, la cadena
Quien ama poco espere mucho ; pero Que el mal me causa y fuerza á soslenello.
Yo, que amo mucho, poco bien espero. La boca, en que el alado niño suena
Con armonía alegre y risa honesta,
SEXTINA IV.
El furor acrecienta de mi pena.
Grave error, grave culpa mía es esta,
Dejo la mas florida planta de oro, Pues admito recelo en mi tormento,
Y lloro ausente y solo aquella Lumbre Y á mi osadía miedo vil molesta;
Que sigo, y siento el pecho arder en fuego ;
Porque mi aventurado pensamiento
Mas el estrecho lazo de la mano llalla bienes de amor jamás pensados,
Me alienta y la dulzura de la boca
,
Y regalos de tierno sentimiento.
Que puede regalar la intensa nieve. Ay los favores casi á fuerza dados
¡ !

Yo recelé la fuerza de la nieve La habla la dulzura y el consuelo,


,

Cuando no pude ver el árbol de oro, Que dan tarde los ojos recatados.
Y perdí las palabras de su boca ; Trasportado me tienen en el cielo,
Pero volvió al partir la alegre lumbre, Y ledo en su memoria el bien contemplo,
Y con el blanco hielo de la mano Que igual no estrenó amante en mortal velo
Todo me destempló en ardiente fuego. Yo sé que muero ya y que soy ejemplo,
Ardió conmigo junto en dulce fuego, Aunque ofrecido al mal de mi cuidado,
Y el rigor desató de fria nieve, De venturoso amor en alto templo.
Y el corazón me puso de su mano Solo estoy de un afán desconhortado,
En la mía, y tendió los ramos de oro Que del fuego que sufro una centella
Y vibrando en mis ojos con su lumbre, No entra en vuestro corazón helado.
Ambrosia y néctar espiró en su boca. Si Amor permite que esa luz mi bella ,

Si oyese el blando acento de su boca Llama vibre sut rayos en mi vista


,

Y fuese de mí pecho al suyo el fuego Y que el ardor p resente lleve en ella


Que procedió á mi alma de su lumbre, Sé que no hal rá tormento que resista
Yo jamás temería ingrata nieve ;
Mi gloria y cuido ufano que el trofeo
,

Y cogiendo las tersas hojas de oro, Alzaré vencedor en mi conquista ;


Crinaría mi frente con su mano. Que la divina fuerza que en vos veo,
Mas ya me hallo lejos de la mano, Podría desatar la nieve fria
Y no escucho el sonido de su boca Y el hielo envejecido del Rifeo.
Ni veo la raíz luciente de oro ; Gloriosa, serena estrella mia,
Y no me abraso todo y vuelvo en fuego, Relucid en el fuego que consiento,
Pues crece siempre en mi dolor la nieve, Y dad nuevo vigor á mi osadía
Y ¿no ofenden mis lástimas mi lumbre? Que á vuestra alteza ínclita presento
Abre, dulce, suave, clara lumbre, Mi dolor, mi cuidado, el daño cierto
Las nieblas, y mitiga con tu mano Y el blando y lastimoso sentimiento.
Mi sed y la dureza de tu nieve
,
Los suspiros fogosos que yo vierto
Desencoge y resuelve, pues lu boca Darán fe de mis males y admirada
,
: , ; ,, . , ,; , , , , ,

270 FERNANDO DE HERRtíRA.


Enterneced pecho yerto.
tal vez el LXX.
Sois vos mi estrella sola venerada Volved, suaves ojos, la luz pura,
De la alma que vos honra con firmeza,
, Si á esto da lugar vuestra grapdeza,
Aunque no agradecida, no mudada. Y templad mi dolor que la dureza
-;

Yo procuro hacer vuestra belleza No cabe en vuestra inmensa hermosura.


Perpetua con osado y noble canto, La soberbia y desden harán oscura
Que en el tiempo asegure su grandeza. La mucha claridad de vuestra alteza,
Aliento me da Amor, con que levanto Y no es blasón de singular belleza
La voz no inferior á eterna fama
, Trocar en mal el bien de mi ventura.
Cubierto de purpúreo y rico manto, Después que Amor dejó, serenos ojos,
Y en el ardor dichoso de mi llama Por vos el celeste orbe, el dulce puesto
Se deshará quien viere el nombre escrita, Mejoró alegre en vos, y honró la tierra.
El nombre que en suave amor me inflama Mirad ó no mi cuita y mis enojos
Tendrá jamás el término prescrito; (¡Tal es mi noble afán*! ), yo estoy dispuesto
Porque como su inmensa hermosura Para morir ufano en esta guerra.
Y su valor, asi será infinito.
Cual vuela la paloma blanca y pura LXXÍ.
Tal en la gloria, que suspenso lionero,
El roto lazo habia ya del muerto
Mi canto volará con voz segura.
Fuego alegre, del cuello sacudido;
Luces bellas sortijas crespas de oro, ,
Mas fué en vano el reposo concedido,
Mano en nieve y en púrpura teñida Y recreció mayor el desconcierto.
Dulce boca de amor dulce tesoro
,
Amor á vuestros ojos trajo cierto
Gracia risa armonía nunca oida,
, ,
El corazón, ven ellos defendido,
Valor, ingenio, conceded la gloria
Allí encendió su flecha, allí herido
A quien por vos de todo el bien se olvida ;
Vos entregué mi pecho, al hierro abierto.
Que aunque se debe al cielo esta Vitoria,
En la tibia ceniza resplandece
Mi fe es digna que sola tal hazaña De vuestra dulce luz centella ardiente,
Celebre y alce en vuelo su memoria
Y su blando calor desata el frió.
Por cuanto señorea y vence España. ¡Oh cuál venganza al justo rey se ofrece!
Porque ya vuestro ardor mi pecho siente,
SONETO LXVI1I. Y siente vuestro pecho el hielo mió.
De aquella ardiente luzy ardor luciente, LXX1I.
En quien los ojos abre el amor ciego,
Centellas de suave y blando fuego Amor, ¿para qué vale el sufrimiento
Vuelan con alas de oro dulcemente. En un pecho enseñado á tanta gloria,
Si es todo lo ()ue guarda la memoria
Unas llegan al orbe , á do presente
Venus , estrellas puras forma luego Causa de atan al alma y de tormento? ,

Que le ornan mas, errando en bello fuego, Porque no pierde triste el flaco aliento
Que el Héspero hermoso al ocidenle; Quien perdió, y no en su culpa la Vitoria ,

Mas otras descendiendo por mi suerte,


,
Y de su dulce bien alegre historia
la

Para darme valor, al tierno pecho, Vio trocar en eterno sentimiento.


Lo abrasan , condenado á eterna pena. ¿Por qué se esfuerza en vano mi esperanza ¿

Yo pido , por envidia de mi muerte Y ajeno en luenga ausencia de mi suerte,


Que en este corazón, de amor deshecho, Me sostiene en dolor y llanto fiero?
Harto es al que padece en tal mudanza
Todas ponga mi alegre Luz serena.
Poder honrar su vida con la muerte,
Que lentamente llega al fin postrero.
LXIX.

Suave Filomela, que tu llanto ESTANZAS SEGUNDAS.


Descubres al sereno y limpio cielo, Oid atenta son del tierno canto,
el
Si lamentaras tú mi desconsuelo, Hermosa mia; que yo veo
estrella
O alcanzara yo tu dulce canto,
si
En llama en quien levanto
vuestra luz la
Prometer á mi cuita osara tanto (7), Ardiendo prestas alas al deseo.
Que esperara el dolor algún consuelo, Por vos venzo el dolor y rindo el llanto,
Y que tal vez moviera tierno celo Y lleno de la gloria que poseo,
Los ojos cuya bella lumbre canto (8). Hallo que en vos mi pena me disculpa,
Mas tú con puro acento y armonía r
Y en mi dichoso mal estoy sin culpa.
Tu afrenta y gimes bárbaros despojos
, Enciéndeme las venas este fuego,
Yo, triste, mayor daño ausente lloro (9). Las junturas y entrañas abrasadas
Quiera Amor que tu voz la pena mia Sienlo y nervios y siento correr luego
,

Resuene, ó que yo alivie mis enojos Las llamas por los huesos dilatadas.
Vuelto en tí , ruiseñor blando y canoro (10). Mi llanto el ardor liempla , y si sosiego,
Las centellas resuenan alentadas.
El fuego en la ceniza me revuelve,
0) Yo prometiera á mis trabajos tanto, Y en lágrimas el pecho el amor vuelve.
Que esperara al dolor algún consuelo. Cuando en vos cuido, en alta fantasía
(8) Los bellos ojos, cuya lumbre canto.
Me arrebato y ausente me presento ;
Y crece, contemplando, mi alegría
O) Mas
td , con la voz dulce y armonía
Donde vuestra belleza represento
Cantas tu afrenta y bárbaros despojos
Yo lloro mayor daüo en son quejoso.
Las partes con que siente la alma mia
Enlazada en mortal ayuntamiento,
(10) O haga el cielo que la pena mia Y recibe en figuras conocidas
Tu voz suene, ó yo cante mis enojos,
Al sentido las cosas ofrecidas (11).
Vuelto en ti, ruiseñor blando y lloroso.
Pedro deQuirós, poeta sevillano del siglo xvn , cuyas obras es-
tán inéditas enla biblioteca Colombina , imitó este soneto en el (11) Hehrera puso esta octava y la siguiente en sus Anotaciont
que principia (í Garcilaio , con las variantes que observará el curioso :

Ruiseñor amoroso, cuyo llanto Cuando en vos pienso, en alta fantasía


No hay roble á quien no "deje enternecido, Me arrebato y ausente me presento
¡Oh, si tu voz cantase mi gemido! Y crece contemplándoos mi alegría
Oh , si gimiese mi dolor tu canto f Donde vuestra belleza represento.
, ; , , ,,, ; , ; ; ,
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; ;; ; ;, ;

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO PRIMERO. 271


Aunque en honda liniebla sepultado, No para confiar de bien alguno,
Y esto en silencio oscuro y ascondklo, Sino para otro mal mas importuno.
Casi en perpetua vela del cuidado Solo mi bien , mi galardón crecido
Se aduermen, y en el dulce bien perdido, Es, que cuidéis que, aunque por vos yo peno,
De esta memoria en puro amor formado
, Haciendo lo que debo, en lo servido
Se vencen y , allí todo suspendido De esperanza de premio estoy ajeno ;
El espíritu vos halla ,y tanto veo Que en admitir mi pena agradecido
Cuanto pide y espera mi deseo (12). Queda cuanto en mis males hay de bueno
Con lagrande igualdad que en la belleza Y no que vos lo agradezcáis, Luz mia
Vuestra mi alma tiene semejante, Que no se inclina á tanto mi osadía.
Que trasligure en mí vuestra grandeza Deuda es esta de amor, que siempre hago
Me Tuerza y á mí en vos y del semblante
, ,
Si la compenso, gloria no merezco,
Suave y luz procede con terneza Pena si, con la cual no satisfago
A los ojos de vuestro humilde amante Si el tormento huyere, á que me ofrezco;
Un Furor blando, en que me pierdo, y cuanto Bien conozco esta culpa y no la pago
,

La vista alegra crece el mal y el llanto.


, Por su valor en cuanto mal padezco ;
Amor me hiere, y hace que mi pena A perder de tal suerte me aventuro,
Exceda á la que ha sido mas terrible, Que en la vida la muerte me aseguro.
Y sufre, de mi alma hecha ajena El premio que se guarda á la fe mia
Mas dolor que el que puede ser sufrible. En fin de mis trabajos y mi engaño,
Solo estoy do se ufana y se condena Es quedar con mas fuerza y afonía
Y estoy do al tardo cuerpo no es posible ;
Otro para pasar cruel y extraño.
Pero gozo en mi atan de tanta gloria Amenázame un mal , y se desvia

Que si es fiero, es eterna mi memoria. Para otro nuevo mal y nuevo daño
Casi sin esperar, mi Luz vos temo, , El que viene mas fiero no me mata,
Y en temor infinito sirvo y amo Porque de otro mayor se desbarata.
Con infinito amor, y en tanto extremo Ausente en soledad, me huelgo tanto
Mas dudo cuanto siempre mas me inflamo Por el mal que me causa mi tristeza
Y llega mi recelo á lo supremo Que es mi gloria en la fuerza de mi llanto.
Del peligro, y tal vez si triste llamo Atender solo á él y á su dureza
La esperanza al favor, se me retira Las horas que pasé y el tiempo canto
Y lejos de salud mi empresa mira. Del bien perdido, y puesto en su aspereza
Peno, y por vos estoy sin esperanza, Pienso lo que ya fui y en ello espero
,

Y menos me debiera si aplacar^ Que en lo que soy ahora desespero.


La fuerza del tormento en confianza, Si vos puede acordar alguna muestra
Pues por mi bien honrándome penara, De esa inmensa belleza esclarecida
Y no por el valor que la alma alcanza Dadle toda la culpa y será vuestra
,

Y esta suerte de mal , dichosa y rara La osadía á mi alma consentida


Me obliga á presumir en mi cuidado, Sea si sufris vos la culpa nuestra,
,

Ajeno de remedio y olvidado. Sea la pena sola de mi vida


Tengo esperanza de mas pena , y tengo Que mi fe del error que ufano intento
Por ella alguna cuenta de esta vida Me asegura en mis miedos y tormento.
Que aborrezco, y la cuita que sostengo, Aquiste piedad tan corta y justa
Menos, cuanto es mas áspera , es temida. Sola mi voluntad, por quien soy vuestro;
Desamo el bien , y en el dolor me vengo Que será presunción y saña injusta
De la engañada libertad perdida Si no dais al amor el error nuestro
Y de mi, que temia, simple y vano, Y si vuestro desden airado gusta
La gloria de morir á vuestra mano. De mi muerte, bañad el brazo diestro
No tengo de vos bien, sino el cuidado Con hierro agudo en sangre de mi pecho;
Que siente el corazón , y es mejor parte Que yo estimaré alegre el daño hecho.
Esto del don mas noble y estimado Haced cuanto vos place y vos enseña
Que vuestra incierta piedad reparte. La ingrata condición y suerte altiva ;

Tan secreto lo encubro y tan guardado, Que mis despojos conocer desdeña ,

Que jamás daré de él alguna parte ; Terrible á mi pasión y siempre esquiva


Que solo nací yo para tcnello, Que aunque estéis mas instable y zahareña,
Y él para darme muerte en merecello. De tal parte mi lástima deriva,
No esperé yo algún bien cuando mis ojos Que ni volver podrá rigor ni pena
Vos dieron de mi alma la viloria ; Mi voluntad de vos un punto ajena.
Los males esperé de mis despojos Si compasión vos mueve al dolor mió,
Y ellos aplacen tanto á mi memoria, Por el bien donde ledo me vi puesto
Que ya no trocaré de mis enojos Sea no por el mal en quien porfió
, ,

El menor por el bien de mayor gloria Pues de mi grado me es y fué molesto.


,

Que no venga de vos, y en ellos" vivo Mirad cuánto en mis ansias me confio,
Tan hecho, que al descanso estoy esquivo. Que no salir de sujeción proleslo;
Procuro, si el dolor ya nunca muere, Y si cuido que en esto vos obligo
Que nazca mas dolor de vuestra mano, Sedme vos y Amor siempre mi enemigo.
Porque me esfuerce con razón y espere ¡Cuánto me sois^en deuda si he temido
Ser digno del tormento soberano Nunca en difícil trance la mudanza !

Y Amor jamás podrá que desespere Mas ¿qué mal contrastar al atrevido
Quien ve que su sandez no salió en vano, Pecho puede que honráis con la esperanza?
,

Si en peligrosas ondas sacudido


Las partes con que siente la alma mía Temí desesperado de bonanza
,

Enlazada en morial ayuntamiento, Vuestro favor me falle, que el cuidado


Y recibe en figuras conocidas Ni ausente recelé ni desdeñado.
Al sentido las cosas ofrecidas. Si en honra de*mi pena vos agrada,
(1?) Aunque en honda tiniebla sepultado Permitid corlesmente mi osadía
Y estoy grave silencio y ascondido,
, Volved con luz serena y regalada
Casi en perpetua vela del cuidado
Los ojos que me tornan la alegría,
Se me adormece , y en el bien crecido
Resta memoria con amor formado
Porque en mortal trabajo desmayada,
Se vencen, y allí todo suspendido
No acabéis esta ufana suerte mia ;
El espíritu os baila, y tanto veo Pero si no sufris mi mucha gloria,
Cuanto pide el amor y mi deseo. Y entregáis al olvido mi memoria;
; , ,, ; ,, ,, ,, ; ,, ! ,; ,

272 FERNANDO DE HERRERA.


Aunque no lo merezcapensamiento,
el Busque y con Ilia el Tebro venturoso,
,

Siempre á vuestros deseos enseñado Y este con Tiro el hórrido Enipeo,


Pues buscáis, dura y áspera, el tormento «Ensalzaré yo el curso espacioso
Y última afrenta al corazón cansado, Con puras ondas, esmaltado y lleno
Porque nunca me duela el sentimiento, De esmeraldas el suelo deleitoso;
Quejoso de no haberos agradado, «Y el vaso de cristal y claro seno
Mis males pido solos y mi engaño, Coronaré con oro y perlas bellas,
Y vos quedad contenta con mi daño. La aura esparciendo espíritu sereno.
«Infundirán propicias tus estrellas
ELEGÍA VIII. Virtud al campo alegre y flor hermosa,
Y arderé yo inflamado en sus centellas.
A Calatea. «¿Qué lira habrá, qué cítara llorosa,
El sol del alto cerco descendía, Que no se rinda humilde y dé la gloria?
Y el paso lentamente apresuraba Qué silvestre zampona y amorosa?
Y no espiraba la aura mansa y fría , «Será eterna y sagrada tu memoria
Cuando suspenso el curso con que lava En cuanto ciña e! mar y Cintio vea,
El suero muro, honor de hesperia fama Pues das al amor mío esta viloria,
Bélis la frente ovosa triste alzaba. Mi dulce, beila, amada Galatea.»
No \iendo la cruel por quien derrama
Mil suspiros llorosos, en voz ajena
SONETO LXXIII.
Dijo, ardiendo de amor en fiera llama : La luz serena mía el oro ardiente ,

«¿Adonde estás? Escucha de mi pena En mil cercos lucientes dividido,


La fuerza, que en tu ausencia reverdece, Y en dulce nieve y púrpura teñido,
Y mayor mal me obliga y me condena.
á Casa el color suave de la frente
,

»Vén, ninfa, adonde el ciclamor florece , Canto, y como el ingrato Amor consiente,
Que en la enlrepuesla hiedra está sombrío, Ciego en su esplendor bello, estoy herido,
Y do, al timble igualando, el pobo crece; Y oscurezco sus glorias, ofendido
«Que todo cuanto abraza este gran rio De tanto bien, con lira y voz doliente.
Es mió, y será tuyo si tú vienes. Oso, y aunque el deseo me levante,
Vén, ¡oh! vén, Galatea, al llanto mió. El peso es grande, y culpa mi osadía
«¿Qué tardas? ¿Por qué, ingrata, te detienes? Quien amara el peligro de mi pena;
No canses mi esperanza, que afligida Mas el cielo cansó ai soberbio Atlante,
Penando en confusión y en miedo tienes. Y no es mayor su empresa que la mia,.
«Una guirnalda guardo retejida Pero si el vano error que me condena.
De siempre ardientes rosas, blancas flores,
Y de violas blandas esparcida LXXIV.
«Que enlazada en tu frente con olores Cuando dolor desmaya al sufrimiento,
el
Que cria el Oriente fortunado,
Estoy de lodo bien desamparado,
Encenderás los sátiros de amores. Y sacudir del cuello quebrantado
«Cubrirá de ostro asirio un eslimado Pruebo el yugo inmortal de mi tormento;
Y rico manto el cuerpo bello y puro Mas, viendo el oro terso suelto al viento
Envidia de las naides y cuidado.
O entre sortijas bellas enlazado
» Consagraré á tu nombre un bosque oscuro,
Vuelvo alegre de nuevo á mi cuidado;
Con empinados árboles tendido ¡Tan dulce me es por él el mal que siento!
Que nunca ose cortar el hierro duro. Al ardiente crispar de dulces ojos
«Mas esto, Galatea, si rendido Del tierno y puro amor hermosa ílama ,
No ha tu altivo corazón , yo quiero Descubro sin temor el pecho abierto.
Prometer otro don mas escogido. Mal puedo yo negalle mis despojos
»Las torres que el tebano alzó primero Si blanda enciende y áspera me inflama
Mira, á quien la cerúlea y alta frente Y con el mal y el bien me tiene incierto.
Y el curso inclina el mar de Atlante fiero;
» Do vibra la asta Marte, que caliente
# LXXV.
Dañó en la sangre maura, y llena de ira
Pone á la aurora el yugo y ocidente; Ahora, que cubrió de blanco hielo
«Donde valor, virtud el cielo inspira, El oro la hermosa aurora mia,
La grandeza, el imperio glorioso Blanco es el puro sol y blanco el dia
Y felice fortuna siempre aspira. Y'blanco el color lúcido del cielo.
«En estos dará Febo poderoso Blancas todas tus viras , que recelo
A sublimes espírlus noble aliento Es blanco el arco y rayos de alegría,
Conindustria y cuidado generoso. Amor, con que me hieres á porfía
»Habrá quien cante humilde su tormento, Blanco tu ardiente fuego y frió hielo.
Quien belígero horror y aguda espada, Mas ¿qué puedo esperar de esta blancura,
Y quien el dulce y rústico lamento; Pues tiene en blanca nieve el pecho tierno
»Que aunque tú de pastores celebrada Contra mi fiera llama defendido?
Seas en Aretusa y Mincio frió ¡Oh beldad sin amor! Oh mi ventura
Y del lascivo sulmonés cantada, Que abrasado en vigor de fuego eterno,
«Si atiendes á su alegre d?s varío, Muero en un blanco hielo convertido.
Te agradará en mis brazos blandamente LXXVI.
Su canto que suspira el dolor mió.
,

«Vén pues, vén, Galatea, que el ardiente Por estrecho camino al sol abierto (13),
,

Calor á estas mis ondas te convida, De espinas y de abrojos mal sembrado,


Templadas con el céfiro presente El lardo paso muevo, y voy cansado
«Y en la secreta urna y ascendida A do cierra la vuelta el mar incierto.
Trataremos de amor suave y blando, Silencio triste habita este desierto,
Sin nunca desear mas dulce vida. Y elmal que hay me importa ser callado
«Cantando yo, tú ayudarás sonando Cuando acaballo cuido, acrecentado
Y la zampona y canto confundido Veo el sendero y veo el daño cierto (14).
Con lazo estrecho, al fin irá cesando.
«Dichoso yo si alcanzo lo que pido; (13) Por un camino solo al sol abierto.
Que sí lo alcanzaré , pues tu deseo (í-í) Y el mal que hay conviene ser callado;
No aborrece los juegos de Cupido. Cuando pienso acaballo, acrecentado
«Aunque a la síracusia ninfa Alfeo Veo el camino y mi trabajo cierto.
,
, , ,; ,, , , , , ;, ;, ,,
; , ,

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO PRIMERO. 275


A un lado empina yerto inmensa cumbre sombras altas aparece,
Cinlia entre
El monte hórrido, opuesto al alto cielo ; Y lleva al dulce amante á su cuidado
Corta un despeñadero la otra parte. A quien para gozar de su tesoro
Crecer la sombra y anublarla lumbre La sazón y la suerte favorece;
Siento , y no hallo, solo en mi recelo, Yo, laso que me veo mallrado,
,

A do pueda valerme alguna parte (15). Solo y desconfiado


Sin mi Lumbre en desierta noche y fría,
LXXVII. ¿Qué traza seguiré? Qué cierta guia?
¿Quién podrá en esta niebla aborrecida
Temiendo tu valor, tu ardiente espada Adestrarme á la via •
Sublime Cario el bárbaro africano
, Que escogí de mi bien tan mal perdida? ,

Y el espantoso á todos otomano Va el piélago sulcando presurosa


La altiva frente inclina quebrantada (1C). La nave, enderezada de la estrella
Italia, en propria sangre sepultada, Que gobierna su curso, y sin recelo
El invencible, el áspero germano, Sufre la ira del ponto procelosa ,
Y del francés osado el pecho ufano Que con terror descarga toda en ella
Al yugo rinde la cerviz cansada (17) Yo, en quien su saña toda vierte el cielo,
Alce España los arcos en memoria El hondo mar del celo
Y en colunas á una y otra parte (18) Abro con frágil pino, y la luz clara
Despojos y coronas de Vitoria; Veo anublarse y asconderse.avara
Que ya en tierra y en mar no queda parte (19) Ondas gemir subir el golfo en alto
,

Que no sea trofeo de tu gloria, ¡Y cuan poco repara


Ni resta mas bonor al fiero Marte (20). Mi vida de la muerte el duro asalto!
En el horror nocturno brama airado
LXXVIII. Y quebranta los árboles el viento,
Hasta que muestra el dia luz alguna
Si algo puedo cuidar que vos ofenda
Muera en ausencia vuestra perseguido,
Que retarda su ímpetu indignado,
Y espira deleitoso un blando aliento;
Y en ciego engaño y confusión perdido,
Mas en mi oscuridad y en mi fortuna
A remediar mi daño nunca atienda;
Y jamás la esperanza me defienda Una sombra importuna
Crece, encubriendo el lustre de la aurora,
De ese injusto desden y tibio olvido
Y su imagen los astros descolora.
Y cuando mas me importe ser oido,
Estruendo es todo, es ira, es furia horrible
Tarde lavoz de mi dolor se entienda.
Pero si no da entrada el pensamiento Y al enfermo que llora
A cosa que no sea vuestra gloria, Su mal es el remedio ya imposible.
Al dulce ardor primero y pura llama,
Y de cuanto es ajeno se desvia
¿Por qué negáis, ingrata á mi tormento, Las aves cantan ledas, y el rocío
Que se ufane mi mal con la memoria Las flores cerca de esplendor luciente,
De ser la causa vos, Estrella mia? Que tiembla entre las perlas que derrama,
Y alegra el campo un aire tierno y frió ;
Y cuando mi luz sale; el mal presente
CANCIÓN IN.
Lloro, y de humor caliente
Desnuda el campo y valle el yerto ivierno El suelo con mis mustios ojos baño,
Y empaña en torno al cielo desvelado Y no descanso con llorar mi daño
Negra faz de enemiga oscura niebla, Que mi dolor no admite algún consuelo.
Y el sereno esplendor del sol eterno Solo este desengaño
Se confunde en una hórrida tiniebla ,
Del mal tengo en mi acerbo desconsuelo.
Y rendido á mis lástimas, cuitado,
Miro el mísero estado SONETO LXXIX.
Que mi gloria enflaquece y confianza, Cuando el fiero tirano de Oriente
Cobrando siempre fuerzas la olvidanza La afrenta que sufrió con osadía ,

Y la luz que en mi bien resplandecía Se aventura á pagar, y, España mia


Asombró con mudanza Contrastas con valor su saña ardiente ,
En triste noche al fin mi alegre via. Amor se esfuerza en mi pasión doliente
Esclarece en el último ocidenle Y finge y me presenta una alegría
El cielo, y los colores matizando, Vana, para que sienta en mi porfía,
Baña y orla la tierra de su lumbre; Del bien cayendo, el mal mas duramente.
Su claridad la yerba y la flor siente, Yo cuido defenderme en mejor suerte,
Y el árbol que corona su alia cumbre; Y resistir seguro él duro asalto,
Mas yo, mezquino, mi dolor llorando, Y descansar sin miedo en mi sosiego.
Vó en vano lamentando; Cuando importa mostrar el pecho fuerte,
Y la luz que mostraba su grandeza Me pierdo y hallo de valor mas falto,
Y me cubila de inmortal belleza Y rindo el corazón al hierro y fuego.
Cerrada nube ofusca , y'de mis ojos
La roba con presteza, LXXX.
Y mi llanto acrecienta y mis enojos. El sátiro que el luego vio primero,
Con instable fulgor y rayos de oro
En su alegre esplendor embebecido,
Llegó á tocar, y conoció, encendido (21)
(15) A un lado levantan su grandeza Que era, cuanto hermoso, ardiente y fiero.
Los ricos puntos, con el cielo iguales; Yo, que la luz vi , mísero , en quien mutro }
Al otro cae un gran despeñadero. Vuelto llama, engañado y ofrecido
No sé de quién me valga en mi estrecheza, A mi dolor, no en llanto convertido,
Que me libre de amor y destos males Cuidé triste acabar, como ya espero (22).
Pues remedio sin vos, mi luz, no espero.
Belleza y claridad nunca antes vista (23)
(16) Y el bravo liorfor del ímpetu otomano
La altiva frente humilla quebrantada. (21) De su vivo esplendor todo vencido,
Llegó á tocallo, mas probó encendido.
117) Y osado francés con fuerte mano
el
Al yugo la cerviz trae inclinada. (22) Yo, que la pura luz do ardiendo muei'O*
Mísero vi, engañado, y ofrecido
(18) Y en colosos á una y otra parte. A mi dolor, en llanto convertido,
(19) Que ya en la tierra y mar no queda parte ;
Acabar no pensé , como ya espero.
Ni le testa mas honra al fiero Marte. (23) Belleza y claridad antes no vista,

P» XVH, 13
;,; , , ; ,,, ; ; , , ,

274 FERNANDO DE HERRERA.


Dende el curso de Ganges resonante
Dieron principio al mal de mi deseo,
Hasta el dichoso nuestro hesperio suelo
Dura pena y afán á un rudo pecho.
Padezco el dulce engaño de la vista Yo he sido el mas felice y cierto amante,
Mas, pues me pierdo al fin con cuanto veo,
Y mi luz entre todas la mas bella
Aunque el troyano incendio Homero cante.
¿Cómo todo ceniza no estoy hecho? (24)
No ilustra el giro excelso alguna estrella,
LXXXI. O corone á la esposa de Perseo,
ü quien de tí, Te'seo, se querella,
á
Alcé acaso, descuidado
la vista Igual á esta mi luz, que alegre veo
*De mi futuro afán y cierta pena, Vibrar suaves rayos á mis ojos,
Destejida del cuello la cadena , Y contiende en el mió su deseo,
Que me trajo en mil males enredado ; Que de mi luengo afán de mis enojos
Y queriendo mirar ay duro hado! ¡
Repuso la ocasión , y abrió camino

El puro ardor de aquella Luz serena, Fácil entre el horror de los abrojos.
En quien amor me inflama y me condena Mi alma siente ya el ardor divino
Y con sus flechas vibra el arco armado , Con dulzura amorosa, y renovado
Sus ojos en los mios se encontraron, El regalo y sin fuerza el mal indino.
Y con la fuerza de su fuego el pecho Vi su belleza inmensa, y vi alterado
Sintió la aguda vira en las entrañas , Que el ánimo el placer me confundía,
Que no livianamente me abrasaron, Y la voz me dejó desamparado.
Y el golpe fiero descendió derecho Llegó mi bien y vi con alegría
,

A mostrar en mi alma sus hazañas. De favor blando el pecho enriquecido,


Y escuché el tierno acento y armonía.
LXXXI!. Si del cielo me fuera concedido
Levantar en grandeza el nombre mió
yo seguí al Amor tirano
Enstacio , Con diadema y cetro esclarecido
Esperando en su fe, por dolor mió Y al Indo ardiente y al Bisalta frió
Que intenso rigor y ardiente estío
al Sujeto á mi poder, y al fiero viera
Prometido descanso busqué en vano, Que riega del Danubio el grande rio,
Veo, y se me desliza de la mano Sin esta luz serena, por quien diera
La ocasión, y aunque en este ivierno frío La vida, si Amor sufre tanta gloria ,
Inundo en luengo llanto el hondo rio, El imperio y tiara no quisiera;
Siento crecer el mal mas inhumano. Que mas deseo solo y sin memoria
Vos, á quien Febo dio la dulce lira Estar humilde en pobre apartamiento,
Y arte gloriosa de Melampo,
la Cantando de mi bien la ufana historia
Remediad la pasión de un vuestro amigo; Que con ella viviera mas contento
Que la poción de aquella que suspira Y sé bien que alcanzara con su lumbre
Por su cruel belleza el frigio campo, Gloría al dolor y grave mal que siento,
Tal vez podrá tener valor conmigo. Y á mi nombre lugar en alta cumbre.

ELEGÍA IX.
SONETO LXXXIII.
Gustos de amor (25).
Si la fuerza que ponen y cuidado
En mi dolor las lágrimas, pusiera
Rubio Febo y crinado, que ascondido La voz de mi doliente suerte, fuera
En el ondoso seno de ocidente.
El dulce son y llanto bien gastado
Dejas el cielo en torno oscurecido;
Que el pecíio ingrato vuestro al fin trocado
Si en las rosadas puertas de oriente
Con piedad y lástima se viera,
Rielaren tus puros rayos y oro
Y á mi estrecha esperanza no ofendiera
Con ardor de luz nueva y roja frente, Desden libio, ira injusta de mi hado.
Desvanezca el fulgor de tu tesoro;
Mas cuido que si el mísero lamento
Que hoy vi los ojos do perdí herida Para gemir mi mal y el nuevo canto
Mi alma en la beldad que amando adoro. ,

Que me enseña el amor, me ofrece el cielo,


Ya pasó mi dolor, ya sé qué es vida,
Que cual áspide sorda al tierno acento,
,
Ya puedo esperar bien en mi tormento, Negara al corazón que temo tanto
,
Sin recelar mi muerte aborrecida.
Que ablande su rigor vuestro impío celo.
Verás de tu sublime y rico asiento
La trenza que en mi afán se enreda y crece,
Suelta al tierno espirar del. manso viento; LXXXIV.
Las luces do rendido Amor se ofrece,
El semblante que en púrpura y en nieve Esta desnuda playa, esta llanura,
Dulcemente mezclado resplandece. De astas y rotas armas mal sembrada,
Pero sea, Titán la vista breve,
Do acabó al vencedor la ibera espada (26)
Que llama en ella se detiene,
sí tu
Es de España sangrienta sepultura.
Mostró virtud su precio, y la ventura (27)
Hará que en tí la suya el niño pruebe.

Clarar la tierra y polo te conviene, Negó el suceso y dio á la muerte entrada,


Y no, ciego de aquella luz hermosa Que rehuyó dudosa y admirada
,

Del heroico valor la suerte oscura (28),


Que en medrosa tiniebla te condene.
Venció otomano al español ya muerto,
Solamente á mi alma venturosa
Antes del muerto el vivo fué vencido,
El amor concedió de su belleza,
Y Hesperia llora y Grecia la Vitoria (29);
Y la vida y la muerte gloriosa.
Pero será testigo este desierto
Sienta el persa animoso mi riqueza,
Que, si cayó muriendo, no rendido,
Quien del Rin bebe osado la corriente
Tracia le rinde y Asia el nombre y gloria (SO).
Y del Vístula admira la grandeza,
- Mi gloria á la primera incierta fuente
Del fario Nilo, imitador del cielo,
Y corra á la apartada inculta gente
Pues entre cuantos ciñe el mortal velo, (28) Do el vencedor cayó con muerte airada.

(27) Mostró el valor su esfuerzo mas ventura. ,

(28) Del temido furor la suerte dura.


(21) Mas si me pierdo con el bien que veo, (29) Y España y Grecia lloran la Vitoria.
¿Cómo no estoy ceniza todo hecho? í~>>
¡) Llevó de Grecia y Asia el nombre y gloria?
(£5) Asi Marehcna intitula esta elegía.
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COMPOSICIONES VARIAS -LIBRO PRIMERO. 27a


LXXXV. Con segura prudencia, esfuerzo y arte,
Duro el pecho, y fué grande, el sufrimiento Que dieron tanta parte
Que enceló la crueza de esta llaga; De la rota y herida y muerta Francia
Mas bien no sé, mezquino, ya qué haga Al que fu éprez y honor del orbe hispano,
En el dolor esquivo que consiento. Que al soberbio otomano
Oso y fallece el ánimo al tormento, Quebró en las jonias ondas la arrogancia,
De mi arrojado intento justa paga; Y en la Ausonia adquirió el heroico nombre
Pero, aunque mas la pena me deshaga, Con mas valor que cabe en mortal hombre,
Acabará en silencio el sentimiento. Con alas de Vitoria al fin levantan
Tan grave el golpe fué, "que el fiero arquero Las que Europa y Asia cantan.
vilorias
De las purpúreas alas quedó ufano El ánimo del nieto esclarecido
Viéndome atravesado las entrañas. Conforme en hechos ínclitos y en farrfa,
Temblé al furor que trajo y gemí; empero Que trajo al yugo al galo quebrantado,
Después ¡oh simple yo! alabé la mano Cual del luciente Febo ardiente llama,
Ocasión de estas ásperas hazañas. Que deshace al nublado oscurecido
Tal parece, de luz y honor cercado,
LXXXVI. Puesto en sublime grado,
Mezclando al blando Cinlio y á Belona,
Aura suave y mansa de ocidente (31) Y de lauro y de yedra floreciente
Que con el tierno soplo y blando frió En su sagrada frente
Halagaste el ardor del pecho mió (32) Doblada ciñe y orna la corona;
¿Qué espíritu te mueve vehemente ? Pero alabar su pecho generoso
Ni Euro espira, ni suena el austro ardiente Conviene á un grande espíritu dichoso.
En el furor desierto del eslío; Mas ¿qué, si canto yo la soberana
Y tú secas, cruel, el prado y rio (33), Francisca, al uno nieta, al otro hermana?
Cual suelo africano el sol caliente.
al
¡ Oh alma enriquecida de honra y gloria,
Mas ay
¡
tú te encendiste en mi luz bella
!
De grandeza real excelsa muestra
Y envidiando el bien de mi ventura, A quien mas favorable aspira el cielo,
Las llores y ondas abrasaste luego (54). Y sus bienes rendir con larga diestra
Cesa, aura, no me<enciendas mas, que en ella Se esfuerza, y cansa en vos nuestra memoria,
Ardo y me abraso siempre en llama pura Que igual no ve el fulgor Cirreo, el nuestro
No acrecientes mas fuego á mi gran fuego (35), Reino Tartesio al vuestro
Nombre consagra humilde un claro templo
LXXXVI I. De excelente valor virtud ardiente,
Si deseáis que muera á vuestra mano, Cual en la edad ausente
¿Por qué dais vida á un corazón abierto? Acaya dedicó por noble ejemplo
Es crueldad vengar en cuerpo muerto A la armada doncella que sin madre
Culpa, si la hay, de un simple error liviano. Salió de la alta frente de su padre
Si con saña buscáis de Amor tirano ¿Qué mucho que este precio vuestro sea
Dolor eterno á un mísero desierto Si á vos cede la virgen Atenea ?
¿Por qué hacéis oh extraño desconcierto
¡
De vos procede oh sola luz de España!
¡

Que mengue, y mi pasión fallezca en vano ? El heroico valor que mi deseo


Poco es esto si debo yo, Luz mia Inflama en nuevo ardor y glorioso.
Que mis entrañas corle el hierro y parta, Ya inferior á mí la tierra veo
Y me acabe el desden que el mal me ha hecho. Veo el ondoso ponto que la baña,
Masque mis esperanzas y alegría Cortando el gjro aerio, luminoso,
Rompa quien tanto bien, cruel, me aparta, Y veo en el hermoso
¿Cómo sufre y no estalla un tierno pecho ? Sol, do vuestras virtudes resplandecen
Cuanta abundancia el cielo en sí contiene,
CANCIÓN IV. Que vos guarda y sostiene,
Y el número de gracias que en vos crecen
Desciende de la cumbre de Parnaso Y en vuestra claridad contemplo atento
Cantando dulcemente en noble lira Seso, ingenio, inmortal merecimiento,
¡Oh tú de eterna juventud Talía
, , Y hallo alegre en vuestra lumbre pura
Y nuevo aliento al corazón me inspira Rayos de aquella inmensa hermosura.
Aquí, donde el torcido y luengo paso Como el vigor de Apolo á la ancha tierra
Bélis al" hondo mar corriente envia Ilustra y junto enciende y enriquece,
Porque de la voz mia Haciendo el valle fértil, ledo el prado
Suene el canto y florezca la memoria Que con mil varios dones reflorece,
Hasta el término rojo de oriente, Y el paso á la sazón estéril cierra
Y do al númida ardiente Tiene así el esplendor aventajado
Ah/asa Iperion, y en alta gloria Nuestro ingenio alumbrado
El nombre de la insigne hesperia planta Y produce, esparciendo su riqueza,
Que de Córdoba y Cerda se levanta ,
El fruto del espíritu divino
Aquiste honor, y al céfiro templado Con valor peregrino,
Ensalce este lucero venerado Y ensalza las hazañas y grandeza
Los despojos, y en árboles alzados Con alta voz" y con eterna lira
Los insignes trofeos, el sangriento Y tanto en vos alcanza, que se admira
Conflicto del feroz dudoso Marte, Porque ve el cielo en vos y el suelo ufano
Las enseñas que mueve en torno el viento, Con tanto bien, que sobra al ser humano.
Los presos y los reinos conquistados Todo cuanto al terrestre cuerpo alienta,
De la celeste fuerza deducido
Se halla en vos casi en igual efeto :
(31) Aura mansa y templada de occidente.
De vos el fijo globo y el tendido
(32) Halagas el ardor del pecho mió. Humor y el vago cerca se sustenta
(33) Ni Euro espira ni Austro suena ardiente Y el ardor de las llamas inquieto
En el furor mas grave del estío Que con vigor secreto
Y tú abrasas el verde prado y rio. A tierra y agua, al aire y puro fuego,
(34) Y enemiga del bien de mi ventura, . Cual etérea virtud y las estrellas
Abrasaste las ondas y las flores. Son vuestras obrasbellas
(35) Ardo siempre y me abraso en llama pura La tierra, la agua, el aire, el puro fuego.
¡ Oh glorioso cielo en nuestro
¡Ah! no añadas mas fuego á mis ardores. suelo!
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276 FERNANDO DE HERRERA.


Oh suelo glorioso con tal cielo! Si la fe te renueva la memoria
¿Quién podrá celebrar vuestra nobleza? En esta sombra, vén con faz serena
íjuién osará alabar vuestra belleza? A consolar el corazón cuitado.
Vuestro valor excede, soberano,
Al mas claro y excelso entendimiento, XCII.
Y ciega vueslra luz resplandeciente Justo es que la cansada incierta vida,
Los ojos del humano sentimiento. Tiempo tanto sujeta al amor vano,
Yo, aunque el osado Amor me da la mano Desdeñe al rigor impio, y del tirano
Temo del hondo Pado la corriente , Yugo ose alzarse mi cerviz caida.
Y el mar, que dentro siente Perezca la esperanza aborrecida,
Del atrevido joven la caida. El deseo abatido y mi liviano
No soy el insolente Salmoneo', Intento; que mi bien ya está en mi mano,
Que imitó con deseo Ya tengo mi fortuna conocida.
Vano del rayo la ira embravecida. Seguro podré ver la indigna suerte
Cuanto ve Delio y cuanto el polo cubre, Del mísero amador, el vil denuesto,
Todo en vuestra alabanza se descubre, El congojoso miedo, el celo frió;
Y toda se presenta á gloria vuestra Que no podrá respeto de mi muerte
La graade, ingeniosa madre nuestra. Hacer que mude el curso al fin propuesto;
¡Tal ejemplo es el grave dolor mió!
SONETO LXXXVIH.
ELEGÍA X. .

Bello cerco y ondoso, que enlazado


En sutil vuelta y varia de ámbar pura Dulce y bello dolor de mi cuidado,
Tenéis mi preso cuello, que aun procura Que el corazón, cubierto de esperanza,
Hallarse mas revuelto y anudado En temor tenéis puesto y engañado
Si el vigor de ese luego renovado Si en esta de mi bien cruel mudanza
Veo que abrasa oh bien de mi ventura
¡ Mi triste afán conhorto y sufrimiento,
A aquella que me tiene, ingrata y dura De fortuna mejor no es confianza.
Ausente y de mí todo enajenado, Hallo dispuesto al mal el sentimiento
No habrá en el suelo nuestro ni en el cielo Para mostrar la causa de mi pena,
Hebras lucientes de oro terso tales No para pretender merecimiento.
No de amor tan hermosa red y llama No sufre vuestra inmensa luz serena
Ni aun en el cielo habrá, ni habrá en el suelo Que miren su esplendor aquellos ojos
Despojos de cabello ilustre iguales, Que hacen su esperanza de bien llena.
Honor ó rica trenza de quien ama. Débense á la belleza mis enojos,
7
Y que se pierda en cambio la Vitoria
LXXXIX. De contar como vuestros mis despojos.
No merece la vida quien la gloria
Trenzas que en la serena y limpia frente, Espera de su amor por bien sufrido,
De anillos de oro crespo coronadas, O quien intenta mas que la memoria.
Formáis lucientes vueltas y lazadas, El que pudo llegar á tal partido,
Donde el mayor Vulcano espira ardiente; Que descubrió una muestra de alegría
El sol, ó que aparezca en oriente Conténtese del bien con ser perdido.
Con las puntas de llamas dilatadas, Venturoso fué el claro y dulce día
O que las junte, de subir cansadas, Que señalo el favor del bien ya hecho
Se rinde a vueslra luz resplandeciente. Con piedra de oriente al alma mia.
Vos, mis hermosos cercos, anudado Si no fuera en sazón de tiempo estrecho,
Tenéis mi cuello, y nunca espero el día Temor habia justo de la vida
Principio á libertad, fin á la pena; Que no era en tanta gloria diestro el pecho.
Porque alegre en el mal de mi cuidado Pero si ser debia, bien perdida
De la prisión huir no pienso mia, Fuera si feneciera allí, y quedara
Ni los lazos romper de esta cadena. Recuerdo de mi suerte esclarecida.
El valor del deseo allí gozara
XC. Si desmayado, en vuestros brazos puesto
Tiernamente muriendo descansara.
Aquí do lloro en tí, fiel desierto,
Mas, á mi duro afán y ausencia expuesto
Y aquejo con mi llanto el son del rio,
Padezco en soledad, de bien desierto,
Vi la luz y belleza y amor mió
Y humilde inclino el cuello al yugo impuesto.
En la serena noche al cielo abierto. Y si después que ausente fuere muerto,
Esperé entonces vida, espero muerto,
,
Se buscare la causa de mi daño,
Sepulcro ahora en este asiento trio
Muéstrese en claridad el pecho abierto;
Y en el alíenlo último que envió, Que en él sin velo y sin error de engaño
Perdón humilde haber de quien me ha muerto;
Escrito el nombre se verá, mi Estrella,
Porque á tanta grandeza y hermosura
Vuestro el favor que tuve el dia, el año.
Fué mi error temerario, y justa pena Veráse rutilar vueslra luz bella
La muerte, aunque menor que mis tormentos.
En él con la suave fuerza ardiente,
Mas nunca mi memoria será oscura
Que amor no siempre á olvido me condena, Y á quien la ve que abrasa su centella.
Que ya que vos dio el cielo al ocidente,
Pues muero osando grandes pensamientos.
Solo en el pecho mió pertenece
Tener lugar debido y excelente.
XCI. Ni amaros ni mirar la luz merece
Alma, que ya en la luz del puro cielo El que no rinde á vos los pensamientos
Ardes de santo fuego, á quien suspira Con la primera vista que se ofrece.
Tu ausencia con suaves ojos mira Después que se mudaron mis intentos
Y alienta á levantar el flaco vuelo. Peno, y holgara estar, si mas pudiera
Ceñida en torno tú de rojo velo, Sujeto á nuevos y ásperos tormentos.
La llama en mi lloroso pecho inspira, No cuido recelar mi suerte fiera,
Porque sin odio, sin temor, sin ira Aunque aparte mis ojos de su lumbre;
Desprecie el vano amor y error del suelo. Que poco duele el hado á quien lo espera.
Lloré vo tu partida, amé tu gloria, Estáis, mi sol sereno, en alta cumbre,
Y en tu último dolor creció mi pena Do no puede llegar nuestra bajeza,
Para seguir contigo el mesmo hado. Y de allí me miráis con mansedumbre.
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COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO PRIMERO. 277

Moslrais dulces vislumbres de terneza xcv.


Pura dar á mi pecho algún consuelo, Quejoso ya del tiempo mal perdido,
Ocupado de lástima y tristeza. Las armas con que al dulce rey tirano
Mas yo, que no levanto presto el vuelo, Ofrecido seguí, esperando en vano,
Culpa del ser humano, á vuestro asiento, Pongo, de mis deseos ofendido.
Gimo desamparado en este suelo. basta en mi tierna edad haber crecido
¡Quién me diera las fuerzas al intento
Amor, que en mí cansó su diestra mano;
[guales para alzarme de la tierra,
Consejo me parece ya bien sano
Do solo llegará mi atrevimiento! Desviarme ¿leí curso proseguido.
V hecho vencedor en esta guerra
Bien puedo, y tengo fuerzas y osadía
Futrara en los lugares que deseo,
Y valgo á contrastar su gran dureza
Que la distancia y ocasión los cierra. Y negar de mis males la vitoria.
Dichoso tú, que al monstro Meduseo
.Mas no sufre el cruel que en la alma mia
La soberbia y líente hórrida cortaste, Mi luz no me presente su belleza;
Que en marmóreo rigor trocó á Fineo, Y así, me aflige y vence la memoria.
Pues con talares de oro sin contrasté
Sublime al oriente y glorioso, XCVI.
Por no usado camino traspasaste.
Yo, desdichado y triste, que el hermoso Suspiro y pvuebo ya con voz doliente
Lucero de mi alma aun con la vista Que en sus cuitas espire la alma mia (36)
Corear no puedo ya, ni espero ni oso, Crece el suspiro en vano y mi agonía,
Si la vida perdiere en tal conquista Y el mal renueva siempre su accidente.
De males amorosos, esta pena Las peñas en que solo peno ausente (37)
Ilav sola que á su ímpetu resista. Rompe mi suspirar en noche y dia,
Desdeñar, de dulzura tierna ajena , Y no toca ¡oh dolor de mi porfía! (38)
^ie ofenda a vuestro pecho soberano A quien estos suspiros no consiente.
La gloría en que la muerte me condena; Suspirando no muero y no deshago
Que no se debe á mi tormento insano Parle de mi pasión, mas vuelvo al llanto,
Tanto bien, que deshaga con la vida Y cesando las lágrimas, suspiro.
Mi sufrimiento y mi dolor tirano. Esfuerza amor el suspirar que hago,
Pero si en esta ausencia aborrecida Y como el cisne acaba en dulce canto,
Del cuidado acercáis la esquiva muerte, Asi pierdo la vida en el suspiro (39).
Digna de mi esperanza mal perdida,
Pienso que usáis conmigo en esta suerte XCVÍI.
De ultima piedad en tiempo indino, mal extraño,
El tiempo que se aluenga al
Por acortar la pena á mi mal fuerte.
Y mis pasos me muestra bien contados (40),
Y acabaráse aquel temor contino
Si término pusiese á mis cuidados,
En este caso injusto, y la engañada Seria á mi esperanza desengaño;
Opinión del ánimo mezquino.
Que el oro queme enlaza en nuevo engaño(4I)
Mi alma, alegremente aventurada,
Los ojos, dulcemente regalados,
Volará triunfando en los despojos
Sin vigor á mis años mal gastados (42)
De mi afán y mi ansia, no cansada.
Fl remedio serian de su daño.
Fn tanto que se aluengan mis enojos ,
Pero si en él se aumenta el dolor mió,
Vos ¡oh mi sol hermoso! con terneza
Si el cabello y las luces inmortales
Mirad mi cuita y húmedos mis ojos.
Son, y eterno el valor de heroico intento (45),'
Y si el deseo ausente á la belleza
Será de amor perpetuo el desvarío,
Sin igual me llevare en algún dia,
Volviendo á mi los rayos de esa alteza,
Y en los que al fin perecen, grandes males (44)
Renacerá contino mi tormento.
Tornadme á la primera suerte mia.
XCVI1I.
SONETO XCIII.

Fn esta selva hórrida y desierta,


A Alfonso líamirez de Arellano.
Que tiene en temor triste el viento airado,
Sola y en alto mar, sin luz alguna,
Contemplo, en mis desdichas ostinado,
Con tempestad sañosa yace y viento
Mi peligroso estado y vida incierta.
Mi popa abierta, y no abre el negro asiento
Hallo del impío amor la senda abierta,
Del cielo la confusa incierta luna.
Que descubrió el principio á mi cuidado Esperanza, Arellano, ya ninguna
Espacio luengo veo y no tratado,
Procuro, ni se debe al pensamiento;
Salud siempre difícil, muerte cierta.
Fallecen fuerza y arte, y triste siento
No veo árbol ramoso ni desnudo La muerte apresurárseme importuna.
Que»no sea mi bella fiera, y siento
Pues el amor me olvida y cierra el puerto,
Cuajárseme la sangre al pecho fría.
Y veo en las reliquias de mi nave
Dichoso quien su miedo venció, y pudo
¡
Que el pomo esparce y vuelve mis despojos,
Contrastar su pasión Mas el tormento
La veste y armas de este amante muerto
!

Que sufro no se rinde á mi porfía. Colgad, que restan del naufragio grave,
XCIV. A la ara de mis bellos dulces ojos.
Luces en quien su luz el sol renueva,
Y Cupido su llama, y las estrellas, (36) Que en su dolor espire el alma mia.
Con cuya claridad florecen bellas (37) Estas peñas do solo muero ausente.
Con el nocturno horror, con la alba nueva Y no hieres oh dolor de mi porfía
(38) ¡

¿Qué pesar os destiñe osado y prueba


^39i Y como el cisne muere en dulce canto,
Desmayar el vigor de esas centellas? Así acabo la vida en un suspiro.
¿Por qué no descubrís con fuerza en ellas
De vuestro puro fuego alguna prueba? (40) El tiempo que se alarga al mal extraño,
Así podrá con llanto dulces ojos
,
Y me muestra mis pasos bien contados.
Turnar vuestro esplendor oscuro velo (41) Que el oro ,
que [me tiene en nuevo engaño.
,

Cual nube rara al vivo ardor de Apolo. (42) Sin valor á mis años malgastados.
Después que al dolor dais estos despojos 1.43) Si el oro es y las luces inmortales,
De lulo cubre Amor su faz, y el cielo Y es eterno el valor y altivo intento.
Confuso yace en triste sombra y solo. (44) Y en las penas que á todos son mortales.
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278 FERNANDO DE HERRERA.


CANCIÓN V.
Y el fingido contento se desfruye
Y por el mesmo rastro que ha ¡levado
De las mas ricas trenzas y hermosas Teme entrar, y rehuye,
Que vede Febo el carro esclarecido Tal vez de su peligro acobardado.
Estoy ausente y solo en el desierto, ¿Qué podré yo, doliente, en tal extremo,
Que á mis quejas responde con gemido; Pues mi suerte á mis lástimas me inclina,
De las mas puras luces y amorosas Sino atender el mal que Amor me diere?
Peno en mi soledad, de bien incierto, Estoy dispuesto ya á mi pena indina,
Rendido á dolor cierto Y antes que reconozca e! daño temo, ,

De aquellas hebras bellas Porque ni el bien rae venga ni io espere


Y suaves estrellas Y aunque cruel me hiere,
¡Ay tormento cruel mi suerte dura
! No se dirá que quiera
Me aparta. ¿Quién en esta noche oscura Rehusar la carrera.
Me llevará al cabello y luz serena Haga pues el dolor en mí su olicio ,

A cuya hermosura Y acabe ya aquel fiero su ejercicio;


Mi alma en los despojos se condena? Que no podrá el tormento ser mas fuerte
No son mus rutilantes y encendidos, Que honrar en sacrificio
Cuando salen mas rojos en el dia , Las aras de mi Lumbre con mi muerte
Los claros rayos de Titán luciente , Solo permita ya que muero ausente,
,

Que son de la enemiga dulce mia Quejarme de mi afán al campo abierto,


Los hilos, ó enlazados ó esparcidos. Primero que á la espada entregue el cuello
Con que enriquece Amor la blanca frente Y al fuego abrasador el cuerpo muerto;
Donde tiene presente Y mis pasadas glorias que recuente,
De fuerte red y estrecha Cuando el oro enlazado del cabello
Noble cadena hecha Crespo, sutil y bello,
A la alma que procura ser vencida,
. En mi cerviz se puso, •
Y comportar sujeta y bien perdida Y me enredó confuso;
La fuerza de los males que merece, Y que escriba la causa de mi afrenta
Y en su cuitosa vida En esta arena estéril y sedienta :

Crece el amor, y el desear mas crece. Y repitiendo de principio el daño


Las llamas que fucilan en el cielo, Haré que el bosque sienta
Con quien la noche sola se corona Y las fieras, la fuerza de mi engaño.
De umbrosas figuras esmaltada,
I
Será el desierto y mi pesar testigo
Relazando en su frente una corona De mi liviana culpa y grave pena,
De candido esplendor, que ilustra el suelo Y cuan en vano, triste, me deshago,
Vence mi buz, de puro ardor ornada, Porque esquíen me atormenta y me condena,
Do al impio niño agrada Tibia, mudable y áspera conmigo,
Establecer su gloria Y no se cansa en mi mortal estrago ;
Y estrenar su Vitoria, Pero si el mal que pago
Y con fogosas flechas en la mano Sin mi ofensa turbase
En ella muestra bien si es rey tirano; Un dia, y me llevase
Y de fulgor hermoso al crispar tierno- Mi Luz, y viese alegres yo sus ojos,
No deja pecho sano. Serian dulce gloria mis'enojos;
Que cuanto mira obliga
, á daño eterno. Y daría por verme en tal estado,
,•

Cuanto crece la sombra y mengua el dia Entregar mis despojos


Me enciende el fuegoal corazón cuidoso, Al olvido, á la ausencia y al cuidado.
Y descubrir no puedo al dolor mió
Remedio; que se esfuerza el mal penoso
En esta miserable ausencia mia. SONETO XCIX.
Lloro, y mis ojos vierten un gran rio,
En los lucientes nudos enlazado,
Que en el ivierno frió Ufano yo sufría mi tormento
El rigor de la nieve
Y en llama dulce ardia y puro aliento,
Disuelve en trecho breve; Cual ave arabia en ella renovado.
,
M;¡s de las luces blandas la terneza,
Creia en tales lazos anudado
Vigor florido y llama de belleza Se ascondia el cruel que ef mal que siento
Pudieran mitigar su fuerza ardiente, Causa de su cadena, tan contento
Si en esta mi tristeza
Cuan sin memoria alguna en mi cuidado.
No estuviera apartado y siempre ausente. Cuando los ricos cercos relazaron
Ingrato amor, no dulce, amor amargo,
El oro terso, á la aura desparcido,
¿Con qué virtud me vales, que no muero,
Y quedé nuevamente asido en ellos,
De mi dichosa Estrella no alumbrado? En los ramos que á suerte se enredaron.
¿ A dó está el bien ? A dó el favor primero? Me abrasé, en vivo fuego convertido
¿Qué tiempo de destierro es este largo? •

Y amor se consumió en los ojos bellos.


Los ojos, de mí todo enajenado,
Vuelvo al lugar amado,
Y en un tormento intenso C.
Paso el dia y suspenso
,

Gasto lo noche en misero lamento, Sombra y vano terror del pensamiento


Y mi deseo, alzando el pensamiento, Mi alma en"un confuso error condena,
Inquiere si mi Luz pensosa yace Y aparece de horror medroso llena,
,

Y si mi apartamiento La sañosa aspereza que lamento.


Le duele y mi pasión le satisface. Desmaya en el silencio el sufrimiento,
Mil cosas imagino que deseo; Y la ausencia ensandece mas la pena
Hácelas verdaderas la esperanza, Crece y arde el desden y el miedo enfrena
,

Ultimo bien del amador mezquino. Las iras de un honrado sentimiento.


Doy crédito á mi vana confianza Revuelvo en la inquieta fantasía
Para aqnisiar el fin de mi deseo. Cosas que dan principio á mayor daño,
Ya corre el pensamiento sin camino Y no acierto el remedio en tal mudanza.
Por el error comino ¿De qué sirve huir, si mi porfía
De mi antigua fortuna; Contrasta, asegurada de su engaño,
Halla tal vez alguna Y abraza en el peligro á la esperanza?
Traza de su doior, y duda y huye, 1
,, , ;;, ,; , , , ; ,, , , ,

COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO PRIMERO. 279


CI. Pinta la mesma imagen de belleza;
Y si puede imitar las luces della
¿ Podrá ser que este afán indigno acabe, Habrás llegado á perfección de la arte.
Y que de mi debida gloria cobre
Un bien pequeño, y en mi mal me sobre CVI.
Razón con que tu nombre Amor alabe ? ,

Gran bien te pido, pero en mí bien cabe; Muestras de breve bien que huye luego, ,

Antes que la ocasión vuelva la frente,


Mas cuando lu favor en mí mas obre
Fueron las que el Amor halló presente ,
La esperanza se halla ya tan pobre,
Que ni gozallo puede ya ni sabe. ,
Con que mi alma ardió en su eterno fuego;
Si no valgo este bien á cuándo aguarda Pero glorias de un niño solo y ciego,
, ¿
Tu crueldad que su furor no harta Que presto las deshace un accidente,
,

En lo que mas me vale y me disculpa? ¿Cómo pueden valer á un pecho ausente,


O muerte ó vida luego, que si tarda Que no sabe qué es tiempo de sosiego?
Cualquiera, y lu dudanza no se aparta, Alcé mis esperanzas sobre arena,
Será la dilación la mayor culpa. Que el viento aparta y lleva sin concierto,
Y no temo los golpes de mudanza
Cayeron, y el amor , por mayor pena
cu. Quedó en las altas nubes descubierto,
A Fernando de Gangas. Con temor, y sin fuerza y confianza.

Ardí, Fernando, en fuego claro y lento ELEGÍA XI.


Muchos días dichoso, y si el turbado
Al desengaño (¿o).
Reino de amor no tiene fiel estado,
Entre los presos yo viví contento.
Estoy pensando en medio de mi engaño
Después, por dar la vela al blando viento, El error de mi tiempo mal perdido,
Cuando la-luz del cielo se ha mostrado Y cuan poco me ofendo de mi daño.
De aquel estrecho nudo desatado Vuelvo los ojos, que el mejor sentido
Esparcí con el pié la llama al viento;
Alumbra y hallo una pequeña senda
Mas imagen de Amor airada y fiera
la
,

Do paso humano apena está esculpido.


Siempre delante trae á mi enemiga, Procuro antes que el breve sol descienda
Tal que estoy á la orilla de Leteo.
,
A encubrirse en el último ocidente.
Si muriendo pasare su ribera,
Llegar al fin desta mortal contienda.
Escríbase en mi mármol que huia,
Y como quien se ve del daño ausente,
Y que murió luchando mi deseo. Que considera su temor pasado,
Y aun no descansa con el bien presente;
era. Tal, de mi afrenta y mi dolor cargado,

¿Es este el fruto, Amor, que


al fin recojo En la seguridad nunca sosiego,
Del contino servicio de mis años?
Y en el sosiego siempre estoy turbado.
Aquel vigor, aquel celeste fuego
¿Esta es la cierta fe de tus engaños?
¿De tus promesas este es el despojo? Que enciende mis entrañas me levanta
Ay , qué bien yo merezco el mal que escojo, De la oscura tiniebla y error ciego.
¡

Pues que cierro los ojos en mis daños, Veo el tiempo veloz que se adelanta
Y huyo de tus claros desengaños, Y derriba con vuelo presuroso
Cuanto el hombre fabrica y cuanto planta.
Y contra mí tan sin razón me enojo !

Porque no debe un noble entendimiento ¡Oh cierto desengaño vergonzoso!


Tanto abatirse que te dé el imperio Oh grave confusión de nuestro yerro
,
Claro enemigo, amigo sospechoso!
Y de tí solo penda su esperanza.
Mas ¿qué', si yo amo y sigo mi tormento, Tú me pusiste solo en un destierro
Y por la gloria abrazo el vituperio, De cuanto me podia dar tormento
Y eslimo por firmeza la mudanza? Y por tí á la alegría el paso cierro.
¿Cuántas veces me diste al pensamiento
Ocasiones de gloria si yo osara ,
CIV.
Valerme del honor de tu tormento?
Aquel sagrado ardor que resplandece Fuéme la suerte en lo mejor avara,
En la belleza de la Aurora mía
Sombras fueron de bien las rpie yo tuve,
Mi espíritu moviendo, al pecho envia Oscuras sombras en la luz mas clara.
La pura imagen que en mi alma crece. Ninguna* en tantas penas que sostuve,
En ella está fijada , y de allí ofrece Puso merecimiento al amor mió
Al pecho su valor en compañía Cuando de merecer mas cerca estuve.
Y de sí misma efetos altos cria ,
Acabe ya este grande desvarío,
Con que mi ingenio y nombre se engrandece. O, pues no acaba estas razones vanas,
,

Vuelo tan alto, que con rayo fiero Que sin provecho á quien no escucha envío.
O con ardiente sol fuera impedido Tus mudanzas ¡oh tiempo! soberanas,
Si no me diera aliento mi Luz pura Las cosas que revuelven y quebrantan,
Mas ya que muero como siempre espero Movibles graves, firmes y livianas,
,
,

Ni en mar seré ni en rio sumergido Me arrebatan el ánimo y levantan


Que el mundo me será la sepultura. Deste cansado peso que contrasta ,

Y en su diversa condición me espantan.


CV. La edad robusta huye apriesa y gasta
Las fuerzas, y se pierde la ufanía
Temerario pintor, ¿por qué di en vano , , Y á tu furor ninguna fuerza basta.
Te cansas en mostrar la hermosura ¿Cuántas cosas mostró el sereno dia
De la excelsa Eliodora y la luz pura Alegres que tu furia apresurada
,

Y el semblante amoroso y soberano? Entristeció en la noche y sombra fría?


Será trabajo el tuyo sobrehumano, Venció vencida Troya, y derribada
Que no debe esperar lo que procura Se alzó, y en su ruina se postraron
Mas ¿ cuándo ofreció el cielo tal ventura Los muros de Micénas estimada.
Al rudo conseguir de mortal níano? Las vencedoras llamas abrasaron
Si tú, muy confiado en la grandeza
De toda la beldad que espira en ella,
Osares descubrir alguna parte, (iS) Asi Marchena intitula esta elegía.
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! ; , , ;; ; ;, , ,, ,, , , ,

FERNANDO DE HERRERA.
Lqs altas torres que labró Neptuno, Hacer los pensamientos un'camino.
Y á Grecia sus cenizas acabaron. No puedo, aunque procuro á mi despecho,
El africano-ejército importuno Librarme de ellos, y á mal grado mió
A España sepultó en sangriento lago, Voy con ellos adonde el mal me han hecho.
Y libre sn furor dejóá ninguno. Oso temiendo, y con el mal porfió
Masrolo sufre igual el duro estrago Y tal vez la razón lugar me deja

Por mano española , y al fin siente


la Contra mi ostinacion y desvario
El hierro, no una vez, la gran Cartago. Mas poco dura porque al fin se aleja
,

Y el que en el patrio suelo estrechamente En la ocasión que viene, y quedo ufano


Vivía oscuro, osado se aventura De aquello que debiera tener queja.
Por el remoto golfo de ocidenle Quién pudiera traer siempre á la mano
¡

Y con valor igual á su ventura De la razón la voluntad perdida,


Bravas gentes sujeta y fieros pechos, Sin que temiera su ímpetu liviano!
Sin rendirse al temor de muerte oscura. Varias revueltas de confusa vida
Arcos y claros títulos estrechos Dejadme respirar de mi deseo,
Son á su gloria inmensa, pues él solo Dejadme ya curar esta herida
Vence los grandes hechos con sus hechos. Que todo cuanto pienso y cuanto veo
Ño descubre la luz del rojo Apolo Es dar aliento á la amorosa llama
Tal vigor y osadía y brazo fuerte Dar vigor sin provecho al devaneo.
En cuanto cerca en uno y otro polo. Dichoso aquel á quien jamás inflama
Tú , domador de toda humana gente, Vano amor, ambición y lo que adora
Al fin vences , abates su grandeza, Y teme el vulgo incierto siempre y ama.
Y entregas á los brazos de la muerte. Que el miedo y la esperanza engañadora
Tú ejercitas ahora la riqueza Con gran pecho seguro y sosegado.
Las armas del soberbio turco fiero, En todo trance doma á cualquier hora;
.

Y del persa el valor y fortaleza. Y de cuanto fatiga y da cuidado


Las celadas y escudos el ligero A nuestros votos libre va paciente, ,

Arajes vuelve en ondas espumosas, En todos los peligros no turbado;


Del bravo trace y medo caballero. Y no sufre en su pecho ni consiente
Osadas gentes, duras y sañosas Que algún liviano afeto le dé asalto,
A ambición, de cuyo grande pecho
la Y ofenda su sosiego injustamente
Es pequeño el imperio de las cosas, Antes mayor, mas glorioso y alto
Teñid en sangre el hierro, y el estrecho Que lo que alcanza fortaleza alguna
Paso abrid oh crueles a la muerte
¡ ! Se ve, y de ricos bienes menos falto.
Vengad el daño á vuestras honras hecho ; Firme y constante, sin temer fortuna
Ño volváis la fiereza y brazo fuerte Con mesurado curso va comino,
Y el furor de la ira no vencida Y cualquier ocasión le es importuna.
Sobre nuestra desnuda y flaca suerte No lo ve en el dudoso torbellino
Que ya la gloria del valor perdida De las cosas el dia extremo, pero
Nuestra virtud en ocióse remata; Dispuesto sí á seguille en su camino.
Nuestra virtud, que tanto fué temida. Nosotros, turba vil con afán fiero
,

Culpa de quien pudiendo, la maltrata


,
Puestos en desear y amar estamos,
Y no le da lugar; antes procura • Y en servir á este bien perecedero.
Que muera á manos de envidia ingrata.
la En mil casos presentes peligramos,
La ardiente Libia es triste sepultura Y pocas ó ninguna vez concede
Del destruido reino lusitano, Nuestra ruda ignorancia que huyamos.
Y eterna pena á su fatal locura. Nuestro valor tan cortamente puede
Bañado en noble sangre el africano Que caemos de la alta pesadumbre,
Campo rebosa, y con dolor suspira Y alzarnos casi nunca nos sucede."
Lejos Atlante, y Avila cercano. El mira de la sacra excelsa cumbre
El impío Cimbro osadamente aspira Los que erramos , y el gozo y vano intento
Y espera el cetro, y sin pavor seguro Desprecia con aguda y pura lumbre.
A su marino claustro se retira. Soplo airado no bate al yerto asiento
El alto, fuerte, inexpugnable muro Del elevado oümpo si no alcanza
Pasó la fuerza hispana y puso á tierra A su ensalzada cima el fiero viento.
Cuanto halló el furor del fuego oscuro. Quien tan rastrera trae la esperanza
Mas ¡oh infame remate de tal guerra! Desespere llegar á tal estado
Reina el vencido, y el engaño tanto Que aunque tenga de sí mas confianza,
Puede que al mesmo vencedor destierra.
,
Al fin verá que en vano se ha cansado.
Oh cuánto en vano se ha expendido! Oh cuánto
¡

Valor asconde aquel ingrato suelo, SONETO CVII.


Que al turco de temor cubriera y llanto!
No ha visto el que ve todo inmenso cielo A Baltasar de Escobar.
Empresa de mayor atrevimiento,
Esas colunas y arcos grande muestra
Mas (irme corazón y sin recelo, ,

Del antiguo valor, que admira el suelo,


Contumaz y cobarde movimiento,
Olvidad Escobar; moved el vuelo
,
Furor plebeyo y desleal nobleza
A la insigne y dichosa patria vuestra ;
Indigna de sufrir vital aliento.
Que no menos alegre acá se muestra
¿ Dó está la fe queá la real alteza
Debes? ¿A dó huyó de tu memoria
O menos favorable el claro cielo, •

Antes en dulce paz y sin recelo


A dó. la religión y su firmeza?
Vida suave y ocio y suerte diestra.
¿Piensas ó esperas alcanzar Vitoria
Contra Dios, contra el Rey? ¡Oh ciego intento,
No con menor grandeza y ufanía
Que el generoso Tebro al mar Tirreno,
Digno de vituperio , y no de gloria
Bélis honra al Océano pujante;
¡Oh cómo crias en tu pecho el fuego
Mas si oye vuestra lira y armonía
Que ha de abrasar tu patria generosa,
No ternera vencer, de gloria lleno,
Sin que esfuerzo te valga ó humilde ruego!
La corriente del Kilo resonante.
Cual soberbio turbión de la fragosa
Alcázar se despeña de Apenino
CV1II.
Tal va contra tí España poderosa.
Apresurar el paso á su destino ¿Adonde me dejais al fin perdido
Veo las cosas todas , y en mi pecho Ingratas horas de mi bien pasado?
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,, , ,, ,,

COMPOSICIONES VARIAS. -LIRRO PRIMERO.


¿Por qué no lleváis todo mi cuidado, Ve el grave mal quemas temió, présenlo,
Y con favor tan corto mi sentido? Y no cuida rendirse al triste hecho.
Nunca volváis del puesto conocido Ostinada porfia esfuerza el pecho,
A amancillar el corazón cuitado; Y vence endurecido este accidente
Torced antes el curso apresurado Honra es y no es valor, quien no consiente
,

A la oscura región del hondo olvido. Que el mal tejido nudo esté deshecho.
Corred, huid con alas presurosas, Vos, que con generoso y alto vuelo
Horas de mi dolor, y mi memoria Alzáis alegre el noble y dulce canto,
Arrebatad, el vuelo acelerando. .
Libre de este amoroso sentimiento
Si sois crueles tanto envidiosas
,
Herid la lira , y dad algún consuelo
Por usurpar la sombra de mi gloria A mi pena y alan antes que el llanto
Que á vosotras vais mesmas acabando. Ultimo ponga lin á mi tormento.

CIX. ELEGÍA XII.

Quien de belleza amando adora,


la luz
seguido paso de mi gloria
Por el
Si quiere ver la vuestra, al sol dorado
Amor me llevó triste y lastimado
Y al lucero de Venus estimado A perder con la vida la memoria.
Mire, y la claridad de blanca aurora
Allí se renovó mi bien pasado,
Los rayos que esparciendo muestra Flora,
Los dichosos lugares de esperanza
De Diana el semblante venerado, El tiempo de mis premios engañado.
El valor, la grandeza ingenio, estado
Desfalleció mi alma en la mudanza
,

Y cuanto el ser humano en sí atesora


Y rehuvó seguir por el camino
Que en ellos vuestra alteza y hermosura
Que le dio en olro estado confianza.
Verá y la aurora y Flora y sol vencido,
,
Vio su presente suerte y su deslino,
Y rendirse el lucero con Diana;
Mas si hermosa , blanca la luz pura Y el mal que la afligía no apartarse
Del bien , que ausente causa afán contino.
Volvéis, de casto amor dirá encendido,
Allí sintió sus fuerzas acabarse,
Que sois toda inmortal y soberana.
Y como sabidora de su daño,
CX. En la ocasión que tiene repararse.
Mas ¿qué pudiera al fin contra el engaño
Al mar
desierto en el profundo estrecho De amor, aunque excusara su presencia
Éntrelas duras rocas con mi nave Si la trajo á perder su error extraño?
Desnuda tras el canto voy suave Si yo no me valia con la ausencia
Que forzado me lleva á mi despecho. ¿Cómo podia verme defendido
Temerario deseo, incauto pecho, Presente y sin hacelle resistencia?
A quien rendí de mi poder la llave Por no usado tormento estoy rendido,
Al peligro me entregan fiero y grave, Y por usado mal sufro y espero,
Sin que pueda apartarme del mal hecho. Si puede ser, hallarme mas vencido;
Veo los huesos blanquear, y siento Mas luego torno á ver mi dolor fiero,
El triste son de la engañada gente, Y conozco su ímpetu y braveza
Y crecer de las ondas el bramido. Y huyo y vuelvo á él y con él muero. ,

Huir no puedo ya mi perdimiento Helado fuÁmi pecho, de aspereza


Que no me da lugar el mal presente, Se vistió en otros años por bien mió,
Ni osar me vale en el temor perdido. No se abatió al regalo y la terneza.
Lleno de noble ardor y osado brio,
CXI. Seguro se hallaba y confiado,
Estoy pensando en mi dolor presente, Juzgando el dulce bien por desvario.
Y procuro remedio al mal instante; Viviera yo contento en tal estado
Pero soy en mi bien tan inconstante, Si no viera la luz resplandeciente
Que á cualquier ocasión vuelvo la frente. Que encendió el corazón en fuego airado.
Cuando me aparto y pienso estar ausente, En lazos de oro y ámbar que su frente
De mi peligro estoy menos distante; Ufanos esmaltaban dio á mi cuello ,

Siempre voy con mis yerros adelante, El vugo, que padece mansamente.
Sin que de tantos dañosescarmiente. Ni desatallo pude ni rompello,
Noble vergüenza del valor perdido, Ni pude desdeñar el duro imperio;
¿Por qué no abrasas este frió pecho, Que me perdió mi mal para querello.
Y deshaces mi ciego desvarío? Estov en un estrecho cautiverio,
Si tú me sacas de este error de olvido, Ya sin algún valor y en mi tormento
,

Podré decir, en honra de este hecho, Descubre siempre Amor nuevo misterio.
Que solo debo á tí poder ser mió. Ahora, que reciente el daño siento
Con la memoria dulcemente amarga
CXII. Busco alguna ocasión al sufrimiento.
Alegre, fértil, vario, fresco prado,
Mas esta del dolor pesada carga
Tú monte y bosque de árboles hermoso
,
Las fuerzas enflaquece y mi deseo, ,

Para crecer mas pena el vuelo alarga. ,


El uno y otro siempre venturoso,
Bien puede mi impío rey alzar trofeo
Que de las bellas plantas fué locado
Bétis, con puras ondas ensalzado
Solo de mis miserias pues me lleva ,

Y con ricas olivas abundoso, Donde mayor afrenta siempre veo.


Si desease yo segunda prueba
¡Cuánto eres mas felice y glorioso,
Pues eres de mi Aglaya visitado! De mis pasadas glorias, cobraría
Esfuerzo en el afán que se renueva ;
Siempre tendréis perpetua primavera ,

Y del Elisio campo tiernas flores,


Mas va no tengo fuerza ni osadía
Para sufrir presente el bien incierto,
Si os viere el resplandor de la luz mia.
Ni estéril hielo ó soplo crudo os hiera; Ni me contentan casos de alegría.
Moriré solo, ausente en el desierto,
Antes Venus, las Gracias , los Amores
Os miren, y en vos reine la alegría. O ante mi soberana luz presente,
Si primero que llegue no soy muerto.
CX1II. Pero temo que la aura se presente
Del favor que tenia, y se deshaga
Tiéneme ya el dolor en tanto estrecho, Mi triste confianza vanamente.
Que el desmayado corazón doliente Amor estas mis deudas tan mal paga
; ; », , ; , , , , ; : ,, ' ; ,

282 FERNANDO DE HERRERA.


Que no pretendo premio, y solo quiero CXVIH.
Que de mi voluntad se satisfaga.
Promesa fué de muerte el bien primero, La red la hacha la cadena el dardo
, , ,

Y yo la consentí y con la mudanza Que en el bello esplendor alegre veo


,

Muerte será por bien el mal postrero, De mi luz al Amor dieron trofeo,
,

Pues niego á mis trabajos la esperanza. Y al fuego me llevaron en que ardo.


A pre.sa tan veloz jamás el pardo
Saltó como el cruel á mi deseo
SONETO CXIV. Yo resistí en mi ofensa y no deseo ,

Ser ya contra sus fuerzas mas gallardo.


Yo unos bellos ojos, que hirieron
vi
El orgullo, el desden, el libre pecho
Con dulce Hecha un corazón cuitado Y ufanas esperanzas de Vitoria
Y que para encender mortal cuidado, Son vergüenza del daño que consiento.
Sus fuerzas á las mias opusieron (46). Tan sujeto y sin gloria alguna y hecho
Yo vi que muchas veces prometieron Estoy, por mi dolor, en mi tormento,
Remedio al mal que sufro, no cansado, Que solo reina el mal en mi memoria.
Y que cuando me vi en mejor estado,
Poco mis confianzas me valieron (47). CXIX.
r
Y o veo que se asconden ya mis ojos
Y crece mi dolor, y llevo, ausente, Si Amor generoso y dulce aliento
el

En el rendido pecho el golpe fiero. En mi rendido pecho ardiendo inspira,


Yo veo ya perderse mis despojos Yo ufano ensalzaré con noble lira
Y' el caro premio de mi bien presente
La hermosa ocasión de mi tormento.
(48)
Y en ciego engaño de esperanza muero. Aquel que en tierno y nuevo y alto acento
Celebró el verde lauro en quien espira
Erato, y á quien sigue, honra y admira
cxv.
De Italia bella el docto ayuntamiento,
Llegado al fin del cierto desengaño, Oiria en el puro Elisio prado
¿Qué debo hacer mas en mi tormento, Entre felices almas la armonía
Sino mostrar al ciego entendimiento Que llevaría deleitosa la aura
El error de su curso, siempre extraño? Y diria del canto arrebatado
,

Desespero, no temo ya algún daño, « O es esta la suave lira mia

Huyo, osando en el mal mi perdimiento ü Bélis , cual mi Sorga tiene á Laura. »


,

Y aunque no gusto bien el bien que siento,


Huelgo hallarme libre de mi engaño. CXX.
Mas todo es vanidad todo es braveza
,
Rojo sol , que con hacha luminosa
De estos mis pensamientos desvalidos Coloras el purpúreo y alto cielo,
Que con cualquier favor harán mudanza. ¿Hallaste tal belleza en todo el suelo
Mal excusar ya puedo mi flaqueza Que iguale á mi serena luz dichosa?
Si amor á mis mejores dos sentidos Aura suave , blanda y amorosa
Promete viva lumbre de esperanza. Que nos halagas con tu fresco vuelo,
Cuando el oro descubre y rico velo
CXVI. Mi luz, ¿trenza tocaste mas hermosa? (49).
Luna, honor de la noche, ilustre coro
Yo voy ¡olí bello sol del alma'mla ! De los errantes astros y fijados (oO),
Buscando el nuevo ardor del sol luciente, ¿Consideraste tales dos estrellas?
Porque desamparado el ocidente, Sol puro, aura luna luces de oro,
, ,

Vuestro esplendor no veo y mi alegría. ¿Oísteis mis dolores nunca usados? (51),
Podré decir que voy en noche fiia ¿Visteis luz mas ingrata á mis querellas?
Por donde humano paso no se siente ;
Mas llévame el osado amor presente, CXXI.
Pensando que á nacerme torna el dia.
Encóbrense las luces que aparecen, Hebras que Amor purpura con el oro,
Cuando en ellas humilde á vos me inclino, En inmortal ambrosia rociado,
Y el oriente tardo se me aparta Tanto mi gloria sois y mi cuidado,
Que las vuestras en Ispal resplandecen, Cuanto de él solo sois mayor tesoro.
Y la tersa corona de oro fino, Vos que los bellos astros y alio coro
,

Ornáis, mis luces, de esplendor sagrado,


Do procuro que el cuerpo á veros parta.
Cuanto el impío es por vos mas estimado,
.

Tanto vos honro humilde y vos adoro.


CXVH. Ardientes rosas, perlas de Oriente,
Marfil vivo y angélica armonía
La falda y tendido yerto lado
el
Del abrasado Etna, á do suspira
Cuanto vos miro mas, tanto me inflamo;
Del peso opreso, y con furor respira Y por vos cuanta pena la alma siente,
El espantoso Encelado inflamado, Tanto es mayor valor y gloria mia
Con yerba y verdes árboles ornado Y tanto temo mas, cuánto mas amo.
Florece y todo el fuego que con ira
,
CXXII.
Resonando su cumbre excelsa espira
No ofende al fresco sitio variado El bello nombre quiere Amor que cante
Mas el cruel incendio de mi pecho De mi Luz por do en propia ó tierra ajena
,

Consume , aunque pequeña , si aparece Nunca otro español pié imprimió la arena ,
La flor de la esperanza incierta mia. Siguiendo Cintia y Delia á vuestro amante.
Ardo todo, y en fuego al fin deshecho, Seré el primero osado que levante
Me rehago en su llama y siempre crece
,
La humilde voz do el Belis grande suena,
Con el ardor la fuerza y la porfía. Y que las flores coja á mano llena
Del rico huerto nuestro y abundante.
Vos, á quien de Celiso, Eurota, Ismeno
(46) Yo vi unos ojos bellos , que hirieron Las dulces ondas bañan, y del Tcbro,
Con dulce fleclia un corazón cuitado ,.
Oid mi canto y dad á Amor la gloria
Y que para encender nuevo cuidado
Su fuerza toda contra raí pusieron.
(49) Cuando se cubre del dorado velo.
(47) Y que cuando esperé vello acabado, (50) De las errantes lumbres y (ijadas.
Poco mis esperanzas me valieron. Sol puro , aura , luna , llamas de oro
(51)
(43) Y la membranza de mi bien presente. ¿Oistesvos mis penas nunca usadas?
; ; , ; ;, ,, , ; , ;, ;

COMPOSICIONES VARIAS. — LIBRO PRIMERO. 285


Porque admirando el esplendor sereno CXXYII.
De mi Luz, Di al Erídano ni al Ebro Cuidé yo de tus lazos y tu fuego,
Pensaréis honorar con la Vitoria. Mal grado de tu saña, Amor tirano.
Librarme, y fué mi pensamiento vano ;

CXXIII. Que
v tú no me sufriste algún sosiego.
Tenté de tus engaños , rudo y ciego ,
Al puro ardor que vibran mis estrellas,
Escaparme, y huyendo en campo llano,
Do Amor sus rayos tiempla en dulce fuego, Vine á caer ¡oh mísero! en tu mano ,

Siente abierto mi pedio el daño luego, Que tarde se conmueve á tierno ruego.
Apurando mi alma en sus centellas. ¡Cuánto, decia entonces, fortunado
Crueles, aunque siempre luces bellas, Es quien se te defiende, Señor fiero!
Que no me sufren consentir sosiego Mas ¿quién, fiero Señor, se te defiende?
Y es mal que lierido y preso y ciego,
el
A y que lodo es esfuerzo imaginado
¡ !

La pena es galardón que nace de ellas.


Que tu fuerza deshace al fuerte acero
Si algún lugar me linca de esperanza,
Y tu ingenio al mas cauto engaña y prende.
Es pina padecer, y en dura suerte
¡Nueva ocasión presente á mis enojos. CXXVIII.
Tal me tiene este ingrato en viva muerte,
Que puedo ya decir sin confianza: Do el mauritano ponto fiero baña
De soberbia Argel el fuerte muro,
la
«Amor para mi error cerró los ojos.»
El cielo con terror y horror oscuro
Amenazó la muerte á toda España.
CXXIV. Bramaba el mar, ardiendo en ira extraña
Puede oponerse osando, mi cuidado
,
Bramando ardía airado el mar perjuro ;
Con razón al rigor del amor fiero, Solo en tanto pavor domó seguro
Y de este afán en que penando* muero César del hado adverso la impía saña.
Buscar larde el remedio no hallado. El piélago y aliento embravecido
Puede traer la culpa del pasado Abatieron su ímpetu indignado,
Error, y del presente y del que espero, Y respiró el medroso libio suelo.
Y darme á conocer que sigo y quiero Vé alegre, corazón nunca vencido;
Y amo mi perdición mas oslinado. Que la Vitoria no le impide el hado,
Y no podrá romper el nudo estrecho Ni el viento y mar cruel ; mas todo el cielo.
Ni aliviar la cerviz del grave peso
Que tal valor su vil temor no encierra. CXXIX.
Solo me muestra el mal al fin del hecho, Si en mano del Amor yo puse el freno
Y aconseja que huya estando preso, De mi voluntad no bien sujeta
esta ,

Porque me haga el impio mayor guerra. ¿De qué me espanto pues que se prometa
traerme tan rendido y siempre ajeno?
CXXV. Tarde llego al remedio que el veneno ;

Cruel destiempla el pecho con secreta


¡ Oh cómovuela en alto mi deseo, Virtud no es justo ya en edad perfeta
;

Sin que de su osadía el premio tema (1) Andar lleno de afán"', de afrenta lleno.
Que ya las puntas de sus alas quema , Pueda abrir la razón la niebla oscura
Donde ningún remedio al triste veo! X ose romper por esta selva espesa,
Que mal podrá alabarse del trofeo Que mil buenos deseos embaraza
Si cae, estando ulano, en la suprema
Dura resolución mas bien segura,

Parte del fuego, en esta banda extrema, Que quien teme el trabajo, y lento cesa,
Y acaba con su error y devaneo (2). El premio de la gloria en vano abraza.
Debia en mi fortuna ser ejemplo
Dédalo , no aquel joven atrevido
Que honró el mar con la gloria de su nombre (3)
ELEGÍA XIII.

Mas ya tarde mis lástimas contemplo Eu este bosque frió, que sostiene
Si porque osé yo muero al fin perdido Mi cítara, en el sauce levantada ,
Jamás empresa igual osó algún hombre (4). Mas pena de mi triste amor no suene.
Céfiro la aura blanda y sosegada
CXXVI. Aparte de las cuerdas que heria
Con armonía dulce y regalada;
Cual planta que pidiendo el alto cielo Que la serena Luz de la alma mia
Muestra el verde remate y la belleza, Cubre sus bellos rayos á mis ojos,
Y del sonante rayo la braveza Y del favor que tuve la alegría.
La arroja con estruendo rota al suelo ; Vencen el sufrimiento mis enojos ,
Tal mi esperan/a ufana alzaba el vuelo; Porque tengo en mis cuitas tierno pecho,
Mas de vuestro desden cruel dureza No nsado á caminar por los abrojos.
Sin gloria la derriba con tristeza Ya no espero mudanza al daño hecho ;

Cuando menos debia á su recelo. Que amor, fortuna y mi luciente Estrella


La aura que de Favonio blando espira Me aprietan, puesto siempre en duro estrecho.
No concede, indignado , ala alma mia Cual del fuego se informa la centella ,
Amor, que no se harta de mi daño. Procede mi dolor del amor mió
Rendido al desamor y á vuestra ira, Y el luengo afán de mi mortal querella.
Sufro desesperado con porfía Sigo un error y sigo un desvarío
De mi dolor la fuerza y vuestro engaño. Por el confuso rastro de mi vida,
Y aunque alcanzo mi engaño, en él porfió.
¿Cómo podré esta suerte aborrecida
Huir? Cómo podrá el cansado cuello
Sacudir esta carga desabrida?
Sin que de su osadía el mal fin tema. Un blando hilo de un sutil cabello
Si estando ufano en la región suprema En un lazo lo aflige apremiado,
Del fuego ardiente en esta banda extrema, Sin que pueda quebrallo ó deshacello.
Cae por su siniestro devaneo. Si fuera con acero fabricado,
Que dio al cerúleo piélago su nombre. O en terribles cadenas gravemente
Pero si muero porque osé, perdido, De hierro duro y rígido labrado
Jamás á igual empresa osó algún hombre. Según el corazón la pena siente,
, , ; , ; , ;; ; , ;

£84 FERNANDO DE HERRERA.


Toco era quebrantallo entre los brazos, M¡ impío rey el afán que ausente llevo.
liólocon Tuerza airada y saña ardiente; Puso á mi cuello preso una cadena,
Y el esparcido poso en mil pedazos Para señal de aquella que arrastrando
Mostrara el indignado sentimiento, Con mi vergüenza y confusión resuena.
Enhiesto y libre el cuello de embarazos No sabia su fuerza aunque penando ,

Mas ¡ay'! que da este áspero tormento Andaba en esla prueba amarga mia,
Del amoroso yugo que sostengo, Mi futura pasión pronosticando
Lugar, sin que se rompa, al movimiento. Hasta que en el alegre y triste dia
Y cuando pienso, triste, que el bien U;:go, De mi bien y mi mal crecer presente
El cuello hallo atado al mesmo instante, \'i mi ardor en la nieve vuestra fria.

Y de nuevo á sufrir mis ansias vengo. Resplandeció en mis ojos dulcemente,


Ojos, rayos de amor, fulgor crispante Cual lúcido relámpago vibrado,
De mi alma abrasada en su veneno, Pura vislumbre de un vigor luciente.
Oid esto que dice un pobre amante. El error descubrió y dolor pasado,
Belleza inmensa y puro ardor sereno Incierta y rudamente padecido,
Do Amor su flecha , el polo sus estrellas Que siento con mas fuerza renovado.
Ticmpla, y baña de honor y gloria lleno ;
El soldado en la guerra envejecido
La ilustre claridad de esas centellas Del trabajo y horror del duro Marte
Me inclina al fuego y su vigor inflama
,
Descansa con el premio merecido
Mi pecho en las celestes luces bellas. Yo, abrazando de Amor el estandarte,
Nunca locado fui de ajena llama, Traigo roto el pavés, cortado el pecho,
Ni de semblante dulce fui vencido ; Atravesado de una y otra parte ;
Que el vuestro la beldad mayor desama. De espantosas heridas ya deshecho,
Soporté mi mal siempre, ño rendido, Que abiertas con peligro y rigor fiero,
Subiendo á do no llega otra ventura, Me arrojarou corriendo al mesmo estrecho.
Y' no esperé el favor jamás debido. Y cual si mármol fuera, ó fuera acero,
Ni ardiente sol ni fria noche os ura, Tal desdeñoso y áspero me trata
Ni peligros que turban la osadía Semblante blando y corazón severo.
Me impidieron mirar vuestra luz pura. Pues mi fatal Estrella me es ingrata,
Solo fué mi regalo y mi alegría, Lo que esperar se debe de mi daño
Con sujeción de la alma venerada, Es no temer, porque el temor me mala
Cuanto pudo sufrir la suerte mia. Que mas vale esforzarme en el engaño,
¿ Qué cosa vos dijisteis que admirada Y' no rendirme á un simple movimiento,
De mi no fuese? Qué memoria augusta Y juzgarme en la pena por extraño
Pudo ser con mas honra celebrada? Que con esto, si puedo, mi tormento
Ahora, que en mi pena gloria justa Será menos terrible y si no basta,
;

Yo atendía por premio á mi firmeza, Al liu acabaráse el sufrimiento


Que de vos no presumo cosa injusta Con la vida, que opuesta al mal contrasta.
En esta soledad de mi tristeza,
Do me olvidáis ausente, se dilata. SONETO CXXX.
Probando en mil contrastes mi flaqueza. ,

¡Ay cuánto de mis bienes desbarata Grande fué, aunque infelice, tu osadía,
Esta grave mudanza! ¡Cuánto siente Que por guiar ¡oh hijo de Climene !

La alma, que en daño tal amor maltrata! VA carro en que gobierna solo y tiene
Triste aquel que sus lástimas consiente, Echo el vivo espiendor que ilustra el dia ,

Y ve herir su pecho rayos de ira , Del fiero rayo muerto en yerta vía,
Y está siempre á su agravio obediente. Eridano en sus ondas te sostiene
Como el que en alto y bravo mar suspira Glorioso sepulcro, cual conviene
Temiendo con pavor el furor crudo, A tu alto corazón y á tu porfía.
Y mustio el cielo oscuro en torno mira Yo, que cuidé estrenar la pura lumbre,
El raudo soplo de Aquilón desnudo Y' de mi sol regir los cercos de oro,

El horror le presenta de la muerte, Dichoso Automedon , con diestra suerte,


divo golpe atraviesa el duro escudo; Caí, abierto el pecho, de la cumbre,
Así yo, del desden sañudo y Inerte Y perdí, no la vida, el bien que lloro;
En el golfo de olvido enajenado, Que en tal mal fuera bien hallar la muerte.
Temo el último trance de mi-suerte.
El cielo, antes quieto y sosegado CXXXI.
Turbar veo y trocarse en hielo frió
,
El corazón huido busco y llamo;
Blando espii tu del céfiro templado.
El do el rigor esfuerza el duro hielo
Crece con mi lamenlo el grande rio,
Entra, y sin miedo pisa estéril suelo ;
Y corre entre eslas penas espumoso,
Yo, esquivando el dolor, mis males amo.
Llevando al sacro Océano el mal mió.
Las lágrimas y quejas que derramo
Un tiempo, ledo en él y venturoso,
No vencen su porfia, y sin recelo
Canté la gloria ufana de mi llanto
Allí se pierde , y no osa alzar el vuelo,
Con lira y verso humilde y piadoso.
Y su oslinado error al fin desamo.
Bélis apareció con fresco manto
No porque tema ya peligro alguno ;
De verdes hojas, y escuchóme atento, Que no doy mas lugar á miedo cierto ,
\ agradó á Calatea el vario canto. Ni admito en tanto afán remedio vano ;
Entonces con dichoso y noble aliento
Mas porque es poquedad ser importuno
Crinó mi frente el árbol de viloria,
A un lento pecho, y ser mas precio muerto
Y di en mi patria á amor primero asiento.
Que esperar la salud de ingrata mano.
Mas para qué reliero yo la historia
;,

De mis daños, pues hacen mis despojos CXXXH.


Indignos de caber en su memoria?
¡Ay mis bellos, floridos, dulces ojos! Amor, si el fuego en quien inunda el pecho,
No vos canse si al tin saber deseo Que mal puede entibiar la fria nieve,
Por qué vos placen tanto mis enojos; Con tus alas avivas, muerto en breve
Que el singular honor de mi trofeo Será tu ardor, y el corazón deshecho.
Perdéis con tales hechos, y no debo Procuro , en esla llama satisfecho,
Padecer la esperanza del deseo. Que sin cesar en mí su fuerza pruebe
No soy en vuestro amor, mis luces, nuevo Porque del mal mi alma el premio lleve,
Que dende que nací me dio por pena Causando el daño luengo algún provecho.
; , ; ,, ; ,, , , ,, , ,; ;

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBUO PRIMERO. 285


Este suave incendio me sustenta Porque sufre que abrase mi doliente
Y consagra en honor dé mi Luz pura Pecho su llama, y suelto el torpe frío,
Mis entrañas, que crecen apuradas. Lo afine siempre en su vigor presente.
Dichoso el corazón á quien alíenla Mas ¿este, qué me vale esfuerzo mío,
Tal virtud , que engrandece con ventura Si muero en soledad y si mis ojos ,

La gloria de mis penas renovadas. Son causa del engaño en que porfío?
Tíranosle mi gloria y mis despojos,
CXXXIII. Que los lleváis do esperan ser perdidos,
Llorad si por vos peno mis enojos.
, ,
Podrá ( y no yerro) nunca luz ardiente
El uso y la virtud de mis sentidos
Tocar mi [techo, y nunca ser vencido
Vos ocupasteis lodos en mi muerte
De oro podrá, en madejas esparcido,
Sin ser á mi remedio consentidos.
Con gloria de otra ilustre y bella trente
Que vuestra luz, do yace Amor presente, La vida vence al fin el riesgo fuerte,
Y vos, como si hnbiérades vitoria,
Tiene, y el rico cerco recogido,
Este daño escogéis por mejor suerte.
Mi cuello y pecho preso y mal herido,
Si visteis y gozasteis de la gloria
Y dulcemente el yugo y fuego siente.
Si ufanos abrazáis el bien primero,
Nací yo destinado á vuestra llama,
Perded ya con la vista la memoria.
Amor me dio valor para mi muerte
Estoy tal que otro bien de Amor no espero;
Y" pago, amando á vos, la deuda nueslra.
,

Volando voy do el ciego ardor me inflama,


Y vos no lo esperéis, pues tarde entiendo
Cual va á su fuerza el cielo , y es mi suerte
En mi mal que ,
es á todos el postrero.
Aborrezco el lugar do estoy muriendo
En vuestro fuego arder, y helaros vuestra. Ved cuan corta firmeza es esta mia
CXXXIV. Porque ante de mi Luz no espiro ardiendo.
Sandeces de amorosa fantasía
La llama crece y arde , y crece luego Son estas que me traen en dudanza,
,

El dolor que mi gloria y bien deshace"; Ausente, con temor, sin alegría.
El pecho exhala todo, y se rehace. Mis ojos, poco debo á la esperanza
Cual Ticio, sin hallar algún sosiego. Si me duelo de vos y temo ajeno , ,

No sé dó alienta Amor, do esfuerza el fuego, De cuila, en mis dolores la mudanza.


Ni de qué pena ya se satisface Y aunque en mi soledad con ansia peno,
Mal me quejo del daño que me hace, Nunca veré al Amortan mi enemigo,
Si es cruel, voluntario, ingrato y ciego. Que no juzgue mi afán por justo y bueno.
Felice Meleagro , cuya muerte La noche que me escucha lo que digo,
,

Gastó su ardiente hado ; mas yo veo Y' el cielo, de sus astros esparcido,

Que renace mi vida en el tormento. Será de este mi crédito testigo.


No huyo la aspereza de mi suerte, Los ojos que hube un tiempo aborrecido
Aunque si por la causa la deseo, Por ser principio al mal de mi deseo,
La temo por el fiero mal que siento. Donde quedé á mis lástimas rendido,
Mas dulces que la vida que poseo
CXXXV. Son, y á mi gloria vienen tan iguales,
Que al mérito el dolor ceder no creo.
Regando enciendo todo, ardiendo baño Y aunque lleve vitoria de mis malea
Con triste humor, prolijo, el campo abierto La que el progreso rompe al curso humano,
Y mi afán canso, y lloro sin concierto, Serán en mí sus bienes inmortales.
Y el llanto con suspiros acompaño. Y porque jamás esto salga en vano,
Esperanza y razón mi injusto daño Ante mi Lumbre afirma el amor puro
Causa; esta y aquella al fin desierto Que nunca en bien tan alto y soberano
Me tienen de salud, y tan incierto, Otro felice amante vio seguro.
Que con el bien y con el mal me engaño.
Voy como sombra pálida, y cuitoso SONETO CXXXVI.
Doy gemidos, y asombro el bosque oscuro,
Que larde en lasa y honda voz responde. Yerto y doblado monte, y tú , luciente
En tanta confusión, do estoy medroso, Rio, de mi zampona, conocido
Una luz se me ofrece y ardor puro Cuando de los pastores el gemido
Distante, pero cerca se me asconde. Canté, y mi mal, con citara doliente
Si en vuestra cima siempre y pura fuente (a)

ELEGÍA XIV. Se escucha el son de mi dolor crecido


Y si por el camino que han seguido
Yo siempre culparé los ojos mios, Su afán otros llorando voy presente (6), ,

Que, enemigos del ocio de mi vida, Una Luz bella es causa y un honesto ,

¿íguieron de mi error los desvarios. Semblante, que tentar en canto osara


Por ellos llama tal fué despedida La origen y orden firme de las cosas.
Al corazón, que ardiendo en las entrañas, Del curso eterno es en sazón dispuesto
Crece, con nuevo ímpetu encendida. Todo espero (la edad si no es avara) (7)
;

Todo el valor de Amor y sus hazañas, Mostrar cuan varias son y cuan hermosas.
Su bien, su mal , su gloría y su tormento
Eran á mi memoria muy extrañas; CXXXVII.
Mas cuando con un tierno sentimiento A Martin R. de Arellano.
En mí sus rayos descubrió mi Estrella,
Y mis daños honró mi sufrimiento, Dura por mí fué al Tajo tu partida ,
Conocí su poder y mi querella Dejando solo el Bélis Arellano ,

Y el temor que me aflige no apartado, Y en llanto me obligó y dolor insano


Y no me dolió arder en su centella. Tu ausencia , de mi siempre aborrecida.
Dulce me era el dolor, caro el cuidado
Dichosa la membranzn de mi pena,
(5) Si nunca en vuestra cima y pura frente,
Ledo el tiempo lloroso de mi estado. De oír se deja un dolor crecido.
Aquel bello esplendor de luz serena
(C) Otros su afán llorando voy presente.
Me miró blandamente de su alteza, ,

Y la culpa admitió que me condena. (7) Dos bellos ojos y un semblante honesto
El bien que cabe en la mortal flaqueza Son causa que cantar bien deseara
El principio y los unes de las cosas;
(¿Dirélo, ó no?) me dio, si se consiente,
El tiempo á todo pone en ser perl'elo
Que ose yo pensar lauta grandeza Espero pues, si me es la edad no avara.
, ; ., , , , , , ; ; , ,, , ; ,

28G FERNANDO DE HERRERA.


Tú sabes que esparció mi triste vida á CANCIÓN Ví.
Alan el cielo y cuita en larga mano,
Y en mi mal dulce amigo eras y hermano, Al señor clon Juan de Austria, vencedor de loa
Y no hay quien me consuele ya en tu ida. moriscos de las Alpujarras.
_
Hirióme fiera el pecho mi Luz bella
Y se ascendió á mi vista y con ardiente ,
Cuando con resonante
Filete- á la alma abrasó en su mal envuelto
, Rayo y furor del brazo impetuoso (12)
Y tú, que eras descanso á mi querelfa, A Encelado arrogante
Te vas en tanto, sin dejar presente Júpiter poderoso
Una incierta esperanza de tu vuelta. Despeñó airado en Etna cavernoso (13);
Y la vencida tierra,
CXXXVI1I. A su imperio rebelde quebrantada (14)
Desamparó la guerra
Canso la vida , y siempre espero,'un dia (8) Por la sangrienta espada
De fingido placer; huyen los años De Marte, auncon milmuertesno domada (lo);
Y nacen de ellos mil sabrosos d;iños, En el sereno polo
Que esfuerzan error de mi porfía.
el Con la suave cítara presente
Son, por do salir pienso á mi alegría, Cantó el crinado Apolo
Tan inciertos los pasos, tan extraños, Entonces dulcemente (16),
Que rematan el curso en mis engaños (9) Y en oro y lauro coronó su frente.
Y de ellos vuelvo á comenzar la vía. La canora armonía
Descubro en el principio otra esperanza, Suspendía de dioses el senado (17)
Si no mayor, igual á la pasada Y el cielo, quemovia
Y en el m'esmo deseo persevero; Su curso arrebatado,
¡Mas torno sin cesar á la mudanza (10) El vuelo reprimía enajenado (18).
De suerte, en mi daño conjurada
la Halagaba el sonido
Y esperando el fin cierto, desespero (11). Al piélago sañudo, al raudo viento (19)
Su fragor encogido (20),
CXXXIX. Y con divino aliento
Estos ojos , no hartos de su llanto
Las musas consonaban á su intento.
Que á tan estrecha suerte me han traído Cantaba la Vitoria
Lloren sin descansar el bien perdido, Del ejército etéreo, y fortaleza (21)
Si lágrimas prolijas valen tanto;
Que engrandeció su gloria
El horror y aspereza
Que cuando mi dolor subiere cuanto
Debe al nial y al amor, en lento olvido De la titania estirpe, y su fiereza;
Solo, á la ira y al desden rendido, De Palas atenea
El gorgóneo terror, la ardiente lanza,
Cual cisne espiraré en funesto canto.
Y este cielo, enseñado á mi lamento, Del rey de la onda egea (22)
Podrá llevar por este campo abierto La indómita pujanza,
Mi voz triste á la causa de mi daño; Y del hercúleo brazo la venganza.
Porque yo oso esperar que mi tormento Mas del bislonio Marte
Pues es venganza indigna contra un muerto, Hizo en grande alabanza luenga muestra,
O venza ó junto acabe con mi daño. Cantando fuerza yaríe
De aquella armada diestra
CXL. Que á la flegrea hueste fué siniestra (23).
«A tí decia escudo
, ,

mi pura Estrella
Si tiene á do reináis, , A tí, del cielo esfuerzo generoso (24),
Lugar la fe en la pena que consiento
,

Mostrad algún pequeño sentimiento,


Y el premio vendrá á ser que espero de ella
(12) Rayo y furor del brazo poderoso,
Pero si vos queréis que pierda en ella
(ló) Júpiter poderoso
Este bien , acabad con mi tormento ;
En Etna despeñó vitorioso.
Que á quien daña el valor del pensamiento
No es justo permitáis vivir con ella. (1 i) A su imperio sujeta y condenada.

Y si estas obras, de afición ausente, (15) De Marte, con rail muertes no domada.
En vuestra voluntad tal vez la gloria (1G) En la celeste cumbre
Gozan que se concede al venturoso, Es fama que con dulce voz presente
| Febo 'autor de la lumbre
,

Aquí do estoy diré que estoy presente, Cantó suavemente,


Y que mas mal de mi memoria
vale el Revuelto en oro la encrespada frente.
Que el bien que causa ajeno amor dichoso.
En el Herrera la figura endyadis, poco
verso del texto cometió
- CXLI. usada por nuestros poetas, diciendo en oro y lauro en vez de en
lauro de oro, á semejanza de Virgilio ,
que escribió :

Dulces contentos mios ya pasados, Paterisque Ubamus el auro.


Que sostuve en error de mi esperanza
Lo que vuestro recuerdo mas alcanza (17) La sonora armonía
Suspende atento al inmortal senado.
Es dolor de mis días mal gastados
(1S) Se reparaba, al canto consagrado.
Porque, envuelto en deseos y cuidados,
Me consumo llorando la mudanza, (19) Al alto y bravo mar y airado viento.
Y Amor, que reconoce su vengan/a, (-20) Su furor encogido.
Mis daños me descubre renovados. (21) Del cielo y el horror y la aspereza
¿Qué puedo yo si ausente me condeno, Que les dio mayor gloria
Sino solo al olvido y niebla tria Temiendo la crueza
De la titania estirpe, y su bruteza.
Esta memoria ingrata rendir muerta?
(22) Cantaba el rayo fiero,
Mas ay que tiene el corazón , ajeno
!
¡
Y de Minerva la vibrada lanza,
De bien, presente siempre la Luzmia, Del rey del mar ligero
Y ofrece en cierto mal su gloria incierta. La temible pujanza.
(23) Mas del sangriento Marte
Las fuerzas alabo y desnuda espada,
(8) Como la vida en esperar un día. Y la braveza y arle
(Oí Que al fin van á acabarse en mis engaños. De aquella diestra armada
Mas luego torno á la común mudanza. Cuya furia fué en Flcgra lamentada.
;10)

(11) Y esperando contino, desespero. (24) A tí, valor del cielo poderoso.
, ,, : , , , ; , , , ; ,;

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO PRIMERO.


Poner temor no pudo «Veseel pérfido bando
E! escuadrón sañoso, En la fragosa, yerta, aeiia cumbie(39),
Con sierpes enroscadas espantoso (2o). Que sube amenazando
»Tú solo á Oromedonte La soberana lumbre,
Trajiste al hierro agudo de la muerte (20) Fiado en su animosa muchedumbre (10);
Junto al doblado monte, »Y allí, de miedo ajeno,
Y abrió con diestra suerte Corre cual suelta cabra y se abalanza
El pecho de Peloro tu asta fuerte (27). Con el fogoso trueno
»¡ Oh hijo esclarecido De su cubierta estatiza,
De Juno, oh duro y no cansado pecho Y de sus odios la venganza
siiuie
Por quién cayó vencido (28) «Mas después que aparece
Y en peligroso estrecho El joven de Austria en la enriscada sierra
Miniante pavoroso fué deshecho! (29). Frió miedo, entorpece
»Tú cubierto de acero
, Al rebelde, y lo atierra
Tú estrago de los hombres indinado (30)
, Con espanto y con muerte la impía guerra (41).
Con sangre hórrido y fiero «Cual tempestad ondosa
Rompes acelerado Con horrísono estruendo se levanta,
Del ancho muro el torreón alzado (31). Y la nave, medrosa
»A tí libre ya debe,
, , De rabia y furia tanta (42)
De recelo Saturnio, que el profano (32) Entre peñascos ásperos quebranta;
Linaje que se atreve «O cual del cerco estrecho
Alzar la osada mano El flamígero rayo se desata,
Sienta su bravo orgullo salir vano (33). Con luengo sulco hecho (43),
«Mas aunque respJandezca Y rompe y desbarata
Esta Vitoria tuya conocida (34) Cuanto al encuentro su ímpetu arrebata;
Con gloria que merezca «La fama alzará luego,
Gozar eterna vida, Y con las alas de oro la Vitoria
Sin que yaga en tinieblas ofendida, Sobre el giro del fuego
«Vendrá tiempo en que tenga Resonando su gloria
Tu memoria el olvido y la termine, Con puro lampo de inmortal memoria (44)
Y la tierra sostenga «Y extenderá su nombre
Un valor tan insine, Por do céfiro espira en blando vuelo
Que ante él desmayeel tuyoy seleincline (35) Con ínclito renombre,
«Y Ocidente,
el fértil Al remoto indio suelo
Cuyo inmenso mar cerca el orbe y baña Y á do esparce el rigor helado el ciclo (45).
Descubrirá presente, «Si Peloro tuviera
Con prez y honor de España Parte de su destreza y valentía (48),
La lumbre singular de esta hazaña (3G); El solo te venciera
«Que el cielo le concede Oradivo, aunque á porfía
Aquel ramo de César invencible (37), Tu esfuerzo acrecentaras y osadía (47).
Que su valor herede, » Si este al cielo amparara
Para que al turco horrible Contra las duras fuerzas de Mimante,
Derribe el corazón y ardor terrible (38). Ni el trance recelara
El vencedor tonante,
Ni sacudiera el brazo fulminante (48).
(25) El escuadrón dudoso, «Traed , cielos huyendo
,
Con enroscadas sierpes espantoso.
Este cansado tiempo espacioso
(26) Diste bravo y feroz horrible muerte.
Oue oprime deteniendo (49)
(27) Y con dichosa suerte Él curso glorioso;
A Peloro abatió tu diestra fuerte. Haced que se adelante presuroso.»
(28) Por quien Mimas vencido.
(29) El pavoroso Runco fué deshecho.
(30) Tú, ceñido de acero ; (39) Veráse el impio
Tú, estrago de los hombres rabioso. En la fragosa . inacesiblc cumbre.
(31) Y todo impetuoso, (40) A la celeste lumbre
El grande muro rompes presuroso. Confiado en su osada muchedumbre.
Herrera después de estos dos versos puso la siguiente estro- (41) Mas luego que aparece
fa, que lue¡ ;o suprimió, como se ve en el texto El joven de Austria en la enriscada sierra
Tú encendiste en aliento El temor entorpece
Y amor de guerra y generosa gloria
A la enemiga tierra,
Al sacro ayuntamiento, Y con ella acabó toda la guerra.
Dándole la Vitoria (42) De aquella furia tanta.
Que hará siempre eterna su memoria. (43) Con largo sulco hecho.
(32) A ti, Júpiter, debe, (24) Y con doradas alas la Vitoria,
Libre ya de peligro , que el profano. Sobre el orbe del fuego
(33) Alzar armada mano, Resonando su gloria
Sujeto sienta ser su orgullo vano. Con puro resplandor de su memoria.
(34) Esta Vitoria tuya esclarecida (43) Y llevarán su nombre
Con fama que merezca De los últimos soplos de occidente,
Tener eterna vida, Con inmortal renombre,
Sin que de oscuridad esté ofendida. Al purpúreo oriente
(35) Vendrá tiempo en que sea Y á do hiela y abrasa el ciclo ardiente.

Tu nombre , tu valor puesto en olvido, (4G) De su excelso valor alguna parte.


Y la tierra posea (47) Aunque tuvieras, Marte,
Valor tan escogido, Doblado esfuerzo y osadía y arte.
Que ante él el tuyo quede oscurecido. cielo
(48) Si este valiera al
(36) En cuyo inmenso piélago se baña Contra el profano ejército arrogante,
Mi veloz carro ardiente, No tuvieras recelo
Con claro honor de España Tú ,Júpiter tonante,
Te mostrará la luz desta hazaña. Ni arrojaras el rayo resonante.
(37) De César sacro el ramo glorioso. (49) Traed pues ya volando
(38) '
Para que al espantoso ¡Oh cielos! este tiempo espacioso,
Turco quebrante el brio corajoso. Que fuerza dilatando.
; , ; , , , , »

2BS FERNANDO DE HERRERA.


Asi la lira suena, Tan ufano estoy siempre en la tristeza,
Y canto afirma, y se estremece
.love el Que nunca ceso de alabar el dia
El olimpo, y resuena (1) Que fué ocasión de merecer mi daño.
En torno y resplandece, No doy lugar al bien, y en mi estrecheza,
Y Mavorte dudoso se oscurece f2). Perdiendo vanamente la edad mia,
No sé bailarme libre de mi engaño.
SONETO CXLI1. CXLVI.
Alzo ligeras alas al deseo, Venció mi duro pecho Amor tirano,
Sigo el bello esplendor de mi alegría, Y los niervos cortó su aguda espada
Hallólo reluciente en la osa fría , De aquella ajena libertad amada
Y desespero el bien que mas deseo. Que mísero suspiro y lloro en vano (3).
Suspenso en un incierto devaneo, El me vuelve y me trae por la mano
Que mi esperanza cansa y mi pori'ia, A do mi afrenta y perdición le agrada;
Digo «¿Por qué serena Lumbre mía,
: ,
Mas de su afán la vida ya cansada ,

Leda en' estéril parle arder vos veo? Tornar procura al curso usado y llano (i) ;

«Llevar debia el céfiro Vitoria Pero es flaca osadía, y con la muerte


Siempre de vuestra llama esclarecido, Luchando, abrazo alegre el dulce engaño,
Al euro ufano, que con él contiende; Y me aventuro en el deseo y pierdo;
»Mas oh que el cielo causa mi gemido
; !
Que yo no puedo ser al fin tan fuerte,
Por honrar gente indigna de memoria ,
Que contraste gran tiempo á tanto daiio,
Que el sol con tibio rayo apena enciende.» Ni en tal error íne vale ya ser cuerdo.

cxLin. cxLVir.

Amor con fuego que el humoso


todo el «¿Dó vas dó vas cruel dó vas? Refrena,
, , ,

Etna espira y las islas de Vulcano Refrena el presuroso paso en tanto


Me abrasa el pecho, que asegura en vano Que de mi grave afán el luengo llanto
A su mortal ardor algún reposo. Abre en prolijo curso honda vena (5).
Con la nieve que el Cáucaso nevoso »Oye la voz de mil suspiros llena ,
Y el desnudo Rifeohace cano, Y de mi mal sufrido el triste canto;
Mi alma enfria , y rompe el inhumano Que ser no podrás fiera y dura tanto
A la esperanza el paso temeroso; Que no te mueva al fin mi acerba pena (6).
Que en los ojos do siempre el hielo y llama «Vuelve á mí tu esplendor, vuelve tus ojos
Suva en mi muerte acuerdan fijo tiene , Antes que oscuro quede en ciega niebla ,

El Ímpetu y furor de su braveza; Decía en sueño ó ilusión perdido (7).


Y por vengarse mas, la seca rama Volví, hálleme soloy entre abrojos,
Do estoy asido sin quebrar sostiene, Y en vez de luz, cercado de liniebla
Probando en nuevas penas mi flaqueza. Y en lágrimas ardientes convertido.

CXLIV. ELEGÍA XV.


Un tiempoave caristra viví en fuego, ¿Quién me daría, Amor, una
voz fuerte
Pero ya blanco cisne en ondas vivo; Y espíritu en mis lástimas osado
Que solo de mi mal cuitoso escribo Para cantar las cuitas de mi suerte ?
Cuanto escribí de bien en mi sosiego. Que el luengo error de mi primer cuidado
Pensé trocando grado , trocar luego
, Ocupada me tiene la memoria,
Suerte y fué vano error ; que Amor esquivo
.
Y todo mi sosiego enajenado.
r
En uno y otro estado al fin cautivo Y o nací para ver, cruel , tu gloria
Me oprime y en igual desasosiego. Cual Tántalo engañado y al extremo,
De mi pecho exhaló un Vesubio ardiente, Para llorar perdido mi Vitoria.
Ahora de mis ojos despedido Sufro el dolor; que ya algún mal no temo
Corre un Istro nevoso desatado. Si á tan estrecho. paso reducido
,

No esfuerza con la nieve la creciente, De tí desesperar es bien supremo;


Antes con el ardor mas-encendido Pero al freno me traes tan rendido
Va en abundoso curso dilatado. Que en mi furor enciendes la esperanza
Que me vuelva suspenso y confundido.
CXLV. Nuevo mal al antiguo mal alcanza ;
Y tal es el pasado y el que viene,
Ningún remedio espero en mi tormento, Que en su rigor no siento la mudanza.
Y de mejor fortuna desespero Ni huir ni esperar ya- me con viene
Muriendo vivo, aunque viviendo muero, Y huyo espero temo ya y confio ,
, ,

Ajeno y ocupado en pensamiento. Y que me desmaya me sostiene.


lo
Temo el fiero dolor, y si contento ¿Por qué este porfioso desvarío
Alguno tengo, temo el dolor fiero No extirpas rey ingrato y de mi pecho
, ,

Cansado, mi pasión abrazo y quiero, No arrancas este indigno dolor mió ?


Y el mal que mas rehuyo mas consiento.

(3) Venció las fuerzas el Amor tirano,


(1) Sacudido y resuena. Cortó los niervos enn aguda espada
El cielo y resplandece, De aquella dulce libertad amada,
(2)
Y Mavorte medroso se oscurece. Que sin vigor suspiro siempre en vano.
(4) vuelve y me trae por la mano
El me
Han notado, y con razón, algunos críticos la incongruencia A y perdición le agrada;
do mi error
que hay en esto de pronosticar Apolo en presencia del olimpo Mas ya la vida, de su mal cansada,
y en el acto de la celebración do la victoria alcanzada por Marte Osa tornarse al curso usado y llano.
sobre los gigantes, que había de llegar un dia en que un mor- Que de mi dolor grave el largo llanto
(5)
tal oscureciese sus glorias. Dccia á este propósito un mi amigo, A abrir comienza esta honda vena.
censurando el descuido de Herrera en una obra tan digna de ala- (6) Que no podrás ser fiera y dura tanto.
banza eterna, que si Apolo tal cosa hubiera hecho, seguramente Que no te mueva esta mi acerba pena.
Júpiter lo hubiera enviado otra vez á guardar cabras á Admeto. «Vuelve tu luz á mí , vuelve tus ojos
(7)
Lo extraño es que Herrera que, según se ve, escribió dos veces
, Antes que quede oscuro en ciega niebla,»
esta obra, no advirtiese el error en que había caído. Decía en sueño ó en ilusión perdido.
, ;, ;;; , ;, , , ; , , ;; , ,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO PRIMERO. 289


Téngate ya mi daño satisfecho Vuelvo triste á mirar mi perdimiento;
Que poca es la venganza en el sujeto, Mas tan solo me hallo y tan desnudo
Y matar al rendido no es dereeho. De fuerza que romper el débil nudo
,

Seguí siempre en lo público y secreto Que me enlazó el deseo nunca intento.


Tu estandarte, y al carro aherrojado, Seguir el mesmo curso en el cerrado
Tu valor celebre con tierno afeto. Laberinto, y sufrir ya mas denuesto
Si no eres en las rocas engendrado No debo si en mí queda algún sentido.
Del alto yerto Cáucaso espantoso, Acabe el vano error de mi cuidado;
Y de la Armenia tigre alimentado Pero ¿qué digo , simple? Yo protesto
Serás á mis tormentos piadoso; Que hablo enajenado y ofendido.
Que de la pena ya que la alma siente
No sé gran tiempo há lo que es reposo. CXLIX.
El resplandor de Febo y la fulgente
no es llorar ¿ qué pueden ya mis ojos?
Si
Escuadra de las lúcidas estrellas ,

Mi alma de lamento se mantiene;


Recoge al hondo seno de ocidente.
Con crece el ardor y se sostiene
él
Yo, mezquino , constante en mis querellas,
Y pluvia se alienta en sus despojos.
la
Jamas descanso doy al mustio canto,
Un tiempo esperé premio á mis enojos
Y se envuelven mis lágrimas con ellas. Mas tarde es ya que mi pasión previene;
Que no acabe en tan duro mal me espanto, Pero acabar en lágrimas conviene
Y que crezca á los cercos de mis ojos A quien de flores nacen los abrojos.
Perpetua exhalación de ardiente llanto. En llanto me consumo, y cuando espero,
Si cuidas tú, que llevas mas despojos
Grande y nuevo milagro dar memoria ,
En mi pasión ó gloria mas dichosa,
,
A mi nombre resuelto en triste rio
Y por eso acrecientas mis enojos
Ocurre el fuego en él me abraso y muero
,
Yo te protesto, Amor, por la penosa Desvaneciendo en llama con mas gloria
Historia de la vida que prosigo,
•luslo aunque grave bien al dolor'mio.
Que la Vitoria alcanzas afrentosa.
Fortuna que te sirva ¡oh mi enemigo!
CL.
Quiere ; su imperio temo, y temo el tuyo
Ya vasallo rebelde , inliel amigo. Al sereno esplendor de luz ardiente,
En mi muerte , tirano , te destruyo, De celestial zafiro á la belleza
Pues nací para amar, y solo quiero La alma, volando en torno con presteza,
Que se entienda cuan poco de tí huyo. Las alas rojas mueve dulcemente.
Bien sé que en vano me lamento y muero Amor, que de este cielo nunca ausente
Por ablandar esa cruel dureza, Respira, le descubre su grandeza,
Que sin provecho mitigar espero. Y de gloria mil bienes y riqueza,
Cual revuelve la rueda con presteza Que sola ella los conoce y siente.
A Ixion que se huye y va siguiendo,
,
En este engaño siempre va , y se olvida
Tal me revuelve y tuerce tu fiereza De quien, cuidoso de su afán, la llama,
Y cual el triste Sísifo subiendo Y en conocido error cansa y porfía
Va el gran peñasco alzado á la alta cumbre Porque espera tal vez allí, encendida
Siempre, descanso alguno no admitiendo; De aquellas puras luces en la llama,
Tal de mi afán la grave pesadumbre Hallar sepulcro igual á su osadía.
Llevando lejos voy, do ausente veo
Triste sin alcanzar mi pura Lumbre. CLI.
El nieto ilustre del insigne Alceo, Al Bétis.
En mil grandes empresas glorioso,
Se inclinó al duro yugo de Euristeo Corre soberbio al mar del llanto mió,
Yo , que no soy tan fuerte y valeroso Bétis claro, sagrado honor derios,
Y de tu fuego Amor, estoy herido,
,
Y no acaben mis grandes desvarios
¿Por qué estaré soberbio y animoso? Donde se acaba en él tu grande rio;
Mírame ante tus pies preso y rendido, Antes oyan mi afán y desvarío
Y suena en mi cerviz el hierro puesto, Entre el fuego y rigor de hielos frios,
Humilde á tus cruezas, ofrecido. Y se conduelan de los males mios
Perdona mi dolor; que ya dispuesto Libia ardiente y desnudo Islando frió
Esto á sufrir sin quejas mi tormento, Y el Indo, que primero ve la aurora,
Y escoger por mas gloria mi denuesto. Y el otro que mas tarde alumbra Apolo,
Aspire el deleitoso y vivo aliento Hagan memoria eterna de mis daños
A mi encendido pecho, porque en llama Y tú lamenta esta postrera hora
Se tiemple el hielo en que enfriarme siento. En que muero, de bien ausente y solo,
Ya que mi muerte no se excusa inflama,
Rico de pensamientos pobre de años. ,

Mi alma en el vigor de la Luz mia,


CLIJ.
Porque ensalce mi nombre eterna fama;
Que el helado rigor y nieve fria No espero en mi dolor lo que deseo,
De su olvido y desden turba y detiene Que tanto bien no cabe en mi mal liero;
A tu fuego el valor con osadía. Mas deseo ya solo, lo que espero,
Si volver por los tuyos te conviene, Acabar en mi ciego devaneo (8).
Por mis ojos arroja en sus entrañas Tan cansado me tiene este deseo,
El fuego que abrasado al orbe tiene Que del mísero efeto desespero,
Que si yo veo, Amor, tales hazañas, Y engañado en mi intento persevero,
Daré, en justo rescate de tal pena, El vano error que sigo, al cabo veo (9).
Mi hierro y el ardor con que te ensañas Pero ¿qué vale ver el mal presente,
Porque su libre cuello en la cadena Si porfió y contrasto, no espantado,
Ver, y encenderse el frió de su pecho

A los asaltos bravos de Amor crudo (10)?
Es todo el bien que tu poder ordena No temo y oso todo libremente
Si tu poder se extiende á tan gran hecho. Porque es al corazón desesperado
La dura obstinación vulcanio escudo (11).
SONETO CXLVIII.
Cuando pienso, cansado del tormento, (8) Que es acabar en este devaneo.
Que con mi afrenta Amor herirme pudo (9) Y cabo el vano error que sigo veo.
al
De una serena luz con rayo agudo, (10) A los bravos asaltos de Amor crudo.
Y que rendí el valor y entendimiento, (11) La ostiuacion impenetrable escudo.
P,SVH. 19
,! , ;,

230 FERNANDO DE HERRERA.


La voz al corazón y el daño aleve,
ELEGÍA XVI.
Presentes en mi triste compañía
Si esle inmortal dolor y sentimiento Para temor del alma, á la memoria
Que me fuerza a penar sin esperanza Renovarán la ufana suerte mía,
No puedo desalar del pensamiento; Y del perdido bien de la Vitoria
Si esta fortuna súbita y mudanza Darán las ocasiones que huyeron
A una prolija ausencia me condena, En el progreso luengo de mi historia.
¿Porqué tengo en mi daño confianza? No sé por dó los hados iuducieron
Quien vio mi dia y vio mi luz serena Esta mi soledad en el extremo
Podrá juzgar á cuánto mal me ofrezco Que en el principio nunca prometieron.
En noche de tiniebla y de horror llena. Vos, ojos, de quien cuido solo y temo
Tormento nuevo en viejo nial padezco; Morir penoso ausente, cuando fuere
Que. quiere esle impío rey que solo sienta De mi dolor el término supremo,
Lo que e-pció ninguno y no merezco. Húmidos en mi muerte á quien vos viere
Lidio en mi soledad que me presenta
,
Vos descubrid y vuestra faz llorosa
,

Siempre el pasado bien y la ventura, Muestre cómo mi mal vos duele y hiere;
V la perdida gloria me atormenta. Porque sea mi suerte mas dichosa
Rayos de amor, inmensa hermosura, Que en vida, en muerte, y el tormento mió
Que suspiro y deseo y busco ausente, Venza á la vuestra condición sañosa.
Volved la claridad excelsa y pura: ¿Por qué en ausencia por el bien porfío,
Que si veo los cercos y oro ardiente Si en presencia me niegan el derecho,
Que vos ciñe y corona en rico velo, Y me engaño en tan alto desvarío?
Descansaré del llanto y voz doliente, üeslinado nací para este hecho,
Y en el herboso, fresco y fértil suelo Y sujeto á belleza ingrata y dura,
Que elpadre y sacro Bélis deleitoso Siempre afligido y triste y roto el pecho.
liana agradable al alto y claro cielo,
, La aurora pareció con veste oscura,
Alzare á vuestro nombre generoso, Présaga de mi afán , y el nuevo dia
Cual fué en Pafo a Dione consagrado, Mudó el semblante ledo y luz segura.
L'n templo insinemenle suntuoso, Jamás gocé algún hora de alegría,
Do quien el peligroso mar sulcado Que no fuese teñida de tristeza,
Hubiere dei amor, ya salvo en puerto, Si merecí tal bien en mi osadía.
A las aras átenlo y humillado, No culpo yo el rigor y la dureza
Los votos que en el ancho golfo incierto De mi luciente Estrella en tanto engaño,
Prometió, pagará, dejando escrita Mi obstinación sí culpo, y mi firmeza.
La causa del peligro y temor cierto. Debia no huir mi desengaño;
Mas voy por do no sufre la infinita Mas consiento la pena, y no rehuso
Fuerza de mi pasión y suerte indina Si abracé la ocasión, sufrir el daño
Que alguna muestra de esperanza admita; Pero la ausencia asi me descompuso
Y antes que pueda ver la luz divina De toda la paciencia , que no hallo
Vuestra, aquel rigor último a la vida En mí el lugar que la razón dispuso.
Vendrá del mal en que mi ardor me inclina;
, Sufriendo peno y muero, y siempre callo,
Y en breve espacio tincará perdida Pues me conozco al fin de Amor tirano
La esperanza desierla y el deseo, Humilde y pobre y sin valor vasallo.
Triunfando de mi muerte aborrecida. Yo sé que un tierno pecho.y soberano
Nunca temí el dolor del mal que veo; Del mezquino se acuita y condolece,
Que entró al descuido amor blando y sereno Y procura su bien con larga mano;
Para aquistar de mí el mayor trofeo. Mas á quien la ventura desfallece,
En tal sazón ya sin remedio peno; Y no vale esperanza es bien la muerte,
,

Que lo que menos duele es el tormento. Pues en la vida mísera el mal crece.
¡
Tanto de mí me aparto y enajeno Ya no mas buscaré, si el dolor fuerte
Quien abrir del mar ciego el alio asiento Desmaya porque estoy determinado
,

En mi ligera nave verme pudo En seguimiento siempre de mi suerte;


Con alegre bonanza y manso viento, Y de esta soledad acompañado,
Y viese el cielo oscurecer, desnudo Con un deseo en otro convertido,
De luces borrascoso el ponto el liero
, ,
De mis glorias iré desamparado;
Noto con negro horror soplar sañudo; Y cuando no pudiere haber olvido,
Aunque su pecho armase duro acero, Que difícil será, no es ya tan largo
En tan cruel mudanza y suerte mía, El tiempo en los trabajos consumido,
Donde solo y sin fuerzas desespero Que no me halle luego el trance amargo;
De humana compasión se vencería, Y al cuerpo suelta el alma en vuelo presto,
Si puede un grave caso sucedido Cansada dejará el pesado cargo;
Turbar de mortal pecho la alegría. Y en sombra yacerán y oscuro puesto
Ya que estoy á mis lástimas rendido, Mis dolores, conmigo sepultados,
De mis hermosos ojos, triste, ausente, Y cesarán del vago error molesto;
En soledad y en confusión perdido, Que ahora no reposan mis cuidados.
A do torciereel paso irá presente
El florido esplendor de la belleza
SONETO CLIÍi.

Que me tiene abrasado en fuego ardiente. Al doctor Martin Martínez.


Por difíciles riscos y aspereza Tú que
,
alegras el Tebro esclarecido,
En la nocturna sombra celebrada Y del Bétis ondoso el curso ufano
Será del canto mió su grandeza; Dejas, y el precio antiguo italiano
Adonde no se halle alguna entrada Miras en el sepulcro del olvido,
De hombre ó fiera mostrará el desierto ¿Por ventura, del yugo sacudido,
Su figura en los árboles labrada. La cerviz alzas libre , y del tirano
Allí mi error y engaño y desconcierto Amor en ti desmaya el furor vano,
Escrito, y en mi llanto lamentado, O en fiero ardor espiras encendido?
Será de mi dolor tesligo cierto. Que yo en la patria sin mi Luz me veo
Aquel tierno semblante venerado, Triste, preso, herido, solo, ausente,
La bella luz do ei cielo gracias llueve, Y perseguido siempre de un cuidado.
La rica falda de oro ensortijado, Sin esperanza aviva mi deseo,
Y el suave color de rosa y nieve, Y apena de este rio á la corriente
Las perlas por do amor alegre envía Descubro el mal que sufro no cansado.
, , , ; , , , ; , ,; ;, , ,

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO PRIMERO. 291


CLIV. Del fuego en que mi pecho ardiendo suena,
Y' del cruel rigor del hielo duro
Mi Luz, asi en la uiestra bella frente Que me condena á doloroso llanto
Nunca ofenda las rosas hielo frió , Y á perpetua cadena,
Y asi blando al ingrato señor mió Consagraría en honra vuestra el canto.
Vea en esas estrellas yo présenle , Mas yo siguiendo voy con paso incierto
Que me digáis, humilde amante ausente, En horror de la noche en ciego dia,
,

Si en vuestro corazón hallo desvío, Por los riscos y cerros no tratados,


Si vuestro pecho tierno el desvario Lejos el fulgor bello y la Luz mia,
Dulce como en mi tiempo alegre siente; Que me lleva á morir en temor cierto
Porque por esa púrpura templada Adonde solo entraron desdichados ;
En blanca y pura nieve y por los ojos Que esto es premio á mis penas y cuidados.
Suaves, do respira mi esperanza, Ya en la doblada imagen espartana
Que en la mas luenga ausencia y apartada La coronada frente
No vos negó mi alma los despojos Muestra la quinta vuelta el sol caliente
Ni en mi temió el amor jamás mudanza. Después que- abierto el corazón con hierro ,

Me trajo amor al yugo obediente;


CLV. Siempre sonó de allí mi lira triste
Cuando cantar deseo la belleza En mi luengo destierro,
Vuestra y serena luz, que humilde honro,
Y el desden que en mi daño mi Luz viste.
,

El esplendor y puros rayos de oro,


La memoria los hechos valerosos
,

Do aliñan los de Febo su riqueza , Las colunas, del tiero armado Marte
Reconozco el valor y la grandeza Los trofeos alzados, que en rocío
Sangriento manan; la destreza y arte
En quien de eterno ardor celeste coro
Ensalzó de sus bienes el tesoro De los ínclitos pechos generosos
,

Y desigual me inclino á tanta alteza. Que bañó Bélis Tajo y Duero frió,
,

Dadme favor alguno en vuestra gloria, A que aspiraba el rudo canto mió,
Oscurecidos yacen en olvido
De honesto amor oh llama generosa,
Solo es amor mi canto
Y de nuestra edad oh raro ejemplo, ,

Porque á la eternidad de la memoria Los ojos bellos y oro puro canto.


Por precio de beldad maravillosa ¡Tal me
tiene el cruel preso y rendido,
Consagre vuestro nombre yo en su templo. Y entregado á la fuerza de mi llanto!
Recíbeme la noche y deja el dia,
Celebrando perdido
CLV1.
El sereno esplendor de la Luz mia.
Llegue el dolor, si puede crecer tanto Aquel que el glorioso y rico lauro
A desalar esta secreta llaga Coronó con sus verdes hojas de oro,
Que no me deja reposar, y haga Que con suave y culta noble lira
Ante quien temo el justo oficio el llanto; Igual de Grecia y de Castalia al coro,
Que cuando descubriere de ello cuanto Suspende el indo piélago y el mauro
Mostrar se debe á quien tan mal se paga Y con el canto al mesmo Febo admira
De mi mal, podrá ser que se deshaga Y osadamente levantarse aspira
La sombra del peligro y de mi espanto. Con felice armonía á la memoria
Si no ascondido en esta oscura niebla
, Y romana alabanza
Acabe á gusto ajeno, mas de suerte Del itálico honor clara esperanza,
Que falle del remedio la esperanza; Y de las almas grandes con Vitoria
Porque quien siempre yace en la tiniebla Aquel vuestro valor dichoso alcanza
No espere ver la luz sino en la muerte; Solo á esculpir en el etéreo velo
Que la gloria de amor tarde se alcanza. Con venturosa historia;
Que no mi canto, ajeno de consuelo.
CLVII. El peso inmenso y movimiento ardiente
Sufre y sustenta apena el grande Atlante,
Al conde de Gelves. Que siente grave, y la cerviz inclina
Yo, que no soy tan fuerte y tan constante,
Señor, si este dolor del mal que siento Temo caer con él , y juntamente
Veo desvanecer en mi memoria, Mi deseo ilustrar con fama indina;
Y en olvido yacer la triste historia Y la muerte que á Erídano destina
Que fué dura ocasión á mi tormento, El ímpetu paléneo acelerado
De España con voz alta y noble aliento En la corriente umbrosa
Cantaré los triunfos y Vitoria Que hubo del hecho el nombre, do en llorosa
Y daré entre su honor y eterna gloria Honra el dudoso eletro fué engendrado,
Al valor vuestro insigne igual asiento; La suerte acerba suya y lastimosa
Mas un dulce esplendor, un cerco y oro, Aparta mi esperanza y mi deseo,
Que en crespas hebras arde, una armonía Y el miserable hado
Y gracia que florece y orna el suelo, De quien perdió el caballo de Perseo.
Una belleza á quien suspenso adoro, Vuestro valor excelso , la grandeza
Impiden esta altiva empresa mia, Del ánimo, la gloria verdadera,
Y en su furor me llevan hasta el cielo. El alto y vigilante pensamiento
A Esmirna ya cansado y Mantua hubiera,
CANCIÓN VIL Y del cisne dirceo aquella alteza
A don Luis Ponce de León, duque de Arcos* De no imitado vuelo y grave acento,
Y de Olmeo al insine ayuntamiento,
¡Oh clara luz y honor del Ocidente, Cuanto mas una pobre estéril vena,
Espíritu real do puso el cielo
, Aunque el oro abundoso
De su inmenso valor grandeza tanta Que Ermo tuerce en sus ondas y el dichoso
En quien cubierta de oro el vario velo, Tajo con su luciente y rica arena
Con puro ardor de púrpura luciente Y del Idáspes medo el curso ondoso
La gloria su riqueza esparce y planta Sonasen de mi canto en la corriente
Si el molesto dolor que me quebranta De vuestra gloria llena
Y me instiga á cantar la grave pena Y la pluvia que Rodas vio presente.
Que aborrezco y procuro, Querer cerrar en poco el bien que el cielo
Me dejase algún tanto ya seguro Largo y felice ofrece al nombre vuestro,
; , ; ; , , ,, ; ,

292 FERNANDO DE HERRERA.


Serácomo quien piensa y osa en vano Desierlo de remedio y engañado,
Dinumerar del mar sagrado nuestro Cual mísero y errante peregrino
Las ondas, ó en el seco ardiente suelo Por los montes voy solo, sin camino
Las arenas que mira el africano, De mí mesmo y de Amor desamparado.
O los asiros del cerco soberano. En medio del dolor, en la memoria
Mejor es con silencio á vuestra fama Tal vez consiento sombras de alegría,
Dar la gloria debida, Que engañan dulcemente la esperanza.
Y venerar tanta virtud crecida, Mas esto es la segur que de mi gloria
Que luce y resplandece en viva llama, Corta lo extremo; que en la suerte mia
Como estrella del polo esclarecida; Del bien nace en mis daños la venganza.
Que contra el tiempo y todo el rigor crudo
La lumbre en que se inflama CLXII.
Es de inmortal firmeza eterno escudo. Cuando miro el fino oro al manso viento
En lucientes rieles esparcido
SONETO CLVIIÍ. O en hermosas lazadas recogido,
Mil causas justas hallo á mi tormento
Profundo y luengo, eterno y sacro rio,
Cuando la llama y luz de puro aliento
Que el ancho curso tuyo y grande frente Rutilar veo en torno, y que el vencido
Mezclas en el mar hondo de Ocideníe,
Pecho tiene en su fuego convertido,
Y en él junto el amargo llanto mió;
Mil causas justas hallo al mal que siento;
De mi deseo vano, en quien porfío
Cuando escucho la angélica armonía
De esperanza y remedio siempre ausente,
Y admiro el valor vuestro y gentileza,
En esta soledad por tu corrienlo
Mil causas hallo justas á serviros;
Hago ocasión á nuevo desvarío.
Mas cuando en la humildad contemplo mia,
Tú, si del canto mió un tiempo oiste
Y en vuestro dulce afeto y su nobleza
El tierno son, aunque mayor que el Ebro,
No hallo causa justa á mas suspiros.
Y yo cuánto menor que el claro Orfeo!
¡

Admite en estas ondas mi voz triste;


Que serás en los males que celebro ELEGÍA XVII.
Solo mi Pimpla y mi Castalio Olmeo. Pues la luz que escogí por cierta guia
Sombra oscura del cielo me defiende,
CLIX. Llora conmigo, Amor, la pena mia.
No puedo sufrir mas el dolor fiero Ya sobre mi nubloso horror desciende
Ni ya tolerar mas el duro asalto Y me aflige la suerte, y rinde á llanto,
De vuestras bellas luces; antes falto Que el fuego que me abrasa airado enciende.
De paciencia y valor en el postrero En lágrimas deshago el triste canto,
Trance, arrojando el yugo, desespero, Y en ellas ya debria estar deshecho
Y por do voy huyendo el suelo esmalto El duro corazón, que sufre tanto.
De rotos lazos, y alzo osado en alto ¿Qué áspera condición de fiero pecho
El cuello, y verme libre alegre espero (12). En tan siniestro caso me levanta
Mas ¿qué vale mostrar estos despojos Y me tuerce á sufrir tan impio hecho?
Y la ufanía de alcanzar la palma ¿Cómo explicar podré congoja tanta >
De un vano atrevimiento sin provecho? Si faltan las palabras, si el efeto
El rayo que salió de vuestros ojos Triste el sentido mísero quebranta?
Puso su fuerza en abrasar mi alma, ¿Qué podré ya temer, qué tierno afeto
Dejando casi sin tocar el pecho. Habrá que ablande en parte mi dureza,
Pues vivo en tal dolor con mal secreto?
CLX. ¿Quién me impide mirar la gran belleza,
Cubre en oscuro cerco y sombra fría El celestial semblante y armonía
Del cielo puro el esplendor sereno (ló) Que desterraban toda mi tristeza?
La noche triste, y lloro, de afán lleno, Ya para mí se ha oscurecido el dia;
Perdido el bien que tuve y mi alegría. Y pues en las tinieblas me lamento
Ningún alivio en la miseria mia Llora conmigo, Amor, la pena mia.
Hallo, de ningún mal me siento ajeno (1 í) El puro fuego, aquel divino aliento
Cuanto en la confusión nublosa peno, Que en el blando y rendido pecho mió
Padezco en la purpúrea luz del dia (15). Mi sol bello envió de su alto asiento
En otro yerto Cáucaso el cuidado Se altera con rigor en hielo frío
Profundo mió y mi mortal deseo Y acaba déla vida, ya suspensa,
El pecho despedaza que renueva; La parte que estrenó mi desvarío.
Do nunca en mi tormento no cansado Y la virtud de la alma y fuerza inmensa
Pudiera el hijo ínclito de Alceo Que me llevaba sin graveza al cielo,
Mostrar de su valor segunda prueba (16). Entorpecida está de nieve intensa.
Ya no pretendo yo encumbrar el vuelo
CLXI. A algún favor; que estoy desconfiado,
Sin bien, oscuro y derribado al suelo.
Viví, cuando Amor quiso, en mi cuidado Queda solo este bien á mi cuidado,
Ufano y sin temor; mas mi destino Renovar con dolor esta memoria
No sufrió que este bien fuese contino; Amor, llovemos mi dichoso estado.
Que no dura en amor un dulce estado. ¿A dó el favor antiguo, á dó la gloria
De mi pasado tiempo y venturoso?
(12) De rotos lazos, y levanto en alto
A dó tantos despojos y Vitoria?
El cuello osado, y libertad espero.
altos, bosque deleitoso,
Collados
(13) Del cielo puro resplandor sereno,
el
Fuente abundosa y agradable puesto,'
La húmida noche, y yo, de dolor lleno,
Lloro mi bien perdido y mi alegría.
Testigos de mi bien y mi reposo,
¿ A dó las luces y el semblante honesto,
(14) Hallo, de ningún mal estoy ajeno.
El oro en rico cerco recogido
(15) Padezco en la rosada luz del dia. Con bello error en torno ó descompuesto?
(16) En otro nuevo Cáucaso enclavado, ¿ A dó el coral lustroso y encendido
Mi cuidado mortal y mi deseo
El corazón me comen renovado
Y el color dulce de suave rosa,
Do no pudiera el sucesor de Alceo Tiernamente tal vez descolorido?
Librarme del tormento no causado, ¿A dó la blanca mano y generosa
Que escede al del antiguo Prometeo. Que el yugo puso blandamente al cuello,
, , , , ,, ,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO PRIMERO. 293


Y fué prenda á mi alma dolorosa? Desconfio, aborrezco, amo, espero,
¿A dó el ardor luciente del cabello Y llega á tal extremo el desconcierto,
A dó mas que marfil y no tocada Que ya no sé si quiero ó si no quiero.
Nieve, del pecho tierno el candor bello? Testigo es de mis males el desierto,
¿ A dó la perfección nunca imitada Que me ve en su desnuda y roja arena
De aquella imagen viva y hermosura, Vencido del dolor y casi muerto.
Con envidia de todas admirada? Cándida luna, que con luz serena
¿Qué fuerza de astro, qué cruel ventura Oyes atentamente el llanto mió,
Puede apartarme el bien de mi deseo? ¿Has visto en otro amante otra igual pena?
De mi grave temor ¿quién me asegura? Mírame en este solo y hondo rio
En un mesmo lugar esto, y no veo Lamentando mi mal con su ruido,
La Luz que al alma da virtud crecida Y me cubre del cielo el manto frió.
Y pierdo el bien que siempre ver deseo. Repara el carro instable á mi gemido,
¡Grande dolor! Pero en cuitada vida Y pues amor tocó tu exento pecho,
Bien lo debe abrazar quien la consiente, Duélete de quien ama tan perdido.
Y sufre sustentar esta caida. Así el dormido joven, satisfecho
Si donde el sol se asconde de la gente, Del hermoso fulgor de tu luz pura,
O á do en rosado carro va la Aurora Amancille jamás tu alegre lecho.
Con purpúreo celaje y blanca frente, Pues de nieblas la taz rompiste oscura
Fortuna, de mi daño causadora Para mirar el tiempo ufano y ledo
Me llevase esta Luz serena y bella, Cuando pude esperar de mi ventura,
Que humilde reconozco por señora, En este mal, en que me vence el miedo,
Aunque mil muertes me ofreciese en ella, Ofrece algún remedio á tanto daño,
Por liniebla y claridad del dia
la Pues valermeen mis ansias nunca puedo;
Buscando iria mi fatal Estrella. Que en este mi infortunio y mal extraño
Y ahora una enemiga compañía Por ventura la suerte ofrecería
El paso al bien abierto me deshace; Algún flaco reparo á tal engaño.
Llora conmigo, Amor, la pena mia. Mas, pues Diana sigue su alta via,
En esta soledad me satisface Y acogida á mis lágrimas me niega,
Cuanto es triste y á muchos insufrible, Llora conmigo, Amor, la pena mia.
Y todo extraño desconcierto aplace. Ya que mudanza á tanto mal no llega,
¿Quién espera en Amor, si aborrecible Y roto del mar negro en la onda fiera,
Su bien y su mal es en su mudanza Cruel fortuna á lástimas me entrega,
Y cuanto mas halaga mas terrible? De,este sonante rio en la ribera
Si pudiese perderse la esperanza Esperaré, si soy de tal bien diño,
¡Oh cuan breve seria el ciego engaño Que mi esquiva pasión conmigo muera.
Que nace de amorosa confianza! Y seré en esta tierra triste indino
Porque descubriría el desengaño Ejemplo del dolor que amor presenta
Presente al cielo, que mis cuitas mira ,
Al mas dichoso airante y mas mezquino.
La vanidad y causa de su daño. Cubrirá mi sepulcro esta sedienta
Mísero quien estima y quien admira, Arena que el sol hiere en luengo dia,
Simple, tan frágil fuerza, y olvidado Y un verso que declare asi mi afrenta :

De si, su perdición busca y suspira. «Dio ausencia y soledad, siendo su guia,


Pues yo ausente aun no estoy desesperado, A un mísero amador injusta muerte;
Para que no desmaye el dolor crudo; Amor, que siempre fué en su compañía,
Amor, lloremos mi dichoso estado. Yace con él en una mesma suerte.»
Mis quejas oiga el ímpetu sañudo
De Vulturno, y las lleve resonando SONETO CLXIH.
Do Iperion asconde el rayo agudo;
Y traspase de allí al caliente bando ¿Qué espíritu encendido amor envía
Y á la llena región de fría nieve, En este frió corazón esquivo,
Mi cuidado y dolor multiplicando. Queá la alba en calor grandcelpechoavivo(lT),
Mi daño alcance quien sulcando debe Y ardo al aparecer del nuevo dia?
Abrir el hondo lago de Neptuno Yo me inflamo si á Febo se desvia
Y quien ota Marte á tu furor se atreve.
¡ ! La sombra, y cuando de aquel puesto altivo
Si se hallare desdichado alguno Declina el sol, me quemo en fuego vivo,
Que tuvo bien y lo perdió, este puede Y abraso cuando tuerce al mar la via (18).
Consuelo en mí tener mas oportuno. Centella soy lubrican parece,
si el
Escrita mi infelice historia quede Llama cuando se ven las luces bellas,
En bronce, y llore de mi gloria muerta Y el blanco rostro á Delia se colora.
Quejoso el mal que á tanto bien sucede. Fuego soy cuando el orbe se adormece
Si algún amante en esta parle incierta Incendio al esconder de las estrellas,
Llegare lleno de mortal fatiga, Y ceniza al volver de nueva aurora (19).
Y con dolor herido y cuita cierta
Señale en esta arena y mustio diga : CLXIV.
«Aquí no entra quien no es desdichado,
Y aquí la suerte á todo afán obliga.» Lloro solo mi mal, y el hondo rio
En tanto que se acerca el impío hado En sus turbadas ondas mezcla el llanto;
Y nos escucha esta ribera fría, Ya es tiempo, digo, Amor, en triste canto,
Lloremos, ojos, mi dichoso estado. Que el cierto fin termine el dolor mió.
Llore Bétis los versos que me oia, Sigo ausente sin bien tu desvarío,
Y tú, que no te ofendes de mis males, Y en tu vana esperanza me levanto;
Llora conmigo, Amor, la pena mia. Y ahora desamparas todo cuanto
Las aves con sus cantos desiguales De tu incierta promesa mas confio.
Acompañan la voz de mi lamento, Ya es tiempo, Amor, que el áspero tormento
Y de esta fuente rotos los cristales. Acabe ó que en mi vida se deshaga
No es mi queja mayor que mi tormento; El desigual deseo y la osadía;
Que el corazón que tengo es bien bastante
Para cualquier profundo sentimiento.
Mas este que padezco va delante (17) Que con la alba en calor el pecho avivo.
A todos cuantos tiene el amor fiero, (18) Y abraso cuando al mar tuerce la via.
Ni puede alguno ser su semejante. (19) Y ceniza á volver de nueva aurora.
, , ; ; ; ! ,

FERNANDO DE HERRERA,
Que en tanto afán ya falta el sufrimiento, ELEGÍA XVHf.
Y el golpe de esta siempre acerba llaga
Lo íntimo penetró ele la alma mia. A la muerte de don Pedro de Zúñiga,
hijo delduque de Béjar.
CLXV.
Luego que el pecho me hirió el esquivo
Clara, suave Luz, alegre y bella, Y son del caso sucedido,
triste
Que el saíiro y color del puro cielo
Enfrió el corazón un hielo vivo.
Templáis de la esmeralda con el velo (20) Quise, empero, turbar á mi sentido
Que resplandece en una y otra estrella; Y vencer á la fama con engaño
Fulgor divino, lúcida centella (21), Que tanto mal no debe ser creido
Por quien libre mi alma en alto vuelo Mas el quejoso sentimiento extraño
Las alas rojas hate y huve el suelo, En el común dolor que se veía
Ardiendo vuestro dulce fuego en ella; Me descubrió cuánto era grande el daño.
Si yo no solo abraso el pecho mió,
¡Cuan de otra suerte ¡ay misero! flngia
Mas tierra y giro aerio y en mi llama ,
El suceso y memoria de las cosas
Dov principio inmortal de incendioeterno(92), Que en la pompa real se me ofrecía
¿Por qué el rigor no puedo y vuestro frió Mas oh mis esperanzas gloriosas
¡

Antiguo regalar? Porqué no inflama (23) Cuan mal surten! ¡Cuan mal divides, muerte,
Mi eslío ardiente á vuestro helado ivierno? La unión de tantas gracias venturosas !

¿Qué corazón se ve tan duro y fuerte,


CLXVI. Que no acabe en sus lágrimas deshecho.
Que no estalle estrechado de tal suerte?
Cuando de mi Luz bella el desden siento
¿Murió ay dolor! y no rompió mi pecho?
Y fenecer mi gloria en tibio olvido, ¡

¿Qué mal, qué pena espera mi dureza


Huyo señero y triste, aborrecido,
Después de este cruel y acerbo hecho?
El áspero dolor de mi tormento.
¿Qué señales daré de mi tristeza?
Mis vanas esperanzas represento,
Suspiros tristes y lloroso acento,
El poco bien, el mucho mal sufrido,
Que condenen del hado la aspereza,
Y ausente, clespagado y ofendido,
Y en exequias de eterno sentimiento
Mi libertad llorada osado intento.
Estos versos, que sean los despojos
Pero si vos después rendido el cueüo
Del bien que ya perdí, del mal que siento.
Y vieredes colgados mis despojos
¿Lágrimas quién dará para mis ojos?
Lu'iad las duras armas de amor ciego;
¿Suspiros quién al corazón doliente?
Que en las lucientes hebras del cabello
¿Quién palabras que espinen como abrojos?
Y alegre fucilar de dulces ojos
Ya veo, ya conozco aquí presente
Preso me pierdo Lodo y ardo en fuego.
,
Aquel semblan' e en viva luz cubierto,
Con pura claridad resplandeciente,
CLXVÍI.
Y me culpa su espíritu desierto
Vuelvo ufano corazón el dia
al Si lloro, que en región de la alegría
Fu que mi Luz mostró su luz hermosa Está, desamparando el cuerpo muerto.
Y relució suave y amorosa, Grande causa de llanto es esta mia,
Bella en mis ojos igualmente y pia: Pues contemplo cuan alta confianza,
Y acuerdóme que el sol que descendía España te robó un oscuro dia.
,

Paró al ardiente Flegon la espumosa Pero si vuelvo, intento esta mudanza,


Rienda, y con su tardanza espaciosa Y veo á quien suspiro venerable
Simio el íntimo polo ausencia iría. Donde el poder terreno tarde alcanza.
Entonces, inflamado en dulce fuego, Envidia es, no congoja lamentable,
Mi gloria alabo y bien, y alegre digo :
Al que huye en la senda peligrosa
¿Cuál buena suerte alcanza a mi ventura? Los trabajos del suelo miserable.
No el cetro del romano envidio v griego, ¿Quién llora porque goce en paz dichosa,
Porque imperio mayor tiene consigo Lejos de estos euriposde la vida,
Quien ama soberana hermosura. La alma de quien amó mas gloriosa?
Allí la ambición vana y sin medida,

CLXV1II. Odio y codicia, y miedo y error ciego,


Su quietud no alteran escogida
El color bello en el humor de Tiro Mas la simpleza amable y el sosiego
Ardió, y la nieve vuestra en llama pura, Que en celestes espíritus presenta
Cuando, Estrella, vibrastes con dulzura (24) De la inmortal belleza ardiente fuego.
Los rayos por quien mísero suspiro. Nuestra mísera vida ¿á quién contenta?
Vivo* esplendor de lúcido sátiro, ¿Quién desea luchar en las cadenas
Sereno cielo, eterna hermosura Donde la alma se cansa y atormenta?
Pues merecí alcanzar esta ventura, Nuestras glorias, de afán y dolor llenas,
Acoged blandamente mi suspiro. Sin bien, sin esperanza, sin consuelo,
Con él mi alma en el celeste fuego Descubren con mas cuitas nuevas penas.
Vuestro abrasada viene, y se trasforma Nunca alzamos los ojos en el cielo,
En ia belleza vuestra soberana; Opresos con la carga y peso humano,
Y en tanto gozo, en su mayor sosiego, Que á la alma impide levantar el vuelo.
Su bien en cuantas halla alegre informa; Revueltos en deseo y temor vano,
Que en él solo menor la gloria gana (¿a). Temblamos, enemigos de la gloiia,
De aquel felice asiento soberano.
¿A quién no ofende la cruel memoria
Do mas ensancha Bétis la alta fíente,
(20) Teñís de la esmeralda con el velo.
Y' da al mar de sus ondas la Vitoria?
(21) Divino resplandor ,
pura centella. Hambre, peste, furor de Marte ardiente
(22; Mas la tierra y el cielo , y en mi llama Rigor del cielo nunca mitigado
Doy principio inmortal de fuego eterno. Y ansioso temor del mal ausente.
(23) ¿Por ojié el risror de vuestro antiguo frió Entonces ¡oh dolor! el impío hado
No podré ya encender? ¿Por qué no inllaina. Arrebató aquel joven animoso
(24) Cuando, Estrella, volvistes con dulzura. Con la cumbre de un monte quebrantado.
(2o) Su bien en cuantas almas llalla informa; Quedó tendido el cuerpo generoso
Que en el comunicar mas gloria gana. Sin vida en la desnuda tierra, helada
: ; , ; , ! : ,

COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO PRIMERO. 293


Con horror del golpe impetuoso.
el Antes por do el Tarfeso va quieto
No cala con tal furia acelerada Al vaso inmensurable de Nereo,
El rayo penetrante, despedido Y acoge en su profundo al sol secreto;
De la nube, con impedí rasgada. Do los abetes mira l'Ybo Ideo,
Turbó sus ondas Délis con gemido, Que lleva del mar nuevo á la corriente,
Y sus ninfas lloraron á su amante, El español muriendo en su deseo ;

Y del león sonó el feroz rugido. Y do el límite rojo de oriente (27)


Jamás dolerá csie semejante Viste ile pura luz la bella aurora,
Sintieron las riberas caudalosas Do rígida impresión Islanda siente;
Que loca el hondo piélago de Atlante. Do el Indo bebe el Nilo y se colora,
Crecieron las menihranzas congojosas Será con mas estima venerado,
Con su muerte, y Hesperia fué testigo No solo nor lu ausencia, de quien llora,
Del llanto y de las quejas lastimosas. Mas de quien tu valor aventajado,
A tí. ¡oh gran Pedro! á lí, su estrecho amigo, Y oyere la excelencia de lu n.loria;
Lleva ahora también de nuestro rio Porque, siempre de todos celebrado,
Lejos la suerte, desigual consigo. Hará igual con el tiempo tu memoria.
Quema el fogoso ardor del seco estío
La bella flor, y de la tierna planta SONETO CLXIX.
Las hojas el nevoso ivierno frió;
Mas Céliro suave las levanta Hórrido ivierno, que la luz serena
Hermosas, con alegre y blando vuelo, Y agradable color del puro cielo
Y Filomela en ellas dulcecanla. Cubres de oscura sombra y turbio velo
Nosotros, cuando rompe el mortal velo Con la mojada faz, de nieblas llena,
Y fallece el vital y amado aliento, Vuelve a la fria gruía y la cadena
Jamás el pié imprimimos en el suelo. Del nevoso aquilón y entre aquel hielo (28)
,

Rreve, dudosa vida con tormento, Que oprime con rigor el duro suelo
Cierto temor, deseos no acabados Las furias de lu ímpetu refrena :

Son de nuestra miseria el fundamento. Que en lauto que en tu ira embravecido,


Áspera y justa ley, que los cuidados Asaltas el divino hispalio rio (29),
Y amor desvanecido y ciego enfrena Que corre al sacro seno de occidente.
De humanos corazones engañados. Yo, triste, cu nube eterna del olvido
Yo mesmo aquel dolor que me condena (Culpa luya), apartado del sol mió,
Busco, y mi perdición y hago queja
,
No me enciendo en los rayos de su frente.
Del cielo, que mis ímpetus refrena.
Cuan pocas veces la pasión nos deja
¡ CLXX.
Cuan presto la alegría queda muerta,
Y no siendo aun hallado, el bien se aleja! Cual dejando el Olimpo soberano,
Como desierta, oscura, vi a incierta, Por la coluna ebúrnea y roja frente
Que se revuelve en sí, sin dar camino Las ondas y sortijas de búlenle
A quien , de ella saliendo, apena acierta ;
Oro mi Luz movió en semblante humano.
Así es la vida nuestra , que conlino En ellas centellando Amor tirano.
Seguimos ofuscados, sin que atienda Me anudó corazón con red ardiente,
el

A remediarse el ánimo mezquino Y blando puso el yugo á mi doliente


Hasta que allana el fin de la contienda Cuello entonces la tierna y blanca mano.
El yerto paso, y con tormento interno Promesa fué este dulce acogimiento
Muestra el mortal rigor abierta senda. Para el bien de esperanza glorioso
Entonces de la tierra el amor tierno Y fin del peso que sufrí cansado.
Y la gloria caduca á la alma ingrata ¿Qué no podré esperar de ¡ni tormento,
Son congoja y temor de fuego eterno. Si en hebras que el sol mira envidioso
Las esperan/as todas desbarata Me hallo estrechamente relazado?
La muerte, y ai que en vicio sepultado
Yace en pena inmortal aflige y trata.
, CLXXI.
Dichoso tu, que al cielo arrebatado
Alegre relucir ves las estrellas,
Oye eterno y sacro rio,
tú solo ,

El grave y mustio son de mi lamento,


Y yuso de tus pies el mar hinchado;
Y confuso en lu grande crecimiento,
Y del viento los soplos las centellas
,
Mezcla en el ponió inmenso el llanlo mío (30).
Que ilustran esparcido el aire errante,
Y nuestras voces oyes y querellas Los suspiros ardientes que á tí envió,
;
Antes que los derrame airado viento (31),
Y al Rey del alto Olimpo triunfanie,
Que la tierra gobierna y pone freno Acoge en lu sonante movimiento,
Al mar, que no se extienda resonante;
Porque se asconda en tí mi desvarío.
De gloria y piedad celeste lleno, No sean mas lesligos de mi pena
Ruegas por nuestras culpas, por ventura Los árboles, las peñas, que solían
Responder y quejarse á mi gemido ;
De amor santo alargando el ancho seno.
Y en estas ondas alias y esta llena
Aunque la voz del llanto y veste oscura
Corrienle que mis lágrimas porfían
No sufra de tu suerte la alegría
Vencer, vivan mi mal y amor crecido (32).
Que goza de la excelsa hermosura
Permite que tu muerte y pena mía CLXXIL
Publique en cuanto la grandeza hispana
Dilata la pujante monarquía. Del fresco seno lúcido la aurora
Afelo son de la rudeza humana De tierno hielo perlas esparcía,
Estos suspiros, que osan y lamento, ,

Mostrar su afán y tu honra soberana


(27) Herrera puso este verso en su canción á la pérdida do
Porque perpetuo siempre el sentimiento
don Sebastian
Con memoria será del bien perdido,
Pues eras nuestra gloria y ornamento. (28) . Del nevoso Aquilón, y en aquel hielo.
Yo, al amor quete debo agradecido (29) Asaltasel divino hesperio rio.

(Si algo pueden mis versos), le prometo (30) Y mezclado en tu grande crecimiento,
Lleva al padre Nereo el llanto mió.
Que no asconda tu nombre ingrato olvido (26);
(31) Antes que los derrame leve viento.
(26) Herrera puso este terceto en sus Anotaciones á Garcilaso (32) Y en estas ondas y corriente llena,
coa la variante que sigue A quien vencer mis lágrimas porlhn,
Que tu nombre no asconda eterno olvido. Viva siempre mi mal y amor crecido.
, , , ; , , , ; ;

£90 FERNANDO DE HERRERA.


Y con purpúrea frente alegre abría (35) A la aura descubría,
El esplendor suave que atesora. Y al Amor mesmo de su amor hería.
El sereno confín de Euro y de Flora (54) Volaban rociando
Con la rosada llama que encendía Con la ambrosía el rosado apuesto cuello,
Delio, aun no rojo bien , al nuevo dia (55) Y suspenso mirando
Esclarece y esmalta, orla y colora. Su luz, yo ardía en fuego,
Cuando sale mi Luz, y en oriente Preso en sortijas bellas del cabello;
Desmaya el puro ardor, ¡oh vos del cielo (36) Y vi mi muerte cuando
Vagas lumbres! si tanto se consiente, Vi en sus ojos opuesto el niño ciego,
Digo con vuestra paz que en mortal velo, Y en su nevado pecho
Mas que vos bella apareció y fulgente Quedó espíritu dulce el Amor hecho.
Mi Luz, que honora el rico hesperio suelo (57). Perlas, que en rojo seno
Y del Niseo Idáspes relucían
CLXXIII. En el curso sereno,
Ardió en las llamas de Eta Alcídes fiero, Muchas coronas juntas
Que desdeñó el valor nunca vencido Formaban en las trenzas que ceñían
De su inmortal espíritu encendido, El oro, de ámbar lleno,
Quedar mortal, sujeto al común fuero; Y esparciendo distantes ricas puntas
Tal yo, que en la serena lumbre muero Por la frente, ardió luego
De mi Estrella inflamado aunque el perdido Mi alma presurosa en vivo fuego.
,

Dolorme trae mísero, rendido, Cuál fué mi acerba pena


Eterno en su vigor vivir espero; Viendo en su pura luz nacer mi muerte,
Mas ¡cuánto desigual es nuestra suerte! Conoce quien ordena
Que el veneno acabó su fuerte pecho, Que muera en tibio olvido
Y del error nació su grande gloria Con esquivo cuidado de mi suerte.
;

Pero mi luz no se preció en mi muerte, ¡


Cuan presto desordena
Y yo en sus rayos vivo, incendio hecho Amor lo que desea un afligido!
Perpetua ofrezco al tiempo esta memoria. Que luego en la mudanza
Corla el vuelo, sin tiempo á la esperanza.
CLXXIV. Pequeña fué mi gloria,
Pero grande el afán y grande el daño
Dichoso fué ardor, dichoso el vuelo
el
Que dejó en la memoria
Con que , desamparado de
la vida
De belleza deseo,
Dio [caro en su gloria esclarecida Y dejó á la alma triste cierto engaño
Nombre insigne al salado y hondo suelo (58) Que en su mísera historia
;

Y quien despeñó el rayo dende el cielo Vuelve y revuelve el simple devaneo


En la onda del Erídano encendida ,
Y lleva por despojos
Que llorosa lamenta y afligida Fuego en el corazón, llanto en los ojos.
Lampecieen el hojoso y duro velo (59). Vago y sereno rio,
de uno y otro eterna es la osadía
l'ues
Tú, que alegre aspirabas á mi canto ;
Y generoso intento, que á la muerte
el
Alto monte, y tú, frió
Negaron el valor de sus despojos,
Bosque, solo y oscuro,
Yo, mas dichoso en la alta empresa mia.
¿Cuántas veces oido habéis mi llanto?
Que en el olimpome encumbró mi suerle(40), Cuántas el pesar mió
Y ardí vivo en la luz de vuestros ojos. Vuestro silencio perturbó seguro,
Sin ver de aquella ingrata
CANCIÓN VIL Menos desden ó voluntad mas grata?
Su nombre en la corteza
Este lugar desierto
Vuestra extendiendo, en llanto deshacía
Y este silencio oscuro y ascondido, Mis ojos con terneza,
Do el sol no halla abierto Y en el lugar donde ella
El paso al carro ardiente,
Se reclinó, cuitoso me tendía;
Testigos de mi dulce bien perdido Y atento en su belleza
Son ,y del daño cierto ; Hasta que daba luz la Idalia estrella,
Memoria amarga de mi gloria ausente, Allí estaba llorando,
Do cansa al pensamiento Y en mis quejas al cielo importunando.
El molesto dolor de mi tormento.
Pasó mi bien ligero
Aquí junto á las llores, Cual niebla, que ía esparce y rompe el viento;
Al [lié de este alto lauro coronado,
Quedóme dolor liero
Volaban los amores
Que nunca de mí parle,
Por la purpúrea frente
Y en su memoria desmayarme siento,
Que el cerco, en hebras de oro relazado,
Y siempre desespero
Con los varios colores
Que el tiempo en mí deshaga alguna parte
De las dichosas piedras de Oriente
Y puesto en tal extremo,
Ni el bien deseo ya, ni el daño temo.
(33) Del fresco seno ya la blanca aurora
Perlas de hielo puras esparcía
Y con serena frente alegre abría ELEGÍA XIX.
El esplendor suave que atesora.
grave mal que el corazón me parle,
Si el
(34) El lúcido confín de Euro y de Flora.
(35) Delio, aun no rojo, al tierno y nuevo dia.
Y tiene siempre en áspero tormento (41),
Sin darme de sosiego alguna parte,
(56) Desmaya el vivo lustre oh vos del cielo. ¡
Pusiese fin al mísero lamento
(37) Pareció mas que vos bella y fulgente
Mi Luz, que honora el rico hesperio suelo,
Que en mis ojos conoce lastimoso
Solo en eterna pena propio asiento,
(58 E n las Anotaciones a GaHilaso se halla este soneto con
Podría yo vuestro dolor quejoso
variante
Consolar, como bien ejercitado,
Dio nombre su memoria esclarecida
íí

Icaro en el salado y hondo suelo. Señor, en mi pasión y atan cuitoso (42);


(30) Y quien el rayo derribó del cíelo,
Culpa de la carrera mal regida , (41) Y siempre tiene en áspero tormento.— Edición 1.
a

Que Lampeóle llorosa (42) Pusiese fin al mísero lamento


y afligida
Lamenta en el hojoso Que en los húmidos cercos de mis ojos
y duro velo.
Conoce solo su perpetuo asiento ;
(-Í0) Pues al cielo llegué con nueva suerte. Podría yo, Señor, vuestros enojos
, ; , ,, , ;;
, , ; ;, ,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO PRIMERO. 297


Pero nunca permite Amor airado, Osé entregar, mi Luz, á vuestros ojos (9).
O que levante la cerviz cansada (43) Así le digo ; y viendo el oriente.
O en algo desocupe mi cuidado. Do el cielo y lierra tocan, esmaltado,
Por la prolija senda y no acabada Y que mi Luz se asconde en occidente,
De mi dolor prosigo, y mi porfía Al triste ministerio del cuidado
En el mayor peligro es mas osada. Vuelvo , ofendido de mi pena intensa (10),

En silencio de oscura noche fría De vida sí, no de pasión cansado.


Me aflige el miedo triste del olvido (44) En tal suerte con la alma al mil suspensa
Ausente de laluz de la alma mia; Me halla el canto vuestro, que florece,
Y en la sombra del aire despartido Y vuestro nombre ilustra en gloria inmensa (11);
Se me presenta la visión dichosa, Y al rudo ingenio oscuro mió ofrece
Cierto descanso al ánimo afligido ; Con eterno valor perpetua fama,
Mas veo mi serena Luz hermosa Del ardor premio justo, que en vos crece (12).
Cubrirse, porque en ella haber espero Si do el deseo noble que rae inflama
Sepulcro, cual perdida mariposa (45). Fuese mi voz, seria, en honra vuestra,
Entonces me derriba el dolor fiero, Una siempre inmortal y viva llama (13)
Y mi llorosa faz lijando en ella, Mas fortuna no sufre, al tin siniestra,
Como cisne que hiere el son postrero (46), Que intente este gran bien ; y asi , me deja
Oigo Luz de mi alma, pura Estrella,
: Hacer solo esta corta y simple muestra (14).
Si vos turba el osado intento mió (47) El tracio amante, á cuya dulce queja
Y por eso celáis la imagen bella El severo Pluton enternecido
i'onedme, no en rigor de duro frió (48), Rinde aquella que en sombra se le aleja (13),
Mus donde á la abrasada África enciende Cuando en el frío Ródope y tendido
El hórrido calor del seco eslío (49) Yugo del alto y áspero Pangeo
Y allí veréis que al corazón no ofende Llorando se acuitó y gimió perdido (16)
Su fuerza toda ; que el sutil veneno Y trajo al son del número febeo
Que de vos lo penetra , lo defiende. Las peñas, fieras y árboles mezclados,
No me ascondais el resplandor sereno Y el coro que bañó el florido Olmeo (17)
Que siempre hé de seguir vuestra belleza, Con inmortales versos y sagrados
Cual Clicie al sol , de "ardientes rayos lleno. En la ascondída niebla refería
Amo, mascón temor, vuestra grandeza Los principios del mundo comenzados,
Para aliñar ufano en vuestro fuego (30) El sol ardiente, Cintia blanca y fria,
Lo que esta en mí defiende vil corteza (1). Los celestiales giros y pureza (18)
Que es mucha gloria mia yo no niego (2) ;
De la alta inmensa luz, y la armonía.
Pero por este paso en alto vuelo Arrebatado en la mayor grandeza
Do sin vos no es posible, osando llego (o) ; Del tenebroso cerco reluciente,
Y separada del umbroso velo, Cantó el candor profundo y su riqueza
Como desea estar, mi alma pura Mas porque al mortal animo doliente,
Se halla, y mira leda el claro cielo (4). De sentir su belleza excelsa indino
Espero a vuestra sola hermosura. Turbaba aquel fulgor y ardor presente (19),
Por bien tan excelente, con memoria Con otro canto menos puro y diño,
Del tiempo y su furor hacer segura (o). Pero sublime y que rudeza humana
No grabaré en colunas vuestra historia, Huye, y sigue difícil el camino (20),
á"
Ni en las tablas con lumbres engañadas, Volvió herir la lira soberana,
Ni vos daré con sombras falsas gloria (6) Honrando á quien la bella Meipomene
Mas en eternas cartas y sagradas, Con blandos ojos mira, y la profana (21)
Con la virtud que Febo Apolo inspira Multitud despreciada lo sostiene,
De las Cirreas cumbres ensalzadas. Do alegre nunca verse el héroe puede;
Y si á do opreso Allante no respira Que el favor largo suyo jamás tiene (22).
Con la pesada carga y á do suena ,
A este solo el felice bien concede
Turbado el alto Ganges, lleno de ira ;
Que libre, cuando llegue la impía muerte,
Y si á do el hondo Argiro la ancha vena
Derrama y el Duina grande y frío (7)
,
Seré el primero yo que con pureza
(9)
Las tardas ondas con enfrena, el hielo De corazón y con humilde fíente
No pudiere alcanzar canto mió, el Osé mirar, mi Luz, vuestra grandeza.
Honrará vuestra gloria y mis enojos (8) (10) Al lloroso ejercicio del cuidado
Cuanto Ebro y Tajo cerca, y nuestro rio. Vuelvo, de mis trabajos perseguido.
Seré dichoso yo, el que los despojos (11) En tal mísero estado aquí perdido
Con pecho humilde y con rendida frente Me halla el canto vuestro, que esclarece
Y guarda vuestra gloria del olvido.
(12) Y al rudo ingenio y nombre mío ofrece
Consolar como bien ejercitado,
,
Eternamente no cansada fama,
Del ansioso afán en los despojos. Merced del ardor sacro que en vos crece.
(43) Que yo levante la cerviz cansada. (13) Si do el deseo justo que me inflama
En el silencio de la noche fria Fuese mi voz, seria en honra vuestra
(44)
Me hiere el miedo del eterno olvido. Una iumorlal y siempre viva llama.
(45) Sepulcro, como simple mariposa. (14) Pero no sufre la fortuna nuestra
Cual cisne hiere en son postrero.
el aire
Que intente tanto bien ; y así, me deja
(46)
Desplegar solo esta pequeña muestra.
(47) Si os perturba el osado intento mió.
(15) Vuelve aquella que en sombra del se aleja.
(48) Ponedme , no en horror de duro frió.
(16) Cantó llorando con dolor perdido.
(49) El cálido vapor del seco eslío.
Para apurar en vuestro sacro fuego.
(17) Y atento el coro que bañó el Olmeo.
(50)
(18) Los celestiales giros y belleza.
(1) Lo que en mí guarda esta mortal corteza.
(19) Indino de sentir su hermosura,
(2) Que sea inmensa gloria yo no niego.
Se ofuscaba en aquella luz presente.
(3) Do es sin vos imposible alcanzar , llego.
(20) Con otra voz menos excelsa y pura,
(4) Se halla alegre en el luciente cielo. Pero sublime y que rudeza humana
(5) Yo espero á vuestra sola hermosura, Desdeña y solo la virtud procura.
,
Por tanto bien, con inmortal memoria Volvió á sonarla lira soberana;
(21)
Hacer del tiempo y su furor segura. Honrando á quien la bella Meipomene
(6) Y sombras falsas os daré la gloria. Lejos de tanta multitud profana.
C¡) Y si á do el Nilo la secreta vena (22) Con blandos ojos mira y lo sostiene
Derrama , y á do el Duina grande y frió. En alteza, do nunca ver se puede
(8) Al menos honrará vuestra belleza. El gran varón que su favor no tiene.
, , , , ; ; : ; ,

FERNANDO DE HERRERA.
De su furor y olvido y sombra quede (23). En mi afrenta que olvide aquella historia
Aquel también que mereció lal suerle Que descubrió la senda de ñus males.
Que el sacro veiso ensalce su alabanza (2-í),
No lemerá eí agudo hierro fuerte. CLXXVII.
Tal. de las musas gloria y esperanza, A do inclino los ojos , a II i veo
Dio á la inmortalidad el paso abierto De mi ingrata enemiga belleza, la
Quien celebró de Grecia la venganza (2o); Y en dulce sentimiento de terneza
Y el otro no menor (y no es incierto Cuitoso con mi pena devaneo
Lo que lú, fama, afirmas) que el troyano Cuánto debo en mi mal á mi deseo,
Piadoso cantó, y al dauuio muerto (26). Que entibia mi dolor cou tal destreza;
Tal el suave espíritu romano Que cuando mas envuelto en mi tristeza ,

Huyó con Delia el lago Esiigio lento (27), Descubro lo que busco y mas deseo.
Y el blando, el terso y el gentil Toscano (28). engañoso velo de mi daño
Si este
Por esta senda sube con aliento No sustentara el pecho, acostumbrado
El culto Laso, prez y honor de España, Al erpeiuo furor de mi tormento,
|

Mezclado en el pierio ayuntamiento (29). Ya fuera muerto mas dañoso engaño,


;

Do, si al deseo mió Amor no engaña, Que me enlazas de nuevo en mi cuidado,


Pienso en la cumbre veros venturoso. ¿Por qué me buyes mas veloz que el viento?
Que riega, y la Castalia bufa baña (30)
Si en medio el curso no perdéis dudoso (31) CLXXVI1I.
La vía llana á vos, y no ofendido ¿Nací yo por ventura destinado
Lleváis por ella el paso trabajoso (32). Alamoroso engaño, y ofrecido
El rico Tajo vuestro conocido En mi ofensa a desden, á ingrato olvido (37),
Será por vos do extiende el curso el Indo (33), Sujeto siempre á miserable estado?
Y el collado de Cinlia, esclarecido (3 i) Rompa la aguda espada el implicado
Cou tal honra, será olio nuevo Pindó. Nudo, pues de. mi industria nunca ha sido
Suelto por mi dolor, que en mal perdido
SONETO CLXXV. El mas cruel dolor es acertado.(38)
Ya pues que no resiste mi esperanza Cuelgen de este alto roble los despojos
De esta ausencia mortal el golpe fiero, De mi penoso error, y la que incierto
Y cuido que será dolor postrero Me sostuvo esperanza un tiempo, muera (39);
Este que renació en vuestra mudanza, Que ya no doy lugar á bellos ojos
Acabad con mis ansias la venganza; Ni á dulce risa v habla lisonjera (-10)
Que si de esta ocasión injusta muero, Y en él se escriba «Amor quedó aquí muerto.»
:

Libre, que en vida triste nunca espero,


CLXX1X.
Sentiré en tanto afán tal vez bonanza.
Y si vos no sufrís que mi tormento Mi bien que tardo fué á llegar, en vuelo
,

Ponga término al daño con la muerte, Pasó, cual rota niebla por el viento,
Porque jamás descanse de mi pena, Y creció siempre horrible mi tormento (41)
Diré contra mi mal que mas contento Después que me cercó el temor y el hielo.
Estoy con b dureza de mi suerte Alzaba mi esperanza al alto ciclo
Pues esto quiere en mí quien me condena. Pero en el comenzado movimiento
Cavó muerta y llorando sin aliento,
,

CLXXVI. Me lastimo, desierto en este suelo (42),


Voy siguiendo la fuerza de mi hado Donde, pagado solo de mi llanto,
Por este campo estéril y ascondido; Huyo aun livianas muestras de alegría (43),
Todo calla, y no cesa mi gemido, Ausente, aborrecido y olvidado.
Y lloro ausente el bien que vi ensañado (35). Triste memoria indina esfuerza el canto
Crece el camino y crece mi cuidado, Y quejoso en la instante pena mía ,

Que nunca mi dolor pone en olvido Descanso cuando gimo mas cuitado (4i).
;

El curso al fin acaba aunque extendido


, CLXXX.
Pero no acaba el daño dilatado.
¿Qué aprovecha en un duro afán presente No espero mas de Eaetonluciente
Rehuir, si se esculpe en la memoria (3f>),
Ni de la blanca Cintia noche ó dia ;
Y frescas muestra siempre las señales? Discurra Iperion por otra via,
Vuela Amor en mi alcance, y uo consiente Y Proserpina ocupe el Oriente
Porque los dulces rayos de la frente
(23) A este solo tanto bien concede Que el cielo de la Estrella ilustran mia,
Que cuando llegue la implacable muerte, Son mi Apolo y mi Delia, cierta guia
Libre de su furor, viviendo quede. En la oscura liniebla y luz presente.
(2b Qu¿ el sacro verso haga del memoria En tanta gloria ofende mi flaqueza;
No temerá su agudo hierro tuerte. Que tolerar'no puedo en ella atento,
(23) Tal por este camino dio i la gloria Cual águila el ardor de su belleza.
,
De la inmortalidad el paso abierto
Dichoso yo si, como el gran deseo
Quien celebro de Grecia la Vitoria.
'¡; Y el otro mayor que él (si no es incierto
De cegar en la causa del tormento,
Argos" fuera lal vez, después Eineo.
(

Lo que la fama afirma ), que el troyano


Puso en llalia y cantó á Turno muerto.
" (37) Herrera, en sus Anotaciones á Ganilaso:
Huyó con Delia del mortal tormento.
Al amoroso (uego y que encendido
,
Y puro, el terso y el gentil Toscano.
el
Ble vea á desden grave, á duro olvido.
("i'.'; Porcsla senda sube al alto asiento El remedio cruel es acertado.
(38)
Laso, gloria inmortal de toda España,
Mezclado en el sagrado ayuntamiento. (39) De mi engañado amor, y la esperanza
Muera que un tiempo me sostuvo muerto.
(30) Yo espero veros siendo colocado
(40) Ni á falsa risa y vana confianza.
En la alta cumbre que Castalia baña.
(¿1) Y fué siempre terrible mi tormento.
(3i'. Si en medio el curso no dejais cansado.
(42) Cayó murria y sin fuerza y sin aliento
,
(32) Lleváis por ella el paso acostumbrado.
Llorando esioy, desierto en este suelo.
(33) Será por vos, adonde riega el Indo.
(43) Do solo satisfecho de mi llanto,
,
(." i) Y el collado de Cintra esclarecido. Huyo todas las muestras de alegría.
(ó;-)) Y mi estado.
lloro la desdicha de
(44) Membranzas tristes viven en mi canto
(3G) ¿Que vale contra un mal siempre presente Y puesto en la présenle pena mia,
Apartarse y huir, si en la memoria Descanso cuando estovm'ás lastimado.
Se estampa y muestra frescas las señales?
, ,,, , ; ; , ,, ,
;: ,

COMPOSICIONES VARIAS -LIBRO SEGUNDO. 299

LIBRO SEGUNDO.

elegía primera. SONETO PRIMERO.

Mi Luz, esplendor de esa belleza


el De la luz en que espira amor herido
Dio aliento simple mió y débil canto,
al Al corazón altivo y desdeñoso
Y de Pieria me encumbró en la alteza. Pasó, rompiendo e! rayo glorioso
Ni del pedido carro el miedo tanto, La sombra, en que dormía, del olvido.
Ni el fuego me corló el atrevimiento, Dolióme entonces mucho haber perdido
Que Faeiusa por mí acabase en llanto. Un punto y vi , en mi mal dolor dudoso,
Llegó á mí solo bien el pensamiento: Gloria cierta , afán breve bien dichoso, ,

Que solo se debía á mi ventura Y el deseo en sus votos ya vencido.


Tal bien , tal esperanza y tal tormento. De hoy mas amo y adoro cuantos daños,
Tanto puede el valor y hermosura Celoso de mi suerte, Amor procura,
De vuestros ojos, que temer ya dudo Bienes viendo exhalar sus ojos bellos.
Que me encubra en olvido muerte oscura. Eternos corran mis felices años,
No alcanzara tal bien mi ingenio rudo Y á mi alma abrasada en llama pura
Si vuestro alegre espíritu amoroso Siempre enlace la red de sus cabellos.
No armara al miedo el corazón desnudo. II.
Creció ardor con ímpetu dichoso,
el
Y abrasó en su virtud mi tibio pecho, Si fuera esta la misma de belleza
Vuelto ligero todo y generoso. Luz que mi dulce rey pintó serena,
El gran toscano amante, que deshecho Juzgando lo que siento de mi pena
De amor, cantó su pena dulcemente Pensara en ella ver vuestra grandeza;
Y quien de Adria lo sigue en el estrecho Mas tanta gloria y bien mortal flaqueza
Y aquel por quien Sebelo alza la trente No admite y ,
del deseo me condena
Con guirnaldas hermosas y corales Que Amor no sufre , oh celestial sirena,
Do Pausílipo al mar airado siente; Ni sufre veros cerca vuestra alteza.
Y quien del rico Tajo los cristales Y es justo; que si viera de otra suerte,
Mezcla, no inferior a) Amo frió, Creciera con tal ímpetu mi llama
Tierno en encarecer sus propios males. Que mis cenizas fueran los despojos.
No igualan con la pena y dolor mió Mas, oh dichoso yo si de tal muerte
Bien que suena menor al lin mi lira , Acabara; que el fuego que me inflama
Ni fué tal su famoso desvarío. Cual fénix, me avivara en vuestros ojos.
Mas pues mi alma misera suspira
Por vos , mis ojos , donde muero y vivo, III.

Flaqueza es mia si á exceder no aspira. Tú chozas la luz bella en claro día,


En no acabado incendio yo me avivo, Dichoso Endimion, de tu Diana;
Y hallo efetos quejamos pensados Mi Luz yo veo con la luz temprana,
Pueden ser de otro pecho á vos esquivo. Y deseando pierdo mi alegría.
Estos pasos, que llevo tan contados. Tú duermes blando sueño en noche fria,
El temor, el respeto, la esperanza Hasta que sale la alba roja y cana;
Los favores sin tiempo enajenados, Yo velo con herida nunca sana
En dudoso recelo y confianza La sombra siempre y luz sin la Luz mia.
Me tienen trasportado, y mi porfía En tu rosada frente y dulces ojos
Sigue por toda parte su mudanza. Delia suspira, y tu robado aliento
Si adonde el rojo sol su luz desvia
De su pasado afán le aquista gloria
O á do hiere su fuerza ardiente arena, Yo mi Luz sin dolor de mis enojos
Me pudiese poner la suerte mia, Veo con rayos de oro en alto asiento,
Entre el hielo desierto con mi pena Ingrata al que padece en su memoria.
Estaría contento, entre la llama
Sonando en mis pies presos la cadena. IV.
Yo sé con qué vigor amor inflama
Sujetas voluntades y que nieve El suave esplendor de la belleza,
Que alegre en vos espira dulcemente,
,

Lento en amado corazón derrama.


Yo sé que, aunque de nuevo ingrato pruebe Y la serena luz do Amor presente
Su saña en mí , no olvidaré el cuidado Templa los puros ravos de terneza
Ni el daño luengo ni el descanso breve; En el mas claro asiento de la alteza
Que solo á do estuviere y apartado, Vos hacen entre tantas diferente,
La imagen de belleza soberana Que por vos glorioso el Occidente
Ya sabe que en mi pecho he transformado; Su nombre solo ensalza con grandeza.
Mas el valor, el noble entendimiento,
Donde jamás entró beldad profana generoso
El espirtu , el intento
Después que vi su luz y á su deseo
,
región de luz serena;
Asciende á la
Quedó mi voluntad rendida y llana.
Y allí cuando á occidente el rayo ideo Y fuera del humano sentimiento
De envidia, sin temor llamaros oso
,

Va ó la aurora su límite esclarece


Oh sola en nuestra edad , bella sirena!
,

Con la mas pura lumbre arder la veo. ¡

Mi alma goza el bien que amor le ofrece,


Y humilde envía nuevos los despojos;
Y cuanto mas vencida, tanto crece Cuan bien oscura noche, al dolor mió
,

En ella el fuego vuestro, bellos ojos. Conformas y resuenas á mi llanto,


,
, , ,, , , , , ;, , ; ,

ÜOO FERNANDO DE HERRERA.


Murmurando con sordo y Iriste canto Que así quede tan pura
Eulre estas duras peñas , alio rio. Tan bella, tierna y de color perdida,
Oyame este desnudo cielo írio Cuanto mi Luz, turbada y lastimosa.
Si lanío con mis quejas me levanto; Blanco alabastro el rostro parecía
Mas pues no espero
,
bien en daño tanto, Blando y descolorido,
Vanaes la queja y mal en que porlio. De pasión y de lástima ofendido,
Rompa del corazón mas tierna parte Que me robó el sosiego y alegría.
Mi gran pesar, acábese encubierto, La alba cuando enlazado al hombro ciño
,

Y á tal agravio falte la memoria; El manto entretejido


Que no es justo que en esta ú otra paite Que la concha sidonia en orlas tiñe,
Se diga que perdí, sin culpa muerto, Se rinde á su semblante enternecido;
Las debidas promesas de mi gloria Tal es Amor hermoso y Venus bella,
Cual mi pura y luciente y clara Estrella.
CANCIÓN PRIMERA. La luz medrosa pues, y esmaltes de oro
Sin orden apartados, la belleza
Amor, tú que en los tiernos, bellos ojos, Del rostro blandamente desmayado,
Bañados dulcemente en pluvia de oro, Si no fuera el cuidado
Centellaste, las alas esparciendo, Que tengo suyo, y el valor que honoro,
Y mi pecho encendiendo, Me inclinara al poder de su grandeza.
Nuevamente aquistaste los despojos; Y aunque de su señal halló apuntada
Tu hacba pido y tu favor adoro Mi frente, y preso el cuello
Para ensalzar la Luz de mi cuidado. De! glorioso cerco del cabello.
Las trenzas que aura mueve Mi alma se sintió y paró alterada
Por el marmóreo cuello, que la nieve Las alas sacudió, y ardió en el fuego
Pura vence en blancura, y el rosado Que en sus centellas luce;
Color, que yace al fin con pena grave Quedé, cual rudo amante, opreso y ciego.
En sombra 'desteñido Crece la llama súbita y reluce
Tiernamente de viola suave, En las entrañas mías, y conmigo
Do me enredé otra vez preso y perdido, De mi mal en la ausencia soy testigo.
Y en la robada forma de belleza Bien creo yo que puede una luz bella
Cantaré tu valor y su grandeza. Arder en amoroso pecho y tierno,
Cual fucila en la sola noche obscura, Y desmallo en la ceniza ardiente;
Honor del cielo y astros, el lucero, Mas que pueda á mi ausente
De tí , Venus hermosa Amor hermoso;
,
Pecho atraer la fuerza de mi estrella,
Tal con ardor dichoso Y abrasar en un Etna ó Vesbio eterno,
De mi Luz el vigor y hermosura Estando triste, sin cuidado, ajena
En el horror se descubrió primero, Del apuesto ornamento
Y la niebla rompió, mostrando el dia Y llena de cuitoso sentimiento.
En el nubloso manto Que mueve mas á lástima que á pena,
Y con el regalado y dulce llanto Y que en ella se admira aquella gloria
Enterneció el dolor á la alma mia. De eterna hermosura
Rocío celestial, que en vario lustre Con el dolor que siente en la memoria
Las nubes hace bellas, Y en la virtud que resta en su figura
Cuam!o esparce sus rayos Febo ilustre Esto es prez de belleza soberana.
No iguala en el color á sus centellas; Que no debe alabar lengua profana.
Que en perlas, esmeraldas y sátiros Ya no procure Amor para mi daño
Trajeron de mi pecho mil suspiros. La dorada raíz, el varío nudo,
No mereció esta pluvia el suelo indino. La luz, púrpura, nieve y el rocío,
Aunque el repuesto sitio y ascondido Pues no es dolor mío
al

Enriquezca por ella alegre Flora, Remedio alguno del tormento extraño
Queja excede á la aurora; Luz llorosa oro suelto y el desnudo
,

Esta de quien el cielo era bien diño,


,
Color de no tocada y blanca nieve
Herido destiló el amor ufano Que en ellos estoy solo
Y quien dejó las ondas de Citera Atento, como Clicíe al rojo Apolo.
Por el asírio amante. Y aunque ya mi temor en vano pruebe
Esta, ocasión instante Sacarme de este fuego que me enciende
De mi afán y mi muerte lastimera, Ni el amor lo permite,
En fuego me abrasó, dando á mis males Ni quiero de la llama que me ofende
Nueva suerte de pena Huir, ni que el pavor mi afrenta evite;
Y origen á mis cuitas desiguales. Porque yo sé que gano con la muerte
No habrá canto agradable de sirena Presente nueva vida y alta suerte.
Ni de perséida circe tal engaño, Tú , sacro Amor, que con doradas alas
Que cual mi Luz llorosa cause daño. Atraviesas del austro al oriente,
Las hebras esparcidas por el cuello, Y abres con tu fuerza el mar sonante,
Cual oro en hilos vuelto y derramado Y á Febo, al arrogante
Sobre el terso marfil, que el manso viento Marte subiendo vences , y alto igualas
Toca ledo y contento, A Jovey sobrepujas; tú presente,
Cogidüs unas van en lazo bello, Pues viste la Luz mia dame
, aliento
Sin arte libres otras y cuidado. Para extremar sus glorias,
Cuál juega errando incierta por la frente, Tus engaños tus fuerzas y Vitorias
,

Cuál cubre un sutil velo; Mi firmeza mi cuita y mi lamento.


,

Así el dorado ardor y luz del cielo, Yo no demando premio ni deseo;


Aun no encelan las nubes de occidente, Que bien sé que no debo
En unas hace amor el yugo, y tiene Esperar algún bien á mi deseo;
En otras fabricada Mas por el mal que siempre humilde llevo,
La red en que mi amado error sostiene, Te pido no remedio sino alguna
, ,

Presa de ricas piedras y esmaltada Mudanza en el tenor de mi fortuna.


De todas vida y muerte se me ofrece, Tú esculpiste, admitiendo bien mis ojos
Y siempre en el dolor mi suerte crece. La belleza, en el pecho su semblanza,
No he visto yo de púrpura encendida Y en él resplandeciendo por las venas,
Desvanecer la gracia á nueva rosa, De su forma no ajenas,
Que solo se descubra su blancura, Cobro aliento y reparo á mis enojos,
. . , ; ,

COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO SEGUNDO. 501

Y descubro á mis ansias esperanzas. Pensara que se abrió esla vez el cielo,
De aquí nace el valor que de la tierra Y mostró su poder y su riqueza,
Me alza á la inmensa alteza, Si no fuera la luz de la alma mia.
Y hace que aborrezca esla corteza,
Que lo mejor que es mió dentro encierra;
Y el puro ardor me vuelve en pura llama, En esta helada parte, do no envía
Y en la sagrada cumbre Su agudo rayo el sol á intensa nieve,
La vista hermosura mas me llama Quiere Amor que en ausencia el dolor lleve,
De la inmortal celeste impírea lumbre ;
, ,
Siempre en sombra y horror y en luz del dia.
Y lodo el bien Amor, ele tí proviene
,
De estos ojos el llanto se desvia
Y el ancho mundo en tu poder sostiene.
Jamás, y si descanso un tiempo breve,
SONETO VI.
Con soledad llorosa pluvia llueve
De ellos conlino á la alma triste mia.
Serena Luz presente en quien espira (1)
,
,
IS'o me rinde mi mal que en él ya hecho
,

Divino amor, que enciende y junto enfrena Estoy á padecer; mas verme ausente
Pecho gentil que en la mortal cadena
, Y en una vida muerta condenado,
Al alto olimpo glorioso aspira (2); Do el fuego me atormenta en vano el pecho,
Ricos cercos y oro, do se mira (3) Do veo sin remedio el bien presente
Tesoro celestial de eterna vena; Para mas confusión de mi cuidado.
Armonía de angélica sirena,
Que entre las perlas y el coral respira, XI.
¿Cuál nueva maravilla, cuál ejemplo
De la inmortal grandeza nos descubre En vano error de dulce engaño espero,
La sombra del hermoso y puro velo? (i). Y en la esperanza de mi bien porfió ;
Que yo en esa belleza que contemplo Y aunque veo acabarme, el desvarío
Aunque á mi flaca vista (ten de y cubre Me inclina del amor adonde muero (7).

La inmensa busco y voy siguiendo al cielo. Ojos, de mi deseo fin postrero,


Sola ocasión al alto furor mió,
VIL Abrid la luz , romped el temor frió
Que me derriba opreso en dolor fiero (8);
En sortijas y flores de oro ardiente ,
Porque es mi pena tal , que tanta gloria
De perlas y rubíes coronada No cabe en seso cuando
ella , y pierdo el
Con hermosas figuras enlazada, Al mal que no merezco osando llego (9).
Cercó mi Luz la bella y blanca frente. Pues venzo mi pasión con la memoria,
Los olores que siembra el oriente, Y con la honra de saber penando
Y la ámbar que en sus hebras fué sagrada, Que á Troya no encendió tan bello fuego (10).
Se movieron con la aura sosegada,
Cual en el manso mar el sol luciente.
Espíritus de amor en aquel fuego ELEGÍA II.

Armaron las saetas y cadena ,


Rendimiento enamorado (1 1).
Y ardió el herido y preso cuello.
cruel ,

Yo, traspasado el pecho, quedé ciego;


Esta amorosa Luz, serena y bella,
Mas fué mucho mayor mi acerba pena,
Que en el usado curso á la alma mia
Que en llama eterna me enredó el cabello. Es eterno esplendor, y al cielo estrella;
Esta que en sombra oscura, en claro dia,
,
VIII.
Con el inmenso ardor me abrasa el pecho,
Si intentas imitar mi luz hermosa, Quedando toda en sí nevada y fría
Templar, oh grande artífice, procura De mi dolor, del grande agravio iiecho
En el candor de nieve llama pura, Con su valor me paga, y aunque muero,
Y confundir los lirios con la rosa; Me hallo en mi tormento satisfecho.
Y será el color de ellos la amorosa Amor me trajo el mal y en él espero ,

Terneza que florece con dulzura Volver bien perdido; ysi esto niega
a!
Suavemente en su gentil figura, El sentido, acabó el dolor primero.
Si la arte es para tanto poderosa. Sulco el áspero mar en noche ciega
Mezcla cinamo negro y sirio nardo. Siguiendo porfioso mi deseo,
Casia, encienso, en que cubre el rico nido Que sin pavor al piélago se entrega.
Vivo el arabio fénix en su muerte; Yo, que al fin naufragar al triste veo
Que si rio te atraviesa el duro dardo Entre las altas ondas, ¿qué esperanza
De su vista dichoso y atrevido,
, Buscar podré al temor con que peleo?
Dar podrás muestra alguna de esta suerte. No procuro á mi daño seguranza
En la fortuna mia , ni pretendo
IX. Mis cuitas mejorar en la mudanza ;
cabello ensortijado, Ni ya huyo ni oso, ni defiendo
Cual de oro era el
Y en mil varias lazadas dividido, Mi aliña del peligro, ni me excuso
Y cnanto en mas figuras esparcido, Del mal que en mi cercana muerte entiendo.
Tanto de mas centellas ilustrado. Todo para mi pena se dispuso,
Tal , de lucientes hebras coronado, Y lo debo, pues di ocasión en ello ,
Febo aparece en llamas encendido; Su flecha cuando Amor al pecho puso.
Tal discurre en el polo esclarecido (5) Mí osado orgullo y mi lozano cuello,
Un ardiente cometa arrebatado. La iazon y el gallardo pensamiento
Debajo el puro, propio y sutil velo,
Amor, gracia, valor, y la belleza (6)
(7) Y aunque veo perderme, el desvario
Templada en nieve y púrpura se via. Me lleva del amor adonde muero.

(8) Sola ocasión del alto furor mió,


Tended la luz, romped aqueste frió,
(V Serena luz en quien presente espira.
Temor queme derriba en dolor fiero.
(2) El noble pecho ipio en mortal cadena
Al alto olimpo levantarse aspira. (9) Porque mi pena es tal, que tanta gloria
En mi no cabe, y desespero cuando
(3 Ricos cercos dorados, do se mira.
Veo que el mal no debo merecello.
(4) Aquesa sombra del hermoso velo.
(10) Que nunca á Troya ardió luego tan bello.
(51 Tal discurre en el cielo esclarecido.
(6; Amor, gracia y valor y la belleza. (11) Asi la intitula Marchena.
,; ; , ! ; ,; , , ; , ;

302 FERNANDO DE HERRERA.


Quedaron enredados de un cabello. Dichoso quien en verso generoso
No siente en el yusano oscuro asiento, Celebra las hazañas inmortales
Los cien brazos y cuerpo relazado, Y el vigor y el esfuerzo valeroso,
Egcon con sus nudos mas tormento. O quien en las regiones celestiales
Las trenzas de oro crespo, ensortijado, Termina el vuelo, y de su cumbre mira
Que cual cometa ardiente resplandecen , La vanidad y cosas de mortales.
Esparcidas con arle ó sin cuidado Quien de una bella Luz arde y suspira,
De quien las tersas hebras se enriquecen Quien se ve condenado al mal presente,
Del radiante hijo de Latona, Que de su pensamiento no relira,
Y en color y belleza se engrandecen, No puede contemplar al sol luciente
Juntas en ricos cercos y corona, Ni admirar la virtud y el nombre ajeno;
Entre lucientes piedras anudadas , Que amor lauto reposo no consiente.
Do mi inipio rey alegre se corona ;
Basta dolor en que muriendo peno,
el
En sus hermosas Vueltas y sagradas Si c;ibe esla memoria en el mal mió,
El corazón llevaron, y herido, Y de mi gloria ausente el tiempo bueno.
Halló el error y muerte en sus lazadas. Mas yo temo que yace en horror frío
De allí quedé sujeto y sin sentido, (Que el ánimo es présago de su daño)
Sino para dolor, y de alegría, Del olvido, en que triste desconfió
En cuanto amando viva, despedido. Fué siempre á mi deseo Amor extraño,
Conmigo este mi afán y suerte mía Indució mi congoja y sentimiento,
Temprano acabará con pena indina, Y me encubrió la sombra de mi engaño
Que no dura en dolor luenga porfía. Mas, pues que desconhorto el pensamiento,
Pues consiente mi excelsa Luz divina O siga olvido ó el desden me hiera
Que celebre la gloria de su nombre, Ya estoy hecho á cansar el sufrimiento.
Y al cuerpo humano el fuego suyo afina, Por do me lleva injusta suerte fiera
Hacer sublime espero su renombre, Irán conmigo solos mis enojos
Y que en sus lines últimos la aurora Hasta el fin miserable que me espera
Y el negro Meló y frió mar lo nombre. Y siempre volveré los mustios ojos
Ensalce el verde lauro en voz canora Donde quedó ( y do yo quedar deseo)
El tierno, dulce y amador Toscano, Mi gloria mi fortuna y mis despojos.
,

La belleza y el bien que humilde honora Si de ellos levantare algún trofeo


Que yo canto, aunque el duro Amor tirano Mi Luz, espero ver que por ventura
En mis entrañas fiero el odio incita , Tierna se muestre y mansa á mi deseo.
Bl valor de mi Lumbre soberano. No es de roca engendrada alpestre y dura;
Y si en mi pena y lástima infinita Es blanda y cortesmente piadosa
Se me concede espacio de reposo, Y causa mi pasión mi desventura.
Su memoria en el tiempo será escrita. En color de suave y pura rosa
En tanto, á do alza Délis deleitoso Dulces ojos y angélica armonía,
Las verdes cañas y la ovosa frente Y noble trato y gracia deleitosa
Del puro vaso de cristal hermoso ;
Noreina crueldad , ni ser podría
Y con llena espumosa alta corriente
, , Que en celestial belleza se hallase
Entra donde Neptuno la ancha y honda Deseo de la pena y muerte mia.
Ribera ocupa y ciñe de Ocidente Si á los hondos estrechos me llevase
En la rica dorada y fértil onda
, Amor del indo Océano, ó perdido
Haré los sacros juegos en su gloria, En la africana arena me abrasase,
Y que el coro de náyades responda; Firme siempre estaría no rendido;
,

Y el árbol generoso de Vitoria Que en pecho, mas que fino diamante,


Rendirá el tierno mirto, aunque mi canto Está fijo el cuidado y esculpido.
Por sí no espera honrarse en tal memoria. Si puede ser que Iperion levante
¡Cuántas veces reí del blando llanto Primera luz de España, y que el corriente
De Laso, cuyo igual no sufre España Ganges no entre en el golfo resonante
Ni tiene á quien venere y precie tanto Esperar se podrá que el pecho ardiente
Cualquier dolor de amor, cualquier hazaña Oprima el frío intenso de la nieve
Me pareció, y aquel temor, fingido, O mitigue su fuego vehemente.
Que ahora siento bien su fuerza extraña. La pluvia que en mi faz conlino llueve
Amor, que no comporta un atrevido Regalar puede bien el duro hielo,
Y libertado pecho, el arco fiero Aunque apretar su fuerza Aquilón pruebe.
Torció, y al desarmar dio un gran sonido. Gracias humilde hago al alto cielo ,

Pasóme el corazón y con severo


,
Que. ya que me perdí en mi daño cierto,
Imperio me usurpó el dichoso estado Mostró en mi tiempo esla mi estrella al suelo.
En que ufano cuidé vivir primero. Amor, cuando el pesado cuerpo muerto
Quedé siempre cautivo y sojuzgado Mi espíritu dejare, á mi Luz bella
De tales dos estrellas, que en el cielo Presenta mi peligro descubierto
A todas la beldad han despojado; Que una lágrima puede sola de ella
Y en la purpúrea red y rico velo Renovarme la gloria de la vida.
De hermosa frente vi mi vida
la ¡Dichosa si tal bien hallase en ella!
Presa sin esperar algún consuelo;
,
En tanto que mi suerte aborrecida
Mas tal bien y tal honra vi ofrecida Me aqueja cantaré desamparado
,

A los trabajos mios, que contento Mi présenle fortuna y la perdida,


Justamente la di por bien perdida. De todas esperanzas apartado.
De allí el soberbio y animoso intento
Oscuro de mi canto quedar pudo, SONETO XII.

Que solo dio lugar á mi tormento A Fernando Melendez de Cangas.


Y aquel rayo de Júpiter sañudo,
Y los fieros gigantes derribados, Ya que nublosa sombra cubre, y frió,
Principio de mis versos grande y rudo; La blanca frente de este monle alzado,
Y el valor de españoles olvidados Y del grave Aquilón aliento helado
Fincrron; que pudieron en mi pena Retarda el lento curso al hondo rio.
!las mis nuevos dolores y cuidados. Siento de ingrata mano al pecho mió
Entre armas y entre hierro mal resuena Nieve arrojada, y siento desmayado
Cansado el noble espíritu amoroso Mi fuego, y culpo mi deseo osado
Del mal que su sosiego desordena.
,
Y de Amor el lirauo señorío;
, , , , , ,;

COMPOSICIONES VAP.IAS.-LIBP.O SECUNDO. =>03

Que por un vano bien que liuyc luego , El paso á esperanza se me cierra,
la
Y me deja dolor Herno, pierdo De una ardua cumbre á un cerro vó enriscado,
De libertad amada la nobleza. Con los ojos volviendo al apartado
M;is ¡oh qué acierta mal quien anda ciego! Lugar, solo principio de mi guerra.
Y el que cuida, Fernando, ser mas cuerdo, Tanto bien representa la memoria ,
Descubre eu lal hazaña mas flaqueza. Y lauto mal encuentra la presencia ,

A que desmaya el corazón vendido (13).


XIII. ¡Oh crueles despojos de mi gloria ,

Cante" quejas y afán de injusta pena


Desconfianza olvido, celo, ausencia!
,

Que padecí cuitoso y ofendido, ¿Por qué estrecháis á un mísero rendido? (14).
A (odas las desdichas ofrecido
En que el amor a un mísero condena. CANCIÓN II.

Fué el premio en libia voluntad ajena


Polor con esperanza , á do perdido A doña Leonor de Milán, condesa deGelvcs.
Deseo me inclinó, y al fin vencido.
Travo á fuerza arrastrando la cadena. Esparce en estar, flores
Tú, á quien rinden su gloria insignes ríos, Pura nieve y rocío,
Favorece Tarleso padre, el canto Blanca y serena luz de nueva aurora,
,

Que tierno y simple en honra luya espira; Y con varios colores


Que si me dan lugar los males mios Estrene el bosque frió (lo)
No solo oirás de amor gemido y llanto, Los esmaltes de Céfiro y de Flora (16),
Mas hazañas que Marte airado inspira. Pues la excelsa Eliodora
Descubre su belleza
XIV. Do con ledo semblante
Bélis corre pujante
La hidra de amoroso pensamiento, Y de! Ponto acrecienta la grandeza ;
Que rola del acero siempre crece Y vos, astros hermosos,
Contienda áspera á la alma triste ofrece, Mirad la última Hesperia venturosos (17).
Rendida á la impía fuerza del tormento. Rojo sol que el luciente (18)
,
Si del olvido justo y sentimiento
Cerco de tu corona
La aguda espada en ella se entorpece, Sacas del hondo piélago, mirando
Y con su daño fértil reverdece Del Cánges la corriente (19)
Por un cuidado muerto alzando ciento, El Darien la Sona ,
Forzoso es el socorro al ya cansado Y del divino Nilo el fértil bando,
Alcídes del trabajo, porque en fuego
Si tú llegares cuando
Con el desden la acabe el duro hierro; Esta candida Estrella
Mas recelo que en Juno Amor trocado, Alza el celeste velo (20),
La suba al cielo, y crezca en vano luego Dando alegría al suelo
Con nueva confusión mas grande e! yerro. De los floridos ojos la luz bella (21)
De aquellos rayos ciego,
XV.
Arderás en tus llamas hecho fuego.
Pienso en mi pena atento v mal presente, Luna, que resplandeces
Y procuro algún medio ai daño instante; Sola , fria, argentada
Pero soy en mi bien tan inconstante, En el callado cielo tenebroso,
Que vuelvo á la ocasión la incierta frente. \ tu sombra enriqueces (22)
Cuando me aparto y cuido estar ausente, En la hacha inflamada
Menos de mi peligro estoy distante; De Titán con vigor maravilloso (23)
Voy siempre con mis culpas adelante, Si el lucero hermoso
Sin quede tantos yerros escarmiente. Do eltierno se apura amor (2-i)
Noble vergüenza mia que el perdido , Mirares encendida
Valor sientes ¿por qué no abrasa
, el pecho En su virtud crecida (2a)
Y vence tu virtud mi desvarío?
Si del error ysombra del olvido (13) Que me desmaya el corazón vencido.
Me sacas, diré, en honra de este hecho r (14) ¿Por qué cansáis á un misero rendido?
Que solo debo á tí poder ser mió. Se vista el bosque frió.
(15)

XVI. (1G) De los esmaltes de la rica Flora.

(17) Ya muestra su belleza


De mi blanca sirena la luz pura A rio con alta frente
De tierna y bella nieve se vestía , Da Bélis su corriente,
Y entre aquel frió dulce Amor traia Llevando al mar tendida su grandeza;
Llamas en que mi alma ardiendo apura. Y vos, lumbres del cielo,
Al son suave, lleno de dulzura, Mirad felices nuestro hesperio suelo.
Mi preso corazón con gloria mia ÍIS) Rojo sol, que el dorado.
Deja el cuerpo, y las alas de alegría, , (19) El Ganges derramado.
A perderse en sus ojos apresura, (20) Esta serena Estrella
Cuando el hido se rompe y encendido Alza al rosado cielo.
Reluce, y el color de ardiente rosa (-21) Los ojos de esta Venus casta y bella.
Y el pecho afina en su beldad serena; ('22) En elcallado velo tenebroso,
Y yo, con tanto bien enriquecido, Y tu luz enriquece.
Me renuevo con vida gloriosa (23) Del sol con resplandor maravilloso.
En la inmensa virtud de mi sirena.
(21) Do el tierno amor se alienta.

XVII. (25) En llama esclarecida


Que á limpias almas en vigor sustenta,
Voy por esta desierta estéril tierra , . Correrás por la cumbre
De antiguos pensamientos molestado, Con grande y siempre eterna y clara lumbre.
Sin el bello esplendor del sol rosado Después rie estos versos se lee en la edición primitiva de Her-
Que de sus puras luces me deslierra (12). rera la siguiente estrofa, que luego suprimió en sus correc-
ciones:
!) Yo voy por esta solitaria tierra ,
Junta á inmensa belleza
De antiguos pensamientos molestarlo ,
Ya está la cortesía
Sin elbello esplendor del sul rosario, Y suma lionesiiriail y humilde trato;
Que de sus puras luces me destierra. Con valor y grandeza,
,, , , , , , , , ,, , ; , , ;; ; ,

FERNANDO DE HERRERA.
Con mas claro esplendor y hermosura Que un deseo produce simple y llano (35)
Volarás por la cumbre No puede á su belleza
Y la tierra ornarás de eterna lumbre. Dar nombre y gloria cuanto
El sacro rey de rios Se debe
al valor suyo soberano,

Que nuestros campos baña Y mi


intento es en vano,
Al bello aparecer de este lucero Cisnes que la corriente
Cubrió los vados fríos De Bétis vais cortando,
Al pié déla montaña El cuello levantando,
Do vio su Febo fulgurar primero (26), Do el Indo rompe el mar, llevad presente
Deloro que el ibero Su nombre y canto mió
En las cavernas hondas Do el Bálteo seno hiela el cielo frió (36).
Halla , y con llores puras
Compuso en mil liguras (27) SONETO XVIII.
Y con perlas el curso de las ondas,
Y rutilando el cielo, Pura, bella, suave Estrella mía ,
Suave olor en torno esparció el suelo (28). Que sin temor de oscuridad profana (37)
Vestís de luz serena la mañana
Las gracias amorosas
Con las ninfas un coro Y la tierra encendéis desnuda y fría
Tejieron en el claro ondoso seno, Pues vos á quien mi alma triste envía
,

Mil suspiros, movéis la soberana


Y' de purpúreas rosas
Envueltas en el oro Vuestra empresa , cual ínclita Diana (38),
Con ámbar olorosa y flores lleno (29), Contra Venus y Amor con osadía,
Dulce despojo ameno Yo seré como aquel que su belleza
Del revestido prado, Con hierro amancilló, y el casto hecho
Las guirnaldas mezclaron Lo mostró con mas gloria y hermosura
Y alegres coronaron Pero, si luna sois tendré en la alteza
,

Los lazos del cabello ensortijado (30); Latmia del cazador el tierno pecho (39),
Oue cual de las estre'las, Y no del que honró Arcadia la ligura.
Por el aire volaron sus centellas.
El alto monte verde XIX.
Quede Palas es gloria
Su tristeza ya pierde, ledo y fresco prado,
Fértil, riente ,

Sintiendo en si los pies de su señora Tú, monte y bosque húmido y hermoso,


Y le da la Vitoria
El uno y otro siempre venturoso,
Aquel do Prometeo gime y llora Que de las bellas plantas fué tocado;
Y aquel do la sonora (31) Bétis, con puras ondas ensalzado
Lira de Tracia espira Y con ricas olivas abundoso,
Y el olimpo, que sube ¡Cuánto eres mas felice y glorioso,
Y vence á la aeria nube, Pues quedas de mi Aglaya acompañado!
Y Atlante que del peso aun no respira (32)
Tendréis perpetua y dulce primavera
,

Pues su cumbre sostiene Y del Elisio campo tiernas flores


Si vos viere el fulgor de la Luz mía.
La belleza que el cielo en tierra tiene.
Yo entretejer quisiera Ni estéril soplo ni rigor vos hiera
Su nombre esclarecido Antes Venus, las gracias, los amores
Entre la blanca luna y sol rosado (35)
Vos miren , y en vos reine la alegría.
Y su gloria pusiera
En eí peplo extendido XX.
Que en otra edad Atenas vio estimado,
Cuando, el tiempo llegado, A vuestro grave y muerto hielo frió,
Minerva es celebrada. Temiendo el niño ciego su aspereza,
¡Dichoso el año y dia Opuso con inútil rustiqueza
Y quien ve el año y dia! El leve y vivo ardiente fuego mió.
Herido yace allí con asta airada (34) Su nieve muestra y llama el fuego y frío,
El áspero Tifeo, Y reluchando esfuerza su grandeza ;
Que muerto pierde todo su deseo. El fuego al frío ablanda la dureza
Mas, pues- que la rudeza Y dispone veloz cual suelto rio.
De este mi indigno canto, Quedó Amor del asalto glorioso,
Y vos y yo contentos nos hallamos
Pero lodo mi bien turbóse luego;
En el dichoso dia Que por un triste caso y lastimoso
Que el cielo higo la volvió mas grato Con mi afrenta y dolor ambos quedamos,
Vivo y puro retrato Con mayor frió vos, yo con mas fuego.
De inmortal hermosura,
Rayo de amor sagrado,
Que á su consorte amado,
Consigo junto , en fuego eterno apura (35) Deste mi débil canto, •
Y si parte le ofende Causado de un deseo simple y vano.
Es que el velo mortal su bien comprende. edición primitiva se lee este ün
(36) En la :

(26) Do vio resplandecer su sol primero. De Bétis vais cortando,


(27) Procura , y con las flores El canto vuestro alzando,
Compuso en mil colores. Su nombre y gloria resonad presente,
Y ovan Céfiro y Flora
(28) Y esclareciendo el cielo,
Su inmensa hermosura con la aurora
esparció olor suave en torno el suelo.
Di humilde á esta luz pura
(29) Con ámbar oloroso y llores lleno. Sufra vuestra belleza
Mi rústica simpleza.
(30) El cabello sutil , crespo y dorado.
Y donde la sonora. (37) Que sin que os dañe oscuridad profana.
(51)

El sagrado Helicona (58) Pues vos, por quien suspiros mil envia
(32)
Mi alma, cual castísima Diana,
Con florida corona
Movéis la empresa vuestra soberana.
Y do Atlante, del peso, no respira.
(39) Pero tendré de Ladmo en la esperanza,
(33) Entre la blanca luna y sol dorado.
Si luna sois, del cazador el pecho.
(34) Y es quien ve el año y dia,
Allí herido está coa asta airada.
, , , ; ,, ,,;

COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO SEGUNDO. 50o


XXI. Es de alta y soberana eterna suerte ,

Esta mi sola lumbre de belleza,


Por la condesa de Gclvec Y el hado, opuesto á ella es poco fuerte. ,

¿Quién osa desnudar la bella frenle Tan rara perfección tanta grandeza
,
^
Del fulgente esplendor y luz del cielo? (40) No sufre , como yo, mortal mudanza;

Quién veda el ornamento y gloria al suelo


¿Es luego eterno su valor y alteza?
Pero en
el golfo airado sin bonanza,
De las crespas lazadas de oro ardiente?
Impío Febo esta lástima consiente
Donde se halla nunca algún sosiego,
Con envidia sacrilega y con celo (41), Y en el peligro la esperanza,
falla

Después que ve cubrir de oscuro velo Se cansa y se fatiga el vital fuego,


La llama de sus hebras reluciente. Y desea arribar al rico asiento
Con dura mano arranca los despojos Do segura desprecie el furor ciego.
Y atiende á mejorar cuanto perdía , Esto es lo que recelo descontento;
Y altivo de sus rayos se corona (42), Y'porque el corazón jamás rendido,
,

Porque ya puedan ver mortales ojos Se desmaya y e muere al sufrimiento,


¡

Con luz serena siempre un claro dia Siempre cuidado tal cayó en olvido ;

En sus lúcidas trenzas y corona (43). Que si el temor que tengo me hiriera
Hallara amor el paso defendido.
Si la pasión de la alma consintiera
ELEGÍA III.
Venciera esta aflicción que me atormenta,
¿Qué señales presentes de tristeza Y descansado de este afán viviera
Me roban la esperanza de alegría ,
Mas amo y busco y hallo al tin mi afrenta,
Y me rinden sujeto á su dureza? Y sigo el ancho paso de mi daño
¿Qué noche de dolor me cierra el dia ? Por donde la ocasión me lo presenta.
Y ¿qué niebla del cielo oscurecida Nueva pena y temer, furor extraño,
Destiñe el fulgor puro á la Luz mia? Y vos, en quien mi rostro se humedece,
¡Oh mísero quien sufre en triste vida Lágrimas, esperanza, error y engaño,
Los asaltos de amor, y ya no sienie ¿Por qué el usado brio en mí fallece
Remedio á su fortuna aborrecida! Pues en esta sospecha no estoy cierto?
¿No veré yo mi Luz resplandeciente Por qué el frió mis venas entorpece?
Que esclarezca en mis ojos, y el hermoso Si es porque muera ausente, ya estoy muerto
Ardor y crespos lazos de la frente ? Después que mis dos luces me dejaron
Aun no es grave este mal que si penoso
: Con soledad penando en el desierto.
Esperase después mudar ventura Todas las esperanzas me faltaron,
Y ver aquel semblante generoso, Y contra la fortuna de mi vida
No vendría á tener por desventura Amor y e! cielo airados conspiraron.
La soledad que muerta en quien bien amo
, Ella será temprano mal perdida;
Pierde en él su rigor la muerte oscura. Que en tan terrible mal muy poco puede
Y tornaría aquella ardiente llama La fuerza que en sí tiene enflaquecida.
Con la vista á abrasarme en la presencia Si amor este deseo me concede,
Del fuego en que mi alma ausente inflama. Que faltando primero del aliento
Temo, empero, que en esta luenga ausencia Libre de este pesar y afrenta quede,
Me desampare solo en el camino, Daré por bueno yo mi apartamiento,
Y desfallezca el mal con la paciencia. Y triste, sepultado en este ajeno
El cielo, que entre el cerco cristalino Campo, descansaré de mi tormento;
De sus astros intenta sostenella, Que mi lucero el esplendor sereno
Claro dia podrá tener contino. Difundirá á mi túmulo dichoso,
Será si esparce mi luciente Estrella
, De eterna y nueva lumbre siempre lleno
Sii-esp!endor y su fuerza al frió suelo, Y entonces con el vuelo glorioso,
Mas dichosa la tierra y siempre bella , Ilustrando la sombra de ocidente,
Mas hermoso el purpúreo, abierto cielo; Al cielo se alzará vitorioso.
Pero yo mas mezquino y desdichado Saturno frió, el impio Marte ardiente
Y' entregado á perpetuo desconsuelo. Tendrán de sus clarísimas centellas
¿Qué corazón tendré en mi mal, cuitado? Virtud y luz mas pura y excelente,
Qué dureza habrá en mí, si yo no muero Y el coro de las candidas estrellas.
De terrible dolor atravesado?
Tu ánimo, presago lastimero SONETO XXII.
De mi infelice suerte, el cuerpo al punto
Desnuda del sutil vigor ligero.
Un tiempo, aunque fué breve, osé atrevido,
Que como en el amor le fuiste junto, Por ventura atendiendo la vitoria,
Justo es que en tal estrecho no te alejes
Quejarme, y de mi alan mostrar la historia
De aquel divino y celestial trasunto. A quien me trae en ciego error perdido.
V antes que el peso inútil veloz d^jes Ahora, ó con mas lástima ofendido,
,
O cierto de la falta de mi gloria,
Lleva del muerto amante la memoria
Aunque, tardando, con razón te quejes. No hago de mis males mas memoria
Sienta el mísero cuerpo alguna gloria Que si yacieran solos en olvido.
Pero el silencio al fin no puede tanto.
(Si puede sentir bien helado" y trio),
r
Y tú goza felice tu vitoria. Que en soledad no rompa, y lo que impide
Mas ¡oh dolor! Oh extraño desvarío !
Su vista escribo, del dolor forzado.
¿Quién me ofreció este mal de triste muerte? Comienza el dia, y doy principio al canto
¿L)e qué nace este vil recelo mió ?
Y llanto que en la noche amor despide
Y llanto y canto avivan mi cuidado.

(40) Del puro resplandor y luz del cielo XXIII.


¿Quién niega el ornamento y gloria al sucio?

El impio Febo este dolor consiente


Inmenso ardor de eterna hermosura
(41)
Con sacrilega invidia y mortal celo. En vuestra dulce faz se me aparece,
Y en mis entrañas arde y siempre crece
(42J Con dura mano lleva los despojos
Y quiere mejorar cuanto perdía ,
Con inmortal incendio virtud pura.
Y altivo, de sus trenzas se corona.
Con alteza y valor vuestra figura
Sin igual en mi alma resplandece,
(45) Porque vean los mortales ojos
Y' pues ufana sufre, bien merece
Siempre con viva luz un claro dia
En sus sagrados cercos y corona. Algún corto favor de su ventura.
P. XVl-I, 20
; , ,; , , , , ; , ,, ,, , ; , ,

506 FERNANDO DE HERRERA.


No puede ser mayor vuestra belleza Pisandoel bando nuestro y defendido.
Y no es ya justo que ceguéis mis ojos, Temblaron los pequeños, confundidos
Su flacaluz gastando en tanto fuego; Del impio furor suyo; alzó la frente

Que si pecho mostráis vuestra grandeza,


al Contra ti, Señor Dios, y con semblante
^Muriendo en llama no daré despojos, Y con pecho arrogante
Los que pudiera dar viviendo ciego. Y los armados brazos extendidos,
Movió el airado cuello aquel potente;
XXIV. Cercó su corazón de ardiente saña
Contra las dos Hesperias, que el mar baña,
Mi pura Luz, si olvida el fértil suelo Porque en tí confiadas le resisten
Que Bélis enriquece en Ocidente, Y de armas de tu fe y amor se visten.
Y abre las frias nubes con ardiente Dijo aquel insolente y desdeñoso :

Rayo, esparciendo en torno el rico velo, «¿No conocen mis iras estas tierras,
Él asiento mas diño será el cielo Y de mis padres los ilustres hechos,
Al sacro esplendor suyo reluciente, O valieron sus pechos
Y de allí con las llamas de su frente Contra ellos con el húngaro medroso,
Romperá el rigor duro al torpe hielo; Y de Dalmacia y Rodas en las guerras?
O ya (|ue aun no se debe á la belleza ¿Quién las pudo librar? Quién de sus manos
Sin el riesgo de ausencia, será el grado Pudo salvar los de Austria y los germanos?
Propio el pecho do yace obedecida; ¿Podrá su Dios, podrá por suerte ahora
Que á tal valor del mundo la grandeza, Guardallas de mi diestra vencedora?
O la alma en sus centellas encendida »Su Roma, temerosa y humillada,
Es de esta excelsa Luz lugar sagrado. Los cánticos en lágrimas convierte;
Ella y sus hijos tristes mi ira esperan
XXV. Cuando vencidos mueran
Francia está con discordia quebrantada,
Nunca mi mal terrible sentiría,
Y en España amenaza horrible muerte
Ni descansar querría de mi pena,
Quien honra de la luna las banderas
Si cuidase tal vez que mi serena
Y aquellas en la guerra gentes fieras
Luz alegre y suave me seria
Ocupadas están en su defensa
Mas no sufre la indina suerte mia
Y aunque no, ¿quién hacerme puede ofensa?
Esta gloria, y de si la aparta ajena
«Los poderosos pueblos me obedecen
Y á rendir la esperanza me condena, Y el cuello con su daño al yugo inclinan,
Porque osé y di lugar á esta osadía.
Y me dan por salvarse ya la mano.
Haga el cíelo que pierda en menor daño
Y su valores vano;
La memoria de aquel atrevimiento
Que sus luces cayendo se oscurecen.
Que tuve en ver mi afán no aborrecido, Sus fuertes á la muerte ya caminan,
Cuando agradó á mi bien que en dulce engaño
Sus vírgenes están en cautiverio
Sufriese ufano y ledo el mal que siento;
Su gloria ha vuelto al cetro de mi imperio.
Mas ¿qué vale a quien muere en tibio olvido?
Del Nilo á Eufrates fértil y Istro frío
Cuanto el sol alto mira todo es mío.»
XXVI. Tú, Señor, que no sufres que tu gloria
Usurpe quien su fuerza osado estima
A Cristóbal Mosquera de Figueroa. Prevaleciendo en vanidad y en ira,
Cuando mi pecho ardió en su dulce fuego, Este soberbio mira,
Osé cantar, Mosquera, el mal que siento Que tus aras afea en su vitoria.
Y dióme al tierno canto ufano aliento No dejes que los tuyos así oprima
El sol en cuyo ardor estuve ciego. Y en sus cuerpos, cruel, las fieras cebe,
Osé mostrar mi llanto en blando ruego Y en su esparcida sangre el odio pruebe ;
A quien á amor desprecia y su tormento, Que hechos ya su oprobrio, dice « ¿ Dónde :

Y el humilde quejar de mi lamento El Dios de estos está? ¿De quién se asconde?»


Me dio osadía y dio esperanza luego. Por la debida gloria de tu nombre,
Ahora, que la luz yo pierdo ausente, Por la justa venganza de tu gente,
Y crece mi dolor con su belleza Por aquel de los míseros gemido,
Notad el grande error de mi porfía. Vuelve el brazo tendido
Lloro el pasado bien y el mal presente, Contra este, que aborrece ya ser hombre;
Y puesto en soledad de mi tristeza, Y las honras que celas tú consiente,
La esperanza me falta y la osadía. Y tres y cuatro veces el castigo
Esfuerza con rigor á tu enemigo,
Y la injuria á tu nombre cometida
CANCIÓN III.
Sea el hierro contrario de su vida.
Por la vitoria de Lepante Levantó la cabeza el poderoso
Que tanto odio te tiene; en nuestro estrago
Cantemos al Señor, que en la llanura Juntó el consejo, y contra nos pensaron
Venció del ancho mar al Trace fiero; Los que en él se hallaron.
Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, «Venid, dijeron, y en el mar ondoso
Salud y gloria nuestra. Hagamos de su sangre un grande lago;
Tú rompiste las fuerzas y la dura Deshagamos á estos de la gente,
Fíente de Faraón, feroz guerrero Y el nombre de su Cristo juntamente',
Sus escogidos príncipes cubrieron Y dividiendo de ellos los despojos
Los abismos del mar y decendieron Hártense en muerte suya nuestros ojos.»
Cual piedra, en el profundo, y tu ira luego Vinieron de Asía y portentosa Egito
Los tragó, como arista seca el fuego. Los árabes y leves africanos,
El soberbio tirano, confiado Y los que Grecia junta mal con ellos
En el grande aparato de sus naves, Con los erguidos cuellos,
Que de los nuestros la cerviz cautiva Con gran poder y número infinito,
Y las manos aviva Y prometer osaron con sus manos
Al ministerio injusto de su estado, Encender nuestros fines y dar muerte
Derribó con los brazos suyos graves A nuestra juventud con hierro fuerte,
Los cedros mas excelsos de la cima Nuestros niños prender y las doncellas,
Y el árbol que mas yerto se sublima, Y manchar y la
la gloría luz dellas.
Bebiendo ajenas aguas y atrevido Ocuparon del piélago los senos,
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COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO SEGUNDO.


Puesta en silencio y en temor la tierra Tú, que sigues la luna
Y cesaron los nuestros valerosos, Asia adúltera, en vicios sumergida?
Y callaron dudosos, Quién mostrará un liviano sentimiento?
Hasta que al fiero ardor de sarracenos Quién rogará por tí? Que á Dios enciende
El Señor eligiendo nueva guerra Tu ira y la arrogancia que te ofende,
Se opuso el joven de Austria generoso Y tus viejos delitos y mudanza
Con el claro español y belicoso Han vuelto contra tí á pedir venganza.
Que Dios no sufre ya en Babel cautiva Los que vieron tus brazos quebrantados,
Que su Sion querida siempre viva. Y de tus pinos ir el mar desnudo,
Cual león á la presa apercibido, Que sus ondas turbaron y llanura,
Sin recelo los impíos esperaban Viendo tu muerte oscura
A los que tú, Señor, eras escudo Dirán de tus estragos espantados :
,

Que el corazón desnudo ¿Quién contra la espantosa tanto pudo?


De pavor, y de fe y amor vestido, El Señor, que mostró su fuerte mano
Con celestial aliento confiaban. Por la fe de su príncipe cristiano
Sus manos á la guerra compusiste, Y por el nombre santo de su gloria
Y sus brazos fortísimos pusiste A su España concede esta Vitoria.
Como el arco acerado, y con la espada Bendita, Señor, sea tu grandeza;
Vibraste en su favor la diestra armada. Que después de los daños padecidos,
Turbáronse los grandes, los robustos Después de nuestras culpas y castigo,
Rindiéronse temblando y desmayaron; Rompiste al enemigo
Y tú entregaste, Dios, como la rueda, De antigua soberbia la dureza.
la
Como la arista queda Adórente, Señor, tus escogidos
Al Ímpetu del viento, á estos injustos Confiese cuanto cerca el ancho cielo
Que mil huyendo de uno se pasmaron. Tu nombre ¡oh nuestro Dios, nuestro consuelo!
Cual fuego abrasa selvas, cuya llama Y la cerviz rebelde, condenada,
En las espesas cumbres se derrama Perezca en bravas llamas abrasada.
Tal en tu ira y tempestad seguiste,
Y su faz de ignominia convertiste. SONETO XXVII.
Quebrantaste al cruel dragón, cortando
Por la vítoria de Lepanto.
Las alas de su cuerpo temerosas
Y sus brazos terribles no vencidos; Hondo Ponto, que bramas atronado
Que con hondos gemidos Con tumulto y terror, del turbio seno
Se retira á su cueva, do silvando Saca el rostro, de torpe miedo lleno
Tiembla con sus culebras venenosas, Mira tu campo arder ensangrentado
Lleno de miedo torpe sus entrañas, Y junto en este cerco y encontrado
De tu león temiendo las hazañas; Todo el cristiano esfuerzo y sarraceno,
Que, saliendo de España, dio un rugido Y cubierto de humo y fuego y trueno
Que lo dejó asombrado y aturdido. Huir temblando el impío quebrantado.
Hoy se vieron los ojos humillados Con profundo murmurio la Vitoria
Del sublime varón y su grandeza, Mayor celebra que jamás vio el cielo,
Y tú solo, Señor, fuiste exaltado Y mas dudosa y singular hazaña
Que tu dia es llegado, Y di que solo mereció la gloria
Señor de los ejércitos armados, Que tanto nombre da á tu sacro suelo
Sobre la alta cerviz y su dureza , El joven de Austria y el valor de España.
Sobre derechos cedros y extendidos,
Sobre empinados montes y crecidos, XXVIII.
Sobre torres y muros, y las naves
Si trasformar pudiese mi figura
De Tiro, que á los tuyos fueron graves.
Babilonia y Egito amedrentada
Como el Ideo Júpiter solía
En blanco cisne vuelto ya seria,
Temerá el fuego y la asta violenta, Mirando de mi Leda la luz pura
Y el humo subirá á la luz del cielo, Y sin algún temor de muerte oscura
Y faltos de consuelo En honra suya el canto ensalzaría,
Con rostro oscuro y soledad turbada
Su frente y bellos ojos tocaría,
Tus enemigos llorarán su afrenta. Ensandeciendo ufano en tal ventura;
Mas tú, Grecia, concorde á la esperanza
Mas en luciente pluvia convertido,
Egicia y gloria de su confianza,
Perdería el eletro la fineza,
Triste que á ella pareces, no temiendo
Si el velo esparce suelto en rayos de oro;
A Dios y á tu remedio no atendiendo, Pero siendo en la falda recogido,
¿Por qué, ingrata, tus hijas adornaste
Y junto al esplendor de la belleza
En adulterio infame á una impia gente Tendría el precio del mayor tesoro.
Que deseaba profanar tus frutos,
Y con ojos enjutos XXIX.
Sus odiosos pasos imitaste
Su aborrecida vida y mal presente? Mi voy de vos ausente
bello Sol, si

Dios vengará sus iras en tu muerte; A parte extraña, do el dolor me ofende,


Que llega á tu cerviz con diestra fuerte Y el fuego que mi alma presa enciende
La aguda espada suya ¿quién, cuitada
;
En dulce ardor contino está presente
Reprimirá su mano desatada? Aunque el color purpúreo de oriente,
Mas tú, fuerza del mar, tú, excelsa Tiro, Do el sol menor de vuestra luz deciende
Que en tus naves estabas gloriosa Vea cerca, y do el manto oscuro tiende
Y el término espantabas de la tierra, El apartado extremo de ocidente,
Y si hacías guerra, Conmigo irá el amor, i¿ual en parte
De temor la cubrías con suspiro Con la mitad de la alma que me alienta,
¿Cómo acabaste, fiera y orgullosa? Que el resto vive en vuestra faz, que adora
Y dividido en una y otra parte,
¿ Quién pensó á tu cabeza daño tanto?
Dios, para convertir tu gloria en llanto Presente con el bien que me sustenta.
Y derribar tus ínclitos y fuertes, Siempre veré resplandecer mi aurora.
Te hizo perecer con tantas muertes.
Llorad, naves del mar; que es destruida
XXX.
Vuestra vana soberbia y pensamiento. Aqui do me persiguen mis cuidados,
¿ Quién ya tendrá de tí lástima alguna Solo, sin mi Luz bella y ofendido
,, , , ,;, ,, , ,,
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FERNANDO DE HERRERA.
En noche de dolor siempre ascondido, Que desarica pluvia rociados",
Lamento mis deseos engañados. Honraran ocasión de mis enojos.
la
Vuelvo á ver mis contentos ya pasados No sepulcros de mármoles labrados,
Para mayor alan que el bien perdido
;
Reliquias de memoria gloriosa
Mas duele al que se ve en confuso olvido, Fueran cual fuera el mió celebrados.
Y contra sí sus males conjurados. Mas oh mi eterno Sol y Luz hermosa
¡

Cuanto intento alentar mi acerba pena, Que ni bañado de ese llanto puro,
Y cuanto fundo en esperanza y tengo, Ni estoy muerto en mi ausencia dolorosa!
Todo gasta y destruye mi tormento. Antes, como rendido ya y seguro
Vos, que rota de amor la impia cadena, En las penas de amor, me veo ausente
Respiráis del trabajo que sostengo Sin temer el dolor acerbo y duro.
Dadme esfuerzo en tan grave sentimiento. A un tibio y lento pecho vuelve ardiente
El uso del amor, y quien bien ama,
ELEGÍA IV.
Esperando su gloria, el mal no siente.
Mi pecho, que arde y en su afán se inflama
Yo cuidé, dulce bien del alma mía Si on su tormento ingrato desfallece,
Que primero con muerte al cuerpo ausente Otro aliento no siente que su llama;
Desamparara en tierra sola y fria, Pero en sola esta llama aviva y crece,
Y que el rigor pudiera del presente Y solo espira en la ligera fuerza
Dolor humedecer en vuestros ojos De aquel movible ardor, que no perece.
La pura claridad y luz ardiente; El temor amoroso, que se esfuerza
Que apartado y rendido á mil enojos, En mi alma, sujeta al mal instante,
Alentar congojas de mi vida
las A perder la esperanza y bien me fuerza.
Acrecentando al mal nuevos despojos; El mesurado trato y el semblante
Mas vivo ya en ausencia aborrecida La bella luz en quien amor espira
Y no muero en la sombra del olvido El oro en crespas ondas rutilante;
Donde fincó mi gloria oscurecida. Si un tierno amante gime ya y suspira,
Si esto sufro, ¿qué afán no habré sufrido? Que en otro tiempo alegre con ventura
Qué puede ya imprimir el sentimiento Gozó mirar presente, y ya no mira
En este corazón endurecido? Y desierto en la noche siempre oscura,
Mayor es que el dolor el sufrimiento, Lamenta con dolor solo y perdido,
Y tal es el dolor, que debe el pecho Que no merece ver su hermosura;
Justamente acabarse al mal que siento. Cúlpenle;si la vida aborrecido
De heladas rocas ásperas fui hecho, Desea, y si esperar mas bien pretende,
Y me crió la fiera tigre hircana Por no perder ya mas que lo perdido.
Pues no estoy de mis lástimas deshecho. De tal eausa mi lástima deciende,
En esta parte estéril y profana, Que aun vitupero en tanto mal mi suerte
Do la noche con tela tenebrosa Si algún pequeño espacio no me ofende.
Vence á la luzde Febo soberana Por el paso que voy á ver mi muerte
Vuestra inmensa belleza y generosa Tanta envidia merezco, que no siento
Conmigo veo atento, y considero En alguno dolor de mi mal fuerte.
Las molestias de ausencia lastimosa. Después que vi y gocé de mi tormento,
Alguna vez me tiene el dolor fiero Y' conocí el valor desa belleza
Tan opreso en sus ansias y cansado, Y de mi libertad y pensamiento,
Que á mi despecho temo y desespero. Mis entrañas cercó vuestra grandeza
Bétis, de mi lamento acrecentado, Y ocupó vuestro nombre mi memoria,
Vuelve mis tristes lágrimas, sonando Y amor hizo en mí asiento de firmeza.
En el veloz Océano mezclado. Sin vos estuve ajeno de mi gloria,
Y creo que do la alba el rojo bando Y quedé, siempre amando, á amar forzado,
Con las flores purpura, y la luz nueva Llevando désta fuerza la Vitoria.
Abre el sol los colores matizando, Siempre vive en mi alma venerado
Es mi mal conocido; que la prueba Vuestro valor y gracia y cortesía
Que amor extrema en mí, señal que sea De quien se halla rico mi cuidado.
Quiere á do sus desdichas todas lleva. Pero si ahora lejos de alegría
Si mi alma procura y ver desea Padezco, á vuestros ojos yo lo dfibo,
Vuestra serena faz, arde en su fuego Que prometieron bien á mi porfía.
Sin que en ella su gloria y su bien vea. Vuestra beldad merece el mal que llevo
Porque el dulce tirano, que en mi ciego Que no es bien que asegure la esperanza
Pecho está siempre, ofrece á la memoria Pues á tan alta empresa al fin me atrevo.
Mi pérdida y dolor presente luego. Si el amor prometiera confianza
La muerte, si viniere será gloria;
, Sin temor de peligro y desventura,
Pero á tan duro corazón no quiere Y no trocara el bien con la mudanza
Dar alguna esperanza de Vitoria. Ofendiera el agravio esa luz pura
Un contino temor me aflige y hiere Porque es deuda de pena y de tormento
Que ya si no me mata el mal de ausencia ,
, Osar tanto, ofrecido á la ventura,
No habrá porqué mi muerte amor espere ; Mas á la ausencia , en que morir me siento,
Porque yo, que vivía en la presencia No hallo causa alguna y solo espero
,

Venturoso, deseo, estando ajeno Acabar con la vida el sufrimiento.


Y ausente , poner fin a mi dolencia. En esta soledad padezco y muero,
Mi alma en el fulgor bello y sereno
, Y en la razón mis penas entretengo.
Presa de vuestra frente, me tendría Para dar nueva fuerza al dolor fiero.
Siempre de vuestra luz ufano y lleno; Tal vez que suspendido acaso tengo
Y con el precio igual á mi osadía El ímpetu de males, me levanto,
Gozara merecer; que por vos muerto, A do sin esperanza me sostengo.
Consagré á vuestro honor la vida mia. Allí rompo las venas de mi llanto,
Y á quien de bien alguno estaba incierto, Y de la pluvia exhala el fuego ardiente,
¿Qué mayor gloria diera su fortuna, Que en ceniza convierte el mortal manto,
Si solo y sepultado en el desierto, Etna, que el duro hielo y frió siente
Mereciera gozar de sola una En sus coronas altas ensalzado,
Lágrima de esos bellos, tiernos ojos, Y con el blanco velo reluciente,
Lo que esperar no pude en suerte alguna? Cuando del impio Encelado abrasado,
Dichosos mas que flores los abrojos Es con serpientes ásperas herido,
;;
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; ;

COMPOSICIONES VARIAS.- LIBRO SEGUNDO. 309


Atravesó, cruel , mi pecho abierto (48);
Y se revuelve de uno y otro lado
El fuego, en nube espesa reducido
Y antes que yo pudiera de mi pena (49)
De ardientes globos y furor humoso, Alabar la ventura, envidioso
Arroja con horrísono estampido. Huyó con vos, y me olvidó perdido;
El estruendo de peñas tempestoso Cual huye el parto do el Eufrates suena,
Con alto horror resuena en torno y brama, Y revuelve el caballo presuroso,
Y tiembla todo el monte cavernoso. Dejando al fiero contendor herido.
Mi pecho, que de fuera es nieve, y llama
Dentro, cuando el amor lo mueve y hiere, xxxra.
Gime, y sonando el bravo ardor derrama.
En esta soledad , que el sol ardiente,
Rebosan mil incendios cuando quiere
Y rehuyen sus rayos, estoy puesto (50)
Feroz, que á la alma abrase su crueza,
A todo mal de ingrato amor dispuesto,
Sin jamás condolerse de quien muere.
Triste y sin mi Luz bella , y siempre ausente,
El rayo, que sepulta con fiereza
Finjo y cuido tal vez estar presente,
AI terrible gigante que del cielo
Alegre en el dichoso y fresco puesto (1),
Pensó regir soberbio la grandeza
Y en la gloria me pierdo ; que el molesto
No iguala al que en eterno desconsuelo Dolor de la alma aparta este accidente.
Me deja atravesado, sin la culpa Nunca silencio y soledad oscura
Que él tuvo en el terrestre patrio suelo. Pueden dar á quien ama tal contento,
Sola una cosa habrá con que me culpa
Si no se cambiase la alegría.
Amor, que es en ausencia tener vida
Poco en memoria el bien de amor me dura
Mas el deseo mió me disculpa. ;

Que aun en este ocioso apartamiento


Aunque apartado siempre en mi perdida
No se afirma en segura fantasía.
Soledad tan hermosa y estimada
Vos hallo, que doy la honra merecida,
XXXIV.
Con el mismo respeto venerada
Estáis y con el
,
mismo sentimiento Flaca esperanza en todas mis porfías,
Y tierno afecto humilde siempre amada; Deseo vano en desigual tormento,
Ya veo vuestros ojos, y consiento Y inútil fruto del afán que siento (2),
Por los mios la pena que proviene, Lágrimas sin descanso y ansias mias,
Ya temo el rostro airado y descontento; Sufrid que una hora alegre en tantos dias
Ya el temor con ligeras alas viene, Tristes merezca un triste descontento (3)
Y me deja sin luz de bien incierto, Y que pueda sentir tal vez contento
Y preso la tristeza el pecho tiene La gloria de fingidas alegrías.
Ya veo con mi gloria el cielo abierto, No es justo, no, que siempre quebrantado
Que vos contemplo alegre y piadosa, Me oprima el mal , y me deshaga el pecho
Y honráis con vuestras plantas el desierto. Nueva pena de antiguo desvarío.
Consuelo son de ausencia congojosa Mas oh que temo tanto el dulce estado,
¡ !

Estas muestras de vana fantasía Que como perdí al bien todo el derecho (4),
,

Aunque es cierta mi pena lastimosa. Abrazo ufano el grave dolor mío.


La esquiva soledad y mi porfía
La tristeza y temor de mi cuidado XXXV.
Me dividen de vos oh alma mia , ¡

Muera pues quien de vos está apartado, Huyo la blanda voz y el tierno canto,
Acábese en la vida la memoria Que celeste armonía espira y suena,
Que á un prolijo dolor desesperado Desta, de España luz gentil sirena ,

Mal puede venir bien que le dé gloria. Mas vuelvo al fin sujeto al dulce encanto.
Bien sé que este placer acaba en llanto
SONETO XXXI. Que esto es imagen cierta de mi pena,
Y amor injusto siempre me condena
;Oh cara perdición! oh dulce engaño! Porque sirvo y padezco y sufro tanto.
Suave mal sabroso descontento,
,
Ulíses, que pudiste venturoso _
Amado error del tierno pensamiento, Sulcar seguro y sin temor del daño
Luz que nunca descubre el desengaño El golfo de la bella Leucosía,
Puerta por la cual entra el bien y el daño, ¿Cuánto fueras mas grande y valeroso
Descanso y grave pena del tormento. Si tentarasperderte en este engaño
Vida del mal , vigor del sufrimiento (44) Oyendo á la inmortal sirena mia?
De confusión revuelta cerco extraño
Vario mar de tormenta y de bonanza * CANCIÓN IV.
Segura playa y peligroso puerto,
Sereno, instable, oscuro y claro cielo; Ya bien podrás hartar de tu crueza,
¿Por qué como me diste confianza
, Amor, en mi herido pecho el hierro,
De osar perderme , ya que estoy desierto Y tu rabia ensañar en mis entrañas';
De bien, no pones á mi afán consuelo? (43). Mas no podrás hacer que mi dureza
Dude ya mayor mal , ni en mi destierro
XXXII. Que la venza el temor de tus hazañas.
Solo y medroso ya del daño cierto (46) Son tales tus extrañas
Que en la guerra de amor temido habia, Leyes y condición, que ya no espero
Tarde con mejor suerte al fin huia Remedio, ni lo quiero
Seguro, en tempestad tan grande , al puerto;
Masdeungolpeenel mediocursoincierto (47),
Cuando con mas descuido proseguía. (48) De un golpe atravesó mi pecho abierto.
Amor, que en vuestros ojos me alendia, (49) Yantes que yo pudiese de mi pen».
(50) No ofende con sus rayos, estoy puesto.

(44) Descanso y pena grave del tormento, (1) Tal vez me unjo y creo estar presente
Vida del mal, alma del sufrimiento. En el dichoso, alegre y fresco puesto.

(4o) De bien , no pones á mi mal consuelo? (2) Vano deseo en desigual tormento,
Y inútil fruto del dolor que siento.
(46) Solo y medroso del peligro cierto.
(3) Una hora alegre en tantos tristes dias
(47) Con fortuna mejor tarde huia Sufrid que tenga un triste descontento.
En tanta tempestad seguro al puerto;
Mas en el paso del camino incierto. (4) Que, como al bien no esté enseñado y hecho
, ; ; ; ; ; ;; ,; ;;,,,! ; , ,

310 FERNANDO DE HERRERA.


Antes ufano abrazo el daño todo Cual sagrado lucero, del sol guia,
Desta mi perdición; que el dolor fiero Sus rayos abre ufano al puro cielo (6)
No da lugar al bien en algún modo. Cuál Venus á honrar parte el fértil suelo (7)
Véngale en mí , cruel que estoy desierto,
,
De Cipro , y va en hermosa compañía
En pena vivo siempre, en gloria muerto. Con ella Amor, las gracias y alegría
No deja respirar el golpe crudo Que Céfiro las lleva en blando vuelo ;
Al triste corazón, ni deja el llanto Tal salistes , mi Luz serena y bella (8),
Que quiebre su furor; antes los ojos Al dia y cielo y suelo dando gloria,
Secos y el rostro de pasión desnudo Y aquistastes de todos los despojos (9).
Fingen ledo semblante, pero cuanto Tendió á aquel punto Amor su red, y en ella
Procuran encerrar, de sus enojos Las alas quemó, preso, y la vitoria
Son míseros despojos Rindió de la alma mia á vuestros ojos (10).
De ostinacion confusa y clara afrenta. XXXVII.
¿Quién habrá que consienta
Tanto mal, y lo esconda en ciego olvido, Sol que con alas de oro vas luciente,
,
Sin que memoria alguna del se sienta? Y al Euro tu primer ardor colora,
Mas oh cuánto es mejor que esté perdido
¡
Mostrando al blanco cerco de la aurora
En silencio , pues cabe tal cuidado La fogosa corona y roja frente
Solo en mi corazón desesperado! Cuando el ondoso claustro de ocidente
Es cuanto pienso lástima , es tormento Entrares donde reina alegre Flora
,

El bien me cansa, aflige la alegría Si la luz que este ausente amante adora
Que sin envidia en otra gente veo. Vieres, lleva esta triste voz doliente :

Temo el favor, procuro el descontento, «Después que vos dejé, mis bellos ojos,
Reposo en la mudanza esquiva mia, Y en puras perlas hebras enlazadas,
Y tan ajeno estoy de buen deseo, La noche oscureció al sereno dia
Que olvidarme deseo »E1 bien me falta , y sobran los enojos,
De todo lo que fué mi bien y gloria. Y en horas de tristeza mal contadas
¿Qué presta la memoria Ningún lugar me queda de alegría.»
De perdidos contentos en un triste?
¿Qué pequeño triunfo, qué Vitoria XXXVIII.
tan corta, Amor, en acabarme hubiste?
Tuviste, Amor, vitoria de tal suerte, Tiempo fué de dolor el que yo tuve
Que estoy vencido al fin mas duro y fuerte.
,
Sujeto á dura voluntad ajena;
Los ojos abro solo á ver mi daño, Tiempo fué en que perdí mi grande pena ;
Y holgarme confianza
con él sin Masen perder mas fiero mal sostuve.
Pues desamparo ya sin ella el miedo; Tiempo fué de mi afrenta aquel do estuve
Y valgo tanto ya en el desengaño, Atado y sin valor en la cadena
Que, aunque me siento extraño de esperanza, Tiempo fué en que cerré á la luz serena
Como volver á ella nunca puedo, Los ojos, y en error perdido anduve.
Cobro tanto denuedo, Tiempo es ya que no duerman en su engaño
Que, si tal vez me acuerdo que la tuve, Mis sentidos; ya es tiempo que deshaga
Y con ella sostuve La razón mi porfía y devaneo ;
Dos males que me dio tu mano fiera Que ya no es justo conocer el daño
Cuando en mas bien con mas favor estuve, Y abrazar la ocasión aunque en la llaga
Aborrezco los días y primera Siempre abierta respire mi deseo.
Ocasión queme trajo al desvarío,
XXXIX.
Y alabo esta ventura del mal mió.
El rayo de los tiernos ojos bellos, Ya que grande fe del amor mió
la
El color dulce y pura faz serena, Y el eterno dolor de mi tormento
Que mi soberbia frente quebrantaron ; No pueden descubrir un sentimiento
El rico y terso lazo de cabellos, Liviano en vuestro ingrato pecho frió,
Que prendieron mi alma en su cadena, Mostrad con mas desden mayor desvío
Y mil trofeos della levantaron, Porque con el afán que triste siento
Y en tu templo colgaron O acabe en triste muerte el descontento,
Mis despojos, Amor, ya poca parte O huya este confuso desvarío;
Serán para estimarte. Antes, pues mas no sufre el mal presente
Osado pecho tengo y generoso, Volved fiera enemiga de mi gloria
,

Que se atreve á mostrarse, sin dudarte, La dulce libertad que yo tenia


Contrario de tu nombre poderoso Porque de vos ya pierdo osadamente,
Bien puedes revolver en guerra luego Sin esperanza alguna ,1a memoria;
Contra mí el aire, el mar, la tierra, el fuego. Mas ¡ay cómo me engaña esta osadía
Si en cuantos impio ofendes hay alguno
Que se espante de ver mi atrevimiento, XL.
Y tenga de mi pérdida recelo,
Crea que mi dolor me fué importuno Bien puede vano error y la porfía
el

Y que un desesperado pensamiento De mi antiente deseo desfrenado


Se obliga mal á recibir consuelo. Llevarme en su furor arrebatado
Pero yo ¿qué recelo, Y oscurecerme el cielo en claro dia
Que contra tí oh cruel , oh mi enemigo,
,
Que al fin la luz serena que me guia
Pocas injurias digo? La vista abre de nuevo á mi cuidado
Y pues liego en el daño á tanto extremo, Y de improviso horror todo ocupado,
Que estoy solo en estrecho sin amigo, ,
Repugno á la perdida suerle mia.
Esfuérzome en el mal y no le temo Respiro ya del importuno peso;
Que no rehuye alguna desventura Y aunque no arrojo el yugo sacudido,
Quien liene tan perdida la ventura. No me oprime la fuerza del tormento.

SONETO XXXVI. (6) Sus rayos abre y tiende al limpio cielo.


Cual rociada aurora en blanco velo (7) Cual va Venus á honrar el fértil sucio.
Descubre el candor nuevo al claro dia (5); (8) Tal ó mas pura, esclareciente y bella.
(9) Salistes aquistando mil despojos.
(S) Muestra la nueva luz al claro (lia. (10) Entregó de mi alma á vuestros ojos.
,, ; , ; ,, ; ,, , ; ,,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO SEGUNDO. 511


Ni libre canto ya, ni lloro preso, No espero y amo y buyo , ya y porfió
Ni sano de mi llaga ni herido; Y si busco pretexto á mi ventura
Dudoso esto en confuso sentimiento. Es inútil pues temo y desconfio.
,

No se vio cual la mia desventura


XLI. Mas mirando á la causa do procede,
Ya comienza á mudar su faz el cielo Bien debida al furor de tal locura,
Sereno de mis dias no turbados El temor de no ver tanto en mí puede,
Ya tornan á estrecharme mis cuidados, Que derriba mis vanos fundamentos,
A amor en fuego vuelve el tibio hielo. Y ver mi adversa suerte no concede.
Incauto en tantos daños alzo el vuelo Cuidé tener seguros mis intentos
De atrevidos deseos no cansados, Cuando en mar sosegado navegaba
Que van en lo que siguen tan cebados, Con próspera bonanza y frescos vientos;
Que pierden al peligro ya el recelo. Mas ensañóse tempestad tan brava,
Ufano intento, débil esperanza Que las crespadas ondas de alegría
Y pocas fuerzas hacen que fallezca En altos montes de agua levantaba.
En medio del camino la osadía. Corrió fortuna allí la nave mia,
Cuando trocare el caso esta mudanza Y sin que me valiera confianza
Será para que siempre en mal padezca Mi niebla oscureció á la luz del dia.
Quien yerra y persevera en su porfía. Ya tarde puedo yo aguardar mudanza,
Si no espero remedio ni lo pido ,

Ni me asegura amor mas esperanza.


ELEGÍA V.
Tan mísero me veo y confundido,
Las quejas y suspiro y llanto luengo Y rendido á la pena que imposible
,

De mi pasado daño, en tanto extremo Será cual yo hallar otro perdido.


Descubran la pasión del mal que tengo. El afán que padezco es insufrible;
Presente está el cruel dolor que temo, Mas por aquella luz do amor florece,
Y conmigo no finca la esperanza Cuanto es mas grave me es mas apacible.
Que de mi triste afán fué el bien supremo. Favor de la ventura no merece
Miserables efectos de mudanza, Quien por temor del mal del bien rehuye,
, ,

Que roban de mi dulce primavera Y al peligro su vida nunca ofrece.


Las flores con perpetua malandanza. El suceso en mil casos varios huye,
Perdida bien en otro tiempo fuera Cuando se pesa mas y considera,
La vida cuando lleno de alegría
, Y toda la esperanza se destruye.
Mi muerte mas plañida ser pudiera. A la entrada difícil y carrera
Pero en esta mezquina suerte mia Del amoroso y ciego laberinto
¿Qué consuelo tendré, si en tal estado No aprovechó temer mi suerte fiera.
Mi niebla oscureció á la luz del dia? Amor halló mi pecho en el procinto
Si yo me hubiera tanto recelado Tan gallardo y soberbio , que no pudo
De peligros de amor, con mas paciencia Ser mas bravo el que rige á Délo y Cinto.
Sufriera este dolor necesitado; Mas vibrando sañoso el rayo crudo,
Mas quien favorecido en la presencia Temblóme el corazón, y desmayado
Estuvo siempre , no esperó á su gloria, Dejé caer, medroso, el fuerte escudo.
Que nuciera la fuerza de la ausencia. Allí, cuando yo fui desamparado,
Antiguas ocasiones y memoria Fuera justa la muerte por castigo,
Y mis nuevos trabajos representan Pues perdí mi temor y mi cuidado.
La esperada promesa de Vitoria. ¿Confio yo mi vida á mi enemigo,.
Los bienes y males mas me afrentan
los Muéslrole la ocasión para mi pena,
Cuando inquiero razón para librarme Y lamentóme de él como de amigo?
De los lazos de amor, que me atormentan. Ya no daré razón tan cierta y buena
Pueden mis pensamientos animarme Que me excuse de afrenta en mi porfía,
Para mostrar ausente sufrimiento, Ni habrá ya á quien admire mi cadena.
No osando en el peligro conhortarme. En soledad estoy sin alegría
No se debe ámi grave sentimiento Y me asombra el dolor, porque en un hora
Ya compasión alguna; antes conviene Mi niebla oscureció á la luz del dia.
Un extraño linaje de tormento. Gime conmigo el sol, conmigo llora
En tanto mal no sé por qué sostiene El héspero, y la noche se lamenta,
Mi espíritu la vida, ni si es justo Y conmigo te quejas , roja aurora.
Que en mísero temor se canse y pene. ¿Quién es tan olvidado , que consienta
Amor me lleva ausente por su gusto, Y procure lugar para su muerte,
Para extremar en mí toda crueza, Tomando la ocasión que se presenta?
Y obedezco por fuerza el mando injusto. No recelo el dolor del trance fuerte
Si mi pecho constante con dureza Sino que estoy ausente, y que si muero,
Se vio sin confianza y osadía, No puede haber memoria de mi suerte.
Conocerá su ímpetu y braveza. Si fuera piedra yo, si duro acero,
No doy lugar al bien en que me vía, Comportara mis ansias; mas, cuitado,
Después que, puesto solo en el desierto, No tengo en tanto mal el pecho fiero.
Mi niebla oscureció á la luz del dia. El ánimo, en mis llamas abrasado,
Cuanto al dolor terrible ya estoy muerto Después de roto el nudo alzará el vuelo
Pero en la honra de sufrir tan vivo, Al trono donde está sacrificado
Que á su rigor opongo el pecho abierto. Yo quedaré desierto en este suelo,
Quien me juzgó otro tiempo muy esquivo Premio digno á mi lástima penosa,
No me culpe si estoy sin fuerza alguna; Y lo espera quien ve mi desconsuelo.
Que con el mal perdí el intento altivo. Tú si bañare tu ribera ondosa
,

Cúlpeme si abrazare esta importuna Tartesio rio, mi sepulcro, suena,


Cuita en el corto espacio de mi vida, Hiriendo triste en él , con voz quejosa,
Si otra vez esperare en tal fortuna. Pues no se condolece de mi pena
Yo tengo la esperanza aborrecida, Un pecho ingrato y sin amor, lloroso,
Y tengo amor, y sé que no me engaño Sus iras impías y mi mal resuena.
Pero no sé en qué parte en mí se anida. Podrá ser que en la muerte venturoso,
No siente quien no sabe qué es el daño Alcance claro nombre y escogido
De amor desesperado, cual el mió, De constante amador y no dichoso.
Revuelto en el horror del desengaño. Pero; ya que me veo al fin partido,
; , ; ,,, , , ,; ; , , ,; , ;

512 FERNANDO DE HERRERA.


IV mis bellas estrellas desterrado, Este fiero desden aborrecido;
üo 1.0 puedo ni espero ser qido Porque de su aspereza perseguido (12),
Y (pie a molesta ausencia condenado, Hecho mísero ejemplo de venganza
Relucho, contrastando al dolor mió Del todo desampare la esperanza
Protesto (|iie en mi mal no soy culpado. De volver al favor y al bien perdido.
No para atender bien que en pecho frió
,
Tú, que sabes mi fe y que ves mí llanto.
No cabe compasión, de mal extraño, Rompe las densas nieblas con tu fuego (13),
Ni admite amor tan áspero desvío Y tórname á la dulce suerte mia.
Mas para no dar fuerzas al engaño Mas ¡oh si oyese yo tal vez el canto
!

Por donde me conduce solo, ausente, De mi ingrata cruel , saldría luego (14)
Con que pueda culparme en tanto daño. A lajiura región de la alegría.
Y pues amor mis lástimas consiente,
No quiero yo vedar á mi memoria XLIII.
Cosas con que mi pena se acreciente. Ya siento el dulce espíritu déla aura,
Los favores, que fueron rica historia Que mansamente murmurando aspira;
Y dichosos despojos de alegría , Ya veo el puesto adonde amor me tira,
Los perdidos contentos de mi gloria, Y á do su muerta llama el fuego instaura.
Sean triste desdicha y suerte mia ¿Cuál amador de Cintia ó Delia ó Laura
Pues en seguro y llano y ledo estado Temió mas el desden la ardiente ira, ,

Mi niebla oscureció á la luz del dia. Que yo la Luz que tiernamente mira
Mas porque no se ofenda el bien pasado, Mi mal y de la pena me restaura?
,

Aunque es agravio injusto al pensamiento, Como al que espantó el rayo con el trueno
Quiero el dolor por él sufrir doblado. Y lumbre, que aun le queda en la memoria
Pero tengo tan tierno el sentimiento, El alto estruendo del terror pasado
Que me enflaquece y temo la caida;
, Tal yo, que estuve triste y siempre lleno
Que mal se pierde tanto lasamiento. De males, huyo en muestras de mi gloria,
El riesgo no me turba de la vida; Temiendo el bien que no esperé, engañado.
Que abandono el temor con el deseo,
Y esperanza yace confundida.
la XLIV.
Bien puedo ya decir que no deseo,
Mas dudo la memoria que persigue Tú que con
,
la robusta y ancha frente
Y grandes hombrossustenlasie alzado,
Mi alma, á do mis bienes, triste, veo.
Ley africano, el polo apresurado
Amor ¿qué bien ó qué valor consigue.
Y cerco de los astros reluciente (15);
Trocando á cada paso mi tristeza?
Y tú que cuando Atlante temblar siente
,
Qué gloria de mal nuevo se le sigue?
La inmensa carga, sin doblar cánsalo
Si yo me viera rico y en grandeza
El yerto cuello tuyo levantado (16),
Si estuviera rebelde y no vencido,
Sufriste tanto peso osadamente;
Si pudiera perder en mi pobreza.
Mostrara en mí la fuerza de su olvido,
Aunque en valor no igual ni en la grandeza,
Vengara su desden su airado pecho, No vos invidio yo, porque el sereno
Cielo y estrellas, donde amor se cria (17)
Y trajera contino perseguido
Y donde reina eterna la belleza
Mas á quien olvidado ya y deshecho
Sostuve glorioso y de bien lleno,
Está de su furor, á quien no siente,
Cuanto sufrió la corla suerte mia.
A quien llegar no puede á mas estrecho
¿Para que lo maltrata? Que ni ausente,
XLV.
Ni preso y desdeñado ni sujeto,
Tengo mas que sentir que me atormente. Amor en mí se muestra ardientefuego(18),
Si algún bien esperara, yo prometo Y en las entrañas de mi Luz es nieve;
Que de grado escogiera esie importuno Fuego no hay que ella no torne nieve,
Dolor, que no permite estar secreto. ISi nieve que no mude yo en mi fuego.
Mis males cuento todos de uno en uno La fría zona abraso con mi fuego
Hallo poca razón , y no me atrevo La tórrida mi Luz convierte en nieve (19);
A consolar mi ofensa con alguno. Pero no puedo vo encender su nieve
•Confortóme con esto, que no délo entibiar la fuerza de mi fuego.
ÍSi ella
Mas á mi bien que no haya merecido, Contrastan igualmente hielo y llama
Y que en estos mis males no soy nuevo. Que fuera de otra suerte el mundo hielo,
Y así, triste y lloroso me despido O su máquina toda viva Lama
Del alma, que me da el postrer aliento, Mas fuera que resuelto ya en el hielo (20),
;

Si del cielo no soy favorecido. O el corazón desvanecido en llama,


La voluntad rendida le presento Ni temiera mi llama ni su hielo.
Otra vez, y consagro los despojos
De este mal y cuitoso apartamiento:
Que no es mucho que guarde mis enojos (12) Porque de su crueza perseguido.
Con las ricas memorias de alegría, (13) Rompe las nieblas con tu ardiente fuego.
Pues voy solo y ausente de sus ojos. (14) De mi enemiga, que saldría luego.
Pero si la infelice suerte mia
(15) Rey africano todo el consagrado
,
La mueve tiernamente á mi cuidado, Cerco de las estrellas reluciente.
Huirá mi niebla de la luz del dia;
(16) El vigor de tu cuello levantado.
Y siendo de sus rayos inflamado,
Aquí, do estoy ausente en dolor liero, (17) Yo no os invidio aunque en la grandeza ,

Renovaré la gloria al mal pasado.


Y en valor desigual, porque el sereno
Cielo y estrellas do el amor se cria.
,

Después de tanta sombra el sol espero,


Que el dia ilustrará á la noche oscura (18) Amor en mí se muestra todo fuego,
Y en aquel dulce bien de amor primero (19) La ardiente mi luz vuelve helada nieve.
Los ojos lijaré en mi lumbre pura. (20) Mas fuera; porque ya resuelto en hielo.

Este juego de consonantes, indigno del talento de Herrf.tu, se


SONETO XLII.
halla en varios -poetas de los siglos xvi y xvu. Sirva de prueba y
En la oscura tiniebla del olvido ejemplo esta octava en que el doctor Alonso de Acebedo pretendió
Y tria sombra, do tu luz no alcanza, descubrir el caos en su poema La Creación del mundo { Ro-
Amor, me tiene opreso sin mudanza (11) ma, 1615).
Adonde el cielo, mar, fuego, aire y tierra
(11) Amor, me tiene puesto sin mudanza. Eran la tierra, mar, fuego, aire y cielo,
; , , , , , ;, ,,; , , ,

COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO SEGUNDO. 313


XLVI.

Hurlarlas glorias de esperanza incierta, A don Pedro Tello.


Varios efetos, dias nial gastados
Dieron diste principio á mis cuidados Fn tanto que en el fiero hórrido seno
Y ocasión á mis lástimas abierta. De la antigua Cartago el estandarte
De mi favory mi alegría cierta De España honráis, y al sarraceno Marte
Los pasos fueron súbito cortados, El pecho de temor mostráis ajeno,
Y fueron mis dolores renovados Yo aquí, do el rico Bélis, de honor lleno,
Con la memoria de mi gloria muerta. El curso ufano en vueltas parle,
fértil

Ahora queda esperanza,


inútil Dando de mí al amor la mejor parte

Frió, calor, temor, suspiro y llanto, De mi incierta esperanza me enajeno.


Y solo amor en mi engañada suerte. Mi Luz bella y sus lazos y oro canto,
No deseo tornar en confianza; Y aunque el valor insigne vuestro admiro,
Que no hay corazón que sufra tanto, De lauro á vos no invidio la corona;
Ni aun bien que me defienda de la muerte. Queá mayor premioel ánimo levanto
Simi divina Luz, por quien suspiro,
De sus hermosas hebras me corona.
XLVII.
LI.
Solo de unos honestos dulces ojos
Tengo lleno mi pensamiento
alto ; Pensoso vuelvo á la alma del pasado
Solo de una belleza cuido y siento, Tiempo el dolor que tuve, y el presente,
Que da justa ocasión á mis enojos; Ya que razón alguna no consiente
Solo me prende un lazo, que en manojos Que en dulce error padezca enajenado.
De oro esparce el amor al manso viento; El cuello ya levanto deslazado,
Solo de una grandeza mi tormento Que la señal del yugo impresa siente ;
Procede, que enriquece mis despojos. ¿Cuál tuyo, oh impío Amor, grave accidente,
No escucho otra voz ni amo, y no me acuerdo Digo, podrá mudar mi ufano estado?
De otra gracia jamás, ni espero y veo Yo sé bien cuánto duele una esperanza
Otro valor igual en mortal velo Que huye y un temor que crece en pena,
Si no fuese saber que ausente pierdo Y cuan vano es el fin de mi deseo;
La gloria que se debe á mi deseo, Mas deshaces, cruel mi confianza
,

Nunca mas bien de amor me diese el cielo. Simple, que á tus engaños me condena,
Y voy alegre al mal que temo y veo.
XLVIII.
LII.
Llevarme puede bien la suerte mía
Las armas fieras cante el triste hado
Al destemplado cerco y fuego ardiente
Del soberbio Ilion, ceniza hecho
De la abrasada Libia ó donde siente
El impío orgullo, el temerario pecho
Prolija sombra Tile y noche fria (21);
Con saeta celeste atravesado;
Que en la niebla tendré la luz del cha (22),
El mar nunca primero navegado
Templanza en el calor, aunque esté ausente
Y duras peñas del concurso estrecho,
De vos mi bien , y niegue el inclemente
,
De centauros el ímpetu deshecho
Amor dulce esperanza á mi porfia (23). O Egeon con cien brazos indinado
Y no podrá mi áspero tormento, Quien en la Aonia selva ornó su frente
Y el inmenso dolor que temo tanto. Habitador de la Cirrea cumbre
Turbarme un solo punto de mi gloria ;
Para vencer la muerte con memoria
Que en medio de mi grave sentimiento, Que yo solo, si Amor tal bien consiente,
De mi hielo y mi llama alegre canto Mi pura Estrella, canto vuestra lumbre,
De mi dichoso afán la rica historia (24). Que me afina en las llamas de su gloria.

XLIX. Lili.

Aquí yo vi el luciente y puro velo ¿Por qué abrasas en nuevo encendimiento


Porlns hermosos hombros esparcido, Impío, ingrato Señor, mi ciego pecho (23)?
Que se puso en mi cuello, y sacudido Que ya casi olvidado del mal hecho
A la aura, el oro retocó en su vuelo. En soledad vivía del tormento (26).
Cual baja el bello Amor del alto cielo Cuando mas descuidado y mas contento
Con crispante esplendor esclarecido Revuelves á meterme en tal estrecho,
Tal mi Luz pareció con encendido Obligasme, cruel, que á mi despecho
Vigor, que hace ilustre y rico el suelo. Procure contrastar tu fiero intento.
Mis ojos, que gozaron esta gloria, Las armas en el templo ya colgadas
Visto y el acerado escudo embrazo
Son dichosos, y guardan la alegría
Para el dolor que el alma presa siente. Y en mi venganza salgo á la batalla.
¡Oh qué dulce holganza á la memoria, Mas ¡ay! queni alas flechas que templadas ^27)

Dulce bien y regalo de aquel día En la luz de mi Estrella están, ni al brazo


Que'siempre alabo en soledad ausente! Tuyo resiste bien segura malla (28).
*
LIV.

¿Quién rompe mi reposo? Quién desata


Y estaban cielo, mar, fuego, aire y tierra
El dulce sueño al corazón cansado?
Juntos con tierra, mar, fuego, aire y cielo;
Pero con cielo, mar, fuego, aire y tierra Quién despierta el temor de mi cuidado?
Discordes tierra y mar, fuego, aire y cielo Quién mi sosiego amado desbarata?
Era el cielo en mar, aire en fuego ,'en tierra,
Y era en el cielo el mar, fuego, aire y tierra.
(21) De la abrasarla Libia ó do se siente
Casi perpetua sombra y noche fria. (25) ¿Por qué renuevas este encendimiento,
Tirano Amor, en mi herido pecho?
(22) Que en la niebla tendré lumbre del dia.
(20) Vivía en soledad de mi tormento.
(23) De vos, mi bien y amor, siempre inclemente
Me niegue la esperanza cíe alegría. (27) Mas ¡ay! que á las saetas que templadas.

(24) De mí dichoso mal la rica historia. (28) Tuyo no puede resistir la malla.
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olí FERNANDO DE HERRERA.


La fuerza de mi afán, que me maltrata, De dureza tan áspera y llorosa.
Turbando mi descanso; y tan pagado Acábense con este los cuidados
Estoy del mal, que en él enajenado, Las congojas antiguas y el gemido
De lo mas el sentido se recata. Por todos los sucesos desdichados.
Fuera yo á mi pasión no agradecido El sol de hermosura esclarecido,
Si no buscara extremos en la pena, Rayo de la divina hermosura,
Como en la presunción de mi osadía. Y'ace en fría tiniebla oscurecido.
El bien de mi dolor tan bien sufrido Quien pudo ver la luz suave y pura
Es pensar que cuan fiero me condena Clarísima Eliodora, de tus ojos,
Tanto es mayor con él la gloria mia. Nunca esperó tan grande desventura.
Las ricas hebras, lúcidos manojos
LV. De oro terso, sutil y ensortijado,
Ojos en quien mi espíritu respira Son ya de muerte míseros despojos.
Tal vez, ardiendo en lúcidas centellas;
Vese el dulce color amortiguado,
Ojos no, mas purísimas estrellas,
Y sin vigor la bella y blanca frente
Rayos que el sol menor celoso mira Y queda el cuello apuesto derribado.
do solo amor espira El blando trato, el corazón clemente,
Rico puesto, á
Dichoso en las eternas luces bellas, La gracia generosa y cortesía,
Y sus llamas afina, y liempla en ellas, La fe y modestia y la virtud presente

Siempre fiero y cruel, la aguda vira Entrega un desdichado y cruel dia


No alcanza nombre alguno á la belleza En duros brazos de la muerte fiera,
Vuestra ; y asi, no digo cuánto siento Cuando menos al miedo se debia.
Esta engañosa vida lisonjera
Que tanto bien no cabe en voz humana.
Raste que para osar á vuestra alteza Desierta y"en confuso error perdida
Vos llame ¡oh dulce causa á mi tormento! Después de tanto mal, ¿qué bien espera?
Ojos de mi sirena soberana. Con esta triste y última partida
Es dulce vida ya la amarga muerte
LVI. Y amarga muerte ya la dulce vida.
Ningún caso tan áspero ó tan fuerte . .

Céfiro renovó en mi tierno pecho Estrago, y ningún ímpetu sañoso


Floridas ramas de esperanza cierta Del cielo que contrasta nuestra suerte
A mansa lluvia, á sol templado abierta, Puede, aunque quebrantando proceloso
Y todo se mostraba en mi provecho Arranque gruesos muros bien trabados,
Cuando de hielo un crudo soplo hecho Y se confunda el orbe temeroso
De aquella parte de calor desierta, Rendir los corazones levantados;
Abate en tierra mi esperanza muerta Que el valor glorioso los alienta
Y el trabajo en un punto fué deshecho. Entre peligros mil nunca turbados.
Quedó en el mesmo puesto el hielo frió Mas esta, que enemiga se presenta,
Que con el fuego en mi dolor contiende Y deshace cruel con impia mano
Y vence alguna vez, otra es vencido. La verde flor, indina de esta afrenta,
De allí siempre temí en el pecho mió Al mas excelso pecho y sobrehumano
La nieve; que aunque el fuego me defiende, Desnuda de la usada fortaleza
Medroso estoy del daño recibido. Que contra su rigor se opone en vano.
Terrible mal, pero común tristeza,
LV1I.
Que desbarata la ambición profana,
Salen mil pensamientos al encuentro Freno de vanas pompas y grandeza,
Cuando estoy mas ajeno, y pueden tanto, Contra esta furia rígida, tirana
Que apena de mis males me levanto Solo finca un reparo no ofendido,
Y doy en el peligro siempre dentro (29). Que es la ardiente virtud y soberana.
Sin recelo mi afrenta sigo, y entro Rompa el cielo en mil rayos encendido,
Osando ¡oh ciego error! para mas llanto; Y con pavor horrísono cayendo,
Alcanzo, aunque me esfuerzo, á valer cuanto Se despedace en hórrido estampido.
Alas mudanzasdeboenqueme encuentro (30). Tal es, que este furor y horror tremendo,
El esquivo dolor no es el que hace (31) Y cuanto conspirare por su daño,
La guerra que padezco de mi daño; Rendido ante ella quedará gimiendo.
Que el mal no espanta á quien lo tiene en uso. Rien puede al hombre ciego y della extraño
El bien que espero y temo me deshace (32) Enflaquecer, y su memoria injusta
Que yo sé bien por el ausente engaño Acabar del olvido en lento engaño;
Juzgar de este presente el fin confuso. Mas nunca podrá haber Vitoria justa
De quien se aparta, y singular contino
ELEGÍA VI. Sigue y alcanza al bien con gloria augusta.
Dichoso aquel espíritu divino
Lien debes asconder, sereno cielo
Tus luces, y tejer de oscuro manto Que la alta frente descubrió seguro,
Sin temer el común peligro indino,
En torno luengamente el ancho velo,
Y' España deshacerse en mustio llanto,
Y al estrellado claustro y ardor puro
Y volver en un triste sentimiento Encumbró el fácil vuelo en paz, purgado
Siempre la dulce voz y alegre canto De corteza mortal y error oscuro.
Si amor de la virtud jamás cansado,
Y Rétis remover del hondo asiento
Negras ondas, creciendo el mar hinchado Si piedad, si corazón honesto,
Si sufrimiento apenas enseñado,
El curso de su misero lamento,
Pues ¡oh dolor tarde temido! el hado Y si ánimo humillado y bien dispuesto,
Pudo airado robar la luz hermosa Si trabajos de inmenso sentimiento

Al suelo eternamente despojado. Si á santas obras pecho firme y puesto


Perpetua sombra y niebla tenebrosa Pueden de este apartado y grave asiento
Desconhorte los pechos espantados Colocarte ¡oh sin par bella Eliodora!
En los giros de eterno movimiento
Tú serás en el cielo nueva aurora,
(f.9) Y ya me hallo en el peligro dentro.
Antes luciente sol que muestre al dia
(30) Y aunque me esfuerzo al ün, no puedo cuanto La riqueza y valor que en tí atesora;
Debo en tantas mudanzas con que encuentro.
Y cuando la desnuda noche fria
(31) No es la tristeza ni el dolor quien hace. Oscurezca el fulgor, serás lucero
(32) El bien que temo y dudo me deshace. Que descubra eu su honor serena via.
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COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO SEGUNDO. 51ü


Y viendo elcolor tuyo verdadero I

CANCIÓN V.
Variado en la púrpura y la nieve,
Y el oro que igual nunca vio el ibero, A don Alonso Pérez de Guzman, duque de Medina
Dirá quien te mirare, si osar debe
En tanto mal, ingrato á tu belleza :
«¿El impio bado á tanto bien se atreve?» Príncipe excelso, á quien el hondo seno,
Tú jamás descansaste en la estrecheza Por su luciente curso y extendido,
Que iu alma ofendía, y padeciste El sacro padre Océano inclinado
Dolor, y siempre afanes y tristeza. Ofrece, de respeto humilde lleno,
No quiso el claro olimpo, ni pudiste En el corriente estrecho celebrado
Ya esperar mas trabajos, y dejaste El tributo debido,
Alegre al cielo todo, á España triste. Si del dirceo cisne esclarecido
Contigo arrebatado nos llevaste La voz grande y sonora, el alto canto,
El deseo de amor honesto y santo Y de Cirra el aliento en mi inspirara ,
Con el que en nuestros pechos inflamaste. Yo nunca las hazañas ensalzara
Yo canté tu valor, y ahora canto De aquel que causó en Troya último llanto,
El premio merecido de tu gloria Ni el que, ofendido tanto
Aunque á la voz impide el tierno llanto. De la sañosa Juno, limpió en guerra
Mas en mi no desmaya la memoria De fieras y tiranos la ancha tierra;
De tu virtud, de quien el tibio olvido Antes pensara, alzando osado el vuelo
Desespere ganar jamás vitoria Por la inmensa región de vuestra gloria ,

Y veo que es el llanto mal perdido, Sin perder el dichoso atrevimiento,


Porque descansas libre ya y segura, Entre los puros astros que orna el cielo
Y la ocasión de mi dolor olvido. Con cercos de lumbroso movimiento
No podia tu inmensa hermosura, Vuestra insigne memoria
Tu valor, tu divino entendimiento Entrelazar, negando la vitoria
Contento sosegar en sombra oscura; Del claro nombre al tiempo desdeñoso;
Y desdeñando el duro ligamento, Mas, aunque el valor vuestro y su grandeza
Deslazaste, y en leve vuelo suelta, No admiten de mis versos la rudeza,
Pisas el cerco etéreo y Arme asiento. Y de Icaro el suceso peligroso
Si puede renovarte alguna vuelta Me vuelva temeroso,
La memoria del suelo despreciado, Y el riesgo á que me obligo atento veo,
En dichosa alegría y bien envuelta, Ño puedo contrastar á mi deseo.
Da esfuerzo á este mi espíritu cuitado Si el noble, liberal y cortés hecho,
Para sufrir la acerba y luenga pena Y piedad del ánimo excelente
De esta vida, la lástima y cuidado Ño sufrió que la sangre generosa
Que ya de la esperanza se enajena, Aunque contraria con discorde pecho,
Ya su intento engañado y error siente, De la estirpe real y gloriosa
Y en tormento molesto se condena. Casa vuestra en la ardiente
Que en tu honra inclinado el Ocidente Libia acabase presa indinamente,
El frió libro, el Tajo caudaloso Premio tenéis ya de esta cortesía
Venerará este dia humildemente. Que toda cuanto es grande admira España
Y Bétis, que contigo fué dichoso, La honra singular de esta hazaña,
Pero ya desdichado, que le pierde, Y vencida la invidia, se desvia
Y triste y sin el ancho curso hondoso, De su antigua porfía,
En medio de su fértil campo verde Y á su pesar conoce en tanta muestra
Hará que el coro todo se levante Que solo pudo ser tal obra vuestra.
De ninfas que con dulce voz concuerde; Vos, que cual sol, que luce entre las nieblas,
Y metiendo en el piélago de Atlante Resplandecéis en esta edad oscura,
La frente por su abierto y hondo seno A renovar la bella edad pasada
Con ímpetu extendido resonante, Cuando, venciendo alegre las tinieblas,
Dará ocasión que el mar, de peñas lleno, Fué la sola virtud mas estimada
Alce el canto en tu gloria, rodeando Pues va por vos procura
Sus bandas, de otra alguna voz ajeno; Subir á su grandeza y lumbre pura
Hasta que el claro son multiplicando, Y del olvido ingrato, en quien se asconde,
Entre, volviendo el paso, en el Egeo, Vuestro favor invoca y vuestra mano
En el último Euxino reparando. Pide, v osa elevar el vuelo ufano
Yo, si el cielo, presente á mi deseo, A difícil yerta cumbre, donde
su
No corta el hilo frágil de esta vida premio igual responde
El
Y al canto aspira espíritu febeo, No la desamparéis, que en vos espera
Espero tu memoria esclarecida Vibrar su llama y descubrir entera.
Hacer insigne ejemplo de la fama No esperéis en el mármol esculpido
Prenda solo á mis lágrimas debida. O en el sujeto bronce bien labrado,
Y quien oír pudiere de tu llama Que figurado vuestro nombre espire,
Viva el puro esplendor y la belleza Que en breve espacio yace oscurecido
Que por cuanto el sol cerca se derrama, Aunque el ingenio junto y arte inspire
Culpará de sus hados la dureza, De Fidia aventajado
Que le negó admirar en este suelo Que este es mortal trabajo limitado;
La luz excelsa de ínclita grandeza. Porque el divino coro de Elicona,
Alma dichosa, tú, que al alto cielo Intento á vuestra gloria, el árbol verde,
Enriqueces alegre, y gloriosa Que su esplendor florido nunca pierde,
Te cubres de purpúreo y sutil velo, Teje en hojas de roble y lo corona
Vuelve á mirar á España lastimosa De una inmortal corona,
En tu partida, que de bien ya ajena, Para ceñir en torno de oro ardiente,
Yace en terreno afeto congojosa. Con siempre eterno nombre vuestra frente.
Esta triste ribera, de afán llena, Nunca la luz jamás y la grandeza
Que vio desparecer su blanca aurora, Que de amable virtud el fuego inflama,
Con mustio verso murmurando suena. Y el brio generoso el alto pecho
La sublime y bellísima Eliodora, Después de la fatal común tristeza,
Roto el cansado y grave peso frió, Cuando al valor se niega su derecho
Abrasada en la eterna luz que adora Centellará en la llama,
Es tutela del sacro hesperio rio. Do la memoria mas vos busca y llama,
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316 FERNANDO DE HERRERA.


Si la sagrada musa, agradecida, LX.
No deshace la sombra del olvido;
Es vano iulento, es ciego error perdido, A don Alvaro de Bazan, marqués de Santa Grr
Cuidar que pueda alguno alcanzar vida
A su nombre debida, Asconde, tardo Bágrada, en tu seno
Si este favor pujante no proviene La fiera armada de lu osada gente
De aquella indita voz de Melpomene. Y arrancando los cuernos de la frente,
¿Cuantos lamosos príncipes encubre? Pierde el orgullo, ya de esfuerzo ajeno;
Cuántos heroicos pechos encerrados Que á todo el ancho ponto pone freno,
Tiene el silencio oscuro en negro velo? Vengando con la aguda espada ardiente
El tiempo vencedor asconde y cubre Los insultos que sufre el Ocidente,
Todo cuanto valor ilustró al suelo. El domador del cita y sarrace/io (53).
De aquellos que admirados Verás la tierra presa, el mar sangriento,
Y fueron de los hombres venerados, Y nombre de Dazan temblar medroso
al

Aun rastro de su gloria no se alcanza. El corazón mas bravo y arrogante.


Vos de tanta engañada muchedumbre Y atado en hierro el cuello descontento,
Distinto vos veréis en alta cumbre, Rendirse al brazo suyo poderoso
Con pocos alcanzando esta alabanza; Cuanto abrazan el Nilo y grande Atlante.
No engañéis la esperanza
Que de vos nos promete y hace cierta LXI.
La natural virtud que está encubierta.
Seguid, Señor, y osad los grandes hechos,
Ausente pienso en mi dolor conmigo,
Si alguna vez estuve tan contento ,
No menos
en la paz que en dura guerra ,
De los vuestros clarísimos mayores Que no diese al cuitoso sentimiento
El lugar que se debe al mas amigo;
Cuyo valor sublime, cuyos pechos
Quebrantaron los bárbaros furores;
Y hallo al fin en este mal que sigo
Que nunca un hora libre de tormento
Que nuestra rica tierra
Por donde el africano mar la cierra
Pude alcanzar; que al cabo el pensamiento
Es mi mayor contrario y enemigo.
Anegaron en sangre, y la abrasada
Bien que pruebo traer á la memoria
Arenosa Numidia, helada y fria,
Sombras de un bien que descubrí tan vano
Roto su orgullo todo y su porfía
Que se despareció luego á mis ojos;
Vencida, eií tristes lágrimas bañada",
Mas esto no me puede causar gloria;
Se les rindió humillada
Antes da siempre á mi dolor la mano
Y Atlante con horror temió presente,
Para que no se acaben mis enojos.
Gimiendo el postrer hado amargamente.
Del mas preciado nombre y glorioso
Que España, de las gentes domadora, LXII.
Puede alabarse, sois felice lumbre
Grande honor, gran cuidado trabajoso
A Luís Barahona de Solo.

Para pedir las puntas de su cumbre, Vos celebrando al son de noble lira,
Porque la roja aurora Insine Soto, vuestra dulce pena,
Y la lista que intenso ardor colora, Del Dauro la ribera tenéis llena,
Y la que en hielo torpe se condena, Y el bosque verde vuestro nombre admira (oí).
Y orbe mas extrañas
las parles del Yo aquí do amor en mi dolor conspira,
,

Conocen el fulgor de sus hazañas; Solo en esta desierta ardiente arena


Que su valor en todas crece y suena Mis ojos rompo triste en honda vena (35),
Con luz de gloria llena. Y el grande Bélis con mi mal suspira.
Vos, á igualar sus hechos obligado, Dichoso vos, que en luz de inmortal fuego
Solo seréis de todos admirado. De vuestra fénix renováis la gloria ,

Que no podrá cubrir niebla de olvido,


SONETO LVIII. Yo, mísero , sin bien , herido y ciego,
Avivo de mis males la memoria,
Si puede celebrar mi rudo canto
Desesperado y nunca arrepentido.
La luz de vuestro ingenio y la nobleza,
Tendrá perpetua gloria con grandeza
De fama en el dorado y rico manto ;
ELEGÍA VIL
Pero si de mi mal no me levanto,
Y amor me ocupa todo en la belleza, ¿Qué honor vos pudo dar, bella enemiga,
Sola grave ocasión de mi tristeza,
y
Rendir mi pecho que con tal cuidado
,

Por quien suspiro y me deshago en llanto, Buscastes la ocasión de mi fatiga?


Será en cuanto sostenga la "alma mia Si yo nací sujeto y obligado
El duro peso, sin temor de olvido, A perderme en las ondas del mar fiero,
Siempre vuestro valor de mí eslimado ; Cual navegante mísero engañado
Poique el sosiego y trato y cortesía ¿Por qué con dulce canto y lisonjero
A vos lodo me tienen ofrecido, Suspenso, me Devastes compelido
¡
Oh ilustre honor del nombre Maldonado. Al dolor grave en que lloroso muero?
Bien conocía yo, ¡aimé perdido!
LIX. De vuestro corazón el falso engaño,
Y el áspero rigor de vuestro olvido.
Tal vez abrasa con vapor fogoso Huía, temeroso de mi daño,
Tal vez enfria con horror helado, La luz de vuestros ojos y belleza
De la africana fuente desalado Como si del amor naciera extraño.
El cristal en el mesmo trato ondoso. No me valió vestirme de dureza
Cuando en la sombra está medroso,
el cielo Conlra las crudas Hechas del tirano,
Hierve en ardor su curso destemplado , Que solo se contenía en mi tristeza.
Y cuando yace el sol mas inflamado, Porque viendo que el golpe de su mano •

Corre un ivierno de rigor nevoso. No abría bien el corazón constante,


Son tales los milagros que en mi pecho, Y que su intento sucedía en vano
Sujeto y condenado á tu crueza,
Haces, liero tirano y señor mió,
Que estoy en el calor un hielo hecho, (33) El domador del cita y agareno.
Y un fuego de inmortal naturaleza (34) Y el verde bosque, que de vos se admira.
En la fuerza y vigor del mayor frió. (35) Rompo mis ojos en profunda vena.
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COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO SEGUNDO. 517


Y que arco de duro diamante
el Porque su cuya poderosa
hijo,
Perdía su vigor, vuelto indignado Diestra rinde herido y humillado
Contra mi presunción tan arrogante, Cuanto cerca del sol ia luz fogosa,
Se puso en vuestros ojos regalado Aunque bello y en ella figurado,
Blando, lleno de tierna cortesía, Cual parto de su inmensa hermosura,
Suave y dulcemente lastimado. Divinamente puro y acabado
Con esto mi firmeza y mi porfía No crecia en grandeza y compostura
Rota, quedó vencida y entregada Igual á la belleza, y que vivia
A vuestra voluntad siempre la mia. Mucho tiempo sujeto á tal ventura ;
Mostrástesvos alegre y agradada Doliéndose del daño, no sabia
Tanto del grave alan que por vos siento, Qué remedio tuviese una extrañeza
De rigor y desden tan apartada, Nunca vista jamás hasta aquel día.
Que os di mi libertad, y el pensamiento Al fin, del triste caso la graveza
Ocupé solo en vos, y fué mi gloria La llevó á consultar, por mas seguro,
Merecer en virtud de mi tormento. De las secretas cosas la certeza.
Ahora, que soberbia en la viloria, Témis, que revelaba lo futuro,
Vos descubrís á mi pasión esquiva, Viendo su confusión , le dice « Olvida, :

A mi nombre negáis vuestra memoria; Venus, este temor del hado oscuro*.
En vuestro pecho no sufrís que viva «Este tu Amor, en esa edad florida
De tanto amor una pequeña parte Si no crece, aunque solo es engendrado,
Sin deslazar mi ánima cautiva. Es por oculta causa y ascondida,
Este es el mal que me deshace y parte «Puede solo nacer y ser criado,
El corazón mezquino, y con crueza Y no crecer ; si quieres tú que crezca,
A mil varios peligros lo reparte. Pare otro hijo, Contramor llamado;
Si ofende al valor vuestro y su grandeza »Con tal suerte, que el uno favorezca
Que ose tanto fiar de mi cuidado, Mirando al otro hermano en crecimiento,
Que adore mi humildad vuestra belleza, Cobrando cuerpo que al igual florezca;
No merezco por ello ser culpado; »Pero si el uno falta, á un movimiento
Porque conozco bien cuan poco alcanza Ambos acabarán forzosamente,
Al cielo alto mi vuelo desmayado; Y este es decreto de infalible asiento.»
Pero vos alentastes mi esperanza, Volvió Venus alegre, y juntamente
Y vuestra luz me dio merecimiento Al regalo de-1 dulce amado Marte,

Para abrazar tan alta confianza. Y cuanto dijo Témis vio presente.
La honra de mi noble pensamiento,
Mi fe y amor, á sola vos debido, jandro Afrodiseo. Antes lo trasladó en prosa, del modo que á
Son dignos de mas grato acogimiento. continuación se puede leer:
Memorias tristes de mi bien perdido «Había engendrado Venus á Eros, que es clamor. El niño era
Me siguen siempre, y me molestan tanto, agraciado y hermoso, porque mostraba en su rostro la (¡gura y
Que deseo acaballas en olvido. belleza de su madre, en ninguna cosa degenerando de la belleza
Deshecho todo en miserable llanto, dclla; pero no podia crecer en grandeza y estatura de cuerpo, que
Hago testigos este prado y fuente respondiese á 13 hermosura y así, quedó mucho tiempo en aquel
;

Del mal que sufro ausente en mustio canto. hábito con que nació. Congojada y falta de consejó su madre, ma-
Solo un cuidado tengo que contente ravillábase desta extrañeza, y no entendía qué causa impidiese su
El corazón cuitado en tanta pena, crecimiento; y no menos que ella se fatigaban las Carites, diosas
Que descanso ninguno me consiente de las gracias, que tenían á su cargo la crianza del niño. Al tin
Y es, que al fin quedo en esta suerte ajena
fueron á consultar el oráculo de la diosa Témis , que pronunciaba
Alegre de haber muerto á vuestra mano
lo que estaba por sucederde los hados, porque aun no había comen-
Antes que despedace esta cadena.
zado Apolo á presidir en Délfos, ni revelaba aun los secretos de
Mas yo;, qué digo? ¿á quién mequejo en vano?
las cosas ascondidas en oscuridad ; y humildemente le suplicaron
A un bello rostro y corazón de fiera, que buscase y les descubriese algún remedio para aquella no
Tierno en vista y en obras inhumano.
acostumbrada calamidad, dina de toda grande admiración. En-
Mejor sera que antes que yo muera
tonces respondió Témis:— Yo libraré vuestro ánimo (tesa congoja,
En este error huya mi suerte dura,
porque aun no habéis conocido bien la naturaleza y el ingenio des-
Y lo que la razón me ofrece quiera.
te niño; porque este tu verdadero Amor, oh Venus, puede por ven-
Esta luz soberana y hermosura
tura nacer solo, pero no puede crecer solo. Y si tú quieres que
Que tanto hacer pueden en mi daño,
él crezca en la proporción justa del cuerpo, tienes necesidad de
Se cubran para mí de sombra oscura.
otro hijo llamado Antéros, que con reciproco y trocado amor sa-
Otra extraña región y cielo extraño
tisfaga y compense las fuerzas de la benevolencia. Y será esta
Me conviene buscar, porque perezca j

naturaleza á los dos hermanos, quel uno al otro se presten y den


En la ausencia la causa de mi engaño.
con igual cambio el crecimiento y grandeza , y mirándose troca-
Do nunca á la memoria se me ofrezca
damente, serán autores de su aumento, cobrando cuerpo con igual
El dulce nombre iré , y á do conmiyiu
Siempre ocasión de justo desden crezca. grandeza y estatura. Pero si faltare el uno, acabarán ambos for-
Mas ¿qué valdrá? que nunca mi enemigo zosamente.— Con esta respuesta de Témis, vuelta Venus á los re-
Se aparta de mi pecho y me presenta galos de Marte, engendró otro hijo, á quien puso por nombre
Mi pura Estrella en mi favor consigo? Antéros, como si dijésemos Contramor. Entonces con maravillosa
A
vos, mi bien , así jamás consienta novedad comenzó súbitamente Cupido á crecer en grandeza de
El cielo que la luz de esa belleza cuerpo, y naciéndole repentinamente las alas, las extendió con
Del tiempo la común ofensa sienta. lozanía y hermosura, corriendo y volando con el cuerpo igual á la
Pido que no sufráis que mi firmeza belleza del rostro. Parecía que los dos hermanos competían en por-
Acabe sin que sea agradecida fiada contienda cuál dellos crecia mas hermoso y mas grande.
Conforme al merecer de esa grandeza. Admirábanse los dioses, y mas su madre, de ver crecer tan
¿Por ventura será cosa debida excelente generación suya. Así creció el Amor, que siendo sujeto
A vuestro gran valor ser vos llamada á esta suerte, muchas veces es perseguido y molestado de admira-
Ingrata, desleal, desconocida? bles y nunca oidos trabajos y fatigas; porque unas veces creco,
La dulce Venus, madre regalada otras mengua, y torna de nuevo á cobrar la grandeza perdida del
Del tierno Amor, estaba lastimosa, cuerpo; mas de tal manera, que siempre está necesitado de la
Y' eu fatiga contina congojada (36), presencia de su hermano, el cual si ve crecer, contiende y se
esfuerza en precedelle; pero si lo halla pequeño, muchas veces
aun contra su voluntad se desmaya y derriba; porque el Amor, si
(36) Herrera, en sus Anotaciones á Garcilaso , puso este Apólo- no responden con agradecimiento de amor, no crece, antes se
go, tomado de uno de Porürio, que se atribuía también á Ale- acaba.»
, ; ,, , ; : , ;

318 FERNANDO DE HERRERA.


Amor luego creció mirando aparte ,
Por eso no vos canse mi flaqueza,
A su hermano, y de sí con gran porfía de amor; que mi tormento
Bella Estrella

El uno daba al otro mejor parte. No cabe bien en vaso tan estrecho.
El uno y otro en igualdad crecía,
Hermoso en la figura y la grandeza LXVII.
Que á Citerea admiración ponía. Fiero dolor, que el corazón cuitado
Señora, si al amor que á vuestra alteza Tanto afliges y cansas dolor fiero,
;
Tengo amor agradecido
fallece
Que por templar mi mal con honra quiero
En parte alguna á mi mayor firmeza Llamar solo dolor desesperado;
No díso que por mí será perdido; Pues al extremo ha tu rigor llegado,
Que mi fe tal error nunca ha pensado; Y del amor ningún remedio espero
Mases amor tan tierno y tan sentido, Acaba ya mi vida, ó, pues no muero,
Que temo que se acabe mal mi grado. Acábese contigo mi cuidado,
SONETO LXIII.
Porque si del furor de mi tormento
Puedo alentar, ya nunca mas Vitoria
Amor, en un incendio no acabado Daré de mí al autor de tu crueza;
Ardí del fuego tuyo, en la florida Y el horror de la pena y mal que siento
Sazón y alegre de mi dulce vida, Quedará siempre vivo en mi memoria,
Todo en tu viva imagen trasformado; Para huir comino lu dureza.
Y ahora ¡oh vano error! en este estado,
No con llama en cenizas ascondida LXVIII.
Mas descubierta, clara y encendida,
Preso en la red de Amor dorada y pura,
Pierdo en ti lo mejor de mi cuidado.
No mas baste, cruel ya en tantos años
; ,
Y ardiendo en vivos rayos de belleza,
Rendido haber al yugo el cuello yerto, Mueve el sutil pincel, y con destreza
Y haber visto en el fin tu desvarío. Su fuerza en vuestra luz mostrar procura.
Abra la luz la niebla á tus engaños La arte á su fin llegó, la hermosura
Al intento excedió en estrema alteza ;
Antes que el lazo rompa el tiempo, y muerto
Sea el fuego del lardo hielo mió,
En ella infunde él mesmo su grandeza,
Y espíritu se hace en su figura.
LX1V. Su llama en él enciende á quien la mira,
Y en la virtud, que halla soberana,
A la muerte de don Alvaro de Bazan, Lleva la alma abrasada en alto vuelo;
marqués de Santa Cruz. Y con la gloria eterna, que le inspira,
Goza, excelsa y bellísima Diana,
Pongan en tu sepulcro, oh flor de España,
El sereno esplendor del alto cielo.
La virtud militar y la Vitoria
Grandes ciudades presas en memoria, LXIX.
Y todo el noble mar que á Grecia baña.
Tú solo, tú con singular hazaña Esta sola desierta, ardiente arena,
Ganaste vencedor tan alia gloria Falal sepulcro al último ocidente,
Que las voces se cansan de la historia De armas rotas, de muerta y presa gente
Que tus Ínclitos hechos acompaña. Y de sangrientos rios está llena.
El furor de Otomano quebrantado Infamia y honra en un error condena
Será justo despojo que esculpido Al corazón cobarde y al valiente
En lengua de la fama alce tu nombre. El premio es desigual que el uno siente
;

Con tal blasón , valor nunca domado, Perpetua gloria, el otro eterna pena.
Ingenio y arle hacen que vencido Con un súbito estrago y espantoso
No pueda ser del tiempo un mortal hombre. Y confuso desorden acabando,
Cedió el valor heroico al africano.
LXV. Grave crimen del vulgo temeroso;
Que, pues murió, muriera peleando
corazón doliente,
El triste alan del
Do murió, lodo el reiuo lusitano.
Con la memoria de mis males llena,
Vó repitiendo solo por tu arena
Sacro rey de las aguas de Ocidente.
LXX.
Las ondas acreciento á tu corriente, A Fernando de Cangas.
Socorriendo á tu curso con la vena
De mis ojos llorosa y junto suena
,
Fernando, yo sulqué con viento lleno
El suspiro, que esfuerza á la creciente. Del dulce amor el grande mar abierto
Al fin gasto el humor y cesa el viento, Y libre de temor, sin buscar puerto,
Y exhala el fuego con incendio tanto, Atravesé de un seno en otro seno.
Que de húmido te hace ardiente rio. En medio el curso se turbó el sereno
En vano intentas á este encendimiento Cielo, y revuelto todo el ponto incierto,
Resistir, pues nopudo el grave llanto Rompe mi flaca nave , y ya desierto
Quebrantar &u furor del dolor mío (57). De salud, en las ondas voy ajeno.
Si en esta tempestad es tal mi suerte,
LXVI. Que escape de peligro, nunca el fiero
Tirano llevará de mi vitoria
Como en la cumbre excelsa de Mimante, Mas antes que en olvido cubra muerte
Do en eterna prisión arde y procura Mi nombre humilde celebrar espero
,

Alzar la frente airada, y guerra oscura Del español belígero la gloria.


Mover de nuevo al cielo el gran gigante,
Se nota de las nubes, que delante LXXI.
Vuelan y encima, en hórrida figura,
La calidad de tempestad futura Si no sufría ya la adversa suerte
Que amenaza con áspero semblante; Que mas viviera el reino lusitano,
Así de mis suspiros y tristeza, Ardiera en guerra fiera, y Marte insano
Del grave llanto y grande sentimiento Moviera del contrario el brazo fuerte.
Se muestra el mal que encierra el duro pecho. Cuanta saña y furor la furia vierte,
Hierro, fuego enemigo de impía mano
Armara, y no entregara al africano
(37) Quebrantar su rigor del dolor mió. Los cobardes despojos en su muerte.
, ; ;; ,, ! ; , ,,, ,; , ,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO SEGUNDO. 519


Noes vergüenza morir, y la vitoria Cayó en unos vigor, cayó denuedo
Y vida, el honor no , rendir osado Mas en otros desmayo y torpe miedo.
Al ífnpetli de Libia violenta. ¿Son estos por ventura los famosos,
Fuera sin culpa mísero con gloria, Los fuertes los belígeros varones
,

líonrárase en la queja de su liado, Que conturbaron con furor la tierra ,


Y faltara á sus lágrimas la alienta. Que sacudieron reinos poderosos,
Que domaron las hórridas naciones,
LXXII. Que pusieron desierto en cruda guerra
Cuanto el mar indo encierra,
Soberbio Tajo, que en la gran corriente Y soberbias ciudades destruyeron?
Entrabas de Nepluno impetuoso, ¿Dó el corazón seguro y la osadía?
¿Por qué con tardo paso y temeroso ¿Cómo así se acabaron, y perdieron
Vas humilde abatiendo tu creciente? Tanto heroico valoren solo un dia;
Si el fiero Luco osado alza la frente, Y lejos de su patria derribados
Domador de tu ejército lamoso, No fueron justamente sepul tados (39) ?
No debes tú por eso estar medroso, Tales ya fueron estos cual hermoso ,

Ni el furor libio recelar presente Cedro del alto Líbano, vestido


Que en tu favor el Ebro grande, el Duero De ramos, hojas con excelsa alteza;
,
Y el sacro ondoso Bétis á porfía Las aguas lo criaron poderoso,
El valor juntarán ,1a fuerza y arte. Sobre empinados árboles crecido (40),
Luego verás al númida guerrero Y se multiplicaron en grandeza
Perder rolo el orgullo y la osadía, Sus ramos con belleza
Y cautivo humillado venerarte. Y extendiendo su sombra se anidaron ,

Las aves que sustenta el grande cielo,


CANCIÓN VI. Y en sus hojas las fieras engendraron
Y hizo á mucha gente umbroso velo
Por la pérdida del rey don Sebastian. ;

No igualó en celsitud y en hermosura (41)


Voz de dolor y canto de gemido Jamás árbol alguno á su figura.
Y espíritu de miedo, envuelto en ira, Pero elevóse con su verde cima
Hagan principio acerbo á la memoria Y sublimó la presunción su pecho,
De aquel día fatal , aborrecido, Desvanecido todo y confiado
Que Lusitania mísera suspira Haciendo de su alteza solo estima.
Desnuda de valor, falla de gloria ;
Por eso Dios lo derribó deshecho,
Y la llorosa historia A los impíos y ajenos entregado,
Asombre con horror funesto y triste Por la raíz cortado;
Dende el áfrico Allante y seno ardiente Que opreso de los montes arrojados,
Hasta do el mar de otro color se viste, Sin ramos y sin hojas y desnudo,
Y do el límite rojo de oriente, Huyeron del los hombres, espantados,
Y todas sus vencidas gentes Íiera9 Que su sombra tuvieron por escudo;
Ven tremolar de Cristo las banderas. En su ruina y ramos cuantas fueron
Ay de los que pasaron , confiados
¡
Las aves y las fieras se pusieron.
En sus caballos y en la muchedumbre Tú infanda Libia en cuya seca arena
, ,

De sus carros, en tí , Libia desierta, Murió el vencido reino lusitano,


Y en su vigor y fuerzas engañados, Y se acabó su generosa gloria ,
No alzaron su esperanza á aquella cumbre No estés alegre y de ufanía llena;
De eterna luz , mas con soberbia cierta Porque tu temerosa y flaca mano
Se ofrecieron la incierta Hubo sin esperanza tal vitoria
Vitoria , y sin volver á Dios sus ojos Indina de memoria;
Con yerto cuello y corazón ufano Que si el justo dolor mueve á venganza
Solo atendieron siempre á los despojos Alguna vez el español coraje ,

Y el Santo de Israel abrió su mano, Despedazada con aguda lanza


Y los dejó, y cayó en despeñadero Compensarás muriendo el hecho ultraje;
El carro, y el caballo y caballero. Y Luco amedrentado, al mar inmenso
Vino el dia cruel , el dia lleno Pagará de africana sangre el censo.
De indinacion, de ira y furor, que puso
En soledad y en un profundo llanto, SONETO LXXHI.
De gente y de placer el reino ajeno.
El cielo no alumbró, quedó confuso
A Francisco de Medina.
El nuevo sol , presago de mal tanto Ya que en vano contrasto al dolor fiero,
Y con terrible espanto Y faltándome el bien crece el tormento,
,

El Señor visitó sobre sus males, Y la esperanza sin ningún aliento


Para humillar los fuertes arrogantes, Me olvida y de remedio desespero
,
Y levantó los bárbaros no iguales,
Que con osados pechos y constantes
No busquen oro, mas con hierro airado
(39) Variantes de la edición de 1582:
La ofensa venguen y el error culpado (38).
Los impíos y robustos, indinados, ¿Son estos por ventura los famosos,
Los fuertes y belígeros varones
Las ardientes espadas desnudaron conturbaron con furor la tierra,
Que
Sobre la claridad y hermosura Que sacudieron reinos poderosos,
De tu gloria y valor, y no cansados Que domaron las hórridas naciones,
En tu muerte tu honor todo afearon,
, Que pusieron desierto, en cruda guerra,
Mezquina Lusitania sin ventura Cuanto enfrena y encierra
Y con frente segura El mar Indo, y feroces destruyeron
Grandes ciudades? Dó la valentía? ;,

Rompieron sin temor con fiero estrago ¿Cómo así se acabaron, y perdieron, etc.
Tus armadas escuadras y braveza.
La arena se tornó sangriento lago, (40) Variantes de la edición de 1ÜS2:
La llanura con muertos aspereza Tales fueron aquestos, cual hermoso
Cedro del alto Libano, vestido
De ramos, hojas con excelsa alteza;
(38) En la edición primitiva pusoHerrera: Las aguas lo criaron poderoso
Sobre empinados árboles subido, etc.
No busquen oro, mas con crudo hierro
Venguen la ofensa y cometido yerro. (4!) En celsitud y hermosura,—Edición de 1582.
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520 FERNANDO DE HERRERA.


Este desierto puesto solo quiero, lxxviif.
Pues lo aquejó mil veces mi lamento En noche sola voy con sombra , oscuro,
Que al triste cuerpo, siempre descontento, Sin bien, perdido, ajeno de reposo,
Sea el sepulcro de su mal postrero.
Con débil paso y corazón medroso,
Si tuvo en vos, Francisco Amor tirano ,
Buscando del amor lugar seguro.
Tal vez imperio, á lástima movido,
Siento al lado del arco el golpe duro,
Este verso corlad en mi memoria :
Y de mayor peligro receloso
«Uno aquí yace que amó firme en vano, Vuelvo sujeto á mi dolor penoso,
Y cuando esperó bien, aborrecido Y en mal antiguo nuevo mal procuro.
La vida lo dejó, y huyó su gloria.» El yerto, hórrido risco despeñado,
Y la monlaña áspera parece
LXXIV. Llana senda al deseo que me lleva.
Fria ceniza de mi ardiente fuego,
Culpa no es del, que siempre va engañado;
rotas hebras del mal firme nudo
Y Mas la razón, que ve , ¿por qué se ofrece
Al conocido error que nunca aprueba?
Que me enlazó, de cuitas ya desnudo,
Vos miro alegre y libre en mi sosiego.
Noesesteeí tiempo, no, en que and uve ciego, LXXIX (44).
Ni ocasión que así perderme pudo;
la
Osé y temí mas pudo la osadía
,
Que contra el mal embraza el fuerte escudo Tanto, que desprecié el temor cobarde;
Razón, y el feudo antiguo ya vos niego. Subí á do el fuego mas me enciende y arde
La luz pura, en mi oscura niebla abierta, Cuanto mas la esperanza se desvia.
Me descubre el error que proseguía Gasté en error la edad florida mia;
Y lleva osando por el paso estrecho. Ahora veo el daño, pero larde;
Muerto el deseo, y la esperanza muerta, Que ya mal puede ser que el seso guarde
Y sin fuerza vosotros, ¿qué porfía A quien se entrega ciego á su porfía.
Vos mueve á molestar mi duro pecho ? Tal vez pruebo (mas ¿qué me vale?) alzarme
Del grave peso que mi cuello oprime,
LXXV. Aunque falta á la poca fuerza el hecho.
Cuando rendía la arrogante frento Sigo al fin mi furor, porque mudarme
El ya vencido reino lusitano,
No es honra ya , ni justo que se estime
Y de Filipo el brazo soberano Tan mal de quien tan bien rindió su pecho.
Ponía el freno estrecho al Ocidente,
Con fiero influjo, con señal ardiente,
LXXX.
Que dio sospecha y dio temor no en vano, A Pompeyo.
El cielo se llevó con dura mano
La luz mas pura de Austria y excelente; Después que Milridates rindió al hado
Mas, de estrelladas hebras coronada, El fiero pecho, y Asia sacudida,
Esculpió entre losastros su belleza, Cayó rola , y la tierra, al lin vencida
Do alegre mira el rico hesperio suelo. Vio el mar de los piratas despojado,
Cuánto puedes virtud, que arrebatada
¡
Loque no pudo el medo, el parto osado,
De esta humildad á la inmortal grandeza, Ni virtud de Sertorío esclarecida ,
Eres amor y eres honor del cielo Una vil, flaca diestra la temida
Cabeza , oh gran Pompeyo, te ha cortado;
LXXVI. Y el cuerpo, mal cubierto de la arena,
Triste ultraje y cruel de humana gloria,
Donde el dolor me inclina vuelvo el paso (42) Desierto yace. Oh cuánto en ti la dura
¡

Tan cansado y perdido, que no tengo Suerte discorde se mostró y ajena!


Para arribar fuerza, y nunca vengo Pues falleciendo tierra á tu Vitoria,
A conceder holganza al cuerpo laso. La tierra falleció a tu sepultura.
El nial me sigue de uno en otro paso
Perpetuo y grave tal, que lo sostengo LXXXI.
Por entender que en mi las penas vengo (4o),
Que por amor cruel ausente paso. A Felipe II.
Si en este afán que ha de acabarse larde,
,
Ya que el sujeto reino lusitano
Osara esperar bien, fuera descanso
Inclina al yugo la cerviz paciente ,
Dulce y regalo mi mortal congoja
Y todo el grande esfuerzo de Ocidente
Mas ya remedio no vendrá que guarde
Tenéis, sacro Señor, en vueslra mano ,
El corazón caido, y mas me canso
Volved contra el suelo hórrido africano
Cuando el trabajo intenso en algo afloja.
El firme pecho y vueslra osada gente,
LXXVII. Que su poder, su corazón valiente,
Que tanto fué , será ante el vuestro en vano.
Alma bella , que en
este oscuro velo Cristo os da la pujanza de este imperio
Cubriste un tiempo tu vigor luciente, Para que la fe nuestra se adelante
Y en hondo y ciego olvido gravemente Por do su santo nombre es ofendido.
Fuiste ascondida sin alzar el vuelo; ¿Quién contra vos, quién contra el reino hesperio
Ya, despreciando esle lugar, do el cielo Bastará alzar la frente , que al instante
Te encerró y apuró con fuerza ardiente, No se derribe á vuestros pies rendido?
Y rolo el mortal nudo, vas presente
A eterna paz, dejando en guerra el suelo, LXXXII.
Vuelve tu luz á mí, y del centro tira
Al marqués de Santa Cruz, en la rendición
Al ancho cerco de inmortal belleza,
de las Terceras.
Como vapor terrestre levantado,
Este espíritu opreso, que suspira «Yo, que el temor al piélago Adriano
En vano por huir desta estrecheza Quité , y de Etolia en el famoso estrecho
Que impide estar contigo descansado.
(44) Con este soneto empieza la edición principe de las poesías
de Herreiu. Lope, al alabar á este en El laurel de Apolo, recuerda
(42) Donde el dolor me lleva vuelvo el paso.
esle soneto
(43) Solo por entender que en raí me vengo Cuando en sus rimas comenzó diciendo :
De cuania pena por amor yo paso. «Osé y temí, mas pudo la osadía.»
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COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO SEGUNDO. r2\


Quebré el orgullo , y sin valor deshecho Y vivo alegre solo cuando os miro;
Dejé primero el ímpetu otomano ¡Mas ay, cuan poco duro en este estado!
» En este peligroso golfo insano, Que cuando á verme en vos presente aspiro,
Do Francia llora rota el crudo hecho Mi enemiga fortuna no consiente
Osando en tu valor, con fuerte pecho Que falte causa al mal por quien suspiro;
Pongo tin al imperio lusitano. Y así, estoy ante vos solo y ausente.
«Alargue el mar su derramado seno,
Que en todo él pienso ser vitoriosa, CANCIÓN VIL
Siguiendo en cualquier trance tu bandera. »
España asi con esplendor sereno Con dulce lira el amoroso canto
Dijo al grande Bazan en la dudosa En alabanza de los bellos ojos,
Conquista de la presa ya Tercera. Causa de mi error luengo y desvarío,
Probé, y aunque robaron los despojos
ELEGÍA VIII. De mi gloria el dolor y el grave llanto,
Que acrecentó las ondas á este rio,
¿Cual fiero ardor, cuál encendida llama Oyendo el canto mió
Que duramente me consume el pecho, Feboy el coro eterno de Helicona
Por estas venas mias se derrama? De mirto delicado y oloroso,
Abrasado ya estoy, ya estoy deshecho; En honra de mi intento cuidadoso,
Cese Amor, el rigor de mi tormento
, Tejiendo de sus manos la corona ,
Basten los males que en mi mal has hecho. Dijeron, enlazándome la frente,
Este dolor, que nuevo siempre siento, Que cantase de Amor la fuerza ardiente.
Esta llaga mortal, contino abierta, Yo entonces, de mis males ofendido,
Este grave y perpetuo sentimiento Puse en olvido al belicoso Marte
Esta corla esperanza y siempre incierta Y los fieros gigantes fulminados,
Este vano deseo peligroso, Y celebré en la Hesperia alguna parte
Esta , íin de mis penas, muerte cierta (4o), Del dulce tiempo en mi dolor perdido
Tal me tienen confuso y temeroso, Aunque en los años en amor gastados.
Y sin valor perdido y quebrantado Mis penosos cuidados
Que ni aun huir de mis pasiones oso. El espacio mejor todo ocuparon
No es amor, es furor jamás cansado, Y dende allí huyó de mi memoria
Rabia es que despedaza mis entrañas De los iberos ínclitos la gloria
Este eterno dolor de mi cuidado. Y cuantos hechos grandes acabaron
¿Qué gran Vitoria, Amor, y qué hazañas, En tierra y mar, en uno y otro polo,
Atravesar un corazón rendido, Igualando en el curso al mesmo Apolo.
TJn corazón que dulcemente engañas? Y justo fué que entre el furor del hierro
Ya que me tienes preso y tan herido, El flaco son de esta mi humilde lira
Que en mi pecho no hallas lugar sano, Perdiese, si la tuvo, su osadía.
No me acabes, cruel, en duro olvido. Mi débil canto á débil gloria aspira.
Mi fe y mi pensamiento soberano, El desden, pena acerba, y mi destierro
De mi grande osadía la nobleza Puede llorar la triste musa mia,
No sufren que me dejes de la mano. Y la antigua porfía
Nací para inflamarme en la pureza De mi dolor. ¿Quién á Mavorte crudo,
De aquellas vivas luces que al sagrado De adamantina túnica cubierto,
Cielo ilustran con rayos de belleza Cuando en la áspera Tracia el campo abierto
Y de sus flechas todo traspasado, Mueve, teñido en sangre el duro escudo,
Por gloria estimo mi quejosa pena Podrá escribir, si al íin le falta el vuelo,
Mi dolor por descanso regalado. Y se despeña dende el alto cielo?
Tal es la dulce Luz que me condena Bien veo, oh gloria generosa y lumbre
Al tormento, y tal es, por suerte mia, De la invencible y bien dichosa España,
De mi enemiga la beldad serena; Que en vano el canto levantar intento,
Mas, aunque sin igual fué mi osadía Y que es mas temeraria esta hazaña
Y el mal que sufro por tu fuego juro ,
Que la de aquel que en la celeste cumbre
Que contrastar no puedo á mi porfía; Pensó regir del carro el movimiento.
Y cuanto en él mi corazón apuro Desfallece mi aliento
Y afino tanto mas crece el deseo,
, Cuando presumo alzar vuestra grandeza
Y un temor con que nunca me aseguro. Y aquellos altos soberanos pechos
¿Quién me daria, Amor, que el bien que veo De los mayores vuestros , cuyos hechos
Gozase solo y libre de recelo Exceden toda humana fortaleza.
En aquella verdad con que lo creo? No cabe no , en la inculta musa mia
,

Que nunca mi ofensor, medroso celo, Tanto valor y heroica valentía.


Que tan grave me aflige y desbarata, Mas un deseo, que á alabaros mueve
Podria derribarme por el suelo. Y compele mi ánimo, no deja
¡Ay, cuánto tu crueza me maltrata! Que tenga en mí lugar el temor vano
Ay, cuánto puede en mí tu diestra airada, Y aunque Amor forme toda justa queja
Que contino me aviva y siempre mata! Que en honra ajena yo las voces pruebe
Bella Señora, si mi voz cansada De la lira ofrecida de su mano,
Alcanza tanto bien que no os ofende, Tanto entiendo que gano
Oidla blandamente sosegada. En celebrar el nombre glorioso
Luz de eterna belleza, en quien me enciende De vuestro león claro y excelente
Y gasta Amor, y en un lloroso rio Que olvido sin temor su flecha ardiente,
Vuelto contra sus llamas me defiende
,
Y con furor divino y venturoso
Si os puede enternecer el dolor mió, Subir de un giro en otro presto espero
Comiencen á ablandaros mis enojos, Al orbe do reside Marte fiero.
No deis ya mas lugar á mas desvío. Ya con no usado vuelo me sublimo
No me neguéis esos divinos ojos Con fuertes alas por el grande campo
Que todo en vos me han ya trasligurado, Del líquido sereno, y confiado
Llevándose consigo mis despojos. En el instable globo el paso eslampo,
Si ausente estoy de vos, muero cuitado, Y ya en el cerco lúcido el pié imprimo,
Y en el sanguino do feroz armado
,

Marte , nunca aplacado,


(43) Fin de mis penas, esta muerte cierta. Vibra la asta cruel y arroja fuego,
P. Xil-h 21
,
, ,; , ;,

FERNANDO DE HERRERA.
Sin miedo entro do veo tan extrañas
,
Por no entregarme al ocio descuidado,
De los abuelos vuestros las hazañas, Antonio, escribo, y mi serena Estrella
Que cuando á dalles justa estima llego, Voy con mis rudos versos ofuscando;
Veo que mi osadía en vano emprende Mas, si en sus vivos rayos inflamado
Lo que su luz clarísima defiende; Me veo, vos veréis en gloria de ella
Que espíritu tan alto y generoso Honrando á España ir vuestro Fernando.
No dudará cantar el brazo tuerte,
Y el corazón indómito que pudo LXXXIV.
Con singular valor y diestra suerte Dejad ya de seguir el paso incierto
Romper en tierna edad al espantoso
Del mililar honor, y aquel cuidado
Moro, y después, de vil temor desnudo,
De igualar al abuelo celebrado,
Ser de tantos escudo
Y en paz tomad, Señor, seguro puerto.
En el asedio de la presa Alhama. Ya vuestro sol va al ocidente cierto,
¿Por quién Genil temblando volvió el paso, De dolencia y afau y años cargado.
Lloroso, ensangrentado, triste y laso,
¿Qué esperáis? Romped ya el embarazado
Oyendo del divino héroe la fama ,
Camino, y escoged el mas abierto.
Que al bárbaro feroz y su denuedo Harta gloria habéis dado á nuestra España
Hizo siempre cubrir de frió miedo?
Con el valor y la real largueza,
Pirámides sublimes levantadas
Que sin igual en vos conoce el suelo.
Ostentación de la soberbia humana,
Creed que no será menor hazaña
Grandes colosos de elevada cumbre, Vivir con vosde hoy mas, y dar al cielo
El tiempo domador huyendo allana ;
Parte de vuestras obras y grandeza.
Mas las obras insines y extremadas.
Ardiendo con fulgor de eterna lumbre LXXXV.
Éntrela muchedumbre
De tantos que oscurece el torpe olvido, Aunque el dolor que la alma triste oprime
Sobran la inmensidad de luengos años, No deja respirar al buen deseo,
La muerte, invidia, tiempo y sus engaños Si tal vez descargado el peso veo,
Con su esplendor venciendo esclarecido, Y el duro alan que menos me lastime,
Y os obligan, mostrando el vivo ejemplo Podrá ser, por ventura, que se estime
Que lo sigáis al glorioso templo. Mi canto igual con el del tracio Orfeo,
Vuestro valor, vuestro ánimo prudente, Y que el sacro furor del gran Timbreo
En una y otra suerte siempre entero, En la celeste cumbre me sublime.
El amor de virtud firme y constante Entonces, cuando ya vencida incline
No sufre que su ímpetu ligero La invidia, entre los pocos que sostiene
El tiempo contra vos muestre inclemente, Mostrará vuestro nombre la memoria;
Ni que el fatal olvido se adelante; Y allí el valor y el corazón insine
Antes piden que cante Vuestro honrarán las musas de Hiprocrene,
En honra vuestra aquel suave Orfeo Del hesperio león oh excelsa gloria.
Que revocó del reino inexorable
Su esposa y que de vos contino hable
,
LXXXVI.
Con grave lira el escritor Dirceo,
Y vuele vuestra luz hasta la aurora Cese tu fuego, Amor, cese ya , en tanto
Dende los (ines de Favonio y Flora. Que respirando de su ardor injusto,
Quisiera yo que fuera tal mi canto ,
Pruebo á sentir este pequeño gusto
Que mereciera la grandeza vuestra, De ver mi rostro humedecido en llanto;
Y me inspirara Clio y Melpomene Que nunca el alto Etna con espanto
Los grandes miembros y el rebelde busto
Mas pobre vena y temerosa diestra
Del impio que cayó con rayo justo
No me dejan alzar el vuelo tanto,
Que lo menor que en vos yo siento suene. Puede encender, ni nunca encendió tanto.
Quien lo poco que tiene No amortiguan mis lágrimas tu fuego,
Ofrece no merece alguna culpa Antes avivan su furor creciendo,
Y en una empresa tan dudosa y alta Aunque venzan del Nilo la corriente.
Si suelto en agua rompo el nudo luego,
Quien se atreviere, si hiciere falta,
Haber osado vale por disculpa; ¿Qué mas te agrada desatallo ardiendo?
Y pues vuestro valor es soberano, ¿Es menos mal lo que es mas diferente?
No os merece ensalzar ingenio humano.
LXXXVil.
Mas, cual fuere, acoged mi simple musa;
Que yo, si no me engaña mi esperanza, Sigo por un desierto no tratado,
Pienso en la eternidad de la memoria Sin luz, sin guia, en confusión perdido,
Esculpir vuestro nombre y alabanza, El vano error que solo me ha traído
Y hacerla futura edad confusa A la miseria del mas triste estado.
Que invidie á la que goza vuestra gloria. Cuanto me alargo mas, voy mas errado
No estrenará vitoria Y á mayores peligros ofrecido;
Ira del cielo, fuego, hierro airado, Dejar atrás el mal me es defendido;
Ni envejecido curso sin reposo Que el paso del remedio está cerrado.
Ni el tiempo , no cansado y presuroso, En ira enciende el daño manifiesto
Del canto á vuestro nombre consagrado Al corazón caido, y cobra aliento,
Antes por la desierta Libia ardiente Contra la instante tempestad osando.
Torcerá el gran Danubio su corriente. O venceré tanto rigor molesto,
O en los concursos de su movimiento
SONETO LXXXÍIL Moriré, con mis males acabando.
A Juan Antonio del Alcázar.
LXXXVIII.
Osé subir con poca diestra suerte
Al florido Helicón , y donde baña Dulces halagos, tierno sentimiento,
El cristal de Ipocrene la campaña, Regalos amorosos blando engaño,
,

Y Castalia las puras


ondas vierte, Que á un rudo pecho y de su error extraño
Para alabar el pecho osado y fuerte Ocasión siempre fuistes de tormento (4(j),
Los grandes hechos que honran nuestra España;
(46) Regalos blandos y amoroso engaño,
Mas no se debe á mí tan gran hazaña
Que á un rudo pecho y del amor extraño,
No es vencedor mi canto de la muerte, Fuistes grave ocasión de su tormento.
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COMPOSICIONES VARlAS.-LIBaO SEGUNDO. 323


¿Qué dura fuerza y grande movimiento Todo se ocupa en vos; que yo no siento
Vos deshizo, y abrió el cubierto daño (17)? Ni pienso sino en verme mas penado.
¿Por qué no me consuela el desengaño, «Mayor es que el humano mi tormento,
Ya que me ofende ver mi perdimiento? Y al mayor mal igual esfuerzo tengo
No me distes herida tan liviana, Igual con el trabajo el sufrimiento (13).
Que en lo intimo de la alma no tocase «Las que por vos padezco y que sostengo
Yaciendo en ella eternamente abierta (48). Penas me dan valor, y siempre crece
Faltasles porque nunca yo alcanzase Mi fe cuan toen mis males me entretengo (14).
Del bien que tuve en esperanza vana,
,
»No quiero concederos que merece
De alegría segura un hura cierta (49). Mi mal tal bien que vos probéis el daño (13)
Mas ama quien mas sufre y mas padece.
»Noes mi pecho tan rudo ó tan extraño,
ELEGÍA IX. Que no sienta en el dulce afán primero (16)
Si en esto que dijistes cabe engaño.
No bañes en el mar sagrado y cano »Armado un corazón de fuerte acero (17)
Tu estrellada corona noche oscura ,
, Tengo para sufrir, y está mas fuerte
Antes de oir este amador ufano. Cuanto mas el asalto es bravo y fiero.
Y tú abriendo la húmida hondura (SO),
,
»Dióme el cielo la causa de esta suerte (18),
Alza las verdes hebras de la frente (1) Y yo la procuré y hallé el camino
,
De náyades lozana hermosura. Para poder honrarme con mi muerte.»
Aquí , do el grande Bétis ve presente Lo que mas entre nos pasó no es diño (19),
La armada vencedora que el Egeo Noche, de oir, el austro presuroso,
Con sangre coloró de turca gente (2), Ni el viento, de tus lechos mas vecino.
Quiero decir la gloria en que me veo Mete en el ancho piélago espumoso
Pero no cause envidia este bien mió Tus luengas trenzas negras y semblante (20)
A quien aun no merece mi deseo. Que en tanto que tú yaces en reposo,
Sosiega curso tuyo, insine'rio (3),
el Podrá Amor darme gloria semejante»
Oye mi , pues también oíste
gloria
Mis quejas en tu ondoso asiento frió (4).
SONETO LXXXIX.
Tú amaste y como yo también supiste
,

Del mal dolerte , y celebrar la gloria Al triste humor que misero destilo,
De los pequeños bienes que tuviste. ¿Cómo no falto? Cómo crece tanto
Corla será en mi bien la alegre historia En medio de la vena de mi llanto
De mi favor que corta es la alegría (5)
;
De ardientes ondas este eterno Nilo?
Que tiene algún lugar en mi memoria. La llama esfuerza mi lloroso hilo,
Cuando en el claro cielo se desvia Las lágrimas mi fuego, porque cuanto
Del sol luciente el alto carro apena (6), Templallos pruebo, en mi dolor levanto
Y casi igual espacio muestra el dia , De su concurso un mal mezclado estilo.
Con voz que entre las perlas blanda suena, No inundó mayor pluvia el duro suelo
Teñida en puro ardor de fresca rosa, De la ancha tierra ni Etna de su cumbre
,

De honesto miedo y tierno y de amor llena (7), Exhaló mayor llama sin sosiego.
Me dijo así la bella desdeñosa Deucalion y quien pensó del cielo
Que me negaba un tiempo la esperanza ,
Regir incauto la perpetua lumbre,
Sorda y dura á mi lástima llorosa (8) Mas agua aquí hallarau y mas fuego.
«Si por firmeza y dulce amar se alcanza
Premio de Amor, tener yo espero y debo (9) XC.
De los males que sufro mas holganza.
Yo cuidé, cuando en duro hielo el justo
»Mil veces, por no ser ingrata, pruebo
Desden refriar pudo el fuego ardiente (21)
Vencer tu mucho amor, mas nunca puedo (10)
Del corazón, y con osada frente
Que es mi pecho á semillo rudo y nuevo.
Se opuso contra Amor fiero y robusto,
»Si en sufrir mas me vences yo te excedo ,
Que no bastara á derribarme el gusto
En pura fe y afetos de terneza
Ni á torcerme el intento otro accidente;
Vive y confia osado amante y ledo » (11).
,
Que ya me conocía diferente
No sé si oí si fui de su belleza
,
Y libre de un tirano tan injusto ;
Arrebatado, si perdí el sentido
Mas al primer sonido del asalto
Seque allí se perdió mi fortaleza.
Desamparo la fuerza, y el escudo
Turbado dije al fin «Por no haber sido
:
Rindo y armas , temblando antes del hecho.
Este sublime bien de mí esperado (12),
Bien sé que en lo que debo á la honra falto
Pienso que debe ser (si es bien ) fingido.
Mas el temor, que de ella está desnudo,
a Señora bien sabéis que mi cuidado
,
Y otra fuerza mayor vencen mi pecho.

XCI.
(47) Os deshizo, y mostró el cubierto daño. .

(48) Quedando en ella eternamente abierta. ¡Cuitado yo! ¿De cuál furor perdido,
(49) Segura un hora de alegrfí cierta. Olvido el sentimiento mejor mió?
(30) Y tú, alza de la húmida hondura. Al peligroso error y desvarío
(1) Las verdes hebras de la bella frente. Por do voy, ¿á dó vuelo aborrecido?
(2) Manchó con sangre de la turca gente. El orgullo del austro embravecido,
(") Sosiega el curso , tú , profundo rio. El cielo oscuro y solo y horror frío
(4) Mis quejasen tu puro asiento trio.
[<>) Breve será la venturosa historia
(ló) Igual con el trabajo el sentimiento.
De mi favor; que breve es la alegría,
(14) Las penas que por sola vos sostengo
[6 Cuando del claro cielo se desvia Me dan valor, y mi firmeza crece
Del sol ardiente el alto carro apena. Cuanto mas cñ mis males me entretengo,
Con blanda voz, que entre las perlas suena, (15) Mi afán tal bien que vos sintáis el daño.
Teñido el rostro de color de rosa Que no conozca en el dolor primero.
(16)
De honesto miedo y de amor tierno llena. Dióme en destino aquesta suerte.
el cielo
(17)
(8) Sorda á mi llanto y ansia congojosa.
(18) Un corazón de impenetrable acero.
(9) I'remio de amor yo tener bien debo. (19) Lo demás que entre nos pasó no es diño.
(10) Vencer tu amor, pero al fin no puedo. (20) Tus negras trenchas y húmido semblante.
(11) Vive de hoy mas ya confiado y ledo.
(21) Yo bien pensaba, cuando el desden justo
(12) Este tan grande bien de mí esperado. Refrió en duro hielo el fuego ardiente.
; ; , ! ,; , ,, ;,, ,, ; ;

324 FERNANDO DE HERRERA.


No me ponen temor; que al fin porfió, Ya otras veces la vi, y perdí cnntino
Y venzo la razón con el sentido. Temiendo mi dolor, aquella gloria
No cierro yo los ojos á mi daño : Debida solo á espíritu divino ;
Que quien me tiene opreso no consiente Mas esta vez que comenzó la historia
,

Que merezca en mi mal hallar disculpa. Prolija y no acabada de mi pena


Delito es voluntario, no es engaño; Su imagen pintó Amor en mi memoria.
Pero sí es ; que en voluntad doliente Aunque la mortal suerte no es tan llena
Siempre amor da ocasión á nueva culpa. De bien que alcance el nombre soberano
,

De esta mi pura y celestial Sirena


XCH. Mi pecho, que sufrió de Amor tirano
Los mas bravos asaltos y dureza
Pensé, mas fué engañoso pensamiento,
Y mereció mas honra que hombre humano,
Armar de intensa nieve el pecho mió (22),
Cuando atento notó la gran belleza,
Porque el rayo de Amor no al lento trio
Las luces, donde amor solo respira
Rompiese el rigor duro en vivo aliento (22).
Procuré no rendirme al mal que siento,
Y del color suave la pureza
Cual mariposa queá perderse aspira
Y fué lodo mi esfuerzo desvarío En la llama corriendo con engaño
,
Mi libertad perdí y mi usado brio (24),
Al dulce fucilar que en ella mira
Cobré un dolor perpetuo en mi tormento.
Tal se arrojó; mas, cierto de mi daño,
La llama al hielo destempló en tal suerte (2o),
A consumirme en este sacro fuego,
Que gastando su humor, quedó ardor hecho,
.
Y aunque veo mi mal en él me engaño. ,
Y es inexhausto fuego cuanto espiro (26).
Mas ¡oh deseo vano y ciego
No puede este mi incendio darme muerte (27)
¿ Por qué me haces renovar memorias
Que cuanto de su fuerza mas deshecho,
Que no me sufren consentir sosiego?
Tanto mas de su eterno afán respiro.
Amor, en tus despojos y Vitorias
Cuenta esta mia , y cuenta juntamente
ELEGÍA X. Esta gloria mayor entre tus glorias.
En tanto que el furor del seco eslío Si yo pensaba descansar ausente
Arde y deja de sombra ya desierto Y libre de mis males acabados
Cuanto de Bétis parte el hondo rio, El breve curso de esta edad presento,
Vos en sosiego y en seguro puerto Ya estoy con nuevas penas y cuidados
Vivis luz de Cabrera descansado
, ,
Sujeto, derribado y tan rendido,
De los peligros de esle mar incierto. Que soy solo entre amantes desdichados.
No os turba el corazón grave cuidado, Pero ¿cuánto es mejor ser yo perdido
Ni la molestia y desigual tristeza, Y lamentar por ella, que contento
Ni un trabajo con otro encadenado. Ser de alguna jamás favorecido?
De la ambición, el fasto y la grandeza Amor, inspira en mí el divino aliento
No os cansa que sabéis cuan poco dura
;
Para dejar perpetuo en letras de oro
En cosas tan caducas la firmeza. Su valor, mi firmeza v mi tormento;
Lo que el vulgo confuso ama y procura Que en cuanto baña y cerca el seno moro,
Huís, y en las tinieblas veis la lumbre Y el Dido riega y el Danubio frió,
Que la virtud descubre en su faz pura. El nombre eterno irá que siempre honoro
Subiendo su alta y su difícil cumbre, Y el caudaloso y rico Bétis mió,
Miráis abajo tanto error y engaño De verde sauz la frente coronado,
De la ignorante y ciega muchedumbre. Humillará á su voz el grande rio
Y apartando del cierto bien el daño, Y cuando por ventura mi cuidado
Mostráis no haber gastado vanamente Pudiere relajar de tanta pena,
El tiempo, causador del desengaño. Que me fatiga el corazón cansado,
Y cuando el ocio algún lugar consiente ,
Diré « Dulce y bellísima Sirena
:
,

Con vuestra bella esposa recogido, Cuya suave voz y tierno canto
Vuestro pasado amor hacéis presente. Con celeste armonía espira y suena
Y en su dulce memoria entretenido, »Si puede mi tormento valer tanto,
Referís con señales de alegría Que satisfaga en parte mi osadía,
Cuando por ella os vistes mas perdido. Yo á padecer me obligo siempre en llanto ;
Y satisfecho bendecís el día »Pero sufrid que piense la alma mia,
Que posesor os hizo un ledo estado Por haberse ofrecido á vuestra alteza,
Del bien que en esperanza os ofendía. Que merece perderse en su porfía,
Mas yo, misero amante, enajenado »No condenéis ingrata su firmeza
De mí siempre rendido y temeroso,
,
En sombra del olvido, y desdeñosa
En frágil tabla corto el mar turbado. Su vuelo no turbéis con aspereza.
Solo, sin esperanza sospechoso, ,
»Sed, pues tan bella sois, sed piadosa,
Seguido de un perpetuo descontento, Porque bien debe ser favorecido
Nunca en mi mal admito algún reposo. Quien en tan alta empresa espera y osa
Cuando quise perderme en mi tormento, »\ en honra de mis males busco y pido
Fuera acabar la vida mejor suerte Solo una corta muestra de esperanza
Que abrazar un elerno sentimiento; De ser perpetuamente mas perdido
Mas mi hado no quiere que yo acierte »Que en mi fortuna injusta la bonanza
A huir los peligros, y me obliga No procuro ni atiendo, y solo quiero
A padecer, viviendo, inmortal muerte. Que mi pasión no alivie la mudanza.
Yo vi no sé si será bien que diga
,
«Otras cosas diría mas el fiero
;

O si calle mi nial; yo vi mezquino Dolor me aqueja tanto, que cuitado,


Mi dulce y hermosísima enemiga. De todo mi remedio desespero.
«Vos, que sabéis cuan mal este cuidado
Puede arrancarse de un vencido pecho
(22) Armar de duro hielo el pecho mió. Con inmortales nudos enlazado,
(23) Porque el fuego de amor al grave icio «Vivid de vuestro estado satisfecho
No desatase en nuevo encendimiento. Con la bella Isabela dulcemente,
(24) Perdí mi libertad perdí mi brio ,
,
En yugo honesto con blandura estrecho.
Cobré un perpetuo mal, cobré un tormento. »Yo, pues mi dura suerte no consiente
(25) La llama al hielo destempló en tal suerte. Que pueda descansar de mi querella
(26) Y es llama , es fuego todo cuanto espiro. Solo, sin esperanza firme, ausente,
,

(27) Este incendio no puede darme muerte. Seguiré siempre mi cruel estrella.
, , ; ; , , ;.
,

COMPOSICIONES VARIAS.— LIBRO SEGUNDO. ó2o


SONETO XCIII. XCVII.
Hacer no puede ausencia que presente Esta rota y cansada pesadumbre,
No vos tenga mi Estrella que en la hora
, ; Osada muestra de soberbios pechos;
Que se viste de púrpura la aurora (28) Estos quebrados arcos y deshechos
En su rosada falda estáis luciente. Y abierto cerco de espantosa cumbre,
Cuando Febo esclarece el oriente, Descubren á la ruda muchedumbre
En su espléndida imagen vos colora Su error ciego y sus términos estrechos;
Y en sus rayos florecen á deshora Y solo yo en mis grandes miles hechos
Con puro ardor las hebras y la frente (29); Nunca sé abrirlos ojos á la lumbre.
Cuando, honor de los astros, el lucero Pienso que mi esperanza ha fabricado
Ilustra el orbe, entre los brazos veo (50) Edificio mas firme; y aunque veo
De Venus encenderse esa belleza Que se derriba, si¡, o al fin mi engaño.
r

Allí vos hablo, ailí suspiro y muero ¿De qué sirve el juicio aun osíinado,
Mas vos, dulce enemiga á mi deseo, Que la razón oprime en el deseo?
Despreciáis el dolor en mi tristeza (31). De ver su error y padecer mas daño.

XCIV.
CANCIÓN VIH.
Huyo apriesa medroso el horror frió
Y aspereza y aterido ivierno,
la Si alguna vez mi pena
Y espero de Favonio el soplo tierno (52) Cantaste tiernamente, lira mía,
Contra su fuerza y contra el seco estío; Y en la desierta arena
Mas , Herrera , en el grave estado mió De este campo extendido
Me ofende el prevenir, y al fin dicierno Dende la oscura noche al claro dia
Céfiro breve y aquilón eterno Rompiste mi gemido,
Y' siempre enun error, por mal porfió. Ahora olvida el llanto,
AI cabo habrá de ser que el destemplado Y vuelve al desusado y alto canto (33).
Estío acabe en fuego, ó en tanta nieve No celebro los hechos
Rígida bruma el pecho endurecido (33). Del duro Marte, y sin temor osados
Vos, que en sosiego, si de amor cansado Los valerosos pechos
Estáis ó si pasión presente os mueve, La siempre insigne gloria
Tened dolor de verme tan perdido. De aquellos españoles no domados;
Que para la memoria
xcv. Que canto me da aliento
A Marco Bruto. Febo á la voz y vida al pensamiento.
Escriba otro la guerra,
Al fin yaces ¡oh del valor latino (34) Y en turca sangre el ancho mar cuajado,
Ultima gloria por tu fuerte mano.
! Y en la abrasada tierra
Tentado habiendo reducir en vano El confuto terrible,
La libertad al orbe , de ella indino. Y el lusitano orgullo quebraulado
Tuvirtud te guió, perdió el destino Con, estrago increíble
Pero pudo tu esfuerzo soberano Que no menor corona
Mostrar que fuiste capitán romano, Teje á mi frente el coro de Helicona.
Y solo sucesor de Brulo diño. A la grandeza vuestra
¡Oh si ajena ambición no te moviera No ofenda el rudo son de osada lira;
A desnudar el hierro, ó ya desnudo, Que en lo poco que muestra,
Siguiera tu hazaña la ventura! Glorioso Femando,
Que ninguno tu igual en Roma hubiera; Aunque desnuda y sin destreza espira,
Mas trájote en desprecio el hado crudo El curso refrenando
Del grave seso y la virtud segura. El sacro hesperio rio
Mil veces se detuvo al canto mió.
XCVI. El linaje v grandeza,
Tú que del sacro imperio de Ocidenle,
Y ser de tantos reyes decendiente;
,

Francia , fuiste cabeza , y del cristiano


La pura gentileza
Valor, mísera ya , el orgullo insano Y el ingenio dichoso.
Pierde, y humilla al fin la yerta frente; Que entre todos vos hacen excelente (36),
No tientes del ibero pecho ardiente, Y el pecho generoso
Siguiendo el odio ciego del tirano, En esa edad florida (37),
Mas el poder y esfuerzo soberano; De vos prometen una heroica vida.

Que á injusta empresa el cielo es inclemente. No basta, no, el imperio,


Ni traer las cervices humilladas
¿A dó huyó el deseo que tenias
De imitar piadosa las hazañas Presasen cativerio
Del grande Cario y fuerte Godofredo?
Convencedora mano,
Ni que délas banderas ensalzadas
Mas, oh mezquina, en impio error porfías,
Y enciendes fiera el fuego en tus entrañas El cita y africano
Y corres á tu muerte ya sin miedo.
Con medroso semblante,
Y' el indo y persa sin valor se espante;
Que quien al miedo obliga
(28) No os vea yo, mi estrella , en cualquier hora- Y rinde el corazón, y desfallece
Que cuando sale la purpúrea aurora. De la virtud amiga
(29) Y cuando el sol alumbra el oriente. Y va por el camino
En su dorada imagen os colora, Do la profana multitud perece,
Y en sus ra\o¿ parecen á deshora Sujeto yugo indino,
al
Rutilar los cabellos y la frente.
Pierde gloria y nombre,
la
Cuando ilustra el bellísimo lucero
(30)
El orbe entre los brazos puros veo.
Pues siendo mas, se hace menos hombre.
,

Mas vos, siempre enemiga


Los héroes famosos
(31) á mi deseo,
Os mostráis sin dolor á mi tristeza.
Los niervos al deleite derribaron;
(3"2) Y aura espero de Favonio tierno.
el

£3) Rígido invierno el pecho endurecido.


(35) Y vuelve ni alto y desusado canto.
(34, Mejor estaría este verso así:
(36) Que entre todos os hacen excelente.
Yaces al fin oh del valor , latino. \ól¡ Y la virtud florida.
, , ;,, ; , ; , ! ;

326 FERNANDO DE HERRERA.


Que ni en los engañosos Afirme el pié yo en tierra; que la incierta
Gustos ni en lisonjeras Onda no me tendrá en su instable seno (40),
Voces de la sirenas peligraron; Ni la vana esperanza podrá ajeno
Antes las ondas fieras Traerme de mis glorias, ya desierta.
Atravesando fueron Si la sombra del daño padecido
Por do ningunos escapar pudieron. Puede mover, Filipo, vuestro pecho,
Seguid, Señor, la llama Huid sulcar del ponto la llanura;
De la virtud, que en vos sus fuerzas prueba; Y creed que ninguno de Cupido
Que bien vos inflama
si Seguro navegó el profundo estrecho,
Se su amor en el fuego, Que no perdiese al cabo la ventura (II).
Viendo su bella luz, con fuerza nueva,
Sin admitir sosiego, C.
Buscaréis en el suelo A Fernando de Cangas.
La que consigo os alzará en el cielo.
No os desvanezca el pecho Beste tan grave peso que cansado
La soberbia ignorante y engañada, Sufro, Fernando, y sin valor contrasto,
Ni lo mostréis estrecho Procuro alzar el cuello ; mas no basto;
Que para aventajaros Que al fin doy con la carga desmayado.
Entre las sombras desta edad culpada De mil flaquezas mias afrentado,
Debéis siempre esforzaros Me enciendo en ira y la paciencia gasto;
Que solo aquello es vuestro Pero nunca león hambriento al pasto
Que á vos debéis y á vuestro brazo diestro (38) Va como yo al error de mi cuidado;
Aquel que libre tiene Mas, aunque imprima en mí mi mejor parle,
De engaño el corazón, y solo estima Ved si estoy ya de amor aborrecido,
Lo que á virtud conviene , Oso al fin y me opongo á mi deseo;
,

Y sobre cuanto precia Y en estos trances de dudoso Marte


El vulgo incierto su intención sublima Será de mí si soy varón , vencido
,

Y el miedo menosprecia Otro mayor que él africano Anteo.


Y sabe mejorarse,
Solo señor merece y rey llamarse CI.
Que no son diferentes Despoja la hermosa y verde frente
En la terrena masa los mortales; De los árboles altos el turbado
Pero en ser excelentes Oloño, y dando paso al viento helado,
En valor y hazañas Queda lugar á la aura de ocidente.
Se hacen unos de otros desiguales. Las plantas que ofendió, con el presente
Estas glorias extrañas Espíritu de céfiro templado
En los que resplandecen, Cobran honra y color y esparce el prado ,
Si ellos no las esfuerzan , se entorpecen.
Olor de bellas flores dulcemente ;
Por el camino cierto Mas oh triste que nunca mi esperanza,
¡ !

De las divinas musas vais seguro, Después que la abatió desnuda el hielo,
Do el cielo os muestra abierto Torna avivar para su bien perdido.
El bien, á otros secreto,
¡Cruda suerte de amor, dura mudanza,
Con guia tal que en
, el peligro oscuro
Firme á mi mal que el variar del cielo
,
De perturbado afeto Tiene contra su fuerza suspendido
Venciendo el duro asalto,
Subiréis de la gloria en lo mas alto. CU.
Y porque las tinieblas
Fatal estorbo á la grandeza humana, Esperé un tiempo, y fué esperanza vana,
No ascondan en sus nieblas Librar desta congoja el pensamiento
El valor admirable, Subiendo de Castalia al alto asiento,
Haré que en vuestra gloria soberana Do no puede alcanzar musa profana.
Siempre Taha hable ; Para cantar la honra soberana
Y que la bella Flora Ved cuan grande es, Ciron, mi atrevimiento,
Y los reinos la canten de la aurora. De quien con inmortal merecimiento
Contrasta al hado, y su furor allana;
Que bien sé que es mayor la insigne gloria
SONETO XCVI1I.
De quien Mélas bañó y ei Miticio frió,
Bárbara tierra, que en tu frió seno Que de quien lloró en Tebro sus enojos.
Cubres los grandes cuerpos derribados Mas ¿qué haré, si toda mi memoria
De aquellosespañoles que, domados, Ocupa Amor, tirano señor mió?
Dejaron de terror el orbe lleno Qué, si me fuerzan de mi Luz los ojos?
Mira en los altos troncos el ajeno
Trofeo, y gime viendo allí colgados CHI.
Los despojos, jamás nunca esperados Error fué disponer el tierno pecho,
En tanto honor del impio sarraceno. Usado en el dolor de amor esquivo (42),
Y tú, mar, que manchaste tu corriente A nueva libertad que al fin cautivo ;

Con generosa sangre, suena airado, Vuelvo, no sé si diga á mi despecho.


Y decid ambos tristes desta suerte: Pudo traerme el crudo á tal estrecho,
«Heroicas almas, gloria de Ocidente, Que abrió la fuerza dé un semblante altivo
Id dichosas que ya el acerbo hado
; La vena que encendió en yin fuego vivo
Lloró España, honró el mundo vuestra muerte. Al corazón , ya en vano un hielo hecho (43)

XCIX. (40) Onda del manióme tendrá en su seno,


Ni de mí me podrá traer ajeno
Bompió prora en dura roca abierta
la Vana esperanza, de salud desierta.
Mi frágil nave, que con viento lleno (41) Y creed que en el golfo de Cupido
Veloz cortaba el piélago sereno, Ninguno navegó, que al lin deshecho
Y apena escapo al fin de muerte cierta (39). No se perdiese, falto de ventura.
(42) Error fué vano disponer el pecho,
Enseñado al dolor de amor esquivo.
(58) Que solo es vuestro aquello Que abrió en la fuerza de un semblante
(43) altivo
Que por virtud pudistes merecello. La vena que de nuevo en fuego vivo
(50) Y apena escapo ele la muerte cierta. Encendió al corazón, ya un hielo hecho.
, ; ,, , ,, ; : ;

COMPOSICIONES VARIAS -LIBRO SEGUNDO. 527


Mas ¿qué mucho? ¿No vemos inflamarse La virtud menosprecia soberana,
l!n pedernal herido, y encontrado Y contenta de sí , no para en cosa
Un hierro en otro, despedir centellas? De las que admira la grandeza humana.
¿Cómo puede mi pecho no abrasarse Yo lejos por la senda trabajosa
Al golpe del amor, si está tocado Sigo entre las tinieblas á su lumbre,
Siempre en el fuego de mis dos estrellas? Abrasado en su llama gloriosa.
Y si no rompe antes que á la cumbre
CIV. Suba, el hilo mortal , hallarme espero
Libre desta confusa muchedumbre;
Al Bétis.
Porque ya veo apresurar ligero
Así perturbe pluvia nunca ó viento Y volar como rayo acelerado,
Tus bellas ondas, sacro hesperio rio, Del tiempo el desengaño verdadero.
Y á tu nombre se incline el Ebro frió, Huyen como saeta que el armado
Y Tebro, el Nilo, el Islro violento ;
el Arco arroja, los días, no parando,
Si á piedad te mueve mi tormento, Invidiosos del no firme estado.
Do siempre muero y sin temor porlio, Va el tiempo, siempre avaro, derribando
Ausente entre mil niales del bien mió, Nuestra esperanza , y llévase consigo
Sin que pueda aun valerme el pensamiento, Las cosas todas del terreno bando.
En estos troncos guarda mi cuidado, Esta caduca vida , por quien sigo
Y en estas peñas mi gemido y pena Lo que en su gusto conformar no debe,
Tusnaides suenen con lloroso canto; Y soy de mí por ella mi enemigo,
Que nadie habrá que habiendo aquí aportado, Sombra es desnuda, humo, polvo, nieve,
Lea mi mal , y con la faz serena Que el sol ardiente gasta con el viento
Pase, y no bañe el rostro en tierno llanto. En un espacio muy liviano y breve.
Es estrecha prisión do ei pensamiento
CV. Repara, y ve en la niebla una luz clara
De la razón, que oprime al sentimiento.
Pierdo tu culpa Amor, pierdo engañado,
,
Y como quien mi libertad prepara,
Siguiendo tu esperanza prometida,
Siento que, de mi sueñoentorpecido,
El mas florido tiempo de mi vida,
Me llama y desta suerte se declara
,
Sin nombre, en ciego olvido sepultado.
Oh mísero, oh anegado en el olvido,
«¡
Ya no mas; baste haber siempre ocupado
O en cimeria liniebla sepultado,
El pensamiento y la razón perdida
Recuerda de ese sueño adormecido!
En tu gloria y mi infamia aborrecida ;
»Estás en ciego error enajenado,
Que quien muda la edad trueca el cuidado. Que contigo se cria y envejece,
Yo he visto á los pies puesto un duro hierro,
¿ Y no das' fin á tu mortal cuidado?
Y torcello la mano del cativo,
«¿Por ventura, mezquino, te parece
Y desatarse de aquel nudo fuerte
Que el sol no toca el medio de su alteza,
Mas oh que ni el desden ni mi destierro
¡ !
Y cercana noche te oscurece?
la
Pueden borrar del corazón esquivo
» En
tanto que está verde esta corteza
Lo que nunca podrá gastarla muerte.
, y no la cubre torpe hielo,
Frágil

CVI.
Y blanca nieve llena de graveza,
«Vuelve por tí refrena el presto vuelo,
,

La fria falda y cumbre de Pirene Y coge al tiempo la mal suelta rienda


Que parte al franco y al osado ibero, No te condene de ignorancia el velo;
Cuando hiela desierto aquilón fiero »Porque si vas por esta abierta senda,
Tanta copia de nieve no sostiene, Serás uno en la errada y ciega gente,
Cuanto hielo en mi pecho el temor tiene Do nunca el fuego de virtud te encienda.
Cuando aparta sus rayos mi lucero m Cuanto Febode aurora al ocidente,

Y retraído su esplendor primero Y ciñe dendeel austro hasta Arturo,


De avivarme en su bella luz se astiene. Perece sin virtud indinamente
Libia arenosa, aunque el ardor presente «Aquel dichoso espíritu seguro
Del sol te abrasa, si del hielo mió De estos asaltos vivirá confino
El rigor sientes, perderás la faina ;
Que fuere en obras y en palabras puro.
Que mayor fuego me encendió este ausente «Fuerza es de la virtud , y no deslino,
Corazón mas eu mí ya acaba el frió
; Romper el hielo y desatar el frío
El vigor, y deshace de su llama. Con vivo fuego de favor divino.
«Desampara tu osado desvario,
ELEGÍA XI. No des mas ocasión á tanto engaño;
Que la edad huye cual corriente rio.
A lapequeña luz del breve dia «Serán de tu fatiga premio extraño
Y al grande cerco de la sombra oscura Dolor confuso, vergonzosa afrenta,
Veo llegar la corta vida mía. Tristes despojos de tu eterno daño.
La flor de mis primeros años pura «Si esto no te congoja y descontenta,
Siento perder su fuerza en todo, y siento (4i) ¿Qué puede dar congoja y descontento
Otro deseo que mi bien procura. A quien del suelo levantarse intenta''
Voluntad diferente y pensamiento «Tú te acabas en mísero tormento,
Reina dentro en mi pecho, que deshace Pensando vanamente ser dichoso,
El no seguro y flaco fundamento. Y contigo tu incierto fundamento.
Lo que mas me agradó no satisface «Arranca de tu pecho desdeñoso
Al ofendido gusto , y solo admito La impfa raíz, que cria tu esperanza
Lo que sola razón intenta y hace. Falsa en loco deseo y engañoso
Del ancho mar el término infinito, »Yno es otra tu gloria y confianza,
La inmensa tierra, que su curso enfrena, Sino perder y aborrecer, cuitado,
Al bien que estimo son lugar finito. A tí, por quien descansa en la mudanza.»
Lo que la gloria vana alcanza apena (45), Este sano consejo y acertado
Por quien se cansa la ambición profana La venda de los ojos me descubre,
Y en mil graves peligros se condena, Y me hace mirar con mas cuidado.
Viéndome en el error, y que se encubre
La luz que me guiaba en el desierto,
(44) Siento , Medina, ya gastarse, y siento. Un frío miedo el corazón me cubre ;
(45) Lo que lavana gloria alcanza apena Mas yo no puedo de mi engaño cierto
, , ; , , , , ; ,

528 FERNANDO DE HERRERA.


Librarme, porque el fuego espira ardiente Si cabe tanto bien en pecho humano.»
Que al nial me tiene vivo y al bien muerto ;
De este bien y peligro me retira,
Y cuando espero con la luz presente Y hace que levante el pensamiento
Sacalla del incendio, con dulzura A la grandeza que en su lumbre mira.

Extraña la alma presa se resiente. A todos pone espanto mi tormento,


Al resplandor de la belleza pura Y¿á quién no espantará el dolor que paso?
Corre encendida con tan alta gloria, Y lo menos descubro en lo que siento.
Que ni otro bien ni otro placer procura; Yo voy siguiendo de uno en otro paso
Porque Amor me refiere á la memoria A mi bella enemiga presurosa,
De mi dulce pasión el triste dia Y la pienso alcanzar con tardo paso.
Que le dio nueva causa á su vitoiia. Cuando la pura aurora y luminosa
Yo ya del mil peligros recogía Muestra la blanca mano al nuevo dia,
El corazón cansado con reposo, Veo la de mi Estrella mas hermosa;
Y conmigo indignado, así decia : Mas cuanto mi fortuna me desvia
« Después de este trabajo congojoso, De su grandeza tanto mas osado
,

Razón será que en agradable estado Por ella sigo la esperanza mia.
Viva algún tiempo alegre y no medroso. Tus viras en mi pecho traspasado
»¿Qué fuerza del Amor, qué brazo airado Ya no caben Amor, porque está lleno
,

Penetrará mi pecho endurecido De tantas como en él has arrojado.


Con un hielo perpetuo y ostinado? En la luz bella y resplandor sereno
»No sufra el cielo ya que mas perdido Estabas de sus ojos ascondido,
Ser pueda yo en tan luengo desvarío ;
Y me penetró dellos el veneno.
Baste el tiempo en engaños expendido (46). De allí arrojaste, en ímpetu encendido,
»E1 grave yugo y duro peso frió Flechas de mi enemiga, y tu Vitoria
Que oprime á la alma y entorpece el vuelo Dellos nació, y fui dellos yo herido.
Al generoso pensamiento mió Amor, tú bien les debes esta gloria;
» Decienda roto y sacudido al suelo ; Que, si no fuera por la fuerza dellos,
Que la cerviz ya siento deslazada En mi ya se perdia tu memoria.
Ya niego el feudo á Amor, ya me rebelo. Tal es la nieve de los ojos bellos,
»Será el prado y la selva de mí amada, Tal es el fuego de la luz serena ,
Y cantaré como canté la guerra Que hielo y ardo á un mesmo punto en ellos.
De la gente de Flegra conjurada (47) Del frió Euxino á la encendida arena
»Y levantando la alma de la tierra, Que el sol requema en África abrasada
Subiré á las regiones celestiales, No se ve cual la mia otra igual pena;
Do todo el bien y quietud se cierra. Pero podrá dichosa ser llamada
»La vanidad de míseros mortales Por quien me causa esta pasión interna,
Mii aré, despreciando su grandeza, Con invidia de todos admirada.
Causa de siempre miserables males. » Así fuese yo el cielo que gobierna
En estos pensamientos y nobleza En cerco las figuras enclavadas,
Pasar contento y ledo yo pensaba Para siempre mirar su luz eterna;
De esta edad corta y breve la estrecheza; Así sus puras luces y sagradas
Que aun ya de la cruel tormenta y brava Volviese siempre á mis vencidos ojos
No estaba enjuto mi húmido vestido, Y me abrasase en llamas regaladas;
Ni apena el pié en la tierra yo afirmaba, Como todas mis ansias, mis enojos
Cuando Amor, que me trae perseguido, Serian bien y gloria, y mi tormento
En tempestad mas áspera pretende Descanso en el ardor de mis despojos.
Que vo peligre, en confusión perdido. Mal podré yo decir mi senli miento,
Con tal belleza el corazón me ofende, Si el dolor no me deja de la mano,
Que no puede huir su nueva pena. Si vence su rigor al sufrimiento.
Ni del mal que padece se deliende. Grande esperanza en un deseo vatio
Un furor bello, que con luz serena Es la molesta causa de mi pena,
Me representa una inmortal figura, Y un ciego error de dulce amor tirano.
En perpetuo tormento me condena. No me espanto que esté mi Estrella ajena
De la suave faz la nieve pura De amor, pues he el amor todo ocupado,
La limpia, alegre y mesurada frente, Y del solo mi ánima está llena;
Do mostrarse la púrpura procura, Que en él lodo se ha toda trasformado ;

Y apena osa, y al fin osadamente^ Y asi amo solo, y ella sola ainada
,

Quiere mostrarse fueron en mi daño


, Es, no amando un amor tan extremado.
Causa de este pestífero acídente. Tal vez suele poner la faz rosada
Cuál yo quedase hecho de mí extraño,
, De aquel color (pie suele al tierno dia
Sábelo Amor, que en la miseriajnia Mostrar la fresca aurora rociada;
Me da ocasión para mayor engaño. Y le digo «Señora dulce mia
:

Suspiro y lloro cuanto es luengo el dia (48), Si pura fe, debida á vuestra alteza
Y nunca cesan el suspiro y llanto Merece algún perdón de su osadía,
Cuanto es luenga la noche oscura y fría (49). «Vuestro excelso valor y gran belleza
La dulce voz de aquel su dulce canto No se ofendan en ver que oso y espero
Mi alma tiene toda suspendida; Premio que se compare á su grandeza.
Mas no es canto la voz, es fuerte encanto; «Tanto peno por vos, tanto vos quiero,
Que tras su viva fuerza y encendida Y tanto di , que puedo ya atrevido
Me compelido sin provecho,
lleva Decir que por vos vivo y por vos muero.»
Para perder en tal dolor la vida. Así digo; y en esto embebecido,
Duro jaspe cercó su tierno pecho, Con dulce engaño desamparo el puerto,
Do Amor despunta con trabajo vano Y me abandono por el mar tendido.
Las flechas todas del carcax deshecho; Sopla el fiero aquilón, de bien desierto,
El rostro, do escribió Amor de su mano: Las ondas alza y vuelve un torbellino
,

« Dichoso quien por mí pena y suspira Y el cielo en negra sombra está cubierto.
No puedo ¡ay oh dolor, ay oh mezquino!
Remediar el peligro que récela

(4G) Baste el tiempo en engaño despendido. El corazón en su dolor indino.


(47) Alusión á su perdido poema La Gigantomaquia. Bien fuera tiempo de coger la vela
Suspiro y lloro cuanto es largo el dia. Con presta mano, y revolver á tierra
(48)
Cuanto es larga la noche oscura y fria. La prora que cortando el ponto vuela
(49)
;; ; ;, , , ,

COMPOSICIONES VARIAS.-LIBRO SEGUNDO. 529


Mas yo para morir en esta guerra CANCIÓN IX.
Nací inclinado, y sigo el furor mió
Por donde del sosiego me deslierra. Al santo rey don Fernando.
El que deste amoroso desvarío
Inclinen á tunombre, oh luz de España,
Vive libre , si puedo ser culpado
Ardiente rayo del divino Marte,
Por volver á este mal con tanto brio,
Camilo y el belígero africano
Sepa que debo mas á mi cuidado.
Y el vencedor de Francia y de Alemana,
La frente armada de valor y de arte,
SONETO CVII. Pues tú con grave seso y fuerte mano
Por el pueblo cristiano
A Felipe de Ribera.
Contra el ímpetu bárbaro sañudo
Pusiste osado el generoso pecho.
Este dolor que nace en mí y se cria
Cayó el furor ante tus pies desnudo,
Si tal vez, desdeñoso del , me atrevo
Y el impío orgullo vándalo deshecho,
A dalle muerte, con furor de nuevo Con la fulmínea espada traspasado,
Torna á crecer sin miedo en su porfía.
Rindió la acerba vida al fiero hado.
Poca defensa hace la alma mia,
De ti temblaron todas las riberas,
Que en el úllimo extremo, ya no pruebo Tudas las ondas, cuantas juntamente
Poner el pecho al trance , como debo,
Las colunas del grande Briareo
Mas cansado que ajeno de osadía. Miran, y al tremolar de tus banderas
Vos que me veis, Ribera, quebrantado,
,
Torció el Nilo, medroso, la corriente,
No me culpéis; que el mal que así recelo Y el monte Lihio, á quien mostró Perseo
Combate con gran ímpetu conmigo
El rostro meduseo
Cual fiero Anteo, siendo derribado,
Las cimas altas humilló rendido
Oue tocando la dura faz del suelo,
,
Con mas pavor que cuando los gigantes
Mas feroz revolvía al enemigo,
Y el áspero Tifeo fué vencido.
Prostráronse los bravos y arrogantes.
CVIII. Temiendo con espanto y con flaqueza
El vigor de tu excelsa fortaleza.
Al marqués de Santa Cruz. _

Pero en tantos triunfos y Vitorias,


Tú, que vengando con la armada mano La que mas te sublima y esclarece,
El ya perdido honor del Ocidente, De Cristo oh excelso capitán , Fernando
Teñíste del Ionio la corriente Y remata la cumbre de tus glorias,
Con que á la eternidad tu nombre ofrece,
Con la vertida sangre de otomano
Es que, peligros mil sobrepujando
Y volviendo, en el piélago africano
Venciste el reino antiguo y tiria genle
Volviste al sacro bando,
,

Y del francés y escoto el pecho ardiente Y á la cristiana religión trajiste


Rompiste, y la pujanza del germano; Esta insigne ciudad y generosa;
Y de rendir cansado el mar y tierra, Que en cuanto Febo Apolo de luz viste,
Descansas ya en la paz del alto cielo Y ciñe la grande orla espaciosa
Que la tierra era poca á tanta gloria
Del mar cerúleo, no se ve otra alguna
Ahora, que amenaza cruda guerra De mas nobleza y de mayor fortuna.
El impío cita y tiembla todo el suelo, Cubrió el sagrado Bélis de florida
Vén , ó envía á los tuyos la Vitoria. Púrpura y blandas esmeraldas llena,
Y tiernas perlas la ribera ondosa,
Y al cielo alzó la barba revestida
C!X. De verde musgo, y removió en la arena
Aquí do estoy ausente y ascondido El movible cristal de la sombrosa
Lloro mi mal pero es el dolor tanto, Gruta, y la faz honrosa
;

Que en mis ojos desmaya el triste llanto, De juncos, cañas y coral ornada,
Y fallece en silencio mi gemido. Tendió los cuernos húmidos, creciendo
'
Por esta oscura soledad perdido, La abundosa corriente dilatada ,

Huyo y vo alejándome mas cuanto ;


Su imperio en el Océano extendiendo;
Me aparto, el nial me sigue y pone espanto, Que al cerco de la tierra en vano lustre"
Y no me vence en tanto afán sufrido. De soberbia corona hace ilustre (50).
Duro pecho, porfía no cansada,
Rebelde condición que osa y contrasta
,
Al citar el gran Lope de Vega en una de sus obras esta
(50)
A tan grande mudanza y desventura, prorumpió en la siguiente exclamación, famosa éntrelas
estrofa,
Llevadme por la senda acostumbrada famosas: «Aquí no excede ninguna lengua á la nuestra perdonen ;

De mi error al peligro; que ya basta la griega y la latina.»

Ver el fin sin tentar nueva ventura. Esta estrofa me parece que fué inspirada por el recuerdo de los
siguientes versos, que, traduciendo á Claudiano, puso
Herrera
e n las Anotaciones á
Garcilaso , precedidos de estas palabras:
CX.
«Claudiano en el noveno consulado de Honorio pinta diferente-
Rayo de guerra, grande honor de Marte, gallardía jor-
mente esta tristeza del Po con grandísima belleza y
palabras y en las figu-
Fatal ruina al bárbaro africano, que todo su cuidado puso en la pompa de las
Que en la temida España del romano ras y modos de decir hermosamente.» Esto mismo
puede aplicarseá
Imperio levantaste el estandarte los versos de la canción de Herrera. Los que se
leen en las di-
Si la voz de la fama en esa parte chas anotaciones son:
Do estás puede llegar al reino vano, sublime frente
Levantó en alio la
Teme con el vencido italiano De su corriente blanda y agradable,
Del osado español la fuerza y arte. Y relucieron los dorados cuernos
Otro mayor que tú en el yugo indino Con rociado rostro, despartiendo
Lo puso y un gran Leiva la Vitoria
,
Viva lumbre por todas las riberas ;
De Italia conquirió en sangrienta guerra. No cubre y ciñe con humilde caña,
Y al fin un nuevo César", que al latino El vmgar ornamento de oíros ríos,
En clemencia y valor ganó la gloria, A su mojada crin porque dan sombra
,

A su cabeza los lloridos ramos


Y añadió mar al mar, tierra á ¡a tierra. De ámbar puro
las lujas del .sol, y el
Corriendo va por todos sus cabellos.
Como se ve, Herrera quiso aventajarse á Claudiano, excedien-
do á sí mismo como traductor.
,, ,; , , , , , ;, , ,

FERNANDO DE HERRERA.
Tú, después que tu espíritu divino, No temo ya ni siento la mudanza
De los mortales nudos desalado, Que en la sombra de un bien me dio mil daños,
Subió ligero á la celeste alteza Nacidos de una vana conliauza.
Con justo culto aunque en lugar no diño
, Luenga experiencia en estos cortos años (1)
A tu inmenso valor, fuiste encerrado; De tantos males trueca á mi deseo
Hasta que aliora la real grandeza El curso enderezado á sus engaños.
,

Con heroica largueza Pienso mil veces, y ninguna creo,


En este sacro templo y alta cumbre Que he de llegar á tiempo en que descanse
Trasfiere tus despojos venerados; Del grave afán en que morir me veo.
Do tuda esta devota muchedumbre Mas, porque tu furor tal vez se amanse,
Y sublimes varones humillados, No tienes condición que se conduela
Honran tu santo nombre glorioso De ver que yo de padecer no canse.
Tu religión, tu esfuerzo belicoso. Tendí al próspero céfiro la vela
Salve, oh defensa nuestra , tú , que tanto De mi ligera nave en mar abierto,
Domaste las cervices agarenas, Donde el peligro en vano se recela.
Y verdadera acrecentaste;
la fe El cielo, el viento, el golfo siempre incierto
Tú cubriste á Ismael de miedo y llanto, Cambiaron tantas veces mi ventura
Y en su sangre ahogaste las arenas Que nunca tuve un breve estado cierto.
Que en las campañas bélicas hollaste; Anduve ciego viendo la luz pura
Tú solo nos mostraste Y para no esperar algún sosiego,
Entre el rigor de Marte violento, Abrí los ojos en la sombra oscura.
Entre el peso y molestias del gobierno, La fría nieve me abrasó en tu fuego
Juntas en bien trabado ligamento La llama que busqué me hizo hielo
Justicia piedad , valor eterno
,
El desden me valió, no el tierno ruego.
Y como puede, despreciando el suelo, Subí sin procurallo hasta el cielo;
Un príncipe guerrero alzarse al cielo. Que se perdió en lal hecho mi osadía.
Cuando me aventuré me vi en el suelo.
SONETO CXI. No estoy ya en tiempo donde á la alegría
Dé algún iugar, ni puedo á mi cuidado
Subo, con tan gran peso quebrantado, Sacar del vano error de su porfía.
Por esa alta empinada aguda sierra,
, ,
¿Dó está la gloria de mi bien pasado,
Que aun no llego á la cumbre cuando yerra ,
Que como en sueño vi lal vez delante?
El pié, y trabuco, al fondo despeñado. ¿A dó el favor á un punto arrebatado?
Del golpe y de la carga maltratado, Mísera vida de un mezquino amante.
Me alzo apena y á mi antigua guerra
, Siempre en cualquier sazón necesitada
Vuelvo mas ¿qué me vale? que la tierra^
;
Del bien que huye y pierde en un instante.
Mesma me falta al curso acostumbrado. Mal puedo hallar lin á la intrincada
Pero aunque en el peligro desfallezco,
, Senda por donde solo voy medroso,
No desamparo el peso, que antes torno Si no la tuerzo ó rompo en la jornada.
Mil veces á cansarme en este engaño. Tan alcanzado esto y menesteroso
Crece el temor y en la porfía crezco, Que desespero de salud y pienso
Y sin cesar, cual rueda vuelve en torno, Que vale osar en hecho tan dudoso.
Asi revuelvo á despeñarme al daño. Mas oh cuan mal en este error dispenso
¡

Las cosas que contienen mi remedio!


CXII. ¡Con cuánto engaño voy al mal suspenso!
Tiénesme puesto , Amor, un duro asedio;
¿Adonde está el placer que yo sentía
Yo no sé si me rindo ó me defiendo,
En pensar que de vos era querido? Ni sé hallar á tanto daño un medio.
Adonde el bien que tuve me ha huido Nuevo fuego no es este en que me enciendo;
Cuando mas mi esperanza prometía? Pero es nuevo el dolor que me deshace;
Cuan presto gastáis ver, Señora mía,
¡
Tan ciega la ocasión , que no la entiendo.
Deshecho el lazo en vos de amor tejido,
La soledad abrazo , y no me aplace
Aunque a vuestro desgrado mas torcido,
El trato de la genle; en el olvido
Lo siente mi cerviz en su porfía!
El cuidado mil cosas muda y hace.
Excusé siempre, y recelé dudando
En árboles y peñas esculpido
Vuestra altiva exención mas en mi daño ;
El nombre de la causa de mi pena,
No me pude valer de mi cordura
Honro con mis suspiros y gemido.
Que Amor vos tuvo, y dístesme burlando
Tal vez pruebo, rompiendo en triste vena
Dulces promesas . arras del engaño
Primero el llanto, con la voz quejosa
Que da lin no debido á mi ventura.
Decir mi mal mas el temor me enfrena.
;

Pienso, y siempre me engaño en cualquier cosa


CXIII.
Que encuentra con el vago pensamiento
Tú, que en la tierna flor de edad luciente, La atrevida esperanza y temerosa.
Jerónimo, moriste, y apartado Dísteme fuerza, Amor, dísteme aliento
De los tuyos el piélago sagrado Para emprender una tan gran hazaña,
Honraste con tu cuerpo eternamente Y me olvidaste en el seguido inlento.
Recibe no de mármol excelente
,
No tiene el alto mar, cuando se ensaña,
Digno sepulcro, del mortal cuidado Igual furor, ni el ímpetu fragoso
Breve gloria, do al hn yace olvidado, Del rayo tanlo estraga y tanto daña,
Mas Lágrimas de triste amor ardiente. Cuanto en un tierno pecho y amoroso
Recibe esta memoria de mi pena, Se embravece tu furia cuando siente
Que te será perpetua por ventura, Firme valor y corazón brioso.
Pequeña prenda del amor eslrecho. ¿Qué me valió hallarme diferente
Tú gozas de la pura luz serena En tu gloria, que huye, y conocerme
Tú tienes lodo el mar por sepultura, Mayor en tu vencida y presa gente? (2).
Y siempre eterno vives en mi pecho. Ni tú podias mas ya sostenerme,
Ni yo en tan grande bien pude, mezquino,
Aunque mas ¡ne esforzaba, contenerme.
ELEGÍA XII.

Ríen puedo, injusto Amor, pues ya no tengo


Fuerza con que levante mi esperanza, (i) Larga experiencia en estos cortos años.
Quejarme de las penas que sostengo. (2) Superior entre tu presa gente?
;, , ,; !, ,

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO SEGUNDO. . 331


Siempre fui de latí alta gloria indino, Mísero Amor, ¿tan poco, di, pudiste,
este fiero mal que paso;
Y también de Que un tierno pecho, á tanta furia opuesto,
yo acertamos el camino.
Ni tú ni Sin temor te desprecia y te resiste?
Una ocasión y otra á un mesmo paso Ya conozco el engaño manifiesto
Se me presentan, que perdí, y conmigo En que viví; ninguna fuerza tienes,
Me culpo y avergüenzo en este paso. Jamás á quien te huye eres molesto.
Tú solo puedes ser, Amor, testigo Solo en mi triste corazón te vienes
De aquellos dias dulces de mi gloria A mostrar tu poder no mas oh crudo
; ¡

Y cuan ufano me hallé contigo. Que ni quiero tus males ni tus bienes.
No te refiero yo mi alegre historia ¿Ves este pecho de valor desnudo.
Con presunción"; antes la traigo á cuenta (">) Abierto, traspasado á tantas flechas?
Para mas confusión de mi memoria. Hará de tu desden un fuerte escudo.
Ño es tanto el grave mal que me atormenta, Aunque pesadas vengan y derechas
Que no merezca mas, pues viendo abierto Puede tanto el agravio de mi ofensa,
Él cielo al bien, me bailo en esta afrenta. Que sin efecto volverán deshechas.
Austro cruel, que en breve espacio has muerto No sé cuitado, si hacer defensa
,

La bella flor en cuyo olor vivia, Será mas daño que tu dura fuerza
;

Y me dejaste de salud desierto, Ya siento cada hora mas intensa (5).


Siempre te hiera nieve, y sombra fría ¿Quién puede haber tan bravo, quién, que tuerza
Te cerque, y á tu soplo faite el vuelo, Un ímpetu tan grande, y que deshaga
Impío ofensor de la ventura mia. Tu furor cuando mas furor lo estuerza?
Yo me vi en tiempo libre de recelo, Tan dulce es el dolor de esta mi llaga
Que aun el bien me dañaba ahora veo ; Que en sentirme quejoso soy ingrato,
Que el mas mísero soy que tiene el suelo. Porque en mi pena ei mal es mucha paga.
Desespero, y no mengua mi deseo, Atrevido deseo sin recato,
Y en igual peso están villano miedo, Memoria que del bien ya tuve, ufana
Osadia, cordura y devaneo. Mueven mi lengua al triste mal que trato.
Estos cuidados, que olvidar no puedo, Engaño es este de esperanza vana,
Me desafian á sangrienta guerra, Que piensa en sus mudanzas mejorarse,
Porque esperan vencerme ó tarde ó cedo. Instable siempre y sin valor liviana.
El hijo de Agenor la dura tierra No pueden las raices arrancarse
Labra y le ofende el fruto belicoso
,
Que en lo hondo del pecho están trabadas
Que en armadas escuadras desencierra. Donde pueden del pecho asegurarse.
A mide mi trabajo sin reposo No esperen pues tus penas, nunca usadas,
Nace de cuitas una hueste entera, Ni espere amor la voluntad de aquella
Que me trae afligido y temeroso. Que las tiene en mi daño concertadas ,

Del lago Argivo la serpiente fiera Hacer que de ellas yo me aparte y de ella
No se multiplicó con tal espanto Me olvide un punto, porque el vivo fuego
Como en crecer mi daño persevera. Que nace de su luz serena y bella ,

Para mayor caida me levanto Cual siempre , me trairá vencido y ciego.


Del mal tal vez, y luego desfallezco,
Y me acuso de haber osado tanto. SONETO CXIV.
que sufro no encarezco;
El tormento
Que pasar mal no es hecho de alabanza; A Sevilla.
Mas descanso en decir cómo padezco. Reina del grande Océano dichosa,
Horas que tuve un tiempo de holganza, Sin quien á España falta la grandeza,
Cuando pensaba que era agradecida A quien valor, ingenio y la nobleza
Mi pena, tomad ya de mí venganza. Hacen mas eslimada y generosa
Yo soy, yo, el que pensé en tan dulce vida ¿Cuál diré que tú seas, luz hermosa
No mudar algún punto de mi suerte; De Europa? Tierra no, que tu riqueza
Yo soy, yo, el que la tengo ya perdida. Y gloria no se cierra en su eslrecheza
El corazón en fuego se convierte, Cielosí de virtud maravillosa.
,

En lágrimas los ojos y ninguno , Oye y se espanta y no te cree el que mira


Puede tanto, que venza por mas fuerte. Tu poder y abundancia; de tal modo
A tí me vuelvo, amigo no oportuno, Con la presencia ve menor la fama.
Antes cruel contrario, antes tirano, No ciudad, eres orbe; en tí se admira
Robador de mis glorias importuno. Junto cuanto en las otras se derrama ,

Tú me traes á una y otra mano Parle de España mas mejor que el todo.
Sujeto al freno, y voy á mi despecho
Por fragoso camino y por lo llano (4). CXV.
Condición tuya es rendir el pecho
Feroz; oso decir que ya te olvidas No siento ya del modo que sentía
Del dulce amoríos hechos, ni el contento
De ella con quien me pone en tanto estrecho.
¿Tu arco y Hechas dónde están, tonudas? Que en el tierno dolor de mi tormento
¿Dó está el ardiente hacha abrasadora Y en mi sola tristeza descubría
De tantas almas á tu ley rendidas? Porque esto que perpetuo yo fingía
¿Eres tú aquel que al padre de la aurora, No alcanza mi doliente sentimiento,
Vencedor de la fiera temerosa,
Y no se puede ¡ay hado violento!
Guardar bien tanto en la memoria mia.
Quebró el orgullo y sojuzgó á deshora?
Pierdo triste el sentido con la pena
Aquella diestra y fuerza poderosa
Que derriba los pechos arrogantes, Que tengo en verme en tal estado puesto,
Lleno de confusión de bien desierto.
¿Dó está ocupada ó dónde está ociosa? ,

Del cuello flojo arrastra la cadena


Puedes vencer los ásperos gigantes,
A mi despecho, y voy al fin dispuesto
Los grandes reyes abatir, trocando
Para sufrir de grado el daño cierto.
A un punto sus intentos inconstantes,
Y ¿no te ofendes ver ahora cuando ,
CXVI.
Mas tu valor mostrabas que perdiste ,

Las honras que ganaste triunfando ? Vos, que ajeno del mal en que rendido
Fuisles al duro Amor, alzáis la frente,

Con presunción ; antes lo trayo á cuenta.


Por el fragoso y el camino llano. (o) La siento cada hora mas intensa.
, , , ,,

532 FERNANDO DE HERRERA.


Y libre ya de su dolor presente ELEGÍA XIII.
Señor, vivís alegre y no ofendido.
No penséis que del todo sacudido De aquel error en que viví engañado
Habéis el yugo á la cerviz doliente Salgo á la pura luz, y me levanto
Ni estéis ulano; porque el fuego ardiente Tal vez del peso que sufrí cansado.
En la muerta ceniza está ascondido; Pudo mi desconcierto crecer tanto,
óue no tal vez la lumbre de esperanza Que anduve de mi mesmo aborrecido,
Descubrirá camino, cuando luego Sujeto siempre á la miseria y llanto.
Volveréis, como yo, al error pasado; Ya vuelvo en mí, y contemplo cuan perdido
Mas si vuestro valor tal suerte alcanza, Rendí el lozano corazón sin miedo
Que no deis mas lugar al furor ciego, A los dañados gustos del sentido.
Seréis de mi mas que varón llamado. Mas sé que aunque me esfuerzo apena puedo
Abrazar la razón, porque el engaño
No se me aparta de la vista un dedo.
CXVII.
Y no me vale, aunque en mi bien me engaño,
Si de nuestra amistad el nudo estrecho Pensar quién soy ni deducir del cielo
Por desden ó liviano movimiento La clara origen contra un dulce daño.
(Que culpa no conozco en mí ni siento) Cuan mal se limpian del corpóreo velo
¡

Queréis que sea sin razón deshecho; Las manchas , y cuan tarde se desata
Aunque no me saldrá del tirme pecho De su pasión quien anda en este suelo!
Del justo amor el gran merecimiento, Mil buenos pensamientos desbarata
Y he de llevar contino, descontento, La ocasión , á deleites ofrecida,
La injusta pena de este injusto hecho, Cuando menos el hombre se recata.
Romped los lazos ya de esta cadena Mas estos son peñascos de la vida
.Que suelto á mi pesar, si al cabo os place Do se rompe la nave en mar ondoso,
Poner fin triste á nuestro dulce trato. Si no va con destreza bien regida.
Yo vuestra culpa sufriré y mi pena, ¿Quién es tan temerario y desdeñoso,
Pues larde sé que en esto satisface Que se entregue á la muerte en esperanza
A tanta voluntad un pecho iugiato. Del caso siempre incierto y peligroso?
Quien quisiera hartarse en la venganza
CXV11I. De mis males, hallara á su deseo
Colmada la medida sin mudanza,
Temor me impide, esfuerza la esperanza , conociendo yo mi devaneo,
Si,
Y cuanto me entorpece, Alfonso, el hielo, No diera al vano gusto de la mano
Tanto el ardor me alienta y alza el vuelo, Y' alzara de la tierra al fiero Anteo.

Y llega do el deseo apena alcanza. Grande trabajo es, aunque no es vano,


Fijo la vista, sin temer mudanza, Querer mudar una costumbre larga;
En la luz bella de mi eterno cielo, Gi ande es, pero es el premio soberano.
Y oso traer una centella al suelo, Traje en los hombros esla grave carga
Que abrasará con él mi conlianza. Sin reposar, como otro nuevo Atlante,
Si fue con pena inmensa la osadía En quien de todo el cielo el peso carga.
Que robó el fuego á la celeste rueda No soy después del daño tan constante,
Terror y ejemplo á humano atrevimiento, Que no tiemble en pensar lo que sufría ,
Podré alabarme en la fortuna mia; Y de mi ostinacion que no me espaute.
,

Que aunque mi grande alan al suyo exceda, Ahora voy por una llana vía
Deseo que no acabe mi tormento. A la seguridad del bien que sigo,
Do será no acertar desdicha mia (6).
Considero, apartado yo conmigo,
CXIX.
Del rojo sol la inmensa ligereza
A Luís Barahona de Soto. Y en cuanto infunde su calor amigo;
La tibia instable luna, la grandeza
,

Soto, no es justo que tu canto suene, Del ancho mar, su vario movimiento
Y honre solo al humilde Daurq frío; El sitio de la tierra y su firmeza.
Mas digno es del el sacro Bétis mío, Juzgo cuánto es él gusto y el contento
Que elnombre luyo en tanta estima tiene. De gozar la belleza diferente
Las venas de Castalia y de Pirene Que en sí contiene este terrestre asiento,
Rebosarán por tí en su ondoso rio, Y cuan dulce es vivir alegremente
Y vendrá á conocelle señorío Espacios luengos de una edad dichosa (7),
Quien fué sepulcro al hijo de Climene. Y contemplar tan alto bien presente,
Aquí es la rica Arabia y el dichoso Do en esta vista y luz maravillosa
Nido en que tu inmortal fénix enciende El ánimo encendido ensalce el vuelo
El fuego que en tí afina su belleza. A la profunda claridad hermosa;
Vén al florido asiento y oloroso; Y allí se afine de aquel torpe velo
Huye el desierto, do su luz se ofende Que en sí lo trajo opreso, y no le impida
Y de tu exceUo ingenio la grandeza. La gruesa niebla ni el error del suelo.
¡Cuánta miseria es perder la vida
En la purpúrea flor de la edad pura,
cxx. Sin gozar de la luz del sol crecida!
El frigio nudo deslazar procura ;Cuán vana eres, humana hermosura!
El grande vencedor del Oriente , Cuan presto se consume y se deshace
Y en vano cansa, aunque mil modos tiente, La gracia y el donaire y apostura (8). !

Contra aquella difícil ligadura. La bella\'írgen , cuya vista aplace


Con arte no, con fuerza se aventura Y regala al sentido, en tiempo breve
Al fin, y rompe con la espada ardiente Al mesmo que agradó no satisface.
Toda su confusión , y juntamente No asi tan presto aparta el viento leve
Cumple ó burla del hado la ventura. Y disipa las nieblas, y el ardiente
Yo, que mal puedo con industria alguna Sol desala el rigor de helada nieve,
Desalar este lazo que mi cuello
Oprime y de valor muestra desnudo.
Hacer debo lo mesmo en mi fortuna ; (G) Do no acertar será desdicha roía.
Mas puedo mal que no es corlar un nudo
; (7) Espacios largos de una edad dichosa.
Fernando, quebrantar este cabello. (8) La gracia y el donaire y compostura.
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COMPOSICIONES VARIAS - LIBRO SEGUNDO. 333

Como á la tierna edad la flor luciente Abrasado en tu amor, ocupa' j


Huye y lo* años vuelan, y perece La vida en admirar tu hermosura.
El valor v belleza juntamente. Y aqui do el Bélis desigual varia
¡Cuan breve y cuan caduca resplandece El curso y vuelve y trueca la creciente,
Nuestra gloria! Cuan súbito en el punto L¡u apartado puesto escogería,

Que deleita á los ojos desparece !


Uo la ambición de tanta errada gente,
Mas oh, si ser pudiese que este punto
¡
Los deseos injustos, la esperanza
De breve vida alegres en sosiego Dulce engaño del ánimo doliente,
Gozásemos, sin miedo y dolor junto! En este estado, libre de mudanza,
Uuál, de ambición y de avaricia ciego, No podrían turbarme del sosiego
Sulca el piélago inmenso, peregrino, Que en la discreta soledad se alcanza.
Y ve del sol mas tarde el claro luego; Rompa los senos otro del mar ciego
Cual, ardiendo en furor de Marte indino, Con prestas alas de su osada nave,
Arma el osado pecho en duro hierro Do no se aventuró romano ó griego
Contra el estrecho deudo y el vecino: Llegue do el sacro Océano se trabe
Cuál, ile si mesino puesto en un destierro, Con el piélago Austral, y no cansado
Niega su voluntad por otra ajena, Cerque el golfo que el hielo torna grave;
Y signe interior el mayor yerro. Que bien puede alabarse, confiado
Lisonjeros halagos, dulce pena, De haber visto, tratado y conocido,
BusOttvlo mal del desvario humano, Y mil varios peligros allanado;
Traen de gusto la esperanza llena. Pero no habrá gozado ni entendido
Ningún monte ó desierto, ningún llano Los bienes que el silencio en el desierto
A do pueda llegar gente atrevida Da á un corazón modesto y bien regido,
ISos librará del ciego error profano. Fuera de todo humano desconcierto.
Ira, miedo, codicia aborrecida
Nos cercan, y huir no es de provecho; SONETO CXXI.
Que las llevamos siempre en la huida.
Mira, del sacro Amor oh bella esposa,
Incierto y congojoso tiene el pecho
Este luciente espejo que Urania
Quien espera no goza ni sosiega
;
Te ofrece, el cual de la inmortal Sofía
Si sus vanos contentos no ha deshecho.
Quien sabe que se goza, y nunca entrega
Es don que muestra su virtud hermosa.
Afija en él la vista generosa
Su fortuna dichosa al brazo ajeno,
Su concierto percibe y armonía,
De la virtud á la alta cumbre llega.
Y conociendo tu valor, desvia
Estos deleites, que segui sin freno
Los ojos de esta niebla tenebrosa
Que al iin tan caro cuestan, me trajeron
Porque, si bien eslimas tu grandeza,
Siempre de confusión y temor lleno.
fueron
No te podrá teñir el claro velo
Ni fueron firmes ni fieles
Dañáronme huyendo, y si hubo alguno, Humo ó sombra de error y de mancilla
Antes, ardiendo en fuego de pureza,
Que no, huyó con cuantos me huyeron.
Alzarás con lal fuerza el noble vuelo,
Seguro gozo puede ser ninguno,
Que merezcas la eterna y alia silla.
Ninguno puede ser perpetuo en cuanto
La tierra cria y cerca el gran Neptuuo.
CXXII.
Sola virtud, tú sola puedes tanto,
Que gozo dar perpetuo y bien seguro
el No bastó el daño
al fin y estrago Dero
Puedes si en amor luyo me levanto. Del fuerte muro y del sidonio techo
Lugar puede hallarse tan oscuro Y el cuello haber traído al yugo estrecho
Do se asconda algún tiempo el error cierto, De quien domó al Tesin y al grande Ibero;
Mas sale á fuerza al cabo al aire puro. Sino á un infame Dárdano extranjero,
La vergüenza del propio desconcierto, A quien ¡oh Roma! padre luyo has hecho,
El miedo, vengador de nuestras penas, Decir que di rendida el limpio pecho,
Nos muestran nuestra falta en descubieito. Y pagué al impio amor injusto fuero.
El delito y las culpas son ajenas ¿Tanto pudo la envidia? ¿Pudo tanto
De nuestra condición ; pero nacimos La musa de Virgilio mentirosa ,

Con flaquezas de mil miserias llenas (9) Que osó manchar mi nombre esclarecido?
Y tan mal nuestros bienes conocimos, Mas la verdad, mayor que su alto canto,
Y dimos tanta mano al torpe gusto, Dirá que menos casta y generosa
Que solos sus regalos admitimos. Lucrecia fué que la fenisa Dido.
¿Dó está el deseo ya del honor justo?
Dó el amor verdadero de la gloria ! CXXIII.
Dó contra el vicio el corazón robusto?
Gran hazaña es gozar de la Vitoria Podrá imitar la singular destreza
Del bravo contendor, y los despojos De! pintor el semblante generoso
Guardar para blasón de la memoria ; Y el r;iyo de esas luces amoroso,
Pero es mucho mayor ante los ojos Si tanto cabe en la mortal bajeza;
Que miran bien, por la no usada senda Mas ¿cómo imitará tanta grandeza,
Caminando entre peñas y entre abrojos, Tantos bienes que el alto y poderoso
Sobrepujar en áspera contienda Olimpo os dio, si al que es en ver dichoso
Sus contrarios, y verse en la ardua cumbre, Ciega la luz de esa inmortal belleza?
Do no alcance el nublado ni le ofenda. No puede merecerla suerte humana
Mas ¿quién podrá subir sin viva lumbre? Bien de tanto valor, porque encogiera
Quién sin favor que aliente su flaqueza En este corto espacio todo el cielo.
Y de esta grave pesadumbre?
le alce Baje Amor, ¡oh Francisca soberana!
Si yo pudiese bien en tu belleza Y descubra esa imagen Verdadera,
Fijar mis ojos, musa soberana. Para que nunca envidie al cielo el suelo.
Y contemplar cercano tu grandeza
Del ciego error y multitud profana, CANCIÓN X.
Que se entorpece en la tiniebla osema,
No seguiíin la opinión liviana; Bien puedo en este ospuro y solo puesto,
AulebCOii libertad libre y segura (10), Pues el silencio ocupa esle desierto,
Romper voz y quejas de mi llanto.
la

(9) Con mil flaquezas de miseria llenas. Sufrí la fuerza del dolor molesto
(10) Antes con voluntad libre y segura. Cuando en el mal cabia al¿un concierto
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534 FERNANDO DE HERRERA.


Ya ni esfuerzo ni seso valen tanto, Crece el mal siempre, y siempre en el comienza
Que le resistancuanto La esperanza del bien; ninguno puede
Pensé y osé esperar; mas, ¡oh perdido, No engañarse en su daño lisonjero
Cuan bien merezco verme en tal estado! Si sigue al nial primero
¿De qué sirve injuriar al afligido? El bien que se conforma á su deseo.
Que la pena que siento Descubrióme la usanza de mis males,
Es harta contusión de mi cuidado. Por el pasado engaño, este que veo;
Asconda al fin el triste apartamiento Que me tuvo dudoso
De este cerrado bosque mi lamento. En cuanto descubría sus señales
Vos, que por luenga edad tenéis en uso, Y quedé tan cobarde y sospechoso,
Arboles altos, de escuchar atentos Que ni aun mirar de lejos el bien oso.
Quejas de otros amantes desdichados,
Oid tristes mi llanto y mal confuso; SONETO CXXIV.
Que nunca pena igual á mis tormentos Si para que yo sienta cuánto fuego
Ni cuidado se vio cual mis cuidados.
Abrasa vuestro pe.cho á la luz pura,
En pasos bien contados Y á los rayos de eterna hermosura
Perdi el camino, no en la sombra oscura ,
Queréis que llegue deslumhrado luego,
Que fuera á mi dolor algún consuelo No me digáis que mire con sosiego
Hallar disculpa; mas la* lumbre pura Su resplandor y su gentil figura
Siguiendo atentamente, Mas que huya su ardor, si la ventura ^
Erré por donde me guiaba el cielo. Puede librarme ya encendido y ciego.
Pensando á la ocasión tener la frente ¿Qué maravilla es que en viva llama
Perdí todo mi bien, hálleme ausente. Os consumáis, teniendo el sol présenle,
Procuré quebrantar mi esquiva suerte, Y siendo vos á su calor de cera?
Poniendo el pecho osado á lodo trance Conoce el mal ajeno quien bien ama
Que eldolor dio licencia á mi osadía. Y mi pasión en su presencia siente
Creció furor de males, y en alcance
el
La fuerza de la vuestra mas entera.
No vino de ellos, no, la dura muerte,
Que pusiera remedio á mi porfía. CXXV.
Triste y acerbo dia,
Que siempre estará vivo en mi memoria; Fué gloria de mi alto pensamiento
Mas ¿dó me lleva mi pasión ajeno? Osar y ver vuestra beldad serena
Desesperado bien y muerta gloria, Y de firmeza arder mi alma llena,
Vos, oh! vos me trajistes Desesperando el fin de su tormento.
¡

Adonde sin remedio en vano peno, Si como mereció mi atrevimiento

Y como si debieran ser, me distes, La honra y el valor de tanta pena


Sin un alegre dia, tantos tristes. Consintiera el cruel que me enajena
Ahora veo tarde el desengaño; No ofenderos el bien del mal que siento,
Mas llega á tiempo que aprovecha poco; Pensara merecer con la fe mia
Que pierde en mi fortuna el bien su efeto. Nomhre de vuestro; mas á tanta alteza
Aunque pensar contar parte del daño La humilde mortal suerte no conviene.
O descubrir de este dolor que toco Mas, ya que no vos canse mi osadía,
Será imposible pero en este aprieto No pretendo consuelo á mi tristeza,
;

Alguna vez prometo Sino que consintáis que por vos pene.
Romper por el camino mas espeso
CXXVI.
Par3 salir del mal, y es error mió.
Porque me lleva con el mesmo exceso Pues cubre el orbe en asombrado velo
Por la revuelta senda La negra oscuridad, y las estrellas
Donde me cansa ciego desvarío,
el Miran, errando en torno en formas bellas,
Y desespero y á suelta rienda
el bien, Dudosas el desierto y hondo suelo ,

Voy adonde no habrá quien me defienda. Tú, noche, á quien mis lástimas revelo,
Segura es la fortuna al miserable, Y al gemido respondes triste de ellas,
Porque de mayor daño falla el miedo; Oye mi mal, aliende á mis querellas,
Yo en última miseria estoy, y temo, Así á li sola sirva el vago cielo;
Si ya no mayor mal, mal variable; Que no quiero que el dia vea el llanto
No es mucho que lo tema, pues no puedo De estos ojos mezquinos; que en tal pena
Asegurarme. ¡Oh mi dolor supremo! No conviene la luz al dolor mió.
Sácame de este extremo, Escucha tú, que del color eJ manto
Entrégame á los brazos de la muerte De mi ventura tienes, oh serena
¡

Pues no sé quién mi afrenta satisfaga, Noche! mi queja en tu silencio y frió.


Y es de linaje tal y de tal suerte,
Que es mejor no tocalla, CXXVII.
No pudiendo sanar esta mi llaga. Estos que alimpío turco en cruda guerra
¡Triste quien solo y sin vigor se halla Al moro, al anglo y al escoto airado,
Herido y sin escudo en la batalla Y vencen al tudesco y 3l dudado
Ríen sé que mi pasión secreta entiende Francés, y al belga en su cercada tierra ,
Solo quien conoció mi pensamiento, Y los estrechos que el mar hondo encierra
Y que esta queja olro ninguno alcanza Sobran, pasando por lugar vedado
Mas, como quien ventura ya no atiende, Con valor cual vio nunca el estrellado
No oso mostrar mi grande sufrimiento Cielo, que tantas cosas mira y cierra
Y confuso en mis ansias y mudanza, Ríen muestran en la gloria de sus hechos
Tomo de mí venganza. Que son tus hijos, ¡oh felice España!
¿Qué no pudiera al fin mover mi llanto, Honra del alto imperio de Ocidenle.
Si otro con menor causa mover pudo Alabe Roma los famosos pechos
El negro lago y sombras del espanto? De los suyos que nunca, y no me engaña
;
Oyóse su requesta. El amor, fué á esta igual su osada gente.
Náufrago, temo el piélago sañudo;
Pero no era sazón de quejas esta ELEGÍA XIV.
En ocasión tan grave y tan molesta.
Quiero hablar mas claro, y la vergüenza Sí elpresente dolor de vuestra pena
Que tengo de mi solo no concede Sufre escuchar de la pasión que siento
Que pueda respirar el dolor fiero. Esla mi musa, de dulzura ajena
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COMPOSICIONES VARIAS.- LIBRO SEGUNDO. .")".>

Estad, Señor, un breve espacio atento La luz, y con la sombra tenebrosa


A las llorosas lástimas que canto El horror de la noche se avecina
Solo, puesto en olvido y descontento; Tal yo sin su beldad maravillosa
Que si yo puedo declarar bien cuánto Estoy confuso y lleno de recelo
Estrago hace amor en mis entrañas, Desierto y triste, en soledad penosa.
En vano no será el quejoso llanto. Las ricas hebras del dorado velo
Mas ¿cómo las cruezas y hazañas Vencen á las que cercan á Ariana
Del fiero usurpador de la alma mia En el eterno resplandor del cielo.
Decir podré, y sus vueltas siempre extrañas? ¡Cuánto me engaña esla esperanza vana
Seguro, alegre, en quietud vivia, En contar de mi alan la triste historia,
Con libertad y corazón ufano, Y el desden de mi estrella soberana!
Mostrando contra Amor grande osadía. No sufre mi fortuna tanta gloria,
Pensaba, mas al fin pensaba en vano, Que espere merecer alguna parte
Que contra la dureza de mi pecho De mi dolor lugar en su memoria.
No pudiera el rigor de este tirano. El fiero estruendo del sangriento Marte,
No me que al cabo á mi despecho
valió; De que tiembla medroso el lusitano,
Rendí á su yugo el quebrantado cuello, Atónito de tanto esfuerzo y arte,
Y fué mi orgullo sin valor deshecho. Incita este mí canto humilde y llano
Un sutil hilo pudo de un cabello, En su alabanza pero apena puedo
;

Mas bello que la luz del sol dorado Juntar las musas al furor insano.
Traerme preso sin jamás rompelio; Otro que tenga espíritu y denuedo
Y unos ojuelos de color mezclado, Podrá cantar igual á tan gran hecho
Que prometen mil bienes sin dar uno, Que yo en decir mis males estoy ledo.
Tomaron el imperio en mi cuidado. El dolor que padece vuestro pecho
Vilos, y me perdí; mas ¡oh importuno Permita, y la serena luz ardiente
Remedio, que no viéndolos me pierdo Y el oro que os enlaza en nudo estrecho.
Del mayor mal que tuvo amante alguno! Que yo oh sublime gloria de Ocidenle
¡

El seso pierdo cuando estoy mas cuerdo; Ose mostrar en este rudo canto
Pero amor es furor; quien no está loco Lo que el deseo publicar consiente;
Dirá que hablo sin algún acuerdo. Que si como pretendo yo levanto
Las cosas que de amor apunto y toco La voz, el indo extremo, el lapon frío,
No alcanza esa profana y nula gente Y aquel que el alto Febo abrasa tanto,
Vos que de su mal no sabéis poco.
sí, Y quien habita el amazonio rio,
Yo voy por un camino diferente Honrarán vuestro nombre generoso
En los males que tengo, y nunca espero Admirados de oír el canto mío.
Sanar de este dolor que ia alma siente. ¿Cuándo será aquel dia en que el hermoso
Al bien medroso, al mal osado y fiero, Rayo de amor y celestial lucero
Y estoy de gloria y ufanía lleno Hiera este campo y rio venturoso?
Cuando en la fuerza del tormento muero. Bélís, que al grande Océano ligero
Si puedo alguna vez hallarme ajeno Con curso ufano contrastar porlias
De mi pasión, ocupo la memoria Sin espantarte su semblante fiero,
En cuan poco merezco lo que peno. Con creciente mayor que la que envías
No cabe en mí pensar que tanta gloria Rebosa, y salgan del ondoso seno
Se debe á mi dolor, ni que se entienda Tus ninfas á ayudar las voces mías.
De mi afán la dichosa y rica historia (H). Descubra el cielo el resplandor sereno
No hallo ya razón que me defienda Y virtud nueva infunda á tu ribera,
De perdición, pue*s corro tras mi engaño Y al campo, de mil flores siempre lleno.
Y me despeño sin cobrar la rienda. La luz de hermosura verdadera,
De un día en otro voy al fin del año, Por quien suspira el venturoso amante,
Desvanecido y lleno de esperanza, Por quien en esperanza desespera,
Sin abrazar el claro desengaño. De rosas con faz pura semejante (13)
,

Pienso y entiendo que hacer mudanza A la bella y divina cazadora


Podrá valerme; mas la cruda vira Se te muestra , y ya casi está delante.'
De Amor, ó cerca ó lejos, todo alcanza. Pinta pues variando, orna y colora
Mil veces contra mi me pongo en ira, De perlas y esmeraldas tus cristales,
Y culpo mi temor y mi flaqueza Y tus arenas enriquece y dora ;

Que del honrado intento me relira Y' ciñe con mil ramos de corajes

Mas ¿quién tiene tan grande fortaleza? La venerable frente, á cuya alteza
Quién ve libre del mal aquel semblante Son los mas grandes rios desiguales;
Y pura flor de angélica belleza? Y ofrece humildemente á su belleza
No soy peña ni duro diamante; Los nobles dones que abundante cria
Tal furor tierno vive en estos ojos De tu fértil corriente la riqueza.
Que de su luz se enciende en un instante. Venid diciendo «Ya, Señora mia,
:

Son pequeños, no alcanzan mis enojos Merezca ya por vos aquesta tierra
A merecer la gloria del mal mío El bien que mereció esa tierra fría,
Ni verse juntos entre sus despojos. »En esta parte el largo cielo encierra
Nevoso ivierno y abrasado estío Tanto puede alcanzar la suerte humana,
Destruyen mi esperanza de tal suerte Cuanto aparta de otras y destierra.
Que me acaba el calor y mata el frío (12). »Sola vuestra grandeza soberana
Mas que otro pudo ser, mi pecho es fuerte, Le falta para ser siempre dichosa;
Pues no fallece en tal dolor, sufriendo Venid pues , oh clarísima Diana.
Los extremos efelos de la muerte. »Este prado y ribera venturosa,
Cual suele Febo aparecer trayendo Este bosque , esta selva y esta fuente
La luz y los colores á las cosas Vos llama y vos suspira deseosa (14).
Cuando del sacro mar sale luciendo, «Ceñid vuestra serena y limpia frente
Tales sus dos estrellas gloriosas De este florido cerco, entrelazado
Dan á mi alma claridad divina, De los ricos esmaltes de Oriente.
Que me enciende en mil llamas amorosas » Humilde don , mas debe ser preciado

Y cual se muestra el »ielo si declina Que yo doy solo á vos estos despojos,

(11) De mis afanes la dichosa historia. (13) Con pura faz de rosas, semejante.
(12) Que me mata el calor y acaba el frío. (14) Os llama y os suspira deseosa.
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536 FERNANDO DE HERRERA.


A pagar mayor censo condenado. Alcon sobre el un brazo recostado,
»Ya son eternas flores los abrojos «Salicio, dijo, del ganado fuerte
Y ivierno vuelto ya en verano
el frío Un tiempo gloria y su mayor cuidado,
Con la cercana luz de vuestros ojos. «Dolor cruel ahora y dura suerte
«En medio de este abierto y fértil llano Entre nosotros siempre aborrecida,
Alzará de mis ninfas todo el coro ¿Quién te llevó con rigurosa muerte?
Un templo á vuestro nombre soberano ; «Contigo el dulce Amor perdió la vida;
»Y con guirnaldas en las hebras de oro No resuena tu cauto en la aspereza
Tejerán vueltas, y traerán consigo Al tierno son del aura desparcida.
Las que en sus ondas cria el seno moro, «Cual Febo cuando oia su tristeza
«Y todas juntas cantarán conmigo Y suspiros de amor y atan penoso
Del sagrado himeneo en alabanza, De Ant'riso la corriente ligereza,
De que el cielo ha querido ser testigo. «Cubra el cielo el color claro y hermoso;
» Venid , oh gloria nuestra y esperanza; Llorad vos, ninfas, del sonante rio
Deshaga vuestra vista el sentimiento Multiplicando el curso doloroso ;

De quien tanto se ofende en la tardanza. «Llorad, lauros y plátano sombrío,


Mas ¿dónde me arrebata el pensamiento? Y tú, Fauno, en el suelo reclinado,
¿Dó en tan alta grandeza me levanto Y contad en su muerte el dolor mió.
Con vano y temerario atrevimiento? «Valles crezca el suspiro apresurado
,

Vos tenéis, gran Marqués, de esto que canto Por una y otra parte, y no cesando,
La culpa , y me hicistes atrevido Suene en llanto confuso todo el prado.
Que yo de mí no pienso ni oso tanto. «Decid hijas de Bétis, suspirando,
,

Mi ruda musa solo en mi gemido Y el cisne entre sus ondas espumosas


Se ocupa y en memoria de los daños
, Alce el lloroso cuello lamentando.
Que á tan mísero estado me han traído. «Ahí, ahí pinta, Jacinto, en tus hermosas
Sabrosa perdición, dulces engaños, Y tristes letras con el mal presente,
Siempre temido mal eterna pena, Y derrama mil quejas lastimosas.
Que sufrí, triste, de mis tiernos años. «Oh Febo, Febo ahora en el corriente
,

Gloria de mil desdichas dieron llena (Ib) Xanto ó en Délo estés, vén ya ceñido
Al simple canto á cuya rustiqueza
, De funesto ciprés la triste frente;
Abrió el Amor una profunda vena. «Quebranta el arco de oro guarnecido,
Mas para celebrar la gran belleza Despedaza los duros pasadores,
De la inmortal Diana y su luz pura Pues tu gloria y cuidado es ya perdido.
Y del mucho amor vuestro la grandeza, «Vén, no esparciendo al aire tus olores,
Ni puedo ni merezco tal ventura. Citerea, ni en mirto coronada
Ni mezclando las rosas á las flores;
SONETO CXXVIII. «Mas con cerúlea veste congojada
Y en triste hábito venga la alegría
A Garcilaso. Con negras hachas y con luz turbada.
«Y tú, lloroso Amor, en compañía,
Musa, esparce purpúreas, frescas flores
Rotas flechas y aljaba y arco, alzando
Al túmulo del sacro Laso muerto
Con las gracias del llanto la armonía.
Los lazos de oro suelte sin concierto
«Traed, valles, suspiros, vos llorando,
Venus lloren su muerte los amores;
,

Arda la rota aljaba y pasadores


Y el lamentable acento vaya luego
Por campo y selva y bosque resonando.
La mirra y casia y cuanto el encubierto
»¡ Oh crudas parcas, duro hado ciego!
Fénix quema y con verso grave y cierto
,
¿Correrá el rio con perpetua fuente?
Cante su gloria Febo y lus\lolores.
¿Vivirán estas peñas en sosiego?
Laso, por quien el Tajo al rico Tebro
»Salicio, honor de la silvestre gente,
Y excede al Amo puro, sepultado
Yace entre verdes hojas de amaranto.
¿No se verá en la selva, en este cielo
Nunca se verá mas estar presente?
Incline al nombre claro que celebro
Sus coronas Parnaso, y admirado,
«Como la flor purpúrea, á quien el hielo
Del penetrable ivierno y rigor frió,
Venere el alto y noble y tierno canto (16).
O dañó el rojo Sirio el tierno velo.
«Corred, largas ondas del gran rio,
ÉGLOGA PRIMEN A. Durad vos, peñas, alargad la vida;
Que á vos el hado es amoroso y pió.
«Mas ya no otro Salicio en la escondida
Entre los verdes árboles do suena Selva ni en alto monte y valle abierto
Bétis con altas ondas extendido, Sonará su zampona conocida.
Llevando al mar la frente de ovas llena, «Gimen los montes mudos y el desierto
Alcon y Tirsis tristes con gemido Y las matosas peñas inclinadas,
Lloraban de Salicio tiernamente Do el aire hiere ya Salicio es muerto.
;

El miserable caso sucedido. «Sus ondas Tajo, en lágrimas trocadas,


Cual simple tortolilla gime y siente Bañó la gruta oscura en tristes sones,
El caro esposo que perdió muriendo, Y las montosas vueltas y apartadas.
Y su dolor descubre en son doliente «La vana imagen busca tus razones
Viólos llorar el rubio sol naciendo , Por las selvas callada, que no siente
Del bosque, al uno y otro descuidado; El blando y tierno son de tus canciones ;

Viólos llorar la luna apareciendo. «Que ya no te responde dulcemente


Y no imita tus labios, y se asconde
Filomela con mustia voz doliente.
(15) Dieron la gloria de desdichas llena. «Y al canto de palomas ya responde
(16) Este soneto y la siguiente égloga se hallan al frente de las El llanto con murmurio, suspirando,
obras de Garcilaso ( edición de Hekrera). El autor, al poner una y Que al dolor de tu muerte corresponde;
otra composición, dijo que fueron hechas «en los primeros años «Y nosotros, los versos resonando,
de edad floreciente cuando son menos culpables los descuidos
la , Con simple avena alzamos tus loores.
y el error de la noticia destat cosas ; y asi , espero que merecerán Decid , náyades tristes, lamentando,
perdón las muchas faltas destos versos». «¿Quién sonará entre rústicos pastores
En mi opinión, el soneto puede muy bien competir con el fa- La zampona que al mesmo Febo espanta,
moso idilio deBion en la muerte de Adonis. ¡Lástima, en verdad, Y aun espir;i tu canto y tus amores?
que los tercetos estén asonantados! «Llora y los versos Calatea canta
, ;, , , ,, ; ; !

COMPOSICIONES VARIAS.-L1BRO SEGUNDO. 557


Que te oia, aunque dura, bebda y fiera Verano nuevo, y Clóris con su bando.
Y con su voz al cielo los levanta; «Palma, plátano, pobo, álamo y pino,
«Y no los del ciclope en la ribera , El grande ciclamor, el lauro verde ,
Cuyo nombre, en el canto celebrado, Qué á tu divina fíenle bien convino,
De mi memoria eslá del todo fuera. «Extenderán con son que nos acuerde
»A li, de verde hiedra coronado, De tí las hojas, y con rico manto
Todos nuestros pastores rodearon Mostrará el prado que el color no pierde.
Y te dieron la gloria en lodo el prado. «Nacerá siempre eterno el amaranto,
«Oyendo tus canciones se admiraron Narciso yeliocriso deleitoso,
Las dríades los faunos su aposento
, Y suave jacinto y tierno acanto.
Por oirte cantar desampararon. «Torcerá el curso el rio no espumoso,
«Lloróle pastor sacro, el frió asiento
, Con blandas ondas largo y extendido,
Del claro Tórmes y ribera umbrosa Para regar el campo espacioso.
Con mas dolor y con mayor lamento «Cantarte han con dulcísimo sonido
«Que á sus pastores dos con voz quejosa Las selvas y los bosques altamente
Sicilia , y á Sincero y Meliseo En verso noble y canto esclarecido.
Sebe t o con corriente no abundosa. «Árbol no habrá que á Febo mas contente
«Nunca sintió, mezclada con Alfeo', Que el que tu nombre escrito en si tuviere;
Arelusa en sus ondas tal gemido, Tu nombre , entre pastores excelente.
Ni el Ebro por la muerte de su Orfeo. «Y cuando el viento de través hiriere,
» te lloro , Salicio, enternecido.
Yo Resonará en el abe con tu gloria
Tú canto que engendró el dolor consiente,
el El árbol que sus hojas conmoviere.
Pues mas de amor que de arle va vestido; «Por ti al Tajo dará el nombre y vitoria
«Que si algún tiempo el rudo son doliente El puro Curólas y el nevoso Ebro,
De Bétis pasa la ribera llena, Que refiere de Orfeo la memoria ;
Que mete en el gran mar la altiva frente «Y el mismo grande y caudaloso Tebro
«Tú verás en el verso que resuena Inclinará sus ondas, admirado
Tu memoria y tu nombre glorioso, Del canto y del avena que celebro.
Do el puro Tebro y donde el Arno suena.» » En tanto que en el monte levantado

Aquí pastor con llanto lastimoso


el El jabalí espumoso tenga asiento,
Paró, y cauto dio un gemido
al triste Y cayere el rocío al verde prado,
Del hondo rio el curso presuroso. »1£n lodo el pastoral ayuntamiento
Tirsis luego siguió el son esparcido Será tu nombre eterno, y la dulzura
Y atenías á su voz," fueron cesando Y tierna voz del amoroso acento.»
Las ondas en el vaso recogido : Calló Tirsi. y del bosque la espesura
«No resonéis ya, ninfas , lamentando; Hirió el viento en señal de su grandeza,
Dejad vos, montes y peñascos frios, Y resonó Salicio con voz pura
Las quejas que extendisteis suspirando. El rio y de los motiles la aspereza.
«Ahora derramad, pastores mios,
En la pintada tierra frescas flores, SONETO CXXIX (17).
Traed sombra á las fuentes y á los rios.
•Venid vosotros, faunos amadores , ; Oh breve don de un agradable engaño,
A las dríades bellas descubriendo Dulce mal del comento aborrecido ,

Vuestro amor, vuestros celos y dolores: Cuan presto pierdes el color llorido,
«Porque Salicio, al cielo alio subiendo, Y muestras los despojos de tu daño
Así lo quiere; y llenos de alegría, El oro, vuelto en plata, un blanco paño
Cubre, y el color vivo y encendido
Alzad el canto, versos componiendo ;
«Y junto aquella pura fuente fria De los ojos, sin fuerza ya y perdido ,
Este verso cantad en el sagrado De tu vencido orgullo es desengaño.
Lauro que de sus hojas lo cenia Acabas, y tu dulce tiranía ,
«Porque si algún pastor allí cansado Y al lin, si acabas, mueres con viloria
Llegare, pueda vello y dar memoria De nuestro error en devaneo tanto;
Del túmulo que cerca está labrado. Mas quien por li se olvida y desvaría
«Salicio, al campo y á pastores gloria,
Del camino, perece sin memoria,
En brazos de las musas muere puesto, Con mayor culpa, en un perpetuo llanto.
Y en el cielo está vivo con viloria.
»Yo te pondré, Salicio, después de esto, cxxx.
Dos consagradas aras, levantando A Francisco Pacheco.
Una á tí y otra á Febo en este puesto,
«Pues le igualas en canto dulce y blando Ya el rigor importuno y grave hielo
Y aquí pondré dos vasos espumosos, Desnuda los esmaltes y belleza
Ambos con leche nueva rebosando. De la pintada tierra y "con tristeza
,

«Vendrán aquí pastores venturosos, Se ofende en niebla oscura el claro cielo;


Menalca , Olimpio y Epoio, que en danza Mas. Pacheco, este mesmo hórrido suelo
Imitará los sátiros vellosos. Reverdece, y pomposo su riqueza
«Y cuando honrare con antigua usanza Muestra y del blanco mármol la dureza
,

Tu sepulcro, esparciendo el dulce vino, Desata de Favonio el tibio vuelo;


Serás de los pastores esperanza » Pero el dulce color y hermosura
»Y pediremos tu favor divino De nuestra humana vida cuando huye
Para guardar el pasto y campo lleno No torna, ¡oh mortal suerte, oh breve gloria!
Contra el rigor del duro cielo indino. Mas sola la virtud nos asegura
«Tu túmulo adornando el verde seno Que el tiempo avaro, aunque esta flor destruye,
De Flora cubrirá, que al fresco prado Contra ella nunca osó intentar vicluria.
Las rosas quitará y color ameno.
«Aquí vendrán en coro concertado REDONDILLAS.
Faunos sátiros Pan Gimió hermoso,
, . ,

Las náyades de Bétis venerado Faetón con ardor cipgo


«Las ninfas del monte alto y confragoso, Del sol llevó los caballos,
Las de árboles y selvas, consagrando
En honra tuya el canto numeroso (17) Este soneto y el siguiente se li.nü.in en la edición princi-
• Aquí soplará manso el viento blando pe de las obras de Herrera. Pacuecu no lo puso en la suya, con
D#l templado Favonio, habrá comino todo de estarle dedicado el segundo.
P.XVl-t.
;, , , ,, : , ,; , ! :

538 FERNANDO DE HERRERA.


fuego, Nosotros nos quejamos porque pone
Con que el mundo abrasó en
Naturaleza con avara mano
Porque no supo guiallos;
Tan breve gracia en flores que compone.
Y de un rayo derribado,
su ventura,
Aun no salen los dones del verano,
Puso fin á
sepultado,
Cuando ella los derriba con la muerte,
En el rio
Dejando al tiempo del despojo ufano.
Cuyo nombre siempre dura.
Cuan largo el dia, es tan larga suerte
Yo, que de mi sol hermoso
Presumí la pura lumbre,
De las rosas , que junto en un momento
Su juventud en senectud convierte.
Y atrevido y animoso
La que ya vio nacer el blando aliento
No desmayo en la alta cumbre, Del nuevo sol , morir aquesta vido
Si quiere Amor que del cielo
Cuando del mar bajaba al hondo asiento ;
Encendido baje y muerto,
Mas bien les ha la suerte concedido
Lugar pequeño es el suelo
Si así mueren tan presto, que naciendo,
Para tanto desconcierto.
Sucedan á su término cumplido.
Coged las rosas vos que vais perdiendo,
ELEGÍA XV (18). Mientras la flor y edad , Señora , es nueva,
ivierno frió y cano,
Y acordaos que va desfalleciendo
Desterrado el
Vuestro tiempo, y que nunca se renueva.
La tierra se vestía en mil colores
Con vivo lustre y fuerza del verano; SONETO CXXXI (19).
Y esparcidas las rosas y las flores,
Con aura fresca espiran dulcemente ¡Oh soberbia y cruel en tu belleza
En el aire tendido sus olores Cuando la no esperada edad forzosa
Cuando la alba salia de oriente Del oro, que aura mueve deleitosa,
Cubierta de oro y púrpura hermosa, Mude en la blanca plata la fineza
El variado manto refulgente, Y liña al rojo lustre con flaqueza
Y alegrando á la tierra deleitosa, En la amarilla viola la rosa
Con rociadas gotas regalaba Y el dulce resplandor de luz hermosa
A la yerba florida y abundosa. Pierda la viva llama y su pureza,
Yo' entonces en el campo me hallaba Dirás, mirando en el cristal luciente
Cogiendo el fresco del templado aliento, Otra la imagen tuya « Este deseo :

Que blandamente entre árboles sonaba. ¿ Por qué no fué en la flor primera mía ?
Traia la marea un movimiento «¿Porqué, ya que conozco el mal presente,
Suave y tierno, en torno desparcido, Con esta voluntad con que me veo
Que heria con dulce sentimiento. No vuelve la belleza que solía? »
Vi el campo en flores varias revestido,
Que del rocío estaban esmaltadas, REDONDILLAS (20).
Con que mas su belleza ha florecido;
No así en el nuevo verano
Vi las húmidas rosas levantadas
Despoja al prado hermoso
Abrir las hojas bellas, que primero
El vapor mas inhumano
Tenían todas juntas y cerradas,
Del estío caluroso,
Y alegres con la vuelta del lucero, Cuando abrasa el mediodía
Mostraban su color entremezclado,
Con el sol , que está inflamado
Mas hermoso que nunca y mas entero. En su carrera tardía,
No sé si la alba habia á rosas dado Y arroja en el mar sagrado
O tornado el color, y si á las llores
A la breve noche fria;
Habia el día nuevo retocado.
Y el filio, el color perdido,
Uno el rocío y unos los colores,
Se desmaya y desfallece
Uno el dia, y de Venus amorosa Y del verde astil florido
Ambos, y por ventura unos olores; La dulce rosa perece;
Mas aquel con mas fuerza poderosa Como reluciente
el lustre
Por en grande alteza,
el aire se tiende
Que arde en belleza
la tierna
Acá mas cerca espira el de la rosa.
Robar y perderse siente,
La reina de las gracias y belleza Y deshace su viveza
En su flor mesma y astro reluciente Cualquier pequeño accidente.
Pinta del puro rojo la fineza.
Ningún dia no llevó
Las flores ya extendían juntamente Despojos de hermosura,
Con hermosas figuras reluciendo, Y huyendo, nos mostró
Su color y postura dilerente. La beldad no estar segura.
Uñasen punta suben esparciendo ,
¿Qué sabio fia en bien vano?
Sus tiernas hojas al abierto cielo ,
Goza si el tiempo lo deja
Otras una corona van tejiendo
Mas ya te apremia liviano,
Otras se tuercen al herboso suelo,
Y á la hora que se aleja
De verde azul y jalde señaladas
,
Otra peor va á la mano.
Con violado ó con purpúreo velo;
Y casi unas con otras enlazadas, EPIGRAMA (21).
Heridos los colores van mudando,
Y á los ojos engañan ayuntadas. Cuando osado Leandro,
el
Esto miraba atónito yo, cuando Olvidado de temor,
Vi toda su belleza ir de caida
El resplandor y olores olvidando.
(19) Traducido de otro de Tomás Mocenigo que empieza
Maravílleme viendo así perdida ,

La beldad y la edad de tantas flores, E sempre ¿i mepiü disdegnosa e fiera , etc.

Y muerta ya la rosa aun no nacida. Imprimióse por vez primera en las Anotaciones ú Garcilaso.
Tanta belleza y varios resplandores (20) Traducción de unos versos de Séneca en el
Hipólito, que
Un dia mesmo adorna y descompone empuizan
Ofreciendo y robando sos colores. Non sic prata novo veré dectntia etc. ,

Imprimióse por vez primera en las Anotaciones á Garcilaso.


(21) Traducido del de Marcial:
(iS) Es traducción libre de Ausonio, que empieza:
blando mordentia frigora, sensu, etc.
Cum peteret dulces audax Leander amores, etc.
Ver erat, et
Garcilaso.
Salió á luz por vez primera en las Anotaciones á
Se imprimió por vez primera en las Anotaciones á Garúlaso.
, ,, , , , , , «

COMPOSICIONES VARIAS. -LIBRO SEGUNDO. 539


Iba por elmar estrecho TRADUCCIÓN (24).
A gozar su dulce amor
Cansado y puesto en peligro Dime , te ruego, Lidia ;
Del mar lleno de furor, Di por todos los dioses , ¿por qué á Sibáris
Ya que las hinchadas aguas Quieres perder, amándole ?
Causaban su perdición Di, ¿porqué ha aborrecido el campo Marcio,
A las ondas que lo siguen Pues tiene fuerza y ánimo
Dijo así el triste amador, Para sufrir polvo y el sol cálido?
el
Como si jamás las ondas ¿Por qué entre iguales jóvenes
Se muevan á compasión : A caballo no prueba la milicia ,
«Perdonadme mientras llego Ni rige con freno áspero
A do dejécorazón,el La dura boca del bridón de Francia?
Y mostrad en mí á la vuelta ¿Por qué se muestra tímido ,
Vuestro ímpetu y furor. Y no toca del Tebro el vaso líquido?
¿ Porqué la lucha rígida
Iliive mas que la sangre de la víbora,
EPÍSTOLA (22). Y no descubre cárdenos
Los fuertes brazos con las armas hórridas,
A Cristóbal de las Casas ,
por su Vocabulario de las dos Llevando la Vitoria
lenguas toscana y castellana (Venecia , 1576). Con disco y dardo que traspase el término?
¿Por qué en grave silencio
Se asconde, como el animoso Tésalo
Bien debe coronarte Febo Ideo, Poco antes que en Asia
Casas, la ingeniosa y docta frente
Se destruyese el ilion de Dárdano,
Con las hermosas hojas de Peneo Porque en varonil hábito
Pues tú primero diste á la corriente No fuese á muerte del troyano ejército?
Del rey de rios , Bétis generoso,
Las perlas que Arno y Po en sus ondas siente. ELEGÍA XVI.
Ya el casto amor y fuego deleitoso
De aquel por quien va Laura con Vitoria, A la muerte del maestro Juan de Matara.
Premio justo de ardor maravilloso,
Y quien dio áMergilina insigne gloria, No se entristece tanto cuando pierde
Y aquel grave escriptor de Marte airado, Desnudo el ramo fértil y florido ,

Que de Hugier celebra la memoria , Ya sin vigor cortado, el árbol verde ,


Y todo el coro áCintio consagrado, Cuanto yo viendo suelto y dividido
Que la rica Toscana ha producido, De la alma el lazo estrecho con la muerte,
Igual de Augusto al tiempo afortunado, Que velo no podrá cubrir de olvido.
Roto el velo de error oscurescido Oh duro corazón , que en mal tan fuerte
¡

Con la luz que les das, al claro dia No rompes! ¿Cuándo esperas ablandarte?
Salen de las tinieblas del olvido. ¿Después de esta terrible y grave suerte?
Grande , pero dichosa , tu osadía De mi alma murió la mayor parte;
Que consiguió este fin de una esperanza Y el cielo, que en mi llanto es buen testigo,
Que solo en noble corazón se cria. Ve que nunca el dolor de mí se aparte.
Ahora nueva vida Laura alcanza ¡Oh ejemplo de virtud y caro amigo,
Y á tí debe lo mesmo que al toscano, Que en mis entrañas vives juntamente !

Pues reparas del liempo la mudanza. Lo mismo que ya fuiste eres conmigo;
En tanto que hiriere Amor tirano Que la fe del amor jamás consiente
A su rendida escuadra, y en los ojos Que la muerte consuma con tu vida
Se viere de quien aman inhumano , La Hamaque mi pecho ardiendo siente.
Y por un breve bien largos enojos Cortóse el paso á la amistad crecida;
Diere en quien mas espera en su crueza ,
Que nuestro dulce trato es acabado,
Trocando y renovando sus despojos , Y el corazón de amarte no se olvida.
Desle trabajo tuyo la grandeza Pensaba yo que el cuerpo desatado
Celebraráse con eterna vida De los nudos de la alma antes viviera
Que no sienta del tiempo la dureza. Que yo esperar solo, apartado.
sin tí

Y España á tu memoria agradcscida Al fin pasé esta vida lastimera ,


, T

Tu nombre cantará perpetuamente Y la sufrí.¿Qué aguardo? ¿Por qué al cielo


Entre los que la hacen conoscida. No muestras mi guia verdadera?
te

Rétis levantará Cansado ya, procuro alzar el vuelo


la altiva frente,
De esmeraldas lucientes adornado, Al lugar glorioso y soberano ;
Tu gloria murmurando en su corriente, Que al ánimo es pequeño asiento el suelo.

Y llevando su curso al mar sagrado, Amor terreno y un deseo vano,


¡Casas! resonará en el seno Mauro; Cuidado y engañosa la esperanza
Y de allí al Indo extremo dilatado No me dejan un punto de la mano.
Irá el nombre en que Delio ilustra el lauro. ¿Cuándo pondré en mi estado tal mudanza,
Que solo amor celeste en mi respire
Con segura firmeza y confianza?
TRADUCCIÓN Divino celoal corazón inspire ,
(23).
Y le dévirtud , que solo sienta
tal
Corra mi edad callada El alto bien que á mortal pecho admire.
Y sin ser de los nobles conocida No me deje caer en esta afrenta ,
Y cuando así mis años Donde me veo en confusión perdido,
Sientan los duros daños Donde el mal que conozco me atormenta.
De la muerte inclinada, Tú, que en el cielo estás esclarecido,
Viejo, sin nombre acabaré mi vida
, Ruega por mí al Señor de cielo y tierra
Entre la humilde plebe desvalida. Porque no muera en sombra del olvido.
Valga la peligrosa y larga guerra
Que en mi alma se liaba noche y dia
(22) No se halla esta epístola en las colecciones de poesías de
Herrera.
(
l
2ij De la oda de Horacio:
(23; De Séneca en el Thiestes:
Lidia , dic per nmne.t , etc.
Nullis nota Quiritibus, etc.
Hállanse estas dos poesías en las Anotaciones ú Garcilaso.
;, , , , , ;

540 FERNANDO DE HERRERA.


Con quien el paso á bien obrar me cierra. En la callada nociie. en la mañana ,

Después que llevó muerle escura y fria Al sol ardiente, al importuno lrio,
De tu mortal cuidado los despojos Mi dulce cazadora esté conmigo.
Huyó de mí el contento y la alegría. Este bosque es testigo
Lágrimas abundaron en mis ojos, Cuántas veces la llamo y busco en vano;
Y por tu arrebatado apartamiento La aurora me oye sola sin su amante,
En mi se renovaron los enojos. Y se ofrece delante
El inmortal y claro ayuntamiento Cuando espera las fieras en lo llano.
Celebró los trofeos de tu gloria, Suspira ella su amor, yo lloro el mió;
. Y gimió Bélis, lleno de lamento. Si almonte mira yo á mi valle y rio.
.

Sonó una voz llorosa en tu memoria, Hermosa cazadora, que lias lievado
El ingenio y bondad junto acabaron ; Del frío bosque mi herido pecho
Cuando el hado gozó de tu victoria Con el cabello de oro suelto al viento .

El valle y alto monte suspiraron, Y de flores y rosas coronado


Y á Hispális, vestida en negro manto, ¿Eres Napea deste valle estrecho,
Pluvias y ciegas nubes ocuparon. Que alcanza con ligero movimiento
Contigo pereció el alegre canto, Al jabalí sediento
Y en reliquias del daño doloroso Y del ciervo la planta voladora?
Quedó grave y quejoso y triste llanto. Que tu paso, tu voz y tu belleza,
Bétis , que a! sacro Océano espumoso Masque mortal grandeza,
Llevaba el son de tu dorada lira, Descubre á tu Menalio, que le adora.
Altivo y con grandeza glorioso Tal va Cinlia con traje soberano
Mudo en su gruta oscura se retira , Y enciende en fue^o al amador Silvano.
Y en el profundo vaso con gemido ¿Qué dios ¡oh Clearista! te ha ofrecido
Las tardas ondas discurriendo mira. A mis ojos , corriendo yo una fiera
De tu canto quedaba suspendido Sin cuidado de amor y vista luego
; .

El español osado y el romano, Te me llevó, dejándome perdido.


Y el francés orgulloso y atrevido. Porque en llama inmortal ardiendo muera?
Por tí el ilustre príncipe tebano De tus luces probó el tirano ciego
Es mas famoso y vive su memoria , Con mi daño su fuego;
Que por vencer al bárbaro africano. Mas tú, habites el bosque oscuro y prado
Aunque se estime con eterna gloria O tendida selva deste rio,
la
Por la fiera de Arabia embravecida, Jamás del pecho mió
Blas valor le dará tu noble historia. Se apartará el amor que me ha abrasado.
Era trueno tu voz; pero tu vida El bosque y prado, del amor testigo,
Claro rayo que puro resplandece A amarle aprenderá también conmigo.
Con llama presurosa y encendida; O la ligera garza levantando,
Que tu virtud y nombre reflorece Mire al alcon veloce y atrevido,
Con perpetua memoria y sube al cielo
,
O espere al jabalí cerdoso y fiero,
La fama, que con honra tuya crece. O la aura entre los árboles gozando ;
Aunque tú me dejaste en este suelo, Con silencio y voz muda eiHo ascondido
Queda con Dios, oh alma venturosa, Del pecho solo lloraré primero
Cubierta de purpúreo y rico velo El dolor en que muero.
Que si mi pena grave y dolor osa Sin tí el feroz caballo, el rayo ardiente
Me da lugar en ¡a pasión que siento, Del imitado trueno y la sabrosa
Yo cantaré su gloria generosa. Caza me es enojosa;
En tanto lo que sufre mi lamento Pues lú me dejas mísero y doliente,
Permite estos llorosos versos mios, Todo me agradará y será mi gloria
Triste muestra de duro sentimiento : Si vuelves y de mí tienes memoria.
« Aqui yace sin vida el cuerpo fio ¿Por qué huyes y quieres que sin lumbre
De Malará , que rolo el mortal nudo En estas breñas muera con tormento,
Donde á Vandalia riega el grande rio. Y no miras tu amante, que te llama?
Voló al cielo su espíritu desnudo» (25\ Baja de esa fragosa y alta cumbre;
Que, según el ruido grave siento
Por entre una y otra espesa rama
ÉGLOGA I!. Que las hojas derrama
Ün feroz jabalí se ha recogido.
VENATOUIA.
Con el arco en la blanca y tierna msno
A Diana. Baja; que antes que al llano
Llegues, atravesado y extendido
Be aljaba y arco tú. Diana, armada.
Que por el monte umbroso y extendido De mi venablo y muerto, la espumosa
Fatigas á las íieras presurosa
Cabeza llevarás vitoriosa.
,

Huye del alto Ladmo, desdichada, No fies, Clearista, en tu belleza ;

Donde tu cazador duerme ascondido; Que vendrá el día en que las hebras de oro
Que ya otra cazadora mas hermosa Mude la edad ligera en blanca plata
Persigue impetuosa Antes muera que vea tu tristeza.
.Al jabalíespumoso y enojado, Mas ¿para qué suspiro, triste , y lloro
otra mas hermosa cazadora
Por quien á mis querellas es ingrata?
Que ya
Al ciervo sigue ahora. Si tu dureza mala
Si Endimion la viere , tu cuidado,
Aquien te sigue, aquel que te aborrece
Venciendo de la sierra la braveza
¿Qué pena habrá que iguale con su culpa?
Te dejara por ella con tristeza.
Pero ¿quién no me culpa,
A Endimion no dejes tú, Diana; Pues sigo solo el mal que se me ofrece?
Queda con él , no siga al amor mió, Suspenso en el amor y en el deseo,
Al fin doy en ciego devaneo.
Tu amor Endimion "esté contigo.
Mas vos, amores, rojos dulcemente,
Dejad las ondas claras de Citera,
(25) No
fué esta elegía publicada por Pacheco en su colección, Y á mi ninfa herid con vuestra llama,
sin embargo de conocerla. Púsola enla vida de Juan de Malara, que Que su hermosa flor perder no siente
dejó inédita con otros apuntes de los hechos de ingenios anda- Sin fruto inútil en la edad primera ;
luces. En el Semanario Pintoresco (2 de febrero de 1845 ) vio por Y tú,Latonia, pues amor te inflama,
vez primera la luz esta cks'a. Cuando el monte le llama
, ,, ; , , , , ,

COMPOSICIONES VARÍAS-LIBRO SEGUNDO. 341

Por el dormido amante , y ya el tormento Cuan lo veros merecí,


Conoces del amor, si Le venerado Tan contento me hallé
Tus aras y colgado Con el gozo que sen ti
Del jabalí temible y violento Que indo el mundo ol vidé ;

La alta frente y del ciervo la ramosa, Y viendo tanta belleza


Muéstrate á mis dolores piadosa. Fué tan grande mi placer,
Si contigo viviera, ninfa mia, Que vivo ya sin mas ver,
En esta selva, tu sutil cabello Con extremo de tristeza;
Adornara de rosas y cogiera Porque no consiente Amor
Las frutas varias en el nuevo dia Que viva sin sus enojos.
Las blancas plumas del gallardo cuello Que es hacer tlaco el dolor
De la garza ofreciendo, y te trajera Que nace de vos mis ojos.
,

De la silvestre liera Soberbio en el pensamiento


Los despojos, contigo recostado; De estar en vuestra memoria,
Y en la sombra cantando tu belleza, Solo me acaba la gloria
Y en la verde corteza De penar en tal tormento;
De tu frondosa encina mi cuidado Y con tan alta locura
Extendiendo, conmigo lo leyeras Consigo de mi pasión,
Y sobre mi las flores esparcieras. Por favor de mi ventura,
Ah cuántas veces entre aqueste juego
¡
Lo que no cabe en razón.
A tu cuello los brazos rodeara , Cuando me alli^e el deseo
Y en tus ojos mis ojos encendiendo Desfallezco en mi lormento;
Cuando mas descuidada de mi fuego Mas por una hora que os veo,
A tu boca el espíritu hurtara. Mil añes vivo contento.
Mi espíritu en el tuyo convirtiendo, Torno ¡-ienipre de mi pena
Dulcemente muriendo. Al descanso de miraros,
Esto preciara mas que ver el vuelo Y alabo mi suerte buena
Del halcón, masque dar de uu golpe muerte Porque tan bien supe amaros;
Al jabalí mas fuerte, Pero después que os miré
O alcanzar por el ancho y largo suelo, Vi un mal qué nunca senii,
Junto al agua, herido y sin aliento, Y troqué el bien que perdí
El ciervo que atrás deja el presto viento. Por los males que gané.
No dudes , vén conmigo, ninfa mia Ojos en cuya blandura
Yo no soy feo, aunque mi altiva frente Nos hace el Amor la guerra,
No se muestra á la tuya semejante; Y en dichosa sepultura
Mas tengo amor y fuerza y osadía, A cuantos us miran cierra,
Y tengo parecer de hombre valiente; ¿Por qué en mi pecho sembráis
Que al cazador conviene este semblante Tan dulce y ciego furor,
Robusto y arrogante. Que no os viendo sin dolor,
Iremos á la fuente, al dulce frió, Sin respeto me tratáis?
Y en blando sueño puestos, al ruido Poco ó nada me debéis
Del murmurio esparcido En querer yo mis enojos;
Del agua, tú en mis brazos, amor mió, Ks fuerza que me hacéis
Y' yo en los tuyos blancos y hermosos Cuando me miran mis ojos.
A los faunos baria invidiosos; Adonde quiera que os veo
Mas si te agrada ó si le agradase Todos mis males olvido,
Vén conmigo á esta sombra, do resuena Y en vuestraluz encendido
La aura en los ciclamoros revestidos Lleváis cuai hado el deseo.
De yedra, do se vio jamás que entrase
Alzado el sol con luz ardiente y llena. QUINTILLAS.
Aquí hay álamos verdes y crecidos
Y los pobos lloridos, Vos, que sabéis conocer
Y el fresco prado riega la alta fuente Lo que yo supe entender
Con murmurio suave y sosegado ; Podéis bien considerar
Aquí el tiempo templado Cuanto mas muestro en callar
Te convida a huir el sol caliente. Lo que me debéis doler.
Vén, Clearisla, vén ya ninfa mia;
, Cansado ya de la vida ,
Este prado te llama y fuente fría (26). Pero nunca del deseo,
Conmigo solo peleo
REDONDILLAS Con voluntad perdida
la
(27).
Al dolor en que me veo;
Hermosos ojos, serenos; Y no hallo otro lormento
Serenos ojos, hermosos, En el grave sentimiento
De dulzura y de amor llenos. De mi pasión inmortal
Lisonjeros y engañosos, Sino abrazar mas mi mal
Quien no os ve pierde la vida Cuando mas crece el tormento.
Y el que os ve halla su muerte; Sufro mas penas que puede
Mas quien muere tiesta suerte Mi cuidado comportar,
Cobra la vida perdida. Y de tanto bien amar
Solo por dolor me queda
Padecer sin descansar,
Por ventura vuestros ojos ,
(26) Hállase esta égloga en la edición príncipe de las obras de Hermosa luz celestial,
Hzrrera. Pacheco no la reimprimió en la que hizo. Después ha En mi dolor desigual
visto (le nuevo la luz pública en otras colecciones. Pueden solo dar enojos,
(27) Esta composición y las dos que siguen fueron impresas por Y no remediar el mal.
vez primera en la Hevista andaluza, periódico que por los años Vuestras manos me acabaron
de 1840, 1841 y 1842 se publicaba en Sevilla. El erudito don Los bienes que en mí hicieron,
Juan Colon y Colon las sacó del olvido. No honran seguramente Y aunque ellos me deshicieron
la memoria de Herrera. A no estar publicadas, no ocuparan un Mis deseos me mataron
lugar en la preseule colección, caso de que hubieran sido por mí Cuando ante vos me trajeron.
conocidas. No cabía en mi memoria
; ; ; ; , ; ; , ,

3¿2 FERNANDO DE HERRERA.


Presumir esta viloria Mas crean que no porfío
De ser de vos bien querido; Por la mudanza que viene;
Nadie fué jamás nacido Poique solo el desvarío
Que alcanzase tanta gloria. A laesperanza entretiene;
Acerté solo en miraros Y
la fuerza del deseo
Cuando mas temía veros, Me consume de tal suerte,
Para errar siempre en quereros; Que á mis males yo no veo
Mas, pues yo merecí amaros, Otro bien sino la muerte.
Cómo merecí perderos?
••»••••••••••••••
Ninguno sufrió tormento SONETO CXXXH.
Que igual sea a) que yo siento;
Y en penas siempre mortales, Ardo. Amor, y no enciende el fuego al hielo,
Ninguno alcanzó mis niales, Y con el hielo no entorpezco al fuego
Contrasta el muerto hielo al vivo fuego,
Ninguno mi sufrimiento.
Todo soy vivo fuego y muerto hielo.
No tiene el frió polo tanto hielo
Ni ocupa el cerco eterio tanto fuego
REDONDILLAS. Tan mi pena, que ni el fuego
igual es
Me ofende mas, ni menos daña el hielo.
Daba por veros un hora Muero y vivo en la vida y en la muerte,
Serena y sin turbación Y la muerte no acaba ni la vida,
Los bienes que mi señora Porque la vida crece con la muerte.
Promete por galardón Tú, que puedes hacer la muerte vida,
Pero no sufre ventura ¿Por qué me tienes vivo en esta muerte?
Este espacio de alegría, Por qué me tienes muerto en esta vida ?
'

Porque el bien huye y no dura


En alguna cosa mia.
Confuso'y aborrecido, CXXXIII.
Medroso y desesperado,
¿Para qué temo el olvido, A una obra espiritual que escribió don Luis
Si muero al fin olvidado ? Ponce de León.
Si la esperanza no falta
Siempre doblará mi pena; Vuestro canto y aliento excelso y pió
Que cuanto sube mas alta, Con armonía dulce asi resuena,
Tanto mas peligro ordena. Que se le rinde el cisne cuando suena
Solo me queda presente En el corriente vaso del gran rio.
De mis bienes la memoria, Dichoso vos, á quien no seca el frío,

Y.jamás estará ausente Mas puro fuego de virtud serena ;

De mi pecho aquesta gloria. Y yo, pues vuestro noble cauto ordena


Amor muestre su dureza Vida inmortal al nombre humilde mío,
Y encienda su crueldad Va veo transferirse d' Helicona
Que ya nunca su aspereza La cumbre y de Parnaso la ribera
Mudará mi voluntad Al asiento de náyades ondoso,
Que en memoria del tormento V que del lauro verde la corona
Permito mi perdición, Os da Gélis,oh gloria de P. ibera,
Porque igualo el pensamiento Y del león mas fuerte y generoso.
Con mi desesperación.
En tal lugar me levanto, '
CXXXIV(29).
Que desespero el remedio;
Mas quien piensa y osa tanto, A la muerte de don Luis Ponce de León.
A su mal no busca medio.
Yo, que de mi sol hermoso Aquí, donde tú yaces sepultado,
Presumí pura lumbre,
la Oh gloria de León mas excelente,
Atrevido y animoso, El valor todo yace de Occidente
No desmayo en alta cumbre. Con invidia de Marte derribado.
Si quiere Amor que del cielo No culpes la dureza de tu hado,
Encendido boje muerto, Qu'en tierra ajena tu dolor consiente,
Lugar pequeño es el cielo Pues cuanto ves del austro al oriente
Para tanto desconcierto (28). Es sepulcro á los fuertes consagrado.
¡Oh vanidad, don perdido, Será eterna en nosotros tu memoria
Que se conoce engañado! Y puesto en el dorado y alto asiento,
¿Para qué pretendo y pido Defenderás mejor tu patrio suelo.
Lo que me ha de ser negado? No queda ya á la muerte mayor gloria
Quien no debe esperar bien, Pero queda igualado el sentimiento,
Sus fantasías deshaga Tristeza á España y alegría al cielo!
Que los golpes del desden
No dejan cerrar la llaga. (29) Estos dos sonetos últimos han sido sacados de un manos*
evito que se intitula Libro de descripción de verdaderos retratos
de ilustres y memorables varones, por Francisco Pacheco.
Debo las copias que han servido de original á ia bizarría de mi
(23) Los ocho versos anteriores se encuentran repetidos en las queridísimo amigo el ingenioso poeta sevillano don Juan José
redondillas de la página 558. Bueno.

FÍN DE LAS POESÍAS DE FERNANDO DE HERRERA.


) »

POESÍAS

DON FRANCISCO DE MEDRANO

JUICIOS críticos.

DE DON NICOLÁS ANTONIO.


(En su Biblioteca Nova.

iPublicata una cuín don Francisci de Medrano, eximii poetae, variis carminibus.

DE DON LUIS JOSÉ VELAZQUEZ.


( En los Orígenes de la poesía cxstcllana.)

Las poesías líricas de don Francisco de Medrano , publicadas al fin del poema los "Remedios de
amor, de don Pedro Venegas de Saavedra , son de las mejores de aquel siglo, y se conoce el buen
gusto con que se aplicó su autor á imitar la gravedad y juicio de Horacio... La traducción del
Arte poética de Horacio, hecha por don Vicente Espinel, es excelente, y se encuentra al fin de sus
poesías. También la tradujo en verso castellano don Luis de Zapata, y se publicó en Lisboa, 1592.
Fray Luis de León tradujo algunas odas, que están con sus demás poesías impresas. Otras mu-
chas se hallan traducidas con singular acierto por don Francisco Medrano entre sus rimas.
; , ;

POESÍAS

DON FRANCISCO DE MEDRANO.

IV.
COMPOSICIONES VARIAS.
En la playa de Barcelona, volviendo de Roma.
SONETO PRIMERO. Pláceme ver el mar cuando se enoja
A Fernando de Soria Galvarro ,l). Y á montes de agua montes acumula ,
Y al experto patrón que disimula,
Sé que allá corre el inundo asaz ligero Prudente, su temor, puesto en congoja.
Donde, l'alal ministro de su muerte, También me place verlo cuando moja
Pródigamente ponzoñoso vierte La orilla mala vez, y en leche adula
Mas de dulzura el verso lisonjero; A quien sus culpas llevan ó su gula
Ríen como á ¡maule pues, que sin entero A cortejar cualquier birreta roja.
Seso., el remedio de su mal no advierte, me place y pláceme sereno
Turbio
Beba lo falso y á beber acierte, Verlo seguro, digo, dencle afuera,
Yendo engañado al bien, lo verdadero. Y este medroso ver, y este engañado ;
Solo aquel tocó el punió que prudente No porque me dé gusto el mal ajeno,
Con lo dulce templó lo provechoso, Mas por hallarme libre en la ribera
Y ¿á quién fué Apolo, á quién fuéasí clemente? Y del mar falso asaz desengañado.
Yo, Soriano, lo miento, codicioso
Del pro común lú apruebas (pie lo intente;
; ODA PRIMERA.
Suceso denlos ciclos venturoso.
A don Alonso Santillan, alférez real de los galeones (?).

H. Santiso, ¿ahora, ahora la riqueza


De los ingas invidias, y guerrero
A Flora.
Ya oprimes con acero
Tus ojos bella Flora soberanos,
, ,
La frente, y con destreza
Y bruñida piala de lu cuello,
la Juegas ya el hierro liero?
Y ese, uivid'j del oro, tu cabello, Fabricas al flamenco é inglés pirata
Y el mariil torneado de tus manos. Cadenas, y amenaza tu estandarte
No fueron, no, los que de tan ufanos A aquella oculta parte
Cuanto unos pensamientos pueden sello, Do sediento de plata
Hicieron a bis inios, sin querello, Osó penetrar Marte.
Tan á su gusto victorioso llanos. Sea, y ufano tus rebeldes huella
Tu alma fué la que venció la mía , Dellos violento dueño apoderado;
Que espirando con fuerza aventajada ¿Servirte han de su grado
Por ese corporal apto instrumento, Esclava la doncella
Se lanzó dentro en mi, donde no habia O el mozo aprisionado?
Quien resisiiese al vencedor la entrada, Ardes por oro bebe bebe, y tanto
; ,

Porque tuve por gloria el vencimiento. El avaro, y mas que Átalo poseas
Poder matar no crea
III. Su sed. ¡fáltale, oh, cuánto
A quien mucho desea!
A san Pedro, en una borrasca, viniendo de Roma. Ríen posible será volver el rio
Pescador soberano, en cuyas redes Que de altas cumbres viene despeñado

Los mayores monarcas han estado A sus fuentes de grado ,


Dichosamente presos, y cambiado Verse helado el eslío,
En gloria sus prisiones, y en mercedes; Y el invierno abrasado,
Tú, que abrir y cerrar el cielo puedes Cuando tú aquellas con razón divinas
Con poderosa llave á tu ganado, Letras del Arislótil que eslimaste
Y alcázar en la (ierra has alcanzado Ya, y Sédulo aquistaste,
Con colimas de pórfido y paredes, En cuales disciplinas
¡

Losojos vuelve al mar enfurecido; Mal constante trocaste!


Y pues tal vez osó mojar tu planta La ciencia noble en mercantil cuidado,
Aun siendo hollado de tu fe animosa, Y la que sobre todas alabanzas
Su hinchazón rompe, acalla su ruido, Toga modesta, en lanzas,
Y enseñado discípulo, levanta Habiendo de ti dado
Mi fe y mis pies con mano poderosa. Tan oirás esperanzas.

(2) Imitación de la oda xxix del libro primero de Horacio: Id,


(1) Este soneto es como prefacio y dedicación de los demás. Asi beatis en que se reprende á lecio por su mudanza de Uló-
nunc ,

se lee en el libro original de Medrano. sofo en soldado por la codicia.


; ; , , , ; , , , ,

COMPOSICIONES VARIAS. 3Í3


!!. Se vio España la espada no vencida
,

Que imperio nuevo al gran Pelayo funda.


A fray Pedro Maldonado, por la constancia.
Tanto mal grato el tiempo con profunda
Firmio constante á las dificultades Invidia olvida gloria tan crecida
El pecho ofrece, y ciérralo prudente
Y á los ojos del sol y á nueva vida
Al orgullo insolente Hoy la ofrece tu pluma sin segunda.
En las prosperidades. A aquella la morisma infame muerta,
Va le embista el dolor, ya la alegría, A esta el olvido bárbaro vencido,
Atrás se vuelvan sin hacerte ofensa, Y á una y otra su gloria debe España.
Y sabio recompensa Mas, si una de los moros la liberta
Uno con otro día. Y si otra la liberta del olvido,
Vive despacio, olvida cnerdamente ¿Cuál hace de las dos mayor hazaña?
Lo pasado, no temas lo futuro;
Mas con seso maduro VII.
Goza del bien presente
Estaba de mi edad en el florido
Que todo es humo y sombra y desparece;
Abril, que fruto asaz me prometía,
Dejará Eutropio sus preciosos lares,
Y de mi Flora en el regazo un dia
Sus rentas, sus lugares Vi reposar al niño Amor dormido.
Y cuanto lo envanece
Las alas que tan alio lo han subido,
Dejará, y del tesoro amontonado
Por no bajar, abandonado habia
Con afán gozará cual heredero; Yo, que de celos y de invidia ardia,
Que no acata el dinero Tenté con ellas usurparle el nido.
Ni á la privanza el hado.
Volartenté mas, de la luz medroso
;
Todos seremos, todos, cuan temprana
De tus soles oh Flora mudé intento
, !

Víctima de la muerte. ¿Qué cansamos


¡

Con el fracaso de Icaro avisado;


La vida? Hov, hoy vivamos;
Que es mal valor tal vez ser temeroso,
Que nadie vio á mañana. Y no siempre fortuna da al osado
Favor, ni quiere el gusto ser violento.
III.

A N., hermosa y astuta dama de Sevilla (3). VIH.

Si pena alguna, Lamia, te alcanzara Borde Tórmes de perlas sus orillas


Por cada voto que perjura quiebras ; Sobre las yerbas de esmeralda, y Flora
Si al menos una de tus rubias hebras Hurte para adornarlas, á la aurora
En cana se trocara, Las rosas que arrebolan sus mejillas.
Crey érate; mas luego que engañosa Viertan las turquesadas maravillas
la fe rompes debida al juramento, Y junquillos dorados que atesora
Tú, de la juventud común tormento, La rica gruta, donde el viejo mora,
Despiertas mas hermosa. Sus dríadas en candidas cestillas,
Falta pues, Lamia bella, al siglo honrado Para que pise Margarita ufana,
De tu difunta madre sin recelo Tierrayagua llenando de favores;
Falla á tu vida mesma, falta al cielo Mas si uno y otro mira con desvío.
La fe que les has dado; Ni las ninfas de Tórmes viertan flores,
Pues de ver cuánto número confie Ni rosas hurte Flora á la mañana
De mozos en tus juras, y que artera Ni su orilla de perlas borde el rio.
Burles al mas atento que te espera.
Todo el cielo se rie. ODA IV.
Mas ¿qué? la juventud para tí crece
A Felipe III, entrando en Salamanca.
Toda, crecente nuevos servidores,
Y de los que hoy desprecias amadores Ilustre joven, cuya rubia frente
Ninguno te aborrece. En edad tan dichosa el oro ciñe,
De ti la madre teme á su querido Cuya diestra ya rige el cetro justo,
Hijo teme de ti el viejo avariento.
,
Ya del venablo vengativo Uñe
Teme la esposa que tu dulce aliento Los aceros en púrpura caliente
Detenga á su marido. Del fiero jabalí, del oso adusto,
Entra gozoso, cual tu padre augusto,
SONETO V. En pacifica toga, alegre mira
De ciudad vistosa el rico adorno,
la
Vine y vi , y sujetóme la hermosura
La turba que te adora y ciñe en torno.
De un serafín que en apariencia humana
Cuál pasma, cuál te aclama, cuál se admira.
A los mortales ojos tal se allana
Que aunque flacos, sostengan su luz pura. Manso escucha la lira ,

Así mirarse deja con segura


Goza en julio del mayo que te ofrece
Tierra que huellas de tus pies merece.
Vista el temprano sol de la mañana,
Y entre nubes de nieve, tinta en grana,
Y si bien la florida adolescencia
Permite á nuestra vista su figura. Tus mejillas, adulta, apenas cubre,
Vencióme, y tan dichoso fui vencido Y en ellas vierte sus primeras llores
Y aun están lejos del lluvioso octubre
Cuanto sin tiempo de gozarme en sello,
Los frutos quemadura la experiencia,
Porque me priva ausencia de gozallo;
Pues los da el seso y el valor mejores,
Que de muy sin ventura siempre ha sido
Entre estos gustos que cual ruiseñores
Llegar al bien, y vello ya y tocallo,
Las memorias aduermen y cuidados,
Y para mas dolor luego perdello.
Prudente advierte ¡oh sin igual monarca!
VI. Que cuanto el uno y otro mundo abarca,
Cuanto atalayan dellos las dos osas
Al licenciado Cristóbal de Mesa , en su poema Que el mar huyen medrosas
de la Restauración de España. Tanto en este sustentas y aquel hombro,
Siendo envidia á la tierra, al cielo asombro.
Hizo astillas el yugo, y la coyunda Aplica, Señor, pues sabio el oido,
Afrentosa rompió con que oprimida Y en él retumbaran los atambores
Del inconstante galo é inglés pirata;
(3) Imitación de la oda vut del libro 2.* de Horacio. Tieude la vista próvido, y de llores
, ,; ,, , ,
; , ; ;,
, ,

346 DON FRANCISCO DE MEDRANO.


Mira enriquecido
el aire sutil Vueltas para mejor pulirse en ojos
Que las despliega blando y las dilata. Pies ostentan y picos de oro rojos
Mira en el golfo de crespada piala Y de candida plata blancas plumas,
Mil portátiles torres fabricadas, De altiva no presumas
Y en la campaña joves mil valientes, Pasa entre las demás llana y sin ceño,
Escupiendo de sí rayos ardientes, Cual se precia de ser tu humilde dueño.
Cuerpos de acero y almas de ira armadas,
Con la muerte aliadas, SONETO IX.
En una voz y en un conforme hipo Al mismo, entrando en las escuelas de Salamanca;
De escurecer el nombre deFilipo.
Alienta, alienta tu nativo instinto, Soberano Señor, cuyo semblante
Generoso león y con la cola,
,
Tal vez nos representa á Marte crudo
Que atrás de mil hazañas vas dejando, Con el estoque vengador desnudo
Azota tu coraje, pues no es sola Y túnica estrecha de diamante,
la
La sangre de un invicto Carlos Quinto, Tal nos pone pacífico delante
üe un Juan y de un Alfonso y de un Fernando Preso el cabello con curioso ñudo
La que en tus venas arma está tocando De lauro , y con un libro por escudo,
Mas la de una Isabel y otras mujeres No menos sabio á Apolo que elegante.
Que á sus pies derribaron con la rueca Honra ahora las letras, y con ellas,
El orgullo del ídolo de Meca, Emulo de tu padre y de sus leyes
Y con sus vestes, Galia y sus haberes Da á la paz el dominio de tu tierra.
Temió sus alfileres, De tu abuelo después sigue las huellas,
Del capitán francés glorioso ultraje, Pues igualmente es propio de los reyes
Y gloria eterna de tu real linaje. Amar la paz y ejercitar la guerra.
Ponga ya al malo horror, dé audacia al bueno
Ver que tu justa indignación se enoja; X.
Desciña el oro y el acero oprima, A Fernando de Soria Galvarro.
Nuevo David , esa melena roja;
Sienta España la espuela , sienta el freno Vos ¡oh común Señor! esta criatura
Quien desbocado no te sufre encima Vuestra hiciste del polvo, y vuestro aliento
Y esa diestra, Señor, tal vez esgrima Le prestó ser y vida y movimiento,
Contra cien mil estoques una espada, Y la razón derecha y la figura.
Tal una lanza oponga á cien mil dardos Yo ciego, y, como ciego, la dulzura
Y tal vez de tus jóvenes gallardos Seguí, de un breve y falso bien sediento
Con el bastón gobierne respetada ( ¿Qué
útil pudo al polvo traer el viento?),
La poderosa armada, Y olvídeos , fuente llena y siempre pura.
Hasta que el galo y el inglés molesto ¡Oh agravio sin igual! ¿Qué recompensa
Rindan al yugo tuyo el cuello enhiesto. Dar puedo, si aun me duelo escasamente,
Del hispano atambor rimbombe el parche, Y otra repito luego y otra ofensa?
Y al aire asorde tu sonora trompa Largádmelas, Señor; que si las sañas
El acero luciente al sol deslumbre Guardáis vos , un tan franco y tan paciente
Tu armada la salobre plata rompa, Dios, ¿en quién habrá fáciles entrañas?
Mientra que por la tierra el campo marche
Vitorioso, cual tiene de costumbre. ODA V.
Suspire en afrentosa servidumbre A Luis Ferri, entrando el invierno (4).
El pueblo que en desprecio del halago
Su castigo imprudente solicita ;
Ves Fabio ya de nieve coronados
, ,

Con muda lengua adore y fe marchita Los montes, ves el soto ya desnudo,
Al vencedor pendón de Santiago, Y con el hielo agudo
Que desde el aire vago Los arroyos parados.
Escupirá de rayos un diluvio Llégate al fuego, y quítame delante
Contra el fiero britano y franco rubio. Esos leños mayores. ¡Oh qué brasa!
Que pues ni en fe ni en religión ni en celo ¡Y qué á sabor las asa
Era mayor Teodosio , y la perfidia Nise y Alicante!el

De tus émulos lleva delantera tales? Come bien , que están suaves
¿Qué
A los suyos, mal grado de la envidia Las batatas, y bebe alegremente;
Espera venturoso ver el cielo Que no serás prudente
Conducido, Señor, á tu bandera, Si necio ser no sabes.
Militando por tí en escuadra fiera » Remite á Dios, remite, otros cuidados;
La piedra, el huracán, la nube oscura Que él sabe y puede encarcelar los vientos
Rayos , truenos, relámpagos, dragones, Cuando mas turbulentos
Y otras cien mil aéreas impresiones, Los mares traen hinchados.
Si ya con luces solas de fe pura Huye saber lo que será mañana
( Pues la insignia en tí dura
Salga la luz templada ó salga fría
Del vellocino), cual Gedeon celoso, Tú no pierdas el día
Vencedor no salieres milagroso. No que jamás se gana.
,

Verás risueño entonces sus banderas; Y mientra no con rigorosas nieves


Prospere el cielo agüeros tan felices, Tu edad marchita el tiempo y tus verdores,
Besar la tierra humildes por ejemplo, Coge de tus amores,
Arrastradas sus naves infelices Coge, las rosas breves.
A horro por tus ágiles galeras, la noche oscura
Ahora da lugar
Y de su gran despojo ornado el templo. Y larga instrumento bien templado,
al
Mil tablas luego y piedras mil contemplo, Y al requiebro aplazado
Eternizados tus trofeos en ellas Ocasión da segura.
Por pompa deste siglo y por invidia Baja á la puerta, de su madre en vano
Del pincel y buril de Ceuci y Fidia; Guardada, con pié sordo la doncella,
Y subir de tí, asida á las estrellas, Y por debajo delta
La fama , y colgar dellas Te deja asir la mano.
Tu nombre aunque Tercero,
, sin segundo,
Para favor y emulación del mundo.
Canción si hallas lugar entre los cisnes
, (4) Es imitación de la oda de Horacio á Taliarco, libro primero,
Que el Tórmes rompen, y entre sus espumas, oda ix ; Vides ut alta stel nive candidum.
, ,, , ,

COMPOSICIONES VARIAS. 347


«Suelte (risueña), que esperar no puedo», «Vete, me
dijo triste, y si el camino
Dice, y turbada , (¡Suelte , no rae ofenda.» Así te es grave, pide á tu deseo
lidiarle lias tú la prenda Alas para volver, y á mí esperanza.»
Del mal rebelde dedo. Dichoso mal , que alcanza tan divino
Remedio amable infierno, donde veo,
;

VI. No ya por fe, mi bienaventuranza.


Al licenciado Antonio Roscl (5).
XIV.
Mas dulcemente Licino,
vivirás ,
Suelta la carta y brújula el piloto
Si ni conlino el golfo sulcar osas,
Cansado de luchar con agua y viento;
Ni huyéndolo, á las costas peligrosas
Azota de la nave el mar hambriento
Animas tu camino;
Este costado abierto y aquel roto.
Quien quier que ama el mediano rico estado
Del impío marinero, ya devoto,
Seguro, Di la choza le envilece,
Envuelto en voces sube el sentimiento
\ templado , del rey no le envanece
Al cielo, que desprecia mal contento
El palacio invidiado.
Del pasajero humilde el casto voto.
Mas veces bate el viento los crecidos
Embiste el casco en un escollo duro,
Pinos, y caen mas presta y gravemente
Y al mas dichoso, en una tabla asido,
Las altas torres, hiere el rayo ardiente Escupe el mar en las arenas muerto.
Los montes mas erguidos.
Yo lucho con la ausencia ; y sostenido
Espera en el dolor, en la alegría
De mi esperanza , ¿ llegaré seguro,
Teme el ánimo bien disciplinado Flora, á tus ojos? Muera yo en tal puerto.
Otra suerte; que el cielo un uia nublado, ,

Serénase otro dia. ODA VIL


No porque vaya mal hoy, adelante
Itá así; Apolo mismo tal vez usa A don Juan de Arguijo , veinticuatro de Sevilla.
Del arco y de la flecha y de la musa,
Tú escribes, otro Píndaro, otro Homero,
Tal vez y del discante.
Aquellos, ó deidades celestiales,
Fuerle en los casos arduos y alentado,
Te muestra sabio él mismo ; en la serena
O héroes milagrosos,
Que en pacífica toga ó en acero
Bonanza amainarás la vela, llena
Sangriento, ya prudentes, ya espantosos,
Del favor demasiado.
Tus inmortales versos
SONETO XI. Con hechos merecieron gloriosos.
Nosotros, oh don Juan, abrir el labio

Veré al tiempo tomar de ti, Señora, Cantando el singular valor de Alcídes


Por mi venganza, hurlando tu hermosura; El mal sano de Elena
Veré el cabello vuelto en nieve pura, Robo y fuego, la astucia de algún sabio
Que el arle y juventud encrespa y dora. Gran dictador, la cueva inmensa llena
Y en vez de rosas, en que tifie ahora De Curdo, ó á Tídides,
Tus mejillas la edad ¡ay! mal segura, De sus deidades par, con flaca avena.
Litios sucederán en la madura, Pequeños, tanto acometer no osamos,
Que el pesar quiten y la envidia á Flora. Ni las á tí debidas alabanzas;
Mas, cuando á tu belleza el tiempo ciego Que entre los inmortales
Los embolare, y el aliento
tilos Héroes luz desta edad te saludamos.
A tu boca hurtare soberana Tú, don Juan, tú á tamaña alteza iguales
Bullir verás mi herida, arder el fuego Versos único alcanzas
Que ni mueve la llama, calmo el viento, Debido ya á las mentes celestiales.
Ni la herida , embotado el hierro, sana. ¿Quién dinamente escribe a Marte fiero
En malla luminoso de diamante,
XII. O al mozo aventurado
A Fernando de Soria Galvarro.
Breve dueño del orbe, ó ya severo
A Júpiter lonando ,
quebrantado
En el noche suelo,
secreto de la El orgullo arrogante
Sorino, contemplar las luces bellas, De quien turbar la paz del cielo ha osado*
Y mudo platicar así con ellas. Nosotros , si ayer algo conferimos
Porque invidioso no me estorbe el suelo: Con amigos, si el tiempo nos provoca
«Va, ya, soberbios astros, vuestro cielo Con calores terribles,
Flora pisa inmortal con firmes huellas; Honestamente ociosos escribimos
Y'a, eternamente hermosa, pisa estrellas; Fáciles mesas, sombras apacibles,
Y ¡cuál sin ella yo mas cese el duelo.
! Y tal vez, si nos toca
»Tú fuiste, Flora, y vos, que la robaste, Humano ardor, no torpes ni insensibles.
Divinas luces, para mí inhumanas,
Pues solo y vida y seso me dejastes. VIII (6).
vMas, porque tú no toda mueras, Flora,
Ni en las miserias vivas toda humanas, ¿Qué pide al cielo el bien disciplinado
Filósofo? De Creso no el tesoro
Viva yo y pene, y tú los cielos mora.»
Ni de Midas el oro
XIII. Ni de Augusto el estado,
Ni el trigo que Sicilia fértil siega,
Ya sentí de la muerte el postrer hielo Ni las vacadas de Calabria gruesas,
Correr á largo paso por mis venas, Ni las anchas dehesas
Y dos nubes, de angustia y rabia llenas, Que el Guadalquivir riega.
Un mar dende mis ojos dar al suelo, Poden aquellos á quien dio fortuna
Cuando, así ardiendo en compasivo celo, Viña, y la plata con primor labrada
A Flora vi turbar sus dos serenas Sirva al que estima en nada
Luces, por no mis penas,
aliviar solo El golfo y lo importuna
Mas pudo en el abismo abrirme un cielo. Y sulca tres y mas veces sin pena,

(o) oda x del libro 2.° de Horacio á Licinio Mu-


Imitación de la (6) Imitación de la oda xxxi del libro primero de Horacio Quid :

rena : ñeque altum, en que se aconseja me-


Iiectiús vives, Licine, dedicatum poscil ApoL'inem. Pide el poeta á Apolo, no riquezas,
dianía é igualdad de ánimo en la próspera y adversa fortuna. sino vida ocupada en placeres inocentes, con salud y juicio.
, , ,

318 DON FRANCISCO DE MEDRANO.


Caro á los cielos mismos; yo, contento Tú, helada piedra, en competencia de ellas
Con poco, el mar violento El cuerpo guarda, que inmortal, del suelo,
Veré tiende la arena, Nueva fénix hermosa, alzará el vuelo,
Y al cielo pediré sola una honesta De luz cubierto en vez de plumas bellas.
Y mediana fortuna coa buen seso, El Tibrey Bétis, ambos invidiosos,
Una vejez de peso Te acatarán por el sin par tesoro
Ni á mi ni á otro molesta. Que á su pesar, urna felice, adquieres.
Los astros, influyendo en tí amorosos,
IX (7). Te ofrendarán por trigo granos de oro,
últimas bebieras
Si las vertientes
Nepluno perlas, y guirnaldas Céres.
Del Tánais oh Amaranta, y de un molesto
,
XVIII.
Y bárbaro marido esposa fueras,
De mi en tu puerta , opuesto Al mesmo sepulcro.
Al cierzo, te dolieras.
¿Oyes con qué ruido entre la puerta Recibe, oh mármol sacro, unos despojos,
Y entre los cidros del jardín rebrama Con quien del cielo y tierra en uno tienes
El viento que furioso te despierta,
La esperanza de aquel, de esta los bienes,
Y de uno y otro en tu favor los ojos.
Y sereno derrama
El cielo escarcha yerta?
No por las perlas y topacios rojos,
De las manos adorno y de las sienes,
La altivez deja, odiosa en las mujeres;
Teme no vuelva atrás de los favores Que al cielo usurpas próvido en rehenes,
pues Penélope no eres Breve consuelda así justos enojos,
La rueda , y
No pretensores
asi á tus
Mas por los polvos que ambicioso espera
Difícil perseveres.
Para crecer el cielo su riqueza ,
Oh aunque ni las dádivas ni el ruego
!
Despojando tus senos de alabastro;
¡

Doblarle puedan . ni la ansiosa pena Por quienes hoy el mundo en tí venera


De los amantes . ni saber que el luego Los elemos puros de nobleza
De la hermosa Filena Oaorio, Andrade, Portugal y Castro.
Arde á tu espoco ciego,
Uuélaste deste humilde tu rendido, ODA X.
No ya igual á los duros pedernales, Voto por el viaje de don Alonso Santillan (8).
Pues no asi siempre ser podré sufrido
De tus duros umbrales Asi de Cipro la valiente diosa,
Y del hielo crecido. Asi los dos hermanos
De Elena, estrellas claras, luz piadosa
SONETO XV. Te den, y los tiranos
De Femando de Soria Gabarro al autor, al cual pidió que en el Vientos en cárcel céfiro templado
,

raesmo argumento escribiese otro en concurrencia. Te ponga al mar sosiego.


¡Oh nave á quien Sanliso va fiado,
Flavio, ¿qué? ¿Admiras ver mal detenida Que lo vuelvas te ruego,
Alguna ara lágrima, ó amante
i
Cuanto lo espera salvo su llorosa
Que mucbo tiempo ardió, trocar semblante Patria, y de bien cumplido,
Alguna vez y fastidiar la vida? Y mi media alma guardes cuidadosa
¿Por qué ríes la historia aborrecida Del mar enfurecido!
De mi amor infeliz, cuando delante Con tres hojas mal sano armó de acero
De la ocasión me juzgas inconstante, Su pecho codicioso
Y ves que vierte sangre la herida? Quien de una frágil tabla fió el primero
¿ Piensas que amamos? No; mas del pasado Su vida al mar
furioso,
Ardor centellas son y del violento , Sin recelar que el Áfrico violento
Fuego humo ó cenizas que han quedado. Airado contrastase
Así verás después que calmó el viento, Con el liero Aquilón y el turbulento ,

El golfo con las olas agitado,


,
Noto el mar ensañase.
Conservar luengo espacio el movimiento. ¿Qué linaje temió de muerte cruda
Quien con ojos enjutos
XVI. Vio los escollos yertos , la Bermuda
Escrito del autor en el mesmo argumento. Y los caimanes brutos?
Sí porque Dios prudente dividía,
¿Qué ansias, Flavio , son estas? Qué montones Cuando zanjaba el mundo,
De fatigas me embisten desiguales? De la Europa la América, y ponia
O ¿cómo eterno juzgarás mis males Por muro el m3r profundo;
De este aparato inmenso de pasiones? Si los bajeles impíos, despreciando
Pues, Flavio, no amo, no, que á sinrazones Los acuerdos divinos,
Mi amor calmó; tú cuántas piensa y cuáles,
El mar como la tierra van rayando
Pues de lo que fué aun restan las señales, Con sendas y caminos,
Estas que grandes ves alteraciones. Mal usada á sufrir la gente humana
Así por dicha viste enfurecidos Todo mal , lo vedado
Los mares, ya del ábrego violento Ciega apetece, y la fatal manzana
Estremecer la tierra con bramidos; Probó aquel mal osado
Y en las olas, después que calmó el viento, Primer hombre; tras ella los ardores
Batiendo unas con otras los quejidos,
De las fiebres y el resto
Luengo espacio durar y el movimiento. Entró al mundo de penas y dolores,
XVII. Y el vivir fué molesto.
Y la que de nos lejos habia estado,
Al sepulcro de don Rodrigo de Castro, cardenal y arzobispo
Horrible muerte esquiva,
de Sevilla. Se avecinó con paso acelerado,
Mientra que la alma con seguras huellas, Y es siempre intempestiva.
En diadema de luz vuelto el capelo, Dédalo osó romper, dicen, el viento
Del mundo desdeñosa, pisa el cielo,
Y al sol da luz, iuvidia a las estrellas,
(8) Es imitación de la oda do Horacio á Virgilio cuardo este se
(7 Es imitación de la oda \ del libro 3.*de Horacio : Exlremum encaminaba á Atenas. Libro primero, oda m
Sic le diva polens
:

Tanaim si bíteres, Lyce. Cypri.


, , : , ; ; !

COMPOSICIONES VARÍAS. ;¡u


Con ambicioso vuelo, Haya virtud , tocándola lu mano,
Negral o al hombre, y escalar viólenlo De hablarte muda así, tirana hermosa :

Temó Nemhroiel cielo. « Esa faz , esa mesma que invidiosa


Nada difícil es á los mortales, Vio la mañana y admiró el temprano
¿Qué no montes hollamos? Sol con desprecióla verá y ufano
,

Y Dios de furias llenos infernales,


á , El hesperio ya mustia y mentirosa.
Mal enojar osamos. » Yo nací hoy tal, qué a emulación del día
Y nuestra vida torpe no consiente Robé los ojos ya no soy cual era ;

Con vicios portentosos Que la belleza es breve tiranía.»


Que deponga su diestra omnipotente Y tú ¡a\ dirás: c¡ Oh nunca hermosa fuera
!

Los rajos espantosos. Si así de breve marchitarme había


Para mas llorar siempre que me viera »
XI (9).
XXII.
El entero varón , de culpas puro,
Por do quiera sin Hecha enherbolada El rubí de tu boca me rindiera,
Y sin arco, Sabino, y si» cargada A me haber tu bello pié rendido;
no
Aljaba irá seguro. Hnbiéranme tus manos ya prendido,
Ora atraviese páramos desiertos, Si preso tu cabello no nie hubiera.
De humanas plantas no jamás hollados, Los del cielo por arcos conociera,
Ora cerradas breñas ó empinados Si tus ojos no hubiera conocido
Y mal seguros puertos. Fuera su polo norte á mi sentido,
Tal vez pasé con religioso antojo Si la luz de tus ojos no lo fuera.
De ver el gran pastor que el Vaticano Así le plugo al cielo señalarte,
Mora los montes donde el africano
.
Que no ya solo al norte y arcó bello
Caudillo perdió un ojo; Tus cejas venzan y ojos soberanos;
Y de Flora cuitando la belleza, Mas, queriendo á tí mesma aventajarle,
Sin armas, con que del me defendiera, Tupié la fuerza usurpa y tu cabello ,

Huyó un lobo de mí , que mayor fiera A lu boca, Amarili, y á tus manos.


No vio naturaleza.
Véame pues en la región ardiente, ODA XII.
Negra y estéril, con eterno estío; Ya ya y fiera y hermosa
, ,

Véame en la que siempre abrasa el frío Madre de los amores, quebrantado


Y al sol no ve luciente; Desamparé tu enseña y tú, invidiosa, ,

Que en cuanto el cielo vueltas multiplica A mi. ¿Tú á mí malsano, y derramad ?


Para que el sol al mundo luz envié ¿Qué le podré yo ser? Al Vulgo vano
Amaré á Flora la que dulce ríe
, hisa y silbo afrentoso ;
La que dulce platica. Al sabio ¡oh cuánto espanto! y al piadoso,
¡Cuál fábula al profano!
SONETO XIX. Del venusto semblante

A Juan Antonio del Alcázar, por la templanza.


La ya florida tez huyó marchita,
Y el pelo que en la frente alzó arroga ite
Aquella sola, Flavio, suerte una Cresta, desnudo otoño lo ejercita.
Justamente es del sabio suspirada, Ni contender con el rival podría,
Que ni falla en lo asaz ni sobra en nada , Ni esperar vanamente
Limitada igualmente y no importuna. Crédulo amor recíproco en la ardiente
Quiero, á fuer de la toga, la fortuna Llama sabrosa mía.
Limpia, de mi medida y concertada, Puedo apena sufrirme
Ni con grandeza pródiga sobrada Inútil carga, y ¿burlas oh hermosa! ¡

Ni corta y miserablemente ayuna. O provócasme seria? Y /.conducirme


Llegue á los pies al tanto que ceñida A tu milicia esperas . peligrosa?
No bese el suelo, no, la toga, y sea Su Cipro ¡ay! Venus ha desamparado,
Tal mi suerte, que sirva y "luzca toda . Y en fuego convertida
No, Flavio. no la quiero desceñida Y en belleza (ya tal se mostró en Ida),
Ni arrastre , no que el desaliño afea ,
;
Toda en mi se ha lanzado.
Y no honra lo que arrastra, sino enloda. Ardenme aquellos ojos
Negros de la Amarili que sereno» ,

XX. Roban el sol aquellos sus enojos


;

A don Juan de Sal


Ardenme, de sal mas que de ira llenos;
la , obispo de Bon».
Su dulcemente acerba rebeldía
El cielo experimenta aquel propicio Y de su negro pelo
A quien lo asaz da Dios con parca mano, El oro, el fuego. Arabia y Mongibelo
Fortuna honesta, y seso y cuerpo sauo, ¿Tal fuego, oro tal cria?
De los extremos lejos y del vicio. ¿Quién trocará prudente
No envidies, no. nial próvido, Salicio, Por cuanto el Inga atesoró, el cabello
En el que ves espléndido tirano, De Amarili y por todo el rico Oriente
,

De la humana grandeza el humo vano, Cuando ella tuerce? Oh cómo hermosa, ¡ el cuello
Y un mundo y otro atento á su servicio. A mis ardientes besos , y rogada,
Cuando Guadalquivir con avenida Con saña fácil niega
Soberbia hinchado sobre sus riberas, Lo que ella mas que el mesmo que le ruega
Lánzase al mar con mas veloz corrida, Dar quisiera robada!
Bien así las que ves perecederas
Glorias, tarde aquistadas, desta vida ,
XIII (10).
Cuando mas crecen huyen mas, ligeras. Al licenciado Francisco Flores, capellán de los Reyes Nuevoi
de Toledo.
XXI.
No tiene lustre alguno la ocultada
Esta que te consagro fresca rosa, Plata en las avarientas venas, Floro,
Primicia, Galatina, del verano, •

(10)Imitación de la oda ii del libro 2.°, de Horacio, á Cayo Cris-


(91 Imitación de Horacio, oda xxn del libro primero, á Aristio po Salustio, nieto del famoso historiador del mismo nombre.
Fusco, sobre que la inocencia de vida en todo lugar está segura Prueba que el buen uso de las riquezas y la templanza hacen al
¡níeger vita; scelerisque puras. hombre dichoso : Nullus argento color est avaris.
! ,;,,;; ; ,; ! , , , , ;, ;

5S0 DON FRANCISCO DE MEDRÁNO.


De la tierra, y eslimo en nada el oro, xxvr.
Que me sirve de nada. A las ruinas de Itálica, que ahora llaman Sevilla la Vieja ,
Vivirá de Alejandro glorioso, junto .de las cuales está su heredamiento Mirar-Bueno.
Pese á la invidia , el apellido cnanto
Rodare el sol no por valiente tanto,
, Estos de pan llevar campos ahora,
Cuanto por dadivoso. Fueron un tiempo Itálica, este llano
Y reinarás mas luenga y noblemente Fué templo; aquí á Teodosio, allí á Trajano
Si tuambicioso corazón rindieres Puso estatuas su patria vencedora.
Que si cuanto ve el sol oriente adquieres, En este cerco fueron Lamia y Flora
Y ve el sol occidente. Llama y admiración del vulgo vano;
No será que el hidrópico remita En este cerco el luchador profano
La sed , si mal de sí compadecido, Del aplauso esperó la voz sonora.
Mas bebe y mas ; pero si bien sufrido, ¡Cómo feneció todo! ay! Mas seguras, ¡

La causa della quita , A pesar de fortuna y tiempo, vemos


Vencerla ha y solo es rey el que desea
; Estas y aquellas piedras combatidas;
Nada , con lo que tiene satisfecho Mas, si vencen la edad y los extremos
No aquel , no, á quien codicia rompe el pecho, Del mal piedras calladas y sufridas,
Bien que un mundo posea. Suframos, Amarilis, y callemos.
Entre las aves al imperio aspira
No por herencia ó sangre, la que osada ODA XIV (11).
A su valor, con vista no turbada
Al sol derecha mira ;
Huyó la nieve , y árboles y prados
Y á aquel solo varón uno es debido De hoja y grama se visten

El cetro, yo juez, que mira , Floro,


La tierra se reveza , y amenguados
Y sufrir osa el resplandor del oro Los rios no la embisten.,

El año te amonesta que no esperes


Con ojo no torcido.
Bienes aquí inmortales;
Y el dia que arrebata los placeres
,
SONETO XXIII.
Y gustos no cabales,
A don Alonso de Santillan, que se embarcaba en los galeones Amansa del invierno yerto el frío
de la armada de las Indias. Con favonios templados
Y el verano ahuyentan del estío
Tú sulcas ¡oh Santiso! el mar furioso, Los soles requemados.
Y de este sol huyendo la tardanza Este fallece luego que el sabroso
Te avecinas al otro en esperanza Oloño nos madura
Del hado, que te aguarda mas piadoso; Los frutos, y el invierno perezoso
Y sabio el rostro opones y animoso Por tornarse apresura ;

A una y otra fortuna sin mudanza Mas los daños del tiempo presurosas
Uno te ve y te admira la bonanza Las lunas los reparan
Y uno el Euro mas turbio y proceloso. Y restituye el céfiro las rosas
Yo quedo en tierra firme y mal constante; Que los cierzos robaran.
De dolor embestido y de alegría Nos , , si tal vez una
de peor condición
Altero por momentos el semblante A cedemos,
aquella luz
Mas si un mar brama dentro en la alma mía, ¿ En qué abril , á qué viento, con qué luna
No fuera no, cual tú lo ves delante.
,
Renovamos podremos?
Júpiter ¿cuántas formas mudaría?
XV (12).
XXIV.
¿Quién es oh Pirra el mozo delicado
¡ !

Mustia la vid , de aquella y de esta vara Que en ámbares bañado y entre flores,
,

Llora el robo, y del fruto que le espera Hoy goza tus amores?
Mal cierta, ala hoz culpa. ¡Oh supiera, si ¿Para quién has trenzado
Oh cómo supiera no llorara
si Tus rubias hebras con sencillo aseo?
El rústico novel con mano avara ¡Ay, cuántas veces, ay, tu fe y su hado
Fia á la tierra en breve sementera Ya llorar ha mudado!
El grano, de cogerlo en fértil era Y admirará el Egeo,
Medroso ; el bien esperto oh cómo osara ¡ Con vientos negros áspero, en la fiera
El otoño enriquece , y el eslío Tormenta nuevo, el que te cree y te adora
Corona al uno y otro de racimos Por hecha de oro ahora,
Y de espigas los senos y las sienes. El que siempre te espera
Sufre y osa , varón corazón mió De otro cuidado ajena y siempre amable,
Que á la paciencia y á la audacia vimos No advertido del viento mentiroso,
Ricas y coronadas de mil bienes. Que le espira amoroso
Aquel ¡oh miserable!
XXV. A quien tu faz de nuevo resplandece
A don Gutierre de Ocampo. A mí del mar y la tormenta esquiva
Una tabla votiva
Cuanta la tierra es toda comparada Libre al templo me ofrece.
Con el inmenso cóncavo del cielo
Un punto breve, y deste punto el hielo XVI.
Dos partes y una el sol tiene abrasada
De otras que restan dos, que está ocupada A Fernando de Soria Galvarro.
He tierra con los mares , que de suelo ¡ Todos erramos, todos
Yermo está por inútil, oh Marcelo! En cuantos bienes sin acuerdo amamos,
Y á nos un quinto resta deste nada. Y aunque por varios modos,
Sobre él naciones tantas á porfía Todos , Sorino, ciegamente erramos;
Sangrientas, y sin fin se mueven guerra
m ( Durarles ha su posesión , ¿ qué dia ? )
Mas, pues tal es, y á estos llaman bienes (11) Es imitación de la oda de Horacio á Torcuato(vu del li-
En el quinto de un punto que es la tierra ,
bro 4.*), convidándolo á disfrutar de una vida deliciosa mientras
Para le envanecer ¿qué parte tienes? pueda Difugere nives: redeuntjam gr amina campis.
:

(12) Imitación de la oda v del libro primero de Horacio Quis :

multa.
, , , ;; ; ; ! ,,, ,

COMPOSICIONES VARIAS. SÜÉ

Mas ¿qué jamás huimos, Llevarse á qnien lo bebe mal templado.


O qué guiados de razón seguimos? , ¿Quién hay, quién hay que con lo asaz se mida?
Nadie principio ha dado Ni charcos este apurará afanado,
Con tan dichoso pié á felice empresa, Ni entre ondas fieras perderá la vida.
Que no de haberla osado
Confiese malcontento que le pesa XXVIII.
Ya lo muelle nos daña
¡Oh tú, que al sol tan desdeñosa miras,
De la paz , de la guerra ya la saña. Y de verle mas bella que él le engríes!
España triste gime
¿Por qué en mi dolor triste alegre ries
De la fortuna cu la mas alta cumbre Después que las osadas (lechas liras?
Que la sobra y oprime Reserva esas en risa envueltas iras
De su gran majestad la pesadumbre;
Para cuando mas cuerda te desvies
Y máquinas que el cielo De ese que porque de él tu pecho fies
No apoya vienen con su peso al suelo.
Colora con lisonjas sus mentiras.
Rie Francia hollada
Cambia, Amarili, cambia pensamiento,
Del español jinete y del infante,
Da luz á la razón; que es grave daño
Su gente acaudillada Haberle á error ó desleallad rendido.
Contra sí mesma y de su fe inconstante
,
Mas ¡oh, cómo eres ciego. Amor! al viento
Los sucesos siniestros Das y a la ingratitud un bien tamaño,
Horror y asombro de los siglos nuestros.
Debiéndolo á los años que he servido.
De fruto y paz copiosa
Italia, emulación de sus vecinas,
XXIX.
Sorbe con sed rabiosa
Cuanto sudan de América las minas, No sé cómocuándo ni qué cosa
ni
Y con juicio ciego Sentí que me llenaba de dulzura;
Cansado llama y largo á su sosiego. Sé que llegó á mis brazos la hermosura,
Allá Grecia remisa De gozarse conmigo cudiciosa;
Sufre el yugo tirano, y el pié besa Sé que llegó, si bien con temerosa
Que la cerviz le pisa Vista resistí apena su ligara ;

De así gentiles pechos digna empresa Luego pasmé como el que en noche oscura,
¿Dónde tus soberanos Perdido el tino, el pié mover no osa.
Ingenios, Grecia? Dónde están tus manos? Siguió un gran gozo á aqueste pasmo ó sueño;
Yo, si oponer conviene No sé cuándo ni cómo ni qué ha sido,
En parangón á tan crecidas cosas Que lo sensible todo puso en calma.
Lo que apena ser tiene Ignorarlo es saber; que es bien pequeño
A sombra de provincias tan gloriosas, El que puede abarcar solo el sentido
Que se gozan errando, Y esle pudo caber en sola la alma.
De mi acertado error me iré gozando.
No á mi peso rendido XXX.
Ni á mi lloroso estrago así risueño, A don Juan de Arguijo, contra el artiQcio.
De la paz no ofendido,
Ni alegre esclavo de tan triste dueño, Cansa la vista el artificio humano
Como á dicha se precia Cuanto mayor mas presto; la mas clara
De errar España , Francia , Italia y Grecia; Fuente y jardín compuestos dan encara
Mas , en prisión dichosa, Que nuestro ingenio es breve y nuestra mano.
Asido al carro do triunfando sale Aquel, aquel descuido soberano
De entrambos victoriosa De la naturaleza, en nada avara,
La que mas que este mundo y aquel vale; Con luenga admiración suspende y para
La que es de las estrellas A quien lo advierte con sentido sano.
Emulación y pasmo á todas ellas Ver cómo corre eternamente un rio,
Aquella hermosa, aquella Cómo el campo se tiende en las llanuras,
En fuerte hora nacida para dueño Y en los montes se anuda y se reduce
De cuantas almas huella Grandeza es siempre nueva y grata, Argio,
Con pié señor ó con sabroso ceño, Tal, pero es el autor que las produce
De cuantas mide al dia ¡Oh Dios inmenso en lodas tus criaturas.
!

Única en todo y sin igual María.


Alegre iré y ufano ODA XVII (13).
Entre los grandes presos venturosos,
Que del ciego tirano Cuando tú me encareces
Ornan el triunfo, y ellos envidiosos ¡Oh Amarili! de Julio el talle hermoso,
De mi suerte y ajenos Y mirando enmudeces
De emulación irán y rabia llenos. A Julio con descuido mal curioso,
Verán que erré yo solo ¡ Ay cómo arde en mi pecho
Por fuerza de belleza mas divina, Infernal rabia, y con dolor esquivo
Que fué la que dio á Apolo, Revienta á mi despecho
Y á Jove dio figura peregrina. Por los ojos el llanto fugitivo
¡Oh yerro venturoso, Y cambiando colores,
El que nació de objeto tan hermoso! Indicación da el rostro fatigado
De cuan fieros ardores
SONETO XXVII. En mi alma lentamente se han lanzado.
Quémame ver señales
A don Juan de Arguijo.
De burlas en tus brazos de alabastro
Si con poco nos basta, ¿por qué, Argio, Quémame en los colores
Porque no, y animoso yo y prudente, De tus labios ver de otro fuego el rastro.
Mi breve censo estimaré igualmente No, si tú bien me escuchas,
Que de América el ancho señorío? Con mozos libres, so color de juego
Dulce es de un gran montón de plata mió Osada emprendas luchas;
Suplir mi falta, y ¿no es tan suficiente
Cogida el agua de una breve fuente
A mitigar la sed, como de un rio? (13) Es imitación de la oda xm del libro primero de Horacio. El
Bebe pues de él que suele arrebatado
;
argumento, según las palabras deBiedma, es desavenir de la
Guadalquivir con súbita avenida amistad de Telefo á Lidia Cum tu Lydia Tekphi.
:
, , . , , , ,; , ,

DON FRANCISCO DE MEDRANO


Que oculto de Venus yace
allí el fuego. Ni andar sabe á caballo el ahembrado
¡Oh Ires veces dichosos Mozuelo, y la robusta
Los que anuda cotí lazo Amor tan fuerte, Caza teme, ó ¿el naipe asi y el dado?
Que celos rigurosos Y tú, ¡oh padre perjuro
Primero no lo rompan que la muerte. Y trefe á tus amigos y usurero
¿Con recambios el juro
XVIII (14). Apresuras y el censo á ese heredero?
Está bien, y sin tasa
Si de renta mas cuentos Crezca la hacienda, crezca mas ¿qué importa,
;

Que chinos alcanzares,


los ingas y Si la codicia escasa
Y tus anchos cimientos Siempre en un no sé qué la llora c >rta?
Lns tierras ocuparen y los mares
Ni la certera flecha SONETO XXXI.
De la muerte huirás, ni de su miedo De Fernando de Soria al autor.
La importuna sospecha
Tenerle dejará el ánimo ledo. No puedo desatar deste cuidado
¡Oh mejor el gitano,
! Un punió mi engañado pensamiento,
Sin patria conocida ni solares, Que está, cual Ixion en su tormento,
Vive, y el africano A la cadena y dura rueda atado.
En movedizas casas y aduares; En balde del camino comenzado
A quien finio crecido, Apartarlo con fuerza ó maña intento,
No con lindes tasado ni mojones, Si de mi sangre y mal está sediento
El campo agradecido El tirano de Amor fiero y airado.
Rinde, y de trigo fértiles montones; Medrano, ¿qué haré? Ilomper los lazos
Y con labor de un año No puede fuerza flaca ya y rendida
Llenos, holgar permiten á la tierra, Ni vencer tanto monte de embarazos.
Y al que administra ogaño Mostradme vos de afuera la salida
Igual otro sucede, paz y guerra. Sin remitirla á mi vigor ni brazos;
Allí al varón no rige , Que si es así no la hallaré en mi vida.
Soberbia con la dote, su casada
Ni el vicio mal corrige, XXXII.
Del poderoso adúltero fiada.
Respuesta del anterior soneto.
Gran dote es la nobleza
Y honestidad allí de los mayores; Si ya de la razón el rayo ha dado
El pecar gran \ileza, Luz á nuestro cerrado pensamiento;
Y su precio morir con los favores. Si estimáis cuerdo ahora por tormento
¡Oh tú, quien quier que seas. Lo que un tiempo placer se os ha antojado,
De los siglos prudentes inmortales Osad, osad romper el anudado
Si escrito ser deseas Lazo que el alma os mide y el aliento;
Padre del pueblo en públicos anales Que por sí tiene al cielo un noble intento,
Osa enfrenar severo Y á la fortuna tiene el que es osado.
Cuerdamente la vida licenciosa, Diréis, Sorino ¿Cómo y tantos lazos
:

Y al siglo venidero Romper podrá una fuerza ya rendida,


Virtud que imite ofrece generosa. Y vencerá un tal monlede embarazos?
Pues tal es, que invidiosos En el Dios muerto para darnos vida
En presentes la virtud odiamos,
los Hallaréis fuego vos, bailaréis brazos
Y de ella codiciosos, Que abrase el monte y libre os den salida.
Si á los ojos fallece, la buscamos.
¿Qué sirven las querellas XXXIII.
Si castigo las culpas no descrece?
el
Otra respuesta en el mcsno argumento.
¿Qué las leyes, cual ellas
Vanas, si exento el pueblo, no obedece. Despierto al fiero incendio y del cercado
Ni ya el estéril suelo Veis ya, veis que el caballo fué don griego
De la tórrida ardiente siempre y solo, Y uo mujer Elena, sino fuego;
Ni ya el eterno hielo Mal admitido don, bien mal buscado.
De los siete triones y del polo, ¿Qué teméis? Qué esperáis así ocupado,
Al mercader desvia Sordo á las voces, y á las llamas ciego?
De sus torpes ganancias. Vence artero Salid por medio de ellas, salid luego
Con pertinaz porfía No esperéis, no ; huid, y habréis triunfado.
Tamaño golfo un breve marinero, Mas ya, sí con el uso envejecido
Y presta la pobreza Para vencer huyendo un mal tamaño,
¡Grande oprobio! hoy paciencia y ardimiento La fuerza os ha, Fernando, fallecido,
Para cualquier vileza, En sus hombros el nuevo desengaño,
Y pone en lorpe olvido el santo intento; Por do estuviere el fuego mas lendido,
O al común, do la fama Sacaros sin lesión podrá y sin daño.
Y aplauso popular con gloriosos
Apellidos nos llama, XXXIV.
O al mar vecino los rubíes preciosos;
Y el oro inútil demos, Vive engañada mi fortuna loca
¡De todo mal cuan ciertas ocasiones! Si de mi centro desasí nne piensa
Y si nos mal queremos, Porque no vio del mar la furia inmensa
Las maldades, si bien somos varones. Opuesta á su rigor mas firme roca.
De la torpe avaricia Será que con distancia mucha ó poca
Las letras no se aprendan, no, primeras; El sentido divida sin defensa
Mas beba en la puericia De su gusto. Mas ¿cómo hará ofensa
Disciplinas el ánimo severas Al alma do su bien ó mal no toca?
No cual hoy, que no gusta ¿Qué? Destiérreme á Italia ó á Castilla,
Que mientra de Amarili arder me veo
Mas distante es mi ardor, mas infinito.

(íil Imitación de oda xxiv del libro &.* de Hornein : Tntactis


la
¿Quién pero forma deslo maravilla,
epulentior. Es contra tos vicios de su siylo, ongiuados de la in- Si es tan madre la ausencia del deseo
saciable sed de oro. Como la privación del apetito?
; ; ; , , , ,

COMPOSICIONES VARIAS.
ODA XIX. No entonces por algún otro pecado
Que el de nacer para miseria's tales.
^Francisco de Acosta, en la muerte del padre José de Acosta,
A él fué dada insaciable sed de vida;
su hermano.
El solo cuida de la sepultura ,

¿Omni pondrá frenoy término


Y en su a'nia brama un mar de ansia y aftíto
ni deseo ,

Por do algunos dijeron «No es natura :

De vida, Faustino, asi preciosa?


mi. i

Madre, sino madrastra aborrecida.*


¡Oír, cómo fuera digno aquí el empleo
Mira si error oíste mas discreto.
ne lu vez numerosa
Y de lu lira, Orfco!
Oí) A XXI.
Eterno sueño al grande Acosta oprime,
Cuya par no vio el sol, y la le pura A Juan Antonio del Alcázar, por la templanza.
Y la entereza sin consuelo gime
Sóhre la sepultura
La inexpugnable torre y la ferrada
Puerta y los canes, iri les veladores,
Ni hay quien no se lastime.
Faltó en dolor de muchos, mas ninguno
A^a/. pudieran conservar yuaidada
Al tuyo igual. Tú aquel piadoso en vano
De osados amadores
Al cerrado sepulcro, tú aquel uno
A Danaes encei rada,
Si Venus, ingeniosa, no burlara
Al ciclo soberano
Demandas importuno. De padre y guarda recalado
Acrisio,
De virgen, si no se transformara
la
Bájase fácil á la hoya oscura;
Jove en metal sagrado,
Pero dar paso«atrás y á aquesto aliento
Y luz común volver, oh cómo es dura Que el camino allanara.
¡

Penetra victorioso las escuadras,


Provincia! no es intento r
Y romper quiere el oro por las peñas
Permitido á criatura.
Duras, mas que los rayos poderoso,
Es grave asaz la pérdida y temible,
; Qué fuerte á sus enseñas
Y fiero es el dolor que della avino
Mas si enmendar el hado es imposible, No se allana medroso?
Modéralo, Faustino,
Desmentidas las puertas mas leales
De los pueblos Filipo abrió con dones,
La paciencia invencible.
Y venció émulos reyes; sus iguales
XX. Son ¡oh cuáles prisiones!
Las dádivas reales.
No estimes, no, por afrentoso el nudo Sigue al oro el cuidado congojoso
Que con esclava le enlazó tan bella. Y la sed de mas oro. Yo prudente
Pues otra ya menos hermosa que ella El fausto siempre aborrecí ambicioso,
A Aquiles arder pudo. Flavio, luz del présenle
Agamenón, la prez y honor del griego Siglo, por tí dichoso.
Bando, ¿triunfo no fué de su cautiva'.' Quien mas negare á su deseo mendigo,
Y oirá la condición de Ayace altiva Habrá del cielo mas; de los que nada
Rendir pudo á su fuego. Codician el estrecho bando sigo,
¿Qué, Tirso, no será, que ilustre padre De la chusma afanada
Engendrase á tu Fili, y que los cielos Tras la plata enemigo.
Le "diesen, como á tí , nobles abuelos Dueño, y mas noble de unas pocas plantas
Si no bien igual madre? Que si me diera luz la fama ciega,
Su aquel ánimo, al menos generoso, Porque en mis torres ocultara cuantas
Aquel su corazón, así arredrado Mieses Sicilia siega,
De interés y doblez, no fué heredado,- Pobre en riquezas tantas.
No, de padre afrentoso. Con un arroyo breve de agua pura,
¿Y el rostro? ¿Dó se vio par hermosura? Y tierra poca y fiel á mi esperanza ,

¡Qué pié, qué manos tan á torno hechas! En desprecio me viene quien la .anchura
Sano la alabo, Tirso,- ¿qué sospechas? Del indio imperio alcanza
Ya la edad me asegura. Con suerte mal segura.
Y aunque ni las abejas calabresas
SONETO XXXV. Me labran miel, ni vinos regalados
De Ribadavia añejos ven mis mesas,
Hecho en concurrencia del que se si^ue de Fernando de Soria, Ni ocupar mis ganados
que le pidió que escribiese en este argumento. De Alcudia lasdehesas,
No pobreza importuna me atormenta
Solo uno el hombre nace despojado Ni tú lo permitieras, y enfrenada
De bien lodo, y de lodos invidióso 1.a codicia, ni así del íisco aumenta
Misero él solo, y solo él ambicioso,
Mi hacienda limitada
Para nada despierto y ensecado.
La mal habida renla
A llorar sí, que solo es¡o de grado Como la del que siempre afana en vano.
Le dio naturaleza, y tan vicioso
Fállale á quien de poco es enemigo,
Y tan rudo animal y así llorín , )
Mucho. Dichoso á quien con seso sano
¡
Para dueño de todos fué criado. Dios le dio bien amigo,
El solo ni ofender ni defenderse
Lo asaz con parca mano!
En diferencia tanta de animales,
Ni comer puede ó sabe, ni moverse.
¡Oh loco! y pensará nacer de tales XX!I (15).
Principios para solo envanecerse!
Cuál es la presunción de los mortales!
¡
Menos veces te baten las cerradas
Ventanas ya mancebos porfiados,
Ni te rompen el sueño, y desvelados
XXXVI.
No traen así alteradas
De Fernando de Soria á Bartolomé Leonardo de Argensola. Tus vecinas ; y tú , que los umbrales
Solícita y los quicios latigabas
El hombre solo en tantos animales^
Leonardo, nació al llanto él solo atado
Menos ya, menos oyes las aldabas,
;

Es el dia en que nace, desarmado, Y las noches cabales


Sin defensa ni pies contra los males.
Así empieza la vida á los umbrales : (lo) Fs imitación de la oda xxiv del libro primero de Horacio '.

Della ofreciendo llanto anticipado, ParcCus juncias quuüunl fenestras.


P.xvi-i,
; ,, , ; ; ; ,

3j4 DON FRANCISCO EE MEDRANO.


Duermes, Licisca, ó lloras insidiosa, Dios el que admiras piélago insolente
La memoria ocupando en las porfías Rindió , «y esta , le dijo, sea tu raya.
'
Luengas de los rivales que Iraias «Jamás de aquí con ambicioso antojo
En guerra peligrosa Oses pasar; aquí tu vanamente
Y vieja y sola ya, cuando la luna Espantosa hinchazón rompe y tu enojo. >
Descrece mas ó el céliro mas crece,
Cuando te enciende Venus y enfurece, ODA XXIII (16).
Acusas importuna A don Juan de la Sal , obispo de Bona,
Los mozos , que desprecian con enfado
Rosas que desmayó una tarde fria, Ya, Salido, al arado las reales
Y de las que hoy apenas abrió el día Fábricas dejarán pocas yugadas;
Se. coronan de grado. Estanques ocupadas
Tendrán, y al mar iguales,
Las hoy tierras labradas.
SONETO XXXVII.
Sucederá á las rústicas encinas
Ai retrato de Luciano deNegron, arcediano de Sevilla ,
por mano El solitario plátano lascivo,
de Francisco Pacheco, pintor y in.igne retratador. Y al lomillo nativo
Las flores peregrinas
Este breve retrato los mayores Del ciclamor estivo.
Dos varones que al mundo dio Sevilla Todo ministra al gusto del sentido
Nos ofrece á los ojos maravilla ;
Ciego ¿ qué á la razón? Tras el privado
;

Ambos y emulación á los mejores. Dien, ¡uh reino amenguado!


Los primores del cielo los primores ,
Al común preferido,
Del arle aquí la envidia vio amarilla, Corres desalentado.
Y sobrada de entrambos rodilla la De cidros y de mirtos olorosos
Dobla, y suelta la lengua en sus loores. Bosques nos guardarán templanza y flores
En tí ¡oh Negrou! sin límite así crece En los soles mayores
La ciencia y la bondad, que en todos mengua No gloriosos
asi los
La pintura ¡oh Pacheco! en tí se suma. Nuestros progenitores.
Mi pluma y lengua para y se enmudece No del inculto Watnba la severa
Por no llegar á tu virtud mi lengua Disciplina ó del Cid en nuestra curia
Por no llegar á tu pincel mi pluma. Con así grave injuria
De la nación sufrida
XXXVIII. Tan profana lujuria.
De los particulares era estrecho
En unas grandes máquinas de fuegos que se hicieron sobre el rio
El censo; el común grande asaz servia
de Sevilla en el nacimiento del príncipe de Castilla. A quien lo poseía,
Arde la llama, y á la oscura y fria De abrigo y sombra el techo,
Noche el festivo incendio vence, y cuanto No al ocio y fantasía.
Del público con vírgenes sillares
De estruendo y fuego horror fué ya en Lepanto
Sirve al gusto brevísimo de un día.
Y robres que el cepillo despreciaban
Sola una tú lo atiendes, alma mia,
Los pueblos reparaban,
De placer no alterada ni de espanto, Y á Dios nuevos altares
Siendo en tan nueva luz y en fuego tanto
Y templos levantaban.
La admiración común y la alegría.
Arde ¿quién duda? en tu mas noble parte XXIV (17).
Mas Mera llama y mas también luciente. A don Fernando Niño de Guevara, cardenal y arzobispo de Sevilla.
¿Qué le podrá alegrar ó qué admirarte?
Así, presente el sol, no hay luz hermosa Sosiego pide á Dios en su desierta
Ni giande así ningún pincel valiente,
; Y alta mar el piloto, á quien la luna
Presente la verdad ,
parecer osa. Nubes robaron tristes, y ninguna
Le luce estrella cierta;
XXXIX. Sosiego el alemán infante armado,
Sosiego el volador jinete moro;
Las almas son eternas son iguales , Que no con perlas, Niño, ni tesoro
Son libres, son espíritus, Muría; El sosiego es comprado
Si en ellashay amor, con la porfía No la América toda es de provecho
De los estorbos crece y de los males. Ni las flamencas guardas ni españolas,
Nacimos en fortuna desiguales, O á mitigar las ensañadas olas
No en gustos; la violencia nos desvia; Que baten el real pecho,
El tiempo corre lento, y deja el dia O á arredrar del los tímidos cuidados,
De sí hasta en los mármoles señales. Que importunos sin término rodean
Mas tú ni á tiempo alguno ni á violencia, Los techos que al gran dueño lisonjean
Ni á aquello desigual de la fortuna Con oroarlesonados.
Ni temas á la mas prolija ausencia ; Vívese bien con poco, y quien codicia
Que si nuestras dos almas son á una, De sus abuelos el hogar pequeño, _
¿En quién, si no ya en Dios, habrá potencia No romperá cod miedo el fácil sueño,
Que las guste ó las fuerce ó las desuna í Ni con brula avaricia.
¿Qué tiramos en vida, mal valientes,
XL. Tan breve, á tan prolijas pretensiones?
Qué inquirimos, solícitos, regiones
A don Juan de Arguijo. Con otro sol caliente?
Va sopla turbio el ábrego ya hinchado Sube á caballo, y en la nao primero
,
Entra que yo el cuidado congojoso,
Se encona sordo y turba el golfo Argio,
Mas ligero que el gamo y que el nevoso
Ya el aquilón arrebatado y trio
Crece en montes lasólas, ensañado. Aquilón mas ligero.
Rómpense unas con otras, y erizado A lo presente el ánimo alentado,
Brama espantable el mar, lanzando impío
Espumas contra el cielo, y tu uavío (16' Imitación de Horado, libro 2.*, oda xv: Jam pauta aratro.
Vacila entre las ondas, afanado. imitación de Horacio
(17) , libro i,\ oda xvi, á Crospho Oliurn
:

¿Qué? depon el temor, á humilde playa divos rogat in patenti.


, ; , , ,

COMPOSICIONES VARIAS.
Del porvenir no cuide, y la precisa ODA XXVI (18).
Ocasión de pesar temple con risa;
Que no hay bien consumado. A don Alonso de Medrano, su hermano.
Robó á Alejandro el hado intempestivo,
Alargóse, invidioso de Adriano, Al cielo si las manos levantares
Y á mí por dicha el tiempo dará humano Y los ojos, Minardo, vergonzosos;
Lo que á tí niega esquivo. Si con votos piadosos
De apriscos á tí un ciento en torno ciñen, Sus iras aplacares,
Mil vacas para tí las ubres crecen, No sentirá los asiros pestilentes
Y para tí el relincho ensoberbecen Tu vid, ni las langostas tu sembrado,
Mil yeguas, y se tifien Ni los hielos tu prado,
Tus paños una y otra vez en grana Ni los soles ardientes.
A mi una grey dio el cielo, de vil precio, El rico, á quien el oro ensoberbece?
Un grato ingenio , un señoril desprecio Diez escogidas vacas las , mas gi uesas
De la chusma profana. Que pastan sus dehesas,
A Dios en voto ofrece.
XXV. A tí, de un hogar pobre humilde dueño,
No loca no, tan ambiciosa ofrenda
,
-
,
Al licenciado Francisco de Rioja. Darle has la mejor prenda
De tu redil pequeño;
Vímosla ya , Leucido, ya la vimos
Que si imploraren su deidad ajenas
Ser de Guadalquivir madre arenosa
Tus manos de venganza y de codicia,
lista que pueblan hoy, madre hermosa,
Hallarla han mas propicia
Ricas plantasde fértiles racimos,
Que las del rico, llenas.
Y si la edad, pues tanto es poderosa,
listos pagos de viñas
Y estas de mieses hoy rubias campiñas, XXVII (19).
¿A ser volverán rio?
¿Qué no esperar podré en el dolor mió? Aun tierna cerviz no es poderosa
la

Traeráme un sol traerá á mi compañía


,
Del yugo y de igualar con el usado
A Amarilis gozosa Compañero el arado.
Si ya llorosa me la robó un dia. Ni bien tolerar osa
El peso demasiado
SONETO XLI. Del encendido loro que la asalta.
Ahora solo gusta tu novilla
Quien te dice que ausencia causa olvido De retozar bobilla
Mal supo amar, porque si amar supiera, Con las otras, y saltfc
¿Qué la ausencia? La muerte nunca hubiera Del Bétis ala oí illa.
Las mientes de su amor adormecido. El apetito deja mal seguro
¿Podrá olvidar su llaga un corzo herido Del hermoso racimo, que aun acedo
Del acertado hierro, cuando quiera Está; llegará cedo
Huir medroso con veloz carrera El otoño maduro,
Las manos que la flecha han despedido? Y probarlo has sin miedo.
Herida es el amor tan penetrante, Ella te buscará ; que la edad fiera
Que llega al alma , y tuya fué la flecha Corre sin freno, y cuantos , no sentida
De quien la mia dichosa fué herida. Años hurta á tu vida,
No temas pues en verme así distante; Los añade ligera
Que la herida, Amarili, una vez hecha, A su niñez florida.
Siempre, siempre y do quiera será herida. Tú
la espera la mas sabrosa y bella
Que ha visio el sol, y el suelo producido;
XL1I. Mas con seso advenido
Piensa que será della
Cuandoinvidioso el tiempo haya robado Lo que de otras ha sido.
El tu cabello, espanto ahora de Flora ,
Y el verano, que alegre gozo ahora
Y la flor de mi edad haya robado, SONETO XLIV.
No seré, no, Amarili, a tu sagrado
Nombre ingrato que la alma humilde adora, Al licenciado Francisco de Rioja.
Ni fuego celestial que en ella mora
t-l
La violencia , Leucido, de los hados
De la edad sentirá el invierno helado ;
¿ En qué los ofendí? Lleva mi vida
Mas del cisne imitando la costumbre, Llévate, oh Amarilis, ofrecida
Con acento, por dicha mas divino, A mal seguros golfos y apartados.
Te cantaré, para morirme luego; ¿Cómo pues yo de afanes y cuidados
Y como llama (pie vigor y lumbre
Balido miro el mar con lan erguida
Cobra cuando su lin es mas vecino, Frente y muda paciencia, no vencida
Mas resplandecerá mi hermoso fuego. Deslos escollos yeitos y callados?
Cedo á la fuerza cuerdo, y cedo al día,
XLHI. La esperanza alargando, y si no engaña
Su arte al sabio. Amarilis será mia.
Olra vez, Amarili, el proceloso
Así del pece es dueño, cuando siente
Invierno ensaña el mar y ciega el dia; '

Fuerzas en él mayores que en la caña ,


Otra ve?, flaca y rola nave mia
Si le da cuerda el pescador prudeule.
El cielo experimenta invidioso.
El se ostenta en tu daño poderoso
Y ¿un cielo santo iras tamañas cria?
¡Oh, cómo no te basta la osadía!
l'ilolo has menester sabio, y no ocioso. (18) Imitación de la oda xxm del libro 3.* de Horacio : Calo ü
¿Tememos? No, Amarili aunque veamos ,
tuleris ma?ius , dirigida á Phidyle, acerca don ofrecido á deque el

O embestir el bajel en los mas yertos los dioses con manos puras, no por ser corto ó pobre es menos
Escollos ó sorberlo ya el abismo. acepto que los sacriticios mas magiiílicos.
¿Qué temeré, si juntos asi estamos? (19) Imitación de la oda v de Horacio, del libro 2.°: Nondum
Que una ola mesma nos sepulte muertos subacta.
Ó salvos dos dé al templo un voto mismo.
, , , , ; ; , ,

5a<5 DON FRANCISCO ÜE MEDRANO.


ODA XXVIII. El avaro medroso
Las olas vea con el euro hinchadas
A don Alonso dcsanlillan. Del mar impetuoso,
Fió, Santiso, España sus banderas
Y de fuego las nubes vea prendidas
De tu constancia y fe; tú al mar violento, Despechado el piloto.
Y expuesto vas al viento La nave abierta un árbol y otro roto.
,

Y á las escuadras fieras De la muerte le oprima


Del holandés sangriento. El miedo antes que el agua si el tesoro ,

duro cautiverio
El se apresta, y á
Mas que la vida eslima ,

Reducir nuestras geniesse asegura, O como á Creso lo macice el oro,


Y por darse apresura Pues osa de él sediento
,

Al español imperio Luchar con el mar fiero y con el viento.


En el mar sepultura. A la corte, enemiga
Llegue; que puños hallará y consejo De verdad y reposo, siga el vano
Rueños así que cuando á ver su muerte
,
A mentira siga
la

De su engaño despierte, Del privado soberbio, que la mano


Cual medroso conejo Indina y loca frente
Huir quiera, y no acierte. Promete ornarle con rubís de Oriente.
Tú al menos, cuando el viento ó mar derrame Dóblele agradecido
A los tuyos, ansioso de mas gloria, Una y otra rodilla; el pensamiento
La muerte ó la victoria Traya desvanecido,
Al cautiverio infame En sustentarle el paladar contento;
Prefiere ten memoria
;
Falto de seso y sueño
De aquella hermosa y varonil gitana Espire , si tal vez lo vio con ceño.
Que ver pudo con frente no turbada Y tú , que el triunfo creces
Vencida y destrozada Del amor fiero, puesto en su cadena,
Por la gente romana De que libre tres veces
Su poderosa armada; Te viste de contrarios la alma
, llena
Y ni siguió la vergonzosa huida, Trae; que en sus gustos gime,
Ni la alteró cual hembra el ya desnudo Sobrada de la carga que ía oprime.

Puñal, de industria agudo; Sufre los devaneos


Mas al pecho, atrevida,
De un rapaz ciego y de una hembra loca,
Aplicó el áspid crudo. Sujeto á sus deseos
Tal es. Osó con ánimo robusto Y al inconstante aliento de su boca.
A morir generosa antes que viva ¿Cuál mas duro castigo
Verse llevar cativa, Dar puede el cielo airado á un su enemigo?
Triunfando de ella Augusto. Que yo, experimentado
¡Mujer asaz altiva! En iguales peligros dende , afuera
Seguro, el mar turbado,
XXIX (20).
Miro inquieta la corte lisonjera
Y al Amor retozando
Oyó el cielo mi voto Elisa el cielo , ;
Y á los que aquí y allí van peligrando.
Lo oyó, Elisa eres vieja, y linda quieres
;
No porque ajeno daño,
Parecer, y á placeres Tirano afecto, alegre mi sentido
Aun te das sin recelo, Mas porque es bien tamaño
Y al amor , lento ya , con inconstante De tan sin par peligro haber salido,
Voz despiertas; él , pero , ama de Flora
Que puede ser comprado
La hermosa la cantora ,
Con las ansias de haber en él buscado.
El sin igual semblante, Así paso la vida,
Y con alas de tí huye livianas; Dueño de mí y del tiempo, ¡haber inmenso!
De tí, á quien ya las rugas de la frente, En nada sometida,
De tí, á quien negro el diente Cual yo la vi y la lloro, al duro censo
Afean, y las canas. Y peligro crecido
al
Ni la púrpura rica ni el precioso Del mar y de la corte y de Cupido.
Rubí pueden volverte ya el pasado
Tiempo que te ha robado
El dia presuroso. SONETO XLV.
¿ Dó huyó la beldad dó el que te ornaba ¡ay !
,
¡ Ay de mi siempre vana
! , fantasía
Color, dó el brio? ¿De aquella qué has, de aquella
Sin término dilatas tu remedio.
Que amores salían della,
¿ Cuándo será que libre de este asedio
Que de mí me robaba?
De males me amanezca libre un dia?
Dichosa y conocida y de cien sales
Rendirme será infame cobardía :
Llena faz tras de Clori; á Clori ha dado
,
¿Aguardaré? La muerte antes que el tedio
Rreves años el hado ,
De una esperanza. Osar solo es el medio.
Y con lacuerva iguales
Osemos que es dichosa la osadia.
;
Los dio á tí; porque pueda la traviesa
Hoy pondrás fin á vida tan amarga;
Juventud no sin risa ver la ardiente
Hoy, si bien sales hoy, corazón mió,
Hacha así lentamente
De tí sacudirás tan grave carga.
Convertida en pavesa.
¿Quién aguarda á mañana nial prudente?
Que acabe de correr espera un rio,
XXX.
Y él corre y correrá perpetuamente.
A Fernando de Soria , volviendo el autor de Roma y de Madrid
á Sevilla: ODA XXXI.
Sorino, rindo al cielo A don Alonso de Santillan, que volvía de las Indias.
Gracias veces sin par porque piadoso
A mi nativo suelo ¡Oh mil veces conmigo reducido
Y del desierto al señoril reposo Al postrer punto de la vida odioso!
Hoy me ha restituido, ¿Cuál astro poderoso
De desengaño asaz enriquecido. Hoy te ha restituido
A tu suelo dichoso?
(20) Imitación de la oda xm del libro 4.* de Horacio : Audivere, Santiso, la mitad del alma mía,
Lyce, dii mea vola. Contigo alegremente los ardores
; ; ! ,

COMPOSICIONES V\RIAS. 337


De los soles mayores, Mueves contra tu gente
Contigo no sentía ¡Cuanta diestra enemiga!
Del cierzo les rigores. »Ya suena el alambor, ya las banderas
Ambos del mar huimos proceloso S" despliegan al viento, ya obedientes
La saña á ; mi |>or medio del cenado Al acicale, corren en hileras
Peligro mi buen liado Los jinetes ardientes
Alegre y victorioso Y las yeguas ligeras.
A me ha sacado ;
puerto No excusas no. la lanza y el trenzado
>¡ ,

A segunda vez mal advenido,


ti, Arnés en solo el ámbar y el curioso
,

La resaca sorbió del mar hambriento, Peine ¡oh varón! oh rey! ejercitado.
Y al arbitrio del viento ¿No ves cuan espantoso
Y al caso permitido ¿aja el campo formado?
Te viste, y sin aliento. »Mirá cómo Tarífe atravesando
Cumple tu voto, y grato al cielo santo, Osado por las huestes, y valiente
Con lágrimas gozarás; ya el sereno Tu enseña abate, y Muza destrozando,
Rostro baña y el seno; Asombro de tu gente,
Que yo, San liso, al tanto Los campos va talando.
Te espeto en Mirar-Bueno. •Conocerás allí al nunca vencido
¡Oh, fuere á mi vejez lirme reposo Almanzor, que en tu mengua se engrandece;
Este lugar! De mis navegaciones Mas al Conde ay ¿no ves cuan sin sentido
¡
!

Y peregrinaciones, Y hierve y se enfurece,


¡Oh término dichoso Buscándole ofendido?
Fuese, y de mis pasiones! »No asi medroso gamo, no así presto
Este rincón, de lodos los del sirio Será que del hambriento lobo huya,
Me place mas, do brota la prime.u Cual flaco tú del émulo molesto,
Y la rosa postrera, Habiendo á aquesta luya
Do siempre es uno el cielo, Prometido no aqueslo.
Do siempre es primavera. «Traerá, présago yo, al godo su día,
Este á la mtsa espléndida y al vino Tras no muchos diciembres, la africana
Y al brindis te convida. Oh CUerdí exceso! ¡
Armada, que ya el cielo airado guia;
Dulce me es ser travieso, Caerá lu soberana
Cobrado un tal amigo, Y antigua monarquía.»
Dulce perder el seso.
SONETO XLVIL
SONETO XLVI. A Fernando de Soria.

¿Qué busco, ciego yo, con tan moríales Yo


romper aquestas vegas llanas,
vi
r
Y ansiosas bascas? Pienso que podría Y crecer vi y romper en pocos meses
Satisfacer la sed inmensa mia Estas ayer, Sorino, rubias mieses ,
Un mar de aquestos... ¿bienes diré, órnales? Breves manojos hoy de espigas canas.
¿No vi ya? No probé cuan desiguales Estas vi que hoy son pajas mas ufanas,
Son de aquello preciso que ofrecía Sus hojas desplegar para que vieses
Su vanamente hermosa llor que el día Vencida la esmeralda en sus enveses,
Robó, descubridor de engaños tales? Las perlas en su haz por las mañanas.
Paremos ya, paremos; que el sosiego Nació, creció, espigó y granó en un día
En solo aquel , mi bien, que sin mudanza Lo que ves con la hoz hoy derrocado,
Mueve cuanto ve el sol , hallar podremos; Lo que entonces tau olro parecía.
Mas ¡ay que cuando verlo pienso y llego
! ¿Qué somos pues, qué somos? Un traslado
Ya á asirlo, me deslumhra, y sin tardan/a Desto , una mies , Sorino, mas tardía ;
Cual rayo pasa y ciegos lo perdemos.
, Y ¡ á cuántos sin granar los han segado!

ODA XXXII. ODA XXXIH (22).

Profecía del Tajo en la pérdida de España (21). Respuesta á otra de Juan Antonio del Alcázar, en que
le convidaba á una casa de recreación sobre el rio.
Hendido el postrer godo á la primera
Y última hermosura que en el suelo No inquieras cuidadoso
Vio el sol, del Tajo estaba en la ribera, Lo que maquina el turco y el britano,
Moviendo invidia al cielo Dueño de nuestros mares afrentoso,
Ue su adorada fiera. ¡Oh Fla\io ni te altere el miedo vano
!

La real corona y cetro el ciego amante De si podía cualquiera larga renta


Derribaba , y ¿qué no? á los pies de aquella Servir uso breve de la vida ,
al

Huéllalo todo altiva y con semblante ,


Que del profano exceso
Fiero otra vez lo huella; A grandeza modesta reducida,
Y él ¡ay! pasó adelante. Con tu profundo seso
¡Oh mal dulce deleite! Puso luego Pequeño censo hacer podrá contenta.
Calma enojosa en su corriente el rio Atrás huve ligera
Para advertir, aunque ofendido, al ciego La alegre juventud (¡quién la alcanzara!)
Rey en su desvarío Mas ¡oh! antes de irse, ¡asirla quién pudiera,
Del hierro así y del fuego Y la tez nueva y fresca de la cara
Que le amenaza : « En punto desdichado La veiez llega siempre intempestiva ,
Ofendiste á esa hermosa, ¡oh godo injusto! Y aquellos pierde, aquellos orgullosos
Que vengará con tanto y tal soldado Amores, con el ceño

África de lu gusto
,
Grave, y de los sentidos deseosos
Y de tu real estado Desvia el fácil sueño
«Despojándote. Ay , ay ! ¡Cuánta fatiga,
¡
Sabroso ¡oh cuánto ya! á la edad lasciva.
Cuánto alan al caballo y al valiente Si los ojos al suelo
Infante amaga! A lanza y á loriga Próvidos inclinamos, ¡cómo hermosa
Cuando se rie con la luz el cielo,

(21) Imitación de la oda xv del libro primero de Horacio: Pastor


cum traheret, en donde el poeta propone á Antonio el ejemplo (22) Imitación de la oda vm del libro 2.* de Horacio : Quid beft
He Parts para apartarlo de Cleopatra. Véase el articulo de Medrano. cosus.
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358 DON FRANCISCO DE MEDRANO.


Sus hojas abre al nuevo sol la rosa! Tal vez al yugo el bwy, tal va al pesebre,
Y tú, ingrato, ¿de invidia la marchitas? Y no siempre severo está Aristarco.
Al cielo si volvemos, en la luna Todo es mudanza, y de mudanza vive
¡No un semblante hallamos ; Cuanto en la mar aumento de la luna,
¿ Por qué pues con prudencia así importuna Y en la tierra del sol vida recibe.
£1 ánimo cansamos Y solo yo, sin que haya brisa alguna
Menos que para trazas infinitas? Con que del gozo al dulce puerto arribe
Dejemos bien prudentes, Prosigo el llanto que empecé en la cuna.
Oh mi dulce Mecenas, oh mi amparo,
Penas que nos oprimen insolentes; LI.
Y allí á la orilla , allí del Bétis claro Si por ser, Amarili
el amor fuego ,

( Casas , á tí , gran dueño suyo, estrechas


Lo pintan los filósofos desnudo,
A la pequenez nuestra gran palacio) Y la belleza tuya sola pudo
Vivamos desceñidos Dar entrada en mi alma á aqueste ciego;
Descuidados vivamos y despacio, Pues bella y sabia eres sin par, te ruego
Del no entretenidos, Quieras soltarme aqueste sutil nudo.
Pocas, fáciles horas y derechas. ¿Por qué de tí arredrado, ardiendo sudo,
,

Tú como rogando
así Y tiemblo helado cuando á tí me llego?
Lo mandas, mas omita fuerza tiene, Dirás que eres mi fuego y que aborrezco
Fuerza de ley, aquel tu imperio blando. El morir abrasado cuando veo
¿Podrélo resistir? Barquero viene, Tus llamas cerca, y de temor me enfrio;
Toldado el barco y fresco. Mueve mueve ,
Mas ¿cómo, si arder todo en tí deseo?
Los remos á compás, y apriesa ; lenta- Fiebre debe de ser lo que padezco
Mente vamos do armada Que para mas arder comienza en frió.
De paz ya espera fácil, ya contenta,
La mesa coronada LII.
De flores y de frutas y de nieve,
Y de amistad sabrosa, A la renunciación que hizo el emperador Cirios en el hijo

Sazón de todo. Y ¿Julio tuvo en precio y el hermano.


De un breve cetro la ambición medrosa? De sostener cual nuevo Atlante el mundo
Y ¿era varón? ¡Oh deslumhrado! oh necio! El siempre augusto Carlos ya cansado,
Suena la lira Anfriso y tú , Nerea,
, ;
«Gentes, dice, no vistas he domado
Dame agua. Beso el búcaro , bebamos Hollado el suelo, hollado el mar profundo.
Por los pechos se vierta; » Hecho el persa monarca á mí segundo
Todo es salud. ¡Oh asi vivir podamos! Preso al francés , al moro leyes dado,
La ventana esté abierta El cielo en ambos hombros sustentado.
Por si bullere un soplo de marea.
Mas grave con las glorias que en él fundo.»
Luego, del mundo desdeñoso y harto,
SONETO XLVIII. « Tú gobierna ( al hermano le decia

A don Diego de Quiñones. De Roma el ancho imperio y de Alemana.»


Y al hijo « Tú de la invencible España
:

¿Quién jamás en tan luengo y espacioso Y del indio tendrás la monarquía,


Proceso de los siglos ha nacido, Y entre ambos junte amor lo que yo parto.»
Y en mundo tan sin términos tendido,
Que usurpar ose el nombre de dichoso? Lili.
El sobresalto solo temeroso
De cambiar suerte á aquel (si alguno ha sido) Robóme oh ¡ Julio! una cobarde fiera
Que mas pródigo el cielo ha enriquecido (Fiera y cobarde , Julio, cruel seria),

Para hacerlo infelice es poderoso La mitad me robó del alma mia


Y ¿á cuántos, Sergio, á cuántos traen á extremos Y ¿ tú aun vives mitad ? Quién lo creyera
,
¡

Males, extremos bienes, estos bienes Ira al fin mujeril; que no cupiera
Que los blasfemas junto y los adoras? En varón semejante villanía
Mas cuando otras miserias no acusemos Necia los que el amor y el cielo unía
;

¿Cómo bien será alguno aventurado, ¿Quién sino tú apartarlos pretendiera?


Si hombre ninguno hay sabio á todas horas? ¿Qué se puede? Vivamos divididos,
Dulce Amarilis mia en esperanza ,

XLIX. De vencer con paciencia y vida el hado.


Julio, ¿quién desordena mis sentidos?
A Filipo III, luego que heredó y se casó. Iba á hablarte, y hanme arrebatado
Majestad soberana , en quien el cielo Ya el amor, ya el dolor, ya la venganza.
Tanto valor encierra y saber tanto,
Que ya á la invidia sobras, ya al espanto, ODA XXXIV.
Hollando sabio el mar, valiente el suelo. A Fernando de Soria (23).
Emulo de tu padre y de tu abuelo,
Rompe con la memoria por Lepanto ¡Ay Sorino, Sorino, cómo el dia
Y adora en Asia el monumento santo Huyendo se desliza
Guardado para pompa de tu celo. Y unos atropellando y otros años
El cielo esta victoria solicita A la muerte corremos á porfía
Y á Marte y Palas ha juntado en uno ¡Tanta priesa á volvernos en ceniza!
(Del siró y persa victorioso bando). Yá tales desengaños
Un mundo es poco para cada uno, Mal ciegos, con afanes ¡ay! tamaños,
Pues ni Isabel fué mas que Margarita ¿Tras una sombra de ambición mentida
Ni debes tú ser menos que Fernando. Fatigamos la vida?
En vano temerosos desviamos
L. De nos á Marte airado,
Y al mar con Euro y Noto enfurecido,
No siempre fiero el mar zahonda el barco, En vano los malsanos excusamos
Ni acosa el galgo á la medrosa liebre, Ábregos del otoño destemplado;
Ni sin que ella afloje ó él se quiebre
La cuerda siempre trae violento el arco.
Lo que es rastrojos hoy, ayer fué charco, (23) Imitación de la oda ix del libro segundo de Horacio Ileu

Frió dos horas antes lo que es fiebre fugaces.


, ; ,;

COMPOSICIONES VARIAS. 330


Tal vez una el temido ¡Oh cómo
, es gran saber ser en debido
Y no excusado golfo del olvido Lugar desentendido!
Navegaremos ; rústicos sayales
Y púrpuras reales SONETO LIV.
No atiendas, no, si en vaso cristalino
El vino resplandece A Dios nuestro Señor.

A menosprecio del rubí , y despierta ¿Cómo esperaré yo que de mi pena


Tu paladar su dulce peregrino. Tibias las quejas toquen en tu oido,
Entra suave y cómo, cómo empece
; ¡ Si con la lengua libertad te pido,
La ponzoña encubierta Y el corazón se goza en la cadena?
De su tan breve duración y muerta , Tú, Señor uno, ves cuánto esté ajena
La alma huye Así víbora engañosa
! La voz, que te importuna , del sentido;
Ofende envuelta en rosa. Y así , en bandos injustos dividido
Ni te desvele el vano crecimiento ¿Ver placada tu faz podré y serena?
Del censo y del cuidado Tal es; haber piedad de un quebrantado
(Un par de siempre males compañeros) Corazón aun es ob> a que en un crudo
Mas al ser de las cosas breve atento Pecho mortal halló tal vez entrada
Aprende á ser, no sabio demasiado Mas tirar del infierno á un obstinado
Y mezcla á los severos Mal grado sujo, en tí, Uno, caber pudo,
Consejos, necios ratos placenteros. Arbitro de la muerte y de la vida.

FIN DE LAS POESÍAS DE DON FRANCISCO DE MEDRANO.


}

FRAGMENTOS POÉTICOS

DE

PABLO DE CÉSPEDE:
JUICIOS CIÚTICOS.

DE DON GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS.


(En un Discurso leiclo en la real academia de San Fernando en 14 de julio de 1781.)

Dedicado continuamente Céspedes á las artes y á las letras, hizo en uno y otro los mas bri-
llantes progresos. Su poema de la pintura bastaría para darle un lugar muy distinguido entre los
amenos literatos y entre los sabios artistas. Pero su pincel no fué menos feliz que su pluma, pues
escribía y pintaba con igual inteligencia y gusto. Era exacto en el dibujo, gracioso en las fisono-
mías, grandioso en los caracteres y sabio en el uso de las tintas. Pacheco y Palomino lo recono-
cen por uno de los maestros del buen gusto en Andalucía pero todas las artes españolas deben
;

á su doctrina y sus ejemplos una grata y respetable memoria.

DE DON JUAN AGUSTÍN CEAN BERMUDEZ.


(En el tomo primero del Diccionario de los ilustres profesores de las Bellas Artes; Madrid , 1800.)

Su poema de la pintura, cuyos trozos conservamos por el celo de Francisco Pacheco, es supe-
que escribió en latin Du-Fresnoy, y á los de Le-Mierre y Watelet en francés, por su me-
rior al
jor plan y división ,
por la elevación y claridad de ideas, por la pureza del idioma y por la armo-
niosa versificación de sus octavas rimas.

DE DON JOSÉ MARCHENA.


Lecciones de filosofía moral y elocuencia.
1

(En las

Dos clases hay de poemas filosóficos los primeros, que con mas propiedad se llaman didascá-
:

licos, y son aquellos en que se dan preceptos de un arte ó ciencia, como las geórgicas de Virgi-
lio, el de la naturaleza de Lucrecio y el de la agricultura de Arato. De esta especie es el de Pa-

blo de Céspedes sobre la pintura, del cual, por desgracia, solamente pocos fragmentos nos han
quedado... Lo poco que de él... poseemos sera materia de eterno desconsuelo por lo que de él
hemos perdido. El episodio, en que con el motivo de la tinta introduce el elogio de los escrito-
res que han ilustrado el linaje humano de los grandes poetas, y especialmente de Virgilio, nada
,

tiene que envidiar al mas perfecto de cuantos en las geórgicas de este leemos.
; ,,; ; , : ;

FRAGMENTOS
DE

EL ARTE DE LA PINTURA (,)


.

Los que cortan el mar, y el que tendido


LIBRO PRIMERO. Su cuerpo arrastra en el materno suelo.
De tí, mi inculto ingenio, enfermo y poco,
Mueve al alma un deseo que la inclina Fuerzas alcance yo á ti solo invoco.»
,
A seguir desigual atrevimiento;
Ardor, que nos parece ser divina DE LA FORMACIÓN DEL HOMBRE.
Inspiración de pretendido intento
Si el desierto vigor donde se aliña.
Un mundo en breve forma reducido.
Propio retrato de la mente eterna,
En mí avivase el fugitivo aliento,
Hizo Dios, que es el hombre, ya escogido
Diria el arricio soberano
Sin par do üegar pudo estudio humano.
Morador de su regia sempiterna;
Y el aura simple de inmortal sentido
¿Cuál principio conviene á la noble arte? Inspiró dentro en la mansión interna,
¿El dibujo que él solo representa (2)
,
Que la exterior parle avive, y mueva (ty
Con vivas líneas que redobla y parte Los miembros frios de la imagen nueva.
Cuanto el aire, la tierra y mar sustenta?
Vistiólo de una ropa que compuso.
El concierto de músculos y parte
Que á la invención las fuerzas acrecienta?
En extremo bien hecha y ajustada,
El bello colorido y los mejores De un color hermosísimo, confuso,
Modos con que florece , ó los colores? (3). (5ue entre blanco se muestre colorada
Como si alguno entre azucenas puso
Comenzaré de aquí : «Pintor del mundo, bella confusión mezclada,
La rosa en
Que del confuso caos tenebroso
O del indio marfil traslloia y pinta
Sacste en el primero y el segundo
La limpia tez con la sidoma lima.
Hasta el último dia del reposo
A luz la profundo
faz alegre del
LOS INSTRUMENTOS NECESARIOS PARA LA PINTURA (5).
Y luminoso
el celestial asiento
Con tamo resplandor y hermosura Será entre todos el pincel primero
De varia y perfeclísima pintura, En su canon atado y recogido,
«Con que tan lejos del concierto humano Del blanco pelo del silvestre vero
( ftl bélgido es mejor y en mas tenido);
Se adorna el cielo de purpúreas tintas,
Y el traslucido esmalte soberano Sedas el jabalí cerdoso y fiero
Con inflamadas luces y distintas Parejas ha de dar al mas crecido;
Muestras tu diestra y poderosa mano Será grande ó mayor, según que fuere
Cuando con tanta maravilla pinta' Formado á la ocasión (pie se ofreciere (6).
Los grandes signos del etéreo claustro Un junco que tendrá ligero y firme
De la parle del tílice y del Austro Entre los dedos la siniestra mano (7),
»A1 ufano pavón alas y falda Do el pulso incierto en el pintar se afirme,
De oro bordaste y de matiz divino. Y el teñido pincel vacile en vano;
Do vive el rosicler, do la esmeralda De aquellas que cargó de tierra firme
Reluce y el zaliro alegre y fino Entre oro y perlas naveganle ufano,
Al fiero pardo'la listada espalda De ébano ó de marlil , asía que se entre
La piel al tigre en modo peregrino, Por el cañón y con el pelo encuentre (8).
Y la tierra amenísima que esmalta Drmás un tabloncillo relumbrante
El lirio y rosa , el amaranto y calta. Del árbol bello de la tierna pera,

vTodo fiero animal por tí vestido


Va diverso en color del vario velo; mueva.— Testo
(i) Que la parte exterior avive, y ñe Fernaitdet.
Todo volante género atrevido,
(5)Pacheco dice que estas estancias son del Iihro primero. Se»
Que al aire y niebla hiende en presto vuelo; gun se ve en el Arte de la pintura de este autor, preceden las siete
primeras á la que empieza
(1)Sigo el texto de Pacheco en el Arte de la pintura y también
, Una ampolla de vidrio cristalina.
el orden con que puso estos fragmentos.
Toda esta estancia se halla en el texto de don Ramón Fer-
(2)
Se restituyen pues A su lugar, no obstante qne don Ramón Fer-
nandez sin interrogancia. El segundo verso dice en este: nandez y otros las colocan al fin de los Fragmentos.
(6) Según Pacheco, alusión á las brochas.
Del dibujo, que él solo representa.
(7) Según el mismo, el tiento.
Modos con que florece, y los colores.
(3) (8) Según el mismo, astas de los pinceles
, , ,, ; ;, ,,, ; ; , ,; ,

FRAGMENTOS POETICOS.-LIRRO PRIMERO.


O do aquel otro que del triste amante De las cenizas del esposo muerto
Imitare el color en su i;:a!era La magnánima Reina, si en aquella
Abierto por la parte de delante Noche oscura de olvido y desconcierto
De salga el grueso dedo por defuera La tinta la dejara y los colores
En él asentarás por sus tenores De versos y eruditos escritores?
La variedad y mezcla de colores (9). Los soberbios alcázares alzados
Un
pórfido cuadrado, llano y liso, En los latinos montes hasta el cielo,
Tal que en su tez te mires limpia y clara (10), Anfiteatros y arcos levantados
Donde podrás con no pequeño aviso De poderosa mano y noble celo
Trillarlos con sutil mixtura y rara Por tierra desparcidosy asolados,
De tres piernas la máquina de aliso Son polvo ya que cubre el yermo suelo;
De una á otra poco mas que vara (1 1), De su grandeza apenas la memoria
Las clavijas pondrás en sus encajes Vive, y el nombre de pasada gloria.
Donde á tu mano el cuadro alces ó bajes. De Priamo infelice solo un dia
De macizo nogal y sazonado Deshizo el reino tan temido y fuerte;
que el perfil recuadra,
Dereclia regla, Crece la inculta yerba do crecía
Tendrás también, de acero bien labrado, La gran ciudad gobierno y alia suerte
,

No fallara ocasión, la justa escuadra; Viene espantosa con igual porfía


El compás del redondo fiel trabado, A los hombres y mármoles la muerte;
A quien el propio nombre al justo cuadra ,
Llega el lin postrimero, y el olvido
Que, abriéndose ó cerrando, no se sienta Cubre en oscuro seno cuanto ha sido.
El salto donde el paso mas se aumenta. Humo envuelto en las nieblas, sombra vana
Demás de esto, un cuchillo acomodado (12), Somos que aun no bien vista desparece
, ,
;
De sus perdidos filos ya desnudo (13), Breve suma de números que allana
Que incorpore el color, y otro delgado La Parca cuando multiplica y crece;
Que corte sin sentir, lino y agudo (14); Tirana suerte en condición humana ,
Los despojos del pájaro sagrado, Que con nuestros despojos euriquece.
Cuya voz oportuna tanto pudo Deuda cierta nacemos y tributo
De la Tarpea roca en la delensa Del gran tesoro del hambriento Pluto (20).
Cuando tenerla el fiero galo piensa. Todo se anega en el Estigio lago:
Sea argentada conclia, do el tesoro Oro esquivo, nobleza ilustres hechos; ,

Creció del mar en el extremo seno. El ancho imperio de gran Cartago la


i -
La que guarde el carmín y guarde el oro, Tuvo su con
soberbios techos;
fin los
El verde, el blanco y el azul sereno; Sus fuertes muros de espantoso estrago
Un ancho vaso de metal sonoro. Sepultados encierra en si y deshechos,
De frescas ondas transparentes lleno. El espacioso puerto, donde suena
Do molidos á olio en blando (Vio, Ahora el mar en la desierta arena.
Del calor los defienda y del estío (15). Espantoso su nombre fué, espantoso
Una ampolla de vidrio cristalina ,
El hierro agudo á la ciudad de Marle;
Que e! perfecto barniz guarde, distinta Ella lo sabe y Trasimeno ondoso.
De otra do se conserva y do se aliña Que en su sangre hervió de parle á parte,
Olio con que mas cómodo se pinta ( 6) 1 Caverna ahora del león velloso,
Con estas otra que á la par deslina (17) Do Aspe sorda y Cerasla se reparte,
A la letra y dibujo obscura tinta
, A do no humano acento, mas bramidos
De caparrosa hecha, agalla y goma De fieras resonantes son oídos.
Con el licor que da la fértil Soma. Vos sentisteis también menos amigos
Los tristes hados con discurso extraño,
DE LA DURACIÓN DE LA TINTA.
No tanto por los golpes enemigos ,

Tiene la eternidad ilustre asiento Mas por vuestro valor, último daño (21),
En este humor por siglos infinitos ¡Oh Numancia oh Sagunto que testigos
! !

No en el oro ó el bronce, ni ornamento Ahora sois de humano desengaño;


l'ario ni en los colores exquisitos Caísteis, mas quitó vuestra venganza
La vaga fama con robusto aliento Al vencedor la palma y la esperanza.
En él esparce los canoros gritos (18) ¿Qué? Si la edsd hambrienta lleva (22)
Con que celebra las famosas lides Las peñas enriscadas y subidas,
Desde la India á la ciudad de Alcídes. El fiero diente y su crueza ceba
¿Qué fuera (si bien fué segura estrella, De piedras arrancadas y esparcidas ;

Y el hado en su favor constante y cierto) Las altas torres con extraña prueba
Con la soberbia sepultura j bella (19) Al tiempo rinden las eternas vidas;
Hiéndese y abre el duro lado en tanto
(9) Según Pacheco, tablón de peral 6 de boj. El mármol liso, el simulacro santo.
(10) Según el mismo, losa. Del gran Señor la omnipotente mano.
(11) Según el mismo el caballete. , Que las ruedas formó dH ancho mundo
(12) Según el mismo, cuchillo de templar colores. Y cuanto adomael pavimento humano
(13) En la colección de Fernandez, en la de Quintana Y el mar y cuanto asconde en el profundo,
y otros
se lee así el verso : ¿No vemos querefietia ó va á la mano
De sus pérfidos filos ya desnudo. De la natura el gran poder segundo?
Sigo el texto de Pacheco. Pues ludo cuanto á luz sacar le place
(14) Según Pacheco el cuchillo de cortar plumas.
,
Acaba y con morir su curso hace.
,

(15) Según el mismo, colores en sus conchas dentro y fuera del ¿ Cuántas obras la tierra avara esconde
agua. Que ya ceniza y polvo las contemplo?
(16) Así Pacheco; Fernandez y Marchena leen:
Olio con que mas cómoda se pinta.
(20) Fernandez omitió esta octava.
(17) Así Pacheco; Fernandez, Marchena y otros dicen:
(21) Mas por vuestro valoró último datío. Tt.tto de Fernaniei.
Con estas otras que á la par destina. Mas por vuestro valor el postrer daño -Texto de Marchena.
(18) Fernandez, Marchena y otros escriben : .--.-*-..,».,
(22) Así Pacheco; Fernandez Ice:
En él esparce los sonoros gritos. ¡
Que si el tiempo y la edad hambrienta lleva.
(19) Con la soberbia sepultura bella. — Textos de Fernandez y Marchena pnne:
otros.
Que así el tiempo y la edad hajubrwata llera.
, ; ; : , ;; ,

3(54 PABLO DE CÉSPEDES.


¿Dónde bronce labrarlo y oro, y dónde
el Que puesto encima el estrellado cielo,
Atrios y gradas del asirio templo, Una parle alcanzó del fuego santo,
Al cuai. de otro gran rey nunca responde, Con que tornando enriquecido al suelo,
De alta memoria peregrino ejemplo? Con nueva maravilla y nuevo espanto
Solo el decoro que el ingenio adquiere Dio vida con eternos resplandores
Se libra de morir ó se difiere. A mármoles , a bronces, á colores.

No creo que otro fuese el sacro rio Era perpetua noche y sombra oscura
Que al vencedor Acjuiles y ligero La ignorancia que tanto ocupa y tiene
,

Le hizo el cuerpo con fatal rocío Cuando con llama relumbrante y pura
Impenetrable al homicida acero Esta luz clara se aparece y viene;
Que aquella trompa y sonoroso brio Vistióse de no vista hermosura
Del cíaro verso del eterno Homero ,
El siglo inculto y rudo, á quien conviene
Que viviendo en la boca de la gente, Con título vencer debido v justo
Ataja de los siglos la corriente; La fortunada edad del gran Augusto (2a).
Como se opuso con igual aliento ¡Oh, mas que mortal hombre, ángel divino!
El verso grande de Marón divino, ¡Oh ¿cuál te nombraré? No humano, cierto,
!

(-uando con paso audaz de ilustre intento Es tu ser; que del cerco impíreo vino
Del áurea eternidad halló el camino; Al estilo y pincel vida y concierto;
Puso en el trono del purpúreo asiento Tú mostraste á los hombres el camino
La noble Unta del poeta Andino Por rail edades ascondido, incierto,
Al magnánimo Eneas, no el inico De la reina virtud á tí se debe
;

Pasaje y la ciecieute de Nuinico. Honra que en cierto dia el sol renueve.

PRINCIPIOS PARA ADESTRAR LA MANO.

Primero romperás lo menos duro LIBRO II.


Deste arte, poco á poco conquistando;
Procura un orden, por el cual seguro DE LA PROPORCIÓN DE LOS HOMBRES.
Por sus términos vayas caminando ;
Comienza de un perfil sencillo y puro Y aunque en la proporción generalmente
Por los ojos y partes figurando De los antiguos muchos difirieron
La faz ni me desplugo deste modo
; Una intento seguir, la mas corriente
Un tiempo linear el cuerpo lodo. Que en las mayores obras eligieron;
Un dia y otro dia y el contino ,
Yo la vi y observé en aquella fuente
Trabajo hace práctico y despierto, De perenne saber, de do salieron
Y después que tendrás seguro el tino Nobles memorias de valiente mano,
Con el estilo firmé y pulso cierto, Que ornan la alta Tarpeyay Vaticano.
No cures atajar luengo camino Del alto de la frente, do el cabello
Ni por allí le engañeeerca el puerto; Se comienza á espesar oscurecido,
Vedan que el deseado fin consigas Hasta donde adornado de su vello
Pereza y confianzas enemigas. El perfil de la barba es mas crecido
Así la universal naturaleza Y do mas bajo se avecina al cuello,
Cuantos produce al esplendor del ciclo, En tres partes iguales dividido,
No primero los arma de firmeza La medida será con que midieres
Ni con osado pié huellan el suelo Grande ó pequeña imagen que hicieres.
Que el sabor de la leche la terneza
Funde condense del purpúreo velo (2o)
y DÉLA PROPORCIÓN DE LOS ANIMALES.
Y como va creciendo el alimento,
Refuerza con igual mantenimiento. El estudio no menos y el cuidado
Hasta que ya crecida allega al punto Que pusiste en humanas proporciones
Adulta edad de mas perfecto estado, Á cualquier animal representado
El sustento dispone, y dalo junto Aplicarás por partes y razones ;
Al cuerpo y al vigor acomodado; Al corzo ligerisimo, al venado,
No quieras adornar mas tu trasunto Pero en particular á ios leones
De lo que conviniere al primer grado; Con fuerte garra y con lanudas crines,
Que cuanto mas en él te detuvieres, Y cierta ley de rigurosos fines.
Irás mas pronto al otro á que subieres. El hermoso lebrel, el crudo alano
Ya que el aura segunda de la suerte Pintado, ser de grande ornato hallo
Descubre en tu favor felice agüero, El jabalí espantoso, el tigre hircano,
No puede, según esto, sucederte Y otros en grande numero que callo
Menos el resto que el sudor primero; Mas sobre todo ten siempre á la mano
Por ende con ahinco anteponerte El bizarro dibujo del caballo,
Pretende entre los otros delantero, Con que tanto enriquece la pintura
Llevando siempre , y vencerás por guia ,
El aliento, caudal y hermosura (26).
La libre obstinación de tu porfía.
La elegancia y la suerte graciosa PINTURA DE UN CABALLO.
Con que el diseño sube al sumo grado
No pienses descubrirla en otra cosa ,
Muchos hay que la fama ilustre y nombre
Aunque industria acrecientes y cuidado, Por estudio mas alto ennobleciera
Que en aquella excelente obra espantosa, Con obras famosísimas, do el hombre
Mayor de cuantas se han jamás pintado, Explicael artificio y la manera;
Que hizo el Bonarrota de su mano Solo el caballo les dará renombre
Divina en el elrusco Vaticano (24). Y gloria en la presente y venidera
Cual nuevo Prometeo en alto vuelo
Edad, pasando del dibujo esquivo
Alzándose, extendió las alas tanto, A descubrirnos cuanto muestra el vivo.

(23) Funde y condensa en el corpóreo velo. — Texto de Fer- (23) Según Pacheco, alude Céspedes al tiempo del emperador
Carlos V. Fernandez lee este último verso
nandez.
(24) Según Pacheco, en el Arte de la pintura, alude aquí Cés- La fortunada edad del grande Augusto.
pedes al fresco del Juicio Ünal hecho por Miguel Ángel. (2G) El aliento , el caudal y la hermosura. —Texto de Fernainlei.
, ;; , ,; ;; ,

Fragmentos poéticos —LIBRO SEGUNDO. 33j


en el aire y movimiento
Que parezca Cuales en torno el carro levantado
La generosa raza do ha venido; De uncidos ferocísimos leones
Salga con altivez, y atrevimiento Van al abrigo del materno lado
Vivoen la vista en la cerviz erguido;
,
De estrellas los ardientes escuadrones;
Estribe firme el brazo en duro asiento No menor gozo tienta el pecho amado
Con el pié resonante y atrevido, Ver tú salir de tí tales varones
Animoso, insolente, libre, ufano, Cuva virtud cual el celeste fuego
Sin temer el horror de estruendo vano; Reluce, y mas el gran marqués de Pri -go (ól).

Brioso cuello y enarcado,


el alto Este, por quien de gloria coronada
Con la cabeza descarnada y viva ;
Viste de eterno honor mil ornamentos,
Elenas las cuencas, ancho y dilatado Córdoba, de laureles adornada
El bello espacio de la frente altiva; Y de palmas sus alto-; fundamentos;
Breve el vientre rollizo, no pesado Luz de su ilustre patria, levantada
ISi caido de lados, y que aviva Encima á cualesquier merecimientos;
Los ojos eminentes; las orejas Y es bien razón que en serlo della sea
Altas sin derramarlas, y parejas. De cuanto alumbra el sol y el mar rodea.
Bulla hinchado el fervoroso pecho Y si tú, grave cítara, pretendes
Con los músculos fuertes y carnosos; Seguir este subido heroico ¡lítenlo,
Hondo el canal dividirá derecho Y el valor celebrar donde te enciendes
Los gruesos cuartos limpios y hermosos; Tanto, y alzar tu voz al claro asiento.
Llena el anca y crecida largo el trecho , No consienten lus fuerzas lo que emprendes,
De la cola y cabellos desdeñosos
, ,
Que pocas son, y el ya cansado aliento
Ancho el hueso del brazo y descarnado, Vuelve, vuelve, y conoce la carrera
El casco negro, liso y acopado. Que ya tomaste á proseguir primera.
Parezca que desdeña ser postrero
Si acaso caminando ignota puente DE LA PERSPECTIVA.
Se le opone al encuentro, y delantero
Precede á todo el escuadrón siguiente (27); Si enseñarte pudiese los conceptos
Seguro, osado, denodado y fiero Escritos, y la voz presente y viva
No dude de arrojarse á la corriente Los primeros abriera, y los secretos
Raudal que con las ondas retorcidas
, Que encierra en si la docta perspectiva;
Resuena en las riberas combatidas. Como extendidos por el aire y rectos
Si de lejos al arma dio el aliento Los rayos salen de la vista esquiva
Ronco la trompa militar de Marte, Como al término llegan de su intento,
De repente estremece un movimiento Do paran como en basa y fundamento
Los miembros, sin parar en una parte; Osaré confesar que alguna parte
Crece el resuello, y recogido el viento, El continuo trabajo alcanzar puede,
Por la abierta nariz ardiendo parte; Por gastar largo tiempo en aquesta arfe,
Arroja por el cuello levantado Y la esperanza audaz, que al fin sucede,
El cerdoso cabello al diestro laclo. De mirar dónde acaba y dónde parte
Tal las sueltas madejas extendidas El corte de las líneas, y dó quede
De la fiera cerviz con fiero asalto, Señalado el escorzo con certeza
Cuando con los relinchos encendidas En breve forma y con mayor belleza.
El aire y blanca nieve á Pelio alto
Las matas mas cerradas esparcidas
DEL ESCORZO.
Al vago viento igual de salto en salto,
En el encuentro de su ninfa bella,
Acórtase por esto, y se retira
Saturno volador delante della;
El perfilque á los miembros ciñe y parle,
-

Tal el gallardo Cilaroiba en suma,


Y asimismo escondiéndose á la mira,
Y los de Marte atroz iban y tales; Y desmiente á la vista una gran parte,
Fuego espiraba la albicante espuma Donde una gracia se descubre y mira
De lus sangrientos frenos y bozales Tan alfa, que parece que allí el arte,
Tal con el tremolar de libia pluma (¿8)
O no alcanza de corta, ó se adelanta
Volaban por los campos desiguales
Sobre lodo artificio, ó se levanta.
Con ánimos y pechos varoniles
Los del carro feroz del grande Aquíles (29), Esto llaman escorzo, introducido
Que en la habla común se entienda y nombre,
A los cuales excede en hermosura De tierras extranjeras conducido
El cisne volador del señor mió (30)
Trajo con la arte misma el mismo nombre;
Que la Vitoria cierta se asegura Ora pues ni el trabajo conocido
-

De otro cualquiera en gentileza y brío;


Tal vez te haga acobardar ni asombre
Va delante á la nieve helada y pura Ni la dificultad severa paeda
En color, y en correr al turo frió,
Romperte el paso á la sublime rueda.
Y á cuantos en su verso culto admira
La ronca voz de la pelasga lira.
Salve, gran madre, á quien dichoso parto LA PINTORA DE ALEJANDRO POR APELES.
Digno engrandece de corona y cetro,
Cuyo esplendor se extiende y crece harto \
Qué diré de la tabla que desvia
Mas vivo y puro que el diurno elelro, El fulminante brazo y los colores?
Rendido el persa , el agareno y parto Vivo parece, y viva fuerza envia
A su valor con sonoroso pletro; El golpe entre fingidos resplandores,
Sí el suelo tiene aun quien venza y quiebre
, Al cual se rindió el Asia, y la porfía
De Esmiraa y Roma el presumir celebre. De los partos huyendo vencedores,
Y la pintura tan subida y nueva,
— Que con relinchos su caballo aprueba.
(2Ti Preceda i todo el escuadrón siguiente. Texto de Fer-
nandez.
(28) Tal con el tremolar de Lidia pluma.— Texto dcMarchena.

Asi Pacheco ; Fernandez y Marcliena dicen Córdo-


(29)
Según Cean Bermudez, fué don Pedro Fernandez de
:

(31}
Las de! carro feroz del granito Aquíles. ba y marqués de Priego, cuya casa se señaló por la
Acruil.tr, tercer

(30) Según Cean Bermudez, aquí aludió Céspedes al marqués de mejor casta de caballos.
Priego, de quien se habla en la nota siguiente.
, ,, ,,; , , , , ,; , ,, ,;

366 PABLO DE CÉSPEDES.


DE LA CUADRÍCULA. Del natural pretende alto motivo
Sejruir que á solo estudio no se entrega;
Bien hay donde extender la blanca vela Del natural recoge los despojos
Por ancho campo, donde el fin no es cierto (32), De lo que pueden alcanzar sus ojos.
Y traer mil preceptos que la escuela Busca en el natural, y si supieres
Tuvo de los antiguos y el concierto; Buscarlo, hallarás cuanlo buscares;
Mas mientras la mas
intención se desvela, No te canse mirarlo, y lo que vieres
Mas cerca pide el deseado puerto; Conserva en los diseños que sacares;
Con todo, descubrir el fin se debe En la honrosa ocasión y menesteres
Del camino mas fácil y mas breve. Te alegrará el provecho que hallares;
Y para mayor luz, sabrás que hay una Y con vivos colores resucita
Industria con que muchos han obrado, El vivo que el pincel é ingenio imita.
Y acudiendo el favor de la fortuna (33), No me atrevo á decir ni me prometo
Y el suceso al estudio y al cuidado, Todas las bellas partes requeridas
Sus pinturas ilustres una á una Hallarse de contino en un sugeto
Las colocaron en tan alto grado Todas veces sin falla recogidas;
Tan firmes, que la fuerza no ha podido Aunque las cria sin ningún defeto,
Del tiempo oscurecerlas, ni el olvido (34). A todas en belleza preferidas
Harás de cuatro listas bien labradas Naturaleza, tú entresaca el modo,
Que entre sí puedan encajarse, un cuadro, Y de parles perfectas haz un todo.
Y ñor iguales trechos señaladas
A la redonda sean del recuadro; DE LAS IMÁGENES DE LA FANTASÍA.
De señal á señal atravesadas (35)
Vayan las hebras á encontrarse en cuadro, En el silencio oscuro su belleza,
Cual el vario ajedrez suele mostrarse, Desnuda de afectadas fantasías,
Y de ébano y marfil diferenciarse. Le descubre al pintor naturaleza
Podrás como quisieres la figura Por tantos modos y por tantas vias
En tabla ó en papel representarla Para que el arte atienda á su lindeza
En la cual se descubra en la escultura Con nuevo ardor cuando en las cumbres frias
Un movimiento vivo en que mirarla La luna embiste blanca y en cabello
De suerte la acomoda en la postura Al pastorcillo desdeñoso" y bello.
Que habrás después con tintas de piularla Las frescas espeluncas ascondidas
Si aspira el noble pecho á la alta gloria De arboledos silvestres y sombríos,
Que da de siglo á siglo la memoria. Los sacros bosques, selvas extendidas
El ya dicho instrumento en medio puesto Entre corrientes de cerúleos rios
De esta figura y de tu opuesta vista Vivos lagos y perlas esparcidas
La membrana ó papel tendrás dispuesto, Entre esmeraldas y jacintos frios
Do tu dibujo con razón consista; Contemple, y la memoria entretenida
Un trazo suba por derecho enhiesto, De varias cosas queda enriquecida.
Y corra por través la ciega lista
Con otros tantos cuadros y señales, PREDICCIÓN DE SÍ MISMO.
Todas al justo ó todas desiguales.
Y luego mirarás por dónde pasa Si dispusiese el soberano cielo ,

Cierto el contorno de la bella idea Cuyo imperio corrige y ley gobierna


De rincón en rincón, de casa en casa Cuanto á luz manifiesta el ancho suelo,
De aquella red que contrapuesta sea; Y el estado mortal siguiendo alterna ,

A tus cuadrados los perfiles casa Que después que dé vuelta el leve vuelo
Con oscura emalite, do se vea (36) Del tiempo, que consume y desgobierna
El escorzo tan justo, conefeto Cuanto produce y cria el universo,
Igual en todo al imitado objeto. Viviese la memoria de mi verso
Será quizá que entre otros desvarios
DE LA IMITACIÓN DE LA NATURALEZA. En que dan los que aquesta humana senda
Huellan, mirase en los precetos míos
Y pues ya sale y resplandece y dora Uno que alzarse á la virtud pretenda
Con belleza de luz del nuevo dia Y añadiendo al cuidado nuevos brios,
El cielo oscuro la florida aurora, Levantar á su antiguo honor emprenda
Y alza la faz rosada al aura fría, Esta arte ya perdida y desechada ,
A vos llamo y á vos convoco ahora, Sin honra en el olvido sepultada.
Ilustre y animosa compañía , ¿Cómo? ¿No puede ser? Un tiempo estuvo,
Que conmigo entendido aquella parle Y pasaron mil años, ascondida,
Habéis de los principios de aquesta arte. En tanto que la niebla oscura tuvo
Mas ;,qué me canso de pintar, si al vivo De la ignorancia la virtud sin vida
Desfallece el matiz y apenas llega, Hasta que aventajadamente hubo
Si con humilde ingenio lo que escribo Quien la ensalzó do ahora está subida
Mal el verso declara ó mal despliega? Mas, como todas cosas, nunca puede
Firmarse donde permanezca y quede.
No asienta en nada el pié ni permanece
(521 Por ancho campo, donde el fln es cierto. — Texto de Fer- Cosa jamás criada en un estado;
vandet. Este hermoso sol que resplandece
(55) Y acudiendo el favor en la fortuna.— Texto del mismo. Y el coro de los astros levantado
(54) Del tiempo oscurecerlos, ni el olvido.— Texto del mismo. El vago aire y sonante, y cuanto crece
(x>) El texto de Pacheco dice: En la tierra y el mar de grado en grado
De señal la señal atravesadas. Mueven, como ellos cambian vez y asientos,
(3G) Según Pacheco, alude al lápiz negro.
Y revuelven los grandes elementos.
, , , ; , , , ,; :

FRAGMENTO
(37)
EN ELOGIO DE FERNANDO DE HERRERA

A FRANCISCO PACHECO.

Bien puedo confiar de la bonanza El nombre & resonar, que en ti confia


Que tantas veces prometió el engaño, Vivir, y altiempo no resiste en vano
Y trocar en dolor tierna esperanza Dichoso si los dos en compañía
Que el corazón alimentó en mi daño El sagrado argumento mano á mano
Mas ya no mas no burle confianza
, Proseguirán contigo; ver espero
Con mentirosa faz al desengaño, El echionio Pindaro y Homero.
Y cambie el aura presurosa y viva Dos que exceden al rayo almo y sereno
La fortuna, el amor mi mente esquiva. Que á la bermeja aurora va delante
Volvi mis ojos con descuido un dia, Dos esparcidas luces del terreno
Con descuido volvi los ojos mios Que el hermano ilustró del mauro Atlante
A dos soles bellísimos , y via Don Juan de Arguijo, en el aonio seno
Con un casto desden mostrarse pios. Criado en Pindó ú Olmo resonante,
¡Oh qué breve contento! Oh qué alegría Y Juan Antonio del Alcázar, guia
Caduca! Oh bienes de mi bien vacíos ! De de nobleza y cortesía.
valor,
Niebla oscura y cruel cubrió el tesoro Carta ninguna habrá que aceta sea
Que vi por las patentes puertas de oro. De laureado Febo y rubio, cuanto
¿Qué hago pues? ¿Adonde iré, que pueda Aquella en cuya frente escrito lea
O remediar ó desterrar mis males? El nombre de Herrera ilustre bando.
Allá quizá do el gran planeta veda Herrera el bosque resonar se vea
Aliento á los ardientes arenales, Y forme al viento volador su canto,
Y con perpetua sed la Libia queda El verde mirto y el laurel florido,
Yerma de gentes , bosques y animales, Y el álamo de Aludes escogido.
O con pié vago por contrarios axes Desplegaba ya el aura el áureo velo
De Scilia fiera ó del gortinio Oaxes. Do resplandece su inmortal tesoro,
Dichoso tú, pues tan dichoso hubiste
Y el aire alegre en el color de hielo
E! raro don del cielo soberano Muestra un misto matiz de fuego y oro
Donde el cielo, oh Pacheco en que consiste
¡ !
Ni recoge del lodo el dubio cielo
La flor suprema del ingenio humano, Las bellas luces del ardiente coro,
Que con vivos colores mereciste Ni el Cándido ligustro y amaranto
Llegar do llega artificiosa mano, Rehuye en parte el colorido manto.
Y con el verso numeroso en suma En aquella sazón con paso lento
A emparejar con el pincel la pluma. La reina del amor y hermosura
Tú, que del torpe olvido soñoliento Dejando el mar cerúleo y el asiento
Levantaste la imagen verdadera De Nereo y la onda mal segura,
Contra la ley del tiempo y movimiento Sulcaba el campo del sereno viento
Al divino Fernando de Herrera; Entre una niebla transparente y pura ,
A ti pues toca con sublime acento Arriba acaso, do con voz, Fernando,
Celebrar sus despojos de manera Triste cantaba y con acento blando.
Que no envidie de Mausolola gloria Repite dulcemente sus querellas
Ni de la antigua Mentís la memoria. Al vario son de resonante plectro,
Tú Pacheco, en la sombra opaca y fria
,
A la par los dos soles y las bellas
Enseñas sosegado al monie, al llano, Idalias flores y esplendor de electro;
Culpa el fiero deslino y las estrellas
Señoras y el soberbio indigno cetro
(37) Estft fragmento fué publicado por vez primera en el Sema- Que le sujeta á dura ley y esquiva,
'
nurio pintoresco (número 58, año de 1845). Hállase al fin de la vida Que del mal de que muere espire y viva.
de Herrera en el manuscrito intitulado Libro de descripáon de Como el concierto oyó la cipria diosa,
i
verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, por Francis- La voz suave y la meonia lira
co Pacheco. Para el texto me he servido de una copia que me Revuelve el carro de obra artificiosa.
lia mi erudito amigo el ingenioso poeta sevillano don
facilitado Donde el oro y valor menos se admira,
Juan José Bueno. Pacheco dice al copiar estos versos: «Aunque Hace callar la escuadra numerosa
muchos aventajados ingenios hicieron versos en su alabanza me ,
Que el rico peso por el aire tira;
pareció poner aquí parte de un elogio de Pablo de Céspedes, por Todas se ven enmudecer, y en tanto
ser persona á quien eslimó mucho Fernando de Herrera.» Venus comienza el regalado canto.

I ¡'i DE LOS FRAGMENTOS POÉTICOS D£ PABLO DE C&PEDE9.


, , ;

DE

FRANCISCO PACHECO.

Honre la posesión no la esperanza


COMPOSICIONES VARIAS. Del lugar
,

que alcanzaste en la pintura.


Anímete la augusta alta figura
SONETO PRIMERO. Del monarca mayor que el orbe alcanza,
En loor de Fernando de Herrera (1).
En cuyo aspecto teme la mudanza
Aquel que tanta luz mirar procura.
Goza oh nación osada el don fecundo
, , Al calor deste sol tiempla tu vuelo,
Que te ofrezco en la forma verdadera Y verás cuánto extiende tu memoria
Que imaginé del cullo y gran Herrera, La fama por tu ingenio y tus pinceles;
Y el fruto de su ingenio alto y profundo. Que el planeta benigno á tanto cielo
Ya que amaste al primero, ama el segundo, Tu nombre ilustrará con nueva gloria,
Pues pudo el uno y otro en su manera Pues es mas que Alejandro , y tú su Apeles.
Aquel honrar del tajo la ribera,
Este del Bétis, y los dos el mundo. IV.
El dulce y grande canto el espumoso
Andrómeda y Persco.
Océano á naciones diferentes
Lleve, y dilate ufano su pureza, La virgen del color patrio teñida
Porque tu nombre ilustre y generoso En duro lazo aguarda en alta roca,
No invidie ya otras liras mas valiente Por la voraz armada horrible boca
Ni del latinó ó griego la grandeza. El triste fin de su fatal partida.
Por azabache y perlas conocida
II. Pluvia y cabello que la cubre y toca
Fué del joven vendido , á quien provoca,
A la muerte de Miguel Ángel.
Por no morir, á darle dulce vida.
(Traducción del que escribió Laura Batiferra Y mi parte inmortal por culpa oscura
de gli Ammannati.) Del dragón casi ya en la boca fiera,
Aun á sil libertad niega el deseo;
Razón es ya que el mármol duro, helado, Y aunque fuerza del cielo la asegura,
Que espíritu de tí recibió ardiente, Ni el daño teme ni el remedio espera
Vierta lágrimas tristes, pura fuente ¡Tanto es ingrata al celestial Perseo!
Vuelto, de vida y honra despojado;
Razón es que el color vil ó preciado V (3).
Que á tanta forma ministró valiente,
Persuadiendo verdad en lo aparente, A Cristo.

Sin valor muera en su primer estado; Pudieron numerarse las seríales


Razón es ya que el alto ilustre templo Que en vuestra carne delicada y pura
Que adornaste con sacro y real decoro, ¡Oh imagen de la eterna hermosura!
Oscuro quede del dolor vecino; El reparo imprimió de nuestros niales;
Y que lloroso de Aganipe el coro Aunque fueron en sí tantas y tales,
Viva , pues no de hoy mas, cual raro ejemplo, Que el ingenio, no solo á la pintura,
Versos te oirá cantar, Ángel divino. Vencen, y tú ¡oh sagrada vestidura!
A trasladar en tí su gloria vales.
III.
Mas el amor que cela el rojo velo
A Diego de Silva Velazquez (2). ¿Quién lo podrá contar, si aun el efeto
La arle noble á formarlo no es basiante?
Vuela , oh joven valiente, en la ventura Fué sin principio, eterno será. ¡Oh cielo!
De tu raro principio; la privanza ¿Cómo á tan grande amor no me sujeto?
- ¿Qué hago ¡oh piedra en deuda semejante?
!
(I. Hállase este soneto al frente de la edición de las obras de
Fernando de Herrera hecha por Pacheco.
(2) Léese este soneto en el Arte de la pintura con el epígrafe (5) Pacheco dice en el Arte déla pintura: «Es decir, el
Señor
siguiente: «A Diego de Silva Velazquez, pintor de nuestro cató- que une estrechamente consigo aquella veste incorpórea sutil que
lico rey Felipe IV, habiendo pintado su retrato á caballo le ot're- ,
representa sus escogidos, estando bañado en su propria sangre,
ció su suegro Frangisco Pacheco, estando en Madrid, este soneto.» para que, teñida en la flor della, quede hecha púrpura real.»

u
I

P. XVI-I.
, , , ; ! ,, ,

370 FRANCISCO PACHECO.


Vi. Pero vuelta la vista en un instante,
Cuanto cambia el azul el puro cielo
A don Femando Enríqucz de Ribera , tercer duque de Alcalá (4).
Las hojas trueca en pálido semblante.
Osé dar nueva vida al nuevo vuelo Yace sin honra en el humilde suelo;
Del que cayendo al piélago dio fama, ¿Quién no ve en esta flor el desengaño,
Príncipe excelso, viendo que me llama Que abre, cae, seca el sol , el viento, el hielo?
El honor de volar por vuestro cielo.
Temo á mis alas, 'mi subir recelo A LA MUERTE DEL DOCTOR JUAN PÉREZ DE MONTALVAN.
¡Oh gran Febo! ala lux.de vuestra llama;
Que tal vez en mi espíritu derrama Habiendo llevado el cielo
Esta imaginación un mortal hielo. El primer Lope del mundo,
Mas promete al temor la confianza ¿Qué mucho lleve el segundo,
No del joven la muerte, antes la vida Si no los merece el suelo?
Que se debe á una empresa gloriosa ; Mas déjanos un consuelo
Y esta por acercarse á vos se alcanza; Con pérdida tan extraña :
Que no es tan temeraria mi subida Que cuanto sol y mar baña
Puesto que es vuestra luz mas poderosa. Celebrará Ja memoria
De los dos , que fueron gloria
La mayor que tuyo España.
MADRIGAL.
{Traducción del Marino.)
EL PINCEL.
A una imagen de la Virgen con Cristo muerto en su regazo, Enigma.
obra de Miguel Ángel.
De un humilde animal vengo,
No es piedra esta Señora Soy blando de condición,
Que sostiene piadosa, reclinado Y sin lengua doy razón
En sus brazos, al muerto Hijo helado; De lodo, aunque no la tengo;
Mas piedra eres ahora Y aun parece mas que humano,
Tú cuya vista á su piedad no llora De mi poder la grandeva,
Antes eres mas duro; Porque otra naturaleza
Que á muerte tal las piedras con espanto Hago al que me da la mano.
Se rompieron , y aun suelen hacer llanto.
Lo que estimo sobre todo,
Que no solo artiiiciales
Pero sobrenatural s
A LA IMAGEN DE LA NOCHE, Cosas hago en alto modo.
obra de Miguel Ángel. Todo cuanto quiero hago,
Y lo vuelvo á deshacer;
{Traducción de unos versos latinos.) Sin término es mi poder
Y sin término mi estrago.
La noche, que en acción dulce al reposo Es mi poder en el suelo
Rendida ves, de un ángel fué esculpida Tan semejante al Eterno,
En esta piedra y dale el sueño vida
, Que puedo echar al infierno
Llámala y hablará, si estás dudoso. Y puedo llevar al cielo;
Y aqui para entre los dos,
{Traducción de la respuesta de Miguel Ángel.) Llega mi poder á tanto
Que no solo haré un santo
Dormir y aun ser de piedra es mejor suerte,
Pero haré al mismo Dios.
Mientras la invidia y la vergüenza dura,
Y no ver ni sentir me es gran ventura;
Pues calla ó habla bajo, no despierte. Á PABLO DE CÉSPEDES.
Fragmento.

SOBRE LA BREVEDAD DE LA HERMOSURA. Mas oh cuan desusado del camino


¡

Que intenté proseguir tomé la via ,

Fragmento (5). Honor de España Céspedes divino!


,

frágil eres , hermosura humana


Cuan Vos podéis la ignorancia y noche mía,
¡

Tu gloria en esplendor es cuanto dura


Mas que Apeles y Apolo, ilustremente
Breve sueño, vil humo , sombra vana. Volver en agradable y claro dia;
Eres humana y frágil, hermosura, Que en vano esperará la edad presente
A la mezclada rosa semejante En la muda poesía igual sugelo,
Que alegre se levanta en la luz pura; Ni en la ornada pintura y elocuente.
A la futura edad prometo
Que el nombre vuestro vivirá seguro
(4) «Asi también comencé el aíío de 603 á pintar de colores los
i Sin la industria de Sostrato , arquiteto.
lienzos de fábulas del camarín de don Fernando Enrique/, de Ri- El faro excelsa torre, el grande muro,
bera, tercero duque de Alcalá, á la sazón que Pablo de Céspedes Mausoleo, pirámides y templo,
estaba en Sevilla, el cual quiso ver cómo manejaba el temple, y yo Simulacro, coloso en bronce duro,
le mostré el primer lienzo que hice para muestra... Esta era la Vuelto todo en cenizas lo contemplo;
fábula de Dédalo y su hijo Icaro,.cuando, derretidas las alas, cae
Que el tiempo á dura muerte condenadas
al mar pomo haber creído a su padre. Y me acuerdo que viendo
Tiene las obras nuestras para ejemplo.
el desnudo del mancebo pintado, dijo Céspedes que aquel era el
Mas si en eternas cartas y sagradas
temple que habían usado los antiguos, y que él se acomodaba ai
Por nos se extiende heroica la pintura
que había aprendido en Italia, llamado aguazo... Pues este lienzo
A naciones remotas y apartadas,
en el techo vi que conseguía lo que había deseado, concerté la
obra en mil ducados, y ofrecí con el lienzo un soneto al DuqUe, Cercando de una luz excelsa y pura
que por descansar y dar gusto al lector lo pongo aquí.»— Francis- En el sagrado templo la alta fama,

co Pachkco, Arle de la pintura.


En oro esculpirá vuesfra figura.
(o) «Hurtaré estos versos de una epístola que envié á don Juan Ahora para la luz de vuestra llama
de Jáuregui estando (este) en r.oma, y pasen por variedad y por Sigo de mi deseo,
el intento y fin
pintura.» Pacheco, Arte de lapiniura. Encendido del celo que me inflama.
, , ! ,

COMPOSICIONES VARIAS. 371


LA DEVOCIÓN INDISCRETA. EPIGRAMA (6).

Cuento. Pintó un gallo un mal pintor,


Era en la sazón dichosa Y entró un vivo de repente
Cuando ajena de alegría En todo tan diferente,
Cuanto ignorante su autor.
A su esposo y rey hacia
Honras la sagrada esposa; Su falta de habilidad
Satisfizo con matalle;
Y andando en su movimiento,
Un loco encontró un lanzon, De suerte que murió el caito
Y al punto le dio alicion Por sustentar la Verdad {").
De guardar un monumento.
Puesto en su ejercicio piO, SONETO VII (8).
Vido acercarse á rezar
A un honrado del lugar, En medio del silencio y sombra oscura,
Pero en fama de judio. Manto de horribles formas espantosas,
Veo la bella imagen de tres diosas,
Con la aprehensión ó e! celo
Compuesta de oro, grana y nieve pura.
Enalbólo la cruel
Su ornato, resplandor y hermosura
Asia con que dio con él
,
Son partes para mí tan poderosas,
Mas que aturdido en el suelo;
Que aunque enlazado estoy en varias cosas,
Y al pueblo, que le coreó Me arrebata , entretiene y asegura.
Pava vengar esta injuria .
Oh vos, luces del cielo las mayores
¡

Daba voces con gran furia: Digo, con vuestra paz, que sois vencidas
¿Hemos de guardar ó no'.'» De dos soles que en gloria juzgo iguales
Fabio mió, la razón Y que precio sus claros resplandores
Siga un camino quieto; Tanto, que en estas sombras extendidas
Que nunca el celo indiscreto No envidio vuestros rayos celestiales.
Alcanzó reformación.

EPIGRAMA. (6) Este epigrama fué primero publicado por Espinosa en las
Flores de poetas ilustres. Reimprimiólo Pacheco en el Arte de la
Sacó un conejo pintado
pintara. Corre equivocadamente como obra del conde de Villame-
Un pintor mal entendido;
Como Uo fué conocido diana entre las poesías de este autor. Tradújolo en lengua france-
Estaba desesperado; sa monsieur de Gramvenville.

Mas halló un nuevo consejo


(7)Porque dijo la verdad. — Edición de las obras de Yillame-
diana.
Para consolarse, y fué,
(8) Publicó este soneto Fedro de Espinosa en sus Flores depoe-
Poner de su mano al pié
(as ilustres.
De letra grande conejo.

FIN DE I.A3 POESÍAS DE FRANCISCO rACíIECC.


;

POESÍAS

DE

JUICIOS CUITiCOS,

DE DON J. J. LÓPEZ DE SEDAÑO.


(En el tomo iv de El Parnaso español, Madrid, 1770.)

Las obras de este excelentísimo poeta español, aunque son bastantes, no existen impresas ni
conocidas. No les falta requisito de cuantos pide la buena poesía, ni de hermosura de pensa-
mientos, ni de propiedad de imágenes, ni de pureza de estilo, ni de armonía y dulzura de la
versificación, que no resalten en ellas, principalmente del fondo de moral sobre que las establece
porque no ignorando nuestro autor, como poeta tan docto, que las poesías de asuntos amatorios
ó tomados de imágenes simples y materiales pero desnudas de ejemplo ó moralidad provecho-
,

sa, no tienen mas utilidad que el mérito del buen lenguaje y la viveza de las pasiones, para dar-
las mas realce dirigió todas sus obras á ejemplos y alusiones morales de mucha oportunidad y
conveniencia,

DE DON JOSÉ MARCHENA.


(En las Lecciones de filosofía moral y elocuencia.)

Mas quien elevó hasta el ápice de la perfección la poesía lírica fué su paisano
y acaso su dis- ,

cípulo, Ríoja (1). El afecto que la célebre canción á las ruinas de Itálica anima es
la melancolía
filosófica que las vastas reliquias de los edificios en que se ufanaba el humano poderío en los
mortales infunde. Tremendos documentos de la flaqueza del hombre y la fuerza de la naturale-
za , el moho que sus derribadas columnas carcome, el amarillo jaramago que en los fragmentos
mal seguros de sus medio allanadas paredes crece nos están contino señalando la honda sima
,

que á nosotros, las obras nuestras, nuestros vicios y nuestras virtudes nos ha de sepultar un dia.
La aniquilada potencia del pueblo-rey que fundó á Itálica, los soberbios edificios de esta colo-
nia, la gloria de sus hijos, señores los unos del universo, ilustres otros por sus tareas literarias,
todo se retrata con viveza á la mente del autor. Las regaladas termas , el vasto anfiteatro, los pa-
lacios que habitaron los Césares, hijos de Itálica, las piedras que publicaban sus hazañas, todo

(1) Marchena habla de Fernando de Herrera.


; ! :

374 FRANCISCO DE RIOJA.


lia sido víctima del tiempo y la muerte. La sacra Troya, la altiva Roma, la docta Atenas se le re-

presentan entonces; y tan nobles ruinas aumentan su dolor. Por fin en el silencio de la noche
,

oye una lamentable voz que grita cayó Itálica, eco repite Itálica ; y al oir tan claro nombre lan-
zan profundos gemidos las nobles sombras de los altos varones que en su antiguo esplendor la
poblaron... La epístola satírica de Rioja combate con fuerza la loca solicitud de los que pasan la
vida pretendiendo cargos y humillándose ante los palaciegos pero mas bien es un elogio de la
;

vida exenta de ambición y codicia, que la expresión de un enérgico encono contra los ambiciosos.
Los únicos contra quien se irrita el virtuoso y filósofo poeta son los frailes hipócritas que , ence-
nagados en los vicios mas torpes predican
,
la virtud en las plazas y sitios públicos

No quiera Dios que imite á los varones


Que gritan en las plazas macilentos,
De la virtud infames histriones
Esos inmundos trágicos atentos
Al aplauso vulgar, cuyas entrañas
Son infectos y oscuros monumentos.
¡Qué plácida resuena en las montañas
El aura, respirando blandamente!
Qué gárrula y sonante por las cañas
, ;

POESÍAS

DE FRANCISCO DE MOJA,

SONETOS AMOROSOS. IV.

A un rio.
I.
Ménova,, que con turbia y alta frente
Súplica al Guadalquivir (2). Vuelas veloz al gran tartesio rio,
Horrible a fuerza del pluvioso y frió
Corre con albos pies al espacioso Austro, la selva oprime tu corriente;
Océano, veloz tarteso rio, Y vi yo cuando en la sazón ardiente,
Así no ciña el abrasado estío
Corriendo apena, de cristal vacío,
Tu dilatado curso glorioso, Ella te defendió del cano estío,
Y di á mi amor que crece tu espumoso
De tu ceñudo humor mustia y doliente.
Seno á las muchas lágrimas que envió, No des pues, olí rio sagrado
al aire
O esparza la dudosa luz rocío, Raíces de tan liel y generosa
O muestre Ciníia lustre generoso; Selva, que te asombró al estivo fuego.
Que viendo en mustio son mi atan ardiente Templa la saña y el confuso y ciego
De lí con crespa lengua resonado Hervir de tu profunda agua espumosa,
En verde prado ó en sedienta arena, Así discurras puro y dilatado.
Será que blandas luces al herviente
Humor muestre, ya en vano derramado. V.
Mi acerba y dulce y clara luz serena.
A unos labios. ~_

II. Marchite ¡oh! nunca frió y cano hielo


Ala vid.
De tus labios la dulce y blanda rosa,
Do la gracia de amor siempre reposa,
Sube frondosa, y en extendido
vid , Ni otro sitio envidiando ni otro cielo.
Ramo corona desnuda frente
la De ellos nunca á herir levanta el vuelo
De este ¡ní'elice pobo que al corriente Ni hacha cruda ó flecha rigurosa,
Cristal yace, de honor destituido; Que una blanda palabra generosa
Sube, así no amancille el aterido Arma y enciende en el purpúreo velo.
invierno en duro hielo tu excelente De estos pues blandos, rojos y suaves
Cima, ni Febo, cuando mas ardiente Labios, do se arma Amor, y que encendieron
Muestra á tu gloria el rayo embravecido ; Mi pecho en llama y rosa dulcemente,
Que pues cuando en su lustre florecía Nunca ¡oh tiempo! permitas que los graves
Te dio el áspero tronco y dilatado Hielos de edad la púrpura ardiente
Seno donde luciese tu ufanía,
, Amortigüen , y llama en que me ardieron.
Es razón, sacra vid que el despojado
,

Leño de verde y fresca lozanía VI.


Ornes agora en su funesto estado.
Al Héspero.

III. Salve, oh mancebo, flor de la hermosa


Llama que enciende y cerca el puro cielo
A unos álamos blancos (3). Cuanto menos que Cinlia generosa,
nevoso Tanto luces mas candido en el suelo.
Ya del sañudo Bóreas el
Apacible deslierra en la sombrosa
Soplo cesó, y el triste ivierno helado,
Dando paso al divino ardor templado, Noche el horror de su medroso velo;
Huyó al profundo centro tenebroso; Que aun no vibra su hacha luminosa
Venus mirando al gran señor de Délo.
,
Y vuelve el verde honor al espacioso
Seno vuestro, del hielo despojado,
Luce en su vez oh Héspero dichoso!
¡

Sacros pobos, que ornáis el intrincado


En su silencio, y con tu luz me invia
Curso del claro Guadiamar ondoso. A mi dulce esplendor y mi cuidado;
¡Felices vos, que ufanos al suave
Y si tal vez sentiste el amoroso
Rayo de Febo coronáis la frente, Fuego que así encendió mi pecho helado,
Dame no errar por tenebrosa via.
Libres del yerto humor que os oprimía!
Mas triste yo , que de importuno y grave
¡

VII.
Hielo siento oprimir la frente mia ,
Lejos de. ver mi altiva luz ardiente! Al Guadalquivir.

Otro tiempo profundo y dilatado


Te vi correr, ¡oh sacro hesperio rio!
(21 Mas parece de Herrera que.de Rioja.
el estilo

(3i Mas parece el estilo de Herrera quede Ríoja. Lo


mismo pue- Y ya te ciñe el abrasado estío ,

de decirse de algunos de los sonetos que van en esta colección.


Y tu luciente mármol seca airado.
; ; , , , .

576 FRANCISCO DE IUOJA.


Triste pensaba yo nunca sobrado XII. .

Sentir tal vez el ardimiento mió,


El dolor de la ausencia.
O helase el Tánais el invierno frió,
O regalase el sol su curso helado; Cuando entre luz y púrpura aparece
Pero si tú , gran lustre de occidente, La alba, y despierto ay triste! y miro el
¡ dia,
Bétis, siendo deidad del inhumano Y no hallo la dulce Laida mía,
Tiempo, la ves y sientes la crueza, Alba y púrpura y luz se me'oscurece.
Ño desespero de mi ardor insano; Lloro, y crece mi llanto cuanto crece
Vuelta veré en ceniza la grandeza Mas la lumbre, y la sombra se desvia
Mientra Febo rayare eu oriente. Y un torpe hielo asi me ata y resfria,
Que aun la voz para alivio me fallece.
VIII. Y á un tiempo apura amor con alto fuego
En este ancho desierto el pecho mió,
Lánguida flor de Venus, que escondida Donde el pesar lo aviva mas y enciende.
Yaces y en triste sombra y tenebrosa, Lloro pues y ardo; asi mi amor se extiende
Verte impiden la faz del sol hermosa Tanto, que á luz y á sombra y á rocío
Hojas y espinas, de que estás ceñida; Muero en llamas y en lágrimas me anego.
,

Y ellas el puro lustre y la vistosa


Púrpura en que apuntar te vi teñida XIII.
Te arrebatan , y á par la dulce vida
Del verdor que descubre ardiente rosa. Auna selva.
Igual es, mustia flor, tu mal al mió ¡Ay, amarilla selva , que desnuda
Que si nieve tu frente descolora Yaces y en cano y yerto humor cubierta !
,
Por no sentir el vivo rayo ardiente, ¡Cómo tu hórrida faz en mí despierta
A mí, en profunda oscuridad y frió Nuevo mal á mi incendio y llama cruda !

Hielo también de muerte me colora Siéntome ¡ay, triste! arder cuando se muda
La ausencia de mi luz resplandeciente. Tu frente y se descubre blanca y yerta;
,

Y cuando el alma tierra mas desierta


IX. Se ve de luz, mi llama es mas aguda.
Pero ¡qué mucho, oh selva si la ardiente ,
A doü Juan de Arguijo.
Hacha con que te alienta el claro dia
Ya !a hoja que verde ornó la frente Declina tanto al Austro pluvioso!
Desta sel\a, don Juan en el verano,
,
Y yo estoy tan cercano al refulgente
Tiende amarilla por el suelo cano Rayo, que de sus luces siempre envia
Fuerza de helado espíritu inclemente ; Mi dulce ardor, Aglaya, y glorioso.
Y la ova que en agua vi pendiente
De un hueco risco con verdor lozano, XIV.
Mustio ya y sin color, despojo vano,
Exhortación á amar.
Bétis esplaya con mayor corriente
Y yo asi bien no desigual mudanza No esperes, no, perpetua en tu alba frente
Siento en mi mal ; que ya mi ardor intenso ¡Oh Aglaya! lisa tez , ni que tu boca,
Cambia el hielo en ceniza vana y fría. Que al mas helado á blando amor provoca.,
¿Quién esperó igual bien? Oír grata usanza ¡ Bañe siempre la rosa dulcemente.
Del tiempo , pues tallece á par del dia, ¿Ves el sol , que nació resplandeciente,
Si un hermoso verdor, un fuego inmenso. Cuál con luz desvanece libia y poca?
Y" tú sorda á mis ruegos como roca

X. Estás, en quien se rompe alta corriente.


Goza la nieve y rosa que los años
Imitación de Horacio. Te ofrecen; mira , que los dias
, Aglaya
Aunque pisaras. Laida sedienta la
Llevan tras sí la flor y la belleza;
,

Arena (pie en la Libia Apolo enciende, Que cuando de la edad sientas los daños

Sintieras ¡ay que el aquilón me ofende,


!
Has de envidiar el lustre que tenias,
Y del hielo y rigor la pluvia lenta. Y lias de llorar en vano tu dureza.
Oye con qué ruido la violenta
Furia del viento en el jardín se extiende XV.
Y que apena aun la puerta se defiende A un fresno.
Del soplo que en mi daño se acrecienta.
Pon la soberbia, oh Laida, y blandos ojos Cuando te miro ¡oh fresno así al helado !

Muestra, pues ves en lágrimas bañado Soplo del aquilón calvo la frente,
El umbral que adorné de blanda rosa ; Y altivo y blando soplo de occidente,
Que no siempre tu ceño y tus enojos De purpúreo verdor la cima ornado,
Podré sufrir, ni el mustio invierno helado, Alegre vuelvo á mi infelíce estado,
Ni de Bóreas la saña impetuosa. Y esfuerzo así mi corazón doliente:
« Espera, no importunes al luciente
XI. Cielo con voces y con llanto airado.
«Tiempo será que tan crecida pena
Sobre la inconstancia.
Acabe, y tú luz goces, si oprimido
Claro y tranquilo el mar me conducía Yaces ahora en tan profundo hielo.
A que sulcara su profundo seno, »Y si el volver del incansable cielo
Y apena entré, cuando el color sereno Da á un mudo tronco el verde honor perdido,
Huyó de Bóreas con la saña fria. ¿Cómo á tí no tu pura luz serena?»
Crespos montes de humor al cielo vía
Subir, y el mar, de oscura sombra lleno, XVI.
Cambiar varios semblantes, y el terreno
Asiento entre las olas parecía.
De un naufragio.

Entonce ¡ay, oh mezquino! un mortal hielo Yo acabaré infelíce en el ondoso


Me cubría, y el hueco leño roto Golfo que ensaña y turba el viento airado,
Luchaba con las aguas fatigado. Pues en nevoso invierno sulqué osado
En tanto afán, con voz ya incierta al cielo Piélago así profundo y proceloso.
Moví á piedad; libróme, é hice voto Ya me arrebata el ponto furioso,
De fiar nunca en ponto sosegado. Y miro el leño en piezas desalado
, ; , !; ,, , , , , ; , ,

SONETOS AMOROSOS. 577


Entre la espuma errar, ay yo cuitado
¡ XXI.
Y no el cielo á mis lágrimas piadoso.
Yo acabaré, pues me reí imprudente A Fabio.
. Del manso mar, que inmenso me rodé;* Fabio, tú viste, y luego á la amorosa
Y volverá en sus olas mis desnudos Hacha ardiste; no culpo la presteza;
Huesos. No lie de cristal luciente, Que es nueva admiración la alma belleza
Tome ejemplo en mi mal quien no desea De la en tí dulcemente poderosa.
Ser, cual yo, pasto de nadantes mudos, Los candidos jazmines y la rosa
Que en su frente esparció naturaleza
XVII. ¿Quién vio jamás, y quién la alta belleza
Y llama de sus luces gloriosa?
Del escarmiento.
Y tú, prudente, que el correr no ignoras
Onda náufraga, ¡oh cuál tu leda frente, Del puro sol, á escura noche fria
Mientras el ocio fácil poseía Ardes en viendo lumbre soberana.
Otra vez me ha engañado, que creia Arde, que huyen las veloces horas,
Siempre tranquilo tu cristal luciente! Y no se sabe si al presente dia,
Ya no miro encresparse dulcemente Fabio, podrá añadirse el de mañana.
El mar con la aura que occidente invia
Mas espumosos montes que á porfía XXlL
Levanta al cielo el euro furiente.
Tres veces fueron ya que el hondo Egeo A Lesbia.

Rompí mal cauto con aguda prora, ¡Oh cómo cuando vi tu blanca frente
Náufrago, y tantas lo sulqué animoso. Lesbia, yo parecí Cómo encendido!

Debiera escarmentar, porque no ahora, Con nueva llama el pecho endurecido


Opuesto en vano al mar impetuoso, Ya siento regalar sabrosamente!
Llorara el cierto fin en que me veo. Mas ¿cuál admiración, si á un excelente
Y peregrino amor se ve rendido,
XVIII. De altivas luces quien miró atrevido
Resplandor que vibraron refulgente?
Pertinacia de un afecto amoroso. Pero que en transparente, tersa y pura
Nieve se asconda del helado ciego
Este sediento campo, que abundoso La no vencida hacha abrasadora,
De roja mies contemplo en el estío,
Y que muera en incendios cada hora
Vi cubierto de humor luciente y frió
Quien de nieve tocó humana figura,
En el hórrido invierno y proceloso. Oh admiración Oh no entendido fuego!
!
¡
Y este de luengos cuernos caudaloso,
Rélis, correr con nuevo orgullo y lirio
XXIII.
Vi ya, y descrece, y con angosto rio
Entra en el ancho piélago espumoso. A un pintor.
Mas nunca ¡ay, oh dolor! mi incendio veo
Menguarme un punto, ó robe soplo helado No canses el ingenio ni la mano
Honra á la selva, ó libio la corone. En imitar las luces á la nieve
Y el hado aun en tal grave mal dispone Lelio, de aquella faz con que se atreve
Que muera en mi importuno devaneo, Arte sublime á competir en vano.
En lágrimas y en fuego desatado. Que ni el negro cabello simple y vano,
Que tal vez por la frente el aura mueve,
imitará la tinta aunque mas pruebe
XIX. Sobrar en fuerzas al saber humano ;

A Lesbia. Y ¿podrá las palabras y el aliento


Mentir temple ingenioso de colores?
¿En qué excelso lugar, Lesbia, formada ¡
Oh no hagas tan grave injuria al arte.
!

La nieve fué de tu hermosa frente? Cuando el calor me pintes á las llores


La que á Moncayo coronó luciente Y la llama del sol y el movimiento,
No es blanca, á su pureza comparada. De Egle podrás la mas difícil parle.
¿Con cuál purpúrea llama retocada
Fué á partes su belleza tloreciente XXIV.
Que desmaya y abrasa ocultamente
A la alma mas soberbia y mas helada? A Manlio.
Tus puras luces, dulcemente atroces, Manlio, las pocas horas que solía
¿Qué rayo celestial cerca y enciende? Contar al suelo, al ocio y al engaño,
¿ Cómo suspende tu
razón divina? Dolor tuyo y tu incendio con extraño
Mas oh necio, cuan poco
¡ las veloces Sentimiento á mi mente les debía.
Palabras pueden! Lesbia peregrina, Y ni en la sombra ni en la luz del dia
Quien menos habla en tí, menos te ofende. Me da apenas alguna desengaño
Ni la piedad lo ofrece de tu daño,
XX. Llama que no será ceniza fria.
Pues érame escarmiento, peregrina
Poder del amor.
Forma de padecer, porque temiera
Donde con presto paso y frente leda Errar, cual tú, por un Vesubio ciego
,

Fedro amigo, caminas diligente, Mas ¿cómo ¡ay! si es la causa tan divina?
Llevas oh cuan en vano la hacha ardiente
¡ !
¡Oh bien dichoso, aunque abrasado muera !

Que esparce de la cumbre el humo en rueda. ¿Quién pudo arder en tan ilustre fuego?
¿Ignoras por ventura cuánto pueda
Mas extender su luz resplandeciente XXV.
La llama que en mi pecho acerbamente Consuelo á una hermosura eclipsada por la edad.
Y dulce el engañoso amor hospeda?
Esa puede apagar fuerza de viento, Sin razón contra el cielo, Aglaya mia,
Y la pluvia que ya se precipita Mueves airada el labio porque ha dado
Con ímpetu del cielo y con ruido Veloz fin ya á tu lustre y al dorado
Pero de Venus el ardor que siento, Pelo que en tu alba frente relucía
Si la misma deidad no le marchita, Si la flor que aparece al mediodía
Nunca será de otro poder rendido. El crespo seno, en púrpura bañado
; ,, , , ,,,;, ; ,! , , , ;,

378 FRANCISCO DE RIOJA.


Con color se ve en tierra desmayado En mis hielos piedad solicitaron,
Ames que él mismo al mar tuerza la vía; Y turbaron prudentes prevenciones!
Porque el fuego y la nieve dulcemente Pero ya de tu llanto la elocuencia
En tu rostro mezclados, ¿qué otra cosa Y de tus modos el silencio, el arte
Son que una breve flor? Templa la saña; No podrá introducir nuevos engaños;
Que la faial disposición no engaña, Y yo mas quiero á solas envidiarte
Si á quien alta belleza floreciente Que ver siempre obstinada la prudencia
La edad le da de la purpúrea rosa. Al persuadir de tantos desengaños.

XXVI. XXXI.
Ardo en la llama mas hermosa y pura ¿Qué secretos no vistos en mis males
Que amante generoso arder pudiera, Inventas, Cloe? Mirólas acciones
S necia envidia, no piedad severa, Que fabricaron á mi paz prisiones,
Tan dulce incendio en mí apagar procura. Como cuando tus gracias siempre iguales
eri

¡Oh, cómo vanamente se aventura También puras luces celestiales,


las
Quien con violencia y con rigor espera Contra quien no hay humanas prevenciones;
Que un alio fuego en la ceniza muera Mas ¿qué oculto veneno en ellas pones,
Mientras un alma á sabor en él se apura! Pues las siento, muriendo, desiguales?
Si yo entre vagas luces de alba frente ¡Oh modos eficaces y elocuentes,
Me abraso, y enlre blanda nieve y roja, Cómo habláis en las injurias mias
Es culpa de tu amor no hacer caso. Lo que niegan palabras y favores
No es la lumbre del sol mas poderosa ,
Que no entendida fuerza de temores
Y agrada mas naciendo en el oriente Descubrís en silencio; ¡ay! florecientes
Que cuando se nos muere en el ocaso. Mis glorias llevan los veloces dias.

XXVII. XXXI!.

De los rosados cercos


donde suena Movió mi fimgo á compasión los dias
Dulcemente ofendido el puro aliento Y llevaron veloces y severos,
Fili, á tus ojos dulcemente fieros
Pendes ufano, ¡oh búcaro sangriento!
Dando á envidioso amante acerba pena. La flor que perturbó las paces mias ;

Mas que á la mano de arlilicio llena Y á los que en competencias y en porfías


Tanto bien debes al ardor violento, De pretender vio tu verdor primeros
Y mas que á su primero nacimiento Aun piedad no hace lisonjeros
la

Aunque de rara fué y purpúrea arena. De que contemplan frías;


las cenizas

No así de amor sucede al rayo airado. Como si fuera al tiempo permitido


Que alio, encendido en mi alma se eterniza. Volver, y por las luces de tu frente
Ardo sin dicha entre la llama ciego ; Rayo de risa centellando ardiera

Mas ¡oy que sientes tanta gloria helado,


!
Fueras con tu belleza mas prudente,
Y si e! favor no se comprehende al fuego Y el hermoso color nunca se viera
Filis, yo no lo envidio en la ceniza. Con tanto aplauso á sombras reducido.

XXXIII.
XXVIII.
Hiere con saña el mar y con porfía
Prende sutil metal entre la seda
La seca arena á su crueldad desnuda,
Que t'lpelo envuelve y ciñe ilustremente
Y el agua, siempre en el herir mas cruda,
Kl rico lazo que de excelsa frente Temblor envuelto en su furor le envía
Sobre el puro alabastro en punía queda ;
Pero nunca á sus ímpetus desvia
O prende la vistosa pompa y rueda La frente el polvo numeroso, ó duda
Del traslucido velo refulgente"
Permanecer en su constancia muda
Debajo el cuello tierno y floreciente,
Por mas que oculto se repare el dia.
En quien ó ni el pesar ni el tiempo pueda Solo ofendiendo el ponto entre sus iras,
Que en mí será tu aguda punta ociosa, Suspira en el silencio del arena,
Y de nuevo herir ó dar favores Como si alguna vez fuera ofendido;
T
lS o puede otra virtud en tí escondida,
Tal, Lisi, éntrelas lágrimas suspires,
Mientras hay viva nieve y blanda rosa
Y el repetido aliento en mi mal suena,
Y en desmayados ojos resplandores Mudo yo á tu furor y endurecido.
Arbitros de la muerte y de la vida.

XXIX. SONETOS MORALES.


destemplanza con que suena
Filis, la
I.
Tu voz á mi desden siempre me advierte
Que también para ti guardó la suerte Pasa, Tírsis, cual sombra incierta y vana
El fuego á que severa me condena. Este nuestro vivir, y como nieve
A tratar nueva injuria como ajena Al tibio rayo, desvanece en breve
Filis, mal puede ser que el arle acierte; Todo apacible bien y gloria humana.
Que no hay remedio á no prevista muerte Mira cuánto en color, cuánto en lozana
Ni prevención en no advertida pena. juventud co'nfiar el hombre debe
En vano á persuadirme te dispones Si así acabó Medrano en vuelo leve
Con forzada razón tus falsos hielos, Subido ya á la estanza soberana.
Si tus alientos no te son propicios. Siento tu fin veloz, aunque no incierto;
¿ Sabes que dieron próvidos los cielos Triste imagino á aquel que nos aguarda
Al humano secreto las acciones, Solo por no avenirle en pena , en lloro.
Solas de su verdad líeles indicios? Tírsis, deja este mar, vuelve ya al puerto
La nave y busca el celestial tesoro;
XXX. Que á nos quizá tan triste fin no larda.
Rompo con lisafrente las prisiones,
II.
Filis, que tus engaños fabricaron
Lágrimas tu mentir acreditaron Este que ves oh huésped, vasto pino,
,

Contra hábitos de líeles presunciones. lili! solo á la llama ya en el puerto,


¡Oh cuántas veces, Fili, á tus acciones, Selva frondosa un tiempo en descubierto
Que mal ardiente llama en mí apagaron Cielo dio amiga sombra al peregrino.
; ! , ; ,; ;

SONETOS MORALES. 579


De lacumbre citoria al ponfo vino Su fuerza mas, y el pecho tuyo encienda
Por la mordaz segur el tronco abierto, Que fin breve y veloz tiene quien ama.
Y después alta máquina el incierto Si furioso y violento se derrama
Golfo abrió siempre con hinchado lino. Por tus venas en áspera contienda ,

Vientos, agua sufrió ; llegó al aurora, Por mas que el rojo humor se le defiendo,
Veloz naye, rompió luengos caminos, Pasio será de su ambiciosa llama.
Y á su patria volvió soberbia y rica; No temas núes del inconstante y ciego
Mas no firme á sufrir del mar ahora Vulgo ser habla un poco, que alterado
Los ímpetus, por voto á los marinos Súbito, como
el mar su furia deja;
Dioses Castor y Pólux se dedica. Que Soberbio ardor así te aqueja,
si
Serás en breve al no sonante fuego
Hí. En humo y en cenizas desatado.
Almo divino sol que en refulgente
, ,

Carro sacas y escondes siempre el dia VIH.


Y otro , y ei mismo naces tras la fria A las ruinas de la Atlántida.
Sombra que huye la alba luz ardiente.
Pura y candida Ilitia que luciente ,
Estemar, quede Allante se apellida,
Eres del cielo honor, si se desvia En inmensas llanuras extendido,
El áureo rayo que tu hermano envia Que á la tierra amenaza embravecido,
A tu herniosa faz resplandeciente, Y ella tiembla á sus olas impelida ,

Venid ambos, venid, lustre del cielo, Cubre, Antonio, la parle mas lucida
Fáciles á mis ruegos; tú, Lucina, Del orbe, y yace envuelta en alto olvido;
Seas blanda á Celia en la cercana hora. Vivir el hombre apenas ha podido,
Y pues te honra, oh Febo, con divina Y fué mayor que el África encendida.
Voz da al infante, cuando sienta el hielo
,
En un sol y una sombra esta grandeza
Del aire, ingenio y dulce voz sonora. La agua cubrió; di, ¿y temes alterado
De tus males eterna la aspereza?
IV. Oh cuan cerca te juzgo de engañado
¡

Si imaginas en ánimos firmezas!


A las ruinas de una ciudad sepultada en el mar.
Que todo huye cual sombra ó viento airado.
Este ambicioso mar, que en leño alado
Sulcas hoy, pesadumbre peregrina, IX.
De fundación en otra edad divina,
¿Esesta vez , oh Manlio , la primera
Ha entre soberbias olas sepultado.
Que sentiste las iras temeroso
Cuando se ve ceñido y retirado
Del agua y del vulturno procoloso,
Aparece admirable alta' ruina,
O que llegaste á ver la muerte fiera?
Y la llaman ¡oh Manlio! Salmedina , ¿Por qué la frente con la paz severa
Que sombra de su nombre aun no ha quedado. Turbas ora con llanto vergonzoso?
¿Quién creyera que envidia de grandeza
De estas olas y viento impetuoso
En lisonjero ponto se hallara?
En vano acusas la celeste esfera
Oh mal segura fe de agua inconstante
;
Que no ignorabas tú cuan mal seguras
Borró desla ciudad la ilustre alteza
Son de! mal las lisonjas, y cuan ciertas
Por dilatarse , como ya borrara
A deslizarse sus tranquilas horas.
El ancho imperio y el poder de Atlante.
Llora la humana condición, si lloras,
Manlio, y que al mar de ayer nunca despiertas
V.
Las mientes con que hoy mides tus venturas.
Date en qué ejercitar el sufrimiento
Y lagrandeza de ánimo fortuna, X.
;,Y desmayas asi? Ocasión alguna
Menospreciar debieras de tormento. Temes en vano rayo que te ofende
el
Ser en polvo y en humo convertido,
¿ Sabes que es infelice el siempre exento
De padecer debajo de la luna; Aunque del pecho luyo en lo escondido
Que un mal sufrido, y aspereza una Tanto con ambicioso "ardor se extiende.
El regalo ¿á cuál ánimo defiende?
¡Número da entre dioses y alto asiento?
Mira cómo del hierro y la herida Antes lo tiene débil y oprimido,
La mal derecha vid orna su frente Solo constante te hará y sufrido
Con verde veste y con purpúrea gloria. A padecer el fuego que" te enciende.
Pues la ínclita Sagunto , por sufrida, Como el barro, que diestra mano informa
Mas que á sus fuertes muros y á su gente, Déla impelida rueda al movimiento,
Debe á la adversidad su alta memoria. Apena estable en su primer figura,
Que mientra al agua y viento se conforma
VI. Yace frágil, y firme sufrimiento
Le dé la llama con que eterno dura.
Manlio, si alguna vez la igualdad mía
De la fortuna en el mayor aprieto, XI.
Te causó admiración /verme sujeto
A tan fácil rigor, risa podría ¿Sabes cuan raro bien sigue á las horas,
Pero si sabes bien de valentía, Y que podrás apenas en el dia
No engañe lo exterior tu alio conceto; Contar alguno, y la tristeza mía
Que ¿quién sabe si mas violento efeto Ya admiras y ya culpas y ya lloras?
Hizo este mal en mí que en otro haria ? Engañaste si piensas que mejoras
Nave que pudo al mar embravecido O borras así el mal que el cielo envia;
Firme sufrir, y al viento mas airado, ¿No ves que al sol como á la sombra fria,
,

Ya vi perder un arenoso asiento. Siempre acompañan penas voladoras?


Y el vidrio, á luenga edad nunca rendido, Juzgó, Manlio, tu mente que sin duda
Ni del agua y la llama sojuzgado, El ánimo y el tiempo se mudara
Lo vence y lo consume el blaudo aliento. Si otro el lugar y si otro el aire fuera
Mas ¿qué hizo el que mares mil sulcara
VIL E incógnitas naciones anduviera?
Que el cielo, ay y no el ánimo, se muda.
¡ !

En vano del incendio que te inflama


Eternidad presumes, aunque extienda
, ! , : ; , ,

FRANCISCO DE R10JA.
XII. XVII.
Vimedel Adria en la soberbia fiera En'mi prisión y en mi profunda pena
El vigor y el aliento desmayado; Solo el llanto me hace compañía ,
Luego ya de las olas arrojado, Y el horrendo metal que noche y dia
Soy náufrago despojo en la ribera. En torno al pié molestamente suena.
Don Juan ¿en mi ventura quién creyera
, No vineá este rigor por culpa ajena,
Tan súbita piedad de ponto airado ? Yo dejé ocio y paz en que vivía,
el
Temíme entre sus iras sepultado, Y corrí al mal , corrí á la llama mía,
Y salvo á un tiempo me contemplo fuera. Y muero ardiendo en áspera cadena.
Colgar húmida veste en sacro templo Así del manso mar en la llanura,
Al eterno y común Señor por voto; Levantando la frente onda lozana,
Seré acaso escarmiento al atrevido. La tierra al agua en que nació prefiere;
Mas como á mí inconstante, si al sentido
,
Mueve su pompa á la ribera ufana,
No asiste en viva imagen para ejemplo, Y cuanto mas sus cercos apresura,
Viento , y turbado mar y pino rolo. Rota mas presto en las arenas muere.

XII?. XVIII.
Levanto cuerpo, que sustento apena,
el
No se acredita el dia, antes se infama
Desta playa, que el ponto hiere y baña,
Con la injuria que hace á la belleza
Libre ya de los ímpetus y saña
Huyenos con oculta ligereza,
Que teme y tiembla la azotada arena; Y va tras él la mas ilustre llama.
Y miro la agua, de piedad ajena ,
¿Qué breve fin no temerá quien ama?
Que cutre montes de espuma con extraña Clori , la dulce flor y la pureza
Crueza me volvió, cómo ahora engaña,
De tus luces y nieve con presteza
Que mansamente por la playa suena; Desvaneció y enmudeció la fama (i).
Pero yo, queme vi en el trance extremo
Asi en el aire discurrir lucientes
Tantas veces, y sé cuánta distancia
Vi de la tierra alientos estivales,
Hay de su alegre á su turbada frente,
Y morir cuanto mas resplandecientes;
Huyo su imagen, aunque vanamente;
Y así á importunas pluvias celestiales
Que si conozco su mudanza, temo
Formarse en la agua cercos trasparentes,
Como igual á sus olas mi constancia. Sin dejar de su pompa aun las señales.
XIV.
XIX.
¿ No viste siempre en firme lazo atadas
La piedad y la fe á la mansedumbre? A la fugacidad del tiempo.

Ya en líquida y sonante pesadumbre Como se van las aguas de este rio


Son con frecuente ejemplo desatadas. Para nunca volver, así los años,
Mira cuántas ciudades fabricadas, Y solo dejan infalibles daños,
Que al cielo amenazaran con su cumbre, Que reparar no puede voto mió.
Y arriba fueron por su excelsa lumbre, Fundamos esperanzas al eslío
Callan entre las aguas sepultadas. Desde el invierno, ¡oh ciego error! oh engaños!
Este pues tan cruel , tan ambicioso Y nos huyen los tiempos por extraños
Humor, que lame fiero altas ruinas, Modos y huye el floreciente brio.
,

Es fiel y pioá la tierra un tronco helado. La dulce atrocidad de aquellos ojos,


Oh afectos oh piedad, que al proceloso
¡ Ante quien ya perdí color y aliento ,

Ponto ilustran tus obras peregrinas , Tras sí la lleva á mas andar el dia.
Y á mí ni aun sombra fría no haya tocado! Vive tú á la opinión, de honor sediento;
Que yo al ocio plebeyo viviría ,

XV. Si apenas hay de lo que íuí despojos.


¿Cómo será de vuestro sacro aliento
Deposito, Señor, el barro mió? XX.
I, lama á polvo liar mojado
y frió mides tu ambición con tu fortuna
Si
Fué dar leve ceniza en guarda al viento. Mientras la edad sin detenerse vuela
¿Qué superior, qué pino movimiento Sin causa, Fabio, tu razón desvela,
Habrá en ardor á quien el peso impío Que haya á tu suerte oposición alguna.
Desta tierra mortal apaga el brio, En lo interior del orbe de la luna
Y los esfuerzos á su ilustre asiento? No esperes paz; al bien que el alma anhela;
Piedad este encendido soplo aguarda, Antes, oh Fabio, al sufrimiento vela
Que en mi se halla duramente alado. Alegre al que contrario lo importuna.
Mientra el postrer desmayo se difiere; Como la siempre floreciente llama
Y si entre tanta oposición dejado Por quien renace y por quien muere el dia,
Fuere de vos mi eterno fin urj tarda;
,
Que igual raya en el cielo y resplandece
Que un breve fuego aun sin contrarios muere. Ya montañas de nubes á porfía
En su mayor oposición parece
XVI. Que de hermosas luces las inflama.
A Itálica.
XXI.
Estas ya de la edad canas ruinas
Que aparecen en punías desiguales, A un ánimo incontrastable.
Fueron anfiteatro, y son señales
Apenas de sus fábricas divinas. ¡Cómo á ser inmortal, Manlio, caminas!
¡Oh á cuan mísero fin , tiempo, deslinas Pues cuando el orbe, en piezas dividido,
Obras que nos parecen inmortales Cae con ímpetu horrendo, y con ruido
Y temo, y no presumo, que mis males Intrépido te hieren sus ruinas,
Así á igual fenecer los encaminas. Emulas , Manlio , son de las divinas
A este barro que llama endureciera Tus acciones; del número embestido,
Y blanco polvo humedecido atara Ni pasas á sus voces advertido,
¡Cuanto admiró Ni á sus injurias aun la frente inclinas.
y pisó número humano!
Y ya el fausto y la pompa lisonjera
De pesadumbre tan ilustre y rara (4) Así el texto de Fernandez ; Sedaño lee
Cubre yerba y silencio y horror vano. Desvaneció y enmudeció aun la fama.
, , ,; ;, , !, : ! ,;, ,; ,

SILVAS. ssi

Asi al luciente cerco oe luna,la Las vanas amenazas, ni anegarse


Rayando en muda noche el oriente, En las ondas inmensas de las cosas
Furio'so can latiendo va erizado, Estriba siempre en Dios. Tal te creemos,
Y ella igual y segura y refulgente ¡Oh grande entre los santos! y del templo
Sube mal advertida á la importuna Te ponemos ejemplo á los piadosos
Voz del can simple, en daño suyo airado. En los sacros umbrales, y á tus aras
Ofrecemos honores merecidos.
XXIÍ.

¡ Oh
rotos leños y mojado lino SILVAS.
Horror á la ambición mas lisonjera,
Que mal fundado error tu luz primera I.

En la selva turbó robusto pino! Ala rosa.


Y tú, atrevida yerba, que camino
A fábrica naval diste en la fiera Pura, encendida rosa,
Agua , ya por su injuria en la ribera Emula de la llama
Eres triste escarmiento al peregrino. Que sale con el dia ,
¡Oh mil veces dichoso el que igual cuenta ¿Cómo naces tan llena de alegría,
Largas horas en ocio entre sus lares, Si sabes que la edad que te da el cielo
Superior á vulgares opiniones! Es apenas un breve y veloz vuelo?
Que ni la suerte envidiará sedienta, Y no valdrán las puntas de tu rama (8)
Ni, inútil peso, temerá en los mares Ni tu púrpura hermosa
Escudriñar sus íntimas regiones. A detener un punto
La ejecución del hado presurosa.
XXIIÍ. El mismo cerco alado,
Que estoy viendo riente,
Cansóme en fabricar lenta fortuna S'a temo amortiguado
Con el error que á los humanos lleva Presto despojo de la llama ardiente.
Mas la experiencia á mi razón le prueba Para las hojas de tu crespo seno
Que igual me ha de seguir la de la cuna. Te dio Amor de sus alas blandas plumas,
Esta luz, para mí nunca oportuna,
Y oro de su cabello dio á tu frente.
Solamente en mi daño se renueva,
¡Oh fiel imagen suya peregrina
Ni sé qué mas á sus orientes deba
Bañóte en su color sangre divina
Que la vez de los casos importuna. Déla deidad que dieron las espumas;
Y estoy ya tan de parte del engaño, Y esto , purpúrea flor, y esto ¿ no pudo
Que fabulosas glorias me propone, Hacer menos violento el rayo agudo?
Que acción no acuso de funesta suerte; Róbate en una hora ,
Así á sus leyes ambición dispone
Róbate licencioso su ardimiento
El ánimo, y en tanto errar no advierte
El color y e! aliento
La verdad, que le avisa el desengaño.
Tiendes aun no las alas abrasadas,
XXIV Y ya vuelan al suelo desmayadas.
(5).
Tan cerca tan unida,

Quintinio Mesio, pintor. Está al morir tu vida


Que dudo si en sus lagrimas la aurora
{Traducción de un epigrama latino de Sampsonio) (6). Mustia tu nacimiento ó muerte llora.
El cántabro metal formé en la llama,
Que impelido y secreto soplo alienta II.

Cual cíclope en el monte, que alimenta Al clavel.


Los eternos incendios que derrama;
Y Amor, oue raras glorias dio á quien ama, A tí, clavel ardiente,
Mi pecho ardió con hacha violenta Envidia de la llama y de la aurora
Y con desden solicitó mi afrenta Miró al nacer mas blandamente Flora;
En soberbia lumbre que me inflama.
la Color te dio excelente,
Pintor, émulo amante, preferido Y del año las horas mas suaves.
Vi, y al hierro sonante el pincel mudo, Cuando á la excelsa cumbre de Moncayo
Pintar me hizo Amor ; mis tablas muestra Rompe luciente sol las canas nieves
Breve martillo , oh Publio; así en tí pudo Con mas caliente rayo,
Ser Vulcano pintor introducido Tiendes igual las hojas abrasadas;
Cuando á Eneas Dione armó la diestra. Mas ¿quién sabe si á Flora el color debes
Cuando debas las horas mas templadas?
Á SAN CRISTÓBAL (7). Amor, Amor sin duda dulcemente
Te bañó de su llama refulgente
{Traducción de unos versos latinos de Francisco Pacheco Y te dio el puro aliento soberano;
[el tio].) Que eres flor encendida
Cristóbal y forlísimo gigante Pública admiración de la belleza
Es quien, caminando en las tinieblas,
á Lustre y ornato á pura y blanca mano,
La fe, de maravillas obradora, Y ornato, lustre y vida
Amanece; no teme de las sombras Al mas hermoso pelo
Que corona nevada y tersa frente
(5) Pacheco pone este soneto en el Arte de la pintura diciendo
,
Sola merced de Amor, no de suprema
que «solicitada una honesta doncella en Flándes de un pintor y un Otra deidad alguna.
herrero, aficionada á la pintura quisiera que trocaran oficios por
,
¡Oh flor de alta fortuna
admitir al herrero por marido, que era gentil mancebo de hasta Cuantas veces te miro
treinta años, el cual no estimó. Sintiendo él esto mucho,
por Entre los admirables lazos de oro
conseguir su virtuoso intento se aplicó á la pintura, aunque era Por quien lloro y suspiro,
famoso en su oficio.» Por quien suspiro y lloro,
(6) Hállase este epigrama en el libro de Domingo Lampsnnius, En envidia y amor junto me enciendo.
intitulado Elogia in effigies pictorum celebrium Germanice Si forman por la pura nieve y rosa
inferió-
ris, 1572, en 4.° Diré mejor por el luciente cielo,
O) Pacheco en el Arte de la pintura publicó estos versos de
Rioja. Los versos latinos del tio fueron escritos Así el texto de Sedaño otros leen
para el san Cris« (8) ;

tóbal de la catedral de Sevilla.


Y ni saldrán las puntas de tu rama.
,
;, , , ,
! , , , , ,

382 FRANCISCO DE RÍOJA.


Las dulces hebras amoroso velo, Que Apolo esparce altivo y arrogante.
Quedas, clavel, en cárcel amorosa Si de suave olor despoja ardiente
Con gloria peregrina aprisionado. La blanca flor divina,
Si al dulce labio llegas, que provoca Y amenaza á su cuello y á su frente
A suave deleite al mas helado, Cierta y veloz ruina,
Luego que tu encendido seno toca Nunca tan licenciosa se adelanta,
A tu color sangriento Que al incansable suceder se opone
Vuelves ¡ay, oh dolor! mas abrasado. Déla nevada copia,
¿ Dióte naturaleza sentimiento? Que siempre al mayor sol igual florece,
;()li yo dichoso á habérseme negado! E igual al mayor hielo resplandece.
Hable mas de tu olor y de tu luego ¡Oh jazmín glorioso!
Aquel á quien envidias de favores Tú solo eres cuidado deleitoso
ISo alteran el sosiego. De la sin par hermosa Citerea
Y tú también su imagen peregrina.
III. Tu candida pureza
Es mas de mí estimada
A la rosa amarilla.
Por nueva emulación de la belleza
¿Cuál suprema piedad , rosa divina, De la altiva luz mia,
De transformó colores
alta belleza Que por obra sagrada
En tu flor peregrina, De la rosada planta de Dione ;
Teñida del color de los amores? A tu excelsa blancura
Cuando en tí floreció el aliento humano ,
Admiración se debe
Sin duda fué soberbio, amante y necio Por imitar de su color la nieve,
Cuidado luyo y llama, Y á tus perfiles rojos
Y tú descuido suyo y su desprecio ; Por emular los cercos de sus ojos.
Diste voces al aire fiel en vano.
,
Cuando renace el dia
¡Oh triste, y cuántas veces Fogoso en oriente,
Y cuántas, ay, tu lengua enmudecieron Y con color medroso en occidente
Lágrimas que copiosas la ciñeron !
De la espantable sombra se desvia,
Mas tal hubo deidad que conmovida Y el dulce olor te vuelve
( Fuese alrigor del amoroso fuego Que apaga el frió y que el calor resuelve
O al pió afecto del humilde ruego), Al espíritu luyo
Bono tus luces bellas Ninguno habrá que iguale,
Y apagó de tu incendio las centellas, Porque entonces imitas
Desvaneció la púrpura y la nieve Al puto olor que de sus labios sale.
De tu belleza pura ¡Oh, corona mis sienes,
En corteza y en hojas y astil breve. Flor que al oh ido de mi luz previenes.
El oro solamente
Que en crespos lazos coronó tu frente
En igual copia dura, A la arrebolera.
Sombra de la belleza
Que pródiga te dio naturaleza Tristes horas y pocas
Para que seas, oh flor resplandeciente, Dio á tu vivir el cíelo,
Ejemplo eterno y solo de amadores, Y tú, á su eterna ley mal obediente
Sola eterna amarilla entre las flores. A no fáciles iras lo provocas;
Alzas la tierna frente,
IV. ¿Diré en llama ó en púrpura bañada?
De la gran sombra en el oscuro velo,
Al jazmín (9).
Y mustia y encogida y desmayada,
Llegas á ver del dia
¡Oh, en pura nieve y púrpura bañado,
Jazmín gloria y honor del cano eslío
.
La blanca luz rosada.
¿Cuál habrá tan ilustre entre las ¡lores, ¡Tan poco se desvia
Hermosa flor, que competir presuma De tu nacer la muerte arrebatada!
Si es pues de alio decreto
Con tu fragante espíritu y colores?
Tuyo es el principado Que el tiempo breve de tu edad incluyas
Entre el copioso numero que pinta ten solo el cerco de una noche fría,

Con su pincel y con su varia tinta ¿Qué le valdrá que huyas


El florido verano. Con ambicioso afeto
Naciste entre la espuma De acrecentarle instantes á la vida?
De las ondas sonantes •No inquietes atrevida
Que blandas rompe y tiende el ponto en Chio, mares,
El cano seno á los profundos
Y quizá te formó suprema mano, Que por ventura negarán camino
Como a Venus también, de su rocío; En daño luyo á tu serrado pino,
O si no es rumor vano, Y en vez de la acogida
La misma blanca diosa de Citera Que en las pardas entrañas
Cuando del mar salió la vez primera Hallaste siempre de la tierra dura
Por do en la espuma el blando pié estampaba Hallarás en sus aguas sepultura.
De la playa arenosa , Díme, ¿cuál necio ardor te solicita
Albos jazmines daba Por ver de Apolo el refulgente rayo?
Y de la tersa nieve y de la rosa ¿Qué flor de las que en larga copia el mayo
Que el tierno pié ocupaba Vierte, su grave incendio no marchila?
,

Fiel copia apareció en tan breves hojas. ¡


Oh cómo es error vano
,

La dulce flor de su divino alíenlo Fatigarse por ver los resplandores


Liberal escondió en su cerco alado De un ardiente tirano
Hizo inmortal en el verdor tu planta , Que impio roba á las flores
El soplo la respeta mas violento El lustre y el aliento y los colores!
Que impele, vuelto en nieve, el cierzo frío, Y tú, admirable y vaga,
Y la luz mas flamante Dulce honor y cuidado de la noche,
Si la llama y color el sol se apaga ,
¿Cuál mayor dicha tuya
Sedaño publicó incompleta en el Parnaso español esta si Ív» Que el tiempo de tu edad tan veloz huya?
(9)

(lomo ív). Después la reimprimió íntegra (tomo ix).


No es mas el luengo curso de los años
,, , , , , ;, ,, , ;, , ,; , ;

SILVAS. 383
Que un espacioso número de daños. Pues ¡cuál parece el búcaro sangriento
Si vives breves horas, De flores esparcido,
¡Olí cuántas glorias tienes! Y el cristal veneciano
Tú las divinas sienes A quien la agua, de helada,
la callada noche oscura ,
Ciñes de La tersa frente le dejó empañada!
Y no una vez-ofrece á las auroras ¿ A
cuál vaga lazada de oro crespo
La soñolienta diosa A cuál púrpura y nieve
De rus colores bellos Por do las gracias y el Amor se mueve,
Tintas para su fronte y sus cabellos. No aumentó hermosura peregrina
Deja el mar ambiciosa; Alguna flor divina?
Que por tu errar inmenso y dilatado ¡Oh florido verano!
No añadirá fortuna Si á mi afecto se debe,
Hora á tu edad alguna, Camina á lento paso,
Ni por mudar lugar tan apartado, Deja el volar, deja el volar ligero
Que otro sol lo visite y otra luna; Para tiempo mas triste y mas severo.
Y pasa en ocio y paz aventurada Tú, Cándido y suave y blando espira,
De tu vivir el tiempo oscuro y breve, Y lardo te relira (14);
Esperando aquel último desmayo Pero sordo y difícil á mi ruego,
A quien tu luz y púrpura se debe. Veloz pasas volando (13),
Al humano linaje amonestando,
VI. Viendo las rosas que su aliento cria
Cómo nacen y mueren en un dia
Al verano.
Que las humanas cosas,
Fonseca, ya las horas Cuanto con mas belleza resplandecen,
Del invierno aterido Mas presto desvanecen.
Aunque tarde, se fueron, ¿Y tú la edad no miras de las rosas?-
Y su vez agradable permitieron Arde, Fonseca, en el divino fuego (16)
Al céfiro florido. Que dulcemente engaña tu cuidado;
Ya el verano risueño Toma ejemplo del tiempo, que nos huye,
Nos descubre su frente Y en sus flores de tardos nos arguye
De rosas y de púrpura ceñido. Y no dejes pasar en ocio un punto
Remite el aire el desabrido ceño, Que tan excelsa llama
Y el sol libra sus rayos A nueva gloria y resplandor te llama.
De las nubes oscuras ¿Y sabes á este dia claro y puro
si

Y con luces mas vivas y mas puras Otro podrás contar ledo y seguro
Regalando la nieve O si del bello incendio que te apura
Al blando pié de los parados rios (10), Ha de lucir eterna la hermosura? (17).
Las prisiones de hielo alegre quila,
Y su antiguo correr les solicita. VIL
Viste de yerba el suelo,
Y de verdor lozano A un pintor que no acertaba á pintar á Apolo en una tabla
de laurel (18).
Frentes que desnudara el cierzo cano
En la copia de flores que aparece Mancho el pincel con el color en vano
Por los troncos desnudos Para imitar ¡oh Febo! tu figura
Que rara y breve hoja cubre apenas, En tabla de laurel, ó los colores
Esperanzas ofrece No obedecen la mente ni la mano,
Del rústico al sudor, premio mal cierto,
O huye también Dafne tu pintura,
Bien que sabroso engaño Árbol, aun no olvidando tus amores.
De los frutos que espera Perdió la grana y nieve que solia
En el copioso ramo y en la era. Teñir su boca y frente,
La pesadumbre líquida no crece El casto afecto no con que vivia
Con el sudor de los oscuros vientos (H), Pues aun lo guarda en la corteza dura
Que ásperos la levantan y remueven Sí perdió solamente
De sus hondos asientos; El color y hermosura
Mas antes ya serena y clara gime Y anima el duro tronco Dafne esquiva,
Con el peso de máquinas aladas En tu desden aun á tu imagen viva.
Que su tranquila y lisa frente oprime. A la aurora pinté en el horizonte
Filomena con voces acordadas Entre inflamadas nubes y distintas,
Se oye sonar en los confusos senos Con puras luces y rosado arreo.
De ramas intrincadas De la ninfa que habita el hueco monte
Y en los prados amenos. Mentí con los pinceles el deseo
¡Oh, cómo es el verano Cuerpo dando á la voz con varias tintas.
Tiempo el mas genial y mas humano (12)
Que otro alguno que da el volver del cielo!
¡Oh cuál número y cuánto trae de flores! Así Sedaño; Fernandez lee:
(14)
Oh cuál admiración en sus colores!
De la imagen de Amor, ardiente rosa Y tarde te re lira.

Las encendidas alas, v


15) Veloz pasa volando. —
Texto de Sedaño.
Que fueron ya de sus espinas galas (13), (16) Arde en aquel ilustre y blando fuego.— Id.
Con el color, con el olor divino (17) Así el texlo de don Ramón Fernandez ; Sedaño escribe:
Son lustre y ornamento al blanco lino O siel hermoso incendio que te apura
Do al gusto se ministra coronando Lucirá con eterna hermosura?
La mesa regalada (18) « Si no tienen por verdad el ingenioso y poético pensamien-
Y fruta sazonada to de Libanio, sofista griego, traido á nuestra lengua en una va-
Con el puro roció blanqueando. liente silva por don Francisco de Rioja, honra desta ciudad,
que porque, á mi ver, viene aquí muy á propósito, con él da-
remos glorioso remate á este discurso. Introduce pues un fa-
(10) Sedaño lee:
moso pintor que, habiendo salido gloriosamente con su intento en
Al blanco pié délos parados rios.
sus obras, se queja en una donde queriendo pintar la imagen de
,

(11) Con el furor de los oscuros vientos.— Texto de Sedaño. Apolo, y poniendo toda la industria de su arle, la tabla de laurel
(12) Tiempo mas genial y mas humano.— Id. sobre que pintaba le resistía, no admitiendo semejante forma.»
(13) Que fueron ja de sus espinos galas. /rf. — —Pacheco, Arle de la pintura.
, ! , , , , ! , , , ,, ,

381 FRANCISCO DE RIO.IA.

Y tú. Marte soberbio, aunque guerrero, Como dices, á mas benigno cielo
Contra mí no vibraste el limpio acero Oue es lo que mas de tí sentir podría ¡

Porque con los colores te mostrara Que ya en segura paz y en descuidado


Espirando fiereza; Ocio alegre, desprecio
El diverso sentir de vulgo necio,
Sola esta virgen prueba su dureza
Sin esperanza alguna
En mí, porque intentara
Que, leño informe, Apolo la abrazara. De mas blanda fortuna;
Dafne al arte ha vencido, Y aguardo sosegado el dia postrero,
Venció va Dafne al arte; Que verá poco alegre mi heredero.
¡Oh Cinto! culpa luya (19), IX.
¿Do está el arco? do está el divino aliento?
A tan Daco poder mengua es que huya, A la constancia.
Y que de él se remita alguna parte.
(A Fra7icisco Pacheco.)
Dime, ¿la antigua llama
Con imperio en tu sangre se derrama? ¿Ves cómo las riberas permanecen
Que el desden solo puede en un rendido. Firmes, Pacheco, al ponto embravecido,
Ya tu desprecio, v no el del arte, siento; Oue aunque al horrendo golpe se estremecen
Qne se queda Sin gloria intonso Apolo (20), . Con el temor quizá del gran ruido
Tu fábula, y sin lustre al mundo solo. Después de rolo un mar con igual frente,
* Animosas aguardan el siguiente?
VIII. Tal juzga mi firmeza.
A la tranquilidad. Aunque cambio semblante
(Imitación de Horacio.)
A los golpes del vulgo enfurecido;
Que el ánimo constante
Ocio 6 los dioses pide No ostenta su grandeza
Pálido, con helada voz é incierta , En negar á los males sentimiento,
El que en mal firme nave Mas solo en no abatirse á su apereza.
Áspero mira el campo del Egeo Ármense ciento á ciento
Y aquel que apenas con el peso grave Los que muerden con rabia envidiosa,
De las armas respira Y furiosos en mí su fuerza prueben;
Cuando el metal horrendo, envuelto en humo, Que en lo adverso constancia se acredita.
Ilierro ó plomo despide, ¡Oh, ejercite yo siempre el sufrimiento
Y elque entre el fuego y el furor no acierta Con frente no marchita!
A hacer en el ocio de si empleo, Oue los valientes ánimos mas deben
Lo huelga frecuentar con el deseo. A la acerba ocasión que á la dichosa ,

Yo pues ¡cuánto me engaño si presumo Poique en el daño su valor se aumenta,


Entre el polvo que vuelto en llama espira Como el estéril campo, que acrecienta
El hueco bronce, ó entre turbias olas, Su virtud abrasado
Ocio hallar en frágil leño. Oh Mario, ¡ En incendio sonante, y dilatado ;
Novena! por la purpura ni el oro! Su vicióse destierra,
En vano me aconsejas que sulquemos Y copia de frutos producida
la
Mares que en breve airados temeremos. Debe mas á la llama que á la tierra.
Mas doy que vuelen nuestras naves solas, Oh, cuanto es infelice quien la vida
¡

No con alas de lino, el ponto vario Breve pasa olvidado!


Y que lleguen al puerto, y las arenas Siempre igual, cuando nace y cuando muere,
Ya pisemos de playas peregrinas; Yace en alto silencio sepultado
Y doy que luego las profundas minas, ¡Y cuánto aquel dichoso
No como siempre avaras, el tesoro Que la común envidia mereciere
Nos ofrezcan que esconden en sus venas Pues que vive envidiado, no envidioso
Por los montes de oro levantados; De cuanto bien reparte la fortuna
;Ay que no libra el oro y la grandeza
! Debajo el arco de la blanca luna!
De alborotos la mente, Presente la virtud no resplandece
Ni la región con otro sol caliente. Como debe, con honra no manchada ,

Daste al agua atrevido y su aspereza Antes es perseguida y denostada ;

Y huyes esta patria, este elemento Mas descúbrese ausente, y aparece


Que primero espiraste El puro lustre suyo,
Y en quien primeras lágrimas vertiste. Y entonce aun del contrario es deseada.
Ño huyas; que aunque huyas al abismo, Con este fundamento nunca huyo
No podrás de tí mismo, Mientras vivo, Pacheco, peregrino,
Y todos los pesares Del enemigo el diente mas agudo
One en la tierra tuviste Ni formo q\ieja alguna
también te han de seguir por altos mares. Del mas amigo en mi alabanza mudo;
No dejes por un pino el tirme asiento, Oue en el último dia
Donde mas de una vez el ocio hallaste. Comenzará á vivir la gloria mia.
¿Sabes que los cuidados voladores Tú pues que en la pintura con destreza
Suben ligeros mas (pie airado viento A la naturaleza
A las naves mayores? Ya vences y ya igualas,
Sábeslo, y la codicia No temas de enemiga
Tu alta razón pervierte. Pluma ó de acerba lengua lo que diga;
Mira que la avaricia Que tu nombre divino
A nadie quita la debida muerte El tiempo llevará sobre sus alas,
O le aumenta al vivir un solo din. Y por tu ingenio y arte
Yo, aunque mas obstinado me aconsejes, Dirá del orbe en la escondida parte,
No he de huir de mi nativo suelo Nunca en tus alabanzas importuno
Y aunque de mi le alejes Que antes te envidia que te imita alguno.
(19) Fernandez pone: X.
¡Oh Cintio, culpa es tuya
A la riqueza.
(20) Asi el texto de Pacheco ; Fernandez lee :

Que si queda sin gloria, ilustre Apolo. ¡Oh mal seguro bien , oh cuidadosa
Pacheco no pone, sin embargo, que se queda. Siempre hay con- Riqueza, y como á sombra de alegría
fusión en los dos últimos versos. Y de sosiego engañas!
, , ,,; , ,, , , ,, ,

SILVAS. 38!
El que vela en tu alcance y se desvia Con preciosos metales
Del pobre estado y la quietud dichosa Siempre veo levantado
Ocio y seguridad pretende en vano ,
I. o que tienes tú sola derribado.

Pues tras el luengo errar de agua y montañas, ¿Qué ciudad populosa


Cuando el metal precioso coja á mano, Si; sabe que por tí se haya fundado?
No lia de ver sin cuidado abrir el día. Qué fuerza inexpugnable y espantosa
No sin causa los dioses le escondieron Por ti se ha fabricado?
En las entrañas de la tierra dura ; El suave color, la hermosura,
Mas ¿qué halló difícil y encubierto Solo en tu ausencia con su lustre dura.
I, a sedienta codicia'? Píntamela belleza
Turbó la paz segura Mayor que imaginares
(oh que en la antigua selva florecieron Compuesta de jazmines y de grana
1. 1 abeto y el pino, Si con vestido tuyo la adornares,
Y trájolos al puerto, Su lustre pierde y gracia soberana,
Y por campos de mar les dio camino. l'ues cuando el agro invierno
Abrióse el mar y abrióse Hijo tuyo sin duda,
Altamente la tierra, Que como tú también , siempre desnudo,
Y saliste del centro al aire claro, Hoba al bosque el verdor, y lo despoja,
Hija de la avaricia, Pobre por ti su frente,
A hacer á los hombres cruda guerra. Ni su sombra codicia ya la gente
Saliste tú, y perdióse Ni sus ramas las aves.
I. a piedad que no habita en pecho avaro.
, Y si yo vanamente no discierno,
Tantos daños, riqueza ¿Cuándo armarse pudieron vastas naves
Han venido contigo á los mortales, Donde se vio tu sombra?
Que aun cuando nos pagamos á la muerte, Cuándo ejércitos gruesos?
Ño cesan nuestros males, El número intinito de sucesos
Pues el cadáver que acompaña el oro Que por ti han avenido ¿ á quién no asombra?
O el costoso vestido, Hablen los nunca sepultados huesos
Solo por opulento es perseguido; Que en las playas blanquean,
Y el último descanso y el reposo De tantos que por falta de sustento
Que tuviera en pobreza le es negado, Al mar rindieron el vital aliento.
Siendo de su sepulcro conmovido. ¿Cuántos has escondido
¡ A cuántos armó el oro de crueza En los anchos desiertos
Y á cuántos ha dejado Para que al mal seguro cambiante
En el ultimo trance ó dura suerte! Asalten encubiertos?
Pierde su flor la virginal pureza O ¿en cuántas partes se verá teñido
Por ti , y vese manchado El campo con la sangre de los muertos?
Con adulterio el lecho no esperado. No hay voz aunque de hierro, que bastante
,

Al menos animoso, Sea á decir los males que acarrean


Para que te posea, Puras necesidades.
Das, riqueza, ardimiento licencioso. Los que pobres habitan las ciudades,
Ninguno hay que se vea ¿Qué afrenta no padecen?
Por tí tan abastado y poderoso, Lo que por sus ingenios merecieron,
Que carezca de miedo. ,
¡Oh pobreza por tí lo desmerecen.
!

¿Qué cosa habrá de males tan cercada ¿Qué pobre hubo discreto?
Pues ora pretendida, ora alcanzada, ¿Cuándo tuvo amistades,
Y' aun estando en deseos, Que aun con pequeño honor correspondieron?
Pena ocultan tus ciegos devaneos? Cuándo con la pobreza algún respeto
Pero cansóme en vano, decir puedo; Jamás se tuvo á las tendidas canas
Que si sombras de bien en ti se vieran , (,lue tú de blanca nieve, edad coloras ?
,

Los inmortales dioses te tuvieran. ¡Oh de la humana gente mentes vanas!


No cuidéis á despecho
XI. De vuestra pobre y mísera fortuna
Ala pobreza. Levantaros al cerco de la luna.
Mirad que cuantos hijos van saliendo
Desde el infausto dia Del nunca en vano frecuentado lecho,
Que visité con lágrimas primeras Tantos esclavos hoy os van creciendo
Me tienes ¡oh pobreza! compañía; Que ocupéis en mezquina servidumbre,
Aunque tan buena como dicen fueras No sin tormento vuestro, no sin llanto;
Por ser tanto de mí comunicada ¿Qué vale ¡oh pobres! levantaros tanto?
Me vinieras á ser menospreciada. Mirad que es necio error, necia costumbre
Diré tus males sin que mucho ahonde
,
Soltar á la soberbia así la rienda ;

En ellos; que es muy raro Que yo apenas, humilde y sin contienda,


Lo que por glorias tuyas contar puedes. Puedo contar en paz algunas horas
Tal vez el que en su casa un monte ascoe.de De las que paso en el silencio obscuro,
DeNumidia y de Paro Olvidado en pobreza y no seguro.
En aras y paredes,
Cuando entre el blando lino se rodea , XII (M).
Tuesto de los cuidados en el fuego,
Sin conocerte alaba tu sosiego, Herviente ardor en los primeros años
Y nunca, aunque io alaba lo desea. ,
Am rigió tu acero,
Ciegas á ser de alguno al fin loada Que su furor temblaba Marte fiero,
Mas" de ninguno apenas deseada. Clorando al mismo tiempo los engaños
Si eres tú de los males De Lais y Flora , á Venus obediente.
Ll que nos trata con mayor crueza Luego, en edad mas alta y floreciente
¿Cómo podrá ninguno codiciarte? Al britano pirata , al enemigo
Pespues que nació el oro,
Y con él la grandeza ,
(21) Fernandez dice en sn colección:
Murió tu ser, murió tu igual decoro, «Este fragmento y el siguiente se han sacado del códice donde
En otra edad divino; están las poesías de Rioja. Parecen semejantes á las cosas que él
Si por eso, pobreza, en toda parte
, hacia , y por eso los hemos colocado aquí , sin que nos atrevamos
Con enfermo color andas contino. á asegurar que sean efectivamente suyos.»
P.xvi-i. 23
,, , ,, ; ,, , ! , ;,
, ;,, ;, :

386 FRANCISCO DE RIOJA.


Belga que con airada y fuerte mano Colonia fué ;
por tierra derribado
,

Infestaba la paz del Océano, Yace el temido honor de la espantosa


Fuiste horror y castigo. Muralla, y lastimosa
Ya fiel á la natura que te llama Reliquia es solamente
,

Con las musas el templo de la Fama, De su invencible gente.


Tan culto el plectro suena Solo quedan memorias funerales
Que iguala, si no vence, tu camena i
Donde erraron ya sombras de alto ejemplo;
La de Minlurno y Taso, Este llano fué plaza, allí fué templo
Y es esplendor del español Parnaso. De todo apenas quedan las señales.
Así lebrel valiente y generoso, Del gimnasio y las termas regaladas
De la ira llevado,
Indómito y furioso
Rompe los hierros á que estaba atado crito en la biblioteca Colombina). Rioja aprovechó algunos versos
Y á la primera voz del dueño ausente, de su paisano, dejando la canción con mayor mérito. El principio
Confuso , la prisión dura consiente, de la suya es semejante á un soneto al mismo asunto que escribió
Venciendo con leal naturaleza Medrano, como puede verse en sus poesías. La canción de Ro-
La llama juvenil de su fiereza. drigo Caro, que ha sido en varias ocasiones publicada, dice así

Este es, si no me engaño, el edificio


XIII.
De Publio Scipion, de Roma gloria,
Colonia de sus gentes victoriosas
Al fuego.
Con él el tiempo ejercitó su oficio,
El fuego que emprendió leves materias, Y porque se leyese su memoria
Dejó aquestas reliquias espantosas
Ligeras y atrevidas, Que las manos rabiosas
Cuanto fueron mas fáciles y aerias, De el alarbe fiero
Cuanto mas estorbadas y oprimidas, En el dia postrero
Tanto con mas espíritu se esfuerza Le consagró en sus aras inmortales.
A levantar en sus ardientes alas Los muros, ya que tan ilustres fueron,
Los palacios augustos Combatidos de arietes cayeron
Para campos de incultos matorrales.
Y los montes mas altos y robustos; ¡Qué de dorados lazos tragó el fuego,
Mas apenas tonante Quede soberbias torres sumió luego
De los cóncavos senos de la mina El hondo abismo! ¡Aun apenas vemos
El aire se arrebata Iguales en la tierra sus extremos!

Y en círculos de humo se dilata Aqueste destrozado anliteatro,


Cuando no se ve mas que la ruina, Donde por daño antiguo y nueva afrenta
Rotas columnas y deshechas basas, Renace ahora el verde jaramago,
Ya convertido en trágico teatro,
Ceniza y polvo obscuro
¡Cuan miserablemente representa
Del alta mole y del trabado muro. Que su labor se iguala con su estrago!
Impia hazaña y fiera, ¡Cómo, desierto y vago,
Por conseguir el natural intento La grita y vocería
Resolver la firmeza al grave asiento Que oirseen él solia
De inmudable montaña; Se ha convertido en un silencio mudo,
Que aun siendo herido en cavernosos huecos,
Impia y atroz hazaña
Apenas vuelve mis dolientes ecos,
Y cruda condición, dar al deseo De su artificio natural desnudo
Imperio de tirano Mas, si para entender estos despojos
Y al vano afecto poderosa mano. Los oidos del alma son los ojos,
No así vagante llama Aunque confusos miran lo presente,
Tiende el cabello sobre antigua selva Mil voces de dolor el alma siente.

Y rompe y se derrama En esta turbia y solitaria fuente,

Por los hojosos senos , ambiciosa


Que un tiempo sus purísimos cristales
En mármol y alabastro derramaba
De conservar su luz maravillosa,
Dejando el padre Bétis su corriente,
Y esforzada del viento, Con debido laurel las inmortales
Discurre por el bosque á paso lento. Sienes del docto Silio coronaba,
Esplende y arde en el silencio obscuro, Y claras le mostraba
Emula de los astros; En sus ondas azules
Arde y esplende al rutilante y puro Las fasces y curules
Con que á Roma y al mundo mandaría,
Cándido aparecer de la mañana Y aquel sangriento y lamentable estrago
Y sobra y vence al sol siempre segura. Que por los hados de la gran (Jartago
Abrasadora del verdor del pino, En grave y alto estilo cantaría.
Levanta entre sus ramas ; Bétis ah Bétis Sordo pasa el rio.
! ¡
!

Globos de fuego y máquinas de llamas Silio ¿dónde estás? Silio, Silio mío!
¡

Y en el sólido tronco y mas secreto Silio despareció , y la fuente ahora


Con el agua que vierte á Silio llora.
Del laurel y el abeto
Aquí nació aquel rayo de la guerra,
Estalla vgime y luce,
Columna de la paz, honor de España,
Nunca del Euro ó Noto escurecida Felice triunfador regio Trajano
,

Ni de la inmensa pluvia destruida Ante quien muda se postró la tierra


Tal en mi pecho inapagable incendio De las islas que el mar pérsico baña
Eterno se sustenta Hasta el limite patrio gaditano ;
Y tal como violenta Aquí de Elio Adriano,
Y vana y leve exhalación huyeron De Teodosio excelente,
De su padre valiente
Las llamas, Clori, que en tu pecho ardieron. Rodaron de marfil y oro las cunas
Aquí ya de laurel ya de jazmines
, ,

CANCIÓN. Coronados los vieron los jardines


Que ahora son zarzales y lagunas;
A las ruinas de Itálica (22).
La casa para el César fabricada
Hoy del lagarto vil es habitada;
Estos , Fabio, ay dolor! que ves ahora
¡
Casas, jardines, cesares murieron,
Campos de soledad , mustio collado, Y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Fueron un tiempo Itálica famosa; Mas, ya que en balde lloro tu ruina
Aquí de Cipion la vencedora Y con el mió tu dolor renuevo,
¡Oh para siempre Itálica famosa!
(23)Esta poesía, según opinión comtin entre los literatos, está Pues de toda tu historia peregrina
una sobre el mismo asunto que compuso Solo el dolor y la memoria llevo,
escrita á imitación de
A quien te mira como yo, forzosa,
en 1604 Rodrigo Caro. Hállase en el Memorial de Utrera (m-m\xs-
,, , ; ; ,
; ,,; ,, ,, , , ; ;,

EPÍSTOLA MORAL. 387


Leves vuelan cenizas desdichadas Cayó Itálica dice, y lastimosa
Las torres que desprecio al aire fueron Eco reclama Itálica en la hojosa
A su gran pesadumbre se rindieron. Selva que se le opone, resonando
Este despedazado anfiteatro, Itálica , y el claro nombre oido
Impio honor de los dioses , cuya afrenta De Itálica renuevan el gemido
Publica el amarillo jaramago, Mil sombras nobles de su gran ruina;
Ya reducido á trágico teatro, ¡Tanto aun la plebe á sentimiento inclina!
¡Olí tabula del tiempo representa ! Esta corta piedad que agradecido ,

Cuánta fué su grandeza y es su estrago. Huésped, á tus sagrados manes debo,


¿Cómo en el cerco vago Les dó y consagro, Itálica famosa.
De su desierta arena Tú si lloroso don han admitido
,

El gran pueblo no suena? Las ingratas cenizas, de que llevo


¿Dónde pues fieras , ay está el desnudo
, ¡ !
Dulce noticia asaz, si lastimosa,
Luchador ? Dónde está el atleta fuerte? Permíteme, piadosa
Todo despareció, cambió la suerte Usura á tierno llanto,
Voces alegres en silencio mudo Que vea el cuerpo santo
Mas aun el tiempo da en estos despojos De Geroncio, tu mártir y prelado.
Espectáculos fieros á los ojos Muestra de su sepulcro algunas señas,
Y miran tan confusos lo presente, Y cavaré con lágrimas las peñas
Que voces de dolor el alma siente. Que ocultan su sarcófago sagrado
Aquí nació aquel rayo de la guerra Pero mal pido el único consuelo
Gran padre de la patria honor de España ,
De todo el bien que airado quitó el cielo.
Pió, felice, triunfador Trajano, Goza en las tuyas sus reliquias bellas
Ante quien muda se postró la tierra Para invidia del mundo y las estrellas (23).
Que ve del sol la cuna y la que baña
El mar, también vencido, gaditano. EPÍSTOLA MORAL (24).
Aquí de Elio Adriano,
De Teodosio divino, Sobre la vida del filósofo.

De Silio peregrino
Fabio, las esperanzas cortesanas
Rodaron de marfil y orólas cunas.
Prisiones son do el ambicioso muere
Aquí ya de laurel ya de jazmines
,
Y donde al mas astuto nacen canas (25).
Coronados los vieron los jardines,
El que no las limare ó las rompiere (2G),
Que ahora son zarzales y lagunas. Ni el nombre de varón ha merecido
La casa para el César fabricada
Ni subir al honor que pretendiere.
¡Ay yace de lagartos vil morada;
!
El ánimo plebeyo y abatido
Casas, jardines, cesares murieron,
Elija, en sus intentos temeroso,
Y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Primero estar suspenso que caido
Fabio , si tú no lloras, pon atenta Que el corazón entero y generoso
La vista en luengas calles destruidas; Al caso adverso inclinará la frente
Mira mármoles y arcos destrozados, Antes que la rodilla al poderoso.
Mira estatuas soberbias que violenta Mas triunfos, mas coronas dio al prudente
Némesis derribó, yacer tendidas, Que supo retirarse la fortuna,
Y ya en alto silencio sepultados Que al que esperó obstinada y locamente.
Sus dueños celebrados. Esta invasión terrible é importuna (27)
Así á Troya figuro, De contrarios sucesos nos espera
Así á su antiguo muro, Desde el primer sollozo de la cuna (28).
Y á tí, Roma, á quien queda el nombre apenas, Dejémosla pasar como á la fiera
;Oh patria de los dioses y los reyes! Corriente del gran Bétis , cuando airado
Y á tí , á quien no valieron justas leyes Dilata hasta los montes su ribera.
Fábrica de Minerva , sabia Atenas Aquel entre los héroes es contado
Emulación ayer de las edades Que el premio mereció , no quien le alcanza
Hoy cenizas , hoy vastas soledades Por vanas consecuencias del estado.
Que no os respetó el hado , no la muerte, Peculio propio es ya de la privanza,
¡Ay! ni por sabia á tí, ni á tí por fuerte. Cuanto de Astrea fué, cuanto regia
Mas ¿para qué la mente se derrama Con su temida espada y su balanza.
En buscar al dolor nuevo argumento? El oro, la maldad , la tiranía
Basta ejemplo menor, basta el presente Del inicuo procede y pasa al bueno.
Que aun se ve el humo aquí , se ve la llama, ¿Qué espera la virtud ó qué confia?
Aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento; Vén y reposa en el materno seno
Tal genio ó religión fuerza la mente De la antigua Romúlea cuyo clima ,

Déla vecina gente, Te será mas humano y mas sereno;


Que refiere admirada Adonde por lo menos, cuando oprima
Que en la noche callada Nuestro cuerpo la tierra, dirá alguno:
Una voz triste se oye, que , llorando a Blanda le sea, » al derramarla encima;
Donde no dejarás la mesa ayuno
Cuando te falte en ella el pece raro
Permíteme piadosa, O cuando su pavón nos niegue Juno.
En pago de mi llanto, Busca pues el sosiego dulce y caro,
Que vea el cuerpo santo Como en la obscura noche del Egeo
De Geroncio, tu mártir y prelado
Dame de su sepulcro algunas señas
Y cavaré con lágrimas las peñas (23) Los modernos colectores de poesías acostumbran suprimir
Que cubren su sarcófago sagrado ; esta última estancia por creerla indigna de Riou. Es verdad que
Pero mal pido tu único consuelo,
este ingenio anduvo en ella mas cristiano que poeta.
Pues solo aquese bien te dejó el cielo.
Guarda en las tuyas sus reliquias bellas (U) Sedaño puso esta epístola en el tomo primero de El Parna-
Para envidia del mundo y las estrellas. so español como obra de Bartolomé Leonardo de Argensola.
¡Ay, despoblada y de conceptos llena, (25) Asi Sedaño; Fernandez, Marchena y otros leen :
Itálica hermosa, Y donde al mas activo nacen canas.
Que los que comunicas lastimosa
Los borra al producir la grave pena (26) Y el que no las limare ó las rompiere.— Texto de Sedaño,
Y como muda lloras tu ruina (27) Esta invasión prolija é importuna.— Id.
Lágrimas y silencio es tu doctrina! (28) Desde el primer sollozo hasta la cuna.—Id.
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388 FRANCISCO DE RIO.TA.


Busca el piloto el eminente faro; Esta nuestra porción, alta y divina,
Que acortas y ciñes tu deseo,
si A mayores acciones es llamada
Dirás «Lo que desprecio he conseguido;
: Y en mas nobles objetos se termina.
Que la opinión vulgar es devaneo.» Así aquella que al hombre solo es dada (38),
Mas precia el ruiseñor su pobre nido (29) Sacra razón y pura , me despierta,
De pluma y leves pajas, mas sus quejas De esplendor y de rayos coronada
En el bosque repuesto y escondido Y en la fría región dura y desierta
Que agradar lisonjero las orejas fe aqueste pecho enciende nueva llama (39),
De algún príncipe insigne, aprisionado Y la luz vuelve á arder que estaba muerta.
En el metal de las doradas rejas, Quiero, Fabio, seguirá quien me llama,
Triste de aquel que vive destinado Y callado pasar entre la gente.
A esa antigua colonia de los vicios Que no afecto á los nombres ni la fama (40).
Augur de los semblantes del privado. El soberbio tirano del Oriente,
Cese el ansia y la sed de los oficios; Que maciza las torres de cien codos
Que acepta el don y burla del intento Del candido metal puro y luciente.
El ídolo á quien haces sacrificios. Apenas puede ya comprar los modos
Iguala con la vida el pensamiento Del pecar; la virtud es mas barata
Y no le pasarás de hoy á mañana, Ella consigo misma ruega á todos.
Ni quizá de un momento á otro momento. Pobre de aquel que corre y se dilata (41)
¡

Casi no tienes ni una sombra vana Por cuantos son los climas y los mares,
De nuestra antigua Itálica, y ¿qué esperas (30), Perseguidor del oro y de la plata!
Oh error perpetuo de la suerte humana ? Un ángulo me basta entre mis lares (42),
Las enseñas grecianas , las banderas Un libro y un amigo, un sueño breve,
Del senado y romana monarquía Que no perturben deudas ni pesares.
Murieron, y pasaron sus carreras (31). Esto tan solamente es cuanto debe
¿Qué es nuestra vida masque un breve dia (32) Naturaleza al simple y al discreto (43),
Do apena sale el sol cuando se pierde Y algún manjar común, honesto y leve.
En las tinieblas de la noche tria? No, porque así te escribo hagas conceto ,

¿Qué mas que el heno, ala mañana verde, Que pongo la virtud en ejercicio (44);
Seco á la tarde ? Oh ciego desvarío
; Que aun esto fué difícil á Epíteto.
¿Será que de este sueño me recuerde (35)? Basta al que empieza aborrecer el vicio (4j),
¿Será que pueda ver que me desvio Y el ánimo enseñar á ser modesto;
De la vida viviendo, y que está unida Después le será el cielo mas propicio.
La cauta muerte al simple vivir mió? Despreciar el deleite no es supuesto
Como los rios, que en veloz corrida (34) De sólida virtud; que aun el vicioso
Se llevan á la mar, tal soy llevado En sí propio le nota de molesto (46);
Al último suspiro de mi vida. Mas no podrás negarme cuan forzoso
De la pasada edad ¿qué me ha quedado? Este camino sea al alto asiento,
O ¿qué tengo yo, á dicha, en la que espero, Morada de la paz y del reposo.
Sin ninguna noticia de mi hado? No sazona la fruta en un momento
¡Oh, si acabase, viendo cómo muero, Aquella Inteligencia que mensura
De aprender á morir antes que llegue La duración de todo á su talento.
Aquel forzoso término postrero; Flor la vimos primero hermosa y pura,
Antes que aquesta mies inútil siegue Luego materia acerba y desabrida,
De la severa muerte dura mano, Y perfecta después, dulce y madura;
Y á la común materia se la entregue Tal la humana prudencia es bien que mida
Pasáronse las llores del verano, \' dispense y comparta las acciones
El otoño pasó con sus racimos, Que han de ser compañeras de la vida.
Pasó el invierno con sus nieves cano (35); No quiera Dios que imite estos varones
Las hojas que en las altas selvas vimos Que gritan en las plazas macilentos
Cayeron ¡y nosotros á porfia
, De la virtud infameshistriones (47);
En nuestro engaño inmóbiles vivimos Esos inmundos trágicos atentos ,

Temamos al Señor que nos envia Al aplauso común, cuyas entrañas


Las espigas del año y la hartura, Son infectos y oscuros monumentos (48).
Y la temprana pluvia y la tardía (56). ¡Cuan callada que pasa las montañas
No imitemos la tierra siempre dura El aura, respirando mansamente!
A las aguas del cielo y al arado
Ni la vid , cuyo fruto no madura.
¿Piensas acaso tú que fué criado
El varón para rayo de la guerra (37), (38) Así aquella que á solo el hombre es dado.— Texto de Se-
Para sulcar el piélago salado, daño.
Para medir el orbe de la tierra (39) De aqueste pecho enciende viva llama.— Id.
Y el cerco donde el sol siempre camina? (40) Que no afecto los nombres ni la fama. — Textos de Sedaño,
¡Oh , quien así lo entiende, cuánto yerra Fernandez y otros.
(41) ¡Mísero aquel que corre y se dilata !— Texto de Sedaño.
(29) Mas quiere ruiseñor su pobre nido.— Texto de Sedaño.
el (42) Un ángulo me falta entre mis lares.— Id.
(30) Así el texto de Marchena; Sedaño dice: (43) Fernandez, Marchena y otros leen :

Casi no tienes ni una sombra vana Naturaleza al parco y al discreto.


De nuestra antigua Itálica, y esperas. verdad en ejercicio.— Texto de Sedaño.
(4i) Que pongo la
Don Ramón Fernandez lee :
(45) Basta que empiece á aborrecer el vicio,
Casi no tienes ni una sombra vana Y del camino enseñe al que es modesto.— Id.
De nuestra antigua Itálica, ¿y esperas?
(46) En sí propio le tratade modesto.— Id.
(51) Murieron acabando sus carreras.— Texto de Sedaño.
(47) Copio el texto de Marchena ; Sedaño escribe
(32) ¿Qué es nuestra vida mas de un breve dia?— Id.
(33) Así Sedaño y Marchena; Fernandez escribe: No quiera Dios que siga los varones
Que moran nuestras plazas macilentos.
¿Será que de este sueño se recuerde?
Fernandez pone
(34) Como los rios en veloz corrida.— Texto de Sedaño.
(35) Pasó el invierno con sus nubes cano.— Id. Ni quiera Dios que imite estos varones
(36) Y la temprana mies y la tardía.— Id.
Que moran nuestras plazas macilentos.
(37) Así Marchena; Sedaño, Fernandez y otros leen: (48) Asi Sedaño , Marchena y otros ; Fernandez lee

El varón para el rayo de la guerra. Son infaustos y oscuros monumentos.


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SEXTINA. 589
¡Qué gárrula y sonante por las cañas (49) ! Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
¡Qué muda la virtud por el prudente! De cuanto simple amé; rompí los lazos.
Qué redundante y llena de ruido (50) Vén y verás al alto lio que aspiro (6),
Por el vano, ambicioso y aparente Antes que el tiempo muera eu nuestros brazos.
Quiero imitar al pueblo en el vestido,
En las costumbres solo á los mejores, SEXTINA (7).
Sin presumir de roto y nial ceñido (1). Crespas, dulces, ardientes hebras de oro,
No resplandezca el oro y los colores Que ondas formáis por la caliente nieve,
En nuestro traje , ni tampoco sea ¿Cuándo veré salir las albas luces
Igual al de los dóricos cantores. Contento de encenderme en vuestro fuego,
Una mediana vida yo posea Que deje de volver al triste llanto,
Un estilo común y moderado, Bañado en cana espuma como cisne?
Que no lo note nadie que lo vea. Igual entonces al tebano cisne,
En el plebeyo barro mal tostado Siempre ilustrara los celajes de oro,
Hubo ya quien bebió tan ambicioso Por quien corazón destilo en llanto,
el
Como en el vaso Murino preciado; O asombren la purpúrea nieve
sueltos
Y alguno tan ilustre y generoso, Que esparce rayos de invisible fuego,
Que usó, como si fuera pinta neta O recojan en áurea red sus luces.
De cristal transparente y luminoso. Mas mientras viere lus divinas luces
Sin la templanza ¿viste tú perfela No dejaré de andar cual blanco cisne
Alguna cosa? Oh muerte vén callada (2),
¡ !
Cantando en muerte el amoroso fuego
Como sueles venir en la saeta, En que me encienden y los cercos de oro
,

No en la tonante máquina preñada Que me desatan, como el sol la nieve


De fuego y de rumor que no es mi puerta
; Por los ojos contino en dulce llanto.
De doblados metales fabricada. Siempre resuelto estoy en puro llanto,
Asi, Fabio, me muestra se cubierta, Salgan de Febo ó del Dragón las luces,
Su esencia la verdad y mi albedrío (3)
, Caya dulce rocío ó caya nieve
Con ella se compone y se concierta. Y aunque mas dulce cante que albo cisne,
No te burles de ver cuánto confio (4), Nunca veré el compuesto en nieve y oro
Ni al arte de decir, vana y pomposa, Con blandos ojos á mi ardiente fuego.
El ardor atribuyas de este brio. ¡Oh, si ya consumiese el duro fuego
¿Es por ventura menos poderosa El miserable corazón en llanto
Que el vicio la virtud? Es menos fuerte (o)? Y nunca viesen mas bordarse en oro
No la arguyas de flaca y temerosa. El cielo á la mañana aquestas luces!
La codicia en las manos de la suerte Pues ando siempre en ondas, como cisne,
Se arroja al mar, la ira á las espadas, Cuando sale la noche y cae la nieve.
Y la ambición se rie de la muerte. Bien sé, triste, que puede arder la nieve
Y ¿no serán siquiera tan osadas Cuando se acabe mi infinito fuego,
Las opuestas acciones, si las miro Y que habitar en él bien puede el cisne
De mas ilustres genios ayudadas? Cuando toque piedad del grave llanto
A mi Eliodora en sus acerbas luces,
(49) ¡Qué calada que pasa montañas
á las Y cuando esté ligado en lazos de oro.
Él aura, respirando blandamente!
Pues no me enlaza el oro ni la nieve,
Qué jarrula sonante por las cañas. —Texto de Sedaño.
¡
Den fin tus luces á mi ardiente fuego,
(50) Que redundante altera de ruido.— Id. Y en llanto y muerte cantaré cual cisne.
(1) Sin presumir de roto ó mal ceñido.— Id.
(2) Alguna cosa ó muerta ó encallada.— Id. (6)Vén, y veras el grande fin que aspiro.— Texto de Sedaño.
(3) Su esencia la verdad y el albedrío.— Id. (7) Hállase en el tomo vm de El, Parnaso español. No se reim-
(4) No te burles de mí cuando confio.— Id. primió en la colección de Fernandez. El estilo mas parece de Her-
(5) Que el vicio la virtud ó menos fuerte.— Id rera que de Rioja.

PIN DE LAS POESÍAS DE FRANCISCO DE RIOJA.


)

POESÍAS
DE

DON JUAN DE ARGUIJO.

JUICIOS CRÍTICOS.

DE LOPE DE VEGA.
(En la dedicatoria de la Dragontea al mismo Arglijo.)

Si como de amigos familiares, fueran de todos vistos los versos que vuestra merced escribe,
no era menester mayor probanza de lo que aquí se trata que huyendo toda lisonja, como quien
;

sabe cuánto vuestra merced la aborrece... dudo que se hayan visto mas graves, limpios y de ma-
yor decoro, y en que tan altamente se conoce su peregrino ingenio.

DEL MAESTRO FRANCISCO MEDINA.


(En los Apuntamientos á los sonetos de Arguijo; Sevilla, 484i .

O yo estoy tan olvidado de esta facultad ó es el autor de los sonetos tan aventajado en ella,
,

que los dientes de la lima no hallan en qué hacer presa, por mas que los aguce la mala intención
de quien tiene mas de Zoilo que de Aristarco.

DE RODRIGO CARO.
(En los Claros varones en letras, naturales de Sevilla.)
Don Juan de Arguijo, veinte y cuatro de Sevilla, no solo elegantísimo poeta, sino el Apolo de
todos los poetas de España.

DE LORENZO GRACIAN.
(En la Agudeza y arte de su ingenio ; Madrid, 1674.)

Don Juan de Arguijo, uno de los mayores ingenios de España... atiende mas á la profundidad
y gravedad del concepto que á la verbosa altanería.
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POESÍAS

COMPOSICIONES VARIAS. No desfallece ni se ve oprimido


Del varón justo el ánimo constante (3)
Que su mal como ajeno considera
SONETO PRIMERO. Y en la mayor adversjdad sufrido,
Diílo y Eneas.
La airada suerte con igual semblante
Mira seguro y alentado espera.
De importunado
la fenisa reina
El leñero huésped, le contaba el duro IV.
Estrago que asoló el troyano muro (1)
Y echó por tierra el Ilion sagrado A Baco.

Contaba la traición y no esperado A de alegres vides coronado ,


tí,
Engaño de Sinon falso y perjuro, Raco, gran padre domador de Oriente,
El derramado fuego, el humo oscuro, He de cantar; á tí, que blandamente
Y Anquíses en sus hombros reservado Tiemplas la fuerza del mayor cuidado;
Contó la tempestad que, embravecida, Ora castigues á Licurgo airado
Causó á sus naves lamentable daño, O á Penteo en tus aras insolente,
Y de Juno el rigor no satisfecho Ora te mire la festiva gente (9)
Y mientras Dido escucha enternecida En sus conviles dulce y regalado,
Las griegas armas y el incendio extraño O ya de tu Ariadna al alto asiento
Otro nuevo y mayor le abrasa el pecho. Subas ufano la mortal corona (10)
Vén fácil, vén humano al canto mió
II. Que si no desmerece el sacro aliento (1 1),
Mi voz penetrará la opuesta zona,
Troya.
Y al Tibie envidiará el Hispalio rio.
El que soberbio á no temer se atreve
La fuerza oculta del violento hado (2)
Y en alegre fortuna confiado,
De los dioses creyó el aplauso leve, A la muerte de Cicerón (12).

Ejemplo tome de mi gloria breve, Delen un poco la cobarde espada,


En cuyo fin dejó el egipcio armado Cruel Potnpilio, ingrato, y considera •
El turbio Nilo, y vino el scita osado (o) La injusta empresa que á tu brazo espera,
Que el puro Tánais y el Oronta bebe. Y largos siglos ha de ser llorada.
Troya fui, de los dioses obra ilustre. ¿ Posible es que se ve tu mano armada
Honor del Asia, hermosa, rica y fuerte (4) Contra el gran Tulio, á quien librar debiera
Madre de reinos, y del mundo espanto. En igual recompensa de la fiera
Cayó mi gloria, y de su antiguo lustre Muerte, á tu ingratitud recomendada?
Solo han quedado ¡oh miserable suerte! (5) Oh, cuan poco aprovecha la memoria
¡

Cenizas viles y afrentoso llanto. Del recibido bien, que al obstinado


Ninguna cosa de su error le muda!
III. Desciende el golpe sobre la alta gloria
La constancia.
De la latina lengua ; derribado (13)
Deja el valor, y la elocuencia muda.
Aunque en soberbias olas se revuelva (6)
El mar, y conmovida en sus cimientos
Gima (8) Del varón fuerte el corazón constante.— Te.rlo de Fernandez.
la tierra y los contrarios vientos
Talen
,

cumbre en la robusta selva (7);


la (9) Ora te halle la festiva gente. Texto de Colon. —
Aunque la ciega confusión envuelva (10) Subas ufano la inmortal corona.— Id.

En discordia mortal los elementos, (11) Que si no desmerezco el sacro aliento,


Y con nuevas señales y portentos Mi voz quebrantará la opuesta zona ,

La máquina estrellada se disuelva, Y al libre inundará el Hispalio rio.— Texto de Fernandez.

El maestro Medina dice en sus Apuntamientos :

«La fanfarria poética de este último terceto parece de algún tro-


(!) El texto de Colon dice:
vador nacido y crecido en la rúa nova deLiubona. Salga por ende de
Estrago que abrasó el troyano muro.
Castilla.
(2) La varia fuerza del mudable hado.— Te.rlo de Colon. «Este soneto seria bueno á sus solas, pero no lo parece puesto
El maestro Medina decía que mudable «epíteto es que no le he en decena de otros mejores; podemos decir del lo que dijo el ca-
visto dar al hado, aunque veo se lo da vuestra merced por el efec- zador vizcaíno del ruiseñor que mató «Amigo, amigo, todo sois
:

to. Yo dijera la varia fuerza del violento hado.» palabras.» Habíale agradado el estruendo del canto , mas no le
(3) Al claro Nilo, y vino el scita
osado.— Te.rlo de Colon. agradó la sustancia del cuerpo.»
(4) De la Asia honor, hermosa , rica y fuerte.— Id.
(12) El maestro Medina dice:
(5) Solo ha quedado ¡miserable suerte!— Id. «Vos, soneto, sois el mejor queleíen mi vida, y sin tocaros, os
(6) Aunque en furiosas ondas se revuelva.— Id. venero de lejos.»
(7) Talen la cumbre de robusta selva.— Id. (13) De la latina lengua y derribado.— Texto de Colon.
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COMPOSICIONES VARIAS. 393


VI. X.
Júpiter á Ganimédcs. Fabio y Licori , ramera.

No temas ¡oh bellísimo troyano! De la astuta Licori á los umbrales


Viendo que, arrebatado en nuevo vuelo, Te vio saliendo el sol, ¡oh Fabio amigo!
<
Con corvas uñas te levanta al cielo '-roció en su luz el dia, y fué testigo

La feroz ave por el aire vano. De tu lamento y quejas desiguales.


¿Nunca has oido el nombre soberano Oyó también el Héspero tus males,
Del alto olimpo, la piedad y el celo La blanca luna se dolió contigo;
De Júpiter, que da la pluvia al suelo Mas el ingrato dueño, tu enemigo,
Y arma con rayos la tunante mano, Ni aun de corla piedad mostró señales.
A cuyas sacras aras humillado, ¿Cuál olro galardón en tal porfía ,
Gruesos toros ofrece el teucro en Ida, Inútil yedra de su puerta, esperas?
Implorando remedio á sus querellas? ¿Hasta cuándo tu propio engaño adoras?
Él misino soy; no al águila eres dado Huye la fiera Circe y cruel arpía,
En despojo; mi amor te trae, olvida Que alegre en ver que por su causa mueras,
Tu amada Troya y sube á las estrellas (11). Riendo está lo mismo que tú lloras.

Vil. XI.

Psíquis á Cupido. Venas en la muerte de Adonis.

A tu divina frente ¡oh poderoso Después que en tierno llanto desordena


Niño una venda con trabajo y arte
! Cilerea la voz por el violento
Tejí de oro y colores, donde parte Fin de su Adonis, y con triste acento
Dibujé de tu triunfo glorioso (lo); El bosque fdalio á su dolor resuena
En ella se ve atado al vitorioso Y en flor sobre el acanto y azucena
Cano el gran Febo, que la luz reparte, Hermosa trueca el mísero y sangriento
Preso Mercurio, encadenado Marte, Joven, modera el grave sentimiento
Y Vulcano con muestras de celoso. Y el ímpetu á sus lágrimas enfrena;
No se putlo librar con las reales (16) Y no hallando en su tristeza medio (23)
Insignias .love mal pudiera Psique
; Vuelve al usado ornato, y reflorece
Resistir, si á estos rindes la fiereza (17). Del ya sereno rostro la luz pura;
Agravan mi prisión mayores males. Asi el pesar con la razón descrece
Pues es fuerza que á un ñiño sacriiique (18) Desesperado el bien que tal vez cura
;

Mi lirme amor, y á un ciego mi belleza. A un grande mal la falta de remedio.

VIII. XII.
Del tiempo.
Las estaciones.
(A Femando de Saavedra.)
Vierte alegre la copia en que atesora (24)
Mira con cuánta priesa se desvia
Rienes la primavera, da colores
De nosotros el sol, al mar vecino,
Al campo y esperanza á los pastores
Y aprovecha, Fernando, en tu camino .

Del premio de su fe la bella Flora (23);


La pequeña de este breve día
luz .
Pasa ligero el sol adonde mora
Antes que en tenebrosa noche fi ia
El cancro abrasador, que en sus ardores (26)
Pierdas la senda, y de buscarla el tino,
Destruye campos y marchita flores,
Y aventurado en manos del destino,
Y el orbe de su lustre descolora;
Vagues errando por incierta via.
Sigue el húmedo otoño, cuya puerta
Háganle ajenos casos enseñado,
Adornar Raco de sus dones quiere (27)
Y el miserable fin de tantos pueda
Luego el invierno en su rigor se extrema (28).
Con fuerte ejemplo apercibir tu olvido.
¡Oh variedad común, mudanza cierta
Larga carrera, plazo limitado (19)
¿Quién habrá que en sus males no te espere?
Tienes, veloz el tiempo corre, y queda
Quién habrá que en sus bienes no te lema?
Solo el dolor de haberlo mal perdido.
XIII.
IX.
Al Guadalquivir, en una avenida. Apolo á Dafne.

Tú, á quien ofrece el apartado polo, «Victorioso laurel , Dafnes esquiva,


Hasta donde tu nombre se dilata En cuyas verdes hojas la memoria
Preciosos dones de luciente plata (20), De tu rigor y de mi triste historia (29)
Que invidia el rico Tajo y el Pactólo (21); Quiere el amor que eternamente viva.
Para cuya corona, comoá solo »La antigua palma y abundante oliva (30)
Rey de los rios, entreteje y ata A lí de hoy mas inclinarán su gloria
Palas su oliva con la rama ingrata Tú ceñirás en premio de Vitoria
Que contempla en tus márgenes Apolo; Del fuerte vencedor la frente altiva.
Claro Guadalquivir, si impetuoso Dijo el burlado Cinlío, y á la dura (31)
Con crespas ondas y mayor corriente (22) Corteza asido, la contempla , y luego
Cubrieres nuestros campos mal seguros Repite « Dafne fiera
: ¡ Mármol frió!
! ¡

De la mejor ciudad, por quien famoso «Del rayo ardiente vivirás segura;
Alzas igual al mar la altiva frente, Que no es bien que consienta ajeno fuego
Respeta humilde los antiguos muros. Quien pudo resistir al fuego mío.»

(14) Tu amada Troya, y sube á mis estrellas.— Texto de Colon. (23) Y á su tristeza medio.— Texto de Colon.
no hallando
(15i Retraté de tu triunfo glorioso.—/*/. (24) Vierte alegre su copia, en que atesora.— Id.
(16) Ni se pudo librar con las reales.— Id. (25) Da el premio de su fe la bella Flora.— Id.
(17) Resistir si á estos rindes la fiereza.— Id. (26) El cancro destruidor, que en sus ardores.— Id.
(15) Siendo fuerza que á un niño sacrifique. /rf. — (27) Baco de dulces dones vestir quiere.— Id.
(19) Larga jornada plazo limitado.— Id.
, (28) Sigue el ivierno, y su rigor se extrema.— Id.
(20i Preciosos dones y luciente plata.— Id. (29) De tu desden y de mi triste historia.— Id.
(21) Y cuando envidia el Tajo y el Pactólo.— Id. (50) l.a antigua palma y la abundosa oliva.— Id.
(22) Con prestas ondas y mayor corriente.— Id, (31) Dijo el crinado Apolo, y á la dura.— Id.
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1394 DON JUAN DE ARGUIJO.


XIV. ¿Cómo de muchos Tántalos no miras
Ejemplo igual? Y si codicias uno,
Sísifo.
Mira el avaro , en sus riquezas pobre.
Sube gimiendo con mortal fatiga
XVIII.
El grave peso que en sus hombros lleva
monte y cuando prueba
Sisifo al alto , Ulíscs.
Pisar la cumbre á mayor mal se obliga.
,

Cae el fiero peñasco, y la enemiga El griego vencedor que tantos años


Suerte cruel su nuevo afán renueva (32); Vio contra constante la fortuna

Vuelve otra vez á la difícil prueba , El que pudo sagaz de la importuna


Sin que de su trabajo el fin consiga. Circe vencer los mágicos engaños;
No iguala aquella á la desdicha mia El que en nuevas regiones y en extraños
Pues algún tiempo alivia en su tormento Mares temer no supo vez alguna
Los hombros, a tal carga desiguales (33). El que , bajando á la infernal laguna
Sufro peso mayor con tal porfía Libre volvió de los eternos daños,
Que un punto no perdona al pensamiento Los ojos cubre y cierra los oidos
La importuna memoria de mis males. De las sirenas á la vista y canto,
Y se manda ligar á un mástil duro;
XV. Y negando al objetólos sentidos,
La engañosa belleza y fuerte encanto
Lucrecia. Huyendo vence, y corta el mar seguro.
Baña llorando el ofendido lecho XIX.
Pe Colatino la consorte amada,
Y en fuerza disculpada
la tirana Píramo
Si no la voluntad , castiga el hecho.
«Tú de
, la noche gloria y ornamento,
Rompe con hierro agudo el casto pecho,
Errante luna que oyes mis querellas;
Y abre camino al alma que indignada ,
,
Y vosotras, clarísimas estrellas,
Baja á la obscura sombra , do vengada
Luciente honor del alto firmamento,
Aun duda si su agravio ha satisfecho (34). «Pues ha subido allá de mi lamento (41)
Venció al paterno llanto endurecida,
El son y de mi fuego las centellas
Y de su esposo el ruego, que no basta , Sienta vuestra piedad , ¡oh luces bellas!
Menospreció con un fatal desvio (35).
Si lamerece; mi amoroso intento.»
« Ceda al debido honor la dulce vida (36)
Esto diciendo, deja el patrio muro
Que no es bien, dijo, que otra menos casta (37)
El desdichado Píramo, y de Niño
Ose vivir con el ejemplo mió.»
Parte al sepulcro, donde Tisbe espera.
¡Pronóstico infeliz, presagio duro
XVI. De infaustas bodas si ordenó el destino,

Casandra. Que u n túmulo por tálamo escogiera


Cuando en horror medroso y ciego espanto XX.
Por teucros discurre Alecto airada
los
Al mismo asunto.
Y el impio acero de la griega espada
Hace crecer con frigia sangre el Janfo, El triste suerte infortunada (42)
fin , la
Entre los gritos y confuso llanto (38) (Ajeno premio de la fe constante)
De la mísera gente descuidada Del uno y otro miserable amante
Alza la voz Casandra , arrebatada A quien perdió una noche y una espada
De profético aliento y furor santo (39). Oculta en sombra obscura esta labrada (43)
« En tus cenizas dice , oh patria cara
, ¡ Piedra. Tú peregrino caminante,
,

Se guarda el fuego cuya llama ardiente Repara el grave caso, y con semblante
Hará costosa á Grecia esta Vitoria. Pió suspende el curso á tu jornada
»Otra renacerá de ti mas clara Que darás tiernas lágrimas no dudo
Troya, por quien tu nombre eternamente A estas cenizas, donde aun dura ardiente (44)
Vuelva á vivir en mas dichosa historia.» El fuego que causó desdicha tanta (43)
Debida compasión al mal que pudo
XVII. Mudar color en la cercana fuente,
La avaricia (40).
Y el de su fruto en la silvestre planta (46).

Castiga el cielo á Tántalo inhumano, XXI.


Que en impia mesa su rigor provoca,
Artemisa.
Medir queriendo en competencia loca
Saber divino con engaño humano. Labra Artemisa el grande mausoleo,
Agua en las aguas busca, y con la mano Que los altos pirámides afrenta
El árbol fugitivo casi toca Del egipcio soberbio, y no contenta
Huye el copioso Erídnno á su boca, Busca á su ilustre fe mayor trofeo.
Y en vez de fruta aprieta el aire vano. Del tierno y casto pecho en nuevo empleo (47)
Tú que espantado de su pena , admiras
, Hacer sepulcro al nuevo esposo intenta,
Que el cercano manjar en largo ayuno Cuyas cenizas , de su amor sedienta
Al gusto falte y á la vida sobre, Bebe con ansias de inmortal deseo (48).
« En vano, dice , pretendió la muerte (49)
De ti, dulce Mausolo, dividirme,
(32) Suerte cruel su duro afán renueva.— Texto de Colon.
(33) Los hombros á la carga desiguales.— Id. (41) Pues han subido allá de mi lamento. Texto de Colon. —
(34i Aun duda si su ofensa ha satisfecho.— Id. (42) El nuevo fin , la suerte infortunada. Id. —
(35) Desestimó con un mortal desvio. Id. — (43) Encierra en sombra oscura esta labrada. Id.
(36) Ceda el debido honor la dulce vida.— Texto de Fernandez. (44) A las cenizas donde aun dura ardiente. Id. —
(37) Que no es justo que otra menos casta. Texto de Colon. — (45) El fuego en que cayó desdicha tanta. Texto de Fer- —
(38) Entre las quejas y confuso llanto. Id. — nandez.
(59) El maestro Medina tiene por admirables asios cuartetos. (46) Y el de su fruto en la insensible planta. Id. —
(40) Este soneto, antes que por Fernandez, fué publicado por (47) Del tierno y casto pecho nuevo empleo.— Texto de Colon.
Espinosa en las Flores de poetas ilustres, y después por Gracian (48) Bebe con ansias de mortal deseo. Id. —
en la Agudeza y arte de inyenio. (49) Mal podrá , dice , la enemiga muerte. — Id.
; , ;;;, ; ,, , , , ! ,,

COMPOSICIONES VARIAS. 303


Y en largo olvido sepultar tu gloria (1) XXV.
«Que de su injuria basta á defenderte (2)
Al mismo.
Mi pecho, mas que el bronce y mármol íirmc,
Y eternizar mi amor y tu memoria. A en los versos dulce y numeroso (13)

¡Oh primer padre de la lira , Orfeo


XXII. Lloró por largo tiempo de Nereo
Cuanto contiene el término espacioso;
Ariadna.
A lí lloró Estrimon , á ti el fragoso
Ródope y altas cumbres de Pangeo (14),
«¿A quién me quejaré del cruel engaño,
A tí las ninfas del sagrado Alfeo,
Arboles mudos, en mi triste duelo?
Obligadas del canto generoso.
¡Sordo mar! ¡Tierra extraña! ¡Nuevo cielo!
Tus divididos miembros, no estimados
¡Fingido amor! ¡Costoso desengaño!
Del bacanal furor, que osadamente
«Huyó el pérfido autor de tanto daño,
Los esparció por el ingrato suelo,
Y quedé sola en peregrino suelo (3), Como A precioso don en sus sagrados
Do no espero á mis lágrimas consuelo Senos Ebro recoge, y la prudente
Que no permite alivio mal tamaño (4). Cabeza Lésbos , y la lira el cielo.
»Dioses, si entre vosotros hizo alguno
De un desamor ingrato amarga prueba, XXVI.
Vengadme os ruego, del traidor leseo.»
,

Tal se queja Ariadna en importuno (5) Andrómeda y Perseo;


Lamento al cielo, y entre tanto lleva
Expuesta en firme escollo al mar insano (13)
El mar su llanto , el viento su deseo.
La no culpada hija de Cefeo,
Mueve á piedad el reino de Nereo,
XXIII. Remedio á su dolor pidiendo en vano,
Narciso.
Cuando rompiendo el aire con liviano
Vuelo se muestra el vencedor Perseo
Crece el insano amor, crece el engaño (6) Que con el gran despojo meduseo
Del que en las aguas vio su imagen bella; Orna glorioso la triunfante mano.
Y él sola causa en su mortal querella
, De la doncella el llanto y la hermosura
Busca el remedio y acrecienta el daño. Enviaron á un tiempo al pecho fuerte
Vuelve á ver en la fuente caso extraño (7) ¡ ! De lástima y amor agudas flechas.
Que della sale el fuego ; mas en ella Del mar la libra y de la bestia dura
Templarlo piensa , y la enemiga estrella Trocando en vida la temida muerte,
Sus ojos cierra al fácil desengaño (8). Y en nupciales cantares las endechas.
Fallecieron las fuerzas y el sentido
Al ciego amante amado que á su suerte ;
XXVII.
La belleza fatal cayó rendida (9)
Y ahora , en flor purpúrea convertido, La tempestad y la calma.
La agua que fué principio de su muerte
,
Yo vi del rojo sol la luz serena
Hace que crezca , y prueba á darle vida. Turbarse, y que en un punto desparece (16)
Su alegre faz, y en torno se oscurece
XXIV. El cielo con tiniebla de horror llena.
El austro proceloso airado suena ,
Orfeo.
Crece su furia, y la tormenta crece,
Desiertas selvas , monte yerto y frió
« Y en los hombros de Allante se estremece
Ródope , que en el cielo tocar osas (1 0) El alto Olimpo y con espanto truena ;
Vosotras , de Estrimon ondas hermosas Mas luego vi romperse el negro velo
A quien vencer presume el llanto mió, Deshecho en agua, y á su luz primera (17)
» Seréis testigos largo tiempo, fio, Restituirse alegre el claro dia
De mi dolor y quejas lastimosas (11) Y de nuevo esplendor ornado el cielo
Que en vano esparzo al aire, y con piadosas Miré, y dije : Quién sabe si le espera
;,

Voces al rey del lago obscuro envió.» Jgual mudanza á la fortuna mia?
Así cantando llora el tracio amante
Y á sus blandos acentos enmudece (12) XXVIII.
El viento, y la agua su corriente enfrena;
Y enternecidas truecan el semblante La recaída.
Las fieras corto alivio mientras crece !

Oirás dos veces del furioso noto


¡

Del ya perdido bien la justa pena.


Probé las iras en el mar turbado,
Y no volver jamás á tal estado,
Arrepentido, prometí y devoto.
De la deshecha jarcia y leño roto
(1) Ni en largo olvido sepultar tu gloria. —Texto de Colon. Di los despojos al altar sagrado,
(2) Que de su injuria puede defenderte.— Texto de Fernandez. Y apenas pisé el puerto deseado,
(3) Así Espinosa y asi Gracian ; Fernandez y Colon escriben: Cuando olvidé el peligro y rompí el voto;
Huye el pérfido autor de tanto daño, Y ahora, que continua y liera lucha,
Y quedo sola en peregrino suelo. Mar y vientos se esfuerzan en mi daño,
(i) Así Espinosa, Gracian y Colon; Fernandez pone :
Y sus enojos aplacar porfió
Mis sordas voces sin piedad escucha
Pues no permite alivio mal tamaño. Oh inútil desengaño,
El justo cielo. ¡

(5) Asi Espinosa , Gracian y Colon; Fernandez escribe :


Cuan larde llegas al remedio mió!
Tal se quejaba Ariadna en importuno.

(6) Crece el insano ardor, crece el engaño.— Texto de Colon.


(7) Vuelve áverse en la fuente, ¡caso extraño!
Del agua sale el fuego mas en ella.— Texto de Fernandez. (13) A tí, en los dulces versos numeroso.— Texto de Colon.
(8) Sus ojos cierra al frágil desengaño. Id. — (l-l) Ródope y altas cumbres del Pangeo.— Id.
(9) La costosa beldad cayó rendida. — Id. (15) En duro escollo expuesta al mar insano. — Id.

(10) De Ródope, que al cielo tocar osas.— Texto de Colon. (16i Turbarse, y que en un punto desfallece. — Texto de Fer-
(11) De mi dolor y quejas lamentosas. — Id. nandez.
(12) Y á los tiernos acentos enmudece. — Id, (17) Deshecho en agua y á la luz primera.—Id.
, ; ; ; , ,,; ; , ,,; ,

396 DON JUAN DE ARGIJIJO.


XXIX. Suene, suene el dulcísimo contento,
Horacio Cocles. Que enfrena el agua y enmudece al viento.
Cual cantael triste fin y estrago de Asta
Con prodigioso ejemplo de osadía De Asta cruel las míseras ruinas,
Un hombre miro en la romana puente(18) Fábricas, templos, máquinas deshechas,
Resistir solo de la etrusca gente Los reales alcázares, la vasta
El grueso campo que pasar porfía. Mole de sus murallas peregrinas,
Ni la enemiga fuerza le desvia, Inútil polvo y vil ceniza hechas
Ni de su vida el cierto fin presente (19) Y las tristes endechas
Que su valor dejar no le consiente Trueque, anunciando venturosa suerte
La difícil empresa en que insistía (20). A Jerez, que alegre te apercibes
tí,
Oigo del roto puente el son fragoso A celebridad con que recibes
la
Cuando al Tibre el varón se precipita Los hijos. á quien Asta dio la muerte.
Armado, y sale de él con nueva gloria; Honor, felicidad, corona ilustre
Y al mismo punto escucho del gozoso Te pronostique con eterno lustre.
Pueblo las voces, que aclamando grita :
Cual celebre el afecto poderoso,
«¡Viva Horacio ; de Horacio es la Vitoria !»
Y al devoto espectáculo presentes
Junte en grata concordia las edades
CANCIÓN (21). Diga cómo sus diestras las lucientes
Antorchas ornan, cómo ante el precioso
En la fiesta que la ciudad de Jerez hizoá los mártires Altar con nuevo ejemplo á las ciudades ,
Eutiquio y Esteban.
Rendidas voluntades
Entre espléndidos dones sacrifican
Celebra ufana el venturoso día
Y con humilde ruego confiados,
¡Oh cesárea ciudad! en que levantas
El firme patrocinio á sus cuidados
A divinos honores la memoria
De aquellos sacros héroes por quien cantas,
Como remedio mas seguro aplican ;
Y vos, lumbres clarísimas del cielo,
Llena de pió afecto y alegría
Mirad propicias el vandalio suelo.
Los ínclitos trofeos y alta gloria,
Y con clara victoria Huya medroso el escuadrón de males
Contra el olvido avaro, que pretende Que furioso amenaza, y asegure
Sus nombres esconder, sus nombres lleva, Tan alta protección nuestro deseo;
Y con ellos tu fama á la mas nueva La dulce paz eternos años dure
Región, por donde el mar su curso extiende, Ofrezcan ya con manos liberales
Y en cuanto de su luz Febo enriquece Copiosos frutos Céres y Lieo
Del rojo toro el argentado pece. Por sus ondas Nereo
Las suntuosas aras que dedicas Seguro paso muestre al conducido
Tesoro que el Américo apartado
A los nuevos patronos, ya obligados
De tu amor noble y generoso celo, A nuestras playas rinde, y el nombrado
Guadalete, perdiendo de su olvido
Ornen,á su firmeza dedicados,
El nombre, de este dia y de su gloria
Claros diamantes, esmeraldas ricas,
Conserve eternamente la memoria.
Y el zafiro, que imita al puro cielo.
Ante el devoto suelo
Tiendan sus hojas los olivos sacros, EPÍSTOLA.
Humíllense las palmas vitoriosas;
lilancos jazmines, encendidas rosas Aquí, donde el rigor del hado mísero
Coronen sus ilustres simulacros, Me conduce á vivir entre los árboles,
Y el mas precioso olor entre el incienso Lejos, á mi pesar, de los domésticos
Pague á los aires agradable censo. Lares, mi pensamiento melancólico
Corre á veces por sendas tan difíciles
Plectro dorado en acordada lira
Llenas de espinas y de abrojos ásperos
Resuene dulcemente los gloriosos
De ponzoñosas y revueltas víboras
Hechos, que exceden al valor humano;
Que acobardan el paso al mas intrépido;
Blandas canciones, versos numerosos,
Donde no encuentra sino casos flébiles
Que del sagrado monte Cintio inspira,
Historias tristes y sucesos trágicos,
Canten aquel esfuerzo soberano
Que cansan la memoria. Como Sísifo
Que al soberbio tirano
La grave carga del peñasco hórrido
Hurló de sus internos la esperanza.
Discurre por su mal con priesa súbita,
Y tú, divina Euterpe, pues segura
Con tu favor, á tanto se aventura,
Que excede el curso del ligero Hipómenes,
Y ve de males un inmenso número
Mi voz esfuerza, que á subir no alcanza
Mas, como no descubre fin ni límite
Loca osadía, si á tan alto empleo
Del incierto viaje, teme viéndose
Es desigual la lira y voz de (Meo.
De desventuras en un ancho piélago,
Mas enfrene mi vuelo en su carrera Y arrepentido, busca otros mas fáciles
La memoria del joven imprudente Caminos, que le vuelvan al pacíGco
Y flacas alas, en su mal rendidas ; Puerto de do partiera tan impróvido.
Vosotros, que de Bétis dignamente
Mas, tarde lo procura, y un ejército
Ilustráis,blancos cisnes, la ribera,
De daños hace á su demanda obstáculo
Alzad las voces largo espacio oidas;
Hoy con duros martirios, como en Líppara
Cantad las ofrecidas
La membruda cuadrilla de los cálibes,
Víctimas al cuchillo, el celo ardiente,
Le combaten con una fuerza indómita
Religiosa piedad y fe sincera
Y le deshacen en pequeños átomos.
De Honorio, Eutiquio, Esteban ; ved que espera
Otras veces levanto el flaco espíritu
Vuestras canciones la festiva gente.
Al corto arrimo de consuelos débiles,
Y á mí mismo me engaño, prometiéndome,
(18) Un hombre miro en el romano puente. — Texto de Fer. Como si fuese cierto, un fin fantástico,
tiandez. Y sobre tanto mal, sucesos prósperos,
(19) Ni la enemiga furia le desvia, Una salud segura y tiempos fértiles;
Ni de la vida el cierto fin presente.— Texto de Colon. Pues no da pluvias siempre el austro húmedo,
(20) La temeraria empresa en que insistía. Id. — Que tal vez se convierte en blando céfiro,
(21) Esta canción fué publicada por el padre Martin de Roa en Y el fiero mar, que amenazó colérico
Sus Sanios de Jerez. Al cielo con sus ondas, reprimiéndolas,
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COMPOSICIONES VARIAS. 597


Serena sesgo sus cristales plácidos La fuerte diestra, y con estruendo horrísono
y ofrece paso á la ambición hidrópica. Hizo temblar, airado, el orbe esférico,
Y al peso estremecióse el hombro atlántico,
Mas ¿qué aprovechan esperanzas frágiles
Bramó Orion y las llorosas Hiadas,
Con que me alienta el mentiroso oráculo
Que la ciudad volvieron largo océano.
De la imaginación con falsa máscara Salió soberbio el Bétis por sus márgenes,
Que á sus bienes soñados, como fábula
Y acometió á romper la fuerte fábrica
Quiere que preste entendimiento crédulo?
Salgo de aqueste error, y cual frenético
Que ciñe en torno el edificio ele Hércules.
Resonó por el aire en son tristísimo
Al tema usado vuelvo, y de propósito
El endechoso canto de aves fúnebres
Hago segunda vez nuevo catálogo.
Y el pico anunciador y los murciélagos
¿Cuál gente vio jamás de la pretérita Infaustos discurrieron como atónitos,
Edad, desde do vive el scita frígido Dejando sus nocturnas casas lóbregas
Hasta do quema el sol á los etíopes Sin extrañar el resplandor olímpico;
De desventuras tan crecido cúmulo? Y las fieras que habitan en las cóncavas
¿Cuándo tan tiero se mostró el belígero Cavernas de los montes y las rústicas
Marte, vestido de acerada túnica Y humildes chozas se volvieron pávidas
Como después que del furor británico Y ahora el sol, de los planetas príncipe,
Se vio ofendida la ribera hética Su luz vital, á los mortales pródiga,
Con gruesas naves que sostiene el Támesis? Doliente nos la muestra, escasa y trémula,
¿En qué siglo se vieron los maléficos Y al levantarse del dorado tálamo
Planetas á la vida tan opósitos ? Parece que rehusa del Zodíaco
O ¿cuándo mas apriesa de Prosérpina La sabida carrera, y los alígeros
Pobló los tenebrosos regnos Átropos? Caballos con un paso lento y tímido
¿Qué bien nos queda, ó cuál infausto género Del carro tiran la luciente máquina
De males no acrecienta justas lagrimas? Triste portento, que llegando á Géminis,
Entre estos pensamientos tan inútiles Su alegre faz nos representa túrbida,
Por dar, si puedo, algún alivio al ánimo Como si viera en el diciembre rígido
Determiné escribiros esta epístola Del Capricornio las estancias húmidas.
Con el divino aliento de Melpómene, Tal canta quien se vio del
campo Tésalo
Que inspira las camenas elegiacas. En contorno y extendidos términos,
el
Perdonadme si, en vez de alegre plática, El heroico escritor de la Farsálica
Os entristece mi afligido cántico; Ni á tí, ciudad antigua del gran Priamo,
Que no permite el tiempo versos líricos. Sobre quien se mostró la fuerza Argólica,
Este el exordio fué, y este el epílogo Falló en su acerbo ti igual pronóstico.
ti

También habrá de ser de mis esdrújulos. Mas ¡ay dolor cruel que cuando el ímpetu
!

Digo pues que el rigor del mal pestífero De males que amenazan el fin último
Muestra en esta ciudad su fuerza indómita Debiera á cada cual de su propósito
Con no menor estrago que vio Ñapóles Reducir con razón á mejor método,
En nuestra edad cuya ruina insólita
,
Con loco frenesí se están inmóbiles
Aun no ha acabado de llorar Parténopo. Sin sentimiento, duros mas que mármoles;
Pero ¿qué fuerza oculta de malévolas Y tan soberbios como el altó Lívano,
Estrellas hiere á las ciudades inoiitas Se prometen vivir años neslóricos
Con semejante plaga castigándolas? Siguiendo desús gustos falsos Ídolos.
Cual en su daño ve la región Bélgica, Dichoso vos que del antigua Flíberis
¡

Y de la antigua Grecia la metrópolis, Cozáis los campos y vistosos cármenes


Y la que mira el fin del Tajo aurífero Aventajados al romano Tivoli
A quien hizo famosa el señor de Haca. Y mas de estima que los huertas Pensiles,
Mas sobre todas, deste suelo vándalo Con que á la Babilonia ornó Semíramis,
La mejor parte con dolor legitimo, Veis correr del Genil el agua líquida ,
Poderoso á mover en lasEuménides, Que del nevado risco despeñándose,
Del no visto contagio nueva lástima , Al canto se acomoda de los pájaros
Confusa atiende de sus hijos únicos Con apacible y no aprendida música
El grave mal y enfermedad mortífera, Y retirado del bullicio y tráfago,
Sin que les pueda socorrer la física. Gastáis el tiempo en los estudios útiles,
Discurren presurosos con Tesífone Vuestra suerte gozad con beneplácito
Sus dos hermanas, de la muerte pálida Del cielo, que se os muestra tan benévolo,
Fieros ministros, y su ardiente cólera Y no olvidéis á quien por justo título
Hace mil suertes en robustos jóvenes Debéis amor y voluntad recíproca.
En tiernos niños y en hermosas vírgenes,
Sin reservar la senectud flemática SILVA.
Que lodos son sus obedientes subditos.
Baten la humilde casa del mecánico, A la vihuela.

Y con igual denuedo los alcázares, En vano os apercibo,


Y aun desprecian la estimada púrpura Dulce instrumento mió,
Como el tosco sayal y vasto cáñamo; Si templar mi dolor con vos pretendo
Y hacen en medio de las plazas públicas Y la grandeza de mi mal ofendo,
Los despojos del mal , duro espectáculo Si alentado confio
Que aun á los nobles no permite Nemesis Que pueda el corto alivio que recibo
La pompa funeral y honroso túmulo. Con vuestro blando acento,
Todo es suspiros y dolor acérrimo, De mi antiguo tormento
Y de llanto materia abundantísima. En la memoria introducir olvido.
Bien predijeron esto los astrólogos ¡Oh, como en vano tanto bien os pido!
Atentos á mirar el curso rápido ¿Sois por ventura la famosa lira
De airados euros y la madre próvida
,
Del que al mar arrojado
Naturaleza con señales lúgubres Supo aplacar su ira ,
No se abstuvo en mostrar el daño próximo. O la que pudo en número acordado
Largo tiempo corrieron vientos áfricos, Ceñir de muro á Tébas? Sois acaso
Que del vapor confuso y nubes tétricas Aquel plectro divino
Poblaron la región del aire lúcido. Que por nuevo camino
Armó de rayos el tonante Júpiter A las ondas Estigias halló paso
; , , , , , ; ;

398 DON JUAN DI? ARGUIJO.


Para bajar seguro Presagio cierto del rigor futuro,
De la infelice gente al reino oscuro? Que amenazaba el disponer del hado.
Mayor hazaña fuera No consintió á sus ojos ver presente
Suspender mi dolor y pena fiera. Algún igual al ánimo ambicioso,
Responderéis que no desprecie ahora Ni sufrió compañero la corona.
La antigua compañía Al natural amor venció impaciente
Que en soledad tan larga me habéis hecho, El amor de reinar, mas poderoso,
Ya cuando huye de la noche el dia Pues á su mismo hermano no perdona.
O ya cuando el aurora
La anuncia, y deja de Titán el lecho, XXXI.
O cuando el sol en la mitad del cielo, A Fabio contra Aníbal Africano.
Piadoso de mi mal, oye mi duelo.
El común beneficio Mientras que de Cartago las banderas
De dulce armonía
la Triunfar intentan del valor romano,
Alegaréis, y aquel piadoso oficio Y esperar vitorioso el africano
Con que á sufrir esfuerza Pisar del vago Tibre las riberas,
Su cautiverio aquel , su prisión este. Tú, grande dictador, entre las fieras
Apenas hay trabajo a quien no preste Trompas, con lento pié y segura mano,
Algún alivio : el que con remo á fuerza Sin sangre alguna derribaste el vano
Hiere la blanca espuma, Orgullo de las armas extranjeras.
Su desventura suma No le venció de la opinión contraria
Cuida olvidar, y al son de la cadena El opuesto rumor á tu alabanza,
Cantando, intenta mitigar su pena. Que fácilmente lo desprecia el sabio.
Así lo experimento ¡Oh prudente esperar, oh voluntaria
En medio de mis males Constancia, por quien Roma ver alcanza
¡Oh suave instrumento! A Aníbal roto, y vencedor á Fabio!
Pero cuéslanme caro alivios tales
Cuando el discurso, un rato suspendido XXXII.
Con el grato sonido, A Dido (23).
Cobra para afligirme fuerza nueva,
Con que después mis lágrimas renueva, La
tirana codicia del hermano,
Y de la amarga historia Impia ocasión del fin de tu Siqueo,
Mi enemiga memoria Uniste airado Fgeo,
fiel por el

Vuelve al usado empleo, Elisa, hasta eltérmino africano;


Y relucha mas fuerte como Anteo. Donde reliquias del ardor troyano
Ya me tiene enseñado Encendieron en tí nuevo deseo
Y entregaste en infausto himeneo
La continua miseria de mi estado
Que es socorro engañoso, corto y leve Al Teucro engañador la fe y la mano.
El que me dais, y que admitir no debe Despreciaste, en tu daño presurosa,
La música sonora La merecida fama que destruyes ,

Quien sus desdichas sin remedio llora. Con el engaño que obstinada quieres.
Oh en ambas bodas poco venturosa!
¡

Muriendo el fino, perseguida huyes;


TRADUCCIÓN DE CNOS VERSOS DE SAN GREGORIO Huyendo el otro, desdeñada mueres.
NACIANCENO (22).
XXXIII.
Fácil al blando ruego, A Julia, hija de Julio César y mujer de Porapeyo.
Y en vil precio obligada
A ser víctima impura de amor ciego, Julia de la Parca el furor ciego
, si

Codiciosa ramera Permitiera en tu vida mas tardanza,


Corría apresurada No viera Roma en su mayor pujanza
A los profanos lares De las guerras domésticas el fuego
Del impúdico joven que la espera. Que semejante en el piadoso ruego
Mas apenas pisó de la primera A las sabinas, la furiosa lanza

Puerta el umbral cuando ocupó sus ojos


,
Redujeras, depuesta la venganza,
La imagen venerable y fiel trasunto A paz alegre y á común sosiego.
Del grande Polemon, que al mismo punto Al detenido daño y armas fieras
Con eficaz modestia bien que mudo
,
Tu acelerada muerte abrió camino,
Su culpa acusar pudo Rota lafe, que violentada estaba.
Y usurpándole á Venus los despojos, Tú sola el istmo destas ondas eras
Enfrenó el libre paso, Mas acabó la fuerza del destino
Reprimió el torpe afecto, Vida que tantas muertes excusaba.
Venció el ardor lascivo.
¿Qué otro mayor efecto XXXIV.
Esperarse debiera cabeza de Pompeyo.
A Julio César mirando la
Si preséntele viera,
Si le mirara vivo? Presenta ufano á César vitorioso
El tirano de Ménfis inclemente
SONETO XXX. La temida cabeza que al Oriente
A Rómulo, que mató á su hermano Remo. Tuvo al son de las armas temeroso.

Las armas tomó apriesa el esforzado


Quirino, de su hermano mal seguro, (23) Imitación de un famoso epigrama de Ausonio Gallo ,
quo
Y en la nueva ciudad el primer muro dice:
Con la sangre fraterna fué manchado. Infeliz Dido, nulli bené nupfa marito;
Primero dividido que fundado, Hoc per emite fugia ; hoc fugiente peris.
Sintió el pueblo en su daño el hierro duro,
Esta elegantemente traducido en lengua castellana por don Ma-
nuel Salinas,
¡Ay Dido desdichada;
(2?) Publicó e9la versión FranciscoPacheco en el Arte de la Con marido ninguno bien casada!
pintura. Sigo su texto, apartándome del de don Ramón Fernandez Muere el uno y te pones en huida ;
,

puf lo incorrecto. Huye el otro, y te quitas tú la vida.


: ; ! , , , , ; ;

COMPOSICIONES VARIAS. 599


No pudo dar el corazón piadoso XXXVH1.
Enjutos ojos ni serena frente
Al don funesto; mas gimió impaciente A Pompeyo.
De tal crueldad , y repitió lloroso :
Del vencedor huyendo, á Lésbos deja
«Tú, gran Pompeyo, en la fatal caida Pompeyo, roto en la farsalia guerra
Serás ejemplo de la humana gloria Con su esposa se embarca y á la tierra ,
Y cierto aviso de su fin incierto. Que inunda el Nilo por su mal se aleja
,

«¡Cuánto se debe á tu virtud crecida !


Que el hado riguroso que le aqueja,
¡Cuan costosa en tu muerte es mi Vitoria! Y al extranjero reino le deslierra,
Vivo te aborrecí, te lloro muerto (24).» En la seguridad que busca encierra
El fin que dio á Cornelia eterna queja.
XXXV. Fiera tormenta en el buscado puerto
El gran Pompeyo halla en vez de abrigo.
A Curdo.
¿Quién las mudanzas de la suerte ignora?
La sima horriblecon espanto mira (25) ¿Quién no recelará el suceso incierto,
En su gran plaza Roma, y el dudoso Si da la muerte el obligado amigo,
Portento grave al pueblo vitorioso,
,
Si el enemigo vencedor le Hora?
No enseñado á temer, suspenso admira.
En tanta confusión turbado aspira XXXIX.
A buscar el remedio, y presuroso A Poliranéster, que mató á Polidoro.
Consulta si de Jove poderoso
Se pudiese aplacar la justa ira. Vuelta en ceniza Troya , y su tesoro
Asegura el oráculo invocado En despojo del dolope extranjero,
De daño al pueblo si á la grande cueva (2G) El codicioso Polimnéster fiero
Lo mas ilustre ofrece de su gloria. La muerte ordena al tierno Polidoro.
Curcio, de acero y de valor armado ¿A qué no obligarás , hambre del oro,
Se arroja dentro, y deja con tal prueba Sacrilega codicia del dinero,
Libre la patria , eterna su memoria (27). Si quebrantas el inviolable fuero
Del sagrado hospedaje y real decoro?
XXXVI. Con justa indignación reprueba el suelo
La culpa avara del cruel tirano
A Diógenes. Que poco gozará tales despojos.
Con una lumbre en la mayor del día Nueva venganza le previene el cielo;
Corre la llena plaza atentamente Porque de una mujer la débil mano
Diógenes, mostrando entre la gente Hará que su castigo vea sin ojos.
Buscaba alguna cosa que no via ;
Mas el confuso pueblo, que atendía, XL.
La causa pide, y el varón prudente, A Alejandro, envidioso de Aquíles.
«Hombres busco,» responde, y diligente
Sobre el sepulcro del ilustre griego
Con nuevo ahinco vuelve á su porfía.
¡Qué maravilla que buscase un hombre
Que honró con sus cenizas el Sigeo
Mejor que á Caria el rico mausoleo,
El sabio entre aquel número perdido
Alejandro paró y exclamó luego
Que imitaba de fieras las costumbres, , :

Si en los que agora tienen este nombre,


¡Oh gloria de la Grecia, claro fuego,
«

Y en mejor tiempo oh mal poco sentido, Cuya llama las nieblas del Leteo
,
No bastan á encubrir, ni su trofeo
Lo hallarán apenas muchas lumbres
Robar podrá jamás olvido ciego.
» A tí , dichoso joven guardó el cielo,
XXXVII. ,

Porque eterno tu nombre al mundo fuera,


A los gigantes que combatieron el cielo. Del grande Homero la divina historia;
»Que si de aquella pluma el alto vuelo
Oprime el Etna ardiente á los osados
Faltara , un mismo túmulo cubriera
Encelado y Tifón, que el claro asiento
De Júpiter con vano atrevimiento Tu mortal suerte y tu inmortal memoria.»
Conquistar intentaron confiados
XLI.
Donde sus pensamientos castigados
Con pena digna de tan loco intento ,
A Apolo y Dafne.
En las cavernas yacen, con violento Con presto curso y con veloz denuedo
Rayo de la alta cumbre derribados. Sigue Apolo la hija de Peneo;
Vio el cielo la ambición que impetuosa Hurtó el uno las alas al deseo,
Cual fuego á lo mas alto se avecina, Y al otro le prestó sus pies el miedo.
Y con el fuego castigarla quiso; «¿Por qué te alejas, si alcanzar te puedo,
Porque la tierra advierta temerosa Le dijo, de mi amor oh digno empleo?
Cómo de la soberbia en su ruina ¿Piensas, cual Aretusa de su Alfeo,
No queda sino el humo por aviso. Huir de mí , que al vago viento excedo?»
Alentó la carrera , y ya vencida
Cuidó tener de Dafne la dureza;
(24) El texto de Colon dice :
Tanto se le acercó el amante ciego;
Vivo te aborrecí, y te lloro muerto. Mas del piadoso padre socorrida,
(25) Aunque Colon tuvo por inédito este soneto, hállase en las Trocando en árbol su mortal belleza
Flores de poetas ilustres, que ordenó y publicó Pedro de Espino- Burló sus brazos y avivó su fuego.
sa. El texto de este dice
XLII.
La horrible sima con espanto mir»
En la gran plaza Roma, y el dudoso A Cartago.
Portento al grave pueblo vitorioso.
Este soberbio monte y levantada
(26) Al pueblo de temor si á la gran cueva.— Texto de Espinosa. Cumbre ciudad un tiempo, hoy sepultura
,

(27) Libre su patria, eterna su memoria.— Id. De la grandeza, cuya fama dura
El maestro Medina dice en sus Apuntamientos : Contra la fuerza de la suerte airada,
'Libre la patria.— Salva. Libre se reQere á cautividad ó tiranía, Ejemplo cierto fué en la edad pasada,
y el portento amenazaba mayor mal , total ruina y destruimiento. Y será liel testigo á la futura,
Además que libre es de flacos unido para este lugar. La patria, Del lin que ha de tener la mas segura
porque es común;;» memoria, porque es de él propia.» Pujanza, vanamente confiada.
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400 DON JUAN DE AUGUIJO.


Mas en tanta ruina nueva gloria XLVII.
No os pudo tallecer, ¡oh celebrados A la amistad.
De la antigua Cartago ilustres muros!
Que mucho mas creció vuestra memoria Contienden por morir en importuna
Porque fuisles del tiempo derribados Porfía Üréstes y el fócense amigo,
Que si permaneciérades seguros. Niso se ofrece al rótulo enemigo,
Y sigue de su teucro la fortuna.
XLIII. En la fe de Damon sospecha alguna
No sufre Pitias aunque ve el castigo,
,
Al mismo asunto.
Ni rehusa bajarTeseo contigo,
No los mármoles rotos que contemplo, Piroloo, fiel á la infernal laguna.
Reliquias nobles de la gran Cartago, Pólux con Castor parte el don divino,
Ni de Numancia el miserable estrago, Y porque el Orco satisfecho quede,
Ni los despojos del efesio templo Muriendo compra la fraterna vida.
No de Saguntoel fin, único ejemplo Teme vivir el joven Prenestino
De la lealtad y de su injusto pago Faltando Caspio. Ta!.es cosas puede
Descrecen mi dolor, ni satisfago De la amistad la fuerza no vencida.
Con su memoria el mal que nunca templo.
Bien que prueba tal vez la fantasía, XLV11I.
Mas en vano, aliviar su desventura A Oileo.
Con el desastre de sucesos tales
Mas la razón advierte que confia Pudo condiestra lira y dulce canto
En remedio engañoso si procura Rajar Orfeo á la región oscura,
Con los ajenos consolar sus males. Y del dolor que eternamente dura
La fuerza suspender y el triste llanto.
XLIV. Del divino concento pudo tanto
La fuerza, y de su fe constante y pura,
A Hércules.
Que á recobrar su prenda mal segura
El jabalí de Arcadia, el león ñemeo, Halló entrada en los reinos del espanto.
El loro á los cien pueblos pavoroso, Venturoso amador, si no rompiera
Cayeron á mis pies, y vitorioso El preceto fatal, y conservara
De la hidra me vio el lago Lerneo. El bien que con tan largo alan conquista;
El can de tres gargantas y Titeo Mas ordena ¡oh dolor! la suerte fiera
Fieras guardas del claustro tenebroso, Que cuanto con la voz dulce ganara.
No burlaron mi intento generoso, Vuelva á perder con la atrevida vista.
Ni le valió caer al fuerte Anteo.
Ejemplos de mi ilustre vencimieuto XLIX.
Son Aceloo, Busírís y Diomédes, Pues ya del desengaño la luz pura
Y el rey á quien huir Hesperia mira Descubre el vano error de mi cuidado,
Mas ¿por qué ufano mis Vitorias cuento, Y del camino que escogí engañado
Cautivo en tu prisión? ¡Cuánto mas puedes Me reduce á otra senda mal segura,
Si me rendiste, oh bella Deyanira ¿Cómo no rompo el lazo que en tan dura
Prisión me tiene gravemente alado?
XLV.
¿ Por qué tardo? ¿Qué espero, sepultado
A don Enrique de Cuzman. Del ciego olvido en la región oscura?
¡Afrentoso temor, tarda pereza,
Enrique, cuatro veces el estío Que estorbáis la Vitoria al desengaño !

Robó al florido campo sus colores, Ríndase á su valor vuestra porfía;


Y al verano otras tantas vertió llores No se diga, culpando mi tlaqueza :

Por los márgenes verdes de este rio, «Al que atrevido se arrojó en su daño,
Después que lisonjero desvario, Para seguir el bien faltó osadía,»
Sulcando el falso mar de los amores,
Corrí fortuna y roto entre clamores
, >w L.
Dados en vano, se anegó el navio.
A Icaro.
Libre á tierra salí, besé la arena,
Y los despojos de la undosa furia Osaste alzar el peligroso vuelo,
Pagué cumpliendo el voto, al sacro templo.
, Icaro, vanamente confiado
¿Qué me llama otra vez la faz serena En mal seguras alas, y olvidado
Del mar? Vuelva por mí mi propia injuria, Del sano aviso, te acercaste al cielo,
Y de la ajena basta en ti el ejemplo. Donde el ardor del que gobierna Délo
Deshaciendo tus plumas, castigado
XLVI. Tearrojó al mar, á quien tu nombre has dado,
Y sepultura á tí en el liondo suelo.
Al gran señor del Asia y venerado
Por mas cierto camino el sabio viejo
Padre de tantos reyes suerte fiera¡
De tal peligro discurrió ligero,
Falta sepulcro, y yace en la ribera
Y á Febo dedicó el cumano templo (29).
Sin cabeza y sin nombre el cuerpo helado.
¡Oh si guardar supieras su consejo,
,
Y cuando se ve en Troya derramado
Y no quedara en tu castigo duro
Mas fuego que contiene la alta esfera
De las rendidas alas el ejemplo
Falta al desnudo tronco la postrera
Llama , y solo le baña el ponto airado.
Ll.
En tí admiramos de la humana suerte
La inconstancia, ¡oh ejemplo sin segundo! A Arion, músico.
En tí las vueltas déla incierta vida. Mientras llevado de un delfín piadoso
¿Cuál voz habrá que dignamente acierte Pasa Arion el mar, suspende el viento
A lamentar tu fin? ¿Cuándo vio el mundo Y las aguas enfrena el blando acento
Ni grandeza mayor ni igual caida? (28). De la cítara y canto artificioso.

(28) El maestro Medina enmienda en sus Apuntamientos: (29) El maestro Medina escribe en sus Apuntamientos
O grandeza mayor ó igual carda ;
« Y Febo dedicó.
ú —
Levantó. Mas propio es de un artífice la-
i'L'iendo que la interrogación sola niega, y asi, es superflua la voz brar un templo que dedicarlo; no sabemos que Dédalo lo dedicó,
de negar ni, ni. mas sabemos que lo edificó. Posuitque immania templa.»
, ; »

COMPOSICIONES VARIAS. 401


Las nereidas dejando , el espumoso Mas él cuidando que la muerte abone
,

Albergue, al dulce son de su instrumento Su grande amor, se ofrece al conocido


Tejen en concertado movimiento Peligro, y de las ondas ya vencido,
Festivo coro en el teatro undoso. A amansallaseu vano se dispone.
Tétis Nereo y Dóris con espanto
, « Ondas, dijo muriendo, si consiente
Oyeron su armonía; ni fallaste, Vuestro furor de un triste amante el ruego,
Grande Neptuno, y tú Glauco, saliste.. , Sed por un ralo á mi dolor piadosas
¡Oh inmensa fuerza del suave canto! «Frenad el curso á la veloz corriente,
Si la fiera codicia no amansaste, Mostraos benignas solo mientras llego,
Aguas vientos ,
, delfín , dioses venciste. Y cuando vuelva me anegad furiosas.»

LII. LVI.
A Mucio Scévola: A César viendo la estatua de Alejandro en Cádiz.

Ofrece al fuego la engañada diestra De Alejandro el trasunto, muda historia


Ante el rey enemigo el esforzado Que animó en bronce artificiosa mano,
Scévola, y de aquel yerro no culpado, Do fijó sus columnas el tebano,
Con denuedo espantoso el pesar muestra (30). César mira, envidioso de su gloria.
Del fuerte corazón la insigne muestra Viendo que en corta edad larga Vitoria
El ofendido rey miró turbado, Ganó del orbe el macedón ufanó,
Y aquella mano respetó admirado, De sus años lamenta el curso vano,
Que supo errando á tantas ser maestro. Que aun no ha dado principio á su memoria.
«No castiguéis, le dijo , valeroso «Tú, ilustre joven, dice, solo viste
Mancebo el fuerte brazo, cuyo engaño (31)
, Glorioso fin de tu alto pensamiento;
Me dio vida y á dártela me mueve. Tú al mundo grande
, á tí pequeño el mundo.

• Hoy Roma por tu intento generoso «¿Quién á la excelsa cumbre que subiste
Verá que, libre de tan cierto daño Podrá llegar? Ni ¿cuál osado intento
Mas á tu hierro que á sus fuerzas debe.» Presume ser á tu valor segundo?»

Lin. LV1Í.
A Julio César. A Damócles, que no quiso ser rey.

Del gran Pompeyo el enemigo fuerte Si sobre su cabeza ve pendiente


Llega en oscura noche al pobre techo De un sutil hilo la desnuda espada;
Po Amidas con seguro y libre pecho Si cada punto espera ver llegada
Ni teme daño ni recela muerte. La postrera hora , y mira el fin presente,
Ya que llamar segunda vez advierte, ¿Qué mucho que despida de su frente
Rogado deja el mal compuesto lecho, Damócles la corona y la estimada ,

Y en frágil barca el peligroso estrecho Púrpura menosprecie, que obligada


Corta, présago de siniestra suerte. A tal temor y á tal peligro siente?
Brama furioso el mar, sintiendo el peso En aparente bien cubierto daño
Que sostiene, y al tímido piloto Descubrió del imperio codicioso,
César anima y dice «Rema , amigo, : Y en caduco placer tormento fiero.
»Y olvida el miedo de infeliz suceso; Hazaña fué de un claro desengaño,
Aunque mas se contrasten Euro y Noto, Que el cetro renunciase el ambicioso,
La fortuna de César va contigo.» Y dijese verdad el lisonjero.

LIV. LVIII.

A una estatua de Niobe que labró Praxitéles. A Faetón.


{De Ausonio.) Pudo quitarle el nuevo atrevimiento,
Bello hijo del sol , la dulce vida;
Viví, y endura piedra convertida, La memoria no pudo, que extendida
Labrada por la mano artificiosa Dejó la fama de tan alto intento (52).
De Praxitéles Niobe hermosa,
,
Glorioso aunque infelice pensamiento
Vengo segunda vez á tener vida. Disculpó la carrera mal regida,
A todo me volvió restituida, Y del paterno carro la caida
Mas no al sentido, la arte poderosa, Subió tu nombre á mas ilustre asiento.
Que no lo tuve yo cuando furiosa En tal demanda al mundo aseguraste
Los altos dioses ofendí atrevida. Que de Apolo eras hijo, pues pudiste
¡Ay triste, cómo en vano consuelo me Del alcanzar la empresa á que aspiraste.
Si ardiente llanto espira el mármol frió, Término ponga á su lamento triste
Sin que mi antigua pena tiempo cure, el Climene, si la gloria que ganaste
Pues ha querido el riguroso cielo, Excede al bien que por osar perdiste.
Para que sea eterno el dolor mió,
Que faltándome la alma , el llanto dure!
, LIX.

LV. En segura pobreza


vive Eumelo
Con dulce libertad y le mantienen ,
A Leandro. Las simples aves que engañadas vienen
,

En la pequeña luz de Sesto pone A tos lazos y liga sin recelo.


Desde el puerto los ojos , y atrevido
Rompe Leandro el mar, que embravecido,
(32) Dice el maestro Medina en sus Apuntamientos
A sus intentos con furor se opone. , á propósito
del primer cuartel de este soneto :

«Vicios juzgan ser los lógicos atribuir á una causa por efecto el
(30) El texto de Colon dice afecto en vez de denuedo. Sigo la que no lo es, como si dijésemos El vino pudo quitar á huí el uso
:

corrección del maestro Medina. de la razón, pero no el brío para hacer madres á sus hijas. Efecto
(31) El maestro Medina escribe en sus Apuntamientos: del vino es privar de razón, pero no lo es privar de fuerza para
Mancebo, el fuerte brazo. —So/dado; no sé la edad que te- engendrar; bien asi se puede decir ser efecto del atrevimiento
nia Scévola, pienso que seria mejor Soldado, que es palabra mas quitar la vida pero no lo es quitar la fama antes la dio á muchos
, ,

general y decente á un rey que no conocía en particular á Scé- que sin ella no fueran conocidos por esto pienso no es la senten-
;

vola.» cia de este primer cuarteto de la viveza que se imagina.

P. XVl-I.
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¿02 DON JUAN DE ARGU1JO.


Por mejor suerte no importuna al cielo, Del Bétis en la orilla
Ni se muestra envidioso á la que tienen Está el pastor Arcicio recostado
Los que con ansia de subir sostienen La mano en la mejilla,
En flacas alas el incierto vuelo. Todo en sudor y lágrimas bañado
Muerte tras luengos años no le espanta, Con tan copiosa vena
Ni la recibe con indigna queja, Que abrió camino en la menuda arena.
Mas con sosiego grato y faz amiga. Al rumor que sonaba
Al fin muriendo con pobreza tanta
, Dí'I céfiro que suena blandamente,
Ricos juzga sus hijos, pues les deja Y al agua que pasaba
La libertad, las aves y la liga. Se quejaba el pastor tan tiernamente
Como si dar pudiera
LX. Con llorar el remedio que quisiera;
Si pudo de Anfión el dulce canto Y aunque el alegre puesto
Juntar las piedras del tebano muro (33) Pastara á consolar un afligido,
Si con suave lira osó seguro Tan al contrario de esto
Bajar el tracio al reino del espanto; Siente el efecto Arcicio , y tan rendido
Si la voz regalada pudo tanto, Le tiene su ventura,
Que abrió las puertas de diamante duro, Que le es dañoso lo que á muchos cura.
Y un ralo suspendió de aquel escuro Allí llorasu suerte,
Lugar la pena y miserable llanto; Y de Tircerio el fin apresurado,
Y si del canto la admirable fuerza Pastor á quien la muerte
Enternece los fieros animales, Con injusto furor y rostro airado
Si enfrena la corriente de los ríos (31), Hizo sentir sus daños
¿Qué nueva en mi dolor se esfuerza, En juveniles y floridos años.
Pues con lo que descrecen otros males (35),
Siente también la falta
Se van acrecentando mas losmios? De una firme amistad mayor tesoro
,

Y dádiva mas alta


LXI.
Que otorga al mundo el estrellado coro;
A Curcio. Y en tales ocasiones
No sobra el llanto, sobran las razones;
Ya el joven fuerte que con muestra hermosa
Y con doradas armas refulgente Porque si alguna cosa
Librar intenta la romana gente Entre la humana puede y mortal gente
De la profunda sima peligrosa, A un alma generosa
la carrera presurosa;
Abrevia Ocasionar tan mísero accidente
Que no sufre tardanza el impaciente Es perder un amigo
Amor de gloria, y con alegre frente (36) Que fué del pensamiento fiel testigo.
Se arroja en la caverna prodigiosa. No con tantos gemidos
¡Dichoso tú, que contra injustos hados, En la egipciana playa Codro anciano
Comprando tantas vidas con la muerte (37), Quemó los esparcidos
No recibió tu pensamiento engaño. Huesos del gran Pompeyo, que el tirano
Yo, que en mas hondo abismo de cuidados Mató dentro en su tierra ,
Me arrojé, ¿qué esperar podré en mi suerte, Do se acogió de la sangrienta guerra
Si á nadie causó bien mi mortal daño? Ni con dolor tan fiero
Lloró el Tebacio, músico divino,
El caso lastimero
CANCIÓN.
De su consorte á quien el cruel destino
,

En la sazón dichosa Le trajo lamentando,


Que viste Flora el campo de colores Por las selvas de Ródope vagando
Y con artificiosa Y al fin ningunos males
Labor le diferencia de mil flores Humanos pechos han sentido tanto
Quedando nuestro suelo Que hayan de ser iguales
Hecho un retrato del octavo cielo; A nuestro Arcicio, cuyo triste llanto
Y en el mayor reposo Fué tanto mas copioso
De una serena noche , que la falta Cuanto á cualquier de aquellos mas famoso
De Febo luminoso Que todo lo merece
Puso en olvido, porque el prado esmalta, La limpia fe de un verdadero pecho
Descubriendo mas clara Que al amigo se ofrece
La esposa de Titán su alegre cara, Cuando, de su bondad ya satisfecho,
Le tiene la experiencia
Que en tales casos es la mejor ciencia;
(33) Colon dio como inédito este soneto, sin embargo de estar
Y mas en un sugeto
impreso en las Flores de poetas ilustres y en la Agtíde¿a y arle de
ingenio:
Como Tircerio, á quien con larga mano
Y poderoso efeto
Juntar las piedras del troyano muro.
Hizo tan rico el cielo soberano
[Textos de Espinosa y Granan.)
De celestiales dones,
(31) Domestica los animales
fieros
Que fué un nuevo alguacil de corazones.
Y enfrena la corriente de los rios.
(Textos de Espinosa y de Graden.) Mas, porque nadie extrañe
(35) ¿Qué nueva pena en mi dolor se esfuerza, Cómo es posible que a un pastor grosero
Que con lo que descrecen otros males. Tal virtud acompañe,
(Texto de Colon.) Este suceso trataré primero
Sigo el de Espinosa y el de Gradan. Que prosiga mi intento,
(3G) También dio Colon como inédito este soneto. Hállase en las Volviendo! uego al comenzado cuento.
Flores de poetas ilustres:
En Córdoba dichosa
Deseo de gloria y con alegre frente. A quien sus hijos por extrañas tierras
(Texto de Espinosa.) Han hecho ser famosa,
(37) Asi el texto de Espinosa; el de Colon dice Cuál escribiendo las civiles guerras
Dichoso tú, que contra infaustos hados, Cuál en modos suaves
Tantas vidas comprando con la muerte. Dejando libros de sentencias graves
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COMPOSICIONES VARIAS.
Él amigo de Arcicio Que términos al suelo hispano ponen,
Aquí nació, no en pastoril cabana Aunque no gozó de ellos,
Sujeto al ejercicio Porque los hados en su mal disponen
Que acostumbra el pastor en la campaña, Que la Parca atrevida
Ni á guardar el ganado También los ponga allí á su dulce vida.
Ni al tratar del zurrón , honda y cayado; Apenas las colunas
Antes entre parientes De Hércules vido en la arenosa tierra,
Y en medio del bullicio peligroso Cuando con importunas
Del líalo de las gentes Fiebres le hizo la Parca cruel guerra,
Vivió un tiempo, no poco temeroso Que usurpó los despojos
De verse en un estado Que á Arcicio ocasionaron sus enojos
Poco seguro y menos sosegado. Pero su justa pena
Fué con la edad creciendo Y doloroso llanto á todas horas
Esle temor en los primeros años Con abundante vena
Hasta que, conociendo Comadlo vos, oh ninfas moradoras
¡

Cuan cerca está de peligrosos daños De Pierio! que á tanto


La incauta muchedumbre, No se puede obligar mi débil canto.
Su vista aclara la divina lumbre. Mil veces á la orilla
Ve crecidos enojos, Del claro Bétis, en la noche oscura
Tristes envidias, ásperas mudanzas, Mueve á nueva mancilla
Atrevidos antojos, Los que habitan del agua la hondura,
Un número infinito de esperanzas Y en la sazón presente
Postradas por el suelo Esta es la causa del dolor que siente;
De quien se levantaba hasta el cielo; A cuyo triste acento,
Ve pobre descontento,
al Y son de sus querellas lastimosas,
al
Y al rico en medio de su plata y oro Del húmedo aposento
Mas falto de contento Las náyades salieron presurosas
Cuando está mas sobrado de tesoro; A do estaban las dríades
Que á muchos acaece Con las endechadoras amadriades;
Menguar el gusto si el estado crece. Yá un punto se juntaron
Solo juzga por buena Sátiros faunos, Pan, que conducidos
,

La pacítica vida del que á solas De sus voces , llegaron


La suya en paz ordena Á tal tiempo, que Bétis con gemidos
Libre del mundo y sus hinchadas olas, En las cavernas hondas
Sin buscar pretensiones, Su casa oscureció con turbias hondas
Infierno de ambiciosos corazones. Mas ya que el dolor fiero
Siguiendo aqueste intento Dio lugar que la muerte lamentase
E inspiración que á su deseo convino, Del dulce compañero
Dejó su patrio asiento, Antes que Febo el curso apresurase,
Guiando á la ribera su camino De sus glorias deshechas
Donde tú, fuerte Alcídes, Celebraron el fin estas endechas :

Al sacro Bétis con tus torres mides. « ¡ Oh


dioses moradores
Estaba en estos llanos Del sacro olimpo, que con rostro enjuto
Arcicio, otro pastor, de cuyos tratos, Miráis nuestros dolores,
Aunque humildes y llanos, Y libres ya deste mortal tributo,
Tanto gustó Tircerio algunos ratos, Con eterno consuelo
Que en amistad estrecha Las sillas ocupáis del alto cielo
De las dos almas una quedó hecha. »Si el rigor é inclemencia
No el Tebano y Teseo, Vuestros benignos pechos ya renuncian
Ni Plolino y Amelio, que mostraron ¿Cómo aquesta sentencia
Un conforme deseo, Contra la firme fe del mió pronuncian?
En amistad tan firme se trataron ;,Por qué como á enemigo
Ni Tolomeo y Galétes Privan á Arcicio de su fiel amigo?
Ni Timágoras, Celio y Malétes; »Si vuestras justas leyes
Que los que de mayores Como atrevido acaso he quebrantado,
Amigos alcanzaron nombre y gloria Pues sois supremos reyes
Le fueron inferiores Haced que sea mi yerro castigado,
Aunque se nos renueve la memoria Sin admitir disculpa,
De Niso y del Troyano Y no padezca quien está sin culpa
Que en sus versos celebra el Mantuano. »Que yo estoy satisfecho
Hasta en los mayorales De que vuestra piedad sacra y inmensa
De Tircerio creció un amor secreto, De su hidalgo pecho
Porque entre los zagales Jamás ha recibido injusta ofensa
Otro pastor que fuese mas discreto Que sus glorias mayores
No pisó la campaña Eran daros continuo mil loores;
Que Tórmes riega ó el Henares baña; »Mas, pues todos lo hicistes,
Pero de este nudo fuerte A vuestra voluntad el cuello inclino;
No duró mucho en tan feliz pujanza Sin duda fué que vistes
Que la envidiosa suerte Que no era de tal bien el suelo diño
En lo que está mas libre de mudanza Y así la Parca cruda
,

La furia insana muestra Cortó hebra, de piedad desnuda;


la
De su voltaria y mal segura diestra. w Y pues
su golpe fiero
Ofreció el tiempo airado Tan presto de tal bien pudo privarme,
A Tircerio forzosas ocasiones A ella volverme quiero;
Para dejar el prado, Quizá hallaré remedio con quejarme
El caro amigo y los demás garzones A mi pena crecida,
Que habitaban la vega ,
O fin mas breve de mi triste vida.
Y al rigor de esta ausencia el pecho entrega. »Parca cruel, airada,
Llegó á los prados bellos Reina de agravios, contra cuyas leyes
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DON JUAN DE ARGUIJO


Sirven poco ó no nada Que Febo está en oriente
Coronas altas de temidos reyes, O ya traspuesto dora el occidente
Por ser tus armas tales, «Cuando la noche oscura
Que al cetro hacen y al cayado iguales; Al mundo hace acostumbrado ultraje
«Tú, que mas glorias tienes La amarilla figura
Cuando las nuestras en pesares tornas; Del caro amigo en desusado traje
Tú, que de ajenos bienes Ante mí se presenta,
Tus cavernosos páramos adornas; Con que las fuerzas al dolor aumenta;
Tú que
,
en ser cruel y tiera «Y aun el pasado dia,
Los privilegios gozas de primera; ¡A cuántos esto ¡ay triste ! ha sucedido
«Tú que al mas fuerte pecho
,
Soñaba que tenia
Con tu mano sujetas y acobardas, Presente al que ya lloro por perdido,
Y hasta el triste lecho, Y que con él hablando
Sin respetar las vigilantes guardas, Andaba, nuestros campos paseando.
Con tu guadaña llegas, «Con tal acaecimiento
Y al duro yugo de tu ley lo entregas; Alegre estaba yo mas la fortuna,
;

Tú que en nuestra memoria


,
Que en caso de contento
La tuya engendras cual cicuta amarga; No supo detenerse en cosa alguna
Tú, que á mi triste historia Mizo mi pena cierta,
Materia has dado tan copiosa y larga Huyendo el sueño por la ebúrnea puerta.
Para que en este prado «Salté despavorido,
Llore el fin triste de Tircerio amado; Y cual otra Lampecie congojada,
»Mas dura, inexorable, Que al hermano atrevido,
Cual suele ser el animoso viento Faetón, con voz amarga y lastimada
Cuando el mar variable Llamaba insanamente,
Parece que le muda de su asiento; Orillas del Erídano inclemente;
Mas temida que Arturo «Así yo en este llano,
Y el tempestuoso Orion cuando está oscuro Turbando de las aves el reposo,
»Si tu crueldad celebras, Llamaba el nombre en vano
Y de ser impia cobras arrogancia De Tircerio, y con eco doloroso
¿Cómo conmigo quiebras Las selvas acudieron,
La triste y desabrida consonancia Y los montes Tircerio respondieron.
Dándome ajena vida , «¡Oh alma felice tanto
Si en tus manos quedó la mia perdida? Cuanto es rabiosa mi crecida pena
«¿Cómo tu golpe esquivo Y sin igual quebranto
Hizo en un corazón tales efetos Que en esta vega , de amargura llena
Que muera y quede vivo? Es la mas rica y grave
Pero son cautelosos tus secretos, Que ha visto Bétis ni que el Tajo sabe
Y menos entendidos «Pues de este trago esquivo
Cuanto de mí con mas dolor sentidos. Saliste, cual la fénix renovado, ,

«No pienses que apetezco Para Dios siempre vivo,


La vida amarga que gozar me dejas; Segura de perder tan firme estado,
Que aunque vivo parezco, Ten ahora memoria
Solo viven en mí mis justas quejas; De quien celebra tu pasada historia ;
Y si mas me concedes «Porque en la mia de suerte
Muerte será que vida dar no puedes;
; La perfección de la amistad se halla,
«Pero si lo parece, Que ni la dura muerte
Dada por mano tuya no la quiero; Ni nueva voluntad podrá aparlalla;
De grado Arcicio ofrece Antes mas cada dia
La suya al golpe de tu brazo fiero. Lloraré tu perdida compañía.
Si puedes ser piadosa, «Los versos mal compuestos
Sólo siendo conmigo rigurosa; De mi corto caudal y tosca pluma
«Pero cansóme en vano Con honores funestos
Que sien llamarte por mi bien me empleo, Dedicaré á tu nombre en breve suma
Tu poco cortés mano Que por solo este empleo
Hará el tiro al revés de mi deseo; Codiciaré la lira de Tirteo.
Que al que huye destruyes, «Será tu sepultura
Y del cuidado, que te busca, huyes. De mí no pocas veces visitada
«Seráme necesario Y con víctima pura
Al trocado contigo armar el fuego, De mis humildes manos ofrendada ,

Pues haces lo contrario Coronando mis sienes


De mi tan justo cuan humilde ruego De los cipreses que en tu campo tienes;
Pido que te detengas «Aunque por mas dichoso
Quizá vendrás diciendo que no vengas. Entre tantos trabajos me tuviera
«Sin causa me detengo Si del dulce reposo
Si aplico leña al fuego que me quema. Que tú tienes gozando yo estuviera
,

¡Triste, que ya no tengo Y no donde me dejas.»


Ni bien que espere ni dolor que tema! Así dio fin á sus piadosas quejas;
Cierto es el desengaño Que con la pesadumbre
Que quien no espera bien no tema el daño. Del dolor grave se traspuso cuando
«Tú oh celestial teatro!
¡
Febo, autor de la lumbre
Y vosotras, estrellas, sabidoras La altura de los montes va rayando;
De nuestro limpio trato, Que de ellos alcanzado,
Habéis sido testigos que á las horas Al sueño entregó el cuerpo fatigado.

m DE LAS POESÍAS DE CON JUAN DE AtlGUIJO.


POESÍAS

DE

BALTASAR DEL ALCÁZAR.

JUICIOS CRÍTICOS.

DE DON JUAN DE JAUREGUI.


Los versos de Baltasar del Alcázar descubren tal gracia y sutileza, que no solo lo juzgo su-

perior á todos, sino entre todos singular, porque no vemos otro que haya seguido lo particula-
rísimo de aquella suerte de escribir. Suelen los que escriben donaires, por lograr alguno, per-
der muchas palabras; mas este solo autor usa lo festivo y gracioso mas cultivado que las veras
de Horacio. No sé que consiguiese Marcial salir tan corregido y limpio de sus epigramas. Y lo
que mas admira es, que á veces con sencilla sentencia ó ninguna hace sabroso plato de lo mas
frió, y labra en sus burlas un estilo tan torneado, que solo el rodar de sus versos tiene donaire,

y con lo mas descuidado despierta el gusto. En íin su modo de componer, así como no se deja
,

imitar, apenas se acierta á descubrir.

DE FRANCISCO PACHECO,
Las cosas que hizo esto varón viven por mi solicitud y diligencia porque siempre que
ilustre ;

le visitaba , que tenia guardado en el tesoro de su felice memoria. Pero entre


escribía algo de lo
tantos sonetos, epístolas, epigramas y cosas de donaire, la Cena jocosa es una de las mas lucidas
obras que compuso, y el Eco, de lo mas trabajoso y artificioso que hay en nuestra lengua.
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,, :

POESÍAS

DE BALTASAR DEL ALCÁZAR.

Yo le corrijo y ajusto
COMPOSICIONES VARIAS. Con el aviso siguiente :

Cuando el sueño se detiene


SU MODO DE VIVIR EN LA VEJEZ.
Rezo por poder pasar (2),
Deseáis, señor Sarmiento, Y en comenzando á rezar,
Saber en estos mis años, En el mismo punto viene.
Sujetos á tantos daños, Si carga mas que debía,
Cómo me porto y sustento. Pienso en las deudas que debo,
Yo os lo diré en brevedad Y el sueño huye de nuevo,
Porque la historia es bien breve, Como la sombra del dia.
Y el daros gusto se os debe Ved el áspero y cruel
Con toda puntualidad. Cuan manso vuelve al oficio,
Salido el sol por oriente, Y con cuan poco artificio
De rayos acompañado Hago lo que quiero de él,
Me dan un huevo pasado Con tanta puntualidad
Por agua, blando y caliente, Que como galán y dama
Con dos tragos del que suelo Tenemos á mesa y cama
Llamar yo néctar divino , Perpetua conformidad.
Y á quien otros llaman vino Revelóme este secreto
Porque nos vino del cielo. Una vieja de Antequera,
Cuando el luminoso vaso Que desde la vez primera
Toca en la meridional Hizo verdadero efeto.
Distando por un igual Y asi, por larga experiencia
Del oriente y del ocaso, He venido á conocer
Me dan asada y cocida Que con rezar y deber
De una gruesa y gentil ave, Se repara esta dolencia.
Con tres veces del suave
Licor que alegra la vida. EPIGRAMA PRIMERO.
Después que cayendo viene
A dar en el mar hesperio En un muladar un dia
Desamparando el imperio Cierta vieja sevillana,
Que en este horizonte tiene Buscando trapos y lana
Me suelen dar á comer Su ordinaria granjeria
Tostadas en vino mulso, Acaso vino á hallarse
Que el enflaquecido pulso Un pedazo de un espejo,
Restituyen á su ser. Y con un trapillo viejo
Luego me cierran la puerta*, Lo limpió para mirarse.
Yo me enlrego al dulce sueño; Viendo en él aquellas feas
Dormido soy de otro dueño, Quijadas de desconsuelo
No sé de mi nueva cierta. Dando con él en el suelo
Hasta que habiendo sol nuevo, Le dijo «Maldito seas.»
:

Me cuentan cómo he dormido;


Y así, de nuevo les pido
Que me den néctar UNA CENA (3).
y huevo.
Ser vieja la casa es esto,
Veo que se va cayendo En Jaén, donde resido,
Vive don Lope de Sosa
Voile puntales poniendo
Porque no caiga tan presto. Y diréte, Inés, la cosa
Mas todo es vano artificio; Mas brava de él que has oido.
Tenia este caballero
Presto me dicen mis males •

Que han de faltar los puntales Un criado portugués...


Y allanarse el edificio.

(2) Rezo para reposar.


SECRETO PARA CONCILIAR Y SACUDIR EL SUEÑO.
(3) Sedaño publicó del modo siguiente esta poesía ; yo sigo el

No es sueño cierto lance


el texto de Fernandez.
Variedades tiene el sueño (1); En Ronda, donde resido,
Ya lo alcanza presto el dueño, Mora don Diego de Sosa,
Ya no puede dalle alcance. Y diréte, Inés, la cosa
Este tan vario accidente Mas brava de él que has oido
Tenia este caballero
Suele á veces dar disgusto;
Un criado portugués...
Pero cenemos, Inés,
(i) Sus caprichos tiene el sueño. Si te parece, primero.
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COMPOSICIONES VARIAS, 407


Pero cenemos, ínés, No eches agua, Inés, al vino;
Si te parece, primero. No se escandalice el vientre.
La mesa tenemos puesta Echa de lo trasañejo.
Loque se ha de cenar junto, Porque con mas gusto comas;
Las lazas del vino a punto Dios te guarde, que así lomas.
Falta comenzar la fiesta. Como sabia, mi consejo.
Comience el vinillo nuevo, Mas di, ¿ no adoras y precias
Y echóle la bendición; La morcilla ilustre y rica?
Yo tengo por devoción ¡Cómo la traidora pica'
De santiguar lo que bebo. Tal debe tener especias.
Franco fué, Inés, este loque ¡
Qué llena está de pifiónos
Pero arrójame la hota Morcilla de cortesanos,
Vale un florin cada gola Y asada por esas manos,
De aqueste vinillo aloque. Echas á cebar hachones.
¿ De qué taberna se trajo? El corazón me revienta
Ma ya... de la del Castillo De placer; no sé de tí,
Diez y seis vale el cuartillo; Cómo te va? Yo por mí
;,

No liene vino mas bajo. Sospecho que estás contenta.


Por nuestro Señor, que es mina Alegre estoy, vive Dios
La taberna de Alcocer; Mas oye un punto sutil
Grande consuelo es tener ¿No pusiste allí un candil.?
La taberna por vecina. ¿Cómo me parecen dos?
Si es ó no invención moderna Pero son preguntas viles ;
Vive Dios, que no lo sé, Ya sé lo que puede ser
Pero delicada fué Con este negro beber
La invención de la taberna; Se acrecientan los candiles.
Porque alli llego sedienlo, Probemos lo del pichel
Pido vino de lo nuevo, Alto licor celestial;
Mídenlo, dánmelo, bebo. No es el aloquillotal,
Pagólo y voime contento. Ni tiene qué ver con él.
Esto, Inés, ello se alaba ¡Qué suavidad! qué clareza!
No es menester alaballo Qué rancio gusto y olor!
Solo una falta le hallo Qué paladar! qué color !

Que con la priesa se acaba. ¡Todo con tanta fineza


La ensalada y salpicón Mas el queso sale á plaza
Hizo fin ; ¿qué viene ahora? La moradilla va entrando
La morcilla, ¡oh gran señora, Yambos vienen preguntando
Digna de veneración! Por el pichel y la taza.
Qué oronda viene y qué bella
¡ Prueba el queso, que os extremo,
¡ Qué través y enjundia tiene El de Pinto no le iguala;
Paréceme, Inés, que viene Pues la aceituna no es mala
Para que demos en ella. Bien puede bogar su remo.
Pues sus, encójase y entre; Haz pues, Inés, lo que sueles,
Que es algo estrecho el camino.

Ande apriesa el tras afiejo ,

La mesa tenemos puesta Porque con mas gusto comas ;


Dios te guarde, que así tomas,
Lo que se ha de comer junto
Y el vino y tazas á punto
Como sabia, el buen consejo.
Pues comiéncese la fiesta. Mas di ¿no adoras y precias
,

Rebana pan bueno está ;


La morcilla ilustre y rica?

La ensaladilla es del cielo ¡Cómo traidora pica


la*
Tal debe de estar de especias.
¿Y el salpicón y el ajuelo
No miras qué tufo da? Qué llena está de piñones!
¡

Morcilla de cortesanos,
Esto, Inés, ello se alaba,
Y asada por esas manos,
No es menester alaballo ;
Sola una falta le hallo:
Hechas á cebar lechones.
Que con la priesa se acaba. ¡Vive Dios, que se podia
Poner al lado del Rey !
Echa vino, y por tu vida,
Al fin puerco á toda ley,
Que le des tu bendición
Yo tengo por devoción Que hinche tripa vacía.
De santiguar la bebida. Probemos lo del pichel,
Alto licor celestial
Bueno fué, Inés, este toque
Franco fué; mas yo ¿qué hago?
,
No es el aloquillo tal.
Vale un florin cada trago Ni tiene qué ver con él.
De aqueste vinillo aloque. Qué suavidad qué clareza
¡ ,

La taberna de la-esquina Qué cuerpo rancio y olor!


Le suele á veces vender Que paladar, qué color!
Grande consuelo es tener ¡Todo con tanta fineza
La taberna por vecina. El corazón me revienta
De placer, y á tí te veo
Echa otra vez, serán dos,
Muerta de risa yo creo
Ya que la cosa va rota ; ;

¿Quién de él tuviera una bota Que debes de estar contenta.


Para mas servir á Dios? Mas el queso sale á plaza,
La moradilla va entrando,
La ensalada y salpicón
Hizo fin; ¿quién viene agora?
Y ambos vienen preguntando
Por el pichel y la taza.
La morcilla ¡oh gran señora, ,

Digna de veneración! Prueba el queso, que es extremo;


El de Pinto no le iguala,
Qué oronda sale y qué bella!
¡

Qué bizarro garbo tiene


Y la aceituna no es mala
Bien puede bogar su remo.
Yo sospecho, Inés, que viene
Para que demos en ella. Pues haz Inés lo que sueles;
, ,

Pues sus, encójase y entre; Dame de


bota llena; la
Bebamos, hecha es la cena;
Que sale angosto el camino,
Levántense los manteles.
No eches agua Inés , al vino ,

No se escandalice el vientre. Ya, Inés, que habernos cenado, etc.


; ;, ,, , ;; , ,; ,

408 BALTASAR DEL ALCÁZAR.


Daca de labota llena Y ¿de qué calidad es
Seis tragos ; hecha es la cena El autor demi desastre?
Levántense los manteles. ECO. Sastre.
Ya que, Inés, hemos cenado
Tan bien y con tanto gusto, GALÁN. Mira no se lo levantes;
Parece que será justo Antes que la conociese
Volver al cuento pasado. Pudo ser que sastre fuese,
Pues sabrás, Inés hermana, Mas no en tiempos semejantes.
Que el portugués cayó enfermo... ECO. Antes.
Las once dan, yo me duermo;
Quédese para mañana. GALÁN. Pues ya no usando el oficio
Que mucho es que se engañase,
¿Quién la obligó á que olvidase
DIALOGO ENTRE UN GALÁN Y EL ECO. Mi tierno amor y servicio?

eco. Vicio.

galán. En este lugar me vide galán. Acaba de resumirte;


Cuando de mi amor partí; De este vicio y perdición,
Quisiera saber de mí, ¿Cuál fué la cierta ocasión?
Si mi suerte no lo impide. Que tenga yo que servirte.
eco. Pide. eco. Irte.

galán. Temo novedad ó trueco, galán. Pues presto vine, mas tarde
Que es fruto de una partida; Para corazón tan vario;
Mas ¿quién me dice que pida ¿Quiere bien á mi contrario?
Con un termino tan seco? Dimelo, así Dios te guarde.
eco. Eco. eco. Arde.
galán. ¿La que siguió con tal priesa galán. Arda, pues tan poco valgo,
Las pisadas de Narciso? Que dejo arder esos fuegos
La que por Júpiter quiso ¿Resistió mucho á los ruegos
Ser contra Juno traviesa? De ese venturoso hidalgo?
ECO, Esa. eco. Algo.
GALÁN. ¿Qué andas por aquí buscando, galán. ¿Las amorosas porfías
Bella ninfa? ¿ Es á tu amor, Y recaudos importunos
O vencida del dolor, Duraron meses algunos?
Andas tus males llorando? Dilo, pues que lo entendías.

ECO. Ando. eco. Dias.


GALÁN. Así Narciso te vea galán. La paga parece breve ;
Con mas piedad que solia, Y pues que lo redujeron
Que informes al alma mia A dias, di cuántos fueron,
De las cosas que desea. Aunque mi mal se renueve.
eco. Sea. eco. Nueve.
galán. Respóndeme pues del cerro galán. Corta en palabras anduvo
Cavernoso ¿haberme ido
: Propiedad de vizcaínos;
Fué yerro, no habiendo sido Y ¿hubo acaso en los vecinos
Necesario mi destierro? Quien tanta ventura tuvo?
eco. Yerro. eco. Hubo.
galán. Hora debió ser menguada calan. Pues á propósito llega,
Donde reinó el interés Dime el nombre sin tardanza
La lealtad y fe de Inés De aquel que el mar en bonanza
¿Qué hau medrado en mi jornada? Y el viento á popa navega.
eco. Nada. eco. Vega.
CALAN- El caso va descubierto galán. Primero que mepartiese
Algún desconcierto ha hecho; Tuve yo del mal espina
¿Es cierto lo que sospecho No es Vega, junto á la esquina
De haber hecho desconcierto ? Con quien tuve el interese.
ECO. Cierto. eco. Ese.
GALÁN. ¿Vístele romper el hilo galán. Que cometió aquel delito
Que anudó nuestra amistad? Que todos saben del trigo,
No quieras con liviandad Por quien le vino el castigo
Hacerme cera y pavilo. Que en flor lo dejó marchito.
ECO. Vilo. eco. Chito.

GALÁN. A vilo no hay que dudarse gai.an. ¿Que calle? Donosa estás.
Yo te doy entera fe ¿No fué público el engaño,
Mas lo que viste ¿qué fué ? Y él no me ha hecho mas daño
¿Fué olvidarme ó fué mudarse? Que yo le haré jamás?
ECO. Darse. eco. Mas.
GALÁN. ¡
Qué, en tales trances y puntos galán. Al fin su amor fué al desgaire;
Inés con otro se halla! Debió ser, porque en efeto
Di cómo los viste, y calla Cuanto le di fué un soneto
Las circunstancias y adjuntos. Y otros versos de donaire.
ECO. Juntos. eco. Aire.

GALÁN. Ella fué nave sin lastre, galán. Yo se los di por dinero
Que dio conmigo al través; De mas valor y provecho
, , , ; ,; ; ; ; , , , ,; ,

COMPOSICIONES VARIAS. yn
Mas ¿qué son versos en pecho Muera el uno de los dos;
Sin amor, hecho de acero? ¿Cuál será, di, ninfa bella?

eco. Cero. eco. Ella,

galán. Por experiencia lo vi galán. ¿La palomilla sin hiél


Que realmente en mis amores Ha de morir? ¡ay dolor!
Codició fruto, y no flores; ¿Cuál hallas tú que fué autor
¿Tú no lo eutendiste así? De este delito cruel?
eco. Sí. eco. El.

calan. ¡Cómo la ingrata olvidó galán. Pues muera, que yo no soy


Lo que mostraba estimar! De quien es bien que se alabe.
Y él ¿de qué ardid supo usar, ¿Cuándo quieres que le acabe?
Que tan presto la rindió? Porque resoluto estoy.
eco. Dio. eco. Hoy.
galán. Acertó, y es el decoro galán. Mucha priesa es para mí;
Que ha de guardar el que ama Pero hoy no me determino;
Pero ¿qué le dio á la dama Oye otro nuevo camino
Que tan sin término adoro? Mejor del que yo entendí.
eco. Oro. eco. Di.

galán. Artillería es que expugna galán. Rematar este debate


La mayor fuerza de amor; Con muerte, hay Dios que lo vede
Y ¿hubo á caso en su favor Pues mátele Dios, que puede,
Del galán tercera alguna? Y asegúrase el remate.

eco. Una. ECO. Mate.

galán. Dígolo porque esta allana galán Si yo lo mato me


pierdo
Cualquier duda y la atropella Porque no hay caso escondido;
Bien sé que fué hermana de ella ¿Qué te parece que ha sido
Pero no sé cuál hermana. Todo este mi nuevo acuerdo?
eco. Ana. eco. Cuerdo.

galán. Si alguna tercera hubiere, CALAN. Viva lo que Dios mandare;


Esa ha de ser, y otra no; Solo me di lo que haga
La madre ¿cómo calló Del sexo que así me estraga,
Visto el deshonor que adquiere? Para que mi mal repare.
eco. Quiere. ECO. Pare.

galán. Mis versos quisiera solos CALAN. ¿Cómo ha de parar un potro


Cobrar, pero no me atrevo Cerrero y desenfrenado?
¿Diólesal amante nuevo, Y ¿cuál amor hay criado
O por ventura escondiólos? Que me haga olvidar este otro?
eco. Diólos. ECO. Otro.

galán. ¡
Que á tal cosa se dispuso GALÁN Ya le entiendo, y es exceso;
La desenvuelta muchacha! ¿Quieres decir que procure
¿Y él puso en los versos tacha, Nuevo amor, que el viejo cure
Sabiendo quien los compuso. Por haber salido avieso ?
eco. Puso. ECO. Eso.
calan. Hallaríalos oscuros GALÁN. No osaré intentar tal cosa,
Versos inútiles, cojos, Porque quizá es escapar
Duros-, bajos, y tan flojos, De una desventura, y dar
Que se caen de maduros. En otra mas peligrosa.

eco. Duros. ECO. Osa.

galán. Bien sabe de cortesano GALÁN. Y cuando me aventurara


¿No está llano que en blandura ¿Qué dama fuera mejor
Son sin igual, y en lisura, Para servir sin temor
Y en estilo castellano? Que con otro se mezclara?

eco. Llano. ECO. Clara.

galán. Pero el sugeto fué indino GALÁN. De su madrastra he sabido


No me espanto; y la infiel Que es bellísima y honrada
¿Vino á murmurar con él Blandí, humilde y avisada
También del verso divino? Pero tiene un mal marido.
eco. Vino. eco. Ido.

calan. ¿Quién tan gran maldad hiciera calan. Ya sé que se fué á la guerra;
Por un amante segundo? Mas hay quien le profetice,
¿Cómo ha de llamalla el mundo Si no yerra el que lo dice
Cuando el caso se refiera? Que será presto en la tierra.

eco. Fiera. eco. Yerra.

galán. Poco es fiera, yo le hallo galak. Quieres decir que mintió.


Mejor nombre que le den ¿Al lin lin no ha de volver
Mas calla, que yo también A su casa y su mujer,
Me corro de publicallo. Como al partir lo ordenó?
eco. Callo. eco. No-
galán. Que sufra yo una querella galán. Pues mayor sobresalto
el
Tan justa no quiera Dios, Me allauas, yo he de probar
; ,, ; :, ; ,, , ,, ,

410 BALTASAR DEL ALCÁZAR.


Por tu consejo asaltar Al rey de Francia me voy,
Ese peligroso salto. No me preguntes á qué.

eco. Alto.
CANCIÓN.
galán. Que ya entiendo que lo manda
Quien la rueda mueve y guia; Tres cosas me tienen preso
Y siendo así, ninfa mia De amores el corazón
Yo me parto en la demanda. La bella Inés el jamón , (4)
eco. Anda. Y berengenas con queso.
Esta Inés , amantes , es (5)
Quien tuvo en mí tal poder,
IMITACIÓN DE UN APÓLOGO. Que me hizo aborrecer
Todo lo que no era Inés.
Quiso Mercurio saber, Trujóme un año sin seso
Juzgándose sin segundo Hasta que en una ocasión
La estimación que en el mundo Me dio á merendar jamón
Su deidad pudo tener. Y berengenas con queso.
Y halló ser necesario
Fué de Inés la primer palma
Para enterarse del hecho, Pero ya júzgase mal
derecho
Irse á la tienda Entre todos ellos cuál
De un insigne estatuario. Tiene mas parte en mi alma.
En esto pues resumido, En gusto, medida y peso
Hizo al punto su viaje, No le hallo distinción;
Mudando el divino traje Ya quiero Inés. ya jamón ,

Para no ser conocido, Ya berengenas con queso.


Sin mirar cuan fácil es Alega Inés su beldad,
Al escarbar la gallina El jamón que es de Aracena
Descubrir la aguda espina El queso y la berengena
Que le lastima los pies.
La española antigüedad (6).
Vido llena la oficina
Y está tan en fiel el peso,
De tablas artificiosas, Que juzgado
,
sin pasión ,
Todas de dioses y diosas Todo es uno Inés, jamón :

De belleza peregrina. Y berengenas con queso.


También vio la suya entre ellas, A lo menos este trato (7)
Que á su parecer ultraja Destos mis nuevos amores
Las demás con la ventaja
Hará que Inés sus favores
Que el sol hace á las estrellas.
Jle los venda mas barato
Hallóse á lodo presente Pues tendrá por contrapeso,
El artífice discreto, Si no hiciere la razón
Con quien el Dios inquieto Una lonja dejamon
Tuvo el coloquio siguiente Y berengenas con queso.
«Esta tabla principal
De Júpiter ¿cuánto vale?
— Esa de ordinario sale
SOBRE LOS CONSONANTES.
Vendida en medio real.
Quisiera la pena mia
¿Y esta de la diosa Juno Contártela, Juana, en verso;
En qué se suele vender?
Pero temo el fin diverso
—Esta , por ser de mujer,
De cómo yo lo querría
Suele venderse por uno.
Porque si en verso refiero
¿Y esta del famoso dios Mis cosas mas importantes,
Mercurio en qué sueles dalla?
Me fuerzan los consonantes
—De balde suele llevaba A decir lo que no quiero.
Quien me compra esotras dos.»
Ejemplo: Inés me provoca
Amargóle esta verdad
Pero juzgo sin pasión
A decir mil bienes della;
Si en verso la llamo bella,
Que la propia estimación
Dice el consonante loca;
No suele dar calidad,
Y así, vengo á descubrir
Y que los que mas están
Con término descompuesto,
Con su estimación casados,
Que es una loca y no es esto ,
Solo tienen de estimados
Lo que yo quiero decir.
Lo que los otros les dan Y si la alabo de aguda,
Y mas ardiente que fuego (8),
CANCIÓN. A la aguda dice luego
Su consonante picuda.
Pues el pago de mi fe Y así la llamo en sustancia
Juana, es verme cual estoy, Picuda quizá sin sello,
Al rey de Francia me voy, A lo menos sin querello,
No me preguntes á qué. Por solo consonancia ;
la
Sufriendo las sinrazones El verso en todo me impide,
Que me hiciste, me
han salido Y podrán hacerme cargo
Dos bultos tras el oido, Que en la relación me alargo
Que parecen lamparones. Mas de lo que el cuento pide;
Si lo son yo no lo sé Aunque puede haber descuento
Mas por la duda en que estoy Si el mentir no es excesivo
Al rey de Francia me voy, Pues si miento en lo que escribo,
No me preguntes á qué. Por los consonantes miento.
Si no fueras melindrosa
Pasara con buen gobierno, (i) La dulce Inés el jamón.
, —
Texto de Sedaño.
Sin intentar sobre invierno (5) Una Inés, amantes, es. Id. —
Jornada tan trabajosa; (6) Su andaluza antigüedad. Id. —
Pero, como en ella esté O) >ervirá este nuevo trato. Id. —
Tan cursado como estoy, (8) Presta , ardiente como fuego.— Texlo de í'ertiandes.
,, ,,; ; , ; ; , ,; ;;

COMPOSICIONES VARIAS. 411

Demás desto tengo duda , Pues que tu dulce armonía


Que mi verso te contente, Con la del cielo concuerda.
Mirado menudamente, Bebe clarete, que quita
Porque despuntas de aguda ;
Melancolías y alegra;
Y no siendo cual deseas Di luego mal de tu suegra,
Te fastidian versos malos Y ande la risa y la grita.
Y será darte de palos Recibe á brazos abiertos
Obligarte á que los leas. Cualquier placer que viniere
Pues , Juana , si hago (iucia Si Venus algo pidiere,
De tratar contigo en prosa, No le acuerdes de los muertos;
Tú eres limpia y melindrosa ,
Porque en cualquiera razón
Y es mi prosa un poco sucia Que madama se declara
Porque por ser tan añejo Mas vale vergüenza en cara
Ya en los años, suelo usar Que mancilla en corazón.
En escribir y en hablar Tus afligidas doncellas,
Palabras del tiempo viejo; Que ya no se lo desean,
Y la experiencia me avisa Ten por bien que no lo sean
Que no será maravilla Serás adorada de ellas.
Que la esperada mancilla Y en satisfacción y á cuenta
La conviertas toda en risa De un hecho tan cortesano,
Y así , si yo no me engaño, Te darán ripio á la mano
Parecerá menos feo Para que vivas contenía.
Desamparar mi deseo Ande pues tu planta bella
Que seguillo con mi daño. Siempre verde y regalada,
Y de estas dilicultades De contentos cultivada
Resulta , si bien lo miras. Por el fruto que habrás della;
Que en el verso irán mentiras Y así vivirás ufana
Y en la prosa necedades. Largo tiempo, y al fin del
Podrás usar, Isabel,
El oficio de Diana.
CONSEJOS A UNA VIUDA.
EPIGRAMA II.
Deja el llanto y la tristeza,
Gloria de las Isabeles,
Magdalena me picó
Que son verdugos crueles Con un alfiler un dedo (9)
Dijele, picado, quedo,
De tus años y belleza.
La pérdida del marido Pero ya lo estaba yo.
Considera que pasó, Rióse, y con su cordura
Y el pasar no reparó Acudió al remedio presto;
Cosa de lo ya perdido; Chupóme el dedo, y con esto
Y sustentar herida la Sané de la picadura.
Siempre abierta del dolor
No promete bien mayor III (10).
Del que le das á tu vida ;
Porque la tienen de suerte MostrómeInés por retrato
Tus lágrimas y crueldad De su belleza los pies
Que la luz de tu beldad
Yo le dije «Eso es ,Inés,
:

Se ha vuelto sombra de muerte. Buscar cinco pies al gato.»


Si quieres ver manifiesto Rióse; y como eran bellos,
El ciego error en que estás, Y ella por extremo bella,
Toma el espejo, y verás Arremetí por cojella,
El estado en que le ha puesto Y escapóseme por ellos.

Porque visto el daño, espero,


Compadecida de tí,
EL PINTOR PROTÓGENES (11).
Que recibirás de mí
Lo que aconsejarte quiero. Intentó con osadía
Deja el triste luto aparte, Protógenes los pinceles
Pon los alegres doseles Vencer y el arte de Apeles
Y arma la cama en que sueles Y su ufana valentía ;

Con tu Adonis recrearle. Para lo cual sabiamente


Ardan los ricos pebetes De la Grecia las mns bellas
Que en tus regalos consumes Y aquestas cinco doncellas
Y usa de nuevos perfumes, Buscó y halló diligente.
Y de varios ramilletes. Del ornato las despoja,
Cubre de perlas el cuello; Y libres de compostura ,

Da lustre á la tez hermosa, Descubrió su hermosura


Cobra tu color de rosa Sin dejarles ni una hoja.
Y esparce al viento el cabello. Contemplaba su belleza
Ponle la rica cintura Y admiraba cada parte ,

Con los curiosos zarcillos, Atendiendo siempre ai arte,


Los brazaletes y anillos Nunca á la naturaleza.
Adornen tu hermosura.
Haz ventana para ver
Los ratos desocupados (9) Cnn un alfiler el dedo. — Texto de Espinosa.
Desvanece á los mirados (10) Flores de poetas ilustres.
(11) Según dicen oíros autores, este caso fué
de Cénsis. Trae
Si lo merecieren ser.
diciendo «Gala-
Tus ojos cojan y lleven estos versos Pacheco en su Arle de la pintura, :

don
Las banderas y despojos namente pintó este caso (aunque atribuido á Protógenes)
Délas almas y los ojos Melchor del Alcázar, llorido ingenio sevillano, que murió en la
De los que á verte se atreven. corte, de treinta y siete años , el de 1K27 , en estas coplas caste-
La arpa ya olvidada encuerda, llanas.» Como se ve, los versos del texto fueron obra de Melchor,
Tañe y canta letra mía hermano de Baltasar.
;, , :, ; ; ; ;;, ,,, , ,, ,

412 BALTASAR DEL ALCÁZAR.


La gracia y color sacó ODA (16).
De esta ,y la parte mas bella
Y artificiosa de aquella, Al amor.
Y una imagen acabó Suelta la venda sucio y asqueroso,
,
Tal que á Venus, que el hermoso
Lava los ojos llenos de légañas
Velo estrellado oscurece,
Cubre las carnes y lugares feos
Por trasunto se la ofrece
Hijo de Venus.
De Apeles vitorioso;
Pero si atrevido osara Deja las alas, las doradas flechas
Hoy la luz de mi cuidado Arco y aljaba y el ardiente fuego,
Retratar, delta abrasado,
Para que en falta tuya lo gobierne
Tabla y pincel arrojara Hombre de seso.
;

Y de sus rayos vencido, Cuando tu madre se sintiere de esto


Ufano de padecer, Puedes decille que como á muchacho
No cuidara de vencer, Loco, atrevido, vano, antojadizo,
Cuidara de ser vencido. No te queremos
Y que pues tiene de quien ella sabe
Mil cupidillos,que nos dé, de tantos,
FRAGMENTO DE UN ELOGIO AL RETRATO DE FRANCISCO PACHECO, Uno que rijasu amoroso imperio,
PINTADO POR ESTE MISMO (12). Menos infame.
Tú, miserable viéndote sin honra,
,
Allí sujetó la idea
Vuélvete á casa de tu bella madre
De su arte no vencida,
Porque te vista que andas deshonesto,
;
Deseada mas no habida
,
Picaro hecho.
Jamás de quien la desea ;

Y él glorioso de tenella, Ponió por obra porque no me hagas


,
,

Con ingenio soberano Que ande el azote mas si no me engaño,


; ,

Va sacando de su mano De estos azotes y aun de mí te ries


Divinos traslados della; Fiero tirano.
Y no es de humano intento
así,
Lo que Pacheco nos pinta LETRILLA PRIMERA (17).
De otra materia es distinta,
De celestial fundamento
Pues con destreza invencible De la dama que da luego,
Lo que es espiritual, Sin decir « vuelva á la tarde »,
Dándole retrato igual Dios os guarde.
Le forma cuerpo visible.
Déla que á nadie despide,
Y al que le pide á las nueve,
EPIGRAMA IV (13). A las diez ya no le debe
Nada de lo que le pide
Revelóme ayer Luisa De la que así se comide
Un casobien de reir Como si no hubiese tarde,

Quiéretelo, Inés, decir Dios os guarde.


Porque te caigas de risa
De la que no da esperanza
Has de saber que su tia ..
,

Porque no consiente medio


No puedo de risa , Inés;
Entre esperanza y remedio,
Quiero reírme, y después
Que el uno al otro se alcanza
Lo diré, cuando me ria.
;

De quien desde su crianza


Siempre aborreció dar tarde,
V Dios os guarde.
(14).
De la que en tal punto está
Donde el sacro Retís baña Que de todo se adolece
Con manso curso la tierra Y al que no le pide ofrece
Que entre sus muros encierra Lo que al que le pide da;
Toda la gloria de España, De quien dice al que se va
Reside Inés la graciosa, Sin pedirle que es cobarde,
La del dorado cabello;
Dios os guarde.
Pero ¿ á mí qué me va en ello ?
Maldita de Dios la cosa. De la que forma querella
De quien en su tierna edad
Le impidió la caridad
MADRIGAL (15). Y los ejercicios de ella
De que si fué doncella
la
Dejóla venda, el arco y el aljaba No se acuerda por ser tarde , ,
El lascivo rapaz ¡donosa cosa! , Dios os guarde.
Por coger una bella mariposa
Que por el aire andaba.
Magdalena la ninfa, que miraba II (18).
Su descuido, hurtóle
Las armas y dejóle Si te casas con Juan Pérez,
En el hermoso prado, ¿Qué mas quieres?
Como á muchacho bobo y descuidado.
Ya de hoy mas no da Amor gloria ni pena Si te trae del mercadillo
Que el verdadero amor es Magdalena. Saya y manto de soplillo,
Y un don para el colodrillo,
Prendido con alfileres,
(12) Hállanse en Arte de la pintura de Pacheco, precedidos de
el
¿ Qué mas quieres?
estas palabras: «Con mucha
gracia explicó esto Baltasar del Alcá-
zar en las coplas castellanas del elogio que hizo á mi retrato.»
(13) Flores de poetas ilustres.
(16) Colección de Sedaño, tomo ix.
(U) Id., id.
(17) Id., id.
(15) Colección de Sedaño , tomo ix. (18) Id., id.
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COMPOSICIONES VARtAS. 41o


Si esde tan buena conciencia, Viéndome en tan mala vida,
Que llevará con paciencia Acordé buscar señor
Sobre cuernos penitencia Que me tratase mejor
La vez que se los pusieres, En esto de la comida.
¿Qué mas quieres? Fui me de mi amo el sastre
conmigo dondestoy,
Di
Si te permite que veas Y cuan venturoso soy
Y goces que deseaslo
Lo veréis en mi desastre.
Y al fin pasa porque seas
,
Topé un señor de buen arte,
La peor de las mujeres, Que me quiso en pocos dias,
¿Qué mas quieres? Puesto que mis monerías
Si para tu condición Y donaires fueron parle.
Le deseas dormilón, La pasada vida estrecha
Y él duerme mas que un lirón Y la codicia del pan
Cuando menester lo hubieres, Me hacían ser truhán
¿Qué vías quieres? Sin serlo de mi cosecha.
Daba saltos en el aire,
Si elJuan Pérez es de hechura
Triscaba por complacelle,
Que todo el año procura
Y acertaron á caelle
Que todos por tu figura
Estas cosas en donaire
Te hagan dos mil placeres,
Y con esto me hartaba.
¿Qué mas quieres?
Limpióme, que estaba sucio
Púseme tan gordo y lucio,
EPIGRAMA VI (19). Que mil gozques me envidiaban.
Y estando así , sucedió
Tiene Inés por su apetito Que un gato, mi compañero,
Dos puertas en su posada Comió á mi amo un silguero,
En una un hoyo á la entrada, Que privaba como yo.
En otra colgado un pito. Siendo mi amo informado
Esto es avisar que cuando Del homicida cruel,
Viniere alguno pidiendo, Quisiera vengarse de él
Si ha de entrar, entre cayendo;
Mas no quiso mi pecado.
Si no cayendo, pitando.
No acertó donde él quisiera,
Ni donde quisiera yo
EPIGRAMA VII (20). Que de acertar, si acertó ;
Que acertar nunca debiera.
Tu nariz , hermana Clara, Yo estaba en el otro cabo,
Ya vemos visiblemente Y viendo el golpe venir,
Que parte desde la frente; Con el temor de morir,
No hay quién sepa dónde para. Hice broquel de su rabo.
Mas, puesto que no haya quién, Fué tan bellaco el broquel,
Por derivación se saca Que lo rebanó por medio,
Que una cosa tan bellaca Y rebanó sin remedio
No puede parar en bien. Cuanto abroquelé con él.
Llevóme el cruel ingrato
Lo que falta de esta pieza
DIALOGO ENTRE DOS PERRILLOS.
Y así pagó mi cabeza
¿Cómo os llamáis, gentil hombre? Lo que hizo la del gato.
— Zarpilla Señor, me llamo.
— Pues por qué? — Porque mi amo
,

¿ SONETOS
Quiso ponerme este nombre.
— Quién ó de dónde ó cuyo
¿ sois ? DIRIGIDOS Á GUTIERRE DE CETINA.
— Gozquejo soy sevillano,
Y de un alcaide inhumano I.
Que ojalá no fuera suyo.
— ¿Tan mal te va en tu posada?
Que
Si subiera
al
mi pluma tanto el vuelo
deseo igualara que la inclina
¿Qué es esto de par del
ojo?
— Si no habéis por enojo,
lo
A celebrar, carísimo Cetina
Cuanto bien sobre vos derrama el cielo,
Sacóme una rebanada.
— ¿De dónde cómo ó Viérades, en honor del patrio suelo,
— Daré relación cumplidapor quién?
,
La clara fama que la rueda empina
Del discurso de mi vida , Del gran hijo de Tétis, como indina
Para que lo entendáis bien. Cubierta á vuestros pies de negro velo;
Yo Señor, nací en Sevilla
,
Mas ya que el hado le negó esta palma (21)
De padres gozques honrados, Al tardo ingenio , porque tal supuesto (22)
Y entonces, por mis pecados Pide mas alta (25), numerosa suma,
No me llamaban Zarpilla. Yo os celebro, Señor, dentro mi alma,
Era un sastre á quien servia Donde os veréis en aquel punto puesto
Y con los años aviesos Do no llegó (24) el ingenio ni la pluma.
Vine á quedarme en los huesos,
Délo poco que comia. II.

Dióme después un bellaco


Si el llanto, Febo, á tu deidad indino,
En el pié con un ladrido.
Que los desiertos tésalos (25) oian;
Considerad un gozquiílo
Si los ojos de amor que te hacían (26)
Hambriento cojuelo y flaco.
,

Todo el dia echado al sol


De tal manera me vi (21) Esta gloriosa palma.
Que no diérades por mí (22) De alabaros me impide y el sugeto.
Lo que vale un caracol. (23) Pide alabanzas de inlinita.
(24) Habré de celebraros en mi alma.
(19) Hállase en las Flores de poetqs ilustres. (25) Campos tesálicos.
(20) Flores de poetas ilustres. (26) Si los hermosos ojos que podían.
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A\i BALTASAR DEL ALCÁZAR.


Quedar en este mundo (27) por vecino; Que cuyo soy me mandó
Si los rubios cabellos de oro fino, Que no diga que soy suyo (34).
Que con fresco viento se esparcían;
el
Cuyo soy jurado tiene
Si aquellas blancas manos que tenían De ahorcarme si lo digo;
Presa tu libertad, siendo divino, Líbreme Dios de un castigo
Está ya oscurecido en tu memoria (28) Que á tales términos viene.
O por el tiempo ó grave inconveniente (29), ¿Yo horro, siendo de un cuyo
Vuelve á la vida tu amorosa historia (30)
Tul cual quien me cautivó?
Y honra de hoy mas tu lauro eternamente (31), Bien librado estaba yo
Pues le vemos ceñir con nueva gloria (52) Si dijera que soy suyo.
Del gran Cetina la ingeniosa frente (33).
Ando á ganar para mí
Mas no quiero libertad;
ROMANCE. Que esto de mí soledad
Por ser esclavo la di.
El pastor mas triste
Harto he dicho; pero cuyo
Que en el valle y sierra
Puedo yo ser, eso no
Pace su ganado
Dígalo quien me mandó
La fragante yerba Que no diga que soy suyo.
Con lágrimas dice
A la causa de ellas Púsome en el alma un clavo
Sus ansias mortales, Su dulce nombre y la ese
Que mucho le aquejan :
Porque ninguno pudiese
Morena bella ,
Saber de quién soy esclavo.
Tóquete de mi fuego Quien quisiere saber cuyo
Una centella. Lea donde se escribió
Del alado dios Y verá quién me mandó
Un rayóte encienda, Que no diga que soy suyo.
Pues al de tus ojos Quiero al fin decir quién es
No hallo defensas, Si no me lo estorba el miedo.
Aunque para verte Soy de Inés... ¡Perdido quedo!
En ceniza vuelva Señores no soy de Inés.
,

Lo que mas deseo , Burlando estaba en el cuyo.


Y menos deseas. ¡Mal haya quién me engañó !

Morena bella, etc. No estaba en mi seso no, ,

Me llamas, Belisa, Si he dicho que soy suyo.


Mas falso que Eneas,
Y sin conocerme, OTRAS.
Por tal me condenas;
Si á otro cielo adoro, Tengo la cabeza rota,
Fálteme la tierra En esta cama tendido,
Y el de tu hermosura Del cruel dolor herido.
Me falte en ausencia. Que el médico llama gota.
Morena bella etc. ,
Las horas que el sufrimiento
La luz de tu rostro, Con el alivio cobraba,
Que mis ojos ciega, Eran que se preparaba
Destierre del mió Para el futuro tormento.
Las tristes tinieblas;
Considerando mi mal
Hasta que te ablandes
Crezcan mis endechas,
Y el que padece un amante,
Hállele tan semejante,
Crezcan mis suspiros
Mis lágrimas crezcan. Y el martirio tan igual,
Morena bella etc. ,
Que vengo á dar por sentencia,
Y que cuando caigan Compadre mió y señor,
De las altas sierras
Que entre la gota y amor
Las escuras sombras No hay ninguna diferencia.
De la noche negra
Hacia su majada
(54) El padre Benito Remigio Noydens, en la Historia moraldel
El pastor da vuelta
dios Momo (Madrid , 1666), dice: « El que se precia de buen in-
Y en el monte y valle
genio también se precia de buen entendimiento. No escriba cosa
El eco resuena,
que ofenda los oídos y manche el alma, que es bien de ponderar
Morena bella, etc.
que ha pocos años andaba un cantar profano que un poeta había
inventado , y era, como dicen los cortesanos , muy valido, y era j

REDONDILLAS. este: «¿Ssclavo soy, pero cuyo, etc.» Y sucedió que sacando un
sacerdote los espíritus de una endemoniada, preguntó por curio-
Esclavo soy, pero cuyo sidad (que siempre se ha de huir en tales casos) al demonio qué
sabia. Respondió que era músico. Hizo el sacerdote traer una vi-
Eso no lo diré yo;
huela, y de tal manera meneaba los dedos de la villana , que pa-
recía el hombre mas diestro del mundo; y diciéndole que cantase,
dijo :

Esclavo soy, pero el cuyo


(27) Detenerte en el mundo.
No puedo negarlo yo,
(28) Si por el tiempo, robador del gusto.
Pues cuyo soy me mandó
(29) O por otro cualquier grave accidente. Que dijese que era suyo,
(50) Ha hecho en tu memoria nuevo trueco. Pues al infierno me envió.»
(51) De hoy mas podrás honrar mas propiamente. Bien merece glosa el cantar del demonio. Como se ve por esta
(52) Tu olvidado laurel , que es premio justo. cita delpadre Noydens, el diablo tenia en lo antaño muy buen
(53) De la ingeniosa frente de Pacheco. gusto literario, y era aficionado á los versos de Baltasar de Al-
llállanse estos sonetos en la traducción de la Historia de lu tile- cázar, hasta el punto de servirse de ellos para sus glosas y otras
raima española de Sismondi. Van con las mismas variantes allí diabluras literarias. Esto siempre honra á nuestra literatura,
indicadas, por las cuales se ve que el segundo fué corregido y pues aunque el aplauso de los malos lio debe lisonjear mucho,,
dedicado á Francisco Pacheco. sin embargo , aplauso es.
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COMPOSICIONES VARIAS. 413


La gota generalmente Al gotoso en su dolor
De un humor caliente empieza, Suelen por todas las vias
Que corre de la cabeza Aplicarle cosas frías
Como de su propia fuente; Que resistan el dolor;
Así amor de fuego viene, Y aplicada de este modo
Que en la cabeza se cria La nieve de larga ausencia
Cuando la encuentra vacía En la amorosa dolencia
Del seso que le conviene. Suele curarla del todo.
Si la gota quita el sueño, Al gotoso comunmente,
La paciencia y el comer, Cuando mas salud alcanza,
No es amor ni suele ser Si el tiempo hace mudanza,
Mas hidalgo con su dueño; Luego la salud lo siente;
Y si el cuitado paciente Y al galán que sin razón
Ayes entona diversos, Su dama se le retira
El amador hace versos. Luego veréis que suspira,
Que descubren lo que siente. Y enferma del corazón.
En las coyunturas duele Cuando la gota se ensaña,
La gota con mas vigor, Lo que mas es menester
Y en coyunturas amor Es la templanza en comer,
Hacer maravillas suele Porque todo exceso daña;
Y si suele dar en cama Y el galán no vale un cuarto,
La gota con el mas fuerte, Si lo da de comedor,
Amor de la misma suerte Porque en el juego de amor
Con el amante y su dama. Se suele morir de harto.
Cuando el mal al pié desciende La gota curada en vano,
Y el dolor hiere sin tasa, Viene el negocio á parar
La sombra y aire que pasa Por un tiempo en cojear
Todo lo agravia y ofende. Con un bordón en la mano;
Así quien de veras ama Asi amor por galardón
Tales celos forma y cria Regala con mal francés,
Que aun el aire no querría Y no se tiene en los pies
Que le tocase á su dama. El galán sin su bordón.
Cuando la gota convida Esto es en resolución
,

A que echen la sangre fuera, Lo que me movió á tener


Al amante una tercera Un tan nuevo parecer :

Le chupa la sangre y vida. Juzgad si tengo razón.

FIN DE LAS rOESÍAS DE BALTASAR DEL ALCÁZAR.


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DEL DOCTOR JUAN DE SALINAS

Dijo con gran compasión


COMPOSICIONES VARIAS. «Todos lo hemos lamentado;
:

Que nos tenia robado


EPITAFIO Á UN JABALÍ QUE MATÓ LA DUQUESA DE OSUNA, Hasta el mismo corazón.»
QUE FUÉ HERMOSÍSIMA SEÑORA.

Un jabalí yace aquí,


Á DOÑA ANA DE MENDOZA Y MELGAREJO, CUANDO TOMÓ EL
Muerto por una deidad; HÁBITO DE RELIGIOSA EN EL CONVENTO DE SAN LEANDRO.
Muriera de vanidad
Olra vez á estar en sí. Mucho os parecéis, Señora
No fué solo el jabalí A Dios en los atributos,
El muerto ; que no hallarás Pues dais de esas manos frutos
Caminante que jamás Que aun el pensarlos ignora
Quede en la selva con vida Calificada está agora
Que este murió de la herida En esta pródiga acción
Y de envidia los demás. Vuestra real condición
La mia pide que os dé
Yo no sé, Señora, qué,
CELEBRA EL DOCTOR UN TIRO QUE LA MISMA DUQUESA HIZO Si tenéis mi corazón.
Á UNOS GORRIONES.

Belisa á cinco tiró Á LA CRUZ Y TRIBULACIÓN.


Gorriones, y á cuatro dellos
Antes con sus ojos bellos Los que me vieron en cruz
Que con el tiro mató. Mil parabienes me den;
El otro solo quedó Que en la cruz está mi bien ,
Y luego se fué á un desierto, Pues mi bien está en la cruz.
Y sobre un peñasco yerto
Escribió el pico dorado :
Á UNA CONTEMPLACIÓN QUE TENIA EL DOCTOR Y DESEÁNDOLA,
«Aquí yace un desdichado ,

Que murió de no haber muerto.» ÑOLA QUERÍA LOGRAR.

SONETO.
FINGE QUE UNA DAMA RECELA QUE SU AMANTE LA OLVIDASE
Si desdicha en amor desdicha fuera,
EN AUSENCIA.
Yo fuera mas que todos desJichado,
Pregunta. Viva Bras, aunque es partido; Pues siempre pretendí desesperado,
Mas su fe buen siglo haya. Porque nunca alcancé lo que quisiera
Respuesta. Aunque es partido Pelaya, Mas si dejar de amarte yo pudiera
Seguro está tu partido; Al punto diera fin á mi cuidado ,

Porque habiendo merecido Con la experiencia ya desengañado


Ver tus bellos ojos Bras, De que mi amor sin fruto en vano espera.
Que en matar dejan atrás Quisiera no quererte por gozarte
Los mas activos venenos Que es ya desdicha en mí haberte querido,
Ni debe abatirse á menos Pues si te gozo tengo de perderte.
Ni puede aspirar á mas. No quiero bien si he de dejar de amarte;
Que el amarte no mas mi vida ha sido,
Y no quiero gozarle por perderte.
CELEBRA EL DOCTOR UN DICHO DEL PADRE MAESTRO FARFAN
DE SAN AGUSTÍN.
Á UNA DAMA QUE FINGIENDO DESCUIDO ENSEÑÓ LAS LIGAS
Determinaron echar AL DOCTOR.
Un novicio que solia
A todos cuanto podia Cubrid las ligas, amiga,
De las celdas agarrar. Sin meterme en tentación
Viendo al padre lamentar, Que no soy yo gorrión
Farfan en esta ocasión Para que me arméis con liga.

P.xvi-i. 27
: ;; , , , ,

418 JUAN DE SALINAS.


Hállateme ya tan de paz Que por momentos se mueve (2),
Y tan templado á los viejos, Y se para por minutos,
Que no bastan ra parejos Abrenuncio.
Para tornarme rapaz. De doncellas alcorzadas,
No esperéis á que os lo diga Que siendo plantas sin fruto,
Por segunda monición Pretenden adoración
Que no soy yo gorrión Por lo blanco y por lo rubio,
Para que me arméis con liga. Abrenuncio.
La recela que os parece De terceras disonantes,
Que ha de ponerme osadía Que pegan en mí de agudo,
Es rosa de Alejandría, Teniéndome por tan necio,
Que me estraga y enflaquece. Que no entiendo el contrapunto,
Acabad de echr, amiga, Abrenuncio.
A la jaula el pabellón, De peticiones en tercio,
Que no soy yo gorrión
Hechas con traza y estudio,
Para que me arméis con liga.
Y dichas después á versos,
Aunque puede en la refriega Como salmos de nocturno,
Armar la liga morada, Abrenuncio.
No es de la liga esta armada
De damas que si os ofrecen
Ni contra el turco navega.
Medio cornado de gusto,
No penséis que me perdiga
A fuer de la vida eterna
Tan moderada ocasión;
Esperan ciento por uno,
Que no soy yo gorrión
Abrenuncio.
Para que me arméis con liga.
De aficiones repartidas
Mas que pecho ni tributo,
AUN CLÉRIGO QUE NO QUISO PRESTAR AL DOCTOR LA MULA, Que en admitir variedades
Y ERA MUY PUERCO. Son el arca del diluvio,
Abrenuncio.
Cierto abad de Cantillana,
De reinas en cuyas cortes,
Tan viejo como guardoso
Sin guardar á nadie el turno,
(Dejo aparte lo asqueroso,
Habla, si es rico, Toledo,
Que eso dirá la sotana),
Y calla, si es pobre, Burgos,
Su mulilla rabicana
Abrenuncio.
Jamás la quiso prestar,
Verificando á la par De tablas de malos lejos
Con evidencias notorias Damas que aunque quieran mucho
En sí dos contradictorias : Hacen las mismas obsequias
No dar muía y muladar. Al ausente que al difunto (3),
Abrenuncio.

Á UN FRAILE VIEJO, MENTIROSO Y FALTO DE DIENTES. De las que no se enternecen


No siendo de oros el triunfo,
Si les tañen mas guitarras
Vuestra dentadura poca
Dice vuestra mucha edad
Que fueron contra el Maluco,
Abrenuncio.
Y es la primera verdad
Que se ha visto en vuestra boca. De poetas que no escriben
Sino Apolo el rubicundo,
Y por mas soles que gastan
k UNA HECHURA DE UN SANTO CRISTO DE CERA. No deja de hacer oscuro,
Abrenuncio.
Pecador, que estás temblando
De mi justicia severa
De tiples que meten letra,
,

Llégate que soy de cera Y dan tan bajos los puntos,


;

Y fácilmente me ablando. Que podían ser polilla


Del serrallo del Gran Turco,
Abrenuncio.
EPITAFIO Á DOÑA LUISA MALDONADO, MUJER QUE FUÉ DE DON
FERNANDO MELGAREJO, Á QUIEN POR MAL NOMBRE LLAMABAN
manee que comienza De amor con intercadencias , y lo hizo el doc-
BARRABÁS. tor Salinas , el cual, viéndolo en la dicha impresión, hizo e»ta:

Delito á mis ojos es ,


Quien vivió con Barrabás No de los menos atroces,
Yace en esta losa fria í-'.ntrarseviolentas hoces
Que la vida que tenia En ajena y pobre mies;
No pudo sufrida mas; Estas mis querellas pues
Aunque en metáfora van,
Y así, nos queda el consuelo l'or ventura sacarán
En muerte tan á deshora, Algún miserere mei,
Que, pues Barrabás la llora, Como al adúltero rey
Sin duda que está en el cielo. La conseja de Natán.
Hijo ingrato , así disfamas,
En pobres paños nacido,
ROMANCE (1). A tus padres, y engreído,
A caballereóte llamas.
De amor con intercadencias, El festivo entre las damas
Que es de linaje de pulsos Ya en soledades se ve,
Do no huella humano pié;
yo no alcanzo el misterio,
O me cometió adulterio
(1)Este romance ha corrido hasta ahora impreso como de don La musa con quien casé.»
Luis de Góngora. En el códice de las Obras del doctor Juan de Sa-
(2) Que por momentos aguija, dicen otras ediciones.
linas se lee
(3) En muchas ediciones se lee:
« En obras de don Luis de Góngora , que recogió é imprimió
las
Al presente que al difunto.
don Gonzalo de Hoces y Córdoba el aüo de 1633, pusieron el ro-
,, , , ,
;,

COMPOSICIONES VARIAS. 413

De cascos desvanecidos, DÉCIMAS.


Bonetes que tienen humos
EN ALABANZA DE LA ROSA EN COMPETENCIA DEL JAZMIN.
l)e nuncios del Padre Santo,
Pudiendo estar en el Nuncio,
Abrenuncio. El que eligió en el jardín
El jazmín no fué discreto,
De fanfarrones del ampa,
Que no tiene olor perfeto
Que pretenden, por lo rufo Si se marchita el jazmín;
Car á las damas en votos
Mas la rosa hasta su 11 n
Lo que ellas quieren en juros, Porque aun su morir se alabe,
Abrenuncio.
Tiene olor mas dulce y suave,
De varas que al primer toque, Fragancia mas olorosa;
Cual de otro Moisen seguudo, Luego mejor es la rosa
Sacan arroyos de plata Y el jazmín menos suave.
De los peñascos mas duros, Tú, que rosa y jazmín ves,
Abrenuncio. Eliges la pompa breve
Del jazmín, fragante nieve
De discretos putativos
Que un soplo al céliro es ;
En el aplauso del vulgo,
Mas conociendo después
Que por mas que anden compuestos
La altiva lisonja hermosa
Son simples en todo el mundo,
Abrenuncio.
De la rosa, cuidadosa
La antepondrás á mi amor;
De buenas caras al olio, Que es el jazmín poca flor,
Que á pura fuerza del unto Mucha fragancia la rosa.
Piensan dejar encubiertos
Los defectos del dibujo,
Abrenuncio.
ENVIÓ EL DOCTOR A UNA RELIGIOSA UNAS PLUMAS rARAKSCRIBIR
De otras mil cosas que veo Y ARENILLA PARA LAS CARTAS.
En estos siglos caducos
Que las he por expresadas,
Las plumas símbolo son
Y de mí porque las sufro,
Del vuelo á que el alma santa
Abrenuncio.
Fervorosa se levanta
SE PUSO En alta contemplación
Á DONA MANUELA DEL ALCÁZAR, CUANDO NIÑA
Y porque en esa región
CHAPINES LA PRIMERA VEZ, Y ERA HERMOSÍSIMA. Cuando soplare violento
Peces que á vuestro albedrío De la vanidad el viento
En deleitoso país No os precipite y arrastre,
Por el seno discurrís Las arenas son el lastre

Deste claro y manso rio, Del propio conocimiento.


Huid por consejo mió
Del cono anzuelo á la mar;
Que á Filis vi preparar, CONSOLANDO Á UNA PERSONA QUE PADECÍA TRABAJOS.
Famosa en la pesquería,
El corcho que no tenia
En su caña de pescar. No te amargues en lo fuerte
De tan duras extorsiones;
Guarte, Gil, de entre esos riscos
Que en su rigor te dispones
De urta zagala en chapines, Para mas dichosa muerte,
Como dos mil seraünes, Pues llegando á empobrecerte,
Como dos mil basiliscos. No habrá en las horas postreras
Cien mil arcos berberiscos
Ricas prendas lisonjeras
Con bélicas algazaras
De que con dolor te acuerdes,
No matizan tantas jaras Turbando con lo que pierdes
De vivos esmaltes rojos El gozo de lo que esperas.
Como un flechar de sus ojos.
A y de tí, si lo miraras!
¡

FIN DE LAS POESÍAS DE JUA> DE SALINAS.


, ; , ;! ! , ;
! ,

POESÍAS

DE PEDRO DE QUIRÓS

COMPOSICIONES VARIAS. En el mar de la gracia ¿quien no mira


Que eres ¡oh Virgen tú la perla pura !

Por cuya luz aun la del sol suspira?


SONETO PRIMERO. Mancha el sol de tu perla la blancura;
A Itálica. Mas queen tí nohaya mancha¿á quién admira,
Si aun al sol presta rayos tu hermosura?
Itálica, ¿dó estás? Tu lozanía
Rendida yace al peso de los años. IV.
¿Quién á la luz que dan tus desengaños
¿n la sombra veloz del tiempo fia? ¡Oh tú, cualquier que fueses, el primero
Cedió tu pompa á la fatal porfía Que á verdes canas el enrubio diste ,
De tirana ambición de los extraños; Y rotos dientes con marfil supliste
Mas hízote el ejemplo de tus daños Seas pasto infeliz del Cancerbero!
Libro de sabios, de ignorantes guia. Por tí á pesar de casi un siglo entero
,

Mal dije no humilló tus torres claras


;
De años que tiene doña Guzmia, insiste
Tiempo ni emulación con manos fieras; En que es niña, y del malo se reviste
Que, á resistirte, de los dos triunfaras. Porque yo por sus rugas no me muero.
Tu morir fué deber que si hoy vivieras
; Niña dentipostiza y trencicana,
Ni á tus héroes mas triunfos les hallaras, No quieras que arrastrando el apetito
Ni del mundo en el ámbito cupieras. Por tí sea yo mártir del demonio.
¡Ay! olvídame; asi, cuando mañana
II.
Rapagona te llame aquel bendito,
Al último duque de Alcalá. Nadie diga «¡Oh qué falso testimonio!»
:

El coronado yelmo, el real escudo. V.


Primor que admiras del cincel valiente,
De esta urna de pórfido luciente Ruiseñor amoroso, cuyo llanto
Lengua es que rompe su silencio mudo. No hay robre que no deje enternecido,
Sellado el mármol ocultar no pudo ¡Oh , si tu voz cantase mi gemido
Tanto sol retirado al occidente; Oh , si gimiera mi dolor tu canto
Que sus glorias la fama reverente Esperar mi desvelo osara tanto,
En bronce graba con buril agudo. Que mereciese por lo bien sentido
Alma del tiempo es esta pira grave, Ser escuchado, cuando no creído,
Que al postrimer Afán le da reposo, De la que es de mi amor hermoso encanto;
Cuyo nombre en su fama apenas cabe ;
Que mal empleas tu raudal sonoro
Su fama, que es el triunfo mas glorioso Cantando la alba y á las flores bellas
Que á la inmortalidad torció la llave; Canta tú oh ruiseñor! lo que yo lloro.
¡

Deidad, le veneró Marte dichoso. Acomoda en tu pico mis querellas


Que si lasdices á quien tierno adoro,
III.
Con tu voz llegarás á las estrellas.
A una perla alusión
, á la Virgen María.

Del cristalino piélago se atreve REDONDILLAS.


Tal vez marina concha á la ribera
Y el fulgor puro de la luz primera Dulce Ardenia bella,
Su sea , menor que su avaricia , bebe. A quien mi albedrío
De la preciosa perla apenas debe Llama norte mió
Quedar fecunda el alba lisonjera Como el mar su estrella
Cuando ai mar se retira, porque fuera Por quien de llorar
Ve los rayos del sol manchar su nieve. Tus duros enojos
, , , ; , , , , , ; ; !

422 PEDRO DE Qt'IROS.


Son rios mis ojos ; Ay dulce hermoso dueño! ,

Que corren al mar ;


Si es sueño grave mi felice suerte,
Agora que el manso Como hay vida que es sueño,
Viento el mar serena Sea mi vida dilatada muerte ,
Y ofrece á mi pena Porque esté mas segura
La noche descanso; Vida que es muerte, sueño que es ventura.
Mientras lisonjero Morir por adorarte,
Va el viento veloz Aunque sin esperar el merecerte,
Escucha la voz Amar por solo amarte
De tu marinero. Tener por dulce fin solo el quererte,
Oye, no teabscondas, Es gloria donde el alma
La luz manifiesta Tiene sin interés su fe por palma.
De un sol que se acuesta Mas ¡ay, Celia divina!
En lasrubias ondas; Que cuando me acredito mas de amante
Oye los suspiros Y cuando mas camina
De quien firme te ama Mi amor en su propósito constante,
Si porque te llama En un grave tormento
No son tus retiros Vacila el alma, gime el pensamiento.
hay en tí afición,
Si No sé si declararte
Dueño hermoso, vén. Podrá su pena el corazón difunto,
Las horas del bien Pues con imaginarte
¡Oh qué tardas son! De mas dichoso amor posible asunto,
Si amor no te obliga En lágrimas deshecho,
Cuando me despeña, Triste á los ojos se traslada el pecho.
Dame alguna seña Ya te he dicho la causa
Para que te siga. Con brevedad, de mi insufrible daño;
En vano te alejas, Que no es bien hacer pausa
Pues para alcanzarte En el dolor quien teme un desengaño;
El amor reparte Mal mi pasión resisto...
Plumas á mis quejas; ¡Ay Celia quién tu luz no hubiera visto
,

Si huyes de amar,
Buscarte es error; II.
Que quien no halla amor,
Nada puede hallar. Altivo pensamiento,
Sin tí se ven solas, No afectes ardimiento soberano,
Y en sus escarceos Porque es atrevimiento
A mudos gorgeos Seguir tanta deidad con vuelo humano.
Te llaman las olas. Mira que la ventura
Su voz cristalina Está cuando mayor, menos segura.
,

Acordes rompieran Pensamiento atrevido,


Si heridas se vieran Para estar de tí mismo confiado
De tu luz divina. Eres tan desvalido
Y la noche obscura Como de nobles causas engendrado;
Luciera tan clara, Teme, si al sol te igualas,
Que el día envidiara Que á su calor se quemarán tus alas.
Su alegre hermosura. No busques tanta gloria
No mar, sino cielo Pues te falta caudal para el empleo
Debiera llamarse, Imposible victoria
A poder copiarse Es la que pretendió solo el deseo,
En el mar tu velo. Y*á una luz tan divina
Mas fuera mi mal; El atreverse es la primer ruina.
Que no hallo un amante Incontrastable muro
En lienzo inconstante Mal combatir intenta tu cuidado
Firme original. Mas rebelde, mas duro
A tus niñas bellas Le hallarás mientras fueres mas osado;
Haciendo reflejo, Que está en un amor muerto
No eslimara espejo Dormido el gusto, y el rigor despierto.
Ser de las estrellas. En la luz de su esfera
Gozara bonanza Rigor fatal conocerás de muerte,
El mar de mis ojos, Si con ala» de cera
Pues libre de enojos De Icaro sigues la ambiciosa suerte.
Viera su esperanza. Mira que es desvario
Sin tí nada veo Esperar que amor venza un mármol frió.
De serenidad
Porque es tu beldad
Fin de mi deseo.
MADRIGAL.

CANCIÓN PRIMERA. Tórtola amante, que en el robre moras,


Endechando en arrullos quejas tantas,
El tiempo que vivieron Mucho alivias tus penas, si es que lloras,
Sin ser tuyos mis ojos , Celia mía, Y pocos son tus males , si es que cantas.
A cuanto entonces vieron Si de la que enamoras
Miran hoy como noche porque el día
El desden te desvia ,
,
Vestido de arreboles, No durará el desden ,
pues tu porfía
No pudo amanecer sin tus dos soles. Está un pecho de pluma conquistando.
Ya de tus luces bellas, ¿Podrá un pecho de pluma no ser blando?
Mi amor, si mariposa no encendida, ¡Aydela penamia,
Será por medio de ellas En que medroso y triste estoy llorando,
El ave rara que en Arabia anida. Y euternecer procuro
Pues si abrasado yace, Pecho de mármol cuanto blanco, dura! ,

Fénix será el amor que en tí renace.


,;; ; , ,;
:: , , ; , ;
,

COMPOSICIONES VARIAS. 423


ROMANCE. Vén tú, y pié de la letra
al
El pié á la letra traslada.
Hería el sol en las ondas, Del bello pié y de mi amor,
Que unas con
otras combaten Lisi, sol) decirse
Desconcertados los vientos Que cuanto puede el amor
Desaliados los mares Lo puedes tú con tu pié,
Amedrentados los riscos
Pues con él así triunfaste
O gimen ó se deshacen .

Lisi divina, esta vez,


Que no á la vista tan fieros
Son como el cierzo cobardes. Que por el pié derribaste
En la sorda playa quiebran
La torre de mí altivez.
Las olas que flecha el aire, Hoy me hace pagar apriesa
Amenazando al romperse Amor la deuda forzosa
A medio mundo tragarse. Si no al pié de la francesa,
En una pobre barquilla AI tuyo, española hermosa ;
,

Que aun parece que no c;ibe Y para dejar deshecha


En todo el mar, que furioso La dureza que mostré,
La arroja de una á otra parle En vez de punta de flecha
Remando á vista de tierra ,
Se de puntapié.
valió
Una de abril fiera tarde Aunque del bien que hoy me ofrece
(Que ni es abril siempre flores. Casi quiero presumir ,
Ni siempre enero huracanes ), Que darme el pié mas'parece
Al compás de la tormenta Que es ayudarme á subir.
Y al tenor de sus pesares No mi bien nacido amor
Asi cantaba Daliso,
Profanará el tiempo osado,
Mas que venturoso, amante Pues mi dicha y lu favor
«Amarilis ingrata. Con tan buen pié ha comenzado.
Desde que le vi Esta esperanza alentó,
El mar no me mata ,
Dulcísima Lisi , el ver
El amarte sí. Que amor que de pies nació
«Aunque el mar juró Dichoso promete ser.
Sus olas por bravas, Si albergue en tu pecho bailara
Tú eres quien me acabas; Dichosa fuera mi fe
Que las olas no. Pues no hay duda que medrara
Mi muerte temí En casa de tan buen pié ;

Al temerte ingrata; Mas en mi dulce penar,


El mamo me mata. Amado ó aborrecido,
El amarte sí. A tus pies siempre he de estar,
»Si mi pecho vieras, Como agora estoy, rendido.
Bien conocerías
Cuánto mas podías
Que las aguas fieras,
Pues es para mi EPIGRAMA PRIMERO,
La tormenta grata;
Que el mar no me mata, Amarilis, si no fuera
El amarte si.» Por el desden que padezco,
El amor de que adolezco
Mientras al viento dispensa Mi vida acabado hubiera.
Estos acentos suaves De amor la llama hace fiera
De enamorados delfines Del pecho ardiente despojos;
Le escucha escuadrón nadante Llanto causan tus enojos;
Pero golpe de las olas
al Mas témplase en proporción
Se rinde el barquillo frágil El fuego del corazón
Y busca Daliso tierra Con el llanto de los ojos.
En hombros de los cristales.
Viendo que las aguas fueron
Sepulcro á su leño errante, II.
Sentado sobre una roca ,
Vuelve á decir y á quejarse A ana que se casó con un calvo.
«Amarilis ingrata,
Desde que te vi
Hoy la tierna Lisi pudo
El mar no me Darse á talludo velado
mata,
El amarte sí.-»
En copete mal velado
Y en barba bien copetudo:
Muestra el capitel desnudo
Cascos dureza y osario
^
,

REDONDILLAS. O ya salga temerario,


Pobre ó necio el tal testuz,
Al breve hermoso pié de una dama- Temo que haya mucha cruz,
Lisi donde hay tal calvario.
,

Zagala , yo vi lu pié
Si digo lo que sentí,
III.
En mi mucho fuego fué
La poca nieve que vi.
Siguióme Filis, huí;
Dándome pié para hablar,
Segui yo á Filis, huyó.
Mudo estoy, mi fe te empeño ¡Oh, si mi no fuera sí!
Y es que no hallo qué glosar Oh , si mi sí fuera no!
Sobre pié que es tan pequeño.
Flecha que el alma penetra,
Pues ves mi pluma turbada,
, , ,

;:¡ PEDRO DE QUIROS.


IV.

Leonor Bellos ojos tiene Filis


No amaba yo, vi á ;

Miré incauto, hirióme hermosa; Clenarda hermoso cabello,


Cristal es de Elisa el cuello
Rie mi amor rigurosa
Lloro tierno su rigor. Rubí el labio de Amarilis;
Nieve fui sol es mi ingrata;
,
¿Cuál de tan dulces despojos
Mi llanto admirar no debe; Quisiera emprender tu fuego,
Que hiriendo el sol á la nieve, Amor? Pero siendo ciego,
En arroyos la desata. ¿Quién duda que quieres ojos?

FIN DE LAS POESÍA? DE ' I


QülnÓS.
POESÍAS

DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE

JUICIOS CRÍTICOS.

DE LOPE DE VEGA.
(En una respuesta a un señor de estos reinos , en que da su parecer en razón de la nueva poesía.)

El ingenio de este caballero..." en mi opinión... es el mas raro y peregrino que he conocido en


aquella provincia, y tal, que ni á Séneca ni á Lucano, nacidos en su patria, le hallo diferente,
ni á ella por él menos gloriosa que por ellos... Escribió en todos estilos con elegancia, y en las
cosas festivas, á que se inclinaba mucho, fueron sus sales no menos celebradas que las de Marcial,
y mucho mas honestas. Tenemos singulares obras suyas en aquel estilo puro, continuadas por la
mayor parte de su edad, de que aprendimos todos erudición y dulzura, dos partes de que debe
constar el arte... Mas no contento con haber hallado en aquella blandura y suavidad el último
grado de la fama, quiso, á lo que siempre he creido con buena y sana intención y no con ar-
, ,

rogancia, como muchos que no le son adeptos han pensado, enriquecer el arte y aun la lengua
con tales exornaciones y figuras cuales nunca fueron imaginadas ni hasta su tiempo vistas.

DE FRANCISCO CÁSCALES.
(En carta á Luis Tribuidos de Toledo.)

¿Quién puede presumir de un ingenio tan divino, que lia ilustrado la poesía española á satis-
facción de todo el mundo, ha engendrado tan peregrinos conceptos, ha enriquecido Ja lengua
castellana con frases de oro felicemente inventadas y felicemente recibidas con general aplauso,
ha escrito con elegancia y lisura, con artificio y gala, con novedad de pensamientos y con estilo
sumo lo que ni la lengua puede encarecer ni el entendimiento acabar de admirar, atónito y pas-
mado, que habia de salir ahora con ambajiosos hipérbatos y con estilo tan fuera de todo estilo,

y con una lengua tan llena de confusión?

(En carta á don Francisco del Villar.)

Digo pues, conformándome con vuestra merced, que á ese caballero siempre le he tenido y
estimado por el primer hombre y mas eminente de España en la poesía, sin excepción alguna, y
que es el cisne que mas bien ha cantado en nuestras riberas. Así lo siento y así lo digo. Pero,
¿26 DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.
como yo concedo esto , me ha de
conceder vuestra merced y todos los doctos que han de ser en
esto solamente oídos, que aquella oscuridad perpetua debe ser condenada.

DE DON JOSÉ PELLICER Y TOBAR.


(En el Fénix; Madrid, 1630.)

El príncipe de los poetas españoles, nuestro gran cordobés don Luis de Góngora; solo compa-
ro ble á Píndaro de cuyas obras salieron á luz postumas con nombre del Homero es-
los griegos,
pañol, título desigual, si no por el genio, por lo escrito que don Luis jamás escribió poema
;

épico. Solo vagó como Claudiano, igualando á Marcial en las sales.

DE DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO.


(En la República literaria.)

En nuestros tiempos renació un Marcial cordobés en don Luis de Góngora, requiebro de las
musas y corifeo de las gracias, gran artífice de la lengua castellana, y quien mejor supo jugar
con y descubrir los donaires de sus equívocos con incomparable agudeza. Cuando en las
ella
veras deja correr su natural es culto y puro, sin que la sutileza de su ingenio haga impenetra-
bles sus conceptos, como le sucedió después queriendo retirarse del vulgo y afectar la oscuri-
dad: error que se disculpa con que aun en esto mismo salió grande y nunca imitable. Tal vez
tropezó por falta de luz su Polifemo pero ganó pasos de gloria. Si se perdió en sus Soledades, s e
,

halló después tanto mas estimado cuanto con mas cuidado


, le buscaron los ingenios y explica-
ron sus agudezas.

DE FRAY ANDRÉS FERRER DE VALDECEBRO.


(En el Templo de la Fama Madrid,
; 1680.)

A todas estas estatuas hacían frente en orden diferente otras tan valientes y famosas , y se leía
el letrero de la primera, que decia El Taso. Este ¿no es el Torcuato? Sí y puede ser collar de
:
,

oro del mismo Apolo. Le hacia lado de Garcilaso, príncipe de lo lírico, y á ambas otra con
la

culto artificio fabricada y decia la letra de la tarjeta Góngora, natural de Córdoba. Este no ha
,
:

tenido segundo ni quien le imite, y si igualaran á los versos los asuntos, habia de tener mejor
lugar que Homero.
,,:; ,; , , ;

POESÍAS

DE DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE,

IV.
SONETOS.
A la fábula de Faetón, que compuso el conde de Villiraediana.
i. En vez de las Helíadas, agora
A la historia de Felipe II que escribió Luis de Cabrera, Coronan las Piérides el prado,
su coronista.
Y tronco la mas culta levantado,
Suda electro en los números que llora.
Vive en este volumen el que yace Plumas vestido, ya las aguas mora
En aquel mármol, rey siempre glorioso; Apolo, en vez del pájaro nevado,
Sus cenizas allí tienen reposo, Queá la fatal del joven fulminado
Y dellas hoy él mismo aquí renace. Alta ruina , voz debe canora.
Con vuestra pluma vuela, y ella os hace, ¿ Quién pues, verdes cortezas , blanca pluma
Culto Cabrera, en nuestra edad famoso Les dio, quién de Faetón el ardimiento?
Con las suyas le hacéis victorioso A cuantos dora el sol á cuantos baña
,

Del francés, belga, lusitano y trace. Términos del Océano la espuma ,

Plumas de un fénix tal, y en vuestra mano Dulce lias tu métrico instrumento,


¿Qué tiempo puede haber que las consuma? Oh Mercurio, del Júpiter de España.
Y ¿qué invidia ofenderos sino en vano? ,
V.
Escriba, lo que vieron, tan gran pluma,
De los dos mundos uno y otro "plano, Al obispo de Sigüenza, pasando por Córdoba, donde le hicieron
De los dos mares una y olra espuma. unas fiestas de toros y juego de cañas.

¡Oh de alto valor, de virtud rara


II.
Sacro esplendor, en toda edad luciente,
A la segunda parte de la dicha historia de Felipe II. Cuya fama los términos de oriente
Ecos los hace de su trompa clara !
Segundas plumas son, oh lector, cuantas Vuestro cayado pastoral, hoy vara,
Letras contiene este volumen grave;
Dará flores, y vos gloriosamente
Plumas siempre gloriosas, no del ave Del pellico á la púrpura ascendiente
Cuyo túmulo son aromas tantas; Subiréis de la mitra á la tiara.
De aquel sí cuyas hoy cenizas santas No es voz de fabulosa deidad esta ,
Breve pórfido seila en paz suave; Consultada en oráculo profano,
Que en poco mármol mucho fénix cabe, Sino de la razón muda respuesta.
i?i altamente negado á nuestras plantas.
Deja su urna el Bélis, y lozano,
De sus hazañas pues hoy renacido, Cuantos engendra toros ía floresta
Debe á Cabrera el fénix, debe el mundo, Por vos fatiga eu hábito africano.
Cuantas segundas bate plumas bellas.
A Cabrera, español Livio segundo, VI.
Eternizado, cuando no ceñido
A don Antonio Venégas, obispo de Sigüenza.
De iguales hojas que Felipe estrellas.
Sacro pastor de pueblos, que en florida
III. Edad pastor gobiernas tu ganado
,

Mas con el silbo que con el cayado,


Ala Auslriada, que en octava rima compuso Juan Rufo,
Y mas que con el silbo con la vida
jurado de Córdoba.
Canten otros tu casa esclarecida
Cantastes, Rufo, tan heroicamente
Mas tu palacio, con razón sagrado,
Cante Apolo, de rayos coronado,
De aquel César novel la augusta historia,
Que está dudosa entre los dos la gloria No humilde musa de laurel ceñida.
,

Tienda es gloriosa, donde en lechos de oro


Y á cuál se deba dar ninguno siente.
Victoriosos duermen los soldados
Y así la fama, que hoy degente en gente
Quiere que de los dos la igual memoria Que ya despertarán á triunfo y palmas
Milagroso sepulcro, mudo coro
Del tiempo y del olvido haya victoria,
Ciñe del lauro á cada cual la frente. De muertos vivos, de ángeles callados,
Cielo de cuerpos, vestuario de almas.
Debéis con gran razón ser igualados
Pues fuisteis cada cual único en su arte Vlí.
El solo en armas, vos en letras solo,
Y al fin ambos igualmente ayudados: A un niño, hijo del conde de Salinas.

El de la espada del sangriento Marte, Del león que en la selva apenas cabe,
Vos de la lira del dorado Apolo. O ya por fiero ó
ya por generoso,
,; , ,
; ; !, , ; ,,

428 DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.


Que cada cual glorioso,
á dos sarmientos, Griego premio hermoso mas robado.
, ,

Obedeció mejor que al garzón grave (1), Consorte generosa del prudente
Real cachorro y pámpano suave Moderador del freno mejicano,
Es este infante, en tierna edad dichoso, Lisonjeen el mar vientos segundos;
Cupido con dos soles, que hermoso, Que en su tiempo, cerrado el templo á Jano,
De ángel tiene lo que el otro de ave. Coronada la paz verá la gente
,

La alta esperanza en él se vea lograda Multiplicarse imperios, nacer mundos.


Del claro padre y de la antigua casa
Que á España le da héroes, si no leyes XII.
Tal, que do el norte hiela al mar, su espada Ala duquesa de Ayamonte, enviándole unas piedras bezares.
Temida, y donde arena abrasa,
el sol la
Triunfador siempre, coma con sus reyes. Corona de Ayamonte, honor del dia
Estas piedras que dio un enfermo á un sano,
VIIL Hoy os tiro, mas no escondo la mano,
Porque no digan que escordobesía
Al conde de Lémos, desde Monfort, donde el cardenal don Rodrigo
Que dar piedras á vuestra señoría
de Castro, arzobispo de Sevilla, fundó una universidad.
Tirarlas es por medio de ese llano,
Llegué á este monte fuerte, coronado Pesadas señas de un deseo liviano,
De torres convecinas á los cielos. Lisonjas duras de la musa mia.
Cuna siempre real de tus abuelos. Término sean pues y fundamento
Del reino escudo y silla de tu estado.
De vuestro imperio, y de mi fe constante
El tiempo vi á Minerva dedicado, Tributo humilde, sino ofrecimiento.
De cuyos geométricos modelos Camino, y sin pasar mas adelante,
(2),
moderno tiene celos
Si todo lo A vuestra deidad hago el rendimiento
Tuviera envidia todo lo pasado. Que al monte (5) de Mercurio el caminante.
Sacra erección de príncipe glorioso,
XIII.
Que ya de mejor púrpura vestido,
Rayos ciñe de luz, estrellas pisa. A los poetas de la casa del marqués de Ayamonte.
¡Oh cuánto deste monte imperioso
Descubro Un mundo veo ; poco ha sido,
!
Cisnes de Guadiana , á sus riberas
Que seis orbes se ven en tu divisa. Llegué y á vuestra dulce compañía,
Cuya suave métrica armonía
IX. Desata montes y reduce fieras ;
No á escuchar vuestras voces lisonjeras,
A campos de Lepe, á las arenas
los Sino al segundo ilustrador del dia
Del abreviado mar en una ria Consagrarle la humilde musa mia
Extranjero pastor llegué sin guia, Que cantó burlas y eterniza veras;
Con pocas vacas y con muchas penas. Al Apolo de España, al de Ayamonte
Muro real, orlado de cadenas, Culto honor. Si labraren vuestras plumas
A cuyo capitel se debe el dia, Digna corona á su gloriosa frente
Ofreció á la turbada vista mia Flores á vuestro estilo dará el monte,
El templo sacro de las dos sirenas (5). Candor á vuestros versos las espumas
Casta madre, hija bella, veneradas De Helicona darán , y de su fuente.
Con humildad de prósperos vaqueros,
Con devoción de pobres pescadores, XIV.
Si ya á sus aras no les di terneros,
Al marqués de Ayamonte, enseñándole un retrato
Dieron mis ojos lágrimas cansadas,
de la Marquesa.
Mi fe suspiros y mis manos flores.
Clarísimo Marqués, dos veces claro,
X. Por vuestra sangre y vuestro entendimiento
Claro dos veces, otra y otras ciento
Vencidas de los montes Marianos
Las altas cumbres con rigor armadas,
,
Por la luz de que no me sois avaro;
De calvos riscos, de hayas levantadas, De los dos soles que aquel pincel raro
Cunas inacesibles de milanos Dio de su luminoso firmamento
Y el rio que á piratas africanos A vuestro seno, ilustre atrevimiento
Espadañas opone en vez de espadas, Que aun en cenizas no saliera caro,
Testigos son las torres coronadas ¿Qué águila, Señor, dichosamente
De Lepe, cuando no lo sean los llanos. La región penetró de su hermosura
Pisado el yugo, al Tajo y sus espumas, Con copiaros los rayos de su frente?
Que salpicando os dorarán la espuela, Cebado vos los ojos de pintura,
El nido venerad humildemente En noche camináis, noche luciente;
Del Fénix hoy que reinos son sus plumas Que mal será con dos soles oscura.
¿Qué mucho si el oriente es, cuando vuela,
XV.
Una ala suya y otra el occidente?
,

Al marqués de Ayamonte.
XI.
Alta esperanza, gloria del Estado,
A la armada en que los marqueses de Ayamonte pasaban a ser No solo de Ayamonte, mas de España
vireyes de Méjico. me da su lira no me engaña,
Si quien
Velero bosque de árboles poblado
,
A mas os tiene el cielo destinado.
Que de inquieto lino;
visten hojas De vuestra fama oirá el clarín dorado,
Puente instable y prolija que vecino Emulo ya del sol, cuanto el mar baña;
,

El occidente haces apartado; Que trompas hasta aquí han sido de caña
Mañana ilustrará tu seno alado (4) Las que memorias han solicitado.
Soberana beldad, valor divino. Alma al tiempo dará, vida á la historia
No ya el déla manzaua de oro tino, Vuestro nombre inmortal ¡oh digno esposo,

De beldad soberana y peregrina


Corónense estos muros ya de gloria,
(ll Algunas ediciones dicen baslon en vez de garzón. Que serán cuna y nido generoso
(2) Otros leen desvelos. De sucesión real , si no divina.
(5) Otros leen sanio.
i4) Oíros leen helado. (5) Otros leen montón.
,, ;, , , , ,; , ,

SONETOS. 4?9
XV!. Cuyas plantas Genil besa devoto
A un retrato de don Juan de Acufia presidente de Castilla. Genil, que de las nieves se desata.
,

Sus corrientes por él cada cual trata,


Este que en traje lo admiráis togado, Las escuche el antípoda remoto,
Claro no á luces hoy de lisonjero Y el culto seno de sus minas roto.
Pincel , sino de claro caballero Oro al Dauro le preste, al Genil plata.
Esplendor del buen dia que lo ha dado; El pues de rojas llores coronado,
Este , ya de justicia , ya de estado, Nobles en nuestra España por ser Rojas,
Oráculo en España verdadero, Como bellas al mundo por ser flores,
A quien por tan legal , por tan entero, Con rayos dulces mil desoí templado
Sus balanzas Astrea le ha liado, Al mirto peina y al laurel las hojas
Clava serán de Alcides en su diestra, Monte de musas ya, jardín de amores.
Que de monstros la edad purgue presente,
Yá los siglos invidia sea futuros. XXI.
Este pues, gloria de la nación nuestra,
A la tercera parte de la Historia pontifical, que escribió doctoi
Don Juan de Acuña es; buril valiente el
Babia, capellán de la capilla real de Granada.
Al tiempo lo vincule en bronces duros.
Este que Babia al mundo hoy ha ofrecido
XVII. Poema, si no á números atado,
A don Cristóbal de Mora, primer marqués de Castel-Uodrigo De la disposición antes limado
gran privado de Felipe II.
Y de la erudición después lamido,
Historia es culta cuyo encanecido
,

Árbol de cuyos ramos fortunados Estilo, si no métrico, peinado


Las nobles moras son quinas reales, Tres ya pilotos del bajel sagrado
Teñidas en la sangre de leales Hurta al tiempo y redime del olvido.
Capitanes, no amantes desdichados, Pluma pues que claveros celestiales
En los campos de Tajo mas dorados Eterniza en los bronces de su historia (7),
Y que mas privilegian sus cristales, Clave es ya de los siglos y no pluma. ,

A par de la sublime palma sales Ella á sus nombres puertas inmortales


Y mas que los laureles levantados. Abre, no de caduca, no, memoria ;
Gusano de tus hojas me alimentes
,
(6); Que sombras sella en túmulos de espuma.
Pajarillo , sosténganme tus ramas,
Y ampáreme tu sombra peregrino. ,
XXII.
Hilaré tu memoria entre las gentes,
Cantaré enmudeciendo ajenas famas,
A un retrato de don Alvaro Bazan, primer marqués

Y volaré á tu templo mi camino. de Santa Cruz.

No en bronces que caducan mortal mano


XVIII.
Oh católico sol de los Bazanes,
A don Pedro de Cárdenas y Ángulo, que estaba en Granada. Que ya entre gloriosos capitanes
Eres deidad armada Marte humano, ,

Hojas de inciertos chopos, el nevado Esculpirá tus hechos, si no en vano,


Cabello, oirá el Genil tu dulce avena Cuando describir quiera tus afanes,
Sin invidiar al Dauro en poca arena Y los bien repartidos tafetanes (8)
Mucho oro de sus piedras mal limado; Del turco, del inglés, del lusitano.
Y del leño vocal solicitado, El un mar de tus velas coronado,
Perdonará no el mármol á tu vena, De tus remos el otro encanecido,
Ocioso, mas la siempre orilla amena Tablas serán de cosas tan extrañas.
Canoro ceñirá muro animado. De la inmortalidad el no cansado
Caminapues , oh tú, Anfión segundo, Pincel las logre, y sean tus hazañas
Si culto no revocador suave Alma del tiempo, espada del olvido.
Aun de los moradores del profundo
Que el Bétis hoy, que en menos gruta cabe, XXIII.
Urna suya los términos del mundo
Lagrimosos hará, en tu ausencia grave.
A don fray Diego de Mardónes, obispo de Córdoba, en la dedica-
ción de unos villancicos que le hizo Juan Bisco, maestro de ca-
XIX. pilla de la santa iglesia de Córdoba.

A don Luis de Ulloa , un caballero de Toro que pasó Un culto Risco en vpnas hoy suaves
por Córdoba. Concetuosamente se desata
Cuyo néctar, no ya líquida plata
Generoso esplendor, si no luciente,
Hace canoras aun las piedras graves.
No solo es ya de cuanto el Duero baña
Tú pues que el pastoral cayado sabes
Toro, mas del zodiaco de España,
Con mano administrar al cielo grata
Y gloria vos de su murada frente. De vestir digno manto de escarlata
,

¿Quién pues región os hizo diferente


Y de heredar á Pedro en las dos llaves,
Pisar amante? Mal la fuga engaña,
Este, si numeroso, dulce escucha
Mortal saeta, dura en la montaña,
Torrente, que besar desea la playa
Y en las ondas mas dura de la fuente.
De tus ondas, ¡oh mar siempre serenas.
!

De venenosas plumas os lo diga


Si armonioso leño selva mucha
Corcillo atravesado, restituya
Atraer pudo, vocal risco atraya
Sus trofeos el pié á vuestra enemiga.
Un Mardónes hoy todo á sus arenas.
Tímida fiera, bella ninfa buya,
Espíritu gentil , no solo siga, • XXIV.
Mas bese en el arpón la mano suya.
A la retórica que compuso el padre Francisco de Castro,
XX. de la compañía de Jcsus.
Al licenciado Soto de Rojas, abosado en la real cnancillería Si ya el griego orador la edad presente,
de Granada. O el de Arpiña dulcísimo abogado,

Poco después que su cristal dilata Merecieran gozar, mas enseñado


Orla el Dauro los márgenes de un Soto, Este quedara, aquel mas elocuente,

(7) Gracian lee tiempos.


(6) La mora es la hoja que come el gusano de seda. (8) Otros leen reportados.
,, ; , ,, ; ,; ! , ,

430 DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.


Del bien decir bebiendo en la alia fuente, Sílbelas desde allá vuestro apellido,
Que en tantos rios hoy se ha desatado Y al Genil, que esperándoos peina nieve,
Cuantos en culto estilo nos ha dado No frustréis mas sus dulces esperanzas;
Libros vuestra retórica excelente. Que sobre el margen , para vos florido,
Vos reducís oh Castro á breve suma
¡ !
Al son alternan del cristal que mueve,
El difuso canal desta agua viva Sus ninfas coros y sus faunos danzas.
Trabajo tal el tiempo no consuma
Pues de laurel ceñido y sacra oliva, XXIX.
Hacéis á cada lengua , á cada pluma A una galería que en la casa arzobispal de Sevilla hizo el carde-
Que hable néctar y que ambrosía escriba. nal y arzobispo don Fernando Niño de Guevara, donde pintó
todos los papas y padres del yermo.
XXV.
Oh cualquiera que entras, peregrino,
tú ,
A la toma de Larache, fuerte de África, año de 1610.
Si mudo admiras admirado
, para
La fuerza que infestando las ajenas, En esta bien por sus cristales clara,
Argentó luna de menguante plata Y clara mas por su pincel divino,
Puerto hasta aqui del bélgico pirata Tebaida celestial, sacro Aventino,
Puerta ya de las líbicas arenas Donde hoy te ofrece con grandeza rara
A las señas de España sus almenas El cardenal heroico de Guevara
Rindió al fiero león que en escarlata Freno al deseo, término al camino.
Altera el mar, y al viento que lo trata Del yermo ves aqui los ciudadanos,
Imperioso aun obedece apenas. Del galeón de Pedro los pilotos;
Alta haya de hoy mas volante lino El arca allí donde hasta el día postrero
,

Al Euro dé , y al seno gaditano Sus vestidos esperan , aunque rotos,


Flacas redes seguro humilde pino; Algunos celestiales cortesanos.
De que ya deste ó de aquel mar tirano Guarnécelos de flores, pasajero.
Leño holandés disturbe su camino,
Prenda su libertad bajel pagano. XXX.
A una casa de placer del conde de Salinas, orillas de Duero.
XXVI.
De rios soy el Duero acompañado
A la grandeza y dilatación de Madrid, corte de los reyes En estas apacibles soledades,
de España.
Que despreciando muros de ciudades,
Nilo no sufre márgenes ni muros De álamos camino coronado.
Madrid , oh peregrino , tú , que pasas Este que siempre veis alegre prado
¡

Que á su menor inundación de casas Teatro fué de rústicas deidades,


Ni aun los campos de Tajo están seguros. Plaza agora , á pesar de las edades,
Emula la verán siglos futuros Deste edificio, á Flora dedicado.
De Ménfis no, que el término le tasas Aquí se hurta al popular ruido
Del tiempo sí que sus profundas basas (9) El sarmiento real, y sus cuidados"
,

No son en vano pedernales duros. Parle aquí con la alegre primavera.


Dosel de reyes , de sus hijos cuna El yugo de esta puente he sacudido
Ha sido y es, zodiaco luciente Por hurtarle á su ocio mi ribera.
De la beldad, teatro de fortuna. Perdonad , caminantes fatigados.
La invidiaaquí su venenoso diente
XXXI.
Cebar suele, á privanzas importuna;
Camina en paz, refiérelo á tu gente. Al Escurial, convento de San Jerónimo , dedicado á san Lorenzo,
á quien llaman octava maravilla, por haberlo eregido con gran-
XXVII. dísimas expensas el rey Felipe II para sepulcro de los reyes de
España.
A la pasada de los condes de Lémos por los puertos
de Guadarrama. , altos , dorados capiteles,
Sacros
Que á las nubes robáis los arreboles (10),
Montaña inaccesible, opuesta en vano
Febo os teme por mas lucientes soles,
Al atrevido paso de la gente,
Y el cielo por gigantes mas crueles.
O nubes humedezcan tu alta frente, Depon tus rayos, Júpiter; no celes
O nieblas ciñan tu cabello cano.
Los tuyos, sol ; de un templo son faroles,
Caistro el mayoral , en cuya mano
Que mayor mártir de los españoles
al
En vez de bastón vemos el tridente, Erigió mayor rey de los fieles.
el
Con su hermosa Clóris, sol luciente Religiosa grandeza del monarca
De rayos negros, serafín humano. Cuya diestra real al Nuevo Mundo
Tu cerviz pisa dura , y la pastora Abrevia y el Oriente se le humilla,
Yugo te pone de cristal, calzada
Perdone el tiempo, lisonjee la parca
Coturnos de oro el pié armiños vestida.
,
La verdad desta octava maravilla,
Huirá la nieve de la nieve agora,
Los años deste Salomón segundo.
O ya de los dos soles desatada
O ya de los dos blancos pies vencida. XXXII.
xxvm. A don Tomás Tamayo de Vargas, coronista de su majestad, exhor-
tándole ála publicación y ilustración de las obras de Garcilaso,
A la consagración de don Pedro González de Mendoza,
natural de Toledo, príncipe de los poetas castellanos.
arzobispo de Granada.

Consagróse el seráfico Mendoza, Tú, cuyo ilustre entre una y otra almena
Gran dueño mió, y con invidia deja De la imperial ciudad , patrio edificio,
Al bordón flaco, á la capilla vieja, Al Tajo mira en su húmido ejercicio
Báculo tan galán , mitra tan moza. Pintar los campos y dorar la arena
Pastor, que una Granada es vuestra choza, Descuelga de aquel lauro en hora buena
Y cada grano suyo vuestra oveja Aquellas dos , ya mudas en su oficio
Pues cada lengua acusa, cada oreja Reliquias dulces del gentil Salido,
La sal que busca, el silbo que no goza. Heroica lira, pastoral avena.

(10) Asi el texto de Espinosa; Hoces lee:


(9) La edición de Faria dice profanas en vez de profundas. Que á las nubes borráis sus arreboles.
, ; ,,, , ,
;

SONETOS. *3i
Llégalas oh clarísimo mancebo!
¡
XXXVII.
Al docto pecho, á la suave boca, Descaminado, enfermo, peregrino,
Poniendo ley al mar, freno á los vientos En tenebrosa noche, con pié incierto,
Sucede en todo al castellano Febo, La confusión pisando del desierto,
Que agora es gloria mucha y tierra poca Voces en vano dio pasos sin tino.,

En patria , en profesión, en instrumentos. Repetido latir, si no vecino,


Distinto oyó de can siempre despierto,
XXXIII.
Y en pastoral albergue mal cubierto
Piedad halló, si no halló camino.
A don Diego Paez de Castillejo y Valenzuela, veinticuatro
Salió el sol , y entre armiños escondida,
de Córdoba.
Soñolienta beldad con dulce saña
No entre las flores no señor don Diego,
, ,
Salteó al no bien sano pasajero.
De vuestros años áspid duerma breve
, Pagara el hospedaje con la vida;
El ocio, salamandra mas de nie\e Mas le valiera erraren la montaña
Que el vigilante estudio lo es de fuego. Que morir de la suerte que yo muero.
De cuantas os clavó Hechas el ciego,
A la que dulce mas la sangre os bebe XXXVhl.
Hurtadle un rato alguna pluma leve,
Soneto cuatrilingúc: castellano, latino, toscanoy portugués.
Que el aire vago solicite luego.
Quejaos, Señor, ó celebrad con ella Las tablas del bajel despedazadas,
El desden ó el favor de vuestra dama, Signum nauí'ragii píum et crudele
Sirena dulce, si no esfinge bella. Del templo sacro con le rotte vele,
Escribid, que á mas gloria Apolo os llama, Ficaraon ñas paredes penduradas.
Del cielo la haréis tercera estrella, Del tiempo las injurias perdonadas,
Y vuestra pluma vuelo de la fama. Et orionis vi nimbosa? stellae
Racoglio P smarrite pecorelle
XXXIV. Ñas ribeiras d' ó Betis espalhadas.
Volveré á ser pastor , pues marinero
A una casa de placer de don Antonio de Venégas, obispo
de Pamplona, que está en una aldea llamada Burlada.
Que Dio non vuo che col suo strale sprona,
Do austro os sopros é do Océano as agoas;
Este á Pomona, cuando ya no sea Haciendo al triste son, aunque grosero,
Edilicio al silencio dedicado Di questa canna, gia selvaggia donna ,
(Que si el cristal le rompe desatado, Saudade á as feras, é aos péneos magoas.
Suave el ruiseñor le lisonjea),
Dulce es refugio, donde se pasea XXXIX.
La quietud y donde otro cuidado
, A las damas de palacio.
Despedido, si no digo burlado,
De los términos huye desta aldea. Hermosas damas, si la pasión ciega
Aquí la primavera ofrece flores No os arma de desden no os arma de ira, ,

Al gran pastor de pueblos, que enriquece ¿Quién con piedad al andaluz no mira,
De luz á España y gloria á los Venégas. Y quién al andaluz su favor niega?
Oh peregrino, tú, cualquier que llegas, En el terrero ¿quién humilde ruega ,

Paga en admiración las que te ofrece Fiel adora idólatra suspira?


,

El huerto frutas y el jardiu olores. Quién en la plaza los bohordos tira


Mata los toros y las cañas juega?
XXXV. En los saraos' ¿quién lleva las mas veces
Los dulcísimos ojos de la sala,
A una montería que hizo Felipe III nuestro señor, con la Reina
Sino galanes de la Andalucía?
nuestra señora.
A ellos les dan siempre lo£ jueces,
Clavar victorioso y fatigado
En la sortija el premio de la gala
Al español Adonis vio la aurora
En el lomeo el de la valentía.
Al tronco de una encina vividora
XL.
Las prodigiosas armas de un venado.
Conducida, llegó á pisar el prado, La dulce boca que á gustar convida
Del blanco cisne que en las actúas mora, Un humor entre perlas destilado,
Su Venus alemana, yfuéá tai hora, Y á no invidiar aquel licor sagrado
Que en sus brazos depuso su cuidado. Que á Júpiter ministra el garzón de ida,
«Este trofeo , dijo, á tu infinita Amantes, no toquéis si "queréis vida;
Beldad consagro;» y la lisonja creo Porque entre un labio y otro colorado
Que en ambos labios se la dejó escrita. Amor está de su veneno armado
,

Silbó el aire, y la voz de algún deseo, Cual entre sierpe escondida.


flor y flor
«Viva Fel¡po, viva Margarita, No os engañen las rosas, que al aurora
Dijo, los años de tan gran trofeo.» Diréis que, aljofaradas y olorosas,
Se le cayeron del purpúreo seno;
XXXVI. Manzanas son de Tántalo, y no rosas
Que después huyen del que incitan hora,
Al sol peinaba Clori sus cabellos
Y solo del amor "queda el veneno.
Con peine de marfil , con mano bella;
Rías no se parecía el peine en ella XLI.
Como se escurecia el sol en ellos.
Cogió sus lazos de oro. y al cogellos, A una dama que, habiéndola conocido hermosa niña , la vid
Secunda mayor luz descubrió aquella después hermosísima mujer.
Delante quien el sol es una estrella
Y esfera España de sus rayos bellos. Si Amor entre las plumas de su nido
Divinos ojos , que en su dulce oriente Prendió mi libertad, ¿qué hará agora,
Dan luz al mundo, quitan luz al cielo, Que en tus ojos dulcísima señora
,

Y espera idolatrarlos occidente. Armado vuela ya que no vestido?


,

Esto amor solicita con su vuelo, Entre las violetas fui herido
Que en tanto mar será un arpón luciente, Del áspid que hoy entre los lilios mora
De la cerda inmortal mortal anzuelo. Igual fuerza tenias siendo aurora
Que ya como sol tienes bien nacido.
; ;,, : ,,, ;
,, :
, ,,

432 DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.

Saludaré tu luz con voz doliente,


Lo que al son torpe de mi avena ruda
Cual tierno ruiseñor en prisión dura
Me dicta Amor. Galiope me inspira.
Ayúdame á cantar los dos extremos
Despide quejas, pero dulcemente
De mi pastora y cual parleras aves,
Diré cómo de rayos vi tu frente ,

hermosura Queá saludar al sol á otros convidan,


Coronada , y que hace tu
Yo ronco y tú sonoro despertemos
Cantar las aves y llorar la gente.
Cuantos en nuestra orilla cisnes graves
Sus blancas plumas bañan y se anidan.
XLII.

Oh marinero tú , que cortesano,


¡
, XLVI.
Al palacio le fias tus entenas,
Al palacio real , que de sirenas
A unos álamos.

Es un segundo mar napolitano, Verdes hermanas del audaz mozuelo


Los remos deja y una y otra mano
, Por quien orilla el Po dejastes presos
De las orejas las desvia apenas; En verdes hojas y en troncones gruesos (1 !)
Que escollo es, cuando no sirte de arenas, El delicado pié, el dorado pelo;
La dulce voz de un serafín humano. Pues entre las ruinas de su vuelo
Cual su acento tu muerte será clara Sus cenizas bajar en vez de huesos
Si espira suavidad , si gloria espira Y sus errores largamente impresos
Su armonía mortal, su beldad rara. De ardientes llamas vistes en el cielo (13),
Huye de laque, armada de una lira, Acabad con mi loco pensamiento
Si rocas mueve , si bajeles para, Que gobernar tal carro no presuma
Cantando mata al que cantando mira (11).
Antes que lo desate por el viento
Con rayos de desden la beldad suma,
XLI1I. Y las reliquias de su atrevimiento
Envuelva el desengaño en poca espuma.
Ilustre y hermosísima María,
Mientras se dejan ver á cualquier hora
XLVII.
En tus mejillas la rosada aurora,
Febo en tus ojos y en tu frente el día; No destrozada nave en roca dura
Y mientras con gentil descortesía Tocó la playa mas arrepentida,
Mueve el viento la hebra voladora Ni pajarillo de la red tendida
Que la Arabia en sus venas atesora Voló mas temeroso á la espesura;
Y el rico Tajo en sus arenas cria Bella ninfa la planta mal segura,
Antes que de la edad Febo eclipsado, No tan alborotada ni afligida,
El claro dia vuelva en noche oscura Hurló de verde prado que escondida
Huya la aurora del mortal nublado Víbora regalaba en su verdura
Antes que lo que hoy es rubio tesoro Como yo, Amor, la condición airada,
Venza á la bianca nieve su blancura. Las rubias trenzas y la vista bella
Goza, goza el color, la luz, el oro (12). Huyendo voy, con pié ya desatado
De mi enemiga,.en vano celebrada.
XL1V. Adiós , ninfa cruel quedaos con ella,
;

Mientras por competir con tu cabello,


Dura roca , red de oro, alegre prado.
Oro bruñido, el sol relumbra en vano;
Mientras con menosprecio en medio el llano XLVIII.
Mira á tu blanca frente el lilio bello;
Verdes juncos del Duero á mi pastora
Mientras á cada labio, por cogello,
Tejieron dulce y generosa cuna;
Siguen mas ojos que al clavel temprano
Mancas palmas, si el Tajo tiene alguna,
Y mientras triunfa con desden lozano
Cubren su pastoral albergue agora.
Del luciente marfil tu gentil cuello;
Los montes mide y las campañas mora ,
Goza cuello, cabello , labio y frente
Flechando una dorada media luna
Antes que lo que fué en tu edad dorada ,

Cual dicen que á las fieras fué importuna


Oro, lilio, clavel, marfil luciente (13),
Del Eurótas la casta cazadora.
No solo en plata ó viola truncada
De un blanco armiño el esplendor vestida,
Se vuelva , mas tú y ello juntamente
Los blancos pies distinguen de la nieve
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Los coturnos que calza esta homicida ;
Bien tal pues montaraz y endurecida
XLV.
Contra las fieras solo un arco mueve,
Ya que con mas regalo el campo mira Y dos arcos tendió contra mi vida.
Pues del nubloso manto se desnuda,
El rojo sol, y aunque con lengua muda XL1X.
Suave Filomena ya suspira,
Templa noble garzón , la noble lira
, Tras la bermeja aurora el sol dorado
Honren tu dulce plectro y mano aguda Por las puertas salia del oriente,
Ella de flores la rosada frente,
Y él de encendidos rayos coronado.
(H) Otros leen : al que matando mira.
Sembraban su contento ó su cuidado,
(12) Este soneto tiene las variantes que signen Cuál con voz dulce cuál con voz doliente,
,

Hermoso dueño de la vida mía Las tiernas aves con la luz presente,
Mientras se dejan ver a cualquier hora En el fresco aire y en el verde prado.
En tus mejillas la dorada aurora , Cuando salió bastante á dar Leonora
Febo en tus ojos, y en tu frente el dia
Mientras que con gentil descortés. Cuerpo á los vientos y á las piedras alma.
Mueve el viento la hebra voladora Cantando de su rico albergue y luego ,

Que el Arabia en sus venas atesora Ni oí las aves mas ni vi 1» aurora ;

Y el rico Tajo en sus arenas cria; Porque al salir, ó todo quedó en calma,
Antes que de la edad Febo eclipsado, O yo que es lo mas cierto, sordo y ciego.
,
Y el claro dia vuelto en noche oscura,
Huya el aurora de inmortal cuidado ,
Y antes que lo que hoy es rubio tesoro (14) Así Espinosa ; Hoces y Faria leen
Venza la blanca nieve en su blancura
En verdes hojas ya y en troncos gruesos
Goza , goza el color, la luz el oro.
en vez de marfil dice el texto de Faria. vio) Asi Espinosa; Hoces y Faria ponen suelo.
(13) Cristal
, , , ;, ,; ,, ;,

L.
SONETOS.
Pues ni quejarse n¡ mudar estatiza
m
i
Por pico ni por pluma se le veda ;
Ni en este monte, este aire ni este rio ,
Y llore solo aquel que su Medusa
Corre liera, vuela ave, pece nada, En piedra convirtió, porque no pueda
De quien con atención no sea escuchada Ni publicar su mal Di hacer mudauza.
La triste voz del triste llanto mió;
Y aunque en la tuerza sea del estío
LV.
Al viento mi querella encomendada
Cuando a cada cual dellos mas le agrada, Si ya de llorar cansada,
la vista,
Fresca cueva, árbol verde, arroyo frió, De cosa puede prometer certeza,
A compasión movidos de mi llanto, Bellísima es aquella fortaleza
Dejan la sombra, el ramo y la hondura, Y generosamente edificada.
Cual ya por escuchar el dü^ce canto Palacio es de mi bella celebrada
De aquel que de Strimoii en la espesura •
Templo de amor, alcázar de nobleza,
Los suspendía cien mil veces. Tanto ;
Nido del fénix de mayor belleza
Puede mi mal y pudo su dulzura! Que bale en nuestra edad pluma dorada.
Muro que sojuzgáis el verde llano
L1. Torres que defendéis el noble muro,
Almenas que á las torres sois corona;
Tres veces de Aquilón el soplo airado Cuando de vuestro dueño soberano
Del verde honor privp las verdes plantas, Merezcáis ver la celestial persona
Y al animal de Coicos otras tantas Representadle mi destierro duro.
Ilustró Febo sú vellón dorado,
Después que sigo, el pecho traspasado LVI.
De aguda flecha, con humildes plantas
Descripción de una dama.
¡Oh rubia Clori tus pisadas santas
!

Por las floridas señas que da el prado. De pura honestidad templo sagrado,
A vista voy, tiñendo los alcores- Cuyo bello cimiento y gentil muro
En roja sangre, de tu dulce vuelo, De blanco nácar y alabastro duro
Que el suelo pinta de cien mil colores (1G); Fué por divina mano fabricado;
Tanto, que ya nos siguen los pastores Pequeña puerta de coral preciado,
Por los extraños rastros que en el suelo Claras lumbreras de mirar seguro,
Dejamos, yo de sangre, tú de flores. Que á la esmeralda fina el verde puro
Habéis para viriles usurpado;
LH. Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro (19)
Al claro sol, en cuanto en torno gira
la ninfa mia,
Al tramontar del sol Ornan de luz, coronan de belleza;
De despojando el verde llano,
flores
ídolo bello, á quien humilde adoro
Cuantas troncaba la hermosa mano, (20),
Oye piadoso al que por ti suspira ,
Tantas el blanco pié crecer hacia. Tus himnos canta y tus virtudes reza.
Ondeábale el viento que corría
El oro fino con error galano
LVII.
Cual verde hoja de álamo lozano
Se mueve al rojo despuntar del dia ; A un arroyo.

Mas luego que ciñó sus sienes


bellas
¡ Oh honor del liquido elemento
claro
De los varios despojos de su falda, Dulce arroyuelo de luciente plata (21),
Término puesto al oro y á la nieve, Cuya agua entre la yertyí se dilata
Juraré que lució mas su guirnalda Con regalado son y paso lento (22)
Con ser de flores, la otra ser de estrellas Pues la por quien helar y arder me siento (23),
Que la que ilustra el cielo en luces nueve. Mientras en tí se mira, Amor retrata
De su rostro la nieve y escarlata
LUÍ. En tu tranquilo y blando movimiento,
En el cristal de tu divina mano Vele como te vas no dejes fl'ija
;

De amor bebí el dulcísimo veneno La undosa rienda al cristalino freno


Néctar ardiente que me abrasa el seno, Con que gobiernas tu veloz corriente;
Y templar con la ausencia pensé en vano Que no es bien que confusamente acoja
Tal, Claudia bella, del rapaz tirano Tanta belleza en su profundo seno
Es arpón de oro tu mirar sereno, El gran señor del húmido tridente.
Que cuanto mas ausente del, mas peno,
De sus golpes el pecho menos sano (17). LYIII.
Tus cadenas al pié, lloro al ruido Raya, dorado sol, orna y colora
De un eslabón y otro mi destierro, Del alto monte la lozana cumbre,
Mas desviado, pero mas perdido. Sigue con agradable mansedumbre
¿Cuándo será aquel dia que por yerro El rojo paso de la blanca aurora;
¡Oh seralin desates, bien nacido,
!
Suelta las riendas a Favonio y Flora,
Con manos de cristal nudos de hierro? Y usando al esparcir tu nueva lumbre
Tu generoso oficio y real costumbre,
LIV. El mar argenta y las campañas dora,
A un ruiseñor. Para que desta vega el campo raso
Bordes, saliendo Flérida, de flores (24)
Con con gracia tanta
diferencia tal,
Aquel ruiseñor que sospecho
llora,
Que tiene otros cien mil dentro del pecho (18),
(19) A cuyas hebras de oro. —
Texto de Espinosa.
Que alternan su dolor por su garganta ('20) Asi Espinosa y Hoces ; Faria lee :
;

Y aun creo que el espíritu levanta, Alto de amor, dulcísimo decoro.


Como en información de su derecho, (21) Asi Espinosa y Hoces; Faria lee de corriente plata.
:

A escribir del cuñado el atroz hecho (22) Así el texto de Espinosa ; Hoces y Faria escriben :
En las hojas de aquella verde planta. Con regalado son, con paso lento.
Ponga pues fin á las querellas que usa,
(23) Pues ya por quien helar. —
Texto de Faria.
(24) Así el texto de Espinosa; Hoces y Faria pusieron:
(16) Otros leen que el cielo pinta.
:

(t"i Faria lee: de tus golpes.


Borde, saliendo Flérida de flores.

(18) Dentro en el pecho , ¿ice Espinosa. Parece mas natural que el obsequio sea dirigido á Flérida, y no

P. XVl-I. 28
, : ,, , , ; , , , , , ;:

i'i DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.


Mas si no hubiere de acaso,
salir LXllf.
Ni el monte rayes, ornes ni colores, A la sangría del tobillo de una dama.
Ni sigas de la aurora eltfojo paso,
Ni el mar argentes ni los campos dores. Herido el blanco pié del hierro breve,
Saludable si agudo, amiga mia ,
LIX. Mi rostro tiñes de melancolía
Mientras de rosicler tiñes la nieve.
Varia imaginación, que ov> mil intentos,
Temo, que quien bien ama temer debe,
A pesar gastas de tu diste dueño (2o), El triste fin de la que perdió el dia,
La dulce munición del blando sueño,
En roja sangre y en ponzoña fria
Alimentando vanos pensamientos.
Bañado el pié que descuidado mueve.
Si traes los espíritus atentos (26)
Solo á representarme el grave ceño
Temo aquel fin, porque el remedio para
Si.no me presta el sonoroso Orfeo
Del rostro dulcemente zahareño,
Con su instrumento dulce su voz clara-
Gloriosa suspensión de mis tormentos,
Mas ¡ay! que cuando no mi lira, creo
El sueño, autor de representaciones,
Que mil veces mi voz te revocara ,
En su teatro, sobre el viento armado, Y oirás mil te perdiera mi deseo.
Sombras suele vestir de bulto bello.
Sigúelo: mostraráte el rostro amado,
Y engañarán un ralo tus pasiones LXIV.
Dos bienes, que serán dormir y vello. No enfrene tu gallardo pensamiento (31)
Del animoso joven mal logrado
LX. El loco fin, de cuyo vuelo osado
Cual parece al romper de la mañana Fué ilustre tumba el líquido elemento (32).
Aljófar blanco sobre frescas rosas (27),
Las dulces alas tiende al blando viento,
O cual por manos hecha artificiosas Y sin que el torpe mar del miedo helado
Bordadora de perlas sobre grana Tus plantas moje, toca levantado
Tales de mi pastora soberana La encendida región del ardimiento.
Parecían las lágrimas hermosas Corona en puntas la dorada esfera
Sobre las dos mejillas milagrosas Do el pájaro real su vista afina
De quien mezcladas leche y sangre mana. Y al noble ardor regálese la cera;
Lanzando á vueltas de su tierno llanto Que al mar, do su sepulcro se destina,
Un ardiente suspiro de su pecho, Gran honra le será, y á su ribera
Tal que al mas duro canto enterneciera Que le hurle su nombre lu ruina.
Si enternecer bastara un duro' canto
Mirad qué hará con un corazón hecho (28) LXV.
Que al llanto y al suspiro fué de cera. A unos álamos.

LXI. Gallardas plantas, que con voz doliente


Al osado Faetón llorastes vivas,
¿Cuál del Ganges marfil ó cuál de Paro
Y ya sin envidiar palmas ni olivas
Blanco mármol, cuál ébano luciente,
Muertas podéis ceñir cualquiera frente,
Cuál ámbar rubio 6 cuál oro fulgente (20),
Así del sol estivo al rayo ardiente
Cuál fina plata ó cuál cristal tan claro,
Blanco coro de náyades lascivas
Cuál tan menudo aljófar, cuál tan caro
Precie mas vuestras sombras fugitivas
Oriental zafir, cuál rubí ardiente
Que verde margen de escondida fuente
O cuál en la dichosa edad presente,
Así bese, á pesar del seco estío (33)
Mano tan docta de escultor tan raro,
Vueslros troncos, y aun tiempo pies humanos,
Bulto dellos formara, aunque hiciera
El raudo curso desle undoso rio,
Ultraje milagroso á la hermosura
Que lloréis, pues llorar solo á vos toca
Su labor bella, su gentil fatiga ,
Locas empresas, ardimientos vanos,
Que no fuera figura al sol, de cera,
Mi ardimiento en amar, mi empresa loca.
Delante de sus ojos su figura
Oh rubia Cío» i , oh dulce mi enemiga? LXVÍ.
LXH. Caminando en dias lluviosos.

Suspiros tristes, lágrimas cansadas, Cosas, Celalva mia, he visto extrañas


Que lanza el corazón, los ojos llueven Rasgarse nubes, desbocarse vientos (34),
Los troncos bañan y las ramas mueven Altas torres besar sus fundamentos,
Destas plantas, á Alcídes consagradas, Y vomitar la tierra sus entrañas;
Mas del viento las fuerzas conjuradas Duras puentes romper cual tiernas cañas
Los suspiros desatan y remueven Arroyos prodigiosos, rios violentos,
Y los troncos las lágrimas se beben Mal vadeados de los pensamientos,
Por ellos y por ellas derramadas (30). Y enfrenados peor de las montañas;
Hasta en mi tierno rostro aquel tributo Los dias de Noé, genios subidas
Que dan mis ojos, invisible mano En los mas altos pinos levantados,
De sombra ó de aire me lo deja enjuto, En las robustas hayas mas crecidas.
Porque aquel ángel fieramente humano Pastores, perros, chozas y ganados
No crea mi dolor; y así, es mi fruto Sobre las aguas vi, sin forma y vidas,
Llorar sin premio y suspirar en vano. Y nada temí mas que mis cuidados.
LXVII.
que Florida borde el campo, sin duda para que el poeta se recree-
A una dama vestida de leonado.
Corno se ve, el texto legítimo parece ser el de Espinosa.
(25) Asi Espinosa Hoces y Faria Icen dulce.
;
Del color noble que á la piel vellosa
(26) Asi Espinosa; el texto de Hoces y Faria dicen: pues traes. De aquel animal dio naturaleza
(27) Asi Espinosa ; Hoces y Faria ponen blancas rosas. :

(28) Todas las ediciones dicen equivocadamente habrá por hará.


(29) Asi Hoces Espinosa lee
: á cual oro excelente. Lo mismo
: <31) No pene tu gallardo pensamiento. — Texto de Espinosa.
lee Faria. (32) El luímedo elemento.— Id.
(30) Así Espinosa ; Hoces y Faria dicen (35) Así Espinosa ; Hoces escribe Y asi bese.
;

Mas ellos, y peor ellas derramadas. (34) Otros leen cascarse, y otros casarse.
! !, , ! , , ;, , , , ! ,, ;

SONETOS.
Que de corona clíie su cabeza, Oh espada sobre mi de un pelo asida
Rey de las otras, fiera generosa De amorosa espuela duro freno
la
Vestida vi á la bella desdeñosa, Vuélveteal lugar triste donde estabas,
Tal que, juzgué, no viendo su belleza
, ¡Oh celo, del favor verdugo eterno!
Según decia el color con su fiereza O al reino, si allá cabes, del espanto (39);
Que la engendró la Libia ponzoñosa Mas no cabrás allá, que pues há tanto
Mas viéndola, que Alcídes muy ufano Que comes de tí mesmo v no te acabas,
Por ella en tales paños bien podía Mayor debes de ser que él mismo infierno.
Mentir su natural, seguir su antojo,
Cual ya en Lidia torció con torpe mano LXXII.
El huso, y presumir que se vestía
Del ñemeo león el gran despojo.
A Juan Rufo, jurado de Córdoba.

Culto jurado, si mi bella dama,


LXVIII. En cuyo generoso mortal manto
Arde como en cristal de templo santo,
A la enfevmedad grave de una dama.
De un limpio amor la mas ilustre llama (40).
de Alcídes, cuya rama
.Sacra planta Tu musa inspira, vivirá tu fama
Fué toldo de la yerba, fértil soto. Sin invidiar tu noble patria á Manto
(41),
Que al tiempo.mil libreas le habéis roto, Y ornarte ha, en premio de tu dulce canto,
De verdes hojas, de menuda grama ,
IVo de verde laurel caduca rama
,
Sed hoy testigos destas que derrama Sino de estrellas inmortal corona.
Lágrimas Licio, y de este humilde voto Haga pues tu dulcísimo instrumento
Que al rubio Febo hace, viendo á Goto Bellos efectos, pues la causa es bella;
De su Clori romper la vital trama. Que no habrá piedra, planta ni persona
Ardiente morador del sacro coro Que suspensa no siga el tierno acento,
Si libre á Clori por tus manos deja Siendo tuya la voz, y el canto de ella.
De alguna yerba algún secreto jugo,
Tus aras teñirá este blanco toro, LXXIIÍ.
Cuya cerviz así desprecia el yugo Contra los que dijeron mal de las Soledades de
doh Luis.
Como el de amor la enferma zagaleja.
Con poca luz y menos disciplina
LXIX. Al voto de un muy crítico y muy lego
Salió en Madrid la Soledad, y luego
Auna casa decampo de una dama á quien celebraba. A palacio con lento pié camina.
¡ Oh piadosa pared, merecedora Las puertas le cerró de la Latina
De que el tiempo os reserve de sus daños Quien duerme en español y sueña en griego
(42),
Pues sois tela do justan mis engaños Pedante gofo, que de pasión ciego,
Con el fiero desden de mi señora La suya reza, y calla la divina.
Cubra esas nobles salas desde agora (3o), Del viento es el pendón pompa ligera,
No estofa humilde de flamencos paños. No hay paso concedido á mayor gloria
Do el tiempo pueda mas, sino en mil años Ni voz que no la acusen de extranjera.
Verde tapiz de yedra vividora ; Gastando pues en tanto la memoria
Y vos, aunque pequeño, fiel resquicio, Ajena invidia mas que propia cera
Porque del carro del cruel destino Por el Carmen ia lleva á la Vitoria.
No pendan mis amores por trofeos,
Ya que secreto, sedme mas propicio LXX1V.
Que aquel que fué en la gran ciudad de ¡Sino Sentóme á las riberas de un bufete
Barco de vistas, puente de deseos. A jugar con el tiempo á la primera;
Pasóse el año, y luego á la tercera
LXX. Carta brujuleada me entró un siete.
A Guadalquivir, rio de Andalucía. Hizo mi edad cuarenta y cinco, y mete
Una corona la ambición fullera ,
P ey de los
t oíros rios caudaloso (36) Y aunque os de falso, dice que la quiera
Que en fama claro, en ondas cristalino, La que traigo debajo del bonete.
Tosca guirnalda de robusto pino Piérdese un vale, que el valer hogaño
Ciñe tu frente y tu cabello undoso, No es muy seguro ; no haya mazo alguno
Pues dejando tu nido cavernoso Cuya madera pueda dar cuidado.
De Segura en el monte mas vecino Entróme en la baraja, y no me engaño
Por el suelo andaluz tu real camino (37) Que aunque pueda ganar'cienlo por uno,
Tuerces soberbio, raudo y espumoso, Yo no quiero ver vacas en mi prado.
A mi, que de tus fértiles orillas
Piso, aunque ilustremente enamorado, LXXV.
La noble arena con humilde planta (38),
Dimesi entre las rubias pastorcilias
A cierta dama que se dejaba vencer del interés
antes que del gusto.
Has visto que en tus aguas se han mirado
Beldad cual la de Clori, ó gracia tanta. Mientras Corinto, en lágrimas deshecho,
La sangre de su pecho vierte en vano,
LXXI. Vende Lice á un decrépito indiano
A los celos.
Por cien escudos la mitad del lecho;
Mas ¿quién se maravilla deste hecho,
¡Oh niebla del estado mas sereno, Sabiendo que halla ya paso mas llano,
Furia infernal, serpiente mal nacida!' La bolsa abierta, el Vico pelicano ,
Oh ponzoñosa víbora escondida Que el pelicano pobre abierto el pecho?
De verde prado en oloroso seno
¡Oh entre el néctar de amor mortal veueno,
Que en vaso de cristal quitas ia vida (39) En Hoces y Faria están trocados estos versos. El que es
aquí primero es en sus textos segundo, y el segundo es primero.
Sigo á Espinosa.
(35) Equivocadamente dicen las demás ediciones falta. (40; De un limpio amor la mas profunda llama. — Texto de Et-
(36) Asi Espinosa y Hoces Faria y otros leen rio caudaloso.
; : pinosa.
(37; Por el monte, dice Faria. (41) A tanto, dice el texto de Espinosa.
£8) Tu noble arena, dice Espinosa. (42i Alusión á Quevedo.
,, ,;, ,,; , , , ,

436 DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE


Interés, ojos de oro como gato, Cata-riberas, ánimas en pena
Y gato de doblones, no amor ciego, Con Bártulos y Baldos la milicia (41),
Que leña y plumas gasta, cien arpones Y los derechos con espada y daga ;
Le flechó del aljaba de un talego. Casas y pechos todo á la malicia
¿Qué Tremecen do desmantela un trato, Lodos con perejil y yerba-buena :

Arrimando á este trato cien cañones? Esta es la coi te; buena pro les haga.

LXXYI. -^ LXXK.
Ah bajada de muchos señores caballeros de Madrid i socorrer Entrando en Valladolid, estando allí la corte.
la fuerza de la Maamora, que estaba cercada de moros 45 i
.

Llegué á Valladolid registré luego


;

; A la Maamora, militares cruces! Pesde el bonete al clavo de la muía;


¡Galanes de la corte, á la Maamora! Guardo el registro, que será mi bula
Sed capitanes en latín ahora Contra el cuidado del señor don Diego.
Los que en romance há tanto que sois duces. Busqué la corle en él y yo estoy ciego,
,

¡Anua, arma, en silla, carga! ¿Qué arcabuces? O en la ciudad no esla ó se disimula ;


No gofo, sino aquella cantimplora Haciendo penitencia vi á la gula.
Las plumas riza, las espuelas dora, Que Platón para todos está en griego;
Alíñese España ya contra avestruces. La lisonja hallé y la ceremonia
Pica, Bufón, ¡oh tú, mi dulce dueño! Con luto, idolatrados los caciques.
Partiendo me quedé, y quedando paso Amor sin fe , interés con sus birotes (45).
A acumularte en África despojos. Todo se halla en esla Babilonia,
¡Oh tú, cualquier que el agua pisas leño, Como en botica grandes alambiques,
Escuche la Vitoria yo, ó el fracaso Y mas en ella títulos que botes.
A la lengua del agua de mis ojos.
LXXYII. ^ LXXXÍ.
Ala misma ciudad.
Auna señora de Cuenca, á quien llevó cartas de otras señoras de
Córdoba ¿Vos sois V .
Vos sois el valle
y le pagó el porte con hacer muestra de unas donce-
,

llas suyas muy feas. De olor? ¡Oh fragrantísima ironía !

A rosa oléis, y sois de Alejandría.


¿Son de Tolú, ó son de Puerto-Rico, Que pide al cuerpo mas que puede dalle.
Ilustre y hermosísima María Serenísimas clamas de buen talle,
O son de las montañas de Bugía No os andéis cocheando todo el dia
La fiera mona y el disforme mico? Que en dos ínulas mejores que la mía
Gracioso está el balcón, yo os certifico; Se pasea el estiércol por la calle.
Desnudadle de hoy mas de celosía Los que en esquinas vuestros corazones
Goce Cuenca una y otra monería Asáis por quien alguna noche clara,
Den á unos de cola, á otros de hocico. O vertió el pebre y os mechó sin clavos,
Un papagayo os dejaré, Señora, ¿Pasáis por tal, que sirvan los balcones,
Pues ya tan nial se corresponde á ruegos Los dias á los ojos de la cara
Y á cartas de señores principales. Las noches á los ojos de los rabos?
Que os repita el parlero cada hora
Cómo es ya mejor Cuenca para ciegos, Lxxxn.
Habiéndose de ver visiones tales.
A la tela de justar de Madrid ,
que la sacaron al campo,

LXXVIII. Téngoos, señora Tela, gran mancilla.



^ A la ciudad de Valladolid, estando

Valladolid, de lágrimas sois valle,


allí la corte.
Dios la tenga de vos, señor soldado.
—¿Cómo estáis acá fuera?— Hoy me han echado,
Por vagamunda, fuera de la villa.

Y no quiero deciros quien las llora; ¿bónde están los galanes de Casulla?
Valle de Josafat, sin que en vos hora, — Dónde pueden estar sino en Prado?
¿ el

Cuanto mas dia, de juicio se halle. — ¿Muchas lanzas habrán en vos quebrado?
Pisado he vuestros muros calle á calle, — Mas respeto me tienen; ni una astilla.

Donde el engaño con la corte mora, — Pues ¿qué hacéis ahí? — Lo que esta puente,
Y cortesano sucio os hallo agora Puente de anillo; tela de cedazo,
Siendo villano un tiempo de buen talle. Desear hombres como ríos ella,
Todos sois condes, no sin nuestro daño; Hombres de duro pecho y fuerte brazo.
Dígalo el andaluz, que en un infierno — Adiós, Tela; que sois miiy maldiciente,
Debajo de una tabla escrita posa. Y esas no son palabras de doncella.
No encuentro al de Buendia en todo el año,
Al de Chinchón sí agora, y el invierno LXXXHI.
Al de Niebla, al de Nieva, al de Lodosa. i A una creciente del rio Manzanares.

LXXIX. Duélete de esa puente, Manzanares;


A* A la confusión de la corte.
Mira que dice por ahí la gente
Que no eres rio para media puente,
Grandes mas que elefantes y que abadas,
Y que ella es puente para treinta mares.
Hoy arrogante te ha brotado á pares
Títulos liberalescomo rocas
Gentiles-hombres solo de sus bocas,
Humildes crestas tu soberbia frente,
Ilustre cavaglier llaves doradas
Y ayer me dijo humilde tu corriente
,

Hábitos, capas digo remendadas,


Que eran en marzo los caniculares.
Damas de haz y envés, dueñas con tocas. Por el alma de aquel que ha pretendido
Carrozas de á ocho bestias y aun son pocas, Con cuatro dragmas de agua de achicoria
Con las que tiran y que son liradas
,
Purgar la villa y darte lo purgado,
Me di cómo has menguado y has crecido,
Cómo ayer te vi en pena y hoy en gloría.
(43) Los nombres de los principales caballeros que acudieron
— Bebióme un asno ayer, y hoy me ha meado.
al socorro de la villa de la Maamora se hallan en un curioso y
raro librito intitulado: Discurso historial de la presa que del puerto
de la Maamora hiio el armada real de España en el año por Asf Faria Hoces lee abades,
1614, (4-1) ;

Agustín de Horozco. Madrid, por Miguel Serrano, 1615. (io) Así Hoces; Faria lee bigotes.
, ,; ,,, ;,

SONETOS. 437
LXXXIV. LXXXVII.

A la puente segoviana de Madrid , que está sobre el rio A Esgueva, rio que pasa por medio de Valladolid, donde echan
Manzanares. todas las Inmundicias de la ciudad.

¡
Oh qué malquisto con Esgueva quedo.
Señora doña puente Segoviana,
Con su agua turbia y con su verde puente!
Cuyos ojos están llorando arena, Miedo le tengo, y hallará la gente
Si es por el rio, muy en hora buena,
En mis cal/.as lo* títulos del miedo.
Aunque estás para viuda muy galana. Quiere ser rio, jo se lo concedo
De estrangurria murió no hay castellana
;
Corra que necesaria es su corriente,
,
Lavandera que no llore de pena-,
Con orden y ruido el que consiente
Y Fulano Sotillo se condena
Antonio en su regidla de ordo-pedo (49).
De olmos negros á loba luterana. Camine ya con estos pliegos inios
Bien es verdad que dicen los doctores
Peón particular, quitado el parte (i>0),
Que no es muerto, sino que del estío Y ejecute en mis versos sus enojos;
Le causan parasismos los calores;
Que le confesaré de cualquier arte
Que á los principios de diciembre frió
Que, como el mas notable de los rios,
De sus muías liarán estos señores Tiene llenos los márgenes de ojos.
Que los orines den salud al rio.
LXXXVII!.
LXXXV.
Conde mi señor se va á Ñapóles
El
A Pisucrga.riu que pasa por los muros de Valladolicl. Y el Duque mi señor se va á Francia;
Príncipes , buen viaje, que este dia
Jura Pisuerga á fe de caballero Pesadumbre daré a unos caracoles.
Que de vergüenza corre colorado Ggmo sobran tan doctos españoles
En pensar que de Esgueva acompañado A ninguno ofrecí la musa mia;
Ha de eutrar á besar la mano á Duero. A un pobre albergue sí de Andalucía ,

Es sucio Esgueva para compañero, Que ha resistido a grandes, digo á soles.


Culpa de la mujer de algún privado, Con pocos libros libres, libres digo
Y perezoso para darle el lado, De expurgaciones, paso, y me paseo (51), .

Y así ha corrido siempre muy trasero. Ya que el tiempo me pasa como higo.
Llegados á la puente de Simancas, No espero en mi verdad lo que no creo
TemePisuerga que una estrecha puente
; Espero en mi conciencia lo que digo,
Temella puede el mar sin cobardía. Mi salvación, que es lo que mas deseo.
No se le da á Esguevilla cuatro blancas;
Mas ¿qué mucho, si ¡tasa su corriente LXXXIX.
Por mas estrechos ojos cada dia?
A la salida de la corte del duque de Humena, embajador del rey
de Francia.
LXXXVL
Despidióse el francés con grasa buena
Al auto general de la fe que se celebró en la ciudad
(Con buena gracia digo, señor Momo);
de Granada (46).
Hizo España el deber con el Bandomo,
Bien dispuesta madera en nueva traza, Y el pa^ar lo hará con el de Pena.
Reales fiestas le pidió al de Humena
Que un cadahalso forma levantado,
Admiración del pueblo desgranado La ya engastada Margarita en plomo , .

Por el humilde suelo de la plaza (47); Aunque no hay toros para Francia como
Cincuenta mujercillas de la raza Los de Guisando su comida y cena.
Estrellóse la gala de diamantes
Del que halló en el mar enjuto vado,.
Y la jurisprudencia de un letrado, Tan al tope que alguno fué topacio
,

Cuyo ejemplo confunde y embaraza (48); Yá undonCristalian mintió finezas.


Partióse al fin y tan brindadas antes
Dos torpes, seis blasfemos, la corona ,

De un fraile mal abierta y peor casada, Nos dejó las saludes de palacio
Y otro dos veces que él no menos ciego; Que otro dia enfermaron sus altezas.
Cinco en estatua solo uno en persona,
,
XC.
Encomendados justamente al fuego,
Fueron el auto de la fe en Granada. Contra los que dijeron mal del Polifemo de dos Luis.

Pisó las calles de Madrid el fiero


Monóculo, galán de Galatea ,

(46) En el códice S 106 de la bibloteca Nacional se lee'este mis- Y cual suele tejer bárbara aldea
mo soneto contrabecho y con el epigraíe y las vanantes que si- Soga de gozques contra forastero;
guen :
líigido un bachiller, otro severo,
Crítica turba al fin , si no pigmea
Soneto de Diego de Soto y Agilitar, cuyo es lo escrito en el auto de la Su diente afila y su veneno emplea
fe.
Bien dispuesta madera en nueva traza, En disforme ciclope cabrero.
el
De cadahalso en forma levantado, A
pesar del lucero de su frente,
admiración del pueblo ya sentado Lo hacen escuro, y él en dos razones,
En el húmido suelo de la plaza; Que en dos truenos libró de su occidente
Trece mujercillas de la raza
«Si quieren respondió los pedanlones
, ,
De! que hallo en el mar enjuto vado
Y la jurisprudencia de un letrado , Luz nueva en hemisferio diferente,
Cayo ejemplo contunde y amenaza; Den su memorial á mis calzones^
Diez torpes, seis blasfemos, la corona
De un fraile mal abierta sin ardid ,
XCI.
Y otro no menos que él dos veces ciego;
Cuatro estatuas y siete en persona A lo poco que hay que fiar en el favor de los señores de la corte.

Encomendados justamente al fuego


Fueron el aulo de la fe en Madrid. Señores cortegiantes, ¿quién sus dias
De codicioso gasta ó lisonjero
El auto este se hizo en 4 de julio de 1632.
(47) Por el húmido suelo de la plaza. —
Texto de Faria.
(48) Así Hoces; Faria lee amenaza. (49) Así Hoces ; Faria lee vido-pedo.
(íiOj Y con particular, din; Faria.
(51) Asi Faria ; otros leen expugnaciones.
, ,,,; , ,; , —
, , ;, , ,

438 DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.


Con todos estos principes de acero, Que se entró en la ciudad tan sin aliento,
él

Que me lian desempedrado las encías? Y aun mas, que me dejó en la barbacana.
Nunca yo tope con sus señorías No desherréis vuestro zagal; que un clavo (4)
Sino con inedia libra de carnero, No ha de valer la causa , si no miente
Tope manso, alimento verdadero Quien de la cuerda apela para el rabo.
De jesuítas, santas compañías. Perdonadme el hablar tan coríesmente
Con nadie hablo, todos son mis amos, De quien ya que no alcalde por lo bravo,
,

Quien no me da , no quiero que me cueste; Podra ser, por lo manso presidente. ,

Que un árbol grande tiene gruesos ramos.


No me pidan que lie ni que preste, XCVI
Sino que algunas veces nos veamos Por nifíeria un picarillo tierno (o)
Y sea el fin de nú soneto esie. Hurón de faltriqueras, sutil caza,
A la cola de un perro ató por maza,
XCII. Con perdón de los clérigos, un cuerno (6).

A cierto caballero que juzgaba lo que no entendía. El triste perrinchon en el gobierno


De una tan gran carroza se embaraza
Música le pidió ayer su albedrío Grítale et pueblo, haciendo de la plaza,
A un descendiente de don Peranzúles; Si allá se alegran, un alegre infierno.
Templáronle al momento dos baúles Llegó en esto una viuda mesurada
Con mas cuerdas que jarcias un navio. Que entre los signos ya que no en la gloria.
,

Cantáronle de cierto amigo mío Tiene á su esposo, y dijo « Es gran bajeza :

Un desafío campal con dos gazules «Que un gozque arrastre así una ejecutoria
Que en ser por unos ojos entre azules, Que ha obedecido lauta gente honrada,
Fué peor que gatesco el desafio. Y aun se la ha puesto sobre su cabeza» (7).
Romance fué el cantado, y que no pudo
Dejarlo de entender, si el muy discreto XCVII.
No era sordo, ó el músico era mudo
Y de que lo entendió yo os lo prometo, Al túmulo de la reina nuestra señora doña Margarita.
Pues envió á decir con don Bermudo No de fino diamante ó rubí ardiente (8)
Que vuelvan á cantar aquel soneto. Luces brillando aquel este centellas
,

Crespo volumen vio de plumas bellas


XCIII. Nacer la gala mas vistosamente,
A un que queriendo don Luis salir de la corte le
sefíor titulado, ,
Que obscuro el vuelo, y con razón doliente (9),
pidió le esperase para venirse juntos, y don Lms le esperó mas De la perla católica que sellas,
de un mes pagando de vacío las muías, y el señor se vino sin
,
A besar te levantas las estrellas.
avisalle. Melancólica aguja , si luciente.
Pompa eres de dolor, seña no vana
De chinches y de muías voy comido;
De nuestra vanidad; digalo el viento.
Las unas culpa de una cama vieja (1)
Que, ya de aromas ya de luces tanto
Las otras de un señor que me las deja
,
,

Veinte diasy mas, y se ha partido.


Humo te debe. ¡Ay ambición humana
Prudente pavón hoy con ojos ciento,
,
De vos, madera anciana me despido, ,

Si al desengaño se los das y al Manto!


Miembros de algún navio de vendeja,
Patria común de la nación bermeja XCVIII.
Que un mes sin deudo de mi sangre ha sido.
Venid muías, con cuyos pies me ha dado
, Al mismo asunto.
Tal coz el que quizás tendrá mancilla
Máquina funeral, que de esta vida
De ver que me coméis el otro lado.
Adiós, corte envainada en una villa,
Nos dices la mudanza, estando queda ,

Pira no de aromática arboleda


, ,
Adiós toril de los que has sido prado
,
Si á mas gloriosa fénix construida;
Que en mi rincón me espera una morcilla.
Bajel en cuya gabia esclarecida
Estrellas hijas de otra mejor Leda
XCIV. Serenan la fortuna de su rueda,
No mas moralidades de corrientes, La volubilidad reconocida;
Bien sean de arroyuelos, bien de rios, Farol luciente sois , que solicita
Corran apresurados ó tardíos; La razón, entre escollos naufragante,
Que no me hizo Dios conde de Fuentes. Al puerto, y á pesar de lo luciente,
A un rincón desviado de las gentes Oscura concha de una Margarita
Apelaré de todos sus desvíos , Que, rubí en caridad, en fe diamante,
Choza que abrigue ya los años mios Renace á nueyo sol ya en nuevo oriente.
Aunque pajas me cueste impertinentes.
Ministros de mi rey, mis desengaños
XCIX.
Los pies os besan desde acá sea miedo ,
Al túmulo que la ciudad de Córdoba hizo á las honras de la reina
O reverencia á sátrapas tamaños. nuestra señora doña Margarita de Austria.
Adiós, mundazo , en mi quietud me quedo,
Por esconder mis postrimeros años A la que España toda humilde estrado,
Al señor Nuncio, digo, al de Toledo. Y su horizonte fué dosel apenas
El Bétis esta urna en sus arenas
XCV. Majestuosamente ha levantado.
A don Pedro de Cárdenas y Ángulo , disuadiéndole de salir al toro ¡Oh peligroso, oh lisonjero estado ,
á la tarde, por ser muy manso. Golfo de escollo , playa de sirenas!
Trofeo son del agua mil entenas ,
, señor don Pedro, esta mañana
Salí Que, aun rompidas, no sé si han recordado.
A ver un toro que en un nacimiento La Margarita pues , luciente gloria
Con mi muía estuviera mas contento
Que alborotando á Córdoba la llana.
Romper la tierra he visto en su avezana (2) [A) Zagal se llamaba un caballo (leste caballero.
Mas prójimos con paso menos lento (3), (5) Por niñear, dicen Faria y Gradan.
(6) Con perdón del bonete , un lego cuerno. Texto de Gradan,
(i) De una encina vieja.— Texto de Faria. . (7) Texto de Gracian ; otros dicen y se la ha puesto.
:

(2) Avezana es una cuadrilla de yuntas de arados. (8) Así Gracian; otros leen y rul<i.
13) Mis prójimos, dice el texto de Faria. (9) Otros leea oscura.
, , ; , ,,; , ;
! , :

SONETOS. 439
Peí sol de Austria, y la concha de Ba viera, CIV.
Mas coronas ceñidas que vio años,
Al sepulcro de la duquesa de Lerma, mujer del primer duque don
En polvo ya el clarín final espera ,
Francisco de Rojas y Sandoval, gran privado de Felipe III.
Siempre sonante á aquel cuya memoria
Anles peinó que canas desengaños. Ayer deidad humana, hoy poca tierra;
Aras ayer, hoy túmulo; ¡oh mortales!
Plumas, aunque de águilas reales
Plumas son; quien lo ignora, mucho yerra.
A la capilla de nuestra Señora del Sagrario, que para entierro su- Los miembros que hoy este sepulcro encierra,
yo reedificó suntuosísima'mente en la santa iglesia de Toledo el A no estar entre aromasorientales,
cardenal arzobispo dclla, don Bernardo de Rojas y Sandoval. Mortales señas dieran de mortales;
La razón abra lo que el mármol cierra.
Esta que admiras Fábrica, esta prima La fénix que ayer Lerma fué su Arabia
Pompa de la escultura oh caminante, ,
Es hoy entre cenizas un gusano,
En pórfidos rebeldes al diamante Y de conciencia á la persona sabia.
En metales mordidos de la lima, Si una urca se traga el Océano,
Tierra sella que tierra nunca oprima ¿Qué espera un bajel luces en la gabia?
Si ignoras cuya el pié enfrena ignorante,
,
Tome tierra que es tierra el ser humano.
,
Y esa inscripción consulla que elegante
Informa bronces, mármoles ¡mima. CV.
Generosa piedad urnas hoy bellas
Con majestad vincula, con decoro A la muerte violenta que Francisco Ravaillac dio al rey
Enrique IV de Francia.
A ya cenizas santas
las heroicas
De los que á un campo de oro cinco estrellas El Cuarlo Enrico yace mal herido
Dejando azules con mejores plantas, Y.peor muerto de plebeya mano,
En campo azul esliellas pisan de oro. El que rompió escuadrones y dio al llano
Mas sangre que agua Orion humedecido.
CI. Glorioso francés esclarecido,
Conducidor de ejércitos, que en vano
A la muerte de tres niñas hijas del duque de Feria. De lilio's de oro el ya cabello cano
Y de guardia real ibas ceñido.
Entre las hojas cinco generosa ,
Una temeridad astas desprecia,
Si verde pompa, no de campo de oro,
Una traición cuidados mil engaña
Prendas sin pluma a ruiseñor canoro
Degolló mudas sierpe venenosa;
Que muros rompe en un caballo Grecia.
Armasburlóelfatal cuchillo. ¡Oh España!(lO)
Al culto padre, no con voz piadosa,
Delona de dos mundos tiel le precia,
Mas con gemido alterno y dulce lloro ,
Armoniosas lágrimas al coro
Y armada teme la nación extraña.
De las aves oyó la selva umbrosa. CVI.
Lloró el Turia cristal, á cuya espuma
Dio poca sangre el mal logrado torno, Al sepulcro de la duquesa de Lerma.
Terno de aladas cítaras suaves. Lilio siempre real nací en Medina
Que rayos hoy, sus cuerdas y su pluma, Del cielo con razón, pues nací en ella
Brillante siempre Itrz de un sol eterno,
Ceñí de un duque excelso,' aunque flor bella,
Dulcemente dejaron de ser aves.
Da* rayos mas que flores frente dina.
Lo caduco esta urn \ peregrina
CU. Oh peregrino, con majestad sella
Lo fragranté, entre una y otra estrella
Al sepulcro de Dominico Greco, excelente pintor.
Vista no fabulosa determina.
Esta forma elegante, oh peregrino, Estrellas sóndela guirnalda griega,
De pórfido luciente dura llave, Lisonjas luminosas de la mía,
El pincel niega al mundo mas suave, Señas ¡'-curas, pues ya el sol corona
Que «lió espíritu al leño, vida al lino. La suavidad que espira el mármol. Llega
Su nombre, aun de mayor aliento diño Del muerto lilio es que aun no perdona
;

Que en los clarines de la faina cal El santo olor á la ceniza tria.


Él campo ilustra de ese mármol grave :
CVÍI.
Venéralo y prosigue tu camino.
,

Yace el Griego; heredó naturaleza Ceñida no asombrada sí la frente


, ,

Arte, y el arte estudio , Iris colores De una v de otra ver le rama obscura,
Febo luces, si no sombras Morfeo. A los pinos dejando de .Segura
Tanta urna á pesar de su dureza,
,
Su urna lagrimosa, en son doliente
Lágrimas beba y cuantos suda olores, Llora el Détis no lejos de su fuente,
Corteza funeral de árbol sabeo. En poca tierra ya mucha hermosura (11),
Tiernos rayos en una piedra dura
CHI. De un sol antes caduco que luciente.
¡Cuan triste sobre el pórfido se mira
Pálida restituye á su elemento Casta Venus Morar su cuarta gracia,
Su ya esplendor purpúreo casta roía, Si lágrimas las perlas son que vierte
Que en planta dulce un tiempo si espinosa ,
Oh Antonio, oh tú, del músico de Tracia
¡

Gloria del sol, lisonja fué del viento. Prudente imitador! tu dulce lira
El mismo que espiró suave aliento Sus privilegios rompa hoy á la muerte.
Fresca, espira marchita , y siempre herniosa,
No yace no en
, , la tierra , mas reposa CVIII.
Negándole aun el hado lo violento. muerte de dos damas de Córdoba.
A la
Sus hojas si, no su fragrancia, llora
En polvo el patrio Détis, hojas bellas, Sobre dos urnas de cristal labradas,
Que aun en polvo el m terno Tajo dora. De vidrio en pedestales sostenidas,
Ya en nuevos campos una es hoy de aquellas Llorando está dos ninfas ya sin vidas
Flores que ilustra otra mejor aurora, El Bélis en sus húmidas moradas;

Cuyo caduco aljófar son estrellas.
(10) Otros leen : arcan burló el fatal cuchillo.
(.11) En poca tierra ver mucha hermosura.
: , , , , , ; ,; , ; ,;,; ,

440 DON LUIS DE GONCORA Y ARGOTE.


Tanto por su hermosura del amadas Revolved tantas señas de mortales
Que, aunque las demás ninfas doloridas Desnudos huesos y cenizas frias,
Se muestran por tan tierno lin sentidas (12), A pesar de vanas , si no pias
las
El, derramando lágrimas cansadas, Caras preservaciones orientales
«Almas, les dice, vuestro vuelo santo Bajad luego al abismo, en cuyos senos
Seguir pienso hasta aquesos sacros nidos, Blasfeman almas, y en su prisión fuerte
Do el bien se goza sin temer contrario; Hierros se escuchan siempre y llanto eterno,
Que vista esa belleza y mi gran llanto Si queréis, oh memorias, por lo menos
Por el cielo, seremos convertidos, Con la muerte libraros de la muerte
En Géminis vosotras, yo en Acuario. Y el infierno vencer con el hiberno.

CIX. CXIII.

Famoso monte, en cuyo vasto seno A la purísima Concepción de nuestra Señora, donde se glosó
Duras cortezas de robustas plantas el último pié en un certamen poético :
Conservan aquel nombre en parles tantas (lo) Virgen pura, si el sol, luna y estrellas.
De quien pagó á la tierra lo terreno;
Asi cubra de lioy mas cielo sereno GLOSA.
La siempre verde cumbre que levantas
Que me escondas aquellas letras santas Si ociosa no asistió naturaleza

De que á pesar del tiempo has de estar Heno. Admirada, á la tuya, oh gran Señora ,

La corteza do están desnuda, ó viste Concepción limpia, donde ciega ignora


Su villano troncón de hierba verde, Lo que muda admiró de tu pureza,
Díganlo, oh Virgen, la mayor beUeza
De suerte que mis ojos no las vean.
Quédense en tu arboleda, ella se acuerde Del dia cuya luz tu manto dora,
De lin tan tierno, y su memoria triste, La que calza nocturna brilladora,
Pues en troncos está , troncos la lean.
Los que ciñen carbunclos tu cabeza.
Pura la iglesia ya, pura te llama
CX. La escuela, y todo pió afecto sabio
Cultas en tu favor da plumas bellas;
Al nacimiento de nuestro Señor.
¿Qué mucho pues,siaun hoy selladoel labio,
Pender de un leño traspasado
, el pecho, Si la naturaleza aun hoy le aclama
Y de espinas clavadas ambas sienes Virgen pura, si el sol, luna y estrellas?
Dar tus mortales penas en rehenes
De nuestra gloria , bien fué heroico hecho CX1V.
Pero mas fué nacer en tanto estrecho (14),
A la beatificación de san Ignacio, en un certamen poético,
Donde para mostrar en nuestros bienes, donde se glosó el último pié :
Adonde bajas y de dónde vienes
No quiere un porlalillo tener techo. Ardiendo en aguas muertas llamas vivas.
No fué esta mas hazaña oh gran Dios mió (13)
¡ !

Del tiempo, por haber la helada ofensa GLOSA.


Vencido en tierna edad con pecho fuerte (10); En tenebrosa noche en mar airado
, (20),
Quemas fué sudar sangre que haber trio ( 17), Al través diera un marinero ciego
Sino porque hay distancia mas inmensa De dulce voz y de homicida ruego,
De Dios á bombie quede hombre á muerte. De sirena mortal lisonjeado,
Si el fervoroso celador cuidado
CXI. Del grande Ignacio no ofreciera luego
Al monte Santo de Granada. Farol divino su encendido fuego
A los cristales de un estanque helado.
Este monte, de cruces coronado, Trueca las velas el bajel perdido,
Cuya siempre dichosa excelsa cumbre Y escollos juzga que en el mar se lavan
Espira luz y no vomita lumbre,
Las voces que en la arena oye lascivas;
Etna glorioso, Mongibel sagrado.
Besa el puerto, altamente conducido
Trofeo es dulcemente levantado,
De las que para norte suyo estaban
No ponderosa y grave pesadumbre, Ardiendo en aguas muertas llamas vivas.
Para oprimir en Flegra la costumbre (18)
Del bando contra el cielo conjurado. cxv.
Gigantes miden sus ocultas faldas
Que á los cielos hielos hicieron fuerza, aquella A unas fiestas de cañas y toros en la plaza de Valladolid.
Que los cielos padecen fuerza santa.
Sus miembros cubre y sus reliquias sella La plaza un jardín fresco, los tablados
La bien pisada tierra; veneraldas Un encañado de diversas flores,
Con tiernos ojos , con devotas plantas. Los toros doce tigres matadores,
A lanza y á rejón despedazados;
CX1I (19).
La jineta dos puestos coronados
De principes, de grandes, de señores
Urnas plebeyas, túmulos reales Las libreas bellísimos colores,
Penetrad sin temor, memorias mías, Arcos del cielo, ó propios ó imitados
Por donde ya el verdugo de los dias Los caballos, fahonios andaluces,
Con igual pié dio pasos desiguales; Gastándole al Perú oro en los frenos
Y los rayos al sol en los jaeces,
Al trasponer de Febo ya las luces
(12) Asi Espinosa ; Hoces y Faria leen : de su tierno fin sentidas.

(13) Asi Espinosa ; Hoces lee contienen. Lo mismo pone Faria- En mejores adargas, aunque menos ,
Pero ¿qué fué nacer en tanto estrecho?— Textos de Faria y
Pisuerga vio lo que Genil mil veces.
(14)
de Gradan.
(15i JVo fué esta gran hazaña, dicen Hoces y Faria. Sigo el texto
CXVI.
de Espinosa. Deja el monte; garzón bello, no fies
(16) Espinosa lee: venciendo en flaca edad. Tus años del y nuestras esperanzas
(17) Espinosa escribe: que hacer frió. Que murallas de red bosques de lanzas
,

(18) Así Espinosa ; Hoces lee Menosprecian los fieros jabalíes.


Para oprimir sacrilega costumbre.
(19) Según parece del códice de Ribas Tafur, hoy del señor Guer-
ra y Orbe, este soneto no es de Góngoka. (20) En temerosa noche, dice Gracuu.
! , , , , ;

SONETOS. 441

Adonis, si no fué en rubíes,


En sangre á De la tranquilidad pisa contento
Tíñeron mal celosas asechanzas, La arena enjuia, cuando en mar turbado
Y en urna breve Funerales danzas Ambicioso bajel da lino al viento.
Coronaron sus huesos de alhelíes.
Deja el monte, garzón ; poco luciente CXXI.
Venablo en Ida aprovechó al mozuelo, A este que admiramos en luciente
Que estrellas pisa agora en vez de llores. Emulo del diamante, limpio acero,
Cruel verdugo el espumoso diente, Cual nos ha dado España caballero,
lo
Torpe ministro fué al ligero vuelo; Que esde guerra Marte y rayo ardiente
la (23),
No sepas mas de celos y de amores, Laurel ceñido pues debidamente,
Las coyundas le lian del severo
CXVII.
Suave yugo, que al lombardo (¡ero
Volvió al mar Alción, volvió á las redes Le impidió si no le oprimió la frente.
,

De cáñamo, excusando ¡as de hierro; ¿Qué mucho, si frustró su lanza ameses,


Con su barquilla redimió el destierro, Sifulminó escuadrones ya su espada,
Que era desvío y parecía mercedes. Siconculcó estandartes su caballo?
Redujo el pié engañado á las paredes Del Camhresi lo digan los franceses
De SU alquería y al fragoso cerro (21) Mas no lo digan, no; que en trompa alada
Que ya con el venablo y con el perro Musa aun no sabrá culta celebrallo.
Pisa Lesbin, segundp Ganimédes,
Gallardo hijo suyo, que los remos CXXII.
Menospreciando con su bella hermana ,
A
Liofares risueños de Ahílela (24)
La montería siguen importuna El blanco alterno pié fué vuestra risa
Donde la ninfa es Febo y es Diana ,
En cuantos ya tañéis coros, Belisa
Queen sus ojos del sol los rayos vemos,
Undosa de cristal, dulce vihuela,
Y en su arco los cuernos de la luna.
Instrumento hoy de lágrimas; no os duela,
Su epiciclo, de donde nos avisa
CXVIH.
Que rayos ciñe, que zafiros pisa,
Contra los que dijeron nial de las Soledades de don Luis. Que sin moverse, en plumas de oro vuela.
Paslor os duda amante, que si triste (2,*i)
Restituye a lu mudo horror divino, La perdió su deseo en vuestra arena,
Amiga soledad, el pié sagrado, Su memoria en cualquier región la asiste;
Que cautiva lisonja es del poblado Lagrimoso informante de su pena
En hierros breves pájaro ladino. En las cortezas que el aliso viste.
Prudente cónsul, de las selvas diño, En los suspiros cultos de su avena.
De impedimentos busca desalado
Tu claustro verde, en valle profanado CXXIH.
De fiera menos que de peregrino.
¡Cuan dulcemente de la encina vieja A t'iayHortensio Félix Paravlcino , de la orden de 1« Sanli im i

Trinidad, predicador de su majestad diciéndole del sufrimien-


Tórtola viuda al mismo bosque incierto ,

Apacibles desvíos aconseja to y tolerancia con que el confesor del l!ey despachaba los alu-

Endeche el siempre amado esposo muerto dios negocios que tenia.


Con voz doliente que tan sorda oreja
Al que de la conciencia es del Tercero
;

Tiene la soledad como el desierto.


Filipo digno oráculo prudente,
CXIX. De una y'otra saeta impertinente,
Si mártir no le vi , le vi terrero.
A una enfermedad de don Antonio de Pazos, obispo de Córdoba. Tanto pues le cenia ballestero
Cuanta le estaba coronando gente,
Deste mas (pie la nieve blanco toro, Dejándole el concurso el expediente
Robusto honor de la vacada mía, Hecho pedazos, pero siempre entero.
Y destas aves dos, que el nuevo dia Hortensio mío, si esta llamo audiencia,
Saludaban ayer con dulce lloro , ¿Cuál llamaré robusta montería,
A tí, el mas rubio dios del alto coro, Donde cien flechas cosen un venado?
De sus entrañas hago ofrenda pía. Ponderé en nuestro dueño una paciencia,
Sobre este fuego, que vencido envía Que en la atención modesta fué alegría
Su humo al ámbar y su llama al oro ;
Y en la resolución sucinto agrado.
Porque á tanta salud se ha reducido
F.lnuestro sabio docto paslorcico (22),
CXXIV.
Que aun los que por nacer están lo vean,
Ya que de tres coronas no ceñido, Al tronco descansaba de una encina
Al menos mayoral del Tajo, y sean Que iirvidia de los bosques fué lozana,
Grana el gabán , armiños el pellico. Cuando segur legal una mañana
Alto horror me dejó con su ruina.
cxx. Laurel (pie de sus ramas hizo dina
A Juan de Villegas Ccbállos, gobernador del estado de Luque. Mi lira, ruda si , mas castellana,
Hierro luego fatal su pompa vana
En villa humilde si, no en vida ociosa, Culpa tuya, Caliope, fulmina (26).
Vasallos riges con poder no injusto, En veriles hojas cano el de Minerva
Vasallos de lu dueño, si no augusto. Árbol culto, del sol yace abrasado,
De estirpe en nuestra España generosa. Aljófar sus cenizas de la yerba.
Del bárbaro ruido á curiosa ¡Cuánta esperanza miente á un desdichado!
Dulce lección te hurta tu buen gusto; ¿A qué mas desengaños me reserva ?
Tal del muro abrasado hombro robusto A qué escarmientos me vincula el hado?
De Anquise redimió la edad dichosa.
No invidies, oh Villegas, del privada
El palacio gentil , digo el convento
Adonde hasta el portero es presentado. (23) Otras ediciones dicen :

Que de la guerra Flándcs rayo ardiente.

i2i) Otros leen vísela.


(21) Que al fragoso cerro, dice Faria. (25) Así Faria ; otros leen : duda amante, en vez de duela.
[ti) Así Faria ; otros leen : paslor rico. c26) Así Hoces ; Faria lee : culpa mia.
; , ; ,, , ,

m DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE


CXXV. Por la salud ¡oh Virgen Madre! erijo
Del mayor rey, cuya invencible espada
A una dama que estando dormida le picó una abeja ea la boca.
En cuanto Febo dora y Cintia argenta
Al (ronco Filis c!e un laurel sagrado Trompa es siempre gloriosa de tu Hijo.
Reclinado el convexo de su cuello,
Lamia en ondas rubias el cabello, CXXX.
. Lascivamente al aire encomendado.
Al túmulo que la villa de Madrid hizo á las honras del rey nuestro
Las hojas del clavel , que había juntado
señor don Felipe III.
El silencio en un labio y otro bello,
Intentaba violar, y pudo hacello, Es-te funeral trono, que luciente,
Sátiro mal de yedras coronado; A pesar de esplendores tantos, piensa
Mas la invidia interpuesta de una abeja Fragante luto hacer nube densa la
Dulce, libando púrpura al instante, De aromas que lloró el Oriente
los
Previno la dormida zagaleja. Avaro riega con rigor decente,
El semidiós, burlado, petulante, Y ponderoso oprime sin ofensa
En atenciones Umidas la deja En breve mas real polvo, la inmensa
,

De cuanto bella tanto vigilante. Jurisdicion de un cetro, de un tridente.


Rey de ambos mundos, freno de ambos mares,
CXXVI. Rey pues santo, que ya África dio almenas
En la manchada holanda del tributo
A sus pendones y á su Dios altares ;

Que las reliquias expelió agarenas


Cue ind;is las kalendas paga Liee De nuestros ya mas de hoy seguros lares,
Cogió una rana C lito el infelice
,
Rayos ciñe en regiones mas serenas.
Esposo suyo, felizmente astuto.
Tusóle en odio el adulterio, fruto
CXXXF.
Del ranicidio, según Plinio dice;
De boy mas ni Tolomeo á Bercríice Al conde de Lémos, que fué virey de Ñapóles.
De casia alabe, ni á su Porcia Bruto. Florido en años en prudencia cano
,
¡Oh César! Oh repúblicas! Oh reyes!
Riberas del Sebeto, rio que apenas
Si Lice excede á egipcias y a romanas,
Humedecen sus aguas sus arenas,
Edilicalde á Clito estatuas y arcos.
Gran freno moderó tu cuerda mano;
Perezca la ley Julia, vengan ranas,
Donde mil veces escuchaste en vano
Pesquen los magistrados por los charcos,
Entre los remos y entre las cadenas,
Pues mas pueden las ranas que las leyes.
No ya ligado al árbol , las sirenas
mar napolitano.
Del lisonjero
CXXMI. Quede en mármol tu nombre esclarecido,
Deprecación á la Virgen nuestra Señora por la salud del rey Firme á las ondas, sordo á la armonía ,

nuestro señor don Felipe III. Blasón del tiempo, escollo del oh ¡do.
¡Oh águila de Castro! que algún dia
En vez, Señora, del cristal luciente, Será para escribir tu excelso nido
Licuores nabaleos espirante, Un cañón de tus alas pluma mía.
Los faroles, ya luces de levante.
Las banderas ya sombras de occidente; CXXXII.
Las fuerzas litorales que á la frente
Harán de África gemino diamante, Ave real de plumas tan desnuda
,

Tamo disimulado al fin turbante Que aun de carne voló jamás vestida,
Con generosidad expulsó ardiente. Cuya garra, no en miembros dividida,
Votos de España son que hoy os consagra Inexorable es guadaña aguda;
,

Sufragios de Felipo, á cuya vida Lisonjera á los cielos ó sañuda


Aun los siglos del fénix sean segundos. Contra los elementos de una vida
Florida en años, en beldad florida,
Fiebre pues tantas veces repetida
Perdone al que es católica visagra, Cual menos, piedad advierte ó duda (27).
Para mas gloria vuestra de ambos mundos.,
No á deidad fabulosa hoy arrebata
Garzón que en vez del venatorio acero
CXXYIII. I
Cristal ministre impuro, si no alado
Espíritu que en cítara de plata
Erase en Cuenca lo que nunca fuera AI Júpiter dirige verdadero
Erase un caminante nuiv ayuno ; Un dulce y otro cántico sagrado.
Pidió un mollete, si había tierno alguno,
Y diéronie un bizcocho de galera. CXXXIII.
Desta impiedad fué un ángel la arrobera;
Y si pidiera mas el importuno, Aunque á rocas de fe ligada vea
Le dieran los peñascos uno á uno Con lazos de oro la hermosa nave
Que Júcar baña en su áspera ribera. Mientras en calma humilde , en paz suave,

De bizcochos apela el caminante Sereno el mar la vista lisonjea;


Para piedras; que en Cuenca eso se usa, Y aunque el céfiro esté, porque lo crea,
Y deso están las piedras tan comidas. Tasando el viento que en las velas cabe,
Quizá vieron el rostro de Medusa Y el fin dichoso del camino grave
Estos peñascos, como ¡o vio Allante, En el aspecto celestial se lea (28),
O damas son de pedernal vestidas.- He visto blanqueando las arenas
De tantos nunca sepultados huesos,
CXXIX. Que el mar de amor tuvieron por seguro
Que de él no fio si sus flujos gruesos
Esta de flores, cuando no divina, Con el timón ó con la voz no enfrenas,.
Industriosa unión, (pie ciento á ciento ¡Oh dulee Arion, oh sabio Palinuro!
Las abejas, con rudo no argumento,
En ruda confunden oficina

Cómplice Prometeo en la rapiña
Del voraz fué, del lúcido elemento,
(27) Otros leen t
A cuya luz suave es alimento,
Cual menos piedad arbitra lo duda.
Cuya luz su recíproca es ruina.
Ésta pues confusión hoy coronada
, De cualquier modo me parece mal.
Del esplendor que contra sí fomenta, (28) Faria dice: se vea , pero es error.
, ; , , ;

SONETOS. 413
CXXX1V. cxxxvm.
Camina mi pensión con pies de plomo, A un libro que compuso el licenciado Fresno.
El mió, como dicen ya en la huesa ,
De vuestras ramas no la heroica lira
Mas yo, á ojos cerrados , tenue ó gruesa,
Suspende Apolo, mas en lugar della
Por dar mas luz, al mediodía la tomo.
Merced de la tijera, á punta ó lomo
La avena pastoral , ya ninfa bella,
Que en caña algún dios rústico suspira,
Me conhorta de murtas una mesa;
Si dulce sopla el viento, dulce espira.
Ollay la mejor voz es portuguesa,,
Su voz y dulcemente se querella
Y la mejor ciudad de Italia Como. Tanto, que el áspid no la oreja sella,
No mas no, borceguí ni chimenea;
,
Mas escucha la música sin ira.
Basten los años, que ni aun breve raja
Sois Fresno al fin, cuya agradable sombra
Los profanó de encina ó de aceituno.
Mata veneno, y asi el docto coro
el
¡Oh cuánto tarda lo que se desea !
De las ninfas con casto movimiento
Llegue; que no es pequeña la ventaja
Seguro pisa la florida alfombra,
De comer tarde al acostarse ayuno.
Y el pié descalzo del coturno de oro,
cxxxv. Ciñeudo el tronco, honrando el instrumento.

Al rey nuestro señor don Felipe IV , ausenté de la Reina CXXXIX.


nuestra señora.
El conde mi señor se va á Ñapóles
Claro arroyuelo de la nieve fria Con el Gran Duque; principes adiós; ,

Bajaba mudamente desatado, De acémilas de haya no me fio,


Y del silencio que guardaba el prado Fanales sean sus ojos ó faroles.
Con labios de claveles se reía. Los mas cariredondos girasoles
Con sus floridos márgenes partía, Imitará , siguiéndoos, mi albedrio,
Si no su amor Fileno, su cuidado; Y en vuestra ausencia, en el provecho mió (30)
No ha visto á su Belisa, y ha dorado Será un torrezno el alba entre las coles.
El sol casi los términos del dia. En sus brazos Parlénope festiva,
Con lágrimas turbando la corriente, De aplausos coronado Castilnovo,
El llanto en perlas coronó las flores , En clarines de pólvora os reciba
Que ya volvieron en cristal la risa. De las orejas yo teniendo al lobo,
Llegó en esto Belisa, incluso esperaré en cualque misiva
La alba en los blancos luios de su frente, Beneficio tan simple, que sea bobo.

Y en sus divinos ojos los amores
Que de un casto veneno CXL. •

La esperanza alimentan de Fileno. ;, En año quieres que- plural cometa

Infausto corte á las coronas luto,


CXXXV!. Los vestigios pisar del griego astuto?
Al marqués de Velada, que habiendo en unas fiestas reales muer-
Por cuerdo le juzgaba, aunque poeta.
to un toro y queriendo esperar otro, su majestad le mando salir
Con lanza espere otro y con trompeta
de
Mosquito Anloniano resoluto,
la plaza.
Yá pesar del verano mas enjuto (31),
Con razón, gloria excelsa de Velada ,
Amor con bolas, Venus con bayeta ;

Te admira Europa y lauto, que celos»


,
Fresco verano, clavos y canela,
Su robador mentido pisa el coso, Nieve mal de una estrella dispensada,
Piel este dia, forma no alterada. Aposento en las gabias el mas bajo;
Bajó tu fresno, y extinguió tu espada El primer dia folión y pela ,

En su sangre su espíritu fogoso, El segundo en cualquiera encrucijada,


Si de tus venas ya lo generoso Inundaciones del nolurno Tajo.
Poca arena dejó calificada.
Lloró su muerte el sol , y del segundo CXLI.
Lunado signo su esplendor vistiendo, A un libro del Perfecto regidor, que compuso donjuán de Agmdo
A la satisfacion se disponía, y Castilla, veinticuatro de Córdoba.
Cuando el monarca deste y de aquel mundo Generoso don Juan, sobre quien llueve
Dejar te mandó el circo, previniendo
La docta erudición su licor puro,
No acabes dos planetas en un dia. Con (pie nos dais en flor fruto maduro,
CXXXVII. Y un bien inmenso en un volumen breve;
Déle la eternidad pues se le debe
, ,

Pidiendo cierta merced el autor a su majestad y tratando ,


Para perpetuo acuerdo en lo futuro
de partirse á su casa, hizo este soneto. A vuestro vulto heroico cu mármol duro
Glorioso entalle de inmortal relieve,
De la merced, Señor, destituido (29), Pues hoy da vuestra pluma nueva gloria
Pues que lo quiso así la suerte mía, De Córdoba al clarísimo senado,
De mis deudos iré á la compañía Y pone ley al español lenguaje
No poco de mis deudas oprimido. Con doctrina y estilo tan purgado,
Si haber sido del Carmen culpa ha sido Que al olvido hará vuestra memoria
Sobre el que se me dio hábito un dia Ilustre injuria, valeroso ultraje.
Huélgome que es templada Andalucía,
Yaque descalzo parto al patrio nido. CXLII.
Mínimo pues, si capellán indino A un excelente pintor extranjero, que le estaba retratando.
Del mayor rey, monarca al fin de cuanto
Pisa el sol, lamen ambos Océanos, Hurtas mi vulto, y cuanto mas le debe
La fuerza obedeciendo del destino, A tu pincel dos veces peregrino,
,

El cuadragesimal voto en tus manos, De espíritu vivaz el breve lino


Desengañado haré corrector santo. En los colores que sediento bebe,
Vanas cenizas temo al lino breve,
Que émulo del barro le imagino,

(-9) Asi Faria ; otros leen : señores despedido.


,15o) Otros dicen : proverbio mió.
(31) Asi Faria ; otros leen : y aunque á pesar de tlemi>r.
, ,; , , ;; ; , ,

441 DON LUIS DE GONGOÜA Y ARGOTE


A quien (ya etéreo fuese, ya divino) CXLVI!.
Vida le lió muda, esplendor leve.
Al viaje que hizo al Andalucíarl rey nuestro sefior Felipe IV, el
Delga gentil, prosigue el hurto noble
aun de 1624, que nevó y llovió en toda aquella tierra excesiva-
Que á su materia perdonará el fuego,
mente.
Y el tiempo ignorará su contextura.
Los siglos que en sus hojas cuenta el roble, Los dias de Noé bien recelara
Árbol, los cuenta sordo, tronco, ciego; Si no hubiera , Señor, jurado el cielo
Quien mas ve , quien mas oye menos dura. En su arco tu piedad , ó hubiera el hielo
Dejado al arca ondas que surcara.
CXLIÍI. Denso es mármol la que era fuente clara
A ninfas que peinaba undoso pelo;
Yacen aqui los huesos malogrados Montes corona de cristal el suelo
De una amistad que al mundo será una, Atado el Bétis á su margen para. ,

O ya para experiencia de fortuna, A inclemencias pues tantas no perdona


O ya para escarmiento de cuidados. El fénix de Austria al mar, fiando al viento,
Nació entre pensamientos, aunque honrados, No aromáticos leños sino alados.,

Grave al amor, á muchos importuna, Aun á tu iglesia mas que á su corona


Tanto, que la mataron en la cuna Importan tus progresos acertados;
Ojos de invidia y de ponzoña armados. Serena aquel , aplaca este elemento.
Breve urna los sella como huesos,
Al lin, de malograda criatura; CXLVIU.
Pero versos los honran inmortales,
A una enfermedad de Felipe IV, rey de España, miectro señor.
Que quedarán en el sepulcro impresos,
Siendo la piedra Filismena dura, Los rayos que á lu padre son cabello,
Laliso el escultor, cincel sus males. Barba, Esculapio, á ti peinas en oro;
Tu facultad eu lira humilde imploro,
CXLIV. Dicte números Clio para ello.
Asiste al quedos mundos, garzón bello,
La aurora de azahares coronada (32)
,
Veneran rey y yo deidad adoro;
Sus lágrimas partió con vuestra bota, Purpureará túsalas blanco loro
Ni délas peregrinaciones rota Que ignore yugo su lozano cuello.
Ni desús conductores esquilmada; Piedras lavó ya el Ganges, yerbas Ida;
De sus risueños ojos desalada, Escondió á otros la de tu serpiente,
Fragranté perla cada breve gota, O mas limada hoy ó mas lamida ;
Por seráfica abeja fué devota, En polvo, en jugo virtuosamente
Abóla peregrina trasladada. Soliciten salud, produzgau vida,
Uvas os dehe Clio, mas ceciales; Humano primer fénix siglos cueulc.
Mínimas en el hábito, mas pasas
A pesar del perífrasis absurdo. CXLiX.
Las manos de Alejandro hacéis escasas,
Segunda la capilla del de Hales, A Licito, caballero muy necio y muy rico.

Izquierdo Esteban, si no Esteban zurdo. Lugar te da sublime el vulgo ciego,


Verde ya pompa de la selva oscura;
CXLV. Que no sin arte religión impura
Aras te destinó, le hurtó el fuego(34).
Al conde de Villamediana, curioso en piedras preciosas caballos
,
Mudo mil veces yo, la deidad niego,
y pinturas. No el esplendor á iu materia dura
Las que á otros negó piedras Oriente Ídolos á los troncos la escultura,
Émulos brutos del mayor lucero, Dioses hace á los ídolos el ruego.
Te las expone en plomo su venero. En lenguas mil de luz por tantas de oro
Si al metal ya no atadas, mas luciente. Fragrantés bocas el humor sabeo
Cuanto en tu camarín pincel valiente, Te aclama, ilustremente suspendido.
Bien sea natural , bien extranjero, En tus desnudos hoy muros ignoro
Afecta mudo voces, y parlero Cuántas de grato señas te deseo,
Silencio en sus vocales tintas miente; Leño, al lin con lisonjas desmentido.
Miembros apenas dio al soplo mas puro
Del viento su fecunda madre bella, CL.
Iris, pompa del Bétis, sus colores; Mariposa, no solo no cobarde,
Que fuego él espirando, humo ella, Mas temeraria, fatalmente ciega,
Oro te muerden en su freno duro, Lo que la llama al fénix aun le niega,
¡Oh espleudor generoso de señores! Quiere obstinada que á sus alas guarde
Pues en su daño arrepentida tarde
CXLVI. Del esplendor solicitada, llega
A lo que luce, y ambiciosa entrega
Los blancos litios que de ciento en ciento Su mal vestida pluma á lo que arde.
Hijos del sol nos da la primavera, Yace gloriosa en la que dulcemente
A quien del Tajo son en la ribera Huesa le ha prevenido aguja breve,
Oro su cuna, perlas su alimento; Suma felicidad á yerro sumo.
Las frescas rosas, que ambicioso el viento Ño á mi ambición contrario tan luciente,
Con pluma solicita lisonjera, Menos altivo, si cuanto mas leve,
Como quien de una y de otra hoja espera Cenizas la hará si abrasa el humo.
Purpúreas alas , si lascivo aliento (33);
A vuestro gentil pié cada cual debe CLI.
Su beldad toda ¿qué hará la mano.
;

Si tanto puede el pié, que ostenta flores


Menos solicitó veloz saeta
?
Destinada señal, que mordió aguda,
Porque vuestro color venza su nieve,
Agonal carro por la arena muda
Venza su rosicler, y porque en vano,
No coronó con mas silencio meta
Hablando vos espiren sus olores.
,
Que presurosa corre, que secreta,
A su lin nuestra edad, y ¿quién lo duda? (33)

(32) Se cree que este soneto es contra Quevcdo. (34) Otros leen : a! fuego.
(33) Asi Faria ; otros leen y lascivo.
:
(55) Otros leen : á quien ¡o duda.
; , !, ; , ;, ,

m
; , ,

SONETOS.
Fieraque sen de razón desnuda CLVI.
Cada sol repelido es un cometa. A una dama que, quitando del dedo una sortija de diamantes,
Confiésalo Cartazo, ¿y tú lo ignoras? se hirió con un alfiler, de que salió mucha sangre.
Peligro corres, Licio, Si porfías
En seguir sombras y abrazar engaños. Prisión del nácar era articulado
Mal le perdonarán á li las horas; De mi firmeza un émulo luciente,
Las horas, que limando eslán los dias, L n
;
diamante ingeniosamente
Los dias, que royendo eslán los años. En oro también él aprisionado.
Clóris pues, que su dedo apremiado

. CLII.
De metal aun precioso no consiente,
Gallarda un dia, sobre impaciente,
En la capilla esloy, y condenado Lo redimió del vinculo dorado.
pasar sin remedio desia vida. Mas ¡ay! que insidioso latón breve
A
Siento la culpa masque la partida, En los cristales de su bella mano
Por hambre expulso como sitiado. Sacrilego divina sangre bebe;
Culpa ha sido el ser yo tan desdichado, Púrpura ilustró menos indiano
Marlil, envidiosa sobre nieve,
Mayor de condición tan encogida
Claveles deshojó aurora en vano.
De ambas me acuso en esta despedida, la

Por morir á lo menos confesado.


CLVII.
Examine mi suerte el hierro agudo,
Que á pesar de sus filos, me prometo Cuantas al Duero le he negado ausente,
Alta piedad de vuestra excelsa mano; Tantas al Rétis lágrimas le lio ,
Ya que mi encogimiento ha sido mudo, Y de centellas coronado el rio,
Los números, Señor, deste soneto Fuego tributa al mar de urna ya ardiente.
Lenguas sean y lágrimas no en vano. Volcan desta agua y deslas llamas fuente
Es, ingrata señora, el pecho mió;
CLIII. Los suspiros lo que os envió,
digan
Si la selva lo callaque lo siente.
A la ciudad de Córdoba y su fertilidad. Cenefas deste Eridano segundo
Cenizas son, igual mi llanto tierno
i
Oh excelso muro, oh torres levantadas A la de Faetón loca experiencia.
De honor, de majestad, de gallardía! Arde el rio, arde el mar, humea el mundo;
Oh gran rio, gran rey de Andalucía Si del carro del sol no es mal gobierno,
De arenas nobles, ya que no doradas ! Lágrimas y suspiros son de ausencia.
¡Oh fértil llano, oh sierras encumbradas
Que privilegia el cielo y dora el dia CLVIII.
¡Oh siempre gloriosa patria mia,
Cuantos forjare mas hierros el hado
Tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas ruinas y despojos
A mi esperanza, tantos oprimido
Arrastraré cantando, y su ruido (37)
Que enriquece Genil y Darro baña
Instrumento á mi voz será acordado
Tu memoria no fué alimento mió, perdonado
Joven mal de la invidia
Nunca merezcan mis ausentes ojos
De la cadena tarde redimido,
Ver tus muros, tus torres y tu rio,
De quien, por no adorarle, fué vendido,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!
Por haberle vendido fué acordado.
¿Qué piedra se le opuso al soberano
CLIV. Poder, calificado aun de real sello
Que el remedio frustrase del que espera?
Oro no, rayo sí, flamante grana ,
No tanto de la industria opuso en vano
Como vuestra purpúrea edad agora Legal prudente aquesto, atento aquello,
Las dos que admite estrellas vuestra aurora Que pide admiración, culto venera (38).
Y soles, expondrá vuestra mañana.
Ave, aunque muda ya, emula vana CLfX.
De la mas culta, de la mas canora,
En este, en aquel sauce que decora Sople rabiosamente conjurado
Verdura sí, bien que verdura cana; Contra mi leño el austro embravecido;
Insinuaré vuestra hermosura cuanta Que me ha de hallar el último gemido
Contiene hoy vuestro albor y dulce esfera En vez de tabla, al ancora abrazado.
En horas no caducas este dia (36). ¿ Qué mucho, si
del árbol desatado,
Responda pues mi voz á beldad tanta ;
Deidad no ingrata mi esperanza ha sido
Mas no responderá aunque Apolo quiera ; En templo que, de Velas hoy vestido,
Que la beldad es vuestra y la voz mia. Se venera d.e mástiles besado?
Los dos lucientes ya del cisne pollos,
CLV. Que Leda hijos adoptó, mi entena
Los testifique, dellos ¡lustrada.
Peinaba al sol Belisa sus cabellos ¿Qué fuera del cuitado que entre escollos,
Con peine de marfil, con mano bella Que entre montes que cela el mar de arena,
Mas no se parecía el peine en ella ,
Derrotado seis lustros há que nada?
Como se oscurecía el sol en ellos.
En cuanto pues estuvo sin cogellos, CLX.
El cristal solo, cuyo margen huella, A una montería que hizo el rey don Felipe IV, nuestro señor,
Bebia de una dulce y otra estrella orillas de Manzanares, en que mató un jabalí.
En tinieblas de oro rayos bellos.
Fileno en tanto, no sin armonía, Teatro espacioso á su ribera
Las horas acusando, así invocaba El Manzanares hizo verde muro,
La segunda deidad del tercer cielo :
Su corvo margen y su cristal puro
« Ociosa, Amor, será la dicha mia, Hundosa puente á Calidonia fiera.
Si lo que debo á plumas de tu aljaba
No lo fomentan plumas de tu vuelo.» (37) Otros leen arrostrare.
(38) Así Faria y otros ; Hoces pone asi el segundo terceto:
Conducido alimenta de un cabello
Uno. á otro profeta nunca en vano
,
(36) Otros leen : vuestro dia.
Fué el esperar aun ontre tanta Üera.
,; ! ,, , , , ,; , , , !,; ! ;

m DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.


,CLXV(39).
En un hijo del Céfiro la espera,
Garzón real, vibrando un fresno duro, Una
vida bestial de encantamento,
De quien aun no estará Marte seguro , ,
Arpias contra bolsas conjuradas.
Mintiendo cerdas en su quinla estera. Mil vanas pretensiones engañadas,
Ambiciosa la fiera colmilluda , Por hablar un oidor mover el viento;
Admitió la asta, y su mas alta gloria Carrozas y lacayos, pajes ciento,
En la deidad solicitó de España. Hábitos mil con vírgenes espadas,
Muera feliz mil veces, que sin duda Damas parleras, cambios, embajadas,
Siglos lia de lograr mas su memoria Caras posadas, trato fraudulento
Que frutos ha heredado la montaña. Mentiras arbitreras, abogados,
Clérigos sobre muías-, como mulos,
CLXI. Embustes, calles sucias, lodo eterno;
Al serenísimo infante cardenal, arzobispo de Toledo, hermano Hombres de guerra medio estropeados,
de Felipe IV, rey de España, nuestro señor. Títulos y lisonjas, disimulos :

Esto es Madrid, mejor dijera mCerno.


Purpúreo creced ya, raro luciente
Del sol de las Españas, que en dorado CLXVÍ.
Dosel el Tíber os verá sagrado
Tonanle monseñor, ¿de cuándo acá
Leyes dar algún dia á su corriente, Fulminas lovenetos? Yo no sé
De coronas entonces vos la frente, Cuánta pluma ensillaste para el que
Vuestro padre de orbes coronado
Sirviéndote en la copa aun hoy está.
Deba el mundo un redil, deba un cayado El garzón Frigio, á quien de bello da
A vuestras llaves y á su espada ardiente.
Tanto la antigüedad, besara el pié
Greced á fines tan esclarecidos, Al que mucho de España esplendor fué,
¡Oh vos, á cuyo glorioso manto Y poca, aunque fatal ceniza es ya.
,
Sombras son rubicundos esplendores, Ministro, no grifaño, duro si,
Y en quien debidamente repetidos
Que en Liparis Estérope forjó
De vuestros dos se ven progenitores
Piedra digo bezar de otro Perú
El nombre, lo católico, lo santo
Las hojas inflamó de un alhelí,
r
Y los acroceraunos montes no,
CLX1I.
¡Oh Júpiter, oh tú, mil veces tú
Sea bien matizada la librea
Las plumas de un color, negro el boneíe CLXVII.
La manga blanca, no muy de roquete, A una rosa.
Y atada al brazo prenda de Niquea;
Cifra que hable, mote que lo sea, Ayer naciste, y morirás mañana,
Bien guarnecida espada de jinete Para tan breve ser ¿quién te dio vida?
Borceguí nuevo, plata y tafilete, ¡Para vivir tan poco estás lucida
Jaez propio, bozal no de Guinea ; Y para no ser nada estás lozana!
Caballo valenznela bien tratado, Si te engañó tu hermosura vana (40),
Lanza que junte el cuento con el hierro, Bien presto la verás desvanecida,
Y sin veleta el Amadís que espera Porque en esa hermosura está escondida (41)
Entrar cuidosamente descuidado La ocasión de morir muerte temprana.
Firme en la silla, atento en la carrera Cuando te corte la robusta mano,
Y quiera Dios no se atraviese un perro. Ley de la agricultura permitida,
Grosero aliento acabará tu suerte.
CLXIII. No salgas, que te aguarda algún tirano
Dilata tu nacer para tu vida (42);
A Vicente de Santana, músico de don Diego de Vargas, corregidor
Que anticipas tu ser para tu muerte.
de Córdoba, que se venia á comer sin convidarle.
CLXVIII (43).
A ganas de comer descomedidas
Convite cordobés, Vicente hermano; Sella el tronco sangriento, no le oprime,
Que á pájaros que vienen á la mano De aquel dichosamente desdichado,
Basta un valdrés y tres plumas fingidas. Que de las inconstancias de su hado
A tordos que así buscan sus comidas, Esta pizarra apenas lo redime.
Cañaveral en ellos, pues es llano Piedad común en vez de la sublime
Que en Castillejo y en el Bejarano Urna que juntamente le han negado,
Cebándolos están uvas podridas. Padrón le erige en bronce imaginado,
A Santana con hambre peregrino Que el tiempo en vano en las memorias lime.
San Lázaro le hospede, y sea este año, Bisueñocon él, tanto como falso,
Porque de sus carneros algo le ase. El mundo cuatro lustros en la risa
Claridad mucha causa mucho daño; El cuchillo quizá envainaba agudo.
Arrollad, Musa, vuestro pergamino, ¡Desde el sitial, después al cadahalso,
Y dejad maliciosos en su clase. Precipitado! ¡Oh cuánto nos avisa!
Oh cuánta trompa es su ejemplo mudo
CLXIV.
CLXIX.
No sé qué escriba á vuestra señoría,
Que las nuevas de acá todas son viejas; Al año climatérico de su edad.
Falla de pan y sobra de pellejas,
Claro temor y escura valentía
En este occidental en este oh Licio!
, ¡

Climatérico lustro de la vida,


Pocos caballos, mucha infantería,
Todo mal afirmado pié es caida,
De la estéril cebada dando quejas,
Toda fácil caida es precipicio.
Yeguas que correrán veinte parejas
Si el jinete no afloja ó se resfria ;

Envidia propia, soledad extraña, (39) En uncódice que posee mi erudito amigo, el señor Guerra
El gasto enano, el ánimo gigante, y Orbe , Góngora este soneto.
se asegura que no es de

Dada la extrema-unción á la comedia (40) Si tu hermosura te engañó mas vana.— Texto de Gradan.
(41) Asi Gracian en el Arte de ingenio; otros leen tu hermosura,
El dinero arrimándose á una caña, :

La milicia pidiendo con un guante (42) Dilátate en nacer para tu vida.


Y mas habrá, si Dios no lo remedia. (43) Parece ser este soneto á don Rodrigo Calderón,
! ; ,, , , , , , —
SONETOS. 4J7
Caduca paso, ilústrese el juicio
el ¿Quién noslo encadenó? Quién lo ha enredado
Desatándose va la tierra unida Mas que una calabaza de Písuerga?
¿ Qué prudencia del polvo prevenida Esclavo es fugitivo, y encadenas (49)
La ruina aguardó del edificio? Vuelve á su dueño, mas cadenas de oro
La piel, no solo sierpe venenosa, No son esclavo, no, del Sacramento.
de.
Mas con la piel los años se desnuda darán que en las ajenas
.Mejor se la
Y un hombre no; ¡ciego discurso humano! En la casa de Luna y aposento ,

¡ Oh aquel dichoso que, la ponderosa Mucho mejor que en el mesón del Toro.
Porción depuesta en una piedra muda,
La leve da al zafiro soberano CLXXIV.
CLXX. A un caballero que colgó en una capilla de un titulo un alfanje
y una bandera.
Ser pudiera tu pira levantada
De aromáticos leños construida ¿Qué es? ¿hombre ó mujer lo quehan colgado?
¡Oh fénix! en la muerte, sien ta vida — Uno y otro: dorado, ella amarilla;
él
Ave aun no de sus pies desengañada. — ¿Cómo es su nombre? Alfanje y banderilla,
Muere en quietud dichosa y consolada, Moros ambos, y cada cual herrado.
A la región asciende esclarecida, —¿Qué quieren ser?— Vergüenza deun soldado,
Pues de mas ojos que desvanecida Aunque él los cuelga aquí por maravilla.
Su pluma fué, tu muerte es hoy llorada. — ¿Qué piden á'la Iglesia?— Su capilla,
Purificó un cuchillo en vez de llama (44) Si ánecedades vale lo sagrado (50).
Su ser primero, y gloriosamente Pues maldito diablo, reconoce
De su vertida sangre renacido, Tu sentencia de olvido, y da la gloria
Alas vistiendo, no de mortal fama, Al Conde tu señor de esos despojos.
De cristiano valor sí, de fe ardiente, Y pues quien fama y número á los doce
Mas deberá á su tumba que á su nido (4o). Le da, no cuelga señas de Vitoria (51),
No hagas lenguas tú de nuestros ojos.
CLXXI (46).
CLXXV.
Al Santísimo Sacramento.
A una junta de estudiantes en una casa que habia padecido incen-
Piebelde y pertinaz entendimiento, dio, y era de un convento, y se juntaban á murmurar en ella.
Sed preso. — ¿Quién manda?— Dios glorioso.
lo
— ¿Por qué?— Porque con ánimo dudoso Señores académicos, mi muía
Si el pienso ya no se lo desbarata,
Negaste obediencia al Sacramento.
la
—¿Quién ha de ejecutar el prendimiento? En los cuadriles dicen que se mata
— La voluntad y afecto piadoso. Por ser de la academia íle la gula.
— ¿Quién es el carcelero riguroso? Su determinación no disimula
— La le, que enseña el conocimiento. De entrar en la academia, do se trata
— Y la cárcel ¿cuál es?— La Iglesia santa. De convertir en nuncio la anunciata,
Y su congregación en farándula.
¡Oh cárcel clara luz deste hemisferio (47),
!

Dulce prisión, que tal tesoro encierra; Teme ía casa quien está mirando
Do el fruto deste altísimo misterio Entrar buñuelos y salir apodos,
Se goza con dulzura y gloria tanta Y piensa que segunda vez se abrasa ;

Que excede cuanto bien hay en la tierra. Y la verdad, no está muy mal pensando;
Que allí en lenguas de luego hablan todos.
CLXX1I. ¡Padre Ferrer, cuidado con la casa!
Al túmulo que ciudad de Córdoba hizo á las honras de
la la reina CLXXVI.
nuestra señora doña Margarita de Austria.

Icaro de bayeta , si de pino A cierto hidalgo pobre que juntó de limosna el dote de dos hijas

Ciclope no , tamaño como el rollo, para entrarlas en religión.

Volar quieres con alas á lo pollo, Antes que alguna caja luterana
Estando en cuatro pies á lo pollino. Convierta en Hernandico el mochilero,
¿Qué Dédalo te induce peregrino Y antes que algún abad y ballestero
A coronar de nubes el meollo, Le dé algún saetazo á Sebastiana,
Si las ondas que el Bétis de su escollo
, Procuradles hoy antes que mañana,
Desata, han de infamar tu desatino? Como padre cristiano y caballero,
No des mas cera a! sol, que es bobería, A la una un seráfico mortero,
Funeral avestruz, máquina alada, A la otra una dominica campana.
Ni alimentes gacetas en Europa. Si faltare la casa de los locos,
Aguarda á la ciudad; que á mediodía, No os (altará Aguilar, á cuyo canto
Si maese Duelo no encapirotada, Salta Pan, Vénusbaila, Baco entona.
La servirá maese Borracho en sopa (48): El se aprovechará de vuestros cocos,
De su rabazo vos que es todo cuanto
clxxiil ,

Se pueden dar un galgo y una mona.


A un mancebo que siendo donado de las monjas Corpus Christi
de Córdoba, se fué, y volvió muy galán y casado de la corte. CLXXVII.
Sóror don Juan, ¿ayer silicio y jerga Al sepulcro de una mujer.
Holanda y sedas hoy? Ayer donado.
Hoy galán? Ayer dueña y hoy soldado? Yace debajo desta piedra fría
¿Disciplinas anoche , y hoy panduerga? Mujer tan santa, que ni escapulario
Algún demonio que en la corle alberga Ni cordón ni correa ni rosario
Nos lo quiso enviar papirrandado; De su cuerpo jamás se le caia.
Trajo veinte y dos años, dia por día,
(441 Purificó el cuchillo se lee en algunas ediciones. En cilicio de cerdas ordinario;
Parece ser este soneto á don Rodrigo Calderón.
(151
En un códice del siglo xvn, que para en poder del seííor
(ÍC)
Guerra y Orbe, se aQrma que no es de Cóngora este soneto. (49) Otros leen : fugitivo de cadenas.
(47) Otros leen :
(50) Otros leen :

;
Oh cárcel clara ! luz deste hemisferio, Si vale a necedades lo sagrado.
(iS) Otros leen maese Bochorno. (51j Otros leen, en vez de le da, creció.
, ! , ;, , ;;

448 DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


Todo el año ayunaba á san Hilario CLXXXII.
Porque nunca hilaba ni cosia.
Fué su casa un devoto encerramiento, A la pareja que corrieron don Bernardino de Mendoza
Donde iban a hacer los ejercicios y el marqués de Astorga.
Y á llorar sus pecados las personas. Yo vi vuestra carrera, ó lo imagino,
Murió no sin testamento.
sin olio, Pues solo deja señas de creída;
En que mandó á una prima sus oiicios, Yo os vi tan uno, que os sobró una vida,
Y á cuatro amigas cuatro mil coronas. Yeloz Marqués alado Bernardino. ,

La saeta en el aire cristalino


CLXXVIl!. No si»lo alcanzaseis, haréis dormida;
A los tdmolos que hicieron las ciudades de Jaén, Ecij.i y Daza Tarde os puse la vista en la partida;
i las honras de la reina nuestra señora doña Margarita. Tarde, porque primero fué el camino.
¡Oh hien haya Jaén, que en lienzo prieto,
La vista os une e! número os diliere,

De luces mil de sebo salpicado


Ambos dicen verdad, aunque ninguno
Su túmulo paró, y de pié quebrado De su verdad efectos manifiesta.
Dejad que os mire aquel (pie atento os viere,
En dos antiguas trovas sin conecto. ^

Y' haced por parecemos otra fiesta


Ecija se ha esmerado, y os prometo ;

Que en bultos de papel y pan mascado


Que de igual nadie alaba lo que es uno.
Gastó gran suma, aunque no ha acabado
Entre catorce abades un soneto.
CLXXX 1IÍ.
Todo es obras de araña con ¡Jaeza, A las fiestas del nacimiento del principe don Felipe Dominico
Donde liel vasallo el regimiento, Víctor, y á los obsequios hechos al embajador de Inglaterra.
Pinos corta, bayetas solicita.
Parió la R.eina; el luterano vino
Hallaron dos, y toman una pieza
Para el tumbo real ó monumento. Con seiscientos herejes y herejías,
Nunca muriera doña Margarita Gastamos un millón en quince dias
¡
En darles joyas, hospedaje y vino.
CLXXIX. Hicimos un alarde ó desatino,
Y*unas fiestas que fueron tropelías,
A una enfermedad muy grave que tuvo en Salamanca pon Luis,
Al ánglico legado y sus espías
de que le tuvieron tres dias por muerto, y sanó.
Del que juró la paz sobre Calvino.
Muerto me lloró el Tórmes en su orilla, Bautizamos al niño Dominico ,
En un parasismal sueño profundo, Que nació para serlo en las Españas;
En cuanto don Apolo el rubicundo Hicimos un sarao de encantamento;
Tres veces su-s caballos desensilla. Quedamos pobres, fué Lutero rico;
Fué mi resurrección la maravilla Mandáronse escribir estas hazañas
Quede Lázaro fué la vuelta al mundo; A don Quijote á Sancho y su jumento
, (2).
L)e suerte que yo soy otro segundo
Lazarillo de Termes en Castilla.
Entré á 'servir un ciego, que me envía
Sin alma vivo, y en un dulce fuego,
Que ceniza le hará la vida mía.
Oh qué dichoso que seria yo luego,
¡

Si á Lazarillo le imitase un día


CANCIONES.
En la venganza que tomó del ciego!
CANCIONES HEROICAS.
CLXXX.
I.
Gracias o quiero dar sin cumplimiento,
1
?

Dulce fray Diego, por la dulce caja; A la toma de Larache, plaza fuerte de África que se entregó por ,

Tal sea el ataúd de mi mortaja, trato con Muley Jeque, rey de Fez, año de 1CJ0.
Y de mis guerras tal el instrumento.
En roscas de cristal serpiente breve (3),
Consagrad, musas hoy vueslro talento
,
Por la arena desnuda el Luceo yerra (4)
A la monja que almíbar tal le baja. El Luceo, que con lengua al fin vibrante,
Pues quien suele acabar en una paja
Si no niega el tributo, intima guerra
Sella agora el estómago contento.
Al mar, que el nombre con razón le bebe,
Cualquier regalo de durazno ó pera
Y las faldas besar le hace de Atlante.
Acoto suyo, sí podrá un amigo
Desta puessiempre abierta, siempre hiattte(5)
Acolar un discípulo de Escolo.
Conlieso que de sangre entendí que era
Y siempre armada boca
Cual dos colmillos, de una y otra roca,
Cámara aquella, y si lo fué, yo digo
África ( ó ya sean cuernos de su luna,
Que servidor seáis, y no devoto. O ya de su elefante sean colmillos)
Ofrece al gran Filipo los castillos.
CLXXXI. Carga hasta aquí, de hoy mas militar pompa (G);
Al sol, porque salió estando enn una dama, y le fue forzoso Y del fiero animal hecha la trompa
dejarla. Clarín ya déla fama, oye la cuna,
Ya besando unas manos cristalinas, La tumba ve del sol señas de España , ,

Ya anudándome á un blanco y liso cuello Los mutos coronar que el Luceo baña (7).
Ya-esparciendopor él aquel cabello
Que Amor sacó entre el oro de sus minas
Ya bebiendo en aquellas piedras linas (i) (2) Este soneto se atribuye por don Juan Antonio Pellicer, en la
Palabras dulces mil sin merecello, Vida de Cervantes, don Luis de Góngora.
¡i

Ya cogiendo de cada labio bello (3) Pellicer lee :

Purpúreas rosas sin temor de espinas, En rocas de cris'al serpiente breve,


Estaba, oh claro sol , envidioso, Por la arena desmida el Luco yerra ;

Cuando tu luz, hiriéndome los ojos, F.l Luco, que con Ieugun al lin vibrante,

Mató mi gloria y acabó mi suerte. Si no niega el tributo , intima guerra.


Si el cielo ya no es menos poderoso, (4* Asi Hoces; Faria, asi en este verso como en el siguiente,
Porque no den los tuyos mas enojos, lee Lucus.
Rayos , como á tu hijo , te den muerte. (5) Hoces equivocadamente tirante. Sigo á Faria.
lee
(ti) Caigan, dice Hoces. Sigo á Faria.
(1) Otros leen Quebrando. Lucus, según Faria.
(7)
, : ,: : ;,

OPCIONES. 449
Lns cnrvas pues, las prosas españolas
Del re\ de fieras, n<> de nuevos mundos, A la armada que el rey Felipe II, nuestro señor, envió contra
Ostenta el rio, y gloriosamente Inglaterra.
Arrogándose márgenes segundos (8),
Levanta. España, tu famosa diestra
En vez «le escamas de cristal sus olas ,

Guedejas vitíten ya de oro luciente. Desde el francés Pirene al moro Atlante,


Drama', y menospreciáudolo serpiente, Y al ronco son de trompas belicosas
Haz, envuelta en durísimo diamante,
León ya no pagano,
Lo admira reverente el Océano. De tus valientes hijos feroz muestra
Debajo de tus señas victoriosas
Brama, y cuantas la Libia engendra fieras,
Tal, que las flacamente poderosas
Que lo escuchaban elefante apenas ,
,

Fieras naciones contra tu fe armadas (11),


Surcando ahora piélagos de arenas ,

Al claro resplandor de sus espadas


Lo disianie interponen, lo escondido,
Al imperio feroz de su bramido.
Y á la de tus arneses (¡era lumbre,
Respóndanle confusas las postreras Con mortal pesadumbre
Cavernas del Atlante, á cuyos ecos, Ojos y espaldas vuelvan (12),
Si Fez se extremeció , tembló Marruecos.
Y como al sol las nieves, se resuelvan;
O cual la blanca cera desatados (15)
Gloriosa v del suceso agradecida,
A los dorados luminosos fuegos
Dirige al cielo España en dulce coro
De los yelmos gravados,
De sacros cisnes cánticos suaves, No menos que de fe, de vista ciegos (14)
A la alta de Dios si , no á la de un moro (9)
Bárbara majestad reconocida, Tú, que con celo pió y noble saña
El seno undoso al húmido iNepluno
Por las fuerzas que le ha entregado, llaves
De las mazmorras de África mas graves. De selvas inquietas has poblado,
Forzadas no va donde Y cuantos en tus reinos uno á uno
De las fraguas que ardiente el Etna esconde Empuñan lanza contra la Bretaña,
Sin perdonar al tiempo, has enviado
Llamas vomita y sobre el yunque duro
,

Gime bronce y Éslérope no huelga, En número de todos tan sobrado,


,

Sino en las oficinas donde el belga Que á tanto leño el húmido elemento
Rebelde anhela, el berberisco suda,
Y á tanta vela es poco todo el viento,
Fia que en sangre del inglés pirata
El brazo aquel la espada este desnuda,
,

Teñirá de escarlata
Forjando las que un muro y otro muro
Por guardas liene llaves ya maestras Su color verde y cano
El rico de ruinas Océano;
De nuestros mares délas flotas nuestras.
,

Y aunque de lejos con rigor traídas (15),


Al viento mas opuesto abeto alado
Ilustrarán tus playas y tus puertos (16)
Sus bajas plumas crea rico el seno, De banderas rompidas,
De cuanta Potosí tributa hoy plata, De naves destrozadas y hombres muertos (17).
Leño frágil de hoy mas al mas sereno;
Copos fie de cáñamo anudado, ¡Oh ya isla católica y potente,
Seguro ya sus remos de pirata, Templo de fe y\i templo de herejía,
,

Piloto el interés , sus cables ala; Lumbre de Marte, escuela de Minerva (18),
Cuando ya en el puerto,
Digna de que las sienes que algún dia
Del soplo ocidental del golfo incierto,
Ornó corona real de oro luciente
Pescadora la industria (lacas redes, Ciña guirnalda vil de estéril yerba;
Que dio á la playa desde su barquilla (10), Madre dichosa y obediente sierva
Graves revoca á la espaciosa orilla De Arturos, de Eduardos y de Enrieos,
Ricos de fortaleza y de fe ricos;
La libertad al fin que salteada,
,
,

Señas ó de cautiva ó despojada Agora condenada á infamia eterna


Dio un tiempo de Neptuno á las paredes, Por la que le gobierna
Hoy bálsamo, espirantes cuelga ciento Con la mano ocupada
agradecimiento. Del huso en vez del cetro y de la espada
Faroles de oro al
Mujer de muchos, y de muchos nuera!
Vuestra, oh Filipo, es la fortuna, y vuestra
¡Oh reina infame (19) reina no, mas loba
;

Del África será la monarquía; Libidinosa y fiera I

Vuestras banderas nos lo dicen, puesto ¡Fiamma d'el ciel su Je tue treme piova!
Duro yugo á los términos del dia,
En los mundos que abrevia tanta diestra; Tú en tanto mira allá á los otomanos,
Que si á las armas no. si no al funesto Las ¡onias ondas, que el Sicano bebe (20),
Son de las trompas, que no aguardó á esto, Sembrar de armados arboles y entenas,
Avila su coluna Y con tirano orgullo en tiempo breve,
Domando cuellos y ligando manos,
A vuestros pies rindió, á vuestra fortuna. arenas,
Calpe desde su opuesta cumbre espera Y sus remos hiriendo las

(Aunque lo ha dividido el mar en vano)


El término segundo del tebano, (11) Asi Espinosa y Faria ; Hoces escribe
Complicado aí primero, y penetrada Tierras, naciones contra su rearmadas.
La ardiente Libia vuestra ardiente espada; (12) Espinosa lee
Que el Tigris no en su bárbara ribera Ojos y espadas vuelvan.
El Kilo si con militar decoro,
Asi Espinosa Hoces y Faria leen :

La sed os temple ya en celada de oro.


;
(13)
Y como al solías nieblas se revuelvan,
Verás canción del César africano O cual la blanda cera desatados.
Al nieto Augusto, armada un dia la mano,
(U) Sigo de Espinosa; Hoces y Faria ponen:
el texto
Hacer de Atlante en la silbosa cumbre,
Queden como de fe, de vista ciegos.
A las purpúreas cruces de sus señas,
Nuevos calvarios sus antiguas peñas. (15) Caídas, dice Faria.
(16) Así Espinosa.
(17) De naves destrozadas,
de hombres muertos.— Asi Hoces.

otros escriben arrojándose.


Sigo á. Espinosa.
(8) Asi Faria ;
(18) Campo de Marte ,
escriben Hoces y Faria.
Ala de Dios, no á la de un moro.— Texto de Faria.
bita

(9)
(I9i / Oh reina torpe Textos de Hoces y Faria. Sigo el de Es=
.'

(10) Así Faria ; otros en vez de playa leen pluma.


pinosa.
(20) Así Espinosa Hoces y Faria ponen
;

Las jonias aguas que el Sicano bebe,


29
P. XVH.
,, : , ; , ,

<Í50 DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


Despoblar islas y poblar cadenas. Mover el pié de sus segundos años,
Mas cuando su arrogancia y nuestro ultraje Unas y otras edades
No encienda en ti un católico coraje, Virtudes sean y felicidades.
Mira si con la vista tanto vuelas,
, Armada á Palas veo,
Entre hinchadas velas Soltar el huso y empuñar la lanza (28);
El soberbio estandarte Lisonja es del deseo,
Que a los cristianos ojos , no sin arte Corresponde el deseo á la esperanza.
Como en desprecio de la cruz sagrada, Principe tendrá España;
Mas desenvuelve mientras mas tremola (21), Que nunca una deidad tanto se engaña (29).
Entre lunas bordada
Del caballo feroz la crespa cola.
IV.
Fija los ojos en las blancas lunas,
Y advierte bien (en tanto que tú esperas A la armada en que pasaron los marqueses de Ayamonte á ser

Gloria naval de las bretañas lides) vireyes de Méjico.


No se calen rayendo tus riberas, Verde el cabello undoso,
Y pierdan el respeto á las colunas, Y de barca el pié escamas vestido,
la
Llaves tuyas y término de Alcídes (22);
Aliento sonoroso
Mas si con la potencia el tiempo mides (25), Daba Tritón á un caracol torcido,
Enarbola, oh gran madre tus banderas (24), ,
Y en las alas del viento
Arma á tus hijos vara tus galeras (25),
,
Voló el son para el último elemento.
Y sobre los castillos y leones
Que ilustran tus pendones Cuantos las aguas moran
Levanta aquel león fiero Antiguos dioses y deidades nuevas,
Del tribu de Judá , que honró al madero; Por las ondas que doran
Que él hará que tus brazos esforzados Los rayos de la luz dejan sus cuevas,
Llenen el mar de bárbaros nadantes, Y ocupan los vacíos
Que entreguen anegados Que á la playa perdonan los navios.
Al fondo el cuerpo, al agua los turbantes. « ¿Veis dice el dios marino,
,

Estas que de la barra á las arenas


Canción pues que ya aspira
,

A trompa militar mi tosca lira, Despliegan blanco lino,


Solicitan timón, calan entenas?
Después me oirán (si Febo no me engaña)
El carro helado y la abrasada zona (26) Nubes son, y no naves,
Cantar de nuestra España Carros de un sol en dos ojos suaves.
Las armas y los triunfos y corona (27). »En estos ojos bellos
Febo su luz, Amor su monarquía
III. Abrevian y así en ellos
,

Parte á llevar al occidente el dia


Al año de 1600, que fué el tercero del reinado de Felipe IIF,
Con naval pompa extraña
nuestro señor.
La gloria de los Zúñigas de España.
Abra dorada llave »S¡ á un sol los caracoles
Las puertas de la edad y el nuevo Jano, Dejan su casa, dejan su vestido
Pues entre siglos sabe A estos divinos soles,
Que el tercer año guarda el tiempo cano, El fondo es bien dejar mas escondido,
Contando dia por dia Y coronar su popa
Para el tercer Felipo, á quien le envia. Cuernos del toro que traslada Europa.
Hoy lo introduzga á España, «Serenísimas plumas,
De paz vestido y de Vitoria armado; Vista del Alción el austro insano;
La copia á la campaña Perlas sean las espumas
Rubias espigas dé con pié dorado Y las olas cristal del Océano;
La salud pise el suelo, No hay cristal de roca
Purgando el aire y aplacando el cielo. Que en solo el nombre cada bajel toca.
Tráiganos hoy, Lucina, «Regale sus orejas
Al palacio real real venera En dulce sí mas bárbaro instrumento,
,

De nuestra perla fina , De corales y almejas,


Madre de perlas, y que serlo espera De las ninfas el coro y su concento
De Un sol luciente agora No lisonjee aquel sueño,
Si há pocos años que nació la aurora. Que la falsa armonía al griego leño.»
Venga alegre, y con ella
Vengan las gracias, que dichosas parcas,
Rayos de amiga estrella
Hilen estambre digno de monarcas Del mar, y no de Huelva,
Cuide real fortuna Los escollos, el sol los muros raya,
Del dulce movimiento de la cuna.
Gimiendo el Alción era en la playa ,

Ruiseñor en la selva,
Felicidades sean
Cuando pescador pobre
Las que administren sus primeros paños, Mucho despide, red de poco robre.
Las virtudes se vean
Al que le escuchó en vano
(21) Mas desenvuelve y mientras mas tremola. — Texto de Espi- Golfo, á pesar del norte siempre inquieto,
nosa. Se queja del Amor, á quien sujeto
(22) Claves tuyas y término de Alcídes.— Id. Obedece, tirano,
(23) Mas si con la importancia el tiempo mides. —Texto de Ho- En las prisiones bellas
ces y Faria. De la esfera mayor de sus centellas.
(24) Arbola ¡ oh gran monarca! tus banderas. — Texto de Espi- Escollo cristalino,
nosa. A quien el pescador cuanto padece,
(25) Arma a tus hijos para tus galeras.— Id, Sigo el de Hoces. Sentado, en su crueldad dúlcele ofrece,
Varar, según Covarrubia , era echar al agua algún bajel, lle- Sin hallar el divino
vándole por algunos maderos, que llamaban varas. Canto alivio á sus quejas.
(26) El carro helado á ia abrasada zona.— Texto de Hoces; Faria jTriste del que á una roca pide orejas!
dice : carro alado.
(27) Así Espinosa ; Hoces escribe
(28) Otras ediciones dicen hueso en vez de huso.
Las armas, los triunfos, las coronas. (29) Otros leen : Te engaña.
, , : , , ;

CANCIONES. ioí
VI. Mas, Clori que he tejido
,

Jazmines al cabello desatado,


Por este culto bien nacido prado,
Y mas besos le pido
Que torres lo coronan eminentes,
Que guarnece e¡ cristal de Guadiana, Que abejas tuvo el e^uadron armado;
Lisonjas s m iguales
Su monte deja Apolo de dos tientes
Servir yo en llores, pagar tú en panales.
Con una y otra musa sol', rana,
Sacro escuadrón de alejas, si no alado,
II.
Susurrante y armado
De luas ue uiarlil, de plectros de oro; Corcilla temerosa,
Este pues docto enjambre y dulce coro, Cuando sacudir siente
Maravillas hitando , no ya aquellas Al soberbio Aquilón con fuerza fiera
Etíun ras de flores La verde selva umbrosa,
Que a ia madre gentil de los amores O murmurar corriente,
beben, y á sus estrellas , Eulre Ih yerba corre ian ligera,
Tan breve ser, que en un día que adquieren Que al viento desafia
A legres nacen y caducas mueren, Su voladora plañía,
Sin., oirás maravillas, Con 'ignreza tanta,
Que marchitaren vano Huyendo va de mi la ninfa mía,
Pretende el tiempo d.-sde las orillas, Encomendando al viento
Que los términos besan del lebano Sus rubias trenzas, mi cansado acento.
Ihe-la el hombro robusto El viento delicado
Del español Allante, Hace de sus cabellos
Del muro de diamante Mil crespos nudos por la blanca espalda,
Del Pirineo adu.sto; Y habiéndose abrigado
Sacras plantas, perpetuamente vivas, Lascivamente en ellos,
Emulas no de palmas ni de olivas, A luchar baja un poco con la falda,
Que en duración se burlan y en grandeza Donde, no sin decoro,
De cuantas óslenlo naturaleza; Por brújula, aunque breve,
Sino de las pirámides de Egito, Muestra la blanca nieve
De la estatua de Rodas, Entre los lazos del coturno de oro;
Puesto que ya son lodas Y asi. en tantos enojos,
Polvos de lo que dellas está escrito', Si trabajan los pies gozan los ojos.
,
Incultas se criaron y difusas
pues, ciego y turbado,
Y'o
En loque España encierra;
Viéndola cómo mide
Pero ya poca tierra
Alimento las hace de las musas;
Con mas ligeros pies el verde llano,
Que en este prado solo Que del arco encorvado
La saela despide
Las ha querido recoger Apolo;
Del parió liero la robusta mano,
Donde sus sombras solicitan sueño
T; que el Dios se ha dormido
Y viendo que es mi mengua (30)
En el campo floiido,
Loque á ella le sobra,
Pues nuevas fuerzas cobra
Y modo pende su canoro leño,
Apelo de los pies para la lengua,
Par juien luego apela
El docto enjambre que sin alas vuela,
Y en alta voz le digo:
Y con nrte no poca «No huyas, ninfa, pues que no te sigo.»
Las üo\ es trasladando de su boca Enfrena , oh Clori , el vuelo
A la sacra vihuela, Pues ves que el rubio Apolo
Dulzuras acrecientan á dulzuras. Pone ya fin á su carrera ardiente;
El rubio dios recuerda, Ten de tí misma duelo,
Y pulsando una dulce y otra cuerda, Deponga un ralo solo
La métrica armonía El honesto sudor tu blanca frente.
Que en Délfos algún dia Bastante muestra has dado
Al tiempo le huno cosas futuras, De cruel y ligera,
De suavidad agora el prado baña. Pues en tan gran carrera
Erudición de España, Tu bellísimo pié nunca ha dejado
Goza lo que te ofrece Estampa en el arena ,

Este jardín de Febo, Ni en tu pecho cruel mi grave pena.


Dulce Helicona nuevo, Ejemplos mil al vivo
Que torres honran y cristal guarnece; De ninfas te pondría,
Goza sus bellas plantas; Si ya la antigüedad no nos tugaña;
1

Que maravillas tantas Por cuyo trato esquivo


Admiraciones son y desenojos, Nuevos conoce hoy dia
Néctar del gusto y gloria de los ojos. Troncos el bosque y piedras la montaña
.las sírvate de aviso
En tu curso el de aquella,
CANCIONES AMOROSAS. Notan cruda ni bella,
A quien ya sabes que el pastor de Anfriso
I.
Con pié menos ligero
A una dama, presentándola unas flore?. La siguió ninfa y la alcanzó madero.
Quédate aquí, canción , y pon silencio
De la florida falda
Al fugitivo canto;
Que hov de perlas bordó el alba luciente,
Tejidos en guirnaldas
Que razón es ¿arar quien corrió tentó.
Traslado estos jazmines á tu frente, III.
Que piden, cop ser flores,
Blanco á tus sienes y á tu boca olores. ¡Qué de envidiosos montes levantados,
Guarda destos. jazmines De nieves impedidos,
De abe ;
as era un escuadrón volante, Me contienen tus dulces ojos bellos!
Ronco ¿i de clarines, Qué de nos del hielo tan atados,
Mas de puntas armado de diamante;
Plíselas en huida (30) Así Faria ; Hoces escribe
Y cada flor me cuesta una herida. Y viendo que en mi mengua.
, , , , ,; ,

&2 DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


Del ogua tan crecidos, Pues permites que muera
Me defienden el ya volver á vellos! En extraña ribera,
Y ¡
cuál, burlando de ellus (31) Que por extraña tengo ya la mia,
El noble pensamiento, Válgame contra ausencia
Por verte plumas, pisa el viento!
viste Esperanzas armadas de paciencia.»
Ni á las tinieblas de la noche oscura
Ni á los hielos perdona, V.
Y á la mayor dificultad engaña;
No hay guardas hoy de llave tan segura, Vuelas, oh tortolilla,
Que nieguen tu persona, Y al tierno esposo dejas
Que no desmienta con discreta maña En soledad y quejas,
Vuelves después gimiendo,
Ni emprenderá hazaña
Recíbete arrullando,
Tu esposo cuando lidie,
Lasciva tú , si él blando;
Que no registre él y yo no envidie (32).
,
Dichosa tú mil veces,
Allá vuelas , lisonja de mis penas, Que con el pico haces
Que con igual licencia Dulces guerras de amor y dulces paces.
Penetras el abismo, el cielo escalas;
Testigo fué á tu amante
Y mientras yo te aguardo en las cadenas
Aquel vestido tronco
Desta rabiosa ausencia,
De algún arrullo ronco;
Al viento agravian tus ligeras alas.
Testigo también tuyo
Ya veo que te calas
Donde bordada Fué aquel tronco vestido
tela
Un lecho abriga y mil dulzores cela (33).
De algún dulce gemido (35);
Campo fué de batalla ,
Tarde batiste la envidiosa pluma, Y tálamo fué luego;
0"e en sabrosa fatiga Árbol que tanto fué perdone el fuego.
Vieras (muerta la voz, suelto el cabello)
Mi piedad una á una
La blanca hija de la blanca espuma
Contó, aves dichosas,
No sé si en brazos diga
Vuestras quejas sabrosas
De un fiero Marte, de un Adonis bello,
Y anudada á su cuello, Mi envidia ciento á ciento
Contó, dichosas aves,
Podrás verla dormida
Vuestros besos suaves.
Y á él casi trasladado á nueva vida. Quien besos contó y quejas,
Desnuda brazo, el pecho descubierta,
el
Las flores cuente á mayo,
Entre templada nieve Y al cie'o las estrellas rayo á rayo.
Evaporar contempla un fuego helado,
Y al esposo en figura casi muerta, Injuria es de las gentes
Que Que de una tortolilla
el silencio le bebe
l ¡el sueño, con sudor solicitado;
Amor tenga mancilla,
Dormid que Y que de un tierno amante
, el dios alado,
Escuche sordo el ruego
De vuestras almas dueño,
Y mire el daño ciego;
Con el dedo en la boca os guarda el sueño;
Al lin es Dios alado,
Dormid copia , gentil de amantes nobles, Y plumas no son malas
En los dichosos nudos Pata lisonjeará un Dios con alas.
Que á los lazos de amor os dio himeneo;
Mientras yo, desterrado deslos robles VI (36).
Y peñascos desnudos,
La piedad con mis lagrimas granjeo (34); Dichosa pastorcilla,
Coronad el deseo
Que del Tajo en la orilla ,
De gloria, en recordando Por ella mas que por su arena rico,
Sea el lecho de batallas campo blando. Viste sincera y pura
Rlancura de blancura
Canción di al pensamiento
,
Nieve el pecho y armiños el pellico ,
Que corra la cortina,
Y vuelva al desdichado que camina. Y al viento suelta el oro encordonado
Cuando vestirse quiere de brocado;
IV. A sombras de un aliso
Que al ruiseñor ya quiso
A don Diego López de Haro, que murió nlfio. Servir de jaula de sus dulces quejas,
Donde las altas ruedas Después que han argentado
Con silencio se mueven, De plata el verde prado,
Y á gemir no se atreven Reduce á sus rediles sus ovejas,
Las verdes olorosas alamedas, Do las ordeña compitiendo en vano
,

Por no hacer ruido La blanca leche con la blanca mauo.


Al Détis, que entre juncias va dormido, Sus pies la primavera,
Sobre un peñasco roto, Calzados, la ribera
Al tronco recostado De perlas siembra el , monte de esmeraldas ;

De un fresno levantado, Síguenla los pastores,


Que escogió entre los árboles del soto Coronados de flores,
Porque su sombra es flores, Porque á sus pies les deben sus guirnaldas
Su dulce fruto dulces ruiseñores; Y siervos coronados pagan ellos
Coridon se quejaba Sus libres pasos á sus ojos bellos.
De la ausencia importuna, Pastorcilla dichosa,
Al rayo de la luna, Si ya te hizo esposa
Que al perezoso rio le hurtaba, Dulce propria elección, no fuerza ajena,
Mientras que él no lo siente , Al de plumas lozano
Espejos claros de cristal luciente. Avestruz africano,
«Injusto Amor, decia,
Que vuela rey en su desnuda arena,
Menosprecia la tórtola , y en suma
(31) Otros leen que, y otros cuan.
Mas arrullos escoge y menos pluma.
(32; Que fio la registre, dicen muchos editores.
(33) Asi Paria ; Espinosa y Hoces leen mis dulzores. : (35) Ronco gemido , dice el texto de Faria.
(34) Faria lee mil en. vez de mi*. (36) Hállase esta canción en la comedia, Las firmezas de Isabela,
, ! , , ,

CANCIONES. 4S>3

CANCIONES LÍRICAS. no peina en las palmas de las manos?


Si
Cualquiera matasanos,
I. Si Toledo no vio entre puente y puente,
A barbo dar valiente
A una golondrina. Carrete, mas prolijo
A la pendiente cuna Que á rico enfermo tu barbado hijo.
Vuelves, al que liaste nido estrecho, Cuantos, ó mal la espátula desala,
Oh huéspeda importuna, O desmiéntela plata,
De las retamas frágiles de un techo, Fármacos, oro son á la botica,
Que arboleda celosa aun no le fia Caudales que lambica,
De cuanta le concede luz el dia. Y simples hablen tantos como gasta.
¡Oh lú, délas parleras
Envainad musa basta ,

El que ha pillado cuño,


Aves la menos dulce y mas quejosa!
Por qué el silencio alteras Quien os la pegará quizá de puño.
¿
De una paz muda sí pero dichosa, ,

Que en tu ruido presuma


Que miente voz la envidia y viste pluma? CANCIONES FÚNEBRES.
Magníficas orejas
I.
Ofendan en alcázares dorados
Tus repelidas quejas, A la nueva falsa que vino de la muerte del conde de Léraos, virey
Mientras yo entre estos sauces levantados de Ñapóles, y por saberse luego la falsedad , no se acabó esta
Aplauso al ruiseñor le niego breve
Sobre yerba que este cristal bebe.
la
canción. —
¿Cuál, di bárbara arena,
, Moriste en plumas, no en prudencia cano,
De sierpes, has dejado, engendradora, Gloria de Castro, envidia de Caistro,
Por turbar la serena Cisne gentil cuyo final acento
,

Dulce tranquilidad que en este mora Entre fieras naciones oyó el fstro (37),
Tan grato como pobre albergue, donde Lágrimas, y al segundo rio africano
Sellado el labio, la quietud se esconde? Señas, aunque vocal de sentimiento.
Aquí pues al cuidado Moriste, y en las alas fué del viento,
Niego estos quicios niego la cultura
,
Lastimando su dulce voz postrera
De ese breve cercado, Las orillas del Ganges , la ribera
Cuyo líquido soto plata es pura Del rey del Occidente,
De arroyo tan oblicuo que no deja ,
Flechero paraguay, que de veneno
La fragrancia salir, entrar la abeja. La aljaba armada, de piedad el seno,
Tu fin sintió doliente.
II.
¡Oh lú que de Severo en las arenas
,

Mueres, cisne llorado de sirenas,


Tenia Mari-Nuño una gallina Brazos te fueron de las gracias cuna,
En poner tan contina Y de las musas sueño el armonía
Cuanto la vieja atenta á su regalo. En tus primeros generosos paños.
Sucedió un año malo, Dichoso el esplendor vieras del dia
Tal, que el pasto faltándole suave, Si la que el oro ya de tu fortuna
Negó su feudo el ave; El estambre hilara de lus años,
Perdone Mari-Nuño, ¡Oh de la muerte irrevocables daños,
Que la overa se cierra cuando el puño. Si de la envidia no ejecución fuera,
Mucho nos dicta en la paraboleja Parca cruel mas que lastres severa!
,

De nuestra buena vieja Si alimentan tu hambre


Monseñor interés. Sangró una ingrata Sierpes del Ponió y áspides del Nilo,
Cierto jayán de plata, ¿Cuál pudo humedecer livor el hilo
Enano Potosí , cofre de acero De aquel vital estambre?
De un bobo perulero Camisa del centauro fué su vida,
A quien le dejó apenas Aun antes abrasada que vestida.
Sangre real en sus lucientes venas. No entre delicias, no, si ya criado
Sintiendo los deliquios ella luego, Entre grandezas de la falda amada,
Con la venda del ciego A la magistral férula saliste
La sangradura le ala, y se relira. En letras fuego, en generosa espada
¿Quién de lo lal se admira, De Quiron no bilórme ejercitado,
,

Si en dueñas hoy y todo su partido Togado Aquíles cultamente fuiste.


Lo mas obedecido Cuando de flores ya el bullo se viste
Es lo que acuña el cuño? Al fogoso caballo Valenzuela,
Quien quisiere pues huevos abra el puño. Purpúreas plumas dándole tu espuela,
En el oficio duro
Águila si en la pluma , no en la vista, robusta caza las riberas
,
De la
El togado es legisla,
Del Sil te vieron fat gar las fieras,
Atento al pleito de su litigante,
Y auna su cristal puro
Si no á la rutilante
De tu lanza llegar atravesado
Bolsa, de cuatro mil soles esfera.
El mismo viento en forma de venado.
¡Ciego de aquel que espera
De semidioses hija , bella esposa ,
Vista, aunque no sea poca.
Que nácar su color, perlas su frente,
De un aguileno cósanme esta boca Corona de crepúsculos el dia.
Con qué eficacia el pendolar ministro La tea de himeneo nial luciente
Reduce su registro Te condujo ya al tálamo, y la rosa
De la ley de escritura
á la de gracia Que á las perlas del alba aun no se abría
Batida su eficacia Libaste en paz; mas ¡ay! que la armonía
De un acicate de oro el papel diga; Del coro virginal, gemido alterno
A cuánto rasgo ob.iga De ave nocturna ó pájaro de averno,
El dorado rasguño,
Y qué overas cerró un cerrado puño.
Que peine oro en la barba tu hijo Febo, (37) Así Faria ; Hoces pone :

¿Quien lo tendrá por nuevo, Entre üeras nació, resacó al Istro,


, , ,, ,
,, , , , ;, , ; ;,

m Interrumpió, no en vano,
DON LUÍS DE GÓNGOÜA Y ARGOTE.
Aquí, donde entre jaspes y entre oro
Tu ( á pesar de prodigios tantos) hecho, Tálamo es mudo, túmulo canoro;
Si abejas !os amores corcho el lecho; ,
Aquí, donde coloca
Ei néctar soberano, .Insto afecto en aguja no eminente,
Despreciabas de Júpiter dormido, Si no en urna decente,
Al ventilar al lado de Cupido. Esplendor mucho, si ceniza poca,
Bien que, milagros despreciando egipcios,
II. Pira es suya este monte de edificios.
Si tu paso no enfrena
Al sepulcro del gran duque de. Medina-Sidonia, don Alonso Pérez
Tan bella en mármol copia, oh caminante,
de Guzman.
Esa es la ya sonante
Emula de las trompas, ruda avena,
Alcidon. — Licidas. A quien del Tajo deben hoy las flores
El dulce lamentar de dos pastores.
ALCIDON. Este el corvo instrumento
Perdona al remo, Licidas, perdona Que el albano cantó , segundo Marte,
Al mar en cuanto besa De sublime ya parte
Maravillas, no bárbaras, en esa Pendiente, cuando impulsarlo al viento,
Aguja que de nubes se corona; Solicitarlo oyó, seiva confusa,
El tridente de Télis, de Belona Ya docta sombra, ya invisible musa.
Incluye el asta , ó cuanto Vestido pues rl pecho
Sella esplendor, desmiente gloria humana, Túnica Apolo de diamante gruesa,
Esa al margen del agua construida Parte la dura huesa,
Si no índice mu Modesta vida, Con la que en dulce lazo el biaiJo lecho,
Pompa aun de piedras vana, Si otra inscripción deseas, vete cedo ;
Urna hecho dudosa , jaspe tanto Lámina es cualquier piedra de Toledo.
De poca tierra, no de poco llanto.

LÍCIDAS. IV.
Erré, Alcidon, la codiciosa mano,
Al sepulcro de tres niñas, hijas del duque de Feria.
Siguió las ondas no en la que ejercitan
,

Piedad ó religión sobre los remos


, Tres violas del cielo,
Los marinos reflujos aguardemos Tr^s de las flores ya breves estrellas
Que su lecho repitan. Fragante mái mol sellas,
ALCIDON. Que aljofaró la muerte de su hielo,
Si las trenzas no están ciñendo ahora
Lamer en tanto mira al Océano,
De una alba que crepúsculos ignora.
Lícida, el mármol que Nepfuno viste
De tantas, si no mas, náuticas señas,
Que militares ya despojos Marte,
Y las que informó el arte CANCIONES SACRAS.
De afecto humano peñas, I.
Bullo exprimiendo triste.

LÍCIDAS.
A la traslación de una reliquia del santo príncipe Hermenegildo
al colegio de su nombre, de la compañía de Jesús, en Sos illa.
¿Quién, dime, con aquella de quien dudo
Cuál mas dolor ó majestad ostente Hoy es el sacro y venturoso dia
Plumas una la frente En que la gran metrópoli de España,
Palmas otra, y el cuerpo ambas desnudo (38)? Que no te juró rey, te adora sanio;
ALCIDON. Hoy con devotas ceremonias baña
El blanco clero el aire en armonía
Mal la pizarra pudo
Los pechos en piedad la tierra en llanto
,
Lisonjealles aquella
el color,
Hoy á estos sacros himnos, dulce canto,
Hará de! sol edades ciento agora
Ayuda con silencio la nobleza
Templo de quien el sol aun no es estrella, Haciendo devoción de su riqueza
La grande América es, oro sus venas, Hoy pues aquesta tu iaüna escuela
Sushuesos plata, que dichosamente,
A docta abejuela,
la
Si Ligurina dio marinería
No sin devota emulación . imita,
A España en uno y otro alado pino, Vuela al campo, las flores solicita
Interés ligurino
Campo de erudición , flor de alabanzas,
Su rubia sangre hoy dia Por honrar sus estudios de tí y dellas,
Su médula chupando está luciente;
En tanto que tú alcanzas
Esotra naval, siempre infestadora
Ver á Dios, vestir luz, pisar estrellas.
De nuestras pía; as, frica, es temida,,;

Si no por los que engendran sus arenas Hoy la curiosidad de tu tesoro


Por los que visten púrpura leones, Con religiosa vanidad ha hecho
En tantos hoy católicos pendones Extraña ostentación, alta reseña;
Cuantas le ha introducido á España almenas, Hoy cada corazón deja su pecho,
De quien tímido Atlante á mas lucida Cuál en púrpura envuelto, cual en oro,
A región mas segura se.levanta, Y su valor devotamente enseña
Debida á lauta fuga ascensión santa. Quien lo que con industria no pequeña
,

Lobró costoso el persa extrañó el china,

111. Rica labor, fatiga peregrina


Alegremente en sus paredes cuelga
Al sepulcro de Garcilaso de la Vega, excelente poeta toledano, Quién de ilustrarlas huelga
que está enterrado en Toledo con su mujer. Con modernos angélicos pinceles,
Milagrosas injurias del de Apeles,
Piadoso hoy celo culto, Quién da á la calle y quila á la floresta.
Cincel hecho de artífice elegante, De suerte que los grandes, los menores (¿0),
De mármol espirante En tu solemne fiesta
Un generoso anima y otro bulto Veen p' mpa, visten oro, pisan flores.

(38) Así Faria ; Hoces lee : y el cuerpo mas desnudo. 139) Así Hoces ; Espinosa lee : los mejores.
, , , , ,, , , ; ,, ,,
, ;, , , ,,

CANCIONES.
Príncipe mártir, cuyas sacras sienes, Flamante en celo el mas antiguo manto
Aun no impedidas de real corona
la Si bien toda la púrpura de Tiro
La iiera espada honró del arriano; Grana es en polvo al último suspiro.
Tú, cuya mano, al cetro sí perdona , Tu exaltación instada
Noá laespada, que en ella agora tienes(40), De Felipo fué el Cuarto, de monarca
Digna palma, si bien heroica mano, Que al sol fatiga tanto
Pues eres uno ya del soberano Lustralle sus dos mundos en un día,
Campo glorioso de gloriosas almas Al siempre Urbano santo,
Que ciñen resplandor, que enristran palmas, Octavo en nombre, y en prudencia uno,
Donde se triunfa y nunca se combate, Santísimo piloto de la barca
Mi lengua se desate Que repetido en él Pedro le fia;
En dulces modos y los aires rompa No fué el ruego importuno
A celestial soldado, ilustre pompa (41), Del católico, pues si dilatada
Conozca el Cancro ardiente, el caii'o helado, Tu creación, la gracia le fué hecha
¡Oh católico sol do vice-godos! ¡Oh, quiera Dios unir en liga estrecha
La espada que te ha dado Estos dos de la Iglesia tutelares!
Vida á tí, gloria á Bétis, luz á todos. Ya, joven cristianísimo, con ellos
Estas aras que te ha erigido el clero, Libarán tres abejas lilios bellos,
Y estas que te cantamos alabanzas, Y melificarán, no en corchos vanos,
Juntas con lo que tú en el cielo vales Sino en la que abrirán nuestros leones
A Filipo le valgan el Tercero, Bocas de paz, tan dulce alimentadas,
En quien de nuestro bien las esperanzas Llaves dos tales, tales dos espadas,
Están como reliquias en cristales; Escondiendo con velos nuestros mares;
Logra sus tiernos años, sus reales Cuantos les dio sacrilegos altares
Pensamientos, católico, segunda Europa á la herejía
Tal, que su espada por su Dios confunda Extirparán un día
La nueva torre que Babel levanta, Y otro; no solo, no, abominaciones,
Y ardiendo en saña santa Darán de Babilonia al fuego entrando
Haga que adore en paz quien no lo ha visto Los muros de Sion; mas alternando
El gran sepulcro que mereció á Cristo; Himnos sagrados, cánticos divinos,
Que pues de sus primeros nobles paños Abrirán paso á cuantos peregrinos
Invocó á su deidad por su abogada Tan libres ya podrán, como devotos,
Es bien que veen sus años Besando el marmol desatar sus votos.
Larga paz, feliz cetro, invicta espada. El Conde-Duque, cuya confidencia
Reclinatorio es de su gran dueño
Y tú, ¡oh gran madre, de tus hijos cara!
Emula de provincias gloriosa, Cuan bien su providencia
En que alumbra el sol, la noche ciega,
lo
Timón del basto ponderoso leño,
Ciudad mas que ninguna populosa, Gobierno al fin de tanta monarquía,
Para quien no tan solo España ara, Lamiendo escollos ciento,
Y siembra Francia, mas Sicilia siega, Lo ha conducido en paz á salvamento.
No porque el Bétis tus campañas riega; Este pues pompa de la Andalucía
Gloria de los clarísimos Sidones
El Bétis, rio y rey tan absoluto
Que da leyes al mar, y no tributo; De los Guzmanes, digo, de Medina,
Solicitó suave tu capelo
Ni porque agora escalen su corriente
Velas del Occidente,
¿Qué mucho ya, si el cielo,
Entre los muchos que te incluye dones
Que, mas de hojas que de viento llenas,
Hacen montes de piala tus arenas; Sobrino te hizo suyo de una hermana
Mas por haber tu suelo humedecido Valerosa y real sobre divina?
La sangre deste hijo sin segundo, Dígalo el Bétis, de quien es Diana;
En tí siempre ha tenido El Carpió, de quien es deidad, lo diga.
La fe escudo, honra España, invidia el mundo. Tú á la fortuna amiga
Átomo no perdones de propicia
Goza la dignidad cardenalicia,
CANCIÓN HEROICA. Unos dias clavel, otros viola
La ingenuidad observes española
A la creación del cardenal don Enrique de , Guzman
hijo de don La duplicidad huyas extranjera;
Diego López de Haro, marqués del Carpió, y de doña Francisca Tus colegas admiren la severa
de Guzman, hermana det conde de Olivares, duque de San Lú- Dulce afabilidad que le acompaña; _
car la Mayor, gran privado del rey nuestro señor don Felipe IV. Que al duodécimo lustre, si no engaña
Cuanto abrazan las zonas,
Generoso mancebo Tíber con sus tres coronas.
Te espera el
Mas purpúreo en la edad que en el vestido,
Menos en rosicler luciente Febo
A envidiarte ha salido; OTRA.
Tú en lanío esclarecido
Del rubí, en hilos reducido á tela', Ala serenísima infanta María, ya reina de Hungría,
Dignamente serás hoy agregado que mató un jabalí de un arcabuzazo.
Al colegio sagrado,
Fecundo seminario de Claveros. Las duras cerdas que vistió celoso
¡Oh cuánta beberás en tanta escuela Marte, viste hoy amante,
Religión pura, dogmas verdaderas, Ya deidad fulminante,
Gobierno prudencial, profundo estado, El planeta ofrecido belicoso,
Política divina; De un plomo muere al rayo glorioso.

Consistorio del Sanio Muere, dichosa fiera;

Espíritu asistido. Que España ilustrará la quinta esfera,


Dígalo tanto dubio decidido, Bellisima, pues tu Cintia española
Tanta sana doctrina. Cerdosos brutos mata
Aclamaré á los tales En cuanto de tu hermano,
Principes, mucho mas es cardenales, No esplendor soberano
Sombras sí de las señas que tremola,
Altamente desata
(40) Asi Espinosa; HoresyFaria leen, en vez Aeespada,palma. Vapores de la envidia coligados
(41; Así Espinosa ; Hoces y Faria ponen trompa. Ejércitos, provincias, potentados.
, !; , , , , , ,, , , ,,

m DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


CANCIÓN HEROICA. Quién fué, muda lo está diciendo aquella
Piedra animada deliicjacet valiente,
A las Lusíadas de Camoes, que tradujo de portugués en castellano
Religión sacra, que doliente en vulto,
Luis Gómez de Tapia.
El un pecho da á celo, el otro al culto.
Suene la trompa bélica Su fin, ya que no acerbo, no maduro,
Del castellano cálamo, Dulcemente llorando,
Dándole lustre y ser á las Lusíadas, Acusa la clemencia al mármol duro,
Y con su ritma angélica De sus vertidas bien lágrimas blando,
En el celeste tálamo El árbol de Minerva suspendida
Encumbre su valor entre las híadas, La invicta espada que ciñó su vida.
Napeas y hamadriadas. La liberalidad, si el jaspe llora
Con amoroso cántico Ver, caminante, puedes,
Y espíritu poético Tan copiosa de lágrimas ahora
Celebren nuestro Rético Cuanto fué cuatro lustros de mercedes;
Del mauritano mar al mar Atlántico, Desatada la América sus venas ,
Pues vuela su Calíope Suplió magnificencia tantas penas.
Desde el blanco francés al negro etíope. Aquel mórbido jaspe mira, y luego
Aquí la fuerza indómita ¡Oh huésped soleniza,
!

Del Pacheco diestrisimo No del buril mentida la que el fuego


Descubre de su rey el pecho y ánimo. En el paler bebió de la ceniza,
La envidia deja atónita Sino aquella que fué por excelencia
Con su valor rarísimo, O pureza fecunda ó continencia.
Y el Samorin soberbio pusilánimo Estas virtudes, altamente santo
Muéstrase aquí magnánimo,
Ejercitó el tercero
Alburquerque y solicito
De los Felipes ; tú, deshecho en llanto,
Capitán integérrimo,
Las venera, y prosigue ¡oh pasajero!
Que al amador misérrimo Tus pasos antes que se acabe el dia
Crudamente castiga el hecho ilícito,
Porque es breve aun de! sol la monarquía.
Y á Goay su potencia
Dos veces la sujeta á su inocencia.
Almeida, que á los árabes
Con la venganza honrada
OCTAVAS.
Sus muros y edificios va talándoles,
Y á los rumes y alabares OCTAVAS SACRAS.
Debajo de la Tórrida
Con valerosa espada domeñándoles, A la descensión de la Virgen nuestra Señora á dar la casulla á su
Y mayor pena dándoles capellán san Ildefonso en la santa iglesia de Toledo.
Con el hijo belígero,
Era la noche en vez del manto oscuro,
:
Que en el seno cambáico
Tejido en sombras y en horrores tinto
Contra el moro y hebraico
Crepúsculos mintiendo ai aire puro,
Muere mostrando su furor armígero,
De un árbol ni confuso ni distinto,
Sirviéndole de túmulo
Turbada así de Tésalo conjuro
De mamelucos el sangriento cúmulo.
Su esplendor corvo la deidad de Cinto
Cuanta pechos heroicos A densa nube fría, que dispensa
Te dan fama, clarifica
Luz como nube y rayos como densa,
¡Oh Lusitania por la tierra cálida;
!

Fulgores arrojando, se presiente


Tanta versos estoicos
Nocturno sol en carro no dorado
Te dan gloria mirífica, ,

Celebrando tu nombre y fuerza válida. En trono sí de pluma que luciente


,

Dígalo Caslálida,
Canoro nicho es, dosel alado;
Que al soberano Tapia Concentuoso coro diligente
Hizo que mas que en árboles, A tanto ministerio destinado,
En bronces, piedras, mármoles, En hombros pues querúbicos María
En su verso eterniza tu prosapia Viste al aire la púrpura del día.
Dándole el odorífero Al cerro baja, cuyos levantados
Lauro por premio del gran dios Lucífero. Muros, alta de España maravilla
De antigüedad salían coronados
Por los campos del aire á recibilla;
CANCIÓN FÚNEBRE. En tantos la aclamó plectros dorados,
Al sepulcro del rey Felipe Ilí, nuestro señor. Cuantas se oyeron ondas en su orilla ,

Glorioso el Tajo en ministrar cristales


Suspenda, y no sin lágrimas, tu paso, A empíreas torres ya, no imperiales.
¡Oh peregrino errante Busca al pastor que del metal precioso
Este augusto depósito, este vaso, Sacro es cayado su torcido leño,
Emula su materia del diamante, Docto conculcador del venenoso,
Su forma de la mas sublime llama Helvediáno áspid, no pequeño.
Que á Egipcio construyó bárbara fama. Hallólo; mas hurtándose al reposo
INo admires, no, la variedad preciosa Que los mortales han prescrito al sueño,
De piedras, de metales El templo entraba cuando al santo godo
No el arle que sudando estudiosa , Alta le escondió luz el templo todo.
Glorias dará á los siglos de sí tales, El luminoso horror tan mal perdona,
Que caduco no muera el tiempo, y ellas Cuan bien impide su familia breve,
Besando permanezcan las estre.las. Pues con la menos tímida persona
Húrtale esplendor, bien que profano,
al Un término de mármol fuera leve;
Altamente debido, Águila pues al sol que lo corona ,

La atención toda, no al objeto vano, Intrépido Ildefonso rayos bebe


Ciego la fies al mejor sentido; Fieles á una pluma que ha pasado ,
Abran las puertas exterioridades Con lo que ha escrito de lo que ha volado.
Al discurso, el discurso á las verdades. Postrarse humilde en el que tanta esfera
Rey yace excelso, sus cenizas sella Majestuoso rosicler le atiende,
Esta augusta eminente. Y absorto en la de luz región primera
; ,
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TERCETOS. 437
Se libra tremolante ó inmóbil pende (42); de su gloria la pureza suma
Si
be lo que ilustre luego reverbera, No ofenden las tinieblas de mí canto;
Se remonta á lo fúlgido que enciende, Depuso el fausto, parto déla espuma,
Ejecutoriando en la re\ isia La púrpura ducal creciendo tanto,
Todos los privilegios de la vista. Le indujo horror la mas esclarecida
Desde el sitial la Reina esclarecido Corona en un cadáver definida.
Ornamento le viste de un brocado, Fomentándooste horror un desengaño,
Cuyos altos no le era concedido Que á trompa final suena, solicita
Al serafín pisar mas levantado Crecer humilde el número al rebaño,
Invidioso aun antes que vencido, Del silbo, del cayado jesuíta;
Carbunclo ya en los cielos engastado, ¡Del palacio á un redil! efecto extraño
En bordadura pretendió tan bella De impulso tan divino, que acredita
Poco rubí ser mas que mucha estrella. Al mayoral y alienta su ganado,
De las gracias recíprocas la suma Apostólico este, aquel sagrado!
Que el don salisfacieron soberano, Religioso Quiron, no solo iguaía (45),
Que celebraron la divina pluma, Sino excede en virtud al mas perfecto.
Otra la califique en otra mano; Sucediendo silicios á la gala ,

Huyendo con su océano la espuma , Que aun el-mas venial liman afecto;
El margen restituye menos cano, El ayuno á su espíritu era un ala.
Que iluminado el templo restituye La oración otra, siempre fiscal recto
Extenuada luz que á su luz huye. De su conciencia; bien que garza el Santo,
¡Oh Virgen siempre, oh siempre gloriosa Las plumas peina orillas de su llanto.
Aun de humildes dignada alectos puros, Tempestades previendo suele esta ave
,

Fábrica le construye suntuosa Graznar cantando al despuntar del dia.


De jaspes varios y de bronces duros, El remedio después tormenta grave,
Pastor, mas de virtud tan poderosa, Que antes amenazó su profecía ,

Que al tiempo de obeliscos y de muros Al que á Dios mentalmente hablarle sabe


Devorador sacrilego se atreve Mucho de lo futuro se le fia;
Con la que le erigió piedra mas breve. Bajel lo diga de quien fué piloto,
Augusta es gloria de los Sandovalcs De escollos mil besado, y nunca roto.
Argos de nuestra fe tan vigilante, Pisando pompas quien del mejor cielo
Que ciento ilustran ojos celestiales En su ce'dala luzbebia mas clara,
Aun la que arrastran púrpura llamante El sacro honor renuncia del capelo,
De los que estolas ciñen inmortales Glorioso Ingreso á la tercer liara ;

Crezca glorioso el escuadrón ovante ,


Hurlase al mundo, que en tocando el suelo,
Quien devoto consagra hoy á tu bulto Sierpe se hace aun de Moisen la vara;
Tan digno trono cuau debido culto. Religioso sea pues beatificado
Quien duque pudo ser canonizado.
OTRA FÚNEBRE.
OCTAVA (43).
AI túmulo que la ciudad de Córdoba hizo á la reina
nuestra señora doña Margarita de Austria. Al Santísimo Sacramento.

En esta que admiráis de piedras graves El pelicano rompe el duro pecho


Labor no egipcia, aunque á la llama imita Con pecho, con amor, con osadía ;

Ungüentos privilegian hoy suaves, Deja del mismo pecho manjar hecho,
La muerta humanidad de Margarita (43); Con que á su pecho los hijuelos cria
Si de cuantos la pompa de las aves ¡Oh eterno pecho que en amor deshecho
,

En su funeral leños solicita ,


Tu pecho das con pecho y valentía,
Hay quien dislile aroma tal en vano, Porque el pecho del hombre regalado
Resistiendo sus troncos al gusano. Con tu pecho a tus pechos se ha criado!

OTRA VARIA (44).

En sola su confusa montería


Hay donde un buen oido se dilate, TERCETOS.
El corvo cuerno atruena, el alcon pia,
El caballo relincha, el [erro late,
TERCETOS HEROICOS.
El cascabel no olvida su armonía A la historia de Felipe II que escribió Luis Cabrera, su colonista.
Si se sacude el pájaro ó se abate;
Asi que, todo hace un dulce yerro, Escribís oh Cabrera! del Segundo
;

Caballo, cascabel, cuerno, alcon, perro. Filipo las acciones y la vida


Con que el cielo adquirió, si admiró el mundo.
OCTAVAS SACRAS. Alto asunto, materia esclarecida ,
A la beatificación de san Francisco de Borja, de la compañía Digna, Libio español , de vuestra pluma,
de Jesús. Y pluma tul á tanto rey debida.

Ciudad gloriosa, cuyo excelso muro Léase pues deste prudente Numa
Fábrica fué sin duda la una parle El largo cetro, la gloriosa espada ,

De la lira de Apolo, si del duro En cuito estilo ya con verdad suma.


Concento la otra del furor de Marte, Sea la felicísima jornada
Cuyos campos el céliro mas puro En sus primeros años florecientes
Jardinero cultiva no sin arle , Lisonja de mi oreja fatigada.
A tus cisnes canoros no sea injuria Provincias, mares, reinos diferentes,
Que ánsar del Bélis cuervo sea del Turia. Peregrino gentil pisó ceñido
Obscuro pues la voz como la pluma, De enjambres, no de ejércitos de gentes.
Cantaré el generoso Borja santo, Cual ya el único pollo bien nacido,
De crestas vuela, de oro coronado,
Si bien de plata y rosicler vestido,
(il) Faria lee inmoble.
(43) Asi Faria ; otros leen humildad. Así Faria ; otros leen cyron.
(45}
(44¡ Según un códice del señor Guerra y Orbe, no es de Gón- (',:; No es de Góngora esta octava, setun un códice del señor
OhA esta octava. Guerra y Orbe.
;! , , ! ,

4o8_ DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE.


Que detropas de aves rodeado, S quedad lo lia tratado como á rio;
1 :i variedad matiza del plumaje Puente de piala Fué que hizo alguno
El color de los cielos turquesado; A mi fuga quizá de su desvío.
Tal el joven procedí 1 en su viaje; No mas, no, que aun á mí seré importuno,
Fénix, mas no admirado del dichoso Y no es mi intento á nadie dar euojos
Árabe en nombre, bárbaro en linaje, Sino apelar al pájaro de Juno.
Ni del egipcio un tiempo religioso, Gastar quiero de hoy mas plumas con ojos,
Si no hospedado del fiel lombardo, Y mirarlo que escribo; el desengaño
Temido del helvecio belicoso. Preste clavo y pared á mis despojos.
Tantos siguen al príncipe gallardo, La adulación se queden, y el engaño,
Que que vadean cristalino,
el rio Mintiendo en el teatro, y la esperanza
O al mar no llega, ó llega con pié lardo. Dando su verde un año y otro año;
Hierve, no de otra suerte que el camino, Que si en el mundo hay bienaventuranza,
De próvidas hormigas, ó de abejas A la sombra de aquel árbol me espera,
El aire al colmenar circunvecino. Cuyo verdor no conoció mudanza.
Balcones, galerías son y rejas Su flor es pompa de la primavera,
Del numero que ocurre á saludarlo» Su fruto ó sea lo dulce ó sea lo acedo,
,

Las alias hayas, las encinas viejas. En oro engasta, que al romperlo es cera.
A los pies llega al fin del Quinto Cario, Allí el murmurio de las aguas ledo,
Que en sus brazos lo acoge, y tiernamente Ocio sin culpa, sueño sin cuidado
Lo abraza, y no desiste de abrazarlo (47). Me guardan, si acá en polvos no me quedo,
Molido del dictamen de un letrado,
TERCETOS BURLESCOS. En la tahona de un relator, donde
A lo poco que hay que fiar de los favores de los principes Siempre hallé para mí el rocin cansado.
cortesanos, por lo cual se sale de ¡a corte. Dichoso el que pacífico se esconde
¡

A este civil ruido, y litigante,


¡Mal haya el que en señores idolatra O se concierta ó por poder responde,
Y en Madrid desperdicia sus dineros,
Solo por no ser miembro cortegiante
Si ha de hacer al salir una mohatra
De sierpe prodigiosa que camina
Arroyos de mi huerta lisonjeros; La cola, como el gámbaro, delante!
Lisonjeros mal dije, que sois claros,
Oh soledad de la quietud divina
Dios me saque de aquí y me deje veros. ¡

Dulce prenda aunque muda ciudadana


,

Si corréis sordos, no quiero hablaros,


Del campo, y de sus ecos convecina
Mejor es que corráis murmuradores ;
Sabrosas treguas de la vida urbana ,
Que llevo muchas cosas que contaros. ¡

Paz del entendimiento, que lambica


Tenedme, aunque es otoño, ruiseñores, Tanto en discursos la ambición humana!
Ya que llevar no puedo ruicriados,
¿Quién todos sus sentidos no te aplica?
Que entre pámpanos son lo que entre flores.
Ponme sobre la muía; verás cuánto
yo tuviera veinte mil ducados,
Si
Mas que la espuela esta opinión la pica.
Tiplones convocara de Castilla ,
Sea piedras la corona, si oro el manto
De Portugal bajeles mermelados (48),
Del monarca supremo; que el prudente
Y á fe que á la pajísima capilla Con tanta obligación no aspira á tanto.
Tiorbas de cristal vuestras corrientes
lintre pastor de ovejas y de gente
Prestaran dulces en su verde orilla
Un medio lo conduce
político
Pájaros suplan pues faltas de gentes Del pueblo ásu heredad, della á su fuente (4o).
Que en voces, si no niel ricas, suaves,
Consonancias desaten diferentes, Sobre el aljófar que en las yerbas luce,
O se reclina ó toma residencia
,

Si ya no es que de las simples aves


A cada vara de lo que produce.
Contiene la república volante
Tiéndese, y con debida reverencia'
Poetas, ó burlescos sean ó graves ;
Responde, alta la gamba al que le escribe ,

Y cualque madrigal sea elegante, La expulsión de los moros de Valencia.


Librándome el lenguaje en el concento,
Tan cerimoniosamente vive,
El que algún culto ruiseñor nic cante,
Sin dársele un cuartiu de que en la corte
Pródigo dulce que corona el viento, Le den titulo á aquel ó el otro prive.,

En unas mismas plumas escondido


Tilmúsico, la musa, el instrumento;
No gasta así papel, no paga porte
De la gaceta que escribió las bodas
Mas ¿dónde ya me había divertido? De dona Calamita con el Norte.
Risueñas aguas, que de vuestro dueño
Del estadista y sus razones todas
Con razón os habéis siempre reído,
Se luirla visitando sus frutales,
Guardad entre esas guijas lo risueño Mientras el ambicioso sus baibodas.
A este dómine bobo que pensaba
Escaparse de tal por lo aguieño,
No pisa pretendiente los umbrales
Del que trae la memoria en la pretina,
Celebrando con. tinta, y aun con baba, Pues della penden los memoriales.
Las lisias de la corte, poco menos
El margen de la fuente cristalina
Que hacérselas á Judas con octava.
Sobre el verde mantel que da á su mesa,
Cantar pensé en sus márgenes amenos Platos le ofrece de esmeralda fina.
Cuantas Dianas Manzanares mira,
Sírvele el huerto con la pera gruesa,
A no arromadizarme sus serenos.
Emula en el favor, y no comprada
La lisonja, con todo, y la mentira, De lo mas cordial de la camuesa.
Modernas musas del favonio coro,
Las cuerdas le rozaron á mi lira. A la gula se queden la dorada
Rica b.ijilla, el bacanal estruendo;
¿Valió por dicha al leño mió canoro,
Mas basta que la muía es ya llegada.
,
Si puede ser canoro leño mió,
A tus lomos , oh rucia, me encomiendo.
Clavijas de marfil ó trastes de oro?

(49) Así Faria ; o'ros leen frente.


(47) Estos tercetos parecen fragmentos de una larga epístola.
(48) Otros leen equivocadamente bajeles, ea vez de bajetes.
, , : ,

FÁBULA DE POLIFEMO. 4$)


FÁBULA Caliginoso lecho seno oscuro el
Serd' !a negra noche nos enseña (8),
luíame turba de nocturnas aves,
DE POLIFEMO Y GALATEA. Gimiendo tristes y volan lo graves.
Deste pues formidable de la tierra
Al excelentísimo señor Conde de Niebla. Bostezo el melancólico vacío,
A Polífemo, horrorde aquella sierra (9),
Estas que me dictó rimas sonoras, Bái hará choza es, albergue umbrío
Culta si , aunque bucólica ralla Y redil espacioso, donde encierra
¡Oh excelso Conde en las purpúreas horas !
Cuanto las cumbres ásperas cabrío
Que es rosa alba y rosicler el (lia,
la De los montes esconde, copia bella
Agora , quede luz lu niebla doras, Que un silbo junta y un peñasco sella.
Escucha son de la zampona mia,
al
Era un monte de miembros eminente
Si ya los muios no te ven de Huelva
Este que, deNepluno hijo fiero,
Peinar H viento ó fatigar la selva (1).
De un ojo ¡lustra el orbe de sufrente,
Templado pula en la maestra mano Emulo casi del mayor lucero ;
El generoso pájaro su pluma (2), Cíclope, á quien el pino mas valiente
O tan mudo en la alcándara, que en vano Bastón le obedecía tan ligero ,
Aun desmentir el cascabel presuma; Y al grave peso junco tan delgado.
Tascando haga el freno de oro cano Que un dia era bastón y otro cayado.
Del caballo andaluz la ociosa espuma;
Negro el cabello, imitador undoso
Gima el lebrel en e¡ cordón de seda , De las oscuras ondas del Leleo(lO),
"Y al cuerno en lio la cítara suceda (3).
Al viento, que lo peina proceloso,
Treguas al ejercicio san robusto (4) Vuela sin orden, pende sin aseo;
Ocio atento, silencio du.ee, en cuanto Un torrente es su barba impetuoso ,
Debajo escuchas de dosel augusto (5) Que adusto hijo deste Pirineo
Del músico jayán el fiero canto; Su pecho inunda, ó larde ó mal ó en vano
Alterna con las musas hoy el gusto; Sulcado aun de los dedos de su mano (11).
Que si la mia puede ofrecer tanto No la Trinacria en sus montañas fiei a
Clarín, y de la fama no segundo,
Armó de crueldad, calzó de viento,
Tu nombre oirán los términos del mando. Que redima feroz, salve ligera
Su piel manchada de colores ciento;
Pellico es ya la que en los bosques era (12)
FÁBULA.
Mortal horror al que con paso lento (15)
Donde espumoso el mar siciliano Los bueyes á su albergue reducía,
El pié argenta de plata al Lilibeo (6),
Pisando la dudosa luz del dia.
Bóveda (7) de las fraguas de Vulcauo Cercado es, cuanto mas capaz mas lleno. ,

O tumba de los huesos de Tifeo, De la fruta el zurrón casi abortada,


Pálidas señas cenizoso un llano, Que el tardo otoño deja al blando seno
Cuando no del sacrilego deseo, De la piadosa yerba encomendada;
Del duro oficio da; allí una alta roca La serva á quien le da rugas el heno,
,

Mordaza es á una gruta de su boca. La pera, de quien fué cuna dorada


Guarnición tosca deste escollo duro La rubia paja, y pálida tutora
Troncos robustos son, á cuya greña La niega avara, y pródiga la dora (lí).
Menos luz debe, menos aire puro, Erizo es el zurrón de la castaña
La caverna profunda que á la peña; Y entre el membrillo, ó verde ó datilado,
De la manzana hipócrita, que engaña,
A lo pálido no, á lo arrebolado;'
(i) Así Pellicer; Hoces , Salcedo , Faria y otros leen : Y de la encina, honor de la montaña,
Peinar el viento y fatigar la selva. Que pabellón al siglo fué dorado,
(2) Pellicer lee alcandora. El tributo, alimento, aunque grosero,
(3) Asi Hoces , Salcedo y otros ; Pellicer y Faria escriben Del mejor mundo, del candor primero.
:

el fin. Cera y cáñamo unió, que no debiera,


(4t Treguas del ejercicio, dice Cáscales. Cien cañas, cuyo bárbaro ruido
(5) Otros ponen : del dosel. De mas ecos que unió cáñamo y cera
(6) Pellicer escribe: «Dicen que argentar de plata es lo mismo Albogue es duramente repetido (15);
que dorar de oro y platear de plata no dándose por entendido al- ,

gún andaluz que lo notó, que es frase provincial y solo usada


(8) Asi Pellicer ; otros escriben : nos lo enseña.
en la Andalucía, donde argentar sirve al oro y plata y se dice<i>- ,
(9) Así Hoces , Salcedo
Faria y otros , ; Pellicer , refiriéndose á
genlar de oro y argentar de plata; y esto es mas frecuente en los
manuscritos de Góngora, dice
borceguíes.»
Salcedo (.oronel dice que si le fuera licito , enmendara El pié Al cabrero mayor de aquella sierra.
:

calza de plata al Lilibeo, porque, habiendo dicho pié, se diría (10) Así Pellicer ; otros escriben aguas en vez de ondas.
con mas propiedad calzar. Así Pellicer, concertando sulcado con torrente
(11) ; otros leen
Yo, en mi Gran diccionario de la rúa española, digo en la ' saleada, con alusión á barba.
voz argentería que es conjuuio de oro j plata ó de monedas, y cito (12) Pellicer dice que algunos manuscritos leen :

un p^aje de las E¡ lieos <ie Villegas, donde se Le, al tratarse de Pellico es del jayán la que antes era.
la lluwa de oro dt uan'ae :
Fiero terror, en vez de mortal horror, pone Pellicer.
(13)
Ya dinsas me cercaban, Según Pellicer, en algunos manuscritos se lee la mitad de
(14)
Ya diosas me ocurrían, esta estancia distintamente , y no sé si diga mejor (son sus pala-
Y ni resabu p! amo i

bras) :
Ni .lup'ier veniS ;

Yo. celoso, dejólos,


La delicada serva ,á quien el heno
P.usías le da en la cuna la opilada
Y á volví Licinnia
ti ,
Camuesa que el color pierde amarillo
.

Como amante que lenie ,

Lluvias de argentería.
En tomando el acero del cuchillo.
(15) Asi Salcedo Coronel ; Pellicer y otros leen
También es bolladura de oro, plata, azabache, etc. Arguijo, en
:

su Relación de las fiestas de toros y cañas, escribe «Lanzas, des- :


Albogues duramente es repetido.
nudan con banderillas y cometas azules y piala, mangas de holán, Salcedo explica el verso diciendo :

cuajadas de argentería de oro... y argenterías negras.» «De mas ecos que juntó el cáñamo y cera es repetido dinnmen-
(1) En algunas ediciones se dice : Bóveda ó de las fraguas. te albogue. Esto es, los ecos que formaba duramente el instru»
;, : , » ,

400 DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


selva se confunde, el mar se altera,
F.a Arde la juventud, y los arados
Rompe Trilon su caracol Uncido, Peinan las tierras que sulcaron antes
Sordo huye el bajel á vela y remo; Mal conducidos, cuando no arrastrados
Tal la música es de Polifemo. De tardos bueyes, cual su dueño errantes,
Ninfa de Üóris, hija la mas bella Sin pastor que los silbe los ganados ,

Adora que vio el reino de la espuma ; Los crugiilos ignoran resonantes


Calateaos su nombre, y dulce en ella De las hondas si en vez del pastor pobre
,

El terno Venus de sus Gracias suma ; El céfiro no silba ó cruje el robre. ,

Son una y otra luminosa estrella Mudó la noche el can; el dia dormido
Lucientes ojos de su blanca pluma. De cerro en cerro y sombra en sombra yace;
Si roca de cristal no es de Nepluno, Bala el ganado, al mísero balido
Pavou de Venus es , cisne de Juno. Nocturno el lobo de las selvas nace;
Purpúreas rosas sobre Calatea Cébase, y fiero deja humedecido
La alba entre luios candidos deshoja; En sangre de una io que la otra pace.
Duda el Amor cuál mas su color sea, Revoca Amor los silbos, á su dueño
O púrpura nevada ó nieve roja; El silencio del can siga ó el sueño (17).
De su trente la perla es Kritrea La fugitiva ninfa en tanto, donde
Emula vana el ciego dios se enoja,
; Hurta un laurel su tronco al sol ardiente
Y condenado su esplendor, la deja Tantos jazmines cuanta verba esconde (18),
Pender en oro al nácar de su oreja. La nieve de sus miembros da a una fuente;
Dividía de las ninfas y cuidado Dulce se queja dulce se responde (19)
,

De cuantas honra el mar deidades era, Un ruiseñor á otro, y dulcemente


Al sueño da sus ojos la armonía
Pompa del marinero, niño alado,
Que conduce su venera;
sin fanal Por no abrasar con tres soles el dia.
Verde el cabello, el pecho no escamado, Salamandra del sol vestido estrellas,
Doñeo sí escucha á Glauco la ribera
, Latiendo el can del cielo estaba cuando ,

Inducir á pisar la beba ingrata Polvo el cabello, húmidas centellas,


En carro de cristal campos de plata. Si no ardientes aljofares sudando.

Marino joven las cerúleas sienes Llegó Acis, y de ambas luces bellas
Del mas Genio coral ciñe Palemo, Dulce occidente viendo al sueño blando,
Rico de cuantos la agua engendra bienes Su boca dio y sus ojos cuanto pudo
Del faro odioso al promontorio extremo, Al sonoro cristal , al cristal mudo.
Mas en la gracia igual, si en los desdenes Era Acís un venablo de Cupido,
Perdonado algo mas (pie Polifemo De un fauno medio hombre y medio fiera (20),
De la que no le ovó, y calzada plumas, En Simétis, hermosa ninfa, habido,
Tantas (lores pisó como él espumas Gloria del mar, honor de su ribera;
Huye la bella ninfa y el marino,
Al bello imán al ídolo dormido.
,

Amante nadador ser bien quisiera, Acero sigue, idólatra venera (¡21);
Ya que no áspid á su pié divino, Rico de cuanto el huerto ofrece pobre,
Dorado pomo á su veloz carrera (16); Rinden las vacas y fomenta el robre.
Mas ¿cuál diente mortal , cuál metal lino El celestial humor recien cuajado
La fuga suspender podrá ligera Que la almendra guardó entre verde y seca,
Que el desden solicita? ¡Oh cuánto yerra En blanca mimbre se lo puso al lado
Delfín que sigue en agua corza en tierra! Y un copo en verdes juncos de manteca (22);
Sicilia en cuanto oculta, en cuanto ofrece, En breve corcho, pero bien labrado,
Copa es de Baco, huerto de Pomona; Un rubio hijo de una encina hueca,
'lauto de frutas esta la enriquece, Dulcísimo panal . á cuya cera
Cuanto aquel de racimos la corona; Su néctar vinculó la primavera.
En carro que estival trillo parece, Caluroso al arrovo da las manos,
A sus campañas Céres no perdona, Y con ellas las ondas á su frente
De cuyas fértilísimas espigas
Las provincias de Europa son hormigas.
(17) Pellicer dice:
A Pales su viciosa cumbre debe A su dueño
Loque á Céres, y aun mas, su vega llana, El silencio del can siga, ó el sueño.
Pues si en la una granos de oro llueve no
Así se ha de leer ,

Copos nieva en la otra mil de lana O á su dueño


De cuantos siegan oro, esquilan nieve El silencio del can sigan , y el sueño,
O en pipas guardan la esprimida grana, que no hace sentido lo que quiso don Luis decir, es que los
;

Dien sea religión, bien amor sea,


silbos que habla de dar el pastor no los daba , por obedecer al
Deidad aunque sin templo, es Galalea.
,
amor, ora durmiese de dia ó callase de noche como su can.» ,

Sin aras no; que el margen donde para (18) Salcedo dice que estos versos deben entenderse asi:
Del espumoso mar su pié ligero, «Le da tantos jazmines á una fuente cuanta yerba esconde coa
A! labrador de sus primicias ara, la nieve de sus miembros esto es, recostada al margen de una
;

De sus esquilmos es al ganadero; fuente, leda tantos jazmines en lo candido de sus miembros
l>e la copi.i á la tierra poco avara cuanta yerba esconde la nieve de ellos mismos. Así entiendo yo
VA cuerno vierte el hortelano entero este lugar, aunque don Gabriel del Corral, cuyo ingenio y eru-
Sobre la mimbre que tejió prolija dición honran felizmente á España , me dijo le entendía de otra
Si artiliciosa no, su honesta hija. manera que recostada Calatea cerca de una fuente en la parte
:

superior, retratándose en sus aguas, le daba en su imagen tantos


jazmines cuanta yerba escondía la nieve de sus miembros, opri-
monto de Polifemo repetían que era albogue, 6 en los ecos repe- miéndola con ellos.
tidos de tantas voces se conocía que el instrumento que las for- (19) Pellicer dice que así se ha leer, no dulce le responde, como
maba era albogue.» se ve en algunos manuscritos é impresos.
Pellicer interpreta de este modo : (20) Asi Pellicer; otros suprimen en este verso la y.
«Cuyo estruendo bárbaro, grande... repetían mas ecos que (21) Así Pellicer; los demás dicen equivocadamente :
unieron cáñamo y cera albogues; de modo que si el instrumento Fl bello imán , el ídolo dormido
constaba de cien cañasóeien cicutas que es aquella distancia
,
Que acero sigue, idólatra venera.
que hay de nudo á nudo en la caña , el eco renetia cuatrocientas (22) Así Pellicer, Salcedo y otros; Hoces, Fariay algunos
voces.» mas leen :

(16) En su veloz carrera.— Texto de Pellicer. Y un poco en verdes juncos de manteca.


: : : ; ;, , ; ; , ;,,;; , , ; ; ,
; ,

FÁBULA DE POLIFEMO. 4G1


Entre dos mirtos que de espuma canos, ,
De sitio atenta mira
mejorada ,

Dos verdes garzas son de la corriente; En la disposición robusta aquello


Vagas coi'lhias de volantes vanus Que , si suave no la admira
por lo
Corrió Favonio lisonjeramente, Es fuerza que la admire por lo bello
Ala de viento, cuantío no sea cama Del casi trasmontado sol aspira
De frescas sombras, de menuda grama. A los confusos rayos su cabello;
La ninfa pues la sonorosa plata Flores su bozo es cuyas colores ,

Bullir sintió del arrovuelo apenas, Como duerme la luz niegan las flores. ,

Cuando, á sus verdes márgenes ingrata, En rústica greña yace oculto


la
Segur se hizo de sus azucenas (23j El áspid del intonso prado ameno
Huyera, mas tan frió se desata , Antes que del peinado jardín culto
Un temor perezoso por sus venas, En el lascivo regalado seno ;
Que a la precisa fuga, al presto vuelo En lo viril desata de su bulto
Grillos de nieve fue, plumas de hielo. Lo mas dulce el Amor de su veneno;
Fruta en mimbres halló, leche exprimida Bébelo Calatea y da otro paso ,

En juncos, miel en corcho, mas sin dueño, Por apurarle la ponzoña al vaso.
Si bien al dueño debe agradecida , Acis aun mas de aquello que dispensa
,

Su deidad culta venerado el sueño ;


, La brújula del sueño vigilante.
A ausencia mil veces ofrecida
la Alterada la ninfa esté ó suspensa,
Fste de cortesía no pequeño Argos es siempre atento á su semblante
Indicio la dejó, aunque estaba helada, Lince penetrador de lo que piensa ,
Mas discursiva y menos alterada. Cíñalo bronce ó múrelo diamante
No al cíclope atribuye , no, la ofrenda Que en sus paladiones Amor ciego
No á sáliro lascivo ni a otro feo Sin romper muros introduce fuego.
Morador de las selvas, cuya rienda El sueño de sus miembros sacudido.
El sueño afloja que aflojó el deseo (24) Gallardo el joven su persona ostenta (26),
El niño dios entonces de la venda, Y al marfil luego de sus pies rendido,
Ostentación gloriosa, alto trofeo El coturno besar dorado intenta;
Quiere que al árbol de su madre sea Menos ofende el rayo prevenido
Ll desden hasta allí de Calatea. Al marinero, menos la tormenta
las r3mas del que mas se lava
Entre Prevista le turbó ó pronosticada ;
En arroyo, mirto levantado,
el Galatea lo diga salteada. ,

Carcax de cristal hizo, si no aljaba Mas agradable, menos zahareña (27),


Su blanco pecho de un arpón dorado; Al mancebo levanta venturoso,
El monstro de rigor, la liera brava Dulce ya concediéndole y risueña
Mira la ofrenda ya con mas cuidado, Paces no al sueño, treguas sí al reposo
Y aun siente que á su dueño sea devoto, Lo cóncavo hacia de una peña
Confuso alcaide mas el verde soto. , A un fresco sitial dosel umbroso,
Llamarálo, aunque muda mas no sabe ,
Y verdes celosías unas hiedras,
El nombre articular que mas querría (25) Trepando troncos y abrazando piedras.
Ni ha visto, si bien pincel suave
lo Sobre una alfombra que imitara en vano
Lo ha bosquejado ya en su fantasía; El tirio sus matices, si bien era
Al pié no tanto ya del temor grave De cuantas sedas ya hiló gusano,
Fia su intento, y tímida en la umbría Y artífice tejió la primavera,
Cama de campo, y campo de batalla Reclinados al mirto mas lozano,
Fingiendo sueño al cauto garzón halla. Una y otra lasciva, si ligera,
El bulto vio, y haciéndolo dormido, Paloma se caló, cuyos gemidos,
Librada en un pié, toda sobre él pende, Trompas de amor, alteran sus oidos.
Urbana al sueño, bárbara al mentido El ronco arrullo al joven solicita ;

Retórico silencio que no entiende Mas con desvíos Galatea suaves


No el ave reina así el fragoso nido A su audacia los términos limita ,
Corona inmóbil mientras no deciende Y el aplauso al concento de las aves
Rayo con plumas al milano pollo Entre las ondas y la fruta imita
Que la eminencia abriga de un escollo; Acis al siempre ayuno en penas graves;
Comola ninfa bella compitiendo ,
Que en tanta gloria infierno son no breve,
Con garzón dormido en cortesía,
el Fugitivo cristal , pomos de nieve.
No solopara, mas el dulce estruendo No á las palomas concedió Cupido
Del lento arroyo enmudecer querría; Juntar de sus dos picos los rubíes,
A pesar luego de las ramas, viendo Cuando al clavel el joven atrevido
Colorido el bosquejo que ya habia Las dos hojas le chupa carmesíes
En su imaginación Cupido hecho Cuantas produce Pafo, engendra Guido
Con el pincel que le clavó en su pecho, Negras violas blancos alhelíes,

Llueven sobre el que Amor quiere que sea


Tálamo de Acis ya y de Calatea.
Su aliento humo, sus relinchos fuego,
(23) Todas las ediciones dicen
Si bien su freno espumas , ilustraba
Seguir se hizo de sus azucenas. Las columnas Elon que erigió el griego,
Conformándome con el texto de Pellicer, pongo en el mío se- Do carro de la luz sus ruedas lava
gur. Cuando de amor el fiero jayán ciego
Este erudito interpretaba La cerviz le oprimió á una roca brava
»Cu;indo ingrata at lecho que la ofreció la margen, marchitó Que á la playa, de escollos no desnuda,
pisando las azucenas, ó se levantó en pié , con que quedaron Lanterna es ciega y atalaya es muda.
muertas , faltándoles los miembros de Calatea.» Arbitro de montañas y ribera,
<24 Pellicer dice Aliento dio en la cumbre de la roca
«Ailojael sátiro la rienda al deseo, déjase llevar del apetito, y A los albogues que agregó la cera,
á este deseo le da mas rienda viendo entregado alv sueño lo que El prodigioso fuelle de su boca
apetece... Algunos leen el sueño aflija , pero mal, porque no hace
sentido alguno, porque la rienda no se aflige , sino se afloja.»
Salcedo decia que don Luis puso afligir la rienda por ajustar. (26) Así Pellicer ; otros leen la persona. :

123) Otros leen quería ; sigo á Pellicer. (27) Así Pellicer; otros ponen : y menos zahareña-,
: , ;; ;;;,,,,, ; ;; , ; , ,

462 DON LUÍS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


La ninfa los oyó, y ser mas quisiera » Sentado, á la alta palma no perdona

Breve flor, yerba humilde, tierra poca, Su dulce fruto mi robusta mano
Que ele su nuevo tronco vid lasciva , En pié, sombra capaz es mi persona
Muerta de amor, y de temor no viva De innumerables cabras el verano.
Mas, cristalinos pámpanos sus brazos, ¿Qué mucho, si de nubes se corona
Amor Ya implica si el temor la añuda Por igualarme la montaña en vano,
Al infelice olmo que pedazos
Y en los cielos desde esta roca puedo
La segur de los celos hará aguda Escribir mis desdichas con el dedo?
Las cavernas en tanto, los ribazos «Marítimo Alción roca eminente
.

Que ha prevenido la zampona ruda, Sobre sus huevos coronaba el dia,


El trueno de la voz fulminó luego; Que espejo de zatiro fué luciente
Referildo, Piérides, os ruego. La playa azul de la persona mia
« Oh bella Calatea mas suave
¡ ,
Miréme, y lucir vi un sol en mi frente
Que los claveles que troncó la aurora ,
Cuando en el cielo un ojo se veia
Blanca mas que las plumas de aquel ave (28) Neutra el agua, dudaba ácuál fe preste (33),
Que dulce muere y en las aguas mora; Al cielo humano ó al cíclope celeste.
igual en pompa al pájaro que grave » Registra en otras puertas venado el

Su manto azul de tantos ojos dora Sus años, su cabeza colmilluda


Cuantas el celestial zafiro estrellas; La fiera cuyo cerro levantado
,

Oh tú que en dos incluyes las mas bellas! De helvecias picas es muralla aguda;
«Deja las ondas, deja el rubio coro La humana suya el caminante errado
De las hijas de Tétis y el mar vea, Dio ya á mi cueva, de piedad desnuda,
,

Cuando niega una luz un carro de oro (29), Albergue hoy, por tu causa al peregrino, .

Que en dos las restituye Galatea Do halló reparo, si perdió el camino.


Pisa la arena, que en la arena adoro » En tablas dividida rica nave

Cuantas el blanco pié conchas platea Resó la playa miserablemente,


Cuyo bello contacto puede hacerlas, De cuantas vomitó riquezas grave
Sin concebir roció, parir perlas. Por las bocas del Nilo el Oriente;
«Sorda hija del mar, cuyas orejas Yugo aquel dia, y yugo bien suave,
Del fiero mar á la sañuda frente
A mis gemidos son rocas al viento,
O dormida burlen á mis quejas
te
Imponiéndole estaba si no al viento,
,

Purpúreos troncos de corales ciento Dulcísimas coyundas mi instrumento;


O al disonante número de almejas, «Cuando entre globos de agua entregar veo
Marino, si agradable no, instrumento, A las arenas ligurina haya ,
Coros tejiendo estés, escucha un dia En cajas los aromas del Sabeo,
Mi voz por dulce cuando no por mia.
,
, En cofres las riquezas de Cambaya,
Delicias de aquel mundo, ya trofeo
«Pastor soy ; mas
tan rico de ganados,
Que impido mas vacíos,
los valles
De Scila que ostentado en nuestra playa
,

Lastimoso despojo fué dos dias


Los cerros desparezco levantados
Y los caudales seco de los rios (30) A las que esta montaña engendra arpías.
No los que de sus ubres desatados, «Segunda tabla á un ginovés mi gruta
O derivados de los ojos mios De su persona fué, de su hacienda;
Leche corren y lágrimas; que iguales La una reparada la otra enjuta
, ,

En número á mis bienes son mis males. Relación del naufragio hizo horrenda ;

«Sudando néctar, lambicando olores, Luciente paga de la mejor fruta


Senos que ignora aun la golosa cabra, Que en yerbas se recline ó en hilos penda,
Corchos me guardan mas que abeja flores Colmillo fué del animal que el Ganges
Liba inquieta é ingeniosa labra (31); Sufrirmuros le vio, romper falanjes.
Troncos me ofrecen árboles mayores «Arco digo gentil bruñida aljaba
.

Cuyos enjambres ó el abril los abra,, Obras ambas de artífice prolijo,


O los desate el mayo, ámbar destilan Y de Maluco rey á deidad Java (3Í)
Y en ruecas de oró rayos del sol hilan. Alto don, según ya mi huésped dijo;
«Del Júpiter soy hijo de las ondas De aquel la mano, desta el hombro agrava;
Convencida la madre imita al hijo
Aunque pastor si tu desden no espera
;
,

A que el monarca de esas grutas hondas Serás á un tiempo en estos horizontes


En tronco de cristal te abrace nuera Venus del mar, Cupido de los montes.»
Polifemo te llama no te escondas ,
Su horrenda voz, no su dolor interno,
Que tanto esposo admira la ribera Cabras aquí le interrumpieron cuantas
Cual otro no vio Febo mas robusto Vagas el pié sacrilegas el cuerno
,

Del perezoso Bolga al Indo adusto (32). A Baco se atrevieron en sus plantas
Mas, conculcado el pámpano mas tierno,
Viendo el fiero pastor, voces él tantas
Y tantas despidió la honda piedras,
(28) Asi Salcedo y otros ; Pellícer dice aquella. Añade ademas
Que el muro penetraron de las hiedras.
qué en algunos manuscritos se lee blanda en vez de blanca.
(29) Asi Pellícer ; otros ponen : la luz. De los ñudos con esto mas suaves
1,30) Pellícer, Salcedo y otros así escriben este verso; otros Los dulces dos amantes desatados
ponen raudales en vez de caudales. Por duras guijas por espinas graves
,

(51) Asi Pellícer ; otros suprimen la y. Solicitan el mar con pies alados;
(32) Así Pellícer ; los mas de los editores de Góngoiu leen :

Del perezoso Belga al Indo adusto. son animosos , atrevidos , armíferos fuertes inquietos y suma-
, ,

Pellicer dice: mente arrojados. Yo creo que fue yerro de los manuscritos y que ,

«Así se ha de Bolga, no Belga. Dos explicaciones tiene es-


leer don Liis dijo del belicoso Belga, y no áe\ perezoso. Desta duda nos
sacará la interpretación de Pedro de Ribas, y aunque yo no me
te verso ; ó lo podemos entender desde Bulgaria á la India, por los
rios ó por las provincias de estas dos naciones... Dirán que no es conformo en este sentido la pondré para que el lector elija lo que
,

buena fiase desde Septentrión á Oriente. Aquí don Luis solo pone mas gustare. «Lee Pedro de Ribas:
los dos extremos de calor y frió de Scitia y Etiopía, para signili- Del perezoso Bolga al Indo adusto.
carla distancia que hay de una zona á otra.» Aquí se habla de los dos rios Bolga y el Indo.
, el

Salcedo escribe (33) Así Salcedo, Pellicer, Faria y otros; algunos leen:s$
«Llama don Luis al Belga perezoso. No sé qué le pudo mover, preste.
siendo este epíteto opuesto totalmente á su naturaleza, porque (34) Otros leen Maluco en vez de Malaca.
: , ; ,; , : , , , , , , ;

SOLEDADES. 4G3
Tal redimiendo de importunas aves SOLEDAD PRIMERA.
Incaulo meseguero sus sembrados
De liebres dirimió copia asi amiga ("5), Era del año la estación florida
Que vario sexo unió y un sulco abriga. En que el mentido robador de Europa
Viendo el fiero jayán con paso mudo Media luna las armas de su frente,
Correr al mar la fugitiva nieve Y el sol lodos los rayos lie su pelo,
Que átanta vista el líbico desnudo Luciente honor del cielo
Hegistra el campo de su adarga breve, En campos de zaliro pace estrellas,
Y al garzón viendo, cuantas mover pudo Cuando el que ministrar podiada copa
Celoso trueno, antiguas hayas mueve, A Júpiter mejor que el garzón de Ida ,

Tal antes que la opaca nube rompa Náufrago y desdeñado, sobre ausente,
Previene rayo fulminante trompa. Lagrimosas de amor dulces querellas
Con violencia desgajó infinita Da al mar, que condolido
La mayor parte de la excelsa roca (36), Fué á las ondas fué al viento,
.

El mísero gemido,
Que al joven sobre quien la precipita,
,

Urna es mucha, pirámide no poca; Segundo de Arion dulce instrumento,


Con lágrimas la ninfa solicita Del siempre en la montaña opuesto pino
Las deidades del mar, que Acis invoca; Al enemigo noto,
Concurren todas y el peñasco duro Piadoso miembro rom,
,

La sangre que exprimió cristal fué puro. Biave tabla, delfín no fué pequeño
Al inconsiderado peregrino
Sus miembros lastimosamente opresos
Que á una Libia de ondas su camino
Del escollo fatal fueron apenas,
Fió, y su vida á un leño
Que los pies de los árboles mas gruesos Del Océano pues antes sorbido,
;

Calzó el liquido aljófar de sus venas


Y luego vomitado
Corriente plata al fin sus blancos huesos
No lejos de un escollo coronado
Lamiendo flores y argentando arenas (37), De secos juncos, de calientes plumas
A Dóris llega que con llanto pió ,
Alga todo y espumas
Yerno lo saludó, lo aclamó rio. Halló hospitalidad donde halló nido
De Júpiter el ave.
Besa la arena, y de la rota nave
Aquella parte poca
Que le expuso en la playa dio á la roca
SOLEDADES. Que aun se dejan las peñas
Lisonjear de agradecidas señas.
Al excelentísimo señor Duque de Béjar. Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
Océano ha bebido,
Pasos de un peregrino son errante Restituir le hace á las arenas,
Cuantos me dictó versos dulce musa, Y al sol lo extiende luego
En soledad confusa Que lamiéndolo apenas
Perdidos unos otros inspirados ("8). , Su dulce lengua de templado fuego,
¡Oh tú que de venablos impedido,
,
Lento lo embiste, y con suave estilo
Muros de abeto, almenas de diamante, La menor onda chupa al menor hilo.
Bales los montes, que de nieve armados, No bien pues de su luz los horizontes,
Gigantes de cristal los teme el cielo; , Que hacían desigual confusamente
,

Donde el cuerno, del eco repetido, Montes de agua y piélagos de montes,


Fieras te expone que al teñido suelo ,
Desdorados "los siente
Muertas, pidiendo términos disformes, Cuando entregado el mísero extranjero
Espumoso coral le dan al Tórmes, En lo que ya del mar redimió liero,
Arrima a un fresno el fresno, cuyo acero Entre espinas crepúsculos pisando,
Sangre sudando, en tiempo hará breve Riscos que aun igualara mal volando
Purpurear la nieve, Veloz é intrépida ala.
Y en cuanto da el solícito montero, Menos cansado que confuso, escala.
Al duro robre al pino levantado, , Vencida al fin la cumbre
Émulos vividores de las peñas, Del mar siempre sonante ,
Las formidables señas Déla muda campaña
Del oso que aun besaba , atravesado, Arbitro igual é inexpugnable muro,
La asta de tu luciente jabalina , Con pié ya mas seguro
O lo sagrado supla de la encina Declina al vacilante
Lo augusto del dosel ó de la fuente, Breve esplendor de mal distinta lumbre,
La alta cénela lo majestuoso Farol de una cabana
Del sitial á tu deidad debido. Que sobre el cerro está, en aquel incierto
¡Oh Duque esclarecido! Golfo de sombras anunciando el puerto.
Templa en sus ondas tu fatiga ardiente * Rayos, les dice, cuando no de Leda

Y entregados tus miembros al reposo Tremidos hijos, sed de mi fortuna


Sobre el de grama césped no desnudo, Término luminoso.» Y recelando
Déjate un rato hallar del pié acertado, De envidiosa barbara arboleda
Que sus errantes pasos ha votado ; Interposición cuando
,

A la real cadena de tu escudo De vientos no conjuración alguna,


Honre suave, generoso nudo, Cual haciendo el villano
Libertad, de fortuna perseguida La fragosa montaña fácil llano,
Que átu piedad Euterpe agradecida, Atento,s¡gue aquella
Su canoro dará dulce instrumento, Aun á pesar de las tinieblas bella
Cuando la fama no su trompa al viento. Aun á pesar de las estrellas clara,
Piedra, indigna tiara,
Si tradición apócrifa no miente,
/35) Otros leen así copia.
:
De animal tenebroso, cuya frente
(36) Así Salcedo Pellicer y otros algunas ediciones leen La
, ;
Carro es brillante de nocturno día;
mayor puerta. Tal diligente, el paso
(37) Otros ponen El joven apresura,
Lamiendo flores , argentando arenas. Midiendo la espesura
(38) Y otros inspirados, dicen algunas ediciones. Con igual pié, que el raso
: / , ! , ! ! , ,; ;

464 DON LUIS DE GÓNGOllA Y ARGOTE.


Fijó, á despecho de
niebla fiia ,
la Y en boj, aunque rebelde, á quien el torno
lin el carbunclo, norte de su aguja, Forma elegante dio sin culto adorno;
O el austro brame ó la arboleda cruja. Leche (pie exprimir vio la alba aquel dia,
El can ya vigilante Mientras perdían con eba
Convoca, despidiendo al caminante, Los blancos liliosde su frente bella,
Y la que desviada Gruesa le dan y fría,
Luz poca pareció, tanta es vecina, Impenetrable casi a la cuchara,
Que yace en ella la robusta encina, Del sabio Alcimedon invención rara;
Mariposa en cenizas desatada. El que de cabras fué dos veces ciento
Llegó pues el mancebo, y saludado, Esposo casi un lustro, cuyo diente
Sin ambición, sin pompa de palabras, No perdonó á racimo aun en la frente
De los conducidores fué de cabras, De Caco, cuanto mas en su sarmiento,
Que á Vulcano tenían coronado : Triunfador siempre de celosas lides,
« O bienaventurado Lo coronó el Amor; mas rival tierno,
Albergue á cualquier hora, Breve de barba y duro no de cuerno,
Templo de Pales alquería de Flora
,
Redimió con su muerte tantas vides,
Ño moderno artificio Servido ya en cecina,
Borró diseños, bosquejó modelos, Purpúreos hilos es de grana fina.
Al cóncavo ajuslando de los cielos Sobre corchos después mas regalado
El sublime edificio; Sueño le solicitan pieles blandas,
Retamas sobre robre Que al príncipe entre holandas
Tu fábrica son pobre Púrpura liria y milanés brocado.
Do guarda en vez de acero,
,
No de humosos vinos agravado
La ignorancia al cabrero Es Sisifo en la cuesta y en la cumbre
Mas que el silbo al ganado. De ponderosa vana pesadumbre 40) 1

/ O bienaventurado
Es, cuanto mas despierto, mas burlado.
Albergue á cualquier hora ! De trompa militar no, ó destemplado (41)
No en tí la ambición mora Sonde cajas, fué el sueño interrumpido;
Hidrópica de viento, De can si embravecido,
Ni la que su alimento Contra la seca hoja
El áspid es gitano; Que el viento repeló á alguna coscoja.
No la que en vulto comenzando humano, Durmió, y recuerda en fin, cuando las aves,
Acaba en mortal fiera, Esquilas dulces de sonora pluma,
Esfinge bachillera, Señas dieron suaves
Que hace hoy á Narciso De la alba al sol que el pabellón de espuma
,

Ecos solicitar, desdeñar fuentes, Dejó, y en su carroza


Nila que en salvas gasta impertinentes Rayó el verde obelisco de la choza.
La pólvora del tiempo mus preciso; Agradecido pues el peregrino,
Ceremonia profana Deja el albergue y sale acompañado
,

Que la sinceridad burla villana De quien lo lleva, donde levantado,


Sobre el corvo cayado. Distante pocos pasos del camino,
/ Oh bienaventurado
Imperioso mira la campaña
Albergue á cualquier hora! Un escollo, apacible galería ,

Tus umbrales ignora Que festivo teatro fué algún dia


La adulación, sirena De cuantos pisan faunos la montaña.
De reales palacios, cuya arena Llegó, y á vista tanta
Besó, y á tanto leño Obedeciéndola dudosa planta,
Trofeos dulces de un canoro sueño, Inmóvil se quedó sobre un lentisco,
Ño á la soberbia está aquí la mentira Verde balcón del agradable risco.
Dorándole los pies en cuanto gira Si mucho poco mapa le despliega,
La esfera de sus plumas, Mucho es mas lo quen
eblas desatando,
Ni de los rayos baja á las espumas Confunde distancia niega;
el sol y la

Favor de cera alado. Muda la admiración, habla callando,


/ Oh bienaventurado Y ciega un rio sigue, que luciente
Albergue á cualquier hora!» (39). De aquellos montes hijo
No pues de aquella tierra, engendradora Con torcido discurso, aunque prolijo,
Mas de fierezas que de cortesía, Tiraniza los campos útilmente;
La gente parecía Orladas sus orillas de frutales,
Que hospedó al forastero Si de flores, tomadas no á la aurora,
Con pecho igual de aquel candor primero, Derecho corre mientras no provoca
Que en las selvas contento, Los mismo-; altos el de sus cristales;
Tienda el fresno le dio, el robre alimento. Iluve un trecho de sí , y se alcanza luego
Limpio sayal en vez de blanco lino,
, Desvíase, y buscando sus desvíos,
Cubrió el cuadrado pino, Errores dulces, dulces desvarios
Hacen sus aguas con lascivo fuego,
Engazando edificios en su plata,
(39) Solís introduce, en su comedia Amor es arte
de amar , el De quintas coronado , se dilata
fragmento siguiente de las Soledades, con las variaciones que se Majestuosamente,
verán En brazos dividido caudalosos
; Oh bienaventurado De islas, que paréntesis frondosos
Albergue á cualquier hora Al periodo son de su corriente
No en ti la ambición mora De la alia gruta doude se desata (42)
Ni á ti llega el cuidado,
¡ Oh
bienaventurado
¡Oh bienaventurado !
Retamas sobre robre Así Pelüeer Faria v otros ; Hoces lee
poderosa.
(40) ,

Tu fábrica son pobre (41) Asi Pellicer ; otros leen : ó de templado, en vez de ieslem*
Tu cetro es el cayado, piado.
¡Oh bienaventurado! hallan en
(42) Este y los trece versos que le preceden no se
¡Oh bienaventurado í
Do guarda, en vez de acero, las ediciones'de Hoces, Faria y otros. En su lugar se lee lo si-
'
La ignorancia al cabrero guiente : ,

Mas que el silbo al ganado, Orladas sus orillas de frutales,


¡Oh bienaventurado! Quiere la copia que su cuerno sea
; , , ,

SOLEDADES. 463
Hasta los jaspes líquidos, adonde El yugo de ambos sexos sacudido,
Su orgullo pierde y su memoria escondo. Al tiempo que, de llores impedido
«Aquellas que los árboles apenas El que ya serenaba
Dejan ser iones lioy, elijo el cabrero La región de su frente rayo nuevo,
Con muestras de dolor extraordinarias, Purpúrea témemela conducida
Las estrellas nocturnas luminarias De su madre, no menos enramada ,
Lian de sus almenas (13), Entre albogues se ofrece acompañada
Cuando el que ves sayal fué limpio acero, De juventud llorido ' íoj.
Yacen agora sus desnudas piedras ; Cual dellos las pendientes sumas graves
Visten piadosas yedras, De negras baja, de crestadas aves,
Que á ruinas, estragos, Cuyo lascivo esposo vigilante
Sabe el tiempo hacer verdes halagos.» Doméstico es del sol nuncio canoro,
Con gusto e! joven y atención le Oía, Y de coral barbado, no de oro
Cuando torrentes de armas.yde perros, Ciñe, si no de púrpura, turbante.
Que si precipitados no los cerros, Quien la cerviz oprime
Las personas tras de un lobo traía. Con la manchada copia
Tierno discurso y dulce compañía De los cabritos mas retozadores,
Dejar hizo al serrano. Tan golosos, que gime
Que del sublime espacioso llano El que menos peinar puede las llores
Al huésped al camino reduciendo, De su guirnalda propia.
Al venatorio estruendo No el sitio, no, fragoso,
Pasos dando veloces, No el torcido taladro dela tierra,
Numero crece y multiplica voces; Privilegió en la sierra
Dajaba entré*si joven admirado,
el La paz de! cenejuelo temeroso;
Armado, á Pan ó Semicapro á Marte Trofeo ya su húmero es á un hombro,
En el pastor mentidos, que con arte Si carga no y asombro.
Culto principio dio al discurso, cuando Tú, ave peregrina,
Remora de sus pasos, fué su oido Arrogante esplendor, ya que no bello,
Dulcemente impedido Del último ocide'ate
Ue canoro instrumento, que pulsado Penda el rugoso nácar de tu frente
Era de una serrana junto á un tronco Sobre el crespo zaüro de tu cueilo.
Sobre un arroyo, de quejarse roneo, Que Himeneo á sus mesas te destina (48).
"ludo sus ondas, cuando no enfrenado. Sobre dos hombros larga vara óslenla
Otra con ella montaraz zagala En cien aves cien picos de rubíes
Juntaba el cristal liquido al humano Tafiletes calzados carmesíes
Por el arcaduz bello de una mano, Emulación y afrenta
Que al uno menosprecia, al otro iguala. Aun de los berberiscos
Del verde margen otra las mejores En la inculta región de aquellos riscos,
Rosas traslada y luios al cabello, Loque lloró la aurora,
O por lo matizado ó por lo bello, Si es néctar lo que llora ,

Si Aurora no con rayos, sol con llores; Y antes que el so! enjuga,
Negras pizarras entre Mancos dedos La abeja que madruga
Ingeniosa hiere día. que dudo A libar (lores y á chupar cristales,
Que aun los peñascos la escucharan quedos. En celdas de oro liquido en panales
Al son pues (leste rudo (44) La orza contenia
Sonoroso instrumento, Que un montañés traía.
Lasciva ei movimiento, No excedía la oreja
Mas los ojos honesta, El pululante ramo
Altera otra, bailando, la floresta. Del ternezuelo gamo.
Tantas al fln el arroyuelo y tantas Que mal llevar se deja
Montañesas da el prado, que dirías S con razón, que ei láiamo desdeña
Ser menos las que verdes bamadrias La sombra aun de lisonja tan pequeña.
Abortaron las plantas; El arco del camino pues torcido,
inundación hermosa
Que la montaría hizo populosa
De sus aldeas todas (4o) Pellicer escribe en ru Comento :
A pastorales bodas. «En algunos manuscritos hallo en pos de los versos de arriba
De una encina embebido un trozo no vulgar, que dice :

En lo cóncavo el joven maní nía «Treinta robustos montaraces dueños


í.a vista de hermosura y el oido De las - o
i
pitones
De métrica armonía En la ti ¡ni hijuela temer vicias.
:

El sueno buscaba No ya a la urs , no en las empulgueras


De aquellas que la sierra dio bacantes, Del arco de Huma ,

Va que ninfas las niega ser errantes Damería serrana.


El hombro sin aljaba, «Como si dijera que la juventud florida que venia acompañando
O del Termodoonle,
si |atémemela eran treinta mancebos, hermanos ó deudos de las
Emulo el arroyuelo desatado montañesas, que temían mas los encuentros de la témemela y sus
De aquel fragoso monte , cuernecillos con melindres de damas, que á la vaca que venia en-
Escuadrón de amazonas desarmado, maromada ó con guindaleta. En los manuscritos que enmendó don
Tremola en sus riberas Luis no se hallan estos versos; pero no obstante, quise estám-
Pacificas banderas. panos para que se entienda la bondad de sus escritos, pues las
Vulgo lascivo erraba limaduras son del mismo metal que lo demás.»
Al voló del mancebo, (46) El mismo Pellicer dice lo siguiente :

«La edición de Madrid lee asi, pero en muchos manuscritos se


Ice diferente, aunque ambas con un mismo sentido:
Si el animal armaron de Amaltea;
»Tú, ave peregrina,
Diáfanos cristales,
Cuya cuna en los últimos remates
Engazando edificios en su plata, Del occidente queda,
De muros se corona, Sea si enojo n \ pomfa á 'u rueda,
,
Roíbs abraza islas aprisiona,
,
Que en cuanto tu vllar se detenida*
Hasta los jaspes liqu.dos, adonde, etc.
A ser todo zaliro, j uo gran.te,
(43) Otro» leen fueron. Deshilada la veo
(4 i) Algunos leen mudo, A goloso himeneo.*
P.XVl-I,
, ; ,, , , , ;

DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.


Que linDian con trabajo Turquesadas cortinas.
Por la fragosa cuerda del atajo A pesar luego de áspides volantes,
Las gallardas serranas desmentido, Sombra del sol y tósigo del viento,
De cansada juventud vencido
la De caribes flechados, sus banderas
Los fuertes hombros con las cargas graves, Siempre gloriosas, siempre tremolantes,
Treguas hechas suaves, Rompieron los que armó de plumas ciento
Sueño le ofrece á quien buscó descanso Lesirigonesel istmo, aladas lieras;
El ya sañudo arroyo, agora manso. El istmo que al Océano divide
Merced de la hermosura que ha hospedado, Y sierpe de cristal juntar le impide
Efectos, si no dulces, del concento La cabeza del norte coronada
Que en las lucientes de marfil clavijas Con la que ilustra el sur cola escamada
Las duras cuerdas de las negras guijas De antarticas estrellas.
Hicieron a su curso acelerado Segundos leños dio á segundo polo
En cuanto á su furor perdonó el viento. En nuevo mar, que le rindió no solo
Menos en renunciar tardó la encina Las blancas hijas de sus conchas bellas,
El extranjero errante Pero los que lograr no supo Midas
Que en reclinarse el menos Fatigado Metales homicidas.
Sobre grana que se viste tina
la No le bastó después á este elemento
Su bella amada, deponiendo amante Conducir oreas, alistar ballenas,
En las vestidas rosas su cuidado. Murarse de montañas espumosas
Saludólos á lodos cortesmeute, Infamar blanqueando sus arenas
Y admirado no menos Con tantas del primer atrevimiento
De los serranos que correspondido Señas, aun a los buitres lastimosas,.
Las sombras solicita de unas peñas, Para con estas lastimosas señas
De lágrimas los tiernos ojos llenos Temeridades enfrenar segundas.
Reconociendo el mar en el veMido, Tú, Codicia, tú pues de las profunda»
Que beberse no pudo el sol anuente Esligias aguas torpe marinero ,

Las que siempre dará cerúleas señas. Cuantos abre sepulcros el mar fiero
Político serrano. A tus huesos desdeñas.
En canas grave, habló desta manera : El promontorio que Eolo sus rocas
« ¿Cuál tigre, la mas liera Candados hizo de otras nuevas grutas,
Que clima infamó hircano, Para el austro de alas nunca enjutas,
Dio el primer alimento Para el cierzo espirante por cien bocas
Al que ya desle ó aquel mar primero Doblaste alegre, y tu oslinada entena
Surcó labrador fiero Cabo le hizo de esperanza buena
El campo undoso en mal nacido pino, Tantos luego astronómicos presagios
Vaga Ciiciedel viento, Frustrados, tanta náutica doctrina,
En telas hecho antes que en flor el lino? Debajo de la zona aun mas vecina
Mas armas introdujo este marii/o Al sol, calmas vencidas y naufragios,
Monstruo, escamado de robustas hayas, Los reinos de la aurora al fin besaste,
A las que tanto mar dividió fluyas, Cuyos purpúreos senos perlas netas,
Que confusión y fuego Cuyas minas secretas
Al frigio muro el otro leño griego. Hoy te guardan su mas precioso engaste;
Náutica industria investigó tal piedra La aromática selva penetraste,
Que cual abraza yedra Que alpájaro de Arabia, cuyo vuelo
Escollo, el metal ella fulminante Arco alado es del cielo,
De que Marte se viste, y lisonjera No corvo, mas tendido.
Solicita el que mas
brilla diamante Pira le erige, le construye nido.
En nocturna capa de la esfera
la Zodiaco después fué cristalino
Estrella nuestro polo mas vecina, A glorioso pino,
Y con virtud no poca Emulo vago del ardiente coche
Distante la revoca, Del sol, este elemento
Elevada la inclina Que cuatro veces habia sido ciento
Ya de la aurora bella Dosel al dia y tálamo á la noche,
Al rosado balcón y á la que sella Cuando halló de fugitiva plata
Cerúlea tumba fria La visagra, aunque estrecha, abrazadora
Las cenizas del dia. De un Océano y otro siempre uno,
En esta pues liándose atractiva O las colunas bese ó la escarlata,
Del norte amante dura, aludo rolle Tapete de la aurora.
No hay tormentoso cabo que no doble Esta pues nave agora
Ni isla hoy á su vuelo fugitiva. En el húmido templo de Neptuno
Tííis elprimer leño mal seguro Varada pende á la inmortal memoria
Condujo, muchos luego Palinuro, Con nombre de Vitoria.
Si bien por un mar ambos, que la tierra De firmes islas no la inmóvil flota
Estanque dejó hecho, En aquel mar del alba le describo,
Cuyo fañoso estrecho Cuyo número, ya que no lascivo.
Una y otra de Alcídes llave cierra Por lo bello agradable y por lo vario
Piloto hoy la codicia, no de errantes La dulce confusión hacer podia ,

Arboles, mas de selvas inconstantes, Que en los blancos estanques del Eurota
Al padre de las aguas Océano, La virginal desnuda montería
De cuya monarquía Haciendo escollos ó de mármol parió
El sol que cada dia O de terso marfil sus miembros bellos,
Nace en las ondas, y en las ondas muere, Que pudo bien Acteon perderse en ellos.
Los términos saber todos no quiere, El bosque dividido en islas pocas,
Dejó primero de su espuma cano, Fragante productor de aquel aroma
Sin admitir segundo Que traducido mal por el Egito,
En inculcar sus límites al mundo. Tarde le encomendó el Nilo á sus bocas,
Abetos suyos tres aquel tridente Y ellas mas tarde á la golosa Grecia
Violaron á Neptuno, Clavo no, espuela sí del apelilo.
Conculcado hasta allí de otro ninguno, Que en cuanto conocella tardó Roma
Besando las que al sol el occidente Fué templado Catón, casta Lucrecia;
Le corre el lecho azul de aguas marinas Quédese, amigo, en tau inciertos mares,
, , : , , ,

SüLEDADtb. 407
Donde con mi hacienda Mayor aun del que espera
Del alma se<|uedó la mejor prenda, En la lucha, en el sallo, en la carrera.
Cuya memoria es builre de pesares.p Centro apacible un circulo espacioso
En suspiros con esto, A mas caminos que una estrella rayos
Y en mas anegó lágrimas el resto Hacia, bien de pobos, bien de alisos,
Del discurso prolijo (47) Donde la primavera.
Que el vienlo su caudal y el mar su Lijo. Calzada abriles y vestida mayos,
Consola lo pudiera el peregrino
I Centellas saca de cristal undoso
Con las de su edad corta historias largas, A un pedernal ornado de narcisos.
Si, vinculados todos á sus cargas, Este pues centro era
Cual próvidas hormigas á sus mieses, Meta umbrosa al vaquero convecino
No comen/aran ya los montañeses Y delicioso termino al distante,
A esconder con el número el camino, Donde aun cansado mas que el caminante
Y el cielo con el polvo. Enjugo el viejo Concurría el camino.
Del tierno humor his venerables canas, Al concento se abaten cristalino
Y levantando al forastero, dijo : Sedientas las serranas,
«Cabo me han hecho, hijo, Cual simples codornices al reclamo
Deste hermoso tercio de serranas; Que les miente la voz, y verde cela
Si lu neutralidad sufre consejo, Entre la no espigada mies la lela.
Y no te fuerza obligación precisa, Músicas hojas viste el menor ramo
La piedad <|ue en mi alma ya le hospeda Del álamo que peina verdes canas;
Hoy te convida al que no» guarda el sueño, No céfiros en él, no ruiseñores
Polilica alameda, Lisonjear pudieron breve rato
Verde muro de aquel lucrar pequeño Al montañés, que ingrato
Que á pesar de esos fresnos se divisa; Al fresco, á la armonía y á las flores,
Sigue la femenil tropa conmigo, Del sitio pisa ameno
Verás curioso y honrarás testigo La fresca yerba, cual la arena ardiente
El tálamo de nuestros labradores, De la Libia, y á cuantas da la fuente
Que de lu calidad señas mayores Sierpes de aljófar, aun mayor veneno
IVIe dan que del Océano tus paños, Que á las del Ponto tímido atribuye,
O razón taita donde sobran años.» Según los pies, según los labios huye.
Mal pudo el extranjero agradecido Pasaron todos pues, y regulados
En temo tal negar tal compañía Cual en los equinocios solear vemos
Y en tan nohle ocasión tal hospedaje. Los piélagos del aire libre algunas
Alegres pisan la que, si no era Volantes no galeras,
De chopos calle y de álamos carrera, Si no grullas veleras,
El fresco de los céfiros ruido Tal vez creciendo, tal menguando lunas,
El denso de los árboles celaje Sus distantes extremos
En duda ponen cuál mayor hacia Caracteres tal vez formando alados
Guerra ai calor ó resistencia al dia. En el papel diáfano del cielo
Coros tejiendo, voces alternando, Las plumas de su vuelo (49).
Sigue la dulce escuadra montañesa Ellas en tanto en bóvedas de sombras,
Del" perezoso arroyo el paso lento, Pintadas siempre al fresco,
En cuanto él hurta blando Cubren las que Sidon telar turquesco
Entre los olmos (pie robustos besa No ha sabido imitar verdes alfombras.
Pedazos de cristal que el movimiento Apenas reclinaron la cabeza
Libra en la falda, en el coturno ella Cuando en número iguales y en bplleaa,
De la coluna bella, Los márgenes matiza de las fuentes
Ya que celosa basa. Segunda primavera de villanas,
Dispensadora del cristal no escasa. Que parienlas del novio aun mas cercanas
Sirenas de los montes su concento Que vecinos sus pueblos, de presentes
A la que menos del sañudo viento Prevenidas concurren á las budas.
Pudiera antigua planta Mezcladas hacen todas
Temer ruina ó recelar fracaso, Teatro dulce, no de escena muda,
'
Pasos hiciera dar el menor paso El apacible sitio, espacio breve
De su pié ó su garganta. En que á pesar del sol cuajada nieve,
Piuladas aves, citaras de pinna Y nieve de colores mil vestida,
Coronaban la bárbara capilla La sombra vio finida
Mienlrasel arroyuelo para cilla En la yerba menuda.
Hace de blanca espuma Viendo pues que igualmente les quedaba
Tantas orejas cuantas guijas lava , Para el lugar á ellas de camino
De donde es fuente adonde arroyo acaba. Lo que al sol para el lóbrego occidente,
Vencedores se arrogan los serranos Cual de aves se caló turba canora
Los consignados premios otro dia , A robusto nogal que acequia lava
Ya al formidable salto, ya á la ardiente En cercado vecino
Lucha, ya á la carrera polvorosa. Cuando á nuestros antípodas la aurora
El menos ágil cuantos comarcanos Las rosas gozar deja de su frente,
Convoca el caso, él solo desafia Tal sale aquella que sin alas vuela
Consagrando los palios á su esposa Hermosa escuadra con ligero paso,
Que á mucha fresca rosa Haciéndole atalayas del ocaso
Beber el sudor hace de su frente (48), Cuantos humeros cuenta la aldehuela.
El lento escuadrón luego
Alcanzan de serranos,
(47) Así Hoces , Pellicer y otros ; Faria lee
Y disolviendo allí la compañía
De su discurso el montañés prolijo.
Al pueblo llegan con la luz que el dia
(48) Pellicer dice: Cedió alsacro volcan de errante fuego,
«El sentido que esto tiene no es muy fácil ; yo decia que los A la torre de luces coronada
serranos, fatigados en el cansancio y fatiga de las cargas que lle-
vaban, sudaban y llegaban al rostro sus mujeres , y entre las ro- lo que don Lns quiso decir allí era que cada zagala li nipiaba i
sas de sus mejillas enjugaban sudor pero nuestro amigo d.in
el ; su esposo con puñados de rosas desb ijadas el sudor de su fren lo.
Gabriel de Roa, gran poeta, gran amigo de don Luis y grande A mi se me hace duro ; otro lo decida.»
imitador suyo , de cuyo manuscrito me lie valido me advirtió que , (49) Pellicer omite este verso.
, . . , ;

4G8 DON LUIS DE GONGORA Y ARCÓTE.


Que el templo ilustra y á los aires \anos Por brújula concede vergonzosa;
Artificiosamente da exhalada Digna la ¡u ". e
Luminosas de pólvora saetas, De un héroe, si no augusto, esclarecido,
Purpúreos no cómelas. El joven, al in-i inte ai rehatndo
Los fuegos pues el joven solenniza, A laque, naufragante y desterrado,
Mientras el viejo tanta acusa lea Lo condenó á su olvido.
Al de las bodas dios, río alguna sea lis;' ¡mes sol que á olv do le condena,
1

De nocturno Faetón carroza ardiente, Cenizas hizo las qu" su memoria


Y miserablemente Negras plumas vistió, que infelizmente
Campo amanezca estéril de ceniza Son! engendran gu a 10 cuyo diente,
>

La que anocheció aldea. Minador antes lento de su gloria ,


De Alcídes le llevó luego á las plantas, Inmortal arador fué de su ¡tena;
Que estaba no muy lejos Y en la sombra no mas de la azucena,
Trenzándose cabello verle á cuantas
< I Que del clavel procura acompañada
Da el fuego luces y el arroyo espejos. Imitar en la belfa labradora
Tanto garzón robusto, El h de la que adora,
i

Tanta ofrecen los álamos zagala ,


Víbora pisa tal el pensamiento,
Que abreviara ei sol en una estrella One la alma por los ojos desalada
Por verla menos :

Señas diera de su arrebatamiento,


Cuantos saluda rayos el Bengala, Si de zamponas ciento
Del Ganges cisne adusto. Y de otros, aunque bárbaros, sonoros
La gaita al b il« solicita el gusto Instrumentos no en dos festivos coros
,

A la voz el Salterio ; Vírgenes bellas .jóvenes lucidos,


Cruza Trion mas fijo el hemisferio,
el Llegaran conducidos.
"Y el tronco mayor danza en la ribera; El numeroso al fin de labradores
El eco, voz entera , Concurso impaciente
No hay silencio á que pronto no responda; Los novios saca él de años floreciente,
:

Fanal es del arroyo cada onda, Y de caudal mas lloi ¡cíente que ellos;
Luz el reflejo, el agua vidriera. Ella la misma pompa de las flores,
Términos le da el sueño al rey leijo, La misma esfera de los rayos bellos.
Mas al cansancio no; que el mi vimiento El lazo de ambos cuellos
Verdugo de las fuerzas es prolijo. Entre un lascivo enjambre iba de amores
Los fuegos, cuyas lenguas ciento á ciento Himeneo añudado,
Desmintieron la noche algunas horas, Mientras invoc m su deidad la alterna (o ')

Cuyas luces del sol competidoras, De zagalejas candidas voz tierna


Fingieron día en la tiniebla oscura, Y de garzones este acento b'ando.
Muiieron, y en sí mismos sepultados,
Piedras son de su misma sepultura. cono PRIMERO.
Vence la noche al fin, y triunfa mudo Vén, Himeneo, vén donde te espera
El silencio, aunque breve, del ruido; Con ojos y sin alas un Cupido,
Solo gime ofeudido Cuyo cabello intonso dulcemente
El sagrado laurel del hierro agudo. Niega el vello que el bullo lia colorido;
Deja de su esplendor, deja desmido El \elIo, llores de su primavera,
De su frondosa pompa a; verde aliso Y rayos el cabello de su frente.
El golpe no remiso Niño amó la que deséente,
!>el villano membrudo, Villana Psíjues, ninfa labradora
El que resistir pudo De la tostada Céres. lista agora
Al animoso austro, al euro ronco, En los inciertos de su edad segunda
Chopo gallardo, cuyo liso ico . Crepúsculos vincule tu coyunda
Pape! fué de pastores, aunque rudo; A su ardiente deseo.
A revelar secretos va á la aldea . Vén, Himeneo, vén; vén Himeneo. ,

Que impide amor que aun otro chopo lea.


Estos árboles pues ve la mañana. COrsO SEGUNDO.
Mentir florestas y emular vi. les, Vén, Himeneo, donde entre arreboles
Cuantos muro de líquidos cristales De honesto rosicler previene el día
Agricultura urbana Aurora de sus ojos soberanos ;

Recordó al sol, no de su espuma cana, Virgen tan bella', que hacer podia (51)
La dulce de las avos armonía Tórrida la Noruega con dos soles
Sino los dos topacios que batía Y blanca la Etiopia con dos manos ,
Crien!: neneo*. Claveles del abril rubíes tempranos. ,

Del carro ¡Mies febeo Cuantos engasta el oro del cabello,


Ei luminoso tiro, .

Cuantas del uno ya y del otro cuello


Mordiei do oro eclíptico zafiro, •
1
Cadenas, la concordia engaza rosas,
Pisar quería, cuando el populoso •
De sus mejillas siempre vergonzosas,
,

Lugarillo, el serrano Purpúreo son trofeo.


Con su huésped, que admira coi ¡esano, Vén, Himeneo, vén ¡vén, Himeneo.
A pesar del estambre y de la seda,
El que tapiz frondoso COnO PRIMERO.
Tejió de verdes hojas la arboleda,
Vén, Himeneo.y plumas no vulgares
Y los que por las calles espaciosas Al aire los hijuelos den alados
Fabrican arcos rosas, De las que el busque bellas ninfas cela
Oblicuos nuevos, pensiles jardines, De sus carcajes , estos argentados
De tantos como-violas, jazmines. Flechen mosquetas, nievan azahares;
Al galán novio el montañés presenta Vigilantes aquellos la aldeluiela ,

Su forastero; luego al venerable Rediman del que mas ó tardo vuela


Padre de la que en sí bella se esconde O infausto gime pájaro nocturno:
Con ceño dulce y con silencio afable, Mudos coronen otros por su turno
Deidad parlera gracia muda ostenta, El dulce lecho conyugal, cu cuanto
Cual del rizado verde bolón donde
Abrevia su hermosura virgen rosa,
Las cisuras cairela (50) Pellicer lee invoca.
Un color que la púrpura que cela (51) Pellicer lee podría.
;

m
; , ,

soledades.
Lasciva abeja al virginal acanto Sellar del fuego quiso regalado
Néctar le chupa hibleo. Los golosos estómagos el rubio
Vén, Himeneo, vén; vén , Himeneo. Imitador suave de la cera ,

Quesillo, dulcemente apremiado


CORO SEGUNDO. De rústica vaquera
Vén Himeneo, y
, las volantes pías Blanca henm sa mano, cuyas venas
Que azules ojos con pestañas de oro La distinguían de la che 'penas (3). l<

Sus plumas son comluzgan alia diosa, .


Mas ni la encan ene/ esquiva; i

Gloria mayor del soberano coro. Ni el membrillo pudieran anudado,


I-'tus nudos ella (|ue los días ,
Si la sabrosa oliva
Disuelvan tarde en senectud dichosa, No serenara el bacanal diluvio,
Y la que Juno es boy á mustia esposa, Levantadas las mesas, al canoro
Ca ita Lucina ( en lunas desiguales) Son de la ninfa un tiempo, a^ora caña,
Tañías veces repita sus umbrales, Seis de los montes, seis de la campaña
Que Niove inmortal la admire el mundo, (Sus espaldas rayando el sutil oro
No en blanco mármol por su mal fecundo, Que negó ai viento el nácar bien tejido),
Escollo hoy de Leteo. Temo de gracias bello, repetido
Vén', Himeneo, vén; vén, Himeneo. Cuatro veces en doce labradoras
Entró bailando numerosamente;
cono i RIMERO. Y dulce musa mitre ellas (si consiente
Vén, Himeneo; y nuestra agricultura Bárbaras el Parnaso moradoras)
;
lia tal á estrellas deba a « Vivid felices , dijo,
a robusta, qti Largo curso Je edad nunca prolijo,
T - i

, \ de un rul espigas Y si prolijo, en nudos amorosos
;

iberal 'a :
:

i
Siempre vivid esposos;
Y verde joven florecí
ai Venza no solo en su candor la nieve,
Blancas ovejas suyas hagan Mas piala en su es¡ lendor sea cardada
En ó eves horas caducar a yei ha ;
Cuanto estambre vital Ciólo os traslada.
Oro le exprima liqu rva ,
De la fatal r .cea al huso breve.
Y ios olmos casando con las vides, Se.oi de la fortuna
Mientras coronan pámpanos á Acides Aplaus is la respuesta
Clava empuñe Lyeo. De vuestras gr¿ ¡ocias
Vén Himeneo, v¿i: ; vén Himeneo.
, ,
A la reja impor una,
A la a/.ada mole ta
Cono SEGUNDO. Fecundaos rinda (en desiguales dias)
Vén, Himeneo, y (antas le dé á Pales El campo agradecido
Cuantas a Palas dulces prendas esta, Oro uilladoy néctar exprimido.
Apenas hija hoy, madre mañana Sus morados camuesos sus copadas ,

De errantes üüós; unas la floresta Encinas la montaña contar antes


Cñbran corderos mil, (|¡ie los cristales Deje que vuestras cabras, siempre errantes,
Vistan del rio en breve undi Sa ¡ana , Que vuestras vaeas, tarde ó nunca herradas.
De Arágnes oirás la arrogancia vana Corderinos os brote la ribera ,

Mode.ias acusando en blancas lelas, Que la yerba menuda


No los hurli
le Jo ¡!< >n
no las cautelas
que aun en lino
i
- .
Y las perlas exc la ded rocío
Su número, y de
La blanca espuma cuantos la tijera
i

Ni ln plu
'-
de oro Uno (1) i;
,

Ni a! blanco cisne creo. Vellones les desnuda,


Vén, Himeneo, vén; vén, Himeneo. Tj dos de breve fábrica, aunque ruda,
Albergues vuestros las abejas moren,
El dulce áltenme i
i Y primaveras tantas os desueren ,

A sus umbrales revo< ú felices f)u cual la Arabia madre ve de aromas


Los novios deM pió í anto. is troneos sudar fragantes gomas,
i

Del yogo aun no di en ices, Vuestros corchos por uno y otru poro
Novillos breve ( ui :ado) En dulc se desaten líquido oro.
Próspera al fin mas no espumosa tanto
.

Al que pajizo albergue los aguarda; Vuestra fortuna sea


Llegaron iodos pues y con allarda , \
Que aumente la envidia en vuestra aldea
Civil magnifii i anciano, - mas que en la región del llanto;
'

Cuantos la siena dio. cuantos el llano Entre opu « as necei idades


Labradores convid Me lianías vincule competentes ¡

A la prolija rústica comida A vue iros descendientes


Que sin rumor previno en mesas grandes. (Previniendo amb >s daños) las edades.
Ostente crespas ¡¡'aneas esculturas 1 ti 1
i s ciudades

Artífice gentildedobladuras A bis osdeJ tpiter expue la ,

En los que dam; scó manteles Flándes, Aun mas que á los de Feho, su corona,
Mientras casero lino Céres tanta Cuan lo á la choza pastoral perdona
ofrece agora cuantos guardó el heno El cieio. fulminando la floresta;
Dulces ponx tirso de Atalanta Cisnes pues una y otra pluma en esta
Fueron dorado freno ,
Tranquilidad os halle labradora
ílanjares que el ve ie o La postrimera hora,
Y apetílo ignoran igualmente
el ('.uva ¡amina cifre desengaños,
Les sirvieron, y en rn no luciente Que en letras pocas lean muchos años.
Confuso Baco ni en bruñida plata Del himno cuito dio el último acento
S-,¡ néctar le desata . Fin mudo al baile, al tiempo que seguida
Sino en vidrio, topacios carmesíes La novia sale de villanas ciento
Y pálidos rubíes. A la verde florida palizada,
(ual nueva fénix en flamantes plumas
Matutinos del sol rayos vestida,
O otros leen equivocadamente pluma. De cuantas sulca el aire acompañada
(2¡ Sigo el texto de Pellicer Hoces, Faria y otros Icen ; Monarquía canora
Cuantos la sierra dio, cuantos dio el llano
Labradores comida. otros leen la distinguieron.
[Z) Asi Pellicer ; :
; ; , , ;,

¿70 DON LUIS DE GOXGORA Y ARGOTE.


Y vadeando nubes, las espumas Y argenta el mar desde sus grutas hondas
Del rey corona de los otros rios Nepluno, sin fatiga
Kn cuya orilla el viento hereda agora Su vago pié de pluma
Pequeños no vacíos Sulcar pudiera ritieses pisar ondas,
,

De funerales bárbaros trofeos, Sin inclinarse espiga,


Que el Egipto erigió á sus Pt o lómeos. Sin violar espuma.
Los árboles que el bosque habían ungido, Dos veces eran diez , y dirigidos
Umbroso coliseo ya formando, A dos olmos que quieren abrazados
Despejan el egido, Ser palios verdes, ser frondosas metas,
Olímpica palestra Salen cual de torcidos
De valientes desnudos labradores. Arcos ó nerviosos ó acerados,
,

Llegó la desposada apenas, cuando Con silbo igual ,dos veces diez saetas.
Feroz ardiente muestra No el polvo desparece
Hicieron dos robustos luchadores El campo, que no pisan á la yerba
Desús músculos, menos defendidos Es el mas torpe una herida cierva,
Del blanco linoque del vello obscuro. El mas tardo la vista desvanece ,
Abrazáronse pues los dos, y luego Y siguiendo el mas lento
Humo anhelando el que no suda fuego, Cojea el pensamiento.
De recíprocos nudos impedidos. El tercio casi de una milla era
Cual duros olmos de implicantes \kies, La prolija carrera
Hiedra el uno es tenaz del oiro muro. Que los hercúleos troncos hace breves;
Mañosos al fin hijos de la tierra,
,
Pero las plantas leves
Cuando fuertes no Alcídes ,
De tres sueltos zagales
Procuran derribarse, y derribados, La distancia sincopan tan iguales,
Cual pinos se levantan arraigados Que la atención confunden indiciosa.
En los profundos senos de la sierra. De la Peueida , virgen desdeñosa
Premiólos honra igual y de otros cuatro ;
Los dulces fugitivos miembros bellos
Ciñe las sienes gloriosa rama. En la corteza no abrazó reciente
Con que se puso término á la lucha. Mas firme Apolo, mas estrechamente,
Las dos partes rayaba del teatro Que de una y otra meta gloriosa
El sol, cuando arrogante joven llama Las duras basas abrazaron ellos
Al expedido salto Con triplicado nudo;
La bárbara corona que le escucha. Arbitro Alcídes en sus ramas, dudo
Arras del animoso desalio Que el caso decidiera,
Un pardo gabán fué en el verde suelo, Bien que su menor hoja un ojo fuera
A quien se abaten ocho ó diez soberbios Del lince mas agudo.
Montañeses cual suele de lo alto
,
En tanto pues que el palio neutro pende
Calarse turba de en\ idiosas aves Y la carroza de la luz desciende
A los ojos de A sea la fo, vestido A templarse en las ondas Himeneo, ,

De perezosas plumas. Quién de graves Por templar en los brazos el deseo


Piedras las duras manos impedido, Del galán novio, de la esposa bella
Su agilidad pondera quién sus nervios ,
Los rayos anticipa de la estrella.
Desata estremeciéndose gallardo. Cerúlea agora , ya purpúrea guia
Besó la raya pues el pié desnudo De los dudosos términos del dia.
Del suelto mozo, y con airoso vuelo El juicio al de todos indeciso
Pisó del viento lo que del egido Del concurso ligero,
Tres veces ocupar pudiera un dardo. El padrino cou tres de limpio acero
La admiración, vestida un mamut frió, Cuchillos corvos absolvello quiso.
Apenas arquear las cejas pudo ;
Solícita Júnon Amor no omiso,
,

La emulación calzada un duro hielo,


, AI son de otra zampona que conduce
Torpe se arraiga bien que impulso noble , Ninfas bellas y sátiros lascivos,
De gloria, aunque villano, solicita Los desposados á su casa vuelven,
A un barquero de aquellos montes, grueso, Que coronada luce
Membrudo, fuerte roble (i), De estrellas fijas, de astros fugitivos,
Que, ágil á pesar de lo robusto, Que en sonoroso humo se resuelven.
Al aire arrebata violentando ,
Llegó lodo el lugar, y despedido,
Lo grave tanto, que lo precipita, Casta Venus, que el lecho ha prevenido (7)
Icaro montañés su mismo peso, , De las plumas que baten mas suaves
De la menuda yerba el seno blando En su volante carro blancas aves,
Piélago duro hecho á su ruina. Los novios entra en dura no estacada ;

Si no tan corpulento, mas adusto Que siendo Amor una deidad alada,
Serrano le sucede. Bien previno la hija de la espuma
Que iguala y aun excede A batallas de amor campos de pluma.
Al ayuno leopardo,
Al corcillo travieso, al muflón sardo,
Que de las rocas trepa á la marina SOLEDAD SEGUNDA.
Sin dejar ni aun pequeña
Del pié ligero bipartida seña ÍS) Entrase el mar por un arroyo breve
Con mas felicidad que el precedente (6) Que á redhibo con sediento paso
Pisó las huellas casi del primero De su roca natal se precipita,
El adusto vaquero. Y mucha sal no solo en poco vaso;
Pasos otro dio al aire, al suelo coces, Mas su ruina bebe
Y premiados graduadamente, Y su fin cristalina mariposa,
Advocaron á sí toda la gente No alada sino undosa ,
,

Cierzos del llano y austros de la sierra; En el farol de Tétis solicita.


Mancebos tan veloces, Muros desmantelando pues de arena,
Que cuando Céres mas dora la tierra, Centauro ya espumoso el Océano,
Medio mar, medio ria,
Dos veces huella la campaña al dia
(i) Hoces lee : alado roble. Escalar pretendiendo el monte en vano,
(5) Pelliccr pone : del pié partido.
(6) Pellicer omite este verso. (7) Otros leen proveído.
; ; , , , ; ,, ,

De quien os dulce vena


SOLEDADES.
Que, siempre hija bella,
m
El (ardo ya loríenle L)e los cristales, una
Arrepentido, y aun relrocedienle. Venera fué su cuna.
Eral lozano así novillo tierno, Mallas visten de cáñamo al lenguado,
De bien nacido cuerno Mientras en su piel lúbrica liado
Mal lunada la frente, El congrio, que viscosamente liso (10),
Retrobado cedió en desigual ludia Las telas buriar quiso,
A duro loro, aun contra el viento armado, Tejido en ellas, se quedó burlado.
No pues de otra manera Las redes cal tica menos gruesas,
i

A la violencia mucha Sin romper hilo alguno,


Del padre de las aguas coronado ,
Pompa salmón de las reales mesas,
el
De blancas ovas y de espuma verde Cuando no de los campos de Neptuno,
Resiste obedeciendo, y tierra pierde. Y el travieso robalo,
En la incierta ribera , Guloso de los cónsules regalo.
Guarnición desigual á tanto espejo. Estos y muchos mas , unos desnudos
Descubrió el alba á nuestro peregrino Oíros de escamas fáciles armados,
Con todo el villanaje ultramarino, Dio la ría pescados ,
Que á la lienta nupcial de verde lejo
,
Que nadando en un piélago de nudos,
Toldado, ya capaz tradujo pino. No agravan poco al negligente robre,
Los escollos el sol rayaba cuando Espaciosamente dirigido
Con remos gemidores Al bienaventurado albergue pobre,
Dos pobres se aparecen pescadores, Que de carrizos frágiles tejido
Nudos al mar de cáñamo fiando; Si fabricado no de gruesas cañas,
Ruiseñor en los bosques no mas blanco, Bóvedas le coronan de espadañas.
El verde robre que es barquillo agora , El peregrino pues, haciendo en tanto
Saludar vio la aurora, Instrumento el batel cuerdas los remos,
,

Que al uno en dulces quejas y no pocas, Al céliro encomienda los e.Uremos


Ondas endurecer, liquidar rocas. Desie métrico llanto :

Señas mudas la dulce \oz doliente


Permitió solamente «Si de aire articulado
A la turba, quedar quisiera voces No son doliemes lagrimas suaves
A la que de un ancón segunda haya. Estas mis quejas graves ,
Cristal pisando azul con pies veloces, Voces de sangre y sangre son de! alma.
,

Salió improvisa de una y olra playa


, Fielas de tu calma,
Vinculo desatado, instable puente. ¡Oh mar! quien otra vez las ha (i ido
La prora diligente De tu fortuna aun mas que de su hado.
No solo dirigió á la opuesta orilla, »¡Oh mar, oh tú, supremo
Mas re lujo la música barquilla Moderador piadoso de mis daños !

Que en dos cuernos del mar caló no breves Tuyos serán mis años,
Sus plomos graves y sus corchos leves. En labia redimidos poco fuerte,
Los senos ocupó del mayor leño De la bebida muerte,
La marítima tropa, Que ser quiso en aquel peligro extremo
Usando al entrar todos Ella el forzado y su guadaña el reino.
Cuantos les enseñó corteses modos
«Regiones pisé ajenas
En la lengua del agua ruda escuela.
Oh clima propio, plañía mia percudí,
Con nuestro forastero, que la popa
Tuya será mi vida,
Del canoro escogió batel pequeño (8);
Aquel las ondas escarchando, vuela,
Si vida me ha dejado que sea tuya
,

Este con perezoso movimiento


Quien me fuerza á que huya
De su prisión dejando mis cadenas
,
El mar encuentra, cuya espuma cana
Rastro en tus ondas mas que en tus arenas.
Su parda aguda prora
Resplandeciente cuello »Audaz mi pensamiento
Hace de augusta coya peruana (9) El cénit escaló, plumas vestido,
A quien hilos el sur tributó cieuto Cuyo vuelo atrevido,
De perlas cada hora Si ño ha dado su nombre á tus espumas,

Lágrimas no enjugó mas de la aurora Desús vestidas plumas


Sobre violas negras la mañana Conservarán el desvanecimiento
,

Que arrolló su espolón con pompa vana Los anales diáfanos del viento.
Caduco aljófar, pero aljófar bello. »Esla pues culpa mia
Dando el huésped licencia para ello El timón alternármenos seguro (II)
Recurren no á las redes, que mayores Y el báculo mas duro
Mucho Océano y pocas aguas prenden, Un lustro ha hecho á mi dudosa mano,
Sinoá las (pie ambiciosas menos penden, Solicitando en vano
Laberinto nudoso de marino Las alas sepultar de mi osadía
Dédalo, si de leño no, de lino, Donde el sol nace ó donde muere el dia.
Fábrica escrupulosa, y aunque incierta. »Muern .enemiga amada,
Siempre murada, peí o siempre abierta. Muera mi culpa, y tu desden le guarde,
Liberalmente de los pescadores Arrepentido larde,
Al deseo el estero corresponde, Suspiro que mi muerte haga leda,
íSin v atolle al lascivo osliou el justo Cuando no le suceda ,

Arnés de hueso, donde O por breve ó por tibia ó por cansada,


Lisonja breve al guslo, Lágrima antes enjula que llorada.
Mas incentiva, esconde
» Naufragio ya segundo,
Contagio original quizá de aquella
O filos pongan de homicida hierro
Fin duro á mi destierro;
Tan generosa fe, no fácil honda
(S) Otros leen bajel. No poca tierra esconda ,
(9i Según
Pellicer, los incas del Perú llamaban á su emperatriz Urna suya el Océano profundo,
ft'ja, que es lo mismo que señora : Y obeliscos los montes sean del mundo.
«Esta coya trae al cuello tantas sartas de perlas, que en esa
alegoría dice dok Luis que la proa del batelillo rodeada de espu- (10) Asf Pellicer ; otros ponen vistosamente.
ma parecía garganta de coya.» (l\) Otros leen alterar.
. ,,
; , ,

472 DON LUIS DE GO.NGOIU Y ARGOTE.


«Túmulo tanto debe Al viejo sigue, que prudente ordena
Agradecido Amorá mi pié errante; Los términos confunda de la cena
Líquido pues diamante La comida prolija de pescados, ,

Calle mis huesos, y elevada sima liaros muchos, v lodos no comprados,


Selle sí , mas no oprima, Impidiéndole el dia a! forastero;
Esta que le fiaré ceniza breve, Con dilaciones sordas le divierte
Si hay oudas mudas y si tierra hay leve» (12). Entre unos verdes carrizales, donde
Armonioso número se esconde
No es sordo el mar ( la erudición engaña) De blancos cisnes, de la misma suerte
Bien que tal vez sañudo, Que gallinas domésticas al grano,
No oiga á pilólo, ó le responda fiero A voz concurrientes del anciano.
la
Sereno disimula mas orejas En masseca, en la mas limpia anea
la
Que sembró dulces quejas \ ivificando eslan muchas sus huevos,
Canoro labrador, el forastero V mientras dulce aquel su muerte anuncia
En su undosa campaña. Entre la verde juncia ,
Espongioso pues se bebió y mudo Sus pollos este al mar conduce nuevos,
El lagrimoso reconocimiento, De Espió y de Nesea (15),
De cuyos dulces númeíos no poca Cuando mas obscurecen las espumas,
Concentuosa suma Nevada envidia, sus nevadas plumas.
En los dos giros de invisible pluma Hermana de Faetón, verde el cabello,
Que fingen sus dos alas, hurtó el viento; Les ofrece el que, joven ya gallardo,
Eco vestida, una cavada roca líe flejuosas mimbres garbín pardo
Solicitó curiosa y guardó avara , Tosco !e ha encordonado; pero bello,
La mas dulce si no la menos clara
, I,o mas liso trepó, lo mas sublime
Sílaba siendo en tanto
, Venció su agilidad , y artificiosa
La vista de las chozas fin del canto. Tejió en sus rama i.nconsl mies nidos,
Yace en el mar, si no continuada Donde celosa arrul a y ronca gime
Isla, mal de la tierra dividida. La ave lasciva de la cipria diosa;
Cuya forma tortuca es perezosa ; "! ístiles co'fonó ícenos crecidos,

Diganlo cuantos siglos ha que nada Gabia no tan capaz extraño todo, ;

Sin besar de la playa espaciosa El designio, la fábrica y el modo.


La arena de las ond;is repetida. A pocos pasos le admiré no menos
A pesar pues del agua que la oculta Montecillo, las sienes laureado,
Concha, si mucha no, capuz ostenta Traviesos despidiendo moradores
De albergues, donde la humildad contenta De sus confusos senos,
Mora y Pomona se venera culta. Conejúelos que, el viento consultado,
Dos son las chozas, pobre su artificio, Salieron retozando á pisar ¡lores;
Mas, aunque caduca su materia. El mas tímido al í\n , mas ignorante
De los mancebos dos la mayor cuna; Del plomo fulminante.
De las redes !a ol a y su ejercicio i
Cóncavo fresno (á quien trracioso indulto
Compéleme oficina De su caduco natural permite
Lo que agradable mas se determina, Que á la encina vivaz robusto imite,
Del breve islote ocupa su fortuna; V hueco exceda al alcornoque inculto),
Los extremos de fausto y de miseria Verde era pompa de un vállele, oculto
Moderando, en la plancha los recibe Cuando frondoso alcázar, no de. aquella
El padre de los dos, émulo cano Que sin corona vuela y sin espada
Del sagrado Nereo , no va (amo Susurrante amazona , Dido alada.
Porque á la par de los escolios vive De ejército mas casto, de mas bella
Porque en el mar preside comarcano República, ceñida, en vez de muros,
Al ejercicio piscatorio cuanto ,
De cortezas; en esta pues Cartago
Por seis hijas, por seis deidades ludias, Reina la abeja, oro brillando vago,
Del cielo espumas y del mar estrellas. O el jugo beba de los aires puros
Acogió al huésped con urbano estilo, O el sudor de los cíelos cuando liba
Y á su voz (¡ue los juncos obe lecen,
,
De las mudas estrellas la saliva ;

Tres hijas suyas candidas lo ofrecen , Burgo eran suyo el tronco informe el breve ,

Que engaños construyendo están de hilo; Corcho, y moradas pobres sus vacíos,
El huerto le da esotras, á quien deba Del que mas solicita los desvíos
Su púrpura la rosa, el lilio nieve. De la isla plebeyo enjambre leve.
,

De jardín culto, así en ungida gruta, Llegaron luego donde al mar se atreve,
Salteó al labrador lluvia improvisa Si promontorio no , un cerro elevado,
De cristales inciertos á la seña, De cabras estrellado,
Oá la que torció llave el fonlanero, Iguales, aunque pocas,
Urna de Acuario, la imitada peña A la que, imagen décima de! cie'o,
Lo embiste inc mío, y si con ¡dé grosero Flores su cuerno es, rayos su pelo.
Para la fuga apela nubes ¡'isa, .
'(Estas, dijo el isleño venerable,
Burlándolo aun la parfe mas enjuta. Y aquellas que, pendientes de las rocas,
La vista saltearon poco menos Tres ó cuatro, desean para ciento,
Del huésped admirado Redil las ondas y pastor el viento,
Las no líquidas perlas, que al momento Libres discurren su nocivo diente,
A los corteses juncos, porque el viento Paz hecha con las plantas inviolable.»
Nudos le halle un dia bien que ajenos, ,
Eslimando seguía el peregrino
El cáñamo remiten anudado, Al venerable isleño,
Y de Vertumno al término obrado De muchos pocos numeroso dueño,
El breve hierro, cuyo corvo diente Cuando los suyos enfrenó de un pino
Las plantas le mordía cultamente. El pié villano, que groseramente
Ponderador saluda afectuoso Los cristales pisaba de una fuente.
Del esplendor que admira el extranjero Ella pues sierpe, y sierpe al fin pisada,
Al sol, en seis luceros dividido, Aljófar vomitando fugitivo
Y honestamente al fin correspondido En lugar de veneno,
Del coro vergonzoso, Torcida esconde, ya que no enroscada,

(12) Otros leen : y si hay (ierra. Otros leen Calatea.


(13)
, , , , ;

SOLEDADES. a
Las flores, que de un parto dio lascivo En túmu'os de espuma pasta breve.
Ama fecunda al matizado seno Bárbaro observador, mas diligente,
Del hurlo, en cuyos i roncos se desata De ias inciertas formas de la tuna
De las escamas que vistió de plata. > cada conjunción su pesquería,
Seis ele os, de ;eis hiedras abrazados, Y ácada pesquería su instrumento,
Tirsos era del griego dios , nacido
i Mas ó menos uudoso atribuido,
Segunda vt /. que eu pámpanos desmienta
. Mis lujos dos en un batel despido,
Los cuernos de su (unto ; Que e¡ mar cribando en redes no comunes,
\ cual ni mceh is :n a solados i
Vieras intempestivos algún dia,
Festivos coros en alegre egido, (Entre un vulgo nadante , digno apegas
Coronan ellos el encanecido De escama, cuanto mas de nombre) atunes
Su< lo d lilios , que en fragantes copos Vomitar ondas y azotar arenas.
Nevó H mayo a pesar de los s is chopos. Tal vez desde los muros d ¡tas rocas
liste sil o las bellas seis hermanas Cazar á Tétis veo
!scogen agraviando . Y pescar á Diana en dos barquilla l,
En breve espacio mucha primavera Náuticas venatoi ias maravillas ;

Con las mesas, cortezas ya liviai as De nos hijas oirás ambiguo coro,
Del árbol que ofreció á la edad primera Menos de aljaba que de red armado,
Duro alimento, pero sueño blando, De cuyo, si no alado
Nieve hilada y por sus manos bellas
,
htarpon vibrante, supo mal Proteo
Caseramente á telas reducida, En globos de agua redimir sus focas.
Manteles blancos fueron. Torpe la mas velo/., marino loro.
Sentados pues sin ceremonias ellas , Torpe mas loro al fin, que el mar violado
,

En torneado fresno ia comida De la púrpura viendo de sus venas ,

Con silencio sirvieron. Bufando mide el campo de las ondas,


Rompida el agua en las menudas piedras, Con la animosa cuerda que prolija
.

Cristalina sonante era timba , A! hierro sigue que en la foca huye,


V las contusamente acordes aves o grutas ya la privilegien ondas
Entre las verdes roscas de ias hiedras O escollos desta isla divididos
Muchas eran, y muchas veces nueve Laquésis nueva mi gallarda hija,
Aladas musas , que
de pluma leve Si dolo no, de la escamada fiera
Engañada su oculta lira corva, Ya hila, ya devana su carrera,
Metros inciertos sí, pero suaves, Cuando desatinada pide ó cuando
En idiomas cantan diferentes, Vencida restituye
Mientras cenando en pórfidos lucientes, Los términos del cáñamo pedidos.
Lisonjean apenas Rindióse al (iu ¡a bestia, y las almenas
Al Júpiter marino tres sirenas. De las sublimes rocas salpicando,
Comieron pues, y rudamente dadas Las peñas embistió peña escamada
Gracias el pescador a la divina F.ti ios de agua y sangre desatada,
i

Próvida mano, « ¡Oh bien vividos años! Efire luego, la que en el torcido
Oh canas d¡.¡o el huésped no peinadas
, , Luciente nácar os sirvió no poca
Con boj dentado ó con rayada espina, Risueña parte de la dulce fuente,
Sino con verdaderos desengaños! De Filódoces émula valiente,
Pisad dichoso esta esmeralda bruta, Cuya asta breve desangró la foca.
En mármol engastada siempre undoso, El cabello en estambre azul cogido
Jubilando la red en los que os restan ¡Celoso alcaide de sus trenzas de oro),
Felices años, y la humedecida En segundo batel se engolfó sola.
A poco rato enjuta , ¡Cuántas voces le di cuántas en vano
,

Próxima arena de esa opuesta playa Tiernas derramé lágrimas, temiendo,


La remola Cambaya y,o al fiero tiburón , verdugo horrendo
Sea de hoy mas á vuestro leño ocioso Del náufrago ambicioso mercadanle.
Y el mar que os ia divide, cuanto cuestan, Ni a! otro cuyo nombre
importuno
i Espada es, tañías veces esgrimida
A las quinas del viento aun veneradas Contra mis redes, ya contra mi vida
Sus ardientes veneros, Sino algún siempre verde siempre cano
,

Su esfera lapidosa de luceros. Sátiro de las aguas petulante ,


Del pobre albergue á la barquilla pobre Violador del virginal decoro,
('
iómetra prudente el orbe mida Marino dios, que el vulto feroz hombre,
Vuestra planta impedida , Corvo es delfín la cola.
Si de purpureas conchas no istriadas, Sarda á mis voces pues, ciega á mi llanto,
De trágicas ruinas, de alto robre, Abrazado, si bien de fácil cuerda,
Que el tridente acusando de Aeptuno, Un plomo íio grave á un corcho leve,
Menos quizá dio astillas Que algunas veces despedido, cuanto
Que ejemplos de dolor á estas orillas. Pendaó nade la vista no lo pierda;
.

— Días ha muchos oh mancebo dijo , , . El golpe solicita el bulto mueve


,

El pescador anciano, Prodigiosos moradores ciento


Que en ei uno cedí y el otro hermano Del liquido elemento,
El duro remo, el cáñamo prolijo; ñas uno de viscoso acero
Mu< nos há dulces dias í Rebelde aun al diamante); el
duro lomo
Que cisnes me recuerdan á la hora Hasta el luciente vi parlido extremo,
Que huyendo la aurora De la cola vestido;
Las canas d<¿ Ti Ion, halla las mías , Solicitado sale del ruido,
A pesar de mi edad no en la alta cumbre , Y al cebarse en el cómplice ligero
De aquel morro difícil, cuyas rocas Del suspendido plomo,
Tarde ó nunca pisaron cabras pocas, ídiré, en cuya mano a! flaco remo
"Y milano venció con pesadumbre, IJn fuerte dardo había sucedido,
Sino de estotro escollo ai mar pendiente, De la mano á las ondas gemir hizo
De donde ese teatro de Fortuna El aire con el fresno arrojadizos
ubrió ese voraz, ese profundo
l>e>( De las ondas al pez con vuelo mudo
Campo ya de sepulcros , qué sediento, Deidad dirigió amante el hierro agudo,
Cuanto en vasos de abeto, nuevo muudo, Entre una y otra ¡amina salida
Tribuios digo américos , se bebe La sangre halló por do la muerte entrada.
, ,,, , , ! ; ; , !

47 i DON LlIS D£ GÓNGORA Y ARGOTE.


Onda pues sobre onda levantada,
Montes de espuma concito herida
Distinguir sabia apenas
La liera, horror del agua, cometiendo El menor leño de la mayor urca
Ya violencia, ya á la luga el modo
la
it
Que velera un Nepluno y otro surca,
De sacudir el asta, Y tus prisiones ya arrastraba graves;
Que alterando el abismo ó discurriendo Si dudas loque sabes,
El Océano lodo,
Lee cuanto han impreso en tus arenas,
No perdona al acero que
engasta. la
A pesar de los vientos, mis cadenas.
Elire en tanto al cáñamo torcido
El caho rompió, y bfen que al ciervo herido
El can sobra, siguiéndole la flecha , Las que el cielo mercedes
Volvíase, mas no muy satisfecha. Hizo á mi forma, ¡oh dulce mi enemiga
Cuando cerca de aquel peinado escollo Lisonja no, serenidad lo diga
Hervir las olas vio templadamente, De limpia consultada ya laguna,
Bien que haciendo circuios per fetos; De los de mi fortuna
Escogió pues de cuatro ó cinco abetos Privilegios, el mar á quien di redes,
El de cuchilla mas resplandeciente Mas que a la selva lazos Ganimédes.
Que atravesado remolcó un gran sollo.
Desembarcó triunfando,
Y aun el siguiente sol no vimos, cuando No hondas , no luciente
En ribera vimos convecina
la , agua al fin dulcemente dura,
Cristal
Dando al través el monstro, donde apenas Envidia califique mi figura
Su género noticia, pias arenas, De musculosos jóvenes desnudos
En tanta playa halló tanta ruina. Menos dio al bosque nudos
Aura en esto marina Que yo al mar, el que á un dios hizo valiente
El discuso, y el dia juntamente Mentir cerdas, celoso espumar diente.
Trémula, si veloz les arrebata,
Alas batiendo líquidas, y en ellas
Dulcísimas querellas Cuantos pedernal duro
De pescadores dos, de dos amantes Bruñe nácares boto agudo raya
,

En redes ambos y en edad iguales. En la undosa desta playa,


oficina
Dividiendo cristales Tantos Palemo á su Leucole bella (15)
En la mitad de un óvalo de plata. Suspende, y tantos ella
Venia á tiempo el nieto de la espuma Al flaco da, que me construyen muro,
Que los mancebos daban alternantes Junco frágil, carrizo mal seguro.
Al viento quejas, órganos de pluma
Aves digo de Leda,
Tales no oyó el Caistro en su arboleda , Las siempre desiguales
Tales no vio el Meandro en su corriente. Blancas primero ramas, después rojas,
Inficionando pues suavemente Del árbol que nadante ignoró hijas
Las ondas el Amor, sus flechas remos, Pompa Tritón de la agua á la alta gruta (1C)
Hasta donde se besan los extremos De Nisida tributa,
De la isla y del agua no los deja. Ninfa por quien lucientes son corales
Licidas, gloria en tanto Los rudos troncos hoy de mis umbrales.
De la playa, Micon de sus arenas,
Envidia de sirenas
Esta en plantas no escrita,
,
Convocación su canto
En piedras sí, firmeza honre Himeneo,
De músicos delfines, aunque mudos,
Calzándole talares mi deseo;
En números no rudos
El primero se queja
Que el tiempo vuela. Goza pues agora
De la culta Leucipe, Los lilios de tu aurora
Décimo esplendor bello de Aganipe; Que al tramontar del sol mal solicita
Abeja aun negligente flor marchita.
De Clóris, el segundo
Escollo de cristal meta del mundo.
, micon.
LICIDAS. no en vano
Si fe tanta
;,A qué piensas, barquilla ,
Desafia las rocas donde impresa
Pobre ya cuna de mi edad primera. Con labio alterno mucho mar la besa,
Que cisne le conduzgo á esta ribera? Nupcial la califique tea luciente
A cantar dulce, y á morirme luego; Mira que la edad miente,
Si te perdona el fuego Mira que del almendro mas lozano
Que mis huesos vinculan en su orilla Parca es interior breve gusano.
Tumba le bese el mar, vuelta la quilla.
Invidia convocaba, si no celo,
MICON.
Al balcón de zafiro
Cansado leño mió, Las claras, aunque etíopes, estrellas,
Hijo del bosque y padre de mi vida Y las osas dos bellas,
De tus remos agora conducida, Sediento siempre tiro
A desalarse en lágrimas cantando, Del carro perezoso, honor del cielo;
El doliente, si blando, Mas ¡ay! que del ruido
Curso del llanto mélrico te fio, De la sonante esfera,
Nadante urna de canoro rio. A la una luciente y otra fiera

LICIDAS. El piscatorio cántico impedido, '

Con las prendas bajarán deCefco


Las rugosas veneras,
A las vedadas hondas
Fecundas no de aljófar blanco el seno. Si Télisno desde sus gruías ondas
Ni del que enciende el mar tirio veneno,
Enfrenara el deseo.
Entre crespos buscaba caracoles,
¡Oh cuánta al peregrino el amebeo
Cuando de tus dos soles Alterno cauto dulce fué lisonja
Fulminado, ya señas no ligeras (\i)
De mis cenizas dieron tus riberas.
(1S'i Otros leen Licore, y otros Lieote.
(U) Asi Pellicer ; otros ponen fulminando. (10/ Asi Pellicer; otros escriben trompa Tritón del agua.
:
, , , ! , , , ,

SOLI-.DADES. 473
/.Qué mucho, si avarienta ha sido esponja lionca los salteó trompa sonante,
Del néctar numeroso Al principio distante,
El escollo mas duro? Vecina luego, pero siempre incierta ;

Qué mucho, si el candor bebió ya puro Llave de la alta [tuerta,


De la virginal copia en la armonía El duro son, vencido el foso breve,
El veneno del ciego ingenioso Levadiza ofreció puente no leve,
Que diciaba los números que oia? Tropa inquieta contra el aire armada;
Generosos álcelos de una pía Lisonja, si confusa, regulada
Dolienle afinidad, bien que amorosa, Su orden de la vista, y del oido
Por bella mas, por mas divina parte Su agradable ruido,
Solicitan su pedio á que biu arte Verde, no mudo, coro
De «llores prolijos De cazadores era
En oración impetre oficiosa Cuyo número indigna la ribera;
Del venerable isleño, Al sol levantó apenas la ancha frente
Que admita yernos los que él trató hijos; líl veloz hijo ardiente

Litoral hizo, aun antes Del céfiro lascivo,


Que convecino ardor, dulces amantes.
el Cuya fecunda madre al genitivo
Concediólo risueño, Soplo, vistiendo miembros Guadalete
Del forastero agradecidamente Florida ambrosía, al \iento dio jinete.
Y de sus propios hijos abrazado, Que á mucho humo abriendo
Mercurio destas nuevas diligente ; La fogosa nariz, en un sonoro
Coronados traslada de fa\ores Relincho y otro saludó sus rayos,
De sus barcas Amor los pescadores Los overos si no esplendores bayos,
Al llaco pié del suegro deseado. Que conducen el día ,

¡Oh del ave de Júpiter vendado Les responden, la eclílica ascendiendo.


Pollo, si alado no. lince sin vista, Entre confuso pues celoso estruendo ,

Político rapaz , cuya prudente De los caballos ruda hace armonía,


Disposición especuló estadista Cuanto la generosa cetrería
Clarísimo ninguno Desde la Mauritania á la Noruega
De los que el reino muran de Nepluno Insidia ceba alada.
¡Cuan dulce te adjudicas ocasiones Sin luz, no siempre ciega, aprisionada
Para favorecer, no á dos supremos Sin libertad no siempre,
De los volubles polos ciudadanos, Queá ver el dia vuelve
Sino á dos entre cáñamo garzones! Las veces que en liado al viento dada (17),
¿Por qué? Por eseultores»quizá vanos, Repite su prisión y al viento absuelve.
De tantos de tu madre bultos canos. El neblí , que relámpago su pluma,
¿Cuántas al mar espumas dan sus remos? Rayo su garra, su ignorado nido,
Al peregiino por tu causa vemos O lo esconde el olimpo ó densa es nube
Alcázares dejar, donde excedida Que pisa cuando sube
De la sublimidad la vista apela , Tras la garza argentada el pié de espuma.
Para su hermosura. El sacre, las del Noto alas vestido
En que la arquitectura Sangriento cipriota, aunque nacido
A geometría se revela
la Con las palomas. Venus de tu carro.
Jaspes calzada y pórfidos vestida, El gerifalte escándalo bizarro
,

Pobre choza, de redes impedida, Del aire, honor robusto de Gelanda,


Entra agora, y lo dejas; Si bien jayán de cuanto rapaz vuela
Vuela rapaz, y plumas dando á quejas, Corvo acero su pié flaca pihuela, ,

Los dos reduce al uno y otro leño Del pié lo impide blanda ;

Mientras perdona tu rigor al sueño. El bahari, á quien fué en España cuna


Las horas, ya de números vestidas, Del Pirineo la ceniza verde,
Al bayo cuando no esplendor overo O la alta basa que el Océano muerde
Del luminoso tiro, las pendientes De egipcia coluna,
la
Ponían de crisólitos lucientes La delicia volante
Coyundas impedidas, De cuantos ciñen líbico turbante;
Mientras de su barraca el extranjero El borní, cuya ala
Dulcemente salia despedido En los campos tal vez de Meliona
A la barquilla, donde le esperaban Calan siguió valiente fatigando ,

A un remo cada joven ofrecido. Tímida liebre, cuando


Dejaron pues las azotadas rocas Intempestiva salteó leona
Que mal las ondas lavan La melionesa gala,
Del libor aun purpúreo de las focas, Que de trágica escena
Y de la firme tierra el heno blando Mucho teatro hizo poca arena.
Con las palas segando, Tú, infestador, en nuestra Europa nuevo
En la cumbre modesta De las aves nacido. Alelo, donde
De una desigualdad del horizonte, Entre las conchas hoy del sur esconde
Que deja de ser monte Sus muchos rayos Febo,
Por ser culta floresta, ¿Debes por dicha cebo?
Antiguo descubrieron blanco muro, Templar te supo, di bárbara mano ,

Por sus piedras no menos Al insultar los aires? Yo lo dudo


Que por su edad majestuosa cano; Que al preciosamente inca desnudo
Mármor al fin tan por lo parió puro. Y al de plumas vestido mejicano.
Que al peregrino sus ocultos seuos Fraude vulgar, no industria generosa
Negar pudiera en vano. Del Águila les dio á la mariposa.
Cuántas del Océano De un mancebo serrano
El sol trenzas desata El duro brazo débil hace junco,
Contaba en los rayados capiteles Examinando con el pico adunco (18)
Que espejos, aunque
esféricos, fieles, Sus pardas plumas el azor britano,
Bruñidos eran óvalos de plata. Tardo, mas generoso,
La admiración que al arte se le debe,
Ancora del batel fué perdonado (17) Soltar en fiado era término jurídico de las audiencias, se»
Poco á lo fuerte, y á lo bello nada gun Pellicer.
Del edificio, cuando (13) Adunco, lo mismo que torcido.
. ;

DON LUIS DE GÓ:MORA Y ARGOTE.


Terror, de tu sobrino ingenioso. Cuva vestida nieve anima un bielo,
Ya envidia luya, Hédalo, ave agora Que torpe á unos carrizos lo relira,
Cuyo pié ttría púrpura color;» Infielespor raros
Grave, de perezosas plumas globo, Si firmes no por trémulos reparos.
Que ;'i luz lo condenó incierta la ira Penetra pues sus inconstantes senos,
Del bello de la esligia deidad robo Estimándolos menos
Desde e! guante hasta el hombro á un joven cela ;
Entredichos que el viento;
Esla emulación pues de cuanto vuela Mas á su daño el escuadro:) atento,
roí' los topacios bellos con que mira, Expulso lo remite a quien en suma
Termino torpe era Un grillo y otro enmudeció en su pluma.
De pompa tan ligera, Coleado e! baharí , e:i su propio luto,
Can de lanas prolijo, pje animoso O e! insulto acusaba precedente,
['tizo será de bien profunda ria , O entre la verde yei ha
Bien de sirena playa, Avara escondía cuerva.
lo la f lin ¡nada prisión caya Purpúreo caracol émulo bruto .

Del neblí, á cuyo \u¡ io Del rubí mas ardiente,


Tan vecino á su cielo Cuando solicitada del ruido.
El cisne perdonara, luminoso El nácar á las ¡lores ti torcido, »

Núniei tí y confusión gimiendo, hacia Y con siniestra voz convoca cuanta


En la vistosa laja para el grave; Negra de cuervas suma
Que aun de seda no hay vinculo suave. Infamó la verdura con su pluma,
1.11 sangre claro y en persona augusto, Con su número el sol. En sombra tanta
Si en miembros no robusto, Aias desplegó Ascalafo prolijas,
Principe le sucede, abreviada Verde poso ocupando ("20),
En modestia civil real grandeza. Que de césped ya blando,
La espumosa de! Délis ligereza .la- pe lo han hecho duro blancas guijas.

Debió no solo, mas la desatada Mas tardó en desplegar sus plumas graves
Majestad en sus ondas, el luciente El deforme fiscal ib' Pupserpina,
Caballo que colérico mordía Que en desalarse, al polo ya vecina,
El oro que suave lo enfrenaba, La disonante niebla de las aves;
Arrogante, y no ya por lasque daba Diez á diez se calaron, ciento á ciento,
Estrellas su cerúlea piel al dia, Al oro intuitivo, insidiado
Sino por lo que siente Peste género alado.
De esclarecido y aun de soberano Si como ingrato no, como avariento,
En la rienda que besa la alta mano, Que a las estrellas Hoy de! firmamento
De cetro digna. Lúbrica no tanto Se atreviera su vuelo
Culebra se desliza tortuosa En cuanto ojos del cielo (21).
I'or el pendiente calvo escollo, cuanto Poca palestra la región vacía
La escuadra descendía presurosa De tanta envidia era ,

Por el peinado cerro a la campaña, Mientras desenlazado la cimera


Cual al mar debe con término prescripto Destituyen el dia
Mas sabandijas de cristal que a Egipto A un gerifalte, boreal arpia.
Horrores deja el Nilo que lo baña. Que despreciando la vestida nube,
Debelde ninfa, humilde agora caña, A luz mas cierta sube
Los márgenes oculta Cénit ya déla turba fugitiva.
De una laguna breve, Auxiliar taladla el aire luego
A quien doral consulta Undoso sacre, en globos no de fuego,
Aun el copo mas leve En oblicuos sí engaños,
De su volante nieve. Mintiendo remisión á las que huyen ,
Ocioso ¡mes, ó de su lin présago, Si la distancia es mucha
Los íiios con el pico prevenía Griego al fin. Una en tamo que de arriba
De cuantos sus dos alas aquel dia Descendió fulminada en poco humo,
Al viento esgrimirán cuchillo vago (19). Apenas el I a ton segundo escucha,
La turba aun no de! apacible lago Que del inferior peligro a! sumo
Las orlas inquieta, Apela entre los trópicos grítanos
Que tímido perdona á sus cristales Que su eclíptica incluyen,
El dora!. Despedida no saeta Repitiendo confusa
De nei ¡es parios igualar presuma
i Lo que tímida excusa,
Sus puntas desiguales, Breve esfera de viento,
!\ 'ira circuuvestida piel al duro
Que en vano podía pluma
Vestir un leño como viste un ata. Al terno impulso de valientes palas;
Duesto en tiempo, corona, si no escala, La avecilla parece
Las nubes , desmintiendo En e! de muros líquidos que, ofrece
Su libertad el grillo torneado Corredor el diáfano elemento,
Que en sonoro metal lo va siguiendo Al gemino rigor, en cuyas alas
Un bab arí templado, Su vista libra toda al extranjero (22).
A quien el mismo escollo, Tirano el sacre de los menos puro
A pesar de sus pinos eminentp. Dcsta pi imer región, sañudo espera
El primer vello le concedió pollo, La desplumada ya, la breveesfera,
Que al Bétis las primeras ondas fuente. Que a un bote corvo del fatal acero
I^o solo, no, del pájaro pendiente Dejó ni viento, sí no reslituido.
Las caladas registra el peregrino, Heredado en el último graznido (23).
Mas del terreno cuenta cristalino
Los juncos mas pequeños,
Verdes hilos de aljófares risueños. (201 Poso, según Pellicer, es un montonriüo de tierra y piedras
Dápido al español alado mira que hacen los cazadores para que el buho se pose y las avc¿ acu-
Peinar el aire por cardar el vuelo, dan á los osos.
(21) Pellicer antepone este verso al que precede.
(22) Pellicer dice : toda libra.
(19) rellirrr dice : ("25l Pellicer dice:
«Hasta aquí llego" la impresión de Madrid de hs otras de tv,s c Hasta aquí llegan mis manuscritos délas Solfliilea deüffl
Luis ;
pero en mis manuscritos se prosigue esta soledad así. » Luis ;
pero sabiendo que añadió uu fragmeuto de cuarenta y tres
, ,, ,

PANEGÍRICO AL DUQUE DE LERMA. 477

Destos [.endientes agradables casos Este pues digno sucesor del claro
Vencida se apeo la vista apenas, Gómez Diego, del Marte, cuya gloria
Que del liat«'! cosido con la playa,
.
A las alas hurló del tiempo avaro
('.uantos da la cansada turba pasos,* Cuantas le prestó plumas á la historia (2o);
Tantos en las arenas Este, á quien guardará mármores Paro,
El remo perezosamente raya, Que engendre" el arte anime la memoria , (2G),

A la solicitud de una atalaya Su primer cuna al Duero se le debe,


Átenlo, á quien dotrina ya cetrera Si cristal no fué lanío, cuna breve.
Llamó cataribera. Del Sandoval, que á Denia aun mas corona
Ruda cuesto política, agregados De majestad que mar de muros ella,
al
Tan mal ofrece como construidos Isabel nos le dio, que aun no perdona (27)
Bucólicos albergues, si no flacas Los rayos que él á la menor estrella ;

Piscatorias barracas Hija del que la mas luciente zona


Que pacen campos, que penetran senos, Pisa glorioso, porque humilde huella
De las oud;is no menos (General de una sania compañía )
Aqucl'os perdonados Las insignias ducales de Gandía.
Que «le la tierra estos admitidos. Alta resolución merecedora,

Tollos, si de las-propias no vestidos, Del que ya le previene digno culto,


De las maternas plumas abrigados, Su nieto generoso, oculto agora (28),
Vecinos eran destas alquerías Bien que prescribe su esplendor, io oculto (29);
Mientras ocupan á sus naturales. Debido nicho la piedad le dora
Glauco en las aguas, y en las verhas Pales. La devoción al do formado bulto.
¡Oh cuántas cometer pirati rías De bálsamo en el oro, que no pende,
l'n cosario intentó y otro volante, Alimenta los rayos que le enciende.
Uno y otro rapaz, digo milano, Joven después el nido ilustró mió,
Bien que todas en vano Redil ya numeroso del ganado,
Con ira la infantería, que pianle
Que el silbo oyó de su glorioso tio,
En su madre se esconde, donde halla Pastor de pueblos bienaventurado,
Voz quees trompeta, pluma que es muralla. Con labio alterno aun hoy el sacro rio,
A media rienda en tanto el anhelante Besa el nombre en sus arboles grabado;
('aballo, que el ardiente sudor niega,
Tanta le mereció Córdoba, tanta
Tu cuantas le denso nieblas su aliento
Veneración á su memoria sania.
A los indignos de ser muros llega
Dulce bebía en la prudente escuela
Gésped,es, de las obras mal atados;
Aunque ociosos, no menos fatigados, Ya la doctrina del varón glorioso,
Y'a centellas de sangre con la espuela!
Quejándose venían sobre el guante
Solicitaba al trueno generoso;
Los ramios torbellinos de Noruega.
Al caballo veloz, que envuelto vuela
Con sordo luego estrépito despliega,
lujuria de la luz , horror del dia
En polvo ardiente, en fuego polvoroso;
,

Sus alas el testigo que prolija De Quiron no Informe aprenden luego


Desconfianza á la sicaaa diosa Cuantas ya fulminó armase! griego.
Dejó sin ilulce hija, Tal vez la sierra que mintió el amante
Y á la estigia deidad con bella esposa. De Europa con rejón luciente agita.
Tal, escondiendo en plumas el turbante,
Escaramuzas bárbaras imita;
Dura pala si puño uo pujante,
,

Viento dando á los vientos, ejercita


21\ La vez que el monte no fatiga basto,
panegírico al duque de lerma (-
Hipólito galán, Adonis casto.
De espumas sufre el Bélis argentado
arrebatado merecí algún dia
Si Remos que le conduzgan, ofreciendo
Tu dictamen, Euterpe, soberano, El oro a-1 tierno Alcides, que guardado
Dése el corvo marfil hoy desta mía Del vigilante' fué dragón horrendo;
Sonante lira tu divina mano , Delicias solicita su cuidado
Emula de las trompas su armonía, A las nudosas redes exponiendo ,

El séptimo Trion de nieves cano, Loque incógnito mas sus aguas mora.
La adusta Libia sorda aun mas lo sienta Que extraña el cónsul que la gula ignora. ,

Que los áspides fríos que alimenta. Napea en tanto descubrir comienza
á
Oiga el canoro hueso de la fiera .
Bien peinado el cabello mal enjuto,
Pompa de sus orillas la corriente Siendo al Bélis un rayo de su trenza
Del Ganges, cuya bárbara ribera Lo que es al Tajo su mayor tributo ;
Daño es supersticioso del Oriente; S:dió al fln , y hurtando con vergüenza
De venenosa pluma si lig ra , Sus bellos miembros á Silvano astuto,
Armado lo oiga el Marañon valiente, Que infamar un álamo prolijo,
le vio
Y débale á mis números el mundo Eslo en sonantes nácares predijo :

Del fénix de los Sandos un segundo. «Crece, oh de Lerma tú, oh tú, de España
Segundo en tiempo sí, mas primer Sando Bien nacido esplendor, firme coluna,
En togado valor, digalo armada Que al bien creces común, si no me engaña
De paz su diestra, díganlo trepando El oráculo ya de tu fortuna ;

Las ramas de Minerva por su espada Clotoel vital estambre de luz baña
Bien que desnudos sus aceros, cuando Al que Mercurio le previene cuna,
Cerviz rebelde ó religión postrada
Obligan á su rey que tuerza grave
AI templo del bitVonle dios la llave.
(23) Pellicer dice que el duque de Lerma tuvo muchos ascen-
dientes con el nombre de Diego Gómez ; pero que , á su parecer,
versos á su soledad segunda , hice diligencia para haberle... Pude el poeta habla de Diego Gómez de Sandoval , primer marques do

alcanzar este fragmento, que continuó don Luis, persuadido ror Denia.
el mismo don Antonio Chacón. (26| Otros leen informe en vez de engendre. Sigo á Pellicer,
(24) imprimió por vez primera este panegírico en sus
Pellicer (27 Así Pellicer; otros ponen : que al sol perdona.
Lecciones solemnes á las obras de Góngora , diciendo « Si mi jui- : i2S) Pellicer escribe nieto glorioso.
:

cio vale, es la que yo mas estimo de cuantas he leído suyas.» lí9j Alguuos dicen esplendor oculto.
:
, ,, ,; ;

478 DON LUÍS DE CON GOÍU V ARGOTE.


Al santo Rev, que á tu consejo cano Celante altera el judiciosoterno
Los años deberá de Uctaviano.» De los sátrapas ya de aquel gobierno (35).
Siguió á la voz (mas sin dejar rompido Mentida un Tulio, en cuantos el Senado (36)
A Juno el dulce transparente seno) Ambajes de oratoria le oyó culta,
Aplauso celestial que fué al oido
,
La hiedra acusa, que del levantado
Trompa luciente, armonioso trueno; Apenas muro estructura oculta;
la
A mayoral en esto promovido Temor induce temor cuidado,
, y el
Su pastor sacro, el margen pisó ameno, Tan ponderosamente, que resulta
En que de velas coronado el liélis, La merced castigada que en Valencia
Los primeros abrazos le da á Telis. Los eslabones arrastró de ausencia (57).
No después mucho lazos tejió iguales ¡On ceguedad! Acuerdo intenta humano
De Caliope el hijo intonso al bello Fatal corregir curso fácilmente;
Garzón augusto, que á coyundas tales Tal ya de su reciente mies villano
Rindió no solo, mas expuso el cuello Divertir pretendió raudo torrente;
Abeja de los tres lilios reales. Mucho le opuso monte, mas en vano (38),
Dándole Amor sus alas para ello, Bien que desenfrenada su corriente,
Dulce aquella libó, aquella divina A cuanta Céres inundó vecina
Del cielo flor, estrella de Medina (30). Riego le fué la que temió ruina.
Deidad que en isla no que errante baña Sale al fin , y del Turia la ribera
Incierto mar, luz gemina dio al mundo, Vestida siempre de frondosas plantas,
Sino Apolos lucientes dos á España Dulce continuada primavera
Y tres Dianas de valor fecundo; Lejura muchas veces á sus plantas.
Gloria del tiempo Uceda, honor Saldaña, De apacibilidad hace severa
Orbes son del primero y del segundo, Homenaje recíproco otras tañías
Sidonios muros besan hoy la plata El Virey, confirmando su gobierno,
Que ilustra la alta Niebla que desala (31). Ósculo de justicia y paz alterno.
La antigua Lémosde real corona Examinó tres años su divino
ínclito es rayo su menor almena Talento,el que no solo de alabanza,
A la segunda hija de Latona Mas de premio paréntesis bien diño
Que de Sebeto aun no pisó la arena, Al período fué de la privanza;
Guando al silencio métrico perdona Dejando al Turia sus delicias, vino
La laníos siglos ya muda sirena, Donde ya le lejía su esperanza
Cantando las que envidia el sol estrellas, Los verdes ra\os de aquel árbol solo
Negras dos, cinco azules, todas bellas (32). Que los abrazos mereció de Apolo.
De un duque esclarecido la tercera Camina pues de afectos aplaudido
Ciniia el siempre feliz tálamo honora Aespectacion lan infalible iguales ,

La que bien digna de mayor esfera, Cual del puente espacioso que has roido
Su luz abrevia Peñaranda agora; Con diente oculto, Guadiana, sales;
Al padre en tanto de su primavera De los campos apenas contenido,
Los verdes años ocio no desflora Que templo son bucólico de Pales,
Marqués ya en Uenia, cuyo excelso muro La ceremonia en su recibimiento,
De africanos piratas freno es duro (33). Oro calzada, plumas le dio al viento.
Al régimen atento de su estado, No del impulso conducido vano
A sus penales lo admitió el prudente De la ambición al pié de su gran dueño
,

Filipo, afecto á su elocuente agrado, Asciende en cuva poderosa mano


,

Aun entre acciones mudas elocuente. Dos mundos continente son pequeño;
Ya (mal distinto entonces) el rosado Alas batiendo luego, al soberano
Propicio albor del Héspero luciente, Sucesor se remonta en cuyo ceño ,

Que dos eclípticas agora,


ilustra Se rie el alba, Febo reverbera ,
Purpureaba al Sandoval que hoy dora (34). Águila generosa de su esfera.
Sceptro superior, fuerza suave Menos dulce á la vista salisface
A la gracia (si bien implume) hacia Cristal , ó de las rosas ocupado
Del pollo fénix hoy, que apenas cabe O del clavel que con la aurora nace,
En los prolijos términos del dia ; De aljófares purpúreos coronado
De quien será en los siglos la mas grave, Que un pecho augusto ¡oh cuánta al favor yaco
La mayor gloria de su monarquía ; En líbica no arena, en variado
Elección grata al cielo aun en la cuna, Jaspe luciente sí, pálida insidia ,

Si á la emulación áulica importuna. Bebiendo celos, vomitando envidia!


A la envidia, no ya á la que el veneno Servia y agradaba, esta le cuente
Del Quelidro, que mas el sol calienta, Felicidad (y en urna sea dorada
Sino el alado precipicio ajeno Piedra), si breve, la que mas luciente
De las frustradas ceras alimenta. La antigüedad tenia destinada ;

Esta pues que el mas «culto seno Servia y el enfermo Bey prudente
,

De los augustos lares pisa lenta (De su vida la meta ya pisada)


Con su hijo asentía en el afelo,
Dignando de dos gracias un sugeto.
(30) Alude r.óNGitRA al casamiento del Duque con doña Catalina Al mavor ministerio proclamado
déla Cerda, hija de los duques de Medinaceli. De los fogosos hijos fué del

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