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140 ARISTÓTELES MAGNA MORALIA 141

—el principio y cosas semejantes— Son honorables, en efec­ A su vez, de los fines siempre es mejor el completo que el
to, aquellas cosas a las que se rinde honores, y todas esas cosas incompleto. Completo es aquel que, una vez obtenido, no nece­
traen aparejados honores. Sin duda, también la virtud es hono­ sitamos que se le añada nada; incompleto aquel al que, una vez
rable, puesto que merced a ella uno se hace hombre de bien; obtenido, debemos añadirle algo. Por ejemplo: habiendo alcan­
pues ya sólo por esto adquiere la virtud el rango de un princi­ zado la justicia, necesitamos muchas otras cosas, pero habiendo
pio14. Después están los bienes elogiables, como por ejemplo alcanzado la felicidad, no necesitamos nada más. De modo que
las virtudes, pues se hace el elogio a causa de las acciones con­ éste es el bien supremo para nosotros que buscamos, el que cons­
formes con ellas. Y finalmente las capacidades, como el poder, tituye el fin completo. Pues el fin completo es el bien y el fin de
la riqueza, la fortaleza o la belleza, pues de estas cosas sabe ha­ los bienes.
cer buen uso el hombre de bien y mal uso el malvado. Por ello Consideremos a continuación cómo se debe estudiar el bien
tales bienes son llamados capacidades. Y claro que son bienes, supremo. ¿Acaso debe ser puesto al mismo nivel que los otros
pues cada cosa es valorada en función del uso que de ella haga bienes? Sería absurdo, puesto que el bien supremo es un fin
el hombre de bien, no del que haga el malvado. Precisamente completo y el fin completo, por decirlo de manera simple, no
a estos bienes les sucede que la casualidad es la causa de su parece ser otra cosa que la felicidad, y a ésta la concebimos
origen. Pues es por casualidad como surge la riqueza y el po­ compuesta de muchos bienes. Por consiguiente, si buscas el
der y en general cuanto pertenece al orden de la capacidad. El bien supremo y lo pones al mismo nivel que los otros, será me­
cuarto y último tipo de bienes es el que conserva y genera el jor que sí mismo, puesto que será lo mejor de todo. Por ejem­
bien, como el ejercicio respecto de la salud y cosas seme­ plo, pon en un mismo plano las cosas saludables y la salud, y
jantes. examina cuál de todas ellas es la mejor: la mejor es la salud.
Pero los bienes son susceptibles de otra división: los que son ¡Pero si esto es lo mejor de todo, será mejor que sí mismo!
deseables siempre y en todos los casos y los que no lo son. Por Ciertamente resulta absurdo. De modo que seguramente no es
i is4a ejemplo, la justicia y las otras virtudes son deseables siempre y ésta la forma adecuada de estudiar el bien supremo. Pero enton­
en todos los casos; en cambio, la fortaleza, la riqueza, el poder ces, ¿lo consideraremos por separado? ¿No es también esto ab­
y cosas semejantes no lo son siempre y en todos los casos. surdo? En efecto, la felicidad está compuesta de ciertos bienes,
Y todavía cabe otra división: unos bienes, en efecto, son fi­ pero es absurdo examinar si algo es mejor que los bienes de los
nes y otros no. Por ejemplo, la salud es un fin, pero las cosas que está compuesto. Pues la felicidad no es algo aparte de ellos,
que se hacen por mor de la salud no son fines. Y en todas las sino que consiste justamente en ellos.
cosas que presentan este patrón siempre el fin es mejor. Por Pero ¿tal vez uno enfocaría adecuadamente el bien supremo
ejemplo, la salud es mejor que las cosas saludables, y en gene­ si lo comparara? Por ejemplo, comparando la misma felicidad
ral siempre y de manera absoluta es mejor aquello por mor de que consta de estos bienes con otros que no están presentes en
lo cual existen las otras cosas. ella. ¿Estaríamos de esta forma investigando correctamente el
bien supremo? Pero el supremo bien que estamos buscando
Aceptando la enmienda de Dirlmeier, que lee hoútós por hoútos. ahora no es algo simple. Se podría decir, por ejemplo, que la

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