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Modulo Enfoque de Derechos

Elementos básicos para trabajar con un


ENFOQUE DE DERECHOS

El enfoque de derechos es una propuesta de lectura de la realidad que se fundamenta en el


vínculo existente entre la Convención sobre los derechos del niño y la Declaración Universal de
derechos humanos, es decir, establece como esencial, el hecho de que los derechos del niño, la
niña y los jóvenes son derechos humanos. Para ello hace un paralelo entre los principios de la
Declaración y la Convención.

En tanto propuesta a ser aplicada a los programas y proyectos de desarrollo que realizan las
instituciones que trabajan con y por los niños, niñas y jóvenes, el enfoque de derechos
contiene ciertos elementos de conocimiento e interpretación de la realidad que permiten, por
una parte, definir y reconocer en el espacio de intervención a los garantes de estos derechos,
es decir, de las instituciones encargadas y responsables asegurar las condiciones para el
ejercicio y respeto de éstos; y por otra, intencionar la promoción de la ciudadanía infantil y
juvenil, como expresión práctica de ser sujeto de derechos.

a) Principios de Derechos Humanos

UNIVERSALIDAD RESPONSABILIDAD INDIVISIBILIDAD PARTICIPACION

Tod@s por igual Estados responsables ante Derechos Humanos son Tod@s tienen derecho a la
Niñ@s en iguales derechos los ciudadanos interdependientes, participación en la vida
Los derechos se aplican Niñ@s sujetos de derecho indivisibles e política y cultural
siempre y en todo lugar Estados principales interrelacionados La Participación del niñ@ es
garantes Enfoque integral, por lo una Meta en si misma
Madres, padres y familia tanto, multidimensional e Niñ@s como actores
principales protectores, intersectorial sociales, tanto en sus
encargados del cuidado y propias vidas como a escala
guías de niñ@s social
Familia tiene la
responsabilidad de
reconocer e implementar
los Derechos Humanos de
los niñ@s

INTERES SUPERIOR DEL


NO DISCRIMINACIÓN DESARROLLO Y VIDA PARTICIPACIÓN
NIÑO

La complementariedad de los principios es relevante a la hora de fundamentar el que los


derechos del niño son derechos humanos, pues dejan en evidencia la validez del artículo 1 de
la Declaración, que dice, “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos....”

Es importante relevar el hecho, que el principio de participación, presente en la Convención y


en la DUDH, es a su vez un ámbito de derechos presente en la Convención que requiere

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acciones concretas por parte del Estado para alcanzar su pleno ejercicio, la ciudadanía infantil y
juvenil.

b) Necesidades vs. Derechos

El enfoque de derechos, aparece como consustancial a la Convención de los Derechos del Niño;
y por lo tanto, sería la forma lógica de intencionar nuestras acciones en tanto instituciones y
personas que asumen sus principios en la acción cotidiana. Este enfoque obliga a reflexionar en
profundidad sobre: lo que implica la Convención y su operacionalización al momento de
intervenir la realidad; las formas de relación que se establecen con niñas, niños y jóvenes,
tanto en los espacios de intervención como en la convivencia diaria; y la necesidad de generar
propuestas que incidan en las políticas públicas y el rol de los garantes.

El enfoque de derechos nace hacia finales de los 90, como opuesto al enfoque de necesidades,
producto de la observación sistemática de la práctica de las instituciones privadas de desarrollo
social, de los donantes y de las agencias gubernamentales, las que a pesar de la promulgación
de la Convención, seguían enfocando sus intervenciones y propuestas desde un enfoque
asistencial, de beneficios, de mitigación de necesidades. En el enfoque de necesidades, el
Estado no tiene responsabilidad ni obligación legal para brindar protección y ayuda a todas las
personas. El Estado y el resto de los cuerpos administrativos tienen básicamente un rol de
asistencia.

El enfoque de derechos establece1 la responsabilidad política, jurídica y ética del Estado para
hacer cumplir, y generar las condiciones de ejercicio pleno de derechos por parte de todos los
ciudadanos. Este enfoque, a la vez, exhorta a los titulares de estos, a exigir y reclamar sus
derechos por las vías legales y políticas que tengan a su alcance.

Ahora bien, dado que los derechos humanos son una construcción histórica, están íntimamente
vinculados a las necesidades de las personas, pues fueron estas necesidades –sentidas como
básicas y esenciales para poder vivir como personas – las que al adquirir carácter colectivo,
fundamentaron luchas sociales reivindicativas, y se constituyeron en derechos humanos.

Toma de conciencia
NECESIDAD Acción Política DERECHO
Colectiva

Desde el enfoque de derechos, las “necesidades de los chicos, han de ser entendidas como
vulneración de derechos y no como carencias, falencias e imposibilidades que impliquen la
irreversibilidad de tales situaciones. Cuando tomada como vulneración, y/o falta de derechos
pueden ser perfectamente reestablecidos.” 2 En otras palabras, al ser comprendidas las
necesidades como vulneración de derechos, entonces sólo su satisfacción y garantía elimina la
vulneración, por lo tanto, es restablecido su ejercicio en tanto derecho.

1
Este establecer, que da cuenta de un mandato, se basa en que los Estados que han ratificado la Convención, en el
mismo acto se han obligado legal y políticamente a adecuar toda su legislación y políticas públicas a los preceptos
establecidos en este cuerpo de derecho internacional.
2
Herrera Marisa, Dra. Et al. II Congreso Internacional de Derechos y Garantías en el siglo XXI. Ponencia: Práctica
judicial respecto a niñas, niños y adolescentes. Asociación de Abogados de Buenos Aires, Biblioteca electrónica. 2001.
www.aaba.org.ar

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c) Los Garantes

Otro aspecto sustancial del Enfoque de Derechos, es el relacionado con el reconocimiento del
rol de los garantes de derechos, en los diferentes niveles en que se da una intervención social.

Los garantes han de ser entendidos como aquellas instituciones e instancias responsables de
crear/generar condiciones de respeto y ejercicio de los derechos humanos de todas las
personas sin distinción alguna.

Los garantes son también aquellas instituciones e instancias ante las cuales las personas
pueden exigir los derechos, por lo cual tienen también la responsabilidad de construir los
mecanismos de exigibilidad, que hagan efectiva la protección de los derechos en caso de
incumplimiento. Desde la perspectiva de los derechos de los niños, niñas y jóvenes, debe
caracterizar a estos mecanismos, el que puedan ser exigidos ante la ley, por las propias
personas menores de edad y, en general por cualquier persona que tenga conocimiento de una
violación.3

En la Convención de los derechos de niñas y niños, aparecen como garantes todas las personas
e instituciones que se interrelacionan con ellas y ellos, por lo cual se hace necesario distinguir
niveles y roles.

Hay un Garante Principal de los derechos, a saber, el Estado y todos sus poderes. En el nivel
nacional y desde las obligaciones que impone a los Estados la ratificación de la Convención de
los Derechos del Niño, “al Poder Ejecutivo, le corresponde la implementación de políticas
públicas; al Poder Legislativo la adecuación de la legislación interna a los postulados y espíritu
de la Convención y demás tratados de derechos humanos, y; al Poder Judicial que, deje de lado
la doctrina de situación irregular empezando a considerar a los niños y niñas como verdaderos
sujetos de derechos y no meros objetos de protección.”4

Además de los poderes del Estado, tienen rol de garante principal todas las instancias político
administrativas; todas las dependencias estatales en el nivel regional, provincial y local. En el
nivel local, el Municipio tiene las mismas responsabilidades que los demás órganos del Estado
en tanto garante, es decir, hacer cumplir y generar condiciones de ejercicio de derechos en la
comuna, y si es necesario, le corresponde exigir de las instancias superiores, los recursos
humanos y económicos que requiera para cumplir su rol.

Otras instancias de la sociedad que tienen rol de garantes son los medios de comunicación y la
sociedad civil, con un carácter de Garante Co-Responsable, y con obligaciones de tipo
cultural y legislativo.

Se le denomina de co- responsabilidad, porque tienen la obligación de aportar al cambio de


matriz cultural que implica la vigencia de la Convención en la sociedad, es decir, el reconocer al
niño, la niña y al joven, como sujetos de derechos, como sujeto social, como ciudadano. El
cambio cultural a que esto obliga, requiere de acciones permanentes y concertadas de toda la
sociedad, en especial de las expresiones organizadas de la sociedad, de tipo cultural, social,
laboral y académica. Estas son:

 Las organizaciones sociales territoriales y funcionales


3
Osorio, Rodolfo. UNICEF El código de la niñez y la adolescencia: oportunidad para una educación inclusiva y
formadora de ciudadanos. En ¿Cómo defender los derechos de la niñez y la adolescencia? Costa Rica. 1998. htm.
www.intec.edu.do
4
Herrera, Marisa. op. cit

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 Los sindicatos
 Las ONGs, instituciones privadas de desarrollo, corporaciones, fundaciones, etc.
 Las universidades, centros de estudio, etc

A las instituciones privadas de desarrollo u ONGs de infancia y juventud, les corresponde


además otro rol relevante, el de trabajar en la construcción de garantes. Esto debido a que en
nuestras sociedades no existe conciencia de responsabilidad frente a los derechos por parte de
los garantes, dado que social, política y culturalmente no somos una sociedad fundamentada
en el respeto a ellos. La construcción de garantes, implica entre otras cosas, acciones de
educación-formación, difusión y promoción, y también de incidencia y proposición en el ámbito
legislativo como por ejemplo, en el de las políticas públicas, así como también de aporte a la
construcción de ciudadanía.

Los medios de comunicación, por su parte, son responsables de promover y respetar los
derechos de las personas en las informaciones que entregan, en relevar el protagonismo de los
niños, niñas y jóvenes, en utilizarlos como fuente de información cuando ellos y ellas sean los
afectados por las noticias, a no generar estigmas que menoscaben su integridad.

Finalmente, está el Garante Interrelacional, que son la familia, la comunidad, todas las
personas. Para todos los efectos, definiremos comunidad como “una agrupación organizada de
personas que se perciben como una unidad social, cuyos miembros participan de algún rasgo,
interés, elemento, objetivo o función común, con conciencia de pertenencia, situados en una
determinada área geográfica en la cual una pluralidad de personas interaccionan más
intensamente que en otro contexto”.5

Desde la perspectiva de la Convención, a la comunidad le corresponde colaborar en la


articulación y fortalecimiento de una plataforma que permita a sus miembros menores de edad
desarrollarse adecuadamente y a los adultos cumplir con las obligaciones planteadas por la
Convención.6

El espacio de la comunidad local, aparece como el espacio privilegiado en donde se reconoce


ampliamente a niñas, niños y jóvenes como sujetos de derecho y poseedores de
potencialidades que los habilitan para ser sujetos activos en su desarrollo, en la construcción
de las mismas comunidades y por supuesto, en el reconocimiento, la defensa y el ejercicio de
sus derechos. La comunidad tiene que abrir espacios de participación, para que los niños, niñas
y jóvenes ejerzan su ciudadanía.7

En la convivencia cotidiana entre niños, niñas y adultos que se da en la comunidad y en la


familia, se pueden ir creando y recreando formas de relación respetuosas, que reconozcan la
dignidad y los derechos de cada persona. Tanto la familia como la comunidad tienen la
responsabilidad de apoyar el desarrollo pleno e integral de niños, niñas y jóvenes, lo que
requiere del aporte y apoyo permanente de los Servicios del Estado correspondientes y de la
sociedad.

5
Valverde Cerros, Oscar Alonso. La comunidad: fiscal y garante de los derechos de las personas menores de edad.
Citando a Ander Egg (1965). En: ¿Cómo defender los derechos de la niñez y la adolescencia? Costa Rica. 1998. htm.
www.intec.edu.do
6
idem. Op.cit
7
idem. Op.cit

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A modo de síntesis:

Tipo de Garante Responsable Obligaciones


Legislativas, jurídicas y sociales
Generar condiciones de ejercicio de derechos
Principal Estado
Generar mecanismos de exigibilidad de derechos
Defender, Promover y Proteger los derechos
Cultural – Legislativa
Sociedad Civil Medios de
Co-responsable Defender, Promover y Proteger los derechos
Comunicación, Empresa.
Construcción de garantes
Convivencia –Cultural
Persona – Familia -
Inter relacional Ejercicio de derechos – exigencia
Comunidad
Respeto

d) Ciudadanía Infantil y Juvenil

Podemos establecer en primera instancia que la ciudadanía infantil y juvenil se fundamenta en


aquellos derechos denominados de Participación, también llamados derechos a la ciudadanía,
que se refieren libertad de expresión, de opinión, de pensamiento, conciencia y religión,
respeto a la vida privada y el derecho a organizarse, asociarse y a celebrar reuniones pacíficas.
Estos derechos tienen expresiones diferenciadas en distintos ambientes como el hogar, las
instituciones específicas a la niñez y juventud y, en general, la vida comunitaria.8

Desde la perspectiva de la acción del Estado, las políticas sociales han de aportar a la
construcción de la ciudadanía social infantil y juvenil, toda vez que ellas, si están
fundamentadas en los derechos de las personas, generan capital social, en especial las políticas
relacionadas con educación y salud.

Ahora bien, va a depender de la noción de ciudadanía que compartamos, las estrategias de


intervención que implementemos.

Según Pablo Gentili9, esta puede ser entendida a lo menos desde tres miradas:

1. Ciudadanía, como un conjunto de derechos formales y legales establecidos

Desafío: Cómo universalizar estos derechos y cómo generar determinado tipo de


acciones que permitan, por ejemplo, aumentar la permanencia de los niñ@s en la
escuela.

2. Ciudadanía, como el ejercicio de un conjunto de prácticas responsables de intercambio


en la esfera del mercado. Como reconocimiento del sujeto en tanto agente de mercado.
Como espacio a partir del cual se define la naturaleza de la intervención del sujeto en el
mercado.

Solo se puede ser ciudadano en el mercado. Ciudadano = consumidor.

8
www.siniñez.org
9
Ponencia de Pablo Gentili, Universidad de Río de Janeiro, Brasil. En seminario internacional “Reformas Curriculares en
los 90 y Construcción de ciudadanía” PIIE, Santiago, marzo, 2003. Notas personales

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Desafío: Desregular más, fiscalizar menos. Ciertas condiciones de desigualdad son


necesarias para que exista competencia y también libertad de elección.

3. Ciudadanía, como una práctica social, para la cual el reconocimiento del carácter
jurídico de los derechos es una condición necesaria pero no suficiente, en términos de
lograr que la práctica social tenga las siguientes condiciones:

• Igualdad (sustantiva)
• Derecho de democratización real de la gestión democrática del poder
• Principio de solidaridad
• Necesidad de utopía. Construcción de un horizonte utópico.

Desafío: a) Participación efectiva que permita la transferencia progresiva del poder y la


gestión a las comunidades. b) solidaridad activa y emancipadora que permita convertir
en reales y concretos los derechos formales; en otras palabras, disposición a la
construcción de condiciones de igualdad para todos y todas. c) Búsqueda de un
reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos universales.

La definición de ciudadanía que adoptemos, determinará los derechos que adquieren más
relevancia. Sin embargo, los derechos civiles y políticos aparecen a la base de las tres visiones,
aunque con mayor claridad en la primera y la última; en la segunda definición se pone en
cuestión el principio de universalidad de los derechos.

Los derechos ciudadanos son entre otros los denominados derechos civiles y políticos y, los
derechos civiles son aquellos que nos corresponden como personas, en tanto son derechos
inherentes a nuestra condición humana, como son la vida, la libertad, la propiedad, la libre
expresión del pensamiento, etc., entonces toda discriminación atenta contra los derechos
civiles. Los derechos políticos, a su vez, nos corresponden en tanto miembros de un Estado, y
por tanto, nos habilitan para tomar parte de la vida cívica del país.10

Desde el enfoque de derechos, la ciudadanía como práctica social, aparece coherente con los
principios de la Convención por una parte, y por otra, con la necesidad de un rol activo de los
garantes, a través de la construcción de mecanismos de exigibilidad, y de la sociedad civil, a
través de acciones de incidencia política.

Para las instituciones de la sociedad civil que trabajan en la promoción de los derechos de
niños, niñas y jóvenes, aportar a la construcción de ciudadanía ha de ser un proceso
permanente e intencionado.

e) Participación Infantil

Se distinguen cinco tendencias de discursos acerca de participación infantil que ponen énfasis
en diferentes aspectos:

1. Convención Derechos del Niño: Soporte jurídico de promoción de los Derechos del Niño
y Niña. No se habla directamente de participación pero reconoce el derecho a la libertad de
expresión, opinión, pensamiento, conciencia religiosa y asociación como condiciones que

10
Andrea Sanhueza, Directora de Corporación Participa, Los derechos ciudadanos. EN: ¿Se protegen en Chile los
derechos ciudadanos?, Capítulo Chile del Ombudsman, Defensor del Pueblo. Foro público desarrollado en Agosto del
2002, Santiago, Chile

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hacen que la participación se traduzca en influencia en las decisiones que se toman en


ámbitos de su interés. La autonomía del ejercicio de los derechos sería progresiva.

2. Robert Hart: apunta a la participación ciudadana, a la intervención ciudadana que los


niños tienen acerca de temas que les afectan, en cuanto toma de decisiones. Se distinguen
8 niveles11 de participación que aluden a grados más que a formas. El autor define
participación como "el proceso por el que se comparten decisiones que afectan la propia
vida y la vida de la comunidad en la que uno habita. Es el medio por el cual se construye la
democracia, y es un patrón que debe servir para las democracias”

3. Peter Crowley: enfoque también del Capítulo de Infancia de las Naciones Unidas -
UNICEF, apunta al carácter civil y político de participación. Es un fin en sí mismo y un medio
para el logro de otras metas relacionada con los derechos del niño. La participación infantil
debiera esta presente en todos los hechos que son de interés y afectan a los niños. La
participación es un derecho, no una obligación. El autor define participación infantil como
“un principio director clave, un derecho ‘facilitador’, es decir que su cumplimiento
contribuye a asegurar el cumplimiento de todos los demás derechos. No es solamente un
medio para lograr un fin, ni tampoco simplemente un ‘proceso’: es un derecho civil y
político básico para todos los niños y, por lo tanto, es también un fin en sí mismo”

4. García y Mico: niños como preciudadanos, o ciudadanos en potencia. Expone las


siguientes razones:

• Existencia de un tiempo previo para la habilitación de los derechos cívicos y políticos


(justificación política)
• Socialización política deficiente de los niños que no los prepara para la democracia
(justificación psicológico-social)
• Carencia de políticas públicas que reconozcan en los niños la calidad de ciudadanos
sociales y sujetos de derechos socioeconómicos (justificación social)
• La condición potencial del niño para adquirir virtudes éticas (justificación filosófica)
• El carácter evolutivo de la formación moral del niño (justificación moral)
• El tránsito de la heteronomía a la autonomía personal (justificación jurídica)

5. Participación como protagonismo integral: se propone el protagonismo en cuanto


permite recuperar la condición de sujeto social y de actor del niño. Se basa en la condición
de sujeto del niño y en su educabilidad en los derechos humanos, apostando a que el niño
es un actor social relevante capaz de influir positivamente en los cambios sociales. Se
apuesta a una reasignación de roles en la sociedad en base a la condición de sujetos de los
niños que contemple el legítimo protagonismo de los niños. La participación es también aquí
un elemento de construcción de identidad. Se destaca la organización infantil como ejemplo
de participación.

Los enfoques mencionados son complementarios ya que aluden a los diferentes aspectos de la
existencia social del individuo. La participación es la presencia real, activa y efectiva del
individuo en los distintos espacios sociales donde se desenvuelve –familia, escuela, barrio,
comuna, país – la cual se expresará en la capacidad de influir en la toma de decisiones en su
11
Estos niveles van desde la manipulación, pasando por el de la participación decorativa y la participación simbólica.
Estos tres primeros peldaños de la escalera, los evalúa Hart como no-participación porque son los adultos quienes
movilizan la participación de los niños para sus propios fines o intereses. Los siguientes cinco peldaños denominan los
distintos niveles de participación infantil como: participación asignada pero informada; consultada e informada; iniciada
por adultos y compartida con los niños; iniciada y dirigida por los niños; y finalmente, iniciada por los niños con
decisiones compartidas con los adultos.

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entorno y/o acerca de asuntos que son de su interés. Esto mismo se aplica para la participación
infantil, la cual apunta a la presencia de la niña y el niño como sujeto social, reconociéndosele
su capacidad de aportar en el presente a la sociedad de la cual forma parte, además de ser su
participación un elemento enriquecedor para su desarrollo y la conformación de su propia
identidad.

Considerando lo anterior, la participación infantil no es sólo una necesidad (pues si es vista de


ese modo se estaría asumiendo un carácter pasivo a la presencia de niños y niñas en el ámbito
público) sino que es un derecho, derecho que tienen los niños y las niñas para hacer que sus
opiniones sean tomadas en cuenta seriamente y asumir responsablemente, según su grado de
madurez y desarrollo, decisiones compartidas con otros en los asuntos que afectan sus vidas y
la de su comunidad.

Se trata de un proceso a través del cual los niños y niñas influyen y comparten el control sobre
iniciativas y sobre las decisiones y recursos que les afectan. Es importante notar que la
participación va más allá de lo cívico - político. La participación trata sobre la vinculación de las
personas en todos los aspectos de su vida y de su mundo. La participación de los niños es más
que permitirles manifestar su opinión en una conferencia o en el desarrollo de un proyecto
específico. Es acerca de generar espacios para que interactúen activamente dentro de la
familia, la escuela, la comunidad y toda otra esfera de gobernabilidad.

Para comprender la participación, al igual que Espinar (2003), como el ejercicio del poder
que tienen los niños y las niñas para hacer que sus opiniones sean tomadas en cuenta
seriamente y para asumir responsablemente, según su grado de madurez y
desarrollo, decisiones compartidas con otros en los asuntos que afectan sus vidas y la
de su comunidad, debemos comprender que el ejercicio de poder al que se alude en la
definición no está referido al poder político -generalmente entendido así por los adultos- que se
ejerce con autoridad, que se reconoce en el sujeto que lo detenta y que lleva a relaciones
jerárquicas, excluyentes y de dominación; poder por el que se compite, que no se comparte. El
ejercicio de poder de la definición de participación infantil asumida, es un poder entendido
como capacidad, como un reconocimiento personal subjetivo de poder hacer algo: de pensar,
de actuar, de tomar parte en las decisiones, en definir qué y cómo, de asumir retos, de
trabajar juntos en relaciones horizontales, de reconocer sus habilidades y capacidades. Este
poder no se conquista arrebatándoselo a otro; es un poder que se construye con el incremento
de la capacidad para ejercerlo, en el marco de relaciones horizontales.

La concepción adulta que se ha tenido -y se tiene- del niño como sujeto pasivo y sujeto a la
protección del adulto, ha negado la necesidad, la posibilidad y el derecho de considerar su
punto de vista específico, tanto en los asuntos que directamente le afectan, como en los
asuntos comunes y colectivos.

El reconocimiento y el ejercicio de los derechos está estrechamente ligado a las oportunidades


de desarrollo personal y social; la participación ejercida como derecho es un instrumento
para poner en práctica otros derechos.

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