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Por: Bernardo García | Enviar Correo al Autor | Más Artículos del Autor
El estudio sobre el “milagro asiático”, por fin, se publicó en 1993, financiado por el gobierno
japonés (1). Parco informe pero que reconoce que los gobiernos fueron capaces de diseñar
estrategias exitosas, que sólo compartían con el Consenso de Washington el manejo juicioso mas
no obsesivo del equilibrio macroeconómico. No Estados desmantelados y mínimos sino dotados de
instituciones robustas. No obstante, la mayoría de los economistas insiste en convertir las
conclusiones en premisas, como si la mano invisible gobernara el surgimiento mágico de las altas
tasas de ahorro, la transferencia tecnológica masiva y bien focalizada, y sobre todo el manejo
inteligente de las barreras arancelarias. Otro tanto sucede ahora con el explosivo despertar chino.
Deng Xiaoping, líder del viraje chino, no fue quien inventó la fórmula. Vladimir Ilich
Ulianov, alias Lenin2, fue el primero en recitar los primeros versos sobre la economía
mixta. A cada quien sus méritos y sus desaciertos. Su ideológico sucesor Nicolás
Bujarin, quien además de ser ejecutado por Stalin tuvo poca fortuna en su periplo por el
Comité Central. Calificado como jefe de la fracción de derecha, tuvo que resistir los
embates de las tesis trotskistas sobre militarización de la economía y las radicales tesis
de Preobrazhenski, quien no cesaba en formular con acento ortodoxo la necesidad de
cubrir una fatal etapa de “acumulación primitiva de capital socialista”, así chorreara
sangre y fango como en la primitiva capitalista. Completaba la metáfora de Marx con la
necesidad de construir una etapa de transición, monda y lironda, de un recio capitalismo
de Estado. Con el exilio y asesinato de Trotsky y la ejecución de Bujarin,
Preobrazhenski, Zinoviev, Kamenev y otros diecisiete dirigentes bolcheviques y
compañeros de Lenin, la nueva economía política de Lenin es enterrada por Stalin, y las
“tesis de izquierda” se ponen en marcha.
Como toda economía mixta, el Estado se reserva, sin embargo, el plan estratégico. Con
el advenimiento del stalinismo se cerró una página que de estar contemplada en la
clásica obra de Shonfield5 sobre las variadas formas de economía mixta dominantes en
Occidente, ciertamente que la NEP aparecería como una mixta autoritaria, al lado del
sistema socialdemócrata sueco, aunque no tan extremada en su transparencia ante la
opinión pública.
Pero es preciso señalar que la sepultura de la NEP leninista se explica también por la
aparición, en los años de la posguerra (1945-50), del Estado del Bienestar y de la
Economía Mixta en todos los países industrializados de Occidente, y el advenimiento de
la Edad de Oro de las teorías de desarrollo para los países emergentes. Grave desafío
para el stalinismo cerril.
En efecto, el peligro avistado por los teóricos ortodoxos constituía el hecho de que en
Occidente capitalista se fraguara una tercera vía inusitada: tesis de capitalismo salvaje,
antítesis soviética totalitaria y síntesis en un Estado de Bienestar en el contexto de una
economía mixta. Es preciso releer las páginas apologéticas del economista trotskista
Mandel (pp. 229, 334), sobre la “vía soviética al socialismo” y las despectivas que le
consagra a la modalidad occidental, para entender la dificultosa resurrección de la NEP
leninista en China. En efecto, los autores del viraje chino tuvieron que padecer los
excesos humillantes de los enardecidos jóvenes maoístas durante la Revolución Cultural
desencadenada contra sus ‘desviaciones’.
Pero, ¿qué pudo haber hecho saltar aquella chispa ‘contrarrevolucionaria’ en China?
Quizá la misma que enardeció a Margaret Thatcher para lanzar un ataque frontal contra
el Estado del Bienestar. El “milagro asiático” de los años 70 –apadrinado por Japón y
con mirada permisiva de Occidente, envuelto en la Guerra Fría– sacudió los esquemas
de pensamiento dominantes. Mihael Gorbachov (1989) confiesa ante las masas cubanas
congregadas en la Plaza de la Revolución de La Habana, a la espera de una condonación
de la deuda, que el sistema soviético está a la zaga en todos los frentes productivos, en
ciencia y en tecnología, y en otros aspectos tan caros para la ideología bolchevique. La
premier Thatcher endosa como culpables de la crisis de estanflación al Estado del
Bienestar y la competencia desleal de los países emergentes. En China surgen también
las disidencias ante el espectacular despegue de los ‘tigres’ asiáticos.
De esas tres reacciones ante la crisis económica, se salva la sabiduría china, con “un
sistema y dos mercados”. La Unión Soviética se derrumba con la ayuda del Fondo
Monetario Internacional y del Banco Mundial. El Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz
no acepta militar entre los que le aducen a estos organismos mala fe y conspiración
contra la competencia exitosa. Ni en Rusia ni en la crisis asiática ni en la Argentina.
La insurgente China
Situados en un breve contexto histórico y conceptual, se pueden resumir las
características más notables del modelo chino.
Talla de potencia
No cabe duda de que el modelo chino, como el de la India o el de Brasil, brilla porque
se trata de un país de talla mayor. El famoso modelo de los Tigres Asiáticos medró
confortablemente gracias al auspicio regional del Japón y la permisividad de Occidente
ante la expansión comunista sino-soviética. Y sigue siendo un modelo, como el
practicado en China con mayor energía y presencia del Estado, pero a condición de que
se plantee en grandes mercados. Esta es la diferencia más notable con las economías
latinoamericanas, cuya integración apenas ha vuelto a despertar en medio de bostezos.
Por otra parte, los altos ritmos con que el Estado multiplica a marchas forzadas la
construcción de infraestructuras, puertos, aeropuertos, autopistas, vías férreas, puentes,
embalses y rascacielos dan la impresión de que China se prepara para hacer una
espectacular presentación de su nueva cara en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 y
para la Exposición Universal de Shangai en 2010.
El desafío social
Los pobres, en apenas una década, forzados o invitados al éxodo, se estiman en 300
millones migrados hacia las costas orientales, en donde se concentran las inversiones de
las empresas multinacionales y por supuesto el acceso al mar y el transporte más masivo
y económico. Los salarios no son tan misérrimos, como se presentan al convertirlos en
divisas duras porque la moneda china se encuentra subvaluada en casi un 20 por ciento.
No obstante, las prestaciones sociales, los seguros de vejez y otras condiciones de vida
de los trabajadores flaquean todavía por doquier. Los niveles de vida crecen, pero en
forma desordenada y con no poca disparidad. Los pequeños y medianos empresarios,
esos ‘contrarrevolucionarios’ de ayer, son ahora declarados “fuerzas productivas de
avanzada”. La enmienda (2003) de que “la propiedad privada obtenida legalmente no
podrá ser violada” sigue en pie, y las fisuras políticas que se expresaran en Tian’anmen
están en el congelador sine die.
Lo que los chinos aún no han podido demostrar es que su empeño por el crecimiento
económico se haya doblado de una ingeniosa ingeniería que le garantice pasar el
examen propuesto por J. Shumpeter para calificarse como una sociedad más allá del
capitalismo clásico y por cierto del “socialismo real”, en desuso.
En efecto, los bajos salarios contabilizados por las empresas, no incluyen la moneda
subvaluada en casi un 20%, más los subsidios estatales o la gratuidad de los servicios de
educación, salud y vivienda.
1 B.M.: The Asian miracle economic growth and public policy, N.Y. Oxford University Press, 1993.
2 El socialista alemán R: Hilferding, autor de “El capital financiero” (1913), desarrolla simultáneamente algunas novedosas sobre el
capitalismo post Marx, en la que advierte la posibilidad de regular el caos capitalista (crisis cíclicas) a través del dirigismo planificado de los
4 Stepehen F. Cohen: Bujarin y la revolución bolchevique, Siglo XXI Editores, Madrid, 1976.
5 Andrew Shonfield: Modern capistalism-The changing balance of public and private power, Oxford University Press, London, 1968.
6 Ver “La suerte del dólar se juega en Pekín” en Le Monde Diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, marzo 2005.
http://www.eldiplo.info/mostrar_articulo.php?id=267&numero=44