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Este es un ensayo personal1, donde busco identificar algunas “huellas de género”2, a
partir de una selección de referencias que he conocido y que forman parte de las
construcciones culturales que han configurado la sociedad mapuche, toda vez que son
reproducidas por sus integrantes. No pretendo en ningún caso ofrecer una muestra
representativa de referencias –es probable que existan otras que den cuenta de lo
contrario– no obstante, las referencias escogidas han sido suficientemente
conmovedoras para mí, en dos sentidos: uno, en la posibilidad de una identidad
femenina del equilibrio y la armonía; dos, en el reconocimiento de relaciones sociales
desiguales basadas en la dominación masculina del cuerpo femenino y que pienso es
necesario visualizarlas como tal, nombrarlas por su nombre, para así echarlas al
olvido, sanar las heridas y liberar el cuerpo3.
Al final de este ensayo he querido mostrar algunas referencias que dan cuenta de
nuevas reconfiguraciones de género necesarias para esta trasformación, desde la
perspectiva de mujeres que han encontrando en la reelaboración poética de la
cosmovisión o en la independencia económica, nuevos caminos para revertir
paulatinamente las situaciones de dominación.
1 Mis bisabuelas fueron Mapuche y supongo que muchas personas en Chile tienen también parentescos
similares.
2 Este concepto lo he acuñado a partir de la lectura del texto de Harding (1996), en el cual ella busca
“identificar las tendencias causales presentes en la vida social que dejan huellas de género en todos los
aspectos de la empresa científica” (p:32), pertenenciente a una tradición androcéntrica, es decir,
fundada en el dominio masculino.
3 Comparto con la filosofía budista la necesidad de construir la memoria para luego olvidar, como
mecanismo de sanación.
2
Cosmovisión y mujer Mapuche
Si bien existen diversos mitos que configuran el origen del pueblo mapuche4, he
escogido el mito de Wanglen, escrito por Armando Marileo (2007)5, pues da cuenta de
la relación entre el cuerpo femenino y la naturaleza. De acuerdo a este autor,
Wanglen6 habría sido originada en el espacio cósmico, ka – Mapu7, por espíritus que
4 El más conocido es el mito de Xen Xen y Kai Kai, donde una serpiente de tierra se enfrenta con una
serpiente de mar. Este mito se ha asociado a los terremotos y maremotos que originaron y organizaron
la vida en el planeta, específicamente al actual orden geológico. Ver Figueroa (2009).
5 Armando Marileo es un intelectual mapuche del Lago Budi, escogido por su comunidad Gnempin
(dueño de la palabra).
6 También puede escribirse Wagvlen.
7 También puede referirse a Wenü Mapu.
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allí moraban. A consecuencia de las relaciones caóticas de estos espíritus, se crearon
las montañas, los volcanes, los mares y los ríos, configurándose la tierra firme, nag -
Mapu. Wagvlen era una estrella, que al caer a tierra firme se convirtió en mujer,
hiriéndose los pies; de su sangre germinaron árboles y flores (ibid,2007).
“Wanglen al ver tanta belleza cogió de las flores que se habían originado, las
deshojó y comenzó a tirar los pétalos por todos lados; éstos se convirtieron en
mariposas y pajaritos cantores. Mientras tanto, en el lugar donde ella había
pasado, la tierra se llenó de bosques con hermosas praderas y muchos animales,
los árboles en tanto dieron frutos de los cuales se alimentó Wanglen” (p:18).
“La machi es una ‘consagrada’ por ‘los dioses’ a la lucha contra las fuerzas del
mal (wecufe). De allí la importancia, ya que el mal si bien se significa en una
persona concreta, no es menos cierto que afecta por diversos motivos, al grupo en
su totalidad”. N. al P. “Cuando se manifiesta la enfermedad en alguien, este mal
tiene carácter de afección colectiva por cuanto, por decirlo de alguna manera, la
enfermedad compromete a todos los miembros de la familia y de la comunidad”
(Foerster & Gunderman, 1996; p:2138).
8 Con letra normal en cursivas del texto original y con la incorporación de la nota al pie, N.alP.
4
La violencia de la conquista y el abuso de mujeres
“Por haberse usado contra ellos más crueldades y excesos que con otros ningunos,
ansí en la primera entrada que los cristianos entraron en aquella tierra con el
adelantado Almagro, como después con Pedro de Valdivia, matando mucha suma
dellos debajo de paz, e sin darles a entender lo que Su Majestad manda se les
aperciba, aperreando muchos, y otros quemando y empalándolos, cortando pies y
9 Detalles pueden ser encontrados en los libros del monje jesuita Bartolomé de Las Casas.
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manos e narices y tetas, robándoles sus haciendas, estrupándoles sus mujeres e
hijas, poniéndolos en cadenas con cargas, quemándoles todos los pueblos y casas
(…)”10En Bengoa, comp. (2004; p:77).
.
Violencia que afectó especialmente a mujeres mapuche quienes fueron golpeadas,
violadas, desmembradas, esclavizadas y matadas. En sus cuerpos se inscribe el código
de la conquista: una nueva forma superlativa la dominación; la instalación del miedo
en el imaginario femenino y, por tanto, la ruptura del equilibrio que establecía la
cosmovisión originaria: “la conquista rompió los equilibrios y la continuación de ésta
hasta el día de hoy los sigue rompiendo y es percibida como el origen de las calamidades
que le ocurren al pueblo. Los mitos y relatos se repiten de generación en generación”
(Bengoa, 2008; p:19).
Considero posible relacionar estos hechos con algunos relatos de violencia hacia las
mujeres, posteriores a la conquista y que incluyen referencias en el siglo XX. Me
detendré en dos de estos relatos: uno, el robo de mujeres y otro, el mito del Trauco en
el sur de Chile.
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improviso entran. Los dos hombres más fuertes se acercan y se paran cerca del
catre del matrimonio (los padres) para empuñarlos tan pronto se despierten e
intenten levantarse. Los otros sacan a la niña de la cama. ‘¿quién es?’, dice ella; en
cuanto habla se la toma. ‘¡Ay de mí!’ chilla la joven; ‘hay gente aquí; están
sacándome!’ Ella da gritos” (Coña, 2010; p:247).
También Sonia Montecinos hace referencia a este acto, parte de las “tradiciones”
mapuche, en su novela “Sueño con menguante: biografía de una Machi” de 1999. Allí,
la machi relata como fue vendida por su padre a un hombre que no conocía, con quien
debió acostarse contra su voluntad y a quien tuvo que querer con el tiempo. De esta
manera, las mujeres debían acostumbrarse a un mecanismo violento de unión con el
hombre que las deseaba para sí, continuando en un rol de botín de guerra, de trofeo
que perfecciona la conquista, esta vez de las mujeres.
El fenómeno del Trauco, que es reproducido popularmente con cierta picardía, cuando
las mujeres quedan embarazadas y no hay claridad sobre le progenitor, es re-escrito
dramáticamente por la poeta Huilliche Graciela Huinao, al referirse a la violación
sufrida por una abuela a causa del Patas Verdes:
“El Patas Verdes fue un monstruo, engendrado en España y parido en el sur del
mundo, esta mezcla dio como resultado, el peor producto de la especie humana
conocido, no se le compara con bestia alguna, porque sería rebajar a cualquier
animal.
Como todo asesino era un cobarde, siempre atacaba cuando las mujeres estaban
solas y éstas despavoridas arrancaban a la montaña perseguidas de cerca por el
sabueso de la muerte que iba olfateando sus pasos.
Varias denuncias fueron estampadas, ninguna fue acogida, porque los muertos y
violadas eran “indios” y muchas veces se vio al Patas Verdes y su banda tomando
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con los pacos. Otros relatos hablan que a la justicia le pasaba plata o le pagaba
en animales robados.
La maldición cayó en mi sangre, cuando mi abuela tenía doce años. Ella se
encontraba en su casa acunando a sus hermanas menores, su madre había
muerto unos meses antes y su padre se encontraba arreando en la montaña sus
animales.
El pánico atravesó la puerta, ella alcanzó a ocultar a sus hermanas menores y
salió corriendo a la montaña en busca de su padre (…)
Ocho días llevaban buscándola al dar con el resto de niña que quedaba amarrada
a un árbol a pierna abierta en la montaña. El padre le creyó muerta, la Machi dijo
que podía salvarse (…)
Al mes se puso de pie y nuevo caminó por la casa. Un odio se aferró a ella y
cuando quiso borrarlo se dio cuenta que había sido marcada a hierro y el único
testigo crecía en su vientre (…)”
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Construcciones identitarias en la época contemporánea: sanando las heridas de
la conquista
“Es tu vida
me dijo una vez mi padre
colocándome un puñado de tierra en la mano.
La vi tan negra, la sentí tan áspera.
Mi pequeña palma tembló.
Sin miedo – me dijo –
Para que no te pesen los años”.
Graciela Huinao
En este sentido y a pesar de las heridas de la conquista, las mujeres fueron tomando
fuerzas y desempeñando un rol fundamental en la cultura mapuche: “En el período de
la República, posterior a la "pacificación" la sociedad mapuche se ve obligada a
transformar su economía de ganadera a campesina, a vincularse con el mundo no
mapuche en la desigualdad. Las mujeres asumen el rol de socializadoras de su cultura,
9
“insistirán en hablar el mapudungun a sus vástagos, irán a los mercados locales a vender
sus productos vestida de Chamal, con trarilonkos, y curarán a su familia con las
medicinas tradicionales”. (S. Montecino, 2002; citada en Mattus, 2009: p.20)
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La poeta reconoce la fuente de su inspiración en la naturaleza11, en ese equilibrio que
la cosmovisión sostiene y que la conquista terminó de destruir. En el poema renace el
equilibrio que emerge del refugio, de la paz del pensamiento y la memoria, y que se
reclama para la madre que fue sometida:
11 La relación con la naturaleza que se lee en los poemas de poetas Mapuche es mucha más profunda y
compleja que la que la cultura patriarcal ha pretendido instalar a través del sistema de oposiciones
mujer – naturaleza / hombre – razón. La reconstrucción y relectura de la cosmovisión mapuche permite
trascender tales oposiciones.
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Referencias bibliográficas consultadas
BENGOA, José (2008) Historia de los antiguos mapuches del sur. Desde antes de la
llegad de los españoles hasta las paces de Quilín. Santiago: Catalonia. Tercera edición.
CORREA, Martín & MELLA, Eduardo (2010) Las razones del ilkun / enojo: memoria,
despojo y criminalizacióm en el territorio mapuche de Malleco. Santiago: Lom
Ediciones / Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas.
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FOERSTER, Rolf & GUNDERMANN, Hans (1996) “Religiosidad mapuche
contemporánea: elementos introductorios”. En Hidalgo et al, editores Etnografía:
Sociedades indígenas contemporáneas y su ideología. Santiago: Editorial Andrés Bello.
JARA, Paola, LARGO, Eliana; LOBOS, Luis (2003) Mujer Mapuche y Desarrollo: Miradas
y Huellas de Cambio. Temuco: GEDES / Pehuén Editores.
MATTUS, Charlotte (2002) “Los derechos de las mujeres Mapuche en Chile, pilares
invisibles de la resistencia de su pueblo”, Documento de trabajo. Observatorio
Ciudadano. Disponible en Internet.
MONTECINOS, Sonia (1999) Sueño con menguante: Biografía de una Machi. Santiago:
Editorial Sudamericana.
SCOTT, Joan (1999) “El género: una categoría útil para el análisis histórico” En Marysa
Navarro y Catherine Stimpson (comp.) Sexualidad, género y roles sexuales, Argentina:
FCE.
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