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Orígenes de la Psicología Infantil

La esperanza que expresó Ellen Key en 1900 en el sentido de que éste sería "el siglo del niño" surgió, en parte,
del hecho de que en la segunda mitad del siglo diecinueve había comenzado a desarrollarse una psicología
infantil con bases científicas. Con la observación y experimentación como método, y basada en parte en la
teoría de la evolución de Darwin, la psicología infantil prometía dar fundamentos racionales a la educación;
también se intentó crear una ciencia del niño que fuera independiente y que se extendiera más allá de la
psicología.1 El rápido aumento en el número de publicaciones sobre psicología infantil, de programas de
enseñanza e investigación en las universidades, y la creación de organizaciones, revistas especializadas y
centros de investigación en Gran Bretaña, Francia, Alemania, los Estados Unidos y otros países
industrializados daban testimonio de estos hechos.2
En este capítulo, mostraré a través de un análisis de la obra y la época de William Thierry Preyer la
forma en que los acontecimientos sociales, reflejados y mediatizados de diversas maneras, influyen sobre la
construcción de teorías científicas, y cómo éstas, a su vez, se utilizan para resolver problemas sociohistóricos.
Asimismo, espero dejar en claro que el avance de la ciencia no implica necesariamente el progreso del
conocimiento. Trataré de identificar los obstáculos que se oponen al conocimiento, y de esta manera contribuiré
al desarrollo de una teoría que sea capaz de examinar estos obstáculos para lograr superarlos. En este
sentido, la historia de la psicología puede resultar de gran ayuda para la psicología en general.
El hecho de que me haya concentrado en Preyer, a pesar de todas las limitaciones de su obra, se
debe, más que nada, a que se lo considera un pionero. Sin embargo, esta elección es algo arbitraria ya que las
investigaciones sobre niños son de carácter internacional. Por lo tanto, espero que este capítulo estimule la
investigación sobre actividades paralelas en otros países.3
Describiré primero la situación de la psicología infantil antes de Preyer, con el fin de contar con un
punto de referencia para la descripción de nuevos métodos y teorías que surgieron más tarde. Luego, reseñaré
el contexto social de las teorías científicas en Alemania después de 1850, lo que va a servir para clarificar la
recepción de Darwin que realiza Preyer y para ubicar la obra epistemológica de este último. Para terminar,
interpretaré la obra de Preyer sobre la psicología infantil como resultado de su concepción de la naturaleza y de
la sociedad, y examinaré sus consecuencias prácticas para la pedagogía y la política.
LOS INICIOS DE LA PSICOLOGIA INFANTIL
La necesidad de desarrollar una psicología infantil surge cuando las formas normales de educación de
los niños resultan ineficaces, o problemáticas desde el punto de vista social. Sin embargo, lo necesario no
siempre es posible. El proceso por el cual se transforman los problemas sociales en cuestiones que pueden
resolverse en forma científica presupone, por un lado, que los problemas prácticos se articularán en categorías
generales y, por el otro, que las distintas ciencias ya cuentan con estrategias para la resolución de problemas
que permiten un tratamiento especializado de estos. Esta conjunción de factores se dio de manera especial en
la época del Iluminismo Alemán.
Los primeros esfuerzos importantes por lograr una psicología infantil se realizaron en el círculo de los
llamados "filántropos". Eran un grupo de hombres de letras y teóricos con experiencia práctica como
educadores, que aspiraban a adelantar la transición a la sociedad burguesa mejorando la educación. Durante
la etapa de transición desde la educación por parte de tutores particulares a la educación pública, trataron de
lograr que se aceptara la racionalidad burguesa. En la práctica, crearon instituciones educacionales modelo (las
philantropina)5; en la teoría, elucidaron las condiciones necesarias de un conocimiento pedagógico sobre la
naturaleza del niño y de la sociedad. Para ello, tomaron como modelo las relaciones económicas, sociales y
políticas en Gran Bretaña y Francia, y siguieron las teorías educacionales del Iluminismo Francés, sobre todo
de Rousseau, y de los empiristas ingleses, sobre todo de Locke.
La idea central consistía en que, dadas las condiciones sociales del momento, ningún individuo podía
desarrollar todo su potencial. Se consideraba que era necesario "aprender del niño" qué capacidades podían
desarrollarse por medio de la educación y de qué manera, con el objetivo de lograr la realización de la libertad,
la razón y la independencia social, cualidades específicas del ser humano.6 Los filántropos basaban su idea de
la educación en el distingo entre la naturaleza humana y la sociedad. Se consideraba que la sociedad era la
condición necesaria para el desarrollo individual, y a la vez, su límite. Al mismo tiempo, se concebía el
desarrollo del individuo a través de la educación como una condición para el progreso social, el que a su vez,
hacía posible la libertad y autoconfianza del individuo en el sentido más amplio.
Para clarificar las bases psicológicas de la educación, era necesario contar con una historia evolutiva
de la mente como parte de la historia de la naturaleza. Sin embargo, tal historia resulta problemática ya que la
auto-observación, que es el único medio seguro para obtener conocimiento psicológico, surge del desarrollo
racional que se pretende explicar; además, la observación de otros, que presenta otras dificultades, también
depende de la auto-observación.7 Los filántropos intentaron resolver este problema tal como lo habían hecho
los médicos en su época, es decir que sometían las experiencias y observaciones individuales al debate
público con el objetivo de aclarar tanto problemas teóricos como las dificultades metodológicas que surgían al
redactar las "historias educativas."8
Los filántropos estaban cada vez más seguros de que estas dificultades sólo podían superarse
mediante una división de las tareas. El "observador pedagógico" requería una capacitación especializada. Las
observaciones debían llevarse a cabo no sólo para mejorar la educación, lo que constituía el objetivo principal,
sino también simplemente para conocer mejor la naturaleza del niño. Estas observaciones variaban de acuerdo
con la situación y se las complementaba con otros materiales, como información biográfica y estadísticas
escolares. Ernst Christian Trapp (1745-1818) describió la forma en que podrían llevarse a cabo observaciones
sistemáticas en ausencia de una psicología experimental análoga a la física experimental.9 Se debería
observar a niños de la misma edad para ver cuántos y en cuánto tiempo eligen determinados objetos y qué
ideas, percepciones, expresiones y acciones surgen durante este proceso. "Para realizar el experimento deben
combinarse de todas las formas posibles la edad, el número, la contextura física, las diferencias en los niños y
en los objetos." Se consideraba que "los objetos también pueden ser personas que mezclamos con los demás
objetos"10, lo que ampliaba la idea anterior.
Trapp comparó las observaciones individuales con las observaciones en "sociedades experimentales"
de hasta veinte niños con el objetivo de investigar problemas como la eficacia de la educación individual y
grupal y las condiciones para la formación de grupos. Los observadores en los colegios "espiarían cada
movimiento de los niños" para registrar las causas y los efectos de la conducta, y la cantidad de tiempo y
energía que requieren las distintas materias, con lo cual se proporcionaría una base matemática a los
experimentos para el progreso escolar. Se transferirían a la pedagogía las investigaciones estadísticas
realizadas en Francia sobre el uso económico de la mano de obra en relación con los salarios. Se esperaba
"iniciar así una revolución en nuestra educación y por ende en nuestras costumbres y en nuestras instituciones
políticas"11 a partir de un uso racional de la energía física, intelectual y moral.
En 1785, Joachim Heinrich Campe (1746-1818) señaló la necesidad de "contar con un diario en el que
un 'observador psicológico' registraría de manera precisa e ininterrrumpida todos los cambios físicos y mentales
observados en el niño desde que nace", lo que marcó el surgimiento de la investigación especializada sobre
psicología evolutiva.12 El trabajo de Campe alentó la publicación de este tipo de diarios.13 Fue en este
contexto que el filósofo Dietrich Tiedemann (1748-1803) publicó sus "Observaciones sobre el Desarrollo de las
Capacidades Mentales en los Niños", un informe estructurado en forma cronológica sobre el desarrollo más
temprano de su hijo.14 Pero estaba interesado, sobre todo, en las funciones sensoriales y cognitivas
asociadas al desarrollo del cuerpo y no hacía hincapié en las influencias educacionales.
La Revolución Francesa constituía un peligro para los gobernantes de los estados alemanes, y en
consecuencia, quedó interrumpida la tradición del estudio empírico de los niños, que habían iniciado los
filántropos. Se desconfiaba cada vez más de su "materialismo pedagógico" y de su "cosmopolitanismo", y se
reemplazó su "empirismo asistemático" por concepciones de la educación clásico-humanísticas y
específicamente nacionales. Las tendencias historicistas en la política y la literatura iban en contra del ideal del
Iluminismo. Dentro de la ciencia, la Naturphilosophie romántica siguió adelante con la idea del desarrollo, pero
el objetivo práctico de un cambio con bases empíricas en el individuo y en la sociedad quedó postergado
durante mucho tiempo. La psicología de Johann Friedrich Herbart (1776-1841) influyó sobre la teoría
pedagógica a lo largo del siglo diecinueve, pero no condujo a la investigación empírica en psicología infantil
hasta la década de 1870.15
En la década de 1850, los médicos J. E. Löbisch, Berthold Sigismund y Adolf Kussmaul tomaron en
cuenta investigaciones antropológicas y fisiológicas y sobre animales y los unieron a sus propias observaciones
sobre niños.16 Sigismund, en particular, apoyaba el movimiento de los maestros democráticos por la educación
popular, que tuvo lugar durante el período anterior a la Revolución de 1848. Procuraba estimular a los padres
para que observaran a sus hijos, y unió este esfuerzo a la esperanza de que pudiera formarse una "sociedad
de investigación cooperativa" similar a las organizaciones de los naturalistas. Estos tres hombres consideraban
que su trabajo constituía una preparación para una nueva psicología evolutiva general. Como no sabían de la
existencia de sus predecesores durante el Iluminismo, podemos considerar que sus esfuerzos fueron un
segundo comienzo. Ahora nos referiremos justamente al contexto de este segundo comienzo.
LA PSICOLOGIA INFANTIL DE PREYER, PRODUCTO DE SU INTERPRETACION DE LA NATURALEZA Y
DE LA SOCIEDAD
Preyer tenía un programa amplio para tratar los aspectos mentales y físicos del desarrollo humano
temprano. El ensayo "Psicogénesis" de 1880 constituyó la preparación para su trabajo principal, El Alma del
Niño, publicado en 1882, mientras que El Desarrollo Mental del Niño de 1893 contenía un resumen,
aplicaciones prácticas y sugerencias para realizar otras investigaciones.41 En lo que se refiere a la parte
embrio-fisiológica y a la parte física de su programa, en 1885 se publicó la Specielle Physiologie des Embryo
pero no se editó ningún otro libro, lo que se debió, sin duda, a la publicación de Physiologie des Kindesalters,
de Karl Vierordt, en 1885.42. Así, para Preyer la "Psicogénesis" era el desarrollo de la mente humana y animal,
una parte de la psicología científica o, más precisamente, de la psicología fisiológica; podía entender la
psicogénesis como un desarrollo mental porque no separaba las categorías psiquis [Seele] y mente [Geist]. De
esta forma, la psicología ontogénica del niño, cuyo objetivo debería ser "una historia empírica de la razón",
pasa a ser la parte más importante del desarrollo mental de la humanidad en general.
En 1873, Preyer encontró en la anatomía y la fisiología comparadas de los organismos simples la clave
para explicar la mente humana y procuró complementar esto con la observación de los instintos de los
animales y del desarrollo intelectual de niños en edad escolar, utilizando a los docentes como observadores.43
Más tarde argumentó que el desarrollo de la mente animal no bastaba para entender la mente humana, a pesar
de su parentesco. En cambio, el desarrollo mental del niño durante los primeros años de vida constituía el
principal punto de acceso metodológico. Los médicos, los naturalistas, los lingüistas y los educadores "hasta
ahora han sacado a la luz muy poco material para construir una historia evolutiva de la mente basada en
hechos".44 Los investigadores independientes, con formación en fisiología, deben observar con detenimiento
una gran cantidad de recién nacidos, comparar con actitud crítica los resultados obtenidos, y controlarse entre
sí para evitar generalizaciones prematuras. Es necesario llevar un diario desde el nacimiento, que se base en
observaciones diarias de varias horas. Las instrucciones deben estar estrictamente prohibidas y ciertas
preguntas deben contestarse a través de repetidas observaciones y experimentos inocuos. Sin duda, las
investigaciones estadísticas son convenientes pero no pueden reemplazar la observación continua de niños
sanos con desarrollo normal.45
Desde el punto de vista del solipsismo se considera que el niño es una potencialidad que se
desenvuelve, por lo cual su desarrollo no se considera desde la perspectiva del enfrentamiento con el medio
ambiente natural y social sino, más bien, con el fin de identificar sus disposiciones innatas:
"En la psicogénesis lo que se hereda es tan importante como la propia actividad. Nadie podría, de
repente, desarrollar su mente solo, mediante su propia experiencia. Al contrario, cada uno debe desarrollar y
hacer revivir las disposiciones hereditarias y las huellas de las experiencias y actividades de sus
antepasados".46
Sin embargo, es esencial encontrar criterios precisos para separar el material hereditario de aquel
adquirido individualmente. Al principio, Preyer siguió adelante por medio de substracciones. Si no hay causas
externas por encontrar, entonces se deberían buscar causas internas. Si éstas presuponen experiencias e
ideas, son adquiridas; si no, son hereditarias. Luego, definió un criterio positivo: "hereditario se refiere a todas
las características del organismo que se repiten periódicamente.... Aquello que persiste con regularidad durante
un largo tiempo en muchas generaciones se considera hereditario."47 A la luz de este criterio, Preyer no podía
más que fracasar en su intento de identificar la determinación hereditaria de la naturaleza humana, ya que este
criterio daba vía libre a la especulación sobre las disposiciones.
Más tarde Preyer describió el desarrollo de bebés recién nacidos, basándose en la observación de su
hijo durante los primeros tres años de vida. Al principio, el niño se encuentra dominado por impulsos, carente
de voluntad y manejado por reflejos e instintos. Esta postura seguía las relaciones genéticas de funciones
psíquicas básicas: primero, el desarrollo de los sentidos y de los sentimientos; luego, la voluntad y por último, el
intelecto y el lenguaje. El motor del desarrollo es el impulso causal inconsciente, que estructura el material
sensorial y los movimientos, y al que Preyer denominó "la disposición innata a percibir y formar ideas, es decir,
el intelecto innato."48 El principio según el cual debe evitarse toda ejercitación, considerado como principio
metodólogico para investigar el desarrollo del niño, reaparecía así como un principio psicológico: debe evitarse
toda instrucción artificial, sobre todo en los primeros años de vida. Las disposiciones hereditarias determinan la
dirección y la secuencia de los pasos evolutivos relevantes, que se dan a través de ideas que compiten. De
esta manera, los primeros movimientos imitativos logrados surgen de la competencia de todos los movimientos
posibles impulsivos, reflejos, instintivos y otros, un signo de que finalmente triunfa una idea, de que la voluntad
está presente. Por lo tanto, dijo Preyer, es hora de que "permitamos que el desarrollo natural tenga lugar de
manera más fisiológica."49
LA IMPORTANCIA HISTORICA DE PREYER
Preyer no fue el único ni el primero en realizar investigaciones sobre psicología infantil. Sus métodos y
categorías no eran de ningún modo originales comparados con el nivel de reflexión que ya habían alcanzado
los filántropos. El hecho de que se lo siga considerando el "padre" de la investigación sobre niños tal vez se
deba a la exactitud rigurosa con que realizó sus observaciones y las coordinó con otros hallazgos fisiológicos y
psicológicos en sus trabajos sistemáticos. En 1923 ya se había publicado la novena edición alemana de El
Alma del Niño y se editaron traducciones al inglés, al francés y al ruso. El libro sólo perdió vigencia cuando la
investigación experimental en psicología infantil condujo a teorías sobre el desarrollo más especializadas, que
se remitían a teorías modernas de psicología general.
Mi intención no fue mostrar que Preyer observó tal o cual detalle en forma incorrecta ni señalar
posturas teóricas individuales que desde un punto de vista moderno parecen absurdas sino hacer explícito el
contexto teórico de la psicología infantil de Preyer, algo que él no hizo. Así, se puede esclarecer la forma
específica que tomó su construcción de una teoría psicológica, si bien no se puede explicar, ya que no es
posible explicar una teoría remitiéndose a otra. Mi intención también fue mostrar cómo reaccionó uno de los
científicos --que trabajaba dentro de los límites de la ciencia exacta, tal como él la entendía-- ante los
problemas sociales de la segunda mitad del siglo diecinueve. Al desarrollar posturas teóricas sobre los
conflictos sociales fundamentales de la época, parecía ofrecer soluciones a problemas prácticos que eran
neutrales desde el punto de vista político.
Actualmente, ni el darwinismo social de Preyer ni su teoría idealista del conocimiento y menos aún sus
digresiones nacionalistas son de interés para la construcción de teorías. En cambio, el problema más
importante es la línea que separa las ciencias físicas de las sociales o, en términos específicamente
psicológicos, su convergencia real en el problema de entender el desarrollo individual en el área de tensión
entre la naturaleza y la sociedad. A nivel de la sociedad, las enseñanzas de Preyer sobre competencia y
fórmulas de transacción, que se basaban en las experiencias históricas del siglo pasado, sólo pueden servir de
ejemplo para advertirnos lo que sucede si se naturaliza lo social, si se deposita fe en una ley de la naturaleza
como fundamento del progreso social. Sin embargo, a nivel de la naturaleza, los intentos de Preyer por
entender el desarrollo filogenético desde el punto de vista psicológico basándose en la teoría darwiniana no
han agotado en modo alguno su potencial.
Los filántropos alemanes utilizaron el concepto de naturaleza humana para luchar contra las
condiciones sociales existentes así como para entender el desarrollo individual en la transición a la sociedad
burguesa. Preyer utilizó el concepto de naturaleza, incluyendo la naturaleza humana, para defender el dominio
burgués y justificar la subordinación individual. Sin embargo, esto no significa que en la actualidad el concepto
de naturaleza humana no se pueda seguir utilizando para justificar la reforma social.

DESARROLLO INTEGRAL DEL NIÑO VER EL VIDEO https://www.youtube.com/watch?v=9xUgxHzaRLs

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