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Emoción

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Lámina N°II del libro La expresión de las emociones en el hombre y los animales de Charles
Darwin.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos
estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso o recuerdo importante.
Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía
de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.1 Los
sentimientos son el resultado de las emociones, son más duraderos en el tiempo y pueden ser
verbalizados (palabras). Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de
distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad
del SNA y la del sistema endocrino, pudiendo tener como fin el establecer un medio interno
óptimo para el comportamiento más efectivo.2Los diversos estados emocionales son causados por
la liberación de neurotransmisores (o neuromediadores) u hormonas, que luego convierten estas
emociones en sentimientos y finalmente en el lenguaje. Conductualmente, las emociones sirven
para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas
personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como
depósito de influencias innatas y aprendidas. Poseen ciertas características invariables y otras que
muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994).3

En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la


realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica, e
incluye reacciones de conducta como la agresividad o el llanto. Las emociones tienen una función
adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene súbita y
bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras.

Índice
1 Desarrollo emocional humano
2 Las emociones básicas
3 Nivel de activación emocional o arousal
4 Historia de la psicobiología de la emoción
4.1 Harlow describe el caso Phineas Gage
4.2 Darwin
4.3 Teoría de James-Lange
4.4 Hipótesis del hemisferio derecho
4.5 Teoría de Cannon-Bard
4.6 Síndrome de Klüver-Bucy
4.7 James Papez
4.8 Reacción defensiva afectiva
4.9 El sistema límbico (MacLean)
4.10 Efectos de la extirpación de la amígdala en monos
4.11 Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer
4.12 Debate Zajonc-Lazarus sobre la cognición y la emoción
4.13 Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente
4.14 Condicionamiento del miedo
4.15 Papel de la emoción en el tratamiento de la ansiedad social
4.16 Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento
5 Neurociencia afectiva
6 Reconocimiento de emociones
6.1 Reconocimiento interno de las emociones
6.2 Reconocimiento externo de las emociones
7 Bases neurales de las emociones
7.1 Amígdala
7.1.1 Procesamiento de las expresiones faciales de las emociones
7.1.2 Condicionamiento del miedo
7.1.3 Consolidación de memorias emocionales
7.2 Corteza cingulada anterior (CCA)
7.3 Corteza prefrontal (CPF)
8 Trastornos psiquiátricos y neurológicos asociados
8.1 Población con déficit en cognición social
8.2 Demencia frontotemporal variante frontal
8.3 Lesiones de la corteza prefrontal ventromedial
9 Inteligencia emocional
10 Algunos investigadores de la emoción
11 Véase también
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Bibliografía complementaria
15 Enlaces externos
Desarrollo emocional humano
Según Bisquerra (2006), el desarrollo de las emociones en el ser humano presenta las siguientes
etapas:4

Primeros meses: Desde los primeros meses, el bebé tiene la capacidad de reconocer emociones
positivas y negativas. Es preciso considerar que la experimentación de las emociones es previa a la
capacidad de expresarlas.
Niñez: Hacia los 2 años, son capaces de demostrar empatía, es decir, reflejar el sentimiento del
otro sin necesariamente comprenderla. Mientras que, aproximadamente a los 4 años, pueden
reconocer las emociones básicas, y también entienden cómo estos sentimientos generan
diferentes respuestas.
Adolescencia: En esta etapa se enfatiza la parte social en el reconocimiento de emociones. Se va
desarrollando la autovaloración a partir de la interacción con los demás. Adicionalmente, ya se
considera que todas las emociones son aceptables; las diferentes respuestas o reacciones que
provocan las emociones pueden ser buenas o malas. Es por eso que, entre los 11 y 15 años, se
reconocen las emociones propias y las de otras personas, así como las reglas de expresión; sin
embargo, en esta etapa, se experimentan problemas en el manejo de las emociones.
Adultez: En la adultez, ya se espera que el sujeto tenga la capacidad de identificar y reconocer las
emociones propias y las ajenas, así como ejercer control adecuado de estas, teniendo en
consideración la inteligencia emocional.
En síntesis, con el paso de la edad, se generan diversos cambios de las emociones, y estos
impactan sobre la concepción del sí mismo y el entorno. En ese sentido, durante el desarrollo
emocional, la cultura y la sociedad tienen gran influencia en las emociones, ya que regulan su
expresión.

Las emociones básicas


En un estudio, y partiendo de las aportaciones de autores anteriores, Ekman y colaboradores
(1983) propusieron patrones para seis emociones diferentes que serían universales y
biológicamente básicas:

sorpresa (surprise)
asco (disgust)
tristeza (sadness)
ira (anger)
miedo (fear)
alegría / felicidad (happiness).
Esta lista de emociones básicas se convirtió en la propuesta con mayor aceptación, recibiendo el
nombre de Las Seis Grandes Emociones (The Big Six) (Prinz, 2004). Se consideraron básicas en dos
formas: 1. psicológica y 2. biológicamente, debido a que no contienen otras emociones con
prelación, y que son innatas. Ekman y colaboradores (1983) influyeron en la investigación
subsecuente, en la búsqueda de patrones de la emoción con diferentes respuestas en el sistema
nervioso autónomo, que dieron soporte al punto de vista de las emociones básicas. Sin embargo,
estudios posteriores señalan que el grado de especificidad del sistema nervioso autónomo puede
ser dependiente del contexto, por lo que persiste el debate, incluso acerca la existencia misma de
emociones básicas (Barrett, 2006).

Los resultados de un metaanálisis sugieren que las emociones negativas y positivas pueden ser
diferenciadas en el sistema nervioso autónomo, pero no necesariamente emociones específicas
(Cacioppo et al., 2000, en Friedman, 2010). En contraste, otro metaanálisis mostró una
considerable especificidad autonómica del miedo frente a la ira (Stemmler, 2004, en Friedman,
2010).

Nivel de activación emocional o arousal


Un factor que influye en gran medida en la conducta de las personas es el nivel interno de
activación emocional, también llamado arousal. Influye en gran medida en otras facultades del
sujeto como la atención, y debe ser tenido en cuenta a la hora de gestionar los aprendizajes.5

Historia de la psicobiología de la emoción


Harlow describe el caso Phineas Gage
Phineas Gage (Harlow, 1848; Harlow, 1868 en Neylan, 1999) fue un obrero de ferrocarriles que,
debido a un accidente, sufrió daños severos en el cerebro, específicamente en parte del lóbulo
frontal. Gage sufrió cambios notorios en su personalidad y temperamento, lo que se consideró
como evidencia de que los lóbulos frontales eran los encargados de procesos relacionados con el
comportamiento emocional, la personalidad y las funciones ejecutivas en general.
El caso de Gage es uno de los más famosos e influyentes de la neurociencia, debido a que jugó un
papel crucial en el descubrimiento de los síndromes de comportamiento resultantes de la
disfunción del lóbulo frontal (Neylan, 1999).

Darwin
Charles Darwin, en su libro La expresión de las emociones en hombres y animales (1872), supuso
que las respuestas faciales humanas evidenciaban estados emocionales idénticos en todos los
seres humanos. Relacionaba la expresión de la emoción con otras conductas y a todas ellas las
hacía resultado de la evolución; a partir de ahí intentó compararlas en diversas especies.2

Sus ideas principales eran que las expresiones de la emoción evolucionan a partir de conductas,
que dichas conductas si son beneficiosas aumentarán, disminuyendo si no lo son, y que los
mensajes opuestos a menudo se indican por movimientos y posturas opuestas (principio de
antítesis).

Teoría de James-Lange
William James y Carl Lange propusieron simultáneamente, pero de forma independiente, en 1884
una teoría fisiológica de la emoción. La teoría de James-Lange propone que la corteza cerebral
recibe e interpreta los estímulos sensoriales que provocan emoción, produciendo cambios en los
órganos viscerales a través del sistema nervioso autónomo y en los músculos a través del sistema
nervioso somático.

Hipótesis del hemisferio derecho


La hipótesis del hemisferio derecho fue propuesta a principios del siglo XX por Charles K. Mills
(1912), quien afirmaba que la emoción y la expresión emocional están más representadas en el
hemisferio derecho. Para Mills (1912), tanto la emoción como la expresión emocional se
encontraban representadas en la corteza cerebral, la emoción por un lado en la región prefrontal,
y la expresión emocional en la región mediofrontal. Este punto de vista, en el cual el hemisferio
derecho está involucrado en todos los procesos de la emoción creatividad y sentimientos, fue
posteriormente retomado por Sackeim y Gur (1978) y otros. Actualmente se cree, que la
especialización del hemisferio derecho se limita a su expresión y percepción (Adolphs, Damasio,
Tranel, & Damasio, 1996).

Teoría de Cannon-Bard
Propuesta por Walter Cannon como alternativa a la teoría de James-Lange, Phillip Bard la amplió y
la difundió. Según esta teoría, los estímulos emocionales tienen dos efectos excitatorios
independientes: provocan tanto el sentimiento de la emoción en el cerebro, como la expresión de
la emoción en los sistemas nerviosos autónomo y somático.

Síndrome de Klüver-Bucy
En 1937, H. Klüver y P. C. Bucy,6 demostraron el papel fundamental de las estructuras del lóbulo
temporal en las emociones. Les retiraron a monos rhesus los dos lóbulos temporales, y se
produjeron una serie de conductas (síndrome de Klüver-Bucy): a) incremento del comportamiento
de exploración; b) pérdida de la reactividad emocional; c) hipersexualidad, d) tendencia a
examinar objetos con la boca; y e) coprofagia (ingestión de heces).
Estudios posteriores demostraron que los trastornos emocionales del síndrome Klüver-Bucy
podían generarse al extirparse solo la amígdala, por lo que la investigación sobre el control
emocional se centró en el papel de esta estructura.

James Papez

Circuito de Papez
En 1937, James Papez sugirió un esquema anatómico para el circuito neural de la emoción,
conocido como el circuito de Papez (Papez, 1937). El circuito comienza cuando un estímulo
emocional se presenta, este llega directamente al tálamo, de donde va a la corteza sensorial y al
hipotálamo. Cuando la información proveniente de estas dos estructuras es integrada por la
corteza cingulada ocurre la experiencia emocional, es decir, las sensaciones se convierten en
percepciones, pensamientos y recuerdos. Papez demostró que la corteza cingulada y el
hipotálamo están interconectados mediante el núcleo anterior del tálamo, el hipocampo y los
cuerpos mamilares, y que estas conexiones son necesarias para el control cortical de la expresión
emocional.

Reacción defensiva afectiva


Hess y Brügger acuñaron, en 1943,7 el término reacción defensiva afectiva para describir los
comportamientos producidos por la estimulación del hipotálamo en gatos, en particular: a)
enjorobarse, b) aplanar las orejas, c) mostrar los dientes, d) gruñir, e) sacar las garras, f)
piloerección (erizamiento de los pelos) y g) midriasis (abertura de la pupila) marcada. Hess y
Brügger sugirieron que, así como la defecación y el vuelo eran manifestaciones típicas del miedo,
la reacción de defensa era la expresión de la ira.

La importancia de los estudios de Hess y Brügger radica en que demostraron que, si se estimula el
hipotálamo eléctricamente, se pueden obtener reacciones emocionales.

El sistema límbico (MacLean)


Entre los trabajos que inspiró el circuito de Papez se encuentra el sistema límbico de MacLean, el
cual es un modelo anatómico con mayor sustento. El modelo de MacLean integró las ideas de
Papez y Cannon y Bard, con los hallazgos de Klüver y Bucy.

Para MacLean (1970 en Dalgleish et al., 2009), la arquitectura del cerebro consiste en tres sistemas
cerebrales, que caracterizan un desarrollo evolutivo:

El primer sistema, consiste en el cerebro reptiliano (complejo estrial y los ganglios basales), con el
cual se pueden observar emociones primitivas como la agresión y el miedo.
El segundo sistema es el antiguo cerebro de mamífero, el cual aumenta las respuestas
emocionales del cerebro reptiliano como la agresión; además de elaborar las emociones sociales,
este sistema cerebral incorpora componentes del circuito de Papez (hipotálamo, tálamo,
hipocampo y la corteza cingular) con estructuras importantes como la amígdala y la corteza
prefrontal.
El tercer sistema, el nuevo cerebro de mamífero, consiste en la neocorteza, la cual representa la
interfaz de la emoción con la cognición.
MacLean propuso que las sensaciones producen cambios corporales. Estos cambios regresan al
cerebro, donde son integrados con la percepción y se generan las experiencias emocionales, una
postura que puede considerarse neojamesiana.

Efectos de la extirpación de la amígdala en monos


Aproximadamente 20 años después del trabajo de Klüver y Bucy, Weiskrantz (1956, en Dalgleish,
2004) mostró que las lesiones bilaterales de la amígdala eran suficientes para inducir:

la oralidad,
la pasividad,
la conducta alimentaria extraña, y
el aumento de las tendencias exploratorias del síndrome.
A partir de estos trabajos, la amígdala es considerada el centro de atención de los investigadores
en los sistemas neurales de la emoción.

Teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer


Stanley Schachter y Jerome Singer, al igual que Cannon, aceptaban que la realimentación
(feedback) no es lo suficientemente específica para determinar qué emoción sentimos en una
situación determinada, pero, como James, creían que también era importante. Su idea era que la
retroalimentación de la activación física es un buen indicador de que ocurre algo significativo,
incluso cuando no sea capaz de comunicar exactamente qué ocurre. Una vez que detectamos la
activación física mediante el feedback, intentamos examinar nuestras circunstancias. A partir de la
evaluación cognitiva de la situación, se clasifica la activación. La clasificación de la activación es lo
que determina la emoción que sentimos. Por lo tanto, según Schachter y Singer, la cognición llena
el vacío entre la falta de especificidad de la retroalimentación física y los sentimientos.

Estímulo → Activación → Cognición → Sentimiento


Debate Zajonc-Lazarus sobre la cognición y la emoción
En 1980 Zajonc propuso que los sistemas afectivos y cognitivos eran en gran parte independientes
(es decir, la emoción se presenta sin cognición), y que el afecto es más potente y se presenta
primero. Zajonc (1980) dijo al respecto: “Se concluye que el afecto y la cognición están bajo el
control de sistemas separados y parcialmente independientes y pueden influirse cada uno en una
variedad de formas, y ambos constituyen recursos de efectos en procesar información.” (p. 151)

En cambio, Lazarus (1982) sostiene que el pensamiento es una condición necesaria de la emoción.
Se opone, por lo tanto, a la postura adoptada por Zajonc, considerando que el trabajo de este
refleja dos malentendidos generalizados sobre lo que se entiende por procesos cognitivos en la
emoción:

Una evaluación cognitiva de la importancia de un encuentro para un bienestar debe ocurrir en


etapas fijas a través del procesamiento de la información de los estímulos desde el medio
ambiente (inicialmente).
La evaluación es necesariamente intencional, racional y consciente.
En su trabajo, Lazarus discute las implicaciones filogenéticas y ontogenéticas de una teoría
cognitiva de la emoción. Concluye que las normas deben ser formuladas para explicar cómo se
generan los procesos cognitivos, la influencia y la forma de la respuesta emocional en cada especie
que reacciona emocionalmente.

Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente


La búsqueda de pruebas de que la emoción tiene diferentes patrones en el sistema nervioso
autónomo (como propusieron James y Darwin) se recuperó con la publicación del artículo
"Autonomic nervous system activity distinguishes among emotions" en la revista Science (Ekman
et al., 1983). En este estudio, los participantes representaban expresiones faciales (sin
conocimiento directo de la emoción que representaban), mientras eran registrados con una serie
de variables autónomas (ritmo cardíaco, conductancia de la piel). En este artículo, Ekman y sus
colaboradores establecieron patrones para seis emociones básicas: sorpresa, asco, tristeza, ira,
miedo y alegría / felicidad, que se convirtieron en la lista de emociones básicas con mayor
aceptación, conocidas como Las Seis Grandes (The Big Six) (Prinz, 2004).

Condicionamiento del miedo


Artículo principal: Condicionamiento del miedo
En 1986, LeDoux (en LeDoux, 1995)8 propuso que existen diferentes vías en la amígdala para el
condicionamiento del miedo. LeDoux ha desarrollado ampliamente sus ideas sobre el
condicionamiento del miedo.

LeDoux propone que la participación de la amígdala en el condicionamiento del miedo actúa de


dos maneras diferentes:

Una ruta directa tálamo-amígdala que puede procesar aspectos sensoriales de los estímulos
entrantes y transmitir esta información directamente a la amígdala, lo que permite, una respuesta
rápida condicionada del miedo, ante una señal de amenaza. Esto influido por las ideas psicológicas
acerca de la activación de la emoción, en particular con respecto a la posición de Zajonc de
emociones sin cognición (Zajonc, 1980).9 LeDoux considera que existe esta vía rápida cuando el
organismo necesita actuar rápido, como cuando se está amenazado por una serpiente y se
necesita reaccionar rápido (LeDoux, 2002).10
La segunda ruta es una vía tálamo-corticoamígdala, que permite un análisis más complejo de los
estímulos entrantes y ofrece una respuesta emocional más adecuada pero lenta del miedo
(LeDoux, 2002).10
Papel de la emoción en el tratamiento de la ansiedad social
En adolescentes con trastorno de ansiedad social, el tratamiento psicológico puede requerir la
implicación de los padres en terapia si estos exhiben altos niveles de emoción expresada11

Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento


Mayberg y colaboradores (2005)12 estimularon la región subgenual de la corteza cingulada
anterior, en pacientes con resistencia al tratamiento de la depresión, lo cual produjo remisión de
la depresión en la mayor parte de la muestra (cuatro de seis).

Este estudio es importante, porque la resistencia al tratamiento de la depresión es un trastorno


discapacitante, y sin opciones de tratamiento, debido a que han fracasado: 1. el uso de múltiples
medicamentos, 2. la psicoterapia y 3. la terapia electroconvulsiva.
Los resultados de este estudio sugieren que la interrupción en la actividad de los circuitos
límbicocorticales, utilizando la estimulación eléctrica de la sustancia blanca de la corteza cingulada
subgenual, puede invertir con efectividad los síntomas de los pacientes con resistencia al
tratamiento de la depresión.

Neurociencia afectiva
El estudio de la emoción es conocido como neurociencia afectiva, término acuñado por J. A.
Panksepp (1992)13 que se define como: “El campo de investigación científica que estudia las bases
neurales de los procesos afectivos y sociales de los seres humanos y animales, que abarca niveles
conductuales, morales y neurales de análisis” (Schmidt, 2003, p. 3).14. Recientemente, Garcés y
Finkel han publicado una nueva aproximación evolutiva a la relación entre los fenómenos
emocionales y cognitivos, redefiniendo las emociones como "el sistema de optimización del
funcionamiento cerebral", y creando un nuevo marco para intentar explicar numerosos
fenómenos psicológicos y de comportamiento (Garcés & Finkel 2019) 15

Hitos en la historia de la neurociencia afectiva

Año Hito1617
1848/1868 Harlow describe el caso Phineas Gage.
1872 Expresión de las emociones, de Charles Darwin.
1884/1885 Teoría de las emociones James-Lange
1912 Hipótesis del hemisferio derecho (Mills)
1931 Teoría Cannon-Bard de las emociones
1937 El síndrome de Klüver-Bucy
1937 Circuito neural de Papez
1943 Reacción defensiva afectiva (Hess and Brügger)
1949 El sistema límbico (MacLean)
1956 Efectos de la extirpación de la amígdala en monos (Weiskrantz)
1959 Modelo de aproximación-evitación de Schneirla
1962 Teoría de los dos factores de las emociones (Schachter y Singer)
1980 Zajonc argumenta la emoción en ausencia de cognición.
1982 Lazarus argumenta el caso de las emociones que requieren cognición.
1983 Diferentes emociones básicas se pueden distinguir autónomamente (Ekman y
colaboradores).
1986 Condicionamiento del miedo (LeDoux)
1991 Hipótesis del marcador somático (Damasio)
1994 Deterioro del reconocimiento de las emociones en las expresiones faciales (Adolphs y
colaboradores)
1995 La amígdala es necesaria para el condicionamiento del miedo (Bechara y colaboradores)
1996 La amígdala y la consolidación de la memoria emocional (Cahill y colaboradores)
1997 La importancia de la ínsula en el asco (Phillips y colaboradores)
2000 Deterioro del reconocimiento y la experiencia del asco (Calder y colaboradores)
2002 La amígdala responde a los estímulos emotivos en función de la variación del gen
transportador de serotonina (Hariri y colaboradores).
2003 La base neural del sufrimiento social (Eisenberger y colaboradores)
2004 Sistemas que sustentan el sufrimiento y la empatía por el sufrimiento (Singer y
colaboradores)
2005 Estimulación cerebral profunda para la depresión resistente al tratamiento (Mayberg y
colaboradores)

Reconocimiento de emociones
Reconocimiento interno de las emociones
El foco histórico de las ciencias afectivas ha sido intentar decidir si la experiencia emocional es un
proceso previo o posterior a la interpretación estímulo-respuesta. La primera es una aproximación
unívoca orientada al cuerpo y sus sensaciones, y la segunda una enfocada hacia la mente y sus
procesos cognitivos, sin embargo, ambas han dejado cabos sueltos. Por eso, hoy se sostiene la
combinación de las dos posturas y se focaliza, más que en su dualidad, en la compleja interacción
que hay entre el cuerpo y la mente para poder explicar mas adecuadamente la experiencia
emocional. 18

El reconocimiento emocional interno tiene su base en la comunicación entre el cuerpo y la mente,


o sea, la capacidad interoceptiva. Esta, en su nivel más rudimentario, permite percibir los cambios
en el estado de los órganos y las vísceras (ya sea, frecuencia cardíaca, cadencia respiratoria o el
grado de saciedad); también registra las reacciones del Sistema Nervioso Autónomo ante
estímulos ambientales concretos. El procesamiento de esa información, desde la identificación del
cambio, su descripción y su asociación con un estímulo-respuesta específico, suponen la
concientización atencional interna; la cual deriva en la construcción de patrones significativos
conocidos, las emociones. 18

El acceso a la información física, por parte de la mente, tiene tres etapas. La primera comprende
un análisis general del cuerpo, o sea, hacerse conscientes del estado interno. Un escalón más
arriba, la atención se focaliza en las áreas de tensión corporal. Finalmente, se puntualiza en las
áreas de disconfort (dolor, molestia, picazón, irritación). 18

Las emociones son compartidas con otras especies y han evolucionado a lo largo de la historia.
Tienen funciones específicas en el organismo, como:

asegurar la supervivencia ante estímulos amenazantes, frente a los cuales podemos luchar, huir,
paralizarnos.
preservar la integridad física, o sea, el grado de satisfacción y bienestar.
ayudar a la construcción de lazos afectivos, desde reconocer si alguien nos inspira una sensación
positiva o negativa, como también, ser la base para la construcción de la empatía.
influir en la regulación homeostática, en conjunto con el sistema inmunológico y la actividad
metabólica.
Es debido a estas funciones que los pacientes que sufren estrés crónico agudo, como las personas
que tienen desórdenes emocionales severos, presentan una desregulación del estado de
activación atencional, aconteciendo un grado de hiper o hipo concientización emocional. 18

El autoconocimiento emocional (AE) supone la capacidad de ser conscientes de las emociones


propias, de conocerlas y entenderlas. El tomar conciencia es un proceso atencional que está
interconectado con funciones evaluativas e interpretativas internas. Esta capacidad posibilita
identificar, detectar y descifrar emociones que se hayan inmersas en gestos, imágenes, voces y
artefactos culturales; como también reconocer los propios sentimientos. Este último abarca tanto
el monitoreo y diferenciación de aspectos actitudinales, como las expresiones corporales externas
(postura) e internas (vísceras), hasta el procesamiento subjetivo de esas experiencias. 19

La autorregulación emocional (ARE) es la capacidad de mantener bajo control las emociones


perturbadoras que desequilibran psicológicamente. Esta habilidad es esencial para afrontar los
hechos estresantes que se presentan en la vida cotidiana de una manera proactiva y resiliente, por
lo que su ausencia aumenta la probabilidad de que se sufra de depresión, ansiedad y problemas
de conducta, derivando en un bajo rendimiento académico o laboral. 19

Cabe destacar la existencia de una imposibilidad o dificultad para identificar y describir emociones,
denominada alexitimia. Sus manifestaciones suelen ser: dificultad para reconocer, usar y verbalizar
emociones, conflictos para localizar las sensaciones corporales e interpretarlas como una emoción
específica; además en los estadios de la primera infancia, se observará una comunicación
preverbal rígida, con escasa mímica y pocos movimientos corporales.20

El autoconocimiento emocional y la autorregulación emocional son indicadores de la inteligencia


emocional. Estos son sustanciales para consolidar la autoconfianza, la cual es un factor relacionado
positivamente con el bienestar y la felicidad; contribuyendo a que los individuos lleven una vida
personal y social más placentera. Asimismo, el AE y la ARE ayudan a: reducir la ansiedad, superar
situaciones estresantes, mejorar las relaciones interpersonales, tolerar las frustraciones y
desarrollar habilidades de resolución de problemas, en diferentes ámbitos, ya sea personal,
familiar, social o laboral. 20

Se ha comprobado que a mayor autoconocimiento emocional, hay más probabilidad de tener


autorregulación emocional. La capacidad de una mayor percepción e identificación de las
emociones supone un mejor desarrollo de la tolerancia a la frustración. Además, hablar
abiertamente de las emociones y reconocer señales internas, aumenta la probabilidad de regular
los impulsos, así como de generar estrategias de afrontamiento más efectivas. Los adultos tienen
más desarrollado el autoconocimiento emocional que los adolescentes, lo que supone que haya
diferencias significativas en los niveles de inteligencia emocional en estos dos grupos etarios. A su
vez, se han encontrado diferencias en cuanto al sexo de los individuos: las mujeres presentan
mayores niveles de autoconocimiento emocional y en la capacidad de comunicarlas, en
comparación con los hombres. Esto deriva en una superioridad en los niveles de expresividad y de
regulación de sus emociones. Cabe mencionar que estos hallazgos no aportan evidencia para
confirmar que estas diferencias sean de índole biológica. Esto deja la posibilidad de que la causa
sea parte del procesamiento de socialización en el que se hallan inmersos los individuos. 20

Como dato curioso, existen estudios que confirman diferencias en estas habilidades entre
estudiantes de universidades privadas y públicas. Los primeros tienen mayores niveles de
autoconocimiento emocional que los segundos, y estos a su vez superan a los de la privada en los
niveles de autorregulación emocional. También se encuentra una relación entre los intentos de
suicidio y las dificultades que presentan los jóvenes universitarios para manejar sus emociones y
enfrentar problemas. Por ejemplo, situaciones como la finalización de una relación sentimental,
peleas con seres queridos, vivir lejos de la familia, la pérdida del empleo, el divorcio de sus padres,
entre otros. 20

Reconocimiento externo de las emociones


Las emociones tienen una gran relevancia para el desarrollo biopsicosocial, especialmente sirven
de base para construir relaciones afectivas; ya que permiten la adecuación y comunicación en
contextos sociales, mediante vías de comunicación no verbales.21

Las emociones son reconocidas principalmente mediante las expresiones faciales. Se pueden
reconocer cinco emociones básicas: tristeza, alegría, enojo, asco y miedo. Las caras se almacenan
mentalmente de acuerdo a qué emoción expresa; para que sea decodificada, se toma en cuenta la
información brindada por los ojos y la boca. Sin embargo, estas partes no son igualmente
informativas para la caracterización emocional, sino que se hace un diagnóstico diferencial de los
rasgos. Los ojos aportan mayor información en cuanto a la identificación del miedo (expresión
fácilmente confundible con la sorpresa) y el enojo. Por otro lado, la tristeza es detectada gracias a
interpretación de la postura de las cejas. La boca, cuando se levanta y se separa el labio superior
pero se bajan las comisuras, denota asco; contrariamente, la felicidad corresponde a la elevación y
separación de los labios.22 Duchenne sostiene, sin embargo, que una sonrisa genuina puede ser
identificada por la acción involuntaria del músculo orbicular, el cual forma arrugas alrededor de los
ojos.21

Bases neurales de las emociones


El estudio de los sustratos biológicos que subyacen a los estados emocionales ha sido un asunto de
gran interés para la neurociencia afectiva. Es considerable la proporción de estructuras
interconectadas que intervienen en la afectividad (ya sean corticales como subcorticales y
pertenecientes al sistema nervioso central como al periférico), por lo que no se debe asociar al
“cerebro emocional” con un sistema anatómico y funcional exclusivamente delimitado al ámbito
afectivo.23 No obstante, la evidencia empírica sugiere la participación de ciertas estructuras
neurales en el procesamiento emocional específico como genérico.24

Amígdala
También se la conoce como núcleo amigdalino. Se trata de un complejo de núcleos (materia gris)
localizado en la profundidad del lóbulo temporal medial. Adopta tal denominación por asemejarse
morfológicamente a una almendra.25 Su conexión directa con el hipotálamo (ubicado en el
diencéfalo) permite la regulación de los estados de conducta como el estrés, la ansiedad y el
miedo, al estar éste involucrado en el control del sistema nervioso autónomo y el endócrino.26

Se trata de una región de suma importancia para el procesamiento de emociones debido a las
múltiples funciones que cumple, que pueden dividirse en tres niveles:23

Procesamiento de las expresiones faciales de las emociones


Involucra el detectar, generar y mantener la diversidad existente de las expresiones faciales de las
emociones (entre ellas: la sorpresa, el asco, la ira, el miedo, la tristeza y la alegría), principalmente
la de miedo.24 Tal afirmación se sustenta de la evidencia hallada de pacientes con lesiones
bilaterales en la amígdala, en los que su capacidad de distinguir expresiones de miedo en humanos
se encuentra alterada. De igual modo, aquellos con lesiones unilaterales presentan dificultades en
esta habilidad, aunque en una intensidad menor.23

Asimismo, estudios con neuroimágenes funcionales desvelaron la activación selectiva de esta área
ante la presentación de rostros con expresión de miedo, incluso cuando dicho estímulo era
presentado a una velocidad que impedía que el sujeto fuese consciente de su cualidad. Esto indica
que la amígdala puede efectuar un procesamiento automático y breve de la expresión emocional
de un rostro.23

Condicionamiento del miedo


El núcleo amigdalino interviene en el procesamiento del miedo durante el condicionamiento
conductual, suscitando una respuesta de alarma y defensa frente a un estímulo considerado como
amenazante por el sujeto mismo, mediante las dos vías alternativas.24

Su lesión se traduce en fallas tanto en la adquisición de miedos condicionados como en la


extinción de los ya consolidados.24 Se comprueba así el rol que asume en el aprendizaje y en el
almacenamiento de memorias implícitas y no declarativas del miedo, que se recuperan a través de
una expresión conductual condicionada.23

A su vez, se evidencia el incremento de la actividad de esta región en el condicionamiento del


miedo en sujetos normales (sin lesiones neurales).23

Consolidación de memorias emocionales


Se ha demostrado que en las experiencias emocionales, tanto las positivas como las negativas, se
liberan determinadas hormonas que influencian la consolidación de memorias y que esa influencia
es moderada por la amígdala.23

Corteza cingulada anterior (CCA)


Al encontrarse en una zona de conexión entre la corteza prefrontal y diferentes estructuras
subcorticales, es una región clave en la integración y la modulación de los múltiples sistemas
funcionales (visceral, atencional y emocional) que convergen.24

Se trata de una estructura crucial para la experiencia emocional consciente


(sentimiento)24.Lesiones en la corteza cingulada anterior implican disminuciones en la intensidad
emocional. 23

Asimismo, se vería comprometida en la regulación de emociones24.

Diversos estudios han sostenido que los daños en la CCA conducen a alteraciones de
espontaneidad, a raíz de la ausencia de motivación para iniciar conductas. Incluso, esta corteza se
activa con mayor magnitud en tareas en las que los sujetos se encuentran más involucrados
emocionalmente.23

Por último, en lo que a lo afectivo respecta, según sugerencias del pensamiento actual, esta área
estaría encargada del control de los conflictos entre los estados funcionales del organismo y la
información emergente que tenga consecuencias emocionales, al enviar dicha información
conflictiva a regiones prefontales para su solución.24

Corteza prefrontal (CPF)


La corteza prefrontal ejerce funciones afectivas distintivas de acuerdo a sus subdivisiones
anatómicas:23

las zonas orbitofrontal y ventromedial juegan un papel en el establecimiento de representaciones


neurales de la valencia del estímulo, basándose en el estado afectivo de placer o displacer que
connota. De esta manera, el estímulo que ocasiona una respuesta placentera, será asignado como
un reforzador, en contraposición al que origina un estado de displacer o dolor, que será percibido
como una amenaza. 23Varios estudios experimentales sostienen la relación de la región
orbitofrontal con el aprendizaje de asociaciones entre un estímulo determinado y un reforzador
primario (tales como la alimentación, el sexo, etc.) o uno significativo para el propio individuo.24
la CPF dorsolateral y ventromedial están ligadas a la generación de representaciones conceptuales
y de contenidos mentales asociados a la emoción. Por ende, participan en la regulación emocional
afectiva, aparte de en la atribución de estados mentales a otros sujetos (capacidad conocida como
“Teoría de la mente” o ToM). En el caso de la inferencia de los estados mentales afectivos (de las
emociones y los sentimientos), la región involucrada es la ventromedial. En cambio, la corteza
dorsolateral interviene en lo referente a lo cognitivo (ya sean las intenciones, las creencias, los
pensamientos).23
Por otra parte, se propone que la corteza prefrontal actúa como una guía conductual hacia aquello
cualificado como lo más adaptativo. Por consiguiente, dicha corteza se encargaría de una
regulación de las respuestas emocionales de tipo “top down” (desde la corteza hacia las
estructuras subcorticales). Para la consecución de las múltiples metas adaptativas pueden llevarse
a cabo tanto conductas de acercamiento (procesadas por la CPF izquierda) como inhibidoras o de
evitación (CPF derecha).24 Esto implica que los niveles de asimetría funcional (por la
hiperactivación de una de las dos cortezas prefrontales) tiene una fuerte influencia en el estilo
afectivo humano, además de que sus variaciones predisponen al surgimiento de distintos
trastornos afectivos y/o de alteraciones comportamentales.23

Antonio Damasio también es otro de los autores que ha estudiado la CPF. De acuerdo a sus
aportes, esta estructura ejerce un papel fundamental en la toma de decisiones de relevancia
emocional. Su hipótesis es conocida como la de los “marcadores somáticos”, siendo éstos
reacciones fisiológicas asociadas a eventos pasados de significancia emocional que se “disparan”
ante circunstancias actuales análogas a ellas.24 De esta manera, también ha sugerido que cuando
se piensa sobre las consecuencias potenciales de una conducta, el recuerdo del estado emocional
en condiciones similares permite proporcionar información útil para evaluar esa conducta al
activar proyecciones noradrenérgicas y colinérgicas del tronco del encéfalo y el prosencéfalo basal,
reproduciendo así las sensaciones conscientes del estado emocional recordado en la corteza.26 El
procesamiento de estos “marcadores somáticos” se localizaría en la corteza ventromedial.23

Trastornos psiquiátricos y neurológicos asociados


Población con déficit en cognición social
Las personas con trastorno del espectro autista, trastorno de ansiedad social, TDAH y
esquizofrenia presentan deficiencias generalizadas en el procesamiento de expresiones faciales
que denotan emociones básicas, específicamente en el reconocimiento de señales de miedo y
tristeza27. Quienes padecen TDAH, además, tienen dificultad para reconocer emociones básicas
como el enojo y el asco; mientras que con las expresiones de sorpresa o de alegría, no presentan
problemas28. La causa del déficit en el reconocimiento emocional se atribuye normalmente a un
hipofuncionamiento de la amígdala. Estas emociones, bajo funcionamiento normal, actúan como
pautas inhibitorias de comportamientos inapropiados (como la agresión) y, contrariamente,
sustentan respuestas conductuales empáticas. Cabe mencionar que incluso en individuos sanos, el
miedo es el más difícil de reconocer, a diferencia de expresiones como la felicidad y la tristeza.27

Demencia frontotemporal variante frontal


La variante frontal de la demencia frontotemporal (DFTvf) se caracteriza por un severo trastorno
de la conducta y la personalidad. La sintomatología conductual comprende desde comportamiento
depresivo, desinhibición social y sexual, apatía, hiperfagia (aumento excesivo de la sensación de
apetito, especialmente alimentos dulces), entre otras.29

Esto puede ser explicado, no excluyentemente, por alteraciones en el procesamiento emocional a


causa de afectaciones en ciertas regiones anatómicas. El sustrato neural de las emociones básicas
podría resumirse en: amígdala, hipotálamo y corteza cingulada anterior. Sin embargo, las
emociones secundarias, aunque se apoyan en esas estructuras, también requieren de la activación
de las capas prefrontales ventromediales, que son las que resultan alteradas en esta patología.29

La teoría de la mente (Theory of Mind, ToM) se entiende como la capacidad intrínseca del ser
humano de adjudicar estados mentales cognitivos y emocionales a otros. Para identificar
emociones secundarias o complejas, es necesario contar con TOM, ya que mediante esta función
cognitiva se puede interpretar la información facial en múltiples niveles de profundidad.
Alteraciones en esta capacidad, resultan en cambios en la personalidad de las personas con DFTvf.
El reconocimiento facial de emociones básicas es un proceso cognitivo disociable de la inferencia a
partir de la mirada de estados emocionales secundarios 29.

Lesiones de la corteza prefrontal ventromedial


La corteza prefrontal ventromedial permite prestarle atención a los ojos y reconocer las
emociones con mayor precisión. Se ha hallado que en personas con desórdenes del espectro
autista, esquizofrenia, depresión, psicopatía, traumatismo cerebrales, esclerosis múltiple o
víctimas de maltrato infantil, esta área se encuentra lesionada. Por lo que, en gran parte de los
casos, suelen haber anomalías en el comportamiento social; especialmente se halló una dificultad
en el reconocimiento de expresiones de ira. Sin embargo, dándole instrucciones al paciente sobre
dónde fijarse, el reconocimiento de emociones mejora 30.

Inteligencia emocional
Salovey y Mayer (1990) definen la emoción como un conjunto de metahabilidades que pueden ser
aprendidas y estructuran el concepto en torno a cinco dimensiones básicas referidas al
conocimiento de las propias emociones, a la capacidad de autocontrol, a la capacidad de
automotivación, al reconocimiento de las emociones de los demás y al control de las relaciones. La
inteligencia emocional parece contribuir a aumentar la competencia social, mediante la empatía y
el control emocional, incrementando la sensación de eficacia en las acciones que se acometen31.
La combinación del cociente intelectual (CI) y el cociente emocional (CE) es la idea básica de la
denominada psicología positiva respecto al aprendizaje. En ella se establece que la motivación
tiene un carácter emocional. Por ello, el equilibrio emocional incrementa el aprendizaje. Se resalta
que es el equilibrio, y no su ausencia o exceso emocional. Pues estados de ánimo bajo (depresión)
o demasiados intensos (ira) conducen a dificultar el aprendizaje. Esta es la base de la ley de
Yerkes-Dobson (1908), quienes demostraron matemáticamente la relación entre la emoción y el
aprendizaje representándola como una U invertida: a poca activación emocional, poco
aprendizaje. Muestra que, si la activación emocional se incrementa, se eleva el aprendizaje hasta
un punto óptimo a partir del cual, si se sigue aumentando, el aprendizaje disminuye.

Algunos investigadores de la emoción


John Martyn Harlow
Charles Darwin
William James
Carl Lange
Charles K. Mills
Walter Cannon
Philip Bard
Heinrich Klüver
Paul Bucy
James Papez
Paul MacLean
Paul Ekman
Antonio Damasio
Véase también
afectividad
biopsicología de la emoción
psicobiología
sentimiento
vacío (sentimiento)
terapia racional emotiva conductual
Función emotiva o expresiva del lenguaje
Referencias
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Enlaces externos
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Teorías sobre las emociones, en Philosophica: Enciclopedia filosófica on line
La emotividad, en Philosophica: Enciclopedia filosófica on line
Sartre; Teoría fenomenológica de las emociones, existencialismo y conciencia posicional del
mundo - Adolfo Vásquez Rocca
"Origen de las emociones"
Jean Paul Sartre: Bosquejo de una teoría de las emociones; conciencia y mundo UCM - PDF
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