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Cuentos en el aire

FEFO FERRARI
LA HISTORIA DE AMOR DEL
PEZ LAMPARA Y EL DVD
El pez lámpara es una especie que habita en las
profundidades de los océanos, donde la profundidad es tan
profunda, que si se midiera de abajo hacia arriba sería tan
grande como una montaña. Tan lejos de la superficie
obviamente no llega nada de luz, por eso la naturaleza que
es sabia lo dotó de una lámpara. Con ella ilumina su
camino y atrae otros peces que come con su inmensa boca
y sus monstruosos y feos dientes y colmillos,
desproporcionados con el resto cuerpo, que se va
achicando hasta la aleta de atrás, muy pequeñita porque
no tiene que nadar mucho.
Tan monstruoso y aterrador es el pez lámpara, como serían
los insectos si por ejemplo una abeja fuera tan grande
como un perro (¡qué miedo!) y una araña tan grande como
un elefante (¡qué asco!).
Sin embargo la monstruosidad de los insectos también es
sabia, porque en los insectos no existe la piedad…ellos se
comen unos a otros constantemente y no tienen vida de
familia ni de amigos, como la tiene un león o un pájaro o
un gato, que cuida a sus hijitos tanto como los humanos.
La lámpara del pez lámpara , sale como una caña de pescar
doblada de su espalda y termina en una pelota luminosa
que cuelga frente a sus ojos.
No está cargado de electricidad como en nuestras casas y
tampoco utiliza pilas. Se sirve de la electricidad de su
cuerpo, porque todos los cuerpos tienen electricidad,
incluso el nuestro, electricidad gracias a la cual el cerebro
piensa ( por ejemplo).
El problema de este feo y deformado pez es que perdió a
su pareja un día en la oscuridad del océano y nunca mas la
encontró. Además, es el último pez lámpara que queda,
porque es una especie en extinción como tantas otras
especies de animales de la tierra, que por culpa del
hombre, si dejan de nacer va a ser para siempre, ya que la
naturaleza nunca podrá hacerlos de nuevo.
Sólo y abandonado, el pez lámpara es el hazmereír de los
peces del fondo del océano, todos feos, pero aunque feos
cada uno con su pareja, tan fea como ellos.
Un buen día, estando el pez lámpara con la lámpara
apagada, se le acercó una luz y lo iluminó. Era una lámpara
igual a la de su ex-pareja.
Increíble.
El no podía verla porque la luz de la lámpara lo
enceguecía. Pasaron unos minutos y la otra luz empezó a ir
hacia arriva.
Hacia la superficie.
El pez lámpara no se resignaba a quedarse solo otra vez y
aunque se sentía incomodo subiendo hacia la superficie
porque el agua deja de estar helada y se hace cada vez mas
caliente por la luz del sol, siguió y siguió nadando hacia
arriba buscando desesperadamente su pareja.
Finalmente salieron del agua y en la superficie la pudo ver:
La lámpara no era un pez sinó una cámara filmadora jalada
por un barco. Era el Calipso del profesor Cousteau que
filmaba para estudiar los peces de las profundidades.
Al pez lámpara no le importó nada que su amor no fuera un
pez y decidió rescatarlo. Los investigadores sacaron el DVD
de la cámara y lo guardaron en el laboratorio.
Incontenible por estar tan cerca de su felicidad, el pez
lámpara saltó al barco, se metió en el laboratorio y escapó
con el DVD baja la aleta.
Después nadó y nadó y nadó hacia abajo, muy pero muy
velozmente seguido por otra lámpara que lo perseguía, la
de los investigadores que querían recuperar su valiosa
película para hacer un documental.
En la mitad del camino se le ocurrió apagar su lámpara y
entonces la cámara del Calipso perdió su rastro. Ya más
tranquilo fue descendiendo hasta la misma arena del fondo
para depositar dulcemente a su amor DVD.
Aun sigue allí con su amor DVD sin importarle que algunos
peces lo carguen porque dicen que se conformó con un
DVD cuando en realidad estaba enamorado de una cámara.
A veces enciende su lámpara para iluminar el DVD, el cual
refleja sus colores de arcoiris al moverlo y su infinita
belleza. Y se siente tan bello como su DVD y piensa que
hacen muy buena pareja, porque gracias a la luz de la
lámpara, el DVD adquiere esos colores de arcoiris, que son
extrañísimos en el mundo sin colores y sin luz del fondo del
océano.
Muchos años después El Calipso viajaba por esa zona y se le
ocurrió enviar otra cámara a las profundidades del mar. El
señor Cousteau no podía créer lo que veía: El pez lámpara
y el DVD habian puesto un cine en el fondo del oceano. Allí
iban los tiburones, las ballenas, los salmones, las
serpientes marinas, los barcos perdidos y los calamares a
ver las mejores peliculas.
Cousteau decidió no decir nada para que dejaran a la
familia del pez lámpara tranquila. Gracias al cine Calipso
(ese fue el nombre que le pusieron) siempre se pueden ver
en el fondo del mar las mejores peliculas de Hollywood y
las ballenas sueñan con ser Angelina Jolie y los tiburones
con tener la sonrisa de Brad Pitt y los barcos perdidos
quisieran ser el Titanic.
¿Les parece esto imposible? ¿Entonces como es posible que
se enamore un pez de un DVD?
GIROS
ocupó de lo más difícil y sucio: El baño.
Su problema era que cuando iba a hacer caca o pis, la caca
quedaba repartida por todo el baño y cuando se agachaba
a limpiarlo, volvía a mancharlo de nuevo en otro lado,
nunca dentro del inodoro, todo esto hasta que se le iban la
ganas de hacer caca, después se pasaba el día limpiando
sin dejar nunca de girar.
Y así Julito estaba feliz, porque había superado sus
problemas.
Empezó a hacer cosas, a salir a la calle y finalmente a
hacerse amigos.
Sus amigos eran un mudo, un sordo, un ciego y un
paralítico.
Se juntaban a tomar el té mientras Julito comía sus medias
lunas y sus bananitas Dolca curvas, que tenían la curvatura
justa de sus giros y podía comer sin sentarse a la mesa
giratoria.
El paralitico estaba siempre en su silla de ruedas o jugando
al básquet en el patio ( porque era medalla de oro
olímpica de básquet en silla de ruedas) o hablando con sus
hijos o su mujer por el celular, y como estaba siempre tan
ocupado no se dio cuenta que Julito era el famosos
bailarín Julito Lavios.
El sordo nunca había escuchado noticias de él y el ciego
nunca lo había visto bailar. El mudo sí sabía, pero no pudo
decir nada.
Un buen día pidieron sushi delivery en YOKOS y Julito
preguntó cual era la ocasión especial para esa comida tan
rica.
Hoy te vamos a hacer la pregunta que todos alguna vez nos
hicemos ( le dijeron)
¿Cual es? (preguntó curioso julito comiendo un nakiri de
salmón con salsa de soya)
Ahora que sos tan feliz…¿qué es lo que te gustaría hacer o
ser?
Como..no entiendo ( titubeó Julito) ya soy feliz con mi vida
y quiero ser así como soy y hacer lo que siempre hago.
No(le insistieron)…si no tuvieras el problema que
tenés…¿qué harías?
Para su sorpresa ya que Julito había olvidado su vida
anterior al problema, contestó sin dudas casi gritando
¡BAILAR!
Y entonces porque no lo hacés ( contestaron casi a coro)
¿Cómo?..( volvió a titubear Julito) ustedes saben por qué no
lo hago…no puedo hacer nada, por lo de los giros.
Los amigos se pusieron a pensar como podían ayudar a
Julito Lavios. Buscaron en un libro si había otras personas
con la misma enfermedad y encontraron que había gente
que no podía parar de girar, como Julito, gente que no
podia parar de volar, gente que no podia parar de pintar o
lo que sea, pero no salía el remedio.
Julito estaba contento pero cada vez mas flaco y pálido, los
giros ya le estaban haciendo muy mal y los amigos se
preocupaban mucho.
Un día estaban en la plaza, leyendo el diario y charlando
cuando vieron algo que se movía a unos metros. Era una
cabellera rubia que por el movimiento (giratorio) parecía
una mariposa, como su vestido y su camisa celeste. Era una
bailarina giratoria como Julito. Ella le daba de comer a un
perrito que tampoco podía parar de girar buscando su cola.
No hizo falta presentarlos porque ya se conocían: Habian
bailado juntos en París. Cuando los dos eran bailarines que
podían parar de girar para hacer otros pasos.
Los amigos pensaban que la chica giratoria los podía
ayudar. Fueron todos juntos a su casa, que estaba a unas
cuadras. No hizo falta tampoco que ella les dijera cual era
la casa, porque estaba girando y saltando contra sus
vecinas. Cuando entraron era todavía más sorprendente,
todo giraba: las flores del jarrón giratorio, las
reproducciones de cuadros famosos, los muebles, la ropa.
Ella les sirvió un té en unas tasas que no pudieron agarrar
(salvo Julito). Y unas galletitas de chocolate que giraban en
la bandeja como si fuera un escenario. Mirando la luna por
la ventana de ese living giratorio casi se marean y
escaparon. Salvo Julito.
Poco después fueron invitados al matrimonio de Julito
Lavios y Vanesa Turner y vieron que una boda nunca había
girado tanto. El cura que los casó tambien era un cura
giratorio y se pusieron los anillos con un movimiento
certero, la iglesias daba vueltas y después fueron a un
salón de fiestas circular con mesas y sillas que no se
quedaban quietas nunca.
Tuvieron hijos giratorios y muchos años después fueron
viejitos giratorios.
Contacto:
Casa Povera
31, rue Lucien Sampaix 75010 Paris
guepepovera@gmail.com

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