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DEPRESION EN EL ESTADO DE CONFINAMIENTO DE LA

PANDEMIA DEL COVID 19

La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de


ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de
actividad y del pensamiento.

Supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria y es la primera causa de
atención psiquiátrica y de discapacidad derivada de problemas mentales.

Aparece con más frecuencia en mujeres y en personas menores de 45 años.

El tratamiento con psicofármacos y/o psicoterapia, consiguen, en la mayoría de los casos,


aliviar parcialmente o en su totalidad los síntomas. Una vez se han superado los síntomas
de la depresión, convendrá seguir bajo tratamiento antidepresivo el tiempo necesario para
evitar posibles recaídas. En algunos casos, el tratamiento deberá prolongarse de por vida.

¿Cuáles son los síntomas habituales?

Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de


la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y
produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños
esfuerzos.

Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de incapacidad,
la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio, la pérdida de
confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria,
la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre
otros.
Los síntomas más habituales son:

 Tristeza patológica.
 Pérdida de interés.
 Disminución de la vitalidad.
 Cansancio exagerado.

Tipos de depresión.

Las depresiones pueden clasificarse de una manera sencilla en 3 tipos.

La depresión mayor tiene un origen más biológico o endógeno, con un mayor componente
genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente y,
en algunos casos, guarda una cierta relación con la estación del año.

En contraposición, existe la depresión reactiva, causada por una mala adaptación a


circunstancias ambientales estresantes.

La distimia, antiguamente conocida como neurosis depresiva, que se caracteriza por un


cuadro depresivo de intensidad menor a los anteriores, de evolución crónica (más de dos
años), sin periodos asintomáticos y con sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este
último tipo de depresión parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y con
el estrés prolongado.

Por último, existe un tipo de depresión denominada enmascarada, que en vez de


manifestarse con los síntomas ya referidos, aparece como molestias orgánicas -
somatizaciones- o cambios en la conducta.
¿Cuáles son las causas?

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de


Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de
unos determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los
neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina,
componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la
vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de
defensa psicológicos).

¿Cómo se diagnostica?

Encontrarse en un momento determinado más triste o con el estado de ánimo más bajo no
es suficiente para un diagnóstico de depresión.

Para eso, es preciso que la intensidad de los síntomas, su duración (al menos, 2 semanas) y
la incapacidad que generan, sean de una entidad suficiente como para afectar el normal o
adecuado funcionamiento de la persona.

 Entrevista diagnóstica.

 Descarte de enfermedad orgánica mediante: pruebas diagnósticas y valoración por


otros especialistas.

 Pruebas de psicodiagnóstico.

Tratamientos.

El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del subtipo


de depresión y será, como siempre, personalizado, por lo que es fundamental una adecuada
relación médico-paciente. Básicamente, el tratamiento se compone de psicoterapia y
farmacoterapia.

Con la psicoterapia, se ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional; se


intentan corregir los pensamientos distorsionados; se explica el carácter temporal y se
desdramatiza la situación; se consigue la participación del paciente en el proceso curativo y,
por último, se enseña a prever las posibles recaídas.

Como tratamiento farmacológico se utilizan antidepresivos, ansiolíticos y otros fármacos


coadyuvantes, como las hormonas tiroideas, el carbonato de litio o psicoestimulantes.

Por último, el tratamiento electroconvulsivo, que se realiza en algunas circunstancias


(depresión mayor grave del adulto, depresión resistente), bajo control anestésico y
miorrelajación. Es una técnica segura y sus efectos secundarios sobre la memoria son
habitualmente leves y transitorios. Por razones operativas, económicas y socio-culturales se
reserva a indicaciones muy concretas.

desde el punto de vista local, vemos como este confinamiento debido a la pandemia por
coronavirus ha impactado fuertemente a la sociedad, especialmente la de adultos, pues de
uno u otra forma se están viendo afectado su modelo de vida, al cambiar totalmente su
forma de trabajar, convivir y de sentirse útil para la sociedad, es así como vemos datos de
reducción de violencia, bajo nivel de asesinatos, robos callejeros, claro está, todo esto se
debe al propio confinamiento, no obstante tenemos que observar las cifras de personas con
síntomas de depresión, ansiedad, suicidio, violencia intrafamiliar, todos estos fenómenos
que están en aumento, pues nunca antes se había vivido algo parecido en esta época de
modernidad y conexión digital.

Como lo citamos en un artículo de la revista semana:


“Tres meses después de la llegada de la pandemia, el país enfrenta otra crisis silenciosa:
la de salud mental. Uno tras otro, los estudios reportan un aumento de síntomas como
depresión, ansiedad, insomnio y abuso de sustancias psicoactivas. No solo por la amenaza
del virus, sino por el aislamiento social, la pérdida de la estabilidad económica y la
incertidumbre, la inseparable compañera en este tiempo”
La pandemia ha cambiado la vida de las personas y está causando presión y efectos sociales
en las mismas, y la mayoría de nosotros no está preparada ni tiene el conocimiento
necesario para diferenciar las distintas causas y enfermedades que esta situación está
presentando, es importante recalcar que estas enfermedades son silenciosas y es allí donde
vemos la peligrosidad de la misma, pues por la misma presión social las personas prefieren
callar su situación antes de que esta genere burlas, matoneo y demás problemas en su
entorno, por lo cual nuestra página va orientada a esto, a prevenir, detectar y enseñar a la
comunidad que esto es un problema latente, que son enfermedades que hay que tratar como
cualquier otra, buscando ayuda de profesionales, pero sobre todo de aceptar esta condición.
6.- Bibliografía

 https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Salud-mental-uno-de-los-principales-retos-
de-la-pandemia.aspx

 https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-
y-desempleo

 http://www.scielo.org.co/pdf/cesm/v32n2/0120-8705-cesm-32-02-129.pdf

 https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/coronavirus-ansiedad-y-depresion-
el-impacto-de-la-salud-mental-en-la-pandemia/680896

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