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Independencia de México

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Guerra de independencia de la Nueva España

Parte de las Guerras de independencia hispanoamericanas

Collage Independencia.jpg

En el sentido de las agujas del reloj: Miguel Hidalgo, José María Morelos y Abrazo de
Acatempan entre Iturbide y Guerrero, entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México,
pintura muralista de la independencia de O´Gorman.

Fecha 16 de septiembre de 1810-27 de septiembre de 1821

Lugar Virreinato de Nueva España.

Resultado Independencia de México por la firma del Acta de Independencia del Imperio
Mexicano

Beligerantes

Estandarte de Hidalgo.svg Bandera de José María Morelos en 1812.png Bandera Nacional de


Guerra de Mexico en 1815.svg Insurgentes

Flag of the Three Guarantees.svg Ejército Trigarante Flag of Spain (1785–1873, 1875–
1931).svg Reino de España

Flag of Cross of Burgundy.svg Nueva España

Coronela.png Ejército Realista en América

Comandantes

Estandarte de Hidalgo.svg Miguel Hidalgo Ejecutado (1810-1811)

Estandarte de Hidalgo.svg Ignacio Allende Ejecutado (1810-1811)

Estandarte de Hidalgo.svg Ignacio López Rayón (P.D.G.) (1811-1813)

Bandera de José María Morelos en 1812.png José María Morelos Ejecutado (1810-1815)

Bandera Nacional de Guerra de Mexico en 1815.svg Guadalupe Victoria

Bandera Nacional de Guerra de Mexico en 1815.svg Vicente Guerrero (1815-1821)

Bandera Nacional de Guerra de Mexico en 1815.svg Francisco Xavier Mina Ejecutado (1817)

Flag of the Three Guarantees.svg Agustín de Iturbide (1821)n. 1

Bajas

600 000 muertos1

[editar datos en Wikidata]

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto con


las armas, que puso fin al dominio español en la mayor parte de los territorios de Nueva
España. La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de
Francia a España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de
1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de
1821.

El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones


liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a
reflexionar acerca de las relaciones entre la España peninsular y el resto del imperio. Los
cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se
sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre
algunos segmentos de la población.

La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis


política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII
abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su
hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey
José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a
un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.

A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de


Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos
del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y
cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro
estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar
las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del
pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.

A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos
líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se
reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes
asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la
abolición de la esclavitud. José María Morelos y Pavón convocó a las provincias
independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de
un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de
guerrillas. Hacia 1820, solo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre
del Sur y en Veracruz.

La rehabilitación a partir del pronunciamiento de Riego de la Constitución de Cádiz, de carácter


liberal, en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían
respaldado el dominio español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquistas
decidieron apoyar la independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la
resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a
principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de
Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la
aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó
el 27 de septiembre de 1821.

Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica
que dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación de
América Central.

Después de algunos intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro Barradas en


1829, España reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca
Fernando VII.

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Etapa de Iniciación

1810-1811

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Etapa de Organización

1811-1815

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Etapa de Resistencia

1815-1821

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Intentos españoles de reconquista de México

1821-1829

Índice

1 Antecedentes

1.1 Situación económica y social del virreinato de Nueva España

1.2 Patriotismo criollo en Nueva España y expulsión de los jesuitas

1.3 Revoluciones liberales: Francia y los Estados Unidos

1.4 España durante la ocupación francesa

1.5 Los dominios españoles en América ante la ocupación de la metrópoli

2 Crisis política de Nueva España en 1808-1810


2.1 Crisis política de 1808

2.2 La cuestión de la soberanía durante 1809

2.3 Convocatoria a las Cortes de Cádiz

3 Inicio de la guerra (1810-1811)

3.1 La conspiración de Querétaro y el Grito de Dolores

3.2 Campaña militar

3.2.1 Campaña de Hidalgo

3.2.2 Otros focos insurgentes

3.3 Características del movimiento insurgente de 1810-1811

4 Segunda etapa: Organización (1811-1815)

4.1 Composición social del movimiento

4.2 Marcha de López Rayón hacia el sur

4.2.1 Otros levantamientos y confrontaciones

4.2.2 Las primeras campañas en el sur

4.2.3 Conspiraciones en la Ciudad de México

4.3 López Rayón y la Junta de Zitácuaro

4.3.1 Sitio de Cuautla

4.3.2 Plan de Paz y Guerra, Los Guadalupes

4.3.3 Campaña en Puebla

4.3.4 Toma de Oaxaca

4.3.5 Constitución de Cádiz

4.3.6 Sitio de Acapulco

4.4 Morelos y el Congreso de Chilpancingo

4.4.1 Congreso de Chilpancingo

4.4.2 Declaración de Independencia de América Septentrional

4.4.3 Batalla de las Lomas de Santa María

4.4.4 Restauración absolutista en España

4.4.5 Constitución de Apatzingán

4.4.6 Captura y muerte de Morelos

5 Tercera etapa: Resistencia, guerra de guerrillas (1815-1820)

5.1 Junta de Jaujilla


5.1.1 Últimas campañas realistas ordenadas por Calleja en 1816

5.1.2 Juan Ruiz de Apodaca es nombrado virrey de Nueva España

5.1.3 Capitulaciones e indultos

5.2 Expedición de Francisco Xavier Mina

5.2.1 Campaña militar de Mina

5.2.2 Situación en otras áreas durante 1817

5.3 Resistencia de Guerrero

5.3.1 Sitio al Fuerte de Jaujilla

5.3.2 Vicente Guerrero como general en jefe de las tropas del sur

5.3.3 Capitulaciones insurgentes durante 1818

5.3.4 Campañas realistas durante 1819

6 Cuarta etapa: Consumación (1820-1821)

6.1 Campañas contra los insurgentes en 1820

6.1.1 La Constitución española restaurada

6.1.2 La conspiración de La Profesa

6.1.3 Abrazo de Acatempan

6.2 Plan de Iguala

6.2.1 Campaña del Ejército Trigarante

6.2.2 Deposición de Juan Ruiz de Apodaca

6.3 Tratados de Córdoba

6.3.1 Junta en Tacubaya

6.3.2 Entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, firma del acta de independencia

7 Reacciones de España

8 México surge a la vida independiente

9 Galería de imágenes

10 Véase también

11 Notas

12 Referencias

13 Bibliografía citada

14 Bibliografía recomendada

15 Enlaces externos
Antecedentes

Situación económica y social del virreinato de Nueva España

Una representación de mestizos en una "Pintura de Castas" de la era colonial. "De español e
india produce mestizo".

La sociedad novohispana estaba dividida en varios estratos, cuya posición estaba condicionada
por cuestiones de orden económico, cultural y político. Una de ellas era su papel respecto a la
posesión de los bienes económicos. Había un grupo muy pequeño de personas que
controlaban la mayor parte de la riqueza, mientras que la gran parte de la población era pobre.
Los pueblos indígenas debían pagar un tributo al gobierno y estaban sujetos a un régimen de
autoridad que, por ambiguo, provocaba numerosas confrontaciones entre españoles , criollos
y mestizos. Muchos de estos enfrentamientos tenían relación con cuestiones agrarias, como
por ejemplo la tenencia de la tierra y el control del agua.2 A lo largo de los tres siglos de
dominio español hubo varios estallidos sociales en la Nueva España, entre ellos la rebelión de
los pericúes de 1734 a 1737 en Vieja California,3 la rebelión de 1761 de los mayas, encabezada
por Jacinto Canek4 y las rebeliones de los seris y los pimas en Sonora a lo largo de todo el siglo
XVIII.5

Como un corolario de los múltiples orígenes de la población de Nueva España surgió el sistema
de "castas". Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes,
encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos. El mestizaje entre
español , indígenas y africanos dio como resultado un número de grupos cuya posición estaba
determinada por la cantidad de sangre española que poseían. El sistema aspiraba a mantener
la supremacía de la sangre española, y aunque nunca tuvo base legal, no siendo más que una
nomenclatura aceptada, reflejó la división y la exclusión existente en la Nueva España, donde
los grupos no españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social.6

El pilar de la economía del virreinato de Nueva España era la minería, particularmente la


explotación de oro y plata. Durante el siglo XVIII la producción minera vivió una de sus mejores
épocas. Como resultado, la producción de oro y plata se triplicó en el período de 1740 a 1803.7
La bonanza era tan grande, que la mina llamada La Valenciana, en el estado de Guanajuato,
llegó a ser considerada la operación minera de plata más importante del mundo. Al finalizar el
siglo XVIII, Nueva España producía más de 2 500 000 de marcos de plata, y sus principales
regiones mineras eran Guanajuato, Zacatecas y el norte de la intendencia de México.8 La
importancia de la minería para la economía novohispana era tal que Carlos III reconoció al
Cuerpo de Minería de Nueva España en 1776; un poco más tarde, permitió el establecimiento
del Real Tribunal de Minería, así como también del Colegio de Minería.

El apogeo de la explotación minera favoreció el desarrollo de otras actividades económicas,


particularmente el comercio y la agricultura. Por ejemplo, la creciente importancia de
Guadalajara y El Bajío se debía a su relación con los minerales de Zacatecas y Guanajuato.
Dado que la exportación de plata y oro constituía el nodo de la economía novohispana, en
torno a esta actividad creció un complejo sistema que consolidó al grupo de comerciantes
peninsulares, pero que también permitió la ascensión de un poderoso grupo criollo. Este grupo
estaba concentrado en los consulados de México y Guadalajara, que constituyeron la pieza
fundamental en la circulación de capitales en el territorio novohispano. El poder económico de
los consulados respaldaba su capacidad de representación política, gestión y cabildeo.9

La economía novohispana entró en crisis a final del siglo XVIII, período que coincide con las
reformas borbónicas adoptadas por la Corona. Las reformas tenían por objeto modernizar la
administración de las colonias y hacer más rentable la explotación de sus recursos, porque en
Nueva España había una escasez de capitales en circulación debida al monopolio sobre la plata
ejercido por los comerciantes y por la propia política financiera de la metrópoli.10 Una parte
importante de las rentas derivadas de la explotación de las colonias no llegaba a las arcas
reales, repartiéndose entre distintas corporaciones de acuerdo con lo

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