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DOCUMENTO ELABORADO A PARTIR DE LOS TEXTOS:

• MONTENEGRO, F. REPETTO, C. (2006) “Ideología e Información: Reflexiones acerca


de las Políticas de Información en Educación Primaria en Uruguay”. Montevideo,
Universidad de la República.
• ALTHUSSER, L. (1988) “Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan”.
En: ALTHUSSER, L. La Filosofía Como Arma De La Revolución. Nueva Visión,
Buenos Aires.

SIGLAS:
• AIE: Aparato Ideológico del Estado
• ARE: Aparato Represivo de Estado.

ALTHUSSER: EL ESTADO Y SUS APARATOS

“El gran desafío de hoy en día es la


construcción de la esperanza, no como
ideal abstracto, sino como alternativa,
donde los sectores populares sean real y
efectivamente protagonistas.”
Rebellato, 2000, p. 73

Luis Althusser lleva a cabo una interpretación de la sociedad (y su orden) basándose


en su teoría reproductivista; para ello retoma viejos conceptos marxistas, ya que “[...]
Marx concibe la estructura de toda sociedad como constituida por ‘niveles’ o
‘instancias’, articuladas por una determinación específica: la infraestructura o base
económica (‘unidad’ de fuerzas productivas y relaciones de producción), y la
superestructura que, a su vez contiene dos ‘niveles’ o ‘instancias’: la jurídico-política
(el Derecho y el Estado) y la ideología (las distintas ideologías, religiosas, morales,
jurídicas, políticas, etcétera).” (Althusser, 1984 , p. 27-28)

Marx, en el “Prólogo a la contribución de la Crítica a la Economía Política” (1977)


establece que, en la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones de
producción indispensables e independientes de su voluntad, y que corresponden a un
estadio definido de desarrollo de sus fuerzas materiales productivas.

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La estructura económica de la sociedad se constituye a partir de la suma de estas
relaciones de producción, y sobre ella se erige una superestructura jurídica y política,
a la que corresponden formas definidas de conciencia social.

“En el Prefacio a la Contribución de 1859, Marx aventuró la idea de que una formación
social descansa sobre su infraestructura económica, es decir, sobre la unidad de las
fuerzas productivas y las relaciones de producción. En la infraestructura se arraiga la
lucha de clases, que enfrenta a los propietarios de los medios de producción contra los
trabajadores explotados directamente. Y Marx añadió que por encima de esta
infraestructura se erigió toda una superestructura, que comprende la ley y el Estado, por
un lado, y las ideologías, por el otro. La superestructura no hace más que reflejar la
infraestructura". (Althusser, 1990, p.225-256)

Así, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político e


intelectual. Es el ser social de los hombres el que determina la conciencia, y no la
conciencia, por el contrario, la que determina su ser social. "Sobre la base de lo
anterior, se puede llegar a una conclusión importante. Para Marx y Engels, la 'ideología'
se superpone a las conciencias individuales. Por lo tanto, cada ser social 'representa'
(interpreta) la organización social y su papel en esta no a partir de su 'conciencia pura',
sino que lo hace mediado por las propias relaciones que contrae y, por lo tanto,
'aprisionado' y 'moldeado' por las "formas de conciencia social" (colectiva)". (Alves
Filho, 2000, p 97)

En definitiva, la superestructura está determinada en última instancia por la


infraestructura, y se basa en ésta así como los pisos superiores de un edificio se
sostienen en los inferiores.

Según Althusser esta determinación de la superestructura por la infraestructura era


pensada en la tradición marxista bajo dos formas:

1. existe una “autonomía relativa” de la superestructura con respecto a la base;

2. existe una “reacción” de la superestructura sobre la base.

No obstante, el relacionamiento entre superestructura e infraestructura, el Estado y la


ideología, son analizados a partir de la teoría reproductivista, desde donde algunas

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cuestiones de la existencia y la naturaleza de la superestructura son retomadas, ya
que el marxismo clásico no las había abarcado en profundidad.

Por ende, es fundamental precisar la concepción del Estado bajo la óptica


reproductivista: “El Estado es, entonces, sobre todo lo que los clásicos del marxismo
han llamado el aparato del Estado. En esta expresión cabe no sólo al aparato
especializado (en sentido estricto), cuya existencia y necesidad hemos reconocido a
partir de la práctica jurídica, es decir la policía, los tribunales y las prisiones, sino
también el ejército que (y el proletariado ha pagado con su sangre esta experiencia)
interviene directamente como fuerza represiva de apoyo en última instancia, cuando
la policía y sus cuerpos especiales auxiliares ya han sido ‘desbordados por los
acontecimientos’; caben en fin, por encima de este conjunto, el Jefe de Estado, el
Gobierno y la Administración. [...] El aparato de Estado, que lo define como fuerza de
ejecución y de intervención represiva ‘al servicio de las clases dominantes’, en la lucha
de clases desarrollada por la burguesía y sus aliados contra el proletariado, es
exactamente el Estado, y define muy exactamente su ‘función’ fundamental.”
(Althusser, 1984, p. 30)

Estas definiciones marxistas del Estado son consideradas por Althusser como una
teoría descriptiva del Estado. Lo esencial, empero, de la teoría marxista del Estado
quedará aún más explícito a continuación:

“En primer lugar precisemos un punto importante: el Estado (y su existencia como


aparato) sólo tiene sentido en función del poder de Estado. Toda lucha política de
clases gira alrededor del Estado. Entendámonos: en torno a la conquista, es decir, a la
toma y a la conservación del poder del Estado por una clase determinada o por una
alianza de clases o de fracciones de clases.

Esta primera precisión nos obliga entonces a distinguir por una parte el poder del
Estado (conservación del poder del Estado o su toma), objetivo de la lucha política de
clases, y el aparato del Estado por otra.” (Althusser, 1984, p. 33)

El poder del Estado es entonces la posesión del mismo por una u otra clase, o por
alianzas entre ellas o entre fracciones de ella. El aparato de Estado es, por otra parte,

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todo el andamiaje anteriormente esbozado, que resulta como fuerza de ejecución y de
intervención represiva al servicio de la clase que posee el poder, a saber: gobierno,
administración, ejército, policía, tribunales, prisiones, etc.

Este conglomerado puede denominarse ARE, y actúa siempre bajo la forma de la


violencia, aunque ésta pueda no revestir siempre formas físicas.

La innovación que realiza Althusser como reproductivista a la teoría marxista, es la


identificación de los AIE. “Llamaremos Aparatos Ideológicos de Estado, a cierto
número de realidades que se presentan al observador bajo la forma de Instituciones
precisas y especializadas.”(Althusser, 1984, p. 35)

Estos aparatos son enumerados de la siguiente manera:

• Aparatos religiosos (iglesias, instituciones religiosas)


• Aparatos educativos (escuelas, universidades)
• Aparatos familiares (el matrimonio, la sociedad familiar)
• Aparatos jurídicos (el derecho)
• Aparatos políticos (partidos e ideologías políticas)
• Aparatos sindicales (asociaciones de obreros y trabajadores)
• Aparatos de información (prensa, radio, cine, televisión)
• Aparatos culturales (literatura, bellas artes, deportes, etc.)
Los AIE, a diferencia de los ARE, no pertenecen únicamente a la órbita pública, ya que
muchos de ellos pueden actuar, y de hecho actúan, en la órbita privada. Hay escuelas
privadas, prensa privada, la familia pertenece al ámbito privado, incluso algunos
sindicatos puedan actuar en ámbitos privados. O sea, instituciones privadas pueden
oficiar como AIE.

Otra diferencia entre ambos tipos de Aparatos radica en que los Ideológicos no actúan
mediante la violencia -recordemos que los Represivos si lo hacen- sino mediante la
ideología, si bien en ocasiones -secundariamente y en situaciones límites, según
Althusser- la violencia es utilizada, este uso se realiza de una manera tan atenuada y
disimulada que recibe el nombre de violencia simbólica. ¿No es acaso violencia las
sanciones, exclusiones, selecciones y controles que se aplican en el sistema educativo,
por ejemplo?

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A la inversa, muchas son las veces que los ARE actúan mediante la ideología, también
de manera secundaria, tal es el caso de la policía y el ejército al inculcar una ideología.
Por tanto, no hay ningún Aparato ni puramente Represivo ni puramente Ideológico,
pero las diferencias substanciales entre ambos modelos son lo suficientemente claras
a la hora de lograr la mencionada clasificación.

En muchas ocasiones existen también combinaciones, acuerdos explícitos o sutiles,


entre las acciones de ambos tipos de Aparato, y la realidad permite visualizar muchos
de estos ejemplos. Conforme a lo expresado anteriormente, se puede deducir que los
AIE se encargan de inculcar, tanto desde esferas públicas como privadas, una
ideología, que es en el caso de los países capitalistas una ideología dominante, es decir
una ideología que legitima y propicia la explotación de una clase por otra u otras.

Por tanto, la clase dominante, o la alianza de clases, o fracciones de clases dominantes


que poseen el poder del Estado y disponen del ARE, forman a su vez parte activa de
los AIE, en vista de que “[...] ninguna clase puede detentar duraderamente el poder de
Estado sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos
de Estado.” (Althusser, 1984, p. 38)

Una clara muestra de ello radica en la importancia dada por Lenin al sistema
educativo como inculcador de la ideología que permitiría asegurar el triunfo de la
Dictadura del Proletariado durante la Revolución Rusa, ejemplo por demás ilustrativo
al que hace referencia Althusser.

Ahora bien, luego de haber hecho mención a los Aparatos que conforman el Estado
nos encontramos en condiciones de ahondar en un concepto clave: la reproducción de
las relaciones de producción.

¿Cómo se asegura la reproducción de las relaciones de producción?

La reproducción de estas relaciones está asegurada, en gran parte, por la


superestructura jurídico-política e ideológica. Pero también, a través del ARE -ya sea
mediante el uso de la fuerza, o mediante las más simples ordenanzas administrativas,
o mediante la censura- se aseguran las condiciones políticas de la reproducción de las

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relaciones de producción, que son en definitiva, relaciones de explotación. En tanto,
los AIE intentan legitimar este orden.

El aparato ideológico de Estado que ha sido colocado en posición dominante en las


formaciones capitalistas maduras, como resultado de una violenta lucha de clase
política e ideológica contra el antiguo aparato ideológico de Estado dominante, es el
Aparato Ideológico Escolar.

Esta tesis puede parecer paradójica, si es cierto que cualquier persona acepta -dada la
representación ideológica que la burguesía quería darse a sí misma y dar a las clases
que explota- que el aparato ideológico de Estado dominante en las formaciones
sociales capitalistas no es la escuela sino el aparato de Estado político, es decir, el
régimen de democracia parlamentaria combinado del sufragio universal y las luchas
partidarias.

Por eso existen buenas razones para pensar que detrás del funcionamiento de su
aparato ideológico de Estado político, que ocupaba el primer plano, lo que la
burguesía pone en marcha como aparato ideológico de Estado N° 1, y por lo tanto
dominante, es el aparato escolar que reemplazó en sus funciones al antiguo aparato
ideológico de Estado dominante, es decir, la Iglesia. Se podría agregar: la pareja
Escuela-Familia ha reemplazado a la pareja Iglesia-Familia.

¿Por qué el aparato escolar es realmente el aparato ideológico de Estado dominante


en las formaciones sociales capitalistas y cómo funciona?

Por ahora nos limitaremos a decir que:

1) Todos los aparatos ideológicos de Estado, sean cuales fueren, concurren al mismo
resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones
capitalistas de explotación.

2) Cada uno de ellos concurre a ese resultado único de la manera que le es propia: el
aparato político sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, la
ideología "democrática", "indirecta" (parlamentaria) o "directa" (plebiscitaria o
fascista); el aparato de información atiborrando a todos los "ciudadanos" mediante la
prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo,

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liberalismo, moralismo, etcétera. Lo mismo sucede con el aparato cultural (el rol de
los deportes es de primer orden en el chauvinismo), etcétera: el aparato religioso
recordando en los sermones y en otras grandes ceremonias de nacimiento,
casamiento, o muerte que el hombre sólo es polvo, salvo que sepa amar a sus
hermanos hasta el punto de ofrecer su otra mejilla a quien le abofeteó la primera. El
aparato familiar.... no insistimos más.

3) Este concierto está dominado por una partitura única, ocasionalmente perturbada
por contradicciones, las de restos de las antiguas clases dominantes, las de proletarios
y sus organizaciones: la partitura de la ideología de la clase actualmente dominante
que integra en su música los grandes temas del humanismo de los ilustres
antepasados que, antes del cristianismo, hicieron el milagro griego y después la
grandeza de Roma, la ciudad eterna, y los temas del interés, particular y general, etc.,
nacionalismo, moralismo y economicismo.

4) No obstante, un aparato ideológico de Estado cumple muy bien el rol dominante de


ese concierto, aunque no se presten oídos a su música: ¡tan silenciosa es! Se trata de la
Escuela.

La escuela toma a su cargo a los niños de todas las clases sociales desde el jardín de
infantes, y desde el jardín de infantes les inculca -con nuevos y viejos métodos,
durante muchos años, precisamente aquellos en los que el niño, atrapado entre el
aparato de Estado-familia y el aparato de Estado-escuela, es más vulnerable-
"habilidades" recubiertas por la ideología dominante (el idioma, el cálculo, la historia
natural, las ciencias, la literatura) o, más directamente, la ideología dominante en
estado puro (moral, instrucción cívica, filosofia).

Hacia el sexto año, una gran masa de niños cae "en la producción”: son los obreros o
los pequeños campesinos. Otra parte de la juventud escolarizable continúa: bien que
mal se encamina y termina por cubrir puestos de pequeños y medianos cuadros,
empleados, funcionarios pequeños y medianos, pequeño-burgueses de todo tipo.

Una última parte llega a la meta, ya sea para caer en la semidesocupación intelectual,
ya para proporcionar, además de los "intelectuales del trabajador colectivo", los

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agentes de la explotación (capitalistas, empresarios), los agentes de la represión
(militares, policías, políticos, administradores, etc.) y los profesionales de la ideología
(sacerdotes de todo tipo, la mayoría de los cuales son “laicos" convencidos).

Cada grupo está prácticamente provisto de la ideología que conviene al rol que debe
cumplir en la sociedad de clases: rol de explotado (con "conciencia profesional",
"moral", "cívica", "nacional" y apolítica altamente "desarrollada"), rol de agente de la
explotación (saber mandar y hablar a los obreros: las "relaciones humanas"): de
agentes de la represión (saber mandar y hacerse obedecer "sin discutir" o saber
manejar la demagogia de la retórica de los dirigentes políticos), o de profesionales de
la ideología que saben tratar a las conciencias con el respeto, es decir el desprecio, el
chantaje, la demagogia convenientes adaptados a los acentos de la Moral, la Virtud¡ la
"Trascendencia", la Nación, el rol de Francia en el Mundo, etcétera.

Por supuesto, muchas de esas virtudes contrastadas (modestia, resignación, sumisión


por una parte, y por otra cinismo, desprecio, altivez, seguridad, grandeza, incluso bien
decir y habilidad) se enseñan también en la familia, la iglesia, el ejército, en los buenos
libros, en los filmes, y hasta en los estadios.

Pero ningún aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años de la audiencia
obligatoria (y, por si fuera poco, gratuita...), 5 a 6 días sobre 7 a razón de 8 horas
diarias, de formación social capitalista.

Ahora bien, con el aprendizaje de algunas habilidades recubiertas en la inculcación


masiva de la ideología de la clase dominante, se reproduce gran parte de las relaciones
de producción de una formación social capitalista, es decir, las relaciones de
explotados a explotadores y de explotadores a explotados.

Naturalmente, los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen
capitalista están recubiertos y disimulados por una ideología de la escuela
universalmente reinante, pues ésta es una de las formas esenciales de la ideología
burguesa dominante: una ideología que representa a la escuela como un medio
neutro, desprovisto de ideología (puesto que es ... laico), en el que maestros
respetuosos de la "conciencia” y la libertad de los niños que les son confiados (con

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toda confianza) por sus "padres” (que también son libres, es decir, propietarios de sus
hijos), los encaminan hacia la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos
mediante su propio ejemplo, los conocimientos, la literatura y sus virtudes
“liberadoras”.

Pido perdón por esto a los maestros que, en condiciones espantosas, intentan volver
contra la ideología, contra el sistema y contra las prácticas de que son prisioneros, las
pocas armas que pueden hallar en la historia y el saber que ellos "enseñan”. Son una
especie de héroes. Pero no abundan, y muchos (la mayoría) no tienen siquiera la más
remota sospecha del "trabajo" que el sistema (que los rebasa y aplasta) les obliga a
realizar y, peor aún, ponen todo su empeño e ingenio para cumplir con la última
directiva (¡los famosos métodos nuevos!). Están tan lejos de imaginárselo que
contribuyen con su devoción a mantener y alimentar esta representación ideológica
de la escuela, que la hace tan "natural" e indispensable, y hasta bienhechora, a los ojos
de nuestros contemporáneos como la iglesia era "natural”, indispensable y generosa
para nuestros antepasados hace algunos siglos.

En realidad, la iglesia es reemplazada hoy por la escuela en su rol de aparato


ideológico de Estado dominante. Está combinada con la familia, como antes lo estuvo
la iglesia. Se puede afirmar entonces que la crisis, de una profundidad sin precedentes,
que en el mundo sacude el sistema escolar en tantos Estados, a menudo paralela a la
crisis que conmueve al sistema familiar (ya anunciada en el Manifiesto), tiene un
sentido político si se considera que la escuela (y la pareja escuela-familia) constituye
el aparato ideológico de Estado dominante. Aparato que desempeña un rol
determinante en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de
producción amenazado en su existencia por la lucha de clases mundial.

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