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Tener antecedentes, aceptación o expresión de refuerzo positivo con respecto a las anteriores
agresiones domésticas.
Consumir tóxicos psicotrópicos, siendo el alcohol y la cocaína tóxicos de mayor riesgo. Especial
carga de peligro de delirio celotípico debido al alcohol y especial carga de peligro en ideas
delirantes de perjuicio generada a consecuencia del consumo habitual de cocaína.
Padecer alguna enfermedad mental, en especial, cuando existen ideas delirantes centradas
en la familia.
Padecer trastornos de la personalidad, con afectación del control de los impulsos y contenidos
expresos de violencia doméstica en ideas obsesivas o sobrevaloradas. Hay especial carga de
peligro cuando el trastorno coincide con dependencia emocional de la víctima.
Tener dependencia emocional de la persona agredida con convicción de que la única salida
posible es la reconstrucción de la relación a pesar de hechos lesivos graves o reiterados.
Puede estar en shock, especialmente si la agresión está cercana en el tiempo, en una actitud
de embotamiento o estupor.
El estado emocional que observamos puede no ser congruente con el relato de la mujer. Es
relativamente habitual encontrarnos con mujeres que relatan situaciones de enorme calado
emocional en un tono neutro, frívolo o incluso divertido. Se trata de un mecanismo de
disociación que puede llevar al profesional a cuestionar la credibilidad de la mujer.
Puede estar inundada emocionalmente o manifestarse absolutamente fría.
Puede no tener ninguna conciencia de lo que le pasa, como hemos visto anteriormente en
relación a la invisibilidad de la violencia.
Puede mostrar cierta hostilidad o estar a la defensiva ante nuestras intervenciones, como
mecanismo de protección ante la angustia que les produce tomar conciencia de su situación.
ENTRE LOS EFECTOS DE LA VIOLENCIA DE GENERO INTRAFAMILIAR SOBRE LOS NNyA PUEDEN
DESTACARSE: