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André Kertész 

“El momento siempre dictamina mi obra. Lo que yo siento, eso hago. Eso es
para mí lo más importante. Todos pueden mirar, pero no siempre ven.”
André Kertész

André Kertész nació el 2 de julio de 1894 en Budapest, y desde


pequeño se interesa por la fotografía.

Es conocido por sus contribuciones pioneras a la composición


fotográfica y por sus esfuerzos en el establecimiento y desarrollo de la foto
ensayo.

Las fotografías de André Kertész son engañosamente simples, carentes


de extravagancias, excesos y artificialidades. Son fotografías que denotan
una extremada paciencia, para que todo esté en su sitio. Es ese instante
decisivo, en el que todo esta perfectamente organizado.

Por más de 60 años trabajó sin pretender ser alguien que no era, en
una observación personal, utilizando la cámara para cuestionar, registrar y
para mantener su relación con el mundo y con su arte.

Siempre ha sido fiel a su propia forma de ver el mundo, y por ello, esto
en conjunto con su vida se han fusionado de gran manera en sus fotografías.

Sus intenciones nunca han sido crear “arte grandioso”, porque aunque
le hubiera sido fácil imitar a otros fotógrafos de retratos y paisajes, él de
manera intuitiva siempre se vio más interesado en representar hechos que en
inventar ficciones.

Sus temáticas no estaban particularmente inmersas en cosas


elegantes, nobles, extraordinarias, sino en representar la verdad y la frágil
naturaleza del mundo, sin necesidad de alterarla.

Es por eso, que mucho antes de que la fotografía fuera un profesión de


moda, y a pesar de la preferencia de su familia por convertirse en un
banquero, decidió salir a mirar al mundo y a contemplara sus bellezas con
atención y respeto. Lo primero era explorar, la innovación vendría después.

Su carrera es generalmente dividida en cuatro períodos sobre la base


de que su trabajo fue más destacado en estos momentos. Se les llama el
húngaro período, el francés período, el período de América y, hacia el final de
su vida, el Consejo Internacional de período.

En 1912 compró su primer cámara, y de ahí hasta los próximos trece


años fotografió a personas que conocía por casualidad, o aquellos que
conocían bastante, lugares que frecuentaba, eventos, tales como la I Guerra
Mundial. A excepción de éstas últimas, sus primeras fotografías fueron
tomadas alrededor de Budapest, sin embargo, muchas de éstas se perdieron
durante la Revolución Húngara de 1918.

Aquellas que sobrevivieron, muestran su desinterés en el drama y la


elegancia, como mencioné anteriormente, de la ciudad que era llamada “el
Paris de la Europa Central”.

Kertész se enseñó a sí mismo cómo utilizar una cámara, e incluso tan


pronto como 1914 (por ejemplo, "Eugene, 1914") su distintivo estilo maduro
ya era evidente.

Fue herido en 1915 por una bala, y su brazo derecho se paralizó


temporalmente. Kertész fue enviado a un hospital militar en Budapest, pero
más tarde fue trasladado a Esztergom, donde siguió a tomar fotografías,
incluyendo un auto-retrato de sí mismo para un concurso en la revista
Borsszem Janko.

De este período de trabajo, sin duda su pieza más famosa fue


"Submarina nadador, Esztergom, 1917", el único superviviente de una
fotografía que representa una serie nadador cuya imagen está distorsionada
por el agua. Esta fotografía despertó el interés de Kertész en las distorsiones
que llevaron a su serie de "distorsiones" fotografías durante principios de
1930.

Conforme exploraba su mundo del “día a día”, probablemente sin darse


cuenta, empezó a tener otro tema para sus fotografías, él. Amaba la
versatilidad de las cosas, y en vez de trabajar sólo con luces, días claros y
brillantes, André fotografiaba todo tipo de climas, ansioso de ver qué iba a
registrar la cámara cuando llovía o nevaba, si había mucha luz o si ésta
carecía.

También se preocupaba por el tiempo y la técnica, no sólo congelaba


un momento en específico, sino que le gustaba capturar el sentido de el paso
del tiempo, el sentimiento del movimiento.

Nunca encontró la necesidad de manufacturar las fotos o de forzar


respuestas cuando la riqueza que el mundo le ofrecía era tan visible y la
cámara tan capaz de capturarla. Así sus fotografías empezaron a tener un
carácter individual y a registrar lo que su ojo por instinto buscaba ver.

Luego, visualmente las abstracciones empezaron a tomar importancia,


mientras que los detalles fotográficos los dejaba de lado para capturar la
esencia del momento. Esto no fue fruto de un “feliz accidente”, por lo
contrario, una decisión bien pensada.

En 1925 Kertész deja Budapest por Paris. El movimiento se debió a un


manifiesto, o una declaración en el momento justo, en donde sólo de cierta
forma conformaba un riesgo. El tiempo hizo que cambiara de una carrera
inestable en el negocio, a ser un artista famoso y comprometido.

En Hungría carecía de las oportunidades de una comunidad artística


que Paris le estaba ofreciendo, sin embargo, en ésta podría vivir su vida pero
dando explicaciones continuamente. Con la cámara había experimentado lo
suficiente sobre sus sentimientos respecto al mundo, en ese momento ya era
hora de explorar su arte y subir de nivel.

En Paris, André Kertész tenía la oportunidad de sacarle provecho a su


intelecto y a su forma analítica de ser. De la misma manera en la que recorría
las calles en Budapest, lo hacía en Paris, fotografiando por todas partes,
desde rascacielos, ventanas hasta partes de edificios, árboles, en donde una
ubicación ventajosa era cada vez más importante, y conforme iba tomando
fotografías, más iba a prendiendo de su “nuevo hogar”.

En este período de su vida, las vistas directas de algún rostro humano


se hacía cada vez más raro. Kertész enfocaba su lente en la estructura de la
ciudad, tratando de encontrar armonías espaciales en donde las figuras
humanas tendieran a verse como accesorios.
Su primer show fue en 1927 en la galería de arte “Sacre du Pritemps”
en donde los críticos fueron muy generosos con su trabajo. El tenedor, o La
Fourchette, fue tomada en 1928 y es una de las obras más famosas de este
período.

Exhibió sus libros publicados y fue el de mayor contribución respecto a


las revistas alemanas y los contrapartes franceses. Los museos Europeos
empezaron a coleccionar su trabajo y para 1934 ya había sido venerado como
master del medio de la fotografía.

En esta época desarrolla parte de sus trabajos más conocidos. Cuerpos


desnudos distorsionados, imágenes reflejadas, así como escenas callejeras
llenas de poesía.

Sus amigo en Paris eran los revolucionarios artistas de aquel tiempo,


como Mondrian, Léger, Calder, entre otros, cada uno en rebelión contra del
arte, la moralidad y sociedad.

Por un tiempo corto trabajó en una serie de distorsiones nudistas, que


ya había empezado en Hungría años antes, y aunque determinó que no podía
tener ningún otro desarrollo en su trabajo, hubo más de 150 fotos
innovadoras ricas en cualidades surrealistas, de desnudos de dos, en donde
las mujeres en diversos modelos, posan con sus reflexiones en una
combinación de distorsión espejos, similares a las que se encuentran en un
carnaval de la casa de los espejos.

El concepto surrealista de transformar la realidad en fantasía se


convirtió en su mayor técnica, y su trabajo se convirtió en influencia para las
pinturas de sus amigos.

Conforme sus ideas iban siendo estimuladas por ellos, sus fotografías
comenzaron a crecer de modo más sofisticado y menos sentimental, eran
fotos más refinadas, donde existía la sensible observación de las relaciones
entre curvas, sombras, ángulos y luces, pero manteniendo siempre las bases
firmes en el mundo diario.

En 1937 este fotógrafo decidió abandonar Paris para ir a New York a


trabajar con un contrato que se le ofreció en los estudios Keystone , una de
las mejores agencias del tiempo. Al terminar su contrato la II Guerra Mundial
estaba pendiente por lo que regresar a Paris era poco práctico e imposible,
por lo que permaneció en América (Estados Unidos), país que calificaba la
fotografía como expresión personal y medio moderno de comunicación.

En 1946, Kertész fue colocado de nuevo en una exposición individual


en Instituto de Arte de Chicago, que estaba compuesta principalmente de
fotografías de su día de la serie de París. Kertész a menudo se refiere a este
como uno de sus mejores momentos en América. Luego sin embargo, no fue
hasta 1962 que sus fotografías se encuentran en una exposición pública de
nuevo, cuando se muestra en la Universidad de Long Island.

Aunque en Nueva York comenzó trabajando como Freelance para las


conocidas revistas “Harper’s Bazaar”, “Vogue” y “Look” su trabajo no se dio a
conocer al gran público hasta que en 1964 el Museo de Arte Moderno de
Nueva York organizó una exhibición individual de su obra.

A partir de ese momento su obra fue expuesta en los principales


museos internacionales y su obra reconocida como una importante influencia
en el nacimiento del fotoperiodismo y de la fotografía artística.

A partir de entonces su trabajo es expuesto en los principales museos y


acaba reconociéndosele su influencia en el fotoperiodismo y la fotografía
artística.

En los años sesenta se siente atraído por los edificios de la ciudad,


creando unas imágenes abstractas, tomadas desde su casa, en una planta 12,
donde se dominaba Washington Square, relegando a un segundo plano el
papel de la gente.

Este último período de su vida es a menudo referida como el


"International período", donde fue capaz de ganar reconocimiento en todo el
mundo y celebró numerosas exposiciones en muchos países. Apareció en una
exposición en la IV Bienal Mostra Internazionale della Fotografia en Venecia
en 1963 después de su exposición de 1962 y más tarde apareció ese mismo
año en la Bibliotheque Nationale de France en París.

Con medalla de oro fue galardonado en Venecia por su dedicación a la


industria fotográfica le dio un sentimiento de reconocimiento que nunca había
sentía al mismo tiempo que trabajan para el hogar y el jardín.

Durante este período, Kertész experimentado con fotografías en color,


pero sólo producen unos pocos de ellos. A pesar de sus éxitos, sentía que
todavía no había sido bien reconocido como un fotógrafo. Sus últimos años
se gastaron viajar a diversos lugares en todo el mundo por sus exposiciones,
sobre todo Japón, y reavivar amistades con otros artistas.

Nunca dejó de hacer fotos y sus ultimas imágenes, "Desde mi


ventana", realizadas con una cámara Polaroid, revelan que no había perdido
la curiosidad ni la capacidad de observación.

Murió en Nueva York el 28 de Septiembre de 1985.

Aunque rara vez Kertész recibió malos comentarios, es la falta de ellos


que dar lugar a la sensación de fotógrafo distantes de reconocimiento. Ahora,
sin embargo, es a menudo considerado el padre del fotoperiodismo.
Introducción 

Kertész
El presente trabajo consiste en la descripción y análisis del famosos
fotógrafo André Kertész, en donde no sólo se describirá una secuencia de su
vida, sino de la relación directa de ésta con el desarrollo de la fotografía.

Mientras que se explica un poco de su biografía, se estará ampliando


acerca del tipo de fotos que tomaba según la época en la que se encontraba y
sobre las técnicas de las mismas.
Conclusión 

Kertész
Después de haber investigado sobre este fotógrafo, es claro que en su
vida se presentaron varias etapas determinantes, las cuales influenciaron en
el tipo y estilo de fotografías que tomaba.

Lo más interesante e importante, es el hecho de que es un artista que


se mantuvo muy fiel a su sentimientos al inicio de su carrera, por decirlo de
algún modo, alguien que supo valorar la naturaleza y la vida cotidiana por ser
lo que era, y que quiso ser diferente.

Los desnudos de los años 30’s son muy característicos de sus trabajos,
y constituyen una forma original, a mi parecer de reproducir algo real en un
tipo de arte más fantasioso.

Y a pesar de que no se le haya reconocido su trabajo de la manera en


la que él esperaba, considero que la “magia” de sus fotografías está en la
simpleza de las mismas.

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