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Estos alumnos presentan dificultades para seguir el ritmo de aprendizaje común, por
presentar problemas a nivel de memoria, junto con una menor capacidad de atención a
estímulos verbales y de expresión, y dificultades para evocar y recuperar la información
asimilada. Ellos no están en la categoría de retardo mental, ni tampoco presentan un Trastorno
Específico de Aprendizaje (TEA), ni alteraciones en su desarrollo sensorial o afectivo. Se trata
de un grupo constituido por niños con un desarrollo más lento y con un ritmo de aprendizaje
crónicamente más bajo que el del resto de sus compañeros; son niños con dificultad para
finalizar sus tareas, poseen escasa atención, bajo nivel de perseverancia, falta de asertividad
en relación con la autoridad y dificultad para hacerse escuchar. En el ámbito familiar son niños
que presentan dificultades en la realización autónoma de tareas y generalmente la expectativa
de los padres con respecto a ellos es baja.
Las escuelas deben adecuar las exigencias programáticas a las capacidades e intereses
de estos niños y también deben tener en cuenta el número de alumnos por curso. Es
importante respetar el ritmo propio de aprendizaje y es necesario realizar una evaluación
previa del nivel cognitivo y verbal, que permita planificar un aprendizaje acorde con el nivel de
desarrollo de cada niño. La mayoría de estos alumnos logra un nivel de aprendizaje adecuado
si recibe una instrucción graduada a partir del nivel de funciones previamente diagnosticadas y
si reciben una ayuda oportuna, a través del desarrollo de estrategias cognitivas.
c
Los rasgos principales del TDAH son, por una parte, la dificultad para sostener la
concentración (déficit de atención), sobre todo en circunstancias que ofrecen baja
estimulación y, por otra, la falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos,
frecuentemente asociadas con inquietud motora (hiperactividad-impulsividad). Estos dos
conjuntos de signos pueden aparecer por separado o combinados.
Aunque el diagnóstico suele afectar a niños, la definición del síndrome no excluye a los
adultos, a los que se les puede detectar igualmente. Según los conceptos actuales, más de un
60 % de los niños afectados, manifestarán el síndrome en su vida adulta. Los síntomas de
hiperactividad se manifiestan menos en adultos, sobre todo si gracias a una buena
socialización han aprendido a desarrollar una conducta normal. La evidencia de que estos
síntomas, en particular, suelen remitir después de la adolescencia, indujo el concepto de que
el TDAH también lo hacía. Sin embargo, el déficit de atención y la impulsividad se presentan en
la edad adulta bajo nuevas formas, sobre todo como un deterioro en las funciones ejecutivas.
Este es un problema tanto o más grave que los síntomas en la infancia, pero más sutil como
criterio diagnóstico. Se entiende también que los que han sido diagnosticados, ya adultos, del
TDAH en adultos, sufrieron del trastorno durante su infancia.
Tipo combinado, donde los dos trastornos anteriores se dan a la vez. (Código CIE-10:
F90.0)
Los criterios normalizados del DSM-IV fijan estándares clínicos para establecer el
diagnóstico del TDAH y de cada subtipo, de acuerdo a la presencia o no de una serie de
síntomas y a su grado de intensidad. El subtipo más común es el que combina los trastornos
de la atención con hiperactividad e impulsividad (60%). Los subtipos puros son menos
frecuentes (déficits atencionales, 30%; hiperactividad e impulsividad, 10%).] Por el momento,
"no hay pruebas de laboratorio que hayan sido establecidas como diagnósticas en la
evaluación clínica del trastorno por déficit de atención con hiperactividad".
Un diagnóstico idóneo supone no sólo presencia de los síntomas, sino además, como
consecuencia de los mismos, una perturbación significativa en áreas importantes para la
persona, como las relaciones familiares, las académicas, las laborales y las recreativas. En la
medida en que el desempeño del individuo en estos ámbitos se ve deteriorado por causa de
este síndrome conductual, la intervención terapéutica puede ser un aporte decisivo para una
mejor calidad de vida.
Los síntomas del TDAH expresan un problema biológico y por lo tanto se abordan más
eficazmente con tratamiento farmacológico, que constituye todavía el pilar más importante de
la terapéutica. Los tratamientos habituales se basan paradójicamente en estimulantes, de los
que muy pronto se observó que modifican positivamente los síntomas. Entre ellos están la
cafeína y la nicotina, con los que a veces se automedican adolescentes y adultos. El primer
informe idóneo avalando el uso de psicoestimulantes, data del año 1937, cuando Charles
Bradley estableció la eficacia y seguridad del sulfato de anfetamina para el tratamiento de
niños hiperactivos.
Los niños con TDAH empiezan a andar precozmente, pero más que andar lo que hacen
es correr "como si tuvieran un motor dentro", refieren algunos padres. En sus inicios escolares
tienen problemas con la lectoescritura y las matemáticas, habilidades que requieren un
esfuerzo de concentración más prolongado.
Y en virtud de ello, estas mujeres son también más propensas a fumar durante el
embarazo: como corolario, la presencia del TDAH en el niño por nacer remite nuevamente a
factores genéticos.
Los síntomas del TDAH expresan un problema biológico y por lo tanto se abordan más
eficazmente con tratamiento farmacológico, que constituye todavía el pilar más importante de
la terapéutica. Los tratamientos habituales se basan paradójicamente en estimulantes, de los
que muy pronto se observó que modifican positivamente los síntomas. Entre ellos están la
cafeína y la nicotina, con los que a veces se automedican adolescentes y adultos. El primer
informe idóneo avalando el uso de psicoestimulantes, data del año 1937, cuando Charles
Bradley estableció la eficacia y seguridad del sulfato de anfetamina para el tratamiento de
niños hiperactivos.
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Los distintos estudios familiares le asignan al TDAH una heredabilidad de casi el 80%;
esto lo ubica aproximadamente, en relación con este aspecto de la carga hereditaria, entre la
esquizofrenia y la estatura.
Se han identificado, asimismo, varios loci asociados con una susceptibilidad para este
trastorno, tales como los bautizados ad hoc:
ADHD1: en el cromosoma 16p13
Así mismo, estudios en farmacogenética han establecido, por ejemplo, una asociación
entre la respuesta al metilfenidato en adultos con TDAH y un polimorfismo en SLC6A3 (DAT1).
Actualmente, la contribución de la genética es objeto de estudio; se apunta al desarrollo de
una prueba genética para el diagnóstico del trastorno.
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2.- Algunas de las actuaciones que se asocian con el TDAH derivan de la inatención,
impulsividad e hiperactividad: no lograr mantener la atención a detalles o cometer errores por
descuido en el trabajo.
9.- La dificultad para involucrarse en actividades calmadas en sus ratos de ocio o para
organizar tareas y actividades.
11.- El deseo de evitar los trabajos que requieren un esfuerzo mental sostenido.
14.- Distraerse con facilidad, la impaciencia para esperar su turno, el olvido de sus
deberes diarios o la interrupción en lo que otros están haciendo son rasgos característicos.
Aunque los estimulantes son primera línea en la terapéutica de este trastorno, algunos
agentes antidepresivos como la fluoxetina (Prozac), el bupropión (Wellbutrin), la venlafaxina
(Effexor) y la desipramina, han mostrado cierta utilidad, sobre todo cuando el TDAH cursa con
comorbilidades como el trastorno depresivo mayor o trastornos de ansiedad (por ejemplo,
trastorno de ansiedad generalizada).
Están en marcha investigaciones clínicas que buscan ampliar la aplicación de principios activos
adrenérgicos, no estimulantes, tales como la atomoxetina (Strattera, un inhibidor de la
recaptura sináptica de la norepinefrina) o agonistas alfa-adrenérgicos como la clonidina y la
guanfacina. De estos tres, sólo la atomoxetina ha sido aprobada con esta indicación. Lanzada
en el año 2002, la atomoxetina se postula como fármaco de segunda línea, cuando los
estimulantes no son bien tolerados. [3] Su tasa de éxito terapéutico no supera la de los
fármacos tradicionales. [4] Tampoco tendría un perfil más benigno de efectos secundarios. Por
tratarse de una sustancia nueva, se carece de información completa respecto de los efectos
esperables a largo plazo. Recientemente se ha relacionado a la atomoxetina con riesgos
aumentados de toxicidad hepática, aunque la evidencia en este sentido es preliminar. A esto
se sumó, el 28 de septiembre del 2005, una advertencia de la agencia de salud de Canadá,
vinculando el uso de esta droga con posibles fenómenos de despersonalización, auto-agresión
e ideación suicida, entre pacientes adultos y pediátricos. [5]
[editar] Reacciones
Sin embargo, subyacían en aquel discurso idearios de corrientes como la antipsiquiatría (cabe
aclarar que no es precisamente la pregonada por el pensador Foucault), la secta de la
Cienciología, y también parte del movimiento psicoanalítico.
En un artículo publicado en el British Journal of Psychiatry, Sami Timimi postuló que el TDAH
puede entenderse como un Constructo Social[6]. Una constructo social es una convención que
se toma por hecho pero que no tiene una base natural. En este caso el construccionista social
sostiene que el TDAH se clasifica como trastorno debido a las convenciones sociales en cuanto
a lo que se considera comportamiento normal y anormal. Es decir, aquellos que están en la
parte alta del espectro de inquietud e inatención son calificados de "problemáticos" y se les da
una etiqueta médica. La base neurobiológica del TDAH no supone un desafío para el
constructivista social, puesto que la diversidad neurológica puede preverse en cualquier
espectro de comportamiento. En cuanto a las desventajas del TDAH, indican que los
comportamientos considerados diferentes de lo normal también pueden ser desfavorables.
Michael Phelps: ganador de ocho medallas de oro en los JJ. OO. de Pekin 2008 y que sumó en
ese año 14 medallas de ese metal en su haber. Su madre regenta una escuela en Baltimore
destinada a niños con TDAH.
Fernando Verdasco: tenista español. Se conoció que tiene TDAH en una entrevista. No puede
tomar la medicación que debería dado que el control antidopaje daría positivo.
Se ha afirmado que las siguientes personalidades también padecían TDAH, a pesar de que
nunca les fue diagnosticado:
Thomas Alva Edison: pese a que a sus seis años ya había quemado el granero de su familia y
fue declarado no educable, se convirtió en uno de los más prolíficos inventores.
Albert Einstein: estudiante desordenado, abstraído pero genial fue el creador de la famosa
teoría de la relatividad que relacionaba el espacio y el tiempo. Era capaz de concentrarse en
una cosa pero no era fácil que posteriormente volviera a la realidad, lo que se conoce como
"sobre enfoque". Estos síntomas se relacionan más con el Trastorno por déficit de atención
con hipoactividad que por hiperactividad, pues los niños hipoactivos tienden a tener el "sobre
enfoque".
Curiosidades
La Sociedad Psicológica Británica ha sugerido que se diagnostique TDAH cuidadosamente, en
particular en los Estados Unidos y Canadá.
Thomas Armstrong ha dicho que la etiqueta de "TDAH" puede erosionar gravemente las
posibilidades de ver lo mejor de cada niño, puesto que la comunidad médica sólo se centra en
los aspectos deficitarios del TDAH. Armstrong promueve la idea de que existen diferentes tipos
de inteligencia; últimamente ha adoptado el término "neurodiversidad"[8].
El neurólogo Fred A. Baughman sostiene que se debe diferenciar entre enfermedades "reales"
(epilepsia, tumor cerebral, etc.) y problemas psicológicos o emocionales que no son
enfermedades (esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno depresivo mayor, trastorno
fronterizo o borderline, ataques de pánico, fobias específicas, trastorno por estrés
postraumático, etc.).
La "teoría del granjero y el cazador" ha sido propuesta por el locutor radiofónico Thom
Hartmann, autor de varios éxitos de ventas de divulgación científica sobre este tema, dirigidos
al público no especializado. Sostiene que el TDAH fue originalmente un modelo
comportamental que dotaba al cazador de ventajas comparativas respecto de sus congéneres,
tales como un temperamento incansable, enérgico, explorador, sensorialmente hipervigilante
y rápidamente predispuesto a huir o plantar cara/enfrentarse (fight or flight) frente a eventos
potencialmente peligrosos. Estas características habrían resultado biológicamente valiosas,
antes de que la agricultura modelara hábitos de vida sedentarios entre los humanos. En el
mundo moderno, este tipo de comportamiento se considera inapropiado, principalmente en
centros de estudio, donde se valora la atención y se desaprueban la inquietud y la
impulsividad.
Entre ellas parece unánimemente aceptado que, combinado con un alto cociente intelectual,
el TDAH favorece una alta capacidad creativa y de innovación, estimulando los instintos de
experimentación. Esto explicaría que personas en las que coinciden un alto CI y un TADH
rindan notablemente más que la media y se asocien a ideas y conductas que, por
significativamente distintas y contradictorias, poseen un alto valor de diferenciación y
originalidad. Esto sería aplicable a numerosos personajes de la Historia, considerados "genios",
como los antes citados, que destacaron en diversas áreas simultáneamente.
El llamado "tiempo cognitivo lento" (TCL o, en inglés, SCT, de "sluggish cognitive time") es un
término descriptivo para identificar más fácilmente lo que parece ser un grupo homogéneo
dentro de la clasificación que del TDAH con predominio de falta de atención (TDAH-I o TDAH-
PI) hace el DSM-IV. Es posible que la población con TCL represente el 30-50 por ciento de la
población con TDAH-PI.
En EE UU las escuelas reciben una subvención de 400 dólares por cada caso detectado, se
supone que para compensar los gastos ocasionados por los escolares especialmente
molestos.[29]
Existe una seudociencia que describe niños de estas característica como Niños índigo aunque
nunca han podido demostrar científicamente dichas afirmaciones.
[editar] Precauciones
Los niños con estas dificultades integran una población abigarrada y heterogénea. Los
síntomas medulares y los problemas relacionados transcurren a lo largo de la vida con gran
variedad expresiva, con múltiples combinaciones y en variados contextos familiares, sociales y
escolares.
¿Qué requisitos de evaluación debe cumplir un niño para ser diagnosticado con certeza
razonable de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?
El diagnóstico se centra en el relato de los padres sobre la dificultad del niño para concentrarse
y prestar atención sostenida, impulsividad e hiperactividad inadecuadas para la edad, que
interfieren en su vida afectiva, relaciones y desempeños. La adaptación a cualquier cambio
ambiental les resulta difícil. Además, refieren que al niño le cuesta demasiado acatar reglas,
seguir instrucciones y su conducta es impredecible de un día para el otro, y los ha
sobrepasado.
El déficit de atención existe como entidad clínica tipificada de modo inequívoco a través de
diversas escalas y criterios diagnósticos. Hay que tener cuidado para no simplificar que todo
niño que se mueve corresponde a un TDA, pues el sobre diagnóstico y sobre tratamiento es
casi la norma.
SÍNTOMAS
Una incapacidad para concentrarse por periodos suficientes de tiempo. Esto es, una
dificultad para prestar atención, particularmente en materias de poco interes para el sujeto, de
tal manera que pudiera ser que fuera capaz de mantenerse atento en algunas actividades,
pero no en otras. Este síntoma se presenta en todas las actividades cotidianas y todo el
tiempo, pero se vuelve muy significativo en los deberes escolares.
Una incapacidad para controlar las emociones. Esta es una marcada impulsividad en
las respuestas a los estímulos del medio ambiente. Es un síntoma particularmente perturbador
para la vida en sociedad y se manifiesta como una dificultad en esperar su turno, una
respuesta verbal o motora sin que medie un periodo de reflexión, lo que conduce a
interrumpir conversaciones, a contestar de manera exagerada a situaciones aparentemente no
agresivas. Existe igualmente irritabilidad, cambios de humor frecuentes y súbitos y
regularmente lleva a calificar a estos niños como violentos o agresivos. Debe hacerse notar,
que esta dificultad para controlar las emociones no se refiere unicamente a conductas
negativas, sino que igualmente ocurren en la expresión de sentimientos afectivos o amorosos,
comportandose de una manera exagerada en este contexto o bien en lo que pudiera
considerarse inapropiado, puesto que pudiera tener expresiones de afecto inesperadamente
exageradas, aún hacia los extraños.
Sus causas
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH, o ADHD por su sigla en inglés)
es un trastorno de la conducta que se caracteriza habitualmente por la presencia de tres
síntomas básicos:
ͻ Distractibilidad
En un principio este cuadro fue atribuido a diversas causas, como secuelas de daños en el
sistema nervioso central ("daño cerebral mínimo"), alteraciones de las funciones por factores
alimenticios y/o metabólicos (disfunción cerebral), etc. Sin embargo, al observar su
manifestación en familiares de la persona afectada se comenzó a pensar que su etiología debía
tener su origen en un factor genético. Si bien aún se discute sobre su causa (etiología)
primaria, es compartida la teoría de una base genética y un conjunto de factores
desencadenantes.
Las manifestaciones de este trastorno pueden estar asociadas a trastornos del ánimo,
depresión, trastornos de la conducta, del aprendizaje (como dislexias, disgrafías, discalculias) y
del lenguaje, entre otros. Y muchas veces estos mismos trastornos pueden también observarse
en familiares de la persona afectada.
Los primeros datos los proporcionan los familiares y las personas a cargo de la educación del
niño (docentes, psicopedagogos, psicólogos), a través de hechos que observan en forma
cotidiana. Pero el TDAH debe diagnosticarse mediante tests individualizados de capacidad y
desempeño cognitivos y un examen médico-neurológico. Su frecuencia varía en los distintos
grupos étnicos, pudiendo oscilar entre un 5 y un 10% de la población. Si bien incide sobre
ambos sexos, predomina más en varones que en mujeres, sobre todo en sus manifestaciones
de hiperactividad e impulsividad.
El TDAH tiene una base neurobiológica constitucional, que se manifiesta como un desequilibrio
entre neurotransmisores que excitan e inhiben algunas áreas cerebrales. Hay una disminución
de un neurotransmisor, la dopamina; pero el dosaje de esta sustancia en la sangre o la orina
no pueden ser tomados como indicadores válidos para su diagnóstico.
A pesar de todos estos datos sobre la base neurofisiológica del TDAH, los especialistas
coinciden en que no se debe desatender la influencia que ejerce el medio ambiente, sea
familiar, escolar o social, que rodea al niño, y que influirá en los resultados finales de sus logros
o desventajas. Un diagnóstico precoz es importante para implementar una terapéutica
adecuada.
Advertir tempranamente los talentos y desventajas de un niño con TDAH y orientarlo para que
obtenga logros escolares aceptables es primordial para mejorar su autoestima. Esto ayudará
también a establecer relaciones familiares y escolares o sociales más satisfactorias, y alejará
los riesgos que presentan estos niños de experimentar una baja pronunciada de la confianza
en sí mismos e incluso de padecer depresión. Los ayudará también a vencer sus problemas
para entablar relaciones de amistad con sus pares. Por el contrario, la demora en el
diagnóstico aumenta el estrés personal y familiar, aumenta la posibilidad de fracasos. Lo
mismo puede suceder al implementar tratamientos parciales o incompletos.
Para un diagnóstico precoz se deben conocer algunos indicadores que pueden llamar la
atención de padres o maestros:
ͻ Trastornos del sueño: les cuesta conciliarlo y en algunos casos mantenerlo; muchos se
despiertan muy temprano.
ͻ Dificultades para jugar: maltrato y hasta ruptura de los juguetes, sensación de aburrimiento
por la cual muchas veces reciben el mote de "niños malos". Desorientan cuando los síntomas
disminuyen frente a un interés personal, como por ejemplo un juego electrónico, la
computadora o el televisor, frente al cual pueden a veces permanecer horas sentados.
ͻ Un efecto paradojal de los fármacos sobre su sistema neurológico: a veces puede observarse
que los tranquilizantes pueden excitarlos y, en cambio, los estimulantes pueden estabilizarlos.
ͻ Mayor frecuencia en accidentes: tanto en el hogar como fuera del mismo; son causa de
morbilidad infantil y adolescente. Puede pasar inadvertido este signo cuando el síndrome no
ha sido diagnosticado correctamente.
Criterio de diagnóstico:
A1) Falta de atención: al menos 6 de los siguientes síntomas que persistan un mínimo de 6
meses con la cualidad de ser desadaptativos e incompatibles respecto del nivel de desarrollo
a) A menudo fracasa en prestar atención a detalles o demuestra ser poco cuidadoso y errático
en tareas escolares, trabajos u otras actividades
f) Evita o rechaza con disgusto las obligaciones (como tareas escolares u hogareñas) que le
demanden esfuerzo mental sostenido
g) Pierde cosas necesarias para sus tareas o actividades (útiles escolares, libros, mochilas,
abrigos, cotonas, juguetes)
h) Se distrae con facilidad ante estímulos extrínsecos
A2) Hiperactividad-impulsividad: por lo, menos 6 de los siguientes síntomas que persistan un
mínimo de 6 meses con la cualidad de ser desadaptativos e incompatibles con el nivel de
desarrollo
Hiperactividad
2) Excitable, impulsivo
- ¿ Tiene dificultades para copiar a tiempo lo escrito en el pizarrón?: - ¿Comete muchas faltas
de ortografía?:
Por favor indíquenos: ¿Recibe medicación en la escuela? ¿Ha notado mejoría en su conducta?
Se manifiesta a lo largo de toda la niñez y el 40 al 60% continúa con algunos signos en la vida
adulta, cuando se denomina "síndrome residual". Esto es equivalente a decir que el 40 al 60%
de los niños mantiene sus rasgos de temperamento en la adultez o que estructuran su
personalidad con los rasgos insinuados en la infancia.
Como expresión de desarrollo normal (variación normal del desarrollo): niños en etapa
oposicionista (2-4 años, prepúberes, preadolescentes).
- Interesarlo en otras áreas que le puedan reportar éxito y valoración, sugerir el desarrollo de
actividad física que "elimine" energías (muchas veces estos niños son apartados por sus
profesores de las actividades deportivas como castigo, con lo cual sólo se consigue
desmotivarlo aún más para el resto de las situaciones académicas).
- Que la conducta del niño es involuntaria y que no lo hace por molestar (insistir en lo
parecido que es a lo que alguno de ellos fue en su niñez).
- Que la crítica, ironía o desdén frente a sus conductas no ayudan a que éstas
disminuyan.
- Que el reto o castigo físico sólo empeoran la conducta.
- Que lo deben estimular y apoyar cuando actúa bien, porque si eso se hace de forma
sistemática y coherente las posibilidades de mejoría son enormes.
- Que no son adecuados los sermones ni promesas de premios, sino que es mejor
esperar que aparezca una conducta deseable para entonces felicitarlo y premiarlo (refuerzo
positivo de lo adecuado). La "presión verbal" constante para corregir su conducta sólo lo pone
más ansioso e irritable (refuerzo positivo de lo inadecuado)
- Que es preferible obviar ("time out") aquella conducta que no sobrepase un límite
soportable pues eso contribuye a atenuarla.
- Que el mejor castigo ante una conducta desadaptativa que no ha respondido al time
out o sobrepasa los límites de la tolerancia es retirar los refuerzos habituales (interacción con
padres o pares, salidas, TV, etc.).
v$ v$
Algunos niños con THDA tienen principalmente el tipo de trastorno de falta de atención,
algunos el tipo hiperactivo-impulsivo y algunos otros el tipo combinado. Aquellos niños con el
tipo de trastorno de falta de atención son menos perturbadores y es más probable que no se
les diagnostique el THDA.
v$
1.No logra prestar atención cuidadosa a los detalles o comete errores por descuido en el
trabajo escolar.
4.No sigue instrucciones y no logra terminar el trabajo escolar, los deberes u obligaciones en el
lugar de trabajo.
7.Con frecuencia pierde juguetes, tareas escolares, lápices, libros o herramientas necesarias
para las tareas o actividades.
v$
5.A menudo habla excesivamente, está "en movimiento" o actúa como si fuera "impulsado por
un motor".
v$
v %&'
Con demasiada frecuencia, los niños difíciles son clasificados incorrectamente como niños que
sufren de trastorno de hiperactividad con déficit de atención y, por otro lado, muchos niños
que verdaderamente sí lo tienen permanecen sin diagnóstico. En cualquiera de los casos, a
menudo se pasan por alto las dificultades relacionadas con el aprendizaje o los problemas de
estado de ánimo. La Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics,
AAP) ha publicado las pautas para dar mayor claridad a este asunto.
El diagnóstico está basado en síntomas muy específicos que deben estar presentes en más de
un escenario:
ͻLos síntomas deben ser tan graves que causen dificultades significativas en muchos
escenarios, incluyendo el hogar, la escuela y las relaciones con los compañeros.
En los niños mayores, el THDA está en remisión parcial cuando aún tienen los síntomas, pero
ya no se ajustan a la definición completa del trastorno.
El niño debe someterse a una evaluación por parte del médico si se sospecha THDA y puede
abarcar: