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VI.

LA DESIGUALDAD EN EL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO

El rezago educativo es un tema que a lo largo de la historia de la educació n en


México ha sido un problema latente ya que, si bien la educación es pública y
gratuita las oportunidades y modos de vivir es diferente para cada persona y cada
región del país.

Por mucho tiempo, el gobierno de México buscaba la manera de sobrellevar tanto


la crisis enconómica del país como el rezago en la educación que en ese
momento existían, sin embargo, poco se hizo para atenderlo continuando el
problema presente en la actualidad. La pobreza que se vivía (y se vive) dejaba
entre dicho la diferencia social que existía visualizando de esta manera las pocas
oportunidades que algunos mexicanos tenían para tener una educación de
calidad.
Así pues, entre más crecía la población en México, mayores eran los retos que
enfrentar en el terreno de la educación, ya que en un inicio solo las clases
privilegiadas contaban con este gozo.

La población iba en aumento y el SEM no se veía abasto para lograr la educación


para todos como tanto se prometió, ya que únicamente se estaba centrando la
atención en las zonas urbanizadas, dejando un poco de lado las zonas rurales que
era la población que más necesitaba las escuelas; situación que no es nada
distinto con lo que se ve en la actualidad ya que poco se avanzado en erradicar el
rezago educativo y en estos tiempos de pandemia se ha podido visualizar aún
más esta diferencia, en donde es necesario contar con aparatos tecnológicos para
poder tener adquirir los contenidos necesarios para obtener los aprendizajes que
se esperan.

A mediados del siglo pasado, las universidades del país trataron de dar una
atención a las demandas que presentaba la sociedad para la educación superior,
en aquellos tiempos, desear un alto nivel de escolaridad era como perderse en
quimeras para gran parte de la población mexicana. En realidad, como menciona
Ornelas, C. (1995, p. 2014)

“(…) inclusive, durante el gobierno del presidente Díaz Ordaz, se congelaron los
bajos subsidios para las universidades estatales. A pesar de eso, muchas
universidades crecieron (…) en condiciones difíciles. Mas la regla general era
limitar el ingreso (…) generó la organización (…) de grupos de rechazados que
alimentaron los movimientos estudiantiles (…)”

En este sentido, las condiciones para lograr la profesionalización de una parte de


la sociedad eran paupérrimas, lo que hizo tan ferviente los movimientos de
manifestación estudiantil inconformes por la falta de acceso a la educación
superior; si bien, por la extensión del territorio nacional, los poblados más alejados
de las villas o de las cabeceras municipales, no contaban con medios de
comunicación, mucho menos tenían oportunidades para tener un mayor acceso a
la educación superior.
No obstante, para el sexenio sucesor, esas demandas por la expansión de las
universidades fueron el impulso que guío la política, según Carlos Ornelas, el fruto
de la estrategia del presidente Luis Echeverría, fue la inauguración de la
Universidad Autónoma Metropolitana, así como, con el apoyo pertinente a las
entidades federativas, la creación de universidades autónomas en lugares como
Ciudad Juárez, Aguascalientes, Chiapas, Campeche, Baja California Sur. De esta
manera, se inició con los albores de una creciente educación superior que facilitó
la profesionalización a los estados de la república, beneficiando a la gente
residente que se encontraba en posibilidades de cubrir los gastos de los estudios
superiores.

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