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En efecto, pretender cambiar una realidad tan compleja como lo es la práctica educativa
formal mediante un cambio de normas que afectan a la estructura organizativa del sistema,
imponiendo como consecuencia una reconversión profesional docente sustentada
principalmente en la instrumentación de cursos de actualización técnico-pedagógica, no sólo
reviste un carácter ingenuo de los avatares que entraña la transformación de un sistema
complejo como lo es el educativo sino de extrema peligrosidad.
Es poco probable que un verdadero cambio sea tal, si los actores no tienen la
oportunidad de mirar, explorar, analizar e interpretar críticamente el presente a la luz de las
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tradiciones. Por el contrario, hacerlo implicaría una nueva posibilidad para el docente de re-
orientar sus prácticas profesionales.
??Concepción del acto pedagógico, a partir de la imagen del alumno promedio de tiempos
pretéritos, que generalmente está ligado a la propia experiencia del docente como alumno
pero que evidencia la sospecha que dicha imagen puede no corresponderse con la realidad de
la experiencia vivida sino más bien con idealizaciones del pasado, a modo de mitigar la
pesada carga de su realidad actual (tanto en maestros como en profesores)
??Se muestran aún claros resabios del normalismo: se prioriza en las prácticas de la enseñanza
a la dimensión afectivo-moral en la formación del educando, más que a la dimensión
pedagógico-instruccional (para el caso específico de los maestros)
??Se evidencia la clásica disociación teoría vs. práctica que la misma estructura del sistema
educativo alimenta y refuerza. Se hace una valoración de la dimensión epistemológica que
regula la experiencia concreta, propia de la socialización profesional del docente, por sobre
los conocimientos académicos adquiridos durante su tránsito por la institución educativa
formadora.
??Valoración negativa hacia el espíritu que animan los procesos reformistas, en particular la
ejecutada en la década de los años ´90. Los docentes no conciben ninguna posibilidad de
cambio real sino se los considera como instancia decisora en la construcción y ejecución de
nuevas políticas educativas.
??Atravesamiento político de la educación como praxis social. En esta cuestión crucial para
pensar en reales transformaciones del sistema educativo, se evidencia una creciente toma de
conciencia, por lo cual los docentes, tanto maestros como profesores, comienzan a cuestionar
las condiciones institucionales de carácter estructural como variable interviniente y
condicionante de su quehacer profesional.
??Las concepciones, de carácter implícito, que dan cuenta de la naturaleza de las prácticas
educativas institucionalizadas, hunden en buena medida sus raíces en el lejano pasado
escolar del docente. Desde allí se nutren y se realimentan luego en la etapa de su formación
educativa específica y más tarde, en la etapa inicial de su socialización profesional. La visión
racional-instrumental de la educación que aún predomina en las etapas de la formación
nombradas, refuerzan las imágenes prototípicas y los arquetipos de las prácticas educativas
institucionalizadas. Esto imposibilita inscribir el quehacer profesional en un contexto
sociopolítico, persistiendo la simplificación y el reduccionismo del quehacer profesional
docente.
??Prima una visión del alumno actual, distorsionada por la proyección de la propia experiencia
del docente en su tránsito por el sistema educativo como alumno; concretamente, en
pretender dimensionar a sus alumnos en la perspectiva del “alumno de antaño”, idealizado a
modo como el modelo a seguir por las jóvenes generaciones.
??En este misma perspectiva, la cultura escolar, en el marco histórico formal de la igualdad de
oportunidades, nutre un sustrato ideológico que impulsa a que los alumnos y sus familias
internalicen dicho principio, bajo el supuesto de que la promoción escolar es la resultante de
factores de pura exclusividad individual, ya interpretándolas desde la singularidad
descontextualizada del educando, ya desde la características de su entorno familiar y/o
social, ajenos por supuesto del contexto escolar. Los docentes suelen apuntalarse frente a las
situaciones de fracaso escolar, desde estas concepciones.
??La importante gravitación aun hoy, de una visión epistemológica del conocimiento y su
contextualización pedagógica, ligada a modelos o paradigmas no-constructivistas; es decir, a
concepciones donde las prácticas educativas se circunscriben al rol central del docente como
portador y transmisor de conocimientos, a ser reproducidos cuasi mecánicamente por los
alumnos.
??La perplejidad de los docentes frente a la brecha existente entre el lenguaje básico (alfabético,
gráfico) que la escuela enseña y los nuevos lenguajes (teleinformáticos, por imágenes,
musicales) y que los educandos aprenden se apropian con rapidez inusual; y frente a la
caducidad que tienen para éstos últimos las normas, valores, rituales y simbologías que
imbricaron el universo cultural escolar durante un siglo. Ante esta realidad, buena parte del
colectivo docente suele ensayar argumentaciones basadas en visiones consolidadas en una
sociedad que valoraba a la educación por sobre todas las cosas, no pudiendo relacionar que
la crisis actual ancla sus raíces en una larga historia, que pone de manifiesto el agotamiento
de un modelo social y consecuentemente, de un modelo pedagógico de transmisión cultural.
Es de hacer notar, aunque resulte una obviedad, que estos elementos configuradores de las
representaciones sociales que definen de alguna manera a las prácticas educativas, de ninguna
manera pretende abarcar la complejidad del tema; dado que la dimensión del problema de
estudio supera ampliamente los límites del presente trabajo. Los aportes desarrollados
constituyen algunos puntos que se pueden tener en cuenta a la hora de abordar críticamente a las
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Formación Académica
?? Licenciado en Psicopedagogía
?? Licenciado en Ciencias de la Educación
?? Profesor en Ciencias de la Educación
?? Estudios de Magíster en Psicología Social
Antecedentes Profesionales
??Ex - Supervisor de Área de la Dirección de Psicología y A.S.E. – D.G.C. y E.
??Ex – Coordinador y Docente del Área de Ingreso de la Facultad de Psicología,
Universidad Nacional de Mar del Plata. Cargo: Profesor Adjunto.
??Ex - integrante de del Grupo de de Investigación G.I.S.E.A. Universidad Nacional de
Mar del Plata.
??Ex - Coordinador de Centro de Actualización e Innovaciones Educativas. Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.
??Ex – Docente y Asesor Pedagógico de establecimientos educativos de Nivel
Medio/Polimodal
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