AVENE TERSPREFACIO
Mi padre sefialé en una ocasién que su palabra habla-
da era un medio de comunicacién enteramente diferente
al de su obra escrita; por ello preferiria que sus charlas
fuesen escuchadas y sus libros leidos. No obstante, en los
iiltimos diez afios desde su fallecimiento he escuchado va-
rios cientos de horas de sus charlas grabadas y me he
dado cuenta de que en ocasiones, una conferencia en par-
ticular o un seminario no sélo era notable y original, sino
también un proceso de realizacién. Como esta obra tiene
su origen en las conferencias dadas de manera esponté-
nea para audiencias presentes, las cuales Alan nunca pre-
paraba, revela una apreciacin momento a momento de
as comprensiones a las que el mismo Alan llegaba en el
transcurso de dichas conferencias. Esta es la razén por la
que decidf compartir estos ejemplos y al hacerlo he en-
contrado muchos alientos y dnimos.
Adaptar la forma de hablar de Alan para ser impresa
ha representado todo un reto, una tarea en la que he con-
tado con la ayuda incansable de mi gran amiga Rebecca
Shropshire, que ha transcrito, repasado e investigado mu-
chas de las referencias literarias. Al cabo de dos anos
pienso que la tarea ha sido levada a cabo con bastanteLa vida como juego
acierto, y que el resultado es un libro de importancia con-
tempordnea y de gran impacto.
Aquellos de ustedes que hayan le(do anteriormente las
obras de Alan puede que perciban una diferencia en su
expresién en este libro —que ha sido transcrito de confe-
rencias habladas- con respecto a sus otras obras. Si al le-
erlo le molesta esta disparidad, le sugiero que trate de
hacerlo en voz alta -tal vez con un grupo de amigos- a
fin de que le penetre la fascinacién, humor y audacia de
la elocuente forma de hablar de Alan.
Mark Warts
Mill Valley, California
Mayo, 1982
10
1. EL VELO DE
LOS PENSAMIENTOS I
Alguien sugiri6 en una ocasién que el pensamiento es
una forma de ocultar la verdad. A pesar del hecho de que
es una facultad extraordinariamente stil, existe un asom-
broso nimero de ejemplos que muestran cémo la humani-
dad puede llegar a ser embaucada por el pensamiento. To-
‘memos por ejemplo la utilizacién de! oro como dinero. La
confusion entre el dinero, en cualquiera de sus formas,
con la riqueza, es uno de los mayores problemas que sufte
la civilizacién.
En nuestro mundo actual, en el que no existe ninguna
raz6n técnica para que exista la pobreza, la raz6n verda-
dera por la que existe es que la gente continta preguntén-
dose “;De dénde vamos a sacar el dinero?”. No se dan
cuenta de que el dinero no sale de ninguna parte y nunca
Jo hizo; excepto, claro esté, si pensamos en que era oro. Si
se aumenta el suministro de oro, y se utiliza para financiar
todo el comercio mundial, la prosperidad dependerfa de
encontrar nuevos procesos a través de los que aumentar en
grandes cantidades los cultivos de alimentos, o en obtener
elementos nutrientes del mar, o incluso en conseguir agua
u