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La Argentina reciente
Las elecciones de 1999 determinaron el fin del ciclo político menemista. Por entonces, la economía
argentina se hallaba en recesión y los problemas sociales se habían agravado notablemente. Dos años
después, a fines de 2001, la situación estalló y provocó la caída del gobierno de la Alianza. El país se
sumió entonces en una profunda crisis política, económica y social que no tuvo precedentes en nuestra
historia.
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Administradora de Fondos de Pensión y Jubilación. Empresas encargadas de administrar los fondos de jubilación, creadas
por la reforma del sistema previsional de 1993.
Profundización de La crisis
La gestión de Cavallo incrementó el ajuste. En julio de 2000, consiguió la aprobación de la Ley de
Déficit Cero. Por decreto, redujo un 13 % los salarios de los empleados públicos y las jubilaciones. Poco
después, lanzó un programa de refinanciación de la deuda externa, el “megacanje”, que exigía un mayor
ajuste, una suba de los intereses a pagar a cambio de una prórroga de los vencimientos de la deuda
externa. Sin embargo, la recesión económica se agravó y el país quedó al borde de la cesación de pagos.
El fracaso de los sucesivos programas económicos provocó el aumento de la protesta social. Ya en
mayo y julio de 2000, un sector disidente de la CGT encabezado por Hugo Moyano había declarado dos
huelgas generales.
Las elecciones legislativas de octubre fueron sintomáticas del descontento. El gobierno obtuvo solo el
16,9 % de los votos, y hubo un 25 % de abstenciones. El rechazo a la dirigencia política se expresó
también en el voto bronca.
Muchas personas colocaron en el sobre electoral reproducciones de personajes de historieta o de
próceres, fetas de fiambre o notas en las que insultaban a los políticos. Más del 18 % de los votos fueron
en blanco o nulos.
Hacia el estallido social
Las políticas implementadas por Cavallo no lograron revertir la situación. Por el contrario, el PBI
continuó descendiendo, y, en octubre de 2001, el desempleo alcanzó el 19 %, y el índice de pobreza, el
35,4 %.La política oficial profundizó el descontento social, ya que acentuaba los efectos de la recesión,
dificultaba la recuperación de la economía y contradecía las expectativas progresistas depositadas en el
gobierno
Por otro lado, numerosas empresas comenzaron a girar sus capitales fuera del país, y los ahorristas
empezaron a retirar de los bancos sus depósitos en pesos y a convertirlos en dólares. Estos factores ponían
en serio riesgo las reservas del Banco Central. Por eso, en agosto de 2001, el gobierno acudió nuevamente
al FMI con el objeto de obtener ayuda financiera. Hacia noviembre, la fuga de capitales se había
incrementado notablemente.
Con el objeto de ponerle un freno, el 1° de diciembre, Cavallo anunció el “corralito", a partir de
entonces las personas podían extraer de sus cuentas bancarias solo doscientos cincuenta pesos por
semana. También se estipuló que las transacciones comerciales debían realizarse mediante transferencias
bancarias, tarjetas de crédito o de débito, y se prohibieron las transferencias de fondos al exterio r. Las
medidas provocaron un fuerte rechazo, sobre todo de las clases medias, que de ese modo se sumaron a las
protestas de los sectores sociales más bajos.
La figura del ministro era fuertemente cuestionada por todo el arco político, desde la oposición hasta la
UCR y el Frepaso. Alfonsín y Duhalde propusieron, sin éxito, la formación de un gobierno “de salvación
nacional” y la revisión de la convertibilidad. Sin embargo, el presidente desoyó los reclamos y ratificó al
ministro en su cargo.
Nuevas elecciones
El panorama político y social aún era muy complejo. El miércoles 26 de junio de 2002, las fuerzas de
seguridad reprimieron a las organizaciones piqueteras que intentaron cortar el puente Pueyrredón
(Avellaneda), en reclamo de mayor asistencia social. Durante el operativo, miembros de la policía
asesinaron a los manifestantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Ante la posibilidad de que la
situación se saliera de control, Duhalde adelantó las elecciones a abril de 2003.
Los principales partidos políticos llegaron disgregados a los comicios. El peronismo presentó tres
candidatos: Frente por la Lealtad de Menem, Frente Movimiento Popular con Rodríguez Saá y el
Frente para la Victoria de Néstor Kirchner y Daniel Scioli., quien recibió el apoyo de Duhalde.
El radicalismo también se había dividido y dos de sus dirigentes abandonaron el partido y fundaron
nuevas agrupaciones. Recrear para el Crecimiento (Recrear)- López Murphy y Afirmación para una
República Igualitaria (ARI) Elisa Carrió.
Las elecciones le otorgaron la victoria a Menem, que obtuvo el 24,45 % de los votos sobre el 22,24 %
de Kirchner. Dado que el primero no había alcanzado el 40 % de los votos ni una diferencia de 10 %
sobre el segundo, era necesario realizar un balotaje. Sin embargo, Menem, advirtiendo que iba a perder la
segunda vuelta, retiró su candidatura, lo que significó la consagración de Kirchner y su vicepresidente,
Daniel Scioli. Como estaba previsto, asumió la presidencia el 25 de mayo de 2003.