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El Cementerio Central de Bogotá: necrópolis de la memoria urbana

Por: Andrés Ignacio Rodríguez Rodríguez


Reflexionar sobre temas como la memoria urbana, un tema desconocido en el trabajo común como
docente es una de las apuestas más interesante de este año par a poder acercarme a herramientas y
dispositivos pedagógicos para la enseñanza de la historia. Podríamos hablar de cualquier lugar, barrio o
espacio físico de Bogotá como un lugar de la memoria, pero es el cementerio central aquella edificación
que evoca desde los más diversos estudios, hasta las más variopintas experiencias, mitos y leyendas que
han atravesado el imaginario colectivo de generación en generación hasta nuestros días.

Este escrito tiene como finalidad responder a los siguientes interrogantes: ¿Por qué el Cementerio central
de Bogotá hará parte de la memoria urbana? ¿Cuáles pueden ser los diferentes imaginarios urbanos en
los diferentes grupos etarios? Al respecto, como respuesta podemos aproximarnos desde el valor histórico
que tiene el Cementerio, siendo uno de los más antiguos de la ciudad, contiene símbolos, objetos, tumbas,
mausoleos, escultura, epitafios, entre otros, que evocan las voces y las huellas de un pasado misterioso,
inaccesible o bien como piezas perdidas de un rompecabezas histórico de la ciudad de Bogotá.

La memoria urbana de Bogotá, en este sentido tiene como uno de sus focos más interesantes al
cementerio central, donde podemos encontrar la convivencia de distintas vestigios fúnebres de posiciones
políticas irreconciliables, en el cual no solo sus familiares están implicados sino toda la ciudad e incluso el
país, lo cual queda constatado en el momento en el que se empezó a construir el Centro de Memoria, ya
que al otorgarle un nuevo uso al suelo se puede constatar el valor histórico material que tiene no solo para
la academia sino para la ciudadanía, donde esta encapsulados sentidos sobre la vida y la muerte o de
episodios tan importantes como el Bogotazo.
La historia que se encuentra guardada lista por ser descubierta, la hace ser patrimonio y la relación que
los ciudadanos entablamos con esta la hace ser un dispositivo para ejercicios de memoria urbana muy
importantes para el aprendizaje y el agenciamiento social, que en ultimas se traduce en el apropiamiento
de la ciudad como un espacio vital de millones de personas. Lo interesante en este caso, es que no es la
historia de la ciudad contada a través de sus protagonistas vivos o desde un libro, sino a través de la
historia de los muertos que habitan esta necrópolis.
En este sentido, caben resaltar distintos imaginarios urbanos que se tejen alrededor del Cementerio, como
lo es todo el universo ritual que, como mixtura entre la piedad popular, la superstición y las creencias
católicas empezaron a aparecer en nuestra cultura del trato con los muertos como el culto a las benditas
animas del purgatorio, las visitas los lunes, las peticiones de favores en las tumbas, así como todo lo que
podría llamarse esoterismo y brujería. Por otro lado, se puede encontrar una amplia gama de simbologías
para el espectro político y la historia política del país, gracias al legado de personajes de la historia política
Colombiana y Bogotana que reposan en este lugar.
Por último, a manera de síntesis, el cementerio central muestra algo muy importante de cualquier ejercicio
de memoria y es el Rito, el cual es la materialización de un hecho cultural y social como la muerte, en el
cual se puede llegar a decir que el ser humano proyecta no solo como diría Freud una desmentida de la
muerte a través del rito funerario sino también la posibilidad de tramitar el dolor y generar una simbología
fuerte sobre el muerto, frente a su pasado, y frente al pasado de los vivos que tienen con el pasado del
muerto, todo esto como una de las muchas formas de relacionarse con la memoria que pueden aparecer
en un cementerio. En este punto cabe señalar que cada grupo etario establece su forma de relacionarse
con ese pasado y en específico con el cementerio central de Bogotá, que quizá al ser un lugar que ha
tenido unas trasformaciones significativas desde hace unos 20 años o más, no significa ni tiene el mismo
valor histórico que tuvo para los bogotanos y bogotanas que tuvieron una interacción más cercana
inclusive todavía con todo lo relacionado a los tiros funerarios llevados en este sitio, los cuales cesaron
por disposiciones de las administraciones más recientes.
Al respecto, es pertinente que dentro de los ejercicios propuestos dentro de la enseñanza de la historia
escolar en todas las localidades se puedan generar no solamente acercamientos desde la memoria a la
historia de Bogotá y a la historia política nacional, sino también al descubrimiento y a la apropiación del
de la ciudad desde el patrimonio con un objeto tan importante para la memoria urbana como el Cementerio
Central de Bogotá.

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