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Degradación del Suelo Colombiano

Presentado por Elena Torres Barrera y Andrea de los Ríos Pedraza.


Grupo AN.

La degradación de tierras puede entenderse como la acción de un conjunto de factores tanto


de origen biofísico como antropológico, que traen como consecuencia la alteración de
cualidades y características propias del suelo. Estos factores biofísicos se relacionan con
parámetros climáticos y geomorfológicos: en el caso de los antrópicos, con la presión
demográfica sobre los recursos limitados de un territorio y demás temas de índole social y
económico.

En el caso de Colombia, se presentan todos los factores mencionados. Ha habido casos en


los que se exhibe la pérdida total de la cobertura vegetal, suelos y agua por desforestación,
erosión o desertificación. La mano del hombre está incluida también, debido a que ha
habido perdidas por explotaciones mineras, construcción de vías, urbanismo y practicas
erróneas del manejo del suelo. En un artículo publicado en 1963 por Joaquín Molano
Campuzano se identificaron más de 20 áreas de “tierras muertas” en las regiones Caribe,
Andina y Orinoquia. Ya en ese entonces se presentaba la degradación masiva de suelos en
el país indicando que no es un problema reciente.

Acorde con estudios realizados por el instituto de hidrología, meteorología y estudios


ambientales (IDEAM), el 4.1% de los suelos del territorio colombiano presenta
desertificación, esto siendo equivalente a cinco millones de hectáreas cada vez más
destruidas clasificándose en muy alta, alta, moderada, baja y muy baja. Así mismo, el
estudio concluye que el 7.42% del territorio ya se encuentra en proceso de desertificación.
Siendo todo esto peor si se llegaran a adicionar cifras de suelos erosionados.

Por otro lado, uno de los causantes más graves de la degradación del suelo no solo en
Colombia sino también a nivel mundial es la ganadería. Esta práctica ocupa la mayor parte
de las tierras explotadas en Colombia y desarrolla actividades como la tala, quema de
bosques, desecación de humedales, construcción de vías de penetración, etc. Esto genera
impactos sobre los recursos naturales y el medio ambiente, lo que conlleva a desequilibrios
naturales. Estos tipos de uso al suelo lo dejan inutilizable para otra actividad diferente a la
ganadería. Aun así, estudios recientes ofrecen alternativas de producción animal que no
presentan las desventajas de la ganadería bovina.

Cada impacto negativo causado por el hombre ha dejado una huella indeleble en la
superficie del suelo colombiano, y aun que sí, puede que este se corrija conforme pase el
tiempo, se debe tener en cuenta que el periodo de recuperación es lento, pues para que los
ecosistemas generen cambios positivos en sus propiedad afectadas necesitan un tiempo
prolongado, en el artículo publicado en el 2012 por Juan Camargo, Miguel Dossman, José
Rodríguez, Ligia Arias y Jesús Hernando se generan estudios para determinar los cambios
ocurridos en el incendio del parque natural de Los Nevados, Colombia. En el cual
encontraron que solo en ese incidente el 50% de la materia orgánica se perdió, generando
cambios a su vez, en las propiedades físicas tales como la densidad aparente y la estabilidad
estructural, la porosidad, la conductividad eléctrica y la permeabilidad, que aun después de
tres años desde aquel incendio y a ver practicado actividades de restauración, el suelo
demuestra un evidente problema de degradación.

Se puede concluir que Colombia se encuentra en un periodo de crecimiento constante, pero


necesita mejorar su sistema de gestión y control para la mejora continua de sus suelos,
puesto que las causas de la degradación y el deterioro de sus servicios ecosistémicos se
deben primordialmente al uso, manejo y gestión insostenible que se le ha da a dichas
superficies del país por años. Debido a lo anterior, el conjunto de impactos negativo ha
generado una constante degeneración del suelo y, además, ha creado una amenaza a la
supervivencia humana. Está claro que los ecosistemas se están desequilibrando y, en
consecuencia, los suelos colombianos están presentando una pérdida de flora y especies,
alteraciones en sus ciclos naturales y un inminente desgaste en las propiedades que lo hacen
fértil y estructuralmente capaz de soportar vida en un ecosistema, almacenar y reciclar
agua, materia orgánica y nutrientes.

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