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Bloque I: Dios me ama

 
Sesión 1: Dios nos conoce por nuestro nombre
 
Objetivo de la Sesión:
Experimentar que Dios es quien me amó primero.
 
Adicionalmente la sesión nos servirá para:
1.   Conocer los nombres de todos los que estaremos en la
catequesis y saber qué esperamos de este año de catequesis.
2.   Conocernos entre nosotros.
3.   Saber que estar en la Catequesis es una oportunidad que nos da
Dios para acercarnos a Él, para dejarnos amar por Él, para
conocerlo y para amarlo.
 
Material:
Un costalito o una pelota que no rebote mucho.
Cuatro lápices con la punta afilada, una regla plana y una cinta
adhesiva. En un extremo de la regla, pega con la cinta adhesiva dos
lápices con la punta viendo hacia el mismo lado y que sobresalgan de
la regla. Sepáralos 5 cm uno del otro.
En el otro extremo de la regla, pega del mismo modo los otros dos
lápices, pero separándolos 2 cm uno del otro.
 
Material de Palabra y Obra:   
Cd: Dios me ama siempre. Canción 5: Dios me amó primero.
 
Presentación del tema:
 
Preparación previa:
El catequista escuchará la canción e inventará unos pasos de baile
para que los niños lo puedan seguir.
 
Leerá y orará la cita de Isaías 49, 1 y Mateo 10, 30, que también
dejará señaladas en su Biblia. (Aunque la cita de Mateo está tomada
del Evangelio, todavía no introduciremos quién es Jesús. Por eso al
proclamar la palabra de Dios dirá: Palabra de Dios y los niños
responderán: Te alabamos Señor).
 
 
El catequista hará una oración personal para pedirle al Espíritu Santo
que le permita transmitir su Palabra que es viva y da vida.
 
Introducción:
El catequista invita a los niños a sentarse. Les da una calurosa
bienvenida:
 
Estoy muy feliz de poder estar aquí con ustedes. Esta es una
oportunidad muy hermosa que nos da Dios, pues es Él mismo quien
nos invita hoy, para estar con Él, para conocerlo y para dejarnos amar
por Él. Y además de estar con Dios, voy a estar con ustedes. Este lugar
es como un laboratorio, en donde vamos a hacer muchos
experimentos para poder sentir ¡cuánto nos ama Dios!
 
Vamos a empezar: En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 
Es como abrir una puerta para entrar en la presencia de Dios.
 
Pero todavía no me sé sus nombres. Entonces cada uno va a decir su
nombre.
 
¿Ustedes ya saben el mío?
Yo me llamo ________. Me gusta que me digan ________. (Por favor
evita que te llamen mis, maestra, catequista. Permíteles que te hablen
de tú y que te llamen por tu nombre).
 
Ahora sigues tú. (Da todo el tiempo que necesiten los niños para
hablar, no los presiones. No importa si los demás niños se distraen).
 
Una vez que todos han dicho su nombre, dirá: Entonces vamos a
hacerlo divertido. (Si los niños son pequeños les gustará cantar, para
eso hay que inventar una tonada) Me llamo ________ ¿y tú cómo te
llamas?
 
Si ya son grandes, no cantes, sino diles: También yo creo que sería
bueno que todos conociéramos los nombres de los demás y además
alguna otra cosa. ¿Qué les gustaría saber de los demás o decir de
ustedes mismos?
 
Si los niños dan muchas respuestas diferentes, el catequista puede
decir: Bueno, hoy vamos a preguntar: _____ (sobre lo que más niños
tienen interés). La próxima reunión, preguntamos ____ (El catequista
elige sólo una de las preguntas que hayan propuesto los niños, y en
las siguientes sesiones irá insertando las demás propuestas).
Yo voy a decir mi nombre y la persona que esté junto a mí, me tiene
que preguntar… (por ejemplo, ¿cuál es mi animal preferido?) Luego la
persona de junto, me dice su nombre y la persona que le sigue le
preguntará. Así lo harán todos los niños. Deben estar muy atentos
para que luego puedan ustedes decir los nombres de todos y la
respuesta a la pregunta.
 
Entonces el catequista tomará el costalito o la pelota y dirá: Ahora yo
debo decir el nombre de la persona a la que le lance el costalito y la
respuesta que dijo a la pregunta.
 
Ya que hayan pasado todos, preguntará: ¿Díganme qué personas se
saben sus nombres, los de ustedes?
 
¿Hay alguien que nunca se olvida de cómo se llaman ustedes?
 
¿Hay alguien que les haya puesto el nombre?
 
¿Creen que haya alguien que les haya puesto el nombre desde antes
de nacer?
Que les haya hablado y les haya dicho ¿cuánto los ama?
 
¿Quién nos ama desde antes de que naciéramos, cuando todavía
estábamos en nuestra mamá? Dios. (No contestes la pregunta, sino
deja que ellos contesten. Si ninguno dice Dios, entonces dales más
pistas: es Alguien que conoce a todas las personas y de todas se sabe
su nombre. Es quien ha creado todo).
 
¿Saben cómo se llama a dónde está el bebé en su mamá?
Una manera de llamarlo es seno materno. La Biblia también le dice
entrañas, es lo que está en el interior del cuerpo de la mamá.
 
Dios en su Palabra nos dice:
El catequista leerá de la Biblia Isaías 49,1: “Dios desde el seno
materno me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi
nombre”.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
 
Desde que nuestra mamá estaba embarazada de nosotros, Dios ya nos
conocía y nos llamó. A cada uno. Desde ahí Dios recordó nuestro
nombre. Y recordar en la Biblia viene de re: volver y corde: corazón.
Eso es volver a poner en el corazón. Recordó nuestro nombre significa:
que nos puso otra vez en su corazón.
 
Y ¿cuándo creen que nos puso por primera vez en su corazón? Antes
de crearlo todo. Él ya nos había pensado y nos amaba, desde ese
momento nos había puesto en su corazón.
 
Pero ¿nosotros hemos sentido que estamos en su corazón, que nos
ama muhísisimo?
 
Tal vez no tanto como Dios quisiera.
 
Dios nos ama tanto, que nos creó para que fuéramos felices. A cada
uno nos pensó con el color del pelo que tenemos, con nuestra nariz,
nuestros ojos, el color de nuestra piel. Está tan pendiente de nosotros
que:
El catequista leerá de la Biblia Mateo 10, 30: “Hasta los cabellos de
nuestra cabeza los tiene todos contados”.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
 
Y eso que cada día se nos caen algunos.
 
¿Se imaginan qué tan pendiente está Dios de nosotros?
Para que nos demos una idea, cuenten un mechón de su pelo.
Verán que son muchísimos. ¿Pudieron contarlos todos?
 
Sin embargo, aunque Dios está tan pendiente de nosotros, muchas
veces nosotros ni nos damos cuenta. Por ejemplo, cuando algo nos
sale bien, ni siquiera lo agradecemos o se lo agradecemos a la suerte,
en lugar de darle las gracias a Dios.
 
Por eso necesitamos ser más sensibles al amor de Dios, esforzándonos
por agradecerle todo lo bueno que nos pasa. Pues si ni nos damos
cuenta de las cosas que nos da, jamás podremos darle las gracias.
 
Por eso vamos a hacer el siguiente experimento.
 
Necesito un voluntario. Pídele que se levante la manga y que cierre los
ojos y voltee para el otro lado. Suavemente toca la parte superior de
su brazo con los lápices que están más separados y pregúntale
¿cuántas puntas siente?
Luego apoya en el mismo lugar los lápices que están más juntos y
pregúntale ¿cuántas puntas percibe?
Pídeles a los demás niños que guarden silencio, para que no le digan.
 
Luego pídele que extienda su dedo índice y repite el experimento,
tocándolo primero con los lápices separados y luego con los lápices
que están más juntos y vuelve a preguntarle.
 
La parte superior del brazo sólo percibe las puntas cuando están muy
separadas, en cambio el dedo sí percibe las puntas cercanas. Esto es
porque en nuestro brazo hay menos nervios que en nuestros dedos.
Los nervios reciben los datos del tacto y los envían al cerebro. Como
en nuestro dedo hay más nervios, puede distinguir mejor las dos
puntas, aunque estén muy juntas.
 
Nosotros sí tenemos la capacidad de percibir el amor de Dios, pero
muchas veces el enojo, la tristeza, la envidia, el rencor, el
resentimiento, van haciendo que cerremos nuestro corazón y que se
vaya poniendo como piedra, por eso no sentimos el amor de Dios y
nos parece que no podemos experimentarlo, como si no tuviéramos
suficientes nervios. Por eso tenemos que esforzarnos por ser más
sensibles al amor de Dios e ir abriendo nuestro corazón, pues de lo
contrario, aunque Él nos dé muchas muestras de su amor, sólo vamos
a sentir una en vez de dos. Por eso, tenemos que fijarnos en todo lo
que Dios nos da y agradéceselo.
 
Entonces cada uno va a decir una palabra, de algo que le agradece a
Dios y todos decimos: Te damos gracias Dios.
 
Yo empiezo: catequesis. Te damos gracias Señor.
 
Una vez que hayan pasado todos, el catequista dirá: Ahora vamos a
bailar todos.
Pondrá la canción 5: Dios me amó primero, del Cd: Dios me ama
siempre.
 
Compromiso:
Esta semana vamos a comprometernos a estar pendientes de todo lo
que nos da Dios. Entonces cada noche tenemos que decirle gracias.
¿Por cuántas cosas mínimo?
 
Muy bien. Entonces cada noche le diremos gracias  ____ veces.
 
Oración final:
Entonces vamos a terminar: En nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
¿Estamos cerrando la puerta de la presencia de Dios? No. Lo hacemos
porque queremos estar en ella de aquí hasta la próxima semana. Que
Dios los bendiga mucho.
 
2. Videos de la Sesión presencial:
 
Para poder ver los videos, apunta con la flecha del mouse en el
renglón que está subrayado en azul y al mismo tiempo que das clic con
el mouse, aprieta la tecla CTRL.
 
http://www.youtube.com/watch?v=ydNX3BjnbiM
 
http://www.youtube.com/watch?v=MKfQ-ddKBBI&feature=em-
upload_owner
 
3. Actividades a realizar:
 
Cuenta los cabellos que tienes en un mechón de pelo.
Has el experimento de la regla. Para ello vas a necesitar: Cuatro
lápices con la punta afilada, una regla plana y una cinta adhesiva. En
un extremo de la regla, pega con la cinta adhesiva dos lápices con la
punta viendo hacia el mismo lado y que sobresalgan de la regla.
Sepáralos 5 cm uno del otro.
En el otro extremo de la regla, pega del mismo modo los otros dos
lápices, pero separándolos 2 cm uno del otro.
Durante la semana, agradécele a Dios por 20 cosas todos los días.
 
4. Comparte en el Foro:
 
Tu experiencia al realizar las actividades anteriores.
 
5. Video de la Catequesis familiar:
 
http://www.youtube.com/watch?v=ZrFppVn3Ix0&feature=em-
upload_owner
 
Erika M. Padilla Rubio
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