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APUNTES' I
SOBRE
DE LA REPÚBLICA ORIENTAL ¡
DEL
URi^UAY
J U L I A N O. M I R A N D
INSPECTOR DEPARTAMENTAL DE I.
SECUNDA EDICIÓN
MONTEVIDEO
<\ L I B R E R I A N A C I Ó N ' A L D E A. B A R R E I R O Y R A M O S , 25 DE M A Y O , 355
L —
1891
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APUNTES
SOBRE
D!-:L
URUGUAY
J U L I Á N O. M I R A N D A
I.-ISJ'ECTOR DEPARTAMENTAL BE I. Pí^IMAF^A
MONTEVIDEO
LIBRERÍA XACIOXAL DE A. B A R R E I R O Y R A M O S , 25 DE MAYO, 355
INTRODUCCIÓN Á LA 1. a
EDICIÓN
el P a y a d o r .
Esa fisonomía ya h a sido m a g i s t r a l m e n t c dibu-
jada.
Se nos h a dicho en El Conservador de 1848 estas
elocuentes frases:
« E s a p a r t e inculta de la sociedad americana, sin
roce, ni comunidad con las ciudades, no t e n i a otros
medios que las a r m a s p a r a triunfar en sus p r e t e n -
siones. Acudía á ellas porque no concebía que h u -
biera otro medio de destruir á sus contrarios que
haciendo desaparecer sus ideas con sus cabezas.—
Acudían á ollas p o r q u e solo en el bullicio de la pelea
podían a h o g a r en sus conciencias esta p r e g u n t a que
h a n debido hacerse desde el p r i m e r o h a s t a el último
de los que siempre se h a n lanzado á vencer y h u m i -
llar á las poblaciones de nuestras c i u d a d e s : por qué
peleamos'. La filosofía lo sabe b i e n : nuestras c a m -
p a ñ a s no lo s a b r á n j a m á s .
«Desde que e r a la fuerza m a t e r i a l la que debía
apoyar sus pretensiones, desdo el fondo de un d e -
sierto se organizaba esa fuerza y se le d a b a un jefe
p a r a obtener este r a n g o . E n A m é r i c a se necesitaban
tres cosas: p r i m e r o , un corazón bien templado p a r a
contener en sí todo el principio b á r b a r o que la r e a c -
ción envolvía; segundo, r e u n i r á un c a r á c t e r audaz
— Vili
EL AUTOR.
APUNTES
SOBRE
DISIDÍ DE LA REPÚBLC
I A l i l i DEL URUGUAY
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO V I I
CAPÍTULO V I I I
CAPÍTULO IX
Después de la p a r t i d a de Mendoza p a r a E s p a ñ a y
de la d e s g r a c i a d a m u e r t e de Oyoias, Domingo M a r -
tínez de I r a l a fué n o m b r a d o por los colonos G o b e r -
nador de estos países. Este fué el p r i m e r acto d e m o -
crático que ejercieron los colonos.
Las privaciones que sufrían los pobladores de B u e -
nos Aires y las continuas g u e r r a s que tenían que
sostener con los n a t u r a l e s , decidieron á I r a l a á a b a n -
d o n a r esa naciente población y t r a s l a d a r á sus m o -
r a d o r e s á la Asunción, donde la vida e r a menos p e -
ligrosa por ser los indios de aquel t e r r i t o r i o m á s
dóciles y sumisos.
Establecido definitivamente en la Asunción el g o -
b i e r n o de estos países, I r a l a se esforzó por h a c e r l a
progresar.
Poco tiempo duró el gobierno de éste, pues el Mo
n a r c a Español comisionó p a r a seguir la commista y
colonización del Rio de la P l a t a ¿i Alvar Núñez Cabeza
de Vaca, n o m b r a d o segundo Adelantado.
Cabeza de V a c a salió de España en Noviembre de
1540 acompañado de 400 hombres, a r r i b a n d o á la Isla
de Santa Catalina, de donde despachó sus naves con
casi la mitad de la t r o p a p a r a el Rio de la P l a t a y él
con el resto de su gente emprendió su vLìjc por t i e r r a
hacia la Asunción, á donde llegó en Marzo de 1512,
t o m a n d o acto continuo posesión de su empleo y n o m -
bró por su segundo á Irala.
El segundo Adelantado del Rio do la ¿Plata, hizo
algunos viajes al interior del país y m a n d ó reconocer
y explorar el alto P a r a g u a y , pero poco tiempo estuvo
al frente de su gobierno.
Una sublevación estallada entre los colonos lo d e s -
tituyó de su empleo, enviándolo enseguida á lispaña,
n o m b r á n d o s e n u e v a m e n t e á I r a l a p a r a g o b e r n a r la
colonia.
Veintidós años más ó menos, g o b e r n ó éste el país,
falleciendo en la Asunción en el año 1557, s u c e d i e n -
do] e en el mando Gonzalo de Mendoza, que poco d e s -
pués falleció.
Francisco Ortiz de V e r g a r a , el ejido por los colonos,
rigió aquel pais h a s t a que el Virey del P e r ú n o m b r ó
Adelantado á J u a n Ortiz de Zarate, cuyo n o m b r a -
m i e n t o fué confirmado por la Córte de España.
A fines de 1572 salió Oriiz de Zarate de E s p a ñ a
a r r i b a n d o después de m u c h a s c o n t r a r i e d a d e s á la
Isla de San. Gabriel. Trató de establecerse p r o v i s o -
r i a m e n t e en t i e r r a firme, pero hostilizado c o n t i n u a -
mente por los C h a r r ú a s tuvo que refugiarse en la
Isla de Martin García.
Reforzado por J u a n de Garay, remontó el Uruguay
y cerca de San Salvador libró un combate decisivo
con les indios C h a r r ú a s , que quedaron vencidos des-
pués de u n a reñidísima batalla en l a q u e perecieron
los principales caudillos indígenas, Zapieán, A b a -
yubá, Magaluna, Taboba y otros.
Escarmentados y batidos los C h a r r ú a s , fundó Ortiz
de Zarate u n a población en San Salvador, la que muy
en breve fué a b a n d o n a d a , t r a s l a d á n d o s e enseguida
á la Asunción, á t o m a r posesión del m a n d o , lo que
efectuó en 1574.
Poco tiempo después, en 1575, falleció Ortiz de
Zarate, sustituyéndolo en el Gobierno J u a n de Garay,
quien rigió d u r a n t e varios años la nueva colonia y
fundó varias poblaciones importantes en el interior
del país.
Tuvo también J u a n de Garay, la gloria de volver
á fundar la ciudad de Buenos Aires, lo que efectuó
el 11 de Junio de 1580.
Varios g o b e r n a d o r e s sucedieron á Garay, siendo
uno de los más famosos Hernando Arias de Saave-
dra, llamado g e n e r a l m e n t e Remandarías ; éste fué
el p r i m e r g o b e r n a d o r hijo del país (') y d u r a n t e su
gobierno progresó notablemente la colonia.
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO X I V
CAPÍTULO XVI
brisas de la t i e r r a natal.
Don Clemente L. F r e g e i r o en u n notable estudio
histórico que lleva por título: El éxodo del pueblo
oriental, describe la emigración e x p o n t á n e a del
pueblo en aquella época azarosa.
CAPÍTULO XY1II
b a r g o estas p e n e t r a r o n en la B a n d a Oriental y sé
e n s e ñ o r e a r o n de los campos.
Artigas, viendo profanado el suelo de la patria,
los hostilizó vivamente.
El gobierno de Buenos Aires que deseaba r e n o v a r
el asedio de Montevideo, logró celebrar u n t r a t a d o
con la corte p o r t u g u e s a p a r a el retiro de las t r o -
pas de esta nación, y como consecuencia de él, los
portugueses a b a n d o n a r o n la B a n d a Oriental.
Una vez a b a n d o n a d a ésta por los portugueses
las tropas de Buenos Aires en unión con los ele-
mentos de acción que h a b i a conservado Artigas,
r e p a s a n el Uruguay.
El 20 de Octubre de 1812 Ronclcau se p r e s e n t a á
l a vista de Montevideo formalizando el sitio que
desde el 1.° del mismo mes h a b i a establecido el
p a t r i o t a oriental Culta.
El resto del ejército de Buenos Aires bajo el mando
superior de Sarralca se dirigió á reforzar el sitio de
Montevideo, seguido de cerca por Artigas, que á
causa de algunas desavenencias se había separado
de las t r o p a s a r g e n t i n a s .
Nuevos refuerzos recibidos por los realistas de
Montevideo, decidieron á éstos á a v e n t u r a r u n a s a -
lida antes que llegase el resto del ejército revolu-
cionario, y en la " m a d r u g a d a del 31 de Diciembre
salió el g o b e r n a d o r Yigodet á la cabeza de u n a
fuerte c o l u m n a de las tres a r m a s , sorprendiendo
las g u a r d i a s avanzadas de los sitiadores y a v a n -
zando r e s u e l t a m e n t e h a c i a el Cerrito, donde R o n -
deau h a b í a concentrado sus tropas.
Los realistas logran apoderarse de l a cumbre
del Cerrito, después de h a b e r desalojado de ella á
Soler que con fuerzas importantes la defendía; la
victoria p a r e c í a sonreír á aquellos, cuando R o n d e a u
viendo descender sus tropas en desorden, se pone
á la cabeza del batallón núin. 6 y c a r g a á la b a -
yoneta, empeñándose un reñidísimo combate que
t e r m i n a con la completa d e r r o t a de los realistas.
Tal fué la batalla del Cerrito de l a Victoria l i b r a d a
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CAPÍTULO XX
CAPÍTULO XXI
CAPTÍULO XXII
SUMARIO — La Provincia Cisplalina — Primeras tentativas
para sacudir el y u g o extranjero — La cruzada de los
Treinta y Tres — Espontaneidad del movimiento —
Rivera cae prisionero y so asocia á la revolución —
25 de Agosto de 1825— Batallas del Rincón y Sarandí
— Buenos Aires interviene en la lucha—Rivera se
separa del ejército — Airear, jefe supremo — Inva-
sión al Rio Grande—Combate del Juncal — Batalla
de Ituzaingó— Episodio heroico de Oribe — Conti-
nuación de la campaña — Rivera, proscripto, se lanza
á las 'Misiones —Pasaje del Ibicuy y combate con los
brasileros — Rivera se apodera de las Misiones—Don
Pedio I y la Cisplatina — Tratado de paz—El Estado
Oriental convertido en Tsación soberana — Elección
de la Constituyente — Jura de la Constitución.
CAPÍTULO X X I I I