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Ana Catalina Emmerick Clemente Brentano

IX
LOS SOLDADOS HERODIANOS. LOS JEFES DEL SANEDRIN.
MULTITUDES DE GENTE VIENEN A JUAN

El bautismo y el advenimiento del Mesías, una amenaza para los


ídolos
En Dotan, donde Jesús había calmado al endemoniado poseído, los
Judíos y los paganos, habían vivido juntos indistintamente desde el
Cautiverio Babilonio. En una colina de las cercanías, los paganos
tenían sus ídolos y un lugar de sacrificio. Los judíos, despertados
por el rumor de la llegada del Mesías que debía venir de Galilea,
pensaban que ya no sufrirían más porque los paganos moraban
entre ellos. La idea había sido extendida por el mismo Juan viajando
por aquellas partes, y por aquellos que habían sido bautizados allí.
Un príncipe vecino de Sidón había enviado a soldados en defensa de
los ídolos y Herodes también envió una milicia para llevar el orden a
estas personas.

Algunos Soldados de Herodes desean bautizarse


Las tropas de soldados estaban compuestas por el populacho. Yo las
vi con Herodes en Callirrohe. Ellos le dijeron que primero querían
ser bautizados por Juan, pero esto era mera política. Pensaron que
eso, causaría mejor impresión entre la gente. Herodes replicó que
no era necesario ser bautizado por Juan, sobre todo, porque el no
hacía ningún milagro, y nadie estaba obligado a reconocer su
misión, y que ellos podían pedir informes en Jerusalén. Entonces yo
los vi ir a Jerusalén. Ellos tenían tres jefes de diferentes rangos,
cuya tarea era expresar preguntas a Juan, y por lo que vi éstos eran
de tres sectas distintas. Ellos tuvieron una reunión con los
sacerdotes en el patio de la corte, en el mismo lugar en que Pedro
después negó al Señor. Se hallaban sentados varios jueces y estaba
lleno de gente. Los sacerdotes ridiculizaban las preguntas de los
soldados, en cuanto de si ellos debían recibir el bautismo de Juan o
no. La respuesta era que ellos podían o no, daba lo mismo en todo
caso. Aproximadamente treinta de los soldados fueron a Juan, quien
los reprobó rudamente porque sabía que había pocas razones para
esperar de ellos un cambio. Él bautizó a algunos de ellos en quienes
él percibió todavía algo de bueno. A éstos últimos él también
reprochó severamente por su fingimiento.

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Multitudes acuden al bautismo de Juan


La multitud reunida en Enón era muy grande. Juan suspendió el
bautismo por varios días, volviendo su prédica más vehemente y
entusiasta. Muchedumbres de Judíos, Samaritanos, y paganos
ocupaban las colinas y terraplenes de alrededor, separados unos de
los otros, unos estaban bajo un refugio, otros bajo cobertizos, otros
al aire libre. Juan, en el púlpito estaba al centro del campamento,
todos escuchaban como él predicaba. El número ascendió a muchos
cientos. Ellos venían para oír su enseñanza y recibir el bautismo,
después ellos se marchaban. Una vez, en particular, yo vi a muchos
paganos, también gente de Arabia y otros de tierras todavía más
lejanas. Ellos traían grandes manadas de asnos y ovejas. Ellos
tenían parientes en todo el país, a quienes visitaban aquí y allá, y
por último venían a ver a Juan.

Reunión del Sanedrín en Jerusalén a causa de Juan


En Jerusalén, el Sanedrín sostuvo una gran consulta sobre Juan, le
fueron enviados nueve mensajeros de tres autoridades diferentes
buscando resultados. Anás envió a Jose de Arimatea, a Simeón el
hijo mayor, y a un sacerdote cuya tarea era inspeccionar los
sacrificios; tres miembros del consejo y tres ciudadanos privados
fueron escogidos también para la misión. Sus instrucciones eran
preguntar a Juan, que quien era él, convocándolo a aparecer en
Jerusalén; para que su misión estuviera autorizada, lo primero que
debía hacer era presentarse en el templo. Ellos igualmente pusieron
reparos en su ropa “inapropiada” y en la administración de su
bautismo a los judíos; cuándo era costumbre hacerlo tan sólo a
paganos. Unos creían que él era Elías regresado del otro mundo.
Andrés y Juan el Evangelista estaban con el Bautista. Muchos de los
discípulos y la mayor parte de los futuros Apóstoles; excepto Pedro,
quien ya había sido bautizado, y Judas el Traidor (quien, sin
embargo, había estado con los pescadores en Betsaida, indagando
información acerca de Jesús y Juan); estaban con Juan en este
tiempo.
Durante tres días, Juan no había bautizado; pero él acababa de
reasumir aquel trabajo, cuando los mensajeros llegaron de
Jerusalén. Ellos querían una audiencia enseguida, pero Juan
contestó resueltamente que ellos debían esperar hasta que él
estuviera listo. Cuando por fin ellos lograron ser escuchados, se
presentaron, diciéndole que él estaba actuando por su cuenta, y que

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debería primero ir a Jerusalén, y adoptar un traje tradicional y


menos informal. Cuando los enviados partieron, José de Arimatea y
el hijo de Simeón permanecieron con Juan y recibieron de él, el
bautismo. Había muchos presentes a quienes Juan no bautizaba; en
consecuencia estos fueron a los enviados del Sanedrín y juzgaron a
Juan con parcialidad.

Jose de Arimatea investiga acerca de Juan


Los futuros Apóstoles, volviendo a su propio territorio del país,
relataron que ellos habían conocido a Juan, y a consecuencia de su
enseñanza, presentaron una actitud favorable ante Jesús. Cuando
José de Arimatea viajaba de regreso a Jerusalén, se encontró con
Obed, un pariente de Serafia (Verónica). Él era un servidor en el
Templo. José, en respuesta a sus preguntas, le contó mucho sobre
Juan. Obed entonces fue y recibió el bautismo. Como un servidor del
Templo, él perteneció al grupo de los discípulos secretos. Fue
solamente en el ultimo período, en que el siguió a Jesús
abiertamente.

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