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DERECHO INTERNACIONAL AMERICANO

NOMBRE: Hermer A. Valerio Díaz

MATRICULA: FB-2881

SECCIÓN: 09 (Viernes 1-4)

DOCTRINA DE WASHINGTON

La llamada Doctrina de Washington o también conocida como Discurso de Despedida


deriva de varios pensamientos del Libertador y primer Presidente de los Estados Unidos
de Norteamérica, George Washington, expuestos en su mensaje de despedida al pueblo
norteamericano, de fecha 17 de septiembre de 1796.

Esta fue una de las declaraciones más influyentes de los valores políticos de América,
redactada principalmente por el mismo Washington, contando con la ayuda de Hamilton
(primer secretario de hacienda y uno de los primeros abogados constitucionales de los
Estados Unidos) este último le dio consejos sobre la necesidad e importancia de la unión
nacional, el valor de la constitución y el Estado de Derecho, los males de los partidos
políticos y las virtudes propias de un pueblo republicano.

En estos pensamientos, expresados a modo de consejos sobre la conducta que en las


relaciones internacionales debía observar la Nación, para no comprometer su paz ni su
prosperidad, se significa que los Estados Unidos debían tratar de ampliar sus relaciones
comerciales con los países extranjeros, pero mantener con ellos tan pocos nexos
políticos como fuese posible. Señalo Washington la remota relación existente entre los
intereses principales de Europa y los de Estados Unidos; las frecuentes disputas que
dividían a los países del Viejo Continente, cuyas causas consideró extrañas a los asuntos
de la nueva nacionalidad y recomendó, como prudente abstención, no pactar alianzas
políticas con ellos ni practicar en sus luchas, conflictos y rivalidades.

Esta doctrina, que pautó una actitud de vital aislacionismo en la política internacional de
los Estados Unidos frente a Europa, fue celosamente acatada por los subsiguientes
gobernantes, particularmente por John Adams (segundo presidente de los Estados
Unidos), que en 1797, y Thomas Jefferson (tercer presidente de los Estados Unidos)
después, la reconocieron en forma expresa en sus mensajes al pueblo.

Evolución en la aplicación de la Doctrina de Washington.


La doctrina de Washington había sido aplicada desde su origen con un criterio
inflexible, pero a partir de la primera guerra mundial, los EE.UU, impulsados por
extraordinarios acontecimiento, participaron en aquella, abandonando la radical postura
aislacionista que había impuesto la estricta interpretación de la doctrina.

LA DOCTRINA MONROE

La Doctrina Monroe es sin duda uno de los grandes temas de la historia de las
Relaciones Internacionales del continente americano. Originalmente fue parte del
mensaje anual del presidente norteamericano James Monroe al Congreso de los Estados
Unidos del 2 de diciembre de 1823; con el tiempo se convirtió en parte fundamental de
la política exterior norteamericana. Mucho de su significado descansa en el hecho de
que su esencia fue por más de cien años una parte integral del pensamiento
norteamericano.1 El mensaje articuló ideas ya bien establecidas en la política exterior
de los Estados Unidos. La idea de la separación geográfica, política, económica y social
del Nuevo Mundo con respecto al Viejo, destacando los diferentes intereses americanos,
datan de antes de la independencia norteamericana; los principios de Monroe
complementaron el arraigado aislacionismo (Krieger 1993).

Sin embargo, la declaración de Monroe fue ignorada en gran medida como una guía
política durante gran parte del siglo XIX, período de debilidad militar y preocupaciones
internas en los Estados Unidos. No sería hasta finales de dicho siglo, con el
posicionamiento de Norteamérica con el status de gran potencia, cuando la Doctrina
Monroe se convierte en la piedra angular de la política exterior norteamericana.

Este artículo tiene como propósito describir el contexto histórico en el que nace la que
será conocida como Doctrina Monroe, la situación a la que responde y su muy arbitraria
aplicación durante el siglo XIX.

En 1815 Napoleón Bonaparte es definitivamente derrotado por una alianza de potencias


europeas entre las que destacan Inglaterra, Rusia, Prusia y Austria. A consecuencia de
estos eventos, se reúnen los vencedores en un congreso, en la capital del imperio
austriaco, para Restaurar la Europa pre revolucionaria y firmar la Paz de Viena. Es a
partir de entonces que los Estados Unidos deciden volver la espalda al Atlántico,
manifestando abiertamente su rechazo hacia las políticas europeas (Eliot, et al 1980).

Inglaterra verá con temor estos acontecimientos; las potencias de la Santa Alianza
podrían apoyar a España en la recuperación de sus colonias en América, envueltas por
entonces en guerras de independencia. Esto perjudicaría el rentable comercio que los
británicos habían establecido con ellas desde el inicio del proceso independentista
(Pereira 2001). Por ello, ofrecen a Estados Unidos la elaboración de una declaración
conjunta de oposición contra la intervención europea en América.

Al mismo tiempo, Rusia estaba haciendo avanzar sus puestos comerciales desde Alaska,
hacia el Sur, hasta la bahía de San Francisco. En Septiembre de 1821, el zar Alejandro I
emitió un úkase por el cual extendía Alaska hasta la latitud 51° N, muy adentro de la
zona de Óregon, y declaraba mare clausum desde ahí hasta el estrecho de Bering. (Eliot,
et al 1980)

Si bien los norteamericanos se negaron a aceptar la fórmula de una declaración conjunta


con Inglaterra, el día 2 de diciembre de 1823, James Monroe, presidente de los Estados
Unidos, presenta en su discurso anual algunos pasajes sobre relaciones exteriores que
dejarán clara la posición de los Estados Unidos en política exterior. Resumiendo la
Doctrina en las palabras del presidente:

a) "Los continentes americanos... no podrán considerarse ya como campo de futura


colonización por ninguna potencia europea."

b) "El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto... del de los
Estados Unidos de América. Considerando todo intento de su parte por extender su
sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y
seguridad."

c) "No nos hemos entrometido ni hemos de entrometernos con las actuales colonias o
dependencias de ninguna potencia europea."

d) "Nunca hemos intervenido en las guerras de las potencias europeas sobre cuestiones
concernientes a ellas, ni se aviene a nuestra política hacerlo."(Eliot, et Al 1980, 239)

Objetivos De La Doctrina Monroe

De la estructuración del mensaje de Monroe, el cual consta de dos partes, se desprenden


los verdaderos objetivos de la doctrina:

a) Impedir cualquier intento de colonización o recuperación de ex-colonias. En el


mensaje leemos: " los continentes americanos, por la condición libre e independiente
que han asumido y mantienen, no serán considerados en adelante como sujetos a futura
colonización".

b) Dejar claramente establecida la llamada "doctrina de las dos esferas" y la advertencia


a Europa de que se mantenga dentro de su esfera. En el Mensaje, leemos: "En las
guerras que han sostenido las potencias europeas en asuntos que sólo a ellas
corresponden, nunca hemos intervenido, ni se compadece con nuestras normas el obrar
de otro modo… No nos hemos inmiscuido, ni lo haremos, en las colonias o
dependencias que ya poseen algunas naciones europeas.

Pero tratándose de los gobiernos que han declarado y mantenido su independencia y la


cual hemos reconocido…no podríamos contemplar la intervención de ninguna potencia
europea que tendiera a oprimirlos, o a controlar de cualquier otro modo, sino como
demostración de sentimientos posos amistosos hacia los Estados Unidos… Es imposible
que las potencias aliadas extiendan su sistema político a cualquier parte del continente
americano sin poner en peligro nuestra paz y felicidad...
Por consiguiente no nos es posible contemplar con indiferencia cualquier forma de
intromisión…"

La consecuencia más importante fue la creación de la teoría de las dos esferas y de allí
que se hable de la doctrina Monroe como de la doctrina de América para los americanos
o, un tanto sarcásticamente, de América para los norteamericanos.

Señaló el nacimiento de una diplomacia propiamente suramericana, resultado de la toma


de conciencia inmediatamente posterior a los acontecimientos revolucionarios.

Logró detener una doble amenaza: la de los rusos que trataban de extenderse por la
costa del Pacífico y excluir todos los navíos extranjeros al norte del paralelo 51, y la de
las potencias de la Santa Alianza, deseosas o susceptibles de inclinarse a socorrer a
España en sus posesiones americanas.

Fue recibida con entusiasmo en los Estados Unidos, pero en Europa pasó inadvertida o
provocó cierta exasperación, porque, como han demostrado diversos historiadores, las
potencias europeas en realidad no tenían intención alguna de intervenir en la América
española.

Fue letra muerta, por lo menos durante 20 años. La doctrina, con relación a
Latinoamérica, se tradujo en una política de no-alianza sistemática (negativa a intervenir
en el Congreso de Panamá de 1826).

Las aplicaciones de la doctrina en la primera mitad del siglo XIX fueron raras (intento
anglo-francés cuando la cuestión de Texas, en 1845, o la amenaza inglesa y española
sobre Yucatán en 1848. La verdadera historia de la doctrina comienza a fines del s. XIX
cuando se transformó en ofensiva y sirvió para justificar las anexiones suramericanas.
Antecedentes de la Doctrina de Monroe.

Antecedentes históricos de la Doctrina Monroe.

En el Congreso de Verona, celebrado desde mediados de octubre al 14 de diciembre de


1822 [que se suele interpretar como la última reunión de la Santa Alianza europea,
constituida inicialmente en París el 26 de septiembre de 1815 entre el rey de Prusia y los
emperadores de Austria y Rusia], se decidió ayudar al restablecimiento del absolutismo
en España, facilitando que Fernando VII recuperase el poder con la ayuda de los Cien
mil hijos de San Luis que pusieron fin al trienio liberal, previa una nueva ocupación
militar francesa de España (abril a octubre de 1823).

Temerosa la Gran Bretaña de una ofensiva absolutista franco española en las repúblicas
hispano americanas que durante el trienio liberal español habían avanzado en su
consolidación nacional, el ministro de exteriores británico, Jorge Nanning, propuso al
embajador norteamericano en Londres, Ricardo Rush, una declaración conjunta que
frenase tal potencial intervención.

Relación de la Doctrina Monroe con la República Dominicana.


1823: La Doctrina Monroe declara que América Latina se considera "esfera de
influencia" para Estados Unidos.

1904: La infantería de marina estadounidense desembarca en República Dominicana


para sofocar un levantamiento armado opositor. Un año después, a propósito de la
intervención en ese país, el Presidente Teodoro Roosevelt declara que Estados Unidos
sería "el gendarme" del Caribe.

1907: República Dominicana: Estados Unidos consiguió que el gobierno dominicano le


otorgara la recaudación de los ingresos aduanales, estatus que se mantendría por 33 años
consecutivos.

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