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capitalismo global?
Las grandes conquistas sindicales tales como la jornada laboral de 8hs, el descanso dominical o
aportes sociales parecen ser una utopía cuando se trata de los trabajos que propone la Cuarta
Revolución Industrial.
En la actualidad, las plataformas son entendidas como aquellas infraestructuras digitales que
permiten que dos o más grupos interactúen. Estas relaciones económicas que se establecieron
después de la crisis financiera del año 2008, eran consideradas como parte de una economía
colaborativa que les permitía a las personas compartir los recursos que tuvieran a disposición.
Todas ellas promueven el “efecto red”, es decir que el valor de la plataforma depende de la
cantidad de usuarios que la utilicen. Allí, los algoritmos perfeccionan el servicio haciendo más
eficiente la aplicación para los usuarios. Por este motivo, estas empresas buscan consolidarse como
monopolios y, aunque se plantean neutrales, controlan las reglas de juego; a saber, Uber prevé
donde habrá más demanda subiendo los precios en dicha zona. (2)
En la economía de las plataformas, los trabajadores son considerados “colaboradores” o
trabajadores autónomos. Mientras que las empresas se promocionan como una oportunidad para
acceder a mayores ingresos o trabajar sin jefe ni horario; el vínculo que se establece obliga a
trabajar más de 8hs diarias para obtener una remuneración mínima para sobrevivir y bajo la presión
de calificaciones a partir de las cuales algorítmicamente se les otorgarán más pedidos o no.
Inclusive, en algunos países se ha establecido una tarifa mínima para el ingreso de los trabajadores a
las plataformas, lo que serviría como un argumento más para encubrir una relación laboral
sosteniendo que son intermediadores y no empleadores. (3)
En este escenario, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) anunció riesgos como el
nulo acceso a la seguridad social, la presión a la baja de los salarios y la extensión de la jornada
laboral, sugiriendo a los gobiernos la necesidad de consagrar el derecho a la desconexión.
Como toda Revolución Industrial, la Cuarta trajo consigo nuevas modalidades de vinculación
laboral, que requieren un nuevo modelo de regulación. En este escenario, los sindicatos son actores
clave para acompañar, nuevamente en la historia, a los jornaleros digitales en su lucha por el
reconocimiento de los derechos sociales fundamentales frente a estas “plataformas-empleadoras”.
Por último, Argentina se encuentra a la vanguardia dado que, luego del paro del 18 de julio de
2018, se fundó el primer sindicato de trabajadores de aplicaciones digitales del continente: la
Asociación de Personal de Plataformas (APP). La APP nació con el objetivo de terminar con las
violaciones de derechos humanos que estas empresas cometen y denunciar la complicidad del
Estado en estas violaciones como consecuencia de la falta de regulación y control.
El futuro del capitalismo de las plataformas es incierto. Pero también es la punta del iceberg. El
capitalismo digital es una amplia tendencia que abarca otros fenómenos como la automatización y
la robotización. Para sobrevivir en la era de la información debemos luchar, una vez más, para
defender la dignidad.