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El panadero que batió a McDonald’s

Este italiano obligó al gigante de la comida rápida a cerrar uno de


sus establecimientos, al abrir a su lado una tahona y quitarle los
clientes
IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal

ROMA.- Aleluya, ha ocurrido un milagro. Un humilde panadero


italiano de 35 años llamado Luigi Digesù ha conseguido la hazaña de
humillar públicamente al gigante mundial de la comida rápida.
Trágate esa, McDonald’s.

Digesù, que rápidamente ha sido elevado a los altares por los


seguidores del movimiento antiglobalización, tuvo hace cuatro años
la osadía de abrir una pequeña panadería justo al lado del inmenso
local del rey de la hamburguesa en Altamura, una localidad del
sureste de Italia en la que viven 65.000 personas. Y, entonces,
sucedió: poco a poco, los apabullantes 550 metros cuadrados de
McDonald’s se fueron vaciando de gente.

Hasta el punto de que el gigante de la comida rápida se ha visto


obligado a echar el cierre y a irse de Altamura con la cabeza baja. La
respetable clientela prefería el pan regado con buen aceite de oliva y
condimentado con exquisitas aceitunas y jugosos tomates maduros
que despacha Luigi Digesù en vez de las insípidas hamburguesas del
payasito de McDonald’s acompañadas de patatas congeladas.

De nada sirvieron las operaciones de marketing puestas en marcha


por la compañía de comida rápida, las estrategias comerciales
ideadas por los cerebros de la multinacional de la hamburguesa, las
promociones, los descuentos o el cambio de director con el que el
McDonald’s de Altamura intentó contrarrestar la ofensiva del
panadero Digesù. Al final, los responsables del negocio tuvieron que
tragarse su orgullo y admitir que habían sido derrotados por la
sabiduría gastronómica de un sencillo panadero.

«Sólo ahora que el McDonald’s ha cerrado me doy cuenta de que he


vencido», confiesa Digesù a EL MUNDO. «Pero la verdad es que
cuando abrí la panadería nunca me planteé competir con un coloso
como McDonald’s. Al lado del establecimiento de comida rápida
había un pequeño local y a mí me pareció que era un buen sitio para
abrir mi negocio, eso es todo», añade con modestia.
El McDonald’s iba entonces viento en popa, y a nuestro héroe ni se le
pasaba por la cabeza que pudiera aspirar siquiera a hacerle sombra.
«Era un gran éxito. Venían a Altamura chavales de otras localidades
sólo para comer las hamburguesas del McDonald’s.Normal: era una
novedad y los muchos chicos que habían visto en la tele la comida
rápida querían probarla», afirma Luigi.

Pero la multinacional estadounidense, que estaba convencida de que


Altamura podía ser el punto de lanzamiento para expandirse por
todo el sur de Italia, no contaba con el buen hacer de Luca Digesù,
quinta generación de una noble estirpe de artesanos del horno.

«Mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo y mi tatarabuelo fueron todos


panaderos. Para hacer el pan se necesita tiempo, dejar que la
levadura haga su trabajo», sentencia el maestro, revelando la receta
de su éxito. «Y después hay que amasarlo con las manos, porque las
máquinas no lo hacen igual. Y luego se debe cocer en horno de leña,
y usar leña de encina».

Una vez pasada la novedad, los habitantes de Altamura empezaron a


desertar poco a poco de la BigMac y a decantarse por los deliciosos
productos de Digesù. Sobre todo por su afamada foccacia, un pan
blando y esponjoso que el panadero sirve condimentado con un
excelente aceite de oliva, aceitunas de la región y unos buenos
tomates frescos. No en vano la calidad siempre ha sido el arma
secreta que Digesù ha esgrimido en su guerra particular contra
McDonald’s.

El McDonald’s estaba cada día más vacío y desolado, mientras la


pequeña panadería se llenaba todos los días a la hora del almuerzo
de estudiantes y oficinistas a los que no les importaba hacer cola con
tal de poder hincarle el diente a una pizza con setas cardoncello,
especialidad de la zona. Y, casi simultáneamente, se produjo la
afrenta final contra McDonald’s: muchos clientes compraban la
comida en la panadería y luego se iban a degustarla a una de las
mesas vacías de la hamburguesería.

Hasta que, finalmente, la multinacional tiró la toalla y en diciembre,


con nocturnidad y alevosía, desmontó el negocio. Cuando Digesù
acudió a abrir las puertas de su panadería se dio cuenta de que el
McDonald’s había desaparecido y que la ‘M’ gigante con que se
publicitaba había sido desmontada. «Hay quien vaticina que, algún
día, el mundo entero comerá las hamburguesas de McDonald’s.Yo
no lo creo, y desde luego no las comeré. Sólo una vez entré allí, y la
verdad es que no me gustó nada su comida», dice.

LO DICHO Y HECHO

«Sólo una vez he comido en un McDonald’s, y la verdad es que no


me gustó nada»

1970: Nace en Altamura, una localidad italiana de la región de La


Puglia. 1999: Abre, junto a su hermano Giuseppe, su primera
panadería. 2001: En mayo, McDonald’s desembarca en Altamura,
abriendo un local de 550 metros cuadrados en la céntrica Plaza
Zanardelli. En septiembre, Luca y Giuseppe abren una segunda
panadería justo en el local contiguo. 2005: El McDonald’s de
Altamura echa el cierre por falta de clientela.

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