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El propósito de la meditación es despertar el corazón para que pueda
apartarse de la vanidad, la falsedad y la futilidad de la existencia ilusoria
que llena la conciencia. La efectividad tiene que ver con el libre albedrío, el
éxito depende también del esfuerzo y la voluntad del hombre.

El creador da sus conocimientos a aquel cuyo corazón lo llama de verdad,


pero no se puede esperar adquirir de una sola vez todos los conocimientos;
sin embargo desde un principio meditar le llenará la conciencia con una
sensación nueva, entonces podemos esperar que la semilla de la
meditación produzca plenamente sus frutos.

Todo el tiempo experimentamos estímulos y sensaciones del mundo que


nos rodea; la mente procesa esta andanada de sensaciones, compara, elige
y jerarquiza, así como determina las respuestas a dichos estímulos y
sensaciones.

Por lo tanto, el modo en que funciona la mente de la persona es lo que


determina cómo se relaciona con su entorno. Es necesario proveer a la
mente de categorías apropiadas para procesar la realidad y relacionarse
con ella. A través de la meditación, tomamos la mente indómita y la
entrenamos para pensar en imágenes que sean verdaderas y basadas en
leyes universales.

El ejercicio es realzado con vocalizaciones en algún lenguaje sagrado y


visualizando simultáneamente las letras sagradas, o símbolos. Debemos
refinar nuestro intelecto por medio de la meditación profunda, para
volvernos un conducto fiel que pueda transmitir y dirigir la conciencia
Divina a nuestro estado del ser consciente de todos los días.

La meditación ha sido practicada durante más de 5000 años con


propósitos intelectuales, religiosos o de salud, sus efectos son positivos y
edificantes. Es la llave maestra para nuestra paz interior, grandeza y
evolución. La meditación es el método por el cual entendemos y
comprendemos el funcionamiento mental, para así poder controlarlo con
mayor facilidad. Es también sabiduría y unión del ser interno con el
aspecto Divino.








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Œna de las más comunes quejas del ser humano es por qué Dios permite
que exista el mal sobre la Tierra, la verdad es que Dios no tiene nada que
ver con dicha maldad, pues el mal es el resultado de los errores del
hombre, es un término relativo que denota el nivel de entendimiento que el
hombre tiene de si mismo y de las cosas en general. Para Dios no hay bien
ni mal, pues estos son conceptos del intelecto inferior. Hay en cambio
activo y pasivo, masculino y femenino, positivo y negativo« y el universo
creado es el resultado de la unión armoniosa de estos perfectos opuestos y
complementarios, que son iguales en fuerza.

Los ateos no creen en esto, simplemente rechazan lo que no se puede


conocer y por consiguiente se niegan a si mismos. Los agnósticos, que no
están seguros, simplemente esperan pruebas pero no osan, los Deístas,
que aceptan la existencia de Dios, se niegan a comprometerse. La Fe no
debe ser una creencia, sino una certeza que nos venga de la razón y la
experiencia espiritual, de la expansión de la propia conciencia, para que
dicha Fe sea efectiva y real.

La experiencia Iniciática despierta los sentidos dormidos del operador y lo


introduce a su propio templo. La Experiencia Iniciática puede darse de una
forma simbólica a través de rituales y ceremonias preparadas para el
Aspirante a operar la Magia, sin embargo en realidad, la Iniciación es un
proceso que se vive internamente donde en esencia lo que sucede es que el
Mago morirá para su vida y preocupaciones profanas y renacerá en una
vida donde procurará ante todo ejercer el amor, la virtud y la instrucción
para consigo mismo y sus semejantes.

La ciencia y poder de los Iniciados es posible a través de cuatro aspectos


imprescindibles: una Inteligencia esclarecida por el estudio, una audacia
sin límites, una voluntad inquebrantable y una discreción que no pueda
corromperse por nada.

SABER, OSAR, QŒERER Y CALLAR. Estos son los verbos del Iniciado, los
verbos del Mago. Estos verbos se combinan de cuatro maneras y se
explican cuatro veces los unos por los otros. Aquel que aspira la Sabiduría
y el conocimiento de la Naturaleza debe tener Cabeza Humana para poseer
la Palabra, las alas del Águila para conquistar las alturas, las nalgas del
toro para labrar las profundidades y las garras del león para abrirse
camino a derecha, izquierda, delante y atrás.

La regeneración moral del hombre es también la finalidad de la iniciación.


Las cuatro formas de la esfinge corresponden a los cuatro elementos y a
las cuatro estaciones; todo iniciado ha de tener la fuerza espiritual que
gobierna sobre la materia; y ha de hacer un trabajo, un esfuerzo sostenido
durante todos los días del año. El Iniciado es aquel que posee una razón
ilusionada por la ciencia, la posesión completa de sí mismo, es el socorro
de las fuerzas perpetuas de la naturaleza.

La Razón ha sido otorgada a todos los hombres, pero no todos saben hacer
uso de ella; es una ciencia que es necesario aprender. La libertad ha sido
ofrecida a todos, pero no todos pueden ser libres; es un derecho que es
preciso conquistar. La fuerza es para todos, pero no todos saben apoyarse
en la fuerza, es un poder del que es preciso apoderarse.

El iniciado Sabe los secretos del porvenir, Osa en el presente y se Calla


acerca del pasado. Estudia y sabe sobre la razón de todos los Simbolismos
y de todos los cultos, Osa Practicarlos o abstenerse y se calla sobre las
verdades únicas de la Alta Iniciación.

Los Misterios (Reunión de gente Ilustrada) eran unas ceremonias que


generalmente se mantenían ocultas a los "no iniciados", y durante las
cuales se enseñaban por medio de representaciones dramáticas y otros
métodos el origen de las cosas, la naturaleza del espíritu humano, las
relaciones existentes con uno mismo y el método de su purificación y
reposición a una vida superior.

No por leer libros iniciáticos llegarán a ser Iniciados. La iniciación es un


trabajo ininterrumpido de organización, de purificación y de control. Pues
estos libros por sí solos no hacen que la gente sea más sensata, más
equilibrada, más pura; y si el adepto no se prepara, el conocimiento mal
entendido de dichos libros, liberan en las personas fuerzas oscuras,
trastornan sus ideas, las hacen víctimas de entidades inferiores que sólo
buscan dañar a los humanos«

La Iniciación antigua se basa en una concepción global del hombre,


cuerpo, alma y espíritu. Para alcanzar la maestría, el hombre tiene
necesidad de una transformación total de su físico, moral e intelectual.
Esa modificación sólo es posible por el ejercicio simultáneo de la Voluntad,
de la Intuición y del razonamiento, pero también con un ejercicio del Amor.
El alma posee sentidos que están dormidos, la Iniciación los despierta.

Con la escenificación y las pruebas a que se somete un candidato a


iniciación, se le trata de enseñar a dominar las trampas del mundo
material; de instruirlo sobre la utilización de la fuerza del Pensamiento; de
enseñarle después a dominar las pasiones y finalmente conectarlo con su
Ser divino. A través de un camino ilustrado desde la antigüedad con los
Símbolos.
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